Mortalium
Mortalium
Mortalium
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Del 6 de enero de 1928, publicada en AAS 20 (1928), p. 5-16). La presente tra-
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I Tim. II, 4. ducción está tomada de la “Colección completa de Encíclicas Pontificias, editorial
31
Efes. IV, 3. Guadalupe, Bs. Aires, en dos tomos; t. I, p. 1114 y ss.).
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica pues, no está unido con él no es miembro ni está unido con su cabeza, que
es Cristo25.
1. Ansia universal de paz y fraternidad. Nunca quizás como en
los actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un 17. La obediencia al Romano Pontífice. Ahora bien, en esta única
tan vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad Iglesia de Cristo nadie vive y nadie persevera, que no reconozca y acepte
humana los vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen con obediencia la suprema autoridad de PEDRO y de sus legítimos suceso-
y naturaleza, nos unen y enlazan a unos con otros. res. ¿No fue acaso al Obispo de Roma a quien obedecieron, como a sumo
Porque no gozando todavía las naciones plenamente de los dones de Pastor de las almas, los ascendientes de aquellos que hoy yacen anegados
la paz, antes al contrario, estallando en varias partes discordias nuevas y en los errores de FOCIO, y de otros novadores? Alejáronse ¡ay! los hijos de
antiguas, en forma de sediciones y luchas civiles y no pudiéndose además la casa paterna, que no por eso se arruinó ni pereció, sostenida como está
dirimir las controversias, harto numerosas, acerca de la tranquilidad y pros- perpetuamente por el auxilio de Dios. Vuelvan, pues, al Padre común, que
peridad de los pueblos sin que intervengan en el esfuerzo y la acción con- olvidando las injurias inferidas ya a la Sede Apostólica, los recibirá amantí-
cordes de aquellos que gobiernan los Estados, y dirigen y fomentan sus simamente. Porque, si, como ellos repiten, desean asociarse a Nos y a los
intereses fácilmente se echa de ver - mucho más conviniendo todos en la Nuestros, ¿por qué no se apresuran a venir a la Iglesia, madre y maestra de
unidad del género humano -, porque son tantos los que anhelan ver a las todos los fieles de Cristo26. Oigan como clamaba en otro tiempo LAC-
naciones cada vez más unidas entre sí por esta fraternidad universal. TANCIO: Sólo la Iglesia Católica es la que conserva el culto verdadero.
Ella es la fuente de la verdad, la morada de la Fe, el templo de Dios;
2. La fraternidad en religión. Congresos ecuménicos. Cosa muy quienquiera que en él no entre o de él salga, perdido ha la esperanza de
parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación vida y de salvación, Menester es que nadie se engañe a sí mismo con perti-
de la nueva ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de naces discusiones. Lo que aquí se ventila es la vida y la salvación; a la cual
que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, pare- si no se atiende con diligente cautela, se perderá y se extinguirá27.
cen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos,
aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan frater- 18. Llamamiento a las sectas disidentes. Vuelvan, pues, a la Sede
nalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento Apostólica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su san-
común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar con- gre los Príncipes de los Apóstoles SAN PEDRO y SAN PABLO, a la Sede
gresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes, e invi- raíz y matriz de la Iglesia Católica28; vuelvan los hijos disidentes, no ya con
tar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, a cris- el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el
tianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con sostén de la verdad29 abdique de la integridad de su fe, y consienta los erro-
obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión. res de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella. Plu-
guiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos
3. Los católicos no pueden aprobarlo. Tales tentativas no pueden, predecesores Nuestros: el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos
de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.
fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son,
con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo,
25
todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo senti- Efes. V, 30; I, 22.
26
miento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente Conc. Lateran. IV, c. 5 (Denz. Umb. 436).
27
su imperio. Lactancio Div. Inst. 4, 30 (Corp. Scr. E. Lat. Vol. 19, pág. 397, 11-12; Migne
Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino PL, 6. col. 542-B a 543-A).
28
S. Cipriano, Carta 38 a Cornelio 3. (Entre las cartas de S. Cornelio Papa III;
también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y
Migne PL 3, col. 733-B).
poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente, 29
I Tim. III, 15.
miento de los hombres aun cuando el Romano Pontífice y los Obispos que se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan
viven en unión con él, lo ejerzan diariamente, se extiende, sin embargo, al totalmente de la religión revelada por Dios.
oficio de proceder oportunamente con solemnes ritos y decretos a la defini-
ción de alguna verdad, especialmente entonces cuando a los errores e im- 4. Otro error. - La unión de todos los cristianos. - Argumentos
pugnaciones de los herejes deben más eficazmente oponerse o inculcarse en falaces. Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente
los espíritus de los fieles, más clara y sutilmente explicados, puntos de la algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos.
sagrada doctrina. ¿Acaso no es justo - suele repetirse - y no es hasta conforme con el deber,
Mas por ese ejercicio extraordinario del Magisterio no se introduce, que cuantos invocan el nombre de Cristo se abstengan de mutuas recrimina-
naturalmente ninguna invención, ni se añade ninguna novedad al acervo de ciones, y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se
aquellas verdades que en el depósito de la revelación, confiado por Dios a atreverá a decir que ama a JESUCRISTO, sino procura con todas sus fuer-
la Iglesia, no estén contenidas, por lo menos implícitamente, sino que se zas realizar los deseos que El manifestó al rogar a su Padre que sus discípu-
explican aquellos puntos que tal vez para muchos aun parecen permanecer los fuesen una sola cosa2. Y el mismo JESUCRISTO ¿por ventura no quiso
oscuros o se establecen como cosas de fe los que algunos han puesto en tela que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este
de juicio. rasgo y señal de amor mutuo: En esto conocerán todos que sois mis discípu-
los, en que os améis unos a otros?3. ¡Ojalá – añaden – fuesen una sola cosa
16. La única manera de unir a todos los cristianos. Bien claro se todos los cristianos! Mucho más podrían hacer para rechazar la peste de la
muestra, pues, Venerables Hermanos, por qué esta Sede Apostólica no ha impiedad, que, deslizándose y extendiéndose cada vez más, amenaza debili-
permitido nunca a los suyos que asistan a los citados congresos de acatóli- tar el Evangelio.
cos; porque la unión de los cristianos no se puede fomentar de otro modo
que procurando el retorno de los disidentes a la única y verdadera Iglesia de 5. Debajo de esos argumentos se oculta un error gravísimo. Es-
Cristo, de la cual un día desdichadamente se alejaron; a aquella única y tos y otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados "pan-
verdadera Iglesia que todos ciertamente conocen, y que por la voluntad de cristianos”; los cuales, lejos de ser pocos en número, han llegado a formar
su Fundador debe permanecer siempre tal cual El mismo la fundó para la legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la
salvación de todos. Nunca, en el transcurso de los siglo, se contaminó esta dirección, las más de ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí
mística Esposa de Cristo, ni podrá contaminarse jamás, cómo dijo bien en materia de fe.
SAN CIPRIANO: No puede adulterar la Esposa de Cristo; es incorruptible
y fiel. Conoce una sola casa y custodia con casto pudor la santidad de una 6. La verdadera norma en esta materia. Exhortándonos, pues, la
sola estancia21. Por eso se maravillaba con razón el santo Mártir de que conciencia de Nuestro deber a no permitir que la grey del Señor sea sor-
alguien pudiese creer que esta unidad, fundada en la divina estabilidad y prendida por perniciosas falacias, invocamos vuestro celo, Venerables
robustecida por medio de celestiales sacramentos, pudiese desgarrarse en Hermanos, para evitar mal tan grave; pues confiamos que cada uno de voso-
la Iglesia, y dividirse por el disentimiento de las voluntades discordes22. tros, por escrito y de palabra, podrá más fácilmente comunicarse con el
porque siendo el cuerpo místico de Cristo, esto es, la Iglesia, uno23, com- pueblo y hacerle entender mejor los principios y argumentos que vamos a
pacto y conexo24, lo mismo que su cuerpo físico, necedad es decir que el exponer, y en los cuales hallarán los católicos la norma de lo que deben
cuerpo místico puede constar de miembros divididos y separados; quien, pensar y practicar en cuanto se refiere al intento de unir de cualquier mane-
ra en un solo cuerpo a todos los hombres que se llaman católicos.
21
San Cipriano. De la Unidad de la Iglesia (Migne PL. 4, col. 518-519).
22
S. Cipriano. De la Unidad de la Iglesia (Migne PL:, 4, col. 519-B y 520-A).
23 2
I Cor. XII, 12. Jn. XVII, 21.
24 3
Efes. IV, 15. Jn. XIII, 35.
7. Sólo una Religión puede ser verdadera: la revelada por Dios. signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen su
Dios, Creador de todas las cosas, nos ha creado a los hombres con el fin de doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que sólo es
que le conozcamos y le sirvamos. Tiene, pues, nuestro Creador perfectísimo un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor, los que estiman buena
derecho a ser servido por nosotros. Pudo ciertamente Dios imponer para el y útil la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre
gobierno de los hombres una sola ley, la de la naturaleza, ley esculpida por todo de la Virgen MARÍA Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes,
Dios en el corazón del hombre al crearle: y pudo después regular los pro- y los que pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del
gresos de esa misma ley con sólo su providencia ordinaria. Pero en vez de único Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo?20.
ella prefirió dar El mismo los preceptos que hablamos de obedecer; y en el
decurso de los tiempos, esto es desde los orígenes de género humano hasta 15. Resbaladero hacia el indiferentismo y el modernismo. Entre
la venida y Predicación de JESUCRISTO, enseñó por Sí mismo a los hom- tan grande diversidad de opiniones, no sabemos cómo se podrá abrir cami-
bres los deberes que su naturaleza racional les impone para con su Creador. no para conseguir la unidad de la Iglesia, unidad que no puede nacer más
"Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones y que de un solo magisterio, de una sola ley de creer y de una sola fe de los
de muchas maneras, por medio de los Profetas, nos ha hablado últimamente cristianos. En cambio, sabemos, ciertamente que de esa diversidad de opi-
por su Hijo Jesucristo"4. Por donde claramente se ve que ninguna religión niones es fácil el paso al menosprecio de toda religión, o "indiferentismo", y
puede ser verdadera fuera de aquella que se funda en la palabra revelada por al llamado "modernismo", con el cual los que están desdichadamente infi-
Dios, revelación que comenzada desde el principio, y continuada durante la cionados, sostienen que la verdad dogmática no es absoluta sino relativa, o
Ley Antigua, fue perfeccionada por el mismo, JESUCRISTO con la Ley sea, proporcionada a las diversas necesidades de lugares y tiempos, y a las
Nueva. Ahora bien: si Dios ha hablado - y que haya hablado lo comprueba varias tendencias de los espíritus, no hallándose contenida en una revela-
la historia - es evidente que el hombre está obligado a creer absolutamente ción inmutable, sino siendo de suyo acomodable a la vida de los hombres.
la revelación de Dios, y a obedecer totalmente sus preceptos. Y con el fin Además, en lo que concierne a las cosas que han de creerse, de
de que cumpliésemos bien lo uno y lo otro, para gloria de Dios y salvación ningún modo es lícito establecer aquella diferencia entre las verdades de la
nuestra, el Hijo Unigénito de Dios fundó en la tierra su Iglesia. fe que llaman fundamentales y no fundamentales, como gustan decir ahora,
de las cuales las primeras deberían ser aceptadas por todos, las segundas,
8. La única Religión revelada es la de la Iglesia Católica. Así por el contrario, podrían dejarse al libre arbitrio de los fieles; pues la virtud
pues, los que se proclaman cristianos es imposible no crean que Cristo de la fe tiene su causa formal en la autoridad de Dios revelador que no ad-
fundó una Iglesia, y precisamente una sola. Mas, si se pregunta cuál es esa mite ninguna distinción de esta suerte. Por eso, todos los que verdadera-
Iglesia conforme a la voluntad de su Fundador, en esto ya no convienen mente son de Cristo prestarán la misma fe al dogma de la Madre de Dios
todos. Muchos de ellos, por ejemplo, niegan que la Iglesia de Cristo haya de concebida sin pecado original como, por ejemplo, al misterio de la augusta
ser visible, a lo menos en el sentido de que deba mostrarse como un solo Trinidad; creerán con la misma firmeza en el Magisterio infalible de Roma-
cuerpo de fieles, concordes en una misma doctrina y bajo un solo magiste- no Pontífice, en el mismo sentido con que lo definiera el Concilio Ecuméni-
rio y gobierno. Estos tales entienden que la Iglesia visible no es más que la co del Vaticano, como en la Encarnación del Señor.
alianza de varias comunidades cristianas, aunque las doctrinas de cada una No porque la Iglesia sancionó con solemne decreto y definió las
de ellas sean distintas. mismas verdades de un modo distinto en diferentes edades o en edades po-
Sociedad perfecta, externa, visible. Pero es lo cierto que Cristo co anteriores han de tenerse por no igualmente ciertas ni creerse del mismo
Nuestro Señor instituyó su Iglesia como sociedad perfecta, externa y visible modo. ¿No las reveló todas Dios?
por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en ade- Pues, el Magisterio de la Iglesia el cual por designio divino fue
lante, la obra de la salvación del género humano, bajo la guía de una sola constituido en la tierra a fin de que las doctrinas reveladas perdurasen incó-
lumes para siempre y llegasen con mayor facilidad y seguridad al conoci-
4 20
Heb. I, 1-2. Ver I Tim. II, 5.
no propone, íntegra y clara la doctrina evangélica y si al proponerla no está cabeza5, con magisterio de viva voz6 y por medio de la administración de
ella exenta de todo peligro de equivocarse. Acerca de lo cual van extravia- los sacramentos7, fuente de la gracia divina; por eso en sus parábolas afirmó
dos también los que creen que sin duda existe en la tierra el depósito de la que era semejante a un reino8, a una casa9, a un aprisco10, y a una grey11.
verdad, pero que para buscarlo hay que emplear tan fatigosos trabajos, tan Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni
continuos estudios y discusiones, que apenas basta la vida de un hombre extinguirse, muertos su Fundador y los Apóstoles que en un principio la
para hallarlo y disfrutarlo: como si el benignísimo Dios hubiese hablado por propagaron, puesto que a ella se le habla confiado el mandato de conducir a
medio de los Profetas y de su Hijo Unigénito para que lo revelado por éstos la eterna salvación a todos los hombres, sin excepción de lugar ni de tiem-
sólo pudiesen conocerlo unos pocos, y ésos ya ancianos; y como si esa re- po: "Id, pues, e instruid a todas las naciones"12. Y en el cumplimiento con-
velación no tuviese por fin enseñar la doctrina moral y dogmática, por la tinuo de este oficio, ¿acaso faltará a la Iglesia el valor ni la eficacia, ha-
cual se ha de regir el hombre durante todo el curso de su vida moral. llándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que so-
lemnemente le prometió: "He aquí que yo estaré siempre con vosotros,
13, Sin fe, no hay verdadera caridad. Podrá parecer que dichos hasta la consumación de los Siglos”?13. Por tanto, la Iglesia de Cristo no
"pancristianos", tan atentos a unir las iglesias, persiguen el fin nobilísimo sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha
de fomentar la caridad entre todos los cristianos. Pero, ¿cómo es posible de ser exactamente la misma que fué en los tiempos apostólicos, si no que-
que la caridad redunde en daño de la fe? Nadie, ciertamente, ignora que remos decir - y de ello estamos muy lejos - que Cristo Nuestro Señor no ha
SAN JUAN, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece cumplido su propósito, o se engañó cuando dijo que las puertas del infierno
descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía incul- no habían de prevalecer contra ella14.
car continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos unos a los
otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que 9. Un error capital del movimiento ecuménico en la pretendida
no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de JESUCRISTO: Si alguno viene unión de iglesias cristianas. Y aquí se Nos ofrece ocasión de exponer y
a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le refutar una falsa opinión de la cual parece depender toda esta cuestión, y en
saludéis19. Siendo, pues, la fe íntegra y sincera, corno fundamento y raíz de la cual tiene su origen la múltiple acción y confabulación de los católicos
la caridad, necesario es que los discípulos de Cristo estén unidos principal- que trabajan, como hemos dicho, por la unión de los iglesias cristianas. Los
mente con el vinculo de la unidad de fe. autores de este proyecto no dejan de repetir casi infinitas veces las palabras
de Cristo: "Sean todos una misma cosa... Habrá un solo rebaño, y un solo
14. Unión irrazonable. Por tanto, ¿cómo es posible imaginar una pastor”15, mas de tal manera las entienden, que, según ellos, sólo significan
confederación cristiana, cada uno de cuyos miembros pueda, hasta en mate- un deseo y una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha rea-
rias de fe, conservar su sentir y juicio propios aunque contradigan al juicio lizado. Opinan, pues, que la unidad de fe y de gobierno, nota distintiva de la
y sentir de los demás? ¿Y de qué manera, si se nos quiere decir, podrían verdadera y única Iglesia de Cristo, no ha existido casi nunca hasta ahora, y
formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que defienden
doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que niegan 5
Mat. XVI, 18; Lc. XXII, 32; Jn. XXI, 15-17.
que la sagrada Tradición es fuente genuina de la divina Revelación; los que 6
Mc. XVI, 15.
7
consideran de institución divina la jerarquía eclesiástica, formada de Obis- Jn. III, 5; VI, 48-59; XX, 22; Jn. XVIII, 18.
8
pos, presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa jerarquía se Mt. XIII, 24, 31,33,44, 47.
9
ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de cosas; los Ver. Mt. XVI, 18.
10
que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por la ma- Jn. X, 16.
11
ravillosa conversión del pan y del vino, llamada "transubstanciación", y los Jn. XXI, 15-17.
12
que afirman que el Cuerpo de Cristo está allí presente sólo por la fe, o por el Mt. XXVIII, 19.
13
Mt. XXVIII, 20.
14
Mt. XVI, 18.
19 15
II Jn. vers. 10. Jn. XVII, 21; X, 16.
ni siquiera hoy existe: podrá, ciertamente, desearse, y tal vez algún día se fueran obligados a abandonar sus opiniones que constituyen aun la causa
consiga, mediante la concorde impulsión de las voluntades; pero entre tan- por qué continúan errando y vagando fuera del único redil de Cristo".
to, habrá que considerarla sólo como un ideal.
“La división" de la Iglesia. Añaden que la Iglesia, de suyo o por 10. La Iglesia Católica no puede participar en semejantes unio-
su propia naturaleza, está dividida en partes; esto es, se halla compuesta de nes. Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede
varias comunidades distintas, separadas todavía unas de otras, y coinciden- en manera alguna tener en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los
tes en algunos puntos de doctrina, aunque discrepantes en lo demás, y cada católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, dar-
una con los mismos derechos exactamente que las otras; y que la Iglesia ían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y
sólo fué única y una, a lo sumo desde la edad apostólica hasta tiempos de verdadera Iglesia de Cristo.
los primeros Concilios Ecuménicos. Sería necesario pues – dicen -, que,
suprimiendo y dejando a un lado las controversias y variaciones rancias de 11. La verdad revelada no admite transacciones. ¿Y habremos
opiniones, que han dividido hasta hoy a la familia cristiana, se formule, se Nos de sufrir - cosa que sería por todo extremo injusta - que la verdad reve-
proponga con las doctrinas restantes una norma común de fe, con cuya pro- lada por Dios, se rindiese y entrase en transacciones? Porque de lo que aho-
fesión puedan todos no ya reconocerse, sino sentirse hermanos. Y cuando ra se trata es de defender la verdad revelada. Para instruir en la fe evangéli-
las múltiples iglesias o comunidades estén unidas por un pacto universal, ca a todas las naciones envió Cristo por el mundo todo a los Apóstoles; y
entonces será cuando puedan resistir sólida y fructuosamente los avances de para que éstos no errasen en nada, quiso que el Espíritu Santo les enseñase
la impiedad... previamente toda la verdad16; ¿Y acaso esta doctrina de los Apóstoles ha
Esto es así tomando las cosas en general, Venerables hermanos; descaecido del todo, o siquiera se ha debilitado alguna vez en la Iglesia, a
mas hay quienes afirman y conceden que el llamado Protestantismo ha des- quien Dios mismo asiste dirigiéndola y custodiándola? Y si nuestro Reden-
echado demasiado desconsideradamente ciertas doctrinas fundamentales de tor manifestó expresamente que su Evangelio no sólo era para los tiempos
la fe y algunos ritos del culto externo ciertamente agradables y útiles, los apostólicos, sino también para las edades futuras, ¿habrá podido hacerse tan
que la Iglesia Romana por el contrario aún conserva; añaden sin embargo obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy conveniente tolerar en
en el acto, que ella ha obrado mal porque corrompió la religión primitiva ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto fuese verdad, habría que
por cuanto agregó y propuso como cosa de fe algunas doctrinas no sólo decir también que el Espíritu Santo infundido en los apóstoles, y la perpetua
ajenas sino más bien opuestas al Evangelio, entre las cuales se enumera permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta la misma predicación
especialmente el Primado de jurisdicción que ella adjudica a Pedro y a sus de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda utilidad y eficacia;
sucesores en la sede Romana. afirmación que seria ciertamente blasfema.
En el número de aquellos, aunque no sean muchos, figuran también
los que conceden al Romano Pontífice cierto Primado de honor o alguna 12. La Iglesia Católica depositaria infalible de la verdad. Ahora
jurisdicción o potestad de la cual creen, sin embargo, que desciende no del bien: cuando el Hijo Unigénito de Dios mandó sus legados que enseñasen a
derecho divino sino de cierto consenso de los fieles. Otros en cambio aun todas las naciones, impuso a todos los hombres la obligación de dar fe a
avanzan a desear que el mismo Pontífice presida sus asambleas las que cuanto les fuese enseñado por los testigos predestinados por Dios17; obliga-
pueden llamarse multicolores". Por lo demás, aun cuando podrán encontrar- ción que sancionó de este modo: el que creyere y fuere bautizado, se sal-
se a muchos no católicos que predican a pulmón lleno la unión fraterna en vará; mas el que no creyere será condenado18. Pero ambos preceptos de
Cristo, sin embargo, hallarás pocos a quienes se ocurre que han de sujetarse Cristo, uno de enseñar y otro de creer, que no pueden dejar de cumplirse
y obedecer al Vicario de Jesucristo cuando enseña o manda y gobierna. para alcanzar la salvación eterna, no pueden siquiera entenderse si la Iglesia
Entretanto aseveran que están dispuestos a actuar gustosos en unión con la
Iglesia Romana, naturalmente en igualdad de condiciones jurídicas, o sea de 16
Jn. XVI, 13.
iguales a igual: mas si pudieran actuar no parece dudoso de que lo harían 17
Act. X, 41.
con la intención de que por un pacto o convenio por establecerse tal vez, no 18
Mc. XVI, 16.