América Anglosajona

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América Anglosajona ó Angloamérica es el término que se utiliza habitualmente para

designar a Canadá y Estados Unidos (sin Hawaii), ambas ex-colonias británicas, y que se
utiliza en contraposición a América Latina.

El término no es del todo preciso porque amplios territorios que la integran como
California, [1] Nuevo México, [2] Arizona, [3] Texas, [4] Nevada, [5] Utah, [6] Colorado, [7]
Wyoming, [8] Florida, [9] Luisiana [10] y parte de Canadá fueron colonias francesas o
españolas, y no son, por tanto de origen anglosajón. Es más, en Quebec el francés es la
única lengua oficial, [11] además de la hablada por la mayoría de la población según el censo
del 2006, [12] y en otras regiones hay lenguas latinas en cooficialidad con el inglés. Además,
el término "latino" hace referencia a todas las lenguas romances, mientras que "anglosajón"
solo hace referencia al idioma inglés, por lo que para haber paralelismo debería hablarse de
"anglosajona" versus "hispana", o "germánica" versus "latina".

Por otra parte, existen varios territorios y naciones de América que también fueron colonias
británicas, como Belice en América Central; Guyana, las Islas Malvinas en América del
Sur; Barbados, Jamaica y otros países del Caribe, que normalmente son excluidas del
término.

del mar Caribe. [14] Forma parte de las pequeñas Antillas con la isla de Guadalupe (Francia)
al sur, Montserrat al sudoeste, San Cristóbal y Nieves en el oeste y San Bartolomé al
noroeste.
partidos políticos principales.

Canadá es una nación industrial y tecnológicamente avanzada, ampliamente autosuficiente


en energía gracias a sus relativamente extensos depósitos de combustibles fósiles,
generación de energía nuclear y energía hidroeléctrica. Su economía se ha basado
tradicionalmente en la abundancia de recursos naturales y el comercio, particularmente con
los Estados Unidos, nación con la cual mantiene una larga y extensa relación. A pesar de
poseer actualmente una economía ampliamente diversificada, la explotación de los recursos
naturales sigue siendo un factor importante para muchas economías regionales.

El término América Latina o Latinoamérica (en francés: Amérique Latine) tiene varios
usos y connotaciones divergentes:[3]

 El término «América Latina» se emplea en la denominación de los países americanos de


habla española y portuguesa en oposición a los países de origen y cultura anglosajones.
Esta connotación es sinónimo de Iberoamérica, es impulsada por España, y se usa en los
países latinoamericanos en los casos en que se refieren a su relación con la península
Ibérica.

 En la jerga internacional geopolítica es común usar el término compuesto América Latina


y el Caribe para designar todos los territorios del Hemisferio Occidental que se extienden
al sur de los Estados Unidos, incluyendo los países de habla no latina.

 Según la definición oficial de la Real Academia Española, «América Latina» es el conjunto


de países del continente americano en que se hablan lenguas romances, específicamente
español, portugués y francés.[4] De acuerdo con esta definición, «América Latina» incluye a
Hispanoamérica (países de habla española), Brasil (de habla portuguesa) y Haití (donde el
francés es lengua oficial aunque el criollo haitiano es el idioma comúnmente utilizado).
Otros territorios americanos (no países) donde también se hablan lenguas romances, que
harían parte de América Latina desde el punto de vista lingüístico, son las provincias
canadienses de Quebec, Nueva Escocia y Nuevo Brunswick; las colectividades de ultramar
francesas de San Pedro y Miquelón, San Martín y San Bartolomé; los departamentos de
ultramar franceses de Guayana Francesa, Martinica y Guadalupe; y los estados
estadounidenses de Luisiana (donde el cajún es hablado por el 5% de la población), y
Nuevo México, Florida, Texas, Arizona y California (donde el español es ampliamente
hablado).

Aunque el abuso del término América Latina ha redundado en la aplicación de la palabra


latino en asociación con él, recogiéndose así en diversos diccionarios,[5] suele considerarse
correcto utilizarla para referirse al pueblo latino, originario del Lacio (península Itálica).
Sin embargo, la designación no se aplica en ningún caso a los países de lengua no latina de
América del Sur (como Surinam y Guayana), el Caribe (decenas de islas de habla inglesa y
neerlandesa), o América Central (como Belice, que tiene al inglés como idioma oficial,
pero el español es la lengua mayormente hablada).

Los países que integran a Latinoamérica comparten algunas similitudes culturales por haber
sido territorios coloniales de España, Portugal y Francia. Entre ellos se observan también
grandes variaciones lingüísticas, étnicas, sociales, políticas, económicas y climáticas, por lo
que no se puede hablar de un bloque uniforme.

mapa América Latina países

"La etnicidad"
Una cualidad sobresaliente de la cultura latinoamericana es la gran variedad de agrupaciones
étnicas que la compone. El término «étnico» sirve para referirnos a grupos de gentes que se
diferencian entre sí en una o más de las categorías siguientes: costumbres, raza, religión,
nacionalidad e idioma. En nuestra discusión queremos evitar la confusión de los términos
«étnico» y «racial», pero, al mismo tiempo, reconocemos que las consideraciones raciales
frecuentemente forman parte de las clasificaciones étnicas. Por ejemplo, los tres conjuntos que
han dominado históricamente el mapa étnico de América Latina-los peninsulares (españoles y
portugueses), los indígenas y los negros-representan diferentes grupos, tanto raciales como
étnicos. Cabe notar aquí que la raza es solamente un ingrediente de la etnicidad y no es
necesariamente definitorio.
 

Los europeos:
Generalmente, los elementos más duraderos que transfirieron los españoles y portugueses al
Nuevo Mundo fueron la lengua, la religión cató1ica y una jerarquía de valores
pronunciadamente etnocéntricos que incluía, en particular, la convicción de la superioridad
innata de su modo de ser y de percibir el mundo.

Los indígenas:

El segundo componente étnico, el indígena, incluía culturas que variaban desde las
muy primitivas y seminómadas, como la tupí-guaraní de Brasil y de Paraguay, hasta
las muy adelantadas y establecidas, como la azteca, maya e inca. La variedad de
niveles culturales que diferenciaba a los indígenas se expresaba, además, en la
cantidad de lenguas diferentes que hablaban, las cuales, muchas veces, eran in-
inteligibles fuera de los confines de la tribu. Las civilizaciones indígenas, entonces, no
eran monolíticas, sino que variaban marcadamente entre sí.

Sin embargo, hay varios atributos étnicos generales que podemos señalar entre los
indígenas. Las creencias religiosas, por ejemplo, tendían a ser animistas y politeístas.
En casi todas las religiones indígenas se veía (y se ve todavía) el temor a los dioses, de
cuyo poder todo dependía. Se veía también la reverencia hacia toda la creación-
animada e inanimada-de la cual el indio se consideraba una parte integrante. Esta
actitud produjo un fuerte choque con el concepto cristiano de la centralidad del ser
humano frente a la creación y con la idea de que el mundo natural existe para su
explotación.

Varias sociedades indígenas, como las de los aztecas y de los incas, tenían una
organización teocrática, en la cual se unían el gobierno y la religión. Lo inextricable
de estas instituciones en tales culturas y la presencia penetrante del misterio, el miedo
y la magia, apoyaban tanto la armonía en que vivía el indio con el mundo natural,
como su dependencia total de las fuerzas naturales y de los dioses que las controlaban.
Usualmente se consideraba a los magos y sacerdotes indígenas entre los más aptos
para gobernar, porque se creía que ellos tenían poderes especiales para interpreter la
voluntad de los dioses del cosmos.

Por lo general, los indígenas tenían un concepto comunitario, no individualista, de la


organización social. El énfasis en lo colectivo se veía en la tendencia comunal de la
tierra, como en el ejido en Mexico y el ayllú en Perú. También se veía en la
subordinación de la voluntad individual al bienestar colectivo. En las culturas aztecas
e incaicas, por ejemplo, la dedicación a la empresa común se aseguraba a través de un
sistema rígido de castos sociales, en el cual las transgresiones individuales, como el
robo y la pereza, se castigaban severamente.

Como se puede ver fácilmente, estos rasgos distintivos de las civilizaciones indígenas, y
los de los españoles y portugueses, tenían que enfrentarse sangrientamente, porque
ambos expresaban en su organización, creencias y prácticas, dos visiones del mundo
diametralmente opuestas.
 

Los africanos:

Históricamente, el tercer contingente étnico importante fue el de los africanos, quienes


fueron importados en la época colonial para trabajar en las minas y plantaciones,
porque se creía que físicamente podían resistir mejor que los indios, ya diezmados, las
penurias de la servidumbre.  Los esclavos vinieron de todas partes de Africa y fueron
llevados, en su mayor parte, a Brasil y al Caribe-a Cuba, Puerto Rico, Venezuela y
Colombia, por ejemplo-pero también a varias áreas de Mexico, Centro America y
Perú.

Las diversas gentes africanas que fueron trasplantadas a America Latina no hablaban
ni español ni portugués, sino varios idiomas africanos como el yoruba, male, dahomey
y sudanés. El español y el portugués se han enriquecido con las diferentes lenguas
africanas, especialmente en los nombres que se han dado a una multitud de comidas,
plantas y animales del Nuevo Mundo.

Los africanos trajeron consigo sus creencias religiosas que eran, en su mayor parte,
animistas y fetichistas, como lo eran las de los indios, pero también incluian prácticas
y ritos islámicos traidos por los musulmanes africanos. Es irónico notar que, por lo
menos en el caso de algunos musulmanes, varios esclavos llegaron con un nivel
cultural más alto que el de sus maestros españoles y portugueses. El folklore, la
música y las danzas rítmicas de Africa, las cuales se asociaban con las ceremonias
religiosas, son características étnicas bien conocidas. Tal vez el rasgo más distintivo de
la cultura de los africanos es su gran elasticidad y persistencia ante la degradación
histórica y prolongada de la esclavitud, que, por ejemplo, no fue abolida en Brasil
hasta 1888.

Ya hemos mencionado que estos tres grupos diferentes no se quedaron aislados entre
sí. Desde la Conquista hubo mestizaje, o sea mezcla de razas, primero entre los
peninsulares y los indios; después entre aquéllos y los negros. A través de los siglos el
mestizaje ha producido matices sutiles de innumerables combinaciones raciales. Ha
sido tan extenso que hoy la gran mayoría de la población de América Latina es
mestiza y expresa de maneras muy variadas las características étnicas de las tres
estirpes principales.
 
 

El indigenismo:

Es apropiado mencionar aquí el indigenismo, un movimiento político, cultural y


literario importante en America Latina, que tuvo su apogeo en las cuatro primeras
décadas de nuestro siglo. El indigenismo, que era más fuerte en los países de gran
población indígena, como México, Ecuador y Perú, tenía como fin la denuncia de la
triste situación del indio, empobrecido y denigrado, y la incorporación de éste a la
vida nacional de una manera significativa.

Este movimiento formaba parte de una preocupación generalizada por la identidad


cultural nacional y tendía a glorificar el pasado indígena como inspiración
orientadora para el presente. Por ejemplo, el movimiento muralista en Mexico,
representado par artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro
Siqueiros, comunicaba visualmente el mensaje nacionalista indigenista del valor del
legado precolombino y de la falta de autenticidad de modelos foráneos para la vida
nacional. El indigenismo glorificaba al indio del pasado, como el gran héroe azteca
Cuauhtémoc.  Exponía también la codicia y la crueldad de los blancos hacia los indios,
especialmente en la expulsión de éstos de sus tierras comunales. A pesar del
indigenismo, por lo general, en los países y regiones donde existió la esclavitud negra
tanto los indios como los negros se encuentran todavía en el nivel más bajo de la
pirámíde social. Aunque persiste la situación inferior del indio, el indigenismo ha
contribuido mucho a la concientización de su problemática. El movimiento nos enseña
también la importante relación entre etnicidad e identidad nacional.
 
 

Los imigrantes:

Un factor final que es preciso señalar para completar nuestro cuadro esquemático es
el número considerable de inmigrantes que han venido a America Latina desde
mediados del siglo XIX, especialmente desde la década de los años veinte de este siglo.
Inmigrantes de Italia, Austria, Alemania, España, Irlanda, Portugal, Libano y
Turquía, entre otros lugares, han afectado notablemente el caracter étnico y cultural
de América Latina. Aunque Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y Mexico sean los
países adoptivos de la gran mayoría de los inmigrantes, éstos se encuentran en todas
partes. Muchos inmigrantes vinieron con el fin de trabajar en las fincas rurales; otros,
para ganarse el pan como obreros industriales. Y otros más, como los numerosos
judíos europeos e intelectuales españoles que se exiliaron durante la guerra civil
española (1936-39), vinieron huyendo de la persecución. Varios miembros de este
último grupo han contribuido enormemente a enriquecer la vida intelectual con la
fundación de casas editoriales, como la famosa Editorial Losada en Argentina y en
México, y mediante su incorporación a los ámbitos universitarios de varios países
latinoamericanos. En su totalidad, los grupos inmigrantes han aportado elementos de
su cocina, arte, música, religión, idioma y preparación intelectual para enriquecer el
ambiente cultural de las ciudades, y de menor escala, de las provincias.
 

Composición étnica por países de América Latina

19 May, 2007  Entries: Spanish


 Argentina
Aproximadamente el 85 por ciento de la población es descendiente de europeos. A
diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, Argentina cuenta con escasa
población mestiza. La fuerte inmigración europea ha influido notablemente en la
composición demográfica y en la cultura del país. Las tradiciones tanto españolas como
italianas, así como las de otras comunidades, permanecen fuertemente arraigadas.

 Bolivia
Amerindios (55 por ciento); mestizos (31 por ciento); criollos y europeos (15 por ciento)
otros, nueve por ciento. Hay también una minoría negra.

 Brasil
De acuerdo con estimaciones realizadas para 1990, la población de Brasil se componía de
un 54 por ciento de blancos, un 39 por ciento de mestizos, un seis por ciento de negros, un
0,8 por ciento  de asiáticos y un 0,2 por ciento de indígenas americanos. A la composición
de esta población contribuyeron originariamente indígenas, portugueses y negros, a los que
se sumaron, a través del flujo inmigratorio, italianos, españoles, alemanes, eslavos y
japoneses, entre otros.

 Colombia
La población colombiana es el resultado de la mezcla entre los españoles y europeos que
conquistaron y colonizaron el territorio desde el siglo XVI hasta el XIX, los africanos
importados como esclavos desde el siglo XVII hasta comienzos del XIX, y los aborígenes
americanos.

Desde el siglo XIX y a lo largo del siglo XX la inmigración de árabes, especialmente hacia
la costa del Caribe y la isla de San Andrés, ha sido cada vez más relevante. En las
diferentes regiones del país pueden identificarse tres grupos: mestizo, mulato y zambo.

La mayor parte de la población del país, que reside en las vertientes de las cordilleras y los
altiplanos, es mestiza. En la costa caribeña dominan mestizos y mulatos, y en la costa
Pacífica destacan mulatos y zambos.

 Costa Rica
La mayor parte de la población de Costa Rica desciende de europeos (principalmente
españoles). Los españoles y los mestizos representan el 93 por ciento de la población; la
pequeña comunidad negra, un tres por ciento habita en las costas del Caribe y la mayoría
proviene de la cercana isla de Jamaica; los grupos de chinos e indígenas representan,
respectivamente, un tres por ciento  y un uno por ciento de la población.
 Cuba
Una de las características principales de la población cubana es su diversidad étnica. Así,
un 51 por ciento es mulata, un 37 por ciento desciende de españoles, un once por ciento es
negra y un uno por ciento es de origen chino.

 Chile
Principalmente de origen español, aunque también con aportación alemana, italiana y de
otros países europeos. La comunidad indígena está integrada, principalmente, por el pueblo
amerindio mapuche, el aymará  y el rapanui.

 República Dominicana
Un 75 por ciento de la población es mulata, fruto de la mezcla entre europeos y africanos;
un 15 por ciento es de origen europeo y un diez por ciento negro.

 Ecuador
La población del Ecuador está compuesta por un 52 por ciento de indígenas
(principalmente, quechuas) y un 40 por ciento  de mestizos; el ocho por ciento restante lo
componen principalmente descendientes de españoles y de africanos. Aproximadamente el
64 por ciento vive en centros urbanos y el 36 por ciento en el medio rural.

 España
El pueblo español es una mezcla de los pueblos indígenas de la península Ibérica con otros
que fueron conquistando sucesivamente su territorio, ocupándolo durante diferentes
períodos de tiempo. Estos elementos etnológicos engloban a los celtas, un pueblo de la
Europa atlántica, a los iberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, todos ellos pueblos
mediterráneos, y a los suevos, vándalos y visigodos, pueblos germánicos. También están
presentes los elementos semíticos, en especial de origen árabe y judío.

Hay varios grupos lingüísticos en España que han mantenido una identidad cultural propia.
Entre estos se encuentran los vascos, cuyo número es de unos 2,7 millones, los gallegos,
que son unos dos millones, y los catalanes, que ascienden a seis millones. Los gitanos,
esparcidos por toda la geografía española, forman un importante pequeño grupo étnico con
acusada personalidad.

 Guatemala
La población de origen maya-quiché representa a cerca del 45 por ciento de los habitantes
de Guatemala; a continuación los ladinos (mestizos), un 45 por ciento, y, por último,
blancos de origen europeo, negros y asiáticos, un diez por ciento de la población. El 60 por
ciento de los habitantes de Guatemala vive en áreas rurales.
 Honduras
Cerca del 90 por ciento de la población es mestiza, el siete por ciento es indígena, el dos
por ciento negra y el uno por ciento de origen europeo. La mitad de la población vive en el
campo y la otra mitad en las ciudades.

 México
El México el 60 por ciento de la población es mestiza, mientras un 30 por ciento son
amerindios y el nuevo por ciento europeos.

- Perfiles Indígenas de México


Diagnóstico nacional, regional y estatal sobre la situación actual de los indígenas en
México elaborado por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social.

 Nicaragua
El mestizaje es una de las características poblacionales de la mayoría de los países
iberoamericanos. Un 69 por ciento de la población de Nicaragua es mestiza, un 17 por
ciento es blanca, un nueve por ciento negra, y un cinco por ciento indígena.

 Panamá
La República de Panamá presenta una población muy diversa. Según el censo de 1990, un
64 por ciento es mestiza, un 14 por ciento mulata y negra, un diez por ciento descendientes
de europeos, casi un ocho por ciento de indígenas —básicamente de las etnias cuna (kuna),
guaymí y chocó— y un cuatro por ciento descendientes de asiáticos, principalmente chinos.
En 2002 el 57 por ciento de la población vivía en ciudades.

 Paraguay
Este país cuenta con una de las poblaciones más homogéneas de Sudamérica: casi un 95
por ciento es mestiza, descendiente de la mezcla de español e indígena guaraní. Los
grupos minoritarios están formados por descendientes de españoles, por pequeños grupos
indígenas dispersos en la región del Gran Chaco, como el guaicurú y ayoreo, o en zonas de
la Región Oriental, como el grupo achés, y por pequeñas colonias de inmigrantes
procedentes de Japón, Italia, Portugal, Canadá y otros países.

 Perú
Alrededor del 45 por ciento de los habitantes del Perú son indígenas, quechuas y aymaras,
algunos de los cuales son descendientes de los incas; el 37 por ciento del país lo conforman
los mestizos, mezcla de blanco (principalmente español) e indígena; alrededor del 15 por
ciento son descendientes de europeos. Existe también una población negra y mulata
originaria de África, y una importante población de origen asiático, principalmente de
japoneses y chinos. Casi el 74 por ciento de la población peruana vive en áreas urbanas.

 Portugal
Los portugueses son una combinación de varias etnias que ocuparon la península Ibérica
(prerromanos, romanos, visigodos y, más tarde, árabes) a los que hay que añadir etnias
procedentes de sus colonias en Asia, África y Brasil.

 El Salvador
Casi un 94 por ciento de la población de El Salvador es mestiza, el cinco por ciento está
conformado por indígenas y el uno por ciento por blancos de origen europeo.

 Uruguay
La población uruguaya es mayoritariamente de origen europeo. Los uruguayos descienden
de inmigrantes españoles e italianos, aunque también de brasileños, argentinos y franceses.
Sólo entre un cinco y un diez por ciento son de origen mestizo. No quedan componentes de
la población indígena original.

 Venezuela
La población está compuesta por un 69 por ciento de mestizos, 20 por ciento de
blancos, nueve por ciento de negros y dos por ciento de amerindios.

La población venezolana actual es producto de un fuerte mestizaje iniciado en los tiempos


de la colonia entre la población indígena y la española; posteriormente, a finales del siglo
XVI, se observó un importante aporte de población esclava procedente del continente
africano.

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