Como Educar A Nuestros Hijos

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COMO EDUCAR A NUESTROS HIJOS

Nosotros, los padres actuales, tenemos dificultades para formar a nuestros


hijos. Es un problema que se plantea en todo el mundo, más o menos con el
mismo nombre: falta de autoridad.

Dicen que tenemos un sentimiento de culpa que nos impide poner límites.
Primero, porque trabajamos demasiado (empujados por la sociedad de
consumo compramos más cosas de las que podemos) de manera que
compartimos poco tiempo con la familia. Segundo, porque en general somos
divorciados, de modo que inevitablemente hemos provocado sufrimiento a los
niños. Peor aún, nos hemos mostrado humanos, falibles, fracasados, furiosos,
deprimidos, todo lo cual nos quita el pedestal de autoridad que siempre
sostuvo a la figura de Papá y Mamá.

A mi modo de ver, estos dos padres duros como la roca y generosos como
santos (nunca pidieron nada para ellos) transmiten con su conducta un
mensaje para papás y mamás de hoy: aunque te digan antiguo, ridículo,
autoritario, transmití tus sentimientos. Tus hijos acabarán por escucharte,
aunque ya estés en la tumba, como la pobre Mary Gates. La educación
también es una batalla que debemos afrontar sin pudor. Atravesando portazos
y desplantes, visitas al psicólogo, situaciones que no comprendemos y que no
nos gustan. Tesoneramente, hasta el fin

Hay padres que no están de acuerdo en que su hijo llegue a casa con deberes,
pero las tareas escolares pueden ayudarnos a conocer al niño. ¿Cuáles son sus
habilidades y cuáles sus deficiencias? Obsérvalo y lo sabrás. No se trata de que
hagas de profesor en casa, pero sí puedes participar. Los deberes contribuyen
a desarrollar la autonomía de tu hijo, aunque es importante que cada día
disponga de tiempo libre.

Por qué es necesario poner LÍMITES y establecer REGLAS?

 Los niños necesitan ser guiados por los adultos para que aprendan
cómo realizar lo que desean de la manera más adecuada.

 Es fundamental establecer reglas para fortalecer conductas y lograr


su crecimiento personal.

 Los límites deben basarse en las necesidades de los niños.


 Lo que se LIMITA es la CONDUCTA, no los sentimientos que la
acompañan. A un niño se le puede solicitar que no haga alguna
cosa, pero nunca se le puede pedir que no sienta algo o impedirle
una emoción o sentimiento.

 Los LÍMITES deben fijarse de manera que no afecten el respeto y la


autoestima del niño. Se trata de poner límites sin que el niño se
sienta humillado, ridiculizado o ignorado.

 Señale la situación problemática empleando pocas palabras. Los


sermones son poco efectivos y alteran a las personas.

 Evite calificar al niño, solamente señale el problema.

 Sea firme, pero tranquilo.

b) ¿Qué podemos hacer?

 Dedique el tiempo suficiente... Si uno está mal para enfrentar el


día, si no se lleva bien con otros miembros, si se siente
presionado o si tiene temor por el día que se avecina, los niños
sentirán esta tensión.

 Cuando no se respetan los LÍMITES, debe traer consecuencias. Las


cuales deben ser proporcionales, directas y, en la medida de lo
posible inmediatas a la situación que las provoca. Las
consecuencias deben ser adecuadas a la situación. Esto es, que
guarden una relación natural o lógica con la conducta en cuestión.

 Las REGLAS deben establecerse de común acuerdo entre padres e


hijos, deben ser el producto de la discusión y el entendimiento.

 Es más fácil establecer DISCIPLINA cuando la persona responsable


de los niños realmente se siente satisfecha de estar a cargo del
niño, cuando disfruta al compartir con ellos y cuando es capaz de
respetar la necesidad de seguridad de ellos. La disciplina da
buenos resultados cuando los adultos son firmes, observadores y
afectuosos, nunca si estos se muestran superficiales. La disciplina
debe ser firme pero nunca grosera, respetuosa y no hiriente, o
sea debe controlar pero nunca lastimar al niño.

 NO queremos que los niños crean que porque deseamos ser sus
amigos, ellos podrán hacer lo que deseen. No queremos tampoco
que nos tengan miedo. El mundo necesita gente que tenga coraje
y que sea original, no gente TIMIDA.

 La DISCIPLINA depende en gran parte de las habilidades y de las


conductas de los adultos, como también de la capacidad para
combinar el afecto y el control. Esto es difícil, pues exige mucho
de nosotros mismos. La buena disciplina no es solamente castigar
o lograr que las reglas se cumplan, implica también que nos
gusten los niños y que ellos se sientan aceptados y queridos por
nosotros. El proveerles de reglas claras y apropiadas es sólo para
su protección.

 Nuestra conducta y actitudes afectan la conducta de nuestros hijos.


Es posible que los niños se sientan bien, pero empiezan a portarse
mal si se les dirige masivamente, o se les grita, en lugar de
tratarlos como seres humanos. Los niños imitan la conducta de
los adultos y si el adulto es grosero, estos también lo serán.

 La DISCIPLINA no es sólo una palabra, una técnica o un conjunto de


reglas. Se requiere combinar el afecto con el control; además el
planear y el organizar muy bien el espacio, como también
distribuir el tiempo disponible. El manejo de los niños debe ser
gentil pero con autoridad, ofreciéndoles siempre dirección y
conductas apropiadas para imitar. Los niños necesitan adultos
que tengan autocontrol y en quienes ellos puedan confiar.

 Además, debemos recordar que el tono de voz, el uso de las manos,


los gestos y las acciones pueden contribuir a controlar problemas.
Las palabras del adulto también pueden ayudar al niño a
comprender sus sentimientos y los de otros.

“Recuerde el que su hijo (a) estudie o NO lo haga, es una cuestión de


REGLAS y de límites, que los padres debemos aprender a manejar”.

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