Las Fuerzas Ocultas Dela Naturaleza Vba
Las Fuerzas Ocultas Dela Naturaleza Vba
Las Fuerzas Ocultas Dela Naturaleza Vba
A los sinceros investigadores de la Verdad, a aquellos que tratan de explicarse científicamente las causas
de la Vida y guardan todavía en su corazón algo de aquel misterioso calor que engendran las grandes
empresas inmortales y a todos cuantos confían y esperan que se cumpla el destino trascendente del
hombre, va dedicado especialmente este libro.
LAS ILUSTRACIONES
Los dibujos que ilustran la portada y paginas interiores de este primer volumen de LAS FUERZAS
OCULTAS DE LA NATURALEZA han sido realizados por el inspirado pintor JOSEPH GUMI CARDONA
quien une a los imprescindibles dotes de una depurada técnica artística la singular y valiosa facultad de
percepción en los mundos invisibles. Gracias a esta ultima le es posible observar la actividad de los devas
constructores y la de los insignes Devas de más elevada evolución que los comandan, instruyen y dirigen
en la obra creativa de la Naturaleza.
Así, estas ilustraciones poseen un inapreciable sentido de originalidad y de síntesis, ya que presentan las
formas de los devas y de los espíritus de la Naturaleza en su verdadera expresión, es decir, tal como las
percibe el observador clarividente y eludiendo el inevitable peligro de pasarlas por el ángulo de refracción
de los niveles imaginativos de la conciencia, tan absolutamente marcados por las formas segregadas desde
tiempos inmemoriales por los antiguos relatos y tradiciones. He podido observar muy de cerca la obra del
señor GUMI, a quien desde aquí agradezco muy vivamente su constante, amable y eficaz colaboración, y
puedo testificar por cuanto poseo también visión oculta que las formas dévicas presentadas en este
“TRATADO ESOTERICO SOBRE LOS ÁNGELES”, se ajustan perfectamente a las que yo suelo observar
durante el curso de mis investigaciones esotérica.
PREFACIO
La idea de escribir este Tratado Esotérico sobre los Ángeles obedece a una doble motivación,
particular una y universal la otra. Particular en el sentido de que siempre me sentí atraído e intrigado por la
vida oculta de la Naturaleza, especialmente en la que hacía particular referencia a las entidades angélicas;
Universal, porque soy consciente de que desde hace ya algunos años la Jerarquía espiritual del Planeta, a
través de sus distintos Ashramas, está entrenando a muchos cualificados discípulos en el "difícil arte" -un
arte perdido como dirían quizás algunos investigadores esotéricos- de establecer contacto consciente con
el mundo angélico a fin de acelerar el proceso de adaptación de la humanidad a las potentísimas energías
que procedentes de la Constelación zodiacal de Acuario están penetrando en el aura etérica de nuestro
planeta. Algunos de tales discípulos especialmente preparados y con una gran experiencia espiritual
adquirida en un lejano y glorioso pasado, tienen asignada la misión específica de "revelar" algunos de los
grandes secretos alquímicos que poseen los Ángeles y que utilizan sabiamente para organizar la obra
creadora del Universo y presentar la totalidad del mundo angélico, en toda su inmensa gama de Jerarquías
y funciones, como "energía individualizada".
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durante el proceso de la evolución en tres aspectos ígneos fundamentales: el Fuego de la Naturaleza, o
Kundalini, que vitaliza todas las formas físicas imaginadas por el Creador y trata cíclicamente de revelar
ciertos Arquetipos definidos de perfección, el Fuego solar, o Fuego del Alma, substancia consciente e
individualizada que crea sensibilidad al todos los niveles de vida de la Naturaleza y el Fuego eléctrico del
Espíritu, técnicamente descrito como FOHAT, la substancia única coexistente con la Vida íntima del
Creador y constituyendo el impulso básico de la evolución de nuestro Sistema planetario.
La decisión jerárquica de entrenar a los discípulos mundiales en el supremo arte del contacto
angélico y de llegar por medio del mismo a orientar las mentes y corazones de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad del mundo hacia el aspecto subjetivo de la Naturaleza, persigue también un objetivo de
más profundas y amplias repercusiones que las meramente técnicas del contacto o impuestas por la
necesidad de un cambio drástico en las condiciones sociales del mundo. Tal objetivo es la INICIACION, la
revelación objetiva a través del ser humano del Quinto Reino de la Naturaleza. La intención suprema de la
Jerarquía espiritual del planeta de convertir en MAGOS -en el más profundo, esotérico y místico de los
sentidos- a los discípulos mundiales que resistan el fuego eléctrico de la Iniciación, está en línea con el
propósito fundamental de SANAT KUMARA, el Señor del Mundo y el MAGO SUPREMO en nuestro
planeta, en orden a canalizar las tremendas y demoledoras energías que el Señor del Séptimo Rayo a
través del planeta URANO, envía sobre la Tierra canalizándolas del centro creador de una misteriosa
Estrella de la Constelación de Acuario, haciendo vibrar los éteres del Espacio y poniendo en
incandescencia ciertos niveles definidos en la vida de la humanidad y de todos los demás Reinos de la
Naturaleza.
Ahora bien, en orden a este concepto mágico de la vida o de respuesta angélica a la vida espiritual
del hombre, hay que considerar siete grandes corrientes de energía actuantes en los inicios de esta Nueva
Era de insospechables oportunidades mundiales:
a) Una corriente de energía de tipo cósmico, más allá del entendimiento humano, proveniente de
una Estrella específica de la Constelación de Acuario.
c) Una corriente supremamente dinámica de energía planetaria que fluye de SHAMBALLA, el más
elevado Centro espiritual de nuestro Planeta, mediante la actividad indescriptible de Aquella
Entidad psicológica conocida en los tratados esotéricos y místicos como SANAT KUMARA.
d) Una corriente de energía espiritual trayendo sensibilidad a la Vida en todas sus posibles
expresiones, en respuesta a la actividad suprema de SHAMBALLA, procedente de aquel centro
místico del planeta definido esotéricamente como Jerarquía espiritual o Gran Fraternidad
Blanca.
e) Una corriente de energía generada por la propia Humanidad altamente sensibilizada por la
Jerarquía y canalizada por los discípulos espirituales y hombres y mujeres de buena voluntad
del mundo, en un intento decisivo de establecer paz, belleza y armonía en las relaciones
humanas.
f) Una infinita y desconocida corriente de energía angélica surgiendo de los más elevados niveles
de cada Plano trayendo nuevos Arquetipos humanos, nuevas y más fértiles semillas de
civilización y las bases del nuevo orden social del mundo.
g) Una corriente de energía etérica de alta sutilidad proveniente de los niveles ocultos de la
Naturaleza, evolución superior de aquellas potentes e insospechables fuerzas planetarias
llamadas esotéricamente "devas de las formas” o "elementales constructores", que han de
llevar a la manifestación substancia material más pura y radiante, mejores y más estilizados
cuerpos humanos y ambientes más fraternales en el seno de la humanidad.
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Estas siete líneas de actividad en orden al proceso de expansión de las energías planetarias en su
totalidad, serán estudiadas lo más científicamente que sea posible en el curso de este Tratado, pero
concretándolas siempre en la necesidad del contacto humano-angélico y de acuerdo con la idea de
perfección y redención de ciertas definidas parcelas en la vida de nuestro viejo aunque siempre vibrante
mundo.
Voy a finalizar este Prefacio con un canto de amistad a los Ángeles familiares que constituyen
nuestro ambiente social y con un sentimiento de humana reverencia hacia los Grandes Arcángeles del
Sistema, cuyas esplendentes y exaltadas Vidas constituyen los Planos de la Naturaleza. Elevo asimismo un
canto de esperanza para todos los seres humanos, ciudadanos de nuestro mundo. Una nueva TEURGIA de
incalculables consecuencias planetarias se eleva del destino kármico humano surgiendo de las misteriosas
profundidades del Designio divino. El ser humano consciente, semilla redentora de los Magos y Alquimistas
del futuro, debería iniciar ya desde ahora su tarea de aproximación a los Ángeles, nuestros hermanos de
los mundos invisibles, en el nivel que le fuese más idóneo y familiar, contribuyendo así con su personal y
decidida colaboración y esfuerzo al enaltecimiento y desarrollo de las nobles cualidades que el Espíritu de
la Raza tiene la misión de revelar.
INTRODUCCION
Al emprender nuestro estudio la primera y obligada pregunta es la siguiente: ¿Qué son los
Ángeles? Esta interrogante constituirá el permanente desafío a nuestra mente en tanto duren nuestras
investigaciones ocultas acerca de aquel gran Misterio Creador. Para nosotros, los Ángeles son lisa y
llanamente ENERGIA, una Energía que se expresa en todos los Planos de la Naturaleza y en todos los
niveles del ser. Todo tipo de energía, desde la que genera un simple electrón hasta la que se expresa en
las más elevadas zonas de nuestro Sistema solar, tiene carácter angélico y es esencialmente etérica,
variando únicamente la calidad de los éteres en la determinación o producción de los infinitos y diversos
tipos de energía. Esta afirmación nos lleva a la consideración de otro profundo interrogante: ¿Qué es el
ETER? Nuestra idea al respecto es la siguiente: La actividad dinámica de un Logos, ya sea cósmico,
universal o planetario, al infundir su Vida en el espacio que le sirve de marco de expresión crea un círculo
infranqueable o unas fronteras que delimitan perfectamente su Acción con respecto a la actividad universal
de otros Logos creadores. Pues bien, estas zonas del Espacio confinadas al circulo infranqueable de la
actividad psicológica de un Logos y dinamizadas por su Voluntad de Ser, de Existir y de Manifestarse son
esotéricamente ETER, la substancia de la cual surgen los mundos y todas las creaciones existentes.
Ahora bien, ¿existe alguna relación entre los Ángeles, como energía, y los éteres como substancia
universal de Creación? Si, existe una relación absoluta, total. Para mejor aclarar esta idea vamos a analizar
la Vida de cualquier Creador universal desde el ángulo de los tres atributos principales que le caracterizan
durante el proceso universal de la Creación:
a) MATERIA
b) MENTE
c) ENERGIA
La Mente del Creador planifica, ordena y dinamiza. Es el Poder afirmativo de la Conciencia de Ser y
de Realizar.
La Energía, en todas sus posibles expresiones, surge del contacto de la Mente divina con los éteres
del Espacio. Produce un choque y una vibración y determina una respuesta sensible de los moradores del
Espacio, de los Ángeles. La conocida sentencia esotérica: "La energía sigue al pensamiento" define
certeramente esta idea de relación Mente-Energía. El resultado de la misma es “substanciación del Eter", la
conversión de este en Materia.
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"gunas" de la Materia, o cualidades mediante las cuales esta se expresa, es decir, el movimiento, el reposo
y el ritmo son, en su totalidad, la vida de los ángeles menores o devas de las formas, definidos
genéricamente como "elementales constructores", siendo estas criaturas de los éteres en multiplicidad de
sutilidades y grados de evolución los que condensan la obra de la Materia y elaboran, vitalizan, conservan,
perfeccionan y finalmente destruyen, una vez cumplido su propósito, todo tipo de formas en la Naturaleza,
no importa el nivel en que éstas se expresen o la gloria del destino que entrañan. El estudio de la Materia,
tan maravilloso y fascinante como el del propio Espíritu creador, llevará un día a los hombres de ciencia al
reconocimiento de estas misteriosas vidas menores coexistentes con el éter y que desde el ángulo oculto
de la Vida estructuran la forma geométrica y física de todo lo creado.
Esperamos que esta breve Introducción posibilitará la comprensión de las ideas, algunas de ellas
profundamente esotéricas, que van a ser desarrolladas en este Tratado. Las presentaremos tan
científicamente como nos sea posible y siempre de acuerdo con el principio hermético de analogía, dejando
completamente a un lado todos los conceptos históricos, tradicionales y místicos acerca del tema que
intentamos desarrollar. Tensos en el noble propósito de investigar y de descubrir y oteando con audacia y
confianza las grandes perspectivas del destino zodiacal y planetario que nos ha tocado vivir en esta nueva
Era de grandes oportunidades cíclicas y de no menos grandes decisiones humanas, vamos a introducirnos
juntos en un misterioso y desconocido mundo en donde las estructuras sociales son para nosotros
maravillosamente armónicas y llenas de inmensas posibilidades de vida y de fraternidad. Que tengamos
éxito en la empresa común es nuestro ferviente anhelo y nuestra más cálida esperanza.
PARTE PRIMERA
Habrá otras muchas e interesantes razones a investigar todavía con respecto a esta gigantesca
movilización de fuerzas y energías de carácter cósmico. Hay que tener en cuenta, en todo caso, que se
trata de extraer consecuencias psicológicas de este proceso analítico más que de adquirir simples
informaciones y conocimientos de orden intelectual. Lo que intentamos realizar mediante este Tratado
acerca de los Ángeles es desarrollar la intuición de los aspirantes espirituales descubriéndoles las zonas
ocultas de este maravilloso Universo en que vivimos, nos movemos y tenemos el ser, que hasta aquí no
habían entrado quizás a formar parte de sus elementos de estudio esotérico. Y, dentro de lo que podríamos
denominar "corriente iniciática", a la cual deberemos hacer forzosamente referencia, hay que recordar
siempre que una de las mejores cualidades del discípulo espiritual es la OSADIA, es decir, la firme voluntad
de conquistar por la audacia y por la fe invicta del corazón el secreto cósmico de la Vida infinita de los
Dioses inmortales.
La INTENCION es el móvil primero de la Creación. Existe un sentido de valores muy amplio en esta
declaración y no hay que intentar descubrir su secreto de inmediato. Podemos decir, sin embargo, que la
Necesidad de expresión de cualquier Entidad psicológica humana, planetaria o solar, obedece a razones
kármicas de la más elevada trascendencia. Hay un Poder soberano que incita a la acción basado en esta
necesidad expresiva de cualquier tipo de karma, asignándole al karma un sentido muy especial, muy nuevo
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podríamos decir, con respecto a las formulaciones esotéricas del pasado, el de Entidad o Individualidad
Psicológica. Esta idea puede originar en el aspirante medio una cierta crisis de valores y aún en algunos
investigadores de reconocida solvencia espiritual determinadas confusiones en el orden mental pues,
aparentemente, contradice toda la enseñanza esotérica recibida hasta aquí. Podemos afirmar, no obstante,
que la consideración profunda y analítica de dicha idea puede deparar quizás el reconocimiento exacto de
lo que hay que entender como INTENCION, al referirla a estas elevadas zonas de alta frecuencia espiritual
en donde se gesta la vida de los Universos.
Observándolo bien, si queremos presentar la Vida logoica desde el ángulo de vista angélico, muy
distinto en su apreciación al de los seres humanos en orden a las ideas que pensamos exponer en este
Tratado, forzosamente nos veremos obligados a utilizar expresiones esotéricas muy distintas a las que
estamos habituados. Sin embargo, al analizar el trazado de las mismas iremos apreciando que todo está
básicamente ordenado de acuerdo con la misma LEY, variando únicamente el sentido de orientación o de
enfoque, es decir, de perspectiva. Habrá que recurrir pues muy frecuentemente al principio hermético de la
analogía para no sentirnos desvinculados del proceso de las ideas que iremos exponiendo, las cuales están
relacionadas con los Ángeles y con el género de visión que Ellos utilizan, muy distinto al nuestro, para
poder glosar un conjunto de valores de carácter universal en relación con los conceptos habituales de
Creación y de Intención creadora.
Los Siete Grandes Arcángeles son aspectos esenciales o modificaciones de la Conciencia Logoica
durante el proceso de concepción, gestación, nacimiento, crecimiento o desarrollo y ulterior culminación del
Sistema Solar, siendo su elevada misión llenar el Universo de todas las formas posibles de existencia, a fin
de que cada una de las partículas atómicas de conciencia que en su conjunto constituyen la Gran
Conciencia Solar, puedan tener a su disposición el necesario y requerido vehículo para expresarse.
Lógicamente será siempre la calidad de vida o de conciencia revelada por medio de cada una de aquellas
partículas atómicas, dentro de las cuales puede ser incluida la vida humana, lo que determinará dentro de
la Conciencia Solar, su ubicación en uno u otro de aquellos Siete Planos anteriormente reseñados.
Aparentemente el proceso nos aparece muy simple a partir del principio de Creación y siguiendo la idea
esotérica de participación angélica en el proceso creador de las Formas, que le da un carácter definido a
los Planos de la Naturaleza y a esta simplificación contribuyen poderosamente estudios esotéricos
efectuados con anterioridad acerca de los Planos del Sistema Solar, los cuales son características
psicológicas del propio Logos. No añadiremos ni quitaremos nada, por lo tanto, en lo que respecta a la
enumeración o clasificación de dichos Planos, los cuales, como se sabe, son los siguientes:
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3. PLANO ATMICO (De la Voluntad Espiritual)
4. PLANO BUDICO (De la Unidad Universal)
5. PLANO MENTAL (De la Conciencia de la Vida)
6. PLANO ASTRAL (De la Sensibilidad a la Vida)
7. PLANO FISICO (De las Múltiples Sensaciones de la Vida).
Comprendemos que estas ideas aparecerán ante el concepto intelectual como algo realmente
extraño, misterioso e inaudito y casi sin puntos de concreción posibles, pero debemos recordar al respecto
cuanto dijimos anteriormente acerca de "la visión angélica" sobre el proceso creador del Universo, muy
distinta en cada caso a la que corresponde a nuestra percepción humana. Sólo en una elevada medida de
integración espiritual y utilizando la intuición superior nos será posible comprender la visión angélica. Para
el Ángel todo es Vida y para el hombre todo es Forma; sin embargo y paradójicamente, el Ángel debe ser
consciente de la Forma ya que debe operar sobre ella y el hombre debe adquirir una perfecta conciencia de
la Vida para liberarse de la Forma. De ahí la necesidad de que entre ambas corrientes de evolución, la
dévica o angélica y la humana, se establezca un lazo espiritual de unión y comprensión, de conciencia y de
fraternidad. Si esto llega un día a realizarse -y tal es realmente el programa logoico de la Evolución- nuestra
humanidad terrestre llegará a sentir tan profundamente la Vida, con sus maravillosos e inenarrables
secretos, que las más elevadas concepciones filosóficas de nuestro mundo y los más grandes milagros
conocidos, vendrán a ser como los débiles e incipientes balbuceos de un recién nacido. El conocimiento
que actualmente es sólo patrimonio de las mentes iluminadas de la Humanidad, o de los grandes Iniciados,
deberá formar parte en un futuro más o menos lejano del concepto mental, casi podríamos decir general,
del hombre medio de nuestros días. Pero, deberán abrirse todavía muchas puertas internas para poder
llegar a esta casi general comprensión del proceso creador. Una parte principal del propósito de este
Tratado Esotérico Sobre los Ángeles es "esclarecer la visión mística" y dotar de intuición espiritual a las
mentes intelectualizadas de un gran sector de la humanidad, a fin de que los éteres del Plano mental se
dinamicen con el Fuego de una Realidad nueva, más de acuerdo con las necesidades de estos nuevos
tiempos.
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pasa inadvertida pese a su maravillosa analogía, que por efecto de su extrema pequeñez solamente
abarcará para su particular evolución una cantidad mínima de espacio, o de éter cualificado. El ser humano
puede considerarse, tal como esotéricamente se ha hecho siempre, como un átomo consciente dentro de la
Vida de Dios, participando de Su capacidad creadora y utilizando, a su vez, un considerable número de
elementos substanciales, o químicos, en todos los planos en donde posee cuerpos definidos que vienen a
ser como partes expresivas de su voluntad y reflejando, por lo tanto, aquel aspecto específico de su
naturaleza que llamamos el Karma. Como vimos anteriormente, el Karma posee básicamente
"intencionalidad". No es una fuerza ciega ni maligna; su origen se pierde en las ignotas profundidades del
Cosmos absoluto, pero posee una extraordinaria capacidad de síntesis que difícilmente podrá ser
apreciada, al menos en tanto perdure para las mentes humanas el sistema corriente de ecuación de valores
regidos por el intelecto. Muchos aspectos de este Tratado deberán ser considerados más con la intuición
que con el juicio analítico, más con el corazón que con la mente. Se trata de introducirnos en el secreto
mismo de la Creación y tal secreto, por paradójico que parezca, forma parte de la propia vida humana
constituyendo el dinamismo de la acción particular regida por una actividad cósmica, de la misma manera
que los átomos que constituyen nuestros vehículos de expresión en cada plano obedecen a nuestra propia
evolución espiritual y, pese a su extraña pequeñez y aparente insignificancia, tienen asignada también la
revelación de un secreto cósmico.
El principio de selectividad que rige el proceso creador al cual nos hemos referido anteriormente,
puede ser íntegramente aplicado a nuestra vida humana. Como todo proceso creador, consta de idea y de
voluntad, pero del centro mismo del proceso surge siempre la Intención, el poder inductor y el elemento
cósmico que promueve la selectividad. En todo caso, selectividad es intención pura dinamizando los éteres
y produciendo el necesario desequilibrio en los mismos como base del proceso creador, es decir, la
creación de dos campos magnéticos de fuerza y de energía que en sus mutuas reacciones transmiten al
espacio cósmico, esencialmente virgen, aquella invocación o mandato que atrae a los grandes Devas
constructores. Estos, según una frase mística de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS", se hallaban sumidos en
la paz imperturbable del Nirvana, o del Pralaya Angélico. Esta frase es profundamente interesante por
cuanto revela la existencia en la vida de los propios Logos Creadores, de unos "espacios intermoleculares"
en donde -utilizando aquí unos términos evidentemente rudimentarios- los Ángeles Constructores
procedentes de cualquier ignorado y remoto Universo, duermen o descansan. Vean aquí un indicio de aquel
estado, con referencia a la vida humana, que llamamos esotéricamente "el Devachán". Durante el curso de
esta elevada forma de existencia en la que el alma humana se siente libre de karma, los ángeles
constructores de sus vehículos periódicos también duermen o descansan. Esta es aparentemente la gran
analogía cósmica de la vida del hombre. Sin embargo, los Ángeles no descansan, sino que en la serena
paz de su inmortal retiro "velan el sueño del Alma" y escrutan los misteriosos Cielos a la espera de la
oportunidad de manifestación cíclica. Esta idea puede ser aleccionadora si podemos utilizarla
inteligentemente. Nos ofrece, en todo caso, una nueva visión de incalculables perspectivas para nuestra
vida humana, la cual se siente fatalmente obligada a los cíclicos periodos de descanso como antesala de
un renovado y más benigno karma.
Si analizamos esta idea de acuerdo con una visión muy profunda y esotérica, llegaremos a la
conclusión de que el Éter, al cual deberemos referirnos constantemente durante el curso de este Tratado,
es el propio Espacio cualificado por el Karma de un Logos. Este impregna de Su vida íntima aquellas zonas
del Espacio en donde ha decidido "reencarnar" -permítasenos ser muy gráficos sobre este punto- y es
precisamente aquella natural emanación de sí mismo la que en contacto con el Espacio produce el éter, la
substancia vital que utilizan los Ángeles para construir los elementos químicos de base sobre los cuales
será estructurado el Universo.
Cada Logos lleva consigo los elementos vitales que al incidir en la Entidad Espacial, producen
creación y construcción. La cualidad de un Universo, su potencialidad dinámica, su extensión en el espacio,
el tipo de las energías utilizadas y su grado de invocación angélica forman parte de lo que llamamos Karma
en la vida de cualquier Logos creador. Los grandes espacios siderales, o aquellas excelsas zonas
intermoleculares que separan a los mundos y se hallan en perfecto equilibrio, son la Mansión de los
Ángeles del Cosmos en todos y cada uno de los niveles de expresión de la Vida Divina. Y en estos
espacios intermoleculares que permiten la estabilidad y el equilibrio de cualquier Universo y salvaguardan la
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libertad y hegemonía kármica de los Logos que los integran, se halla la inmensa fábrica de condensación,
formación y concreción de cualquier tipo de creatividad en donde trabajan los Ángeles.
La afirmación esotérica de que los "espacios intermoleculares" son la Mansión y al propio tiempo la
zona misteriosa donde trabajan los Ángeles, debe ser aclarada en el sentido de que cada Logos posee
estos "espacios intermoleculares" como un precioso legado de la experiencia creadora. Cuando decimos
que los Ángeles no descansan porque carecen de principio kármico, estamos ofreciendo una indicación
muy interesante en el orden esotérico que puede reorientar muchas de las concepciones científicas
actuales hacia nuevas zonas de investigación y de estudio. Un ejemplo, las que corresponden a los
espacios intermedios entre fuerzas gravitatorias, sin distinción de las características particulares de las
mismas, que igualmente pueden ser referidas al espacio intermolecular entre dos Universos como al vacío
creado en los campos magnéticos producidos por un grupo de protones y otro de electrones. Hay que
analizar muy críticamente, sin embargo, la idea de que "los Ángeles no tienen Karma". Pero, desde el
momento en que se admite que dos campos gravitatorios pueden hallarse en equilibrio, hay que suponerse
lógicamente la existencia de un espacio entre ambas dentro del cual la actividad conocida como gravitación
ha quedado reducida a cero. Decimos "actividad conocida" con referencia a nuestra mente muy
influenciada por la "gravitación tridimensional" u objetiva, la cual no puede captar el oculto sentido de un
espacio carente de gravitación por la actividad de dos fuerzas en equilibrio, es decir, absolutamente
compensadas en sus particulares gravitaciones. Esta idea no niega en absoluto el principio o ley de
gravedad, sino que le añade un nuevo y más positivo elemento en orden a nuestros estudios, que
podríamos calificar como de "dinamismo vital de los espacios intermedios", el cual, sin que quizás nos
hayamos apercibido de ello, constituye el principio de cohesión de los átomos, de las células y de todos los
cuerpos en general hasta crear un Universo, un planeta o el organismo físico de un ser humano.
Si hemos seguido atentamente el proceso, seremos conscientes de que allí en donde termina la
fuerza de gravedad de cualquier cuerpo en el espacio y en donde se inicia la de otro, ha de hallarse
forzosamente un punto de equilibrio realmente dinámico, un espacio vacío sin gravedad reconocida y, por
tanto, sin karma. Y es allí, en aquel misterioso punto, sin karma reconocido, en donde viven, se mueven y
tienen el ser todos los elementos dévicos o angélicos, desde los pequeños elementales constructores hasta
los Grandes Arcángeles que representan el principio científico de cohesión de la materia de un Universo, de
un grupo de estrellas o de una esplendente Galaxia.
Si hemos seguido atentamente la idea general expuesta en el capítulo anterior, nos habremos dado
cuenta quizás de unos hechos muy importantes, dentro de nuestros estudios esotéricos, tales como el de
que el Espacio es una Entidad Psicológica y de que del Centro infinito de la misma emana constantemente
una cualidad que ante nuestra visión intelectual aparece como de absoluto reposo y de equilibrio perfecto
como resultado de haber sido debidamente compensada la ley de gravedad. Esta ley es común a todo
cuerpo creado por esta rara y desconocida substancia que llamamos "Eter", en incesante modificación o
proceso de substanciación. Al referimos a cualidad con respecto a cualquier Logos creador de un Sistema
solar o de un conjunto de Sistemas solares, hacíamos una referencia a su pasado e indescriptible karma,
entrando con esta idea en la consideración del karma como la expresión de un tipo particular de conciencia
logoica, de la que emana una especial corriente de energía invocativa. Dicha corriente, poniendo en
incandescencia los éteres del Espacio, constituía un centro de expansión del cual surgiría por efecto de una
condensación progresiva de la substancia etérica el aspecto más denso y objetivo que llamamos substancia
material, llegando así a considerar que todo cuerpo denso es el resultado de una compresión del éter hasta
llegar a un máximo de solidificación, como se trata por ejemplo en el caso de la substancia material que
llamamos plomo o de algún otro elemento químico con una potente carga de neutrones. Esto nos aclarará,
la tremenda potencialidad que subyace en un átomo de uranio o de plutonio y que hizo posible su utilización
en el campo científico para provocar una explosión nuclear, introduciéndose la investigación, quizás sin
darse cuenta, en algún nivel esotéricamente reconocido como formando parte de la Cuarta dimensión.
Nuestra investigación en este Tratado pretende llevar el estudio a las desconocidas y maravillosas
regiones angélicas y debe seguir, como es lógico, un proceso lento, circunspecto e inteligentemente
calculado, teniendo como meta de nuestro esfuerzo la causa posible del Universo y tratando de descubrir el
ignorado CRISOL de donde surgen mediante un indescriptible procedimiento alquímico todas las formas
posibles de la Naturaleza.
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en este campo, dentro del cual el movimiento de la energía potencial del Universo constituía hasta el
presente la meta reconocida. Sin embargo, la investigación tiene que llevarnos todavía más lejos
introduciendo nuestra visión en el reino supremo de las causas de la energía, hasta llegar a un punto o una
frontera en donde solamente Dios y Su inmutable Designio pueden penetrar.
Al admitir dentro de una lógica esotérica la existencia de unas zonas de maravilloso equilibrio entre
los campos gravitatorios del Universo, nos hemos introducido, casi sin darnos cuenta, en la Mansión de los
Devas y en el reconocimiento de la gran verdad iniciática que un día llegará a ser absolutamente científica,
de que los Ángeles son virtualmente la energía del Cosmos. Hay que aceptar inteligentemente que del seno
de una zona espacial en equilibrio sólo puede surgir aquel tipo específico de energía del más potente
dinamismo y de la más sutil radiación que llamamos armonía. En nuestro Universo esta energía cualificada
por la vida de Dios, o de nuestro Logos solar, se denomina técnicamente AMOR, siendo el Amor, por tanto,
la fuerza cohesiva que desde un centro inmaculado de compensación de fuerzas dentro de cualquier
campo gravitatorio, origina todas las cosas creadas. Hay que aceptar entonces, partiendo de estas
consideraciones, que ciertas definidas experiencias kármicas en anteriores Universos hicieron de nuestro
Logos lo que actualmente ES, es decir, un Centro de Creación o un núcleo atómico en el seno del Cosmos
absoluto, alrededor del cual unos elementos con capacidades nucleares diversas expresan determinadas
cualidades de Su eterna y radiante Vida. Igual principio de Creación, a partir de un centro de equilibrio,
puede serle asignado a cualquier Logos prescindiendo de Su mayor o menor desarrollo espiritual dentro del
majestuoso y fascinante Cosmos, siendo el equilibrio establecido por la relación intermolecular de cada uno
de los Universos, o de los planetas oscilantes dentro de estos Universos, lo que preside la gran Armonía
cósmica o la eterna Sinfonía de la Creación.
Hay que reconocer, y así nos introduciremos directamente en la idea de la Experiencia Logoica de
Creación, que el pasado del Logos influye radicalmente en el proceso creativo. Este proceso se basa
lógicamente en la calidad de los materiales utilizados en su ejecución y en la sutilidad de los éteres que por
infinitos grados de compresión y amalgamación constituyen diversos estratos, planos o niveles mediante los
cuales aquella gloriosa Experiencia tendrá posibilidad de revelarse. Tendremos que referirnos asimismo,
dentro de este orden de ideas, a la calidad de los Ángeles que originan el proceso de solidificación del éter
surgiendo, tal como esotéricamente se dice, de los espacios intermoleculares de la Memoria del Logos, es
decir, de lo que nosotros denominamos "memoria akásica", o "memoria cósmica". Habremos de extender
pues el razonamiento a la ley de afinidades químicas operando en cada Plano del Universo, como un
resultado de la actividad de los Ángeles que en cada centro de equilibrio tienen sus moradas. Inducidos por
fuerzas universales que surgen del Corazón de la Divinidad, Centro de Su Actividad creadora, los Ángeles
de nuestro Sistema planetario elaboran los materiales que entran en la composición del Universo y
constituyen los Planos de la Conciencia divina, los Reinos de la Naturaleza, las Razas humanas y el
complejo y todavía ignorado mundo de los elementos químicos.
Siguiendo las líneas de investigación que nos hemos propuesto seguir en este Tratado, deberemos
insistir constantemente en el hecho de que los Ángeles, los misteriosos agentes de la Luz y de la Creación,
constituyen el principio constructor de la Naturaleza divina. Responden a la Ley, al Orden y al Poder
organizador que en forma de Inteligencia creadora surgen del Corazón del Sol, refiriéndonos aquí
concretamente a la actividad logoica de nuestro Universo. Cuando hablamos de cualquier ser humano
decimos corrientemente "que está siguiendo el proceso kármico que marca su destino". Con esta sencilla
afirmación estamos revelando una gran verdad esotérica, teniendo en cuenta de que el karma, el pasado
del alma, su experiencia psicológica, sus cualidades, etc., son consubstanciales y constituyen el Ser en la
integridad de sus aspectos. Parte inexorable del destino del hombre, en relación con las líneas maestras de
este Tratado, son las infinitesimales, incalculables y desconocidas "vidas menores" que participan desde el
principio mismo de los tiempos en la composición y construcción de sus mecanismos expresivos, siendo los
más conocidos, como todos sabemos, el cuerpo físico, el vehículo emocional y la mente. Esta es una
afirmación muy importante considerando que estas misteriosas vidas que cíclicamente nos acompañan son
virtualmente ángeles o elementos dévicos en variadas e incalculables jerarquías y niveles de actividad, que
elaboran el proceso kármico de acuerdo con los materiales, nobles o burdos, que vienen transportados a
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través del tiempo por la conciencia humana en permanente proceso de “memorización" o de evolución. El
karma y el destino, palabras de las cuales no siempre se hace un debido y correcto uso, ofrecen
amplísimas vertientes de estudio esotérico. No sólo son el resultado de pasadas experiencias y un depósito
vivo de cualidades latentes, sino que constituyen un poder soberano, "una orden" -si podemos expresarlo
así- a las innumerables vidas angélicas, las cuales, de manera maravillosa e inenarrable, son las
"depositarias y al propio tiempo salvaguardadoras" de la integridad del Destino, sea humano o cósmico. Por
lo tanto, cuanto digamos acerca de la "Elección del Campo de Expresiones" con respecto al Logos creador
de un Sistema de mundos, tiene absoluta validez para el ser humano, sea cual fuere su valoración
individual o su condición social. Nos referimos siempre a un proceso místico de integración de valores
angélicos surgiendo de un determinado Centro creador y encarnando la luz de un destino, experiencia viva
de un pasado que se pierde en la inmensidad del tiempo y tejiendo en el éter los acontecimientos kármicos
que caracterizarán la vida de un Dios, de un hombre o de un insignificante átomo.
¿Qué hay que entender por la frase -aparentemente sin sentido- de elección del campo de las
expresiones logoicas? Podríamos señalar al respecto, aunque creemos que esta idea exigirá un gran
esfuerzo de comprensión por parte de todos nosotros, que hay una misteriosa relación entre el Karma, la
Cualidad de Vida Logoica y el Lugar en el Espacio que debe contener las semillas de un Universo. La
selectividad del Espacio es aparentemente un proceso de "identificación". Cuando esotéricamente se afirma
"que hay un destino para cada hombre y un hombre para cada destino", estamos afirmando este proceso
natural de "identificación" o de reconocimiento por parte de los Ángeles que forman parte de este destino,
del "lugar en el Espacio", o el emplazamiento justo, concreto y definido en donde tiene que realizarse la
experiencia creadora. El Manto de un pasado, individual o logoico, es extendido por los Ángeles en el Lugar
previamente elegido creando allí una zona de influencia que es caracterizada por aquellas conocidas frases
esotéricas de "...el Espacio viene teñido de Karma antes de la Creación del Universo" y "...el Manto del
Karma se cierne sobre los mares del Espacio para iniciar un nuevo destino creador". Estas ideas serán
quizás difíciles de asimilar intelectualmente por cuanto sus implicaciones, por claramente que sean
expuestas, contienen una fuerte dosis de abstracción. No en vano tratamos de los Ángeles y del Misterio de
sus vidas, así como de sus capacidades de integración en la imponderabilidad del Espacio.
En el caso del Universo "la elección del campo de situaciones" o la selectividad del campo
magnético que ha de producirlas en la infinita extensión del espacio, aunque aparentemente se aprecie
como una actividad natural de los Ángeles, hay que tener en cuenta que dichos Ángeles son una
emanación natural del propio Logos creador de un Sistema, significando con ello que "sus mónadas
angélicas" participan de la Voluntad creadora y son inducidas a la actividad por la Intencionalidad de la Vida
divina. Este punto lo analizamos en un capítulo precedente. Se trata del secreto de la correspondencia
cósmica del cual deriva el eterno sincronismo existente entre las motivaciones logoicas y las actividades
angélicas. Tengamos en cuenta que aislamos intencionadamente el proceso selectivo de situaciones
universales de la motivación particular de un Logos, sólo para aclarar mejor el sentido de la Creación. Este
sentido, como esotéricamente se sabe, consta de tres fases consubstanciales: intención, ideación y
construcción, inherentes a las actividades logoicas reconocidas en todas las grandes religiones de la
Humanidad como la Voluntad del Padre, el Amor del Hijo o la Actividad del Espíritu Santo, los tres aspectos
integrantes de la Vida de cualquier Logos o de cualquier ser humano, su reflejo microcósmico en el tiempo.
Una frase esotérica del "LIBRO DE LOS INICIADOS", traducida a nuestra mente occidental, dice
así: "El Espacio se abre para contener la semilla de una nueva creación". Esta frase se refiere
concretamente a los preliminares de la Creación, a lo que podríamos llamar "una concepción cósmica",
extendiendo la idea al proceso generador de situaciones humanas que culminan en la concepción, este
misterio universal de reproducción de todas las especies vivientes, así en el orden cósmico como en el
individual y general, habida cuenta que la Ley de polaridad y su consecuencia natural, el principio de
generación, constituyen aspectos inefables de toda posible concepción. Las matrices del Espacio
eternamente virgen y las entrañas físicas del aspecto femenino humano guardan entre sí una absoluta
relación y analogía. El germen creador del Logos, descompuesto en los aspectos positivo y receptivo y el
germen humano conteniendo en su maravilloso centro de expansión la totalidad de un destino creador, son
los elementos substanciales de que se revisten los Ángeles para producir todas las formas conocidas. En el
caso de un Logos, el primer síntoma objetivo de concepción es la nebulosa creada etéricamente por los
Grandes Arcángeles, en el del ser humano es el movimiento de la substancia etérica en forma circular
alrededor del átomo permanente, el cual empieza a latir como un diminuto corazón.
Cuanto hemos dicho en este capítulo deberá considerarse como la piedra angular de este Tratado
esotérico, por cuanto se analiza la vida de los Ángeles desde el ángulo de vista de su actividad principal, la
que incansablemente les lleva a "tejer en la luz” de los acontecimientos del pasado y en las oportunidades
del presente, un mejor y más claro destino en la vida de todo Dios y de cada hombre. Empezamos a
considerar científicamente la esencia del proceso vitalizador del Universo y a introducirnos en los
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misteriosos arcanos del tiempo para descubrir allí el secreto de las edades. Podemos entrever ya, aunque
sólo en una cierta medida, el principio de Vida generador de un Sistema solar y a considerar las actividades
angélicas, en sus infinitos niveles de expresión, como las corrientes vitales que descompuestas en energía,
fuerza y movimiento constituyen la realidad visible de toda posible creación. Estas ideas, consecuentes de
las examinadas en los capítulos precedentes, nos permitirán ver más claramente el sentido de identidad
psicológica de un Logos en relación con la inefable corriente de Vida que se expansiona y exterioriza en el
Cosmos por medio de un Arcángel.
¿De qué maravilloso e indescriptible Centro cósmico surgen estas extraordinarias actividades de
conciencia que magnéticamente atraen, relacionan y unifican a ciertos Arcángeles con determinados Logos
Creadores? ¿De qué ignorado rincón del Cosmos proviene esta afinidad Logoico-Arcangélica que contiene
el secreto místico de la Creación? ¿Dónde se hallan los Crisoles de aquella misteriosa ALQUIMIA que
produce los Universos?
Estas son las preguntas que se formulan los verdaderos investigadores esotéricos y que deberían
hacerse los aspirantes espirituales de nuestros días. Las respuestas a las mismas han de tener sin
embargo una potente base científica, aunque la Ciencia que produce la tecnología moderna no se ocupe
todavía de estas cuestiones. Debe haber un punto de coincidencia también con todo cuanto aprendimos
esotéricamente en el pasado. No podemos reducir el proceso de nuestro estudio a un simple recrearse
románticamente sobre una serie de misterios irrevelados y construir un mundo de nebulosidades alrededor
de un tema cuya formulación mental exige lógica y una conveniente estructura analítica. Hay que utilizar
como siempre el principio de analogía e iluminar con ella los aspectos que están ocultos a la ordinaria
percepción intelectual. Así, de la misma manera que el principio de la Luz es dual y obedece a las leyes
científicas de polaridad magnética, así también el Universo es dual como resultado del contacto magnético
del Logos creador con un poderosísimo Arcángel o Mahadeva. Los investigadores ocultos de la vida de la
Naturaleza saben, por percepción Intuitiva, que no es el Azar cósmico lo que hace concurrir en un momento
específico del tiempo y en cualquier determinada zona del espacio a un Logos y a un Arcángel. Las razones
ocultas que guían desde sus misteriosas raíces cósmicas el trazado particular de un Universo, son el
resultado de una AMISTAD que viene manifestándose a través de incontables eones. Estas motivaciones
podrían ser localizadas quizás en "el principio de los tiempos", cuando el Logos solar era tal vez un ser
humano como nosotros, perdido como un punto de luz en el seno de una humanidad transcendida hace
millones de años y durmiendo su recuerdo en los infinitos repliegues del inmortal AKAHSA y el hoy excelso
Arcángel, un Ángel familiar que asistió a aquel hombre en algún momento cumbre de su evolución espiritual
y engendró aquel Karma de Amistad que los mantiene entrañablemente unidos en la expresión del
Universo.
Esta idea puede aparecer como un sueño, expresión de un sentimiento extremadamente idealista,
lleno de fantasía o de romanticismo espiritual, pero en realidad es el reconocimiento de un destino kármico
de luz que abarca el pasado, el presente y el futuro de cualquier posible Universo. En los grandes relatos
simbólicos y místicos de la antigüedad se habla muy frecuentemente de amistades entrañablemente intimas
entre Ángeles y hombres, nacidas al amparo de hechos y circunstancias especiales o trascendentes que
escapan al intelectual razonamiento. Se nos habla esotéricamente también de "los Ángeles Solares", cuya
simbología más conocida es la de Prometeo, el joven héroe mitológico, que compadecido de la ignorancia
que ensombrece la mente de los hombres, asciende al Olimpo y le roba al Dios JUPITER, mientras éste se
halla durmiendo, el fuego de la inteligencia para ofrecérselo a la humanidad, la cual desde aquel momento,
posee alma individual y sentido social de comunidad.
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un Ángel para cada Hombre y un Hombre para cada Ángel", analizada en otra parte de este Tratado,
pudiera ampliarse en el sentido de que "hay un Arcángel para cada Logos y un Logos para cada Arcángel".
El secreto que subyace en el principio de selectividad que precede a la elección del campo, es
decir, de las zonas del espacio en donde ha de tener lugar la obra de creación universal, pertenece por
entero a la Vida del Arcángel. Este sabe, sin error posible, donde debe realizarse la Obra por cuanto
conoce la Intención del Logos y su más secreto Designio y es capaz de revestirse de Sus cualidades más
íntimas para poder extraer del Espacio los apetecibles frutos de la Acción. El Logos, por su parte, puede
descansar de la labor de Construcción porque sabe que se halla en buenas manos y conociendo la
extraordinaria habilidad del Artista puede proseguir el gran Intento Creador en los indescriptibles y
maravillosos mundos de la Intención y de la Idea. El Karma se complementa y sólo el Recuerdo, la Memoria
Cósmica o la Experiencia de las Edades actúa en el proceso de la elaboración universal. KRISHNA y
ARJUNA –muy esotéricamente interpretados- están siempre de acuerdo. KRISHNA, el Logos creador, se
limita a observar atentamente el proceso de construcción o de elaboración de la Idea universal encarnando
sólo un fragmento de su Ser; ARJUNA, el Arcángel, interpreta la Voluntad logoica y con aquel fragmento de
Vida del Ser, realiza la tarea de construir el Universo, la Morada de KRISHNA, del Logos, en todos los
niveles requeridos por la actividad kármica. Tal es, esotéricamente hablando, la Obra mística del Universo,
una Obra de Amor y de Amistad cósmica que trasciende las edades.
En nuestro Universo hay un Centro de Gravedad Central ocupado -si podemos expresarlo así- por
el aspecto superior del Logos creador. A este Centro se le denomina esotéricamente "El Sol Espiritual
Central" y del mismo surge o emana una séptuple corriente de energía que es representativa de las
Cualidades psicológicas de la Conciencia divina. Cada una de estas Siete corrientes de energía en contacto
con el Espacio Cósmico "previamente elegido", origina siete centros de expresión de Aquella Voluntad
Central, siete vórtices o siete centros de gravedad. En el interior de tales vórtices de energía la visión de un
elevado Logos cósmico podría percibir la actividad primera del Mahadeva o del Arcángel Constructor, que
es polarizar la Intención del Logos y crear "el necesario desequilibrio" en el Espacio "para que sean
removidos creadoramente los éteres", tal como puede leerse en ciertos pasajes de "EL LIBRO DE LOS
INICIADOS", y la séptuple Cualidad trascendente del Logos sea descompuesta en un increíble número de
cualidades menores, cada una de ellas con su propio centro de gravedad. Tales centros menores -y somos
conscientes de lo difícil que resulta comprender esta idea- son emanaciones directas de la Vida del
Arcángel y son la totalidad de aquellas entidades espirituales, de las cuales tan poco se habla en los
estudios esotéricos, que constituyen la Jerarquía Angélica del Universo. Cada una de estas Jerarquías
tiene asignada una muy definida y concreta misión con respecto al Universo. Son, en su generalidad, la
experiencia creadora del Dios universal, la representación genuina de Su evolución en varios niveles de
conciencia, la revelación de Su karma y los forjadores de Su destino a través del Universo. No puede
separarse al Ángel, sea cual sea su evolución o jerarquía, de las cualidades de Vida que caracterizan la
Conciencia de Dios, ya que en su conjunto constituyen misteriosamente dichas cualidades. La evolución
natural de los Ángeles se halla en el centro de las Cualidades divinas y crecen espiritualmente a medida
que tales cualidades o experiencias se exteriorizan y expansionan a través de los sucesivos Universos,
encarnado en el Espacio, unificando sus vidas y originando el éter (1). El éter, esotéricamente definido, es
una emanación del karma divino Coloreado por las cualidades representativas de los Ángeles. El misterio
de la creación universal se realiza a partir de la nebulosa; se trata de un lentísimo y paciente trabajo
angélico de "condensaciones sucesivas de éter", mediante las cuales la Intención del Logos halla adecuada
réplica en los éteres creados por el impacto de los Ángeles en el seno infinito del Espacio. Tengamos
presente cuanto dijimos en capítulos anteriores acerca de que "el Espacio es una Entidad Psicológica".
1
No se trata del éter conocido por la Ciencia, sino el propio Espacio dinamizado por las cualidades magnéticas de la Divinidad a
través de los Ángeles.
12
Esta idea podrá adquirir consistencia mental si se tiene en cuenta que el Espacio contiene una Vida
particular, ya que es una emanación directa de un LOGOS SUPERCOSMICO -permítasenos esta
expresión- que cede una parcela de Su Campo Gravitatorio, o etérico, para que otros Logos menores
puedan exteriorizar Sus vidas y sus particulares karmas.
Cuando en los elevados estudios esotéricos se nos dice que ...el Espacio está teñido de karma, aún
antes de que se inicie el proceso creador de un Universo", se tiene en cuenta esta gran verdad de que el
Espacio, tal como corrientemente lo analizamos, es ya una emanación angélica de poderosísima
trascendencia proveniente de una INTENCION LOGOICA, totalmente incomprensible para nosotros, pero
Cuya Vida se expresa por medio de indescriptibles Galaxias y no por Simples Constelaciones o Sistemas
solares. ¿Podemos captar adecuadamente la grandiosidad infinita de esta afirmación?
Cuando refiriéndonos muy concreta y particularmente a nuestro Sistema solar, hablamos de Planos
o niveles de Conciencia queremos significar que ciertos vórtices de energía provenientes de la Voluntad
Espiritual Central de nuestro Logos creador han anclado en el Espacio -vean ustedes, las dificultades
idiomáticas para expresar estas sutiles referencias- y han establecido contacto con el éter cualificado que lo
constituye, es decir, que han venido a formar parte de una Conciencia cósmica más allá de todo poder
conocido. Es decir, que le ofrece una pequeña oquedad dentro de su insondable Espacio para depararle
oportunidad creadora de evolución y de experiencia (2). La actividad angélica, hasta donde nos es posible
considerarla de acuerdo con el principio de analogía, consiste en preparar la "Experiencia Creadora",
unificando los éteres cualificados que proceden de un Universo anterior logoico con el éter del Espacio
dentro del cual va a realizarse el nuevo experimento creador. Y si tenemos en cuenta que el éter es la
substancia que viene coloreada por el Karma de cualquier Dios o Logos creador, seremos conscientes que
en el momento estelar y cíclico en que se produce la "concepción" de un Universo hay un MARIDAJE
CELESTE entre dos tipos de Karma, o dos experiencias logoicas, expresando diferentes cualidades
psicológicas y destinos de Vida. Es, en este punto, cuando se inicia el proceso de construcción y de
revelación. En efecto, los principios de Vida logoica se introducen en el éter y los Ángeles empiezan su
trabajo. Es un trabajo infinitamente lento, tal como hemos dicho anteriormente, paciente y lleno de
humildad, incomprensible para la conciencia del hombre, impaciente por naturaleza y deseoso
constantemente de ver y de gozar el fruto de sus acciones. Estas características humanas forman parte de
lo que podríamos llamar "el estigma del Karma". Los Ángeles están más allá y por encima de estas
condiciones. Aparentemente no tienen karma. Al menos el karma tal como lo consideramos desde el ángulo
de vista humano, pero paradójicamente utilizan el karma, logoico o humano, como fuente de energía para
su tarea de "substanciación o compresión de los éteres". Cuando se produce la gran emanación logoica
que los lleva a la manifestación, se limitan a escoger materiales de conciencia y a condensarlos de acuerdo
con el DISEÑO que intuitivamente poseen de la Voluntad divina. El dolor, la lucha y el sufrimiento que
eones más tarde provocarán la gran invocación redentora que determinará la liberación de la energía
universal substanciada, corresponde al ALMA de las cosas. a aquella otra emanación de vida que procede
de otro Centro creador de la Divinidad, aquél que esotéricamente se define como "el Corazón del Sol". Este
Centro es denominado también la Super Alma universal. De este Centro surgen las Mónadas espirituales
de todo cuanto existe y las Jerarquías creadoras que viven en el Universo guardan estas Mónadas como el
más preciado Tesoro creador, ya que son las simientes vivas de los Logos inmortales que surgirán en el
devenir del tiempo, un tiempo para medir el cual el ser humano no sólo carece de medidas, sino también
del suficiente entendimiento para imaginarlas.
El intento creador del Logos, o Su intención de manifestarse, ofrece así dos grandes vertientes: la
que corresponde a la IDEA y contiene la Intención primaria y la de la ACCION, o trabajo de Construcción,
que condensa el Karma del Logos mediante la substancia generada de las vidas angélicas que llamamos
éter. El grado de condensación del éter a través de un proceso natural y selectivo de materiales afines por
parte de los Grandes Arcángeles origina los distintos Planos de la Naturaleza. La sutilidad de un Plano tiene
que ver, por tanto, con la evolución espiritual del Logos y de Su Arcángel regente. De este último emanan,
como una exacta réplica de las cualidades de la Divinidad, siete corrientes de energía. Estas, siempre en
orden a la densidad del éter que cualifica aquellas emanaciones, determinan y construyen los siete
Subplanos de cada Plano, regido cada uno de ellos por un poderoso Ángel. Resumiendo el proceso de
construcción del Universo (continuamos haciendo referencia en el que vivimos, nos movemos y tenemos el
ser), vemos que cada Plano es expresión de la capacidad interpretativa y constructiva de un Arcángel y que
escindido en Siete subplanos expresa una riqueza de cualidades y posibilidades infinitas de acción
mediante la actividad de Siete Excelsos Ángeles constructores. Estos, a su vez, hacen sentir su fuerza, su
energía y su mandato sobre una increíble legión o jerarquía de elementos dévicos o angélicos, fuerzas
vivas que conocen exactamente la responsabilidad de sus respectivas misiones y las llevan
2
Nuestro Sistema solar forma parte de un grupo cósmico constituido por siete Universos.
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implacablemente a cabo, prescindiendo en absoluto de lo que ocurre más allá de los límites impuestos a
sus acciones por la propia ley de evolución y la característica especial del medio dentro del cual oculta y
misteriosamente trabajan.
Hay, por tanto, cuarenta y nueve subplanos regido cada uno de ellos por un glorioso Ángel cuya
vida y cuyas cualidades vienen determinadas por el excelso Arcángel que es el centro gravitatorio de cada
Plano. Podemos decir que hay siete absolutas polarizaciones de la Atención creativa de la Divinidad,
revestidas de una cualidad psicológica distinta, expresando un cierto aspecto de Aquella trascendente
evolución universal alcanzada a escala cósmica a través de incontables ciclos o edades de proyección
creadora en los indescriptibles marcos del Espacio. Vistos los Planos desde este ángulo, más cercano a
nuestro entendimiento, podemos considerar que cada uno de ellos constituye un Cuerpo expresivo de la
Voluntad o Conciencia del Logos. El Arcángel es el Centro vital constantemente activo en el interior de cada
uno de estos Cuerpos para dotar a la Vida divina de una oportunidad cada vez más plena y más perfecta de
manifestación, mediante la aportación de ETER cada vez más sutil y sublimado representativo lógicamente
de las modificaciones cada vez más profundas que produce y registra la Conciencia Logoica.
La comprensión de cuanto acabamos de decir puede aclarar quizás la idea que cada cual pueda
tener sobre la creación del Universo. Podemos decir, sin embargo, que la vida humana, exacta
reproducción de la Voluntad divina, se mueve también en siete distintas dimensiones o cualidades etéricas
del Espacio, desde su cuerpo físico de la más densa objetividad, hasta el Plano Monádico, en donde el
Arcángel regente vela el desarrollo de su trascendente capacidad de síntesis y en donde también –de
acuerdo a lo que al respecto se dice en cierto pasaje de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS" "...La Gran Ave
(el Arcángel) después de empollar los huevos del Universo vela por sus siete polluelos", siendo ésta una
sutil referencia a la actividad particular y distintiva del Arcángel del Plano Monádico con respecto a la
totalidad de las Mónadas espirituales de todos los Reinos de la Naturaleza. Las Mónadas espirituales del
Reino humano fueron empolladas -permítannos esta sutil referencia- por el Ángel regente del Cuarto
subplano del Plano Monádico, el Segundo de la evolución solar. A este Ángel tutelar de las Monadas del
Cuarto Reino y a las huestes angélicas a Sus órdenes se les denomina esotéricamente "La Cuarta
Jerarquía Creadora”.
Resumiendo lo dicho en este capítulo, vamos a establecer ahora de acuerdo con el principio de
analogía y en orden a las líneas de estudio de nuestro Tratado, las siguientes conclusiones:
c) Cada tipo de modificación del ETER obedece a una Cualidad de Conciencia del Logos Creador.
d) Hay, por lo tanto, Siete grandes Centro de Gravedad en el Universo, mantenidos en equilibrio
estable o cohesivo por la intervención de un poderoso y excelso ARCÁNGEL.
e) Cada Plano surgido de este Centro de Gravedad se subdivide en Siete planos menores o
subplanos, los cuales constituyen, a su vez, siete Centros de gravedad o vórtices de energía
integrados cada uno por la gloriosa Vida de un Ángel de elevada categoría universal.
f) De cada uno de estos Siete vórtices de energía generada por la Vida de un Ángel, se
exterioriza una numerosísima legión de ángeles menores y devas constructores (o fuerzas
elementales de la Naturaleza) manejando distintas y cualificadas energías, cumpliendo cada
cual una bien definida e importante misión constructiva en la vida de la Naturaleza y en orden al
"diseño" creativo que les impone o les ordena el Ángel director del particular subplano "en
donde viven, se mueven y tienen el ser".
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Examinemos, por ejemplo, la diminuta vida de un átomo la cual, según ha podido comprobar la
Ciencia, reacciona como un Universo en miniatura de acuerdo con los principios o Leyes conocidas de
rotación y de traslación y por la actividad permanente de un centro de gravedad que es inherente a todo
cuerpo objetivo de la Naturaleza. En estos tres aspectos definidos de Gravedad, Rotación y Traslación,
términos radicalmente científicos, hay una indicación natural -si utilizamos lógicamente la analogía- de todo
cuanto fue dicho en capítulos anteriores. La Ley de Gravedad es el FOCO de Atención de una conciencia
central, sea la de un Logos, de un ser humano o de un simple átomo. En tal centro de actividad gravitatoria
hay un campo de fuerzas muy distintas quizás a las científicamente conocidas, que obligan al Espacio a
comprimirse constituyendo compartimentos estancos de distintas densidades. El Eter de dicho Espacio es
una substancia viva e inteligente; no es, tal como erróneamente se cree, una fuerza ciega apta solamente
para recibir y transmitir impactos. Es substancia inteligente por el hecho de que corresponde al campo de
actividad magnética de una Entidad Logoica trascendente, superior a la de nuestro particular Universo. Si
tenemos en cuenta que el Espacio viene teñido por ello de un Karma natural de Aquel supremo Logos,
contenedor del nuestro, veremos que las ideas de Gravedad, de Eter y de Karma tienen desde este
momento un más oculto y profundo significado, pues nos aclaran hasta cierto punto las concepciones
básicas de la Creación, cuya génesis expresiva, o sea, la Construcción, corresponde a los Ángeles en sus
infinitas gradaciones y Jerarquías.
Si seguimos atentamente la idea que acaba de exponerse, deduciremos por analogía que en el Eter
substancial subyace la Energía que permite la expresión objetiva de todas las formas de vida de la
Naturaleza, las que por su propia densidad pueden ser percibidas por nuestros sentidos físicos y las que
por ser de carácter subjetivo o sutil se hallan fuera del alcance de los mismos. La localización y el futuro
desarrollo dentro del cerebro físico humano de ciertos "puntos clave" en orden a la percepción de los
elementos etéricos o sutiles que pueblan el Espacio y contribuyen a la construcción de cualquier tipo de
forma objetiva o subjetiva, constituye la tarea del discípulo en entrenamiento espiritual o, más
científicamente expresado, del investigador consciente. En ciertas zonas "intermoleculares" del cerebro
físico del ser humano moran unos determinados agentes dévicos o angélicos que todavía no han logrado
iniciar su tarea de desarrollar aquellos "puntos clave" que han de servir como áreas de recepción de las
altas verdades cósmicas y al propio tiempo de percepción humana en los niveles sutiles de la Naturaleza.
Cuando en los estudios esotéricos avanzados se dice que "una verdad ha sido conquistada" por el discípulo
o por el investigador, se nos informa a la vez de que ciertos elementos de percepción superior en el cerebro
han sido movilizados y se ha iniciado una nueva fase de desarrollo dentro de la vida humana. Como
veremos, a medida que avanzamos en nuestro estudio surgen nuevos datos de interés, no sólo esotéricos
sino también científicos. Cuando, por ejemplo, se hace referencia a la cuarta dimensión se nos está
informando aunque no en forma empírica o experimental, sobre unas zonas gravitatorias más sutiles a las
conocidas en el mundo físico, de las que irradian o se proyectan ciertas energías que ponen en actividad
dentro del cerebro a los elementos angélicos, elementos a los que anteriormente hicimos referencia. No
olvidemos que el Eter es la substancia universal en distintas fases de condensación y que los Planos de la
Naturaleza, o Cuerpos expresivos del Logos, son interdependientes. Esto quiere significar que siendo una
sola la procedencia del Eter, o campo magnético a través del cual se expresan las cualidades distintivas de
la Vida creadora, uno sólo será también el destino de la substancia: revelar el Karma de los Dioses o, en un
aspecto más cercano a nosotros, testimoniar el destino del hombre. Un delicado instante de atención nos
aclarará el sentido de la Vida creadora con respecto al Universo. Siendo el Karma una emanación natural
del Logos, un Poder gravitatorio central revelando la experiencia del pasado universal, es lógico suponer
que lo que realmente opera en el espacio, eterna Matriz de toda posible creación, es esta substancia
kármica la cual, según se nos dice ocultamente, "tiñe el Espacio con las cualidades engendradas de sí
misma y refleja estados de conciencia, originando así el Eter", o campo magnético más afín con su
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naturaleza creadora. Por tanto, cuando nos referimos a "movilización de elementos angélicos", tenemos en
cuenta esta maravillosa potencialidad, inherente al Eter, que permite la construcción de todos los cuerpos y
todas las formas posibles. Podemos iniciar una nueva fase en nuestro estudio a partir de esta idea, pero
teniendo en cuenta lo dicho en otras partes de este Tratado de que el Karma, el Eter y los Ángeles son
apreciaciones distintas de la misma cosa. Así, cuando el Logos decide crear, y esta decisión entraña para
nosotros un secreto de la más elevada trascendencia, moviliza espontáneamente una increíble cantidad de
elementos angélicos, desde el poderosísimo e imponderable Arcángel que es parte consubstancial de Su
Voluntad y conoce cada una de Sus decisiones, hasta el diminuto e imperceptible elemental cuya morada
es el espacio intermolecular entre dos átomos físicos. Esta movilización obedece a un Mandato supremo, a
un inconcebible Mántran que pronuncia el Logos creador y cuya traducción más asequible a nosotros es el
"¡HÁGASE LA LUZ!" del Génesis bíblico, o el AUM, que es la réplica del Mandato en la lengua sagrada de
los Grandes Rhisis orientales. En ambos casos, este Mántran es una Orden que da el Logos a todo Su
contenido kármico, el cual, según vimos anteriormente, tiene una conciencia que le es propia y familiar,
siendo los Ángeles precisamente quienes guardan, preservan y archivan este Misterio oculto de los Logos
creadores. Del estado de SER al principio de EXISTIR sólo hay una débil frontera, aunque perfectamente
delimitada por los Ángeles de los Archivos Akásicos, quienes, edad tras edad, ciclo tras ciclo, preservan la
Memoria Cósmica como base esencial de futuras creaciones universales. El Mandato de un Logos creador
va dirigido siempre a aquella parte dentro de la Memoria Cósmica que muy particularmente le corresponde,
ya que de esta Memoria particular se derivarán las grandes corrientes de Vida y de Conciencia que
convergiendo en el Espacio en forma de Eter posibilitarán la creación del Universo.
Cuando hablamos, con respecto a un Logos creador, del "GRAN PRALAYA" nos atenemos al
significado esotérico de descanso después de un periodo de actividad o MANVANTARA que originó,
desarrolló y completó un Universo. En el Gran Pralaya de un Logos existe un perfecto equilibrio entre la
IDEA creadora y la ACTIVIDAD constructiva y este equilibrio, visto desde el ángulo intelectual, aparece
como una cesación completa y absoluta de las actividades de la Conciencia. Lo que realmente hay es un
período de "distensión" dentro de la Vida Logoica y tal Periodo es de un orden muy natural teniendo en
cuenta que el Espacio ya no está comprimido y el Eter ha vuelto a Sus indescriptibles Fuentes de
procedencia. De ahí la frase esotérica "Los Ángeles descansan". Asignamos, como se verá, significados
nuevos a términos esotéricos corrientemente utilizados en nuestros estudios anteriores, pero son
precisamente estos nuevos significados los que nos permitirán comprender cosas que hasta este momento
eran considerados como secretos iniciáticos. La "distensión" o GRAN PRALAYA que se produce después
del gran esfuerzo creador por el cual un Universo con todo su contenido planetario y abarcando cómputos
de tiempo realmente sobrecogedores vino a la existencia, NO es un reposo absoluto en donde el SILENCIO
y la NADA -he aquí unos términos que no pueden dar una idea exacta de lo que intentamos decir- se han
enseñoreado del proceso. Se trata de una forma de actividad cuyo significado no está todavía al alcance de
la mente intelectualizada del ser humano y que surge de las maravillosas Zonas del gran equilibrio cósmico
en donde el Logos creador, las Mónadas Espirituales y las Jerarquías Angélicas que guardan el Misterio del
Karma, se hallan confinadas. El Universo en su totalidad, que es el producto de una gran tensión creadora
que determinó la compresión de los Eteres del Espacio hasta convertirlos en substancia material orgánica o
molecular, se halla allí en aquellas indescriptibles zonas de equilibrio, sujeto a un proceso de recopilación,
reconsideración o memorización por parte del Logos, de todos los hechos y acontecimientos universales
producidos durante el gran Intento creador. Por lo tanto, aquella apariencia de reposo, vista desde el ángulo
de apreciación intelectual, es considerada desde el centro de percepción espiritual como del más tremendo
dinamismo o actividad logoica. La analogía de tal estado con respecto al ser humano es, como sabemos, el
DEVACHAN, el álgido periodo de recopilación de experiencias humanas en el centro de un absoluto
equilibrio de funciones universales. Es sumamente importante que tratemos de comprender la capacidad de
síntesis que existe tanto en el Gran Pralaya Cósmico o en el Devachán humano, aquella indescriptible
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facultad, tremendamente dinámica, que surge del perfecto equilibrio entre dos campos de fuerzas distintas.
¿Nos hemos detenido a considerar, siquiera remotamente, que este perfecto equilibrio es LUZ y que
podríamos hallar aquí, en esta idea, la causa de esta rara y misteriosa substancia que llamamos
electricidad y que el propio fenómeno de la Luz en todas sus expresiones no es el choque o fricción entre
fuerzas antagónicas, sino el resultado de un equilibrio o armónica compensación entre fuerzas o energías
surgiendo de idéntico centro creador?
Según se nos dice en los altos estudios esotéricos correspondientes a esta Nueva Era, la más
elevada forma de electricidad de que puede disponer un Logos en el ejercicio de Su función creadora se
halla en Su DEVACHAN o GRAN PRALAYA. El potentísimo dinamismo que utilizará en el devenir de Su
actividad creadora arranca precisamente de allí, de aquellas incomprensibles y misteriosas Zonas en donde
el EQUILIBRIO es la única Ley reguladora y en donde los Ángeles, en sus infinitas Jerarquías, han reducido
el Eter a su más mínima expresión siendo el Eter una expresión del Karma de los Dioses, puede afirmarse
lógicamente que el Karma de Dios ha cesado prácticamente de actuar. Los Ángeles, a su maravillosa
manera, que es la manera que aprendieron del Gran Señor, también se hallan recopilando la experiencia
cosechada de su obra o experiencia en el Universo. Allí, en el eterno Silencio de la Paz infinita del
PRALAYA UNIVERSAL escuchan sonidos inmortales, presienten nuevos y más fúlgidos colores y se
recrean con más bellas, depuradas y sutiles formas geométricas. Ellos preparan allí, en aquellas excelsas
regiones más allá de toda posible forma de Nirvana, los sutilísimos rayos de Luz con los que tejerán las
nobles estructuras de un nuevo y más esplendente Universo.
Después de lo dicho en escritos precedentes puede ser claramente precisado ya que hay una
relación muy directa e íntima entre la evolución espiritual de un Logos creador y su campo de expresión, el
Universo. Si la evolución es un sistema natural de expresar cualidades cada vez más sutiles y elevadas de
conciencia, llegaremos a la conclusión de que el Espacio -una Entidad viva y coherente- es el recipiente de
tales cualidades y que cuando esotéricamente se nos dice que "...el Espacio está teñido de karma",
estamos expresando la misma idea añadiéndole el aspecto creador que es esencialmente la raíz o la
esencia de las cualidades que resultan del karma particular de cualquier Divinidad creadora.
El Espacio, contenedor de todas las posibles cualidades logoicas, adoptará, de acuerdo con la
analogía, un tinte especial para cada Logos creador, teniendo en cuenta de que el Espacio es el campo de
expresión de todas sus motivaciones universales, siendo el karma el factor dinámico que en forma
misteriosa impulsa la entera manifestación de la Vida, ya sea de un Logos, de un Ángel, de un ser humano
o de un simple átomo. La Ley siempre es la misma, pudiendo observarse en todo ciclo de manifestación los
siguientes factores:
c) Las Cualidades de Conciencia que surgen del contacto del Karma con el Espacio, es decir, el
particular tinte o colorido que adopta el Espacio al ser condicionado, comprimido o
substanciado por las Leyes dinámicas del Karma que rigen la manifestación de la Vida.
Esperamos que estas ideas serán consideradas con toda la amplitud y profundidad que se
merecen, por cuanto introducen nuevos elementos de reflexión en nuestros estudios esotéricos y muy
particularmente en nuestras investigaciones sobre los Ángeles.
Como habremos podido observar, hay un enlace vital entre el Espacio y el Eter desde el ángulo de
la observación oculta, pudiendo deducirse que ambos son esencialmente la misma cosa, siendo la
particularización o limitación del Espacio lo que origina el Eter y siendo el Eter el elemento cualitativo que
utilizan los Ángeles para construir progresivamente las bases estructurales del Universo de acuerdo con las
particulares leyes o principios establecidos por sus Logos creador. En páginas anteriores habíamos
expresado la idea, a nuestro entender básica en la orientación de nuestros estudios, de que el Eter era la
mansión de los Ángeles en sus infinitas jerarquías, teniendo presente que el Eter en lo que a nuestro
Universo se refiere, está sujeto a Siete grandes sistemas descompresión o substanciación y que tales
sistemas, leyes o principios originan los Planos de la Naturaleza, siendo las jerarquías angélicas las
Entidades constructoras que por grados de sutilidad espiritual llenan de formas substanciales todos y cada
uno de estos Planos y correspondientes subplanos. Vemos, por tanto, que los Ángeles no son Entidades
17
pasivas o sólo agentes divinos de inspiración humana, intermediarios celestes entre el hombre y Dios, tal
como durante muchos siglos ha sido la opinión de los teólogos, filósofos y místicos del mundo, sino que
aparecen a la visión esotérica como la Actividad Inteligente del Logos en la vida total de la Naturaleza. El
investigador esotérico no concibe vida en la Naturaleza sin que exista una adecuada forma que la
caracterice y cualifique. Comprende así que la vida de la Naturaleza es la Conciencia de Dios en
manifestación y que la Forma es el trabajo de los Ángeles, operando cada jerarquía angélica y cada hueste
de devas constructores en un nivel específico del Eter, siendo el Eter el depósito de la substancia que los
Ángeles actualizan y manipulan para crear todas las formas posibles de la naturaleza.
Otra idea que asalta de inmediato nuestra mente al considerar que Espacio y Eter son la misma
cosa desde un plano de visión esencial y que el Eter es la zona del Espacio condicionada, alterada,
modificado o coloreada de algún tipo particular de karma, es la de que fenómeno universal de creación es
siempre el resultado de la intercomunicación de dos Entidades Logoicas mediante la cual un Logos mayor
ofrece a otro Logos menor -dicho esto con toda reverencia- la oportunidad de expresarse. Así, el axioma
esotérico "...el Espacio viene teñido de karma aún antes de la manifestación de un Universo", tiene aquí su
adecuada expresión. Esta idea, como podremos comprobar si seguimos atentamente nuestros
comentarios, ofrece la particularidad de presentar el Cosmos como siendo totalmente KARMICO,
eternamente vinculativo e interdependiente, como el maravilloso conjunto familiar o social de infinitas
Jerarquías de Logos creadores, obedeciendo todos a la Ley cósmica de demanda o de necesidad, con una
increíble gama de respuestas desde todos los centros vivos del Espacio y de toda serie de Huestes
Angélicas dispuestas a convertir en Eter cualquier zona del Espacio y originar así el fenómeno creador.
Estos son unos conceptos quizás muy distintos a los actualizados hasta aquí, pero démonos cuenta que en
su mística composición son una aseveración científica de la gran verdad esotérica de que Espíritu y Materia
son la misma cosa y de que sólo el nivel de conciencia desde el cual observa el investigador, hace que se
vea esta cosa idéntica en forma dual o separativa. Si se examina muy críticamente esta afirmación se
tendrá al alcance de la mente una nueva concepción científica de la Verdad en lo que al Espacio se refiere
y en el valor cada vez más relativo del factor Tiempo, tal como es capaz de percibirlo la mente humana.
Puede asegurarse, de acuerdo con estos razonamientos, que las cualidades que se relacionan con
el Espacio y crean la función del Tiempo son lógicamente el producto de la evolución de dos Vidas logoicas
siguiendo un proceso de intercomunicación orientado hacia fines cósmicos, mediante el cual un Logos
mayor hace sentir la gravitación de Su conciencia sobre un Logos menor y siendo la respuesta de dicho
Logos menor aquel tipo particular de esfuerzo creador definido técnicamente como INTEGRACION. Un
término con el cual estamos muy familiarizados por estar relacionado en nuestros estudios esotéricos con la
técnica científica de la meditación oculta.
Como iremos apreciando, ideas aparentemente muy lejanas como las del Espacio y del Eter
empiezan a tener un significado para nosotros, con sólo considerar el Espacio como el Eter característico o
cualificativo de una Entidad logoica mayor con respecto a otra menor, la cual y en virtud de los principios de
analogía y correspondencia, utiliza el Eter que constituye una emanación directa, kármica o angélica de Si
misma como Espacio dentro del cual otro Logos todavía menos exaltado en la escala creativa del Cosmos,
halla los elementos especiales requeridos que le permiten una adecuada, justa y necesaria expresión. El
Cosmos absoluto, visto desde el ángulo de expresión objetiva es, por tanto, una permanente expresión de
karma mediante el cual cualquier Logos creador puede identificarse con el Universo creado, Su Cuerpo de
Expresión.
Para terminar este comentario, vamos a analizar un nuevo concepto de relación con las ideas antes
descritas en el sentido de aceptar que hay un DESTINO UNICO de perfección como consumación de
Necesidades Kármicas, que hermana sin distinción alguna a todos los seres del Universo, desde el más
exaltado Logos hasta el más diminuto átomo de la Naturaleza. El DESTINO es Ley y su CUMPLIMIENTO
un deber universal. El axioma esotérico "hay un destino para cada hombre y un hombre para cada destino",
puede aplicarse a todas las conciencias vivas del Cosmos. Las condiciones astrológicas que expresan este
sentido universal de interdependencia y por las cuales hemos aprendido a estudiar el destino humano, rigen
también para todos los Logos creadores, teniendo en cuenta de que el Karma es el verdadero orientador de
todo Destino. Varían únicamente las circunstancias impuestas por la evolución de las cualidades de la
Conciencia. Para un ser humano rige un sistema específico que llamamos Constelaciones, para nuestro
Logos solar estas Constelaciones aparecerán quizás como simples planetas, pero utilizando la imaginación
creadora habrá que suponerse la existencia de inmensos Logos de tal infinita e indescriptible magnitud que
sus Destinos vendrán regidos no ya por Constelaciones siderales, sino por inmensos grupos de
maravillosas Galaxias. TAL ES LA LEY.
18
PARTE SEGUNDA
1. LA FRATERNIDAD HUMANO-DEVICA
Esotéricamente sabemos que nuestro planeta es uno de los más densos del Sistema solar en
orden a la fase crítica de desarrollo que está atravesando el Logos planetario cuya Misión iniciática -si
podemos decirlo así- es enlazar místicamente cierto planeta que recién ahora está emergiendo del Espacio
por ser todavía de substancia etérica y otro de carácter sagrado, probablemente MERCURIO, que se halla
en una evolución superior. Es necesario observar al respecto que esta coincidencia o fase de desarrollo
viene determinada por el hecho de que el planeta Tierra es el Cuarto planeta de la Cuarta Ronda de una
Cuarta Cadena de mundos, hallándose, por lo tanto, en el centro mismo de la evolución solar y
constituyendo, tal como decíamos antes, el eslabón o punto de paso de ciertas energías objetivas de
carácter universal que han de ser transubstanciadas en subjetivas y pasar a ser esencia espiritual pura y
radiante. Este es un punto muy interesante a considerar si tenemos en cuenta que estas "corrientes de Vida
universal" son impulsadas a la actividad por Entidades Angélicas de elevada trascendencia y convergen
muy especialmente sobre el Reino humano, el Cuarto dentro del Esquema general de los Reinos
planetarios y especializándose, por tanto, en la misión solar, de ser un punto crítico dentro de la evolución
planetaria por el que deben pasar los Reinos subhumanos a fin de prepararse para la gran Iniciación de la
Individualización o de la autoconciencia.
Una muy importante crisis en orden a la evolución solar tiene actualmente en el planeta Tierra sus
más profundas repercusiones, y dentro de la vida planetaria es el Reino humano quien más
abundantemente acusa estas potentísimas crisis solares y planetarias. La Humanidad como un todo está
regida –vean por favor la analogía- por el Cuarto Rayo, definido técnicamente como el de la Armonía a
través del Conflicto, es decir, y dándole un significado todavía más profundo, el de la Iniciación por medio
del Sacrificio. He ahí el por qué el planeta Tierra es el Cuarto planeta de la Cuarta Ronda, que el Reino
humano es el Cuarto Reino de la evolución planetaria y porque el Cuarto Rayo es el que mayormente
condiciona la evolución del Cuarto Reino. Vistas tales coincidencias, habrá que aceptar como lógica la idea
de que los grandes Ángeles cósmicos que dirigen, canalizan y son esencialmente las energías del Cuarto
Rayo, el de la Belleza y la Armonía en nuestro Sistema Solar, son los más importantes desde el ángulo de
vista de la humanidad en esta presente Cuarta Ronda de grandes oportunidades cíclicas de evolución y
quizás, dentro del proceso de desarrollo espiritual humano, los que más frecuentemente toman contacto
con los hijos de los hombres. Los Rayos son unas corrientes naturales de Vida angélica que proceden del
Centro creador del Sol espiritual de nuestro universo, expresando ciertas cualidades de Vida y de
Conciencia del Logos solar. Actúan incesantemente por todo el ámbito universal, pero siguiendo el
ordenamiento de ciertas Leyes de carácter cíclico -que preceden a las Grandes Iniciaciones Cósmicas- se
manifiestan más activamente unos que otros durante ciertos periodos importantes en la Vida del Logos
solar y con respecto a Su cuerpo de expresión, el Universo. Una de estas grandes expansiones cíclicas de
naturaleza solar y mediante la actividad del Cuarto Rayo, está gravitando sobre nuestro planeta y
condicionando la etapa evolutiva que corresponde al Reino humano. Vean pues cuán importante es el ser
humano vista su proyección celeste y considerando los propósitos indescriptibles del propio Logos solar con
respecto a nuestro planeta.
Unas de las condiciones básicas para que el trabajo general que se está realizando en el planeta
Tierra mediante el Cuarto Reino tenga éxito es que el ser humano, al llegar a cierto determinado punto en
19
su evolución espiritual, establezca contacto consciente con las vidas angélicas que presiden la Vida de los
Rayos para seguir inteligentemente las indicaciones de estos y poder acceder así más fácilmente a la gloria
de la Iniciación. Muy intencionadamente nos referimos en páginas anteriores a los "espacios
intermoleculares" en el Universo, a aquellas misteriosas zonas que separan entre sí a Planos y subplanos,
lo mismo que a grupos de elementos químicos entre sí, ya que su descubrimiento y su conquista facilitan "la
rasgadura de los velos" que los encubren y permiten al ser humano inteligente una extraordinaria eclosión
de facultades superiores, el establecimiento de un contacto consciente con los Ángeles Guardianes de la
Raza y la ulterior penetración en el misterioso y enigmático Quinto Reino de la Naturaleza, el Reino de los
Cielos o de las Almas Liberadas.
Esto no quiere significar naturalmente que sólo el Cuarto Rayo actúa dentro de la Humanidad, sino
indicar que es el más potente en su acción dada su mística relación con el Cuarto Reino. Todos los Rayos
del Universo, es decir, todas las facultades de Dios concurren potencialmente en el hombre y sólo se
requiere el impulso cíclico de la evolución para que entren paulatinamente en actividad. Ángeles de todos
los Rayos están misteriosamente unidos al destino del ser humano colaborando estrechamente en el
proceso evolutivo que ha de llevarle finalmente a la Iniciación. La iniciación indica siempre la perfecta
actualización de determinado Rayo en cualquier época cíclica de la evolución humana. Las doce
Constelación del Zodiaco a través de los Siete Rayos constituyen esotéricamente el número de la
perfección del hombre. La suma de las 12 Constelaciones zodiacales y de los Siete Rayos es 19, número
que sumado entre si nos da 10, el de la divina Tétrada (3) del gran Iniciado Pitágoras. No ocurre lo mismo
con los Ángeles, cuyo número de perfección es el 12, habida cuenta de que el hombre emerge básicamente
del Cuaternario, sobre el andamiaje del Cuarto Rayo, en tanto que la vida de los Ángeles, en todas sus
Jerarquías, son emanaciones directas del Sexto Principio Cósmico del Sentimiento Creador por medio del
Sexto Rayo, coordinado con el Tercero de la Inteligencia Activa, o Actividad Creadora, que los lleva a la
existencia. La suma de la Perfección del hombre, según la divina Tétrada es la siguiente:
4 + 3 + 2 + 1 = 10
6 + 3 + 2 + 1 = 12
El UNO, como podrá observarse, es el principio unificador de todas las vidas existentes y de todos
los Reinos de la Naturaleza y la base mística de los elementos químicos que constituyen la estructura
material del Universo. En el indescriptible Misterio de la Iniciación el Cuaternario humano se convierte en el
Triángulo, es decir, en la Triada espiritual.
Al final del proceso de perfección de la vida humana, cuando el Cuarto Reino ha trascendido, el
hombre se convierte en el UNO, adquiriendo así la Conciencia Cósmica. Cuando el Iniciado ha alcanzado la
categoría de Adepto, en la Quinta Iniciación, se le denomina técnicamente "Señor del Quinto Principio". Su
emblema es entonces la Estrella de Cinco Puntas brillando permanentemente sobre Su aureolada Cabeza.
Sabe entonces por experiencia el Secreto de la Voz que actúa sobre los Devas y puede "mandar" -
esotéricamente hablando- sobre las huestes angélicas que constituyen la base estructural o química del
Universo. Pero, esta afirmación constituye todavía un secreto, un misterio irrevelable a la conciencia
humana en su presente estado de evolución.
3
(1) LA TETRAKTIS PITAGORICA
20
La vida de los Ángeles continuará siendo todavía una gran incógnita para los no iniciados, aunque
los discípulos mundiales irán siendo progresivamente informados de todos los detalles correspondientes a
la Ciencia del Contacto. Es posible afirmar, que a finales del siglo XX, muchos de los discípulos, miembros
de los distintos Ashramas de la Jerarquía, podrán establecer contacto consciente con cierta categoría de
Ángeles traídos a la manifestación por medio de una corriente de energía del Quinto Rayo que ha de
efectuar en el planeta y en la conciencia de los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo grandes
transformaciones. Tales Ángeles serán "los acompañantes del Sendero" de muchos seres humanos que
dejaron tras de si las tendencias potentemente devocionales y utilizando creadoramente sus actividades
mentales en bien de la humanidad tal como lo hacen muchos científicos de nuestros días. Será
progresivamente demostrado así el conocido axioma esotérico, clave de la Iniciación, "El 9 es el número del
hombre". La explicación de dicho axioma en nuestra época será una simple suma de los Rayos principales
que actuarán sobre el hombre en forma muy objetiva, aunque subjetivamente actuaron siempre; serán el
Cuarto Rayo de la propia Humanidad más el Quinto que corresponde al principio mental. El resultado para
muchos seres humanos será la Iniciación en sus diversas fases de evolución jerárquica o espiritual.
Coincidiendo con la actividad de estos Rayos, las Vidas angélicas serán potentemente inducidas a
la actividad redentora de la substancia en virtud de una confluencia particular de los Rayos Sexto y Tercero.
El Sexto, porque es ya una expresión devocional de los Ángeles más próximos a la evolución del ser
humano, y el Tercero, porque esencialmente los Ángeles son una expresión inefable del tercer Rayo de
Actividad Creadora de la Divinidad expresándose como Eter substancial, es decir, como el Aspecto Madre
de la Naturaleza que guarda el secreto de la formación de todas las cosas existentes.
Observemos la coincidencia de que en el aspecto de los Rayos y pese a sus diferentes energías
condicionantes, los Ángeles y los hombres van llegando cíclicamente a un punto ideal de confluencia, a
partir del cual puede surgir una cooperación inteligente entre ambas evoluciones y el inquebrantable
convencimiento de un destino común. Vean la coincidencia cíclica:
A partir de este hecho será comprendida la idea señalada en páginas anteriores, del por qué la
Jerarquía espiritual del Planeta tiene un especial interés en aleccionar a muchos discípulos mundiales
acerca de las Vidas Angélicas y sobre la necesidad de que se establezcan vínculos de fraternal relación
entre ellos y estas inefables corrientes de vida que constituyen el principio de formación, concreción y
organización del Universo.
Todas las cosas de la vida tienen forma geométrica. Sin embargo, cuando utilizamos el término
FORMA caemos inevitablemente en el error de creer qúe sólo existen formas en los niveles físicos densos
de la Naturaleza. Pero, esotéricamente sabemos que la OBJETIVIDAD existe en todos los Planos del
Universo y el hecho de que la Ciencia no lo haya admitido así se debe a que los investigadores científicos
no han desarrollado todavía la contraparte sutil de los cinco sentidos físicos conocidos De ahí que
consideren como "arrúpicos", abstractos o sin forma los planos astral, mental, búdico, etc., que caracterizan
la cuarta, quinta y sexta dimensión del espacio, en tanto que los investigadores esotéricos pueden percibir
21
"objetividades" en los mundos subjetivos por haber desarrollado convenientemente algunos sentidos
ocultos de percepción interna.
Poco puede decirse acerca de la actividad de los primeros, salvo que perciben los Arquetipos o
Ideas divinas para cada Reino, cada Raza y cada especie y los visualizan creadoramente, les revisten del
fuego eléctrico de Sus vidas y los mantienen como Imágenes vivientes en los subplanos superiores del
Plano mental.
Los Ángeles del Diseño, o Señores de la Imaginación Creadora, captan la imagen de luz ígnea en
los planos de la mente y construyen con ella FORMAS objetivas, dotadas de sensibilidad, en los niveles
astrales. Se les denomina también en lenguaje esotérico "Ángeles Arquitectos" ya que utilizando un
inconcebible tipo de imaginación, más allá de las posibilidades humanas, tejen con rayos de luz astral
reflejados de los niveles akásicos las formas que corresponden kármicamente a la evolución de una Era, de
un Reino o de una Raza.
Los Devas Constructores en los niveles etéricos del plano físico fabrican el aspecto concreto,
objetivo y perceptible de los "diseños" presentados por los Ángeles Arquitectos. Poseen un gran poder
sobre los éteres y pueden "substanciar la luz de los diseños" hasta convertirlos en substancia material,
blanda y maleable mediante la cual y a manera de hábiles alfareros modelan todas las formas que precisan
los Reinos de la Naturaleza para realizar su evolución. Hay tres principales tipos o categorías de devas
constructores:
a) Los que substancian la Luz del Diseño, comprimen el éter y crean los elementos químicos de
que están fabricadas todas las formas.
b) Los que construyen el doble etérico de todas las formas objetivas dotándolas de un particular
campo magnético.
c) Los que fabrican los cuerpos sólidos o formas substanciales de la Naturaleza y de la vida de los
Reinos por la inteligente agrupación molecular de los elementos químicos.
Los primeros realizan su trabajo en el subplano atómico del plano físico, o cuarto nivel etérico, los
segundos operan en el tercer subplano, el subatómíco, y los terceros, según sea la calidad de las formas
que han de ser construidas, lo hacen en los subplanos subetérico y etérico. Entre estos últimos podríamos
citar a aquellos más cercanos a la humanidad y a la vida física de los Reinos y de cuya existencia nos han
dado fe los investigadores ocultos dotados de visión etérica por medio de aquellas imágene llenas de
colorido e impresionante realismo que hacen referencia a los Gnomos o enanitos de los bosques, a las
hadas de las flores, a las ondinas de las aguas y a las sílfides del aire que constituyeron desde tiempos
inmemoriales la base de las grandes narraciones infantiles y los maravillosos relatos esotéricos llenos de
alto virtualismo y simbolismo espiritual.
El siguiente diagrama aclarará la posición que ocupan en el orden evolutivo de la Naturaleza los
Devas constructores:
22
La evolución espiritual de los Devas Constructores de las Formas puede ser medida observando
clarividentemente el nivel etérico donde normalmente ejercen su poder y la sutilidad de los elementos que
utilizan en su misión de dotar a las especies diferenciadas de todos los Reinos de la Naturaleza de cuerpos
adecuados a sus particulares estados o niveles de conciencia. A medida que avanza en su trabajo esta
evolución dévica son más laboriosos, complejos y sutiles los materiales que utilizan pero, paradójicamente,
cada vez son menos los grupos o especies que se benefician de los mismos. Observemos que a la
multiplicidad y diversidad de formas utilizados en los Reinos mineral, vegetal y animal, sólo un tipo
específico de FORMA corresponde al Reino humano. Es por tal motivo que al hombre se le considera
ocultamente como el ARQUETIPO de la Creación, pues "hecho a imagen y semejanza de su Creador"
adopta para expresión objetiva de su alma individual la Forma del Universo (4).
Según las más ocultas versiones esotéricas la forma humana es un reflejo perfecto del Arquetipo o forma
ideal del Universo. El axioma bíblico "...Sois hechos a imagen y semejanza del Creador" es altamente
significativo y creemos sinceramente que se fundamenta en una verdad esencial que ha de aplicarse no
sólo a las virtudes espirituales y cualidades divinas que el ser humano ha de desarrollar durante el
larguísimo proceso de la evolución, sino también a la forma de su cuerpo físico denso y del vehículo etérico
que le circunda y le crea su particular campo magnético.
4
(1) Según se nos dice esotéricamente nuestro Sistema solar visto desde los niveles cósmicos tiene FORMA HUMANA. En ciertos
cultos religiosos primitivos, tales como los que efectuaban los antiguos sacerdotes atlantes y los grandes sacerdotes egipcios, se
situaba en el centro del culto y como deidad reverenciada encima del altar a la figura del HOMBRE, ya que según ellos era la medida
exacta del Universo y cada uno de los órganos de su cuerpo correspondía perfectamente con todos los planetas y demás cuerpos
celestes.
23
perfectamente a unos de otros de acuerdo con la medida de su propia evolución, es decir, de acuerdo con
la jerarquía espiritual que cualifica sus vidas y sus destinos angélicos.
Siendo así y según el orden de nuestras investigaciones, la pregunta que se presenta de inmediato
es ésta: ¿Cuál es la forma de los Ángeles? Con esta interrogante enfrentamos un gran misterio, imposible
de ser resuelto satisfactoriamente a menos que poseamos visión espiritual y seamos capaces de percibir en
los mundos invisibles. Podemos decir, sin embargo, que todo es igual pero que paradójicamente todo es
distinto al estudiar la evolución angélica libres de la limitada visión objetiva y más allá del permanente
estímulo de las vanas comparaciones. La diferencia estriba a nuestro entender en que el Ángel utiliza
cuerpos radiantes de energía en distintas frecuencias vibratorias y el hombre se manifiesta por medio de
cuerpos de substancia. ¿Nos dice algo esta sutil distinción? Podríamos argüir quizás que nuestro cuerpo es
un receptáculo de todas las energías actuantes en el Cosmos y que al hablar del cuerpo de los Ángeles
como de "radiantes focos de energía" no lo distinguimos del nuestro más que en un sólo aspecto, la
Sutilidad. Pero, ...¿es esto realmente así? El conocido axioma esotérico "la energía sigue al pensamiento"
presta un sentido muy particular a la relación humano dévica al considerar que el pensamiento pertenece a
los hombres y el dinamismo de la energía a los Ángeles. La consecuencia de esta idea, en el orden clásico
de la analogía, es admitir que existe RECIPROCIDAD, o quizás sería mejor decir SIMULTANEIDAD, entre
la actividad de los Ángeles y de los seres humanos y admitir lógicamente que la forma de los Ángeles aún
considerándoles rutilantes centros de energía debería ser muy parecida a la del cuerpo humano. Este,
según dijimos anteriormente, adopta esotéricamente la forma del Universo. Parece ser que hay algo o
quizás mucho de verdad en esta semejanza de forma entre Ángeles y hombres, singularmente en las
superiores formas de evolución angélica dentro del Sistema solar. Debemos tener en cuenta, sin embargo,
que no todos los Ángeles pertenecen al mismo Reino dévico dentro de sus innumerables huestes o
jerarquías, de la misma manera que en orden a la progresiva evolución del ser humano, un ciudadano del
Cuarto Reino difiere sensiblemente de las formas inferiores que cualifican a los demás Reinos de la
Naturaleza, animal, vegetal y mineral.
De acuerdo con el sentido de la analogía habrán de observarse grandes diferencias de forma entre
las distintas categorías de Ángeles, desde los grandes Arcángeles Señores de un Plano de la Naturaleza
hasta las diminutas vidas angélicas o dévicas que construyen la envoltura física de un átomo. La Forma, en
todas sus expresiones, es siempre la representación simbólica de un tipo particular de energía subjetiva en
lo que a los Ángeles se refiere y la objetiva expresión de cualidades de conciencia en lo que a la vida
humana se refiere. Podríamos decir por tanto que hay una absoluta correspondencia entre los diferentes
tipos de energía que manipulan los Ángeles y las distintas capacidades de conciencia que distinguen entre
si a los seres humanos. Así, pues, el axioma esotérico "la energía sigue al pensamiento" puede aplicarse
enteramente a la relación vital de la conciencia humana representativa del Pensamiento divino con la
energía angélica que es una expresión del Fuego creador de la Divinidad. Su resultado es la forma objetiva,
el aspecto más denso y positivo de la Creación universal, siendo los Ángeles y los hombres misteriosos
agentes consubstanciales de este proceso que tiene como objetivo llenar de formas el Universo. El proceso
de substanciación del pensamiento en formas densas y objetivas corresponde sin embargo a los "ángeles
menores", aquellos que en los estudios esotéricos son denominados "elementales constructores" o "fuerzas
elementales de la Creación". Estas fuerzas dévicas elementales se hallan en la base de la vida evolutiva de
los Reinos y de las especies y sus formas peculiares, observadas clarividentemente, ofrecen multiplicidad
de particularidades de acuerdo con su grado de evolución. Tal como su denominación indica, sus vidas
están vinculadas en orden a su evolución con los llamados elementos naturales, es decir, la tierra, el agua,
el fuego, el aire y el éter; siendo este último el elemento coordinador y sintetizador. Las formas etéricas
merced a las cuales estas fuerzas dévicas pueden ser percibidas y clasificadas varían de acuerdo con su
evolución y con la función que desempeñan dentro del elemento vital en donde viven, se mueven y tienen el
ser. Actúan en grandes concentraciones y son inteligentemente dirigidas por expertos Ángeles atendiendo
la ley universal de Belleza y Cumplimiento, la sagrada divisa de los Ángeles mayores del Sistema.
Son aquellas fuerzas dévicas que manipulan las energías etéricas que convenientemente
substanciadas constituyen las distintas gradaciones del Reino mineral. Existen en increíbles cantidades y
en multiplicidad de formas y características, desde las que construyen las piedras, el elemento sólido que
constituye la osamenta del planeta, hasta las que operan a través de los minerales dotados de
radiactividad, pasando por los devas especializados que construyen la extensa gama de piedras preciosas.
Los elementales de la tierra más conocidos son los llamados GNOMOS, de forma muy parecida a la que
vemos reflejada en los cuentos infantiles, aunque dotados de un poder superior al que se les asigna
24
corrientemente y bastante más difíciles de ser contactados de lo que usualmente se cree, a pesar de que
ellos se esfuerzan por establecer contacto con los seres humanos. Habitan en el interior de las piedras, en
las profundidades del suelo y en los huecos de los grandes árboles.
Tales devas constructores existen en todos los niveles del plano físico denso constituyendo de
manera misteriosa la fuerza gravitatoria de los cuerpos. Desde las formas semietéricas de los devas
inferiores que construyen las piedras (5), perceptibles a veces a los sentidos físicos, hasta aquellas que
pertenecen a los que se expresan por medio de la "geometría luminosa", especializados en la construcción
de las piedras preciosas con poderes talismánicos, hay una increíble profusión de formas dévicas en el
mundo físico que el investigador esotérico debe tratar de distinguir y de clasificar, por cuanto al analizar su
forma y el carácter específico de su misión en la Naturaleza preparará el camino para una nueva Ciencia
física de los elementos químicos.
Entre ellos hay que distinguir a las hadas y las ondinas, es decir, a las minúsculas y refulgentes
criaturas etéricas que pueblan los campos y los bosques y la misión de elaborar y sazonar los frutos de las
distintas especies. Hay una especie particular de tales devas o “pequeños Ángeles" del reino vegetal que
dan forma a las distintas plantas y cubren de verdor los campos y los prados, así como las hojas de los
árboles. Otros, más evolucionados y actualizando gran poder magnético, pueden ser localizados en los
lugares del planeta considerados como sagrados o en el interior de los templos, respondiendo
creativamente a toda posible forma de liturgia. Dentro de la misma categoría, aunque mucho más
evolucionados, se hallan los protectores invisibles de Los lugares magnéticos de la Tierra, allí donde
existen talismanes sagrados de la Jerarquía o "círculos mágicos" creados por las grandes invocaciones
ashrámicas. Son los Ángeles protectores que exigen "las palabras de pase" en las reuniones realmente
esotéricas y que blanden "sus espadas de fuego" para ahuyentar a los malintencionados, curiosos o
profanos que intentan acercarse a estos lugares.
Las Ondinas del agua cooperan también activamente en la evolución de las formas del reino
vegetal. A la vista del cualificado observador clarividente aparecen en formas muy diversas según sea el
grado de su evolución. Ciertas ondinas muy evolucionadas adoptan una forma transparente, muy hermosa
y vagamente humana. Los grandes Ángeles que presiden la evolución de los elementales del agua y cuidan
a través de ellos de mantener las propiedades de la misma como uno de los más preciados elementos de
conservación planetaria, constituyen el Arquetipo de las ondinas aunque su tamaño es considerablemente
superior y de más rutilantes y bellos colores: verde mar, azul intenso o azul claro, según se manifiesten en
el agua de los océanos, de los ríos, de los lagos o de los pequeños arroyuelos de las montañas. Habitan
generalmente en el seno de las aguas
y en el interior de las plantas constituyendo la savia de las mismas.
Se les denomina generalmente AGNIS en lenguaje esotérico y en sus expresiones inferiores se les
llama también salamandras y se les halla virtualmente en todos los lugares de la Naturaleza en donde el
elemento fuego se halle en actividad, desde el Fuego místico de Kundalini en el centro del planeta hasta las
pequeñas hogueras, pasando por el fuego de los volcanes y los grandes incendios. Las salamandras
aparecen ante la visión clarividente como pequeñas lenguas de fuego en distintas formas. Los Ángeles
superiores del fuego, denominados Agnis, son difíciles de ser percibidos y contactados ya que su expresión
es peligrosa y cualquier relación con tales Entidades en el presente estado de la evolución humana sólo es
aconsejable a aquellos que poseen un perfecto control de si mismos y una gran sensibilidad espiritual. La
actividad suprema de los Agnis, llamados "Señores de las Salamandras" consiste en dirigir las corrientes de
fuego del Plano mental en dirección al Plano físico, vivificando así el entero sistema universal de vida en la
Naturaleza. Estos Agnis, observados desde el plano causal, aparecen como gigantescas llamas de Fuego,
distinguiéndose en el interior de las mismas una forma vagamente humana con grandes y flotantes
cabelleras de un intenso color rojo y despidiendo a través de toda su aura magnética grandes y peligrosas
llamaradas rojas amarillentas. Poco más puede decirse acerca de estas fuerzas elementales del Fuego,
aunque por su vinculación con el plano mental del Sistema, tendremos que hacer frecuentes referencia a
las mismas durante el curso de este Tratado.
5
(1) El próximo volumen de este Tratado, cuyo titulo será "LA ESTRUCTURACION DE LA FORMA" tratará ampliamente todos estos
temas, con aportación de y dibujos y sus correspondientes explicaciones esotéricas.
25
Se les denomina corrientemente sílfides o silfos y viven, se mueven y tienen el ser en los
insondables éteres del espacio constituyendo la atmósfera donde vivimos y merced a la cual respiramos.
Su color es transparente y se confunden con el azul del cielo por lo cual es muy difícil adjudicarles una
imagen determinada. Son responsables de algunos de los fenómenos eléctricos de la Naturaleza, tales
como los relámpagos, los rayos y los truenos, así como todos aquellos que están relacionados con el aire,
es decir, el viento, desde la ligera brisa a los grandes huracanes. Aliados con las ondinas condensan el
agua de la atmósfera y la transforman en lluvia. Una especie particular de silfos trabajan asociados con los
devas constructores del Reino vegetal y tienen como especial misión colorear las flores y dotarlas de
perfume, determinar las cualidades de las plantas y sazonar los frutos. Cuando merced a la evolución del
sentido etérico de la visión puede observarse a estos silfos del aire, se les ve como ráfagas de luz
desplazándose por los espacios a increíbles. Se les ha denominado en lenguaje esotérico "los grandes
comunicadores" y, según puede desprenderse de la analogía, son responsables de toda forma de
comunicación, singularmente la que opera utilizando el éter del espacio como vehículo de relación y
comunicación, es decir, la radio, el teléfono, la telegrafía, la televisión, etc., así como con el desarrollo del
pensamiento humano. Están misteriosamente vinculados por tanto con la evolución del cuarto Reino. Un
grupo muy especializado de Devas del aire de gran evolución espiritual constituyen la legión de los
"Ángeles Guardianes de la Humanidad" y podríamos asegurar, de acuerdo en esto con la tradición religiosa
y mística, que cada ser humano, sea cual fuere su evolución, tiene su particular Ángel guardián.
Hay también los llamados "Ángeles Obscuros", clasificados en varias categorías, que habitan en las
profundas oquedades planetarias y en todos los lugares sombríos y obscuros de la Tierra, las minas, las
cuevas, los subterráneos, etc. Sus formas son muy difíciles de ser precisadas pues instintivamente huyen
de la luz que es precisamente lo que el ser humano necesita para poder objetivizar las formas. Cierta
especie de estos Ángeles obscuros habitan en la superficie de la tierra y participan ciegamente, cuando son
invocados mediante ciertos definidos mántrams, en la actividad de los magos negros. En lo que al aspecto
psicológico humano se refiere son responsables del miedo a la obscuridad, ya que es en la obscuridad en
donde ellos viven, siendo su alimento las sombras. Muchas especies de "devas obscuros" desaparecieron
de la Tierra con el descubrimiento de la electricidad aplicada en forma de luz, pero su desaparición será
total cuando el hombre haya alcanzado la iluminación espiritual de su vida. Estos devas aparecen y
desaparecen del cuadro de la manifestación según la luz del sol que da lugar a los días planetarios y de su
ausencia con la llegada de la noche. Es por tal motivo que en todas las tradiciones de la humanidad se
acepta normalmente el hecho de que los magos negros que practican el mal trabajan por la noche cuando
las sombras son más espesas así como los magos blancos lo hacen de día cuando el sol brilla
esplendorosamente en su cenit. Pero, prescindiendo de otras muchas razones, la particularidad de que
existen todavía "lugares obscuros en el planeta" habitados por los "Ángeles de las Sombras", le da al
esoterista, entrenado en el arte de la investigación, la seguridad del por qué nuestra Tierra no es todavía un
planeta sagrado y el por qué el trabajo espiritual de las personas inteligentes y de hombres y mujeres de
buena voluntad del mundo debe continuar incesantemente hasta haber logrado destruir todas las formas
obscuras de la vida, a partir de sus particulares vehículos de manifestación y prosiguiendo su labor en
todos los ambientes sociales de relación y de contacto. El llamado "Guardián del Umbral" que debe
necesariamente enfrentar y destruir el aspirante con respecto a los Misterios iniciáticos, así como la
tradicional forma del "Demonio Tentador" son, en realidad, acumulaciones de sombras invocadas por la
propia humanidad que no ha respondido todavía al llamado de la LUZ y constituyen las expresiones más
rigurosas de sus destinos kármicos.
Las Formas de tales Ángeles de los planos físico, emocional y mental que participan plenamente en
la evolución del ser humano, escapan casi por completo a nuestra ponderación por la extrema sutilidad de
los éteres que las constituyen y por el intenso brillo de sus auras de luz y de sus mágicos resplandores. Son
de inenarrable belleza y poseen un tremendo poder sobre los éteres que cualifican el nivel en donde
habitualmente residen y pueden adoptar a voluntad el tipo particular de forma que precisen para cumplir
determinada misión universal, la que les haya sido encomendada por el excelso Arcángel del Plano
específico que corresponda a sus naturalezas dévicas.
La forma de los Devas familiares o de los Ángeles Guardianes, percibida mediante la visión
clarividente mental, nos presenta una imagen típica del Arquetipo del Universo, es decir, la forma humana,
aunque con una singularidad de matices lumínicos y proyección magnética de amor y benevolencia
imposible de ser descritos con palabras humanas. Aparecen y desaparecen con la velocidad de la luz
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dejando tras de si una gloriosa estela de rutilantes colores que define la propia evolución y el tipo de rayo
espiritual al cual pertenecen. A veces, algunos de ellos adoptan voluntariamente aquellas sutilísimas y
vaporosas formas de que les dotó el Arte divino del Renacimiento. Si embargo, pese a su magnifica
trascendencia, estos Ángeles familiares son los inseparables Amigos de los hombres, los que les inspiran
las ideas universales del Bien cósmico y los que les ayudan en sus momentos cumbres de soledad o de
tristeza.
Vamos a terminar este tema, el cual, por sus infinitas complejidades, sólo podrá dar una idea muy
limitada de la profunda realidad del mundo angélico. Vamos a insistir sin embargo, en un hecho
fundamental que deberemos tener muy presente durante el curso de nuestras investigaciones, y es que la
Forma humana es el Arquetipo del Universo y dentro de todas las posibles particularidades es la Forma a la
que se ajustan las humanidades de todo nuestro Sistema solar.
Por lo que hemos ido explicando a través de este capítulo, podremos deducir que el mundo de las
formas angélicas es tan dilatado y complejo como el de todos y cada uno de los Reinos de la Naturaleza.
Pero, como un corolario infinito de la evolución de todas las formas tendientes incesantemente hacia un
Arquetipo de perfección, tenemos la Forma del Hombre Celestial a la cual se ajustan indistintamente los
Ángeles y los seres humanos. Tal es indudablemente la meta infinita de toda posible perfección...
Solo el cumplimiento del Plan de Belleza de los grandes Arquetipos, que son los Sueños de Dios,
puede conducir a la humanidad hacia el nuevo orden social. La expresión individual de Belleza ha de
llevarnos normalmente a un nuevo mundo de relaciones humanas, siendo la Fraternidad en sus más
ocultos significados la Belleza de una IDENTIDAD de origen comprendida y aceptada por el hombre y
extendida no sólo al Reino humano, sino a todos los demás Reinos de la Naturaleza. Este sentido innato de
Belleza deberá presidir el nuevo orden social, el cual jamás será completo si la mente del hombre matizada
de grandes intereses egoístas no despersonaliza sus habituales actitudes de autocomplacencia y no se
decide, siguiendo las grandes motivaciones angélicas en su corazón, a volver sus ojos y su vida entera al
mundo supremo de los valores internos regidos por los poderoso y vibrantes Arquetipos que ocultamente
proceden de aquella incomprensible y trascendente Entidad Psicológica que llamamos ACUARIO y que se
manifiesta a partir de una ESTRELLA cósmica de la más elevada magnitud. Tal estrella es -esotéricamente
hablando- el Corazón místico del Gran Ser Espiritual que utiliza la Constelación de ACUARIO como Cuerpo
de expresión. Démonos cuenta de manera profunda que cuando se habla de "las grandes oportunidades
cíclicas de la Nueva Era" y del nuevo orden social de la humanidad, se hace referencia, aunque de manera
inconsciente, a la actividad de las energías dévicas, procedentes de esta divina e indescriptible Entidad
espiritual, al rasgar los éteres de nuestro mundo. Existen también, tal como dijimos en anteriores ocasiones,
grandes concentraciones de energía en forma de siniestras nubes de incomprensión y de egoísmo situadas
entre nuestro planeta y las energías zodiacales procedente del Cosmos. Según se nos dice ocultamente,
hay un Arquetipo de eximía e incomparable belleza, latente en los éteres planetarios y poéticamente
descrito como "EL HUEVO COSMICO DE LA FRATERNIDAD", el cual está siendo incubado
simultáneamente por los Ángeles familiares y por las almas de todos los hombres y mujeres de buena
voluntad de mundo. La rotura del HUEVO y el surgimiento a la luz de la manifestación de este Arquetipo
supremo de Fraternidad correrá a cargo del Logos cósmico que es el Chacra Cardiaco del Señor de
ACUARIO, tal como es de ley o de rigor desde el punto de vista de la decisión universal o solar, siempre y
cuando los hombres ajusten su visión a la de los Ángeles familiares y decidan definitivamente cooperar
inteligentemente con Ellos en la obra de proyección de dicho Arquetipo en el seno de la humanidad.
Dijimos en otra parte de este Tratado, y deberemos repetirlo muchas veces todavía, que las
energías de los Rayos y de las Constelaciones son ENTIDADES vivas y conscientes y que el término
ENERGÍA, tal como lo utilizan los hombres de Ciencia de nuestros días, deberá sufrir profundas
transformaciones antes de poder penetrar en las regiones ocultas de la Naturaleza en donde se gesta el
permanente misterio de la Vida y de donde surge el sentimiento íntimo de Fraternidad. El término "energía
individualizada" con respecto a los Ángeles aclarará el misterio y revelará el secreto subyacente en la
energía del Amor. Los científicos del futuro utilizarán el término de energía individualizada para referirse a
las distintas cualidades o vibraciones de la Materia y reconocerán como Entidades angélicas, clasificadas
en orden a Jerarquías, a todas las modificaciones substanciales de la energía. Habrá, así, un cambio
absoluto de situaciones en el orden planetario que afectará profundamente el orden social. La conquista de
la velocidad en el tiempo y la frecuencia de contactos entre los continentes, las naciones y los seres
humanos entre sí, son el principio de las rectas relaciones humanas que han de constituir el primer tramo
del gran Puente de la Fraternidad en nuestro planeta. Sin que la mayoría de investigadores espirituales lo
hayan quizá advertido, la frecuencia y rapidez de contactos humanos producidos mediante el desarrollo de
los grandes ingenios científicos que producen "la velocidad en el tiempo", ha "introducido" cierto tipo de
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Ángeles en la vida social de la humanidad, y si bien los grandes Ángeles familiares del pasado,
responsables de los Arquetipos espirituales de la Raza, se mantienen respetuosa y muy
comprensiblemente aparte en esta primera fase del proceso, podemos asegurar que grandes
concentraciones de Ángeles subalternos, aunque superiores en evolución al común de los seres humanos,
se hallan actualmente plenamente activos fomentando el nuevo orden social al cual hicimos referencia. Se
trata de unas huestes angélicas muy especializadas con una misión muy definida en orden a los
acontecimientos planetarios, que están trabajando en los espacios etéricos de nuestro mundo "tejiendo con
singular maestría" las nuevas situaciones sociales. Corresponden a una especie particular de
AGNISWATTAS manejando energías esencialmente mentales y dirigiendo grandes concentraciones de
"elementales" constructores" de todos los tipos etéricos, mental, astral y físico con la especial misión de
canalizar los nuevos sonidos, los nuevos colores y las nuevas formas geométricas que forman parte del
Gran Legado Acuariano para nuestro planeta. Podemos decir también que muchas de las llamadas
"desviaciones" artísticas, filosóficas y místicas observadas en el seno de la humanidad, son el resultado del
choque de las energías individualizadas provenientes de ACUARIO, trayendo unas nuevas y más
inspirativas formas, con las gastadas expresiones artísticas del mundo, que desde la floreciente época del
Renacimiento han ido degenerando y rigen las condiciones astrales del mundo. Se trata -tal como
esotéricamente se dice- de introducir luz en los acontecimientos mundiales y de tejer nuevas situaciones
planetarias. Este trabajo o misión angélica hallará siempre la oposición de las formas atávicas y
tradicionales de las cuales nutren todavía los seres humanos sus pensamientos, emociones y palabras,
manteniendo así en actividad a una considerable hueste de elementos dévicos y elementales constructores
que deberían haber sido trascendidos hace ya muchos siglos de acuerdo con el Designio de Dios y el Plan
organizado de la Jerarquía.
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momentos de inefable grandeza espiritual. Los Ángeles familiares, los verdaderos Amigos del hombre,
cuidan el alma del discípulo y velan armas en su corazón cuando éste se siente seguro y fuerte, sin darse
cuenta de que el mal, es decir, los devas lunares, se hallan solamente aletargados, adormecidos y a la
espera de la oportunidad para manifestarse. Una de sus más curiosas y engañosas influencias en el ánimo
del discípulo, es la de inclinar su razón y emociones hacia la total confianza en el nivel espiritual alcanzado,
en la soberbia de sentirse mejor que los demás y en la falsa creencia de que "todo está ya hecho y
realizado". La etapa de "tentación" se reproduce cíclicamente en la vida del discípulo espiritual y rige una
gran parte de su proceso kármico. Se trata de una etapa obligada dentro de un orden social en marcha y
constituye una característica definida en el proceso espiritual del discipulado donde se apoya precisamente
el poder de la Jerarquía para destruir del aura etérica de la Tierra todos los sedimentos del Mal existentes
desde que el hombre tuvo uso de razón y empezó a invocar inexpertamente a los "Testigos del Mal
Cósmico", enlazados al aura del planeta por efecto del Karma del Logos planetario que, a igual que en el
alma del discípulo, se hallaban silenciosamente expectantes esperando la hora de la oportunidad de
manifestación. Tales Testigos del Mal son llamados "los Obscuros Viajeros del Cosmos" en algunos
tratados esotéricos y "Ángeles Caídos" en los escritos bíblicos. Son, en realidad, el fruto de las humanas
imperfecciones existentes en todos los planetas "no sagrados" de no importa que Universo en el Cosmos
absoluto, allí en donde existe todavía la lucha por alcanzar la medida o estatura espiritual exigida por los
Augustos promotores del indescriptible proceso de Redención Cósmica. Constituyen tres absolutos
Poderes reconocidos en el Cosmos y se manifiestan a la infinita y clarividente visión del Logos planetario en
forma de tres espantables y subyugantes Entidades. Estas han sido reconocidas en todos los tiempos como
Agentes del Mal organizado, ya sea en una Galaxia, en un Universo, en un Planeta o en un hombre. Estas
tres Entidades coexisten misteriosamente en la vida evolutiva de los grandes Señores YAMA, VARUNA y
AGNI de los planos físico, astral y mental de nuestro Sistema solar que, como esotéricamente sabemos,
son los tres Cuerpos inferiores del Dios del Universo y los perpetuadores de su indescriptible Karma a
través de las edades.
A la experimentada vista del Adepto, el MAL COSMICO aparece siempre en forma de una triple
Entidad psíquica que llena el espacio de puntos obscuros mezclándolos con la substancia radiante y
magnética de cualquier Logos planetario en proceso de evolución. En lo que a la vida del discípulo
espiritual se refiere, tales exponentes del llamado Mal Cósmico se manifiestan en forma de:
En una forma muy peculiar y absolutamente reconocible para todos los seres humanos, el Gran
Señor BUDHA descubrió a los Testigos del Mal Cósmico en forma de ENFERMEDAD, VEJEZ y MUERTE,
siendo sus influencias en la vida humana las perpetuadoras del Karma de la Raza y las causas del dolor
que ata los hombres a la incesante rueda de Muerte y Nacimiento.
Estas Tres Entidades se hacen visibles al discípulo en el momento místico de la Iniciación en forma
del terrorífico GUARDIAN DEL UMBRAL, el testigo del mal en el corazón del discípulo y el que centraliza,
mantiene y coordina todas las pasiones humanas acumuladas en su corazón a través del tiempo. Es la
espantable Entidad que el discípulo debe destruir enteramente en todos y cada uno de sus substratos
físicos, astrales y mentales antes de poder franquear la dorada Puerta iniciática. Realizado ello, soportada
la prueba y destruida la Entidad, o parte de ella según sea la Iniciación, el campo magnético del mundo se
siente aligerado de aquellos gérmenes de descomposición psíquica; muchos cascarones astrales son
eliminados y tal como se dice en los verdaderos libros esotéricos: "...el mal que corresponde a un discípulo
es diluido en el éter sin posibilidad alguna de nueva manifestación". Podriase añadir también, en orden a la
peculiaridad de este capítulo, que los espacios libres del mal, ya sea el que corresponde al aura etérica de
un Iniciado, de un Maestro de Compasión y de Sabiduría o de un Logos planetario, son llenados
místicamente por la luz y la belleza de una nueva situación ambiental en la que los Ángeles familiares de la
humanidad pueden participar plenamente y empezar a construir las nobles estructuras de los órdenes
sociales que exigen los nuevos tiempos.
5. EL ÁNGEL Y EL ARTISTA
La consideración de las ideas expuestas en el capítulo anterior acerca del proceso de realización
de los Arquetipos correspondientes a cada una de las ideas que surgen de la Mente de Dios y se agrupan o
estructuran de acuerdo con definidas características, deberá abrirnos las puertas de un nuevo sentido de
orientación hacia los niveles ocultos en donde se fraguan las situaciones planetarias y se realiza el proceso
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místico de la evolución. De la misma manera que se le reconocía al hombre un sentido innato de belleza,
cualquiera que fuese su condición social y sus definidas características individuales de Rayo y de signo
astrológico, hay que considerar en todos los seres vivientes de la Naturaleza de no importa qué Reino o
especie, un definido sentido de orientación hacia la Belleza oculta de todo lo creado, es decir, hacia la
realización de un Arquetipo que, al parecer, es su Meta de perfección inmediata dentro del extenso Plan
evolutivo.
Hay, pues, desde este ángulo de vista un Artista potencial en cada alma espiritual de la Naturaleza,
desde la pequeña alma que informa a la flor de delicado perfume hasta el resplandeciente Ángel que cuida
de la preservación de las prístinas formas que desde los niveles más ocultos intentan substanciarse o
materializarse. La Belleza, el sentido innato de acercamiento a los ocultos Arquetipos que tratan
constantemente de manifestarse, es la Nota peculiar y característica de la Naturaleza, siendo el Hombre, el
ser dotado de razón y de sensibilidad y por tanto con más capacidades de cumplimiento, el único ser dentro
de esta magnificente Naturaleza que altera el sentido innato de Belleza y llena de horrorosa fealdad el
extenso campo de sus realizaciones individuales y comunales. Su obra es así deseada, pero al propio
tiempo temida, por los Ángeles familiares que cuidan de la evolución de los ambientes sociales de la
Humanidad y tienen como especial misión introducir los delicados Arquetipos logoicos en la mente y
corazón de los seres humanos. Puede decirse que grandes corrientes de Vida angélica con destino a la
Humanidad quedan detenidas en su camino, en expectante espera y suspensión, debido a los perniciosos
hábitos contraídos por los hombres desde muy remotas edades y que muy peligrosamente han degenerado
en el desmedido afán de comodidades, en el Maya de los sentidos y en los mil espejismos de la naturaleza
astral. Puede asegurarse, también, que ciertos definidos Arquetipos espirituales que desde hace mucho
tiempo deberían haber sido substanciados por los Ángeles familiares, se hallan virtualmente paralizados o
detenidos en su descendente fluir constituyendo vórtices de energía muy activos en el mundo oculto, pero
que no pueden introducirse en la vida de la humanidad por el espeso velo creado por las contradicciones
existentes. La técnica humana que en muchos aspectos ha logrado vencer la inercia de la gravedad
terrestre y ha enviado naves espaciales en dirección a otros mundos, ha descuidado lamentablemente el
cuidado de su innato sentido de Belleza y de síntesis, que sin apercibirse de ello ha dejado que la gravedad
terrestre se posesionase de su elevada esencia espiritual y la mantuviese atada, comprimida o
substanciada a igual que las cosas materiales, sin posibilidad aparente de redención o acercamiento a los
grandes Arquetipos que el Señor ha programado como Metas esenciales de la vida del hombre aquí en la
Tierra. Hay una espesa nube etérica y astral, situada entre la visión humana de redención y aquellos
redentores Arquetipos del nuevo orden social, que impide coordinar las actitudes humanas con el Plan
divino, una ruptura de comunicación entre el hombre y la Divinidad a causa del desvío humano en lo que
respecta a los grandes Planes de organización social que lleva adelante la Jerarquía planetaria.
Se han perdido de vista algunos de los grandes aspectos de la Verdad regentes para este mundo
de contradicción y de incesantes conflictos que deberían haber producido ya un orden social nuevo, de
acuerdo con aquellos magníficos Arquetipos de realización. No puede navegarse, por decirlo de alguna
manera, por este espacio tan alterado por las poderosas concentraciones de energía negativa flotando en
la atmósfera planetaria y llenando de sombras aquellas ricas zonas del éter que deberían expresar la luz de
Dios en su más acrisolado sentido de orden, plenitud y síntesis. Podríamos decir que la CONTAMINACION
ambiental, mental, astral y física ha sido elevada hasta tal grado que ha llegado a afectar incluso los éteres
sutiles del planeta en donde los Ángeles, estas energías individualizadas de la Naturaleza, realizan
infatigablemente su misión de ajustar el plan arquetípico de la Divinidad a la vida y necesidades de los
seres humanos, hasta el punto de que muchos de Ellos han decidido en forma temporaria, pero acuciados
por su tremenda necesidad de inmortal pureza, retirarse a unos niveles superiores de organización
espiritual a la paciente espera de que suene nuevamente para Ellos la "Hora de la Oportunidad", o clamor
invocativo de los hijos de los hombres, para reemprender la obra iniciada y llevar a feliz cumplimiento la Ley
de los Arquetipos vigente para esta Era planetaria de grandes promesas universales.
Cuanto acabamos de decir tiene que ver con la visión de los Ángeles Guardianes o Familiares de la
humanidad, en sus distintos niveles, que llevan en Sus manos el poder de canalizar las potentes energías
que proceden de los grandes arquetipos de Belleza que han de ser substanciados. Los Ángeles están
siempre activos en la maravillosa peculiaridad de su mundo y no pueden en manera alguna plegarse al
condicionamiento humano, habiendo cifrado desde hace muchos siglos sus cuidados y sentida devoción
hacia aquellos hijos de los hombres capaces de comprenderles, juiciosamente interpretarles y seguir
conscientemente sus intimas y espirituales sugerencias, en orden a la propia evolución individual y al
progresivo desarrollo del sentido innato de aproximación al sentido oculto de la Belleza. Esta Belleza es una
expresión sensible de la Voluntad de Dios que exige ser revelada en todos y cada uno de los seres
creados.
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En el capítulo anterior nos referíamos a la Belleza y a la Armonía como una expresión de las
facultades máximas a las que podían acceder los seres humanos de acuerdo con la evolución de los
grandes Arquetipos que constituyen las Metas de la evolución humana. Existe un centro de irradiación o de
expansión de tales Arquetipos en todos los Planos de la Naturaleza y en cada uno de los niveles
psicológicos de la humanidad. Sólo es preciso darse cuenta de ello y tratar de comprender lo más
ampliamente posible que, al referirnos al Cuarto Rayo como promotor directo de las corrientes de Armonía
y de Belleza que inciden en la vida de la Humanidad y en el corazón de todos los seres humanos, lo
hacíamos en un sentido muy particular y teniendo en cuenta de que el Artista, como una peculiar
ejemplarización de como han de ser realizados aquellos Arquetipos de Belleza y Armonía, no se halla
circunscrito únicamente al terreno específico del Arte, sino que el hombre creador de los cánones sociales
de armonía, belleza y cumplimiento puede ser localizado en todos los niveles expresivos de la vida
humana, en cada signo astrológico y en cada uno de los Siete Rayos. Se trata en realidad de un
sentimiento innato de Síntesis en el corazón humano y en su largo peregrinaje a la búsqueda de su
inmortales Fuentes de procedencia espiritual, ha pasado muchas veces por las corrientes de energía que
cualifican la actividad de los Siete Rayos y de los Doce Signos del Zodíaco. Lo importante para el hombre
es ser genuinamente creador dentro de un sentido natural de belleza y armonía en cada una de las fases
obligadas de su vida social. El orden natural de los acontecimientos se ajustará quizás un día a la ley de los
grandes Arquetipos espirituales "en cálida suspensión" -según se dice en lenguaje esotérico- en regiones
etéricas de alta y refinada sutilidad vibratoria. La atención que dedican los Ángeles familiares a
determinados hijos de los hombres dotados de sensibilidad frente al mundo oculto y amantes decididos de
la Belleza, introduce lenta aunque implacablemente en el orden social de la humanidad las prometedoras y
fecundas semillas de la Belleza planetaria que Dios ha imaginado para el hombre y que constituye la base
solemne de la posible y deseada redención de éste como un verdadero creador y un perfecto Artista.
Mucho de cuanto venimos diciendo es conocido por los aspirantes espirituales del mundo que
pretenden realizar la vida de Dios, como energía espiritual o de síntesis, en el seno de la humanidad. Pero,
quizás no todos ellos han logrado penetrar en el íntimo secreto de Belleza y Armonía que preside la
creación divina, ni convertir la ciencia de la investigación oculta en un instrumento de expansión de aquella
armonía y aquella belleza, tal como ocultamente y desde el principio mismo de sus investigaciones les
están insinuando los Ángeles familiares que les asisten en sus esfuerzos, en sus ideales o en sus sueños.
Creemos sinceramente que si a los investigadores espirituales no les acompaña ese íntimo sentido de la
belleza oculta en todas las cosas, a la larga el impulso básico de sus investigaciones carecerá del suficiente
aliciente creador para poder proseguir en sus intentos o de eludir el inevitable riesgo de alterar o de
inutilizar los indomables esfuerzos que exige la búsqueda.
Busquemos al hombre ideal, de acuerdo con este claro sentido de valores angélicos, en el
verdadero Artista, en el Artífice que debe objetivizar un Arquetipo en cualquier nivel dentro del orden social
y en cualquier departamento de trabajo en la vida espiritual de la Jerarquía. Veámosle trabajar, idealizar,
soñar y hasta sufrir intensamente, mientras trata de percibir en su mente y sentir en su corazón aquel cálido
aliento angélico que le habla de mundos maravillosos de suprema e inenarrable Armonía. ...Sí, hay que
considerar el valor del Artista, del creador en el nuevo orden social, a menudo criticado, escarnecido y
vilipendiado cuando no ferozmente perseguido por los factores sociales gastados o corrompidos que
presiden las grandes estructuras planetarias, para comprender el infinito amor que sienten los grandes
Ángeles hacia estos hijos de los hombres y el porque de sus inefables cuidados, devoción y complacencia
para con ellos, ya que en ellos reconocen al Artista que puede secundar creativamente su misión
realizadora de los eximios Arquetipos de Belleza y Armonía que tanto necesita acoger en su corazón la
doliente humanidad de nuestros días.
La respuesta rigurosamente técnica que acude inmediatamente a nuestra razón al formular esta
pregunta es la siguiente: "Revelar el secreto de SHAMBALLA". SHAMBALLA es el centro espiritual más
elevado e incluyente de nuestro planeta. Es la morada de SANAT KUMARA, Regente oculto de nuestro
mundo y la más alta autoridad espiritual reconocida. SHAMBALLA, es la base de la Fraternidad que guía
los destinos planetarios y es tal su naturaleza que trasciende todos los conceptos, ideas y teorías que
acerca de la misma haya fabricado la mente humana. Bastará concluir estos argumentos con la afirmación
esotérica de que la Iniciación es un proceso mediante el cual el ser humano puede convertirse
conscientemente en una Entidad divina por haber captado plenamente el principio de fraternidad y haber
decidido vivirla y realizarla en el mundo.
Existe así un vasto plan de relaciones basadas en el principio de fraternidad que va realizándose
mediante la continuidad de un proceso de vida que se efectúa en todas y cada una de las criaturas
vivientes, ya sea un simple átomo, una planta, un animal, un ser humano o un esplendente Arcángel. La
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Iniciación, refiriéndola concretamente al ser humano, es el paso que va de la simple aspiración devocional a
la firme e inalterable resolución espiritual. El deseo ha de transformarse en voluntad antes de que el
hombre se convierta en un firme candidato a la Iniciación. Hablando en sentido oculto podríamos decir que
los devas acuosos del deseo han dejado de tener preponderancia en el cuerpo emocional del discípulo,
siendo progresivamente reemplazados por cierta categoría de AGNISHWATTAS, o Ángeles ígneos del
plano mental. Estos Ángeles son los que ultiman la construcción del cuerpo mental del aspirante o
candidato a los Misterios y utilizando la energía de resolución generada por los esfuerzos que éste realiza
van introduciendo en dicho vehículo los elementos ígneos que acelerarán el desarrollo de los centros
etéricos o chacras superiores y proporcionarán aquel necesario cambio de ritmo en la estructura química de
sus componentes que precede a las dos primeras Iniciaciones; la primera para obtener autoridad sobre los
átomos químicos del cuerpo físico, la segunda para adquirir un efectivo control sobre los devas del deseo
que constituyen en su totalidad el vehículo emocional. Todo ello ha sido posible por la actividad
potentemente ígnea desarrollada por la resolución espiritual del candidato pues, tal como reza un antiguo
axioma esotérico: "El Fuego es el único agente transmutador en la vida de la Naturaleza", una verdad
altamente científica que conocían y aplicaban los verdaderos sabios alquimistas del pasado. Podemos decir
asimismo que el Fuego es el agente misterioso de la Iniciación, pues los devas ígneos de la mente
invocados por el fuego de la resolución del discípulo se introducen progresivamente en sus chacras
etéricos, se mezclan creadoramente con los fuegos latentes de los devas del deseo que allí actúan y
finalmente los desplazan al exterior siguiendo el principio evolutivo de "cambio de ritmo". La renovación de
los ritmos es incesante en el Universo y en el caso de la Iniciación actúa a tal potentísima intensidad
vibratoria que los devas inferiores que entran en la composición del cuerpo etérico no pueden seguir el
impetuoso ritmo impuesto y son desplazados hacia afuera de los centros o chacras diluyéndose en el éter
del espacio, entrañando esta dilución el secreto de la Redención espiritual de la Materia o de la substancia.
La vida angélica lo llena todo. No hay vacío alguno en el Cosmos y lo que técnicamente llamamos
Espacio no es más que una misteriosa forma de vida dotada de entidad y sensibilidad angélica a la que no
han logrado acceder todavía los más ingeniosos y sofisticados aparatos científicos. Cuando hablamos
esotéricamente de la Iniciación hacemos referencia a ciertas maravillosas y desconocidas zonas del
Espacio en las que deberá penetrarse audazmente para descubrir en sus infinitamente sutiles repliegues
las causas ocultas de cualquier expresión de vida en la Naturaleza y de las cuales las leyes soberanas de
la gravitación universal y del principio mágico de la electricidad se hallan en sus más hondas raíces. De ahí
el porqué la Iniciación es considerada un proceso oculto mediante el cual la conciencia humana puede
polarizarse en ciertas zonas del Espacio corrientemente impenetrables a los profanos por constituir "lugares
secretos" en donde se realiza la alta Alquimia de la Vida organizada de la Naturaleza y siendo los Ángeles
en sus distintas jerarquías "los celosos guardianes de aquellos misterios". Tal como hemos venido
explicando en otras partes de este Tratado, los "espacios intermoleculares" de la Naturaleza, del planeta o
del Universo encubren los grandes secretos de la Divinidad, siendo los Ángeles los moradores de tales
espacios. La evolución espiritual de los Ángeles será reconocida en todo caso por la calidad de los
espacios intermoleculares, reducidos a su más ínfima expresión cuando se trata de los espacios
concebibles en el interior de un átomo químico de hidrógeno o elevados a su enésima potencia cuando los
referimos a la vida estructural de las Constelaciones o de las más dilatadas Galaxias. Los espacios o vacíos
intermoleculares existen por doquier y hasta donde nuestra mente es capaz de comprenderlo constituyen la
morada de los Ángeles. Siendo la Iniciación, técnicamente hablando, el descubrimiento y conquista de
espacios intermoleculares cada vez más elevados y sutiles determinando expansión de conciencia,
podemos afirmar que el proceso iniciático tiene carácter universal y no se circunscribe únicamente a la
evolución del Reino humano. Lo que si cabe decir es que en el ser humano la iniciación adquiere carácter
de identidad y de conciencia. Esto quiere significar que los contactos con las jerarquías angélicas que
misteriosamente velan los espacios intermoleculares que separan entre sí a los planos y subplanos de la
Naturaleza son conscientes e implican nuevas ideas o conceptos acerca de las leyes de fraternidad a las
que anteriormente hicimos referencia.
En los reinos subhumanos la Iniciación procede de estímulos grupales y delimita perfectamente las
fronteras o espacios íntermoleculares que separan a unos de otros. Determinadas jerarquías angélicas
cuidan del orden y del estímulo grupal que caracteriza a cada reino subhumano y puede decirse que las
especies evolucionan siguiendo las directrices trazadas por sus Ángeles regentes. En cada reino hay
jerarquías angélicas especializadas que cuidan del proceso de la evolución y fomentan poderosamente los
incipientes impulsos espirituales de las unidades de vida y de conciencia hacia lo alto, definiendo las
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razones de ser de cada familia o de cada especie e introduciendo en las almas-grupo el necesario tipo de
sensibilidad que precisan para acceder constante e invariablemente a nuevas y cada vez más refinadas
formas.
Así el paso de las unidades de vida de un Reino de la Naturaleza a las zonas intermoleculares de
otro Reino o la polarización de ciertas especies definidas dentro de un Reino a otras de carácter superior
dentro del mismo Reino, son pequeñas iniciaciones que concurren en el misterio de la evolución. Si bien se
han hecho esotéricamente muchas referencias a la gran Iniciación grupal que trajo a la existencia al Reino
humano o aquellas otras iniciaciones de carácter individual que introducen progresivamente en el quinto
Reino, el de las Almas liberadas, muy poco se ha hablado todavía acerca de las pequeñas iniciaciones que
incesantemente tienen lugar en la vida de la Naturaleza y convierten determinados grupos de elementos
minerales en vidas vegetales o ciertas cualificadas vidas vegetales en mariposas e insectos. Analizando la
vida oculta de los Ángeles podemos precisar dichas iniciaciones con sus humildes aunque sagradas
ceremonias en las que la potencia ígnea de SHAMBALLA se halla presente y en las que, a igual que en las
grandes ceremonias mágicas de las Iniciaciones planetarias, cada humilde e insignificante unidad de vida
"se halla en presencia del Iniciador Unico del planeta y ve brillar también ante si Su radiante Estrella". De
ahí que cuando en los viejos escritos de la Logia se lee que "...ni una hoja cae del árbol ni un pájaro hace
su nido sin que se halle presente el amoroso estímulo de SANAT KUMARA", se nos hace una cálida
referencia a la total presencia divina en todos y cada uno de los tan aparentemente insignificantes actos de
la amante y pródiga Naturaleza.
La Iniciación viene regida de esta manera por los sagrados impulsos del Gran Regente Planetario
atrayendo hacia sí a toda forma de vida y cualificando con incomprensible amor a toda unidad de
conciencia y los Ángeles, cada cual siguiendo ciertos definidos y marcados designios, velan
constantemente para que la vida del Señor del Mundo llegue a lo más profundo de la Naturaleza,
purificando formas y enalteciendo voluntades de vida. Las jerarquías angélicas, constituyendo una
verdadera "Escalera de Jacob" ascienden así de las más ocultas y profundas entrañas de la vida planetaria,
allí donde la conciencia divina se halla encerrada en la tosca forma de una piedra, hasta las más elevadas y
sublimes alturas espirituales en donde la Vida del Logos planetario se expresa en toda su infinita majestad.
La cadena iniciática se extiende así al infinito enlazando a las especies y a los Reinos y constituyendo una
espiral de luz sin culminación posible, pero dentro de la cual cada alma, cualquiera que sea su condición o
estirpe espiritual, hallará siempre el punto aquél, segregado del misterio de las edades, en que se hallará
en presencia del Señor del Mundo representado por la correspondiente jerarquía angélica y a través de la
misma verá irradiar su radiante Estrella. Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba. Tal es la Ley.
7. LA CEREMONIA DE LA INICIACION
Cuando en los tratados esotéricos se hace referencia a la Iniciación se habla también de ciertas
ceremonias o de ciertos rituales mágicos como formando parte inseparable de la misma. La Vida, en todas
sus manifestaciones es una expresión mágica y la liturgia en todas las religiones es asimismo una
representación mágica u objetiva de los acontecimientos internos relacionados con la vida del Espíritu. Se
trata de una fórmula invocativa lanzada a los éteres del Espacio con respuesta angélica, estando
relacionada tal respuesta con la calidad de la liturgia o de las ceremonias las cuales, como es natural,
vendrán condicionadas por la trascendencia de los acontecimientos internos que intentan revelarse. No
tienen por lo tanto idéntica representación mística o espiritual las ceremonias mediante las cuales un
candidato es introducido en los misterios menores de alguna orden secreta en el mundo externo, como por
ejemplo, la sociedad masónica o la orden rosacruz o las que se realizan en las distintas iglesias del mundo,
que las ceremonias realmente ocultas y trascendentes mediante las cuales el candidato a la Iniciación es
introducido en el "Cuerpo de Misterios de la Divinidad", es decir, en los Misterios del Reino tal como
místicamente se dice. La Ceremonia ejerce en todo momento una potente presión en la totalidad del
ambiente etérico circundante o en el lugar preciso en donde la Iniciación tiene efecto, para evocar así de las
entrañas de los éteres la correspondiente respuesta angélica, pero hay indudablemente una enorme
diferencia de potencial invocativo entre las diferentes formas de liturgia. Cada iglesia y cada grupo religioso
tienen sus peculiares sistemas de contacto angélico, aunque se utiliza casi indistintamente la campana
como principal agente invocativo, pues de todos los instrumentos conocidos es el que más acertadamente
imita el mántran solar AUM, u OM (6). Se nos ha explicado esotéricamente que los grandes sacerdotes
atlantes habían construido las primeras campanas ajustando su forma a la de la laringe humana, la única
en la Naturaleza que puede pronunciar correctamente el Mántran solar. Así las ceremonias de casi todas
las religiones tratando de reproducir ritos solares utilizan la campana como elemento de contacto con
6
(1) El "AUM" es representativo de misterios menores, corresponde al "HÁGASE LA LUZ" de los textos bíblicos y al "AMEN" de los
cristianos es expresión de:
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determinadas jerarquías angélicas capaces de responder a estos místicos sonidos. Las grandes campanas
situadas en lo alto de las iglesias, templos o pagodas, más que instrumentos sonoros para llamar a los
fieles a la oración, aunque en este sentido cumplen un especial cometido, son instrumentos mágicos de
invocación de los Ángeles. De esta forma se precipitan alrededor de los templos y lugares de ceremonias
grandes concentraciones de energía dévica que les prestan a los mismos este aire de solemnidad y de
serena majestad.
_____________________________________________________________________________________
Todo Cáliz consta indistintamente de tres partes principales, prescindiendo de los ornamentos
accesorios o superficiales que le han ido añadiendo las distintas religiones del mundo a medida que iban
alejándose de los prístinos Misterios originales: la BASE, el SOPORTE y la COPA, o parte continente del
Verbo, representaciones simbólicas de los vehículos físico, emocional y mental de los seres humanos y de
los tres primeros Reinos de la Naturaleza, el mineral, el vegetal y el animal. El Verbo, o Alma espiritual del
Creador viene casi indistintamente simbolizado en todos los cultos religiosos en forma de un disco de oro,
representación genuina del sol, o de la hostia sagrada en el sacramento de la Eucaristía cristiana.
En los primitivos cultos atlantes, cuando todavía las ceremonias contenían altos secretos solares,
tal era la disposición geométrica del Símbolo. La BASE del Cáliz era un cubo perfecto, el SOPORTE era un
prisma triangular siendo perfectamente equilátera la base del mismo y la COPA era una semiesfera hueca
de puro cristal de roca tallado por procedimiento mágico. Encima de esta COPA mística se hallaba
suspendida mediante un proceso oculto de levitación una esfera de oro maciza que ajustaba perfectamente
en la semiesfera de cristal. Este Cáliz se hallaba fijo sobre el altar. El Oficiante, habitualmente un Iniciado
en los Misterios, se limitaba a entonar mántrams a intervalos regulares y a efectuar ciertos movimientos de
carácter ritualistico o mágico. Durante el curso de la ceremonia y a cierto tipo de invocación o de mántram
de la que participaban los congregantes, la esfera de oro descendía al interior de la COPA y se veía
entonces brillar ésta con rayos de intenso color áureo. Al mismo tiempo, suaves melodías angélicas
llenaban el ambiente y el corazón de los fieles de un inusitado sentimiento de mística expectación que
propiciaba la revelación de las altas verdades cósmicas que el Verbo irradiando a través del Cáliz estaba
revelando. Sin embargo, pasaron aquellos tiempos en que los Ángeles formaban parte de los Misterios
externos y los santificaban con su inmaculada Presencia. En la actualidad no existen fórmulas positivas de
contacto angélico por cuanto los hombres han perdido la fe interna y los sacerdotes oficiantes aquella
efectiva gracia producto de una gran evolución espiritual. Los ritos, las ceremonias y la liturgia han perdido
su sacrosanto poder mágico. Ha pasado ya mucho tiempo desde que se perdieron las fórmulas
mantrámicas de contacto y los Ángeles superiores han dejado de asistir a las ceremonias de las religiones
organizadas del mundo. El Cáliz es solamente un precioso ornamento externo, estético o artístico y una
joya de gran valor por la calidad de los materiales que lo componen, pero místicamente, desde el ángulo de
los Misterios, ha dejado de tener significado espiritual y es simplemente una cosa más añadida a las otras
muchas que en su totalidad constituyen el soporte actual de los rituales en las grandes religiones del
mundo.
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El Misterio de la Iniciación al cual va dedicado nuestro máximo empeño carece de ornamentos
externos. Su expresión es supremamente vivida y actuante. El sacerdote es el Hombre interno, el cual, en
aquellos momentos, representa místicamente a la humanidad y deposita el Cáliz sagrado de su vida sobre
el altar del sacrificio personal para que sea llenado por el Verbo de revelación, imagen glorificada del
Espíritu Santo.
Insistiendo en la simbología mágica del Cáliz atlante, vemos que la disposición de sus tres
elementos constituyentes ofrecían las siguientes particularidades:
La BASE CUBICA
EL SOPORTE
Un prisma triangular de base equilátera, que se elevaba por encima del Cuaternario era la representación
simbólica y mística de la Tríada espiritual constituida por:
LA COPA
Una semiesfera de Cristal puro que debía contener el Verbo, constituía la parte visible del Misterio total que
intentaba revelarse, ya que sólo es posible extender la visión o percepción humana a 180º, es decir, a la
mitad de la esfera celeste, quedando la otra mitad siempre oculta por la línea transversal del Ecuador.
LA ESFERA DE ORO
Que constituía el Misterio total de la Divinidad en forma de Verbo de Revelación, era el símbolo de la
Mónada espiritual del ser humano y durante el curso de la ceremonia y tras la pronunciación de cierto
mántram de invocación angélica se introducía en el interior de la Copa de cristal volviéndola refulgente y
permitiendo a los congregantes que durante breves instantes su visión interna se extendiese en todas
direcciones abarcando los 360º de la visión total del Misterio. Era también la representación simbólica de la
clarividencia superior mediante la cual se percibe en todas direcciones y para la cual no hay ni longitud ni
latitud, ni arriba ni abajo, ni delante ni detrás, ni izquierda ni derecha...
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iniciáticas al "Castillo", a "Avallón" o a la "Isla Blanca" de SHAMBALLA, en donde se halla
permanentemente la Sede del SANTO GRIAL, por cuanto es la Morada del Señor del Mundo.
Este es un sujeto al que esotéricamente se le concede gran importancia, pero que hasta hace muy
poco se tuvo en secreto debido a que la mente humana, más atenta al desarrollo de las cosas objetivas que
suceden en el limitado campo de las sensaciones, de la sensibilidad emocional y de la mente inferior,
quizás hubiese reaccionado de manera indebida a ese tipo de conocimiento y lo hubiese situado sin duda
en el área de lo que en lenguaje corriente designamos como milagroso o sobrenatural. Pero, ha llegado el
momento de presentar a los Ángeles y a las energías ocultas de la Naturaleza, como los factores básicos
de toda posible manifestación en cada uno de los Planos de la Naturaleza. Ya como guardadores del orden
cósmico, como agentes especializados en el Arte divino de la Construcción, como amigos inseparables del
hombre y de la vida de los Reinos o como emanaciones de la conciencia divina tratando constantemente de
establecer contacto con cada ser y cada cosa y como vehículos de acción y participación en los Misterios
celestes, los Ángeles son una Energía incondicionada actuando por doquier y estando presentes por orden
de jerarquía en cada una de las ceremonias y rituales mágicos mediante los cuales la Vida de Dios, en
forma de Misterio espiritual se introduce en el seno de la Naturaleza. Todo cuanto ocurre en la vida es un
misterio, una magia que cada ser interpreta de acuerdo con la cualidad espiritual de su vida y la calidad
substancial de sus vehículos de expresión. La evolución de todas las formas de la Naturaleza viene
condicionada así por la actividad de las infinitas y diversas jerarquías dévicas o angélicas que intervienen
en el proceso evolutivo y constituyen los agentes de vinculación entre las cosas y los seres y entre los
seres y la Divinidad.
Es obvio que la Iniciación, que en su esencia es un Misterio, utilice también un Ritual o Ceremonia
mágica para que este Misterio pueda transmitirse, revelarse y hacerse comprensible en la conciencia del
candidato. De ahí que las razones ocultas que guían la totalidad del proceso deben adquirir para él un
significado realmente trascendental, ya que por propia experiencia y no como resultado de algún previo
estudio esotérico sabe entonces de la verdadera identidad espiritual del Ángel solar de su vida y de
aquellos otros Ángeles amigos que a través del tiempo le ayudaron en sus pesquisas. La Iniciación, como
reveladora de Misterios o de Sacramentos utiliza una determinada forma de Ritual para crear un sistema de
distribución para cierto tipo de energías con destino a los centros etéricos del Iniciado. Estos centros son
estimulados hasta el punto de crear dentro de los mismos una misteriosa actividad esotérica reconocida
como de "dispersión de agentes dévicos inferiores", quienes son lanzados hacia afuera de los centros por la
invasión de una fuerza superior que los desplaza hacia las corrientes de energía del cuerpo etérico y de allí
al espacio exterior del cuerpo físico del Iniciado en donde -tal como esotéricamente se dice- "se reagrupan
a la anhelante espera de una nueva oportunidad de vida y existencia". Con respecto a las superiores
unidades de vida dévica que se introdujeron en los sensibilizados vehículos del Iniciado, sólo puede decirse
que provienen de los niveles etéricos superiores del plano físico y constituyen agrupaciones de vida solar o
espiritual que originan cambios fundamentales en la existencia personal y predisponen la mente, las
emociones y las sensaciones físicas a nuevos y superiores estados de armonía, contribuyendo así a la
percepción clara y definida de los soberbios Arquetipos raciales que todo Iniciado tiene el ineludible deber
de revelar.
La Ceremonia iniciática y cada uno de sus rituales poseen carácter mágico y tienen por objeto llenar
el triple Cáliz del Iniciado de "Vida más abundante", es decir, sus cuerpos mental, emocional y físico que
hasta aquel momento estuvieron sujetos a la presión del esfuerzo espiritual que desde el interior de los
mismos ejercía el alma o yo interno. Los devas, en varios niveles de actividad y pertenecientes a diversas
jerarquías, cooperaron en el proceso iniciático. Algunos para recibir y cumplimentar ciertas órdenes o
mandatos de parte del Iniciado a partir de algunos mántrams que el alma avanzada es capaz de emitir
correctamente por medio de su mente, potentemente organizada, como consecuencia de su fina y
controlada sensibilidad emocional o a través de las palabras que emite en el mundo físico de las relaciones
humanas. Otros devas colaboraron en los esfuerzos del Iniciado brindándole ayuda y prácticas
instrucciones. Otros, de elevada jerarquía espiritual, le ofrecieron la visión de los inmediatos Arquetipos que
debía realizar en su vida como precursores de su gloriosa actividad iniciática.
Las Ceremonias iniciáticas tienen lugar en determinados subplanos del plano mental en lo que
respecta a las tres primeras Iniciaciones. Las que les siguen son impartidas en los niveles búdico y átmico
del Sistema solar y en cada uno de tales niveles se hallan las legiones angélicas que "mantienen la
expectación mágica del recinto" mediante la pronunciación de cierto tipo de incomprensibles mántrams,
misteriosamente vinculados con la vida del candidato, que dichos devas invocan de los éteres cósmicos
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donde se halla albergado el Misterio de las Edades que constituye la Gran Memoria Cósmica de la
Naturaleza.
El Iniciado se hallará siempre, por tanto, en el interior de un recinto familiar y la Iniciación, pese a
ser un Misterio sagrado, tiene para él el doble incentivo de lo CONOCIDO que le llega del más lejano
pasado y de lo eternamente DESCONOCIDO que en el momento cumbre de la Iniciación va a serle
revelado. Hay así un enlace perfecto desde aquel momento entre el pasado y el futuro del Iniciado, el
primero para mostrarle la causa de sus antiguos errores, el segundo para desplegar ante sus expectante
visión la perspectiva magnifica de sus oportunidades de servicio creador. Ángeles de exaltada evolución
espiritual le llevan en conciencia hacia el misterioso futuro al cual iluminan con la radiante luz de sus auras
y el Iniciado puede percibir entonces con toda claridad y sin posible error cual ha de ser en lo sucesivo la
línea maestra de su acción espiritual y de todas sus actividades en el mundo físico.
En la Ceremonia de la Iniciación, sea cual sea la calidad espiritual del candidato que ha de recibirla,
hay que precisar invariablemente los siguientes factores:
a) EL HIEROFANTE, o Iniciador.
b) Dos Altos Iniciados, cuyo rango espiritual dependerá en todo caso de la importancia de la
propia Iniciación.
c) La Jerarquía espiritual del planeta, por medio del grupo de Iniciados cuya exaltación espiritual
les permite asistir a la Ceremonia y tomar parte activa en la misma.
d) Determinado y escogido grupo de Ángeles de esplendente evolución cuya misión es transmitir
energías solares o cósmicas en momentos cumbres del Ritual mágico.
e) Grupos especiales de devas, habitantes de los niveles espirituales en donde tiene lugar la
Ceremonia iniciática, que intervienen también directamente en la misma "dinamizando el
recinto" e introduciendo energía superior en los centros etéricos del Iniciado.
Viendo el proceso iniciático desde el ángulo angélico puede ser apreciada idéntica manifestación,
por cuanto el grupo superior de Ángeles constituye el polo positivo de la LUZ que transmite el
HIEROFANTE y el grupo de devas del nivel en donde la Iniciación tiene efecto constituye el polo negativo
de dicha LUZ. El resultado será en todo caso de Iluminación al coincidir el entero proceso en los vehículos
sutiles del Iniciado, siendo la Iluminación la expresión santificada de la luz que se introduce en los mismos y
los dinamiza a extremos indescriptibles.
La correcta audición de las PALABRAS o de los ECOS COSMICOS que hieren los oídos del
Iniciado tiene relación con la ley de vibración que rigen la construcción del Universo, siendo el AUM solar
(7), oído en los planos superiores y repetido incansablemente por los Ángeles, el que le permite al Iniciado
7
OM MANI PADME HUM, es el más sagrado de los mántrams conocidos. Cada sílaba de esta frase tiene un significado oculto y está
relacionado con las Siete Jerarquías Angélicas del Universo. El OM solar y el AUM de la manifestación cíclica son solamente aspectos
de este Mántram original.
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la percepción clara de los mágicos destellos del Verbo y la perfecta audición de la NOTA o mántran
específico mediante el cual le será posible en lo sucesivo establecer consciente contacto con su Ángel
Solar o con su Mónada espiritual, según sea la calidad de la Iniciación que se está recibiendo. Es también
el Sonido invocativo al que responden los Ángeles superiores de los planos mental, astral físico y las
numerosas huestes dévicas que construyen las estructuras substanciales de todos los vehículos de
manifestación.
La transmisión de la energía cósmica a los vehículos sutiles del Iniciado por medio del Cetro
iniciático que sostiene el HIEROFANTE es también una actividad angélica. Las corrientes de energía son
siempre expresiones divinas que los Ángeles incorporan a Sus Vidas y les prestan el movimiento de acción
y comunicación. Por ejemplo, la electricidad cósmica que maneja el Hierofante y que los dos Adeptos que
asisten en la ceremonia iniciática descomponen en sus dos aspectos positivo y negativo antes de incidir en
el cuerpo causal del Iniciado, constituyen una FUERZA que los Ángeles canalizan, dirigen y proyectan.
Podemos decir, por ello, que los Ángeles en todas sus posibles jerarquías constituyen el movimiento de la
Luz, el elemento de comunicación que regula la velocidad de la misma o su voltaje en la vida de la
Naturaleza. Es así posible que las formas subsistan según su grado de receptividad, pues ninguna forma
recibirá más velocidad o más voltaje de luz que aquella que pueda realmente contener. De ahí que todo sea
una Ceremonia o un Misterio iniciático en la vida de la Naturaleza que cada ser y cada cosa reciben de
acuerdo con su ley y sus necesidades. Los Ángeles en todas sus posibles manifestaciones y grados de
evolución saben más del misterio iniciático que los propios seres humanos, pues si bien éstos van
avanzando progresivamente hacia la Iniciación, los Ángeles son la propia ley que regula la Iniciación, dado
que constituyen el alma mística de la Ceremonia y son aquella parte indescriptiblemente maravillosa de la
Divinidad que responde con obras de amor a las súplicas o invocaciones de todo lo creado.
Queda mucho por decir todavía acerca de la Iniciación y la parte que los Ángeles toman en sus
Rituales y Ceremonias, pero con lo dicho habrá suficiente para situar a las Jerarquías angélicas en el lugar
que les corresponde en la expresión maravillosa de aquella mágica liturgia que tiene como centro de
inspiración a la propia Divinidad y como recinto iniciático a la totalidad del Universo.
La corriente de vida iniciática o solar introducida en cualquier tipo de forma organizada propicia
cada una de las infinitas células que la constituyen para un superior cambio de ritmo vibratorio. Es como si
afirmásemos que el impulso de vida angélica penetra en el interior de cada célula viva extendiendo su
poder en ondas gravitatorias cada vez más extensas hasta llegar a un punto extremo en donde se produce
la desintegración o la rotura del cuerpo de la célula permitiendo a la pequeña vida que la animaba liberarse
y buscar automáticamente un cuerpo celular más sutil y más delicadamente organizado que le permita
iniciar un nuevo y más elevado ciclo de vida. Hay que suponer pues, de acuerdo con el principio de que
todo cuerpo ocupando un lugar en el espacio es virtualmente una modificación etérica de la energía, que
este proceso de evolución celular que rige a todas las formas de la Naturaleza, es una actividad netamente
angélica, debiendo suponerse la existencia de incontables jerarquías dévicas velando el orden de
adaptación de la vida a cualquier tipo de forma en no importa qué nivel expresivo o plano de manifestación.
El principio de redención, técnicamente descrito, es un proceso incesante de infusión de vida cada vez más
amplia e incluyente en el seno de las formas obligando a éstas a sufrir cada vez más elevados cambios de
ritmo hasta llegar a ciertos extremos límites en los que la evolución interna que anima a las células es
superior a las capacidades de resistencia de la forma en la que están incorporadas, determinando entonces
una potente crisis de adecuación o reajuste que al no poder ser debidamente asimilada produce la
desintegración de la forma condicionante y "siendo diluidos sus infinitesimales fragmentos en el espacio y
convirtiéndose nuevamente en éter". Así el paso que va de la esencia a la substancia y el inevitable retorno
de la substancia a la esencia o al éter primordial es técnicamente REDENCION, teniendo presente que la
presión ejercida por cualquier centro de conciencia encerrada en los limites impuestos por determinado tipo
de forma dinamiza todo su contenido celular cualificándolo y poniéndolo en sintonía con las energías de un
nivel superior. Los elementos etéricos o angélicos volverán así periódicamente a su sede de procedencia, el
Espacio, pero jamás volverán a ser como antes de haber desempeñado una determinada función en
cualquier tipo de forma por cuanto habrán elevado considerablemente su sintonía. Por lo tanto, el incesante
fluir de las energías de la vida y de la conciencia a través de las formas es el constante precursor de un
orden nuevo, un proceso ininterrumpido de redención que tiene lugar en el inmenso laboratorio de la
Naturaleza tomando como base el más insignificante átomo químico del cual se nutre el más complejo
cuerpo celular.
Veremos, pues, que hay una muy estrecha relación entre el principio redentivo que cualifica a todas
las formas creadas con un tipo particular de luz y el proceso iniciático, el cual, por su naturaleza, es una
representación vital de la vida del Creador tratando de ser consciente en todas y cada una de las formas
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creadas por el dispositivo infinito de su omniabarcante Conciencia. Ambos aspectos forman parte
inseparable de un mismo Cuerpo de Misterios y el resultado de su intercomunicación es constante e
invariablemente el mismo: infusión de luz en la substancia, liberación del contenido substancial de cualquier
cuerpo celular y la conversión de dicho contenido en luz o éter cualificado. A medida que el éter que
constituye la base sustancial o estructural del Universo va siendo utilizado se producen diversos efectos
substanciales en la vida de la Naturaleza y las las formas representativas de las distintas especies en cada
Reino son entonces más bellas y de más delicados tonos cromáticos. Las huestes angélicas que operan
sobre dichas formas son asimismo de más elevada jerarquía y el enorme potencial desarrollado llega con el
tiempo a unos extremos limites que abarcan las fronteras de los Reinos convirtiéndose en potentísimos
clamores invocativos de tal elevada trascendencia que, tal como esotéricamente se dice, "... llegan a herir
los delicados oídos del Señor" y exigen de EL una inapelable respuesta. Tal es el caso de la trascendente
invocación que se elevó un día desde ciertos estratos superiores del Reino animal y la respuesta del Señor,
que a través de aquella sagrada hueste de AGNISHWATTAS que llamamos "Ángeles Solares", convirtió a
los hombres animales en seres humanos o aquellas otras invocaciones de carácter individual surgidas del
Reino humano y que convenientemente atendidas por los Ángeles solares, propician el paso del
alma humana al quinto Reino de la Naturaleza, el Reino de las Almas liberadas.
En el devenir del proceso de Redención considerado en su aspecto total, ha habido una infinita
secuela de cambios de vibración o de ritmo operando sobre los cuerpos utilizados por las unidades de vida
humanas y subhumanas con su inevitable consecuencia de incesante rotura y destrucción de formas que
ha propiciado la liberación del espíritu en ellas contenido y la purificación del éter de la substancia hasta
determinar el adecuado punto de redención de la increíble cantidad de diminutas vidas dévicas
especializadas que construyeron aquellas formas y que redimidas circunstancialmente del karma divino de
su acción retornan al Eter primordial que constituye su vida, su morada y la fuente infinita de todas sus
posibles expresiones. La Iniciación, sea cual sea el nivel donde se produzca o realice, demuestra siempre
determinado grado de cualificación de los éteres, la expresión de un destino de luz que se halla en la base
mística de la creación.
La luz, desde el ángulo esotérico, es el elemento menos pesado del Cosmos; de ahí su
aquilatamiento a la expresión del Espíritu, el cual carece absolutamente de gravitación. Podemos asegurar,
de acuerdo con la interpretación del Misterio llamado de la Ascensión, que en el mismo el peso específico
de la gravitación es cero y no existe en el alma del Iniciado cualidad gravitatoria alguna. Esta se convierte
en luz y se eleva por encima de la Materia la cual, por sus condicionamientos kármicos, contiene toda
posible gravedad y es precisamente por esta circunstancia el agente kármico en la vida expresiva del
Logos.
Hay siempre una natural infusión de luz en la substancia, teniendo en cuenta que la luz en todas
sus posibles modificaciones es energía angélica expresada a través de infinitas y diversas jerarquías,
viniendo determinada esta jerarquía por la sutilidad de la luz, la cual, siendo esencialmente etérica, entra en
la composición de todas las formas.
Podemos asegurar que las actividades angélicas son rigurosamente científicas, debiendo ser
catalogados como de científicos todos los fenómenos que se realizan en los éteres espaciales de la
Naturaleza, aunque la Ciencia de nuestros días no se haya decidido a penetrar ampliamente en sus
vastísimos e ignorados campos de expresión. Para nosotros, que prescindimos en absoluto de conceptos
tradicionales, las poderosísimas energías ocultas que actúan en la vida de la Naturaleza y a través de todo
cuerpo organizado de substancia se hallan en la base misma de la Creación y el luminoso rastro de su
poder puede seguirse observando atentamente y en profundidad cualquier hecho aparentemente
sobrenatural o milagroso del cual se haya hecho eco la tradición o la historia religiosa de la humanidad.
Tomemos, por ejemplo, la experiencia de "levitación" tal como la obtenían dos conocidos místicos
españoles, Juan de la Cruz y Teresa de Ávila. Ambos convenían, según referencias esotéricas que nunca
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trascendieron de los archivos secretos de la fe religiosa, que "... era levantado hacia arriba por los Ángeles"
(Juan de la Cruz) o "... me sentía arrastrada hacia arriba por una fuerza espiritual que sólo los Ángeles
pueden ejercer" (Teresa de Ávila). En ambos casos el sentido místico tradicional añadía nuevos elementos
de juicio a los misterios de la fe y de la religión al aludir al concurso directo de ciertas fuerzas angélicas,
aparte de las genuinamente individuales, que actuaban como consecuencia o bajo el rigor de una potente
invocación motivada por la propia intensidad de la fe o del intento espiritual y que determinaba ciertos
efectos físicos como el de la levitación o ascensión, o simplemente de los de pérdida de peso tal como
ocurre en el caso de la mediumnidad corriente. Tales efectos vienen a corroborar nuestra afirmación de que
el poder gravitatorio, en todas sus científicas expresiones, es una prerrogativa de estas fuerzas ocultas de
la Naturaleza dévicas o angélicas. Estas fuerzas ocultas poseen la cualidad de comprimir y dilatar el Eter
del Espacio utilizando los movimientos universales de contracción y dilatación del gran Corazón Solar del
cual son, aparentemente, una misteriosa emanación. Se trata de una ley o un principio que rige también
para el mundo espiritual en toda su grandeza y majestad y desde el principio de los tiempos la humanidad
se ha sentido místicamente proyectada "hacia arriba", en dirección al centro coronario, o faltamente "atraída
hacia abajo", hacia el Centro de la base de la columna vertebral, siguiendo la fuerza centrífuga de la
aspiración espiritual o la de gravitación centrípeta que procede de su naturaleza kármica.
Por todo ello, el proceso evolutivo de la humanidad será siempre la eterna lucha entre el poder
gravitatorio inherente a todo tipo de substancia material, o éter comprimido, y la cualidad ascensional que
posee toda alma o expresión de conciencia en la vida de la Naturaleza a la eterna búsqueda del Paraíso
perdido o de los Tesoros del Reino. En tiempos venideros, cuando la Ciencia haya logrado elevarse por
encima de muchos de los conceptos actualmente considerados como fundamentales, algunos de los
misterios ocultos serán revelados, especialmente el del símbolo esotérico de la CRUZ al que se le ha
asignado un significado enteramente místico, cuando es el más valioso y dinámico elemento de
comprobación del poder gravitatorio de la substancia y de la natural tendencia a la agravitación que posee
en esencia el espíritu creador del ser humano. En medio de ambas fuerzas, en el centro de este vórtice de
energías centrípetas y centrifugas, el alma humana o la de cualquier ser viviente de la Naturaleza, se
hallará sujeta a la extraordinaria tensión provocada por aquellas tremendas fuerzas aparentemente
antagónicas, pero que en realidad son complementarias y compensatorias que el alma utilizará sabiamente
un día para situarse en alguno de aquellos centros de equilibrio universal que esotéricamente llamamos
Iniciación. Esta idea es sólo un leve indicio de las inmensas posibilidades que la Ciencia tiene a su alcance
para introducirse en la vida religiosa y mística de la humanidad sin menoscabo de su integridad científica,
utilizando solamente las leyes por todos conocidas y sobre las cuales ha ido estructurando todos sus
principios, investigaciones y conocimientos.
El principio de gravitación ha de ser en lo sucesivo el gran aliado de la Ciencia, aun cuando esta se
decida a penetrar en los dominios de la Cuarta dimensión ya que la ley de gravedad actúa en todos los
planos y niveles de nuestro Sistema Solar. El reconocimiento científico del "drama místico de la Ascensión"
como un fenómeno puramente angélico realizado en los éteres y provocando ciertos resultados definidos
en el espacio, aportará una nueva luz en la investigación de ciertos hechos históricos para los cuales no
existe todavía una explicación satisfactoria en el orden científico. Tenemos un ejemplo de ello en la
construcción de las Pirámides de Egipto. Las moles de piedra que las constituyen tienen un peso enorme y,
sin embargo, están colocadas y ajustadas de manera tan perfecta como si "un poder viniendo desde arriba"
las hubiese situado con tan rara y matemática precisión. No puede haber una explicación realmente
científica acerca de la construcción de las Pirámides si no se admite la presencia de unas desconocidas y
poderosas fuerzas antigravitatorias operando desde el centro mismo de las piedras y a partir de unos
"espacios intermoleculares" con tendencias netamente centrífugas que poseen todos los cuerpos
moleculares de la Naturaleza. Al llegar a este punto es donde el osado investigador de las leyes ocultas de
la vida debe intentar penetrar en el misterio de los éteres, que es el misterio de la Cuarta dimensión, y tratar
de descubrir allí el principio de la ley antigravitatoria de la substancia, una ley que evidentemente conocían
los grandes sacerdotes egipcios y cuyo poder les permitía "mover a voluntad aquellas inmensas moles de
piedra cúbica con las cuales fueron construidas las Pirámides. En el fondo de esta cuestión que ha intrigado
a filósofos y científicos de todos los tiempos se observará siempre la existencia de un poder iniciátíco que
permite la invocación y el control de ciertas fuerzas ocultas de la naturaleza, llámeselas devas o ángeles,
que habitan el interior de las piedras y de otros minerales pesados y que, bajo el imperativo de ciertos
mántrams, pueden operar sobre los espacios intermoleculares que son sus naturales habitáculos y
dilatarlos a unos extremos en que sin que la piedra pierda su forma geométrica ni su volumen quede
totalmente libre de peso. Se trata de un "poder que eleva", utilizando aquí una locución eminentemente
mística, de un poder extraño aunque de orden natural que opera por grados de descompresión de los
éteres y de los principios coherentes que rigen la vida de la substancia. Así, un cuerpo en el espacio, por
pesado que sea, puede elevarse o levitar cuando una fuerza más sutil a las científicamente conocidas(8) se
8
Energía del primer nivel etérico del plano físico, denominado esotéricamente subplano atómico.
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introduce en el interior del campo molecular ensanchando sus espacios intermoleculares y produciendo por
descomprensión del éter y de la consiguiente dilatación del mismo una considerable pérdida de peso, al
extremo que puede decirse que sólo existe éter en el interior de cada minúsculo centro molecular con la
consiguiente liberación de las leyes de gravitación que rigen para todo cuerpo substancial en el Universo.
Podemos afirmar por extraño e inverosímil que parezca, que cualquier cuerpo geométrico ocupando un
definido lugar en el espacio puede perder completamente su peso específico o cualidad gravitatoria sin que
adopte forma distinta que la que por ley y orden de simetría le corresponde. Esta aparente contradicción o
reversión de los principios universales de gravedad se explica, sin embargo, por el conocimiento esotérico
de los planos o niveles de la Naturaleza. Estos planos se superponen por orden de densidad o de cualidad
de los éteres que los componen, dotando a todo su contenido de una virtud específica y definida de
acuerdo con su evolución, teniendo en cuenta que cada uno de tales planos desde el meramente físico al
espiritual más trascendente y elevado, obedecen a las leyes de gravitación que condicionan el destino
kármico de los Dioses creadores, que crean planetas, universos, constelaciones y galaxias. El principio de
gravitación que da coherencia molecular a la substancia es el mismo en todos los casos, aunque difieren
enormemente los grados de densidad de los éteres cósmicos con que se construyen los mundos y los
sistemas solares.
Insistimos en que "el Drama Místico de la Ascensión", considerado desde el ángulo esotérico de
investigación de las fuerzas ocultas de la Naturaleza que operan en la substancia material de todos los
planos y a través de todo contenido molecular, es un fenómeno científico de levitación que se produce en el
interior de un cuerpo físico cuya alma o conciencia condicionante se halla bajo los efectos de una tremenda
actividad creadora de expansión espiritual, ya se trate de un exaltado místico, de un perfectamente
enfrenado yogui o del propio Cristo, ascendido a los Cielos "en cuerpo y alma", tal como reza la tradición
religiosa, pero impulsados o impelidos por ciertas misteriosas corrientes de vida angélica que operan sobre
la substancia de dichos cuerpos determinando una inversión total de las leyes de polaridad. Sin embargo,
sólo la incorporación de estas misteriosas fuerzas dévicas que rigen la expresión de la substancia al campo
experimental de la Ciencia, podrá aportar los elementos indispensables mediante los cuales todos los
fenómenos extraños, sin aparente y lógica explicación, tales como los hechos sobrenaturales o milagrosos,
adquirirán un carácter rigurosamente científico y una explicación realmente válida y consecuente.
PARTE TERCERA
El tema de las Jerarquías Angélicas es muy complejo, teniendo en cuenta de que abarca el sentido
genérico de todas las vidas ocultas, etéricas o sutiles que escapan por su propia ley o por su propia
substancia a la ponderabilidad de nuestros cinco sentidos físicos. La investigación sobre las Jerarquías
Angélicas impone dos reglas definidas, en primer término el desarrollo de la visión oculta o facultad de
clarividencia, en segundo lugar el desenvolvimiento del sentido mental superior de la intuición, mediante el
cual "se conoce cuanto se percibe en los mundos sutiles" que es donde viven, se mueven y tienen su ser
los Ángeles en sus infinitas gradaciones y jerarquías. Lógicamente tendremos que suponer que cada
investigador esotérico poseyendo como obligada premisa el desarrollo de las facultades psíquicas
superiores de la clarividencia y de la intuición, se verá limitado en el curso de sus investigaciones por una
serie de impedimentos; el principal será sin duda el de la propia evolución espiritual que sólo le permitirá
"ver, oír y conocer" dentro del círculo más o menos dilatado de sus propias e intimas posibilidades. Así,
cada investigador, sin que pueda tachársele de falta de veracidad, tendrá una idea muy personal y objetiva
acerca de las Jerarquías Angélicas con las cuales le sea posible establecer contacto. Es observando
cuidadosamente las aportaciones de los distintos investigadores esotéricos y estableciendo inteligentes
relaciones entre las mismas que será posible hallar un nexo de identidad común con respecto a las
Jerarquías Angélicas del Universo.
Visando las necesidades de nuestro estudio y a fin de simplificar y clarificar nuestra mente lo
máximo que sea posible, en lo que a las gradaciones angélicas hace referencia, vamos a prescindir
radicalmente de términos tales como: Serafines, Querubines, Tronos, Dominios, Genios, Potestades, etc.,
suministrados por la tradición religiosa o mística del pasado y estableceremos una relación única de
acuerdo con la composición septenaria de nuestro Universo y tras el cuidadoso y profundo análisis de
41
Aquellas poderosísimas Entidades Angélicas, definidas en los textos bíblicos como "LOS SIETE
ESPÍRITUS ANTE EL TRONO DE DIOS". En nuestro Tratado sobre los Ángeles consideraremos a estos
Siete Espíritus como ARCÁNGELES, o MAHADEVAS y le asignaremos a cada Arcángel la dirección de un
Plano del Universo. A las Jerarquías angélicas inferiores a los Arcángeles las consideraremos
genéricamente como ÁNGELES, viniendo caracterizada la evolución o jerarquía espiritual de dichos
Ángeles por la sutilidad de los Éteres que manipulan en los distintos subplanos de cada uno de los Planos
de la Naturaleza. Tal es, desde el ángulo de nuestro estudio, la tabla de Jerarquías Angélicas del Universo:
2) Siete poderosísimas Entidades Arcangélicas regentes de cada uno de los Planos del Universo.
3) Cuarenta y nueve ÁNGELES mayores, regentes de cada uno de los Siete Subplanos de cada
Plano.
5) Una infinita cantidad de devas habitantes de todos los niveles etéricos de la Naturaleza, a las
órdenes de los Ángeles subalternos y directores cualificados de las leyes que regulan la vida de
los elementos naturales, tales como la tierra, el agua, el fuego, el aire y el elemento esencial
etérico que los coordina, unifica y vivifica.
Tal es la Jerarquía angélica del Universo de acuerdo con nuestra tabla de simplificación que regirá
para la totalidad de nuestro estudio e investigaciones en este Tratado. Tengamos en cuenta, sin embargo,
que cada uno de los Planos del Universo viene condicionado por la Ley de Gravedad de la Materia y que
los Planos se superponen por orden de densidad del Eter utiliza do en su composición esencial. Desde este
punto de vista podemos considerar la Jerarquía angélica de acuerdo con la densidad del Plano en donde
espiritualmente vive, se mueve y tiene el Ser. Como esotéricamente sabemos tales son los Siete Planos de
nuestro Sistema solar a los que les hemos añadido los nombres cualificativos de sus ARCÁNGELES-
REGENTES:
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Reino humano. A partir de este Reino actúan los ÁNGELES SOLARES, o MANA-SADEVAS y DHYAN-
CHOANES (tal como son mencionados en "LA DOCTRINA SECRETA" por Mme. Blavatski). Su actividad es
más reconocida sin embargo en los niveles mentales actuando como AGNISWATTAS. Se trata de una
Jerarquía especial de ÁNGELES muy estrechamente vinculados con el karma espiritual de la Humanidad
pues, tal como esotéricamente se nos dice, son los agentes aquí en nuestro planeta de la Mente Cósmica,
o Quinto principio Universal, la Mente de Dios, y son Ellos los que según la tradición mística legada por los
grandes Responsables del Plan planetario "...hace unos dieciocho millones de años se sacrificaron
por la incipiente humanidad de aquellos lejanos días y la dotaron de mente, albedrío y autoconciencia". Se
los denomina poéticamente "los PROMETEOS DEL COSMOS" y su intervención directa en la vida espiritual
de la humanidad hace que ésta pueda surgir triunfante siempre, a pesar de todos los avatares y vicisitudes
kármicas inherentes a la vida organizada, de su destino planetario.
Con respecto a los Tres Grandes Arcángeles que rigen la vida de los primeros Planos de la
Naturaleza, es decir, YAMA, VARUNA y AGNI, podemos afirmar que Sus actividades promueven la vida de
los elementos naturales desde los que se agitan en los más densos niveles físicos hasta los espiritualmente
más elevados, llevando en Sus manos el destino kármico de todas las criaturas vivientes, desde un
insignificante insecto hasta el ser humano más poderosamente integrado e inteligente. En posteriores
escritos haremos más detallada referencia sobre dichos Arcángeles. Los cuatro ARCÁNGELES
SUPERIORES: INDRA, ATMI, ANUPADAKA y ADI están más allá y por encima de nuestra comprensión y
continúan siendo para nosotros Entidades Secretas que sólo la Iniciación y los progresivos acercamientos
al Centro místico de SHAMBALLA permitirán conocer en el momento oportuno. Lo mismo reza también con
todo cuanto haga referencia al indescriptible MAHADEVA de nominado esotéricamente "SENOR DE LOS
REGISTROS AKASICOS" o LA MEMORIA COSMICA DE LA NATURALEZA. Utilizando el principio
hermético de la analogía que rige el conocimiento esotérico podríamos considerar su posición jerárquica
con respecto al Logos analizando la relación psicológica que existe entre la mente humana, sede del poder
creador, y aquella parte de si misma capaz de archivar todos los recuerdos posibles dentro del absoluto
campo de experiencias del Yo espiritual. La principal función del glorioso MAHADEVA, Señor de los
Registros Akásicos, es, por tanto, perpetuar la Conciencia del LOGOS a través de las edades.
Esta idea debe ser estudiada -tal como es de rigor esotérico- de acuerdo con el principio de
analogía. Siendo el hombre el microcosmos del gran Macrocosmos y una exacta reproducción en tiempo y
espacio de la Vida de Dios en el Universo, es lógico que reproduzca en miniatura y en todos sus detalles,
cuanto ocurre en cada uno de los Planos del Universo de acuerdo con su evolución natural. Al utilizar la
locución "un Ángel para cada hombre, un hombre para cada Ángel", tenemos en cuenta la relación
existente en el Acto de la Creación Universal entre los Planos o Niveles de la Naturaleza y los gloriosos
Arcángeles que los construyen, es decir, la Idea de Dios y Su Voluntad de expresión en espacio y tiempo y
la Obra de los grandes Devas Constructores. Tal como esotéricamente sabemos, los Planos del Universo
en sus distintas densidades moleculares -si podemos expresarnos así- son en realidad los Cuerpos que
utiliza el Dios solar para expresar Su Voluntad, Su Idea o Su Propósito Creador. Así, el Cuerpo físico del
Logos aparece ante nuestra visión como la totalidad del Plano físico con Sus Siete Subplanos, siendo el
Gran Arcángel YAMA el Constructor de este Plano utilizando a Sus Ángeles y devas constructores en
increíble diversidad de funciones y jerarquías para construir y modelar todas las formas existentes en el
Plano físico. Podemos decir, por analogía, que nuestro cuerpo físico con todas sus cualidades y
limitaciones es, a su vez, el Plano físico total e inmenso desde el ángulo de percepción -silo hubiere- de
cualquier elemento molecular dotado de conciencia y formando parte de nuestro cuerpo físico. También
podemos imaginar que hay un Ángel o un Deva constructor que siguiendo el impulso de nuestra voluntad,
de nuestras ideas y de nuestras emociones, trabaja constantemente en el interior de este cuerpo y atiende
sin que nosotros nos demos cuenta de ello- el proceso vital y regenerador que permite su supervivencia.
Así, el alcance del axioma esotérico "hay un Ángel para cada hombre y un hombre para cada Ángel" tiene
sus absolutas repercusiones en cada uno de los cuerpos o vehículos periódicos que el hombre utiliza en el
proceso evolutivo de manifestación kármica.
c) Un doble etérico físico, campo magnético del ser humano y vehículo transmisor de la energía.
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Podemos decir, así, que cuatro principales grupos de Ángeles de distintas categorías o frecuencias
vibratorias laboran desde sus planos respectivos en la estructuración, vitalización y perpetuación de los
elementos moleculares que estos vehículos periódicos requieren de acuerdo con las cualidades espirituales
desarrolladas por el ser humano durante el proceso incesante de la evolución. Veamos:
a) Ciertos poderosos ángeles provenientes de los distintos subplanos del Plano mental, atraídos
por el poder espiritual de la mente humana de acuerdo con el principio mágico de la invocación.
Son una especie particular de AGNISWATTAS, o emanaciones del Gran Arcángel AGNI, el
Dios del Fuego, los cuales construyen los elementos moleculares que constituyen el cuerpo
mental de los seres humanos.
b) Determinados grupos de Ángeles procedentes de los diversos subplanos del Plano astral y que
encuadrados bajo la denominación genérica de AGNISURYAS y bajo la suprema dirección del
Gran Arcángel VARUNA, construyen con la esencia de sus vidas los elementos químicos
dotados del tipo de sensibilidad requerida de acuerdo con la evolución emocional de los seres
humanos y con las cualidades morales que les haya sido posible desarrollar durante el proceso
evolutivo de sus vidas kármicas.
c) Un grupo específico de Ángeles procedentes de alguno de los tres niveles etéricos del Plano
físico, definidos esotéricamente como etérico, subatómico y atómico, tienen la misión de
construir el cuerpo etérico, doble etérico o "vehículo de la energía", de los seres humanos. A
través de este cuerpo, todas las energías del Sistema planetario pueden pasar al cuerpo físico
denso de acuerdo con la medida de la evolución espiritual y al desarrollo de los chacras, o
centros etéricos de proyección y distribución de las energías provenientes de los niveles
superiores al físico.
Como iremos progresivamente apreciando, hay una estrecha relación entre los elementos químicos
y componentes moleculares de cada uno de los cuerpos o vehículos que utiliza el ser humano en sus
distintos grados de densidad u objetividad y los Ángeles constructores de los distintos Planos de la
Naturaleza. Los Arcángeles son los Directores supremos de esta inenarrable Orquestación universal que en
un fantástico despliegue de luces, melodías y formas geométricas constituyen el Universo y el Cuerpo de la
Divinidad. Podemos considerar los elementos químicos que constituyen cualquier Plano con sus
respectivos subplanos como "agrupaciones sociales" de vidas atómicas cuya ley es la manifestación y cuya
energía, o contenido eléctrico, infunde vida a la totalidad del Plano, así como que su evolución que es la
propia Vida de la Divinidad llega a lo más hondo y alejado de la expresión universal. Los elementos
químicos, pese a su extrema pequeñez y aparente insignificancia, constituyen indudablemente la base
estructural del Universo y están animados por unas vidas y conciencias atómicas con capacidad universal
de síntesis. Cuando el ser humano posea órganos de visión especializados en otras dimensiones del
espacio, podrá observar la actividad oculta de los elementos químicos, así como su sistema social de vida,
más perfecto en ciertos aspectos que el que demuestra la sociedad humana, siempre envuelta en nubes de
prejuicios, temores, inquietudes y conflictos que la hacen desdichada. Los elementos químicos son una
corriente de vida desconocida todavía por los científicos de nuestra época que han considerado solamente
su constitución estructural y peso atómico. La observación clarividente muestra, sin embargo, una imagen
más real, la de una sociedad corporativa muy parecida a la de las abejas y las hormigas en la que impera el
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principio de afinidad, sin luchas ni reacciones y el lema fraternal de "todos para uno y uno para todos", una
meta muy lejana todavía en la vida de la humanidad que fundamenta el principio de libertad en el egoísmo y
sólo admite y aún exige normas de de recios en la perpetuación de su efímera existencia.
Los Ángeles se han refugiado, hablando en un sentido muy peculiar y esotérico, en ciertos
"espacios intermoleculares" Situados en las misteriosas profundidades de cada uno de los subplanos
superiores del Plano astral conectados con ciertos niveles específicos del plano búdico, esperando, tal
como esotéricamente se dice, "el día de la oportunidad". Al espíritu creador humano le falta delicadeza y
sutilidad y a la técnica le falta inspiración, amor por la profundidad y por la síntesis. Cuando hablamos de
inspiración en nuestros tiempos modernos sólo podemos referirnos desdichadamente a una creciente
superación de la técnica. En muy raras ocasiones y en casos muy aislados vemos surgir inopinadamente
un creador, un verdadero artista, que consigue penetrar en las zonas intermoleculares en donde moran los
Ángeles y puede extraer de allí algunos de los misteriosos secretos de la inspiración humana. Por lo
demás, los grandes sectores sociales y aún los aspectos místicos de las religiones humanas han perdido
casi por completo la ciencia angélica de inspiración y contacto. De ahí la preocupación, por parte de la
Jerarquía planetaria, de informar a los discípulos mundiales y a las personas mentalmente polarizadas del
planeta, sobre algunos de aquellos secretos espirituales que contienen la ciencia de impresión y de
contacto. Los Ashramas de la Jerarquía, singularmente los pertenecientes a los Rayos segundo, cuarto y
sexto están creando centros especiales de meditación para atraer de nuevo la atención de los grandes
Ángeles, compañeros fieles del hombre, para desarrollar en el cerebro y en el corazón de los seres
humanos las células específicas que producen respuesta a la inspiración espiritual. Un gran trabajo les
espera por tanto a los verdaderos discípulos espirituales en estas horas supremas de expectante y
silenciosa espera.
Hemos rebasado ya el último cuarto del siglo XX y la humanidad continúa enfrentando todavía
enfermedades engendradas durante los periodos atlante y lemur. El escaso éxito alcanzado por los
especialistas y técnicos en el Campo de la Medicina en lo que respecta al tratamiento y curación de
aquellas enfermedades consideradas como "incurables", tales como el cáncer, la diabetes, el artritismo y
determinadas lesiones en el sistema nervioso y en el corazón, puede ser una prueba de que la
investigación de las causas productoras de las mismas se realiza en niveles demasiado objetivos y
posiblemente, ellas se hallan localizadas en niveles etéricos, psíquicos o subjetivos. El hecho de que la
investigación se realice mediante un cerebro tridimensional, cuya propia constitución exige un incalculable
número de comprobaciones concretas y objetivas, constituye un verdadero impedimento para la
investigación de las causas más profundas o el origen más remoto de las enfermedades conocidas y
catalogadas por la Ciencia médica. El estudio del "cuerpo etérico" o áura magnética humana, tal como muy
seriamente ya lo han iniciado algunos eminentes tratadistas en el campo de la Medicina, puede ser el
primer paso en la localización de las causas ocultas de las enfermedades, el inicio de una serie
ininterrumpida de inteligentes comprobaciones en los niveles subjetivos de la Humanidad y el
reconocimiento de que las enfermedades en general obedecen más a razones psíquicas que a fenómenos
meramente orgánicos o puramente físicos. La introducción del sistema de investigación de lo puramente
orgánico a lo etérico o espacial puede transtornar completamente las bases empíricas sobre las cuales se
apoyó hasta el presente la Ciencia de la Curación.
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pueda parecer- detenta una entidad psicológica, es decir, que posee una especie de mente instintiva y una
serie de reacciones psíquicas muy parecidas a las corrientemente humanas.
La forma psíquica de una enfermedad -tal como puede observarla el investigador esotérico dotado
de clarividencia mental-, es el resultado de una lenta cristalización o substanciación de las violentas
tensiones emocionales y de la forma incorrecta de pensar. El mal psíquico como cualquier tipo de
enfermedad física proceden de muy lejanas edades, algunas de ellas del principio mismo de la Raza,
constituyendo lo que en términos bíblicos se llama el "pecado original", o más técnicamente, el Karma,
generado en aquellos tiempos en que el ser humano enfrentaba la vida y los acontecimientos con una
mente rudimentaria y utilizando inadecuadamente su cuerpo de expresión física y su naturaleza emocional.
Estos males, cuyas raíces están profundamente hundidas en lo cósmico, fueron invocados -si podemos
utilizar semejante expresión- en la raza lemur y a través de la raza atlante que les añadió poder psíquico,
llegaron a nuestra raza actual, la aria, que trata técnicamente de descubrirlos y de extirparlos del karma
racial. La técnica, sin embargo, por elevados que sean sus logros y conquistas en el orden científico, sólo
servirá como en el caso de las computadoras electrónicas para registrar hechos y examinar críticamente las
situaciones que en la vida humana vayan produciéndose. Claro que por si sola, no logrará alterar el curso
fatal de los acontecimientos cuando una fuerza tremendamente destructiva como la que maneja la entidad
psíquica del cáncer por ejemplo, hace sentir su terrible presión sobre el cuerpo etérico de una persona y a
través del mismo introduce en su cuerpo físico algunos de sus repugnantes tentáculos, produciendo una
alteración o desequilibrio celular y asentando en ciertos puntos definidos del organismo las bases de la
enfermedad, que convenientemente desarrollada por las incorrectas formas de vida llevará fatalmente a la
muerte. Esto que decimos con respecto al cáncer puede aplicarse igualmente a todas las enfermedades
conocidas. Un axioma proveniente del lejano pasado y popularizado dice así: "La Medicina alivia pero no
cura". ¿No será este axioma la expresión evidente de que la Ciencia médica no ha penetrado todavía en el
mundo de las causas determinantes de las enfermedades? Hasta el momento presente tal ha sido la triste
verdad debido a que no existen enfermedades puramente físicas, sino que la potencia radioactiva de
cualquier dolencia, es decir, su poder de expansión y su grado de intensidad dependerán siempre de las
reacciones mentales y psíquicas de los seres humanos de acuerdo con su contenido kármico o genético, de
su constitución psicológica y, muy singularmente, del grado de evolución espiritual. La angustia, el temor y
las grandes tensiones individuales y comunales constituyen el semillero de toda clase de enfermedades.
Las personas predominantemente emocionales o psíquicas así como las muy irritables están predispuestas
al cáncer de hígado, del bazo y también a la diabetes. Las de tipo acusadamente mental suelen contraer
enfermedades de tipo nervioso y cardiovasculares. La presión general de la vida moderna, el creciente
imperio de la técnica que crea excesivo confort y reduce progresivamente la actividad física, la utilización
del sistema de la velocidad como un método científico de vencer al tiempo y que obliga al ser humano a
unos intensos y frecuentes cambios de ritmo de vida, la creciente contaminación ambiental que ha alterado
casi por completo el equilibrio ecológico de la Naturaleza y las tensiones ambientales producidas por los
impactos de las energías acuarianas al chocar con el aura etérica de nuestro mundo, profundamente
pisceano, han provocado una potentísima activación de todas las enfermedades potenciales en el seno
oculto de la Naturaleza. También han propiciado el desarrollo de algunas otras enfermedades de carácter
psíquico, más difíciles de localizar, que producen estragos en la vida mental y afectiva de los seres
humanos.
Hoy, más que nunca, en que la presión de las fuerzas psíquicas planetarias sobre la Humanidad es
casi total y abarca todos los sectores de la vida organizada, interesa fundamentalmente penetrar en las
zonas ocultas del Planeta y localizar allí las verdaderas causas de las enfermedades, los motivos sutiles
que trascienden de aquellos centros de poder radiactivo en los bajos estratos mentales y psiquicos de
nuestro mundo y las terribles consecuencias de su poder cuando han llegado a contactar directamente con
cualquier órgano físico o determinadas áreas psicológicas del ser altamente sensibilizadas. Como siempre,
el hombre enfrenta todavía hoy, en este siglo de grandes oportunidades espirituales, el terrible dilema de la
acción correcta, el único remedio aparente para descubrir en la mente y en el corazón, y finalmente en el
éter, la causa de todos sus problemas, sus tensiones y sus dificultades.
Al inicio de este capítulo hemos hablado de "entidades psíquicas" al referirnos a cualquier tipo de
enfermedad, pero la mente se resistirá quizás a considerar a la enfermedad como "alguien" después de
tantos siglos de admitirla y reconocerla como "algo". Sin embargo, ésta es la verdad, y el estudio del
problema de la enfermedad desde este punto de vista puede propiciar el descubrimiento de los métodos
profilácticos directos y efectivos para destruirla. La investigación ha de pasar por consiguiente del método
analítico o deductivo al método intuitivo, utilizando los descubrimientos técnicos, singularmente en el campo
de la electrónica, como puntos de partida para una futura profilaxis de orden general.
Tal como decía un conocido Adepto de la Jerarquía a un grupo de discípulos en Su Ashrama: "...El
Espacio es tierra virgen, pero hay en el mismo toda clase de semillas. Unas buenas porque proceden del
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Bien Cósmico, malas las otras, porque provienen del Mal cósmico y fueron engendradas en las primitivas
edades universales, cuando las distintas humanidades no hablan adquirido todavía una verdadera
conciencia de selectividad entre el Bien y el Mal. Las enfermedades de la Raza y todo tipo de dolencias
humanas deben ser localizadas en el Espacio y es en el Espacio donde finalmente deberán ser destruidas".
El hecho de que las enfermedades tengan sus causas o raíces en el Espacio, tal como dice el Maestro, nos
obliga esotéricamente a "penetrar" en el Espacio y descubrir allí, en la zona correspondiente, a la Entidad
psíquica que centraliza en si a las semillas o gérmenes nocivos correspondientes a determinado mal o
enfermedad y estudiar después inteligentemente y científicamente la manera de destruirlos. Pero, hay que
tener en cuenta también, ya que ello constituye la parte más importante del proceso de curación, "el enlace
directo o kármico' de un grupo determinado de personas con un grupo específico de enfermedades y
considerar de qué manera y hasta qué punto la Entidad psíquica representativa de una enfermedad es
"alimentada" por las reacciones psíquicas de los seres humanos. Descubrir y localizar en los mundos
ocultos una "enfermedad individualizada" es una cosa, cortar los hilos o lazos psíquicos que ligan esta
enfermedad a un grupo de seres humanos, es otra. Lo más importante, la verdadera profilaxis deberá
iniciarse fundamentalmente en los pensamientos y voluntades de los hombres.
Un gran número de discípulos inició en todos los Ashramas de la Jerarquía, a partir de la segunda
mitad de este siglo, un trabajo específico de "invocación del Bien cósmico" como una forma directa y
positiva de vencer el Mal planetario y reducir progresivamente así el poder radiactivo de todas las
enfermedades y dolencias que aquejan a la Raza humana. La comprobación clarividente en los mundos
ocultos demostró que las Entidades psíquicas reconocidas como el Cáncer, la Diabetes, el Artritismo y otras
muchas consecuentes de la vida presurosa, inquieta e incontrolada de los seres humanos, habían sido
reducidas en tamaño y radiación. La obra continúa y se espera introducir en la gran corriente invocativa de
los discípulos mundiales a todos los aspirantes espirituales así como a hombres y mujeres de buena
voluntad de este mundo.
Las reglas de curación, mediante la técnica invocativa, tal como fueron oportunamente señaladas
por el Maestro, son las siguientes:
a) Invocación de las Fuerzas cósmicas del Bien, representadas por aquellos Ángeles
denominados AGNISCHAITAS y muy particularmente por un grupo específico dentro de los
mismos a quienes esotéricamente se les reconoce como ÁNGELES DE CURACION.
Las considerables fuerzas invocativas utilizadas por las mentes y corazones de los seres humanos
conscientes y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo, crearán progresivamente
unas nuevas Formas Psíquicas representativas del Bien Cósmico y basadas en el amor al Bien, tal como
puede actualmente comprenderlo el alma humana de una cierta evolución espiritual, que irán
contrarrestando paulatinamente la nefasta actividad de las poderosas Entidades Psíquicas que desde los
mundos ocultos y desde tiempos inmemoriales, promueven y determinan toda clase de dolencias físicas,
tensiones astrales y dificultades mentales. Los Ángeles de Curación, los Ángeles del Equilibrio y los
Ángeles Solares, a través de sus correspondientes y compactas huestes de devas menores y de
elementales constructores serán, como siempre, los fieles amigos del hombre, los Testigos del Bien
Cósmico y los realizadores de la Paz Universal (9).
9
Más amplias y detalladas informaciones acerca de la invocación angélica y sobre los Ángeles solares, pueden ser halladas en los
libros del mismo autor "LA JERARQUA, LOS ÁNGELES SOLARES Y LA HUMANIDAD" y "LOS MISTERÍOS DEL YOGA". Editorial
KIER, 5. A., de Buenos Aires.
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Se trata del medio científico de aproximación del Reino humano al -mundo de los Ángeles, del
sistema lógico, comprensible y racional mediante el cual los seres humanos de cierto grado de desarrolla
espiritual, los aspirantes y los discípulos mundiales pueden establecer contacto consciente con los Ángeles.
Dicho contacto ha de ser establecido obviamente "en cierto nivel de conciencia", el que mejor se adapte a
las posibilidades latentes, frutos de la evolución, de todos y cada uno de los seres humanos. Nunca puede
ser forzada la marcha de la evolución ni sobrepasarse la medida espiritual que tal evolución impone a cada
unidad de conciencia en la vida de la Naturaleza. Quebrantar un ritmo en tal aspecto seria destruir la forma
específica y natural impuesta por este ritmo en el proceso evolutivo general. La forma debe ser modelada
suave y armoniosamente ejercitando las normas naturales de invocación y de contacto que rigen el destino
general de la Naturaleza.
Todos los Reinos del Universo son esencialmente invocativos siendo la invocación la base del
proceso de la evolución. Cuando la invocación de la corriente evolutiva llega al Reino humano se convierte
en "aspiración superior", en un deseo imperioso y avasallador de alcanzar alguna definida meta en el
aspecto psicológico, social o espiritual trascendente. Al llegar a este punto la invocación se hace científica y
el proceso mágico de "llamar a la pueda" y de "pedir las llaves" que permiten introducirse en el interior del
Santuario donde se hallan silenciosamente recogidos los Misterios de la Divinidad, es rigurosamente mental
y asombrosamente técnico. Los grandes arrebatos emocionales y los profundos ardores místicos deben
quedar para siempre ante los dinteles de la Puerta sagrada a la expectante espera del momento de la
oportunidad, es decir, de las palabras de pase que conjuntamente con las llaves han de propiciar las
nuevas fórmulas de la invocación.
Las fórmulas mantrámicas, las palabras de pase al interior del circulo sagrado en donde se guarda
un Misterio son absolutamente mentales y en el corazón del verdadero investigador esotérico deben haber
sido trascendidas las etapas condicionadas por los fervores emocionales y los arrobamientos místicos.
Únicamente ha de quedar en el corazón "la decisión de llegar" más allá y por encima del simple "deseo de
llegar". Lo emocional va siendo progresivamente reemplazado por lo técnico y es en términos de mente que
se realiza la invocación y se ejecuta el mandato. El axioma crístico de "llamad y se os abrirá, pedid y se os
dará" vela la clave mística de los Misterios y es precisamente en los niveles mentales en donde se hallan
escritos con caracteres de fuego las normas y los deberes que deben regir la vida de los candidatos a la
Iniciación.
Ahora bien..., ¿cuál es el papel que juegan los Ángeles, de cuyas Vidas estamos tratando, en todo
este proceso de polarización de la conciencia de lo emocional a lo mental? Se trata, como vemos, de un
simple cambio de Ritmo, pero..., ¿acaso no es el Ritmo la propia Vida de los Ángeles, utilizando
modalidades de energía en infinitas e increíbles modificaciones? La Vida de la Divinidad es una constante y
permanente proyección de variados ritmos. Un Reino de la Naturaleza expresa un ritmo particular dentro de
la gran Conciencia Creadora y dentro de cada Reino los elementos químicos que lo integran constituyen
pequeños y particularizados ritmos. A este proceso incesante de cambios de ritmo se le denomina
técnicamente la "polaridad" y tal polaridad motiva la luz, el sonido y cada una de las formas geométricas de
que se reviste cada parcela de vida en la Naturaleza. Así, el cambio de polaridad del ser humano con
respecto a la técnica de la invocación es Magia, siendo esencialmente la Magia la respuesta de los Ángeles
a la técnica invocativa. Esta respuesta existe en todos los Planos y subplanos de la Naturaleza en donde el
ser humano posee cuerpos organizados en determinadas fases de desarrollo. Más allá de estos Planos
existen lógicamente Ángeles que responden a más elevadas fórmulas invocativas, pero están fuera del
alcance de los aspirantes y discípulos mundiales en su presente estadio de evolución y sólo pueden ser
contactados utilizando la intuición y la elevada inspiración espiritual ya que el cambio de ritmo es tan
extremadamente rápido que la mente, como elemento técnico de contacto, ha quedado sumida en un
impresionante y desconocido silencio. La creación del Antakarana en la vida espiritual del discípulo, es
decir, del sutilísimo hilo de luz causal que va del intelecto a la intuición es obra también de ciertos Ángeles
de elevada jerarquía espiritual. Proceden del planeta Venus y son unas de las corrientes de vida evangélica
que actuaron en el áurea etérica de la Tierra cuando encarnó en la misma el Logos planetario de nuestro
Esquema terrestre por medio de SANAT KUMARA, Aquel a Quien los tratados esotéricos denominan el
SEÑOR DEL MUNDO y los textos bíblicos EL ANCIANO DE LOS DIAS."
Existe así una infinita corriente invocativa que se eleva del más humilde electrón dentro de un
átomo hasta la Vida esplendente del Logos Solar. Con la técnica de la invocación no se intenta crear un
nuevo proceso de vida, sino sublimizar técnicamente cualquier proceso de vida con vistas a una mayor
expansión de conciencia en la vida oculta de la Humanidad. Como hemos dicho anteriormente, tal
expansión de conciencia se realiza por un armonioso sistema de polarización o de cambio de ritmo. El ser
humano puede pasar así de lo instintivo a lo emocional y de lo emocional a lo mental, empezando a
penetrar técnicamente desde este punto en los niveles intuitivos. La etapa actual de la humanidad
considerada en su conjunto viene condicionada por aquella imperiosa necesidad de convertir la aspiración
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emocional en una definida y bien organizada técnica mental. "NO BASTA CON PEDIR, HAY QUE
ESFORZARSE POR LLEGAR". Esta es una respuesta dada por un conocido Adepto de la Jerarquía a uno
de Sus discípulos al pedirle éste información acerca de la técnica invocativa. Tal respuesta, como
advertiremos, presenta a la Invocación como un acto de Resolución y tal aspecto resolutivo de la mente
hallará siempre su adecuada réplica en los éteres por parte de las jerarquías angélicas. Como ya dijimos en
otras partes de este Tratado "hay un ángel para cada hombre y un hombre para cada ángel", es decir y
utilizando la analogía, hay un ángel para cada tipo de invocación y un tipo de invocación para cada ser
humano. Cuando la incesante impetración que se eleva de lo más hondo de la conciencia del hombre se
convierte en la resolución indómita de llegar, se alcanza una elevada meta en el proceso evolutivo de la
Humanidad. Los Ángeles que responden a tal llamada proceden de las elevadas zonas etéricas
correspondientes a los niveles superiores de la mente y siendo su modalidad extremadamente ígnea. Al
penetrar en el cerebro de los seres humanos henchidos de resolución, destruyen las gastadas estructuras
geométricas de antiguos y trascendidos conocimientos e implantan la ley de los Arquetipos superiores de la
Raza que los grandes Ángeles planetarios gestaron al amparo de Sus indescriptibles visiones divinas.
Vamos introduciéndonos, así, por las absolutamente asépticas y desconocidas avenidas que
conducen a Síntesis, esotéricamente hablando, es una expresión muy particular en la vida de SANAT
KUMARA, el Señor del Mundo. Su expresión más asequible a nuestra inteligencia humana es el
sentimiento inquebrantable de Unidad y el vehículo natural mediante el cual este sentimiento se expresa en
una modalidad de Fuego creador que surge de los primeros subplanos del Quinto Plano Cósmico, la Mente
de Dios. Por lo tanto no hay que esforzarse mucho para comprender lo extremadamente peligroso que
resulta utilizar este tipo de fuego sin estar debidamente preparados. La invocación de estos
AGNISHWATTAS, Señores de los Fuegos superiores del Sistema, exige una pureza de vida a toda prueba
y la indomable resolución de llegar a los sagrados Retiros internos para conquistar la Luz de la Verdad,
ponerse en contacto con los grandes Seres que guían la evolución espiritual de la Raza y aprender el
NOMBRE, o mántram invocativo, al que responden maravillosamente organizados aquellos Ángeles que
secundan los planes de la Jerarquía espiritual en esta Tierra.
De esta manera, el llamado invocativo de Resolución basado en las más estrictas leyes de la Magia
organizada en nuestro planeta, conduce el ser humano "de la obscuridad a la Luz, de lo irreal a lo Real y de
la muerte a la Inmortalidad", antiguo axioma que constituirá siempre el norte y guía de los candidatos a ¡a
Iniciación. Su exposición en lenguaje técnico y a los fines específicos de este Tratado podría ser ésta: "de la
luz al color, del color al sonido, del sonido a la forma geométrica y de la forma geométrica al Arquetipo".
Esta nueva fórmula axiomática expresa el dictado esencial de la Nueva Era, cuyas prodigiosas energías
angélicas imponen un ritmo superior de vida y de conciencia a los seres humanos y a todos los Reinos de
la Naturaleza, nuevas formas de enfrentar los hechos y las situaciones ambientales y sociales. Una nueva
modalidad de contacto angélico y un nuevo y más adecuado sistema de introducirse en los profundísimos
Misterios de la vida del ser constituyen el escalonado proceso de la Iniciación...
El sexo de los Ángeles es un tema que suscitó siempre grandes polémicas y las más enconadas y
apasionadas controversias entre teólogos, místicos, filósofos e intelectuales de todos los tiempos. Pues si
bien aparece claro a la observación y racional que el sexo es la incorporación objetiva del principio o ley de
generación de la Naturaleza y que aparentemente constituye el aspecto natural de la función reproductora
de las especies en todos los Reinos, la representación de la idea de pecado que casi siempre acompañó
las discusiones de los hombres de las distintas iglesias de la humanidad en torno a la manifestación del
sexo, obscureció y desvirtuó constantemente el principio de orden y reglamentación mediante el cual la
Vida de la Divinidad se manifiesta en la Naturaleza. Sin embargo, el mandato bíblico de "CRECED Y
MULTIPLICAOS" parece ser la expresión natural de una orden dada por el Creador al conjunto de Su Obra
Universal, abarcando la vida de los Planos, de los Reinos y de todas las especies vivientes. Pero tal
mandato carece de sentido si no se le dota a cada ser viviente de los atributos consusbstanciales con la
función reproductora mediante unos definidos órganos sagrados de procedencia cósmica que constituyen
los aspectos objetivos de la propia necesidad cósmica de expansión. Esta es la reglamentación y el orden
en la vida de la Naturaleza. Está fuera de discusión, la necesidad de los órganos de reproducción de las
distintas especies evolucionantes en el Universo o en el planeta. Lo que mayormente interesa aclarar es el
carácter específico de la función reproductora, tal como se realiza en los distintos niveles de la Naturaleza,
mediante la actividad de ciertas definidas fuerzas físicas, emocionales o mentales que centralizan la fuerza
de la Creación divina y le dan adecuada forma de acuerdo con el carácter específico de la evolución que
corresponde a cada especie y a cada Reino.
El sexo, tal como lo conoce el ser humano y del cual tanto se ha usado y abusado desde los
tiempos lemures, contiene la tremenda fuerza mágica de la evolución. Desdichadamente, esta fuerza ha
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sido limitada, condicionada y prostituida constante mente siguiendo la línea de mínima resistencia del maya
de los sentidos y de los mil espejismos astrales. De ahí que el llamado esotéricamente "pecador lemur", o
dicho en términos más conocidos, "el pecado original", cuya significación esotérica es “prostitución del
sexo", prevalece todavía en nuestro mundo moderno. Este pecado estimulado incesantemente por la
actividad de una Entidad psíquica de extraordinario poder cuyos tentáculos -expresando aquí una idea
correcta- se extienden desde los bajos niveles del Plano físico a los niveles inferiores de la mente, pasando
por los más densos estratos del Plano astral de la humanidad. El pecado original proviene precisamente de
aquella lejanísima era planetaria en la que el principio creador de la Divinidad decidió escindirse en dos,
convirtiendo los cuerpos humanos hasta aquel momento andróginos o carentes de sexo en masculinos o
femeninos, esta manera originó el principio de generación que desde entonces debería condicionar la vida
del hombre aquí en la Tierra y estableció con ello las bases místicas de la evolución, es decir, el
movimiento incesante de la vida separativa y dual a la perpetua búsqueda del principio de Unidad Divina.
Estamos enfrentando aquí, como ustedes se darán cuenta, una idea esotérica de extraordinaria
envergadura, teniendo en cuenta de que el sexo humano conteniendo en esencia el sentido innato de la
unidad de que forma parte, tiende constante e irresistiblemente a la búsqueda de la otra mitad que por ley
le corresponde y es su complemento para constituir la unidad mental, astral o física que guiará sus
pensamientos, emociones y actitudes durante el larguísimo proceso de la evolución y de las sucesivas
encarnaciones. Y si, tal como aseguran indistintamente los libros sagrados de las grandes religiones del
mundo, "el hombre está hecho a imagen y semejanza de Su creador", es lógico suponer y esotéricamente
debemos afirmar que la ley de generación actúa en todos los Planos del Universo. También podemos decir
que existen Maridajes Celestes resultantes de potentísimas atracciones magnéticas de carácter cósmico,
como existe el matrimonio humano y los naturales acoplamientos subhumanos, basados en la suprema Ley
de Polaridad o de atracción de sexos.
Es lógico suponer, de acuerdo con este último comentario, que el Adepto es esencialmente
Andrógino. Tal como místicamente es reconocido, "...la Serpiente de la Sabiduría que ascendía por la
columna vertebral descansa ahora en brazos de Mercurio, Señor del Caduceo y de la doble serpiente (Ida y
Pingala) en perfecto equilibrio".
El hecho de que el Esquema Solar de la Osa Mayor sea considerado cósmicamente de carácter
masculino y que el de las Pléyades obedezca al principio cósmico de identidad femenina -tal como
aseguran ciertos sagrados Libros de la Jerarquía- puede constituir un indicio certero de lo expuesto para el
sincero y profundo investigador espiritual. Admitido el hecho de que los planetas, los Universos, las
Constelaciones y las Galaxias obedecen a la Ley de Creación siguiendo los principios de polaridad y de
generación, es lógico admitir que los Ángeles también participan de esta Gloria de la Creación. Es decir,
que utilizan igualmente algún desconocido sistema de generación que les permite perpetuarse en el tiempo,
dentro de un sublimado e inconcebible orden universal. La idea de sexo aplicada a un Ángel escandalizará
quizás a ciertos bien cualificados místicos y aspirantes espirituales, cuyas concepciones acerca de la
pureza son arcaicas o tradicionales. Pero... ¿qué es exactamente la pureza? Una simple palabra, un mero
concepto, una pura y estricta imaginación que cada cual interpretará según el alcance de su espiritual
50
visión. ¿Dejará el Ángel de ser puro e inmaculado, según las elevadas interpretaciones de los místicos, por
el simple hecho de que Dios le haya dotado, a igual que al hombre y a todos los demás seres de la
Naturaleza, de la gloria perpetua de la generación que ha de permitirle acceder a todos los Planos del
Sistema Universal mediante la fuerza avasalladora de la energía creadora del Espíritu Santo?
Lo que ocurre -y ahí deberíamos centralizar nuestra investigación inteligente- es que los atributos
del Ángel con respecto a la Obra de la Creación son muy distintos de los que cualifican la vida del ser
humano. No es posible establecer una clara analogía entre el Ángel y el hombre, desde el ángulo de vista
del sexo. Basándonos en datos esotéricos, vemos que la función del Ángel, con respecto a la Creación del
Universo, es proveer a la Naturaleza de todos los materiales substanciales del Éter susceptibles de adoptar
una Forma, una actividad muy distinta de la del ser humano cuya misión creativa es precisamente la de
"encarnar por medio de Formas", incorporando su vida espiritual a la substancia material. Los
pensamientos humanos, la sensibilidad emocional, las palabras y los actos constituyen "resonancias en el
Éter" que el Ángel utiliza para dotar al ser humano de los necesarios y adecuados instrumentos de
manifestación.
De esta manera, la sensibilidad al placer que acompaña a las expresiones del sexo en la vida de la
Humanidad, no rige la vida de los Ángeles cuyo sexo -si es que debemos utilizar esta expresión- se halla
naturalmente compensado y equilibrado por razones celestes que escapan a nuestra más elevada
inteligencia. Solamente los ángeles inferiores, de categoría espiritual inferior a la humana, que acompañan
al hombre en el incentivo del fuego del deseo, poseen algo parecido a lo que corrientemente llamamos
sexo. Los Ángeles familiares, muy superiores espiritualmente al ser humano, son netamente Andróginos.
Ciertos Ángeles son Andróginos por la Ley que regula su evolución en la Vida de la Naturaleza; otros lo son
por su particular función en los éteres que vivifican nuestro mundo. Sin embargo, el principio masculino y
femenino se manifiestan en todos los Ángeles sin distinción a medida que realizan su tarea de perfeccionar
la obra de la Naturaleza. Algunas especies de Ángeles, los que más cerca se hallan de la gran familia
humana y constituyen la legión de "los protectores invisibles de los hombres", suelen participar tanto de la
vida de éstos que finalmente reciben un impulso espiritual de carácter cósmico que rompe, por así decirlo,
con el equilibrio natural del principio andrógino y llegan a educir un día caracteres de sexo. Muchos fueron
los Ángeles en el devenir de las edades que por amor a los hijos de los hombres llegaron un día a
convertirse en seres humanos, participando así del poder creador de la Divinidad lo mismo que participaron
en su momento del poder constructor de la Naturaleza que les permitía substanciar el Éter y crear las
formas que requería la evolución humana.
En este orden de ideas podemos igualmente decir que el Iniciado que ha llegado a la perfección
humana como un Adepto y ha alcanzado la etapa de la Unidad que le permite ser Andrógino, puede
acceder asimismo a la Vida angélica y participar de la sagrada obra de construcción y redención de las
Formas exigida para todos los Reinos de la Naturaleza.
El punto más importante a considerar ahora de acuerdo con la idea del sexo, es el que concierne al
misterio de la generación angélica y tratar de descubrir los móviles de sus maravillosas vidas y la índole de
su particular misión con respecto a los seres humanos. Podríamos dividir nuestros razonamientos en los
dos puntos siguientes:
a) La Generación Angélica.
LA GENERACION ÁNGELICA
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anteriormente al analizar el cuerpo etérico de los seres humanos. El Ángel posee su propio e inconfundible
"campo magnética". Merced a las sutilísimas radiaciones que del mismo emanan puede saberse, siempre y
cuando haya suficiente pureza de vida en el investigador esotérico, la función que tiene asignada dicho
Ángel en la vida de la Naturaleza y la manera específica de reproducirse o de perpetuarse en el tiempo, a
través de su cualificada obra de asimilación de las "energías positivas" provenientes del ambiente mental y
psíquico de los seres humanos, tejiendo y destejiendo en el Éter los acontecimientos mundiales, las formas
típicas de una civilización en marcha y los distintos y cualificados ambientes sociales de la Humanidad.
Hemos utilizado el término "energías positivas" en el buen criterio de que los Ángeles, en relación con la
totalidad de los seres humanos, utilizan la tremenda fuerza receptiva de la Naturaleza, aquella que sin lugar
a dudas podríamos definir como "femenina", siempre en orden al concepto "masculino" y que se pueden
aplicar a la vida de la Humanidad como un todo. La concreción del término energía positiva masculina con
respecto a la vida de los hombres, y del de energía receptiva femenina en relación con la vida de los
Ángeles, no presupone en manera alguna asignarles a aquellos una jerarquización espiritual por en cima de
éstos, sino que tratamos de explicar un hecho fundamental que se realiza constantemente en la vida de la
Naturaleza, cuyos maravillosos impulsos mágicos traducidos en aspectos de sonido, de luz y de forma
constituyen la gloria inefable de la Creación. No se trata de anteponer una fuerza masculina de carácter
positivo a otra femenina de condición receptiva, sino que hay que intentar comprender un proceso cósmico
de las más elevadas consecuencias para el hombre. Este proceso puede ser el conocimiento de los
Métodos mágicos y sagrados que utiliza nuestra Logos solar en la proyección, conservación y perpetuación
del Universo a través de los Ángeles, los Cuales son Sus Agentes directos en la obra de la Creación.
Los Ángeles, lo mismo que los hombres y como los demás seres vivos de la Naturaleza, marchan
hacia un destino de perfección. La perfección del hombre culmina -en lo que a la Raza humana se refiere-
en el Adepto; la perfección del Ángel tiende hacia el Arcángel. Sin embargo, no hay comparación posible
entre ambos aspectos de una misma perfección, que es la Perfección de Dios, sino que hay que observar el
proceso desde un ángulo de percepción puramente central -el de la perfecta analogía- cosa que no hace
todavía el ser humano, pero que espontáneamente realiza el Ángel, dotado del poder de intuir las cosas de
la vida desde el centro de las mismas y no desde un plano de engañosas perspectivas tal como lo hace el
hombre. En esta afirmación se halla la clave del por qué los Ángeles no poseen sexo, al menos desde el
limitado punto de vista humano. La comprensión de este hecho, aparentemente sin importancia, constituye
sin embargo, un secreto iniciático que oportunamente será revelado a la humanidad evolucionada de
nuestra época. Otro hecho muy importante a considerar es el de que la vida del hombre y la de todas las
especies vivientes de la Naturaleza obedecen a la ley de "la energía diferenciada", sujeta a la separatividad
y al karma; algo que no sucede con la vida espiritual de los Ángeles. Estos, no poseen un cuerpo orgánico
como el nuestro, lleno de necesidades, sino que son como Rayos de Luz de distintas cualidades y
vibraciones actuando bajo la constante impresión de un Sentimiento de Síntesis. La indescriptible sutilidad
de esta Luz les permite incorporar su maravillosa vida a todas las formas imaginables, tejiendo y
destejiendo en el éter con inimitable maestría las formas que precisan los Reinos de la Naturaleza en cada
uno de los incesantes periodos de la evolución planetaria o solar.
Si analizamos profundamente este proceso hallaremos quizás una aclaración de todo cuanto
dijimos en otra parte de este tratado con respecto a la evolución angélica, considerándola una corriente de
vida cuya expresión subjetiva corre paralela a la que constituye la vida de la humanidad. Los seres
humanos, merced a la fuerza tremendamente dinámica del deseo, llenan el éter del espacio de impulsos
magnéticos revestidos de esencia creadora. El Ángel aglutina tales impulsos, se baña en ellos –si podemos
decirlo así- y construye finalmente con aquel éter dinamizado y convenientemente substanciado, la forma
requerida. Esta idea puede aclarar mucho el sentido referente a que la Naturaleza se mueve en el orden
expresivo y en el aspecto sensible, de acuerdo siempre con las cualidades naturales que se desprende de
cada uno de los Reinos de la Naturaleza y, dentro de estos Reinos, las diversificadas especies que
constituyen sus incalculables etapas evolutivas.
Si seguimos el proceso con mente serena y profundamente advenida, y si por efecto de ello se
admite, aunque hipotéticamente, que enfrentamos una gran verdad que aunque no es muy nueva tampoco
dejará de ser profundamente científica en el orden de la evolución, se tendrá una idea racional del por qué
la vida de los hombres exige creciente lucha y constante esfuerzo en tanto que la vida de los Ángeles, por
el contrario, es de aparente e imperturbable armonía y equilibrio. Todo se halla escrito en el libro de la
evolución del Universo como fases de la Vida del propio Dios, Quien, para iluminar los dilatados confines de
Su omniabarcante Existencia, tiene que llevar LUZ a las más alejadas formas de vida del Universo. Una
LUZ extensible, armoniosa y total, capaz de penetrar en la más densa substancia química del Reino Mineral
52
o de proyectarse a los más exaltados niveles místicos en alas de Su propia Perfección Individual" (10). Los
Ángeles son una manifestación de esta extensible LUZ que llena el Cosmos, desde el más alejado punto de
la Conciencia Espiritual Logoica, la Materia más densa y de mayor poder gravitatorio, hasta aquellas
inconcebibles regiones en donde el Espíritu Logoico, convertido en Fuego de Síntesis, goza la eterna dicha
del Gran Nirvana Cósmico.
Dejando hasta cierto punto aclarada la idea del destino angélico de perfección que como hemos
podido apreciar depende de la evolución de las cualidades de vida de los seres humanos y de los demás
Reinos de la Naturaleza, vamos a considerar ahora el aspecto kármico en la vida de los Ángeles. Pero...,
¿qué es exactamente el Karma? Simplemente el aspecto substancial de la Vida de Dios; la expresión de Su
Vida a través del Universo. Por consiguiente la idea vertida en algunos estudios teosóficos y místicos de
que los Ángeles no están sujetos al Karma, puede ser por lo tanto inadecuada. Lo correcto seria, a nuestro
entender, decir "... el Karma de los Ángeles es distinto al de los seres humanos", o bien, yendo más
profundamente al centro de la cuestión concretar: "El Karma de los hombres es de dolor, de lucha y de
incesantes conflictos, en tanto que el Karma de los Ángeles es de armonía, de gozo y de bienaventuranza".
Esta definición del Karma es el resultado de la visión humana desde cierto ángulo de proyección, pero
podría objetarse también, elevando el razonamiento a esferas causales, que el Ángel posee una
Sensibilidad al dolor, tan aguda como puede ser la propia expresión del dolor humano. Lo que ocurre es
que los Ángeles lo perciben o experimentan de muy distinta manera. Esta Sensibilidad, tanto más aguda
cuanto más evolucionada, es la vida del Ángel, y provee el campo del sentimiento y de la imaginación
humana de la necesaria inspiración espiritual (11). Sin esta sensibilidad la vida del hombre aquí en la Tierra
carecería de sentido o de sabor espiritual, como carece de sabor si le falta la sal, el más sabroso de los
manjares.
He aquí que la "sal de la tierra", o sensibilidad, es la Vida de los Ángeles en su contacto con la
Naturaleza a la cual proveen de sus inestimables dones y de sus vitalizadoras corrientes de armonía. Todo
ser humano que se hace sensible a la vida de la Naturaleza y percibe a través de ella los benéficos dones
angélicos, se convierte a igual que los Ángeles en bendita sal de la tierra. Es entonces cuando tienen un
significado concreto y definido las palabras de Cristo a Sus discípulos: "Vosotros, sois la sal de la Tierra",
siendo discípulos de Cristo todas las almas sensibles del mundo que aspiran a la redención y perfección de
sus vidas.
Vamos a analizar en primer lugar lo que hay que entender por facultades psíquicas. Esotéricamente
son sentidos superiores que se desarrollan en el individuo a medida que éste avanza en su evolución
espiritual. Para ser más concretos todavía podríamos decir que son el aspecto sutil de los cinco sentidos
físicos conocidos: oído, tacto, vista, gusto y olfato, o sea, la prolongación de estos sentidos en los niveles
astrales y mentales de la vida del hombre. Desde un punto de vista racional y científico podríamos decir que
las facultades psíquicas son "fenómenos en el éter" que surgen del centro de conciencia que llamamos Yo.
Estas facultades se extienden en ondas concéntricas cada vez más dilatadas hasta abarcar la totalidad de
los vehículos sutiles, introduciendo en ellos más intensa vibración, o vida, y obligando a estos a responder a
la misma mediante el desarrollo de las capacidades internas o sentidos en latencia. Lo mismo que hizo el
individuo, el ser o el Yo espiritual al desarrollar los cinco sentidos físicos, debe repetirse íntegramente en
cada nivel de conciencia, hasta que finalmente el Yo espiritual es dueño absoluto de sus vehículos o
mecanismos de expresión en los tres mundos y puede lanzarse entonces a la gran aventura de lo Cósmico
que culmina en Síntesis, en el gran Centro místico de SHAMBALLA, en donde el Hombre se convierte en
un Testimonio de la Luz y en un Servidor del Plan. En una palabra, en un agente consciente del Plan de la
Divinidad aquí en la Tierra.
Hacemos estas necesarias declaraciones para situar las facultades psíquicas en el justo lugar que
les corresponde en la evolución espiritual del ser humano y para tratar de desvanecer el hálito de misterio
con que usualmente se le suele rodear. Al decir que las facultades psíquicas son "fenómenos en el éter",
introducimos la idea de participación angélica en la manifestación de los mismos. También podemos
asegurar que no existe manifestación alguna de tipo paranormal o psíquico en la que no intervengan
directamente los agentes invisibles o dévicos que utilizan el éter del Espacio como vehículo de
manifestación. La Ectoplasmia, es decir, la parte de la Ciencia Parapsicológica que estudia la creación de
formas en los niveles astrales, se basa principalmente en la participación de ciertos particulares devas
10
El Principio de Analogía lo rige todo y el impulso hacia la Perfección guía indistintamente la vida de los Dioses, de los Ángeles y de
los Hombres.
11
Esotéricamente se dice que cuanto más intensamente sufre el ser humano más cerca se halla de la sensibilidad angélica.
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etéricos, especializados en la substanciación del éter, que crean el ectoplasma. Tales devas existen por
doquier y no hay manifestación de tipo etérico o ectoplásmico en la que no intervengan directamente estas
criaturas invisibles del éter. La causa de que la inmensa mayoría de los investigadores parapsicológicos no
hayan percibido aún su actividad se debe a que todavía no han desarrollado los necesarios sentidos de
percepción en los planos astral y mental, existiendo por ello grandes lagunas en el curso de sus
investigaciones. Lo mismo ocurre con el fenómeno de la levitación, producido por la actividad de otros
devas más sutiles, con capacidades de “introducir luz en la substancia física” y hacerla permeable a la
acción de otro tipo de éter más puro y menos substancia que produce y determina una inversión completa
de las leyes de la polaridad, tal como las conoce y estudia el hombre de Ciencia.
Estas ideas son sólo un intento de presentar las facultades psíquicas dentro del orden normal y
natural de la evolución. No guardan relación alguna con las pretendidas afirmaciones de que quienes las
poseen son seres "superdotados" o de que pertenecen únicamente al equipo expresivo de personas de alta
evolución espiritual. En este orden de ideas hay que distinguir dos clases de poderes psíquicos: los que
provienen del pasado ancestral de la Raza y pueden ser considerados virtualmente trascendidos, y los que
pertenecen a la evolución espiritual de la humanidad del presente. Los primeros son sólo rudimentos de
pasadas evoluciones, los segundos son el intento espiritual y científico del hombre inteligente de nuestros
días en pleno ejercicio de actividad mental. Durante el periodo atlante el ser humano desarrolló grandes
poderes psíquicos en el plano astral. Tales poderes o facultades estaban en relación con la evolución del
gran centro etérico del plexo solar y eran el paso obligado del proceso instintivo del hombre animal al ser
humano autoconsciente, teniendo como objetivo desarrollar la sensibilidad emocional o psíquica en el
cuerpo físico. Entre tales facultades pueden ser citadas la clariaudiencia, la mediumnidad, la clarividencia,
la proyección astral, la ectoplasmia, etc.. pero, teniendo en cuenta que dicho desarrollo se realizaba
completamente aparte de la voluntad individual, el hombre no se daba cuenta de lo que sucedía en su
interior ni en el dilatado escenario de sus experiencias astrales. Idéntico proceso se está desarrollando en
la actualidad en la evolución de las especies superiores del Reino animal. Estas especies se están
preparando para convertirse en los hombres del futuro y están progresando a partir del gran centre astral
del plexo solar que es su centro inductor e instintivo. Los caballos, los perros, los gatos, los elefantes, cierta
especie de simios, así como algunos animales marinos, tales como las ballenas y los delfines son "muy
psíquicos". Estos, a igual que las especies humanas poco desarrolladas, reminiscencias de aquellas que
vivieron en la época atlante sin haber logrado consumar su experiencia, están desarrollando ciertos
mecanismos de percepción en los bajos niveles del plano astral. Es evidente que todas estas especies
evolutivas, en sus niveles respectivos de evolución, "oyen, ven y participan", aunque inconscientemente, de
la evolución de sus sentidos astrales de adaptación a la vida. Pero, repetimos, tales facultades psíquicas
deben ser consideradas como inferiores y situadas "bajo el umbral de la conciencia" con respecto al
hombre inteligente de nuestros días. La inteligencia exige discernimiento y control, y todo poder psíquico no
controlado ha de ser considerado como de tipo inferior y relegarse por lo tanto a las zonas de "santo olvido
de la conciencia". Tal como esotéricamente se nos ha enseñado... "toda actividad psíquica no controlada
constituye un freno para la evolución espiritual de la Humanidad". Sin embargo, muchos aspirantes
espirituales de nuestros días tienden a rememorar, a revivir o a reproducir la actividad de ciertos centros
inferiores situados por debajo del diafragma en un intento de obtener poderes psíquicos. Con lo cual, y sin
darse cuenta, establecen contacto con aquellos devas del mundo astral inferior que en lejanas épocas
cooperaron en la creación del cuerpo astral de la humanidad, pero que como ya dijimos anteriormente,
actualmente trabajan con la evolución del Reino animal.
El hombre civilizado de nuestra época debe dejar de ser astral e instintivo y realizar su evolución en
el plano mental con lo cual establecerá contacto con los devas de la mente, de naturaleza eléctrica y
altamente dinámicos e incluyentes. Deberemos recordar al respecto que a partir de la segunda mitad del
siglo XIX empezaron a regir para la humanidad unas nuevas reglas evolutivas. Dichas reglas culminaron
con la maravillosa aportación de Mme. Blavatski acerca del Reino espiritual y de la Gran Fraternidad de
Hombres perfectos que dirigen sabiamente el Plan de la evolución planetaria. Las aportaciones espirituales
aludidas tuvieron como consecuencia el enaltecimiento de la visión de un gran número de seres humanos
y, como consecuencia de ello, la corriente espiritual evolutiva se elevó, simbólicamente hablando, por
encima del diafragma hacia los centros superiores, desde el centro cardíaco al centro ajna pasando por el
centro laríngeo. Un grupo escogido de discípulos pertenecientes a aquella época y otros muchos que les
sucedieron en nuestros días lograron desarrollar grandes poderes psíquicos, pero de carácter mental e
inteligentemente controlados por una voluntad potente e integradora.
54
que corresponden a nuestra época y a nuestra Raza y para ello hemos hecho un profundo análisis de las
aportaciones psíquicas que cada Era ha de introducir en la conciencia del ser humano plenamente
identificado con la misma. Veamos:
SEXTA RAZA
Cualidad Mental Abstracta
- Utilizará la Mente como instrumento de coordinación superior con los niveles espirituales del Ser y
revelará el sentido de la Intuición. Contacto con los Ángeles Solares.
SEPTIMA RAZA
Cualidad Espiritual
- Utilizará un sólo sentido que será de SINTESIS de todos los demás sentidos, los del cuerpo físico, los de
la sensibilidad astral y los de la actividad mental. Contacto con los Ángeles superiores del Planeta.
En orden a lo dicho en el capítulo anterior está claro que el esfuerzo del aspirante espiritual de
nuestros días ha de tender necesariamente al desarrollo de sus facultades superiores prolongando la
actividad de los cinco sentidos físicos a los niveles ocultos. Hay que tener en cuenta que el esfuerzo
realizado repercutirá en bien del conjunto humano y que las zonas misteriosas del éter en donde las
Entidades angélicas realizan sus actividades han de ser descubiertas y analizadas tan concreta y
analíticamente como lo hacen los científicos de nuestra época en las áreas físicas del mundo. El desarrollo
y utilización correcta de los sentidos superiores implicará lógicamente el contacto con aquellas maravillosas
Fuerzas invisibles que constituyen lo que esotéricamente definimos como "la LUZ de un Plano" y son
impulsoras de los diferentes tipos de energía que en el mismo se originan y que a través del mismo se
manifiestan. La versión tradicional y mística sobre las Vidas angélicas y el velo de misterio que acompañó
siempre los conceptos que sobre sus actividades espirituales fueron edificados, han impedido que su
verdadera misión con respecto a la humanidad y a los demás Reinos de la Naturaleza fuese correctamente
comprendida y explicada. Sin embargo, su obra es la obra de la Evolución. En algunos textos místicos de la
más lejana antigüedad se las denomina "Las Manos del Señor", ya que es a través de Ellas que la
Divinidad se manifiesta en cada ser y en cada cosa creada. Siendo los sentidos humanos en cada Plano
del Universo los mecanismos de contacto con la obra de la Creación, es obvio admitir que forman parte del
gran contexto evolutivo de la Naturaleza y que también tienen asignada una misión muy concreta y definida:
"Permitirle a la Divinidad ser consciente de Su Obra". Las Manos del Señor, las Jerarquías angélicas,
modelan estos sutiles mecanismos humanos de respuesta a la Vida y el ser humano evoluciona
incesantemente por medio de los sentidos, siendo cada uno de ellos una puerta secreta que deja entrever
siempre la gloria de un Misterio. De ahí que al investigar profundamente el origen de los sentidos y las
sucesivas etapas de su crecimiento y desarrollo en la vida de la humanidad, asistimos a la verdadera
historia de la evolución humana. También empezamos a percibir, siquiera fugazmente, aquellas Manos
misteriosas que utilizando el éter como medio de expresión crean las oportunidades cíclicas de una Era y
los elementos vitales que acompañan siempre en la expresión de un sentido externo o en el desarrollo de
una facultad interna.
Todo cuanto existe en el Universo, sea subjetivo u objetivo, tiene su adecuada proyección en el
Espacio y puede ser contactado si se poseen los adecuados instrumentos de percepción. Cuando
55
esotéricamente nos referimos a la tercera, cuarta, quinta o sexta dimensión del Espacio, no hacemos más
que tratar de reconocer y de sentirnos impelidos a descubrir lo que hay "más allá del velo de la materia
conocida" e investigar las razones ocultas que guían el proceso evolutivo de todo cuanto existe, sabiendo
de antemano, ya que todo en la vida de la Naturaleza se halla estrecha e indisolublemente vinculado, que la
investigación muy profunda de un hecho externo ha de conducir lógicamente al descubrimiento de su
contraparte interna. Con ello un proceso radicalmente científico puede convertirse en metafísico sin
menoscabo alguno de la comprobación objetiva, por cuanto esotéricamente sabemos y la experiencia así
nos lo ha demostrado, que las cosas subjetivas pasan a ser objetivas cuando se las estudia o investiga en
su propio nivel de expresión. Podríamos asegurar que las investigaciones científicas del futuro se realizarán
en la cuarta, quinta o sexta dimensión por haber sido convenientemente desarrolladas algunas de aquellas
facultades de percepción superior o sentidos de evolución interna de que actualmente se carece. Hay que
tener en cuenta que cada dimensión del Espacio corresponde a un determinado Plano del Universo, a un
nivel definido de conciencia y a un sentido específico de percepción. Utilizando creadoramente la analogía
podríamos establecer el siguiente cuadro de relaciones:
Estas relaciones podrían ser todavía más ampliamente extendidas, pero entendemos que serán
suficientes para el desarrollo de nuestro estudio.
Las razas humanas desarrollan normalmente sus sentidos de percepción de acuerdo a las
presiones cíclicas de una Era determinada y a las condiciones astrológicas reinantes que dinamizan los
éteres planetarios y cualifican determinados tipos de civilización. El ritmo de la evolución prosigue
incesantemente y sobre las bases de lo mejor que fue desarrollado en épocas anteriores deben ser erigidas
las estructuras de los nuevos tiempos. Por acumulación de la experiencia que se transmite de edad en
edad son creados los nuevos tipos raciales y cada uno de ellos desarrolla nuevos sentidos y nuevas
facultades de percepción o de respuesta a la Vida. Nuestra Era actual, profundamente marcada por la
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técnica, ha de saber inhibir inteligentemente los sentidos astrales del oído, del tacto y de la vista que
conserva todavía como rudimentos de una etapa de evolución astral anterior y estructurar el entero proceso
de desarrollo emocional sobre el sentido astral del GUSTO, es decir, sobre la IMAGINAClON. Esta
IMAGINACION corresponde armoniosamente con la facultad de DISCRIMINACION mental que ha de
desarrollar la humanidad en los momentos actuales con vistas al noble ejercicio del DISCERNIMIENTO
espiritual que oportunamente llevará a la INTUICION. Nuestra participación activa en este proceso podría
coadyuvar en el establecimiento del nuevo orden planetario, y deberíamos considerar un honroso deber y
una inapreciable oportunidad el desarrollo consciente de los sentidos superiores para poder captar así, más
ampliamente, el mágico sentido de la Vida. Para los aspirantes espirituales de nuestra época y en general
para todos los hombres y mujeres inteligentes de buena voluntad en el mundo, ésta es la tarea a realizar de
acuerdo con la visión y comprensión del plan evolutivo de la Naturaleza:
c) Alcanzado este punto y libres de los espejismos provenientes del mundo emocional, recobrar y
utilizar creativamente bajo control individual las facultades o sentidos astrales
circunstancialmente relegados bajo el umbral de la conciencia y situar todos los sentidos
desarrollados bajo la supervisión del ÁNGEL SOLAR.
Todos los sentidos humanos se mueven en un inmenso campo de vibraciones. Desde las más
lentas que se manifiestan como Materia, hasta las más elevadas y sutiles que proceden del Espíritu. Dentro
de este absoluto campo de vibraciones y de acuerdo con las cualidades de Vida de la Divinidad son
estructurados los Planos del Universo. La respuesta de cada Plano a estas cualidades de vida divina
constituye el Sentido de este Plano, siendo también este Sentido la puerta de contacto mediante la cual el
Logos creador puede establecer contacto con Su Obra universal. Podemos decir entonces que cada Plano
es un Sentido inmenso de la Divinidad, y de acuerdo con el tipo de vibración requerido en el proceso de la
evolución universal, este Sentido cualifica la entera organización atómica de cada uno de los elementos
químicos que están en la base del Plano. De acuerdo con la analogía que surge al contemplar el desarrollo
de los sentidos corporales en el ser humano, el orden universal parece ser el siguiente:
La perfección del Sistema solar comporta, de acuerdo con la constitución septenaria del mismo, la
evolución de otros dos sentidos divinos correspondientes a los Planos Monádicos y Adico, pero nada
sabemos concretamente acerca de los mismos salvo las pequeñas informaciones que se derivan del
examen de la constitución y actividad del ser humano, "hecho a imagen y semejanza de Su Creador". Así,
dentro de un cuadro de valores establecido por medio de la analogía, podríamos deducir que cada uno de
los sentidos de la Divinidad expresando la capacidad vibratoria de un Plano se refleja y manifiesta en el ser
humano y a medida que avanza éste en el proceso de su evolución, tales sentidos se agudizan y vienen a
ser como avenidas de contacto con su contraparte superior en los demás Planos. Desde tal punto de vista
puede ser establecida la siguiente analogía:
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El hombre utiliza, además, el centro de la mente como un sentido coordinador de los demás
sentidos físicos y parece ser que progresa incesantemente hacia un sentido superior muy remoto para la
mayoría de los seres humanos que denominamos Intuición, cuya cualidad es Unidad y se expresa como
síntesis.
Existe una relación total entre un Arcángel, que es la energía coherente de un Plano de la
Naturaleza y un Deva constructor, que es el factor coherente que construye el cuerpo expresivo de un
hombre. Puede comprenderse, utilizando como siempre la analogía, que tal relación ha de hallarse en el
misterio del Éter, la substancia cósmica mediante la cual y de acuerdo a su grado de sutilidad son
estructurados los distintos Planos de la Naturaleza, y dentro de estos Planos, los cuerpos correspondientes
a todos los estados de conciencia humana y a todas las infinitas especies dentro de los Reinos en
evolución. Hemos hablado de "factor coherente" en lo que respecta a la construcción de cualquiera de los
mecanismos que el hombre utiliza en el devenir de su existencia kármica o el que utiliza la propia Divinidad
en la manifestación de los Planos del Universo. Sin embargo, hay que tener en cuenta también el "factor
aglutinante que corresponde a la actividad del átomo permanente. Este consta asimismo de siete espirillas,
cada cual con sus propias líneas de energía, que son la representación en la vida del átomo de los siete
Planos del Universo, dotadas de un movimiento panicular de contracción y dilatación a igual que un
diminuto corazón reaccionando sincrónicamente a los movimientos de sístoles y diástoles del gran Corazón
solar que determina el fenómeno de la Vida en el Universo. En la presente era evolutiva sólo cinco espirillas
están activas dentro del átomo permanente humano, correspondiendo cada una a la evolución de un
sentido físico y al posible despertar de sus contrapartes en los mundos más sutiles. Tengamos en cuenta al
respecto que el movimiento de contracción y dilatación del minúsculo corazón del átomo permanente está
regido misteriosamente por unas vidas angélicas especializadas, atraídas a este centro de vida atómica por
ciertas radiaciones emitidas a través del mismo por el principio espiritual o monádico del ser humano. El
Espíritu, mediante el desarrollo de las espirillas en el átomo permanente, una para cada gran Raza en
evolución, origina los sentidos de percepción o avenidas de contacto con la obra de la Naturaleza. De
acuerdo con el proceso de la evolución puede ser establecido el siguiente cuadro de analogías:
Esotéricamente se nos dice que cada espirilla en el átomo permanente es una corriente de energía
que transmite no sólo vida sino que irradia también conciencia. Esto viene a significar que el átomo
permanente del ser humano en cualquier de los cinco Planos del Universo en donde tiene necesidad de
cuerpos expresivos es un centro de vida, de conciencia y de actividad creadora. La Ley única que rige el
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proceso de expansión del átomo permanente en el subplano superior o atómico de cada Plano es
RADIACION. De acuerdo con tal radiación, expandiendo energía vital y cualidades espirituales a través de
los demás subplanos, son misteriosamente atraídas a su centro aquellas minúsculas vidas coexistentes con
el Éter que llamamos "elementales constructores" o devas de las formas. Existen en muchos niveles de
sutilidad y en innumerables modificaciones. Su ley es responder a toda clase de vibraciones y construir
mediante el éter a su alcance el pequeño núcleo de substancia que corresponde a cada tipo de vibración.
La creación de las unidades atómicas de elementos químicos necesarios para la estructuración de las
células vivas de cualquier organismo físico es el inmenso trabajo de un increíble número de pequeñísimos
obreros trabajando al unísono y coordenadamente a los impulsos vitales del átomo permanente físico y al
estimulo de los sucesivos estados de conciencia que condicionan el ritmo de la evolución. La fuerza
coherente del átomo, su capacidad de expansión y la calidad de sus radiaciones constituyen esencialmente
el Elemental Constructor, el Señor de un Vehículo reconocido de manifestación humana. Este Elemental
Constructor es la representación en miniatura de un Arcángel en lo que al Sistema solar se refiere. Su
poder es muy grande y así es reconocido en los estudios esotéricos ya que una vez que ha construido el
vehículo u organismo humano en el Plano que corresponda, mental, emocional o físico, se constituye en el
Morador del mismo, con una conciencia propia y reconocida. Esta conciencia es muy difícil de ser
controlada y gobernada si el ser humano no posee una gran evolución espiritual. Podemos decir así que la
conciencia que anima a un elemental constructor varia en cada nuevo ciclo de evolución o en cada nuevo
periodo de encarnación del alma humana. En su esencia es un Ángel o Deva que utiliza todas las vidas
elementales coexistentes con el éter a su alcance, las atrae a su centro de poder y las mantiene luego
coherentemente en la evolución del sistema celular de acuerdo con las cualidades y los impulsos eléctricos
que brotan del centro de conciencia humana condicionada por el karma. Se trata, en todo caso, de la
expresión mística del alma por medio de la forma, pero con la participación espiritual de la Mónada. Esta, a
igual que el Logos solar, está empeñada en la tarea evolutiva que corresponde a cada nueva fase de vida o
de encamación cíclica.
Las ondas emitidas por los átomos permanentes afectan a un inconcebible cantidad de elementos
dévicos, los cuales responden a la ley de la necesidad que le obliga al hombre a reencarnar cíclicamente.
Desde el momento en que por leyes misteriosas de afinidad penetra un elemental dévico dentro del campo
magnético creado alrededor de un átomo permanente, forma parte ya del equipo de manifestación del Yo
espiritual y participa de hecho del karma que este Yo tiene la misión de cumplir y realizar. El misterio de la
vida y de la forma se halla así complementado y el investigador esotérico de todos los tiempos y el discípulo
en entrenamiento espiritual tienen el deber de penetrar en el interior de los campos magnéticos creados en
cualquier zona de vida en el espacio y establecer inteligente contacto con ciertos Ángeles superiores. Estos
Ángeles, en cada Plano, son los responsables de que las vidas angélicas en función de elementales
constructores realicen perfectamente la obra que les ha sido asignada de construir elementos químicos,
átomos y células, en respuesta a la necesidad evolutiva de cualquier Yo espiritual, o Hijo de Dios en
encarnación cíclica.
En directa analogía con lo dicho en el capítulo anterior vamos a analizar ahora el tema
profundamente inspirativo de las “ALMAS GRUPO", del cual se ha hablado mucho esotéricamente, aunque
sin enlazarlas quizás directamente con la actividad espiritual de los Ángeles que constituyen las raíces
cósmicas de su evolución.
Vamos a preguntarnos ante todo ...¿qué es un ALMA GRUPO, ya se refiera al Reino animal, al
vegetal o al mineral? Se trata simplemente de grandes concentraciones de energía angélica manteniendo
en suspensión en el espacio vital de un Reino o de una especie determinada en la vida de la Naturaleza, a
grandes grupos de partículas de vida dotadas de esencia monádica en distintos grados de evolución,
impelidas por un impulso trascendente divino a la incesante búsqueda de un tipo de FORMA que responda
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Sin este magnetismo especial irradiante de los Señores del Karma no podrían ser construidos ninguno de los cuerpos expresivos
del hombre
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adecuadamente a sus necesidades de manifestación. Sea cual sea el nivel evolutivo de tales
concentraciones de energía dévica y monádica, cuando se las examina clarividentemente desde el plano
causal aparecen como "nubes" coloreadas por las cualidades espirituales alcanzadas en procesos
anteriores de manifestación o existencia y se las distingue perfectamente unas de otras en diversos
estratos del Plano mental, por la calidad de los colores y sutilidad de la nube dentro de la cual se hallan
inmersas.
a) El Alma Grupo total del primer Reino de la Naturaleza, el Mineral, se halla localizada en el
séptimo subplano del Plano mental. Las energías etéricas de construcción y los agentes
dévicos constructores en diversas gradaciones operan en el cuarto subplano etérico del Plano
físico.
b) El Alma Grupo total del segundo Reino, el Vegetal, se halla ubicada en el sexto subplano del
Plano mental. Las energías etéricas y las ingentes huestes de elementos dévicos que
intervienen en el proceso de construcción de las formas requeridas pueden ser localizadas en
el tercer subplano etérico del Plano físico.
c) El Alma Grupo total del tercer Reino, el Animal, con todas sus numerosísimas especies
integrantes en tierra, agua y aire, constituyendo variadísimos centros de actividad, se halla
confinada en el quinto subplano del Plano mental y la numerosísima hueste de agentes dévicos
constructores especializados que construyen la multiplicidad de formas animales características
de las distintas especies, extraen la substancia etérica del segundo subplano del Plano físico,
aquel que en los tratados esotéricos se denomina subatómico.
En orden a este grupo de ideas relacionadas podríamos añadir que al Reino humano, constituido
por las almas individuales de todos los seres humanos, le corresponde en orden a la analogía el cuarto
subplano del Plano mental, aunque el centro espiritual y radiante de su vida se halla en el tercer subplano,
llamado también plano causal, morada del ÁNGEL SOLAR, centro inspirativo de toda vida humana. Las
energías etéricas que entran en la composición de las delicadas fibras nerviosas del cerebro y de los
todavía más sutiles NADIS del sistema nervioso interno son extraídas del subplano primero del Plano físico,
el subplano atómico. Esta relación total entre Reinos, Planos, subplanos, Jerarquías angélicas y Agentes
constructores dévicos será mejor comprendida utilizando el siguiente diagrama:
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Otra correspondencia analógica podría ser establecida entre las Almas Grupo Subhumanas, las
Almas individualizadas de los seres humanos en el Cuarto Reino y las Almas Liberadas del Reino
superhumano en orden a las grandes Jerarquías Creadoras que operan en el Segundo Plano Monádico del
Universo. Veamos:
El proceso de la evolución, tal como surge de la mente y de la voluntad del Creador, se manifiesta
como un impulso vital ascendente a la búsqueda incesante de un Arquetipo de perfección que se eleva de
las densas profundidades del Reino mineral, atraviesa los diferentes estadios de vida en los Reinos vegetal
y animal y converge en el corazón del hombre.
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En el proceso iniciático conocido esotéricamente como INDIVIDUALIZACION, grandes
concentraciones de mónadas espirituales habiendo rebasado la medida impuesta por los Arquetipos
superiores de ciertas Almas grupo en el Reino animal, fueron dotadas de alma individual y pasaron a
constituir el Cuarto Reino de la Naturaleza, el Reino humano. Fueron cierto tipo de AGNISHWATTAS,
conocidos ocultamente como Ángeles Solares o Dyannes del Fuego, los que introdujeron la luz de la mente
proveniente del quinto Plano cósmico, la Mente de Dios, en los rudimentarios cerebros de los animales
superiores, o de los hombres animales, y los convirtieron en seres humanos elevándoles, tal como puede
leerse en ciertos pasajes de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS" "por encima del karma de las Almas Grupo y
preparando para cada uno de ellos un glorioso karma individual". La meta espiritual de la Raza de los
hombres desde aquel momento es alcanzar la estatura de perfección del propio Ángel Solar, la
representación genuina de la Voluntad de Dios en lo que respecta a la Humanidad de esta presente Cuarta
Ronda y el objetivo supremo del Logos planetario en estos trascendentales tiempos marcados por la
indescriptible oportunidad cíclica de un cambio de Eras.
Las Almas Grupo fueron trascendidas y los hombres animales poseían ya un Alma individual. La
opción humana frente a la vida universal que le rodeaba era desde aquel momento una: establecer contacto
con el AGNISHWATTA Ángel solar de su vida e inspirador y director de su destino kármico. Se trataba de
una obra que tendría que durar millones de años y solamente desde hace unos pocos siglos la idea del
Ángel solar es lo suficientemente fuerte en la conciencia de los hombres como para inspirarles
internamente indicios de eternidad. Ahora el Misterio de la Divinidad se singulariza al extremo de mostrarle
al espíritu investigador del hombre una sola y definida Meta, el reconocimiento de su trascendente divinidad
simbolizada en el gran AGNISHWATTA, el Ángel solar o el Ángel de la Presencia que desde siempre fue la
gloria y luz y de su destino.
En el capítulo anterior nos preguntábamos ¿qué es el Alma Grupo? Ahora debemos preguntarnos...
¿quién es el Ángel Solar? Evidentemente, fue esta gloriosa expresión del amor divino quien elevó al
hombre animal a la categoría de ser humano. Si logramos resolver la incógnita que rodea la Vida de este
celestial Avatar habremos resuelto quizás de una vez y para siempre el enigma del corazón del hombre,
centralizado en la triple interrogante ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, que
constituye el secreto impulso que lo eleva constantemente a las sempiternas alturas espirituales.
Hay que tratar de explicar, aunque brevemente, la parte de este Misterio universal que dicha
tradición permitió llegar a nosotros: "Hace unos dieciocho millones de años la vida del planeta Tierra
registró un acontecimiento espiritual de trascendentes consecuencias. El Logos de nuestro Universo,
impulsado por razones cósmicas que escapan por completo a la humana comprensión, había decidido
acelerar el movimiento evolutivo espiritual de nuestro mundo. Como efecto de esta decisión universal
descendió a la Tierra procedente de Venus una poderosísima Entidad espiritual, la cual es conocida
esotéricamente como SANAT KUMARA y más familiarmente como el SEÑOR DEL MUNDO. Este trajo
consigo a otras elevadas Entidades que constituían Su grupo de discípulos en aquel planeta y al incidir Su
poder en el áurea etérica de nuestro mundo provocó ciertos hechos principales:
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b) En el Reino vegetal tuvo lugar asimismo un misterioso cambio químico que desarrolló
potentemente la sensibilidad del mismo y propició el paso de muchas unidades de vida de este
Reino al Reino animal.
c) En el Reino animal, el rudimentario centro del cerebro instintivo alojado en la región del plexo
solar recibió un tremendo impulso espiritual y fue creada una línea de luz o de energía que unió
este centro con cierto punto de la cabeza. Consecuentemente, muchos animales enderezaron
la columna vertebral y pudieron sostenerse verticalmente sobre la horizontalidad del suelo. El
centro de Kundalini, que hasta aquí sólo había desarrollado tres pétalos, desarrolló el cuarto y
empezó a funcionar la base de la columna vertebral como centro espiritual y vital de la vida de
un nuevo tipo de evolución planetaria.
No pueden hacerse conjeturas acerca de la misteriosa esencia de los Ángeles Solares, de los
HIJOS DE LA MENTE –tal como esotéricamente se les define. Sólo hay que tener presente un hecho
esencial. Su voluntad, su amor y su sacrificio con respecto a la humanidad exigen de parte del hombre
actos de voluntad, de amor y de sacrificio en su equivalente medida, teniendo en cuenta que la liberación
del pacto de sacrificio del Ángel Solar en favor de la humanidad depende única y exclusivamente del ser
humano. Leyendo en los anales akásicos el misterio de la vida de los Ángeles Solares puede verse
reflejada en los éteres inmortales las sublimes condiciones a que cada Ángel Solar sometió Su Pacto
inquebrantable a la Divinidad y a la Raza de los hombres:
La promesa o el pacto supremo de cada Ángel Solar ha sido invariablemente cumplido. Es pues el
hombre que posea inteligencia suficiente el que debe cumplir ahora la parte del pacto solar que le
corresponde. El debe establecer contacto consciente con el Ángel Solar de su vida, tenerle constante e
invariablemente como meta de todas sus acciones y acercarse tanto a EL como para participar de la gloria
de Su vida, “tomar su lugar y reemplazarles en Sus funciones causales” a fin de que pueda retornar a Su
patria celestial. A aquella patria nirvánica de la que se ausentó durante extensos ciclos de tiempo para
cumplir con una deuda de amor, de voluntad y de sacrificio que había contraído en bien de la Humanidad y
como eco supremo de la Voluntad de Dios.
EPILOGO
Al finalizar la primera parte de "UN TRATADO ESOTERICO SOBRE LOS ÁNGELES", que hemos
titulado "LAS FUERZAS OCULTAS DE LA NATURALEZA", pensamos más en lo que todavía no fue dicho
que en lo que ya está escrito, ya que así es de rigor en la investigación esotérica. Creemos sinceramente
que lo dicho hasta aquí constituye solamente un primer paso orientador con respecto a las vidas angélicas
y a las fuerzas elementales a sus órdenes. Todavía hay grandes misterios que descubrir y muchos e
importantes secretos a revelar acerca de las fuerzas ocultas de la Naturaleza. Algunos de ellos se
relacionan con la forma de trabajar de los Ángeles, desde que vuelven substancial y objetivo el éter del
espacio hasta que ha sido construida una forma determinada de la Naturaleza. Este misterio de
construcción que mueve de por si toda una cadena de misterios será tratado en el próximo volúmen bajo el
titulo de "ESTRUCTURACION DEVICA DE LAS FORMAS". En el mismo tratará de descifrarse el proceso
de construcción angélica desde varios ángulos de vista y tan científicamente como nos sea posible, en
orden a la Ley natural y a partir de los Arquetipos mentales creados por la Mente de Dios. Se trata de un
trabajo lento, paciente y perseverante en cuyo desarrollo, nunca lo hemos dudado, seremos inspirados y
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ayudados por los propios Ángeles. Dichos Ángeles, según hemos podido comprobar, están profundamente
interesados en establecer contacto con los seres humanos y gentilmente cooperan con todos aquellos que
intentan sinceramente acercarse a sus mundos de armonía.
El tercer volumen de este Tratado esotérico sobre los Ángeles tendrá como título "LOS ÁNGELES
EN LA VIDA SOCIAL HUMANA". En el mismo serán estudiados lo más ampliamente posible los contactos
humano-dévicos realizados en todos aquellos niveles en donde el ser humano posee vehículos lo
suficientemente desarrollados como para permitirle establecer relación consciente con los Ángeles,
nuestros hermanos de los mundos invisibles. Tales contactos pueden ser realizados a partir de los niveles
etéricos más densos, como lo es el gaseoso, hasta ciertos exaltados niveles del plano mental, culminando
en ciertos casos con la vibrante experiencia de contacto con el ÁNGEL SOLAR que precede a las grandes
Iniciaciones. Hay pues una extensa gama de relaciones entre el Reino humano y el Mundo de los Ángeles
que pueden ser establecidas de inmediato a partir de las débiles creaciones humanas en los niveles
emocionales hasta alcanzar aquellas ricas zonas de experiencia espiritual en donde se manifiestan los
Ángeles familiares o guardianes de la humanidad o aquellos otros, todavía más excelsos, cuya misión es
revelar los Misterios de la Divinidad en forma de maravillosos Arquetipos cuya substancia de Luz alimenta
todas y cada una de las formas de la Naturaleza y de los Reinos.
Creemos sinceramente, e insistimos mucho sobre este punto, que este Tratado si bien no será una
obra completa por cuanto no podrá abarcar las inmensas profundidades del Mundo angélico, constituirá, sin
embargo, el punto de partida para la investigación particular de muchos otros investigadores de las leyes
ocultas de la Naturaleza, singularmente de aquellos dotados de mente muy científica y analítica que ansíen
descubrir el misterio de la construcción, ya sea de cualquier átomo o elemento químico o el que se revela al
examinar el crecimiento de la más humilde planta. Utilizando la visión interna trataremos de dar
cumplimiento a estos objetivos mediante la aportación de gráficos y dibujos ilustrativos de las actividades
que están realizándose en los mundos ocultos, sin que nos demos cuenta, por medio de los agentes
constructores de la Naturaleza, maestros supremos en el arte de la estructuración de todas las formas, de
todos los ambientes y de todas las situaciones posibles en nuestro planeta. Una parte muy importante a
considerar por sus tremendas repercusiones en el orden social de la humanidad es la parte activa que
toman los Ángeles en sus distintas jerarquías, en la producción de los fenómenos llamados
parapsicológicos o paranormales y en todos aquellos otros de carácter atmosférico y geológico que se
manifiestan como nieve, lluvia o viento y en forma más dramática, por sus imprevisibles consecuencias,
como las erupciones volcánicas, los huracanes, los terremotos y las inundaciones. Esperamos poder
explicar tan razonablemente como nos sea posible los orígenes dévicos de todos estos fenómenos
paranormales y geológicos. Esta es, al menos, nuestra sincera esperanza.
Es pues con una disposición de ánimo muy serena, tranquila y confiada que ponemos punto final a
este primer volumen de "UN TRATADO ESOTERICO SOBRE LOS ÁNGELES", que ha de servir de
introducción a otras ideas más amplias y profundas en orden al tema general de las Jerarquías Angélicas
del Universo y de sus particulares y definidas misiones con respecto al hombre y a la vida de la
Naturaleza... Esperamos que así sea.
INDICE
Las Ilustraciones
Prefacio
Introducción
Primera Parte
LAS BASES CIENTÍFICAS DEL UNIVERSO, DE ACUERDO CON LA ACTIVIDAD ANGELICA
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1. La intención suprema del Logos de manifestarse
2. la cualidad de la vid psicológica del Logos
3. El grado de experiencia universal de un Logos
4. la elección del campo de las expresiones logoicas
5. La afinidad psicológica del Logos con determinados arcángeles constructores
6. La consideración de los agentes constructores del sistema solar
7. Movilización de los elementos angélicos
8. la calidad del espacio y del éter primordial
Segunda Parte
VINCULACION ESPIRITUAL DE ANGELES Y HOMBRES
1. la fraternidad humano-dévica
2. El proceso angélico de estructuración de las formas
3. Las formas de los ángeles y de los devas constructores de la naturaleza
- La base cúbica
- El soporte
- La copa
- La esfera de oro
Tercera Parte
LA INTERVENCIÓN ANGELICA EN LA VIDA DEL HOMBRE
EPILOGO
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2004
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