Panfleto Contra El Todo Fernando Savater

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FERNANDO SAVATER (PANFLETO CONTRA EL TODO)

La identificacin de lo social con un todo y la potenciacin unificadora de ese todo, en detrimento de las instancias de diversificacin del poder es una constante poltica de la edad moderna. Este panfleto cuenta la biografa devoradora del Todo Social, la absorcin por parte de un gran Uno separado de las fuerzas propias individuales y recensiona tambin las ideas supuestamente liberadoras que han colaborado a fortificar el Todo: la falacia del Bien Comn, de la Justicia, de la Igualdad, del Individuo, de la Opinin Pblica, de la Clase... Hasta ahora, las revoluciones han contribuido a intensificar el poder del Todo: nunca ha habido una revolucin contra el Todo. Basndose en apuntes de la llamada Gran Poltica de Nietzsche, este panfleto acaba con un examen de las perspectivas contemporneas de superacin de los planteamientos totalitaristas, lo que podra ser el anuncio del primer movimiento libertario no guiado por el resentimiento sino por el jbilo creador.

Miserables! exclam-. No disimulen por ms tiempo! Lo confieso todo! Arranquen esas tablas! Aqu, aqu! Es el latido de su horrible corazn! (Edgar Allan Poe, El corazn delator )

Captulo Primero: Un poco de Todo

Todo va bien. Todo va mal. En cualquier caso todo va: es el Todo lo nico que va. Hay que pensar en todo, en el Todo. Y dice Hegel: Slo piensa quin piensa desde el Todo y hacia el Todo . Pero quiz sea el Todo quien nos piensa, quizs el pensamiento no sea ms que un atributo del Todo, el nico que conocemos de l junto con la extensin, segn afirma Spinoza. Aunque del Todo sabemos otra cosa decisiva: suyo es el poder. Y tambin sabemos que el Todo es lo verdadero, que slo el Todo puede ser verdad, segn dictamen del gran administrador del Todo, Hegel. Por eso nos hiere y a la vez, secretamente, nos euforiza la proclamacin con que se subleva el hegeliano Adorno: El Todo es lo falso . De aqu partimos y aqu tenemos que volver.

Es necesario extirpar la independencia de la vida de cualquier hombre y de cualquier animal sometido al hombre. Platn, Las Leyes

Vivimos en una sociedad hipercompleja, como dice Edgar Morin, pero en buena medida las posibilidades de efectiva disidencia, de iniciativa creadora fuera del Todo sin benvolos y coactivos encauzamientos hacia lo Uno, son cada vez menores. Se permite con suerte y en algunos sitios- ser al margen, pero el hacer va acompaado inmediatamente de una remisin a la totalidad.

Captulo II: Todo el poder para el Todo

El Poder lucha contra la diversidad real de las fuerzas sociales: el rostro terico simblico, ms precisamente- de este combate para efectuar la unanimidad por va coactiva es la idea de Todo, la identidad de lo contradictorio organizada en la institucin de poder llamada Estado. No entiendo aqu por Poder ninguna entidad misteriosa de raigambre oscuramente metafsica, sino simple y llanamente la capacidad de mando, la condicin de que gozan determinadas personas e instituciones para establecer lo que ha de ser y no ha de ser la vida de otras personas, incluso en contra de la voluntad de stas, la posibilidad de dictar y revocar leyes, de marcar prohibiciones u obligaciones, de planear el futuro y establecer los criterios ortodoxos de interpretacin del presente y del pasado: muy especialmente, es la capacidad de disponer de la fuerza propia de otros hombres, de su capacidad de trabajo, de creacin, de violencia o de habilidad para fines que esas personas no determinan y quiz no aprueban o de cuyos beneficios slo gozan en forma mediata y parcial. Ese Poder es una especie de fuerza separada de su ndulo motor, una fuerza que se alimenta de la impotencia relativa o total que provoca en las vctimas que se le someten. Con un juego semntico que no siempre me es dado respetar, pero que me parece necesario para el planteamiento crtico, he distinguido entre poder y domino , entendiendo el dominio como aquella irradiacin activa de la fuerza propia que no se alimenta de la impotencia de sus objetos sino de la sobreabundancia de riqueza que pone en ellos y que revierte de nuevo sobre el foco de actividad. (p. 29)

Slo el poder puede dictaminar en trminos absolutos lo universalmente vlido o condenable: desde el simpoder que aspira a atenerse a su fuerza propia, no hay sitio para juzgar globalmente al Poder. [...] Nadie se equivocara tanto en la lectura de este panfleto como quien leyese en l una preferencia de cualquier tipo por el pasado, [...]; preferir el pasado no es mejor, ni siquiera fundamentalmente distinto, que hipotecar lo presente a lo futuro. (p. 30) Antes la Ley estaba fundada fuera, ms all, en la trascendencia religiosa o en el tiempo mtico de la tradicin inmemorial; ahora, es preciso fundar la Ley dentro, en la cambiante, contradictoria, y discutible voluntad individual de los socios. Pero la Ley trascendente no quera ser una cmoda justificacin del despotismo de los poderosos, sino una solucin que aunase la necesidad social de orden con una garanta fundamental de que ningn individuo podr identificarse plenamente con la Ley, modificarla a su capricho o manipularla ilimitadamente sin verse obligado a acatar una sancin superior. Estas garantas se han perdido en la modernidad, porque, valga la perogrullada, dentro de la sociedad no hay ningn punto que est por encima de ella indiscutiblemente, porque, al ser todos los socios iguales, ninguna suma de voluntades iguales puede ser la voluntad general sin dejar por ello de ser un capricho. (p. 32) No es bueno tener muchos jefes; no tengamos ms que uno slo (p.35) (Ulises en La Ilada) Se necesita y se anhela ms libertad cuanta menos seguridad se precisa, o sea cuanto ms fuerte se es. [...]Los hombres que han tenido estas cualidades y otras afines han amado siempre la libertad, su libertad, han rechazado el mando ajeno y con frecuencia han considerado que aceptar mandar a otros es tambin una forma de servidumbre. (p.41) Donde hay libertad hay bien y mal: ni en el paraso ni en el limbo; tampoco, obviamente en el infierno. [...] Se habla de libertad para hacer el bien como si tal piadosa restriccin no acabase con la libertad verdadera. (p.42)

Desde la periferia, el Poder administra hacia adentro la violencia natural que fluye libremente fuera: pero la convierte en universal, en Ley. [...] El medio que utiliza contra la violencia natural que cada uno oculta es su propia violencia legislada, su perpetuo Estado de Guerra: y los hombres han descubierto que de esta violencia universal ya no hay Ley alguna que proteja. (p.46) Captulo III: Las falacias del todo

Djate poseer le amonestaba el anciano-, djate poseer por el todo. -A m, realmente estall Torrismondo- lo que me gustara es poseer yo, no ser posedo. Italo Calvino, El caballero inexistente

La imaginacin y la fuerza interior de los criminales de Shakespeare se limitaban a una docena de cadveres. Es porque no tenan ideologa. La ideologa!, ella es la que aporta la justificacin que el crimen busca, la larga firmeza necesaria al criminal...De este modo, los inquisidores se apoyaron en el cristianismo, los conquistadores en la exaltacin de la patria, los colonizadores en la civilizacin, los nazis en la raza, los jacobinos (de ayer y de hoy) en la igualdad, la fraternidad y la felicidad de las generaciones futuras. Es la ideologa lo que le ha costado al siglo XX el experimentar el crimen a escala de millones. Un crimen imposible de ser refutado, pasado por alto, silenciado. El Archipilago Gulag. a) La Falacia del Bien Comn El misterio del Bien Comn es que, por un lado, es precisamente lo que yo quiero (cmo haba de ser comn si no?) y por otro aquello que queda resguardado de mi querer. El Bien Comn es lo que quiero cuando quedo resguardado de mi querer como yo quisiera y quiero como si otro quisiera por m. (p.52)

La necesidad de una comunidad fraterna debera nacer de la naturaleza del hombre, venga ste al mundo con ella o se asimile ese hbito en el transcurso de los siglos. En qu consistira esa fraternidad si la expressemos en un lenguaje racional, consciente? Pues en que cada personalidad, de por s, sin la menor coaccin, sin el menor provecho para s misma, le dira a la sociedad: Slo somos fuertes todos unidos; tomadme a m por entero si me necesitis; no os preocupis de m, no pensis en m al promulgar vuestras leyes, que yo os cedo todos mis derechos y podis disponer de m como gustis. sta es mi suprema dicha: sacrificroslo todo y que no sufris ningn dao. Me anulo, me fundo sin la menor diferencia, con el solo fin de que resplandezca vuestra fraternidad... Pero la fraternidad, en cambio, deba responderle: T nos das demasiado. Lo que nos das no tenemos derecho a rehusrtelo, ya que en eso t mismo dices que cifras toda tu dicha. Pero qu hacer si estamos siempre pendientes de tu felicidad? Toma t tambin todo lo nuestro. Con todas nuestras fuerzas procuraremos constantemente que tengas toda la libertad personal posible, la mayor autonoma. No temas de ahora en adelante a ningn enemigo, ni a los hombres ni a la Naturaleza. Nosotros todos miraremos por ti, nosotros todos miraremos por tu seguridad, sin descanso velaremos por ti, ya que eres nuestro hermano, y nosotros lo somos tuyo; y nosotros somos fuertes; as que est tranquilo y ten nimos, no temas nada y en nosotros confa. Despus de esto, naturalmente, ya no hay que repartir nada, pues todo de por s se reparte. Amaos los unos a los otros y todo eso vendr solo. Pero, volviendo a lo de antes: qu va a hacer el socialista si el hombre de Occidente no profesa el principio de la fraternidad, sino, por el contrario, el principio individual, personal, que sin cesar se especializa y pual en mano reclama sus derechos? El socialista, al ver que no hay fraternidad se pone a predicarla. De la carencia de fraternidad quiere sacar, hacer la fraternidad. Para hacer un guiso de liebre, hace falta liebre. Pero aqu falta la liebre, es decir, la Naturaleza, la aptitud para la fraternidad, la Naturaleza creyente en la fraternidad que a ella espontneamente tiende. Desesperado, el socialista pnese a elaborar, a definir la fraternidad futura, lo pesa y mide todo, seduce con las ventajas, habla, adoctrina, hace la cuenta de los provechos que a cada uno habra de reportarle la fraternidad, cunto saldra ganado cada uno en lo que cada personalidad ve lo que ambiciona, y determina de antemano la cuanta de los bienes terrenales; cunto merece cada cual y en qu medida debe cada uno sacrificar su personalidad al procomn. Pero qu fraternidad es sa, en la que por adelantado se especifica cunto merece cada cual y cunto hay que darle? Notas de invierno sobre impresiones de verano, Dostoyevski

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