Dichos de Luz y Amor San Juan de La Cruz
Dichos de Luz y Amor San Juan de La Cruz
Dichos de Luz y Amor San Juan de La Cruz
PRLOGO
Tambin, oh Dios y deleite mo!, en estos dichos de luz y amor de
ti se quiso mi alma emplear por amor de ti, porque ya que yo, teniendo la
lengua de ellos, no tengo la obra y virtud de ellos, que es con lo que,
Seor mo, te agradas, ms que con el lenguaje y sabidura de ellos, otras
personas, provocadas por ellos, por ventura aprovechen en tu servicio y
amor, en que yo falto, y tenga mi alma en qu se consolar de que haya
sido ocasin que lo que falta en ella halles en otros.
Amas t, Seor, la discrecin, amas la luz, amas el amor sobre las
dems operaciones del alma. Por eso, estos dichos sern de discrecin
para el caminar, de luz para el camino y de amor en el caminar.
Qudese, pues, lejos la retrica del mundo; qudense las parleras
y elocuencia seca de la humana sabidura, flaca e ingeniosa, de que
nunca t gustas, y hablemos palabras al corazn baadas en dulzor y
amor, de que t bien gustas, quitando por ventura delante ofendculos y
tropiezos a muchas almas que tropiezan no sabiendo, y no sabiendo van
errando, pensando que aciertan en lo que es seguir a tu dulcsimo Hijo,
Nuestro Seor Jesucristo, y hacerse semejantes a l en la vida,
condiciones y virtudes, y en la forma de la desnudez y pureza de su
espritu. Mas dala t, Padre de misericordias, porque sin ti no se har
nada, Seor.
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Quin se podr librar de los modos y trminos bajos si no le
levantas t a ti en pureza de amor, Dios mo?
Cmo se levantar a ti el hombre, engendrado y criado en
bajezas, si no le levantas t, Seor, con la mano que le hiciste?
No me quitars, Dios mo, lo que una vez me diste en tu nico
Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgar
que no te tardars si yo espero.
Con qu dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios
en tu corazn?
27. Mos son los cielos y ma es la tierra; mas son las gentes, los
justos son mos y mos los pecadores; los ngeles son mos, y la Madre
de Dios y todas las cosas son mas; y el mismo Dios es mo y para m,
porque Cristo es mo y todo para m. Pues qu pides y buscas, alma
ma? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni
repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y glorate en tu gloria, escndete en ella y goza, y
alcanzars las peticiones de tu corazn.
28. El espritu bien puro no se mezcla con extraas advertencias ni
humanos respetos, sino solo en soledad de todas las formas,
interiormente, con sosiego sabroso se comunica con Dios, porque su
conocimiento es en silencio divino.
29. El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.
30. El alma dura en su amor propio se endurece.
31. Si t en tu amor, oh buen Jess! no suavizas el alma, siempre
perseverar en su natural dureza.
32. El que la ocasin pierde, es como el que solt el ave de la
mano, que no la volver a cobrar.
33. No te conoca yo a ti, oh Seor mo!, porque todava quera
saber y gustar cosas.
34. Mdese todo muy enhorabuena, Seor Dios, porque hagamos
asiento en ti.
35. Un solo pensamiento del hombre vale ms que todo el mundo;
por tanto, slo Dios es digno de l.
36. Para lo insensible, lo que no sientes; para lo sensible, el
sentido; y para el espritu de Dios, el pensamiento.
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37. Mira que tu ngel custodio no siempre mueve el apetito a
obrar, aunque siempre alumbra la razn; por tanto, para obrar virtud, no
esperes al gusto, que bstate la razn y entendimiento.
38. No da lugar el apetito a que le mueva el ngel cuando est
puesto en otra cosa.
39. Secado se ha mi espritu, porque se olvida de apacentarse en ti.
40. Eso que pretendes y lo que ms deseas no lo hallars por esa
va tuya ni por la alta contemplacin, sino en la mucha humildad y
rendimiento de corazn.
41. No te canses, que no entrars en el sabor y suavidad de
espritu, si no te dieres a la mortificacin de todo eso que quieres.
42. Mira que la flor ms delicada ms presto se marchita y pierde
su olor; por tanto, gurdate de querer caminar por espritu de sabor,
porque no sers constante; mas escoge para ti un espritu robusto, no
asido a nada, y hallars dulzura y paz en abundancia; porque la sabrosa y
durable fruta en tierra fra y seca se coge.
43. Cata que tu carne es flaca y que ninguna cosa del mundo puede
dar fortaleza a tu espritu ni consuelo; porque lo que nace del mundo,
mundo es, y lo que nace de la carne, carne es; y el buen espritu slo
nace del espritu de Dios, que se comunica no por mundo ni carne (Jn. 4,
6).
44. Entra en cuenta con tu razn para hacer lo que ella te dice en el
camino de Dios, y valdrte ms para con tu Dios que todas las obras que
sin esta advertencia haces y que todos los sabores espirituales que
pretendes.
45. Bienaventurado el que, dejado aparte su gusto e inclinacin,
mira las cosas en razn y justicia para hacerlas.
46. El que obra razn es como el que come sustancia, y el que se
mueve por el gusto de su voluntad, como el que come fruta floja.
47. T, Seor, vuelves con alegra y amor a levantar al que te
ofende y yo no vuelvo a levantar y honrar al que me enoja a m.
48. Oh poderoso Seor!, si una centella del imperio de tu justicia
tanto hace en el prncipe mortal, que gobierna y mueve las gentes, qu
har tu omnipotente justicia sobre el justo y el pecador?
49. Si purificares tu alma de extraas posesiones y apetitos,
entenders en espritu las cosas; y si negares el apetito en ellas, gozars
de la verdad de ellas entendiendo en ellas lo cierto.
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50. Seor, Dios mo!, no eres t extrao a quien no se extraa
contigo; cmo dicen que te ausentas t?
51. Verdaderamente aqul tiene vencidas todas las cosas que ni el
gusto de ellas le mueve a gozo ni el desabrimiento le causa tristeza.
52. Si quieres venir al santo recogimiento, no has de venir
admitiendo sino negando.
53. Yndome yo, Dios mo, por doquiera contigo, por doquiera me
ir como yo quiero para ti.
54. No podr llegar a la perfeccin el que no procura satisfacerse
con nonada, de manera que la concupiscencia: natural y espiritual estn
contentas en vaco; que para llegar a la suma tranquilidad y paz de
espritu esto se requiere; y de esta manera el amor de Dios en el alma
pura y sencilla casi frecuentemente est en acto.
55. Mira que, pues Dios es inaccesible, no repares en cuanto tus
potencias pueden comprehender y tu sentido sentir, porque no te
satisfagas con menos y pierda tu alma la ligereza conveniente para ir a l.
56. Como el que tira el carro la cuesta arriba, as camina para Dios
el alma que no sacude el cuidado y apaga el apetito.
57. No es de voluntad de Dios que el alma se turbe de nada ni que
padezca trabajos; que, si los padece en los adversos casos del mundo, es
por la flaqueza de su virtud, porque el alma del perfecto se goza en lo
que se pena la imperfecta.
58. El camino de la vida, de muy poco bullicio y negociacin es, y
ms requiere mortificacin de la voluntad que mucho saber. El que
tomare de las cosas y gustos lo menos, andar ms por l.
59. No pienses que el agradar a Dios est tanto en obrar mucho
como en obrarlo con buena voluntad, sin propiedad y respetos.
60. A la tarde te examinarn en el amor; aprende a amar como
Dios quiere ser amado y deja tu condicin.
61. Cata que no te entremetas en cosas ajenas, ni aun las pases por
tu memoria, porque quiz no podrs t cumplir con tu tarea.
62. No pienses que porque en aqul no relucen las virtudes que t
piensas, no ser precioso delante de Dios por lo que t no piensas.
63. No sabe el hombre gozarse bien ni dolerse bien, porque no
entiende la distancia del bien y del mal.
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64. Mira que no te entristezcas de repente de los casos adversos
del siglo, pues que no sabes el bien que traen consigo ordenado en los
juicios de Dios para el gozo sempiterno de los escogidos.
65. No te goces en las prosperidades temporales, pues no sabes de
cierto que te aseguran la vida eterna.
66. En la tribulacin acude luego a Dios confiadamente, y sers
esforzado, y alumbrado y enseado.
67. En los gozos y gustos acude luego a Dios con temor y verdad,
y no sers engaado ni envuelto en vanidad.
68. Toma a Dios por esposo y amigo con quien te andes de
continuo, y no pecars, y sabrs amar, y harnse las cosas necesarias
prsperamente para ti.
69. Sin trabajo sujetars las gentes y te servirn las cosas si te
olvidares de ellas y de ti mismo.
70. Date al descanso echando de ti cuidados y no se te dando nada
de cuanto acaece, y servirs a Dios a su gusto y holgars en l.
71. Mira que no reina Dios sino en el alma pacfica y
desinteresada.
72. Aunque obres muchas cosas, si no aprendes a negar tu
voluntad y sujetarte, perdiendo cuidado de ti y de tus cosas, no
aprovechars en la perfeccin.
73. Qu aprovecha dar t a Dios una cosa si l te pide otra?
Considera lo que Dios querr y hazlo, que por ah satisfars mejor tu
corazn que con aquello a que t te inclinas.
74. Cmo te atreves a holgarte tan sin temor, pues has de parecer
delante de Dios a dar cuenta de la menor palabra y pensamiento?
75. Mira que son muchos los llamados y pocos los escogidos (Mt.
22, 14), y que, si t de ti no tienes cuidado, ms cierta est tu perdicin
que tu remedio, mayormente siendo la senda que gua a la vida eterna tan
estrecha (Mt. 7, 14).
76. No te alegres vanamente, pues sabes cuntos pecados has
hecho y no sabes cmo est Dios contigo, sino teme con confianza.
77. Pues que en la hora de la cuenta te ha de pesar de no haber
empleado este tiempo en servicio de Dios, por qu no le ordenas y
empleas ahora como lo querras haber hecho cuando te ests muriendo?
78. Si quieres que en tu espritu nazca la devocin y que crezca el
amor de Dios y apetito de las cosas divinas, limpia el alma de todo
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apetito y asimiento y pretensin, de manera que no se te d nada por
nada. Porque, as como el enfermo, echado fuera el mal humor, luego
siente el bien de la salud y le nace gana de comer, as t convalecers en
Dios si en lo dicho te curas; y sin ello, aunque ms hagas, no
aprovechars.
79. Si deseas hallar la paz y consuelo de tu alma y servir a Dios de
veras, no te contentes con eso que has dejado, porque por ventura te
ests, en lo que de nuevo andas, tan impedido o ms que antes; las deja
todas eso tras cosas que te quedan y aprtate a una sola que lo trae todo
consigo, que es la soledad santa, acompaada con oracin y santa y
divina leccin, y all persevera en olvido de todas las cosas; que, si de
obligacin no te incumben, ms agradars a Dios en saberte guardar y
perfeccionar a ti mismo que en granjearlas todas juntas; porque qu le
aprovecha al hombre ganar todo el mundo si deja perder su alma? (Mt
16, 26).
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25. El que tuviere vergenza de confesarme delante de los
hombres, tambin la tendr yo de confesarle delante de mi Padre, dice el
Seor (Mt. 10, 33).
26. El cabello que se peina a menudo estar esclarecido y no
tendr dificultad en peinarse cuantas veces quisiere; y el alma que a
menudo examinare sus pensamientos, palabras y obras, que son sus
cabellos, obrando por amor de Dios todas las cosas, tendr muy claro su
cabello, y mirarle ha el Esposo su cuello, y quedar preso en l y llagado
en uno de sus ojos, que es la pureza de intencin con que obra todas las
cosas. El cabello se comienza a peinar de lo alto de la cabeza, si
queremos est esclarecido; todas nuestras obras se han de comenzar
desde lo ms alto del amor de Dios, si quieres que sean puras y claras.
27. No comer en pastos vedados, que son los de esta vida presente,
porque bienaventurados son los que han hambre y sed de justicia, porque
ellos sern hartos (Mt. 5, 6). Lo que pretende Dios es hacernos dioses por
participacin, sindolo l por naturaleza, como el fuego convierte todas
las cosas en fuego.
28. Toda la bondad que tenemos es prestada, y Dios la tiene por
propia obra; Dios y su obra es Dios.
29. La sabidura entra por el amor, silencio y mortificacin.
Grande sabidura es saber callar y no mirar dichos ni hechos ni vidas
ajenas.
30. Todo para m y nada para ti.
31. Todo para ti y nada para m.
32. Djate ensear, djate mandar, djate sujetar y despreciar y
sers perfecta.
33. Cinco daos causa cualquier apetito en el alma: el primero, que
la inquieta; el segundo, que la enturbia; el tercero, que la ensucia; el
cuarto, que la enflaquece; el quinto, que la oscurece.
34. La perfeccin no est en las virtudes que el alma conoce de si,
mas consiste en las que nuestro Seor ve en el alma, la cual es carta
cerrada, y as no tiene de qu presumir, mas estar el pecho por tierra
acerca de s.
35. El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener
grande desnudez y padecer por el Amado.
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36. Todo el mundo no es digno de un pensamiento del hombre,
porque a slo Dios se debe; y as, cualquier pensamiento que no se tenga
en Dios, se le hurtamos.
37. Las potencias y sentidos no se han de emplear todas en las
cosas, sino lo que no se puede excusar, y lo dems dejarlo desocupado
para Dios.
38. No mirar imperfecciones ajenas, guardar silencio y continuo
trato con Dios, desarraigarn grandes imperfecciones del alma y la harn
seora de grandes virtudes.
39. Las seales del recogimiento interior son tres: la primera, si el
alma no gusta de las cosas transitorias; la segunda, si gusta de la soledad
y silencio y acudir a todo lo que es ms perfeccin; la tercera, si las cosas
que solan ayudarle le estorban, como es las consideraciones y
meditaciones y actos, no llevando el alma otro arrimo a la oracin sino la
fe y la esperanza y la caridad.
40. Si un alma tiene ms paciencia para sufrir y ms tolerancia
para carecer de gustos, es seal que tiene ms aprovechamiento en la
virtud.
41. Las condiciones del pjaro solitario son cinco. La primera, que
se va a lo ms alto; la segunda, que no sufre compaa, aunque sea de su
naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene
determinado color; la quinta, que canta suavemente. Las cuales ha de
tener el alma contemplativa: que se ha de subir sobre las cosas
transitorias, no haciendo ms caso de ellas que si no fuesen; y ha de ser
tan amiga de la soledad y silencio, que no sufra compaa de otra
criatura; ha de poner el pico al aire del Espritu Santo, correspondiendo a
sus inspiraciones, para que, hacindolo as, se haga ms digna de su
compaa; no ha de tener determinado color, no teniendo determinacin
en ninguna cosa, sino en lo que es voluntad de Dios; ha de cantar
suavemente en la contemplacin y amor de su Esposo.
42. Los hbitos de voluntarias imperfecciones que nunca acaban
de vencerse, no solamente impiden a la divina unin, pero para llegar a
la perfeccin, como son: costumbre de hablar mucho, algn asimientillo
sin vencer, como a persona, vestido, celda, libro, tal manera de comida y
otras conversaciones y gustillos en querer gustar de las cosas, saber y or
y otras semejantes.
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3. Avisos copiados por Magdalena del Espritu Santo, en Beas
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