05 Gadarea
05 Gadarea
05 Gadarea
GADAREA
(Mt. 8.28-34 Mr. 5.1-20 Lc. 8.26-39)
El siguiente texto que presentamos, es el texto base de la religin denominada por los
especialistas como astarthrica o asthartrica, en honor a la diosa antigua de los
persas Astarth, quien, segn el mito (realmente no muy aprobado), concibiera a un nio-
dios denominado Nimrod (el mismo lder bblico que orden la construccin de la torre
de Babel), en una poca situada tres mil quinientos aos A.C. Con mezcla de elementos
gnsticos (referencia a un logos que deviene, a una unidad desdoblada en el tiempo en
elementos plurales, etc.) y maniqueos (la existencia de dos entidades contrarias
hermanadas a travs de un pacto, el equilibrio de lo bueno y lo malo, la repeticin cclica
de morales encontradas, etc.), el texto que a continuacin revelaremos, creen los expertos,
fue escrito en una fecha posterior a la edad media y no, como pretende el mismo texto,
por el endemoniado gadareno que liber Cristo en su viaje a aquella isla en el mar de
Galilea, tal y como lo relatan los textos evanglicos de Mateo, Marcos y Lucas. Las razones
para presumir tal, es el hecho de que el griego usado en el texto es de muy mala calidad,
as de cmo, en su confeccin, el escritor us una terminologa claramente copiada de
textos apcrifos de la poca. Sus giros lingsticos, aunque no son propios del medioevo,
tampoco son declaradamente modernos, sino que poseen elementos hasta ahora no
identificados por los especialistas. La nica pista que se tiene, es que el copista
cluniacense, dej como nota agregada al manuscrito, la referencia a un tal Servando de
Esperanto, que vivi alrededor del cuatrocento, en pleno apogeo del Renacimiento.
Otros datos recavados, hacen referencia al mismo monje, pero su orden, la franciscana,
niega la existencia del mismo. Una leyenda que hasta el da de hoy ha sobrevivido,
identifican al mismo como un iluminati del 1340. Dicha fecha no coincide con las fechas en
las cuales se copi el texto en la Abada desparecida de York, un monasterio fundado en el
500 D.C. y destruida por un terremoto en las montaas bretonas. Sea como haya sido, el
origen del texto es un misterio, pudindose establecer nicamente su apocrificidad del
contenido mismo: su temtica y diccin, es demasiado moderna para ser antigua o
medieval, quedando solamente claro que el presente texto se enclava en la tradicin
hermtica de la gran conjura universal, a la manera de los templarios, los rosacruces y
dems derivaciones esotricas.
El texto est dividido para su estudio en cinco captulos:
1.- Introito (1-6) El geraceno (7-18).
2.- Su nombre (1-7) Morador de cementerios (8-17)
3.-(1-3) Legin y Tribu (4-21)
4.- El, El, Lama Sabactani (1-27)
5.- La cita puntual con nuestro rostro (1-16) El abismo sin fondo (17-36) Cuando el silencio
recobra sus espacios (37).
64
El Texto
Introito
Porque la soledad la tenemos
todos, porque no ests Dios
mo, porque s que no has de
venir, porque me tienes en el
abandono, por eso, no te clamo, te
reclamo.
2 Porque s que llorar es intil, por
eso te lloro.
3 Porque igual a como me diste la
vida, igual me la quitars hacindome
darme cuenta de ella
1
.
4 Porque no te puedo mostrar respeto
sino lo infinito correspondiente:
porque eres un Dios terrible,
poderoso, por eso me das miedo.
5 Porque quien dice que eres todo
amor no te conoce realmente, porque
tu rostro, agudo y cruel no tiene
lmite moral ni de ningn tipo,
porque t, el poderoso, no tiene
porque rendirse cuentas a s mismo:
ests ms all del bien y del mal y de
mis palabras.
6 Tristemente de mis palabras, las que
no puedes escuchar, las que se lleva el
vaco que adivina la terrible verdad
de que en mi espejo, est tu rostro
desidntico al mo.
El Geraceno
7 Decapolis
2
, alta y esbelta se yergue
como un faro indemne sobre el
1
Otra posible traduccin es: Porque la nica
vida real es aquella inconsciente de su andar
en este mundo.
2
Gadara, en los tiempos de Cristo era
brumoso mar de Galilea, testigo
mudo de la mancilla de una Palestina
proscrita de espritu, mtico bastin
de una tribu de beduinos
provenientes del extinto Enoc.
8 Enclavada como un castillo de coral
a la mitad del mar, desierto sincrtico
de creencias y escepticismos,
diariamente es baada por la mirada
de un ser oscuro, tenebroso litoral
oriental, mago de las sombras, que
conjura silencioso un pacto con lo
desconocido.
9 En medio de su territoriedad helena,
esa isla, llamada por algunos Gadara,
florece de vestigios de batallas
antiguas, donde valientes guerreros
paganos ofrendaron su vida, juventud
y violencia, a cruentos dioses
hedonistas, vstagos bizarros de
Dionisios
3
.
10 Sus espectros olmpicos
deambulan alrededor del alma del
hechicero, mi hermano. La noche
antigua regresa atestada de muerte y
podero, juventud anatema
desposeda del reino del equilibrio.
11 Los ojos del mago, a la mitad de las
tinieblas, levantan un salmo diablico
a las altas esferas celestes.
12 Epifanes, Quer, Lemuel, Oprah,
lseil, Jeritran, Abdiel-yosaf, Josfir,
Bilamed, Herestin, Jadn de
tambin conocida como Decapolis. En el
tiempo al que pretende remitirse el relato, la
poblacin era preponderantemente griega.
3
Dionisios en un dios griego antiguo,
smbolo de la terrenalidad y el vigor salvaje
del poder humano.
1
65
Cernero, Gjn, Kein Klimayen, Ut,
Angeluz, Ibrahm, Arcan, Berlioz,
Celeste, Nolan, Safir, Nubiel, Guin
Sidn, kul quein, Hach lumar.
13 Los vi pasar por el sitio en el que
moraba mi espritu, apenas reflejado
en la soledad.
14 Asistan feroces a la convocatoria
del brujo, tras un goce posible de
soberano instante.
15 Presto al momento, al tomo
temporal humano, un demonio desea
la vida como la perpetuidad no sabe
ofrendarla: diminuta y concentrada,
brizna de ambrosa limtrofe, ahogo
de la condicin infinita de una
sensacin, placer nico de respirar la
erosin hmeda de la tierra.
16 Cada desdoblamiento de lo que se
pregunta, corra tras s mismo,
arrastrando todo reflejo posible.
17 Yo estaba ah sin poder huir, presa
de la vorgine augusta de esa
parvada de demonios.
18 Mis das de juventud se haban ido
tras la desaparicin de un Dios
imposible y transmundano, vaciado
de rastro, huella y nombre invocable.
Su nombre
Nacido griego, mi educacin
me forj en el cultivo espiritual
de sentidos contradictorios.
2 La lgica paradjica era mi pan
diario, la nostalgia por los dioses
olmpicos eran la naufraga sensacin
de un dejar todo atrs, cultura y
espritu, pueblo y nacin.
3 Tanta discusin en al arepago,
apag mi sed de vida, la que por
natural inclinacin profesaba la
sangre oriental de mi madre: la
pitonisa del templo mayor de la
olvidada diosa Astarth, la que un
da, incestuosa y alada, pari a un
nio mitad hombre, mitad Dios, o las
dos cosas al mismo tiempo, ante la
mirada atnita de dioses y de
hombres.
4 Luna oscura devorada por un
eclipse solar. Y yo, que no soy de otro
mundo, fui bautizado por padre y
madre as: con la aspersin de esa
fbula mstica, y con el pneuma de un
logos
4
helenizante, elatico y
occidental.
5 No, s: mi alma tram un laberinto
de espejos, me multipliqu, y los
recuerdos de este hombre, esa noche
en la que la parvada de demonios
poseyeron, los hice mos, para
sentirme a gusto entre los hombres.
6 Mat a mis padres, a mi hermano el
cuadrapljico, cuando la peor
orfandad min mi equilibrio psquico:
ser hurfano de palabras, quedar
mudo, fue mi perdicin, despus de
enamorarme de lo imposible.
7 Entonces, el mundo me absorbi,
me sec los tutanos, enajen mi
mente y me hice uno ms con el
viento y la piedra, el silencio y la
oscuridad.
Morador de cementerios
4
Aunque el logos manejado por el apstol
San Juan en su evangelio y epstolas, es
distinto al de su poca, comparte grandes
rasgos con el logos filosfico de sta. Se cree
lo hizo con el afn de dirigirse a los gentiles
en un concepto elevado y familiar.
2
66
8 La carroa fue nuestro alimento,
cuando despus del horror de las
precipitaciones solares a este mundo,
figur el nombre de un ngel
hermoso que nos comandara: tena
mis rostros y mis manos, mis ojos y
mi mirada vida de belleza, era una
mujer hermosa que gobernara al
mundo, el anticristo del final de los
tiempos, al menos eso me decan.
9 La legin solar de las esferas, se
pase por los rincones de Gadarea
buscando un encuentro que desde la
eternidad haba sido urdido por el
pacto de los dos Hermanos
5
.
10 Las noches largas de oriente, eran
nuestra cama, las tumbas de los
montes altos de la cantera marina que
nos franqueaban los pasos, eran
nuestro hbitat.
11 Slo esperbamos un viaje al mar,
a la humedad que estabiliza la vida
para dar por cumplido el sueo
vedado de nuestro hombre
6
.
12 Esperbamos el origen.
Desesperado, a punto de perder el
control de cuanto pensaba, senta y
haca, pidi noble auxilio al
encantador de serpientes de la roca en
el monte de los muertos perdidos
7
.
13 Despus de su purificacin lo
desdoblamos en miles, prestando su
5
Los hermanos msticos es un concepto
mtico antiguo de algunas religiones
gnsticas y maniqueas, que, de manera
general, es expuesto de manera persistente en
todo el presente texto.
6
Lucas 11:24.
7
Se cree, el endemoniado Gadareno era un
hechicero adorador de dioses paganos que,
en realidad, se trataban de demonios
antiguos.
castillo monstruoso de habitaciones,
al hospedaje de nuestras almas
hurfanas, en un auspicio que le
revel a la mente el infinito goce de lo
eterno.
14 Y buscando eternidad se hizo
eterno, y buscando la inmensidad
sinti lo que un ngel cado siente,
mar tumultuoso de fuego y
tempestad, su podero acrecent el
nuestro, y juntos sembramos terror
entre los incrdulos:
15 Mrenme hombres todos, vean la
maravilla de lo desconocido, ran de
ustedes mismos, que est por venir lo
maravilloso de lo oscuro!
16 Velad y orad, guardad reposo y
ayuno, entregarse a las buenas
maneras de la austeridad.
17 Vivimos mucho tiempo en el
cementerio de la isla, cerca de los
acantilados pedregosos.
All a lo lejos se ve la
ciudadela de Galilea, donde el
Nazareno ha iniciado su
ministerio de tres aos, su muerte de
tres das, su construccin de tres
personas, su cabalstica juda
triangular, tridica, trinitaria,
triunvirtica, trimegista.
2 Y a nosotros que nos urge que l sea
el Mesas, el tiempo nos da de probar
el comps de la espera.
3 Y todos los das pactamos no
renunciar al encierro en este cuerpo,
que enloquece, que se quiere liberar,
que se estigmatiza, que ya es uno ms
de nosotros que muere por redencin
de las sombras.
3
67
Legin y tribu
4 Algunos en el pueblo han venido
hasta aqu con furia y fervor a querer
someternos. Pero somos dos, no
pueden contra nosotros. A veces,
somos uno con miles, otras, somos
uno y nada ms
8
.
5 Pero las cadenas son nuestro
templo, qu nos puede contener? El
claustro es el espacio, somos dioses
que danzan encadenados
9
, abrimos
un confn clausurado, alas
inimaginables por los hombres.
6 Tuvimos que matar a algunos...poca
cosa, contingente cosa, accesoria y
voltil.
7 Qu es el comejen de eternidades
ante la presencia minscula de los
hombres? Todo y nada.
8 Por ello, despus de sus muertes,
guardamos luto, aadimos lutos ms:
somos un sepulcro en el que se
profana la vida, la que nos queda
muy corta para nuestra apetencia
soberbia, para nuestro mpetu de
genialidad.
9 Cada posesin mltiple es un bache.
No lo deseamos, es una coincidencia
torpe, un desfase del intervalo rtmico
infinito que compone el devenir de lo
creado.
10 Falla del sistema necesaria para no
colapsarlo. La repeticin fatal. La
nica manera posible de saltar
8
El evangelio de Mateo habla de dos
endemoniados gadarenos, mientras que el de
Marcos y Lucas slo de uno.
9
Referencia al dios Shiva de la mitologa
ind.
momentos, es a travs de esta maldita
forma, a contrapunto.
11 No estar, es parte de nuestro ser
(inexistencia): Nos est vedado
pertenecer al derrame categorial de
entes en el gran ocano de lo
existente.
12 Nuestra voz es un silencio, nuestra
nota una disonancia, la aberracin del
coro tejido por los ngeles, ante los
cuales nos descubrimos el velo
10
.
13 Causa? Porque hemos cado en la
consecuencia, en la responsabilidad
infinita, encadenados los unos en y/a
los otros, serie de reproducciones
viciosas de un primer error que a su
vez engendr otro, y otro, y otro...
14 Nuestro nombre es: Fatalidad.
Nuestra unidad es nuestra dispersin.
Por eso somos miles de legionarios
desterrados del ejrcito del cielo: Esa
es la libertad: Ser y poder ser muchos
al mismo tiempo, porque para lo
nico est el Gran Decadente: Dios
simple y egosta, irreproducible,
montono y blanco.
15 Pero desde nosotros mismos, al no
existir, aspiramos: somos los que
seremos, somos potencia pura (el
Creador es un acto puro)
11
, somos el
valor supremo, somos el futuro,
valemos, ofrendamos la posibilidad al
hombre para liberarlos del terreno de
la verdad, de lo certero, de lo racional.
10
Las palabras koto_outtctoi y
tci|ooio , a que hace referencia el texto,
cremos conveniente traducirlo como velo,
con independencia de que es inentendible en
la connotacin del trmino descubrir un
velo.
11
Segn Aristteles de Estagira.
68
16 A cambio: les ofrecemos la
apariencia mentirosa, la constructora
artfice de lo que ser, la locura ms
all de cualquier esperanza divina...
17 Y estos, que nos vienen con la
predestinacin soteriolgica, con el
poder soberano de un Dios absoluto,
no saben de la libertad, de la
destruccin y de la ausencia del rostro
divino.
18 Y piensan que nos es cmodo y
fcil? Nos pesa ser libres, nos pesa ser
responsables, nos pesa estar
encadenados al castigo de una culpa
que sin ella, no fusemos nosotros.
19 Nuestra libertad es intil, ser libre,
es estar libre en el desierto. Quin
comprender est agona de vivir?
20 Quien nos querr dar su hombro
para el llanto? En silicio y ceniza
12
fuimos concebidos por esta llama
trgica que templa nuestro rostro...
21 Pero no nos arrepentimos, nosotros
no vivimos en el pasado ni
necesitamos de l para tener
identidad: nuestro ser es nuestra
aspiracin.
El, El, Lama Sabactani
Desprovistos de trascendencia,
profundidad y calidad alguna,
no somos ms que
12
Era practica acostumbrada de los primeros
sacerdotes hebreos, que cuando se realizaba
un acto de penitencia, producto de un
sacrilegio, se raparan la cabeza, se
desgarraran las vestiduras y se pusieran
silicio sobre la cabeza. (N. del T.)
superficialidades, inmanencias,
cantidades.
2 Por ello, nuestro nombre. Y nos
preguntamos todos cul nombre. Y
todos nos contestamos al mismo
tiempo y hacemos ruidos tratando de
alzar las voces cada uno por encima
del otro, y no escuchamos nada en
este foro de imposiciones.
3 Y todo es sordo y confuso. Y damos
lstima, e imploramos misericordia.
4 Y, de repente, al culminar la
procesin que desde lejos vimos
venir, el que encabeza a la turba, a la
caravana ordenada del mundo, el
Nazareno, el Rey de los judos, nos
pregunta:
Quin sois?
5 Pregunta harto difcil, prximo
cadver crucificado! T lo sabes mi
Seor y mi Dios, solamente t me
puedes susurrar mi verdadero
nombre al odo.
6 Por qu me torturas de esta
manera? No, no s quien soy Seor,
no lo s. He sido tantos, que ya no soy
ninguno, tantas vidas, posturas,
caminos, desechados y echados,
andados y desandados.
7 He venido a ser como un nombre
escrito a la orilla de una playa,
desdibujado por el mar, a golpe de
marea, a golpe de instante. Pero te
contesto o alguien contesta por m
como un eco que me viene de lejos,
como el registro de una vida pasada
en la que slo dej mi amnesia:
Soy legin
4
69
8 Porque somos guerreros, porque
somos legionarios, porque nuestro
ejrcito, repeticin infinita de un slo
pecado, nos conden a cabalgar por la
noche de la confusin y el abandono.
9 Pero no nos arrepentimos. No
podemos. Ms, t, posibilidad
infinita, nos clavas la mirada y por
ello te reconocemos como nuestro. Y
en ella, un profundo abismo, es
presencia...Una nada en la que puede
florecer lo real, lo necesario.
10 Eres la angustia, Chrestos, hijo de
la adltera Mara, bastardo del
centurin romano de aquella tercera
Manipula errante. Qu importa tu
origen: Mientras ms srdido, mayor
tu linaje desprendido del mundo, Rey
de reyes, Seor de seores.
11 Te aborrecemos porque por ti
ahora tendremos que elegir
13
. Y
sabemos que tenemos que elegir: La
muerte. Eres la posibilidad. Si fueras
necesario, seras un simple dios
griego.
12 Pero nosotros estamos
encadenados, no somos encadenados
de nadie. Nadie est condenado,
ninguno es responsable, porque todos
somos responsables,
Porque somos muchos
13 Y t tambin eres muchos: tus
trece, tu squito de mujeres, tu
populacho sucio e ignorante, tus otros
dos.
13
La tentacin de un ngel inicia en el
momento en el que empieza a creer en la
libertad. Y peca cada vez que elige, segn la
religin astarthrica.
14 Y sin yo entender mucho he de
postrarme a tus pies, porque te
necesito, porque recuerdo el rostro
del cual eres reflejo, o el reflejo del
cual eres el rostro.
15 De este lado de la ribera el sol no
sale, ni se posa brillo alguno de la
estrella ms lejana, no hay fondo en el
abismo.
16 Slo el brillo de tus ojos puede
sacarnos de los sepulcros, como si nos
hicieras adivinar un mundo lejano y
diferente donde no existe esta gente
fea y mala, estpida y mediocre.
17 Te preguntamos Yeshua, Por qu
t siendo tan excelso participas de
esta gente indigna, de este mundo?
Qu quieres demostrarnos? Tu gran
humildad, tu podero superior vuelto
a las cosas sencillas? Qu ganas con
prometer un mundo del ms all que
es tan aburrido como ste?
Qu tienes contra nosotros Hijo del
Dios altsimo?!
18 Nos miras, mientras nos
revolcamos en el suelo. S que te
damos lstima. Qu tienes contra
nosotros? Por qu nos atormentas de
esta manera?
19 Participamos de esta mascarada,
de esta comedia divina, de este
panfleto antes del intercambio de
personajes, quieres nuestra fuerza no
es as? An no es el momento del
aniquilamiento. Lo s:
Salgan de ese hombre
20 Imposible!, an tenemos que
regresar al sentido original de las
70
cosas, an no nos puedes mandar al
abismo, recurdalo.
21 Tenemos una misin que cumplir.
O no. No lo s, no importa. Eres t
tambin Gabriel? Miguel? Ese ngel
que combati contra el impostor
Jacob
14
.
22 Eres una teofana maldita.
23 l es el que es.
24 No, l es uno ms de nosotros.
25 Mira el poder que desborda,
demasiado.
26 No, simplemente es el orden de
todas las cosas. Es dbil, necesita de
nosotros, somos el espacio donde
puede batir alas.
24 Un legislador? Un demiurgo?
Cosmos contra Caos. Te mutilar a ti
tambin Hermes debilucho! Eres
Elas, eres Moiss, eres nuestro padre
Abraham, eres el Logos que se
encarn, el de Herclito, el de los
rficos, eres el Mesas de la gloga IV
de Virgilio.
25 Eres, por tanto, la expresin de
todo lo decadente.
26 Todo ocaso es sublime.
27 Nunca conoc esta religin Juda de
que hablas, me pareca tan vulgar.
Porqu me sujeto de tus vestiduras
mientras te adoro? Quin necesita de
tu mundo? Crees que la palabra
necesidad significa algo para
nosotros?
La cita puntual con nuestro rostro
14
Lo dice porque todos los telogos judos y
cristianos han coincidido en que ese ngel es
una teofana, es decir, se trataba del mismo
Yahvh.
Hace unos momentos orabas
en el huerto, hace unos
momentos viste al ngel, a ese
otro que te dio aliento, fuerzas,
sabidura profunda.
2 Hace unos momentos, el tiempo se
dobl y sus extremos se vieron cara a
cara, ahora estamos seguros que
entiendes esta sucesin de momentos
que somos, no somos contradictorios,
somos una fuerza que puja desde el
abismo de lo existente, somos el
momento para que expreses si has
entendido tu misin: ya sabes que el
polgono gneo de la realidad se
recompone a cada edad, ya has visto
la crisis, ya vislumbraste la puerta que
se abre, a los cielos que invitan.
3 Hace unos momentos tus discpulos
remaban en la corriente, te dirigas
hacia aqu sabedor de tu cita con este
cuerpo, te dirigas haca este infierno
ambulante: podemos seguirte
diciendo:
4 maldito judo, paria de la raza
csmica que sobrevendr, el
nigromante de los infiernos nos avis
de tu arribo;
4 pero no, t eres a quien
esperbamos.
5 Quieres que me defina?, quieres
que sea uno como t lo eres? Quieres
que siga con la farsa? Quieres que
diga:
6 hipcrita: no eres uno, eres tres!,
invento del infinitamente resentido
Saulo de Tarso? Quieres que diga
Quin cree en tu falo invertido,
diocesito del vulgo?
6 No. Puedo escuchar otras voces
dentro de mi dicindome que tu cruz
5
71
se yergue como una animalidad
machista, que eres un totalitario
metafsico, aberrante religioso de dos
caras.
7 Puedo escuchar lo alaridos dentro
de mi que dicen: Vienes a darnos
las buenas nuevas? Maldito farsante
Yo te desenmascarar!
8 Pero no, yo s que t sabes que yo
s. Sabemos que ambos estamos del
mismo lado, que nos toca tanto llevar
malas como buenas, que no es nuestra
intencin elegir esto, que sabemos
que no tenemos eleccin.
Salgan de este hombre, demonios
inmundos
9 Decirnos inmundos? Ambos somos
inmundos. Lo sabes. Los nicos
mundanos son estas pobres gentes a
las que t tienes que seducir, Rey de
reyes, Seor de seores. Eso no es
nada malo.
10 Crees que el mundo necesita de la
fe? Formamos parte alguna vez de la
misma cofrada celestial, ngel mo,
ngel de todos, eres Dios y eres yo,
eres todos, eres nadie, Eres el Ser,
finalmente, Eres. Digo mi lnea.
Permtenos poseer al hato de cerdos que
pase all en la colina
11 Sabemos del concilio que hay tras
la batalla, nuestro espritu guerrero
est ms all de la mera potencia,
sabemos que las cosas pueden ser
porque ya han sido.
12 Sabes que estamos del mismo lado,
lo sabes Nazareno?! Ahora miro a
mis hermanos, dispuestos a sacrificar
esta verdad que otro da, en otra
poca, marcar el comienzo de una
edad gloriosa, una poca en la que, a
lo que ahora le llamamos mal, ser el
bien,
13 en la que la necesidad de un cielo,
de una salvacin, ser visto como el
pecado ms vil y ms aciago, una
poca en la que t sers el malo, en la
que tus principios iluminarn a unos
cuantos que sern perseguidos y
matados de horrible forma, una poca
en la que a ti te tocar ser lo que ahora
yo soy, pero que, finalmente,
demostraras la hermandad que nos
sita en la alta esfera del poder.
14 Ni la verdad, ni el amor, ni la
belleza, santo hermano de Nazareth,
nada de eso puede anular nuestro
podero inmenso, nuestra capacidad
para trastornar los ordenes, de
destruir y reconstruir el mundo, de
matar y de resucitar, de dar vida al
momento en la que aniquilamos.
15 Acepto que ahora a ti te toca,
acepto lo que de antemano pactamos
en el silencio de la nada, acepto lo que
en nuestro corazn de dioses tuvimos
a bien ofrendarle al hombre.
16 Mrame, quiero sentir el
presentimiento de lo que ser. S:
mrame hermoso ser de mirada
infinita, siente mi rostro, mi vanidad,
mi terrible belleza que destruye a
quien lo puede mirar, mira la forma
en la que uno a uno salimos de este
cuerpo pequeo, de este instante, de
este espacio de claustro informe, mira
como nos vamos con el viento, como
la maravilla del vaciamiento tal y cual
t lo has hecho, se apropia de
72
nuestras alas, nuestros cabellos, mira
como somos hermosos en realidad,
terribles, poderosos, mira como nos
entregamos...
El abismo sin fondo
17 Porque tres son los que dan
testimonio en el cielo, y aqu, en la
tierra: ten nuestra sangre, ten nuestra
agua, ten nuestro espritu, un fuego
que se devora a s mismo, que en una
circularidad perfecta retorna a s
recorriendo el cuadrante de lo
portentoso, y que dibuja el rostro de
nuestro Padre Dios, a quien le
llamamos as porque es nuestro hijo,
nuestra ms bella criatura;
18 hermano que me amas y que te
amo, sabes que estoy dispuesto a
sacrificarme por ti, verdad? Por eso
tambin adoro tu verdad inventada,
tu obra maestra, tu arte, tu
creatividad para pintar las cosas con
el color de tu persona.
19 Me has asignado el papel que
gustoso he representado, y para dar
buen cumplimiento a mi papel
soberbio como actor, te dir:
Todo reino dividido contra s mismo, es
asolado;
y una casa dividida contra s misma,
perece
15
20 Desgarrados, asolados por nuestra
propia sangre, una sangre propia que
delincuente nos arrastra hacia la
tumba.
15
Lucas 11: 17. Ver tambin Mt. 12:22-30 y
Mr. 3:30-37.
21 No podemos llevar sobre nuestros
espritus la purificacin, no podemos
consentirnos en no creer, tenemos,
por el amor que te tenemos,
entregarnos a tu fe, hermano mo.
22 El mnimo contacto con una
realidad fuera de la pactada nos
debilitara, por traicin al pacto que
engendramos ahora te rogamos:
djanos poseer a los cerdos que se
encuentran en el monte
23 djanos sufrir el castigo en el mar
embravecido con tus olas, nosotros
que no soportamos el agua, haznos
animales suicidas, paranoia salvaje,
explicacin inexplicable, instinto de
muerte, haznos uno con el absurdo en
esta necesidad de liberacin humana.
24 Me ()
16
que gustoso he
representado, y para dar buen
cumplimiento a mi papel soberbio
como actor, te dir:
Creo en ti
25 Despeados sobre el mar,
precipitando uno a uno mis temores,
mis dudas, mis afanes, mis poderes.
26 El viento recobra el mpetu de la
unidad, y el cielo conquista su corona
de medioda, paloma surcadora de un
ter profundo que ata mi sentimiento
al sentimiento tuyo, Nazareno
bendito.
27 Un sentimiento de frescura en la
que mi alma se ha baado. Recin
bautizo que, germinal, ha refrescado
16
Fragmento ilegible y no completable del
contexto.
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mis alas en la pronta luz de tu sutil
gesto: con la mirada asientes a ste
demonio que en m ha quedado, slo,
vaco, experimentando la gloriosa
soledad que necesitan los hombres
fuertes,
28 encaminados a la montaa del
Silencio, all, dnde las piedras tienen
un calor que les dota de simpata, all,
donde la floresta renace en un roco
que desciende de los cielos, all dnde
el alma es ms taciturna y el cuerpo
ms vigoroso, all donde el mar en la
que se trazan nuestras miradas,
retorna con el golpe de la ola
diciendo:
sal de tierra firme que la vida es
naufragar.
29 Mira como los rboles crecen hacia
el cielo recordndonos nuestro origen,
mira como el destino de esta isla
desde siempre fue escrito en mi
sangre milenaria.
30 Soy un guerrero heleno que ha
regresado de su viaje mtico, desde el
arcano de las sombras, y ha vencido
con su largo rastro de sangre tras sus
espaldas:
31 soy el producto de una raza de
hombres que ahora ven cmo un
nuevo reino asciende desde el Seol,
desde las sombras hacia la tierra.
32 Creo en ti, porque crees en mi, y tal
cual yo no soy sin ti, t no eres sin m.
33 No necesito del agradecimiento
para poder darte las gracias, que de ti
espero una gratitud.
34 No necesito ms poder que el que
te he entregado, tu oportunidad soy
para que seas magnfico y divino, y
soy tu podero para que tu alma se
manifieste: puedes ser modesto y
noble, manso y tierno, y eso, porque
mi ira y mi poder te lo permiten,
porque s que necesito aprender de ti
la virtud que te es propia, y yo,
persistir en lo que de ti es el vicio.
35 Nuestros nombres se enlazan en
las estrellas como una profundidad
siniestra: venimos desde el fondo del
abismo invirtiendo las fuerzas que
traman las eras.
36 Yo soy t, t eres yo, y a cada paso
que damos juntos, conscientes del
sacrificio que significa ser poetas, nos
mutilamos las fuerzas para tener
gloria alguna que entonar.
Cuando el silencio recobra sus
espacios
37 Y as, da con da, religin tras
religin, nos cogemos de la mano,
gemelo mo, mellizo de mi alma, para
concluir el reino que hemos trazado
juntos, en nuestro matrimonio, ms
all de cualquier comprensin
posible, alternando los silencios con
los sonidos, en una espiral csmica
que por siempre ya nos libera del
yugo de las verdades y las muertes,
por las que ahora te puedo decir:
Ve a casa y cuenta a los tuyos la
maravilla que Dios ha hecho contigo
*