Lucas 7,36 8,3

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Lc 7,36-8,3 LA DICHA DE LA SALVACIN

Despus del sermn del llano (cf. Lc 6,17b-7,1), Jess declar abierta al paganismo la posibilidad del reinado de Dios (cf. Lc 7,2-10) y comenz su actividad salvadora a favor de Israel mediante su mensaje (cf. Lc 7,11-17). Sin embargo, esta actividad no corresponda a las expectativas reinantes, por lo que Juan se inquiet y le mand preguntar a Jess si l era el Mesas esperado o no. La respuesta de Jess, primero con hechos y luego con textos escritursticos, disip las dudas. A continuacin, Jess, tras exaltar la figura y el papel de Juan y constatar dos tipos de respuesta a su mensaje, declar que el sabio designio de Dios haba sido aprobado por quienes enmendaron su vida, es decir, los que se haban apartado de la conducta pecadora/injusta que denunci Juan (cf. Lc 7,18-35). Ahora Lc quiere mostrar que la adhesin de fe dada a Jess cancela la conducta pecadora y provoca una experiencia de felicidad completamente desconocida para el legalismo imperante en la religiosidad farisea. El texto que se lee este domingo tiene dos partes: la primera, se refiere a la gratitud del pecador perdonado (Lc 7,36-50); la segunda, a la presencia y actividad de los pecadores perdonados en el grupo de Jess (Lc 8,1-3). Por muy grave que sea el pecado/injusticia cometido por el hombre, si lo reconoce como tal (lo cual implica su detestacin), encontrar en Dios una puerta abierta hacia el futuro, aunque tenga que afrontar las consecuencias de su injusticia, podr vivir (I Lectura: 2Sam 12,7-10.13). El cumplimiento de los mandamientos de la Ley no hace justo al ser humano; en cambio, la adhesin a Jess s. Morir a la Ley (dejar de regirse por ella) para vivir para Dios (por la adhesin vital a Jess) entraa la recepcin del Espritu y el hecho de dejarse guiar por l; esto s hace justo al hombre (II Lectura: Ga 2,16.19-21).
7,36

) rw/ta de/ tij au)to\n tw=n Farisai/wn i(/na fa/gv met' au)tou=, kai\ H ei)selqw\n ei)j to\n oi)=kon tou= Farisai/ou katekli/qh.

Un fariseo lo invit a comer con l. Entr en casa del fariseo y se recost a la mesa. El nombre de Jess slo aparecer una vez, en el centro del relato (v.40). El narrador se referir a l con el pronombre personal (l: au)to/j), mientras que el fariseo y sus invitados con un demostrativo (ste: ou)/toj). Siete veces se mencionan los pies de Jess1, tres por el narrador y cuatro en boca de l mismo, todas en relacin con la mujer. El fariseo es nombrado siete veces2; cuatro veces es designado como tal, y tres por su nombre (dos en labios de Jess). Es representante de su grupo3. La mujer es nombrada siete veces4; cinco veces es designada como tal, y dos como pecadora. Mientras su condicin de mujer (sin nombre propio) le asigna un carcter representativo, su reputacin de pecadora se le atribuye slo a la ciudad y al fariseo ; Jess se refiere a sus pecados como muchos pero relegados al pasado, porque ya estn perdonados. Su presente es de fe y salvacin. Los comensales aparecen mencionados slo una vez (v.49). Los fariseos y sus letrados haban protestado porque Jess acept comer con recaudadores y descredos (cf. Lc 5,30). Ahora un personaje representativo de ese grupo invita a Jess a su casa a comer. Jess manifiesta su apertura a todos aceptando la invitacin con todo lo que ella significa (cf. Lc 19,7). Comer con alguien implica no slo asoci acin con esa persona sino, de algn modo, solidaridad con ella; compartir el alimento es como compartir la vida. Jess manifiesta plena libertad (se recost a la mesa) 5 tanto al aceptar la invitacin como al comer (no tiene tabes alimentarios). La generacin infantil, infiel y caprichosa de su tiempo declar loco a Juan, porque no coma ni beba,
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Versculos 38[3].44[2]45.46. En cursiva, las hechas por Jess. Versculos 36[2].37.39.40.43.44. En cursiva, las designaciones por el nombre. 3 Lc acostumbra sealar ese carcter representativo mediante el pronombre indefinido ti/j (cierto, un tal). Aunque la mujer representa a los pecadores, el narrador no la designa con este pronombre, con lo cual deja manifiesto que le interesa destacar la postura farisea respecto del perdn. 4 Versculos 37[2].39[2].44[2].50. En cursiva, las designaciones como pecadora. 5 Comer recostado es caracterstico de los hombres libres. Los esclavos coman de pi.

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o sea, porque se margin de la convivencia social que l consideraba injusta; y declar a Jess un comiln y un borracho, amigo de recaudadores y descredos porque come y bebe, o sea porque est inserto en esa sociedad, que l tambin considera injusta, pero pretende salvarla (cf. Lc 7,31-35). Por esto acept la invitacin del fariseo, a pesar de que ellos lo critican, porque Jess carece de prejuicios. Condena la hipocresa de los fariseos como ideologa y praxis de grupo, pero no rechaza a las personas individuales; por eso nunca se hallan en el evangelio denuncias individuadas contra los fariseos (con nombre propio) sino colectivas, porque, para Jess, todo ser humano puede ser salvado, independientemente del grupo al cual pertenezca.
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kai\ i)dou\ gunh\ h(/tij h)=n e)n tv= po/lei a(martwlo/j, kai\ e)pignou=sa o(/ti kata/keitai e)n tv= oi)ki/# tou= Farisai/ou, komi/sasa a)la/bastron mu/rou

En esto, una mujer conocida en la ciudad como pecadora, al enterarse de que estaba a la mesa en casa de fariseo, lleg con un frasco de perfume, Lc enfoca la mirada en una mujer 6 innominada, lo cual constituye tambin un indicio de su carcter representativo. Esta figura femenina est en paralelo con la masculina del paraltico (cf. Lc 5,20)7, y representa a la humanidad liberada por Jess de sus pecados (pasado de injusticia) y agradecida con l por esa liberacin (cf. Lc 8,1-3). Esta mujer tena reputacin de pecadora en la ciudad. El narrador no tercia al respecto; pero deja claro que no la favorece la opinin pblica hasta el momento de la narracin. El trmino gunh/ significa genricamente mujer y, especficamente, esposa. Al enterarse de que Jess est (kata/keitai) a la mesa en casa del fariseo como antes lo haba hecho en casa de Lev (cf. Lc 5,29: katakei/menoi), reconoce que el amor de Jess ni tiene lmites ni hace discriminaciones, y se dispone a expresarle su regocijo. El perfume que lleva constituye una posesin preciosa (cf. 1Cro 9,30; Is 39,2), expresa una alegra particular (cf. Pv 27,9; Is 25,6LXX): la alegra de ver a los hermanos unidos (cf. Sl 132/133,2). Jess realiza esa unin por encima de toda consideracin. Y ella va a manifestarle su complacencia por esa reconciliacin. El frasco de perfume es smbolo de la reaccin de amor, admiracin y gratitud que suscita en ella el amor manifestado por Jess haciendo caso omiso de los convencionalismos humanos.
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kai\ sta=sa o)pi/sw para\ tou\j po/daj au)tou= klai/ousa toi=j da/krusin h)/rcato bre/xein tou\j po/daj au)tou= kai\ tai=j qrici\n th=j kefalh=j au)th=j e)ce/massen kai\ katefi/lei tou\j po/daj au)tou= kai\ h)/leifen t%= mu/r%.

se coloc detrs de l, junto a sus pies, llorando, y empez a regarle los pies con sus lgrimas; se los secaba con el pelo, se los besaba y se los unga con perfume. Colocarse detrs de Jess entraa una actitud propia del seguimiento (cf. Lc 9,23), e implica cargar con la propia cruz (cf. Lc 14,27), es decir, aceptar el permanente descrdito y el desprecio de la sociedad injusta (cada da: Lc 9,23). La mujer, pues, c onoce la mala fama que tiene en la ciudad y la asume detrs de l, como seguidora suya. Los pies de Jess recorren el camino del Seor (Lc 3,4), o simplemente el cam ino8, que ha de recorrer el seguidor de Jess detrs de l. Jess resucitado, luego de hacer su xodo personal, se les manifestar a los discpulos en el camino (Lc 24,35) y, como seal de identificacin, les mostrar las manos y los pies (cf. Lc 24,39.40), indi6 7

Este enfoque lo hace mediante el uso de i)dou/ (mira), que raramen te se traduce. Cf. Mateos, Juan Alonso Schkel, Lus: Nuevo Testamento. Ediciones Cristiandad. Madrid. 21987. 8 Se trata del camino del nuevo xodo, que es el camino de Dios (Lc 20,21), preparado primero por Juan (cf. Lc 1,76.79; 3,4.5; 7,27) y luego propuesto a los discpulos (cf. Lc 9,3; 10,4).

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cando as que la obra de Dios se realiza incluso a pesar de la muerte, y que el camino del Seor va ms all de la ignominia de la cruz y de la misma muerte. El llanto de la mujer es el de todos los discpulos de Jess, excluidos por la sociedad injusta (cf. Lc 6,21), que sintoniza con el llanto de Jess mismo por la resistencia de la ciudad, la cual se condena a s misma a la muerte (cf. Lc 19,41; 23,28); llanto de muerte, que Jess quiso evitarle (cf. Lc 7,11; 8,52). La ciudad que la desprecia como pec adora no ha conocido o se niega a aceptar el amor de Jess que ella pblicamente rec onoce con el frasco de perfume. Sus lgrimas riegan/llueven sobre los pies de Jess, expresando pena y afliccin por la violencia y la mentira de los adversarios 9 y, al mismo tiempo, el amor agradecido por la bendicin del cielo que ha significado para ella el camino que le han sealado los pies de Jess10. Los cabellos que enjugan las lgrimas de sus pies, secndoselos, recuerdan el canto de amor: tus cabellos de prpura, con sus trenzas, cautivan a un rey (Ct 7,6; cf. 4,1; 6,5). Amor que ella ha experimentado como una valoracin de su propia persona, que le infunde confianza y seguridad frente a sus adversarios (cf. Lc 12,7; 21,18; Hch 27,34). As mismo, los reiterados besos y la uncin de los pies con el perfume son ponderaciones de su amor, que no ahorra manifestaciones para exteriorizar su reciprocidad.
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i)dw\n de\ o( Farisai=oj o( kale/saj au)to\n ei)=pen e)n e(aut%= le/gwn, Ou(=toj ei) h)=n profh/thj, e)gi/nwsken a)\n ti/j kai\ potaph\ h( gunh\ h(/tij a(/ptetai au)tou=, o(/ti a(martwlo/j e)stin.

Al ver aquello, el fariseo que lo haba invitado dijo para sus adentros: ste, si fuera profeta, sabra quin es la mujer que lo est tocando y qu clase de mujer es: una pecadora. Esa intensa manifestacin de amor no conmueve al fariseo porque l, basndose en sus prejuicios, est juzgando interiormente tanto a Jess como a la mujer. A Jess no le reconoce la condicin de profeta que le haba reconocido el pueblo (cf. Lc 7,16) porque, segn l, no conoce la realidad de la mujer que lo est tocando. Esto equivale a afirmar que Jess no se ha acreditado a sus ojos como mensajero de Dios y portador del Espritu (profeta) porque no hace gala de saber. A la mujer considera conocerla mejor, ya que l sabe quin es ella y la clase de persona que es: una pecadora. La tiene perfectamente encasillada, porque para l la humanidad se divide en justos (l y los de su grupo) y pecadores (los que no son de su grupo). l guarda distancia de la mujer y considera que si Jess fuera profeta hara lo mismo. Eso significa que se cree justo por oposicin a ella. Encarna la mentalidad farisea, los que se sienten bien, y descalifican a los que se sienten mal (cf. Lc 5,31). Al pensar y comportarse de esa manera, se sita fuera de la oferta del amor de Jess, que no ha venido a invitar a justos, sino a pecadores para que se enmienden (cf. Lc 5,32). El fariseo se siente satisfecho de s mismo y de la vida que lleva, no experimenta la inquietud por ser mejor, y por eso se estanca en su autosuficiencia vanidosa. El pecador, por el contrario, se siente insatisfecho y quiere cambiar (cf. Lc 18,9-13). Por eso, Dios responde favorablemente al pecador arrepentido, mientras no admite la presuncin eglatra del que se siente satisfecho y piensa que el amor de Dios se puede comprar por medio de prcticas y prescripciones legales, sin reconocer la propia injusticia ni la gratuidad del amor que Dios le ofrece, y por eso no siente necesidad de salvacin (cf. Lc 18,14).
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Cf. Hch 20,19.31, donde Pablo dice haber derramado lgrimas por las conjuras de los judos y mie ntras amonestaba a los efesios para que no se dejaran arrastrar por los que proponan doctrinas perversas . 10 Obsrvese la connotacin de bendicin que tiene el verbo bre/xw (llover) en Mt 5,45 y la correspondiente negacin de bendicin cuando no llueve (cf. Lc 17,29; St 5,17; Ap 11,6).

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kai\ a)pokriqei\j o( )Ihsou=j ei)=pen pro\j au)to/n, de/, Dida/skale, ei)pe/, fhsi/n.

Si/mwn, e)/xw soi/ ti ei)pei=n. o(

Jess tom la palabra y dijo: Simn, tengo algo que decirte. l respondi: Dmelo, Maestro La reaccin de Jess toma nota del razonamiento interior del fariseo, fcilmente deducible de su mentalidad. Lo interpela por su nombre, se dirige a la persona y hace abstraccin del personaje. Le interesa el ser humano concreto, no el adepto estereotipado forjado por la ideologa cerrada y la frrea disciplina del grupo al cual pertenece. l no pretende cuestionar al partido fariseo; ni siquiera lo toma en cuenta, por eso lo que l tiene que decir es directamente para Simn, el hombre (tengo algo que decirte). Jess no pretende imponer. Propone al individuo concreto y espera a que Simn acepte. La respuesta de Simn es de aceptacin. Manifiesta disponibilidad para escuchar lo que Jess le quiere decir; juzga que se trata de una enseanza, porque llama mae stro a Jess. Si antes le neg la condicin de profeta, ahora le reconoce la de maestro. Desde luego, lo sita en el nivel de los otros maestros.
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du/o xreofeile/tai h)=san danistv= tini: o( ei(=j w)/feilen dhna/ria pentako/sia, o( de\ e(/teroj penth/konta.

Un prestamista tena dos deudores: uno le deba quinientos denarios de plata y el otro cincuenta La parbola o comparacin es un recurso muy empleado por Jess porque entraa el reconocimiento de la inteligencia y el respeto por la libertad de la persona. En efecto, l no da un argumento de autoridad para avasallar al interlocutor, sino que lo invita a razonar para que saque sus propias conclusiones y, as, tome sus propias decisiones. El planteamiento confronta, ante una persona generosa11, a dos deudores con deudas desiguales. El denario equivale al valor de un jornal de trabajo. Las sumas son considerablemente diferentes. Por muy generoso que sea el acreedor, se sabe que espera recuperar lo suyo con los intereses (cf. Lc 19,23; cf. 6,34). De manera que el asunto se pla ntea en trminos de riesgo: el prestamista arriesga su dinero y los deudores se arriesgan a un cobro coactivo, que en la poca era bastante arbitrario (cf. Mt 18,25.30). No obstante, el nfasis recae sobre los deudores, y no sobre el prestamista. La parbola comienza mencionndolos de primeros (du/o xreofeile/tai). Este dato proporciona la clave hermenutica de la parbola. Simn est advertido de ello.
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mh\ e)xo/ntwn au)tw=n a)podou=nai a)mfote/roij e)xari/sato. ti/j ou)=n au)tw=n plei=on a)gaph/sei au)to/n;

Como ellos no tenan con qu pagar, se lo perdon a los dos. Cul de ellos le estar ms agradecido? La situacin de los deudores era desesperada: no tenan con qu pagar. La gener osidad del prestamista result ser desbordante y salvadora: se lo perdon a los dos. Ese desenlace rompe el esquema presupuesto en el planteamiento. Aqu se perfila la actitud que Jess le propone a los suyos: prestar sin esperar nada (cf. Lc 6,35). Esta es la actitud de la cual l mismo ha venido haciendo gala en nombre de Dios, y por eso ha sido totalmente generoso con todos. Es la actitud que la mujer agradece y Simn desconoce.
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El hecho de prestar era considerado como una generosidad hacia el que no tiene, porque el prestamista pona lo suyo a disposicin de los otros, aunque luego se les cobrara la deuda por medios coactivos. Jess, sin embargo, le hace otra propuesta a sus discpulos (cf. Lc 6,34s).

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El verbo xari/zomai, traducido aqu como perdonar, tiene mltiples connotaciones de gratuidad en el uso que de l hace Lucas 12. Es donacin gratuita que restaura el orden de la creacin (cf. Lc 7,21); indulto incondicional de un reo (cf. Hch 3,14); cesin sin ms de una persona a sus acusadores (cf. Hch 25,11.16); otorgamiento de algo que le ha sido pedido a Dios en la oracin (cf. Hch 27,26). Al presentarlo en un contexto de prstamo y deuda, la traduccin ms exacta sera condonar. Sin embargo, como de los pecados se acostumbra decir que son perdonados, por eso se usa esta traduccin. La pregunta pretende ayudar a Simn a pensar en una lgica diferente a la cual, en cuanto fariseo, est acostumbrado a hacerlo. Jess no pregunta quin le hizo perder ms dinero al prestamista, o quin le qued debiendo ms, sino cul le est ms agradecido13 por la condonacin de la deuda.
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a)pokriqei\j Si/mwn ei)=pen, (Upolamba/nw o(/ti %(= to\ plei=on e)xari/sato. o( de\ ei)=pen au)t%=, )Orqw=j e)/krinaj.

Contest Simn: Supongo que aqul a quien le perdon ms. l le dijo: Has juzgado con acierto La respuesta cautelosa de Simn indica que l intuye que la parbola lo lleva a una conclusin que tal vez l no estara dispuesto a admitir, pero no tiene ms remedio que llegar a dicha conclusin: est ms agradecido aqul a quien le perdon/condon ms. De momento, an no sabe a dnde pretende conducirlo Jess, pero admite que su propio razonamiento le permite afirmar lo que ha dicho. Si su afirmacin no es tajante, esto no se debe a vacilacin del juicio sino a incertidumbre sobre sus consecuencias. Jess confirma lo certero de su juicio, dejando ver que entre ambos hay acuerdo en ese punto. Hasta ahora, interiormente, el fariseo haba expresado cierta reserva respecto de Jess por su falta de conocimiento. Ahora aparece una manera de juzgar y un juicio que les es comn: estn de acuerdo en la valoracin que Simn acaba de hacer.
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kai\ strafei\j pro\j th\n gunai=ka t%= Si/m wni e)/fh, Ble/peij tau/thn th\n gunai=ka; ei)sh=lqo/n sou ei)j th\n oi)ki/an, u(/dwr moi e)pi\ po/daj ou)k e)/dwkaj: au(/th de\ toi=j da/krusin e)/brece/n mou tou\j po/daj kai\ tai=j qrici\n au)th=j e)ce/macen.

Y, volvindose a la mujer, dijo a Simn: Ves a esta mujer? Cuando entr en tu casa, no me diste agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lgrimas y me los ha secado con su pelo De nuevo la mirada se enfoca en la mujer, ahora por iniciativa de Jess. Primero, l mismo vuelve su mirada a ella; luego, le pregunta a Simn si la ve. La pregunta es retrica, pero deja entrever que el fariseo la ha ignorado basado en el prejuicio con el cual la est condenando. Y Jess comienza a hacer una serie de contrastes entre dos comportamientos: el de la mujer y el del fariseo; tres contrastes que favorecen a la mujer y su conducta, mientras desfavorecen a Simn y su conducta como anfitrin. Primer contraste: la hospitalidad. Ofrecer agua para lavarse los pies es signo de hospitalidad (cf. Gn 18,4; 19,2; 43,24). Particularmente, la esposa le lavaba los pies al esposo (cf. 2Sam 11,8). Simn, en su propia casa, no ha cumplido ese deber de hospitalidad, en tanto que la mujer que l considera pecadora ha tratado a Jess con el amor de
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Cf. Lc 7,21.42.43; Hch 3,14; 25,11.16; 27,24. Literalmente, pregunta quin lo amar ms. Cf. Mateos, Juan Alonso Schkel, Lus: Nuevo Testamento. Ediciones Cristiandad. Madrid.21987: el arameo usa amar para indicar la reaccin afectiva a un beneficio recibido (agradecer).

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una esposa (sus lgrimas su pelo). En cierta forma, el gesto de la mujer de regar los pies de Jess es como un gesto de desagravio y manifiesta gratitud por ese amor que el fariseo, recibindolo, no acierta a valorar ni a agradecer.
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fi/lhma/ moi ou)k e)/dwkaj: au(/th katafilou=sa/ mou tou\j po/daj.

de\

a)f'

h(=j

ei)sh=lqon

ou)

die/lipen

T no me besaste; ella, en cambio, desde que entr no ha dejado de besarme los pies. La amistad. El beso es una manifestacin de amor/amistad (cf. Lc 15,20; Hch 20,37; 1Sam 20,41LXX) o fraternidad (cf. Ex 4,27; 45,15). Particularmente, es manifestacin expresiva del amor conyugal (Ct 1,2; 8,1). Simn, a pesar de haber invitado a Jess, no lo ha tratado como amigo al recibirlo en su casa, ha omitido el beso. En cambio, la mujer, que l considera una intrusa, le ha besado reiteradamente los pies. Esta intensa expresin de amor evoca el amor y la complacencia de un padre por el hijo perdido y recuperado (cf. Lc 15,20), amor no comprendido ni valorado por su hijo mayor (cf. Lc 15,29s). Y, en el trasfondo, evoca el amor pblicamente declarado de la esposa por su esposo, amor ponderado por su excelencia y profesado a veces de manera casi desafiante (cf. Ct 1,2-4; 8,1-2). Esos besos constituyen la afirmacin de la amistad y del amor por encima de su negacin.
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e)lai/% th\n kefalh/n mou ou)k h)/leiyaj: au(/th de\ mu/r% h)/leiyen tou\j po/daj mou.

T no me echaste ungento en la cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. La alegra. El ungento en la cabeza se acostumbraba en la fiesta como smbolo de la alegra de la convivencia fraterna (cf. Sl 133/132,2). Entraa comunin de ideales, por eso se considera despreciable el ungento del impo (cf. Sl 141/140,5). El sabio desaconseja andar de banquete en banquete, sin fijarse con quin, porque puede frustrar los propios proyectos y conducir a la ruina (cf. Pv 21,17; Sab 2,6s). Simn no ha expresado alegra de tener a Jess como husped, no ha honrado su cabeza con el ungento tradicionalmente usado para ese efecto. La mujer, en cambio, ha suplido con creces la omisin de Simn. Dado que negarse la uncin con el ungento era prolongar el estado de luto (cf. 2Sam 14,2; Dan 10,3) y el hecho de ungirse con l declaraba terminado ese luto (cf. 2Sam 12,20; Jdt 16,7), la omisin de este gesto por parte de Simn deja ver el estado de su alma (su farisesmo no lo hace feliz), mientras que la profusa uncin de la mujer demuestra su radiante felicidad y declara que su desdicha ha quedado atrs.
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ou(= xa/rin le/gw soi, a)fe/wntai ai( a(marti/ai au)th=j ai( pollai/, o(/ti h)ga/phsen polu/: %(= de\ o)li/gon a)fi/etai, o)li/gon a)gap#=.

Por eso te digo: sus pecados, que eran muchos, se le han perdonado, por eso muestra tanto agradecimiento; en cambio, al que poco se le perdona, poco tiene que agradecer. Las manifestaciones de amor de la mujer se han dirigido a los pies de Jess, es decir, a Jess como maestro de vida y libertad, no simplemente a Jess como hombre/varn 14.
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Los pies simbolizan el camino que la persona recorre, el sentido que le da a su vida. Ella est reconociendo que Jess le ha mostrado un camino de felicidad que la ha liberado. Esto interpreta la connotacin nupcial que tienen el trmino mujer (gunh/) y las manifestaciones de amor que ella le prodiga: se refiere a la alianza de amor que se entabla entre Jess y sus adherentes (cf. Lc 5,34s).

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Por eso, mientras la mujer y el fariseo son nombrados siete veces, el nombre de Jess no aparece ms que una, pero se nombran siente veces sus pies. El fariseo ha sido corts al invitarlo a comer; Jess ha manifestado amor y libertad al aceptar. Sin embargo, la cortesa del fariseo ha sido fra, distante, sin amor: ha omitido los gestos propios de un verdadero anfitrin que se siente complacido y honrado con la presencia del husped que l mismo ha insistido15 en invitar; inclusive, se ha permitido poner en duda su condicin de hombre de Dios (profeta) y, aunque lo ha llamado maestro, no lo ha reconocido como maestro suyo. En cambio, la mujer ha desbordado las normas convencionales de cortesa y ha dado pblicas muestras de amor, de adhesin, de gratitud y de admiracin. En el fondo, Lc tipifica aqu dos tipos de acercamiento a Jess: el simpatizante convencional (el fariseo) y el discpulo autntico (la mujer). Esta realidad se daba en la comunidad a la cual l dirige su escrito (cf. Lc 6,20-26). La diferencia de los dos acercamientos est en que la mujer se reconoci pecadora y le dio a Jess su adhesin siguindolo (pies), con lo cual no slo quedaron cancelados sus pecados sino que pudo experimentar la dicha de la salvacin, mientras que el fariseo jams se ha reconocido pecador y, por eso, se ha privado a s mismo de la oportunidad de experimentar la salvacin. La gratitud y el amor que la mujer manifiesta son la ms palpable prueba de su experiencia de salvacin y, por tanto, del perdn de sus pecados, por muchos que fueran. Ni la libertad con la que Jess ama ni el testimonio de la mujer han sido suficientes para que Simn recapacitara; su adhesin al grupo al cual pertenece (fariseo: 4 veces) prevaleci sobre su individualidad personal (Simn: 3 veces) y sobre su capacidad de raciocinio (Haz juzgado con acierto), por eso, frustr el desi gnio de Dios sobre l (cf. Lc 7,30). En tanto que la mujer, como tal (cinco veces), impuso su condicin de esposa (amor) sobre la de pecadora (injusticia).
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ei)=pen de\ au)tv=,

)Afe/wntai/ sou ai( a(marti/ai.

Y a ella le dijo: Tus pecados estn perdonados. La primera vez que Jess declar el perdn de los pecados lo hizo teniendo en cuenta la fe/adhesin a su persona (cf. Lc 5,20). Esto confirma que las manifestaciones de la mujer han sido expresiones de su adhesin a l. La declaracin de Jess la reivindica en frente de sus adversarios (cf. Sl 23/22,5), ahora la ciudad que la consideraba pecadora se entera de que est perdonada, que sus pecados han sido gratuita y generosamente cancelados (v. 42). Ese perdn es lo que da cuenta de su libertad y de su alegra. La mujer es confirmada en su experiencia de vida, reconocida como seguidora o discpula de Jess y aceptada por l. No importan la opinin difundida en la ciudad, la suspicacia de los fariseos que ponen en duda la condicin de Jess como profeta u hombre de Dios, ni la exclusin a que pueda someterla la ciudad , que continuar etiquetndola como pecadora.
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kai\ h)/rcanto oi( sunanakei/menoi le/gein e)n e(autoi=j, kai\ a(marti/aj a)fi/hsin;

Ti/j ou(=to/j e)stin o( \j

Los comensales empezaron a decirse: Quin es ste, que hasta perdona pecados? Mientras Jess habla a la mujer, los comensales, fariseos como Simn, piensan para sus adentros que all est ocurriendo algo sorprendente. Su reaccin interior no es hostil, pero tampoco se dice que provoque una actitud favorable a Jess. Les queda una inquietud respecto de su identidad (quin es ste?), pregunta que ya se haban hecho sus
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El sentido literal del verbo e)rwta/w (rogar, pedir) utilizado por Lc en el v. 36 pone de manifiesto que el fariseo le rog a Jess que fuera a comer con l (traducido: lo invit).

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paisanos (cf. Lc 4,22), los letrados (cf. Lc 5,21), Juan y sus discpulos (cf. Lc 7,19s) y se harn luego sus propios discpulos (cf. Lc 8,25), Herodes (cf. Lc 9,9), etc. Esta pregunta ser respondida cabalmente por el Padre (cf. Lc 9,35). La razn de la inquietud es el hecho de que Jess perdone pecados, cuestin que, a los ojos de los letrados y fariseos, constituye una blasfemia, ya que, segn ellos, la atribucin de perdonar pecados es exclusiva de Dios (cf. Lc 5,21). Jess haba dejado claro que esa atribucin es propia del Hijo del Hombre sobre la tierra (cf. Lc 5,24), es decir, tanto de l, poseedor y comunicador del Espritu, como de sus seguidores. Si Jess declara el perdn de los pecados es porque comunica el Espritu y ste se puede ver en la persona que lo recibe16.
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ei)=pen de\ pro\j th\n gunai=ka, ei)rh/nhn.

(H pi/stij sou se/swke/n se: poreu/ou ei)j

Pero l le dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado; vete en paz. La sorpresa y la incertidumbre sobre la identidad de Jess por parte de los comensales no cambian la situacin. A pesar de eso, Jess contina confirmando a la mujer en su experiencia de vida. Primero, le declara que la comunicacin de vida/Espritu que ha recibido es fruto de su fe/adhesin a l y, por consiguiente, no depende ni del visto bueno de los representantes de la institucin juda ni de la opinin de la sociedad, incluso si es la opinin de la mayora. Esa fe la ha salvado, es decir, le ha dado la experiencia feliz de la vida desbordante que es el Espritu; y esa dicha no se la arrebata nadie. En segundo lugar, la enva a continuar su camino de xodo17. Literalmente, la enva hacia la paz, es decir, a recorrer el camino de la paz, por donde el Mesas haba de guiar los pasos de los que vena a sacar de las tinieblas y sobras de muerte (cf. Lc 1,79). El hecho de despedirla significa que ella, como l, no pertenece a ese mbito en el cual se mueven los fariseos; ella t iene su propia casa (cf. Lc 5,24.25.29), donde se celebra gustosamente la salvacin que viene de Dios por medio de Jess.
8,1

Kai\ e)ge/neto e)n t%= kaqech=j kai\ au)to\j diw/deuen kata\ po/lin kai\ kw/mhn khru/sswn kai\ eu)aggelizo/menoj th\n basilei/an tou= qeou= kai\ oi( dw/deka su\n au)t%=,

A continuacin fue tambin l caminando de pueblo en pueblo y de aldea en aldea en aldea, proclamando la buena noticia del reinado de Dios. Lo acompaaban los Doce Jess prosigue su actividad inmediatamente. No lo entusiasma la mera sorpresa de los comensales (la simpata no es garanta de adhesin), ni lo paraliza el fracaso con el grupo fariseo. El cumplimiento de su misin no depende ni de la aceptacin ni del rechazo de los destinatarios del mensaje. Por eso l, como antes Abrahn fue caminando (diodeu/w)18 la tierra que Dios le haba prometido (cf. Gn 12,6; 13,17), recorre la comarca: los centros urbanos (los pueblos) y sus satlites (las aldeas) proclamando, en todos esos mbitos de convivencia social, la buena noticia del reinado de Dios. Esta buena noticia da respuesta a la promesa que Dios le haba hecho al patriarca.
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Cf. Lc 5,24: para que ustedes vean. Y lo que se hace visible es la libertad de movimiento y la aut onoma que adquiere el hombre perdonado, que carg con el catre donde haba yacido y se march a su casa alabando a Dios (cf. Lc 5,25). 17 El verbo poreu/omai (irse, caminar) se usa principalmente en dos sentidos: uno seala el caminar de acuerdo con la Ley de Moiss u otra prescripcin legal (cf. Lc 1,6; 2,3.41; 7,8); otro indica el xodo de Jess y los suyos (cf. Lc 4,30.42; 5,42 [del paraltico perdonado]; 7,6.11.22). 18 El verbo tiene connotaciones de conquista en 1Mac 10,77; 12,32.33; Sal 89/88,42.

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Enseguida, Lc reporta que hay dos grupos que acompaan a Jess. Los dos estn en paralelo con los dos personajes del relato anterior. El primero que l nombra es el de los Doce. Su nombre y su conformacin denotan que este grupo representa a los que siguen a Jess provenientes de la institucin juda. En muchas oportunidades Lc deja ver que a los Doce los ha marcado mucho la enseanza de los escribas, que eran fariseos, y, por lo tanto, que ellos comparten la misma mentalidad. Apenas los menciona de pasada.
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kai\ gunai=ke/j tinej ai(\ h)=san teqerapeume/nai a)po\ pneuma/twn ponhrw=n kai\ a)sqeneiw=n, Mari/a h( kaloume/nh Magdalhnh/, a)f' h(=j daimo/nia e(pta\ e)celhlu/qei,

y algunas mujeres, curadas de malos espritus y enfermedades: Mara, la llamada Magdalena, de la que haban salido siete demonios; El segundo grupo, en paralelo con la mujer del relato anterior, est formado por a lgunas mujeres identificadas por nombre propio (esto seala su carcter a la vez histr ico y representativo) en nmero de tres (smbolo de una totalidad homognea) y caracterizadas por algn rasgo individual. Dice que todas ellas haban sido curadas de malos espritus y enfermedades, lo que las pone en relacin con la mujer perdonada del relato anterior. La curacin de los malos espritus (cf. Lc 7,21) evoca el cumplimiento de la promesa contenida en Zac 13,2: Aqul da orculo del Seor de los ejrcitos extirpar del pas los nombres de los dolos y no ser invocados ms; tambin apartar del pas sus profetas y el espritu que los contamina. Las enfermedades, que se curan oyendo a Jess (cf. Lc 5,15), denotan el estado de debilidad, la falta de vigor en la que el legalismo fariseo tiene postrados a los adictos a la sinagoga (cf. Lc 13,11s). Se trata de dos maneras de presentar el perverso influjo de la ideologa de los escribas en el pueblo: uno como generador de impureza (separacin de Dios) y el otro como represor de la vida y causa de afliccin para la gente. La primera mujer es llamada Mara (nombre femenino bastante comn en Lc) apodada Magdalena, es decir, oriunda de Magdala, ciudad fortificada que quedaba en al norte de Galilea. De Mara, dice, haban salido siete demonios. Siete expresa una tot alidad heterognea (es decir, una gran variedad); demonios denota el impulso violento pblico, que procede de un odio interiorizado (ideologa de exclusin). Por su origen (Magdala), Mara estaba vinculada a crculos violentos por razones ideolgicas. Su adhesin a Jess la haba sacado definitivamente de ese mundo.
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kai\ )Iwa/nna gunh\ Xouza= e)pitro/pou (Hr%/dou kai\ Sousa/nna kai\ e(/terai pollai/, ai(/tinej dihko/noun au)toi=j e)k tw=n u(parxo/ntwn au)tai=j.

Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana, y otras muchas que les ayud aban con sus bienes. Juana es un nombre judo de mujer. El hecho de que est casada con un hombre cuyo nombre no es judo la seala como legalmente impura. Si, adems, su esposo pertenece al crculo de poder ilegtimo que dirige Herodes, su condicin empeora a los ojos de la institucin juda; se asimila a los cobradores de impuestos, colaboradores del rgimen romano invasor, y a todos los considerados impuros por no atenerse a las exigencias de la Ley de Moiss segn la enseanza de los escribas y las prcticas devocionales de los fariseos. Susana es un nombre femenino que slo aparece otra vez, en el libro de Daniel (cf. Dan 13), dado a una juda de la cual se dice que vivi en Babilonia, en tiempos del cautiverio y que fue injustamente acusada de pecado por dos jueces corruptos y condenada

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a muerte, pero providencialmente liberada por Dios mediante la intervencin de Daniel, un muchacho que puso en evidencia a los jueces corruptos. El paralelismo con la mujer del relato anterior es notable. Susana representa a todos los condenados con los criterios hipcritas e injustos del legalismo fariseo. La expresin otras muchas (semejantes) pondera la gran multitud de seguidores de Jess con esas caractersticas. Hay un contraste no slo cuantitativo (los Doce, algunas mujeres y otras muchas) sino tambin cualitativo. De los Doce no se reporta que hayan recibido algn beneficio de parte de Jess (no que l no lo haya hecho en su favor, sino que ellos lo hayan recibido). En cambio, de las mujeres se dice que fueron curadas, es decir, que aceptaron su mensaje y gozan del Espritu que comunica Jess. Finalmente, se seala otro rasgo caracterstico comn de las mujeres: comparten sus bienes y apoyan con sus recursos la obra evangelizadora de Jess. Esto no slo indica el desprendimiento (libertad interior) y la generosidad (amor agradecido) sino el compromiso con la obra de Jess. Quieren extender hacia los dems el amor que han recibido, como quien comparte el pan (cf. Lc 22,19; Hch 2,42.46). Demuestran haber conocido los secretos del reinado de Dios (Lc 8,10). Esto no se dice de los Doce, los cuales todava se resisten a compartir (cf. Lc 9,13).

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