Kopecek Turismoypobreza
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANS Dra. Ana Jaramillo Rectora Dr. Juan Carlos Geneyro Vicerrector Dr. Jorge Molina Director del Departamento de Desarrollo Productivo y Trabajo Comit Editorial Lic. Ana Farber Dr. Juan Carlos Geneyro Prof. Hctor Muzzopappa
EDUNLa Cooperativa 29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada Partido de Lans Pcia de Buenos Aires Argentina TEL. 54 11 6322-9200 int. 5730 edunla@unla.edu.ar La fotocopia mata al libro y es un delito.
TURISMO Y POBREZA
una aproximacin a los modelos de desarrollo turstico
Julin Kopecek
Compilador
Ana Jaramillo
Presentacin Autores
Rodolfo Barros / Cristian Brisacani / Sabrina Carlini Jorge Defino / Julin Kopecek / Marco Morani Fabin Romn / Valentina Uccelli / Ernesto Villanueva
Ediciones de la UNLa
Turismo y pobreza : una aproximacin a los modelos de desarrollo turstico / Julin Kopecek...[et.al.]. ; compilado por Julin Kopecek. - 1a ed. Remedios de Escalada : De la UNLa - Universidad Nacional de Lans, 2007. 104 p. ; 22x15 cm. (Desarrollo productivo y trabajo. Observatorio turstico dirigida por Julin Kopecek) ISBN 978-987-1326-14-3 1. Turismo. 2. Desarrollo Econmico. I. Julin Kopecek, comp. CDD 338.479 1
Fecha de catalogacin: 22/10/2007
ISBN: 978-987-1326-14-3
Impreso en Argentina Queda hecho el depsito que marca la Ley 11.723 Los autores Ediciones de la UNLa. 29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada - Partido de Lans Pcia. de Buenos Aires - Argentina Tel. +54 11 6322-9200 int. 227 publicaciones@unla.edu.ar www.unla.edu.ar/public
ndice
Turismo y pobreza. Una aproximacin a los modelos de desarrollo turstico Julin Kopecek.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
A Mar del Plata en alpargatas. Una crnica de viajes de la clase media Rodolfo Barros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
El turismo es desarrollo pero para quin? Marco Morani / Sabrina Carlini / Valentina Uccelli / Cristian Brisacani.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Presentacin
Ana Jaramillo
Cuando Julin Kopecek, Director de la Licenciatura de Turismo de la Universidad Nacional de Lans, me solicit que escribiera el prlogo de este libro, pens acerca de las distintas posibilidades de abordar la relacin entre turismo y pobreza, y me pareci importante reflexionar por qu esta conjuncin aparenta ser antinmica. Parecera que la pobreza excluye en primera instancia la posibilidad de que los carenciados accedan al turismo, ya que si no poseen medios para sustentarse, menos an los tienen para acceder a ciertas formas de recreacin. Si no tienen acceso al turismo, cul es la relacin? Creo que hay tres grandes perspectivas desde las cuales podemos abordar el problema y que han sido planteadas por los distintos artculos que integran este libro. Desde la poltica pblica. Se debe responder a la pregunta de por qu es necesario tener una poltica de turismo social, y en consecuencia se deben pensar las razones y posibilidades de instalar polticas pblicas para promoverlo. Desde la poltica econmica. Se debe analizar de qu manera puede la actividad turstica en nuestro pas colaborar con el desarrollo social y econmico del mismo, al ingreso de divisas, a la generacin de recursos y de empleo, como as tambin a disminuir la pobreza, ya que el turismo es actualmente una de las industrias ms trabajo-intensivas y por lo tanto ms generadora de empleo. Debemos responder a dicha pregunta con un anlisis actualizado de la contribucin socioeconmica de la actividad turstica. Desde la formacin profesional. Es necesario que la formacin de recursos humanos para incorporar al sector turismo se lleve a cabo de manera planificada. Dada la irrupcin novedosa en nuestro pas del turismo como actividad y como industria, son an pocos los efectores dedicados a formar recursos humanos para el sector. Son an menos las universidades o instituciones pblicas dedicadas a la formacin profesional y a la capacitacin para lograr mejores oportunidades de empleabilidad as como de vocaciones emprendedoras. Debemos responder a la pregunta sobre las necesidades de formacin profesional, analizando las competencias necesarias para la actividad turstica. Quienes analizan las polticas de lucha contra la pobreza desde las polticas pblicas impulsadas por el Estado y desde las acciones de la sociedad civil, se plantean en forma recurrente el objetivo de garantizar la indivisibilidad de los
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derechos fundamentales y el acceso de todos a esos derechos y buscan conciliar el desarrollo social y econmico con la solidaridad. Eso implica, segn Dutrenit, que son al mismo tiempo derechos civiles, econmicos, sociales y culturales. A su vez implica focalizar el desarrollo econmico en el ser humano o, mejor an, en el desarrollo humano. Dicha perspectiva se suma a las polticas de construccin de ciudadana, ya que en Amrica Latina fundamentalmente, el multiculturalismo, el crecimiento de la exclusin en el acceso a bienes y servicios por parte de las grandes mayoras, as como la escisin existente entre los derechos cvicos, legales, sociales, culturales y econmicos, evidencia cada vez ms las dificultades que nuestras sociedades tienen para entenderse y saberse conciudadanos en pie de igualdad. Dicha situacin tiene razones histricas, polticas, ideolgicas, culturales y econmicas, como podemos apreciar cuando separamos analticamente dichas esferas en la realidad social. En nuestra historia poltica y social tenemos que, hasta el momento, quienes se ocuparon del llamado turismo social (entendiendo que el mismo es para quienes no tienen acceso individual al turismo en sentido amplio) han sido en nuestro pas las organizaciones sindicales que durante el primer gobierno de Pern se organizaron para garantizar el acceso de los trabajadores a una recreacin digna, as como a otros bienes culturales que hacen al desarrollo humano de la poblacin.Y decimos bienes culturales ya que el turismo implica tambin, ms all del descanso y la recreacin, una ampliacin del horizonte de visibilidad de quienes solo conocen su realidad cotidiana y cercana. En 1954, Pern sostena: Hace diez aos visit esta ciudad y en ese entonces era un lugar de privilegio, donde los pudientes del pas venan a descansar los ocios de toda la vida y de todo el ao. Ahora, en cuanto a la situacin social, bastara decir que el 90 por ciento de los que veranean en esta ciudad de maravilla son obreros y empleados de toda la patria. En 1973 todava existan en Mar del Plata sesenta y dos hoteles sindicales. Elisa Pastoriza, historiadora, sostiene al respecto en el peridico Clarn que el turismo social lleg acompaado de consignas clave del peronismo: el aguinaldo, las vacaciones pagas y las jubilaciones.Y aade, a pesar de sostener que fue pura retrica, que lo cierto es que el general Pern instal, a partir de 1946, cuando asumi la presidencia, el concepto de turismo social, el goce del ocio como un derecho de las clases trabajadoras impulsado desde el Estado. Para cumplir con esta poltica, en 1948 se inaugur el complejo turstico de Chapadmalal dependa de la Fundacin Eva Pern que en los veranos de
Ulysse, Pierre Joseph, Lucha contra la pobreza y construccin de ciudadana: las polticas pblicas quebequenses en cuestin,VIII Congreso Internacional del CLAD sobre Reforma del Estado y de la Administracin Pblica, Panam, 2003.
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1953 y 1954 fue visitado por 24.218 trabajadores que no pagaron ni un centavo. Una colonia de vacaciones muy completa: 19 hoteles, uno especialmente construido para los chicos. Hay que hablar de una mini ciudad, con asistencia mdica gratuita, cines, galeras comerciales. En la actualidad, sin embargo, los nuevos actores sociales y polticos que nacen de la exclusin o la marginalidad tampoco seran beneficiarios de las organizaciones sindicales de otros tiempos. Las mayoras excluidas de los beneficios y de la riqueza nacional no participan siquiera de mnimos derechos, como el derecho al trabajo. Y en tanto carecen de empleo, tampoco son representados por la dirigencia sindical. Nos podemos preguntar entonces: qu relacin tiene esta democracia representativa de los ltimos veinte aos con la posibilidad de los carenciados de acceder a ciertos bienes y en particular al turismo? Qu posibilidades existen de planificar el turismo social en tanto poltica pblica? El debate actual en torno a la construccin de ciudadana plena implica ir ms all de los derechos polticos de la democracia liberal. Implica entender que si queremos buscar la equidad entre todos los miembros de la sociedad y llamarnos conciudadanos los derechos sociales, econmicos y culturales son inescindibles de la democracia. Entre esos derechos de los trabajadores y de los ciudadanos en general, el turismo ocupa un lugar particular. No es casual que los pases socialistas de la ex Unin Sovitica as como el Estado y el sindicalismo argentino se preocuparan por el acceso al turismo de sus trabajadores, y que los gobiernos peronistas tuvieran las primeras polticas tendientes a dar acceso universal a dicha actividad. Otra pregunta a la que debemos dar respuesta es cmo colabora el capital privado a expandir este sector y generar empleo entre los carenciados? Para ello, debemos generar nuevas estadsticas para todo el pas y hacer un anlisis y seguimiento de la generacin de recursos y de empleo del sector, as como del ingreso de divisas, la generacin de emprendimientos productivos indirectos y subsidiarios a la actividad turstica, entre otros. El presente libro, en el cual distintos autores abordan desde diversas perspectivas el problema, busca profundizar la problemtica y comenzar a textualizar el problema en nuestro pas hasta ahora sin demasiadas investigaciones. Nos referimos tambin a la importancia que tiene la formacin de recursos humanos para el sector desde la Universidad Pblica o, dicho de otra forma, por qu es necesario que esta colabore con las polticas pblicas, con las organizaciones sindicales, con otras organizaciones sociales y con la empresa privada, en la formacin de recursos humanos para incorporar a la industria turstica. Existen en el pas varias universidades pblicas que tienen en su oferta acadmica desde cursos de extensin hasta licenciaturas en materia de hotelera,
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gastronoma y turismo. En la provincia de Buenos Aires, sin embargo, no existen muchas. La Universidad Nacional de Lans, como parte de su proyecto institucional, ha creado no solo la Licenciatura en Turismo, sino que est en desarrollo la puesta en marcha de una Maestra en Gestin del Turismo Cultural. Los aspirantes, as como los nuevos egresados han tenido y continan teniendo un grado de empleabilidad casi total en distintas empresas pblicas y privadas dedicadas a la actividad, desde agencias de viajes, efectores del sector pblico u hoteles privados. Estamos convencidos de que ciertas actividades novedosas en nuestro pas requieren de una formacin especfica. Sabemos que, para poder ensear un fenmeno nuevo, es necesario investigarlo previamente. En nuestro pas sigue siendo escasa la investigacin turstica. Es llamativo que hasta hace muy poco tiempo las estadsticas nacionales no contemplaban al sector turismo, carecan de indicadores de todo tipo y por lo tanto el crecimiento del sector tampoco reconoca parmetros claros hacia dnde se diriga, pues se produca en forma espontnea. La extensin de nuestro pas, as como los recursos naturales y riquezas culturales que hacen a nuestra identidad, tampoco estaban registrados. Recin con la aparicin de la gran cantidad de turistas y con el ingreso de divisas por esa va, comenzaron a aparecer registros oficiales, provinciales y nacionales de la actividad. La Universidad Nacional de Lans se propone ser una herramienta, a travs de la educacin, que sirva para alcanzar una mayor equidad social. Para ello, las ofertas acadmicas que ha incorporado a lo largo de su corta existencia abordan reas de vacancia en la oferta regional en materia de formacin de los recursos humanos necesarios para nuestra sociedad. Ello implica investigar previamente la nueva morfologa social y realizar un relevamiento de las necesidades de formacin universitaria para resolver sus problemas. Los investigadores que escribieron este primer texto han comenzado a colaborar desde distintas e interesantes perspectivas con la comprensin de este nuevo sector en nuestro pas, su contribucin a la generacin de empleo, las necesidades de formacin existentes as como la potencialidad derivada de su crecimiento para la redistribucin de la riqueza. Quiero agradecer y felicitar a Julin Kopecek, a Jorge Defino, a Rodolfo Barros, a Fabin Romn, a Marco Morani, a Sabrina Carlini, a Valentina Uccelli, a Cristian Brisacani y a Ernesto Villanueva, quienes han aceptado el desafo de ser unos de los primeros en abordar reflexivamente las caractersticas de esta nueva y vertiginosa insercin del turismo en nuestro pas as como su vinculacin con las necesidades de formacin y de justicia social.
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Pas clebre por sus riquezas naturales y culturales, la Argentina es, sin embargo, uno de los pases que ms dificultades ha encontrado en su camino hacia el desarrollo. Para comprender esto debemos conocer su historia, sus polticas y los diversos procesos econmicos vividos. En la Argentina del siglo XXI se presenta una nueva promesa de desarrollo, fundamentada ya no en su riqueza agropecuaria ni industrial, sino en la explotacin turstica. Y esto merece una profunda reflexin de aquellos que pensamos la realidad poltica desde el turismo. Lamentablemente, tanto el mercado editorial privado como los medios de comunicacin carecen de trabajos analticos acerca del turismo y su problemtica excede las publicaciones demasiadas, por otra parte que publicitan destinos tursticos, exticos y no tanto, para el disfrute de muy pocos. En los ltimos aos se viene prestando cada vez ms atencin a esta orientacin, y se ha observado que el sector tiene un inmenso potencial para ayudar en la lucha contra la pobreza. Uno de los escasos aportes al respecto lo brinda la Organizacin Mundial del Turismo (OMT), que ha iniciado estudios y consultas sobre la relacin mutua entre el turismo y la lucha contra la pobreza, componente central de sus actividades para la sostenibilidad de triple base (ambiental, social y econmica). Una de las piedras angulares de la sostenibilidad de triple base es el bienestar de las comunidades pobres y la conservacin de su entorno. El turismo puede desempear un papel significativo en el desarrollo sostenible y equilibrado y generar beneficios para los pobres. Para conseguir una sostenibilidad de triple base es necesario que las polticas econmicas revaloricen los sistemas humanos por medio de la distribucin equitativa de los recursos y el desarrollo turstico.Y es contundente en su afirmacin: El turismo slo podr ayudar a la sociedad si su crecimiento se gestiona y se centra en la tica, en la lucha contra la pobreza y en la sostenibilidad. El turismo, entonces, puede ser estudiado desde una doble perspectiva. Una que tiene que ver con la produccin de servicios tursticos (en tanto eje de acu
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mulacin) y otra con las formas de acceder a esos servicios; por ende se puede abordar tanto desde la esfera productiva como desde la distributiva. Visto desde esta representacin, la esfera productiva representa lo concerniente a la industria de viajes: su difusin, la bsqueda de calidad de servicios, las certificaciones de sustentabilidad ambiental, el marketing de destinos y lugares y hasta podemos incluir el gerenciamiento y la administracin hotelera. En cambio, visto desde la esfera distributiva, se analiza de qu forma se accede a los servicios tursticos y cules son las condiciones de acceder a los beneficios de la explotacin turstica. El nuevo orden econmico internacional genera, en el caso del turismo, un modelo de desarrollo nico, en donde los pases pueden dividirse en dos clases: pases que producen bienes tursticos, y pases que los consumen. La Argentina, como el resto de los pases latinoamericanos, se coloca principalmente como oferente de servicios. Esto conlleva a que, en los pases con potencial desarrollo turstico por sus riquezas culturales o naturales, son muy pocas las personas que tienen la oportunidad de salir de sus lugares de origen a hacer turismo. El turismo es cada vez ms restringido debido a las dificultades en que la crisis econmica coloca a las familias y a los individuos. Del mismo modo, la igualdad interna de una sociedad se puede medir no solamente en trminos de ndices de pobreza o de igualdad sino, adems, en trminos de acceso igualitario o diferenciado a los bienes tursticos. A partir de esta aseveracin: Qu es lo que el turismo aporta o aportar al desarrollo de la Argentina, cmo y de qu manera? Con un 40% de nuestros compatriotas en situacin de pobreza, podemos darnos el lujo de consolidar un crecimiento del turismo para el beneficio de unos pocos? El modelo actual, consolidar la concentracin econmica o por lo contrario distribuir la riqueza haciendo un pas ms justo y solidario? Estas preguntas surgen a partir de que el turismo no siempre ha cumplido con las expectativas que se cifraban en l en tanto motor de desarrollo econmico: muchos pases apuestan por este sector como fuente de esperanza de obtener ingresos de divisas, nuevos empleos (tambin de otros sectores) y un equilibrio socioeconmico en todas sus regiones. Pero, con ms frecuencia de la deseada, este intento resulta en vano.
Cordero Ulate Allen, Nuevos ejes de acumulacin y naturaleza. FLACSO libros, Buenos Aires, 2006.
Kopecek, Julin en Desarrollo Turstico Sustentable de la Costa Bonaerense, de Guido Rubn, Ediciones de la UNLa, pg. 9.
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Este ao se celebran cien aos de actividad turstica en el pas. Su planificacin y las polticas nacionales y provinciales estuvieron muy localizadas en los destinos tradicionales de mar y sierra, que con el paso del tiempo y las malas planificaciones han ido sufriendo cansancio y agotamiento. La evolucin del turismo es absolutamente dependiente de los sistemas econmicos sobre los cuales se apoya. Por lo tanto, como explica la Secretara de Turismo de la Nacin, la poltica turstica se subordina funcionalmente a los ejes rectores de la poltica econmica. En nuestra historia destacamos fundamentalmente las activas polticas pblicas de turismo que existieron en la dcada del 40 y 50. el General Pern instal a partir de 1946, cuando asumi la presidencia, el concepto de turismo social, el goce del ocio como un derecho de las clases trabajadoras, impulsadas desde el Estado. Para cumplir esta poltica, en 1948 se inaugur el complejo turstico de Chapadmalal que dependa de la Fundacin Eva Pern que en los veraneos de 1953 y 1954 fue visitado por 24.218 trabajadores que no pagaron ni un centavo. Asimismo, aprovechando las instalaciones que haban sido utilizadas por el personal jerarquizado que construy la represa sobre el Ro Tercero en la provincia de Crdoba, se conform la base operativa y subvencionada que, junto con Chapadmalal, recibi contingentes de trabajadores argentinos provenientes de distintas provincias. Como complementacin a estas polticas se generaron mltiples lneas de crdito pblico para la construccin de hoteles. Entre estos planes en 1947 se implement un sistema de crditos denominado Prstamo Nacional Hotelero, otorgado por el Banco Hipotecario Nacional, cuyo objetivo era financiar la construccin de nuevos complejos hoteleros. Para el otorgamiento se estudiaban las propuestas considerando el lugar y el tipo de hotel que se prevea construir. En ese sentido, la gestin pblica tambin intent regular la organizacin y puesta en marcha de una ms amplia red hotelera. En estos aos quienes ms aprovecharon estas lneas de crdito fueron los emergentes sindicatos peronistas que diseminaron en distintos destinos tursticos hoteles de caractersticas excepcionales, configurando la mayor cadena hotelera del pas. En Mar del Plata: apogeo y cada del turismo obrero, de Elisa Pastoriza (UNMdP), se enumera con precisin cmo se fue gestando este fenomenal
PFETS- SECTUR, 2004, pg. 14. Gonzlez Toro, Alberto, Mar del Plata: apogeo y cada del turismo obrero, Clarn, 01/02/2004.
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proceso: En 1948 Empleados de Comercio adquiri dos importantes hoteles, el Hurlingham y el Riviera; en 1955 el SUPE inaugur su propio hotel en Mar del Plata. La Asociacin Mutualista de Previsin Social de Correos y Telecomunicaciones haba adquirido en 1944 un excelente hotel en Huerta Grande, Crdoba, el cual fue remodelado e inaugurado en 1945. Dispona de ms de 300 camas e intentaba recrear, en sus rutinas de veraneo, un clima de solidaridad y fraternidad entre todos aquellos concurran: empleados, jefes, personas provenientes de distintas parte del pas. La poderosa Unin Obrera Metalrgica (UOM) de entonces, compr el Royal Hotel de Mar del Plata, que haba sido uno de los ms ntimos refugios de la elite. Por otra parte, los empleados municipales de la ciudad de Buenos Aires sumaron, a las instalaciones que posean, un hotel en San Clemente del Tuy, otra colonia en Crdoba, una isla en el Delta. Los trabajadores de la sanidad, del comercio, de la alimentacin, del espectculo y tantos otros tambin fueron adquiriendo o alquilando instalaciones para ofrecer a sus afiliados un programa de vacaciones. Las polticas tursticas de ese tiempo han constituido un verdadero puntal de referencia de cmo el Estado puede planificar el turismo, puesto que las estadsticas de la poca demuestran que para 1938 luego de la inauguracin de la Ruta Nacional N 2 recibi 100.000 pasajeros, durante el ao 1950 alcanz el milln de pasajeros y en el primer lustro de la dcada del 60 lleg a un ingreso promedio temporario de 1.403.748 personas. En el primer lustro de la dcada del 70 la cifra de arribos se multiplica, de modo que el promedio de la temporada estival se estima en 2.431.084 pasajeros. El turismo nacional acompa las polticas de industrializacin y sustitucin de importaciones, y produjo como consecuencia directa el mayor proceso de distribucin equitativa de la riqueza nunca antes vivido por nuestro pas, aumentando la calidad y la cantidad de empleos, reduciendo la pobreza y consolidando una cultura del descanso turstico para las clases trabajadoras que no iba a disminuir en los prximos cincuenta aos.
Los
Los aos subsiguientes se caracterizaron por un lento retroceso en los derechos sociales conseguidos en la etapa peronista.
Gonzalez Toro, Alberto, Mar del Plata: apogeo y cada del turismo obrero, op. cit.
Cicalese, Guillermo,La implantacin del modelo econmico aperturista en los 70 y la crisis del turismo masivo en la Ciudad de Mar del Plata, 1976-1987 en Pastoriza, Elisa, Mar del Plata en los aos 30: entre la regresin poltica y el progresismo social, 1996.
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Sin embargo, y a pesar de la inexistencia de nuevas inversiones pblicas, de las caractersticas de Embalse y Chapadmalal, tanto las organizaciones sindicales como la inversin privada orientada al disfrute de la clase media, continuaron su expansin en el sector hotelero, consolidando los destinos tursticos emergentes de la Costa Bonaerense, Bariloche y las Sierras de Crdoba, principalmente. Fue en la dcada del noventa en donde los paradigmas econmicos se subvirtieron. El turismo como factor de desarrollo dej de ser una herramienta para el derecho al descanso y a las vacaciones de los trabajadores, y se convirti en un instrumento macroeconmico ms para favorecer el ingreso de capitales extranjeros. Las fotografas que nos deja esta poca son sin lugar a dudas fieles reflejos de este proceso: la instalacin de los hoteles cinco estrellas de cadenas internacionales el cierre de los ramales ferroviarios la trasnacionalizacin del transporte areo internacional y de cabotaje las concesiones de las rutas nacionales la desinversin en el transporte terrestre, entre otras consecuencias A qu tipo de desarrollo turstico podemos aspirar como pas con estas limitaciones? Acaso no se est direccionando un cierto modelo turstico si favorecemos la instalacin de cadenas hoteleras internacionales y cerramos los ramales ferroviarios? Es consecuencia de qu concepcin poltica la sobrevaloracin del turismo internacional por sobre el turismo nacional? Con el final de la convertibilidad monetaria, y a partir del 3 a 1 el flujo de turistas extranjeros fue creciendo ao a ao y la mirada de los empresarios se situ ah: en la ventaja del cambio de moneda. A partir de la informacin proveniente de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), elaborada por la Direccin Nacional de Cuentas Internacionales del INDEC extraemos los datos disponibles de llegadas en el ao 2005 y los tres primeros trimestres del 2006 de turistas internacionales por el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y otros pasos fronterizos relevados.
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Origen TOTAL Variacin porcentual anual1 Limtrofes Variacin porcentual anual1 Bolivia Brasil Chile Paraguay Uruguay No Limtrofes Variacin porcentual anual1 Amrica del Norte Resto de Amrica Europa Asia y otros
2005
I Trimestre 2006
II Trimestre 2006
3.895.396 12,7% 2.323.776 9,2% 151.628 453.346 978.475 302.174 438.153 1.571.620 18,4% 371.407 356.852 633.536 209.825
1.242.078 11,9% 717.829 11,3% 43.902 120.046 347.960 110.074 95.846 524.250 12,7% 141.419 96.271 220.114 66.446
818.975 7,1% 502.540 8,1% 30.867 120.517 177.363 58.935 114.859 316.435 5,6% 76.532 80.207 114.409 45.286
968.720 3,0% 623.030 3,3% 36.219 167.947 202.669 75.912 140.283 345.690 2,3% 77.334 95.157 126.645 46.555
Segn los informes oficiales, el turismo no para de crecer. En el ao 2006 visitaron la Argentina casi un 16 por ciento ms de viajeros de los que lo hicieron en 2005. Pero la pregunta que nos hacemos es: qu porcentaje en la participacin obtenemos por la distribucin de la riqueza generada por la actividad turstica internacional? Las estadsticas elaboradas por el INDEC a pedido de la SECTUR reflejan un crecimiento de los arribos y del gasto de stos, pero la duda que se nos presenta es: cmo se distribuye la riqueza generada por la actividad turstica?
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El
turismo nacional:
Hay sin embargo otro mercado, un tanto oculto y postergado por la realidad actual: el de cabotaje. Sin intenciones de iniciar un enfrentamiento entre el turismo receptivo y el turismo nacional, consideramos que las polticas tursticas deben buscar un equilibrio entre ambas tendencias. La SECTUR, a travs de su Plan Estratgico (PFETS), planifica al 2016 la llegada de turismo internacional, con un incremento ao a ao hasta alcanzar a los cinco millones de extranjeros. Pero el turismo nacional carece de estadsticas oficiales, nada sabemos de cuntos cordobeses ingresan a Mar del Plata, cuntos mendocinos viajaron a Salta, cuntos porteos estuvieron en la Sierras de Crdoba, cunto gastaron, en dnde se hospedaron y por qu. Bsicamente, porque los resabios de las polticas econmicas de los aos noventa han configurado un modelo econmico nico. El turismo internacional sin lugar a dudas es un importante factor de ingreso de capitales, pero en este estudio hemos reflexionado que, dado que esos capitales forman parte de un sistema econmico concentrado, es muy limitada la riqueza que realmente queda en el pas, sus empresas y su gente. Como contraparte, el turismo nacional, con su concepto de desarrollo desconcentrado e inclusivo asegura que el sector est fundamentado en el efecto multiplicador que genera la actividad turstica en vastos sectores de la economa, impulsando entre otros beneficios la capacidad de generacin de puestos de trabajo. En los pases desarrollados el turismo interno es considerado como una herramienta ms que eficiente para la distribucin de la renta, y por su capacidad inclusiva atena la pobreza y mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Si, como reflejan las estadsticas, los argentinos preferimos mayoritariamente veranear en el pas, por qu no apostar nuevamente al turismo nacional, con inversiones pblicas y planificacin estatal?10 El crecimiento del sector turstico nacional y su gran incidencia directa e indirecta en todas las economas regionales hacen de l una herramienta especialmente adecuada para el desarrollo sustentable. Como contracara, si ponemos nuestros esfuerzos nicamente en el crecimiento del turismo internacional, corremos el peligro de convertir al turismo nuevamente en una actividad de la elite, ahora extrajera, dejando a la gran mayora del pueblo como espectadores de tal fenmeno.
Ocho de cada diez personas aseguran que prefieren pasar las vacaciones en el pas antes de salir al exterior. (Los datos corresponden a un estudio de mercado realizado por la consultora TNS Gallup). Clarn, 17/02/2007.
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Conclusiones
Como hemos dicho, el modelo de desarrollo del turismo es absolutamente dependiente de los sistemas econmicos dentro de los cuales se concibe. En los pases en desarrollo el turismo es casi siempre la primera fuente de crecimiento econmico, divisas, inversin y empleo, siendo uno de los pocos mbitos de posible ventaja comparativa para todos esos pases. En este contexto, la Argentina tiene un potencial nico para generar comercio e inversiones directamente en el plano local, crear puestos de trabajo genuino al buscar los turistas y los empresarios nuevos destinos. En nuestra historia hemos tenido modelos de desarrollo como el que acompa al primer peronismo y que ha ubicado a la Argentina entre los pases precursores en cuanto a la insercin del turismo entre el conjunto de derechos del trabajador y su familia, haciendo realidad la Declaracin Universal de los Derechos Humanos11; no slo convirti el turismo en un derecho gracias a polticas activas del Estado, sino que dej atrs el concepto del turismo como actividad relacionada a una elite nacional. La misma poltica econmica que impuls la recuperacin salarial de los trabajadores tambin apoy las inversiones en instalaciones tursticas, la ampliacin de la red vial, la creacin de una red hotelera sindical, la construccin de complejos vacacionales de Embalse y Chapadmalal, entre otros. Medio siglo despus, devino el subdesarrollo turstico, solamente orientado al desarrollo del turismo internacional, devaluando las capacidades econmicas del turismo nacional y olvidando derechos asumidos al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitacin razonable de la duracin del trabajo y a las vacaciones peridicas pagas.
Desarrollo turstico Creacin de empleo Atraccin de inversiones Ingresos en divisas En la sociedad de: Empleo juvenil Enriquecimiento de la comunidad Igualdad de hombres y mujeres Proteccin de la cultura Subdesarrollo turstico Concentracin econmica Agotamiento de la infraestructura existente Renta trasnacional En la sociedad de: Explotacin juvenil Comunidad ajena a la riqueza turstica Depredacin del patrimonio
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Cul es la capacidad de la Argentina para encarar el turismo como poltica de Estado? Las nuevas polticas tursticas deben encontrar un equilibrio de esfuerzos entre el turismo receptivo y el turismo nacional. El turismo nacional deber ser apoyado con marcos polticos y legislativos apropiados, con inversiones en nuevos proyectos tursticos que consoliden destinos emergentes, con capacitacin local y nacional, creando conciencia sobre el turismo sustentable, entre otros datos. El turismo internacional deber ser incrementado an ms, para lo cual es necesario fortalecer alianzas estratgicas con pases vecinos, incorporar a la mayor cantidad de agentes sociales y econmicos posibles y favorecer el ingreso de nuevas inversiones que sustituyan paulatinamente la actual concentracin de operadores trasnacionales. Estos son algunos de los aportes que se podran y deberan producir en un pas donde se habla del turismo como la nueva industria para paliar la pobreza y resolver alguno de los muchos problemas sociales. Fomentar un trabajo tico entre todos los actores. Educar en el cuidado de los atractivos tursticos. Actualizar una legislacin productiva para el sector turstico. Incentivar los trabajos de investigacin coordinadamente entre el Estado nacional y provincial y la unidades acadmicas. Realizar una puesta en valor de los centros tursticos. Aumentar la cantidad de centros tursticos de la Argentina. Revalorizar la cultura local. Proteger las reas naturales. Distribuir equitativamente las vacaciones y los feriados. Crear conciencia en todos los estratos sociales sobre el uso del tiempo de ocio y la recreacin. Motivar a las pequeas y medianas empresas a la inversin en el turismo. Promover y descentralizar un proceso sistemtico y participativo de calidad turstica. Proponer y gestionar la eliminacin de gravmenes distorsivos que inciden en los costos finales de los servicios atentando contra la competitividad de los destinos. Slo si construimos una Argentina turstica desarrollada con centros tursticos sustentables en todas las regiones del pas y con una poblacin beneficiada por el descanso turstico, no como un privilegio para pocos, sino como un derecho universal, nos convertiremos en un destino turstico desarrollado de calidad, diferenciado y competitivo.
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Introduccin
La relevancia social del turismo es un dato irrefutable de la realidad en la mayora de los pases desarrollados y en vas de desarrollo: en cada temporada de vacaciones miles de pasajeros se trasladan de un rincn al otro de su propio pas buscando disfrutar de paisajes naturales, conocer sitios histricos o simplemente encontrar un tiempo y un espacio para el descanso y el esparcimiento. Otros tantos paseantes, aquellos que cuentan con los recursos econmicos suficientes, emprenden viajes al exterior de su nacin, a veces con los mismos objetivos que los primeros, a veces buscando darle a su viaje un tono ms exclusivo o extico. Visto desde otra perspectiva, el turismo se ha convertido en una importantsima actividad econmica: por un lado, los recursos mismos que dejan los turistas que llegan; por otro, el estmulo que genera para la creacin de puestos de trabajo, infraestructura y servicios, indispensables para sostener una actividad turstica. En este sentido, el turismo funciona como un objeto de consumo ms, propio de la sociedad capitalista que ha conseguido, incluso, convertirse en un derecho. Segn la Organizacin Mundial del Turismo: el turismo [] es un medio de acceso al derecho de vacaciones y al descanso derivado del derecho al trabajo, reconocido por la Declaracin de los Derechos del Hombre; es un medio de reforzar la conciencia de pertenencia a un pueblo y a una cultura y la forma ms directa de relacionar personas de distintas reas geogrficas12. Este destacado lugar de la actividad turstica ha dado lugar a un sin fin de estudios y anlisis: econmicos, financieros, sociolgicos, histricos, culturales, etc. Del abigarrado mapa de preguntas que sobre la cuestin del turismo es posible hacerse, este trabajo propone considerar la situacin del turismo durante el primer peronismo, en particular aquellos aspectos que den cuenta de la importancia econmica y poltica que dicha actividad pudo tener entre 1945 y 1955. Las reflexiones finales intentarn sugerir cunto de lo actuado durante
Organizacin Mundial del Turismo, 1980. Actas de la Conferencia Mundial de Turismo de Manila. Citado en Bertoncello, Rodolfo, Configuracin socio-espacial de los balnearios del partido de la costa. (Prov. de Buenos Aires). Instituto de Geografa, FFyL.,UBA. Buenos Aires, 1992.
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ese primer peronismo podra o no ser de utilidad para la actual discusin sobre el diseo de una poltica de turismo nacional.
El
turismo en la
Argentina
De manera general, podra sostenerse que el turismo es una antigua prctica, pero que siempre estuvo limitada a los sectores ms altos de la sociedad y condicionada por la existencia de medios de transporte e infraestructura. En el siglo XIX, a partir de la invencin y difusin del ferrocarril la posibilidad de trasladarse se multiplic y con ello las posibilidades de viajar para ms cantidad de personas. No obstante, el hecho de ausentarse de la ciudad y solventar el viaje y la estada lejos de la casa segua limitada a una mnima parte de la poblacin. Es recin en las primeras dcadas del siglo XX cuando el turismo comienza a convertirse en una prctica con un mayor grado de masividad. Diversas condiciones permitieron esta ampliacin: la disponibilidad de tiempo libre para ms amplios sectores de la sociedad, a partir de legislaciones que aceptaban el descanso pago; el relativo crecimiento de los sectores medios, con recursos suficientes para ser destinados al ocio; el surgimiento de nuevas pautas de consumo, que hicieron del viaje turstico una de las tantas vas para conseguir la felicidad y un buen vivir y, por ltimo, el acelerado desarrollo de los medios de transporte y la comunicacin, que permiti achicar las distancias fsicas y el conocimiento que se tena de lugares distantes entre s. En la Argentina, la historia del turismo sigui esa lnea general de desarrollo tambin. La reorganizacin poltica y el despegue econmico de las ltimas dcadas del siglo XIX consolidaron una elite con suficientes ingresos y altas expectativas de consumo que pudo disfrutar de viajes y paseos como parte de su rutina. En principio, el destino par excellence de la clase alta fue Europa, sus capitales y centros tursticos; pero pronto surgi la necesidad de contar con lugares de recreacin y paseo en el propio pas. Este proceso fue posible tambin gracias a la expansin de las lneas de ferrocarril; incluso hay quienes sostienen que as como los rieles disearon y posibilitaron determinado mapa productivo del pas, algo similar ocurri con el desarrollo de los centros tursticos: slo pudieron consolidarse aquellos que fueron beneficiados con la llegada del tren. Poco a poco, algunos sitios alejados de Buenos Aires comenzaron a convertirse en centros tursticos que atraan a las familias acomodadas de la capital y de otras ciudades del pas. Mar del Plata es el ejemplo ms caracterstico de este proceso13. A comienzos del siglo XX la ciudad ya se perfilaba claramente como un exclusivo balneario, poblado de casonas, restaurantes y salones de baile.
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Pastoriza, Elisa y Juan Carlos Torre, Mar del Plata, un sueo de los argentinos. www.mpd.edu.ar
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A partir de 1910 y sobre todo en los aos 20, la prctica del turismo creci y se transform al comps de los cambios que experimentaba la sociedad y la economa. Por un lado, la mayor disponibilidad de tiempo libre, a partir de una nueva legislacin laboral y una cierta mejora en el nivel de ingresos, permiti que algunos comerciantes, empleados y pequeos propietarios pudieran acceder a una temporada de vacaciones. Es notable que los destinos elegidos por estos nuevos contingentes de paseantes fueran los mismos a los que tradicionalmente se diriga la elite (Mar del Plata y las sierras de Crdoba), aunque alojndose en habitaciones ms modestas o ms alejadas del ncleo de la ciudad. Tambin en este caso, el ferrocarril cumpli un destacado papel. Por un lado porque permita viajar hasta lugares a los cuales, de otra manera, hubiera sido prcticamente imposible acceder; por otro, porque a medida que el transporte ferroviario se generalizaba, el costo de los pasajes se haca ms accesible y con ello la posibilidad de que sectores medios y bajos pudieran disfrutarlos. Al mismo tiempo, a partir de 1910 varias de las empresas ferroviarias pusieron en marcha distintos planes para promocionar los viajes en tren: pasajes con descuentos, rebajas en las estadas, boletos combinados, etc. Este tipo de polticas gener un importante crecimiento de aquellos sitios a los cuales el ferrocarril se haba propuesto promocionar. Las sierras de Crdoba y Mendoza fueron algunos de esos lugares. Aos ms tarde, el Ferrocarril del Sud tambin se ocupara de publicitar las virtudes de la regin por la cual pasaban sus vagones: Mar del Plata, Miramar y Necochea eran presentadas como las mejores playas de Sudamrica, agregando adems que era una obligacin veranear all por patriotismo y por ser las ms hermosas y las ms baratas. Tambin formaban parte de sus ofertas tursticas Tandil, Sierra de la Ventana (Pcia. de Buenos Aires), los Copahues (Neuqun), la zona de Nahuel Huapi (Ro Negro).14 La publicidad del Ferrocarril de Sud citada ms arriba es de los aos 30 y puede leerse en ella una clara intencionalidad de construir determinados lugares como espacios para el turismo. Sobre esto, Rodolfo Bertoncello, sostiene que un aspecto central de la actividad turstica es la construccin social de destinos, el establecerlos como lugares atractivos, interesantes, agradables u originales, dotarlos de infraestructura y servicios para los visitantes, publicitarlos. En ese proceso de construccin de la atractividad de los lugares se naturalizan ciertos rasgos como si esos valores estuvieran naturalmente adscriptos a los lugares y sus paisajes.15 En el caso del Ferrocarril del Sud no slo se le atribuan valores
Ospital, Mara Silvia. Turismo y territorio nacional en Argentina. Actores sociales y polticas pblicas. 19201940. EIAL, XVI N2, Julio-Dic., 2005.
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Bertoncello, Rodolfo, Turismo y territorio. Otras prcticas, otras miradas. Aportes y Transferencias. Mar del Plata, Universidad Nacional de Mar del Plata. En prensa. Citado en Troncoso, Claudia y Carla Lois. Polticas tursticas y peronismo. Los atractivos tursticos promocionados en Visin de Argentina. (1950). www.naya.org.ar
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positivos a las playas bonaerenses sino que adems se connotaba el hecho de visitarlas con contenidos nacionalistas y patriticos. Este tipo de construccin ser retomada tambin por el peronismo. En otro plano, las actividades desarrolladas por el Automvil Club Argentino tambin fueron un poderoso estmulo para el desarrollo de las prcticas del turismo y los lugares tursticos. En este caso, otros factores condicionaron el xito de este desarrollo: en primer lugar, la difusin del automvil, y junto con esto, la progresiva extensin y mejoramiento de los caminos. Cabe aclarar en este punto la importancia del rol del estado a la hora de realizar las inversiones correspondientes en caminos y seales16. Por otro lado, la asociacin que comienza a darse entre turismo y deporte y entre turismo y vida sana. El resultado fue la creacin de campings, espacios, relativamente alejados de las ciudades, en los cuales las familias podan estar en contacto con la naturaleza, respirar un aire distinto y descansar. A partir de 1926, ao en que se aprueba la iniciativa de promover la creacin de campings familiares, el ACA destin cada vez ms recursos y energas a difundir este tipo de prctica. Si en un comienzo ir de camping significa simplemente pasar un da de campo, poco a poco qued asociado a la idea de campamento, que implicaba pasar varias noches y pernoctar en carpas17. La informacin presentada permite visualizar, al menos en borrador, la situacin del turismo hacia fines de los aos 30: ms personas en condiciones de viajar (es decir, ms demanda) medios de transporte extendidos, cierta infraestructura hotelera y de caminos, propuestas diversas que incluyen tambin la posibilidad de acampar, un acompaamiento del Estado a travs de inversiones en caminos. Desde esta perspectiva, el notable aumento del turismo registrado durante el peronismo podra ser considerado simplemente como una extensin del proceso anterior, una etapa que profundiza y consolida lo iniciado en las dcadas anteriores. No obstante, sin poner entredicho esa conclusin, en los apartados que siguen intentaremos mostrar que el turismo del primer peronismo podra considerarse como algo bastante diferente del de la etapa anterior y, por cierto, novedoso.
El
En la temporada 1930-32 ingresaron a la ciudad de Mar del Plata aproximadamente 65.000 pasajeros; en 1935 la cifra lleg a los 121.000. En la temporada de 1940-41, casi 377.000 pasajeros llegaron a la ciudad balnearia; en 1945 ya eran ms de 500.000 y en 1950 fueron 990.000 pasajeros. En la temporada 1955-56 Mar del Plata recibi a ms de un milln de pasajeros. Estos datos
Ballent, Anah, Kilmetro cero: la construccin del universo del camino en la Argentina de los aos 30. Mimeo.
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muestran el crecimiento del turismo que, siguiendo la curva ascendente de la etapa anterior, se dio durante el peronismo. No obstante, y como adelantbamos ms arriba, el turismo del primer peronismo llama la atencin no slo por sus nmeros sino sobre todo por la perspectiva desde la cual se transform. Hace diez aos visit Mar del Plata y en ese entonces era un lugar de privilegio, donde los pudientes del pas venan a descansar los ocios de toda la vida y de todo el ao. Han pasado diez aos. Durante ellos esta maravillosa sntesis de toda nuestra patria, aglutina en sus maravillosas playas y lugares de descanso al pueblo argentino y en especial, a sus hombres de trabajo que necesitan descansar de sus sacrificios. Nuestro lema fue cumplir tambin ac. Nosotros no quisimos una Argentina disfrutada por un grupo de privilegiados, sino una Argentina para el pueblo argentino []. En cuanto a la situacin social bastara decir que aqu el noventa por ciento de los que veranean en esta ciudad de maravilla, son obreros y empleados de toda la patria. Juan Pern.18 Dos aspectos marcan una clara diferencia con el perodo anterior a 1945: la explcita y planificada accin del Estado y el sector social al cual se dirigen las polticas del Estado. En realidad, ambas cuestiones estn relacionadas, dado que la intervencin del Estado en el rea de turismo apunt bsicamente a crear las condiciones necesarias para que las clases trabajadoras pudieran acceder a las ofertas tursticas. En las dcadas previas los socialistas ya hablaban de la necesidad de quitar a la temporada estival su carcter exclusivista, pero es el peronismo el que, adems de apropiarse de ese discurso cre las condiciones legales y materiales para concretarlo. Los pilares del turismo social peronista fueron colocados en 1945, sostienen Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza19. De qu se trataba esta poltica?, cules fueron las acciones que permitieron dar contenido al turismo social?
a) El Estado como agente de promocin social del turismo: el descanso como derecho.
En primer lugar, para el gobierno peronista el acceso al descanso pasa a formar parte de los derechos inalienables de los trabajadores.Tal como se citaba en las palabras de Pern, el punto de partida era considerar que quienes haban trabajado toda su vida y trabajaban todo el ao tenan el derecho de gozar de un descanso pago. Pern se haba comprometido a asegurarle las vacaciones, en el mar o las sierras, a todos aquellos que siempre las haban pasado en camiseta a la puerta del conventillo.20
Citado en Pastoriza, Elisa, Turismo social y acceso al ocio. El arribo a la ciudad balnearia durante las dcadas peronistas. Mar del Plata, 1943-1955. www.mdp.edu.ar
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Torre, Juan Carlos y Elisa Pastoriza. La democratizacin del bienestar en los aos peronistas. Mimeo.
Scarzanella, Eugenia, El ocio peronista: vacaciones y turismo popular en Argentina (1943-1955). Entrepasados. Ao VII, N14, 1998.
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Para cumplir este objetivo, la poltica laboral cumpli un rol clave: el aumento de sueldos, el otorgamiento de aguinaldos, la obligatoriedad de las vacaciones pagas como as tambin la puesta en marcha de una amplia poltica en materia jubilatoria permiti dotar a los trabajadores de recursos extras que podan ser destinados al pago de un viaje o una excursin. De esta manera quienes estaban en condiciones de programar un viaje o una excursin eran cada vez ms. Es en estas condiciones que surge el concepto de turismo social, es decir, el goce del ocio como un derecho de las clases trabajadoras, impulsado desde el Estado.
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Por otro lado, el incremento de la capacidad hotelera fue uno de los principales objetivos desarrollados: la construccin de complejos vacacionales, la adquisicin de hoteles propios o el alquiler de instalaciones por temporada fueron algunos de los proyectos encarados. A cargo de estos planes estuvieron tanto el gobierno nacional, como los gobiernos provinciales y municipales, como as tambin algunos sindicatos y la Fundacin Eva Pern. En 1948, por ejemplo, se inaugur el complejo turstico de Chapadmalal, el cual estaba administrado por la Fundacin Eva Pern. En el verano de 1953 fue visitado por ms de 24.000 trabajadores que pudieron disfrutarlo en forma totalmente gratuita. Se trataba de una colonia de vacaciones muy completa, que inclua hoteles, servicios mdicos, cines, galeras comerciales y espacios especiales para los nios.21 El otro complejo de importancia fue construido en Ro Tercero y tambin qued bajo la administracin de la fundacin. Los sindicatos tambin tuvieron un importante papel en la construccin y administracin de hoteles para el turismo social. Ya desde los aos 30 varios gremios posean instalaciones destinadas al descanso de sus afiliados: la Unin de Obrero Municipales (Buenos Aires) en Salsipuedes, Crdoba; el Crculo de Prensa en Mar del Plata; la Federacin de Agentes Comerciales en San Antonio, Crdoba. En 1937 los empleados nacionales tuvieron tambin una colonia de vacaciones en Ro Tercero. Sobre ese esquema, otros sindicatos se sumaron aprovechando los crditos del Prstamo Nacional Hotelero, que se mencionarn ms abajo. En 1948 Empleados de Comercio adquiri dos importantes hoteles, el Hurlingham y el Riviera; en 1955 el SUPE inaugur su propio hotel en Mar del Plata. La Asociacin Mutualista de Previsin Social de Correos y Telecomunicaciones haba adquirido en 1944 un excelente hotel en Huerta Grande, Crdoba, el cual fue remodelado e inaugurado en 1945. Dispona de ms de 300 camas e intentaba recrear, en sus rutinas de veraneo, un clima de solidaridad y fraternidad entre todos quienes concurran: empleados, jefes, personas provenientes de distintas parte del pas. Los empleados municipales de la ciudad de Buenos Aires sumaron, a las instalaciones que posean, un hotel en San Clemente del Tuy, otra colonia en Crdoba, una isla en el delta. Los trabajadores de la sanidad, del comercio, de la alimentacin, el espectculo y tantos otros tambin fueron adquiriendo o alquilando instalaciones para ofrecer a sus afiliados un programa de vacaciones. No obstante, cabe aclarar que la mayor expansin de la hotelera de las organizaciones obreras se da durante los gobiernos que siguieron al peronismo, en especial durante la presidencia de Ongana22.
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Pastoriza, Elisa, Mar del Plata: apogeo y cada del turismo obrero. Clarn.1/02/04. Pastoriza, Elisa, Ibid.
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Los numerosos planes pblicos para la construccin de hoteles no inhibieron la iniciativa privada, por el contrario, trataron tambin de estimularla. En 1947 se implement un sistema de crditos denominado Prstamo Nacional Hotelero, otorgado por el Banco Hipotecario Nacional cuyo objetivo era financiar la construccin de nuevos complejos hoteleros. Para el otorgamiento se estudiaban las propuestas considerando el lugar y el tipo de hotel que se prevea construir. En ese sentido, la gestin pblica tambin intent regular la organizacin y puesta en marcha de una ms amplia red hotelera. Tambin es de destacar que, por ejemplo, en 1951, la asociacin empresaria de los Hoteleros colaboraba con instituciones de la Fundacin Eva Pern, con la Direccin de Turismo y el Ministerio de Salud, instituciones a las cuales le facilitaba plazas gratuitas por determinada cantidad de das para que sean asignadas segn el parecer de cada una. En 1948 la Secretara de Turismo, que dependa de Parques Nacionales, vio potenciadas sus funciones, ya que tuvo a su cargo no slo la administracin de los parques sino tambin de gran parte de la infraestructura turstica que se estaba montando. La gestin de los planes y proyectos de turismo tenan un lugar especfico desde el cual se gestionaban. Pero tambin la gestin del turismo fue diseando sus modos de financiacin. Se instituy un descuento del 5% del sueldo anual complementario (3% de aporte patronal y 2% de aporte obrero), del cual se destinaban tres puntos al turismo social. Ese descuento era depositado en el Instituto Nacional de Remuneraciones y serva para fomentar el turismo social y la creacin de colonias de vacaciones.Tambin se determinaron porcentajes de los impuestos cobrados a los espectculos, carreras de caballos, parques de atraccin, salas de entretenimiento y un pequeo aumento en el precio de las entradas de cine para ser destinado al turismo social; se sancion una ley que estableca que parte de los gravmenes e impuestos de algunas actividades tursticas privadas seran girados al turismo social. Asimismo, la estatizacin de los casino, en 1946, tambin se convirti en una excelente fuente de recursos.
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San Luis, Catamarca, Santiago del Estero o Crdoba. Tambin los planes de turismo organizados por los gobiernos incluan campamentos para jvenes. En 1948 llegaron al lago Nahuel Huapi ms de 1500 estudiantes acompaados de profesores; la estada estaba subsidiada y los pasajes estaban rebajados. Los sindicatos, a veces a travs de sus obras sociales, tambin organizaban viajes para sus afiliados, parte de los cuales era pagado por el usuario y la otra parte por el sindicato. En algunos casos utilizaban sus propias instalaciones hoteleras y en otros realizaban convenios con otras instituciones o alquilaban las plazas que necesitaban. La Secretara de Educacin tambin tuvo participacin en la organizacin de viajes para estudiantes. Junto con la Administracin Nacional de Parques organiz excursiones y recorridos por los parques nacionales y puso a disposicin de los colegios transportes del Estado para trasladarlos. Pero los viajes no fueron solamente hacia lugares distantes, tambin se organizaron paseos de fin de semana que incluan picnics, actividades recreativas, etc. En muchos casos, esto se haca tambin en articulacin con algn sindicato que prestaba sus instalaciones. Por otro lado, ofreci los propios colegios de Buenos Aires para alojar a los contingentes provenientes del interior.
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Por otro lado, tambin se dio la creacin concreta de nuevo lugares de turismo: en este caso, el atractivo turstico era la construccin misma, como exponente del desarrollo que est viviendo el pas: Ezeiza y la Ciudad de los Nios pasaron a ser dos orgullos de la administracin peronista. En ellos se reflejaba no slo el esfuerzo puesto en la inversin en infraestructura sino tambin algunas de las consignas peronistas, por ejemplos los nicos privilegiados son los nios.
Reflexiones
finales
En las pginas anteriores hemos presentado distintos aspectos del desarrollo del turismo durante el primer peronismo para mostrar en qu sentido ese desarrollo fue especfico y novedoso. Si bien en las dcadas anteriores el turismo ya se proyectaba como una importante actividad, es slo con el peronismo que se vuelve un rea de intervencin y gestin del Estado dirigida, en particular, a los sectores trabajadores: en ese sentido, el impacto econmico y poltico del turismo social del peronismo debera medirse ms por este cambio en la perspectiva desde la cual se organiza que por los cambios cuantitativos que pueda haber conseguido. Elisa Pastoriza ha realizado clculos a partir de diversas fuentes para concluir que los intentos de que los trabajadores urbanos llegaran a Mar del Plata an tuvieron resultados limitados: pese a que millones ahora tenan vacaciones, las posibilidades de viajar eran reducidas para la gran mayora de los trabajadores. Esto queda evidenciado en la cantidad de turistas que llegaron por micro, por tren y por auto. Proporcionalmente, estos representan el mayor porcentaje. No obstante, este dato podra inducir alguna equivocacin: por un lado, porque el turismo nunca podra ser una prctica ms difundida entre los sectores ms bajos que entre los ms acomodados, con lo cual probablemente el porcentaje siempre ser ms alto para estos ltimos. Por otro lado, si slo nos quedamos en una conclusin cuantitativa pierde relevancia el impacto poltico que el turismo social tuvo: aunque no todos pudieran practicarlo, las puertas de acceso a ese bien el turismo estaban abiertas y se perciba como algo alcanzable. La posibilidad estaba dada no slo por los incrementos salariales o la poltica laboral sino concretamente porque haba planes de turismo especficos para los sectores de menores ingresos: sea a travs de subsidios, subvenciones, programas de vacaciones colectivas, colonias de vacaciones, estadas con descuento en los hoteles sindicales, etc. Por otro lado, podra pensarse en cierto efecto derrame: a medida que las clases medias podan alquilar o comprar alguna propiedad cerca del mar, las clases bajas estaban en mejores condiciones tambin de trasladarse y disfrutar de las vacaciones. Desde un punto de vista econmico, las consecuencias del turismo social se vieron reflejadas en diversas situaciones: el mejoramiento y la extensin de
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los caminos, la expansin de la capacidad hotelera, la inversin e infraestructura, la creacin de complejos vacacionales, etc. La ciudad de Mar del Plata, por ejemplo, se transform radicalmente: entre 1950 y 1970 se construy ms del 50% del parque habitacional actual. En una primera etapa hubo demoliciones, compras, ventas, expropiaciones para luego avanzar con rpidas e importantes construcciones, a travs de crditos hipotecarios y bancarios e inversiones privadas. Ahora bien, tambin en este caso las consecuencias econmicas aparecen asociadas a la destacada presencia del Estado, realizando las inversiones o estimulndolas (por ejemplo a travs del Prstamo Nacional Hipotecario. El turismo era tambin un negocio econmico, en el cual el Estado era partcipe activo. Se juega aqu la idea de una especie de poltica integral de turismo: el Estado, pero no slo l, opera por el lado de la demanda, asegurando recursos y condiciones, pero tambin por el lado de la oferta invirtiendo y ayudando a mejorar la infraestructura. Complementariamente se convierte en gestor el mismo de los planes tursticos, atendiendo a los sectores especficos, sea porque son ms vulnerables o porque le interesa concretamente apoyarlos. Para algunos autores, la gestin poltica y econmica del turismo social del peronismo careci de planificacin centralizada y funcion con un alto grado de discrecionalidad en la asignacin de fondos24. Probablemente haya sido as; pero si se lo compara con lo actuado en las dcadas previas (en las cuales directamente no haba gestin estatal del turismo para sectores populares ni para ningn sector especfico) el turismo social peronista an sigue llamando la atencin y despertando reflexiones. Cunto de ese tipo de turismo social podra recuperarse hoy? cul es la capacidad del Estado para gestionarlo?, cul es la posicin de los sindicatos para poder ofrecer paquetes de vacaciones a sus afiliados? Es difcil dar respuestas claras a estas preguntas: han sido demasiados los cambios en el medio siglo transcurrido para suponer que es posible poner en marcha algo similar al turismo social del primer peronismo. En primer lugar, porque en la definicin de turismo social haba implcita una definicin de trabajador que hoy ya no existe: junto con la prdida de la estabilidad laboral producto de la flexibilizacin, el sistema de contratos, etc. ha desaparecido tambin el concepto de que quien trabaja todo el ao tiene derecho a su descanso. Cunto deber transformarse, nuevamente, la legislacin laboral y su concreta aplicacin para que nuevamente los trabajadores gocen de descanso pago? Sin duda, bastante. Por otra parte, ha sido tambin la transformacin en las reglas laborales la que ha dejado a muchos sindicatos en una posicin mucho ms dbil que en
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otras pocas. Consecuentemente muchos han tenido que reducir o directamente suspender sus programas de turismo. Por otro lado, la aguda crisis econmica que hemos atravesado en los ltimos aos ha hecho del viaje turstico un bien casi exclusivo de las clases ms pudientes. Slo en los ltimos veranos ha comenzado a crecer el turismo asociado ms a la clase media o a sectores ms bajos. Tambin en este caso ser necesario un progresivo aumento de los salarios que permita asegurar los recursos para planificar las vacaciones. Por ltimo, el Estado: el neoliberalismo puso en juego su capacidad pero, ms grave an, tambin su legitimidad para gestionar polticas pblicas. Al considerarlo predominantemente desde una lgica cuantitativa (cunto gasta, cunto es necesario recortar, cunto hay que ahorrar), las reas de gestin de polticas dirigidas a los sectores ms vulnerables fueron puestas en cuestin. El turismo social fue, claramente, una de ellas. Ahora bien, si es verdad que el Estado argentino est recomponindose, recuperando su capacidad y sobre todo su legitimidad, podramos esperar un cambio favorable en la orientacin de las polticas del turismo social. En realidad, tal vez se trate de poder proyectarlo en sus dimensiones polticas pero tambin econmicas: tal como se vio durante el peronismo, la inversin en infraestructura, por ejemplo, al tiempo que asegura plazas de alojamiento para sectores que tal vez no puedan pagar por s mismos un hotel, moviliza recursos econmicos y humanos, atrae otras inversiones y estimula el crecimiento. El turismo social no es una poltica de beneficencia: es la realizacin de un derecho que tambin contribuye al desarrollo del pas.
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La Repblica Argentina se encuentra entre los pocos pases que, en la dcada de 1940, fueron pioneros en el campo de integrar al turismo en el conjunto de reinvidicaciones y derechos del ciudadano, fundamentalmente en aquellas clases o segmentos que por sus propios medios no podan acceder a programas de turismo en destinos de verano. En 1945, la Declaracin Universal de los Derechos Humanos estableci que toda persona tiene derecho al descanso y al ocio, especialmente a una limitacin razonable de la duracin del trabajo y a vacaciones pagas. Durante el primer gobierno del general Juan Domingo Pern se conform la base operativa y subvencionada para recepcionar a grupos de contingentes de menores recursos provenientes de las distintas provincias argentinas. Para ello fueron aprovechadas las instalaciones que el personal jerarquizado haba usado cuando se construy la represa sobre el Ro Tercero en la provincia de Crdoba, sumado a la construccin especfica del complejo hotelero en la zona de Chapadmalal en la Costa Atlntica Bonaerense. Los viajes organizados propuestos a grupos y familias de ingresos modestos tuvieron en la Fundacin Eva Pern su mxima expresin y desarrollo para esos aos del gobierno peronista. Continua a esta decisin gubernamental, fundamentalmente a partir de la dcada de 1960, se produce una fuerte incursin de los sindicatos y organizaciones gremiales de trabajadores en este mbito cuando adquieren, construyen o contratan unidades para facilitar a sus afiliados la concrecin de viajes y estadas en lugares de playa de mar como tambin en las sierras cordobesas, convirtindose en los dos grandes escenarios para el disfrute y descanso de sus vacaciones anuales. En el concierto de naciones, recin en la dcada de 1970 se conocieron las primeras declaraciones y conceptualizaciones en torno al turismo social. El rasgo caracterstico de esta forma de turismo fue permitir el acceso a la actividad a capas o grupos sociales que por su cuenta no podan realizar o tomar vacaciones, fuera de su lugar habitual de residencia. Este captulo que se inici por ese entonces no dej de tener vigencia con el correr de las dcadas, aunque sin incrementarse las unidades de recepcin, oficialmente administradas por el Estado nacional.
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jorge de fino
Desde el punto de vista social, cultural y econmico, la implantacin de esta modalidad en la Argentina no fue otra cosa que una de las reivindicaciones que el gobierno peronista tuvo entre sus prioridades. En sus comienzos, el turismo social form parte de las polticas de Estado para brindarle acceso a las clases ingresantes a los nuevos contextos polticos, gremiales y sociales. Hoy, en pleno siglo XXI, una poltica de turismo debe tener como requisito sustancial la participacin y compromiso de todos los actores que configuren el espectro enrolado en la determinacin, definicin y operacin de los programas de turismo social, propuesto para el disfrute y acceso a la actividad en condiciones favorables a los grupos de menores o escasos recursos econmicos.
Las
Para poder organizar y garantizar las relaciones de dominacin y desigualdad excedentes en una sociedad, el Estado debe abocarse a mltiples tareas que abarcan todos los aspectos de la vida social. A grandes rasgos, pueden distinguirse al menos tres reas de esa accin estatal: La poltica econmica, destinada a facilitar la reproduccin ampliada de capital, entendiendo al Estado como la representacin de la base econmica de la sociedad y regulador de los ciclos econmicos a travs de las polticas financiera, monetaria, crediticia y de endeudamiento pblico. La poltica de seguridad, destinada a controlar y canalizar los conflictos sociales (seguridad interna) y los conflictos interestatales (seguridad externa). La poltica social, donde el Estado aparece atenuando las diferencias existentes entre sectores sociales con intereses contradictorios. As lo conceptualizado, la poltica social es un conjunto de decisiones que crea derechos y obligaciones en el seno de la sociedad. Por otra parte la poltica social tambin aparece como una variada gama de polticas particulares de salud, vivienda, seguridad social, promocin social, tiempo libre y recreacin, etctera. Las polticas sociales surgen, entonces, como decisiones del Estado destinadas principalmente a atenuar los efectos negativos de los problemas sociales generadas por las desigualdades econmicas, lo que las define como un tipo de polticas estatales. Hasta aqu, observamos el desarrollo del turismo social dentro del conjunto de reivindicaciones y programas sociales, para ser ofrecidos a grupos y familias que por sus propios medios no podran acceder a la actividad turstica. Esto es, la posibilidad de trasladarse fuera de su lugar de residencia habitual en familia, o compartiendo en grupos y disfrutar unos das de descanso y recuperacin de su desgaste anual. Esto es, una actividad dentro del tiempo libre no trabajo, especialmente preparado y con evidentes condiciones favorables subvencin para quienes lo realicen.
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e l tu r i s m o s o c i a l c o m o ap o rt e a la s p o l t i ca s s o c i a l e s
Ahora bien, esta versin del turismo, unido al conjunto de polticas sociales en manos del Estado y de instituciones gremiales y sin fines de lucro con la finalidad de beneficiar a la poblacin con menores recursos asegura, al menos para los que objetivamente puedan acceder a los programas, el ejercicio al derecho de vacacionar, recuperar energas e ingresar al uso adecuado del tiempo libre. Sin embargo, la subsistencia y el crecimiento de las posibilidades de contar con ms unidades y destinos para la modalidad social de la actividad turstica no estn asegurados hacia el futuro slo por las polticas estatales y las que otras organizaciones vienen realizando y sosteniendo hasta ahora. El hecho turstico es un hecho en el mundo actual y comprobable en todos los pases incorporados a las Naciones Unidas; desborda la situacin social y cultural en que se encuentra, e impacta centralmente en los sectores y polticas econmicas de los pases y comunidades, por supuesto con distinta intensidad y xito, ms all de las estadsticas oficiales de la Organizacin Mundial del Turismo (OMT) que marcan cifras equivalentes a las primeras actividades de generacin de ingresos a nivel mundial, superando incluso a las cifras de producciones tradicionales primarias e industriales en numerosos pases que la tienen como primera o segunda actividad econmica por su volumen e ingresos de divisas. Estos datos y estadsticas especializados que se pueden obtener con facilidad en organismos internacionales o nacionales muestran la importancia que la actividad turstica tiene para los pases en particular y que debe ser comparada o constatada con la magnitud y seriedad de las polticas de Estado, relacionado con lo social y lo econmico, ms all de las connotaciones culturales que moviliza y genera la actividad turstica. A nuestro entender, ya no hay dos actividades tursticas una social subvencionada y otra econmica, comercial y de mercado, a visualizar como dos vertientes y finalidades separadas: por lo contrario, la suerte o la buena gestin del turismo est dada por la calidad de integracin que se tiene en la sociedad; la concepcin de esa actividad, tomada como una sola visin de la misma, debe ser dentro de un contexto de desarrollo no slo desde quien lo realiza Usuario-Turista, sino desde el punto de vista del destino Comunidad Receptiva donde se realiza. Muchas de las actividades que tuvieron un nacimiento como polticas de Estado, como el turismo social, hoy deben transitar para su formulacin por estrategias amplias y participativas con todos los actores sociales, econmicos y culturales intervinientes, junto con los organismos del Estado comprometidos con la actividad receptiva y emisiva. A este diseo hay que agregar, dentro de un proceso de descentralizacin, la necesaria intervencin de provincias y municipios como escenarios necesarios para la gestin y produccin de propuestas alternativas que sumen productos y
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jorge de fino
posibilidades para aumentar la cantidad de destinos donde realizar la actividad y fundamentalmente la calidad y mejoramiento de las condiciones de vida para las comunidades locales receptivas. Finalmente, nos encontramos en una situacin en donde necesariamente deben participar los organismos nacionales, provinciales y municipales coordinando a todo el espectro de prestadores e instituciones que hacen al producto junto a servicios que definen a la actividad turstica en sus distintos niveles. En tal sentido se debe potenciar y posibilitar el surgimiento de polticas estatales compatibles y duraderas que tengan al turismo como actividad que conforma el espectro de polticas de un turismo social. De esta manera, el turismo pasa centralmente a conformar el grupo de reas y actividades estratgicas posibles de instrumentar polticas superadoras de situaciones de pobreza, ya que coadyuva a provocar oportunidades de desarrollo socioeconmico y cultural; en este sentido, se debilitan las posibilidades de que la pobreza sea estructural en contextos tradicionales de subdesarrollos regionales. Por ltimo, nos resulta necesario aclarar que en este sucinto escrito lo que queremos comunicar es ms la vocacin y la potencialidad del turismo como alternativa integradora y de desarrollo, que tiene en el turismo social una modalidad del turismo y no cumple una finalidad en s misma. Esto nos lleva a concluir que muchas actividades o derechos que ayer (1950) fueron fines dentro de polticas sociales precisas y reinvidicativas como el turismo social, hoy, en pleno siglo XXI, deben asegurarse desde polticas que integren fines con medios, ya que la prctica sin reformulaciones sistemticas y participativas nos puede dejar en un momento en situaciones de enfrentar las necesidades y demandas genuinas desde y con los medios, lejanos de los fines a los que se deben apuntar.
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Es diciembre de 2003 y el sol casi derrite el asfalto de la Ruta 2, repleta de autos que se dirigen hacia la costa atlntica. Hay de todo: desde camionetas 4x4 que arrastran motos de agua hasta coches que estn a punto de reventar por la cantidad de ocupantes, familias enteras que incluyen a los abuelos. Sobre los portaequipajes hay tantos bultos que los autos duplican su altura. Algunos van con las ventanillas cerradas, son modelos nuevos con aire acondicionado. En los ms viejos, la transpiracin hace brillar la cara de los que se aprietan en su interior como conservas en un frasco. El semforo del kilmetro 39 los detiene y se forma una fila de ms de un kilmetro. Los bomberos voluntarios de El Pato aprovechan para cambiar calcomanas por algunas monedas que ayudan a mantener la autobomba y los gastos del cuartel. El cctel de vehculos que se apian esperando la luz verde es una muestra interesante de la salida de la crisis: estn los que se escaparon del corralito financiero de Domingo Cavallo y compaa y apostaron su dinero a la soja y la nueva panacea del 3 a 1 que garantiza interesantes ganancias en dlares por los costos de un peso bajo, como los salarios. La construccin es otro de los refugios de este milln de familias afortunadas que eligen como principales destinos a las playas de la Costa Verde (Pinamar, Caril y la recin descubierta Mar de las Pampas) o la Patagonia. Tambin estn los que no cambiaron el auto y juntaron como pudieron el dinero para pagarse el alquiler de la quincena en San Bernardo, La Lucila,Villa Gesell. Otros, en cambio, viajan en colectivo. Mar del Plata es su destino preferido, luego de pasar por la rotonda de Alpargatas, recordando acaso, la letra del cantautor tucumano devenido en plido candidato, Ramn Palito Ortega. Hay buenas noticias: el diario Clarn dice en sus pginas de ese comienzo del verano que si las vacaciones fueron una de las conquistas sociales y polticas, por las batallas callejeras y legales que la jalonaron, entonces en esta temporada por lo menos el 25 por ciento de los argentinos mejor su condicin de ciudadanos, estatus que fue notablemente cercenado por la crisis. Las razones
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Algunas historias para este artculo se extractaron del libro de su autora Fuimos, aventuras y desventuras de la clase media, Aguilar, 2005.
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por las que ms de seis millones de argentinos veranearan en enero, y que ms de tres millones de extranjeros lo hicieran durante 2002, son diversas. La ms obvia apunta a la econmica. Las menos obvias, y quiz ms permanentes, son aquellas que revelan el apego a las tradiciones culturales ms profundas de los argentinos, afirma el matutino ms ledo. La crnica contina con algunos datos: enero de 2003 fue, as, el mes que pareci mostrar una luz al final del tnel de la crisis. Casi seis millones y medio de turistas recorrieron el pas, un 46.9 por ciento ms que en enero de 2002, y gastaron casi 1.500 millones de pesos, un 33 por ciento ms del promedio de los ltimos aos, aunque la hotelera playera aument el doble (66,3 por ciento) con respecto al mismo perodo. Ms all de estos datos, la nota de Clarn afirma que los trabajadores fueron los protagonistas de este fenmeno que fue una revancha por aquel verano de 2002, cuando el miedo a perder los ahorros atrapados en el corralito paralizaron a la sociedad. Este verano vino acompaado de la apertura de las cuentas bancarias, un dlar alto que impide viajar al exterior y un renovado orgullo de vivir con lo nuestro, actuando aquello que le dio una fisonoma propia a la Argentina de la segunda mitad del siglo XX, cuando los derechos asegurados a la salud y educacin fueron acompaados por la posibilidad de la recreacin. Es en este verano de revancha que hay otra parte de la clase media que no forma parte de las crnicas de vacaciones de los principales diarios. Es esa clase media que en la ltima crisis recibi un golpe que la hundi por debajo de la lnea de pobreza, pero que utiliza su capital cultural para ingenirselas y vacacionar aun cuando tiene trabajos informales que ni siquiera les paga las vacaciones. Gustavo Daz avanza entre los coches que esperan la luz verde en el semforo de la Ruta 2 con su ciclomotor desvencijado para llegar, unos minutos tarde, a nuestro encuentro. No lo demor el trnsito, sino el dueo de una quinta con el que no se pone de acuerdo por el diseo de una cascada que le est montando. Es sbado por la tarde y el jardinero, como siempre, insiste en ir hasta su casa a ducharse antes de sentarse conmigo en el bar de Villalba, a un costado de la ruta, para una de las entrevistas que pautamos en ocasin del libro que ese verano comenzaba a escribir sobre la clase media. Llega vestido con una remera blanca con rayas celestes que en algn momento fueron azules. Denota aos de uso, pero est planchada como si fuera nueva. Gustavo me cuenta las mil alternativas que piensa para disear la cascada en el jardn ajeno. Pero tiene cosas ms importantes de qu preocuparse. Planifica su viaje a Misiones para pasar las fiestas de fin de ao. Elsa, su esposa, es misionera y tiene all a toda su familia. Ella y sus cuatro chicos se irn casi un mes, pero Daz se quedar, con suerte, poco ms de una semana. El verano es la temporada
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en la que los parques requieren ms trabajo, porque los dueos de las quintas las usan a ms no poder. Durante su estada en Misiones, aprovechar para cruzar a Paraguay y comprar las mochilas y algunos tiles escolares para sus hijos. Gustavo es el nico padre que conozco que empieza a preocuparse por el inicio de las clases ni bien ha terminado el ciclo escolar. En esta oportunidad, preferimos sentarnos en las mesas de la vereda del bar de Villalba. Hace calor, pero corre una brisa fresca bajo la sombra de los sauces que cubre las baldosas grises y resquebrajadas. Las puertas del bar estn abiertas de par en par y eso nos permite escuchar el ruido seco de las bolas de pool que chocan en la mesa donde juegan cuatro adolescentes que no estudian y trabajan cuando pueden en las explotaciones frutiortcolas de la zona. Gustavo Daz y su familia viven inmersos en esa compleja realidad que emerge de la crisis. Hasta no hace muchos aos, Gustavo era operario en una fbrica de autos de la Ruta 2 que le daba medicina prepaga, vacaciones pagas y ahorros como para poder invertir en un pequeo comercio: un vivero que a su vez le permiti comprar dos autos. Pero todo se vino abajo cuando comenz la ltima recesin, en 1998. De ese pasado tranquilo, a este presente sin cobertura social ni vacaciones pagas de las changas. Todo lo contrario le pasa a Maximiliano Fernndez, un empresario que naci en una familia de clase media y que tras la crisis se descalz hacia arriba. Entre el bar de Villalba donde me encuentro con Gustavo Daz y el restbar en el que me reno con Maximiliano Fernndez hay 40 kilmetros de distancia. Pero las comodidades, los precios y los entornos los hacen parecer de galaxias distintas. Tingo es uno de los restaurantes nuevos de Puerto Madero, de los que estn en la parte ms joven de ese barrio porteo. A diferencia de la parte ms vieja, destacada por los restaurantes y las oficinas que Carlos Menem mostraba con orgullo como referencia de las transformaciones del pas, del otro lado de los diques hay edificios de departamentos y hoteles de cinco estrellas con habitaciones que cotizan desde los 150 dlares. Las oficinas se alquilan a razn de 11 dlares el metro cuadrado por mes y las viviendas tienen costos que van del millar de dlares por metro, en adelante.Todo eso en un pas en el que el sueldo promedio de un trabajador registrado es de 300 dlares el equivalente a dos das de hotel en Puerto Madero aunque la mitad de la fuerza laboral araa una paga en negro del equivalente a 150 dlares, apenas una noche en una suite de este lado de la ciudad. El Tingo est ubicado en la planta baja del edificio en donde Maximiliano tiene su oficina. Los tres pisos estn vidriados y se encuentran bien al sur del puerto. La mejor vista da a los diques. He llegado antes de la hora sealada para
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la cita, al bar invadido por la luz del atardecer.Trato de encontrar una mesa vaca entre los turistas extranjeros que colman el lugar. La encuentro. A mi derecha, un tro de alemanes compara fotos en los visores de sus cmaras digitales. Son dos hombres y una mujer jvenes. Usan lentes recortados con marcos gruesos, como los que llevan los directores de cine que pasan por modernos.Visten los tpicos pantalones desmontables de turismo aventura y botines gruesos. Me pregunto por qu usan esas ropas si estn pisando asfalto. A la izquierda hay un grupo de jubilados estadounidenses, todos con bermudas y camperas que contrastan con el calor de principios de diciembre que hay afuera. Los cuatro tienen la tez muy blanca y los cuellos rojos. Enfrente hay dos hombres con sus computadoras porttiles sobre la mesa. Su tonada es centroamericana. Estn sacando cuentas. Planean negocios de exportacin de software. Pienso que todos los extranjeros estn aqu por un solo motivo: la Argentina es un pas barato en dlares o en euros. Desde el Tingo se ve claro y enorme el edificio El Porteo. Es una construccin en ladrillos, de principios de siglo, que almacenaba los granos que se movan en esos diques cuando el puerto era productivo. Ahora es un complejo reciclado a nuevo por el meditico empresario Alan Faena, que junt 37 millones de dlares entre varios socios extranjeros para crear su propio universo. En uno de los extremos de la construccin se va a inaugurar el Faena Hotel & Universe. La mayor parte la ocupan departamentos diseados por el francs Phillip Starck. Cada unidad promedia un costo de 2800 dlares el metro cuadrado. Repaso los datos sobre El Porteo que leo en un diario de negocios apoyado sobre mi mesa y miro alrededor. Pongo atencin en el mobiliario de diseo del Tigo, en los sillones cmodos y amplios, y recuerdo las sillas desvencijadas del bar de Villalba. Aqu no hay nadie acodado a la barra ni un pasador de quiniela. Pruebo transportar mentalmente a algunos de los extranjeros que me rodean a un poco ms de 40 kilmetros hacia el sur.Y no puedo.Y pienso que no hay caso, que cada vez ms, la Argentina es Belindia. Maximiliano se encuentra en la escueta regin en la que los estndares de vida se parecen a los de Blgica, mientras que la de Gustavo se aproxima a los de la India. El ms del metro noventa de estatura de Maximiliano atraviesa la entrada. Como siempre, est despeinado. Lleva una camisa arrugada color crema, que nunca se acomoda adentro de los pantalones. Tiene el pelo castao, un tanto largo. Fernndez desentona en el ambiente y parece no importarle. Recuerdo entonces a Daz, que siempre llegaba a nuestras entrevistas recin baando, prolijamente peinado a pesar del viaje en ciclomotor y con la ropa acomodada. Fernndez se acerca a mi mesa, pero no se sienta. Me sugiere que nos ubiquemos afuera, que aprovechemos el atardecer al aire libre. Lo sigo. Maximiliano tiene lentes oscuros que no me permiten verlo directo a los ojos, para seguir
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sus movimientos, sus dudas, sus certezas. Nos ubicamos debajo de un parasol enorme y verde, mientras el ex manager de Diego Maradona, Guillermo Cppola, pasa a nuestro lado para sentarse con otros tres hombres adentro del bar. Le cuento que las distancias sociales en la Argentina me tienen perplejo y entonces le pregunto si l, un empresario con oficina en Puerto Madero, se considera de clase media. Su respuesta es compleja pero contundente: Si lo medimos por ingresos, no. Yo tengo conciencia social y s que en la Argentina el que gana ms de 3000 pesos al mes es un privilegiado. Pero si lo vemos desde el punto de vista cultural, lo soy claramente, aunque estoy muy aburguesado. Nac en Palermo, mi viejo era profesor de literatura y mi mam, ama de casa. Ella vena de una familia acomodada, pero mi abuelo paterno era un inmigrante que no termin la primaria y mand a sus hijos a estudiar hasta la universidad. Mis tos eran todos profesores de algo.Y en mi casa no sobraba la plata; es ms, vivamos muy ajustados. Crec en un hogar en el que era claro que la educacin nos iba a movilizar socialmente. As que, culturalmente, s, soy de clase media. Y recuerda que en su infancia la clase media no tena muchos ms ingresos que el obrero metalrgico, que termin salindose de la clase obrera un escaln hacia arriba. Si la meds desde el punto de vista econmico, es obvio que la clase media est destruida, pero hay otras cuestiones que la sostienen. Es esa resistencia a ir hacia abajo, que en los pases africanos no existe. Vemos que la educacin es un paso para adelante ms all de que esa idea no est sustentada en nada, porque no hay ningn indicio de la realidad que te demuestre que la educacin te haga mejorar en un pas que se destruy. La clase media es como ese flaco que se levanta a la maana entre los bombazos de una guerra en Bosnia para llevar a su hijo al colegio primario. Y aunque no es racional esa idea termina siendo una verdad, una profeca autocumplida, porque la educacin te mantiene con la cabeza en el camino. La clase media une la educacin con la sensacin del progreso, piensa que est para ms.Y eso no es del todo malo. Sentir que tens derecho a ser ms es una utopa imprescindible para progresar, porque si viviramos en una sociedad cristalizada, donde la clase media se sintiera cmoda en la situacin en la que se encuentra, estaramos mucho peor, porque estaramos resignados. No est resignada. Por ello existe. La distincin de Maximiliano entre sus ingresos y su sentido de pertenencia es honesta. A fines de 2004, unos das antes de iniciar mis entrevistas con Fernndez, la consultora Cicmas Strategy Group revel que ms de la mitad de los que estn en la punta de la pirmide (54 por ciento) se considera de clase media. El trabajo tambin muestra que los ricos tienen tristeza: ocho de cada diez dicen que les gustara mudarse a una casa mejor y la mitad prefiere tener un trabajo estable aunque gane menos. Adems, seis de cada diez realizan inversiones en el
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confort de su hogar porque se encierran all para zafar de la inseguridad. Tres cuartos de los ms ricos piensan que cada vez nos parecemos ms a los pases latinoamericanos en la estructura social. Y la mayora no busca diferenciarse por sus consumos culturales: su programa preferido es Los Roldn. Menos del diez por ciento de los argentinos se encuentra en esa franja que tienen ingresos de ms de 3.000 pesos mensuales. All hay de todo, porque en ese escueto segmento tambin estn Gregorio Prez Companc o Amalia Lacroze de Fortabat. Maximiliano reinterpreta la encuesta. Piensa que los ricos en la Argentina no se consideran ricos porque miran para otro lado. Lo cierto es que estamos rodeados de turistas extranjeros en ese selecto espacio de Puerto Madero. Pienso entonces en que, durante los 90 y la panacea del 1 a 1, se deca que la Argentina estaba integrada al mundo, cosa que certificaron los que elegan vacacionar en las playas de Miami, Cuba o el resto del Caribe. Pero sin embargo, es en los tiempos del 3 a 1 que esa apertura al mundo parece sentirse una realidad en estas tierras. En este verano de 2003, el todava secretario de Turismo, Daniel Scioli, se agranda y pronostica casi cuatro millones de visitantes extranjeros. El corcet del 3 a 1 tambin sirve para que la clase media redescubra los destinos locales. En la nota de Clarn, la historiadora Elisa Pastoriza acerc una reflexin: Las vacaciones son un derecho civil, que se impuso como reivindicacin con el peronismo. Desde ese punto de partida se las consider como una conquista social. Es verdad que hubo razones econmicas (el dlar a ms de tres pesos) que alejaron a los argentinos de aquellas imgenes idlicas de las playas de Costa Rica, Dominicana, Miami, las ciudades europeas o los destinos exticos como la Polinesia o el sudeste asitico, y los devolvi a un presente de revaloracin del entorno natural y cultural. A partir de la situacin econmica se da un redescubrimiento de destinos poco conocidos del pas. Esta nueva coyuntura hizo que la gente haya ido a estos lugares no slo por las bellezas naturales sino tambin por la infraestructura. Redescubrieron que las alternativas locales para vacacionar son mucho ms amplias que la costa atlntica, dijo Gustavo Marangoni, jefe de asesores de Turismo. En ese reencuentro con lo telrico, los argentinos de clase media encontraron su espejo. Segn la Direccin Nacional de Migraciones, en enero de 2003 salieron por Ezeiza 97.475 personas, mientras que en 2001 partieron 215.381. El lugar elegido para vacacionar alude tambin al retorno de ciertas tradiciones. Pero este verano, la costa atlntica debi compartir cartel con Puerto Madryn, El Calafate, Traslasierra, Iguaz y Bariloche, entre otras zonas. Aunque la costa con sus arenas calientes y el mar fro, sigui expresando las preferencias de la
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clase media y de los trabajadores sindicalizados. Los ms ricos, aquellos que en la poca del 1 a 1 de Menem y Cavallo elegan Punta del Este siguieron hacindolo o cambiando su destino por Pinamar. Mar del Plata fue la Meca del turismo gasolero. En 1954 Juan Domingo Pern defina a Mar del Plata como una maravillosa sntesis de toda nuestra patria que aglutina en sus maravillosas playas y lugares de descanso al pueblo argentino y, en especial, a sus hombres de trabajo que necesitan descansar de sus sacrificios.Tanto impact la democratizacin de las vacaciones en la subjetividad de ese actor social revalorizado (los trabajadores) que an hoy el imaginario en torno de los derechos ms elementales incluye s o s el derecho al descanso. Pero si bien las vacaciones se encuentran dentro de la simbologa de los sectores medios urbanos, como un elemento de pertenencia de clase, hay otro factor que las define: el tiempo libre. Las vacaciones son tambin una necesidad imperiosa de subsistencia. Ms en pocas en que los fenmenos econmicos y sociales se desequilibran, seala Alejandro Gavric, decano de la Facultad de Turismo de la Universidad de Morn, y agrega que en la Argentina hace falta planificar el tiempo libre. En materia laboral uno no trabaja ocho horas sino ms. Habra que analizar qu tiempo libre tiene el argentino para tomar ese descanso que es un derecho adquirido. Sin embargo, en la concepcin de las vacaciones por parte de los argentinos juega tambin como elemento la incertidumbre. El argentino tambin toma las vacaciones como un renacer, como una forma de tomar fuerzas para afrontar un ao en el que no sabemos qu puede pasar, dice Gavric. Pero este escape del frenes urbano, este fortalecerse frente a lo indefinido no tiene que ver estrictamente con el corralito, ni con el pas post 20 de diciembre de 2001. En los 90 hubo convertibilidad pero tambin precariedad del empleo. La incertidumbre de no tener un pas previsible hace que necesitemos renovar fuerzas para poder afrontar el ao.Y eso es parte de nuestra cultura de vacaciones, aclara Gavric. La expresin concreta del derecho a las vacaciones fue el turismo sindical. En su reciente libro Las puertas al mar, Pastoriza seala que las banderas del turismo social anunciaban el logro del descanso de la familia obrera y la necesidad de un amplio conocimiento de la geografa del pas y de las realizaciones del pueblo argentino. Para tal fin, se construyeron los complejos vacacionales (Chapadmalal y Embalse Ro Tercero como los ms importantes), los gremios adquirieron hoteles propios y las provincias encararon sus propios planes. Sin embargo, y tambin fruto de la precarizacin del empleo y de las polticas neoliberales, esta estructura se fue debilitando. Pastoriza explica que la crisis de la hotelera sindical tiene directa relacin con la crisis de la industria y la de los sindicatos. En tanto, el socilogo Horacio Conrado apunta que los hoteles sindicales se privatizaron o se tercerizaron a partir del 95. La mayora
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de los hoteles sindicales de Mar del Plata, por caso, hoy ofrece un servicio paralelo para turistas no afiliados, con tarifas diferenciales. La evolucin de las formas laborales incidi histricamente en las modalidades del viajar. Conrado seala que el viaje turstico estuvo siempre ligado a las vacaciones anuales pagas. Fundamentalmente el que viaja es el trabajador tradicional, el poco trabajador tradicional que ha quedado. El abogado Alberto Robles, del Instituto del Mundo del Trabajo, indica que si bien es cierto que hay tres millones de desocupados, tambin hay diez millones de ocupados. Los que veranean son los trabajadores, el ochenta por ciento en relacin de dependencia. De ah que se registre un cambio cualitativo importante en las vacaciones, que tiene que ver con lo que Conrado tipifica como vacaciones de reposo (las vacaciones anuales pagas) y vacaciones de recreo (una suerte de escapada en busca del tiempo libre). Las vacaciones de reposo estn muriendo lentamente. Al achicarse la estructura ocupacional, el mes tradicional que tena el trabajador ya no es el denominador comn, explica el socilogo. Jorge Busquets, asesor de la Federacin Hotelera (FEHGRA), dice al respecto que hoy ms que de derecho adquirido podemos hablar de prioridades, ya que se observa una reasignacin del gasto para evitar el dejar de tener vacaciones. Conrado ubica el comienzo del auge de las vacaciones de recreo, ms cortas, en 1995. Y hay cifras que ilustran esta evolucin. Segn la Secretara de Turismo de la Municipalidad de General Pueyrredn, en la temporada 1980-1981 de Mar del Plata el promedio de estadas fue de 18,7 das; mientras que el promedio para 1989-1990 fue de 11,06. Pero la reduccin es ms notable en los ltimos tres aos. En 2001, 2002 y 2003 la estada promedio en todos los centros tursticos del pas fue de cinco das. Si bien el actor principal en el teatro social de las vacaciones es el trabajador, las personas desempleadas no estn afuera del juego. Los piqueteros que militan en los barrios y construyen sus casas no van de vacaciones. Pero ir de vacaciones no tiene que ver con estar o no desocupado, sino con el dinero que se tiene encima para salir.Y la televisin muestra una Mar del Plata ms orientada en su consumo a un grupo de clase media para abajo, seal Robles. La clase media que en 2003 gener el boom del turismo interno, es parte de un pas en el cual el 57,5 por ciento de la poblacin es pobre.Y ste no es un dato menor: es el relieve de un pas que se resiste a ser abatido por las cifras y que aun en el contexto de la crisis no slo no abandona sus tradiciones sino que marca una tendencia de cmo sern los aos por venir, terminaba la nota de Clarn. Es julio de 2006. La Secretara de Turismo de la Nacin ya no est a cargo de Daniel Scioli, que ahora es vicepresidente de la Nacin. El organismo informa: La Secretara de Turismo de la Nacin (Sectur) difundi las estadsticas correspondientes al segundo trimestre del ao, que se48
alan un incremento del 19,6 por ciento en los arribos a Ezeiza con respecto al mismo perodo del 2005 y un aumento del 23,1 por ciento en los ingresos generados por este turismo receptivo. Los datos de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), revelaron adems que la estada promedio de los 445.302 turistas llegados al pas entre abril y junio de 2006 pas de 11,6 a 13,2 noches en relacin al segundo trimestre del ao pasado. La informacin muestra que el Turismo contina siendo uno de los sectores ms dinmicos de la economa argentina, puntualiz el subsecretario de Turismo de la Nacin, Daniel Aguilera, en su exposicin ante la prensa. Hay muy pocos lugares en el mundo que ofrezcan los atractivos culturales y tursticos que dispone nuestro pas, puntualiz. En tanto, en la Encuesta de Ocupacin Hotelera (EOH) se observ que en el primer cuatrimestre de 2006 hubo, con 17.568.461 pernoctes en establecimientos hoteleros y parahoteleros, un incremento del 17 por ciento con respecto al mismo perodo del ao anterior. Tambin se incrementaron un 11,4 por ciento las habitaciones o unidades disponibles y la tasa de ocupacin creci 1,59 por ciento, cifras que reflejan el fuerte dinamismo de la hotelera y el turismo, la potencial rentabilidad de las inversiones en el sector. Al respecto, cabe destacar que la inversin en alojamiento turstico continu con una tendencia positiva durante el 2005, con 152 millones de dlares. La regin Norte es donde el ao pasado fue inaugurada la mayor cantidad de establecimientos, seguida por Buenos Aires, Litoral y Patagonia. En el primer semestre de 2006, las principales inversiones correspondieron a la Ciudad de Buenos Aires, Misiones y la regin patagnica, con establecimientos inaugurados por 94 millones de dlares. En la actualidad, ms de 200 nuevos hoteles se encuentran en construccin en todo el pas, con una inversin de 566 millones de dlares y las regiones de Litoral y Patagonia encabezando la lista. La Encuesta de Turismo Internacional, la Encuesta de Ocupacin Hotelera y la Encuesta de Viajes y Turismo en los Hogares que se realizar en octubre forman parte del operativo puesto en marcha por la Secretara de Turismo de la Nacin en el marco de uno de sus principales proyectos: la elaboracin de la Cuenta Satlite de Turismo, que permitir contar con la informacin necesaria para un desarrollo estratgico del sector. Qu significan estos datos en trminos de la clase media? Que las inversiones hoteleras se estn dirigiendo a la crema de la torta del mercado del turismo, es decir, los extranjeros con sus dlares, que cada vez vienen en mayor cantidad y dejan ms de sus divisas. Es que, al parecer, el sector del turismo est generando tambin cierta segmentacin dentro de la clase media ya que en un pas donde las brechas sociales
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se agigantaron y no se cierran, destinos como Ushuaia o El Calafate, reservados para el turismo extranjero, suenan tan lejanos como Londres o Mosc. De hecho, en este julio de 2006, un pasaje al glaciar ms conocido de la Argentina, desde Buenos Aires, es tan caro como un vuelo a Ro de Janeiro. La clase media asalariada en blanco, ha recuperado su poder de compra luego de la crisis, pero cuatro de cada diez trabajadores no lo ha hecho. Para ellos, entonces no hay destino patagnico alcanzable, a menos que sea en carpa. Es ms, otro estudio reciente dice que dos de cada 10 asalariados, tampoco gana lo suficiente para completar la canasta de alimentos y servicios bsica, lo que le sigue ocurriendo, por ejemplo a Gustavo Das, para quien Misiones es su destino de vacaciones slo porque tiene suegros y cuados que le hacen espacio para pasar las noches.
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Introduccin
Debido al crecimiento del sector turstico, existen una serie de problemas y potenciales dificultades que los pases en vas de desarrollo deben enfrentar, como el deterioro de algunos polos y atractivos tursticos, producto de la presin que se origina por la falta de conciencia, la sobrecarga de algunos destinos, la explotacin no controlada y la falta de gestin y manejo turstico adecuado. El crecimiento de operaciones de turismo no sostenible amenaza los ecosistemas frgiles y el bienestar de las comunidades locales. Dentro de este panorama general existen pequeas comunidades en nuestro pas que, por diferentes razones como por ejemplo la accesibilidad, no se han desarrollado todava, contando en muchos casos con un patrimonio natural y cultural excepcional y ubicadas en las cercanas de circuitos tursticos consolidados. Estos pueblos empobrecidos, segn las estadsticas, normales pero con una tremenda potencialidad para el crecimiento en base a la actividad turstica generan un triple desafo: preservar el entorno y los recursos naturales, mitigar los impactos sociales y generar una equitativa distribucin de los ingresos generados por la actividad. Adems de la debilidad propia de las administraciones locales, hay que remarcar la inexistencia de una masa crtica de productos tursticos debidamente definidos en trminos de la segmentacin de mercado, que impide una clara comercializacin de paquetes tursticos diseados y operados por parte de las MiPyMEs; la inexistencia de elementos de control sobre la calidad del servicio y la sostenibilidad, que origina heterogeneidad y variabilidad en la prestacin de los servicios y ausencia de una visin de conjunto que impide comercializar los diferentes destinos con un desarrollo ordenado de los mismos a partir de una visin compartida de futuro. Estas comunidades vulnerables no estn en condiciones de aprovechar la oportunidad de desarrollo econmico que podra permitir el turismo, debido a los bajos niveles de capacitacin para la gestin de emprendimientos y la falta de recursos para producir las inversiones necesarias para proveer bienes y servicios a los turistas.
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fabin romn
Un
camino posible
No existe en nuestro pas una cultura consolidada de desarrollo sostenible a escala local. Para instalarla definitivamente es imprescindible fortalecer a los distintos actores que intervienen en ese proceso: el sector pblico local, los emprendedores, la comunidad en su conjunto.Y hay que hacerlo en tres dimensiones: Establecer un marco conceptual claro acerca del significado profundo de la sostenibilidad, en todos sus mbitos. Brindar herramientas concretas para la planificacin, gestin y monitoreo del proceso de desarrollo. Facilitar el encuentro colectivo de esas comunidades, haciendo hincapi en la necesidad de establecer procesos endgenos de toma de decisiones, respetando la diversidad de los otros actores que intervienen en esa dinmica. Una aproximacin interesante es el modelo propuesto por la Organizacin Mundial de Turismo para evaluar proyectos que efectivamente combatan la pobreza, y que sean pasibles de apoyo econmico por parte de su programa STEP (Sustainable Tourism - Eliminating Poverty). Estas iniciativas deben incluir claramente algunos de los siguientes resultados: Empleo de los pobres en empresas tursticas. Suministro de bienes y servicios al turismo a cargo de pobres o empresas en las que stos trabajen. Los pobres vendern directamente bienes y servicios a los visitantes (economa no estructurada). Los pobres crearn y gestionarn empresas tursticas, por ejemplo, microempresas, pequeas y medianas empresas o empresas comunitarias (economa estructurada). Los impuestos o cargas sobre los ingresos o beneficios generados por el turismo acabarn beneficiando a los sectores pobres. Donaciones o apoyo voluntarios aportados por empresas tursticas y turistas. Las inversiones en infraestructura estimuladas por el turismo tambin beneficiarn a los pobres del lugar, ya sea directamente o mediante apoyo a otros sectores de la poblacin. Ahora bien, esta tarea requiere un modelo de intervencin territorial claro, multidisciplinario y extremadamente respetuoso de los tiempos y necesidades de los miembros de la comunidad. Con esta idea, se hace necesario pensar en la poltica de alianzas que deben llevar adelante las organizaciones de la sociedad civil interesadas en consolidar un desarrollo turstico sostenible, en trminos profundos, y que adems se incluya en el centro del debate la cuestin de la distribucin del ingreso y el alivio de la pobreza.
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El
caso de
Manzano Amargo, en
la provincia de
Neuqun
Manzano Amargo es una localidad ubicada en el departamento Minas, a tan slo 135 km al noroeste de la histrica capital del territorio provincial, Chos Malal. Cuenta con una poblacin estimada en 600 habitantes de zona urbana y de 90 en zona rural, quienes desarrollan diferentes tareas como forestacin, agricultura, ganadera, docencia, el servicio de energa elctrica, gestin del Centro de Salud y actividades de bien pblico realizadas por la Comisin de Fomento. Su ejido tiene una extensin de 90 km de largo por 30 km de ancho, comprendidos desde Ranquileo, al sur, hasta Los Cerrillos (Lagunas Varvarco Campo y Varvarco Tapia), al norte, y desde Varvarco, al este, hasta Los Llanos, al oeste. La actividad silvcola abarca ms de 3000 has en las que se plantan ejemplares de conferas pertenecientes a las especies ponderosa y murrayanas, siendo este el principal motor productivo. Sus atractivos geogrficos, histricos y culturales comienzan a partir del momento en que el visitante ingresa a la ruta provincial N 43 que conduce a los pueblos de Andacollo y Las Ovejas para luego penetrar en la N 54 algunos kilmetros antes de Varvarco. Ese camino lleva directamente a Manzano Amargo, donde se podr contemplar en primer lugar la costa del ro Neuqun, de gran diversidad de fauna, en el cual se pueden observar patos, corta corrientes, bigus, garzas cucas o guairavos. Una conjuncin de movimientos geolgicos da lugar a caprichosas formaciones rocosas relacionadas con el surgimiento de la Cordillera de los Andes. En los alrededores de Manzano Amargo se puede admirar una famosa cascada de agua identificada con el nombre de La Fragua.
La
oportunidad y el desafo
La poblacin de Manzano Amargo depende fundamentalmente del empleo pblico y se trata de una comunidad humilde, pero con una gran cohesin social, que ha expresado su preocupacin acerca del tipo de desarrollo que podra darse si se transformaran en un destino turstico. El pueblo se encuentra en una regin que ser favorecida con el flujo turstico en los prximos aos, lo que permite imaginar un destino exitoso, dadas las caractersticas excepcionales ya mencionadas. Este es el momento de fortalecerlos para que definan y ejecuten un modelo de desarrollo sostenible que les permita posicionarse respecto de otros destinos de caractersticas similares, teniendo en cuenta una distribucin ms equitativa de la riqueza, favoreciendo a los actuales habitantes del lugar, y en particular a las mujeres que se encuentran fuera del sistema laboral.
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Respecto del sector pblico local existe una clara determinacin, plasmada en el convenio marco con la Fundacin Plan21, de apoyar este viraje en el modo de gestionar el desarrollo de Manzano Amargo, comprometiendo contrapartes locales para la continuidad de este proceso. La Fundacin Plan21 por el Desarrollo Humano Sostenible fue fundada el 15 de enero de 2004 y tiene como misin preservar los recursos naturales y mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades, facilitando procesos participativos y promoviendo la implementacin de mejores prcticas pblicas y privadas, en el marco del desarrollo Humano Sostenible. Plan21 lleva adelante, junto con la Fundacin UNIDA y la Universidad para la Cooperacin Internacional de Costa Rica, el primer Programa de Turismo Sostenible de la Argentina, declarado de inters nacional por la Secretara de Turismo de la Nacin. En el caso de Manzano Amargo, Plan21 viene desarrollando actividades desde el ao 2005 con la Comisin de Fomento. Estas incluyen apoyo a microemprendedores por sistema de microbanca, gestin de espacios naturales amenazados y fortalecimiento institucional. Plan21 es cofundador en el ao 2003 y enlace nacional en Argentina de la Red de Certificacin en Turismo Sostenible de la Amricas. A partir del ao en curso, junto con la Fundacin Myclimate de Suiza y Sustainable Travel International de EEUU se ha lanzado la iniciativa Carbonocero, para apoyar proyectos de energas limpias y renovables en pequeas comunidades de Sudamrica.
Beneficiarios
Micro, pequeas y medianas empresas que trabajan en turismo sostenible o ecoturismo en Argentina que se capacitarn y sensibilizarn en el uso de herramientas de gestin empresarial y buenas prcticas ambientales y sociales.
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Grupos comunitarios involucrados u orientados en actividades sostenibles o de ecoturismo en Argentina que mejorarn su gestin administrativa, la sostenibilidad y la calidad, accediendo a microcrditos para sus emprendimientos. Administraciones locales que se vern fortalecidas, incluyendo la incorporacin de nuevos modelos de gestin a travs de la implementacin de Agendas 21 Locales y prcticas de co-manejo de reas naturales. La elaboracin de normas para el uso sostenible de atractivos y la elaboracin de planes de manejo para las reas de uso pblico de los atractivos tanto culturales como naturales tendr un alto valor estratgico para el proyecto, porque permitir tener reglas claras de uso para evitar saturacin e impactos no deseados que atenten contra los propios atractivos y la competitividad del destino.
Lneas de accin
Estas han sido consensuadas con la comunidad a partir de un proceso de consulta que gener una matriz de necesidades por parte de la comunidad, como se muestra en el anexo 1. Las lneas prioritarias son las siguientes:
Agenda 21 Local
Co-manejo de reas naturales para conservacin y valorizacin para uso turstico y recreativo Valorizacin de atractivos naturales y culturales existentes Sistema de microcrditos para micoremprendedores Instituciones nuevas para un nuevo modelo de desarrollo
La Agenda 21 Local
La Agenda 21 Local es una herramienta de planificacin, gestin y monitoreo del desarrollo local sostenible. Se trata bsicamente de un proyecto a escala municipal o intermunicipal, de participacin ciudadana, que genera un plan de gobierno a travs de un proceso de consulta basado en la creatividad colectiva de esa comunidad. El Plan de accin resultante es el producto de esa apertura por parte del gobierno local que continuar siendo de todos modos el responsable de liderar el proceso de la Agenda. De hecho el primer paso consiste en la declaracin formal del inicio del proceso por parte de la mxima autoridad del municipio o comisin de fomento. En las fases subsiguientes se proceder a sensibilizar a la poblacin sobre los principios del desarrollo local sostenible y las implicancias de la Agenda 21 Local, fortalecer al sector pblico y comenzar a facilitar los talleres que permitan elaborar la Visin que tiene la comunidad para un plazo futuro, que habitualmente es de veinte aos. Terminada esa fase previa, se inicia el proceso de planificacin ms clsico, incorporando herramientas como Indicadores de
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Sostenibilidad y Planes de Manejo en el caso de reas Naturales bajo gestin municipal, elaborando de ese modo el Plan de Accin Local. Las Agendas 21 locales tienen un claro principio en el tiempo, el momento de la Declaracin formal, pero no deben plantearse con plazos, es decir, deben generar un cambio de paradigma permanente en el modelo de gestin municipal. Los plazos son necesarios para cumplir los objetivos que se plantea el documento de accin a partir de las lneas estratgicas y los proyectos que resultan de ellas, pero no deben afectar la continuidad del proceso de la Agenda, que supone un mecanismo de retroalimentacin permanente. Si bien cada lugar debe darse su forma de estructurar el proceso de la Agenda 21 Local, tpicamente podemos mencionar la siguiente organizacin: Comisin Poltica: formado por agentes del gobierno local y presidida por el Intendente o Jefe Comunal, que tiene a su cargo el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 21 Local. Comit Ejecutivo: constituido por los responsables directos de la implementacin del Plan de Accin Local. Equipo Tcnico: formado por los especialistas locales y organizaciones que aportan conocimientos especficos para la ejecucin de los proyectos. Foros de Participacin Ciudadana o Consejo Local para el Desarrollo Sostenible: formado por las instituciones claves, grupos sociales y ciudadanos interesados en participar activamente en la implementacin de la Agenda 21 Local. En el marco del Programa Pueblos Protegidos, la Agenda 21 Local juega un rol fundamental en el proceso de intervencin territorial de la ONG, permitiendo la aparicin de procesos endgenos de fortalecimiento institucional y comunitario, que permiten mejorar las posibilidades de desarrollo local sostenible, ms all de la presencia de actores externos y fondos de Cooperacin Internacional.Y este es un factor clave para garantizar procesos de equidad social y econmica a partir del desarrollo turstico. En Julio de 2006, la Comisin de Fomento, junto con la Fundacin Plan21 firmaron la Declaracin formal de inicio de la Agenda 21 Local de Manzano Amargo.
Aliados
Desde la perspectiva de una ONG para el Desarrollo, es importante admitir la necesidad de trabajar en alianza con otras organizaciones. En este caso la Fundacin Plan21 identific los siguientes actores:
Fundacin UNIDA
Se trata de una organizacin sin fines de lucro especializada en la promocin de procesos participativos para el desarrollo humano sostenible, recono56
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cida por su Centro de Posgrados junto con Universidades como la Bolivariana de Chile, NUR de Bolivia y Girona de Espaa. Plan21 tiene una vieja relacin de cooperacin que ha permitido desarrollar mltiples actividades conjuntas en los ltimos aos.
ICEI de Italia
El Instituto de Cooperacin Econmica Internacional de Miln ha focalizado todos sus esfuerzos en trabajar en el tema de Alivio a la Pobreza en pases en vas de desarrollo. La modalidad de su trabajo es la gestin de fondos de cooperacin internacional, particularmente de la Unin Europea y la Cooperacin directa del Gobierno italiano a travs del Ministerio de Asuntos Exteriores. ICEI es la primera ONG miembro de la Organizacin Mundial de Turismo y un aliado clave para esta iniciativa.
Conclusin
Este Programa es un buen ejemplo del modelo learning by doing y los resultados de su aplicacin sern interesantes para evaluar su posible replicacin en otras comunidades similares. Al fin, esta alianza de organizaciones junto con la comunidad deber demostrar con el tiempo, en base a indicadores claros, que deben ser construidos en el proceso de elaboracin del Plan de Accin de la Agenda 21 Local, si efectivamente el desarrollo turstico de Manzano Amargo se ha producido de acuerdo con la Visin consensuada por sus habitantes y fundamentalmente si la riqueza generada por la actividad se ha distribuido de una manera ms equitativa. Pero esa es otra historia.
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Anexo
Matriz de necesidades y proyectos potenciales (Consensuadas con la comunidad)
N 1 2 3 Atractivo La Fragua Bosque comunal Ro Neuqun Necesidad Puesta en valor Puesta en valor Puesta en valor para uso y contemplacin Poner en valor y uso residencial y turstico Puesta en valor Plan de manejo y uso recreativo y turstico Puesta en valor Puesta en valor Puesta en valor y uso Documentarla Puesta en uso Poner en valor y comercializacin Plan de manejo y uso recreativo y turstico Incrementar la oferta de alojamiento Constituir una mype Proyecto Sendero de acceso Sendero del bosque Miradores y Descansos Apertura de accesos y demarcacin de la senda (peatonal y ciclova) Plazo Inmediato Inmediato Corto
Paseo del ro
Mediano
5 6 7 8 9 10 11
Chenques Bosque los Llao Llao Pozos Termales El Manzano Amargo Arte Rupestre Historia de Manzano Amargo Camping
Paseo a los Chenques Inmediato Plan: diseo e implementacin Refugio termal Accesibilidad Plan de manejo Libro de la Historia Eco camping organizado Vivero de plantas medicinales y aromticas Plan: diseo e implementacin Complejo turstico de cabaas y hostera con servicios Empresa de rafting Mediano Mediano Corto Mediano Corto Corto
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Mediano
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Mediano
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No solamente el turismo es la ms grande industria del planeta, sino que es aquella que se expande ms rpidamente: su aporte al PIB mundial es del 6% y de esa dependen 200 millones de empleados (equivalente al 8% del total de la poblacin empleada). Entre los aos 1950-2000, el nmero de los turistas pas de 25 a 702 millones, con un crecimiento anual de casi el 4%. La OMC (Organizacin Mundial del Comercio) prev que en el ao 2010 se alcanzarn los mil millones. El crecimiento incomparable de las ltimas dcadas tiene mltiples razones: la mayor disponibilidad de tiempo libre en la vida de las personas, la subida de los ingresos per cpita, el desarrollo del sector de los transportes y de las comunicaciones que permiten llegar a cualquier rincn del planeta en breve tiempo. El turismo se ubica en las cinco primeras categoras de la exportacin en el 83% de los pases. El UNCTAD ((United Nations Conference on Trade and Development) destaca que los pases del Norte son los principales beneficiarios de este sector, considerando que en el Norte se concentran tanto la mayora de las empresas tursticas como sus actores principales. No hace falta mencionar que las compaas areas, los grandes tour-operators, las cadenas hoteleras son de pertenencia exclusivamente occidental. Adems, los ms destacados destinos tursticos quedan justamente en el Norte: Francia, Estados Unidos, Espaa e Italia se clasifican de manera consecutiva en los cuatro primeros lugares.
Los autores pertenecen a I.C.E.I. Instituto de Cooperacin Econmica Internacional. El mismo comenz sus actividades en el ao 1978. En 1991 fue reconocido como Organizacin No Gubernamental (ONG) de Desarrollo por el Ministerio de Asuntos Exteriores Italiano y desde entonces gestiona y promueve proyectos de Educacin y de Cooperacin para el Desarrollo. Los ejes temticos de ICEI son: la economa social, el apoyo a la pequea agricultura familiar y a la agricultura agroecologica y el turismo responsable, como herramientas de insercin socioeconmica y de lucha contra la pobreza y la degradacin socioambiental. ICEI es uno de los miembros fundadores de AITR, la Asociacin Italiana de Turismo Responsable y es afiliado de UNWTO (United Nations World Tourism Organization). Sitios web: www.icei.it / www.iceimercosur.org.ar
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Adicionalmente, la industria turstica es extremamente dependiente de las infraestructuras, as como de los transportes, de los servicios financieros y del sector sanitario: un destino turstico necesita ser cmodamente alcanzable y debe poder contar con aquellos servicios bsicos que garanticen seguridad a los turistas y a los operadores, incluyendo desde el primer auxilio hasta la disponibilidad de agua. Paralelamente, los PVD (Pases en Vas de Desarrollo) se abren con mayor frecuencia al turismo, representando este ltimo el principal recurso de comercio internacional, capaz de favorecer el desarrollo, a travs de la creacin de empleo, la importacin de la moneda fuerte, el potenciamiento de las infraestructuras y de otras actividades productivas que soportan al sector turstico. A menudo, los mayores obstculos para el desarrollo del turismo en los PDV estn justamente representados por la ausencia de infraestructuras (las rutas y la higiene), el costo del transporte areo y por las prcticas anti-competitivas de algunos tour-operators. Qu significa turismo? Desde un punto de vista econmico, se describe tradicionalmente al turismo como el consumo, en el territorio, por parte de visitantes no residentes de bienes y servicios brindados por los residentes. En especial modo, el turista se diferencia del visitante por el hecho de permanecer por lo menos una noche (pero menos de un ao) en el territorio de destino turstico. Actualmente en el mundo, una persona de cada nueve viaja: se trata de un crecimiento que tiene una calidad casi espectacular. Pero atencin! No hay que dejarse desviar por las cifras, sin tener en cuenta la desigual distribucin geogrfica: De los pases y de los destinos receptores: alrededor de cincuenta localidades (no Pases) atraen a la mayora de los turistas en el mundo. Solamente las grandes ciudades de la Europa Occidental y del Norteamrica representan el 80% de los movimientos tursticos. El 56,9 % de los arribos tursticos mundiales pertenece a Europa (un 38, 7 % se concentra en el Sur Oeste de Europa). La procedencia de los turistas: solamente las grandes ciudades de la Europa Occidental y de Norteamrica representan el 80% de los movimientos tursticos mundiales. Sin embargo, los turistas originarios del norte del mundo viajan en su mayora dentro de su regin (el 87% de los europeos viajan entre las fronteras europeas), mientras el 41% de los turistas africanos se queda en frica. Hay que sealar adems que con mayor frecuencia, los pocos ciudadanos de los PVD que pueden llegar a viajar, tienen que enfrentar obstculos que limitan su
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posibilidad de libre movimiento: medidas legales relacionadas con el disciplinamiento de los flujos migratorios dificultan el desplazamiento de un pas a otro (en muchos casos no se otorgan las visas de entrada). De los beneficios econmicos procedentes del sector: las ganancias ms altas se registran entre los destinos que son contemporneamente emisores (partidas) y receptores (arribos). Por cuanto restringidas, las ventajas econmicas que recaen sobre los destinos del Sur del mundo, quedan en definitiva en manos de los grandes operadores que controlan los transportes areos, las cadenas hoteleras y los resorts tursticos. Este conjunto de datos sugiere que actualmente el mercado turstico es casi exclusivamente atributo de los pases ms ricos, donde se originan no solamente la mayora de los turistas, sino tambin la mayora de los recursos invertidos en el sector, de la propiedad de actividades y en consecuencia de las correspondientes recadas econmicas. El sector turstico, al mismo tiempo, constituye una interesante oportunidad tambin para los pases ms pobres, que desde ya reciben los flujos tursticos relevantes (por lo menos a nivel local) atrados por un medioambiente incontaminado, condiciones climticas favorables y culturas exticas.
Turismo, Desarrollo
Sustentabilidad
El boom turstico y el rpido crecimiento de los arribos en los PVD conllevan paralelamente a la aparicin de las primeras crticas y denuncias contra el turismo, generando consecuencias dainas para el medio ambiente y para las poblaciones locales. En un primer momento, son las iglesias quienes se hacen voceras de las primeras crticas, las cuales se manifiestan con ocasin del Ao Internacional del Turismo, proclamado por el OMT. En los aos ochenta, las asociaciones comienzan a movilizarse, invitando a la opinin publica a confrontarse con la necesidad de promover y practicar un turismo menos daino. La atencin y sensibilizacin hacia el sector turstico aumentaron en los aos noventa que vieron surgir, crecer y madurar algunos de los fundamentales conceptos, objeto todava de un debate activo a nivel internacional. El documento ms representativo es el que contiene los resultados de la Conferencia ONU sobre Medio-ambiente y Desarrollo, que se realiz en Ro de Janeiro en el ao 1992. En esa ocasin se consolid el concepto de desarrollo sustentable, entendido como aquel desarrollo que satisface las necesidades de las personas existentes, sin perjudicar la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus necesidades. Los participantes suscribieron el programa de la Agenda 21, un conjunto de principios, objetivos, acciones para el desarrollo en el siglo XXI, desarrollo concebido como proceso dinmico y consensual.
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El ncleo central de la Agenda 21 est constituido por la cuestin de la sustentabilidad medio ambiental de todas las actividades humanas: se indica tambin el camino para conjugar proteccin del medio ambiente, desarrollo social y econmico. El logro del objetivo mencionado, de forma duradera y equitativa, requiere: Compromiso, elecciones y soluciones institucionales, tecnolgicas, legislativas, econmicas; Profundos cambios a nivel de estilos de vida y de valores sociales; Una aproximacin integrada y multidisciplinar; Co-responsabilidad y participacin para el cambio de todos los actores sociales y econmicos. De este ltimo punto deriva el desarrollo de un segundo concepto importante, el de realizacin participativa de proyectos, construido a travs de las Agendas 21 locales. Sigui, en el ao 1995, la Carta de Lanzarote, firmada durante la Conferencia Mundial sobre el Turismo Sustentable, promovida por diferentes instituciones, entre cuales la UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization) y UNEP (United Nations Environment Program) que estn decididas a aplicar el criterio de sustentabilidad tambin en el sector turstico. Se trata de 18 puntos y de un plan de accin que define una forma diferente de hacer turismo, y que prev la introduccin de algunos de los principios y temas destinados a desarrollarse ulteriormente en los aos siguientes. Estas son algunas de las ideas expuestas en la carta: La atencin del turismo a nivel local y la necesidad de integrar al turismo con otras actividades econmicas, diferenciando los ingresos, para prevenir una excesiva dependencia de un sector que sufre importantes e imprevistas variaciones, debidas tanto a los cambios de estacin, como a variables macroeconmicas, climticas, polticas, todas de difcil previsin y control. La invitacin a promover formas alternativas de turismo en el respeto de los principios del desarrollo sustentables, imaginando un papel de pioneros para las ONG y las asociaciones, pero invitando tambin a las empresas a participar del cambio. La necesidad de planificar las actividades tursticas, en el tiempo y en el espacio, para lograr un monitoreo de su crecimiento. La atencin para la tutela, el respeto y el apoyo de las tradiciones e identidades de las comunidades receptoras. La necesidad de construir una distribucin ms equitativa de los daos y beneficios aportados por el turismo, a travs del monitoreo de las herramientas econmicas y legislativas.
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El estmulo para construir redes para el intercambio de experiencias, monitoreo, investigacin, sensibilizacin. Una atencin especial a los lugares y a los ecosistemas ms vulnerables, como por ejemplo las reas montaosas y las islas, pero incluyendo tambin los destinos tursticos en fase de decadencia y las ciudades de arte. En 1996 se trabaj en la redaccin de una Agenda 21 para el turismo, que se plantea el rol social del sector y se indican, en positivo, las reas donde el mismo puede aportar a la mejora de la calidad del medioambiente y de la vida de las personas. Se afirma que el turismo, la paz, el desarrollo, la tutela del medio ambiente son elementos interrelacionados, considerando de hecho al turismo como un factor de importancia vital para el mantenimiento de un equilibrio entre los hombres a nivel mundial. En el marco del documento, adems, se solicita la participacin de los ciudadanos en la planificacin turstica local y se subraya el potencial del turismo sobre otros sectores, como motor de empleo laboral para hombres y mujeres. En el mismo ao, la Declaracin de Montreal hizo hincapi en el derecho de todos a viajar, incluido el de las personas que pertenecen a culturas diferentes y que disponen de modestos medios econmicos y que sufren de reducida capacidad fsica. La atencin para el ser humano contina en la declaracin con la descripcin de un producto turstico que debe incluir un valor agregado no necesariamente econmico, respetar el medioambiente, brindar al comprador trminos contractuales transparentes y sustentarse en un trabajo humano equitativamente remunerado y conforme a la legislacin vigente. En este contexto, enriquecido por otros debates, se produjo en 1997 un documento italiano llamado Carta de identidad de los viajes sustentables, cuyos principios son difundidos por la constituida Associazione Italiana Turismo Responsabile (Asociacin Italiana Turismo Responsible, AITR). La Carta esta dirigida a tres sujetos complementarios: el viajero, el touroperator y la comunidad local, todos responsables, en su correspondiente rol de usuario del servicio (consumidor), sujeto comercial y comunidad territorial receptora (formada por las instituciones locales, por los empresarios locales que ofrecen servicios, y por ende por la poblacin). Citando las palabras de Alfredo Somoza, presidente de AITR desde su fundacin: Nosotros no hemos credo nunca en la existencia de derechos unilaterales, sobre todo cuando estn en juego, como en el caso del turismo, relaciones interpersonales entre mundos con grados de desarrollo tan impares, cuando hay condiciones donde es fcil prevaricar, cuando hay que enfrentar situaciones de miseria.
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La carta de AITR propone algunas reglas de conducta que los tres tipos de actores tienen que seguir para lograr una aproximacin responsable al viaje. Se trata de principios que involucran el antes, el durante y el despus del viaje: el viaje se transforma as en un proceso de planificacin, conocimiento, valorizacin de la cultura (en un sentido ms amplio posible, material e inmaterial) de una realidad territorial. Los ejes de la carta toman en cuenta de forma equilibrada los impactos medioambientales, socioculturales y econmicos del turismo, proveyendo indicaciones para reducir mximamente el impacto negativo, por un lado, y por otro, para crear condiciones favorables en las cuales las recadas positivas del turismo crezcan a nivel cuantitativo y mejoren a nivel cualitativo. En este contexto el Istituto di Cooperazione Economica Internazionale (ICEI) ha desempeado un papel de suma importancia, aportando tanto en el debate terico, como en el terreno prctico. Miembro fundador de AITR y centro de informacin activo para la poblacin del Norte de Italia sobre las temticas de Viajar con los ojos abiertos, ICEI ha sido el pionero, en el contexto de la cooperacin italiana, de la proposicin de proyectos que apuntan al desarrollo local a travs de un fortalecimiento del turismo sustentable comunitario.
Hacia
Una nueva concepcin del turismo se revela de importancia fundamental para los destinos tursticos, sobretodo para aquellos contextos que desde un punto de vista medio ambiental, sociocultural y econmico se revelan como ms frgiles y vulnerables. Una nueva concepcin tiene necesariamente que acompaarse de un cambio en el turista y su conducta. Est sin duda aumentando la necesidad de un contacto ms genuino con la naturaleza, en primera instancia, con las poblaciones de los pases visitados y, finalmente, de un conocimiento de la historia, de la cultura y de la realidad del destino: en fin, crece la necesidad de contar con instrumentos que propicien una mejor comprensin de lo visitado y explorado. El turista es el primer anillo de una cadena que puede determinar la aparicin de una oferta turstica alternativa a la tradicional: se tratara de una propuesta distinta, capaz de satisfacer las exigencias de una demanda ms conciente. Al recorrer brevemente la historia de la evolucin del hombre turstico responsable, podemos individualizar una primera exigencia en el turista maduro: necesidad de disfrutar de su tiempo libre sumergindose en la naturaleza, en espacios incontaminados, obviamente respetndolos. Nace as el ecoturismo y en una acepcin ms general el turismo verde, en las reas de preservacin, trekking, paseos en bici, en canoa, bird-watching o photo-safari.
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A nivel mundial, antes del 11 de septiembre, con respecto al promedio del crecimiento del sector turstico que oscila entre el 3% y el 5%, el ecoturismo creci tres veces ms, entre el 10% y el 25%. Las caractersticas que diferencian el ecoturismo de un turismo ms clsico son: El nmero inferior/limitado de los integrantes de un grupo, cuando se trata de viajes organizados. El cuidado de los participantes y de las organizaciones en la limitacin del impacto negativo del viaje, y de las estructuras tursticas sobre el medioambiente (aparicin de los eco-lodges). La inclusin de algn elemento educativo y de interpretacin ambiental. En pocas ms recientes, el turismo rural estuvo ganando consenso. Si bien se acerca en sus fundamentos a las definiciones anteriores, elige destinos del interior, caracterizados por la vida del campo, y privilegia una aproximacin ms simple y genuina a la tierra, dejando en segundo plano el sensacionalismo de propuestas ms exticas. Sobre todo entre los jvenes, pero no de manera excluyente, se difunden los viajes de trabajo voluntario, conocidos tambin bajo el nombre de brigadas de solidaridad. Muchos jvenes deciden dedicar sus propias vacaciones y su propia energa, en general por un lapso temporal de algunas semanas, a pequeas-grandes obras de trabajo, en cualquier lugar donde haya necesidad. Uno se puede encontrar con las ms variadas tareas: construccin de letrinas, arreglos de las sedes de asociaciones y hospitales, hogares, recuperacin medioambiental (incluyendo la acomodacin de senderos, la limpieza y mantenimiento de un bosque, entre otros), animacin para nios, gente mayor, enfermos. En los ltimos tiempos estas actividades de voluntariado se han transformado en una forma alternativa de conocer a un pas: la combinacin entre horas de trabajo y visitas a los pases y localidades lejanas, permite entrar eficazmente en contacto con la poblacin local. Las caractersticas de estos viajes son: La motivacin a viajar est ms focalizada sobre el conocimiento que sobre la diversin o sobre la visita a lugares y monumentos. La estada en un lugar habilita efectivamente la creacin de vnculos con la comunidad local. Las definiciones se van multiplicando, adquiriendo en los diferentes pases donde se profundiza el debate, diversos matices y connotaciones que a menudo generan cierta ambigedad: turismo equitativo, turismo sustentable, turismo solidario, turismo justo, turismo comunitario, turismo responsable.
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El turismo sustentable es la transposicin del concepto de desarrollo sustentable al sector turstico: un imperativo, por lo menos terico, a la no-explotacin indiscriminada, en el nombre del progreso y de la produccin sin lmites y sin reglas, de los recursos no-renovables de nuestro planeta. La directiva de la sustentabilidad se revela prioritaria en el rea turstica, justamente porque su industria se funda sobre los recursos naturales, culturales y sociales de los destinos tursticos. Es ms, el turismo, como conjunto de actividades y servicios dirigidos a los visitantes, tiene que ser obligatoriamente sustentable para las personas que viven en los destinos tursticos: tiene que aportar beneficios econmicos sin perjudicar en forma determinante la cultura, la vida, la organizacin social de la poblacin residente. Es justamente esta especial consideracin para la participacin y las recadas del turismo sobre la poblacin las que generan el nacimiento del turismo responsable, que si bien en Europa adquiere actualmente facetas diferentes, indudablemente se funda sobre la toma de conciencia por parte de la totalidad de los actores involucrados en las diferentes ramas del sector, de la centralidad y de la influencia de las propias elecciones y de las relativas acciones.
El turista responsable
Se acerca al destino elegido con un bagaje de conocimientos relativo a la realidad que se apresta a visitar. Se trata de conocimientos que abarcan no solamente los aspectos histricos y artsticos, sino tambin aquellos polticos, culturales, sociales, y que permiten disponer de las herramientas para entender el contexto donde se sumerge. Elige servicios tursticos administrados directamente por la poblacin local, de manera que las ganancias econmicas relacionadas al viaje queden, por cuanto sea posible, en el destino mismo. Busca un contacto autntico con la poblacin local y con la realidad del lugar, acercndose con humildad y respeto, tratando de no caer en estereotipos. Elige vivir en una forma no demasiado diferente de aquella de la poblacin residente, sin exigir comodidades intiles y exageradas. Los adjetivos equitativo, justo, solidario asociados al turismo, a pesar de las sutiles connotaciones, retoman el concepto de comercio justo y solidario, cuyo marco terico representa una fuente de inspiracin y un valioso referente para los otros sectores. En la base de este modelo est la propuesta de una revisin radical de las relaciones econmicas entre interlocutores del Norte y del Sur del mundo. En esta perspectiva, el turismo es un medio a travs del cual es posible dinamizar un intercambio que no se base en la competitividad econmica
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del servicio, sino en la equidad: los empleados trabajan en condiciones de seguridad y reciben sueldos equitativos, es decir, segn los criterios vigentes en el Norte. El turismo equitativo abarca un modelo de desarrollo, infatigablemente defendido por muchos, pero que no es universalmente compartido: el consumidor- turista decide abonar para el producto-viaje un valor monetario equitativo a nivel global: un valor que posibilita el desarrollo en el Sur del mundo. En este sentido, el intercambio comercial se transforma en un medio, antes que en una finalidad. Para concluir, el turismo comunitario enfatiza no tanto en la figura del turista sino ms bien en la capacidad de la comunidad para brindar directamente servicios tursticos, sin recurrir a los intermediarios extranjeros. La ventaja para la comunidad es realmente considerable, porque crea y otorga trabajo a s misma, volvindose sujeto protagonista de su propio desarrollo. Con respecto al turista, este tipo de experiencia interesa generalmente a los viajeros ms experimentados y maduros, con mayor ductilidad y capacidad de adaptacin, que buscan en el viaje una oportunidad de encuentro e intercambio con los pobladores y que eligen compartir la vida de la comunidad receptora, con sus ritmos, costumbres y actividades cotidianas. El turismo comunitario es un concepto ms reciente y uno de los ms interesantes, porque de alguna forma excluye el operador turstico del Norte del mundo y en todo caso limita su papel a favor de la comunidad receptora que debe a esta altura elegir su propio porvenir, y actuar para realizarlo, adquiriendo las competencias necesarias para construir, manejar y promover su propia oferta turstica. Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y generalmente las asociaciones cumplen la importante funcin de acompaar y sostener a las comunidades locales en un proceso de no siempre fcil realizacin, pero que representa un valioso instrumento en la lucha contra la pobreza.
Turismo
Organizacin Mundial
para el
Comercio
Con certeza, se puede afirmar que el turismo es un fenmeno global, difundido en todo el mundo y directamente relacionado con la apertura geopoltica, cultural, econmica y financiera de los pases. El General Agreement on Trade and Services (GATS) es uno de los acuerdos firmados en Marrakech en abril de 1994, durante la finalizacin del ciclo de negociaciones llamado Uruguay Round que condujo a la creacin de la Organizacin Mundial para el Comercio (OMC). Se trata del primer acuerdo multilateral de principios y normas para el comercio de los servicios, creado para favorecer este tipo de comercio en condiciones de transparencia y progresiva
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liberalizacin, para citar el prembulo del mismo acuerdo, de marcada inspiracin neoliberal. El GATS est constituido por un texto con reglas aplicables a todos los sectores, y por los listados nacionales que contienen el elenco de los sectores que cada pas abre al mercado exterior, es decir que decide liberalizar segn las reglas del GATS. El turismo pertenece a la clase de servicios, y como consecuencia est incluido en el GATS. Al ser por naturaleza un sector que prev la presencia comercial y de personas fsicas en el exterior, provisiones transfronterizas (desde un pas hacia otro) y el consumo del mismo servicio en el exterior, el turismo representa un sector que ya est en gran parte liberalizado; tanto es as que 125 pases miembros del OMC lo incluyeron en su propio listado de compromisos. Se trata de una cifra mayor que cualquier otro sector. Los tres pilares del GATS La regla de la nacin favorita, por la cual las concesiones sobre los servicios y proveedores garantizados a un pas, deben ser tambin aplicadas a cualquier otro pas signatario, sin ningn tipo de discriminacin; Acceso al mercado: las empresas extranjeras tienen libre acceso al mercado domstico; Mismo tratamiento: los inversores extranjeros tienen que ser tratados de la misma forma que los inversores nacionales, los cuales no deben gozar de ningn tipo de privilegio debido a polticas proteccionistas. En enero de 2000 se inaugur otro ciclo de negociaciones, esta vez que interesa sector por sector, y tendr que llevarse a cabo en diciembre de 2004: el objetivo es establecer nuevos acuerdos para favorecer siempre ms el libre intercambio de servicios. En el marco de estas negociaciones internacionales, una siempre mayor liberalizacin del sector turstico es recomendada como favorable tanto por los pases industrializados como por los pases en va de desarrollo: los primeros tienen amplio campo de accin para inversiones en los pases con gran vocacin turstica; los segundos consideran esta apertura como instrumento potencial para la proposicin directa y sin barreras de sus propios servicios, a travs de la libre circulacin de informaciones, dinero y personas por un lado y por el acceso facilitado a los canales de distribucin internacional por otro.
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Cules son los Servicios Tursticos? En la OMC, la mesa que discute sobre turismo tiene la denominacin de turismo y servicios relacionados al viaje, e incluye exclusivamente las actividades vinculadas a: (1) hoteles y restaurantes, (2) agencias de viaje y tour-operators, (3) guas tursticas y (4) otros. En realidad, esta clasificacin es juzgada como insuficiente por la misma OMT, y en el 2000 se aclar que hay que considerar servicios tursticos a todos aquellos servicios que cesaran de existir de forma cuantitativamente relevante, o por los cuales los niveles de consumo resultaran reducidos de forma significativa en ausencia de turistas. En realidad, la liberalizacin sin condiciones, promovida y defendida por el GATS, lleva consigo un riesgo muy peligroso: limitar de manera sustancial el derecho de los gobiernos nacionales de reglamentar, a travs de medidas legislativas y en el inters de su propio pas, la conducta de las empresas extranjeras en su propio territorio. De hecho, el GATS por un lado influencia los reglamentos nacionales, porque exige que los Estados eliminen todas las medidas que constituyen en algn modo una barrera contra el comercio libre, y por otro lado, los obliga a adoptar medidas que al contrario lo facilitan (estndares, procedimientos, concesiones, licencias). Adems, el acuerdo no involucra ningn tipo de obligacin para las empresas que desarrollan sus actividades privadas en el exterior, es decir que las mismas no tienen que respetar las convenciones internacionales sobre sustentabilidad medio ambiental, derechos humanos, incluidas aquellas relacionadas con el trabajo. En consecuencia, los gobiernos encaran una serie de dificultades para limitar la negatividad de los impactos medioambientales, sociales y culturales producidos por el turismo en su propio territorio. Se encuentran as limitados en su autoridad nacional a favor de aquella supranacional, que tiende a responder a lgicas exclusivamente de mercado. En la prctica, una vez que el pas adhiere al GATS, difcilmente puede controlar las modalidades con que las inversiones extranjeras son realizadas entre sus propias fronteras. Cuestiones de importancia primaria, que resultan extremadamente influenciadas por el desarrollo turstico, como la preservacin del patrimonio natural y cultural del destino turstico, la explotacin del territorio y de sus recursos, la participacin y el empleo de la poblacin local en las actividades tursticas, corren el riesgo de no poder ser manejadas por el mismo pas receptor segn su propios procesos decisorios y sus orientaciones.
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El
turismo en la globalizacin
Los efectos de la liberalizacin en el sector turstico, entonces, pueden ser positivos y negativos. La globalizacin, entendida aqu como gradual, pero inexorable pasaje desde sistemas cerrados a sistemas abiertos, desde sistemas protegidos y asistidos a sistemas libremente interactivos e interconectados, trae obviamente muchos cambios. Para poder desempear un papel activo, es necesario controlar estos cambios. Es necesario analizar dichos cambios, especificar sus consecuencias (riesgos y ventajas) y asegurarse antes que nada que ellos sean realmente globales, es decir, representen una realidad, o por lo menos una tendencia de todos los pases del mundo, sin limitaciones y privilegios. A nivel mundial, las que siguen son algunas de las aperturas seleccionadas y que se focalizan sobre los aspectos vinculados al turismo: Apertura geopoltica: las fronteras entre naciones tienden a ser siempre ms permeables; esto implica por un lado mayor facilidad de movimiento y por otro, un aumento de la interdependencia poltica y militar. El orden tradicional tiende a desaparecer, pero al mismo tiempo no queda claro por qu tipo de escenario va a ser reemplazado. Apertura tecnolgica: son sobre todo las tecnologas vinculadas a los transportes y a la informacin (de manera relevante la Web) las que permiten siempre mayores conocimientos y que aseguran movilidad, fsica y virtual, abarcando a los rincones ms remotos del mundo y del hombre. Apertura econmica: la libertad de la circulacin de capitales, la libertad de la inversin, las compras y las ventas en cualquier lugar, pueden ser potencialidades o riesgos para los mercados locales, incluido para el mercado turstico. Apertura social: es decir, el mercado internacional del trabajo, pero tambin el mismo respeto de los derechos humanos en todo el mundo. Apertura cultural: nos estamos acercando a una mayor convivencia entre las diferentes culturas: por un lado, porque las frecuentes migraciones estn trasformando a la sociedad en una sociedad multicultural, y por otro lado, porque el turismo facilita el contacto y el encuentro entre personas que pertenecen a diferentes culturas. La mutua influencia entre culturas es una tendencia que contina afirmndose, y puede constituir un factor positivo (nacimiento de expresiones culturales nuevas y dinmicas) o negativo (prdida de tradiciones e influencias de los modelos culturales dominantes sobre las ms vulnerables).
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Apertura biolgica: especies vegetales, animales y micrbicas transitan entre reas distintas y lejanas en el mundo, viajando en medios de transporte ms cmodos y rpidos. Esto implica tambin la difusin de epidemias que afectan contemporneamente a diferentes partes del mundo. Apertura ecolgica: con la ruptura de las fronteras entre ecosistemas, el mundo comparte los mismos problemas como contaminacin atmosfrica, cambio climtico, crecimiento exponencial de los desechos. Es necesario llamar la atencin sobre la cuestin de los derechos de propiedad intelectual y sobre las patentes de los principios activos literalmente robados y substrados a las comunidades locales por obra de avivados turistas-cientficos.
Podemos afirmar que el turismo sin aperturas a nivel global no existira, porque no existiran ni los medios ni la mentalidad para emprender un viaje. Adicionalmente, el turismo puede generar un importante feed-back sobre los destinos, siendo tambin un canal de comunicacin, una herramienta privilegiada para transmitir y compartir informaciones, tanto biolgicas como culturales. Estas aperturas, para ser condiciones positivas, tienen que ser manejadas por los individuos, los grupos sociales y los Estados de la misma forma, si bien en distintos niveles: con la conciencia de los objetivos correspondientes, de los valores y con cierta madurez poltica y cultural que habilite la construccin de un escenario de referencia, ms all de la flexibilidad de las elecciones singulares y del carcter imprevisible de las situaciones donde se acta. Otro elemento fundamental para el turismo es la diversidad: diversidad del medioambiente, de paisaje, de la flora y de la fauna, de culturas, de poblacin, de estilos de vida, de expresiones artsticas. Quin estara dispuesto a alejarse de su hogar para llegar a lo idntico? Es necesario entonces defender y garantizar la diversidad sobre cualquier otra cosa: proteger, promocionar, valorizar. El sector turstico, cuando es ejercido con conciencia y respeto, puede transformarse en un elemento de transformacin e integracin mundial: su vocacin para el encuentro entre culturas, entre miembros de diferentes sociedades, su invitacin a la comprensin respetuosa y al dilogo puede ayudarlo a abandonar el rol de espectador pasivo a favor de un papel protagnico en el contexto de la globalizacin. Lo dicho tiene validez si nos quedamos en un nivel macro y en un nivel de propuestas e intenciones... pero, qu pasa en la realidad cotidiana? Quin se hace responsable del respeto por la diversidad? Cmo moverse hacia la sustentabilidad del turismo?
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Los
Existe la posibilidad de que los ingresos generados por los turistas puedan ser utilizados e invertidos en la salvaguardia de los recursos del pas de destino a travs de programas de preservacin y recuperacin; que las comunidades locales puedan recibir los beneficios en trminos de informaciones, conocimientos, conciencia de su propio patrimonio a travs de la vinculacin con turistas; que los flujos tursticos puedan aportar al crecimiento del mercado de productos tpicos locales como alimentos, pero sobre todo, artesana y arte. Pero tambin es cierto que la utilizacin directa de los recursos locales para los servicios destinados a los turistas tiene un fuerte impacto. Especialmente, tiene consecuencias negativas: La explotacin de los recursos naturales por parte de las estructuras de hospedaje y de diversin prima entre pares la utilizacin indiscriminada del agua, pero tambin la edificacin en zonas ecolgicamente frgiles, o la promocin de actividades que no son sustentables, como por ejemplo la caza, buceo indiscriminado en ecosistemas vulnerables, el turismo nutico, los telefricos para transportar esquiadores. En general, el turismo incrementa, de forma excepcional, el nmero de habitantes en una localidad, alterando los equilibrios locales en materia de gestin de los recursos naturales y de los desechos. La conducta de los turistas y operadores con respecto al medioambiente y al paisaje: a menudo el impacto de las actividades tursticas es fuertemente agudizado por el comportamiento individual de aquellos que se dirigen al exterior sin conocer el contexto donde se sumergirn. Muchas veces estas presencias actan sin la necesaria atencin y tutela para la naturaleza, las tcnicas de construccin, las tradiciones y la esttica local. Y de la poblacin local: es necesario recordar que muchas de las actitudes de la poblacin local en los PVD percibidas como molestas (un ejemplo es la mendicidad) son consecuencia de la conducta de los turistas mismos. Casi siempre el turista est protegido: es annimo, se le reconoce el derecho a conductas que no seran aceptadas si fueran ejercidas por una persona radicada en el territorio local. A veces el turista no es conciente por ignorancia (desconoce el idioma y la cultura del lugar), a veces se aprovecha de su particular condicin, viviendo en una especie de suspensin de su propio sistema de valores, y considerando la totalidad de los bienes a su disposicin: personas, objetos, tierras, sin excluir las sonrisas, las experiencias y los saberes. Las presuntas ganancias procedentes del despliegue de los recursos tursticos: quienes trabajan en las empresas tursticas en los PVD ganan mucho comparado con aquellos que son empleados en los tradicionales sectores productivos, como por ejemplo la agricultura. Estas diferencias causan el abandono de los campos,
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la prdida de importantes saberes locales cuya transmisin se detiene. Se delinea as la tendencia a preferir un trabajo en relacin de dependencia, en general de bajo perfil profesional (a menudo los trabajadores locales terminan empleados como camareros en las urbanizaciones tursticas y en las grandes estructuras hoteleras) y con posibilidad de desarrollo humano y profesional condenada casi siempre a un grado cero. Agua, turistas y costumbres resistentes a los cambios Un tercio de la poblacin mundial sufre problemas vinculados al agua y a las bajas condiciones higinicas relacionadas a la escasez hdrica. El 80% de las enfermedades son causadas por la desigual distribucin de los recursos hdricos, por el consumo exponencial por parte de los pases ricos de la industria, de la agricultura, por la crianza intensiva de animales para uso alimenticio, por la contaminacin y el crecimiento demogrfico propio de los pases que ms sufren la escasez del oro azul. Las paradojas, vistas y vividas desde lejos suelen ser olvidadas en lo cotidiano, pero es ms difcil quedarse indiferentes cuando las mismas se hacen abiertamente visibles todo el tiempo. Todos sabemos que el agua es un bien precioso y necesario para la supervivencia de las poblaciones que viven en esos lugares donde este recurso es muy escaso, donde no hay agua ni siquiera para tomar. Sin embargo, en estos mismos lugares, los turistas con cinco estrellas pueden contar con agua sin lmite para lavarse, para lavar su ropa, para cuidar el jardn del hotel, regar la cancha de golf y disfrutar la frescura del aire acondicionado. Se trata de costumbres y lujos que el operador turstico trata de satisfacer a cualquier precio y que el turista tiene como exigencia desde su casa: Italia es el primer consumidor europeo de agua, y el tercero en el mundo, con 1.200 metros cbicos de consumo per cpita anual: el promedio en frica es de 250 metros cbicos. Si bien es cierto que tres semanas de vacaciones responsables en un ao no significan nada si son comparadas con el derroche de las otras 51 semanas, tambin es cierto que es mucho ms fcil incorporar nuevos comportamientos en una situacin fuera de lo cotidiano, y las vacaciones pueden transformarse en un momento de ruptura positiva, de toma de conciencia. El turismo debe ser sustentable desde un punto de vista econmico, social y medioambiental en el mismo momento/contemporneamente. Desde lo eco73
nmico, hay que hacer hincapi en la distribucin de los beneficios generados por el desarrollo turstico.
Turismo
El 80% de los pobres en el mundo se distribuyen en trece pases, y en diez de ellos el turismo es un sector considerado importante para la economa nacional, y que constituye por lo menos el 5% de las exportaciones, es decir el 2% del PIB. En los 49 pases ms pobres del mundo, si excluimos el petrleo, el turismo es la principal fuente de moneda extranjera y en la totalidad de los PVD representa la tercera ms destacada categora de exportacin (despus del sector primario y manufacturero). Si bien con cotizaciones de mercado inferiores a las de los pases del Norte del mundo, en los PVD el turismo est creciendo de forma exponencial: entre 1990 y 2000 hubo un aumento de los arribos que vara entre el 75% y el 95%, contra el 38-39% de crecimiento en los pases industrializados. No podemos negar que, como ya tuvimos la ocasin de mencionar, el turismo es a menudo manejado por intereses privados y extranjeros, y por lo tanto no solamente no contribuye a la reduccin de la pobreza, sino que afecta directamente o indirectamente a los ciudadanos de los PVD. Sin embargo, hay quienes plantean que los inconvenientes relacionados con el desarrollo del turismo son comunes a la mayora de las modalidades y actividades de crecimiento en un mundo globalizado, mientras que el turismo tiene mayores posibilidades de dar inclusive resultados positivos. Segn los defensores de esta ltima posicin, esto se hace posible porque el turismo tiene algunas caractersticas que lo diferencian: Ms que una industria es un sistema de industrias, que a su vez genera un valor agregado muy amplio, con potenciales recadas potenciales sobre la poblacin local, incluyendo el sector informal (con el valor agregado, el PIB generado por el sector turstico pasa del 6% al 10%); el consumidor llega al producto: esto permite tener una recada inmediata tambin sobre otros sectores productivos, como el sector alimenticio, artesanal, y de transporte; El turismo depende ntimamente de las bellezas naturales y de la cultura de un destino: recursos que no son financieros y que estn tambin en las manos de los PVD; El turismo es un sector que puede emplear un importante nmero de personas, y entre ellas, una porcin destacada, en comparacin con otros sectores, puede ser constituida por mujeres. En particular modo, las estrategias para un turismo pro-poor, o sea contra la pobreza, tienen como objetivo el de ampliar las oportunidades que el turismo
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ofrece a las franjas ms vulnerables de la comunidad receptora, teniendo un gran cuidado frente a los impactos negativos (sociales, econmicos y medioambientales) que el turismo llega a causar, para poder controlarlos y neutralizarlos. Si este tema representa el objetivo, y de consecuencia el principal desafo para las ONGs y las asociaciones que trabajan para el desarrollo de actividades de turismo comunitario, hace falta interrogarse sobre el menos obvio inters actual del OMT que, siguiendo la misma direccin, ha inaugurado recientemente el Programa ST-EP: Sustainable Tourism - Eliminating Poverty, que ha sido incluido en el marco de la lnea de estudio Liberalization with a Human Face y que est vinculado con la trasformacin de la OMC en Agencia ONU en diciembre de 2003. ST-EP busca reunir operadores pblicos y privados, previendo la creacin de una fundacin, de un pequeo instituto de investigacin y de la realizacin directa de proyectos en los PVD. El programa se propone poner en segundo plano el objetivo del incremento de los volmenes tursticos a favor de la optimizacin de los beneficios reales que el turismo puede directamente o indirectamente traer a la poblacin local: mejora de los servicios sanitarios, de la seguridad, de la educacin y de las ganancias, fortalecimiento de la identidad cultural y del sentimiento de pertenencia, control sobre su propio territorio, desarrollo de conocimiento y capacidades empresariales. Jornada Mundial del Turismo 2003 En el ao 2003, con ocasin de la jornada mundial sobre el turismo, que se celebra el da 27 de septiembre, se eligi el tema: Turismo: elemento propulsor de lucha contra la pobreza, para la creacin de empleos y la armona social. El tema despert el inters del Pontfice, cuya intervencin fue difundida a travs de un mensaje y de la cual proponemos algunos fragmentos: En efecto, el turismo se ha de considerar como una expresin particular de la vida social, con implicaciones econmicas, financieras, culturales y con consecuencias decisivas para las personas y los pueblos. Su relacin directa con el desarrollo integral de la persona debera orientar su servicio, como el de las dems actividades humanas, a la edificacin de la civilizacin en el sentido ms autntico y completo, es decir, la edificacin de la civilizacin del amor. La actividad turstica puede desempear un papel relevante en la lucha contra la pobreza, tanto desde el punto de vista econmico como social y cultural. Viajando se conocen lugares y situaciones diversas, y se hace conciencia de cun grande es la brecha entre los pases ricos y los pobres.
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Adems, se pueden valorar mejor los recursos y las actividades locales, favoreciendo la participacin de los sectores ms pobres de la poblacin. El viaje turstico y la estada en otros pases implican siempre un encuentro con personas y culturas diversas. Por doquier, pero sobre todo en los pases en vas de desarrollo, el visitante y el turista difcilmente pueden evitar entrar en contacto con realidades dolorosas de pobreza y de hambre. En este caso, no slo es necesario resistir a la tentacin de encerrarse en una especie de isla feliz, aislndose del ambiente social; ms an, es preciso evitar aprovecharse de la propia posicin de privilegio para explotar las necesidades de la gente del lugar. Por tanto, la visita ha de ser ocasin de dilogo entre personas de igual dignidad; motivo de mayor conocimiento de los habitantes del lugar y de su historia y cultura; y apertura sincera a la comprensin del otro, que desemboque en gestos concretos de solidaridad. Esta solidaridad se practica ante todo respetando la dignidad personal de la poblacin del lugar, su cultura y sus costumbres, con una actitud de dilogo para promover el desarrollo integral de cada uno. En el viaje turstico esta actitud es an ms exigente, puesto que es ms palpable la diversidad de civilizaciones, culturas, condiciones sociales y religiones. Hay que comprometerse para que en ninguna ocasin el bienestar de pocos privilegiados sea conseguido en detrimento de la calidad de vida de muchos ms seres humanos (...). Deseo vivamente que la actividad turstica sea un instrumento cada vez ms eficaz para la reduccin de la pobreza, para la promocin del crecimiento personal y social de las personas y de los pueblos, y para la consolidacin de la participacin y la cooperacin entre las naciones, las culturas y las religiones.
Cmo
Segn la OMT, existen estrategias que ya fueron ensayadas, que resultaron exitosas y que pueden ser aplicadas para aumentar los beneficios econmicos del turismo para que funcionen en la eliminacin de la pobreza de los habitantes. Algunas de las indicaciones son: Atraer a segmentos de mercado turstico con mayor propensin de inversin Incrementar la estancia de los turistas Desarrollar productos complementarios a los estrictamente necesarios para el sector turstico
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Crear una mayor difusin geogrfica de los beneficios del turismo (de las litorales al interior, por ejemplo) Implementar la gestin local del sector Desarrollar alianzas y redes con otros interlocutores Reducir el carcter estacional del turismo Implementar la formacin profesional de la poblacin local Se identifican tambin las principales desventajas comnmente imputadas al sector turstico: propiedad extranjera de las principales estructuras y de los servicios, saqueo de los recursos naturales a la poblacin local, necesidad de destacadas inversiones de marketing para la promocin del destino turstico en el mercado internacional. Se plantea que las desventajas mencionadas, si bien reales, pueden ser en parte contrabalanceadas por los resultados positivos, y en parte ser consideradas como riesgos propios de otros sectores que no sean tursticos. Podemos organizar las estrategias potencialmente viables en categoras que resuman ejes temticos: Estrategias dirigidas a aumentar la interrelacin hacia la poblacin local de las actividades relacionadas con las grandes estructuras tursticas (grandes hoteles y urbanizaciones tursticas): favoreciendo las relaciones con los proveedores locales y la utilizacin de fuerza trabajo del pas receptor con contratos equitativos a nivel local e internacional. Estrategias dirigidas a aumentar la conciencia, la capacidad y la profesionalidad de la poblacin local, para la gestin en primera persona de servicios tursticos o de otros sectores relacionados, a travs de la constitucin de pequeas empresas o cooperativas a nivel local. Estrategias dirigidas a construir polticas, modelos y procesos participativos para un turismo que represente una oportunidad concreta de desarrollo econmico local sustentable a nivel internacional y nacional. Estrategias dirigidas a la educacin del turista conciente del impacto de sus propias elecciones y de consecuencia de su poder en calidad de consumidor. El turista responsable es un valioso elemento para un turismo ms sustentable y equitativo, en virtud de su capacidad de influenciar las acciones de los grandes operadores tursticos. Cada eje puede ser considerado desde un punto de vista propiamente tcnico (elaboracin de estudios, planes, anlisis que permitan generar conocimiento sobre el tema), productivo (intervenciones, experimentaciones, realizaciones de proyectos), comercial (apoyo a la difusin, promocin y distribucin de ideas y productos). Se debe obviamente tener en cuenta que cada pas tiene su especificidad y sus propias problemticas; que si nos proponemos aportar beneficios a las franjas
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ms vulnerables de la sociedad habr que comprender las dinmicas y las dificultades de estas personas en el marco de su propio contexto; que algunas de las soluciones propuestas a nivel terico podran a nivel prctico revelarse difcilmente sustentables en el destino, es decir que podran llegar a causar fuertes desequilibrios a nivel medioambiental, cultural, social. Con respecto a lo que se puede hacer, las ideas pueden no ser claras, exhaustivas, y en algunos casos tampoco exitosas, pero existen ejemplos de logros, as como existen experiencias piloto y primeras evaluaciones. Se hace imprescindible entender a qu nivel territorial se evala oportuno y ventajoso (en trminos de resultados) y correcto (en trminos de respeto por las capacidades e instituciones existentes) actuar y a cul interlocutor conviene involucrar en la intervencin. Entonces las preguntas bsicas son dnde y quin?
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Se hace todava referencia al concepto pensar globalmente, actuar localmente, pero el mbito local no puede ser simplemente considerado como nivel territorial en el que las estrategias construidas a nivel internacional son experimentadas o aplicadas. El local hoy tiene que confrontarse con el global, justamente a causa del debilitamiento del nivel intermedio (lo nacional y ms lo supranacional) determinado por la fuerte liberalizacin. La ausencia de mediaciones (que podan revelarse en su momento vinculantes o protectoras de la escala local) lleva a la oferta turstica a confrontarse directamente con la demanda mundial, y con dificultades de fcil determinacin. En este contexto, los organismos non-profit pueden actuar como puente entre comunidad local y realidades internacionales, creando las necesarias competencias y tratando de evitar la explotacin indiscriminada de los recursos, a travs de la formacin de una amplia y articulada conciencia entre las poblaciones locales. Debern brindar entonces asistencia, tanto en trminos econmicos como en trminos de formacin y profesionalizacin, a las comunidades que van a emprender un desarrollo local sustentable. Este proceso se realiza a travs de la realizacin, por parte de las ONGs, de proyectos ideados en colaboracin con la contraparte local en los PVD y financiados por los Estados, la Unin Europea, pero tambin por las Regiones, los Municipios, las fundaciones del Norte del mundo. El mbito global, por lo tanto, si por un lado constituye un peligro, porque permite a los privados comprar enteras regiones, litorales, parques en los rincones ms remotos del planeta, por otro lado, permite la vinculacin entre asociaciones, movimientos internacionales y Sur del mundo, garantizando un apoyo y una fuerza comunicativa de otra forma impensable. No hay que olvidar las tareas que estn por desarrollarse en el Norte, para intentar cambiar la mentalidad de los operadores tursticos privados y la aproximacin de los turistas mismos en los lugares elegidos como destino de vacaciones.
Algunas
Terminadas estas primeras reflexiones, en seguida aparecen otras. Existen lugares en los pases donde es ms eficaz construir las condiciones necesarias para el desarrollo de un turismo que aporta beneficios estructurales y duraderos a la poblacin local? Pobreza de hecho es un trmino multidimensional: si tcnicamente con este se indica la poblacin que vive con una renta per cpita de u$s 1 por da, en realidad la situacin es mucho ms compleja, porque incluso en lugares donde aparentemente parece existir cierto bienestar, existen realidades de extrema pobreza que conllevan a la total exclusin de la vida social. Son ejemplo de ello las grandes ciudades del mundo o bien los pa79
ses donde un imprevisto y rpido desarrollo econmico (turstico tambin) han generado un bienestar concentrado en pocos mbitos y, como consecuencia, fuertes desequilibrios. El producto turstico tiene algunas caractersticas que hasta ahora lo han diferenciado: inmovilidad de la oferta y, como consecuencia de ello, un desplazamiento del turista, intangibilidad y persistencia del producto luego del consumo. Pero, cules son las funciones de esta caracterstica en el xito del sector turstico y en la percepcin del turismo como recurso para los pases ms pobres? Son y sern todava vlidas? Y ms an: Es todava cierto que despus del consumo de un destino turstico queda todava disponible e intacto? Es todava cierto que las caractersticas fsicas y culturales de un destino turstico no son reproducibles en otro lugar, de pronto un lugar ms cercano, ms cmodo, menos peligroso? Trabajar en el marco de un turismo construido, promovido, vivido segn la perspectiva de sustentabilidad y de lucha contra la pobreza requiere mucho tiempo, y a su vez, las cifras, es decir las estadsticas, difcilmente sern capaces de medir el cambio. Porqu vale realmente la pena apostar a este desafo? Qu significa hoy un turismo de calidad? Servicios con cinco estrellas siempre ms exclusivos o servicios accesibles a la mayora de las personas? Estructuras, actividades, destinos tursticos certificados o realidades genuinas, pero ricas en sorpresas e inconvenientes? La posibilidad de entrar en contacto con minoras indgenas refugiadas en los rincones ms apartados del planeta o la oportunidad de conocer personas mucho ms cercanas de las cuales no sabemos casi nada? No siempre es fcil elegir, pero se trata de una responsabilidad que cada viajero, operador turstico, poltico tiene que asumirse singularmente, creando luego informacin, grupos de opinin, movimientos de accin para un turismo que sea sustentable para todos.
Acrnimos
AITR GATS ICEI OMC Asociacin Italiana Turismo Responsable General Agreement on Trade in Services Istituto di Cooperazione Economica Internazionale Organizacin Mundial del Comercio (en ingls la sigla es WTO - World Trade Organization) OMT Organizacin Mundial del Turismo (en ingls la sigla es WTO - World Tourism Organization) ONG Organizacin No Gubernamental PIB Producto Interno Bruto PDV Pases en Va de Desarrollo UNCTAD United Nations Conference on Trade and Development UNEP United Nations Environment Programme UNESCO United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization
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Bibliografa
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Rodolfo Barros
(Mendoza, 1967). Formado en la Universidad de La Plata donde trabaja como docente, lleva diez aos escribiendo sobre los vaivenes de la economa y del consumo en la Argentina. Se inici como colaborador en medios grficos como Pgina/12, La Nacin y Humor. Pas por las revistas Mercado, TXT y El Economista, y actualmente forma parte de la redaccin del semanario Veintitrs, donde escribe sobre economa y est a cargo de la seccin Negocios. Adems, es editor de contenidos en emprendimientos relacionados con las telecomunicaciones. Fuimos es su primer libro.
Cristian Brisacani
(Castellaneta, 1978). Se gradu en Ciencias Internacionales y Diplomticas en la Universidad de Bologna y tiene un master en Procesos de Integracin Regional con nfasis en el Mercosur (CEA-UBA). Despus de una breve experiencia en el tercer sector en Espaa y Argentina, desde hace tres aos trabaja en la ONG italiana de cooperacin al desarrollo ICEI, desempendose en el diseo y la gestin de proyectos.
Sabrina Carlini
(Bolzano, 1971). Graduada en Psicologa Social con maestra en Antropologa Cultural y Visual; empieza a colaborar con ICEI en el ao 2002 como directora de un programa de educacin al desarrollo financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores Italiano sobre immigracin italiana en la Argentina. En la actualidad es coordinadora de las actividades de Turismo Responsable. Es autora del libro Fuori Rotta, passi verso un turismo responsabile.
Jorge Defino
(Buenos Aires, 1946). 1966, Trabajador social, ttulo expedido por el Instituto de Trabajo Social. 1981, Licenciado en Ciencia Poltica de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de El Salvador. 1995, Curso de posgrado de Gestin y Control de las polticas pblicas, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Instituto Nacional de la Administracin Pblica
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(INAP). 1986-1989, Director General de Turismo de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. 1983-1986, Director General Adjunto de la Direccin de Turismo de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. 2003, Coordinador Consejo Federal de Turismo, Secretara de Turismo de la Nacin.
Julin Kopecek
(Buenos Aires, 1966). Director de la Carrera de Turismo de la Universidad Nacional de Lans. Director del Observatorio Turstico de la Repblica Argentina. Master en Gestin Cultural de la Universidad de Barcelona (Espaa). Posgrado de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de la Sorbonne (Francia). Becario del Ministerio de Cultura de la Repblica Francesa. Docente universitario y consultor de organismos internacionales, nacionales y provinciales. Sitio web: www.observatur.edu.ar
Marco Morani
(Pavia, 1964). Graduado en Ciencias Polticas en la Universidad de Pavia, Italia. Trabajador social en cooperativas para la reinsercin sociolaboral durante la primera mitad de los 90, pasa al sector Profit en el 96 como gerente de un centro de Asistencia Clientes para Amrica Latina de un importante grupo textil italiano; a principio de 2002 vuelve al sector No Profit, coordinando la Campaa Nios, iniciativa privada italiana de apoyo a comedores infantiles en la Argentina. Desde enero de 2003 es el Director de la sede regional de ICEI, coordinando las actividades de cooperacin al desarrollo que se implementan en Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.
Fabin Romn
(Buenos Aires, 1963). Fundador y Presidente de la Fundacin Plan21 por el Desarrollo Humano Sostenible. Coordinador del Centro de Estudios sobre Desarrollo Sostenible. Ingeniero qumico, UBA. Diplomatura de especializacin profesional en Desarrollo Sustentable y Gestin Ambiental, Universidad Bolivariana de Chile. Profesor Titular Universidad Nacional de Lans.
Valentina Uccelli
(Verbania, 1978). Se gradu en Economa Poltica en la Universidad de Bologna y tiene un master en Economa del Desarrollo para Amrica Latina otorgado por la Universidad Internacional de Andaluca. Despus de una breve experiencia en el tercer sector en Italia, hace tres aos trabaja para la ONG
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italiana de cooperacin al desarrollo Istituto Cooperazione Econmica Internazionale (ICEI), desempendose en el diseo y gestin de proyectos.
Ernesto Villanueva
(Buenos Aires, 1945). Licenciado en Sociologa, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1968. Integrante de la Comisin Nacional de Evaluacin y Acreditacin Universitaria desde agosto de 1996. Presidente desde febrero de 1999 hasta agosto de 2000 y desde febrero de 2002 hasta la actualidad. Director del CONICET. 1994. Secretario General a cargo del Rectorado de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Perodos junio 1973octubre 1973; octubre 1973-abril 1974 y abril 1974-septiembre 1974.
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