Unidad 4. CRÍTICA DE LAS FORMAS. TRADICIÓN

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Facultad de Teologa

Curso TBS 031 Sinpticos


Segundo semestre 2013
Profesor: Eduardo Prez-Cotapos L.
Unidad 4


CRTICA DE LAS FORMAS / TRADICIN

1. El mtodo de la crtica de las formas

1.1. Por qu surge una nueva metodologa: un avance respecto de la crtica de las Fuentes
El acercamiento crtico a los evangelios dio un primer paso con la Crtica de las Fuentes.
Este paso corresponde al siglo XIX, hasta 1910, aproximadamente. En ese momento termina la
fase de estudios creativos; se lleg a conclusiones claras, que posteriormente han sido reconoci-
das como ms o menos definitivas y slidas. Sin embargo, el anlisis literario de los textos que
hoy poseemos ha conducido a un cierto punto final ms all del cual es imposible pasar. Se esta-
bleci la prioridad de Mc, pero la decisiva cuestin del valor histrico de los evangelios qued
sin resolver. Cul sea la exacta predicacin de Jess, las ipsissima verba Iesu y la exacta imagen
histrica de Jess es algo que no puede ser alcanzado mediante un simple estudio literario de las
fuentes.
Llegados a este punto muerto, comienza a nacer el mtodo de la Historia de las Formas.
ste consiste en retomar las fuentes que poseemos e investigar el proceso de formacin de la
tradicin evanglica en su estadio pre-literario. Es decir, no slo comparar literariamente los
textos que actualmente poseemos, cosa que hace la Crtica de las Fuentes, sino remontarnos a la
poca anterior, al momento en que dicha tradicin fue consignada, por escrito o mediante una
slida configuracin de la tradicin oral, en las fuentes de nuestros actuales evangelios. Es decir,
el mtodo de la Crtica de las Formas pretende esclarecer la historia de los materiales evangli-
cos durante el perodo de transmisin oral, desde los comienzos de la formacin de la tradicin
hasta el momento en que dicha tradicin qued elaborada en nuestros sinpticos. Y pretende in-
vestigar tambin los factores que actuaron en el proceso.
1

Se trata, por tanto, de estudiar el material recogido por los sinpticos preguntndole por
todo aquello que se refiere al proceso de su transmisin antes de la actual redaccin de los textos.
Es un estudio de la Tradicin Sinptica.
1.2. Carcter tradicional del material sinptico
El presupuesto bsico sobre el cual descansa el mtodo es la afirmacin de que el material
evanglico se transmiti por una va de Tradicin. Como se trata de un asunto muy bsico, es ne-

1
WIKENHAUSER, A. y SCHMID, J. Introduccin al NT p. 441
4. Crtica de la Formas 2
cesario detenerse a entender bien los trminos de la afirmacin. La tradicin se distingue del
recuerdo o reminiscencia personal. No es una memoria individual, sino comunitaria. Y esto debe
llevarnos a percibir bien las leyes de la memoria comunitaria, que son distintas de las leyes de la
memoria individual (con la que actualmente estamos habituados a trabajar). La comunidad es un
grupo humano estable, cuya memoria obedece a leyes bien precisas.
El recuerdo de una comunidad o ms propiamente la memoria tradicional se rige por
dos leyes bsicas: funcionalidad y selectividad, que son dos aspectos de un mismo proceso. Que
sea una memoria funcional significa que recuerda slo aquello que sirve a intereses permanentes
de la comunidad, lo que tiene utilidad concreta. Por otro lado, la mantencin de este recuerdo im-
plica la vigencia de aquellos intereses estables, los que conllevan la obligacin de repetir lo que
se recuerda. Es decir, se trata de una tradicin viva. La comunidad recuerda lo que colectivamente
le interesa, y en cuanto tal selecciona sus recuerdos. No mantiene todo sino slo aquello que es
funcional en vistas de sus necesidades vitales. La vigencia del inters est vinculada a la exis-
tencia de situaciones peridicamente repetidas en las cuales se recuerde lo que interesa. La
transmisin selectiva se vincula a su funcionalidad en la comunidad, y es posible slo en y por la
existencia de determinadas funciones comunitarias.
En lenguaje tcnico, esto es lo que se conoce como Sitz im Leben (= sede en la vida). Se
trata de una situacin de vida tpica de la Iglesia primitiva, y en cuanto tal de una situacin co-
munitaria recurrente o reiterada. Se trata de las necesidades vitales de la comunidad en vistas de
las cuales una determinada percopa ha sido funcional; y que por lo mismo han permitido que se
la recuerde. Por tanto, no se trata de un acontecimiento puntual o individual, sino de una cate-
gora de orden sociolgico, no histrico. Este sentido bsico recin descrito a veces es denomi-
nado Sitz im Leben der Kirche (= sede en la vida de la Iglesia) para distinguirlo de un Sitz im
Leben Jesu (= sede en la vida de Jess). Este ltimo se refiere a situaciones tpicas del ministerio
de Jess que podran explicar el origen de un determinado texto. Es decir, tipos de situacin en
vistas de los cuales las percopas fueron funcionales ya en tiempos pre-pascuales, durante el
ministerio terreno de Jess. Esta ltima categora ha sido planteada por autores (v.gr. J.Jeremias)
que buscan salvaguardar la historicidad de muchos episodios, contraponindose a la radicalidad
de la crtica bultmaniana. Entre estas situaciones tpicas que determinaron la forma en que se
transmiti la tradicin eclesial se reconoce como muy importantes la predicacin o misin; la ca-
tequesis, incluyendo su dimensin moral; la controversia con los judos y los gentiles; el orden
interno de la comunidad, con los problemas de autoridad, de resolucin de conflictos; etc.
El material conservado por la memoria tradicional, de acuerdo a las leyes sealadas, es
configurado de un modo muy caracterstico. Las leyes que determinan la forma del material
tradicional son las de autonoma y de economa. Con la primera se quiere sealar que el dicho o
hecho que se recuerda tiende a desligarse de todo contexto preciso, de modo que pueda ser
recordado aisladamente. Es decir, sin necesidad de reconstruir toda la complejidad de la situacin
original en la que el recuerdo naci. La necesidad de reconstruir dicha situacin hara imposible
su repeticin funcional y terminara transformndolo en un mero recuerdo histrico. Con la ley
4. Crtica de la Formas 3
de economa se quiere indicar que en el proceso de transmisin tradicional se van sacrificando
todas las circunstancias que no resultan funcionales para destacar el centro de inters que motiva
la conservacin del dicho o episodio. Es decir, el relato se hace cada vez ms simple y despojado,
cada vez ms redondeado y ntidamente orientado a la entrega de un mensaje. Como las piedras
que se van puliendo al rodar por el cauce del ro. Partiendo de lo que acabamos de sealar se
puede ver que las leyes de autonoma y de economa son la expresin a nivel de forma literaria de
las leyes de funcionalidad y de selectividad.
El haber sido conservado tradicionalmente, en una memoria que se rige por estas leyes, le
da al material sinptico caractersticas fcilmente reconocibles:
a. Completa aislabilidad de unidades de tamao reducido. Es decir, de las Percopas. Se trata de
relatos inteligibles y recordables fuera de todo contexto, incluso del contexto actual de los
evangelios. La mayora de los enlaces entre una percopa y otra son de carcter redaccional,
secundario, artificial.
2
Ya en Mc se percibe la tendencia a agrupar materiales afines, formando
colecciones temticas.
3
Esta tendencia est ms acentuada en Mt y Lc. Por tanto, es necesario
distinguir claramente entre material tradicional y redaccional. Lo tradicional suelen ser las pe-
rcopas aislables, lo redaccional son los enlaces y la conexin de un texto con otro, la estructu-
ra propiamente tal del evangelio.
b. Presencia de elementos estructurales constantes, que configuran Formas o Gneros
4
tpicos
de determinadas situaciones o funciones recurrentes en la vida de la comunidad. En el caso
concreto de los sinpticos hay tipos diversos de formas literarias que es posible clasificar. Por
ejemplo: relatos de milagros, controversias, parbolas, ancdotas, etc. Ya veremos esto en de-
talle.
Un presupuesto subyacente a estos anlisis anteriores es que un cambio en la situacin de
vida de las comunidades determina un cambio en la tradicin. Sea que se dejen de lado cosas, sea
que se creen formas o textos nuevos.
1.3. El mtodo de la crtica de las formas
Si el material sinptico posee este carcter tradicional, como hemos intentado sealar
anteriormente, cabe estudiarlo a partir del mtodo llamado de la Crtica de las Formas.
5
Este es
un mtodo elaborado en vistas del estudio de las formas pre-literarias y del folclore. Analiza las
formas literarias que expresan la vida de una comunidad.

2
Ver, por ejemplo, Mc 1,40; 2,1.13.18.23; 3,1.7.13... Ms tpico an es el caso de la Gran Insercin de Lc:
9,57.59.61...
3
Por ejemplo, Mc 2,1 3,6: cinco controversias que culminan con un anuncio de la Pasin; 12,13-40: tres
controversias antifariseas; 9,38-50: coleccin de sentencias.
4
No existe una norma fija para distinguir entre forma y gnero. En general se los emplea sin mayor distincin.
El trmino forma es ms amplio que gnero y en razn de su uso tradicional en exgesis debe ser preferido.
5
En alemn Formgeschichte, en ingls Form Criticism. En espaol a veces se lo llama Anlisis de los gneros, o
Anlisis de las tradiciones; tambin Historia de las Formas.
4. Crtica de la Formas 4
1.3.1. Descripcin del origen del mtodo
En los orgenes de la aplicacin de este mtodo a los Sinpticos influyen determinantemen-
te tres factores.
a. Algunos estudios exegticos sobre Mc: trabajos de inicios de este siglo ponen de ma-
nifiesto que Mc no es un simple relato de la vida de Jess, en el cual la fidelidad histrica fuese
casi total. Esta percepcin de los intereses teolgicos presentes en Mc ech por tierra la ingenua
idea de haber encontrado en l, y en general en los evangelios, un testimonio casi directo de la vi-
da y hechos de Jess. Un testimonio que permitira reconstruir una vida de Jess de acuerdo a su
exacta objetividad histrica. Dos obras fueron particularmente importantes en este contexto.
W. Wrede,
6
partiendo de los relatos en los cuales Jess impone secreto sobre su persona y su
obra a los beneficiarios de sus curaciones y a los discpulos, descubre una intencionalidad
dogmtico-teolgica en Mc. A su juicio, el secreto en el cual Jess se envuelve es un subterfugio
mediante el cual Mc se esfuerza por rellenar la distancia existente entre la fe post-pascual en el
resucitado y la sencilla existencia de Jess de Nazaret. A su entender, Jess nunca habra sido
consciente de ser el Mesas, jams habra hablado de ello. Esta ausencia de palabras sobre su rea-
lidad mesinica, en contraste con la fuerza de la fe en el resucitado, Mc la explica diciendo que
Jess quiso guardar en secreto su carcter mesinico, postergando la difusin del mismo para
despus de la resurreccin (cf. Mc 9,9). Esto dara razn de por qu la vida terrestre de Jess no
tena una apariencia mesinica. As, lo que estara a la base del evangelio de Mc es un inters
dogmtico-teolgico, y no histrico-biogrfico.
K. L. Schmidt,
7
siguiendo procedimientos literarios, muestra que la ms antigua tradicin
sobre Jess fue la transmisin de algunas sentencias o escenas de la vida de Jess. Esta tradicin,
en su gran mayora, no tena un marco cronolgico claro y se transmita oralmente al interior de
la comunidad. Los datos cronolgicos que se encuentran en los evangelios, prescindiendo de los
relatos de la pasin, no son sino un marco, que no coincide plenamente de un evangelio a otro.
Slo las historias aisladas y las palabras aisladas fueron objeto de transmisin al interior de la
comunidad. En cambio, el marco en el que actualmente se encuentran encuadradas tales historias
y palabras, a la vez que el nexo entre una percopa y otra, son labor redaccional llevada a cabo
por los evangelistas a partir de sus propios intereses teolgicos. La tradicin ms antigua slo
abarca las percopas aisladas y los relatos de la Pasin. La conclusin es que los evangelios no
son obras de historia, sino recopilacin de unidades previamente existentes, estableciendo un
nexo redaccional entre ellas. Se ha formado as un conjunto que se mantiene fiel a la forma que
las percopas tenan en la tradicin recibida.

6
WREDE, WILLIAM (1859-1906) Das Messiasgeheimnis in den Evangelien: Zugleich ein Beitrag zum Verstndnis
des Markusevangeliums. Gttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 1969
4
XIII + 291 pp. (1901
1
) = The Messianic
Secret. Cambrigde/London: J. Clarke 1971, XXI + 292 pp.
7
SCHMIDT, KARL LUDWIG (1891-1956) Der Rahmen der Geschichte Jesu. Literarkritische Untersuchungen zur
ltesten Jesusberlieferung. Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft 1964
2
XVIII + 322 pp. (1919
1
).
4. Crtica de la Formas 5
b. Inters por el entorno religioso y cultural: En las distintas escuelas exegticas de co-
mienzos del siglo XX se gener un fuerte inters por el entorno religioso y cultural
8
de Jess y de
los evangelios. En esta lnea se pueden sealar algunos elementos que han sido altamente sig-
nificativos para el desarrollo de la Crtica de las Formas:
1. El estudio del mundo judo contemporneo a Jess. Se estudian las diversas tendencias
del judasmo intertestamentario, la literatura rabnica, los escritos judos apcrifos y la apocalp-
tica.
9
Desde 1948 se abre el mundo nuevo de los documentos de Qumrn y el resto de los ha-
llazgos ms recientes en el rea en torno al Mar Muerto.
2. El mundo religioso helenstico, con sus religiones de misterio y el culto al emperador.
10

En un primer momento se dan explicaciones muy radicales, que buscan dar cuenta de toda la
doctrina cristiana a partir de conceptos religiosos helensticos. Posteriormente se han alcanzado
posiciones ms equilibradas e iluminadoras del NT.
3. Igualmente se estudia el gnosticismo, tanto cristiano como judo. El gnosticismo puede
caracterizarse como un marcado dualismo entre espritu y materia, particularmente atractivo para
las lites intelectuales, y de fuertes consecuencias morales. Hasta inicios de este siglo, era un
movimiento casi desconocido, por carencia de fuentes para su estudio. El siglo XX ha estado
jalonado de descubrimientos espectaculares en esta lnea. Es de destacar por su importancia la bi-
blioteca de Nag Hammadi
11
y en particular el llamado Evangelio de Toms.
12

Estos estudios del entorno cultural ayudaron a situar la persona de Jess y su significado, lo
mismo que el proceso de formacin de los evangelios, en el contexto de su poca. Los evangelios
son escritos de su tiempo, y comparten las contingencias histricas de su poca. Por otro lado,
conocer el contexto ayuda a descubrir qu es exactamente lo propio del mensaje de Jess.

8
Es lo que los alemanes llaman Umwelt, circummundo, entorno. Buena sntesis de fcil acceso en: LEIPOLDT,
JOHANNES y GRUNDMANN, WALTER (eds.) El mundo del Nuevo Testamento. Madrid: Cristiandad 1973. t. 1:
Estudio histrico-cultural 541 pp.; t. 2: Textos y documentos 447 pp.: t. 3: Ilustraciones 80 + 323 pp.
9
Fruto de madurez es STRACK, HERMANN L. y BILLERBECK, PAUL Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud
und Midrash. Mnchen: C. H. Beck 1922-1961, 6 tt., con muchas reediciones. Tambin: BONSIRVEN, J. Le
Judasme palestinien au temps de Jsus-Christ. Sa thologie. Paris: 1934.
10
Uno de los fundadores de la Religionsgeschichtliche Schule es BOUSSET, WILHELM (1865-1920). Entre sus obras
cabe destacar: Die Religion des Judentums im spthellenistischen Zeitalter (1903
1
; 1966), Hauptprobleme der
Gnosis (1907
1
; 1973), y especialmente Kyrios Christos. Geschichte des Christusglaubens von den Anfngen des
Christentums bis Irenaeus. Gttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 1964
5
XXIII + 394 pp. (1913
1
) [= Kyrios
Christos. A History of the Belief in Christ from the Beginnings of Christianity to Irenaeus. Nashville (TN)/New
York: Abingdon 1970, 496 pp.].
11
Se trata de una coleccin de escritos gnsticos originarios del siglo IV, descubiertos en la aldea de Nag Hammadi,
en el Alto Egipto en los aos 1945-1946. Edicin completa en ROBINSON, JAMES M. The Nag Hammadi Library
in English. New York: Harper & Row 1977. Seleccin interesante y accesible en: KUNTZMANN,R. y DUBOIS,J.-D.
Nag Hammadi. El Evangelio segn Toms. Textos gnsticos de los orgenes del cristianismo. Estella: Verbo
Divino 1988 (Documentos en torno a la Biblia 16) 178 pp.
12
Traduccin comentada en ALCAL, MANUEL El Evangelio de Toms. Salamanca: Sgueme 1989.
4. Crtica de la Formas 6
c. Los avances exegticos en el estudio del AT: Este nuevo enfoque para el estudio de los
evangelios recibi un fuerte apoyo de la exgesis del AT. En el anlisis del Pentateuco Hermann
Gunkel (1862-1932) y Hugo Gressmann (1877-1927) descubren diversos gneros literarios, con
la presencia de tradiciones populares transmitidas oralmente y modificadas en y por esa tradicin.
Para analizar el desarrollo o evolucin de estos escritos se forj el concepto de Sitz im Leben, que
ya mencionamos antes, y que se refiere aqu a la funcionalidad de un determinado recuerdo para
el pueblo de Israel, funcionalidad que marc las lneas de su posterior evolucin literaria.
Concluyendo, esta serie de avances exegticos a la vez hacen posible y exigen el surgi-
miento de un nuevo mtodo para el estudio de los sinpticos. En cuanto aplicado a los sinpticos,
el programa de la Crtica de las Formas es un intento de descripcin del proceso de formacin y
transformacin de la tradicin sinptica, hacindolo comprensible en razn de su funcin en la
vida de la comunidad primitiva. La Crtica de las Formas lleva a cabo esta descripcin a partir del
estudio de las formas literarias en que dicha tradicin se molde.
1.3.2. Principios operativos bsicos: hiptesis de trabajo
A nivel ms operativo, los puntos bsicos sobre los cuales se apoya el trabajo crtico-formal
son los siguientes:
a. Los evangelios no son obra de un autor, en el sentido moderno del trmino, sino compilaciones
de trozos literarios (percopas) que tuvieron una existencia previa relativamente independiente.
Dichos trozos recibieron su forma literaria ms o menos definitiva en este perodo de vida in-
dependiente, forma que fue respetada por los evangelistas. Por lo mismo, los autores, como
seala Dibelius, son principalmente recolectores, vehculos de la tradicin, editores. Su tarea
consiste, por sobre todo, en recoger, agrupar y trabajar un material que ha llegado a ellos. Su
tarea se limita a escoger, limar y ordenar el material, no propiamente a darle forma.
b. La tradicin recogida por los Sinpticos estaba constituida por historias o palabras sueltas de
Jess, no integradas en un marco histrico, el que es obra del redactor del Evangelio. De esto
se excluye el relato de la Pasin.
c. Esta tradicin se estructur dentro de un crculo de personas sin formacin literaria. Por ello, la
estructuracin del material se fue realizando a travs de un reducido nmero de formas
literarias, bastante fijas, las cuales tienen leyes propias de evolucin en lo estilstico y
morfolgico. En este desarrollo las personalidades independientes tienen poca influencia.
Mucho influyen, en cambio, las necesidades sociales propias de cada grupo. Esto nos mete en
la problemtica de la annima literatura popular. Es el estudio de la comunidad en cuanto
transmisora, creadora y modificadora annima de la tradicin.
1.3.3. Cmo trabajar un texto
En cuanto a los pasos metodolgicos para conducir su trabajo, la Crtica de las Formas des-
arrolla cuatro, que son distinguibles ms bien a nivel lgico que cronolgico. Van siempre en-
tremezclados, avanzando y retrocediendo.
4. Crtica de la Formas 7
a. Separar o aislar las historias y palabras tradicionales de su contexto evanglico actual. Es indis-
pensable eliminar todo lo que el evangelista, o ltimo redactor, ha aadido a los materiales por
l recibidos de la tradicin. Para hacerlo es necesario apoyarse de modo determinante en el
anlisis de fuentes. De modo general, las historias redondeadas, con un contenido claro, con-
creto, directo, suelen ser tradicionales. En cambio, los textos que hablan de modo general de la
actividad de Jess, las transiciones o las introducciones, conclusiones y sumarios suelen ser
redaccionales. En la determinacin de lo redaccional puede ayudar mucho el reconocimiento
de frmulas estereotipadas que se repiten en cada evangelio. Igualmente el asunto del
vocabulario propio de cada evangelista.
b. Comparar los trozos tradicionales con historias o palabras formalmente similares, evanglicas
y extraevanglicas, a fin de clasificarlas segn ciertos tipos o gneros literarios.
c. Descubrir para cada tipo o gnero literario su Sitz im Leben en la vida de la comunidad
primitiva. Preguntarse por su funcionalidad, por la situacin tpica en la cual las percopas eran
usadas. Es decir, interrogarse por el motivo que hizo que este tipo de palabras fuese recordado
y se transmitiera en el seno de la comunidad de los creyentes.
d. Reconstruir de esta manera la historia de la formacin de las tradiciones sobre Jess. Fruto
final de este proceso sera el llegar a reconstruir la vida terrestre de Jess y el contenido de su
predicacin. Llegar al Jess de Galilea.
1.3.4. Leyes de transmisin / modificacin
Instrumento esencial para conducir este proceso es el conocimiento-manejo de las leyes que
guan la transmisin y modificacin del material tradicional. Para conocerlas es til estudiar:
a. Las constantes encontradas en el modo cmo Mt y Lc utilizaron a Mc y Q nos pueden
iluminar respecto del proceso vivido por la tradicin oral en el tiempo que media entre Jess y la
constitucin de Mc y Q. Se puede pensar que el tipo de modificaciones all reconocidas eran
mucho ms claras y fuertes cuando se trataba de material no escrito. Es legtimo suponer que se
trata de procesos con importantes semejanzas.
b. El modo cmo algunos textos del material sinptico han sido recogidos por la tradicin
posterior a los sinpticos (evangelio de Juan, apcrifos, primeros Padres de la Iglesia, etc.)
tambin nos puede iluminar respecto de las leyes que rigieron la tradicin oral previa a Mc y Q.
c. El modo como se desarrollaron las tradiciones orales y escritas extrabblicas en am-
bientes culturalmente cercanos al cristianismo primitivo. En concreto, ante todo, en el mundo ju-
do intertestamentario y en el judasmo rabnico que se desarroll despus de la destruccin del
Templo de Jerusaln, en estrecha relacin con el cristianismo naciente. Y tambin en el universo
de tradiciones que rodea la vida de los filsofos griegos itinerantes y los santuarios de ambiente
helenstico.
13


13
Particularmente interesante es todo lo que se refiere al culto en los santuarios de Esculapio/Asclepio. En cuanto a
estos filsofos populares itinerantes destaca Apolonio de Tiana, ya que el estudio de la forma en que sus disc-
4. Crtica de la Formas 8
d. Estudio de ciertas leyes ms o menos universales, observables en los recuerdos tradicio-
nales de ambientes muy diversos. Ante todo las leyes bsicas ya anteriormente sealadas: funcio-
nalidad y selectividad, autonoma y economa. Son leyes que hablan de una tendencia a abreviar,
pero que deben ser contrapesadas con otras leyes que hablan de tendencia a introducir precisio-
nes. Entre las ms tpicas:
el hijo tiende a ser nico;
14

el ojo o la mano tienden a ser los derechos;
15

episodios annimos tienden a atribuirse a personajes conocidos o importantes;
16

existe una tendencia narrativa a un ritmo ternario: se reducen los personajes a tres categoras;
17

tendencia a crear ciclos en torno a algn personaje.
18

e. En el caso concreto de los sinpticos tambin es de gran ayuda el estudio histrico-
sociolgico de lo que sucedi en las primeras comunidades cristianas. Es decir, de la situacin y
evolucin de las comunidades en las cuales se gest la tradicin. Qu estilo de vida tenan estas
comunidades que hizo posible el nacimiento de la tradicin evanglica? Los relativamente
recientes estudios de Gerd Theissen y Martin Hengel son un indispensable complemento a los
planteamientos de los autores crtico formales clsicos.
19



pulos conservaron el recuerdo de su maestro y escribieron su vida puede iluminar respecto de aquello que vivie-
ron los discpulos de Jess. Cf. FILSTRATO Vida de Apolonio de Tiana. Madrid: Gredos 1992 (Biblioteca Clsica
Gredos 18) 532 pp. Texto griego en PHILOSTRATUS The Life of Apollonius of Tyana. London: Harvard University
Press 1989 (Loeb Classical Library).
14
Cf. Lc 7,12: hijo nico de la viuda de Naim; Lc 8,42: hija nica de Jairo (cf. Mc 5,23); Lc 9,38: nio epilptico (cf.
Mc 9,17-18). La palabra ovotvq est ausente en Mc y Mt
15
Cf. Mt 5,29.30.39; 27,29; Lc 6,6; 22,50. Es interesante constatar que en los Sinpticos el trmino izquierdo slo
aparece en contraposicin a derecho, nunca por si slo. Cf. Mt 6,3; 20,21.23; 25,33; 27,38; Mc 10,37.40; 15,27;
Lc 23,33.
16
Un ejemplo caracterstico es el de la uncin en Betania: se precisa el personaje femenino: Mc 14,3: vino una
mujer, Mt 26,7: vino una mujer, Lc 7,37: una mujer pecadora, Jn 12,3: Mara; y se precisa la identidad de los que
critican su accin: Mc 14,4: algunos se decan indignados, Mt 26,8: los discpulos se indignaron, Lc 7,39: el
fariseo se deca para s, Jn 12,4: Judas Iscariote dice. En el llamado del joven rico se produce el mismo proceso:
Mc 10,17 un (rico), Mt 19,20 un joven (rico), Lc 18,18 una autoridad del pueblo.
17
Por ejemplo: parbola del Buen Samaritano: pasan un sacerdote, un levita, un samaritano; parbola de los talentos
o las minas: se entrega dinero a tres servidores; etc. Esto nos hace recordar los conocidos chistes de tres
personajes, normalmente de diversas nacionalidades.
18
Por ejemplo, Juan Bautista, Pedro, Judas.
19
Para una primera mirada: THEISSEN, GERD Sociologa del movimiento de Jess: el nacimiento del cristianismo
primitivo. Santander: Sal Terrae 1979, 111 pp.; ID. Estudios de sociologa del cristianismo primitivo. Salamanca:
Sgueme 1985, 288 pp.; ID. La sombra del Galileo Un relato desde las investigaciones histricas sobre Jess de
Nazaret. Salamanca: Sgueme 1995, 272 pp.; ID. Colorido local y contexto histrico en los evangelios. Una
contribucin a la historia de la tradicin sinptica. Salamanca: Sgueme 1997, 348 pp.; ID. La redaccin de los
evangelios y la poltica eclesial. Un enfoque socio-retrico. Estella: Verbo Divino 2002, 214 pp.
4. Crtica de la Formas 9
1.3.5. Resultados
No corresponde evaluar ahora el mtodo. Lo haremos al terminar la presentacin. Pero en
este momento es posible indicar algunos resultados metodolgicos que han alcanzado alto grado
de consenso.
Negativamente, tomar conciencia de que el inters exclusivamente histrico o biogrfico
no desempe un papel determinante en la conservacin y transmisin del material evanglico.
El inters histrico est presente en el recuerdo de aquellos hechos que tenan un valor especial
para la fe en Jess como Seor. Pero tambin en este caso la conservacin del recuerdo est sub-
ordinado al inters predominante de fe en Jess como Seor; a un inters kerygmtico.
Positivamente, que la tradicin sinptica debe entenderse principalmente en relacin a cua-
tro funciones fundamentales de la Iglesia primitiva:
evangelizacin, o proclamacin del mensaje a los de fuera;
catequesis, formacin de los ya convertidos a fin de que lleguen a una real praxis cristiana;
culto, celebracin comunitaria de la fe;
controversia, defensa de la fe y de la praxis cristiana frente a los ataques judos y helensticos.
Es decir, la tradicin est determinada por intereses y motivos religiosos de la comunidad
primitiva. No existen recuerdos neutros, que no respondan a ningn motivo o inters de la
comunidad. Tampoco hay formas no funcionales para la comunidad primitiva.
1.3.6. Bibliografa bsica de Crtica de las Formas
Las obras bsicas, los clsicos fundamentales, son:
BULTMANN, RUDOLF Die Geschichte der synoptischen Tradition. Gttingen 1921 [= Historia de
la tradicin sinptica]. Ha sido revisada por Bultmann mismo hasta la 9 edicin (Gttingen:
Vandenhoeck & Ruprecht 1979, 408 pp.). Desde 1958 se publica acompaada de un Suple-
mento elaborado por los discpulos de Bultmann. Este Suplemento tiene hasta una 5 edicin
(THEISSEN, GERD Y VIELHAUER, PHILIPP (eds.) Ergnzungsheft. Gttingen: Vandenhoeck &
Ruprecht 1979). Existe traduccin espaola: Historia de la tradicin sinptica. Salamanca:
Sgueme 2000, 493 pp.
DIBELIUS, MARTIN Die Formgeschichte des Evangeliums. Tbingen 1919 [= La Historia de las
Formas de los Evangelios]. Ha tenido hasta una 6 edicin (Tbingen: Mohr 1972, V +
372 pp.). Existe traduccin inglesa revisada efectuada por el mismo autor (From Tradition to
Gospel. London: Clarke 1971, XV + 311 pp.). Traduccin espaola: La historia de las formas
evanglicas. Valencia: Edicep 1984. Es la primera obra que formalmente usa la metodologa y
crea el nombre.
TAYLOR, VINCENT The Formation of the Gospel Tradition. London: Macmillan 1933 XII +
217 pp. [= La formacin de la tradicin evanglica]. Hay hasta una 4 edicin de 1957 y nu-
merosas reimpresiones posteriores. El autor clsico de mbito ingls. Juicio ponderado y sin
apasionamientos.
4. Crtica de la Formas 10
2. Estudio de las diversas formas evanglicas
Entramos ahora al estudio de las principales formas evanglicas, desligndonos del estudio
directo de los autores (que a veces es muy complejo), pero usndolos seriamente. De modo par-
ticular los clsicos: Bultmann, ante todo; tambin Dibelius y Taylor. Adems ocuparemos algunos
complementos posteriores. Habitualmente se divide los diversos tipos de textos entre materia na-
rrativa y materia discursiva, aunque la divisin no siempre es clara, porque hay textos que
pueden considerarse como mixtos. Tendremos presente esta subdivisin, pero sin amarrarnos a
ella. Ms bien abordaremos cada forma literaria en concreto.
20

2.1. Apotegmas
Tanto el lenguaje para designar esta forma literaria como la manera de entender sus rasgos
centrales son fluctuantes. Presentamos a continuacin las descripciones de los grandes clsicos.
Dibelius los llama Paradigme
21
y los clasifica como materia narrativa. Bultmann los denomina
Apophthegmata
22
y los clasifica como materia discursiva. Taylor los llama Pronouncement-
Stories
23
y los entiende como textos narrativos. En espaol a veces se los llama Ancdotas.
24

Algunos retoman el trmino griego Chreia.
Veamos en detalle las listas de los grandes autores:

DIBELIUS da una lista de 18 Paradigme:

Mc 2,1-12: curacin de un paraltico;
Mc 2,18-20: la cuestin del ayuno;
Mc 2,23-28: desgranar espigas en sbado;
Mc 3,1-6: curacin en sbado;
Mc 3,20-21.31-35: la verdadera familia de Jess;
Mc 10,13-16: bendicin de los nios;
Mc 12,13-17: tributo pagado al Csar;
Mc 14,3-9: la uncin en Betania.

20
Es sugerente la idea de que cada forma evanglica tiene una cristologa propia. Y por lo mismo, que bajo cada
forma est subyaciendo una diversa cristologa. Sin extremar las cosas, se puede decir que existe un Jess de
las parbolas y otro de los relatos de milagro. Uno de los apotegmas y otro de la sentencias sapienciales.
21
Es decir, un relato anecdtico que presenta un modelo a seguir, y que por lo mismo sirve de ejemplo ilustrativo
para una enseanza, fundamentalmente de tipo moral. Dibelius vincula este gnero con las narraciones didcticas
del mundo helenstico conocidas como gttot (chreia).
22
El trmino o noto (apofthegma) proviene del verbo o nottoot (apofthngesthai = hablar claro) e
indica una sentencia clebre, lapidaria y clara. Es un gnero frecuente en la literatura rabnica, a la cual se remite
Bultmann para definir esta forma evanglica.
23
Se puede traducir por Declaraciones, o Relatos-Sentencia. Para Taylor lo ms propio de esta forma no se sita
a nivel de una sentencia (como hace Bultmann), ni tampoco del simple relato (como seala Dibelius), sino en la
mezcla de ambos. Es un relato que rpidamente concluye en una sentencia.
24
As lo hace VILLEGAS, B. Introduccin crtica a los evangelios Sinpticos pp. 35-37.53-54.57.
4. Crtica de la Formas 11
Como paradigmas menos puros, que muestran mayor preocupacin por el relato, seala:
Mc 1,23-27: expulsin de un demonio en la Sinagoga de Cafarnam;
Mc 2,13-17: comida con publicanos y pecadores;
Mc 6,1-6a: rechazo de Jess en Nazaret;
Mc 10,17-27: el joven rico;
Mc 10,35-40: peticin de los hijos de Zebedeo;
Mc 10,46-52: curacin del ciego Bartimeo;
Mc 11,15-18: purificacin del Templo;
Mc 12,18-27: la resurreccin de los muertos;
Lc 9,51-56: falta de hospitalidad de los samaritanos;
Lc 14,1-5: curacin de un hidrpico.

BULTMANN seala como Apophthegmata:

I. Palabras de conflicto y enseanza:
la enseanza se da en medio del conflicto y respondiendo a l.
A. La ocasin es proporcionada por las curaciones de Jess:
Mc 3,1-6: curacin del hombre de la mano seca;
Lc 14,1-6: curacin de un hidrpico, en sbado;
Lc 13,10-17: curacin de una mujer encorvada;
Mc 3,20-30: controversia sobre Beelzebul;
Mc 2,1-12: curacin de un paraltico.
B. La ocasin es proporcionada por la conducta de Jess o de sus discpulos:
Mc 2,23-28: espigas arrancadas en sbado;
Mc 7,1-23: controversia sobre lo puro y lo impuro;
Mc 2,15-17: comida con los publicanos;
Mc 2,18-22: la cuestin del ayuno;
Mc 11,27-33: la autoridad de Jess;
Lc 7,36-50: la pecadora.
C. Preguntas dirigidas al Maestro por los discpulos u otros:
Mc 10,17-31: el joven rico;
Mc 12,28-34: el mandamiento ms grande;
Lc 12,13-14: el reparto de la herencia;
Lc 13,1-5: la muerte de los galileos;
Mt 11,2-19 // Lc 7,18-35: la pregunta de los enviados del Bautista;
Mc 10,35-45: pregunta de los hijos de Zebedeo;
Mc 9,38-40: exorcista que acta en el nombre de Jess;
Lc 17,20-21: la venida del Reino;
Mc 11,20-25: la higuera seca;
Lc 9,51-56: samaritanos inhospitalarios.
D. Preguntas planteadas por los adversarios del maestro:
4. Crtica de la Formas 12
Mc 12,13-17: pago del tributo al Csar;
Mc 12,18-27: la resurreccin;
Mc 10,2-12: sobre el divorcio.

II. Apotegmas biogrficos: palabras que conciernen directamente a una persona,
o palabras revestidas de escenas ideales o ficticias:
Mc 1,16-20 y 2,14: vocacin de los discpulos;
Lc 9,57-62 Mt 8,19-22: seguir a Jess;
Mc 3,20-21.31-35: verdadero parentesco con Jess;
Lc 11,27-28: alabanza a Mara;
Mc 6,1-6: visita a Nazaret;
Mc 10,13-16: Jess bendice a los nios;
Mc 12,41-44: moneda de la viuda;
Lc 10,38-42: Marta y Mara;
Lc 17,11-19: curacin de los diez leprosos;
Lc 19,1-10: Zaqueo;
Lc 19,38-40 // Mt 21,15-16: aclamaciones a Jess;
Mt 17,24-27: impuesto para el Templo;
Lc 13,31-33: Jess y Herodes;
Mc 11,15-19: expulsin de los mercaderes del Templo;
Mc 13,1-2: anuncio de la destruccin del Templo;
Lc 19,41-44: profeca de la destruccin de Jerusaln;
Mc 14,3-9: el anuncio de Betania;
Lc 23,27-31: las mujeres de Jerusaln lloran por Jess;
Mc 7,24-31: la mujer Siro-Fenicia;
Mt 8,5-13 // Lc 7,1-10: el centurin de Cafarnam.

TAYLOR seala como ejemplos de Pronouncement-Stories:

A. De triple tradicin:
Mc 2,3-12: curacin del paraltico;
Mc 2,15-17: comida con publicanos y pecadores;
Mc 2,18-20: la cuestin del ayuno;
Mc 2,23-26: las espigas arrancadas en sbado;
Mc 3,1-5: una curacin en sbado;
Mc 3,31-35: la nueva familia de Jess;
Mc 3,22-26: controversia sobre Beelzebul;
Mc 4,10-12: razn de las parbolas;
Mc 7,5-8: controversia sobre lo puro y lo impuro;
Mc 8,11-12: los fariseos piden un signo;
Mc 9,38-39: el exorcista que no es de los nuestros;
4. Crtica de la Formas 13
Mc 10,2-9: sobre el divorcio;
Mc 10,13-16: la bendicin de los nios;
Mc 10,17-27: el joven rico;
Mc 10,35-50: los hijos de Zebedeo;
Mc 11,27-33: pregunta sobre la autoridad de Jess;
Mc 12,13-17: tributo al Csar;
Mc 12,18-27: sobre la resurreccin;
Mc 12,28-34: sobre el mandamiento ms grande;
Mc 12,35-37: la pregunta sobre el hijo de David;
Mc 12,41-44: el bolo de la viuda;
Mc 13,1-2: la prediccin de la destruccin del Templo;
Mc 14,3-9: la uncin en Betania;
B. De la fuente Q:
Mt 8,19-22 // Lc 9,57-62: los que no siguen a Jess;
Mt 12,22-37 // Lc 11,14-23: disputa sobre Beelzebul;
C. Slo en Lc:
Lc 6,5 (cdice Beza): el hombre que trabaja en sbado;
Lc 9,52b-56: samaritanos inhospitalarios;
Lc 11,27-28: bienaventuranza de la madre de Jess;
Lc 12,13-14: divisin de la herencia;
Lc 13,1-5: exhortacin a la penitencia a propsito de los galileos asesinados;
Lc 13,10-17: curacin de una mujer encorvada;
Lc 14,1-6: curacin de un hidrpico en sbado;
Lc 17,11-19: curacin de diez leprosos;
Lc 17,20-21: sobre la venida del Reino;
Lc 23,27-31: lamento sobre las hijas de Jerusaln;
D. Slo en Mt:
Mt 17,24-27: pago del impuesto al Templo.
Esta clase de textos es la ms caracterstica por sus tpicos rasgos formales.
25
Se trata de
pequeas historias que sirven de ilustracin a una frase aguda o sentencia de Jess que fue de
inters permanente para los primeros cristianos. O, dicho desde la otra punta, son palabras de Je-
ss que nos han llegado asociadas a alguna escena, que es propuesta por la tradicin como el lu-
gar u ocasin en la cual fueron originalmente pronunciadas. Se trata de relatos breves y sencillos,
sin afn descriptivo, que encuentran rpidamente su clmax en un dicho de Jess. Todo se ordena
a hacer comprensible el dicho de Jess, el que no necesariamente debe estar al final del texto.

25
La forma apotegma se encuentra presente en todos los estratos de la tradicin primitiva, como analiza
VILLEGAS,B. Introduccin crtica a los evangelios Sinpticos pp.36-37.
4. Crtica de la Formas 14
Dentro de una nica gran forma literaria es posible distinguir, siguiendo la propuesta de G.
Segalla, tres subtipos con sus rasgos propios que apuntan al tipo de Sitz im Leben que estos textos
tuvieron en la tradicin eclesial:
a. Apotegmas de controversia: textos en los cuales intervienen adversarios de Jess o de
su grupo, y que presuponen un ambiente religioso y cultural marcado por una actitud de defensa
(apologtica) de la comunidad cristiana frente al judasmo; y por lo mismo, en ellos se hace fre-
cuente recurso a la Sagrada Escritura. En los evangelios podemos encontrar dos grandes estilos
de apotegmas de controversia, que apuntan a problemticas diversas:
En primer lugar, las controversias galileas. Es decir, los cinco apotegmas reunidos en la
serie de Mc 2,13,6 (2,1-12: curacin del paraltico que descuelgan desde el techo; 2,15-17:
comida con los pecadores; 2,18-22: ayuno, y al vino nuevo odres nuevos; 2,23-28: espigas
arrancadas en sbado; 3,1-6: curacin del hombre con la mano paralizada); Mc 3,20-30: poder de
expulsar los demonios; Mc 7,1-23: lo puro y lo impuro; Lc 7,36-50: la pecadora perdonada. Se
trata de episodios en los cuales el conflicto se origina en actitudes novedosas y desconcertantes
de Jess y sus discpulos. Son una novedad incomprendida. En ellas Jess aparece como el Hijo
del Hombre, el esposo de la nueva Alianza que trae la novedad del reino de Dios y lo concretiza
en la remisin de los pecados, la expulsin de los demonios y la superacin de las barreras
puestas por la tradicin farisaica que impedan la salvacin del hombre enfermo y pecador. Jess
se hace presente como aquel que personifica al Dios Salvador, aunque de un modo misterioso y
simblico. Estas controversias ponen en evidencia el contraste entre Jess y la mentalidad
farisaica.
En segundo lugar, las controversias jerosolimitanas. Es decir, los cinco apotegmas de la
coleccin que est en Mc 1112 (Mc 11,27-33: la autoridad de Jess; Mc 12,13-17: tributo pa-
gado al Csar; Mc 12,18-27: la resurreccin; Mt 22,34-40 // Lc 10,25-28: el mandamiento ms
grande [Mc 12,28-34 no tiene la forma de controversia]; Mc 12,35-37: el Mesas hijo de David);
Mc 10,2-12: el divorcio. Lo caracterstico de estos textos, excepto el primero, es que se trata del
planteamiento de cuestiones acadmicas por parte de los grupos socio-religiosos ms representa-
tivos de Israel. En ellas Jess parece esconderse ms que revelarse. Deja abiertos, e incluso agu-
dizados, los interrogantes planteados sobre su persona. En el conjunto de los textos Jess aparece
como el profeta escatolgico que revela la autntica voluntad de Dios, resolviendo los puntos l-
gidos que contraponan a los diversos grupos de Israel. Uno se queda con la impresin de que en
el Templo purificado (cf. Mc 11,15-19), finalmente, Jess puede hablar como Maestro y Mesas.
All, Jess responde a todos los grupos que ponan en cuestin la enseanza de Jess; con
respuestas a la vez muy hbiles y muy sabias.
En sntesis, en estos apotegmas de controversia el centro de atencin est puesto en la
novedad de Jess, que provoca desconcierto y molestias; y que es en definitiva la que explica su
muerte. Pueden reconocerse diversos ecos histricos de este desconcierto. En el pequeo ambien-
te provinciano de Galilea son los novedosos comportamientos concretos de Jess los que descon-
ciertan y molestan. El ambiente urbano de Jerusaln, culturalmente ms vivaz, es golpeado por la
4. Crtica de la Formas 15
novedad de la enseanza de Jess y por su indiscutida autoridad moral frente a los diversos
grupos de poder poltico o religioso. La suma de ambos conflictos es lo que explica por qu Jess
fue conducido a la cruz, por la extraa conjuncin de fariseos y herodianos (Mc 3,6 y 12,13; cf.
Mt 22,16).
26

b. Apotegmas de disputa: los interlocutores de Jess son por lo general los discpulos, y se
refieren directamente a problemas internos de la comunidad cristiana. Por lo mismo tienen una
primaria funcin catequtica orientada a clarificar la naturaleza de la misin salvfica de Jess. Se
suelen sealar doce textos de este tipo: Mc 10,17-31 // Mt 19,16-30 // Lc 18,18-30: el joven rico;
Mc 9,38-40 // Lc 9,49-50: el exorcista que no es de los nuestros; Mc 10,35-45 // Mt 20,20-28:
peticin de los hijos de Zebedeo; Mc 14,3-9 // Mt 26,6-13: la uncin en Betania; Lc 9,51-56: los
samaritanos poco hospitalarios; Lc 10,38-42: Marta y Mara; Lc 11,27-28: bienaventuranza de la
Madre de Jess; Lc 12,13-15: el asunto de la herencia; Lc 13,1-5: noticia de la matanza de los
galileos; Lc 17,20-21: la venida del Reino; Mt 19,10-12: el celibato por el Reino; Mt 11,2-19
Lc 7,18-35: respuesta a los enviados del Bautista. En ellos las preguntas son planteadas, en la
mayor parte de los casos, por discpulos o al menos admiradores de Jess. El punto en cuestin,
para la mayora, es el Reino de Dios que Jess trae y las exigencias radicales que Jess hace a
quien se dispone a seguirlo. Un grupo menor se centra en la naturaleza de la misin de Jess,
sealando que su mesianismo no es ni poltico ni apocalptico; que si bien su palabra es severa,
ella nunca resulta condenatoria; es de salvacin escatolgica. En este tipo de textos lo
determinante no es la actitud frente a las tradiciones o al AT, sino el tipo de vnculo personal que
se establece con Jess. El encuentro con Jess conduce a un cambio de mentalidad, exige una
conversin radical. Jess se aprovecha de toda circunstancia para ir formando a los discpulos en
esta acogida del Reino. Jess instruye a sus discpulos sobre la naturaleza de su misin, la que se
encuentra en contraste con las expectativas del ambiente judaico y posiblemente de los mismos
discpulos. La misin de Jess no sigue los cnones de las esperanzas humanas, del poder y
dominio, sino el camino del servicio y el sufrimiento.
27


26
Aunque cada evangelista us este tipo de textos de manera diversa. Las controversias han sido usadas de un
modo ms orgnico por Marcos y Mateo: en orden a la Pasin y a la victoria sobre las fuerzas del mal, por el pri-
mero, y en polmica con los fariseos para demostrar la enseanza especfica de Jess y de la Iglesia, y sus princi-
pios hermenuticos para la interpretacin de la Ley mosaica contra las tradiciones de los padres, por el segundo.
Y desde este ngulo, la cristologa es destacada de manera diversa: para Marcos Jess es el Vencedor, para Mateo
es el Maestro que indica el camino para la verdadera observancia de la Ley, contra los fariseos; para Lucas es el
Salvador, que muere inocente. (G. SEGALLA La novit e la libert della persona di Ges... p. 231).
27
Cada evangelista colora este tipo de textos con matices propios: Los tres evangelistas, en la redaccin de los
apotegmas de disputa, han respetado su funcin histrica original. Los tres los han encuadrado en las instruccio-
nes de Jess a sus discpulos. De hecho, en Marcos todos estn situados despus del captulo 8, momento de paso
a la segunda parte del evangelio, en la cual Jess se concentra en la instruccin de sus discpulos. En Mateo los
encontramos todos, excepto la respuesta a los enviados del Bautista, despus del discurso a la comunidad del
captulo 18. Lucas, que es el evangelista que conserva el mayor nmero de ellos, los sita todos en el curso del
viaje hacia Jerusaln, que constituye tambin un itinerario pedaggico de los discpulos. (G. SEGALLA La
novit e la libert della persona di Ges... p. 238).
4. Crtica de la Formas 16
c. Apotegmas biogrficos: en una relacin con personas o grupos ms variados, se trata de
textos en los cuales con frecuencia no hay una pregunta dirigida a Jess, sino que l interviene
primero. Son textos que poseen un particular inters por la persona de Jess y por su relacin con
los grupos ms caractersticos del momento. Unos quince textos pueden ser clasificados bajo esta
denominacin: Mc 1,16-20: vocacin de los discpulos;
28
Mc 2,13-14: vocacin de Mateo/Lev;
Mc 3,20-21.31-35: verdadera familia de Jess; Mc 10,13-16: bendicin de los nios; Mc 12,41-
44 // Lc 21,1-4: la moneda de la viuda; Lc 19,1-10: Zaqueo; Mt 8,19-22 // Lc 9,57-62: los que no
siguen a Jess; Mt 17,24-27: el tributo al Templo, pagado por Jess y Pedro; Mc 6,1-6: rechazo
de Jess por los de Nazaret; Lc 13,31-33: respuesta a las insinuaciones de Herodes; Mc 11,15-19:
purificacin del Templo; Mc 13,1-2: profeca de la destruccin del Templo; Lc 19,39-40 // Mt
21,15-16: alabanzas de los discpulos/nios a Jess durante la entrada en Jerusaln; Lc 19,41-44:
llanto sobre Jerusaln; Lc 23,27-32: Jess consuela a las mujeres camino del calvario. En el
actuar de Jess, particularmente en el modo cmo presta atencin a aquellos que otros dejan de
lado, se pone de manifiesto la novedad de su persona. A partir de este actuar novedoso Jess crea
en torno a si una nueva familia, en la cual impera un nuevo tipo de relaciones. Pero es esta misma
novedad la que acarrea sobre l la contradiccin y el rechazo que lo conducir a la muerte. Esta
novedad pone en cuestin las estructuras poltico-religiosas del momento. Estos comportamientos
de Jess tienen algo de lo caracterstico de los profetas de Israel, pero Jess es ms que un
profeta. Acta con una libertad absoluta, que es signo de la novedad de la cual es testigo; pero por
sobre todo, Jess pide a quienes se acercan a l que tomen postura frente a su persona, que
adhieran a l.
29

Resumiendo, los apotegmas de controversia ponen de relieve la novedad de Jess, quien
viene como salvador, de parte de Dios, rompiendo los marcos rgidos de la tradicin. Presentan
un Mesas transcendente, Seor de David e Hijo del Hombre que perdona los pecados. Los apo-
tegmas de disputa critican la concepcin popular de un mesas triunfante, contraponindola a la
de un Mesas Servidor de Dios e Hijo obediente hasta dar la vida por muchos. Los apotegmas
biogrficos presentan al Jess rechazado por las autoridades del pueblo, pero que est permanen-
temente atento a los ltimos, a los despreciados, e invitando a vivir una vida desprendida de todo.
Un Jess que invita a la conversin, con esa libertad absoluta ya anteriormente insinuada por los
profetas veterotestamentarios.

28
Hay quienes postulan la existencia de una cierta forma de relato vocacional. Cf. F. J. MOLONEY The Vocation of
the Disciples in the Gospel of Mark en Salesianun 43(1981)487-516.
29
Para Bultmann los apotegmas biogrficos son esencialmente historias ideales. Verdades envueltas en una suerte de
situacin metafrica que les da fuerza. En lneas generales, Bultmann relaciona este tipo de apotegmas con las
historias rabnicas. A su juicio, la mayor parte de ellos son creaciones de la comunidad en orden a expresar lo que
los cristianos han experimentado de su Maestro, y a manifestar aquello que el Maestro ha vivido como encuentro
con su pueblo. El carcter simblico o ideal de muchos apotegmas Bultmann lo ve reflejado en el desnivel exis-
tente entre la ocasin y el pathos del dicho en el cual culmina el relato (por ejemplo: Lc 9,57-62: seguir a Jess;
Mc 3,31-35: el verdadero parentesco de Jess; Mc 10,13-16: Jess y los nios).
4. Crtica de la Formas 17
Distinciones formales. De acuerdo con Bultmann, desde un punto de vista estrictamente
formal se pueden distinguir diversos tipos de apotegmas: a. De estilo judo: el dicho o sentencia
del apotegma es la respuesta a una pregunta inicial. Pero esta respuesta habitualmente aparece
como una contrapregunta o una pequea parbola, o ambas cosas a la vez.
30
b. De caractersti-
cas ms griegas: introducidos habitualmente por frmulas tales como cuando le pregunt,
una vez l observ que y otras semejantes; contienen citas del AT; son ms largos; poseen un
carcter ms marcadamente catequtico.
31
Este tipo de dichos parece provenir de los crculos
helensticos ms tardos. Sin embargo, hay casos, como Lc 17,20-21, en que se puede afirmar que
el marco de la historia pertenece a esos crculos pero la sentencia misma es ms antigua. Se ha
creado el marco, no la sentencia misma. Para trazar la historia de los apotegmas resulta im-
portante distinguir entre aquellos apotegmas en los cuales el marco es indispensable para enten-
der la palabra
32
y los apotegmas en los cuales el marco est relativamente despegado de la sen-
tencia. En estos casos, la sentencia tiende a ser ms antigua y el marco un aporte redaccional
posterior.
33
Bultmann seala como tardos los marcos de aquellos apotegmas que se refieren a
actitudes de los discpulos cuestionadas por otros y defendidas por Jess.
34
En estos textos los
discpulos estaran representando a la comunidad cristiana primitiva que debe defenderse de la
ruptura con ciertas tradiciones judas.
2.2. Relatos maravillosos
Para hablar de un gnero literario de relatos maravillosos no basta la sola presencia de un
hecho maravilloso, de un milagro. Para que se pueda hablar de relato maravilloso es necesaria la
presencia de ciertos rasgos formales, de un determinado estilo de narrar las cosas.
35
A este tipo
de relatos Bultmann lo llama Wundergeschichte (= relatos maravillosos). Dibelius los llama
Novellen, es decir Pequeos Cuentos, dndole al trmino una connotacin literaria. En la
nomenclatura de ambos autores no hay una toma de posicin explcita sobre el punto de la
historicidad de estos episodios, por ms que ellos mismos en su trabajo posterior tiendan a ser

30
Son muchas las controversias de este tipo: Mc 2,19: ante la pregunta Por qu no ayunan tus discpulos? responde
Acaso pueden ayunar los amigos del novio cuando el novio est con ellos?; Mc 3,4: ante la pregunta Por qu
curas en Sbado? responde Jess Qu es mejor, hacer el bien o hacer el mal en Sbado?; Mc 3,23-26: ante la
acusacin de actuar por obra de Satans, Jess responde Cmo puede Satans expulsar a Satans? Un reino
dividido, una casa dividida no pueden subsistir. Comparacin de las controversias evanglicas con las rabnicas
en G. SEGALLA La novit e la libert della persona di Ges negli apoftegmi della tradizione sinottica p. 215.
31
Cf. Lc 17,20-21: Y le preguntaron los fariseos cuando llegara el Reino de los Cielos. Tambin es interesante el
apotegma que presenta la variante del Codex Beza (D) a Lc 6,5 (se la puede ver en el aparato crtico del NT y en
traduccin en la nota de la Biblia de Jerusaln a Lc 6,5). Como controversias no unitarias, es decir que han sido
fuertemente trabajadas por la tradicin, integrando en una unidad textos originariamente independientes, pueden
sealarse: Mc 3,22-30; 2,1-12; 2,15-17; 2,23-28; 7,1-8; 10,2-9; 12,18-27.
32
Por ejemplo: Mc 2,18-20: no ayuno de los discpulos de Jess; Mc 3,1-5: curacin en sbado; Lc 12,13-14: asunto
del reparto de la herencia; etc.
33
Por ejemplo: Mc 10,2-12; 7,1-23; 2,15-17.
34
Cf. Mc 2,18-20; 2,23-26; 7,1-8; etc.
35
Por eso mismo, desde este punto de vista formal no se considera como milagros los hechos extraordinarios que
afectan a la vida de Jess mismo: su nacimiento virginal, la transfiguracin, la misma resurreccin.
4. Crtica de la Formas 18
muy crticos al respecto. Taylor los llama Miracle Stories. Este tipo de relato ha recibido un
intenso tratamiento, no tanto por sus caractersticas literarias, sino ms bien por su importancia
para la visin general de la fe. Ello se relaciona con el hecho que se ha entremezclado la proble-
mtica en torno a los milagros con una concepcin general del hecho religioso y con el empeo
por una desmitologizacin del cristianismo. Veamos los elencos de textos que nos ofrecen los
grandes autores crtico formales:

I. BULTMANN seala como Wundergeschichte:

A. Milagros de curacin:
Mc 1,21-28: curacin endemoniado en Cafarnam
Mc 1,29-31: curacin suegra de Pedro
Mc 1,40-45: curacin de un leproso
Mc 2,1-12: curacin de un paraltico
Mc 5,1-21: endemoniado de Gerasa
Mc 5,20-43: resurreccin de la hija de Jairo y curacin de la hemorrosa
Mc 7,32-37: curacin tartamudo sordo
Mc 8,22-27a: curacin ciego de Betsaida
Mc 9,14-27: curacin endemoniado epilptico
Mc 10,46-52: curacin ciego de Jeric
Mt 9,27-31: curacin de dos ciegos
Mt 9,32-34: curacin de un endemoniado mudo
Lc 7,11-17: resurreccin del hijo de viuda de Nam

B. Milagros de naturaleza:
Mc 4,37-41: tempestad calmada
Mc 6,34-44: primera multiplicacin de panes
Mc 6,45-52: Jess camina sobre las aguas
Mc 8,1-9: segunda multiplicacin de panes
Mc 11,12-14: higuera estril
Mt 17,24-27: moneda en la boca del pez
Lc 5,1-11: pesca milagrosa

II. DIBELIUS seala como Novellen:
Mc 1,40-45: curacin de un leproso
Mc 4,35-41: tempestad calmada
Mc 5,1-20: endemoniado de Gerasa
Mc 5,21-43: resurreccin de la hija de Jairo
Mc 6,35-44: primera multiplicacin de panes
Mc 6,45-52: Jess camina sobre las aguas
Mc 7,32-37: curacin del tartamudo sordo
4. Crtica de la Formas 19
Mc 8,22-26: curacin del ciego de Betsaida
Mc 9,14-29: curacin del endemoniado epilptico.
En los relatos maravillosos est muy acentuado lo narrativo; hay un gusto por contar las
cosas, incluso con detalles. Esto hace que sea un tipo de narracin de carcter bastante profano,
como estilo literario, con una caracterstica ausencia de detalles devocionales y de atencin a las
palabras de Jess. Es decir, no existe un afn particular en proponer actitudes personales frente al
actuar de Dios, o en acoger con reverencia las palabras de Jess. En este tipo de relatos el inters
est puesto en la narracin del acontecimiento milagroso, el que por si mismo da testimonio del
poder taumatrgico de Jess. Es esto lo que concentra la atencin narrativa.
Acogiendo la sugerencia de G. Segalla se debe anotar que para un tratamiento ms cuidado-
so de esta forma se debe considerar la mutua interaccin de tres tipos de formas literarias
diversas. Aunque slo la tercera de estas formas literarias es la que nos interesa en este momento,
ellas se apoyan mutuamente a nivel de temtica. Presento los tres grupos de textos que seala
Segalla, aunque despus nos preocupemos slo del tercero, el nico que pertenece a la forma que
estamos estudiando en este momento:
a. Sumarios de milagros: habitualmente estos sumarios han sido compuestos por los
redactores finales, y por lo mismo manifiestan su propia teologa.

Mc 1,32-34 // Mt 8,16 // Lc 4,40-41: mltiples curaciones al caer la tarde
Mc 3,7-12 // Mt 12,15b-16 // Lc 6,17-19: curaciones en Galilea
Mc 1,39 // Mt 4,23: numerosas curaciones en Galilea
Mc 6,53-56 // Mt 14,34-36: curaciones en torno al lago de Genezaret
Mc 6,12-13 // Lc 9,6: curaciones generales
Mc 6,34 // Mt 14,14 // Lc 9,11: numerosas curaciones
Mt 9,35: curaciones en la aldeas
Mt 15,29-31: numerosas curaciones junto al lago
Mt 19,2: curaciones en la Transjordania
Mt 21,14: curaciones en el Templo
Lc 9,43b: breve indicacin
Lc 5,15: curaciones generales
Lc 5,17: curacin ante los escribas y fariseos de gente proveniente de muchos lugares
Lc 8,1-3: curacin de las mujeres

b. Dichos de Jess sobre los milagros: en lneas generales estos dichos representan una
teologa muy arcaica para abordar el tema de los milagros. Esto implica que en cuanto a horizonte
teolgico se trata de textos que estn ms cerca del hecho histrico de Jess que los relatos de
milagro propiamente tales.
4. Crtica de la Formas 20
Mc 3,22-27 // Mt 12,24-29 // Lc 11,15-22: poder de expulsar demonios
Mc 6,2-3 // Mt 13,54-58: discusin en Nazaret
Mc 6,7 // Mt 10,1 // Lc 9,1: el poder de sanar dado a los apstoles
Mc 8,11-12 // Mt 12,38-39 y 16,1-4 // Lc 11,16.29-32: peticin de un signo milagroso
Mc 9,18.28-29 // Mt 17,16.19-21 // Lc 9,40: incapacidad de discpulos expulsar demonios
Mc 3,15: a los discpulos les es dado el poder de expulsar los demonios
Mc 6,14 // Mt 14,2: Jess, Bautista redivivo que hace milagros
Mc 9,38-39 // Lc 9,49-50: el exorcista que expulsa demonios en nombre de Jess
Mc 13,22 // Mt 24,24: los falsos profetas que hacen prodigios
Mc 16,9: de Mara Magdalena fueron expulsados siete demonios
Mc 16,17-18.20: anuncio de prodigios futuros que acompaarn a los discpulos
Mt 11,4-5 // Lc 7,22: respuesta al Bautista
Mt 11,20-24 // Lc 10,13-15: amenaza a las ciudades del Lago
Mt 7,22: Hemos expulsado demonios...
Mt 10,8: mandato de curar enfermos
Mt 11,2: Juan es informado de las obras de Jess
Mt 21,15: los sumos sacerdotes y los escribas ven cosas maravillosas
Lc 4,23: en la sinagoga de Nazaret
Lc 9,2: enviados a anunciar y a sanar
Lc 10,17-20: retorno de los setenta
Lc 13,32: respuesta a Herodes
Lc 19,37: entusiasmo por las obras poderosas de Jess
Lc 23,8: Herodes espera un signo de Jess
Lc 24,19: los discpulos de Emas hablan de Jess

c. Relatos de milagro:

Mc 1,29-31 // Mt 8,14-15 // Lc 4,38-39: curacin de la suegra de Pedro
Mc 1,40-45 // Mt 8,1-4 // Lc 5,12-16: curacin del leproso
Mc 2,1-12 // Mt 9,1-8 // Lc 5,17-26: el paraltico descolgado desde el techo
Mc 3,1-6 // Mt 12,9-14 // Lc 6,6-11: el hombre de la mano seca
Mc 4,35-41 // Mt 8,23-27 // Lc 8,22-25: la tempestad calmada
Mc 5,1-20 // Mt 8,28-34 // Lc 8,26-39: el endemoniado de Gerasa
Mc 5,21-43 // Mt 9,18-26 // Lc 8,40-56: resurreccin hija de Jairo y curacin hemorrosa
Mc 6,30-44 // Mt 14,13-21 // Lc 9,10-17: multiplicacin de los panes
Mc 9,14-29 // Mt 17,14-21 // Lc 9,37-43a: el nio epilptico
Mc 10,46-52 // Mt 20,29-34 // Lc 18,35-43: el ciego Bartimeo
Mc 6,45-52 // Mt 14,22-33: Jess camina sobre las aguas
Mc 7,24-30 // Mt 15,21-28: la mujer cananea
Mc 8,1-10 // Mt 15,32-39: segunda multiplicacin de los panes
4. Crtica de la Formas 21
Mc 11,12-14 // Mt 21,18-22: maldicin de la higuera estril
Mc 1,23-28 // Lc 4,33-37: curacin de un endemoniado
Mc 7,31-37: curacin del sordomudo
Mc 8,22-26: el ciego de Betsaida
Mt 8,5-13 // Lc 7,1-10: el siervo del centurin
Mt 12,22 // Lc 11,14: el endemoniado mudo (y ciego)
Mt 9,27-31: curacin de dos ciegos
Mt 9,32-34: el endemoniado mudo
Lc 5,1-11: pesca milagrosa
Lc 7,11-17: resurreccin del hijo de la viuda de Nam
Lc 13,10-17: curacin de la mujer encorvada
Lc 14,1-6: curacin de un hidrpico
Lc 17,11-19: curacin de los diez leprosos
Lc 22,51: curacin de la oreja del siervo del Sumo Sacerdote.
En lo referente a una tipologa de los relatos de milagro, G. Theissen ha avanzado ms
all de la doble divisin propuesta por Bultmann. Theissen caracteriza seis tipos de relato de
milagro, a partir del anlisis de los personajes y motivos, y de su mutua interaccin. Los seis
tipos, sin embargo, no son siempre absolutamente distintos, en parte se recubren. En concreto:
1. Si al centro del relato est el demonio, se trata de un exorcismo (Mc 5,1-20 // Mt 8,28-34
// Lc 8,26-39; Mc 9,14-29 // Mt 17,14-21 // Lc 9,37-43a; Mc 7,24-30 // Mt 15,21-28; Mc 1,23-28
// Lc 4,33-37; Mt 12,22 // Lc 11,14; Mt 9,32-34). Estos exorcismos son un signo concreto de la
presencia del Reino de Dios en la persona de Jess.
2. Si el protagonista es un enfermo, se tiene una curacin. A veces se trata de un enfermo
que est junto a Jess, en alguna oportunidades se trata de enviados que van a Jess para solicitar
la curacin (Mt 8,5-13; Mc 1,40-45; Mc 5,21-43; Mc 7,31-37; Lc 7,1-10; etc.). Uno de los rasgos
ms caractersticos de este tipo de relato es la insistencia en el tema de la fe como el presupuesto
ordinario para que la sanacin sea posible. Estas curaciones son expresin de la o vot (=
fuerza) del Reino que se hace presente en Jess y que debe conducir a una t1ovoto (=
conversin). La masa annima que rodea a Jess fcilmente se deslumbra por su poder
taumatrgico y lo sigue, pero sin interpretar estos episodios como signos de la presencia escato-
lgica del Reino. De all la insistencia en que el verdadero valor de estas curaciones slo puede
ser entendido desde la fe; desde una fe que para ser coherente debe adherir a Jess y al Reino
mediante la conversin.
3. Si el protagonista es la multitud o un grupo numeroso se tiene un relato de donacin
(Mc 6,30-44; Mc 8,1-10; Lc 5,1-11). El mesas mediante estos milagros convoca la nueva
comunidad del Reino; sin que en el proceso del milagro medie una peticin explcita de los
necesitados. Se trata de un regalo de la gracia de Dios. En el relato del episodio los discpulos
4. Crtica de la Formas 22
tienen un rol especial, habitualmente de mediacin. Se trata de textos en los cuales hay un
componente eclesiolgico significativo.
4. Cuando estn al centro los discpulos se trata de un relato de salvamento (Mc 4,35-41 //
Mt 8,23-27; Mc 6,45-52 // Mt 14,22-33). Estos son episodios con un marcado carcter eclesial;
mucho mayor que el del grupo inmediatamente anterior. Los discpulos piden a Jess que los
ayude y al final el hecho milagroso mismo se constituye en epifana de la identidad de Jess. Son
relatos que se orientan a suscitar la confianza en Jess y a plantear la pregunta por el misterio de
su persona. En ellos es delineada esa nueva comunidad del Reino que tiene a Jess como su
centro y que recibir el mismo poder que ha ejercido Jess (cf. Mt 9,8).
5. Si actan como protagonistas los opositores de Jess se trata de un milagro de legitima-
cin (Mc 2,3-12; Mc 3,1-6; Lc 13,10-17; Lc 14,1-6; Mc 1,40-45?). Este tipo de narracin est
vinculada con las controversias, y se orienta a criticar la mentalidad farisaica. Jess manifiesta su
tooto (= autoridad) en orden a cumplir una misin de salvacin escatolgica: es quien trae el
perdn de Dios que sana por entero al hombre. Pero este actuar novedoso y salvfico pone a Jess
en contradiccin con los fariseos. Ello explica que el tema de la pasin est rondando este tipo de
relatos.
6. Si el relato se centra en el taumaturgo mismo, Theissen lo llama epifana (Mc 6,45-52 //
Mt 14,22-33; Lc 5,1-11). En este caso, por lo normal, no se trata de un tipo especfico de textos,
sino de una cierta faceta o dimensin presente en algunos relatos de milagro que, de suyo,
pertenecen a alguna de las cinco categoras antes mencionadas.
Distinciones formales. En tiempos del NT circulaban muchas historias de milagro. Nos
interesan dos tipos:
a. En la tradicin rabnica: su finalidad es destacar el poder de la oracin, no el poder
taumatrgico de una persona en particular. Y esto los hace diversos de los relatos del NT.
36
Por
tanto, resulta claro que no es el mbito literario en el cual se originan estos relatos que nos
interesan.
b. En el mundo helenstico circulaban muchos relatos de milagros vinculados sobre todo al culto
de Esculapio/Asclepio y a la vida de Apolonio de Tiana. Son milagros relatados para la gloria

36
Cabe anotar que en el AT los nicos milagros comparables a los de Jess son los que aparecen en el ciclo de Elas-
Eliseo. En el resto del AT los milagros son obrados por Dios mismo, ms o menos directamente. Los milagros de
este ciclo son: 1 Reyes 17,7-16: harina y aceite para la viuda de Sarepta; 17,17-24: resurreccin del hijo de la
viuda de Sarepta; 2 Reyes 2,19-22: aguas amargas; 4,1-7: aceite para pagar la deuda de la viuda; 4,8-37
resurreccin del hijo de la sunamita; 4,38-41: olla envenenada; 4,42-44: multiplicacin de los panes; 5,1-27: cura-
cin de Naamn el leproso; 6,1-7: recuperacin del hacha perdida. El profeta Elas representa un momento muy
privilegiado de la intervencin de Dios en favor de su pueblo. Se trata de un actuar muy cercano a las necesidades
reales de su pueblo, que busca ayudarlo a reencontrarse con el autntico rostro de Dios. En este sentido Elas es el
compaero siempre fiel de Israel, estrechamente ligado a la esperanza en el Mesas.
4. Crtica de la Formas 23
de un personaje, y construidos en un esquema tripartito, muy semejante al de los relatos
Sinpticos.
37

La narracin de los milagros sigue el esquema griego del relato, que habitualmente consta
de tres partes:
38

1 Descripcin de la condicin del paciente y peticin de auxilio: gravedad de la enfermedad, su
larga duracin, dolor de los familiares, esfuerzos ineficaces de los mdicos, dificultades para
acercarse a Jess, desconfianza del pueblo, en un primer momento, cuando aparece el ver-
dadero sanador, etc.
2 La historia de la curacin misma. Se describen las manipulaciones del curandero,
39
acerca-
miento del sanador, gesto de tocar, palabra que causa el milagro, etc. En general, esto est
reducido al mnimo en los evangelios.
40

3 Los resultados del milagro, descritos con claridad y fuerza. A menudo se plantean signos de-
mostrativos de esta curacin: el enfermo deja de lado su lecho y camina, come, sirve a los
dems, etc. Todo culmina con la admiracin general.
41

En lo que respecta al proceso de transformacin de esta forma literaria, hay que destacar
la tendencia a una creciente acentuacin del carcter milagroso de la accin de Jess. La accin
milagrosa de Jess es cada vez ms rpida y ms eficaz, y los resultados de ella son cada vez
mejores.
42
Esta acentuacin est en directa relacin con su funcionalidad en el sentido de poner
cada vez en mayor evidencia el poder de Jess para sanar eficazmente. Junto a la tendencia
anterior se puede percibir un aumento de inters por lo novelstico; por la precisin de las

37
A partir de este hecho se ha desarrollado en el pasado un amplio trabajo tendiente a mostrar que los milagros,
como gnero literario, estaran proponiendo una presentacin de Jess desde los rasgos de un tto Avqg (o
tto o vguno). Es decir, como un hombre divino con particulares poderes de sabidura y de capacidad tau-
matrgica; un hombre divinizado, considerado como un hijo de dios que camina por la tierra, y que es la
presencia concreta de la fuerza de la divinidad. El planteamiento clsico pertenece a BIELER, L. tto Avqg.
Das Bild des gttlichen Menschen in Sptantike und Frchristentum. Wien: 1935-1936, 2tt. Este tipo de
postura ha sido fuertemente criticada y en la actualidad se encuentra descartada por la casi totalidad de los autores
serios. No sucede lo mismo en obras de divulgacin. Ver: PADILLA, CARMEN Los milagros de la Vida de
Apolonio de Tiana. Morfologa del relato de milagro y otros gneros afines. Crdoba: El Almendro 1992.
38
Cf. Lc 7,1-11, resurreccin del hijo nico de la viuda de Nam, milagro relatado con un esquema muy
evolucionado, que puede servir de ejemplo.
39
Esta dimensin encuentra slo en dos relatos propios de Mc: 7,31-37 y 8,22-26; elllo indica que se trata de textos
literariamente muy poco evolucionados.
40
Comparar las narraciones de la curacin del nio endemoniado en Mc 9,14-27 y Lc 9,37-42 para ver con claridad
los pasos sealados. La reduccin del proceso de curacin se debe a una voluntad de hacer ms visible la
centralidad de la persona de Jess. Lo que realmente importa no es un hecho prodigioso en s mismo, sino el
hecho de que este milagro haya sido hecho por Jess, poniendo en evidencia as su poder taumatrgico.
41
ste es un tema particularmente querido a Lc. Cf. Lc 5,25.26; 7,16; 9,43; 13,13; 17,15.18; 18,43.
42
Un buen ejemplo es el de la curacin de la suegra de Pedro: Mc 1,29-31: Jess la levanta de la mano y la fiebre la
deja. Mt 8,14-15: Jess la toma de la mano, la fiebre se va, y ella se levanta sola. Lc 4,38-39: Jess se inclina
sobre ella, conmina a la fiebre, sta la deja y se levanta sola.
4. Crtica de la Formas 24
personas y de los lugares implicados en el relato. Esta tendencia es fruto directo de la funcionali-
dad de los relatos, que junto con afirmar el poder de Jess tienen que confirmarlo con signos
crebles y cercanos a los destinatarios de los relatos; es decir, relatando detalladamente milagros
extraordinarios que han sido hechos en lugares bien conocidos y en favor de personas claramente
identificables. Esta tendencia se traduce en que el relato tiende a enriquecerse con motivos
clsicos del gnero: descripcin de la enfermedad, poder de curacin, etc.
En la medida en que se va configurando una Iglesia ms o menos establecida la necesidad
de una apologtica del poder del Seor disminuye, ya que ella va implcita en la aceptacin de fe
del seoro de Jess, y va aumentando la necesidad de una catequesis que ayude a traducir en la
vida personar esta adhesin de fe. Cuando el relato comienza a ser usado catequticamente, y no
de modo apologtico, tiende a esquematizarse, a perder colorido. El modo como Mt trata los mi-
lagros de Mc es caracterstico.
43
Llega a transformarlos en una especie de esquema de milagro.
Mt 17,14-21 prcticamente ha llegado a ser un apotegma; es decir, centrndose ms en el fiel y su
actitud que en lo maravilloso del episodio. Es por eso que en el conjunto de los relatos
maravillosos aparecen algunos textos mixtos. Es decir, relatos en los cuales se mezcla la forma
apotegma con la de relato maravilloso. Estos textos parecen ser la mezcla de dos tipos de relato
previamente autnomos. Se trata de fusiones previas a Mc, aunque realizadas en una etapa de la
tradicin que se puede calificar de ya literaria, en la cual se va perdiendo la transmisin oral
tradicional, conducida por la ley de la pura funcionalidad y se va comenzando a construir unida-
des mayores, sintticas, para lo cual se combina el material tradicional.
44

Formacin de los relatos maravillosos. Jess hizo milagros, pero no los relat. Es decir,
los milagros son de Jess, pero el modo de contarlos pertenece a la comunidad cristiana. Y la co-
munidad fue narrando los milagros de acuerdo a su experiencia de vida y a su medio cultural ju-
do o griego. El tipo de molde literario en el cual se encuentran formulados la mayora de los re-
latos maravillosos lleva a afirmar que se formaron en un ambiente helenista, en contacto con la
tradicin literaria local al respecto. Su Sitz im Leben es la proclamacin de Jess como salvador.
Son ilustraciones de su poder salvador. Pero no todos los relatos se configuran en un contexto
helenstico. Ya la predicacin palestinense conoca un anuncio de Jess como taumaturgo. Es-
pecialmente en la lucha contra el demonio, origen y causa del mal. Los exorcismos provienen de
un contexto palestinense.
45
En refuerzo de la afirmacin anterior cabe agregar el hecho de la
existencia de apotegmas de corte judo que tienen como marco relatos maravillosos.


43
Comparar Mc 5,1-20 con Mt 8,28-34; Mc 5,21-43 con Mt 9,18-26; Mc 9,14-29 con Mt 17,14-21.
44
Por ejemplo: Mc 2,3-12: los vv. 3-5a y 10b-12 configuran un relato maravilloso con unidad en s mismo y con
posibilidad de ser entendido autnomamente. Los vv. 5b-10a son un apotegma sin inicio ni desenlace, ya que
estos han sido suplidos por el relato maravilloso. En este texto alguien reemplaz el marco puramente funcional
que encuadraba la sentencia por un relato maravilloso ms amplio y circunstanciado; en definitiva ms
interesante y que se presta a una amplitud y flexibilidad de sentidos mucho mayor. Otro caso es Lc 13,10-17: los
vv. 10-13 son el relato maravilloso. Los vv. 14-17 son un apotegma que se cuelga del relato anterior.
45
Cf. Mc 1,39; 3,14-15; 6,7.12-13; Hechos 10,38. Se da una unin entre predicar y expulsar demonios.
4. Crtica de la Formas 25
Valor teolgico. Sin entrar en un anlisis de fondo, se puede sealar que en los relatos de
milagro hay una importante referencia a la persona de Jess, pero no entendida como autoexal-
tacin, sino en referencia al Reino de Dios que se hace presente en su persona; lo que comporta
necesariamente una decisin de fe no slo por el mensaje de Jess, sino tambin por su persona.
Es interesante constatar que en los sinpticos los relatos de milagro estn situados en Galilea, en
el tiempo del anuncio del Reino a las muchedumbres. La Iglesia primitiva reuni los milagros en
pequeas colecciones destinadas a la predicacin, en las cuales cumplan la funcin de signos del
rol de Jess como mesas escatolgico. Y por lo mismo, de la presencia salvfica de Dios en su
actuar mesinico (cf. Mt 12,28 // Lc 12,20). En cada uno de los evangelistas estos relatos poseen
caractersticas propias, que han sido largamente estudiadas.
46
Lo anterior es importante para
descartar la idea de que los relatos de milagro seran una forma literaria dedicada primariamente a
narrar prodigios, en vistas de una exaltacin de Jess que anulara, o al menos ocultara, su
dimensin de humilde Servidor de Yahveh. Son relatos en los cuales se acenta que la salvacin
escatolgica est ligada a su persona: al poder de Dios que se manifiesta en l y a la posicin
personal que se asuma frente a su persona. Pero todo esto con clara conciencia de que la mera
acentuacin de lo extraordinario del actuar de Jess no est exenta de ambigedades y peligros.
47

2.3. Palabras del Seor
A estos textos Bultmann los llama Herrenwrte (= palabras del Seor). Dibelius los trata
slo muy superficialmente y los denomina Parnesis (o exhortacin). Taylor simplemente los
llama Sayings (= dichos). A veces se los denomina Sentencias o Aforismos. Es un mate-
rial muy variado sobre el cual no existe claridad respecto del modo adecuado de tratarlo histri-
co-formalmente. En la actualidad hay amplio acuerdo en cuanto a reconocer como insuficiente
manera en que este tipo de textos fue estudiado por los grandes clsicos del mtodo.

46
Una sntesis: La interpretacin de los milagros por parte de los evangelistas va en el sentido de una explicitacin
de la cristologa y de una comprensin ms correcta y global de ella en el marco general de la historia de Jess
como evangelio. Esta explicitacin cristolgica alcanza su punto ms alto en Mateo; sin embargo est presente
tambin en Lucas y Marcos. Para Marcos los milagros son signos reveladores de la misteriosa y maravillosa pre-
sencia del Reino de Dios en Jess y por lo mismo de la salvacin que l trae, la que se revela plenamente slo en
la muerte-resurreccin. El marco es apocalptico. Mateo exalta el aspecto de un mesianismo humilde en
confrontacin con la apocalptica (Mt 12,22-23). Los milagros revelan al Siervo de Yahveh que cumple la
voluntad misericordiosa de Dios para con los hombres oprimidos por las enfermedades y el pecado; es el Seor
mismo el que ejerce su poder divino en favor de los pobres, de los oprimidos y de los desheredados que recurren
a l con fe. Su poder lo transmite a la Iglesia, que contina su obra de salvacin mediante la fe en el Seor
presente. En Lucas el aspecto mesinico y el apocalptico estn ligados. Jess, profeta mesinico e Hijo del
Hombre, con los milagros cumple la promesa de Is 61,1-2 y 58,6 hecha a los pobres, esclavos y pecadores de
Israel. Lleno de Espritu y de fuerza, mediador de la salvacin divina, los sana, los libera y los invita al banquete
mesinico. Adems, en cuanto Seor Jess posee una fuerza divina que vence el poder del mal y de la muerte, y
salva siempre, incluso en el tiempo de la Iglesia (cf. Hechos de los Apstoles). G. SEGALLA La cristologia nella
tradizione sinottica dei miracoli... p. 63.
47
Los dichos de Jess sobre los milagros son claros al respecto. Por ejemplo: Mc 13,22; Mt 7,22-23; Lc 10,17-20; Lc
23,8; Mc 6,2-3; Mc 8,11-12 // Lc 11,29-32; Mc 9,38-39.
4. Crtica de la Formas 26
Se trata de palabras conservadas por la tradicin de modo independiente. Palabras no re-
vestidas de historias que las siten. Con frecuencia son difciles de interpretar, e incluso la misma
tradicin las ha ledo en sentidos diversos.
48
Lo anotado est indicando que los evangelistas a ve-
ces dan por cierta una interpretacin personal de los textos. Esto lleva a Bultmann a plantearse el
problema de las Ipsissima verba Iesu y su verdadero sentido. Por ser palabras que se han
transmitido fuera de contexto es indispensable interpretar cada sentencia aisladamente, aunque a
veces se encuentren agrupadas en pequeas colecciones. En ocasiones, estas colecciones son
puramente mnemotcnicas, con palabras gancho que sirven para recordar.
49

En ambientes anglosajones se trabaja actualmente este material bajo el nombre de Apho-
rism.
50
J. D. Crossan distingue entre proverbio, que expresa una sabidura colectiva o una
autoridad ancestral, y aforismo, que manifiesta una mirada personal de la realidad o una auto-
ridad individual. Esta distincin ha sido complementada sealando que el proverbio es siempre
annimo, general es decir, no relacionado a una situacin especfica, aunque sea siempre muy
concreto y funcional para la vida cotidiana, desde sus aspectos concretos a los ms espiritua-
les. El aforismo, en cambio, es un dicho atribuido a una persona concreta y debe ser entendido
dentro del horizonte mental y prctico de su creador, como una suerte de formulacin de la sabi-
dura indispensable para enfrentar correctamente el futuro. Un proceso evolutivo posterior puede
transformar un aforismo en proverbio. Gramaticalmente los aforismos pueden formularse como
afirmaciones, preguntas o imperativos.
51

Este tipo de sentencias aisladas son frecuentes en la antigedad, tanto en el mundo helens-
tico como en el mundo judo. La Min y el Talmud contienen infinidad de ejemplos. La tradicin
sapiencial bblica igualmente. Una cierta raz judaica est manifiestamente presente en los casos
en que existe un paralelismo de los miembros, tpicamente semtico.
52


48
Por ejemplo: Mt 5,25-26 es una admonicin a la reconciliacin con el hermano y Lc 12,57-59 una palabra sobre
la vigilancia frente al momento de crisis escatolgica. Leerlas atendiendo cuidadosamente al contexto. Lo
mismo sucede con los dichos sobre la sal (Mt 5,13; Mc 9,50; Lc 14,34-35) y la luz (Mt 5,14-16; Mc 4,21; Lc
8,16; 11,33-36): Mt 5,13-16 pone ambas palabras en relacin con la vocacin de los discpulos; en Mc 9,50 el
dicho sobre la sal aparece sin interpretacin; en Mc 4,21 el dicho sobre la luz aparece en vinculacin con el
anuncio del Evangelio. El dicho sobre la luz en Lc 11,33-36 es muy poco claro. Tambin est Lc 8,16 con el tema
de la luz. Lc conecta el dicho sobre la sal con los discpulos que no son capaces de dejarlo todo para seguir a
Jess: Lc 14,34-35.
49
Por ejemplo en Lc 11,1-4.5-8.9-13: tres textos sobre la oracin; Lc 14,7-11.12-14.15-24: tres palabras sobre el
asunto de las invitaciones a comer; Lc 16,1-8.9-13.14-15: tres textos con la temtica del modo de manejar las
riquezas; Mt 23,13-32: siete Ay de vosotros escribas y fariseos hipcritas!; Lc 9,57-62: tres relatos de vocacin.
50
El Diccionario de uso del Espaol de MARA MOLINER define as: Aforismo: Mxima que se da como gua en
una ciencia o arte: "Los aforismos de Hipcrates". El Oxford Advanced Learner's Dictionary define: Short
wise saying; maxim.
51
Cf. Mt 10,24-25; Mc 8,36-37 y Lc 13,24 como ejemplos de los tres tipos de formulaciones.
52
El paralelismo puede ser sinonmico (Mt 10,27; 5,45b; Lc 12,22-23), antittico (Mt 7,17; 8,20), o inclusivo o
quistico (Mc 8,35). Otros ejemplos pueden verse en: Mt 7,7-8; Lc 6,45a; 9,58; etc.
4. Crtica de la Formas 27
La clasificacin de estas sentencias en diversos subgrupos es muy difcil, discutida y dis-
cutible. Particularmente porque faltan criterios formales claros para hacerlo. Bultmann mezcla
criterios formales con criterios de contenido, pero al menos su clasificacin es til para describir
el material y abordar las problemticas especficas de cada subgrupo.
2.3.1. Palabras de Sabidura o Logia
Son sentencias en las cuales Jess aparece como Maestro de Sabidura,
53
lo que las acerca a
los Mealim.
54
Son palabras de Rabb que muestra un modo de actuar sabiamente, siguiendo las
leyes que regulan el mundo y los hombres, y que conducen a la vida y la felicidad.
55
A la hora de
valorar este tipo de textos Bultmann tiende a ser muy negativo. Los ve como simples lugares co-
munes, observaciones de la vida, reglas de buen sentido. Es decir, como material muy poco ca-
racterstico de Jess y de su moral ms alta y personal. A su juicio, no expresan realmente su
pensamiento. Es decir, se trata de una forma que no slo plantea dificultades formales de clasi-
ficacin, sino tambin una problemtica teolgica: cmo vincular los dichos sapienciales de
Jess con el cuadro global de su mensaje, el que habitualmente es considerado como fundamen-
talmente escatolgico? qu puesto le cabe a la sabidura popular en el mensaje mesinico de
Jess? En el fondo est subyaciendo un problema hermenutico, que se refiere al rol que los dic-
hos sapienciales parecen asignarle a la experiencia del mundo y a la experiencia de los hombres
comunes en asuntos que se refieren al actuar moral. Lo que realmente est en juego es una con-
cepcin global del ministerio de Jess, particularmente en el punto del horizonte escatolgico de
su ministerio.
Frente a esta desvalorizacin de lo sapiencial por parte de los grandes maestros crtico
formales se puede argumentar que el recurso a la experiencia comn, generadora de certezas
sociales, es un rasgo caracterstico del modo de actuar de Jess.
56
Es un vincularse a la expe-
riencia socialmente acumulada, que debe ser cristolgicamente valorada. El recurso al lenguaje
sapiencial es un rasgo del estilo en que Jess conduce su ministerio mesinico. Jess ha recurrido

53
El tema de lo sapiencial fue tratado muy duramente por Bultmann, quien estimaba que este tipo de material no se
condeca del verdadero sentido del ministerio de Jess. Es decir, no seran coherentes con su misin de anuncia-
dor del Reino de Dios y predicador de conversin. Por lo mismo, al conservarlas la Iglesia no habra sido particu-
larmente lcida (cf. BULTMANN, RUDOLPH Allgemeine Wahreiten und christliche Verkndigung en Zeitschrift
fr Theologie und Kirche 54(1957)244-254). Se entiende que esta postura haya sido severamente criticada y que
actualmente se busque enfrentar la problemtica desde un ngulo nuevo. Aunque todava no hay una postura cla-
ramente establecida respecto del cmo enfrentar las dimensiones sapienciales de la predicacin de Jess.
54
Muchos de estos dichos pueden provenir de all: Mt 12,34b: De lo que reboza el corazn habla la boca; Mt 6,34b:
Bstele a cada da su afn; Mt 24,28: Donde est el cadver, all estarn los buitres. Ver tambin la semejanza
entre la parbola del granjero rico y tonto (Lc 12,16-20) y Sircida 11,18-19.
55
El vocabulario sapiencial no es abundante en los sinpticos: oot o (sofa = sabidura) Mc 6,2; Mt 11,19; 12,42;
13,54; Lc 2,40.52; 7,35; 11,31.49; 21,15. ooo (sofs = sabio) Mt 11,25; 23,34; Lc 10,21. govto (frnimos
= prudente) Mt 7,24; 10,16; 24,45; 25,2.4.8.9; Lc 12,42; 16,8. govt u (fronms = sagazmente) Lc 16,8.
56
En esta propuesta sigo a Jacques Dupont. Referencias ms amplias en PREZ-COTAPOS, EDUARDO Parbolas:
Dilogo y experiencia. El mtodo parablico de Jess segn Dom Jacques Dupont en Anales de la Facultad de
Teologa Vol.42, 1991 pp. 162-164.
4. Crtica de la Formas 28
a la experiencia comn y evidente de los hombres como un camino para proponer su novedad
tica. No entra en una confrontacin con la Ley ni recurre directamente al anuncio del Reino de
Dios inminente, sino que se remite a la experiencia del mundo y de los hombres.
57
Es, por tanto,
una tica de carcter universal porque se vincula con el Dios de la creacin y con la experiencia
humana universal. Esto es vlido aunque la propuesta concreta de Jess sea diversa a la de la
sabidura tradicional. sta se gua habitualmente por el criterio del justo medio y de la prudencia,
mientras Jess pide un compromiso de servicio total y desinteresado, incluso a los enemigos.
Estudiar el modo cmo Jess recurre a la experiencia humana es un interesante camino para
acercarse a su manera de proclamar la novedad del Reino.
58

Los dichos sapienciales normalmente enfrentan problemas de la vida prctica y estn
fundados en una larga experiencia de las leyes que regulan el mundo y la convivencia humana.
Pero no se trata slo de vivir correctamente. Es la sabidura de descubrir las leyes de Dios presen-
tes en las creaturas y que expresan una mutua relacin entre experiencia del mundo y experiencia
de Dios. Sobre este contexto bsico, Jess expresa el condicionamiento escatolgico de la tica
mediante un caracterstico uso de la hiprbole y la paradoja, que hacen que las palabras de Jess
con frecuencia no sean aplicables directamente, literalmente.
59

Siguiendo a G. Segalla podemos decir que la gran conquista de este nuevo tipo de acerca-
miento al material sapiencial est en la percepcin de que Jess propone la tica del Reino en re-
ferencia a la experiencia y sabidura humanas universales. Este recurso a la experiencia seala la
continuidad entre el actuar moral y las leyes puestas por Dios en la creacin. Son estas leyes
puestas por Dios en la creacin las que desatiende el hombre, por ejemplo, cuando busca seguri-
dad en la acumulacin de bienes, absolutizndolos con consecuencias nefastas sobre las relacio-
nes sociales. Jess ve en el Padre el origen de las leyes en favor de todos los hombres; se trata por
tanto de una propuesta sapiencial con fundamentacin teolgica. Es una tica en la cual no hay un
rechazo del mundo, sino de su absolutizacin. No hay un rechazo a la felicidad en este mundo,

57
Son sugerentes las indicaciones de A. P. Winton respecto del uso de proverbios. Los proverbios son actos lin-
gsticos usados en situaciones de tensin entre dos principios. Quien recurre a un proverbio se encuentra en una
situacin en la cual corre el peligro de entrar en un conflicto de valores entre la verdad y la gentileza. Los prover-
bios son actos lingsticos generales y ambiguos que ayudan a salir de la situacin salvando la verdad sin ofender.
La estrategia indirecta del proverbio se articulara en tres factores. 1. Un primer factor es la naturaleza tradicional
del proverbio; la autoridad que posee no depende de quien lo usa. 2. Se sabe que los proverbios dicen algo ms y
algo diverso de lo que directamente expresan; su aplicacin depende del contexto en que se lo site. 3. Por lo
mismo, los proverbios confan al oyente la responsabilidad de decidir el contexto que les dar significado; lo que
tambin distancia al proverbio de quien lo usa. En definitiva, los proverbios pueden ser entendidos como actos
lingsticos no directos que distancian al locutor de la idea y que confan al oyente la responsabilidad de la
correcta interpretacin. Cf. WINTON, ALAN P. The Proverbs of Jesus. Issues of History and Rhetoric. Sheffield:
JSOT 1990 (Journal for the Study of the New Testament SS 35) 236 pp.
58
Ejemplo de un trabajo posible en esta lnea es: ALONSO SCHKEL, LUIS Proverbi biblici e cultura popolare
cristiana en La Civilt Cattolica 139(1988)III,345-353.
59
Un ejemplo evidente de esto es la tica del Sermn de la Montaa: sacarse el ojo, cortarse la mano (Mt 5,29-30);
al que te abofetee en una mejilla ofrcele tambin la otra (Mt 5,39); al que quiera quitarte la tnica, entrgale
tambin el manto (Mt 5,40). Tambin Lc 14,26: el que no odia a su padre, a su madre...; etc.
4. Crtica de la Formas 29
sino una enseanza respecto del modo como usar los bienes de este mundo de manera de alcanzar
la vida y la felicidad. La misma confianza en un Padre de bondad que gua al mundo y a los
hombres produce serenidad y libertad interior. Y es juntamente en este espacio interior de libertad
que se puede situar la bsqueda del Reino no mediante el rechazo del mundo, sino en su uso
conforme a las leyes de Dios puestas en l. Jess puede actuar de esta manera porque su relacin
de intimidad con el Padre le permite ver lo que otros no ven y ser testigo de las dinmicas
profundas del corazn humano y de la creacin entera.
Tendencias de evolucin. Bultmann seala cinco tendencias:
1. Tendencia a combinar dichos semejantes (cf. Mc 8,34-37).
2. Reformulacin de dichos que circulaban en el ambiente (cf. Mc 9,43-47).
3. Tendencia a agregar una segunda sentencia que interprete la primera (cf. Mt 5,13 // Lc 14,35 en
relacin con Mc 9,50).
4. Tendencia a agregar un nuevo dicho a otro ya preexistente (cf. Mt 17,20 en comparacin con
Mc 11,23 y Lc 17,6).
5. Tendencia a transformar el material por motivos lingsticos
60
o teolgicos.
61

Bultmann seala tambin que apoyndose en la tradicin sapiencial del AT la tradicin
evanglica combina sentencias. Incluso podra haber llegado a crear algunas nuevas, o a atribuir a
Jess sentencias de uso comn. Por ltimo, es posible reconocer tambin una dimensin creativa
de Jess en este campo. Es decir, la capacidad de traducir una experiencia vivida en expresiones
figurativas fuertes, impactantes. Por ejemplo: Mc 2,17: No necesitan de mdico los sanos sino los
enfermos; Mc 2,19: Acaso pueden ayunar los invitados a la Boda?; Mt 5,14b: No puede ser
escondida una ciudad edificada sobre una montaa; Mc 4,21: Acaso se trae una lmpara para
meterla debajo del celemn?
Presentemos ahora algunos modos clsicos de clasificar este tipo de material:

BULTMANN detalla algunos subtipos de Palabras de Sabidura, que son clsicos entre exgetas:

A. Principios: palabras formuladas de modo declaratorio, o en forma de afirmacin. Se trata de
constataciones. Hay diversas situaciones:
a. Palabras referidas a temas:
Mt 12,34b // Lc 6,45b: Porque de lo que rebosa el corazn habla la boca.
Mt 6,34b: Cada da tiene bastante con su propio mal.
Lc 16,15b: Porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios.

60
Por ejemplo, Lc tiende a evitar los semitismos y el paralelismo: Lc 6,40 (comparado con Mt 10,24-25); Lc 11,17
(comparado con Mt 12,25 // Mc 3,24-25); Lc 12,33-34 (comparado con Mt 6,19-21); Lc 13,23-24 (comparado
con Mt 7,13-14).
61
Cf. Mc 8,35 comparado con Mt 16,25 y Lc 9,24 que omiten la referencia y por el evangelio ya que para ellos este
ha pasado a ser un concepto, una doctrina, y no una explicitacin de la verdadera identidad de Jess.
4. Crtica de la Formas 30
Mt 5,14b: No puede ocultarse una ciudad edificada en la cima de un monte.
Mc 9,49: Todos han de ser salados con fuego.
Mt 24,28 // Lc 17,37: Donde est el cuerpo, all tambin se reunirn los buitres.
Mc 4,22 // Mt 10,26 // Lc 12,2: Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto, ni
Lc 12,3 // Mt 10,27: Cuanto dijeron en la oscuridad ser odo a la luz, y lo que hablaron
Mc 7,15: lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.
Mc 3,24-26 // Mt 12,25-26 // Lc 11,17-18: Todo reino dividido contra s mismo
Mt 6,22-23 // Lc 11,34-36: La lmpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo est sano, todo
Lc 6,43-44 // Mt 7,16-20: No hay rbol bueno que d fruto malo, ni rbol malo
Mt 12,33: Supongan un rbol bueno y su fruto ser bueno por su fruto se conoce al rbol.
b. Palabras referidas a situaciones personales:
Lc 10,7b // Mt 10,10b: El obrero merece su sustento
Mt 22,14: Muchos son los llamados, mas pocos los escogidos.
Mc 10,31 // Mt 20,16 // Lc 13,30: Los ltimos ser primeros y los primeros ltimos.
Mc 2,17: No necesitan de mdico los que estn sanos, sino los que estn mal
Lc 5,39: Nadie, despus de beber el vino aejo, quiere del nuevo
Mc 10,9: Lo que Dios uni, no lo separe el hombre.
Lc 9,62: Nadie que pone la mano en el arado y mira para atrs es apto para el Reino de Dios.
Mc 10,15: El que no reciba el Reino de Dios como nio, no entrar en l.
Mc 10,23b: Qu difcil es que los que tienen riquezas entren el en Reino de Dios!
Mc 10,25: Es ms fcil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico
Mt 17,20 // Lc 17,6: Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habran dicho
Mc 3,27: Nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si primero
Mc 9,40: Pues el que no est contra nosotros, est por nosotros.
Mt 12,30 // Lc 11,23: El que no est conmino est contra m, el que no recoge conmigo
Mc 6,4: Un profeta, solo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.
Mt 13,52: es semejante al dueo de casa que de su arca saca cosas nuevas y cosas viejas.
Mc 4,25 // Lc 8,18: Al que tiene se le dar y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitar.
Mt 25,29 // Lc 19,26: A todo el que tiene se le dar, pero al que no tiene, aun lo que tiene
Lc 14,11 // Lc 18,14 // Mt 23,12: Porque todo el que se ensalce ser humillado
Mt 12,35 // Lc 6,45a: El hombre bueno, del buen tesoro de su corazn saca lo bueno.
Mc 8,35 // Mt 16,25 // Lc 9,24: Quien quiera salvar su vida la perder,
Mt 10,39 // Lc 17,33 // Jn 12,25: Quien intente guardar su vida la perder,
Mc 2,27: El sbado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sbado.
Mt 6,24 // Lc 16,13: Ningn criado puede servir a dos seores, porque
Mt 10,24-25 // Lc 6,40: No est el discpulo por encima del maestro
Mt 8,20 // Lc 9,58: Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo
Lc 16,10-12: El que es injusto en lo insignificante, tambin lo es en lo importante.
Lc 12,47-48: A quien se le dio mucho se le reclamar mucho, a quien se le confi mucho
Mc 2,21-22: Nadie pone un remiendo de pao nuevo en un vestido viejo odres
4. Crtica de la Formas 31
Mc 10,42-44 // Lc 22,25-26: Saben que los te son tenidos por jefes de las naciones
Mt 19,12: Porque hay eunucos que nacieron as del seno materno, y hay
c. Bendiciones
Lc 11,28: Dichosos ms bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.

B. Exhortaciones: palabras formuladas de modo imperativo:
Lc 4,23: Seguramente me van a decir: Mdico, crate a ti mismo
Mt 8,22 // Lc 9,60: Deja que los muertos entierren a sus muertos
Lc 6,31 // Mt 7,12a: Traten a los hombres como quieran que ellos los traten a ustedes.
Mt 10,16b: Sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
Mc 11,24: Cunto pidan en la oracin, crean que ya lo han recibido
Lc 16,9: Hganse amigos con el dinero injusto, para que cuando llegue a faltar
Mt 7,6: No den a los perros lo que es santo, ni echen sus perlas a los cerdos
Mt 6,34: No se preocupen del maana, el maana se preocupar de s mismo.
Mt 10,28 // Lc 12,4-5: No teman a los que matan el cuerpo y despus de eso no pueden
Mt 6,19-21 // Lc 12,33-34: Vendan todos sus bienes y den limosna. Hganse un tesoro
Mt 7,13-14: Entren por la entrada estrecha, porque ancho es el camino que lleva a la perdicin
Mc 9,43-47 // Mt 18,8-9; Si tu mano o tu pie te es ocasin de escndalo
Mt 5,29-30: Si tu ojo derecho te es ocasin de escndalo si tu mano derecha
Lc 17,3-4: Si tu hermano peca, reprndele, y si se arrepiente, perdnale
Mt 18,15-22: Correccin fraterna, oracin en comn y perdn de las ofensas.
Lc 14,8-10: Cuando te inviten vete a sentarte al ltimo puesto, no sea que
Lc 14,12-14: Cuando des una cena, no invites a tus amigos ni a tus parientes

C. Preguntas:
Mt 6,27 // Lc 12,25: Quin, por ms que se esfuerce, puede aadir un da a su vida?
Mc 2,19: Pueden acaso ayunar los invitados a la boda cuando el novio est con ellos?
Lc 6,39: Podr un ciego guiar a otro ciego? No caern los dos en el mismo hoyo?
Mt 15,17: No comprenden que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y luego
Mc 9,50 // Mt 5,13 // Lc 14,34-35: Si la sal se desvirta, con qu se la salar?
Mc 4,21 // Mt 5,15 // Lc 11,33: Acaso se enciende una lmpara para ponerla debajo
Mc 8,36-37: De qu le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?

D. Pasajes ms largos:
Mt 5,39b-42 // Lc 6,29-30: Yo les digo: no resistan al mal, antes bien, al que te abofetee
Mt 5,44-48 // Lc 6,27-28.32-36: Amor a los enemigos y a quienes nos hacen mal
Mt 7,1-5 // Lc 6,37-38.41-42: No juzguen para que no sean juzgados
Mt 7,7-11 // Lc 11,9-13: Eficacia de la oracin
Mt 6,25-26.28b-33 // Lc 12,22-24.27-31: Abandono en la providencia de Dios.
4. Crtica de la Formas 32
G. SEGALLA ha propuesto un cuidadoso elenco de los dichos sapienciales de valor tico de
Jess:
62


a. En la triple tradicin:
Mc 2,21-22 // Mt 9,16-17 // Lc 5,36-39: nadie cose un pao nuevo en un vestido viejo
Mc 4,21-22 // Mt 5,14b-15 // Lc 8,16-17: Acaso se enciende una lmpara para ponerla bajo el
celemn?
Mc 8,36-37 // Mt 16,26 // Lc 9,25: De qu le sirve al hombre ganar el mundo entero?
Mc 9,50a // Mt 5,13 // Lc 14,34-35a: Buena es la sal, pero si se vuelve inspida...
Mc 10,24c-25 // Mt 19,23b-24 // Lc 18,24-25: Qu difcil es para un rico entrar en el Reino!
Mc 10,42b-44 // Mt 20,25-27 // Lc 22,25-26: los jefes de las naciones la tiranizan ... no ser as
entre ustedes

b. En la doble tradicin:
Mt 5,44-48 // Lc 6,27-36: amen a los enemigos
Mt 7,12 // Lc 6,31: hagan a los hombres lo que quieren les hagan a ustedes
Mt 7,3-5 // Lc 6,41-42: Por qu miras la paja en el ojo ajeno?
Mt 15,14 // Lc 6,39: Acaso un ciego puede guiar a otro ciego?
Mt 7,16-20; 12,33 // Lc 6,43-44: No hay rbol bueno que d frutos malos
Mt 12,35.34b // Lc 6,45ab: la boca habla de la abundancia del corazn
Mt 7,7-11 // Lc 11,9-13: pidan y se les dar
Mt 6,22-23 // Lc 11,34.36: la lmpara del cuerpo es tu ojo
Mt 10,29-31 // Lc 12,6-7: hasta los cabellos de su cabeza estn contados! ... ustedes valen
ms que los pjaros
Mt 6,27 // Lc 12,25: Quin puede prolongar su vida?
Mt 6,25-26.28-33 // Lc 12,22-24.27-31: no se preocupen de lo que van a comer o de cmo se
van a vestir
Mt 6,19-21 // Lc 12,33-34: no atesoren donde se lo come la polilla y el orn
Mt 16,2-3 // Lc 12,54-56: ustedes saben discernir el aspecto del cielo, pero...

62
Excluye explcitamente de este elenco:
a. Dichos sapienciales que tienen un carcter cristolgico y se encuentran en contexto de controversia: Mt
12,25-26.29 // Mc 3,23-27 // Lc 11,17-21: Satans no expulsa a Satans... el reino dividido y el hombre fuerte;
Mt 10,24-25 // Lc 6,40: el discpulo no es ms que el maestro; Lc 4,23a: Mdico, crate a ti mismo!; Mt
9,12b // Mc 2,17a // Lc 5,31b: No tienen necesidad de mdico los sanos...; Mt 9,15a // Mc 2,19a // Lc 5,34: no
es posible ayunar mientras el novio est presente; Mt 13,57 // Mc 6,4 // Lc 4,24: el profeta es despreciado en
su propia tierra; Mt 8,20 // Lc 9,58: las zorras tienen guaridas...; Mt 11,17 // Lc 7,32b: les hemos tocado la
flauta y no han bailado...; Mt 11,27 // Lc 10,22: nadie conoce al Hijo sino el Padre.
b. Dichos sapienciales con carcter eclesiolgico: Mt 13,52: el escriba saca de su tesoro cosas nuevas y viejas;
Mt 10,10b // Lc 10,7b: el operario merece su sustento.
c. Dichos sapienciales muy probablemente redaccionales: Mt 5,36b: no tienes el poder de hacer blanco o negro
ni uno de tus cabellos; Lc 12,15b: la vida no depende de los bienes; Mt 15,26 // Mc 7,27: no es correcto tomar
el pan de los hijos y darlo a lo perritos; Mt 24,28 // Lc 17,37: donde est el cadver se reunirn los buitres. Cf.
SEGALLA, GIUSEPPE La triplice funzione dell'esperienza nell'etica sapienziale di Ges pp.117-138.
4. Crtica de la Formas 33
Mt 6,24 // Lc 16,13: nadie puede servir a dos seores
Mt 25,29 // Lc 19,26 y Mt 13,12 // Mc 4,25 // Lc 8,18b: al que tiene se le dar

c. En un slo evangelio:
Mt 6,34: a cada da le basta su afn
Mt 10,16b: sean astutos como las serpientes
Mt 19,12: hay eunucos por el Reino de los Cielos
Mt 26,52: el que a espada mata a espada muere
Lc 12,26: si no tienen poder sobre las cosas pequeas, por qu se preocupan de las dems?
Lc 14,8-10: no busques los primeros puestos
Lc 14,12-14: cuando des un banquete invita a los que no te puedan pagar
Lc 22,27a: quin es ms grande, el que est a la mesa o el que sirve?
63


2.3.2. Palabras profticas y apocalpticas
Estos textos presentan a Jess como profeta que proclama la cercana del Reino, que pre-
dica el arrepentimiento y anuncia salvacin para aquellos que se han preparado mediante la con-
versin, y condenacin para los no arrepentidos. Las palabras de Jess se caracterizan por su
brevedad y vigor, con paralelos en la antigua profeca bblica ms que en la apocalptica contem-
pornea a Jess. Muchas de estas palabras son ciertamente de Jess, aunque sea necesario re-
conocer influencias de la Iglesia primitiva, en la cual existi un fuerte auge de la profeca.
64
Hay
palabras de Jess que han sido complementadas por la comunidad.
65
Tambin es posible que haya
materiales recogidos del mundo judo y retrabajados cristianamente.
66
Aunque los textos o
episodios propiamente apocalpticos son escasos en los evangelios, es indudable que existe un
cierto horizonte espiritual aportado por la apocalptica que cruza toda la predicacin de Jess.
Aunque pueda parecer algo contradictoria como formulacin, creo que se debe sealar que la
predicacin de Jess posee un estilo proftico, pero tiene un horizonte teolgico de tipo
apocalptico. Dada la dificultad de precisar mejor este aspecto nos detendremos en l.
Cuando Jess habla del Reino de Dios, del Hijo del Hombre, del Juicio o de la Resurreccin
est usando un vocabulario de coloracin apocalptica. En los evangelios hay poqusimas escenas
de tipo revelatorio,
67
pero el lenguaje apocalptico impregna una parte considerable de la
predicacin de Jess. Por ejemplo: el tema de la plenitud de los tiempos y del acercamiento del

63
Muchos de estos dichos tienen paralelos en el Evangelio de Toms. Segalla indica las siguientes referencias, en el
orden de la lista anotada: 47,4; 5,6 y 33; 34; 54,1; 45,2; 2,92.94; 76,2; 91,2; 47,2; 39,2.
64
Cf. AUNE, DAVID E. Prophecy in Early Christianity and the Ancient Mediterranean World. Grand Rapids:
W.B.Eerdmans 1983. Recordar la abundante presencia de profetas en Hechos de los Apstoles y las cartas de
Pablo.
65
Por ejemplo, la bienaventuranza sobre la persecucin (Mt 5,11-12 // Lc 6,22-23), que complementa las tres
bienaventuranzas originales de Jess, adecundolas a una nueva situacin eclesial.
66
Por ejemplo, es posible que Mc 13,5-27 sea un apocalipsis judo retrabajado cristianamente. En esta reelaboracin
se habran agregado ciertos versculos: 5-6.9-11.13.26-27.
67
Puede encontrarse este tipo de escena en: Mc 1,9-11; 9,2-8; Lc 10,17-20; Mt 11,25-27 // Lc 10,21-22.
4. Crtica de la Formas 34
Reino;
68
la respuesta a la pregunta sobre su identidad mesinica aludiendo a la imagen del Hijo
del Hombre (Mc 14,62); varias parbolas que dependen de un background de tipo apoca-
lptico;
69
los textos en torno al Bautista;
70
sentencias construidas en dos miembros, uno en
presente y otro en futuro, que se relaciona con la concepcin apocalptica de las dos edades.
71

Algunos autores han intentado mostrar el uso por parte de Jess de ciertas formas apoca-
lpticas.
a. E. Ksemann ha hablado de unas sentencias de la sagrada ley estructuradas de manera
quistica,
72
en las cuales se usa el mismo verbo en ambas secciones de la sentencia. La primera
parte comienza con una frmula casustica legal, mientras que la segunda parte tiene un estilo
apodptico propio de la Ley de Dios.
73
La segunda parte tiene que ver con la actividad escato-
lgica de Dios, a veces con el verbo en pasivo teolgico. Ambas partes estn articuladas por un
principio de justicia retributiva. Los ejemplos ms claros son Mc 8,38 y Lc 12,8-9.
b. R. Edwards ha descrito lo que denomina correlativo escatolgico, forma de raz vetero-
testamentaria que busca establecer un nexo de reciprocidad entre dos situaciones o personas. El
primer miembro se inicia con una expresin comparativa (normalmente xou o uontg) y tiene
un verbo en tiempo pasado o presente; el segundo miembro comienza con un correlativo (por lo
general o1u) e incluye el tiempo futuro (to1ot), a veces con una referencia al Hijo del
Hombre.
74

c. Los textos de amplio respiro, que aluden a la destruccin del Templo y el fin del mundo
son los pasajes apocalpticos ms claros: Mc 13,3-37 // Mt 24,3-36 // Lc 21,7-33; Lc 17,20-37. El

68
El texto central es Mc 1,15. Cf. adems Mt 10,7; 12,28; Lc 11,20.
69
Por ejemplo: Lc 12,13-21; Lc 16,19-31; Mt 18,23-35; Mt 20,1-16; Mt 22,1-10 // Lc 14,16-24; Mt 24,45-51 // Lc
12,42-46; Mt 25,1-13; Mt 25,14-30 // Lc 19,12-27; Mt 25,31-46.
70
Por ejemplo: Lc 3,7: la ira inminente; Lc 3,9: el hacha puesta a la raz del rbol; Lc 3,17: el bieldo para limpiar la
era y el fuego que no se apaga.
71
Por ej.: Mc 8,35; Mc 10,15; Lc 18,14b. Esta estructura polar tiene tambin una conexin con la tica.
72
Se llama quiasmo, o estructura quistica, o estructura inclusiva, al recurso literario que consiste en estructurar un
texto de manera circular; es decir, comenzando por un tema, desarrollando luego otros hasta llegar al centro de lo
que se quiere proponer y luego retomar las temticas en orden inverso, hasta cerrar el texto con el tema inicial.
Simblicamente se dice que una estructura quistica se ordena en forma de A B C B' A'.
73
Una frmula casustica es aquella en la cual se propone una solucin legal a un problema precisando las diversas
situaciones que pueden agravar o aminorar la falta; ejemplo tpico es xodo 21,28-32 que aborda el asunto de la
responsabilidad que le cabe al dueo de un buey cuando el animal de su propiedad acornea a una persona
detallando numerosas circunstancias que pueden rodear el hecho. Una mandato apodptico es aquel que se
propone como absoluto, ms all de cualquiera circunstancia precisa. Los ejemplos ms tpicos son los Diez
mandamientos: no matars, no mentirs, no robars, etc. (cf. xodo 20,3-17); son mandamientos vlidos en
cualquier situacin.
74
Ejemplos claros: Lc 11,30 // Mt 12,40; Lc 17,24 // Mt 24,27; Lc 17,26 // Mt 24,37; Lc 17,28.30 // Mt 24,38-39; Mt
13,40-41. No hay ningn ejemplo en Mc ni en Jn.
4. Crtica de la Formas 35
gnero exacto de estos pasajes es debatido, pero es indudable que cumplen una funcin paren-
tica, de exhortacin a la vigilancia en el presente, que es tiempo de incertidumbres.
75

El lenguaje apocalptico es evocativo, rico en imgenes polivalentes. Es un lenguaje que
exige hasta el lmite sus posibilidades. Son textos que quieren lanzar la imaginacin del hombre
ms all de sus lmites habituales. Por lo mismo, se trata de imgenes que no pueden ser expli-
cadas conceptualmente de manera total. Son smbolos con una insalvable ambigedad, pero
precisamente aqu est su riqueza. Por lo mismo se distorsionan los textos apocalpticos cuando
se quiere vincular cada una de sus imgenes con un suceso histrico concreto.

BULTMANN seala como subtipos de las Palabras Profticas y Apocalpticas:

A. Anuncios de salvacin, macarismos o bienaventuranzas (Heilspredigt):
Lc 14,15: bienaventurado el que pueda comer en el Reino de Dios
Lc 10,23-24 // Mt 13,16-17: Dichosos los que ven lo que ustedes ven
Lc 6,20-23 // Mt 5,3-12: Bienaventurados los pobres, hambrientos llorosos
Mt 11,5-6 // Lc 7,22-23: y dichoso el que no se escandalice de m
Mc 10,29-30: Nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre
Mc 8,35: quien pierda su vida por m y por evangelio la encontrar
Mc 10,31: Muchos primeros sern ltimos y los ltimos ser primeros.
Lc 10,20: Yo te bendigo Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque
Lc 12,32: No temas pequeo rebao, porque el Padre ha tenido a bien darles el Reino
Mc 1,7-8 // Mt 3,11-12 // Lc 3,16-17: Detrs de m viene uno que es ms fuerte que yo

B. Amenazas o maldiciones (Drohworte):
Lc 6,24-26: Hay de los ricos de los que estn satisfechos de los que ren
Mt 10,32-33 // Lc 12,8-9: quien me niegue ante los hombres, yo tambin lo negar
Mc 8,38: quien se avergence de m y de mis palabras
Mt 11,21-24 // Lc 10,13-15: Ay de ti, Corazn! Ay de ti Betsaida!...
Lc 11,31-32 // Mt 12,41-42: porque aqu hay algo ms que Salomn
Lc 11,42.43.44.46.47.52 // Mt 23,4.6.13.15.16.23.25.27.29: Ayes contra los fariseos
Mc 12,38-40 // Lc 20,45-47: Gurdense de los escribas a quienes les gusta lucirse
Lc 11,49-51 // Mt 23,34-36: ustedes han matado a los profetas enviados por Dios
Mt 23,37-39 // Lc 13,34-35: Jerusaln, Jerusaln, que matas a los profetas
Lc 23,28-31: Hijas de Jerusaln, no lloren por m, sino
Lc 12,54-56 // Mt 16,2-4: Hipcritas! Saben explorar el aspecto de la tierra y del cielo
Mt 8,11-12 // Lc 13,28-29: All ser el llanto y el rechinar de dientes
Lc 4,25-27: Muchas viudas haba en Israel en tiempos de Elas, pero a ninguna
Lc 6,46 // Mt 7,21: Por qu me llaman Seor, Seor y no hacen lo que digo?
Mt 7,22-23 // Lc 13,26-27: No s de dnde son ustedes. Aljense de m
Mt 24,37-41 // Lc 17,26-35: Vendrn das en que desearn ver

75
Es significativo el uso del tiempo imperativo presente en Mc 13,5.9.11.23.28.33.35.37.
4. Crtica de la Formas 36
Mt 3,7-10 // Lc 3,7-9: Raza de vboras, quin les han enseado a huir de la ira inminente?

C. Exhortaciones o admoniciones (Mahnrede):
Mc 1,15: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios est cerca, convirtanse
Lc 12,35-38: Tengan la cintura ceida y las lmparas encendidas
Mc 13,33-37: Estn alertas y vigilantes porque ignoran cundo ser el momento
Mt 24,43-44 // Lc 12,39-40: Si el dueo de casa supiera a qu hora de la noche
Mt 24,45-51 // Lc 12,42-46: vendr el seor de aquel siervo el da que no espera
Mt 25,1-13: Parbola de las vrgenes necias
Lc 12,47-48: Aquel siervo que conociendo la voluntad de su Seor
Lc 21,34-36: Cuiden que no se emboten sus corazones por el libertinaje

D. Predicciones apocalpticas:
Mc 9,1: Entre los aqu presentes hay algunos que no gustarn la muerte
Lc 17,20-21: La venida del Reino de Dios no se producir aparatosamente
Lc 17,23-24 // Mt 24,26-27: Como un relmpago fulgurante cruza de un extremo a otro
Mc 13,5-27: Apocalipsis sinptico
Mc 13 28-29: El smil de la higuera
Mc 13,30: Inminencia de la Parusa
Mc 13,31: El cielo y la tierra pasarn, pero mis palabras no pasarn
Mc 13,32: De aquel da y de aquella hora nadie sabe nada slo el Padre
Lc 19,42-44: Si tambin t conocieras en este da el mensaje de paz!
Mt 25,31-46: Parbola del juicio final
Mt 7,15: Advertencia contra los falsos profetas
Mt 9,12-13: La venida de Elas

2.3.3. Palabras referentes a la Ley y a la vida de la comunidad
Se trata de textos en los cuales Jess es presentado como el autntico intrprete de la Ley y
aquel que estructura la comunidad de sus discpulos. Muchos de estos textos son un duro juicio
contra la tradicin legalista del judasmo, en el tono usado por los profetas del AT al criticar el
culto formal de Israel. Algunas palabras que estn en enfrentamiento con el mundo judo podran
provenir de la comunidad cristiana, en la medida en que ella fue entrando en conflicto con el
judasmo. Esto es especialmente probable en aquellos textos que recurren a argumentaciones
escritursticas elaboradas. All est la mano de la comunidad que defiende con citas veterotes-
tamentarias la nueva disciplina por ella recibida y vivida. Un papel especial tienen las normas re-
ferentes a la vida de la comunidad, de las que Bultmann seala su origen en la comunidad misma
(v.gr. Mt 18,1-35; 23,8-10).
Algunas sentencias estn formuladas en el estilo propiamente casustico del AT. Es decir, un
primer miembro condicional (cuando... si... el que... ) y un segundo miembro imperativo (v.gr.
Mc 10,11-12; 11,25; Mt 5,21-48; 6,1-18). Otras son de estilo apodptico (v.gr. Mt 7,6). En cuanto
4. Crtica de la Formas 37
a la autenticidad de todas las palabras de Jess Bultmann reconoce que llegamos a una
considerable inseguridad sin embargo, no se debe caer en un escepticismo completo.

BULTMANN no subdivide diversos tipos dentro de esta categora, sino que las considera como un
solo bloque:
Mc 7,15: Nada hay fuera del hombre que entrando en l pueda contaminarle
Mc 3,4: Es lcito en da sbado hacer el bien en vez del mal?
Mc 2,27: El sbado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sbado.
Mt 12,11-12 // Lc 14,5: Quin de ustedes que tenga una sola oveja, si esta cae en un pozo
Mc 3,28-29 // Mt 12,31-32 // Lc 12,10: la blasfemia contra el Espritu no ser personada.
Mc 2,10: el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados
Mt 23,23-24 // Lc 11,42: Ay de los que pagan el diezmo de la menta y el comino y descuidan...
Mt 23,25-26 // Lc 11,39-41: Purifica primero por dentro la copa para que todo
Mc 11,25: Perdona para que tambin tu Padre que est en los cielos te perdone
Mt 6,14-15: Si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas
Mt 6,1-18: La autntica limosna, oracin y ayuno
Mt 5,21-48: Han odo que se dijo pero yo les digo
Mc 2,25-26: No se acuerdan de lo que hizo David cuando entr en el Templo
Mc 7,6-8: Dejando el precepto de Dios, ustedes se aferran a las tradiciones humanas.
Mc 10,3-9: Puede el marido repudiar a su mujer?
Mc 12,23-25: Debate sobre la resurreccin de los muertos.
Mc 12,26-27: Prueba de la resurreccin de los muertos
Mc 12,29-33: Cul es el mandamiento supremo?
Mc 12,35-37: La condicin del mesas como hijo de David, y Jess
Mt 5,17-19: No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas
Mt 16,18-19: Yo te digo: t eres Pedro y sobre esta piedra edificar mi Iglesia
Mt 18,18: Lo que aten en la tierra quedar atado en el cielo
Mt 18,15-17 // Lc 17,3: Si tu hermano llega a pecar, vete y reprndele
Mt 18,21-22 // Lc 17,4: Cuntas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano?
Mt 18,19-20: Cuando dos o tres se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo
Mc 9,37.41 // Mt 18,5 // Lc 9,48a: El que reciba a un nio en mi nombre
Mt 10,40-42: Quien a ustedes recibe, a m me recibe quien recibe a un profeta
Lc 10,16: Quien a ustedes escucha a m me escucha
Mc 3,35: Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Mc 10,42-45 // Mt 20,25-28 // Lc 22,25-27: Los jefes de la naciones las dominan
Mc 9,35: Si uno quiere ser el primero sea el ltimo
Lc 9,48b: El que reciba a este nio en mi nombre a m me recibe
Mt 23,8-10: No llamen a nadie Padre en la tierra, porque uno solo es su Padre
Mc 9,42 // Mt 18,6-7 // Lc 17,1-2: El que escandalice a uno solo de estos pequeos
Mt 18,10: Gurdense de menospreciar a uno de estos pequeos
Lc 3,10-14: La predicacin habitual del Bautista
4. Crtica de la Formas 38
Mc 6,8-11 // Mt 10,5-16 // Lc 10,2-12: Instrucciones para la misin
2.3.4. Palabras Yo
Corresponde a lo que Bultmann llama Ich-Wrte. Son palabras en las cuales Jess en
cuanto Mesas desempea el papel principal. Tienden a aumentar en la tradicin helenstica ms
tarda. Estn cerca del tu ttt (ego eimi) jonico.
76
En el conjunto de estos textos son par-
ticularmente importantes aquellas palabras construidas con el verbo tgoot (erjomai) = venir,
especialmente en tiempo aoristo q Iov (elthon) = he venido, estoy aqu. Ellas expresan la
conciencia que Jess tiene de haber sido enviado. A menudo el sujeto de estas frases es el Hijo
del Hombre. Con alguna frecuencia se los llama Dichos elthon.
77
En estas palabras Jess no
solamente aparece como el Maestro de Sabidura, o como el Profeta enviado por Dios en la hora
decisiva, sino como el Mesas y Juez del mundo. Por ello, no son raras las alusiones a su muerte y
resurreccin, con explcita referencia al sentido de las mismas. Es el tema de la conciencia que
Jess tiene de s mismo y de su misin, y la explicitacin de ella que va haciendo la comunidad
cristiana, lo que est en juego en estos textos.

BULTMANN distingue algunos diversos subtipos de textos:

A. Palabras en las cuales Jess habla de su venida:
Mc 2,17: No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores
Lc 19,10: El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Lc 12,49-50: He venido a arrojar fuego a la tierra
Mt 10,34-36 // Lc 12,51-53: Piensan que he venido para traer paz a la tierra?
Mt 5,17: No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas.
Mc 10,45: que tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir
Mt 11,18-19 // Lc 7,33-34: Vino el Hijo del Hombre que come y bebe, y dicen
Mc 1,38: vayamos a otros lugares pues para eso he salido.
Mt 15,24: No he venido ms que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Lc 10,16 // Mc 9,37: El que reciba a un nio como ste en mi nombre
Mt 10,40: quien a m me recibe, recibe a aquel que me ha enviado.
B. Palabras en las cuales Jess habla de su actuar:
Mc 1,17: Vengan conmigo y los har pescadores de hombres
Mt 8,10 // Lc 7,9: Les aseguro que en todo Israel no he encontrado una fe tan grande
Mc 9,19: Hasta cundo estar con ustedes? Hasta cundo habr de soportarlos?
Lc 22,32: Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca.

76
Slo en tres lugares de los Sinpticos est el tu ttt: Mc 6,50 // Mt 14,27: Jess camina sobre las aguas; Mc
13,6 // Lc 21,8 // Mt 24,5: discurso escatolgico; Mc 14,62: proceso ante el Sanedrn. En el resto de los textos
slo est presente el uso de la primera persona singular en boca de Jess.
77
Cf. ARENS, EDUARDO The Sayings in the Synoptic Tradition. A Historico-Critical Investigation. Freiburg:
Universittsverlag / Gttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 1976 (Orbis Biblicus et Orientalis 10) 370 pp.
4. Crtica de la Formas 39
Lc 23,42: Padre, si quieres, aparta de m esta copa, pero no se haga mi voluntad.
Mt 28,18-20: Vayan pues y hagan discpulos a todas las gentes
Lc 24,49: Miren, yo voy a enviar sobre ustedes la Promesa de mi Padre.
Mt 16,18-19: A ti te dar las llaves del Reino de los Cielos
Mt 18,20: Porque donde dos o tres all estoy yo en medio de ellos.
Mt 10,16a // Lc 10,3: Miren, yo los envo como ovejas en medio de lobos
Lc 10,19-20: Miren, les he dado poder de pisar sobre serpientes y escorpiones
Lc 22,28-30 // Mt 19,28: Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas
Mt 11,25-30 // Lc 10,21-22: Mi Padre me lo ha entregado todo, y nadie conoce al Padre
C. De difcil clasificacin:
Lc 14,26 // Mt 10,37: El que ama a su padre o a su madre ms que a m
Lc 14,27 // Mt 10,38: el que pierda su vida por m la encontrar.
Mc 8,34b: Si alguno quiere venir en pos de m, niguese a s mismo, tome su cruz
Mc 8,35: Quien quiera salvar su vida la perder
Lc 10,18: Yo vea a Satans caer del cielo como un rayo.
Mt 12,27: Si yo expulso demonios por Beelzebul ?
Mt 12,28 // Lc 11,20: Si por el Espritu de Dios expulso yo los demonios
2.3.5. Observaciones generales
La clasificacin de Bultmann que hemos tomado como hilo conductor puede ser criticada
por darle mucha importancia a los aspectos temticos por sobre los formales. Pero no hay otra
mejor lograda. Veamos ahora algunos aspectos generales de este tipo de palabras.
a. Formacin del material: en el juicio global sobre el origen del material de las senten-
cias se deben evitar los extremos simplistas. Sin duda un buen grupo de ellas remonta a Jess,
puede ser que incluso en su forma. Pero es igualmente claro que un nmero significativo provie-
ne de la comunidad eclesial. Sea que se haya atribuido a Jess sentencias de uso ms o menos
comn, que circulaban en el ambiente; sea que se le atribuyan al Jess histrico palabras inspira-
das a los profetas cristianos por el Seor resucitado.
78

Es posible reconocer un Sitz im Leben pre-pascual a este tipo de textos en la enseanza de
Jess a sus discpulos, la que puede ser entendida como apoyndose en frases fuertes, sintticas,
de fcil memorizacin; buenas formulaciones, que calan hondo. Tambin se puede reconocer un
Sitz im Leben Iesu en el envo misionero de los discpulos, que ciertamente debe haber ido acom-
paado de indicaciones sobre el mensaje que deban anunciar. Se trata, por tanto, de un Sitz im
Leben de corte catequtico y misionero, en el cual las palabras que buscan orientar y/o organizar
la vida de la comunidad deben ser entendidas como complemento, o implementacin, de la tarea
misionera.

78
Un buen ejemplo de este fenmeno es Mt 18,20: Cuando dos o tres estn reunidos en mi nombre...
4. Crtica de la Formas 40
b. Evolucin del material: en torno al proceso de transformacin de estas sentencias se
puede sealar:
1. El dato bsico es la transformacin de Palabras del Seor en Apotegmas. En algunos
casos la ubicacin de sentencias dentro de apotegmas puede reconocerse como muy original
en otros casos, el encuadramiento es artificial. En Lc, sobre todo, hay muchos marcos de
apotegmas que son extremadamente formales, artificiales, estereotipados.
79
Podran ser fruto
de la actividad redaccional de Lc, aunque hay casos en los cuales este encuadre se produjo en
la etapa pre-literaria. En el apotegma la narracin ha surgido para darle vivacidad a la senten-
cia.
2. Hay tendencia a introducir Palabras del Seor en Apotegmas. Se trata de una especie de
sobrecarga de un apotegma con otras palabras del Seor quiz de Jess, pero no perte-
necientes originariamente a ese contexto. Se aaden palabras que inicialmente no estaban en la
estructura del apotegma. La comparacin sinptica ayuda a descubrir las modificaciones intro-
ducidas por Mt y Lc. Pero tambin hay sentencias agregadas ya en el material tradicional.
80

Cabe destacar que hay sentencias agregadas que tienden a matizar las de Jess.
81

3. Se han producido alteraciones de sentido y de forma. A las primeras ya hemos aludido al
mencionar el hecho de que la misma Palabra del Seor puede aparecer con sentidos diversos
en los distintos evangelios. Tambin puede verse la tendencia a un cambio de la forma inte-
rrogativa a la declarativa, ms universal y menos comprometedora. La forma declarativa a
veces tiene una formulacin negativa.
82

c. En bsqueda de la formulacin original: el problema de la reconstruccin del texto
original es muy complejo. A veces se debe preferir Mc, otras veces Q. Pero en ningn caso es se-
guro que el texto se encuentre sin retocar. En ocasiones se puede llegar a una reconstruccin
hipottica, pero altamente insegura. Pese a todo se pueden reconocer algunas tendencias de evo-
lucin, que en buena medida son semejantes a las tendencias presentes en las parbolas:
1. Tendencia moralizante, particularmente clara en Mt. Lo propiamente evanglico es hecho nor-
ma de conducta.
2. Tendencia a adaptar las Palabras del Seor a las nuevas situaciones de vida de la Iglesia y de la
experiencia cristiana.
83

3. Tendencia a substituir material imaginario propio de Palestina por situaciones familiares al
universo cultural de los habitantes de las grandes ciudades del mundo helenstico.
84


79
Cf. Lc 11,37-38; 12,1.13; 13,1.23; 14,1; 16,14; 17,20.
80
Por ejemplo, Mc 2,21-22; 3,27-29; 10,10-12; ...
81
Cf. Mc 2,20; Mt 12,40, en comparacin sinptica.
82
Por ejemplo: Mc 4,21: Acaso alguno..? comparado con Mt 5,15 y Lc 8,16: Nadie trae..; Mt 7,16b: pregunta,
comparado con Lc 6,44b; Lc 6,39: pregunta, comparado con Mt 15,14b.
83
Ejemplos: Mc 10,17-18 // Mt 19,16-17: episodio del joven rico. De la pregunta al Maestro bueno se pasa a una
pregunta por el Bien. Mc 2,17b // Lc 5,32; Lc 11,30 // Mt 12,40: signo de Jons.
4. Crtica de la Formas 41
2.4. Parbolas.
El anlisis detallado del material parablico es extremadamente complejo. Un buen in-
dicador es el asunto del nmero de las parbolas los clculos de los exgetas van desde unas 30 a
ms de 100. Esto indica que el concepto de parbola no es unvoco. A lo anterior se suma el
unnime reconocimiento de la importancia de las parbolas como el cuerpo de escritos que mejor
nos pone en contacto con Jess. Aqu con encontramos con la roca firme de la tradicin, en ex-
presin de Jeremias. Desde hace algo ms de un siglo la exgesis crtica reconoce de manera casi
unnime que las parbolas son un conjunto de textos que prcticamente no tiene problemas de
autenticidad. Es decir, se trata de palabras que Jess pronunci de modo sustancialmente se-
mejante a los textos que hoy entregan los sinpticos. Este grupo de textos nos pone ante Jess de
Nazaret de un modo nico son una privilegiada puerta de acceso a Jess, a su originalidad ms
propia. Por lo mismo, el estudio de las parbolas no se reduce al anlisis de una forma literaria,
sino que en l se ve involucrada una mirada global del ministerio de Jess y de su intimidad
personal. Hay por tanto dos grandes preguntas que rondan el anlisis de esta forma: Qu son las
parbolas y cmo se las debe interpretar? y Por qu Jess habl en parbolas y qu importancia
tiene este hecho para nosotros hoy da?
2.4.1. Clasificacin del material parablico
A partir de A. Jlicher, y con un aporte sistematizador de R. Bultmann, se ha hecho habitual
distinguir entre un material pre-parablico y un material parablico en sentido estricto. Lo propio
del material pre-parablico es que se trata de textos figurativos, pero en los cuales no existe un
relato o accin; no hay verbo. Este material est compuesto por simples Imgenes (Bildworte)
85
y
Metforas (Metapher).
86
Es posible reconocer tres tipos de material parablico:
a. Comparaciones (Gleichnis): se trata de narraciones breves, que presentan una situacin
o proceso tpico, algo que se repite siempre igual. Es un hecho que pertenece a la experiencia co-
tidiana ms clara y directa, y que difcilmente puede ser de otro modo. Es algo universalmente
vlido. A veces es difcil distinguir las Comparaciones de las simples Imgenes. Un criterio bsi-
co es que la comparacin debe tener una accin, describir un proceso, y por lo mismo incluir un
verbo, por lo general en tiempo presente.
87


84
Mt 5,15 // Lc 11,33 y 8,16: celemn escondrijo, vasija; la luz es puesta para que alumbre a todos los que estn
en la casa, es decir se piensa en una nica habitacin la luz es puesta para que los que entran vean el
resplandor, es decir, a la entrada de una casa de varias habitaciones.
85
Bultmann elenca los siguientes textos: Mc 2,17.19.22; 3,24-25.27; 4,21; Mt 3,10; 5,14; 6,24; 7,9.16; 9,17; 10,24;
12,30; 24,28; Lc 4,23; 5,39; 6,39.43-44; 12,47-48; 14,34-35.
86
Mt 3,12; 5,13.14.16; 7,3-5.6.13-14.16.20; 9,37; 10,16; 12,35; 13,52; 15,13; 23,27; 24,27; Lc 6,45; 9,62; 11,44;
12,35.36; 17,26-27.28-30.
87
Lc 17,7-10: el esclavo y el seor; Lc 14,28-33: la construccin de la torre y la guerra; Lc 15,4-10 // Mt 18,12-14:
oveja (y dracma) perdidas; Lc 12,39-40 // Mt 24,43-44: el ladrn; Lc 12,42-46 // Mt 24,45-51: el servidor fiel y el
infiel; Lc 12,54-56: los signos de los tiempos; Lc 12,57-59 // Mt 5,25-26: llegar a tiempo a un arreglo; Mt 11,16-
19 // Lc 7,31-35: los nios caprichosos; Mc 4,30-32 // Mt 13,31-32 // Lc 13,18-19: el grano de mostaza; Mt 13,33
// Lc 13,20-21: levadura; Mc 4,26-29: semilla que crece por s sola; Mt 13,44: el tesoro en el campo; Mt 13,45-
4. Crtica de la Formas 42
b. Parbolas propiamente tales (Parabel): es una narracin figurativa imaginada libremente
y en este sentido ficticia en la cual se describe un proceso nico, un caso irrepetible. Se trata
de historias libremente creadas, que no son convincentes por la fuerza de los hechos, por la
evidencia de lo que sucede todos los das, sino por la lgica interna del relato, por el desarrollo de
la trama. Habitualmente las parbolas usan varios verbos en la descripcin de la accin, por lo
general en tiempo pasado.
88

c. Relatos ejemplares (Beispielerzlungen): son relatos formalmente semejantes a las Pa-
rbolas, pero se diferencian de ellas en que estn directamente orientadas a la transmisin de una
enseanza moral: Haz t lo mismo. Se trata de proponer una conducta directamente inspiradora
de una accin semejante, o contraria.
89

Hacer un elenco completo del material parablico es un asunto complejo, respecto del cual
no hay criterios uniformes. Por lo mismo, propongo a continuacin a modo de descripcin
prctica el amplio elenco de parbolas y sentencias parablicas que ofrece Jacques Dupont,
90

buen panorama del conjunto algo dispar que se puede considerar material parablico:

Mc 2,17: el mdico y los enfermos
Mc 2,19: los compaeros del esposo
Mc 2,21-22: vestido viejo y odres viejos
Mc 3,27: el fuerte bien armado
Mc 4,3-8: el sembrador
Mc 4,21: la lmpara y el celemn
Mc 4,25: al que tiene se le dar
Mc 4,26-29: la semilla que crece por si sola
Mc 4,30-32: el grano de mostaza
Mc 7,27-28: los perritos y los nios
Mc 9,50: la sal desvanecida
Mc 10,31: los primeros y los ltimos
Mc 12,1-9: los viadores homicidas

46: la perla preciosa; Mt 13,47-50: la red barredera; Mt 7,24-27 // Lc 6,47-49: la construccin de la casa; Mc
13,28-29: la higuera; Mc 13,34-47: el dueo de casa que llega tarde.
88
Lc 11,5-8: el amigo inoportuno; Lc 18,1-8: el juez inicuo; Mc 4,3-9 // Mt 13,3-9 // Lc 8,4-8: el sembrador; Lc
13,6-9: la higuera estril; Lc 14,16-24 // Mt 22,2-14: invitados al banquete; Lc 15,11-32: hijo prdigo; Lc 16,1-8:
administrador injusto; Mt 25,14-30 // Lc 19,12-27: los talentos/minas; Mt 25,1-13: las diez vrgenes; Mt 13,24-
30: la cizaa; Mt 18,23-35: servidor inmisericorde; Mt 20,1-16: los operarios de la hora undcima; Mc 12,1-9 //
Mt 21,33-46 // Lc 20,9-19: viadores homicidas; Lc 7,41-43: los dos deudores; Mt 21,28-31: los dos hijos.
89
Slo se reconoce cuatro textos en esta categora: Lc 10,29-37: buen samaritano; Lc 12,16-21: rico tonto; Lc 16,19-
31: el rico y el pobre Lzaro; Lc 18,9-14: el fariseo y el publicano. Actualmente hay algunos autores que tienden
a negar la existencia de esta categora, sealando que se trata, sin ms, de Parbolas, y que deben ser tratadas
como tales. Particularmente se ha cuestionado que El Buen Samaritano sea un Relato ejemplar.
90
DUPONT, JACQUES Pourquoi des Paraboles? La mthode parabolique de Jsus. Paris: Cerf 1977 (Lire la Bible 46)
pp. 115-118.
4. Crtica de la Formas 43
Mc 13,28: la higuera que brota
Mc 13,34-36: el portero vigilante
Mt 5,13: la sal desvanecida
Mt 5,39: poner la otra mejilla
Mt 5,40: la tnica y el manto
Mt 5,41: una segunda milla
Mt 5,45: el sol y la lluvia
Mt 6,24: servir a dos seores
Mt 6,26: el alimento de las aves
Mt 6,27: aadir una hora a la vida
Mt 6,28-30: los lirios del campo
Mt 7,3-5: la paja en el ojo del hermano
Mt 7,9-10: el padre y su hijo
Mt 7,15: el lobo disfrazado de oveja
Mt 7,16: el rbol y sus frutos
Mt 7,24-27: las dos casas
Mt 9,15: los compaeros del esposo
Mt 10,16: serpientes y palomas
Mt 10,24: el discpulo y su maestro
Mt 11,16-17: los nios en la plaza
Mt 12,11: la oveja en el pozo
Mt 12,29: el fuerte bien armado
Mt 13,3-9: el sembrador
Mt 13,12: al que tiene se le dar
Mt 13,24-30: la cizaa entre el trigo
Mt 13,31-33: la mostaza y la levadura
Mt 13,44-46: el tesoro y la perla
Mt 13,47-48: la red llena de peces
Mt 15,14: ciegos que guan a ciegos
Mt 17,25: quin paga los impuestos?
Mt 18,4: el pequeo es el ms grande
Mt 18,12-13: la oveja extraviada
Mt 18,23-34: el servidor inmisericorde
Mt 19,30: los primeros y los ltimos
Mt 20,1-15: los obreros de la via
Mt 20,16: los primeros y los ltimos
Mt 21,28-31: los hijos dismiles
Mt 21,33-41: los viadores homicidas
Mt 22,1-10: el banquete nupcial
Mt 22,14: los llamados y los elegidos
4. Crtica de la Formas 44
Mt 23,12: elevado y abajado
Mt 24,32-33: la higuera que brota
Mt 24,43: el salteador nocturno
Mt 24,45-51: el buen y el mal administrador
Mt 25,1-12: las diez vrgenes
Mt 25,14-30: los talentos
Mt 25,29: al que tiene se le dar
Lc 5,34: los compaeros del esposo
Lc 6,29: la tnica y el manto
Lc 6,39: el ciego que gua a otro ciego
Lc 6,40: el discpulo y el maestro
Lc 6,41-42: la paja y la viga en el ojo
Lc 6,44: el rbol y sus frutos
Lc 7,31-32: los nios en la plaza
Lc 7,41-43: los dos deudores
Lc 8,5-8: el sembrador
Lc 8,18: al que tiene se le dar
Lc 10,30-37: el buen samaritano
Lc 11,5-7: el amigo inoportuno
Lc 11,11-13: el padre y su hijo
Lc 12,16-20: el rico insensato
Lc 12,23: vida y alimento
Lc 12,24: el alimento de los cuervos
Lc 12,25: una hora ms a la vida
Lc 12,27-28: la vestimenta de los lirios
Lc 12,36-38: el portero vigilante
Lc 12,39: el salteador nocturno
Lc 12,42-46: el buen y el mal administrador
Lc 12,57-59: los litigantes
Lc 13,6-9: la higuera estril
Lc 13,15: llevar a abrevar al animal
Lc 13,18-21: la mostaza y la levadura
Lc 13,25-27: la puerta cerrada
Lc 13,30: los primeros y los ltimos
Lc 14,5: el hijo o el buey en el pozo
Lc 14,11: elevado y abajado
Lc 14,16-24: los invitados al banquete
Lc 14,28-32: la torre y la guerra
Lc 14,34-35: la sal desvanecida
Lc 15,4-7: la oveja perdida
4. Crtica de la Formas 45
Lc 15,8-10: la dracma perdida
Lc 15,11-32: el hijo prdigo
Lc 16,1-8: el administrador deshonesto
Lc 16,13: servir a dos amos
Lc 16,19-31: el rico y el pobre
Lc 17,7-10: el amo y su esclavo
Lc 18,1-8: el juez y la viuda
Lc 18,9-14: el fariseo y el publicano
Lc 18,14b: elevado y abajado
Lc 19,12-27: las minas
Lc 19,26: al que tiene se le dar
Lc 20,9-16: los viadores homicidas
Lc 21,29-31: la higuera que brota
Este conjunto de textos algo multiforme es el que se denomina, en sentido amplio, parbo-
las. Para entender correctamente el gnero, ms importante que la clasificacin propuesta es plan-
tearse la pregunta por el cmo funcionan las parbolas. Es decir, de qu modo se produce el
efecto parbola. La parbola, como lo indica el uso geomtrico, no produce un efecto directo,
sino que alcanza su meta mediante un desvo; se trata de algo as como la trayectoria de una bala
de can, que no alcanza su meta mediante una lnea recta, sino a travs de una curvatura en su
trayectoria. En esto las parbolas son muy distintas a la exhortacin o enseanza llevadas a cabo
en lenguaje plano, directo. La parbola es figurativa, nunca evidente. Siempre deja con algo de
duda sobre su sentido exacto, duda que estimula la reflexin que involucra personalmente y evita
el carcter impositivo del discurso. Es un tipo de lenguaje que tiene algo de juego. Por tanto, el
sentido de la parbola nunca puede ser enteramente reducido a ideas. Hay una fuerza imagina-
tiva, artstica, que posee su propia dinmica, ms all del campo de las ideas. En esta compleja
mezcla de elementos est la fuerza de las parbolas de Jess: su originalidad y su carcter
profundamente personal, revelador de lo ms propio de Jess. Ah est tambin el problema para
entenderlas adecuadamente. Esto nos conduce a un sumario recorrido por la historia de su
interpretacin.
2.4.2. Breve historia de la interpretacin de las parbolas
Desde tiempos del NT hasta inicios de este siglo, prcticamente siempre se entendi las
parbolas como si fuesen alegoras. Es decir, como relatos en clave que es necesario ir decodifi-
cando elemento por elemento para entender su sentido. Ya el NT interpreta alegricamente
algunas parbolas: Mc 4,13-20: sembrador, Mt 13,36-43: cizaa, Mt 13,49-50: red barredera. Es
decir, no se tratara de un texto con un sentido global nico, sino de una serie de mensajes en cla-
ve, accesibles slo al que posee el secreto de su interpretacin. La idea subyacente a este tipo de
interpretacin es que el sentido bsico de las parbolas consiste en la transmisin de un mensaje
doctrinal, accesible slo a aquellos que saben entenderlo. En este sentido se plantea la llamada
Teora de las Parbolas presente en Mc 4,10-12.33-34 y algo ms atenuada en Mt 13,10-17.34-
4. Crtica de la Formas 46
35 y Lc 8,9-10. De acuerdo a ella Jess habra usado parbolas para que Israel no le entendiese...
Aqu est la teologa de Mc, no el recuerdo del motivo que impuls a Jess a usar este tipo de
lenguaje en su anuncio del Reino.
A fines del siglo pasado A. Jlicher
91
produce un vuelco fundamental al ligar la interpreta-
cin de las parbolas a la comparacin ms que a la alegora. Es decir, se debe tomar el relato
como un todo. El dinamismo total del relato es el que conduce al oyente a emitir un juicio perso-
nal sobre el caso planteado, juicio que l mismo luego debe aplicar a la realidad.
92
No se trata de
comparar elemento por elemento, sino la globalidad del relato, el proceso, la accin como tal. De
all que cuando el texto dice El Reino de Dios es semejante a..., se deba entender Sucede con el
Reino de Dios como sucede con el caso de.... Para Jlicher los textos slo pueden ser
correctamente entendidos si son enraizados en su contexto original o primero; es decir, en el mi-
nisterio de Jess. Y el ministerio de Jess Jlicher lo ve determinado por la proclamacin del
reinado de Dios. Desde las categoras de la teologa liberal decimonnica Jlicher imagina el
ministerio de Jess como una actividad de predicacin a las multitudes de la Galilea. Multitudes
sencillas, bien dispuestas a escucharlo, pero de poca capacidad especulativa. Para dirigirse a ellas
Jess usa ejemplos sencillos tomados de la vida cotidiana, que le sirven como comparaciones
para explicar los valores del Reino de Dios. Para Jlicher las parbolas son instrumentos
pedaggicos usados por Jess, maestro de la verdad y predicador del Reino, para ensear a los
sencillos. Es fcil percibir la importancia de este principio hermenutico consistente en vincular
los textos con el ministerio concreto de Jess. Es un principio que impide acercarse a ellos para
buscar verdades universales y atemporales. Todo lo que nos digan las parbolas tiene que ver, en
primer lugar, con el concreto ministerio de Jess. Slo en un segundo momento es lcito plan-
tearse la pregunta por un sentido ms amplio.
En el primer decenio de este siglo se produce una recuperacin de la dimensin escatolgi-
ca del ministerio de Jess. Jess no sigue siendo visto como el amable predicador que se dirige
pedaggicamente a las multitudes de la Galilea, que lo siguen embelesadas por su mensaje de fra-
ternidad universal y de invitacin a la confianza en Dios. Muy por el contrario, Jess aparece co-
mo un ardiente profeta que proclama la inminente irrupcin del Reinado de Dios y llama a la
conversin para poder entrar en l. El mensaje escatolgico de Jess encontr resistencia de parte
de las autoridades de Israel, particularmente de los fariseos. Su ministerio se desenvolvi en
medio de un creciente conflicto que culmin con su muerte. Desde esta nueva perspectiva, las
parbolas de Jess necesitan ser comprendidas de modo nuevo. El primero en asumir plenamente
el desafo planteado a la exgesis de las parbolas por la renovacin escatolgica es Ch.H.

91
JLICHER, ADOLF (1857-1938) Die Gleichnisreden Jesu. t. I Die Gleichnisreden Jesu im allgemeinen. Freiburg:
1886 (Tbingen: 1910
3
) VII+228pp. y t.II Auslegung der Gleichnisreden der drei Evangelien. Freiburg: 1899
(Tbingen 1910
2
) VIII+643pp. [= Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgessellschaft 1963].
92
La parbola de Natn a David, en 2 Samuel 12,1-4, es muy iluminadora de este aspecto. El juicio que David
pronuncia sobre el caso que le presenta Natn es lo que le ayuda a caer en la cuenta de lo pecaminoso de su
actitud frente a Uras.
4. Crtica de la Formas 47
Dodd.
93
Para Dodd el ministerio de Jess constituye el inicio del tiempo escatolgico, tiempo en
el cual el poder de Dios ha comenzado a operar efectivamente. Por lo mismo tiempo de crisis, en
cuanto en l se est llevando a cabo un discernimiento entre quienes reconocen el actuar de Dios
y quienes se cierran a l. Es el tiempo de la decisin. De acuerdo a esta perspectiva, para Dodd la
enseanza de Jess no es la lenta y paciente exposicin de un sistema hecha por el fundador de
una escuela. Se refiere, por el contrario, a una breve y tremenda crisis que tiene a Jess por
protagonista y es producida de hecho por su aparicin. Desde esta percepcin del ministerio de
Jess se impone como una evidencia la necesidad de situar las parbolas en su contexto original.
Dodd plantea un clarsimo principio interpretativo de las mismas: Es de esperar que las parbolas
aludan a la situacin concreta y crtica en que se hallaban Jess y sus oyentesy cuando nos pre-
guntamos por su aplicacin debemos centrarnos no en el terreno de los principios generales, sino
en la situacin particular en que fueron pronunciadas.
La perspectiva de trabajo iniciada por Dodd es continuada por J. Jeremias.
94
Su trabajo es
un modelo de laboriosidad y de consecuente aplicacin de una metodologa. Jeremias entiende
las parbolas como eficaces armas de combate usadas por Jess contra los fariseos. Para l el
objetivo primario de las parbolas no es la proclamacin de una verdad, la simple pedagoga, sino
que son instrumentos de lucha, de prueba, de argumentacin. Siempre estn transparentando un
conflicto, en relacin al cual deben ser interpretadas. Esta conflictividad tiene que ver con el
anuncio de la inminente irrupcin del reinado de Dios y la crisis escatolgica a ella conexa. En
este contexto las parbolas son entendidas como comparaciones destinadas a transmitir una nica
idea o verdad, que sirven a Jess como contundentes argumentos contra sus adversarios, los
fariseos. El trabajo propiamente teolgico de Jeremias, est orientado por una inquietud mucho
ms estrecha que la de Dodd. Su intencin es situar las parbolas de Jess en su lugar histrico
original, pero desde una perspectiva que podramos catalogar de arqueologizante. La atencin tan
fuertemente centrada en la reconstruccin de la ipsissima vox Jesu deja en evidencia la debilidad
de este tipo de metodologa. No basta con poder acceder, mediante una reconstruccin histrica, a
la forma original de las parbolas para que ellas automticamente tengan sentido para el hombre
de hoy. Se las puede tratar como hermosos objetos de museo, deslumbrantes por su perfeccin,
pero en definitiva irrelevantes para el hombre de hoy. Al amarrar tan ntimamente las parbolas a
un determinado momento histrico ellas parecen quedar irremisiblemente ancladas en un lejano
pasado y ser insignificantes para el hombre actual.


93
DODD, CHARLES HAROLD (1884-1973) The Parables of the Kingdom. London: Nisbert 1935
1
214pp. (1961
3

176pp) [= Las Parbolas del Reino. Madrid: Cristiandad 1974, 198pp.].
94
JEREMIAS, JOACHIM (1900-1979) Die Gleichnisse Jesu. Gttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 1947
1
118pp. (1984
10

243pp.) [= Las parbolas de Jess. Estella: Verbo Divino 1984, 302pp.].
4. Crtica de la Formas 48
2.4.3. Un nuevo tipo de acercamiento al material parablico
Jlicher produjo una cierta revolucin copernicana en la interpretacin de las parbolas.
Vuelco que se impuso definitivamente. Sin embargo, las parbolas siguieron siendo entendidas en
relacin a temas es decir en relacin a contenidos objetivos posibles de reducir a una serie de
proposiciones o argumentos lgicos , aunque estos temas no fuesen vistos como verdades
dogmticas sino como el anuncio del Reinado de Dios. La ptica de Jlicher encuentra su
madurez y su expresin clsica en los trabajos de C. H. Dodd y J. Jeremias.
Desde los aos 60

se viene insistiendo con fuerza en que las parbolas no quieren proponer
ideas (contra la 2 parte de la obra de Jeremias), sino que buscan producir un cambio personal,
una conversin. Apuntan a la voluntad. No pueden alcanzar esta finalidad mediante un mero
funcionamiento argumentativo, que es opresor y que encierra en la propia estrecha perspectiva.
Esta percepcin es uno de los grandes avances ms recientes. La parbola funciona de modo
dialgico, no combativo ni pedaggico, asumiendo en serio la experiencia y los problemas de sus
destinatarios. sta asuncin de la realidad de los destinatarios es condicin indispensable para
que el parabolista sea odo.
El funcionamiento dialgico va unido al uso de un lenguaje figurativo, potico, creativo.
95

Las parbolas no argumentan contra, sino que partiendo del punto que hace problema entreabren
horizontes nuevos: muestran otro modo de entender la realidad, crean ojos nuevos capaces de su-
perar el conflicto y de llegar a una sntesis nueva. Es la gracia de Dios que auxilia al hombre en
su conversin. Un grupo significativo de autores busca dar cuenta literaria de esta condicin de
las parbolas entendindolas a partir de la metfora ms que de la comparacin, como propuso
Jlicher. La metfora viva es esa torsin del lenguaje fruto del acercamiento de trminos que
habitualmente no se relacionan y que desencadena nuevas posibilidades de significado. Veamos
ms en detalle los principales aspectos de estas nuevas bsquedas sobre el sentido de las parbo-
las.
a. Sntesis doctrinal vs. interpelacin personal. En la segunda parte de su libro Jeremias
intenta una ordenada sntesis del Mensaje de las parbolas de Jess. Le permite hacerlo la
conviccin de que muchas parbolas expresan la misma nica idea, slo que con imgenes dife-
rentesde que Jess no se cansa nunca de inculcar, en imgenes siempre nuevas, las ideas centrales
de su mensaje. Contra este intento de ordenar el mensaje de las parbolas en sntesis doctrinales
bien estructuradas, se comienza a insistir en su dinmica interpeladora. Ellas no estn dirigidas al
intelecto, sino a la voluntad, para mover a la conversin. No son logradas secciones de una
sntesis doctrinal, sino interpelaciones en orden a una conversin. Se seala que el lenguaje no se
limita a informar, sino que solicita una respuesta personal pone a su destinatario en una situacin
nueva que exige de l una actitud nueva. Las parbolas de Jess, por lo mismo, no son meros

95
Por potico entendemos ese profundo sentido de captar la realidad de modo nuevo, personal, ms hondo que el
habitual. No las meras asonancias de lenguaje. Es decir, una actitud y un lenguaje que abre nuevos horizontes. No
olvidar que poesa deriva del verbo nottu = hacer, crear. Poeta es el que crea con su mirada y con su palabra una
realidad nueva.
4. Crtica de la Formas 49
ejemplos informativos de las caractersticas del reinado de Dios. Una parbola bien lograda
modifica sustancialmente la vida de sus destinatarios al entreabrirles nuevos horizontes y constre-
irlos al mismo tiempo a tomar una decisin. Las parbolas de Jess no son en primer lugar
simple exhortacin a un cambio moral, sino expresin de la conciencia que Jess tiene de su
propia situacin, del sentido ltimo del momento presente. Son una posibilidad ofrecida a sus
destinatarios para entrar en dicho sentido, son un apoyo destinado a abrir los ojos y permitir el re-
conocimiento de la accin que Dios est llevando a cabo en el ministerio de Jess. Exigen una
decisin personal, pero tambin son expresin de la gracia de Dios que viene en ayuda del hom-
bre. Las parbolas de Jess buscan conducir a una decisin existencial, no son simples medios de
informacin. La parbola que alcanza su meta es aquella que involucra a su destinatario en el re-
lato hasta el punto de hacerlo emitir un juicio personal. Desde esta perspectiva se valora mucho el
final abierto caracterstico de una apreciable cantidad de parbolas evanglicas.
96

b. Lenguaje argumentativo vs. lenguaje potico. Para Jeremias, en continuidad con
Jlicher, por su dimensin comparativa las parbolas tienen una funcin fundamentalmente argu-
mentativa. Frente a ellos se afirma que las parbolas de Jess poseen un carcter revelador, crea-
dor de nuevas posibilidades, develador de horizontes nuevos, manifestador del sentido ltimo de
las cosas. En esto consiste la dimensin potica del lenguaje. En la capacidad de redescribir la
realidad, de crearla de nuevo al mirarla con mayor calidad y hondura, hasta el punto de descubrir
en ella dimensiones nuevas. El poeta es el que ve la realidad con ojos nuevos y que hacindolo
nos ayuda a tener nuevos ojos, a tener una mirada libre de lugares comunes y simplificaciones.
Cuando Jess quiere ayudar a entender el sentido profundo de su ministerio no se contenta con
usar irrebatibles argumentaciones lgicas. Seran inadecuadas para el fin que quieren alcanzar. Lo
que impide entrar en el sentido profundo de la misin de Jess no es la dificultad para seguir un
raciocinio lgico, sino la imposibilidad de ver las cosas como l las ve. Lo que debe ser cam-
biado son los parmetros globales desde los cuales se est mirando la realidad. Es necesario
abrirse a una novedad que viene a cuestionar nuestros esquemas habituales de comprensin del
mundo.
97
Las parbolas estn invitando a una conversin. Pero esta conversin no consiste sim-
plemente en la modificacin de determinadas conductas, sino en imprimirle un sentido nuevo,
una orientacin globalmente distinta a la propia vida. El lenguaje adecuado para invitar a este
tipo de conversin no es la argumentacin lgica, sino una propuesta potica que despliegue ante
los ojos nuevos horizontes. Y cuando se ha llegado a tener ojos nuevos, es posible entender las
exigencias ticas que implica el seguimiento de Jess. El lenguaje potico es un lenguaje

96
Se entiende por esto el hecho que en muchas parbolas no se presenta la respuesta del personaje al cual se dirige la
interpelacin del personaje central del relato. No sabemos que hizo finalmente el hijo mayor de la parbola del
hijo prdigo, ni tampoco si el obrero de la primera hora acept las razones que le daba el patrn de la via. Es el
destinatario de la parbola el que est invitado a involucrarse en el relato y dar su propia respuesta.
97
Lc 7,36-50 es el nico caso de una parbola situada en un contexto; es decir en ese tipo de problemtica que
permite entenderla en su sentido primero. Este texto muestra que el juicio negativo que el fariseo se hace del
comportamiento de Jess depende de su horizonte de juicio. La parbola de 7,41-42 ayuda al fariseo Simn a
darse cuenta de que aquel que tena la deuda mayor resulta en definitiva el ms favorecido, el privilegiado; Desde
este punto de vista no debe resultar chocante la atencin privilegiada que Jess presta a la pecadora.
4. Crtica de la Formas 50
adecuado para proponer la trastornadora novedad del mensaje de Jess. Al usar Jess un lenguaje
potico no solamente est comunicando un mensaje o exhortando a la conversin, sino que est
ayudando y acompaando en el proceso de descubrimiento del misterio de su persona y de acep-
tacin de su mensaje. Las parbolas pueden ser entendidas as como un don de la gracia de Dios.
c. El nexo que une a las parbolas con su autor. Una nueva comprensin de las parbolas
a partir de los principios metodolgicos que acabamos de sealar exige un replanteamiento del
asunto del nexo existente entre Jess y las parbolas. En un texto potico el autor no slo dice
algo, sino que de algn modo se dice a si mismo; el texto potico es una puerta de acceso a lo
ms ntimo de su creador. Las parbolas son textos poticos de una calidad altamente personal, en
los cuales Jess est entreabriendo un acceso a lo ms profundo y personal de su experiencia in-
terior; a su conciencia mesinica y a su intimidad con el Padre. Las parbolas estn en ntima
relacin con el concreto ministerio mesinico de Jess, pero en cuanto en l estn en juego estas
dimensiones fundamentales de su identidad del tipo de nexo que lo une al Padre. En las parbolas
de Jess est subyaciendo un presupuesto fundamental: que en este concreto momento histrico
su actuar y el de Dios coinciden. Aqu y ahora, en el actuar de Jess, Dios est estableciendo su
Reino. A pesar de lo desconcertante que esto pueda significar para los judos. Dios establece su
reinado acercndose misericordiosamente a los pecadores y actuando en esa debilidad y oculta-
miento que caracterizan el ministerio de Jess. ste es precisamente el gran secreto que subyace a
las parbolas, es lo ms hondo que ellas quieren comunicar. Son una suerte de clamor de Jess a
sus contemporneos: Abran los ojos, dejen de lado sus ilusorias imgenes sobre lo que debiera
ser la accin de Dios y dense cuenta que aqu, ahora, en medio de ustedes, est el Mesas de
Dios! Son textos en los cuales se devela la certeza de Jess sobre la calidad mesinica de su
actuar y a la vez su pasin por que su pueblo se abra a la accin de Dios. Las parbolas de Jess
nos permiten entrever tambin el misterio de la intimidad existente entre l y su Padre. Esta inti-
midad se expresa en forma de una incondicionada certeza de que el Padre est junto a l, y que
por lo mismo su ministerio slo puede tener un final exitoso. Aun cuando su actuar concreto se
desenvuelva en el ocultamiento, el rechazo, el aparente fracaso. La certeza profunda en una
abundantsima cosecha que manifiesta la parbola del sembrador no es el resultado de una simple
observacin de los hechos, sino expresin de una certeza que se fundamenta en la experiencia
filial de Jess. El Padre jams permitir que su obra termine en un fracaso definitivo. Despus de
la cruz est siempre la resurreccin, que constituye la palabra definitiva y final. Las parbolas de
Jess en cuanto expresin de su conciencia mesinica y del vnculo filial que lo une al Padre
poseen una profunda carga cristolgica. Nos dan acceso a la intimidad de su autor. Entendidas
desde este ngulo, las parbolas adquieren una carga teolgica nueva, que se entronca con su
calidad literaria.
d. Las parbolas: reveladoras del estilo de actuar de Jess. En el lenguaje potico es
imposible separar forma de contenido. Para el artista la forma del texto es parte integral del con-
tenido del mismo. Su mensaje no puede ser entregado, al menos del modo como l lo hace, en
otra forma, o en un discurso argumentativo. Si nos acercamos desde esta perspectiva a las parbo-
las de Jess se nos hace indispensable preguntarnos qu sentido propiamente teolgico tiene el
4. Crtica de la Formas 51
que Jess haya usado esta forma de lenguaje. No basta con preguntarse por el contenido de los
textos, sino que resulta indispensable abordar con seriedad el asunto del valor teolgico de la for-
ma. Esto se ha planteado como la clsica pregunta del por qu Jess habl en parbolas. De aqu
brotan algunas sugerencias interesantes.
El lenguaje parablico de Jess deja entrever que l no entiende su actividad de procla-
macin del reinado de Dios como el anuncio de una serie de verdades intelectuales o morales que
deban ser aceptadas racionalmente por sus oyentes. Ser mensajero del Reino consiste en ayudar a
descubrir el sentido ltimo de lo que est sucediendo en este momento, ante los propios ojos. Es
decir, aprender a descubrir la novedad inaudita que representa el ministerio mesinico de Jess,
que cualifica de otro modo el tiempo presente. Al hablar en parbolas Jess est intentando abrir
los ojos de sus oyentes para que saliendo de imgenes preconcebidas de lo que debe ser el
quehacer de Dios aprendan a reconocer su actuar concreto en Jess. Las parbolas no estn ocu-
padas en argumentos doctrinales o en disquisiciones abstractas. Su preocupacin primera es muy
concreta: se refieren al actuar de Jess y al actuar de los hombres. Les interesa poner de ma-
nifiesto por qu Jess acta de este modo, que a muchos desconcierta. Pero por sobre todo les
interesa decir claramente que este actuar de Jess es la accin de Dios hoy da. No se puede pre-
tender ser fiel a Dios desentendindose de lo que Jess est haciendo. Y si se llega a percibir este
actuar escatolgico de Dios en Cristo, la vida del hombre adquiere connotaciones muy nuevas.
No es posible mantener los antiguos comportamientos, se impone un cambio radical. Es decir, a
las parbolas de Jess les interesa el comportamiento de sus oyentes, pero no de modo moralista,
sino desde una perspectiva teocntrica. Si Dios est actuando de este modo, no se impone acaso
un cambio radical de conducta? Es lo que con nitidez percibe el administrador injusto de la
parbola (Lc 16,1-8): ante una situacin absolutamente nueva e inesperada (le quitan la adminis-
tracin de los bienes de su seor), se impone con urgencia un comportamiento nuevo. A las
parbolas les interesa producir una modificacin de conductas en sus oyentes, pero a partir de una
nueva comprensin del actuar de Dios. A partir de una nueva comprensin del valor teolgico del
presente. No como resultado de la mera imposicin de normas ticas.
La actitud de Jess frente a los destinatarios de sus parbolas es muy delicada. Ellos no
son ni discpulos a los cuales haya que adoctrinar en las ms sutiles verdades de la fe, ni tampoco
enemigos que hayan asumido lcidamente una actitud combativa contra Jess. Se trata de perso-
nas que no logran entrar en la ptica de Jess, no logran ver las cosas como l las ve. No es que
estn mal dispuestos, que sean agresivamente contrarios. Pero no pueden aceptar su mensaje por-
que an no llegan a ver las cosas como l las ve. Lo que necesitan no son argumentos destinados
a su razn, tampoco imperativos ticos planteados a su corazn. No est all la dificultad que les
impide seguir a Jess. Lo que necesitan son ojos nuevos que les permitan ver toda la realidad des-
de otro punto de vista: el de Jess.
Por lo mismo el parabolista entra en una suerte de dilogo con sus interlocutores.
Dilogo que se desarrolla mediante un relato parablico que tiene algo de esfuerzo de
imaginacin o incluso de juego. Jess comienza el relato ponindose en el lugar de sus oyentes,
4. Crtica de la Formas 52
asumiendo sus desafos, reconociendo que desde su punto de vista actual tienen razn en juzgar
de este modo la situacin. Luego viene el desarrollo de los acontecimientos, y en algn momento
del relato sucede algo inesperado que transforma las cosas, y exige replantearse de punta a cabo
todos los criterios en juego. Particularmente el concepto de Justicia que se est manejando.
Cuando tenemos que ver con un patrn dispuesto a pagarle a todos los obreros el mismo salario,
cualquiera sea el tiempo que hayan trabajado en su via (Mt 20,1-15), o con un padre que quiere
con ilimitado amor a sus dos hijos, tanto al malo que abandonando el hogar ha llevado una vida
disoluta como al bueno que siempre ha permanecido fiel llevando la pesada carga de los trabajos
del campo familiar (Lc 15,11-32), nuestros habituales criterios de justicia caen por tierra (es lo
que se expresa en la crticas de Mt 20,12 y Lc 15,29-30). Es precisamente aqu cuando el
parabolista nos dice: renueva tus ojos para ver la realidad y alegrarte por lo que est sucediendo,
en vez de protestar molesto (Mt 20,15b; Lc 15,32). Y nos lo dice en forma de pregunta: No
creces que mirando las cosas desde este otro ngulo todo adquiere mayor sentido? Acaso te da
envidia porque soy generoso? No crees que corresponde hacer fiesta cuando vuelve tu hermano
que estaba perdido?
Como en todo autntico dilogo, lo fundamental es el recurso a la experiencia de los que
dialogan. Tanto la experiencia compartida como la experiencia propia, nica de cada uno de los
participantes. En el autntico dilogo queda excluido el fcil recurso a los argumentos de autori-
dad o a la descalificacin para doblegar las dificultades del otro. Las parbolas de Jess lo mues-
tran como un hombre que sabe observar su realidad. Un hombre atento a las realidades cotidia-
nas, con mirada cariosa frente a las personas que lo rodean, incluso cuando pueda tratarse de ac-
titudes poco edificantes. Sabe valorar la habilidad del administrador deshonesto para salir del pa-
so en un momento difcil (Lc 16,1-8), la insistencia de la viuda que va diariamente donde el juez
inicuo a pedirle que le haga justicia (Lc 18,2-5), el cario de un padre por sus hijos que le lleva a
darles lo que le piden (Mt 7,9-10), la disponibilidad de un hombre ante los requerimientos de su
amigo incluso si son inoportunos (Lc 11,5-7), la tradicional desconfianza de los campesinos fren-
te al aparato judicial (Lc 12,57-59), etc. Jess puede dialogar con hondura porque primero ha
aprendido a conocer, valorar y querer a su pueblo. Puede ayudar a tener ojos nuevos porque
primero ha sabido mirar con profundidad y cario a quienes lo rodean. Este rasgo es el que le
confiere su hermosura humana a las parbolas de Jess.
Pero en sus parbolas Jess tambin comunica su experiencia personal. Una intimidad
con el Padre que arranca de su corazn todo temor al fracaso definitivo de aquella tarea que el
Padre le ha confiado. Los inicios pueden ser muy pequeos, los primeros pasos del proceso
pueden parecer decepcionantes. Todo eso es cierto, pero a Jess no le cabe la menor duda de que
al final la pequea semilla dar un gran rbol, que el poquito de levadura fermentar toda la masa
(Mc 4,30-32; Mt 13,31-33; Lc 13,18-21), que la siembra aparentemente perdida dar cosecha
abundante (Mc 4,3-8). Esta certeza brota de su experiencia de intimidad con el Padre. Ella, sin
embargo, no le priva de una cierta oscuridad propia de su condicin encarnada.
4. Crtica de la Formas 53
e. En definitiva, las parbolas se presentan como un instrumento de dilogo usado por
Jess para anunciar el Evangelio del Reino a aquellos que tienen resistencias para aceptarlo. En el
modo de conducir este dilogo Jess manifiesta tanto sus disposiciones personales como el sen-
tido que da al mensaje proclamado. Jess usa el mtodo parablico de un modo muy personal y
caracterstico, que merece la debida atencin. Forma parte del mensaje que Jess nos dej.
2.4.4. Formacin y evolucin
En el AT existe una forma literaria denominada maal, que posee una flexibilidad y varie-
dad de expresiones muy grande. Aunque el eje parece estar en una comparacin, puede designar
un dicho sapiencial (1 Sam 10,12), una adivinanza (Juec 14,10-18), una alegora (Ez 17,2-24) o
incluso un canto (Miqueas 2,4). Usado en plural (mealim) el trmino designa pequeas historias
de corte sapiencial. Aunque este tipo de narraciones es poco abundante, han recibido una atencin
especial ya que se ha visto en ellas un posible antecedente literario de las parbolas evanglicas.
98

Sin embargo los paralelos literariamente ms cercanos de las parbolas evanglicas estn en las
parbolas rabnicas. Es decir, en un tipo de pequeos relatos que comenz a abundar con
posterioridad al ao 70 d.C., aunque posiblemente el gnero exista previamente; ellas servan a
los rabinos para explicar los matices de los mandamientos de la Torah y su cumplimiento. Son
formalmente semejantes a las de Jess, aunque su finalidad es exclusivamente pedaggica y su
calidad literaria ms bien pobre. Frente a ellas las parbolas de Jess brillan con luz propia. En el
mundo griego los ejemplos que conocemos habitualmente bajo el nombre de fbulas son la forma
literaria ms prxima a las parbolas evanglicas. La historia de la interpretacin de las parbolas
ha vacilado mucho en la vinculacin de las parbolas de Jess al maal, a los mealim, a las
parbolas rabnicas o a la fbula.
Sin duda alguna, las parbolas son el cuerpo de materiales evanglicos cuya forma remonta
ms segura y ampliamente a Jess. Para entender su origen se debe encontrar su Sitz im Leben
Iesu. Es decir, su funcionalidad concreta en el marco del ministerio mesinico de Jess. Aunque
ellas suponen un modo potico de ver las cosas, no basta con imaginarlas como simples expre-
siones poticas, ms o menos gratuitas y espontneas de la interioridad de Jess. Por qu Jess
us parbolas? No fueron simples instrumentos pedaggicos para adoctrinar a sus adeptosun
modo simple de explicar verdades elevadas a la gente simple: ejemplos pedaggicos. Tampoco
son meras armas de combate contra los enemigos (es decir, los fariseos), en defensa de su men-
saje y de su mesianidad. Pero estn dirigidas a oyentes que no entran plenamente en la perspecti-
va de Jess, que son reticentes, reacios a aceptar sus puntos de vista. Las parbolas son instru-
mentos de dilogo usados por Jess frente a aquellos que no comparten su mirada, su percepcin
del real sentido del momento presente en cuanto cualificado por su misin mesinica.
Ellas nos revelan un estilo de actuar de Jess, que busca derribar barreras y prejuicios que
impidan captar el real sentido de su ministerio. Y busca hacerlo no mediante el recurso a ar-
gumentos de autoridad (AT, su persona, el razonamiento lgico), sino a la fuerza de conversin

98
Los ms caractersticos mealim son Jueces 9,7-15; 2 Samuel 12,1-4; 2 Reyes 14,9; Isaas 5,1-6; Ezequiel 17,3-10.
4. Crtica de la Formas 54
que posee la capacidad de ver la realidad con ojos nuevos, entreabriendo nuevas perspectivas. De
aqu surge una constatacin bsica: Jess no cre parbolas para confiarlas a sus discpulos, para
que las conservaran. Ellas son creaturas del momento, fortsimamente marcadas por las
circunstancias de su nacimiento. Su conservacin se debi a la perfeccin de su forma y a la re-
lativa facilidad para recordarlas por su carcter imaginativo. Pero esta conservacin va unida al
uso de los textos en un Sitz im Leben diverso, que los modifica, tuerce. El kerygma no es dialgi-
co, sino proclamativo y ligado a la moral. Las parbolas se conservan no slo porque son formal-
mente perfectas, sino tambin porque ellas lograron ser usadas funcionalmente en las nuevas
situaciones. Se las usa modificndolas: alegorizndolas y moralizndolas. All est la mano de la
comunidad primitiva. Si, mediante un proceso de reconstruccin histrico formal llegamos al
texto de Jess, como magistralmente lo hace Jeremias, casi tocamos a Jess en lo ms coyuntural
e irrepetible de su ministerio. El valor permanente de las parbolas no est en la doctrina que
median, sino en ser puerta de acceso que nos permite descubrir el estilo de Jess y su interioridad,
sus grandes convicciones: su relacin al Padre y el sentido de su actuar mesinico.
El proceso de transformacin de las parbolas est magistralmente estudiado por Jeremias,
que ha llegado a formular 10 Leyes de Transformacin. El mismo Jeremias las resume as: 1. La
traduccin de las parbolas al griego trajo consigo inevitablemente cambios de sentido. 2.
Tambin ocasionalmente las imgenes son traducidas. 3. Muy pronto observamos el gusto que
hay por adornar las parbolas. 4. A veces pasajes de la Escritura o motivos de narraciones popula-
res han influenciado la configuracin de la materia de la parbola. 5. Parbolas que originalmente
fueron dichas a enemigos o a la muchedumbre la Iglesia primitiva las aplic ampliamente a la
comunidad. 6. El resultado ha sido que a menudo aparece un desplazamiento hacia lo parentico,
especialmente de lo escatolgico a lo parentico. 7. La Iglesia primitiva refiere las parbolas a su
situacin concreta, que est caracterizada sobre todo por la misin y la demora de la Parusa, y a
partir de estos dos hechos, las interpreta y ampla. 8. Al servicio de la predicacin moral la Iglesia
primitiva interpret las parbolas alegricamente en proporcin creciente. 9. Rene colecciones
de parbolas, ocasionalmente se funden tambin dos parbolas. 10. Da un marco a las parbolas,
que a menudo ocasiona un cambio del sentido, especialmente da a muchas parbolas un sentido
universalmente vlido mediante unas conclusiones generalizantes.
99

2.5. Relatos histricos y Leyendas
Bultmann los llama Geschichtserzhlung und Leyende (= relatos histricos y leyendas).
Dibelius habla de Mythen y Legende (=mitos y leyendas).
100
Taylor los designa con un tr-

99
JEREMIAS, J. Las parbolas de Jess pp. 141-142. Es el tema de toda la primera parte del libro de Jeremias.
Presentacin amplia de este proceso en VILLEGAS, B. Introduccin crtica a los evangelios sinpticos pp. 62-68.
100
Dibelius usa el trmino Legende no para indicar el carcter ficticio de las historias, sino para describir su forma
literaria. En cuanto al trmino mismo, le da el tcnico sentido que ste tiene en la Edad Media, tiempo en que es
usado para designar el relato de la vida y muerte de los santos que es leda en la liturgia el da de su fiesta.
Bultmann, asumiendo el uso habitual del trmino en nuestro tiempo, entiende por Legende aquellos relatos de la
tradicin que no son historias de milagro en sentido propio, y que tampoco son Relatos Histricos. Se trata de
relatos que poseen un marcado carcter religioso y edificante, con frecuencia con un componente de carcter
4. Crtica de la Formas 55
mino descriptivo ms neutro: Stories about Jesus (= narraciones acerca de Jess). Lo caracte-
rstico de este tipo de relatos es que no estn en funcin de la transmisin de un determinado
contenido, o en vistas de la exaltacin del poder de Jess, sino que presentan sucesos de la vida
de Jess, o eventualmente de otro personaje. Se trata de la narracin de determinados episodios
histricos que, aunque efectuada desde el punto de vista de la fe, le concede importancia signifi-
cativa a los hechos mismos, que no pueden ser libremente modificados. Por eso mismo se trata de
un material que no posee una estructura literaria comn, y que por lo tanto es muy difcil de
analizar desde el punto de vista crtico-formal. Son textos en los cuales lo especficamente
tradicional es difcil de precisar. Puede ser clarificador distinguir cuatro tipos de material que
requieren un tratamiento diverso.
2.5.1. Relatos situados en el curso del ministerio pblico
Por lo general se trata de relatos en los cuales est en juego el problema de la identidad de
Jess en referencia directa a momentos decisivos de su actuar mesinico y con una fuerte
concatenacin entre un episodio y otro. No se trata, por lo mismo, de textos ms o menos
intercambiables con otros semejantes. Entre ellos hay tres que plantean problemticas especiales,
ya que son narradas intervenciones de actores no humanos. En concreto: bautismo, tentaciones y
transfiguracin de Jess. Bultmann anota que en ellos hay componentes de tipo mtico.

BULTMANN reconoce como textos pertenecientes a esta categora:

Mc 1,1-8 // Mt 3,1-12 // Lc 3,1-18: la actividad del Bautist
Mc 1,9-11 // Mt 3,13-17 // Lc 3,21-22: el bautismo de Jess
Mc 1,12-13 y Mt 4,1-11 // Lc 4,1-12: las tentaciones de Jess
Mc 8,27-30 // Mt 16,13-20 // Lc 9,18-21: la confesin de Pedro
Mc 9,2-8 // Mt 17,1-9 // Lc 9,28-36: la transfiguracin
Mc 11,1-10 // Mt 21,1-9 // Lc 19,28-40: entrada en Jerusaln

Tambin podran agregarse tres textos de Bultmann clasifica como apotegmas:
Mc 6,1-6a // Mt 13,53-58: rechazo de Jess por parte de los nazarenos
Mc 6,14-16 // Mt 14,1-2 // Lc 9,7-9: opiniones de Herodes sobre Jess
Mc 11,15-17 // Mt 21,12-13 // Lc 19,45-46: expulsin de los mercaderes del Templo

El asunto del carcter histrico de estos textos es un punto largamente debatido, en el cual
existen opiniones totalmente contradictorias. Se impone, sin embargo, una constatacin: estos
relatos, en los cuales se enfrenta la cuestin de la identidad de Jess, han sido escritos despus de
la resurreccin de Jess y a la luz de la fe post-pascual. Esta mirada retrospectiva sobre los
hechos de la vida de Jess hace que ellos sean vistos de una manera nueva con la claridad
aportada por la experiencia de la resurreccin; lo que no significa necesariamente que se constru-

etiolgico. En este aspecto, Bultmann emplea el trmino en un sentido diverso al de Dibelius, ya que niega su
carcter histrico al oponerlos a los relatos histricos.
4. Crtica de la Formas 56
ya un discurso mitolgico sin base histrica. Este tipo de afirmaciones es coherente con lo que se
puede reconocer como Sitz im Leben de estos textos: proclamar a Jess como Seor ante personas
que no lo haban conocido directamente.
En el proceso de transmisin de este material el rasgo ms caracterstico es la tendencia a
objetivar el sentido teolgico que la Iglesia reconoce en los acontecimientos de la vida de Jess.
Es decir, recurriendo al AT se tiende a presentar cada vez ms claramente los episodios como
cumplimientos objetivos de lo anunciado en la Sagrada Escritura. La significacin teolgica se
expresa a modo de objetivacin plstica.
101

2.5.2. Narraciones de la infancia
Los dos primeros captulos tanto de Mt como de Lc presentan una narracin de la infancia
de Jess. Se trata de dos relatos muy diversos, entre los cuales no parece haber ninguna conexin
de tipo literario. Y en el caso particular de Lc, estos captulos no parecen estar dando cuenta de
material tradicional; se tratara de textos que desde el punto de vista literario se debe clasificar
como especficamente redaccionales. Hay bastantes estudios sobre ellos, aunque un acercamiento
estrictamente crtico-formal sea muy difcil.
Estos textos no son narraciones histricas en el sentido habitual del trmino hoy da,
aunque tampoco se debe afirmar una total ausencia de material con valor histrico. Este asunto es
complejo porque la Iglesia primitiva parece haber tenido poco inters por el nacimiento, la
infancia y la familia de Jess. En Hechos de los Apstoles y en las cartas de Pablo las referencias
son escasas (casi exclusivamente Gl 4,4-5). Ms importante an es el hecho de que el resto de
los captulos de estos mismos evangelios, que son materia tradicional, parecen no referir hacia los
relatos de infancia.
102
Los evangelios de la infancia tienen una finalidad primariamente
cristolgica orientada a decir algo sobre la verdadera identidad de Jess. Por lo mismo, cada uno
de los evangelistas adelanta en estos captulos los grandes temas teolgicos que posteriormente
va a desarrollar a lo largo del evangelio; son los temas en los cuales cristaliza su propia
percepcin de la verdadera identidad de Jess.
103


101
Por ejemplo, el relato del bautismo en Mc 1,9-11 est enteramente centrado en Jess, sin pblico asistente, los
cielos se abren y el Espritu desciende en forma de una paloma (es decir, de la manera suave y discreta como baja
y se posa en el suelo una paloma, no con la fuerza arrasadora del fuego de Pentecosts, segn interpreta
J.Jeremias), y la voz del cielo parece escucharla slo Jess. En Mt 3,13-14 la voz del cielo se dirige a todos los
presentes (el t eres mi Hijo amado de Mc se transforma en ste es mi Hijo amado). En Lc 3,21-22 el bautismo se
produce en medio de mucha gente, cuando todos se estn bautizando y el Espritu baja en forma corporal como
una paloma. Otro ejemplo: el episodio del ingreso de Jess a Jerusaln. Mc 11,2.6-7 presenta a Jess entrando a
Jerusaln sentado en un burro: Mateo, que interpreta este episodio a la luz de Zac 9,9, texto que habla de burra y
de su cra, hace entrar a Jess montado en ambos animales a la vez (cf. Mt 21,2.7).
102
En Mt 2,3 se dice que Herodes y todos los habitantes de Jerusaln se enteraron de que en Beln haba nacido
Jess, el Rey de Israel; pero posteriormente no se alude ms ese tema. Incluso los mismos habitantes de Nazaret
parecen no haber visto en l nada extraordinario (cf. Mt 13,54-58). Segn Lc 1,39ss. el nacimiento y la infancia
de Juan el Bautista se desarrolla en riguroso paralelismo con Jess, como el precursor; pero en Lc 7,18-23 se
presenta a Juan enviando mensajeros para preguntarle a Jess por su identidad mesinica.
103
Desde este punto de vista, los evangelios de la infancia de Mt y Lc desempean un rol estructural semejante al del
4. Crtica de la Formas 57
Desde un punto de vista de crtica de las formas se ha buscado precisar cual sera el antece-
dente literario de este tipo de textos. Como es habitual, los trabajos han seguido dos grandes ver-
tientes, sin que haya acuerdo amplio al respecto. Hay quienes vinculan estos textos con las na-
rraciones de infancia de las biografas grecorromanas de los personajes famosos. En ellas hay te-
mas recurrentes que tambin aparecen en Mt-Lc: sueos que anuncian el nacimiento y el destino
del nio, portentos que acompaan el nacimiento, acciones admirables de los nios pequeos,
etc.
104
Otra corriente de estudios vincula estos relatos, especialmente Mt, con el Midra. Es decir,
se tratara de relatos que constituyen verdaderos comentarios del AT en cuanto buscan presentar
los hechos de la infancia de Jess desde el modelo literario y teolgico que entregan los textos
veterotestamentarios.
105
Se trata de textos construidos como un autntico entretejido de
referencias bblicas, que son comprensibles en sus verdaderas dimensiones cuando se es cons-
ciente de esas referencias y alusiones. Es difcil optar entre ambas posturas, ya que en las dos hay
mucho de verdad. Por lo mismo se hace necesario no tratar el asunto como un nico bloque. Es
necesario reconocer adecuadamente el tipo de nexo con el AT que poseen Mt y Lc, y que es
distinto para ambos.
2.5.3. Relatos de la pasin
Estos textos constituyen un cuerpo muy importante y estudiado. El conjunto de Mc est
constituido por percopas aislables es decir pequeos trozos autnomos, con sentido completo
en s mismos salvo el relato de la pasin. ste es un relato continuo, en el cual cada una de sus
partes no tiene sentido en s misma, no se puede narrar aisladamente. Por la estructura misma del
relato, por la fuerte coherencia interna de la secuencia narrativa, parece necesario afirmar que el
relato de la pasin se constituy como relato continuo ya en el momento de la tradicin oral. El
relato tradicional va desde la prisin y juicio de Jess hasta el episodio de la tumba vaca, hasta la
constatacin de la resurreccin. La estructura bsica de este relato es semejante a la del evangelio
de Juan, con el cual no posee nexos de tipo literario. Esta semejanza estructural, a pesar de la
ausencia de vnculos literarios, constituye un argumento muy fuerte en favor de su carcter
tradicional.
En este relato de pasin hay algunas percopas originalmente independientes que slo en
forma ms tarda fueron intercaladas en el relato continuo. En concreto: Mc 14,3-9: uncin de Je-
ss en Betania; Mc 14,22-25: institucin de la Eucarista, texto probablemente de origen litr-

Prlogo de Jn. Y por lo mismo, un trabajo ms serio sobre estos textos termina transformndose siempre en un
estudio de la redaccin de cada evangelio.
104
Esta temtica es la delicia de los abundantes relatos apcrifos sobre la infancia de Jess y los acontecimientos de
la vida de Mara y Jos. Ellos responden a una cierta necesidad cultural de saber ms sobre los grandes personajes
que lideran un grupo.
105
Entre los hechos indiscutidos en esta materia est la presentacin que Mt hace de Jess como el nuevo Moiss,
que le lleva a mostrar cmo Jess va cumpliendo en su vida las mismas etapas de Moiss. Tambin es muy clara
la referencia del Magnficat al canto de Ana (1 Sam 2,1-10). Se trata de adaptaciones de temas del AT que ayudan
a los evangelistas a presentar correctamente la verdadera identidad de Jess.
4. Crtica de la Formas 58
gico; y quiz Mc 14,27-31.54.66-72: negaciones de Pedro. stos son relatos autnomos que tie-
nen sentido en s mismo, y una desigual presencia en los diversos relatos de pasin.
106

Desde un punto de vista de Historia de las Fuentes los relatos de la Pasin presentan un
problema especial. Mc trae un relato; Q sin duda no tiene relato de pasin;
107
Jn tiene un relato
literariamente independiente de Mc. Mt depende en todo de Mc, en cambio Lc tiene abundantes
diferencias y materiales nuevos respecto de Mc, que lo acercan mucho a Jn.
108
Parece necesario
afirmar que Lc us, junto a Mc, un relato independiente (al que por comodidad podemos llamar
L, siguiendo la nomenclatura de Streeter), ms o menos similar a Jn. Lc trabaj mezclando ambos
textos, pero dejndose guiar ante todo por su relato propio. Tendramos as, en definitiva, tres re-
latos originales de la Pasin: Mc, Jn y L.
En los relatos de pasin estn presentes con mucha intensidad los grandes temas teolgicos
de cada evangelista. Son una suerte de culminacin en el tratamiento de los ejes doctrinales. Por
lo mismo cada uno de ellos posee rasgos muy caractersticos, que deben ser estudiados desde un
ngulo crtico-redaccional. Las modificaciones que Mt y Lc introducen en el texto de Mc nos
insinan por donde va la evolucin de estos materiales. Mt sigue muy de cerca a Mc, recogiendo
casi toda su materia,
109
manteniendo el orden de Mc, mejorando y clarificando su redaccin. Pero
sobre esta base agrega algunos episodios nuevos
110
y pone una atencin especial en mostrar que
en la pasin se cumplen las Escrituras.
111
Lc presenta una gran cantidad de materiales
desconocidos por Mc,
112
en varias oportunidades se aparta de su orden, y modifica sus frases.

106
La uncin en Betania est ausente en Lc (o enteramente transformada en Lc 7,36-50) y en Jn 12,1-8 est puesta
seis das antes de la Pascua, antes incluso del ingreso triunfal en Jerusaln. El relato de la institucin de la
Eucarista no aparece para nada en Jn.
107
Si se piensa que Q es una recopilacin de palabras del Seor en vistas de la predicacin, no resulta extraa la
ausencia de relato de pasin. Esta secuencia continua de episodios es fcilmente transmisible de manera oral.
Posiblemente Mc recogi el relato de la tradicin oral y es su primera consignacin por escrito.
108
Los principales textos de Jn que podramos sealar como paralelos a los textos de la pasin de Lc son: Lc 22,3
// Jn 13,27; Lc 22,33-34 // Jn 13,37-38; Lc 22,42-44 // Jn 12,27-29; Lc 22,53b // el tema jonico de la hora; Lc
22,55 // Jn 18,18; Lc 22,67 // Jn 10,24-25; Lc 23,4 // Jn 18,38b; Lc 23,13-14 // Jn 19,4; Lc 23,18 // Jn 18,40; Lc
23,20 // Jn 19,12a; Lc 23,53b // Jn 19,41b; Lc 23,54 // Jn 19,31.42; Lc 22,27 // cf. Jn 13,4-5.12-14.
109
Slo omite Mc 14,51-52, joven que sigue a Jess envuelto en una sbana, y 15,44-45a, extraeza de Pilato por la
rapidez de la muerte de Jess.
110
Pasajes propios de Mt en el relato de la pasin son: Mt 26,52-54: reproche de Jess al que hiri al servidor del
Sumo Sacerdote en el Huerto de los Olivos; 27,3-10: suicidio de Judas; 27,19: recado de la mujer de Pilato;
27,24-25: Pilato se lava las manos; 27,51b-53: signos csmicos al momento de la muerte de Jess: terremoto,
apertura de tumbas y resurreccin de los justos; 27,62-66: guardias que custodian el sepulcro de Jess; 28,2-4:
ngel del Seor que abre el sepulcro de Jess y terremoto.
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Adems de las innumerables referencias presentes en Mc, Mt agrega otras nuevas: Mt 26,15: el precio ofrecido a
Judas por la entrega de Jess es de 30 monedas de plata (Zac 11,12; cf. Gn 37,28); 27,34: al crucificado le dan a
beber vino mezclado con hiel (Salmo 69,22); 27,43: referencia a que Jess ha puesto su confianza en Dios,
esperando que ahora venga a salvarlo, como los justos del mbito sapiencial (Salmo 22,9; Sab 3,13.18-20).
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Episodios propios de Lc en el relato de la pasin: Lc 22,15-18: copa pascual antes de la institucin de la
eucarista; 22,24-38: pequeo discurso durante la ltima cena; 22,43-44: ngel que conforta a Jess en el Huerto
de los Olivos; 22,66: descripcin de la composicin del Sanedrn que juzga a Jess; 23,4-16: Pilato no encuentra
4. Crtica de la Formas 59
2.5.4. Relatos de la resurreccin
A diferencia del relato continuo de la pasin, los relatos de resurreccin son episodios suel-
tos, percopas independientes. Esto parece deberse al hecho que lo realmente importante en el
tema de la resurreccin no es tanto narrar sucesos, sino dar un testimonio claro y seguro de la
realidad de la resurreccin. Se trata de un episodio extraordinario del cual es necesario ser tes-
tigos convencidos y convincentes, testimoniando la fuerza transformadora de este mismo hecho.
Y el gran argumento probatorio de la resurreccin son las apariciones del resucitado. El inters no
es biogrfico, sino apologtico. Por lo mismo el tema de la dificultad para reconocer la obra de
Dios y creer est muy presente.
Desde el punto de vista de la Historia de las Formas Bultmann reconoce slo dos textos de
resurreccin: Mc 16,1-8: la maana de Pascua y Lc 24,13-35: aparicin a los discpulos de
Emas. Al resto de los textos de Mt 28 y Lc 24 les da otra explicacin.
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Como ha sido sealado
con frecuencia, se trata de dos motivos fundamentales: el encuentro con la tumba vaca y la
experiencia del encuentro con el resucitado;
114
aunque posiblemente el tema de la tumba vaca
pertenezca en propiedad al relato continuo de la pasin ms que a los relatos de resurreccin.
Los estudios sobre el tema de la resurreccin son muy abundantes y complejos, ya que
estn en juego cuestiones dogmticas fundamentales. Especialmente debatido ha sido el tema la
materialidad de la resurreccin. Pero en este conjunto lo propiamente crtico-formal no es lo ms
abundante, y no corresponde entrar en este momento en las cuestiones de corte dogmtico
envueltas en estos textos.




culpa en Jess, pero en vistas de su condicin de galileo lo enva a Herodes, quien luego lo devuelve a Pilato;
23,27-32: mujeres que acompaan a Jess y lloran en el camino al calvario; 23,34a: Jess pide al Padre que
perdone a quienes lo crucifican; 23,39-43: episodio de el buen ladrn; 23,48: los que han visto la crucifixin
vuelven arrepentidos; 23,53b-56: detalles de la sepultacin de Jess y el rol de la mujeres en el proceso.
113
Para Bultmann Mt 28,11-15: el engao de las autoridades judas es una leyenda apologtica, ya preparada en Mt
27,62-66: los guardias junto al sepulcro. Mt 28,16-20: la ltima aparicin de Jess, es transformada en una suerte
de leyenda cultual a la que se vincula la orden de bautizar. Lc 24,36-49: aparicin a los discpulos, Bultmann lo
interpreta como reelaboracin lucana de un texto que se refera a una aparicin de Jess en Galilea; los vv.44-49
son de clara redaccin lucana para expresar su propia teologa. Lc 24,50-53: la partida de Jess, Ascensin.
114
El tema de la tumba vaca est en: Mc 16,1-8; Mt 28,1-7; Lc 24,1-11. Las apariciones narradas son: Mt 28,8-
10.16-20; Lc 24,13-35.36-49; tambin Jn 20,1-2.11-18.19-29; 21,1-24; Hechos 1,1-11.
4. Crtica de la Formas 60
3. A modo de conclusin
Al momento de evaluar el mtodo de la Historia de las Formas salta a la vista un aporte po-
sitivo para la comprensin de los evangelios: hacernos ver la amplia tarea redaccional de la pri-
mera comunidad cristiana. Ella reuni, corrigi y elabor materiales. Tambin gener el marco de
los evangelios. Esto debe vacunarnos contra todo fidesmo inmovilista e invitarnos a ser trans-
misores creativos de la Palabra de Dios. Fidelidad y creatividad no se oponen. En esta lnea, los
diversos Sitz im Leben que subyacen a los textos bblicos ayudan a ver cmo las necesidades con-
cretas de la Iglesia han impulsado la creatividad de la comunidad. Los textos nacieron en el seno
de la Iglesia, llevando la marca de las necesidades concretas de cada momento. En cuanto tales
revelan la fe de los primeros creyentes. La clasificacin de las diversas formas literarias, aunque
discutible, ciertamente es tambin un aporte que ayuda a afinar la mirada para acercarse de
manera ms inteligente a los textos bblicos.
Sin embargo, este mtodo est necesitado de correcciones y complementos:
1. En primer lugar, hay que ser muy conscientes que este mtodo, en cuanto mtodo, nace
del afn por encontrar al Jess de la Historia. Afn de corte racionalista, no necesariamente de fe,
que no se ha mostrado muy productivo. ste sera una especie de camino directo para encontrarse
con Jess, saltndose la fe de la comunidad como poco fiable. La respuesta final de Bultmann es
que de Jess, por esta va, es muy poco lo que podemos saber. Siempre se encuentra presente la
mano de la comunidad que conserva modificando. Por lo mismo, hoy cabe relativizar bastante
esta pregunta o inquietud del mtodo.
2. El escepticismo radical de Bultmann que hace nacer casi todo de la comunidad post-
pascual plantea dificultades muy serias, que incluso sus mismos discpulos han tratado de
corregir. Es necesario plantearse el papel de la comunidad pre-pascual en la elaboracin de la
tradicin. Entre la comunidad pre-pascual y post-pascual hay continuidad sociolgica (son las
mismas personas) y teolgica o de fe. Esta fe pre-pascual en Jess ciertamente condujo a recordar
y trabajar las palabras de Jess. Hecho que no puede ser olvidado por el mtodo. Incluso antes de
la Pascua los discpulos parten en misin.
3. El mtodo prcticamente anula el papel desempeado por los evangelistas. Estos apa-
recen como meros compiladores dedicados slo a reunir trozos tradicionales, previamente
existentes. Cabe reconocer que cada evangelista posee su doctrina propia, que es un verdadero
telogo que le imprime un sello especial a su obra. Cada uno actu a partir de intereses par-
ticulares y en vistas de un pblico determinado. Por este lado se abrir paso la Crtica de la Re-
daccin.
Como resumen podemos citar los siguientes prrafos del P. Xavier Lon-Dufour s.j.:
Llegados al final de esta larga investigacin, no puede afirmarse que se haya hecho ya luz
sobre la historia y la naturaleza de los Evangelios. Con todo se imponen algunas evidencias:
4. Crtica de la Formas 61
Leer el evangelio es leer un escrito compuesto a partir de diversos materiales, ya ms o
menos reelaborados por hombres creyentes que quieren iluminar, a la luz del misterio pascual, el
comportamiento de su comunidad al releer (volver a decir) las tradiciones recibidas sobre Jess
de Nazaret, convertido en Cristo y Seor. Es tambin intentar remontarse hasta las estructuras
elementales que, de ordinario, no son debidas a la actividad consciente del escritor, pero que no
por eso estn menos presentes en la consignacin escrita.
Leer el evangelio no es borrar, sino reconocer la distancia que separa al lector actual de la
poca pasada. Establecido en su alteridad, el texto viene al encuentro del lector, no para ser repe-
tido, ni siquiera traducido en palabras modernas, sino para ser dicho de nuevo.
Leer el evangelio es decirlo desde su lugar propio, no como una cosa que se repite ma-
terialmente, sino como una palabra que se debe transmitir. Desde esta perspectiva, no habrn sido
vanos los anlisis precedentes: contribuyen a situar mejor al lector frente a un texto, en una
relacin ms autntica y verdadera.
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GEORGE, A. y GRELOT, P. Introduccin a la Biblia t. III, 1: Introduccin crtica al NT p. 428.

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