MARCO RAUL MEJÍA - Conflicto-Competencias-Capacidades
MARCO RAUL MEJÍA - Conflicto-Competencias-Capacidades
MARCO RAUL MEJÍA - Conflicto-Competencias-Capacidades
"Es verdad que la educación superior se encuentra encerrada en una jaula de hierro
weberiana, signada por la racionalidad prescriptiva, los fines establecidos y el
operacionalismo. Sin embargo, la comunidad académica todavía tiene la llave de la jaula. El
camino futuro no radica en ninguna clase de intento por recuperar el pasado, ni como una
fórmula de cultura cognitiva ni como un orden más amplio del academicismo. Más bien
consiste en una forma nueva de desarrollo humano que configura nuestros objetivos
curriculares. Afrontamos una ideología limitante, ya sea que nos refiramos a ella en los
términos nuevos (competencias, resultados, habilidades y capacidad de transferencia) o en
los antiguos (intelecto, conocimientos, verdad, objetividad y disciplina). En el primer caso, la
educación superior sirve a una concepción cerrada acerca de la relación con la economía, y
en el otro, está al servicio de la relación con la cultura cognitiva. La pregunta importante es
si es posible una concepción más abierta acerca del currículo, que sea adecuada para una
educación superior que sostenga una relación más abierta con la sociedad y esté
sustentada en una concepción más abierta del ser ' humano."
Ronald Barnett2
Esta cita es una excelente síntesis que muestra la encrucijada en la cual se encuentra la
universidad y todas las personas que tenemos una relación con ella, un cambio y unas
transformaciones profundas acompañan este período histórico de la humanidad, que ve cómo en
medio del debate y la discusión va surgiendo la cuarta forma de universidad en la historia, forma
que nace en medio de grandes discusiones sobre el lugar de ella hoy en la sociedad, ya que
durante mucho tiempo la universidad fue un bien cultural y en este último tiempo pasa a convertirse
en un bien económico, en cuanto el conocimiento se ha convertido en la fuerza productiva por
excelencia de estos nuevos tiempos.
Sin embargo, ahí como lo plantea claramente la cita, pareciera que el dilema se plantea entre
quienes privilegian las formas disciplinarias y de la cultura académica de la anterior forma de la
universidad o quienes preconizan una nueva forma fundada en la economía, el mercado, en donde
las competencias van a tener un lugar central. Sin embargo, en este texto, intentaremos plantear
que reconociendo las transformaciones profundas que han sucedido en la universidad, el problema
no se puede zanjar en ese falso dilema, ya que esos dos aspectos no son más que la configuración
de lo que ha sido la universidad a lo largo de su historia y la manera como el poder de este tiempo
intenta colocarla a su servicio, aprovechando el cambio pero para modelar una universidad sólo en
los intereses de un nuevo proyecto del capital que al no ser comprendida nos deja la inquietud sobre
la aparente inevitabilidad de una universidad que asume el lenguaje de ese nuevo proyecto de
control, eficiencia, consumidor, cliente, servicio, competencia.
Por eso, en este texto intentaré darle continuidad a mis reflexiones sobre estos asuntos contenidos
en mi último libro3 . Por ello, retomaré de él algunos elementos y los reelaboraré buscando darle,
forma a la solicitud que se me ha hecho para esta conferencia. En un primer momento, intentaré
mostrar ese contexto que se produce frente a los fenómenos de revolución científico-técnica que
han generado la actual revolución productiva en marcha. En ese sentido, trataré de ubicar la manera
como asistimos a unas nuevas fuerzas productivas y unas nuevas relaciones sociales que cambian
el escenario en el cual ubicábamos la acción humana e institucional en los momentos anteriores de
la sociedad.
En cuarto momento, recuperaremos la idea de resistencia y las nuevas maneras como se produce
el control de este tiempo en un escenario de biopoder, que hace muy visible la emergencia de la
¡dea de capacidad, como un lugar en el cual una forma más integral de lo humano nos permite
encontrar la competencia reformulada desde una perspectiva en la cual una nueva visión de lo
humano nos permite darle contenido y organizar de otra manera ese entendimiento en seis niveles:
en un nivel epistemológico, en un nivel valorativo, en un nivel de aprendizaje, en un nivel
comunicativo, en un nivel crítico, y en un nivel de pedagogía.
2
regulaciones ya que son ellas las que colocan las nuevas condiciones. Una de sus principales
características es la organización de otras formas del trabajo que algunos han llamado el fin del
trabajo asalariado y el inicio del post-asalariado.6
En este sentido, no es fácil hoy entender el surgimiento de otra forma del trabajo, distinta a la que
ha prevalecido en los últimos tres siglos de revolución industrial y que se había centrado sobre las
energías naturales y la fuerza de trabajo humana. Ese cambio llama a replantear muchas de las
teorías que han acompañado las explicaciones de la realidad, pero también exige cambiar las
formas de organizarse y luchar así como la noción de quiénes son los actores que generan los
nuevos procesos de resistencia y transformación.
Algunos de los elementos que constituyen esa nueva forma del trabajo son: 1.
3
Socialmente, esto ha dado origen a las nuevas organizaciones centradas en redes que se entienden
como sistemas de autoorganización, a imagen del sistema nervioso, que tienen como característica
las ser descentradas. Un ejemplo claro de este conflicto ha sido el de la compra que hizo Matsushita
a Motorola de su fábrica de televisores en Chicago, y su procedimiento de dejar cesante a todo el
personal jerárquico conservando solo a los trabajadores directamente productivos. Para los
norteamericanos, explicaba en esa época un gerente japonés, están por un lado quienes piensan y
por otro quienes trabajan. Entre nosotros, los que trabajan son los mismos que piensan y no
tenemos necesidad más que de la mitad de los efectivos. Tras dos años, Matsushita había
duplicado tranquilamente la producción de televisores en Chicago y reducido en un factor 50 el
número de retoques necesarios.7
Por fuera ha quedado el obrero que por un salario cumple una función mecánica incorporado a un
proceso productivo que no controla y del cual surge un producto que no podrá comprar por lo
miserable de su situación. Ese proletario trabajador alienado del pasado (que por esa condición se
rebela contra ella dando origen a todas las luchas sociales que levantaron durante los dos siglos
anteriores el mundo de los derechos sociales y la justicia social, como elementos fundantes de
regulación de la sociedad, y en ese tránsito pudo negociar la venta de su fuerza de trabajo y sus
derechos sociales, que como ciudadano prevalecen sobre los del patrón) busca la manera de
sustraerle al proceso productivo parte de su energía, acepta la alienación y sabe que la negocia
bajo la forma del derecho al trabajo constituyéndola en negociación colectiva.
Es decir, se ha comenzado a dejar de lado aquello que Marx llamó el trabajo abstracto general,
separable de la persona que lo ejecuta y que califica a los individuos en general desde
competencias sociales. Por eso, en este tiempo, su estatuto deja de estar regido por el derecho al
trabajo como parte de la superación del trabajo abstracto. Es lo que algunos autores han
comenzado a llamar la salida de la sociedad del trabajo.
Pero también la nueva subjetividad va a requerir otro tipo de competencias para un tipo de
organización industrial diferente que no está centrada en el trabajo fijo y de repetición, sino en las
innovaciones continuas y variadas exigidas por la diversidad de gustos y modas. Este proceso se
desmaterializa aún más en cuanto los nuevos productos se basan en la imagen, la novedad y el
valor simbólico. De tal manera, son sometidos a una renovación permanente para poder competir y
por lo tanto, las competencias también se transforman haciendo de la creatividad, la iniciativa y la
autonomía, las características deseables de ese nuevo asalariado de punta capaz de asumir la
flexibilidad como condición para garantizar la más alta productividad.
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En el sentido del Marx de los Grundisse10, el intelecto general se hace público, no es del mundo
interior del individuo. Hoy en esta nueva forma del capitalismo, esta "inteligencia general" se ha
convertido en la base de la nueva producción de la riqueza. Como bien lo explica Virno11, en el
postfordismo el trabajo necesita un espacio con estructura pública (cooperación). Hoy, ésta se
realiza por medio de la comunicación humana de múltiples formas, una complejidad que
actualmente se hace a través de infinidad de acciones, que se han tomado toda la vida, ése es el
toyotismo y allí se van a necesitar las facultades cognitivas y del intelecto general para hacer más
productivos, más consumidores, más de este tiempo, dando forma al trabajo inmaterial.
Por ello, estamos frente a un mundo que inaugura una nueva manera de acumulación y en ese
ejercicio reformula la existencia misma del capitalismo, proceso en el cual el conocimiento y la
tecnología se convierten en factores básicos de producción 'generadores de otra forma de riqueza,
incluyendo a éstos entre los mayores bienes económicos de nuestra época, un tiempo en el cual el
proceso de producción cuenta con una nueva materia prima: la tecnología, el conocimiento cuyo
incremento y ampliación se realizan a través de la investigación, bajo sus bases del saber, la
información, la cultura, en las cuales en el proceso productivo mismo se ha instalado la
comunicación y el lenguaje, haciendo que el trabajo sea una permanente interacción social. Ése es
el nuevo escenario de reproducción de una sociedad de clases con nuevas características de
control.
Emergen unos bienes y servicios cognitivos que están al, centro de un nuevo proceso de bienes
inmateriales, los cuales no se deterioran con el uso, son reproducibles casi al infinito, se consumen
y no se gastan, tienen un uso productivo, ya que cada vez más aumentan su valor. Su proliferación
se da a una escala inimaginable. Esta nueva forma de producción introduce una dinámica diferente
a las sociedades salariales, vuelve central la parte creativa y no sólo reproductiva de la sociedad. Su
modelo significa una redefinición del conocimiento, a diferencia de la información el conocimiento
implica una reorganización de la representación que permite transformar la acción, ya sea interior o
exteriorizada en el pensar, una nueva forma de subjetividad asociada a lo simbólico gestada en el
mundo digital.
La información sólo hace parte del conocimiento, pero este último es más amplio, abarcante,
complejo y cognitivo que el primero, lo cual le da una dimensión activa que reorienta la acción e
incluye dimensiones comunicativas, autoorganizativas y además lo incorpora en la elaboración y
creación de nuevos productos a través de la investigación, generando en ese mundo
procesamientos visuales que dan cuenta de modificaciones, que operan en la semiotización
construyendo un vínculo simbólico que reorganiza acciones, necesidades, intereses, satisfactores,
deseos, dando forma a una de las particularidades del biopoder, su inmaterialidad, y gestando un
nuevo marco del conocimiento y sus productos.
En este espacio, toma forma en lo global otro tiempo-espacio, ya que la infinidad de recursos que
vienen a configurar las formas del conocimiento, se hacen intensivos y deslocalizados; por eso, nos
encontramos con una variedad de elementos tocados y transformados por estos procesos: allí están
los recursos cognitivos, los recursos culturales, los afectivos, los comunicativos, la vida de los
individuos, sus emociones, sus territorios, los patrimonios genéticos de lo humano y lo vegetal, los
recursos de la vida...
Como diría algún autor12, el capital ha puesto a trabajar por cuenta propia la vida y sus
manifestaciones. En ese sentido es toda la yida, no sólo el trabajo, los que. quedan sometidos a
estos procesos de apropiación gen^r^cjos en <?sa nueva fprma del capitalismo. Ya no hay la
oposición, como en el pasado, entre la acción comunicativa y la instrumental siendo ellas parte de
una nueva unidad. En el mejor sentido, la vieja separación aristotélica entre trabajo (poiesis), política
(praxis) e intelecto (bio), se ha deshecho. El campo de actuación postfordista ha producido una
integración de las tres en la nueva subjetividad gestada en el trabajo inmaterial.
Ese es el desconcierto de este tiempo, porque las modificaciones son tan profundas y se produce
una modificación de las redes y del tejido con los cuales funciona la sociedad, lo que cambia a nivel
subjetivo los imaginarios cognitivos, sociales, de interacción con los cuales nos movíamos, lo cual
modifica nuestros mapas de acción, adecuación que también realiza el control del capital bajo
nuevas características, lo que lleva a las nuevas visiones críticas a reconocer el poder existiendo de
5
otra manera, más allá de las instituciones, instalado sobre el cuerpo y la vida misma, lo cual produce
un nomadismo interpretativo de estos tiempos, ya que requiere salir de las comprensiones y las
teorías en las cuales estábamos y al tener que reconocer ese nuevo tipo de poder se produce una
reestructuración en la comprensión de esa nueva realidad así como de las resistencias que surgen
en el día a día de nuestras vidas y las que van a ser creadas para poder apropiarse de la vida y
construir el poder en otro sentido.
En la década de los noventa se elaboraron documentos muy bellos sobre la necesidad de que la
universidad incorporara una plataforma para construir una nueva estructura y definir un nuevo
horizonte que hiciera posible una universidad pública para estos tiempos de globalización, entendida
como un bien público (La Habana 1998). No obstante, en los primeros años del nuevo milenio, el
tono y las conclusiones de (as reuniones mundiales de universidades (París y Bolonia) han dado un
viraje radical, que busca redefinir la universidad: "universidad pragmática", "universidad útil" y
"universidad flexible". Ese viraje es también visible en las reuniones europeas de universidades,
cuyas conclusiones, suelen ser retomadas frecuencia en las discusiones sobre la universidad en
América Latina (París 1998, Bolonia 1999, Praga 2001, Berlín 2003).
Es muy diciente que los adjetivos que se añaden al término "universidad" pertenezcan al mundo y al
modelo de globalización capitalista en marcha. Por ello, de la discusión mundial se puede extraer un
decálogo que guía a la redefinición de las políticas que desde finales de los noventa se han
adoptado para dar forma a la universidad de estos tiempos. Además, se observan tres cambios
básicos relacionados con la nueva organización de la ciencia, la función de los intelectuales y
académicos en el nuevo proyecto y la creación de conocimientos como bien público.
Es evidente que asistimos a una redefinición de la universidad en el marco de la globalización,
orientada por una visión norteamericana de la educación que se manifiesta en los documentos del
Banco Mundial, la cual hace énfasis en la privatización, la desregulación y el conocimiento orientado
hacia el mercado, profundizando su carácter transnacionalizado y globalizado.13
Estos cambios representan el cuarto gran giro en su función y en su lugar desde que fue creada en
Occidente y correspondieron a la universidad confesional, a la napoleónica y a la americana. Estas
últimas dieron forma a la universidad liberal, que de acuerdo con Polster14 se caracterizaría por:
- La excelencia académica
- La autonomía y la libertad de cátedra, con docentes de dedicación exclusiva
- El énfasis en la investigación básica
- El interés en un ejercicio intelectual que controla io público
- La participación en su dirección mediante formas de cogobierno, con estudiantes de tiempo
completo dedicados a sus tareas.
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fundamenta las modificaciones del lugar de la universidad en la sociedad actual. *-'
d. Hay una fuerte diversificación de la demanda educativa, como resultado del nuevo lugar de
la tecnología. Se argumenta que el nuevo conocimiento es de base tecnológica porque se está
llegando al final del conocimiento fundado en un tipo de
racionalización y discusión especulativa. Se trataría de un nuevo conocimiento, al que
algunos autores llaman multipragmático, y que da forma al trabajador flexible del
capitalismo globalizado. Este cambio se expresa en el (jlescenso del salario de las
profesiones liberales en todo el mundo y en la constitución de nuevas clases medias,
fundada en las profesiones técnicas y tecnológicas.19
7
f. Están surgiendo nuevos trabajadores del conocimiento, como el trabajador flexible, que no dará
marcha atrás. El trabajador flexible no sólo tjene capacidad de manejo tecnológico sino también
capacidad de actualización de apuerdo con las necesidades del conocimiento mismo. Desde esta
perspectiva, ello lleva a reconocer que el sistema de conocimientos anterior, el del trabajador de
puesto fijq, ya no es válido porque la a velocidad de su actualización del conocimiento se enfrenta al
conocimiento inmediato en el cual es necesario pensar hoy, que se actualiza en el desarrollo del
proceso en el que queda controlada por la lógica de la rentabilidad mediante formas de eficacia y
eficiencia, supeditadas a la evaluación de resultados, y la precarización del empleo. Ésta se
presenta erj la duración, la seguridad y el descanso, modificando y descentrando el yo tradicional de
la modernidad, que se constituyó en la producción manufacturera y que se centraba en un contrato
de largo plazo y un vínculo social permanente que permitía construir un proyecto de vida. Esto se ha
derrumbado: el sujeto de la globalización neoliberal lleva un día a día que está involucrado20,
generando una dualidad en los mercados de trabajo, crecimiento de la mano de obra altamente
calificada desde los sectores ligados al conocimiento y la información y de otro lado, el crecimiento
acelerado de un empleo con baja calificación, especialmente en las maquilas.
g. En sus resultados académicos, las universidades deben tener niveles de competitividad acordes
con los estándares internacionales. Es decir, deben existir criterios internacionales para la
acreditación y la configuración de la idea de calidad de las universidades. Para ello se busca
perfeccionar el modelo de evaluación internacional de los sistemas educativos, para llegar a una
estandarización de la exigencia mundial de pruebas para cada una de las carreras que acreditan
profesiones. Es así como hoy se desarrollan desde los organismos de control a la educación
superior pruebas a las diferentes profesiones a través de los alumnos de los últimos semestres,
buscando en ellas el resultado de adecuación a los estándares de calidad internacionales de cada
una de esas profesiones. En Colombia han sido denominados "exámenes de calidad de la
educación superior" (ECAES).
h. La oferta no crece desde la universidad pública; debe ser cubierta por procesos de educación
superior que involucren a los agentes del mercado, quienes deben participar directamente en la
formación de universidades y en procesos de educación superior que sirvan a nichos específicos del
mercado. Es así como en el último período del auge neoliberal, el gran crecimiento en nuestro país
se presentó en la universidad privada. En 1960 la universidad privada cubría el 38% de la matrícula
y en 1999 había llegado al 69% del total.
i. Hay una fuerte crítica a los fundamentos en los que se ha basado el acceso a la
universidad, en el sentido de que se lo desvirtúa como derecho -el derecho a la
educación- y es sustituido reemplaza por el criterio de meritocracia. Se arguye que el
ingreso a la educación obedece a las competencias individuales, de modo que es un
mérito del individuo que riñe con el hecho de que la sociedad promulgue un derecho
que tan sólo vuelve ineficiente y costoso al sistema. Por ello se juzga necesario adoptar
una regulación que provenga de un lugar diferente al derecho, y más específicamente,
que en los últimos años de secundaria e ingreso a la universidad, todos los criterios
deben ser meritocráticos, proceso mediante el cual el ingreso a la universidad pública
se realiza no por un derecho que se posea como ciudadano sino por los logros
académicos conseguidos en el período de formación escolar anterior. Estos méritos
académicos al restringir el paso a la universidad tiende a olvidar las desigualdades
básicas del sistema, como si el punto de partida para los procesos escolares hubiera
sido igual para todos. Se señala este punto como uno de los causantes de que a la
universidad pública cada vez accedan menos estudiantes de los estratos inferiores 1 y 2
y se multiplique la presencia de los jóvenes de los estratos altos.
8
proponen que el currículo debe ser internacionalizado. Algunas comisiones de la Reunión Mundial
de Universidades piden la definición internacional de estándares y competencias para las distintas
disciplinas del saber. Y para ello se creó un organismo internacional de estándares adscrito a
UNESCO21, que organiza seminarios para definirlos y crear el currículo internacional. Esta
propuesta es afín a los planteamientos de la Organización Mundial del Comercio, que convierten q
la educación en un servicio a partir de su internacionalización.22
Según esta nueva visión, llegamos al fin del conocimiento objetivo con base racional. Y entramos en
un conocimiento predictivo, que se mueve con la posibilidad de experimentar y de llegar a otros
lugares. Por eso, el sentido y el objetivo del conocimiento es llevar a la solución técnica de la
manera como se juzgaban los productos de la academia.
Una consecuencia evidente de esta nueva forma de concebir el rol de la universidad es su pérdida
de autonomía en torno al conocimiento. La globalización produce una nueva regulación que fractura
la autonomía de la universidad, la libertad de conocimiento y la libertad de cátedra, para someterlas
a los intereses de los más poderosos, quienes resuelven hacia dónde se dirige la investigación y
hacia dónde van los recursos. Igualmente, se produce una división de la universidad, pues en aras
de su democratización surgen las universidades de la masticación, cuyas características son un
bajo nivel académico, poca investigación, un acceso limitado a la producción de punta en el
conocimiento y la precariedad de su producción intelectual.
Un segundo cambio básico es la aparición de un nuevo tipo de intelectual. El tipo de conocimiento
que mencionamos en los párrafos anteriores replantea la forma de existencia del intelectual y le
impone una primera característica: hay que abandonar al intelectual como crítico de las relaciones
9
sociales y para convertirlo en el "constructor del mercado del conocimiento que busca el mejor de
los mercados". El intelectual va entonces en pos de los recursos que lo solicitan, y pierde autonomía
sobre el tipo de investigación y las temáticas investigativas, y su producción se orienta no por sus
fines autónomos o los de su investigación, sino por la regulación y la demanda de quienes pueden
pagar, que dan lugar a la regulación en el mercado.
Es claro que así se modifica la relación entre el intelectual y la ciencia. Aparece el intelectual
corporativizado, que produce según le pagan y que, a partir del pago, construye un discurso
"científico" al servicio de las organizaciones corporativas que tienen capacidad económica para
agenciar sus intereses. En América Latina es visible que muchos de los autores críticos de la
educación en los años setenta se han dedicado en los últimos tiempos a realizar la tarea de la
banca multilateral.
Este tipo de intelectual produce una fractura entre economía, política y universidad. En las
universidades se forman tres nuevos tipos de intelectuales: los académicos empresarios, los
académicos políticos y los académicos de investigación de base. Estos últimos pierden el lugar
central que tenían en la investigación, puesto que en la universidad se termina haciendo la
investigación y posicionando el oficio del intelectual no desde adentro sino desde afuera, porque al
acoger la dinámica de servicios, la preeminencia no es del académico que hace la investigación
básica, el que produce la fundamentación, sino del que puede realizar contratos con la empresa o
con la política.
Muchos de los centros universitarios están creando intelectuales empresarios o políticos a partir del
tipo de servicios que venden, proceso al que los nuevos críticos llaman "nueva servidumbre
voluntaria de los intelectuales universitarios", puesto que quedan sometidos no a los procesos que
se generan en la investigación básica sino en aquello que realmente se financia desde afuera,2 lo
que genera una dinámica de asesorías que desplaza el tipo de conocimiento propio de la
investigación académica tradicional.25
El tercer problema derivado de esta modificación de la universidad es el del conocimiento como bien
público. Es importante reconocer que la universidad siempre estuvo fundada en lo público, con base
en tres preceptos: el acceso universal, el uso universal de sus productos y la no privatización de sus
productos en los mercados privados. El concepto de bien público requería una universidad abierta,
una universidad en la que el acceso a los conocimientos aparecía en un horizonte de bien público.
Sin embargo, han surgido tres elementos que se oponen a esta idea de bien público. Primero, los
derechos intelectuales como forma de estandarización y organización del conocimiento. Segundo, la
prestación de servicios únicamente a quienes los requieren y puede pagar por ellos. Tercero, la
producción para quien paga. Mencionemos tan sólo un ejemplo: según la revista de ciencia médica
de los Estados Unidos, el 95% de los artículos de terapia publicados en los últimos diez años han
sido pagados por laboratorios privados, y resaltan las bondades de los productos del laboratorio
privado. Es decir, hay un tipo de uso público de los productos del conocimiento, en el que la
búsqueda "de la verdad" es un rezago del pasado (ver cita anterior).
El conjunto de elementos que hemos señalado implica serios replanteamientos para la universidad.
Se pueden señalar algunos hechos que indican que el dilema no es entre la vieja universidad y la
nueva universidad, en función de una pragmática-operatoria del capitalismo cognitivo, sino que es
necesario considerar ciertos elementos como horizontes de cambio que permitan construir otra
globalización de la universidad, centrada en la crítica a los dos proyectos en debate (disciplinario y
operatorio), y que no tengan como única referencia los valores del mercado.
El primer horizonte indica que la universidad debe abandonar la rigidez institucional. La universidad
está construida sobre modelos institucionales que, en alguna medida, requieren un replanteamiento,
puesto que inciden en la situación actual. En ese sentido, todos los procesos tecnológicos producen
una flexibilización de las modalidades educativas.
El segundo horizonte muestra que la universidad no puede estar aislada, y que el problema no es
10
tan sólo el de construir un sistema nacional universitario. En los actuales procesos del conocimiento
es necesario construir sinergias, en las cuales las redes muestren la posibilidad de acceder a
múltiples lugares en donde el conocimiento ya no se encuentra en forma disciplinar e interdisciplinar
forjada por individuos aislados y por lo tanto requieren cada vez más de procesos de construcción
de comunidad científicos de corte transdisciplinario. Este tipo de conocimiento va a requerir de
grupos de diferentes disciplinas. El investigador solitario y aislado en su genio individual será cada
vez más un asunto del pasado.
Uno de los grandes retos de la universidad es no sólo el de aceptar la capacidad de disentir hacia
adentro sino el encerramiento en su federalización interna, de carácter disciplinario y de línea de
trabajo, en la que los proyectos están aislados, sin intercomunicación con la vida de la universidad.
En alguna medida, la creación cada vez mayor del conocimiento desde diferentes concepciones y
paradigmas urge conectar esos paradigmas y ubicarlos de otra manera en el mundo de la
universidad. Un cambio necesario es el de las relaciones entre los académicos y los que formulan
políticas, es decir, es también necesario aprovechar el replanteamiento para salir de la autonomía
cerrada, con la que a veces se intenta encubrir el discurso de la universidad, sin nexos con la
realidad social y política del país.
3. Cambios paradójicos
Son tiempos difíciles, asistimos a un cambio real en el conocimiento que ha generado toda la
revolución tecnológica de esta época y que además ha profundizado la economía-mundo generando
la globalización, y al mismo a una revolución al interior del mismo conocimiento y del capitalismo,
que modifica las identidades y la técnica, saberes que producen un desplazamiento del número
como signo de dominio de la naturaleza, sobre la cual estaba fundada toda la racionalidad anterior
del pensamiento científico.
11
que tiene como base de su accionar las abstracciones y simbolizaciones, plantea una nueva
relación cerebro-información, que supera la tradicional relación ser humano-naturaleza y ser
humano-máquina, fundamento de la razón de la modernidad. Es así como estas formas del
conocimiento replantean el conocimiento educativo y escolar. Como dice Simone,28 que el texto
electrónico es una revolución mayor que la de la imprenta, en cuanto ésta puso en circulación textos
ya existentes, en cambio el texto electrónico es comparable al momento de los cambios derivados
de la invención del alfabeto. Estamos frente a un nuevo modo de producir, en el que la información y
el conocimiento se convierten en una fuerza productiva directa, y constituyen un dispositivo de
producción a escala planetaria que profundiza la división internacional del trabajo y produce una
mayor concentración del poder económico.
Estas modificaciones traen consigo una nueva forma de interacción entre los procesos de la
abstracción (lógico-matemáticos) y el mundo de las emociones (sensibles) que replantea las
fronteras entre arte y ciencia. Estas profundas transformaciones han sido asaltadas por una visión
de la educación, el currículo, la pedagogía y la universidad de corte americano, proveniente del
mundo de los negocios, que pone a la educación únicamente al servicio de la reestructuración
productiva, centrándola en estándares y competencias que llevan a su homogeneización y
llevándola a laberintos de privatización y de servicios. Recordemos cómo en Europa el sistema
universitario casi en su totalidad es público. En cambio, en Estados Unidos la jerarquía académica
la tienen las universidades privadas. Esto presionó que las universidades públicas tuviesen que
buscar fuentes de financiación alternas. Hoy en promedio sólo cubre el 50% del financiamiento
estatal. Este criterio, trasladado a nuestros países profundiza la crisis de los sistemas públicos de
universidad que ya eran bastante endebles.
Esta marcha por cambiar la educación nos muestra un conflicto de fondo entre diferentes lógicas de
construcción del conocimiento. Apenas se inician las evaluaciones de esta primera fase de
modificaciones de los sistemas educativos que se realizaron en la década del noventa. El más
promocionado en el contexto latinoamericano ha sido el chileno. Sin embargo, una evaluación
reciente encabezada por el norteamericano Carnoy, documento todavía no publicado, parece ir en el
sentido de mostrar muy juiciosamente cómo mercado y derechos no pueden construirse como una
única y misma realidad y deben diferenciarse si se quieren trabajar en la esfera educativa.
Quiero terminar con una cita de uno de los autores que vienen planteando el problema de la
universidad en estos cambios paradigmáticos del conocimiento en la globalización. El gran peligro
es quedarnos en el sueño de la universidad que existió antes o construir la futura universidad para
la globalización sin plantear un camino alternativo y crítico.
"Los caminos en otro tiempo seguros se han borrado, la autoridad de los maestros ha sido
socavada, el sentido de la realidad se ha diluido y los mismos conceptos de ciencia y de verdad son
cuestionado. La duda, la perplejidad, la inseguridad y una incertidumbre en general, se han clavado
en las mentes más profundamente reflexivas".29
Las mentes más profundamente críticas tienen la obligación de no dejarse arrastrar por las fuerzas
de la globalización y el mercado, y mostrar que no estamos en un pasado y que otra universidad
nueva está naciendo
Una de las modificaciones centrales del conocimiento en los tiempos de revolución productiva, ha
sido la manera como éste ha salido de su correlación a la teoría, constituyéndose una tríada en la
cual el conocimiento estaría en el centro y de un lado estaría la teoría que le serviría como
fundamentación y base a éste, y de otro lado estaría la tecnología, que sería un poco los resultados
prácticos que se pueden ver operando en el mundo de ese tipo de conocimiento30. Pudiéramos
decir que esta manera de un conocimiento que en una de sus puntas pide qué se puede hacer con
él, es un tipo de construcción de éste que ya no es el simple conocimiento instrumental en el sentido
12
habermasiano, sino un conocimiento que organizado en estos tiempos muestra una manera de su
integralidad. En ese sentido, durante toda la historia de las disciplinas éste había sido reconocido
como proceso y ahora nos encontramos que también se conforma como producto.
Es éste el nudo central por el cual derivamos en el conflicto en el cual para el conocimiento
universitario tradicional se centra sobre la disciplina y ésta sobre el saber acumulado de dicha área
del conocimiento. En cambio, para quienes buscan dar respuesta en el tiempo actual, desde su
proyecto de poder y control, la universidad coloca su centralidad en desarrollar en los estudiantes
las competencias que les permitan operar de manera eficaz en la sociedad que les tocó vivir, y
especialmente privilegiando aquellas formas de conocimiento que tienen un valor de uso en el
mercado del trabajo, en cuanto comienzan a operar con procesos operativos y estratégicos. Ese
paso fue muy trabajado en el Reino Unido por un autor que señala que ése es el giro que debe dar
la universidad31.
Este giro en el conocimiento es el que articula hoy a la universidad, ya no como un bien cultural,
sino como un bien económico, en cuanto ella, al gestarse una sociedad cuya revolución productiva
se centra en el conocimiento, ésta comienza a ser parte de las fuerzas productivas, haciendo que
las relaciones entre la manera de entender la universidad en este tiempo, la coloque en relación a la
sociedad de otra manera. Al hacer este giro, ésta debe asumir las tareas signadas por los grupos de
control sobre los cuales está constituida ésta.
Es ahí donde estas nuevas realidades, al designar a la sociedad como sociedad de aprendizaje, a
las ciudades como ciudades educadoras, y a la cultura como una cultura del trabajo y productiva, le
colocan a la universidad unos compromisos con un conocimiento puesto en la sociedad con su uso
tecnológico con la ciencia y el conocimiento en toda la vida de ella, así como en la proliferación de
las relaciones del conocimiento con las instituciones a través de las cuales se hace posible ese
control. Allí adquiere un sentido especial el significado y en alguna medida en ese nombre, aparecen
ya esas características del conocimiento de este tiempo, un conocimiento que cambia, una sociedad
que puede adquirir conocimiento sobre si misma, un conocimiento que está en expansión, una
sociedad que genera mecanismos para aprender, un horizonte de un mundo desde el conocimiento
y la tecnología, un conocimiento que la autoconstituye. En ese sentido, pudiéramos hablar de que
nos encontramos frente a una nueva naturaleza de esa sociedad.
Por ello, también la educación es colocada en un horizonte que la saca de los marcos institucionales
tradicionales en cuanto la coloca a lo largo de la vida y además nos coloca en unos conocimientos
que se necesitan en el día a día de la vida cotidiana para trasegar. Esta ampliación de la idea de
conocimiento y de sus sentidos, colocan el viejo planteamiento habermasiano como en un tránsito.
Recordemos que para él la disciplina estaba fundada sobre: Poder constituir postulados con valor
de verdad
En ese sentido, la idea de competencia llega relacionada a que los profesionales puedan con ese
13
dominio pasar de ese conocimiento disciplinario que pueda ser transferido a situaciones nuevas, a
resolver problemas distintos a aquellos con los cuales le enseñaron, utilizar lo que aprendió a
situaciones nuevas. En ese sentido, las preguntas de su aprendizaje están referidas a ese saber
hacer, lo que le plantea un tipo de conocimiento particular.
El lugar donde más rápidamente toma fuerza este proceso para la escuela básica y luego se
extiende rápidamente para la universidad, va a ser el Reino Unido. Allí la idea de competencia se
refiere a que puede alcanzar un cierto estándar medio, el cual va a ir aumentando progresivamente
primero planteado para las ocupaciones particulares y luego para las profesiones. Desde finales del
80 y desde la década del 90, estas actividades son desarrolladas por el National Council for
Vocational Qualification (NCVQ)33.
Al decir de uno de sus principales pensadores, es necesario que la educación pueda construir
conductas predecibles en situaciones predecibles que nos permitan ver resultados de desempeño
exitoso y diseñar las estrategias para lograrlo, a la vez que permita en alguna medida manejar lo
impredecible.34
Estos desplazamientos hacia la idea de competencia, van tomando un perfil en el cual los contextos
de acción aparecen redireccionados al trabajo. Pareciera que son especificables y susceptibles de
determinar de antemano y que además cuando se relacionan con los procesos de evaluación,
deben estar en condiciones de ser trasladados a cuestionarios de elección múltiple. Por ello, el
entronque del concepto de conocimiento se convierte en un desafío y derrotero para la
competencia, en el sentido que va a tener que dar cuenta de cómo se da el cambio de éste, más en
un mundo en el cual la velocidad del cambio es una constante tanto de los sistemas de
conocimiento como de los de representación.
De igual manera, le va a significar hacer la concesión que le garantice realizar el tránsito hacia un
conocimiento que requiere encontrar la manera de ese "saber cómo", que se reduce a "saber
hacer". Para ello trazan una estrategia precisa en el hacer desde el cual fijan o modelan las
competencias que le correspondían. Esto va a significar que el currículo comienza a salir de los
contenidos en términos tradicionales, y se elabora y nombra en términos de competencias y
estándares. Esta situación abre una discusión muy fuerte entre quienes representaban la forma del
conocimiento clásico y la nueva forma que se hacía operacionalizable bajo la idea de competencias
para el mundo de la educación básica y la universidad. Esta situación es descrita por Barnett como
el conflicto entre el conocimiento académico y el conocimiento por competencias.3
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Por ello, es importante ver la discusión que se ha planteado en esas dos maneras de entender la
problemática: de un lado, quien reconociendo todo ese conocimiento de la tradición y las disciplinas,
disputan un tipo de conocimiento y capacidades centradas en lo cognitivo y defienden una forma de
universidad que se ha construido desde su fundación (siglo XIII), y los nuevos ideólogos de las
competencias que al querer venderlas como técnicas y objetivas acusan al grupo de los académicos
de estar por fuera de la historia, ligadas a un pasado. Quiero hacer la síntesis que presento a
continuación, siguiendo a Barnett, para plantear, como lo haré en la última parte de este texto, que
es necesario salir de estas dos miradas para construir una más amplia, fundada en las capacidades
de lo humano. Revisemos entonces esa disputa.
Un primer punto fuerte de diferenciación es la separación entre saber como contenido y saber como
acción. En ese sentido, para la versión más académica de la mirada universitaria, el pensamiento es
una forma de acción y los intereses siempre están presentes en toda acción. Ellos definen la forma
competencia sin reconocer los juegos de poder allí existentes, convirtiéndola aparentemente en un
puro asunto técnico. De igual manera, existen intereses cognitivos determinados por los académicos
que participan en esa selección de cuáles son las competencias, es decir, éstas quedan atrapadas
en su mundo cíe intereses.37
De igual manera, a nivel de valores el mundo académico siempre colocó su fortaleza en alcanzar la
verdad, y para ello el control de la disciplina se convertía en una realidad y un escenario que hacía
posible esto. En el planteamiento operativo, se hace énfasis en poder colocarlo en situaciones
específicas del hacer, el conocimiento comienza a existir en una especie de lógica de sobrevivencia
económica que en muchos casos se hace operacionalizable para enfrentar esas situaciones, lo que
conduce a determinar una forma de lo laboral.
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el mundo de la universidad. Se desarrolla entre el conocimiento y sus formas, metodologías que han
acompañado a la universidad en la modernidad, que fundado sobre el componente tecnológico
rehace los sentidos del cómo en quehacer educativo universitario.
Sin embargo, ,ese conflicto está atravesado por escenarios de poder, los cuales desde su mirada
reorganizan esos procesos en los cuales se juega el conflicto entre el mundo académico que
construye un conocimiento fundado en la disciplina, y la competencia que construye un
conocimiento que busca dar forma a un desempeño que le permita colocar eso que aprendió en
contextos en donde sea posible un desempeño y mejoramiento de resultados.
Desde mi punto de vista, este problema planteado en estas dos lógicas es incompleto, ya que de un
lado el mundo académico intenta no salirse de una forma del conocimiento que estuvo anclado tanto
en su paradigma teológico, filosófico y positivista y de otro lado, un conocimiento que intenta colocar
sólo en lo operatorio la dimensión de la constitución de la acción educativa. Por ello, esa idea de
competencia es muy limitada, ya que al tratar de fijar los criterios en el saber hacer que es una
urgencia en el conocimiento de este tiempo intenta servirle a un tipo de conocimiento de corte
instrumental que termina haciéndole el juego a la forma del poder dominante de este tiempo que ha
constituido una idea de ser humano reducido a ese saber hacer. Por lo tanto es necesario hacer un
giro en la reflexión para ver cómo se recompone esa idea que nos permite buscar una idea de un
ser humano capaz (ser competente no instrumental).
Hemos pasado de la disciplina que controlaba los espacios con la presencia física de algo o de
alguien (muros, puertas, cerraduras, vigilantes) a una situación de vigilancia total realizada por el
control de nuevas tecnologías. En educación esa figura toma forma en el cambio de los procesos
administrativos, donde el rector-gerente de las instituciones deja de ser un pedagogo. Efunción lo
importante es garantizar el orden administrativo y de control, camino que comienza a labrar la
despedagogización.
Aparece otra forma de control de este tiempo. Es en la gestión de lo imprevisto. Para ello, se
diseñan procesos de organización que permitan controlar al detalle las rutinas de los procesos en
educación y la escuela. Esto es visible en los procedimientos administrativos hechos a través de
rejillas y cuestionarios, utilizados en los diferentes procesos de acreditación de calidad, los cuales
buscan ordenar y organizar el funcionamiento escolar desde lo administrativo, al mínimo detalle, de
pasos a seguir tanto en la manera de hacerlo como de las rutinas a seguir, acompañado de un
discurso de que son procesos objetivos y neutros, los cuales a la vez van relegando el lugar de lo
pedagógico convirtiéndose en su aparente objetividad en uno de los nuevos factores de
despedagogización.
De igual manera, aparece una tercera característica de esta forma de control y es la satisfacción
individual de cada uno de los asociados, quien controla procesos debe garantizar que cada
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individuo se sienta satisfecho. En esta mirada se produce una modificación de la idea de calidad,
pasando de una centrada en el proceso de la cadena productiva y el control estadístico de ella, a
una en la cual los procesos de calidad están centrados en el cliente. En la educación se dan formas
de control de los procesos educativos por empresas, por quienes pagan, que ha terminado en
procesos de privatización, en los cuales los padres de familia seleccionan la escuela a la que van
sus hijos y el Estado paga el bono correspondiente a las mensualidades, gestándose una aparente
meritocracia fundada en los procesos de socialización de los cuales ha participado el individuo.39
Asimismo, una sociedad que controla desde los cuerpos y en ellos conocimientos, saberes, afectos,
sexualidad, instaura mecanismos de control para avalar los conocimientos que deben ser
reconocidos socialmente. Para ello, establece sistemas de acreditación cada vez más
estandarizados, cuyos títulos se convierten en la puerta de acceso a los lugares de control de esa
sociedad. Por lo anterior, se busca evitar, bajo cualquier condición, para aquellos quienes portan
saberes y conocimientos perturbadores de esa única mirada, existan las formas de controlarlas, va
a ser uno de los fundamentos desde éstos a las competencias para, a través de procesos
estandarizados, otorgar títulos sobre bases homogéneas para el conocimiento.
En los procesos reseñados es claro un control de la subjetividad, la cual da forma a una de las
manifestaciones más claras del biopoder, el control de lo humano y del cuerpo y de sus múltiples
dimensiones (recordemos que la otra es el control de la naturaleza). Si detallamos los cuatro puntos
anteriores, allí aparece un tipo de control que se establece no sólo en la explotación del trabajo, en
el sentido industrial de él, sino en el conocimiento vivo de lo humano. Se controla su cuerpo, tiempo
libre, salud, elementos que siendo parte de la constitución de lo humano ahora se han convertido en
objetos del mercado y han entrado en la esfera de la ganancia capitalista.
De igual manera, las relaciones sociales ubicadas más en la esfera de lo individual entran en los
mecanismos de la compra y la venta. Allí está la sexualidad, formas de socialización y
comunicación, formas y estilos de vida, hábitos del ocio y el tiempo libre. Para ello, emerge un
sector servicios más allá de lo industrial, dándole contenido a un proceso que construye dispositivos
que van a controlar y regular las formas de vida y apropiándose del biopoder.
Es ahí donde el biopoder aparece como ese lugar en el cual se constituye lo humano. La vida
misma como potencia, que se genera en el cambio de época propiciada por la revolución productiva
en marcha, en donde el trabajo inmaterial ha hecho real un ser humano constituido desde su doble
condición de trabajador intelectual y manual por vía del desarrollo del conocimiento y la tecnología
le ha sido restituida su doble condición de trabajador simple y abstracto. Ellos, como la unicidad de
la capacidad humana a plenitud.
Pero nuevamente llega el capitalismo de esta época, que haciéndose cognitivo reestructura su
control para desde el biopoder tomar las potencias de lo humano y su capacidad cada vez más
plena y fragmentarla. Las vuelve mercancía y pone a trabajar por cuenta propia la vida y todas sus
manifestaciones en el planeta.
Por ello, hoy las resistencias vuelven a emerger al interior de las nuevas relaciones de poder que se
han constituido para controlarlas y al interior del capitalismo cognitivo crean un campo de fuerzas de
sentidos contrarios generando conflictos volviendo potencia de respuesta el biopoder, el cual vuelve
a proponer la plena capacidad humana y al no tenerla contesta, rechaza, propone otros espacios,
otros tiempos, otras lógicas diferentes a aquellas en las cuales el capital de este tiempo organiza su
control.
Es en este nuevo proyecto donde emergen las resistencias que desde el biopoder van mostrando
también las formas como acciones prácticas, estrategias, son redirigidas dándole forma a los
nuevos disensos críticos. En educación emergen infinidad de prácticas que buscan dar respuesta
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anudando resistencias del pasado y enlazándolas con las nuevas formas de ellas, las cuales van
teniendo claro de que no vale todo (ni en el sentido post-moderno, ni pragmático-operatorio), pero sí
es necesario construir un acumulado por una comunidad que aprende colaborativamente. Y esto
significa colocarse en el horizonte de una transdisciplinariedad43 que plantea unos sistemas mucho
más dialógicos e integrales.
En ese horizonte, la crítica emerge buscando mejorar la comprensión del mundo de la vida y de la
manera como nosotros nos relacionamos con el conocimiento para construir un mejor proyecto
humano. En ese sentido ella se nos presenta no simplemente orientada por los sentidos de la
productividad y la utilidad, aunque lo reconoce y no lo niega, sino para aprender a reconocer en una
mejor situación esas múltiples entradas a manejar la responsabilidad con los demás, a reconocer
los conflictos y tramitarlos. Además en una crítica propositiva que construye y desarrolla soluciones
avanzando a través de ellos y haciendo visible una comprensión de la acción y el sentido humano
que no pierde su horizonte y responsabilidad ética.
Y allí emerge con toda su potencia un vacío presente tanto en lo académico como en lo operativo y
es la construcción de pedagogía, pero unas pedagogías fundadas en el diálogo y la negociación
permanente, las cuales van a hacer posible la emergencia de las geopedagogías de este tiempo, en
las cuales encontrarnos con las capacidades de lo humano, las competencias pierden la centralidad
y se convierten en sólo un aspecto que reorientado desde lo humano en forma integral el actuar
competente se convierte en una capacidad de ser, aprender, convivir, emprender, disfrutar, y hacer
en coherencia con los tiempos que vivimos, en donde el trabajo no es sólo lo productivo, sino un ser
humano que construye toda su existencia desde esas múltiples dimensiones.
*
No es fácil esta discusión, ya que la forma del poder presente en educación, a través de procesos
transnacionalizados, ha privilegiado un entendimiento, sin embargo, la discusión está planteada. No
es posible hablar de competencias sin referirlo a un proyecto de ser humano y de sociedad y allí
entran las capacidades para hablar de la integralidad de lo humano. Ya acerca de las competencias,
el profesor Carlos Eduardo Vasco había planteado sus dudas cuando afirma:
"Chomsky no nos sirve, pues según él, todas las personas con cerebro normal tenemos la
competencia lingüística y el dispositivo de adquisición del lenguaje DAL o LAD. Dell Hymes nos
sirve más para las competencias comunicativas que para las demás competencias académicas. Los
modelos alemanes, ingleses y norteamericanos nos sirven mucho para las competencias laborales
certificables, pero no tanto- para las académicas. Aun suponiendo que tuviéramos el marco teórico
apropiado, nos faltaría saber cómo evaluar por competencias. Los exámenes del ICFES algo han
aportado, los de SABER menos, y los ECAES mucho menos. La limitación a exámenes escritos de
preguntas cerradas es muy severa para una evaluación por competencias. Pero aun suponiendo
que supiéramos cómo evaluar por competencias, todavía faltaría lo más difícil: no sabemos cómo
enseñar para el desarrollo de competencias ni cómo formar a los maestros que no aprendieron así
para que enseñen así. Esta es otra variante del insoluble problema de Catón el Mayor cuando
preguntó en el Senado de la antigua Roma a quienes querían organizar una especie de policía:
"¿Quis custodiet ipsos custodes?" (¿Quién va a vigilar a los vigilantes mismos?). Ahora habría que
preguntar a quienes proponen que los maestros enseñen por competencias: "¿Quis docebit ipsos
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docentes?" (¿Quién va a hacer docencia a los docentes mismos?)."44
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