Tras Los Besos Perdidos / Nowevolution
Tras Los Besos Perdidos / Nowevolution
Tras Los Besos Perdidos / Nowevolution
E D I T O R I A L
Ttulo: Tras los besos perdidos
2013 Helena Nieto Clemares
Diseo Grfico: nowevolution
Coleccin: Volution.
Primera Edicin Enero 2014
Derechos exclusivos de la edicin.
nowevolution 2014
ISBN: 978-84-941790-7-5
Depsito Legal: GU-001-2014
Esta obra no podr ser reproducida, ni total ni parcialmente en
ningn medio o soporte, ya sea impreso o digital, sin la expresa
notificacin por escrito del editor. Todos los derechos reservados.
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A mis abuelos, Juana Valads, y Antonio Clemares, que
donde quiera que estn, se sentirn muy orgullosos de m.
A mis padres por estar a mi lado cada uno de los das de
mi vida, brindndome su apoyo, cario y comprensin.
A toda mi familia por su comprensin y apoyo,
especialmente a mi hermano.
A mis incondicionales amigas que siempre estn cuando las
necesito: Beln, Carmen, Celia, Esther, Marisa y Yolanda.
A mi marido, Jose, y a mis hijos, Natalia y David, que son
el motor de mi vida.
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Prlogo
Estamos ante una novela de libertad, de bsqueda de la misma, de la falta
de ella, y de la oposicin de algunas personas por dejarse arrastrar por lo
socialmente correcto. Esta es la historia de Lilian, una persona que no se
conforma, que no se deja llevar por lo que otros quieren para ella.
Helena, la autora, nos indica casi al principio de este relato, que los
protagonistas de esta novela son fcticios, sin embargo, recorriendo sus
palabras, puedo deciros que ves personas de tu entorno como alguno de
ellos, a nuestro alrededor tenemos muchos ejemplos de personas que su-
fren la infelicidad, otras que la crean, todos inmersos en roles sociales que
se deben respetar, o no?, sin duda es ms cotidiano de lo que debera ser.
Siempre hemos visto cmo muchas personas han aguantado toda clase de
infelicidad, toda clase de desamor, por qu lo hacemos? Por qu no lucha-
mos por ser felices de verdad? Es una pregunta que muchos nos hacemos,
sin embargo lo que me fascina en esta sociedad es que muchos otros no lo
piensan, ni de forma remota, en esta ltima pregunta.
Ests, querido lector, ante la historia de una mujer, que s se plante
esta pregunta, que quiere reencontrar el amor, la pasin, la felicidad en
defnitiva. Una historia transparente, a las claras, bien llevada por la batuta
de nuestra querida Helena, y que nos va a hacer emocionarnos en muchas
ocasiones durante su relato.
Todos tenemos derecho a tener felicidad, y a evitar aquello que nos
hace infelices, permtete recordarlo con nosotros, y si al fnal te das cuenta
de ello, y algo en tu interior ha cambiado, ser que esta novela te sirve de
inspiracin, y nos alegraremos contigo por ello. Como nos ensea Helena
con esta novela Tras los besos perdidos, siempre hay mucho ms, no te con-
formes, y busca la pasin y la vida, all donde te encuentres. Acompaa
a Lilian por su resolucin, por su lucha, y enamrate de nuevo con esta
historia. Porque al fn y al cabo, esta novela habla sobre tener romance,
una pasin y un renovado amor por la vida.
J. J. Weber
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I wish were Blind when I see with your man
(Deseara ser ciego cuando te veo con tu hombre)
Bruce Springsteen en la cancin
I wish I were Blind
Los personajes y hechos que suceden de esta novela son fcticios.
(Helena Nieto Clemares)
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01
Antes de tomar el tren, Lilian telefone a casa de su madre despus
de haber intentado contactar con Alfonso sin conseguirlo. Tena el
mvil apagado. Fue su hermana pequea quien contest.
Hola, Lilian.
Luego respondi a sus preguntas con monoslabos como si
le costara coordinar las palabras para formar una frase, excepto
cuando habl para criticar la actitud de su cuado.
No, no est. No ha venido a comer, y eso que mam haba pre-
parado su comida favorita, pero ya sabes cmo es tu marido.
Lilian suspir. Saba muy bien que Claudia no tragaba a Alfonso
y cualquier cosa que dijera o hiciera servira de excusa para hablar
mal de l.
Entonces lo llamar ms tarde al trabajo.
Vale, hermanita.
Claudia
La chica colg sin dejar que terminara de hablar. Lilian movi la
cabeza de un lado a otro mientras guardaba el telfono en el bolso.
Esperara media hora para darle tiempo a llegar al despacho. No sa-
ba de qu humor lo encontrara. El da anterior a su marcha haban
discutido. A l no le agrad que se ofreciera voluntaria a asistir a una
feria de arte y antigedades. Incluso las veces que haban hablado en
esos tres das pareca seguir molesto.
Haca menos de un ao que haba aceptado la proposicin de
volver de nuevo a la vida laboral despus de haberse instalado def-
nitivamente en la ciudad. Eva, con quien tena un lejano parentesco,
ya que sus madres eran primas entre s, regentaba una tienda de an-
tigedades y le haba propuesto trabajar con ella. Lilian acept de
inmediato.
Alfonso no se opuso pero tampoco mostr gran entusiasmo
al conocer la noticia. La aportacin econmica no era gran cosa
y no les haca ninguna falta. Su nuevo empleo en una prestigiosa
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empresa y la apertura de un despacho propio, les haca vivir sin
problemas. No les faltaba de nada.
Estaba ensimismada en esos pensamientos cuando una seora
de cierta edad le pregunt si el asiento que ocupaba era el nmero
trece A. Lilian levant la vista y afrm con la cabeza.
S contest sonriendo en un gesto de amabilidad.
Pues creo que soy su compaera de viaje afrm mostrn-
dole el billete que llevaba en la mano para asegurarse de que no se
equivocaba.
Lilian se levant para ayudarla a colocar su pequea maleta en la
repisa situada en la parte superior.
Muchas gracias. Muy amable dijo la mujer Le impor-
tara dejarme el sitio de la ventana? Me gusta ir contemplando el
paisaje.
A m tambin me gusta, pens Lilian, pero volvi a sonrer. No,
claro que no, no hay problema.
Cogi su bolso, el libro que haba dejado sobre el asiento y se
cambi colocndose junto al pasillo. Aunque no le agradaba mucho
volar, tal vez hubiera sido mejor hacer el viaje en avin, al menos ya
estara llegando a casa, pens por un momento.
Se distrajo en observar a los pasajeros que recin subidos al tren
buscaban su lugar correspondiente para acomodarse. Fue entonces
cuando repar en l. Aunque no lo haba vuelto a ver desde aos
atrs, lo hubiera reconocido entre un milln. No, entre un milln,
no, entre mil millones era Andrs. Se qued atnita observndo-
lo. Solo unos pasos les separaban pero fue incapaz de moverse e ir
a saludarlo. Cunto tiempo haba pasado desde la ltima vez que se
haban visto y mantenido una conversacin? Ni lo recordaba. Mental-
mente hizo memoria. Si no se equivocaba haca ya casi diez aos.
Entonces tena veinticuatro y l, dos ms. Por un segundo le asalt
la duda. Quizs estaba confundida. Puede que solo se le pareciera.
l permaneca de pie apoyado en el asiento y hablaba por el
mvil. El tren iba a iniciar su salida. Escuch a la mujer que tena
al lado murmurar algo que no consigui entender. Segua con la
vista clavada en Andrs cuando el tren comenz a moverse. Vio
cmo guardaba el telfono en el bolso de la camisa y se giraba en
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su direccin. Sinti cmo el corazn se le aceleraba al observar
que caminaba hacia ella, sin embargo, no pareci reconocerla por-
que pas a su lado sin fjarse. Seguro que se diriga a la cafetera.
Tard unos minutos en reaccionar. Dej el libro sobre el asiento
y camin por el pasillo. No saba de qu iba a hablarle, ni siquiera
si se atrevera a hacerlo, solo deseaba asegurarse de que no haba
sido un espejismo ni fruto de su imaginacin. Abri la puerta y se
dirigi a la barra.
Varias personas esperaban por sus consumiciones y algunas
charlaban entre ellas. Esperaba su turno detrs de un chico que te-
na ms aspecto de estar colgado que de otra cosa, mientras miraba
a su alrededor sin conseguir ver a Andrs por ningn lado. Tal vez
haba ido al bao y no a la cafetera. Le desilusion la idea. Cuando
lleg a la barra, pidi una Coca-cola fra con hielo y limn. Despus
se apart para dejar sitio a otro pasajero. Alguien se puso a su lado.
Movi la cabeza y lo mir. Una expresin de total asombro se dibu-
j en el rostro que estaba contemplando.
Lilian... escuch casi en un susurro.
Ella sonri, y lo hizo de tal modo, que pareci concentrar toda la
felicidad del mundo en el mejor de sus gestos.
Haca tiempo que las cosas no iban demasiado bien entre el ma-
trimonio, pero desde que haba empezado a trabajar con Eva, todo
iba a peor. Y en las ltimas semanas la distancia entre su marido y
ella pareca insalvable.
Alfonso era un hombre serio, formal, a veces hasta demasiado
pdico para el gusto de Lilian. Cada vez estaba ms entregado al
trabajo y desde que se haba puesto como proyecto escribir sobre
tcnicas de arquitectura se encerraba durante horas en su estudio
ensimismado de tal manera, que pareca estar en otra galaxia, sin
acordarse de que ella viva en la misma casa.
Una de esas noches en que permaneca absorto ante la pantalla
del ordenador, le abord sin reparo y se desaboton la blusa mientras
intentaba sentarse en sus rodillas. l se enfad, se sinti incmodo y
le dijo que se fuera porque tena que seguir trabajando.
Ir cuando termine. Ahora, vete.
Lilian se enfureci y sali dando un fuerte portazo sin decir
nada. Ms tarde se dirigi al saln y encendi la tele. Se entretuvo
viendo una pelcula antigua. Cuando lleg a la cama casi dos horas
despus, fue consciente de lo sola que se encontraba.
Ni siquiera se enter cuando cerca de la dos de la madrugada, l
entr en la habitacin. Estaba profundamente dormida como casi
todas las ltimas noches en que cada vez Alfonso se acostaba ms
tarde.
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02
ngela estaba terminando de recoger la cocina cuando pens en
llamar a Lilian para invitarla a cenar al da siguiente, viernes, junto
a Alfonso. Tambin invitara a su otra hija, Claudia, que aunque no
se haba casado an, viva con su novio. Tanto ella como su marido
esperaban que decidieran formalizar la situacin de una vez, ya que
llevaban varios aos de relacin. Su otro hijo, el segundo de los tres,
Nicols, resida desde haca aos en Tenerife.
Todava no le haban dado nietos y estaba deseando que alguno
de sus vstagos tuviera descendencia.
Pero Nicols no pareca estar por la labor pues solo llevaba ca-
sado un ao y medio. Y tanto l como su nuera, Andrea, no tenan
ninguna prisa. A Claudia, la ms pequea, sin trabajo estable, pues
aunque haba estudiado enfermera, solo la llamaban para sustitu-
ciones, y con veintitrs aos, ni se le pasaba por la cabeza la idea de
ser madre an, as que su nica esperanza era Lilian, pero no haba
conseguido quedarse embarazada. Saba que tanto ella como Alfon-
so deseaban nios, y lamentaba que no hubieran podido ser padres
todava. Puede que ahora que ya estaban establecidos y haban de-
jado de viajar de un lado a otro, tuvieran ms suerte.
Se dirigi al saln donde su marido, Santiago, dormitaba en una
de las butacas. Tena tres aos ms que ella y se haba jubilado ha-
ca unos meses. Ahora le daba por hacer maquetas de barcos, y leer
toda clase de peridicos, aparte de entretenerse durante horas con
el canal de deportes de la televisin.
Santiago abri los ojos al escuchar a ngela descolgar el telfono.
Voy a llamar a las chicas para que vengan a cenar maana. Eso
si no tienen planes exclam en voz alta.
Su marido no dijo nada, lo que signifcaba que estaba de acuer-
do. ngela se puso las gafas de cerca para mirar la agenda, aunque
saba los nmeros de memoria.
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Vaya! Liliana no contesta
A su marido le result extrao que la llamara por su nombre
completo. Para ellos siempre haba sido Lilian. Dedujo que su mujer
estaba molesta o preocupada por su hija mayor, ya que solo en esas
ocasiones utilizaba todas las slabas para nombrarla.
Despus de unos minutos consigui hablar con Claudia, que se
mostr encantada con la invitacin de su madre. Luego marc de
nuevo el nmero de Lilian pero sigui sin dar respuesta.
Por qu no la llamas al mvil? pregunt su marido.
As lo hizo. ngela ya iba a colgar cuando por fn escuch la voz
de su hija.
Mam?
Te he estado llamando a casa. Pens que comeras all
Lilian pareci titubear al responder. No se oa bien. Haba mu-
cho ruido a su alrededor. ngela no pudo distinguir con claridad
sus primeras palabras pero lo ltimo que entendi casi hubiera
preferido no escucharlo.
Es estoy comiendo s estoy con con Andrs.
El silencio de su madre no dej a Lilian la menor duda de que su
respuesta no le haba gustado.
Mam?
Te llamar ms tarde. Cuando ests en la tienda
Colg molesta, dejndola sin palabras.
Santiago la conoca tan bien como para percibir por la expresin
de su rostro que estaba enfadada.
Qu pasa? pregunt Hay algn problema?
Se levant airada del sof y lo mir con cara de disgusto.
Espero que no, Santiago suspir mientras l la miraba sin
comprender por encima de las gafas.
Se trata de Andrs.
Qu Andrs? inquiri sin dejar de mirarla.
Aquel muchacho que fue medio novio de Lilian, creo, porque
nunca llegu a saber qu haba entre ellos.
l se qued pensando.
Ah, s. Lo recuerdo. Se pasaba el da aqu.
Pues ha vuelto, y no me gusta. No me gusta exclam mien-
tras recoga la taza vaca que su marido haba dejado sobre la mesa.
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Santiago ahora s puso cara de no entender nada.
Ha vuelto a dnde?
Su mujer movi la cabeza con indignacin.
Aqu, y ahora est comiendo con tu hija. Qu te parece?
pregunt cruzando los brazos sobre el pecho.
Se encogi de hombros.
Qu me tiene que parecer?
Hoy lo he visto en la tienda, y no me gust cmo se miraban.
Los dos Lilian est casada. No tiene por qu ir con l a comer ni
a ningn sitio.
Su marido refunfu algo que ella no logr entender, pero vien-
do su gesto de desaprobacin fue capaz de intuir que estaba de
acuerdo con ella.
Hablar muy seriamente con Lilian. En cuanto pueda dijo
ngela en tono amenazante. No me gusta nada este asunto, pero
nada.
Sali del saln y volvi a la cocina a terminar de recoger.
ngela haba visto con muy buenos ojos a Alfonso desde el
momento en que su hija se lo present. Le gust como novio y
ahora mucho ms como marido. Era un hombre culto, educado,
inteligente, con futuro prometedor y sin duda, un buen esposo.
Tambin estaba segura de que sera un buen padre. Puede que fue-
ra reservado, eso no poda discutirlo, a veces demasiado serio, pero
era decente y digno de admiracin. Era muy atractivo. Claro que
Andrs tambin lo era y saba que Lilian haba estado muy ena-
morada de l. Recordaba perfectamente cmo en aquellos aos
de universidad, el chico era el centro de su universo, y no daba un
paso sin su amigo del alma. La haba visto ilusionada, feliz, pero
tambin derramando alguna que otra lgrima, y sufriendo por l.
Ms, cuando el joven decidi irse a Londres y fueron perdiendo
el contacto.
Le conoci alguna que otra pareja, pero nada serio, aparte de
Felipe. Como madre le aconsej que se olvidara de Andrs para
siempre y aunque Lilian intentaba convencerla de que ya no pen-
saba en l, nunca pudo engaarla. Pero era ley de vida. Pocas veces
un amor tan fuerte como el que su hija haba sentido por Andrs
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era correspondido. Ella lo saba muy bien. Al fnal cuando empez
a salir con Alfonso, intuy que haba encontrado al hombre per-
fecto. Se haba casado por propia voluntad. Nadie la haba persua-
dido para hacerlo. Su yerno era lo que toda madre aspiraba para
una hija. Adems hacan una estupenda pareja. En el momento
que Dios les concediera el anhelo de su primer nio, formaran
una familia perfecta.
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Agradecimientos
A mis lectores que sin su apoyo este sueo no se habra hecho
realidad.
A mis amigas Celia y Marisa, que leen mis novelas por en-
tregas siendo ante todo objetivas en sus crticas y consejos.
A mi editorial Nowevolution, muy especialmente a mi edi-
tor, Rubn, por creer en m y en esta novela desde el primer
momento que lleg a sus manos.
Helena Nieto Clemares
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