Plinio el Joven mostró un gran amor por los jóvenes y la educación. Siempre hablaba de ellos con ternura y deseaba ayudarles. Recibió una excelente educación de su tío, de quien heredó el hábito de distribuir el tiempo de manera metódica, el amor por el estudio y la lectura, la admiración por la naturaleza y la afición por la historia. Dominó tanto el latín como el griego y mantuvo un gran amor por la poesía desde su paso por la escuela del grammaticus.
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Plinio el Joven mostró un gran amor por los jóvenes y la educación. Siempre hablaba de ellos con ternura y deseaba ayudarles. Recibió una excelente educación de su tío, de quien heredó el hábito de distribuir el tiempo de manera metódica, el amor por el estudio y la lectura, la admiración por la naturaleza y la afición por la historia. Dominó tanto el latín como el griego y mantuvo un gran amor por la poesía desde su paso por la escuela del grammaticus.
Plinio el Joven mostró un gran amor por los jóvenes y la educación. Siempre hablaba de ellos con ternura y deseaba ayudarles. Recibió una excelente educación de su tío, de quien heredó el hábito de distribuir el tiempo de manera metódica, el amor por el estudio y la lectura, la admiración por la naturaleza y la afición por la historia. Dominó tanto el latín como el griego y mantuvo un gran amor por la poesía desde su paso por la escuela del grammaticus.
Plinio el Joven mostró un gran amor por los jóvenes y la educación. Siempre hablaba de ellos con ternura y deseaba ayudarles. Recibió una excelente educación de su tío, de quien heredó el hábito de distribuir el tiempo de manera metódica, el amor por el estudio y la lectura, la admiración por la naturaleza y la afición por la historia. Dominó tanto el latín como el griego y mantuvo un gran amor por la poesía desde su paso por la escuela del grammaticus.
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PLINIO EL JOVEN, EDUCADOR Y PEDAGOGO l
Constantemente, a lo largo de sus cartas, muestra Plinio
amor y preocupacin por los jvenes ; siempre habls de ellos con ternura y con entusiasmo, mostrandose deseoso de ayu- ' darles (IV 15 ; V 17 y 19,2; VI 23,2, etc.). Parece como si el hecho de no haber llegado a ser padre, a pesar de sus tres matrimonios, hubiera excitado en 61 an ms los senti- mientos paternales. Y es, tal vez, este hipersensible espiritu paternal el que le lleva a pedir a Trajano el ius triwm libero- rum para algunos de sus amigos (X 4,94). Una de las cartas dirigidas a Trajano en que se hace ms transparente la sinceridad de Plinio es aqulla en que, a la vez que se lamenta de la falta de hijos, da las gracias al Emperador por haberle concedido tambin a l el citado ius, gratitud que, sin duda, es mucho mayor por verse conside- rado como padre que por las ventajas que tal derecho con- fera (X 2). Otra prueba del amor de Plinio por los jvenes puede verse en sus liberalidades para la fundacin de escuelas y establecimientos bedficos con destino a los adolescentes po- bres. No disimula su satisfaccin cuando los jvenes le toman ccmo modelo y maestro : Quid ... miki optatius quam me ad recta tendelatibus quasi exemplar esse propositum? (VI 11,3). 1 Las citas de Plinio que hacemos en este trabajo van referidas a la edicin de A. M. GUILLEMIN en <Les Belles Lettresx para los libros 1-IX de las cartas ; el libro X, considerado como un corpzls aparte, y el i'anegrico de Trajano son citados por la edicin catalana de la fun- dacin Bernat Metge. PLINIO EL JOVEN . 3 Y hasta en ei empleo abundantsimo de los diminutivos que esmaltan su obra, y'que, segn ha demostrado reciente- mente N. Pliszczynska 2, expresan ternura ms que peque- ez, puede observarse un espritu delicado e infantil. Si se nos permitiera una etimologa isidoriana, intenta- riamos justificar el sobrenombre de joven dado a Plinio, ms que como un distintivo frente a la mayor edad de su to, como una prueba de su amor a la juventud. De todas for- ngs,' no deja de ser un smbolo. Una reciente lectura de las cartas de Plinio nos ha hecho fijarnos en este aspecto, atrados por el cual intentaremos extraer de su correspondencia, examinndolas, las ideas pe- daggicas del amigo de Trajano. Pero antes de enjuiciarle como maestro, vemosle como discpulo. PLINIO COMO DISC~PULO Plinio como discpulo debe ser analizado desde el punto de vista de los dos fundamentales valores pedaggicos: la educacin y la instrzcccin. Cuando Plinio tena aproximadamente ocho aos que- dse sin padre. En Como, su pueblo natal, no habii escue- la. Educacin, instruccin y enseianza las recibi exclusiva- mente de su madre, pero por poco tiempo, pues ambos, madre e hijo, se refugiaron muy pronto en casa de su to materno, C. Plinius Secundus, cuando ste regres a Roma, , despus de desempear en EspaGa el cargo de procurador. A pesar de la diferencia de caracteres, toda la educacin de Plinio est moldeada sobre el gknero de vida y 10s ejem- 2 J. NIEMIRSKA-E'LISZCZYN~RA De elocutione 'liniena in Epistularunz librzs novem conspicua quaestiones selectae, ILublin, W55, capitulo 1. plos recibidos de su to, a quien l llama t e r adoptionem pater (V 8,5). Pero 2 cules fueron los ejemplos que recibi de su to? Veamos algunos de ellos. En primer lugar, una d i s t r i b u c i n c o n v e - 11 i e n t e d e 1 t i e m p o . Basta comparar la cartd I X 36, en que Plinio nos cuenta cmo distribuye el tiempo en su villa de Toscana, con aquella otra (111 5,B-14) en que nos refiere la distribucin del tiempo por su to, para ver con qu fuerza cal aquel hbito en su espritu. Pero esta meticulosa y regulada distribucin iba encaminada a un a p r o v e c h a m i e n t o t o t a l d e l t i e m p o 3 . Nos dice Plinio que en cierta ocasin le repochaba su to los pa- seos dados a pie. ((Hubieras podido -me deca- no perder esas horas)) (111 5,16) ; y admirando esta usura $del tiempo i:os refiere la siguiente ancdota: ((Recuerdo que uno de mis amigos, habiendo co- metido una falta de pronunciacin el esclavo lec- tor, le orden detenerse y volver a repetir la pala- bra. Mi to k pregunt entonces : 'Pero 2 t le ha- bas comprendido?' Y como aqul hiciera un signo afirmativo, le dijo : 'Entonces, ;para qu mandarle parar? Vuestra interrupcin nos ha hecho perder ms de diez lneas')) (111 6,16). A pesar de la pueril vanidad que se mt a en muchos de los pasajes de las cartas de Plinio, nunca se consider la altu- ra de su to ni en sabidura ni en capacidad de trabajo, y con Seyota sinceridad nos dice : ((Suelo sonreirme- cuando oigo que algunos me lla- man sabio, a m que comparzdo con mi to soy un perezoso redomado)) (111 5,9). Esta metdica organizacin del tiempo fu una de las virtudes ms admiradas por Plinio. Vase la carta 111 1, en que hace el elogio de Lspuriiina. PLINIO EL JOVEN . Y como secuela obligada de la perfecta 5 distribucin y apfovechamiento del tiempo en un hombre de Letras, here- d de su to el a m o r a l e s t u d i o y e l i n t e r s p o r t o d a c l a s e d e l e c t u r a s : ((Sola tambin decirme mi to que no haba ningn libro tan malo que no tuviera algo aprovechable)) (111 6,IO). As se explica la enorme aficin a los extractos de Plinio cl viejo (111 5,17), tarea en la que no slo inici, 3ino que, 4 parecer, incluso se sirvi de la ayuda de su sobrino ; pues, como este mismo nos refiere, cuando sobrevino la erupcin del Vesubio se encontraba sacando extractos de las obras de Tito ~ i v i o por encargo de su to (VI B,5 y VI 16,7). ' Rayando ya en los linderos de la instruccin, pero nti- mamente relacionadas con la educacin, hered Plinio de su to otras dos cualidades: la ' a d mi r a c i n p o r 1 a N a t u r a l e z a y la a f i c i n p o r l a H i s t o r i ' a . En carta dirigida a su amigo Galo le dice: tPues tanto t como yo somos grandes admiradores de la Naturaleza)) (VIII 20,149. Y que esto no era vana palabrera lo demues- tran sus interesantes descripciones de la fuente de Clitumno (VIII S), de la situada junto al l ago Lario (IV 30) o del lago de Vadimn (VIII 20). Y por lo que a las aficiones histricas se refiere, dejmosle hablar a l: Me, Nero ad koc s~udium imjellit domesticztm quo- que exemplztm. Auunculus rneus... historius et qzci- .dem re1igiosl;ssirne scripsit (V 8,t). Siempre di Plinio una gran importancia a la ITistoria, a la que considera como una divinidad (IX 27) ; cuy:) inters radica en la aportacin de hechos (V 8) ; y cuya mejor cua- lidad es no salirse de la verdad y contentarse con hacer el relato exacto de las nobles acciones (VIII 33,lO). Instruccin. Sabido es que en Roma todo ciudadano cultivado era bi- linge 4. Desde la infancia se les enseaba a respetar el grie- go como instrumento de cultura, y la lengua griega se aprenda en la escuela al mismo tiempo que la latina. No sabemos quines fueron los maestros de Gramtica latina ni griega de Plinio. El nico testimonio que nos queda de su paso por la escuela del grammaticzis, o sea, por la segunda enseanza, es la noticia de 12 carta VI1 4 donde nos dice que a los catorce aos escribici una tragedi.1 griega. 1.0 cierto es que de esta segunda etapa de su instruccin conserv siempre dos grandes amores: la lengua griega y la poesa, Por lo que al griego se refiere, no solamente sa precia (le conocer y escribir perfectamente en esta lengua, sino que gusta tambi6n de presumir de amigos doctos en ambos idio- mas, que incluso componen en griego epigramas y libros Ce Historia ? Y toda la correspondencia pliniana est I!ena de citas de Homero, de Tucidides y de los cmicos. No en vano hizo su Retrica en griego a la vez que en latn e in- cluso escuch las enseanzas de estoicos y sofistas. Respecto a la poesa, he aqu su confesin de fe: Poeticem $snm religiosissim? zGeneror (111 10:2). Y, en efecto, a ms de aquella tragedia griega qiie com- puso a los catorce aos, prob fortuna en los endecasilabos, en el verso elegaco y en el hexmetro (VI1 4,3). Sin em- bargo, por lo que a poesa se refiere, creemos poder hacer estas tres apreciaciones a lo largo de su correspondencia: 1." La poesa no fu precisamente el fuerte de Plinio, 4 Cf. MARROU Histoire de l'kducation dans rantiquit, Pars, 1955. pgina 345. 8 Cf. las cartas 111 1,7; VI1 25,4; I V 3,3; IV 18 y VI11 43. PLINIO EL JOVEN 7 y sus versos no son de gran valor a juzgar por las escasas muestras que nos ha dejad? (VI1 4,6; VI1 9, ll). Por otra parte, su gusto poltico no parece e~traordinariarr~ente. de- purado, pues atribuye la inmortalidad y la fama a poetas cuyos nombres quedaron totalmente eii el olvido, mientras pone en duda la perennidad de los versos de Marcial: At non erunB eterna que scripsit; non ermt for- tasse, ille turnen scripsit tarnquam essent futura 2." No consider nunca como un descrdito la composi- cin de poesas ligeras y frvclas, y justific tal posicin, ri.0 slo por su gran amor a la poesa, sino tambin por el gusto predominante de su poca y por la gran cantidad de personajes de renombre y famosos poetas que en tal gnero le precedieron (V 3,5-'i), haciendo suyos tambin aquellos versos de Catulo : Narn castum esse decet pbm poetam ipsz~rn, uersiculos niki1 necesse est / qui turn denique kabent salem et leporem si sunt mollicili et parurn pudici (IV 14,5). 3." Le gusta a Plinio que le tmen como poeta y maes- tro de poetas. Disfruta vigndose consultado en mtiteria de poesa, animando a unos, aconsejando a otros y, en general, alabando a todos los poetas. Dganlo, por citar zlgunas, las cartas dirigidas a su amigo Octavio (11 10) y a Silio Prculo (111 15) o los elogios que dirige a Marcial y a Arrio (111 n ; IV 3). Hasta aqu lo que aprendi y aprendi a querer Plinio en la escuela del gramrnaticus. Sigamos ahora sus pasos en la enseanza superior, es 'decir, en la Retrica y en la Filosofa. Prcticamente la enseanza superior consista toda en la Retrica; la Filosofa era una vocacin, y el Derecho una especialidad puramente romana. Descartando el Derecho, al que Plinio nunca se sinti 8 V~CTOR J. HERRERO inclinado, podemos decir de l que fu un alumno completo, pues la divisin entre Filosofa y Retrica de la ensefianza superior equivala a nuestra especializacin en Ciencias o en Letras, y Plinio sigui las dos con idntico aprovechamiento. En Retrica latina tuvo como maestro al ms grande de su poca, primer rketor latims de carcter oficial: Quintilia- no, a quien recuerda y admira I(II 14,9 ; VI 6,3) y de quien toma mchas de sus ideas y enseanzas 6. . En Retrica griega sigui las lecciones de Nicetas de Es- mirna (VI 6,3), de quien nos habla tambin Thcito en el Dilogo de los oradores ', y guard un entusiasmo casi religioso por la oratoria del retrico Iseo (11 3), cuyo siste- ma de improvisacin, a base de trabajo y de ejercicio, ad- mira y adopta como propio Por ltimo, en Filosofa sigui las lecciones del estoico Musonio (111 11,5 y 7) y posteriormente las de los discpulos de .ste Eufrates y Artemidoro ( 1 10 y 111 U), de cuya amistad se ufana, y al ltimo de los cuales incluso prest ayuda monetaria cuando hubo de salir expulsado de Roma por Domiciano con los dems filsofos (111 11,2). De aqu que todo el pensamiento filosfico y las ideas morales de Plinio estn fuertemente impregnados de estoicismo. Para terminar con la faceta de discpulo de Plinio el jo- -- 6 Es posible que Plinio tomara algunas de sus ideas sobre Retrica -de la obra perdida de su timo, intitulada Studiosi, de la que nos da no- ticia en 111 5,5 y que, en tres libros, expona 15. formacin del orador desde los comienzos hasta su perfeccin. Pero su fuente principal es Quintiliano y a veces Cicern. Para este problema vanse los artculos de MARTHA Plzne le Jeune, publicados en la Revue des Cours et Con- frences entre 1898, 1 433 y 1898-1899, 1 592; y el de GUILLEMIN La cul- ture de PlZne le Jeune, en Mlanges ... F. Grat 1, Pars, 1946, 7743. De todas formas la fuente principal se halla en sus cartas, sobre todo en 1 20 ; 11 3; 11 5 ; 111 18 y IX 26. 7 Tcito, Dzlogo de los Oradores XV. 8 Cf. P. GRIMAL Dewx figures de la ucorrespondance~ de Pline: le philosophe Euphratks et le rhteur Ise, en Lntomus XIV 1955, 371!-W. 9 De Wusonio nos habla Tcito en !os siguientes pasajes: Anales XJV 59, XV 71; Historias 111 Si, IV 10, 1 ~ ~ 4 0 j A& Gelio XVI 1,1, PLINIO EL JOVEN 9 ven, apuntaremos cmo le gusta disfrutar ya en su vejez sentndose de nuevo en los bancos de la escuela y recordqn- do sus tiempos de alumno. @id ;dn seaectute felicius, quam quod dulcW.si?nzlm est in wuelzta?, nos 'dice un cierto pasaje (11 3,6), y no oculta su emocin y su gozo cuando, buscando un maestro para los hijos de un amigo, se encuentra de nuevo sentado entre los jvenes como uno de tantos, recibiendo a la vez de ellos un testimonio de admiracin (11 18). No creo, sin embargo, que deban encuadrarse en el dis- cipulado de Plinio dos facetas que ms bien son costumbres de la'poca que cualidades personales. Nos referimos de una parte a la mana de correccin por la cual los escritores, con el afn de p-erfeccin, se intercambiaban sus trabajos para ejercer sobre ellos una tarea de crtica y de lima, y, de otra parte, a la costumbre de dar lecturas, pues aunque di& Pli- nio que ste era un medio de llegar a la correccin, bien por los consejos de los oyentes, o bien examinando la ex- presin y gestos de sus caras (V 3,8), se nos antoja m& una , moda de sociedad para cierto gnero de literatura que una prctica eficiente y bjetiva lo. t PLINIO COMO MAESTRO Es digno de notar que la mayor pxt e de las ideas peda- ggicas de Plinio el joven, sobre todo las que caen dentro del mbito educativo, pueden encuadrarse en el marco de la Filosofa o de la Moral, pero conviene no olvidar que la Pe- - dagoga jams podr separarse totalmente de la Filosofa e incluso de la Religin. Que sus contemporneos vean en Plinio un excelente gua moral, un maestro y un educador, nos lo demuestran las 7-- 10 Cf. GUILLEMIN Pline et la vz'e littraire de son temps, Pars, 1929 y Socits de gens de lettres azl ternps de Pline, en Rev. Et . Lat. V 1927, 261-292. ' muchas cartas en que contesta a las preguntas de parientes y amigos, ya sea sobre cuestiones polticas (1 23) o bien de tipo familiar (1 14,3), pero, sobre todo, para recomendar a maestros y educadores, pues la educacin fu siempre para 61 asunto de suprema importancia (11 18,4). Parece ser que Plinio, influido quiz por el recuerdo de su propia educacin, se muestra partidario de que los jovenes realicen sus estudios el mayor tiempo posible con la familia en enseanza privada dada por un maestro particular (111 33). Tal vez sea esta una de las pocas ideas en que se separa de la opinin de su maestro Quintiliano, que se inclinaba preferentemente a la enseanza en la escuela por derivarse de ella dos ventajas: la emulacin y la costumbre de la co- lectividad cultural con miras a la vida pblica ll. Sin em- bargo, en la enseiianza supericr, incluso se muestra parti- dario de que las escuelas sean pr~tegi~das por el Estado. Y no otra cosa significa la alabanza que 'dirige a Trajano en el Pnnegirico la por haber tenido en gran estima y haber hecho volver a Roma a los maestros de Retrica, revocando ' la orden de destierro que pesaba sobre ellos desde el reinado de Domiciano. Vahos a tratar de recoger las ideas pedaggicas de Pli- nio maestro, adoptando la divisin que ya hicimos en Plinio discpulo, es decir, educacin y enseanza, pero separando a su vez las ideas de cada una de estas facetas en dos gru- pos: las-referidas al maestro y las referidas a los discpulos. Cualidades del maes'tro como edzccador. l.") B u e 11 a c o n d u c ~ t a . Esta es para Plinio la cualidad primordial del maestro. He aqu lo que escribe re- 11 Quintiliano, Inst. Orat. 1 2,543. Y vase EZIO BOLAPFI La critica filosofica e letteraria i2?t QuintiZiano, Bruselas, 1958. 12 Plinio, Panegirico de Trajano XLVII. PLINIO EL JOVEN 11 comendando un maestro de Retrica latina para el hijo de Cornelia Hispula : ((Es preciso buscarle ut l maestro ... cuya escuela se recomiende por su austeridad, moderacin y, sobre todo, buena conducta)) (111 3,3). Y ms adelante dice : ((Del cual aprender primero buena conducta y lue- go elocuencia, que sin la buena conducta es una enseanza enfadosa)) (111 3,7). Toda esta carta abunda en las mismas ideas heredadas e su maestro Quintiliano, que reclamaba para el profesor las ms altas garantas morales lS, , 2.") H u m i 1 d a d . Le agrada la sencillez y falta de petulancia, cualidades que si pondera en todo momento: le llevan a la admiracin al hacer el retrato de Espurnina: Quibus prneceptis in?,buare! quamuis ille hoc tem- peramentwm modestiae suae indixerit, ne praecipe- re z~ideatur (111 1,6). S 3.9 E n s e a r c o n e l e j e m p l o , n o c o n e 1 m i e d o. ((Porque el miedo es un mal maestro del obrar bien. Los hombres son mejor adiestrados por los ejemplos, que en primer lugar encierran en s mismos la ventaja de demostrar que es posible lo que preceptan~ (Panegirico XLV 6). P.") A m o r . No pierde de vista el precepto pedag- gico de Quintiliano de que d a escuela es amor)) 14: Longeque ualentior amor ad obtinendum quod uelis quam timor. Nnm timor abit, si recedas: ma- net amor cac sicut ille in odium, hic i~ reuerentiam zsertitur (VI11 2tt,6). --e 13 Quintiliano, Inst. Orat. 11 2,1 y SS. Vase tambien la carta de Plinio, VI11 13. 14 Quintiliano, Inst. Omt, 11 2, 4B y 91 y ES 12 V~CTOR J. HERRERO 5.*) T O 1 e r a n c i a . Reconoce que los padres no d e ben extremar la severidad, recordando que tambin ellos han sido nios y quiz ms traviesos que sus propios hijos (IX 12). Por otra parte, cree que a los jvenes incluso k s sienta bien un cierto abandono y como desorden que en manera al- guna dira bien con los viejos, para los qne reclama una vida plcida y ordenada (111 1,2). Y en todo caso, su doctrina a este respecto puede condensarse en aquellas mximas estoicas que admira sobremanera en su maestro de Filosofa, Eufra- tes, cuando nos dice : ((Fustiga los defectos, no a las personas ; no mal- trata a los que obran mal, los reprenden (1 10,'i'j As es como en numerosos pasajes de las cartas nos en- contramos con este precepto de la tolerancia. Vkase un ejem- plo, al que adereza con sus acostumbrados juegos de pa- labras : ((Tengo por mejor y ms perfecto al que perdona I a los de%& como si cometiera faltas todos los das y evita las faltas como si no perdonara a nadie (VIII 22,2). i Princ.ipios que ha de imbuir el educador en los d&cipulos. Lo) A v e r s i n a l a e n v i d i a . A travs de sus cartas manifiesta Plinio esta mxima con el ejemplo, niostrndose siempre dispuesto a reconocer como modelos a cuantos escritores le agradan e incluso recomendando la lectura de los mismos a sus amigos. Clama frecuentemente contra la envidia, de la que dice que supone inferioridad: 2 Disertior ipse est ? Tanto magis ne inzcideris, nam qui inuidet minor est (V 17,4). 2.") A v e r s i n a l a a v a r i c i a . Esto lo pre- dic Plinio ejerciendo asiduamente la virtud contraria, la PLINIO EL JOVEN 1 3 largueza ; fundando instituciones alimentarias, subvencionan- ao escuelas y bibliotecas, dotando a las hijas de amigos po- bres, prestando ayudas monetarias a filsofos, poetas y lite- ratos jvenes, que de todo esto se lee en sus cartas. Pero tambin la fustig de palabra: ((Acurdate -le dice a su amigo Avito- de que nada debe evitarse tanto como esa miserable mez- cla de intemperancia y avaricia recientemente in- ventada)) (11 6,7). 3.") F u e r z a d e v o 1 u n t a d . Toda la carta 16 del libro 111, dirigida a Nepole, est dedicada a enumerar rasgos heroicos, en los que admira, sobre todo, la fuerya de voluntad. Y nada le impresion tanto, nos dice Plinio en otra carta, ni se le grab con ms fuerza que aquella pala- bra xxptxa he decidido? que su amigo Cornelio Riifo di- rigi al mdico negndose a recibir alimento y resuelto a dejarse morir de hambre i(I 12,lO): 4.") Ap r o v e c h a mi e n t o d e l t i e mp o . Virtud que aprendi, como ya vimos anteriormente, en el ejemplo de su to y que 61 acynseja y-practica incluso cuando se en- cuentra cazando en el campo (1 6 ; I X 10). Y se regulo siem- pre conforme a esta norma de vida: ((Anteponer las obligaciones al placer, lo serio a lo agradable)) (VI11 21,3). 5.0) L a g l o r i a e s u n r e s u l t a d o , . no . un f i f i . Y si por cualquier circunstancia no se consigue la gloria, no por quedarse sin gloria una acciin es menos hermosa)) (1 8,14). - otro pasaje: ((Las nicas buenas cciones que no desfiguramos y no criticamos demasiado son las que han sido hechas en la oscuridad y en el silencio)) (1 8,6). El mismo objetivo parece perseguir cuando escribe : Hay que preferir los intereses comunes a los par- ticulares, la duradero a lo pasajeron (VI1 18,5). Normas para el maestro como instructor. l.") D a r n i m o s a l p r i n c i p i a n t e y no hacerle desconfiar nunca de que se puede llegar a la perfec- cin, porque nonne, si prima quneque improbari putas, debili- ta& et concidis? (VI 17,lO). 2.") E x p 1 i c a c i n d e v i v a v o z. Insiste en que no hay liada mejor para impresionar que la pal&r ha- blada 16, porque praeteren mdt o magis ut uolgo dicitur, uiua zcox adficit (11 3,9). 3.") B r e v e d a d e n l a e x p o s i c i n . Adapta- ~a siempre, claro est, a la materia y tema de que se trata, pues en todo momento se muestra Plinio amigo de la me- dida y de lo justo (11 6,13) y recomienda la brevedad siem-' pre, que sea. posible : Oportet en& nos ira hac certe in qua possumu.~ . brez~es esse (IV 5,4). 4.") O r d e n . Preceptu el orden para todos los que- haceres 'de la vida. Y la carta en que elogia a Espurnina (111 1,2), as como las IX 36 y I X 40, no son ms que un canto al-orden y al mtodo, virtudes muy loadas por' los estoicos. 15 La expresin ztizla uox se encuentra ya en Quintiliano (11 2,8) y en Sneca, Epist. VI 6 y XXXIII 9. . PLINIO EL JOVEN 15 5. 9 T e o r a u n i d a a l a p r c t i c a , ya que diffZcile est tenere quae acceperis, nki exerceas (VI11 14,3). Y en otro lugar escribe : No ignoro que no existe mejor maestro que la prctica)) (VI 29,4). 6.&) M a c h a q u e o . En este punto, a mi entender, es bien explcito Plinio. Y desearamos deshacer aqu el error c la confusin que han originado en ciertos comentaristas aigunos pasajes de la carta vigsima del libro 1, sobre todo aqud en que afirma Plinio que ((cuanto ms largo es un libro es mejor)). No vale salir 'del paso diciendo, como B. Romano 16, que el autor no se refiere a toda clase de libros, sino al libro bueno)), ni tampoco interpretarlo como una alabanza y una total aprobacin del estilo amplio. La idea en que ms pa- rece abundar Plinio en toda esta carta es la idea de la repe- , ticin, del machaque0 conitante sobre el mismo tema. Basta con que nos fijemos en el valor semntica de las palabras en ,los pasajes claves de la carta. Vemoslos : - ((Es prevaricar exponer en pocas palabras las ideas inculcanda, infigenda, repetenda)) (1 S0,2). ((As un discurso penetra en iin espritu non ictu nzagis quam mora)) (1 20,3). ((Slo puede dejar clavado el dardo en el corazn de los oyentes aquel que non pungit; sed infigit)) (1 20,18). ((Si tuviera que elegir elocuencia, escogera aquella que es crebram et adsiduam (1 20,22). 16 Cf. B. R~OMANO Pliwio Epist. l. 2O,4 ex., en Boll. Fil. C1. XX 1914, 206207. Creo que sobre este punto no es necesaria ms aclaracin. No solamente el significado de las palabras subrayadas esti indicando reiteracin, sino que Ia misma forma pleonstica e iterativa con que junta Plinio los adjetivos, Custantivos y verbos tiene un valor estilstica de machaque0 insistente. , Principios que ha de inculcar el instructor en los d&c%p~l o~. l.") A m o r a l s a b e r p o r s m i s m o . Lai n- vitacin al estudio es un tema muy repetido en la correspon- dencia de Plinio 17. Ya que todo lo dems es frgil y pere- cedero, slo el trabajo puede llevarnos a la inmortalidad (1 3,4; 11 10,4) ; y en el elogio de Iseo, dice: ((Ha pasado ya de los sesenta afios y permanece ex- clusivamente como un hombre de estudios. Los es- pritus de esta clase son los ms rectos y exceien- tesn (11 3,5). 2.") A f n d e p e r f e c c i n . Este afn es el que nos lleva a tener miedo a las faltas para as evitarlas ; por eso escribe Plinio timor est, timor emendator nsp errimus (VI1 17,13) y quiere que la ,ltima obra sea la ms perfecta: t Volo enim proxima quaeque absolutissima uidelr (VI11 3,2). Pero 3 la perfeccin slo se llega con el trabaje; por ' eso, a un amigo que le escribe dicindole que no trabaja, le contesta con mucho gracejo : ((Tu carta dice que no trabajas, pero est escrita en un estilo tan perfecto como la de un hombre l7 Cf. GUIUEMIN O. C. en nota 10. PLI NI O EL JOVEN 17 trabajador; de lo contrario, t seras el ms feliz de los hombres, por ser capaz de realizar obra tan acabada en medio de la desidia e inaccin)) (VI1 l3,2). 3.") I m i t a c i n d e l o s m e j o r e s . Pero no sGlo de los genios de generaciones pasadas, sino tambin de los de la poca presente. No hay que despreciar a los con- temporneos por el hecho de que se les ve, se les escucha y se habla con ellos (1 16,9) y es una insensatez creer que la Naturaleza, como si estuviera ya fatigada, no engendra nada admirable)) (VI 21,l). No t ehi nan aqu las que pudilramos llamar ideas de Ijlinio en orden a la instruccin. Se permite, incluso, dar con- sejos prcticos y concretos sobre el modo de estudiar. Y, como no poda menos de suceder, esos consejos van enca- 'minados a la adquisicin de una expresin correcta y ele- gante. Se trata de la carta VI1 9, a la que muy justamente bautiz la doctora Guillemin con el nombre de Institucilz Oratoria de Plinio. He aqu resumidos los tales consejos : 1 . Traducir del griego al latn y del latn al griego para adquirir riqueza de vocabulario y abundancia de estilo y para desarrollar sentido crtico y gusto. 2.") Leer un modelo'y, sobre las ideas del tema, tratar de redactar otro parecido para compararlo luego con el original. 3.") Elegir de vez en cuando un pasaje de Historia como tema y escribir alguna carta poniendo en su redaccin mucho ' cuidado, para'armonizar el estilo eleva'do con el estilo rpido. 4.") Escribir de tiempo en tiempo un poemita corto. en plan de juego o recreo. 5.") Escoger determinados autores a quienes seguir, pues conviene leer multum, non r d t a le. Sin haber escrito Plinio ningn tratado especial de edu- 1.9 Aqu la traduccin de Guillemin es, adems de justa, elegante: a11 faut lire beaucoup ses auteurs, mais non lire beaucoup d'auteursn. cacin ni pedaggico como Catn, Varrn o Quintiliano, dej desperdigadas a travs de su correspondencia, como hemos podido ver, muchas ideas sobre tales materias, y, si bien sigue muy de cerca los preceptos de Quintiliano y acepta muchos de los principios morales ya preconizados por S- neca, sin separarse en este punto de la corriente estoica, sabe, sin embargo, superar el concepto pedaggico senequis- ta que, intransigente y rgido, encaminaba toda enseanza J toda formacin nica y exclusivamente a un fin moral ls. Plinio, sobrestimando la moral, no subestima la instruc- cin, a la que asigna tambin su importante papel en la es- cala de los valores pedaggicos. Si tuviramos que encuadrar la pedagoga de Plinio el joven en el marco de las tendencias sctuales, no dudaramos en colocarle entre la direccin cul- turalista de Dilthey o Spranger y la caracterolgica repre- sentada por Adler y Foester. Se puede decir que las cartas de Plinio son un precioso documento histrico-cultural de su poca. Entre los milti- ples datos interesantes y curiosos que se encuentran er? su correspondencia, merecen atencin especial los de orden cul- tural y pedaggico, algunos de los cuales recogeremos aqu. El mecenazgo, una de las facetas salientes de la poca imperial, lo vemos ejercido por el propio Plinio en diferentes empresas, como son: l.") La fundacin de una biblioteca en Como, su pueblo natal (1 S), para la que leg un milln de sextercios, segn lo atestigua la inscripcin del C. I. L. V 5262. En esto, como en otras virtudes, no haca ms que seguir los gustos de su tio, que ya alababa a Asinio Polin por abrir su biblioteca al pblico 20. 19 Cf. E. DE SAINT-DENIS Snique et la noblesse de l'ensetgnement, en L'lnformation Littraire V 1953, 182191. 20 Plinio el Viejo, Hist. Nat., XXXV 2. PLINIO EL JOVEN I g 2.") Subvencin de un tercio para la fundacin de una ctedra en Como (1.V 1). 3." La fundacin de una institucin alimentaria. Consis- tan estas instituciones en el prstamo a bajo interls Para comprar fincas rsticas, cuyos rkditos se aplicaban a la ins- truccin y educacin de cierto nmero de nios pobres. Ya Gajo Nerva, Plinio haba concebido el proyecto, que luego confirm en su testamento, de hacer un legado a Como de 500.0010 sextercios, cuyos rditos sirvieran para los citados fines. Y casi nos atreveramos a afirmar que fu Plinio quien aconsej a Trajano la puesta en marcha de estas institu- ciones de una manera oficial, si bien el modelo de tales fun- daciones proceda de la poca lielenstica ". Vanse ias car- tas 1 8-10; VI1 18 y el Panegirico XXVI-XXVIII. ,. Sabemos tambin por Plinio que los maestros de primeras letras estaban mal retribudos (1 8J1). En las grandes casas haba una especie de pensionado, el paedagogium, para los jvenes esclavos (VI1 27,13), y a los mejor dotados de entre ellos se les iniciaba en la cultura del espritu, destinndoseles luego a lectores, secretarios, etc. Plinio nos habla varias veces de estos esclavos cultos con los que conversa a menudo, hacikndonos grandes elogios de su secretario Zsimo o de Encolpio (IX 36,4; V 19,3; VI11 1,2). En la aristocracia de la sociedad romana haba un gran nmero de mujeres cultas. Su propia mujer, Calpurnia, co- noca las bellas letras y cantaba acompaada de la ctara los versos de Plinio (IV 19,Z-4)) y la mujer de Pompeyo Sa- turnino escriba cartas en las que Piinio crea leer a Plauto o a Terencio en prosa (1 16,6). Elogia tambin la instruc- cin y gustos estudiosos de la pequea Mincia Marcela (V 16,3) y nos dice que las mujeres llenaban las galeras de la baslica Julia en los das de grandes procesos (VI 33,4). La formacin ciudadana o tirocinium fori la hacan los jovenes bajo la direccin de su propio padre, y si no tenan 21 Cf. MARROU O. C. 161. padre, bajo la gua de algn personaje ilustre (VI 6,6 ; VI11 l4,6). Era costumbre entre los romanos cultos colocar en sus tlbliotecas retratos de famosos escritores (JIV 28 y 111 7,s). En la poca imperial parece que el gusto por la lectura se haba extendido mucho. Plinio se entera por la carta de un amigo de que sus obras se venden en Lyon, donde ni siquiera saba que existieran libreras (IX 11,2). El elogio del joven Rgulo, escrito por su padre, alcanz ms de un millar dt ejemplares (IV 7,2), *e incluso en Roma circulaban pros- pectos y extractos de ciertos libros (11 5,12). El maestro de Retrica griega parece ser que durante sus explicaciones vesta el pallium, mientras que el de Retrica latina llevaba la toga, segn se desprende de la carta I V U,3, aonde se cuenta que el senador Valerio Liciniano, deste- rrado en Sicilia, y obligado para ganarse el sustento a dar lecciones de Retrica latina, ha de hacerlo vistiendo el pul- lium por estar prohibida la toga a los desterrados. Por ltimo, anotaremos que Plinio se queja tambikn de la descortesa de los jvenes de su Cpoca, si bien nos parece que sta es la eterna queja de todas las personas de edad, por aquello de que cualquier tiempo pasado fu mejor. Y aqu terminamos transcribiendo las lamentaciones de Plinio : ( ( 2 Cuntos se encuentran que tengan la deferencia de un inferior para con la edad o la autoridad de ot ro? En segundo lugar, lo saben todo, todo lo comprenden y no respetan a padie, no copian a nadie, y ellos mismos son sus propios modelos)) (VI11 23,3).