Este documento presenta una biografía detallada de James Joyce en 3 secciones. La primera sección describe el incidente de su niñez en el que respondió su edad como "media pasada las seis", anticipando su ingenio con las palabras. La segunda sección describe su infancia en Dublín y educación jesuita. La tercera sección detalla su vida adulta incluyendo su mudanza a Trieste, el comienzo de su novela Ulises y Dublineses, y los desafíos que enfrentó para publicar sus obras.
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Este documento presenta una biografía detallada de James Joyce en 3 secciones. La primera sección describe el incidente de su niñez en el que respondió su edad como "media pasada las seis", anticipando su ingenio con las palabras. La segunda sección describe su infancia en Dublín y educación jesuita. La tercera sección detalla su vida adulta incluyendo su mudanza a Trieste, el comienzo de su novela Ulises y Dublineses, y los desafíos que enfrentó para publicar sus obras.
Este documento presenta una biografía detallada de James Joyce en 3 secciones. La primera sección describe el incidente de su niñez en el que respondió su edad como "media pasada las seis", anticipando su ingenio con las palabras. La segunda sección describe su infancia en Dublín y educación jesuita. La tercera sección detalla su vida adulta incluyendo su mudanza a Trieste, el comienzo de su novela Ulises y Dublineses, y los desafíos que enfrentó para publicar sus obras.
Este documento presenta una biografía detallada de James Joyce en 3 secciones. La primera sección describe el incidente de su niñez en el que respondió su edad como "media pasada las seis", anticipando su ingenio con las palabras. La segunda sección describe su infancia en Dublín y educación jesuita. La tercera sección detalla su vida adulta incluyendo su mudanza a Trieste, el comienzo de su novela Ulises y Dublineses, y los desafíos que enfrentó para publicar sus obras.
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1.
EL T DE LAS SEIS Y MEDIA
Q uien habra de llevar a la pro- sa en lengua inglesa al lmite de sus posibilidades, sometindola a la mayor renovacin de toda su historia; el genio diablico y burln que, sorbiendo el tutano de las pa- labras, saba cmo llegar al alma misma del idioma, para desde all, entre risas y veras, reventar cdigos y normas, hacindole cosquillas a la sintaxis, tejiendo telaraas donde caan prisioneros los morfemas; el mgico prodigioso del verbo que, destripando resortes y mecanismos, reagrupaba los vocablos en inslitas combinaciones tras las que alum- braba la fuerza desnuda de la poesa; quien, en fin, estaba destinado a cambiar, de una vez y para siempre, los rumbos por donde habra de transitar en el futuro la novela, ya llevaba en la punta de la lengua la verdad de su destino el da en que puso por primera vez un pie en el colegio. Conforme al catecismo cuyo lenguaje le pareci tan jo- coso que lo incorpor como modo narrativo dominante en dos captu- los del Ulises, tcnicamente le fal- taban an seis meses para alcanzar el uso de razn. El pequeo Jimmy Joyce acababa de llegar al internado de Conglowes Wood; con aire ben- volo, un padre jesuita se inclin so- bre l e inquiri su edad. La flem- tica exactitud de la respuesta hizo pestaear al clrigo: Half past six. Haba odo bien? Momentnea- mente desconcertado, el padre se lle- v las manos al bolsillo de la sota- na, buscando la leontina del reloj, pero se interrumpi a mitad de ges- to. Escrut el rostro del nio, y sol- t una carcajada. Half past six pas a ser el mote escolar de Jimmy Joy- ce; les acababa de ahorrar un traba- jo a sus futuros compaeros. Le fal- taba mucho para ser escritor, pero las palabras eran ya su juguete fa- vorito. 2. ETOPEYA James Augustine Aloysius Joyce naci en Rathgar, barrio meridional de Dubln, el da 2 de febrero de 1882. Su infancia y adolescencia es- tuvieron marcadas por las virtudes y deficiencias de carcter de su padre, John Stanislaus, personaje voluble, ingenioso, irresponsable y vital, per- fectamente incapacitado para hacer frente a las necesidades de su nume- rosa familia (diez vstagos supervi- vientes, seis varones y cuatro hem- bras), de los que James era el pri- mognito. Anticlerical, excelente be- bedor, amigo de canciones, chistes y ancdotas, dotado de un cido sen- tido del humor y un enorme talento para contar historias, el catico ca- becilla del clan Joyce arrastr a su esposa e hijos a una existencia pre- sidida por deudas, empeos, cons- tantes mudanzas de domicilio, ame- nazas de embargo y la sensacin per- manente de estar al borde de la ca- tstrofe. En algn momento en que careci de fondos para costear los estudios de sus hijos, la tarea de supervisar su educacin corri a cargo de su esposa, Mary Jane Murray. La pro- funda devocin religiosa de May Joyce era pareja a su preocupacin por la cultura. Su primognito la re- cordara como una mujer perma- nentemente embarazada, pero tam- bin como un firme asidero donde buscar refugio cuando la falta de responsabilidad paterna llevaba a la familia entera a la deriva. Despus de Conglowes Wood, Jimmy Joyce estudi en Belvedere College, y ms adelante en el University Co- llege de Dubln. Como no poda de- jar de ser, su paso por tantas insti- tuciones de la Compaa de Jess imprimi una huella indeleble en su carcter. Aos despus, cada vez que alguien aluda en su presencia al molde catlico en que se forj su educacin, el escritor se apresuraba a puntualizar, con sorna: Catlico no, jesutico. En la universidad se matricul en lenguas modernas, dndole mucha menos importancia a las exigencias oficiales del curriculum que a su exploracin personal del canon li- terario europeo. Sus modelos ms venerados fueron Dante e Ibsen (a quien consideraba un dramaturgo muy superior a Shakespeare), cu- yas obras lea en el original. Sus primeros escritos adoptaron la for- ma de poemas y epifanas, breves cristalizaciones textuales que bus- caban revelar la verdad interior de los objetos en la puntualidad del momento. La fascinacin que ejerca sobre l su ciudad natal precisaba del ca- talizador de la distancia. A los die- cinueve aos viaj a Pars, con ni- mo de estudiar medicina. Fracas en el intento inicial, reincidiendo en el empeo en dos ocasiones ms. Otras vocaciones erradas fueron la msica, el teatro y el derecho. En- tre idas y venidas a la madre patria, dio clases particulares de ingls y escribi reseas de libros, pero por encima de todo se dedic a seguir profundizando en la lectura de los maestros de la tradicin europea, atrincherado en los pupitres de la Biblioteca Nacional, durante el da, y en los de Sainte Genevive por la noche. El Viernes Santo del ao Literaturas Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros 49 El ncubo de lo imposible EDUARDO LAGO JAMES JOYCE Ulises Trad. de Jos Salas Subirats Rueda, Buenos Aires, 1945 Trad. de Jos Mara Valverde Lumen, Barcelona, 1976 752 pgs. 2.356 ptas. 14,16 Trad. de Mara Luisa Venegas y Francisco Garca Tortosa Ctedra, Madrid, 1999 1.104 pgs. 1.923 ptas. 11,56 Joyce escribiendo una frase. Dibujo de Guy Davenport. 1903 recibi un telegrama con la noticia de que su madre estaba ago- nizando. Inmediatamente acudi junto a su lecho de muerte, pero cuando se lo exigieron, su sentido de la rectitud le impidi postrarse y fingir que rezaba por ella. El episo- dio hara mella en su conciencia, y el escritor tuvo necesidad de exor- cizarlo a travs de la figura de Step- hen Dedalus en momentos clave de su escritura. Joyce conoci a quien habra de ser su compaera duran- te el resto de sus das, Nora Barna- cle, una joven alta y atractiva que trabajaba como empleada en un ho- tel, una tarde soleada de primavera. Convinieron en volver a verse seis das despus. Inmortalizada como la jornada durante la cual transcurre toda la accin del Ulises, la fecha del 16 de junio de 1904 conoci- da como Bloomsday constituye uno de los momentos ms emble- mticos de la historia de la literatu- ra universal. El ambiente de Dubln le produ- ca una invencible sensacin de agobio. Al cabo de unos meses, in- capaz de seguir soportando la ce- rrazn del entorno, James, enemigo acrrimo del matrimonio, le propu- so a Nora que se fugara con l al continente. Daba as comienzo la errtica existencia de la pareja en el exilio. Tras una breve estancia en la ciudad adritica de Pola, se instala- ron en la vecina Trieste, donde No- ra dio a luz a su primer hijo, Gior- gio. Antes de dejar Irlanda, el es- critor haba puesto punto final a los poemas reunidos en Chamber Mu- sic e iniciado dos proyectos pross- ticos, de ndole y fortuna radical- mente diversas. El primero era una coleccin de cuentos que andando el tiempo cristalizara en un volu- men sobrio y elegante al que puso por ttulo Dublineses. El segundo empeo, la composicin de Stephen Hero, ambiciosa novela de signo se- miautobiogrfico que, conforme a los clculos de su autor, una vez concluida constara de un total de sesenta y tres captulos, estaba des- tinado al fracaso. El sueo de ver su primer libro publicado se hizo realidad cuando tena veinticinco aos. Era una bue- na noticia aunque, para entonces, Chamber Music perteneca a la r- bita del pasado. Sus inquietudes co- mo creador haban cambiado. Co- rra el ao 1907, y sus dos proyec- tos en prosa se apresuraban a afron- tar su suerte definitiva. El manus- crito de Stephen Hero, tras alcanzar proporciones alarmantes, se haba vuelto decididamente ingobernable. Rebasado el millar de pginas, su autor se resign a aceptar que el tex- to se le haba ido de las manos y de- j de trabajar en l. No haba sido un esfuerzo en vano. Con paciencia de alquimista, de entre el enorme magma textual acumulado, Joyce desescombr el valioso material que ms adelante organiz en los cinco segmentos que habran de constituir su magistral Retrato del artista ado- lescente. En conjunto, el proceso dur un total de diez aos. Tambin en 1907, tras una breve estancia en Roma, durante la cual trabaj llevando la correspondencia comercial de un banco, puso punto final a Dublineses, despus de aa- dirle el broche genial de Los muer- tos. Entonces no poda sospechar la importancia que habra de tener en el futuro, pero durante su etapa ro- mana Joyce escribi un breve boce- to que contena in nuce la trama del Ulises. Poco despus de regresar a Trieste, naci su segunda hija, Lu- ca, que tantos desvelos habra de causarles a Nora y a l. Por aquel entonces se agudizaron dos cons- tantes que lo acompaaban desde haca tiempo y seguiran hacindo- lo hasta el final de sus das: el con- sumo inmoderado de alcohol y el deterioro constante de la vista. Al igual que haba ocurrido con su primer ttulo, Dublineses se pu- blic mucho despus de haber al- canzado forma definitiva. Antes de verlo llegar a las prensas, en 1914, su autor hubo de vencer una serie inimaginable de adversidades, in- cluida la quema del original por par- te de un impresor que, despus de leer la obra, lleg a la conclusin de que si cumpla el encargo, lo lleva- ran a juicio por escndalo pblico. Por fortuna, Joyce conservaba un juego de galeradas. 1914 fue un buen ao para el autor de Dubline- ses por otros motivos. Por media- cin de Ezra Pound, Harriet Wea- ver, directora de The Egoist, revis- ta de vanguardia consagrada a pro- mover literatura de alta calidad, y por tanto ajena a toda suerte de consideraciones comerciales, dio luz verde a la publicacin del Re- trato, por entregas. La entrada de Italia en la gran guerra europea oblig a los Joyce a abandonar Trieste. Entre 1915 y 1919 se refugiaron en Zurich. En aquellos aos complet dos textos menores, el inclasificable Giacomo Joyce (1914, publicado por su bi- grafo, Richard Ellmann, en 1968), y el drama Exiliados (1918). Asimis- mo, en 1916, tras una serie de in- tentos infructuosos, por fin se pu- blic el Retrato en forma de libro, en Nueva York. La redaccin del Ulises comenz en 1914 y tuvo por escenario tres ciudades: Trieste, Zu- rich y Pars. Un ao despus de su publicacin, el escritor se sumerga de lleno en la composicin de su obra final, Finnegans Wake, empe- o que bajo el ttulo descriptivo y provisional de Work In Progress lo mantuvo ocupado durante diecisie- te aos. Entre Ulises (1922) y Fin- negans Wake (1939), public ni- camente un volumen de poesa: Poems Penyeach (1927). Joyce sostena que en esencia to- do escritor alberga dentro de s tan solo una novela, y que las dems son variaciones artsticas sobre ese texto nico y esencial. De estar en lo cierto, habra que decir que su novela la public en tres entregas claramente diferenciadas, cada una de las cuales corresponde a una de las edades del hombre. El Retrato, Ulises y Finnegans Wake corres- ponden a tres fases diferentes de la vida de un solo organismo textual, a los tres estadios vitales de una conciencia artstica nica, a las me- tamorfosis que experimenta el alma humana en su viaje por el tiempo, desde la gnesis y la plenitud hasta el declive y la disolucin final. Los tres fragmentos de la novela nica de James Joyce son otras tantas con- creciones estilsticas que reflejan su forcejeo titnico con el alma del idioma. El suyo fue un ejercicio de ascesis creciente. La mezcla de rea- lismo costumbrista y simbolismo que caracteriza a Dublineses se ini- cia con unos relatos bastante con- vencionales, que se van transfor- mando sutilmente hasta que el len- guaje aparece completamente trans- figurado en Los muertos. El desa- rrollo de la prosa de Joyce parece seguir los pasos dictados por las le- yes de un cdigo gentico: regula- das por claves ocultas, en cada fase van surgiendo y alcanzando pleni- tud formas de escritura cada vez ms complejas. Ulises arranca donde termina el Retrato, y Finnegans Wake supone un salto al vaco desde las alturas del Ulises. Con su obra final, Joyce se adentr, solo y prcticamente ciego, en el ojo del huracn del len- guaje, llevando al libro de su vida a las profundidades de la noche, al l- quido amnitico de los sueos, de la irracionalidad y el inconsciente. Cuarenta y dos aos despus de su publicacin, muy pocos lectores son capaces de seguir a Joyce al averno vertiginoso que propone. 3. LA MIRADA DE ULISES Para la mayora, la crnica de un da en la vida de Dubln sigue sien- do la mayor contribucin de Joyce a la literatura universal. Si hasta en- tonces la historia de la edicin de sus libros haba sido en extremo acci- dentada, el Ulises no iba a constituir una excepcin. La publicacin de la novela por captulos, iniciada en 1918 en las pginas de la Little Re- view, se vio interrumpida brusca- mente dos aos despus, cuando un censor que trabajaba para el servicio postal ley una de las entregas y de- nunci el caso a sus superiores. Da- ba as comienzo el conocido episo- dio de los escndalos suscitados por la supuesta obscenidad del texto. La feroz campaa desatada por la moji- gatera anglosajona contra la obra adquiri ribetes de vodevil y dio lu- gar a toda suerte de incidentes, entre los que se cuentan multas, juicios, condenas, actos de piratera, contra- bando de ediciones clandestinas y el secuestro y quema de tiradas enteras. En 1920, siguiendo el consejo de Ezra Pound, los Joyce se establecen en Pars. All se encontraba Sylvia Beach, propietaria de la librera Sha- kespeare & Company, que se ofreci a editar la novela. El impresor ele- gido fue un intelectual de Dijon lla- mado Maurice Darantire. Joyce le hizo entrega del manuscrito, pero en su poder obraba una copia en papel carbn en la que efectu tantos cam- bios que el texto aument en un ter- cio. Las exigencias del autor saca- Literaturas 50 Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros ron a Darantire de quicio, hasta el punto de que en ms de una ocasin amenaz con abandonar la empresa. La primera edicin de la novela cumbre de la lengua inglesa se im- primi en 1922 en Francia por cajis- tas-tipgrafos que no saban ingls. Joyce tena particular empeo en que su obra viera la luz precisamente el da de su cuadragsimo cumpleaos. Lo consigui. El 2 de febrero Da- rantire sali como una exhalacin de la imprenta y lleg a tiempo de entregarle personalmente al revisor del Expreso de Dijon dos ejempla- res. Sylvia Beach los recogi en Pa- rs y le hizo entrega de ellos al au- tor. Uno de ellos lo vendi Nora, el otro lo exhibi Beach en una horna- cina de cristal en su librera. La historia de la fascinacin de Ja- mes Joyce por la figura del astuto viajero que un da dej las costas de taca para enfrentarse a los peligros del mundo se remonta a cuando, a la edad de doce aos, cay en sus ma- nos un ejemplar de Las aventuras de Ulises, elegante versin en prosa de la Odisea, destinada a un pblico adolescente y llevada a cabo por el crtico y ensayista ingls Charles Lamb en 1808. La particular forma de herosmo representada por el in- genioso Odiseo dej plantada en la imaginacin del futuro escritor una semilla que tardara dcadas en ger- minar. En 1906, durante una breve estancia en Roma, Joyce esboz me- dia docena de apuntes para otros tan- tos relatos. Slo dos habran de co- brar cuerpo. Su idea era aadirlos al ciclo de Dublineses. Uno de ellos, Los muertos, pas a ser el mejor cuento de la coleccin. Aunque el tema del otro (un recorrido de vein- ticuatro horas por Dubln) era per- fecto para coronar el libro, aquel apunte romano estaba destinado a te- ner una vida mucho ms azarosa. Desde que perge el embrin del relato hasta que se dedic de lleno a explorar sus posibilidades hubieron de transcurrir ocho aos. En el inte- rregno completara Dublineses y el Retrato del artista adolescente. En- tusiasmado por la lectura de este l- timo, Ezra Pound lleg a afirmar: No hay nada en la literatura actual que est a su altura. El autor de los Cantos no poda saberlo, pero el pa- so que Joyce se dispona a dar a con- tinuacin entraaba un reto infinita- mente superior. Consciente de la enorme responsabilidad aneja a la ta- rea que le aguardaba, el escritor se senta presa de un infinito senti- miento de vaciedad. En una carta dirigida a Harriet Weaver, James Joyce escriba: Hace varios aos que no leo na- da de literatura. Tengo la cabeza lle- na de guijarros, desperdicios, ceri- llas rotas y esquirlas de vidrio Me he impuesto el reto tcnico de escri- bir un libro desde dieciocho puntos de vista diferentes, cada uno con su propio estilo, todos aparentemente desconocidos o an sin descubrir por mis colegas de oficio. Eso, y la na- turaleza de la leyenda que he esco- gido, bastaran para hacerle perder el equilibrio mental a cualquiera. Su angustia estaba justificada. El reto de contar, como l quera ha- cerlo, la historia de Leopold Bloom, su esposa Molly, Stephen Dedalus y la mirada de personajes que los ha- bran de acompaar en su periplo por Dubln, supona para el gnero no- velstico una incursin en terra in- cognita. Si sala airoso, las cosas nunca volveran a ser como antes El final es conocido. Joyce haba lo- grado dar vida a un universo cuya grandeza no se explicaba en funcin de ningn virtuosismo tcnico. T. S. Eliot describi el logro como una proeza insuperable y resumi pa- ra la posteridad la trascendencia de lo que haba ocurrido con estas pa- labras: Considero que este libro es la expresin ms importante que ha encontrado nuestra poca; es un li- bro con el que todos estamos en deu- da, y del que ninguno de nosotros puede escapar. Pero, en qu consista exacta- mente la proeza de que hablaba Eliot? 4. EL GENOMA JOYCIANO El primer rasgo a destacar de es- te singular organismo narrativo es su disposicin cronoespacial. Las setecientas pginas de la novela dan cuenta del transcurso de un solo da. La jornada comienza a las ocho, cuando la luz de la maana hiere si- multneamente las piedras de la To- rre Martello y la fachada del nme- ro 7 de Eccles Street, lugares don- de residen respectivamente Stephen Dedalus y Leopold Bloom, quienes, cada uno en un captulo distinto, se disponen en ese momento a desa- yunar. El libro se cierra en las pro- fundidades de la madrugada, con Molly Bloom, desvelada en el do- micilio conyugal de Eccles, dejn- dose arrastrar por la voz de sus pen- samientos. En tan estrecho margen de tiempo se efecta un recorrido tan exhaustivo de Dubln que Joyce sola decir que si algn da la ciudad desapareciera de la faz de la tierra resultara posible reconstruirla si- guiendo la descripcin que se haca de ella en la novela. El Ulises es un laberinto narrati- vo en el que no resulta difcil extra- viarse. Solapados entre s, operan simultneamente en el texto un to- tal de nueve sistemas de referencia que se ajustan al siguiente esquema: cada captulo se orquesta temtica- mente en torno a un sentido o sig- nificado prioritario 1 , tiene como contrapartida un episodio concreto de la Odisea, guarda relacin con un arte o ciencia determinados, es- t presidido por un smbolo espec- fico, representa un rgano particu- lar del cuerpo humano, tiene un co- lor propio, explora una tcnica esti- lstica distinta y se circunscribe a un locus arquetpico, dentro del cual la accin transcurre a una hora clara- mente identificable del da. Con nimo de facilitar su tarea, el autor le hizo llegar a Carlo Linati, traductor de la obra al italiano, un mapa de la novela, aclarando que era para uso casero, pues no era su in- tencin hacrselo llegar al pblico lector. Un escrutinio atento del ma- pa permite apreciar la existencia de una red de correspondencias entre los nombres de los distintos trata- mientos narrativos, los ttulos ocul- tos de los captulos en los que figu- ran y el lugar que ocupa estructural- mente cada uno de ellos con respec- to al conjunto de la novela. En las l- neas que siguen se pone de relieve la relacin que mantiene cada bloque textual con el desarrollo general del argumento. El texto se segmenta en tres gran- des unidades narrativas. La primera parte (Telemaquiada) da cuenta de Literaturas Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros 51 Joyce y Sylvia Beach en la puerta de su librera, Shakespeare and Company, Pars, 1920. las actividades matutinas de Stephen Dedalus, a quien los lectores de Joy- ce conocen bien, pues es el protago- nista del Retrato del artista adoles- cente 2 . En la segunda parte (Andan- zas de Odiseo), la narracin detalla las peripecias de Leopold Bloom, desde que abandona la casa donde vive con su esposa Molly y su hija Milly para emprender su larga tra- vesa por las calles de Dubln. Con infinito humor y humanidad, la no- vela detalla las aventuras de Bloom, el ms comn de los mortales que, modeladas sobre las del hroe ho- mrico, constituyen una parbola de la annima existencia del hombre contemporneo 3 . La tercera parte (Nostos o El regreso a taca), mar- ca el regreso de Bloom a Eccles Street 4 . Los nueve sistemas de correspon- dencia que subyacen a la estructura del Ulises estn destinados a operar de manera latente: por eso Joyce pre- fera ocultrselos al lector. Su rela- cin con respecto al efecto que pro- duce la lectura del texto es anloga a la existente entre una partitura y su interpretacin: no es necesario que el espectador sea capaz de descifrarla para disfrutar de las cualidades est- ticas de la composicin. De manera semejante, el lector no necesita tener presente que el orden y nmero de los captulos mantienen una relacin biunvoca con una serie precisa de disciplinas 5 . El rbol de tcnicas narrativas pre- sentes en el Ulises merece comenta- rio aparte. La diversidad de estilos es tal que aun cuando todos se integran armoniosamente en la prodigiosa unidad que es la novela, cada uno de ellos tiene la autonoma suficiente como para que se pueda hablar de dieciocho unidades novelsticas dis- tintas. Lo primero a destacar es la si- metra entre las partes primera y ter- cera. Cada una consta de tres cap- tulos, cuyas tcnicas respectivas son: I. Telemaquiada 1. Narracin (joven). 2. Catecismo (personal). 3. Monlogo (masculino). III. Nostos 16. Narracin (senil). 17. Catecismo (impersonal). 18. Monlogo (femenino). En la segunda parte, Joyce des- pliega un total de doce tcnicas es- tilsticas distintas. De ellas, slo hay una orgnicamente conectada con las otras dos partes de la novela. Se trata, adems, de la nica que tiene un nombre convencional (narra- cin) y su funcin es subrayar el pro- ceso de envejecimiento biolgico experimentado por el texto. El mo- do que Joyce denomina narracin aparece en el primer captulo de ca- da una de las tres partes del Ulises: Parte I. Narracin joven. Parte II. Narracin madura. Parte III. Narracin senil. Las tcnicas con que se da cuenta de las andanzas de Odiseo constitu- yen un desfile de estilos sui generis que Joyce denomina respectivamen- te narcisismo (5), incubismo (6), en- timmica (7), peristltica (8), dia- lctica (9), laberinto (10), fuga per canonem [sic] (11), gigantismo (12), tumescencia-detumescencia (13), desarrollo embrionario (14) y alu- cinacin (15). Pese a lo idiosincrti- co-humorstico de la nomenclatura, la funcionalidad de las tcnicas no es en modo alguno arbitraria. Las distintas denominaciones estn nti- mamente relacionadas con determi- nadas caractersticas orgnicas de cada captulo 6 . Semejante estructuracin remite, ms que a un modelo arquitectnico o matemtico, al mbito de las cien- cias biolgicas. El Ulises es un orga- nismo vivo, con sus vsceras, nervios, msculos y fluidos. Joyce lo dot, en- tre otros elementos anatmicos, de tero, esqueleto, carne, sangre, rga- nos genitales y aparato locomotor 7 . A lo largo de la novela, los vocablos, frases y fonemas se ordenan en cons- telaciones que reproducen en el pla- no textual las evoluciones y fluctua- ciones de un cuerpo 8 . En el Ulises, el ro vivo de la lengua reproduce el flu- jo incesante de la vida. 5. EL CANTO DE LAS SIRENAS El mayor reto que plantea la tra- duccin del Ulises es la recreacin de su incontrastable idiolecto. Tras- ladar el texto de Joyce a otra lengua exige reproducir los despliegues de virtuosismo del original, sus force- jeos lingsticos con frecuencia rayanos en lo monstruoso, los jue- gos de palabras, las variaciones mu- sicales de la prosa, la invencin o parodia de multiplicidad de estilos. El verdadero protagonista del Ulises es, ms an que el entraable Bloom, el lenguaje. La novela de Joyce se puede caracterizar como una verdadera odisea de la prosa en lengua inglesa 9 . Al margen del conjunto de dificul- tades que plantea la obra en el orden lxico y sintctico, en Ulises adquie- ren singular relevancia las cuestiones de orden fnico. Hugh Kenner, uno de los mejores cartgrafos de la era en cuyo contexto surgi la obra, y uno de los ms finos exgetas de la no- vela, aport al examen de su textura potica el estudio de los efectos y las sutiles modulaciones provocados por la entonacin, el uso de modismos y una serie de cualidades de la voz, in- cluyendo el estudio de los silencios, que en Ulises, al igual que ocurre con las composiciones musicales, consti- tuyen parte integral del texto. Esta- mos ante una novela cuyo lenguaje en muchos momentos es, para utili- zar una expresin de Ezra Pound so- bre la que volveremos, poesa al borde de la msica. El carcter eminentemente musi- cal del Ulises se seal desde el pri- mer momento. Otro de los comenta- ristas ms certeros del texto, Ed- mund Wilson, apunt que como no- vela resultaba una obra anmala en el sentido de que el componente mu- sical tiene un peso mayor que el na- rrativo. Que el propio autor lo vea as lo demuestra un comentario de Joyce en una carta enviada a Harriet Weaver, en la que seala que, dada la diferente naturaleza temtica de los distintos captulos, cada uno de ellos necesitaba una msica, una caden- cia, un estilo diferentes. Siete aos despus de su publicacin, el erudi- to alemn Ernst Robert Curtius aconsejaba leer el Ulises como si se tuviera delante una partitura, e in- cluso opinaba que la mejor manera de reproducir con fidelidad las cua- lidades acsticas del texto era im- primirlo como si se tratara de una composicin musical. Ezra Pound sealaba la existencia de tres niveles en el plano de la len- gua: logopeia, fanopeia y melopeia. La distincin puede resultar til a la hora de situar en su contexto el m- bito de problemas que comporta la traduccin de una obra como la que nos ocupa. El primer nivel, la esfera del logos, que el poeta americano ca- racteriza como la danza del inte- lecto entre las palabras, no se pres- ta fcilmente a la traduccin, aun- que es posible reproducir la actitud de espritu inherente a la logopeia por medio de parfrasis. En la fanopeia afirma Pound, refirindose al segundo nivel de la lengua, que define como la proyec- cin de las imgenes sobre la imagi- nacin visual encontramos el es- fuerzo mximo hacia una precisin absoluta de la palabra; este arte exis- te casi exclusivamente por esto. Los problemas de traduccin que plantea la fanopeia son prctica- mente inexistentes, hasta tal punto que cuando es de buena calidad, al traductor le resulta virtualmente im- posible destruirla. En el tercer nivel, las palabras se cargan ms all de su significacin ordinaria, adquiriendo propiedades musicales a travs de las cuales se encauza el alcance del significado. Pound define la melopeia como poesa al borde de la msica. En este nivel se produce una tensin consistente en un deslizamiento que libera gradualmente al significante de su dependencia del significado. Cuando la tensin llega al mximo y la palabra entra en la esfera del me- los, Pound se plantea la posibilidad de que quiz la msica sea el puen- te entre la conciencia y el universo no pensante. Por su configuracin interna, la melopeia es prctica- mente imposible transferirla o tra- ducirla salvo quiz por accidente divino. Se cierra as el ciclo de la lengua. Para Ezra Pound, que ade- ms de ser uno de los poetas mayo- res, fue uno de los traductores ms innovadores de su tiempo, todo es- crito est edificado sobre estos tres elementos, ms lo arquitectnico. Hay momentos del Ulises en los que todo parece inclinarse hacia el melos. El escenario principal del ca- ptulo 11, Las sirenas, es una sala de conciertos; el arte que lo preside, la msica; su rgano corporal corres- pondiente, el odo, y su tcnica esti- lstica propia, en expresin del pro- pio Joyce, la fuga per canonem. Ello no quiere decir que la carga de melo- peia no alcance niveles semejantes en otras partes de la novela. Prctica- mente en todas las secciones aparecen momentos dominados por este modo. En buena medida, la belleza y la difi- cultad que entraa la prosa de Joyce consiste en que escribe desde las ms Literaturas 52 Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros recnditas interioridades del cuerpo vivo de su idioma, cuyos ms ntimos resortes maneja a su capricho. 6. EL NCUBO DE LO IMPOSIBLE Escribir bien afirma Jos Or- tega y Gasset en Esplendor y mise- ria de la traduccin consiste en hacer continuamente pequeas ero- siones a la gramtica, al uso esta- blecido, a la norma vigente de la lengua. En el caso del Ulises, este rasgo adquiere tal prominencia que se convierte en el distintivo de la novela, pero no es necesario tener en mente un caso as para encarecer la extraordinaria dificultad que en- traa toda traduccin literaria. Prc- ticamente todos cuantos han escrito sobre el asunto concuerdan en que traducir es un empeo al borde de lo irrealizable, pese a lo cual no que- da ms remedio que acometerlo, pues se trata de una funcin cultu- ral indispensable. En el ensayo a que acabamos de aludir, Ortega ca- racteriza el acto de traducir como el ncubo de lo imposible, y subraya la naturaleza paradjica en que con- siste la misin del traductor, dicien- do: No es una objecin contra el posible esplendor de la tarea tra- ductora declarar su imposibili- dad 10 . El texto es de 1948, y a di- ferencia de lo ocurrido con sus ideas sobre la novela, resulta de una ac- tualidad sorprendente. Ortega se adelanta en casi medio siglo a algu- nos de los planteamientos ms re- cientes formulados desde la fla- mante disciplina conocida como translation studies 11 . La convergen- cia ms llamativa, quizs, es el ca- rcter central que se concede a un ensayo de Friedrich Schleiermacher titulado Sobre los distintos mto- dos de traducir (1813). Schleier- macher plantea una serie de dicoto- mas que desembocan en lo que considera la alternativa esencial que presenta toda traduccin. Ortega la resume as: O se trae al autor al lenguaje del lector o se lleva al lec- tor al lenguaje del autor. El dilema que plantea Schleierma- cher nos sita en el centro de una po- lmica que dura desde que se tiene constancia de la actividad de traducir hasta hoy: la eterna disputa entre li- teralidad y literariedad, entre el ideal de belleza y la exigencia de fideli- dad. En la actualidad, muchos espe- cialistas en translation studies vuel- ven con carcter casi obsesivo a uno de los textos ms sugerentes jams escrito en torno al problema de la tra- duccin: el prlogo de Walter Benja- min a su versin de los Tableaux pa- risiennes de Baudelaire (1923). Tan breve como enigmtico, y no exento de un aura mstica, rebosa ideas que merecen honda consideracin. Ben- jamin entiende la traduccin como una continuacin necesaria del origi- nal, no como una actividad subsidia- ria. Al crtico alemn le parece que lo que identifica a una mala traduccin es su preocupacin por servir al lec- tor transmitiendo el sentido del ori- ginal. La verdadera traduccin es diferente. Se preocupa menos por el significado que por el lenguaje y la forma. Una traduccin autntica ha de ser transparente, como el Sfocles de Hlderlin: no debe tapar el origi- nal, sino que debe permitir que el len- guaje puro brille a travs de ella. En After Babel (1975), George Steiner examina una amplia gama de problemas relacionados con la filo- sofa del lenguaje y lo que l deno- mina filosofa de la traduccin. El ideal de traduccin que viene a pos- tular Steiner est slidamente ancla- do en formulaciones de Benjamin Lee Whorf, Edward Sapir, y antes de ellos Wilhelm von Humboldt y otros pensadores del romanticismo alemn. Para Steiner, la supuesta im- posibilidad de traducir sera un caso particular de la incapacidad del len- guaje para expresar ciertos aspectos de la realidad. Lo intraducible es un caso especial de lo inefable. En un ensayo posterior, Un arte exacto, Steiner subraya la idea de que len- guaje y traduccin son operaciones antagnicas. A la hora de efectuar una traduccin entre dos lenguas, no cree que sea posible llevar a cabo una transferencia completa: conce- de que el trasvase de energas se- mnticas es siempre posible, pero seala (recordando a Quine) el ca- rcter indeterminado de toda traduc- cin. En ms de un sentido, Steiner se mueve en una rbita idealista no muy lejana de los planteamientos de Walter Benjamin, quien crea que traducir era posible precisamente gracias a la existencia de un lengua- je puro, distinto y superior a las rea- lizaciones concretas que son los len- guajes naturales, y del que tanto la obra original como sus diversas tra- ducciones no seran sino manifesta- ciones parciales. De manera en el fondo no muy distinta, Steiner pro- clama que el original engendra la traduccin y debe preservar su poder generativo. El ltimo sentido de to- da traduccin estriba en reponer al- go que ya estaba. Segn Steiner, una gran traduccin confiere al ori- ginal lo que ya estaba ah. En este sentido, una traduccin es una resti- tucin, una reposicin. 7. EL MANTO DE PENLOPE Hasta la fecha se han efectuado tres versiones del Ulises al espaol, separadas entre s, de manera apro- ximada, por la distancia de una ge- neracin. La primera (Buenos Aires: Rueda, 1945), la realiz Jos Salas Subirats; la segunda (Barcelona: Lu- men, 1976), Jos Mara Valverde; la tercera (Madrid: Ctedra, 1999 12 ) es labor conjunta de Francisco Garca Tortosa y Mara Luisa Venegas. Es mrito de Salas Subirats el haber abierto el camino, y de hecho, su in- fluencia sobre las traducciones sub- siguientes es muy considerable. La traduccin de Valverde fue inicial- mente saludada como un gran logro, pero no tardaran en surgir las obje- ciones, sobre todo en el sentido de las libertades que se tomaba el poe- ta con el texto de Joyce. La versin de Tortosa-Venegas llega envuelta en un aura de dignidad acadmica, y la supuesta autoridad de ser la ms a tono con los tiempos. Conviene ma- Literaturas Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros 53 Joyce recuperndose tras una operacin oftalmolgica en los aos veinte. tizar esta ltima observacin: debido a la revisin y puesta al da de las dos primeras traducciones, el lector en lengua castellana tiene hoy a su alcance tres versiones que no es exa- gerado considerar contemporneas. El texto de Salas Subirats aqu exa- minado, data de 1996, y lo public Planeta en 1999. Por otra parte, ma- nejo la versin revisada de Valverde (Lumen/Fbula/Tusquets), cuya pri- mera edicin data de 1994. A modo de primera aproximacin, opto por seguir un mtodo en buena medida descriptivo, efectuando nueve calas microtextuales en zonas distintas del idiolecto joyciano. Pretendo involu- crar en el proceso al lector, conven- cido de que, a la postre, dictar sen- tencia acerca de cul sea la mejor de- pender, en no poca medida, de cu- les sean nuestros prejuicios (los del lector y los mos), acerca de lo que entendemos por una buena traduc- cin; cul es nuestra posicin res- pecto al dilema de Shleiermacher; cul nuestro nivel de tolerancia res- pecto a las inevitables transgresiones en que se ve forzado a incurrir cada traductor. 1. Juego polglota JJ: Muchibus thankibus. SS: Gracias muchibus. JMV: Muchibus gracibus. T-V: Gracibus muchibus. En este ejemplo, Joyce mezcla el espaol, el ingls y el latn. Las tres traducciones arriban a soluciones prcticamente intercambiables. SS no modifica el vocablo castellano gracias; las otras le aaden la desi- nencia del ablativo latino. Todas coinciden en eliminar de su versin la presencia del ingls, de modo que, aunque en el texto original hay un juego trilinge, en las traducciones se rebaja a bilinge. Se me ocurre que la mejor manera de tratar el ori- ginal hubiera sido trasladarlo tal cual (en fin de cuentas, muchibus thanki- bus no es ingls, y es perfectamente reconocible), aadindole tal vez acentos: Mchibus thnkibus. 2. Traslaciones en el plano oracio- nal: dos casos JJ: The door was darkened by an en- tering form. SS: El hueco de la puerta se oscureci por una forma que entraba. JMV: El hueco de la puerta se ensom- breci con una figura que entraba. T-V: La puerta se oscureci con una silueta que entraba. No se aprecian diferencias de re- lieve entre las tres versiones, salvo la variacin cuasi sinonmica entre for- ma (evidentemente la ms prxima al original), figura y silueta. Aqu, como en casi todo el texto, parece operar una suerte de ansiedad de in- fluencia. Slo la ltima versin se deshace de la explicacin adicional que aporta el hueco. JJ: Old and secret she had entered from a morning world, maybe a messenger. SS: Vieja y misteriosa, vena de un mundo matutino, tal vez como un mensajero. JMV: Anciana y secreta, haba entra- do desde un mundo maanero, quiz mensajera. T-V: Vieja y arcana haba entrado des- de un mundo matutino, tal vez men- sajera. Se aprecia aqu el mismo tipo de variacin sinonmica. JMV digni- fica vieja, y a su vez, T-V lo reto- man. SS manipula el trmino in- gls secret, traducindolo por miste- riosa; JMV pone las cosas en su sitio, volviendo por los fueros de la literalidad, y cuando les toca el tur- no a T-V, optan por restaurar la pe- quea infidelidad de SS, recurriendo a arcana, sinnimo de misteriosa. 3. Neologismo por aglutinacin JJ: The ghost walks, professor Mac- Hugh murmured softly, biscuitfully to the dusty windowpane. SS: El duende que camina murmu- r quedamente el profesor MacHugh, con la boca llena de bizcocho, al pol- voriento vidrio de la ventana. JMV: El espectro avanza murmur el profesor MacHugh suavemente, re- bosando galleta, hacia el polvoriento cristal de la ventana. T-V: El espectro avanza repartiendo pasta, murmur el profesor MacHugh suavemente, de galletas lleno al pol- voriento cristal de la ventana. SS: vuelve a tomarse una ligera li- cencia, y traduce ghost (fantasma o espectro) por duende. Como ocurri en la frase anteriormente comentada, SS opta por la fidelidad, y en esta ocasin T-V deciden seguirlo. En cuanto al vocablo inventado por Joy- ce, el adverbio biscuitfully, creado a partir del sustantivo biscuit (galle- ta), hay variedad en las soluciones. SS elimina toda huella de la trans- gresin lingstica original, aclima- tndola por medio de una parfrasis en la que la galleta (dando un salto dentro del mismo campo semntico) se convierte en bizcocho. JMV se mantiene semnticamente fiel al ori- ginal, y aunque recurre a una par- frasis, la suya es ms sinttica que la de su antecesor. T-V optan por im- portar el efecto original con un ad- jetivo de fabricacin propia. (A ttu- lo de observacin personal, se me ocurre que an ms fiel a la trans- gresin de Joyce hubiera sido el ad- verbio galletosamente). Me pregun- to qu pensarn los lectores de la ex- presin repartiendo pasta, que in- corporan T-V. 4. Permutaciones en rima conso- nante JJ: RHYMES AND REASONS Mouth, south. Is the mouth south so- meway? Or the south a mouth? Must be some. South, pout, out, shout, drouth. Rhymes: the two men dressed the same, looking the same, two by two. SS: RIMAS Y RAZONES Boca, toca. Est en alguna forma bo- ca en toca? O la toca una boca? De- be de haber algo. Boca, coca, foca, lo- ca, poca. Rimas: los dos hombres ves- tidos en la misma forma, de igual as- pecto, de dos en dos. JMV: RIMAS Y RAZONES Boca, roca. Es la boca una roca de al- guna manera? O la roca una boca? Roca, loca, oca, toca, choca. Rimas: dos hombres vestidos igual, con igual cara, de dos en dos. T-V: RIMAS Y RAZONES RAZONADAS Boca, soca. Es la boca algo soca? O la soca una boca? Algo debe [de] ha- ber. Soca, oca, toca, bloca. Rimas: dos hombres vestidos iguales, que pa- recen iguales, de dos en dos. Una vez ms, no se aprecia sino una extraordinaria similitud en el or- den de las soluciones, junto con el comprensible afn por distinguirse de los dems. El juego de Joyce des- cansa sobre la proximidad de mouth y south (boca y sur). Joyce desplie- ga una cadena de vocablos que, ade- ms de rimar con el binomio inicial, se mueven en el campo semntico del primero. Todos los elementos de la serie pout (puchero); out (fuera); shout (grito); drouth (sequa en el idiolecto joyciano) guardan una rela- cin con mouth: con la boca se hacen pucheros, proyectando los labios ha- cia fuera; de all salen gritos; y, por ltimo, la boca se puede quedar seca. Los tres traductores se limitan a crear una cadena de rimas consonnticas con elementos elegidos arbitraria- mente. Posiblemente por descuido, JMV no traduce la frase Must be so- me. En cuanto a las series de voca- blos, la de SS ofrece un rango de sig- nificaciones fcilmente reconocibles e incluye un adjetivo. JMV incluye una forma verbal y un equvoco (to- ca puede ser forma verbal o sustan- tivo) en la serie de sustantivos, y T- V escogen algunos trminos sin re- ferente semntico, cosa que no hace Joyce: oca, bloca. Comentario apar- te merece el trmino toca, ocurrencia sin duda vlida, pero totalmente gra- tuita, de SS. JMV le da cabida en su serie, y T-V lo mantiene exactamen- te en el mismo lugar: ello evidencia el (por otra parte lgico) inters con que cada versin estudia a la(s) pre- cedente(s), con un consiguiente efec- to de uniformizacin adicional. No acabo de entender la modificacin aparente de T-V en razones razona- das. 5. Juego de palabras JJ SS Punkt Punkt Leftherhis Ledejsu Secondbest Vicemejor Bestabed Lechomejor Secabed Vicelecho Leftabed Dejlecho Woa! Caray! JMV T-V Punkt Punkt Ledejosu Ledejosu segundaca segundama camagunda ledejosu gundacama mejorcama dejocama seguncama Dejocama So! Sooo! Literaturas 54 Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros En ingls, juego de palabras es pun. Joyce le transfiere una signifi- cacin inslita, pero identificable al aadir la k: punk, y destruye (par- cialmente) el efecto al desfigurar el vocablo con una t adicional. Ningu- na versin intenta traducir el ttulo, y en cuanto a la solucin del conte- nido, responde al esquema de varia- ciones poco significativas. El lector juzgar qu versin es ms lograda. Es obvio que la primera marca la pauta, JMV desarrolla un juego lin- gstico ms gil y T-V quiz an ms musical, para lo que necesitan aadir un verso. La diversidad de traducciones de la interjeccin es pu- ramente aleatoria. 6. Aglutinaciones y condensacio- nes JJ: Then? He kissed the plump mellow yellow smellow melons of her rump, on each plump melonous hemisphere, in their mellow yellow furrow, with obscure prolonged provocative melonsmello- nous osculation. SS: Entonces? Bes los redondeados sazonados amelonados cachetes de sus nalgas, detenindose en cada redondeado me- lonoso hemisferio, en su blanco sur- co profundo con una oscura prolon- gada provocativa melonmeloneante osculacin. JMV: Y luego? Bes los gruesos blandos amarillos aromticos melones de su trasero, en cada grueso hemisferio melonoso, en su blando amarillo Ysurco, con oscu- ra prolongada provocativa melonaro- mtica osculacin. T-V: Despus? Bes los ambarinos melones oron- dos serondos odoranteserondos de sus nalgas, en cada orondo hemisfe- rio meloso, en el surco serondo am- barino, con un sculo oscuro pro- longado provocante melodorante- meloso. Comento slo algunas diferen- cias. SS traduce mellow por sazo- nados (fruto en sazn = maduro). JMV prefiere blandos y T-V, con su habitual predileccin por los voca- blos desusados, serondos (tardo, aplicado a un fruto). Cachetes (SS) es una normalizacin de melons, licencia en la que no incurren los otros traductores. Asimismo, el ge- rundio detenindose (SS) tiene una finalidad explicativa y le quita a la frase original una inmediatez que se conserva en las otras versiones. En mi opinin, T-V logran el mejor efecto meldico, y tambin el ms audaz. Hay un logro particular por parte de JMV: la Y de Ysurco fun- ciona ideogramticamente: la for- ma de la letra semeja la del surco in- terglteo. 7. Juego de palabras en contexto: La rosa de Castilla 13 SS: Lenehan protest extendiendo las manos. Pero mi adivinanza! dijo. Cul es el pas que tiene ms hoteles? Qu pas? pregunt inquisitiva- mente la cara de esfinge del seor OMadden Burke. Lenehan anunci triunfante: Suiza: No se dan cuenta?: la pa- tria de Guillermo-hotel. Caramba! JMV: Lenehan extendi las manos protestando. Pero y mi adivinanza? dijo. Cul es la pera que se parece a una lnea frrea? pera? la cara de esfinge del se- or OMadden Burke readivin. The Rose of Castille. Comprenden la cosa? Rows of cast steel, hileras de acero fundido. Je! T-V: Lenehan extendi las manos en protesta. Pero y mi acertijo! dijo. Qu pe- ra es como un rbol florido? pera? la cara de esfinge de Mr. OMadden Burke redobl. Lenehan anunci alegremente: La rosa de Castilla. Ven el truco? Rosa de cas tilia. Diantre! El punto de partida aqu es una peculiaridad lingstica del ingls que no puede darse en espaol: una serie fnica que admite dos trans- cripciones con significados com- pletamente dispares. Rose of Cas- tille (rosa de Castilla) y rows of cast steel (hileras de acero fundi- do, en la versin de JMV). En este caso, las tres traducciones diver- gen. SS opta por crear un equvo- co equivalente en castellano. JMV elige ofrecer la solucin transcri- biendo los dos trminos del equ- voco en ingls. T-V optan por una solucin hermtica y forzada, ex- trayendo del diccionario dos voca- blos ajenos al uso comn: cas (cierto rbol de Costa Rica, de fru- to semejante a la guayaba, pero cido, que se emplea para hacer re- frescos, y de buena madera) y tilia (en algunos sitios, tilo). Tras las calas microtextuales, el paso siguiente consisti en efectuar un contraste interlineal, yuxtapo- niendo rengln a rengln, clusula a clusula, las distintas soluciones, al uso de ciertas traducciones bbli- cas. Para ello, eleg dos muestras de signo antittico. De un lado, el co- mienzo del captulo 13 (Nausicaa), donde, sirvindose de una prosa potica de corte clsico, Joyce efec- ta una bellsima descripcin del amanecer en el mar. En el extremo opuesto, una muestra de melopeia en estado puro, dentro de la tcnica que el autor bautiz como fuga per canonem. El primer contraste inter- lineal me hizo llegar a tres conclu- siones: a) en aquellos fragmentos en los que lo narrativo prima sobre la msica verbal, no se constatan grandes diferencias en cuanto a es- Literaturas Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros 55 Ford Madox Ford, Joyce, Ezra Pound y John Quinn en el estudio de Pound en Pars, 1923. trategias de traduccin; b) por lo que se refiere a la calidad de la len- gua, tampoco me parece que ningu- na versin sea claramente superior a las dems de manera sostenida; c) tampoco encuentro que, en lo que se refiere al criterio de fidelidad, di- fieran significativamente los tres textos. Rescato un ejemplo de la ca- la musical: SS: Tintn grit al bronce con lstima. JMV: Tinc clam a Bronce compa- siva. T-V: Tiln clam por bronce con pena. Quise luego observar el texto des- de una distancia mayor, examinan- do fragmentos ms extensos, con- trastando entre s el efecto de con- junto de las distintas versiones, te- niendo el original como una pre- sencia efectiva, pero lejana. En pri- mer lugar aisl el captulo 14, don- de Joyce acumula pastiches y paro- dias de la historia de la literatura en ingls. Mientras que SS y JMV (di- ferencias menores aparte), se hacen slo un leve eco de lo que acontece en el original, T-V, animados por un paciente escrpulo filolgico, tra- ducen perodos de ingls antiguo por equivalentes histricos en cas- tellano: SS: El beb an no nacido era feliz. Dentro del vientre era ya objeto de culto. JMV: An no nacido nio nadaba en ventura. En vientre obtuvo venera- cin. T-V: Ant nascencia el ninno dicha aue. Adientro del uientre veneracion el re- touo. SS: opta por la legibilidad; JMV prefiere distorsionar la sintaxis; con mentalidad de fillogos, T-V nos lle- van a nuestro pasado medieval, so- lucin sin duda interesante, pero no por ello menos arbitraria. A lo largo del proceso, al ir au- mentando el nmero de calas, ha- llaba que las mejores soluciones se alternaban con regularidad entre los tres traductores. El cotejo, por fin, de varios monlogos de Molly Bloom, acab por desdibujar la distancia entre las tres versiones, produciendo el espejismo de un texto hbrido: aunque de cerca ha- ba diferencias a veces llamati- vas, de lejos, la mella que cada una de ellas haca en el acto lector era uniforme; extraamente, las voces tendan a fundirse. Ello me llev a despejar algunos prejuicios asociados con cada traduccin: 1) En lneas generales, no considero a la versin de Salas Subirats infe- rior a las que le sucedieron, aun- que s se podra caracterizar como la ms tradicional e intuitiva. En algunos momentos, domestica en exceso el original, descafeinando el lenguaje de Joyce, por medio de parfrasis explicativas, pese a lo cual no son pocas las veces en que da con las mejores soluciones, co- mo en el caso de La rosa de Casti- lla. 2) Con los riesgos que com- porta, la versin de Valverde es la ms imaginativa. No s hasta qu punto ello guarda relacin con el hecho de que fuera poeta, pero s considero importante matizar que, pese a la naturaleza eminentemen- te potica de muchas partes del tex- to, la versin de JMV no siempre evidencia una superioridad sobre los logros de los rivales en este campo. 3) Por ltimo, no conside- ro que la versin que apadrina la editorial Ctedra, aun viniendo apuntalada por un despliegue de criterios filolgicos tericamente ms modernos que los de los ante- cesores, sea, en virtud de tal su- puesto, automticamente la mejor, aunque muy probablemente ser ms del gusto de paladares acade- mizantes. Quede claro, en todo caso, que en mis consideraciones slo pesa la fuerza de los textos al desnudo: las introducciones, los aparatos de no- tas y dems (presentes en las tres ediciones) son instrumentos sin du- da de gran utilidad, pero no dejan de ser apndices. En fin de cuen- tas, si Joyce prefera ocultarlo, es porque soaba con un lector a mer- ced de la magia de su texto (y vi- ceversa). Al final del cotejo, una in- tuicin de Walter Benjamin que siempre me haba resultado nebu- losa haba adquirido una sorpren- dente precisin: la idea de que el original encierra en s todas sus po- sibles versiones. Las tres que exis- ten en espaol brotan con fuerza del texto primigenio, erigindose cada una como un edificio slidamente cohesionado, en el que se trasluce eficazmente la belleza de aqul. Extraamente, cada una a su mane- ra, pese a errores, omisiones, ma- nipulaciones y aadidos, las tres son el Ulises. Honestamente, no considero que ninguna versin sea globalmente superior a las dems 14 . Las tres me parecen proezas impa- gables; a travs de cualquiera de ellas se trasluce el plpito de aque- llo a lo que Benjamin se refiere cuando habla del lenguaje puro, aquella instancia superior e inal- canzable de la que son emanaciones tanto el original como la suma de sus posibles versiones. Con ello no quiero decir que no existan traduc- ciones de mala calidad. Al contra- rio: una proporcin alarmante de las que hay al uso en nuestro mer- cado editorial me parecen pobres, torpes, deplorables. El lenguaje que utilizan, ms que revelar, desfigura, llegando a veces a ocultar el valor de la obra original. No es el caso de las tres que aqu comento. Quien sienta la necesidad de proclamar una versin como la mejor, aqu encontrar un punto de partida en el que basar su veredicto. La decisin pondr en evidencia, ms que nada, a qu ideal de traduccin se adscri- be cada cual. I Eduardo Lago es escritor, traductor y profesor en el Sarah Lawrence College de Nueva York. Recientemente ha publicado los libros Cuentos dispersos y Cuaderno de M- jico. 1 A modo ilustrativo: el tema de Calipso (4) es el viajero que parte, el de Las Sirenas (11), el dulce engao, y el de Penlope (18), el pasado que duerme. 2 La distribucin por captulos es como si- gue: 1. Desayuno en la Torre Martello, (Tel- maco); 2. Actividades docentes de Dedalus (Nstor); 3. Meditaciones filosficas de ste mientras pasea por Dubln (3. Proteo). 3 Desglosado por captulos, el trazado ar- gumental de la segunda parte es el siguien- te: Despus del desayuno (4. Calipso), Leo- pold Bloom recoge una carta pornogrfica clandestina de la oficina de correos y sigue camino de los baos turcos (5. Lotfagos). Asiste a un funeral y medita sobre el senti- do de la muerte (6. Hades). Acude a la re- daccin de un peridico por motivos de tra- bajo (7. Eolo). Almuerza en un pub (8. Les- trigones). Sortea las peligrosas aguas de una discusin entre amigos (9. Escila y Carib- dis). Contempla el vertiginoso entrecruzarse de un sinfn de trayectorias que constituyen la vida y movimientos de su ciudad (10. Las Rocas Errantes). Es vctima de una tentacin musical (11. Las Sirenas). Sufre una violen- ta agresin, primero verbal y luego fsica, en el pub de Barney Kiernan (12. El Cclope). Se masturba conmovido por la visin de una belleza femenina imperfecta (13. Nausicaa). Es testigo de la crueldad e indiferencia con que unos estudiantes de medicina hablan de los misterios de su futuro oficio (14. Los bueyes del sol). En el ltimo captulo, Bloom sigue a Stephen Dedalus hasta un burdel y a la salida lo salva de un incidente violento (15. Circe). 4 Despus de buscar refugio para el mal- trecho Stephen Dedalus (16. Eumeo), regresa con l a su casa y le ofrece alojamiento, que aqul declina (17. taca). La novela concluye con los ocho monlogos de su esposa, Molly, que es incapaz de conciliar el sueo (18. Pe- nlope). 5 Conforme al riguroso orden que a conti- nuacin se detalla: teologa, historia, filolo- ga, economa, botnica y qumica (juntas en el captulo 5), religin, retrica, arquitectu- ra, mecnica, msica, poltica, pintura, me- dicina, magia, navegacin y ciencia (la serie termina en el captulo 17; la librrima ex- presin de los monlogos de Molly Bloom discurre sin que stos se cian a ninguna dis- ciplina). 6 As, la tcnica denominada tumescencia- detumescencia responde al intento de adecuar el ritmo narrativo al motivo central del cap- tulo 13: la masturbacin de Bloom a la vista de la joven Gerty MacDowell; en el 11, la fu- ga per canonem corresponde al episodio mu- sical presidido por el smbolo de las sirenas, y as sucesivamente. 7 En el mapa de Linati, se puede adscribir con claridad la correspondencia de cada r- gano con su captulo. 8 Las complejidades del tejido orgnico del Ulises se acentan debido a la existencia de subsistemas. As, en el captulo 14, los nue- ve meses de la gestacin del feto que va cre- ciendo en el tero de Mrs Purefoy se presen- tan en nueve estadios de desarrollo, cada uno de los cuales corresponden a nueve fases de la historia de la prosa en lengua inglesa, y en el 7, la entimmica del estilo consiste en el despliegue de un formidable repertorio de fi- guras retricas. 9 Cmo verter, por ejemplo, la parodia histrico-estilstica que acontece en el cap- tulo 14, donde la fecundidad del coito se aborda desde un abanico de estilos literarios que van del anglosajn a una diversidad de jergas contemporneas, pasando por las pa- rodias de Milton, Sir Thomas Browne, Ri- chard Burton, Bunyan, Steele, Addison, Landor, Walter Pater y el cardenal New- man? 10 Walter Benjamin expresa una idea muy semejante en La tarea del traductor: Hay que tener en cuenta la traducibilidad de las creaciones lingsticas, aunque los humanos no sean capaces de llevar a cabo tal tarea. 11 El trmino lo acu James Holmes en 1972. 12 Desavenencias entre la editorial y los herederos de Joyce retrasaron la distribucin por espacio de ms de un ao. 13 Por motivos de espacio, en ste y en los ejemplos siguientes, dejo de reproducir el ori- ginal, contrastando las diferentes versiones entre s. 14 La idea del resultado global es impor- tante. Un contraste microtextual de las tres versiones, como se hace aqu, de manera sal- teada, permite hacerse una idea de cmo ope- ra cada traductor, pero impide disfrutar del texto. Cuestiones como las jergas locales, los tacos, las alusiones inexportables a otros m- bitos, etc., son sencillamente intraducibles y desembocan necesariamente en errores, ar- bitrariedades y manipulaciones. Si se con- templa el texto muy de cerca, se pierde pers- pectiva. Literaturas 56 Enero, 2002. N 61. REVISTA DE libros