Quien Fue Salvador Cayetano Carpio PDF
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Cuadernos de Liberacin No. 12
QUIEN FUE SALVADOR CAYETANO CARPIO?
Uno de los grandes y dramticos episodios de la lucha revolucionaria
Anti-imperialista de Amrica Latina.
I. QUIN FUE SALVADOR CAYETANO CARPIO? (Jorge Echazu A.)
II. ENTREVISTA DEL PERIODISTA JULIO SCHERER GARCIA AL COMANDANTE "MARCIAL".
III. EL SALVADOR: AVANZA LA UNIDAD DE LAS FUERZAS POPULARES Y
REVOLUCIONARIAS.
(COMBATE. Publicacin en Espaol de la IV Internacional. Suecia. Reproduce una publicacin de
"Perspectiva Mundial". USA. 30 de enero de 1980)
IV. RELATO DEL COMANDANTE "MARCIAL".
V. DISCURSO DEL COMPAERO "MARCIAL" EN OCASIN DEL XIII ANIVERSARIO DE LAS
FUERZAS POPULARES DE LIBERACION -FPL- FARABUNDO MARTI.
VI. CAYETANO CARPIO: LA CONFUSA MUERTE DE UN GUERRILLERO.
Facetas. Revista de "Los Tiempos". 2da. Seccin. Cochabamba, domingo 8 de mayo de 1983.
VII. COMUNICADO OFICIAL DE LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACION (FPL)
FARABUNDO MARTI. El Salvador, Centroamrica, diciembre de 1983. Tomado de "Cultura Boliviana".
No. 41. Enero-Febrero de 1984.
VIII. CARTA DE SUICIDIO DE MARCIAL.
I. INTRODUCCION
Este breve "Dossier" consagrado a la memoria de un gran hroe
latinoamericano, el comandante salvadoreo SALVADOR CAYETANO
CARPIO, (Comandante Marcial), tiene por objeto rescatar del olvido y la
calumnia a uno de los ms grandes hroes de la lucha latinoamericana anti-
imperialista y de liberacin nacional del siglo XX.
Carpio fue objeto de la ms vil de las calumnias y finalmente fue asesinado
(suicidio?) en Nicaragua con la complicidad, por lo menos pasiva, de la
direccin sandinista de entonces y todo por la sauda y criminal poltica del
revisionismo internacional que no toleraba ver a un revolucionario
independiente y marxista-leninista tomar la direccin de un movimiento
revolucionario que estaba conduciendo a la victoria a su pueblo a principios
de los aos ochenta.
Tenemos, pues, la obligacin de rescatar su memoria para los anales de
nuestras historias. En ese sentido hemos concebido este pequeo "Dossier"
que est integrado por siete documentos.
1. El primero de carcter analtico cuya autora nos pertenece, en el cual
con apoyo de los documentos que siguen probamos que la conjura contra
Marcial fue proyectada y llevada a cabo precisamente para quitar del medio
a un dirigente probadamente revolucionario calumnindolo como "sectario",
para implementar la lnea revisionista del Partido "Comunista" de El
Salvador a instancias del revisionismo sovitico del decrpito Brejnev.
2. El segundo que es una dramtica entrevista del periodista mexicano
Scherer Garca a Cayetano Carpio en la que relata partes de su vida
revolucionaria frente a la represin reaccionaria.
3. Una publicacin del COMBATE. El Salvador: Avanza la unidad de las
fuerzas populares y revolucionarias, en la cual se hace un recuento de los
esfuerzos para unificar nacionalmente la lucha armada revolucionaria y
prolongada.
4. Un dramtico relato de una de las campaas de las FPL en las montaas
del Salvador; relato en el cual se puede comprobar el valor y la abnegacin
de unas fuerzas armadas populares en lucha desigual contra fuerzas
reaccionarias apoyadas por el imperialismo.
5. Finalmente un largo discurso del comandante Marcial en una reunin de
conmemoracin del XIII aniversario de la fundacin de las Fuerzas
Populares de Liberacin "Farabundo Mart". Es este un documento
probatorio del carcter reaccionario y revisionista que tuvo la conjura
miserable contra "Marcial", pues en l denuncia directamente ya la innoble
campaa contra el llamado "sectarismo" que en realidad es la lucha autntica
y abnegada de todo un pueblo conducido por una vanguardia probada y
consecuente.
6. Tambin hemos transcrito otros documentos como uno oficial de la nueva
direccin contra Marcial y su carta de suicidio.
I
QUIN FUE SALVADOR CAYETANO CARPIO?
Para comenzar con el primer documento, comentamos parcialmente una
supuesta resolucin de la Comandancia General del FMLN, (No conocemos
la fecha), en la que se lanza un saudo y feroz ataque contra la memoria del
Comandante "Marcial", Salvador Cayetano Carpio, sealndolo como una
personalidad "deformada ideolgicamente", de "ciega vanidad personal",
"ambicin de autoridad y notoriedad", de "sectarismo enfermizo" y
finalmente de "cobarde".
La resolucin tiene como ttulo:
"Farabundo Mart cabalga con ms fuerza"
Lo ms importante de estas sindicaciones irresponsables, es la firma del
documento que aparece suscrito, entre otros, por Shafik Jorge Handal
"comandante" del Partido Comunista salvadoreo (lase revisionista) y que
durante diez aos, desde el comienzo de la lucha armada se convirtiera en el
ms enconado enemigo de la misma, propiciando la famosa va pacfica en
la cual no cree nadie, pero sigue siendo impuesta por la fuerza; en tanto que
Carpio sumergido en las masas campesinas pona los cimientos de la gran
guerra popular que hoy lleva victorioso el pueblo salvadoreo.
Ante el crecimiento vigoroso de la guerra popular salvadorea, los
revisionistas al mando del nombrado "secretario general", no tuvieron otro
camino que sumarse con la cabeza gacha al carro trasero de la revolucin
para luego ponerse a intrigar desde dentro contra quienes, como Carpio,
haban tenido el valor de iniciar la lucha.
No se puede hablar impunemente sobre el hroe Salvador Cayetano Carpio,
no se puede tapar la luz del sol con una mano de pigmeo. No se puede
ocultar el hecho de que los "comunistas" salvadoreos recibieron la
instruccin de sus amos de controlar la Comandancia Suprema del FMLN y
en esta nefasta tarea se encontraron con el insalvable obstculo del prestigio
y la autoridad de Cayetano Carpio.
Los insultos y supuestos cargos contra Marcial estn pintando de cuerpo
entero a sus enemigos. La "deformacin ideolgica" que se echa sobre sus
hombros tiene que ver directamente con su posicin marxista-leninista
siempre criticada por sus enemigos solapados. Su as llamado "sectarismo
enfermizo", hace referencia a su permanente critica a los revisionistas y su
negativa a aceptarlos en el Frente creado por l.
Cuando la guerrilla era pequea y estaba todava aislada, era llamada
aventurera, foquista y todos los adjetivos conocidos, pero cuando se
desarrolla y alcanza el grado de la guerra popular, los sinvergenzas como
Handal se suman a la hora nona a la Comandancia y se ponen a intrigar
contra los verdaderos lderes.
Se sabe que la muerte del Comandante Marcial estuvo rodeada de un denso
misterio en Nicaragua. Despus de conocer los innobles ataques de la
supuesta Comandancia de los Handal y compaa, podemos asegurar que no
hubo suicidio y que lo ms probable es un asesinato propiciado por quienes
vean en Marcial el obstculo para su dominio total de los niveles de
direccin del FMLN.
Hace algn tiempo pusimos en duda la veracidad del suicidio, porque para
nosotros era imposible que un dirigente de los quilates de Marcial que se
demuestran en los documentos que publicamos a continuacin, pudiera
abandonar voluntariamente a su pueblo en circunstancias tan difciles.
Muerto Marcial no hubo ningn homenaje en su memoria y todo pas como
si hubiera cado cualquier combatiente, peor an que se haba suicidado un
"traidor". Todo esto era muy extrao, ahora parece restablecerse recin la
luz. Marcial deba ser liquidado y apartado drsticamente del camino a
cualquier precio y convertir al FMLN en un organismo conciliador que
destruyera toda la obra revolucionaria y entregara nuevamente al
imperialismo el dominio poltico en El Salvador. Se consigui
lamentablemente este objetivo, precisamente con la desaparicin fsica del
camarada Cayetano Carpio.
Desaparecido Marcial, se poda echar barro sobre su memoria y presentar la
historia de la lucha revolucionaria en El Salvador de acuerdo con las
mentiras y falsedades de los Handal y sus amos los revisionistas soviticos
de la poca, desnaturalizando totalmente la realidad.
Es sta la "historia" de Latinoamrica que se pretende imponer
ideolgicamente. Acaso no fueron los revisionistas cubanos quienes
criticaron y combatieron ms saudamente a la guerrilla del Che y Fidel,
para luego sumarse el cerro triunfante y despus lograr la expulsin del
Che? No fueron los revisionistas nicaragenses quines se opusieron
resueltamente a la guerrilla sandinista para luego infiltrarla cuando se
acercaba el triunfo?
Los dos documentos que siguen constituyen, por as decirlo, prueba plena de
la heroica vida y actividad revolucionaria de Carpio y un ments rotundo a
todas las calumnias vertidas en su contra. Constituyen plena prueba del
carcter poltico reaccionario de las insinuaciones que fueron creciendo para
justificar despus el vil asesinato del lder. Carpio se daba perfecta cuenta de
las profundas divergencias entre su posicin y la de los revisionistas y su
ltimo discurso que transcribimos es la evidencia de todo esto.
La verdad tarda pero llega, podr echarse sombras sobre los verdaderos
hroes que luchando contra la corriente impusieron el camino
revolucionario, pero la infamia tiene pies cortos. La historia se ocupa de
poner a cada uno en el lugar que le corresponde.
Ahora ya finalizado el siglo XX e iniciado el XXI, el pueblo salvadoreo ha
visto hecha jirones su gran revolucin. Pero la nueva ola revolucionaria, con
seguridad, tendr a los campesinos y obreros salvadoreos retornar a los
senderos sealados por Farabundo Mart y Salvador Cayetano Carpio, los
dos grandes hroes de ese pequeo gran pas.
II
EL SALVADOR: AVANZA LA UNIDAD DE LAS FUERZAS
POPULARES Y REVOLUCIONARIAS.
(COMBATE. Publicacin en Espaol de la IV Internacional. Suecia.
Reproduce una publicacin de "Perspectiva Mundial" USA. 30 de enero de
1980)
San Salvador. Un acto pblico de varios miles de personas en la U-
niversidad aqu el 11 de enero (1980), marc la creacin de una
Coordinadora Nacional de la Unidad de todas las organizaciones revolucio-
narias y populares del El Salvador.
Las principales organizaciones que conforman esta coordinadora nacional
son el Bloque Popular Revolucionario (BPR), el Frente de Accin Popular
Unificada (FAPU), Las Ligas Populares 28 de febrero (LP-28), y la Uni6n
Democrtica Nacionalista --apoyada por el Partido Comunista Salvadoreo.
El 10 de enero se dio a conocer aquel documento poltico firmado por tres de
las organizaciones de la coordinadora nacional -- el PC, Las Fuerzas
Populares de Liberacin "Farabundo Mart", que representaban al BPR y las
Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN-vinculadas al FAPU).
Este documento reafirm que no hay una va pacifica para salir de la crisis
en el salvador y que la nica alternativa es la lucha armada y la insurreccin
nacional.
El apoyo a estas posiciones marca un importante cambio en la postura
poltica del PC hacia la junta militar que tomo el poder el 15 de octubre
pasado en un incruento golpe contra otro dictador militar Carlos Humberto
Romero. El PC inicialmente salud al nuevo gobierno e incluso acept
puestos en l. Esto a pesar de que era ampliamente conocido que
Washington haba ayudado a implementar este cambio cosmtico de
militares con la esperanza de evitar un desenlace revolucionario como
sucedi en Nicaragua.
El cambio en la actitud del PC hacia el gobierno claramente era una de las
precondiciones para cualquier paso hacia adelante en la unidad.
Parte del documento de la "Unidad".
Se han visto frustrados los intentos de constituir una supuesta tercera
alternativa histrica: el reformismo. Los acontecimientos que hemos vivido
a lo largo de la coyuntura creada por el golpe de Estado del 15 de octubre,
han puesto en evidencia que la crisis no puede resolverse por esta va como
pretenden algunos sectores del imperialismo, de la burguesa y de las capas
medias. Los esfuerzos que se hacen por salvar el proyecto reformista,
contando ahora con el apoyo ahora ms resuelto del gobierno de los EEUU,
estn condenados al fracaso.
III
ENTREVISTA DE JULIO SCHERER GARCA AL COMANDANTE
"MARCIAL" (SALVADOR CAYETANO CARPIO), DE "PROCESO".
MXICO.
Estados Unidos es el enemigo con distintos rostros
Podr teirse de sangre el territorio entero, que los salvadoreos seguirn
adelante.
Corridas las cortinas de dos ventanas pequeas, cerrada al exterior una
habitacin de madera y piedra Salvador Cayetano Carpio, panadero,
seminarista, secretario general del Partido Comunista, el puro dolor en las
mazmoras del gobierno, la vida como clandestinidad y el paso de la
venganza sobre su sombra desde hace quince aos, dijo a "Proceso" que
estn prximas las batallas decisivas en El Salvador:
Entre este ao al que se le va diciembre, y el prximo el de la alborada,
caer la Junta de Gobierno y ascender el pueblo al poder.
Inici la entrevista con estas palabras:
Hace quince das tratamos de encontrarnos. La seguridad lo hizo imposible.
Conversemos ahora. Permtame saldar mi deuda de gratitud con usted.
No hubo otra alusin a hechos narrados en estas pginas.
Reo de todos los delitos para los gobernantes, es el hroe de las guerrillas, la
punta de la lucha armada, el terico de la estrategia poltica. Pequeo,
delicado de manos y dedos, fina la armadura de sus anteojos revela
secretos de la contienda en su pas:
Hemos organizado los primeros cuerpos del ejrcito regular en la nueva
sociedad salvadorea. Los comandos operan bajo la ms estricta jerarqua
militar y una severa disciplina. Batallones de 600 hombres actan en
regiones seleccionadas. Sus hombres manejan armas profesionales y viven la
guerra en plenitud. Es su profesin. Son los hechos, aunque frente a nosotros
exista una bien montada campaa de desinformacin. En algunas reas
suburbanas, el llano que dicen los cubanos, no hay ms autoridad que la de
nuestros cuadros y el pueblo Pareciera que no cabe la inquietud en su
cuerpo de unos sesenta a unos sesenta y cinco.
En un segundo nivel, dueo del arte de la emboscada, los guerrilleros
actan las 24 horas del da. Ni se dan descanso ni admiten tregua. No hay
jornada sin la captura de armas al ejrcito, a los guardias de las haciendas, a
los policas, a los "orejas". Las bajas que le inflingen al enemigo son
constantes. No es una gota constante. Es un hilo de sangre que nadie para.
Sonre: Pronto la dictadura tendr anemia
Llama la atencin el contraste entre su rostro apacible y la frente poderosa,
la estricta expresin del carcter. Dice Cayetano Carpio:
En la lucha contra la dictadura el pueblo ha organizado las milicias.
Contamos con 100 000 milicianos armados. Manejan armas profesionales o
de fabricacin casera, pero todos son temibles. Combaten en el rea de sus
lugares de trabajo, la fbrica, el comercio o los centros de estudio. Son
obreros, universitarios, maestros, empleados pblicos y privados.
Representan al transente comn, el ser de vida aparentemente rutinaria. Son
hroes annimos en la transformacin de la sociedad.
Los ojos negros del guerrillero quedan detenidos en los ojos de su
interlocutor:
La tirana no tiene cien mil hombres en pie de lucha. Nuestra superioridad
numrica es innegable. Las fuerzas paramilitares a las que nos enfrentamos
son poderosas, pero estn sometidas a la guerra incontrastable y a la guerra
que no se ve, la de la desmoralizacin y el desgaste. La junta de Gobierno ha
tenido que iniciar la leva entre los jovencitos. Cualquiera puede ver la pelusa
de sus bigotes y la metralleta en sus manos inseguras.
Sigue:
Hace poco ms de un ao la dictadura realiz un gran esfuerzo para acabar
con la guerrilla y las fuerzas activas disidentes. La accin fue brutal.
Aviones y helicpteros, el ejrcito, las tropas de desembarco, la Guardia
Nacional y todas las policas juntas sembraron la muerte y el dolor, pero
tambin la rabia y el odio. Murieron nios, mujeres, ancianos. No hubo
piedad. Los 1mites saltaron hechos aicos. Concluida la dispersin de los
poblados regres la tirana a los campos desolados para culminar lo que
llaman "la limpia", pero se encontr con fuerzas organizadas que se le
enfrentaron. Con eficacia y precisin el pueblo vol vehculos militares,
tendi emboscadas, ajustici a los asesinos uniformados que cayeron en sus
manos. A la brutalidad opuso la inteligencia. A la crueldad, la resistencia.
Nadie previ este salto de calidad en la lucha armada. Es la paradoja de
quien est a punto de liquidar al adversario y, al no lograrlo, ve que se
yergue poderoso
A los 64 aos, Salvador Cayetano Carpio se instala en el futuro:
Mi presente es el porvenir. No me miro los pies, ni miro atrs.
Sin embargo, tendra mucho que recordar, como este relato del ao 50:
Golpeado, regreso al fondo de la celda. La debilidad devora mi organismo.
Oigo botas que se acercan.
-Usted es Carpio?
-Si, seor.
El militar se apoya en los barrotes. En silencio me mira.
-Por qu est ensangrentado?
- Fueron los agentes.
- Por qu corri?
- Quise evitar que se consumara una detencin ilegal. La autoridad se
respeta. Estamos en un pas civilizado. Democrtico?
- Como guste.
No resisto el deseo de replicarle moderadamente:
La polica est obligada a respetar las normas que establecen las garantas
individuales.
El efecto de mis palabras es fulminante. Se ha puesto lvido, despus rojo,
congestionado.
-Por ltima vez, vas a hablar?
-No se nada.
-La capucha:
Alguien se monta a horcajadas sobre mi espalda y me va cubriendo la cabeza
hasta el cuello con la parte superior de la capa de hule que usan
reglamentariamente los policas. El forro queda hacia fuera, el hule pegado a
la pared. No veo nada. La oscuridad me ha cado encima. Que desagradable
es el tibio olor al hule.
El jinete que tengo a la espalda descarga todo el peso de su cuerpo contra el
mo. Ha metido el brazo bajo mi barbilla y me est levantando la cabeza. La
atrae hacia su pecho y me empuja las piernas hacia atrs, ms, ms. Cruje la
columna vertebral. Mi cuerpo forma un arco, tenso, vibrante. Los pulmones
estn aplastados. Otro puntapi sobre las costillas, en los puntos que dejan
libres las piernas del jinete. Golpes precisos, maestros.
Pujidos cortos y agudos arrojan la ltima reserva de aire. Un crculo de acero
cie mi garganta. Una mano implacable forma un torniquete con los bordes
de la capucha y va apretando, apretando, hundiendo los bordes como un
cuchillo alrededor del cuello.
El aire no se filtra ms. Los pulmones lo reclaman desesperadamente.
Bombean la misrrima cantidad que resta entre los pliegues de la capucha.
La boca se abre, aspira, succiona, chupa. Ms puntapis. El hule se pega a
los dientes, obtura los conductos nasales. La boca est abierta. Grita. Son los
alaridos de un animal en el matadero. El cuerpo se estira, se encoge. El jinete
se aferra ms y ms al caballo enloquecido. Las sienes golpean como un
gigantesco martillo, los odos zumban como una estridente orquesta de un
milln de grillos. Los ojos se salen de sus rbitas. Los intestinos escapan por
la boca.
Llegan a su clmax los estertores de la asfixia. Ahora descienden, se
debilitan. Un temblor convulsivo me sacude. Los verdugos se dan cuenta de
que he llegado al lmite. Apareci la muerte. Aqu est. Aflojan poco a poco
el crculo que aprieta mi garganta. Entra el aire, la vida. Uno, dos, tres, cinco
segundos y ya est el torniquete apretando, ciendo la garganta de nuevo
Otra vez los puntapis, el jinete, las convulsiones, los intestinos que vomito,
los estertores de la agona. En el dintel de la muerte, el torniquete se afloja
de nuevo. Uno, dos, tres, segundos, cinco. Y otra vez Y otra vez Y otra
vez.
-Circula la versin de cien mil muertos. Es cierta, Cayetano?
No le entiendo.
Que la Junta matar cien mil hombres para "pacificar" El Salvador. Eso fue
antes, Habla de doscientos mil. Pueden ser ms nunca todos. La historia del
pas es ya otra, porqu no tienen piedad. Llevamos 19 aos de tirana.
Cmo se explica que en un pas tan pequeo y densamente poblado, sub-
sistan y accionen fuerzas regulares fijas, la guerrilla en todo el territorio y
cien mil milicianos armados en el estrecho crculo de su vida cotidiana? Es
posible frente a un ejrcito dueo de pistas y aviones, de helicpteros y
fuerzas de desembarco, de todas las armas y todos los pertrechos?
Se explica por la naturaleza de nuestra guerra, la combinacin de la lucha
militar y la lucha poltica. Sin la lucha poltica el enfrentamiento con el
ejrcito hubiera sido una locura. Nos adaptamos a las condiciones
especficas que nos rodeaban. No podamos empezar en las montaas porque
son bajas y no ofrecen seguridad. Nos iniciamos con la formacin de
comandos urbanos, guerrillas de nivel elemental. Las extendimos al campo.
Poco a poco abarcamos el pas entero. Tuvimos y tenemos presente el
principio clsico irrebatible: la guerrilla es el pueblo o es un grupo armado a
salto de mata.
Se amarra al tema:
Estrategas de caf creo que as les llaman ustedes, han documentado la
corrupcin de los sucesivos gobiernos de El Salvador, de 1931 a la fecha.
Tarea intil. Los rebasan hechos elementales:
En l970 unos cuantos iniciamos el movimiento. No ramos ms de 10. No
contbamos con una pistola. No tenamos un coln. En 10 aos hemos
librado miles de acciones militares y reunidas decenas de millones de
dlares con los secuestros de oligarcas y las requisas a los bancos. La marea
ha crecido. Es incontenible. Nuestra accin cuenta, pero ms ha contado la
de ellos. Sanguinarios en el poder, corrompidos en la vida privada,
mediocres. Medimos los resultados de la revolucin por el odio del pueblo a
sus tiranos.
Le atrae la frase que ya formula. Sonre de nuevo:
En Nicaragua, Somoza fue el dueo de todas las vacas, en El Salvador los
tteres sucesivos no han podido formar una dinasta. Se desplazan unos a
otros y en el breve perodo que les toca matar y robar, engordan hasta que
revientan.
Tiene porvenir una revolucin en 20 000 kilmetros cuadrados conges-
tionados por cinco millones de habitantes?
En la victoria, valdrn ms all de la retrica los vocablos independencia,
soberana, autosuficiencia
El proceso revolucionario de Centroamrica es uno solo. Los triunfos de
uno son los triunfos del otro. Nuestra unidad geogrfica, histrica, poltica
econmica fue destruida por la ambicin del imperio. Guatemala tendr su
hora. Honduras la suya. Costa Rica vivir un momento estelar. La primera
nota se escuch en Nicaragua. La historia cantar en Centroamrica.
Entre tanto las asechanzas se multiplican. No basta la inteligencia para
planear una accin contra ellas. La nica esperanza es el pueblo de El
Salvador. Fue amedrentado y no cedi. Se extendi el luto por su territorio y
se mantuvo firme. El arzobispo Romero muri con la certeza de que el
herosmo y el martirio formaron la corona de espinas en el pas masacrado.
Cayetano Carpio enumera los peligros externos contra la revolucin:
Ocho barcos de guerra dos mil marines, un portaviones y sesenta
aeroplanos de combate han sido avistados en aguas del Pacfico. Su
presencia es un gesto blico. La intervencin es posible. No contradice la
historia de los Estados Unidos.
Herrera Campins, demcrata cristiano aliado a los demcratas cristianos de
El Salvador, Duarte y Morales Erlich, usurp la voz de Venezuela para pedir
a la OEA que integrara una "fuerza pacificadora" que nos hiciera retroceder
a tiempos imposibles. Sabemos para qu sirve y a quin sirve la OEA.
Honduras se arma en la frontera y reclama la faja territorial en disputa. La
intemperancia de las declaraciones de sus gobernantes, es una seal de alerta
para nosotros. El avance de las fuerzas armadas marca el inicio de la
intervencin. Conocemos la historia: la bota del enemigo un metro adentro
es la violacin de la soberana. Conocemos los principios: la violacin es
absoluta. Consumada, no se impone lmite ni freno.
Lucas ofreci el ejrcito a sus colegas salvadoreos. Es el caso ms
complicado y oscuro para el enemigo, el ms claro para nosotros. Guatemala
vive una situacin emergente. Si la promesa la hiciera efectiva su presidente,
adelantara el fin del rgimen. El mundo sabe que no controla la situacin
interna, que no puede enfrentar el desprestigio internacional, que asiste
paralizado, al xodo de los mejores hombres. Como El Salvador, se desangra
por la infamia de los tteres.
En el fondo y en la superficie, como quiera que se mire el problema, el
enemigo es uno con distintos rostros: Los Estados Unidos.
Es probable que yerren en la estrategia y pongan en juego algunas de esas
opciones contra El Salvador. Prolongaran la tragedia y nos obligaran a
cavar ms hondo las tumbas de nuestros verdugos.
En Amrica Latina las consecuencias seran negativas para el imperio. No
se apaga el rescoldo de la invasin a Santo Domingo hace quince aos.
Quedan las piedras ardientes. Nuevas hogueras incendiaran el Continente.
No encuentra la figura que le permita expresarse.
Vea, mire. Como decirlo. Los muertos cuentan cada da menos y valen
ms. Uno que cae, la madre o el hijo, la mujer no nos detiene. Sabe El
Salvador que no hay abrigo en las tiranas,
Dice Cayetano Carpio:
En los ltimos meses el horizonte se clarific en el pas.
Anuncia:
Las fuerzas polticas y militares, por largo tiempo dispersas y en algunos
casos con enfoques distintos acerca de la manera cmo deba encararse la
lucha, se han cohesionado bajo un mando nico: La Direccin
Revolucionaria Unificada. Acordaron la unificacin las Fuerzas Populares
de Liberacin "Farabundo Mart", la Resistencia Nacional, el Partido
Comunista y el Ejrcito Revolucionario del Pueblo.
Para ejercer su papel poltico y militar la DRU se agrupa en comisiones
conjuntas relaciones internacionales y comisiones conjuntas de
propaganda. Est facultada para aprobar los planes de guerra conjunta, las
fases del plan de guerra y la iniciacin de las diferentes campanas
estratgicas. Decidir el momento de la batalla final. Un da anunciar la
formacin del Gobierno Democrtico Revolucionario. Me gustara que fuera
al amanecer.
Doce hombres integramos la DRU. Tres por cada organizacin. Yo
represento a la Farabundo Mart.
Insiste:
Ha cambiado la situacin de las fuerzas revolucionarias radicales en menos
de un ao hemos conquistado los ms amplios niveles de la unidad del
pueblo. Vivamos bajo la confrontacin y en la dispersin del movimiento
popular.
Festeja su analoga - Mao - con un guio de ojos:
Hemos dado el gran salto.
Cules fueron las diferencias que hicieron tan difcil la unificacin?
Una fundamental de la que se desprendieron consecuencias innumerables.
Haba quienes pensaban que la lucha en El Salvador deba ser e-
minentemente poltica y haba quienes pensbamos que la lucha tambin
deba ser poltica, pero eminentemente militar, combinadas las dos. La
poltica slo la poltica, nos habra llevado al agotamiento y a la frustracin
frente a la dictadura no hay caminos. EL CAMINO: LA GUERRA.
Vive un momento de ensimismamiento.
- Pero, entiende que es la guerra?
- Cmo, la entiende Ud.?
- Es todo. Hasta la ltima gota de sangre, el ltimo quejido.
- Solo eso?
- Tiene razn. Tambin la esperanza en el momento de la tortura.
- Fue usted seminarista? Cuatro aos.
- Por qu se apart del Seminario? No tena vocacin.
- Renunci al Partido Comunista? As es.
- Podra decirme por qu? Por la Revolucin Cubana.
- Por qu?
- Vi claro, entend que la transformacin en Amrica Latina es por el
camino de la guerra. El Partido Comunista Salvadoreo sostena que el
camino era la poltica y solo al final, cuando haba que asestar el golpe
definitivo, deba emplearse las armas. La DRU, la unificacin de cuatro
corrientes populares en el pas, es un gran triunfo, entre otros motivos.
Porque el Partido Comunista acept tambin que no hay otra formula.
Cerrado el mundo, hay que abrirlo a golpes.
-No tuvo usted vocacin religiosa. Su vocacin es la guerra?
La detesto.
Reproducido por "COMBATE" Septiembre de 1980. Nmero 61 Suecia.
rgano en Espaol.
(Las negrillas son nuestras)
IV
RELATO DEL COMANDANTE "MARCIAL"
Un homenaje bajo sombra amenazadora
Encontrndome de visita ordinaria de inspeccin por los campamentos de la
Sub-Zona del Frente "Apolinario Serrano" de las FAPL-FPL "Farabundo
Mart "(miembro del FMLN), en mi calidad de Comandante en Jefe de las
FAPL (Fuerzas Armadas Populares de Liberacin), con miembros de esta
Comandancia General y del Estado Mayor de las zonas, registramos las
primeras seales del gran movimiento de tropas enemigas en tomo a la
misma.
El 28 de septiembre, el enemigo realiza el desembarco helitransportado de
un batalln (un mnimo de 600 efectivos), en el sector de Ojos de Agua, en
el valle que est frente a la Montaa a su costado Oriente. El acto que en la
tarde del 29 celebrbamos con motivo del II Aniversario de los asesinatos de
los compaeros Apolinario Serrano, Jos Flix y Patricia, transcurri bajo
esa sombra amenazadora.
Aprestamos la lnea de defensa y los operativos de ataque por los flancos y
retaguardia enemiga.
Una divisin de tropas especiales se lanza contra Chalatenango.
Al da siguiente da estas tropas, en lugar de atacar hacia arriba, se dirigen a
la zona fronteriza con Honduras, al campamento guerrillero de Yurique y
destruyeron el puente fronterizo sobre el ro Sumpul para cortar la retirada
por ese lugar. Mientras tanto otro batalln entr por las montaas del Sur,
ocupando los campamentos de El Gallinero y La Laguna, despus de fuertes
combates, extendiendo sus lneas hasta Las Flores, cerrndose en
semicrculo un amplio cerco.
Esa misma tarde (30 de septiembre) decenas de helicpteros desembarcaron
otro batalln de tropas especiales por el lado Nor-poniente del Volcancillo
entre las poblaciones de El Carrizal y La Laguna. Mientras otro batalln
suba de Chalatenango hacia las alturas: Peas, El Aguacate, Loma Larga,
con misin de impedir toda retirada por ese lado, cerrando de esa manera un
frreo cerco de 120 kilmetros cuadrados sobre la zona.
La operacin la denominaron de "Embolo y Pistn", consistente en unos
cinco mil efectivos de choque y cerco y varios miles ms de apoyo, con
suficientes unidades de artillera, toda la aviacin y helicpteros. Unos
cuatro o cinco batallones en el cerco y unos dos o tres batallones mviles en
el asalto y rastreo inmediato.
El rea cercada la limitaba por el Poniente y el Norte: Concepcin Que-
zaltepeque, Comalapa, El Carrizal; por el Noreste: El Zapotal, Ojos de Agua
y por el Sur: Las Vueltas y Chalatenango. Un cerco secundario en La
Laguna-Conacaste, El Gallinero-Las Minas, hasta cerrar en los accesos de la
ciudad de Chalatenango, ramificndose a Upatoro, La Montaita y alturas.
El cerco estaba anudado contra una zona montaosa que llega hasta las
propias puertas de la cabecera departamental; una zona dominada perma-
nentemente por la guerrilla. El terreno est formado por un fuerte agrupa-
miento de cerros de ms de mil metros de altura, cubierto de montaa y
maleza y cuya elevacin principal la constituye El Volcancillo, de 1 663
metros de altura. Abajo de la montaa, en el valle hay un rosario de
pequeas poblaciones que la circundan (las mencionadas arriba)
El ataque de la aviacin. La artillera pesada
Por la tarde sobre el campamento comenzaron a caer varios aviones caza-
bombarderos "Fuga Magisters" ametrallando y lanzando bombas de 200
libras. Espordicamente, tuvimos que parapetamos por ratos en las
trincheras.
El mortereo y el caoneo de las bateras 105 milmetros se hizo incesante en
las faldas Nor-Poniente y Oriente de la montaa, inicindose los combates
contra los intentos de escalamiento enemigo que empujaba hacia la montaa
como direccin principal de su asalto desde la zona del Carrizal-La Laguna
y su otra tenaza por el noreste, desde Ojos de Agua convergiendo ambas al
Volcancillo.
Heroica resistencia insurgente frena el avance fascista
Toda la tarde sus avances fueron contenidos, sin poder tomar las alturas de
las estribaciones. Desde el Cerro Tepecinte, frente al acceso de La Laguna-
Carrizal, una de nuestras unidades impeda eficazmente el paso a pesar de la
enorme superioridad del fuego enemigo: centenares de morterazos 60, 81,
120 milmetros y de caones 105 milmetros, que en corto tiempo
despedazaban cada metro de terreno ante su infantera y la cortina de fuego
de ametralladoras 30 y 50 acompaadas del fuego de los caones sin re-
troceso de 90 milmetros de fuego directo. En el aire los helicpteros ame-
trallaban y dirigan el fuego de los caones, tomando unidades de atrs y las
bajaban ms cerca, evacuaban heridos, etctera.
Por el lado de Ojos de Agua, en las Lomas del Cebollar la misma escena se
estaba repitiendo, ante la accin obstinada de otra de nuestras unidades (ape-
nas un pelotn).
Objetivos guerrilleros y un dramtico juramento
Mientras se desarrollaban estas primeras batallas y los bombardeos nos
permitan salir de las trincheras, le dimos los ltimos ajustes al plan de ope-
racin militar para la accin contraofensiva, retirada, proteccin y eventual
evacuacin de masas, ruptura del cerco, etc.
Se asign las misiones respectivas a cada unidad dentro del plan general y se
nombr a los jefes operativos para cada misin dos compaeros de la
Comandancia General, apoyndose en miembros del Estado Mayor del
Frente, quedaron encargados de la coordinacin de las fuerzas. Luego se
estudi la no conveniencia de que el enemigo tuviera oportunidad de tender
un cerco tctico muy estrecho, en la cima de la montaa, sobre el
Comandante en Jefe y la necesidad de romper el cerco estratgico que ya
estaba echado.
Se elabor el plan y variantes de ruta para romper el cerco. Se asign la
comitiva del Comandante en Jefe, para el intento de romper el cerco: un
pelotn de fuerzas regulares (Unidades de Vanguardia) de 30 hombres y la
unidad de seguridad del mando: la misin especial de salvaguardar la vida
del Jefe.
Se asign al Segundo Jefe del Frente "Apolinario Serrano", al que se le nom-
br Jefe Operativo de la accin, compaero Neto; al Jefe de mando de la
Sub-Zona Tres del mismo frente, compaero Lucas y al Jefe del Estado
Mayor de la Zona Oriental de las FAPL., Isaac Flor. Se cometi el error de
ampliar considerablemente la columna con personal de servicio, la mayora
de ellos sin armas, formndose una columna de ms de 80 combatientes,
hombres y mujeres incluyendo a cuatro nios de corta edad y una compaera
en avanzado estado de gravidez.
En la formacin de salida, los jefes y combatientes con semblante dramtico
juramentaron salvar si fuera posible con su vida la de su Comandante en
Jefe.
Y... a esperar la noche
Al oscurecer se inicia la dura marcha hacia el lado sur de la Montaa. Se
tropezaba en la oscuridad; desgarrndonos en las piedras y atravesando pe-
gajosos lodazales, nos fuimos alejando de la cima de la montaa, mientras
los caones rugan por los alrededores.
Despus de descansar un rato en un campamento, proseguimos. Doce horas
despus de iniciada la marcha, toda la columna estaba exhausta, muy
golpeada por el paso de lugares de muy difcil acceso: quebradas,
desfiladeros agudos. Los nios soltaban el llanto cada vez con mayor
frecuencia.
Aun no habamos alcanzado la meta, cruzar la carretera de Las Vueltas
romper all el cerco para pasar al otro lado del territorio fuera del cerco
principal. Estbamos a unos tres kilmetros de ese objetivo. Por la noche,
habamos bajado del Volcancillo y bordeado el cetro Los Naranjos; nos
encontrbamos ya cerca del lugar calculado, pero la claridad del da se nos
vino encima Decidimos avanzar un poco ms, agachados entre los altos za-
catales, camuflados con ramas de arbustos.
Cerca de las 8:00 horas (ya era primero de octubre), vimos que era im-
prudente seguir avanzando. Las cimas de las colinas que nos rodeaban esta-
ban ocupadas por el enemigo, que lanzaba descargas de ametralladora a cada
momento.
La red del cerco estratgico era muy espesa. De acuerdo con nuestros
exploradores, todos los altos relieves del terreno estaban tomados. Hay
postas con ametralladoras y morteros y hay enemigos en puntos estratgicos
de todas las veredas.
Decidimos detenernos, disimularnos entre la maleza y esperar la noche para
el intento de romper el cerco. Bajamos junto a una quebrada muy cubierta de
rboles en la falda de la colina oriente. Se ubic a toda la gente lo ms
cubierta posible, y... a esperar la noche!
Se puso las unidades de posta, la contencin, seguridad y se organizaron las
exploraciones. El llanto espordico de los nios nos preocupaba.
Descubiertos! Se entabla el combate!
A las ocho de la maana uno de nuestros observadores hacia la cota oriental
(cerro pelado, sin rboles y crecida maleza) llega excitado informando que
los enemigos que estn en la cima de ese cerco nos han detectado y que un
fuerte grupo baja directamente hacia el lugar donde estamos.
Hasta ese momento, la orden haba sido de no entrar en choque, a no ser en
caso absolutamente necesario. Se orden a las unidades de contencin,
detener el avance enemigo y proteger la retirada de la columna.
Todos, desde nuestro respectivo escondite nos aprestamos a combatir. El
ronco estallido de los G-3 y el seco chasquido de los M-16 en furioso
entrellamiento rompen la breve pero tensa espera, zumbando los proyectiles
sobre nuestra cabeza.
El choque es corto, dura unos cinco minutos; sobre el zacatal quedaron
muertos tres soldados del gobierno genocida y el resto se bati en retirada,
agazapados, arrastrando a sus muertos; no pudimos requisar sus armas. Uno
de nuestros combatientes result herido en un pie.
Y apenas hemos comenzado el da!
El incidente ha venido a resultar para nuestro objetivo sumamente grave.
Estamos en un hoyo, peligrosamente, rodeados de enemigos por todas las al-
turas: perfectamente detectados y, desde ese momento, objeto de feroz
persecucin por parte de fuerzas tan superiores; y apenas hemos comenzado
el da!
Frente a nuestra ubicacin hay un cerro muy empinado para subir al cual nos
basta cruzar la quebrada que esta a nuestros pies. Ya han tenido tiempo de
reconocerlo nuestros exploradores.
Antes de llegar a su cima, hay un bosque bastante largo que llega hasta
tupidos matorrales por donde podemos encubrir nuestra subida.
Descendemos rpidamente los precipicios hasta el arroyo, ayudndonos en
los fuertes bejucos y caminando un rato por el lecho del riachuelo.
Decidimos internarnos en una empinada y peascosa quebrada, muy
estrecha, en cuyo centro baja a pequeos saltos de cascada en cascada un
fuerte brazo de agua cristalina y fra.
Este nacimiento de agua se extiende casi hasta la cima del cerro (Los Na-
ranjos). Paso a paso, destrozndonos los brazos y rodillas, vamos subiendo
los empinados y lisos peascos y saltos de agua hasta acercarnos a la parte
boscosa.
La sangre generosa, smbolo de la lucha de un pueblo heroico
A poco de iniciar el escalamiento me doy cuenta, de pronto, que en cada
peasco que voy a subir hay un rojo estampado de sangre marcado por el pie
de nuestro combatiente herido y que haba pasado al grupo de Vanguardia.
Es el smbolo vivo de la generosa sangre que en nuestra lucha de liberacin
est derramando tan abundantemente nuestro pueblo, pero, al mismo tiempo,
peligrosa huella que va quedando tras nosotros y que puede facilitar el
seguimiento enemigo. Este barre el monte con metralla. Los helicpteros
proporcionados por el gobierno norteamericano hacen un reconocimiento
tras otro, casi rozando la maleza y haciendo funcionar sus roncas ametralla-
doras.
El enemigo tantea el terreno con el mortero, pero el fuego es errtico por lo
que comenzamos a fortalecernos en la idea de que los hemos despistado y
que ojala eso nos permita llegar hasta la noche, para salir definitivamente de
esa emboscada.
Que nadie mueva los arbustos
Todo lo largo de la quebrada est cubierto por un tupido tnel de arbustos y
lianas, formando un pasaje imposible de ver desde arriba. El sol no penetra a
su fondo. Se da orden que al trepar nadie mueva los arbustos para que los
movimientos no sean detectados por los sacudimientos externos de las
ramas; pues estamos seguros que en ese mismo instante muchos ojos y
prismticos desde las alturas vecinas tratan acuciosamente de taladrar la
maraa.
Detenemos el escalamiento a un a nivel muy elevado de1 cerro y nos
pegamos a la roca con el arma lista para disparar, intentando pasar la tarde
desapercibidos, mientras las explosiones de los morteros muerden el terreno
por todos lados; algunas veces cayendo casi en el lugar que ocupamos.
Las postas y grupos de contencin de Vanguardia y de los flancos trepan
con gran sigilo hacia sus puntos de apostamiento y un grupo de exploradores
sale en misin.
En espera del salto final: los nios comienzan a desfallecer
Los minutos y las horas comienzan a desfilar en la tensa espera del asalto
final enemigo, que nos rodea por todos lados, con enorme superioridad de
fuego y hombres No hay tiempo ni posibilidad de buscar alimento; una
pequea naranja cida y unos jocotes logramos comer antes del choque. No
hay abastecimiento; el que traa lo dej al otro lado. Ya los nios comienzan
a desfallecer y no es posible encender fuego para daes agua tibia endulzada
aunque sea con sacarina. Hay que darles fra. Su llanto no slo nos alarma
sino que nos conmueve porque va haciendo cada vez ms doliente y dbil.
La mirada del nio de brazos se va tornando lnguida.
De las l6.00 horas en adelante arrecia el mortero y ametrallamiento, mientras
que los helicpteros dan crculos insistentes sobre el terreno donde estamos.
Nos aprestamos a rechazar el posible ataque directo. La tarde se va
hundiendo en la oscuridad, mientras una fra lluvia castiga nuestros dolientes
huesos.
Disminuye el mortereo poco a poco y slo espordicas rfagas de
ametralladora enemiga disparan desde las colinas vecinas. Las tropas
enemigas parecen haberse concentrado en sus apostamientos.
Los ojos que se apagan de nios guerrilleros
Se ordena por grupos a la gente, con instruccin de no merodear por el lugar,
que por otra parte es muy abrupto. Encontramos en el lecho del arroyo races
de "chufles" para llevar algo al estmago y algunas guayabas.
Entre unas piedras, frente a m, a pocos metros ha sido acondicionada la
compaera Marta con sus tres nios: Jorge, de seis aos; Hugo de cuatro; y
Manuelito, el nio de brazos. Los tres muy parecidos entre s y con su
madre, la tez muy blanca, ojos negros vivsimos, ahora velados por la
debilidad. Los mayores muy seriecitos, se comportan como pequeos
guerrilleros. llevan muchos meses viviendo en los campamentos debido al
trabajo revolucionario de sus padres (su padre Ral, es responsable de la
Direccin de Zona del Partido -FPL- en ese frente); y all se comportan
como si fueran grandes, incluso hacen el saludo militar a los jefes, juegan
con los combatientes y todos les guardan cario; los ven con ojos de
aoranza, pensando en los propios y con la profunda aspiracin que maana
nuestra niez disfrutar de la felicidad que ahora el genocidio hace
imposible y que nuestro pueblo est conquistando a costa de tanta sangre y
sacrificio.
El semblante del nio de brazos se ha desmejorado, se va debilitando por
horas y da tristeza ver sus ojos angustiados por hambre. Y en estas condi-
ciones no es posible ni siquiera encender fuego para darle agua hervida. Lo
que algunos combatientes llevan de reserva, algunas galletas, dulces, se lo
han ido pasando a los nios; a estas alturas ya se agot.
La compaera Marta de 24 aos, blanca, muy agraciada; pero con el rostro
macilento y los ojos rodeados de profundas ojeras, ha tenido un compor-
tamiento digno y valiente. Con una mano apretando fuertemente contra su
pecho al nio de brazos va araando peascos y laderas al borde de los pre-
cipicios, en la impenetrable oscuridad de estas noches. De sus labios no se
escapa ni una lamentacin a pesar de que es consciente del peligro que ya a
estas alturas va corriendo la vida de sus nios. Naturalmente que un
combatiente le tiende el brazo en los lugares ms difciles; otros le ayudan
con los otros nios.
Pasamos el da sin mayores novedades. En varios puntos distintos, cerca de
aqu, estallan furiosamente las explosiones de mortero. Los helicpteros
sobrevuelan varias veces sobre nosotros. En la maana, con gran estruendo
de artillera han asaltado el lugar donde nos detectaron ayer.
Tctica para confundir a las tropas enemigas
A las 18.30 horas reina impenetrable oscuridad, haremos el intento de
romper la emboscada para abrir brecha por el bosque que cubre las alturas de
este cerro (Los Naranjos).
Ya no intentaremos tomar el rumbo que trajimos en la maana, pues debido
a los muertos que causamos, esa vereda la han convertido en trampa mortal.
Tomaremos de regreso a la montaa, en una maniobra tctica diversionista
que les desconcierte.
Necesitamos romper el contacto con las tropas enemigas que estn sobre
nuestros pasos. En el lecho del nacimiento de agua, organizamos la
formacin de marcha. En la densa oscuridad an bajo el fro estilete de la
lluvia, iniciamos la salida de la quebrada, asindonos de agudos peascos y
lianas, hasta internarnos lentamente en el bosque, pasando muy cerca de
postas enemigas. Horas despus hemos dejado atrs el bosque, abriendo
camino entre densos matorrales y espinas, entre fuerte zacata que abre
heridas en manos y brazos, guijarros lacerantes, quebradas y precipicios,
caminando toda la noche. Y ya cuando la luz del sol se nos viene encima,
alcanzamos a subir la parte boscosa de un cerro distante del anterior, al pie
del cerro Los Picachos cerca del nacimiento del arroyo El Jute, en un faldn
muy empinado.
Por de pronto el enemigo ha perdido nuestra huella. La cima de este cerro no
tiene postas enemigas; ponemos las nuestras, as como las contenciones. Nos
acomodamos entre los peascos del arroyo para pasar el da. Es el 2 de
octubre.
En plena retaguardia de las fuerzas de la dictadura
Alas 18.00 horas formarnos el plan de marcha y bajo la tenue luz de una
dbil luna, iniciamos la tercera marcha nocturna, abriendo camino entre los
breales alejndonos de toda vereda o camino marchando en cadena para
que nadie se pierda en la penumbra.
Nos proponemos acercarnos al lado Sur-Oeste de la montaa hacia la zona
del Sicahuite-Jcaro, para luego enfilar hacia la carretera y salir del cerco por
esa direccin.
Al amanecer, despus de varias horas de dura marcha acampamos en una
quebrada muy cubierta de vegetacin, asentada entre alturas por el lado Sur,
Norte y Poniente.
Como a las 8.00 horas de ese da (3 de octubre) a nuestro alrededor
comienza a estallar todo, con estruendo ensordecedor y nos damos cuenta
que hemos venido a acampar en plena retaguardia de una fuerte
concentracin de tropas enemigas que ataca furiosamente el Cerro de Los
Naranjos a donde por la noche ha llegado una enorme columna de la masa
de unos dos mil habitantes, especialmente mujeres y nios de los cantones
del Jcaro, Sicahuite y otros, defendidos por las unidades de guerrilla local y
milicias de dichos lugares.
A unos 150 metros delante de nosotros una batera de mortero vomita fuego
incesantemente con andanadas de cuatro proyectiles simultneos. La
intensidad de sus disparos es de unos 25 proyectiles cada 15 minutos;
acompaada de fuego de otros morteros y caones de 90 milmetros
emplazados en otras elevaciones.
Nos imaginamos la causa (atenindonos al plan de evacuacin) y sentimos
tremenda preocupacin por los centenares de nios y mujeres que pueden ser
vctimas de ese bestial encarnizamiento contra la poblacin Como si sta
fuera su ms odiado enemigo el ejrcito genocida, dirigido por asesores del
Pentgono, se ha lanzado a despedazarla a caonazos.
Increble brutalidad contra la poblacin
Por qu es necesario que la masa trate de salir del cerco?
Por qu no se queda en sus cantones?
Precisamente, para evitar el exterminio, para no ser asesinados masivamente
en sus casas.
La modalidad extremadamente inhumana que los belicistas yanquis estn
imprimiendo a su Guerra Especial en El Salvador va sembrada de espantosas
matanzas masivas en la poblacin civil en cada una de sus operaciones de
limpieza para llevar a cabo su criminal lema: "Sacar el Pez del Agua".
Hace apenas un mes, en el cantn Achichilco de las faldas del Volcn de San
Vicente, 50 mujeres y sus nios que rehusaron evacuar con el resto de
habitantes, fueron atrozmente asesinados por los soldados tteres que irrum-
pieron en el casero en su operacin limpieza.
Hace dos meses, 180 mujeres y nios ocultos en un zanjn en el cerro de
Guazapa (El Chaparral y Miranda), fueron destrozados y decapitados a filo
de machete por las bestias genocidas.
El por qu se mueve la poblacin con las guerrillas
Al regresar, la masa organiz actos de gran contenido poltico dirigidos por
las FPL, y conteniendo su indignacin dio sepultura a sus muertos en
grandes fosas comunes, que cualquier periodista puede ver. Por eso los habi-
tantes de las zonas guerrilleras prefieren correr con los riesgos que comporta
la ruptura del cerco, defendidos por las guerrillas milicia y organizados en
autodefensa.
Las unidades de las FAPL organizan la evacuacin de la masa, su marcha
realizan la contencin y contraataque a las fuerzas genocidas, con el objetivo
de que la poblacin acampe provisionalmente en lugares relativamente ms
seguros y luego organiza su regreso a sus hogares despus de la operacin
limpieza y exterminio de la poblacin.
En este momento, rodeados por gran contingente de tropas enemigas que no
nos han detectado, estamos presenciando personalmente la furia inhumana
con que los soldados de la tirana lanzan saturadoramente sobre la masa de
mujeres y nios los mortferos proyectiles que tan abundantemente les
proporciona el Pentgono de Washington. Este da sobre los lugares
ocupados por la masa en Los Naranjos, donde hace dos das estuvimos, y
que ahora los tenemos hacia el Este, son lanzados no menos de mil
proyectiles de mortero y bombas de aviacin que participa en el bombardeo
y ametrallamiento.
En el filo de la derecha, a unos 300 metros de nosotros, un oficial tiene su
puesto de direccin de la puntera del can. Y, a nuestra izquierda, el otro
filo est fuertemente ocupado por los esbirros. Por detrs de nosotros se
comunican las tropas de ambas elevaciones; a uno y otro lado, a unos 40
metros a cada momento pasan o se apostan escuadras enemigas disparando
continuas rfagas de sus M-16 algunas hacia la hondonada donde nos encon-
tramos. Varias veces parece que se movieran directamente hacia el lugar.
Los helicpteros sobrevuelan obstinadamente.
La tensin disminuye o aumenta alternativamente por la cercana de un
choque fatal, de acuerdo a las observaciones de nuestras postas o la cercana
de los disparos enemigos.
Con el dispositivo de fuego organizado hacia todas direcciones, hacemos
acopio de serenidad para no traspasar el lmite de lo irreversible; ya que con
tanta seccin enemiga concentrada a nuestro alrededor, la desigualdad de
fuego y hombres es abundante por parte del enemigo.
Las ametralladoras no descansan en todas las cimas de los cerros y nos
admira el derroche ilimitado de parque que estn gastando los soldados
tteres; parecen muy bien abastecido: por sus "asesores" de Washington.
Va transcurriendo lentamente el da y el choque no se produce. El fuego se
va aquietando y las tropas enemigas caminan hacia sus concentraciones en
las posiciones elevadas.
Cuando cuerpo y alma son desgarrados
Los momentos postreros de la tarde languidecen en un silencio desagradable,
bajo una pertinaz y cruel llovizna que hiela el alma.
Consideramos muy difcil salir de aqu sin que nos vean los numerosos
centinelas enemigos apostados en todas las colinas. Lo intentaremos,
abriendo brecha toda la noche entre maleza y zarzas.
...y en espera de la noche, el pensamiento nos arrastra a ese tormento, las
zarzas! Por todos lados topamos en la marcha, con esos arbustos espinosos,
descomunalmente crecidos como pulpos de mil brazos extendidos hacia
todos lados, que desgarran la piel, el rostro, la ropa, clavando sus crueles
garfios con saa y sin nimo desprenderse. Parece ser el castigo de la salvaje
maleza para quien osa violar sus dominios. Nosotros, noche a noche hemos
irrumpido en su seno abriendo trocha con nuestros propios cuerpos a viva
fuerza; y los ms encarnizados torturadores han sido las zarzas y espinas que
son dueas ilimitadas del terreno, que nos desgarran hasta el alma.
Hay muchas especies; desde el izcanal; de cuernos afilados del tamao de
espuelas de gallo, donde mora una hormiga negra de dolorossima picadura,
hasta las plantas "dormilonas" que pliegan nerviosamente sus finas hojas al
menor roce.
Al amanecer, un manto de bonitas rosadas, corno de fino algodn adornan el
campo con engaosa belleza; son las flores de estas plantas; pero de bajo, y a
todo lo largo de sus extendidas ramas, millares de fuertes garras en forma de
uas de gato, estn prestas a despedazar al que se acerque.
Una escena de hace varios aos se repite con crueldad
En este descanso amodorrado no puedo dejar de recordar una escena su-
cedida hace varios aos.
En una esplndida maana de verano, en Simferpol, en las soleadas tierras
de Crimea en la URSS, entr de visita al famoso Instituto Botnica, con
amplios jardines y bosques, con una ilimitada coleccin y cultivo, en sus
condiciones naturales de las ms variadas especies del reino vegetal de todos
los climas y continentes. Despus de ser introducidos por el gua en los
misterios de muchos rboles (algunos anteriores al descubrimiento de
Amrica) y plantas exticas, como culminacin de su trabajo, nos conduce
hasta un sitial de honor donde crece una planta tropical "especial".
Con tono misterioso, seguido vidamente por los visitantes, se acerca a la
preciosa planta que est protegida de la curiosidad de los ms audaces, y nos
explica con entusiasta exaltacin:
Ante nuestra vista tenemos uno de los ms preciados exponentes de la
naturaleza; una planta tropical sensitiva, que corno si tuviera red nerviosa,
pliega sus ramas al "sentir" el ms leve roce. Es una muestra de la transicin
del mundo inanimado al animado; del reino vegetal al animal, aunque no
llegue al desarrollo de las plantas que atrapan insectos, pero es elocuente
muestra del proceso de transicin de la naturaleza".
En un principio, al ver la humilde "dormilona" objeto de tan elevados
conceptos y notar el expectante asombro en los ojos de los visitantes soviti-
cos, contemplo la escena con cierta sonrisa de autosuficiencia; pero al or sus
maravillosos valores, tan profundamente encomiados por nuestro cicerone
(que por su dominio de" la naturaleza debe ser, por lo menos, profesor de la
Academia de Ciencias de la URSS), la comienzo a ver con gran respeto,
como una verdadera revelacin.
El profesor se acerca a la planta ante la muda expectacin de todos que creen
estar frente a un cuento de hadas, y en el clmax del "milagro", levanta su
varita indicadora que a esas alturas se nos antoja mgica y toca, "oh
prodigio!", las ramitas de la planta maravillosa, las que como movidas por
un resorte se desmayan lnguidamente sobre su tallo.
Una estupefacta exclamacin sale de la garganta de los visitantes, que han
visto la prueba 'en vivo" y todos quieren tocar la planta, velados por la
rigurosa prevencin de no hacerlo. Lo que no recuerdo haber odo al bendito
profesor, es el "tesoro de "sus espinas".
Ahora, lo nico que tengo presente al maldecir con toda mi alma a esos
crueles matorrales, son esas afiladas garras de felino que por millones nos
atrapan en estos arrastres por los salvajes terrenos que tenemos que cruzar.
Cada paso nuestro es "saludado" por la metralla cerrada
Organizamos la marcha. Por la extremada complejidad de la operacin para
salir de este nido de enemigos, pasando por postas muy cercanas que ex-
presan su vivencia disparando frecuentes rfagas de metralla, se organiza la
columna en dos grupos con sus respectivos mandos que irn el uno tras el
otro por la misma ruta; y bajo una peligrosa claridad lunar, emprendemos la
tarea de rodear completamente por su cintura el cerro que nos queda a la de-
recha (El Corralito), para proseguir al otro lado el rumbo que llevamos.
Esperamos acercamos a la carretera, pasar el da en un lugar cercano y
atravesarla por la noche.
Con cuidado extremo para no desprender guijarros ni mover las ramas de los
arbustos, agachados para que no nos delate la claridad lunar, asidos en
cadena, nos arrastramos muy cerca de varias postas y nidos de ametralladora
enemiga que disparan montonamente.
Toda la noche nuestro paso es saludado con metralla, que no es indicativo
del descubrimiento de nuestra presencia.
Agotamiento, falta de alimento, tneles en los zacatales
Para mantener el rumbo tenemos que abrirnos paso sobre peligrosos fa-
rallones, nacimientos de arroyos, lodazales, pedregales y escaladas
resbaladizas o descensos barrealosos, en una procesin silenciosa, bajo los
perfiles fantasmagricos de enormes rboles iluminados por la penumbra
lunar.
El agotamiento y la falta de alimento, as como los das sin dormir
comienzan a presentar las grandiosas imgenes de la naturaleza: la
frondosidad de aosos rboles, la espesa vegetacin los precipicios (que
ahora baados por dbil luz podemos percibir), las rocas de formas
caprichosas el horizonte cubierto de picos y serranas, etctera., con
peculiares tonalidades legendarias y una persistente y pegajosa pesadez
pugna por bajar los prpados como si el sueo luchara por aprovechar cada
pequea detencin.
La caravana marcha ms lenta que otras noches y su pesado avance no
abunda en el terreno. Muchos compaeros ya estn seriamente daados de
los pies y los golpes comienzan a infectarse.
Tardamos ms de seis horas en rodear el cerro, ya bastante retirados de las
tropas que nos rodearon todo el da y enfilamos hacia cerros vecinos,
abriendo ruta entre, las zarzas descomunalmente crecidas.
A las 6.00 horas del 4 de octubre, despus de remontar varias serranas,
llegamos a una hondura encajonada sin rboles pero con muy altos zacatales.
No podemos seguir avanzando porque sera detectar nuestra presencia y
decidimos abrir cuevas en el zacatal para pasar el da cubiertos por la alta
hierba.
Abrimos pequeos tneles en el zacate, al abrigo del zanjoncito que cubre
nuestras espaldas y nos acurrucamos en el fondo a descansar. Mis asistentes
personales: Dina, Daniel, Sonia, Gustavo y Neto me rodean en sus cuevas de
zacate. Enfrente estn los compaeros jefes: Neto, Lucas y Bernardo (el
Jefe de Oriente) que encabezan la columna.
No se detecta, cerca presencia enemiga; ni indicaciones de habemos
detectado.
Nos recogemos sin hacer movimientos. Una unidad repta con misin de
exploracin. Comenzamos un pesado dormitar, empapados por las fras
lluvias ltimas. Tenemos varios das que la ropa est mojada sobre el
cuerpo.
El dolido llanto del nio menor nos intranquiliza a cada momento.
La muerte de un jefe ejemplar: "Lucas"
Por todos lados la: ametralladoras atruenan las colinas. El compaero Lucas
que va jadeante unos pasos detrs de mi, es atravesado por una bala. De
momento no me doy cuenta por ir adelante de l. Quince minutos despus
Regimos a la cima del cerro, junto a un arroyo e indago por los compaeros
que iban detrs de m, extrandome su tardanza.
Van llegando poco despus. El enemigo nos viene siguiendo; pero est
rastreando toda la parte baja. La primera noticia es que el compaero Lucas,
Jefe de la Sub-Zona tres, est lesionado; esperamos que lo traigan, sin
embargo al reunirse mayor nmero de compaeros traen la triste noticia de
su muerte.
Un dolor profundo me embarga. Duele a fondo la cada en combate del
querido compaero, genuino proletario, obrero de fbrica que lleg a ser jefe
militar competente, de unos 28 aos; era fuerte y corpuloso, como roble;
sereno y reposado en su personalidad. Goza de un gran resto entre los
combatientes. Era fervoroso y leal miembro de las FPL Farabundo Mart.
El asesinato de "Marta" con sus tres hijos
Luego nos informan: al pasar la compaera Marta por un claro del cerro, el
helicptero descubri su paso en un momento en que con el nio en los
brazos iba subiendo, rodeada de los otros dos pequeos hijos que se haban
desprendido de los brazos de otros combatientes para correr al lado de su
madre.
Despiadadamente el helicptero que dispara a la columna, dirige su a-
metralladora contra madre e hijos y los acribilla a balazos framente. El
malvado yanqui asesor dirige desde la siniestra maquinaria el nuevo crimen.
Las balas, pagadas involuntariamente por los contribuyentes nortea-
mericanos, ciegan ms vidas de nios y madres salvadoreas, en esta
malvada guerra contra el pueblo humilde y digno.
Los cadveres de la compaera Marta y sus tres hijos quedaron en esa colina
sangrienta. All quedan con los ojos abiertos al infinito, los nios que se
cuadraban militarmente como guerrilleros que en su infantil candor soaban
con crecer para luchar por lo que confusamente sonaba ante sus odos: "la
defensa de los interese: del pueblo"; nuevas vctimas que engrosaron las
miles de criaturas asesinadas framente por la: bestias humanas dirigidas por
sus amos del Pentgono.
Sufre nuestro corazn intensamente: mil veces justa la lucha armada
Y experimentamos todo el peso de la dureza de los sacrificios de nuestro
noble pueblo. Luchamos fundamentalmente por la felicidad futura de la
niez de nuestra patria y nos encontramos de inmediato con sus intensos
sufrimientos sometidos a la bestialidad del genocidio del imperialismo y sus
tteres.
Sufre nuestro corazn intensamente!
Justa, mil veces justa, la lucha de liberacin de mi pueblo, las mil veces
sagrada Guerra Popular de Liberacin! Justificado mil veces el implacable
odio que nuestro pueblo siente por los belicistas del Pentgono y la Casa
Blanca, que estn cometiendo tanto asesinato y genocidio sobre nuestra
humilde poblacin, por el delito de luchar por la independencia, la
democracia y el disfrute de una paz digna y soberana!
Pero no cederemos ante la bestialidad, ante el crimen y el exterminio de la
poblacin!
No daremos tregua a nuestra sacrosanta lucha, hasta la victoria final de las
aspiraciones populares, hasta la formacin de un verdadero Gobierno
Democrtico Revolucionario que sea genuina expresin de los intereses de
las grandes mayoras humildes y trabajadoras!
En el recuento final vemos que han desaparecido otros dos hermanos del
compaero Lucas: Paco de 20 aos, miembro de la Direccin Zonal del
Partido -FPL- y el hermanito menor, Ricardo, de ocho aos.
Despus del doloroso recuento, mientras los sabuesos buscan en los
matorrales inferiores, organizamos la marcha hacia el sur. Caminamos unas
dos horas completamente cubiertos por la vegetacin y acampamos en un
paraje muy tupido de follaje.
Un pequeo grupo de compaeros marcha abajo paralelamente. Decidimos
pasar la tarde all, en espera de la noche.
El rumbo que tomaremos es directamente hacia la carretera de Las Vueltas,
por la Ceiba, en el esfuerzo de romper el cerco estratgico. Los helicpteros
rondan con insistencia, pero no dan seales de detectarnos. Todo el personal
est destrozado de los pies y con golpes en el cuerpo. Algunos compaeros
tienen heridas leves de bala.
La debilidad general amenaza convertirse en extenuacin
La tarde desagradablemente fra va avanzando A las 18:00 hora: una inusual
oscuridad ha cado. Los nubarrones muy bajos se desatan inesperadamente
en una furiosa ventisca fra acompaada de vivsimos relmpagos y
ensordecedores truenos en una sucesin sobrecogedora. Pocas veces en mi
vida he presenciado tal gnero de tormentas elctricas que por la rpida
sucesin de los fogonazos que estallan muy cerca de nuestras cabezas,
mantienen iluminado el terreno.
Maldiciendo semejante fenmeno de la naturaleza, que por otro lado es
propicio a nuestros objetivos, reanudamos la marcha tiritando de fro, atrave-
sando peligrosamente los torrentes crecidos por la descomunal lluvia. Una
hora despus y cuando hemos avanzado poco, amain la tormenta y tras es-
pesos nubarrones, la dbil accin lunar hace disminuir la intensa oscuridad.
Llegamos a las vecindades del Ro Tamulasco, cerca de la carretera que
pretendemos cruzar, cuando ya la luz del da se pronuncia peligrosamente.
Estamos a 5 de octubre.
Calculamos no alcanzar la carretera (punto crtico del cerco) en la penumbra,
y decidimos quedarnos otro da ms de este lado del ro, en la propia red del
dispositivo de cerco estratgico. Intentar saltar al otro lado, lo consideramos
suicida, ya que las laderas del Picacho y cerros vecinos, casi hasta su cima
son completamente peladas, sin un rbol y nos dejara total mente a merced
de la metralla enemiga.
Decidirnos subir a la altura ms vecina del ro, que est coronada de un
pequeo bosquecillo. Sale el sol, cuando logramos acondicionarnos en una
providencial casita abandonada que est bajo los rboles, oculta al abrigo de
los accidentes del terreno; y nos quedamos en la misma, en el polvoso suelo
infectado de pulgas.
Cerca de m, mis asistentes ms cercanos: Dina, Sonia y los compaeros
Jefes... Dormitarnos inquietamente. Las condiciones fsicas de todos son
deplorables. A algunos heridos comienzan a engusanrsele las lesiones.
Bernardo est con fiebre muy elevada.
Un compaero herido se aprieta con ambas manos la cabeza, tratando de
amenguar las mordidas y el cosquilleo de los gusanos que le han invadido la
lesin. Llevamos varios das de no alimentarnos ni dormir. La debilidad ge-
neral amenaza convertirse en extenuacin.
"No me importa morir pero que no vaya a caer nuestro comandante en jefe":
Ruperto.
No tarda mucho tiempo sin vernos materialmente rodeados de columnas de
soldados enemigos que parecen ir y venir de Las Vueltas, en cuyas inme-
diaciones estamos.
En cada ocasin toman las colinas de enfrente y las faldas del cerro, situado
al otro lado del ro. Caminan all abajo por la troca abierta por nosotros. Por
ms que tratamos de borrarlas es evidente que las huellas han quedado.
Disparan de muy cerca de nuestras posiciones.
Por la tarde se inicia un intenso mortereo hacia estos parajes. Helicpteros
sobrevuelan; es la tctica que emplea el enemigo para el asalto a cualquier
posicin.
El ametrallamiento desde las colinas vecinas arrecia. Por momento los
disparos de M-16 resuenan muy cerca. Nos parece que de alguna manera he-
mos sido detectados y que asaltarn de inmediato nuestra posicin y nos
aprestamos a la defensa. Por otra parte, nos parece lo ms lgico que una de
las patrullas que se mueven elija pasar por encima de esta colina como lo
estn haciendo por las vecinas. En todo caso, sentimos que el choque es
inminente y estamos decididos a hacerles pagar caro su intento.
El dramatismo del momento aumenta cuando el enemigo inicia un caoneo
con bateras de cuatro andanadas simultneas de l05 milmetros que
comienza a caer a unos 500 metros de donde estamos (hacia el Norte) y llega
casi hasta el patiecito de la casa que ocupamos, la tensin aumenta a medida
que las explosiones de gran impacto se van acercando con ritmo implacable
hasta nuestro apostamiento, desprovisto de toda proteccin anti-artillera.
Se repite una y otra vez, durante unos 40 minutos. En la tensin del
momento, prestos a saltar sobre el enemigo, si ataca frontalmente, entre el
rugido del can, omos el desahogo de un combatiente: Ruperto, muy joven
pero valiente en la accin, que dice entre sollozo: "no me importa morir,
pero que no vaya a caer nuestro Comandante en Jefe".
Todos los rostros estn tensos y pensativos, con el arma lista a disparar. Me
impresiona profundamente ese sentimiento de desahogo de la fuerte tensin,
de un soldado que est consciente de hallarse en real peligro de muerte.
Despus del caoneo, comienzan a desfilar en la colina vecina y por el ro,
unidades del ejrcito ttere que se trasladan de Las Vueltas a Chalatenango.
Disminuye la tensin.
La cada en combate de siete hermanos
Con persistencia, en este tenso alerta amodorrado, el pensamiento recae en la
compaera Milagro, jefe del Campamento, joven guerrillera de 22 aos de
edad, miembro de las FPL, bastante politizada. De tez morena, ojos negros,
brillantes y expresivo, rostro agradecido que derrocha vida y simpata,
cuerpo bien formado, tiene el porte militar sin afectacin ni inmodestia, de la
mujer entregada a la lucha por su querido pueblo. Ejerce el mando militar
del campamento con autoridad, ganada justamente entre los combatientes.
Nos trajeron el informe de que en el segundo grupo de nuestra columna fue
gravemente baleada en la emboscada de la colina sangrienta (Cerro Ocote
Redondo). Los confusos informes dan a entender que ha muerto. Es hermana
del compaero Lucas que cay tambin en ese combate.
Antes de ellos, tres de sus hermanos mayores haban cado en diversos luga-
res en la lucha contra la tirana militar ttere Si se confirma su muerte y la
desaparicin de sus otros hermanos, seran siete los miembros de esta
familia que derramaron su sangre por la justa causa del pueblo. Es una
familia de combatientes que se incorporaron a la revolucin en su tierra
natal: El Cerro de Guazapa.
"Milagro", esa gran revolucionaria
Al recordarla, involuntariamente me absorbe el recuerdo de la vida en el
campamento: entre los espesos pinares de la alta montaa, va saliendo el sol
coronado por nubes de bello prpura. La neblina que a veces por das
enteros cubre las cimas donde estamos, comienza a subir desde valles y
hondonadas.
Es hora de la formacin del campamento, para rendir los honores a la
bandera, despus de los ejercicios matinales. Formadas las escuadras frente a
nosotros, sus Jefes rinden parte a la compaera Milagro, Jefe del
Campamento. Luego, ella se dirige a m, con gallardo porte marcial, en
altivo saludo militar, para rendirme el parte del ordenanza "Compaero
comandante en Jefe, le informo que las escuadras del campamento estn
listas para rendir honores a la bandera del FPL Farabundo Mart. "Hay tantos
compaeros enfermos". Informa, la Jefa del Campamento: Milagro.
Veo con agrado la seria actitud de esta joven guerrillera, exponente de la
inmensa contribucin de la heroica mujer salvadorea en esta dura Guerra
Popular de Liberacin. Noto su compenetracin en la responsabilidad militar
y poltica que desempea; sus ojos negros clavados fijamente en m, sus
graciosos labios regordetes adornados por un lunar en la parte superior. Veo
la gran simpata y virtud que irradia su altivez militar revolucionaria y, con-
testo invariablemente: "Compaera Jefe del Campamento, ordene rendir los
honores a la bandera". Juntando los talones de sus botas, se vuelve hacia la
formacin de los combatientes y emite las voces de orden.
Y mientras la bandera asciende lentamente en el mstil, la voz potente de los
combatientes, haciendo el saludo militar, se expande por entre los bosques
rumorosos, entonando el himno a la bandera.
Se alza ya nuestra roja bandera,
A triunfar o a morir llama ya,
Por la Patria y el maana socialista,
El pueblo armado vencer!
Muchos hijos del pueblo han cado
Defendiendo la Bandera proletaria.
El enemigo pronto ser vencido.
Por las armas revolucionarias.
Guerrilleros, milicianos,
Combatientes de la Libertad
Nuestras armas nos darn
La victoria popular, la victoria popular.
Adelante! Adelante!
No daremos ni un paso atrs.
Ha llegado la hora de los combates
Por lograr, por lograr la Victoria final.
el eco de sus voces rebota en las quebradas. La bandera roja de la FPL
Farabundo Mart miembro del FMLN flamea al viento en este pedazo de
tierra libre. Despus de que los combatientes gritan las ltimas consignas:
Revolucin o Muerte! El pueblo Armado Vencer!, la compaera Milagro
da la orden final: "Rompan filas; a incorporarse a las tareas del da". Y los
combatientes, rompiendo la formacin, marchan optimistas al desayuno,
para iniciar despus las tareas y misiones
En el lmite de la fatiga
Vuelvo a la realidad, seguirnos en esta elevacin a orillas del Tamulasco.
Me resisto a pensar que la compaera Milagro haya cado.
Muy quebrantado todo el personal, caminamos despacio en la oscuridad,
bajo la lluvia y bajamos la pendiente hacia el Ro Tamulasco, el ms
caudaloso que cruza Chalatenango (con excepcin del Lempa y el Sumpul) y
que tiene su nacimiento cerca de Los Naranjos. Al poco rato, cruzamos sin
novedad la Carretera de Chalatenango a Las Vueltas.
Trabajosamente, escalamos las duras y empinadas laderas del Cerro "El
Picacho" y vecinos; cerros sin alta vegetacin. Por el agotamiento fsico y
las infecciones de los golpes, comienzo a sentir aguda extenuacin.
Fraternalmente, los compaeros me ayudan.
Al intento de ocupar unas cuevas, ya con la luz del da muy clara, nos
detecta la posta enemiga que est en la base del "Picacho", e inicia desde su
posicin un fuerte tiroteo. Tenemos que caminar agachados un kilmetro
ms y nos detenemos en un terreno muy cubierto, con tupidos cafetales
invadidos por la maleza, como a 500 metros al Oriente de la abandonada
aldea Talchaluya.
Descansamos un rato. Casi todo el personal est en el lmite de la fatiga; con
los pies destrozados e infectados. Y esperamos estar aqu hasta la noche,
para salir definitivamente del cerco.
Emboscada y salida final del cerco
Estamos a 6 de octubre. Muy poco tiempo nos dura la esperanza de
descansar. El enemigo ha movido fuerzas hacia nuestra posicin,
envolvindonos por los cuatro costados.
Como a las 9:30 horas nuestra contencin choca con una patrulla enemiga de
avanzada, choque corto y agudo, que deja como saldo dos soldaos
enemigos muertos. La fuerza enemiga de avanzada, cubre su retirada,
lanzndonos granadas de fusil, habiendo lesionado no gravemente a algunos
compaeros. El fuego sobre nosotros se generaliza desde todas las direccio-
nes.
Contestando el fuego, nuestra columna se ordena para la marcha, y de-
cidimos abrirnos paso bajo los matorrales, para ascender la empinada colina
de la derecha, prcticamente a los pies del enemigo que nos dispara desde
arriba.
La maniobra requiere de un tacto extremado, para que las tropas tteres no
sientan que nos estamos moviendo, prcticamente bajo sus pies. Para iniciar
el ascenso, nos cierra el paso una roca enorme que tenemos que escalar con
cuerdas, e iniciamos un arrastre lento e imperceptible, con la cara besando el
suelo, de frente, totalmente pegados a la tierra, apoyndonos en codos,
rodillas y pies, para avanzar sin mover la maleza, que forma un verdadero
tnel sobre nuestro cuerpo.
El terreno es muy pedregoso y a cada trecho hay que pasar sobre grupos de
roca que nos dificultan el avance. Al alzar un poco el cuerpo, las espinas nos
desgarran la espalda. Las races y bejucos entraban nuestro paso. Nos
movemos lenta y sincronizadamente; unos tres o cinco movimientos de
avance, seguidos de dos o tres minutos de quietud; uno, dos, tres; muy
lentamente, y a mantenernos quietos.
La columna parece una enorme boa que se moviere lentamente, en este
destrozante arrastre que se prolonga por horas.
En los espacios de quietud, entre movimientos de avance, al mismo tiempo
que aguzamos la vigilancia, nos internamos involuntariamente, por rpidos
instantes que parecen prolongados, en recuerdos y reflexiones.
Necesariamente, pienso en el Comandante Che Guevara, que hace 14 aos,
por estas fechas, cay combatiendo en circunstancias parecidas, rodeado y
acosado por los tteres del imperialismo en la quebrada del Yuro.
Pienso en el estado de la guerra, en el grado de desarrollo de las fuerzas
revolucionarias; en el desarrollo de las FAPL, en la gran solidaridad que los
pueblos estn proporcionando a nuestro pueblo, y en la gran necesidad de
pertrechos de guerra frente al incesante torrente de material moderno que el
imperialismo proporciona a sus tteres para el genocidio contra nuestro
pueblo.
Pienso en el cmulo de debilidades de nuestro trabajo poltico-militar, y
sinceramente siento tristeza de pensar que el enemigo me priva de la
posibilidad de seguir aportando mi modesto concurso. Al mismo tiempo
siento gran tranquilidad de espritu, al pensar en lo invencible de esta causa,
que el pueblo armado, como incontenible torrente ha tomado en sus manos y
que no cesar hasta llevarla causa de la liberacin a su victoria final. Que no
ser en vano tanta sangre derramada por los obreros, campesinos y sus
aliados; y que la Revolucin no se desviar, sino que ser en funcin de los
intereses de las clases trabajadoras.
Y siento gran confortamiento interno al pensar que en lo personal, mi vida
haya estado inseparablemente soldada a los intereses obreros y campesinos,
hasta el ltimo aliento.
Si no tuviramos xito en salir de esta emboscada que consideramos como
ltimo eslabn del cerco, no siento mayor intranquilidad, sino la firme
resolucin de causar el mayor nmero posible de bajas al sanguinario enemi-
go. Por lo dems, en el caso extremo, y como es natural, la ltima bala de mi
pistola ya tiene una misin bien definida.
La operacin de lento arrastre se prolonga durante unas cuatro horas, hasta
bien avanzada la tarde.
Detrs del tupido tnel de maleza, vemos y omos la pltica de los soldados
enemigos, a unos 30 metros en la cima del cerro, hasta donde hemos rep-
tado. Omos incluso la transmisin de su aparato de comunicaciones.
Decidimos descansar en esa misma incmoda posicin, en espera de la no-
che, para hacer el intento final de salir del cerco enemigo.
En una inquieta espera, velada por pertinaz somnolencia, veo desfilar por mi
memoria, los turbulentos aos de 1970, cuando, nacientes, las FPL
Farabundo Mart enarbolaron contra viento y marea la liberadora estrategia
poltico-militar de la Guerra Prolongada del Pueblo, hasta esta etapa elevada
de la misma.
Entonces, no sobamos con que esta causa tan justa iba a crecer con tanta
amplitud, hasta ser la causa de todo un pueblo. Tampoco pensbamos en el
enorme torrente de sangre popular que abrira la va para la liberacin de
nuestra patria; ni la horrenda poltica de exterminio y genocidio que el
insaciable imperialismo llevara a la prctica, en su malvada escalada de in-
tervencin.
Ms de 30 mil gentes humildes de mi pueblo asesinadas framente por la
bestia belicista en un poco ms de un ao. Como medio milln de sencillas
gentes de mi pueblo en campos de concentracin, llamados "refugios" (1) y
en campamentos de refugiados en el interior del pas y en los pases vecinos.
Centenares de caseros y cantones totalmente deshabitados, llenos de monte
y maleza.
Cuntos queridos compaeros, que ala par ma han luchado con fervor, por
la causa del pueblo han cado. Me lacera pensar en los ltimos nobles
compaeros cados apenas la vspera: Lucas, Milagro, Marta, etctera, y me
represento a aquellos queridos compaeros que fueron los primeros que en el
inicio de construccin de las FPL, cayeron combatiendo con las armas en la
mano: Ferrum, el inteligente compaero de 19 aos, que se desarrollaba co-
mo verdadero Jefe de la Revolucin; Sergio, el obrero que muri con l; An-
tonio, obrero panadero; el gran dirigente de la clase obrera, Jos Dimas Alas,
que rompi el patronal Cdigo de Trabajo y tom el fusil; Omar, dirigente
juvenil de los sindicatos; Juan Sebastin, joven profesional electrnico;
Felipe Pea (Ignacio) querido dirigente estudiantil y Ursula su compaera
Eva, Francisco y Antonio, que combatieron durante nueve horas en su casa-
habitacin, embestida por centenares de esbirros; inician slo el interminable
desfile de hijos del pueblo que con ejemplos de herosmo han marcado la
gloriosa ruta de la liberacin.
No puedo evitar el pensar en mi querida hija Emma Guadalupe, dirigente
magisterial, acribillada a balazos el 22 de mayo de l979, al encabezar una
manifestacin de masas y pienso tambin en el gran dirigente campesino
Apolinario Serrano, en Roberto Sibrin, etc.
Por mi mente pasa el rostro de Justo Meja, con quien precisamente por estos
pedreros y cuevas del Tamulasco, La Ceiba y el Picacho, recorramos en
1973-74 las veredas y los fangos, organizando los primeros grupos secretos,
sin intuir los prodigiosos frutos de este pueblo.
Ahora, ya nada ni nadie derrotarn a este frreo pueblo. Aunque tengamos
que pelear casi con las uas, como lo estamos haciendo ahora; y aunque la
fiebre imperialista decidiera mayores zarpazos, este pueblo tiene temple, ad-
quirido en largos aos de guerra, voluntad y decisin de combate, para
conquistar cueste lo que cueste, su autodeterminacin, soberana, indepen-
dencia y libertad.
Nuestro mayor problema
La tarde oscurece de acuerdo a nuestros deseos, aunque una fra brisa nos
anuncia otra noche de cruda lluvia; ms cruel, mientras nuestros cuerpos
tienen menos caloras.
La incmoda posicin se va tornando intolerable. Las heridas del cuerpo
agudizan su sensibilidad al enfriarse por la quietud; pero el extremo can-
sancio que por un trecho me abrum la noche anterior ha sido superado.
Las voces de los soldados nos patentizan su proximidad. De vez en cuando
disparan rfagas de ametralladora. Al oscurecer por completo, reiniciamos la
marcha reptando al pie de las posiciones enemigas, cerca de una hora; esta
vez sin detenemos; dejando atrs las posicione: de los tteres y pasando
sobre la cima del cerro.
Tomamos resueltamente el descenso por un peligroso desfiladero de pea: y
barro, avanzando ms de media noche, deslizndonos sentados, como en un
tobogn; otros trechos saltando sobre peascos, alejndonos decididamente
del terreno ocupado por el enemigo, hasta llegar a un riachuelo muy cubierto
de vegetacin en las cercanas del Cantn El Limn (quebrada El Pital).
Por fin, hemos salido del cerco estratgico del enemigo!
Es evidente que adelante de nosotros, algunas alturas estn ocupadas por el
enemigo: El Picacho y cerca del Gallinero, pero ya son puestos aislados que
pueden sortearse con facilidad.
Ahora, nuestro mayor problema es el grave estado fsico de todos; pies y
manos desgarrados e inflamados; con siete das sin dormir ni comer. Apenas
puede la caravana arrastrar los pies. Los gusanos han invadido las heridas y
magulladuras de muchos.
El esfuerzo de la ltima jornada; 20 horas de arrastrarse, marchar de rodillas,
deslizarse sentados, etctera, ha terminado con las reservas fsicas de casi
todos. Todo esto, agravado por el hecho de que llevamos una buena
proporcin de heridos con las lesiones infectadas. Materialmente ya no se
puede seguir de inmediato el avance, y es preciso procurar reponerse un
poco.
Descansamos todo el da 7 de octubre, entre los rboles, al rumor del
riachuelo de El Pital. En la noche, nos movemos un poco hacia el Sur,
subiendo los cerros que dan hacia La Laguna-El Gallinero, y al derrumbarse
la resistencia fsica, ya cerca del filo de la montaa (superior a mil metros),
tenemos que acampar en otro sitio muy cubierto.
Las lgrimas y la exclamacin de una anciana
Estamos ya en la madrugada del 8 de octubre. All, durante 48 horas,
tratamos de reponernos sin lograrlo, de nuestros golpes y lesiones, que se
van infectando ms y enviamos un correo al campamento guerrillero ms
cercano.
El da 10 a las 18.00 horas, con ayuda de los refuerzos enviados por el
campamento, nos trasladamos al mismo, en un ltimo esfuerzo de ms de 12
horas.
Despus de recibir emocionadas demostraciones de solidaridad de la masa
de los caseros cercanos al campamento (sus generosos ofrecimientos,
fueron los primeros bocados tomados en 10 das). Llegamos al mismo a las
11 horas del 11 de octubre.
Nos impresiona profundamente ver de nuevo el rostro de nuestras masas de
nuestro pueblo; las mujeres e hijos que salieron a nuestro paso ofrecindonos
una taza de caf caliente para entonar nuestro cuerpo privado de
alimentos.
Omos la exclamacin de una anciana que con lgrimas en los ojos, ante el
paso de nuestra caravana dice: "los sacrificios del pueblo no sern en vano;
nuestros hijos sern felices". Vemos pancartas con consignas revolucionarias
pegadas en las paredes. Un peridico mural. Estamos nuevamente en tierra
libre!
Los hijos de Farabundo Mart estn en pie
En el campamento, se prepara el acto poltico cultural en conmemoracin de
la heroica cada en combate de los compaeros: Eva, Francisco y Antonio.
Tres das antes, haban conmemorado junto con la masa, el aniversario de la
cada del Guerrillero Heroico, nuestro Comandante Ernesto Che Guevara.
Los hijos de Farabundo Mart estn en Pie! El Pueblo Salvadoreo es
Invencible e Inmortal!
Los inhumanos lacayos y sus amos han fracasado en su objetivo de
aniquilamiento!
La Guerra continua, hasta la victoria final!
Valiosa intervencin del equipo sanitario
La noche del 13 de octubre fue decisiva para salvar la vida del compaero
Bernardo, Jefe del Estado Mayor del Frente Oriental (Isaac Aguilar Flor de
las FAPL), debido a las lesiones y golpes recibidos durante la marcha y a un
balazo que le haba atravesado la mano derecha, bajo el dedo pulgar, y que
al final de la marcha lo tena infectado.
Las lesiones en todo el cuerpo, especialmente en las rodillas y pies
producidos por los arrastres y cadas, le ocasionaron repentinamente una
infeccin generalizada que le invadi el torrente sanguneo (septicemia).
Estuvo a punto de expirar.
Los afanoso: cuidados del equipo sanitario durante esa noche y el da
siguiente, mantenindolo ms de 48 horas con suero, y la llegada an a
tiempo del antibitico indicado, permiti sobrepasar la situacin mortal, para
entrar en el lento periodo de recuperacin de nuestro querido compaero de
tan abnegado y leal comportamiento en este operativo.
El compaero Neto, Segundo Jefe del Frente "Apolinario Serrano" y Jefe
operativo de esta misin, no lleg a la gravedad del anterior, pero las infec-
ciones de los pies y la extrema debilidad provocada por los diez das de
ayuno y desvelo obligados, le produjeron complicaciones y recadas que pro-
longaron unos quince das su estado de recuperacin en grado aceptable.
Recordamos que su serenidad en los momentos de mayor peligro, y sus
directivas, permitieron a la columna Salir con xito del cerco.
La concentrada atencin fraternal de los compaeros, permiti que mi re-
cuperacin se desarrollara sin complicaciones apreciables, aunque con ma-
yor lentitud que la deseada, dentro de la natural impaciencia de estos casos.
A mis asistentes ms cercanos les bastaron unos tres das para estar en sus
actividades ms o menos normalmente, excepto los que fueron tocados por
una extraa epidemia de "dengue", que con gran virulencia se extendi por
el campamento en esos das. Se caracterizo' por fiebres de 40 grados y otros
graves trastornos. Se extendi la versin de que tal epidemia es producto del
virus lanzado por el enemigo en otras zonas, como ya lo ha hecho.
Balance preliminar
Todas las unidades fueron reportando, y hacia el 15, casi todos los
campamentos estaban ocupados nuevamente por las unidades
revolucionarias; quedando por recuperar slo los del Volcancillo y La
Hacienda.
El balance preliminar al 15 de octubre de prdidas (sujeto a rectificacin)
arroj los siguientes datos: 15 combatientes muertos, (incluyendo los jefes),
20 heridos y 12 desaparecidos; principalmente de la masa. Ocho armas
perdidas o inutilizadas, ocho armas recuperadas al enemigo. El ejrcito
genocida: 33 efectivo muertos, 20 heridos, ocho armas perdidas.
Recibimos la triste confirmacin de la muerte de la compaera Milagro. Su
cadver y el de otros compaeros fueron sepultados por las unidades
enviadas en exploracin. Junto a estos dolorosos informes, se nos comunic
que entre los desaparecidos estn dos hijos del poeta Roque Dalton Garca:
Roque y Juan Jos.
Por otra parte, nos caus enorme satisfaccin recibir el informe de que a
pesar de tan encarnizado asedio enemigo sobre la masa cuyo paso era
bombardeado inmisericordemente por los genocidas, hubo un mnimo de
prdidas, pues guiados y defendidos por las unidades guerrilleras y
milicianas, pudieron salir del cerco y ubicarse en un lugar relativamente
seguro. Estaba compuesta por unos dos mil habitantes, Especialmente
mujeres, ancianos y nios de los cantones y caseros del Jcaro, Sicahuite,
Potrero, Los Alas, Los Ramrez, Los Ortices, La Hacienda.
Fueron pocas las prdidas y muy poco: los muertos y heridos. En las horas
de ms intenso bombardeo contra las mismas, las unidades militares de
autodefensa, supieron encontrar los relieves ms propicios del terreno para
resguardarlos de la tormenta de obuses y morteros.
A la altura del 20 de octubre, todas las masas estn ya en sus respectivos
caseros.
Fracaso de la ofensiva imperialista en Chalatenango
Es inconcebible el escaso fruto estratgico que esta bestial ofensiva en gran
escala de limpieza, de cerco y aniquilamiento ha proporcionado al gobierno
ttere y a sus amos imperialistas, debido a la tctica utilizada por las fuerzas
revolucionarias.
Esta ha sido la ofensiva mayor, lanzada hasta hoy, concentrada en terreno
relativamente pequeo, cercado y batido por cinco mil a siete mil efectivos.
Toda la aviacin y helicpteros, con gran concentracin de morteros,
caones y ametralladoras con un gasto saturado de proyectiles.
Slo en los primeros: cinco das ha lanzado el ejrcito ttere no menos de 10
mil obuses, bombas y morteros, incluyendo los bombardeos areos
realizados con explosivos de 200 a 500 libras.
Como se desvanecieron para el enemigo los objetivos de aniquilamiento
perseguidos con el fin estratgico de su operacin?
Mientras las unidades mviles revolucionarias apoyadas por la guerrilla
local y de acuerdo al plan de defensa trababan tenaz combate contra las
unidades muy superiores del ejrcito ttere que trataban de escalar la
montaa (y que en este caso se vieron retardados tres das en lograr sus
avances iniciales), unidades de guerra local organizaban y ponan en marcha
la salvaguarda de las masas y la retirada de las unidades de los
campamentos, en diversas columnas que, como pequeo torrente y trabando
combates parciales en casos de necesidad, se escurran del cerco por los
pliegues del terreno, como la lluvia que derramada en las cumbres infiltrase
entre el crculo agresor, para despus subir como la neblina a ocupar
nuevamente todo el terreno; desde las faldas a las cumbres.
Mientras tanto otra: unidades efectuaban ataques de retaguardia en puntos
fuera del cerco; especialmente emboscadas al enemigo en movimiento.
Y cuntas ofensivas de limpieza ha lanzado el ejrcito genocida sobre cada
una de la: zonas revolucionarias con iguales resultados negativos para sus
planes?
No han podido con los insurgentes
Solo sobre Chalatenango ha lanzado no menos de 10 ofensivas de gran
envergadura en poco ms de un ao. Desde mayo de este ao, sus operacio-
nes de limpieza sobre una u otra de las cuatro subzonas de ese frente
(Apolinario Serrano) son prcticamente continuas. Y as en otros frentes
como el Volcn de San Vicente, Usulutn, Cabaas, Cerros de San Pedro,
Cerro de Guazapa, etc. Sin embargo, el arraigo y extensin de las zonas
guerrilleras es cada vez mayor, ms firme su enraizamiento en el terreno,
ms experimentada la masa, ms integral la Guerra del Pueblo contra el
despiadado lacayo.
Se comprueba con los "Kaibiles" muertos la participacin guatemalteca
Varios de los enemigos muertos resultaron ser soldados regulares del
ejrcito guatemalteco, miembros del sanguinario cuerpo especial antiguerri-
llero denominado '"Kaibiles". Armas, uniformes y otros equipos oficiales de
estos soldados fueron requisados. Comprobacin plena de la participacin
del ejrcito ttere guatemalteco en la lucha contra nuestro pueblo.
Un pueblo invencible
Es inmenso el sufrimiento de la masa en cada operacin de limpieza. Al
regresar a los caserios, encuentran incendiadas las casas, aniquiladas sus
reses y aves de corral, destruidas sus cosechas, robados los granos y otros
comestibles.
Se encuentran sin alimento, sin ropa, sin medicinas. Y con el infinito
estoicismo reanudan el mismo da que llegan la reconstruccin bajo la direc-
cin de sus Poderes Populares, maldiciendo a los que tanto dao le causan al
pueblo, honrando la memoria de los cados y reforzando la decisin de la
lucha expresada en la prctica diaria y en combativas consignas de lucha.
Por otra parte, zonas enteras han sido deshabitadas por el machete y el
bombardeo genocida y extensiones de tierra estn sembrados de caseros con
muchas probabilidades de haber sido capturados por los genocidas.
El 12 de octubre, cuando el mando ttere con fanfarronera emita el
consabido comunicado sobre la ofensiva de Chalatenango ("han sido muer-
tos 120 guerrilleros y capturado gran cantidad de material de guerra, etc."),
el parte de una unidad de guerrilla local de las FAPL cercana a la zona inva-
dida informaba del aniquilamiento del puesto enemigo del Portillo (cerca de
La Caada), con saldo de seis muertos y el resto de efectivos tteres heridos,
cuatro fusiles M-l 6 y una ametralladora M-60 y cuantioso parque capturado
para la revolucin.
Dos das despus, una emboscada cerca de Guarjila, dejaba cuatro efectivos
tteres muertos y dos M-16 requisados, con buena cantidad de parque,
cargadores y otro material de guerra capturado.
El 15 de octubre, en horas de la madrugada, mientras el gobierno se a-
prestaba a celebrar a bombo y platillo el II Aniversario de "su revolucin",
fuerzas de las FAPL (miembros del FMLN) de los Frentes Isaac Aguilar
Flor (Oriental) y Roberto Sibrin (San Vicente) destruyeron en una accin
estratgica el ms grande puente del pas y el mayor de Centroamrica en la
cuenca del Pacifico.
La noticia conmovi de raz a todo El Salvador y ensombreci las "ce-
lebraciones" del rgimen que trataba de proclamar la "pacificacin" del pas
como parte de sus maniobras preparatorias en su proyecto de simulacro de
farsa electoral.
"La orden se cumpli, Comandante en Jefe: volamos el puente"
Estando en vas de recuperacin, con gran alegra recib el parte del Frente
Oriental, que me informaba: "Compaero Comandante en Jefe: en
cumplimiento de su orden recibida en septiembre de este ao, este 15 de
octubre, en operacin combinada con el Frente Roberto Sibrin, que se
realiz a las 19.00 horas del 14 del presente mes a las 5.00 horas del 15, las
unidades de las FAIP han dinamitado con el mayor xito el "Puente de Oro",
sobre el Ro Lempa".
"Se neutraliz las guarniciones del enemigo de los dos extremos del puente:
San Marcos Lempa por el lado Oriental y San Nicols Lempa del lado
paracentral; y se evacu a la poblacin que vive debajo del puente, para no
ser afectada por la voladura. Se realiz propaganda armada entre la
poblacin. Esta operacin es en apoyo de la lucha de nuestros compaeros
contra la operacin de limpieza genocida en Chalatenango y para
profundizar la quiebra econmica del rgimen lacayo".
Este puente sobre el Ro Lempa, llamado "Puente de Oro", era una for-
midable estructura metlica colgante, de un kilmetro y medio de largo. Slo
la parte colgante cubra 700 metros. La propaganda de los tteres trat de
dar vuelo a la estpida versin de que "tropas cubanas de rpido despliegue"
haban invadido el pas para volar el puente.
En otras partes del pas, otras fuerzas del FML, tambin reportan acciones
contra el ejrcito ttere. La revolucin contina avanzando con fuerza
creciente, a pesar de las bestiales operaciones de limpieza dirigidas por los
yanquis agresores. El pueblo salvadoreo no puede ser detenido ya en su
marcha hacia su liberacin.
Se incrementa la ayuda militar a los fascistas
En las ltimas semanas, el Pentgono ha dotado de ms helicpteros,
algunos de ellos con gran capacidad de transporte a las tropas de la Junta ge-
nocida Democristiana. Se le ha reforzado tambin con 12 aviones de
combate recin llegados.
El envo de artillera, ametralladoras, fsiles y parque es cuantioso e in-
cesante, por aire y mar. Este torrente ya el imperialismo y sus tteres tratan
de considerar tan "normal" que no se publicita. Es ms, se trata de no darle
notoriedad para no provocar la reaccin indignada de la opinin pblica
norteamericana y mundial.
Pero las operaciones de limpieza y genocidio estn abundantemente ali-
mentadas por este incesante flujo de abastecimiento militar cada vez ms
moderno y en creciente escala. El helicptero ha pasado a ser el arma por
excelencia de las operaciones de la guerra especial del imperialismo en El
Salvador. Los helicpteros trasportan los batallones operativos mviles hasta
las cercanas de los objetivos, transportan el material de guerra y
abastecimientos, dentro de las operaciones tcticas acercan tropas de la re-
taguardia a las primeras lneas de fuego, realizan relevos de combate; sacan
los heridos y muertos de las lneas de fuego a los hospitales de retaguardia,
realizan exploraciones minuciosas para descubrir unidades guerrilleras o
concentraciones de masa; conducen el fuego de los caones, morteros o
aviacin; hostigan por si mismos los campamentos, ametrallndolos e
incluso bombardendolos y realizan otras operaciones tcticas.
En tiempo "normal", son el vnculo de abastecimiento de alimentos, parque,
relevos, etctera, para los puestos y cuarteles que estn aislados en las zonas
guerrilleras. Y los asesores yanquis son el alma de esta malvada maquinaria.
La profusin de artillera (caones 80 y 105 milmetros y morteros de 61, 80
y 120 milmetros y los caones de 90 milmetros sin retroceso), as como el
abrumante bombardeo areo se explica por la modalidad tctica operativa
que utiliza el imperialismo y sus tteres en sus operaciones de limpieza; cada
paso de avance de las tropas de infantera de asalto, es precedido por un
saturador fuego de can-mortero y de aviacin, (especialmente de los
"Fuga Magisters") La infantera avanza apenas unos cuantos metros y vuelve
a detenerse para que la artillera y la aviacin arrasen el terreno por delante y
destruyendo las posiciones y trincheras de las unidades revolucionarias. Con
esta tctica, poco a poco, sin prisa, tratan de ocupar las alturas circundantes
para que la artillera pueda ganar posiciones cada vez ms directas e
inmediatas para pulverizar directamente las posiciones revolucionarias.
Contra esa maquinaria y tcnica yanqui se enfrentan las Fuerzas Armadas
Revolucionarias del pueblo salvadoreo, alcanzando cada vez mayor
tecnificacin, carcter regular, experiencia operativa y eficacia en la accin,
ganada en el propio fuego de los combates; ni como en el avance de sus
planes de desarrollo, tecnificacin y estructuracin, derrotando los objetivos
de las ofensivas contra las tropas tteres. Pero el abastecimiento es eviden-
temente desigual. Mientras el imperialismo yanqui abastece irrestrictamente
a los asesinos del pueblo, con armamento cada vez ms moderno y en
creciente escala, las fuerzas de liberacin no reciben ni un solo fusil.
A pesar de la falaz campaa de la prensa reaccionaria que trata de justificar
la operacin del Pentgono, es inmensa y conmovedora la solidaridad
poltica, diplomtica y en otros importantes terrenos que, de mil maneras
proporcionan todos los pueblos del mundo al heroico pueblo de El Salvador.
Es trascendental el reconocimiento de los gobiernos democrticos de Francia
y Mxico a las Fuerzas Revolucionarias representadas por el FMLN-FDR,
como fuerzas polticas. Ese valiente y realista paso tiene incalculables
consecuencias a favor de nuestro pueb1o.
La verdad de la guerra y las grandes calumnias
En este gran marco de solidaridad internacional, es necesario decir con toda
franqueza que muchas de nuestras unidades guerrilleras siguen luchando casi
slo con las uas, con fsiles en creciente desgaste utilizados diariamente;
con armas caseras incluyendo las trampa primitivas y con las armas y
municiones requisadas en creciente pero aun insuficiente escala a las tropas
de la tirana.
Es una malvada falsedad fabricada por la guerra sicolgica del Pentgono
que los combatientes salvadoreos estemos recibiendo armas de Cuba, Nica-
ragua o pases socialistas de otros continentes.
Nuestras armas son las que fabricamos caseramente o quitamos al enemigo
a costa de nuestra propia sangre! Pero si con los dientes y las uas tuvi-
ramos que luchar contra los malvados agresores, no vacilaremos en hacerlo,
hasta hacer triunfar la justa causa de nuestro heroico pueblo.
Apelacin a los pueblos del mundo: armas para el pueblo salvadoreo!
Por ello, ante el torrente de armamento imperialista destinado a destruir
nuestra poblacin, me veo obligado a terminar el relato de este pequeo epi-
sodio de nuestra Guerra Popular de Liberacin con UNA APELACION A
LOS PUEBLOS DEL MUNDO, para que: rompiendo el actual muro de
reservas y vacilaciones se encuentren decididamente las formas de
proporcionar eficazmente a nuestras Fuerzas Armadas de la Revolucin, la
solidaridad material en armas que necesita nuestro pueblo para derrotar
decididamente la agresin imperialista.
El imperialismo y sus tteres con su prepotencia e insolencia, rechazan toda
posibilidad de cualquier otra salida que no sea su malvada pretensin
inalcanzable de aniquilar militarmente a las fuerzas revolucionarias, aunque
hundan en el total genocidio a toda la poblacin.
Ante esto, es necesario levantar la consigna y la campaa en dimensin
mundial de: Armas para el pueblo salvadoreo frente a las armas genocidas
del imperialismo!
Nuestro heroico pueblo ha demostrado ser digno de ellas y que sabr
emplearlas con dignidad y eficacia para salvaguardar su vida, alcanzar la
paz, la democracia y la independencia; y para contribuir al avance de la
Corriente Universal hacia el Progreso Social, la Libertad, la Revolucin y la
Paz.
Revolucin o muerte!!
El pueblo armado vencer!!
Vivan las Fuerzas Armadas Populares de Liberacin. FAPL!!
Viva el FMLN y el FDR!!
Viva la solidaridad internacional de los pueblos!!
Unidos combatir hasta la victoria final!!
Revolucin o muerte, venceremos!!
MARCIAL
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Populares de Liberacin
(FAPL),
Miembro del FMLN.
En las trincheras de combate de la Guerra Popular de Liberacin, para la
Revista POR ESTO!
Octubre 20 de 1981
V
DISCURSO DEL COMPAERO MARCIAL EN OCASIN DEL XIII
ANIVERSARIO DE LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACION -
FPL- FARABUNDO MARTI.
1 de abril de 1983.
Compaeros:
En este da, todos los miembros de nuestro organizacin, todos los
compaeros que aspiran a ser miembros de ella, los que son colaboradores y
amigos, celebran el inicio de una etapa en la historia de nuestro pueblo: el
inicio de la aplicacin paciente de lo simple a lo complejo, de una estrategia
eficaz para la liberacin de nuestro pueblo, de la estrategia poltico-militar.
Antes de la formacin de las Fuerzas Populares de Liberacin "Farabundo
Marti", haban habido ya intentos de compaeros de avanzada que haban
tratado de poner en aplicacin la lucha armada, desgraciadamente los
enfoques con que trataron de ponerla no estaban adecuados a la realidad del
pas y no pudo avanzar con xito esa estrategia. Me refiero a que en 1968,
una agrupacin llamada Accin Revolucionaria Salvadorea -ARS- ,
comenz a formar comandos urbanos con sentido estrictamente militar y que
desgraciadamente no pudo tener ningn xito en ninguna de las operaciones
pequeas que trat de llevar a cabo y al contrario, sus mtodos poco
cuidadosos de reclutamiento los condujeron a que finalmente los cuerpos
represivos destruyeran por dentro la organizacin.
Quiere decir, pues, que dentro de la historia moderna de nuestro pas no
fueron las FPL la primera organizacin que intent el camino de la lucha
armada para el pueblo, pero s la que logr sintetizar una estrategia que
basada en los principios del Marxismo-Leninismo, aplicada a las
condiciones propias de nuestro pas, encontr la forma estratgica que
permiti que se incorporara nuestro pueblo a su lucha y que pudiera iniciarse
la Guerra Popular Prolongada, partiendo de lo simple a lo complejo, sin
desesperaciones pero con firmeza; partiendo de la inexistencia de Comandos
Armados a su creacin, a su fogueo, a su prctica como Comandos Urbanos
de diaria actividad. Partiendo de no tener ni una sola comisin, mucho
menos armas, hasta llegar a la actual situacin de tener un poderoso ejrcito
revolucionario, las fuerzas Armadas Populares de Liberacin -FPLN- , que
cuentan con una apreciable cantidad de armas, capaces de darles
contundentes derrotas al enemigo, en manos de combatientes, hombres y
mujeres, y de jefes cada da ms capaces en lo estratgico y en lo tctico.
Quiere decir que la celebracin de la fundacin de las FPL, cuyos primeros
pasos se iniciaron el 10 de abril de 1970, fueron y son y sern estos
aniversarios, la celebracin de la entrada de la lucha de nuestro pueblo, de su
proceso revolucionario, a una nueva etapa histrica, a la combinacin de
todos los medios de lucha en una forma integral, teniendo como centro,
como eje, como medio decisivo, la lucha armada unida a todos los otros
medios de lucha del pueblo. En eso se distinguen las FPL, en haber puesto
en aplicacin desde su inicio una estrategia que contemplaba la combinacin
de los medios polticos de lucha que llevbamos muchos aos de practicar y
los medios armados que muchas voces y enfoques conservadores negaban.
Naturalmente la apertura de un camino que era considerado por las
organizaciones tradicionales como un camino no slo errado sino imposible,
significaba esfuerzos extraordinarios, voluntad frrea, conviccin en la
justeza de la causa y en la correccin de la lnea, para poder lanzarse a ese
camino que le abrira la ruta de la liberacin a nuestro pueblo, para poder
lanzarse sin medios, con poco material humano, con gran oposicin, con
enorme cargamento de lucha ideolgica, contraria a nuestras ideas, pero
fundamenta en que las ideas justas, la poltica justa, la estrategia correcta no
se demuestra desde un principio con xitos enormes sino como el pequeo
tallo que surge de las semillas de cumbo que se van fortaleciendo hasta
convertirse en esa enorme realizacin de la naturaleza y en enorme rbol o
como el pequeo torrente de all entre los peascos de la montaa parece un
hilito de agua que se va a diluir a las pocas cuadras y, sin embargo, que se
convierte en el poderoso torrente y finalmente en el majestuoso e impetuoso
ro que abarca cientos y miles de kilmetros.
Por eso, para las FPL y para toda organizacin que en la historia llegue a
tener gloria de ser revolucionaria, fue fundamental, en primer lugar, llegar a
tener la absoluta confianza y conviccin de que la justeza de la lnea
estratgica y tctica trazada, an cuando no fuera una lnea ortodoxa en el
sentido conservador y an cuando fuera una lnea no entendida por los que
estaban acostumbrados a seguir las sendas dogmticas; no comprendida por
todos aquellos que tenan otra lnea que consideraban que nuestro pueblo no
era capaz de tomar las armas sino que deba seguir machacando en caminos
que ya haban sido hartamente probados como caminos ineficaces para la
lucha de nuestro pueblo, como por ejemplo la repeticin y repeticin de
elecciones fraudulentas y que no eran beneficiosas para elevar la conciencia
poltica del pueblo que ya estaba eren un punto en el que comprenda saltos
cualitativos de lucha; hubo fuerzas que se aferraban a querer mantener al
pueblo dentro de cnones que ya el pueblo, parte del pueblo, o sea la parte
avanzada, ya haba llegado a comprender e intuir de que no eran suficientes.
Despus de 1932, cundo fueron destruidos los sindicatos, pasaron muchos
aos de lucha de nuestro pueblo por volver a conquistar el derecho de
organizacin sindical, el derecho a la huelga y otros derechos sindicales lo
mismo que en otras organizaciones populares. Sin embargo, la prctica
mostraba que esos medios eran necesarios y es necesario utilizarlos y
organizar al pueblo, a los trabajadores, para la lucha por sus reivindicaciones
inmediatas, pero que era necesario que esos medios se convirtieran en
medios de elevacin de la conciencia poltica del pueblo, de que no se vieran
como medios que se convirtieran en un fin, digamos exclusivamente en la
consecucin de un pequeo aumento de salario, sino que ayudaran a la clase
obrera a tener conciencia de clase, es decir, la conciencia de lo que es el
Estado, el rgimen, el gobierno, el ejrcito y sus patrones; la amalgama de
fuerzas para poder explotar cada vez ms profundamente a la clase obrera, a
los campesinos, a los sectores medios, a los intelectuales, a los artistas, a los
pequeos propietarios y a los medianos. Una maquinaria que representa una
feroz dictadura contra el resto de las clases populares, en manos de una
burguesa que partiendo desde los escalones de la agroexportacin, se
convirti en una burguesa que dominaba las distintas ramas de la economa
y por consiguiente la poltica en forma ilimitada. A esa burguesa que aliada
con el imperialismo yanqui domina las finanzas, la industria, el comercio
exterior, la agricultura, el procesamiento de la produccin agrcola para la
exportacin y que le seguimos llamando, desde el punto de vista poltico,
como oligarqua, a esa oligarqua los medios pacficos de lucha del pueblo,
de los trabajadores, tenan que servir esos medios para que llegara a
comprender que el Estado burgus es la dictadura cruel sobre el proletariado
y sobre los dems sectores progresistas de la poblacin.
Desde el 32 al 70 haban pasado 40 aos en los cuales ya una parte
apreciable del pueblo, es decir, la parte ms dinmica, la parte ms sensitiva
y patriota, se haba dado cuenta de que eran insuficientes esos medios, pero
las dirigencias tradicionales haban momificado su pensamiento y
continuaban tratando de obligar al pueblo a que se volviera a meter al corral
de las elecciones, que la burguesa quera seguir manteniendo como medio
de engao al pueblo. Cuando las FPL trazaron la lnea estratgica de Guerra
Popular, pocos crean, entre esas organizaciones tradicionales, pocos crean
que pudiera tener xito una lucha de esa naturaleza. En primer lugar aquellos
pocos hombres y mujeres que se lanzaron a la nueva estrategia tenan que
sufrir, porque no se poda enfrentar, es decir, eso sera azuzar, enfrentar de
una manera pblica las calumnias, tenan que sufrir los calificativos de
sectarios, es el primer calificativo que los elementos tradicionales y dentro
de ellos los elementos oportunistas, le colgaron a nuestra organizacin.
El primer calificativo que nos colgaron fue de sectarios, incluso cuando
implican el tiempo en que se estuvo dando la lucha ideolgica al interior de
las organizaciones. Sectarios, porque queran que la clase obrera pasara a
primera fila del proceso revolucionario, sectarios porque queran que las
alianzas de clase ya no siguieran sirviendo para que la burguesa se sirviera
en bandeja los puestos de poder, sino porque se concibi por parte de las
FPL, un nuevo enfoque sobre las alianzas de clase, el enfoque de que ya no
debe ser la burguesa la que dirija las alianzas populares, porque
sencillamente las conduce al compromiso lesivo a los intereses de las
grandes mayoras. Y haba historia suficiente para atacar esas experiencias.
En 1944, un enorme movimiento popular derroc a Martnez, todo el pueblo
se puso en huelga de brazos cados, pero la direccin era pequeo-burguesa
y en el punto culminante en que el pueblo derroc a Martnez, en ese
momento precisamente para que la oleada de la revolucin no abarcara San
Salvador y no pudiera avanzar ese proceso revolucionario, la pequea
burguesa pusilnime y temerosa del pueblo, pact con el rgimen
moribundo, con el rgimen que estaba cayendo con Martnez, pact la
sucesin institucional, es decir, que se hiciera dentro de la Constitucin de
Martnez, la sucesin del vice-presidente que era otro general Ignacio
Menndez que pasar al gobierno de transicin mientras se hacan las
elecciones. Es decir una transicin ordenada que no permitiera al pueblo los
desrdenes, para que el pueblo se tranquilizara y no siguiera exigiendo que
aquello se convirtiera en una verdadera revolucin. Es decir esa enorme
alianza que se logr en abril y mayo de 1944, en la que la mujer del
mercado, junto con el ferrocarrilero, con los obreros, con los empleados, con
los pequeos propietarios y en alianza inclusive o por coincidencia por una
parte de la misma oligarqua que precisamente por eso haba cado en crisis
total en el gobierno de Martnez porque una parte de la oligarqua se haba
puesto en oposicin, entonces ese enorme movimiento de alianza popular,
precisamente lo agarr en bandeja la burguesa para aplacar la llama del
incendio popular que ya se estaba exaltando excesivamente y logra nuevos
nimos, nuevo espacio, nuevo respiro para profundizar ms y ms la
agitacin popular. Ese fue el resultado, no de la unidad popular, de la
hegemona de clase dentro de esa unidad popular. Ya haban pasado otras
ocasiones tambin en las cuales las distintas coyunturas polticas que en
determinado perodo se daban debido a la crisis econmica y las crisis
polticas de los gobiernos, haban permitido tambin nuevas alianzas
populares, muchas de ellas bastante amplias.
Las FPL, trazaron una poltica de alianzas partiendo de esa experiencia de
nuestro propio pueblo y, entonces la plante no en forma negativa, no
diciendo las alianzas a las unidades populares son malas, no sino diciendo:
son alianzas de clase y por lo tanto el problema fundamental que hay que ver
en las alianzas es qu clase es la que dirige y hegemoniza a ese bloque o a
ese frente, a esa fuerza, a esta alianza popular, porque como este es una
lucha de clases y en nuestro pas est agudizada, entonces la burguesa tiene
mucha experiencia para que al formarse las alianzas populares, de alguna
manera busca que fuentes dentro de los sectores de la pequea burguesa o
bien para que amainen los mpetus de los sectores populares, o bien, al final
resultar hegemonizando los esfuerzos del pueblo y continuar con el rgimen
de explotacin y con la tirana militar.
Al plantear las FPL, en una forma correcta la interpretacin marxista de las
alianzas en nuestro pas, plante lo siguiente: es necesario crear y fortalecer
la alianza obrero-campesina como base aglutinadora que permita finalmente
una correlacin de fuerzas populares que impida que la burguesa, que est
acostumbrada a dirigir las unidades populares en El Salvador, impida que la
burguesa las siga dirigiendo, y porque lo impedir, no lo puede impedir
solamente con palabras, sino que de hecho, la clase sola no puede orientar el
rumbo de la sociedad cuando todava hay una burguesa fuerte, muy
experimentada y con muchos aliados pequeo-burgueses. Entonces necesita
de una fuerza que sea leal, de una fuerza que sea grande, tambin decisiva
como ella y se es el campesino pobre, porque el campesino pobre es el
semi-proletario, entonces al formar la organizacin y la alianza entre los
obreros, entre los asalariados agrcolas y los campesinos pobres, en un pas
en donde slo esa conjuncin significa ms del 70 % de los habitantes del
pas, eso significa que la clase obrera s puede ejercer la direccin dentro de
una alianza de clases, en la cual pueden estar sectores de la burguesa,
porque si la clase obrera tiene un aliado tan poderoso como es el campesino
pobre, y forma una verdadera fuerza, es tan grande esa fuerza que un pas no
puede vivir si esta fuerza encauzada, es decir, en una huelga nacional de
obreros y campesinos, ningn pas del mundo podr vivir y en El Salvador
en donde el proletariado es tan grande en su nmero, mucho menos.
Entonces, por qu negarle a esa fuerza fundamental del pas, que es la que
produce, que es la que mueve a nuestro pas, por qu negarle el derecho a
que puedan orientar una gran alianza de todo el resto del pueblo? El otro 20,
25%, no puede ser introducido? Se puede formar una poderosa alianza
popular aislando al 2 o al 5 o al 10% del resto de la poblacin que son los
explotadores, sus serviles, ejrcito y los reaccionarios. De ah para all todo
el mundo puede entrar en la amplia alianza popular.
Con este nuevo concepto y con el concepto de que nuestro pueblo estaba
preparado para dar el paso de avance hacia la lucha armada, tuvo nuestra
organizacin la satisfaccin de ver que muy pronto aquel pequeo
nacimiento de agua y aquella pequea raz o sea semilla, se fueron
fortaleciendo y convirtiendo en una verdadera realidad ya irreversible para
nuestro pueblo, irreversible para nuestro pas, y la guerrilla se convirti en
elemento ya de la vivencia natural de nuestro pas. Y aquello que pareca
que no poda ser en el pas, que incluso al principio haba burlas de que
pudiera llevarse a cabo, aquello se fue convirtiendo poco a poco en el
elemento dominante de la vida nacional.
Sin embargo, hubo quienes continuaron burlndose de ese camino,
continuaron jalando hacia atrs, confundindolo con su propaganda
electorera, diciendo que era daina la violencia viniera de donde viniera,
hablando contra la lucha armada, utilizando los medios de propaganda que
convenan al gobierno para atraer al pueblo hacia el camino, incluso pues
que le convena que sectores de oposicin tuvieran cierta presencia mientras
la lucha armada iba avanzando y muchos compaeros y compaeras iban
cayendo en la lucha, se iban formando nuevas organizaciones poltico-
militares y el pueblo se iba incorporando cada vez ms a las nuevas formas
de lucha.
En 1979, las FPL hicieron los esfuerzos, junto con otras organizaciones,
cuando ya nosotros cremos que todos estaban convencidos de que la lucha
armada era el nico camino correcto para la liberacin del pueblo; el 1979
se comenzaron a formar los primeros escalones de unidad, de coordinacin,
en 1980 se form la amplia unidad del FDR y se ampli ms bien dicho, se
encontr formas ms eficaces del FMLN, de la DRU y, en 1981 la lucha
armada pas a una nueva etapa, a la fase del inicio de las batallas cada vez
ms decisivas hacia la toma del poder. Hay algunos que no conciben el
proceso como una unidad dialctica, sino como partes y te la examinan por
partes, lo que se llama examinar los fenmenos y los procesos de manera
esttica, que consideran que la guerra comenz el 10 de enero de 1981 y
entonces, consideran que no es correcta la estrategia de guerra prolongada, si
estas mismas gentes se hubieran puesto a examinar dialcticamente la
situacin hubieran llegado a la conclusin de que no haba otro caminode
guerra popular, hay insurrecciones que se pueden hacer en dos o tres das, en
una semana, que se puede tomar el poder con las armas, dependiendo de las
circunstancias, de las coyunturas y de la correlacin de fuerzas que se crean
en determinado pas. Por ejemplo, el partido sovitico, el partido
bolchevique, tom el poder a travs de la insurreccin popular, una
insurreccin general, en alianza con el campesinado, no por una alianza
democrtica. Este partido hizo dos esfuerzos insurreccionales, el primero en
1905 que fue aplastado y que los conservadores consideraron un fracaso y
que Lenin dijo: este no es un fracaso, ste es el ensayo para la revolucin,
las lecciones que nos ha dejado este gran movimiento del pueblo son muy
grandes y las vamos a aprovechar para volver a embestir el poder del
enemigo. Y una de esas lecciones fundamentales de 1905 fue, que el Partido
Bolchevique logr capitalizar bastante organizacin proletaria, pero que no
pudo, no tuvo capacidad de una gran organizacin campesina que pudiera
formar la alianza obrero-campesina. Precisamente una de las causas de la
derrota de 1905, Lenin dedujo de que se debi a que el proletariado no tuvo
capacidad de aliarse con el campesinado para poder dar los golpes decisivos.
En 1917, ya de acuerdo con las condiciones que haban en Rusia de ese
momento, ya el Partido Bolchevique logr dirigir en pocos das una
insurreccin que signific la toma armada del poder por la clase obrera y el
campesinado, o sea la alianza sobre la cual se estableca firme el poder del
proletariado, sobre la cual se hizo esa revolucin. No fue una lucha
prolongada.
Si el 1 de abril de 1970, los fundadores de las FPL hubieran cometido uno
de los errores que se cometen a veces, o por el contrario, se hubieran
acogido a alguna ilusin de golpe de Estado, se hubieran convertido en
putchistas, pero no en revolucionarios que condujeran a su pueblo a que
fuera el propio autor de su historia. Si no adoptamos el camino de la guerra
prolongada, hubiramos cado en el ms crudo aventurerismo, en el ms
crudo militarismo. La Concepcin de la guerra prolongada significa la
combinacin partiendo de lo simple a lo complejo, de la estructura y
funcionamiento y accionar militar con los otros medios de lucha pacfica.
Ahora, nosotros vemos con claridad que son 4 los medios de lucha
fundamentales de la estrategia revolucionaria de las FPL, cuatro
combinaciones que deben de hacer, es decir la combinacin dentro de una
sola estrategia y tctica de cuatro terrenos: la lucha poltica de masas, la
lucha armada, la lucha en el seno del ejrcito enemigo y la lucha
diplomtica. Las cuatro son terrenos estratgicos que hay que combinarlos
gil y sabiamente. Pero dentro de estos terrenos estratgicos hay terrenos
que son estratgico-fundamentales y decisivos y terrenos que son auxiliares.
Los terrenos decisivos son: la lucha interna de nuestro pueblo, en lo militar y
en lo poltico y la combinacin de ambos medios de lucha, porque ah
surgen, de lo poltico surge la incorporacin a distintas formas y a distintos
niveles de lucha, de los sectores an los ms atrasados del pueblo, en lo
poltico, para atraerlos y organizarlos hacia la lucha por sus reivindicaciones
econmicas, incluso las ms pequeas, pero con el fin de elevarlos
polticamente, elevarles su conciencia, pata que puedan convertirse en un
soporte y en una base social de la revolucin, en una base social de la fuerza
armada y es ms para que puedan dar el salto a su disposicin y su
organizacin por la insurreccin armada.
Entonces. Es un concepto diferente al de la Revolucin Bolchevique, es un
medio diferente, pero adems, es necesario combinarlo con otros medios,
uno de los cuales, estratgicos y auxiliar, en la diplomacia. Entonces el
pueblo dispone de cuatro medios de lucha, poltica, militar, de trabajo en el
seno del enemigo y la diplomacia. Pero, en nuestra Guerra Popular hay que
tener bien claro cuales son los medios fundamentales y decisivos con los que
vamos a ganar la guerra: ese es la incorporacin del pueblo a batallas cada
vez ms grandes, ms decisivas y demoledoras contra el enemigo en el
terreno militar; el terreno militar es el eje fundamental y es el medio decisivo
para ganar la guerra. Entonces el fortalecimiento militar, el fortalecimiento
de la guerrilla, de las fuerzas de vanguardia, de las unidades de vanguardia,
de las milicias populares, ese es el eje fundamental para alcanzar la victoria
en nuestro pas unido a la lucha poltica en todas partes, la lucha poltica en
las zonas de retaguardia estratgica, en las zonas en disputa, en lo que
llamamos las zonas de expansin y en las ciudades, en los lugares donde el
enemigo tiene todava fuerza muy grande.
Estos dos son los medios y partiendo del propio esfuerzo heroico del pueblo
para su propia lucha, porque as se establece una correlacin: la correlacin
entre lo interno y lo externo, es otro factor importante. Lo externo tiene una
importancia muy grande, sobre todo en este momento en el mundo cuando
las fuerzas del socialismo estn cada vez ms sobrepasando las fuerzas del
imperialismo y cuando los pueblos del mundo se estn liberando y cuando la
solidaridad de los pueblos es tan grande que se puede convertir en decisiva
para anular los esfuerzos de un gobierno reaccionario exterior en algunos de
sus aspectos de su poltica belicista, por ejemplo, para pararle la mano a
Reagan de sus planes de intervencin en Centroamrica. Entonces el factor
externo se vuelve de una importancia enorme para cualquier revolucin en el
mundo y sobre todo, el campo socialista mundial se convierte en el principal
factor de ayuda externa para todos los pueblos que luchan por su liberacin.
Entonces, este medio de lo externo tiene una importancia vital en este
momento para cualquier revolucin, y por lo tanto, el medio de lucha
diplomtica u de la lucha de solidaridad, adquiere en este perodo de la
historia de la humanidad, en esta etapa de transicin del capitalismo al
socialismo en sentido mundial adquiere una importancia estratgica
fundamental.
Las FPL desde el principio concibieron que en lo externo su alianza, su
fundicin en el mundo socialista, al declararse marxista-leninista, fuera uno
de los pilares estratgicos fundamentales. Ahora bien, qu correlacin existe
entre la lucha interna de nuestro pueblo y lo externo, nosotros sabemos que
la dialctica nos muestra que en todo fenmeno y proceso las
contradicciones internas son el motor de todo proceso revolucionario
verdadero en un pas, y la expresin ms elevada de la lucha de clases es la
guerra popular, porque ya se lleg a un momento en el cual ya no existen
otros elementos decisivos, tan decisivos como el de la lucha de clases.
Entonces entre lo externo y lo interno se establece una correlacin, pero esa
correlacin es la siguiente, al estudiarla dialcticamente: entre lo externo y
lo interno, la lucha interna de nuestro pueblo es la fundamental imbuida con
su esfuerzo propio, es decir, el esfuerzo propio por su liberacin, es el
fundamental en esa relacin, incluso puede quedarse aislado --en este
momento eso es imposible--, pero aislado un pueblo sin solidaridad y sin
nada pero no por eso va a dejar de luchar, porque las causas de esa lucha de
clases entre burguesa y el imperialismo que se establece tambin como una
fuerza de mediacin de intervencin interna y de sostenimiento de aquella
explotacin directa a travs de su lucha ltima que d.
Esa lucha de clases interna es el fundamento de la revolucin en nuestro pas
y en cualquier pas. Y resulta que en nuestro pas, encuentra un ambiente, un
medio en el cual la gran mayora de la poblacin es proletaria, de la ciudad o
del campo, y en que ha sido tan dura la lucha por alcanzar aunque sea alguna
pequea legislacin, algn pequeo aumento de salario, ha sido tan duro
durante tantos decenios que es, una lucha de clases muy radicalizada, lo cual
a veces no lo entienden en otras latitudes, entonces una organizacin que
realmente exprese los intereses del pueblo, de ese pueblo, de ese medio que
tiene que expresar, que tiene que reflejar, tiene que expresar pues tambin
ese grado elevado o bajo, de radicalizacin de la lucha de clases de su propio
pueblo. Entonces, el que no comprende las leyes de ese desarrollo y el grado
de ese desarrollo del proceso revolucionario de ese pueblo, puede creer de
determinadas consignas de lucha son, podramos decir, sectarias, porque tal
vez est tan agudo, no tiene 53 aos encima de sangre, de masacres, no tiene
53 aos encima de tirana militar, entonces puede considerar determinados
aspectos de nuestra lucha del pueblo salvadoreo como demasiado
radicalizados, sin tomar en cuenta que es el medio de lucha de clases en que
se mueve ese pueblo y en que ha llegado a esta guerra, en que tenemos
precisamente ante nosotros un enemigo sangriento que son se detiene ante
nada, ni ante los peores genocidios: ya llevamos 600 mil hombres afuera,
hombres, mujeres y nios como refugiados sufriendo en el exterior o all
adentro, ya llevamos ms de 40 mil muertos del 80 para ac, una guerra en
que no es un enemigo que se va a rendir hasta el ltimo momento en que ya
no pueda, que ya sus armas estn destrozadas, que ya tengan con qu
defenderse, pero ste es un enemigo que se defiende hasta con piedras, el
enemigo salvadoreo, enemigo del pueblo y es una contrarrevolucin que
desde ahora mismo se est preparando para si hay un momento de tregua o
un momento en que pierda el poder, cree l momentneamente se est
preparando para una revancha sangrienta.
Las FPL tomaron como base ese aspecto prctico de nuestro pueblo, el
aspecto de que lo interno es lo fundamental, la incorporacin del pueblo a su
lucha es lo fundamental, es que nosotros podamos sobrevivir con nuestros
propios medios, con nuestros propios esfuerzos, cualquier situacin. Por eso,
podra parecer sectario por ejemplo ahora, a alguien, sectario de que el 1 de
abril del 70 uno de los primeros acuerdos que tomamos fue el siguiente:
nosotros no le hemos probado a nuestro pueblo que somos revolucionarios,
no tenemos derecho a decirnos revolucionarios. Nosotros tenemos que
agarrar un nuevo sistema de vida, tenemos que abandonar la familia,
tenemos que abandonar nuestras profesiones, tenemos que ejercitarnos,
tenemos que aprender el arte militar, tenemos que tener mucha disciplina.
Ahora podra causar incluso risas en quines no entienden cuando un pueblo
quiere liberarse y no tiene las armas, pero tomamos esa determinacin y
adems no tenamos un solo centavo, ni una sola arma, tomamos la
determinacin, no solo de no presentarnos todava como Organizacin
revolucionaria, sino tomar el nombre ya cuando hubiramos demostrado al
pueblo de que haba una organizacin verdaderamente revolucionaria en el
pas, y en segundo lugar, incluso estando en esas condiciones que no
tenamos un solo centavo, una sola arma, tomamos el acuerdo bien
categrico de valernos por nuestros propios medios, de que en la lucha del
pueblo salvadoreo lo fundamental era su propio esfuerzo por liberarse y
entonces no solicitar ninguna ayuda solidaria a ninguna de las
organizaciones hermanas del exterior.
Por dos razones: porque no queramos llegar meritoreando diciendo que
estbamos en la aspiracin de convertirnos en guerrilla, que nos ayudaran
para eso, como haba sido la historia durante 10 aos de lucha, de pequeos
grupos a quienes se les ayudaba y luego despus resultaba que no haban
valorado bien la situacin y no podan desarrollar la lucha. Si no partiendo
de nuestro propio esfuerzo, partiendo de cero y de lo simple a lo complejo,
nosotros tomamos el acuerdo de no pedir ayuda e incluso de no establecer
todava relaciones bilaterales. No nos considerbamos merecedores de
establecer relaciones bilaterales con algunas organizaciones influyentes.
Fue hasta los cinco aos que nuestra organizacin se haba desarrollado y
que la guerrilla, tanto en la ciudad como en el campo, se haba convertido en
un elemento irreversible y que habamos logrado penetrar en grandes masas
obreras, campesinas, estudiantiles, magisteriles, fue hasta 5 aos del inicio
de las FPL, cuando hicimos nuestra primera visita a Cuba. Es decir que,
entre lo interno y lo externo, entre los factores de lucha, nosotros hemos
seguido el elemento dialctico de que lo fundamental es lo interno y deque
lo fundamental es el esfuerzo del propio pueblo, de que consiga sus medios
por s mismo. Porque hay muchos casos, en los cuales se logra un alto grado
de solidaridad y resulta que no corresponde con el esfuerzo interno tan
diferente, por un lado. Por otro lado, si se comienza a que toda
infraestructura y todo tiene que venir del esfuerzo de otros pueblos,
generosos de otros pueblos, entonces las organizaciones, los combatientes,
incluso el mismo pueblo, se podra acostumbrar a que le den la papita
manida en la boca, a todo recibirlo de afuera y en este momento la ley del
desarrollo de nuestra revolucin sigue siendo la misma. En este momento, el
lema que la Comandancia General de nuestras FPL, levant el ao pasado y
que fue metiendo como cua en la cabeza de todos los combatientes, fue el
lema de vencer, aniquilar y requisar y fundamentalmente considerar como
victoria cuando se requisa y como una victoria a medias cuando slo se hace
bajas al enemigo; ese lema est basado en el hecho de que somos nosotros
los que debemos requisar las armas al enemigo y que nuestro principal
proveedor tiene que ser el mismo imperialismo yanqui con las armas que les
da a nuestros enemigos. En los ltimos meses hemos logrado ms de 300
armas, slo nosotros, los de las FPL y cada da nuestros combatientes van
aprendiendo ms de que el abastecedor de armas fundamentalmente es el
enemigo, un enemigo que cada vez se va desmoralizando ms y que va
siendo ms fcil la tarea de poder conseguir el avituallamiento y las diversas
armas de l.
En la reunin de nuestro Comando Central de 1981, los acuerdos que se
tomaron fueron histricos en que se haca hincapi tcito en estos elementos
fundamentales y dialcticos de nuestra estrategia, en la necesidad de hacer la
unidad, de verla en forma realista, planteando la coordinacin y la
cooperacin como los medios dinmicos de ir avanzando en la unidad. El
ao antepasado, cuando se plante esta lnea, no fue muy comprendida por
todos y se hablaba de dos lneas dentro del FMLN: la lnea de la unidad y la
lnea de la coordinacin, entendiendo como coordinacin algo contrario a la
unidad. Precisamente nosotros plantebamos: en estos momentos no
tenemos ni siquiera coordinacin en San Salvador, ni siquiera puede verse
ninguna coordinacin poltica entre las Organizaciones Populares; en lo
militar, ah la situacin est de malas relaciones, no digamos en
coordinacin, sino que de malas relaciones; algunas organizaciones quieren
pasar encima de los campamentos de las otras a la fuerza. Por ejemplo, los
campamentos de las FPL tenan, hace aos su reglamento de seguridad para
que no se fuera a colar el enemigo, para que no se nos fuera de sorpresa;
pues entonces tenan su reglamento: el que quiera pasar por este territorio
tiene que seguir las siguientes normas: si un compaero de organizacin
hermana que presente credencial o un papelito que le d su jefe que lo
identifique; si son masas amigas, tambin lo mismo; pero qu pasaba, se
tena tambin la idea de que quiz ramos muy dbiles entonces porque
todava no haba una direccin nica centralizada que se hiciera sentir, de las
FAPL. Entonces qu pasaba, cuando quera pasar una patrulla de otra
organizacin y le paraba el retn nuestro, entonces se burlaban de ellos,
saban que los compaeros tenan orden de tirar por seguridad. Por ejemplo,
en una ocasin en que iban a pasar les dijeron: a nosotros no nos dijeron que
tenamos que traer nada, ya vamos a regresar". Los nuestros eran un grupo
de tres compaeros y ellos estaban con 30, y al final dijeron miren hijos de
tantas aqu llevamos el permiso (con el fusil), entonces en tales condiciones
cmo se poda hablar de que hubiera coordinacin, ni siquiera amistad.
Entonces las FPL en su Comando Central plantearon que es necesaria la
coordinacin y es urgente y planteamos 10 normativos para las distintas
formas de la coordinacin. A estas alturas, es precisamente la coordinacin
operativa que estamos haciendo y la cooperacin mutua entre frente y frente,
cada uno guardando su compartimentacin y el mando sobre sus tropas y a
esa situacin nosotros le llamamos coordinacin. Nos tomamos una
poblacin, entonces tal organizacin pone tantos pelotones para retener los
esfuerzos, a tal organizacin le toca poner tantos compaeros para asaltar el
puesto y tal otra le toca poner tantos para refuerzo, punto.
Es coordinacin en la accin. Eso se ha ido perfeccionando, cuando se ha
ido comprendiendo, ya en la prctica que eso da golpes al enemigo, que da
frutos en la guerra. Eso se ha ido coordinando de tal manera que ya las
grandes campaas de octubre y de enero ya son el producto de una
consciente y cada vez ms combinada coordinacin entre el gran esfuerzo de
unas y otras organizaciones. Entonces son estas condiciones, cuando la vida
va mostrando si se tiene justeza o no se tiene justeza en los planteamientos,
en estas condiciones, nuestra organizacin, no con su fuerza ni con
gallonera, pero s tambin, por su fuerza y por su razn en cuanto a esos
mtodos en cuanto a ese planteamiento, van adquiriendo tambin
relativamente mayor incidencia entre los marcos de la unidad. Entonces,
estos fueron los sabios acuerdos del Comando Central de 1981 y que nos han
conducido a tener unas fuerzas armadas muy grandes y a tener una gran
incidencia ms positiva en la unidad.
Entonces, hablaba de los cuatro medios. El medio armado es fundamental y
el medio poltico es tambin fundamental, es decir, la lucha interna es la
fundamental, el esfuerzo propio del pueblo, y luego otro medio estratgico
importante es la diplomacia y la solidaridad internacional, y en la
diplomacia, necesitamos gran agilidad para poder manejar esa rica ciencia,
porque es una ciencia que tiene enormes recursos bien dirigidos que tienen
muchas tcnicas para ganar amigos, para ganar posicin es, para neutralizar
a otros, para ganar organizaciones extranjeras a nuestro favor, en fin y
tambin para plantear dilogos o negociaciones con el enemigo.
En cuanto al dilogo y la negociacin, a estas alturas de la guerra, es
necesario decir lo siguiente: el gobierno de Reagan ha pasado a una poltica
de mayor fuerza contra el movimiento revolucionario de El Salvador.
En El Salvador con una guerra tan heroica, la negociacin no puede
concebirse as y las FPL siempre la ha concebido de otra manera, la
negociacin la concibe como un medio de lucha estratgico y auxiliar para
permitir que nuestros combatientes puedan avanzar, esa es la negociacin, y
puede sentarse a una mesa de negociacin, pero si se est bien claro de eso,
en la defensa insobornable de los intereses del pueblo, se puede pasar
peleando, ah en la mesa de negociaciones meses y aos, mientras avanzan
nuestros ejrcitos mientras le dan el golpe de gracia al enemigo, al genocida
y que aquella negociacin se convierta precisamente en el triunfo, en firmar
la rendicin del enemigo; o condiciones de negociacin que realmente sean
ventajosas y favorables a los intereses de nuestro pueblo; entonces por eso
que se dice auxiliar, porque as como Reagan toma como sombrilla para sus
helicpteros, para su aviacin y sus ejrcitos, para querer destruirnos a
nosotros, toma las elecciones como sombrilla, como medio auxiliar, as
tambin nosotros, el dilogo y la negociacin los tomamos como medio
auxiliar para nuestros ejrcitos se fortalezcan y para darle golpes cada vez
ms grandes al enemigo.
Ese ejemplo lo dio Vietnam, con la diferencia de que all haba un verdadero
Partido Comunista nico y que nadie actuaba de otra manera porque no
haba varias organizaciones con distintos enfoques; entonces, cuando el
partido deca vamos a la negociacin ya tena todo el plan hecho; esa
negociacin va a servir este principio de negociacin pues, estos amagos, en
lo que estamos en amagos, estamos concentrando grandes fuerzas y ya que
se estn haciendo los planes de ofensiva para entrar, penetrar y poder
conquistar tales provincias; todo esto es lo que estaban hablando de que la
mesa deba ser redonda, de quienes iban a ser los interlocutores, ellos s
estaban bien conscientes revolucionariamente, bien conscientes de que esa
arma era auxiliar y que poda durar varios aos, y efectivamente, as fue,
dur 4 aos, ellos estaban en tal capacidad de fuerza y de poder que ellos
con gusto firmaron el tratado de que se salieran los norteamericanos; ya
despus de eso, ellos se las compusieron con el ttere interno, porque tenan
una superioridad abrumadora de fuerzas; tenan todo el norte socialista y
todo un ejrcito revolucionario patriota en el sur y todo el pueblo de
Vietnam con ellos, ah ya haba una correlacin totalmente favorable para
ellos y desfavorable al enemigo, y as no, cmo no iban a ganar ellos la
negociacin?, bastaron no ms de dos aos de lucha para estar entrando en la
ciudad de Ho Chi Minh.
Ese concepto de dilogo si entra dentro de la estrategia de la organizacin
que dice que lo diplomtico es medio estratgico que debe usarse con toda la
riqueza y con toda la agilidad posible estratgica, pero auxiliar de la lucha
interna. Entonces es en este momento en que hay varias posibilidades de
dilogo. Hay una cosa que debe quedar clara y es la siguiente: el dilogo que
Reagan esta proponiendo es un dilogo que no puede ser aceptado, las FPL
en eso estas claras y en el FMLN --hasta este momento -tambin hay
consenso en eso, por qu? Porque significa un dilogo parabueno
cmo vamos a participar en esas elecciones? Cules son las reglas? No, no
estamos de acuerdo con eso de ponernos tales y tales condiciones.
Un dilogo para participar en el paraguas. En segundo lugar, porque un
dilogo para legitimar esa maniobra peligrosa de la guerra psicolgica de la
amnista y, en tercer lugar, pata legitimar las alucinaciones de que puede
haber una paz digna y justa en este momento, cuando Reagan se est
preparando para tratar de deshacernos. Entonces la lnea que tiene la FPL,
que yo legtimamente puedo decirles que fue el espritu de las decisiones del
Comando Central y de sus resoluciones, fue la siguiente: No a las elecciones
y la lucha contra ellas y su desenmascaramiento. No entregaremos ni una
sola arma!! Verdad, ni un arma!! Al contrario, cada vez debemos requisar
ms armas. En relacin con las armas, est claro: Nosotros no entregaremos
armas sino que tenemos que conquistar ms armas de manos del enemigo.
En tercer lugar no admitimos tregua como condicin para impulsar o para
empezar o para hacer dilogos o negociaciones. La tregua slo servir en
este momento para darle un respiro a un ejrcito que est en malas
condiciones, en muy malas condiciones. La tregua servira para armarlos y
para ponerlos en condiciones que no tienen en este momento, de preparar
fuerzas mviles y de que despus puedan lanzarse con ms vigor contra las
fuerzas revolucionarias. De manera que tregua y dilogo en este momento
no estn ligados, ni deben estar ligados como condicin previa. La tregua, el
cese del fuego no son cosas que puedan considerarse, sino dentro de una
negociacin, si al final se llega a un acuerdo digno, digamos que dure varios
aos o que dure lo que dure; pero al final se llega al triunfo del pueblo con
esa negociacin, entonces claro que hay que parar el fuego, y vienen las
condiciones de cmo parar el fuego. Si el enemigo entrega las armas, dnde
las va a entregar, etc., etc., o cmo va a ser esa correlacin de fuerzas. Pero,
en este momento, la tregua es inadmisible como condicin para dilogo, y
tampoco nosotros estamos por el camino de los golpes de Estado, sino
nosotros consideramos que cualquier golpe de Estado, incluso el de Majano,
si llega a darse, nosotros debemos de continuar e intensificar en ese
momento ms la lucha y tratar de ganar lo ms posible masas, para lanzarlas
a la lucha, al combate en distintas formas, para aprovechar la coyuntura que
estn en lucha.
Por eso, varias cosas estn claras en el futuro de nuestra lucha. Toda
organizacin revolucionaria tiene que tener claro su pasado, su presente y su
futuro, si se quiere estar en capacidad siempre, permanentemente, de tener
capacidad de poder orientar al pueblo. Entonces, nuestra organizacin ha
visto con honor que su lnea estratgica trazada en sus primeros aos,
cambi la historia del pas, la esta cambiando, incorpora a ms fuerzas,
propici la formacin de una unidad que, an con diferencias ideolgicas
estratgicas y tcticas profundas, que hay entre diversas organizaciones, sin
embargo, si es un instrumento bsico y estratgico para nuestro pueblo, para
avanzar y para seguir sobre esa base, avanzando en mayores escalones de
unidad. Tiene claro tambin de que ha cometido muchos errores nuestra
organizacin.
Errores en el terreno de la construccin de nuestro partido, que son los que
se sienten con mayor dureza en este momento. Despus de muchos aos de
estar haciendo esfuerzos para la construccin de un verdadero partido
marxista-leninista, nos encontramos con que ni siquiera hemos avanzado en
la tarea fundamental de crear la base de la organizacin, de crear una forma
verdadera y vigorosa la base celular que est dentro de las masas, dirigiendo
las masas. No hemos podido todava; estamos haciendo esfuerzos, se estn
formando clulas ya, se estn tomando otras caractersticas, pero no
podemos hablar de partido marxista-leninista si no hay base porque entonces
no existe verdadero centralismo democrtico, porque el centralismo
democrtico no es un camino de una va. No es slo de una direccin que
est dando rdenes y orientaciones sin recibir la riqueza de la masa. Una
direccin as se vuelve burocrtica, por fuerza, por que ya Lenin lo deca, no
se puede dirigir un pueblo, no se puede dirigir a la clase obrera, como lo
hacan y lo crean los pensadores y filsofos idealistas antiguos, metidos en
una urna de cristal, aislados del pueblo. Entonces una organizacin que no
tenga races entre la masa no le llega a la direccin la verdadera realidad,
pensamiento, sentimiento, aspiraciones y disposiciones del pueblo.
Centralismo democrtico significa un funcionamiento de dos vas, de
orientacin de parte de la direccin y de recepcin de parte de la direccin,
de las opiniones, del conocimiento de la base y del pueblo, para tener los
suficientes elementos y poder elaborar buenas lneas de direccin.
No podemos estar satisfechos con el estado en que se encuentra el Partido
todava a estas alturas, despus de tantos aos en que estamos luchando por
formar el partido del proletariado. Desgraciadamente, no toda nuestra
membresa, en determinado momento, comprendi la necesidad de fortalecer
la vida celular precisamente porque hay muchas otras necesidades, crear el
ejrcito, crear determinadas organizaciones populares, sustituir cuadros en
esas organizaciones, las comisiones, las sub-comisiones, los equipos, etc.
Hay muchas necesidades en una organizacin que se hace grande, pero
entonces, dentro de ese ambiente nos desviamos del pensamiento correcto de
lo que es un partido del proletariado y menospreciamos durante aos la
necesidad de la formacin celular y de los organismos intermedios,
menospreciamos las direcciones zonales, los comits de Partido y las
clulas, y las FPL no ha salido todava del todo de ese esquema porque
todava no hay suficientes clulas. Las FPL todava no ha salido de ese
esquema y entonces se convirti, no en un verdadero partido del proletariado
marxista-leninista, sino que en un partido de lite, de cuadros marxistas-
leninistas, en su ideologa, pero en la prctica como partido todava no ha
alcanzado a llegar a sus races a la masa y esa es la tarea fundamental por
que solo as va poder ser un verdadero partido, de lo contrario, con aos de
estar en esa pelota, en que slo entre nosotros los cuadros hay vida y hay
aparente centralismo democrtico, se van creando deformaciones, se van
creando situaciones en las reas, cuadros valiossimos de las reas a veces
desmejoran, se van adquiriendo --nosotros los dirigentes, los cuadros en las
comisiones, subcomisiones o direcciones zonales-- se van adquiriendo
determinadas caractersticas que no son las de la humildad y la modestia
proletarias que antes tena un cuadro, por ejemplo. Y dentro de ese ambiente
va haciendo mucho la prepotencia la arbitrariedad, el creerse rbitro pues, de
convertir o no convertir en miembro aquel, o quitarle para all en el
momento que le d la gana, en la hipersensibilidad a la crtica y en comenzar
a castigar a aquel que critica, incluso aterrorizar a la base.
Se van creando una serie de cosas que no son el partido del proletariado, por
que no existe el juego del centralismo democrtico que es de abajo para
arriba y de arriba para abajo. Entonces, de aqu arriba s se puede criticar
muy fuertemente a cualquiera, pero de abajo para arriba una crtica, entonces
ya como no estamos acostumbrados por aos a que nos critiquen, entonces
nos sublevamos y a veces hay quines tienen todava la moderacin de no
reaccionar mal, la modestia, pero hay quin tiene s, la impaciencia de
reaccionar mal, y de rebotar la crtica, de usar sus poderes en mala forma
para el castigo a los que critican, etc.
Es decir en la construccin del partido, no podemos decir que estamos
satisfechos de cmo hasta este momento se ha avanzado. Ha avanzado
bastante, las direcciones zonales han hecho un trabajo muy grande sobre
todo en el ao y medio ltimo, muy grande, sobre todo, de agosto del 81
para ac. Muchos cuadros, muy sacrificados estn trabajando en los poderes
populares, hay asambleas de miembros, es decir se est generando una nueva
vida, una vida va creciendo, se va desarrollando el partido, va agarrando una
dinmica. Una dinmica que si agarramos nosotros la conciencia de la
necesidad de impulsar esa dinmica, de la creacin de las clulas y del
funcionamiento del centralismo democrtico, tendremos la capacidad de
formar un verdadero partido, el verdadero partido del proletariado
salvadoreo.
En este da 1 de abril, a los 13 aos de la formacin de la organizacin,
nosotros podemos decir con orgullo que tambin tenemos grandes xitos en
el trabajo de nuestras Fuerzas Armadas Populares de Liberacin. Podemos
decir que estamos preparados para darle golpes, a corto lazo, ms fuertes al
enemigo y que este ao va a ser un ao de grandes y gloriosas batallas
ganadas por nuestro pueblo, bajo la direccin de las FPL y tambin tenemos
bastantes motivos para considerar que estamos haciendo avances en el
trabajo de masas, y al referirnos al trabajo de masas, los subdivido en sus
distintos terrenos, buenos avances en las zonas donde hay influencia nuestra,
en las zonas en disputa y en las ciudades en San Salvador y en otras
ciudades. Tenemos razones para considerar que estamos pasando ya la
situacin ms difcil que tenamos. Y estamos seguros que nuestra
organizacin con su realismo, con su conviccin de que es estratgica la
unidad de todo el pueblo para ganar la guerra, estamos seguros y con toda
voluntad, de hacer todos los esfuerzos por que avance el FMLN y el FDR
dentro de un enfoque realista y de contribuciones realistas, que necesitar
lucha ideolgica correcta contra las corrientes que sean incorrectas dentro de
su seno.
El Comando Central aprob que nos hiciramos una autocrtica de toda la
vida de la organizacin, lo cual es toda una tarea de anlisis, para que pueda
servir para perfeccionar nuestro trabajo en el futuro, y en ese sentido es
necesario imbuirse de mucha responsabilidad porque a veces pasamos de un
extremo a otro extremo de considerarnos culpables de todo. Bueno, nos
ponemos en disposicin de autocriticarnos, hay dos formas de hacer
autocrtica, una autocrtica correcta que est basada en el anlisis marxista
dialctico de la situacin en cada momento determinado, o una autocrtica
que haga abstraccin de la realidad de cada momento, al tomar cada paso.
Entonces Lenin, cuando hablaba de la autocrtica o de la crtica, pona una
figura que deca lo siguiente: Hay quines quieren criticar tesis o enfoques
que consideran incorrectos, y que realmente tienen algo de imperfecto,
puesto que siempre est en perfeccin una lnea, pero que tratan esta
situacin que se necesita enderezar, la tratan con un criterio, como una
mam que cuando baa a su beb para quitarle la suciedad, lo enjabona bien
y al final, no slo arroja la porquera y el jabn de la batea, sino que arroja al
nio.
Es necesario saber hacer la crtica y la autocrtica en sentido marxista-
leninista, porque se puede caer en graves errores de considerar como error y
equivocado, las ms grandes glorias de las FPL, al no hacerlo en forma
dialctica precisamente y al no volver a plantearse la situacin concreta en
que se tom. Por ejemplo por qu nos vamos a dar golpes de pecho nosotros,
considerarnos como grandes sectarios, por el hecho de que proclamamos un
nuevo enfoque de alianzas de clases favorable a los intereses de la clase
obrera y el campesinado, en un pas en donde estas clases son las clases
mayoritarias y fundamentales. Y precisamente podemos llegar nosotros en
nuestro golpe de pecho o en nuestro deseo de ser buenos acuciosos y
sinceros con nosotros mismos entrar en un tipo de anlisis crtico o
autocrtico, que precisamente nos suceda lo que dice Lenin: comenzar a
llamar sectario a todo lo que hizo grande a las FPL y a todo lo que tiene de
valor precisamente para oponerse a las maniobras de una burguesa sedienta
todava de sudor de nuestros obreros.
Esta revolucin puede terminar de dos maneras, esta guerra puede terminar
con una coalicin de fuerzas, de la burguesa, de la derecha incluso, un
sector de la derecha, y un sector de centro, es decir una coalicin
suficientemente grande como para tomar las riendas del poder, lo que
significara un modelo de sociedad y de gobierno, un modelo burgus muy
conocido ya por la burguesa. La burguesa mexicana nos puede contar su
historia de la revolucin del 11 al 20 en donde muri un milln de
campesinos, su historia de cmo poder domar (perdnenme la palabra tan
fuerte) domar a una clase obrera tan grande y orientar, bajo su direccin o
ms bien dicho para s misma a un gran campesinado. No slo la mexicana,
son cientos de casos en los que no vali la sangre de los obreros y de los
campesinos. Todava no est definida la guerra, todava no est definida la
hegemona de una clase y entonces que en este momento comencemos a
darnos golpes de pecho, de decir que hicimos mal, que somos sectarios
porque la alianza obrero-campesina para qu vamos a estar hablando de
esto? Porque nos aleja de otros aliados?.., pues claro puede tal vez alejarnos
durante un tiempo de otros aliados, pero tambin al contrario puede ser el
camino para conseguir a esos otros aliados en una actitud, ya no de
pretensin de poder total.
Que comencemos a decir: las alianzas de clase las planteamos mal, somos
sectarios. Y que comencemos a plantear precisamente la lnea de la
organizacin, quermoslo o no, en forma directa o indirecta, que
comencemos a plantear como sectaria y que es necesario darle vuelta a las
tesis fundamentales de la organizacin para poder marchar dentro de las
oportunidades que se presentan en determinada guerra. La crtica y la
autocrtica no significa ponerle el calificativo de sectario a lo grande que la
organizacin tiene, por ejemplo sera grave si alguien dijera que es
sectarismo que nosotros queramos defender los intereses de la clase obrera.
O que nosotros nos ponemos demasiado por delante. Las FPL se deben a la
clase obrera, y la clase obrera, realmente es increble en un pas tan luchador
siendo tan grande su participacin en la revolucin, no tiene todava un
verdadero partido marxista-leninista, entonces la aspiracin de convertirse
en el partido marxista-leninista no es sectaria, es una obligacin fundamental
para la revolucin.
Es cierto, pueden haber marxistas-leninistas verdaderos comunistas digamos,
en otras organizaciones, concedemos. Pero bueno, qu capacidad
concentrada hay en lo que se llama los "marxistas dispersos"? Qu
capacidad concentrada hay para ponerse firmemente a construirle su partido
al proletariado? Precisamente la mismas palabra disperso est mostrando que
no tiene ni la capacidad ni todava la voluntad. El ncleo marxista ms
grande, ms consecuente en estos ltimos 13 aos, ms verdadero, ms
dispuesto y con mayor posibilidad de convertirse en el partido del
proletariado verdadero son las FPL en El Salvador, y con esto no estamos
menospreciando hermanos, ni aliados que estn derramando la sangre a la
par de nosotros. No los estamos menospreciando, pero estamos viendo la
realidad. Entonces, por ejemplo, decir que es sectarismo tratar de convertir a
las FPL en el partido marxista leninista, digamos pues, como a guisa de
ejemplo que pudiera llevarse hasta esos extremos en la autocrtica es algo
que el Comando Central lo dej bien claro, la obligacin de convertirnos en
partido marxista-leninista. Esto no significa menospreciar a nuestros
compaeros que tal vez haya un grupo de algunas de las otras
organizaciones, no significa menos preciarlos ni negarles porque no hacen
ellos el esfuerzo, si en realidad tienen la voluntad de hacerlo, pero no vamos
a esperar una necesidad histrica de nuestro pueblo, as como no esperamos
en 1970 hasta que se convencieran los reacios no vamos a esperar tampoco
hasta que se convenzan y a que se dispersen los marxistas dispersos para
organizar el partido del proletariado de los marxistas no dispersos con
voluntad de defender los intereses del proletariado hasta el final, es decir
convertir a las FPL en el partido del proletariado.
De manera que la tarea que nuestro Comando Central ha dado, es una tarea
de mucha responsabilidad y es un deber buscar en nuestra historia y en
nuestro presente los aspectos dbiles, hacernos nuestra autocrtica y eso nos
obliga precisamente a hacer las cosas dentro del marxismo-leninismo. No
botar al beb junto con el jabn y no comenzar a decir de que nuestra
voluntad irreversible de hacer de las FPL el partido marxista-leninista, no
comenzar a decir que eso es sectario, porque estamos reconociendo los
mritos de otros. No, o proclamar como base de las alianzas, la alianza
obrero-campesina es sectario, tampoco. O que la lucha de clases contina
siendo el motor de nuestra revolucin, comenzar a considerar eso como
sectario, tampoco. Ser amplio, utilizar los cuatro medios de lucha incluyendo
la negociacin y los dilogos como medio auxiliar y darle al enemigo lo ms
duro y lo ms fuerte que se pueda en los golpes militares, lograr las mayores
requisas de armas, formar ms unidades militares, hacer ms poderoso
nuestro ejrcito y de mesa manera ayudar ms a nuestro pueblo y al FMLN,
en una lucha correcta por el triunfo de nuestra revolucin y de esa manera
derrotar tambin un a una las maniobras polticas del rgimen de Magaa.
Por ltimo, debemos decir que Centro Amrica se encuentra bajo la amenaza
del Imperialismo Norteamericano. Nicaragua ha sido invadida por ms de
mil soldados contrarrevolucionarios dirigidos de forma centralizada, hay
amagos de seguir invadiendo a Nicaragua, hay amagos de guerra entre
Honduras, guerra de provocacin de Honduras contra Nicaragua, hay
amagos de intervencin en nuestro pas. Entonces, en este momento en lo
internacional, el lema fundamental es lograr crear toda la conciencia y toda
una accin mundial, una voluntad de accin, una actividad mundial, contra
la intervencin del Imperialismo en Nicaragua y El Salvador, en Guatemala
contra su ingerencia en Honduras y en Costa Rica. Esa es en este momento
la bandera de lucha ms importante, crear una oposicin desde todo el
mundo, hacer conciencia, porque incluso algunos gobiernos amigos, por sus
propios intereses de Estado (Mxico, Panam) no le entran bien al problema,
y en algunas cuestiones que podran secundar. Entonces, el deber mayor de
este momento es levantar la lucha contra la intervencin del Imperialismo,
usar todos los foros pblicos mundiales, excitar a todas las organizaciones
amigas, acercarse a todos los gobiernos posibles, amigos, usar todo tipo de
campaas creando esa gran conciencia y esa gran lucha mundial contra la
intervencin del Imperialismo en El Salvador, y mientras tanto, intensificar
al mximo nuestros golpes contra ese ejrcito, que se termine de
desmoralizar, que se profundicen ms sus contradicciones y de esa manera,
con ayuda del mundo entero en contra y con la opinin pblica
norteamericana en contra de la poltica intervencionista de Reagan, y
metindole duro al asunto militar y a la preparacin insurreccional en las
ciudades y en los lugares en disputa, nosotros, en lo que falta del ao, creo
que nuestro pueblo va a dar un salto estratgico de calidad en la correlacin
de fuerzas, dentro de lo cual estamos seguros que con la claridad de nuestra
lnea estratgica que para la toma del poder ha trazado el Consejo, que ha
ratificado el Comando Central en 1981 y el Comando Central de este ao, y
unindonos en torno a esa lnea, a la formacin del Partido, al
fortalecimiento de las FAPL, a conquistar, a fortalecer realsticamente la
unidad, creo que nosotros daremos una contribucin cada vez mayor al
avance de la lucha de nuestro pueblo y a la victoria final.
Revolucin o Muerte!
El Pueblo Armado, Vencer!
Transcripcin magnetofnica del discurso pronunciado por el Comandante
Salvador Cayetano Carpio, el 1 de abril de 1983 ante una asamblea de
militantes de la estructura partidaria de las Fuerzas Populares de Liberacin
"Farabundo Mart"
(Las negrillas y los subrayados son nuestros)
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Es imposible ocultar la verdad, es impensable que un hombre de los quilates
que hemos podido conocer a travs de los documentos autnticos que hemos
transcrito, pueda cometer asesinato de su compaera de lucha y despus
suicidarse "cobardemente". Es, por tanto falsa toda aseveracin al respecto.
Queda intacta la figura imponente del hroe salvadoreo, derrotado
nicamente por los traidores internos que siempre lo llamaron "Sectario".
VI
CAYETANO CARPIO: LA CONFUSA MUERTE DE UN
GUERRILLERO
Posiblemente, el jefe guerrillero nmero uno del convulsionado El Salvador
no era muy conocido, as el pasado 12 de abril, en una versin oficial del
gobierno de Nicaragua, se comunic que Cayetano Carpio, se suicid,
siendo sepultado 24 horas despus solo en presencia de la mujer Tula, y dos
de los principales dirigentes nicaragenses, Daniel Ortega, coordinador de la
Junta de Gobierno y Toms Borge, Ministro del Interior.
Carpio habra ingresado en profunda depresin al tomar conocimiento de
que los responsables por el asesinato, dos semanas antes y tambin en
Managua, de la nmero 2 de la guerrilla salvadorea, Mlida Anaya Montes,
la Comandante Ana Mara", eran miembros de las propias Fuerzas de
Liberacin, a que ambos pertenecan.
La propia guerrilla salvadorea confirm la versin de Nicaragua, aunque
ninguna de las dos partes hubiese abastecido detalles precisos sobre la
muerte de Carpio y cmo sta se materializ.
De la misma forma, permanecen sin solucin otros puntos oscuros y
contradictorios de toda la historia, y pareca particularmente embarazoso
para Nicaragua, atribuir al supuesto suicidio de Carpio al envolvimiento de
sus compaeros en la muerte de la Comandante Ana Maria, la que fue el
propio gobierno de Nicaragua quin acus oficialmente por el crimen "a
grupos contrarrevolucionarios nicaragenses armados y financiados por la
CIA", la Agencia Central de Informaciones del gobierno de los Estados
Unidos.
Salvador Carpio o "Comandante Marcial" se habra suicidado tres das
despus de la muerte de Ana Mara. Siendo visto por ltima vez en los
funerales de la guerrillera, al lado del Ministro del Interior nicaragense
Toms Borge. El suicidio no era algo que se ajustase con perfeccin a la
figura de Carpio, el ms respetado de los lderes militares de la guerrilla y el
ms viejo y experimentado de ellos, alguien que pas por incontables
prisiones y torturas durante una agitada carrera poltica iniciada a comienzos
de los 40, cuando era panadero en San Salvador, y rompi con el Partido
Comunista, donde lleg a secretario general, para adherirse a la guerrilla en
1967. "los revolucionarios de la lnea dura no cometen suicidios, aun cuando
sus compaeros sean asesinados", coment un funcionario norteamericano
en San Salvador.
De las muchas versiones sobre la muerte de Carpio, una era precisamente
integrada a la lnea dura del guerrillero. Y sealaba que Carpio podra haber
sido sacado a propsito del camino, tal vez por iniciativa de Nicaragua o
Cuba, frente a las crecientes presiones sobre Nicaragua, por su ayuda a los
guerrilleros salvadoreos y frente a la evidencia de que Carpio era al ms
duro obstculo, dentro de la guerrilla a cualquier solucin negociada.
(Facetas. Revista de "Los Tiempos". 2da. Seccin. Cochabamba, Domingo 8
de mayo de 1983.)
(Las negrillas son nuestras)
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VII
COMUNICADO OFICIAL DE LAS FUERZAS POPULARES DE
LIBERACION (FPL) FARABUNDO MARTI.
El Comit Central de las Fuerzas Populares de Liberacin (FPL) "Farabundo
Mart", miembro del Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional
(FMLN), comunica a la clase obrera, al pueblo salvadoreo y dems pueblos
del mundo, las organizaciones revolucionarias hermanas, al movimiento
revolucionario mundial y a los gobiernos progresistas, que en el curso de la
compleja, difcil, sacrificada y victoriosa lucha del pueblo salvadoreo por
su liberacin, frente a la rabiosa y genocida dictadura militar de la
oligarqua, apoyada, suministrada y asesorada por el imperialismo yanqui,
las Fuerzas Populares de Liberacin (FPL) "Farabundo Marti", junto a las
dems organizaciones revolucionarias integrantes del FMLN, han venido
aplicando, desarrollando y enriqueciendo su lnea estratgica, asimilando la
rica experiencia revolucionaria de nuestro pueblo y de otros pueblos del
mundo.
En el mes de agosto del presente ao, realizamos la sptima reunin plenaria
de nuestro consejo revolucionario, mximo organismo de direccin de
nuestro Partido FPL "Farabundo Mart", donde en un marco de intenso
trabajo, con gran seriedad, responsabilidad y elevada cohesin poltico-
ideolgica, los concejales discutimos y profundizamos los principales
problemas de la guerra popular de nuestra organizacin y de nuestro pueblo,
dotando a nuestro partido y al pueblo:
a)De una profunda valoracin del asesinato de nuestro segundo responsable,
comandante Ana Mara, y del suicidio de nuestro primer responsable,
Marcial, haciendo una cientfica valoracin de los hechos.
b)De un fortalecimiento de los mximos organismos de direccin de nuestro
partido: El Consejo Revolucionario y el Comit Central, eligiendo a nuestro
primer y segundo secretarios.
c)De un profundo anlisis cientfico de la situacin nacional e internacional,
as como del desarrollo de la guerra y de la correlacin de fuerzas en lo
interno y en lo internacional, a partir del cual se trazaron las lneas
estratgicas para el presente perodo, retomando y enriqueciendo nuestra
lnea estratgica general.
Como resultado de las investigaciones y valoraciones sobre el doloroso y
repudiable asesinato de la compaera Mlida Anaya Montes, comandante
Ana Mara, y el suicidio de Salvador Cayetano Carpio, Marcial, el Consejo
revolucionario de las FPL concluy lo siguiente:
Que Salvador Cayetano Carpio, quin era nuestro primer responsable y
comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Populares de Liberacin, entr
en los ltimos aos en un proceso de descomposicin ideolgica y poltica,
que lo llev a serias deformaciones y desviaciones que culminaron con el
asesinato de la compaera Ana Maria, del cual fue el principal promotor y
responsable. Entre estas desviaciones estaban las siguientes:
1.Marcial desarrollo una exagerada auto-estimacin, que lo llev a
considerarse como el ms consecuente, puro e intachable revolucionario de
nuestro pas e incluso de la regin, como el nico intrprete verdadero del
proletariado salvadoreo y de nuestro pueblo, con una fuerte inclinacin a
ser elogiado y alabado, y a sobreponer su persona y sus opiniones por
encima del colectivo y de los organismos del partido, a proteger y a dedicar
su atencin nicamente a quines lo aplaudan ciegamente y al mismo
tiempo ver a los dems con desconfianza; vea a quines no aceptaban sus
posiciones como un peligro para la revolucin, como instrumentos
inconscientes de los enemigos de esta.
2.Producto de este exacerbado amor propio, Marcial fue cayendo en un serio
atraso poltico y una incapacidad de poner su pensamiento y su accin a la
altura de las demandas histricas que planteaba el desarrollo de nuestra
revolucin. Marcial se aferr a esquemas y a un planteamiento dogmtico y
sectario, el cual junto a su obstinacin por hacerlo prevalecer a cualquier
costo se convirti en retranca para el avance de las Fuerzas Populares de
Liberacin (FPL) "Farabundo Mart" y ejerci influencias negativas en el
proceso unitario de las fuerzas revolucionarias en su conjunto, daando as
el esfuerzo por la liberacin de nuestro pueblo. Mientras tanto, la
experiencia viva de la lucha adquirida a costa de sangre de miles de
compaeros y la asimilacin de las enseanzas revolucionarias de otros
pueblos, llevaron al conjunto de nuestra organizacin, direccin, cuadros y
base a avanzar junto con la lucha de nuestro pueblo, enriqueciendo el
pensamiento y desarrollando las lneas y orientaciones, abrindose as, en el
marco de las normas partidarias, de los estatutos que rigen a nuestro partido.
3.Las desviaciones de Marcial se fueron agravando en la medida que se
desarrollaba la guerra popular y la necesaria lucha ideolgica interna para
responder a dichos avances. Empecinado en sus opiniones y con las
negativas caractersticas de su personalidad, Carpio se vali de su condicin
de primer responsable de las FPL "Farabundo Mart" para hacer prevalecer
sus opiniones. Fue violando cada vez con ms frecuencia y en asuntos cada
vez ms trascendentes los principios revolucionarios de funcionamiento de
nuestro partido, irrespetando a los organismos de direccin como sus
decisiones y acuerdos ya aprobados colectivamente por los mismos,
actuando a espaldas a nuestro partido. El aspecto ms agudo de esta
conducta de Carpio se dirigi en contra de la compaera comandante Ana
Mara, Mlida Anaya Montes, segunda responsable de las FPL, a quien vea
con rivalidad, con un exagerado egocentrismo y al final con odio, opinando
que Ana Mara le haca sombra a su prestigio personal. Marcial fue
alejndose cada vez ms de la dinmica del pensamiento colectivo de
nuestra organizacin y de los organismos de direccin, quines nunca lo
apoyamos en su actitud contra Ana Mara.
4.Mientras todo el colectivo de direccin de las FPL "Farabundo Mart" se
ligaba estrechamente a las bases de nuestro partido, masas y combatientes,
librando junto a ellos la lucha diaria de nuestro pueblo, Marcial se fue
alejando de la direccin y de la base, rodendose de un grupo de elementos,
que vean en la relacin con l, una fuente de prestigio y de autoridad dentro
de nuestro partido. Estos elementos rendan un verdadero culto a la
personalidad de Marcial, le adulaban, lo protagonizaban, derivando de un
verdadero fanatismo a su persona, que si bien no logr apoderarse de la
mente y sentimientos de la militancia de las FPL, s afect a algunos
compaeros.
5.En enero y febrero de 1983, tuvieron lugar reuniones de la comisin
poltica y luego del comando central de las FPL "Farabundo Mart",
preparatorias del sptimo consejo revolucionario, mximo organismo de
nuestro partido. En dicha reunin, Marcial aprob acuerdos y medidas que
permitiran aplicar nuestra lnea estratgica general popular de liberacin.
Salvador Cayetano Carpio, como miembro de esos organismos y primer
responsable de ellos, tuvo la ms amplia oportunidad para argumentar a
favor de sus puntos de vista, pero no lo hizo con honestidad y franqueza, ni
frente al colectivo, donde nunca tuvo la valenta proletaria de plantearlos
ante los organismos colectivos de direccin: La comisin poltica y el
comando central. Por el contrario, us mtodos para confundir a sus
miembros, lanzando acusaciones denigrantes contra Ana Mara, que
contradecan a las ms elementales normas de tica revolucionaria y
degradaban moralmente al mismo. Por esos procedimientos viciados, sus
mtodos e intenciones malsanas fueron rechazadas. Marcial sufri as una
derrota poltica y una derrota moral por todo el pleno del comando central,
con la nica excepcin de Marcelo. Sin embargo, todava la comisin
poltica y el comando central no percibieron la profundidad y la gravedad
real de las deformaciones ideolgicas de Marcial, de ah que las medidas
adoptadas por estos organismos apuntan constructivamente a propiciar un
contexto para favorecer su correccin y fortalecer la unidad y la cohesin de
nuestro partido, las fuerzas populares de liberacin -FPL- "Farabundo
Mart". El colectivo le hizo a Marcial los sealamientos y crticas en la
forma ms fraterna, propiciando a la vez condiciones partidarias para que
superara el problema como revolucionario. El comando central, en una
expresin de madurez y alto espritu partidario, reiter su confianza en
Marcial como primer responsable y fundador de nuestra organizacin.
Confi en su capacidad para superar sus debilidades y corregir sus
desviaciones. Pero Marcial ya no estaba ubicado dentro de los intereses
colectivos del partido de las fuerzas revolucionarias, de la clase obrera ni del
pueblo. Marcial haba dejado de ser aquel dirigente del pueblo conocido en
el pasado. Graves deformaciones polticas, ideolgicas y morales estaban
terminando de afectar su conducta y responsabilidad, agregando a todo ello
su rezago en relacin as la realidad poltico-militar del proceso y de nuestro
partido.
6.Salvador Cayetano Carpio, habiendo perdido ya toda la perspectiva y el
respeto que para las FPL "Farabundo Mart", merece la confianza de nuestro
pueblo, enceguecido por sus ambiciones polticas y su fantico auto-
engrandecimiento, orden y planific junto con Marcelo el asesinato de la
compaera comandante Ana Mara, perdiendo as el mismo su calidad de
revolucionario y dirigente de nuestro pueblo, utilizando para ello un grupo
de combatientes sujetos a la disciplina militar y en complicidad con
elementos del personal de seguridad de la compaera. Descubierto Carpio en
su crimen, opt en su ltimo acto de cobarda poltica, por el suicidio para
evadir su responsabilidad y salvar su nombre ya manchado por la infamia
que el mismo se ech encima. Prefiri morir mantenindose aferrado a su
egocentrismo y auto-enervacin. Antes de suicidarse. Marcial aade a su ya
incorregible cobarda poltica, una nueva infamia escribiendo unas cartas,
una de ellas dirigida al comando central, donde presenta los hechos como
una conspiracin de falsos revolucionarios en contra de lo que l denomina
su intachable trayectoria de verdadero revolucionario. Marcial dej as
veneno, para continuar daando a la revolucin y a nuestra organizacin. En
una accin igualmente desesperada y ciega para salvar su imagen por encima
de todo. Pero el asesinato que cometi contra Ana Mara est totalmente
probado. El sptimo consejo revolucionario de las fuerzas populares de
liberacin "Farabundo Mart", realizado en el mes de agosto de 1983 en
Chalatenango, conoci estas pruebas concluyentes y estudio el fenmeno en
toda su profundidad, en sus factores determinantes y condicionantes,
adoptando una resolucin de condena a Marcial por unanimidad. Estos
acontecimientos, deformaciones y desviaciones no tienen precedentes en la
vida de las FPL "Farabundo Mart", sin embargo, producto de la confusin,
el resentimiento, oportunismo y el fantico culto a la personalidad de
Marcial, algunos pocos ex compaeros fueron sorprendidos y han llagado al
extremo de separarse de nuestro partido, tratando de fraccionar y dividir la
unidad interna de las FPL, con mtodos desviados y dainos para la
revolucin y para nuestro pueblo que slo favorecen al enemigo. Este grupo
sostiene las posiciones atrasadas, sectarias y anti-unitarias levantadas por
Marcial. Niega el papel de vanguardia revolucionaria del FMLN, y se
autoproclaman nicos representantes de la clase obrera, niega el papel que
pueden jugar en nuestro proceso todas las fuerzas democrticas y
progresistas junto a las clases trabajadoras. Estn impregnados de un
profundo pensamiento y prctica anti-partido. A este grupo de individuos
est ligado el recin aparecido Movimiento Obrero Revolucionario
"Salvador Cayetano Carpio", con ello pretenden levantar la figura de Carpio
ante nuestro pueblo, ocultando y encubriendo lo que est claro y
comprobado: Que Marcial termin traicionando los intereses de la clase
obrera y de todo nuestro pueblo, haciendo un irreparable dao a la
revolucin.
Frente a todas las calumnias propaladas por este grupo acerca de supuestas
desviaciones de las FPL "Farabundo Mart", y de todo el FMLN, hay un
hecho indiscutible que est a la vista de todo el mundo. El poderosos avance
revolucionario, las contundentes victorias poltico -militares, conquistadas
por las fuerzas del pueblo, la crtica situacin poltico militar en que se
encuentra la dictadura, el hecho incuestionable del avance en el proceso
unitario y consolidacin del FMLN. Los revolucionarios conocemos a
profundidad las prcticas y medidas desarrolladas por el imperialismo y la
reaccin mundial encaminados a destruir los movimientos revolucionarios,
para lo cual trazan como uno de sus primeros objetivos la divisin de las
organizaciones de vanguardia de los pueblos. En nuestro pas son
innumerables los esfuerzos y las medidas que el imperialismo yanqui y sus
tteres internos implementan para dividir la vanguardia de nuestro pueblo, el
FMLN, y a cada una de sus organizaciones integrantes, para nadie es
desconocido que recientemente en Grenada un grupo de revolucionarios fue
instrumentalizado directa e indirectamente por el imperialismo para
provocar una divisin y enfrentamiento dentro del partido Nueva Joya.
Cre las condiciones propicias a los agresores imperialistas yanquis para
justificar y consumar la invasin a Grenada, asestndole un golpe estratgico
a la revolucin. Llamamos a este grupo a la cordura y a la reflexin, a
comprender que su actitud es daina a los intereses del proletariado y de
todo el pueblo, siendo el enemigo el nico beneficiado. La actitud de todo
revolucionario ante los nefastos planes del imperialismo, la oligarqua y su
dictadura ttere es fortalecer la unidad interna entre los revolucionarios y
consolidar el FMLN.
Para finalizar, el Comit Central de las Fuerzas Populares de Liberacin
(FPL) "Farabundo Mart", al pueblo salvadoreo y a los pueblos del mundo,
expresa:
1.Que les manifestamos a todos aquellos compaeros confundidos o
engaados que las filas de nuestra organizacin estn abiertas para todos los
que quieran volver a incorporarse cerrando filas y unificando nuestros
esfuerzos para derrotar a los enemigos del pueblo.
2.Que condenamos el brutal asesinato de nuestra compaera Ana Mara,
segunda responsable del nuestra organizacin, as como a los responsables
del mismo, Salvador Cayetano Carpio "Marcial" y Rogelio Bazablia
"Marcelo" y dems participantes. De igual forma reprobamos el cobarde
suicidio de Carpio.
3.Que la prdida irreparable de la inolvidable compaera Mlida Anaya
Montes, forjadora y baluarte del pensamiento unitario de nuestro pueblo,
fortalece la moral combativa de nuestra organizacin, la decisin de
fortalecer el desarrollo unitario del FMLN, la decisin de lucha infatigable,
profundiza nuestro amor al pueblo y la resolucin de vencer, la voluntad de
ser libres, llevar la revolucin contra el imperialismo y la explotacin hasta
el final.
4.Las FPL "Farabundo Mart", estamos comprometidas indisolublemente
con la clase obrera y el pueblo. Nuestra fortaleza, nuestra conviccin y
nuestra decisin descansa en la inquebrantable confianza, en la ilimitada
capacidad creadora y revolucionaria del proletariado y del pueblo y de la
confianza absoluta en la victoria popular.
5.Las FPL "Farabundo Mart", como organizacin revolucionaria templada
en el curso de la heroica lucha del pueblo salvadoreo es capaz de depurarse
y avanzar con firmeza en el fortalecimiento de la unidad de todo el pueblo y
en el desarrollo de la lucha revolucionaria.
6.Que la reunin plenaria del sptimo consejo revolucionario de nuestra
organizacin, ratific la lnea estratgica, poltico-militar de nuestra
organizacin y la enriqueci con la base en las nuevas experiencias y
exigencias de la revolucin, la denominacin del sptimo consejo
revolucionario "Todo el pueblo dispuesto a derrotar la intervencin del
imperialismo yanqui", dedicado a nuestra segunda responsable comandante
Ana Mara y dems hroes y mrtires de la revolucin, recibe el espritu y la
disposicin de las FPL y de todo el pueblo de combatir y vencer a las tropas
yanquis y de otros pases tteres del imperialismo que agraden nuestro suelo
patrio. Al mismo tiempo, traz los lineamientos para contribuir junto al
FMLN a alcanzar la victoria popular definitiva.
7.Finalmente hacemos un llamado a la clase obrera, al pueblo trabajador y a
los sectores democrticos y progresistas a no dejarse confundir por la
campaa de calumnias y mentiras propaladas por el enemigo y por todos
aquellos que le hacen el juego directa o indirectamente.
A incorporarse masivamente a la lucha armada revolucionaria, contribuir
con la misma para emprender las batallas decisivas contra los enemigos del
pueblo.
A impulsar decididamente la lucha por las reivindicaciones polticas,
econmicas y sociales inmediatas.
A apoyar todas las medidas para evitar la intervencin yanqui o, de otras
fuerzas en nuestro pas ya enfrentar con resolucin cualquier intento de
agresin a nuestro pas.
A fortalecer la unidad del pueblo en torno a su vanguardia el FMLN y a
cerrar filas frente a nuestros enemigos de clase.
Viva la unidad poltico-ideolgica y orgnica de las Fuerzas Populares de
Liberacin (FPL) "Farabundo Mart".
Viva el Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional. (FMLN).
Guerra al imperialismo, la oligarqua y su dictadura ttere.
Revolucin o muerte el pueblo armado vencer.
Proletarios de todos los pases unidos.
Unidos para combatir hasta la victoria final.
Revolucin o muerte. Venceremos.
Por el Comit Central de las Fuerzas Populares de Liberacin (FPL)
"Farabundo Mart", firman los miembros de su Comisin Poltica: Leonel
Gonzlez, primer secretario de las FPL y comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas Populares de Liberacin.
Dimas Rodrguez, segundo secretario de las FPL y segundo jefe de las
Fuerzas Armadas Populares de Liberacin. Milton, Salvador Guerra,
Estaban Cabrales, Mayo Sibrin, Ricardo Gutirrez, Jess Rojas, Valentn y
Miguel Castellanos.
(Las negrillas y los subrayados son nuestros)
NUESTRA CRITICA AL "COMUNICADO OFICIAL"
No es difcil destruir la endeble y carente de principios acusacin contra el
comandante Marcial del Comunicado anterior.
Lo primero que se debe destacar es la insistencia cansadora y machacona de
proclamar la continuacin e inclusive la "victoria" de la lucha armada
cuando se estaba negociando la "paz" capituladora con la dictadura. Todo
esto precisamente para confundir al pueblo y hacerle creer que se seguira la
lnea revolucionaria de Marcial.
En segundo lugar el "pez cae por la boca". Las mismas calumnias que se
levantaron contra el Che Guevara y ms an el famoso y tristemente clebre
principio del "culto a la personalidad" que ya sabemos muy bien dnde
conduce.
Una vez eliminado Marcial, pues no hubo suicidio alguno, simplemente fue
asesinado por orden del revisionismo sovitico enemigo jurado de la
revolucin y la lucha armada, los revisionistas capituladores del FMLN,
principalmente Shafik Jorge Handal, corrieron a firmar la paz traicionando
vilmente la lucha revolucionaria que diriga heroicamente el comandante
Marcial.
Todo esto est demostrado en los documentos que tenemos el honor de
publicar, pues se pretende sepultar en el olvido para la historia de Amrica
Latina, la figura seera del comandante Marcial, el camarada SALVADOR
CAYETANO CARPIO.
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VIII
Carta de suicidio de Salvador Cayetano Carpio
Wikipedia
Palabras al heroico pueblo de El Salvador, a mi querida clase obrera y a la
gloriosa FPLFarabundo Mart.
En todos los momentos ms duros de mi vida, en la lucha contra las clases
reaccionarias y explotadoras internas y contra el imperialismo yanqui, ha
sido y es mi pueblo y mi clase los supremos elementos de inspiracin y
objetivo bsico la lucha por sus intereses. En este momento ms que nunca.
He sido atacado, perseguido, calumniado, vejado, reprimido mil veces por
esos bestiales enemigos del pueblo y todo lo he soportado y superado con
mstica por la causa de los obreros, campesinos y pueblo. Todos mis pasos
son y han sido dentro de este marco, de estos intereses fundamentales,
mayormente en estos ltimos aos de lucha, de la intensificacin de la lucha
popular de liberacin, de la intensificacin de las ofensivas militares e
insurreccionales hacia la Toma del Poder para el pueblo y por el pueblo que
tenga por base la alianza obrerocampesina y sus intereses.
Al intensificarse la Guerra Popular, se intensifica tambin la accin del
imperialismo en todos los rdenes, sus conjuras, sus planes y complots.
Contra todos esos planes nefastos estoy dispuesto a luchar hasta la victoria
total.
Pero una cosa es luchar contra el imperialismo y sus intrigas, y otra sentir la
injusticia, la calumnia y la infamia de parte de los mismos hermanos. Una
negra conjura por manchar mi vida revolucionaria y daar profundamente a
las FPL est en marcha y llegando a su culminacin. No s de dnde
proceden esos planes difamatorios, esa conjura contra mi vida
revolucionaria. Lo nico que s es que cuando se acerca la Toma del Poder,
la burguesa nacional e internacional arrecia todos sus recursos para debilitar
la hegemona proletariacampesina en la revolucin y de esta manera
eliminar poltica o fsicamente a las organizaciones que son verdadera
garanta de los intereses proletarios.
Pero lo que duele, lo que no puede soportarse es que hermanos
revolucionarios sean engaados y acepten como si fueran ciertas las
calumnias, el invento prfido, la infamia contra un revolucionario probado
mil veces en el combate popular. Que al aceptarlo no slo contribuyen a
destruir mi probada imagen revolucionaria, sino que se lancen contra las
filas de mi querida organizacin, considerando a todos sus miembros y redes
como potenciales infiltrados del enemigo.
No puedo soportar impotente que as se trate a mi querida organizacin, base
de la lucha revolucionaria de mi pueblo y de la unidad consecuente, ni a las
exigencias de que ponga a sus organismos, redes, miembros y colaboradores
en manos de una investigacin mal conducida y prejuiciada. Y no puedo
soportar el escarnio que se hace de mi persona, la infamia de querer
involucrar mi nombre aunque sea indirectamente, la torva insinuacin en esa
direccin, en el doloroso caso de la terrible prdida de nuestra compaera
Ana Mara.
Rechazo esta injusta calumnia, aunque de ella se hagan eco los hermanos.
Pero es ms dolorosa la injusticia cuando viene de los hermanos que de
enemigos. La verdad, que un da inevitablemente resplandecer contra la
calumnia y la infamia. Se impondr inevitablemente. Y por de pronto, toda
responsabilidad sobre mi decisin personal tomada en este momento recae
sobre quienes, aun siendo hermanos, as han procedido tratando de poner
injustamente manchas a mi trayectoria revolucionaria.
S que mi querido pueblo triunfar pronto; que la clase obrera sabr
defender su derecho a hegemonizar el proceso revolucionario de mi pas, y
que aun sufriendo estos grandes golpes, las FPL sabrn resurgir como
genuina expresin del proletariado y del pueblo y sabr jugar incidencia
positiva en la correcta unidad del pueblo y sabr desempear con nuestras
queridas FAPL papel decisivo en la victoria final y en las fases que
conduzcan a la creacin de las condiciones para pasar al socialismo.
Me alienta la idea de que mi modesta contribucin a esos logros, teniendo
como norma hasta el ltimo instante, cada acto de mi vida, los intereses del
proletariado y del pueblo, en alguna medida ayudan y ayudarn a los
genuinos intereses del pueblo en su futuro feliz.
Revolucin o muerte! El pueblo armado vencer!
Abril de 1983
Marcial.
Primer responsable de las FPLFarabundo Mart y Comandante en Jefe de
las FAPL.
Miembro de la Comandancia General del FMLN.
DOSSIER NMERO UNO.
CUADERNOS DE LIBERACION. No. 12.
SALVADOR CAYETANO CARPIO
LA GUERRA POPULAR SALVADOREA
Autor de las notas sin nombre: Jorge Echazu Alvarado
"LIBERACION", EDITORES.
LA PAZ-BOLIVIA.
ENERO DE 2007.