El documento discute la teoría de Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas y la aplica a la antropología. Explica que Kuhn propuso que la ciencia avanza a través de paradigmas y revoluciones científicas. Identifica al evolucionismo del siglo XIX como el primer paradigma antropológico. Argumenta que actualmente la antropología se encuentra en una fase "preparadigmática" de crisis, similar a la descrita por Kuhn, y que esto se refleja tanto a nivel internacional como en México.
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El documento discute la teoría de Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas y la aplica a la antropología. Explica que Kuhn propuso que la ciencia avanza a través de paradigmas y revoluciones científicas. Identifica al evolucionismo del siglo XIX como el primer paradigma antropológico. Argumenta que actualmente la antropología se encuentra en una fase "preparadigmática" de crisis, similar a la descrita por Kuhn, y que esto se refleja tanto a nivel internacional como en México.
El documento discute la teoría de Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas y la aplica a la antropología. Explica que Kuhn propuso que la ciencia avanza a través de paradigmas y revoluciones científicas. Identifica al evolucionismo del siglo XIX como el primer paradigma antropológico. Argumenta que actualmente la antropología se encuentra en una fase "preparadigmática" de crisis, similar a la descrita por Kuhn, y que esto se refleja tanto a nivel internacional como en México.
El documento discute la teoría de Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas y la aplica a la antropología. Explica que Kuhn propuso que la ciencia avanza a través de paradigmas y revoluciones científicas. Identifica al evolucionismo del siglo XIX como el primer paradigma antropológico. Argumenta que actualmente la antropología se encuentra en una fase "preparadigmática" de crisis, similar a la descrita por Kuhn, y que esto se refleja tanto a nivel internacional como en México.
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Anexo terico prctico
Ciencia normal o revolucin cientfica?
Notas sobre las perspectivas actuales de la antropologa sociocultural 1 Esteban Krotz Lo que los fundadores de la ciencia moderna y entre ellos Galileo, deban hacer, pues, no era criticar y combatir ciertas teoras errneas, para corregirlas o sustituirlas por otras me- jores. Deban hacer algo distinto. Deban destruir un mun- do y sustituirlo por otro. Deban reformar la estructura de nuestra propia inteligencia, formular de nuevo y revisar sus conceptos, considerar el ser de un modo nuevo, elaborar un nuevo concepto del conocimiento un nuevo concepto de la ciencia e incluso sustituir un punto de vista bastante na- tural, el del sentido comn, por otro que no lo es en absoluto. Alexandre Koyr L a situacin de crisis que atraviesa la antropologa como disciplina tanto en el mbito internacional como en nuestro pas es un hecho poco controvertido. El presente ensayo 2 pretende contribuir al esclarecimiento terico y prctico de esta situacin. Para ello no se presen- ta, una vez ms, una simple enumeracin de rasgos carac- tersticos de la situacin sino se trata de relacionar esta si- tuacin, por una parte, con el desarrollo mismo de la teora antropolgica y, por otra, con uno de los modelos acerca de la evolucin del conocimiento cientfico ms discutidos en los ltimos aos, a saber, sobre las revolucio- nes cientficas de Thomas Kuhn. Este ensayo no quiere y por mltiples razones no puede ser una tesis acabada sobre la evolucin de las ciencias antropolgicas o una crisis sistemtica del aporte de Kuhn a la filosofa y a la historia de la ciencia. Ms bien quiere ser una contribucin a la discusin que todava est poco presente en las publicaciones antropolgicas mexicanas. Por tanto, en la primera parte de este ensayo se pre- sentarn los rasgos fundamentales de la teora de Kuhn. En el segundo apartado se intentar identificar en sus tr- minos al evolucionismo decimonnico como el primer paradigma antropolgico que es, al mismo tiempo, la base de su constitucin como disciplina cientfica. En el tercer apartado se tratar de comprender la situacin global de la antropologa actual como tpicamente prepa- radigmtica y de destacar algunas particularidades de la situacin mexicana respectiva. Por ltimo, se presen- tarn algunas consideraciones a modo de elementos para la discusin que se refieren tanto a la coyuntura actual de la antropologa mexicana como al proceso de generacin del conocimiento antropolgico. La teora de Kuhn sobre la creacin del conocimiento cientfico Desde la aparicin de The Structure of Scientific Revolu- tions 3 en 1962, la teora expuesta por Thomas S. Kuhn se ha convertido en uno de los principales puntos de refe- rencia en la discusin sobre la estructura y la evolucin del conocimiento cientfico. Con esta obra Kuhn pretende haber innovado profundamente ha disciplina de la his- toria de la ciencia 4 ; posteriormente ha aclarado y precisado 34 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia 1 En Notas sobre las perspectivas actuales de la antropologa sociocultural, N 95, Universidad Autnoma Metropolitana (Iztapalapa), Xalapa, Edicio- nes El Pirata, julio de 1986. 2 Algunos elementos de este ensayo fueron presentados el 10 de marzo de 1980 en una conferencia en El Colegio de Michoacn bajo el ttulo El evolucionismo y la teora antropolgica: situacin y perspectivas 3 Las citas estn tomadas de la segunda y amplia edicin de 1970 que contiene un postcriptum (de 1969). Hay traduccin al castellano en los Bre- viarios del Fondo de Cultura Econmica. 4 Para un resumen del desarrollo de la historia de la ciencia vase ante todo a Kuhn mismo (1970, 1977). Varios de los elementos importantes se en- cuentran ya en obras de un maestro Alexandre Koyr. KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 en numerosas ocasiones su punto de vista. 5 ste gira en torno a un binomio doble: los conceptos de paradigma y de comunidad cientfica, por un lado y de ciencia normal (o fase postparadigmtica) y de ciencia de crisis (o fase preparadigmtica) por el otro, la transicin de este ltimo tipo de ciencia hacia el anterior es el proceso carac- terizado como revolucin cientfica. Kuhn parte de la idea de que algunos ejemplos acep- tados de praxis cientfica actual ejemplos que incluyen ley, teora, aplicacin e instrumentacin en su conjunto proporcionan modelos de los cuales parten tradiciones de investigacin cientfica especificas y coherentes (1972: 10). Un paradigma de una disciplina cientfica es, por consiguiente, una realizacin cientfica fundamental que incluye tanto una teora como algunas aplicaciones ejem- plares a los resultados de experimentos y observaciones [...] es una realizacin abierta que deja todo tipo de inves- tigaciones todava por hacerse [...] es una realizacin acep- tada en el sentido de que es recibida por un grupo cuyos miembros ya no tratarn ms de competir con l o de crear alternativas a l (Kuhn 1972: 91). El paradigma es la fuente de los mtodos, del campo de problemas y de los cnones para su solucin que son aceptados por cualquier comunidad cientfica madura en cualquier tiempo dado (Kuhn 1970: 103). Por tanto, un paradigma es, ante todo, exclusivo: no solamente no permite opciones alternativas al interior de la misma comunidad cientfica, sino que tambin desplaza paradigmas anteriores. Es, por as de- cirlo, una solucin de una vez por todas a un problema cientfico, como tal es necesariamente una realizacin tarda que caracteriza una disciplina cientfica madura. Un paradigma no existe por s mismo: slo su formula- cin colectiva por parte de una comunidad cientfica lo crea. Por tanto, cierto grupo de cientficos que concuerda en un paradigma crea una disciplina cientfica y es, al mismo tiempo, su representante y administrador. Esta estructura comunitaria de la ciencia (Kuhn 1974: 252) es un aspecto de suma importancia para la comprensin del surgimiento y del ocaso de paradigmas cientficos cuya historia no puede escribirse como una simple historia de ideas. 6 Su estudio no solamente relaciona la historia del pensamiento cientfico con la historia de la humanidad en su sentido ms amplio, tambin aclara el funcionamiento de las llamadas tradiciones cientficas. Finalmente permite entender el proceso de formacin de un cientfico como un proceso de socializacin dentro de un grupo que ha convenido en la adopcin de un paradigma en el sentido de un modelo aceptado o una pauta aceptada (Kuhn 1970: 23). Con este ltimo aspecto se ha indicado la caracterstica de la ciencia normal. Es el perodo en que existe una in- vestigacin basada firmemente en una o ms realizaciones que una comunidad cientfica particular reconoce durante un tiempo determinado como base para su prctica poste- rior (Kuhn 1970: 10). Es la poca de una disciplina esta- blecida y consolidada, en que sus cientficos operan sobre la base de un paradigma que les seala los tipos de entidades de su universo (y limita este universo), da infor- macin general sobre la conducta de estas entidades, in- forma sobre las preguntas que pueden y deben hacerse con respecto a este universo e indica la manera que puede usarse para abordar correctamente estas preguntas. 7 Du- rante este perodo, se llega a un alto grado del refinamiento de las tcnicas, del mtodo, y de la precisin en la formula- cin de los problemas y se ampla y profundiza en conoci- miento de determinado aspecto de la naturaleza. Es la fase paradigmtica del desarrollo del conocimiento cient- fico: los cientficos resuelven problemas prefigurados por el paradigma mismo y estudian fenmenos nuevos en base a l, fenmeno y problemas que se resisten a un trata- miento en trminos de este paradigma son calificados de excepciones o de asuntos que en el estado actual del conocimiento no pueden resolverse todava (y que se podrn explicar ms adelante). A partir de cierto momento, sin embargo, en la comu- nidad cientfica respectiva surge la conciencia de que el nmero de anomalas est llegando a ser crtico. Es decir, la investigacin basada en el paradigma ha aceptado llegar a demasiados problemas que no pueden resolverse en base a este mismo paradigma; ocasionalmente tambin nuevos descubrimientos pueden contribuir a esta situa- cin de crisis. Sin embargo, el paradigma todava cosa que slo es posible al aceptar un paradigma sustituto, empieza a buscar reinterpretaciones parciales y se pro- 35 Constructores de Otredad 5 Vanse, ante todo, los artculos recogidos en el libro The Essential Tensin. Un buen resumen se ofrece tambin en el artculo Scientific Paradig- ma (Kuhn 1972). En el volumen editado por I. Lakatos y A. Muasgrave (1974) se encuentra una confrontacin de los puntos de vista de Kuhn con los de tendencias tan diversas como las de Popper, Lakatos y Feyerabend, entre otros. El Segundo Coloquio de la Asociacin Filosfica de M- xico estuvo dedicado, en parte, a la discusin de la tesis de Kuhn (vase Balibar y otros 1979). 6 Kuhn llega a afirmar que si estuviera escribiendo mi libro (se refiere a Kuhn 1970) ahora de nuevo, empezara [...] con una discusin de la es- tructura comunitaria de la ciencia [...] La estructura comunitaria es un tema sobre el cual actualmente tenemos muy poca informacin, pero que recientemente se ha convertido en un asunto de importancia para los socilogos y tambin los historiadores estn ahora interesados en l (Kuhn 1974: 252). 7 Vase Kuhn (1970: cap. 2-5; 1972 92 y sig.). KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 ponen modificaciones. Muchas veces se recurre a formula- ciones alternativas que, en estado embrionario, haban es- tado presentes en la discusin cientfica, pero que en au- sencia de la conciencia de la crisis no haban sido reconocidas como alternativas. 8 La fase del pensamiento convergente es disuelta en grado creciente hacia un pen- samiento divergente (Kuhn 1677: 226), hasta que final- mente el antiguo paradigma tiene uno o ms rivales; en esta fase preparadigmtica la comunidad cientfica est di- vidida en facciones que se combaten mutuamente para lo- grar la aceptacin de su propio preparadigma por parte de toda la comunidad cientfica. Finalmente, uno de los pre- paradigmas rivales llega a ser suficientemente convincente para toda la comunidad cientfica y un nuevo paradigma, que sustituye por completo al anterior, forma la base de un nuevo perodo de ciencia normal. Con esta revolucin cientfica comienza una nueva fase de acumulacin de conocimiento cientfico que incluye una reinterpretacin de realizaciones cientficas anteriores. Estos cuatros elementos paradigma, comunidad cien- tfica, ciencia normal y revolucin cientfica son la base de toda la teora de Kuhn. ste, segn sus propias pala- bras, un antiguo fsico que ahora se ha dedicado princi- palmente a la historia de esta disciplina cientfica (Kuhn 1977: 340), la ha formulado particularmente para el m- bito de las ciencias naturales (principalmente astronoma, fsica y qumica, disciplinas estas de donde provienen casi todos sus ejemplos), mientras que las ciencias formales no han recibido ninguna atencin y las ciencias sociales slo se mencionan de paso, como protociencias. 9 De acuer- do con lo sealado en la introduccin de este ensayo, aqu no se trata de hacer una presentacin completa de la teora de Kuhn y, menos an, una crtica sistemtica de sus puntos de vista. Aunque esta crtica es ineludible y ur- gente, aqu solamente se trata de presentar aquellos ele- mentos que pueden contribuir a la discusin sobre gnesis y situaciones actual de nuestra ciencia. As, este intento es, a su vez, parte de la crtica. En este sentido parece conve- niente, antes de pasar a considerar la antropologa decimo- nnica, aadir algunas aclaraciones al esbozo efectuado. Lo que Kuhn llama ciencia normal es el proceso que el sentido comn conoce como una disciplina cientfica establecida. Una de sus caractersticas principales es que los cientficos estn dedicados a resolver con procedi- mientos y un lenguaje especializado ambos casi ininteli- gibles para no-cientficos problemas que, en su gran ma- yora no interesan fuera del mbito de la misma disciplina y de disciplinas afines. El consenso fundamental de esta fase se expresa tambin en la existencia de libros de texto que convierte la formacin del nuevo cientfico en una iniciacin dogmtica a una tradicin preestablecida para cuya evaluacin el estudiante no est capacitada (1977: 229), es decir, un proceso de socializacin a una comu- nidad cientfica para adquirir, as, la matriz de la disci- plina (1977: 306). 10 Esta caracterizacin hace ver con claridad que la situa- cin de crisis no emerge por la ignorancia de los cient- ficos. Es ms, solamente con un conocimiento adecuado puede distinguirse entre anomala esencial (provocada por lo inadecuado del paradigma) y mero fracaso (pro- vocado por una falla en el equipo, falta de preparacin o habilidad del cientfico, insuficiente desarrollo del mtodo etc.) (Kuhn 1972: 99). Incluso nuevos descubrimientos pueden haber sealado con anticipacin por el paradigma, aunque la verificacin emprica puede tardar mucho tiem- po todava. Esto indica que solamente cierto tipo de des- cubrimiento contribuir a la creacin de la situacin de la crisis, mientras que los dems reforzarn la vigilancia del paradigma. Es importante destacar que la fase preparadigmtica, la fase de la investigacin extraordinaria (Kuhn 1970: 90), se caracteriza por serias dificultades de comunicacin entre los diversos sectores de la comunidad cientfica que proponen paradigmas alternativos (stos, conviene recor- darlo aqu, no son simplemente teoras, sino que im- plican la delimitacin del campo mismo, as como la indi- 36 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia 8 Algo semejante puede decirse tambin para los problemas surgidos cuya solucin durante la fase de la ciencia normal se haba aplazado hasta ha- ber alcanzado un grado ms alto de refinamiento de la praxis cientfica; cada uno de ellos es, potencialmente, un argumento contra el paradigma pero no es sino hasta tener la conciencia de la crisis que pueda ser reconocido como tal. Para todo esto vase Kuhn (1970: cap. 6-8; 1972: 96 y sig.). 9 [...] campos como filosofa y las artes no pretenden ser ciencias [...] Es decir, no generan resultados que, por principio, pueden ser comprobados mediante una comparacin punto por punto con la naturaleza. Pero este argumento me parece equivocado [...] de cualquier manera estos campos pueden progresar de la misma manera como lo hacen las ciencias naturales. En la antigedad y durante el Renacimiento fueron ms las artes que las ciencias las que proporcionaban los paradigmas aceptados por el progreso [...] Hay muchos campos yo los llamo protociencia en los que la pra- xis genera conclusiones comprobables, pero que a pesar de ello se asemejan ms a la filosofa y las artes en su patrn evolutivo que a las ciencias na- turales establecidas. Pienso, por ejemplo, en campos tales como la qumica y la electricidad antes de mediados del siglo XVIII, el estudio de la herencia y la filognesis antes de mediados del siglo XIX o muchas de las ciencias sociales de hoy en da [...] Concluyo, pues, que a las protociencia como al arte y filosofa, les falta un elemento que, en las ciencias maduras, permite las formas ms obvias de progreso. Esto sin embargo no es algo que una prescripcin metodolgica pueda proporcionar(Kuhn 1974: 244-245: vase tambin Kuhn 1977: 231). 10 Esto es, segn Kuhn, la mejor garanta para una produccin cientfica creciente es decir, para la acumulacin de conocimiento cientfico (1977: 229-231). KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 cacin de problemas y soluciones ejemplares, etc.). sta es agravada por la tensin esencial del proceder cientfico (Kuhn 1977), donde la necesidad del terco manteni- miento de un paradigma es tan importante como su crtica despiadada. As, los defensores de un preparadigma harn todo para enfatizar las ventajas y potencialidades de su proposicin y, al mismo tiempo, descalificar los prepara- digmas alternativos por inadecuados, insuficientes, super- ficiales o engaosos. Este procedimiento es facilitado por el hecho de que los cientficos para una buena teora (Kuhn 1977: 321 y sig.) son varios y que las diversas pro- posiciones satisfacen diversos criterios de manera dife- rente, de modo que el proceso de aceptacin de un para- digma est basado tanto en problemas de tipo metodol- gico como en procesos de convencimiento. 11 En este punto hay que considerar tambin las relaciones entre este proceso de creacin de alternativas, su propagacin y, fi- nalmente, aceptacin o rechazo definitivo y el contexto general de tradiciones intelectuales y de cosmovisin, por una parte, y procesos ms bien polticos, por otra, donde cierto tipo de paradigma puede contribuir, por ejemplo, a la legitimacin de la situacin social imperante o a mi- narla. 12 Finalmente hay que sealar todava que cuando la transicin hacia un paradigma nuevo se ha consu- mado, la profesin habr cambiado su visin del campo, de sus mtodos y de sus metas (Kuhn 1970: 85). Pero como la ciencia, de manera diferente que el arte destruye su pasado (Kuhn 1977: 345), los nuevos paradigmas tienen una reaccin hacia atrs con respecto a lo que antes ya se haba sabido, proporcionando una visin nueva acerca de algunos objetos que antes haban sido familiares y, al mismo tiempo, cambiando la manera en que incluso algunas partes tradicionales de la ciencia han sido practi- cadas (Kuhn 1977: 175). En algunos casos, la revolucin cientfica no solamente ensea a los cientficos a ver situa- ciones antiguas de modos nuevos (Kuhn 1977: 176) sino que tambin cambia la cosmovisin de grupos sociales mucho ms amplios. Los casos de Coprnico, Darwin y Einstein son aqu los casos ms evidentes y sobresalientes, pero el historiador encuentra constantemente episodios revolucionarios mucho ms pequeos pero estructural- mente similar [...] que son centrales para el avance de la ciencia (Kuhn 1977: 226). 13 El evolucionismo decimonnico como primer paradigma antropolgico La antropologa como disciplina cientfica emerge en el siglo XIX bajo la forma de evolucionismo. En base a los conceptos indicados en el prrafo anterior, se sealar en ste el contexto socio-histrico y cultural-cognoscitivo de la poca, es decir, las influencias que obran en el surgi- miento de la antropologa evolucionista y en su constitu- cin como una nueva disciplina cientfica. El estableci- miento del paradigma evolucionista en antropologa significa, por consiguiente, el reconocimiento social de un nuevo campo de conocimiento (y, en cierto modo, la aceptacin de una nueva manera de interpretar el mundo) y la constitucin de una comunidad cientfica particular. El desarrollo de las fuerzas productivas en la Europa central cuyo elemento clave es el aprovechamiento de una nueva fuente de energa: los combustibles fsiles y las transformaciones concomitantes de la estructura social, particularmente una nueva organizacin del trabajo social son el marco general de la invencin de las ciencias so- ciales y de la antropologa o etnologa como una de sus subdisciplinas. Los intentos restaurativos cristalizados en el Congreso de Viena y la herencia efectiva de la Re- volucin Francesa expresada en el proceso de consolida- cin de la burguesa primero y de la formacin de la clase obrera como fuerza social despus constituye el marco poltico: un sistema relativamente equilibrado de estados nacionales donde avanza, con ciertos desfases, el rgimen parlamentario. La evolucin social de las sociedades europeas (y, pos- teriormente, tambin de Norteamrica) contiene los ele- mentos que operan como fuentes generadoras de datos y de problemas que ponen aquellos ramales de la tradicin intelectual de Occidente que se haban abocado a la refle- xin sobre lo que posteriormente sera definido como el fenmeno social. Pero la dinmica misma de este reto contribuye decisivamente al debilitamiento y ocaso de las tradiciones intelectuales establecidas. En primer lugar, hay que sealar cmo el proceso de avance en base a su condicionamiento mutuo de las di- versas ciencias naturales (biologa, geologa, qumica) y de la tecnologa (especialmente la exploracin y explotacin de minerales y combustibles fsiles, el mejoramiento gen- tico y los avances en el campo de las comunicaciones y el 37 Constructores de Otredad 11 Por ello, Kuhn habla tambin de un proceso de conversin entre los miembros de la comunidad cientfica y usa el trmino de switch of gestalt (1970: 85): se trata de un proceso donde elementos objetivos y subjetivos se entrecruzan. Para una serie de consideraciones importantes sobre la se- leccin de una teora en la ciencia vase Hempel 1979. 12 Tanto para Kuhn como para Koyre el modelo base es la sustitucin del modelo geocntrico por el modelo heliocntrico, proceso cristalizado en la figura de Coprnico y es conocida la reaccin poltica que provoc este nuevo paradigma precisamente por sus implicaciones de deslegitimacin. 13 Vase, ante todo, Kuhn (1970: cap. 10). KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 transporte) contribuye a generar datos que significan un cuestionamiento importante para la tradicin intelectual reinante y proveen las condiciones generales para el surgi- miento de la antropologa cientfica: la edad inverosmil del universo y de la tierra; la existencia de una cadena de los seres vivientes, los vestigios de culturas respetables su- mamente antiguas, etc. Por otra parte, la expansin colo- nial lleva a un incremento sin precedentes de la informa- cin sobre los pueblos con organizacin social y cultural extraa y desconocida. Adems, los intentos de unifica- cin nacional, especialmente en Europa central y en los pases eslavos, convierten a las sociedades rurales en el ob- jeto de estudio cientfico. Finalmente, el cambio social ex- perimentado de generacin particularmente las migra- ciones, la urbanizacin, la nueva organizacin del trabajo productivo, las modificaciones en el sistema poltico ponen en entredicho la imagen tradicional de estabilidad social 14 y dirigen la atencin general hacia la historia y la dinmica social. 15 En todo este proceso ocurre un hecho de mucha im- portancia: la autoridad, hasta haca poco predominante en la interpretacin cosmolgica e histrica, de los telogos, clrigos y filsofos, representantes de doctrinas, empieza a debilitarse rpidamente y dar paso a otro tipo de intr- prete: el cientfico. 16 Este tipo de autoridad establece, defi- nitivamente, una nueva manera de aproximarse a los fen- menos, que se diferencia profundamente de la manera tra- dicional: emprica, experimental, inductiva. Sin embargo, puede afirmarse que lo importante no es el nuevo mtodo en s 17 sino lo que su aplicacin seala sobre las caracters- ticas del mundo: un mundo ordenado y regular, con mo- dificaciones en el tiempo y el espacio graduales y suscepti- bles al estudio (y, muchas veces, a la observacin directa); un mundo cuya estructura y cuyos ltimos principios son por principio inteligible; un mundo cuyo funciona- miento y cuyos fenmenos se explican, de modo inma- nente, por la ley de la causalidad. Adems, y ello no parece haber sido de poca importancia para la descomposicin de los cnones interpretativos hasta entonces vigentes, estos nuevos intrpretes se ubican en la delantera de los aconte- cimientos, llevando a su mxima expresin la conviccin nacida en la Ilustracin de que la ciencia es al mismo tiempo fuente y ejemplo del progreso (Kuhn 1977: 106). En cambio las doctrinas cristianas, que hasta este mo- mento han tenido un cierto monopolio cosmolgico in- terpretativo, se orientan ahora hacia una interioridad rela- tivamente aislada del proceso histrico o se dedican sim- plemente a la reafirmacin de la vida tradicional. 18 Independientemente de este desplazamiento interpre- tativo y, por consiguiente, la extensin de una nueva vi- sin del mundo (que hasta fines del siglo empezara a cues- tionarse), la comunidad cientfica europea se encontraba, hablando en trmino generales, ante un reto difcil. Por una parte, se iniciaba con vigor el, hasta ahora, irreversible proceso de escisin del conocimiento en campos, disci- plinas y subdisciplinas sin que los lmites entre stos hu- bieran podido establecer a priori a la manera de los es- quemas doctrinales universales anteriores. Por otra parte, el mismo proceso de emancipacin del nuevo tipo de ciencia con respecto a las doctrinas tradicionales era un proceso paulatino, a veces contradictorio y sinuoso, y ello no solamente por razones de tipo personal sino, ante todo, de tipo epistemolgico. La discusin entre el catastrofismo de Cuvier y el uniformismo de Lyell y de Hutton o la misma discusin en torno a teora y mtodo de Darwin pueden servir como indicaciones representativas del pro- blema en general. 19 Los hombres que en el siglo XIX intentaban ordenar, explicar y comprender no solamente los cambios ocu- rridos en su propia sociedad sino todo el mbito de los fe- nmenos sociales antes referido, se encontraban con toda una gama de esquemas interpretativos de tipo proce- sual-evolutivo. Aparte de sus paralelos en biologa, zoo- loga y geologa, las teoras de Malthus, Turgot y Adam Smith representaban puntos de vista evolutivos. La his- toria, disciplina en auge, empezaba a concebir cambios di- reccionales en pocas que hasta este momento haban sido vistos como estticos. 38 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia 14 As Kuhn anota que el siglo XIX [...] es el perodo en que por primera vez se seala que la Edad Media tena historia(1977: 107). 15 Vase para toda esta parte a modo de referencia el volumen correspondiente a los evolucionistas de ngel Palerm(1976), especialmente las partes I III as como los captulos 2-4 de la Historia de la antropologa de F.W. Voget (1975). 16 A ello contribuye tambin, al parecer, las innovaciones tecnolgicas que permiten un aumento considerable en la produccin y circulacin de fo- lletos, volantes y peridicos. Sin embrago, solamente la limitacin del espacio puede justificar afirmaciones tan generales, ya que existan, evidente- mente grandes diferencias por regiones y extractos sociales adems de ciertos desfases temporales. Toda esta problemtica apenas se est empezando a estudiar (vase, como un primer ejemplo, los trabajos de Hobsbawn, David y Mora en el volumen editado por Bergeron 1977). 17 Vase al respecto las afirmaciones de Kuhn (1977: 131 y sig.) que sigue en esto a su maestro Koyr (1977: 85 y sig. 258-260) as como el estudio de Hull (1973: 16 y sig.). 18 El rasgo caracterstico ms llamativo al respecto es el hecho de que la simbologa litrgica no logra integrar referencias al mundo industrial. Ade- ms pesa todava el enfrentamiento entre la doctrina tradicional y la posicin de poder de sus representantes y las posiciones propugnadas por Galileo y Bruno, aunque este enfrentamiento obtiene matices diferentes en las diversas confesiones. 19 D. Hull (1973) se ha centrado en su estudio sobre Darwin justamente en los diversos aspectos de la crtica cientfica de Darwin. KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 Diversas tradiciones interpretativas tanto de tipo po- pular como de las elite tradicionales y nuevas se enfren- taban a los mismos datos a que se enfrentaban los primeros antroplogos y los incorporaron a su manera. Por una parte, estaba la teora de la degeneracin, en trminos de la simbologa cristiana, la situacin de los pueblos primitivos era comprendida como el resultado de su rechazo a la gracia divina. La misma teora, pero con un ropaje secularizado, la explicaba en trminos de inadapta- bilidad natural a la vida civilizada-occidental. Por otra parte, exista una teora evolucionista minoritaria que in- verta los dos polos en cuanto a su significado valorativo. Aqu, la civilizacin actual era vista como el punto culmi- nante de la degradacin del ser humano a partir de su ex- pulsin del paraso, mientras que los pueblos no-occiden- tales eran los verdaderamente inocentes y buenos por na- turaleza. La versin secularizada de esta teora expresaba lo mismo en trminos del regreso al estado natural del hom- bre, representado por el buen salvaje. 20 En relacin a la segunda de estas dos teoras hay que re- cordar la tradicin utpica de Occidente, que en el siglo XIX adquiri importancia terica y poltica a la vez bajo la forma del socialismo utpico. Las llamadas novelas pol- ticas, los esbozos de sociedades perfectas, siempre haban combinado el anuncio de un orden radicalmente diferente y definitivamente mejor con la denuncia de lo inhumano del desorden establecido y la identificacin de los meca- nismos responsables de la dureza de la vida; estos mismos elementos se pueden encontrar en los rasgos correspon- dientes en la cultura popular de las masas iletradas. 21 Ahora, el socialismo utpico se comprenda y actuaba como el ms autntico representante en la Revolucin Francesa, pero que haba sido aplastada por la restauracin bonapartista primero y por la consolidacin de la hege- mona de la burguesa despus. Las mismas influencias se- guan pujando (y ellas eran, en parte, las mismas de las que se nutra la antropologa naciente): la inconformidad con el sufrimiento de las masas, la mezcla de relatos de viajeros con las antiqusimas imgenes y sueos populares de una vida mejor, los relatos de rebeliones frustradas y las pro- mesas mticas del Gran Cambio, transmitidos de genera- cin en generacin. A pesar de todas sus diferencias con el milenarismo, el socialismo utpico (y las fuerzas sociales en que se basaba) afirmaba, como aqul, no solamente una cosmovisin evolutiva y teleolgica sino que tambin bus- caba e iniciaba las vas de una transformacin concreta y cercana. Mientras que el socialismo utpico representaba el punto de vista de las diversas clases desfavorecidas por los cambios ocurridos, tambin exista un esquema evolutivo para el uso de la burguesa, que se centraba en el trmino de progreso y que tiene su equivalencia contempornea en el desarrollismo. Sin embargo, el pronunciado inters en la historia de las sociedades europeas clsicas (que tambin aliment a la antropologa naciente) por parte de los es- tratos cultos difcilmente podr separarse de la evoca- cin nostlgica que haca el romanticismo de sociedades pasadas e idealizadas. 22 Finalmente hay que mencionar las obras de los fil- sofos en el umbral del siglo XIX que tuvieron una in- fluencia considerable en muchos aspectos y que represen- taban esquemas evolutivos bien elaborados. Tal es el caso de J. G. Herder quien intent en su Otra filosofa de la his- toria sobre la formacin de la humanidad (1774) y en sus Ideas para la filosofa de la humanidad (1778) una visin de la evolucin humana que reconocera tanto la particula- ridad y el valor propio de sus diferentes etapas como el re- lativo avance de la situacin actual con respecto a las ante- riores. G. W. F. Hegel, por otra parte, realiz en varias de sus obras (especialmente en sus Lecciones sobre la filosofa de la historia universal, elaboradas a partir de 1822) una sntesis de la historia de la humanidad, integrada a su esquema idealista y dialctico general. Ser posible, en trminos de Kuhn, entender estas dife- rentes interpretaciones evolutivas como preparadigmas?. En caso afirmativo se tratara de un conglomerado de proposi- ciones diferentes, a veces mutuamente excluyentes y a veces parcialmente sobrepuestas, cuyo denominador comn es el enfoque procesual-dinmico de la humanidad con respecto a dos polos temporales (pasado-actualidad) que son articuladas por etapas intermedias; este denominador comn significa tambin su contraposicin global a las interpretaciones que 39 Constructores de Otredad 20 En estas oposiciones se prefiguran los esquemas bipolares de Maine o de Tnnies que se encuentran tambin en los esquemas mucho ms comple- jos de Tylor y de Morgan, por ejemplo. En la medida en que no se reconoca en la antropologa decimonnica su carcter dialctico, no podran implicar ms que una contraposicin mecnica ellos nosotros que hace posible comprender uno de los dos polos primero a partir del otro y lue- go en funcin de l. Los esquemas mencionados son sealados tambin por F. W. Voget (1973: 6 y sig.: 1975: 20 y sig. 45 y sig.) mientras que Lvi-Strauss relaciona el origen de la antropologa con el descubrimiento de Amrica (1975: 16 18), resultando as el carcter procesual de la constitucin de la antropologa como ciencia. 21 Para detalles sobre la influencia de la tradicin utpica de Occidente en el nacimiento de las ciencias sociales vase Utopa (Krotz 1980 b). 22 Aqu se trata de un aspecto que Kuhn considera varias veces pero que no elabora sistemticamente. As, por ejemplo, habla de la influencia de la presin social para la reforma calendaria como impulso para la obra de Coprnico (1970: 69) y que en la fase temprana de un nuevo campo (cientfico) [...] las necesidades sociales y culturales en las cuales se encuentran sus practicantes son una determinante mayor (Kuhn 1977: 118). Ello indica cmo la historia de la ciencia debe estar integrada a la investigacin histrica general y estar relacionada con la sociologa de la ciencia. KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 operaban sobre la base de conceptos tales como estabilidad, creacionismo e individualismo. Las ciencias sociales y con ellas, la antropologa evo- lucionista nacen en el mbito intelectual de estas propo- siciones paradigmticas y se nutren de las mismas fuentes. Sin embargo, el esquema evolutivo, que se convierte en su matriz principal, no lo toman directamente de ninguna de ellas sino que recurren a otro campo cientfico, la bio- loga. 23 Ello puede tener varias razones. Por otra parte, la biologa se encontraba bajo las mis- mas influencias socio-histricas y epistemolgicas gene- rales que el resto del pensamiento decimonnico. Pero a diferencia de la filosofa idealista, por ejemplo, represen- taba una forma avanzada del conocimiento, ya que for- maba parte de la categora de las ciencias, opuesta a las doctrinas. El Origen de las especies ofreci no sola- mente un esquema evolutivo que tena paralelos directos con la evolucin de la especie humana sino, ante todo, una explicacin racional de lo que otros autores haban inten- tado describir. Es decir, la obra de Darwin vena signifi- cando una verdadera revolucin cientfica en biologa: era el resultado de un largo proceso colectivo de confronta- cin y de bsqueda e iniciaba una transformacin genera- lizada de la cosmovisin que no iba a consumarse hasta muchos decenios despus. 24 Parece que todo ello contri- bua a dirigir la mirada de los primeros antroplogos ms y ms a concebir la evolucin de la humanidad como la evo- lucin de una especie, que bien poda estudiarse de mane- ra anloga a la de otras especies y los resultados confir- maban esta suposicin. Solamente una investigacin ms exhaustiva podr aclarar definitivamente el carcter de pre-paradigma de las tradiciones intelectuales mencionadas y la relacin de las obras de Darwin con stas y con el trabajo de los primeros antroplogos. De cualquier manera, el paradigma evolu- cionista revolucion la tradicin intelectual y constituy a la antropologa como disciplina cientfica. Con l, la an- tropologa entr a su primera fase de ciencia normal que permiti la optimizacin del esfuerzo colectivo para el es- tudio de la sociedad humana. Sin embargo, esta constitu- cin fue un proceso en el tiempo y no todos los requisitos sealados por Kuhn se cumplieron a la vez. En este con- texto hay que sealar que, precisamente, la relacin de de- pendencia con respecto a la biologa, que haba significado uno de los elementos constitutivos de la antropologa pa- ciente, se convirti pronto en uno de sus mayores pro- blemas, donde su carcter de analoga se oscureci a favor de un paralelismo exagerado como bien lo esclarece la oposicin entre Spencer y Tylor. En lo que se refiere al re- conocimiento social definitivo de la nueva disciplina hay que indicar que, a pesar de los antecedentes, que significan las numerosas sociedades etnolgicas y antropolgicas en los diversos pases europeos y de Norteamrica, ste tard hasta 1896, ao en que se cre la primera ctedra en antro- pologa y se inicio as la posibilidad de una socializacin profesional acorde con la etapa de las necesidades de una ciencia madura. 25 En base a todo lo anterior, parece posible estudiar las obras de los primeros antroplogos, investigadores y di- vulgadores, en trminos de la discusin al interior de una comunidad cientfica que trabaja sobre la base de un para- digma comn, (es decir: reconoce un campo de fen- menos, practica un tipo de acercamiento metodolgico legtimo para su estudio, comparte el modelo explica- tivo fundamental y acepta ciertos resultados generales). As, Maine, Bachofen, Fustel de Coulanges, Spencer, McLennan, Taylor, Frazer y Morgan representan a esta comunidad cientfica, sin olvidar las contribuciones de Kropotkin, Huxley, Lubbock, Engels y Marx y, final- mente, tambin de Tnnies y Freud. Desde este punto de vista pueden identificarse en trminos paradigmticos los siguientes elementos comunes de sus obras en conjunto, 40 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia 23 Esto vale para la antropologa como ciencia constituida y no para cada uno de sus fundadores ya que en trminos cronolgicos se pueden observar no solamente formulaciones evolucionistas anteriores a 1859 sino tambin simultaneidad e interrelacin; para confirmar esto ltimo hay que re- cordar la relacin entre las obras de Darwin y de Spencer (Hull 1974: Carneiro 1967). Ser necesario, un estudio histrico muy detallado para po- der decidir hasta que grado realmente existi tal recepcin del paradigma darwiniano en antropologa y hasta que grado se trat ms bien de desarrollos diferentes de acercamiento cientfico a aspectos empricos diversos pero a partir de fuentes y en ambientes epistemolgicos generales se- mejantes. En este contexto es un dato interesante que las consecuencias tericas ms relacionadas con la analoga orgnica se manifiestan hasta ciertas formulaciones del funcionalismo britnico (aunque ste, a su vez, tenga races en la obra de Durkheim), mientras que los paralelismos ms explcitos entre evolucin orgnica y evolucin cultural se han hecho en las corrientes caracterizadas generalmente como neo-evolucionistas (como, por ejemplo. Sahling 1960). 24 Para estos cambios de cosmovisin vase Kuhn (1970: cap. 10).Con respecto a los casos ms llamativos, las obras de Coprnico, Newton, Lavoisier y Einstein, Kuhn apunta: cada una de ellas necesita el rechazo por parte de la comunidad de una teora cientfica venerada a favor de otra que era incompatible con aquella. Cada una produca una modificacin en cuanto a los problemas validos para la investigacin cientfica y los cnones con que la profesin determinaba que debera contar como un problema admisible o como una resolucin legtima de un problema. Y cada una cam- biaba la imaginacin cientfica de tal modo que finalmente tenemos que describira como una transformacin del mundo en el cual se estaba reali- zando en trabajo cientfico (1970: 6). D. Hull, sin embargo, proporciona materiales para insistir en la necesidad de comprender la revolucin cientfica darwiniana no como evento momentneo sino como un proceso en el tiempo. 25 Vase la biografa de Tylor que presenta A. Palerm en su volumen 3 de la Historia de la etnologa (1977 c). KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 que los distinguen justamente de todas las proposiciones preparadigmticas anteriores: Sistematizacin estricta de una informacin inmen- sa: esto no se refiere solamente al ordenamiento de los datos disponibles sobre el mundo europeo anti- guo y los pueblos primitivos de la poca sino, en grado creciente, a la generacin inducida de este tipo de informacin conforme avanza la elabora- cin de los esquemas; Establecimiento del mtodo comparativo: tanto en su aspecto vertical-diacrnico (etapas evolutivas) como en su aspecto horizonatal-sincrnico (diversas sociedades o instituciones sociales en el mismo nivel evolutivo); Legitimacin de otros mtodos colaterales: anlisis lingsticos, estudios de parentesco, trabajo palean- tropolgico y arqueolgico, estudios fisiolgicos, pero tambin la reivindicacin de elementos hasta ahora despreciados como el folklore y la mitologa como fuentes de datos aptos para el anlisis cientfico. Categorizacin y delimitacin del campo posible: formulando categoras abstradas de las sociedades industrializadas y por tanto etnocntricas se de- finen los diversos aspectos de la organizacin social que se estudia. Al mismo tiempo se establece que son principalmente los pueblos preindustriales (his- tricos o contemporneos) el objeto principal de es- tudio, a diferencia de la sociologa que se aboca al anlisis de las sociedades industriales. Esto no signi- fica que los antroplogos evolucionistas hayan ex- cluido el estudio de sus propias sociedades como objeto de estudio. 26 El predominio de un modelo evolutivo bipolar a modo de las ciencias naturales: esto incluye la cons- truccin de una comparacin general entre la onto- gnesis del ser humano individual y la filognesis de las sociedades (cosa que ya haba sido elaborada por Herder y cuya discusin posterior se centrara en tensin temprana naturaleza cultura). La elabora- cin del modelo incluye siempre tambin la identi- ficacin de las fuerzas motrices de ese proceso evolutivo. Finalmente hay que indicar que la predo- minancia del modelo evolutivo no implica la inexis- tencia de otros modelos adicionales como puede verse, por ejemplo, en el caso de Bachofen. La antropologa evolucionista, de acuerdo con el mo- delo de Khun, tena que llegar, tarde o temprano, a su poca de crisis, en la que las fallas del modelo tuvieron que impulsar su cuestionamiento global. Como para su consti- tucin, tambin para su ocaso se conjugaron factores in- ternos y externos a la vez. La antropologa actual como fase preparadigmtica Una de las indicaciones ms claras del carcter preparadig- mtico de la situacin actual de las ciencias antropolgicas es la imposibilidad de escribir la historia de su desarrollo desde fines del siglo pasado como proceso lineal, es decir, en trminos de una simple acumulacin. 27 Por el con- trario, este proceso es ms bien de tipo multilineal, es decir, su estructura es dialgica. Es bien conocido cmo, con el paso del tiempo, el mo- delo evolucionista, el procedimiento de sus autores en la generacin y el ordenamiento de la informacin, entraron en crisis. Por una parte, el aumento vertiginoso de la can- tidad de materiales etnogrficos (y su mejoramiento en ex- tensin y calidad) mostraba cada vez ms lo inadecuado del tratamiento evolucionista de grupos sociales espec- ficos (ante todo, desde luego, su caracterizacin en tr- minos de pertenencia a determinadas etapas evolutivas) y el carcter eurocntrico de sus categoras. Est totalmente de acuerdo con el modelo de Kuhn que justamente los es- quemas ms elaborados (y no los ms sencillos y prelimi- nares) fueron los ms criticados. Por otra parte, la capa- cidad explicativa del mismo modelo empez a debilitarse al no poder enfrentarse convincentemente a las crticas de las fuerzas motrices del proceso evolutivo y no poder deta- llar la mecnica transformadora de aspectos especficos de la organizacin social. El desarrollo del trabajo de campo como procedimiento central para la generacin de datos y la comprobacin de hiptesis, finalmente, contribuy a su manera decididamente a la situacin de crisis en la antro- pologa, a la escisin de su comunidad cientfica en torno a diversos nuevos preparadigmas. En este sentido, la reaccin difusionista al modelo evo- lucionista, la puesta en entredicho de las amplias preten- siones tericas del evolucionismo por parte del relativismo 41 Constructores de Otredad 26 La obra de Morgan es un buen ejemplo de la integracin de la sociedad propia. Hay que recordar aqu que ms que estudiar sociedades particulari- dades se trataba la evolucin global de la humanidad y que ms que indicar lneas evolutivas se trataba de sealar etapas evolutivas (vase para cada aclaracin tambin a Sahling 1960). 27 Vase como contraste lo dicho por Kuhn sobre la invisibilidad de las revoluciones cientficas (1970: cap. 11) y la indicacin en su postcriptum de 1969 que su libro presenta: el desarrollo cientfico como sucesin de perodos ligados a la tradicin, interrumpidos por espacios no-acumulati- vos (1970: 208). KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 histrico-cultural, la negacin de las condiciones de posi- bilidad para el estudio de pocas pasadas de la humanidad en base al trabajo de campo entre pueblos grafos, todas estas concepciones no pueden verse simplemente como fases cronolgicamente posteriores a la antropologa deci- monnica. Su rechazo al evolucionismo implicaba, ante todo, el intento de su sustitucin definitiva mediante la demostracin prctica de sus fallas fundamentales, intrn- secas e irreformables. Naturalmente, cada una de las pre- posiciones alternativas pretenda haber eliminado convin- centemente estas fallas o, al menos, proveer la mejor base para su eliminacin futura. Sin embargo, ninguno de estos preparadigmas ha logrado una aceptacin tan generalizada como lo haba tenido el evolucionismo y as la comunidad antropologa se dividi en varios grandes sectores, que eran identificables en trminos de la ubicacin geogrfica tanto de sus centros de socializacin cientfica como de sus campos de trabajo. Parece que la situacin internacional general entre las dos guerras mundiales contribuy no poco al aislamiento de estas subcomunidades cientficas interesadas entonces en el perfeccionamiento de sus mo- delos particulares. Hasta despus de la Segunda Guerra Mundial (y tal vez justamente en base al realineamiento poltico corres- pondiente) no se abre nuevamente una fase ms intensa de discusin entre las diversas corrientes que precisamente a partir de este momento revelan ms claramente su ca- rcter de pre-paradigmas. En esta discusin, que es un proceso sumamente com- plejo, existen naturalmente la confrontacin y la aguda crtica mutua de las proposiciones preparadigmticas o- puestas. Pero tambin se encuentran los intentos de inte- grar varias posiciones para formar una nueva. Ejemplos bien conocidos son el sealamiento de Fred Eggan (1954) de que el avance futuro en la antropologa cultural est en la direccin de la integracin del enfoque estructural-fun- cionalista de la antropologa social britnica con nuestro tradicional inters americano en el proceso cultural y la historia(en Voget 1960: 18) o el trabajo de Leslie White sobre los tres tipos de la interpretacin de la cultura (1945). Al mismo tiempo, sin embargo, nos encontramos tam- bin con un proceso de constantes reformulaciones al in- terior de las diversas proposiciones. Para el caso del estructural-funcionalismo esto ha sido puesto de relieve recientemente por Daz-Polanco (1979). 28 Naturalmente, este procedimiento significa tambin una cierta integra- cin indirecta de posiciones anteriormente combatidas, como lo demuestra, por ejemplo, la reconsideracin del estudio histrico en el marco de la escuela britnica por Evans Pritchard (1964). Al mismo tiempo y conforme avanza la discusin, no es extrao que como lo ha indi- cado tambin Kuhn para varios casos de las ciencias natu- rales (1970: 71; 74-75) se presente un preparadigma que consiste en una reformulacin de un paradigma cuyo re- chazo haba sido el denominador comn de los dems pre- paradigmas; tal es el caso del llamado neoevolucionismo, reintroducido primero por Childe y White y reelaborado posteriormente con ms detalle por Sahlins y otros. 29 En este contexto no puede pasarse por alto el hecho de que en sus formulaciones influyen claramente aspectos de prepa- radigmas evolucionistas, que haban sido descartados con el establecimiento del paradigma evolucionista anlogo al de la biologa, especficamente en lo que se refiere a su versin hegeliana-marxista. La segunda estapa de esta discusin, que actualmente perdura, se caracteriza justamente por la entrada del mo- delo evolutivo hegeliano, en su forma reinterpretada por Marx y Engels. Esta entrada en tanto ms llamativa en cuanto que demuestra la importancia de eventos extra- cientficos para la discusin paradigmtica: por una parte, la utilizacin doctrinal de los esquemas de evolucin social de Marx y, despus, la incorporacin de la obra de Morgan va Engels a una doctrina de Estado, no haban contri- buido poco al descrdito y la conversin en tab de con- cepciones evolucionistas en el mundo occidental. Por otra parte, la emancipacin poltica formal de las antiguas co- lonias en el marco de la guerra fra no solamente diriga el inters terico de los cientficos sociales hacia procesos de cambio social sino tambin hacia la consideracin de l- neas evolutivas polticamente modificables. 30 En esta segunda etapa resalta un tipo de procedimiento que antes haba sido utilizado ms bien al interior de di- versas corrientes, pero que obtiene mucha ms impor- tancia en funcin de los intentos de convencimiento, que no solamente tratan de comprobar las ventajas de determi- 42 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia 28 Vale tambin para la discusin de otros enfoques tericos lo que este autor afirma para el funcionalismo al decir que con frecuencia se desconoce realmente lo que se rechaza (1979: 110) y que mucha de las crticas parecen en un alto grado ajenas a lo que hoy constituye este enfoque (1979: 111). 29 El caso de White proporciona material muy ilustrativo para la estructura dialgica de la situacin pre-paradigmtica. Basta con hojear los volme- nes de la revista American Antropologist correspondientes a los aos 1945- 1947 para encontrar los escritos de este autor y los comentarios de repre- sentantes de otras posiciones, tales como Radcliffe-Brown y Lowie acerca de sus proposiciones evolucionistas. 30 Como en el apartado anterior hay que indicar tambin aqu la necesidad de integrar la historia de la ciencia con la historia general y la sociologa de la ciencia. KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 nado preparadigma sobre sus competidores (y resaltar las nado preparadigma sobre sus competidores (y resaltar las fallas de stos) sino, ante todo, atraer colegas y socializar a los nuevos adeptos a la disciplina: la reinterpretacin de materiales y conclusiones tericas publicadas por repre- sentantes de otras corrientes. Esta, sin embargo, implica un detallado conocimiento de la corriente opuesta en cuestin y lleva, como tambin el caso de la llamada antro- pologa marxista lo demuestra, al reforzamiento de las tendencias, a revisar y reajustar los presupuestos propios. La situacin preparadigmtica se manifiesta tambin en el hecho de que los lmites del campo antropolgico se han borrado o que peridicamente se sealan dudas con respecto a ellos. As, por ejemplo, entre quienes se llaman o son llamados antroplogos existen hondas divergen- cias sobre diferencia o identidad entre su disciplina propia y la sicologa, la historia, las ciencias polticas, la economa y la sociologa. Por otra parte, esta borrosidad ha hecho ms aceptable regresar a la intuicin decimonnica de tomar en prstamo modelos elaborados por otras disci- plinas cientficas e incluso ampliar el radio de las disci- plinas susceptibles a tales prstamos a la ecologa, la fsica, la etologa o la ciberntica. Este proceso, a su vez, no puede separarse de los esfuerzos renovados en la segunda etapa de la discusin de combinar elementos de diferentes enfoques y tradiciones, as, por ejemplo, del estructura- lismo Lvi-straussiano y el marxismo o de este ltimo y la ecologa. 31 Pero la borrosidad del campo y de sus lmites, que en parte est afectando tambin a otras disciplinas de las cien- cias sociales, llega ms lejos an. El problema no result satisfactoriamente en la antropologa decimonnica sobre la naturaleza particular del fenmeno social sigue vigente y se ha agravado. Desde la contraposicin de las concep- ciones de Tylor y de Spencer, pasando por el plantea- miento clsico de Dilthey, hasta los replanteamientos ac- tuales del materialismo histrico acerca de los fenmenos superestructurales se vuelve constantemente a reabrir la discusin sobre el proceso de conocimiento, la naturaleza y la cultura (y, a veces, esta discusin incluye tambin a las ciencias formales). De esta manera, se abre tambin el camino para articular otra vez la ciencia antropolgica con la filosofa. Para completar el panorama hay que recordar aqu, nuevamente, que este proceso de discusin tiene todas las caractersticas de un proceso de convencimiento o de in- tento de afiliacin de clientela de la comunidad cientfica y sus voceros, ya que, segn Kuhn, siempre existen varios criterios para calificar una teora de adecuada (1977: 320 ss), y que, aun as, la aceptacin de una proposicin para- digmtica es explicada slo en parte por la teora (1977: 334). Por ello no es de extraar tampoco la utilizacin de medios de convencimientos extracientficos tal y como Kuhn lo indica para el caso de Galileo; su gama vara desde la utilizacin de medidas polticas y hasta abiertamente coercitivas hasta mecanismos ms sutiles como el control de recursos para la investigacin o de canales de difusin. Un elemento particularmente importante es el hecho de que, segn Kuhn (1977: 134) la ciencia paradigmtica, a diferencia de la ciencia madura, acusa un grado tan bajo de formalizacin del lenguaje que sus discusiones, en buena medida al menos, son accesibles para no especia- listas en la materia. A ellos se une el mencionado hecho de la borrosidad de los lmites del campo de la antropologa y contribuye a la explicacin de los tirajes relativamente altos que determinadas obras antropolgicas han podido tener. Aunque ste es un punto que necesitara considera- ciones ms amplias, no deja de ser llamativo que ciertas obras de Morgan, Tylor y Spencer no tuvieron mucho xito en sus tiempos, mientras que trabajos similares en- cuentran hoy en da un pblico lector relativamente am- plio. 32 Finalmente hay que indicar la presencia simultnea de los procesos un tanto contrarios que no estn considerados por Kuhn pero que no contradicen el cuadro general esbo- zado por l para la fase de la ciencia o de investigacin ex- traordinaria. Por una parte, la divisin arriba sealada de la comunidad antropolgica en algo as como escuelas na- cionales ha sido sustituido, primero, por una divisin de tal tipo que los nombres de determinados centros acad- micos han significado el trmino de la discusin prepara- digmtica (Chicago, Manchester, etc.). La fragmentacin actual, sin embargo, parece tener menos caractersticas geogrficas con el establecimiento de subdisciplinas de la misma antropologa: antropologa poltica, antropo- loga econmica, estudios campesinos, etc. Esta fragmen- tacin, patente en los currcula y los catlogos editoriales, contribuye a una peligrosa atomizacin del conocimiento antropolgico pero permite tambin una confrontacin e integracin ms concreta de posiciones preparadigm- ticas. 43 Constructores de Otredad 31 Sobre este ltimo punto, relativamente reciente, vase ahora a Godelier quien indica que se ha creado una situacin epistemologa nueva en el seno de la antropologa social que ofrece, entre otras consecuencias, la posibilidad de una cooperacin renovada y ms profunda entre las ciencias sociales y la biologa (1976: 7). 32 Confrntese el fracaso editorial y econmico que, contrariamente a sus expectativas, signific para Spencer el trabajo en los regmenes de su Des- criptive Sociology con el xito que actualmente tienen en varios pases europeos, obras sobre culturas desaparecidas. KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 Paralelamente a este proceso de fragmentacin puede constatarse tambin una ampliacin constante de la com- petencia de la antropologa al interior de las ciencias so- ciales. Mientras que aquella, de acuerdo con Popper (972: 107 108) empez como la sociologa comparada de las sociedades preindustriales, dejando a la ciencia poltica y a la sociologa la investigacin sobre el mundo desarrollado y a la ltima el papel de representante general de la teora social, la situacin actual parece haberse invertido: la an- tropologa ha aumentado su competencia hacia todas las facetas del estudio hombre-sociedad mientras que la socio- loga y la ciencia poltica aparecen como ramas de ella, de- dicadas a problemas muy especficos de las sociedades industrializadas. La situacin preparadigmatica, para retomar la caracte- rizacin de Kuhn, es un perodo de intensa confrontacin y discusin. 33 Aqu, sin embargo, se vislumbra un pro- blema que no exista en revoluciones cientficas anteriores y que, al parecer, ha llevado en las ciencias naturales a un proceso de atomizacin total del conocimiento: el nmero constantemente en aumento de revistas, libros y boletines as como de mesas redondas, simposios y congresos de todo est convirtiendo estos mecanismos de comunica- cin en impedimentos para la comunicacin, ya que slo con una infraestructura material y personal sumamente costosa existiran todava ciertas posibilidades de estar aproximadamente al tanto de la discusin cientfica en an- tropologa. Aunque es obvio que muchas veces justamente razones extracientficas tales como competencia curricu- lar, polticas culturales etc., propician esta proliferacin contraproducente, el crecimiento natural de la actividad cientfica tiene que llevar, tarde o temprano, por su propia dinmica a este punto acerca del cual todava se ha refle- xionado poco en trmino terico. Si se quiere analizar la situacin de la antropologa me- xicana en los trminos de lo que se acaba de esbozar como situacin general de la antropologa, parece obvio que pueden encontrarse prcticamente todos estos elementos, aunque con ciertas modificaciones y desfases. Los pocos trabajos publicados sobre la evolucin de la antropologa mexicana (entre los ms recientes pueden sealarse los tra- bajos de A. Palerm 1975, 1977, 1977b, de Lameiras 1979 y de Medina 1976, 1979), detallan la contraposi- cin de paradigmas y hasta llegan al intento de identificar posiciones preparadigmticas con subgrupos de la comu- nidad cientfica congregados en torno a diversos centros acadmicos (Garca Mora 1977). Otras indican que la dis- cusin se encuentra ya plenamente en su segunda fase. Los currcula de los centros de docencia muestran el grado de interrelacin de posiciones y la fragmentacin horizontal de la antropologa y la borrosidad del campo mismo. El xito de muchas publicaciones antropolgicas entre los es- pecialistas de sta y de otras disciplinas de las ciencias so- ciales y hasta de no especialistas es otro rasgo importante que es tanto una consecuencia de la poca formalizacin del lenguaje y el bajo nivel de elaboracin terica como un indicio para la ampliacin paulatina de los campos de estudio por parte de la antropologa mexicana. Pero tambin existen algunos rasgos muy particulares, que no se encuentran necesariamente en otras comuni- dades antropolgicas nacionales. As, para mencionar so- lamente unos pocos ejemplos, llama la atencin el estable- cimiento peridico de modas de todo tipo que van desde usos de lenguaje hasta la citacin obligada de au- tores de referencia coyunturalmente ( y a veces hasta pol- ticamente) imprescindibles y que en no pocos casos re- flejan, con ciertos desfases temporales, discusiones cient- ficas europeas o norteamericanas. La reciente proliferacin de centros de enseanza profesional con un nivel curri- cular y de preparacin acadmica del profesorado relativa- mente modesto llama la atencin ms todava si es con- frontada con la situacin un tanto dbil de los estudios de postgrado en el pas. La infraestructura material (por e- jemplo, bibliotecas, hemerotecas) y la disponibilidad de lecturas en lenguas extranjeras llevan a grandes grupos de la comunidad cientfica a cierto grado de aislamiento del contexto internacional que, lejos de operar como impulso para la creacin propia, parece propiciar ms bien el esta- blecimiento de modas acadmicas estriles. La cercana, fi- nalmente, de la discusin antropolgica especializada con los niveles de editoriales de algunos peridicos capita- linos no parece haber aumentado la intensidad de la co- municacin sino su simplificacin; parece haber contri- buido a la formacin de grupos preparadigmticos rela- tivamente cerrados. Esto puede tener cierta relacin con el hecho de que los antroplogos especializados en cierto nmero limitado de temas y enfoques se suelen enfrentar a los antroplogos todlogos que discuten, comentan y asesoran cualquier tema. Estas particularidades de la situacin mexicana, que da- ran mucho para discutir, no invalidan el cuadro de la ciencia de crisis sino que los confirman en forma definitiva. 34 44 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia 33 Hay que recordar que se trata de una reconstruccin del campo a partir de bases nuevas (1970: 84) donde la proliferacin de formulaciones en competencia, la disposicin a intentar cualquier cosa la expresin del descontento explcito, el recurso a la filosofa y a la discusin sobre los funda- mentos (1970: 9) son las caractersticas generales de la situacin. 34 Vase el N 11 de la revista Nueva Antropologa. KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 La antropologa preparadigmtica: comentarios conclusivos Thomas Kuhn ha afirmado acerca de sus tesis sobre la evo- lucin del conocimiento cientfico que son, indudable- mente, de amplia aplicacin. Pero adems, deberan serlo ya que han sido tomadas en prstamo de otros campos. Los historiadores de la literatura, de la msica, de las artes, de desarrollo poltico y de muchas otras actividades hu- manas han descrito sus objetos del mismo modo (1970: 208). Como se ha indicado al comienzo de este ensayo, sin embargo, sus libros y artculos se refieren en muy pocas ocasiones de manera explcita al caso de las ciencias so- ciales. En una ocasin ya citada las llama protociencia, en otra, indica la dependencia del cientfico social de la opinin de no especialistas (1970: 164) y seala a los eco- nomistas como los cientficos sociales con menos preocu- paciones por obtener la aprobacin de su disciplina como campo propiamente cientfico (1970: 161). Pero la lectura de sus trabajos lleva a la conclusin de que el desarrollo de las ciencias sociales sigue la misma pauta de desarrollo que l expone para el caso de las ciencias naturales. En torno al intento de relacionar sus tesis en una pri- mera aproximacin con el desarrollo de la teora antropo- lgica pueden hacerse ahora algunas observaciones con- clusivas. Por una parte parece factible, al menos para el lapso que va del siglo XIX hasta la actualidad, comprender la teora antropolgica en el marco general de referencia de la estructura de la revolucin cientfica, su modelo tiene, al menos, cierto valor heurstico para el estudio de la his- toria y de la coyuntura actual de nuestra disciplina e indica posibilidades de actuar sobre aquello. Sin embargo, no se puede negar que gran parte de la discusin suscitada por la obra de Kuhn reposa sobre las ambigedades de muchos de los conceptos utilizados por l. Esta borrosidad contri- buye a poner un tanto en duda la fuerza explicativa de su modelo, especialmente con relacin a revoluciones no tan espectaculares como la de Coprnico y con relacin a los procesos de fusin y fisin de disciplinas cientficas y las comunidades cientficas correspondientes. La problemtica anteriormente sealada de un posible carcter especfico de las sociales con respecto a otras cien- cias o formas del conocimiento no ha sido analizada por Kuhn, pero indicar que sus tesis se refieren a un nivel ms profundo del proceso cognoscitivo y que una posible dife- rencia entre diversos tipos especficos de ciencias o formas de conocimiento no las modificara mayormente. Sin em- bargo, parece un tanto cuestionable intentar el anlisis del proceso de conocimiento cientfico sin distinguirlo de un conocimiento no cientfico y sin relacionarlo con el pro- ceso de divisin social del conocimiento (esto es, en l- timo trmino, la divisin social del trabajo). Es obvio que este punto, aunque tenga importancia epistemolgica ge- neral adquiere relevancia especial para el conocimiento de la organizacin social humana donde sujeto y objeto de la investigacin son, en ltimo trmino, idnticos y el cono- cimiento se funde con la conciencia de s misma de la so- ciedad en cuestin. Claro est tambin que especialmente la antropologa, con su praxis de investigacin de campo (que incluye, aunque normalmente ms a nivel de las pala- bras que de las actuaciones, la observacin participante) se encuentra particularmente problematizada para la discu- sin de este aspecto. Constatar esta laguna en la obra de Kuhn no puede significar, desde luego, su rechazo; ms bien es un incentivo para la revisin de las discusiones respectivas al interior de la antropologa y la relectura de las tesis de Kuhn a la luz de estas discusiones. Una de las ltimas advertencias que hace Kuhn a partir de sus tesis se refiere a la necesidad de abandonar la no- cin explcita o implcita de que cambios paradigmticos llevan a los cientficos y a quienes de ellos aprenden ms y ms cerca hacia la verdad. La causa de ellos es que el desa- rrollo del conocimiento cientfico es un proceso de evolu- cin a partir de comienzos primitivos [...] pero nada de lo que se ha dicho o se dir lo convierte en un proceso hacia algo (1970: 170:171). Justamente ante la crtica de las implicaciones teleolgicas de las categoras etnocntricas del evolucionismo decimonnico habra que reconsiderar la importancia de la posible herencia de la tradicin utpica en antropologa para poder empezar a trabajar; de nueva cuenta, sobre el problema de la relacin entre evolu- cin biolgica y evolucin cultural. Esta empresa, necesa- riamente, tiene que llevar a consideraciones de tipo filos- fico donde, al parecer, el estudio del concepto de materia tendr una relevancia especial. A partir de una aceptacin hipottica de las tesis de Kuhn para el caso de la antropologa pueden hacerse tam- bin varias observaciones acerca del medio antropolgico mexicano. Aqu, ante todo, su importancia radica en el n- fasis de mostrar la normalidad de la coyuntura actual dentro de una visin ms amplia de la evolucin del cono- cimiento cientfico. Ms que apaciguar crisis individuales de estudiantes y profesionales de la antropologa, sin em- bargo, este hecho debera impulsar la urgente necesidad de una reflexin sistemtica sobre el status cognoscitivo de la disciplina, ya que solamente a partir de ella ser posible in- tervenir de manera ms consciente y directa en el proceso paradigmtico actual. En cuanto a esta intervencin resalta un aspecto de particular importancia. Kuhn ha recalcado, una vez ms, 45 Constructores de Otredad KROTZ, Esteban. 1999. "Ciencia normal o revolucin cientfica?. En: Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 46 Captulo 1. La construccin del otro por la diferencia el carcter eminentemente colectivo del proceso cientfico que adquiere una relevancia especial durante la fase de la ciencia de crisis. La antropologa mexicana actual no pa- rece distinguirse por un grado notablemente alto de inter- comunicacin el desconocimiento generalizado entre los antroplogos acerca de aspectos bastante elementales de su comunidad antropolgica 35 y la limitadsima circula- cin de resultados de investigacin son slo dos de sus as- pectos crticos. El fomento de las comunicaciones para- digmticas en todos sus aspectos, el establecimiento de la construccin de estructuras comunicativas, que incluyan tambin a los centros de socializacin cientfica, la dispo- nibilidad real de grupos e individuos hacia la crtica y la autocrtica, el fortalecimiento del esfuerzo propiamente terico en el trabajo cuya consideracin terica y operacio- nalizacin prctica parecen urgentes. Rudolf Bahro ha recalcado, en su libro actualmente muy discutido (1979), cmo la divisin social del conoci- miento es la base para una divisin de la humanidad ms profunda, ms antigua y ms difcil de superar que la divi- sin clasista de la sociedad capitalista. A partir de sus sea- lamientos y en base a la reconsideracin de los orgenes utpicos de la antropologa parece indispensable la am- pliacin del mbito de la participacin en este proceso co- lectivo de creacin del conocimiento cientfico del hom- bre-sociedad. sta debera dirigirse hacia el establecimien- to de un proceso de retroalimentacin constante en el cual el trabajo del antroplogo pierde su calidad actual de in- termediacin y se integra a una produccin ms y ms so- cializada del conocimiento antropolgico. 36 Bibliografa BAHRO, R., La alternativa: contribucin a la crtica del so- cialismo realmente existente, Madrid, Materiales, 1979. BALIBAR, E. y otros, La filosofa y las revoluciones cient- ficas, Mxico, Grijalbo, 1979. 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Antropofagia, Buenos Aires. pp. 34-47 47 Constructores de Otredad The Essential Tension, Chicago, The University of Chicago Press, 1977 LAKATOS, I./ALAN MUSGRAVE (eds.), Criticism and the Growth of Knowledge, Proceedings of the International Colloquium in the Philosophy of Science, London, 1965, Vol. 4, Londres, Cambridge University Press, 1974. LAMEIRAS, J., La antropologa en Mxico: panorama de su desarrollo en lo que va del siglo en L. Meyer y otros, Ciencias Sociales en Mxico, Mxico, El Colegio de Mxico, 1979, pp. 107-180. LVI-STRAUSS, C., Las tres fuentes de la reflexin etno- lgica en J.R. Llobera (ed.), La antropologa como ciencia, Barcelona, Anagrama, 1975, pp. 15-23. MEDINA, A., Ortodoxia y hereja en la antropologa me- xicana en Anales de Antropologa, Vol. XIII, 1976, pp. 217-231. El pensamiento marxista en la antropologa mexicana en Boletn de la Escuela de Ciencias Antro- polgicas de la Universidad de Yucatn, Ao 7, N 37, 1979, pp. 2-20. 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