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306 Prismas, N 13, 2009
Franois Dosse subraya en la
introduccin de este libro: todas las generaciones han respondido al desafo biogrfico (p. 11). En las pginas que lo componen, demuestra que, en efecto, el reto biogrfico fue enfrentado una y otra vez en el despliegue de la historia occidental. Pero este reto biogrfico no siempre fue afrontado con las mismas armas. Por lo tanto, caracterizar las distintas formas de concebir y escribir biografas es uno de los objetivos del autor. La obra est compuesta por la introduccin, un prlogo, seis captulos, conclusiones, bibliografa e ndice onomstico. El prlogo se titula La fiebre biogrfica: una panormica editorial. Dosse muestra all un conocimiento exhaustivo del mercado editorial francs y sus vaivenes. Atento a los momentos de furor biogrfico, y basndose en un recorrido de catlogos y en entrevistas con editores de renombre, muestra las estrategias y las apuestas de casas editoriales como Fayard, Tallandier, Flammarion y Gallimard, entre otras, a la hora de publicar biografas, elegir y convocar autores con este fin y definir estrategias para publicitar las mismas. El recorrido lo conduce a la conclusin de que en las dos ltimas dcadas se desat en Francia una aficin colectiva por la biografa, en la que diferentes empresas editoriales manifiestan la necesidad de publicar biografas slidas, estructuradas, con anotaciones crticas y situadas bajo la autoridad de universitarios (p. 38). Mientras este patrn se impone, muy pocas editoriales, entre las que se destaca Pygmalion, continan apostando a biografas histricas destinadas al gran pblico, menos eruditas y escritas por autores de renombre. El captulo I, titulado La biografa, un gnero impuro, est destinado a estudiar los claroscuros del carcter hbrido del registro biogrfico; carcter que descansa en una combinacin considerada no del todo armnica por el autor entre la dimensin histrica y la dimensin ficticia del gnero biogrfico. Dosse sigue en este punto a Paul Ricoeur y considera que toda vida es una mezcla inestable entre fabulacin y experiencia de vida (p. 55). Partiendo de este supuesto, escribir una vida implica, indefectiblemente, recurrir a la imaginacin en tanto herramienta fundamental para transitar el gnero biogrfico. Sin embargo, pese a que la imaginacin opera como un pilar necesario, Dosse seala que los bigrafos no deberan dejar de lado el compromiso con la verdad. Retoma en este punto la nocin de pacto autobiogrfico propuesta por Philippe Lejeune 1 y seala que es necesario que entre bigrafo y biografiado se establezca un pacto biogrfico, entendido como un compromiso de veracidad asumido por quien escribe sobre la vida de otro. Los captulos II a V (II. La Edad Heroica; III. La Biografa Modal; IV. La Edad Hermenutica I. La percepcin de la unidad a travs de lo singular; V. La Edad Hermenutica II. La pluralidad de las identidades) dan cuenta de momentos de la evolucin del gnero biogrfico. Para cada una de estas edades, Dosse caracteriza algn modelo dominante de biografa y analiza, por medio de los ejemplos ms destacados de cada etapa, los motivos del xito de las distintas formas biogrficas que se sucedieron a lo largo del tiempo. En el captulo La edad heroica, el autor recorre las modalidades biogrficas consolidadas entre la Antigedad clsica y la poca moderna. Como el ttulo indica, predomin en esta extendida etapa un gnero biogrfico atravesado por la exaltacin de las virtudes ejemplares y la moral edificante de algunas vidas consideradas modlicas. A lo largo del captulo, Dosse se detiene en el anlisis de las 1 Lejeune, Philippe, Le pacte autobiographique, Pars, Seuil, 1975. Franois Dosse, La apuesta biogrfica. Escribir una vida, Valencia, Publicacions de la Universitat de Valncia, 2007, 448 pginas Prismas, N 13, 2009 307 Vidas paralelas, de Pluraco y de Vidas de los doce Csares, de Suetonio. Por su parte, analiza las formas de la hagiografa que se consolidaron cuando avanz la cristianizacin y el peso que este proceso tuvo en la definicin de las vidas ejemplares ligadas a las virtudes religiosas. Este captulo se cierra con consideraciones acerca de cmo la Ilustracin y la Revolucin Francesa dieron paso a un tipo de biografa en la cual la figura del hroe (generalmente ligada a las virtudes militares y polticas) comenz a ser reemplazada por una concepcin ms abarcadora, la del gran hombre. El autor destaca que, mientras que el gnero biogrfico, en sus distintas expresiones, haba gozado de buena salud por largos siglos, durante el siglo XIX, conocido como el siglo de la historia, la biografa comenz a ser desplazada hacia un lugar secundario. Esta tendencia se fue profundizando a lo largo del siglo XX, sobre todo cuando los fundadores de Annales asumieron el reto de derribar al dolo biogrfico (junto con el dolo cronolgico y el dolo poltico) en palabras de Franois Simiand. De este modo, hacia 1930, la edad heroica finalizaba para dar paso a una poca de escaso protagonismo para la biografa. Dosse seala que, a lo largo de cinco dcadas, la consolidacin de Annales como escuela historiogrfica dominante, el avance de la sociologa como disciplina y la definicin del estructuralismo marginaron al gnero biogrfico para condenarlo al lugar de la historieta (p. 181). As, las intenciones de estos paradigmas de estudiar la sociedad y los procesos histricos en trminos generalizadores, estructurales y panormicos dio paso a lo que el autor denomina edad modal de la escritura biogrfica. Dosse muestra en este sentido que la biografa modal se propone, a travs de una figura particular, alcanzar el tipo ideal que sta encarna; es decir, una vida deja de ser valorada por sus particularidades y comienza a ser pensada en funcin de lo que permite decir acerca de la sociedad en un sentido general. El inters por lo colectivo desdibuj, en este movimiento, el inters por el individuo. Desde la dcada de 1980 hasta la actualidad, se produjo una revalorizacin del gnero biogrfico en distintos sentidos. Dosse engloba las tendencias que se inscriben en esta revalorizacin bajo el rtulo de edad hermenutica. Afirma que, mientras se anunciaba la cada de los grandes paradigmas explicativos y la muerte de los sujetos histricos colectivos, el gnero biogrfico recuper protagonismo y fue una de las formas posibles de retorno del sujeto. El autor destaca el rol de los representantes de la microhistoria en esta torsin (sobre todo de Giovanni Levi y Calo Ginzburg), en tanto responsables de una renovacin en las formas de pensar quines eran los hombres y las mujeres pasibles de ser biografiados. Recorre, adems, los debates que se generaron en torno al gnero biogrfico 2 y diferentes estudios que comenzaron a dar cuenta de una multiplicidad de voces para pensar en el despliegue histrico de la subjetividad (como los de Sabina Loriga y Natalie Zemon Davies), pero tambin para poner en evidencia que por medio de voces e itinerarios singulares pueden estudiarse procesos generales. Junto con la reivindicacin de la microhistoria, las distintas expresiones de la tradicin hermenutica tuvieron, segn destaca Dosse, un rol fundamental para dar cuenta de que la biografa es fundamental para comprender la historia. Dosse afirma, recuperando a Wilhelm Dilthey: la historia universal es la biografa, casi podramos decir la autobiografa de la humanidad (p. 407). La edad hermenutica, que se extiende hasta la actualidad segn el autor, propici la proliferacin y pluralizacin creciente de los modos de enfoque biogrfico. Esta pluralidad favoreci, a su vez, que algunos tabes asociados con la biografa (como la sospecha de que se trataba de un gnero menor destinado a un pblico ms curioso que culto) cedieran y que numerosos historiadores acadmicos comenzaran a ocuparse de escribir vidas, implementando 2 Son representativos de este debate los siguientes aportes: Arnaud, Claude, Le retour de la biographie: dun tabou lautre, en Le Dbat, No. 54, 1989, pp. 40-47; Bourdieu, Pierre, Lillusion biograhique, en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, No. 62-63, 1986, pp. 69-72; Le Goff, Jacques, Comment crire una biographie historique aujourdhui?, en Le Dbat, No. 54, 1989, pp. 48-53; Levi, Giovanni, Les usages de la biographie, en Annales. ESC, No. 6, 1989, pp. 1325-1336, y Loriga, Sabina, La biographie comme problme, en Revel, Jacques (ed.), Jeux dechelles. La mycro-analyse lexperience, Pars, Gallimard/Seuil, 1992, pp. 209-231. 308 Prismas, N 13, 2009 todo tipo de novedades metodolgicas (como la renuncia a la idea de la existencia de una vida unitaria y lineal, la escritura de biografas de hombres y mujeres que haban sido olvidados por la historia, la descomposicin de una biografa en mltiples perfiles que no siempre dan cuenta de un sentido coherente a una trayectoria, entre otras). En el captulo VI, titulado La biografa intelectual, Dosse reflexiona acerca de diferentes modelos de biografas sobre intelectuales y sobre su propio trabajo, en tanto bigrafo de Paul Ricouer 3
y de Michel de Certeau. 4 Su planteo apunta a responder si es necesario revisar las vidas de los intelectuales o si con el estudio de sus obras sera suficiente para recuperar su valor cultural y su legado. En este sentido, el autor propone dar un espacio a la recepcin de las obras de los intelectuales biografiados, pero, a la vez, reparar en las marcas y huellas biogrficas que propiciaron que esas obras fueran escritas en momentos particulares e irrepetibles en las trayectorias de los mismos. Destaca, entonces, que la vida de un intelectual y su obra no pueden tratarse como si estuvieran separadas por tabiques estancos, ni tampoco reducirse a un solo nivel (p. 387). Ms all de la organizacin en captulos del libro, puede pensarse en dos ejes que atraviesan esta obra. El primero apunta a reflexionar sobre la figura del bigrafo. A lo largo del libro, Dosse releva imgenes acerca de cmo pueden pensarse los bigrafos: artistas, abogados justicieros del biografiado, psiclogos que se tientan con la transferencia, intrpretes o traductores empticos, huspedes del cuerpo del biografiado, entre otras. Muestra, adems, las distintas tonalidades de escritura que se vinculan con semblanzas diversas de bigrafo: bigrafo/ periodista, bigrafo/hombre pblico, bigrafo/intelectual, bigrafo/poltico y bigrafo/ historiador. Es la ltima figura mencionada, la del bigrafo/ historiador, la que conduce al segundo eje que acompasa la obra aqu reseada. Dosse se pregunta frecuentemente por las relaciones entre la biografa y la historia. Parte de la siguiente afirmacin: durante mucho tiempo, una barrera ha separado lo biogrfico de lo histrico (p. 16). A lo largo del libro, destaca que la relacin entre historia y biografa estuvo caracterizada por constantes desencuentros que se sostuvieron sobre dos prejuicios: la supuesta seriedad del oficio del historiador (p. 23) y la supuesta frivolidad de las biografas como historietas. As, durante dcadas, el mundo de los historiadores acadmicos se habra mantenido al margen del universo de los escritores y los consumidores de biografas histricas. En este punto, el autor celebra las tendencias consolidadas en las ltimas dcadas, que condujeron a los historiadores a adentrarse en el terreno de las biografas. Desde su perspectiva, existen gneros con los que los historiadores deberan comprometerse. Y, huelga aclararlo, considera que el desafo biogrfico es fundamental para la experimentacin del historiador ya que transitndolo puede valorar el carcter ambivalente de la epistemologa de su disciplina, la historia, inevitablemente en tensin entre dos polos: el cientfico y el de la ficcin (p. 18). Es en este punto en el que el libro, adems de presentar un exhaustivo recorrido histrico sobre el gnero autobiogrfico, se posiciona en el marco de una polmica acerca de las coordenadas epistemolgicas de la disciplina histrica. 5
Paula Bruno UdeSA / UBA / CONICET 3 Dosse, Franois, Paul Ricoeur: les sens dune vie, Pars, La Dcouverte, 1997. 4 Dosse, Franois, Michel de Certeau: le marcheur blesse, Pars, La Dcouverte, 2002 (hay trad. al espaol: Michel de Certeau: el caminante herido, traduccin de Claudia Mascarua, Mxico, Universidad Iberoamericana, 2003). 5 Sobre las batallas sostenidas por Dosse en este terreno, puede consultarse la resea de Jorge Myers a su libro La marcha de las ideas, publicada en Prismas. Revista de Historia Intelectual, No. 11, 2007, pp. 221-225.