Locutorio
Locutorio
Locutorio
113
3. Antonio Rubia1 Garca y Mara de Jess Daz Nava, "La santa es una bellaca y nos
hace muchas burlas. El caso de los panecitos de santaTeresa en la sociedad novohispana
del siglo XVII", Estudios de Historia Novohispana, 24 (2001),pp. 5 3 y SS.
115
117
9. Doris Bieko ha estudiado el caso y seala que la primera vez que se hizo la diferencia entre posesas y obsesas fue en la obra de Miguel Gonzlez Vaquero, La mujer
fuerte, por otro ttulo, la vida de doa Mara Vela, monja de San Bernardo en el convento de
Santa Ana de vila, Madrid, 1627. Despus fue usada por el jesuita irlands radicado
en Mxico Miguel Godnez.
10. Francisco Pardo, Vida y virtudes heroycas de la madre Mara de Jess, religiosa
profesa en el convento de la limpia concepcin de la Virgen Mara, Nuestra Seora en la ciudad
de los ngeles, Mxico, Viuda de Bernardo Caldern, 1 676, trat. IV, cap. 1,fols. 2 6Ov y
SS. Vase tambin Antonio Rubial, La santidad controvertida, Mxico, Fondo de Cultura
Econmica-UniversidadNacional Autnoma de Mxico, 1999, p. 186.
11. AGN, Inquisicin, vol. 767, exp. 9, fols. 214r-235v. Un estudio sobre el caso en
Alicia Bazarte,Enrique Tovar y Martha Tronco Rosas, E1 Conventojernimo de San Lorenzo
(1598-1 867), Mxico, Instituto Politcnico Nacional, 2001, pp. 380 y SS.
12. Testimonio de fray Agustn Fonseca, Mxico 7 de agosto de 1650. AGN, Znquisicin, vol. 432, fols. 261r y SS.
15. Declaracin de Gertrudis Rosa Ortiz, 26 de abril y 11de mayo de 1723, AGN,
Inquisicin, vol. 805, exp. 1, fols. 38v, 731-y SS. Agradezco a Susana Lpez Pozos la
trascripcin que me facilit de este expediente.
16. Carlos de Sigenza y Gngora, Paraso occidental, ed. facsimilar con prlogo de
Margo Glantz,Mxico,Universidad Nacional Autnoma de Mxico-CONDUMEX, 1995,
fols. 202r y SS.
17. Alma Montero Alarcn seala que se dejaban ah tres das si se haba destacado
y dos si no. Durante los funerales, los cuerpos eran cubierto de flores. como aparecen
en los cuadros de las monjas coronadas muertas. Monjas coronadas en Amrica Latina.
Profesin y muerte en los conventos femeninos del siglo XV111, tesis, Mxico, Facultad de
Filosofa y Letras, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2002, pp. 1 9 6 y SS.
18. Pardo, op. cit., trat. IV, cap. 3, fols. 219r y SS.
19. Hay una reproduccin en Pintura Novohispana. Museo Nacional del Virreinato,
Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia-Gobierno del Estado de Mxico,
1994, t. 2, p. 223.
inculcaba a sus dirigidas la prctica de u n ascetismo extremo hecho de ayunos, laceraciones corporales y oracin continua. Los
logros que estas mujeres obtuvieron con su sufrimiento y entrega
se manifestaron en numerosas visiones que el padre Rodrguez se
encarg de difundir entre sus otras confesadas,para excitar en ellas
el anhelo de perfeccin.
En el testimonio que dio en el juicio inquisitorial de este sacerdote Sor Brbara Rosala de San Agustn, maestra de mozas del
monasterio de San Lorenzo, la monja declar que una de las sirvientas del convento, Mara Faustina, dirigida del padre Rodrguez
"corra mucho riesgo de que la volviese ilusa [pues] la moza estaba
escribiendo su vida de orden del padre [quien] le llevaba al confesionario varios papeles y tintero"23. Mara Faustina escriba su diario
por mandato del padre Rodrguez, pero finalmente no pudieron
comprobar nada contra ella ni l. Las declaraciones coincidieron
en que ambos intercambiaban papeles en el torno, y que otra de las
sirvientas haba encontrado una nota escrita por el padre Rodrguez
a Mara Faustina "en que la deca, preguntase al Nio Jess si podr
decir misa sin lavarse las manos, por que estaba enfermo7'24.El padre
Rodrguez haba convertido el confesionario en un espacio abierto
donde el secreto de confesin era un mero accidente y en el que se
ventilaban las experienciasde todas sus dirigidas espirituales, monjas y beatas. Hasta en este espacio que, entre todos los mencionados,
estaba ms restringida la participacin colectiva, haba penetrado
la necesidad de monjas y fieles de comunicarse mutuamente la rica
gama de sus experiencias espirituales.
La comunicacin entre las habitantes de los monasterios y el
ms all se convirti en un verdadero tpico, un smbolo espacial de
encuentros, y lleg a ser tan significativo que el tema fue utilizado
por Fray Fernando Olmos, subprior del convento de San Agustn de
la ciudad de Mxico, para fingir "revelaciones de nimas" por me-
23. Juicio de Antonio Rodrguez,en Edelmira Ramrez Leyva (ed.),Rita Vargas, Mara
Luca Celis, beatas embaucadoras de la Colonia, Mxico, Universidad Nacional Autnoma
de Mxico, 1988, p. 209.
24. Ibid.. p. 2 13.
2 5. JosToribio Medina, Historia del tribunal del Santo Oficiode la Inquisicin en Mxico,
Mxico, Ediciones Fuente Cultural, 1 952, p. 2 75.
26. Juicio contra fray Fernando de Olmos (1670- 1696).AGN, Inquisicin, vol. 702,
exp. 2, fojas 108-563.
mundo y con el cual se encontraban profundamente comprometidas, a pesar de que sus espacios de comunicacin con el exterior
estuvieran cubiertos con rejas.
En uno de los paneles del tmulo funerario carmelitano que
se encuentra en el Museo Regional de Toluca est representada
una monja con una calavera, que hila en una rueca. En esta imagen la monja carmelita se ha convertido en u n emblema que lleva
consigo una meditacin sobre lo inevitable de la muerte: en l se
refleja la funcin fundamental que las religiosas tenan en esta
cultura. Su presencia en la sociedad era u n continuo recordatorio
de la actitud que deba tener todo cristiano durante su vida, la de
una total renuncia a los placeres mundanos y la de una continua
presencia del destino del alma despus de la muerte. La religiosa,
aqu, representaba el fundamento ideolgico de la cultura barroca,
una cultura para la cual todo lo mundano era vanidad. Pero a la
larga, fue lo mundano lo que gan la conciencia de la modernidad
que se avecinaba y en la que hoy vivimos.