Tesis Somos Bachiyeres
Tesis Somos Bachiyeres
Tesis Somos Bachiyeres
Introduccin.6-28.
Resumen
Abstract
The thesis looks into relations between school culture and youth activities in
a Mixed National College, founded in 1949 by the peronist goverment in Moron
district (Buenos Aires province). This practice were product of the intercession by
social imaginary, cultural codes and norms defined by gender, sexuality and class
relationships, and interposed by a school curricula that outlined a citizenship ideal.
We ask ourselves why the Moron Mixed National College school culture
left such an imprint, so deep, in the youths that were part of it. The hypothesis that
vertebrates the investigation lies on that the social movement promises and youth
inclusion in a mixed national college new for the generic canons of the time,
considering that most college institutions were modeled on sexual division- forged
between the 1950 and 1960 decades, a youth sociability, expressed on associative
tendencies. This sociability that worked as a collective strong identity, was
achieved in interaction between a school culture anchored in old structures,
sustained in the academic pattern and mediated by the curricular aspirations of an
State that pretended the forge of a determined youth being
The investigation nurtures itself on a group of novel sources for the
educational history field. On behalf of this, in the investigation, State intentions are
articulated with the practices and imaginary built by the social actors. In this sense,
to inquire into an ex national college school space, illuminates some cleavage in the
educational policies of the time, and the sense given by the individuals subject to
the school experience mentioned, in a context signed by the youths being
incorporate in a merit teaching system, based on the attainment of enough
qualifications and the deservers were in condition to reach the most higher
instruction levels to achieve social mobility.
INTRODUCCIN
Si bien existe una profusa dedicacin al tema en diversos trabajos, creemos que hace falta
profundizar y sistematizar las implicancias de la cultura normalista en los diferentes agentes
educativos. Un relato interesante es el que nos brinda Beatriz Sarlo en su obra La mquina cultural.
Maestras, traductores y vanguardistas, Buenos Aires, Ariel, 1998.
DE ALBA, Alicia., Evaluacin curricular. Conformacin conceptual del campo, Mxico, CESUUNAM, 1992.
luminosidad esta dialctica sobre una ingeniera escolar pensada para modelar y
redefinir conductas.
Las prcticas juveniles nos permiten rastrear los instantes en que la juventud
en este caso en condicin escolarcomenz a ser el foco de las polticas sociales
por parte de las distintas reparticiones de gobierno (nacional, provincial,
municipal). Asimismo, la construccin de la juventud al igual que la niez, estuvo
ligada a una necesidad de control social en la cual se superponan diversos
discursos polticos, institucionales y mdicos, derivados del catolicismo, el
higienismo y el liberalismo que esculpieron el sistema escolar vernculo desde
fines del siglo XIX.3 Ser joven apareci como una patologa a corregir y modelar,
donde los cuerposreferentes primarios de la identidad sexual asumieron un
protagonismo fundamental para delinear las configuraciones ligadas a la
reproduccin de la vida social y el modo de produccin del sistema capitalista.
Consideramos que en el este proceso de mayor visibilidad de la juventud fue
fundamental la expansin de la escolarizacin secundaria.
En otro plano, las tendencias asociacionistas enmarcadas en los Clubes
Colegiales organizaciones estudiantiles dependientes de las escuelas secundarias
durante la dcada de 1940 y 1950, nos sugieren una mirada mixturada sobre el eje
cultura escolar-juventud, a contrapelo de las visiones que habitualmente nos
presentan las pesquisas educativas. En principio, cabe sugerir que todo sistema de
enseanza se institucionaliza gracias a la apoyatura de una serie de dispositivos
disciplinarios caractersticos de la modernidad. An en la actualidad, las propuestas
pedaggicas alternativas merecen la aprobacin de esta unidad analtica. Mientras
que el currculum del ciclo medio en el presente nos interpela al reconocimiento del
joven como sujeto de derechos, producto de una mirada pedaggica novedosa
por oposicin a ese pasado educativo autoritario, segn se desprende de las
investigaciones histrico-educativas, sustancialmente han sobrevivido y reforzado
parte de estos dispositivos del antiguo formato escolar pero disfrazados con otro
ropaje. En ese espacio pretrito que remite a una narracin histrica construida
desde el campo de las Ciencias Sociales, se presupone que los jvenes estaban
exentos de toda organizacin colectiva o participacin dentro de la escuela por la
Ver: CARLI, Sandra, Niez, pedagoga y poltica. Transformaciones de los discursos acerca de la
infancia en la historia de la educacin argentina. 1880-1955, Buenos Aires, Editorial Mio y
Dvila, 2002.
11
12
13
REGUILLO CRUZ, Rossana, Culturas juveniles. Formas polticas del desencanto, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2012.
14
de 1940 los estados europeos y americanos entendieron que los jvenes deban ser
retenidos en las instituciones educativas. Por aadidura, en los pases anglfonos
los jvenes comenzaron a ser objeto de estudio de la sociologa. La nocin de una
cultura juvenil legitimada cientficamente fue acuada por el socilogo Talcott
Parsons. Su argumento estribaba en que la permanencia de los adolescentes en las
instituciones educativas los alejaba del mundo del trabajo y de las relaciones de
clase. En estas instituciones educativas se estara gestando una cultura adolescente
distinta de la adulta. Parsons focaliz su anlisis en los jvenes de clase media que
pasaban su tiempo en liceos y escuelas secundarias: los college boys. Entre las
dcadas de 1940 y 1950 los adolescentes habran desarrollado una micro cultura
expresada en hermandades, fiestas, modas, bares y msica. El abordaje de Parsons
fue reforzado gracias al trabajo del socilogo James Coleman en su obra
Adolescente Society. Desde su perspectiva, el crecimiento de la escolarizacin de la
juventud conllev a un proceso de juvenilizacin de la escuela. Coleman estudi
la lgica interna de diez high schools de Illinois. All vislumbr la gnesis de una
sociedad adolescente con lenguajes propios, rituales y sistema de valores. Las high
schools se transformaron en el paradigma de institucin educativa en los Estados
Unidos. La escuela ofreca no slo una cultura acadmica sino un espacio de
socializacin compuesto de clubes, deportes y fraternidades. Se haban
transformado en el epicentro de la vida social de los adolescentes en el cual la edad
era ms importante que la clase social. 11
Algunos experimentos en torno a la organizacin poltica de los jvenes
fueron anteriores y cobraron un destacado impulso en el fascismo, el nazismo y el
comunismo.12 Los trabajos pioneros que han dado cuenta de esta condicin fueron
la punta de lanza para las investigaciones posteriores. Cabe sealar el texto de la
historiadora Luisa Passerini, para Estados Unidos y la Italia fascista en donde la
autora dejaba en claro cmo las juventudes pueden ser comprendidas como
metfora de la sociedad y la cultura. 13
11
FEIXA, Carles, Escuela y cultura juvenil: matrimonio mal avenido o pareja de hecho? Revista
Educacin y Ciudad, 18,2010, p. 12. Del mismo autor De jvenes, bandas y tribus. Antropologa de
la juventud, Editorial Ariel, Barcelona, 1999.
12
CUEVA PERUS, Marcos, La juventud como categora de anlisis sociolgico, Universidad
Autnoma de Mxico, 2005, p. 5.
13
PASSERINI, Luisa, La juventud, metfora del cambio social (dos debates sobre los jvenes en la
Italia fascista y en los Estados Unidos durante los aos cincuenta, en Giovanni Levi y Jean-Claude
Schmitt, Historia de los jvenes. II Edad contempornea, Madrid, Santillana, 1996, pp. 383-445.
15
Las
investigaciones
histrico-educativas
14
fueron
encaradas
16
20
SOLARI, Manuel, Historia de la educacin argentina, Buenos Aires, Paids, 2000. La primera
edicin data del ao 1949.
21
CUCUZZA, Hctor Rubn, Hacia una redefinicin del objeto de estudio de la Historia Social de
la Educacin, disponible en http://www.unlu.edu.ar/~histelea/pdf/cucuzza02.pdf. Fecha de ingreso:
20 de enero de 2011.
22
TEDESCO, Juan Carlos, La educacin argentina, 1930-1955 en El pas de los argentinos,
primera historia integral, n 185, Buenos Aires, 1980. Del mismo autor, Educacin y sociedad en
la Argentina (1880-1945), Buenos Aires, Ediciones Solar, (2009:1986)
17
El tercer anclaje analtico estuvo constituido por los estudios sobre la historia
de la educacin con un carcter nacional, provincial y regional. La coleccin
dirigida por la pedagoga Adriana Puiggrs es un incipiente intento por sistematizar
un anlisis sobre la educacin en Argentina. Nos vemos obligados a observar que, a
pesar de su carcter pionero, los temas analizados pasan velozmente y, en la
mayora de los casos, estn enfocados en el ciclo primario del sistema de
enseanza. Sin embargo, la obra tuvo la virtud de poner en perspectiva diversos
ejes por entonces escasamente abordados en el plano nacional.23
Uno de los ejes encarados con mayor frecuencia ha sido el plano del discurso
y los imaginarios sustentados por la escuela pblica. Siguiendo esta lnea de
trabajo, cabe sealar las compilaciones que han regido el mercado editorial en los
ltimos aos. La historiadora Silvia Roitenburd y el pedagogo Juan Pablo Abratte
profundizan en estos aspectos centrales esencialmente en la ciudad de Crdoba.24
Las revistas educativas dedicadas a los docentes, publicadas desde fines del siglo
XIX hasta la actualidad, para dilucidar las dinmicas, tensiones e imaginarios que
aquejaban al sistema de enseanza fue otro escenario de indagacin.25 Desde el
campo de la antropologa, Irina Podgorny abrev en las representaciones acerca de
los indgenas plasmadas en la educacin argentina.26 Rengln al margen merecen
las investigaciones dedicadas a dilucidar las polticas educativas y las
construcciones genricas en los textos dedicados al nivel primario27.
23
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30
28
DUSSEL, Ins Se renueva el orden disciplinario escolar? Una lectura de los reglamentos de
convivencia en la Argentina de la post-crisis en Revista Mexicana de Investigacin Educativa,
ao/vol. 10, n 27, pp. 1109-1121.
29
SOUTHWELL, Myriam, La tensin desigualdad y escuela. Breve recorrido histrico de sus
avatares en el Ro de la Plata en Igualdad y educacin. Escrituras entre (dos) orillas, Buenos
Aires, Del Estante Editorial, pp.47-79, Particular? Universal?: Escuela media, horizontes y
comunidades en Propuesta Educativa, (FLACSO), Ao 17, n 30, 2009, pp. 23-35.
30
ZIEGLER, Sandra, Entre la desregulacin y el tutelaje: hacia dnde van los cambios en los
formatos escolares?, en TIRAMONTI, Guillermo (direccin), Variaciones sobre la forma escolar.
Lmites y posibilidades de la escuela media, Homo sapiens-FLACSO, 2011, pp. 71-88. En la misma
compilacin ver: ARROYO Mariela y POLIAK, Nadina, Discusiones en torno a fragmentacin,
identidades y compromiso. Ensear en las Escuelas de Reingreso, pp. 89-124.
19
31
GOLDAR, Ernesto, Vida cotidiana en la dcada del 50, Buenos Aires, Plus Ultra, 1992.
COSSE, Isabella, Pareja, sexualidad y familia en los aos sesenta, Buenos Aires, Siglo XXI,
2010, MANZANO, Valeria, Blue Jean Generation: Youth, Gender, and Sexuality in Buenos Aires
(1958-1975), Journal of Social History, 2009, pp. 103-122.
FELITTI, Karina, El placer de elegir. Anticoncepcin y liberacin sexual en la dcada de 1960 en
GIL LOZANO, Fernanda, PITA, Valeria Silvina e INI, Mara Gabriela (direccin), Historia de las
mujeres en la Argentina, Buenos Aires, Taurus, 2000, pp. 155-171.
32
20
33
38
21
39
22
relatos.
42
23
WODAK, Ruth, El enfoque histrico del discurso en MEYER, M y WODAK, R., Mtodos de
Anlisis Crtico del Discurso, Gedisa, 2003; SAUTU, Ruth, Todo es teoras. Objetivos y mtodos de
investigacin, Buenos Aires, Lumiere. 2003 y SAUTO, R.; BONIOLO, P. y ELBERT, R., captulo
II, en Manual de Metodologa, FLACSO, 2005.
24
Esta tensin bien ha sido sealada por el historiador ingls, Daniel James en Doa Mara.
Historia de vida, memoria e identidad poltica, Buenos Aires, MANANTIAL, 2004.
25
torno al gnero, eran sostenidos por la cultura escolar para moldear la psiquis de los
estudiantes y sostener los smbolos normativos socialmente disponibles con miras a
la universalidad.
El deporte y los espacios de contacto por dentro y fuera de los muros
escolares durante las dcadas de 1940 y 1950 expandieron notablemente la
sociabilidad juvenil. En este sentido, el peronismo vislumbr el potencial humano y
simblico que implicaba la atraccin de la juventud para el futuro consenso
poltico. En la interseccin con este contexto, el captulo 5 supone la intregracin
de la dimensin pedaggica, la pedagogizacin de la poltica y las representaciones
que han quedado en los jvenes y en los educadores el fenmeno sealado. En
rigor, se auscultan las divergentes sensaciones y respuestas en torno a los intentos
de politizacin de la pedagoga entre los aos 1952-1955, y el experimento de
encuadramiento juvenil en un asocioacionismo poltico desde la reparticin central
en la periferia de los denominados Clubes Colegiales dependienres de las escuelas
secundarias.
Por ltimo, el captulo 6 se direcciona en el nuevo tipo de asociacionismo
juvenil surgido en la institucin tras la cada del peronismo y la movilizacin
estudiantil en torno a la lucha denominada laica o libre. En este contexto, los
agentes educativos percibieron la necesidad de modificar las estructuras escolares
pero, paradogicamente, reforzaron los imaginarios institucionales de tutela y
control de la juventud estudiantil que, acorde a los cambios socio.culturales
caractersticos de la dcada de 1960, comenzaba a cobrar un rol protagnico
cuestionando el tinglado ideolgico y la propuesta formativa del sistema de
enseanza. En este plano, el colegio mantuvo sus antiguas estructuras normativas
devenidas de los postulados positivistas de fines del siglo XIX, afianzado el
mecanismo de seleccin para contener al nmero de aspirantes que acudan a sus
puertas en busca de la matriculacin. El captulo finaliza con la construccin del
edificio en 1969, cuya determinacin espacial termin por consolidar los
parametros inclusores basados en el mrito de la cultura escolar analizada.
En sntesis, la tesis se propone avanzar en la relacin entre juventud y cultura
escolar desde un estudio de caso, con el objeto de dilucidad los factores que
hicieron posible la conformacin y consolidacin de esa experiencia que no fue
nica en su tipo. En esta tarea damos cuenta de aspectos ms generales
caractersticos de la poca, como el rol del Estado en materia educativa, la
27
Imagen 1
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30
53
BREGAZZI, Violeta y MANGANIELLO, Ethel, Poltica educacional, Buenos Aires, Librera del
Colegio, 1964, pp. 185-186.
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55
Este breve
mapeo nos sirve para posicionar nuestro en contexto nuestro estudio de caso.
El proceso escolarizador impulsado a mediados de la dcada de 1940 y 1950
en Argentina, homolog en parte las experiencias educativas reseadas, con smiles
propuestas y atribuciones. El objeto era incorporar a la juventud en los propsitos
culturales y formativos propios de la poca, relegando los aspectos elitistas de los
mismos (al menos en los nuevos colegios fundados en los mrgenes de las
provincias). Pero este formato asumi una matriz meritoria que no reconoca la
clase pero si las capacidades cognitivas de los aspirantes.
Si bien el formato del Liceo y del Colegio Nacional se instituy en la
Argentina de entre siglos, los aspectos disruptivos se canalizaron en los intentos por
incorporar a la juventud a un sistema de enseanza que segua pregonando la
homogeneidad, anulando la diferencia, pero que empezaba a reconocer en los
jvenes una mayor gravitacin en los aspectos cvicos vertebrados en los valores
morales y patriticos. De modo tal, segn los manuales de pedagoga de la poca, la
enseanza media procuraba desarrollar el vigor fsico de los jvenes,
perfeccionar sus facultades intelectuales, fomentar el patriotismo y cultivar las
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33
59
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35
Grfico 1
Alumnos/as inscriptos en el ciclo secundario. 1939-1948
Fuente: elaboracin propia en base a los datos obtenidos de Ministerio de Educacin de la Nacin.
Estadstica Ao 1948 y Estadstica Retrospectiva Aos 1939-1948. Direccin de Biblioteca e
Informacin Educativa, pp. 514-515.
65
36
Para un anlisis sobre el origen y funcionamiento del Ministerio de Educacin, ver: ADRIN
CAMMAROTA, El Ministerio de Educacin durante el peronismo: ideologa, centralizacin,
burocratizacin y racionalizacin administrativa (1949-1955) en Revista Historia de la Educacin
Latinoamericana (RHELA), vol. 15, ao 2010, pp. 63-92.
38
67
Boletn de Comunicaciones, Ao IV, n 227, 27 de junio de 1952, p. 505 .Ver tambin el decreto
10.409 del 26 de mayo de 1952. Ibdem, p. 506
68
TEDESCO, Educacin y sociedadop. cit., p. 234.
39
Grfico 2
Educacin Media Bachiller. Establecimientos
oficiales y privados (1914-1955)
600
500
400
300
200
100
1953
1950
1947
1944
1941
1938
1935
1932
1929
1926
1923
1920
1917
1914
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, Tomo 1, pp. 58-59.
Grfico 3
Educacin Media Comercial. Establecimientos
oficiales y privados (1914-1955)
300
250
200
150
100
50
1953
1950
1947
1944
1941
1938
1935
1932
1929
1926
1923
1920
1917
1914
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, Tomo 2.
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Grfico 4
Enseanza Media Normal. Establecimientos
Oficiales y Privados (1914-1955)
350
300
250
200
150
100
50
19
14
19
17
19
20
19
23
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26
19
29
19
32
19
35
19
38
19
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19
44
19
47
19
50
19
53
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, Tomo 1, pp. 282-283.
Para una historia de la clase media ver: ADAMOVSKY, Ezequiel, Historia de la clase media
Argentina. Apogeo y decadencia de una ilusin, 1919-2003, Buenos Aires, Planeta, 2010.
70
TEDESCO, Educacin y justiciaop. cit., p. 66.
71
El Primer Censo Nacional, relevado el 15 de septiembre de 1869, registr 1.830.214 habitantes. El
Segundo Censo Nacional, relevado el 10 de mayo de 1895, registr 3.954.911 habitantes. El Tercer
Censo Nacional, del 1 de junio de 1914, registr 7.885.237 habitantes. Presidencia de la Nacin,
Ministerio de Asuntos Tcnicos, Anuario Estadstico de la Repblica Argentina, Buenos Aires,
tomo 1, Compendio, 1949-1955, p.43.
72
Ibdem, p. 44.
42
aumento de la
43
44
77
La solucin recay
sobre la provincia: el ministro de Educacin design al rector del colegio para que en
nombre y representacin del ministerio gestione directamente con las autoridades de la
provincia de Buenos Aires la apertura de algunos de los edificios existentes en el
distrito. De este modo, el Estado Nacional con todos los recursos disponibles
trasladaba un problema de su incumbencia a un nivel local.
Otra de las opciones que tena los jvenes era matricularse en las instituciones
privadas. La educacin privada permita mitigar la ausencia de instituciones educativas
en manos del Estado. Sin embargo, la demanda de escuelas pblicas se erigi desde la
sociedad civil interpelando al Estado para que expandiera su radio de accin. Segn
Puiggrs, la magnitud de la demanda traspasaba las capacidades de contencin por
parte de un sistema privado disperso que no contaba con la capacidad tecnolgica y
econmica necesarias.78 Esta lnea de anlisis se toma en esta investigacin aunque
difiriendo en un punto. Mientras Puiggrs visualizaba un proto sistema privado,
hemos auscultado la existencia de un importante circuito privado educativo que se
sostuvo durante el peronismo y fue creciendo, paulatinamente en la segunda mitad del
siglo XX.
79
77
45
y tomando como referencia los aos 1949 y 1955. Los resultados fueron esbozados en
los siguientes grficos:
Grfico 5
Grfico 6
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, tomos 1 y 2, p. 59, p. 283 y
p.391.
46
Grfico 7
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, tomos 1 y 2.
47
48
86
El primer grupo estaba destinado a funciones superiores y otro a una vida social inferior
(educacin profesional). El segundo grupo, no podran ingresar a la escuela secundaria; su destino
era un oficio manual. El tercer grupo, es aquel denominado de inteligencia superior poco frecuente
entre latinoamericanos. VALLEJO, Gustavo y MIRANDA, Marisa, La eugenesia y sus espacios
institucionales en Argentina en VALLEJO, Gustavo y MIRANDA, Marisa, Darwinismo social y
eugenesia en el mundo latino, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, p. 152-154.
87
Ver: BUNGE, Alejandro, Una nueva Argentina, Buenos Aires, Hyspamerica, 1984.
88
TEDESCO, Educacin y sociedad, op. cit., pp. 159-183.
49
Estos proyectos fueron los antecedentes de una discusin que tena como eje
la forma de incorporar a los jvenes en el sistema de instruccin. Ms que en clave
rupturista, en la etapa peronista solo restaba profundizar el proceso auspiciado por
una coyuntura internacional favorable que permiti llevar los servicios de salud y
educacin a las periferias de las provincias con un sistema educativo estructurado
con un aparato estatal centralizado, diseado para operar en un sentido vertical,
como en el resto del continente latinoamericano.89 Sin embargo, pensamos que los
nuevos colegios creados en la periferia de un sistema escolar, ms que difundir un
formato elitista se congregaron bajo una plataforma particular donde el mrito,
independientemente de la clase social, era la condicin que apadrinaba la
pertenencia al formato de esas instituciones.
Como veremos a continuacin, del centro a la periferia comenzaron a fluir
el repertorio de definiciones a los problemas que se anunciaban con ms
regularidad en el marco de las polticas pblicas. En nuestro caso, la radicacin de
un colegio secundario mixto pblico era una de las demandas que se conjugaban
con los preceptos modernizantes de los distritos o localidades en proceso de
crecimiento urbano y diversificacin social. All los jvenes comenzaban a percibir
los nuevos horizontes que prometan hacer ms visible a la juventud, a travs del
deporte, la actividad cultural y la educacin.
GVIRTZ, Silvina, GRINBERG Silvia y ABREG, Victoria, La educacin ayer, hoy y maana.
EL ABC de la pedagoga, Buenos Aires, Aique, 2009, p. 104.
50
90
51
Grfico 8
93
. Fue
91
SAEZ, Graciela y BIROCCO, Carlos, Morn, de los orgenes al bicentenario, Buenos Aires,
Municipio de Morn, 2010, pp. 282-283
92
Jorge Bunge naci en Buenos Aires en 1893. Gracias a una beca otorgada por el gobierno
argentino curso sus estudios de ingeniero y arquitecto en Alemania. Entre sus obras arquitectnicas,
imbuidas de ideas urbanistas modernas, se destacaron el Automovil Club, el Banco Francs, las
cristaleras Rigolleeau y la creacin del balneario de Pinamar hacia 1940.
93
Scarpinelli fue un reconocido contratista de la poca. Particip en la construccin del edificio del
ex Ministerio de Obras Pblicas ubicado en la avenida 9 de julio de Capital Federal. Fue levantado
en los aos 30. Al pie de esa construccin Eva Pern pronunci su famoso discurso de renuncia a la
presidencia en 1951.
53
se
54
55
presupuestos
familiares
()
siendo
en
Oszlak
Donnell
han
sealado
que
las
cuestiones
97
98
56
para varones.99 En sus orgenes fue regenteado por el Crculo Catlico de Obreros.
Desde febrero de 1917 fue dirigido por Hermanos Maristas y en 1919 incorporado
a la enseanza oficial. En 1950, tras la creacin del Colegio Nacional Mixto se pas
la adscripcin que tena el Instituto San Jos del Colegio Nacional N 9 a la
naciente entidad educativa. Hacia 1949 el distrito contaba con 28 escuelas primarias
que disponan de una matrcula de 10. 341 alumnos/as, tres jardines de infantes y
tres escuelas profesionales con 981 inscriptos. Un dato que nos puede aportar
determinada relevancia a la cuestin es el estado en el cual se encontraban las
escuelas primarias- dependientes de la provincia- para el ao 1947: el diario local
Opinin, alertaba sobre la decadencia sanitaria de las escuelas del partido, mientras
que en otra editorial remarcaba el deplorable estado de la Escuela Bernardino
Rivadavia. 100
Otro de los colegios tradiciones del distrito que sigue vigente en la
actualidad, es el Instituto Mara Sofa Bunge situado en la localidad de Ituzaingo.
En el ao 1938 la Congregacin Hermanas de la Merced del Divino Maestro
adquieren un terreno en dicha localidad y en 1940 se finaliz la construccin del
convento. Al ao siguiente y a pedido de la comunidad, se inaugur la escuela
primaria de 1 a 6 grado y un jardn de infantes. Recin en el ao 1956, abri la
seccin secundaria, por pedido de los padres de las alumnas del ciclo primario, con
la modalidad Escuela Normal Nacional. 101 Por su parte, el Colegio Ward es otra de
las instituciones privadas destacadas del distrito. Fue fundado en la localidad de
Haedo y debe su nombre a un comerciante norteamericano George Ward quin
patrocin la fundacin de un colegio para nios y jvenes. En noviembre de 1913
se oficializ la apertura del colegio bajo el nombre de Colegio Ward de Comercio
y Finanzas. 102
Hacia 1950 se fundaron nueve instituciones pblicas y privadas en la zona
de Castelar y Palomar. Entre las instituciones privadas de carcter religioso se
destac el Colegio Parroquial Nuestra Seora de Buen Viaje de Morn, siendo el
primer establecimiento religioso mixto de la zona. Por su parte, en el mismo ao, el
99
Breve Resea histrica del Instituto San Jos, en Morn, Crnica y Gua de su Progreso, op.
cit., pp. 34-36.
100
Opinin, 30de abril de 1947 y 28 de mayo de 1947.
101
Informacin extrada de la pgina web del Instituto: http://www.sofiabunge.edu.ar/ni-historia.asp.
Fecha de ingreso: 2 de enero de 2011.
102
Informacin
extrada
de
la
pgina
web
del
Colegio.
http://www.ward.edu.ar/Institucional/Info/historia.php. Fecha de ingreso: 2 de enero de 2011.
57
103
58
DUSSEL, Ins y PINEAU, Pablo, De cuando la clase obrera entr al paraso. La educacin
tcnica estatal en el primer peronismo en PUIGGRS, y CARLI, Discursos pedaggicosop. cit.,
pp. 129-130.
106
SAEZ, y BIROCCO, Morn, de los orgenes op. cip., pp. 309-310
59
107
La datos sobre la familia Lobos y los entretelones de la fundacin del colegio fueron relatados al
autor por va electrnica, por Ariel Lobos nieto de Don Agenor e hijo del profesor Horacio Lobos.
108
El Imparcial, 30 de marzo de 1949.
60
61
62
como
nacional,
fueron
mucho
ms
estrechas
de
lo
que
63
Entrevista del autor al profesor Pablo Tern, marzo de 2007, provincia de Buenos Aires.
Por oposicin Csar Tcach ha demostrado que en la provincia de Crdoba los dirigentes
peronistas provenan del conservadurismo. Ver: TCACH, Csar, Sabattinismo y peronismo: partidos
polticos en Crdoba, 1943-1955, Buenos Aires, Sudamericana, 1991.
112
AELO, Oscar, El peronismo en la provincia de Buenos Aires. 1945-1955, Buenos Aires,
EDUNTREF, 2012, pp. 44-45.
113
Juan Atilio Bramuglia fue designado interventor de la provincia de Buenos Aires en 1945.
111
64
ao se produjo una divisin dentro del radicalismo moronense entre dos facciones:
la de Ernesto Boatti y la de Albistur Villegas. En esta ltima faccin surgi la UCR
Junta Renovadora que adhera a la poltica social de Pern llevada adelante desde la
Secretaria del Trabajo. La Unin Cvica Radical Junta Renovadora abri un comit
sobre la calle Buen Viaje en Morn junto al edificio de la Sociedad Italiana. All se
trabaj para conducir a Pern a la presidencia. Cuando Pern es detenido en la isla
Martn Garca, la faccin de Albistur Villegas comenz a gestionar el apoyo de la
comunidad local para marchar hacia Plaza de Mayo con el objeto de presionar al
gobierno de facto de Eldelmiro Farrel. Segn refiere en sus memorias, los jvenes
radicales y los gremios locales se reunieron en el local de la calle Buen Viaje para
marchar a la Plaza de Mayo motorizados en camiones, autos y micros.
En la lista a diputados nacionales, Villegas figuraba en octavo lugar,
representando al recin creado Partido Laborista. Declinando de tal ofrecimiento,
alegando que en dicha lista se le daba a los laboristas una preeminencia que no
corresponda, Villegas finaliz en franco conflicto con el lder sindical Cipriano
Reyes, en una tertulia realizada en el domicilio de Pern situado en la calle
Posadas. Segn la postura retrospectiva de Villegas, Reyes quien encabezaba la
lista se proyectaba como un obstculo prximo al liderazgo de Pern. En esa
reunin, Pern intercedi para que Villegas acompaara a Hortensio Quijano por la
U.C.R Junta Renovadora Nacional en representacin de la provincia de Buenos
Aires. Otro punto de conflicto con los laboristas se inscribi en la presentacin de
candidaturas para ocupar el cargo de gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Los laboristas bregaban por imponer al coronel Domingo Mercante, mientras que la
Junta Renovadora propiciaba a la gobernacin al doctor Salvador Cetr. Las
diferencias entre estas dos fuerzas polticas impidieron la conformacin de listas
unificadas para cargos legislativos. Tras una larga disputa, los laboristas
consiguieron el apoyo de los renovadores imponiendo su candidato al Poder
Ejecutivo Provincial.114
En sntesis: la centralizacin del Estado Nacional marchaba en paralelo con
la centralizacin del sistema educativo. La figura poltica del coronel peronista
Mercante y la intendencia de Villegas en la provincia de Buenos Aires se inscriben
114
Imagen 1
66
Foto: Plaza Libertador General San Martn hacia la dcada de 1950 con la nueva Municipalidad
construida a fines de la dcada de 1930 por el ingeniero Jorge Bunge. Foto: Archivo Histrico
Municipal de Morn.
Imagen 2
Imagen 3
Imagen 2 y 3: Alumnas del Colegio Mara Auxiliadora de Morn desfilando por la calle
Buen Viaje, frente a la catedral. Foto: Archivo Histrico Municipal de Morn.
67
Imagen 4
Desfile escolar, 1937. Ladeando el acontecimiento, el Caf Volpi y la vieja Municipalidad que
oficiara, desde 1949, como la sede del Colegio Nacional Mixto. Foto: Archivo Histrico
Municipal de Morn.
Imagen 5
La actividad cultural en los barrios moronenses hacia 1950: el Teatro Ambulante. Fuente: Archivo
Histrico Municipal de Morn
68
Imagen 6
Subsecretario de educacin, Dr. Carlos
Ignacio Rivas (izquierda) junto a Csar
Albistur Villegas (derecha) Rivas haba
sido decano de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires e
integrante del cuerpo mdico que atenda a
Eva Pern. Foto cedida al autor por Ariel
Lobos
Imagen7
Antiguo edificio donde comenz a funcionar el Colegio Nacional Mixto de Morn (otrora edificio
de la Municipalidad), frente a la Plaza General Don Jos de San Martn Foto: Archivo Histrico
Municipal de Morn.
69
Imagen 8
Mittn poltico de Csar Albistur Villegas en la Plaza La Roche (frente a la estacin del ferrocarril)
Foto: Archivo Histrico Municipal de Morn.
70
71
72
Entrevista del autor al ex alumno Norberto Garca, abril de 2011, provincia de Buenos Aires.
73
Entrevista del autor al ex alumno Julio Crespo, junio de 2008, provincia de Buenos Aires.
Ibdem
74
como mi viejo era muy legalista una de las primeras cosas que
nos hizo hacer, fue la cdula de identidad ()Y despus en la
escuela me metieron en 5to grado, por la edad. Yo tena 10 aos y
medio
Recuerdo que la maestra, en una de sus primeras clases, enseaba
la clula, y yo entenda cdula. Entonces yo pensaba puta, que
importante es para Argentina el trmite de identidad que hasta lo
ensean y despus v que dibujaba en el pizarrn un redondel,
con uno ms chiquito ()
118
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires
75
119
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires
76
120
Entrevista del autor al ex alumno Norberto Boggiano, marzo de 2010, provincia de Buenos Aires.
77
Cira Forti viva con su familia en la localidad de Haedo. Recuerda que a fines de
la dcada de 1940 Morn haba comenzado a crecer (haba ms gente, ms edificacin,
trabajo y poblacin). Su padre era ferroviario y su madre ama de casa. Cuando finaliz
la escuela primaria haba pensado matricularse en el Colegio de las Hermanas pero,
finalmente, opt por el nacional de Morn porque era gratuito. La decisin de
continuar con sus estudios secundarios y universitarios fue apoyada por sus progenitores
a contrapelo de las nociones que demandaban a las mujeres como amas de casa:
Al consultarle por qu consideraba que medicina era una carrera dura para una
mujer destac que en la profesin mdica hay que enfrentar la muerte
permanentemente. Segn su ptica, el varn tiene ms temple, ms coraje. Por
oposicin, subraya que antes la mujer era ms delicada y ms femenina. El tipo de
construccin cultural realizada se liga directamente con la eleccin de su carrera. Al
igual que muchas mujeres de su poca, Cira adquiri en el ncleo de su hogar los
conocimientos bsicos para ejercer una buena domesticidad: bordar, planchar, tejer y
cocinar. Asociando esta supuesta habilidad femenina con las posibilidades acadmicas
que le ofreca la universidad, opt por la carrera de odontologa.
Sin embargo y a pesar de estos miramientos genricos que retomaremos en el
captulo 4, es dable sealar los cambios de percepcin que se estaban produciendo a
fines de la dcada de 1940 en cuanto al lugar ocupado por la mujer. Esto permite
explicar la incipiente feminizacin de la escuela secundaria. Sobre este tramo histrico,
los condicionamientos de gnero estaban sufriendo una mutacin. El caso de Cira no fue
el nico. En otras entrevistas realizadas y charlas informales mantenidas con ex alumnas
de la institucin, ellas destacaron que fueron ellas quienes se inscribieron para realizar
121
Entrevista del autor a la ex alumna Cira Forti , julio de 2011, provincia de Buenos Aires
78
122
Entrevista realizada por el autor a la profesora Susana Bagnat, abril de 2011, provincia de Buenos
Aires.
123
QUEIROLO, Graciela, El mundo de las empleadas administrativas: perfiles laborales y carreras
individuales, Buenos Aires, 1920-1940 en Trabajo y Comunicaciones, n 34, 2da poca, 2008, pp. 129152.
124
RAMMACCIOTTI, Karina y VALOBRA, Adriana, Profesin, vocacin y lealtad en la enfermera
peronista en BARRY, Carolina, RAMMACCIOTTI, Karina y VALOBRA, Adriana (Editoras), La
Fundacin Eva Pern y las Mujeres: entre la provocacin y la inclusin, Buenos Aires, Biblios, 2008.
125
MANZANO, Valeria, Cultura, poltica y movimiento estudiantil secundario en la Argentina de la
segunda mitad del siglo XX en Propuesta Educativa, n 35, pp. 41-49.
79
Entrevista del autor a la ex alumna Susana Zanetti, marzo de 2012, Capital Federal.
MEKLER, Vctor Mario, Juventud, educacin y trabajo, tomo 1, CEAL, 1992, pp. 20-21
80
Ahora bien, es notable que en todos los casos citados y en general, en todas las
entrevistas realizadas para esta investigacin los otrora estudiantes formaron parte de
una primera generacin de escolares que lograron obtener sus credenciales acadmicas.
Este dato queda corroborado si tenemos en cuenta que de la primera promocin del
Colegio Nacional Mixto de Morn casi todos sus egresados se transformaron en
profesionales (mdicos, abogados, investigadores). Siendo plaza de una nueva
socializacin juvenil, la radicacin de un colegio secundario hizo un aporte sustantivo a
la movilidad social ascendente de los jvenes en el oeste de la provincia de Buenos
Aires, durante todo el perodo sealado en esta investigacin. Como veremos a
continuacin, la clase no fue un factor determinante para matricularse en la periferia
de un sistema escolar en expansin. El mrito y la obtencin de calificaciones
suficientes obraron por encima de ello.
De acuerdo a un testimonio de una ex alumna con respecto al perfil social de los alumnos/as:
128
81
envainar una respuesta, cruzaremos los datos obtenidos mediante la historia oral con los
extrados del archivo de la institucin. Esto nos permitir escudriar el tema propuesto
en un perodo prolongado y darnos una somera idea del sector social del cual provenan
los escolares.129
Para matricularse en la institucin los padres deban completar una solicitud de
ingreso. Las solicitudes nos ofrecen una serie de datos para reconstruir el perfil social y
las zonas de procedencia de los alumnos/as. Es menester destacar que en el archivo se
hallan aproximadamente 23 mil legajos que comprenden los aos 1949 hasta la
actualidad. Tambin se utilizaron los registros de aula en los cuales figuran la direccin
y la profesin del padre o la madre. A primera vista se destaca un dato insoslayable: el
nmero de jvenes procedentes de las familias obreras es exiguo.
En las fichas de inscripcin, aparecen profesiones como ingeniero, docentes,
empleados, contador, comerciante, abogado, contratista, bancario o martillero pblico.
Excediendo el perodo analizado en esta investigacin los datos se mantienen sin
alterarse. A estos datos que no pretenden ser absolutos pueden objetrseles el hecho
de que no en todas las fichas de inscripcin figura la profesin del padre. En ocasiones,
eran las madres las que llenaban la solicitud agregando al tem profesin quehaceres
domsticos o ama de casa. Hecha la aclaracin y de acuerdo a los datos obtenidos en
el archivo de la institucin, sobre una muestra tomada de 609 alumnos que concurrieron
al colegio entre los aos 1949-1963, los resultados, siguiendo el grfico 1, son los
siguientes:
129
La tentativa de definir una clase social nos deja una compuerta abierta a las diferentes acepciones
del trmino. No es el espritu de esta investigacin realizar un anlisis sobre la clase media. Pero debemos
subrayar las dificultades metodolgicas que tradicionalmente utilizaron los esquemas interpretativos.
Como ha sealado el socilogo Sergio Visacovsky, los estudios sobre antropologa social han brindado
nuevas claves interpretativas, promoviendo los estudios de los procesos de constitucin de la clase media
en trminos regionales; apelando a la heterogeneidad social y cultural para romper con los criterios
universales seleccionados adrede por el investigador, tales como el ingreso, la ocupacin o el nivel
educativo. En este punto, los antroplogos sociales le agregan nuevas vas de indagacin como las
imgenes corporales y espaciales, y las identidades raciales, tnicas y nacionales. Seala el investigador
que los especialistas se han topado con dificultades para definir a la clase media como la heterogeneidad
de las condiciones econmicas, la capacidad de negociacin en el mercado, niveles y estilos de vida,
orientaciones de consumo e identidades. VISACOVSKY, Sergio, Estudios sobre clase media en la
antropologa social: una agenda para la Argentina en AV. Revista de Antropologa, nmero 13, julio de
2008.
82
Grfico 1
Elaboracin propia realizada sobre los datos obtenidos en el archivo del ex Colegio Nacional Mixto de
Morn.
83
plural (1870-1930), Buenos Aires, Taurus, 1999, BARRANCOS Dora, Anarquismo y sexualidad, en:
ARMUS, Diego (compilador) Mundo urbanoop. cit., p.34
132
. Segn una de las declaraciones del Congreso, las causas de la denatalidad de la Argentina radicaban
en el problema moral e higinico que reinaba en el pas como la educacin psicotica de la niez, de
las juventudes, cuya solucin debe ser la obra continua y patritica del hogar y la escuela. Bregaba por
dignificar a la mujer como madre, como esposa, como novia, y al hombre como padre para que se
espiritualice y fortifique la familia. MUSEO SOCIAL ARGENTINO, Primer Congreso de la Poblacin.
26 a 31 de octubre de 1940, Buenos Aires, 1941, pp. 149-150.
133
Ver: GEN, Marcela, Un mundo feliz. Imgenes de los trabajadores en el primer peronismo. 19461955, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2005, pp. 117-119.
134
RAMACCIOTTI, Karina, Poltica social durante el peronismo: proyecciones del Primer Congreso de
Poblacin de 1940 en Res Gesta, n 43, 2005, pp. 192-193.
84
135
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires
Entrevista personal a la profesora Delia Codesido, docente de Pedagoga. Agosto de 2006, Capital
Federal.
136
85
Grfico 2
Elaboracin propia realizada sobre los datos obtenidos en el archivo del ex Colegio Nacional Mixto de
Morn. Aos: 1949-1960.
Cabe subrayar que las distancias que deban sortear regularmente algunos de los
jvenes generaba inconvenientes, por no decir, en distintas circunstancias, obstculos
que nutran la desercin escolar. Al menos eso se desprende de las diversas notas
elevadas por los mismos alumnos a la rectora de la institucin. Domiciliado en la
localidad de Marcos Paz, el alumno de segundo ao Juan Antonio Diana dirige su
pedido al rector del colegio, Aldo Montesano, rogndole que lo exima de las clases de
educacin fsica ya que los trenes tardan en llegar a Morn.137
Si bien se haba democratizado el ingreso al ciclo medio, los lmites que
impona el sistema escolar eran una de las falencias para incorporar al conjunto de la
poblacin juvenil que aspiraba seguir los estudios secundarios. Son constantes las notas
elevadas al Ministerio de Educacin o a la rectora del colegio, demandando un
asiento. Estos lmites revistieron el esqueleto del sistema educativo sustentado en la
composicin de un orden meritorio, basado en la obtencin de calificaciones
suficientes. As, dentro del conjunto de la poblacin estudiantil se convocaba al
argumento esgrimido desde las ciencias biolgicas en el cual los ms aptos estaban en
condiciones de acceder a la universidad. A continuacin se desbrozarn los argumentos
que abonan la observacin descripta.
137
Pedido del alumno elevado al rectorado el 31 de marzo de 1951. Archivo del ex Colegio Nacional de
Morn.
86
Como hemos visto, para ingresar a los colegios nacionales los aspirantes deban
presentar el certificado de estudios primarios (Imagen 1) y rendir el denominado
examen de seleccin Estos se instituyeron por decreto del 11 de enero de 1933 para el
ingreso a primer ao de Colegios Nacionales, Liceos de Seoritas, Escuelas de
Comercio y Escuelas Industriales. El decreto de diciembre de 1948 estableci el mismo
requisito para el ciclo de Magisterio en las Escuelas Normales. Por resolucin
ministerial, los temas del examen deban ser uniformes para todo el pas.138 Le
corresponda a la Direccin General de Enseanza Secundaria, Normal, Especial y
Superior fijar los temas y remitirlo bajo sobre cerrado a las instituciones educativas,
para ser abiertos en el acto de examen de cada asignatura y en presencia de los
presidentes de las Comisiones Examinadoras. El examen constaba de una prueba de
matemticas (aritmtica y geometra) y otra de castellano (ortografa, redaccin y
aplicacin y prcticas de las nociones elementales de gramtica). 139
De partida, la existencia de un examen de seleccin implicaba poner en juego
las capacidades, habilidades intelectuales y las posibilidades de los jvenes en
condiciones de alcanzar la escolaridad. La diferenciacin discurra en los intentos de
muirse de una vacante, operando a favor de los ms capacitados en detrimento de los
incapaces. Al respecto, diversos autores han dado cuenta de esta estructura selectiva
en Amrica Latina durante la segunda mitad del siglo XX. Esto se deba a que, segn
Adriana Puigrrs, al ciclo universitario deban llegar los mejores, alumnos que el da
de maana se convertiran en tcnicos y funcionarios de la burocracia estatal. Esta
lgica se enmarcada en una racionalidad expresada en la gramtica escolar del nivel
medio. Coincidiendo con este argumento, todos los alumnos/as recordaban la exigencia
del colegio que permita sortear sin problemas el ingreso a la universidad. La nocin
del mrito, era visualizada como una condicin necesaria para el ascenso social. Esto
se deba a que la internalizacin de la pedagoga normalizadora, como veremos en el
captulo 3, cal hondo en las experiencias de los entrevistados. Comulgando con este
fundamento, Ins Dussel estima que esta pedagoga defini una escolarizacin que
138
87
Cabe citar aqu el clsico trabajo de Bourdieu y Passeron para el caso del sistema educativo francs.
Los autores se propusieron demostrar que las instituciones escolares otorgaban credenciales acadmicas a
quienes pertenecan a situaciones culturales sociales y econmicas privilegiadas. De esta forma, se
legitimaba y reforzaban las desigualdades sociales de origen. BOURDIEU, Pierre y PASSERON, Jean
Claude, Los herederos. Los estudiantes y la cultura, Buenos Aires, Siglo XXI, 2003.
141
Boletn de Comunicaciones, Ao I, n 100, 20 de enero de 1950, pp. 2934-2935.
88
Entrevista del autor al ex alumno Norberto B., marzo de 2010, provincia de Buenos Aires.
DUSSEL, Ins, La produccin de la exclusin en el aula: una revisin de la escuela moderna en
Amrica Latina. Ponencia presentada en X Jornadas LOGSE, Granada, Espaa, 2000, p. 9.
144
El modelo de ficha biotipolgica escolar fue sancionado por la Direccin General de Escuelas en 1933
a ttulo experimental. Las escuelas piloto que implementaron el experimento fueron la nmero 66 de La
Plata y nmero 1 de San Isidro. Categorizaban a los individuos que provenan de diferentes sectores
sociales, ya sean escolares, obreros o deportistas. Los datos de filiacin, entre los que se hallaban el lugar
de nacimiento, la religin, su condicin de hijo legtimo o ilegtimo, calibraban determinados mecanismos
de clasificacin y exclusin. Decreto del Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires,
Dr. Rafael Alberto Palomeque, reproducido en la revista Anales de Biotipologa, Eugenesia y Medicina
Social, ao 1, n 8, 15 de julio de 1933, p. 14.
145
Para la oposicin, la libreta sanitaria pautaba una continuidad con una tradicin totalitaria y racista que
breg por la clasificacin de la poblacin. En contraposicin, los diputados oficialistas consideraban que
los controles mdicos peridicos ayudaban a la predecir enfermedades nocivas que podran afectar al
143
89
90
148
91
92
continuacin, sobre esta lgica de sentidos, estaban estructuradas algunas de las notas
elevadas por padres o alumnos/as con el objeto de obtener una vacante en un colegio
nacional.
Carta elevada por el padre de la alumna al Ministro de Educacin el 15 de mayo de 1951. Legajo de la
alumna Eva S. Archivo del ex Colegio Nacional de Morn.
93
94
159
Legajo del alumno Jos Mara F. Archivo del ex Colegio Nacional de Morn.
TENTI FANFANI, Culturas juveniles y cultura escolar, op. cit, p. 2
161
Boletn de Comunicaciones, ao II, n 127, 28 de julio de 1950, p. 809.
160
95
162
96
posiciones dentro de la sociedad y dentro del Estado. Las familias de Morn, si bien se
encontraban en un proceso de ascenso social, poco y nada tenan en relacin con estos
rasgos identitarios de lo que podramos denominar como caractersticos de una elite
tradicional. Hemos visto que muchos estudiantes solventaban sus estudios participando
del mercado laboral o las escuelas ponan a disposicin de los alumnos/as una maestra
para afrontar el examen de ingreso. Sobre este punto queremos comentar que la
existencia del examen de seleccin no autoriza a homologar al colegio con un estricto
sentido elitista. Trasladar la lgica, fundamentos y constitucin socio-cultural de los
colegios ms tradicionales caso el Colegio Nacional de Buenos Aires al anlisis
histrico-educativo, podra evidenciar una generalidad que, carente de estudios
empricos realmente esclarecedores sobre el perfil social de los jvenes que concurran a
esos colegios, arbitraran en redundancias y esquemas explicativos que tientan a la
universalidad de los fenmenos.163
Para los jvenes que lograban matricularse y finalizar sus estudios, el sentido del
mrito y la pertenencia a la cultura escolar era un logro para nada desdeable. Una
situacin anloga vivenciaron los primeros docentes que ingresaron a la institucin. El
apartado siguiente se focaliza en esas experiencias
163
Aunque no es motivo de esta investigacin cabe destacar dos trabajos sobre las elites que difieren
en resultados y espacios de anlisis. En su clsico trabajo La elite del poder el socilogo Wright Mills
sostena que en los Estados Unidos dicha elite estaba conformada por quienes definan los
acontecimientos nacionales y detentaban las posiciones de poder ms altas. El trabajo pionero de Jos
Luis Imaz para el caso argentino, sostuvo que era ms apropiado hablar de los que mandan en vez de
elite dirigente. Imaz propuso un anlisis minucioso con un criterio metodolgico muy fino. Su
conclusin, despus de examinar los modos de seleccin de los dirigentes, fue que en la Argentina no
exista una clase dirigente autntica aunque si haba muchos que mandaban de manera individual y
aisladamente. A esa clase dirigente le faltaba conciencia de clase y organizacin al interior del grupo
producto de la ausencia de un espacio en comn en donde compartir proyectos. Por oposicin, la
oligarqua conformada a fines del siglo XIX tuvo dirigentes que surgieron de los mismos
establecimientos educativos, de las mismas familias y participaban de los mismos espacios de
socializacin: en el Jockey o en el Crculo de Armas. Hay que sealar que Imaz toma el perodo 19361961. Durante la dcada de 1930 se produjo una crisis de liderazgo o conduccin cuya causa ms
importante fue la ausencia de socializacin comn de la clase poltica. WRIGHT MILLS, Charles, La
elite del poder, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica 1963, IMAZ, Jos Luis, Los que mandan,
Buenos Aires, EUDEBA, 1965.
97
164
98
nombrar pero a los cinco das te poda remplazar uno que vena del Ministerio. Los que
nombraban eran del Ministerio de Educacin. Los criterios que tenan en cuenta para
nombrar directamente desde la rectora se basada en el respaldo institucional del ttulo y
la cercana del domicilio del aspirante con la institucin.
165
166
Entrevista del autor a la profesora Julia de Mara, junio de 2006, provincia de Buenos Aires.
Entrevista del autor a la profesora Lidia Wouters, julio de 2006, provincia de Buenos Aires.
99
tena dos aos a Castelar. Ingres a una escuela Linez167 en el distrito de Morn y
curs su primaria bajo los designios del gobernador conservador Manuel Fresco (19361939). Con un sesgo negativo recuerda los desfiles que convocaba Fresco donde
concurran todas las escuelas del distrito para desfilar con el brazo en alto, emulando
el saludo fascista. Su vocacin docente estuvo definida desde nia y a la hora de elegir
su carrera no tuvo ningn tipo de reparo por parte de su familia. Continuando con la
tradicin familiar se decidi por el magisterio:
Las escuelas Linez eran instituciones establecidas por el gobierno nacional en aquellas provincias que
carecan de recursos necesarios para fundarlas.
168
Entrevista del autor a la profesora Lilian Quintana, noviembre de 2010, provincia de Buenos Aires.
100
169
Entrevista del autor al profesor Pablo Tern, marzo de 2007, provincia de Buenos Aires.
El disciplinamiento corporal, en el caso de los varones, estuvo ligado al desarrollo de ciertas
cualidades y valores marciales como el coraje, la fuerza, la resistencia y la valenta. En sus orgenes, la
170
101
educacin fsica en las escuelas estuvo influencia por el militarismo. SCHARAGRODSKY, Pablo, Los
ejercicios militares en la escuela Argentina: Modelando cuerpos masculinos y patriotas a fines del siglo
XIX en AISENSTEIN y SCHARAGRODSKY, Tras las huellas.op. cit., pp.105-133
171
Entrevista del autor al profesor Tulio Viera, diciembre de 2010. Provincia de Buenos Aires.
102
Grfico 3
Fuente: elaboracin propia en base a los datos obtenidos en el Archivo del ex Colegio Nacional de Morn
172
Otra de las atribuciones de los rectores era la de designar celadores, personal de servicio y personal
docente sustituto e interino. En este ltimo caso, el Ministerio poda confirmar al sustituto propuesto o
designar a otro en su lugar. Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica, Direccin de Instruccin Pblica,
Reglamento para los Colegios Nacionales y Liceos de Seoritas, Buenos Aires, Talleres Grficos de la
Penitenciaria Nacional, 1936, pp. 4-5
103
La titulacin acadmica por sexo nos puede indicar algunas cuestiones referidas
a la formacin docente de la poca. Los ttulos habilitantes y las entrevistas a los
docentes nos permiten inferir la influencia del normalismo acadmico en la institucin,
cuya organizacin curricular estaba puesta en el conocimiento disciplinar. Sealarlo nos
allana el camino para comprender, en los captulos siguientes, la relacin entre la
cultura escolar y los jvenes estudiantes. Para citar un ejemplo, la profesora Mara
Emilia Deffis, naci en 1910 en la provincia de Buenos Aires e ingres al Colegio
Nacional Mixto en mayo de 1949. Segn reza su ficha individual, su ttulo de base era
maestra normal nacional, desempendose en la institucin como profesora de
historia.173
Con la finalidad de ver la titulacin acadmica por gnero hemos accedido a los
legajos atesorados en el archivo del colegio. Dentro de los legajos de los docentes, se
archivaban las fichas individuales que eran provistas por el Ministerio de Trabajo y
Previsin e incluyen los datos personales de los educadores, la impresin digital del
pulgar y la foja de servicio en el reverso. Sobre una muestra tomada de 75 legajos, los
resultados obtenidos, segn el grfico 4, fueron los siguientes:
Grfico 4
Datos extrados de los legajos docentes. Archivo del ex Colegio Nacional Mixto de Morn
173
Ficha individual de la profesora Mara Emilia Deffis. Archivo del ex Colegio Nacional Mixto de
Morn.
104
105
mujeres que se dedicaban al magisterio pero que dejaban de lado su vocacin gracias al
casamiento y que no exista mejor profesin que la de ser madre.177 La prctica
docente se transform en una suerte de extensin de las prcticas femeninas que por
natural exigencia se les recomendaba el buen gobierno del hogar. Ser maestra en el
imaginario social representaba la extensin hogarea del rol maternal. 178
En consecuencia, no debe extraar que en trminos de gnero la participacin de
las mujeres en relacin a los hombres en el circuito educativo haya sido para nada
desdeable. El anlisis del fenmeno no puede olvidar que careci de homogeneidad
dependiendo de las distintas orientaciones (Normal, Bachiller, Comercial, Industrial,
etc.) y atendiendo a las distintas coyunturas. Los siguientes grficos pueden ilustrar esta
discusin. En la Enseanza Media Comercial vislumbramos, a principios de siglo XX,
una participacin mucho ms amplia de varones que se desempaaban como profesores
en los diversos colegios nacionales. La tendencia se mantiene hasta el ao 1949 en el
cual la participacin femenina en el mundo laboral comienza a superar con creces la
participacin masculina. As, los resultados obtenidos en la Enseanza Media Normal
son ms contundentes: a partir del ao 1922 la tendencia va aumentando
sustancialmente a favor de las mujeres. El ao 1945 es un punto de despegue en el cual
el predominio del campo es fcilmente visualizado.
177
Entrevista del autor a la profesora Lilian Quintana, noviembre de 2010, provincia de Buenos Aires.
Desde comienzos del siglo XX una amplia literatura dedicada a la propaganda moral de las nias en
las escuelas fue aprobada por el Consejo Nacional de Educacin. En una de estas obras titulada Consejos
a mi hija la figura materna dispensa las enseanzas morales a su hija en las labores ms diversas de las
tareas del hogar. En el texto, el binomio madre-maestra sintetizan el conocimiento y el sabio consejo
basado en la experiencia y en un discurso social de raigambre biologicista. Recorriendo los derroteros del
manual, se puede visualizar una especie de altruismo social que cea el papel de las mujeres al definir un
rol especfico encarnado en la abnegacin, el respeto sumiso al varn y el sacrificio despojado de
cualquier tipo de actividad social o poltica. CAMMAROTA, Los Consejos de Amaliaop. cit.
178
106
Grfico 5
Ensenza Media Comercial ( 1914-1955).
Profesores. Serie cronolgica por sexo
8000
7000
6000
5000
4000
VARONES
MUJERES
3000
2000
1000
0
1914 1916 1918 1920 1922 1924 1926 1928 1930 1932 1934 1936 1938 1940 1942 1944 1946 1948 1950 1952 1954
-1000
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, Tomo 2.
Grfico 6
Enseanza Media Normal ( 1914-1955). Profesores. Serie cronolgica
por sexo.
9000
8000
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
-1000
VARONES
MUJERES
1916 1919 1922 1925 1928 1931 1934 1937 1940 1943 1946 1949 1952 1955
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrados del Departamento de Estadstica Educativa,
Ministerio de Educacin y Justicia, Enseanza Media, 1914-1963, Tomo 1.
conjunto de prcticas y disposiciones en el mundo del trabajo que dan cuenta de ciertas
arbitrariedades, improvisaciones y desajustes. Un educador poda prepararse para
instruir en una disciplina y terminaba enseando otros contenidos que no se
correspondan especficamente con su asignatura. No obstante, cabe sealar que desde
los orgenes del sistema educativo una de las caractersticas que impregn el oficio fue
la especializacin de un educador en una determinada disciplina. Este fue el principio
que prim a la hora de reclutar y definir los puestos de trabajo.179
En determinadas circunstancias, la competencia de los ttulos docentes cambiaba
de acuerdo a las nuevas perspectivas de los planes de estudio o la introduccin de
nuevas asignaturas. Veamos entonces el caso de la asignatura Religin. El gobierno
de facto de 1943 haba introducido la enseanza religiosa en las escuelas y el propio
Pern transform en ley el decreto tras su llegada al poder. En los colegios nacionales se
imparta la enseanza religiosa, aunque no obligatoria. No obstante ello, no existan
profesorados que otorgaran el ttulo de profesor con orientacin en Religin para ejercer
en el ciclo medio del sistema. El caso de Mara Esther Garca Aldaya es ilustrativo de lo
reseado. Nacida en 1930, curs sus estudios de Maestra Normal Nacional, siendo
Maestra Catequista y Maestra Agrcola. Fue habilitada por el Ministerio de
Educacin para ensear Religin Catlica en las Escuelas Primarias, Normales,
Secundarias y Especiales. Otro de los casos hace referencia al ascenso jerrquico dentro
del mismo sistema. El profesor Francisco Crespo se desempe hacia 1934 como
maestro suplente en la reparticin perteneciente al Consejo Nacional de Educacin,
Escuela N 1, Distrito Escolar 10. En el ao 1936 ejerci como maestro titular en una
escuela privada religiosa. Recin en el ao 1944 logr su ascenso como maestro adscrito
en la reparticin de Inspeccin General de Enseanza Religiosa y al ao siguiente
ingres como Profesor de Religin provisional en el Colegio Nacional Mariano Moreno,
Colegio Nacional Sarmiento y en el Colegio Nacional anexo Mariano Acosta. En ese
mismo ao fue ascendido como auxiliar inspector del Consejo Nacional de Educacin
Inspector General de Enseanza Religiosa y, hacia 1948, Inspector Tcnico de Religin.
Lo ms sugestivo del caso es que se desempe en el Colegio Nacional de Morn como
profesor de castellano a partir del ao 1952.180
179
108
181
109
110
Imagen 1
Imagen 2
Libreta de trabajo para menores de 18 aos. Si bien muchos de los estudiantes provenan de la clase
media, otros solventaban sus estudios o ayudaban a la economa familiar emplendose como aprendices
en fbricas o cadetes en comercios de la zona.
111
112
182
113
114
y de referencia para las reuniones, no slo la escuela, sino tambin la Catedral, la plaza
con el omb, y aquellos trenes ingleses de madera, con su primera de asientos de cuero
y su segunda clase de pinotea, que no ocupbamos pues nuestro lugar ideal era el
cuartucho apto para las bromas que matizaban el viaje. 187
El punto de referencia era una vetusta estructura edilicia que funcionaba como
un colegio nacional frente a una plaza sesgada por placas y un monumento ecuestre al
Libertador Gral. Don Jos de San Martn. El omb de la plaza era un lugar de encuentro
de innumerables situaciones y circunstancias corporizadas en las escolares clases de
dibujo al aire libre, (Imagen 1), los primeros cigarrillos, que generaban el sentimiento de
adultez ante la mirada de los asientos perimetrales de piedras donde, segn un
protagonista susurramos nuestros primeros balbuceos amorosos, nuestras confusas
declaraciones, sin las cuales era imposible robar algn beso fugaz a nuestra elegida.188
Vemos pues, que estos recuerdos se corresponden con una asociacin idlica de ese
tiempo pasado. Suministran una pincelada retrospectiva carente de conflictos o
tensiones que puedan subyugar o condicionar el anlisis de ese tiempo perdido. Estas
representaciones y marcas territoriales (el omb, la Plaza, el edificio escolar) componen,
siguiendo a la investigadora Elizabet Jelin, un soporte no carente de ambigedades
para el trabajo subjetivo y para la accin colectiva, poltica y simblica.189 Los poemas,
teidos de remembranzas juveniles, se presentan como artefactos culturales que abonan
la estructura de sentimientos,
Mi viejo nacional
Te recuerdo, lgebra insondable
Gramtica arisca, la filosofa
que nos dejaba absortos cada da
compaerismo grato e inefable.
187
115
Ahora bien, subyacen tres niveles especficos en los relatos que sujetan las
experiencia en el colegio: la calidad institucional, las posibilidades de ascenso social y
los valores adquiridos en el marco de la cultura normalista. Estos tpicos se
entrecruzaban para definir un sentido pertenencia que perfilaba la experiencia
estudiantil en una trama ms profunda, arbitrada por diversos significantes y postulados
internalizados de manera dispar acorde a la complejidad que caracterizan los fenmenos
sociales. As, para el licenciado Jorge Enrique Molinero (promocin 1960), la
institucin le leg un puado de ilusiones y de valores y un recuerdo hermoso de un
tiempo inolvidable: su primera juventud y sus primeros amores. 191.
La escuela fue un punto de socializacin importante para el despliegue de las
prcticas juveniles, el desarrollo intelectual y un trnsito a las amistades que perduraron
en el tiempo: el colegio fue los mejores aos de mi vida. Las amistades, el cario que
nos tenamos entre todos.192 Aun as, la oposicin entre lo nuevo y la viejo son
implicaciones narrativas que atraviesan los testimonios. La membresa a ese pasado es
opuesta generalmente a los significados del presente Inevitablemente las comparaciones
con el sistema educativo actual refuerzan la nocin de que en ese pasado circulaba una
cultura legtima y humanstica como horizonte de la movilidad social ascendente. En
este sentido, el ex alumno Franco Melazzini recordaba que el empobrecimiento
cultural y la proletarizacin de la carrera docente en la actualidad son uno de los ejes
disfuncionales con la experiencia vivida en su juventud como estudiante. Para l,
concurrir a la Biblioteca Nacional en busca de informacin (un templo de la cultura)
era un honor al cual no todos accedan. Asociado a este clima cultural arguye que era un
orgullo tener entre sus compaeros/as a algunos que tocaban piano como Diana
Schneider, quien luego se especializara en la obra de Schumann y Shubert. Lo ms
190
116
193
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires.
Edgar Bayley (1919-1990) Destacado poeta creador de las revistas de artes plsticas y poesa Arturo,
difusora del arte abstracto en Argentina. En 1958, durante la presidencia de Arturo Frondizi, se
desempe en la Secretaria de Cultura de la Nacin, a cargo de Jos Babini. Ver:
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/arteargentino/04biografias/bayley_edgar.php
195
Francisco Paco Urondo (1930-1976). Poeta, periodista y militante poltico. En 1968 fue nombrado
Director General de Cultura de la Provincia de Santa Fe, y en 1973, Director del Departamento de Letras
de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Como periodista colabor en
diversos medios grficos como Primer Plana, Crisis, La Opinin y Noticias. Militante del peronismo
revolucionario fue asesinado por una patrulla del ejrcito en 1976. Urondo. Ver:
http://www.literatura.org/Urondo/Urondo.html
194
117
196
Entrevista del autor a la ex alumna Susana Zanetti, marzo de 2012, Capital Federal.
118
las discordancias entre los intereses cognitivos que tenan por aquel entonces los
jvenes con las aspiraciones intelectuales e intereses de la juventud actual.
La construccin de ese espritu diferente estaba en relacin, aunque la
entrevistada no lo menciones directamente, con la homogeneidad cultural. Esta era
inherente al contenido socializador del formato del colegio nacional. Los tpicos de
movilidad social y de capital cultural reconocan un tinglado de proposiciones
versadas en el proyecto sarmientista de fines del siglo XIX. Las ascendentes clases
populares aspiraban a portar una cultura superior subyacente en las propuestas
pedaggicas de la tradicin oligrquica-liberal. Siguiendo nuestro estudio de caso, ms
que cuestionar el modelo pedaggico hegemnico, sus protagonistas aspiraban a ocupar
un lugar en el mandato de la cultura dominante.
Los estudiantes compartan smiles gustos, msica, deportes, preferencias
literarias, bailes (asaltos) que hacan de ese sentido de perteneca a la institucin un
lazo ms efectivo que cualquier tipo de asociacionismo juvenil: Tengo muy buenos
recuerdos de esos tiempos cuando jugbamos partidos de pelota al cesto y natacin
intercolegiales, tambin cuando festejbamos los cumpleaos nos reunamos con
nuestros compaeros.197
Completando estas imgenes positivas sobre el colegio se desglosa la relacin
entre escuela secundaria y universidad. La exigencia institucional era la que permita
soldar el nexo con los estudios superiores. En esta direccin, como vimos en el captulo
2, al colegio nacional concurra un determinado sector social en su mayora de clase
media y en menor medida de sectores populares con aspiraciones de proseguir el
derrotero hacia la universidad. El ordenamiento social sealado pareca persistir en el
ciclo superior, acorde a la dimensin de la carrera electa: Yo no tuve ningn
compaero que fuera de los sectores populares. En la Facultad de Filosofa y Letras
menos todava.198
El tema de la exigencia es recurrente en los testimonios. En este sentido, no se
cuestionaba la exigencia sino la metodologa de enseanza de algunos educadores y en
algunos casos puntuales la rgida disciplina que dominaba la atmsfera institucional.
Los escolares estaban expuestos a tediosas lecciones en un esquema de autodisciplina
perpetrado por los dispositivos que organizaba la vida institucional. Por ejemplo, a la
profesora Lilian Quintana se la recuerda como una docente seversima en biologa
197
198
119
pero con una excelencia acadmica que la haca sobresalir sobre el resto (ningn
alumno/a reprob un el examen de ingreso a la universidad). As lo severo y lo
autoritario son tpicos que se desdibujan en nombre de la legitimidad que sujetaba la
exigencia de los educadores. Dando cuerpo a estas relaciones, la ex alumna y actual
filsofa Victoria Juli recordaba al profesor ingeniero Atilio Piana quien tena fama de
severo pero cuya prctica docente era presidida por una austera economa haciendo
atractivo y familiar un abstracto y vasto plexo de lneas entrelazadas. De repente ella
se encontr ante la necesidad de no querer perderse ni una sola de sus clases pues en
cualquiera de ella poda reiterarse esa vivencia nica, el deslumbramiento de la
iniciacin. 199
Tambin es interesante destacar que los entrevistados, previa revisin y
conmemoracin de su experiencia estudiantil, acentan sobre las personalidades ilustres
que pasaron por las aulas del colegio, como una forma de solidificar el espritu
diferente de la institucin. En otro nivel, el inters por ensear y por transmitir el
conocimiento son valores que fluyen asiduamente en los recuerdos y se ligan, a su vez,
con los rituales escolares. Con ceremonial respeto normativo, el docente era recibido de
pie dentro del aula para luego comenzar a trazar los lineamientos generales referidos al
tema del da. A grandes rasgos, los alumnos/as coincidan con la siguiente afirmacin:
los profesores tenan la ltima palabra. Nosotros los respetbamos mucho .200 Puedo
afirmar destaca un ex alumno que los ms recordados son aquellos [docentes] que
(.) saban darle a la materia esa aparente informalidad capaz de humanizar y darle
aire hasta el ms rido de los temas.201 Acorde a esta percepcin el ex alumno
Demetrio Yalek, recordaba que haba docentes que venan los das sbados a ad
honorem a brindar talleres de literatura o teatro. En este escenario, las redes de
pertenencia a la institucin se solidificaban por fuera de los muros escolares: Nosotros,
los jvenes, venamos con inters a la escuela y adems era un espacio de recreacin.
En general, se aprenda con alegra.202 Subraya que haba algunos alumnos a los que
les interesaba sacar una nota alta, mientras que otros buscaban aprobar la asignatura de
cualquier forma. Asimismo, recuerda una actividad cultural destacada planteada en la
actividad programtica de la escuela. De hecho, en una ocasin el profesor de filosofa
Eggers Lan llev a un grupo de alumnos/as a un encuentro con SUR, el grupo de
199
120
121
PREZ, LUNA, Enrique, La pedagoga que vendr: ms all de la cultura escolar positivista. En
Utopa y Praxis Latinoamericana, octubre-diciembre, vol. 8, n 23, Universidad de Zulia, Maracaibo,
Venezuela, 2003, p. 89. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/279/27982306.pdf. Fecha de
ingreso: marzo 2012.
206
DUSSEL Ins, Currculum, humanismo y democracia en la enseanza media (1863-1920), Buenos
Aires, FLACSO-UBA, 1997.
207
PUIGGRS, Qu pas en la educacinop. cit., p. 103.
122
208
Secretaria de Educacin de la Nacin, Plan de Estudios, Cursos del Ciclo Bsico (Bachillerato
Elemental) y del Ciclo Superior del Magisterio. Programas de 1er Ao del Ciclo Bsico Comn y 4 Ao
del Magisterio, p. 3
209
Ibdem, p. 22
210
GVIRTZ, Silvina y PALAMIDESSI, Mariano, El abc de la tarea docente: Currculum y enseanza,
Buenos Aires, Aique, 1998. p. 21
123
2
ao
3
ao
Francs o Ingles
Castellano ( Lengua
Literatura)
Cultura Musical
Matemticas
Vida Humana
Moral
Religin Catlica
Geografa Astronmica y
Fsica de Asia y frica
Geografa de Europa ( en
particular Espaa y Oceana)
Geografa de Amrica, en
particular Argentina
Dibujo
Ciencias Fisicoqumicas
30
30
30
Latn
Historia Argentina, desde la
primeras
culturas
autctonas hasta la hasta la
emancipacin
Historia Argentina, desde la
emancipacin hasta nuestros
da
Geologa y Mineraloga
Total
de
horas
ctedra
124
5 ao
(Trigonometra)
( Cosmografa)
Fsica
Qumica Inorgnica
Qumica Orgnica
Ciencias Biolgicas ( Anatoma y
Fisiologa)
Matemticas
( Aritmtica y
Algebra)
( Geometra del
espacio)
Literatura
Instruccin Cvica
Segundo idioma extranjero (
Ingles para los que optaron
francs en el Ciclo Bsico o
Italiano para los que optaron
Ingles)
Segundo Idioma extranjero (
Ingls, Francs o italiano)
0
0
Canto
Educacin Fsica
2
32
0
30
Religin o Moral
Total de horas
125
Los primeros bachilleres del colegio egresaron a fines de 1951. En total fueron
cuarenta y tres estudiantes de ambos sexos Veintisiete de ellos eran varones y el resto
mujeres. Coronando el acontecimiento Lilia Protto hija de un eminente mdico
211
126
214
McLAREN, Peter, La escuela como performance ritual: hacia una economa poltica de los smbolos y
gestos educativos, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 106-107.
127
215
Ex alumna Mirta Alicia Molinero, promocin 1962 en Testimoniosop. cit., pp. 32-33
128
216
Fichas de conceptos. Legajo de Conrado Eggers Lan. Archivo del ex Colegio Nacional de Morn.
Conrado. Entrevista realizada a la hija de Conrado, Teresa Eggers Brass y a su esposa Loretta Brass.
217
Pedido de licencia con goce de sueldo elevado por el profesor Conrado Eggers Lan desde Heidelberg,
Alemania al Ministro de Justicia y Educacin del Gobierno Provisional Dr. Carlos Adrogu, 3 de
noviembre de 1956. Hay que decir que si bien el pedido es fundamentado en base a concluir los trabajos
concernientes a mi tesis doctoral recin en el ao 1976 Conrado Eggers obtuvo su doctorado en la
Universidad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
129
EGGERS BRASS, Teresa, Conrado Eggers Lan, entre la filosofa antigua y el pensamiento nacional
en Revista de Historia Bonaerense, n 39, p. 34.
219
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires.
220
El manual de filosofa de Manuel Garca Morente tuvo su primera edicin en el ao 1938 y se lo
utiliz hasta la dcada del ochenta. GARCA MORENTE, Manuel, Lecciones Preliminares de Filosofa,
Losada, 1938.
221
Entre ellas podemos destacar: Fuego y Logos en Herclito, Humanitas 10 (1958), Tucumn, Platn
Apologa de Scrates, Buenos Aires, EUDEBA, 1971, El sol, la lnea y la caverna, Buenos Aires,
EUDEBA, 1975; Los filsofos de Mileto (en colaboracin con Victoria Juli), Buenos Aires, Cathedra,
l975, "Atenas y su constitucin en la poca clsica", Anuario de filosofa jurdica y social 2 (1983),
Buenos Aires; La influencia de Platn y Aristteles en la axiomtica euclideana", Nova Tellus 2 (1985),
Mxico. Sobre filosofa poltica: Cristianismo, marxismo y revolucin social. Jorge lvarez, 1964,
Violencia y estructuras. Bsqueda, 1971; Peronismo y liberacin nacional. Bsqueda, 1973; El Sol, la
lnea y la caverna, Buenos Aires, Colihue [1974] 2000.
130
Lan
nos enseaba el
131
222
132
133
protagonistas. Alejndose del marco normativo de la poca, los jvenes eran receptores
de esa experiencia en un nivel asincrnico. Definidamente, se exclua de los recaudos
oficiales con respecto a las distancias jerrquicas expuestas por la distribucin escolar
del espacio y en las escenas corporales ejercidas dentro de las dimensiones de conductas
estructuradas por el positivismo pedaggico. Sentados en el suelo, con posturas
indulgentes, los jvenes escuchaban atentamente la disertacin del filsofo. La
imagen remite, nuevamente, a la escena socrtica en la cual el maestro capta la atencin
de sus discpulos. (Imagen 5)
Si bien el testimonio citado anteriormente nos indica un incipiente intento de
trastocar la forma de produccin del conocimiento, haciendo partcipe ms activo al
alumnado; una de las hijas del eminente filsofo recordaba que su padre comparta con
sus alumnos/as cdigos o conceptos indescifrables para ella o sus hermanos: las largas
conversaciones que mantenan eran elpticas y de un tono montono. Percibamos que
sus alumnos lo reverenciaban y pocos lo contradecan, lo cual quiz lo acostumbr mal:
le costaba admitir que otro tuviera razn.224 En el seno familiar, la hija resaltaba que
las enseanzas de su padre parecan limitarse a la transmisin de pautas de conductas y
de valores: no pelears con tu hermano, ayudars a tu madre y participars en las tareas
de la quinta; sers una alumna aplicada en la escuela, amars a tu prjimo como a ti
mismo y a Dios por sobre todas las cosas.225 Esta lectura nos invita a citar a otro ex
alumno cuyo relato mantiene puntos de coincidencia y disidencia con los testimonios
anteriores. Segn Hugo Rapoport, promocin 1957, Eggers haba marcado la
formacin
humanstica
de
muchos
de
sus
alumnos/as
siendo
una
figura
224
225
Semblanza de un profesor de filosofa para una de sus hijas Teresa Eggers- Brass ( indito)
Ibdem
134
226
Entrevista del autor al ex alumno Hugo Rapaport, julio de 2011, Capital Federal
DUSSEL, Ins La produccin de la exclusin en el aula: una revisin de la escuela moderna en
Amrica Latina 2000, p. 9
227
135
reglamentaciones. Destaca que esa educacin provena de las familias.228 Sin embargo,
surgen nuevamente en las ancdotas los elementos disruptivos de esa remembranza
homognea, interrumpidos por situaciones de indisciplina que los entrevistados
rotularon como discordantes u anormales. Diversos testimonios sealaron que el hijo de
un alto funcionario peronista, de apellido Zubiza, que concurra al colegio en el auto
del Ministerio, faltaba constantemente el respeto a los profesores, haciendo gala del
cargo jerrquico ocupado por el padre. Incluso, lleg a portar un arma de fuego dentro
del colegio. Visiones contrapuestas de una misma etapa juvenil sobre la misma
experiencia escolar.
Los registros de indisciplina nos sealan los conflictos acaecidos en la vida
escolar (Imagen 6). Las causas de las amonestaciones gravitaban en las siguientes
transgresiones: colectivas por desorden en el aula, fumar en la clase de Cultura
Musical; molestar reiteradamente a pesar de las observaciones de los preceptores (5
amonestaciones), hablar en fila pese a las rdenes de silencio ( 5 amonestaciones);
Reincidir en faltas de disciplina, comer en el aula en presencia de profesores, hablar en
la fila, cambiarse de lugar sin permiso ( 10 amonestaciones), inconductas en el patio
( 5 amonestaciones), falta de respeto al profesor Sr Piana desatencin reiterada en
clases: sonrisas significantes ante observaciones disciplinarias del profesor, Emitir
gritos provocando desorden teniendo que intervenir un profesor de otra clase ( 5
amonestaciones). 229
El colegio se rega por el mismo sistema de control y de sancin que el resto de
las escuelas y de los colegios nacionales: un sistema de amonestaciones que fue
sancionado mediante el decreto n 150.073 del ao 1943. Este Reglamento General
para Escuelas Secundarias valoraba que las amonestaciones sern impuestas en
nmero proporcional a las faltas cometidas. Cada estudiante posea un registro de
disciplina en el cual se declaraban las causas de las amonestaciones solicitadas por el
profesor/a. Los alumnos/as deban ajustarse a las siguientes normas: observar buena
conducta dentro del colegio, asistir puntualmente a clases y conducirse en ellas con
aplicacin y cultura, observar arreglo y limpieza en su indumentaria y persona. En
caso de llegar a las 25 amonestaciones, el alumno/a perda su condicin de regular y se
la expulsaba del colegio. En tal caso, poda solicitar un margen de cinco amonestaciones
228
Entrevista del autor a la ex alumna Cira Forti, julio de 2011, provincia de Buenos Aires. El mismo
argumento encontramos en todos los consultados en la investigacin.
229
Actas de disciplinas. Archivo del ex Colegio Nacional de Morn
136
ms. La resolucin del caso caa en manos del Rector, previa verificacin de los
antecedentes escolares del incurrente.
La expulsin definitiva, segn el reglamento, solo poda resolverla el Consejo de
Profesores de la divisin a la que perteneca el estudiante. El mismo era convocado y
presidido por el Rector. La expulsin era consensuada, por lo menos, con las dos
terceras partes de los profesores presentes en el Consejo. En el tramo final, el alumno
antes de ser juzgado poda hablar ante l. Las causas de expulsin definitiva eran: la
inmoralidad grave, las faltas reiteradas y graves de respeto a los profesores y
autoridades de la institucin, como asimismo una mala conducta observada por el
alumno dentro y fuera del establecimiento.230 Las medidas disciplinarias eran aplicadas
en consideracin con el grupo de profesores/as y las autoridades jerrquicas. El mismo
sistema se aplicaba cuando los estudiantes excedan las faltas estipuladas por el colegio.
Cada docente reciba una ficha en la cual deba votar por la reincorporacin o no del
estudiante.
Asimismo, los alumnos/as tenan vedada la posibilidad de llevar libros o papeles
que no tengan relacin con sus estudios (artculo 177, inciso 3). Podemos sugerir que
esta medida buscaba anular la propaganda poltica prohibida como prctica opositora en
los establecimientos. Paralelamente, a partir del ao 1950 se reinstituy una antigua
tradicin en el sistema de enseanza que apuntaba al control de los estudiantes entre
pares: los celadores-alumnos. Una delegacin de estudiantes de la denominada
Confederacin Sindical de Estudiantes Secundarios, se entrevist con el titular de
Educacin, Armando Mndez San Martn, para solicitarle la derogacin de la medida
que impeda desempearse como preceptores a los estudiantes de los colegios
nacionales y de las escuelas comerciales y tcnicas. Al respecto, la investigadora Milla
Moral Jimnez ha sealado que el poder disciplinario de la escuela legitima los saberes
parciales y genera conductas que se imponen en la prctica. El xito de su poder
socializante radica en su propia raigambre social atravesada por factores histricos y
culturales en aras de transformarse en un sistema de referencias.231 Segn la
230
Reglamento para los Colegios Nacionales y Liceos de Seoritas, Ministerio de Justicia e Instruccin
Pblica, Buenos Aires, Talleres Grficos de la Penitenciaria Nacional, 1936 [1934], pp.
231
VILLA MORAL JIMENEZ, Mara, Poder disciplinario y educacin: aproximacin foucaultiana
desde la Psicologa Social en Athenea Digital, n 13, 2008, pp. 73-74
137
investigadora, el aparato instructor tiene como finalidad sellar en los cuerpos las formas
y los perfiles requeridos por una maquinaria multisegmentaria.232.
En rigor, los alumnos/as celadores venan a cumplir estos mandamientos,
contribuyendo a internalizar el dispositivo disciplinario colegido por las instituciones.
Este mecanismo ostentaba el poder de un discurso lingstico determinado. Interactuaba
con los jvenes en una serie de dispositivos de poder/saber (poder burocrtico/saber
pedaggico). La justificacin, segn la editorial del peridico estudiantil El Mentor,
radicaba en que el complejo mecanismo de un colegio secundario ameritaba la
colaboracin de los alumnos, debiendo primar en ellos un mayor sentido de
responsabilidad. Por ello, los primeros preceptores alumnos/as tenan los mejores
promedios de la escuela. As se encomendaba el cuidado de los cursos inferiores a los
ms meritorios: Lucy Fernndez, Mara Amalia Snchez, Carmen Rubinetti, Edgardo
ngel Marchelli, Miguel ngel Snchez, Pedro Luis Gibaja, Enrique ngel Testa.233 Es
decir, los mejores alumnos/as guiaban a sus pares de los cursos inferiores que estaban
transitando los primeros pasos en el ciclo secundario y su ingreso a la adolescencia.
Nominalmente, ello legitimaba un poder diferencial a favor de los adultos de la
comunidad educativa, consolidando el supuesto de que los que han logrado sostener su
escolarizacin, llegando al ltimo ao, debido al cumplimiento de determinados tems
que componen la vida cotidiana de la institucin tienen una serie de derechos acorde a
los cnones de una matriz meritocrtica. 234
Los rituales escolares que, como hemos mencionado asumieron un rol
preponderante en el espacio de las instituciones educativas, conformaron parte de la
ingeniera pedaggica. Ingresar al colegio, formar, saludar, ponerse de pie ante las
autoridades superiores y el uso de determinado vestuario; contribuan a la consolidacin
de un criterio de normalidad pautado para administrar el cuerpo y modelar la psiquis
juvenil en los futuros deberes de la Patria.
A ello podramos agregar que la cultura somtica escolar organizaba
cientficamente los cuerpos dentro del aula. Conforme transcurra el tiempo, el
mobiliario escolar fue transformndose de acuerdo a las concepciones pedaggicas e
higinicas propias de la poca. La higiene postural remita a un conjunto de normas y
consejos encaminados a obtener una correcta alineacin del cuerpo. Higienistas y
232
138
pedagogos bregaron por la utilizacin del pupitre individual o aislado con respaldos
cortos e incompletos, ligeramente inclinados hacia atrs, que se adaptaban a la
concavidad de la regin dorsal de la columna. Segn los especialistas, la falta de un
respaldo adecuado causaba hemorragias de la nariz o escrfula escolar. A su vez, con el
pupitre aislado se individualizaba fcilmente a los jvenes dentro del espacio ulico. El
carcter estrecho de su estructura permita realizar movimientos cortos, carentes de
exageracin y exuberancia.
Uno de los espacios en donde se pincelaban los cdigos de comportamiento eran
los actos escolares. Como hemos destacado en el captulo anterior, en dichos actos
participaban mancomunados los integrantes de la comunidad educativa. Segn lo
descripto por el peridico El Mentor en referencia al acto recordatorio del 25 de Mayo
en 1952, despus de una sencilla introduccin dentro del colegio, al comps de las
canciones y marchas militares, la comunidad escolar se present en la Plaza del
Libertador Gral. San Martn donde se iz la bandera entre los acordes de la cancin
Aurora, ejecutada por la banda militar. Luego las autoridades se dirigieron a la
parroquia local donde fue rezado un solemne tedeum. En el palco oficial se escucharon
las palabras de algunos dirigentes sindicales y del intendente Villegas. Acto seguido se
realiz el desfile de las escuelas y colegios del distrito. La conmemoracin de las
fechas patrias no solo tendan a subrayar el hecho histrico sino, tambin, a recordarle al
colectivo juvenil una serie de valoraciones que entraaban determinados escenarios, en
cuanto a roles y jerarquas en la vida futura. Es verosmil la afirmacin de Ins Dussel
en cuanto a que las prcticas corporales, las apariencias y la higiene son parte
fundamental de la enseanza que la escuela pregona sobre ciertos saberes relacionados
con el cuerpo, la sociedad y la autoridad. Siendo que el cuerpo es el referente primario
de la identidad sexual, hay que destacar que la escuela afianzaba un imaginario
sociocultural que tenda a la regulacin de las conductas entre hombres y mujeres. La
perpetuacin de lo masculino y lo femenino deba estar regulada hasta en los aspectos
ms nimios. A modo de ejemplo, podemos destacar que en la conmemoracin de las
fechas patrias, varones y mujeres marchaban separados. La misma segregacin repetan
los adolescentes en la formacin regular que se realizaba todos los das al ingresar a la
institucin. As se forjaba en los colegios al sujeto pedaggico en un buen ciudadano.
La bsqueda por mejorar la calidad de los futuros ciudadanos no solo insista
en generar jvenes sanos fsicamente y moralmente. La mano de obra especializada y
disciplinada fue una de las preocupaciones tanto de los conservadores durante la dcada
139
140
La preguntas a responder por el especialista eran las siguientes: 1) que aspectos eliminatorios, de
ndole fsica, existen para el trabajo profesional y para que profesiones, 2) qu aspectos eliminatorios de
ndole psquica, existen con respecto al trabajo profesional y para que profesiones; 3) Cul sera la
direccin del trabajo profesional ms adecuada en base a la estructuracin pico-fisiolgica del sujeto
examinado
238
Cabe sealar que la llamada Medicina del Trabajo se fue abriendo paso dentro del mundo de las
fbricas e instituciones escolares en los aos de 1940 y 1950. Sus fundamentos tericos se dispusieron en
torno al uso de la Psicotcnica y Orientacin Profesional que apuntaron a la seleccin del trabajador
segn sus aptitudes profesionales. Ver: GOLCMAN, Alejandra, El ingreso de la psicologa en las
fbricas. Ponencia presentada en el IV Taller de Historia Social, Salud y Enfermedad en Argentina y
Amrica Latina, Tucumn, 14 de agosto de 2010 y RAMACCIOTTI, Karina, De la culpa al seguro. La
Ley de Accidentes de Trabajo, Argentina (1915-1955), en Mundos do Trabalho, Universidad Federal de
Santa
Catarina,
2011,
Vol
3,
N
5.
Disponible
enhttp://www.periodicos.ufsc.br/index.php/mundosdotrabalho/article/view/15794. Fecha de consulta:
junio 2011.
141
de Conceptos, las cuales deban ser completadas a mquina por la autoridad superior. La
evaluacin consista en una serie de tems que el Rector estaba en condiciones de
evaluar y fundamentar. Los mismos eran: Cultura, Concepto Sinttico, Preparacin
Cientfica Tcnica; Aptitudes Docente y disciplinaria, Espritu de colaboracin,
Resultado de la enseanza, Asistencia y puntualidad y finalmente, Clasificacin
sinttica general.239
Una de las prcticas que realizaban las instituciones educativas para obtener
informacin sobre el desempeo de los educadores resida en la observacin de clases.
El director o el vicedirector se apersonaban en la ctedra y tomaba nota sobre la dote
intelectual del educador, el aspecto pedaggico y disciplinario. La observacin quedaba
plasmada en un informe y posteriormente los datos relevados eran utilizados para
completar las Fichas de Concepto (Imagen 7). Las observaciones de clase realizas por
las autoridades nos permiten asomar una mirada a la relacin pedaggica bosquejada in
situ y visualizar el control burocrtico que se cerna sobre los educadores.240
Al respecto, el vicedirector Tulio Viera, en 1962 estimaba lo siguiente sobre la
clase de Historia de la profesora O. Mara cuya temtica era la Colonizacin espaola
del territorio Norteamericano. De la expectacin se desprende que la docente haba
procurado despertar en los alumnos una disciplina espontnea siendo que la clase
transcurra segn el observador en un clima de cordialidad, gracias a la utilizacin
de una expresin fluida y atractiva completada por un croquis efectuado en el pizarrn
con tiza de colores. La clase, segn el informe, result en todo momento cautivante.
Finalizaba la observacin sealando que la Sra. Profesora es uno de los ms altos
valores que posee el establecimiento, por sus dotes personales y por la encomiable labor
educativa Por todo ello, la nota final obtenida lleg a los diez puntos.241
As que, mientras algunos docentes eran ubicados en la plaza del saber por los
miembros de la comunidad escolar, otros eran temidos por su severidad, de modo tal
que se sucedan las quejas ante las autoridades por parte de los mismos alumnos/as o de
sus padres. A modo de ejemplo, una de las observaciones realizadas por la vicedirectora
interina Mara Lencioni en 1962 al profesor de ingls Abraham C. All se destacaba la
correcta didctica del idioma utilizada por el educador. Pero a rengln seguido, la
observadora se preguntaba acerca de las posibles causas por las cuales el profesor es
239
142
temido por los alumnos, sentimiento ste que conozco a travs de conversaciones con
padres y discpulos. Por consiguiente, la autoridad se preguntaba si el educador no se
haba preocupado por crear la corriente afectiva tan necesaria y til en la tarea
educativa.242
Las mesas de exmenes eran otras instancias donde afloraban las tensiones, los
conflictos y las impugnaciones, en ocasiones con interpelaciones enrgicas donde se
pona en tela de juicio la probidad de los educadores. Como prueba de lo expuesto,
consideramos un caso. En 1957 el padre de la alumna Delia S. elev un reclamo al
Director General de Enseanza Secundaria, Normal y Especial objetando el
funcionamiento de la mesa examinadora de Ciencias Fsico-Qumicas donde fue
evaluada su hija, segn el interlocutor, de manera defectuosa. El progenitor titulado
Doctor en Qumica y Fsica de la Universidad de Buenos Aires y profesor de Qumica
en el bachillerato nocturno anexo a la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta
haba supervisado la preparacin de su hija. Reflexionaba que lo defectuoso del
examen se correspondi con la presencia en la mesa del profesor Hctor Fernndez.
Identificado con este parecer, fundamentaba su reclamo aludiendo a que el profesor
tuvo deprecio por el estado anmico de la joven y del resto de los alumnos/as y solo
busc la ocasin de la duda fugaz para impartir un seco retrese, sin inquirir sobre las
causas de dicha duda o sacar al examinado de dicha confusin, como cuadra a todo
profesor que estima a su alumno y no como este seor que exhibe a todas las luces un
rencor tan profundo a todo estudiante secundario A continuacin sumaba que el
mencionado profesor haba reincidido con esta actitud en otras mesas examinadas
depositando las huellas de su antipata en los jvenes. Por todas estas causales,
solicitaba una nueva instancia de evaluacin sin la presencia del mencionado profesor.
Conforme a la descarga realizada por las autoridades del colegio, el inspector de
enseanza secundaria no dio lugar a lo solicitado.243 En otros casos, las relaciones
poder/saber se vea erosionada por la misma incapacidad de los docentes.
Ya hemos destacado que la presencia de la cultura pedaggica normalista no
escatimaba esfuerzos en alertar sobre posibles anormalidades
confirindoles
242
143
244
Legajo del profesor N.A.C. Archivo del ex Colegio Nacional Mixto de Morn.
144
Ante este escenario y acorde al seguimiento del caso realizado por la Junta de
Disciplina de Enseanza Media y la Direccin General de Enseanza Secundaria,
Normal, Especial y Superior, el controvertido docente fue declarado cesante por el
Poder Ejecutivo de la Nacin. En 1982 volvera a reencontrase con la institucin para
solicitar una constancia de prestacin de servicio laboral a los fines de efectuar los
trmites de jubilacin.
Ahora bien, cabe sealar algunos aspectos del caso. El primero es el
funcionamiento de la burocracia educativa. El seguimiento de los docentes importaba a
la razn de evitar las anormalidades pedaggicas. El control permita suprimir esas
incapacidades o discontinuidades en una cultura escolar que se supona homognea y
corregir, a su vez, en aras de un mejor funcionamiento de las instituciones dependientes
del Estado. Sobre esta trama descripta, es menester agregar un detalle obviado o
desconocido en las observaciones y en las sanciones aplicadas al profesor. Tanto
alumnos como docentes que lo conocieron enfatizaron en su escasa percepcin de
autoridad dentro del aula. Pero, a rengln seguido, algunos recordaban sus formas
amaneradas en alusin a su homosexualidad. Segn la profesora de msica Elsa
Bignale, quien trab amistad con el educador l le repeta que era el producto de
una familia llena de mujeres. Tambin destaca que dentro del colegio el profesor
sufra el aislamiento impuesto por sus pares. As, a su falta de pericia pedaggica se
sumaba su condicin sexual y, sobre ello, las sanciones genricas de una cultura escolar
que impugnaba la presencia de lo diferente. Cabe preguntarse hasta qu punto no se
entrecruzaban sigilosamente en las actas y sanciones aplicadas un tinglado de
miramientos que rayaban sobre aspectos ligados a cuestiones de orden genricas. Por
aquel entonces, la homosexualidad era considerada una desviacin que deba ser
disgregada del mbito pblico para su eventual acallamiento. Los homosexuales eran lo
otro que exceda el familiarismo catlico. En este escenario, la singularizacin de los
245
Decreto N 2768, 20 de abril de 1966. Legajo del profesor A.C. Archivo del ex Colegio Nacional de
Morn.
145
ACHA Omar y BEN Pablo, Amorales, patoteros, chongos y pitucos. La homosexualidad masculina
durante el primer peronismo (Buenos Aires, 1943-1955) en Trabajo y Comunicaciones, 2 poca, 20042005, no 30-31, p. 234
247
Ibdem.,
248
PINEAU, Pablo, Amores de mapoteca. Lujuria y normalismo en la historia de la educacin
argentina, 2001, p. 4 disponible en http://www.revistalatia.com.ar/pdf/08pineau.pdf. Fecha de ingreso:
octubre de 2012.
146
147
disciplina de los estudiantes. Cuando la presencia juvenil entre las clases subalternas en
la segunda posguerra comenz a ser percibida con mayor elocuencia, el rgimen
peronista se demor en encuadrarla en la Comunidad Organizada. Para el Estado y los
docentes la problemtica de lo juvenil era mucho ms preocupante en trminos
ideolgicos.
Nuevamente y en forma de resumen, la propuesta escolar normalista generaba
consensos, disensos y sentidos de pertenencia pero sin perder su capacidad de
alumbrar credibilidad y atesorar los secretos de una cultura legtima que posibilitaba la
obtencin de las credenciales acadmicas. A su tiempo, ya lo ha destacado Beatriz
Sarlo para el caso de una maestra forjada en estos imaginarios: la escuela y aqu
agregamos a los colegios secundarios era una mquina de imposicin de identidades
que extenda un pasaporte a mejores condiciones de vida. Los rituales escolares y la
maquinaria educativa eran aceptados acrticamente en esta etapa porque proyectaban
entusiastas promesas de movilidad social.251 Educados en posibles arquetipos
humanos, sntesis ideolgica de una contradictoria visin del mundo donde se
entrecruzaba catolicismo y liberalismo vimos, tambin, retomando parte de los
captulos anteriores, que la apariencia institucional estaba atravesada por dinmicas
formativas que oscilaban desde la clase, el gnero, la clasificacin y, segn se
desprende de este captulo, la disciplina. Estos tpicos hegemonizaban el paisaje, las
apariencias, los discursos y apelativos curriculares que interpelaban diariamente a los
estudiantes. Asimismo, estas lgicas arbitraron para el forjamiento de las identidades
juveniles, con la creacin de un espacio comn compartido por los estudiantes con
vnculos sociales ms descentrados de la familia y de los parmetros de lo instituido,
expresado en un asociacionismo juvenil en donde se desarrollaban actividades
periodsticas, culturales y deportivas.
251
148
Imagen 1
Imagen 2
Primera promocin de bachilleres del Colegio Nacional Mixto de Morn, marchando por la calle Buen
Viaje (1951). A la derecha, la Plaza Gral. San Martn y a la izquierda la Catedral del distrito. Foto:
Instituto y Archivo Histrico Municipal de Morn
Imagen 3
149
Segunda promocin del colegio. Foto: Instituto y Archivo Histrico Municipal de Morn.
Imagen 4
Despedida realiza por los alumnos/as de Eggers Lan antes de su partida hacia Alemania.
Fuente: EGGERS BRASS, Teresa, Conrado Eggers Lan, entre la filosofa antigua op. cit.,
p. 37.
150
Imagen 5
El profesor Conrado Esteban Eggers Lan (sentado el margen izquierdo de la imagen) rodeado de un grupo
de alumnos/as en su casa de Castelar. Las charlas sobre filosofa se extendan por horas y se
institucionaliz como un espacio alternativo al permetro escolar. Foto cedida por Teresa Eggers Bras,
hija del reconocido filsofo.
Imagen 6
151
Imagen 7
152
252
153
154
Ibdem, p. 2484.
URRESTI, Marcelo, Adolescentes, consumos culturales y usos de la ciudad disponible:
http://oei.org.ar/edumedia/pdfs/T01_Docu3_Adolescentesconsumosculturales_Urresti.pdf
Fecha
de
ingreso: marzo 2011.
257
155
258
156
equivalentes que influyeron la puesta en marcha de ese espacio juvenil en Morn.261 Los
alumnos/as fundadores de El Mentor provenan del tradicional colegio Mariano Moreno
radicado en Capital Federal donde se haba institucionalizado un club de estas
caractersticas. Como acentuamos en el captulo 1, cuando se cre el Colegio Nacional
Mixto de Morn fueron anoticiados, por parte del Ministerio de Educacin de la
Nacin, de que pasaban a ser alumnos regulares de la novsima institucin.
El tipo de organizacin reseada y la creacin de un diario estudiantil nos
permiten afirmar que el Club Colegial posea cierta autonoma del mundo adulto.262 En
rigor, cabe preguntarse si existen puntos de interseccin entre las high school
estadounidense y los Clubes Colegiales. Si bien no podemos trasladar mecnicamente
experiencias o modelos forneos a la prctica verncula, los puntos de contacto
radicaban en la finalidad del colegio y la extensin de la moratoria social a un creciente
nmero de jvenes. Al igual que los colegios norteamericanos, las instituciones
secundarias dependientes de la reparticin central apostaban a una cultura acadmica
especfica. Por aadidura, a pesar de los cambios procurados por el peronismo en la
arena poltica y social en relacin con la escolaridad secundaria, mantuvo ms
continuidades que rupturas con los formatos escolares precedentes: ciclo bsico
unificado, diferenciacin en el ciclo superior, formacin patritica y moral vinculada a
la ciudadana. La mayor innovacin se produjo en la alteracin de la proporcionalidad
entre formacin general enciclopdica y las asignaturas vinculados al mundo del
trabajo.263 Por otro lado, los Clubes Colegiales prometan espacios de sociabilizacin
para el desarrollo de una cultura deportiva y juvenil. La interaccin entre la pedagoga
escolar y esa experiencia revistieron las subjetividades de los estudiantes en un conjunto
de significados e imaginarios que a continuacin abordaremos.
261
Entrevista del autor a los ex alumnos Julio Crespo. y Norberto Garca, junio de 2008, provincia de
Buenos Aires y abril de 2011, provincia de Buenos Aires.
262
Algunos de los profesores entrevistados recordaban que ellos no tenan ningn tipo de influencia en la
editorial de El Mentor. S recibieron apoyo moral por parte de uno de los profesores de educacin fsica
de la institucin para la conformacin del Club Colegial.
263
SOUTHWELL, Myriam, La educacin secundaria en Argentina. Notas sobre la historia de un
formato en: TIRAMONTI, Guillermo (comp.), Variaciones sobre la forma escolar. Lmites y
posibilidades de la escuela media, Homo sapiens-FLACSO, 2011.
157
264
158
Las aspiraciones del Club Colegial en materia deportiva tenan una importante
tradicin en Europa y Latinoamrica. Los gobiernos identificaron al deporte como un
dispositivo para subordinar a los sujetos a la ley y al orden. Como ha destacado Artico
Gabriel Pasteur para el escenario del Mxico pos-revolucionario, la educacin corporal
colaborara en la labor de construir un nuevo sujeto nacional.266 Complementando esta
observacin, Mary Kay Vaughan ha sealado, en referencia a la poltica cultural en la
Revolucin mexicana, que los deportes tenan como finalidad estimular las
competencias horizontales entre regiones, con el objeto de construir la identidad
nacional.267 Ms an, el plan educativo difundido en Mxico de Jos Vasconcelos,
persegua la expansin de una triple dimensin: lo fsico, lo tico y lo esttico.
Consideraba que los deportes contenan un fuerte valor cvico para moldear a los futuros
ciudadanos.268
El peronismo no fue un testigo displicente de estas cuestiones. El mejoramiento
de la cultura deportiva cumpla un objetivo bifaz: el desarrollo de una higiene
espiritual y el despliegue de una higiene fsica. La importancia de la educacin fsica y
265
159
269
REIN, Raanan, El primer deportista: uso y abuso del deporte en: REIN, Raanan, Peronismo,
populismo y poltica. Argentina 1943-1955, Buenos Aires, Editorial Belgrano, 1998, p. 141.
270
Presidencia de la Nacin, Segundo Plan Quinquenal, Buenos Aires, 1953, pp. 55-59.
272
160
161
279
Ver: FRYDENBERG, Julio, Historia social del ftbol. Del amateurismo a la profesionalizacin,
Buenos Aires, Siglo XXI, 2011, pp. 31-32.
280
Ibdem, p. 34-35.
281
ELIAS, Norbert y DUNNING, Eric, Deporte y ocio en el proceso de la civilizacin, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1992, p.36 y 67-68.
162
163
284
Entrevista del autor al ex alumno Julio Crespo, junio de 2008, provincia de Buenos Aires.
Ver Boletn de Comunicaciones, Ao III, n 172, 1 de junio de 1951, pp. 554-556.
286
Por ejemplo, en septiembre del mismo ao el historiador Enrique Gandia brind una conferencia cuya
temtica vers en Historia de la lucha entre el hombre y la tierra.
285
164
del ltimo ao fueron los primeros en llevar el novsimo smbolo adosado a su saco
escolar (Imagen 10).
Ahora bien, las prcticas juveniles estuvieron permeadas por una serie de
dispositivos normativos caractersticos de la poca. Naturalmente tendan a la
modelacin y homogeneizacin de las individualidades. Estos marcos que sustentaban
las representaciones de los jvenes que participaban de la comunidad educativa pueden
vislumbrarse en determinadas nociones que moldearon aquellas subjetividades,
resumidas en los tpicos de autoridad, religin y jerarquas generizadas
Decididamente, mientras los Clubes Colegiales eran la expresin de un espacio
para la realizacin de un conjunto de actividades culturales y deportivas cuyo
asociacionismo juvenil se ergua como un espacio alternativo a los clubes de barrio,
sociedades de fomento o asociaciones deportivas de cualquier ndole, lo cierto es que la
juventud estaba asumiendo un incipiente protagonismo dentro de la institucin gracias a
este tipo de tendencias asociativas. Llamar centro de estudiantes al Club Colegial
sera caer en un anacronismo ya que los mismos estaban vedados por la denominada
Ley Latorre auspiciada en la dcada de 1930 que prohiba la participacin de los
jvenes en dichos centros.
No obstante y ms all de la denominacin que merezca esta experiencia, hay
que observar que la juventud segua siendo vislumbrada por el sistema escolar en el
marco del tutelaje y la modelacin espiritual. Las pasiones y transgresiones
juveniles deban ser corregidas en pos de forjar al futuro ciudadano, con el objeto de que
esas cuestiones no bifurcaran el tramo final de la moratoria social que imponan los
estudios. El foco central de las elites educativas era forjar un joven autnomo como
se destaca en los objetivos de los Clubes Colegiales. Pero esta autonoma implicaba
desarrollar el carcter de independencia demandado por los futuros quehaceres del
mundo adulto. En este sentido era entendida la autonoma juvenil. Visto en contexto,
la ampliacin del espacio pblico y la conformacin de la juventud como una etapa con
densidad propia, se contrapona a los supuestos mencionados anteriormente asumidos
por la cultura escolar. En la dcada posterior estos componentes culturales entraran en
contradiccin. El mismo Pern, en un mensaje a la juventud, elev sus consideraciones
al respecto. Estimaba que las organizaciones juveniles tenan que extenderse por todo el
pas para que los estudiantes aprendiesen a manejarse solos, para formar una juventud
luchadora. Auspiciaba una moral sin ocultismo y una manera de ser menos
hipcrita, en donde cada uno sea dueo de su propia personalidad sin atarse a los
165
prejuicios reinantes. A regln seguido estimaba que nosotros queremos que la gente
sea moral, no porque no conozca la inmoralidad, sino que conocindola no la cometa
por conviccin. Segn el primer magistrado, esa era la verdadera escuela del carcter.
Por ltimo, instaba a sus oyentes a prepararse para grandes tareas, como ser dirigentes
del pas o asumir responsabilidaes similares a esas. 287
Ya hemos sealado que una de las innovaciones que acarre la entidad educativa
para las subjetividades de los jvenes fue su carcter mixto. La mayora de los colegios
secundarios nacionales se diferenciaban en escuelas para varones y liceos para
seoritas.289 La inclusin de los jvenes en sus aulas atribua nuevas formas de
relacionarse con el sexo opuesto por fuera del hogar. Como recordaba uno de los ex
estudiantes El Colegio Mixto nos dio la emocin de tener compaeras que fueron
motivo de muchos de nuestros primeros y platnicos amores.290
Antes de continuar hay que decir que los espacios escolares donde se
desenvuelven nios y adolescentes funcionan como dispositivos que refuerzan los
estereotipos de gnero. La escuela, como espacio de socializacin secundaria, es el
lugar en donde se enfatizan y solidifican los criterios de normalidad de una sociedad,
contribuyendo a apuntalar, segn Joan Scott, los smbolos culturalmente disponibles
en torno a la categora de gnero. Indudablemente, como ha destacado la autora, el
gnero se erige como una identidad subjetiva asociado a un conjunto de conceptos
normativos. Siguiendo su argumento, existen relaciones que si bien no siempre
funcionan de manera simultnea, aportan la configuracin de la nocin de gnero. Esas
relaciones se hallan vertebradas en torno a cuatro elementos: los smbolos y los mitos
culturalmente disponibles; los conceptos normativos que interpretan los significados de
los smbolos esbozados en las doctrinas religiosas, educativas, cientficas y polticas, las
287
Discurso de Pern en la casa de gobierno ante una comitiva de estudiantes secundarios. Reproducido
en la Revista de la Unin de Estudiantes Secundarios ( U.E.S), Ao 1, n 3, julio de 1954, p. 24
288
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires
289
Existan experiencias similares corporizadas en las Escuelas Regionales Mixtas o las Escuelas
Normales Mixtas. En el todo el oeste de la provincia de Buenos Aires, el Nacional fue nico en su tipo.
290
Ex alumno Francisco Osvaldo Kramer, promocin 1955, en Testimoniosop.ci., pp. 24 25
166
291
SCOTT, Joan, El gnero como una categora til para el anlisis histrico en NAVARRO, Marisa y
STIMPSON, Catherine (eds.), Sexualidad, gnero y roles sexuales, Fondo de Cultura Econmica, 1999,
pp.265-302. Una de las paradojas de la modernidad bien definidas por Joan Scott en su afamado trabajo
Only Paradoxes to offer radica en que la Revolucin Francesa proclam la universalidad de los derechos
del hombre generando un individuo abstracto sexualizado (el republicano burgus). Su contracara se
encarn en la figura y en la suerte corrida por Olimpia de Gauges, condenada a muerte por los
revolucionarios. Lo planteado por Scott puede definirse como una crtica a la modernidad. La nocin de
ciudadana moderna ensamblada a partir de la revolucin, encorsetada en los principios del derecho
natural, paradjicamente, se sustentaba en la diferenciacin genrica de los ciudadanos. En resumen, se
invoc a la igualdad universal a partir de la construccin de la diferencia.
292
SCHARAGRODSKY, Pablo, Los ejercicios militares en la escuela argentina: Modelando cuerpos
masculinos y patriotas a fines del siglo XIX en AISENSTEIN y SCHARAGRODSKY, Tras las huellas
de la Educacin fsicaop. cit., pp. 111-112.
167
matemticas.
Estas
inquietudes,
siempre bien
Otros de los blancos de las cargadas eran los docentes. Con suma hilaridad los
jvenes traducan en el material impreso las miradas estereotipadas sobre los
educadores, imposibles de cobrar agencia dentro del espacio ulico, ante las formales
convenciones imperantes en la relacin educador-educando.
En SEXO FUERTE, los valores masculinos son resaltados en rudimentarias
historietas que satirizan el espacio que ocupaba la mujer en el ncleo social y su
autoridad en el mbito domstico. Por oposicin, sobresalen en las ilustraciones los
cuerpos masculinos, fornidos y en una expresin corporal que imploraba riesgo,
destreza y arrojo.
Las imgenes de la publicacin echan luz sobre las representaciones de lo que
podramos denominar como la cultura convencional. En la imagen 11: Nosotros
somos as! se destaca a una mujer sollozando, recostada en un silln, mientras que el
varn, con un porte gentil, se retira de la habitacin tras una desdicha amorosa. En la
imagen 12, el padre de familia en su rato de ocio, es avasallado por su voluptuosa
esposa que capta la atencin de la escena. En la historieta de la imagen 13 se abordan
las relaciones desde otra ptica. Son las mujeres, madre e hija las que interpelan al
padre de familia para remodelar el hogar segn sus propios gustos. El resultado de la
reforma es una casa disfuncional por la orientacin de las habitaciones. La moraleja que
se desprende persiste en destacar la ineficiencia de la mujer para escoltar determinadas
tareas que le son ajenas a su naturaleza. Por su parte, en la imagen n 14, sobresale un
cuerpo masculino avizorando su destreza y capacidad atltica.
All se tomaban ciertos modelos culturales asociados a la poca entroncados con
la figura patriarcal y el cuerpo femenino. La figura 1, con su impronta netamente
varonil, podra remitir al universo narrativo del tango, caracterizado por este tipo de
293
168
294
169
170
171
cultural: la supuesta capacidad del varn para ejercer la tutela sobre las mujeres
proveyendo proteccin afectiva y material. Al final de cuentas, si las intenciones
masculinas eran honradas y se manejaban con circunspeccin por qu no aceptar una
relacin desigual en trminos etarios que poda evitar una supuesta vida excitada por las
pasiones ante la ausencia de una relacin formal o mal correspondida? Mientras que las
condiciones amorosas no excedieran el marco de la heterosexualidad podan tolerarse
sin conflicto desmedido. Ms reacias a ser aceptadas dentro del marco escolar eran las
inclinaciones homosexuales o lesbianas. De modo tal que un educador poda estar ms
expuesto a la sancin o, en ltima instancia, sumariado por sus inclinaciones ntimas
ante la denuncia a la autoridad competente.
302
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires
Datos obtenidos de los calificadores, donde figuran las materias con las notas correspondientes de los
estudiantes. Archivo del ex Colegio Nacional Mixto de Morn.
304
PLOTKIN, Maana es San Pernop. cit., p. 153.
303
172
terreno poltico. El rechazo a las leyes liberales sancionadas en el siglo XIX, el temor al
inmigrante ideolgicamente opuesto a la doctrina cristiana y a la creacin de una
repblica sovitica, movilizaron a la alta jerarqua eclesistica a crear la rama poltica
de la institucin, la Accin Catlica, y a intervenir con ms mpetu en los asuntos
polticos. El lema Cristo o Lenin vociferado en el seno de la institucin debemos
contextualizarlo en esta coyuntura descripta. En rigor, lo que la Iglesia buscaba el
desmantelamiento del estado liberal, es decir, recatolizar el pas.305
De todas formas, hay que destacar que si bien numerosos alumnos/as recibieron
instruccin religiosa, muchos de ellos no se consideraban fervientes catlicos. Ya sea
por tradicin familiar o criterios normativos de la poca, los entrevistados aceptaban la
inculcacin del credo cristiano. Algunos entrevistados/as destacaron que no se le daba
bola a la materia [religin].306 y que a los profesores/as de religin no se los
valorizaba como al resto.307 Esto no obsta para sealar que la cosmovisin cristiana
impregnaba las mentalidades aun de aquellas familias que no se consideraban catlicas
practicantes. Ritos como el casamiento, la aceptacin de la autoridad en una escala
vertical, los tabes en torno a la sexualidad y la virginidad en el caso de las
adolescentes, eran concebidos, en todos los casos como los baluartes de una moralidad.
Hemos sealado que una de las innovaciones que acarre la entidad educativa
para las subjetividades de los jvenes fue su carcter mixto, y que la inclusin en sus
aulas atribua nuevas formas de relacionarse con el sexo opuesto por fuera del hogar.
Sin embargo, el nmero de mujeres era desfavorable en relacin a los estudiantes
varones. Segn los libros matrices de la institucin, hacia 1950 el turno maana
albergaba una matrcula de 157 varones y 80 mujeres. Hacia 1952, el tuno tarde tena
una escolarizacin de 195 varones y 89 mujeres. A qu se deba este desbalance
numrico a favor de los estudiantes varones? Slo podemos hipotetizar en base a una
serie de indicios. La primera respuesta estriba en la novedad del colegio nacional por su
carcter mixto. Su irrupcin rompa con el molde tradicional basado en la divisin
sexuada de la escolaridad secundaria. Podemos arriesgar que en aquella poca no todas
305
173
Grfico 1
Inscripcin de alumnos/as en establecimientos de enseanza media
dependiente del Ministerio de Educacin. Boletn de Comunicaciones, marzo
1950:141)
Establecimientos oficiales
Varones
Mujeres
Colegios Nacionales..
..28.437
15.621
Total44.058
Establecimientos adscriptos (privados)
A
la
enseanza
secundaria
14.034
6.768
Total20.802
308
Entrevista del autor a las ex alumnas Marta Palermo y Ana Coudet, noviembre de 2010, provincia de
Buenos Aires.
174
Grfico 2
Enseanza Media. Bachillerato. Alumnos/nas egresados ( 1949-1955)
10000
8000
6000
Varones
4000
Mujeres
2000
0
1949
1950
1951
1952
1953
1954
1955
Fuente: Elaboracin propia en base a los datos extrado del Ministerio de Educacin y Justicia,
Departamento de Estadstica Educativa, Enseanza Media, 1914-1963, tomo 1, p. 101,
175
176
177
317
178
Las etapas para ingresar al mundo adulto estaban acompasadas por el uso del
vestuario. Hasta los 13 aos los varones utilizaban el pantaln corto y concurran a la
escuela con el mismo vestuario que imponan los criterios normativos de la sociedad. El
obsequio familiar del pantaln largo constitua un ritual que demarcaba el ingreso a la
adolescencia. En el caso de las nias, los 15 aos se festejaba con gran pompa. Ese
aniversario era un nuevo eslabn en la cadena que constitua el paso al mundo adulto:
Despus de los quince, te dejaban ir a bailar o salir con tus amigas sola. Pero a los 15
ya era como entrar en sociedad.321
En esta mecnica regulatoria de los cuerpos estudiantiles, gozaba de escaso
consenso una postura alternativa. Por ejemplo, la trasgresin a la pauta, en el caso de las
mujeres, era la chica divito, con el cinturn ajustado, las uas pintadas o las medias de
nylon. El uso de las medias de nylon provocaba una suerte de sexualidad inadmisible
para los cdigos culturales de aquel entonces. Eran consideradas como una prenda de
mujer casquivana, es decir, una mujer ms liberada o que careca de formalidad en
su trato con el sexo masculino. Esta percepcin simblica asociada con el vestuario
femenino hace referencia a una nocin primaria de relaciones significantes de poder que
entretejen las diferencias que se perciben entre los sexos. A nuestro entender, su efecto
puede presentarse solapadamente en las relaciones sociales e institucionales, como en el
caso de las entidades educativas.
Estas imgenes, por fuera de la escuela, tentaban con sumo cuidado al ideal de
domesticidad. La chica divito estuvo incentivada por el estereotipo de mujer moderna
que, a modo de ejemplo, citaba la revista Para Ti. Empero, al margen de las variables
citadas, el modelo de mujer en la editorial no escapaba del imaginario de
domesticidad. La expresin corporal, las inquietudes por la sexualidad y el uso de
reglas sociales menos flexibles, eran incipientes insinuaciones del nuevo paradigma de
mujer.322 No obstante, los mandatos sobre la virginidad y el matrimonio se mantuvieron
inclumes ante estos avatares generacionales.
Sin embargo, la ola de liberacin de las costumbres caracterstica del mundo
de pos guerra estaba ingresando en la Argentina. En 1954 el peronismo modific la
Ley de Profilaxis Social para favorecer una mayor libertad sexual entre los jvenes. La
321
Entrevista del autor a la ex alumna Cira Forti, julio de 2011, provincia de Buenos Aires.
BARRANCOS, Dora, Moral sexual, sexualidad y mujeres trabajadoras en el perodo de entreguerras
en DEVOTO, Fernando y MADERO, M. (direccin), Historia de la vida privada en la Argentina. La
Argentina entre multitudes y soledades. De los aos treinta a la actualidad, Buenos Aires, Santillana,
1999, pp. 199-226.
322
179
medida, junto con la ley que reconoca a los hijos ilegtimos323 y la legalizacin de la
prostitucin,
batallaron
contra los
postulados
del
orden
moral
y familiar
Ver COSSE, Isabella, Estigmas de nacimiento. Peronismo y orden familiar. 1946-1955, Buenos Aires,
Fondo de Cultura Econmica, 2006.
324
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires.
325
Ex alumna Mirta Alicia Molinero, promocin 1962, en Testimoniosop. cit., pp. 32-33.
326
Entrevista del autor a la ex alumna Cira Forti, julio de 2011, provincia de Buenos Aires.
180
que persistan con un antiguo ideal sobre el amor, en algunas ocasiones, se limitaba a
camuflarse con las presiones de misma ndole. En el caso de los jvenes se enfatizaba
un imperativo normativo para desarrollar la masculinidad, las facultades intelectuales
si era estudiante secundario o universitario y alcanzar la meta del matrimonio. El
derrotero a seguir para las mujeres estaba signado por visiones fuertemente entroncadas
con el cientificismo biolgico y el credo religioso: ser buena administradora domstica,
tener hijos y mantener la virginidad hasta el casamiento. Para ambos, el matrimonio le
confera una ruptura a la moratoria social. En definitiva, como lo expres una de las
entrevistadas, si vos queras estar dentro de la normalidad tenas que hacer eso.327
Es dable tener en cuenta estos miramientos culturales a la hora de abordar las
relaciones entre las subjetividades juveniles de la poca, el sistema de enseanza y las
prcticas juveniles. Las escuelas normales y los colegios nacionales dotaron de
contenidos especficos a la nocin de juventud en el marco de un sistema de enseanza
en formacin. En sus orgenes, el modelo del colegio nacional apostaba a una
preparacin del joven masculino como futuro funcionario en la administracin del
Estado. Por su parte, las escuelas normales construan un sujeto pedaggico que deba
desempearse a futuro en el sistema de enseanza acorde al mandato civilizatorio de la
poca.328 Las instituciones educativas secundarias no fueron renuentes a la construccin
de un modelo de sujeto joven, en virtud de que eran funcionales a los destacamentos
ideolgicos del Estado. Tras los muros escolares se formaba el imaginario de estos
jvenes, identificados con un marco institucional que impona identidades especficas.
El Colegio Nacional Mixto de Morn no fue una excepcin a esta generalidad.
Recapitulando: el tipo de asociacionismo juvenil descripto implic la alternancia
de distintas variables socio-culturales que advertan los entretelones de una nueva
sociabilidad forjada en los colegios mixtos. Por fuera de los muros escolares, el deporte
los espacios de contacto y de recreacin, como los bailes y los picnics, las plazas y
sociedades de fomento se complementaban para la tramitacin de una nueva
sociabilidad. En lo inmediato, a fines del segundo gobierno, el peronismo vislumbr el
potencial humano, simblico y de consensual que implicaba sumar las voluntades de los
jvenes a su encuadramiento poltico. Pern se acerc a ellos con una estrategia distinta
327
Entrevista del autor a la ex alumna Marta Palermo, noviembre de 2010, provincia de Buenos Aires.
SOUTHWELL, Myriam, LEGARRALDE Martn y AYUSO Mara Luz Algunos sentidos de la
juventud en la conformacin del sistema educativo argentino, en Anales de la Educacin Comn, 2005,
pp.
232-238.
Disponible
en:
http://abc.gov.ar/lainstitucion/revistacomponents/revista/archivos/anales/numero0102/ArchivosParaDescargar/21_cont_art_southwell.pdf. Fecha de ingreso: febrero de 2011.
328
181
329
Al respecto tomamos la definicin de Horacio Tarcus quien define al Estado populista como una
totalidad social basado en un especfico rgimen de acumulacin del capital, una forma propia de
dominacin y una modalidad de ideologa hegemnica. TARCUS, Horacio La crisis del estado
populista. Argentina 1976-1990. En Realidad Econmica N 107, 1992.
182
Imagen 1
Imagen 2
Izquierda: Primer nmero del Mentor, septiembre de 1950, Ao del Gral. Libertador Don Jos de San
Martn. Derecha: Subcomisin de prensa del Club Colegial. De izquierda a derecha empezando desde
arriba: Daniel Swidzinski, Norberto Garca, Julio Crespo, Jorge Gmez, Emma Braunn y Nstor Garca
Monzn
Imagen 3
Imagen 4
183
Los anuncios fueron uno de los pilares para solventar el peridico. El Mentor lleg a tener un tirada
editorial equiparable a la de los diarios locales cuyos directores elogiaron la calidad del peridico
estudiantil.
Imagen 5
Imagen 6
Equipos de ftbol y bsquet del Colegio Nacional Mixto de Morn (Club Colegial). El Mentor, 1950,
p. 7.
Imagen 7
184
Imagen 8
Imagen 9
Imagen 10
185
Izquierda: Festival artstico promocionado por el Club Colegial en el peridico El Mentor. Derecha:
distinto escolar concursado por los jvenes del colegio.
Imagen 11
Imagen 12
186
Imagen 13
Imagen 14
187
PLOTKIN, Maana es San Pern.op. cit., 1994, REIN, Mnica y REIN, Raanan, Populismo y
educacin: el caso peronista, Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacin, Ao
V, N 8, 1996, SOMOZA RODRIGUEZ, Miguel, Educacin y Poltica en Argentina (1946-1955),
Buenos Aires, Mio y Dvila Editores, 2006 REIN, Mnica y REIN, Raanan, Populismo y educacin: el
caso peronista, Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacin, Ao V, N 8, 1996,
ESCUD, Carlos, El fracaso del proyecto argentino, Buenos Aires, Norma, 1990
331
GVIRTZ, Silvina, La politizacin de los contenidos escolares y la respuesta de los docentes primarios
en los primeros gobiernos de Pern- Argentina 1949-1955, Estudios Interdisciplinarios de Amrica
Latina y el Caribe, volumen 10, n 1, enero-junio 1999.
188
332
CALVEIRO, Pilar, Los usos polticos de la memoria, en CAETANO, Gerardo (compilador), Sujetos
sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de Amrica Latina, Buenos Aires, CLACSO,
2006, p. 378.
189
190
191
192
deba iluminar determinadas verdades a los escolares con el fin de desenmascarar a los
monopolios que se escudaban en una estrategia de felonas contra la Patria y contra
Pern. Para Mercante la pretendida apoliticidad de la escuela constitua una falacia
que la dispona prestarse al servicio del colonialismo. Subyaca en el otrora sistema de
enseanza del ciclo primario, secundario y universitario un conjunto de planes de
estudios supuestamente neutros y apolticos. As Mercante justificaba la enseanza de la
doctrina peronista, pues si el Estado no tomaba nota en el asunto, la formacin
intelectual de los jvenes continuara en manos de los rganos de publicidad, las
editoriales y las ideologas forneas que conspiraban contra los intereses de la
Nacin.342
Durante el mandato de Alo se desempe en la cartera educativa provincial
Raymundo Joaqun Salvat a partir de junio de 1952 hasta el derrocamiento del
peronismo en 1955. En este perodo se impartieron en las escuelas primarias y
secundarias la enseanza obligatoria de los contenidos entroncados con la ideologa
peronista, se centralizaron las carteras ministeriales aunando su accionar a las directivas
del Segundo Plan Quinquenal y se modific la organizacin de las Subsecretarias
pasando a convertirse en cuatro Direcciones Generales.343 A su vez, se impuso en las
escuelas primarias el libro nico de lectura que haca referencia a los postulados
doctrinarios del gobierno.
Una de las materias que se incorpor en el currculo de los colegios secundarios
fue Cultura Ciudadana. La Sociedad Argentina (Imagen 1). Estaba destinada a estudiar
la sociedad, la economa y la organizacin poltica nacional. Dividido en doce bolillas,
su contenido abarcaba aspectos sociolgicos y culturales que iban desde la descripcin
de los pueblos originarios, la sociedad en la etapa colonial, poscolonial y la sociedad
actual. Estilando las caractersticas de las publicaciones oficiales nacionales, el texto se
hallaba acompaado de fotografas, prolijos mapas conceptuales y grficos con datos
estadsticos. El formato se diferenciaba del resto de los manuales editados para el ciclo
medio de la educacin con un conjunto de lecciones bosquejadas esquemticamente.
En la vigsima sexta leccin el lector ingresaba a la descripcin del Segundo
Plan Quinquenal (bolilla VII), mientras que el resto comentaba sobre los peligros de la
342
193
344
IANANTUONI, Domingo Rafael, Cultura Ciudadana. La sociedad Argentina, Buenos Aires, Buenos
Aires, Imprenta Chile, 1954, pp. 131-132 y 135.
345
Ministerio de Educacin de la Nacin. Direccin General de Enseanza Secundaria, Normal, Especial
y Superior, Planes y Programas de Estudio. Ciclo Bsico, Segundo Ciclo del Bachillerato, Ciclo Superior
del Magisterio, Escuelas Normales Regionales Escuelas Nacionales de Comercio, Buenos Aires, 1953, p.
21.
194
El nacionalismo era uno de los tpicos fuertes que resonaban en las entrevistas
orales y en las pginas del diario estudiantil El Mentor. A primera vista la publicacin
esquivaba, en lneas generales, un registro con connotaciones partidarias en referencias
a la politizacin de los smbolos nacionales impulsados por el peronismo. La
biografa de los hroes editorializadas en el peridico contenan determinados valores
que eran trasladados que daban cuentan sobre el modelo deseable de la juventud
(Imagen 2). Esos valores eran adquiridos por los estudiantes de los enunciados
esgrimidos en la propuesta pedaggica escolar. Las mismas enfatizaban ciertas
cualidades por sobre otras: el poseer dominio de s y poder de sugestin sobre los
dems, saber tomar decisiones reflexivas y rpidas, poseer heroicidad, amar los valores
puros y sacrificar las propias comodidades. Con motivo del 138 aniversario de la batalla
de Tucumn, El Mentor evocaba en referencia a la figura de Belgrano las fuentes
cristalinas de virtudes hispnicas que son la fe y el honor; vale decir, las razones
supremas de la vida: Dios y la Patria.346
Uno de los eventos histricos ms destacados y celebrados de esa tradicin fue
el Ao del Libertador Gral. Don Jos de San Martn en 1950. En todo el pas, nios y
adolescentes fueron instados a la evocacin del acontecimiento. La conmemoracin
local se llev a cabo en la Plaza central de Morn (Imagen 3). El acto fue compartido
por el intendente del distrito y el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires,
Domingo Mercante, lo que nos puede indicar el grado de importancia del distrito para la
reparticin provincial (Imagen 4). En esta conmemoracin participaron mancomunados
docentes, alumnos/as, soldados, sacerdotes y familias. La importancia de esos rituales
encarnados en los actos escolares, posicionan a las instituciones educativas en conexin
identitaria con una colectividad ms amplia: la Nacin y la tradicin catlica. Como ha
destacado Amuchastegui, desde la dcada de 1930, la Nacin y lo cvico se hallaba
entroncados a lo catlico, como un valor intrnseco del espritu nacional.347 La
escenificacin religiosa estaba presente en los actos escolares o en la bendicin de los
nuevos edificios educativos. La retrica escolar patritica incorpor este elemento a
despecho de los docentes que se mantenan fieles a la tradicin laica pautada por la ley
1420. Estas ceremonias constituyen, an en la actualidad, una construccin de
346
195
identidades que involucran los cuerpos, las palabras y la msica gracias a su condicin
de generar emociones.348 Pero tambin suponan la puesta en escena de un conjunto de
arquetipos necesarios y deseables de ser enseados.
En la educacin patritica peronista se imbricaba una concepcin moderna del
patriotismo, abonada por un conjunto de derechos y deberes ciudadanos, con una
concepcin ms tradicional y autoritaria uniformada en un conjunto mtico de creencias
y conmemoraciones inculcadas a travs del currculum escolar.
349
DUSSEL, Ins y SOUTHWELL, Miryam, Los rituales escolares: Pasado y presente de una prctica
colectiva, El Monitor, Ministerio de Educacin de la Nacin, n 21, junio, 2009, pp. 27-28
349
SOMOZA RODRIGUEZ, Educacin y polticaop. cit., p. 167.
196
197
estar ligada a su vida personal. Subraya que en el colegio los profesores no hablaban de
poltica pero l se defina por aquella poca como peronista y acorde al sentimiento
poltico compartido por su padre: Yo fund en el barrio el Partido Laborista Infantil a
los 12 o 13 aos. Recuerda que en la gira realizada por Pern para las elecciones
presidenciales junto con un grupo de amigos se apost en la barrera de la estacin
Ciudadela con un cartel que avizoraba la frase Braden o Pern. De todas formas,
destac que en el colegio, si bien hablaba de poltica con sus compaeros, ellos no
estaban politizados, es decir, no militaban dentro del partido peronista. No obstante, l
y sus compaeros se nutrieron de las lecturas de la historia argentina enarbolada por los
revisionistas: venamos de escuchar a los historiadores que reivindicaban a Rosas, los
revisionistas y lo asocibamos con Pern Era de odo, pero lemos algo. Por
oposicin, la visin historiogrfica que declamaban en el colegio era la historia de los
hroes, de mrmol, de los intocables. Era una historia fctica. Subraya que en esa
pedagoga escolar no haba espacio para la discusin. Era as. Al preguntarle qu
lectura podan tener sobre la figura de Rosas siendo adolescentes, el entrevistado arguye
que en su grupo se sentan nacionalistas. Importunaban a la docente de historia con el
pasado: la volvamos loca con Rosas. [Le preguntbamos] a Deffis [profesora de
historia] Y qu pas? Por qu le don el sable San Martn?. 353
Otro ex alumno, Demetrio Yalek, recordaba que hacia 1953 la asignatura
Cultura Ciudadana l la vea como una materia que era una especie de estudio del Plan
Quinquenal de Pern, que apuntaba a su difusin, por no decir propaganda poltica del
gobierno.354 Enfatiza que algunos alumnos y profesores tenan una filiacin con el
gobierno. A pesar de ello, recuerda que el rector de aquel entonces, Guillermo
Fernndez que haba remplazado al rector Montesano sin ser peronista, pona mucho
nfasis a la hora de abordar los contenidos curriculares que aludan directamente al
gobierno de Pern. Podemos imaginar que esta situacin descripta era una circunstancia
valorativa en la cual se sopesaban distintas estrategias para esquivar las denuncias por
incumplimientos de las circulares que emanaban del ministerio y que tenan como
lectura obligatoria el Segundo Plan Quinquenal o La Razn de Mi Vida.
Por su parte Franco Melazzini asimil el temor a la autoridad gracias a la
experiencia vivenciada en la escuela italiana domesticada por la doctrina fascista.
Quizs por eso no tuvo una militancia poltica en el colegio ni en la facultad. Sin
353
354
Entrevista del autor al ex alumno Norberto Garca, abril de 2011, provincia de Buenos Aires.
Entrevista del autor a ex alumno Demetrio Yalek, diciembre 2009. Provincia de Buenos Aires
198
embargo subray que haba tipos que en quinto ao estaban en la Federacin Juvenil
Comunista. Durante esa poca Atahualpa Yupanqui fue detenido acusado de
comunista. Ante este atropello, los militantes comunistas repartan los discos de l para
darle una mano econmica. Entonces eran los `burgueses marxistoides` que le daban
unos mangos. Ms adelante destaca en coincidencia con otros testimonios que el
afamado libro obligatorio, La Razn de Mi Vida, nos resultaba casi una ingenuidad y
su lectura se realizaba en ingls o francs.355 Ms all de los sentidos y consideraciones
que cabalgaban en torno a la biografa de la extinta Eva Pern, La Razn de Mi Vida se
constituy en un punto de confluencia de las prcticas educativas escolarizadas y las
no escolarizadas, en un espacio en donde se entrecruzaban poltica y pedagoga.356
En este contexto, el silencio como estrategia era una recomendacin solapada
que se extenda de los hogares al ambiente escolar. En muchos casos, la relacin de las
familias con el peronismo careci de simpatas. Por ejemplo, el padre de Susana Zanetti
ferroviario en el oeste de la provincia de Buenos Aires y afiliado al Partido Socialista
fue cesanteado por no acordar con los postulados del gobierno. Por su parte, el primer
acercamiento abstracto que tuvo Franco con la figura de Pern tras arribar de Italia con
su familia fue por boca de su padre. La directiva patriarcal estrib en que eran
huspedes en la Argentina y aunque se discrepara ideolgicamente con Pern, haba
que estar agradecidos con el gobierno pero, a su vez, tener cuidado con los comentarios
realizados en el espacio pblico. Es probable que la experiencia vivida en la Italia
fascista haya activado esta advertencia en el suelo argentino. Otro ex alumno, Norberto
Garca Monzn evaluaba que haba que tener cuidado con lo que decas, porque
evidentemente poda ir contra vos. Para ilustrar esta situacin, relat una curiosa
ancdota, en la cual sus compaeros le hicieron un boicot a un vendedor de
sanguches a quien acusaban de haber denunciado a un estudiante ante las autoridades
escolares del distrito por haber hablado mal de Pern.357
De hecho, en la lnea editorial del peridico estudiantil El Mentor hay
referencias fugaces al peronismo. En la primera pgina de la edicin n 12 de 1952 se
daba cuenta de los honores rendidos a Eva Pern con motivo de su fallecimiento. Segn
uno de sus editores, Julio Crespo, haba que hacerlo, por mera formalidad y presiones
355
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires
PITTELLI y SOMOZA RODRIGUEZ, op., cit, p. 208. Ver: CUCUZZA, Hctor Rubn, Ruptura
hegemnica, ruptura pedaggica: La Razn de mi vida como texto escolar durante el primer peronismo
en Sarmiento, n 2, 1998, pp. 153-179.
357
Entrevista del autor al ex alumno Norberto Garca, abril de 2011, provincia de Buenos Aires.
356
199
del contexto. Sin embargo, Crespo recordaba que haba una disposicin del Ministerio
de Educacin que prohiba la propaganda poltica, aunque nunca supo dilucidar si esta
restriccin operaba sobre la oposicin. 358
Ms all de estas ancdotas, es cierto que el estudiantado era invitado a
participar a las manifestaciones organizadas por el gobierno, escuchar los discursos de
Pern y Eva en la Plaza de Morn, acondicionada con altoparlantes u or dentro de la
institucin, por boca del rector, los lineamientos del Plan Econmico de 1952 cuyo eje
pedaggico era CONSUMIR MENOS Y PRODUCIR MS. 359
En suma, al menos en nuestro estudio de caso, la recepcin de los discursos
peronistas, concebidos como agencia socializadora, y los intentos de pedagogizacin de
la poltica se recepcionaban en un difuso tinglado de sentidos y sensaciones
contrapuestas gestadas en las biografas familiares. Estas condicionaron la mirada de los
jvenes frente a la propuesta escolar y de cara a los sentidos de la poltica. Sin
embargo, el discurso en torno a la Nacin, como comunidad especfica y homognea y
la exaltacin de los hroes de la patria, en cuanto a una educacin basada en
arquetipos humanos y el sentido de pertenencia a la comunidad escolar, se presentaban
en un contexto cuasi homogneo frente a los avatares polticos del afuera que dividi
a la sociedad en dos polos opuestos. La amalgama que funda la patria con el peronismo
en los discursos oficiales no logr identificar a los estudiantes con la ideologa del
Estado: antes que peronistas o antiperonistas ramos estudiantes secundarios.360 Este
mismo argumento puede encontrarse en el resto de las entrevistas. Dicho de otra forma,
la identidad estudiantil y la propuesta pedaggica escolar, basada en los preceptos
tradicionales del normalismo acadmico, resisti los embates de la pedagogizacin
poltica y los intentos de encuadramiento ideolgico esbozados por el gobierno. Las
viejas estructuras dominantes en la escuela pblica constituan un paradigma que el
peronismo no logr transformar y menos an, encuadrar en aras de una organicidad
ideolgica. La apoliticidad manifestada por los alumnos/as supuestamente reinante en
la vida cotidiana haca referencia, indirectamente, a esta situacin. Segn se desprende
de los testimonios, es entendida como falta de encono, disputas o enfrentamiento en
un terreno rspido. Los profesores entrevistados mantuvieron una postura similar:
358
Entrevista del autor al ex alumno Julio Crespo, junio de 2008, provincia de Buenos Aires.
El Mentor, Ao II, n 10, abril y mayo de 1952, p. 2.
360
Entrevista del autor al ex alumno Nstor Garca Monzn, agosto de 2011, provincia de Buenos Aires.
359
200
Ahora bien, con arreglo a lo expuesto hay que decir que a pesar de la
apoliticidad sealada hubo estudiantes que ingresaron a la Unin de Estudiantes
Secundarios (UES), organizacin juvenil impulsada por el peronismo para captar a los
jvenes que, hasta el momento, haban sido refractarios a los mandamientos ideolgicos
del gobierno. A continuacin analizaremos las races de la cuestin invocada.
La U.E.S se patrocin como un esfuerzo tardo por parte del peronismo por
transformar desde el poder la mirada de los jvenes que, hasta entonces, haban sido
refractarios a los condicionamientos ideolgicos del Estado. Al igual que otras
organizaciones peronistas, la U.E.S mantuvo una estructura basada en una divisin
genrica. La entidad posea su rama femenina y masculina. Las actividades deportivas
abarcaban disciplinas como esgrima, motociclismo, bsquet, boxeo, gimnasia artstica,
esqu, nutica, ciclismo y maratn.
Conforme a las fuentes oficiales de 1955, en sus filas militaban 60.000
estudiantes. En una entrevista otorgada a la revista Mundo Peronista la otrora presidenta
juvenil estimaba que antes de los orgenes de la U.E.S existan generaciones
segmentadas por colegios, ms que generaciones de estudiantes unificados por idnticos
ideales de colaboracin.362 Esa afirmacin daba cuenta de una lnea de continuidad
entre las diversas formas de organizacin juveniles independientes que haban obrado
en el pasado entre ellos, los Clubes Colegiales y que el peronismo se haba
propuesto unificar bajo su ptica ideolgica. Esos mismos jvenes de clase media que
361
Entrevista del autor al profesor Pablo Tern, marzo de 2007, provincia de Buenos Aires.
Mundo Peronista, Un juventud que se maneja a s misma, Ao III, n 56, 15 de diciembre de 1953,
p. 11.
362
201
una
Testimonio de Mara (nombre ficticio). Informacin recibida mediante correo electrnico. Octubre de
2010.
202
364
Para encarar una lectura pormenorizada sobre el mito y culto en torno a las figuras de los dictadores
europeos ver: KERSHAW, Ian, El mito Hitler. Imagen y realidad en el Tercer Reich, Buenos Aires,
Paids, 2004. y GENTILE, Emilio, El culto del littorio. La sacralizacin de la poltica en la Italia
fascista, Buenos Aires, Siglo XXI (Argentina, 2007).Con respecto al simbolismo poltico y movimientos
de masas ver MOSSE, George, La nacionalizacin de las masas. Simbolismo poltico y movimientos de
masas en Alemania desde las guerras Napolenicas al Tercer Reich, Buenos Aires, Siglo XXI
(Argentina), 2007.
203
204
367
Entrevista realizada por el autor a la profesora Susana Bagnat. Abril de 2011, provincia de Buenos
Aires.
205
368
Mundo Peronista, Hacia la conformacin del hombre bueno y virtuoso, Ao III, n 52, 15 de octubre
de 1953, pp. 13-15.
369
Discurso pronunciado por Pern en el Teatro Coln en un acto organizado por docentes secundarios el
4 de agosto de 1947. Boletn del Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina, Ao
X, n 91, septiembre de 1947, p. 2446.
370
En 1954 el Poder Ejecutivo sancion el Estatuto del docente argentino del Gral. Pern. Para ingresar
a la docencia se requera ser ciudadano argentino y tener pleno dominio del idioma nacional. Para ser
nombrado profesor era menester poseer ttulo habilitante expedido por los institutos oficiales del
profesorado de la Nacin. Entre los derechos que se les otorgaban a los profesores estaban aquellos que
comprendan la percepcin de sueldos, haberes jubilatorios, suplementos, bonificaciones, vacaciones
anuales, asistencia social, libertad de agremiacin y perfeccionamiento por medio de becas. BERNETTI,
Jorge Luis y PUIGGRS, Adriana, Los discursos de los docentes y la organizacin del campo tcnicoprofesional en BERNETTI y PUIGGRS, Peronismo: Cultura polticaop. cit., pp. 212-21. En 1950 se
cre la Junta de Calificacin de la Enseanza que estableca un rgimen de normas para asegurar los
ascensos del personal directivo y tcnico-docente, teniendo en cuenta los mritos y condiciones de los
postulantes Boletn de Comunicaciones, Ao II, 15 de diciembre de 1950, n 147, pp. 1457-1458. En
virtud del amplio conjunto de reglas que apuntaban a la profesionalizacin de la carrera, el gobierno
estableci un conjunto de normas para asegurar con ecuanimidad los ascensos del personal directivo y
tcnico-docente Los salarios se incrementaron y se elimin la disparidad entre el costo de vida y el salario
nominal. La Nacin Argentina. Justa, Libre, Soberana, 1950, p. 233.
206
371
Entrevista personal a las profesoras Delia Codesido y Elena de Osvaldo, agosto de 2006, Capital
Federal y Julio de 2006, provincia de Buenos Aires.
372
Entrevista a la profesora Julia de Mara, junio de 2006, provincia de Buenos Aires.
207
373
373
Entrevista del autor a la profesora Elsa Bignale, noviembre de 2011, provincia de Buenos Aires.
208
el meln y digo cmo no voy a caer que el tipo nos quera dar
esto para ver![ lo que era el peronismo].374
Entrevista del autor al ex alumno Franco Melazzini, diciembre de 2009, provincia de Buenos Aires.
Entrevista del autor al profesor Tulio Viera, diciembre de 2010, provincia de Buenos Aires.
376
JAMES, Daniel, 17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera
argentina, en Desarrollo Econmico y Social. Revista de Ciencias Sociales, vol. 27, n 107, octubrediciembre de 1987, p. 445.
377
Entrevista del autor al profesor Tulio Viera, diciembre de 2010, provincia de Buenos Aires.
378
Entrevista del autor a la profesora Elsa Bignale, noviembre de 2011, provincia de Buenos Aires.
375
209
Entrevista del autor a la profesora Lidia Wouters, julio de 2006, provincia de Buenos Aires.
Boletn de Comunicaciones, Ao V, n 320, op. cit., p. 145.
210
Mundo Peronista, Ao I, n 17, Marzo 15 de 1952, pp. 22-24. Citado por ABOY, Rosa, La vivienda
social en Buenos Aires en la segunda pos guerra (1946-1955) Scripta Nova. Revista Electrnica de
Geografa y Ciencias Sociales, vol. VII., n 46 1 de agosto de 2003. Disponible en:
http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-146(031).htm. Fecha de ingreso: enero de 2013.
382
Entrevista del autor a la profesora Elsa Bignale, noviembre de 2011, provincia de Buenos Aires.
383
Ibdem
383
Entrevista del autor a la profesora Lidia Wouters, julio de 2006, provincia de Buenos
211
384
Entrevista del autor a ex alumno Demetrio Yalek, Diciembre 2009. Provincia de Buenos Aires.
212
En una oportunidad llamaron al colegio para avisar que necesitaban una profesora
que sea correcta y callada, sin dar mayores explicaciones. Su hermano intuyendo que
se iba a formar la Asociacin del Profesorado le sugiri que sea ella quien concurra a la
reunin: Entonces yo fui pero no saba qu me iba a reunir con Eva Pern, porque si no
concurra [a la cita]. La cita se produjo en el Ministerio del Trabajo donde fue recibida
por el ministro de educacin Armando Mndez San Martn, quien se extendi con un
discurso descalificador sobre la figura del intendente Csar Albistur Villegas. Segn
refiere la entrevistada, se haba producido un altercado que no estaba del todo claro,
entre Eva Pern y el intendente de Morn. Mediando la escena, su hermano se
comunic al edificio y acord que l la esperara en un bar frente al edificio. El ministro
Armando Mndez San Martn la invit a pasar a la habitacin donde estaba Eva Pern.
Despus de un tiempo prolongado que se esfum con las diatribas de la primera dama al
intendente de Morn, la docente fue citada para el viernes siguiente a las tres de la tarde
en el mismo lugar. Al salir de all un auto enviado por Eva los estaba esperando a ella y
a su hermano para llevarlos a Morn pero decidieron bajarse en la estacin de Once
para abordar el tren a pesar de la insistencia del chofer de que tena que cumplir con las
rdenes impartidas de llevarlos hasta provincia.
Entrevista realizada por el autor a la profesora Susana Bagnat. Abril de 2011, provincia de Buenos
Aires.
213
Al conseguir el reemplazo su hermano redact una carta que l mismo entreg a Eva
Pern excusndose de la ausencia de su hermana. Al preguntar por m, mi hermano le
explic que yo no tena carcter a lo que Eva le responde: a m me gustaba esa chica. A
juzgar por lo que nos refiere la entrevistada, el motivo del reclutamiento era para que la
escuela hiciera propaganda a favor de ella [Eva Pern]. Contina destacando que
Ibdem
Ibdem
214
Desde fines del siglo XIX, la docencia era valorada con un fuerte sesgo de
status social. La carrera docente ocupaba un lugar propio en el sistema de valores
construidos por el sentido comn de la sociedad de aquel entonces. En general, la
divisin entre las labores manuales y la labor intelectualpresente en los debates de
las elites pedaggicas era una disputa intelectual que se revalorizaba dcada a dcada,
mientras que la proletarizacin de la docencia constitua una especie de sacrilegio
contra una actividad que posea agencia propia. Ser docente para muchos/as no
implicaba pertenecer al universo de los denominados profesionales pero tampoco al
mundo de los trabajadores. Involucraba la pertenencia a un campo que, como toda
388
215
389
216
silencio que divida, catalogaba ideologas pero que, a juzgar por los testimonios
rescatados, no generaba encono al menos en nuestro estudio de caso.
Un lugar pblico frente al colegio que actuaba como espacio de sociabilizacin
de la comunidad moronense, fue uno de los puntos de referencia de la bsqueda. La
plaza central que desde 1950 se rebautiz como General Libertador San Martn,
gracias al impulso de Csar Albistur Villegas y de la bendicin poltica del entonces
gobernador peronista Domingo Mercante, fue el centro de la bsqueda. En ese mismo
espacio resonaban, altoparlantes de por medio, los discursos oficiales del presidente de
la Nacin y de la primera dama.
Pero el silencio tendi a generar confusin para la designacin del reemplazo.
La respuesta esbozada por la profesora designada fue elocuente y adelantaba, en cierta
forma, las desventuras que iba a atravesar el gobierno en sus relaciones con la Iglesia
Catlica hacia el ao 1954 (30 aos sirviendo a Dios para de pronto servir al Diablo).
Nuevamente en el relato surge la apreciacin, aparentemente intrnseca al peronismo, de
la divisin de clases. La educadora que acepta reunirse con Eva Pern se transform en
una especie de colaboradora de la carismtica esposa del presidente. El tapado de piel
con la cual concurra a las actividades y reuniones gozaba de una funcin que exceda la
moda o la espesura del decoro y la esttica femenina. El tapado, segn nuestra
entrevistada, cumpla una funcin poltica: Eva quera demostrar a la sociedad que la
clase alta, por naturaleza opositora al peronismo, estaba de su lado. Derrocado el
peronismo, la docente colaboradora de Eva Pern fue denostada por el mismo alumnado
tras su regreso a la institucin.
Recapitulando: los intentos de encuadramiento de los jvenes y docentes en una
tendencia asociativa ms amplia que inclua la particular pedagogizacin de la poltica
que encontr su lmite en las identidades sostenidas por los colectivos mencionados
poniendo a prueba las identidades de ambos actores. Sin embargo, hay que sealar que
en nuestro estudio de caso esos intentos de pedagogizacin poltica fueron pobres en sus
estrategias y resultados. En el caso de los alumnos antes que ocupar un lugar en el
panten de los jvenes peronistas se concibieron como bachilleres o estudiantes
secundarios. Para los educadores, que vean amenazadas sus jerarquas y mandatos
simblicos en torno a su carrera, el peronismo se erigi como un fenmeno externo pero
presente en la vida laboral en ocasiones de manera solapada, en ocasiones de manera
manifiesta al que trataban de esquivar mediante
217
218
Imagen 1
Manual de Cultura Ciudadana utilizado por los alumnos/as hacia 1954. All se esgriman los
postulados doctrinarios del gobierno peronista.
Imagen 2
219
Imagen 3
Imagen 4
Arriba: La comunidad educativa de Morn celebrando el Ao del Libertador General San Martn, 1950.
Inauguracin del monumento al Libertador, en la plaza central. Fuente: Municipalidad de Morn,
Memoria correspondiente al ejercicio 1949, p. 15. Abajo: El gobernador peronista de la provincia de
Buenos Aires, Domingo Mercante junto a Csar Albistur Villegas (centro) en la inauguracin de la Plaza
General Don Jos de San Martn, 1950 (Plaza central de Morn). Foto: Archivo Histrico Municipal de
Morn.
220
Imagen 5
Imagen 6
Imagen izquierda: Pern, primer deportista. Portada de la revista U.E.S, Ao II, n 5, febrero de
1955.Imagen derecha: el lder justicialista rodeado de estudiantes en el campo deportivo de la U.E.S en
Olivos. Estas imgenes escandalizaban a la Iglesia Catlica y opositores al rgimen. El vestuario de las
chicas de la U.E.S contrastaba con el decoro y la formalidad de demandados por los colegios
dependientes del Ministerio de Educacin de la Nacin generando polmicas y controversias. Revista
U.E.S, Ao I, n 3, julio de 1954, p. 4.
221
390
222
DUSSEL, Ins y SOUTHWELL, Myriam, La autoridad docente en cuestin: lneas para el debate,
en El Monitor de la Educacin, n 20, marzo de 2009, p. 26.
224
Ms all del carcter apasionado del pedido o el halo de pragmatismo del que
podra estar teido, la redaccin nos remite a un universo lleno de significados. As
como los malos obreros la chusma- eran los trabajadores quienes heredaron un
poder inconmensurable con el arribo del peronismo, los malos estudiantes eran los
afiliados a la U.E.S. Estos merecan, por su prepotencia, ser limpiados del sistema de
enseanza. En parte, la aspiracin de la madre citada se materializ en corto tiempo. Las
organizaciones estudiantiles mentadas por el peronismo fueron el blanco directo de la
avanzada represiva. La denominada Revolucin Libertadora impuls la Comisin
393
Nota elevada por la madre del alumno Miguel ngel M. 13 de marzo de 1956. Archivo del ex Colegio
nacional de Morn.
225
estaban la
394
Boletn de Comunicaciones, Ao VI, 5 de enero de 1956, n 404, pp. 961-963. Ver tambin: Libro
negro de la Segunda Tirana, Buenos Aires, 1958.
395
La Obra, Ao XXXV, n 534, 1 de noviembre de 1955, pp. 442-443. En la misma edicin se
reproduca uno de los discursos brindados por el presidente de facto de la Nacin, general Lonardi en el
cual bregaba por despolitizar. Es dable destacar que la editorial, durante el rgimen peronista,
manifestaba su adhesin al gobierno. Por ejemplo, en julio de 1954, la revista enfatizaba una lnea de
continuidad entre el da de la Independencia argentina, 9 de julio de 1816 y la independencia
econmica proclamaba por Pern en 1947, destacando las virtudes de la Doctrina Nacional esgrimida
por el lder justicialista. Este pragmatismo habla a las claras sobre los mecanismos de preservacin
utilizados en los distintos mbitos de la sociedad civil. Ver: La Obra, Ao XXXIV, n 522, 1 de julio de
1954, p. 193.
396
El Laborista, ao X, n 3449, septiembre de 1955. En su portada se destacaba el siguiente ttulo
Qued sellada la libertad del pas.
226
227
las movilizaciones por la laica o libre y, dentro del Colegio Nacional Mixto de
Morn, con el surgimiento de un nuevo asociacionismo juvenil
401
228
Entrevista del autor al ex alumno Hugo Rapaport. Julio de 2011, Capital Federal. Cabe aclarar que en
septiembre de 1958 se encaminaron dos marchas hacia la Plaza del Congreso: la primera, el da 15 estuvo
nutrida de alumnos matriculados en escuelas religiosas, acompaados por sacerdotes catlicos y monjas.
Cuatro das despus, la fisonoma del Congreso se vio colmada por estudiantes universitarios y
alumnos/as de escuelas secundarias, familias de clase media y de barrios populares que se movilizaron a
favor de la educacin laica. Se calcul la poblacin estudiantil en ciento sesenta mil personas.
403
Ibdem
229
404
405
en
educadores
lograr
aunados
la
superacin
de
nuestro
230
Iden.
Brjula, Ao III, N 6, noviembre de 1958, p. 4
231
408
232
Resta decir que al igual que el Club Colegial, el grupo Brjula realiz
actividades culturales. Organizaban conferencias, obras teatrales, musicales y concursos
literarios. En noviembre de 1958, el filsofo Conrado Eggers Lan brind un coloquio a
los estudiantes en el Teatro Municipal de Morn sobre Apariencia Romntica y
realidad secreta del periodismo. Los jvenes escucharon una disertacin en torno a los
aspectos morales al cual estaba sujeto el periodista para el ejercicio de su funcin. El
filsofo insisti en que deba propiciarse el periodismo escolar y que el mismo deba
tomar un carcter polmico. Por su parte, el afamado escritor David Vias disert sobre
la Posicin del escritor argentino en la realidad actual.410
Si bien se presenta como un peridico influenciado por el laicismo, en sus
editoriales pueden encontrarse artculos que hacan referencia a Dios, elaborados por
alumnos/as de otras instituciones educativas. Una de esas editoriales sostena que el
superhombre de Nietzsche era producto de una mente orgullosa y afiebrada que busc
apaciguar la angustia de ser y no ser al mismo tiempo. A continuacin reflexionaba que
el Dios del hombre religioso era intuido en la contemplacin del universo que le
informa de la existencia de un ser finito, sujeto a leyes de la naturaleza.411 Otro punto
interesante, encuadrado en una pretendida tradicin, es que los jvenes trazaban una
lnea de continuidad con la reforma Universitaria de 1918, aludiendo a que la lucha por
la libre o laica, era puntualmente un problema universitario, pedaggico, de educacin
pblica y un problema cultural.
En resumen, mientras que la matrcula secundaria se iba masificando a fines de
la dcada de 1950, los jvenes fortalecieron sus crticas al sistema de enseanza y
paulatinamente percibieron que la educacin evidenciaba una crisis estructural. No
obstante, la idea de una juventud estudiantil en crisis y de un sistema decadente era
409
233
234
deshumanizada.414 En rigor, estimaba que el pas necesitaba gente que sepa ver,
pensar y trabajar con inteligencia. En este sentido, no haba que dejar a los jvenes en
manos de una ensoacin romntica sino que, por el contrario, los educadores deban
prepararlos para la investigacin pura.415
La enseanza era rutinaria y repetitiva, por lo tanto, en uno de los tantos
pasajes esclareca que La escuela secundaria, tal como viene desarrollndose hasta
nuestros das, es inhibitoria, coercitiva, fra, inconexa, antihumana.416 Desde la ptica de
la ingeniera escolar, todos los elementos que componan la vida cotidiana de la escuela,
retribuan a una imagen obsoleta sealizada por los bancos, las paredes sucias con
carteles que alumbraban mximas morales, la ausencia de trabajos elaborados por los
mismos alumnos y los reglamentos aterradores y prehistricos; con programas
escolares kilomtricos y desconectados, ajenos a los intereses vitales de los
adolescentes. 417
En esta crisis del tejido educativo, los docentes ocupaban un lugar privilegiado:
los colegios secundarios, sean de comercio, bachillerato o escuelas normales, estaban
invadidos por abogados, ingenieros, mdicos sin una vocacin docente que no
desprestigian su profesin, sino que hacen un dao enorme a los adolescentes. Segn
la autora, los profesionales, devenidos en educadores, subalternizaban la tarea
mostrando desinters por el alma juvenil. Exhortaba a los educadores a esgrimir por
sus educandos amor, entrega y sacrificio418.
La verdadera cultura democrtica era imposible desarrollarla en un individuo
educado en el sistema imperante. Expuesto de esta forma, instaba a un cambio
coordinado desde el hogar. La accin tena que empezar desde la casa, con los hermanos
y desde la calle, como ciudadano, en la actitud de lucha permanente contra
anquilosados sistemas y contra los que ensean. Los docentes no deban permanecer
ciegos a las protestas de los jvenes ni soslayar su ejemplo que convencidos de la
imposibilidad de conseguir que los dejen pensar y elaborar las ideas, estn formando
grupos culturales con fines de autoformacin.419 A las claras, la situacin crepuscular
de los jvenes en las movilizaciones tomando las calles e interpelando a los actores
involucrados, pona en zona de riesgo los vectores del paradigma de enseanza
414
Ibdem, p. 53.
Ibdem, p. 54.
416
Ibdem, p. 140.
417
Ibdem, p. 42
418
Ibdem, p. 88.
419
Ibdem, p. 131.
415
235
236
Arturo Frondizi, citado en MENOTTI, Emilia y Olcese Haraldo (coordinadores), Arturo Frondizi. Su
proyecto de integracin y desarrollo nacional a travs de sus principales discursos y declaraciones.19541995, Claridad, 2008, p. 72.
425
Entrevista del autor al profesor Tulio Viera, diciembre de 2010. Provincia de Buenos Aires.
237
Legajo del profesor Pablo Astorga, El bachillerato, Seminario Escolar, Comisin N 18. Archivo del
ex Colegio Nacional Mixto de Morn.
238
Profesor Conrado Eggers Lan, Contenido y orientacin de los planes y programas de estudio para
cada rama de la enseanza, Seminario Escolar, Comisin 29, 31 de julio de 1959, p. 1. Archivo del ex
Colegio Nacional Mixto de Morn.
428
Ibdem, pp. 3-4
429
Ibdem, p. 5.
239
Profesor Julin lvarez Florentino, Contenido y orientacin de los Planes y Programas, Seminario
Escolar, 28 de julio de 1959. Archivo del ex Colegio Nacional Mixto de Morn.
240
431
ACHA, Omar y BEN Pablo, Amorales, patoteros, chongos op. cit., pp. 226-228.
SENET, Honorio, La accin post escolar del Estado. Urgencia de su organizacin en todo el pas, La
Plata, Imprenta Macchi, 1923, pp. 11-12.
432
241
La solucin,
segn
el
profesor,
era
crear
cursos
de
242
se cuestionaba la validez prctica de los programas y el rol de los docentes dentro del
aula y su funcin en el sistema educativo en general. La plasmacin objetiva de una
conducta deseable, fecunda para la formacin interior en el orden espiritual del
estudiante, era uno de los tpicos compartidos por el plantel docente, tanto para aquellos
educadores que predicaban el dogma cristiano como para los que se atribuan una
condicin laica. En un mundo amenazado por ideologas forneas, enfermedades y el
peligro de la decadencia moral, la juventud se transform en objeto de seguimiento,
control, y modelacin de las actitudes espirituales por medio del proceso educativo. En
ste sentido, para una de las ponentes los objetivos de la educacin debera ser
preferentemente previsora, orientando a los jvenes para el futuro. Tendra adems
que asegurarles, una actitud frente a la vida que les permitiese valorar y defender el bien
y su salud moral. La alteridad ideolgica era una de las preocupaciones que se revelaban
en los discursos escolares. Es dable destacar que el peligro a la amenaza comunista
que inspiraba el desvelo a los actores del sistema de enseanza era una de las fbulas
ms inquietantes que aspiraba a la consagracin cultural ciudadana imbuida en los
mandamientos del liberalismo y del catolicismo. En sintona con este argumento,
citaremos un discurso escolar de 1962, con motivo de la celebracin del 25 de Mayo,
que era elocuente al respecto.
El docente comenz su alocucin destacando que en 1810 fue la gnesis de la
Nacin Argentina. Uno de los ejes de anlisis es la idea de la libertad. Segn su
alocucin, la libertad formaba parte de la integracin que realizaba el individuo a un
determinado estilo de vida en diversos rdenes: poltico, social, econmico, la patria y
Dios. Continuaba afirmando que la democracia verncula, se reconoce en el modelo
occidental. Para ilustrar la situacin, interpelaba a sus jvenes interlocutores a tener la
cabeza fra y el corazn caliente, no dejarse confundir, ya que los caminos por los
que podan llegar a desposeerlos de su libertad eran diversos, mltiples y cambiantes.
Segn su lectura, una consigna vlida para el presente poda transformarse en
argumentos ridos para el maana auspiciando lo opuesto, transformndose en un
seuelo para destruir las costumbres y las formas de vida: el confort sin esfuerzo, la
panacea econmica, la abolicin de un orden () la negacin violenta de otro orden,
negador de lo que somos, enemigo de lo que debemos ser.435 A continuacin
recomendaba que los jvenes no sean aturdidos con los ruidos ni las palabras, ya que
435
Discurso del profesor Juan Arias Abelardo, 24 de mayo de 1962. Archivo del ex Colegio Nacional de
Morn.
243
Ibdem
Testimonio del ex alumno Carlos Danilo Molinero, promocin 1966, en Testimonios..op.cit., p. 37.
244
efervescencia social manifestada por los distintos actores de la sociedad civil ante un
Estado que, a fines de esa dcada, se caracteriz por el autoritarismo y el alejamiento
del consenso de la sociedad civil.
245
246
malo de Maniglia era que se haba militarizado mucho, por eso le tienen bronca.
Subraya que era un hombre muy tosco, de voz mandona, entonces caa antiptico.
Enfatiza que tena una obsesin con la trada Dios, Patria y Hogar y que de ah no
sala. Segn nuestro entrevistado, para Manigliael colegio era lo principal. El
orden, la disciplina, el estudio, San Martn, los prceres () lo tena metido en el alma.
Sin embargo, seala que l se termin llevando muy bien al igual que otros docentes.
440
440
Entrevista del autor al profesor Pablo Tern, marzo de 2007, provincia de Buenos Aires.
Entrevista del autor a la bibliotecaria Susana P., junio de 2006, provincia de Buenos Aires
442
Entrevista del autor a la profesora Delia Codesido, agosto de 2006, Capital Federal.
441
247
443
Entrevista del autor a la profesora Julia de Mara, junio de 2006, provincia de Buenos Aires.
Ibdem
445
Ibdem
444
248
446
446
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-44729-2004-12-11.html
http://www.cpdhcorrientes.com.ar/colnacional.htm. En su lugar, los estudiantes colocaron una inscripcin
que reza lo siguiente: A 56 aos de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, el Centro de
Estudiantes del Manuel Dorrego en memoria de todos los estudiantes y profesores desaparecidos durante
la ltima dictadura militar 1976-1983 (sic) procede al retiro de la placa en homenaje a Eduardo Anbal
Rmulo Maniglia, quien ha sido claro partcipe del terrorismo estatal desde la rectora de nuestra escuela
y como director del Colegio Nacional de Buenos Aires por designacin de jerarcas militares colaborador
de las polticas de persecucin ideolgica y disciplinamiento militar , que condujeron a la desaparicin
forzada de estudiantes y docentes. Desde esta situacin ejemplar de violacin sistemtica de los derechos
humanos, hoy aspiramos a reconocernos entre esa militancia poltica y social desaparecida, pero que se
sostiene viva en las luchas sociales contemporneas y hoy nos conduce a la coherencia de la celebracin
de este da universal mediante la quita de la nefasta placa Morn, 10 de diciembre de 2004.
249
447
Entrevista del autor a la profesora Elena de Osvaldo, junio 2006, provincia de Buenos Aires.
250
Hay que sealar que desde 1983 hasta la actualidad el sistema de enseanza fue
perdiendo paulatinamente las certidumbres y perspectivas a futuro que en el pasado
brindaba la argamasa formativa de los colegios secundarios. Las diversas crisis
macroeconmicas, los recortes presupuestarios y las contradicciones pedaggicas
esbozadas en la reforma educativa de la dcada de 1990 que, entre otras cosas
provincializ a los colegios dependientes de la reparticin central, terminaron por
dislocar una de las funciones primordiales de los colegios secundarios. Sobre este
escenario, el paradigma de la transicin, que pensaba a los colegios como formadores
de jvenes para ingresar a la universidad o al mundo laboral, fue trastocado por un
paradigma menos claro y difuso, permeado por polticas educativas ablicas en sus
objetivos y corrodo por confusas estimaciones pedaggicas. A pesar de estos
avatares macro estructurales la institucin, a su modo y forma, continu siendo un
referente de la comunidad con un fuerte lazo de identidad manifestados por los
jvenes que participaron de su vida institucional.
Resta sealar que la mayora de los profesores entrevistados en este trabajo
finalizaron su carrera a mediados y fines de la dcada de 1980. Paradjicamente, casi
todos coinciden de manera solapada que con la llegada de la democracia en 1983 al
retirarse la brutal dictadura que sostuvo el poder desde el ao 1976, el nivel
acadmico del colegio comenz a descender. Las causas, segn los docentes,
radicaron en el protagonismo que le otorg el flamante gobierno radical a los centros
de estudiantes y a la expresin de una nueva nocin de autoridad implementada en
las instituciones, la cual elev a un mismo nivel el sentido de autoridad y
autoritarismo. Segn sus perspectivas, se habran relajado los mecanismos
disciplinarios que otrora haban sido funcionales al sistema de enseanza. Los
cambios operados a nivel generacional y la nueva escala de valores en la juventud,
redefinieron la labor profesional de aquellos docentes que haban sido educados en
los preceptos del normalismo reinante en los profesorados y escuelas normarles de
las dcadas de 1940 y 1950. Los mismos se apoyaron en la autoridad docente, el
amor a los smbolos patrios y el fomento de una moral que tenda al control social
para evitar las futuras anormalidades ciudadanas en los jvenes que apostaban a
una educacin moldeada en los preceptos de la cultura bachiller.
251
Imagen 1
Imagen 2
Portada del primer nmero del peridico Brjula y Declaracin de Principios de la entidad juvenil.
Imagen 3
Construccin del tercer piso del Colegio Nacional Mixto de Morn hacia 1969 ( parte trasera del edificio
252
Imagen 4
Exterior e interior del moderno edificio construido y habilitado en el ao 1969 con aportes del Ministerio
de Educacin de la Nacin y fondos recaudados por la comunidad escolar.
Imagen 5
Editorial del diario La Prensa dando cuenta del edificio del Colegio Nacional Mixto. En la edicin se
destaca las actividades pedaggicas realizadas dentro de la institucin.
253
Imagen 6
Imagen 7
254
Imagen 8
Placas recordatorias de ex alumnos/as a los profesores del colegio emplazadas en el edificio actual.
Imagen 10
Mural artstico emplazado en la entrada del viejo edificio donde comenz a funcionar el Colegio Nacional
Mixto de Morn. La inscripcin reza: En reconocimiento a la educacin pblica, gratuita y laica recibida
en nuestro querido Colegio Nacional de Morn. 5 1, 1955-2005. 50 Aniversario.
255
Conclusiones
Nuestra investigacin si bien estuvo basada en un estudio de caso puntual nos
permiti iluminar determinados clivajes de la poltica educativa de la poca y
rastrear, a su vez, uno de momentos en que la juventud-estudiantil del ciclo medio
comenz a ser visualizada como uno de los sujetos centrales de las polticas pblicas
estatales. Esta generalizacin est fundamentada en el formato del colegio nacional
dependientes de la reparticin nacional. La cultura normalista, que se sustentaba en
la homogeneizacin cultural, el amor a los smbolos patrios, la enunciacin de un
patriotismo ontolgico y los mecanismos disciplinarios junto con los objetivos
manifiestos en el currculo y los paradigmas sobre el ser joven y la juventud, fue el
modelo fundante en el grueso de las instituciones existentes. En el corpus del trabajo
se procur por recuperar lo particular y lo heterogneo para captar la forma en
que los alumnos/as y, perifericamente, los docentes se construan a s mismos en
torno a una propuesta escolar que si bien se presentaba sin fisuras, en la vida
cotidiana estaba atrevesada por diversas dinmicas y tensiones. As, para abordar el
objeto de estudio fue necesario ponderar como se conform la cultura escolar del
colegio teniendo en cuenta principalmente dos actores fundamentales en el proceso
educativo: docentes y alumnos/as.
Ahora bien, Qu hizo que la cultura escolar del Colegio Nacional Mixto
haya dejado una impronta tan fuerte en los estudiantes que participaron de esa
experiencia? Cmo aport la propuesta escolar a la movilidad social de los
estudiantes? La hiptesis planteada en nuestra investigacin se construye a partir de
tres fundamentos nodales cuyo orden jerrquico es el que a continuacin
researemos.
En un primer plano recalamos en las promesas de movilidad social
auspiciada por la institucin. La llegada de los primeros estudiantes primera
generacin de escolares y la conformacin del plantel docente, estuvo signada por
dinmicas formativas en las biografas que hacan referencia a la clase, el gnero
y la clasificacin y el imaginario de ascenso social como focos centrales en el
anlisis. Este imaginario es uno de los ejes para comprender por qu esta experiencia
educativa cal tan hondo. Para los docentes y alumnos/as citados en este trabajo el
nacimiento del colegio les brind una serie de oportunidades que se constituyeron en
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que ante el
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