La Construcción Híbrida de La Sexualidad en México

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PRIMERA PARTE

I. LA CONSTRUCCIN HBRIDA
DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

En la actualidad, la construccin social de la sexualidad en Mxico es


un proceso heterogneo y continuo, nutrido por distintos lenguajes sociales que tienen sus orgenes en distintas pocas, clases y grupos
sociales. Esta pluralidad de discursos es parte de un proceso ms amplio
de transformacin que la cultura mexicana est experimentando hoy
en da como resultado de su relacin con la modernidad, lo cual quiere decir que la construccin de la sexualidad en Mxico ha sido un
proceso histrico al cual la modernidad ha contribuido de manera
particular, tanto en trminos de los cambios estructurales que influyer
sobre las prcticas sexuales, como de los discursos sociales que se har
enfrentado a fin de definir este concepto. La experiencia de los indivi
dos con la virginidad y la iniciacin sexual se moldea en el contexto d<
esta diversidad de discursos que sirven como marcos culturales par;
la construccin de su significado. As, para poder entender los relato
de los participantes de este estudio y las versiones tocantes a su primer
relacin sexual, en este captulo hablar de la importancia de los distinto

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discursos sociales relativos a la sexualidad que en este momento coexisten en el pas.


~ -Esta discusin aborda las caractersticas de la modernidad en Mxico e incluye una breve descripcin de sus aspectos econmicos^ tomando en cuenta el enfoque de la hibridacin de la cultura .corno
elemento clave para comprender a las sociedades latinoamericanas
modernas. Se trata del anlisis de los trabajos de socilogos y antroplogos de la regin que hablan de las implicaciones de la modernidad
para Amrica Latina. A travs de sus obras, tales estudiosos han
mostrado que la idea occidental de la modernidad, en tanto proceso
global inexorable, implica otra forma de eurocentrismo que desdea e
ignora realidades y sociedades diferentes a la suya.

1. L A MODERNIDAD LATINOAMERICANA
En aos recientes se ha desarrollado una amplia discusin entre socilogos y tericos sociales latinoamericanos respecto al interrogante
de si nuestros pases son o no .modernos; discusin que se relaciona
con el lugar de las culturas indgenas dentro de los Estados nacionales.
Por una parte, existe un cuerpo de investigaciones que podra llamarse 'indigenista', que considera que las culturas indgenas constituyen la
esencia genuina de la cultura mexicana y que, en cierta forma, exhortan a un retorno a esos orgenes. Por otra parte, se encuentran a otros
autores quienes consideran que el mestizaje es precisamente lo que
constituye nuestra cultura y es, por lo tanto, el punto de partida
de la comprensin de nuestra versin de la modernidad.
Entre los autores 'indigenistas' se halla Bonfil (1990), quien considera
que hay dos Mxicos: uno es l Mjico profundo, constituido por las
tradiciones, cosmovisiones y formas de organizacin social indgenas y
mesoamericanas, que sobrevive tanto entre los grupos indgenas como
en expresiones aisladas dentro de la cultura urbana. De acuerdo con

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este autor, este 'Mxico profundo' habra sido negado y sujetado por el
otro Mxico, el Mxico 'imaginario', formado a partir del proyecta;
civilizador del occidente, portado en primer lugar por los espaoles )|
luego continuado por los grupos que han sido dominantes desde la
Independencia que culmina en 1821. Cotno enfatiza Brunner (1992),
Bonfil seala la existencia de:
. . .una Amrica profunda un continente "macondiario", imbricado
con la naturaleza, no corrompido por el proyecto occidentalizador,
ms verdadero y fecundo y una Amrica imaginaria, pseudo-.
moderna, occidentalizada, que se impone a la otra desconocindola, [
aplastndola y silencindola (Brunner 1992: 26).
Para este cuerpo de investigaciones, el 'Mxico profundo' sera el
original y verdadero, mientras que el 'Mxico imaginario' slo representara una sustitucin ajena a nuestro propio carcter. Estos dos
Mxicos se habran encontrado mediante el dominio y la subyugacin,
de tal manera que el Mxico 'prTundo' ahora slo halla expresin por
medio de la resistencia a la imposicin extranjera."
A esta interpretacin de la diversidad cultural de la sociedad mexicana subyace una cierta visin folklrica que niega la dinmica de las
relaciones de poder entre las clases y los grupos tnicos del Mxico
contemporneo. En primer lugarj. los grupos indgenas actuales no
son los originales, ya que han sido transformados y se han transformado a s mismos a lo largo del proceso de interaccin con a cultural
occidental, de tal manera que aquello que Bonfil defiende como nuestra verdadera identidad ya no existe. Su visin romntica sugiere que
todo aquello que es autnticamente mexicano se relaciona con las culturas
indgena^ y niega que la nacin se ha constituido mayormente por el
mestizaje. Latinoamrica es precisamente el producto del choque, ame-1
nudo violento y desigual, de las civilizaciones occidental y mesoamericana; y, aun cuando se da la coexistencia de las cosmovisiones,

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5 J

lenguajes y formas de vida indgena y mestiza, ya no sobrevive ninguna


nacin original que pudiera representar a la gente pura y originaria de
Mesoamrica.
Con todo y que esta aproximacin ha sido importante en trminos de
la lucha poltica a favor de los derechos de los grupos indgenas, ha
f producido asimismo una profundizadn de las diferendas entre la po bladn mestiza, por una parte, y la indgena por la otra. Adems,
no explica lo que Mxico es en la actualidad. De este modo la cuestin
de la modernidad sera vista casi exclusivamente como .una empresa
imperialista que pone en peligro a nuestra verdadera identidad.
En contra de este argumento, estoy de acuerdo con la posicin
crtica de Bartra (1987) en el sentido de que este concepto de un
Mxico dual un Mxico' tradicional, indgena y rural que se ha
tatrasado y otro Mxico moderno, urbano, mestizo e: industrial
ha llegado a ser una obsesjn imaginaria para muchos escritores y
analistas mexicanos. En lugajr de considerar esta dualidad como si fuera una realidad, Bartra la trata como una construcdn que, al ocultar
el carcter multifactico del pas, ha ayudado a los grupos hegemnicos en su anhelo de transmitir la idea de una identidad mexicana que
est por encima de toda diferencia cultural y de clase, y que hk sido
adems un elemento clave en la formadn del Estado nacional capitalista (Bartra 1987).
!
,
La construcdn de tal sodedad nadonal al subyugar la diversidad
a la direccin de grupos hegemnicos y a su propia definidn de
nacin, representa uno de los principales cimientos de la modernizacin del pas. Sin embargo, en la actualidad existe un debate entre
los intelectuales sobre el interrogante de si Mxico es o no un pas
moderno. Algunos, como Paz (1979), hicieron esta evaluacin al
comparar la historia de Mxico con la de los pases ocddentales. Este
autor afirma que Latinoamrica, y en particular Mxico, no ha llegado completamente a la modernidad porque:

En el momento en que Europa se abre a la crtica filosfica, cientfica y-poltica que prepara el mundo moderno, Espaa se cierra j
enderra a sus mejores espritus en las jaulas conceptuales de la neoes
colstica. Los pueblos hispnicos no hemos logrado ser realment
modernos porque, a diferencia del resto de los occidentales, nc
tuvimos una poca crtica (Paz 1979: 34).

De cierta manera, Fuentes (1990) est de acuerdo con Paz al dec


que Mxico es producto de la Contrarreforma erigida por los espaole;
como un muro en contra de la modernidad. Si heredamos esta visin
travs de la Conquista, cmo, entonces, podremos llegar a ser realmente modernos? El asunto es, cuando menos, problemtico.
La visin de Paz y la de Fuentes son parciales al considerar a la modernidad como si fuera un proceso evolutivo y unilineal cuyo apogee
sera representado por las caractersticas de las sociedades postindustriales. Las referendas de estas evaluaciones son, por lo tanto, externas a las caractersticas de las sociedades latinoamericanas, y las dejan
atrs en trminos de su acceso a la modernidad, en lugar de intentar
construir trminos capaces de describir sus propias realidades y de
reconocer sus caractersticas y rasgos.
Prefiero seguir la lnea de Brunner (1992) ya que este autor intenta
resolver la discusin al argir que Amrica Latina es moderna, aunque
con caractersticas derivadas de su particular insercin en el proceso
de.globalizadn.
Brunner (1992) describe las sociedades latinoamericanas de la
siguiente manera:
La Amrica que tenemos, hecha de ese entrecruzamiento muchas
veces destructivo y doloroso de tradidones, culturas y dominaciones, y tambin de expoliaciones, dependencias y servidumbres
es la Amrica estructurada bajo la forma de produccin capitalista
perifrica inserta en los mercados internacionales; cuya cultura de

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masas se halla articulada por la escuela, las instituciones de conocimiento y los medios de comunicacin; y donde el campo de las luchas
hegemnicas refleja la contradictoria composicin de esas sociedades

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Las sociedades latinoamericanas juegan un papel fundamental en la


economa global, al proveer tanto mejores condiciones para el establecimiento de las empresas transnacionales como mano de obra^
barata para los pases capitalistas del Norte. Se ha establecido un nuevo colonialismo mediante la transferencia de recursos a travs del pago de la deuda externa y la desigualdad de los trminos del intercambio
internacional, as como" mediante la devolucin de los beneficios de
las inversiones extranjeras a sus pases de origen (Pars 1990).

nacionales y las peculiares modalidades de constitucin de su campo


estatal (Brunner 1992: 26).

En esta cita, Brunner (1992) incluye algunos de los criterios que


considera indispensables para la definicin de un pas como moderno.
En primer lugar, la modernidad est asociada con el capitalismo, la
industrializacin y la democracia. En su argumento a favor de la participacin latinoamericana en la modernidad, Brunner (1992) seala
que las sociedades modernas estn organizadas mediante cuatro instituciones principales: la escuela, la empresa industrial, los mercados y
ciertos fenmenos de hegemona como son el consentimiento y el
predominio de los intereses corporativos, aun en los asuntos pbcos.
Como los pases de Amrica Latina se hallan organizados cada vez ms
mediante estas mismas instituciones, el autor arguye que son, de heeho", -modernos. Sin embargo, su insercin en la modernidad muestra ciertas peculiaridades que no permiten considerarla como un proceso de modernizacin incompleta; o sin terminar, como Paz y Fuentes
argumentaran.
J
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12

En Mxico, los primeros dos constituyen una realidad incompleta debido a


que existen asimismo formas antiguas de intercambio y de organizacin de trabajo
entre ciertos grupos sociales, dado que la agricultura aun no ha sido modernizada, en trminos de tecnologa y deflujode capital. La democracia, sin embargo, es una ficcin porque el sistema poltico mexicano no haba sido respetado
el sufragio ni la ciudadana individual hasta recientemente; adems de que ei
individualismo no ha destituido las fuertes relaciones e identidades de gruposj
Con todo, durante las ltimas dos dcadas se ha dado un incremento en la
inquietud social y en la participacin civil que, por ejemplo, ha obligado al
gobierno a empezar a disear y a apoyar la organizacin independiente de las
elecciones nacionales y locales que anteriormente estuvieron completamente
bajo su control.

En Mxico, la modernizacin econmica ha significado la apertura


del pas a los mercados transnacionales e internacionales, la liberalizcin de la economa y la racionalizacin de las industrias mediante la
transferencia de tecnologa. A l hacer que los productos nacionales
compitieran con los extranjeros, se supona que las exportaciones aumentaran y el balance-de intercambio podra usarse a fin de pagar la
deuda externa y financiar la recuperacin del crecimiento de la economa (Pars 1990). Los.cambios de legislacin requeridos para atraer
a la mversin"lctrjera han representado una importante estrategia;
en el financiamiento de la modernizacin del Estado que, ciertamenf
te, est disminuyendo dramticamente su participacin en la economa.
La privatizacin de industrias anteriormente consideradas como estratgicas ha sido una fuente principal del flujo financiero; sin embarg,
este modelo ha fracasado principalmente debido a la inestabilidad poli-j
tica y a la corrupdh al interior de las agencias del gobierno que impiden que los beneficios que se esperaban lleguen a la poblacin general.
Este proceso ha significado el debilitamiento de un fuerte sistema
corporativo, y especialmente de los sindicatos que fueron un pilar de
la estabilidad poltica a partir de la Revolucin, cuando el Partido
Revolucionario Institucional fue fundado. Sin embargo, y por otra
parte, el gobierno se ha visto obligado a establecer nuevas reladones
con los grup(|s sodales. organizados que han florecido durante las ltimas dos dcadas y que han reunido algunas de las demandas ms sentidas de la poblacin.
*
" ** .

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I As, aun cuando las caractersticas principales de las sociedades modernas se hallan en el Mxico actual as como en otros pases de Amrica Latina,, los beneficios que se supone recibiran esos pases an
distan mucho de hacerse realidad. Por ejemplo, entre 1976 y 1997
la poblacin de Mxico experiment una disminucin de'71.4% en su
poder adquisitivo. En el mismo perodo, los precios aumentaron en
un i02,770%, mientras que el salario mnimo slo se increment un
29,369% (Vzquez 1997).
' Aun cuando los ndices de desempleo han bajado durante los ltimos
dos aos hasta llegar a 4.5% de la poblacin econmicamente activa,
el aumento de participacin en el trabajo ha tomado lugar principalmente en los sectores informales de la economa, tales como las empresas de pequea escala y las actividades independientes que no pagan
salarios a sus trabajadores. Es digno de notarse que estas oportuna
|ades de empleo han sido aprovechadas principalmente por mujeres
n un esfuerzo por completar el ingreso familiar (Garca Guznan .1294).

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de promocin social que era antes debido a la contraccin de la economa, de manera que las expectativas de trabajo de la poblacin joven
que egresa de las escuelas no pueden satisfacerse.
Para Mxico la modernizacin ha significado una profuridizacin de
las desigualdades entre un pequeo grupo de familias ricas e influyentes y la vasta mayora de trabajadores y campesinos que padecen una
creciente pobreza. De hecho, ms de 40 millones de. personas en el
pas viven en condiciones de pobreza, y de ellas 17 millones viven en la
indigencia (Pamplona, Monterrubio y Meja 1993):
Ese mundo de oportunidades imaginadas sociaimente {en trminos
de educacin, servicios de salud, vivienda, tecnologa y consumo] y deseadas en lo individual no corresponde, sin embargo, con la estruc-

13

Mientras que 18.9% de la poblacin econmicamente activa ganaba


menos del salario mnimo en 1995, 65.1% no recibi beneficio social
alguno a cambio de su trabajo en ese mismo ao (INEGI 1995a). En
ese contexto, los trabajadores acceden cada vez menos a los derechos laborales como son el seguro social, la pensin por jubilacin
y los servicios mdicos (Garca Guzmn 1994), sin mencionar la
estratega cada vez ms agresiva de desmantelamiento de derechos'
bsicos como el de la salud |i travs de la Reforma del Seguro Social.
En cuanto a educacin, aun cuando ha sido masificada y expandida,
las diferencias de clase hacen que la capacitacin tcnica o profesional
sea accesible slo a los grupos privilegiados y de clase media lo que
hace que cuenten con mayores ventajas en cuanto a oportunidades en

turacin actual de las sociedades, ni con la ordenacin del mundo que


cava un abismo entre los pases desarrollados y aquellos que en las
periferias buscan desarrollarse (Brunner 1992:29).

Brunner arguye as en contra de los tericos que consideran que


Amrica Latina no es moderna debido a las condiciones descritas arriba. La pobreza, la exclusin social y la heterogeneidad cultural no
hacen de Mxico una sociedad tradicional o premoderna, porque son
precisamente productos de su posicin en el proceso de la modernizacin global. Por lo tanto, la sociedad mexicana no es moderna de
la misma manera, que los pases occidentales lo son, y tampoco su
proceso de incorporacin a la modernidad es simplemente una copia
del proceso de estos ltimos.
14

el mercado de trabajo. Adems, la educacin ya rio es el mismo factor


'
1
13

' 1

Durante el mismo perodo la economa informal alcanz su mayor nivel


histrico al llegar al 8% del producto interno, bruto (Ortiz 1997).

1
1+

Estos problemas no pueden ser considerados como exclusivos de los pase:


en vas de desarrollo porque existen asimismo en los pases 'modernos'. Ui
ejemplo sera el aumento en la pobreza y la exclusin social producida por 1
gradual, contraccin de los programas sociales en Estados Unidos, que afectai
particularmente a minoras, tales como los hispanos y los negros.

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Para los propsitos de esta obra me concentrar en las consecuencias defatmodernidad para las culturas latmoamricanas, especialmente
las que afectan a la cultura mexicana.

2. HIBRIDACIN CULTURAL Y MODERNIDAD


La modernizacin econmica no trae consigo d manera automtica la
modernidad cultural. Para Garca Canclini (1990), aun cuando desde
el siglo pasado hasta el desarrollismo de la dcada de 1970, las ideologas modernizadoras del liberalismo estipularon una diferencia muy
clara entre la tradicin y la modernidad, la sustitucin de todas las
dems formas de produccin por! el capitalismo no ha ocurrido en
Amrica Latina, donde tampoco el saber cientfico o los medios masivos de comunicacin han eliminado todas las otras expresiones culturales. sta es la razn por la cual arguyo, junto con ese autor, en favor
de una aproximacin postmoderna al entendimiento de las culturas
latinoamericanas, ya que en ellas se halla una coexistencia y una articulacin de tradiciones y modernidad, de mltiples lgicas de desarrollo que slo pueden ser concebidas en trminos de heterogeneidad,
Esta coexistencia de diferencias no ocurre dentro de una relacin
de igualdad ni tampoco borra el diferencial de poder entre las culturase
. . . en este tiempo de diseminacin postmoderna y descentralizacin
democratizadora tambin crecen las formas ms concentradas de acumulacin de poder y centrazacin transnacional de cultura que la
humanidad ha conocido (Garca Canclini 1990: 25).

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la educacin y la comunicacin modernas. ste es un proceso continuo en que las clases hegemnicas y subordinadas, interactan y se
apropian de las expresiones culturales de la otra a fin de construir el
consenso:
. . . es la combinacin de todos estos elementos (la filosofa de los
intelectuales, de las masas populares, etc.), que culmina en una deter- minada direccin, y en la cual esa culminacin se torna norma de accin
cojectiva, esto es, deviene 'historia' concreta y completa (integral)
(Gramsci 1975: 30).
'
Esto quiere decir que la efectividad histrica de la cosrhovisin de
una clase es verificada mediante el apoyo de otras clases y por su adopcin copio concepcin'propia del mundo. Sin embargo, y aunque las
relaciones de poder per mean este proceso, tal adopcin no es ni total
ni monoltica sino que, ms bien, las clases subordinadas efectan una
apropiacin selectiva de los modelos culturales, de los objetos y de las
conductas de los grupos hegemnicos. Por su parte, estos grupos estn
interesados asimismo en las tradiciones de las clases subordinadas, si
bien slo como referentes histricos o como un recurso simblico
(Garda Canclini 1990).

En Mxico, por ejemplo, los campesinos que migran a las ciudades


o a Estados Unidos encuentran que su pertenencia a las culturas locales es un ^pedimento para su participadn plena en la vida urbana.
As, incorporan informacin procedente de las culturas masivas a fin
de entender los cdigos urbanos, de actuar correctamente en las nuevas condiciones, de salir de su aislamiento y de dejar de sentirse 'inferiores'. En este sentido, la televisin se convierte en un 'manual de urbanidad' (Garca Canclini 1988: 475).
;

Siguiendo la teora de la hegemona de Gramsci, Garca Canclini


(1990) habla de lo que l llama la 'hibridacin' de las culturas latinoamericanas, producto de una mezcla de tradiciones indgenas y del
catolicismo espaol colonial, por una parte y, por la otra, de la poltica,

En Mxico, otro ejemplo de este proceso es que la produccin


artesanal a menudo conserva formas de organizacin que pueden rastrearse hasta otras pocas tal es el caso del taller como empresa

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domstica. No obstante, los artesanos mexicanos cambian de manera


selectiva sus diseos siguiendo con los gustos urbanos y hasta internacionales, aun cuando se resisten a otras formas d organizacin del
trabajo como son el taller colectivo o el trabajo asalariado, n las
cuales la unidad entre el trabajo y la familia quedara rota.
Es problemtico afirmar que la modernidad cultural haya^ustituido
a, y eliminado la tradicin, como si se tratara de un proceso evolutivo , y que la tradicin existe nicamente entre los grupos indgenas y
rurales en Mxico, mientras que la modernidad pertenece a las clases
educadas y urbanas, Recurro a la crtica de esta perspectiva de Rowe y
Schelling (1991) para fundamentar mi posicin:
1

La modernidad latinoamericana no es una rplica de la cultura masiva


norteamericana o europea, sino que tiene un carcter distinto que
vara de pas a pas. Un factor principal en su diferencia y probablemente el factor ms importante es la cultura popular.-Es-una
modernidad que no necesariamente implica la eliminacin de las tradiciones premodernas, pero que ha surgido a travs de ellas, transformndolas a lo largo del proceso (Rowe y Schelling 1991: 4*).
De este modo y aunque el proyecto mexicano reconoce nuestra
herencia tnica, l hace subordinndola a las intenciones unificadoras
d! la modernizacin, expresadas por el poderoso nacionalismo poltico
que todos los gobiernos desde la Revolucin han promovido. Varios
procesos sociales contribuyeron a la construccin de tal estereotipo y
cultura nacionales, entre ellos la urbanizacin, la migracin tanto
hacia las ciudades como a Estados Unidos, el turismo, la secularizacin y los medios electrnicos. As, las culturas rurales, campesinas
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IS

} A lo ljrgp de las ltimas dcadas las ciudades de Latinoamrica llegaron a


alojar entre el 60 y el 70% de toda la poblacin de los pases (Garca Canclini
1990:203).
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e indgenas no pueden considerarse ya como estructuras cerradas que


han retenido sus caractersticas intactas a travs del tiempo. Ms
bien dichas culturas interactan y coexisten en diferentes maneras,
aun dentro de escenarios urbanos. De hecho, el proceso de urbanizacin mencionado arriba ha tomadj) la forma de una migracin masiva con la formacin de cinturones de miseria alrededor de las ciudades
principales y la consecuente ausencia de infraestructura para la poblacin que los habita. Aparte de que tal hecho muestra el fracaso por
parte de la industria de absorber al campesinado migrante, las poblaciones rurales que llegan a las ciudades tienden a agruparse y a reproducir sus propias culturas en ese nuevo escenario, cosa que produce
una mezcla particular o, ms bien, una simultaneidad de expresiones
culturales que no puede reducirse a la dualidad tradicin-modernidad.
Las consecuencias metodolgicas de esta concepcin de las culturas
latinoamericanas son amplias. Garca Canclini (1988) critica dos acercamientos a este problema: (1) el deductvismo, que atribuye poderesabsolutos a los modos de produccin, que considera que las poblaciones son pasivas y que no otorga a las culturas populares autonoma
alguna; y (2) el inductivismo, que identifica a lo popular con lo tradicional y a los campesinos con los indgenas y les atribuye cualidades
innatas que parecen ser impermeables al contacto cultural, como si las
comunidades fueran aisladas de los procesos macrosociales. Este ltimo construye un folklore nostlgico que en vez de apoyar el respeto y
la preservacin de las culturas locales como distintas y relativamente
autnomas, ha sido utilizado a fin de integrarlas en la cultura nacional,
apropindolas principalmente en favor del proyecto modernizador de
los grupos hegemnicos:
Las respuestas empiezan a emerger en aquellos estudios antropolgicos que van ms' all de los conceptos tradicionales y atomizados de lo
popular para ubicar a los grupos indgenas y marginados en el contexto

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de las estructuras y procesos macrosociales (Garca Canclini 1988:


478*).
Aquellos estudios que se aproxijman precisamente a las reas de
conflicto entre las clases y las culturas mostrando la interaccin compleja que la modernidad produce en los pases de Latinoamrica, seran de particular ayuda. Examinar el conflicto dentro ele la cultura
significara reconocer los diferenciales de poder que previenen que las
clases subordinadas tengan una real posibilidad de determinar por s
mismas los cambios globales que enfrentan.
Si consideramos que esta hibridacin de la cultura est presente en
todas las reas de la vida social, la sexualidad sera asimismo una construccin cultural afectada y moldeada por ese proceso y debera,
por tanto, ser estudiada dentro de ese proceso ms amplio de transformacin. Uno de los procesos ms importantes de la modernidad en
relacin con la construccin social de la sexualidad en Mxico es la secularizacin de la vida social, tema que abordar en la siguiente seccin.
I
3. SECULARIZACIN EN MXICO
La relacin entre la secularizacin y la sexualidad es fundamental, ya
que sta ha sido tradicionalmente una preocupacin normativa para
la Iglesia, aun cuando durante el presente siglo esa situacin ha cambiado debido a la necesidad de los gobiernos nacionales de controlar la
reproduccin y administrar la poblacin; esto, especialmente en los
pases del Sur donde el crecimiento demogrfico parece representar
una cierta amenaza para los pases del Norte. As, la sexualidad llega a
incluirse entre dichas preocupaciones, aunque sea de manera marginal.
16

" Hablo de una sola Iglesia porque 80% de los mexicanos se declaran catlicos.
(Blancarte 1993:170).

ANAAMUCHASTEGUI

Como ya mencion, la secularizacin es un aspecto crucial de laj


modernidad y tiene sus races en el proyecto racionalizador de la Ilustracin. Tal y como indica Garca Canclini (.1990):
. . . la secularizacin, (que] hizo descender las normas sociales del cielo a.
la tierra, de los ritos sagrados al debate cotidiano . . ., (Garca Canclini
1990: 152).
Ese proyecto fue importado a Amrica mediante las iniciativas colonizadoras de las naciones europeas, si bien'de maneras muy distintas.
Segn arguye Paz (1979), mientras la Amrica anglosajona hered las
ideas crticas de la Europa del siglo XVIII y de la Reforma, la Amrica
hispana, fue h|redera de la monarqua universal catlica y de la Contrarreforma, circunstancia que dio lugar a un proceso de secularizacin con Caractersticas distintas al que tuvo lugar en*los pase* europeos, y que fue nutrido, adems, por la presencia de las culturas
indgenas.
i
De acuerdo con Blancarte (1993), Mxico ha estado experimentando un proceso de secularizacin desde principios del siglo XIX en
que el movimiento de Reforma estableci la separacin legal entre la .
Iglesia y el Estado y as promovi la laicizacin de la vida social; es
decir, la autonoma de las instituciones sociales respecto a las religio- J
sas. Adems de esta separacin, se ha dado un distanciamiento entre [
los creyentes y las normas doctrinales de la Iglesia, as como una individualizacin del sistema de creencias en que la facultad normativa de
la Iglesia misma se ha visto debilitada por la gradual apropiacin de la
evaluacin moral por parte de los individuos.
Blancarte (1993) arguye que la sociedad mexicana ha sido secularizada
porque:
' Si nosotros entendemos la secularizacin como un proceso en el que
lo religioso se margina a la esfera privada y en que los creyentes

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l
'

consideran que hay ciertos aspectos que no le conciernen a la institucin


, religiosa, sino nicamente a su libre conciencia, entonces podramos
afirmar que el anticlericalismo del pueblo mexicano es una muestra
de la fuerte presencia de un sistema simblico se ul ar en Mxico

(Blancarte 1993: 168).


ste proceso de convertir a la religin en un asunto privado parece
ser particularmente pronunciado con relacin a la sexualidad y a la
reproduccin. Aun cuando la Iglesia catlica predica en contra del uso
de cualquier anticonceptivo moderno, 73:9% de las personas entrevistadas eri un sondeo (Exclsior 1990) estuvo en favor jde la anticoncepcin, y 18.7% contest que era una decisin privada. El aborto, que est enfticamente prohibido por la Iglesia, fue cpnsiderado
por 41.9% de los entrevistados como una decisin que dependa de
cada caso; de modo que esas personas impugnaban esta prohibicin
universal.
Tal autonoma del papel normativo de la Iglesia no quiere decir, sin
embargo, que en Mxico la*"moralidad"catlica haya desaparecido de la
construccin social de la sexualidad. Ms bien, esas normas parecen
haberse convertido en 'teoras laicas', ya que han sido, separadas de sus
orgenes religiosos y reconstruidas como un sistema moral secular.
17

La secularizacin de la vida social ha dado lugar a nuevos acontecimientos en trminos de la vigilancia de la conducta y del deseo
sexuales, porque hoy da la modernidad est alentando la autonoma e
impulsando la eleccin individual en un campo antes regulado por los
representantes de la Iglesia. Lo que queda por verse es si las condiciones
sociales, culturales y materiales necesarias para ese ejercicio sern
posibles en la situacin actual del pas.
17

Est proceso de secularizacin de los valores morales sexuales ser ilustra


do mediante las narrativas de los participantes en el captulo VI: La dimensin
moral de la sexualidad: el mal, lo sagrado y losritualesde iniciacin sexual.

ANAAMUCHASTEGUI

4. HISTORIA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

Dada la naturaleza hbrida de la cultura mexicana, y tomando en cuer


que la construccin social de la sexualidad es en la actualidad un proce
heterogneo, es importante describir los distintos discursos que
han construido a lo largo de diferentes pocas; ya que muchos de
elementos sobreviven an hoy, si bien transformados por la histor
La existencia de tales discursos no significa que fueran constantemei
obedecidos (Gruzinski 1979), tal y como muestran los testimon
existentes relativos al comportamiento sexual de los mexicanos
otros perodos histricos.
En esta seccin hablar brevemente sobre la literatura que trata
los discursos dominantes referentes a la sexualidad en cuatro po
de la historia de Mxico; a sabe|-:
El perodo prebspnico
El perodo colonial

El siglo XIX .
- El Mxico contemporneo
La cantidad de estudios y de informacin tocante a cada uno
estos perodos es muy desigual. Por ejemplo, los discursos sobn
sexualidad en la recin nacida nacin mexicana del siglo XIX apen
han sido analizados; mientras que los discursos de la confrontacin
tre las culturas indgena y europea durante el perodo colonial (si;
XVI a XVIII) han sido ampliamente estudiados.

4.1. El perodo prehispnico


Antes de comentar la discusin de la literatura relativa a los conce
prehispnicos de la actividad sexual, debo advertir que la aplica

64

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

del concepto de sexualidad (como una 'cosa-en-s') a las descripf


dones de las creencias y prcticas indgenas es una empresa de dudoso xito, ya que, como mencion antes, aqul es un concepto quej
naci en el siglo XVIII en Europa, pero que no es vlido para las culta-;
ras prehispnicas.
.
Adems, la mayor parte de la informadn tocante a las prcticas y a
los significados sexuales de los pueblos prehispnicos con que contamos,
actualmente procede de registros y descripciones realizados por misioneros espaoles, y de cdices que han sido interpretados por arquelogos modernos (Legros 1982) .Aun as, discutir los elementos que los
historiadores han llamado "sexuales" al estudiar las fuentes de la historia indgena, las cuales se refieren mayormente al erotismo, a la
conducta sexual, al gnero y a la reproduccin.
En las concepciones de las culturas prehispnicas mesoamericanas
el cuerpo no estaba separado de su entorno natural, ni del cosmos en
su totalidad, sino que se hallaba abierto al intercambio de fluidos,
vapores y materia con el 'exterior' e interactuaba constantemente como parte de los mundos natural y supernatural. Por ejemplo, en las
antiguas lenguas nhuad y maya los" vocablos que pudieran conside-,
rarse como semejantes a nuestro concepto del cuerpo toaacayo.,
nuestra masa de carne (LpezAustin 1989:172) son las mismas
palabras que se usaban para el maz, que se consideraba como, el origen
del hombre y de lajnujer, como sil principal fuente de alimentacin y,
por lo tanto, como la materia misma de sus cuerpos. De esta manera
se postulaba un tipo de eqivalenda entre el maz y el hombre (Lpez
Austin 1989, Ruz 1996).
De acuerdo con varios estudios (vanse, por ejemplo^ Lpez Austin
1989 y 1996, Quezada 1989, Ruz 1996 y Marcos 1989), la actividad
sexual, el erotismo y la reproduccin eran considerados regalos que
los dioses otorgaban a fin de compensar a los mortales y hacer ms
llevadero su sufrimiento y dolor en este mundo. De la misma manera
en que se pensaba que las privaciones constituan una. parte de la vida

65

ANAAMUCHASTEGUI

misma, as se vea a los escasos placeres disponibles a los seres terrestres


gracias a la benevolencia de los dioses:
i
Los placeres eran dones divinos. Los dioses gozaban cuando el hombre aprovechaba al mximo aquellos bienes que le hacan olvidar por
momentos su tristeza; pero eran bienes demasiado limitados, y bienes que haban sido enviados para el disfrute de la hunanidatl entera.
Eran exiguos, y as como su gozo era permitido, su abuso causaba U
ira de los dioses (Lpez Austin 1989: 279)
!

Entre esos bienes y consuelos se hallaban los placeres sexuales y la


alegra de la reproduccin. As, la actividad sexual, el deseo y el erotismo no se consideraban como pecaminosos, como ocurra con el
catolicismo. De hecho, entre los nahuas haba dos divinidades que
representaban lo que hoy da conocemos como sexualidad; ambas eran,
a propsito, femeninas: Xochiquetzal era la diosa de las flores y la
patrona de las relaciones sexuales rituales, quien~protega a las prostitutas rituales as como a las relaciones amorosas, fueran o no legtimas; Tlazoltotl era la diosa de la sensualidad y tambin protega a
las parteras y a las mujeres embarazadas. Ambas diosas escuchaban las
confesiones de sus creyentes (Quezada 1989, Marcos 1989).
No obstante, esto no quiere decir que en las civilizaciones prehispnicas las prcticas sexuales no fueran reguladas. Por ejemplo,
se pensaba que la privadn d las relacipnes sexuales haca dao, ya
que la energa: que no se liberaba conduca a desequilibrios orgnicos;
pero ;se consideraba asimismo que el exceso de actividad sexual produca, debilidad,; precisamente por el derroche de esa energa vital
(Lpez Austin 1989). Fue por estas razofies que, aun cuando los excesos eran castigados, el celibato, la infertilidad y la homosexualidad
se consideraban tambin moralmente deplorables. As prevaleci la
idea de un campo neutral para la satisfaccin sexual que elogiaba ej
placer sexual a la vez que recnoda el valor de la castidad.

L A CONSTRUCCIN HIBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

66

ANAAMUCHASTEGUI

67

La abstinencia sexual era alentada de diferentes formas entre las


clases sociales. Mientras que el valor moral de la castidad no se
fomentaba tanto entre la gente comn, era una exigencia particularmente rgida entre los jvenes nobles que posteriormente se convertiran en sacerdotes. Su conducta sexual tena importancia pblica
porque se consideraba que las relaciones sexuales frecuentes disminuan la energa que el sacerdote necesitaba para realizar los rituales en
que se peda a los dioses por el bienestar de la colectividad:

De esa manera, lo que era moralmente reprensible era el exceso de


las relaciones sexuales, pues implicaba ciertos riesgos. Por ejemplo, la
prdida del semen del hombre provocara la prdida de la grasa de su
cuerpo, dejndolo demasiado flaco y dbil para trabajar y pelear
(Quezada 1989).

Lo exhausto y el impuro daaban con su intervencin el rito con el


que "se pretenda obtener un beneficio pblico, y tal lesin a los
intereses colectivos los haca acreedores a un castiga riguroso (Lpez
Austin 1989: 348)

En el caso de la mujer, dado que ella no expulsaba su fluido semina!


como lo haca el hombre, era considerada como insaciable (Lopes
Austin 1989). El siguiente extracto, tomado de la descripcin que ur
misionero hace de un juicio de mujeres ancianas acusadas de adulterio, muestra esa conceptuazacin:

Tambin se recomendaba la castidad entre los jvenes, varones y


mujeres;"anque por razones distintas. En el caso de los hombres, la
razn era que.se crea que ellos entregaban su semilla a la mujer y que
quedaran agotados a causa de relaciones sexuales prematuras. Por esta
razn, entre ms temprano se comenzaba la vida sexual, ms pronto se
terminara. Adems, se crea que la actividad sexual prematura frenaba el crecimiento fsico y la inteligencia. Este concepto es ejemplificado en el siguiente, texto huehuetlatolli: *

como un perro, no caigas con los pelos de tu nuca sobre las cosas del
sexo (LpezAustin 1989: 331)

. . . vosotros los hombres cesis de viejos de querer la deleitacir


! carnal, por haber frecuentdola en la juventud, porque se acaba 1;
j potencia y la simiente humana; pero nosotras las mujeres nunca no:
hartamos, ni nos enfadamos de esta obra, porque es nuestro cuerpc
como una sima y como una barranca honda que nunca se hinche, reci
be todo cuanto le echan* y desea ms y demanda ms y si esto no ha
cemos no tenemos vida. (Sahagn, citado en Legros 1982: 235).

Oye, mi hijo: As es en el mundo de la reproduccin, la multiplicacin


de la gente. Se dign determinar Tloque Nahuaque enviar una mujer,
un hombre. Pero no te pierdas rpidamente, no te arrojes de cabeza
18

Los huehuetlatolli eran discursos tradicionales recitados en ocasiones solemnes que a menudo inclinan consejos por parte de los ancianos para los jvenes
sobre cmo conducir su vida sexual. Esa forma de discurso fue usada posteriormente por los misioneros catlicos parafinesde evangelizacin porque result ser bastante efectiva para la transmisin de los preceptos catlicos a los indios
(LpezAustin 1989).

Haba tambin consecuencias negativas para la joven mujer relacio


nadas con la prdida de la virginidad, ya que se esperaba que pasar;
toda su vida sexual con un solo hombre, su esposo. Se anunciaba la vir
ginidad de la mujer despus del casamiento y su ausencia era causa di
repudio. Pero aun en el caso de que no fuera repudiada por su esposo
la mujer estara 'triste* porque su marido siempre dudara de su fideli
dad (Quezada 1989). Adems, las jvenes se resistan a perder su vir
ginidad pues eran criadas con la creencia que si la perdan sufriran ui
castigo divino que podrira su carne (LpezAustin 1989).

68

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUAUDAD EN MXICO

Una de las creencias ms interesantes asociadas con el acto sexual es


su relacin con un ser supernatural el tonalli que cada individuo
contena dentro de s. El tonalli era un ente espiritual responsable de
la relacin entre la divinidad y el individuo y su condicin se manifestaba
mediante la suerte. Ese ser era responsable asimismo, por el temperamento y el vigor del alma. Se crea que el tonalli sala del cuerpo
cuando la persona se enfermaba, se emborrachaba, se contaminaba
involuntariamente y tambin durante el acto sexual. De hecho, se
pensaba que los tonalli de los amantes se abrazaban durante el coito, y
que para que pudieran regresar con seguridad al cuerpo tanto del
hombre como de la mujer era preciso que ella llegara al orgasmo y
l a la eyaculacin; ya que slo as podra restablecerse el equilibrio anterior permitiendo el retorno pacfico del tonalli al cuerpo.
Una repentina interrupcin del acto sexual debido a algn susto o al
coito interrumpido podra hacer que esta entidad perdiera su'camino de regreso y dejara as en peligro la salud y el bienestar de su
anfitrin.

Esta creencia Tena diferentes implicaciones para las diversas clases


sociales. Entre, los jvenes nobles, el exceso se castigaba con mayor
rigor porque ellcwprecisaban de toda su fuerza espiritual es decir su
tonalli intacto para poder conservar su condicin superior respecto
a la gente comrr, cuyas frecuentes relaciones sexuales daban lugar a la
salida incesante~de este ente espiritual y a su debilitamiento (Lpez
Austin 1989).
Como se puede deducir de estos ejemplos, tal sistema de creencias
y valores morales habla de una sociedad que se preocupaba por la
administracin de su poblacin. El adulterio, la violacin, la homosexualidad y el aborto eran castigados severamente, a menudo hasta con la muerte, al tiempo que se alentaba fuertemente el amor
conyugal y filial. Lo anterior indica que las culturas mesoamericanas
valoraban la actividad sexual, pero con moderacin, y alentaban la

ANAAMUCHASTEGUI

reproduccin nicamente en el contexto de instituciones 'vlidas' como


el matrimonio.
Esta breve descripcin de las ideas prehispnicas tocantes a la- sexualidad no pretende ser exhaustiva, ya que an entre las mismas culturas de Mesoamrica existan diferencias entre clases, gneros y perodos histricos. Sin embargo, provee un panorama general de los
principales significados relevantes para el presente estudio.
1

4.2. El perodo colonial

19

La empresa colonizadora de los espaoles precisaba de encontrar


estrategias para familiarizarse con los conceptos indgenas del cuerpo
y de la.actividad sexual y as poder introducir los preceptos catlicos
que pudieran facilitar la imposicin de su religin. Como ya se dijo,
entre esas culturas antiguas el placer sexual no se consideraba como un
pecado en s, aun cuando no se permitan "los excesos. Los complejos
sistemas de reglas,' tabes, y prohibiciones tocantes a la actividad sexual en esas culturas no se relacionaban con la conceptualizacin de la
carne como puclricin o como obstculo para la redencin del alma,
como lo eran pr el catolicismo de eselentonces.
Muchos autores han documentado el proceso de evangelizacin con
relacin a la sexualidad (vanse, por ejemplo, Viqueira 1984, Gonzlez Marmolejo 1987, Gruzinski 1987,lAlberro y Gruzinski 1979 y
Lavrn 1989a), ya que es precisamente en el contexto de los confesionarios de los misioneros que los historiadores han ertcoitrado l
19

La mayor parte de la investigacin histrica referente a la sexualidad durante


el perodo colonial proviene del Seminario de Historia de las Mentalidades d
Instituto Nacional de Antropologa e Historia, integrado por un grupo de historiadores que trabaj durante los ltimos aos de la dcada de los setenta y a principios de los aos ochenta sobre el proceso de evangelizacin, con especial referencia a la sexualidad.

7 O

L A CpNSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

material ms rico referente a lo que ahora llamamos la sexualidad. De


esos testimonios tom diversos ejemplos del proceso de confrontacin
entre las plturas en el que, aun cuando las creencias indgenas no
fueron del todo destruidas, su sobrevivencia dependi de su capacidad
de resistir o hasta coexistir con la imposicin violenta del catolicismo.
Muchos historiadores han descrito el encuentro entre las cosmologas
mesoamericana y catlica espaola que no conceban a la prctica
sexual de la misma manera y que, por lo tanto, precisaban de un
tipo de dilogo entre ellas (aunque no en circunstancias de igualdad
desde luego). Ese tipo de dilogo, apoyado por la fuerza militar de sus
ejrcitos, era necesario si los espaoles pretendan difundir su religin entre los indios. Legros (1982) cuestiona la idea de que exista un
modelo monoltico y coherente del catolicismo llevado por los, espaoles e indica que los conquistadores transformaron tambin su
conceptualizacin del mundo l tiempo que convivieron con las civilizaciones prehispnicas. Esa mutua transformacin no se t a s en un
verdadero dilogo ya que, aun cuando los grupos indgenas mostraron curiosidad^ respecto de los espaoles, ni unos ni otros reconocieron
su mutua alteridad. Esto fue particularmente evidente n el proceso
de evangelizacin, en que los misioneros no hablaban lis lenguas nativas y se valieron de intrpretes o hasta de mimos para predicar:
. . . l a empresa evangelizadora se caracteriz por su ausencia de
'sentido . Se ensearon actitudes, ademanes, conductas, palabras, pero no se ense lo que significaban ni por qu eran necesarios (Legros
1982: 225).
1

Adems, aun cuando algunos misioneros lograron hablar! esas len, guas, no tomaron en cuenta que los conceptos que deseaban comunicar
a los indios no podan ser entendidos del modo que ellos pretendan
porque los grupos indgenas no los compartan.

ANAAMUCHASTEGUI

71

Ese malentendido fundamental se ve ejemplificado en las dificultades


que los misioneros encontraron cuando intentaban traducir los conceptos ratneos a las lenguas locales^ Por ejemplo, segn Ruz (1996) en el
caso de la evangelizacin de las culturas mayas, los misioneros espaoles escogieron la palabra mutil que significa el placer carnal estrictamente hablando, como un vehculo para introducir a los tzeltzales el
concepto cristiano de la maldad o del pecado. As, los conceptos de
transgresin y de inmoralidad quedaron plasmados en el contexto
del deleite sexual (Ruz 1996: 117).
Otro ejemplo que proviene de la traduccin de los preceptos
catlicos en palabras nahuas lo presenta Gruzinski (1987).
. . . para acentuar el carcter degradante del placer, el agustino
[Molina] recurre a una serie de clasificaciones y comparaciones escatolgicas que toman casi un tono obsesivo. El pecado de la carne es
equiparado* la suciedad (catzauac, catzualiztli), al lodo (coquitl), al
pus (temalli), a la orina y al excremento (axistli, nemanauilli) (...)

(Gruzinski 1987: 192).


Sin embargo, las clificultades de la colonizacin no se limitaron al
Ipguaje y a los conceptos ah comprendidos, sino que afectaron a
tpdos los aspectos de la vida social, de los cuales la sexualidad fue slo
vino entre muchos.
i Esta traduccin de la religin de occidente a la cultura amerindia
n pudo haberse llevado a cabo sin la ayuda de los llamados 'siervos de
la Iglesia': indgenas (Gruzinski 1982:19.6) que fueron elementos
claves en la introduccin del matrimonio cristiano entre tales poblaciones. Ciertas continuidades evidentes entre los conceptos prehispnico y catlico del matrimonio facilitaron la imposicin de este
ltimo, como fueron el nfasis en la procreacinj la condena al aborto,
a la homosexualidad, al adulterio, y la importancia de la virginidad

72

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

femenina (Gruzinski 1982). Lo que era extrao, sin embargo, era la


idea de la castidad eterna como vir-tud, ya que para las culturas indgenas el placer sexual era necesario para esta vida y se le proscriba
slo en ciertas circunstancias.
Se dieron varias manifestaciones de resistencia por parte de los indios.
La poligamia, por ejemplo, era una prctica frecuente entre los hombres dla nobleza y no fue fcil erradicarla, ya que para que los indios
aceptaran el modelo mongamo del cristianismo los misioneros tuvieron que convencerlos que la poligamia estaba en contra de los
preceptos divinos. Adems del afecto que los nobles pudieron haber
sentido por sus esposas, esas mujeres eran necesarias tambin para la
realizacin de las tareas domsticas. En todo caso, los sacerdotes se
hallaron ante la tarea de tratar de decidir cul de las'esposas deba ser
la mujer legtima, a la vez que encararon el problenia que representaban las prcticas endogmicas de las culturas indgenas que la Iglesia
consider incestuosas como el matrimonio entre un viudo y su
cuada (Viqueira 1984). La conducta abusiva y promiscua de los espaoles tampoco ayud en la imposicin del modelo. De hecho, los
indios que fueron acusados de poligamia se defendieron a menudo al
argir que simplemente seguan el ejemplo de los espaoles (Gruzinski
1982).
Ms tarde en el perodo colonial, la escasa migracin de las mujeres espaolas hacia las colonias dio lugar a un proceso rpido y profundo de mezcla tnica entre la poblacin blanca, india y negra, cuyas
relaciones sexuales no siempre fueron legitimadas mediante el matrimonio.
Sin embargo, mientras los telogos discutan la validez del matrimonio indgena, las uniones consensales entre los tres principales grupos
tnicos florecieron y comenzaron a producir una poblacin mestiza
que para el siglo XVII se convirti en la mayora demogrfica (Lavrn
1989a: 4*).

ANAAMUCHASTEGUI

73

As, la antigua y legtima poligamia fue transformada en formas


diversas de uniones ilegtimas entre ambas poblaciones, la espaola y
la indgena. La violacin de mujeres indgenas por los conquistadores espaoles fue una prctica constante, y en algunos casos dejarse
embarazar por un hombre blanco y dar a luz a nios de tez clara era la
nica estrategia de sobrevivencia disponible para las mujeres ind' g as.
'
;
. ,
'
Tales inconsistencias entre el discurso normativo catlico tocante a
la sexualidad y las'prcticas sexuales reales de la poblacin se hallan
ampliamente documentadas en| Lavrn (j 1989b), mediante su anlisis
tantjj) de los confesionarios como de los casos llevados ante los jueces
del Mxico colonial. Las transgresiones ms frecuentemente documentadas son las uniones consensales, la bigamia, los hechizos
sexuales y la peticin de favores sexuales en los confesionarios (Lavrn
1989b).
i
.
.
|
A lo largo de ese perodo de colonizacin, la imposicin y ljt
resistencia lucharon entre s, aunque hu|)o un proceso sutil y defectivo
que socav la cultura e-identidad de los grupos indgenas mediante la
confesin y el matrimonio. En.las formas prehispnicas de matrimonio se consultaba con el sacerdote respecto a la compatibilidad de los
tonalli y del destino de la pareja a fin de prever y prevenir cualquier
posibilidad de *acaso. El matrimonio era un ritual, pblico en que
todo el grupo social participaba. Ya que el matrimonio cristiano estaba
basado en el libre albedro de los contrayentes, la influencia del grupo
sobre las alianzas disminuy considerablemente, dando lugar a una
'privatizacin' del matrimonio donde slo participaban la pareja y el
sacerdote (Gruzinski 1989). Esa estrategia represent una de las maneras en que la fuerza de los grupos indgenas fue debilitada en favor
de la eleccin individual; alentando as un tipo de relacin uno-a-uno
con la institucin ms poderosa de la poca: la Iglesia.
.
en

Segn Gruzinski (1989), la confesin fue la principal herramienta


que la Iglesia catlica aprovech en la Nueva Espaa para introducir lo

74

L A C O N S T R U C C I N HBRIDA DE LA SEXUAUDAD E N MXICO

,_qe Foucault (1981) llama l 'dispositivo de sexualidad'; es decir,


toda una tecnologa de la carne y del cuerpo mediante la introspeccin,
la culpa, la autovigilancia y la divulgacin no slo de las prcticas
sexuales sino de los deseos, las sensaciones y los pensamientos. La
aceptacin del concepto del (pecado descansa en l existencia d^; un
individuo consciente cuyo libre albedro le permite escoger entre el
bien y el mal (Lavrn 1989b).|As, esa estrategia de poder precis de la
individualizacin de los penitentes, en este cas de los indios, para
quienes ese concepto de la responsabilidad personal era completamente ajeno, ya que.en'su cosmologa el destino, la brujera y
hasta la suerte trazaban sus caminos a travs de la vida. Sobra decir que
esas creencias formaron parte, asimismo, de una cultura colectiva
fuertemente integrada mediante el ritual, la tradicin, la lengua y el
territorio. Gruzinski (1989) percibe en esta estrategia un proceso de
'occidentalizacin':
En otras palabras, al centrarse en el 'sujeto' en el sentido occidental
de la palabra la interrogacin del confesionario descompone las
antiguas redes y solidaridad, as como los lazos fsicos y supernaturales. As, la creencia en una fuerza de familia relacionada con el tonalli
(el destino) y vital para la cohesin del grupo y el bienestar 'de los
componentes de la familia,' prcticamente desapareci (Gruzinski
1989: 98*).

75

ANAAMUCHASTEGUI

los efectos subjetivos de las revoluciones cientficas y religiosas que


surgieron a partir de la Reforma.
La resistencia indgena se expres, asimismo, en formas dramticas, desde suicidios colectivos y la renuencia a reproducirse al ver cmo
se derrumbaba toda su manera de vivir (Alberro 1979), hasta las estrategias por medio de las cuales los nativos introdujeron y transformaron
sus dioses y cultos en los rituales e imgenes catlicos (Legros 1982).
La imagen de la Virgen de Guadalupe es particularmente relevante
para este estudio, porque ilustra el proceso de la construccin de una
identidad nacional mexicana y porque muestra ciertas prescripciones
de' gnero; de la sexualidad femenina y de la virginidad que llegaron a
ser hegemnicas. Guadalupe es una virgen cuyo nombre provino originalmente de Espaa, pero que apareci en el Mxico central en 1531,
diez aos despus del triunfo de la conquista espaola (Nebel 1995).
Las ilustraciones de esa imagen muestran a una virgen mestiza de tez
morena que lleg a ser el principal emblema de la identidad nacional mexicana. Se erigi un santuario en su honor en el mismo sitio
donde los indios llevaron a cabo peregrinaciones y veneraron a la diosa
Jbnantzin Cihuacatl, 'nuestra venerada madre la mujer serpiente' y
procreadora de los dioses y de los hombres (Nebel 1995: 23). A l
discutir cmo esas imgenes han sido usadas a lo largo de la historia a
fin de construir el nacionalismo mexicano, Bartra (1987) describe
algunos aspectos de esa leyenda:
20

' Desde ese punto de vista, la confesin no slo constituy la puerta


de erftraaa para la religin catlica, sino tambin para tjoda una conceptualizacin distinta de la persona, en trminos del Ubre albedro y
la responsabilidad individual, que estaba ausente de fa cultura indgena. Sin embargo, esto no quiere decir que esa empresa fuera totalmente exitosa; tanto debido a la resistencia de los indios en la
forma de su obediencia slo 'aparente' a las reglas de la Iglesia como
al hecho de que los mismos espaoles no participaron plenamente en
-

De la misma forma que la larga sombra de culpabilidad que proyecta


Eva no abandona jams a Mara, igualmente la antigua Tonantzin no se
20

Morse (1982) arguye que Espaa resisti la intelectualizacin y la


racionalizacin objetivas del mundo producidas por dichas revoluciones. De hecho,
para l existe una 'mayor calidez de las relaciones humanas en Iberoamrica; el
hecho de que la 'otredad' (...) no haya derrotado del todo a la 'hermandad" (Morse
1982:49).

76

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD N'MXICO

despega de Guadalupe. Las antiguas madres de los dioses y de los


hombres, con una sensualidad primigenia que es vista por el cristianismo como el espectro del pecado y de la culpa heredada, jams
dejan de rondar a las hembras mexicanas y, por extensin, a la misma
Virgen de Guadalupe. (Bartra 1987: 214).
Existe adems ua imagen femenina que jug' un papel central
en la construccin de la feminidad y de la sexualidad de las mujeres en
la cultura mexicana: la imagen de la Malinche, una mujer indgena
que fue tomada por Corts como intrprete y como amanee, y de
cuya unin sexual se produjo el primer mestizo: el primer mexicano.
En vez de reconocer que apoy a los espaoles en una especie de
rebelin en contra de la opresin de otros grupos indgenas ios
tenochcas, la historia oficial describe a la Malinche como una traidora a su nacin, an cuando esa nacin Mxico ni siquiera exista en ese entonces (Bartra 1987). En esa visin, la Malinche es una
criatura sexual cuya condicin seductora llev a su civilizacin a la
ruina.
La dualidad Guadalupe-la Malinche constituye las dos caras de la
sexualidad femenina que han permanecido como emblemticas de
la cultura mexicana desde entonces: la madre, pura y virgen, y la
ramera, voluptuosa y traicionera. Las imgenes relacionadas con esta
dualidad han servido como traduccin local de la tradicional divisin
catlica de la sexualidad femenina entre Eva y Mara. Estas dos clases
de mujer representan imgenes opuestas de distinto valor moral, y han
servido como normas para la construccin del gnero. Ms adelante se
hablar de los aspectos y formas ms recientes de esta dualidad, y de
cmo han sido transformadas a lo largo de diferentes perodos
histricos. Para fines del perodo colonial (es decir, las ltimas dcadas del siglo XVIII), Espaa y sus. colonias iniciaron un largo proceso
de secularizacin que:

ANAAMUCHASTEGUI

77

. . . sustituye las metas de la evangelizacin de las pocas del


Renacimiento y del barroco por-el lenguaje de la civilizacin y de la
productividad (Bernard y Gruzinski 1988: 198).
En resumen, el perodo colonial fue'una poca de mezcla racial y
cultural'en que la imposicin de la moralidad sexual, las prcticas
matrimoniales y el concepto del pecado catlicos no constituy tjn
proceso lineal, ya que no provino d un modelo monoltico de )a
sexualidad y tampoco fue recibida pasivamente por las poblaciones
autctonas. El proceso de lucha y transformacin result en la actual
cultura hbrida de Mxico.

4.3; El siglo XIX


La riqueza de estudios sobre la sexualidad en el perodo prehispnico \f
en la poca colonial contrasta dramticamente con su casi total ausencia en el siglo XLX. Existen escasos estudios sobre el gnero, el matrimonio y la familia en ese perodo, pero n se refieren directamente al
tema de la sexualidad (Tun 1991, Rocha 1991, Bernard y Gruzinski
1988 y Gonzalbo 199.1). No obstante, el contexto; social, poltico y
cultural del Mxico independiente en 1821 quizs ilumine las condiciones en que la construccin de la sexualidad tuvo lugar durante ese
perodo. En primer lugar, Mxico era una nacin recin nacida que
luchaba para construir un Estado y una sociedad nacionales en medio
de un lento crecimiento econmico, la inestabilidad poltica y las invasiones extranjeras. Las ideas de la Ilustracin empezaban a penetrar
lentamente en la arena poltica y la importancia de la funcin normativa del Estado aumentaba. Con el movimiento de independencia se
acab la proteccin que la Corona brindaba a la Iglesia, y el gobiernJD
mexicano lleg a constituir una nueva entidad con la que aqulla tena
que negociar.

78

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

El surgimiento del liberalismo y el movimiento de la Reforma en


i 1867 inauguraron una fuerte enemistad entre la Iglesia y el Estado
mexicanQ que finalmente result en su separacin formal y legal. De
esta manera, la institucin religiosa perdi gran parte de su base econmica y se desarroll una nueva.actitud anticlerical entre ciertos
sectores de la sociedad, la cual perdura hasta nuestros das (Bernard y
Gruzinski 1988). Sin embargo, el contenido de los cdigos de moralidad no cambi tan radicalmente como el estatus normativo de la
Iglesia f del Estado. Ms bien, las nociones conservadoras respecto del
gnero fueron secularizadas v reforzadas..
El siglo xix es tambin el espectculo de minoras que se combaten
entre s y predican la libertad de culto . el regreso a la monarqua,
pero en algo se unifican; l guardan fidelidad externa, a sus legtimas
esposas, ven en el amor conyugal a ,1a pureza f en el placer al frenes
qu no se atreve a decir su nombre' (Monsivis 1995: 185).
Este proceso no signific que el catolicismo perdi sulnfluencia en
la sociedad, ya que enormes sectores de la poblacin permanecieron
en cercano contacto con el clero; Mientras que el liberalismo, se diseminaba entre las minoras de las ciudades, la religin se mantuvo an
fuerte en las reas rurales. As que, mientras la Iglesia perdi casi todo
su poder poltico, sigui siendo una institucin altamente influyente
con relacin a los valores y a las normas sexuales.
Influido por el autoritarismo de la Ilustracin, el incipiente Estado
mexicano intent penetrar en el espacio privado y en las costumbres
de los individuos. Tal y como aduje arriba, esto significaba un desplazamiento relativo en el enfoque de la normatividad sexual de la Iglesia
hacia el Estado. Ejemplos de esta tendencia de la poltica moderna son
la creacin de la institucin del matrimonio civil sin la necesidad de la
sancin de la Iglesia y la modificacin del estatus legal de las conductas
sexuales que se consideraban como desviadas.

ANAAMUCHASTEGUI

79

No obstante, el proceso de secularizacin de la sexualidad no fue


lineal. A pesar del compromiso del Estado mexicano de volverse
completamente laico, las ideas catlicas relativas a la. sexualidad y la
reproduccin dominaron el diseo de sus polticas. Una clara ilustracin de este punto es la prohibicin de la anticoncepcin y del aborto
durante ese perodo; as como la racionalidad detrs de las consideraciones legales de la sexualidad descritas por Surez (1994) en el
siguiente texto:
1

La modernidad ilustrada intentaba imponer un 'nuevo orden moral ;


nuevo por severo, no por la novedad de sus prescripciones. Encuadr, clasific y marc para incorporar a la poblacin al orden, la disciplina y la moral. La prctica de las sexualidades no permitidas
constitua un atentado contra Dios, pero al mismo tiempo representaba peligrosidad social, por lo que se erigieron nuevos y mltiples
discursos (Surez 1994: 225).
Se elabor un cdigo penal para castigar las prcticas sexuales que
.se consideraban como actos criminalies, entre ellas la homosexualidad,
la'prostitucin, el adulterio, las uniones consensales y la bigamia. Las
sentencias impuestas a los transgresores variaban desde la deportacin
y la expulsin hasta marcas en el cuerpo. Se imponan castigos en
especie, por ejemplo, en casos de violacin o cuando una mujer perda su virginidad bajo una promesa de matrimonio, sin que se pudiera
llevar a cabo la unin (Surez 1994).
Durante el siglo pasado, la nocin de decencia lleg a ser la categora principal mediante la cual se meda el comportamiento sexual de
los individuos especialmente de las mujeres, y ese concepto se
relacionaba directamente con la virginidad de la mujer antes del matrimonio, con la discrecin y con la monogamia de por vida. El concepto religioso de la castidad como estado permanente e ideal cedi

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUAUDAD EN MXICO

80

gradualmente hasta reconocer el valor de la virginidad femenina slo


antes del matrimonio (Tun 1991);
Al mismo tiempo, se puso un fuerte nfasis en la imagen de la
mujer como el pilar de la familia y del hogar, as como en sus funciones
de enfermera y maestra, de los nios y de apoyo para el esposo-proveedor. El supuesto valor de la funcin reproductiva fue reforzado
mediante el desarrollo del mito de la madre mexicana como una mujer abnegada y generosa, para quien la maternidad era un instinto, ms
no una eleccin personal. Esta imagen iba de la mano con su contraparte: la de la ramera impura, que a menudo se aplicaba a las mujeres solteras o separadas cuya ausencia de un lazo estable con un
hombre supona que dieran rienda suelta a su sexualidad no domesticada.
De acuerdo con Bartra, tal divisin de la imagen femenina hallaba apoyo en los mitos de Guadalupe y la Malinche que ya hemos
mencionado, que para ese momento haban sido transformados y usados efectivamente en la construccin de un discurso de identidad
nacional.

21

22

[Despus de la Independencia! se va codificando un complejo mito"


sobre la mujer mexicana: entidad tierna y violada, protectora y lbrica, dulce y traidora, virgen maternal y hembra babilnica. Es el
pasado indgena subyugado y dcil, pero eji cuyas profundidades
habitan no s qu lascivias idoltricas. Guadalupe y la Malinche
como dos facetas de la misma figura: sta es la mujer que se merece
el mexicano inventado por la cultural nacional (...) (Bartra 1987:
219).
21

Por ms difundido que haya estado este culto de la madre, es importante


notar que no se ceda la autoridad parental a la madre, sino exclusivamente; al
padre (Tun 1 9 9 1 ) .
Vase l inciso 4.2. El perodo colonial, arriba en este mismo captulo.
2 2

ANAAMUCHSTEQUI

81

Tales imgenes, que son traducciones lodales de la dualidad cristiana


Eva-Mara, han servido para la construccin del significado de la sexualidad femenina que impregna la cultura mexicana an hoy en da.
Para finales del siglo XIX, hubo profundas transformaciones en las.
estructuras poltica y econmica de Mxico que prepararon el camino
hacia la modernizacin del pas. La sorda estabilidad social impuesta
por la, dictadura de Porfirio Daz, que dur 33 aos, favoreci el
comienzo de un nuevo proyecto econmico apoyado en la inversin
extranjera. La industrializacin y la urbanizacin coexistieron con las
vastas haciendas rurales dedicadas a la agricultura. Sin embargo, ese.
largo perodo de estabilidad produjo asimismo profundas contradicciones sociales que a final de cuentas explotaron en la Revolucin de
1910.
Durante ese tiempo, la divulgacin de las ideas liberales sirvi como
base para discursos nuevos y ms modernos relativos al estatus de las
mujeres, como fue el pronunciamiento de las primeras convenciones
feministas en Yucatn en 1916 y 1917, en las que se exigi educacin
sexual, sufragio, para la mujer, servicios de salud, control, del embarazo, divorcio voluntario, igualdad entre los sexos dentro del matrimonio y reconocimiento social de los hijos naturales. Aquellas
feministas mexicanas pioneras enfatizaron:
. . . la necesidad de desfanatizar a la mujer y prepararla para el progreso, as como de demostrar que el instinto sexual tambin impera
en la mujer (Rodrguez, Corona y Pick 1996: 352)
Tales ideas de la igualdad de los gneros no impregnaban todas las.
reas de la vida de la mujer. An se hallaban confinadas al dominio
domstico y todava se atribuan a su sexualidad valores y normas
conservadores, como son la exaltacin de la maternidad como la principal contribucin de la mujer a la vida social. Hasta el movimiento de
mujeres de esa poca consideraba la importancia de la participacin

8 2

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

de Ja mujer en los asuntos pblicos slo como la oportunidad de mejorar s papel dentro de la unidad domstica.
1

'

La mujer como esposa y madre es el punto de partida y de llegada al


que debe aspirar toda mujer; ser nieta, hija, esposa, madre, abuela,
son etapas en el ciclo de su vida que conducen a un destino encerrado
en l 'eterno femenino' (Rocha 1991:16)
Este.elogio de la imagen del ama de casa neg la existencia del
placer sexual para la mujer a favor de su funcin reproductiva. Dicha
"estrategia form parte del proceso mediante el cual se pretenda sustituir a la familia extensa y su funcionamiento como unidad de produccin, por una familia nuclear consumidora fundada en la pareja
heterosexual con sus hijos; de acuerdo con la imagen de la familia
burguesa.
Al mismo tiempo, la sexualidadonaseulina era construida como una
fuerza incontrolable que precisaba de expresin inmediata y ante la
cual las mujeres eran objetos de satisfaccin. El dominio masculino
permiti que los hombres| tuvieran varias relaciones sexuales al mismo tiempo sin romper, realmente, regla alguna. Aparte de la legtima esposa con quien,el deseo sexual y la pasin no se consideraban aceptables debido a su naturaleza virginal y maternal, los
hombres podan tener encuentros casuales as como relaciones estable^ en las cuales la expresin d l a pasin era permitida...Entr las
clases media y alta, dichas relaciones estables.se convertan en familias que el hombre tema que sostener tambin; sjn embargo, esas prcticas no afectaron de la misma manera a las familias urbanas y rurales, indgenas y mestizas, de clase media y obreras. Segn Monsivis
(1995)1
La sexualidad de las clases altas es, oficialmente, el territorio del silencio y del respeto; de lo que ocurre entre las clases medias algo se dice,

ANAAMUCHASTEGUI

y hasta bien entrado el siglo XX poco se conoce de la sexualidad de la


mayoras, cuyos apetitos y represiones no son asunto de la "Gente d
Bien" y por lo mismo no se documentan. Previsiblemente, la reladr
sexual entre las clases populares es ms 'natural' (menos dependiente
del 'qu dirn') (.. .)Monsivis 1995: 186).
De este modo, el siglo anterior fue caracterizado por la construc
cin de la heterosexualidad como la sexualidad natural y se defini a
lazo conyugal como el nico espacio para su legtima expresin, Est(
no quiere decir, sin embargo, que los individuos siempre obedecie
ran tales normas, Al lado de los discursos morales, la prostitucin
las uniones consensales, la homosexualidad y la maternidad fuer;
del matrimonio eran prcticas y situaciones comunes entre la pobla
cin.

4.4. El M x i c o contemporneo
En contraste con. las secciones anteriores, la siguiente descripcin d
los discursos de sexualidad dominantes en torno-*1 Mxico con
temporneo se basa tanto en fuentes primarias como en estudios d
campo; ya qu aqullas estn a la mano y pueden ser analizada
directamente, mientras que los discursos procedentes de otros pero
dos precisaron de literatura histrica.
Es importante enfatizar que, al igual que para el siglo anterioi
existeh pocos estudios histricos acerca de la sexualidad en el sigl
actual (vanse, por ejemplo, Rocha 1994, Monsivis 1995). De he
cfio, y segiiLiguori y Szasz (1996), la investigacin sobre la sexual]
dad en Mxico inici hace apenas unos diez aos debido al surgimier
to del SIDA como un problema de salud pblica. La mayora de le
estudios producidos a partir de entonces no se centran en considen

84

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUAUDAD EN MXICO

dones histricas, sino eri las cuestiones que han influido sobre la
elaboradn de la conceptualizacin actual de la sexualidad como.un
riesgo para la salud.
Las pocas referendas que echan una mirada histrica a la sexualidad
hablan de los profundos cambios en la cultura sexual a lo largo del
siglo, aun cuando tales transformaciones no se experimenten de igual
manera entre todos los grupos sociales. Monsivis (1995) describe tales
transiciones de la siguiente manera:
De la irresponsabilidad que prodiga hijos a las reticendas del condn. Del afn de mantener a la querida con todo y prole a la preocupacin por ceirse a la cuota de dos hijos (...) Desde la prdida de la
virginidad como el ingreso semisacralizado y semidemom'aco a la condicin de mujer, al primer contacto.sexual como trmite obvio (...)
Pocos se acuerdan de la funcin estrictamente reproductora de la
sexualidad, como lo manda la Iglesia catlica. Y el miedo al SIDA
disdplina el ansia de promiscuidad (Monsivis 1995:186).
Estos ejemplos muestran el proceso de la secularizacin de la sexualidad que se ha descrito y y que durante este siglo ha llegado a
impregnar los chsairsos laicos dominantes.
Lo que se presenta a continuacin es una breve discusin del contenido de los discursos contemporneos de la sexualidad que compiten
entre s por un lugar dominante, y que constituyen el contexto y los
recursos culturales con que los individuos estn construyendo el sig}
nieado de sus prcticas sexuales. Para propsitos de este argument
describir algunos de sus aspectos, as como la relativa importanda de
los siguientes discursos contemporneos y sus medios:
I La educacin formal y la ciencia en la escuela
II La Iglesia catlica
III El gobierno: las polticas de salud y de poblacin

ANAAMUCHASTEGUI

8 5

IV (Los actores sodales: el feminismo y los grupos de mujeres, los


mqvimientos homosexuales y los grupos de derecha
V Los medios de comunicadn

4.4.1. La educacinformal y la ciencia en la escuela

Segn "Monsivis (1995),' en Mxico el campo de batalla ms importante entre la tradicin rgida y los nuevos discursos dentficos ha sido
la educacin sexual. Desde finales del siglo XIX y principios del actual, las escuelas pblicas laicas empezaron a establecerse tanto en las
ciudades como en las reas rurales. Al principio, su impacto fue muy
limitado, ya que al menos en la provincia las escuelas fueron recibidas
con ambivalencia porque representaban a la vez un medio de pro-j
mocin social y una amenaza para la cohesin y para los valores de las
familias rurales tradicionales entre las cuales la moralidad sexual catlica era altamente apredada.'
,
De hecho, en la escuela el nio aprende los valores y normas de la'
sodedad nacional. El ideal 'burgus' o revolucionario en Mxico
se encarna en el mundo mestizo y urbano, y en todo lo que puede
hacer que uno pierda su posesin de un-mundo anticuado, 'subdesarrollado' e 'ignorante' (Bernard y Gruainski 1988: 206).
En 1933, algunos grupos procedentes de la sociedad dvil empezaron a presionar al gobierno para que implantara un programa de
educacin sextial en las escuelas, pues consideraban que las familias
eran renuentes a informar a los jvenes sobre la sexualidad. SQS grupos usaron como argumentos a favor de la necesidad del programa los
embarazos prematrimoniales, las enfermedades venreas y la 'perversin sexual', pero fueron enfrentados por los movimientos conservadores de padres de familia que reclamaban su supuesto derecho de ser los

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO


t

nicos educadores de sus hijos respect del sexo. La discusin fue


tan fuerte y enconada que finalmente oblig al Secretario de Edui cacin Pblica a renunciar y el programa fue suspendido (Rodrguez
1996).
Las siguientes dcadas no presentaron las condiciones sociales necesarias para que se diera la educacin sexual en las escuelas, aun cuando
las nuevas imgenes de los hombres y de las mujeres que se presentaban por los medios de comunicacin durante la dcada de los cincuenta enviaban nuevos mensajes sobre los placeres y las prcticas
sexuales relacionados con la nueva cultura del individualismo y del
ponsumo.
No fue sino hasta 1974 (ao en que el gobierno estableci su primera poltica explcita sobre poblacin), que la educacin sexual
que trat ms bien de la educacin orientada a la reproduccin
fue incluida nuevamente en el sistema escolar (Rodrguez, Corona y
Pick 1996).
E i a actualidad, el estilo de la educacin sexual en las escuelas es
bsicamente de tipo informativo e instrumental, mas no formativo
(Camarena 1996). Incluidos en los libros de texto de la materia de
Ciendas naturales en los grados quinto y sexto, los conceptos transmitidos proceden de una perspectiva biolgica respecto de la sexualidad. As, el nfasis se pone an en la reproduccin y en las prcticas
sexuales como algo riesgoso, tanto en trminos de la salud como de
embarazos no deseados.
^ En escuela primaria, algunos de los contenidos de:los libros de
texto incluyen temas como la maduracin sexual fsica, el cuerpo
\ humano y la higiene, as cofrio la estructura y funcionamiento de los
sistemas reproductores femenino y masculino. Sin embarg, es interesante que, aun cuando sos libros hablan de la fecundacin, no
incluyen mencin alguna del acto sexual, ni tampoco de las maneras en que se pueden prevenir el embarazo o las enfermedades de
transmisin sexual. Esto es una de las principales crticas a esos textos
1

ANAAMUCHASTEGUI

'

8 7

y programas: que no mencionan el SIDA antes del primer ao de


secundaria, cuando muchos jvenes ya han abandonado la escuela
perdiendo una valiosa oportunidad para prevenir tales situaciones
(Camarena 1996, Rodrguez 1994). Sobra decir que este acercamiento
al tema no educa sobre los asuntos del'placer, la satisfaccin y el
crecimiento que la sexualidad puede propordonar.
A partir del primer ao de secundaria, la sexualidad se aborda en
el contexto de las materias de civismo y biologa. En el primer caso, el
contenido se relaciona con los temas de derechos humanos, los derechos de los nios y de la mujer, la solidaridad, la tolerancia y la
salud corc\o derechos y obligaciones, en un intento por acercarse a
la sexualidad de manera abierta y sin prejuicios. En la materia de
biologa, los educandos estudian los cambios fisiolgicos de la pubertad, los rganos sexuales, la menstruadn, la fertilizacin y el embarazo, la anticoncepdn y las enfermedades de transmisin sexual.
El propsito de estos temas parece ser~en prindpio el de promover la
responsabilidad en el ejercicio de la sexualidad.
Apart del contenido formal de los programas educativos, las
aproximaciones al tema por parte de las maestras y los maestros son
muy variables. De hecho, los manuales de los maestros recomiendan
concretamente que se discutan ciertos temas que no estn incluidos
en los libros como, por ejemplo, informar en el sexto ao de primaria sobre el papel.del esperma en la fecundacin y de la necesidad de
una erecdn para que la eyaculacin ocurra. Sin embargo, las maneras en que las maestras y los maestros proporcionan tal informacin
a los alumnos dependen de sus propios conceptos de la sexualidad,
que suelen ser conservadores y / o religiosos. Es por esta razn que
la Secretara de Educacin Pblica reconoci recientemente la necesidad de capacitar a sus maestros para que puedan presentar una
perspectiva respetuosa de la sexualidad. Afortunadamente, organizaciones civiles democrticas han sido convocadas a colaborar en esta
tarea.

88

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

En todo caso, la educacin sexual en las escuelas pblicas examina


casi de manera exclusiva los aspectos fisiolgicos de la reproduccin,
de acuerdo con la naturaleza laica del Estado mexicano. Este abordaje
se considera neutral en ei sentido de que no transmite valores particulares tocantes a la sexualidad, salvo las ideas de riesgo, salud y responsabilidad; pero esta supuesta carencia de todo juicio ni oral tocante a la sexualidad es precisamente una manera de concebirla: como
un aspecto biolgico del ser humano que debe estudiarse cientficamente a fin de informar al individuo respecto de sus decisiones sobre
su propia vida sexual.
-.I

4.4.2. La Iglesia catlica


Como ya se dijo, en Mxico el discurso de la Iglesia catlica sobre la
sexualidad ha sido la voz normativa desde el perodo colonial, aunque
su fuerza ha disminuido frente a la secularizacin de la vida social.
Esto no quiere decir que la moralidad sexual de la Iglesia haya sido
sustituida por el individualismo, la tolerancia y el respeto promovidos
por la modernidad cultural,. Ms bien estos puntos de vista coexisten
en los niveles macrosocial, comunitario e individual.
Sera errneo considerar como monoltico el discurso de la Iglesia,
ya que implica contradicciones, luchas y negociaciones entre diferentes grupos dentro de la misma institucin. Con todo, son los argumentos oficiales de la jerarqua catlica los que han llegado a ser dominantes entre los creyentes, quienes ignoran los diversos niveles de
autoridad que Se otorgan, por ejemplo, al Papa, al Concilio, a una
carta pastoral o a un sacerdote. Se ignoran estas diferencias entre los
fieles comunes porque es conveniente para la Iglesia que cualquier
afirmacin de un ministro del culto sea entendida como palabra de
Dios (Meja 1996). Adems, en su bsqueda del poder la jerarqua
catlica pierde de vista la importancia que dan los escritos religiosos

ANAAMUCHASTEGUI

89

autorizados a la conciencia y al libre albedro, especialmente respecto


de la sexualidad y la reproduccin. As, y ya que es el punto de vista de
ese grupo el que domina en el discurso de la Iglesia en cuanto a la
sexualidad, describir brevemente algunos de sus postulados.
En primer lugar, los preceptos de la Iglesia respecto de la sexualir
dad apoyan ciertas construcciones sociales que han llegado a considef
rarse como 'naturales' en el pensamiento occidental. La 'naturalidad'
de l sexualidad proviene de su cercana asociacin con la reproduccin, ya que se considera pecaminosa, y contrarios al mandato de Dios
toda prevencin del embarazo y cualquier placer sexual, pasin o placer no relacionados con la procreacin. Esto es parte del desdn que
el catolicismo manifiesta hacia el cuerpo, pues lo Considera un impedimento para la perfeccin del espritu y afirma que slo la procreacin lo puede rescatar del pecado del placer sexual.
Heredado de. las tradiciones juda y greco-romana, este concepto
del cuerpo como sucio coincide con la imagen de inferioridad de la
mujer respecto del hombre, porque ha sido considerada la fuente del
placer sexual y, como consecuencia, de la condena- Esta hostilidad
hacia la mujell se encarn posteriormente en el celibato de los sacerdotes
y en la prohibicin del sacerdocio para las mujeres (Meja J9^6)..
Segn Flandrin (1987), al seguir las enseanzas de san Pablo, los primeros telogos consideraron al matri|noniQ como un remedio para la
lascivia. El matrimonio, de hecho, fue concebido como una solucin
aceptable, mas no ideal, para aquella^ gente comn que no poda aspirar a la perfeccin de la castidad permanente; aceptable slo cuando su propsito era.la reproduccin. ste es el origen de la idea del
dbito conyugal, mediante el cual tanto el marido como la mujer podan
exigirle al otro el acto sexual a fin de prevenir otros actos pecaminosos.
Para el siglo XLX, los integrantes de la Iglesia discutan el tema de si'
todas las relaciones sexuales entre la pareja eran pecaminosas, ya que
se crea que si se experimentaba placer el acto era pecaminoso, aun
cuando la intencin fuera la procreacin (Meja 1996).

90

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

Recientemente, el Concilio Pontificio para la Familia (1996) ha


producido un documento que contiene guas para los padres de familia para la educacin sexual, en que se aducen los preceptos fundamentales de la'moralidad cristiana':

. . . el carcter indisoluble del matrimonio'y la relacin entre el amor


y la procreacin, as como la inmoralidad de. las relacione^ sexuales
prematrimoniales, el aborto, la anticoncepcin y la masturbacin . , .
la belleza de la maternidad, la maravillosa realidad de la procreacin
y el profundo significado de la virginidad (Concilio Pontificio para la
Familia 1996: 92 y 102).

91

ANAAMUCHASTEGUI
1

de actuar, ajustndola a la ley divina . . . (Conferencia del Episcopado


Mexicano 1972: 8).

Empero todas estas prescripciones morales que han dominado la


construccin social de la sexualidad en el mundo occidental y sus colonias no llegan a ser, de manera automtica, cdigos de conducta para
los miembros de todos los grupos sociales. En primer lugar, las variantes introducidas por los mismos; sacerdotes hacen imposible considerar a cada discurso como una imposicin total. Segundo, el grado
de autoridad otorgado a la Iglesia en materias consideradas privadas,
como son la sexualidad y la reproduccin, vara entre distintos grupos sociales, pues se llevan a cabo muchas formas de resistencia,
transformacin y justificacin. Se desglosarn algunas de estas estrategias de resistencia en los prximos captulos, donde analizo cmo
s relacionan con esas normas los participantes en esta investigacion.'*
23

El carcter conservador y restringido de este cdigo se expresa en


que considera a los homosexuales como 'sexualmente inmaduros' y
'anormales', aun cuando hace un llamado al respeto hacia 'esas personas' y rechaza toda discriminacin en su contra (Meja 1996).
En contraste con esta posicin ortodoxa en el seno de la Iglesia
algunos grupos han luchado por el reconocimiento de la sexualidad
como.un aspecto positivo en el que el amor, el crecimiento y el
bienestar se expresan; si bien slo dentro de los lmites del matrimonio. Por ejemplo, el Concilio Vaticano II presidido por el papa
Juan XXIII, declar la naturaleza intrnsecamente buena de la sexualidad, ya que elprincipio de la castidad, tomado de manera muy literal en otras, pocas, se refiri al 'adecuado ejercicio de la sexualidad'
, que es materia para la consideracin de la conciencia de cada individo. Para 1972, el episcopado de Mxico haba declarado una postura
semejante:
1

4.4,3. El gobierno: las polticas- de salud j de poblacin


La sexualidad ha estado notablemente ausente del discurso del gobierno hasta aos recientes, porque el nfasis se ha puesto en la reproduccin y en cmo se relaciona sta con la administracin de la poblacin.
Adems, aun cuando lo sexual es una precondicin de la procreacin, no se ha manejado como un asunto importante para la salud o
para las polticas legales.
1

21

. . . el nmero de nios que conformarn su familia es un asunto que


el marido y la mujer deben decidir ante Dios. No por capricho ni por
razones egostas, sino tomando una decisin justa tocante a su manera

Vase arriba, 3. Secularizacin en Mxico, en este mismo captulo.


Vanse, los captulos V: La construccin de sujetos genricos de sexualidad y
el papel del saber sexual y VI: La dimensin moral de la sexualidad: el mal, lo
sagrado y los rituales de la iniciacin sexual.
H

92

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

Durante las dcadas de 1930 y 1940 el proyecto de desarrollo de


Mxico se relacionaba ntimamente con el crecimiento demogrfico,
de acuerdo con la visin econmica de la poblacin como productora y
consumidora de riqueza. Consecuentemente, en 1947 el cdigo
sanitario prohibi explcitamente la produccin, importacin, diseminacin y comercializacin de cualquier producto que evitjara
la concepcin o que interrumpiera el embarazo y mantuvo, adems, la
penalizacin del aborto. Sin embargo, el rpido crecimiento derrjogrfieo presion al gobierno con demandas cada vez mayores de ejnpleos, educacin, vivienda y servicios de salud, que el Estado era incapaz de proveer en la misma proporcin.
Para 1970 se anunci la necesidad de controlar el crecimiento de la
poblacin por parte de grupos importantes de economistas que
establecieron una relacin entre la poblacin y el desarrollo. Al imperativo de la planeacin econmica agregaron la planeacin demogrfica y familiar; es decir, introdujeron y reforzaron la idea de la
racionalidad en los procesos de reproduccin. Adems de esas ideas,
los mdicos aadieron informacin acerca de los riesgos de repetidos y frecuentes embarazos para la mujer, al tiempo que los investigadores indicaron que exista una demanda para los servicios anticonceptivos tanto entre las mujeres urbanas como las del campo. Ese grupo,
sin embargo, rehus reducir el problema del desarrollo econmico al
control del crecimiento demogrfico.
Entre 19S0 y 1970, este proceso de cambio social dio lugar a la
abolicin del cdigo sanitario existente, y para 1974 se hizo una enmienda a la Constitucin que declar el principio de la igualdad entre
los hombres y las mujeres, as como el derecho de cada persona y
pareja de regular su propia fertilidad. Poco despus,' en- 1977, sigui
la implantacin de polticas de salud y poblacin, y el primer Trograma del Gobierno para la Tlaneadn Integral de la familia de ,1a Secretara de Salud, el cual pretenda proporcionar servicios de anticoncepcin a la poblacin en general a travs de las instituciones de salud.

ANAAMUCHASTEGUI

As se dio inicio a un proceso de medicalizacin de la reproduccin, el cumplimiento de cuyos objetivos dependa principalmente '
. como aun depende hoy da de recetar mtodos anticonceptivos
modernos^ (la esterilizacin, l dispositivo intrauterino y los anticonceptivos orales) en las instituciones de salud pblica ) inmediatamente despus de los partos. El asombroso xito de esas polticas
se ha basado en la diseminacin de prcticas anticonceptivas, principalmente entre mujeres urbanas casadas en edad reproductiva, ya que
los programas gubernamentales no han tomado en cuenta n i reconocido las prcticas sexuales de la gente joven y soltera, ni tampoco han logrado implantar sus programas suficientemente en las
reas rurales.
A travs de todo ese tiempo, la sexualidad en s jams apareci
como un tema para el gobierno; con todo y que es una precondicin'
para la procreacin. Tampoco se le consider como un asunto de
salud ni de derechos, en parte debido a la oposicin de poderosos
grupos de derecha, como"los"mprsarios conservadores aliados con la
Iglesia, quienes podan retirar su apoyo en otras reas de poltica consideradas como fundamentales, tales como la inversin en el desarrollo
econmico del pas. Es interesante observar que a pesar del compromiso del Estado mexicano de ser laico, las ideas catlicas concernientes a la sexualidad y la reproduccin han dominado sus polticas. Esto
no ha sido simplemente una estrategia para mantener buenas relaciones con la Iglesia sino que, en realidad, muchos grupos dentro del
gobierno comparten esas mismas ideas.
25

25

26

En Mxico, el inters del gobierno por disminuir el crecimiento demogrfico


ha conducido a ciertos excesos, como' la esterilizacin de mujeres sin que se les
, proporcione suficiente informacin y orientacin, presionarlas psicolgicamente
o, incluso, sin^hacerles saber del procedimiento (Lamas 1996a: 20).
En los primeros cinco aos del programa s<? alcanzaron las metas y el ndice
global de fecundidad decay d S.S nios porimujer, en 1976, a slo 4.4 en
1981/

26

94

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUAUDAD EN MXICO

Es slo en los ltimos a o 9 que el gobierno empez a considerar a la


sexualidad y a incluirla entre sus preocupaciones; de nuevo como
consecuencia de sus polticas de salud y de poblacin. Por ejemplo,
' investigaciones sobre comportamiento sexual han sido apoyadas
recientemente a fin de intentar entender y resolver la problemtica
demogrfica: la persistencia de tendencias a la procreacin temprana y
los riesgos de morbilidad y mortalidad materna S infantil que se
relacionan con frecuentes embarazos, el poco espaciamiento entre embarazos y los embarazos tempranos y tardos. Algunos de esos estudios
sugieren que estas tendencias culturales hacia la procreacin temprana
se relacionan con los significados del gnero y la sexualidad que dificultan el uso de los medios anticonceptivos, especialmente entre las
y los jvenes de reas rurales y las mujeres solteras (Liguori y Szasz
1996).
. .

'

Los programas y polticas del gobierno no mencionaron la sexualidad


, hasta hace poco tiempo, debido a varios factores. En primer lugar -el
reconocimiento de la urgente necesidad de tomarla en consideracin a
fin de aminorar el impacto de la epidemia del SIDA. Segundo, razones
polticas relacionadas con las discusiones recientes tocantes a la salud
reproductiva han obligado a las autoridades mexicanas a incluir a la
sexualidad en su discurso. Esto como resultado de las fuertes crticas
que diversos actores sociales y movimientos internacionales han hecho
con relacin a las polticas que se sobrepasan en su afn de controlar y
que no prestan atencin a las necesidades y derechos de los individuos
(Lamas 1996a). En este contexto la participacin del gobierno de
Mxico tanto en la Conferencia Internacional de Poblacin y Desarror

, lio de Cairo en 1994, como en la de Beijing sobre la mujer en 199S,


constituyen momentos cruciales en trminos de su compromiso para
implementar programas de salud reproductiva que incluyan el tema de
la sexualidad. Tal y como recuerda Petchesky (1996), en la versin
final de la llamada 'Plataforma de Beijing':

ANAAMUCHASTEGUI

95

[El trminoj 'derechos reproductivos' 'la capacidad de reproducirse y


la libertad de decidir cundo y con qu frecuencia hacerlo' queda ahora
indeleblemente codificado, tanto en El Cairo como en Beijing, en las
leyes de los derechos humanos (Petchesky 1996: 6*).

Enseguida de este compromiso con la ley internacional, el gobierno


de Mxico public en 1996 el 'Programa Nacional de Poblacin (Pode
Ejecutivo Federal 1996a), el 'Programa de Salud Reproductiva y
Planificacin Familiar (Poder Ejecutivo Federal 1996b), y el 'Program
nacional de la Mujer' (Poder Ejecutivo Federal 1996c). Estos programas forman parte del 'Plan Nacional de Desarrollo' que cada gobierno
sexenal disea para su gestin.
Aun cuando se han dado avances en el sentido de que en estos documentos oficiales se mencionan ahora conceptos como 'la perspectiva
de gnero' y 'salud reproductiva', se entienden ms bien como simples
trminos discursivos que incorporan superficialmente las inquietudes de grandes sectores de la poblacin y de diversos movimientos
sociales, como los grupos de mujeres. Sin embargo, en trminos generales perdura la ausencia de una conceptualizacin de la sexualidad
separada de la reproduccin. Cuando se llega a mencionar, una definicin de la sexualidad como heterosexualidad subyace en los textos,)
se hace referencia a las prcticas sexuales explcitamente en relacir
con las parejas que se unen con el propsito de reproducirse. A final
de cuentas, las preocupaciones principales siguen siendo reducir e
nmero de embarazos, aumentar el intervalo entre ellos y aplazar el pri
mer embarazo. De esta forma persiste dentro de estos planes guber
namentales la nocin tradicional,y exclusiva de la familia, que deja d
lado e ignora las necesidades de aquellos individuos que no se conforman a dichas normas. Por ejemplo, en el Programa de Salud Reproductin
y Planificacin Familiar (Poder Ejecutivo Federal 1996b), se habla de 1:
sexualidad slo en el contexto de la poblacin joven y de la 'perspec
tiva de gnero', en trminos de la heterosexualidad y como un resultad

96

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MEXJCO

de la preocupacin por evitar los embarazos tempranos y frecuentes.


Las prcticas e inquietudes sexuales de otros individuos, como la gente
soltera y las parejas del mismo sexo, no se consideran relevantes.
Adems, la prctica sexual se concibe mayormente con relacin al
riesgo de los embarazos no deseados (pero jams a las relaciones sexuales no deseadas) y de las enfermedades de transmisin sexual; de tal
manera que la idea de que la sexualidad sea un potencial recurso de la
salud o una propiedad positiva del ser humano jams se hace presente.
Esta asociacin de la prctica sexual con la enfermedad no es exclusiva
de la cultura mexicana, sino que forma parte de la conceptualizacin
occidental contempornea ms amplia del sexo como riesgo que se ha
construido a lo largo de los ltimos 200 aos.
La historia de esta asociacin se vincula, segn Weeks (1993), al
proceso mediante el cual la sexualidad ha llegado a ser 'un campo
frtil para el pnico moral' (Weeks 1993:83). Aunque en la actualidad el SIDA es el depositario de muchas otras angustias sociales, en
otras pocas fueron la sexualidad de los nios, la prostitucin, la pornografa y las enfermedades venreas los vehculos que transmitieron
ese sentido del sexo como peligro. Sin embargo, este discurso es el
heredero de la visin religiosa del cuerpo como fuente,del pecado:
Ms importante an, a lo largo de los ltimos cien aos ha cambiado
el lenguaje con el que se condena [al sexo]: del anatema de la moralidad
heredada a la retrica de la higiene y la medicina. La transicin entre
ambas modalidades una larga revolucin en las normas de la sexua
lidad nunca ha sido fcil, ni se ha vistofinalmenterealizada (Weeks
1993: 84*).
L

ANAAMUCHASTEGUI

97

quin tales nociones deben definirse; ni tampoco hablan de.las condiciones culturales, sociales y estructurales que permitiran su implementacin^n Mxico.
De esta manera, en el discurso actual del gobierno mexicano, la
sexualidad se menciona nicamente con relacin a la reproduccin y
a las polticas de poblacin. Aunque se halla incluida en los programas
oficiales, no se define como una oportunidad de crecimiento, de
placer y de-salud, sino como una prctica 'arriesgada' que se debe
monitorear y controlar mediante los mtodos modernos de anticoncepcin. Adems, el gobierno no asume su papel como garante
y proveedor de las condiciones necesarias para la salud sexual, sino
slo como el administrador del crecimiento y de la distribucin de la
poblacin.

4.4.4. Los actores sociales: elfeminismo y los grupos de mujeres,


los movimientos homosexuales y los grupos de derecha
En la actualidad existen otras fuerzas sociales que en diferente grado y
con distinta fuerza y autoridad han llegado a ser productores importantes de discursos sobre la sexualidad en' el escenario cultural y social
de la poltica mexicana. Hoy da, la sexualidad es un campo en disputa
donde esas fuerzas'polticas, a menudo apuestas, compiten a fin de
lograr que sus respectivos discursos queden como la definicin dominan te^ o, al menos,' logren el respeto para la diversidad y la autodeterminacin. Comentar brevemente sobre los conceptos de estos grupos.
1

LOS G R U P O S D E MUJERES Y L O S GRUPOS FEMINISTAS

Esta idea del sexo como riesgo impregna los programas y las polticas del gobierno, y aun cuando los documentos oficiales han
incorporado conceptos ms positivos como los de 'derechos reproductivos' y 'salud sexual y reproductiva', no especifican cmo ni por

En el transcurso de la mayor parte del presente siglo, los principales


sectores sociales comprometidos con la ejducacin sexual y el Control

!
9 8

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

de la reproduccin han sido los grupos de mujeres. Sin embargo, en


las primeras dcadas del siglo las inquietudes feministas no cuestionaron la idea predominante de que el lugar de la mujer se hallaba en
la esfera domstica y, de hecho, el objetivo de las demandas de ese
incipiente movimiento a favor de la educacin y la eliminacin del
doble estndar sexual fue el de mejorar el papel de las mujeres como'
madres y esposas. Sus discursos radicales concernientes al aborto y la
planificacin familiar fueron dejados de lado gradualmente por el gobierno revolucionario que, a jfinal de cuentas, se ali con la Iglesia catlica en cuanto a la aproximacin pblica a la sexualidad y la reproduccin.
'
Los reclamos de la libertad reproductiva no fueron de importancia
his la"segunda mitad de este siglo, cuando varios estudios empezaron
a mostrar que muchas mujeres, especialmente en las reas urbanas,
deseaban tener menos hijos que los que ya tenan "Elu de Leero,
1970). Esos cambios parecan estar ntimamente vinculados corras"
dificultades que las mujeres enfrentaban en su incorporacin a la fuerza laboral.
No fue sino hasta la dcada de 1970 que los grupos feministas
exigieron que el gobierno prestara atencin a los vastos cambios sociales e individuales que necesitaban realizarse si las mujeres iban a disfrutar, en efecto, de su sexualidad, a tomar decisiones tocantes; a su fecundidad y a mejorar su estatus social. As, el principal reclafno de esos
grupos a principios de los aos 70 fu a favor del 'derecho sobre el
propio cuerpo', una expresin del derecho de ejercer la sexualidad,
de controlar la reproduccin y, a la vez, un llamado para el reconocimiento de las mujeres como personas autnomas. Sin embargo, las
ideas relacionadas con la sexualidad la vean como algo fuertemente
relacionado con el dominio masculino, como se puede apreciar en el
siguiente extracto de un artculo feminista de esa poca, que pone en
tela de juicio:

ANAAMUCHASTEGUI

99

. . . las normas religiosas y machistas que prohiben a las mujeres regular


su procreacin y que imponen sobre ellas un uso exhaustivo de su
biologa . . . la sexualidad refuerza las relaciones de dominio, en vez
de ser una actividad de verdadero placer y comunicacin (fem 1977:
16).
Para finales d esa misma dcada, se dio una innovacin importante
en el discurso feminista relativo a la sexualidad, provocada por la incorporacin del punto de vista lesbiano en el movimiento. Esta
tendencia dio lugar a una impugnacin ms profunda de los estereotipos sexuales, de las relaciones de gnero y del dominio masculino,
que constituyen los cimientos de la idea de la heterosexualidad como
'natural', y que dieron impulso a la separacin entre la sexualidad y la
reproduccin. Con todo, la exigencia de opciones sexuales libres no
apareci en la agenda feminista sino hasta la dcada de 1990, porque se
consideraba estratgicamente riesgoso para el frgil estatus social
que las feministas haban logrado en el entorno poltico de Mxico
durante los aos previos.
i En el contexto actual de la favorable coincidencia entre los movimientos feministas y las organizaciones y fundaciones internacionales que ha obligado a los gobiernos a adoptar una postura frente a
estos temas, las feministas mexicanas han recurrido a los conceptos de
la salud sexual y reproductiva en primer lugar y, en segundo, a los
derechos sexuales y reproductivos para exigir que la reproduccin deje de ser el principal enfoque de la accin gubernamental. De este
modo expresan su deseo de que sean incluidos otros temas como son
las relaciones de gnero, las enfermedades de transmisin sexual, la
educacin sexual y, de ser posible, el aborto.
Un aspecto esencial de la lucha por los derechos sexuales y reproductivos es la manera en que se define la ciudadana. En Mxico,
esta nocin no est elaborada an como una cualidad inalienable de
cada individuo y tampoco existen las condiciones que permitiran su

'"^jflw':-

j Oo

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

pleno ejercicio. La construccin de los sujetos de derechos dista an


de ser una realidad y las instituciones polticas que se supone deben
proteger y permitir el ejercicio de la ciudadana rara vez cumplen
con su mandato. Para Lamas (1996a) el problema se halia en la relacin entre las arenas micro y macrosociales de la sociedad mexicana:

ANAAMUCHASTEGUI

J Q1

ridiculizada o simplemente no reconocida por vastos sectores de la


sociedad mexicana. Para la poca del brote de la epidemia del SIDA,
la homofobia estaba tan generalizada y arraigada en la cultura que no
requera de explicacin alguna. Sin embargo, y aunque en un principio este prejuicio fue reforzado por los discursos conservadores que
consideraron al SIDA como un 'castigo divino, durante la ltima
dcada el rechazo hacia la homosexualidad se ha suavizado relativamente.
127

' Nuestro 'ingreso' a la modernidad en el sentido de 'valores y actitudes


bsicas vinculadas a la promocin de la libertad social e individual, al
progreso social, al desarrollo de potencialidades personales, y una
vocacin democrtica que lleva a la defensa de la tolerancia y la diversidad', se lograr haciendo converger procesos de identificacin social
y poltica con procesos de individuacin subjetiva. En esa bisagra, que
articula l social y lo psquico convergen los derecho? sexuales y reproductivos y, por lo mismo, cobran una relevancia fundamental en la
vida concreta, o sea, en los cuerpos de las y los ciudadanos (Lamas
1996a: 22).
^
Recientemente, las ideas y los discursos tratados en esta seccin
han comenzado a influir sobre las vidas de las mujeres mexicanas por
medios indirectos como son los medios de comunicacin, los discursos y las polticas gubernamentales, y los trabajos de las organizaciones
no gubernamentales. Mediante la lucha en contra de la fuerte resistencia de parte de la cultura de gnero dominante, las nociones de los
derechos de la mujer y de su autonoma que fueron introducidas por
el movimiento feminista han empezado a impregnar algunas esferas de
la poltica mexicana.

28

De reciente surgimiento en Mxico, el movimiento homosexual


fue acogido en un principio por los grupos de izquierda y fieg a ser
altamente relevante en la poltica mexicana debido a su respuesta rpida y amplia a la epidemia del SIDA. Esta enfermedad ha hecho visibles
las prcticas ocultas.de la conducta sexual entre personas del mismo
sexo mediante el impulso de un gran nmero de estudios del comportamiento sexual y de las prcticas de riesgo. Las prcticas homosexuales entre hombres han sido docurentadas (Liguori 199S, Izazola, Valdespino!,y Seplyeda'1988), al igual que el hecho de que tales usos no
siempre son considerados domo emblemas de la identidad homosexual entre los hombres mexicanos. De hecho, las prcticas sexuales
entre parejas del mismo sexo, y especialmente la insercin o penetracin anal, parecen no poner en duda ija identidad heterosexual de
muchos hombres (Carrier, 1995, Lumslen, 1991, Prieur, 1998).
Estas diferencias han emergido a la luz gracias al m o v i m i e n t o homosexual para la prevencin del SIDA y a los estudios emprendidos a
fin de detener su propagacin. Por ello, el tema ha tenido que ser
discutido por la sociedad mexicana en muy distintos foros, y as su
existencia ha tenido que ser reconocida no slo para condenarla. El

LOS MOVIMIENTOS HOMOSEXUALES Y DE LESBIANAS


27

Otro movimiento importante en Mxico con relacin a las discusiones


concernientes a la definicin de la sexualidad ha sido el movimiento
homosexual. Hasta hace poco, la homosexualidad era silenciada,

Segn lo declar en 1985 Girolamo Prigione, el nuncio apostlico en Mxico^


(Monsivis 1995).
I
La primera manifestacin del movimiento homosexual se llev a cabo en la
ciudad de Mxico en 1978.
28

102

LAjCONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MEXICO

ejemplo ms claro de esta situacin es la realizacin del Foro Legislativo


sobre Diversidad Sexual y Derechos Humanos, convocado por
diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 1998, y al
cual acudieron voces de muy distintos grupos sociales para opinar
sobre posibles modificaciones al Cdigo Penal del Distrito Federal.
El movimiento homosexual, sin embargo, no parece representar a
muchos hombres que tienen relaciones con otros hombres y que no
construyen su identidad como homosexuales, de modo que no se identifican con los objetivos de estos grupos.
LOS GRUPOS DE DERECHA

En franca confrontacin con todos los grupos que luchan para abrir la
discusin tocante a la salud sexual, los movimientos derechistas han
estado siempre muy activos, aunque la epidemia del SIDA los ha llevado a redoblar sus esfuerzos. Estos grupos han crecido tanto n cantidad como en organizacin, autrcTiarido su importancia en el escenario
poltico no sera tan grande Si no contaran con el apoyo de la jerarqua
catlica y de varios otros Rectores, tanto pblicos como privados.
Adems, a lo largo de los ltimos anos, el Partido Accin Nacional
(PAN)" que*se encuentra cerca de esos grupos, si bien no siempre lo
reconoce formalmente, ha ganado ms elecciones que nunca en su historia y as ha cambiado su naturaleza, transformndose de un grupo de
presin en una entidad que gobierna.
El episodio que a continuacin se narra constituye una ilustracin
de las ideas del PAN concernientes a la sexualidad. La ciudad de
Guadalajara es gobernada en la actualidad por autoridades de este
partido, algunas de las cuales intentaron en 1995 prohibir el uso
de la minifalda y de 'ropa impropia' en una cierta oficina; sin embargo, las protestas de un gran nmero d organizaciones e individuos
detuvieron esa iniciativa. Unos meses despus, en esa misma ciudad,
los funcionarios de la polica irrumpieron en las oficinas de Ser Humano,

ANAAMUCHASTEGUI

103

una institucin dedicada a la lucha contra el SIDA, con la intencin de


llevar a cabo un allanamiento porque los homosexuales iban a reunirse para un curso sobre el sexo protegido en que seguramente habra
orgas' (Gonzlez Ruiz 1996: 19).
A finales de la dcada de 1980 la Unin Nacional de Padres de
Familia (el grupo responsable del retiro de la educacin sexual de las
escuelas pblicas) encabez manifestaciones en contra del Consejo
Nacional para la Prevencin y Control del SIDA (CONASIDA) debido a sus campaas de prevencin en que se recomend el uso del
condn. Otro grupo, el Comit Nacional Provida se fund en 1978 con
el propsito de luchar en contra de una propuesta para la despenalizacin del aborto, el grupo ha estado en contra de las campaas
concernientes al SIDA desde que se iniciaron. En referencia a la infeccin por VIH, por ejemplo, tanto la Unin como el Comit recomiendan la fidelidad en el caso de las parejas casadas y la abstinencia en
el caso de los jvenes como medidas nicas de prevencin. Toe-ante
a los mtodos anticonceptivos modernos, Provida ha publicado una
serie de folletos que dicen que esas medidas 'daan seriamente la salud
y deterioran el matrimonio', que 'desintegran' la sexualidad de las personas que los usan, que estn 'en contra de la naturaleza', que promueven
la 'inmoralidad' y hasta alientan a que las mujeres sean tomadas como
objetos de placer sexual (Gonzlez Ruiz 1996: 22*).
En algunas ocasiones y por razones estratgicas, el discurso de los
grupos conservadores evita la discusin de temas problemticos come
la educacin sexual, el uso de mtodos anticonceptivos o la prevencin del SIDA, para concentrarse en asuntos ms controvertidos come
son el aborto, la pornografa y la prostitucin. Los antiguos prejuicio:
relacionados con la virginidad, el adulterio y la masturbacin sor
aprovechados para descalificar a la educacin sexual, la planeacin fa
miliar y la prevencin del SIDA. Por ejemplo, y en contra de tod;
evidencia, los grupos conservadores afirman que los condones no soi

104

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUAUDAD EN MXICO

29

un mtodo seguro de anticoncepcin ni de prevencin del SIDA, y que


los anticonceptivos tienen efectos colaterales nocivos tanto fsicos
como psicolgicos.
La penetracin de los discursos de todos estos actores sociales vara
ampliamente; pero es un hecho que la sexualidad es, hoy en da, un
campo en disputa en el cual ios individuos deben evaluar los diferentes
y hasta opuestos discursos que luchan entre s para prevalecer.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

De acuerdo con la naturaleza hbrida de la cultura mexicana, los medios


de comunicacin y en especial la televisin divulgan diferentes
discursos relativos a la sexualidad como los que seresumieron en las
pginas anteriores. Esto no quiere decir que todos los mensajes reciban
las mismas oportunidades ni tampoco que los medios estn construyendo
una pluralidad democrtica en que se presentan diferentes opciones a
fin de que los individuos^se adhieran a ellas o las critiquen. Ms bien
intentan transmitir a un pblico muy heterogneo normas y estereotipos que no toman en cuenta esa misma diversidad, sino que representan ciertos valores y cierta moralidad que los grupos dominantes pretenden imponer a fin de alentar la expansin capitalista de la economa
y del mercado. Esto significa.que las principales metas perseguidas por
los medios de comunicacin mexicanos son el consumismo y la estabilidad poltica para las clases dominantes.
Las grandes poblaciones que los medios electrnicos alcanzan a lo
largo y ancho del pas, junto con sus imgenes entretenidas y su capacidad para adaptarse a situaciones nuevas y cambiantes, les han otorgado un lugar prominente en la formacin de patrones y tendencias
29

Adems de otras razones, afirmaciones de este tipo llevaron al presidente


de la Cruz Roja Mexicana, Jos Barroso Chvez, a su renuncia al cargo afinesde
1998.

IOS

ANAAMUCHASTEGUI

culturales. Esto no significa que los mensajes enviados por la televisin sean asumidos en forma inmediata y sin reflexin, sino que han
llegado a ser una fuente fundamental de los discursos sobreda sexualidad.
! ' ' ' ' ,
Para algunos los medios son:,
. . . {un] elemento positivo para la integracin y cohesin de la sociedad, para la promocin de estilos dp vida modernos y para la
transformacin d determinados aspectos de la realidad en un sentido
deseado, al difundir, de manera rpida y repetitiva, informacin hacia
extensos y dismiles sectores poblacionales, al estimular la conformacin de una opinin pblica homognea, al promover cambios
de actitud favorables a posibles innovaciones y al permitir 'introducirj
ciertos temas a la agenda social de discusin colectiva' (Camarena^
' 1996:16).

. .

. !

En este sentido, los medios pueden constituirse en sistemas poderosos y eficientes para fomentar la conciencia, generar discusiones y
promover cambios de creencias y de comportamiento relacionados
con la salud, la reproduccin y la sexualidad (Tuirn 1996). Por
ejemplo, los medios han sido utilizados por el gobierno de Mxico
para persuadir a la opinin pblica respecto a la necesidad de adop- \
tar programas de salud preventiva y la conveniencia de la planificacin familiar, as como para informar respecto a los servicios que
ofrece. Esta meta no se ha alcanzado siempre mediante mensajes explcitos patrocinados por las agencias gubernamentales, sino tambin por otros tipos de programas como son las telenovelas y los programas de entretenimiento. o obstante, y como mencion en la seccin
precedente, las campaas del gobierno relacionadas con el SIDA siempre
han encontrado resistencia y fuertes crticas entre los grupos conservadores, y por esta razn haban tenido que evitar, hasta recientemente,

1
\
i

106

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE L ^ SEXUALIDAD EN MXICO

cualquier referencia explcita a la anatoma, al acto sexual y al uso


del condn.
' ,
'
i Defecuerdocon Lamas (j1996a), las feministas mexicanas hallaron
. un poderoso aliado en los cambios provocados por la cultura audiovisual. Los mensajes de las belculas y programas de televisin norteamericanos han erosionado gradualmente las tradicionales prohi-
bidones al mostrar a mujeres sexualmente activas y deseantes sin
llamarlas 'rameras , y as hai)i impugnada la clasificacin, religiosa de las
mujeres como 'sagradas' o '(impuras' segn su conducta sexual. l derecho a las prcticas sexuales y al placer por parte de las mujeres ha
cuestionado el matrimonio y la abnegada maternidad como el destino
de la mujer, al hacer de la sexualidad el smbolo de una bsqueda
personal vlida de satisfaccin. Sin embargo, siempre que se trata de
realizar esta aspiracin en el contexto mexicano actual las mujeres y
los hombres por igual, y especialmente los jvenes, encuentran innumerables obstculos a su deseo de liberacin; adems, aun cuando algunos mensajes promueven la libertad sexual, lo hacen a menudo
mostrando prcticas tempranas e irresponsables (Ginsburg y Rapp,
1991). Alternativamente, las imgenes sexuales pueden ser usadas para
vender prcticamente cualquier producto (Corona, 1994).
1

Otros piensan que la capacidad de los medios para difundir modelos


representa un peligro en trminos del control social, ya que actan a
favor del status quo o de cambios que frecuentemente implican el
transculturalismo y la prdida de las costumbres y de las tradiciones,
locales. Por ejemplo, las imgenes de mujeres y hombres que los
programas mexicanos frecuentemente proyectan elogian el papel
domstico de la mujer o idealizan el amor romntico donde las mujeres
i juegan el papel de objeto sexual del deseo masculino.
Lp que eg innegable, es la influencia de los medios masivos de
comunicacin sobre las diversas construcciones culturales de la sexualidad y del gnero que coexisten en Mxico y, pW ende, la importancia de criticar y reflexionar sobre el carcter histrico y relativo
v

ANAAMUCHASTEGUI

107

de los distintos discursos; esto mediante una pluralidad de posiciones


y mensajes quepodran informar las interpretaciones y elecciones individuales.
Esta coexistencia de diferentes visiones del mundo y de distintos
significados de la sexualidad forma parte del proceso de secularizacin de la sociedad mexicana. Desde un punto de vista histrico, Rocha (1994) describe las formas y los modelos del amor y de las prcticas sexuales que fueron difundidos en Mxico mediante la prensa y
la radio entre las dcadas de 1930 y 1960. Es nicamente durante la
parte media de ese perodo que los discursos sobre la sexualidad
emergieron de los espacios privados y de los confesionarios para entrar en el dominio pblico representado, en ese caso, por las consultas de amor, en la radio y en los medios escritos. En esas consultas las
mujeres jvenes de clase media llamaban o escriban, permaneciendo en el anonimato, para pedir consejos a mujeres asesoras de mayor
edad. Para Rocha (1994):
. . . los consultorios cumplen la funcin de intermediarios entre una
vasta poblacin femenina annima y los emisores de un discurso
secular, moralista y consumista en* las cuestiones del amor (Rocha
1994:3).
Por lo general, los consejos ofrecidos en esos programas y pginas siguieron los preceptos de la Iglesia catlica en forma estricta,
aunque no fueron reconocidos tal cual, ni vinculados con su origen
religioso. Un ejemplo de esa transicin es el siguiente extracto de un
consejo:
Si ests enamorada debes refugiarte en la contemplacin o, si acaso, en
juegos cariosos que en personas bien educadas no pasan de juegos, evitando la familiaridad que las costumbres modernas estn propidando,

108

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MXICO

hecho que est provocando que el joven vea en la mujer un pasatiempo,


un incidente o acaso una batalla que habr de ganar a su tiempo (citado en
Rocha 1994: 5)
En esos mensajes las mujeres no deben experimentar placer ertico,
sino que se espera que queden pasivas hasta que el hombre tome ta
iniciativa. Aun si ellas tuvieran la intencin de seducir, jams, deban
hacerlo abiertamente. Los hombres, por su parte, podan tener las
aventuras que les complacieran, pues se esperaba de ellos que hubieran 'vivido' y as fueran mejores esposos, dado que el matrimonio sera
un 'refugio de su agitada soltera' (Rocha 1994: 6).
Durante los aos de 19S0 y 1960, ms mujeres empezaron a participar en la fuerza laboral de manera formal y los mensajes de los medios empezaron a insistir en la importancia y necesidad de combinar el
trabajo con los deberes para con la familia. No obstante, y aun cuando
los mensajes eran todava conservadores, las mujeres empezaron a buscar una vida independiente, aunque rara vez eSo era posible. Para entonces, los anuncios comerciales prometieron el xito tanto en el trabajo como en el amor mediante el consumo de 'productos' capaces de
transformar a las muchachas en ijnujeres seductoras (tales como los
maquillajes, los perfumes, los desodorantes, los cosmticos por citar
algunos ejemplos).
La Iglesia catlica, por-su parte, respondi lanzando una 'campaa
de costumbres morales' (Rocha 1994) que critic la moda femenina (incluidos los pantalones y la minifalda), as como las imgenes
'obscenas' que aparecan en el cine, la televisin y en las revistas. Esas
ideas fueron reflejadas asimismo en las pginas de consejos en las revistas, como lo muestra el siguiente comentario:
La mujer ultramoderna que conversa de todo, que flirtea, que sale,
que entra, que re, que bulle... onquista al hombre empleando medios

ANAAMUCHASTEGUI

109

j
qu) se salen de la's normas estrictas del recato, del pudor (...) (citado
en Rocha 1994 9)
I
i

Al intentar analizar los tipos de interrogantes que las lectoras y las


radioescuchas plantearon, Rocha (1994) afirma que esas normas no
eran obedecidas y que las conductas sexuales eran radicalmente diferentes a la moralidad que se esperaba fuera respetada. Ms hAen* los
jvenes expresaban la aspiracin a decidir respecto de sus propios
cuerpos y deseos.
Gradualmente, para principios de los aos setenta, el discurso concerniente al amor y la sexualidad en esas publicaciones fue tomado por
profesionistas capacitados en los enfoques psicoanalticos y sexolgicos. As, las consultas se hicieron ms abiertas al tema del placer
sexual; en ese tipo de medios coexistieron como fuentes de la verdad |
referente a la sexualidad,la ciencia popular al lado del sentido comn
tradicional.
En vez de seguir un criterio moral y de aconsejar repetidamente la
discrecin de la mujer en asuntos del sexo, hoy en da muchas de esas
revistas reconocen el deseo femenino independientemente del estatus
de la pareja. No obstante, de esas publicaciones muchas acuden asimismo a trminos cientficos como 'normal' a fin de calificar la inquietud sexual de sus lectoras y as refuerzan ciertos rasgos que se
suponen son 'femeninos' como el deseo 'natural' del matrimonio y
de la maternidad y hacen que el estereotipo tradicional de la mujer
coexista con construcciones ms abiertas de la sexualidad femenina.
Hasta aqu he resumido los principales discursos que luchan entre s
para definir la sexualidad en el contexto de la cultura mexicana
contempornea; en general, su peso y relativo poder queda an porj
discutirse. Sin lugar a dudas, las construcciones morales divulgadas
por la Iglesia mantienen una influencia definitiva tanto para la experiencia de los individuos e cuanto a la sexualidad, como para l^s

110

L A CONSTRUCCIN HBRIDA DE LA SEXUAUDAD EN MXICO

decisiones polticas tomadas por el gobierno con relacin a los asuntos de la salud y las disposiciones legales como, por ejemplo, mantej, ner el aborto tipificado como un crimen. Los canales a disposicin de
la Iglesia son muy diversos: desde los grupos de derecha que presionan al gobierno e influyen sobre sus polticas mediante una amplia
gama de estrategias, hasta los sacerdotes locales de reas rurales y la
gente comn que hereda y reproduce las prescripciones de la moral
catlica.
El discurso religioso concerniente a la sexualidad es todava el modelo en contra del cual los dems discursos compiten o colaboran, ya
? S despus de que los conceptos prehispnicos fueron absorbidos por
| el catolicismo durante el perodo colonial, se es el discurso ms anti guo y poderoso, arraigado |a travs de los siglos, no solamente en las
instituciones externas y sus agentes, sino tambin en la subjetividad de
los individuos.
'
u e

De hecho, los sectores progresistas en el gobierno han tenido que


luchar en contra de la Iglesia y sus aliados para poder establecer flanes
' y programas que toman en consideracin sutilmente la sexualidad
como es.el caso de las campaas de prevencin del SIDA y hasta las
de la planificacin familiar . La necesidad percibida de que la poblacin decida sobre su reproduccin, especialmente en medio de circunstancias ^ocales y econmicas adversas, pudo haber sido una de las razones detrs del xito de tales campaas, principalmente en las reas
urbanas.
1

La presencia de la Iglesia a lo largo del territorio nacional es an


mayor que la de las agencias de salud del gobierno; pero los discursos
de estas ltimas se estn escuchando cada vez ms entre la poblacin.
No obstante, los conceptos progresistas incluidos en los programas de
salud no sustituyen simplemente a la moralidad catlica, sino que coexisten con ella. Por ejemplo, las parejas rurales empiezan a planificar sus
vidas reproductivas, pero sin reflexionar an en el ppder de los gneros

ANAAMUCHASTEGUI

111

ya que frecuentemente es el hombre quien toma las decisiones sin tomar en cuenta la opinin de la mujer. Estratgicamente," muchas mujeres estn usando anticonceptivos sin pedir el consentimiento de sus
esposos, lo cual se debe a la presencia cada vez ms importante de las
agencias de salud del-gobierno.
El discurso cientfico representa, cada vez ms, otro contrapeso a la
religin en cuestiones de moralidad mediante la inclusin de informacin fisiolgica referente a la fertilidad y a la concepcin en la
educacin primaria y secundaria. De este modo se est rompiendo el
silencio que rodeaba esos temas. Con todo, la informacin concreta
relativa al acto sexual en s, a la anticoncpcin y a la prevencin del
SIDA lio se presenta sino hasta en los ltimos aos escolares a los que
slo un pequeo segmento de la poblacin tiene acceso. De nuevo, la
contradiccin entre estos discursos no termina con la sustitucin de
uno por algn otro, sino en una mezcla hbrida particular que a veces
produce un conflicto <k lealtades entre los deseos propios de los jvenes, las tradiciones de los padres y el prestigio de aquella modernidad
a la cual desean pertenecer.
Quiz la voz menos escuchada sea la de los movimientos progresistas y los grupos de derechos civiles como las feministas y los movimientos de homosexuales y lesbianas, que deben efectuar un intenso proceso de presin sobre los agentes del gobierno para lograr
que su agenda sea discutida, ya que su base popular est an en proceso
de formacin y los foros con que cuentan son escasos y locales. Aun
cuando es cierto que tienen espacios en los medios de comunicacin
que llegan a los grupos sociales ms educados especialmente mediante los peridicos y revistas urbanos! su presencia en la televisin
est todava regulada fuertemente, en parte porque las principales cadenas televisivas del pas -Televisa y Televisin Azteca haban estadc
ntimamente relacionadas con el gobierno y realmente no haban abierto sus medios a los debates y a las criticas del status quo.

112

L A CONSTRUCCIN HIBRIDA DE LA SEXUALIDAD EN MEXICO

El discurso en los medios electrnicos es acaso el ms ampliamente


a*ifundido de todos debido a la enorme capacidad de alcance que ellos
han desarrollado a lo largo de las ltimas tres dcadas. Sin embargo,
tambin s cierto que no transmiten un mensaje homogneo concerniente a la .sexualidad. Por ejemplo, los tipos de imgenes que se
proyectan'en las transmisiones populares de la televisin comercialmexicana, como las telenovelas, han destapado el asunto de la sexualidad y el placer, si bien muchas veces slo para reforzar la tradicional
divisin de la imagen femenina entre madre y ramera. Al mismo tiempo, comunican un mensaje moralmente negativo respecto de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, ya que las presentan como una
actividad mala y arriesgada, y rara vez como una oportunidad de encontrar el crecimiento y el amor. A menudo, la homosexualidad se
ridiculiza o se representa slo a fin de condenarla.
Otros mensajes progresistas concernientes a la igualdad de los gneros y al derecho a la eleccin individual aparecen en los medios electrnicos "t Ciertas series de entretenimiento, as como en otros programas, pero con la desventaja de que muchos de ellos son importados
de otros pases -en particular de Estados Unidos como resultado
de la globalizacin de la cultura y de la expansin de la economa de
mercado. Pero en el mismo grado, o acaso ms, en que esas imgenes
positivas son divulgadas por la televisin, se ofrecen otras imgenes de
la sexualidad relacionadas con la mujer como objeto sexual. El sexo
como una mercanca, particularmente desde el punto de vista masculino, ha llegado a ser un importante bien de Consumo popular tanto en
las reas urbanas como en las rurales.
La relevancia e importancia social de todos esos discursos es variable y desigual, de acuerdo con la heterogeneidad que he discutido con
relacin a la cultura mexicana. Distintos discursos son dominantes en
diferentes escenarios, y no es posible afirmar cul de ellos prevalece como regla general hoy en da para toda la nacin. Lo que hice en
este captulo fue elaborar una tela de fondo en trminos de la historia de

ANAAMUCHASTEGUI

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la construccin social de la sexualidad en Mxico que servir como un


marco.de referencia para la interpretacin de las narraciones de los
participantes. Son ellos los que expresarn el dominio de estos discursos, al menos dentro de su mundo subjetivo.

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