Tierno Galván - Lo Cursi
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PERSPECTIVAS DE VALORACIN
LO CURSI
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los principios constitutivos de la cultura de Occidente que la despreocupacin actual por la caligrafa. Sin embargo, an no hace
machos aos la preocupacin fundamental en la educacin de los
jvenes consista en tener hermosa letra, y no hay duda que a
travs de los rasgos ntidos, trazados con fcil esmero por una
mano suelta a la vez que sosegada, se adivina un alma tranquila,
segura de s, con fe en sus ideales y obediente a un sistema objetivo de normas que nutre su inteligencia y da rmeza a la mano.
Personalmente no puedo ver ninguna de estas escrituras decimonnicas sin sentirme ante ellas un hombre completamente nuevo.
La contienda entre los que propugnaban la letra nueva y los
defensores de la antigua trascendi a las escuelas, a las casas de
comercio y a la vida privada. S. F. de Iturzaeta, autor del famoso Arte de escribir la letra bastarda espaola, dice hacia 1830 :
Ya hace algn tiempo que o por la mayor comunicacin que ha
habido con los extranjeros o por causas que hacen poco favor a
los maestros ha empezado en Espaa a tener algn partido la letra
inglesa, ensendose pblicamente en algunas escuelas. Y cul
ha sido el resultado? De tantos como se han dedicado a ella muy
poco6 la han aprendido con alguna perfeccin, y casi todos han
adquirido una cursiva que est tan lejos del carcter ingls como
del espaol.
He subrayado la palabra cursiva para denotar el tono despectivo con que est empleada, anunciador del uso que por extensin
alcanz ms tarde (2). La polmica lleg a extremarse tanto que
hacia 1844 se public una Real orden aprobando el mtodo de
letra inglesa comercial de Slirling, en la que se deca qxie atendiendo a que no hay un mtodo para la enseanza de la letra inglesa que ha adoptado el comercio, de donde resulta una letra imperfecta, confusa y muchas veces ininteligible, se obligar a los
maestros que quieran ensearla a que lo ejecuten segn el mtodo de Stirling. Y este mismo calgrafo, en el prlogo a su mtodo, advierte que los empricos destruyeron la tolerable letra de
los que a ellos se confiaron, sustituyndole otra que no estando
(2) ALVER (Nuevo arte de aprender y ensear a escribir la letra espaola
para uso de todas las escuelas del reino..., Madrid, 1847) emplea una curiosa
forma mascnlinizada de cursiva, en la que est apuntado el empleo ad hominem de la expresin: Si algn cursivo extranjero hubiera de sustituir al
nuestro nacional no temo asegurar que el ingls sera el ltimo...
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La intencin vinculada a la expresin peyorativa cursi ofrece varios matices, pero quiz el de mayor realce no sea el menosprecio o la indiferencia altiva, sino la lstima. El sentimiento que
manifestamos con la palabra lstima est muy lejos de ser un
sentimiento cristiano; no es en ningn caso resultado del amor
al prjimo, sino ms bien de la propia estima que padece ante
el decaimiento o invalidez de los dems. Aunque a veces irrite
no ofende el amor o la conmiseracin de los otros, pero la lstima
produce un sentimiento de vejacin que con dificultad se tolera (12). Precisamente porque proviene de la irremediable comunitariedad de unos respecto de otros, la lstima es el sentimiento
nucleal de la irona. Siendo as, qu hay en lo cursi de lastimoso?
Lo que hay de lastimoso en lo cursi es la ignorancia. El cursi
se presenta como un absoluto insipiente, cuya insipiencia tiene
dos vertientes. Una no saber que se es cursi, otra no saber comportarse.
Respecto a lo primero admitamos que es una ignorancia de
tal modo inherida al cursi que ste no se concibe privado de ella.
El hablador puede saberse como hablador y avenirse a serlo, pero
el cursi no se avendra a ser objeto del menosprecio y la lstima.
Esta ignorancia no nos permite buscar en el cursi un estado de
conciencia peculiar, tal como suele darse en el puro snob, siempre
al encuentro de lo nuevo estridente, sino mantenernos en las relaciones meramente sociales. El cursi lleva su cursilera como los dems la piel, sin notarla (13). Lo que s podernos preguntarnos es qu'
clase de intimidad es la ms propicia para caer en lo cursi, y la
respuesta sealar sin duda a la femenina. En cierto sentido lo
cursi aparece como una femenizacin de lo burgus. Slo con la
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burguesa, concretamente con la clase media, la mujer se hace colaboradora material -no espiritual del hombre. A la igualdad
sacramental impuesta por el cristianismo y la igualdad ante la
cultura que se inicia en el Renamiento sigue la igualdad econmica y poltica. El burgus est sostenido por la mujer como jams lo ha estado clase alguna, y el hecho de que la tema tanto
demuestra hasta qu punto depende de ella. En Espaa es a finales del siglo xvm cuando la mujer comienza a ser colaboradora
del marido desde el punto de vista de la burguesa. La mujer circula con libertad por el escenario de la literatura espaola del siglo xix, y desde El s de las nias hasta La Tribuna de doa Emilia Pardo Bazn no es poco el camino recorrido. _\o es extrao
segn esto que la debilidad burguesa se manifieste con un acentuado carcter femenino y que, lo cursi en cuanto cada sea singularmente mujeril.
La femineidad de lo cursi trasparece en la delicadeza. En puridad ms que. delicadeza autntica quiz lo que en lo cursi haya
sea superfluidad en el esmero, pero un esmerarse que busca siempre la menor resistencia y aquello que es intrnsecamente ms dbil. La atencin riel cursi se (ija con preferencia casi exclusiva en
la flor, en los guantes, en el dedo meique, en los paisajes serenos, y ante todas estas cosas se comporta con superfino esmero. iNo
es, pues, atribuble al cursi falta de maa para el comportamient o ; lejos de ello, su maosidad es tan patente que re-ulta en demasa; tal ocurre con la letra cursiva, imagen originaria sobre la
que se apoy el concepto, que denota la mano maosa del pendolista y cuya finura de trazo incluso en los rasgos gruesos seala
atencin delicada y propensin al esmero (14).
Todas las notas que de lo cursi vamos obteniendo y algunas
ms que han de salir apuntan a condicin que parece connatural
con la misma cursilera : la flaqueza. No se puede indiciar de
aqu que la naturaleza de lo cursi consista en una interna e irremediable debilidad, tal y como corresponde a su estado de laxitud
o cada?
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III
Pero toda debilidad se define con relacin a algo respecto de
lo cual es dbil. Desde este punto de vista queda an por desentraar el estrato ms profundo de lo que constituye lo cursi. Respecto de qu se define como apocada la poquedad de la cursilera?
Lo cursi aparece como la escasez del ser de algo respecto de su
sentido.
La palabra sentido tiene muchos sentidos. Puedo decir que
aqul es un sujeto muy sentido, o que goza de sus cinco sentidos,
o que es persona de muy buen sentido, o que cay al suelo privado de l, y en cada caso ha empleado el vocablo con un sentido
distinto. Tambin puedo decir que la flecha llevaba un sentido
diferente al que esperbamos, o preguntarme : Qu sentido tiene
ah, sobre la mesa, ese guijarro?, o bien : Con qu sentido se debe
interpretar el Cantar de los Cantares? An generalizando ms, me
es lcito sostener que asir es lo que da sentido a la mano y morir
a la vida. Estas ltimas acepciones me ponen sobre la pista de lo
que quiero decir cuando digo que la cursilera consiste en la escasez del ser de algo respecto de su sentido. En efecto, imaginemos cualquier objeto de adorno o de ms urgente utilidad, un lpiz,
por ejemplo, ante el cual surja la profunda protesta irnica de Qu
cursi!. Es evidente que el lpiz en cuanto es comporta como sentido primigenio el de mostrarse siendo lpiz y no otra cosa. Si
desde un punto de vista funcional el sentido del lpiz es escribir,
desde un punto de vista ms profundo el sentido del lpiz, en general de todo ente, consiste en realizarse segn su esencia. En
esta acepcin sentido aqu equivale a la exigencia del ser de realizarse segn su esencia. La nota de dinmica proyeccin, inherida al concepto de sentido de tal manera que no se le puede sustraer sin mutilarlo, indica que cuando digo que este lpiz tiene
pleno sentido en cuanto lpiz le veo como la continua proyeccin
del ser hacia su esencia, en cuya ininterrumpida tensin y lanzamiento se realiza la identificacin plena de ambos. La esencia aparece segn esto como el proyecto del ser hacia el cual ste se proyecta, es decir, como la perfeccin del sentido.
Si inquirimos con mayor precisin respecto de la 9uerte de ste
notaremos que se puede anular el sentido de algo destruyendo su
soporte, supongamos que destruyo el lpiz, pero es muy difcil
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mutilarlo o empobrecerlo. Una estatua que representa un desnudo de mujer decapitada no ha perdido su sentido, sino al contrario, tiende hacia l o le comporta con mayor tensin y ahinco.
Tampoco empobrece el sentido la pequenez o debilidad de su
soporte; un hombre desmirriado es un hombre y un nio enclenque un nio. El empobrecimiento del sentido de algo se presenta
como la interna penuria del propio sentido. La perfeccin deficitaria del sentido de algo respecto de su esencia explica la razn
por la que la intuicin de todos ha extendido el concepto de cursilera al reino de la Naturaleza. El lector disculpar que por una
ingnita tendencia a la divagacin sea ahora cuando responda a
aquella pregunta planteada al comienzo de este ensayo: Qu
significa que tengan pleno sentido juicios de valor como el siguiente: Qu arroyo ms cursi!? Ahora aparece claro, desde mi punto de vista al menos, que cuando decimos cursi a un rbol nos
referimos a aquel que sin dejar de serlo apunta a su esencia de
tal modo escatimando que con poco ms perdera la autenticidad
de su sentido. En efecto, si descendemos un grado por bajo de lo
cursi encontramos la caricatura y la parodia, y en el observador
no ya la intuicin irnica, sino la risa.
Pero el alojamiento propio de lo cursi no es el reino de la
Naturaleza, sino el de la convivencia social, y en esta su sede hemos
de procurar instalarnos. El comportamiento, cualquier clase de
comportamiento, se realiza siempre con relacin a algo, de manera que la cursilera puede proceder o del algo respecto de lo
cual nos comportamos (un sombrero, una corbata) o del comportarse mismo (besar, no besar y hacerlo as o del otro modo).
Respecto de la primera fuente de la cursilera, es decir, que
el algo, un sombrero o un amigo, con relacin al cual nos comportamos sea de suyo cursi nos sita en los dominios de lo que
pudiramos llamar cursilera pasiva, ya estudiada en los ejemplos
que he puesto de cursilera de las cosas rbol, arroyo, en tanto
que la segunda, nuestra conducta en cuanto actuacin personal, nos
encara con lo que llamaremos cursilera activa. Este extenso segundo origen de lo cursi se orienta segn tres amplsimos haces
de comportamiento:
a) El comportamiento con los usos sociales (saludar con cursilera, fumar de un modo cursi).
b) El comportamiento con los meros hechos sociales (asustarse
con cursilera o rer cursimente).
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