La Defensa Exterior de Zaragoza
La Defensa Exterior de Zaragoza
La Defensa Exterior de Zaragoza
La defensa exterior
Jos Antonio Prez Francs
XXIII PREMIO
LOS SITIOS
DE
ZARAGOZA
2008
COLECCIN ESTUDIOS
HISTORIA
FICHA CATALOGRFICA
PREZ FRANCS, Jos Antonio
Zaragoza 1808-1809. La defensa exterior / Jos Antonio Prez Francs.
Zaragoza: Asociacin Cultural Los Sitios de Zaragoza, 2008.
AQUILLU DOMNGUEZ, Daniel
Hroes annimos de los Sitios de Zaragoza / Daniel Aquillu Domnguez.
Zaragoza: Asociacin Cultural Los Sitios de Zaragoza, 2008.
288 p.: il. 124; 24 cm.
XXIII Premio Los Sitios de Zaragoza
1. Aragn-Guerra de Independencia 1808-1814. I. Los Sitios de Zaragoza, ed.
NDICE
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
ZARAGOZA 1808-1809. LA DEFENSA EXTERIOR por J. A. Prez Francs. 13
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Parte I: La defensa del Canal en Los Sitios de Zaragoza . . . . . . . . . . . . . . . 21
Introduccin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
El proyecto defensivo de la lnea del Canal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
El grave error de Palafox . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
La fortificacin de la plaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1. La defensa del puente de la Muela. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2. La defensa del acueducto del Medio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
3. La defensa de Casablanca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
4. La defensa del acueducto sobre el Huerva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
5. La defensa de Buenavista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
6. La defensa de Torrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
7. La defensa del Barranco de la Muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Parte II: La defensa del Rabal (Arrabal) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Descripcin del barrio del Arrabal y sus accesos en 1808 . . . . . . . . . . . . . . 71
El Convento de San Lzaro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
El Convento de Jess . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Nuestra Seora de Altabs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Convento de Carmelitas Descalzas de San Jos del Arrabal . . . . . . . . . . 76
El Arrabal en el Primer Sitio de Zaragoza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
El pulmn de Zaragoza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Las obras de defensa espaolas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Los defensores de Zaragoza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Atacantes del Arrabal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
El paso del ro Ebro. El Ejrcito francs ocupa la orilla izquierda . . . . . 91
El puente del Primer Sitio, 11 y 12 de julio de 1808 . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Acciones blicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
PRESENTACIN
Ahora podemos decir que lo hemos conseguido. Hemos estado en la calle, con manifestaciones culturales, demostraciones populares, y sobre todo una gran participacin de hombres y de mujeres, de zaragozanos y de zaragozanas. Vibrando juntos.
Terminado lo general, la tercera enhorabuena debemos drnosla finalmente, por
las brillantes particularidades, de las que este libro que tenemos ahora entre las manos
es una inmejorable muestra. Recoge de una parte, el tesn de un investigador, Jos
Antonio Prez Francs, por escuchar lo que an nos dicen -y a la vista de su magn7
PRLOGO
Refirindonos a temas de Historia, hara falta recurrir a la fecundidad de Julio Verne
para imaginar lo que podra dar de s Zaragoza si alguna vez despertase del reticente
letargo que se obstina en mantener sobre su pasado. Un breve esbozo de tal posibilidad lo tenemos en el Zaragoza de Galds o en el relato breve que nos presenta el
joven Daniel Aquill en este volumen, sugerente encuentro de personajes apenas recordados en unas lneas de los cronistas.
Volviendo al insigne Julio Verne, propongo un viaje a su Nantes natal. Si una vez
all dirigisemos nuestra nostlgica mirada hacia Poniente, veramos silueteados en
las playas, nada lejanas, innumerables vestigios de confrontaciones de otro tiempo,
recortndose contra el ocaso. No slo los blokhaus del muro del Atlntico, firmes e
inmediatos, sino otros muchos menos inmediatos, como el Fuerte Joinville, una obsoleta fortificacin en un contexto absolutamente turstico, la isla de Yeu. Bien podemos ver entonces, que aun en un entorno de ocio adinerado, los recios muros, casi
bicentenarios, han sabido resistir el tirn de la especulacin. Y no digamos nada si
subimos hacia Normanda, donde lo que ayer era un trabajo de guerrilla llevado a
cabo por un puado de espontneos interesados en mantener -eso s, con absoluta
dignidad- los vestigios esparcidos aqu y all, ha cristalizado hoy en nada menos que
cuarenta y cuatro museos, magnficamente dotados y de firmes cimientos. Cuarenta
y cuatro desde Cherburgo a Calais, porque si consideramos toda Francia, son ciento
veintiocho los centros dedicados a este perodo prximo de su historia. Esplndido
premio para los que han sostenido el esfuerzo.
Museos napolenicos tienen menos, es cierto. Slo ocho. Pero eso s, del tamao
de Fontainebleau, Versailles o Los Invlidos de Pars. En todo caso, no es una cuestin de nmero, evidentemente. Porque si de eso se tratase, de hacer nmeros, la pequea localidad belga de Waterloo dara a todos cien vueltas, pues con menos de
treinta mil habitantes, tiene dedicados a su batalla, nada menos que seis museos e innumerables memoriales, todos a la sombra de la espectacular Hameau du Lion, la Colina del Len, que con sus 226 escalones seala el lugar en que fue herido el soberano
de los Pases Bajos, Prncipe Guillermo. Y no llega, repetimos, dicho municipio, a
treinta mil habitantes.
Pero no es cuestin de nmero, es otra cosa. Es algo que tiene que ver con respeto,
con sensibilidad, con sentido de futuro, y no con prejuicios o sesgos parciales. Por
eso creemos sinceramente que iniciativas como la de Jos Antonio Prez Francs
9
Gracias a Jos Antonio Prez Francs y a su completo, trabajado y audaz testimonio, al menos podemos saber dnde hubo restos y cundo desaparecieron.
Pero an nos asalta la tentacin, por un momento, de ser ingenuos. Porque hay
otras zonas de fortificacin de 1808, descubiertas igualmente por Prez Francs y
presentadas tambin en esta obra, que an perviven. Nos estamos refiriendo a las
fortificaciones de Buenavista y del Puente de la Muela, en la zona alta del Canal Imperial. Muchos de sus segmentos son todava hoy reconocibles y estn perfectamente
documentados. Y afortunadamente, por aquellos bastante cercanos alrededores, no ha
habido an exposiciones, ni recalificacin, ni obra pblica alguna. An no.
No podramos reparar all la deuda por la irrecuperable prdida de Ranillas? Hagamos buena la discusin lingstica que sobre la utopa mantuvieron Toms Moro
y Erasmo. En vez de u-topa, lugar de ninguna parte, convirtmoslo en eu-topa, lugar
feliz. Nos dejarn hacerlo?
Santiago Gonzalo Til
Presidente de la Asociacin Cultural
Los Sitios de Zaragoza
11
La entrega del XXIII Premio tuvo lugar en un acto celebrado el 23 de mayo de 2008 en el
Palacio de Sstago, con ocasin del 200 aniversario del levantamiento del pueblo zaragozano.
En la foto puede verse a los premiados en esa ocasin. De izquierda a derecha:
Medalla de Socio de Honor a la Asociacin de Vecinos "To Jorge-Arrabal", representada por
su Presidente, Rafael Tejedor Bachiller.
Medalla de Socio de Honor a la Asociacin Histrico-Cultural "Voluntarios de Aragn", representada por su Presidente, Luis Sorando Muzas.
Accsit al Premio de Investigacin a Jos Antonio Beguera Latorre e Ignacio Perurena Borobio.
Medalla de Socio de Honor a la Diputacin Provincial de Zaragoza, representada por su Vicepresidente, Martn Llanas Gaspar.
XXIII Premio de Investigacin, Jos Antonio Prez Francs.
Diploma de Mrito a Jos Antonio Alaya Palacn (Onda Cero Zaragoza).
XXIII Premio a jvenes investigadores, Daniel Aquillu Domnguez.
Diploma de Mrito a Laura Hernndez Bermejo (COPE Zaragoza).
Medalla de Socio de Honor a la Virgen del Pilar, representada por el Den del Cabildo de Zaragoza, Manuel Almor Moliner.
Ausente Ramn Guirao Larraaga, accsit al Premio de Investigacin.
por
PREFACIO
Tras los dbiles muros de la ciudad se encontraba un pueblo heroico, el zaragozano, dispuesto a luchar hasta la muerte por sus bienes, arrastrado por la extrema fidelidad a la Patria, la Virgen del Pilar y su Rey.
Zaragoza, una ciudad abierta, sin fortificaciones y casi sin fuerzas militares resisti el intento de toma por la fuerza de los generales franceses Lefebvre y Verdier.
As los zaragozanos hicieron posible lo que tcnicamente pareca imposible: resistir
ante el mejor ejrcito del mundo de su poca.
Tras los sucesivos fracasos, el ejrcito de Napolen comenz a tratar a Zaragoza
como una plaza fuerte. Los franceses aplicaron los preceptos de un sitio en toda regla:
la guerra de aproches. Abiertas y practicables las brechas sobre las dbiles tapias,
stas fueron defendidas por los pechos de los ciudadanos de Zaragoza.
En Zaragoza la valenta alcanz el grado mximo y fue sustituida en muchos casos
por la extrema temeridad.
Mientras enfrente, en la otra orilla del Ebro, en el Arrabal, la caballera polaca y los
regimientos de infantera francesa no consiguieran hacer efectivo el bloqueo de la ciudad. De esta forma el pequeo barrio se convirti en el verdadero pulmn de Zaragoza. Vveres, armamento y refuerzos entraron por l consiguiendo hacer efectiva la
resistencia de la plaza.
El da 4 de agosto de 1808 los franceses consiguieron llegar hasta el Coso. All la
lucha cuerpo a cuerpo les impidi avanzar un solo palmo de terreno. Al da siguiente,
con la llegada de refuerzos espaoles, los zaragozanos recuperaron poco a poco las
posiciones perdidas.
Finalmente fue la derrota del general Dupont en Bailn la que oblig a los franceses a abandonar el Sitio. Las guilas del Emperador haban sido humilladas doblemente en Bailn y en Zaragoza.
2 SITIO
Desde el mes de septiembre, preparndose para un segundo asalto y dirigidos por
el coronel Sangens, un nutrido grupo de obreros se haba dedicado a realizar obras
de fortificacin en la ciudad. Todas estas obras podan calificarse de fortificaciones
semi-permanentes y nunca alcanzaron el calificativo de plaza fuerte.
16
estos dos puntos eran las plataformas de fuego donde una desproporcionada artillera de sitio tena que conseguir la rendicin de la ciudad.
Hasta seis puentes militares, tres continuos y tres volantes, fueron tendidos sobre el
ro Ebro, para conquistar tan slo una palabra que pareca inconquistable: Zaragoza.
La falta de coordinacin entre los dos Cuerpos de Ejrcito franceses, la prepotencia y aires de superioridad del enemigo francs y sobre todo la temeridad de los artilleros espaoles que defendan el Arrabal, representados en la figura de su coronel
D. Manuel de Velasco y Coello, hicieron imposible la conquista del pequeo barrio
y por ello existi el Segundo Sitio de Zaragoza. La ciudad ser defendida a muerte
durante dos meses. Eleg en la fase de concurso el nombre de este artillero como
pseudnimo para recordar y honrar su memoria.
Doscientos aos despus haba que resucitar al hroe D. Manuel Velasco y Coello,
sobrino del heroico almirante defensor del Morro de la Habana, que cuando era capitn del fuerte de Santiago rindi, con sus cuatro caones de plaza, a la fragata britnica Hannibal de 74 caones, que haba encallado en la arena durante la batalla
naval de Algeciras; en la defensa de Valencia, al mando de la batera de Santa Catalina, rechaz hasta tres encarnizados asaltos de las fuerzas de Moncey; y como defensor de Zaragoza fue el Hroe, con maysculas, de la batalla del Arrabal. La
Zaragoza que defendi con valenta y denuedo al menos debera tener una calle en
el Arrabal para honrar la memoria de tan ilustre defensor.
Como haba predicho el propio Emperador, ser la cada y conquista del Arrabal la
que determine la rendicin de la plaza.
A finales del mes de enero de 1809, el 5 Cuerpo de Ejrcito comenzaba una guerra de aproches contra el barrio zaragozano del Arrabal, totalmente independiente de
las operaciones del 3er Cuerpo de Ejercito sobre la margen derecha del ro Ebro.
Utilizando las modernas tcnicas de localizacin que ofrecen las imgenes de fotogrametra clsica e imgenes de satlite, he intentado localizar, antes de que desaparezcan definitivamente, los restos de los aproches del Arrabal, los restos de
antiguas fortificaciones y los emplazamientos de los campamentos franceses.
Por ello este humilde trabajo tiene por objeto analizar las defensas exteriores de la
ciudad de Zaragoza: La lnea del Canal Imperial de Aragn y la defensa del barrio
19
del Rabal (Arrabal). Son dos estudios separados, dos captulos distintos de la defensa
heroica de la ciudad.
Y sern las plumas de distintos escritores espaoles, franceses y polacos las que nos
conducirn a travs del tiempo relatando lo sucedido en las acciones de defensa y ataque de estos puntos exteriores. En algunos casos, gracias a las ancdotas relatadas por
los protagonistas de las acciones, podremos concebir otras versiones de lo acaecido
en los Sitios, ms veraces y crebles incluso que los propios relatos oficiales.
20
I PARTE
LA DEFENSA DEL CANAL EN LOS SITIOS DE ZARAGOZA
INTRODUCCIN
El Canal Imperial tuvo una importancia mayor de lo que creemos en los dos Sitios
que sufri Zaragoza. Fue entonces, con certeza, la principal va de aprovisionamiento
logstico del Ejrcito Imperial Napolenico.
En su construccin, como cita el Conde de Sstago1, se siguieron con todo rigor
las reglas y el arte que prescriban los insignes ingenieros militares como Belidor,
Perroet, Snchez Taramas, Guillemini o Micheloti. Adems muchos tramos de la
obra fueron construidos a golpe de sudor de los soldados de los regimientos espaoles. El llamado Puente de Amrica, en Torrero, se denomin as por haber sido
excavado dicho tramo de Canal por el Regimiento de Infantera Amrica. El tramo
inmediatamente anterior, junto al Parque Primo de Rivera, fue excavado por el Regimiento de frica.
Desde su nacimiento, en la inclusa del Bocal en Tudela, fue proyectado para permitir la navegacin de barcas que pudieran transportar cargas de hasta quinientos
quintales. Estas barcas eran propulsadas a vela y cuando no corra el viento del Moncayo eran arrastradas mediante una sirga tirada por caballos que eran relevadas en las
numerosas casas de posta ubicadas junto al Canal.
Por el Canal se transportaron los trenes de sitio de artillera con todos sus respetos y municiones. Una barca cargada en el Bocal tardaba de 12 a 16 horas en llegar a Zaragoza, mientras un convoy de artillera haca el trayecto Tudela-Zaragoza
en tres das.
El Canal fue adems un obstculo, ya que tena una profundidad de unos 9 pies de
Pars desde la superficie. Este hecho dio valor a los puentes del Canal ms cercanos
1
CONDE DE SSTAGO. Descripcin de los canales Imperial de Aragn, i Real de Tauste. Zaragoza,
1796.
21
1er Sitio
Pese a la escasez de personal existente para defender eficazmente a la ciudad, el
Canal Imperial fue defendido durante el primer Sitio. El da 14 de junio estaban en
estado de defensa el puente de la Muela, las esclusas de San Carlos y el puente de
Amrica. Esta defensa tena por objeto retrasar al mximo la aproximacin y el despliegue de las tropas napolenicas contra la ciudad.
El Puente de Casablanca est debajo del puente actual. El de la Muel esta embutido en los encofrados de hormign de la Carretera de Madrid (antiguo Camino Real).
3
Aunque no existe ningn relato francs o espaol que cite el acueducto del Medio, es obvio que fue
defendido y vigilado. Como acueducto fue construido y proyectado. Hoy en da est asfaltado y es utilizado como puente. Se encuentra situado junto al cruce del Canal con la prolongacin de Gmez Laguna (prximo a la Cooperativa del Taxi).
4
CONDE DE SSTAGO. op. cit. De 12 pies de alto y 12 pies de alto, a la que van unidas dos murallas de mampostera de 456 pies de longitud, 37 de altura en su mayor profundidad, y 9 de ancho en su
superficie.
5
ALCAIDE IBIECA, Agustn. Historia de los dos Sitios que pusieron en los aos de 1808 y 1809 las
tropas de Napolen. Imprenta de D.M de Burgos. Madrid, 1830. Tomo I, p. 44.
22
Posada del Bocal. Tudela. Lmina procedente del libro Memoria histrica
del Canal Imperial de Aragn. Madrid. Imprenta de D.J. Palacios, ao 1833.
2 Sitio
El Cuerpo de Ingenieros comenz a realizar proyectos de fortificacin una vez los
franceses abandonaron Zaragoza a mediados de agosto, sabiendo que las fuerzas de
Napolen volveran a intentar la conquista de la ciudad. En alguno de estos proyectos los ingenieros militares fueron ayudados en la delineacin y el clculo por los
alumnos ms distinguidos de la Escuela de Matemticas de Zaragoza como Vicente
Gambu y Mariano Villa, autores de un Plano del 2 Sitio (ao1814) en el que aparecen las obras exteriores de la ciudad hasta Casablanca.
Manuel Caballero, colaborador directo del coronel Sangens, es la principal fuente
de informacin sobre la construccin de obras defensivas y en su obra escribe:
Distintos proyectos defensivos fueron propuestos. Uno de ellos trasladaba la
defensa a las orillas del Canal Imperial de Aragn, transformando el mismo en un
campo atrincherado6.
CAVALLERO, Manuel. Dfense de Saragosse ou relation des deux siges soutenus par cette ville en
1808 et 1809. Traduit par M.L.V. Angliviel de la Beaumelle. Chez Magines, Libraire pour l`Art Militaire, rue Dauphine, n 9. Paris 1815, p. 74.
23
24
la entrada de la calle que hay frente al canal y astillero; con lo que qued fortificada
toda la lnea que forma el canal, que haba de treparse por un punto u otro necesariamente. Para conservarla era indispensable no slo dotar de gente y caones las bateras, sino poner un cordn extenso; pues no teniendo el canal sino nueve pies de
Pars de altura desde la solera hasta la superficie del agua, y sesenta y cuatro de latitud, poda formarse a poca costa un puente, y pasarlo sin oposicin por diferentes
puntos. Todas estas obras estaban distantes de Zaragoza una media hora8.
Aos despus fue publicada al castellano la obra el Sitio de Zaragoza por el teniente General Barn de Rogniat comentada por Francisco Gmez de Landeyra y
Francisco Galiay. Estos dos ltimos autores describen el proyecto de fortificacin
de la lnea del Canal:
Uno de estos proyectos, sabiamente planteado por nuestros ingenieros y en cuya
labor de detalle, de clculo y delineacin, tuvieron la ayuda de los que haban sido
alumnos ms distinguidos de la Escuela de Matemticas sostenida, por 1a Real
Sociedad Aragonesa de Amigos del Pas, entre ellos D Mariano Villa y D Vicente Gambu de quien se conserva en el Depsito de la Guerra un precioso plano
del 2 Sitio, llevaba la defensa a los bordes del Canal, que hubiera constituido el
frente de un campo atrincherado. El Huerva por un flanco y un atrincheramiento
continuo por el otro, lo uniran al Ebro.
Este sistema de fortificacin hubiera podido ser adoptado, dice Caballero, el
ilustradsimo teniente coronel colaborador de Sangens en los planes de defensa
de la plaza, de contar con tiempo suficiente para la ejecucin del inmenso desenvolvimiento de sus obras, si hubiramos tenido una artillera bastante numerosa
para guarnecerlo, y, sobre todo, si no creyramos que las tropas de nueva leva fcilmente hubieran sido forzadas en una lnea tan vasta. En este sistema la ciudad
deba tambin ser fortificada, pues quedaba formando un reducto9.
Tras la derrota espaola de Tudela, el 23 de noviembre de 1808, los restos del Ejrcito de Reserva, las tropas aragonesas, valencianas y murcianas se refugiaron en Zaragoza. Las fuerzas del general Palafox, que ascendan en un principio de 14.000 a
15.000 hombres, aumentaron hasta los 32.421 soldados y 1400 caballos. Adems se
les agregaron durante el Sitio una multitud de paisanos armados cuyo nmero es difcil de precisar.
8
25
Era obvio que se dispona de suficientes fuerzas para organizar un ejrcito de socorro sin embargo, el general Palafox se atrincher con toda la guarnicin en la
ciudad. Por ello el proyecto de realizar la defensa de la ciudad en dos lneas
Canal/Huerva-recinto fortificado fue sin duda el aprobado por el Capitn General. Con este plan justifica el despliegue de importantes fuerzas en la lnea exterior y por ello se opone a sacar de la plaza efectivos para formar un ejrcito de
socorro.
Podemos concretar que durante el Segundo Sitio el Canal Imperial de Aragn constituy en s mismo, desde el puente de la Muela hasta la alcantarilla de paso de ganado de Torrecilla, la lnea exterior de defensa de la ciudad10. El terreno comprendido
entre las esclusas de Valdegurriana y el ro Ebro que comunicaba con la Cartuja Baja
fue protegido por unidades de caballera. No menos de 10.000 hombres de las divisiones de Saint Marcq y Fivaller defendieron la lnea del Canal.
Por ello podemos afirmar que el plano de Vicente Gambu se aproxima mucho a
lo realmente construido por los espaoles en 1808. Fue el proyecto de fortificaciones que se hizo realidad11. ste muestra en color rojo los puntos del terreno en que
se estableci la defensa espaola. Quedan fuera de este plano algunos puntos como
el Puente de la Muela, el acueducto del Medio, los pasos de ganado de Belchite y
de Torrecilla y las Esclusas de Valdegurriana en los cuales con seguridad hubo defensa o vigilancia.
El Canal Imperial fue defendido por pequeas cabezas de puente colocadas sobre
el camino de Madrid y la Muela. As fueron construidas la batera del puente de la
Muela que enfilaba la aproximacin desde Madrid, el conjunto de las esclusas de
San Carlos en la Casablanca, donde se construyo una nueva Batera semicircular que
impeda el acceso al puente sobre el Canal, y la batera de Buenavista que protega
al conjunto de Torrero. Todas estas obras eran ineficaces e indefendibles como lo demostr tericamente en primer lugar el Comandante Jefe del Cuerpo facultativo de
Artillera y posteriormente la propia experiencia al evaluar el poco tiempo que resistieron ante el ataque francs del da 20 de diciembre.
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26
12
Este informe probablemente fue extraviado intencionadamente por el general Palafox. Su autor el
Mariscal de Campo D. Luis de Gonzaga y de Villaba lo cita explcitamente en su obra Zaragoza en su
Segundo Sitio. Imprenta de Antonio Brusi, Palma de Mallorca. 1811. pginas n 10 a 13.
13
Sern varias las oportunidades que se le presenten. Palafox se mantuvo en sus trece en no sacar ningn efectivo.
14
ALCAIDE IBIECA. op. cit. II, p. 37-39.
15
RUDORFF, Raymond: Los Sitios de Zaragoza 1808-1809. Guerra a muerte. Grijalbo, Barcelona,
1977. p. 260.
27
de Zaragoza. Las murmuraciones de sus oficiales eran silenciadas al hablar de espas y traidores:
Zaragoza, aunque te sientes ms feliz cuantos ms enemigos tienes que hacer
frente, no debes dar abrigo en tu pecho a todos los traidores ocultos que tratan de
desalentarte
De esta singular y coercitiva forma aclaraba Palafox a los jefes de los Cuerpos facultativos. Quizs por ello el general Palafox, para evitar cualquier crtica a sus disposiciones, suprimi la realizacin de Juntas Militares durante el 2 Sitio por ms
que le obligaban a realizarlas las Ordenanzas militares vigentes16. A primeros de febrero los jefes de los cuerpos facultativos, al evaluar el estado de la plaza solicitaron
a Palafox la realizacin de una Junta Militar. Palafox sencillamente no contest17.
LA FORTIFICACIN DE LA PLAZA
Las obras de fortificacin de la plaza comenzaron a ejecutarse bien entrado el mes
de septiembre. Gmez de Arteche seala en su Tomo IV, captulo III, que las obras
de fortificacin estaban muy atrasadas el 24 de noviembre. Algunos de los proyectos presentados eran demasiado extensos pero muy lgicos, como el enlace de la ciudad con Torrero mediante un campo atrincherado. En este proyecto la ciudad
constitua un reducto fortificado. La falta de mano de obra, ya que el personal adulto
con menos de 35 aos habia sido reclutado, y las necesidades de recoleccin agrcola hicieron que el nmero de trabajadores nunca rebasase la cifra de 2000 hombres.
Tambin se careca de suficiente artillera para guarnecer sectores defensivos tan extensos y adems los mandos militares no confiaban en que las tropas de nueva leva
pudieran mantener una lnea de terreno tan vasta.
Pero adems, para llevar a cabo los proyectos de fortificacin era necesario contar con un tiempo del que no se dispona. Los trabajos de fortificacin ms reducidos, ceidos al permetro de la ciudad, eran los que deseaban los voluntarios y
ciudadanos de Zaragoza, pero todos los ingenieros militares los calificaron de insuficientes y dbiles.
16
28
stos, como cita el teniente coronel D. Manuel Caballero, saban que era imposible
improvisar una buena fortificacin para una ciudad de permetro tan amplio, con una
topografa inadecuada, dominada por el fuego de artillera y abierta por todas partes.
Los proyectos de fortificacin de Zaragoza se limitaron a reforzar las dbiles tapias
del recinto, acomodando a ellas las lneas de defensa y procurando establecer racionales flanqueos para las inmensas cortinas que formaban las tapias de la ciudad. En
el corto espacio de tres meses se cubrieron tres mil metros de parapeto exterior, se
explanaron las bateras y se revistieron con tierra seca los parapetos.
Las fortificaciones exteriores de la ciudad se limitaron a construir fortificaciones
de campaa mediante lneas abiertas y reductos para algunas bateras.
Todas estas fortificaciones, por estar aisladas, no constituan un cinturn defensivo. Tan slo sirvieron para ralentizar el rpido avance francs.
Otra dificultad aadida, citada por Caballero18, en la realizacin de los proyectos
de fortificacin fue que los ingenieros militares se vieron obligados ms de una vez
a ceder en la defensa de sus proyectos a las ideas de sus jefes de Infantera, Caballera o Guardias de Corps que carecan de los conocimientos tcnicos precisos para
juzgar su construccin.
Es anecdtico que los ingenieros franceses como Rogniat criticaron en algunos
textos la calidad de muchas obras construidas por los espaoles pero globalmente,
para sobrevalorar la conquista final de la ciudad, calificaron las obras de fortificacin
como imponentes19.
El coronel Garca Marn corrigi acertadamente, ms de una vez, la obra de Agustn Alcaide Ibieca que, desconociendo las ms elementales teoras de fortificacin, hablaba con soltura de reductos, banquetas, fosos, escarpas y contraescarpas. Todos
estos trminos solo eran aplicables a una plaza fortificada. Y la Zaragoza de 18081809 desgraciadamente no lo era20.
Las obras de fortificacin de campaa de Zaragoza se realizaron con los primeros
materiales que venan a la mano, escombros, tierra, ladrillos, tepes de hierba. Care18
29
can de la solidez necesaria para soportar la artillera napolenica y pecaban de la precipitacin y premura con que se hacen las obras urgentes.
Muchas de las bateras carecan de revestimiento, y si lo posean ste no aguant los
primeros envites de la artillera de sitio de Napolen. Las enormes bajas de artilleros
y del personal de apoyo de las bateras as lo demuestran. Los fosos, la mayora de las
veces, no eran ms que estrechas franjas de acequias y la mayor parte de las bateras
carecan de merlones y troneras, ya que los caones estaban montados a barbeta.
En casi todas las bateras se cubrieron de gloria los artilleros y los defensores que
las guarnecan. El ardor guerrero, la bizarra, el valor y el herosmo llevado al lmite
fueron las verdaderas fortificaciones de la ciudad de Zaragoza.
Debe quedar muy claro que si las defensas de Zaragoza eran muy dbiles a primeros de junio de 1808, desde el punto de vista del arte de fortificacin militar, tambin
lo eran el 20 de diciembre de 1808.
Los ingenieros militares espaoles construyeron las fortificaciones de campaa de
la ciudad; el valor y el sacrificio llevado hasta la muerte por soldados llegados de
todos los rincones de Espaa y los zaragozanos hicieron el resto.
Vamos a analizar las obras exteriores del margen derecho de Zaragoza hacindonos esta pregunta Cmo se realiz la defensa del Canal? La respuesta la tendremos
estudiando las fuentes de los dos bandos y analizando cada posicin.
Planta del Puente de La Muela. Descripcin de los Canales Imperial de Aragn, i Real de
Tauste del Conde de Sstago.
Conocemos por la obra del conde de Sstago que era un puente de sillera con un
acueducto en su centro por donde pasaba la acequia de Santa Brbara.
El dimetro del arco del puente tena 40 pies, 19 de altura desde el suelo del
Canal, y de ancho 21 pies fundado todo sobre un emparrillado, y el plano de mampostera que cruza el canal. En total 22,813 pies de sillera y de 164 toesas cbicas de mampostera. Distaba cinco cuartos de legua a la puerta del Portillo21.
A ambos lados del Camino Real el terreno estaba cubierto de vias. Y en sus cunetas
se plantaron frondosos rboles. Estudiemos lo que ocurri en l durante los dos asedios:
21
31
1er Sitio
Breve es la descripcin de la defensa de este punto en las fuentes espaolas. Faustino Casamayor ni lo nombra. Una vez ms hay que recurrir a la obra de Agustn Alcalde Ibieca al
ser el nico que describe parcamente la defensa del puente del 14 al 15 de junio de 1808:
El coronel Don Jernimo Torres se situ por la noche en el puente de la Muela
con 450 hombres del 2 Batalln de fusileros que acababa de formarse, y algunos
de la compaa del capitn Cerezo con dos piezas de artillera22.
Posteriormente relata:
Parte de las tropas imperiales venan por el camino de Alagn; pero al llegar a la
venta de Cano se dirigieron hacia el de la Muela y Casa de Paradas de Merenchel23.
A las nueve de la maana aparecieron por el cajero del canal 80 soldados de caballera, y por la parte de las vias venan haciendo fuego algunas guerrillas. A los
primeros les saludaron los caones situados en la loma dirigidos por el sargento de
artillera Mariano Lozano. A pesar de que la mayor parte de los que ocupaban aquel
punto eran paisanos, sostuvieron el fuego largo rato con bastante serenidad; pero observando que avanzaba el enemigo por las vias, y que las tropas francesas divididas en dos columnas, la una por el cajero y la otra por el camino de la Muela,
escoltadas por la caballera, comenzaban a hacerles fuego con un can, clavaron
los nuestros y se replegaron a Casablanca24.
La descripcin de Agustn Alcalde Ibieca sita claramente la accin en la orilla izquierda del canal, ya que los franceses se aproximaban desde Alagn sembrando el
pnico en Zaragoza.
Este hecho tambin fue narrado por Jos Gmez de Arteche y Moro:
Cuando las descubiertas francesas, abandonando el camino de Alagn aparecieron por el de la Muela, en la margen derecha25 del canal, eran saludadas por los
caones del sargento Lozano, los ms adelantados en los puestos establecidos la
tarde anterior para cubrir aquella primera e importantsima lnea fluvial.
22
32
33
74 m
A
275 m
179 m
Puente de la Muela
gitud. Hacia el Norte presenta unas lneas con llares28. Ms distantes lneas paralelas
(fajas de antiguos viedos? o lneas de retardo? Probablemente este conjunto de obras
por su situacin y orientacin pertenecen al Primer Sitio, pero no se puede descartar que
fueran perfeccionadas y utilizadas durante el Segundo Asedio.
2 Sitio.
A este punto le dedica Faustino Casamayor varias citas en su diario correspondientes al 11 y 14 de diciembre. Analicemos cada una de ellas:
11 de diciembre: Se supo que los enemigos estaban en los mismos trminos, se
mandaron salir mil hombres a la batera del puente del camino de Madrid, junto
a la Casablanca en donde se toc generala al medioda por decirse venan dos columnas por el puente de la Muela, pero no se verific, que se fueron hacia Utebo
y otros lugares
14 de diciembre: Se cogieron tres prisioneros en las inmediaciones del puente
del camino de la Muela y se prosigui con los trabajos de fortificacin29.
28
La lnea con llares forma una serie de ngulos entrantes y salientes, dispuestos como los dientes de
una sierra.
29
CASAMAYOR, Faustino: Diario de los Sitios de Zaragoza. Edicin, prlogo y notas de Herminio
Lafoz Rabaza. Ediciones Comuniter. Zaragoza, 2000, p. 148.
34
A Zaragoza
Defensa 2 Sitio
Reducto 2 Sitio
Batera espaola
Combate
Artillero
A Santa Brbara
En esas fechas O`Neylle era teniente general y junto con el tambin teniente general Butler que ejerca de gobernador de plaza, asesoraba a Palafox. El escrito se refiere a las divisiones del mariscal de
campo Felipe Saint Marcq y la divisin al mando del brigadier D. Diego Fivaller.
31
ALCAIDE IBIECA. op. cit. II, p. 46.
32
Alcalde Ibieca habla de reductos en plural. Es posible que prximo a la carretera, en las fortificaciones
referidas al Primer Sitio, hubiera otro reducto mucho menor que el que describimos en el Segundo.
33
ALCAIDE IBIECA. op. cit. II, p. 14.
35
Conoca por todas las fuentes la descripcin del reducto que protega el Cabezo de
Buenavista. El magnfico plano de Vicente Gambu de 1814 nos lo presenta con la
forma caracterstica de un bonete36. Quedaba claro que el hexgono que pinta Morata tena que estar en alguna parte y no he podido encontrar ni plano ni descripcin
exacta de las defensas del puente de la Muela.
El estudio de las imgenes de Google Map y Google Earth me resolvi la incgnita. En la orilla derecha del Puente de la Muela aparece un gran hexgono.
Tras los anlisis previos en el ordenador, el clculo en trabajo de gabinete de sus
medidas y el posterior reconocimiento in situ en el campo me permiten afirmar
que los restos corresponden a un reducto artillero similar al famoso Reducto del
34
Las fuentes cartogrficas proceden de la publicacin sobre Cartografa histrica del Colegio de Arquitectos. Si Antonio Mostalac (Jefe de Patrimonio Cultural y Publicaciones del Ayuntamiento de Zaragoza)
no me hubiera dejado dicho libro el Reducto de la Muela probablemente permanecera indito.
35
Servicio Geogrfico del Ejrcito. Signatura SG.Ar. F-T.4-C-3-115.
36
El bonete era un gorro con forma de prisma hexagonal empleado en los hbitos clericales. Fue impuesto en poca de Isabel II (1850) para su uso en el traje acadmico de las Universidades. Una fortificacin en forma de bonete slo desarrolla tres caras. El error del plano de Morata fue que recibi la
informacin oralmente e interpret el trmino bonete al pie de la letra. Este error permiti estudiar
los alrededores del puente de la Muela.
36
Puente de la Muela
Segundo Sitio. Estructuras defensivas del Puente de la Muela y planta del reducto
(pendiente de estudio arqueolgico)
Pilar37. Tan slo queda su planta, foso, contraescarpa y un talud rectangular que
defenda su lado ms expuesto.
Probablemente fue construido con tepes de hierba y tierra. En la descripcin de
Morata (referida al reducto de Buenavista) aparece con merlones y troneras (3 troneras por cada cara). Tena un foso de 6 metros de anchura y 2 de profundidad. Sus
dimensiones son importantes: 76 m de eje mayor por 50 m de eje menor (2.696 m2
de superficie foso incluido). Interiormente el reducto tena una forma ms prxima
al hexgono regular con caras de 35,9 a 37 m (superficie 1092 m2). Uno de sus lados
se apoya en la antigua acequia de Santa Brbara. Presenta asociado a l una trinchera
exterior de 1,5 m de altura y prximos a l existen una serie de lneas y antiguos
muros que habr que estudiar si formaban parte o no de la defensa38.
37
En la descripcin de Morata el Reducto del Pilar tiene una estructura pentagonal. Presenta tres troneras en cada una de sus caras y protege el puente sobre el ro Huerva.
38
La simetra de los recintos interior y exterior hacen pensar que ambos formen parte de la estructura
defensiva.
37
AGP 3-3/71 Estado que manifiesta la fuerza que cubre las Puertas de esta Plaza, con expresin de da
y de noche.
38
Vista del Acueducto (hoy puente) del Medio sobre el canal imperial de Aragn
Era un puerto espacioso para descargar barcos con una longitud de 126 toesas y 25 toesas de anchura.
39
1er Sitio.
Hay que recurrir de nuevo a la narracin de Agustn Alcalde Ibieca para reconstruir
lo acaecido:
A la Casa blanca fue una porcin de paisanos con algunos voluntarios a las rdenes del Marqus de Lazn; colocaron en el embarcadero dos caones, y otros en el
puente de Amrica; encargndose de defenderlo el sargento mayor don Alonso Escobedo41.
40
43
44
41
El francs Belmas narra esta versin tras la derrota de los espaoles en Alagn:
Al da siguiente, 15 de junio, por la maana, el general LefebvreDesnouettes
continu su marcha hacia Zaragoza. Encontr de nuevo, a media legua de la ciudad, a tres mil insurgentes con un can que se haban apostado en la Casa Blanca,
cerca de las grandes esclusas45.
Lejeune por su parte no cita el nombre del lugar donde se desarrolla la accin pero
es evidente que se trata de la posicin de Casablanca:
El da 15, continuando Lefebvre su marcha hacia Zaragoza, encuentra de nuevo
tres mil hombres apostados con un can, media legua de la ciudad, en una situacin muy difcil de atacar: sin embargo, logra disgregarlos y llegar en su persecucin a las puertas del Portillo y de Santa Engracia46.
2 Sitio.
Conocemos por un parte de Federico Castaer47 la situacin de las defensas de la
Casa blanca el da 26 de noviembre de 1808. Este seala las importantes deficiencias
de la posicin:
Falta de municiones.
El no estar asentada la artillera en las tres bateras.
La deficiente construccin de alguna tronera (ms alta que la altura de rodillera
del can).
La necesidad de talar los olivares prximos de Casablanca.
La necesidad de efectivos para la defensa (al menos 600 hombres).
Faustino Casamayor, que dedica muchas ms lneas a describir este segundo sitio,
indica que desde el da 27 de noviembre se dieron rdenes para activar los trabajos
de fortificacin noche y da, colocando artillera en las bateras, cortando los olivares y derribando las torres (casas agrcolas) que se encontraban al alcance de can.
El da 30 se dio orden de desplegar en Torrero a 2000 soldados ms: otros fueron
destinados a Casablanca y al convento de San Lamberto.
45
BELMAS, J. Los Sitios vistos por un francs. Estudio, prlogo y notas de Herminio Lafoz Rabaza.
Ed Comuniter. p. 21.
46
LEJEUNE, barn de. Los Sitios de Zaragoza segn la narracin del oficial sitiador Barn Lejeune.
M Escar. Zaragoza 1908. p. 12.
47
Federico Castaer era el comandante del puesto de la Casa blanca el 26 de noviembre de 1808. Archivo del General Palafox signatura 5-6/7 Caja 08150.
42
El da 1 de diciembre hubo contactos para valorar las posiciones por parte de los
franceses. El da 7 de diciembre:
Se coloc una nueva batera encima del puente camino de Madrid, pasado la Casablanca, haciendo cortar todos los olivares que miran desde dicha batera a Zaragoza a derecha e izquierda48.
43
das por el grueso de la caballera. stas, sostenidas por otras que desfilaban por
la espalda del barranco de la Muerte, aparentaban que el objeto principal era apoderarse de la Casa blanca. Saint Marcq guarneci todos los puntos tomando las
medidas ms acertadas; y habiendo amanecido, rompieron el fuego las guerrillas
de nuestra izquierda contra las enemigas, que estaban muy inmediatas; el que continu por toda la lnea hasta las tres y media en que comenzaron a retirarse, como
lo verificaron casi totalmente al ponerse el sol; siendo la Casa blanca el ltimo de
los puntos atacados que sufri sus fuegos.
Las bateras de la Casa blanca correspondieron a las tropas francesas que despedan granadas con un obs que situaron all cerca. No obstante los militares y
paisanos que concurrieron a ste, como a los dems puntos, desempearon sus
deberes; y desde los olivares que circuyen la Casa blanca, todava intactos entonces, hicieron un fuego bastante sostenido52.
44
Perfil y planta de las reales esclusas de San Carlos (Casablanca). Procede de la Descripcin
de los Canales Imperial de Aragn, i Real de Tauste del Conde de Sstago.
Fragmento del plano de Vicente Gambu que representa el paso del Canal sobre el ro Huerva.
46
Conocemos por Belmas que al anochecer del da 20 una columna del general Morlot se hizo duea del paso del acueducto del Huerva. Esta redaccin demuestra que estaba defendido pero desconocemos la entidad de la fuerza que guarneca el punto. Su
conquista fue clave para la posterior defensa de Casablanca, ya que el da siguiente fue
atacada de flanco y de frente desde Valdespartera, lo que oblig a su rpido abandono.
Este punto se corresponde con el monte del parque Primo de Rivera conocido actualmente como el Cabezo de Buenavista (de cota 251 metros). En el ao 1808 toda
la superficie del monte estaba ocupada por terrenos de labor y vias y no estaba poblada
por pinos como en la actualidad. Este monte fue muy transformado con la creacin del
parque Primo de Rivera54 en 1929 y fue horadado posteriormente por el jardn de invierno. La zona que fue fortificada estaba situada en el flanco Sur por donde discurre
54
Fue inaugurado por el propio Miguel Primo de Rivera como Presidente de Gobierno Espaol el 17
de mayo de 1929. Antecesores suyos participaron activamente en los dos Sitios que sufri la ciudad.
47
en la actualidad el trazado de una carretera. No quedan a la vista restos visibles del reducto de ladrillo y sera necesario realizar un estudio arqueolgico del lugar.
1er Sitio.
La falta de efectivos militares hizo que inicialmente no se valorase este importante
lugar para defender la posicin de Torrero.
Una vez ms es Agustn Alcalde Ibieca quien nos habla de la fortificacin de Buenavista pero da una descripcin de la posicin mezclndola con la posicin de Torrero:
A la misma faz del enemigo se comenz a formar una batera en Buenavista,
cuya altura, aunque dominada por otras, poda servir para defender las avenidas
de Torrero. Terminada, colocaron tres caones adems de los dos que haba en el
puente de Amrica. La conservacin de este punto fue cometida por el capitn
graduado de teniente coronel don Vicente Falc55.
55
48
Desde el lado francs Belmas realiza una narracin sobre los hechos refirindose
a dos fechas distintas:
Todo es calma bajo los muros de la ciudad desde la jornada del 15 (de junio),
escriba el general Lefebvre-Desnuetes al mayor general. La ciudad est acosada
desde el Canal hasta el Ebro. Los insurgentes hacen preparativos para la defensa;
por lo dems, temen salir, no se ve ningn hombre fuera. Hemos empleado este
tiempo de calma para reconocer los alrededores de la plaza, y hemos visto que,
sin aventurarnos demasiado, es posible estrechar el cerco a la ciudad de manera
que se le corte toda comunicacin con el exterior. Los insurgentes ocupan a nuestra derecha, a escasa media legua de la ciudad, el Monte de Torrero, donde hay
grandes construcciones reales. Aunque tengan caones, atacaremos esta posicin, que est muy cercana a nuestra derecha, pero el Huerva, ro muy encajado,
nos separa56
49
hicieron ahorcar como traidor al oficial de artillera llamado Falcn que la mandaba;
castigo ejemplar al que unos reprocharon demasiada precipitacin, pero en el que
otros vieron un freno saludable contra los que flaquearon por miedo o perfidia57.
La narracin de Lejeune no aporta nada nuevo al respecto. Sin embargo las fuentes polacas protagonistas en primera persona de este ataque realizan un preciso y
descriptivo relato del ataque a Torrero en la pluma de Jzef Mrozinski:
En el flanco derecho, el general Lefebvre tena que atacar el Monte de Torrero,
donde se encontraban 1.200 personas armadas y procedentes del pueblo.
Por la noche, los regimientos destinados a este ataque pasaron a la orilla derecha del canal y del riachuelo Huerva, as que al amanecer el enemigo divis nuestras columnas en las colinas que se extendan desde Cuarte. El frente del enemigo
tena el canal delante; a su orilla coloc la infantera; dos destacamentos defendan
el puente, mientras que los otros estaban delante del flanco derecho del enemigo,
en una colina que se elevaba en una curva del canal y desde la cual se divisaba toda
la llanura extendida a lo largo de la orilla derecha.
Nuestros batallones avanzaban en columnas, precedidas a media distancia por
los fusileros. La brigada del general Habert, que formaba el flanco izquierdo, tena
enfrente dos caones que los enemigos haban colocado en su flanco derecho. El
alfrez del primer regimiento, Loski, diriga a los fusileros de esta brigada. Sus disparos fueron muy acertados y derribaron a la mayor parte de los artilleros espaoles. Los fusileros de dicha compaa pudieron acercarse bastante a los caones
y, al notar que slo unas pocas personas quedaban an con fuerzas, corrieron hacia
ellos. Cuando pensaban que casi los tenan, advirtieron que el canal fren su fervor. Lo que no haban conseguido los disparos de los fusileros, lo consigui su impetuoso ataque. Los artilleros que an quedaban, asustados, abandonaron los
caones. Tras unos instantes y habiendo recuperado el valor, intentaron volver
junto a los caones, pero los polacos, separados de los caones tan slo por la anchura del canal, dispararon con sus armas y no permitieron que los artilleros volvieran a acercarse.
Al perder estos dos caones, para el enemigo se desvanecieron muchas ventajas; con ellos, desde lejos, ponan al descubierto nuestras columnas y con sus disparos laterales podan defender el puente y disparar sobre la totalidad de la presa.
Ahora, nosotros colocamos frente al puente una batera compuesta por seis caones, silenciando, as, a la artillera espaola colocada en l y sembrando la muerte
en toda la lnea del enemigo. Su infantera, expuesta a este intenso fuego, no pudo
aguantar. Se notaba el desorden en sus filas. Lo aprovechamos.
57
50
2 Sitio.
Faustino Casamayor narra en su escueto diario el primer conato de fortificacin
en Torrero el da 4 de diciembre de 1808 al tener noticias de que unidades francesas
pernoctaban en Mara de Huerva:
por cuyo motivo se destacaron varias partidas hacia Torrero, almacenes, camino de Cuarte y Santa Fe. Se hizo adems una cortadura junto al puente de Amrica hacia la ciudad, colocando a su altura un can de a 24; se hizo tambin una
nueva batera en lo alto de la subida de Torrero60.
51
artilleros, por cuya causa la haban abandonado, mand que la tropa desamparase dichos puntos, haciendo bajar los dos caones que haba en dicha batera
y volar el puente de Amrica, lo que se ejecut inmediatamente con el mayor
orden, con cuya operacin quedaron los enemigos dueos del Torrero y todas
sus inmediaciones, subiendo a l todos los que estaban en el camino de Madrid
y replegndose por el barranco de la Muerte hasta el camino de la Cartuja baja,
todo lo cual se verific antes de las 10 de la maana61.
Casamayor cita hechos que tuvieron lugar en Buenavista (voladura del depsito
de plvora) como si ocurrieran en Torrero. El anlisis de otros textos nos llevar a una
verdad que muy poco se parece a la relatada por Casamayor.
El general Saint Marcq, mucho mejor dotado en armamento y personal (tropas de
unidades y no paisanos armados), aguant con menos bizarra que el ajusticiado y fusilado Vicente Falc. Palafox utiliz distintas varas de medir y salv la vida a su
amigo Saint Marcq.
Por otra parte Alcaide Ibieca realiza una narracin de los momentos previos al combate en este punto el 30 de noviembre:
Estaba guarnecida con tropa la Casa blanca, la batera de Buenavista, Torrero,
y sus avenidas. Apenas comenzaron a tirotearse, cuando el paisanaje se incorpor
a la tropa, situndose por las troneras de la muralla, que enlazada con el reducto
del Pilar segua hasta la puerta del Portillo. Palafox y O-Neille fueron a la batera
de Buenavista seguidos por personas de ambos sexos, donde permanecieron
sazn que apareci una descubierta de caballera enemiga, la que dispararon algunos caonazos, y retrocedieron. Considerando que al da siguiente, y acaso en
aquella misma noche atacaran, se encarg al general Saint Marcq la defensa de
Torrero, quien se traslad l las dos y media de la maana62
52
Agustn Alcaide Ibieca comienza el relato del ataque francs refirindose a estas bateras (crea que era una sola, ver mapa de V. Gambu):
La maana siguiente, la batera indicada rompi el fuego con la mayor viveza a sazn
que la segunda brigada del general Grandjean aparent un ataque de frente; pero como
las tropas a las rdenes del general Habert ocupaban el ojo del muralln, vencieron con
facilidad los obstculos que les opusieron hacia aquella parte. Esto, unido a que una columna de la divisin Morlot, siguiendo la hondura de la Huerva, pas por debajo del
Canal y almenara del Pilar65, para tomar por la espalda la cabeza del puente inmediato
a las inclusas, hizo conocer a nuestras tropas que tanto la Casa blanca, como la batera
de Buenavista y edificios de Torrero estaban flanqueados; y viendo la imposibilidad de
sostenerse, los abandonaron; logrando los que ocupaban la altura de Buena-Vista retirar sus caones, a excepcin de uno que haba desmontado el fuego del enemigo. Creyendo facilitar mas la retirada, volaron el puente de Amrica; y los defensores se
agolparon dentro de los reductos y parapetos que formaban la segunda lnea66.
64
53
El cabezo de Buenavista en la actualidad. Localizacin de las dos bateras francesas del ataque a Buenavista.
Como hemos comentado en la descripcin, los restos del reducto estn situados en la
cara Suroeste de Buenavista. Personalmente creo que se encontraban a media cota
(240m) en una zona llana que domina el acceso desde el Canal y el valle del Huerva.
Analizando la fotografa area y comparndola con el plano de Vicente Gombu he localizado la situacin de las dos bateras que fueron construidas la noche del 20 al 21 de
diciembre de 1808. Creo en este caso que son correctas las fuentes escritas francesas y
por lo tanto yerran las fuentes escritas y cartogrficas espaolas. El anlisis de la vegetacin diferencial permite adivinar la situacin de dos bateras. Se encuentran situadas
en los Pinares de Venecia a ambos lados de la calle Carrin (antiguo camino de Torre67
54
Vista area de los Pinares de Venecia. Situacin de las dos bateras de ataque francesas que
participaron en el ataque de Torrero 21 de diciembre de 1808. Las distancias coinciden con
la descripcin de Belmas.
cilla). La batera de la derecha, distinta en su forma a la batera representada por V. Gambu, se encuentra situada junto al antiguo camino de Torrecilla de Valmadrid en una
cota superior a la batera espaola de Buenavista (260 m).
Su flanco derecho estaba muy prximo a las calles de Mesones de Isuela y Malln.
No se encuentran restos visibles en superficie.
La Batera de la izquierda describe claramente la forma que aparece en el plano de
Vicente Gombu y es una muestra evidente del respeto que tenan los generales franceses a las tropas espaolas. Fue emplazada para proteger el flanco francs ante un
posible ataque espaol desde Casablanca. Por ello dispona de 4 gruesos obuses de
a 868 y de dos caones de a 12 libras. Tampoco quedan restos visibles en superficie.
En esta zona ha habido desmontes de tierra recientes adems de que la construccin
del tercer cinturn de la ciudad ha afectado al flanco de esta posicin.
68
Los obuses de a 8 pulgadas no eran orgnicos de las Divisiones francesas. Formaban parte del tren
de sitio.
55
Vista de las instalaciones del Canal Imperial en Torrero. Lmina procedente del libro
Descripcin de los canales Imperial de Aragn, i Real de Tauste. Conde de Sstago.
gran parte cubierto por tierra y vegetacin). Junto a los edificios descritos con anterioridad (en lnea con la fonda y el edificio de 70 m junto al Canal), en terrenos hoy de la
Confederacin Hidrogrfica del Ebro, exista un gran edificio rectangular cuyo lado
mayor era paralelo al Canal. En l se alojaba un granero y detrs de este, un espacioso
patio daba acceso a la parte trasera del edificio que se empleaba como carpintera. El
resto del edificio (parte actualmente conservada con modificaciones) se empleaba como
carboneras y almacn de maderas (este ultimo tena el tejado en forma de prtico). Inmediatamente detrs de este edificio descrito se encontraba otro edificio rectangular paralelo a las viviendas junto a la iglesia, que era utilizado como horno de pan. En sus
proximidades exista un molino harinero, un molino de aceite y una fbrica de aguardiente. Junto al puerto, en la cara donde el canal cambia bruscamente de direccin, se
construy un dique de carena para mantener los barcos a cubierto.
1er Sitio
Hemos narrado con anterioridad lo escrito sobre la defensa de Torrero por Agustn Alcaide Ibieca. Veamos lo que escribi Gmez de Arteche:
Apenas reconocida la plaza el 27, el general Verdier fij para el da siguiente el
ataque a Torrero, posicin que l entonces, y despus varios otros, han considerado
como la llave de Zaragoza. La mayor importancia de Torrero estribaba en que, elevndose sobre el flanco derecho del campamento francs, exiga perentoriamente
57
Dependencias del Canal Imperial de Aragn en Torrero, Batera de Buenavista y Batera francesa.
(21 de diciembre de 1808). Fragmento del plano de V. Gambu. Servicio Geogrfico del Ejrcito.
su ocupacin una vigilancia suma para poder avanzar al ataque de la ciudad sin
temor de verse las tropas envueltas , al menos distradas en sus maniobras.
Las defensas de Torrero consistan en una batera de tres piezas establecida en
Buena-vista, pequea colina destacada hacia el S.O. entre el canal y el Huerva, y dominando de cerca la Casa blanca y el camino que la une a Zaragoza; en otra batera
de dos piezas que cubra el puente de Amrica, y en varias cortaduras para interceptar los distintos caminos por donde poda ser envuelta tan importante posicin.
Componan la guarnicin 500 hombres, paisanos en su mayor parte, y unos
cuantos soldados de Extremadura con que se la reforz en la noche del 27, gobernndola el teniente coronel D. Vicente Falc69.
58
2 Sitio.
Una vez que hemos ledo la narracin de Alcaide Ibieca y Belmas en la defensa del
sector de Torrero-Buenavista analicemos lo que cuentan otros autores. Gmez de Arteche describe la defensa de Torrero y Buenavista:
En Torrero y coronando la eminencia de Buenavista, se construy un atrincheramiento de poco relieve, revestido de ladrillos cocidos al sol, abierto por la gola,
y capaz de recibir cuatro piezas. Este fuerte cubra con sus fuegos todo el espacio
que recorre el canal entre el puente de Amrica, que se cort y se reforz adems
con una gran batera, y el acueducto del barranco de la Muerte, cuyo arco de paso
fue obstruido con una gruesa barricada. Cubra las esclusas que se hallan en la extrema derecha de aquella vasta extensin del canal, una obra que haca el oficio de
cabeza de puente; y el de la Muela, mucho ms distante por el mismo flanco, se
puso en defensa con una batera, que tambin enfilaba su principal avenida, la carretera, y ejerca su accin sobre una gran parte de las mrgenes del canal72.
70
Segn F. Casamayor cuyos datos son los ms fidedignos fue arcabuceado junto al rbol grande de Convalecientes a las 5 de la maana del da 22 de agosto de 1808.
71
GMEZ DE ARTECHE Y MORO. op. cit. pp. 340-341.
72
GMEZ DE ARTECHE Y MORO. op. cit. p. 305.
59
73
74
60
Era indispensable ocupar la altura del monte de Torrero antes de dar principio
al sitio; se resolvi tomar a viva fuerza esta posicin y las obras que la coronaban:
el general Lacoste plane las disposiciones para el ataque. Durante la noche se
hizo aceleradamente una batera sobre una altura que dominaba el fortn enemigo,
y el 21 por la maana abri con xito sus fuegos esta batera contra aquella obra.
La segunda brigada del general Grandjean hizo algunas demostraciones de ataque
por el frente, pero sin empearse porque el canal la separaba del fuerte, mientras
que la primera brigada, las rdenes del general Habert, pas el canal por debajo
de un acueducto de que se haba enseoreado la vspera, avanz rpidamente por
la orilla izquierda del canal y se coloc entre la ciudad y la obra, a la que atac
por la gola. Este movimiento sabiamente concebido y ejecutado, apoyado por un
fuego vivo de la artillera, determin la huda del enemigo, dejando en nuestro
poder tres caones y un centenar de prisioneros75.
Vemos una vez ms como las unidades polacas eran empleadas como carne de
can y son de nuevo protagonistas de una arriesgada accin. Evaluando la infor75
76
61
macin proporcionada por las distintas fuentes, podemos concretar que las tropas espaolas abandonaron la posicin no por estar flanqueadas como afirma Ibieca sino
porque fueron atacadas de frente y por el flanco derecho, y casi envueltas por fuerzas muy superiores, por lo que se vieron obligadas a replegarse. La voladura del
puente de Amrica se realiz cuando estaba pasando la caballera francesa, pereciendo varios jinetes durante el paso. Esta accin permiti la retirada de Buenavista
donde era imposible mantenerse sin artillera, ya que los franceses haban volado el
depsito de municiones. Los caones espaoles se clavaron y no fueron retirados
como afirma Ibieca ya que en el recorrido hasta la ciudad y con la clara superioridad
francesa se hubieran perdido.
Este punto ha sido transformado recientemente (ao 2002) con la construccin del tercer cinturn y los numerosos desmontes de tierras realizados en sus proximidades. La
antigua alcantarilla del Canal, protagonista del Segundo Sitio, fue sustituida por dos amplios arcos para dar acceso a los vehculos. Este lugar constitua desde el medioevo el
acceso natural desde Torrecilla de Valmadrid hacia Zaragoza. El Barranco debe su nombre a una importante accin blica acaecida el da 22 de mayo de 1118 durante la conquista de Zaragoza por las tropas de Alfonso I el Batallador, cuando las tropas cristianas
atacaron al anochecer a las fuerzas musulmanas que, procedentes de Valencia, venan
62
Vista del Barranco de la Muerte. Zaragoza. Lmina procedente de Memoria histrica del
Canal Imperial de Aragn. Imprenta de D. J. Palacios. Madrid, 1833.
a levantar el Sitio de Zaragoza. La emboscada cristiana provoc una importante mortandad dentro de las filas almorvides dando su nombre a este Barranco77.
Posteriormente en el siglo XVIII, el 20 de agosto de 1710 tuvo lugar la Batalla de
Zaragoza, destacado episodio de la Guerra de Sucesin espaola. Los ejrcitos contendientes desplegaron uno frente al otro en un amplio arco comprendido entre el ro
Ebro (aguas abajo de las Fuentes) y los montes de Torrero. Los seguidores del archiduque Carlos, al mando del general Starhemberg, derrotaron al rey Felipe V. Sobre
ambos lados del Barranco de la Muerte desplegaron efectivos de uno y otro bando y
una vez ms este punto fue teido de sangre.
En 1775 la construccin del Canal Imperial de Aragn atraves este estratgico
lugar y para facilitar el paso de las aguas torrenciales sobre el barranco fue construida una alcantarilla de doce de ancho por doce pies de alto unidas a dos murallas
de mampostera. Esta muralla cruza transversalmente el barranco a unos 11 metros
77
Este dato reflejado en las efemrides de la ciudad de Zaragoza puede ser errneo. Existen numerosos barrancos de la muerte en los alrededores de Zaragoza.
63
1er Sitio.
Todo el terreno entre el Barranco de la Muerte y el ro Ebro fue reconocido por unidades francesas. Pronto se dieron cuenta de la importancia de los puntos de paso del
canal, ya que flanqueaban los accesos de Torrero con la ciudad. Alcaide Ibieca escribe:
Sus partidas de guerrilla avanzaban entre tanto por el camino del Barranco de
la Muerte para tantear aquellas posiciones y atacar el punto de Torrero. Los paisanos luego descubrieron sus intentos, y se propusieron defenderlo. El 21 de junio
ejecutaron los enemigos una descubierta hasta los almacenes de la plvora. La
artillera situada en el puente de Amrica comenz a obrar, pero no pudo interrumpir su marcha; y llegaron a cortar la cadena de la alcantarilla, en donde dejaron una porcin de proclamas, para que cogindolas los campesinos las
64
78
65
Aguas abajo de la Almenara de San Antonio se encuentra el Puente de San Bernardo construido en 1796. Desde all el Canal, antes de entrar en los campos del
Burgo de Ebro, baja rpidamente de cota y por ello, para facilitar la navegacin de
embarcaciones, fueron construidas las cuatro esclusas de Valdegurriana. Junto a la
primera de ellas se encuentra la Almenara de San Bernardo. A unos dos kilmetros
aguas abajo de las esclusas, muy prximo a la Cartuja Baja, est el paso de ganado
de la Cartuja, otro punto que con seguridad fue tabicado y defendido durante el segundo Sitio. Este punto marcaba el lmite oriental de la defensa del Canal. Al conquistar los franceses el Barranco de la Muerte todos los puestos defensivos situados
hacia el Este fueron abandonados.
2 Sitio.
Todos estos puntos fueron considerados como secundarios dentro del sistema
defensivo. El paso del Barranco de la Muerte y la alcantarilla de paso de ganado de
Torrecilla fueron tabicados con unas sencillas empalizadas de ramaje y tierra. Las
fuentes espaolas y francesas describen una obstinada defensa espaola en el Barranco de la Muerte hasta el momento en que tuvieron que ceder ante la gran superioridad numrica del enemigo y la posibilidad de ver cortada su retirada a la plaza.
El da 1 de diciembre un destacamento francs se acerc a reconocer y obtener informacin de tan estratgico lugar. Defenda estos dos puntos durante el ataque francs
del 20 de diciembre un destacamento del regimiento de Infantera de Granaderos aragoneses de Fernando VII. Su jefe era el capitn Joaqun Primo de Rivera, que tuvo que retirarse herido al iniciarse el combate, quedando a cargo de la defensa de dichos puntos el
teniente Francisco Escobar.
Las fuentes espaolas no profundizan en las acciones realizadas en este sector. As
Casamayor cita la retirada de las fuerzas espaolas de Saint Marcq el da 21 de diciembre tras la toma de Torrero:
cuya operacin quedaron los enemigos dueos de Torrero y todas sus inmediaciones, subiendo a l todos los que estaban en el camino de Madrid y replegndose por el barranco de la Muerte hasta el camino de la Cartuja Baja, todo lo
cual se verific antes de las 10 de la maana79.
79
66
Paso de ganado de la Cartuja. Lmina procedente del libro Memoria histrica del Canal
Imperial de Aragn. Madrid. Imprenta de D.J. Palacios ao 1833.
Alcaide Ibieca describe la accin del da 20 cuando ante el despliegue francs las
bateras espaolas de Buenavista y Torrero abrieron fuego:
Tanto esta batera como los violentos, hicieron de seis a siete fuego; pero cerrada
la noche, los franceses avanzaron por los almacenes hasta el ojo del muralln del
barranco de la Muerte, y se posesionaron de aquel interesante punto80.
67
Las fuentes francesas s que citan en sus textos las acciones sobre el Barranco de
la Muerte cuya posicin fue conquistada por las tropas del general Habert el da 20
de diciembre al anochecer. Belmas realiza la ms extensa descripcin de las acciones previas al ataque el da 20 de diciembre y el comienzo del ataque del 21 con el
inicio de la toma del reducto de Buenavista:
El da 21, a las ocho de la maana, estas dos bateras comenzaron a disparar;
desmontaron una de las piezas del enemigo e incendiaron un depsito de plvora.
Al mismo tiempo, el capitn de artillera Morlot, se dirigi a la derecha, delante
del puente de Amrica, con seis piezas de artillera ligera y bati las trincheras que
el enemigo tena al pie de los grandes almacenes. Con el apoyo de esta artillera
la divisin Grandjean se present en el Monte de Torrero; la segunda brigada simul un ataque frontal mientras que la primera, bajo las rdenes del general Habert, se diriga a la derecha para rodear la posicin. Desde la vspera, el general
Habert se haba adueado del pasaje abovedado del Barranco de la Muerte, sobre
el que discurre el Canal. El enemigo haba barricado este paso y haca desde all
un fuego de los ms vivos. Para desalojarlos, nuestros soldados se vieron obligados a disparar oblicuamente bajo la bveda sin mostrarse; las balas rebotando en
las pilastras alcanzaban a los espaoles que, no pudiendo responder con ventaja,
se vieron obligados a retirarse. Dueo de este paso, el general Habert avanz con
su brigada por la orilla izquierda del Canal y se situ entre el Monte de Torrero y
la ciudad. El enemigo, intimidado por este movimiento, abandon precipitadamente su posicin. Dej en el reducto de Buenavista dos obuses de seis pulgadas
y una pieza de a 4 libras desmontada. Las tropas del general Habert tomaron una
bandera perteneciente al regimiento de Murcia. Se hizo pronto un puente sobre el
Canal detrs de los almacenes83.
El informe oficial del mariscal Moncey sobre la Toma del monte de Torrero describe escuetamente esta accin:
82
83
68
84
BELMAS. op. cit. Escrito n19 Informe oficial del mariscal Moncey sobre la Toma del Monte de Torrero. p. 180.
85
ROGNIAT. op. cit. pp. 69-71.
69
II PARTE
LA DEFENSA DEL RABAL (ARRABAL)
DESCRIPCIN DEL BARRIO Y SUS ACCESOS EN 1808
El Arrabal de 1808, desgraciadamente, tiene muy poco que ver con el que conocemos hoy en da. Muchos zaragozanos podemos recordar cmo era el barrio en
la dcada de 1970-1980. Esa imagen que qued grabada en nuestras retinas nos puede
dar tan slo una idea parcial de cmo era el Rabal durante los dos Sitios, ya que
haban desaparecido los antiguos conventos que configuraban y delimitaban en gran
parte su estructura y formaban con sus muros el antiguo sistema de defensa. Todos
ellos fueron abiertos en brechaen 1809 por la potente artillera de sitio napolenica
y posteriormente fueron saqueados.
Del resto del barrio, con sus humildes y antiguas casas de campo, quedan tan slo
unos pocos tramos de calle con los que podemos hacernos una somera idea del conjunto. Estaban edificadas con ladrillos ordinarios, adobes y sencillos tapiales de tie-
Imagen del Arrabal durante una crecida del Ebro. Coleccin particular.
71
rra. El trazado global del Arrabal de 1808 quedaba enmarcado por el Oeste por el camino de Juslibol (actual calle Sixto Celorrio); el lmite Norte por el tapial de una
torre de campo y el convento de las Descalzas de San Jos (actual calle de Pano y
Ruata). La esquina Noreste del convento marcaba el final del Arrabal. Desde ella siguiendo el trazado de la actual calle Sobrarbe (antigua calle Mayor) hacia el puente
de Piedra estaban los Macelos y el Convento de Nuestra Seora de Altabs. Estos edificios marcaban el final del barrio por Oriente.
La llegada del ferrocarril y la construccin de la Estacin del Norte alteraron profundamente la direccin de algunas de las antiguas salidas del barrio. Pero ser a finales del siglo XX hasta hoy en da cuando la especulacin urbanstica y el escaso
inters de conservacin de algunas de nuestras autoridades municipales cuando se
destruyan una gran parte del antiguo barrio agrcola y con ellos los restos arqueolgicos de las obras de aproche francesas.
Voy a intentar describir cmo era el Arrabal de 1808: Tomando como eje el Puente
de Piedra y el antiguo camino de Barcelona a su derecha, existan dos grandes recintos conventuales que formaron parte del dispositivo de defensa: San Lzaro y
Jess.
Convento de Jess
Su nombre recuerda el convento que la Orden de los Padres Mercedarios de Nuestra Seora de Jess tuvo en esta calle desde 1447 hasta su destruccin. Fue evacuado
inicialmente durante el Primer Sitio y defendido durante el segundo. El antiguo recinto
conventual, exento del ncleo del Arrabal, presentaba una forma triangular limitada
por las actuales calles: Plaza Jess-Valimaa-Avenida Puente del Pilar. Sus restos tras
la expropiacin de Mendizbal fueron aprovechados para instalar una fbrica de harina
y posteriormente para pasar, parcialmente, al Ministerio de la Guerra siendo empleados como almacenes. Parcialmente ya que una franja de su recinto al Sur fue ocupada
por la Torre de Corral (calle Corral). En 1808 el antiguo camino de Valimaa o de
1
LABORDE, Alexandre de: Itinraire descriptif de Lspagne. Tomo II. Paris 1808.
Sobre sus ruinas junto al ro Ebro se construy el Cuartel de San Lzaro empleado como zona de reclutamiento hasta el ao 1983 en que fue demolido. En este solar se construy un aparcamiento de autobuses y una pequea zona verde. Los antiguos terrenos del convento destinados a huertas fueron
ocupados por viviendas, un molino de aceite, lavaderos y naves de talleres. El ncleo principal de viviendas fue utilizado como cuartel de la Guardia Civil (11 tercio)-(Calles Nicols y Funes). En su solar
el 14 de octubre de 1953 fue inaugurado el Cine Norte con una capacidad para 600 butacas que fue demolido en los aos 70. A finales del 2006 sobre todo el recinto se abri un enorme socavn para construir viviendas destinadas a la EXPO 2008. Finalmente, a da de hoy, todava no han sido construdas.
2
74
los Herederos naca en el extremo del convento dirigindose hacia el Noreste. En su interseccin con la acequia del Soto del Caar estaba la torre de Latorre (denominada as
en el mapa de Casaal) y a unos 200 metros de esta el molino de las Armas.
Sobre el margen derecho del antiguo camino de Villanueva (acera de la derecha de
la calle Sobrarbe, antigua calle Mayor del Rabal) se apoyaban el Convento de Altabs-Santa Isabel y los macelos (mataderos de ganado) de la ciudad y el eclesistico
cerrando por el Norte (esquina Noreste) el recinto del convento de Convento de Carmelitas Descalzas de San Jos.
75
Los Tejares:
Esta zona, al Oeste del barrio, estaba limitada en 1808 por un pequeo muro y
su espacio interior y exterior estaba ocupado por varios tejares. La salida de la calle
del Tejar (hoy calle de Villacampa) ser defendida durante el Primer Sitio por una
Batera denominada de los Tejares. Durante el segundo Sitio al Norte de sta, en
el extremo NO del Arrabal justo en el punto en donde terminaban los tejares fue
construido el Reducto de los Tejares tambien conocido por su situacin como
Reducto de las Balsas. La batera de los Tejares del Primer Sitio y la anexa situada en el arranque del camino a Juslibol pasaron a tener durante el Segundo Sitio
un papel ms discreto. Ambas bateras probablemente fueron denominadas entonces Bateras de las Balsas.
76
Despus de los Sitios en su solar se construyeron dos torres llamadas de Oate y Casanova (Plano de Casaal)4. La torre de Oate ocupar la mitad del lado Norte del
Barrio, cerrando por el Este con el Tapial de la Torre de Casanova (final de la calle del
Tejar hoy Villacampa). Desde aqu la finca segua una diagonal que formaba la antigua calle de Cantarinas o de las Ranas (actual M. Gracia). Todo este sector estaba
ocupado hasta la calle Mayor del Arrabal (Sobrarbe) por antiguas viviendas de labradores que conforman la plaza y calle del Rosario, calle del Medio posteriormente de
Jorge Ibort5, calle del Horno, calle del Tallo (callejn de Lucas) y Plaza de la Mesa.
Del antiguo barrio del Rabal en 1808 salan cinco caminos:
-El camino de Juslibol naca junto al Puente de Piedra siguiendo inicialmente una
direccin diagonal (NO) hasta dejar el barrio del Arrabal discurriendo entonces en paralelo a las balsas de Ebro Viejo (direccin N). Tras cruzar la acequia de la Ortilla volva a cambiar bruscamente de direccin hacia el Oeste hasta llegar al pueblo de Juslibol.
-El camino de Villanueva, llamado de Francia por dirigirse hacia el Pirineo. Algunos autores como Alcaide Ibieca lo denominan camino de Zuera o de los Molinos.
Desde el Puente de Piedra cruzaba todo el Arrabal de Sur a Norte (calle SobrarbeSan Juan de la Pea). No muy lejos de l cuando el camino cruzaba la acequia Postera, una desviacin a la derecha nos acercaba a los molinos harineros del Pilar y de
la Seo (actual Camino de los Molinos).
- El camino de Barcelona naca junto a la iglesia de San Lzaro siguiendo la direccin de la va antigua de ferrocarril (paralela a Matilde Sangesa Espinosa) La
actual Avenida de Catalua fue trazada ms hacia el Este. El antiguo camino de
1808 pasaba por la Torre del Arzobispo6, punto defendido en los dos Sitios. Posteriormente se diriga hacia el Este para cruzar el ro Gllego por el puente de Tablas7. Este puente fue incendiado por los franceses en el Primer Sitio y fue
reconstruido al final del mismo. Posteriormente el camino de Barcelona segua prximo a la orilla del Ebro para despus subir por Bujaraloz y Candasnos hasta encontrarse con el paso del ro Segre en Lrida.
4
77
78
El pulmn de Zaragoza
Estableciendo un smil podemos considerar que el Arrabal fue el autentico pulmn
de Zaragoza. Mientras el bloqueo no fue absoluto entraban y salan personas y mercancas desde la ciudad. Durante el Segundo Sitio, tras el bloqueo total de las fuerzas de la divisin Gazan, el ro Ebro fue la nica va de escape de la ciudad, pero tras
la construccin del puente volante de barcas, el 31 de enero, y el establecimiento de
caones franceses en las dos orillas, se cort toda comunicacin con el exterior.
Conquistado el Arrabal el da 18 de febrero, el barrio se convirti en un perfecto
asentamiento artillero desde donde se poda batir con fuego directo los principales
79
edificios de la ciudad. La puerta del ngel y el templo del Pilar, el corazn del despliegue defensivo de la ciudad, eran batidos por el fuego. Zaragoza, sin aire, sencillamente agonizaba.
Aunque popularmente consideramos que el Primer Sitio de Zaragoza comienza el
15 de junio de 1808, desde el punto de vista estrictamente militar, esta apreciacin
es incorrecta. Cuando Zaragoza es atacada por primera vez por el general Lebfevre
ese da y posteriormente por el general Verdier el 2 de julio, la ciudad no estaba sitiada ya que no se haba completado el cerco.
Las tcticas de combate de la poca napolenica contra una ciudad no fortificada
establecan actuar mediante un ataque a viva fuerza. Y aunque el plan de Verdier para
el ataque del 2 de julio concretaba el cierre del Arrabal por la caballera podemos
confirmar que este paso en fuerza no tuvo lugar hasta el amanecer del da 11 de julio.
As lo confirman las fuentes espaolas. Por ello opino que Belmas y otros autores
franceses se limitan a copiar literalmente el plan del general francs que no pudo ser
ejecutado. La obra de Casamayor describe claramente los intentos de paso del enemigo por el vado del Pino de Ranillas.
Tras los dos intentos de ataque a la fuerza fallidos, los franceses comenzaron a tratar a Zaragoza como si una plaza fuerte se tratara. El da 11 de julio el tercer escuadrn de ulanos cruz el ro Ebro aguas arriba de Alfocea. Tras dispersar a un
destacamento espaol que defenda el vado de Utebo se aproximaran siguiendo por
la orilla del ro hasta la posicin espaola del vado del pino de Ranillas. All atacaron la posicin defensiva espaola por el flanco mientras otros escuadrones de ulanos pasaban el vado frontalmente llevando a un fusilero en la grupa del caballo. La
posicin espaola del pino de Ranillas fue abandonada y el enemigo pudo por fin establecer un puente. Finalizado el tendido y tras el despliegue de las tropas de infantera y caballera al mando del coronel Pire en la orilla derecha, el cerco francs
estaba realizado y, al menos tericamente, comenzaba el Primer Sitio.
Y digo tericamente porque el cerco nunca fue eficaz. Los franceses intentaron
hacer efectivo el bloqueo pero, en contra su voluntad, no lo lograron. S que existi
por lo tanto el Primer Sitio de Zaragoza aunque algunos autores franceses como Rogniat consideren que slo existi uno: el Segundo Sitio.
80
ANEXO DE IMGENES
Plano del 2 Sitio de Zaragoza. Vicente Gambu. Cartulario de Zaragoza 1814. SGE.
II
III
Batera francesa
Torrero
Fortificacin
de Buenavista
Dibujo del reducto en forma de bonete de Buenavista y batera francesa que lo atac.
Las fuentes francesas citan la existencia de dos bateras (ver imagen pgina VI).
Fragmento del plano de Vicente Gambau.
Fortificacin
de Buenavista
Torrero
VI
Dos bateras, las distancias a Buenavista coinciciden con lo relatado por J. Belmas.
Bateras francesas
Batera de Buenavista
Vista General de Zaragoza tomada desde el Monte Torrero. Aguafuerte y aguatinta de Fernando Brambila y Juan Glvez, 1812-1813.
VII
VIII
IX
XI
Plano francs del Arrabal de Zaragoza, dibujado por el coronel Dod durante el asedio.
De l se han extrado los esquemas utilizados para la explicacin de la Batalla del Arrabal.
3.
1.
2.
4. Puente del
Gllego
2.
XX Gazan
10 Hsares
3.
2.
1.
4. GAZAN XX
3.
1. Unidades de caballera espaola
retardan el avance del 10 de Hsares
y protegen el repliegue de la vanguardia espaola.
2. El 3 Regimiento de Murcia y el
Batalln de Tiradores de Floridablanca
se desplazan hacia la Torre del
Arzobispo.
3. Combates entre Villacampa y las
vanguardias francesas.
4. El despliegue de la Divisin Gazan
es avistado desde la Torre Nueva.
2.
1.
Batalla del Arrabal, 12:00 de la maana del 21 de diciembre de 1808. Cada columna espaola
estaba protegida por fuerzas de caballera y una seccin de 2 caones violentos (4 libras)
XIII
1.
2.
1.
2.
100 Lnea
28 Ligero
1.
28 Ligero
100 Lnea
100 Lnea
21 Ligero
3.
2.
21 Ligero
28 Ligero
1.
21 Ligero
100 Lnea
100 Lnea
5.
21 Ligero
Can de a 12
2.
4.
3.
1. Contina la resistencia
en la Torre del Arzobispo.
2. Por la izquierda francesa siguiendo la
carretera de Barcelona, una segunda columna
de Batalln francs del 21 Ligero logra
ocupar la casa entre el Macelo
y el Convento de Jess.
3. La caballera y la Reserva espaola, al creer
que ha cado la Batera del Rastro, pasan por
el Convento de Santa Isabel y huyen hacia el
Puente de Piedra. Reaccin de Palafox y
ONeylle que cierran el paso del Puente.
4. Reaccin de la Infantera espaola, salida
de un batalln de Guardias Wallonas seguido
por el Batalln de Voluntarios de Huesca.
El Batalln francs del 21 Ligero
es forzado a abandonar la posicin.
5. Dos columnas de Batalln del 100 Regimiento (2 ataque) asientan un can de 12
libras y abren una brecha sobre la Batera del
Rastro, atacan las del Rastro de los Clrigos.
Asalto y lucha cuerpo a cuerpo. Los franceses
son rechazados. La Batera del Tejar rechaza
el 2 asalto. Las Bateras del Rastro
y del Tejar rechazan un 3er asalto.
Puente de
La Muela
81
se comenzaron a construir las tres bateras del Arrabal bajo el mando del subteniente de
ingenieros Jos Mara San Romn auxiliado por los suboficiales Hernndez y Polo.
Posteriormente fue designado comandante de Ingenieros del Arrabal, hasta el final
del Segundo Sitio, el teniente coronel Font (Alcaide Ibieca le llama errneamente
Fonz). Aparece en el escalafn del arma de Ingenieros de 1808 como teniente coronel comandante de ingenieros de la plaza de Valencia, desapareciendo del escalafn del arma en 1811 por su situacin de prisionero de guerra en Francia. El 13 de
julio de 1808 se encontraba en Alfajarn en compaa del capitn de caballera
Toms Gonzlez, que tambin fue agregado al servicio de Ingenieros.
Alcaide Ibieca describe en su tomo I el estado de las defensas en la orilla izquierda
cuando cita las primeras tentativas de paso del ro Ebro por los franceses. Desde el
da 27 de junio se organiz la defensa de los vados. Estas acciones sern estudiadas
al hablar sobre el tendido del puente francs del Primer Sitio. Evidentemente el paso
del ro por el enemigo cambi radicalmente la actitud de los paisanos en el Arrabal,
ya que adems de ver peligrar sus campos y sus cosechas haba que evitar a toda
costa la circunvalacin de la plaza.
Durante el Primer Sitio el Arrabal fue el oxgeno de la ciudad, la vena por donde
llegaban todos los refuerzos de personal, armamento y vveres. Por ello, aunque tardamente, fue fortificado. En el Archivo del General Palafox existe un documento que
presenta el plan de defensa de la ciudad el da 16 de julio. Tan slo concreta en su ltima pgina: En este da reconocer el Arrabal y sus puntos de defensa, y formar
el Plan que sus doctos conocimientos le dicen10 .
Faustino Casamayor concreta en su diario:
16 de Julio de 1808. Se prosigui en arreglar las bateras del Arrabal y se
evacu el Convento de Jess11.
82
El francs Belmas da una escueta referencia sobre las obras del barrio muy similar:
Los espaoles haban cerrado tambin las avenidas del barrio de la orilla izquierda, no dejando ms que tres entradas principales cubiertas por bateras de
sacos de tierra y por fosos llenos de agua14.
12
83
Esta unidad particip en la batalla de Epila y defendi los puestos avanzados de las
Torre del Arzobispo y torre de Lapuyade. El batalln, que encuadraba unos 500 hombres, fue creado en Calatayud por el Barn de Warsage con un grupo de suizos procedentes de Madrid y fue completada por espaoles y extranjeros. Luch brava y
tenazmente en las acciones de la izquierda del Ebro los das 14,16, 29 y 30 de julio
sufriendo numerosas bajas.
Otra de las unidades que tempranamente defendieron el Arrabal fue el Regimiento
de Dragones del Rey. Tras su regreso de la accin de Epila, el 23 de junio, fue destinado a la defensa del Arrabal. Esta unidad particip en todos las acciones ocurridas en el mes de julio en la Torre del Arzobispo, Alto de los Molinos y orillas del
Gllego. En una accin sobre la Torre del Arzobispo el 14 de julio fue herido de
gravedad su coronel Bernardo Acua y fue sustituido por el teniente coronel D.
Pedro del Castillo.
Adems conocemos varios estados de fuerzas del Archivo del General Palafox.
Uno de ellos fue publicado en el Suplemento a la Historia de los dos Sitios de Alcaide
Ibieca. Se trata del estadillo de la defensa de Zaragoza del da 29 de julio de 1808.
Este documento no concreta el personal que defenda el barrio del Arrabal ya que
ofrece datos globales de Cartuja, Arrabal y San Lzaro. Es de suponer que la Cartuja
referida es la Cartuja Alta o de Aula Dei. Sabemos el nmero de defensores global
que defenda estos tres puestos era de 4 capitanes, 11 oficiales, 27 sargentos, 2 tambores, 45 cabos y 716 soldados, que hacen un total de 805 hombres.
Este estadillo proporciona datos del personal que defiende los puestos del Convento de Jess, la Torre del Arzobispo, torre de Lapuyade, la Salitrera, Tejares, Molino de las Armas y los Vados. Todos ellos estaban situados en la orilla izquierda del
ro. Adems esta informacin nos revela un dato importante ya que informa sobre la
proteccin de puestos avanzados pese a la escasez de personal implicado en la defensa de la ciudad. La entidad de la fuerza que defiende cada puesto denota la importancia dada a cada uno de ellos. Los datos concretos son los siguientes:
- Convento de Jess: 1 oficial, 2 sargentos, 3 cabos y 64 soldados, que hacen un total
de 70 hombres.
- Torre del Arzobispo: 1 capitn, 2 oficiales, 4 sargentos, 3 tambores y 102 soldados,
que hacen un total de 112 hombres.
- Torre de Lapuyade. Algunos autores confunden esta torre con la prxima del Arzobispo llamndola Daudevard torre Puyada por ser propiedad de Pedro Lapuyade.
Este documento prueba que eran dos puntos prximos pero distintos. Ibieca as lo cita
al estar defendida por: 2 oficiales, 5 sargentos, 8 cabos y 80 soldados, que hacen un
total de 95 hombres. La situacin de esta torre puede corresponder a las ruinas que
85
aparecen en el plano del Trmino Municipal de Dionisio Casaal (1892) junto al camino de Cogullada al norte de la Torre del Arzobispo.
- La Salitrera que estaba situada junto al ro Ebro enfrente de la puerta de San Ildefonso, en la arboleda de Macanaz. Estaba defendida por 1 oficial, 1 sargento, 2 cabos
y 30 soldados, que hacen un total de 34 hombres.
- Batera de los Tejares. Estaba junto a la entrada principal del Arrabal: 4 oficiales, 6
sargentos, 2 cabos y 120 soldados, que hacen un total de 132 hombres.
- Molino de las Armas. 3 oficiales, 2 sargentos, 3 cabos y 104 soldados, que hacen
un total de 112 hombres.
- Los Vados15: 1 capitn, 4 oficiales, 6 sargentos, 11 cabos y 131 soldados, que hacen
un total de 153 hombres.
Todos estos datos se corresponden con la escasa guarnicin que exista en Zaragoza
en esas fechas. En el Archivo General Palafox existe adems un documento16 que
nos informa nominalmente las unidades defendan cada puesto. Estudiando las dos
fuentes vemos que este segundo documento nos puede llevar a un error al enumerar
los distintos batallones de guarnicin que guarnecan los puestos. Solapando los dos
datos est claro que los puestos fueron cubiertos por el personal enumerado en el
primer documento y stos fueron asignados a una o varias unidades. El personal de
cada batalln o compaa rotaba para defender los puestos.
As este segundo documento describe las Unidades que defendan los distintos
puestos el da 29 de julio: El 1er Bon ligero de Zaragoza defenda el convento de Altabs; el Convento de San Lzaro estaba defendido por fuerzas del 2 Bon de Voluntarios de Aragn (mandado por Pedro Gasca), del 2 Tercio de Voluntarios de
Aragn (mandado por Agustn Dubleisel) y la Compaa de Guardias Espaolas del
Capitn Vicente Izquierdo; la Batera de los Tejares (Texares) estaba guarnecida con
fuerzas del 1er tercio de Voluntarios de Aragn; fuerzas del teniente Coronel Mediavilla se asentaban en el Rastro de los Clrigos y a su vanguardia, sobre el camino
de Juslibol, desplegaban los lanceros de la Almunia; la Compaa de Jorge Ibort quedaba como fuerza de Reserva en el Arrabal y la compaa de Suizos de Aragn al
mando de Adriano Walker defenda la Torre del Arzobispo.
Todas estas fuerzas continuaban, con ligeras variaciones, defendiendo el Arrabal
el 11 de agosto17. As en San Lzaro el 3er Tercio de Voluntarios de Aragn de Jer15
Obviamente se refiere a los vados del ro Gllego, ya que en estas fechas el vado de Ranillas estaba
ya en poder francs.
16
AGP. Signatura 3-3/1-65.
17
AGP. Signatura 3-3/74.
86
nimo Torres sustituye al 2 Tercio que defiende en esta fecha la batera de los Tejares. Es entonces cuando se activa la defensa del Convento de Jess18 que aparece defendido por la 3 compaa de Barbastro y la Compaa de Alcubierre al mando del
comandante Miguel Torres y Solano. Los lanceros de la Almunia se replegaron hasta
el Rastro de los Clrigos y la Compaa de Tauste pas a ser la unidad de reserva.
Quiero finalizar este punto recordando la figura de un sencillo labrador del Arrabal Jorge Ibort y Casamayor o Cuello corto como era llamado por sus vecinos del
Arrabal. Naci y muri en la calle del Rosario del burgo de Altabs y en compaa
de Cerezo, el Padre Consolacin y el botillero Jimeno, tuvo un papel destacado en
el alzamiento de la ciudad el 24 de mayo. Cre la compaa de labradores y escopeteros del Arrabal19, que desde el primer momento se constituy como la guardia personal de Palafox. En contra de creencias populares esta compaa no tuvo un papel
destacado en la defensa de este barrio.
18
19
87
Atacantes de Arrabal
La primera noticia sobre el paso de unidades francesas a la orilla izquierda del Ebro
es citada por J. Belmas cuando relata el paso del ro por un vado prximo a la ciudad (Ranillas) en fecha tan temprana como el 2 de julio (da del ataque general),
especificando el paso de tres escuadrones de lanceros y coraceros con el apoyo de un
batalln en la orilla del ro. Curiosamente ninguna fuente espaola cita este hecho y
creo que Belmas se limit a escribir lo que literalmente sealaba el Plan de Asalto General de la ciudad del 2 de julio de 1808.
Este plan del general Verdier tena por objeto, entre otros, cerrar las comunicaciones de la orilla izquierda de la ciudad tal y como haba indicado Napolen. Las unidades asignadas concuerdan con la cita de Belmas.
De ser ciertas las fuentes francesas, no hubiera sido tan fcil y sencilla la entrada
por el Arrabal del general Palafox, al atardecer del da 1, cuando entr acompaado
de 1300 infantes y 60 jinetes de tropa veterana. Ms refuerzos espaoles entraron
por la puerta del ngel los das 3, 5 y 9 sin ninguna oposicin20.
Estamos en disposicin de afirmar que las primeras unidades francesas cruzaron el
ro a travs de la barca de Alagn21 a partir del 3 de julio, aunque no tenemos ningn
dato de su entidad y encuadramiento. Este dato aparece reflejado por autores como
Herminio Lafoz y Jaime Latas. El testimonio del Comandante del batalln ligero de
Juslibol informa el 5 de julio por la tarde:
con fecha 3 de julio de 1808 avisa el Comandante del Vado de Utebo que los franceses han puesto en uso la Barca de Alagn y pasan de una parte cuantos quieren22.
Estos pasos de ro tenan por objeto realizar reconocimientos, bsqueda de alimentos y saqueo. En el difcil terreno existente entre Alagn y Zaragoza por la orilla izquierda se combina en las proximidades del ro un terreno con barrancos muy
20
El da 3 entraron en la ciudad 500 soldados del primer batalln de voluntarios de Aragn junto con
una compaa de cien paisanos armados organizada por Antonio Mara Cuadros. El 5 se incorporaron
200 mozos de Cantavieja y su Baila. La noche del 9 al 10 lleg a Zaragoza Francisco Palafox con 2000
infantes y un escuadrn de dragones del Rey escoltando un convoy de plvora de Villafeliche. Estas
fuerzas pasaban por Gelsa a la orilla izquierda del Ebro y por Pina llegaban a Zaragoza. Diario de Casamayor. Arteche (Tomo II, p. 363).
21
AGP caja 7-1/280.
22
LAFOZ RABAZA, Herminio. Zaragoza, 1808. Revolucin y Guerra. Comuniter. Zaragoza 2006, p.
160 nota final. // LATAS FUERTES, Jaime. El Ebro en los Sitios de Zaragoza. XXI premio los Sitios
de Zaragoza, 2006, p. 63.
88
pronunciados, lomas y llanuras donde lo nico que exista eran cabaas ganaderas vacas en estas fechas.
Las caractersticas de este rido terreno hacan muy difcil la orientacin. Las patrullas de exploracin tras realizar sus reconocimientos regresaran con prontitud a
la orilla derecha, bien comunicada.
Las fuentes espaolas relatan los primeros intentos de paso del ro junto a Zaragoza
el da 3 de julio. As Faustino Casamayor escribe:
Por la maana hubo bastante fuego de las partidas de guerrilla y descubierta,
logrando no pudiesen aproximarse los enemigos ni pasar el Ebro, como lo intentaron diferentes veces por frente a la puerta de Sancho, matndoles cuantos
queran vadearlo23.
Estos intentos de paso de ro los repitieron los franceses los das 7 y 8 fracasando
en ambos. Creo que las unidades que cita anteriormente Belmas son las que consiguieron pasar el da 11 de julio cuando los franceses consiguen tender un puente.
23
89
El coronel Pir llego al campo de Zaragoza el 29 de junio con el tercer regimiento de infantera del
Vstula, un batalln de granaderos y cazadores de la Guardia Nacional y tres escuadrones de marcha,
escoltando un importante tren de artillera de sitio extrado de la ciudadela de Pamplona.
90
91
de ataque basado en un asedio en regla. Este plan fue remitido al Emperador para su
aprobacin pero fue duramente censurado. Napolen orden atacar a la ciudad por
las zonas ms vulnerables comprendidas entre la Torre del Pino y el Monasterio de
Santa Engracia. Para completar el cerco mand ocupar la orilla izquierda del Ebro.
Aprobado el plan, los franceses reconocieron el terreno prximo al vado de Ranillas recibiendo con seguridad el fuego intenso de fusileria de los soldados del teniente coronel Estrada. El 30 de junio es el primer da que intentaron cruzar el Ebro.
Anteriormente hemos citado un documento del Archivo General Palafox que describe cmo cruzan el ro fuerzas francesas a travs de la barca de Alagn26 a partir
del 3 de julio. Este documento es importante para interpretar el diario de Faustino Casamayor cuando relata en su diario los sucesivos intentos de paso del ro:
Da 30 de junio. Este da acabaron de construir los enemigos sus bateras
para dar principio a bombardear la ciudad, y todo l nos estuvieron haciendo
un fuego vivo por todos los puntos, intentando con todo ahnco pasar el Ebro,
lo que no pudieron conseguir por la defensa tan terrible que se les opuso por
los que estaban en el termino de Ranillas desde donde les matamos muchos
dentro del ro.
Da 3 de julio. Por la maana hubo bastante fuego de las partidas de guerrilla y
descubierta, logrando no pudiesen aproximarse los enemigos ni pasar el Ebro,
como lo intentaron diferentes veces por frente la puerta de Sancho, matndoles
cuantos queran vadearlo.
Da 6 de julio: Nuestro general, acompaado de sus edecanes y oficialidad pas
al otro lado del Ebro, a la parte que desahoga el Gllego a reconocer aquel paso,
por cuanto la noche anterior intentaron vadearlo y pasarse a los lugares de Villamayor y Pastriz a ejecutar sus acostumbradas rapias, y para frustrarlas, mand
destacar una partida de Voluntarios con algunos paisanos, y de vuelta reconoci
todas las puertas y trincheras.
Podemos interpretar que quien realizaba las citadas rapias eran las fuerzas de
un pequeo27 destacamento francs que cruz por Alagn a partir del da 3.
Da 7 de julio: al medio da habiendo intentado pasar el Ebro por el vado frente
la puerta de Sancho se trab un choque furioso con las tropas de dicha puerta y
las que estaban en la otra orilla, que dur algunas horas, y aunque se hizo una de26
AGP caja 7-1/280. Este documento es citado por Herminio Lafoz Rabaza en su libro Zaragoza, 1808
Revolucin y Guerra.
27
La entidad del destacamento deba de ser pequea pues no actu en las actividades del paso del ro.
92
fensa brbara y se les mat mucha gente, entre ellos los que pasaban el Ebro en
cueros, tuvimos no obstante cuatro muertos y catorce heridos de la compaa de
Tauste, llevndose a casa del general los despojos de armas, gorras y vestidos de
los franceses, y entre ellos de algunos oficiales, y adems se pasaron algunos prisioneros que se condujeron a la crcel28.
Da 8 de julio: Siguieron los enemigos en la misma situacin sin hacernos fuego
en casi todo el da, pero a cosa de las 12 intentaron otra vez pasar el ro, y aunque
siete de ellos llegaron a verificarlo, fueron luego muertos por los nuestros que estaban al otro lado29.
Agustn Alcalde Ibieca, en su relato del Primer Sitio, no concreta la fecha pero podemos intuir que se trata del mismo da:
Viendo que en la orilla haba una batera para hacer fuego cuantos compareciesen, y que les despedan algunas granadas, el capitn D. Joaqun Primo de Ribera, juntamente con el de ingenieros Luis Abella se dirigieron con dos piezas por
28
Dirigi la salida de las fuerzas espaolas contra las avanzadas francesas el teniente coronel Mariano
Renovales, que les hizo retirarse a los altos de la Bernardona.
29
CASAMAYOR. op. cit. pp. 60, 65, 69-70.
93
Posteriormente, relata la accin que resumo a continuacin: Por la maana la caballera francesa intent forzar el vado de Ranillas31, fracasando en el intento. Tras orse
la refriega desde Zaragoza, salieron refuerzos hacia all. Francisco Palafox con el 1er
tercio, un obs y dos caones de a 8 se situ en lo alto de torre de Ezmir, el comandante Manuel Garcs dirigi sus fuegos para impedir el paso de barcos hacia Zaragoza
y algunos labradores salieron armados por la Puerta de Sancho obligando a los franceses a reforzar el flanco. Por la tarde el general Palafox, acompaado por el brigadier Antonio Torres y el coronel Obispo, llegaron a la Torre de Ezmir. Al comprobar
que el vado haba sido tomado por los franceses, se retiraron, y encargaron a los paisanos de Juslibol y el Arrabal que cortaran sus acequias e inundaran sus campos.
Jos Gmez de Arteche y Moro mezcla en su relato de la accin, quiz basado en la
obra de Alcaide Ibieca, el paso de la infantera francesa por un puente provisional y mediante barcas. Personalmente creo que no se poda tcnicamente tender el puente sin las
barcas de apoyo. Por ello estimo que Alcalde Ibieca mezcla las acciones de paso de las
fuerzas de defensa con el tendido del puente. Gmez de Arteche repite el error.
Estudiemos lo que escriben las fuentes francesas. Belmas relata esta accin:
El enemigo hizo muchos esfuerzos para oponerse a nuestro paso a la orilla izquierda. Una multitud de tiradores cubra la orilla pero fueron dispersados por
dos batallones de infantera que cruzaron el ro en las chalupas y por 200 lanceros que lo vadearon32.
30
ALCAIDE IBIECA. op. cit. p. 163. No coincide con Belmas y Lejeune. Jos Gmez de Arteche y
Moro cita basndose en Agustn Alcaide Ibieca que los franceses tendieron el puente y emplearon las
barcas. El puente queda asegurado por todas las fuentes la noche del 11 al 12.
31
En 1808 se denominaba vado del Pino de Ranillas por estar junto a un caracterstico pino carrasco.
32
BELMAS. op. cit. p. 33.
33
LEJEUNE. op. cit. p. 28.
94
34
FIJALKOWSKI, Wieslaw Flix. La intervencin de tropas polacas en Los Sitios de Zaragoza. IX Premio Los Sitios de Zaragoza.
95
Entretanto, bajo nuestra proteccin, a las cinco de la tarde, los zapadores construyeron un puente sobre el Ebro. Pasamos este puente tirando de los caballos,
pues estaban cansados y desnutridos. Camino de vuelta venan los dragones. No
habamos andado ms de trescientos pasos, cuando el fuego de los caones espaoles acab con siete pelotones de dragones35.
El da 12, al amanecer, el puente estaba asegurado. Desde la Torre de Ezmir, Francisco Palafox vio el puente tendido e hizo fuego con sus dos caones a mximo alcance. Observ que los disparos quedaban cortos y que desde all no podan batir el
puente, por lo que solicit un can de mayor alcance (de a 12 libras37). Sobre las
14:30, los franceses, temiendo un posible ataque espaol, cruzaron con fuerzas de caballera por el vado y unidades de infantera por el puente. Se formaron dos columnas. La de la izquierda, formada por la caballera y un batalln de infantera, se
desplaz hacia el Soto y Torre de la Mezquita; la segunda columna, integrada por otro
batalln, despleg a la derecha del puente. La columna francesa de la izquierda ocup
la Torre de Ezmir, en la que Francisco Palafox abandon precipitadamente dos caones de a 838. El obs consigui entrar en Zaragoza. La pieza de a 12 libras que se
35
96
diriga a la torre de Ezmir fue tambin capturada por los franceses. Por la tarde stos
incendiaron las fincas y talaron las huertas. Desde el da 12 el general Verdier dominaba la orilla izquierda desde Ranillas hasta el Gllego.
Agustn Alcalde Ibieca da ms datos del vado por donde cruz la caballera:
por cuanto el enemigo con cautela hizo pasar el vado frente a la tejera de la
Almozara a una porcin de caballera, llevando cada uno un infante en su grupa39.
Podemos identificar este vado con el vado de la Almozara, conocido en el siglo XIX
como vado de Ranillas o del pino de Ranillas por estar en aquellas fechas junto a un
caracterstico y aislado pino carrasco. Se encuentra enfrente del Club El Soto. El tendido del puente y las acciones del da 12 son descritos por Casamayor en su diario:
Los franceses en esta noche habilitaron el paso del Ebro con un puente interino
por el que fueron pasando y ocupando hasta las inmediaciones del Arrabal, con
cuya novedad los religiosos de Jess desampararon su convento, trasladndose
con sus enseres al de San Francisco, y los Capuchinos de Cogullada conduciendo
a Nuestra Seora la que depositaron en la iglesia de la Magdalena. Al medioda y
a las 5 de la tarde se toc la campana del reloj mayor por haberse internado los
franceses por toda la huerta, a cuya novedad se alarm toda la tropa y labradores
hacendados de San Pablo, San Miguel, Magdalena y el Arrabal, y como tan interesados se presentaron a S.E. ofrecindole, si les daba armas, sacarlos de la huerta,
lo que estim mucho, dndoles armas y animndolos a la pelea. Aquella noche se
internaron hasta Juslibol el que saquearon, como las torres inmediatas y molinos,
llevndose las caballeras y todo el comestible, tirndose desde all al camino de
la Cartuja alta, cuyo monasterio desampararon los monjes, llegando a tal grado de
desorden que los Dragones, creyndose perdidos, huyeron precipitadamente hasta
Alfajarn donde fueron detenidos por su justicia.
Por la tarde salieron los honrados labradores y en breve rato lograron huir tan rpidamente que al amanecer ya no se hallaba un francs en toda la huerta del Arrabal40.
97
trabajos y rechazar nuestros puestos; pero habiendo sido rechazados cada vez
tom posicin con dos piezas del 8 en las alturas de Juslibol con la intencin de
batir de flanco nuestro paso41
98
Vado de Ranillas
43
ALCAIDE IBIECA. op. cit. I, p. 68. La importancia de la posicin hizo que fuera defendido por tres
caones de a 8 libras, que fueron clavados por los franceses en su huida el 14 de agosto.
44
ALCAIDE IBIECA. op. cit. I, p. 162-163. Cita textual con numerosas faltas de ortografa en el castellano actual.
45
Un puente volante con la anchura del ro Ebro en 1808 necesitara de 4 a 6 barcas.
99
46
La localizacin de la torre de Ezmir (hoy torre Genoveva) en Juslibol nos ha proporcionado informacin adicional. Desde esta torre la artillera de la poca no tena alcance sobre el punto donde se instal el puente francs.
100
Pabelln Puente
Acciones blicas
Tras el repliegue francs del da 12, segn Casamayor, el 13 de julio los labradores se internaron por el camino de los Molinos trasladando a la ciudad gran cantidad
de trigo sin moler, aceite, judas y diversos comestibles que recogieron de las torres
abandonadas. Por la tarde, los presos con su comandante Parias apodado el Cordobs y acompaados por oficiales del regimiento de Extremadura, salieron a pelear
con licencia de la Real Sala del Crimen, falleciendo la mayora de ellos.
La compaa de guardias walonas47 expuls a los franceses de varias torres de labranza junto al camino de Barcelona.
El da 14 de julio, al amanecer, unidades francesas cruzaron el puente continuo del
Ebro para continuar con sus pillajes por el Arrabal. Mientras avanzaban por el camino
de Juslibol recibieron un intenso fuego de can que les hizo cambiar de direccin
hacia la carretera de Barcelona. Al llegar a sta se dividieron en dos columnas. La pri47
Era subteniente alumno de la escuela de Alcal. El 5 de junio fue promovido al empleo de capitn y
destinado al batalln ligero de Torrero. El batalln de Reales Guardias Walonas actu en Zaragoza
desde julio de 1808. Pese al nombre de Walonas se form con portugueses, franceses, italianos, alemanes
y polacos desertores.
101
mera avanz hacia Zaragoza hasta llegar a la Torre del Arzobispo, donde tuvo lugar
un combate con los dragones espaoles del coronel Acua. En esta accin destac
Luis Garro, capitn de una de las compaas de Guardias Walonas. La segunda columna se dirigi hacia el ro Gllego prendiendo fuego al puente de madera y tras encontrar resistencia espaola desde la otra orilla se dirigieron a saquear la abandonada
Cartuja Alta. No pudiendo rebasar la lnea espaola, las dos columnas francesas se
retiraron a sus campamentos incendiando todas las torres que se encontraban a su
paso hasta Juslibol.
Esta accin fue narrada por Agustn Alcaide Ibieca pero al estar descrita en su capitulo XVIII, correspondiente a las acciones del 29 y 30 de julio, nos puede llevar a error:
Previendo que enseguida ocuparan los puntos ms ventajosos, la caballera que
estaba organizndose sali despejar el camino para que la infantera ocupase la
torre del Arzobispo; lo que se verific. Partiendo sesenta setenta caballos las
rdenes del coronel don Bernardo Acua, y un can volante bajo la direccin
del oficial don Jernimo Pieiro, con su correspondiente tren. Apenas estuvieron
a tiro de fusil, observaron que los franceses les hacan fuego desde el edificio, con
lo que se detuvieron, esperando a que el marqus de Lazn llegase con la infantera. El can volante comenz a obrar; pero como estaban al descubierto, el enemigo desde la torre haca un dao terrible, como que un cuarto de hora perecieron
algunos artilleros, y qued desmontado, y contuso el oficial don Luciano de Tornos. Dudosos si avanzaran partiendo a galope, guardaran el refuerzo, despus
de haber perecido veinte y cuatro hombres y algunos caballos, una bala hiri gravemente al coronel Acua, con cuyo motivo tom el mando el coronel don Antonio Torrecini. A esta sazn llegaron el brigadier don Antonio Torres con una
porcin de fusileros y guardias walonas, y el coronel don Jos Obispo con otra de
portugueses y voluntarios. Enseguida mand el marqus avanzasen, y dando espuelas los caballos partieron todos a galope tras ellos; y visto aquel arrojo por
los enemigos, y la superioridad de fuerzas, pues al mismo tiempo iban avanzando
para sostener la izquierda por el camino de los molinos las compaas de Cerezo,
abandonaron la Torre del Arzobispo. La rapidez con que cargaron nuestros valientes hizo que en el molino del Pilar, que est frente a la indicada torre, rodeasen a los que lo ocupaban y les intimasen la rendicin; pero viendo no hacan
caso, escalaron treinta portugueses el molino, y dieron muerte a los ocho franceses que all haba. Inflamados con el feliz xito de esta accin, Torres con parte
de la caballera lleg hasta el puente del Gllego, que an estaba ardiendo; y
Obispo con otra porcin y alguna infantera avanz hasta cerca de Cogullada, haciendo al enemigo algunos muertos y prisioneros de los que iban errantes: y habiendo colocado una gran guardia, y guarnecido las torres de Lapuyade y del
102
Arzobispo, se retiraron llenos de gloria a recibir los aplausos del pueblo, que estaba esperando con impaciencia el resultado de aquella salida48.
Los dos das siguientes, el 15 y 16, los franceses continuaron con sus escaramuzas. Este
ltimo da una columna francesa lleg hasta Villamayor donde, tras robar el dinero en
poder de su prroco, regresaron a la Cartuja Alta. El 16 el marqus de Lazn acompaado del brigadier Torres rechaz a los franceses que ocupaban el Alto de los Molinos.
El polaco Jzef Mrozinski proporciona informacin sobre el destacamento espaol
que defenda el vado de Utebo hasta el 11 de julio y que tras combatir con la caballera polaca se estableci en Alfocea:
El enemigo mand a la aldea de Alfocea 600 soldados de infantera y dos caones. Esta columna, por sus incursiones desde la cercana de la ciudad, resultaba peligrosa para nuestro destacamento, que se hallaba al otro lado del ro. El
coronel Pir, que comandaba el destacamento, fue a Alfocea, dispers al enemigo
y se apoder de los dos caones50.
El 17 a las nueve de la noche una unidad francesa de unos 200 hombres llam a parlamentar en el Arrabal. Se desplaz al punto convenido Manuel de Ena, ayudante de
campo del general Palafox, y cuando estaban parlamentando, los franceses atacaron
de forma traicionera en la orilla derecha de la ciudad. Tras el toque de alarma de la
campana de la Torre Nueva los franceses fueron rechazados por un intenso fuego de
artillera que les caus al menos unas trescientas bajas.
El da 18 una columna francesa intent dirigirse hacia Pastriz, pero al intentar vadear el ro Gllego fueron rechazados; por la noche los franceses consiguieron pasar
48
103
Ro Gllego
por un vado aguas arriba y el da siguiente se internaron en la Puebla, Pastriz y Cerdn encontrando todos estos pueblos abandonados. El 19, al anochecer, los franceses cortaron la acequia del Rabal quedndose sin agua los molinos.
El 21 el enemigo saque todas las torres junto al ro Gllego retirndose por la noche
a Juslibol en donde estaba acampada su caballera. Al amanecer del da 22 volvieron
a vadear de nuevo el ro Gllego y se apoderaron del Molino del Mosnillo. Esta prdida fue importante ya que desde entonces slo quedaba en manos espaolas el molino del Puente de Tablas51. Por la tarde una columna espaola atac el campamento
del batalln de Infantera francs tenindolo que abandonar precipitadamente.
El da 23 de julio, al amanecer, sali del Arrabal por el camino de Barcelona una
columna espaola de 100 soldados del primer tercio de voluntarios de Aragn, una
seccin de Dragones del Rey y un can de a 4 libras para obtener informacin del
enemigo y reconocer la posicin ocupada del puente del Gllego. Mandaba las fuerzas espaolas el coronel Manuel Viana. La columna, tras rebasar la Torre del Arzobispo junto al cruce del camino a Cogullada, fue atacada por las descargas de fusil
de la infantera enemiga que se encontraba emboscada detrs de los caares y por dos
escuadrones de lanceros polacos. La pequea columna espaola se dispers buscando la fuga y el coronel Viana muri heroicamente en el combate. El can de a 4
libras capturado por los franceses fue asentado en posicin al otro lado del puente de
tablas del Gllego junto al Batn.
51
104
Muy curiosa y ms verosmil es la versin polaca de los hechos relatada por el teniente Dobiecki:
El 23 de julio, Laclede llev a cabo un reconocimiento con el escuadrn del capitn Fijalkowski y la infantera del capitn Wasilewski hacia los suburbios de
Zaragoza en la orilla izquierda. Pas el puente quemado sobre el ro Gllego y se
encontr en el lugar llamado Bajo la Estrella a un grupo expedicionario espa52
105
Can Fruela de 4 libras. Espaa 1808-1814. Antiguo Museo del Ejrcito. Madrid.
ol de los Cazadores Reales al mando del coronel Viana con un escuadrn, un batalln de infantera y un can.
Nuestros lanceros que se haban levantado antes de salir el sol, con dificultad
pasaron el ro Gllego y formaron una columna de dos pelotones cubriendo el
lado derecho con los flanqueadores al mando del teniente Tachor. Era ste cierto
primo de la emperatriz Josefina mandado especialmente para poder distinguirse
y obtener un grado ms alto. Como mentor suyo fue designado el sargento
Zbroinski.
Los espaoles dispararon el can, pero la bala pas muy arriba, el segundo
disparo fue con cartuchosslo golpe nuestras lanzas. Por fin se adelant con
sus cazadores el coronel Viana en compaa de una mujer gorda y un sacerdote
con una cruz, ambos a caballo. Los Cazadores, con audacia, nos atacaban, pero
despus del contraataque de nuestros lanceros el coronel Viana cay muerto. Slo
un pequeo grupo de sus hombres con un can se salvaron en la huda. Pero cayeron, con el can naturalmente, en nuestras manos. En esa escaramuza perecieron algunos lanceros y fue gravemente herido en el pecho el sargento Zbroinski.
Desgraciadamente, tambin result herido de bala el subteniente Tachor y despus de unas horas muri.
Los generales franceses parecan estar enojados con el capitn Fijalkowski repitiendo las palabras:
Qu dir el emperador? Qu dir el emperador?
Tambin los espaoles estaban enojados con nosotros y organizaron un contraasalto, esforzndose por recuperar este can. Nos salv el capitn Wasilewski.
Regresamos al otro lado del ro Gllego con los muertos y heridos, pero tambin
con prisioneros, caballos y el maldito can53.
53
106
54
Estaba situado en un punto dominante sobre el cercano ro Gllego dominando el acceso de los vados
aguas abajo. Los restos del molino han sido destruidos este ao pasado 2006 al construir una salida del
cuarto cinturn. En direccin hacia la carretera de Barcelona haba una acequia terraplenada que fue utilizada por los franceses como obra defensiva.
55
MROZINSKI. op. cit. p. 175.
107
Mientras, para evitar una salida de fuerzas espaolas desde el Arrabal y temiendo un
ataque a la retaguardia de las fuerzas de Habert, los franceses reforzaron el despliegue
en el frente al Arrabal con dos batallones de infantera y un escuadrn de coraceros al
mando del ayudante de campo del General Verdier Maisonnneuve. Estas nuevas fuerzas se batirn contra los espaoles los das 29 y 30 sufriendo dos cuantiosas derrotas.
El da 29 por la maana los vigas de la Torre del Arzobispo vieron que una columna
de Batalln reforzada con caballera se acercaba agresivamente hacia ellos. Tras un
breve combate los franceses conquistaron la Torre del Arzobispo. Desde el arrabal se
prepar una salida para recuperarla. Los espaoles atacaron con columna de caballera al mando del coronel Fernando Butrn con los escuadrones de Cazadores de Fernando VII (50 hombres al mando del capitn Francisco Dufourcq-Salinis (Dufau en el
parte trascrito por Ibieca) y un escuadrn de la Reserva del General (50 jinetes al mando
del capitn Manuel Juano), y 30 voluntarios de Aragn al mando de Jernimo las Eras
y un can de artillera volante. Tras intercambiar el fuego de las tercerolas y fusiles y
sin conseguir desalojar a los franceses llegaron los refuerzos espaoles al mando del
brigadier Antonio Torres con una seccin de Fusileros y otra de Guardias Wallonas y
400 paisanos con Francisco Palafox y el coronel Obispo.
El parte oficial del da 29 de julio remitido por Butrn al general Palafox concreta:
Excelentsimo Sr: En cumplimiento de la orden que V.E. se sirvi comunicarme,
mandndome pasase a informarme de la situacin que ocupaba el enemigo en la
margen izquierda del Ebro, y tomar el mando de las tropas que le defendan; habindolo verificado con un escuadrn de cazadores de Fernando VII, compuesto de
cincuenta plazas, a las rdenes del capitn Francisco Dufau; otro de igual nmero,
del cuerpo de reserva de V. E., a las rdenes de su capitn don Manuel Juano, y
treinta voluntarios de Aragn al mando de don Jernimo las Eras, me dirig a la
torre del Arzobispo, que se vea ataca por los enemigos, y sostenida por una compaa de suizos al mando del teniente coronel don Adriano Walker, e inmediatamente form la caballera en tres divisiones, y mand a Juano que con la ma
avanzase hasta la torre, sostenida por los treinta voluntarios; y visto fue por los
enemigos, empezaron a verificar su retirada, replegndose la altura del Gllego, en
donde tenan emboscada su tropa en nmero de quinientos hombres y cien caballos; y habindoseme incorporado como hasta un cuatrocientos paisanos armados,
me pareci deba atacarles en su retirada, como en efecto lo ejecut; pero habiendo
notado que por las alturas de Juslibol y san Gregorio se dirigan dos columnas bastante numerosas de infantera y caballera tomarme por el flanco izquierdo, me
fue forzoso abandonar el proyecto y salirles al encuentro con la mitad de las fuerzas por el camino que gua a Cogullada, mientras el coronel don Jos Obispo, to108
mando el flanco izquierdo, recobr los molinos, ocupando una posicin muy ventajosa, apostando el resto con un volante de a cuatro en el camino de Barcelona,
para que en todo evento sostuviese mi retirada: a poco tiempo rompieron el fuego
las partidas de guerrilla con las enemigas; y dispuse que mi ayudante don Francisco
Toro, con don Carlos Porta y don Manuel de la Plaza, que voluntariamente se me
agregaron deseosos de venir las manos con los enemigos, avanzasen hasta encontrarles (que tardaron poco tiempo); y me avisaron que la caballera enemiga
venia atacando a gran galope; y en efecto, se acerc hasta medio tiro de pistola de
la nuestra que tena emboscada entre la arboleda del camino, desde donde, al primer toque de degello, carg con tal intrepidez sobre el enemigo, que le oblig a
huir vergonzosamente hasta ponerse resguardados de sus trincheras: en el intermedio segua el fuego de fusilera por derecha e izquierda, tan bien dirigido por los
paisanos y. corto nmero de tropa, que su infantera se vio en la dura precisin de
tener que imitar en un todo a su caballera refugindose igualmente de una casa y
tapias encima de Cogullada, de donde fueron igualmente desalojados y perseguidos a bastante distancia abandonando algunos bagajes cargados de municiones de
boca y guerra, fusiles, mochilas, y algunos cajones sueltos de cartuchos. La prdida
de los enemigos ha sido muy considerable, segn los rastros de sangre que por
todas partes se encontraban; consistiendo la nuestra tan solo en un voluntario de
Aragn y un paisano muertos: es increble el ardor y espritu que not en nuestras
tropas y paisanos: todos a porfa despreciaban los riesgos por adquirir la victoria;
y faltara al cumplimiento de mi obligacin si dejase de recomendarlo a V.E. en general, y particular mente el mrito que han contrado mis tres ayudantes de campo
don Francisco Toro, don Manuel de la Plaza y don Carlos Porta, quienes, cruzndose por el fuego de los enemigos, me traan noticias sin cesar del centro de sus columnas, como igualmente siendo los primeros a cargarlas al frente de la caballera
cuando mand que atacase los comandantes de los cuerpos expresados, y a los
subalternos de cazadores don Francisco Pava y don Jos Alipi, que con sus partidas de guerrilla no han dejado de incomodar al enemigo durante la accin. Dios
guarde a V.E. muchos aos56.
109
tropa y paisanos a las rdenes del coronel Obispo. La llegada de estas fuerzas y las intensas descargas de fusil hicieron retirarse a los franceses por el camino de Cogullada.
Fue entonces cuando lleg la caballera espaola al mando del coronel Butrn con
su ayudante Jos Bellido. Un escuadrn del cuerpo de reserva de Palafox a las rdenes del capitn Manuel de Juano realiz una carga contra el enemigo en el camino
de Cogullada hacindole cinco prisioneros. Los franceses, atentos a los acontecimientos, enviaron refuerzos en su auxilio procedentes de San Gregorio y Juslibol, lugares de donde partieron dos columnas de batalln de unos 600 hombres cada una con
su escuadrn de caballera a retaguardia.
Desde el ro Gllego otra columna francesa de Batalln con dos escuadrones de caballera despleg para atacar a las fuerzas espaolas por el flanco derecho. Ante esta
critica situacin y dada la proximidad de la caballera francesa que se adelant, Butrn inicio la retirada desplegando a sus fuerzas en orden de batalla. Ante la inquietud de las filas del flanco de la izquierda, en su mayora paisanos, que vean cmo se
acercaban los coraceros franceses, el coronel Butrn tuvo que enviar para poner orden
a sus ayudantes y a varios soldados del Cuerpo de Reserva, consiguiendo llegar hasta
la Torre del Arzobispo. Simultneamente lleg una Compaa del Regimiento de Extremadura al mando del teniente coronel Jos Ramrez de Orozco. Asentado en posicin el can violento de Pieiro, comenz a hacer fuego con metralla contra la
columna francesa dejando el campo sembrado de cadveres. Los franceses se retiraron dejando unos 100 soldados muertos, un gran nmero de heridos y cinco prisioneros, frente a 8 espaoles muertos y doce heridos.
Ese mismo da regresaron las tropas de Habert tras su intervencin en Osera y
Pina. Tras su paso las fuerzas de Maisonnneuve se reincorporaron tambin al margen izquierdo.
Belmas sita, el 4 de agosto, da del ataque general, al tercer Regimiento del Vstula como unidad de reserva enfrente de la Aljafera. Las tres compaas de lite del
3er regimiento fueron agregadas a la columna de la izquierda al mando de Granjean.
Qu fuerzas quedaron entonces en el Arrabal? Belmas dice textualmente:
Trescientos lanceros polacos cruzaron el Ebro frente a la desembocadura del Gllego
y se situaron delante del Arrabal para cerrar a los sitiados las carreteras de Catalua57.
57
BELMAS. op. cit. p. 40. Las fuerzas citadas correspondan al 1, 2 y 3 escuadrones de lanceros polacos. El 4 escuadrn despleg en la orilla derecha.
110
112
AGP 4-3/1-27 caja 08148/ El 5 de enero de 1809 tiene lugar otra Real contribucin extraordinaria para
adelantamiento de las obras de fortificacin AGP 4-5/1-17 caja 08149.
113
Barrio del Arrabal. Detalle del plano de la enciclopedia de Gmez de Arteche. 2 Sitio.
29 de diciembre. Sigui en los mismos trminos, saliendo como unos 2.000
hombres de infantera y un regimiento de caballera al corte de rboles y caares
de todos los trminos de esta ciudad
30 de diciembre. poder trabajar en nuestras fortificaciones, as fuera de la ciudad como dentro, ponindose todo en estado de la mayor defensa, en la que se interesaba muchsimo todo el vecindario, como tambin en el corte de rboles y
caseros, no dejando ninguno a la orilla del Ebro
1 de enero. Se continu trabajando muchsimo en la fortificacin, en el corte de
rboles, batir torres y tapias de la frontera del Ebro.
2 de enero. Se prosigui en los cortes y trabajo de las bateras.
3 de enero. Sigui aunque con el mayor riesgo el derribo de los edificios del Arrabal, camino de Cogullada, Molinos y del pontn del Gllego sin dejar ninguno59.
114
Queda muy claro que los defensores seguan trabajando en las fortificaciones hasta
que vieron limitada su libertad de accin por el fuego enemigo. El coronel Rogniat
nos describe la fortificacin del Arrabal:
En la margen izquierda se hallaba defendida la entrada del Arrabal por muchos
reductos armados de caones, detrs de aquellos haba un recinto de casas aspilleradas, y bateras y zanjas en las embocaduras de las calles.
Las casas, los rboles, los jardines, todo estaba arrasado alrededor de la plaza
con objeto de que nuestros ataques no pudieran apoyarse en punto alguno a cubierto. Pero, cualesquiera que fuesen sus obras exteriores colocaban su principal
confianza en la defensa de las casas, y sobre todo de los numerosos conventos
que contiene Zaragoza, que fueron transformados en otras tantas ciudadelas o plazas de armas61.
Quizs este prrafo fue el que inspir a Raymond Rudorff al describir al barrio del
Arrabal como una ciudadela. Esta opinin es exagerada en extremo desde el punto
de vista de las teoras de fortificacin militar. La fortificacin del barrio se hizo adoptando la configuracin que tena durante el Primer Sitio y solamente en su costado
Noroeste se construy un nuevo reducto rectangular. Sin embargo todo el recinto fue
profusamente artillado: artillera pesada y ligera fue transportada por el Puente de
Piedra y asentada en posicin en las numerosas bateras que se construyeron dentro
del barrio.
A diferencia del Primer Sitio, en algunas bateras las piezas fueron protegidas con
merlones. Los dos grandes conventos de San Lzaro y de Jess fueron artillados.
Para proteger el recinto desde su exterior se ampliaron las acequias (zanjas) y se
construyeron numerosas empalizadas. En todos los muros exteriores se construyeron
troneras y aspilleras y, en los lugares abiertos de fcil aproximacin, cortaduras o terraplenes. Todo este sistema defensivo fue atendido por una guarnicin permanente
de unos 3.000 hombres que con su artillera hicieron el asalto al Arrabal muy difcil
y sangriento. Vamos a describir brevemente las obras de fortificacin:
60
61
115
- Convento de Jess.
Exento del recinto del Arrabal y prximo al vrtice NE de San Lzaro fue puesto en
estado de defensa el Convento de Jess. Las obras defensivas ejecutadas en el edificio se reducan a unas simples aspilleras y a una zanja de circunvalacin62. Fue artillado
con dos pequeas piezas de a 4 libras. Este convento cubra por el flanco a la carretera
de Barcelona, adems dos cortaduras paralelas entre s y perpendiculares a esta carretera protegan los accesos desde el convento de Jess hasta el muro de San Lzaro. Por
su situacin avanzada protega a la vez los accesos de los dos caminos del Gllego (el
del Vado al Sur y de Valimaa o de los Herederos). En su retaguardia se construy un
sistema escalonado de trincheras que en combinacin con los edificios ms prximos
formaba un sistema de puestos destacados que fue necesario tomar uno a uno para llegar hasta el ncleo del Arrabal. Por su aislamiento, dbil defensa63 y proximidad al
Arrabal el convento de Jess fue el Taln de Aquiles del sistema defensivo del barrio. Su situacin topogrfica adems permiti una fcil aproximacin desde el Este por
las numerosas acequias existentes junto al ro que facilitaron los trabajos de los mtodos tradicionales de aproche. Caballero en su obra aclara que el proyecto de fortificacin del Arrabal inclua el derribo total del convento de Jess, accin que no se hizo por
falta de tiempo y seguramente por la pertinaz oposicin de los frailes y vecinos. Adems una vez conquistado el convento, su alta torre y elevado desvn eran magnificas
atalayas que permitan observar todo el sistema de defensa del barrio.
62
63
117
Convento de Jess
diciembre de 1808 ser defendida hericamente al ser atacada en tres ocasiones llegando en ellas al combate cuerpo a cuerpo. En su defensa murieron, entre otros, el capitn de artillera Juan de Pusterla y el joven subteniente Jos de Saleta y Descallar.
64
119
Por su situacin, alejada del cinturn del Arrabal, tuvo que estar defendida por caones pesados (de a 12 libras o superiores) para poder barrer con sus fuegos toda la
llanura del frente. La cortina Norte defenda la aproximacin desde las rutas de Villanueva y Juslibol, mientras que la Este solapaba sus fuegos con la batera del camino de Barcelona. La posicin se apoyaba por el Sur (en caso de flanqueo) por una
acequia adaptada que la una con la batera de Barcelona-batera del camino de Valimaa o de los Herederos. No aparece representada en los planos del coronel de la
Brunerie ya que su situacin se corresponde con la zona inundada por la acequia del
brazal del Burro. Estimo que estaba situada en las proximidades del cruce actual de
las calles San Juan de la Pea y Marqus de la Cadena.
124
ones. Solapaba sus fuegos con las posiciones de la Carretera de Barcelona y Valimaa. Estaba emplazada en suelos edificados tempranamente (antes de 1956) por
ello no se aprecia su situacin en fotografa area. Esta posicin ser reutilizada por
los franceses en el ataque al convento de Jess el da 8 de febrero de 1809.
125
Batera Espaola en el Soto del Caar. Fragmento del Plano de Ambroise Tardieu.
126
Pese a que fuentes espaolas como Alcaide Ibieca o Gmez de Arteche describen
al Arrabal con 3.000 a 4.000 defensores, estimo que el 18 de febrero, da del asalto
y conquista del Arrabal, el nmero de defensores disponibles era inferior a 2.000
combatientes. La epidemia de tifus tambin se ceb con la poblacin civil y de los
1.500 a 2.000 habitantes del Arrabal pocos eran los que se mantenan en pie. Las
fuentes francesas, para incrementar el valor de la conquista, elevaron el nmero de
defensores hasta los 7.000 hombres. Adems, durante el ataque fue casi imposible reforzar al barrio desde la orilla izquierda debido a los fuegos cruzados de dos bateras
francesas sobre el Puente de Piedra. Fueron muy pocos los que lograron pasar vivos
por el puente, as que podemos valorar el auxilio como insignificante.
68
127
Honor-Theodore-Mxime Gazan
El general Palafox deleg sus responsabilidades del mando en el segundo jefe del Cuerpo de Reserva
el general ONeille y regres a Zaragoza en barca por el Canal Imperial.
128
encontraba en Aranda de Duero el da 26. Con el grueso del Ejrcito espaol vencido
se decidi inmediatamente a emprender la marcha a Madrid, dando la contraorden al
mariscal Vctor para que desde Almazn se dirigiera a Somosierra.
El 30 de noviembre los mariscales Moncey y Ney, con los Cuerpos de Ejrcito 3
y 6, se presentaban delante de Zaragoza dispuestos a formalizar el sitio. Fue entonces cuando el Emperador orden a Moncey permanecer junto a Zaragoza y al mariscal Ney que iniciara la marcha hacia Madrid en persecucin de las tropas de
Castaos derrotadas en Tudela. Moncey, en clara inferioridad de efectivos, se quedaba al frente de dos divisiones y en espera de recibir refuerzos se retir a Alagn.
Napolen orden a Ney que devolviera al 3er Cuerpo de Ejrcito la divisin Musnier, que se encontraba en Calatayud.
Mientras, el 5 Cuerpo de Ejrcito francs recibi la orden de dirigirse por Vitoria
y Miranda de Ebro hasta Zaragoza para participar activamente en el Sitio de la Plaza.
Mandaba el 5 Cuerpo el mariscal Mortier, duque de Treviso, auxiliado por su jefe
de Estado Mayor el general Dualtanne. Sobre su segunda divisin caera la responsabilidad de la conquista del Arrabal.
La 2 divisin estaba al mando del general Honor-Theodore-Mxime Gazan, conde
de La Peyrire, un veterano general que ingres como artillero en el Ejrcito de Luis
XVI. Su origen noble le permiti presentarse a Guardia de Corps, puesto que no le
agrad, siendo trasferido como teniente de granaderos de la Guardia Nacional. Combati en un gran nmero de ejrcitos revolucionarios en Prusia, Italia y el Danubio. En
1799 ya era general. Ser a partir de 1805 cuando tome el mando de la 2 divisin del
5 Cuerpo de Ejrcito triunfando en las campaas de Prusia, Austria y Polonia.
129
Rapport historique sur le service de l`artillerie. Gazette Nationale ou le Moniteur Universel. N 67,
8 Mars 1809.
130
coronel Humbert y once oficiales agregados. El Comandante Jefe de los ingenieros era
el coronel con su jefe de E.M Larchert Chamont y 6 oficiales agregados.
La presencia de numerosos oficiales agregados en los Estados Mayores de Artillera e Ingenieros anticipaba la importancia de las obras de aproche posteriores.
Las fuerzas francesas que triplicaban en nmero, el da 21 de diciembre, a los defensores del Arrabal conseguirn realizar un bloqueo efectivo. Pero tras la batalla
del Arrabal fueron incapaces de iniciar las labores de aproche hasta finales del mes
de enero de 1809. El da 29 de diciembre de 1808, cuando los franceses comenzaron
a desarrollar su plan de ataque contra Zaragoza, el general Junot, duque de Abrantes, tom el mando del asedio. Las operaciones planeadas para el Arrabal se limitaban hasta entonces a realizar el bloqueo de la plaza en la izquierda del Ebro para
mantener inactiva a una parte importante de la guarnicin espaola.
Con la llegada y toma de mando de las operaciones de Sitio por el mariscal Lannes cambi la suerte del barrio del Arrabal. Tras ser informado de la situacin de la
plaza el general de Ingenieros Lacoste explic a Lannes la importancia de la conquista del Arrabal. Con el comienzo de las obras de aproche del burgo zaragozano comenzaba la cuenta atrs de la conquista de la ciudad.
El general Gazan recibi, despus de pasar por la ciudad de Tudela, la orden de cruzar a la orilla izquierda del ro Ebro. El paso del ro fue realizado en un vado prximo
a Tauste pero por el elevado caudal del ro Ebro fue realizado, casi con seguridad, mediante barcas de sirga y botes71. La divisin francesa avanz atravesando las villas de
Tauste y Zuera y estableci, el da 20 de diciembre, su campamento y cuartel general en Villanueva de Gllego.
Probablemente fue un destacamento de reconocimiento del 10 de hsares quien inform errneamente a Gazan sobre la ausencia de fortificaciones importantes en el
Arrabal, ni siquiera inform probablemente de la existencia de las obras exteriores
del barrio. Gazan so entonces con que poda tomar el Arrabal mediante un ataque
por la fuerza. El terreno, lleno de cercados, vias y olivares, cortado por numerosas
acequias demostr a los franceses lo equivocado de su plan.
132
Casablanca haban sido conquistadas por los franceses con escasas bajas. Sin embargo pienso que Moncey y su Estado Mayor no haban previsto ocupar Torrero en
tan poco tiempo. El xito parcial de Torrero les llevara despus a una contundente
derrota en el Arrabal, accin que con seguridad, prolong el asedio durante dos
meses. Analicemos el desarrollo de esta batalla.
El da 20 de diciembre por la noche el mariscal de campo Jos Maria Manso destac al primer batalln de Voluntarios de Huesca junto con la caballera de la Fuensanta a las alturas de San Gregorio y el batalln de tiradores de Floridablanca junto
al tercer regimiento de infantera de Murcia, al mando de su coronel Francisco Trujillo, al puente del Gllego. Simultneamente al despliegue el coronel Velasco distribuy a las fuerzas necesarias en las bateras quedando todas en estado de defensa.
El ingeniero Pablo Defay acompaado por un gua dio aviso a la torre de Ezmir
(Esmir) de la salida de nuestra tropa. Mientras tanto el capitn de ingenieros Francisco Lpez cumpli la orden de cortar la acequia del Soto de la Mezquita inundando
los campos al Oeste del camino de Villanueva.
La eleccin del campamento por el general Gazan en Villanueva de Gllego, tan
alejado de la ciudad, no fue muy acertada. Indudablemente proporcionaba seguridad
y demostraba el miedo y respeto ante una posible salida espaola. Pero la distancia
a Zaragoza oblig a la ejecucin de una marcha forzada de sus tropas y a realizar un
imperfecto reconocimiento del Arrabal por los exploradores del 10 de Hsares al
mando del coronel Briche. Estos factores, unidos con un helador viento del Norte, no
auguraban nada bueno.
Por la maana la divisin, ya en movimiento, fue detectada por las patrullas espaolas apostadas sobre las alturas de San Gregorio. Tras el avance de las partidas de
reconocimiento de hsares, los centinelas espaoles a caballo se iban retirando de
forma escalonada. La divisin francesa hizo alto sobre la lnea de lomas prximas a
la ermita de San Gregorio. Desde all el general Gazan esperaba impaciente la informacin de sus vanguardias. La divisin, imponente, desplegaba unos 11.000 hombres organizados en 7 columnas.
Sobre las doce de la maana el enemigo fue detectado por el puesto de vigilancia de
la Torre Nueva que apresuradamente toc a rebato con las campanas. Entonces las fuerzas del general Gazan establecan el primer contacto con las defensas del Arrabal. Tras
reconocer la primera lnea de fortificaciones, el reducto de la carretera de Villanueva
fue la primera fortificacin espaola en ser atacada. Estaba defendida por los Voluntarios de Huesca al mando del teniente coronel Pedro Villacampa. Todo el terreno hacia
la izquierda de la posicin estaba ya inundado (hacia el Oeste), as que la nica forma
133
72
134
Poco a poco, en su avance hacia el Arrabal, el enemigo fue conquistando las defensas exteriores de la carretera de Barcelona y camino del Vado, posiciones que tras
establecer contacto, viendo la superioridad del enemigo, fueron abandonadas por
sus defensores replegndose ordenadamente hacia el barrio. Todas estas acciones retardaron el avance francs y permitieron ultimar en el Arrabal los preparativos de
defensa. As el mariscal Manso vio con claridad que el ataque principal era contra
la izquierda espaola, por lo que dio rdenes precisas para envolver el flanco izquierdo del enemigo.
Encarg la defensa de la batera de los Tejares al coronel Manuel Velasco, designando para el mando de los caones al capitn de artillera Matas Monio. Esta batera fue guarnecida por las tropas de Cazadores Voluntarios de Catalua, cien suizos
del regimiento suizo de Aragn y el 1 de Murcia.
La defensa de la batera del Rastro de los Clrigos (o del Centro) fue encomendada al coronel del 2 Batalln de Murcia Mariano Peafiel con su tropa. La artillera estuvo al mando del capitn graduado de coronel ngel Salcedo.
Las fuerzas de Caballera espaola fueron concentradas en la plaza de la Seo y
calle del Coso dispuestas a actuar cuando fuera necesario.
Volvamos a la pluma de Lejeune:
Avanzando por esta gran carretera la encontramos interceptada por un fuerte
reducto, sostenido a derecha e izquierda por atrincheramientos bien guarnecidos
de tropas suizas y de artillera, y apoyados por casas fortificadas que cerraban
todo el paso. Acudieron de la ciudad muchas otras tropas, con las cuales se hizo
la accin sangrienta y difcil para nosotros; sin embargo, nuestras columnas estaban tan animadas que se tom a la balloneta el reducto, los puestos destacados y
todas las trincheras75.
135
GARCA MARN, FERNANDO. Memorias para la historia militar de Espaa. Imprenta Miguel de
Burgos. Madrid, 1817. p. 86-87 . La cifra es exagerada pero los franceses sufrieron una abultada derrota
sufriendo ms de 1.000 muertos como seala Manuel Caballero.
77
Creo que Agustn Alcaide se equivoca y se refiere a la batera del Rastro de los Clrigos.
78
ALCAIDE IBIECA. op. cit. II, pp. 49-50.
136
oles y desde all, con un can, abrieron una brecha sobre el reducto del Rastro de
los Clrigos. Los granaderos se lanzaron al ataque consiguiendo ocupar parcialmente
el reducto espaol, pero el teniente del 2 regimiento de Murcia, Julin Gonzlez,
con sus soldados y gracias al providencial refuerzo del 2 regimiento de Valencia, al
mando de su coronel Felipe de Arz, que acudi en su auxilio pudo rechazarlos. En
el interior del reducto del Rastro, con sus artilleros muertos al pie de sus caones, el
capitn de ingenieros Francisco Lpez con su compaa tuvo que ocuparse del servicio de la artillera, Manuel de Velasco se desplaz a esta posicin. Sus rdenes de
romper el fuego en el momento oportuno fueron decisivas.
En estos enconados y sangrientos combates, en que al final se llegaba a la lucha
cuerpo a cuerpo con el sable y el arma blanca, muchos de los artilleros tuvieron que
defenderse con un simple escobilln. Tres fueron los asaltos franceses que sufri el
reducto del Rastro de los Clrigos y tres veces fueron rechazados.
En las bateras espaolas murieron al pie de sus caones muchos valientes como
el capitn de artillera Juan de Pusterla, el subteniente de artillera Jos Saleta y Dezcallar o el cadete artillero Jos Rodrguez Zambrano. Otros murieron defendiendo los
reductos como el capitn Santa Cruz y el subteniente Esteban Jimnez.
Pero ser en el centro del barrio donde tenga lugar una situacin crtica que estuvo
a punto de hacer caer el Arrabal en manos francesas. Enfrente del Macelo de la ciudad y a la izquierda del camino de Barcelona exista un importante casero que distaba unos 70 metros de la batera de San Lzaro.
Tras los reiterados y frustrados ataques franceses contra el reducto de los Tejares
y la batera del Rastro, una columna francesa se dirigi por el centro directamente a
ocupar el citado casero. Las tropas que guarnecan el Convento de Jess y las fuerzas de Caballera que se encontraban a la derecha del convento de San Lzaro (en el
camino del Puente de Tablas) creyeron entonces que las bateras del Rastro y del Macelo haban sido conquistadas por los franceses y muy pronto les iban a cortar el paso
por el Puente de Piedra.
El desorden corri rpidamente por toda la lnea espaola y el personal comenz
la huida. La caballera cre un tapn en el puente de Piedra mientras los soldados de
infantera se agrupaban en los jardines del convento de Altabs. Algunos oficiales
quisieron poner orden ante el tumulto. Este hecho provoc la muerte del coronel del
regimiento de caballera de Fernando VII y heridas en otros muchos oficiales. Mientras la batera de San Lzaro qued guarnecida con un solo artillero, algunos paisanos y seis cazadores de Orihuela ocuparon las piezas.
137
Palafox, que estaba observando el ataque del Arrabal desde la torre del Palacio Arzobispal acompaado por el general O`Neille se dirigi con rapidez a cruzar el puente
de Piedra. All un soldado espaol que hua haca la puerta del ngel se neg a cumplir la orden de regresar a su puesto y ejemplarmente fue arcabuceado.
Este violento hecho y la llegada de Palafox con O`Neille fueron providenciales y
muchos de los soldados que estaban cruzando el puente regresaron a sus puestos.
El batalln de Guardias Walonas con su coronel Luis Garro sali hacia el exterior
por la puerta de San Lzaro y abri fuego contra la columna francesa refugiada en
el casero. Detrs de ellos les sigui el batalln de Voluntarios de Huesca que al iniciar un movimiento de flanqueo acab expulsando a los franceses.
Tras cinco horas de enconado combate, las fuerzas francesas pecaban de flaqueza
y se encontraban en un terreno desconocido. La proximidad de la noche sirvi para
que el enemigo se retirase en desorden. Palafox cometi el gravsimo error de no enviar a la caballera en su persecucin. El jefe de la Artillera de la ciudad el mariscal
de campo Luis Gonzaga de Villaba concreta este hecho en su obra:
Aquella noche se le dijo Palafox que la providencia nos presentaba aun los medios de nuestra victoria, pues saliendo 25 mil soldados por el Arrabal sorprenderamos sin duda a los franceses, que fatigados de su marcha, aterrados y vencidos
aquella tarde, ocupados con los muertos y heridos sin haber podido tomar posiciones ni establecer cuartel general no podran resistir, y su derrota era consecuente; no convencieron estas razones a Palafox, y se observ quietud dando
tiempo los enemigos de serenarse y arreglarse79.
La batalla del Arrabal haba terminado y las guilas napolenicas haban sido humilladas. Esta batalla nos cost a los espaoles unos 200 muertos, pero entre las escasas bajas haba muchas de importancia como las del Coronel Cardn y el Capitn
Santa Cruz, los oficiales de artillera muertos antes enumerados as como una gran
cantidad de heridos.
Es interesante, antes de describir los distintos relatos franceses leer lo que escribi
la pluma del coronel Fernando Garca Marn ya que fue protagonista de lo sucedido
en esta sangrienta jornada:
79
GONZAGA DE VILLAVA, Luis: Zaragoza en su segundo Sitio, con nuevas notas y un apndice. Imprenta de Antonio Brusi. Palma de Mallorca 1811.
138
139
La obra de Belmas introduce una agria crtica a la actitud del general francs:
Sbitamente, un terror pnico se apoder de los espaoles que abandonaron la
batera del convento de San Lzaro y se precipitaron en masa hacia el puente para
entrar en la ciudad. A la vista de esta derrota, Palafox, que estaba en observacin
en una torre de la orilla derecha acudi con refuerzos, disponibles por el cese del
combate del Monte de Torrero, orden reocupar la batera de San Lzaro por un
batalln de guardias valonas y restableci el orden. Si en este momento crtico el
general Gazan hubiese hecho atacar el convento de Jess por la segunda brigada
que permaneca en reserva, infaliblemente se hubiese adueado de l y probable80
81
140
mente tambin del arrabal. El coronel de ingenieros Rogniat, que haba sido enviado cerca de l para dirigir las columnas, le presionaba vivamente; pero el general Gazan, que tena ya alrededor de setecientos hombres muertos o heridos, y
que tema una salida de todas las tropas espaolas, no quiso arriesgar la nica reserva que le quedaba y se retir a las cuatro de la tarde. Puso su cuartel general
en Villanueva; y como no se crea lo bastante fuerte para hacer el cerco del arrabal, dej libre todo el terreno ms all del ro Gllego82.
La versin polaca de los hechos es tan escueta e imprecisa como las francesas,
ocultando la realidad de lo sucedido:
El general Gazan, al salir de Villanueva, repeli al regimiento de suizos que encontr entre los olivares, delante del Arrabal. El comandante de los suizos Fleury
se retir y ocup la torre llamada del Arzobispo, que se halla a 300 sazen del
Arrabal. Los franceses lo echaron de all; 300 suizos fueron apualados o hechos prisioneros de guerra. Despus el general Gazan envi una columna, formada por 500 granaderos y protegida por una brigada, para conquistar la batera
enemiga que cortaba el camino que llevaba al Arrabal. El fuego de metralla y de
los fusiles de la infantera, escondida en las aspilleras, detuvo el mpetu de los
franceses. El general Gazan repiti el ataque dos veces ms, siempre en el mismo
lugar. La resistencia del enemigo era cada vez ms osada. Finalmente los atacantes tuvieron que ceder. Los franceses en este sangriento combate perdieron
ms de 400 hombres84.
Creo que el general Gazan no dispona de informacin clara de lo que suceda tras
los muros del Arrabal. Aislado del resto de las fuerzas de asedio, l tan slo observaba cmo lanzaba a sus columnas al asalto una y otra vez, y siendo stas rechaza82
141
La versin de Daudevard es la ms realista entre las francesas. Pero creo que las
bajas francesas fueron con seguridad muy superiores a lo relatado en su obra. Algunas fuentes espaolas las elevan surrealistamente hasta 3.000 a 4.000 muertos. Qui85
DAUDEVARD DE FERUSSAC, J. Diario Histrico de los Sitios de Zaragoza. Librera C. Gasca. Zaragoza 1908, pp. 18-20.
143
86
144
LAFOZ RABAZA. op. cit. pp. 323. Manuscrito de Baltasar de Blaser. AGP, 1-9/2.
87
Rogniat cita que el tren de sitio, al mando del general Dedn, tena 2 compaas de pontoneros.
145
Barca de pontoneros
A da de hoy podemos asegurar que durante el Segundo Sitio fueron tendidos sobre
el Ebro al menos tres puentes de pontones88 y tres volantes de plataforma y barcas.
Si seguimos a rajatabla las fuentes clsicas tanto francesas (Lejeune, Rogniat, Belmas, Daudevard) como espaolas (Alcaide Ibieca, Casamayor, Gmez de Arteche,
Manuel Caballero) podemos interpretar que proporcionan datos sobre tres puentes
(uno construido durante el Primer Sitio y dos durante el 2).
Por lo tanto, tras la localizacin del puente volante francs del 2 sitio, el trabajo
de investigacin estara finalizado.
88
El puente de pontones de Juslibol fue destruido por la riada del 30 de diciembre de 1808. En su lugar
qued operativo un puente de dos barcas y plataforma. El 18 de febrero se tendi en Juslibol un nuevo
puente de pontones.
146
La interpretacin de estas fuentes histricas explica con meridiana claridad la existencia de un puente volante junto a la desembocadura del ro Gllego. Su localizacin ser descrita posteriormente.
No encontr ningn prrafo que nos hiciera pensar sobre la existencia de ms puentes construidos por los franceses. Las fuentes de investigacin cartogrfica de los archivos espaoles tampoco parecan que iban a cambiar esta versin.
Por todo ello pens, conforme a los manuales de su poca, que Daudevard de Ferussac se equivocaba al calificar como puente volante a tendido en Ranillas el 22
de diciembre de 1808:
Hemos establecido correspondencia por la extrema izquierda con el tercer
cuerpo, a travs del Ebro, gracias a un puente volante, y a un destacamento establecido sobre el ro, para impedir el paso89.
La otra opcin era que Daudevard de Ferusacc no se equivocaba y se refera realmente a un puente volante. Como ya he comentado en algn trabajo, faltan por estudiar los documentos originales del 5 Cuerpo de Ejrcito francs90 que se
encuentran en el Archivo Militar del castillo de Vincennes (Francia).
89
147
Pontn Gribeauval
148
Ver el estudio del puente prximo a la desembocadura del ro Gllego en pginas 177 a 184.
puente de sirga se encuentra situado justo enfrente del pueblo de Juslibol, aguas arriba
del meandro de Ranillas92.
El 20 de diciembre de 1808, fecha de inicio del 2 Sitio, el 3er Cuerpo de Ejrcito
y la Divisin Suchet, del 5, avanzaron por la margen derecha del Ebro, mientras,
como hemos visto, Gazan lo haca por la izquierda. Tras la toma de Torrero y Casablanca por los franceses el da 21 y el fracaso en la toma del Arrabal, el mariscal
Moncey necesitaba urgentemente informacin sobre la situacin de la orilla izquierda. Esa misma noche el capitn de zapadores Henri y un soldado suyo intentaron cruzar las aguas de un crecido ro Ebro. Los dos murieron de hipotermia.
Belmas narra este hecho:
All entre las caas se les encontr el da siguiente, cuando para establecer las
comunicaciones, se arroj un puente volante sobre el Ebro, frente a Juslibol y ms
arriba de la ciudad. [Posteriormente concretaba que] El puente volante de Juslibol, que serva para comunicar las dos orillas del Ebro ms arriba de la ciudad
fue reemplazado por un puente fijo sobre barcas y pontones, delante del cual se
construy, en la orilla izquierda, una media luna de tierra para protegerlo93.
92
La situacin de los aproches corresponde a la situacin del da 7 y 8 de febrero. En el dibujo las tropas
que participaron en el asalto del da 8 al convento de Jess aparecen desplegadas en sus campamentos.
93
BELMAS. op. cit. pp. 59.
149
Mientras el general Lacoste, jefe de los Ingenieros, trazaba el plan de asedio y ataque de la ciudad, el Jefe de la Artillera, general Dedn, trazaba el puente volante con
sus fortificaciones. Belmas habla de un puente de pontones y barcas pero estudiando
las distintas fuentes puedo afirmar que este puente continuo fue construido en su totalidad con los pontones que llegaron por el Ebro desde Tudela94.
Los planos de la Biblioteca Nacional cambian totalmente la interpretacin de la
secuencia de construccin de los puentes franceses que haba realizado con anterioridad95. Adems nos muestran la independencia de funcionamiento de cada Cuerpo
del Ejrcito francs hasta la llegada del mariscal Lannes.
La noche del 22 al 23 de diciembre de 1808 la 2 compaa de pontoneros del tren
de sitio tenda un puente volante frente a Juslibol. As Daudevard de Ferussac escribe el 22 de diciembre:
y ya han comenzado a construir un puente, por cerca del cual he atravesado
el ro. Este puente est destinado, principalmente, al paso de la artillera y de las
municiones de boca y sitio, que nos vienen de Pamplona y Alagn, donde tenemos establecidos nuestros almacenes96.
En el archivo de Vincennes se encuentra un importante documento el Rapport historique sur le service de LArtillerie firmado por el General jefe del tren de Sitio
Dedn el da 23 de febrero de 1809. En su primera pgina escribe:
Del 22 al 23 se ocuparon de recepcionar un equipo de pontoneros compuesto por
18 pontones forrados de cobre, dos barcas construidas en Pamplona, algunas barcas recogidas en el Ebro y 4 caballetes. Estos medios eran demasiado dbiles para
construir un puente slido, cercano a Zaragoza, enfrente de Juslibol.
Una crecida sbita que tuvo lugar los das posteriores rompi este puente. La
prdida de las barcas, de los anclajes y cordajes, no permiti su reconstruccin
hasta la llegada de las barcas que se construan en Bayona y Tudela.
94
Durante la noche del 21 al 22 de diciembre Belmas concreta que no disponan de ninguna barca para
cruzar el Ebro. Es por ello por lo que el capitn Henri y un zapador tuvieron que cruzarlo a nado. Posteriormente el da 30 tuvo lugar una fuerte crecida del ro Ebro que rompi el puente francs pasando
los pontones (por lo menos dos de ellos) por debajo del Puente de Piedra. Esta prueba de la clara ruptura de las comunicaciones francesas decidi al general Palafox a realizar una salida general contra las
obras de asedio francesas. Tras la crecida es obvio que el puente fue reconstruido. No tenemos datos de
cundo se hizo ya que las fuentes francesas no lo citan. Fue entonces cuando el puente se construy con
pontones y barcas como indica Belmas.
95
Artculo del autor publicado por la Asociacin Los Sitios de Zaragoza.
96
DAUDEVARD DE FERUSSAC. op. cit. p. 14
150
El puente fue sustituido por un puente volante formado por dos barcas construidas en Pamplona.
No fue hasta el 17 de febrero, cuando se pudo disponer de los medios necesarios para construir un nuevo puente que fue tendido el da 18 de febrero, pero se
conserv el puente volante para transportar a la artillera de sitio que el puente de
pontones no poda soportar.
Con estos datos podemos interpretar que el tren de sitio tendi frente a Juslibol durante la noche del 22 a 23 de diciembre de 1808 un puente volante. Das despus
tendieron un puente de pontones junto al puente volante. Tras la riada del da 30 de
diciembre varios pontones quedaron sumergidos. Al menos dos de ellos pasaron por
debajo del puente de Piedra. Los franceses volvieron a tender el puente volante de
plataforma con las dos barcas construidas en Pamplona. Este puente aparece claramente representado en la cartografa del coronel Dode el da 7-8 de febrero de 1809.
El segundo plano en donde aparece dibujado el puente de Juslibol fue realizado el
3 de marzo de 1809 (Signatura MR/42/633) y representa la situacin de Zaragoza el
da 21 de febrero. A la derecha del plano, junto a la margen izquierda del Ebro, aparece el mismo revelln que protege al puente de dos barcas y plataforma pero adems
dibuja otro puente de pontones tipo Gribeauval con 13 pontones.
Corresponde al puente continuo tendido por la compaa de pontoneros del tren
de sitio (2 compaa de pontoneros) el da 18 de febrero de 1809 como aclara el general Dedn en su informe.
97
Este croquis procede de los Archives Historiques del Ministre de la Guerre de Francia.
153
Croquis francs del 21 de febrero de 1809, se aprecia el puente continuo de pontones y otro
de plataforma y sirga a la derecha del croquis.
Con estos datos y teniendo en cuenta el retroceso de las aguas del Ebro, algo obvio
por la regulacin actual del ro, identifiqu rpidamente la luneta de 90 toesas que
protega el puente. Detrs otras 90 toesas de camino cubierto. En la localizacin de la
media luna con Google map calcul que la distancia entre los revellines era de unos
150,3 m. Este dato era equivalente a 90 toesas espaolas (1 toesa, 1,67 m). Si realizamos el clculo empleando las toesas de Langlois (ao 1735) o toesas de Pars (1,949
m) la distancia entre los vrtices de los revellines, segn el croquis, era de unos 175
metros. Pero realizando el clculo con orto imgenes georeferenciadas, la obra mide
(entre vrtices de los revellines) 319,59 m. Por lo tanto, es mucho ms grande que lo
marcado por el croquis. Esto hace suponer que el dibujo era un mero proyecto y que
la ejecucin de la obra por la noche y el empleo en su construccin de un gran nmero
de unidades dieron como resultado una media luna mucho mayor que la proyectada.
En los extremos, sobre sus revellines, fueron colocados dos caones de a 8 libras
francesas. Esta posicin era muy importante y por ello fue defendida directamente por
un batalln. Adems estaba protegida a vanguardia por una Compaa de Infantera
y un destacamento de lanceros (14 19 jinetes?).
Qu dicen las distintas fuentes al respecto?
154
El encontrar restos de la posicin de cierre del puente en la orilla derecha del Ebro
(terrapln y trinchera de una pieza de artillera de a 4 libras) confirm que mi hiptesis era correcta. Posteriormente, creo haber localizado las posiciones artilleras de
otras dos obras que completaban el sistema de proteccin del puente: corresponden
a una posicin doble en donde se asentaban un can de a 8 libras y un obs de 6 pulgadas francs y una segunda posicin de un can de 8 libras.
La gran media luna construida por el 3er Cuerpo de Ejrcito francs fue utilizada
durante el denominado Tercer Sitio de Zaragoza o la crisis Esparterista de 1843 por
las tropas del Marqus del Duero. Las lneas a retaguardia de la media luna probablemente eran las trincheras espaolas de 1843. EXPO 2008 no ha permitido realizar ningn estudio arqueolgico.
Como se puede apreciar en las fotografas areas antes de la actuacin de las maquinas de la sociedad EXPO 2008, la media luna de la fortificacin principal estaba
muy bien conservadas (lo confirman las sombras del muro en imgenes anteriores a
las obras). Lamentablemente hoy no podemos decir lo mismo ya que en la imagen
area del mes de octubre de 2006 aparecen arrasadas y ahora esa zona forma parte
del Parque del Agua.
Barrio del Arrabal. Detalle del Plano del coronel Dod. Biblioteca Nacional de Espaa.
Daudevard de Ferussac, concreta que fue el da 29 de diciembre cuando qued totalmente definida la lnea de la divisin Gazan:
Las posiciones tomadas por el general aseguran todo: Nos hemos parado en el
ro y despus, pensando en el bloqueo, hecho un reconocimiento y descubierto
un puente sobre el Gllego. Casas aisladas, muchos cercados, un terreno desigual
surcado por los canales de riego: tal es la llanura, a la izquierda del Ebro.
Nos hemos extendido ms para acampar de nuevo; nos hemos atrincherado y
emplazado dos bateras de defensa sobre el frente de nuestra lnea; hemos aprovechado malecones y acequias para que nos sirvan de parapetos, y sangras hechas
en las mismas acequias inundan el frente de nuestras obras. En dos o tres das el
terreno fuerte y embebido de agua no permitir al enemigo acercarse sin encontrar la muerte bajo el fuego de nuestras trincheras99.
La aldea de Juslibol.
Conocemos por diversas fuentes bibliogrficas, espaolas y francesas, que el da
21 de diciembre la totalidad de la divisin Gazan se refugi en Juslibol. Posteriormente, a partir del 26 de diciembre, tras efectuar la divisin el despliegue del bloqueo,
Juslibol se convirti en el alojamiento del grueso de las fuerzas de Caballera de Delaage. Las casas del Arzobispo fueron utilizadas como viviendas para Jefes y Oficiales as como la torre de Ezmir, ya utilizada en el Primer Sitio para alojamiento de
los oficiales de caballera.
El molino harinero sobre la acequia de Juslibol, hoy en da totalmente destruido,
fue utilizado por los franceses del 5 cuerpo de Ejrcito.
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99
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Junto al acceso a Juslibol desde el antiguo camino de Alfocea se construy una posicin artillera. Actualmente se encuentra en buen estado pero sera necesaria su proteccin, estudio arqueolgico y restauracin. Fue construida con piedras de yeso y
argamasa, tiene forma de trapecio con unas dimensiones de 15,78 x 30x 29,19 x 26,9 m.
La Torre de Ezmir.
Uno de los lugares citados durante Los Sitios por diversas fuentes espaolas es la
Torre de Ezmir o de Esmir. Faustino Casamayor la nombra una sola vez, el da 11 de
julio de 1808, durante las acciones de tendido del puente francs:
El general sali inmediatamente al Arrabal a animar gentes, y mand conducir
la artillera a la torre llamada de Ezmir, desde cuya altura poda incomodar mucho
a los enemigos y dio otras providencias para el resguardo de dichos terrenos, haciendo ir tropa a Juslibol para en caso necesario100.
Anlogamente Alcaide la cita varias veces al relatar los sucesos de los das 11y 12
de julio:
Luego que comenz la accin, don Francisco Palafox, que acababa de llegar
con su primer tercio, fue a reforzar el punto de Ranillas, e hizo conducir por la
horca de Ganaderos un obs y dos caones de a ocho, que situ en el alto de la
torre de Ezmir, enfilando los fuegos al paso de los barcos, que dirigi el comandante don Manuel Garcs. El choque continu con tesn; y por la tarde fue el general Palafox con el brigadier don Antonio Torres, el inspector don Jos Obispo
y otros varios a la torre de Ezmir; y observando que el punto de Ranillas iba a ser
ocupado por los franceses, se retiraron, y encargaron los paisanos del Arrabal y
Juslibol procurasen cortar por la noche las acequias e inundar los campos, como
lo ejecutaron con la mayor exactitud.
A la maana siguiente volvi a trabarse el choque. Colocaron las tres piezas indicadas en la torre de Ezmir; y viendo que los caones de a ocho no alcanzaban
al vado, habindose presentado al medioda don Francisco en aquel punto, le pidieron remitiese uno de a doce; pero todo fue infructuoso por cuanto el enemigo
con cautela hizo pasar el vado por frente a la tejera de Almozara a una porcin
de caballera, llevando cada uno un infante en la grupa, con lo que por la maana,
despus de haber tiroteado las guerrillas, desplegaron su fuerza, y avanzaron hasta
ponerse en disposicin de proteger el paso por el puente a una columna de infan100
159
tera. ste lo realizaron a las dos y media de la tarde; y habindose dividido en dos
alas, tomando una la derecha, resguardada de los ribazos que hay a la orilla del
Ebro, y dirigindose la izquierda hacia la torre de Mezquita, auxiliada de la caballera, fue indispensable abandonar el terreno; y sin embargo de que procuraron
retirar la artillera, todava dio caza el enemigo a los dos caones de a ocho, que
ocuparon; y por fortuna pudo salvarse el obs, que iba algn tanto avanzado, el
cual internaron los paisanos por las huertas. Tambin nos tomaron un can de
doce que conducan a la torre de Ezmir, y dejaron abandonado en el camino al ver
que la tropa y paisanos huan de aquellos sitios101.
Durante el segundo Sitio la torre de Ezmir aparece citada en los momentos previos
al asalto del Arrabal el da 21 de diciembre (noche del 20 al 21 de diciembre).
A este tiempo se le dio aviso a la torre de Ezmir de que detrs de las alturas de
San Gregorio se divisaban tropas enemigas; y habindose ofrecido el capitn ingeniero don Pablo de Defay a llevar el aviso de la salida de nuestra tropa, lo ejecut, acompaado de un gua, con la misma exactitud con que desempe su
obligacin en el ataque del da 21102.
Al da siguiente tuvo lugar el fracasado ataque de la Divisin Gazan contra el Arrabal, que provoc la ocupacin de Juslibol por parte de unos franceses que buscaban
refugio tras el descalabro. Baste recordar las palabras de Daudevard:
Atraves el pueblo de Juslibol, en medio de los heridos; me hablaron de muchos
compaeros que haban sido muertos; no era un principio muy halageo y tuve
siniestros presentimientos103.
Las fuentes francesas nos describen, a partir del 25 de diciembre, el parte de novedades que diariamente tena lugar a las 8 de la noche mediante el movimiento de
un farol. Desde la Torre Nueva el viga espaol poda confirmar la totalidad del bloqueo ya que las luces de los franceses rodeaban a la ciudad: Bernardona Ranillas
- torre de Ezmir -Soto de Mezquita - Molino del Pilar - torre del Arzobispo - Puente
del Gllego - Molino del Mosnillo El cerco de la ciudad estaba terminado.
Dnde se encuentra la torre de Ezmir o Esmir?
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Las respuestas son mltiples. Est claro que han existido varias torres de Esmir en
Zaragoza en ambas orillas del ro Ebro. As, en el plano de Zaragoza de Dionisio Casaal de 1899 he localizado dos con ese nombre. Una aparece en el margen derecho
del Ebro, al Sur del Campo del Sepulcro, junto a la carretera de Valencia. La segunda
aparece dibujada en el Arrabal, muy prxima al convento de Jess, junto al camino
de Valimaa. Pero ninguna de ellas tiene relacin con Los Sitios. Las narraciones de
los combates describen una torre situada en un lugar elevado no muy lejano del ro
Ebro. Otra fuente de informacin para su localizacin es el relato de Alcaide antes
transcrito, al afirmar que los caones de a ocho no alcanzaban al vado y s los de
a doce. Este dato nos poda dar una aproximacin de su situacin, pues los de a 8 tenan un alcance mximo en torno a un kilmetro y los de 12 de 1.500 metros.
Can
8 libras, corto
8 libras, largo
12 libras
24 libras
Alcances
Mximo
875 m.
1.360 m.
1.508 m.
1.750 m.
Eficaz
600 m.
750 m.
800 m.
1.100 m.
Estudiando un plano del Instituto de Historia y Cultura Militar, del ao 1844, sobre
los alrededores de Zaragoza, encontr sobre el camino de Juslibol una torre con el
nombre de Ezmir junto a un molino harinero. Comparndolo con la cartografa posterior de Dionisio Casaal (en el que la torre aparece con otro nombre), cartografa
del I.G.N. y S.G.E.104 e imgenes de fotografa area, la casa equivalente a la del
plano de 1844 apareca un poco desplazada hacia el Oeste.
104
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Soto de la Mezquita
El molino de Juslibol que aparece en los planos del siglo XVIII-XIX estuvo en uso hasta la dcada
1960-70. En la dcada de 1980 fue derribado.
162
Al Este y Oeste del camino de los Molinos, en una amplia zona de terreno dominante justo al N del molino de La Seo, subiendo hacia el barrio de San Gregorio se
encontraban los campamentos del 1 y 2 batalln del 100 regimiento de lnea y del
1er batalln del 21 ligero y el puesto de mando de la primera brigada del general
Guerin. Vigilando los accesos desde el Este estaba acampado el 2 batalln del 100
regimiento de lnea junto al Molino de San Juan y molino de las Almas107. A vanguardia del campamento una posicin de dos caones de campaa (probablemente
de a 8 libras) defenda de las posibles incursiones de los espaoles. Ocupando una posicin central sobre el camino de acceso al barrio de San Gregorio (camino de los Molinos) se asentaba el 1er batalln del 100 regimiento de lnea. Al Oeste junto a la
torre de la Misa desplegaba el 3er batalln del 21 ligero.
Adems, a vanguardia de este campamento y muy prxima a la interseccin del camino del Burro con el brazal homnimo, fue asentada una posicin de seccin de artillera con dos caones (de a 8 libras).
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Batalln del 28 ligero despleg sobre ambas orillas del puente del Gllego. Sobre la
margen izquierda con la direccin de ataque hacia el Arrabal asentaron en posicin
dos caones de a 8 libras.
En la actualidad no tengo datos concretos de los asentamientos iniciales de estas
unidades pero basndome en descripciones bibliogrficas y en su interpretacin, casi
con seguridad puedo afirmar que el regimiento 103 de lnea estaba asentado (hasta
finales de enero de 1809) en la margen izquierda del ro Gllego. El molino del Mosnillo, los vados del Gllego, Montaana y su iglesia108 fueron ocupados por unidades del regimiento 103 de lnea.
Posteriormente a partir de la noche del 31 de enero al 1 de febrero estas unidades
se vern involucradas en las obras de aproche del Arrabal, pasando a ocupar las posiciones descritas en el plan de aproche.
108
DAUDEVARD DE FERUSSAC. op. cit. pp. 25-26. Desde esta iglesia, el autor realiza una descripcin del bombardeo de Zaragoza.
167
De esta forma los franceses aumentaban la seguridad de sus campamentos y conseguan a la vez un bloqueo eficaz.
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Esa misma tarde, en una accin sobre el camino de Villanueva, las guerrillas espaolas intensificaron sus fuegos y, con apoyo certero del fuego de los morteros,
desalojaron a las vanguardias enemigas ms all de San Gregorio.
Por la noche se reuni la junta de defensa, en la que se habl sobre el despliegue
de las fuerzas de Gazan enfrente al Arrabal y, creyendo que todava el bloqueo no estaba formalizado, se plane una salida en fuerza.
El da de Navidad, apoyados por la intensa niebla, 4.000 hombres bajo el mando
del general O`Neille efectuaban una salida en fuerza desde el Arrabal, cuyo ltimo
objetivo, probablemente, era destruir el puente continuo francs. Desde el camino
de Juslibol por el camino de la Ortilla avanzaron en la vanguardia el 1 de Voluntarios de Aragn y el 1 de Voluntarios de Huesca en direccin al Soto de la Mezquita.
Detrs de ellos y desplegados ms hacia el Sur en una segunda lnea, entre las balsas de Ebro viejo y el Soto, desplegaron el tercero de Guardias Espaolas, el segundo
de Valencia y los Voluntarios de Aragn para reconocer y descubrir el punto donde
estaba tendido el puente francs.
Para reconocer el resto de la lnea avanzaron entre el camino de Juslibol y el de Barcelona las Guardias Wallonas, los Suizos de Aragn y algunos dragones del Numancia. Pronto comenz el fuego de las guerrillas siendo ms intenso por el Oeste. Los
Voluntarios de Aragn y los de Huesca tras realizar el reconocimiento de las torres de
la Ortilla llegaron hasta el Soto de la Mezquita donde consiguieron desalojar a la compaa francesa que lo ocupaba. Destac en esta accin el teniente de los Voluntarios
de Huesca Simn Pardo que con sus soldados tom dos caones situados al Norte de
dicho Soto, pero por falta de medios de transporte tuvo que abandonarlos.
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Mientras, las unidades espaolas, desplegadas ms al sur, quemaron los caaverales desde donde los franceses emboscados podan hacer fuego a la ciudad, pero no
llegaron a localizar el puente continuo francs.
La llegada de refuerzos franceses desde el puente oblig a O`Neille a dar por finalizado el reconocimiento y regresar rpidamente al Arrabal. Esta salida fue ignorada por
las fuentes francesas excepto por Daudevard de Ferussac que le dedica una escueta
lnea: El 25 el enemigo intent hacer una salida, pero fue rechazado con prdidas111.
Esa misma noche, a las ocho, desde la Torre Nueva, el viga pudo confirmar la totalidad del bloqueo francs en el parte que daba el enemigo con el movimiento de faroles. Sus luces describan un extenso circulo: Desde la Bernardona-Ranillas-Soto de
la Mezquita-Torre de Esmir-Molino del Pilar-Casa del Arzobispo-Puente del Gllego-Molino del Mosnillo El cerco de la ciudad estaba terminado.
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El da 26 desde el Arrabal salieron trabajadores espaoles acompaados por destacamentos de proteccin para seguir derribando cercas y talando olivos al objeto de
dejar difanos el campo de tiro de los caones.
La jornada siguiente fue muy tranquila en el Arrabal y por ello fue posible derribar las torres y caseros contiguos al recinto urbano que en la jornada del 21 expusieron gravemente las defensas. Esa tarde, gracias a la informacin proporcionada por
un muchacho alemn, se capturaron cinco caones y un obs abandonados por los
franceses junto al ro Ebro en su precipitada retirada.
Desde el da de los Inocentes hasta el da 1 de enero continuaron los trabajos para
mejorar las defensas derribando torres y cercas junto al Ebro, talando rboles y cortando todos los caares. En esos das, en apariencia tranquilos, los franceses se dedicaron a buscar medios de subsistencia estableciendo almacenes, hornos y bodegas
en Villanueva de Gllego y Villamayor, y realizando incursiones en los montes prximos para buscar rebaos. Desde entonces el 5 Cuerpo de Ejrcito estuvo bien provisto de vveres, mientras el 3, en la orilla opuesta, pasaba hambre.
El da 2 de enero cuando la ciudad de Zaragoza celebraba la venida de la Virgen,
en una maana con intensa niebla, se realiz una salida de reconocimiento desde el
Arrabal para intentar romper el bloqueo de la carretera de Barcelona. Para ello se
organizaron dos fuertes columnas. La primera de ellas constituida por fuerzas del 2
de Voluntarios de Aragn, Guardias Wallonas, Guardias Espaolas, murcianos, caballera del Numancia y un can violento, se dirigi por el camino del Vado a reconocer las orillas del ro Gllego y all hostig a los puestos destacados franceses.
El bajo caudal del ro les permiti cruzar el ro con facilidad y atacar, con total y absoluta sorpresa, sobre un desprevenido destacamento avanzado francs que fue totalmente acuchillado.
La segunda columna con los Voluntarios de Perena y un can violento avanz por
la carretera de Barcelona. Tras establecer su vanguardia contacto con el enemigo en
las proximidades de la Torre del Arzobispo y viendo que esta torre estaba ocupada
por franceses, adoptaron posiciones de ataque y asentando su can violento en posicin, abrieron fuego. No se pudo romper la lnea enemiga y al estar al descubierto,
temiendo la llegada de la caballera enemiga, regresaron a la ciudad.
Las fuentes francesas como Daudevard nos describen durante ese da un intenso tiroteo que dur toda la jornada y afirman que el da siguiente los espaoles fueron a
buscar a sus muertos con carros lo que denotaba un gran nmero de bajas. Mientras,
tomaba el mando del asedio el general Junot, Duque de Abrantes.
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Del 3 al 6 de enero los espaoles continuaron con su labor de derribar los edificios
y cercas prximos al barrio. Durante los das 7 y 8 de enero los franceses hicieron un
intenso fuego de can desde el Soto de la Mezquita.
El 10 de enero es Gmez de Arteche el nico autor que describe una salida desde
el Arrabal:
En el Arrabal, fueron los sitiados los que acometieron; pero con tan escasas fuerzas, que la salida se redujo un fuego de guerrillas sin importancia ni resultado113.
Daudevard de Ferussac, en su carta del da 15 de enero, nos proporciona la situacin topogrfica del Estado Mayor de la divisin Gazan, justo enfrente del puente de
Tablas, sobre las alturas que dominan el ro Gllego, y nos describe la situacin del
barrio del Arrabal y de la orilla derecha:
Estamos establecidos en el cercado de una pequea capilla, situada en una elevacin de la orilla del Gllego; el terreno, rodeado de muros, que hemos hecho
batir a la altura de apoyo, y cerrado a la izquierda por un canal, forma un pequeo
fuerte frente al puente. La mayor parte de los oficiales se han juntado en la capilla; se hace fuego en el centro y, como combustible ms a mano, hemos comenzado por quemar el altar y los santos de madera dorada que lo adornaban. Un
humo negro y aceitoso, que no quiere escapar por el agujero que abrimos en la bveda, llena la capillaDe noche, nuestra vida es poco cmoda; hace fro y nos
apretamos los unos contra los otros como si furamos sardinas en un cubo. Eso
sera lo de menos, pero como estamos siempre esperando el quin vive, el menor
ruido nos despierta; a veces nada ocurre; pero otras es el fuego de fusilera quien
nos despert y todo el mundo se pone en armas. Vamos bostezando a la trinchera
y, o no hemos hecho ms que pasar un mal rato o bien nos tiroteamos durante algunas horas con el enemigo, y volvemos a dormir con dos o tres vecinos menos.
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Otras fuentes francesas como Lejeune tratan de justificar la inactividad de la divisin de Gazan y de sus refuerzos de artillera e ingenieros por la presencia de fuerzas espaolas en las proximidades de Zaragoza:
Nuestra situacin en el campo comenzaba a ser de las ms criticas. Todas las noches veamos seales de cohetes o de hogueras que los insurrectos encendan en
las montaas, para corresponderse con las de los habitantes de Zaragoza y sostener sus esperanzas. Los espaoles proyectaban un levantamiento general en Aragn, y queran sitiarnos por hambre en nuestros campamentos. El general Watier
haba sido enviado hacia Fuentes, por la carretera de Tortosa, con 1.200 hombres
de infantera y 600 de caballera, para explorar el pas y procurarnos vveres. Cinco
mil campesinos vinieron a atacarle a Belchite, pero los acuchill y persigui hasta
Alcaiz. Aqu otras numerosas partidas le dieron un gran combate, a consecuencia del cual se apoder de Alcaiz, que fue entregada al saqueo115.
Una vez ms los franceses exageran respecto al contingente espaol para aumentar el merito de los suyos. Alcaide Ibieca copi errneamente la fuente de Rogniat.
Desde el 25 de diciembre el coronel Pedro Elola se hizo cargo de la comisin y del
mando de Samper de Calanda para reclutar personal del Sur de Aragn (concejos de
Alcaiz, Daroca, Teruel, y Albarracn). Elola pudo organizar un cuerpo de dos mil
hombres, el denominado Cordn de Samper de Calanda destinado a impedir el
avance de las correras de las fuerzas napolenicas. Este contingente de paisanos, muy
mal armado y peor municionado, era el grupo de 5.000 campesinos citado por las
fuentes galas que actu en Belchite. El general Watier necesit cuatro ataques de sus
aguerridas tropas de caballera para derrotarlos y dispersarlos. Las brutales acciones
de represin francesas, de las que nada citan las fuentes espaolas, se dieron en la
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Zaida, Val de Amposta, Ro Martn y la ms sangrienta en Alcaiz. Esta ltima heroica jornada francesa fue contra una frrea defensa de 700 campesinos frente a la totalidad de las fuerzas de la brigada del general Watier. Los paisanos hicieron prodigios
de valor causando a los franceses unas 600 bajas entre muertos y heridos.
Pese al memorable xito francs el levantamiento general de la poblacin y la resistencia se expandan como un reguero de plvora. Una vez ms el coronel Rogniat
nos describe la singularidad del dominio francs:
Se formaban partidas armadas en la Sierra de la Muela, por la parte de Epila, y
no eran suficientes para reprimir estas sublevaciones los ciento cincuenta dragones que tenamos apostados en Santa Fe116.
Esas partidas no eran sino el embrin de una pequea unidad al mando de Gayan
que actuaba desde Paniza.
En la orilla izquierda, los destacamentos de Gazan detectaban la presencia de fuerzas espaolas importantes en las proximidades de Huesca. La vanguardia de Perena
derrot a un destacamento francs de un batalln de cazadores y 50 jinetes. Gazan reforz este destacamento con varias compaas de infantera, varios escuadrones del 10
de Hsares y tres piezas de campaa, pero volvi a fracasar en el intento de romper
la lnea espaola. Los franceses comenzaban a pensar en levantar el bloqueo.
Mientras, en el interior de la ciudad, el hambre arreciaba y estando todos los molinos de harina de la ciudad, excepto el molino del puente de Tablas, en poder de los
franceses entre los das 19 y 20 se construyeron dos nuevos molinos en el interior del
Arrabal derivando el agua desde las balsas de Ebro viejo.
El da 21 de enero las fuentes francesas citan las muchas tentativas de salidas
sobre la orilla izquierda. Las fuentes espaolas como Gmez de Arteche hablan de
una sola salida por el Arrabal, que fue suspendida por reconocer que no dara resultado alguno favorable.
El 22 de enero lleg el mariscal Lannes, Duque de Montebello, hacindose cargo
del mando de las fuerzas de asedio. Estableci su cuartel general en la Casa-Blanca
en las proximidades de las esclusas del Canal Imperial. Ese mismo da el mariscal
Mortier, con la divisin Suchet, se desplaz desde Calatayud para cruzar el ro Ebro
y cubrir todo el flanco Norte de la divisin Gazan.
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Cubiertos por la divisin Suchet el da 23 de enero los efectivos de Gazan se aproximaron al Arrabal asentando bateras de caones y morteros junto al Brazal del
Burro119, al Sur de la torre del Arzobispo, abriendo un intenso fuego el da siguiente
sobre el Arrabal. Desde esta fecha toda la ciudad estaba ya dentro del alcance de la
artillera napolenica comenzando a padecer el ms riguroso sitio.
El 24 el mariscal Lannes visit la guarnicin francesa del Arrabal y se dio cuenta
de la importancia de la conquista de este barrio. Gmez de Arteche nos describe perfectamente este momento:
, se dieron a Gazan instrucciones sumamente enrgicas para no limitar su accin, como hasta entonces, al bloqueo, sino extenderla al ataque del Arrabal, cuya
ocupacin se consideraba como de necesidad absoluta, para, con la entrada de sus
defensores y habitantes en la plaza, aumentar el desorden que en ella deba de reinar y su penuria120.
El brazal del Burro es una ramificacin de la acequia del Rabal que naca en las proximidades del
cruce de la carretera de Villanueva con el camino de los Molinos terminaba al Sur de la Torre del Arzobispo. Desde la acequia el Pilar estaba a unos 1500-1600 metros y el Arrabal entre 1.000 y 1.100 m.
120
GMEZ DE ARTECHE Y MORO. op. cit. p. 410-411.
176
A partir del da 27 de enero en la orilla derecha finalizaba la guerra regular. La defensa de la ciudad se haba mantenido en grado heroico y los dbiles muros de Zaragoza ya haban sido abiertos por grandes brechas. Pese a ello Zaragoza no se renda.
El Mariscal Lannes, los generales franceses y hasta el propio emperador Napolen,
acostumbrados a la rendicin de importantes plazas europeas fortificadas, no se lo podan creer.
Conociendo la actitud de los espaoles durante el primer sitio y sabiendo que les
esperaba una lucha casa por casa hasta la ltima tapia, los franceses siguieron fielmente las rdenes del Emperador: Iniciar la guerra de minas. En boca del propio mariscal Lannes Una guerra que horroriza.
Pero en la orilla de enfrente, en el Arrabal, daba comienzo la guerra regular, una guerra
de aproches que empleaba unos medios totalmente desproporcionados para el pequeo tamao del Arrabal. Era para la ciudad, ni ms ni menos, el principio de la cuenta atrs.
Disponiendo los franceses de una compaa de pontoneros y dominando ya una
quinta parte de la ciudad, se dieron cuenta que se ganaba mucho tiempo desplazando
los materiales de Sitio desde el depsito de trinchera de Torrero hasta un punto de la
orilla del Ebro situado aguas abajo de la ciudad. Pero el ro separaba este punto en
los campos cultivados del actual barrio de las Fuentes con el nuevo parque de Artillera del Arrabal. Era necesario construir un nuevo puente.
Esta nomenclatura de continuosse corresponde con los manuales tcnicos de la poca escritos por
autores franceses como Gay de Vernon, Noizet Saint Paul, Tomas de Morla o Vallejo.
122
El puente construido durante el 2 Sitio en Ranillas era doble: un puente continuo y un puente volante (de dos barcas y plataforma).
177
123
El paso del ro Ebro, muy crecido, fue realizado mediante barcas el 23 de enero en las proximidades
de Utebo. Las fuerzas de Suchet se desplazaron hacia Perdiguera y Leciena derrotando a las guerrillas del general Perena. Creo que las fuentes francesas yerran. El paso del Ebro fue por los puentes
construidos.
124
GMEZ DE ARTECHE Y MORO. op. cit. p. 443.
125
LEJEUNE. op. cit. pp. 150-151.
178
Esta misma interpretacin sobre la restauracin del puente de Juslibol fue escrita por Raymond Rudorff:
Entretanto, los franceses realizaban grandes esfuerzos para asegurar sus comunicaciones entre las dos orillas del Ebro. Un puente hecho con embarcaciones se
haba erigido aguas arriba de la ciudad, all por diciembre, pero qued destruido
por una riada. Fue levantado ahora y era lo bastante slido para admitir el que incluso los caones de mayor calibre pasaran por l. Adems, otro puente provisional se instal al sur de Zaragoza, siendo lo suficientemente fuerte para resistir dos
caones del doce al mismo tiempo. La artillera, as como gran cantidad de hombres, podan ahora trasladarse con rapidez y seguridad de una orilla a otra del ro,
tal como era requerido, y nuevas bateras quedaron emplazadas para abrir brechas en las murallas126.
Los franceses disponan de dos compaas de pontoneros y tras la riada del 30 de diciembre de 1808 se pusieron manos a la obra para restablecer las comunicaciones entre
las dos orillas. Enfrente de Juslibol tendieron el puente volante de dos barcas y plataforma. En Ranillas la 4 Cia de pontoneros del primer batalln tendi un puente doble.
El francs Belmas127 aclara el hecho y nos orienta a situar el nuevo puente volante:
Desde el da 27 de enero, Fueron enviadas dos compaas de artillera, un
destacamento de zapadores y veinte piezas de sitio hacia la orilla izquierda y el
coronel, comandante de ingenieros en el quinto cuerpo, orden disponer todo
para la apertura de la trinchera. Dos barcos que se encontraban en el Ebro, en el
Burgo, fueron remontados hasta debajo de la desembocadura del Gllego y sirvieron para establecer un puente volante ms debajo de la ciudad para la comunicacin de los cuarteles.
179
a otra. Las barcas, pontones y las balsas utilizadas aisladamente estn comprendidos
en esta categora. El mejor medio para construir un puente volante es unir o aparear
dos barcos o pontones, cubiertos de viguetas o tablones de modo que sobre sus bordas quede una superficie plana. El puente se sujeta a un cable que por un cabo se
amarra al sistema. El cable debe quedar tensado y amarrado en unos estribos situados en ambas orillas.
Las necesidades de traslado de personal y medios para realizar el sitio en regla del
Arrabal y sin lugar a dudas el miedo de los franceses a las posibles salidas de fuerzas espaolas desde esta orilla les obligaron a tender un nuevo puente, volante en
este caso.
Pero para aguantar simultneamente el paso de dos caones de a 12 libras tenemos
que pensar que las dos grandes barcas capturadas por los franceses en el Burgo de
Ebro eran dos llaut129.
Adems el puente, como toda obra importante, deba estar protegido por un bonete, rediente o media luna, particularmente en la orilla izquierda del Ebro ms expuesta en estas fechas a las salidas de los espaoles. Sobre la orilla derecha, el da 30,
los franceses estaban combatiendo ya en el interior de la ciudad por lo que no fue necesario construir ms defensa que un simple rediente.
Hiptesis de localizacin
El puente volante francs fue tendido aguas abajo de Zaragoza. Podemos establecer, casi con total seguridad, la zona donde se encontraba: en el tramo de ro comprendido aguas abajo de la primera paralela y la desembocadura del ro Gllego.
Por desgracia las orillas de este tramo de ro han sido profundamente daadas con
la construccin de numerosos puentes: el antiguo del ferrocarril (actualmente fuera
de servicio), el de Manuel Jimnez Abad, el del AVE y el nuevo azud de Vadorrey.
Todas estas obras han removido enormes cantidades de tierra a su alrededor. Adems,
la orilla derecha est urbanizada hasta el puente de Manuel Jimnez Abad y las entradas y salidas del tercer cinturn han destruido las huertas donde podramos haber
encontrado atrincheramientos.
129
En el monasterio de Rueda (Sstago) existe un llaut construido en 1920. Con 18,5 metros de eslora
por tres de manga y 16 de arboladura, este barco, habitual en el ro Ebro hasta finales de los 70, tena
una capacidad de carga de 27 toneladas.
180
Puente de plataforma y sirga junto a la desembocadura del ro Gllego. Fin de enero de 1809.
Para intentar localizar el puente volante he realizado un estudio de las acequias y caminos existentes en 1808. La segunda paralela sobre el Arrabal fue en gran parte construida sobre un tramo de la acequia del Soto del Caar (en algunos planos es denominado
brazal de Jope). Esta acequia transcurra paralela al ro Ebro hasta las proximidades del
nuevo azud. Los planos de Zaragoza del siglo XVIII y XIX presentan una extensin de
la acequia de San Jos que cruza el ro Ebro. Corresponden stos al denominado Brazal de Jope? Estimo que podemos interpretar el trmino Jope como Jos.
Por otra parte, construir un puente en una zona donde todava exista el peligro de
las salidas de los sitiados exiga tomar unas medidas de seguridad. El puente tuvo que
ser construido detrs de al menos una de las acequias principales del sector que
desaguan en el ro Ebro. En el tramo de ro que estamos analizando, las fuentes cartogrficas del siglo XVIII dibujan dos acequias importantes130. Sobre el desage de
una de ellas, descrita por Daudevard de Ferussac como un soberbio malecn, fue
construida la primera paralela.
Adems el puente volante francs tuvo que ser tendido, con absoluta seguridad,
fuera del alcance mximo eficaz de los caones de la artillera espaola. El sector estudiado entre el azud y la desembocadura del ro Gllego lo estn. La primera de las
acequias (1 paralela) dista unos 700 metros del convento de Jess y unos 800 metros
a la desembocadura del ro Gllego. Entre la primera paralela y las proximidades del
azud los caones espaoles tenan alcance y no era fcil el acceso al Parque de Artillera, situado junto al Camino del Vado, al ser cortado por una acequia principal.
130
Uno de los desages coincida con el tramo final de la primera paralela. Justo en este punto cruzaba
el ro Ebro la acequia de San Jos.
181
En el plano annimo del Servicio Histrico Militar n 110 aparecen dibujados diversos caminos en los tres puntos analizados (prximo al azud, junto al puente antiguo ferrocarril y en las proximidades de la desembocadura del ro Gllego). Podemos
situar con precisin, basndonos en fuentes cartogrficas antiguas y fotografa area,
el lugar donde se encontraba el Depsito de Trinchera del Arrabal (o Parque de Artillera francs). Fue instalado sobre una finca cercada prxima a la acequia del Soto
del Caar junto al antiguo camino del Vado. En l se acumulaban cureas, avantrenes, fraguas, cabrias, carros, respetos y municiones de los caones, herramientas de
zapadores y minadores, plvora, maderas para construir las explanadas, fajinas, salchichones, gaviones y el hospital de sangre.
Como vemos, quedaban reducidos a tres los posibles puntos de tendido del puente.
In situ podemos observar que en las dos orillas de las dos primeras opciones el terreno
ha sido profundamente transformado. Hoy en da no se pueden localizar vestigios en
superficie. Para su estudio ha sido necesario estudiar la informacin que nos proporcionan las imgenes antiguas. Gracias a Isidro Aguilera, Director del Centro de
Documentacin e Informacin Territorial de Aragn, y al personal de dicho Centro
he obtenido imgenes de los vuelos fotogramtricos de la zona correspondientes a los
aos 1956, 1977, 1981 y 1983. El anlisis de las fotografas areas despeja mis po182
sibles dudas sobre la situacin del puente volante. Hasta fechas recientes, aos 80,
se poda identificar junto al ro Ebro la figura de una media luna, descrita por un camino, muy similar a la construida en Ranillas en diciembre de 1808. Las fotografas
ms antiguas (vuelos de 1956 y 1977) an describen sombras de relieve en su costado izquierdo La longitud de la obra supera a la media luna de proteccin del puente
construido en diciembre de 1808, 356 metros, pero la anchura mxima de la obra es
inferior (3 a 4 metros) y su cercana al ro certifica la ausencia de otras construcciones defensivas como el camino cubierto construido detrs de la media luna de Ranillas. El lugar donde fue tendido se encuentra situado a unos1200 metros del Convento
de Jess, fuera del alcance eficaz de artillera espaola y dispona de un camino perpendicular al ro que nos diriga hacia el camino del Vado. La proximidad de este
punto de tendido al Depsito de Trinchera francs es tambin un factor muy importante a tener en cuenta dada la gran dificultad del transporte de los respetos del tren
de artillera, municiones y material de fortificacin.
Creo que enfrente, sobre la orilla derecha, de acuerdo con los preceptos de los reglamentos de ingenieros militares de la poca, tan slo fue necesario construir un rediente. Su trazado, hoy desaparecido, poda ser el de una acequia que se puede
visualizar en imgenes areas de los aos ochenta. Es muy curiosa la orientacin de
su vrtice trazado hacia el ro y no en sentido contrario, confirmando la importancia
del ro Ebro como espacio no dominado por los sitiadores. Desde sus aguas los franceses sufrieron los disparos de las lanchas caoneras dirigidas por oficiales de Marina y tripuladas por los marinos de Cartagena131 y, gracias al ro, se pudo romper el
cerco de la ciudad en sucesivas ocasiones. Estas acciones de fuego de las lanchas caoneras obligaron a las unidades francesas acantonadas junto a las orillas del ro a
atrincherarse y testimonio de ello es el descubrimiento que describo a continuacin.
En la orilla derecha despus de pasar por debajo de los puentes de Jimnez Abad
y del AVE, la ciudad de Zaragoza da paso a numerosas huertas regadas por un gran
nmero de acequias. Junto al ro existe una acequia que sigue el trazado de una lnea
con redientes o llares. Su anchura y profundidad es mucho mayor de lo habitual.
Mide dos metros de anchura y esta terraplenado132 en diagonal hacia el Ebro. Su profundidad es de 1,60 hacia el terrapln y aproximadamente un metro en el otro costado. La prolongacin de la acequia, con distinta orientacin y prxima a las vas del
AVE, tiene unas medidas mucho ms racionales para una acequia secundaria. Se co131
LATAS FUERTES. op. cit. Como cita el autor, no es rigurosamente cierta esta afirmacin escrita en
fuentes francesas. Existieron barcas mandadas y tripuladas por aragoneses.
132
Los manuales de la poca consideraban que una bala de fusil penetraba unas 15 pulgadas de tierra
suelta. El parapeto reglamentario tendr en su base 3 pies y medio de grosor.
183
LA GUERRA DE APROCHES
En 1673, en el sitio de Maastrich, Vauban aplic su mtodo de ataque mediante
paralelas. Aos ms tarde empleaba los caballeros de trinchera para dominar el camino cubierto a las brechas y en 1697 usaba el tiro a rebote contra las posiciones artilleras de los baluartes y medias lunas de Ath. El mtodo de ataque de Vauban se
aplicar durante los siglos XVIII y XIX a todas las plazas sitiadas. Bsicamente el
mtodo de Vauban consista en realizar las siguientes acciones:
Cercar la plaza: Se materializaba al aislar a la guarnicin, cortando sus comunicaciones con el exterior.
Asentamiento y apertura de fuego de las bateras de caones de sitio y morteros. Estos caones de mayor alcance protegan con sus fuegos el avance de
los zapadores y sus fuerzas de proteccin (granaderos y fusileros) hasta la lnea
de contravalacin.
Construccin de las lneas atrincheradas de contravalacin133 y circunvalacin. En el mtodo poliorctico de Vauban, la accin de la artillera no era independiente de los aproches. Por la noche los zapadores comenzaban por abrir
la trinchera protegindose con fajinas134 construyendo la denominada primera
paralela contra el frente atacado. La tctica de construccin obligaba a abrir
diferentes paralelas en distintos sectores de la ciudad sitiada al objeto de ocultar la direccin del ataque principal e impidiendo la acumulacin de personal
y medios de sus fuerzas.
Las paralelas tenan como objeto envolver a las obras atacadas y combatir
las salidas que el defensor pudiera hacer, con un fuego de frente muy amplio.
133
Muchos espaoles ignoran que el trmino lnea de Contravalacin de los sucesivos Sitios de Gibraltar del siglo XVIII dio origen a la poblacin de la Lnea de la Concepcin.
134
Haz de ramas delgadas muy apretadas utilizadas por los ingenieros como proteccin del fuego lejano
y para revestimientos y rellenos de las fortificaciones de campaa.
184
La paralela comunicaba a retaguardia con los llamados Depsitos de Trinchera por medio de ramales en zig-zag que se encontraban en desenfilada de
los fuegos del defensor.
Los Depsitos de Trinchera o Parques de Artillera se establecan en la
cola de la trinchera y en ellos se acumulaba todo el material necesario para realizar el sitio: maderas para construir las explanadas de los caones y morteros de sitio; cureas y afustes de reserva; cabrias para izar los tubos de los
caones y montarlos en sus cureas; barriles de plvora; balas, granadas y
bombas; los carros de transporte de municin; salchichones, fajinas y gaviones; candeleros y piquetes; tiles y herramientas de zapadores (zapapico, pala,
azada, marrazo y hacha de tronchar); y el barracn para hospital de sangre (enfermera de campaa).
Se estableca la primera paralela a unos 600 metros de las murallas de la ciudad sitiada. Sobre ella y sus ramales se asentaban las bateras de sitio de caones, obuses y morteros.
Toda la paralela era protegida con fuerzas de guardia de trinchera constituida por compaas de fusileros y granaderos. El sector de la paralela ms
prximo a las posibles salidas del enemigo era cubierto por fuerzas de granaderos. Si el sitiador evaluaba como muy peligrosas las posibles salidas del sitiado, construa un reducto de trinchera sobre la paralela para albergar fuerzas
como ncleo de reaccin135.
Asentamiento de las bateras de sitio. Las bateras de sitio estaban constituidas por el asentamiento de las piezas en sus explanadas y la fortificacin de las
piezas, que se asentaban sobre explanadas de madera. stas se formaban con
un entarimado de madera de pino o lamo (explanada) que se apoyaba y clavaba en unos durmientes (tablones) enterrados en posicin perpendicular a las
tablas de la tarima. Las explanadas se construan con una ligera inclinacin hacia
al merln de su fortificacin. Para la fortificacin de obuses y morteros se empleaban salchichones o gaviones recortados hasta la altura de rodillera (altura de
los muones del can) El sector de tiro de la pieza o caonera tena abocinamiento externo. Los laterales de la caonera se protegan con merlones construidos con gaviones, salchichones y tierra. Las explanadas de morteros no tenan
caoneras y estaban totalmente protegidas hacia el enemigo.
La fortificacin de la batera se poda realizar a nivel, enterrada o elevada.
La enterrada y la elevada exigan desmonte de tierras. Las denominadas bate135
Los reglamentos militares de la poca establecen reductos defensivos dentro de las paralelas que albergaban una entidad de fuerza de medio batalln y cuyo objeto era servir de ncleo de reaccin en caso
de salida y ataque de los sitiados.
185
Este mtodo de Vauban fue aplicado desde 1808 a 1814 contra las plazas espaolas. Su regularidad terica sufri en la prctica frecuentes alteraciones debidas a la
orografa del terreno, que obligaba o evitaba la construccin de una paralela, u obligaba a dirigir sus ramales a distinta direccin de la capital, o bien aconsejaba adelantar o retrasar las bateras de rebote o de brecha.
Acostumbrados los franceses a este tipo de obras, en donde el sitiado ceda terreno,
obras y atrincheramientos a medida que el sitiador avanzaba, se quedaron perplejos
y admirados ante la enrgica resistencia de los espaoles.
Zaragoza no era una plaza fortificada. Las bajas sufridas por los franceses durante
el Primer Sitio les empujaron a adoptar tcnicas de ataque de sitio como si de una
plaza fortificada se tratara.
Sin embargo la guerra de sitio de Vauban no fue la verdadera triunfadora de los asedios de Zaragoza o Gerona. Las brechas abiertas por la artillera fueron cubiertas por
los defensores muertos y cuando stas por fin sucumbieron comenzaba una guerra urbana, manzana por manzana, casa por casa, habitacin por habitacin en el que fue
aplicada la guerra de minas. Las epidemias en Zaragoza y el hambre en Gerona y no
las tropas de Napolen son las que realmente decidieron la rendicin de las ciudades.
Como marcan todos los manuales de ingenieros de la poca las obras de aproche
comenzaban por la noche. As Belmas relata:
34 NOCHE, del 31 de enero al 1 de febrero.
Mil trabajadores y un destacamento de zapadores protegidos por un batalln abrieron en la orilla izquierda del Ebro una primera paralela de alrededor de trescientos
sesenta metros de longitud, a seiscientos metros de distancia del convento de Jess.
Esta paralela apoyaba su derecha en un gran cercado, cuyo muro fue aspillerado. Se
avanz por medio de tres ramales de trinchera en zig zag para llegar detrs de un
dique que el enemigo no defenda y donde fue comenzada la segunda paralela. Este
trabajo no encontr ningn otro obstculo que algunos disparos hechos de vez en
cuando desde una casa en ruinas situada delante de nuestra derecha136.
Mediante la comparacin de fuentes cartogrficas de la poca de los Sitios y el estudio de imgenes de fotografa area he podido localizar el trazado de la primera y
segunda paralela y el depsito de trinchera o parque de artillera del Arrabal. La primera paralela, como describe Belmas, se apoyaba en su derecha en un gran cercado
cuyo muro fue aspillerado y que se utiliz como Parc dArtillerie (Depsito de
Trinchera o Parque de Artillera). Este recinto tena forma cuadrada y ocupaba parte
de la Avenida del Marqus de la Cadena, la zona Norte del Parque de Oriente, la
calle Velilla de Ebro y un tramo de Balbino Orensanz.
Desde la esquina SW del muro del Parque de Artillera, la primera paralela se diriga hacia el desage del Ebro que pasaba junto a la antigua torre de la viuda de
Liria (entre la avenida del Marqus de la Cadena y la zona industrial a la izquierda
del puente de la Unin) describiendo en su tramo final la forma de gancho. Dista
unos 730 metros del convento de Jess y entre 820 a 840 metros de la batera del
puente de Tablas y muro del convento de San Lzaro. Sera interesante sealizar su
trazado y colocar un panel explicativo.
El tramo localizado de la segunda paralela discurre en paralelo de la calle Cosuenda
siguiendo el trazado de la antigua acequia del Soto del Caar. Se conserva ntegramente ms de 140 metros del foso de la paralela (acequia) hasta el lugar en donde se
asentaba la batera n 24 (n 2 planos de Dode). Sobre su talud y banquetas se han acumulado las tierras procedentes de las excavaciones de las construcciones prximas.
Se podra restaurar todo este trazado desmontando las tierras hasta la altura del talud
reglamentario, restaurar las banquetas y limpiar el foso (rodeado actualmente por
caas y vegetacin) integrando este espacio en los jardines de Cadrete.
136
188
La segunda paralela naca junto al ro Ebro describiendo una forma de gancho similar al de la primera paralela. En el plano francs de Richomme, grabado por Ambroise Tardieu, aparece dibujado el arranque de la paralela muy prximo al inicio de
la calle Cosuenda. En la calle de Paniza junto a los jardines de Botorrita hay un solar
cuyo zcalo puede ser un tramo de la Batera n 23 (n1 del plano de Dode). La segunda paralela distaba unos 550 a 560 metros del convento de Jess. Estaba a 620
metros de la batera del Puente de Tablas y a 650 del convento de san Lzaro.
Los tres ramales de trinchera en zigzag o ramales de comunicacin entre la 1 y 2
paralela fueron construidos a la zapa volante desde el muro del parque de Artillera
para enlazar el tramo norte de la paralela y transportar en das sucesivos con absoluta seguridad los gaviones, fajinas, material de explanada para los cuatro morteros137 de 8 pulgadas de la batera n 24 (n 2).
En el tramo al Sur de la primera paralela no fue preciso construir comunicacin alguna ya que la propia acequia del Soto del Caar enlazaba entre las dos paralelas. La
construccin de un simple terrapln a vanguardia de la segunda paralela proporcionaba seguridad a los transportes desde el Parque de Artillera.
Daudevard de Ferussac, oficial de la divisin Gazan, nos da otros detalles de las
obras de Sitio:
En la noche del 31 de enero al 1 de febrero, sobre las diez, mi batalln, al
mando del comandante de ingenieros, se destac de la lnea para abrir trinchera.
Nos refugiamos contra un soberbio malecn que pareca encontrarse all para servirnos de abrigo. A los dos lados de la carretera, detrs de nosotros, los trabajadores abrieron la primera paralela, apoyando la izquierda en el Ebro y la derecha
en unas ruinas que rodean terrenos inundados. No fuimos hostilizados a pesar de
hallarnos a un tiro de piedra del convento de Jess, y en esta acaso, la primera vez
que se abre una paralela bajo las ventanas de los sitiados138.
Este autor, como vemos, no cita el inicio de construccin de la segunda paralela durante la misma noche, sino que nos hace intuir que fue construida en jornadas posteriores. Su clara descripcin denota la proximidad de las tropas francesas a las
137
Segn Belmas e Ibieca eran morteros. En la exposicin de la Biblioteca Nacional Miradas sobre la
Guerra de Independencia han salido a la luz cuatro planos del General jefe de los Ingenieros del 5 C.E.
Por ello en este mes de Marzo de 2008 he tenido que reformar el trabajo realizado. En el informe de la
Gazette Nationale ou Le Moniteur Universal, suplemento n 61 del 2 de marzo de 1809, pgina 248,
Tabla III El general Dedn jefe del tren de sitio cita a 4 obuses de a 8 pulgadas.
138
DAUDEVARD DE FERUSSAC. op. cit. p. 32.
189
191
La comunicacin referida en el prrafo anterior era un tramo de la primera paralela que naca en la esquina NE del parque de artillera. Desde all progresaba en direccin Norte y tras cruzar el brazal de Jope (Acequia del Soto del Caar) llegaba
hasta el molino de las Almas. Respecto a la prolongacin de la segunda paralela, se
construy hasta el dique de separacin de los terrenos inundados junto al camino de
Valimaa (o el camino norte del Vado). Las ruinas de la casa aludida, donde haba tropas espaolas, correspondan a la denominada Torre de Latorre en el mapa posterior
de Casaal y la batera espaola aludida era la posicin fortificada del camino de Valimaa (interceptaba el camino justo antes de llegar a una curva pronunciada del camino donde se pasaba el Brazal de Jope).
JORNADA del 2 de febrero.
Se perfeccionaron los trabajos que haban sido emprendidos la noche anterior.
36 NOCHE, del 2 al 3 de Febrero 1809.
Se acab la segunda paralela por la que se sala a la izquierda por tres zigzags,
para hacer una semi-plaza de armas delante. La artillera comenz la batera de
brecha n 23, de seis piezas del 24 y de dos morteros de doce pulgadas, para abrir
el convento de Jess142.
193
Esta batera fue asentada en la posicin semicircular espaola abandonada al norte del
camino de Valimaa junto a la acequia del Soto del Caar. Belmas escribe a continuacin:
JORNADA del 4 de febrero.
Se perfeccion el trabajo de zapa emprendido delante de la segunda paralela
cerca de la inundacin, el cual fue prolongado a la zapa a travs de los muros en
la direccin del segundo ramal de trinchera.
38 NOCHE, del 4 al 5 de febrero.
Se prolong hasta la batera enemiga el trabajo de zapa comenzado cerca de la
inundacin delante de la segunda paralela. La artillera emprendi una nueva batera n25146, de dos piezas del 16 y de seis del 12 para batir en brecha el convento
de Jess y contrabatir la larga ramificacin del Arrabal147.
143
DOD, fuente ms fiable, dice que fueron asentados cuatro morteros de 8 pulgadas.
DAUDEVARD DE FERUSSAC. op. cit. p. 33.
145
BELMAS. op. cit. p. 117.
146
Batera n 3 en los planos del coronel Dod.
147
BELMAS. op. cit. p. 118-119.
144
194
Como vemos, las acciones de esta jornada se limitaron a realizar obras de defensa
y seguridad de las bateras y trincheras construidas. La proximidad del enemigo al
convento de Jess se reflejaba en la intensidad del fuego recibido por los franceses.
As Belmas escribe:
JORNADA del 6 de febrero.
Se perfeccion la media plaza de armas de la derecha que fue preciso excavar
mucho, as como las comunicaciones de detrs, para estar a cubierto de un fuego
vivo que el enemigo haca desde los tejados y desde el campanario del convento
de Jess, no habiendo podido todava nuestra artillera disparar contra este convento.
40 NOCHE, de 6 al 7 de febrero.
Se prolong hacia la izquierda la media plaza de armas de la derecha. El enemigo al apercibirse de este trabajo, dirigi all desde el convento de Jess un fuego
muy vivo que forz a nuestros trabajadores a retirarse. Pero pronto regresaron a
la zanja y all se mantuvieron a pesar de dos tentativas hechas por el enemigo para
desalojarles y al amanecer, se encontraron a cubierto. El dique que contena la inundacin a la derecha de los ataques revent por la afluencia de las aguas y en un
148
195
instante una porcin de la segunda paralela y de las comunicaciones de la derecha quedaron inundadas. Fue necesario construir rpidamente un muro de contencin en esta paralela para evitar daos mayores, Y se abri un nuevo paso para
sustituir a los que estaban inundados. La batera n 25 (3) fue agrandada hacia la
izquierda, para disparar contra el muelle de la orilla derecha149.
196
lela. Los dos tramos sustituidos fueron el zigzag construido durante la noche n 37. Lejeune escribe sobre este hecho:
Ibase a comenzar el fuego cuando un accidente imprevisto retard el ataque que
estaba preparado. El Gllego, engrosado por las aguas de una borrasca de la montaa, aument de tal manera las de su cauce, del cual habamos cubierto una parte
de la circunferencia del Arrabal, que se rompi el dique, y la mitad de nuestros trabajos qued inundada. Hubo que construir una palizada, reparar los estragos y
abrir nuevas trincheras150.
Mientras Lejeune nos describe otra visin de la situacin del convento de Jess
visto desde el lado francs:
Hace ocho das que no habamos tirado un caonazo en aquella direccin, y los
frailes suban a sus galeras para vernos trabajar, sin que su aspecto ni su actitud expresase el ms pequeo temor. Se les vea subir a los pisos ms altos del convento,
seguir nuestros trabajos con curiosidad y vivir y distraerse como en plena paz. Sus
miradas se clavaban en nuestras trincheras y nos vimos obligados, para ocultarnos
de su vista, a hacerlas ms sinuosas y profundas. Por falta de esta precaucin, los
buenos tiradores, que estaban en los tejados y en lo alto de los campanarios vecinos,
nos enfilaban sus fusiles y rara vez erraban el tiro. Sin embargo aquellos desgraciados iban a perder bien pronto su seguridad; ninguna obra de tierra defenda el exterior de aquel edificio o de aquel fuerte aislado, bien protegido de artillera153.
150
197
Con la luz del da tras ordenar la municin y proteger la plvora y los artificios de
los caones comenzaba el ataque. La pluma de Belmas nos lo describe fielmente:
JORNADA del 8 de febrero.
A las ocho de la maana, nuestra artillera comenz a disparar contra el convento de Jess con veintids156 bocas de fuego de las bateras n 23, 24 y 25. A las
diez, varias brechas estaban practicables en los muros de fachada. Sin esperar a
154
199
200
De qu fuente extrae Arteche este dato? No coincide con las fuentes francesas.
Las obras de aproche construidas hasta la noche n 41 distan unos 400 metros al
convento de Jess. Si estudiamos la obra de Belmas y la cartografa oficial francesa comprobamos que las comunicaciones hacia retaguardia del convento de Jess
comienzan la noche 42 del 8 al 9 de febrero (otro hecho excepcional contrario a los
reglamentos de ingenieros). Creo que Gmez de Arteche, desconociendo la cartografa oficial francesa, escribi literalmente lo que indicaban los reglamentos
(asalto a 60 metros).
La artillera francesa consigui abrir una gran brecha en la esquina NE del convento
y el mariscal Lannes dio la orden de comenzar el asalto desde una distancia excepcional: 400 metros. Esta es la distancia que exista desde la plaza de armas junto a la
posicin defensiva espaola del camino de Valimaa o de los Herederos hasta la esquina del convento de Jess.
Para poder avanzar desde tan lejos creo que todos los defensores de la posicin espaola estaban muertos o heridos o quizs haban huido. El nico fuego que recibieron las columnas francesas de asalto fue el fuego de flanco desde la batera
espaola del Puente de Tablas. Es por ello por lo que, en contra del reglamento de ingenieros, el Jefe de Artillera Foucher y el comandante de Ingenieros Dode dieron el
visto bueno para el asalto sin esperar a cavar las comunicaciones, acercar las bateras y abrir una tercera paralela.
Daudevard de Ferussac lo relata de la siguiente manera:
El 8 por la maana, estando el coronel del 28 regimiento de trinchera, el general Gazan orden el ataque definitivo y, entre nueve y diez, la artillera comenz
el fuego. Las balas de los caones de veinticuatro hacan, a tan pequea distancia,
grandes estragos. Pronto todo el cuerpo del convento fue acribillado. Se hizo saltar una brecha enorme en el muro para entrar al asalto sin vernos obligados forzar las puertas en lo que se habra perdido mucho tiempo. Los obuses y las balas
de can debieron hacer escapar a los defensores y despus de tres horas de bombardeo se grit adelante a las compaas apostadas en la trocha, de donde se les
vio desembocar por la ruta abierta el ltimo da y correr hacia el convento. El enemigo nos ametrall desde un reducto situado a nuestra derecha; ms a pesar de
ello, en un abrir y cerrar o ojos se lleg la brecha y se ocup el edificio. Habamos conseguido nuestra finalidad.
La orden era de pararse all, pero, llevado de su celo, un oficial del 28 de tiradores, con algunos de stos, quiso apoderarse del reducto que nos haba ametrallado.
Como no estaban protegidos por el fuego de las bateras, ni por el resto de las fuer201
zas asaltantes, cayeron en poder del enemigo; algunos consiguieron escapar, y hasta
se vio al oficial debatirse por unos instantes entre las manos de los defensores del
reducto. Estaba ya fuera de su poder, cuando una bala certera lo tendi muerto160.
Pese a pequeas diferencias, los dos textos franceses citan el exceso de celo de un
oficial del 28 regimiento de tiradores (ligero) que desde all atac a la batera espaola que les hizo fuego. Se trataba de la batera del Puente de Tablas, junto al molino harinero de Torner o del puente de Tablas.
Lejeune describe esta accin y proporciona ms datos como el nombre del oficial:
Una batera de los sitiados, emplazada sobre la orilla del Ebro, nos cogi de
flanco y nos abrasaba con su metralla. Un oficial de nuestros volteadores, el capitn Tissot, a la cabeza de sus valientes, no vacil en precipitarse sobre ella. La
conquist; pero aquel movimiento generoso no estaba combinado con el de sus
jefes, y no encontr nadie a su lado para sostenerle. Las barcas caoneras y cinco
o seis piezas de las bateras de la orilla derecha del Ebro lo ametrallaron vivo.
Toda su gente fue muerta o herida, y el mismo Tissot, que haba llegado a escapar, cay mortalmente herido en el momento en que entraba en la trinchera161.
202
coronel Prefk del regimiento 28 se dirigi por el camino oblicu a ocupar la brecha, y a pesar del fuego de metralla que se les dirigi desde el reducto que tenamos en el camino de Barcelona, lograron montarla. Sembrada la confusin, no
pudieron evitar el que despus de algunos ligeros choques ocupasen el edificio,
tomando dos piezas de artillera, algunos pertrechos, y hacindonos bastantes prisioneros. Deseando los franceses intentar alguna sorpresa, salieron al camino que
da a los edificios de los arrabales, pero la fusilera desbarat a unos doscientos, y
no trataron sino de pertrecharse163.
Como vemos, Agustn Alcaide Ibieca describe que el fuego espaol de metralla se
realiz desde el reducto de la carretera de Barcelona. Se basa en la descripcin errnea de Daudevard de Ferussac El enemigo nos ametrall desde un reducto situado
a nuestra derecha cuando obviamente debe decir izquierda de acuerdo con su contexto posterior: un oficial del 28 de tiradores, con algunos de stos, quiso apoderarse
del reducto que nos haba ametrallado.
Est muy claro que la batera atacada fue la del Puente de Tablas.
Conquistado precipitadamente el convento de Jess, sin finalizar las obras de aproche, era necesaria la finalizacin de las comunicaciones. Belmas describe el inicio
de estas obras:
42 NOCHE, del 8 al 9 de febrero.
Se hizo una comunicacin en zigzag desde la media plaza de armas de la derecha hasta el convento de Jess164.
203
Pasamos la noche sobre las armas; la oscuridad, la proximidad del enemigo, los
golpes de pico de los trabajadores, que parecan cavar tumbas, los cadveres con
que se tropezaba al andar, la tierra llena de soldados dormidos, que, en aquel momento, parecan muertos, formaban un conjunto imponente y lgubre para los que
velaban. Yo era de stos. Entr en el convento y nuevas escenas de horror: grandes galeras por donde se marchaba a tientas, un silencio glacial, llamas que se elevaban de tiempo en tiempo, como residuos de las fogatas encendidas en los patios.
Tan siniestro espectculo crispaba los nervios. Y para hacerlo todava ms pattico, el lvido resplandor de las llamaradas, antes de extinguirse y sumirnos en la
oscuridad, dejaba ver, sobre los muros, grandes cuadros cuyas figuras trgicas recordaban las sombras del Averno.
En medio de este horror, el coronel del 28 iba y vena a todas partes, revistando los alojamientos y las centinelas, posedo de juvenil actividad. Sin embargo,
querido amigo, sabrs que es un guerrero encanecido en los campos de batalla y
lleno de achaques.
A duras penas poda arrastrar las piernas; pero ni los escombros ni la oscuridad le detena. El coraje prestaba energas y vigor a su cuerpo, aniquilado por los
aos y las fatigas. De tal manera est habituado a la vida militar que no le es posible dejarla; quiere morir en los campos de batalla, cubierto de gloria y blandiendo su espada165.
Lejeune quizs inspirado en la obra de Ferussac escribe una versin similar sobre
las ruinas del convento de Jess pero da una visin global de las nuevas obras planeadas por el coronel Dode:
Inmediatamente despus de aquel asalto, el coronel abri comunicaciones y espaldones a derecha e izquierda para establecer a nuestras tropas llegar a cubierto.
Hizo tambin abrir aspilleras en todas las paredes orientadas a Zaragoza. Aquel
convento, bastante alejado de la ciudad, no haba sufrido por el bombardeo, y los
sitiados lo haban convertido en Hospital166.
El convento de Jess, que haba sido utilizado como hospital167, estaba repleto de
heridos moribundos distribuidos en distintas dependencias. En el claustro se apilaban ms de doscientos cadveres dispuestos para ser incinerados. Esta desagradable
labor tuvo que ser realizada por los invasores.
165
204
205
fuego contra el Monasterio de Jess, que estaba a una distancia de 400 metros
desde el Arrabal, a la derecha del camino que va a Barcelona. En dos horas se
derribaron los muros. Los 200 espaoles que ocupaban este monasterio tuvieron que retirarse. Los soldados de infantera ligera francesa destinados al asalto
y que esperaban en la paralela entraron por la brecha y casi sin encontrar resistencia ocuparon todo el edificio; hallaron all dos caones y un estandarte. Y no
conformndose con su conquista, persiguieron el enemigo hasta los mismos
muros del Arrabal; entonces el fuego de las aspilleras los ahuyent y tuvieron
que abandonar; al perder un centenar de hombres, regresaron al Monasterio de
Jess y se atrincheraron en l170.
Una vez construidas las comunicaciones por la derecha y establecidos bajo la seguridad de los muros del convento de Jess, los franceses comenzaban a construir la
tercera paralela. Belmas escribe:
43 NOCHE, del 9 al 10 de febrero.
Se abri a la derecha una porcin de la tercera paralela para responder a los
fuegos del Arrabal, y se emprendi a la izquierda una segunda comunicacin
con el convento de Jess. La artillera comenz, en el extremo de la plaza de
armas de la derecha, una nueva batera n 26171, de dos piezas del 12 y de dos
obuses de seis pulgadas para proteger los trabajos de zapa y contrabatir la cabeza del Arrabal172.
206
suizo desert de la plaza con cuarenta y tres hombres, despus de habernos prevenido de su proyecto.
La artillera francesa comenz dos nuevas bateras:
La n 27 (n5 del plano del coronel Dode), de seis morteros de ocho pulgadas,
para bombardear el arrabal.
La n 28 (n 6 del plano del coronel Dode), de cinco piezas del 12, de dos obuses
de ocho pulgadas y de cuatro de seis, para contrabatir el muelle de la orilla derecha173.
173
174
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175
208
Mientras tanto, los espaoles hacan fuego de fusil desde los tejados y terrazas del
convento haciendo muy difcil las labores de zapa de los franceses.
El da 13 de febrero le entregaron al mariscal Lannes varios despachos de los generales Watier y Suchet en los que le informaban de la concentracin de importantes efectivos espaoles, de 10.000 a 15.000 hombres en las proximidades de Lrida
y Mequinenza. Tambin corra, entre las lneas enemigas, la noticia de un posible
auxilio desde Catalua del general Reding.
En estas difciles circunstancias Lannes entreg el mando de las fuerzas de sitio al
general Junot y con la totalidad de los efectivos del 5 Cuerpo, excepto una brigada
de la Divisin Gazan, y el 13 regimiento de Coraceros se dirigi a reconocer los accesos hacia Catalua. Un despacho posterior informando del movimiento de fuerzas
espaolas hacia Barbastro le hizo retroceder hasta Villamayor e incorporarse de
nuevo a la direccin del Sitio.
Estas circunstancias son descritas por Belmas:
47 NOCHE, del 13 al 14 de febrero.
La artillera continu la construccin de las nuevas bateras. Los trabajos de
zapa fueron suspendidos a falta de trabajadores habiendo enviado el mariscal Lannes a Villamayor dos regimientos de la divisin Gazan.
La ausencia de importantes efectivos de la divisin de Gazan paraliz temporalmente la finalizacin de las obras de aproche as como el armado y municionamiento de algunas bateras. Pero con el regreso de los efectivos del 5 Cuerpo
de Ejrcito se dio el impulso final a las obras de aproche.
51 NOCHE, del 17 al 18 de febrero.
La artillera acab de armar y aprovisionar sus bateras. El mariscal Lannes orden hacer, a doscientos metros de la cabeza del Arrabal, sobre la carretera de Villanueva, una porcin de paralela para impedir al enemigo escapar por este lado
en el momento del ataque general que deba tener lugar el da siguiente. Esta paralela fue construida por un batalln del 100 regimiento y por un destacamento
de zapadores. Por el da se condujeron all dos obuses y una pieza del 8. Para cerrar al mismo tiempo al enemigo toda retirada por el camino de Juslibol se colocaron algunas compaas al otro lado de las marismas formadas ms arriba del
arrabal por el desbordamiento del Ebro.
El mariscal Lannes fue a visitar los puestos avanzados. Habiendo llegado hasta
la media plaza de armas, situada a la derecha del convento de Jess, estuvo a punto
de ser muerto por un tirador espaol que se embosc en los escombros en los que
se apoyaba esta plaza de armas. Irritado por esta audacia, subi hasta el granero
209
del convento de Jess, donde, hacindose traer una docena de fusiles cargados, se
puso a disparar. Para responder a este fuego, el enemigo dirigi contra el convento numerosos obuses, uno de los cuales, entrando por el tragaluz, cort en dos
al capitn de ingenieros Lepot que se encontraba cerca del mariscal176.
Por orden expresa del mariscal Lannes se construy un tramo de paralela sobre el camino de Villanueva asentando sobre l una batera de caones y varias compaas de
fusileros para evitar a toda costa la huda de los defensores del Arrabal. Con el puente
de Piedra cubierto ya por los fuegos de dos potentes bateras de caones177 y con todos
los caminos de salida del barrio interceptados por el enemigo, el Arrabal se convirti
en una ratonera. Alea jacta est. La suerte del Arrabal y de la ciudad estaba echada.
177
210
brecha que abren al acceso de las otras compaas que la atacaban de frente. La
segunda columna asalt la brecha hecha en la iglesia del convento de San Lzaro;
pero esta brecha se haba abierto demasiado alta y ofreca un desnivel que hubiera sido imposible de franquear bajo el fuego del enemigo si la primera columna, guiada por el capitn Clerget, no se hubiese dirigido hacia el flanco del
convento por el cercado interior, a pesar del fuego terrible que haca el enemigo
desde-el muelle de la orilla derecha. Tras un sangriento combate en la iglesia y en
la gran escalera, los defensores huyeron en desorden. Al mismo tiempo, la tercera
columna atacaba el convento de Santa Isabel y apoderndose de l. Entonces,
nuestras tropa saliendo de las casas, se dirigieron al estribo del puente del Ebro.
A causa de este movimiento, todo lo que quedaba de los espaoles en la cabeza
del Arrabal fue hecho prisionero as como un gran nmero de fugitivos, que retrocedidos hacia el alto Ebro, no haban podido, como otros, escapar en las barcas bajo la proteccin del fuego de la ciudad. Tomaron dos mil quinientos hombres
y diecisiete piezas de can en esta brillante accin que no nos cost ms que
ochenta hombres fuera de combate, de los cuales ocho zapadores.
Desde que nos adueamos del Arrabal, el coronel de ingenieros orden construir en el estribo del puente un parapeto con cestones y sacos de tierra, con una
comunicacin por detrs hasta el convento de San Lzaro, para protegerse de la
metralla de dos piezas que el enemigo tena en la orilla derecha, en la puerta del
ngel178.
213
Eran ya las dos de la tarde, tras seis intensas horas de bombardeo, cuando Lannes
dio la orden de asalto. El muro norte de San Lzaro presentaba tres grandes brechas
abiertas por las bateras francesas 30 y 31. La primera columna guiada por el capitn Clerget y 25 zapadores, seguida por cinco compaas del regimiento 103, parti
desde la plaza de armas situada ms al Sur del Convento y avanz pegada al tapial
Norte de San Lzaro hasta penetrar por la gran brecha abierta en el molino de aceite.
All fue recibida por el intenso fuego de fusil de los voluntarios de Fernando VII y
unos pocos de las Guardias Espaolas. En una de las dependencias del convento, la
resistencia fue tan feroz que paraliz el avance francs durante una hora, hasta que
un capitn francs y varios granaderos y fusileros consiguieron trepar hasta el tejado
y desde all se lanzaron contra los defensores por la retaguardia. Poco a poco los defensores espaoles fueron abatidos pudiendo entonces desplazarse cmodamente una
compaa de granaderos hasta el almacn contiguo.
El fuego de flanco y de frente hizo fcil la penetracin de las otras compaas del
regimiento 103 por la segunda brecha. Los grandes muros defensivos con aspilleras
construidos por los defensores y que compartimentaban el convento de Norte a Sur
no pudieron ser utilizados ya que los fusileros franceses los barran longitudinalmente. Una segunda columna de asalto parti de su plaza de armas para penetrar por
una alta brecha situada junto al bside de la iglesia de San Lzaro en la que fue necesario emplear la escala.
Tomado totalmente por la primera columna el gran huerto y las dependencias anexas a la iglesia del convento los soldados enemigos desplegaron por su interior y,
179
214
haciendo fuego desde el flanco derecho, permitieron la entrada de la segunda columna por la tercera brecha, operacin que, en otras circunstancias, hubiera costado
un gran bao de sangre.
Todava all en la gran escalera del convento de San Lzaro se defendieron bravamente los espaoles especialmente una partida del regimiento Amrica. Entonces
una granada de obs destroz en mil astillas la puerta de la iglesia. Al llegar al umbral de la puerta la columna francesa, entre el espeso humo de la plvora, los franceses distinguieron en su interior a un gran nmero de paisanos, mujeres y nios que
se haban refugiado junto al altar. Sus desgarradores gritos pidiendo clemencia fueron acallados por una impresionante salva de fusil. Daudevard nos describe en su
obra a una mujer bajando con un beb en brazos por las escaleras del monasterio.
Pudo ver, pese entre la humareda, como fueron acribillados a balazos.
Pero pronto la llegada de una tercera columna iba a cambiar la situacin del
combate. Hacia el Oeste, en el tapial Norte del convento de Altabs (Santa Isabel)
la batera 31 haba abierto una gran brecha. Fue entonces cuando en una puerta para
carros que daba al corral tuvo lugar uno de los hechos ms recordados de los Sitios
de Zaragoza: La Sublime Puerta. Lejeune lo describe as:
El can desquici una gran puerta cochera de este edificio, y ya nosotros nos
disponamos a entrar en l, cuando los defensores levantaron la puerta y la sostuvieron derecha a fuerza de brazos. Dos veces fue derribada y levantada de la
misma manera; entonces la artillera tuvo que batir en brecha las dos jambas para
destruirlas con la puerta. Momentos despus, cuando pudimos penetrar all vimos
los restos de esta puerta sobre un montn de espaoles que se haban dejado matar
bravamente por sostenerla cerrada180.
215
zar el puente con vida hasta la puerta del ngel para prolongar en la ciudad su heroica agona.
Fue entonces cuando la caballera francesa comenz a cargar por las calles del Arrabal. Centenares de ciudadanos y soldados salieron huyendo hacia los caminos que el
enemigo haba bloqueado. Al verse bloqueados se agruparon en una gran columna en
la arboleda de Macanaz. Esta columna de soldados y paisanos, de unos 1500 hombres,
bajo el mando del general Manso, avanz poco a poco junto a la orilla del ro.
Desde la orilla del ro Ebro junto a la puerta de Sancho parti una barca de auxilio
que pudo salvar la vida a unos pocos infelices, todos ellos mujeres y nios. Mientras
la caballera francesa reaccion con prontitud y la columna espaola con sus defensores vencidos, dbiles y agotados depusieron las armas sin resistencia.
Eran las tres de la tarde y los franceses sorprendidos por la rapidez de la conquista
construyeron junto al Puente de Piedra un parapeto de sacos de terreros para protegerse del fuego de los caones espaoles de la derecha del Ebro.
Se haban empleado 809 bombas de mortero de 12 pulgadas, 921 de 8 y 146 de 6,
as como 1.297 balas de 24 libras, 243 de16, 1.505 de12 y 781 granadas de obs de
8. 5.702 proyectiles sobre un pequeo recinto181. Creo, humildemente, que no haba
que estar muy sorprendido por su rpida conquista. Habr que esperar un siglo, hasta
la Primera Guerra Mundial, para superar estas concentraciones artilleras.
Creo que todos los textos espaoles y franceses han exagerado sobre el nmero de
defensores del Arrabal. El estado de fuerza del 4 de febrero nos informa de tan slo
2133 hombres disponibles para la defensa del barrio. Catorce das despus, el avance
imparable del tifus y la lucha casa por casa en el margen derecho de la ciudad no habran permitido el aumento de efectivos para la defensa del Arrabal sino todo lo contrario. Estimo por lo tanto que los defensores del Arrabal no superaban entonces los
2.000 hombres. El barrio tena una poblacin civil de 1500 a 2000 personas. Probablemente habra que incluir en el nmero total a las fuerzas que estaban hospitalizadas en casas y conventos del Arrabal. Creo que Arteche e Ibieca lo hacen cuando dan
unos efectivos de 3.000 a 4.000 defensores, casi la mayor parte tropa de lnea.
Tan slo sobrevivieron 2.800182 personas en la conquista del Arrabal, el resto, estimado en una franja de 1.700 a 3.200, murieron, la mayora vctimas de los efectos
181
MARTNEZ FERRER, Jos M. La sombra del Norte. IV Premio Los Sitios de Zaragoza. Ayuntamiento de Zaragoza, 1990. p. 263.
216
del intenso fuego artillero. Los franceses tuvieron en cambio 80 soldados, del 103 Regimiento de Infantera de Lnea, muertos en la accin.
Seis banderas182, 17 caones183 y 2.500 prisioneros fue el botn de 19 das de trabajos de aproche y el asalto final. La brillante actuacin del 103 Regimiento de Infantera de Lnea, al mando del coronel Rignoux, fue recompensada por el Emperador
con el derecho de bordar con honor en su bandera la palabra Saragosse 1809184.
Ahora los franceses ya estaban preparados para bombardear a toda la ciudad de
Zaragoza y apoyar por el fuego, desde esta orilla, los ataques sobre las Teneras y
puerta del Sol.
Para los espaoles, la toma del Arrabal hundi del todo la moral de los defensores
de Zaragoza. La lenta agona de la ciudad estaba finalizando.
Las dos noches siguientes, los hombres de la divisin Gazan trabajaron intensamente para finalizar el plan de ataque ideado por Lacoste. Con el Arrabal ya conquistado y asegurado, la direccin de vigilancia de los caones de las bateras fue
modificada para apuntar hacia la ciudad. Belmas, finalmente, escribe:
52 NOCHE, del 18 al 19 de febrero
Se perfeccion la barricada del estribo del puente y la comunicacin hecha para
llegar hasta all a cubierto. Se levantaron tambin en las calles adyacentes los parapetos que fueron armados con piezas ligeras. La artillera cambi la direccin
de sus caoneras para batir el muelle de la orilla derecha.
53 NOCHE, del 19 al 20 de febrero.
Se hizo una trinchera a travs del canal de descarga de la marisma situada a la
derecha de los ataques, con el fin de ganar el emplazamiento de un montculo
cuya posicin era favorable para establecer una batera destina da a batir la ciudad ms arriba del puente185.
182
SORANDO MUZAS, Luis. Banderas de los Defensores de Zaragoza en el 2 Sitio (21-Diciembre 1808 al 21-Febrero-1809. http://www.napoleon-series.org/military/organization/c_zaragozaflags1a.html
183
El informe francs de la Gazette Nationale ou le Moniteur Universel cita textualmente en 36 el nmero de caones capturados. Creo que de todos ellos 17 estaban operativos. El resto con las cureas destruidas, descabalgados o inutilizados.
184
MARTINEZ FERRER. op. cit. p. 263. Slo lo consigui otra unidad del 5 CE el 40 Regimiento de
Lnea agregado a la divisin Morlot.
185
BELMAS. op. cit. pp. 147 y 149.
217
EPLOGO
Dos das despus de la conquista del barrio del Arrabal, la ciudad de Zaragoza capitulaba. Se cerraba as el plan ideado por el propio Emperador de rendir la ciudad
con dos plataformas de artillera: Torrero y el Arrabal.
Napolen, una vez ms, no se equivocaba: Zaragoza era una cuestin de Artillera.
Hace cien aos que vio la luz el libro El Sitio de Zaragoza del teniente general
Barn de Rogniat. En l, los editores, el capitn Francisco Rodrguez Landeyra y el
teniente Francisco Galiay, comentan que:
Uno de estos proyectos, sabiamente planteado por nuestros ingenieros y en cuya
labor de detalle, de clculo y delineacin, tuvieron la ayuda de los que haban sido
alumnos ms distinguidos de la Escuela de Matemticas sostenida por la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del Pas, entre ellos D. Mariano Villa y D. Vicente
Gambu, de quien se conserva en el depsito de la Guerra un precioso plano del
2 Sitio, llevaba la defensa a los bordes del Canal, que hubiera constituido el frente
de un campo atrincherado.
Este sistema de fortificacin hubiera podido ser adoptado, dice Caballero, el
ilustradsimo teniente coronel colaborador de Sangens en los planes de defensa
de la plaza, de contar con tiempo suficiente para la ejecucin del inmenso desenvolvimiento de sus obras, si hubiramos tenido una artillera bastante numerosa
para guarnecerlo y, sobre todo, si no creyramos que las tropas de nueva leva fcilmente hubieran sido forzadas en una lnea tan vasta186.
Consultando diversas fuentes bibliogrficas, documentos, cartografa antigua y utilizando tcnicas de fotogrametra, podemos confirmar que aunque no existi ese
campo atrincherado descrito, s que existi una defensa exterior en el Canal durante
los dos Sitios de Zaragoza.
Doscientos aos despus, en este estudio he podido demostrar que en Zaragoza en
el ao an quedaban importantes restos de fortificaciones espaolas y francesas.
Junto al puente de la Muela, en las orillas del Canal Imperial de Aragn, an se conservan sin estudio arqueolgico los restos de las fortificaciones espaolas en donde
comenzaron ambos asedios a Zaragoza. En la Casa Blanca, muy prxima a las es186
219
clusas de San Carlos, tuvo lugar la capitulacin. El principio y el final de una historia. La Confederacin Hidrogrfica del Ebro ha conservado con cario y dignidad los
restos histricos que existen en sus dominios.
Pero por desgracia nuestras autoridades municipales han actuado con la misma incuria y abrutamiento que en siglos pasados. Aunque la mayora de los zaragozanos
desconocan la existencia de importantes restos de fortificaciones napolenicas han
podido leer y comprobar en este libro cmo las mquinas de la sociedad EXPOZARAGOZA2008 han arrasado de forma impune algunos restos de nuestra historia.
Personalmente no me cabe ninguna duda de que la modernidad y el futuro no estn
reidos con la conservacin de los restos de nuestro propio pasado.
En estas fechas conmemoramos Los Sitios de Zaragoza y doscientos aos despus
en una ciudad que aspira a ser Capital Europea de la Cultura no existe un museo especifico, ni tan siquiera una sala de un museo, dedicada a los Sitios de Zaragoza.
Por ello pido desde estas ltimas lneas a nuestras autoridades que conserven dignamente los pocos restos de Los Sitios que quedan en la ciudad si quieren lucir con
orgullo y dignidad el lema de Muy Heroica, Muy Benfica, Siempre Heroica e Inmortal de Zaragoza. La memoria de los 53.872 espaoles muertos durante el Segundo Sitio se lo agradecern y yo personalmente tambin.
220
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SITAR. Gobierno de Aragn.
Google Earth.
Mi agradecimiento personal a los comandantes del rea de Topografa de la Academia General Militar, a Isidro Aguilera Aragn, Jefe del Servicio de Informacin
Territorial del Gobierno de Aragn y a Antonio Mostalac Carrillo Jefe de Patrimonio
Cultural y Publicaciones del Ayuntamiento por proporcionarme imgenes y material
cartogrfico necesario para la localizacin de vestigios de Los Sitios de Zaragoza.
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Hroes annimos en
La Zaragoza de los Sitios
Premio para jvenes investigadores
Academia General Militar
CAPTULO I
TOCAN LAS CAMPANAS DE LAS IGLESIAS!
LOS FRANCESES NOS ESTN BOMBARDEANDO!
Eso fue lo primero que se escuch aquel 31 de julio de 1808. En principio nada
nuevo, pues los bombardeos de la artillera francesa venan siendo frecuentes desde
que diera comienzo el que haba de ser conocido como el Primer Sitio de Zaragoza.
Me levant sobresaltado y nervioso como cada vez que oa el taer de las campanas, nunca anunciaban nada bueno. Antes de que los franceses vinieran a perturbar la paz, ya significaban que alguien haba fallecido, pero desde que se
presentaron ante las murallas de Zaragoza (digo murallas por decir algo, pues no
eran sino simples tapias y poco ms) el 15 del mes pasado, el ruido de las campanas slo poda significar dos cosas: o tocaban a rebato o avisaban de que los franceses comenzaban un bombardeo, indicando adems si el peligro vena de Torrero
o de la Bernardona.
Una vez vestido, sal a la calle para averiguar dnde se estaba centrando el fuego
enemigo. Por entonces, viva en la casa nmero 12 de la calle Pabostre, en el barrio
de la Magdalena, cerca del Coso y no muy lejos del Convento de San Agustn, del
cual guardo buenos recuerdos pues hace ya unos aos que uno de sus frailes, Fray
Antonio, me ense a leer y a escribir. Nada ms cruzar el umbral de mi casa, vi aparecer a Manuel, corriendo a toda velocidad, como si toda la Guardia Imperial le estuviese persiguiendo con las bayonetas caladas, gritando:
- Bombardean el hospital! Los gabachos bombardean el Hospital de Nuestra Seora de Gracia!
- Ests seguro de lo que dices?-, le interpel.
- Lo he visto con mis propios ojos, esos cobardes no han dudado en bombardearlo,
aun a sabiendas de que estaba repleto de heridos y enfermos.
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- Dios santo, mi hermana est all! Tenemos que ir!-, y sin esperar a que Manuel
dijese nada, sal a toda velocidad hacia el Hospital de Nuestra Seora de Gracia.
Al llegar al Coso me gir y vi a Manuel, que vena detrs de m. Subimos Coso
arriba hasta llegar a las inmediaciones del hospital y vimos cmo aquel antiguo y
respetable edificio estaba recibiendo numerosos impactos de la artillera enemiga.
Entramos en el hospital y pregunt a todos los que all haba por el paradero de mi
hermana. Al fin me informaron que se encontraba ayudando, llevaba vendajes y medicinas al doctor don Miguel Lpez, un amigo de nuestro difunto padre.
- Jorge! Qu haces t aqu?-, me dijo mi hermana Pilar nada ms verme en el
hospital.
- Pues venir a buscarte, en cuanto me he enterado que esos malditos franceses estaban bombardeando el hospital.
- Tranquilzate, el edificio es resistente y seguro. Adems no creo que el general
francs mantenga durante tiempo la orden de bombardear este edificio, en qu
guerra se ha visto bombardear un hospital civil! As que estate tranquilo mao, que
por cuatro bombas ms, despus del mesecico que llevamos, no nos va a pasar
nada.
De repente se oy un gran estruendo, todo tembl. Una bomba haba cado en la
planta inmediatamente superior a la que nos encontrbamos, y parte del techo se desplom hiriendo de gravedad a Pilar. Cuando se disip la polvareda y el humo, cog
a mi hermana entre mis brazos.
- Socorro! Que alguien me ayude!-, grit asustado.
Inmediatamente don Miguel se ofreci para atender a mi malherida hermana, a la
que trasladamos a la planta baja, donde fue acomodada en un jergn de paja y recibi las primeras curas. Al ver a Pilar all tendida, un torbellino de sentimientos contradictorios se removan en mi interior: miedo, odio, sed de venganza, ira,
esperanza
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Los dos das siguientes los pas all, junto a mi hermana; de vez en cuando, don Miguel vena a ver cmo se encontraban sus heridas, mientras el Hospital de Nuestra Seora de Gracia era incesante y atrozmente bombardeado por un enemigo que pareca
estar descargando su ira en aquel noble edificio y en las ms de dos mil personas que
en l se encontraban.
El da 3 de agosto continuaba inclemente el bombardeo sobre el hospital y al medioda, por orden del Intendente Calvo de Rozas, y ante el peligro de que todo el edificio se derrumbase sepultando a los que all estaban, se comenz la evacuacin de
los pacientes y dieron orden de que las mujeres fuesen trasladadas a la Lonja. Yo no
saba cmo podra sacar a mi hermana de all, en medio de aquel infierno, pues el
bombardeo se haba intensificado, las balas y granadas haba destruido las plantas superiores, las paredes se resquebrajaban, las llamas se expandan la gente sacaba a
los enfermos como poda, multitud de vecinos haban venido a ayudar con la evacuacin pero aquello era un caos, estaba desorganizado.
Entre el gento vi aparecer a Manuel. Entre ambos pusimos a Pilar sobre una parihuela y la sacamos del horroroso infierno en que se haba convertido el hospital.
Llevamos a mi hermana a la Lonja, atravesando las calles de San Gil y de la Cuchillera. Una vez la dejamos en lugar seguro, volvimos sobre nuestros pasos al hospital para seguir ayudando en la evacuacin, pues sta era ahora an ms urgente que
antes, puesto que era posible que la infantera francesa asaltara el edificio en cualquier momento.
Manuel y yo nos adentramos de nuevo en el hospital, junto a un grupo de paisanos
y algn militar, para intentar salvar a los infelices que an quedaban dentro del edificio, que se desplomaba por momentos. Una vez dentro, uno de los militares que
vena con el grupo nos dijo:
- Dividmonos en grupos, pues an quedan muchos heridos que sacar de aqu. Vosotros subid a la segunda planta a ver si queda alguien-, dijo sealando a un grupo de
vecinos. T, t y t seguidme-, dijo sealndonos a Manuel, a m y a otro vecino.
Los cuatro nos dirigimos hacia el fondo de la planta baja, pues oamos lamentos
y voces que pedan auxilio y encontramos a varias personas sepultadas bajo los escombros. Por alguna de ellas ya no pudimos hacer nada, pero conseguimos sacar de
entre las ruinas a dos que todava seguan con vida: una joven que no pasaba de los
veinte aos y un hombre bastante mayor. Justo cuando bamos a salir de all con los
dos heridos, por una brecha abierta en la pared de la habitacin en la que nos encontrbamos, empezaron a entrar algunos soldados franceses. El militar que nos
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acompaaba dispar su fusil sobre el primer enemigo que asom la cabeza, pero
detrs de l venan bastantes ms. Acto seguido nos echamos a correr para salir de
all. Yo llevaba a mis hombros a la joven muchacha que habamos rescatado y el anciano herido era llevado entre Manuel y el paisano que nos acompaaba, cuyo nombre era Santiago. Al salir al pasillo nos topamos de frente con dos soldados del
ejrcito francs, que deban de haber entrado poco antes por alguna otra brecha de
la pared sur del hospital, el militar con la bayoneta calada en su fusil se dirigi para
atacar a uno de los franceses, que rpidamente solt un tiro a bocajarro que dej al
espaol tendido en el suelo.
Casi sin saber lo que haca, en cuestin de segundos, dej a la joven en el suelo,
cog el fusil, que ya no abandon en toda la guerra, del cado militar y con la bayoneta ensart al francs, que estaba recargando su fusil. A la par que yo mataba a un
hombre por primera vez, Santiago con su navaja degoll al otro enemigo.
- Rpido! vaymonos de aqu, antes de que vengan ms gabachos-, exclam mi
amigo Manuel.
Cargando de nuevo con los dos heridos, y con el camino expedito, al menos de
momento, nos dirigimos a la salida. Salimos por la puerta principal que daba al Coso,
y llevamos a los heridos a lugar seguro. Yo me encargu de llevar a la joven a la
Lonja, y la dej junto a mi hermana, para as poder atender a ambas.
Se consigui sacar a casi todos los pacientes del hospital salvo a los dementes, que
quedaron a merced de los invasores. Acabada la evacuacin del Hospital de Nuestra
Seora de Gracia, ste qued convertido un amasijo de ruinas pues arda por los cuatro costados.
Cuando la muchacha que haba rescatado de entre los escombros recobr la palabra me pregunt:
- Dnde est mi padre? Quin eres t?
- Yo soy Jorge Herrera, y soy quien te ha sacado del hospital, desconozco quin
es tu padre, pero si me dices tu nombre y el suyo podr intentar averiguar cul es su
paradero.
- Elena, me llamo Elena Martnez, y mi padre es Francisco Martnez, y se encontraba
junto a m en el hospital cuando cay una granada francesay desde entonces no recuerdo nada.
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- Si tu padre era el hombre que estaba sepultado bajo los escombros junto a ti, entonces est a salvo en la Real Audiencia junto a otros heridos evacuados, pues all ha
sido llevado por dos amigos mos.
El 4 de agosto del ao 1808 amaneci con el cielo despejado, aunque con el atronador ruido de la artillera francesa que no cesaba. Todos decan que tan intenso
fuego de artillera slo poda significar una cosa, un inmediato y definitivo asalto
francs a la ciudad.Yo me encontraba en la Lonja, cuidando de mi hermana Pilar y
Elena, cuando cerca del medioda comenzaron a llegar numerosos heridos. Un grupo
de paisanos y un oficial trajeron varios combatientes con heridas de metralla. Al
verme uno de esos hombres, me espet:
- T que haces aqu refugiado con los heridos? Acaso eres un cobarde? Coge tu
fusil y ven al Coso a luchar!
- Pero yo no soy un militar y este, este fusil no es mo-, me dio apenas tiempo
a balbucear, pues aquel hombre me interrumpi bruscamente.
- Aqu casi nadie es militar! As que djate de tontadas y ven a defender tu
ciudad!
No tuve otra opcin, y me vi arrastrado involuntariamente hacia los combates junto
a ese grupo de voluntarios. Al parecer tres columnas francesas haban penetrado por
Santa Engracia y la Puerta del Carmen.
El grupo fue aumentando de tamao conforme avanzbamos hacia el Coso, pues
numerosos hombres, tanto militares como paisanos, se unan al grupo, as como algunas intrpidas mujeres.
Al poco llegamos hasta las inmediaciones del Arco de Cineja, donde los vecinos
espontneamente haban levantado barricadas con muebles, escombros y todo material que sirviese para tal propsito.
Nos apostamos tras una barricada. Justo enfrente los franceses haban tomado posiciones en el Convento de San Francisco y en las ruinas del Hospital de Nuestra Seora de Gracia. El fuego enemigo era espantoso, nos tiroteaban continuamente.
Varios destacamentos franceses abandonaron sus parapetos y al grito de Vive lEmpereur! se lanzaron a la carga con bayoneta calada contra nuestras posiciones. Los
soldados y voluntarios que tena a mi lado abrieron fuego.
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criado y tan felices momentos haba pasado. Entonces agarr con fuerza el fusil que
tena entre las manos, me di media vuelta y corr hacia el Coso.
La arenga del teniente Tornos y su amenaza de disparar el can contra la muchedumbre surti efecto. En cuestin de segundos toda la muchedumbre que haca unos
instantes hua aterrorizada se dio la vuelta y empuando cualquier cosa que pudiese
utilizar como arma se dirigi hacia el Coso.
Los franceses se haban adentrado por la calle San Gil y las callejuelas adyacentes
al Arco de Cineja, y all les atacamos. Desde ventanas, tejados y balcones los vecinos arrojaban contra los soldados imperiales todo lo que tenan a mano, jarrones,
macetas, agua hirviendo Algunos religiosos nos animaban a luchar por la Virgen
del Pilar y por Fernando VII.
Camos sobre los desprevenidos franceses, que ya se crean dueos de la ciudad,
dndoles caza. Entablamos un duro combate cuerpo a cuerpo. Una mujer luchaba ferozmente con una bayoneta empuada en un palo, a la vez que nos exhortaba a los
dems combatientes:
- Bravos zaragozanos! luchad por la Pilarica! Muerte a los gabachos!-, deca
mientras mataba franceses como quien mata moscas.
Dicho y hecho. Militares, paisanos, mujeres toda Zaragoza se bata como un
len contra el invasor francs. Una vez expulsamos a los franceses de esas callejuelas, con gran mpetu proseguimos el contraataque cruzando el Coso, decididos a expulsar a los franceses ms all de las murallas. Un nutrido grupo de soldados y
paisanos armados nos desviamos a la derecha para ayudar a los que, bajo las rdenes de Miguel Salamero, retenan a duras penas el ataque francs en la calle Azoque,
a la altura del Convento de Santa Fe.
Un soldado me haba dado varios cartuchos con los que, con algo de torpeza, haba
cargado mi fusil. Bajo un intenssimo fuego enemigo llegamos al final de la calle
Azoque. Dispar, esta vez s, mi fusil contra un oficial francs, al cual distingu por
su bicornio. Otros tantos hicieron lo propio, y como unos posesos nos lanzamos contra la perfecta formacin francesa.
Clav mi bayoneta en el brazo de un soldado francs, que lanz un gemido de dolor,
se revolvi empujndome hacia atrs, echndome contra la pared, ya que la calle era
estrecha. Gracias a una rpida reaccin evit que me ensartara como a un cerdo con
su bayoneta. Inmediatamente esquiv su golpe y le propin un golpetazo con la culata
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del fusil que lo dej tendido en el suelo cubierto de sangre. De repente un oficial enemigo sable en mano me atac, par el golpe con el fusil pero no pude evitar dar un traspi y caer al suelo. Pareca que todo iba a acabar, cuando un certero disparo vol los
sesos al francs. Me puse en pie y continu avanzando junto con mis compatriotas.
- Jorge! Qu alegra verte con vida-, dijo una voz a mi espalda cuando caminaba
por el Coso. Me gir y all estaba mi buen amigo y vecino Manuel.
- De dnde apareces as, con la ropa hecha jirones y llena de manchas de sangre?,
le pregunt.
- Y t, te has visto? De dnde voy a salir! de estar combatiendo todo el da como
todos en la ciudad-, me respondi.
- Pues igual que yo, al principio combata obligado pero luego algo se removi en
mi interior al escuchar la arenga del teniente Tornos-, le dije a Manuel.
- Menudo da, yo me un a una partida de paisanos y soldados cuando a eso del medioda se dirigan a luchar contra los franceses en el barrio de la Magdalena. No te
vas a creer lo que all ha pasado-, me dijo.
- Y qu es eso tan increble que ha pasado, pues?-, le pregunt con inters.
- Pues mira, como te he dicho bamos a atacar a los gabachos y cuando llegamos
a la plaza, sabes lo que vimos?
- Djate de preguntarme y cuntame lo que pas de una vez-, le espet intrigado.
- Pues un pequeo grupo de monjes salieron armados con palos, cruces, cuchillos y atacaron a un destacamento francs! No te puedes ni imaginar la cara de sorpresa de los soldados al ver a ese puado de religiosos que se dirigan hacia ellos
gritando como locos-, me cont.
- Pues s que es sorprendente, desde luego que s. Y cmo acabaron los monjes?, dije.
- Pues varios murieron, pero nosotros acudimos en su ayuda y obligamos a los
franceses a retirarse-, concluy.
- Bueno, yo me tengo que ir, Manuel. Voy a ver si mi casa sigue en pie y luego volver a la Lonja a cuidar de mi hermana y de Elena-, le dije.
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Ese glorioso 4 de agosto, cuando pareca que todo estaba perdido, el valor de unos
se contagi a muchos, y conseguimos expulsar a los franceses ms all del Coso.
Aquello le cost la vida a muchos zaragozanos annimos y a ms de cuatrocientos
franceses, tambin annimos. Aquel da unos y otros dieron su vida por una causa y
unos ideales que crean los correctos. El 14 de agosto de 1808 los franceses levantaron el sitio a Zaragoza y se retiraron apresuradamente hacia Pamplona.
CAPTULO II
Creo recordar que era 22 de noviembre de 1808 cuando llegamos a las inmediaciones de Tudela. Caa una ligera llovizna cuando Jos Palafox, capitn general del
Ejrcito de Aragn, dio la orden de acampar en lo que los lugareos llaman campo
de Traslapuente, en la margen izquierda del ro Ebro, enfrente de la poblacin navarra de Tudela.
Por lo visto todo un cuerpo del ejrcito francs, al mando del mariscal Lannes, se
encontraba en Lodosa, y el general Francisco Javier Castaos, vencedor de Bailn,
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que mandaba el Ejrcito del Centro pretenda presentar batalla en campo abierto en
las inmediaciones de Tudela. Para ello Castaos haba requerido a las tropas de Palafox, ya que la Junta Suprema Central quera que ambos generales actuaran coordinadamente.
-Vctor y Javier, venid, tenemos que escoltar al general a Tudela-, nos orden el capitn Arias.
Montamos a caballo los dos junto al capitn Arias y cuatro soldados de otros batallones, y nos situamos flanqueando al general Palafox. Iniciamos el camino atravesando nuestro campamento, cruzamos el puente sobre el Ebro y entramos en
Tudela.
En todo el camino, desde el campamento a Tudela, el general no dijo ni una sola
palabra, pareca ajeno a todos los preparativos de la batalla, slo deba de estar pensando en Zaragoza.
Escoltamos a Jos Palafox hasta el palacio del marqus de San Adrin. Ya en la
puerta desmontamos y dejamos los caballos.
- Capitn Arias y soldado Vctor-, dijo Palafox.
- S mi general!-, respondimos los dos.
- Acompaadme-, nos orden Palafox al capitn Arias y a m.
- Vosotros cuatro, quedaos vigilando en la puerta del palacio-, les orden a Javier
y a los restantes soldados.
En la puerta del palacio ya haba apostados media docena de soldados. Por sus uniformes deduje que se trataba de andaluces que deban de haber participado en la victoriosa batalla de Bailn. Entramos en el palacio, y por una escalinata, subimos detrs
de Palafox a la primera planta del edificio, que estaba dividida en un amplio pasillo
y algunas pocas habitaciones. Palafox entr en una gran sala y nos dijo que espersemos en el pasillo. Al poco de nuestra llegada se presentaron en el palacio el general Coupigny, Francisco Palafox, hermano de nuestro capitn general, y un ingls
que por lo que pudimos averiguar era un observador del gobierno britnico. Esperando a que nuestros generales acabasen el consejo, sus respectivos escoltas entablamos una interesante conversacin.
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- Por vuestros uniformes, debis de ser andaluces, me equivoco?-, les dije a dos
soldados que tena al lado.
- Concretamente de Jan, del Regimiento de Infantera de Lnea de Jan-, contestaron casi al unsono ambos soldados.
- Participasteis en Bailn?-, pregunt con entusiasmo el capitn Arias.
- S, tuvimos tan gran honor, aqu mi amigo Pepe y yo, despachamos a buen nmero
de gabachos aquella histrica jornada-, contest uno de ellos con orgullo.
- Contadnos cmo sucedi todo, ya que no es hazaa desdeable haber derrotado por primera vez a un ejrcito que se crea invencible-, dije, interesado en el
tema.
- Pues mirad, la batalla propiamente dicha se libr el da 19 de julio, y comenz al
amanecer, y aun as haca un calor chiquillo que no os lo podis ni imaginar-, empez
contando el soldado que deca llamarse Pepe.
- Si no hubiese sido por aquellas intrpidas mujeres de Bailn que nos traan cntaros de agua fresca desde el pueblo!-, apostill el otro andaluz.
- Coo! No me interrumpas Manolo!-, le espet Pepe a su compaero.
- De acuerdo, pero no te sulfures, que ya te dejo hablar-, replic Manolo.
- Pues como iba contando, el 19 de julio, al lado de Bailn, nos topamos de frente
con las tropas enemigas que comandaba el Supont se.- dijo el de Jan.
- Dupont, es Dupont que siempre te equivocas-, le volvi a interrumpir su compaero Manolo.
- Da igual Supont que Dupont, el caso es que...-, no le dio tiempo a acabar la frase
pues todos callamos al or grandes voces en la habitacin donde se encontraban reunidos nuestros generales.
- Inepto! Eso es lo que sois!-, escuchamos todos.
- sa os digo yo que es la voz de Castaos-, dijo Manolo.
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Pepe intent acabar de contar la batalla de Bailn, pero se vio interrumpido por los gritos.
- Bueno, como parese que no me van a dejar terminar, os resumo: escabechamos a
ms de dos mil franceses y cogimos prisioneros a casi veinte mil-, resumi Pepe.
Tras la amena conversacin, todos callamos e intentamos escuchar lo que se deca
en la sala de al lado.
- Repito que no deberamos presentar batalla!-, se escuch.
- sa es la inconfundible voz del general Jos de Palafox-, aclar a mis compaeros.
- Slo pensis en defender Zaragoza y tenemos que defender a Espaa!-, espet
Castaos.
- Slo por haber tenido suerte una vez, os creis mejor estratega que Napolen?,
le replic Palafox.
- Suerte os atrevis a decir? Estrategia ms bien dira yo-, contest Castaos.
- Bailn no se va a repetir aqu, all derrotasteis a un puado de soldados bisoos
e inexpertos al mando de un mediocre general francs. Aqu sin embargo nos enfrentamos a los veteranos de Eylau, Austerlitzal mando del mariscal Lannes, el
ojo derecho de Napolen-, argument Palafox.
- Sois un cobarde!-, le increp Castaos a Palafox.
- Y vos un incompetente!-, contest Palafox.
- Ya est bien! Aqu el mando supremo lo tengo yo! Y se har lo que diga y punto,
grit Castaos.
Se produjo un tenso silencio.
- Maana presentaremos batalla en la lnea del ro Queiles, tus tropas cruzarn el Ebro
y tomarn posiciones en las alturas de Santa Quiteria y algunos batallones reforzaran a
la Divisin Roca en el cerro de Santa Brbara Entendido?-, apostill Castaos.
- Claro como el agua, pero no contis conmigo, no quiero presenciar una humillante
derrota, me desentiendo de sus errneas tcticas. Juan O Neille se queda al mando
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del Ejrcito de Aragn, al amanecer yo partir hacia Zaragoza-, contest un enfurecido Palafox.
Todos los soldados que estbamos de escoltas de los respectivos generales nos miramos atnitos, sorprendidos ante la gran discusin que acabbamos de or entre
nuestros principales generales. Acto seguido de que Palafox vociferara su decisin
de volver a Zaragoza, sali de la habitacin dando un tremendo portazo.
- Vmonos!-, nos orden a Arias y a m. Sin tiempo para despedirnos de nuestros
compaeros andaluces, seguimos a Palafox que iba a toda velocidad en direccin a
la salida.
Nada ms salir por la puerta, Palafox murmur Imbcil de Castaos!, y orden a
los otros cuatro soldados de su escolta que se pusieran en marcha. Montamos los
siete en los caballos y atravesamos a oscuras las calles de Tudela, volvimos a cruzar
el Ebro y regresamos al campamento.
Al llegar, Palafox se reuni con su estado mayor y les transmiti las rdenes de Castaos y su decisin de regresar a Zaragoza al alba. El general ONeille, subordinado
de Palafox, qued al mando del Ejrcito de Aragn. Siguiendo las instrucciones de
Castaos y sin ms demora, orden al ejrcito cruzar el Ebro y tomar posiciones para
la inminente batalla.
- Fuego!-, segundos despus disparamos una nube de proyectiles contra los franceses que suban por la ladera.
Cayeron muertos o heridos algunas decenas de soldados de los que marchaban
en primera fila, pero seguidamente fueron sustituidos por otros, y la columna francesa sigui avanzando impasible. Cuando se encontraban a unos setenta y cinco
metros de distancia de donde estbamos nosotros, la infantera francesa abri fuego
y una mortal descarga de fusilera impact en nuestras filas. Cayeron varios compaeros, a m una bala me roz la mejilla derecha provocndome un rasguo sin
importancia.
Tras la descarga de fusilera francesa, cuando se disip el humo que sta haba generado, vimos cmo la columna de infantera estaba cargando contra nosotros. Sin
tiempo para recargar nuestros fusiles y realizar una segunda descarga, la misma voz
contundente de antes grit: - Carguen! Por Fernando VII y por Espaa!-.
Despus de ms de media hora de combate cuerpo a cuerpo, ambos contendientes nos
replegamos para reorganizarnos. Los batallones que habamos sostenido el combate
nos retiramos ordenadamente y en formacin hacia la cima del cerro. Aprovechando
nuestra retirada, la Divisin Maurice-Mathieu volvi a cargar contra nosotros. Este
contraataque francs fue rechazado por varias certeras descargas de fusilera realizadas
por los batallones espaoles y por los eficaces disparos de los dos caones apostados
en la cima de Santa Brbara. La Divisin de Maurice-Mathieu no tuvo ms remedio que
retirarse a sus posiciones iniciales. Gritos de alegra y de victoria fueron lanzados por
todos los soldados espaoles que defendamos el cerro de Santa Brbara.
- Les hemos dado su merecido a esos gabachos-, me dijo mi amigo Javier.
- No cantes victoria tan pronto, volvern, adems mira hacia el sur, all contina la
batalla-, le dije.
- Tienes razn, esto no ha hecho ms que empezar-, me respondi Javier.
En otros puntos de la batalla la situacin se estaba tornando desfavorable para el ejrcito espaol, la Divisin francesa de Morlot haba cruzado el Queiles y tomado el desprotegido Cabezo Maya, en el centro de la lnea de batalla espaola. ONeille lo
consigui reconquistar por un breve tiempo pero un nuevo ataque de la Divisin Morlot apoyada por la Divisin Grandjean le oblig a retirase. En el flanco izquierdo espaol, entre los pueblos de Murchante, Urzante y Cascante, Castaos y Lapea al mando
de las tropas andaluzas resistan a duras penas las cargas de la caballera de Dijeon.
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par mi fusil, derribando a uno de los jinetes, y me ech a correr en direccin contraria con los dems espaoles.
Nos estaban dando caza como a perros, segua corriendo cuando me gir y vi que
tena a un dragn francs detrs que con el sable en alto se dispona a abrirme la cabeza, me tir a un lateral y rod hasta una callejuela, salvando por esta vez mi vida,
segu corriendo por las calles, con el miedo metido en el cuerpo, y consegu llegar,
aunque agotado, a la ribera del Ebro junto a la desembocadura del Queiles. All me
di cuenta de que no tena salida, la caballera francesa no tardara en encontrarme y
darme muerte o hacerme prisionero, as que abandon mi fusil, cog una rama y me
tir al ro, ya sin fuerza alguna dej que me arrastrara la corriente.
Cuando despert, me encontraba tumbado en una cama, en una pequea habitacin. Enfrente de m haba una ventana por la que an entraba dbilmente algo de luz.
De pronto se abri la puerta del cuarto y entr una joven.
- Mara, padre, madre Venid! Se ha despertado-, grit. Al momento entraron en la
estancia las tres personas a las que haba llamado.
- Qu tal te encuentras? Tienes sed?-, me pregunt la joven, ofrecindome un
vaso de agua.
- S, gracias-, le dije mientras beba con ansia el agua que me haba ofrecido. Pero dnde estoy?-, pregunt a las personas que se encontraban en la habitacin.
- Ests en la villa de Fustiana-, me respondi la madre.
- Cmo demonios he llegado hasta aqu? Recuerdo que me arroj al ro y-,
dije.
- Mi hermana Mara y yo te recogimos ayer por la tarde en la orilla del Ebro-, me
contest la joven.
- S, estabas medio muerto, habas tragado mucha agua y tenas algunas heridas
leves-, apostill Mara.
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- Entonces no puedo estaros sino agradecido por salvarme la vida, a saber qu habra sido de m si no me llegis a encontrar-, les dije emocionado.
- Y ahora cuntanos quin eres-, me pregunt interesada la joven.
- Nia No atosigues al muchacho!, no ves que est sin fuerzas-, rega el padre.
Intent levantarme, pero no pude, estaba desfallecido.
- No hagas esfuerzos, reposa tranquilo-, dijo Mara.
- Soy Vctor Domnguez, soldado del Ejrcito de Aragn. Mi batalln fue destinado
a reforzar a la Divisin Roca en el cerro de Santa Brbara. En la batalla de ayer, nos
rodearon, matando a muchos de los nuestros, y huyendo de la caballera francesa, en
un intento de salvar mi vida me ech al Ebro-, les cont.
- Perros franceses!-, exclam el padre.
- Por cierto, puedo tener el honor de conocer el nombre de las personas que me
han salvado?-, les pregunt.
- Yo soy Toms Garca, sta es mi esposa Encarnacin, y stas son mis dos hijas,
Mara y Juana-, dijo don Toms.
Al cabo de un rato consegu levantarme y sal a la estancia principal de la casa. All
cen junto con toda la familia Garca. Durante la cena, habiendo recuperado las fuerzas, no pude evitar fijarme en Juana, la menor de las dos hermanas, tena veinte aos,
dos menos que yo, el cabello moreno, unos preciosos ojos verdes y un cuerpo de esbeltas y proporcionadas formas. La mir a los ojos y me di cuenta de que ella tambin tena su mirada fijada en los mos.
Tras la cena, que tan bien prepar doa Encarnacin, me retir a la habitacin
donde tan amablemente me haban alojado. Sera medianoche cuando la puerta de
la habitacin se abri y yo me despert sobresaltado. Detrs de la puerta apareci
Juana.
- Silencio! no querrs despertar a mis padres?-, me dijo, y se acerco a m.
- Pero pero a qu has venido?- le pregunt tartamudeando.
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- La batalla de Tudela acab en desastre para nuestras tropas. Los restos de los ejrcitos espaoles se reunieron la noche del 23 en Borja-, explic don Toms.
- Y siguen all?-, le interpel.
- Desgraciadamente no. Castaos con el Ejrcito del Centro se ha retirado hacia el
sur, hacia Calatayud, para dirigirse, segn dicen, a Cuenca-, me inform.
- Y el Ejrcito de Aragn?-, pregunt.
- Segn he podido averiguar se ha retirado a Zaragoza, donde se preparan para
un nuevo ataque francs, ya que treinta y cinco mil soldados se dirigen hacia Alagn con intencin de poner sitio de nuevo a Zaragoza-, dijo el respetable don
Toms.
- Entonces tengo que marcharme ya si quiero llegar a Zaragoza antes que los franceses-, dije.
- Como quieras, pero permteme un consejo,-, me dijo don Toms.
- S, por supuesto-, respond.
- Dirgete a Zaragoza por la margen izquierda del Ebro, pues los franceses avanzan por la orilla derecha. Ve hasta Tauste y luego ya a Zaragoza y entra por el norte,
me aconsej el padre de Juana.
- De acuerdo don Toms, seguir su consejo-, le dije agradecido.
Me prepar para partir, doa Encarnacin me dio un macuto con algo de ropa y de
comida: un poco de tocino, pan y una cua de queso. Me desped de don Toms, de
su esposa doa Encarnacin, de Mara, y especialmente de Juana.
- Cuando acabe esta guerra, te prometo que volver y me casar contigo-, le susurr al odo. Juana no pudo evitar que por su rostro se deslizaran algunas lgrimas.
Acompaado de don Toms, baj al establo donde me proporcion un caballo para
mi viaje. Al medioda sal de Fustiana, en direccin a Zaragoza.
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CAPTULO III
Haca ya treinta y nueve das desde que los franceses comenzaran el asedio a Zaragoza, nos rodearan y dejaran incomunicados, sin opciones de recibir ayuda del exterior. Por mucho que el Capitn General y la Gazeta nos exhortaran a resistir porque
pronto recibiramos refuerzos, ya no tena esperanzas. Ese invierno de 1809 estaba
siendo especialmente duro, un fro inclemente helaba los huesos, y la racin diaria
de rancho era cada vez ms menguada, aunque a los militares no nos faltaba. Pero lo
peor de todo de aquel mes de enero eran las fiebres que afectaban principalmente a
la tropa.
Los mdicos insistan en que no era una epidemia pero los ms de trescientos muertos diarios a causa de las altas fiebres no podan ser por otra causa. Todos los soldados temamos despertarnos una maana con el cuerpo ardiendo y fuertes dolores de
cabeza, el rostro plido y la cara amarillenta temamos ms a la enfermedad que
a las bombas francesas. Desde nuestras defensas veamos cmo el enemigo avanzaba con sus trincheras inexorablemente.
A los Voluntarios de Huesca nos mandaba el teniente coronel don Pedro Villacampa, natural de Laguarta, un pueblecito de Huesca, y estbamos destinados a defender el convento de Santa Mnica, que se encontraba inmediato al de San Agustn,
al este de la ciudad.
El da 27 de enero de 1809 los franceses, habindose hecho fuertes en la orilla derecha del Huerva tras tomar el da 11 el convento de San Jos despus de un duro
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no han ocupado ms all de la huerta? Se deban de pensar que estaba aqu atrincherado medio batalln, y fjate que estaba slo yo-, dijo Pedro Mendieta.
- Qu loco ests, Mendieta! Pero qu valiente eres, jodo!-, dijo don Pedro Villacampa que haca unos momentos acababa de entrar en el huerto de Santa Mnica.
- Seor comandante, si no ha sido para tanto-, contest el capitn.
- No te menosprecies Mendieta, que lo que has hecho es un acto heroico, por lo cual
voy a proponerle al Capitn General que te ascienda-, dijo Villacampa.
Tras esto, los Voluntarios de Huesca volvimos a tomar posiciones en el convento
de Santa Mnica, dispuestos a defenderlo hasta la muerte si fuese preciso.
A las dos de la madrugada los franceses volvieron a atacar y entrando por la brecha nos obligaron a replegarnos hacia el claustro, de donde no pasaron. Tras entablar
un feroz combate cuerpo a cuerpo en el claustro principal, logramos echarlos y se tuvieron que retirar a sus posiciones en el molino de aceite de Goicoechea. Pero esa
noche los franceses no nos dejaron tranquilos. Al amanecer del da 29, fiesta de San
Valero, Villacampa mand a un grupo de paisanos que cerraran la brecha con sacas
de lana, tablones y dems materiales tiles para tal propsito. Para mi sorpresa, entre
los paisanos que se apresuraban a cerrar la brecha, reconoc a una persona de la que
haca dos meses desconoca su paradero.
- Javier! Javier!-, grit, al que haba sido mi compaero de batalla en el desastre de Tudela.
- Vctor? Eres t? Pensaba que habas muerto en Tudela-, me dijo Javier sorprendido de verme.
- Pues como puedes comprobar no fue as, y aqu me tienes, luchando de nuevo
como un militar, y t, mao? Qu haces de paisano, te has convertido en un desertor?-, le dije.
- Vers, tras lo de Tudela regres a mi pueblo, a la casa de mis padres, con mi
familia, intentando huir de la guerra, pero la guerra nos alcanza a todos, y
nos vimos obligados a abandonarlo todo y refugiarnos en Zaragoza, ya ves.
Ahora lucho como paisano por defender a mi familia y por cierto, no me llames Javier, no vaya ser que algn oficial me reconozca y me juzguen por desertor-, me dijo.
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La conversacin se vio interrumpida por un nuevo ataque francs. Tanto los militares como los paisanos que haban acudido a cerrar la brecha nos batimos con gran
valor y rechazamos otra vez el ataque enemigo. Nuestro comandante se dio cuenta
de que con un fuego tan intenso era imposible reparar la brecha en el muro. As la situacin, Villacampa orden levantar una barricada paralela a la brecha, entre los
arcos del claustro principal del convento, para la que utilizamos las cajas de madera
en las que los ingleses nos haban enviado fusiles antes de que comenzase el sitio.
Nos fue justo para acabar la barricada del claustro, pues los franceses no cejaban en
su empeo de echarnos de all. Desde el molino avanzaron de nuevo hacia nosotros
y tras dos descargas de fusilera que causaron gran dao al enemigo nos replegamos
al parapeto recin levantado. Atrincherados bajo los arcos del claustro, lanzamos
mortferas descargas de fusilera contra los franceses que iban entrando por la brecha, hasta que al final llegamos a un cruento cuerpo a cuerpo. Luchamos valerosamente y conseguimos rechazar, por cuarta vez, a los franceses que intentaban
apoderarse del convento de Santa Mnica.
Ante la posibilidad de que los franceses nos obligaran a abandonar nuestras posiciones, Villacampa nos mand fortificar el segundo claustro del convento, para lo
cual abrimos aspilleras. Mientras nos dedicbamos a los trabajos de fortificacin, los
franceses nos obsequiaron con una demostracin de su potente artillera, bombardendonos con obuses y caones.
A las tres de la tarde del interminable y agotador da de San Valero, los franceses
volvieron a atacar y por quinta vez los rechazamos, gracias en buena medida a las granadas de mano que se encargaron de lanzar a los enemigos los capitanes Mendieta y
Perena y los subtenientes Domec y Hernndez. Como no pudieron doblegar nuestra
enconada defensa, siguieron sin xito con los bombardeos. Volvieron a atacar una vez
ms, sin conseguir su objetivo.
El sptimo ataque fue contundente, nos acometieron con gran mpetu, obligndonos
a replegarnos al segundo claustro, donde resistimos dos duras y terribles horas de combate. Viendo los franceses que no iban a conseguir desalojarnos de aquella posicin, nos
bombardearon, aun si cabe, ms inclementemente y con una intensidad nunca antes
vista. Escuchbamos el estrpito de los caones y obuses, el estampido de las granadas,
caan las bombas, las vigas se hacan mil pedazos, los muros se resquebrajaban, los techos se desplomaban, el suelo temblaba, todo estaba lleno de polvo y humo y la infantera enemiga se dispona a atacarnos por octava vez. Las bombas traan un mensaje
escrito: muerte y destruccin. Pero aun con todo, los Voluntarios de Huesca, seguamos
dispuestos a resistir otro ataque y nuestro comandante, don Pedro Villacampa nos animaba y daba ejemplo de valor, entereza y nimo, de heroicidad. Estbamos dispuestos
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a seguirle hasta el mismsimo infierno, aunque no haca falta, ya que en esos momentos Zaragoza era el infierno y el convento de Santa Mnica era su centro.
Nos seguan bombardeando sin cesar, pero nos mantenamos firmes en nuestras
posiciones en el claustro bajo y en los pisos superiores. Lleg un momento en el que
las centenarias paredes del convento no dieron ms de s y se empezaron a desplomar. Primero se derrumb el piso superior, a continuacin el segundo, y milagrosamente el piso bajo no se derrumb completamente, al menos de momento
El capitn Mendieta, que tan heroicas hazaas haba realizado, qued sepultado
por los escombros. Algunos fuimos a intentar salvarlo, pero un nuevo derrumbe
sell la tumba de aquel valeroso hombre. El convento ya no resista ms, se iba a
desplomar por completo sepultndonos a los que an no lo estbamos. Viendo que
era intil acabar sepultados bajo los escombros, se nos orden salir de Santa Mnica
a las calles prximas, dejando en l a muchos compaeros muertos. El convento se
derrumb totalmente en unos momentos, convirtindose en un montn de escombros
y en cementerio de muchos Voluntarios de Huesca que tan numantinamente lo haban defendido.
Los franceses no dejaron escapar la ocasin, y tras su total desplome se apoderaron de sus ruinas, no sin antes sufrir numerosas bajas por las descargas de fusilera
con las que les dimos la bienvenida. Tras la prdida de las Mnicas, nos distribuimos
en las calles prximas, tras las barricadas levantadas por los vecinos o bien en las
casas aledaas a las ruinas de Santa Mnica o al Convento de San Agustn, como
fue mi caso, pues me apost en una casa de la calle Palomar.
CAPTULO IV
Eran las ocho de la maana del 31 de enero de 1809 cuando tocaron a generala. Me
levant de la cama con el sonido de las campanas, cog el fusil que tena al lado, apoyado en la pared, y me dispuse a salir a la calle.
- Jorge, a dnde vas tan pronto?-, me pregunt mi esposa.
- Acaso no ests escuchando que tocan a rebato?-, le dije a Elena.
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rricada y las posiciones francesas se mantenan ensordecedoras descargas de fusilera. Yo me apost pegado a la pared y efectu un disparo que impact en un soldado
francs que asomaba por una ventana y cay al vaco, Elena con los dos cuchillos se
encontraba guardndome las espaldas. Al poco, pas a nuestro lado el general SaintMarq que nos anim a resistir.
- Vosotros, a mi orden disparad, y si sobrepasan esta barricada replegaos a las casas
adyacentes o a la segunda barricada-, nos orden a los paisanos un teniente del batalln de Voluntarios de Castilla.
Varias compaas de soldados franceses abandonaron sus posiciones y cargaron
contra la barricada. A la orden del teniente, tanto soldados como paisanos abrimos fuego. Desde las ventanas de las plantas superiores de las casas ocupadas,
los franceses tambin nos disparaban con certera puntera, causndonos abundantes bajas.
Estaban los franceses a punto de asaltarnos, cuando un disparo tumb a un voluntario de Castilla que se encontraba en primera lnea, Elena corri hacia l y cogi el
fusil recin cargado, disparando a los franceses que nos asaltaban. En un momento
nos vimos desbordados por el ataque de la infantera francesa y nos replegamos, habindoles causado muchas bajas.
Elena y yo nos metimos en una casa junto con algn vecino ms. Subimos a la primera planta, para desde all continuar el combate. Por las dos ventanas que haba en
el segundo piso, empezamos a disparar a los franceses que se acababan de apoderar
de la barricada de abajo.
- Escuchad, no os algo al otro lado de la pared?-, dijo Elena.
- Piquetas! Estn derribando la pared!-, exclam un vecino.
Sin perder un segundo, volcamos una mesa y cuatro sillas y formamos una barrera
en el interior de la habitacin. Nos situamos detrs del improvisado parapeto con los
fusiles apuntando hacia la pared cuando sta comenz a resquebrajarse, comenzamos
a disparar a los franceses que asomaban por los agujeros. En seguida derribaron todo
el tabique de adobe y varios soldados entraron en la estancia en la que nos encontrbamos, inicindose un terrible combate cuerpo a cuerpo. Elena con sus cuchillos
de cocina se defenda valerosamente de un soldado francs al que acab dando
muerte, los dems tambin luchbamos como leones y dejamos tendidos en el suelo
a tres franceses. Los restantes se retiraron a la casa contigua.
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-Huyen! Los gabachos abandonan las casas!-, grit un paisano que haca fuego
desde la ventana.
Tena razn, los franceses retrocedan a las ruinas de las Mnicas. Eufricos por la
pequea aunque costosa victoria, nos lanzamos en su persecucin a travs de las
casas, cuando al principio de la calle, notamos algo extrao.
- Son unos cobardes! Mirad como han huido!-, gritaba lleno de alegra un
paisano.
- No han huido, es una trampa! Han prendido fuego a las casas!-, grit espantado.
Grandes llamaradas empezaban a subir desde la planta baja de la casa, y una gran
humareda lo cubra todo.
- Malditos gabachos! Queman lo que no pueden conquistar!-, grit uno lleno de
furia.
- Volvamos atrs!-, dije.
Echamos a correr y conseguimos salir a la calle sanos y salvos. Por desgracia todos
no corrieron la misma suerte y muchos espaoles murieron como consecuencia de las
llamas y el derrumbamiento de las primeras casas de la calle. Durante el da seguimos con los tiroteos por las calles, pero no hubo ningn ataque de importancia por
esta zona, aunque s por Santa Engracia y el Carmen.
Una vez haba anochecido, los franceses iniciaron un terrible fuego de artillera.
Elena y yo nos trasladamos a la casa de su padre, en la calle Palomar, llamamos a la
puerta y nos abri amable don Francisco.
- Hijos mos! Pasad, pasad!- dijo al vernos.
- Padre, nuestra casa ha sido destruida han cado varias bombas y la han reducido a polvo-, dijo Elena llorando.
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Entramos en la casa y cenamos algo, un caldo desustanciado, pues apenas era agua
hervida con alguna legumbre y un poco de pan duro, era todo lo que haba. Nos acostamos pero no poda dormirme, no era por el ruido del bombardeo, no, a ese espantoso ruido ya estaba acostumbrado, sino que me haba desvelado porque pensaba en
Elena, en que si le pasaba algo yo me morira.
Al da siguiente estaba seguro de que volveran a tocar a rebato, tendra que ir a luchar y Elena me seguira. No poda permitir que le sucediese algo, prefera morir yo
mil veces antes de que muriese ella. As que tom la decisin de irme de all antes,
para evitar que me siguiera. Cuando se qued dormida, cog mi fusil procurando no
hacer ningn ruido, sal de la habitacin y baj silenciosamente las escaleras.
- Jorge!-, me dijo don Francisco cuando pasaba por la planta baja hacia la puerta.
- Don Francisco, me marcho, no quiero que su hija me siga y que muera, si no me
voy ahora, maana me seguir otra vez a los combates y no puedo permitir que arriesgue su vida una vez ms-, le expliqu.
- Est bien, se nota que quieres a mi hija-, dijo don Francisco.
- Promtame que cuando se despierte no le dejar salir de la casa, debe convencerla
para que no venga a buscarme, estar bien-, le ped al bueno de don Francisco.
- Lo intentar, pero ya sabes cmo es Elena, es muy cabezota -, dijo
- Gracias, y una cosa ms, si la mala fortuna me impidiese volver, dgale que la
quiero con toda mi alma-, y me fui.
Aparte del sonido de las bombas, tambin se oan algunos tiroteos. Me aventur por
las calles y ahora que no estaba combatiendo, me di cuenta de que Zaragoza se haba
convertido en un inmenso cementerio. La enfermedad, el hambre, las bombas y el
combate sembraban las calles de cadveres sin que hubiera quien pudiese enterrarlos. Era una imagen dantesca, horrible y sin embargo seguamos dispuestos a
continuar con la guerra todos, sitiados y sitiadores, estbamos locos.
Llegu a las inmediaciones del convento de San Agustn y me apost en una tapia
junto a militares y paisanos que hacan guardia. La barricada se situaba al lado de la
entrada principal del convento que era defendido por el Batalln del Infante don Carlos, el Batalln del Portillo y el Regimiento de Extremadura. Rendido por el can255
sancio me recost junto a un muro. A mi lado, un soldado del batalln de Voluntarios de Huesca, dorma intranquilamente, pues deba de estar soando y no paraba de
murmurar un nombre: Juana, Juana
Me despert con los primeros rayos de sol de aquel primero de febrero. Haca fro,
todo pareca tranquilo por el momento, el voluntario de Huesca que estaba a mi lado
tambin despert al igual que otros, pero algunos bien por enfermedad bien por las
heridas de la batalla, no despertaron aquel 1 de febrero de 1809.
- Por dnde crees que nos atacarn hoy?- le pregunt un soldado a otro.
- Slo Dios lo sabe, son unos zorros, atacarn por donde menos pensemos.
- Pues yo pienso que atacarn San Agustn-dijo el voluntario que se encontraba a mi
lado.
- No creo la brecha que abrieron, est bien defendida por el Batalln del Infante,
contest el que haba iniciado la conversacin.
En esas estbamos, cuando escuchamos un gran estruendo, una explosin y el ruido
de un tabique desplomndose.
- Lo saba! Atacan a San Agustn desde Santa Mnica!- exclam el voluntario de
Huesca, mientras se levantaba precipitadamente cogiendo su fusil.
Entonces todos los que estbamos en la barricada, soldados y paisanos, nos echamos a correr, cruzamos la plazuela y entramos por la puerta principal de la iglesia de
San Agustn donde nos recibieron a tiros.
- Con un hornillo han volado la pared que separaba las Mnicas y nuestra sacrista, se han hecho fuertes en el altar mayor de la iglesia-, nos dijo un fraile agustino
nada ms llegar.
Nos atrincheramos tras los bancos de la iglesia y nos emplazamos a mitad de la
nave, desde donde hicimos fuego a los invasores. A la par que asegurbamos nuestras posiciones, por la puerta principal y por una lateral que daba al claustro empez
a entrar una multitud de paisanos y militares decididos a defender la iglesia. Mientras disparbamos nuestros fusiles contra los franceses parapetados tras el altar y el
retablo barroco, los frailes nos exhortaban a defender la iglesia apelando a la religin y a la patria.
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Una docena de paisanos y militares acaudillados por mosn Jos Martnez, cura
de la parroquia de San Miguel, y el To Garcs, salieron del parapeto y despreciando
el fuego enemigo y corrieron a ocupar el plpito cercano al altar mayor. Desde aquel
reducto barroco, el To Garcs y los suyos descerrajaban un tiro a cualquier francs que asomaba la cabeza por el altar. Desde la tribuna y el coro tambin hacamos
fuego a los cada vez ms numerosos franceses que entraban desde la sacrista. El
plpito en el que se haban atrincherado aquellos valerosos espaoles era como un
torren asediado por ingentes tropas enemigas.
Una vez los franceses se creyeron con fuerzas, abandonaron sus posiciones en el
altar mayor y cargaron contra los espaoles apostados en el plpito, que se batan
heroicamente. Cuando pareca que los franceses iban a acabar con ellos, varios soldados del batalln del Infante se lanzaron a atacar por la retaguardia a los franceses, que se vieron obligados a retirarse de nuevo al altar. Pero recibieron ms
refuerzos y con un ataque arrollador volvieron a asaltar el plpito, matando a bayonetazos a todos sus defensores. Slo la conquista del plpito supuso a los franceses decenas de bajas.
Una vez dueos del altar y el plpito, cargaron contra los que defendamos la barricada de bancos en el centro de la iglesia. Mientras los del altar hacan fuego de cobertura, los que acababan de tomar el plpito cargaron contra nosotros. Los contuvimos
durante un buen rato, pero no podamos resistir durante mucho tiempo ms.
Un capitn del Batalln del Infante don Carlos orden que nos replegsemos al
claustro, pues en la iglesia era imposible seguir resistiendo. Ms y ms franceses se
unan al atroz combate, vimos cmo algunos paisanos se resistan a abandonar la
iglesia y se atrincheraban en una capilla, la mayora de los militares del Regimiento
de Extremadura y del Batalln del Infante se retiraban hacia el claustro donde esperaban ofrecer de nuevo resistencia al enemigo
- Submonos a la torre del campanario-, nos dijo a algunos un vecino del barrio.
Inconscientemente, nublada nuestra mente por los combates, sin pensar en lo que
hacamos, el soldado de Voluntarios de Huesca que haba estado luchando a mi
lado toda la maana y cinco paisanos ms seguimos a aquel vecino. Nos metimos
por un portillo situado cerca de la entrada principal de la iglesia, subimos las escaleras y jadeando por el cansancio llegamos a lo alto del campanario de San Agustn. ramos siete paisanos y un militar los que nos atrincheramos en aquel reducido
espacio.
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CAPTULO V
Por las ventanas del campanario nos apresuramos a disparar a los franceses que
se encontraban debajo, en la plaza y en el claustro. Desde la altura de aquella torre
tenamos una vista privilegiada de los alrededores del convento de San Agustn. Era
medioda del 1 de febrero de 1809 y desde all veamos cmo los combates continuaban en el claustro del convento. Los soldados del Regimiento de Extremadura
se batan con fiereza, los soldados imperiales tambin; entraban a raudales desde la
iglesia al claustro y poco a poco, palmo a palmo, tras disputar a los espaoles cada
arco estaban consiguiendo expulsar a los nuestros de sus posiciones. San Agustn estaba perdido, nuestra suerte penda de un hilo, las esperanzas de convertirnos en hroes vivos se desvanecan si finalmente conquistaban todo el convento y tomaban
posiciones en l estbamos perdidos ramos hombres muertos. Finalmente a
media tarde, los franceses expulsaron del claustro de San Agustn a los ltimos defensores espaoles, nuestras peores previsiones se haban hecho realidad.
Cuatro pasos de ancho por cuatro pasos de largo, eso es lo que meda el campanario de San Agustn. Estbamos atrapados, cercados, sin posibilidad alguna de salir de
aquel habitculo, aturdidos por el fragor de la batalla, sin reflexionar nuestras acciones, llevados por una fuerza ajena a nosotros, valor, temeridad, inconsciencia, locura al or la voz del patriota, sin pensar en lo que hacamos, nos atrincheramos en
aquel angosto sitio, sin ms salida que la victoria o la muerte, ya que la rendicin no
exista para nosotros.
Mientras los combates haban continuado en el convento de San Agustn, los enemigos no se haban percatado de dnde provenan los certeros disparos que segaban sus vidas, pero una vez conquistaron todo el convento no tardaron mucho
tiempo en averiguarlo. Ese momento lleg cuando uno de los paisanos que estaba
en el campanario asom su fusil por la ventana, apunt a un oficial francs que se
encontraba apoyado en una pared del claustro y le dispar. El enemigo cay al
suelo y de inmediato los soldados que estaban en el claustro se pusieron en guardia, miraron en todas direcciones pero no saban de dnde haba provenido aquel
mortfero disparo.
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Nos despertamos poco antes de que amaneciese, con el ruido de bombas, estrpito
de casas derrumbndose, descargas de fusileras y gritos. Un da ms de pesadilla, de
valor y horror, de asedio, de terrible guerra...
Tras el bombardeo, los soldados de Napolen volvieron de nuevo al ataque. Una
columna atac Puerta Quemada y otros salieron de sus posiciones avanzando por la
plaza de San Agustn hacia la calle del mismo nombre y hacia las calles Palomar y
Pabostre. Parecan haberse olvidado de nuestra presencia en las alturas, pero nos encargamos de recordarles que sobre ellos penda una espada de Damocles, a los que
se encontraban en la plaza les disparamos una tanda de proyectiles que nos fue respondida con la misma furia. Nos refugiamos hasta que pas la tormenta de balas, a
continuacin cuando vimos que avanzaban hacia las calles adyacentes, nos pusimos
en pie y desde las ventanas de la torre les lanzamos un par de granadas que causaron
estragos entre los destacamentos concentrados debajo.
Desde nuestra posicin en lo alto del campanario pudimos observar cmo las columnas
francesas eran rechazadas en el barrio de la Magdalena, cada calle estaba llena de fosos y
barricadas, cada casa era un fortn, cada hombre, mujer o nio eran un obstculo ante el
avance de los imperiales. Veamos cmo numerosos compatriotas se apostaban en los tejados de las casas para hacer blanco al francs, cmo cada palmo de ciudad era disputado
en un arduo y duro combate, los disparos no cesaban, tampoco lo haca el bombardeo.
Zaragoza era en esos momentos un amasijo de ruinas, un autntico cementerio, la
imagen era dantesca, columnas de humo ascendan al cielo, las llamaradas deslumbraban por doquier, el ruido de las explosiones era algo habitual, el fuego de fusilera haca tiempo que no paraba y los gritos de dolor de los heridos, de los enfermos,
de los que haban perdido al ser querido La ciudad ofreca una imagen tremenda,
el horror de la guerra se estaba cebando con ella y sus heroicos habitantes Cunto
ms aguantara Zaragoza el ataque del mejor ejrcito del mundo?
Los franceses tras haber tomado algunas casas despus de muchos esfuerzos, detuvieron su ataque aquel 2 de febrero, ya entrada la noche.
- Cunto podremos aguantar? Cunto ms resistir Zaragoza?-, pregunt Jorge.
- No lo s, pero dudo que mucho ms, los franceses no pararn hasta que nos maten
a todos-, respondi con tono pesimista Pascual.
- Es cierto, Napolen fue humillado en el Primer Sitio, y no va a permitir que eso
se repita, no nos van a dar cuartel-, dijo Jorge.
262
- Que se vaya a tomar viento Fernando VII y todo, a m lo que me importa es seguir vivo-, contest Pascual.
- Cllate ya!-, espet Marcial encolerizado.
- Los reyes, eso, los reyes son los culpables de todo esto, de la guerra me da
igual cmo se llamen, si no fuera por sus disputas, por su ambicin no hubiese pasado nada de esto Por qu luchamos por alguien a quien no hemos visto, ni veremos nunca? Qu han hecho los poderosos por nosotros?-, dijo Pascual.
- Yo te mato traidor!-, grit Marcial dando un puetazo contra la pared.
- En parte, Pascual tiene razn, un amigo guardia de corps estuvo en Bayona, y
consigui huir y llegar hasta aqu, Francisco se llama o llamaba bueno, el caso es
que me cont que Fernando VII es un cobarde, que se me encima cuando lo llevaron ante Napolen. Segn parece, no le importa Espaa ni los espaoles-, dije.
- Sois todos unos traidores, estoy rodeado de cobardes y traidores-, dijo Marcial.
- Tranquilzate Marcial, aqu nadie se rinde y nadie es un traidor, quiz Pascual se
haya dejado llevar por el pnico y la desesperacin, nada ms-, intervino Jorge.
- No nos vamos a rendir. Para empezar, porque no nos van a dar esa opcin y adems no luchamos por Fernando VII, al menos yo, sino que lucho por la libertad de
nuestro pas, por nuestra gente, por lo que es nuestro-, dije.
- Y tambin por el rey, sin l no hay pas-, dijo Marcial.
- Te equivocas, Espaa es el Pueblo, todos los espaoles, sin nosotros el rey no es
nadie-, dije convencido.
- Qu ests diciendo?-, me preguntaron.
- La soberana de una nacin no recae en una persona, el rey, no, la soberana reside
en el pueblo, el pueblo es quien ostenta el poder, quien sostiene al rey-, expliqu.
- Sigo sin entender nada-, dijo Jorge.
- Os voy a poner unos ejemplos, en el motn de Aranjuez fue el pueblo el que depuso a Godoy y el que oblig a Carlos IV a abdicar, fue el pueblo, no ningn pode264
Amaneci otro da ms, el 3 de febrero del ao de 1809. Uno de los que conmigo
estaba no despert, tena la cara amarillenta y fra, Jos se llamaba, y cuando subimos al campanario ya tena sntomas de la enfermedad. No nos quedaba casi nada de
alimento y slo la mitad de la municin. Muy temprano los franceses comenzaron
con el combate, bombas y granadas caan por doquier, reduciendo a escombros los
edificios, llevando la muerte. Los imperiales se abrieron paso hasta muy cerca del
Hospitalico de los nios de la Magdalena, pero tocaron a generala y los valientes defensores, tras una cruenta lucha consiguieron rechazar el ataque francs. No dejaban
de orse tiros. Pasado el medioda volvimos a tener esperanzas de salir con vida de
aquel complicado trance en el que nos hallbamos. Tras haber rechazado el ataque
enemigo, los nuestros iniciaron un contraataque para intentar reconquistar el convento de San Agustn. Vimos cmo los franceses se iban retirando hacia la iglesia.
- Ahora! Lanzad las granadas!-, grit.
Estbamos eufricos, esperanzados. Desde la altura que nos ofreca el campanario
lanzamos dos granadas de mano y gastamos casi toda la municin que nos quedaba haciendo fuego contra los que estaban inmediatamente debajo en la plazuela. Sabamos
que era nuestra oportunidad. Los enemigos caan, nuestros disparos eran mortferos y
las granadas que les lanzamos les causaron grandes estragos. Los espaoles atacaron
el convento y vimos cmo numerosos soldados entraban en l, omos incesante ruido
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En Zaragoza, en slo dos meses de combates se produjo casi el 10% de las bajas
de los seis aos de la Guerra de la Independencia. Zaragoza perdi mucho en los dos
Sitios que sufri, miles de muertos, destruccin de edificios, prdida de archivos
Al menos Zaragoza ha pasado a la Historia como smbolo de resistencia, de herosmo, de libertad e independencia. Durante la II Guerra Mundial, los polacos que
luchaban contra los nazis evocaban a Zaragoza para resistir: Recordad Zaragoza.
Este 2008 y el prximo 2009 son los aos del Bicentenario de los Sitios de Zaragoza, esperemos que los habitantes de esta Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica,
Muy Benfica, Siempre Heroica Ciudad de Zaragoza, sepamos estar a la altura y
recordar como es debido a nuestros antepasados, a nuestra Historia. Debemos homenajear a todas las personas que dieron su vida hace 200 aos por una causa que
crean justa: los espaoles que defendan su tierra, los franceses que defendan su
revolucin, y los polacos que luchaban en el ejrcito napolenico para conseguir
un estado. Todos ellos merecen ser recordados.
BIBLIOGRAFA
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en los aos de 1808 y 1809 las tropas de Napolen. Madrid, 1830, tomo II.
ARCARAZO GARCA, Luis Alfonso. La asistencia sanitaria en Zaragoza durante la Guerra de la Independencia Espaola (1808-1814). Asociacin Cultural
Los Sitios de Zaragoza. Zaragoza, 2007
CASAMAYOR, Faustino. Diario de Los Sitios de Zaragoza. Edicin crtica de
Herminio Lafoz Rabaza. Comuniter. Zaragoza, 2000.
PREZ GALDS, Benito. Zaragoza. Episodio Nacional n 6.
www.asociacionlossitios.com
www.1808-1814.org
www.ciudadtudela.com/batallatudela.htm
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