El Pájaro Azul - Análisis
El Pájaro Azul - Análisis
El Pájaro Azul - Análisis
"Maeterlinck,
El teatroalde
principio,
Mauriceexplot
Maeterlinck:
las posibilidades
macropoticas
estticas
xitos
(1917).
encarna en sus
azul" (1908)
Los ciegos
(2000, p. 130)
llevo conmigo todo lo necesario para encender de nuevo los ojos apagados".
El pjaro azul
(2000, p. 205)
10
con un
11
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16
17
funcin del
personaje delegado diseminada en las voces del Hada, la Luz, Tyltyl, la
Gata, entre
otros personajes que explicitan las condiciones de recepcin
e inteleccin de la semntica de la pieza.
Se insiste una y
otra vez en "ver lo que hay en las cosas: el alma del pan, del vino,
de la pimienta"
(p. 206), en "liberar el alma de las cosas"
(p. 208), en la idea de que "Todas las piedras son iguales,
todas
las piedras son preciosas, pero el hombre slo ve algunas de ellas"
(p. 207), etc. Se invita al
espectador a reconocer su infrasciencia e
ignorancia, y a abrir su alma a los saberes y conocimientos
del mundo
metafsico: "Todos los aqu presentes, animales, cosas
y elementos, poseemos un alma
que el hombre an no conoce"
(pp. 215-216); "Los muertos viven en el recuerdo. Los hombres no lo
saben porque saben pocas cosas" (p. 219). "Los vivos son tan
tontos cuando hablan de los Otros" (p.
222). El hombre -dice
Maeterlinck- ya no toma en serio a los fantasmas (p. 233). Pero a la vez
la
Noche afirma que el hombre ya no respeta el misterio y pretende "saberlo
todo" (p. 230). Es decir,
doble error humano: ignorar lo esencial y
pretender explicar el misterio con herramientas que no son
vlidas.
Ni el misterio se puede explicar absolutamente ni se puede ignorar la
presencia del alma
del mundo. De esta manera el hombre se convierte en una
amenaza (p. 246) por su capacidad de
destruccin del misterio, a la
vez que parece colocarse en una posicin donde todo en el mundo le
es adverso, todo se confabula en su contra (p. 254). El texto rescata as
una funcin didctica
(neoutilitarismo), pero al servicio no
del desentraamiento de una tesis sino de la mostracin de
valores que promueven un discurso directivo, promotor de la accin:
el hombre debe orientarse hacia
el misterio, hacia la
verdad de las cosas, debe abrir sus ojos nuevamente, pero
el misterio no debe
ser desentraado como tal (igual que el smbolo
del Pjaro Azul). Sostener que el Pjaro Azul es "el
gran secreto de las cosas y de la felicidad" es remitir a la imagen
de la bsqueda: se persigue el
secreto de las cosas, y sa
es la manera de ser sabio y encontrar la felicidad. Perseguir no implica
desentraar. No hay tesis sobre el mundo ms all de
su sustentacin en la idea de Misterio y Verdad
(trminos
nunca desambiguados). El texto slo avanza en una propuesta
tica para una relacin
con el Misterio y la Verdad.
- simbolismo voluntario: Maeterlinck insiste en la disponibilidad
espiritual hacia lo sagrado, y en
el reconocimiento del arte como autonoma,
soberana, revelacin hierofnica e instrumento
espiritual. Por otra parte, reclama al espectador que devuelva a su alma
la disponibilidad del nio; esto
no quiere decir que deba leerse la
potica simbolista como literatura infantil. Bajo la forma de un
cuento de hadas, El pjaro azul encierra una pieza
filosfica y esotrica que describe un viaje
metafsico
de iniciacin. El pjaro azul no es una obra
escrita para nios (literatura infantil por
interiorizacin
del mundo de los lectores-espectadores nios), en todo caso podra
ser apropiada
por los nios (literatura infantil como apropiacin).
Vase al respecto Sormani, 2004. Por otra parte, la
pieza no debe
ser leda como moralidad medieval: la gran diferencia entre este
viaje metafsico y la
moralidad radica en que el teatro medieval es
tautolgico, ilustra un dogma previo, expone una
escatologa
cristiana; el simbolismo, por el contrario, exalta el misterio como un
territorio nunca del
todo cognoscible.
Bibliografa primaria
Moderne, 29 de noviembre.
La vida de
los termes, La vida de las hormigas, Senderos en la montaa, La
maravilla de lo infinito y La araa
de vidrio.
----------, 1979, Thtre complet, Ginebra,
----------, 1987, Senderos en la montaa,
Slatkine Reprints.
Barcelona, Editorial Alta Fulla.
Bibliografa secundaria
Abirached, Robert, 1994, La crisis del personaje en el teatro
de Directores de Escena.
Universitaires.
Madrid,
l'tude du
Baltimore/Londres, The
19
Barcelona,
9-79.
Gorceix, Paul, 1975, Les affinits allemandes dans l'oeuvre
de Maurice Maeterlinck.
Contribution l'tude de
relations du symbolisme franais et du romantisme allemand,
Paris,
PUF.
----------, 1997, Maurice Maeterlinck. Le symbolisme de la
Editions Interuniversitaires.
Green, Michael, ed., The Russian Simbolist Theatre, Ann
difference, Mont-de-Marsan,
1862-1962, Bruselas, La
Derrida,
20
Sapiens.
Stanislavski, Constantin, 1954, "Visitando a Maeterlinck",
Aires, Ediciones Dispora,
pp. 279-283.
Szondi, Peter, 1994, "Maeterlinck" en su Teora
1994, pp. 60-66.
Mendoza, Editorial de la
Notas
1 Sobre el
teatro simbolista, sugerimos la consulta de nuestro "El simbolismo
abstracta", en Dubatti 2009, pp. 143-180.
como potica
2 Obsrvese
que numeramos como cuatro las que Gonzlez Salvador llama "Primera
etapa", "Etapa de Transicin", "Segunda
etapa" y "Tercera etapa". De la misma manera extendemos
la "Etapa de transicin" hasta 1901, como se desprende
del contenido (no de las fechas del subttulo,
donde se cierra en
1900).
3 En
realidad, la primera etapa debera remontarse a 1883, ao de
primeros poemas de Maeterlinck en la revista
La Jeune Belgique.
la publicacin de los
4 Vase
el interesante anlisis que realiza Erwin Koppen (1990) de los
criterios
esttico-polticos seguidos por la Academia Sueca
para entregar los Nobel de Literatura en los
La revista del CCC N 5 / 6 Ao 2 (Ene / Ago 2009)
21
autor elegido.
5 Recurdese,
en Dubatti 2009, el "primer defecto" del teatro simbolista sealado
por la
crtica coetnea: segn Balakian, se
cuestionaba a Maeterlinck que "no daba personajes ni
oportunidades
para la interpretacin" (1969, p. 156).
6 Se refiere
explcitamente a La intrusa, Los ciegos,
Pellas y Mlisande, Alladine y
Palomides,
Interior y La muerte de Tintagiles. (No
menciona a Las siete princesas, que
corresponde a este
primer momento, pero justamente no fue incluida en la edicin de
1901).
7 Se refiere
a Aglavaine y Slysette, Ariane y Barba-Azul o la liberacin
incluidas en la
edicin de 1901.
8 Acaso Monna
Vanna y Joyzelle.
9 Citamos
10 Vase
11 Sobre la
productividad de la Biblia en la cultura occidental, ms all
religiosa dogmtica, vase Northrop
Frye, Poderosas palabras (1996).
de su dimensin
12 No es
correcto afirmar que los dramas estticos carecen de accin,
o no tienen historia
ni "argumento". No coincidimos al
respecto con Peter Szondi cuando afirma: "Desde el punto de vista
dramatrgico [el primer teatro de Maeterlinck] supone sustituir la
categora de accin por la de
situacin" (1994,
p. 60), sencillamente porque ambas categoras pertenecen a niveles
diferentes de
comprensin de la estructura narrativa del texto: la
accin, a la sintaxis o estructura profunda; la
situacin, a
la intriga o estructura de superficie. Se equivoca adems Szondi
cuando dice que "lo
esencial de tales obras no reside en la accin"
(pp. 60-61) o que "el hombre permanece pasivamente
estancado en su
situacin hasta que advierte la presencia de la muerte"
(p.61). La lectura de Los
ciegos desde el punto de vista
sintctico (nivel de la accin) desmiente el supuesto
"estancamiento"
en la medida en que permite distinguir una
accin externa (fsica y fsico-verbal) y la accin
interior
(prioritaria y diferenciadora respecto de otras poticas)
desde el comienzo mismo de la pieza. Los
ciegos esperan y
esperar constituye -como lo ha demostrado Beckett posteriormenteuna accin
potentsima, aunque se espere en estado de
quietud corporal.
13 Vase
Parte, Captulo III).
moderno (Primera
14 Recurdese
el vnculo entre infancia y experiencia segn Giorgio
Agamben: "Una teora
de la experiencia solamente podra
ser en este sentido una teora de la in-fancia, y su problema
central debera formularse as: existe algo que sea
una in-fancia del hombre? Cmo es posible la
in-fancia en
tanto que hecho humano? Y si es posible, cul es su lugar?
(...) Como infancia del
hombre, la experiencia es la mera diferencia entre
lo humano y lo lingstico. Que el hombre no sea
desde siempre
hablante, que haya sido y sea todava in-fante, eso es la
experiencia (...) Lo inefable
es en realidad infancia. La experiencia es
el mysterion que todo hombre instituye por el hecho de
tener una infancia" (Agamben , 2001, p. 64 y pp. 70-71).
15 Rey de
16 La edicin
de Los ciegos va
22
acompaado de un I (como si se
dispusiese de otras versiones, partes o continuaciones de la pieza); el
ao
de nacimiento de Maeterlinck (debe decir 1962, en lugar de 1967); la
cantidad de ciegos que
Borges atribuye a la pieza (debe decir "doce"
en lugar de "dos").
23