Michel Fédou Una Teología de La Existencia Cristiana
Michel Fédou Una Teología de La Existencia Cristiana
Michel Fédou Una Teología de La Existencia Cristiana
cin) han dado paso a la afirmacin segn la cual Dios se comunica a quien quiere y como quiere,
siempre que se est dispuesto a
acogerlo. Adems, contrariamente
a lo que deca la antigua problemtica de la salvacin de los infieles, la salvacin puede llegar por
mediacin de determinadas tradiciones culturales y religiosas
(siempre que no sean incompatibles con el mensaje evanglico).
El reconocimiento de estos
avances tan valiosos no debe sin
embargo ocultar las dificultades
presentes. Independientemente de
las cuestiones internas de la vida
de la iglesia, la necesaria atencin
al mundo de las religiones no puede hacer olvidar las graves cuestiones que la increencia y la indiferencia (muy presentes en las sociedades europeas) siguen
planteando a la fe cristiana. Y, en
cuanto a las religiones en s mismas, un dilogo serio con ellas (al
menos all donde es posible) lleva
paradjicamente a experimentar la
distancia respecto de las tradiciones que, en puntos a menudo esenciales, se revelan divergentes de la
tradicin cristiana. Ms an, como
por un efecto boomerang, los despliegues teolgicos en direccin a
los otros creyentes son objeto a veces de una sospecha: la apertura
as mostrada acaso no encubre sutilmente una pretensin indebida
de pronunciarse sobre el sentido
de todas las grandes religiones,
cuando precisamente el cristianismo debera hacer un acto de humildad en razn de las consecuen-
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Tal actitud revela que el cristianismo no implica slo una manera de ser, sino la adhesin a valores fundamentales de la existencia humana. Sera peligroso
subestimar esto en nombre de una
sospecha de tipo histrico sobre la
particularidad cultural de la tradicin cristiana. El enraizamiento
mediterrneo de sta es innegable,
pero, adems de que el evangelio
puede penetrar en otras culturas,
los valores heredados del mundo
judo y del mundo griego merecen
ver reconocida su universalidad.
Ciertamente, no se puede ignorar
que hubo grandes conflictos entre
los valores de ambos mundos, ni
se puede ignorar la fecundidad de
una y otra tradicin. Cuanto ms
crece la globalizacin, tanto ms
debe el cristianismo afianzar sus
races en el mundo griego y en el
judo: le va en ello la vida, y tambin la humanidad se juega mucho
con ello.
Se podran identificar algunos
de estos valores. Del lado de la
fuente juda se da la denuncia de
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Exigir una teologa de la existencia cristiana no es dar la espalda a la atencin que debemos tener
hacia los no creyentes, no es olvidar la bella enseanza del Vaticano II, segn el cual el Espritu Santo ofrece a todos, de una manera
que slo Dios conoce, la posibilidad de asociarse al misterio pascual. Los cristianos pueden atesorar cualidades humanas y espirituales a su alrededor. Muchos que
no creen en el cielo, o que creen
de otra manera, comparten con
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