Altus - El Mutus Liber - Comentarios Eugene Canseliet
Altus - El Mutus Liber - Comentarios Eugene Canseliet
Altus - El Mutus Liber - Comentarios Eugene Canseliet
La Alquimia
y su Libro Mudo
MUTUS LIBER
Comentarios por Eugne Canseliet F.C.H.
discpulo de Fulcanelli
Mutus Liber
Ttulo del original francs: L`Alchimie et son Livre Muet (Mutus Liber)
de la edicin francesa Jean-Jacques Pauvert
Para la lengua espaola Luis Crcamo, Editor.
Primera edicin 1981.
ISBN 84-85316-69-10
Depsito Legal: M-38098-1981
Impreso por Luis Crcamo, Editor.
San Raimundo, 58.
Madrid
Mutus Liber
Mutus Liber
Al Mutus Liber o Libro Mudo de la alquimia, literalmente, lo ha hecho hablar por
sus comentarios elocuentes, el buen Maestro de Savignies: Eugne Canseliet, autntico
" Philosophus per Ignem" (Filsofo por el Fuego), insertados en la excelente edicin de
Jean-Jacques Pauvert (1967).
Las quince planchas que constituyen la obra, se muestran definitivamente de
una caridad innegable para los Infantes de la Ciencia, as como para los curiosos de la
naturaleza que pueden comprenderlas desde su primera aproximacin.
Todas las fases de la GRAN OBRA aparecen en su lugar, y tambin las " fuera de
obra" , o preparaciones preliminares de las dos Sales idneas, que componen el Fuego
Secreto de los Adeptos; lo que es sumamente excepcional en la literatura alqumica,
por otra parte tan abundante y fecunda! Los Hermanos del Roco-Cocido (Frres de la
" Rose-Cuite" ), no lo dudamos, encontrarn all " materia" de reflexin!
El orden real de las planchas y, por va de consecuencia, de las operaciones
alqumicas, fue voluntariamente disimulado por el autor; as que conviene sobre todo,
restablecer el orden de ellas y pensamos que no es superfluo indicar al lector la
autntica numeracin.
Lo que seguramente nos agradecern, pero en verdad es que el Secreto del " Ars
Magna" causa siempre mucha conmocin entre los enamorados de la Ciencia y los
buscadores de la Verdad...
Las planchas se deben por consiguiente estudiar en el orden siguiente:
1 - 4 - 9 - 12 - 5 - 6 - 7 - 2 - 8 - 3 - 11 - 10 - 13 - 14 - 15
El Mutus Liber es una serie de 15 lminas o planchas de un manuscrito de
grabados emblemticos de la Alquimia, publicado en 1677 en La Rochelle (Francia). El
autor del MUTUS LIBER es desconocido. El nombre de " Altus" , que figura en la
primera plancha, no corresponde a persona alguna y parece ser un seudnimo. Barbier,
en su Diccionario de annimos, basndose en las observaciones de un historiador local,
cree que el verdadero autor es un mdico de La Rochelle llamado Toll, opinin
considerada errnea por Marc Haven. Tambin se le ha atribuido a Jacob Sullat,
basndose en el anagrama del seudnimo Altus (" Alto" ).
Patrick Rivire
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Mutus Liber
MUTUS LIBER
[Libro Mudo]
Primera edicin ntegra
de la edicin original de La Rochelle
1677
Comentarios por Eugene Canseliet F.C.H.
discpulo de Fulcanelli
Mutus Liber
INTRODUCCIN
MUTUS LIBER... El libro mudo! Tal es el ttulo sorprendente y abreviado del
tratado de alquimia que est compuesto nicamente de imgenes y que presentamos a
la curiosidad, si es que no al inters, de todos los aficionados. He aqu la explicacin
que sigue inmediatamente a estos dos primeros vocablos sobre la plancha inicial, que
traducimos y que se muestra bastante prometedora de los frutos a recolectar:
...en el cual sin embargo, toda la Filosofa hermtica est representada en figuras
jeroglficas, que est consagrado a Dios misericordioso, tres veces muy bueno y
muy grande, y dedicado slo a los hijos del arte, por el autor de quien el nombre
es Altus.
No se nos escapa el doble sentido cabalstico, es decir el juego que permite el
latn, entre el dativo plural de solus y el genitivo singular de sol semejantemente
ortografiados, y que hace que podamos entender tanto dedicado a los hijos del arte y
del sol como y dedicado slo a los hijos del arte: solisque filiis artis dedicatus.
No encontramos luego en la obra ms que las pocas palabras de las dos pginas
penltima y ltima; esta, la decimoquinta, aquella llevando el nmero 14 y, por su
parte, la sentencia en palabras latinas que se repiten a porfa y de la que el imperativo
consejo parece ms bien gracioso, en un libro donde la lectura ordinaria no tiene
ocasin de ejercerse:
ORA LEGE LEGE LEGE RELEGE LABORA ET INVENIES
Ora, lee, lee, lee, relee, trabaja y encontrars.
Consejo caritativo, alentador y preciso, que, seguido en la humildad y la
paciencia, suministra la llave que abre el jardn de los filsofos y su escala de acceso al
mundo desconocido del subconsciente universal. La alquimia dispensa, precisamente,
este estado de consciencia o gracia real, que se armoniza, en el sabio, con la fecunda
dualidad Amor y Conocimiento, generatriz del permanente deseo de mejora.
Mutus Liber
OCCULATUS ABIS!
Te vas clarividente
Del latn al francs, es evidente el anagrama de Jacobus Sulat, que es titular del
privilegio acordado por Luis XIV, para la primera edicin:
Mutus Liber
Mutus Liber
AL LECTOR
Aunque quien ha corrido con los gastos de la primera impresin del
presente Libro, por razones personales, no haya querido encabezarlo
con dedicatoria ni prefacio alguno, he credo, no obstante, que no
resultara del todo inadecuado el poder decir cun admirable esta
obra puede llegar a ser: porque pese a llevar consigo el ttulo de
Libro Mudo, exhaustivamente todas las naciones del mundo, tanto
los hebreos, griegos, latinos, franceses, italianos, espaoles, como los
alemanes, etc., pueden leerlo y comprenderlo.
Adems es el libro ms bello de cuantos, hasta ahora y sobre esta
cuestin, hayan sido jams impresos, por aquello que suelen
manifestar los sabios, de que hay en l ciertas cosas que nunca han
sido dichas por nadie. Slo hay que ser un verdadero Hijo del Arte
para saberlo de antemano. He aqu (queridos lectores) todo cuanto
he credo ser mi deber el decroslo.
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adquisicin. Importa mucho leer y meditar el largo pasaje del captulo consagrado a
Louis d' Etissac, que termina de forma singular esta corta glosa cabalstica :
Escrita con episemon, , stimmi, no es ya la estibina de los mineralogistas
sino ms bien una materia firmada por la naturaleza, o mejor un movimiento,
dinamismo o vibracin, vida sellada ( -) a fin de permitir al hombre su
identificacin, firma del todo particular y sometida a las reglas del nmero seis.
Fulcanelli, Les Demeures Philosophales, Paris, Jean Jacques Pauvert.
En efecto, una primera operacin se impone, justificante del argumento final y
corrector de nuestro Maestro, que cambia al antimonio vulgar en antimonio filosfico y
convierte al plomo en Saturno de los Sabios. Podramos recobrar equitativamente en
beneficio nuestro la palabra del viejo Dujols, y declarar que, de la confidencia, hemos
pasado nosotros mismos casi a la reprensible divulgacin.
Insistamos en ello sin embargo. Lo que le falta a la qumica, frente a la alquimia,
es decir al anlisis orgulloso y sin alma, frente a la sntesis humilde y viva, es el
comercio constante con lo universal, la cohobacin repetida del espritu sobre la
materia, que el sabio Altus figur, desde el frontispicio de su lbum, por las subidas y
bajadas de sus dos ngeles, entre el cielo y la tierra, sobre la escala de los filsofos.
Sublimaciones repetidas bajo el cielo de los sabios, sobre las cuales nos detendremos
ms adelante, y de las que el nmero est sealado desde ahora, en el firmamento
nocturno, por diez bellas estrellas.
Con seguridad, el Adepto se refiri al sueo famoso de Jacob, a fin de atraer
tambin la atencin del nefito, sobre el importante papel que juega el roco en la Obra
de Sabidura. A este respecto ya hemos dicho, entre otras cosas, que las letras y las
cifras situadas a la izquierda y por debajo del ttulo en latn, deben ser ledas en sentido
contrario al de la marcha habitual y al respecto se podr consultar con provecho
nuestra obra precedente (Alchimie. Paris, Jean Jacques Pauvert).
Es preciso, ay!, convenir de esto que, en el estado de vigilia, pese a toda
apariencia, el hombre duerme de ordinario tan profundamente, que las estridencias de
todas las trompetas de los ngeles del cielo no bastaran para despertarle a la visin
exacta de las cosas de la tierra. Desde otro punto de vista, en el dominio operativo, no
es menos cierto que el sujeto del Arte, nuestro mineral elegido, est sumido tambin en
la modorra muy cercana a la muerte, y debe sufrir un violento choque de ondas, del
cual suministran perfectamente la expresin simblica el grito, el clamor, el sonido
agudo de los instrumentos de metal.
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afirma Magophon quien recuerda muy justamente, que la Gran Obra es una verdadera
agricultura celeste. Aadamos que esta, ms todava que la labor de los campos,
permanece sometida a todas las intemperies, y, particularmente a la influencia
soberana del astro nocturno. No es acaso a este dominio que pertenece el " grave
contrasentido" sealado por Dujols?
Ciertamente, mal imaginamos que la actividad espiritual pueda desencadenarse
y mantenerse cuando la luna se encuentra en su ltimo cuarto. Es por esto que nos
inclinamos a pensar que sea el creciente del ngulo superior, a la derecha sobre la
estampa, el que constituye el error del " artista profano" , y culpable de no haber vuelto
los cuernos hacia la izquierda. En beneficio de los amantes de la ciencia, no dejaremos
de sealar que el planeta de la noche, no obstante arroja en derredor suyo su marea
menstrual y que Manget lo puso simplemente en el centro de un vaco luminoso,
horadado en las nubes.
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Otro error seguro lo constituye el cambio del paisaje, en el seno del cual est
tumbado nuestro soador, y que no es semejante aqu al de la edicin posterior. En
esta, el agua est extendida en abundancia all donde, sola, la tierra reinaba hasta
donde alcanza la vista. Este brusco paso de la sequedad a la humedad no podra ser
tambin la anomala filosfica que Magophon evoca sin designarla? :
Las glosas hermticas" , concluye l simplemente, " informarn al discpulo
quien no juzgar intil informarse sobre ellas.
Era esa una razn suficiente para que el comentador, biblifilo eminente por
aadidura, no hablase, en una Hypotypose tan erudita, de la edicin princeps, aparecida
en La Rochelle, que conoca sin duda alguna?
Por lo dems, habra sido verdaderamente una indiscrecin muy grave, decir
que la Obra se realiza por dos vas; que una es seca y va por el crisol opaco, mientras
que la otra es hmeda y pasa por el matraz transparente; que Manget prefera la
segunda y que, sobre la pgina de ttulo del Mutus Liber, sustituyo el elemento
principal de la primera, es decir la imagen de la tierra por la del agua?
Es verdad que valdra ms no insistir sobre el punto capital de ciencia y de
doctrina, que las planchas de Altus descubran ya de manera desacostumbrada y
especialmente despus del Cosmopolita. El maestro de Sendivogius design
claramente, por los gemelos y los animales del zodaco, el periodo primaveral en el
curso del cual se extrae, de los rayos de la luna, "a radiis lunae trahebatur", el agua
maravillosa denominada por Magophon la "bella de plata", y, siempre segn el
Cosmopolita, reservada a la ninfa Venus del bosque de los filsofos.
En este mismo lugar pacan toros y carneros y se encontraban dos jvenes
pastores a los que el alquimista interrog.
Ibi etiem pscebantur tauri & arietes, & pastores erant duo iuvenes, quos
alchimista interrogans De Sulphure
Esta agua pntica viene del aire, de la R (jugando con la asonancia en francs
entre air (aire) y la letra R, pronunciadas ambas como " er" ) que es rechazada, en
inslito salto de letra, a la derecha de la escala, en la larga frase del ttulo, y que pica
vivamente la curiosidad de todo inquisidor de la ciencia. Este sabe cuan
acostumbrados estaban los alquimistas a este gnero de acrobacia cabalstica,
consistente en extraer la significacin secreta del lenguaje, por la semejanza fontica,
que encubre siempre la pronunciacin ordinaria. No es sin motivo tampoco, que
nuestro Adepto haya dispuesto en maysculas las cinco palabras de su primera lnea :
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Emblema XII
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Emblema XXXVI
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Plancha II
Es evidente que Pierre Dujols tiene razn cuando advierte que esta imagen no se
encuentra en su lugar. Varias, entre las siguientes, deberan precederla, hasta la octava,
con la que se relaciona directamente y a la que precede por tanto en su alegora de la
fase intermedia, donde Neptuno protege al sol y a la luna en su infancia, con vistas a
aproximarlos para la unin generatriz del mercurio filosfico. Es ineluctable ley natural
que la generacin se realiza por completo en el seno de las aguas, en un lugar
totalmente cerrado y obscuro.
En obstetricia, no se dice simplemente las aguas para designar los lquidos en
los que el feto humano est en inmersin? Michael Maier no vacila en mostrarnos,
sobre su emblema XXXIV, la copulacin de sol y de la luna de los sabios en el agua
pura de una caverna, aadiendo, con respecto al beb filosofal, que es concebido en los
baos -"in balneis concipitur".
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Los dos nobles luminares del microcosmos alqumico estn aqu representados
por el bello Apolo y la tan casta Diana, es decir por el sol y la luna que, sobre el plano
operatorio, es preciso no confundir con el oro y la plata, preciosos entre los siete
metales. Estos son vctimas de la muerte que han sufrido en el momento mismo del
tratamiento industrial, mientras que la pareja joven y divinizada, que nos presenta
Altus, rene a los dos poderosos soberanos del universo filosofal
[La mitologa, sus dioses, sus hroes, a ejemplo de la religin de Cristo, de los
apstoles y de los fastos evanglicos, no tienen explicacin slida y valor real, ms que
en las innegables y numerosas relaciones que presentan con la alquimia, sus materiales
y sus operaciones. Dom Antoine Joseph Pernety, religioso benedictino de la
Congregacin de Saint-Maur, intent de manera satisfactoria esta difcil exgesis, la
cual en dos en doceavo, tuvo dos ediciones sucesivas (1758 y 1786) ahora rarsimas.
He aqu el ttulo de este importante trabajo que debe mucho a los Fortuita de Jacobus
Tollius, confundido por algunos, como se ha visto ms arriba con el mdico de La
Rochelle
Les Fables giptiennes et grecques devoiles & rduites au mme principe, avec
explications des Hiroglyphes et de la Guerre de Troya.
El politesmo, mitolgico permite, a los autores alqumicos trabucar el camino
que conduce a la Piedra, mucho mejor de lo que lo autorizaba el monotesmo lineal de
la Revelacin cristiana y del misterio de la Cruz.
Es as que Latona misteriosa, oculta y tenebrosa, engendra a la casta Diana, y
que la Virgen negra (Virgo paritura a punto de parir) cede el sitio a la Virgen blanca,
inmaculada].
Han nacido conjuntamente, a fin de vivir y de reinar de ah en adelante, como los
dos grandes astros del cosmos, en el interior de la inmensa esfera que circunscribe el
manto de las estrellas. El huevo del mundo donde gravitan los cuerpos celestes es el
modelo perfecto del matraz de los sabios, en el seno del cual pasan, en el mismo orden,
los planetas en regmenes, segn el sistema de Ptolomeo.
En el Journal des Savans de agosto de 1677, aparece que se fermentan y se
abren, en este huevo, los dos metales nobles, por la sal del Nitro extrada de la sal
comn que es muy fija, representada por un delfn, del que se eleva este Neptuno. Esta
sal voltil nitrosa que es el Agente universal de los Filsofos y que contiene su sal, su
azufre y su mercurio, es excitada por el calor dulce y hmedo del Bao vaporoso a
fuego de lmpara, como se ve en la parte de debajo de esta misma plancha.
Esta es una opinin un poco demasiado espagrica para nuestro gusto. El
estudiante debe estar persuadido de que el mineral del cual Fulcanelli y nosotros
mismos hemos hablado frecuentemente, es el caos indispensable a la creacin del
pequeo mundo alqumico. No hay ms que este cuerpo, sino es el hierro que lo abre y
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los clavos que lo crucifican ; la sal que despierta las pasiones, que las estimula y las
apacigua , ningn otro sirve en la Gran Obra, o, ms exactamente, se introduce en el
compuesto en elaboracin y, sobre todo, permanece en el. De este caos, el artista
extrae la luz, como el Dios bblico, en el primer da de la Creacin de la que Moiss
describi la semana extraordinaria, en su libro del Gnesis:
Y dijo Dios: Que sea la luz. Y la luz fue hecha.
Y vio Dios que la luz era buena y separ la luz
de las tinieblas.
Luz primordial y reflejada por el mercurio de los filsofos que reconocemos,
sobre nuestra estampa, en la persona de Neptuno sentado sobre la masa rocosa y
moviente de la isla de Delos. El dios de los mares la ha hecho surgir bajo los golpes de
su tridente, y emerge ahora, transportada por el delfn que navega en la superficie de
las aguas sobre las que se elevan, en su juventud, el sol y la luna, padres futuros de
nuestro nio qumico.
Alexander Sethon identific l mismo el espejo de la Naturaleza con el dios
marino quien, en un segundo sueo, se aparece de nuevo al alquimista beneficiario y le
conduce a una isla ms bella que los Campos Eliseos. Es esto lo que el Adepto que es
mucho ms conocido bajo el nombre de Cosmopolita, expresa en la Parbola o el
Enigma Filosfico, que va a continuacin, aadida en este lugar para el aumento y fin
del libro : sequitur Parabola seu Aenigma philosophicum, coronidis & super
additamenti loco adiunctum :
Se felicitaba de la dicha presente en los Jardines de las Hesprides,
mostrndome un espejo, en el que vi toda la naturaleza al desnudo.
Praesentem in Hortis Hesperidum consagranulur felicitate(m), mostrando mihi
speculum, in quo totam Naturam detectam vidi.
Novum Lumen Chymicum.
Lo que estaba oculto se manifiesta, se vuelve evidente, segn lo revela el
vocablo Delos, , epteto de la isla que permiti y prometi el nacimiento de
Apolo, as como el de Diana llamada por entonces Artemisa, de artemes, es decir sana
y salva. A quien no estuviera seguro de que nuestra isla filosfica pueda mantenerse
sobre las olas, le recordaramos el reproche que hizo Jess a Pedro, y que el Adepto
desconocido de Dampierre-sur-Boutonne puso en una de las esculturas de su
admirable techo. Se ve una piedra cbica que flota sobre las aguas apaciguadas:
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Es la elevacin del espritu, del oro filosfico del que " La Aurora naciente, tras
haber citado a Morien, concluye evidentemente (ex hoc patet) que no es el oro del
vulgo, ni en color, ni en substancia," -quod aurum philosophicum non est aurum vulgo,
nec in colore, nec in substantia, in Aurora consurgens.
Fase que simboliza el sol, y los ngeles de pie sobre la ribera del ocano
mercurial en convexidad, y que reclama numerosas manipulaciones, a la vez delicadas,
laboriosas, penosas, y que se ofrecen, al artista, en coyuntura de suministrar la prueba
de su coraje y de su tenacidad. En el curso de estas fastidiosas reiteraciones, la
perseverancia en el trabajo y el esfuerzo es mucho ms indispensable que en la
invocacin y la oracin. El viejo adagio sigue siendo la regla principal, a la cual el
filsofo debe sin cesar de obedecer:
Aydate y el cielo te ayudar.
la oracin sola es suficiente, pero si ella precede a la accin o si la acompaa, el
resultado que se busca puede sobrepasar toda esperanza. Este es un concepto de base,
que Jacob Sulat quera dar a entender, al distinguir, bajo el jeroglfico de la elaboracin,
al alquimista y su mujer, de rodillas y orando, a cada lado del atanor en apacible
rotacin.
De modo semejante, Henri Khunrath, sobre la primera plancha de su Anfiteatro
de la Sabidura Eterna Amphitheatrum Eternae Sapientiae-, se hizo representar
absorbido en oracin y arrodillado ante el altar que est erigido cerca de su horno.
Por lo dems, es pertinente que Magophon termine el pasaje que consagr a la
segunda plancha del bello lbum de Altus:
La oracin del artista es sobre todo el trabajo, el trabajo pertinaz, duro a
menudo, peligroso e incompatible con manos demasiado blancas. Hay que contar
sobre todo con la improbus labor.
Para Dujols, lo esencial es emplear los materiales requeridos, y no caer en la
trampa tendida por el roble Kermes que reconoce creciendo sobre la pea de la pgina
de ttulo. Buen que el diseo, tanto en Altus como en Manget, no proporciona la
determinacin indiscutible del roble enano propio del medioda francs, sta es
tentadora, por una evocacin del equvoco que fue sostenido sobre el antimonio y que
tratamos de disipar en nuestro comentario de la figura primera y sptima.
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Plancha 3
El tercer grabado proporciona el detalle y el complemento del que acabamos de
ver. Esta vez es circular y presenta sus campos concntricos sobre la inmensidad
bulliente de las ondas -por Manget uniformemente convertidas en nubes- entre el sol y
la luna, bajo la poderosa gida de Jpiter, instalado sobre su guila cuya cabeza
mouda parece ser la del Fnix. El soberano de los dioses se sienta en lo ms alto, en el
seno del Empreo que el mdico de Ginebra identific con las sombras cimerias, en l a
mitad de pgina, al nivel de los dos astros que alumbran la tierra cada uno a su turno.
Sobre los dos grandes luminares del cielo, sobre sus virtudes inapreciables,
concurrentes a la existencia sana sobre la tierra, Alexander Sethon, llamado el
Cosmopolita, vitupera la inconcebible debilidad de los hombres que, en su mayor parte,
pasan de la inatencin adquirida por el hbito, al olvido lentamente instalado en la
sujecin:
En esta santa y muy verdadera ciencia, se encuentra en las tinieblas nocturnas
aqul para quien no luce el sol; est en la oscuridad espesa aqul para quien, de
noche, no aparece la luna.
In hac sancta & verissima scientia, in nocturnis versatur tenebris, cui sol non
lucet, in densa umbra este cui de nocte non apparet.
Novum Lumen chymicum.
En su conjunto, la composicin ilustra lo que dice Dujols en su Hypotipose, a
saber, que los smbolos establecidos por Altus se encontraran descritos, de manera
aproximada, en el trabajo mayor de Ireneo Filaleteo. Aunque estimemos que el
Cosmopolita, tambin, haya inspirado fuertemente la obra de Altus, debemos reconocer
que la observacin no carece de exactitud, igual que la restriccin que sigue a
continuacin:
No es que no haya nada ms que aadir. Lejos de ello, al contrario. La prctica
de Filaleteo, presentada bajo apariencias amables y persuasivas, se cuenta entre
las ficciones ms sutiles y ms prfidas de la literatura hermtica. Encierra sin
embargo la verdad, igual que el veneno oculta algunas veces su antdoto, si se
sabe aislarlo de sus alcaloides peligrosos.
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Plancha 4
La cuarta estampa desvela, positivamente, uno de los ms grandes arcanos de
la obra fsica.
El influjo csmico, en abanico inmenso de franjas rectas, alternativamente
rayadas y salpicadas, cae, desde el centro del cielo, de un punto que se sita entre el
sol y la luna.
No hay autor que haya indicado tan sinceramente el agente principal del
movimiento y de las transformaciones, tanto en la superficie como en el centro de la
tierra. Es precisamente la intervencin de este agente csmico, quien diferencia a la
alquimia de la qumica, orgullosamente emprica y paralela. El secreto se muestra hasta
el punto importante, que Magophon hizo sin duda un esfuerzo muy grande contra s
mismo para disimularlo cuando acab de escribir estas pocas lneas, sin embargo muy
significativas;
Sin en concurso del cielo, el trabajo del hombre es intil. No se injertan los
rboles ni se siembra el grano en todas las estaciones. Cada cosa en su tiempo.
La Obra filosofal es llamada la Agricultura Celeste, y no sin razn; uno de los ms
grandes autores ha firmado sus escritos con el nombre de Agrcola, y otros dos
excelentes adeptos son conocidos bajo los nombres de Gran Campesino y
Pequeo Campesino.
Pues bien!, si, el cordero y el toro de la imagen, sobre la que nos inclinamos al
presente, corresponden a los dos signos zodiacales, es decir a los meses primaverales
durante los cuales la operacin, que tiene por fin recoger la flor del cielo, se realiza
exactamente tal como se encuentra determinada en este lugar.
A ejemplo de los viejos maestros, Pierre Dujols no vacil entonces en
mostrarse envidioso, arrastrando as a su lector, con un largo prrafo que el mismo
calific de logomaquia, tan pronto como hubo pronunciando esta ambigua frase:
Debemos declarar, de buena fe, que el Cordero y el Toro de la plancha, que se
toma siempre por los signos del Zodaco, bajo los cuales se debe recoger la flos
coeli, no tienen relacin alguna con los smbolos astrolgicos.
Se concluir fcilmente que el roco y no cualquier otra cosa, es lo que el sabio
Jacob Sulat nos propone recoger, y que sera vano filosofear demasiado sutilmente
sobre una figura de sinceridad casi ingenua, con la idea de que constituyera una
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abstrusa alegora. Se trata sin disfraces, de la manera simple que hemos utilizado
nosotros mismos al principio, hace de ello apenas meno de medio siglo, salvo la
diferencia en cuanto a la instalacin de estas piezas de pao sobre las estacas, sistema
que puede explicar en el paisaje de Altus la sequedad del terreno, aunque, segn un
mdico ingls, toda sustancia situada encima del suelo obtendr mas roco durante
una noche bien calma, que una substancia semejante depositada sobre la hierba.
(Essai sur la Rose)
Desde hace largo tiempo operamos diferentemente, al pasear, de preferencia
sobre los cereales verdes, sobre los trboles, las alfalfas y los piripingallos, una tela de
lino, anteriormente numerosas veces y cuidadosamente, enjuagada con agua de lluvia.
Importa a buen seguro, que no se disuelva sal alguna de la colada y del blanqueado,
por poca que sea, en el licor generoso que ser enjugado. Del mismo modo deber
temerse que el vegetal portador haya sido desgraciadamente espolvoreado o asperjado
con cualesquiera abonos.
El ejercicio es banal, y consiste en retorcer a continuacin el tejido embebido a
saturacin, a fin de exprimir y recoger el roco, como lo hacen el hombre y la mujer que
hemos visto en oracin sobre la segunda plancha. Alrededor de los dos operadores,
est el suelo desnudo que, en Manget nutre plantas que se despliegan y extienden
sobre la tierra en grandes hojas. Es grande la tentacin de pensar que estos vegetales,
aplanados en singulares charcos, traducen el nostoc, del que se habla a menudo, a
propsito de la alquimia, y que era fcil de encontrar todava hasta hace poco, antes de
que el desarreglo de la naturaleza lo hubiera hecho casi desaparecer. En cuanto a este
alga, que designan numerosas expresiones populares vox populi, vox Dei- por ejemplo
manteca mgica, escupitajo de la Luna, grasa de roco, flor del cielo, espuma de
primavera, etc., en cuanto a este alga, citemos lo que observ Fulcanelli, ante las cuatro
hojas del prtico de la Virgen, en la catedral de Amiens, y que podra bien no haber
sido, muy exactamente, su sentimiento real:
En este, creemos, el lugar de rectificar ciertos errores cometidos a propsito de
un vegetal simblico, el cual, tomado a la letra por ignorantes sopladores,
contribuy fuertemente a arrojar el descrdito sobre la alquimia y el ridculo
sobre sus partidarios. Nos referimos al Nostoc. Esta criptgama, que conocen
todos los campesinos, se encuentra por todas partes en la campia, sea sobre la
hierba, sea sobre el suelo desnudo, en los campos, al borde de los caminos, en el
lmite de los bosques. De buena maana, en primavera, se encuentran
voluminosas, hinchadas de roco nocturno, gelatinosas y trmulas, -de donde su
nombre de tremelas-, son lo ms a menudo verdosas y se desecan tan
rpidamente, bajo la accin de los rayos solares, que se vuelve imposible
encontrar de nuevo su traza en el mismo lugar donde se extendan algunas horas
antes. (Le Mystere des Cathdrales)
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Hemos dicho, y lo repetimos, que el autor del Mutus Liber hizo una prueba de
caridad y una sinceridad por igual increble y abundante. Sera posible que fuesen
expresadas nunca, con tanta claridad y fuerza, la fuente y la naturaleza del agente
csmico y universal del cual los antiguos alquimistas declaraban incluso que era su
materia primera?
Es seguro que el pequeo bajo relieve de la Notre-Dame picarda (Le Mystere
des Cathdrales) ofrece la misma cascada fludica y torrencial que la del grabado de
Altus, con esta diferencia sin embargo; que el alquimista medieval aparece solitario y
coagulado en el xtasis, mientras que la pareja de nuestro Libro Mudo se muestra
ocupada en su ms total utilizacin. Sera bueno, seguramente, que el lector se aplicara
a confrontar la fotografa que apoya el texto del Maestro, en su primer libro, con la
escena de la cuarta plancha que tiene todo el tiempo de estudiar en el presente.
Para el Adepto Fulcanelli, es por analoga que los autores, que los Filsofos,
escogieron el nostoc, a fin de hablar ms libremente del sujeto mineral de sus trabajos
filosficos, de los que les era posible, sin el peligro de perjurio, a fin de preservar su
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magnesia que absorbe el espritu universal, como el imn atrae el hierro, es decir al
verde, desde el punto de vista cabalstico. (Por la asonancia, en francs, entre fer
(hierro) y vert (vert)) Ireneo Filaleteo no piensa diferentemente, cuando estalla en
imprecaciones contra los espagiristas y se mofa de su uso de las aguas directamente
cadas del cielo:
Preparis con aguas de lluvia, de Mayo, vuestras sales, Creis as que estoy
afligido de tristeza, por vuestro ridculo discurso!
Tractate aquas vestras pluviales, majales, salia vestra, creditis me hoc vestro
turpiloquio tristitia affici! Introitus
Es bien evidente que en este momento, el autor del tan reputado Introitus
considera, igual que Fulcanelli, el cuerpo misterioso que l design el primero en
similitud con el magns (tanto en griego como en latn significa " imn" ).
Del mismo modo que el Acero es atrado hacia el Imn y el Imn
espontneamente se vuelve hacia el Acero : as el Imn de los Sabios atrae a su
Acero.
Quemadmodum Chalubs ad Magnetem trahitur, Magnesque sporite se ad
Chalybem convertit, sic & Magnes Sophorum trahit illorum Chalybem.
Introitus
Aparentemente ms abstruso, de Cyrano Bergerac subraya, por alegora, la
virtud de sublimacin que detenta el roco. La cabeza repleta de mil definiciones de
luna, " que no poda dar a luz" , el filsofo, refugiado en la campia de una alejada
morada, precede a su curiosa tentativa:
Me ate a todo mi alrededor cantidad de frasquitos llenos de roco, y el calor del
sol que los atraa me elev tan alto, que al final me encontr por encima de las
ms altas nubes. (Los Estados e Imperios de la Luna)
Bajo el efecto del calor aplicado con sabidura gracias a su nitro sutil, el roco
exalta y ennoblece toda sal, cualquiera que sea, y, preferiblemente las que la naturaleza
ha reservado para la Gran Obra. En compaa de esta pareja de fundentes salinos, la
condensacin nocturna sufre la accin del fuego fcilmente y sin dao; es ah que
reside la razn secreta por la cual los miembros de la Rose Croix (Rosa Cruz) se
denominaban entre ellos los hermanos del Rose-Cuite (Roco Cocido)
[ Del Cosmopolita, que inspir mucho, lo hemos dicho, la iconografa preciosa de Altus,
algunas lneas merecen ser citadas aqu, como consejo al experimentador :
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En efecto, debes tomar lo que es, pero que no se ve, hasta donde le plazca al
artista; es el agua de nuestro roco, de la que se saca el salitre de los Filsofos,
por el cual todas las cosas crecen y se nutren.
Id enim accipere debes, quod est, sed non videtur, donec artifici pleceat, est
aqua roris nostri, ex qua estrahitur sal petrae Philosophurum, quo omnes res
crescunt, & nutriuntur. ]
En sorprendente conexin, he aqu el pasaje del Journal des Scavans, cuyo
autor no deja de mostrar conocimientos muy por encima del nivel ordinario, cuando
examina el roco celeste, impregnado de fuego y de sal solar:
Cuando esta sal solar, que no es otra cosa que un nitro muy purificado, es
concentrada y petrificada por una hbil preparacin, embebe la luz y se
convierte en un pequeo sol artificial. Puede que este sea el fuego perpetuo de
las Urnas de los antiguos, tan celebres en la antigedad y tan buscado por los
modernos... Esta misma sal, siendo reducida debidamente en licor, se convierte
en el Alcaest o disolvente universal tan escondido por los Maestros del Arte:
tambin la experiencia hace que la sal voltil del roco de Mayo disuelve al oro
tan fcilmente como el agua caliente disuelve al hielo.
El Adepto annimo, del Misterio de la Cruz escrito en la soledad de Sonnestein,
" el 12 de agosto de 1732" , versifico in fine en su Pequeo Jardn Sagrado (Hortulus
Saccer), que, de las tres Medicinas no vulgares (Triplex Medicina non Vulgaris), el verde
Sfico del aire proporciona la primera que, en ella, tiene sus fuegos Dat priman
Sophicum viride aeris In se prima suos ignes habet- : que la segunda atrae hacia si
las virtudes del cielo, a ejemplo del imn altera virtudes Coeli, magnetis adinstar
attrahit- : que la tercera en fin:
Y del cielo y de la tierra una las fuerzas,
al regar, con el roco del Cielo, la sal del mar,
Et Coeli et Terae conjungit tertia vires,
a Equoreum, Coeli rore, rigando salem.
El investigador atento habr distinguido ciertamente, en el remate de la flecha
aguda, que surge del paisaje a la derecha, la Cruz de Lorena, smbolo de la ceniza o de
este polvo salino del cual los autores son unnimes en decir que no deber ser
despreciado:
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Plancha 5
La quinta imagen nos hace entrar en el laboratorio, donde reconocemos a
nuestros dos recolectores de roco, que vierten ahora su provisin desde el gran plato
de la escena precedente, en la cucrbita de esta. Este rpido encadenamiento del
trabajo proclama que es preciso emplear, en todo su frescor, el lquido que, en cuanto a
nosotros, filtramos inmediatamente con minuciosidad.
Estamos aqu en presencia de la tan secreta destilacin que vemos expresada
sin rodeos, por las diversas manipulaciones del infatigable matrimonio. Estas nos
mostrarn con cunta razn fue el destilador designado tambin con el nombre de
rosario.
No se quiera sobre todo imputar a la vanidad, que no temamos declarar
nuestro conocimiento bastante perfecto de la mayor parte de los autores clsicos de
alquimia. Avanzamos esto, no gratuitamente, sino porque es bueno que se sepa
nuestra firme voluntad de evitar, tanto como sea posible, con respecto a nuestro lector
y ms especialmente a nuestro estudiante del arte, las sutilezas del lenguaje de los
antiguos tratados, que nosotros mismos estuvimos, tan largo tiempo, en la necesidad
de vencer.
Sabemos demasiado cun fcil seria explicar, basndose en los textos, todo a
lo largo y brillantemente, los diseos del Mutus Liber, tanto mejor cuanto que parecen
relacionarse, en su mayor parte, con operaciones de la va hmeda. Es sta la que los
buenos autores describen de preferencia para velar, bajo la semejanza, la va seca que
todos siguieron en la elaboracin de la Piedra en el laboratorio.
Este era el sentimiento de Irineo Filaleteo quien, en su famoso trabajo de La
Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, examinando los dos procesos, hmedo y
seco, uno frente al otro, nos cuenta toda la dificultad del primero y su decisin de no
diferenciarlo nunca del segundo:
Pero esta va est sembrada de mil espinas y hemos prometido a Dios y a la
equidad, que no fijaremos jams, en dichas palabras descubiertas, distintamente,
el uno y el otro rgimen.
At est via mille spinis obsita & nos vovimus Deo & aequitati, quod nudis
vervis nunquam declarabimus regimen utrumque distinctim. Introitus apertus
ad Palatium occlusum Regis.
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Es as que el autor del Libro Mudo, sobre la ruta del adeptado, tuvo sin duda el
encuentro con Vulcano Luntico, del que supo componer tan discretamente el
personaje sealado con el menisco del astro acostado horizontalmente, como el arca de
la alianza. De este fuego lunar, se habla muy precisamente en el Dilogo del Mercurio y
el Oro, relativo en su totalidad al objeto eminente que desencadenaba y estimulaba
todos los esfuerzos de la antigua Caballera.
Nuestro lector, aqu, tiene ms suerte que Jacob Sulat, porque dispone, en
cuanto a la identificacin de esta agua-fuego, de este fuego-agua, o, por decirlo mejor,
del fuego secreto, de los inestimables informes que Limojon de Saint-Didier prodig en
su comentario y de los cuales he aqu el breve y sustancial resumen:
Todo lo que podis esperar razonablemente de mi, es deciros que el fuego
natural, del que habla este filsofo, es un fuego en potencia, que no quema las
manos, sino que hace aparecer su eficacia por poco que sea excitado por el
fuego exterior. Es pues un fuego verdaderamente secreto, al que este Autor
llama Vulcano Luntico en el ttulo de su escrito. Le Triomphe Hermtique o La
Pierre Philosophale Victorieuse. msterdam 1699.
El seor de Saint-Didier, a la manera de Altus y de tantos otros, firmo su obra
con un anagrama:
DIVES SICUT ARDENS S; rico como el fuego
SANCTUS DESIDERIUS.
Tngase en cuenta, ya que, a ejemplo de Ireneo Filaleteo. Altus ha mezclado las
dos vas, hmeda y seca, dando a su lbum la apariencia de pertenecer nicamente a la
primera, por la amplitud que acuerda a la preparacin filosfica de los ayudantes
salinos. Trabajo de gran aplicacin que se sita fuera de la obra y que reclama, como la
va hmeda, los utensilios de vidrio que los personajes de las planchas utilizan bajo
nuestros ojos. Esto es por otra parte lo que manifiesta la calidad superior de la
iconografa de Altus, que emprendi resueltamente tratar, a todo lo largo, la fase de la
Gran Obra, que reservaron o callaron la casi totalidad de los autores.
Continuaremos nuestro estudio y constataremos que el contenido del matraz
por su parte, es repartido entre cuatro pequeas vasijas que son entonces cerradas, y
despus confiadas a un aparato concebido para la digestin lenta. Esta durar cuarenta
das, segn el nmero que est inscrito en negro justo por encima del cenicero.
Concerniente a esta operacin, ser muy til que se comprenda y se siga el consejo de
Filaleteo, sobre la conduccin del fuego:
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Vigila al menos tu fuego, que habrs comprendido, aqu, conducir con un juicio
sano, y yo te juro, bajo promesa, que si al animar el fuego en este rgimen
hicieses sublimar alguna cosa, perderas toda la obra inevitablemente.
Contntate pues con el buen Travisano, de que la tierna materia sea retenida,
durante cuarenta das y cuarenta noches en el fondo de la prisin que el nido de
la concepcin...
Cave tu saltem igni, quem sano com judicio hic regere teneris, & juro tibi sub
fibe bona, quod si urgendo ignem in hoc regimene quicquam sublimare faceris,
opus totum irrecuperabiliter perdes. Contentus proinde esto, cum Trevisano
bono in carcere, per dies noctesque quadraginta detineri ac teneram materiam in
fundo, qui nidus est conceptionis... Introitus
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Plancha 6
La plancha seis es la continuacin de la quinta , nos dice Magophon quien,
en eso, tiene tanta ms razn cuanto que hace la observacin de que las operaciones
son siempre efectuadas por un hombre y por una mujer, simbolizando las dos
naturalezas.
Esta es tambin nuestra opinin que se encuentra confirmada por la
particularidad, bastante sorprendente, de que la pareja, aplicada a las manipulaciones,
cambia de vestimentas en cada una de ellas y parece, adems, no estar siempre
compuesta de los dos mismos individuos. Ciertamente, si se trata bien del alquimista y
de su fiel compaera, el uno y la otra, en sus transformaciones, subrayan las que
sufren en el curso del largo trabajo los dos protagonistas minerales.
No dudamos que Sulat haya tenido conocimiento de la va en el crisol, bien
que esta vasija de tierra no figure sobre ninguno de sus quince grabados. No hay
persona, perfectamente al corriente de los libros hermticos, de su muy especial
lenguaje, que nos se haya apercibido de que nunca un autor, fuera el ms clsico, trata
la Gran Obra y por entero. Nos contentamos, en consecuencia, con recoger junto a
Altus, la parte de la labor filosofal, que ningn otro antes de l haba detallado tan
minuciosamente.
Para estimar en su justo valor esto que le debemos nosotros mismos, nos
basta con declarar honestamente, que es gracias al Mutus Liber que, finalmente,
despus de diez aos de esfuerzos, es verdad que desarrollados slo en las estaciones
equinocciales, hemos tenido xito en aislar la sal eminentemente voltil de los rocos.
Es en reconocimiento de la decisiva ayuda que nos ha proporcionado Altus, es
igualmente por espritu de caridad y en la voluntad de que el mismo socorro pueda
llegar a los otros, a todos nuestros hermanos que laboran en la Agricultura celeste, que
nos ha venido el designio de editar su lbum.
Que no se mal interprete, sin embargo: la empresa no es fcil, y exige, ante
todo, que uno se arme de coraje y paciencia. Altus, importa mucho estar sobre el aviso
de ello, no ha indicado la sucesin de operaciones, ms que en sus grandes lneas, y de
tal suerte que es nicamente la experimentacin quien instruir al artista sobre las
lagunas a completar, sobre el orden a restablecer, as como sobre las inverosimilitudes
a olvidar.
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Es bien cierto, por otra parte, que Jacob Sulat aprovecha la ocasin para
arrastrarnos al centro de la va seca. En efecto, vemos que el dios Apolo lleva la coraza
de Marte: lo que nadie sabra explicar ms seguramente que Fulcanelli, a propsito del
artesn esculpido de Dampierre-sur-Boutonne, en el que el sol arroja vivamente sus
rayos:
Nec te, nec sine te: ni t, ni sin ti. Alusin al sol, padre de la piedra, segn
Hermes y la mayora de los filsofos hermticos. El astro simblico, figurado en
su esplendor radiante, ocupa el lugar del sol metlico o azufre, que muchos
artistas han credo que era el oro natural. Error grave, tanto menos excusable
cuanto que todos los atores establecen la diferencia existente entre el oro de los
sabios y el metal precioso. Les Demeures Philosophales.
A estas lneas del Maestro, aadiremos algunas palabras reclamadas por nuestro
aserto, segn el cual Altus no dej de evocar la va seca, en este punto de la Gran Obra,
donde se impone la necesidad del substrato conveniente para retener el espritu
csmico. Ciertamente se habr notado que, en el matraz sustituido por el alquimista a
la cucrbita recibida de su mujer, se ve sin embargo la florecilla que parece en lo
sucesivo aislada del depsito refractario a la destilacin. No es evidente, en
consecuencia, que debemos considerar que el vidrio mismo del matraz ha tomado
figuradamente el lugar del coagulum que conservaba la fraccin pursima del
compuesto filosofal, simbolizada por la flor simple de seis ptalos? No debemos
entonces entender que el depsito viscoso se convierte, por la virtud del fuego, en la
substancia vidriosa que disolver al embrin alqumico, le servir de cscara y de
vasija, y permitir su muy delicada maduracin?
Ms (aade Fulcanelli), a la inversa de la va hmeda, cuyos utensilios de vidrio
permiten el control fcil y la observacin justa, la va seca no puede esclarecer al
operador en ningn momento del trabajo. Les Demeures Philosophales.
A la izquierda del dios Febo, del azufre u oro de los sabios, siempre en compaa,
pues el azufre no puede estar sin el mercurio, los dos artistas continan su paciente
empresa, vertiendo una bajo los ojos atentos del otro, en un vaso de coccin, el
contenido del frasco que ella haba dado, sobre el grabado precedente, a Vulcano
luntico.
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Plancha 7
La operacin que vemos en lo alto y a la izquierda, rene el producto de las dos
destilaciones realizadas, con el resultado de la confortacin inmediatamente
precedente; sta ha sido aplicada al extracto nebuloso ya concentrado y animado por
el fuego de la luna. La operadora ha vuelto el vaso, sin duda enfriado, encima del gran
plato, que hemos visto y volveremos a ver ms adelante, al mismo tiempo que su
compaero vierte el segundo destilado conservado en el grueso matraz de panza
redonda.
Es aqu el lugar de que digamos algunas palabras de la destilacin, que los
autores han presentado como una de las fases ms importantes de la Gran Obra. Sin
embargo estas descripciones son lo ms a menudo confusas y no parecen aplicarse al
fenmeno fsico conocido bajo el vocablo. Hay pues, ciertamente, un sentido particular,
que la cbala debe permitirnos reconocer.
El trmino francs distiller (destilar) viene del griego y est formado por el
adverbio diz, dis, dos veces y por el sustantivo stlh, stil, por poco que sea, una
cantidad muy pequea.
Ya la forma en que los griegos escriban la palabra cle, con la episemon,
mostraba un valor especial y obligaba a considerarla atentamente. En efecto,
epishmon, episemon, mostraba un valor especial y obligaba a considerarla
atentamente. En efecto, epishmon, episemon, significaba marca distintiva, signo, lo que
est sealado.
El sentido oculto de destilar, de destilacin, traduce la operacin secreta que
consiste en hacer caer muy poca agua sobre la tierra en dos tiempos consecutivos. Se
trata, en suma, de imbibir, de practicar estas imbibiciones o destilaciones de las que
hablan los tratados, y que hacen que la tierra, hasta entonces estril, se impregne, se
ablande, se abone, sustente su germen y se vuelva fecunda.
Las sales y los alumbres no son la piedra, pero s auxiliares de la piedra. Aquel
que no haya gustado el sabor de la sal no llegar jams al Fermento de los
fermentos deseado, pues hace fermentar lo que est acabado por excelencia.
Lo que est en lo alto es como lo que est en lo bajo. Quema en el agua, lava en
el fuego.
Cuece y recuece, y cuece an ms.
Humectar muy a menudo y coagular siempre.
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El antimonio es de las partes de Saturno, del que tiene, en todas las maneras, la
naturaleza; el antimonio conviene al Sol, y en l est el azogue en el que no es
sumergido ningn metal, si no el oro.
Antimonium est de partibus Saturno, & in mnibus modis habet naturam eius,
& antimonium Saturnirum convenit Soli, & in eo est argentum vivum in quo non
submergitur aliquod metallum nisi aurum. Artephi antiquissimi philosophi Liber
secretus.
Precisin a la cual, sin embargo, aadiremos nuestro sentimiento, en cuanto a
este generador de la sola, tomada a modo de divisa por Nicolas Rollin, canciller de
Felipe el Bueno (Le Mystre des Cathdrales). Nosotros iremos un poco ms lejos que
el Maestro mismo, por el examen de las dos tapiceras que se remontan al siglo XV, que
se encuentran en el hotel de Beaune, y sobre las cuales est esparcida la breve
sentencia del acertijo, alrededor de San Antonio presentado en eremita. La anomala es
tan flagrante como deseada, al sustituir a San Nicols, patrn del opulento ministro, por
el estoico anacoreta de la Tebaida. Cmo, entonces, no estar tentado de separar el
sustantivo en dos partes: AN TONIO, para la inclusin de las dos letras que dan el
nombre del mineral que recibi el favor de un buen nmero de artistas?
Las cuatro reiteraciones, por el hierro y la sal, han dotado al Saturno de los
sabios de la blancura y del resplandor reservados a la luna, la Diana virgen y esta vez
complaciente, que figura una joven en su robusta desnudez. Ella sostiene la botella con
los cuatro signos estrellados, la cual est ligada a la empuadura del sable adornado
con una cabeza de pjaro, evocando sta discretamente la volatilidad, y aqul al dios
Marte, al mismo tiempo que al planeta y al metal que le son consagrados.
Obra primer que es ya, a su manera, la sublimacin del mercurio, de la que el
Presidente d' Espagnet nos dice que:
se realiza en dos tiempos, descartando de l las superfluidades, e
introduciendo lo que le falta; las cosas superfluas son los accidentes externos
que recubren al brillante Jpiter con la sombra esfera de Saturno. Separa pues el
color negro que surge de Saturno, hasta que te sonra el astro prpura de
Jpiter.
Duobus perficitur pholosophica Mercurio sublimatio superflua ab removendo,
& deficientia introducendo : supeflua sunt externa accidentia, quae fusca
Saturno sphaera rutilantem lovem obnubilant : Emergentem ergo Saturno
livorem separa, donec purpureum lovis sydus tibi arrideat. Arcanum
Hermeticae Philosophiae Opus: La Obra Secreta de la Filosofa Hermtica.
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Jean d' Espagnet, tambin y evidentemente influenci a Jacob Sulat, por sus
obras reputadas a justo ttulo. El presidente las firmaba especialmente con dos divisas
latinas que disimulaban en anagrama, su nombre y su apellido. La primera era SPES
MEA IN AGNO EST, mi esperanza est en mi cordero; la segunda, PENES NOS UNDA
TAGI, el agua del Tajo en nuestro poder. La leyenda, e incluso la historia quieren que
las olas del ro lusitano hayan posedo la virtud de arrastrar en abundancia pepitas de
oro.
En la segunda divisa IOANNES debe ser ledo IOANNUS. Esta es una licencia que
poda permitirse el latinista extraordinario que era el ntegro magistrado del
Parlamento de Burdeos.
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Plancha 8
Esta octava plancha es a su vez completada o ms bien detallada por la tercera,
que debera seguirla inmediatamente. Ella rene las partes principales de la alegora
perfecta del mercurio que dos ngeles presentan de forma gloriosa. As la materia de la
Obra es personificada por el dios mitolgico que se cubre con un ptaso alado y
singular, y que se encuentra erguido, teniendo a sus pies dos astros hermticos.
Encerrado en el huevo filosofal, y bajo los rayos del astro csmico, es llevado
sobrenaturalmente en el seno del elemento exterior que le es muy especialmente
familiar. En efecto, el viento lo ha llevado en su vientre, -portavit eum ventus in ventre
suo-, segn el apotegma retomado a menudo por los autores que expresan, de esta
suerte, el carcter voltil del medio donde el mercurio filosfico es concebido y se
desarrolla.
A izquierda y derecha de la composicin, repartidos en dos grupos, diez pjaros
en vuelo convergen sobre el huevo hialoide, de los cuales, los dos primeros llevan en
sus picos, en la extremidad de una rama vegetal: uno, el signo del trtaro, el otro el del
harmonaco.
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que hay de antemano que conocer este lenguaje grfico, y ser movido a continuacin
por el amor que genera toda paciencia. En todo caso, se trata aqu de los dos agentes
salinos que constituyen, por ellos mismos, la cscara que encierra la substancia salida
del sol y de la luna.
La fuerza de la armona se encuentra de esa forma incorporada y se convierte en
el cristal o sal de Cristo (, Khristou, de Cristo y , als, sal); la fuerza de
armona que el cosmos dispersa sobre la tierra y de la que la ramita hojosa, pellizcada
por el pico del pjaro, indica la naturaleza vegetativa y el color verde.
Es cierto que Altus tiende a separar las dos sales de la Obra, utilizadas en la va
seca, en lugar de mostrarlas juntas, bajo el jeroglfico tan particular del vitriolo
filosfico, que es verde por excelencia y que ofreca, en la antigua notacin, el esquema
muy simplificado de una llave de cerradura. Ahora bien, llevando tambin en alquimia
todo disolvente, o menstruo, el nombre de llave, resulta que el vitriolo de los sabios,
que es en suma un alcali, era y sigue siendo el verdadero alkaest (Siguiendo a Martin
Ruland, el mercurio preparado es denominado alkaest que algunos quieren que sea el
trtaro Alchahesi Mercurius dicitur praeparatus nonnulli volunt esse tartarum.
Martini Rulandi, Lexicon Alchemiae).
Ay! Quien no conoce la absurda fbula asignada al misterioso agente de
absorcin radical, del cual se quiere siempre que haya sido buscado en otro tiempo
como el disolvente universal, es decir de toda cosa sobre la tierra. Siguiendo a Jean
Kunckel de quien la broma sigue siendo dolorosa (In Ioannis Kunckelii, Laboratorio
chimico, Hamburgo, 1722, in sermone germano, en lengua alemana), las gentes cultas
no dejaron de guasearse en la deduccin simplista, de que la universalidad del poder
del prestigioso lquido habra impedido encerrado en todo frasco, cualquiera que fuere,
al que habra infalible o inmediatamente disgregado.
No se podra confundir, lo hemos sealado, la sal de la armona que preparan los
filsofos, con la sal amoniaco del comercio, llamada de otro modo cloruro de amonio o
clorhidrato de amoniaco. La diferencia es grande y el error imposible entre los
pequeos cristales fibrosos y blancos o bien granulados e incoloros de la segunda sal,
y los que pertenecen a la primera, que son dimorfos, en prismas o en romboedros.
Con el fin de apoyar esta observacin, y tambin para aumentar la instruccin
del discpulo de la sabidura, transcribimos en este lugar, sin aadir nada, lo que refiri
el doctor Juan-Enrique Pott, conforme a Cohausen que lo habra expuesto in Lumine
novo phosphoris accenso ; en la nueva Luz del fsforo aumentada. He aqu, pues,
transmitida por el clebre qumico y mdico alemn, la muy curiosa operacin que fue
realizada por su colega, por aadidura contemporneo y compatriota suyo:
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filtrara hacia el exterior, incluso sin que se deba ver la lmpara, en el centro, a causa de
la perspectiva.
El crtico sin indulgencia, por muy instruido, en el Journal des Savans del ltimo
da canicular, ya citado, decide sin embargo que su Baho vaporoso est una vez ms
en plena accin y que ayude al mercurio de los filsofos a la apertura de los dos nobles
metales. Con este fin intervienen dos substancias que este mercurio contiene, de la que
una es blanca y la otra roja. Pero dejemos la palabra al cronista de la gaceta erudita y
peridica:
La blanca es la Luna de los Filsofos, & la roja o la interior es su Sol; y es de
sta ltima que los Maestros del Arte extraen con el espritu de vino una tintura
que es el verdadero Oro potable de los Filsofos, despus de que el Nitro se haya
enfriado ha tomado un color azul abandonando el verde, que haba adquirido en
el crisol por las dos horas de coccin. Es tambin esta parte interior de Nitro, que
es el azufre homogneo al del oro, ya que adquiere su color por grados, & que
siendo preparado de cierta forma da una bellsima tintura de oro al Rgulo de
Antimonio.
El salitre (En francs salptre, en ingles salpeter o salpetre, en alemn salpeter)
de los filsofos, tal como lo proclama la innegable etimologa de su nombre, latino y
constante, designa la sal que es para la piedra o bien as mismo que pertenece a la
piedra: Sal petrae. En efecto, el segundo vocablo declinado es de inters tanto en el
caso del genitivo como del dativo, ambos, por lo dems, de posesin.
El paradigma sorprendente que vamos a abandonar, con seguridad que se erige
a la gloria de la trinidad salina que preside y concurre en la lenta elaboracin del huevo
microcsmico. Este lo ampli Altus a la dimensin ofrecida sobre la imagen, y
gigantesca frente al tamao real que guarda el atanor durmiendo en la parte de abajo
en la meditacin y el fervor.
Aqu sin embargo, declara Ireneo Filaleteo, debe interpretarse el horno
verdaderamente secreto, que al ojo vulgar no ha visto nunca.
Hic tamende furno ver secreto intelligi debet, quem oculus vulgaris vidit
nunquam.
Eyrenei Philaletae Introitus ad Regis Palatium.
Este horno ideal, helo aqu pues, coronado por la colgadura que Sulat,
conscientemente, ha anudado tres veces, en un movimiento armonioso entre las
columnas del Templo : Jakin y Boas. Constituyendo una pompa casi religiosa o ms
bien masnica, pilares y paera desaparecern, ante la actividad, sobre la undcima
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plancha ms o menos idntica y donde, dentro del matraz, bajo el pie derecho de
Hermes, la pequea cara solar adquirir tres rayos suplementarios.
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Plancha 9
El lector serio y atento no se sorprender si le decimos que esta novena plancha
no est ms en su lugar que la cuarta, que habra de precederla inmediatamente. Es
fcil comprender que esta parte segunda de la preparacin previa a la obra, se sita
junto a la de la recogida inicial a la que hemos asistido sobre la estampa que lleva la
cifra 4. El precioso lquido es sometido ahora a la accin del fluido universal, en
grandes platos circulares donde parece cubrir un lodo espeso y negro.
Estas dos fracciones de la fase preliminar de la Gran Obra, deben ser
efectuadas siempre en la estacin que designan los dos animales de sus imgenes,
pese a la afirmacin de Magophon -a propsito de la cuarta plancha- pronunciada en el
tono, un poco falaz, de una benvola franqueza. Esta frase, que hemos citado en su
lugar, debemos completarla aqu con la que, en la Hypotiposis, la sigue a continuacin
y se muestra como su glosa:
El Carnero es el Hermes Croforo, que es el mismo Jpiter Ammn; y el toro, del
que los cuernos designan el creciente, atributo de Diana y de Iris, que se
identifican con la Vaca Io, amante de Jpiter, es la Luna de los filsofos. Estos
dos animales personifican las dos naturalezas de la piedra.
Este es el momento de decir que Pierre Dujols merece, en este pasaje, el epteto
de " envidioso" que los filsofos no vacilan en aplicarse, de forma recproca y con
respecto a ellos mismos, para sealar bien que el cuidado de la prudencia y del secreto
les conduce a veces al disimulo, as como el subterfugio. Que el Carnero y el Toro
corresponden a los dos principios, mercurio y azufre, es un hecho innegable, lo que nos
conduce a los dos actores de la va seca. Estos, precisamente, sern sometidos ms
tarde a la accin del agente csmico que se trata, de antemano, de acumular y de
retener, y sin el cual la obra del sabio no sera ms que una sucesin banal de
operaciones relevantes slo a la qumica.
Sobre este punto, Esprit Gobineau de Montluissant, " el mircoles 20 de Mayo
de 1640" , examinando, en Notre-Dame de Paris el prtico norte o la Virgen, nos
informa con mucha sinceridad.
Por el Carnero y el Toro, as como los Gemelos, situados uno encima del otro, y
que reinan en los meses de Marzo, de Abril, y de Mayo, ensean que es en este
tiempo que el sabio alqumico debe salir al encuentro de la materia, y cogerla en
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el instante en que desciende del cielo y del fluido areo. Explication trscurieuse des Enigmas et Figures hierogliphiques, physiques, qui sont au grand
portail de l' Eglise cathdrale et matropolitaine de Notre-Dame de Paris.
Cuando Altus hizo brillar, en el cielo de su ttulo ilustrado, el cuarto menguante
de la Reina de las noches, no tena acaso la intencin de hacer entender que el artista
duerme, durante este perodo de debilitamiento, y que detiene, en el laboratorio, sus
actividades filosficas?
Pero insistimos sobre la necesidad de que la colecta de roco sea enriquecida con
el influjo csmico, en cuyo descenso participa el sol al mismo tiempo que la luna. He
aqu una indicacin que parece no haber sido suministrada nunca por los autores, y
que Jacob Sulat expres en un grabado nada simblico y que le confina acaso a la
inobservancia del secreto jurado. Pues nos encontramos en condiciones de afirmar la
realidad de las dos operaciones matinales que sern controladas por cualquiera que, a
ejemplo de nosotros mismos, tenga la perseverancia de repetir las manipulaciones
largamente detalladas por el seor des Marez.
Bastar con advertir la fuerza del diseo geomtrico por el cual el autor del
Mutus Liber ha hecho representar la proyeccin csmica, para suputar, a priori, cual
ser la virtud de esta ltima. Es claro, en todo caso, que los dos protagonistas de la
Gran Obra, velados bajo el carnero y el toro, son atrados por el man celeste, con el
impulso diferente que se deriva de sus naturalezas. Pues se trata aqu bien de un
alimento milagroso, del cual Jean Franois Nol nos dice, en su Diccionario de la
Fbula, que " Los Orientales en general tienen por el man una veneracin particular, y
lo denominan el confite de la Omnipotencia " . El humanista diplomado de la Revolucin
reporta igualmente que el clebre rabino Akiba-Ben-Josef, que vivi en el siglo I de la
era cristiana, profesaba " que el man haba sido producido por el espesamiento de la
luz celeste" .
Esta era la base misma de la Gnosis, que el espritu y la materia no fueran sino
una sola cosa, tal como lo expresa el Ouroboros, la serpiente que se devora su cola, serpens qui caudal devoravit-, y que circunscribe la divisa: ; Uno el Todo. El
mismo reptil, emblema del sujeto de la Obra, figura en un manuscrito de la biblioteca de
San Marcos de Venecia, probablemente del siglo XI, y que Marcelin Berthelot estudio
muy especialmente. Se puede pues ver en el reverso del folio 188, entre los pequeos
diseos que constituyen la Crisopeya ( = el arte de hacer oro) de
Cleopatra, este famoso Ouroboros que no tiene ni comienzo ni fin, y que acompaa, en
el manuscrito griego 2327 de la Biblioteca nacional, la apotema frecuentemente
avanzado por los tratados latinos de la edad media: La naturaleza se regocija por la
naturaleza; natur natura laetatur.
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Plancha 10
Se querr considerar bien la advertencia que vamos a formular al comenzar el
estudio de la presente imagen. El modo de operar se encuentra encerrado en ella de tal
manera, que debemos obligatoriamente rodearnos de alguna precaucin, a fin de que
no caigamos en la pura y simple divulgacin. Muchos, a quienes ya las manipulaciones
habrn parecido muy complicadas, si es que no imposibles de seguir en su proceso
lineal, podrn extraarse de esto.
Que uno se persuada sobre todo de la certeza absoluta, de que la especulacin
sola no sabra ser suficiente, que la experiencia material, que corrige el error, y
autentifica y afirma la va, resulta indispensable. La parte que se muestra exterior a la
Gran Obra, y que Jacob Sulat ha descrito con tanta minucia, aunque laboriosa, es
relativamente fcil de recorrer y conduce a volver filosficas las dos sales auxiliares,
discretamente manifestadas por la octava figura. Menos el ncleo, son ellas las que
forman el huevo filosfico, cascaron incluido; que lo cierran consecuentemente en un
trabajo secreto de aplicacin y " de naturaleza" , a la vez fsico y qumico, muy alejado
de corresponder al ejercicio del vidriero, maliciosamente representado por el autor del
Mutus Liber. A la falaz soldadura, Pierre Dujols consagr un prrafo de una buena
docena de lneas, que es apropiado para divertir grandemente a todo artesano
especialista del noble polisilicato.
De capital significacin y concerniendo al vaso de la naturaleza, reaparecen los
dos signos encontrados sobre las estampas VI y VII y que, vertidos de sus botellas
respectivas, ocupan ahora los dos platillos de una balanza. Este utensilio ha sido
depositado sobre la mesa, tal como lo ser de nuevo sobre la decimotercera imagen.
Como nos muestra su astil y su aguja en ngulo oblicuo de treinta o cuarenta y cinco
grados frente al gancho de suspensin, no estara ah la indicacin sutil de
proporciones que iran del simple al doble? Es en todo caso la posicin que presentan,
de nuevo y singularmente, estando la balanza a la espera de la pesada, sus platillos de
nivel, sobre la plancha XIV. Hay lugar para estar perplejos, de tal suerte que se estara
tambin fuertemente inclinado a deducir que los dos ingredientes fuesen de pesos
semejantes, o que la balanza ordinaria no fuese de ninguna ayuda.
Proporcionaremos pronto nuestro sentimiento sobre este punto, pero que se
sepa enseguida que los dos episemos, puestos cada uno sobre un platillo, no podran
figurar un fragmento y menos todava una partcula, sino que designan las dos
substancias en su cantidad necesaria.
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cabalstico del vocablo. La Gran Obra no es otra cosa que una muy positiva
ontognesis de la que el huevo fecundado, en su perfeccin, no debe ser deudor de
ningn artificio exterior, si no es, evidentemente, el del fuego elemental. El huevo
filosofal es un verdadero cuerpo organizado, provisto de su cscara de proteccin, de
su envuelta dura y friable cuya naturaleza es calcrea y que es proporcionada por la
transformacin de la sal en la periferia.
Altus no ha faltado a la regla general, respetada por los autores, de mostrarnos
solamente el matraz de vidrio oval que reclama la va hmeda, para que el compuesto
sea sometido a la coccin postrera. Semejantemente, en la va seca, el compuesto de
los compuestos es situado en el crisol idneo, a fin de formarse all en huevo y de sufrir
la accin constante y progresiva del calor externo. Es lo que resulta de todo lo que ha
escrito el presidente d' Espagnet, al respecto de los dos vasos, natural y artificial, que
diferencia netamente, tal como aparece, en particular, en el canon centsimo noveno de
su Obra Secreta:
El vaso en el que los filsofos hacen cocer su obra es de origen doble : uno es
de la Naturaleza, el otro del arte. El vaso de la Naturaleza, que se llama tambin
el vaso de la Filosofa, es la Tierra de la Piedra, o la hembra, o an la matriz en la
cual la simiente del macho es recibida, se pudre y se prepara para la generacin,
Ahora bien, la vasija del arte es triple, en efecto, el secreto se cuece en una
vasija.
Vas, quo opus suum decoquum philosophi, duplicis generi est, unum Naturae,
alterum artis : Vas Naturae, qui etiam vas philosophiae decitur, est terra lapidis,
sive femelia sive etiam matrix, in qu semen masculi recipitur, putrefit & ad
generationem praeparatur : vas autem triples est; in tripliciti enim vase coquitur
arcanum.
Arcanum Hermeticae Philosophiae Opus
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Plancha 11 once
De buenas a primeras, esta composicin parece en todo semejante a la octava.
Pese a ello Mercurio, o Hermes, en su huevo transparente, se levanta sobre la
tierra de su nacimiento, que es ahora luminosa, como la difana sustancia que
constituye, segn Savinien de Cyrano de Bergerac, la superficie ordinariamente
inconcebible del sol. Es un verdadero placer leer lo que nos dice el filsofo con respecto
a esta tierra sublimada que es la del matraz de Jacob Sulat y de las grandes llanuras
del da, la que tambin es semejante a los copos de nieve ardiente.
El respeto con el cual imprima con mis pasos esta luminosa campia,
suspendi por un tiempo el ardor con el que estallaba por avanzar mi viaje. Me
senta del todo avergonzado de caminar sobre el da : mi cuerpo mismo
asombrado querindose ayudar a mis ojos, y esta tierra transparente que ellos
penetraban no pudiendo sostenerlos, mi instinto a pesar mo hecho dueo de mi
pensamiento lo arrastraba al mayor vaco de una luz sin fondo.
Savinien de Cyrano de Bergerac, Les Estats et Empires du Soleil
El dios Mercurio, en lugar del ptaso habitual lleva, esta vez tambin, una suerte
de bonete. Este tocado, horadado por dos ojos abiertos y flanqueado por alas
desplegadas, toma as el aspecto de una lechuza en vuelo.
He aqu curiosamente manifestado, el conocimiento que simboliza el pjaro
nocturno, consagrado a Minerva y encaramado sobre un vaso en el anverso de las
monedas de Atenas. Ilimitado saber suministrado por el mercurio de los filsofos que
no tiene la menor relacin con el azogue o el mercurio del comercio. El de los sabios, en
el grado de exaltacin que ha conseguido aqu, se convierte en un verdadero y
profundsimo espejo, fuente de reflexin del presente eterno e inmutable:
Es en este espejo, dicen los maestros, que el hombre ve la naturaleza al
descubierto. Es gracias a l que puede conocer la antigua verdad en su realismo
tradicional. Pues la naturaleza no se muestra nunca por ella misma al buscador,
sino slo por intermedio de este espejo que conserva su imagen reflejada.
Les Demeures Philosophales.
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[ Cuan impresionante y singular nos parece el robusto mozo, sin mostacho, pero con
la barba en collar, que figuraba a Mercurio, en el gabinete de Cristina de Suecia! Su
mirada interrogadora permanece fijada sobre La Creacin, es decir sobre el segundo
postigo que acompaaba al suyo en otro tiempo, para la ornamentacin de su reloj de
astronoma.
En lugar de los genitales que reclamaban su talla, el dios
nos muestra el pubis regordete de una mujer, que recubre
un plumaje delicado, arrancado en plumn a partir del
ombligo. El mismo conjunto, ornamental y protector, se
desarrolla desde los riones hasta las nalgas, a la altura de
los cuales vuela una liblula; este insecto cuyos amores
ofrecen las ms sorprendentes particularidades.
Pintada al leo y sobre madera, por Hans Bandung Grien, la
escena es compleja, Mercurio lleva el casco de Marte, -del
que las orejeras alzadas forman dos alas-, y sostiene con la
mano izquierda, un caduceo de largo astil. Para nosotros, el
mayor inters reside en el objeto que pellizca con su diestra,
de forma que se vea su orificio aplastado, el cual
identificamos con el pequeo vaso secreto de la va seca.
Muy cerca del hijo de Jpiter, un len, simbolizando el
azufre, contempla su imagen que refleja un charco de agua,
figurativo del mercurio o, si se prefiere, el espejo de los
sabios.]
El examen no es fcil sin embargo, si se cree a Dante,
habiendo seguido, en su sublimacin, a Beatriz que le
precisa :
Estamos elevados al sptimo esplendor
Noi sem levati al settimo splendore.
Del Paradiso, canto ventesimoprimo.
En efecto, el poeta ha recibido de su Dama la indicacin de consecuencias
peligrosas que le pondran en la posicin de Smele, reducida a cenizas por haber
querido contemplara Jpiter en toda su majestad. Desde el punto de vista cabalstico,
el sustantivo semaleos, muy prximo al nombre de la hija de Armona,
parece de gran inters, ya que era el epteto de Jpiter y significaba quien proporciona
los signos del cielo.
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Por lo mismo, Dante sera como una rama que el trueno rompe, sarebbe fronda
che truono scoscende-, si Beatriz no templase la irradiacin de su propia belleza. Es
por esto que el amante de la ciencia no abandonar el deseo de su comunin intima
con la Virgen mineral a la que, en la persona de Beatriz, hizo hablar al Alighieri en
relacin estrecha con nuestro propsito:
Fija la mente detrs de tus ojos,
Y haz, de ellos, el espejo a la figura
Que, en este espejo, te ser visible.
Fica dirietro agli occhi tuoi la mente,
E fa di quegli specchio alla figura,
Che in questo specchio ti sara pariente.
El speculum sapientiae es deudor de su brillo al sol de los sabios u oro filosfico
que Filaleteo propone, insidiosamente, buscar en el oro metlico. Eventualidad que
Magophon condena al formular, en su Hypotypose, con respecto a lo que llama el oro
vulgar, la siguiente y muy pertinente observacin:
Es preciso, en este caso, hacerle sufrir manipulaciones difciles y peligrosas,
pues se puede transformar este metal en fulminante, y las Memorias del siglo
XVIII reportan numerosos accidentes mortales consecutivos a esta preparacin.
Pero si el discpulo est instruido en la buena escuela evitar esta emboscada
sofistica y operar hermticamente; eludir as este formidable peligro.
Importa, a buen seguro, como ya lo hemos subrayado, no confundir los eptetos
amonaco y armonaco, y no obtener, partiendo del tricloruro con el lcali vulgar, el
peligroso xido que es llamado oro fulminante. Se trata ah de una cal de oro (calx auri),
para los Antiguos y para Basilio Valentn especialmente, quien indic la preparacin de
l en su Haligrafa, y quien utilizaba el aceite de trtaro, es decir una solucin de
carbonato de potasio, para la precipitacin de su fulminante.
El agua del espejo de los sabios, segn Altus ha llegado a un grado de extrema
pureza. El sol artificial y microcsmico que lo ilumina, se habr notado, entra en
exaltacin, tal como lo seala su rostro, ms finamente irradiado en diez puntas
figurativas de las diez guilas o sublimaciones. As las indicaciones de Jacob Sulat son
ora evidentes ora fuertemente discretas, si no es que casi invisibles y no sin que
presenten, entonces, mucho ms valor.
Es por esto que pasara muy fcilmente desapercibido, el signo de la
sublimacin, que se aade ahora al del trtaro, en la extremidad de la ramita aportada
por el voltil que conduce la fraccin de la izquierda en circunvalacin. Se detendr
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uno pues sobre este smbolo, corrientemente empleado en los manuales antiguos y que
disean dos pequeas barras paralelas, encurvndose la superior en el centro, en
semicrculo ( ).
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Plancha 12
Igual que la plancha precedente pareca renovar la octava, la que se presenta a
su vez ante nuestros ojos recuerda tambin a la novena, casi hasta la identidad.
En efecto, volvemos a encontrar los seis grandes platos expuestos de nuevo a
la accin del influjo celeste, con la diferencia de que su contenido, de parecido nivel,
ondula y se agita ligeramente, por la saturacin y la mayor fuerza de inseminacin, en
el curso de este otro periodo. Es este un detalle de diseo del que el mdico genovs
descuido la reproduccin para su tirada de su Biblioteca qumica curiosa.
Si el carnero y el toro, que se ven sobre las dos imgenes, representan sin
duda alguna los dos protagonistas de la Gran Obra, es decir el mercurio y el azufre,
simbolizan tambin, y no menos ciertamente, los dos meses ms ricos de la estacin
primaveral. Consecuentemente tambin se imaginar con facilidad que el espritu del
Mundo, que le renouveau (la primavera), antiguamente primevere o primevoire (el
primer verde o vidrio), es a la vez ms abundante y ms activo durante el mes de
mayo, de lo que lo ha sido durante el mes de abril.
El movimiento de las ondas se ha vuelto considerable, el cual es transmitido al
licor dulce e ntimamente agitado, ilustrando de manera positivas el primer prrafo de
la Tabla de Esmeralda:
Si, es sin engao, cierto, y muy verdadero. Lo que est debajo es como lo que
est arriba. Y lo que est arriba es como lo que est abajo, para realizar los
milagros de una cosa.
Verum est sine mendacio, certum, & verissimum. Quod est inferius, est sicut id
quod est superius. Et quod est superius, est sicut id quos est inferius, ad
perpetranda miracula rei unius. Hermae Trimegisti Smaragdina Tabula
Las ondas son estas aguas que Dios separ, o ms bien sublim, al comienzo del Libro
del Gnesis y que los antiguos alquimistas, en su creacin microcsmica, han llamado
las aguas celestes.
Y Dios hizo el firmamento; y separo las aguas que estaban bajo el firmamento,
de las que estaban por encima del firmamento. Y as fue hecho.
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Pues seria preciso no tomar por nubes, cargadas de lluvia e impulsadas por el
viento, la espesa ebullicin que, sobre la presente estampa, la luna regulariza an ms
que el sol. A ejemplo del Maestro, hemos recordado a menudo la condicin, sine qua
non y exterior, que el seor des Marez tuvo l mismo la intencin de que fuera
comprendida y respetada.
La elaboracin exige sobre todo que el firmamento nocturno est en calma y
limpio, es decir que no tenga viento, lluvia o nubes. Jean-Jaques Manget, en su copia
del Mutus Liber, si no ignoraba el papel eminente de las aguas superiores, cometi una
nueva infidelidad al no respetar de forma muy precisa que les haba dado el primer
diseador. No se confundir la marea bullente de ste con los cmulos-nimbos
tormentosos de aqul.
[ En un antiguo epigrama, Jean Gruter dice que Diana es la reina de las ondas (Diana
Regina undarum), de las que la luna se vuelve la diosa, para Jacques Tolle que nos
suministra la siguiente e interesante confirmacin:
De aqu que en el plenilunio, cuando el planeta se ofrece, todo entero, al Sol, y
durante las horas del equinoccio, es decir durante el coito mismo de la luna y el
sol, la ebullicin es de ordinario y con mucho ms fuerte,...
Hinc in plenilunio, cum tota Soli objecta Luna est, ut & sub horis aequinoctii, id
est sub ipsum solis lunaeque coitum, aestus multo solet esse maximus,...
(Choses fortuites.)]
Sustitucin grave que importa subrayar, bajo pena de que el buscador atento
cavase en un abismo de perplejidad. A fin de apoyar una vez ms, nuestro propsito
relacionado con esta verdad cientfica y fundamental, vamos a abrir de nuevo el libro
singular que, a primera vista, se anuncia muy alejado de las preocupaciones del
hermetismo.
Veamos pues lo que escribi el caballero Cyprian Piccolpassi, en su Arte del
Alfarero sacado a la luz por Fulcanelli, con respecto al poder del astro blanco de las
noches, sobre el fuego que no sabra ser en la circunstancia, el elemento ordinario del
horno, sino el misterioso agente espiritual, salino y sulfuroso, del atanor, calificado por
los antiguos nicamente de secreto. Si se sabe, adems, que el trabajo del " vasero"
fue frecuentemente comparado al del alquimista, no se deber estar sorprendido por
una exhortacin tan precisa:
Sobre esto que se dirijan oraciones a Dios, con todo el corazn, agradeciendo
todo lo que nos otorga. Toma el fuego, considerando todas las veces, el estado
de la luna, porque es de gran consecuencia. He odo de aquellos que son viejos
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que no escogida sin motivo y que ofrece, pese a la perspectiva, la forma del trgono del
que se sabe que, situado sobre su base, es el smbolo de toda potencia gnea.
Es la evocacin de la fuerza fuerte de toda fuerza, del Trismegisto en su Tabla,
- haec est totius fortitudinis fortitudo fortis -; la del espritu nitroso y celeste que es
buscado sobre esta duodcima plancha de Altus, y que el mercurio absorber con
avidez, en el vivo deseo de desarrollar, en si mismo, el germen sulfuroso, principio de su
coagulacin futura.
Recordemos en este lugar la indicacin, pronunciada por Fulcanelli, en el
primer tomo de las Demeures, en lo que concierne a la razn secreta por la cual los
egipcios consideraron, en el rango de los dioses, al gato, tan sujeto a la luna. El maestro
no confa entonces enteramente su pensamiento, pues si subraya los mostachos del
pequeo felino, porque " disimulan un alto punto de ciencia" , no dice que es por ellos
que el encantador animal se gua en la oscuridad. Signo en X del radar antes de su
invencin, diremos de detencin y de telemetra, gracias a esta ondas de las que el
gato esta saturado, hasta no ser a veces ms que un chisporroteo de destellos, que
Altus conoci bien y para los cuales nos dejo el largo procedimiento de sorprenderos
bajo su forma salina.
La pareja de alquimistas habiendo llenado su voluminoso frasco con el lquido,
ms rico an despus de esta segunda exposicin, se lo da de nuevo al dios Mercurio
que Magophon, sobre la novena plancha, ha visto ya comprando el mismo " puchero
de esta agua divina a una campesina" . El mercurio filosfico, tal como lo dicen todos
los autores y lo prueba la experiencia, busca vidamente al espritu universal del que
nuestro licor est aqu cargado hasta la saturacin, hasta permitir fcilmente su
increble y del todo natural cristalizacin.
En fin, Manget renov su gesto fraternal de las planchas tercera y cuarta, situando
ahora, en la extremidad del campanario que vemos aqu, la bola crucfera, jeroglfico del
negro mineral que solo l recela y puede suministrar el agua seca que no moja las
manos.
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Plancha 13
Se notar sin duda, al examinar esta imagen, que se divide entre la prctica y lo
simblico, que se parece a la dcima; en suma, que se suceden seis planchas que, por
parejas y a primera vista, parecen idnticas. Esto no es exacto como se ha visto, y esta
vez adems, se revelan al examen variantes muy significativas.
El hombre que vierte simultneamente sobre cada uno de los platillos de la
balanza, no tiene ms que dos asteriscos en el frasco de su mano derecha, mientras
que del frasco que sostiene con la izquierda cae un sol minsculo, en el lugar y puesto
del flosculus anteriormente suministrado.
Los dos pequeos signos radiados, que quedan en el recipiente, constituyen
juntos el famoso RE, a saber los dos tercios de RER, y la mitad del RERE inicial.
Sobre todo que no se crea que buscamos complicar, o bien oscurecer, la
elucidacin de Fulcanelli, a la cual hemos remitido a nuestro lector. La enseanza de
Jacob Sulat, a la cual nos conformamos rigurosamente, precedi, en dos siglos y medio,
al Misterio de las Catedrales. En el libro del Maestro, como en el enigma del hotel
Lallemant y los grabados dcimo y decimotercero del Mutus Liber, se trata del
compost, segn el trmino utilizado por los antiguos tratados, es decir del compuesto
filosofal que est presto a elevarse para seguir la graduacin ponderable, coloreada y
sonora, en perfecta armona con el aumento progresivo del fuego exterior y elemental.
Bien que muy cuidadoso de la obediencia ancestral, de la observacin del
secreto, el Maestro no temi confiarnos que RER oculta el arcano que es quiz el ms
importante de la Gran Obra. Segn l, RER es la expresin del vaso que permitir cocer
el compositum RERE y provocar sus asombrosas y sucesivas metamorfosis hasta la
perfeccin ltima. Cuando Fulcanelli asegura que el conocimiento de RER, dicho de otro
modo de la vasija, entraa fcilmente el de RERE , se deber entender bien que, en el
huevo de los filsofos, como en el de la gallina ms expresamente, la cscara o
continente, se forma al mismo tiempo que las diversas substancias o contenido, que
estn destinadas al desarrollo del nuevo individuo.
Es pertinente, nos parece que volvamos sobre la apariencia vidriosa del huevo
filosofal que, voluntariamente, nuestro seor des Marez insiste tanto e mostrarnos bajo
el aspecto de un matraz de qumica, cerrado sobre la llama activada por el " alquimista
soplador" .
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Este sol que como se sabe expresa a la vez el azufre y el oro de los sabios, es el
cuarto compartimiento de nuestra imagen, es remitido, por el alquimista y su mujer, al
seno del athanor.
Excitado por la llama interna, la virtud coagulante de este azufre solar eleva el
mercurio a la mayor fijeza, les volveremos a encontrar a los dos, en la parte de debajo
de la pgina y a la derecha del horno filosfico, bajo los rasgos de Diana y de Apolo. La
diosa lleva, sobre la cabeza, la luna reclinada en el menisco ascendente, el dios, el astro
del da, semejantemente circunscrito de rayos.
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A la izquierda la diana constituida por los cuatro colores principales, que separan
las cuatro fases de la coccin, es ms grande. En el seno del negro, es decir de la
corona perifrica, pasan los seis tintes revelados por el prisma, que son : violeta, azul,
verde, amarillo, naranja y rojo. El ndigo no existe, pese a que fue distinguido, muy
sutilmente, para llegar, a toda costa, al nmero siete, sin que ninguno lo hubiera
advertido nunca.
Apolo muestra, sobre las cortas mangas de su casaca, dos caras de len, en lugar
de una sola, para la dcima estampa, que expresan la reunin, en l, del doble principio
sulfuroso, es decir de los dos leones, verde y rojo, mascaras que Manget ya no indic
sobre su grabado. En el flanco de las botas del dios, se pueden distinguir los tres
puntos que los francmasones deban tomar prestados a la Gran Obra y que el autor de
la inestimable Biblioteca no supo, o no quiso indicar. Nuestra intencin es diferente,
igual que nuestra atencin retenida por la cuerda del arco, que est lacia sobre la
dcima plancha, y ahora tensa de una manera idnea para acercar la diana con ms
precisin.
Diana y Febo, divinidades del Olimpo hermtico, para el lazo magntico, han
invertido la posicin de sus manos reunidas planas, palma contra palma, mientras que
en su potencia que parte de la docena, se encuentra tambin multiplicada, cada vez,
por la docena. As la progresin se prosigue por millares, que la locucin et caetera
indica sin lmite, de tal modo que, de esta Medicina.
Por una pequea parte proyectada sobre las ondas
Del mar, si el mar fuese entonces de azogue,
Todo entero, pese a lo inmenso, podra ser cambiado en oro.
Ipsius ut tenui projecta parte per ondas
AEquoris argentum si vivum tum foret aequor.
Omne vel immensum verti mare possit in aurum.
Ioannis Aurelii Augurelli, Chrysopoeia Liber Tertius, in Theatri Chemici volumine tertio.
Argentorati 1659, p 244. El tercer Libro de la Crisopeya de Juan Aurelio Augurelo en
el tercer volumen del Teatro Qumico, Estrasburgo
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El comentarista annimo del Journal del Savans, que fue sin duda influenciado
por los multiplicadores sucesivos de la base transmutante, se content con apuntar
brevemente:
La 13a Plancha contiene la Proyeccin.
El polvo de proyeccin," explica Dom Pernety, " es un polvo, resultado del
Arte de los alquimistas, que proyectan en muy pequea cantidad sobre los
metales imperfectos en fusin por medio del cual los transmutan, segn el grado
de su perfeccin.
Dictionnaire Mito-Hermetique, Paris, Bauche, 1758.
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Plancha 14
Los tres hornos que ocupan el rectngulo superior de esta plancha penltima,
corresponden separadamente a cada uno de los tres personajes situados directamente
por debajo, a fin de evocar juntas las tres partes principales y netamente distintas de la
ltima coccin. Estas dos mujeres, con su rueca pasada en la cintura, y este muchacho
que ha puesto su raqueta y su pelota, en la atencin y el cuidado que dispensan para el
buen funcionamiento de la lmpara de calefaccin, expresan cun necesario es que el
calor sea mantenido y bien regulado, en el curso de esta minuciosa operacin. Es as
que con mucha destreza y simultneamente, se les ve arrancar, con las tijeras, la parte
quemada de la mecha y rellenar de combustible el reservorio.
Sin duda no es sin un poco de humor negro que, presidiendo en suma la opinin
de la mayor parte de los buenos autores, un tratado de alquimia comience felizmente
incipit fauste- por la frase siguiente que podra, en todo punto, aplicarse en leyenda a la
fusin de los tres actores inesperados.
La marcha de la Obra es llamada toda trabajo de mujeres, y juego de nios
-Operis processio dicitur omne opus mulierum, & ludus puerorumTexto inestimable que fue trascrito de un libro muy antiguo, por cierto doctor,
residente en la famosa ciudad de Leipzig est per quendam doctorem in famosa civitate
Lypsiae commorantem, ex vetutissimo libro exscriptus.
Este antiguo libro perteneci en otro tiempo a Carlos IV, Emperador de los
Romanos, conforme al cual trabajaba, hizo nuestra Piedra y la llev a cabo muy
perfectamente. Ms aun, fund muchos monasterios de diversas ordenes y erigi
numerosas y notables colegiatas y catedrales, etc.
(Qui liber, fuit quondam Carola quarti Romanorum Imperatoris, ex quo etiam laborare fecit
lapidem nostrum, & perfectissime adimplevit. Qui etiam multa monasteriadiversum ordinum
multasque egrigias collegiatas Ecclesias & cathedrales erexit & fundavit, & etc.)
Ciertamente, era indudable que este monarca del Santo Imperio, nacido en Praga
en 1316, que protegi muy especialmente las Artes y las Ciencias, fue
copiossimamente infamado y menospreciado.
Veamos, a nuestra vez en el extraordinario escrito, que fue quiz el breviario del
hijo de Jean de Luxemburgo; veamos pues lo que se relaciona ms directamente con la
fraccin de nuestra imagen examinada al presente. Qumicamente o espagiricamente, el
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Ahora bien el triple juego de los nios debe preceder al trabajo de las mujeres.
Pues los nios juegan con tres cosas. En primer lugar, a menudo, con los muros
muy viejos. En segundo lugar con la orina. En tercer lugar con los carbones.
Debet autem triple ludus puerorum praecedere opus mulierum. Pueri enim
ludunt in tribus rebus. Primo cum muris frequenter vetustissimus. Secundo cum
orina. Tertio cum carbonibus.
El mismo adepto se explica inmediatamente a continuacin, de forma breve
suficiente, en cuanto a la significacin filosfica-cientfica de estos tres extraos
juegos:
El primer juego procura la materia de la piedra. El segundo juego aumenta el
alma. El tercer juego prepara el cuerpo a la vida
Primus ludus materiam lapidis ministrat. Secundus ludos animam augmentat.
Tertius ludus corpus ad vitam praeparat.
En lo que concierne a las mujeres, el alquimista annimo nos precisa que su
ocupacin consiste en cocer -opus earum est coquere- para concluir por la misma frase
que est a favor de una predisposicin a la inteligencia y que utiliz Magophon, al final
del pasaje, consagrado por l a la plancha decimocuarta, en su Hypotypose :
Qui ergo potest capere capiat.
Que aquel pues que pueda captar, que capte.
Nadie duda que el librero-hermetista, latinista y helenista distinguido, haya ledo,
mucho antes que nosotros, el tratado que acabamos de revisar, en el segundo volumen
del Arte de hacer Oro, que se llama Qumica. In volumine secundo Artis auriferae quan
Chemiam vocant, Basilae 1610, p 111 y 112, y que le condujo a mucha prudencia, en
cuanto a la explicacin del grabado de Sulat:
No podemos transgredir aqu las voluntades del autor, que testimonia su
designio bien resuelto de dejar al smbolo expresar solo todo su pensamiento
Sucesivamente, los nmeros VI, II, y X, en cifras romanas se relacionan con los colores,
de los que los seis primero, lo hemos sealado, son los del prisma y pasan en el negro.
Esta serie que no pueden verificar los ojos, ms que a travs del vidrio segn Fulcanelli
(Les Demeures Philosophales, tomo 1, p 280, ver la nota.), es seguida, a mitad de la
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coccin, por la cola del pavo real y la blancura. Estos dos estadios coloreados y la
cisura mediana son sealados por el muchacho y su cifra, II, los cuales, adems, por un
desnivel frente a las dos hilanderas, muestran el punto en el que el calor en progresin
debe en adelante disminuir.
Aadindose a estos colores, los dos ltimos son el amarillo y despus el rojo
verdadero, que nos conducen al nmero X de la totalidad. El rojo que termina el prisma
del periodo tenebroso fue siempre calificado de falso, frente al rub final que caracteriza
la Piedra o Medicina Universal o bien tambin a la Gran Cera Roja -Optima Cera Rubea.
Perfrasis significativa de la que Fulcanelli nos suministra ampliamente la explicacin
(Demeures Philosophales, t, 1, p 178)
Hemos desarrollado, al principio de nuestra Introduccin, la definicin lapidaria
que Martin Ruland mencion en su Lexicon. La alquimia es la separacin de lo impuro
de la substancia ms pura. La misma idea de progresin constante de mejoramiento
concomitante en la persona ntima del artista, es desvelada por el vocablo del que los
alquimistas queran que designase el color y la naturaleza de la Piedra Filosofal. El
prpura, proveniente del latn purpura, que es el rojo subido; en alquimia del Verbo, lo
puro de lo puro, pur puros , es decir el fuego del fuego.
En el tercer compartimiento rectangular, se ofrecen las dos partes de la coccin
que acabamos de bosquejar, de la que la primera se termina por la piedra al blanco, y
de la segunda, por la piedra al rojo, caracterizada esta por el sol y aquella por la luna.
En seccin se ve en el interior de los dos hornos, el vaso de la naturaleza tapado con su
tapadera u oprculo, en el curso de las dos fases de la misma coccin, que se
extendern cada una sobre tres das. Esto es lo que indican junto a los atanores, dos
esferas que circunscriben cada una tres veces el signo alqumico de la jornada, el cual
consiste en un pequeo crculo rematado por un tallo que prolonga el eje vertical.
Bien que las llamas, que lamen aqu el huevo filosofal, sobrepasen con mucho a
las de la mejor lmpara de aceite, aunque fuera de mechas mltiples, siguen siendo
indicativas de un calor que no excede apenas los 400 grados. He ah la ocasin de
recordar que la ciencia moderna misma, ha hecho justicia de la concepcin falsa de que
fuesen indispensables temperaturas muy altas para que se realizase toda
transmutacin. Este era todava, hace treinta aos, el argumento principal, que era
opuesto a los alquimistas, de que ellos no hubiesen dispuesto de los medios de
calefaccin suficientes, a fin de alcanzar los elevados grados del calor idneo. Se
reconoce hoy en da, que el agente real de la transmutacin en el seno del reino mineral
es el magnetismo, del que es innegable que el mismo debe ser impulsado, por alguna
fuente de energa exterior.
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vida oculto en la materia; el segundo es el fuego secreto o Vulcano luntico, que esta
encerrado en el ayudante salino, hialoide y compuesto por el alquimista; el tercero es el
fuego contra naturaleza, que nutre, excita y anima a los dos primeros y que produce
todo combustible.
El fuego de aceite, por ejemplo, que prefirieron o el adepto del Mutus Liber y el
alquimista igualmente annimo del Filet d' Ariadne pour entrer avec seuret dans le
Laberinthe de la Philosophie Hermetique. Paris, Laurent d' Houry, rue S. Jacques 1695,
se muestra como la fuente ideal del calor igual dulce y hmedo, favorable a la
putrefaccin. En rigurosa y profunda similitud tambin, el estudiante revisar, en
nuestro tercer prefacio al Misterio de las Catedrales, lo que vale la putrefaccin para el
hombre, en el momento de su muerte. Esta disolucin del cuerpo, a la vez lenta y
necesaria, en el seno material de la tierra, sta disolucin ante la cual la CIENCIA,
envenenadora de las aguas y de los aires, manifiesta hoy tantas preocupaciones
espaciosas e inexplicables.
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Plancha 15
He aqu la ltima figura y la tercera que toma, aun cuando lacnicamente, el
lenguaje habitual de las letras impresas:
OCULATUS ABIS - Te vas clarividente
El sueo se ha realizado y la escala de comunicacin con las esferas reputadas
inaccesibles, habiendo terminado su oficio, es abandonada, acostada sobre el suelo. En
el curso de nuestro examen de los catorce grabados que se han sucedido se habr
podido concebir en qu consiste la subida y despus la bajada, el ascenso y el
descenso operativos, entre el cielo y la tierra por medio de la escala de la Filosofa. El
instrumento simblico, tapado en el diseo por la pareja en oracin, no muestra ms
que once escalones, en lugar de los doce que los ngeles del principio dejan aparecer,
de acuerdo con el Tratado llamado la Escala de los Filsofos -Tractatus Scala
Philosophurum dictus- que titula como sigue su captulo final :
El duodcimo y ltimo grado de esta Escala y de la Obra toda entera, que la
acaba, y que es llamado la Proyeccin.
Duodecimus gradus & ultimus hujus Scalae Sapientis & totius Operis
completivus dicitur Projectio.
Se estimar acto seguido la calidad de esta obra en algunas lneas que extremos
poco antes de que comience el primer grado de la Escala de los Sabios -primus gradus
Scalae Sapientum incipit :
As nuestro oro no es el oro del vulgo, ya que el nuestro es espiritual; pues
disuelve todos los cuerpos imperfectos, separando lo puro de lo impuro; porque
la naturaleza no recibe sino lo que pertenece a su esencia; pero rechaza lo
contrario, lo que es el signo de su perfeccin.
Sie aurum nostrum non est aurum vulgi, quoniam nostrum est spirituale; quia
dissolvit omnia corpora imperfecta, separando purum ab impuro; quoniam
natuira non recipit nisi quod suae naturae est; alienum vero respuit, quod signum
perfectionis eius est. In De Alchimia opusculis compluribus Francofurti,
1550
Los trabajos de Hrcules, o del alquimista, estn terminados y el hroe, un poco
fatigado, no obstante su potencia, parece a primera vista estar dormido sobre el pellejo
del terrible len de Nemea, teniendo junto a l su maza que le es intil en lo sucesivo. A
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cayendo a cada lado, es sostenido por los dos actores del Mutus Liber, arrodillados
ambos y de los que pensamos que vuelven a encontrarse en el ens nico y glorificado.
Para el Elegido elevado, as como para el agonizante imberbe, no menos sumariamente
vestido y figurado en su juventud, a fin de que fuera advertida la modestia de su saber,
en relacin al conocimiento infuso del hombre nuevo; para ambos, decimos, es difcil
admitir la afirmacin que Pierre Dujols cometi quizs el error de formular
apresuradamente :
La decimoquinta y ltima plancha representa la apoteosis de Saturno,
victorioso de su hijo Jpiter, que lo haba destronado, y quien yace, inerte, sobre
el suelo.
Sera bueno que nos detuviramos sobre la evidente particularidad que
comporta esta decimoquinta estampa. Efectivamente, a la inversa de la relacin
ordinaria y lgica, la luna est ah unida al hombre, y el sol a la mujer; de suerte que
debe entenderse que se ha realizado, radicalmente, la unin de las dos naturalezas,
simbolizadas adems por las dos manos que se estrechan. Parece tambin que el sol,
que irradia en lo alto, haya absorbido a su compaera celeste, durante esta ltima
sublimacin, igual que sobre las planchas 2, 8 y 11, relativas a la exaltacin del
espritu. Todo esto hace que estemos en derecho de leer el latn, sobre la banderola, de
la manera siguiente:
OCULATUS AB IS - El clarividente salido de estos.
En alquimia, la cabala obedece sobre todo a la fontica y no tiene en cuenta la
ortografa. La respetamos, sin embargo, con la que damos al pronombre-adjetivo, en
nuestra segunda lectura pues el ablativo plural -aqu de procedencia- eis o bien iis, se
escriba is, correctamente, si es que no siempre en epigrafa.
El nuevo ser, resucitado en carne y espritu, habitante en lo sucesivo del plano
extraterrestre, pellizca entre el pulgar y el ndice -apretando los otros dedos el cordnlas dos flores, blanca y roja, que ha recogido y que son los emblemas de la Piedra
Filosofal. [Son estas dos corolas que designa el alquimista, al final de su gran trabajo,
sobre la ltima clave del clebre monje de Erfurt. La roja es rematada ah por el sol, la
blanca, por la luna, y ambas surgen conjuntamente de un crisol de Hesse. (Les Douze
Clefs de la Philosophie de frere Basile Valentin op. cit.)]
Los fuertes tallos de rosal que las llevaban en su base, sobre la primera plancha,
son reemplazados, sobre esta, por dos, por dos ramas de olivo reconocibles por sus
hojas y por sus frutos. El diseo de Manget enga sin duda a Magophon quien
decidi, evidentemente sin razn, que " las dos ramas de escaramujo del frontispicio
estn ahora cargadas de bayas rojas y bayas blancas" .
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Conclusin
Hemos terminado, esta tarde, nuestro estudio del Mutus Liber, en el tiempo
mismo en que la luna, en el cuarto da de su primer cuarto, ascenda hacia el cenit, en
una de estas lmpidas noches a las cuales no estbamos ya acostumbrados.
Simultneamente, nuestro horno, arda en la habitacin del fondo, lo que nos permite
tranquilizar, sin ms espera, al hijo de Hermes, ansioso de transportar su busca sobre el
plano, ms slido, y ms satisfactorio, de la experimentacin positiva.
As estamos en condiciones de afirmar que, bajo nuestra latitud, la actividad
csmica no ha perdido nada de su potencia, tan pronto como, por providencial favor, el
firmamento nocturno se descubre sobre la atmsfera calma y serena, desde entonces
dispensadora de este nitro sutil del que Jacob Sulat, alias Altus, enseo la recogida y
sobre todo la conservacin. Doble tarea para la cual hemos esclarecido, lo mejor que
hemos podido, al lector deseoso de un poco de conocimiento, y, muy particularmente,
al aficionado de la ciencia, nada desdeoso de llevar humildemente las manos a los
materiales.
Pese a que pueda parecer un poco paradjico, avanzamos sin temor, que la
materia se muestra el trujamn, a la vez el mejor y el ms seguro, para el acceso al
dominio de lo maravilloso. Sobre este punto delicado, nos suscribimos enteramente al
comentario de Pierre Dujols, el cual tendera a acreditar la conjetura de que el
hermetista librero no se atuvo solamente a la especulacin erudita. Examinando el
spiritus mundi, la flos coeli de los antiguos maestros, Magophon observ pues, a
propsito de la novena plancha:
Escritores de ayer han visto, en este espritu astral, una emanacin magntica
del operador. Conforme a ellos, sera preciso, durante un perodo determinado,
sufrir un entrenamiento fsico y moral, para practicar con xito esta suerte de
faquirismo o de yoga. La fuerza del producto debe ser profesional a la potencia
del fluido, de suerte que el polvo de proyeccin obtenido multiplica por 100,
1000 o 10000, etc., segn el potencial del artista. Estos fantasiosos pretenden
as impregnar la materia del espritu astral como se carga un acumulador de
electricidad. He aqu a donde la analoga mal entendida y aplicada a tontas y a
ciegas.
Son los mismos ocultistas quienes declaran que las operaciones descritas por las
obras no son qumicas sino a primera vista; que los trminos, las expresiones utilizadas
no se relacionan con los trabajos del laboratorio, sino con las experiencias que el
alquimista efecta sobre si mismo. Para ellos, el artista sublima su alma, o ms bien su
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espritu, por la ascesis del cuerpo ; constituyendo ste el atanor, y siendo tomado aquel
como la materia, ambos indispensables a la Gran Obra.
Los mtodos preconizados se muestran entonces de lo ms diversos, y, no
obstante, todos semejantes bajo la relacin comn que presentan del ms terrible
peligro. Pues no hay peor cosa que la ruptura del equilibrio entre la fisiologa y el
psiquismo, entre la materia y el espritu.
Confusin grave y dramtica, cuya amenaza presentida es quizs la causa, de
que se nos haya pedido a menudo, y que se nos exija todava, escribir un libro
elemental que expusiera, simple y claramente, en que consiste la alquimia.
No querramos ser descorteses, pero bien parece que aquellos que pueden
interrogarse todava sobre la naturaleza, los medios y en fin de la antigua ciencia de
Hermes, no han ledo los Fulcanellis, Dos Mansiones Alqumicas, Las Doce Claves de la
Filosofa y, recientemente nuestro Alquimia. Importa que se comprenda bien, que no se
olvide jams, que la alquimia es, ante todo la disciplina esotrica por excelencia, que
exige, en la base, un estado del alma y de conciencia donde el desinters no tiene otro
igual que el deseo constante de amar y de conocer.
Amantes de la ciencia! Tal es la expresin familiar que fue utilizada a menudo
por los ms antiguos autores y que designa, de manera exacta, al filsofo, al alquimista
y al artista ms especialmente. Nada puede conseguirse sin amor, que no est en el
alejamiento de toda perfeccin. Amor y conocimiento, preciso es comprenderlo, se
ofrecen en dualidad inseparable que preside a los esfuerzos de toda progresin real y
humana.
Es por esto que el nefito, el estudiante, cualquiera que sea su edad, deber
retornar sobre los bancos de otra escuela, como lo hizo Fulcanelli mismo. Le har falta
igualmente no temer las responsabilidades y las consecuencias siempre encontradas,
cuando uno se sita resueltamente en la oposicin de todo lo que halaga y satisface la
avidez, la hipocresa y la ignorancia de los hombres. A este nivel, no entraremos ms
adelante en consideraciones que no se deben exponer sino con gran prudencia.
Sin salir del mismo problema, recordaremos nicamente, la audaz proclamacin,
que se relaciona superiormente con l, formulada por el erudito historiador de las
Letras, Albert-Marie Schmidt, un ao antes de su trgico fin que nos caus mucha
pena:
Una religin paralela: El Hermetismo
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Ttulo de vertiginoso alcance del que nos fue una delicia real leer el desarrollo en
el seminario Reforme. Pero el infortunado no fue, ese da, hasta el final del pensamiento
que se adivina, que es el nuestro desde hace mucho tiempo y que daremos, en eplogo,
a las convincentes figuras de Altus, ofrecidas bajo el signo del sueo de Jacob.
La Alquimia supone la ecumenicidad, porque es universal y realiza el acuerdo de
la ciencia y de las religiones.
SAVIGNIES, 31 Mayo 1966.
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