THOMSON Cuando Solo Reinasen Los Indios
THOMSON Cuando Solo Reinasen Los Indios
THOMSON Cuando Solo Reinasen Los Indios
2006
Sinclair Thomson
CUANDO SLO REINASEN LOS INDIOS: RECUPERANDO LA VARIEDAD DE
PROYECTOS ANTICOLONIALES ENTRE LOS COMUNEROS ANDINOS (LA PAZ,
1740-1781)
Argumentos, enero-abril, ao/vol. 19, nmero 050
Universidad Autnoma Metropolitana - Xochimilco
Distrito Federal, Mxico
pp. 15-47
DOSSIER
The central problem of this essay is the specific conception and meaning of the insurgency
for the indigenous farmers in the conflicting Andean delayed colonial world. It identifies a
central nucleus of anticolonial political options before 1782, which outline an Andean
utopia: the one of the end of the Spanish colonial government and the alternative of the
Indian self-government.
QUAND AURONT SEULEMENT RGN LES INDIENS: EN RCUPRANT LA VARIT DE PROJETS
ANTICOLONIALES ENTRE LES COMMUNARDS ANDINS (LA PAZ, 1740-1781)
ARGUMENTOS
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INTRODUCCIN
En los ltimos aos del siglo XVIII, el altiplano surandino se estremeci con una
erupcin de profundas fuerzas sociales. Dcadas de tensiones y confrontaciones acumuladas culminaron en 1780-1781 en el ms poderoso movimiento anticolonial en
la historia hispanoamericana previa a la independencia. El centro simblico de la
insurreccin general, encabezada nominalmente por el rey inka Tupaj Amaru, fue el
Cuzco, pero sus repercusiones se sintieron por todos los rincones de la cordillera,
desde Nueva Granada (hoy Colombia) en el norte, hasta Tucumn en el sur. Extendindose al este y al sur de la cuenca del lago Titicaca, una de las regiones centro de
la insurreccin fue La Paz, donde los indgenas insurgentes aymara y quechuahablantes se alzaron para ganar el control territorial sobre toda la regin, menos un
aislado enclave urbano: la sitiada ciudad de La Paz.
Debido a la intensidad de las luchas polticas en La Paz, que comenzaron alrededor de la mitad del siglo XVIII, y a la extensa documentacin sobre ellas, esta
regin se presta para el estudio de un tema histrico clave. El problema central de
este ensayo es la especfica concepcin y significado de la insurgencia para los
campesinos indgenas en el conflictivo mundo andino colonial tardo. Cules
eran las posibilidades histricas que ellos percibieron o se imaginaron en tiempos
del levantamiento anticolonial? Ms all de las condiciones materiales o fuerzas
estructurales que pueden ser vistas como los factores causales que los llevaban
hacia un quiebre radical con el orden colonial, cul era el conjunto de motivos o
la visin poltica que los impulsaba y que sostena sus esfuerzos a pesar de los
riesgos y tremendos costos?
El mximo lder de las tropas aymaras en La Paz fue un indio comunario, Julin
Apaza, quien tom el nombre de Tupaj Katari, que significa Serpiente luminosa.
De acuerdo al testimonio posterior de Bartolina Sisa, su pareja matrimonial y
poltica o Mama talla, Katari infundi valor a sus seguidores con la promesa de
que se haban de quedar dueos absolutos de estos lugares, como tambin de los
caudales. Los indgenas movilizados, testific ella, hablaron con expectativa de
un tiempo ya no lejano cuando slo reinasen los indios.1 As, las palabras de Bartolina Sisa nos ofrecen una luz inicial del significado de la insurgencia para los
campesinos aymaras en la guerra civil andina de 1780-1781.
En las dcadas de 1970 y 1980 una historiografa floreciente produjo estudios
innovadores y ambiciosos sobre la rebelin anticolonial en el siglo XVIII en los
Andes. Una rama de sta elabor una visin panormica de las causas materiales
1
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Archivo General de Indias [AGI] Buenos Aires 319, Cuaderno nm. 4, 60 v, p. 77.
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Para las referencias claves vanse Scarlett OPhelan Godoy. Un siglo de rebeliones anticoloniales.
Per y Bolivia, 1700-1783, Centro Bartolom de las Casas, Cuzco, 1988 y Jrgen Golte. Repartos
y rebeliones: Tupac Amaru y las contradicciones de la economa colonial, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1980.
3
Vanse los influyentes trabajos de Jan Szeminski. Why Kill the Spaniard? New Perspectives on
Andean Insurrectionary Ideology in the 18th Century, en Steve Stern (ed.). Resistance, Rebellion
and Consciousness in the Andean Peasant World, University of Wisconsin Press, Madison, 1987; La
utopa tupamarista, Pontificia Universidad Alberto Flores Galindo, Lima; Alberto Flores Galindo.
Buscando un inca: identidad y utopa en los Andes, Instituto de Apoyo Agrario, Lima, 1987. Para
revisar dos libros que reflejan la variedad de aproximaciones a la insurrecin vanse Alberto Flores
Galindo (ed.). Tupac Amaru II-1780. Sociedad colonial y sublevaciones populares, Retablo de Papel,
Lima, 1976 y Steve Stern (ed.). Resistance..., op. cit. La versin en espaol de este ltimo es Steve
Stern (ed.). Resistencia, rebelin y conciencia campesina en los Andes, siglos XVIII a XX, IEP, Lima, 1990.
Por supuesto que el bosquejo historiogrfico aqu presentado est simplificado. Muchas obras que
podran citarse no coincidiran con este perfil general o lo complicaran. Para reseas de la voluminosa
literatura vase Leon Campbell. Recent Research on Andean Peasant Revolts, 1750-1820, Latin
American Research Review, p. 14 (1979), pp. 3-49 y Steve Stern. The Age of Andean Insurrection,
1742-1782: A Reappraisal, en Stern (ed.). Resistance, op. cit.
4
Vase, por ejemplo, el trabajo pionero de Sergio Serulnikov. Costumbres y reglas: racionalizacin y conflictos sociales durante la era borbnica (provincia de Chayanta, siglo XVIII), en Ya
es otro tiempo el presente..., op. cit. y, del mismo autor, Disputed Images of Colonialism: Spanish
Rule and Indian Subversion in Northem Potosi, 1777-1780, Hispanic American Historical Review, 76: 2 (1996). La versin en espaol de este ltimo artculo es Sergio Serulnikov. Su verdad
y su justicia: Toms Catari y la insurreccin aymara de Chayanta, 1777-1780, en Charics Walker
(ed.). Entre la retrica y la insurgencia: las ideas y los movimientos sociales en los Andes, siglo XVI,
Centro Bartolom de las Casas, Cuzco, 1996. Para otros trabajos recientes vase Elizabeth Penry.
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Vase Ranajit Guha. Elementary Aspects of Peasant Insurgency In Colonial India, Oxford
University Press, Delhi, 1983, quien se basa en Gramsci en relacin a la conciencia negativa de
los campesinos anticoloniales e insurgentes en India.
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Cabe mencionar un punto metodolgico de alcance general. El registro documental para La Paz en este periodo, y este examen histrico con l, revela una
extraordinaria creatividad y carcter polimorfo de la cultura poltica campesina.
Esta evidencia puede, por lo tanto, reafirmar la importancia de atender a la naturaleza heterognea de la imaginacin y prctica poltica campesina. El reto del
anlisis es, por supuesto, encontrar la significacin particular de experiencias histricas especficas. Tomada como un todo, la masiva insurreccin andina en 17801781 puede ser contrastada con los frecuentes tipos de protestas contra abusos
que se expandieron a travs de la Amrica espaola colonial. En otro nivel de anlisis, las insurrecciones regionales en 1780-1781, por ejemplo, han venido a representar un diferenciado conjunto de referencias polticas. La regin de La Paz
es a menudo tomada como el principal escenario del radicalismo campesino, antagonismo racial, violencia y poder comunal. En contraste, el movimiento dirigido
por Toms Katari en Chayanta se ha asociado con la lucha legal y lealtad al rey de
Espaa. El movimiento de Tupaj Amaru en el Cuzco se toma para ejemplificar la
causa de la restauracin poltica inka. El movimiento en Oruro se recuerda por la
tentativa alianza entre criollos e indios. Sin embargo, hay un riesgo metodolgico
cada vez que atendemos a un caso dado siempre es posible deslizarse automtica
o complacientemente en un argumento por su carcter nico o su valor representativo. El riesgo recurrente es, entonces, esencialismo o reduccionismo, ya sea en
referencia al caso en cuestin o en el comparativo. El costo a pagar es una falta de
apreciacin positiva de la fascinante variedad de la experiencia histrica. Tambin
hay costos por privilegiar una forma de resistencia campesina sobre otra, o por
evaluarla de tal modo que se pierda de vista la causalidad histrica, la: especificidad, y el significado de la experiencia de los actores mismos. Hay ejemplos notables y bastante sofisticados de esto en el amplio campo de los estudios campesinos
y recientemente en los estudios subalternos y postcoloniales. En su clsico estudio
de formas arcaicas de rebelin en tiempos modernos, Eric Hobsbawm juzg al
milenarismo campesino como ciego y caminando a tientas o prepoltico.7 James
Scott tom las formas cotidianas no slo como la quintaesencia sino tambin como
el modo ideal de la resistencia campesina, considerando la resistencia sin organizacin ms efectiva que la protesta colectiva o la insurreccin. Ms recientemente,
7
E.J. Hobsbawm. Primitive Rebels: Studies in Archaic Forms of Social Movement in the 19th and
20th Centuries, Manchester University Press, Manchester, 1971. Despus, Hobsbawm abandon
la nocin prepoltica, pero sin dejar de insistir sobre los lmites del conocimiento y la organizacin
poltica campesina. Vase E.J. Hobsbawm. Peasants and Politics, Journal of Peasant Studies, 1:1
(1973), pp. 3-22.
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James Scott. Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance, Yale University Press,
New Haven, 1985; James Scott. Resistance without Protest and without Organization: Peasant
Opposition to the Islamic Zakat and the Christian Tithe, Comparative Studies in Society and History
29, 1987, pp. 417-452; Lila Abu-Lugod. The Romance of Resistance: Tracing Transformations of
Power through Bedouin Women, American Ethnologist, 17:1, 1990, pp. 41-53.
9
Siguiendo a Raymond Willlams, en un sentido, esta estructura del sentir es la cultura del
periodo; es el resultado particular y vivo de todos los elementos en la organizacin general. Vase
Raymond Williams. Politics and Letters: Interviews with New Left Review, Verso, Londres, 1979,
pp. 156-174. Por su mtodo paradigmtico brillante y su riqueza emprica, el estudio de la
conciencia anticolonial en India, de Guha, Elementary Aspects, me ha servido como un referente
comparativo valioso.
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Para el caso de Chuani, vase el Archivo Nacional de Bolivia (ANB) Minas, t. 127, nm. 6/
Minas Cato nm. 1517; ANB Expedientes Coloniales (EC), 1753, nm. 60; ANB EC, 1754,
nm. 70.
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Para ms sobre las luchas de Lacareja, vase ANB EC, 1752, nm. 12; ANB EC, 1754, nm.
132; ANB EC, 1755, nm. 56; ANB EC, 1756, nm. 72; para la cita final, ver ANB EC, 1755, nm.
58. Para el caso de Chuani en relacin con los conflictos sobre los diezmos y los vnculos entre
Lacareja y Pacarcolla, vase Rossana Barragn y Sinclair Thomson. Los lobos hambrientos y el
tributo a Dios: conflictos sociales en torno a los diezmos en Charcas colonial, Revista Andina, nm.
11, 1993, pp. 331-333. El sistema de reparto era un modo coercitivo de distribucin de mercancas
en las comunidades indias que generaba ganancias lucrativas para los corregidores y sus agentes.
Normalmente, el cacicazgo era un mayorazgo que confera la autoridad poltica mxima a un cacique
o gobernador dentro de la comunidad. Sobre el derrumbe de esta institucin en la colonia tarda,
vase OPhelan Godoy. Kurakas sin sucesiones: del cacique al alcalde de indios (Per y Bolivia 17501835), Centro Bartolom de las Casas, Cuzco, 1997 y Thomson. We Alone..., op. cit.
12
Dirigentes comunitarios de Chuani hicieron alabanzas a los insurgentes de Azngaro y juraron
que ya que los Asillos en su alzamiento no lo pudieron conseguir, que ellos desde luego estaban
arrestados a mayor sublevacin (Anb Minas, t. 127, nm. 6/Minas Cat., nm. 1517, 12, 27v). En
1736, cientos de indios armados atacaron el pueblo de Asillo para sacar a un cura abusivo y sus
secuaces; ste y su guardia tuvieron que huir. Despus, los indios conspiraron para movilizar 17
provincias a lo largo de la regin surandina. Su dirigente, Andrs Ignacio Caxma Condori, junto con
decenas de cuadros, fueron detenidos en Omasuyos, la provincia altiplnica situada arriba de los
valles de Larecaja. Vase Michle Colin. Le Cuzco la fin du XVIIIe et au dbut du XVIIIe sicle, Institut
des Hautes Etudes de lAmrique Latine, Paris, 1966, pp. 171-173; OPhelan Godoy. Un siglo...,
op. cit., pp. 85-86, 104, 131 y 299.
13
Para esta y las citas siguientes, vase ANB Minas, t. 127, nm. 6/Minas Cat., nm. 1517, 5v6, 11v, 35v. Bertonio le dio al trmino aymara quespiry el equivalente de redentor y tradujo
quespi como cosa resplandeciente como vidrio o cristal. Vase Ludovico Bertonio. Vocabulario
de la lengua aimara, CERES y MUSEF, La Paz, 1984 (1612), I:405, II:290.
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Esta lnea de investigacin busca arrojar una nueva luz sobre la experiencia
comunal en la era de la insurgencia y ampliar nuestra comprensin de las
visiones polticas indgenas tales como la que la Mama talla Barolina Sisa
testimoni durante la misma insurreccin general. Los proyectos elaborados
en la fase previa de lucha van a resurgir, en diferentes contextos regionales,
durante el levantamiento revolucionario de 1780-1781.
libertad poltica coincida con libertad religiosa. Cuando Pascual Palli, el hermano
de Diego y alcalde indgena en 1750, se present con su bastn de mando para impedir que algunos indgenas fueran a misa, afirm que ellos haban sido libertados
de asistir a ceremonias en la iglesia. Del mismo modo, ellos se consideraron a s
mismos libres del pago del diezmo.
Se pueden plantear varios puntos acerca del proyecto poltico presente en el caso
de Chuani. Primero, la emancipacin contemplaba ya sea la eliminacin de espaoles o su subordinacin a los indios. La cuestin de la eliminacin o subordinacin de los espaoles fue una tensin clave en los levantamientos indgenas del
siglo XVIII, y adquiri especial importancia en 1780-1781.
Segundo, los indgenas desplegaron una evidente confianza en el destino histrico. Sus lderes eran redentores, quienes aseguraran la restauracin de la libertad perdida, porque a ellos les tocaba el mandar, La imaginacin histrica
claramente vislumbr una futura salvacin, en contraste a la previa prdida de autonoma. En vista de que los indgenas buscaban el autogobierno, en oposicin a
la dominacin espaola, como parte de una tradicin insurreccional regional, y
debido a que estaban circulando nociones sobre la ilegitimidad de la subyugacin
del Per en el siglo XVI, considero que los lderes de Chuani enmarcaron su lucha
en trminos de una memoria de la conquista. La idea de un nuevo tiempo y que a
ellos les tocaba el mandar tambin apareci en 1781 y asimismo se expres en el
levantamiento de 1795 de Jess de Machaca (provincia Pacajes). El lder en Jess
de Machaca proclam: Ya era otro tiempo el presente, y que el cacique, su segunda, tanto como tambin el cura se haban de mudar y que se haban de poner los que
el comn quisiese.14 La emancipacin, entonces, tuvo una profunda dimensin
14
Archivo de La Paz (ALP) BC 1795 C 122 E 25, 8 v. Uno podra especular que el principio de
autoridad rotativa dentro de la comunidad contribua a la nocin poltica campesina de que le tocaba
gobernar a nuevas autoridades o indios. Sin embargo, creo que el sentido de la autoridad ilegtima o
el gobierno injusto era el criterio clave en una movilizacin o un proyecto poltico como ste.
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histrica; pareca una forma de milenarismo, aunque sin la imagen andina dieciochesca de renovacin bajo un rey inka restaurado.
Tercero, ste fue un momento excepcional de aguda oposicin a la autoridad
religiosa catlica existente. Los indios de Chuani rechazaron pagar diezmos o derechos parroquiales, permitir el entierro en el cementerio de la iglesia, asistir a
misa y confesin, o reconocer y servir al cura local. Establecieron en la prctica
una esfera de autonoma religiosa, con los Pallis reteniendo para ellos mismos las
contribuciones del diezmo y fondos de caridad locales (obra pa) normalmente
recolectados por el cura. La liberacin poltica evidentemente fue imaginada por
ellos junto a la liberacin de un culto catlico presidido por abusivos representantes eclesisticos. El proyecto de Chuani difera fundamentalmente del proyecto de Tupaj Amaru, quien explcitamente llam a la preservacin del culto
catlico y al respeto hacia los ministros de la fe. Para otros momentos de levantamiento en el siglo XVIII hay similar evidencia a veces sutil, a veces abierta de
una inclinacin al escarnio, al desconocimiento o al asalto al culto cristiano, aunque esta oposicin no alcanz el estatus de una poltica explcita o lleg a ser tan
concertada como en el caso de Chuani.15
Haba un contrapunto ideolgico profundo o una opcin religiosa alternativa
concebida por los campesinos de Chuani? No est claro que los Pallis fueran vistos
como poseedores de un poder sagrado, como se esperara que indicaran los documentos si ste fuera el caso. El trmino redentor, que fue aplicado a ellos, pudo
haber tenido una connotacin exclusivamente secular; tambin se llamaba redentores a otros lderes polticos comunitarios, por ejemplo a los comprometidos con
luchas contra los abusos de diezmos, y obviamente gozaron del mayor respeto de
sus compaeros sin adquirir una estatura religiosa mesinica. Por otra parte, la
osada de los Pallis al declarar a los campesinos libertados de asistir a misa, por
ejemplo, o el recolectar diezmos y rentas de caridad por su cuenta, posiblemente
sugiere una autoconfianza espiritual relacionada con proclamas de una autoridad
religiosa alternativa.
En cualquier caso, su posicin religiosa radical provena de una conjuncin de
conflictos locales en tomo a diezmos y curas, incluyendo a su formidable adversario, el cannigo y potentado Dr. Martn de Landaeta, y de una conciencia poltica
ms amplia dejada como legado por anteriores insurgentes indios en Azngaro.
Mientras no repudiaron la cristiandad como tal, ellos se esforzaron, de manera
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extraordinaria en comparacin con otros proyectos polticos andinos del siglo XVIII,
por evadir los abusivos controles religiosos y crear sus propias relaciones de autoridad poltica y religiosa.16
EL SITIO A CHULUMANI
En este sentido, el caso poco comn de Chuani se puede comparar con el de Andagua
(Arequipa) donde, durante el mismo periodo, la oposicin al Estado fue sostenida por indios que
participaron en un culto local de momias. Vase Frank Salomon. Ancestor Cults and Resistance
to the State in Arequipa, 1748-1754, en Stern (ed.). Resistance..., op. cit.
17
Vase Thomson. We Alone..., op. cit., pp. 107-122, para ms detalles sobre los eventos en
Sicasica en 1769 y Yungas en 1771.
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por el Ro Yarija, la comunidad de Chupe decidi no seguir recurriendo a medidas legales contra las autoridades coloniales, y de marcharse a Chulumani a la
instigacin de Tapia. Aunque los comunarios de Chupe luego insistiran que slo
buscaban la liberacin de la crcel de los miembros de su comunidad, incluyendo
su alcalde, salieron armados y preparados para la guerra. Un contingente parti
con la idea de cortar el puente para bloquear el avance del corregidor, de quien se
deca que estaba llegando con soldados. Despus que todas las fuerzas indias convergieron en el Alto de Guancan, en una ltima asamblea debatieron si deban
entrar a la batalla o no. La influencia determinante vino de una carta de una mujer
ayrmara la esposa annima del dirigente de Chupe, Simn Gonzlez que sostena que no poda estar de acuerdo con nadie que planteara perdonar al corregidor
y a su teniente.21
Una vez que el sitio al pueblo comenz, ninguno de los presentes pudo dejar de
apreciar el grado de polarizacin indio-espaol, el desafo a la autoridad regional
colonial y la ambicin de los indios por imponer su supremaca poltica. De hecho, el radicalismo y el fervor de las fuerzas indias se intensificaron a lo largo de la
confrontacin que dur varios das. Si bien su testimonio intentaba disminuir su
propio papel en la incitacin a las comunidades, Tapia luego manifest que l
haba actuado por miedo a las masas y que haba intentado contener a los muchos
que buscaban arrojarse a la batalla y conquistar el pueblo. Para dar seales militares, alzaban banderas, tocaban sus pututus, tambores e instrumentos de viento (tal
vez el pinkillu), y lanzaban gritos, insultos y amenazas al enemigo. En cierto momento, se acercaron a la entrada del pueblo con hondas en la mano y desafiaron a
los espaoles a salir y pelear. En las afueras del pueblo erigieron una horca como
smbolo de justicia los indios estaban preparados a juzgar a las autoridades abusivas
y castigar ladrones y pcaros por sus crmenes. Dado el nivel de polarizacin,
rechazaron a sus caciques, los intermediarios polticos tradicionales, por su complicidad con el corregidor.22
Si el movimiento slo hubiera buscado liberar a los alcaldes detenidos y el
retiro del corregidor de los valles, conforme con los decretos de la Audiencia, se
habra dispersado una vez que fueron cumplidas esas demandas. Pero al contrario,
21
ANB EC, 1788 [1778], nm. 29, 11-16. Vase tambin el testimonio de los indios de Chupe en AGI Charcas 530, Extracto sobre tumulto ocurrido en los Yungas de Sicasica, 20 de julio,
1778, esp. 47v-48, 49v-50v.
22
Para los detalles del sitio, reportado en el testimonio original, vase ANB EC, 1788 [1778],
nm. 29, 6v-22, 39v-45v; AGI Charcas 530. Extracto sobre tumulto ocurrido en los Yungas de
Sicasica, 20 de julio, 1778, 25-51v.
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que sigui sus rdenes s lo conoci como General, y que su ttulo de corregidor
era ampliamente conocido.24 Adems, en la defensa de Juan Tapia, el Protector de
Indios de la Audiencia acept la evidencia de ttulos polticos paralelos cuando
intent absolver a Tapia de responsabilidad, alegando que el supuesto rey, Mateo
Puma, era el verdadero jefe e instigador.25
Una lectura cuidadosa de la evidencia apoya la idea de que el movimiento en
Chulumani, y coordinado a lo largo y ancho de los valles de Yungas, involucraba
objetivos polticos audaces y anticoloniales que iban ms all de otros esfuerzos
comunitarios diseados para resistir la mano dura del corregidor. A diferencia de
la movilizacin de 1769 en el pueblo de Sicasica, en la cual los indios aparentemente buscaron recuperar los recibos tributarios que haban sido confiscados por
las autoridades coloniales locales, no se presuma ninguna legitimidad legal para
el movimiento, ni tampoco el respaldo de los altos niveles del Estado colonial.
Aunque no haba un programa poltico formulado en el movimiento de Chulumani,
s haba una aspiracin poderosa por acabar con la opresin espaola concebida en
trminos categricos, y el llano propsito de reemplazar el poder colonial existente por un gobierno indio. Mientras conspiradores ms sofisticados hubieran buscado aliados entre terratenientes criollos locales o declarado su lealtad a la corona,
los insurgentes de Chulumani pasaron por alto tales consideraciones tcticas y
estratgicas. Lo suyo era un empuje brusco e impaciente hacia el poder, precipitado en parte por la amenaza inminente de la represin e intensificado por el mismo
desarrollo de la confrontacin. Al mismo tiempo, sus acciones revelan una confianza en que la dominacin espaola no poda durar y que el autogobierno estaba
a la orden del da.
LA CAPTURA DE CAQUIAVIRI
AGI Charcas 530, Extracto sobre tumulto ocurrido en los Yungas de Sicasica, 20 de julio,
1778, 14. ANB EC, 1788 [1778], nm. 29, 6v-22. Segn una versin, Tapia obligaba a los
comuneros vacilantes a movilizarse amenazndoles con que les iba a quitar sus terrenos. Esta accin
poda haber parecido similar al procedimiento, autoridad e intimidacin de los corregidores espaoles, pero tambin hubiera tenido su sentido dentro de la lgica comunitaria de movilizacin,
ANB EC, 1788 [1778], nm. 29, p. 21.
25
ANB EC, 1788 [1778], nm. 29, 83v-84.
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Vase Thomson. We Alone..., op. cit., pp. 128-130 y 149-162, sobre el levantamiento en Jess
de Machaca y Caquiaviri en 1771. Esta versin est basada en los documentos del Archivo General
de la Nacin Argentina (AGN) IX 5-5-2, sobre todo el expediente de 22 folios con el ttulo Al Seor
Diez de Medina en La Paz, Venta de estancia en Sicasica (1774); y ALPEC, 1771, C. 92 E. 24.
27
ANG IX 5-5-2, Al Seor Diez de Medina en La Paz..., 1774, 18v. La frase quiere decir que
si los soldados marchaban contra la comunidad (en Machaca) entonces los campesinos de Caquiaviri
iban a enfrentarse con ellos.
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dicho pueblo.28 As como la naturaleza condicional de la decisin original de movilizarse (Si van contra el comn, los comunarios debemos ir contra ellos), la naturaleza interrogativa de la acusacin contra los residentes locales (Por qu se fueron
contra los indios?) parece implicar que los vecinos pudieron y debieron tomar partido por la comunidad en contra del corregidor. Por ello, al apoyar a la faccin del
corregidor en contra de la comunidad, los vecinos forzaron a los indios a tomar
acciones en contra de ellos. De acuerdo a otro testigo, los indios proclamaron que
Muerto el corregidor ya no haba Juez para ellos sino que el REY era el comn por
quien mandaban ellos.29 Despus de terminar los allanamientos y apostar centinelas en las salidas del pueblo, para que nadie pudiera escabullirse, procedieron a sacar
a otros hombres de la iglesia, donde intentaban refugiarse, y del patio de la eucarista, que el cura haba llevado en un intento por pacificar a la multitud.
Al da siguiente, se mantuvo un ambiente tenso e inestable con espordicos brotes de violencia.30 La furia de la multitud se enfoc en un momento contra un
mulato quien haba sido encarcelado antes del levantamiento. Fue sorprendido diciendo a los soldados prisioneros que si le sacaban sus cadenas y le provean un
cuchillo, l saldra y acuchillara a los indios como si fueran animales.31 Fue engaado para que saliera de la crcel, asesinado de inmediato, y colgado del rollo al centro
de la plaza. El mulato aparentemente fue el primero en morir, mientras los indios
amenazaban con matar a los prisioneros y a todo aqul que se rehusara a cooperar
con ellos. Podemos imaginar que los indios sintieron una gran animosidad contra los
cmplices del corregidor, pero el mulato pudo haber sido un mejor objetivo, puesto
que ya que haba sido detenido por un crimen, no exista nadie que lo defendiera y
era percibido como menos espaol que otra gente del pueblo.32 Matar a un espaol era una medida extrema que conllevaba el mayor riesgo poltico y que los indios
estaban ms dispuestos a utilizar solamente como amenaza.
28
ANG IX 5-5-2, Al Seor Diez de Medina en La Paz..., 1774, 19, 20v; ALPEC 1771 C.92
E.2, 1 v.
29
AGN IX 5-5-2, Al Seor Diez de Medina en La Paz..., 1774, 20v; nfasis en maysculas
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[...] es posible llegar a establecer el espectro de elementos diversos que constituan la estructura del sentir poltico anticolonial de los campesinos andinos
[...] este estudio ha identificado un ncleo central de opciones polticas anticoloniales antes de 1781: eliminacin radical del enemigo colonial, autonoma regional indgena que no necesariamente representaba un desafo a
la corona espaola, e integracin tnica/racial bajo hegemona india.
regresaban de una asamblea y cayeron sobre el cautivo Romero. A unos cuantos
pasos de la puerta de la crcel, fue apedreado y golpeado hasta la muerte, por
hombres y mujeres quienes luego lo colgaron del rollo a lado del mulato.36
En Caquiaviri, los asesinatos, la violencia y las amenazas de castigo extremo no
fueron repentinos y espontneos impulsos de una masa alzada, como aquellos en
Jess de Machaca para asesinar al corregidor. Por el contrario, durante los das de la
toma de poder por parte de los indios en Caquiaviri, los distintos caminos de accin
tomados por los comunarios fueron escogidos tras asambleas comunales y deliberaciones colectivas. En este sentido, podemos considerar los asesinatos, la violencia y las amenazas como parte de una orientacin o proyecto poltico radical que
conscientemente se imaginaba la eliminacin o aniquilacin de los rasgos ms
significativos de la dominacin colonial. Aunque no fue la nica opcin concebida
por los comunarios de Caquiaviri otras se analizan a continuacin s representaba una poderosa idea de transformacin social, la cual estuvo presente en otros
momentos de movilizacin en el siglo XVIII. Este proyecto fue expresado ms clara
y coherentemente en Caquiaviri que en ningn otro momento, a excepcin de
1781 bajo las severas circunstancias de la guerra. Sin embargo, los comunarios estuvieron conscientes de esta opcin en otros momentos, incluso cuando las condiciones histricas favorecan menos esta expresin. Algunas veces aludan a ella para
espantar a espaoles, as como cuando los indios amenazaban con beber chicha
en los crneos de sus enemigos.37
36
Otro informe deca que los indios mataron a un mozo llamado Josef Hinojosa porque haba
robado mulas para los soldados cuando partieron para Jess de Machaca; probablemente fue una
confusin con el caso de Josef Romero. Vase AGN IX 5-5-2, Al seor Diez de Medina en La
Paz..., 1774, pp. 18-19, 21.
37
Esta amenaza fue hecha durante el sitio a Chulumani (AGI Charcas 530, Extracto sobre
tumulto ocurrido en los Yungas de Sicasica, 20 julio 1778, 14), as como en la supuesta conspiracin en Coroico en 1800 (AGN IX 5-6-3, Autos sobre rumores de levantamiento de indios en
Coroico, 1800, 15v-16v).
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Esta violencia anticolonial no slo iba dirigida contra personas, sino tambin
contra instituciones coloniales y sus estructuras fsicas. Los indios se enfurecieron
en un momento dado cuando Francisco Garicano, contrariando rdenes intent
dejar la crcel. Retrocedieron a una corta distancia de la crcel y comenzaron a
lanzar piedras contra la puerta con sus hondas. Gritaban que acabaran de matar
a todos porque la crcel les haba costado su trabajo y que as la volveran en nada.
El sentido de sus palabras y acciones era que ellos tenan tanto el poder como el
derecho de eliminar a los sujetos, las estructuras y los signos de la sociedad colonial que los oprima y que estaba fundada sobre la alienacin de su trabajo, sus
recursos y su territorio.38 Otro ejemplo de esta tendencia radical hacia la franca
destruccin del enemigo identificado fue el momento en el que los indios, tras
una nueva pausa en los eventos, descendieron al pueblo una vez ms, durante la
noche del jueves, amenazando con arrasar la iglesia, la casa del cura y la crcel.
Fueron por lea y encendieron fogatas en la plaza. Los errticos vaivenes de las
fuerzas de la comunidad, entre movilizaciones agresivas y retiradas inseguras, corresponden en parte a las intervenciones del cura del pueblo y al dilema del cristianismo. Este dilema, el cual surgi de diferentes maneras durante el levantamiento,
consista esencialmente en una gran ambivalencia entre una religin a menudo
identificada con el orden poltico opresivo y una innegable autoridad espiritual
para la mayora de los comuneros. Para entender la naturaleza de la orientacin
poltica y el movimiento en Caquiaviri es importante notar las manifestaciones de
esta ambivalencia.
Una vez que el levantamiento se puso en marcha, los vecinos del pueblo buscaron el santuario en la iglesia local y en la residencia del cura. Aunque los comunarios
comenzaron registrando otras casas, tambin ingresaron en la residencia del cura
para sacar a los cmplices del corregidor que haban buscado refugio all. Podemos
suponer que durante el levantamiento algunas mujeres y nios pudieron haber
hallado refugio en la iglesia, empero los comunarios finalmente entraron en la
iglesia para capturar a los hombres del pueblo ms buscados, el ms notable de ellos
siendo Francisco Garicano. Otros de los soldados fueron arrastrados de debajo del
patio de la eucarista, cuando el cura la sac de la iglesia para pacificar a la multitud.
Al final, los comunarios mostraron cierta renuencia a violar el santuario cristiano, sin
embargo los imperativos polticos se sobrepusieron a la vacilacin.
38
La cita de la oracin anterior viene de ALPEC, 1771, C.92 E.24, 2-2v. Esta perspectiva haca
eco de la de los indios de Jess de Machaca que se apoderaron de los bienes del corregidor muerto,
incluyendo su cama, o los destruyeron. Quemaron sus papeles y se llevaron su dinero, diciendo
que era de ellos para beber (AGN IX 5-5-2, Al Seor Diez de Medina en La Paz..., 1774, 17v).
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Tales ideas sobre soberana popular estaban en circulacin en Sudamrica durante la era colonial, como se atestigua en las revueltas criollas neocomuneras en
las dcadas de 1720 y 1730 en Paraguay, y en 1781 en Nueva Granada, y en los
proyectos autonomistas durante la invasin napolenica en Espaa a comienzos
del siglo XIX. En el caso que aqu se examina, estas ideas fueron aparentemente
adoptadas por los campesinos andinos en una ambivalente formulacin, la cual
mezclaba dos concepciones distintas. Primero, se deca que el comn representaba al rey, gobernando en lugar de la ausente (extinta: as como ilegtima) autoridad colonial. Segundo, se deca que el comn era el rey. En otras palabras, la
soberana haba sido revertida al pueblo. En este segundo sentido, el rey pudo
haber sido desplazado sin renunciar a la corona abiertamente. Entonces esta formulacin oscilaba entre autonoma sin separatismo, por un lado, y explcita soberana comunal, por el otro.41
Otra concepcin en Caquiaviri aparentemente implicaba un sentido nuevo de
integracin corporativa con otras personas no indgenas bajo la soberana de la
corona, pero sin la tradicional jerarqua tnica/racial. Un testigo afirm, Lleg el
secretario don Josef Rivera de su estancia a donde, despus de haberles amenazado
a todos los presos de que se haban de matar, pasaron dichos indios que se
tumultuaron hasta cerca de doscientos, y despus volvieron dicindoles que ya no
les mataran por dicho secretario les haba dicho que eran todos vasallos del rey....
En este contexto, la propuesta de que eran todos vasallos del rey es una idea
intrigante, cuyo significado no est explcitamente aclarado por otra evidencia del
caso. Incluso la figura del secretario Rivera permanece oscura. l era probablemente un terrateniente mestizo o criollo que gozaba del respeto de los comunarios
ya que no era un aliado del corregidor. Es posible que el ttulo de secretario le
fuera otorgado por los mismos comunarios, como lo llegaran a hacer en el caso de
otros vecinos de Caquiaviri.42
Para comenzar, esta idea se contrastaba con la opcin de matar al enemigo, y en
una instancia final no implicaba ruptura con la autoridad colonial, puesto que el
rey retena un elevado prestigio poltico. Pero, qu queran decir los indios con
decir que no mataran a los prisioneros ya que eran vasallos del rey? Sera superficial
pasar por alto este comentario como una excusa insignificante para evitar las graves consecuencias de matar, o como una sencilla y convencional forma de sostener
41
Tres aos despus, el mismo proyecto volvi a aparecer en el pueblo de Condocondo (Paria)
cuando campesinos se levantaron en nombre del rey comn y mataron a los hermanos
Llanquepacha, descendientes de un linaje caciquil local. Vase el anlisis sugerente de Penry,
Transformations.
42
La cita es de ALPEC, 1771, C.92 E.24, 2.
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que ya no les mataran por dicho secretario les haba dicho que eran todos vasallos
del rey, pero que han de salir vestidos de indios de mantas y camisetas a mancomunarse con ellos, y as mismo haban de pasar al mismo efecto al pueblo de Jess de
Machaca. Lo que emerge entonces es una idea novedosa, definida en trminos indgenas, de asociacin y hermandad, distinta a la de aniquilar al enemigo. No est
claro si la nocin de vasallos del rey, que no vuelve a aparecer en los documentos,
perdi su influencia en la conciencia poltica india despus del encuentro decisivo
con el secretario Rivera, o si se fusion de manera sutil con la nueva nocin de
integracin corporativa y unidad mancomunidad que orientara a los insurgentes en los das siguientes. Al menos las dos ideas no estaban contrapuestas.
Consideremos la evidencia para el proyecto indio de mancomunidad. Tal vez
tan pronto como el lunes, los insurgentes tenan una lista escrita de los vecinos
que uno de ellos, Gregorio Hinojosa, haba redactado bajo amenazas de sus captores.
Desde la puerta de la crcel, a caja y clarn, los indios llamaron a los vecinos uno
por uno para hacer amistad. El mircoles por la maana, un grupo numeroso de
vecinos que haba huido a la hacienda Comanchi se enter por sus esposas que los
indios los estaban citando para hacer amistad. Si no volvan, los indios amenazaban con buscarlos hacienda por hacienda, para colgarlos como perros, incendiar
sus casas y destruir su ganado. Por temor al castigo, la mayora de ellos sali
rumbo al pueblo.
La misma maana, la confederacin comunitaria hizo una asamblea masiva.
Los insurgentes terminaron ordenando que los vecinos tomaran juramento de residencia y obediencia, y que se vistieran a la usanza de los indios: Mandaron que
todos los vecinos jurasen el domicilio y sujecin a ellos, vistiendo mantas, camisetas, y monteras, y sus mujeres de axsu a semejanza de ellos, y que as saldran
libres con vida. Las rdenes fueron cumplidas y los vecinos perdonados, ahora
con su cambio de traje, fueron liberados de la crcel.43
Como respuesta al desafo de rehacer las relaciones sociales y polticas despus
del levantamiento, vale la pena sealar la creatividad cultural de la solucin propuesta por los insurgentes de Caquiaviri. Esta solucin sera implementada otra
vez en 1781, pero ste es el primer caso registrado de una poltica campesina para
domicilio comunitario, transvestir tnico y la asimilacin de personas no indias.44
43
Las versiones presentadas en este y el prrafo anterior son de AGN IX, 5-5-2, Al Seor Diez
de Medina en La Paz..., 1774, 19-21v. La cita es de f.21v.
44
Por cierto, es el primer caso documentado en La Paz en el siglo XVIII; no tengo conocimiento
de otra instancia histricamente previa del transvestir tnico junto con rebelin indgena en otras
partes de los Andes.
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Dentro de los lmites de lo que ellos vean como su propio territorio y su esfera
poltica, los indios estaban dispuestos a incorporar extraos como nuevos miembros de la comunidad, en vez de eliminarlos, bajo la condicin de que adoptaran
los cdigos sociales, las normas, las responsabilidades y, de alguna manera, la
identidad india. El aspecto coercitivo de esta mancomunidad de ninguna manera iba en contra de las costumbres. Dentro de la cultura poltica comunitaria, la
coercin poda ser una parte normal del proceso de negociar el consenso, o llegar
a un arreglo hegemnico de fuerzas, en condiciones conflictivas.45 Esto se puede
ver en otros casos de movilizacin: en el sitio de Chulumani, por ejemplo, cuando
los campesinos reacios fueron persuadidos a juntarse con los compaeros bajo
amenaza de perder sus terrenos. Ser miembro de una comunidad, participando en
los derechos colectivos, beneficios y lazos de solidaridad, llevaba consigo la obligacin moral de respetar el consenso negociado y conducirse de acuerdo con las
resoluciones comunitarias; de lo contrario, uno recibira sanciones. En un sentido, los vecinos fueron incorporados a la comunidad como forasteros, y como en
el caso de los comuneros con el estatus relativamente inferior de forasteros, deban
acatar las directivas de los originarios viejos y establecidos. Esta analoga con los
forasteros seala cmo el patrn de las relaciones polticas y sociales establecidas
en Caquiaviri reflejaba una matriz cultural andina de comunidad.46 Luego de que
los presos fueran liberados de la crcel, un episodio hizo an ms claros los trminos comunitarios de las nuevas relaciones sociales establecidas por los insurgentes,
y revel otro proyecto poltico importante para los campesinos. De entre los presos vestidos de traje indio, los insurgentes agarraron a Manuel Uriarte y lo llevaron
como su capitn. Una pelea entre las dos parcialidades estall para determinar a cul
de ellas iba a pertenecer. Uriarte fue arrastrado de una esquina de la plaza a otra,
representando cada esquina el espacio ritual o la jurisdiccin de una de las dos
mitades. En medio de la disputa, lo llevaron al tollo con la intencin de matarlo.
Pero en ese momento, una de las parcialidades se impuso y sus miembros lo llevaron a su lado donde, al son de caja y clarn, lo hicieron tomar juramento como su
capitn. Nombraron a Francisco Garicano y Gregorio Hinojosa como secretarios
45
Mallon, 1995.
A diferencia del altiplano, donde generalmente slo los indios forasteros eran absorbidos por
la comunidad, en los Yungas era ms frecuente que mestizos tuvieran terrenos de la comunidad
o entraran a la comunidad a travs del matrimonio. En los Yungas, la identificacin comunitaria
probablemente segua fronteras culturales menos claras, y puede que las responsabilidades comunitarias fueran asignadas con mayor flexibilidad. Por ejemplo, parece que en ciertos casos terratenientes mestizos pagaban una especie de renta utilizada en el pago del tributo comunitario, sin
que fueran sujetos de otras formas comunitarias de servicio laboral.
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(se supone que los dos saban escribir), uno para cada parcialidad. Las ceremonias
continuaron, siempre con caja y clarn, mientras el nuevo comn de espaoles
(machaca comn que quiere decir nuevo comn de espaoles) fue ordenada a
que se armara con hondas, macanas y garrotillos. En preparacin para la guerra
que los indios iban a librar contra los soldados de La Paz, tambin se orden
juntar piedras en la plaza.47
En este proceso tan extraordinario en su creatividad, cabe insistir de la constitucin consciente de nuevos sujetos y relaciones sociales, el resultado final de mancomunidad entre indios y no indios fue una nueva comunidad de espaoles
subsumida dentro de la formacin poltica comunitaria mayor. La segmentacin
vertical de la organizacin social andina y la multiplicidad de sentidos del trmino
comunidad48 nos ayudan a explicar cmo la identidad de los no indios fue simultneamente reproducida y transformada a travs de la incorporacin cultural.
En un nivel mayor de organizacin y significacin social, los vecinos, adoptando los cdigos polticos y culturales de la comunidad, asumieron una identidad
india. La figura y la textura de su vida formaron parte de un solo tejido, por as
decirlo, tramado y usado por los indios. Mas en un nivel menor e interno, la incorporacin no significaba la prdida de la identidad anterior, porque la nueva
comunidad estaba compuesta por mestizos y criollos. La situacin de los nuevos
miembros de la gran comunidad, entonces, era anloga a la de un ayllu de forasteros
distinguido de los ayllus de los dems originarios.
La hegemona poltica y cultural de los campesinos aymaras, en las circunstancias excepcionales del momento, permiti esta solucin de mancomunidad con la
incorporacin cultural as como una orientacin poltica muy importante que podramos llamar mandar desde abajo. Con este ltimo elemento, las relaciones polticas en Caquiaviri se asemejaban a la proclama inicial de los insurgentes: Muerto
el corregidor ya no haba Juez para ellos sino que el rey era el comn por quien
mandaban ellos. Decisiones polticas fueron discutidas y tomadas en cabildos comunitarios con la participacin de los indios de todos los ayllus y haciendas. Los vecinos fueron capturados, convertidos en autoridades y oficiales (capitn y secretarios) a
travs de ceremonias polticas, y controlados por una base comunitaria relativamente coordinada. Es especialmente llamativo que mestizos y/o criollos fueran colocados
47
48
Los sinnimos comn y comunidad, equivalentes al trmino ayllu, podan tener como
referente los distintos niveles de la organizacin social segmentaria: los grupos de estancias que
formaban los ayllus locales, las parcialidades formadas de un conjunto de ayllus locales y finalmente
el pueblo compuesto de ambas parcialidades.
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haber persistido (quizs como contraparte de la amenaza de aniquilacin). El viernes, los indios soltaron a Manuel Tilas de la crcel, vestido de traje indgena como
los dems vecinos, y le dieron la tarea de vigilar la crcel.52 Con la muerte del
corregidor y la toma de la capital de la provincia, las acciones objetivas del levantamiento de Pacajes llegaron ms lejos que cualquier otra movilizacin campesina
en La Paz durante el siglo XVIII, salvo la insurreccin general. Mas los lmites del
movimiento de Caquiaviri en 1771 fueron significativos tambin. Distintas visiones polticas estuvieron presentes y bajo discusin no fue el caso en Jess de
Machaca en el mismo momento pero a los indios les result difcil llegar a una
posicin consistente y adecuada para enfrentarse con el desafo que se les present.
El movimiento estuvo marcado por la vacilacin, avances tentativos y repliegues y
una yuxtaposicin de elementos a veces incompatibles. La ambivalencia frente a la
autoridad espiritual cristiana reflejaba una incertidumbre poltica global. Caquiaviri
no fue una movilizacin tan repentina y espontnea como muchas otras en el siglo
XVIII, pero en cierta medida los campesinos no supieron cmo avanzar una vez que
el poder local fue suyo. La dificultad en lograr un programa poltico consistente
tena que ver con la ausencia de un liderazgo capaz de coordinar y dirigir la fuerzas
comunarias. Pero tal vez la experiencia misma de tal poder en manos de los indios,
y la incapacidad de ejercerlo de una manera ms eficaz, dio aliento a algunos
campesinos aymaras comprometidos y perspicaces para involucrarse en nuevos
esfuerzos organizativos y prepararse para una futura apertura poltica. Este probablemente fue el caso con Tupaj Katari.
DE 1771 A 1781. CONCLUSIONES
Las luchas anticoloniales del siglo XVIII generaron programas polticos formales
diseados por lderes individuales destacados como Juan Vlez de Crdoba en
Oruro en 1737 o Tupaj Amaru en 1780. Sin embargo, nuestra aproximacin ha
explorado el terreno ms comn pero menos familiar de las opciones polticas
concebidas por los comuneros campesinos andinos. El caso de Caquiaviri, que ha
recibido la mayor parte de la atencin, es particularmente valioso ya que revela los
debates que tuvieron lugar dentro de un movimiento insurgente y los trminos y
tonos cambiantes de los proyectos campesinos. Tanto en Caquiaviri como en
Chulumani, se dieron ritmos irregulares o tentativos, y en otros momentos impetuosos e incontenibles. Los momentos de movilizacin exigan no slo iniciativas
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opcin nueva y de enorme importancia: la mstica del retorno del inka para gobernar el reino del Per.
En ltima instancia, sin embargo, la imaginacin de la utopa andina no tom
una sola forma, como la restauracin inka. Tampoco es suficiente hablar de una
sola visin campesina de utopa andina en contraste con la de la nobleza andina y
sus simpatizantes mestizos y criollos. Los campesinos se imaginaban el fin del
gobierno colonial espaol y la alternativa del autogobierno andino de diversas
maneras. Esta diversidad de proyectos fue regional por supuesto, como se evidencia de Cuzco a La Paz, Oruro y Chayanta en la gran insurreccin de 1780-1781.
Pero incluso dentro de los movimientos individuales haban impulsos y tendencias mltiples. La diversidad fue temporal, tambin, con la conciencia anticolonial
asumiendo aspectos distintos en momentos sucesivos, cada uno con sus repercusiones respectivas.
En el periodo conflictivo y politizado despus de mediados de siglo, un conjunto clave de opciones, proyectos y aspiraciones haba tomado cuerpo antes de la
coyuntura revolucionaria a gran escala. Como un acervo acumulado de posiciones
y direcciones poltico-ideolgicas, esta cultura poltica anticolonial orientara a la
insurgencia india durante el nuevo y fluido momento histrico de la insurreccin.53 En el caso de La Paz, una dcada despus de 1771 surgi otro elemento
mayor en el imaginario insurgente. Con Tupaj Amaru, la visin campesina se
expandi de una esperanza de autonoma y soberana comunitaria (el rey era el
comn) para incluir un proyecto utpico de soberana inka. Cuando los campesinos aymaras de La Paz proclamaron que slo reinasen los indios, compartan
esta visin con los insurgentes a lo largo y ancho de la regin surandina. Las dos
perspectivas de mayor poder comunitario y de un gobierno inka coincidieron en
la anticipacin de la emancipacin, autodeterminacin y hegemona india.
53
Para ms sobre las comparaciones y conexiones entre La Paz, Chayanta, Cuzco y Oruro en la
insurreccin general, y sobre la forma en que las visiones utpicas y proyectos anticoloniales aqu
discutidos fueron reflejados o desarrollados en esos distintos escenarios regionales en 1780-1781,
vase Thomson. We Alone..., op. cit., pp. 163-231.
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