Volantes de Inercia
Volantes de Inercia
Volantes de Inercia
INERCIA DE MATERIALES
COMPUESTOS
2005
ii
Agradecimientos
Agradezco muy especialmente al Dr. José Luis Pérez que ha sido mucho más que un direc-
tor de tesis. Por la oportunidad de introducirme en el mundo apasionante de los volantes
de inercia, por los conocimientos que me ha transmitido y por su experiencia y buen
hacer. Sobre todo, por su paciencia, puesta a prueba en las innumerables horas que me
ha dedicado, y la de su familia, que ha soportado con infinita bondad las incomodidades
causadas por nuestro trabajo.
A los compañeros del área de Enginyeria Mecànica de la UdG. Especialmente a Pere
Maimí por la colaboración que ha sido imprescindible para los resultados logrados. La
comprensión y las ayudas continuas de Narcís Gascons, Joan Andreu Mayugo y Norbert
Blanco. Un recuerdo a nuestro amigo Joan Cabarrocas.
También al Dr. Robert Taylor por su ayuda en los casos especiales de simulación por
elementos finitos y al Dr. Eugeni Valencia por sus orientaciones y consejos.
iii
iv
Índice general
1. INTRODUCCIÓN 1
1.1. Volantes de inercia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1.1. Almacenamiento de energía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1.2. Elementos de un acumulador cinético . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.1.3. El rotor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.1.4. Aplicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.2. Estudio sobre el rotor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.2.1. Actuales direcciones de estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.2.2. Aplicaciones de bajo coste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1.2.3. Objetivo de la tesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.2.4. Alcance del estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.3. Principios básicos y estructura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3.1. Origen de las tensiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3.2. Modelización para sistemas de cálculo . . . . . . . . . . . . . . . 10
1.3.3. Materiales aplicados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
1.3.4. Organización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2. TENSIONES MECÁNICAS 13
2.1. Bases del análisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.1.1. Origen de las tensiones mecánicas . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.1.2. Elemento circular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.1.3. Esquema de resolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.2. Fuerza centrífuga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
v
vi ÍNDICE GENERAL
10.CONCLUSIONES 231
10.1. Sistema analítico de cálculo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
10.2. Diseño de volantes de inercia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
ÍNDICE GENERAL xi
Símbolos generales
a parámetro de anisotropía
aH , aR parámetros generales de los coeficientes de dilatación térmica
b parámetro de fuerza centrífuga
bH , bR parámetros generales de los coeficientes de dilatación por hidratación
c humedad
cr parámetro elástico
c0 , ...c5 coeficiente de la ecuación humedad
d parámetro de la deformación axial
e parámetro térmico de temperatura uniforme
e1 , e2 parámetros térmicos de temperatura no uniforme
fc fuerza centrífuga unitaria
fθ fuerza unitaria de aceleración
g parámetro de humedad uniforme
g0 , ...g4 parámetros de humedad no uniforme
h parámetro de aceleración
k constante elástica (con subíndices)
l longitud axial del rotor
m masa
m exponente de la tensión cortante radial-axial
m variables de integración por partes
n variables de integración por partes
n exponente de la tensión axial
nH , nR parámetros generales del módulo de Poisson
p presión
p parámetro elástico
q parámetro elástico
r radio
rc radio de curado
s parámetro elástico
t espesor de pared del cilindro
1
No se incluyen los símbolos particulares usados en un solo apartado.
xiii
xiv ÍNDICE GENERAL
Subíndices
e exterior
i interior, número de capa
r dirección radial
w bobinado
z dirección axial
L dirección longitudinal a la fibra
T dirección transversal a la fibra
θ dirección tangencial
Acrónimos
INTRODUCCIÓN
1
2 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Volantes
1000
Pb-ácido Metanol
Cel. Comb.
En la figura 1.1 se observa que la densidad de potencia en los volantes es muy eleva-
da comparada con los diversos tipos de baterías químicas, incluso con los motores de
combustión interna. En cambio, su densidad de energía es parecida a las baterías conven-
cionales y es más baja que las baterías especiales y los motores. Por lo tanto, la principal
característica de los volantes es su alta densidad de potencia.
Estos dos parámetros son muy genéricos y dan una visión global de los sistemas. Si se
quiere una comparación completa hay que tener en cuenta otros factores, por ejemplo el
número de ciclos de vida, los costes de fabricación y explotación, etc.
En la figura 1.1 se comparan los volantes con los sistemas más tradicionales pero existen
otros sistemas alternativos, menos conocidos. Por ejemplo en Olszewski y otros (1988)
[36] se comparan con el almacenamiento neumático y se deduce que la eficiencia y la
densidad de energía es más alta en los volantes.
En las aplicaciones más clásicas los volantes reciben la energía a través de una transmisión
mecánica, como si fueran un subconjunto de la máquina. En estos casos es habitual
que tengan un multiplicador para aumentar las revoluciones, o incluso un variador para
1.1. VOLANTES DE INERCIA 3
Rotor Recipiente
Cojinetes Motor-Generador
Este tipo de acumuladores, además de ser versátiles, minimizan las pérdidas por fricción
y la energía se mantiene durante horas o incluso días. Por contra, tienen pérdidas en la
entrada y salida de energía debido al rendimiento eléctrico del motor.
4 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
1.1.3. El rotor
Ec = K V σ (1.1)
La energía cinética depende, además del material, de la geometría del rotor. La fuerza
centrífuga de una porción de masa se compensa con otra opuesta situada a 180o y el
recorrido de la fuerza por el interior del rotor determina los puntos sometidos a tensión.
Luego, la configuración geométrica de un rotor depende tanto de la posición de la masa
como de las zonas intermedias preparadas para resistir el flujo de fuerzas. En este sentido,
los rotores aplicados a volantes de inercia tienen unas determinadas configuraciones que
optimizan los resultados. El artículo de Post y Post (1973) [41] hace un resumen de los
tipos básicos de rotores y compara sus principales características.
Las configuraciones de los rotores metálicos no son útiles para materiales compuestos,
como expone Genta (1985) [19]. Por ejemplo, la unión de la llanta con el eje mediante
un disco de espesor axial variable, frecuente en los rotores metálicos, es perjudicial para
los materiales compuestos. Esta configuración es excesivamente rígida y debe sustituirse
por una unión elástica que permita cierta libertad radial a la llanta.
En Post y Post (1973) [41] y Genta (1985) [19] se presentan las configuraciones más
típicas para los rotores de materiales compuestos, que se resumen en la figura 1.3.
Las configuraciones constructivamente más complejas tienen un funcionamiento mecánico
más simple. En el modelo (a) el material de los radios es más elástico que en la llanta
y permiten la necesaria deformación radial. En los casos (b) y (c) los aros curvados
tienen también elasticidad radial. En el (f) la flexión del cubo en forma de z permite
simultáneamente el desplazamiento axial y radial. En los casos (d) y (e) el rotor está
formado por múltiples anillos, en el primero están unidos por una capa fina de material
elastómero que permite un desplazamiento radial entre ellos y en el segundo cada anillo
es de un material compuesto distinto, con elasticidad creciente en el interior.
1
Se demuestra con las ecuaciones 9.1 y 9.2 del capítulo 9
1.1. VOLANTES DE INERCIA 5
(d) Anillos con elastómero (e) Híbrido multicapa (f) Cubo cónico
Figura 1.3: Configuraciones de rotores para volantes y sus uniones con el eje.
1.1.4. Aplicaciones
La aplicación más destacable de los últimos años ha sido para el suministro de energía
eléctrica a satélites en la industria aeroespacial. Durante las horas solares se almacena la
energía proveniente de las placas fotovoltaicas, de forma similar a las baterías eléctricas
pero con menos peso y mayor fiabilidad, Christopher y Beach (1998) [8].
Otro campo es la aplicación a los vehículos urbanos, cuya velocidad es discontinua y la
energía cinética se pierde en forma de calor durante las frenadas. El acumulador cinético
es capaz de almacenar la energía de la frenada porque su potencia, a diferencia de las
baterías químicas de la figura 1.1, es suficiente para absorber la energía en unos segundos
y para devolverla en la aceleración. Se aplica a automóviles, Álvarez y otros (1998) [1] y
a autobuses, Jefferson y Ackerman (1996) [25].
En los trenes, tanto urbanos como interurbanos, trabajan igual que en los vehículos
urbanos y se aplican tanto si el motor es eléctrico como de combustión interna, Herbst
y otros (1998) [24]. De forma similar aunque para menos energía se aplica a los tranvías
urbanos, Jefferson y Ackerman (1996) [25]. En cambio, en los trenes de alta velocidad
es distinto, el acumulador debe estar situado en las estaciones porque su masa es muy
grande comparada con la masa del tren.
Existen otras aplicaciones, por ejemplo en las redes de suministro de energía eléctrica
para evitar los cortes de corriente, Koch (1997) [28]. Se utilizan como fuente complemen-
taria durante las interrupciones de corta duración, con periodos de tiempo entre 10 y 60
segundos, según Darrelman (1999) [10].
6 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Para mejorar las aplicaciones de los volantes es necesario aumentar la energía específica
del rotor, tanto por unidad de peso como de volumen. Pero en la mayoría de aplicaciones
interesa disminuir los costes de fabricación para que sean competitivos con otros sistemas.
Lo primero se consigue básicamente aumentando la velocidad de giro, para lo segundo,
más complejo, se debe combinar la utilización de materiales baratos con la simplificación
de los procesos de fabricación. En ambos casos es necesario estudiar nuevas formas para
aumentar la resistencia del rotor.
u u
Figura 1.4: La deformación radial del material dificulta la unión con el eje.
Según Genta (1985) [19] los principales problemas en un rotor de material compuesto son
la baja resistencia a tensión radial y la unión de la llanta con el eje interior. La tensión
radial en el anillo sólo aparece si el espesor de pared es grande, tiene poca importancia
en los volantes metálicos pero es muy perjudicial en materiales compuestos2 .
La unión con el eje es otro tema difícil en los volantes. Existen dos sistemas excluyentes:
uniones muy rígidas y uniones elásticas. Las rígidas soportan la fuerza centrífuga me-
diante la tensión radial y se utilizan en volantes metálicos. Las elásticas permiten el
desplazamiento radial u de la llanta, como se muestra en la figura 1.4, y la fuerza cen-
trífuga sólo crea tensión tangencial. En los volantes de material compuesto se utilizan las
uniones elásticas para disminuir la tensión radial.
Esta problemática ha generado diversas líneas de estudio. Una solución es dividir el rotor
en anillos concéntricos unidos por finas capas de material muy elástico, como se muestra
en el tipo (c) de la figura 1.3. En Genta (1985) [19] se describe y analiza esta solución,
pero últimamente han aparecido nuevas investigaciones con combinaciones de materiales
más complejas, por ejemplo en Gabrys y Bakis (1997) [17].
Una variante de la solución anterior es utilizar una matriz de módulo elástico muy bajo
en los rotores fabricados de fibra bobinada. La elasticidad de la matriz permite unas
2
Esta tensión radial será motivo de estudio en este trabajo.
1.2. ESTUDIO SOBRE EL ROTOR 7
dilataciones en dirección radial, perpendicular a la fibra, que son suficientes para anular
la tensión radial. Esta tipología también está ensayada en Gabrys y Bakis (1997) [17].
La solución más estudiada es el rotor híbrido multicapa, representado en la figura 1.3(e).
Su proceso de distribución de tensiones y deformaciones está descrita de forma resumida
en Kitade (2000) [27]. Actualmente se siguen estudiando nuevas formas de optimización
mediante combinación de materiales y su posición radial, como en Ha y otros (1999) [21]
y Ha y otros (2001) [22], en los que se maximiza la energía almacenada manteniendo las
tensiones dentro del límite de resistencia del material.
Otra solución estudiada es la creación de tensiones residuales de compresión mediante
un bobinado con hilo muy tensado. Se han publicado algunos ensayos experimentales
en Hahn y Kempner (1993) [23] y Kempner y Hahn (1995) [26] aplicados a tubos para
fluidos a presión, aunque los resultados son poco positivos. Gabrys y Bakis (1998) [18]
lo aplica a rotores y ensaya el bobinado con un curado in situ, pero los resultados siguen
siendo limitados.
Ha y otros (1998) [20] estudia la optimización a través de sistemas mecánicos de fabri-
cación, utiliza múltiples anillos del mismo material montados con interferencia radial. Los
resultados en los cálculos teóricos son buenos pero su dificultad está en la fabricación.
También existen estudios sobre la influencia del mandrino metálico en la creación de
las tensiones residuales, White y Zhang (1993) [53], para aplicaciones con proceso de
fabricación simple.
Las mejoras en los acumuladores cinéticos no se limitan al rotor. Se están estudiando otros
campos, por ejemplo, en la suspensión magnética del rotor para disminuir el rozamiento
y acumular energía durante periodos más largos, en los sistemas eléctricos de gestión de
la energía para facilitar el intercambio, etc. Estos campos son muy interesante pero se
apartan mucho del objetivo del presente trabajo.
Los objetivos en el estudio del rotor son distintos según las diversas aplicaciones. En los
satélites lo más importante es minimizar el peso, debido al enorme coste de la puesta en
órbita, y en menor medida el volumen. Los costes del material y de fabricación son poco
importantes en comparación con aquéllos.
En las aplicaciones a vehículos móviles, automoción, trenes, etc. el peso y el volumen
tienen una importancia limitada, en cambio los costes son esenciales debido a las grandes
series de producción.
En las aplicaciones terrestres inmóviles, redes eléctricas, etc. el peso y el volumen no
tienen importancia, porque se dispone de más espacio pero, en cambio, el coste es decisivo.
En estas dos últimas y, sobre todo, si se pretende conseguir que la aplicación sea gene-
ralizada, el acumulador debe tener un coste limitado. En las innovaciones no es suficiente
avanzar en la cantidad de energía por unidad de peso, hay que utilizar procesos de fa-
bricación más económicos.
8 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Los rotores híbridos multicapa perfeccionados suelen tener unos costes de material eleva-
dos. Se fabrican con múltiples materiales de módulo elástico progresivo, en donde la fibra
de vidrio y la de carbono son la más elástica y la más rígida respectivamente. Para con-
seguir una progresión uniforme es necesario utilizar materiales de elasticidad intermedia
poco usuales y, por lo tanto, más caros, de forma que los costes de material pueden ser
superiores incluso al del rotor construido exclusivamente en fibra de carbono.
El estudio que se presenta en esta tesis está en la línea de conseguir que los acumuladores
cinéticos sean asequibles a las aplicaciones más corrientes de la industria, mejorando las
características de los rotores en las aplicaciones de bajo coste. En este sentido se estudian
soluciones empleando materiales corrientes y procesos de fabricación simples, de forma
que se puedan llevar a la práctica con medios económicos más asequibles.
Para ello se han propuesto dos objetivos. El primero es completar el sistema analítico
para el cálculo de rotores fabricados con materiales compuestos, atendiendo a todos los
tipos de cargas necesarias para el diseño y determinando las componentes de la tensión
que influyen en el cálculo por resistencia.
El segundo es analizar el diseño de rotores para las aplicaciones de bajo coste. Se in-
tentan proponer configuraciones alternativas para el rotor. Algunas de ellas necesitan
procesos de fabricación particulares que se deben simular mediante un modelo de cálculo
propio. Finalmente, partir de las limitaciones energéticas de los rotores simples se debe
determinar la mejora en las prestaciones el rotor.
En el análisis del rotor se elabora un sistema analítico de cálculo completo que permite
estudiar distintos diseños de rotor. Para su desarrollo se parte de los principios básicos
generales y se presentan cada uno de los pasos del proceso analítico hasta obtener la
solución global. En él se tienen en cuenta todas las posibles cargas del rotor que afectan
de forma significativa a su resistencia. Se determina el estado de tensiones completo en
todos los puntos para su aplicación al cálculo de la resistencia.
En la predicción de la rotura se considera que para el estudio de los diseños es más
importante el análisis comparativo de las diversas configuraciones que la obtención de
valores absolutos muy precisos. Así, en el cálculo de resistencia, al igual que en la mayoría
de autores, no se consideran los efectos de la fatiga, ni tampoco se entra en el estudio
a fondo de los criterios de fallo estático. Estos dos temas serían motivo de trabajos
posteriores cuando se apliquen a proyectos concretos.
Para las propiedades del material se toman los valores comunes aceptados entre los au-
tores y para las propiedades especiales aplicadas en los nuevos métodos de fabricación se
toman de resultados experimentales similares de otros autores. Los materiales compuestos
tienen un comportamiento menos regular que los metales y sus propiedades pueden va-
1.3. PRINCIPIOS BÁSICOS Y ESTRUCTURA 9
riar según las condiciones de fabricación y, por lo tanto, los resultados en este nivel de
estudio tienen un valor solamente especulativo. Para confirmar la validez final de los re-
sultados sería necesario continuar este estudio mediante un análisis más profundo sobre
los materiales y sobre todo realizar los ensayos experimentales pertinentes.
Dentro del rotor se pretende estudiar solamente la llanta porque es el núcleo principal
del almacenamiento de energía, no se incluyen los otros elementos secundarios. Se ini-
cia con el estudio de las configuraciones básicas de la llanta, siguiendo los criterios de
optimización propios de las aplicaciones industriales del rotor. Posteriormente se amplia
a nuevas configuraciones obtenidas modificando el proceso de fabricación, con el objeto
de mejorar los resultados manteniendo los coste. En ambos casos se pretende deducir
criterios generales para el diseño, que posteriormente puedan se aplicar a proyectos de
rotores.
Aunque la condición básica de este trabajo sea la de conseguir rotores de bajo coste,
tampoco interesa realizar un estudio profundo de los costes, porque dependen de la
fabricación particular. Se pretende estudiar las configuraciones y los procesos que no
supongan, al menos inicialmente, unos costes elevados. Para ello se utiliza la fibra de
vidrio como material básico y el bobinado como proceso elemental de fabricación. En
este sentido se intentan utilizar rotores que incluyen el mandrino metálico de bobinado
para ahorrar el proceso de extracción y simplificar la unión al eje.
La cantidad de energía almacenable está limitada principalmente por las tensiones in-
ternas del rotor, ya que en el resto de elementos no ofrecen excesivos problemas. Los
cojinetes de apoyo sólo presentan limitaciones de velocidad si el peso es muy elevado, y
el motor-generador y el sistema eléctrico no tienen problemas importantes en el límite
de velocidad dentro de los rangos habituales, como en el caso de Ashley (1996) [2]. Si
el rotor está dirigido a las aplicaciones de altas prestaciones esta problemática es muy
distinta, como en Borneman y otros (1994) [4].
Las tensiones del rotor tienen dos orígenes: las provenientes de las exigencias mecánicas y
las generadas por el propio material, también llamadas tensiones residuales. Estas últimas
permanecen en ausencia de velocidad y, por lo tanto, no dependen del nivel de energía
almacenada.
Las tensiones mecánicas están originadas principalmente por la fuerza centrífuga, aunque
también por la aceleración angular, el efecto giroscópico, el peso propio, el desequilibrio
de masas y las vibraciones, como se expone en Genta (1985) [19]. Estas se describen y
valoran en el apartado 2.1.1.
Las tensiones residuales están originadas por el propio material y pueden ser de dos tipos:
las de curado o térmicas y las de hidratación, estudiadas en Springer y Tsai (1981) [47].
10 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
El estudio de las tensiones en un rotor tiene dos partes: la primera calcular los límites
de utilización de un rotor, o sea, los valores máximos de la velocidad y la aceleración, y
la segunda, menos directa, conocer los parámetros más influyentes para proponer nuevas
formas y optimizar el diseño. Para ello, se deducen las expresiones analíticas de las
deformaciones y las tensiones y, paralelamente, se aplica el método de los elementos
finitos sólo en algunos casos particulares.
El estudio mediante la formulación analítica permite entender los fenómenos internos
que crean tensiones y, por lo tanto, analizar las causas de rotura del rotor. Se puede,
entonces, valorar fácilmente la influencia de cada parámetro y las consecuencias de una
posible variación. Con estos conocimientos es más rápido crear nuevos modelos con ciertas
posibilidades de éxito.
Los modelos de elementos finitos aplicados a un rotor calculan las tensiones para una
geometría concreta con resultados más completos y más precisos que los desarrollados
en este trabajo, pero en la práctica es un método más laborioso y más lento para probar
nuevas geometrías, como en el caso de Nagy y otros (1999) [35]. Además, la relación entre
características finales y parámetros es menos evidente y, en consecuencia, las modifica-
ciones se realizan casi por tanteo, Wu y otros (1995) [54].
En el presente estudio se analiza el comportamiento del rotor principalmente a través de
las fórmulas analíticas, como hacen la mayoría de autores citados en la bibliografía. Se
establecen los principios básicos y se deducen las ecuaciones que describen el compor-
tamiento del rotor. En ellas se utilizan parámetros que sean lo más comprensibles posibles
para analizar la causa de las tensiones. Las fórmulas finales se han simplificado al máxi-
mo y se componen de términos polinomiales en función del radio, en los que se agrupan
los factores de las distintas cargas. En algunos casos, después de deducir una primera
expresión basada en principios particulares, se amplía para generalizar su aplicación y
optimizar el resultado.
Después de cada análisis se aplican las fórmulas a ejemplos concretos para entender la
naturaleza del fenómeno y comprobar la coherencia de los resultados. Los ejemplos de las
deducciones más significativas se complementan con cálculos mediante elementos finitos
para verificar la correspondencia de los resultados.
El estudio está orientado a los materiales compuestos con fibras en una sola dirección que
son los usuales en los volantes de altas velocidades, como se ha descrito anteriormente.
Se omite la formulación aplicada a materiales isótropos, muy comunes en los estudios
clásicos, aunque se deducen como un caso particular de las ecuaciones generales. Para
los ejemplos se utilizan los materiales compuestos más representativos en los rotores, la
fibra de vidrio y fibra de carbono con matriz epoxi.
La fabricación de un rotor con estos tipos de materiales se realiza mediante bobinado
1.3. PRINCIPIOS BÁSICOS Y ESTRUCTURA 11
de una mecha de fibras sobre un mandrino. El rotor queda formado por fibras unidi-
reccionales orientadas circularmente de forma que consigue una gran resistencia a las
tensiones tangenciales. A esta orientación, en dirección tangencial, se la denomina "fi-
bras a 0o ", y se toma como referencia porque es la dirección natural.
También se contempla, como caso especial, que un rotor pueda contener fibras en la
dirección axial y se denominan "fibras a 90o ". El presente trabajo no se aplica a otras
orientaciones con ángulos distintos a estos dos. En la bibliografía hay pocos estudios de
rotores con fibras orientadas en direcciones distinta a estas dos, Ha y otros (1998) [20]
Interesa que las fibras estén orientadas a 0o para resistir la fuerza centrífuga del rotor a
través de la componente tangencial de la tensión. Las fibras a 90o no resisten tensiones
tangenciales, ni las radiales, porque ambas direcciones son normales a esta dirección, sólo
resisten tensiones axiales, que aparecen en algunos rotores de gran longitud.
1.3.4. Organización
TENSIONES MECÁNICAS
Las tensiones de origen mecánico son más importantes que las tensiones residuales ori-
ginadas por el propio material. Están causadas, como se ha descrito en el apartado 1.3.1,
por la fuerza centrífuga, la aceleración angular, el efecto giroscópico, el peso propio, el
desequilibrio de masas y las vibraciones.
Las tensiones originadas por la fuerza centrífuga son totalmente internas al rotor y se
orientan principalmente en dirección tangencial y radial. Sus valores son muy elevados y
constituyen la causa más importante de rotura.
La aceleración angular genera tensiones cortantes debido al par motor. Suelen ser des-
preciables en el cálculo del rotor, aunque en algunos casos especiales, en los que interesa
una rápida variación de energía almacenada, pueden llegar a ser importantes.
El volante de inercia de un acumulador cinético tiene un efecto giroscópico importante.
Si está montado sobre un sistema móvil con cambios bruscos de dirección, por ejemplo
en vehículos, se generan fuerzas que tienden a conservar la posición. Pero se reducen si
el volante se apoya sobre soportes elásticos dotados de la libertad angular necesaria.
Las fuerzas del peso propio son muy pequeñas comparadas con las de inercia y en volantes
de materiales compuestos generan unas tensiones totalmente despreciables.
El desequilibrio de masas crea una fuerza entre la zona desequilibrada del rotor y los
cojinetes de apoyo. En un rotor de alta velocidad podrían ser muy importantes si no se
controlan mediante una fabricación adecuada. Los sistemas de compensado de masas del
rotor permiten mantener estas fuerzas dentro de unos límites tolerables.
Las tensiones generadas por vibraciones son alternas y podrían producir fatiga pero se
procura que su valor sea mínimo. Las generadas por la dinámica del rotor son inaprecia-
bles, sólo existen pequeñas oscilaciones originadas por el motor. Las debidas a los modos
13
14 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
propios de vibración del rotor se tienen en cuenta durante el diseño y se procura que las
frecuencias naturales estén lejanas de la velocidad de giro para evitar el acoplamiento con
el desequilibrio residual. Finalmente, el eje de rotación se monta en la misma dirección
que la gravedad para que la fuerza peso sea constante a lo largo de una vuelta.
Para valorar su importancia en un rotor, Genta (1983) [19] presenta una tabla de valores
comparativos de las tensiones equivalentes respecto de la resistencia del material. Estos
valores se refieren al punto más tensionado de un volante clásico formado por llanta y
brazos y son sólo orientativos porque varían mucho con la configuración geométrica.
Carga σ 0 /σ máx
Fuerza de inercia 1/1,45
Momento giroscópico 1/20
Peso propio 1/150
Torsor de aceleración 1/1700
En la pràctica las tensiones del momento giroscópico son despreciables si se apoya sobre un
soporte elàstico. Las del peso propio son pequeñas, especialmente en rotores de material
compuesto, y son constantes a lo largo de una vuelta si el eje es vertical. En cambio, las
de aceleración pueden ser elevadas en aplicaciones especiales con tiempo de aceleracón
pequeño. Las dos primeras no se tienen en cuenta en los trabajos consultados y esta
última sólo en algunos, por ejemplo en Portnov y otros [40] (2004). Por lo tanto, en este
trabajo se analizan sólo las tensiones de la fuerza centrífuga y las de aceleración.
σθ σz
σr
z θ
r
z ω, α r
r
dr
dθ τθr σθ
τ rθ
σr
fc
fθ
σθ+dσθ σr+dσr
τθr+dτθr τrθ+dτrθ
Las dos fuerzas internas generadas por unidad de volumen están en función de la densidad
del material ρ, y del radio r. Además, la fuerza centrífuga fc es función de la velocidad
angular ω, y fθ de la aceleración angular α.
A estas consideraciones de equilibrio de fuerzas hay que añadir las consideraciones ge-
ométricas o cinéticas. En los cuerpos circulares los desplazamientos y deformaciones en las
direcciones tangencial y radial no son independientes entre sí, las deformaciones unitarias
tangencial εθ , radial εr y angular γ rθ se relacionan con los desplazamientos tangencial υ
y radial u de la figura 2.3 mediante las ecuaciones cinéticas 2.3
16 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
⎧
⎪ 1 ∂υ u
⎪
⎪ εθ = +
⎪
⎪ r ∂θ r
⎪
⎪
⎪
⎨
∂u
εr = (2.3)
⎪
⎪ ∂r
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ 1 ∂u ∂υ υ
⎩ γ −
rθ = +
r ∂θ ∂r r
θ rdθ
v
γrθ
r dr
u
en deformación plana. La tensión plana, que considera una tensión axial nula, simula
un volante de pequeña longitud, y la deformación plana, que considera una deformación
axial nula, se utiliza para longitud grande. Este último caso se estudia más a fondo en el
capítulo 4.
En todos los casos se sigue el mismo proceso de cálculo. Partiendo de las ecuaciones
elásticas del material y de las ecuaciones cinéticas de la geometría se deducen las expre-
siones de las tensiones en función del desplazamiento radial u o del circunferencial υ. Con
estas tensiones y la ecuación de equilibrio de fuerzas se obtiene la ecuación diferencial del
desplazamiento en función del radio, que una vez resuelta se sustituye en las ecuaciones
de la tensión anteriores. Las ecuaciones finales permiten determinar el desplazamiento y
las tensiones en función del radio r.
∂σ r 1
+ (σ r − σ θ ) = −fc (2.4)
∂r r
En las ecuaciones cinéticas 2.3 la condición de simetría anula los siguientes términos: la
derivada ∂θ, el desplazamiento tangencial υ y la deformación angular γ rθ . Por lo cual,
las ecuaciones 2.3 se simplifican y se reducen a dos ecuaciones
⎧ u
⎪
⎪ ε =
⎨ θ r
(2.5)
⎪
⎪
⎩ εr = ∂u = u ,r
∂r
18 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
Si el rotor está sometido únicamente a fuerza centrífuga se pueden admitir ciertas sim-
plificaciones en la ecuación constitutiva del material.
En la figura 2.2 se aplica solamente la fuerza centrífuga fc y se crean las tensiones normales
en dirección radial σ r y en dirección tangencial σ θ . La tensión axial σ z depende del efecto
Poisson y su valor es mucho menor que las otras, incluso, en rotores de poca longitud
es prácticamente nula. Ésta será objeto de estudio más adelante, principalmente en el
capítulo 4. Las tensiones cortantes se pueden considerar nulas: la tensión τ θr es función
sólo de la fuerza de aceleración fθ , la tensión τ rz es muy pequeña porque está creada por
las variaciones de σ z y la tensión τ zθ es nula a causa de la simetría del rotor sobre el eje
axial z.
En estas condiciones el estudio del comportamiento del material se reduce a determinar
las tres tensiones normales, tangencial θ, radial r y axial z, y sus deformaciones. Luego
la ecuación elástica es
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫
⎪ ε ⎪ 1 ν θr ν θz ⎪ σ ⎪
⎪ ⎪ ⎢ Eθ − Er − Ez ⎥ ⎪ ⎪
θ θ
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎨ ⎬ ⎢ ν 1 ⎥
ν rz ⎥ ⎨ ⎬
⎢ rθ
εr = ⎢ − − ⎥ σr (2.6)
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ Eθ Er Ez ⎥ ⎪ ⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎣ ν ν 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ −
zθ
−
zr ⎩ ⎭
εz Eθ Er Ez σ z
ν rθ ν θr ν zθ ν θz ν zr ν rz
= ; = ; = (2.7)
Eθ Er Eθ Ez Er Ez
Esta ecuación es válida para cualquier material anisótropo y se puede simplificar con
algunas igualdades en el caso concreto que sea ortótropo.
En los volantes de inercia, como se ha dicho anteriormente, el material del rotor es siempre
ortótropo. Además, para resistir la fuerza centrífuga sus fibras se orientan a 0o , o sea, la
dirección tangencial θ coincide con la longitudinal L de las fibras, y la radial r y la axial
z con la transversal T , como se observa en la figura 2.4. En este trabajo se considerará
que tienen esta dirección, excepto que no se diga lo contrario. También se considerará
que las dos direcciones transversales son idénticas y se cumplen las igualdades
2.2. FUERZA CENTRÍFUGA 19
θ (L)
r (T)
z (T)
Figura 2.4: Orientación tangencial de las fibras (0o ), direcciones: L longitudinal y T transversal
a las fibras
Er = Ez ; ν rz = ν zr ; ν θz = ν θr (2.8)
εθ εθ
θ
εr σr σz σr
r
σz εz
z
(νrz) (νzr) (νθz) (νθr)
Las ecuaciones anteriores se simplifican si se considera que el sistema cumple las condi-
ciones de tensión plana en las direcciones θ y r. Su resolución es mucho más simple que
el sistema global con todas las tensiones y no se pierde apenas precisión en los resulta-
dos cuando el rotor tiene poca longitud axial. Es el sistema utilizado por la mayoría de
autores.
La ecuación elástica 2.6 queda reducida a los parámetros relativos a los ejes θ y r, porque
esta condición supone que la tensión axial debe necesariamente ser nula, σ z = 0, y la
deformación axial no interviene en el cálculo. Luego, la ecuación queda reducida a
20 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫
1 ν θr
⎪
⎪ εθ ⎪
⎪ − ⎪
⎪ σ θ ⎪
⎪
⎨ ⎬ ⎢ Eθ Er ⎥ ⎨ ⎬
⎢ ⎥
= ⎢ ⎥ (2.9)
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎣ ν rθ 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ − ⎩ ⎭
εr σr
Eθ Er
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫
1 ν rθ
⎪
⎪ σ θ ⎪
⎪ ⎪
⎪ εθ ⎪
⎪
⎨ ⎬ Eθ Er ⎢ Er Eθ ⎥ ⎨ ⎬
⎢ ⎥
= ⎢ ⎥ (2.10)
⎪
⎪ ⎪
⎪ 1 − ν θr ν rθ ⎣ ν θr 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ ⎩ ⎭
σr εr
Er Eθ
A su vez las deformaciones están en función del desplazamiento radial según las ecua-
ciones cinéticas 2.5. Sustituyendo y simplificando algunas propiedades del material según
las igualdades 2.7 se obtienen las ecuaciones básicas de las tensiones en función del de-
splazamiento radial
⎧ ³u ´
⎪ Eθ
⎪
⎪ σ θ = + ν θr u,r
⎨ 1 − ν θr ν rθ r
(2.11)
⎪
⎪ Er ³ u ´
⎪
⎩ σr = ν rθ + u,r
1 − ν θr ν rθ r
Estas tensiones junto con la derivada de la tensión radial σ r respecto del radio, designada
por σ r,r
Er ³ u u ´
,r
σ r,r = ν rθ − ν rθ 2 + u,rr
1 − ν θr ν rθ r r
1 a2
u,rr + u,r − 2 u = b r (2.12)
r r
en la cual se han agrupado los factores constantes en dos parámetros, que se denominan
a y b, y se definen de la siguiente forma
r
Eθ 1 − ν rθ ν θr
a = ; b = − ρ ω2 (2.13)
Er Er
u = y (r−a + ra ) (2.14)
Con este cambio se elimina el sumando sin derivada de la ecuación 2.12 y queda de la
forma
£ ¤
y,rr (r−a + ra ) + y,r (1 − 2a)r−a−1 + (1 + 2a)ra−1 = b r
Aplicando un segundo cambio que sustituya la derivada por una nueva variable x se
disminuye el orden de la ecuación diferencial
y,r = x (2.15)
con lo que el grado de la ecuación disminuye y queda un sólo término con derivada
(1 − 2a)r(−1−a) + (1 + 2a)r(−1+a) r
x,r + −a a
x = b −a a
(2.16)
| r {z+r } | r {z+ r }
g(r) f (r)
La nueva ecuación es una función de x(r), en cual los factores independientes se agrupan
en dos nuevas funciones de r, g(r) y f (r), y su solución es la función estándar siguiente
Z R
g(r) dr
f (r) e dr
A0
x= R
g(r) dr
+ R
g(r) dr
(2.17)
e e
Cada término incluye varios factores que se operan individualmente, de forma sucesiva.
Primero se integra la función g(r), que a su vez se separa en dos integrales, Ia e Ib
22 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
Z Z Z
1 − 2a (1 + 2a) r−1+2a
g(r) dr = 2a
dr + 2a
dr = (1 − 2a) ln r + 2 ln (1 + r2a )
(1 + r ) r 1+r
| {z } | {z }
Ia Ib
(2.18)
en donde las soluciones individuales son
Z −2a
(1 − 2a) r2a + 1 dr = 1 − 2a ln 1
Ia =
−2a 1 −2a 1
+1 +1 (2.19)
r2a r2a
1 − 2a
= (1 − 2a) ln r − ln (1 + r2a )
2a
Z
1 + 2a 2ar2a − 1 1 + 2a (2.20)
Ib = 2a
dr = ln (1 + r2a )
2a 1+r 2a
El término exponencial se obtiene fácilmente debido a las funciones logarítmicas de la
integral 2.18
R
g(r) dr
e = r1−2a (1 + r2a )2 (2.21)
Por otra parte, el término independiente f (r) de la ecuación 2.16 se puede escribir en la
forma
r1+a
f (r) = b (2.22)
1 + r2a
para simplificar los elementos de la integral del segundo sumando de la ecuación 2.17. A
dicha integral se la denomina Ic
Z Z µ ¶
R
g(r) dr 2−a 2a r3−a r3+a
f (r) e dr = b r (1 + r ) dr = b + (2.23)
3−a 3+a
| {z }
Ic
Sustituyendo estos términos en la ecuación 2.17 se obtiene la ecuación de la variable
intermedia x
µ ¶
r2a−1
0 r2a−1 r3−a r3+a
x = A + b + (2.24)
(1 + r2a )2 (1 + r2a )2 3−a 3+a
Z Z µ 3−a ¶
R 0 r2a−1 r2a−1 r r3+a
y = x dr = A dr + b + dr
(1 + r2a )2 (1 + r2a )2 3 − a 3 + a
| {z } | {z }
I1 I2 (2.25)
−1 r3+a
= A0 2a
+ b 3 2a
+ B0
2a (1 + r ) (9 − a )(1 + r )
−1
I1 = (2.26)
2a (1 + r2a )
La integral I2 se resuelve por partes definiendo los términos m y dn. El primero coincide
con el resultado de la integral Ic de la ecuación 2.23
⎧
⎪
⎪ r3−a r3+a
⎪
⎪ m = + ⇒ dm = r2−a (1 + r2a ) dr
⎨ 3−a 3+a
⎪
⎪ r2a−1 −1
⎪
⎪ ⇒
⎩ dn = dr n =
(1 + r2a )2 2a(1 + r2a )
µ ¶ Z
−1 r3−a r3+a −1 2−a r3+a
I2 = + − r dr = (2.27)
2a(1 + r2a ) 3−a 3+a 2a (9 − a3 )(1 + r2a )
1 + r2a A0 1 r3+a 1 01 + r
2a
u(r) = y = − + b + B (2.28)
ra 2a ra 9 − a2 ra ra
1 a b
u(r) = A + B r + r3 (2.29)
ra 9 − a2
Los dos primeros determinan la progresión del desplazamiento en el radio. Las constantes
A y B se determinan por las condiciones de contorno en el radio interior y exterior, o
en las fronteras entre capas si el rotor es multicapa. El tercero contiene la constante b
definida en la ecuación 2.13 y representa la aportación de la fuerza centrífuga.
Se observa que el factor más decisivo para determinar el tipo de solución es el parámetro
a. Afecta a los tres términos de la ecuación y especialmente a los dos primeros. Está
definido en la ecuación 2.13 y depende de la anisotropía de las propiedades elásticas del
material en las direcciones radial y tangencial. Es un factor importante para las tensiones
24 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
finales porque determina la coherencia entre los desplazamientos de distintas zonas del
rotor.
Si el material es isótropo el valor es a = 1, ecuación 2.13. Es el caso, por ejemplo, de los
rotores de metal, utilizados en volantes de bajas prestaciones. Para este valor la ecuación
del desplazamiento se reduce a la ecuación clásica
1 b
u(r) = A + r B + r3 (2.30)
r 8
Ambas ecuaciones, 2.29 y 2.30, coinciden con las ecuaciones de la bibliografía, por ejemplo
en Kitade (2000) [27] o en Timoshenko y Goodier (1970) [49]
Los desplazamientos radiales son aparentemente poco importantes para el diseño de un
rotor, pero no es así. Su ecuación es necesaria dentro del proceso analítico para determinar
las tensiones, y el valor de su pendiente en r influye sobre la tensión radial máxima.
Además, el desplazamiento en el radio interior del rotor es muy importante para elegir el
tipo de unión entre la llanta y el eje; cuanto mayor sea este desplazamiento más elástica
debe ser la unión, como se verá en el apartado 2.4.2.
a 3b
u,r (r) = − A + a ra−1 B + r2 (2.31)
ra+1 9 − a2
⎧ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 a−1 1 + 3ν θr 2
⎪
⎪ σ (r) = a2 cr (1 − ν θr a) a+1 A + (1 + ν θr a) r B + br
⎨ θ r 9 − a2
∙ ¸ (2.32)
⎪
⎪ 1 ν + 3
⎪
⎪ a−1 rθ 2
⎩ σ r (r) = cr (ν rθ − a) a+1 A + (ν rθ + a) r B + br
r 9 − a2
Er Eθ
cr = = (2.33)
1 − ν rθ ν θr (a − ν rθ )(a + ν rθ )
Esta constante no tiene ningún significado físico destacable, su único objeto es simplificar
los términos de la ecuación. Con ella la constante b definida en 2.13 se puede escribir de
forma simplificada
2.2. FUERZA CENTRÍFUGA 25
ρ ω2
b = − (2.34)
cr
ν zθ ν zr
εz = − σθ − σr (2.35)
Eθ Er
⎧ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 1 + 3ν 2
⎪
⎪ σ θ (r) = cr (1 − ν) 2 A + (1 + ν) B + br
⎨ r 8
∙ ¸ (2.36)
⎪
⎪ 1 3 + ν
⎪
⎪ 2
⎩ σ r (r) = cr (ν − 1) 2 A + (ν + 1) B + br
r 8
Estas ecuaciones también coinciden con la bibliografía clásica, por ejemplo Timoshenko
y Goodier (1970) [49].
Las constantes A y B son propias de cada aplicación. En un rotor simple, con un solo
material y libre en los radios interior ri y exterior re , estas constantes se pueden hallar
analíticamente igualando a cero las tensiones radiales en estos dos puntos
σ r (ri ) = 0 ; σ r (re ) = 0
⎧
⎪
⎪ (3 + ν rθ ) b ria+3 re2a − rea+3 ri2a
⎪
⎪ A =
⎨ (a − ν rθ ) (9 − a2 ) re2a − ri2a
(2.37)
⎪
⎪
⎪
⎪ (3 + ν rθ )b ria+3 − rea+3
⎩ B =
(a + ν rθ ) (9 − a2 ) re2a − ri2a
La solución anterior, deducida a partir de leyes generales, no es válida para todos los
valores del parámetro a. En las ecuaciones aparece un denominador con el factor (9 − a2 )
y, por lo tanto, cuando a = 3 el resultado es infinito. Este valor constituye un punto
singular de las ecuaciones que necesita una atención especial.
Esta discontinuidad aparece en la solución matemática pero no se intuye que tenga un
significado físico. El parámetro a es función del material, según la ecuación 2.13, y si el
valor a = 3 correspondiera a un material hipotético no utilizado en rotores, el problema
se quedaría en un simple concepto matemático, pero este valor está dentro la gama de
materiales utilizados y, en consecuencia, es necesario rehacer el proceso de cálculo para
hallar otra solución.
El valor mínimo dentro de la gama de materiales es a = 1 y corresponde a los materiales
isótropos. Los materiales compuestos, utilizados en la fabricación de rotores, tienen va-
lores de a superiores a la unidad; la fibra de vidrio con resina epoxi tiene un valor cercano
a 2 y la fibra de carbono con epoxi, mucho más rígida, alcanza un valor de 4. El resto de
fibras suelen tener valores intermedios, por lo tanto, en alguna de ellas el valor puede ser
3.
Analizando el proceso anterior se observa que la solución de la integral Ic de la ecuación
2.23 no es válida para un valor de a = 3. El factor r2−a adopta el valor r−1 y la solución
no es una función polinómica sino logarítmica. La solución correcta, denominada Ic3 , es
Z Z µ ¶
R
g(r) dr −1 5 r6
f (r) e dr = b (r + r ) dr = b ln r + (2.38)
6
| {z }
Ic3
El desarrollo posterior sigue los mismos pasos pero con las modificaciones que genera este
cambio. En todas las ecuaciones aparece la nueva función logarítmica. La ecuación 2.24
se convierte en
µ ¶
r50 r5 r6
x = A + b ln r + (2.39)
(1 + r6 )2 (1 + r6 )2 6
Z µ ¶
r5 r6 r6 ln r − 1
I23 = ln r + dr = (2.40)
(1 + r6 )2 6 36 1 + r6
−1 0 r6 (6ln r − 1)
y = A 6
+ b 6
+ B0 (2.41)
6(1 + r ) 36(1 + r )
2.2. FUERZA CENTRÍFUGA 27
1 3 b 3 b 3
u(r) = A + B r − r + r ln r (2.42)
r3 36 6
Las expresiones de las tensiones deducidas a partir de u y u,r contienen también un nuevo
término en r2 ln r
3 b b
u,r = −A 4
+ B 3r2 + r2 + r2 ln r
r 9 2
⎧ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 2 −1 + 3ν θr 2 1 + 3ν θr 2
⎪
⎪ σ (r) = 9 cr (1 − 3 ν rθ ) 4 A + (1 + 3 ν rθ ) r B + br + br ln r
⎨ θ r 36 6
⎪ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 −ν rθ + 3 ν rθ + 3
⎪ 2
⎩ σ r (r) = cr (ν rθ − 3) 4 A + (ν rθ + 3) r B + 2
br + 2
b r ln r
r 36 6
(2.43)
Esta solución es válida para el punto a = 3, pero cabe preguntarse qué sucede en los
valores próximos a 3. Se ha comprobado, con algunos ejemplos, que dentro de un intervalo
de ±0,01 el resultado de las ecuaciones generales 2.31 y 2.32 no sufre discontinuidad.
El tamaño del incremento es suficiente porque es inferior a la precisión habitual del
parámetro a, determinado a partir de los valores de las propiedades elásticas. Luego, las
ecuaciones generales son aplicables siempre, a excepción del propio punto a = 3.
También se ha comprobado que las ecuaciones siguen siendo continuas para un intervalo
de ±10−6 ,en cambio, para un intervalo de ±10−7 se generan resultados irregulares en los
puntos próximos a a = 3. Esto se atribuyen a la herramienta computacional de cálculo,
no a la función matemática.
De todo ello se deduce que la existencia del punto singular no depende de un fenómeno
físico sino simplemente matemático. La integral de r−i en la ecuación 2.23 tiene una
formulación muy distinta en los valores de a próximos a 3 que en el propio valor 3. En los
valores próximos la solución es una potencia, (−i) r1−i , mientras que en 3 es una función
logarítmica, lni; a pesar de ello, la función matemática es totalmente continua.
Las fórmulas deducidas para las condiciones de tensión plana se aplican a continuación a
un ejemplo simple. Se pretende observar algunas características del comportamiento del
rotor y deducir algunos principios para el diseño. También se compara con los resultados
obtenidos mediante el método de los elementos finitos (MEF).
Se aplica a un rotor de un solo material, fibra de vidrio, y de pared gruesa, con radio
28 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
3.5 500
σ
θ
3 σ *10
400 r
Desplazamiento (mm)
2.5
Tensiones (MPa)
300
2
1.5 200
1
100
0.5
0 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
En el gráfico de desplazamiento radial u se observa que el valor varía muy poco con el
radio, en la tensión tangencial el valor máximo se halla en el radio interior y la tensión
radial, con el factor de escala de 10, el máximo está en el centro.
σθ
σθ’
σr
ω ω
1 u1’ u2’ ∆u ∆u
2 u3’
3
σθ (Pa)
z l/2
r
σr (Pa)
z l/2
r
una menor resistencia en el radio interior. En los resultados del ejemplo, figura 2.6, la
diferencia respecto del valor medio es del 25 %.
La tensión radial, aún siendo muy inferior a la tangencial, es más perjudicial para los
materiales compuestos porque las fibras están orientadas en dirección tangencial. En el
ejemplo su valor es 15 veces inferior a la tangencial pero la resistencia transversal a la
fibra es 30 veces menor que la longitudinal, como se verá en el apartado 6.3.2, y el rotor
fallaría por tensión radial.
Para verificar las fórmulas, el resultado de este ejemplo se compara con el obtenido en
un modelo calculado mediante el MEF. Los datos del modelo son los mismos que en
el ejemplo anterior, solamente se añade una longitud axial. Se elige un valor pequeño,
l = 80 mm, para que sea inferior al espesor de la pared del cilindro y simule la condición
de tensión plana.
Se utilizan elementos axisimétricos respecto del eje de rotación z y los resultados se
representan sobre una superficie en el plano rz. El origen del eje z está situado en el
extremo del rotor, como se ha definido en la figura 2.1. El modelo tiene un eje de simetría
en el radio situado en z = l/2, con elementos de borde que sólo permiten el desplazamiento
en r, tal como se representa en las figuras de resultados 2.8 y 2.9.
Las tensiones en las figuras 2.8 y 2.9 varían muy poco con la posición axial, solamente la
tensión radial tiene un ligero descenso al aproximarse al extremo lateral del rotor, z = 0.
En la figura 2.10 se comparan los resultados de las ecuaciones, de la figura 2.6, represen-
tados con línea continua y los obtenidos en MEF, con puntos discontinuos. Estos últimos
corresponden a un radio situado en la posición axial z = l/2 y en las tensiones radiales
se incluye, además, el resultado de un radio situado en z = 0.
35
Ecuación
400 MEF 30
Tensión tangencial (MPa)
25
350
20
15
300
10
Ecuación
5 MEF, z = 0
MEF, z = l/2
250
0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 2.10: Comparación de las tensiones, tangenciales y radiales, con las obtenidas mediante
el MEF.
en las tensiones tangenciales es inapreciable. En las tensiones radiales existe una pequeña
diferencia en la zona central, originada por la posición axial elegida, el resultado para
z = l/2 es algo superior, mientras que para z = 0 es inferior. Se observa, además, que
el primer valor y el último se apartan de cero, pero es debido a un defecto de lectura de
resultados del modelo que se podría corregir fácilmente con una extrapolación.
Con este ejemplo se puede concluir que las ecuaciones deducidas son válidas para el
cálculo de deformaciones y tensiones. En los capítulos siguientes se estudia más a fondo
la posición axial y se da una explicación a la pequeña discrepancia en las tensiones
radiales.
ν zθ ν zr 1
εz = − σθ − σr + σz = 0 (2.44)
Eθ Er Ez
µ ¶
ν zθ ν zr
σ z = Ez σθ + σr (2.45)
Eθ Er
⎧ µ ¶
⎪
⎪ 1 − ν θz ν zθ ν θr ν θz ν zr
⎪
⎪ εθ = σθ − + σr
⎨ Eθ Er Er
µ ¶ (2.46)
⎪
⎪ ν rθ ν rz ν zθ 1 − ν rz ν zr
⎪
⎪
⎩ εr =− + σθ + σr
Eθ Eθ Er
ν θr ν θz ν zr ν rθ ν rz ν zθ
+ = + (2.47)
Er Er Eθ Eθ
32 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
y los factores que multiplican a las tensiones, que dependen sólo de las propiedades del
material, se resumen en los tres parámetros p, q y s siguientes:
1 − ν rz ν zr ν rθ ν rz ν zθ 1 − ν θz ν zθ
p= ; q= + ; s= (2.48)
Er Eθ Eθ Eθ
Estas definiciones se pueden simplificar si el material tiene todas las fibras orientadas
tangencialmente, o sea a 0o , y las propiedades en las direcciones transversales son iguales,
ecuación 2.8,
1 − ν 2zr ν rθ (1 + ν zr ) 1 − ν rθ ν θr
p= ; q= ; s= (2.49)
Er Eθ Eθ
Reescribiendo en forma matricial las ecuaciones 2.46, igual que en la ecuación 2.9 del
cálculo en condiciones de tensión plana, queda
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫
⎨ εθ ⎬ s −q ⎨ σθ ⎬
= ⎣ ⎦ (2.50)
⎩ ⎭ ⎩ ⎭
εr −q p σr
en donde las tensiones, siguiendo el mismo razonamiento que en la ecuación 2.11, son
⎧ µ ¶
⎪ pu q
⎪
⎨ σθ =
⎪ + u,r
ps − q 2
r p
(2.51)
⎪
⎪ s ³q u ´
⎪
⎩ σr = + u,r
ps − q 2 s r
A su vez, sustituyendo estas tensiones en la ecuación de equilibrio de fuerzas 2.4, se
deduce la misma ecuación de desplazamiento 2.12 de tensión plana
1 a2
u,rr + u,r − 2 u = b r (2.52)
r r
pero con coeficientes a y b distintos
r
p ps − q2
a = ; b = − ρ ω2 (2.53)
s s
y su solución es la misma que en tensión plana, ecuación 2.29,
1 b
u(r) = a
A + ra B + 2
r3 (2.54)
r 9−a
⎧ ⎡ q ⎤
⎪
⎪ µ ¶ µ ¶ 1 + 3
⎪
⎪ ⎢ q 1 q p 2⎥
⎪
⎪ σ θ (r) = a2 cr ⎣ 1 − a A+ 1+a ra−1 B + br ⎦
⎪
⎪ p r a+1 p 9 − a2
⎪
⎨
(2.55)
⎪
⎪ ⎡ q ⎤
⎪
⎪ ³ ´ ³ ´ + 3
⎪
⎪ q 1 q
⎪
⎪ σ r (r) = cr ⎣ − a a+1 A + + a ra−1 B + s b r2 ⎦
⎪
⎩ s r s 9 − a2
en donde los parámetros cr y b, que dependen de las propiedades del material, se definen
a través de los parámetros intermedios p, q y s
s ρ ω2
cr = ; b = − (2.56)
ps − q 2 cr
Si las fibras están orientadas a 0o los parámetros de la ecuación 2.55 se pueden relacionar
directamente con las propiedades del material
r
Eθ 1 − ν 2zr (1 − ν θr ν rθ ) Er
a = ; cr =
Er 1 − ν θr ν rθ (1 + ν rz ) (1 − 1 ν rθ ν θr − ν rz )
(2.57)
q ν θr q ν rθ (1 + ν rz )
= ; =
p 1 − ν rz s 1 − ν θr ν rθ
Además de las tensiones σ θ y σ r , en deformación plana, existe la tensión σ z de la ecuación
2.45. Simplificando las propiedades según la igualdad de la ecuación 2.7(1) se reduce a
σ z (r) = ν θz σ θ + ν rz σ r (2.58)
Como se observa en las ecuaciones 2.54 y 2.55 esta solución presenta un punto singular
para a = 3, igual que en tensión plana. El origen es el mismo y se resuelve rehaciendo
las ecuaciones con la solución logarítmica de la ecuación 2.38. La expresión del desplaza-
miento coincide con la ecuación 2.42 de tensión plana y las tensiones son ligeramente
distintas
34 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
1 b 3 b
u(r) = A 3
+ Br3 − r + r3 ln r
r 36 6
∙µ ¶ µ ¶
ν θr 1 ν θr
σ θ (r) = 9 cr 1 − 3 A+ 1+3 r2 B
1 − ν rz r4 1 − ν rz
µ ¶ µ ¶ ¸
ν θr b 2 ν θr b 2
+ −1 + 3 r + 1+3 r ln r
1 − ν rz 36 1 − ν rz 6 (2.60)
∙µ ¶ µ ¶
ν rθ (1 + ν rz ) 1 ν rθ (1 + ν rz )
σ r (r) = cr −3 4 A + + 3 r2 B
1 − ν θr ν rθ r 1 − ν θr ν rθ
µ ¶ µ ¶ ¸
ν rθ (1 + ν rz ) b 2 ν rθ (1 + ν rz ) b 2
+ − +3 r + +3 r ln r
1 − ν θr ν rθ 36 1 − ν θr ν rθ 6
Igual que en tensión plana se presenta a continuación un ejemplo aplicando las fórmulas
deducidas en condiciones de deformación plana. Se utilizan los mismos datos del rotor
que en la sección 2.2.7 para comparar los resultados de ambos sistemas.
3.5 450
σ
400 θ
3 σ *10
r
350 σ
Desplazamiento (mm)
2.5 z
Tensiones (MPa)
300
2 250
1.5 200
150
1
100
0.5
50
0 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Los resultados se presentan en la figura 2.11 con el mismo formato que en tensión plana:
a la izquierda los desplazamientos según la ecuación 2.54 y a la derecha las tensiones,
tangencial y radial, ecuación 2.55, y axial, ecuación 2.58.
2.2. FUERZA CENTRÍFUGA 35
Los valores son parecidos a los obtenidos en tensión plana, las diferencias son pequeñas.
El desplazamiento, igual que en tensión plana, es casi constante, incluso el valor en el
radio interior es ligeramente mayor que en el exterior. Los gráficos de las tensiones tienen
la misma forma que en tensión plana, pero la tangencial tiene más pendiente y la radial
es más alta debido a la variación radial del desplazamiento.
También se presenta la tensión axial, sus valores son pequeños aunque no despreciables,
es máximo en la zona central y el mínimo en el radio exterior. Estos valores son poco
fiables, de manera que son analizados y recalculados en el capítulo 4.
Estos resultados, igual que los de tensión plana, se comparan con los obtenidos mediante
el cálculo en elementos finitos. Para ello, se utiliza también un modelo axisimétrico como
el de las figuras 2.8 y 2.9, pero con doble restricción axial para simular las condiciones
de deformación plana.
Los resultados se presentan en las figuras 2.12 y 2.13 y se observa que las tensiones son
constantes en la dirección axial, como es propio de la deformación plana.
σθ (Pa)
z l/2
r
σr (Pa)
z l/2
r
Estos valores se comparan con los resultados de las ecuaciones en la figura 2.14. Para ello,
se capturan los valores de las tensiones sobre el radio z = l/2 y se representan en puntos
discontinuos, mientras que los resultados de las ecuaciones se muestran en línea continua.
Se observa que los resultados son totalmente idénticos, excepto en los extremos por no
haber extrapolado los valores de MEF, y su coincidencia es superior a la de tensión plana
en la figura 2.10.
36 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
450 40
MEF MEF
Ecuación 35 Ecuación
Tensión tangencial (MPa)
400
350 25
20
300 15
10
250
5
200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 2.14: Comparación de las tensiones, tangenciales y radiales, con las obtenidas mediante
el método de los elementos finitos (MEF).
Antes de afrontar el estudio de un rotor con fibras orientadas a 90o hay que recordar que
sólo se aplican en rotores multicapa, como se ha expuesto en el apartado 1.3.3. A pesar
de ello en estos primeros capítulos se considera un rotor hipotético formado solamente
por fibras a 90o con el fin de estudiar su comportamiento analítico.
θ (T)
r (T)
z (L)
Si la fibras están orientadas a 90o , como se indica en la figura 2.15, la dirección longitu-
dinal del material L coincide con la dirección axial y las transversales T con la radial y
la tangencial. En el cálculo son aplicables la ecuación 2.6 y a las igualdades 2.7, pero las
correspondencias entre propiedades de la ecuación 2.8 se sustituyen por
2.2. FUERZA CENTRÍFUGA 37
Er = Eθ ; ν rθ = ν θr ; ν θz = ν rz ; ν zθ = ν zr (2.61)
θ εθ σθ εθ
σr εr σz εr
r
σz
z
(νθr) (νrθ) (νθz) (νrz)
El cálculo del rotor en condiciones de tensión plana es el mismo que para fibras a 0o , tanto
el proceso deductivo como las ecuaciones finales, pero ahora se simplifica mucho. En el
plano de estudio, θr, el material tiene propiedades isótropas y el parámetro a se reduce a
la unidad. Con ello las ecuaciones se simplifican: los parámetros de cálculo definidos en
las ecuaciones 2.13 y 2.34 quedan
ρ ω2
a =1 ; b = − (2.62)
cr
y el parámetro cr , definido en 2.33, ahora es
Er
cr = (2.63)
1 − ν 2θr
1 − ν rz ν zθ 1 − ν θz ν zθ ν rθ ν rz ν zθ
p = s = = ; q = + (2.64)
Er Eθ Eθ Eθ
El valor de a sigue siendo la unidad, según la ecuación 2.53, y las ecuaciones del desplaza-
miento 2.54 y las tensiones 2.55 se simplifican a
38 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
1 b
u(r) = A + r B + r3
r 8
⎡ µ ¶ ⎤
q
µ ¶ µ ¶ 1+3 1−
⎢ q 1 q p ⎥
⎢
σ θ (r) = cr ⎣ 1 − A + 1 + B + br 2⎥
p r2 p 8 ⎦ (2.65)
⎡ ³ q´ ⎤
³q ´ 1 ³q ´ 3+ 1−
σ r (r) = cr ⎣ − 1 2 A + +1 B+ s br2 ⎦
s r s 8
(1 − ν θz ν zθ ) Eθ
cr =
1− ν 2rθ
− 2 ν θz ν zθ (1 + ν rθ )
(2.66)
q ν rθ + ν θz ν zθ q ν rθ + ν θz ν zθ
= ; =
p 1 − ν θz ν zθ s 1 − ν θz ν zθ
La tensión axial se determina con la ecuación 2.48, simplificada por la ecuación 2.61
σ z (r) = ν θz (σ θ + σ r ) (2.67)
30
1 σ
θ
25
σr *10
Desplazamiento (mm)
0.8
20
Tensiones (MPa)
0.6
15
0.4
10
0.2 5
0 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 2.17: Desplazamiento y tensiones en un rotor con fibras axiales, a 90o , calculado en
tensión plana.
2.3. ACELERACIÓN ANGULAR 39
En el ejemplo de un rotor con fibras axiales se toman las mismas dimensiones que los
ejemplos anteriores pero se disminuye la velocidad de giro a 2500 rpm, para que las
tensiones estén dentro de los límites de la resistencia.
Los resultados para tensión plana se presentan en la figura 2.17. En ellos se observa que la
pendiente negativa del desplazamiento es superior a la del rotor con fibra a 0o , y por tanto,
la tensión tangencial varía mucho con el radio, de forma que su valor en el radio interior es
doble que en el exterior. También se genera una tensión radial proporcionalmente mayor,
si se compara con los ejemplos anteriores.
Los resultados para deformación plana se presentan en la figura 2.18, se incluye la tensión
axial. Los valores coinciden prácticamente con los valores obtenidos en tensión plana, su
diferencia es inapreciable. La tensión axial es prácticamente lineal, sin un valor máximo
en la zona central como el rotor con fibra 0o en la figura 2.11.
1.2 40
σ
35 θ
1 σ *10
r
Desplazamiento (mm)
30 σz
0.8
25
0.6 20
15
0.4
10
0.2
5
0 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 2.18: Desplazamiento y tensiones en rotor con fibras a 90o calculado en deformación
plana.
Con este ejemplo se concluye que los resultados obtenidos con las fórmulas para fibras a
0o son totalmente coherentes.
Se considera que el par de aceleración se aplica a través de la superficie interior del rotor,
desde un eje central o generado por un motor eléctrico situado en el interior del rotor.
ri re
α
τθr σθ
τi τrθ
σr
fθ
σr+dσr
σθ+dσθ τrθ+dτrθ
τθr+dτθr
Figura 2.19: Tensiones creadas por una aceleración (α) aplicada desde el radio interior.
En la figura 2.19 se representan las tensiones en un elemento diferencial del rotor creadas
por la aceleración, iguales a las tensiones del elemento diferencial inicial en la figura 2.2.
La aceleración angular α del rotor se consigue aplicando una tensión de cortante τ i en la
superficie interior en ri . Se considera que esta superficie es rígida, tanto en la dirección
circunferencial como en la axial y, en consecuencia, la tensión es uniforme en ambas
direcciones.
2.3. ACELERACIÓN ANGULAR 41
Los incrementos diferenciales de cada una de las tensiones, en la figura 2.19, no se asignan
al azar sino según un criterio que facilita la resolución. Aunque el par de aceleración esté
aplicado en el radio interior y las tensiones disminuyan al aumentar el radio, desde τ i
en ri hasta 0 en re , el incremento de la tensión, dτ rθ se asigna a la cara exterior del
elemento diferencial, como se indica en la figura 2.19, donde la tensión es menor. Si dicho
incremento se situase en el radio interior del elemento diferencial, el sistema planteado
sería incompleto y su resultado erróneo; en este caso se debería añadir una ecuación sobre
las condiciones de contorno del desplazamiento y la resolución sería más larga.
En dicho elemento es aplicable el equilibrio de fuerzas de la ecuación 2.1(2) que relaciona
la tensión cortante τ rθ con la fuerza de aceleración unitaria fθ definida en la ecuación
2.2.
Si, además de la uniformidad en la carga, el rotor tiene simetría circular, se eliminan los
términos en ∂θ de las ecuaciones 2.1 y las dos funciones quedan independientes. En este
caso, la tensión cortante τ θr es función sólo de la fuerza de aceleración fθ y la ecuación
2.1(2) se reduce a
∂τ rθ 2
+ τ rθ = −fθ (2.68)
∂r r
La tensión cortante τ rθ induce una deformación angular γ rθ y una deformación tangencial
υ. Ambas están relacionadas por la ecuación 2.3(3), en la cual se elimina por simetría
circular el término en ∂θ
∂υ υ
γ rθ = − (2.69)
∂r r
Para relacionar esta deformación angular γ rθ y la tensión cortante τ rθ la ecuación del
material 2.6 se debe completar
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫
⎪ εθ ⎪ 1 ν θr ν θz ⎪ σ ⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ − − 0 ⎪ θ ⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ Eθ Er Ez ⎥ ⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ν rθ 1 ν rz ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎨ εr ⎪
⎬ ⎢ − − ⎪
0 ⎥ ⎨ σr ⎪
⎥ ⎬
⎢ Eθ Er Ez
= ⎢
⎢ ν zθ ν zr 1
⎥
⎥ ⎪ (2.70)
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ − − 0 ⎥ ⎪ σz ⎪ ⎪
⎪
⎪ εz ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎣ Eθ Er Ez ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ 1 ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ 0 0 0 ⎩ ⎭
γ rθ Grθ τ rθ
Las otras dos tensiones cortantes siguen siendo nulas. Solamente se generaría una tensión
cortante en el plano θz si la tensión τ i , aplicada a la superficie interna, fuese variable con
z, pero más arriba se ha supuesto que es constante y, por lo tanto, la tensión τ θz es nula.
En este cálculo no tiene sentido distinguir entre tensión plana y deformación plana porque,
como se ha dicho, las tensiones y los desplazamientos radiales son independientes de la
tensión τ rθ .
De la ecuación elástica completa 2.70 es suficiente para el cálculo considerar la relación
42 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
τ rθ = Grθ γ rθ (2.71)
Con estas dos ecuaciones, 2.69 y 2.71, se obtiene la relación entre la tensión cortante τ rθ
y el desplazamiento tangencial υ
³ υ´
τ rθ = Grθ υ ,r − (2.72)
r
³ υ ,r υ´
τ rθ ,r = Grθ υ ,rr − + 2
r r
1 1
υ ,rr + υ ,r − 2 υ = h r (2.73)
r r
ρα
h = (2.74)
Grθ
La ecuación 2.73 tiene la misma estructura que la ecuación 2.12 pero con un valor a = 1.
La solución es la misma y se aplican unas constantes de integración C y D
1 h 3
υ = C + Dr + r (2.75)
r 8
∙ ¸
2 h 2
τ rθ = Grθ − 2 C+ r (2.76)
r 4
υ(ri ) = 0 ; τ rθ (re ) = 0
Aplicando estas condiciones a las ecuaciones 2.75 y 2.76 se obtienen las constantes
h 4 C h 2
C = re ; D = − 2
− ri (2.77)
8 ri 8
En este cálculo no se ha tenido en cuenta la orientación de las fibras y, por lo tanto, es
válido para las dos direcciones, 0o y 90o . Solamente afecta al valor del módulo de rigidez
Grθ .
Para determinar la ecuación de la tensión 2.76 no es necesario plantear el sistema a
partir del desplazamiento tangencial υ, basta con aplicar la simple ecuación de equilibrio
de fuerzas y las condiciones de contorno. A pesar de ello, se ha resuelto de esta forma
para seguir la misma metodología que en el resto de cargas, de manera que se dispone de
un sistema general coherente que puede facilitar la resolución de problemas posteriores.
0.8 30
Desplazamiento tangencial (mm)
0.7
25
Tensión cortante (MPa)
0.6
20
0.5
0.4 15
0.3
10
0.2
5
0.1
0 0
0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
valor nulo en el radio interior, aumenta con el radio, aunque su pendiente es decreciente
porque la tensión disminuye. El resto de tensiones, σ θ , σ r y σ z , son nulas.
Fθ
kθ
Fr kr u
ri v
Para estudiar los efectos de esta unión mecánica con el eje se considera que tiene una
cierta rigidez y se opone a los desplazamientos del radio interior ri del rotor. Esta rigidez
se descompone en las dos direcciones, como se indica en la figura 2.21, una radial que
relaciona la fuerza Fr con el desplazamiento u y otra tangencial que relaciona Fθ con el
desplazamiento υ.
Esta rigidez se define mediante dos constantes de proporción unitarias que relacionan las
tensiones con los desplazamientos unitarios. Se define una constante tangencial, kθ en
la figura 2.21, que relaciona la tensión cortante τ rθ con el desplazamientos tangencial υ
dividido por ri , y una radial kr que relaciona la tensión normal σ r con el desplazamiento
radial u dividido por ri .
2.4. CONDICIONES DE CONTORNO INTERIORES 45
τ rθ σr
kθ = υ ; kr = u (2.78)
ri ri
u
σ r (ri ) = kr ; σ r (re ) = 0
ri
3.5 700
σ x10
r
600 σ
3 θ
Desplazamiento (mm)
500
2.5
400
Tensiones (MPa)
2
300
1.5
200
k =0
r
1 1 e10 100
2 e10
0.5 4 e10 0
8 e10
0 -100
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Para observar sus consecuencias sobre las tensiones se usa el rotor del ejemplo de la sección
2.2.7 y se aplica una rigidez radial kr de valores crecientes, desde 0 hasta 2 ∗ π ∗ 8·1010 Pa.
En la figura 2.22 se representan las variaciones en los gráficos de desplazamiento radial
y de tensiones.
Se observa que para kr = 0 los gráficos coinciden con los resultados de la figura 2.6. El
desplazamiento radial disminuye si la rigidez aumenta, sobre todo en el radio interior,
r/re = 0,6, donde se aplica la fuerza Fr . Las tensiones radiales aumentan en el radio
interior a causa de la fuerza interior, en cambio, las tangenciales disminuyen ligeramente.
46 CAPÍTULO 2. TENSIONES MECÁNICAS
47
48 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
αT
αT
αL
[47] (1981), en las que sobre una misma dirección se superponen deformaciones distintas
y se igualan mediante tensiones internas. También se generan en las piezas con fibras
distribuidas en círculos cerrados.
El rotor de fibra bobinada es un ejemplo de anillos cerrados, en el cual las deformaciones
tangenciales son distintas de las radiales porque unas dependen del coeficiente longitudi-
nal y las otras del transversal. Para entender con más detalle la generación de tensiones
térmicas en el rotor se expone un caso simple formado por distintos anillos concéntricos,
ver Tzeng y Pipes (1992) [52].
La figura 3.2 representa un sector circular dividido en tres anillos uniformes con las
deformaciones y tensiones más importantes generadas en el enfriamiento. En la dirección
circunferencial la contracción térmica es prácticamente nula, en cambio en la radial es
elevada porque coincide con la dirección transversal de las fibras. La contracción radial εr
del anillo intermedio intenta acercar los anillos laterales pero su rigidez tangencial impide
el desplazamiento y se crea una tensión radial de tracción σ r entre ellos. La fuerza radial
sobre el anillo interior se compensa con una tensión tangencial σθ a tracción y en el
exterior con una tensión de compresión.
Este fenómeno es coherente con las relaciones cinéticas de un cilindro de la ecuación
2.3. El desplazamiento radial u creado por la deformación εr genera una deformación
tangencial εθ que origina la tensión tangencial σ θ de los anillos.
Estas tensiones son nulas si el cilindro es de pared delgada pero su valor aumenta con
el espesor de pared. En el caso de los volantes de inercia, en donde el espesor es elevado
para aumentar la masa, alcanzan el 10 o 20 % del valor de las tensiones centrífugas y, por
lo tanto, afectan a la resistencia del rotor.
Las tensiones térmicas generadas en el material sólido son permanentes pero con el tiempo
experimentan una ligera disminución. Según Tzeng (2001) [51] la relajación de estas
tensiones en rotores puede alcanzar del 10 al 20 % de su valor inicial, lo cual influye muy
poco en el cálculo final de la resistencia.
3.1. TENSIONES TÉRMICAS ORIGINADAS EN EL CURADO 49
σθ
σθ
εr
εr
σr σr
Figura 3.2: La deformación radial térmica εr genera una tensión radial σ r en el centro y dos
tangenciales σ θ , de tracción y compresión, en los extremos.
Para determinar las tensiones residuales de origen térmico hay que introducir en el cálculo
las deformaciones térmicas generadas en el enfriamiento. Están en función de los coefi-
cientes de dilatación térmica, que de forma genérica se denominan según la dirección, αθ
tangencial, αr radial y αz axial. También del incremento de temperatura ∆T del rotor,
desde la temperatura de curado Tc a la temperatura ambiente Tf , o sea ∆T = Tf − Tc .
Este incremento es siempre negativo porque la temperatura de curado es superior a la
ambiental.
A la ecuación elástica general 2.6 se añaden las deformaciones de origen térmico.
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫
⎪ ε ⎪ 1 ν θr ν θz
⎪ σθ ⎪ ⎪ αθ ⎪
⎪
⎪
θ ⎪
⎪ ⎢ Eθ − − ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ E r E ⎪
z ⎥ ⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎨ ⎪
⎬ ⎢ ν ⎥ ⎪
⎨ ⎪
⎬ ⎪
⎨ ⎪
⎬
⎢ rθ 1 ν rz ⎥
εr = ⎢ − − ⎥ σr + αr ∆T (3.1)
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ Eθ Er Ez ⎥ ⎪ ⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪ ⎪ ⎪ ⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎣ ν zθ ν 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ − −
zr ⎩ ⎭ ⎩ ⎭
εz Eθ Er Ez σ z αz
Los pasos seguidos para el cálculo del desplazamiento y las tensiones térmicas son los
mismos que en el mecánico. De la ecuación constitutiva del material 3.1 y las ecuaciones
cinéticas 2.3 se deducen las ecuaciones de tensiones en función del desplazamiento, se
aplican a la ecuación de equilibrio 2.1 y se obtiene la ecuación de desplazamiento radial
u. En la ecuación de equilibrio se considera que las cargas unitarias de velocidad y
aceleración son nulas, fc = fθ = 0, pues se pretende calcular sólo las tensiones térmicas.
Igual que en el estudio mecánico, este cálculo es válido para fibras en cualquier dirección,
aunque se aplica principalmente a las fibras orientadas tangencialmente (0o ). Si las fibras
se orientan axialmente (90o ) se añaden algunas consideraciones al final de la sección.
50 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫
1 ν rθ
⎪
⎪ σ θ ⎪
⎪ ⎪
⎪ εθ − αθ ∆T ⎪
⎪
⎨ ⎬ Eθ Er ⎢ Er Eθ ⎥ ⎨ ⎬
⎢ ⎥
= ⎢ ⎥ (3.3)
⎪
⎪ ⎪
⎪ 1 − ν θr ν rθ ⎣ ν θr 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ ⎩ ⎭
σr εr − αr ∆T
Er Eθ
Las deformaciones se sustituyen por los desplazamientos radial u, según las ecuaciones
cinéticas 2.5 y las ecuaciones de las tensiones resultantes son parecidas a las mecánicas
pero con un nuevo término en función de la temperatura.
⎧ ³u ´
⎪ Eθ
⎪
⎪ σ = + ν θr u,r − (αθ + ν θr αr )∆T
⎨ θ 1 − ν θr ν rθ r
(3.4)
⎪
⎪ Er ³ u ´
⎪
⎩ σr = ν rθ + u,r − (ν rθ αθ + αr )∆T
1 − ν θr ν rθ r
Estas tensiones deben cumplir la ecuación de equilibrio 2.4, ahora con la fuerza centrífuga
nula, fc = 0.
∂σ r 1
+ (σ r − σ θ ) = 0 (3.5)
∂r r
Sustituyendo y simplificando se obtiene la ecuación de desplazamiento, donde aparece un
segundo término de tipo e r−1 que es función de la dilatación térmica.
1 a2 e
u,rr + u,r − 2 u = (3.6)
r r r
El nuevo parámetro e depende del incremento de temperatura ∆T y de los coeficientes
de dilatación térmica, αθ y αr , además de las propiedades elásticas del material. Tiene
una función parecida al factor b de la fuerza centrífuga, pero para la temperatura.
£ ¤
e = (ν rθ − a2 ) αθ + (1 − ν rθ ) αr ∆T (3.7)
3.1. TENSIONES TÉRMICAS ORIGINADAS EN EL CURADO 51
Su solución es la misma ecuación 2.17, pero con una función f (r) distinta. Para facilitar
los cálculos se reescribe en la forma
ra−1
f (r) = e (3.9)
1 + r2a
En el producto de f (r) por la función exponencial de la ecuación 2.21 aparece una nueva
integral, denominada Id , parecida a la anterior Ic .
Z Z µ ¶
R
g(r) dr −a 2a r1−a r1+a
f (r) e dr = e r (1 + r ) dr = e + (3.10)
1−a 1+a
| {z }
Id
Z Z µ ¶
0 r2a−1 r2a−1 r1−a r1+a
y = A dr + e + dr
(1 + r2a )2 (1 + r2a )2 1−a 1+a
| {z }
I3 (3.12)
−1 r1+a
=A 0
2a
+ e 2 2a
+ B0
2a(1 + r ) (1 − a )(1 + r )
52 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
µ ¶ Z
−1 r1−a r1+a −1 −a r1+a
I3 = + − r dr = (3.13)
2a(1 + r2a ) 1−a 1+a 2a (1 − a2 )(1 + r2a )
1 e
u(r) = a
A + ra B + r (3.14)
r 1 − a2
Es similar a la ecuación 2.29 de la fuerza centrífuga, con los dos primeros sumandos son
idénticos. El tercero es una función de r, con el factor a de anisotropía elástica, definido
en la ecuación 2.13, y el factor de temperatura e, definido en la ecuación 3.7.
a e
u,r (r) = − A + a ra−1 B +
ra+1 1 − a2
A su vez, se sustituye el parámetro e de la ecuación 3.7 para que sea función directa de
la temperatura
⎧ ∙ ¸
⎪
⎪ 2 1 a−1 ∆T
⎪
⎪ σ θ (r) = a cr (1 − aν rθ ) a+1 A + (1 + aν rθ ) r B + (ν rθ ν θr − 1) (αθ − αr )
⎨ r 1 − a2
⎪ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 ∆T
⎪ a−1 2 2
⎩ σ r (r) = cr (ν rθ − a) a+1 A + (ν rθ + a) r B + (ν rθ − a ) (αθ − αr )
r 1 − a2
(3.15)
Es interesante notar que el término que incluye la temperatura no depende del radio.
Esto no significa que el efecto de la temperatura sobre las tensiones sea el mismo en
todos radios, influye también en las constantes de integración, A y B, como se verá más
adelante.
3.1. TENSIONES TÉRMICAS ORIGINADAS EN EL CURADO 53
⎧
⎪
⎪ (ν rθ + a) (αθ − αr ) ∆T ria+1 re2a − rea+1 ri2a
⎪
⎪ A = −
⎨ (1 − a2 ) re2a − ri2a
(3.16)
⎪
⎪
⎪
⎪ (ν rθ − a) (αθ − αr ) ∆T ria+1 − rea+1
⎩ B =
(1 − a2 ) re2a − ri2a
La solución presentada en las ecuaciones 3.14 y 3.15 es válida para todos valores de a,
excepto para a = 1. Este punto presenta una solución singular que hay que resolver
particularmente como se ha hecho en el apartado 2.2.6 para a = 3. El parámetro a
es propio de cada material y el valor a = 1 corresponde, según la ecuación 2.13, a los
materiales isótropos con Eθ = Er .
Este punto singular, a efectos prácticos, es más problemático que el punto a = 3 de las
tensiones centrífugas. El valor 3 corresponde a materiales que tienen una relación entre
módulos elásticos de 32 , según la ecuación 2.13. En la práctica es poco probable encontrar
un material que tenga una relación entre los dos módulos elásticos, determinados en
ensayos experimentales, igual a 9 en todos sus decimales, como se ha comentado en el
apartado 2.2.6. En cambio, si el material es isótropo se mide en una sola dirección y se
asigna el mismo valor a las dos y, con lo cual, el cociente es necesariamente idéntico a
1. Por lo tanto, en los cálculos reales es muy poco probable que se produzca un error en
las tensiones centrífugas, debido al punto singular a = 3, en cambio, en las térmicas se
producirá siempre que el material sea isótropo.
Si en un material se cumple que Eθ = Er también deben ser iguales los módulos de
Poisson, ν rθ = ν θr , para que se cumplan las igualdades de la ecuación 2.7. Con ello se
simplifica el parámetro e de la ecuación 3.7
La explicación matemática del punto singular es la misma que en las ecuaciones de las
tensiones centrífugas. El segundo sumando de la integral Id en la ecuación 3.10 no es
válido para a = 1 porque la función es del tipo r−1 y la solución no es polinómica sino
logarítmica. A la nueva integral se denomina Id1
Z Z µ ¶
R
g(r) dr −1 2 r2
f (r) e dr = e r (1 + r ) dr = e ln r + (3.18)
2
| {z }
Id1
54 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
⎧
⎪ r2
⎪ dm = (r−1 + r) dr
⎨ m
⎪ = ln r +
2
⎪
⎪ r −1
⎪
⎩ dn = dr n =
1 + r2 2(1 + r2 )
µ ¶ Z
−1 r2 −1 −1 r2 −1 + 2ln r
I31 = ln r + − r dr = (3.19)
2(1 + r2 ) 2 2 4 1 + r2
1 e e
u(r) = A + r B − r + r ln r (3.20)
r 4 2
y las tensiones derivadas de ésta valen
∙
1 e
σ θ (r) = cr (1 − ν rθ ) 2 A + (1 + ν rθ )B + (1 + ν θr ) ln r
r 2
e i
+ (−1 + ν θr ) − (αθ + ν θr αr ) ∆T
4
∙ (3.21)
1 e
σ r (r) = cr (ν rθ − 1) 2 A + (ν rθ + 1)B + (ν rθ + 1) ln r
r 2
e i
+ (−ν rθ + 1) − (ν rθ αθ + αr ) ∆T
4
Son parecidas a las ecuaciones generales 3.15 pero no se sustituye el parámetro e, porque
no supone ninguna simplificación.
Las constantes de integración de un cilindro simple para a = 1 son
⎧
⎪
⎪ e ν rθ + 1 re2 ri2 ( ln ri − ln re )
⎪
⎪ A = −
⎨ 2 ν rθ − 1 ri2 − re2
µ ¶ (3.22)
⎪
⎪ e re2 ln ri − ri2 ln re e ν rθ − 1 (ν rθ αθ + αr ) ∆T
⎪
⎪
⎩ B = + +
2 ri2 − re2 4 ν rθ + 1 ν rθ + 1
0 20
-0.1 15
Desplazamiento (mm)
10
Tensiones (MPa)
-0.2
5
-0.3
0
-0.4
-5
-0.5 σ
-10 θ
σ *10
r
-15
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
15 16
Ecuación
MEF 14
Tensión tangencial (MPa)
10
0 8
6
-5
4
Ecuación
-10
2 MEF, z = l/2
MEF, z = 0
-15 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 3.4: Comparación de las tensiones residuales térmicas con los resultados obtenidos en
MEF.
la zona exterior e interior existe tracción radial, tal como se muestra en la figura 3.2.
La tensión tangencial es casi simétrica, de tracción en el interior y de compresión en el
exterior, y la suma suma total es nula.
Hay que destacar que los gráficos de tensiones tienen la misma forma que los generados
por la fuerza centrífuga, expuestos en la figura 2.6. Tienen el mismo signo y los valores
máximos se hallan en la misma región: la tensión tangencial es máxima en el radio interior
y la radial en el centro. Los valores máximos de las tensiones térmicas y centrífugas se
suman y disminuye la resistencia del rotor, de ahí que, las tensiones residuales térmicas
son claramente perjudiciales.
El cálculo con elementos finitos se realiza con el mismo modelo que en el ejemplo de
tensiones centrífugas de la sección 2.27. Los resultados se presentan en las figura 3.4, junto
con los resultados de las ecuaciones de la figura 3.3 y se observa que su la equivalencia es
muy buena: es casi perfecta en la tensión tangencial y tiene una ligera desviación en la
radial. Esta diferencia está en función de la posición axial elegida para leer los resultados
del MEF; los correspondientes a un radio situado sobre el centro axial del cilindro, o sea
en z = l/2, son más elevados y los del extremo, en z = 0, están por debajo.
ν zθ ν zr 1
εz = − σθ − σr + σ z + αz ∆T = 0 (3.23)
Eθ Er Ez
y la tensión axial es
µ ¶
ν zθ ν zr
σ z = Ez σθ + σ r − αz ∆T (3.24)
Eθ Er
⎧ µ ¶
⎪
⎪ 1 − ν θz ν zθ ν θr ν θz ν zr
⎪
⎪ ε = σθ − + σ r + (αθ + ν θz αz )∆T
⎨ θ Eθ Er Er
µ ¶ (3.25)
⎪
⎪ ν rθ ν rz ν zθ 1 − ν rz ν zr
⎪
⎪
⎩ εr =− + σθ + σ r + (αr + ν rz αz )∆T
Eθ Eθ Er
⎧ ∙ µ ¶ ¸
⎪ p u q q q
⎪
⎨ σθ =
⎪
ps − q2
+ u,r − αθ + αr + (ν θz + ν rz )αz ∆T
r p p p
(3.27)
⎪
⎪ s hq u ³q q ´ i
⎪
⎩ σr = + u − α + α + ( ν + ν )α ∆T
,r θ r θz rz z
ps − q2 s r s s
h³ q ´ ³ q´ h³ q ´ ³ q´ i i
e = − a2 αθ + 1 − αr + − a2 ν θz + 1 − ν rz αz ∆T (3.28)
s s s s
∙µ ¶ ³
2 q 1 q ´ a−1
σ θ (r) = a cr 1 − a A + 1 + a r B
p ra+1 s
µ ¶ ¸
q2 ∆T
+ − 1 [αθ − αr + (ν θz − ν rz )αz ]
ps 1 − a2
∙³ (3.29)
q ´ 1 ³q ´
σ r (r) = cr − a a+1 A + + a ra−1 B
s r s
µ ¶ ¸
q2 ∆T
+ + a2 [αθ − αr + (ν θz − ν rz )αz ]
s2 1 − a2
σ z (r) = ν θz σ θ + ν rz σ r − Ez αz ∆T (3.30)
(3.31)
⎪
⎪ ³q ´ [α − α + (ν − ν )α ]∆T ra+1 − ra+1
⎪
⎪ θ r θz rz z i e
⎩ B = −a
s 2
(1 − a ) re − ri2a
2a
Esta solución presenta el mismo punto singular que en tensión plana para a = 1. En este
caso el parámetro e se simplifica
n³ q ´ o
e = − 1 [αθ − αr + (ν θz − ν rz )αz ] ∆T (3.32)
s
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q e q
σ θ (r) = cr 1 − A+ 1+ B+ 1+ ln r
p r2 p 2 p
µ ¶ µ µ ¶ ¶ ¸
e q q q
+ −1 + − αθ + αr + ν θz + ν rz αz ∆T
4 p p p
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶ (3.33)
q 1 q e q
σr (r) = cr − 1 2A + +1 B+ + 1 ln r
p r p 2 p
µ ¶ µ µ ¶ ¶ ¸
e q q q
+ − +1 − αθ + αr + ν θz + ν rz αz ∆T
4 p p p
l/2, se representan en la figura 3.6 y comparan con los resultados de las ecuaciones de la
figura 3.5.
0 40
-0.1 30
Desplazamiento (mm)
-0.2
20
Tensiones (MPa)
-0.3
10
-0.4
0
-0.5
-10 σ
-0.6 θ
σ *10
-20 r
-0.7 σ
z
-0.8 -30
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Se observa que los resultados del cálculo en MEF son idénticos que los de las ecuaciones,
incluso son más coincidentes que los de tensión plana del grafico 3.4. En consecuencia,
la diferencia entre los resultados de tensión plana y deformación plana no depende de
las ecuaciones de cálculo sino de las propias condiciones del sistema. En ambos casos la
resolución es correcta, en cambio, las condiciones de cálculo son dudosas.
Estudiando estos resultados se observa que la condición de deformación plana no es válida
para estudiar las tensiones térmicas. En un material compuesto con las fibras orientadas
en una sola dirección, como se representa en la figura 3.1, el coeficiente de dilatación en
dirección longitudinal a las fibras (αL ) es casi nulo mientras que en dirección transversal
(αT ) es elevado. Si el rotor tiene las fibras orientadas tangencialmente se generan dilata-
ciones térmicas en la dirección axial grandes, pero si se restringe la deformación en esta
dirección se crean tensiones axiales elevadas. En el ejemplo se observa que el valor de
la tensión axial es muy grande, del mismo orden que la tangencial. Este valor anormal
distorsiona las tensiones en las otras dos direcciones y su valor aumenta artificialmente.
En las tensiones centrífugas este fenómeno no existe porque la fuerza centrífuga crea sola-
mente deformación tangencial y radial, y la axial es prácticamente nula. La deformación
axial, creada por el efecto Poisson de las deformaciones tangencial y radial, es pequeña
y la tensión axial inducida también es reducida.
Las tensiones térmicas generadas en un rotor con fibras orientadas en dirección axial, a
90o , son poco importantes. Si el material fuese totalmente homogéneo, sólo con fibra a
3.1. TENSIONES TÉRMICAS ORIGINADAS EN EL CURADO 61
30 35
MEF
Ecuación 30
Tensión tangencial (MPa)
20
-20 5 MEF
Ecuación
-30 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 3.6: Comparación de las tensiones residuales térmicas calculadas con las de MEF.
90o , serían nulas; pero si se combina con capas a 0o o con otros materiales, aluminio por
ejemplo, aparecen las tensiones térmicas.
Los coeficientes de dilatación en las direcciones tangencial y radial son iguales y corres-
ponden con el coeficiente transversal del material αT , como se muestra en la figura 3.7.
En este plano tangencial-radial, donde la estructura es cerrada, no se crean distorsiones
y, por lo tanto, tampoco tensiones térmicas. En la dirección axial el coeficiente coincide
con el longitudinal αL , distinto de los otros, pero tampoco crea distorsiones porque las
deformaciones son libres.
θ (αT)
r (αT)
z (αL)
No ocurre lo mismo si se combinan con capas a 0o o con otros materiales de distinto coe-
ficiente de dilatación, se crean distorsiones y tensiones residuales. Para ello, es necesario
conocer el comportamiento térmico del material con fibras a 90o .
Como en los casos anteriores se determinan primero las ecuaciones en condiciones de
tensión plana. En las direcciones tangencial y radial las propiedades elásticas se cumplen
62 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
r
Eθ £ ¤
a = = 1 ; e = (ν rθ − a2 ) αθ + (1 − ν rθ ) αr ∆T = 0
Er
El parámetro a, propio del material, coincide con el valor del punto singular de las
ecuaciones térmicas anteriores y el parámetro e, referente al incremento de temperatura,
es nulo. La ecuación de desplazamiento 3.6 se simplifica
1 1
u,rr + u,r − 2 u = 0 (3.34)
r r
⎧
⎪ 1
⎪
⎪ u(r) = A + r B
⎪
⎪ r
⎪
⎪
⎪
⎪ ∙ ¸
⎨ 1
σ θ (r) = cr (1 − ν rθ ) 2 A + (a + ν rθ ) B − (1 − ν rθ ) αr ∆T (3.35)
⎪
⎪ r
⎪
⎪
⎪
⎪ ∙ ¸
⎪
⎪ 1
⎪
⎩ σ r (r) = cr (ν rθ − 1) 2 A + (ν rθ + 1) B − (ν rθ − 1) αr ∆T
r
r
p
a= = 1
s
h³ q ´ ³ q´ h³ q ´ ³ q´ i i
e= − a2 αθ + 1 − αr + − a2 ν θz + 1 − ν rz αz ∆T = 0
s s s s
3.2. TENSIONES RESIDUALES POR HIDRATACIÓN 63
⎧ ∙µ ¶ ³ ´ µ ¶ ¸
⎪
⎪ q 1 q q
⎪
⎪ σ θ (r) = cr 1 − a A+ 1+ B− 1+ (αr + ν rz αz )∆T
⎪
⎪ p r2 s p
⎪
⎪
⎨ ∙³ ¸
q ´ 1 ³q ´ ³q ´
(3.36)
⎪
⎪ σ r (r) = cr −1 2 A+ +1 B− + 1 (αr + ν rz αz )∆T
⎪
⎪ s r s s
⎪
⎪
⎪
⎪
⎩
σ z (r) = ν rz (σ θ + σ r ) − Ez αz ∆T
A=0 ; B = (αr + ν rz αz ) ∆T
y el desplazamiento se reduce a una dilatación térmica, mientras que las tensiones, tan-
gencial y radial, son nulas. En cambio, la tensión axial es distinto de cero, pero su valor
no es real como se comenta en el apartado 3.1.8.
Con estas formulas, junto con las deducidas en los apartados anteriores, se pueden calcular
rotores con capas alternas 0o y 90o . Este tipo de estructura están estudiadas en el artículo
de Tzeng y Pipes (1992) [52]
ε = β ∆c (3.37)
βT
βT
βL
Las tensiones residuales de hidratación son de signo contrario a las térmicas; en el enfri-
amiento el material se contraía mientras en la hidratación dilata. Luego, es interesante
notar que las tensiones residuales de ambos fenómenos se contrarrestan.
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫
1 ν θr
⎪
⎪ ε ⎪
⎪ − ⎪
⎪ σ ⎪
⎪ ⎪
⎪ β ⎪
⎨ θ ⎪
θ θ
⎨ ⎬ ⎢ Eθ Er ⎥ ⎨ ⎬ ⎬
⎢ ⎥
= ⎢ ⎥ + ∆c (3.39)
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎣ ν rθ 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ − ⎩ ⎭ ⎩ ⎭
εr σr βr
Eθ Er
1 a2 g
u,rr + u,r − 2 u = (3.40)
r r r
£ ¤
g = (ν rθ − a2 ) αθ + (1 − ν rθ ) αr ∆c (3.41)
1 a g
u(r) = A + r B + r (3.42)
ra 1 − a2
y de las tensiones son
66 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
⎧ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 a−1 ∆c
⎪
⎪ σ θ (r) = a2 cr (1 − aν rθ ) a+1 A + (1 + aν rθ ) r B + (ν rθ ν θr − 1) (β θ − β r )
⎨ r 1 − a2
⎪ ∙ ¸
⎪
⎪ 1 ∆c
⎪ a−1 2 2
⎩ σ r (r) = cr (ν rθ − a) a+1 A + (ν rθ + a) r B + (ν rθ − a ) (β θ − β r )
r 1 − a2
(3.43)
En un cilindro simple de material único las constantes de integración son
⎧
⎪
⎪ (ν rθ + a) (β θ − β r ) ∆c re2a ria+1 − ri2a rea+1
⎪
⎪ A = −
⎨ (1 − a2 ) re2a − ri2a
(3.44)
⎪
⎪
⎪
⎪ (ν rθ − a) (β θ − β r ) ∆c ria+1 − rea+1
⎩ B =
(1 − a2 ) re2a − ri2a
Esta solución no es válida en el punto singular para a = 1. Para este valor el parámetro
g queda
g = (ν rθ − 1) (β θ − β r ) ∆c (3.45)
y el desplazamiento radial y las tensiones son:
1 g g
u(r) = A + r B − r + r ln r (3.46)
r 4 2
∙
1 e
σ θ (r) = cr (1 − ν rθ ) 2 A + (1 + ν rθ )B + (1 + ν rθ ) ln r
r 2
e i
+ (−1 + ν rθ ) − (β θ + ν rθ β r ) ∆c
4
∙ (3.47)
1 e
σ r (r) = cr (ν rθ − 1) 2 A + (ν rθ + 1)B + (ν rθ + 1) ln r
r 2
e i
+ (−ν rθ + 1) − (ν rθ β θ + β r ) ∆ c
4
Las constantes de integración para un cilindro simple son las mismas que en el térmico
pero cambiando el parámetro térmico e por el de hidratación g.
Si el material es isótropo en las propiedades elásticas y en los coeficientes de absorción,
β θ = β r = β, el parámetro g es nulo pero las tensiones no son nulas. Si se aplica a
un cilindro de material único las constantes de contorno son A = 0 y B = β ∆c y los
desplazamientos y las tensiones son
Para comprobar los resultados se presenta un ejemplo aplicado al rotor de los apartados
anteriores, con iguales dimensiones y el mismo material, y se somete a un incremento de
humedad del 0,5 %.
0.3 30
σ
θ
0.2 20 σ *10
r
Desplazamiento (mm)
10
Tensiones (MPa)
0.1
0
0
-10
-0.1
-20
-0.2 -30
-40
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
En la figura 3.9 se observa que los resultados son parecidos a los del caso térmico de la
figura 3.3 pero de signo contrario. El desplazamiento aumenta con el radio, al revés que
el térmico, y con un valor medio alrededor de cero. La tensión tangencial también crece
con el radio y la radial es negativa. Son de signo contrario a las creadas por la fuerza
centrífuga y favorecen las tensiones finales del rotor.
n³ q ´ ³ q´ h³ q ´ ³ q´ i o
g = − a2 β θ + 1 − βr + − a2 ν θz + 1 − ν rz β z ∆c (3.48)
s s s s
en donde p, q y s están definidos en las ecuaciones 2.48 y a en 2.53. Las tensiones son
ahora:
68 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
∙µ ¶ ³
2 q 1 q ´ a−1
σ θ (r) = a cr 1 − a A + 1 + a r B
p ra+1 s
µ ¶ ¸
q2 ∆c
+ − 1 [β θ − β r + (ν θz − ν rz )β z ]
ps 1 − a2
∙³ (3.49)
q ´ 1 ³q ´
σ r (r) = cr − a a+1 A + + a ra−1 B
s r s
¸
q2 ∆c
+ 2 − a2 [β θ − β r + (ν θz − ν rz )β z ]
s 1 − a2
y la tensión axial es
σ z (r) = ν θz σ θ + ν rz σ r − Ez β z ∆c (3.50)
n³ q ´ o
g = − 1 [β θ − β r + (ν θz − ν rz )β z ] ∆c (3.52)
s
La ecuación del desplazamiento radial es la misma que en tensión plana, ecuación 3.46,
y las tensiones valen
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q g q
σ θ (r) = cr 1 − A + 1+ B + 1+ ln r
p r2 p 2 p
µ ¶ µ µ ¶ ¶ ¸
g q q q
+ −1 + − β θ + β r + ν θz + ν θz β z ∆c
4 p p p
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶ (3.53)
q 1 q g q
σ r (r) = cr − 1 2A + +1 B + + 1 ln r
p r p 2 p
µ ¶ µ µ ¶ ¶ ¸
g q q q
+ − +1 − β + βr + ν θz + ν θz β z ∆ c
4 p p θ p
3.2. TENSIONES RESIDUALES POR HIDRATACIÓN 69
Aplicando las ecuaciones 3.38 y 3.39 al ejemplo de tensión plana se obtienen los resultados
de la figura 3.10. Se observa que los gráficos tienen la misma forma, invertidos respecto
del térmico incluida la tensión axial. Pero, al igual que en el térmico, los valores son
mayores que los resultados obtenidos en tensión plana y se explica por la misma causa, la
condición de deformación plana impide la deformación axial generada por la hidratación.
0.6 40
σ
θ
σ *10
0.4 20 r
σ
Desplazamiento (mm)
Tensiones (MPa)
0.2 0
0 -20
-0.2 -40
-0.4 -60
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Las dos tensiones, térmicas y de hidratación, se superponen creando una tensión residual
única. Pero no aparecen en el mismo momento, las térmicas existen desde el inicio y
las de hidratación se añaden progresivamente. Las tensiones residuales llegan al estado
permanente cuando la hidratación se ha completado y su valor se obtiene sumando de
los resultados anteriores.
Tal como se ha comentado, ambas son similares pero de efecto contrario. Al inicio, después
de la fabricación, las tensiones residuales son sólo térmicas y se suman a las centrífugas
disminuyendo la resistencia del rotor. Con el tiempo la hidratación genera gradualmente
tensiones que contrarrestan el efecto negativo de las térmicas. Al finalizar el proceso
de hidratación sus tensiones superan las térmicas de forma que las tensiones residuales
finales son favorables para la resistencia del rotor.
Para comprobar el estado final de las tensiones residuales en el rotor se aplica al ejemplo
de los apartados anteriores, 3.2.2 y 3.2.3. En la figura 3.11 se representan los gráficos
finales y se observa que las tensiones son del mismo signo que las de hidratación de la
70 CAPÍTULO 3. TENSIONES RESIDUALES DEL MATERIAL
0 15
σ
-0.05 10 θ
σ *10
r
Desplazamiento (mm)
-0.1
5
Tensiones (MPa)
-0.15
0
-0.2
-5
-0.25
-10
-0.3
-0.35 -15
-0.4 -20
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
figura 3.9 aunque sus valores son menores y, por lo tanto, las tensiones generadas por
hidratación son mayores que las térmicas.
La influencia de las tensiones residuales sobre las totales del rotor es perjudicial durante
la primera etapa de la vida del rotor, pero disminuye con el tiempo y al final, cuando se
ha completado el proceso de hidratación, llega a ser favorable.
Capítulo 4
En los dos capítulos anteriores se han utilizado dos sistemas convencionales para el cálculo
de tensiones: las condiciones de tensión plana (TP) y de deformación plana (DP). Cada
uno de ellos tiene su campo de aplicación con sus ventajas y sus limitaciones. Pocas veces
en las publicaciones sobre cálculo de rotores se plantea estudiar a fondo estas limitaciones,
simplemente se toman como premisas iniciales.
En la bibliografía el cálculo de rotores en condiciones de TP es prácticamente universal,
a pesar de despreciar las tensiones en dirección axial z. En cambio, las condiciones DP
no se utilizan prácticamente nunca y las pocas veces que aparece está modificado para
apartarse de la deformación plana pura, como por ejemplo en Genta (1985) [19] o en Ha
y otros (2001) [22]. El cálculo en DP presenta algunas limitaciones que lo hacen poco
aconsejable para el cálculo de rotores, pero su enfoque es de gran utilidad para estudiar
el sistema general de tensiones.
En este capítulo se analizan en primer lugar las deficiencias del cálculo en deformación
plana y se propone un sistema modificado que resuelve las limitaciones para su aplicación
al cálculo de rotores. Posteriormente, se desarrolla un sistema general de cálculo que
unifica los sistemas y permite aproximarse a un sistema universal donde se tiene en
cuenta la posición axial z del punto estudiado.
71
72 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
El modelo de tensión plana considera que sólo existen tensiones en dos direcciones, por
ejemplo para el caso de los rotores en r y θ, y en la tercera, z, es nula. Esta condición
se cumple en los elementos mecánicos que están libres en la tercera dirección y tienen
una longitud pequeña en esta dirección. También se cumple elementos de longitud en
z grande pero, además de tener los extremos libres, debe tener las otras dos tensiones,
en r y θ, uniformes. El hecho de tener los extremos libres supone que la fuerza total en
z es cero y, por lo tanto, la tensión media en z es nula, pero no implica que no exista
ninguna tensión local. Éstas son totalmente nulas sólo si las deformaciones en z creadas
por el efecto Poisson son totalmente uniformes, de manera que no se generan tensiones
σ z locales debido a la diferencia de desplazamiento en z entre dos puntos.
El rotor es un elemento con extremos axiales libres pero las tensiones en las otras dos
direcciones, tangencial y radial, no son uniformes. Luego la condición de TP se cumple
únicamente cuando la longitud z del rotor es pequeña.
Por otra parte, el modelo de deformación plana considera nula la deformación en la
tercera dirección εz . Se cumple en elementos mecánicos rígidamente fijados en ambos
extremos de manera que no permita ningún desplazamiento exterior en z. También se
cumple parcialmente en elementos mecánicos, que a pesar de estar libres en los extremos,
tengan una longitud grande y el valor medio de las tensiones en las otras dos direcciones
sea cero.
Para describir este último caso se muestra el elemento (a) de la figura 4.1 que está libre
en los extremos z y sometido a tensiones en la dirección θ. La tensión σ θ es simétrica en
r, y por efecto Poisson tiende a generar una deformación εz también simétrica, como se
muestra en las secciones próximas al extremo. En las secciones alejadas de los extremos
los desplazamientos en z negativos y positivos se compensan entre sí y la deformación
en todos los puntos tiende al valor medio, o sea a cero. Un ejemplo de este caso es un
elemento sometido a momento flector puro, que tendría una tensión como en la figura
4.1(a).
εz
σθ
σθ
θ z r
εz
(a) (b)
Figura 4.1: Desplazamientos axiales de las deformaciones εz según las tensiones σ en la cara
superior.
ν zθ ν zr 1
εuz = − σθ + σr + σz (4.1)
Eθ Er Ez
y la tensión axial es
µ ¶
ν zθ ν zr
σ z = Ez σθ + σ r + εuz (4.2)
Eθ Er
Sustituida en el propio sistema 2.6 se obtienen las deformaciones en función de las otras
4.1. ESTADO DE DEFORMACIÓN PLANA MODIFICADA 75
⎧ ∙ µ ¶ ¸
⎪ p u q q
⎪ + u,r + ν θz + ν rz εuz
⎨ σθ =
⎪
ps − q 2 r p p
(4.5)
⎪
⎪ s hq u ³q ´ i
⎪
⎩ σr = + u + ν + ν u
,r θr rz εz
ps − q 2 s r s
Derivando la ecuación σ r
s ³q u q u,r ´
,r
σ r,r = − + u,rr
ps − q 2 s r s r2
y aplicando las tres ecuaciones a la de equilibrio, ecuación 2.4, se obtiene un desplaza-
miento igual a la ecuación 2.53 pero con un nuevo sumando en función de 1r
1 a2 1
u,rr + u,r − 2 u = b r + d (4.6)
r r r
en la cual el parámetro d contiene algunas propiedades del material y la deformación
axial εuz
h³ q ´ ³ q´ i u
2
d = − −a ν θz + 1− ν rz εz (4.7)
s s
El desplazamiento radial se obtiene de la ecuación 4.6 siguiendo el mismo proceso del
apartado 2.2.4, pero teniendo en cuenta el nuevo sumando en r−1 . En la ecuación inter-
media 2.16 la función f (r) tiene ahora dos sumandos que se resuelven en dos procesos de
integración paralelos. El sumando que contiene el parámetro b está resuelto en el propio
apartado 2.2.4 y el que contiene el d lo está en el apartado 3.2.4. La solución final para
el desplazamiento radial es la suma de los dos
1 b d
u(r) = a
A + ra B + 2
r3 + r (4.8)
r 9−a 1 − a2
76 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
en donde la deformación axial εuz está incluido en el parámetro d según la expresión 4.7
La tensión tangencial y la radial se deducen sustituyendo el desplazamiento en las ecua-
ciones 4.5
∙µ ¶ µ ¶
q 1 q
σ θ (r) = a2 cr 1 − a a+1
A + 1+a ra−1 B
p r p
q2
#
1 + 3 pq 2
1− ps
+ br + (ν θr − ν rz ) εuz
9 − a2 1− a2
∙³ (4.9)
q ´ 1 ³q ´
σ r (r) = cr − a a+1 A + + a ra−1 B
s r s
#
q 2 q2
+ 3 a − 2
+ s b r2 + s
(ν θr − ν rz ) εuz
9 − a2 1 − a2
y la tensión σ z (r) se calcula a partir de éstas y la ecuación 4.2, simplificada con las
relaciones 2.8
1 b 3 b d
u(r) = 3
A + r3 B − r + r3 ln r − r
r 36 6 8
∙µ ¶ µ ¶
q 1 q
2
σ θ (r) = a cr 1 − 3 A + 1+4 r2 B
p r4 p
⎤
q2
µ ¶ µ ¶ 1−
q b 2 q b 2 ps ⎥
+ −1 + 3 r + 1+3 r ln r − (ν θr − ν rz ) εuz ⎥
⎦
p 36 p 6 8
∙³ ´ 1 µ ¶
q q)
σ r (r) = cr −3 4 A + + 3 r2 B
s r s
⎤
2 q2
³ q ´ b ³q ´ b a − 2
+ − +3 r2 + +3 r2 ln r − s (ν − ν ) εu ⎥
θr rz z⎦
s 36 s 6 8
(4.11)
4.1. ESTADO DE DEFORMACIÓN PLANA MODIFICADA 77
1 b d d
u(r) = A + r B + r3 − r + r ln r
r 8 4 2
∙µ ¶ µ ¶
q 1 q
σ θ (r) = cr 1 − A + 1+ B
p r2 p
q
1+3 µ ¶ µ ¶ µ ¶ ¸
p 2d q d q q
+ br − 1− + 1+ ln r + ν θz + ν rz εuz
8 4 p 2 p p
∙³ ´ 1 µ ¶
q q)
σ r (r) = cr −1 2 A + +1 B
s r s
q
+3 d ³q ´ d ³q ´ ³q ´ ¸
+ s 2
br − −1 + + 1 ln r + ν θz + ν rz εuz
8 4 s 2 s s
(4.12)
Todos los resultados anteriores dependen de la deformación axial εuz que se ha asignado
en la ecuación 4.1, pero su valor es inicialmente desconocido. Se determina mediante la
condición de extremos libres, o sea, fuerza axial nula.
La fuerza axial se calcula sumando la tensión σ z en la superficie frontal del cilindro, desde
el radio interior ri hasta el exterior re . Luego la condición queda
Z re
Fz = σ z 2πr dr = 0 (4.13)
ri
El valor de εuz se puede determinar aplicando esta condición de dos maneras: sustituyendo
directamente la expresión de σ z (r) dada por la ecuación 4.10 que incluye las tensiones
σ θ (r) y σ r (r), o mediante un cálculo iterativo. El primero da lugar a un sistema analítico
de resolución compleja, y más si el volante es multicapa con diversos materiales.
La resolución mediante el proceso iterativo es muy simple pero requiere repetir el cálculo
varias veces. Se elige un valor inicial de εuz y se calcula la tensión σ z y su fuerza Fz ,
si el valor no es cero se repite con un nuevo valor de εuz . Para que el proceso converja
rápidamente el nuevo valor se obtiene restando del valor εuz de cálculo la deformación axial
media generada por la fuerza Fz . El sistema es bastante lineal y en pocas iteraciones se
consigue un valor de la fuerza casi nulo.
78 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
La deformación axial media εuz creada por Fz para un rotor multicapa genérico se puede
determinar sustituyendo la fuerza axial por la integral de la ecuación 4.13
Z R re
re σ z r dr
Fz = Ez εuz r dr ⇒ εuz = R rrie (4.14)
ri ri
Ez r dr
Para automatizar el proceso se asigna un valor inicial εuz = 0, que corresponde al estado
deformación plana, y da lugar a una fuerza axial máxima pero se reduce rápidamente en
pocas iteraciones. En la práctica se comprueba que en cada iteración se divide por diez,
de manera que son suficientes dos o tres iteraciones para que la fuerza axial no influya
en las tensiones, ni en la resistencia final del rotor.
Para comprobar los resultados del DAC se aplica al ejemplo utilizado en la deformación
plana del apartado 2.2.9, con los mismos datos en el rotor y en las cargas. Después
de varias iteraciones se obtiene una deformación axial de εuz = −3,54·10−3 m/m y una
fuerza axial inferior a 1N. Los resultados del desplazamiento y tensiones se presentan en
las figuras 4.2 y 4.3.
3.5 500
σ
θ
3 σ *10
r
400
Desplazamiento (mm)
2.5
Tensiones (MPa)
300
2
1.5 200
1
100
0.5
0 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
En las figuras 4.2 y 4.3 se observa que el desplazamiento radial, la tensión tangencial y la
radial son muy parecidas respecto del cálculo en DP de la figura 2.11, en cambio la tensión
axial sufre un cambio sustancial. El desplazamiento tiene una pendiente prácticamente
constante, la tensión tangencial tiene también una pendiente más suave y el valor máximo
de la radial disminuye ligeramente. La tensión axial se reduce mucho, el valor máximo
en la zona central varia de 38 a 7 MPa y en las laterales es negativo para que la fuerza
axial sea cero.
4.1. ESTADO DE DEFORMACIÓN PLANA MODIFICADA 79
10
-5
-10
-15
-20
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
Para valorar estos resultados del DAC se comparan con los obtenidos en un modelo de
elementos finitos, igual que en el apartado 2.2.9 para los resultados del DP. Para ello
se crea un modelo con las mismas condiciones que la figura 2.8 del apartado 2.2.7 para
aplicarlo a TP, pero con una longitud axial mucho mayor, l = 1 m. En la figura 4.4 se
presentan los resultados sobre un radio situado sobre el eje de simetría, z = 0,5 m, y se
comparan con las gráficas anteriores de las figuras 4.2 y 4.3.
500 10
5
400
Tensión axial (MPa)
Tensiones (MPa)
0
σθ
300
-5
200
-10
σ *10
r
100
-15
Ecuación Ecuación
MEF MEF
0 -20
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 4.4: Comparación de las tensiones obtenidas en DAC con los resultados de MEF.
En los gráficos de la figura 4.4 se observa que la coincidencia de los resultados de las
ecuaciones de DAC y los obtenidos en MEF es perfecta. Tanto en la tensión tangencial
como en la radial aparece una desviación insignificante.
80 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
Es importante resaltar que los resultados del desplazamiento y de las tensiones, tangen-
cial y radial, son prácticamente iguales que en TP. Por lo tanto, se concluye que los
resultados obtenidos por ambos sistemas son similares, solamente difieren en la tensión
y la deformación axiales. Esta diferencia es lógica porque las condiciones de cálculo son
distintas.
1 1
u,r − 2 u = b r
u,rr +
r r
y su solución es un caso particular de la ecuación 4.8
1 b
u(r) = A + r B + r3 (4.15)
r 8
µ ¶ µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q q b 2 q
σ θ (r) = cr 1 − A + 1+ rB + 1 + 3 r + 1+ ν θz εuz
p r2 p p 8 p
³q ´ 1 ³q ´ ³q ´b ³q ´
σ r (r) = cr −1 2 A + +1 r B+ +3 r2 + + 1 ν θz εuz
s r s s 8 s
(4.16)
en donde los cocientes entre parámetros se pueden poner en función directa de las
propiedades del material
q ν rθ + ν θz ν zθ q ν rθ + ν θz ν zθ
= ; =
p 1 − ν θz ν zθ s 1 − ν θz ν zθ
La tensión axial de la ecuación 4.2 se simplifica aplicando las propiedades de la fibra axial
de las ecuaciones 2.8 y las relaciones debido a la fibra axial
4.1. ESTADO DE DEFORMACIÓN PLANA MODIFICADA 81
1 a e+d
u(r) = A + r B + r (4.18)
ra 1 − a2
∙µ ¶ ³
2 q 1 q ´ a−1
σ θ (r) = a cr 1 − a A + 1 + a r B
p ra+1 s
µ ¶ 2 #
q2 ∆T 1 − pq s
+ − 1 [αθ − αr + (ν θz − ν rz )αz ] + (ν θr − ν rz ) εuz
ps 1 − a2 1 − a2
∙³ ´ 1 ³q ´
q
σ r (r) = cr − a a+1 A + + a ra−1 B
s r s
µ ¶ #
2 2 q2
q ∆T a − s2
+ 2
+ a2 [αθ − αr + (ν θz − ν rz )αz ] 2
+ 2
(ν θr − ν rz ) εuz
s 1−a 1−a
(4.19)
La ecuación de la tensión σ z se deduce a partir de las ecuaciones 3.24 y 4.17.
1 e+d e+d
u(r) A + rB − = r + r ln r
r 4 2
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q e+d q e+d q
σ θ (r) = cr 1 − A + 1+ B + 1+ ln r + −1 +
p r2 p 2 p 4 p
µ µ ¶ ¶ µ ¶ ¸
q q q
− αθ + αr + ν θz + ν rz αz ∆T + ν θz + ν rz εuz
p p p
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q e+d q e+d q
σ r (r) = cr − 1 2A + +1 B + + 1 ln r + − +1
p r p 2 p 4 p
µ µ ¶ ¶ ³q ´ ¸
q q
− αθ + αr + ν θz + ν rz αz ∆T + ν θz + ν rz εuz
p p s
(4.21)
Si se aplica el sistema DAC al cilindro simple del ejemplo del apartado 3.1.9 se obtienen
los gráficos de desplazamiento y tensiones de las figuras 4.5 y 4.6.
0 20
-0.1 15
Desplazamiento (mm)
10
Tensiones (MPa)
-0.2
5
-0.3
0
-0.4
-5
-0.5 σ
-10 θ
σ *10
r
-0.6 -15
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Los resultados de las figuras 4.5 y 4.6 son similares a los resultados en TP del apartado
3.1.5, en cambio son muy distintos de los resultados en DP de la figura 3.5. La tangencial
y la radial se reducen casi a la mitad, debido al efecto de la dilatación axial descrito en el
apartado 3.1.9. En la tensión axial la diferencia es aún mayor, porque al efecto anterior
se suma la deformación axial εuz .
Con este ejemplo se comprueba que el cálculo en condiciones de DP es no es válido para
hallar las tensiones térmicas del rotor, tal como se ha expuesto en el apartado 3.1.9. En
cambio, el cálculo en condiciones DAC y en TP son totalmente correctos.
4.1. ESTADO DE DEFORMACIÓN PLANA MODIFICADA 83
0.5
-0.5
-1
-1.5
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
Para el cálculo de las tensiones residuales por hidratación en condiciones DAC se sigue el
proceso de DP del apartado 3.2.3 pero añadiendo los términos de la deformación axial εuz
del apartado 4.1.3. La definición del parámetro g de la ecuación 3.48 sigue siendo válida.
El desplazamiento y las tensiones se obtienen fácilmente uniendo las respectivas ecua-
ciones de ambos apartados
1 g+d
u(r) = a
A + ra B + r
r 1 − a2
½µ ¶ ³
2 q 1 q ´ a−1
σ θ (r) = a cr 1−a A+ 1+a r B
p ra+1 s
µ ¶ 2 )
q2 ∆c 1 − pq s u
+ − 1 [β θ − β r + (ν θz − ν rz )β z ] + (ν θr − ν rz ) εz
ps 1 − a2 1 − a2
½³ ´ 1 ³q ´
q
σ r (r) = cr − a a+1 A + + a ra−1 B
s r s
2
)
q2 ∆c a2 − qs2
+ 2 − a2 [β θ − β r + (ν θz − ν rz )β z ] + (ν θr − ν rz ) εuz
s 1 − a2 1 − a2
(4.22)
Para determinar la tensión σ z se aplican las ecuaciones 3.50 y 4.18
84 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
1 g+d g+d
u(r) A + rB − r +
= r ln r
r 4 2
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q g+d q g+d q
σ θ (r) = cr 1 − A + 1+ B + 1+ ln r + −1 +
p r2 p 2 p 4 p
µ µ ¶ ¶ µ ¶ ¸
q q q
− β θ + β r + ν θz + ν rz β z ∆T + ν θz + ν rz εuz
p p p
∙µ ¶ µ ¶ µ ¶ µ ¶
q 1 q g+d q g+d q
σ r (r) = cr − 1 2A + +1 B + + 1 ln r + − +1
p r p 2 p 4 p
µ µ ¶ ¶ ³q ´ ¸
q q
− β + βr + ν θz + ν rz β z ∆T + ν θz + ν rz εuz
p θ p s
(4.24)
Aplicando el sistema DAC al ejemplo de cilindro simple del apartado 3.2.3 se obtiene el
desplazamiento y las tensiones de las figuras 4.7 y 4.8.
0.3 30
σ
θ
0.2 20 σ *10
r
Desplazamiento (mm)
0.1 10
Tensiones (MPa)
0 0
-0.1 -10
-0.2 -20
-0.3 -30
-0.4 -40
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Estos resultados, igual que en el térmico, son muy parecidos a los obtenidos en TP del
apartado 3.2.2. Si se comparan con los gráficos en DP del apartado 3.2.3 se observa
que las tensiones, tangencial, radial y axial, son muy distintas, los valores disminuyen
4.2. MODELO UNIFICADO 85
2.5
1.5
0.5
-0.5
-1
-1.5
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
Como es lógico los extremos libres del rotor influyen sobre el estado de tensiones y
deformaciones, de manera que sus valores son función, además del radio r, de la posición
axial z. Esta influencia decrece con la distancia al extremo y en los puntos muy alejados
pueden considerarse que es nula.
Para estudiar esta influencia en el caso de un rotor de gran longitud se distinguen tres
tipos de puntos o zonas según su posición axial: los puntos situados a poca distancia
del extremo libre, los situados a gran distancia del extremo y los intermedios o zona
de transición entre las dos. En la figura 4.9 se muestran estas zonas sobre una sección
longitudinal del rotor, en donde la distancia axial l se divide en una zona central, alejada
de los extremos, y dos laterales en cada uno de los extremos.
t
Zona extremo
Zona transición
l
Zona alejada (uniforme)
(condiciones DAC)
z r zu Zona transición
Zona extremo (libre)
(condiciones TP)
Figura 4.9: Zonas de cálculo diferenciadas por su posición z respecto a los extremos.
La zona del extremo se caracteriza por tener la tensión σ z nula o prácticamente nula, como
consecuencia de la proximidad al borde libre. La zona alejada, sin influencia del extremo,
tiene las tensiones y deformaciones uniformes en z, y sólo varían con r. Finalmente la
zona de transición es simplemente una región intermedia entre ambas, en la cual, las
tensiones y deformaciones son función de r y de z simultáneamente.
Esta influencia del extremo implica que la distribución de tensiones es simétrica en el
eje axial y sus valores dependen de la distancia al extremo. Por esta razón, es suficiente
con analizar la mitad axial del rotor, la otra tendrá resultados simétricos. Además, es
conveniente tomar el origen de coordenadas axiales z en el extremo del cilindro, como se
ha hecho desde el principio del capítulo 2 en la figura 2.1. Para mantener las relaciones
geométricas, se toma como distancia de referencia el grosor del cilindro t, o sea la dife-
rencia entre radio exterior e interior, y la distancia z se expresa en unidades relativas de
z/t.
Los límites entre las zonas varía en función de las relaciones geométricas del rotor y de
las propiedades del material. Aunque, en realidad no existen fronteras definidas entre
las zonas, esta división es únicamente para facilitar la exposición y no influye en los
resultados del cálculo. Los límites que aquí se consideran son aproximados y su posición
en z es algo subjetiva, dependen del grado de precisión que se imponga en el cumplimiento
de las condiciones de zona libre y de zona uniforme. El más significativo para el estudio
4.2. MODELO UNIFICADO 87
ν zθ ν zr
ε0z (r) = − σθ − σr (4.25)
Eθ Er
La zona alejada del extremo también se caracteriza fácilmente, incluso con más exactitud
que la zona del extremo. Su principal propiedad es no hallarse bajo la influencia del
extremo libre del cilindro y, por lo cual, las tensiones y deformaciones son uniformes
en z. Los puntos situados a una distancia superior a zu se pueden considerar iguales y
cumplen la condición de DAC, analizada en el apartado 4.1.2.
Todos sus parámetros son independientes de la posición axial z, y se pueden expresar con
funciones del radio, del tipo u(r), σ θ (r), σ r (r) y σ z (r), a excepción de la deformación axial
εz que también es independiente del radio. Esta última se calcula mediante el proceso
iterativo del apartado 4.1.4, y corresponde al valor uniforme εuz . La tensión axial σ z es
especialmente útil para analizar las tensiones en la zona de transición y para distinguir su
valor del de otras posiciones z inferiores a zu , se denomina σ uz . En ausencia de tensiones
residuales se determina con la fórmula 4.10
Los valores de la tensión y la deformación axiales en la zona próxima y alejada son clara-
mente distintos. Las diferencias se pueden comprobar en los resultados de los ejemplos en
TP del apartado 2.2.7 y en DAC del 4.1.5. En ellos los datos del rotor eran los mismos:
fabricado de fibra de vidrio, de radios ri = 0,3 y re = 0,5 m y con velocidad angular
ω = 10000 rpm. En los dos gráficos de la figura 4.10 se reproducen los resultados de las
deformaciones y tensiones axiales de ambos ejemplos, figuras 2.6 y 4.2. En el gráfico de
deformaciones el resultado de TP, ε0z correspondiente a z = 0, varía con r, mientras que
el de DAC, εuz para la zona uniforme z > zu , es constante. En cambio, en las tensiones es
inverso, el resultado de TP es una constante igual a cero y el de DAC, σ uz , varía con r.
-3
x 10
-1.5 10
0
TP (ε )
-2 5
Tensiones axial, σz (MPa)
z u
DAC (ε )
z
z
ε
-2.5 0
Deformación axial,
C' D'
-3 -5
-3.5 C D -10
TP
-4 -15 u
DAC (σ )
z
-4.5 -20
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
w u
l/2
σθ σz
w=0
A’ σr
z0=l/2 B’
z zu w τrz
r u τzr
A B
Zona σz
transitoria
εz
zu
A’ C’ D’ B’ DAC A’ C’ D’
B’
u
εz σ zu
zu
rA C D B A
B
εz0 TP C D
σz=0
εzm
ε zv
σzu σzu
A’ D’ A’ D’
B’ B’
A A
C D B (a) C D B (b)
Figura 4.13: Evolución de la tensión axial en la zona transitoria desde σ z = 0 hasta σ uz ; (a)
sobre cada radio y (b) en z .
A partir de los valores σ z (r, z) de la ecuación 4.27 se puede determinar εz (r, z) aplicando
la ecuación 2.6. La función de progresión ϕ, definida sobre σ z , se podría sustituir por
otra función similar aplicada en la deformación εz , que a su vez determinaría σ z . Pero
es razonable definirla sobre la tensión porque facilita el cumplimiento de la condición de
fuerzas axial y se puede aplicar directamente en las ecuaciones de cálculo por resistencia.
Ambos casos son una simplificación del comportamiento real de la zona transitoria y los
resultados son aproximados.
∂σ z ∂τ rz
+ = 0 (4.28)
∂z ∂r
La tensión cortante τ rz está generada por la distorsión angular γ zr debida a la variación
del desplazamiento axial w a largo de r, a su vez el desplazamiento es consecuencia de la
deformación axial εz . Ambas, γ zr y εz , se relacionan mediante las funciones cinéticas del
plano axial de la figura 4.11, en donde el sentido de w es inverso de z.
⎧
⎪
⎪ ∂w
⎨ εz =
⎪
∂z
(4.29)
⎪
⎪
⎩ γ rz = − ∂w + ∂u
⎪
∂r ∂z
En el apartado anterior se ha expuesto que el valor medio de la deformación axial εm z
coincide con el valor uniforme εuz y es constante en cualquier posición de z y r, como se
representa en la figura 4.12. Este valor uniforme crea un desplazamiento axial, denomina-
do uniforme wu , que es lineal en z y constante en r, y el desplazamiento total w se puede
expresar como suma de wu más otro término llamado transitorio wt , que sólo existe en
la zona transitoria.
de ellos solamente wt es variable en r y capaz originar tensión axial, por lo cual, objeto
de estudio.
Por otra parte, la deformación axial, en ausencia de tensiones residuales, es función, según
la ecuación 2.6, de las tres tensiones
ν zθ ν zr 1
εz (r, z) = − σ θ (r) − σ r (r) + σ z (r, z) (4.31)
Eθ Er Ez
| {z }
εuz + εvz (r)
4.2. MODELO UNIFICADO 93
De las cuales se considera que las tensiones σ θ y σ r varían sólo en r porque, como se ha
comentado en el apartado anterior, son prácticamente constantes en z. A su vez, generan
por efecto Poisson una deformación axial también constante en z y, por lo tanto, debe
coincidir con el valor en el extremo ε0z . Dicho valor de la deformación axial, al igual que
ε0z , se puede expresar como suma del valor medio o uniforme εuz , constante en z y en r, y
un valor variable εvz , función de r.
En la ecuación 4.31 los dos términos distintos del uniforme son los causantes del des-
plazamiento transitorio wt de la ecuación 4.30, y constituyen la deformación denominada
transitoria εtz porque sólo existe en la zona de transición
1
εtz (r, z) = εvz (r) + σ z (r, z) (4.32)
Ez
y la deformación total de la ecuación 4.31 queda
Es importante notar que el factor εvz es independiente de z y, por lo tanto, el valor ε0z
determinado en z = 0, figura 4.13, es el mismo para cualquier posición en z. Aplicando
la ecuación 4.29(a) sólo para los términos transitorios de la ecuación 4.32 se cumple
1
wt,z = εvz + σz (4.33)
Ez
A’ wt=0
B’
dr
σz+dσz
zu dz
τrz τzr+dτzr
wt
τrz+dτrz
z σz τzr
r A
B
wt0
Figura 4.14: Desplazamiento axial en los límites de la zona de transición y tensiones en los
puntos intermedios.
Para relacionar el desplazamiento axial con la tensión cortante hay que aplicar la relación
constituyente en el plano rz
94 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
τ rz
γ rz = (4.34)
Gzr
a la ecuación 4.29(b) y se obtiene
Para unificar esta función con la ecuación de equilibrio 4.28 en una fórmula general se
deriva aquélla por z y ésta por r, obteniendo la ecuación diferencial de segundo grado
siguiente
Gzr
σ z,zz − σ z,rr = Gzr εvz,rr (4.37)
Ez
σ uz,rr
σ z,rr = ϕ σ uz,rr = σz (4.38)
σ uz
La variable εvz,rr se puede sustiruir por una función de σ uz,rr si se considera que las tensiones
σ θ y σ r son prácticamente constantes en z, como se ha dicho anteriormente. Para ello la
ecuación 4.31 debe aplicarse simultáneamente a z = 0 y a z = zu .
En z = 0 la tensión σz es nula y la deformación de la ecuación 4.31 vale
ν zθ ν zr
εz (r) = − σ θ (r) − σ r (r)
Eθ Er
Su derivada respecto de r es igual a la derivada del término variable εvz , o sea
4.2. MODELO UNIFICADO 95
ν zθ ν zr
εvz,rr = − σ θ,rr − σ r,rr (4.39)
Eθ Er
ν zθ ν zr 1 u
εuz = − σ θ (r) − σ r (r) + σ (r)
Eθ Er Ez z
Su derivada en r es nula y se obtiene
ν zθ ν zr 1 u
0 = − σ θ,rr − σ r,rr + σ (4.40)
Eθ Er Ez z,rr
1 u
εvz,rr = − σ (4.41)
Ez z,rr
Finalmente, sustituyendo las ecuaciones 4.38 y 4.41 a la ecuación 4.37 que una ecuación
diferencial fácilmente resoluble
Gzr σ uz,rr
σ z,zz − σ z = −Gzr σ uz,rr (4.42)
Ez σ uz
Gzr σ uz,rr
n2 = (4.43)
Ez σ uz
la ecuación diferencial 4.42 queda
z=0 ⇒ σz = 0
∂σ z (4.46)
z = zu ⇒ =0
∂z
y se obtiene
e−nzu enzu
c1 = −σ uz ; c2 = −σ uz (4.47)
enzu + e−nzu enzu + e−nzu
96 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
µ ¶
en(zu −z) + e−n(zu −z)
σz = σ uz 1− (4.48)
enzu + e−nzu
En esta ecuación el valor de zu influye poco en el resultado final, siempre que sea suficien-
temente elevado. Hay que tener en cuenta que la definición de zu es más conceptual que
real, como se ha comentado más arriba, en el apartado siguiente se sustituirá por un valor
físico, l/2. Respecto del parámetro n, definido en la ecuación 4.43, se comprueba que su
valor es bastante constante en r excepto en los puntos donde el valor de σ uz es próximo a
cero, pero en estos la función ϕ tiene poca importancia en el cálculo de resistencia porque
la tensión es baja. Luego el error cometido en el apartado 4.2.4 al considerar ϕ constante
en r es poco importante.
Para comprobar esta ecuación de ϕ(z) se aplica al rotor de fibra de vidrio de los apartados
anteriores. Sus valores se representan en la figura 4.15 y se comparan con los obtenidos
en MEF.
0.8
Función de progresión
0.6
0.4
0.2 Ecuación
MEF
0
0 0.5 1 1.5
z/t 2 2.5 3
Si se comparan los resultados de la ecuación con los puntos obtenidos en MEF se observa
que la coincidencia es buena, a pesar de las varias simplificaciones introducidas durante
el cálculo. Cabe destacar la diferencia de pendientes en las proximidades de z = 0, en el
gráfico de la ecuación la pendiente es muy pronunciada, mientras que en MEF es suave,
prácticamente nula. Este fenómeno se explica por el efecto de borde y se atribuye a la
simplificación de la ecuación 4.35, en la cual se ha despreciado la variación de u en z.
Este desplazamiento sólo existe en las proximidades del borde libre y está relacionado
con la tensión cortante τ rz que se estudiará más adelante.
La tensión cortante τ rz se determina a partir de la tensión axial σ z de la ecuación 4.28
Z
τ rz = − σ z,z dr (4.50)
Sus valores se determinan por cálculo numérico porque en este caso es más simple que
el cálculo analítico. Además, permite introducir el valor adecuado de n obtenido en la
fórmula 4.43 que varía ligeramente con r debido al cociente σ uz,rr /σ uz .
2
0
-2
-4
Tensiones (MPa)
-6
σ
z
-8 τ
rz
-10
-12
-14
-16
0 0.5 1 1.5
z/t 2 2.5 3
Lo expuesto hasta ahora es aplicable directamente a los rotores de longitud larga, en los
que se distinguen claramente la zona uniforme y la transitoria, pero cabe preguntarse
como se comporta un rotor de longitud corta que no tenga zona uniforme.
En ese caso la longitud z0 = l/2 de la figura 4.11 es inferior a zu y la tensión y la
deformación axiales no llegan a uniformizarse. Las condiciones en el extremo libre del
rotor son las mismas y el proceso de formación de la tensión axial en la zona transitoria
es parecido, luego se puede aplicar el método de la función de progresión ϕ(z) pero
modificando las condicione en el límite interior. En la ecuación 4.46 la condición de
pendiente nula en la zona uniforme, en zu , debe sustituirse por la condición de pendiente
nula en el plano de simetría axial del rotor, o sea en z0
∂σ z
z = z0 ⇒ =0 (4.51)
∂z
Con esta modificación la función ϕ(z) de la ecuación 4.49 queda igual pero sustituyendo
zu por z0
1
0.9
0.8
Función de progresión
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2 rotor largo
rotores cortos
0.1
0
0 0.5 1 1.5 2 2.5 3
z/t
Figura 4.17: Modificación de la función de progresión ϕ al disminuir la longitud (l) del rotor.
En cambio, en el punto A, situado sobre la superficie libre del extremo, la tensión debe
ser necesariamente nula. En los puntos intermedios próximos al extremo la tensión τ rz
varía con z, desde el valor uniforme τ urz hasta anularse en z = 0, tal como se observa en
la zona AC de la figura 4.18(d). Su progresión es similar a la variación de la tensión axial
100 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
Luego, la ecuación 4.54 significa que en todos los puntos se cumple que el valor aplicado
γ urz es suma de la deformación angular y la derivada de u
que expresada en función de la tensión cortante uniforme τ urz y la tensión local τ rz queda
τ urz τ rz
= + u,z (4.57)
Grz Grz
σr ' Er εr (4.59)
que a su vez, se puede sustituir por el desplazamiento radial, según la ecuación 2.5(b)
σ r = Er u,r (4.60)
De las ecuaciones 4.57, 4.58 y 4.60 se deduce la ecuación diferencial de la tensión cortante
para la franja en z sometida a una deformación constante γ urz
Er Er u
τ rz,zz − τ rz,rr = − τ (4.61)
Grz Grz rz,rr
2 Er τ urz,rr
m = (4.65)
Grz τ urz
Luego, la formación de la tensión cortante en las cercanías del borde libre es una función
exponencial de m que, según la ecuación 4.65, depende de las propiedades del material y
de la tensión cortante en la zona uniforme τ urz (r).
Cabe recordar que la deformación angular γ urz de un rotor sometido a fuerza centrífuga y
sin considerar el efecto de borde anterior no sería constante en z, sino que su valor variaría
según la función de la tensión τ rz en la figura 4.16. No obstante, la resolución desarrollada
para una deformación angular constante tiene interés por haber encontrado el parámetro
de progresión exponencial m que determina la formación de la tensión cortante en las
cercanías del borde libre.
El valor de la tensión τ rz determinado en el apartado 4.2.5, figura 4.16, debe modificarse
con el efecto de borde, según el parámetro de progresión exponencial m. Para ello no se
puede aplicar directamente la ecuación 4.67 porque la tensión τ urz no sea constate en z
y no esta definida la deformación angular γ urz ni la tensión τ urz . No obstante, el proceso
mecánico para la generación de la tensión τ rz en las proximidades del borde libre es el
mismo y, por lo tanto, la constante m se conserva.
Para determinar la función exacta de τ rz en z habría que aplicar las consideraciones
anteriores al proceso deductivo de σ z del apartado 4.2.5. Pero su resolución analítica es
compleja y no compensa porque no influye a penas en el cálculo de la rotura del rotor.
Se estima suficiente un cálculo aproximado, consistente en replantear la relación entre σ z
y τ rz de la ecuación 4.28 utilizando la nueva función de progresión de τ rz y las funciones
determinadas en el apartado 4.2.5.
Se considera que la tensión cortante de la ecuación de equilibrio 4.28 inicial
con unas nuevas constantes de integración que se determinan con las mismas condiciones
de contorno del apartado 4.2.6
4.2. MODELO UNIFICADO 103
z=0 ⇒ σz = 0
∂σ z (4.70)
z = z0 ⇒ =0
∂z
n n
(n − m)[1 + m
(1 − e−mz )]en(z0 −z) − (n + m)[1 − m (1 − e−mz )]en(z0 −z)
ϕ=1− (4.71)
(n − m)enz0 − (n + m)e−nz0
Si se compara esta nueva ecuación con los resultados de la función ϕ simple y los de
MEF de la figura 4.15 en la nueva figura 4.19, se comprueba que ha mejorado y los
valores son prácticamente coincidentes en este ejmplo de MEF. Su pendiente en el origen
es también nula, igual que aquellos, gracias a la inclusión del factor exponencial e−mz
de la tensión cortante en la ecuación 4.67. Esta coincidencia no significa que en todos
los casos los resultados deban ser tan exactos, para validar definitivamente esta ecuación
sería necesario estudiar más puntos y con más ejemplos.
0.8
Función de progresión
0.6
0.4
Ec. simple
0.2 MEF
Ec. completa
0
0 0.5 1 1.5
z/t 2 2.5 3
Figura 4.19: Ajuste de la función de progresión ϕ: la ecuación completa 4.71 se acerca más a
los resultados de MEF que la ecuación simple 4.52.
En la figura 4.20 se presentan los nuevos resultados de las tensiones σ z y τ rz del ejemplo
de la figura 4.16. Se observa que ahora la tensión cortante τ rz en el extremo, en z = 0,
es nula y su valor máximo sólo llega a 3MPa. Es importante notar que la forma de estas
gráficas son parecidas a las obtenidas por Pagano y otros (1989) [37] para placas planas.
104 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
2
0
-2
σ (ec. simple)
Tensiones (MPa) -4 z
σ (ec. completa)
z
-6 τ (ec. simple)
rz
-8 τ (ec. completa)
rz
-10
-12
-14
-16
0 0.1 0.2 0.3
z / t 0.4 0.5 0.6
La tensión cortante τ rz tiene valores muy pequeños y es, con diferencia, la menos im-
portante de las tensiones. Siempre será muy inferior a la tensión axial porque depende
de la pendiente de σ z en z, que a su vez, está limitada por las propiedades del material.
Además, el punto de valor máximo de la tensión cortante τ rz nunca coincidirá con los
punto de valor máximo de la tensión axial.
Con ello se concluye que el efecto de la tensión cortante τ rz sobre el cálculo final del rotor
es muy poco importante comparado con las otras tensiones. Por lo tanto, en este trabajo
no se tiene en cuenta la tensión cortante τ rz para los estudios de diseño del rotor.
µ ¶
ν zθ ν zr
σ z = ϕ Ez σθ + σ r + εuz (4.72)
Eθ Er
De esta forma puede tomar cualquiera de las tres modalidades o zonas mediante el valor
de ϕ adecuado: con ϕ = 0 la tensión axial es nula y el cálculo se reduce al sistema de TP,
con ϕ = 1 la ecuación 4.72 se convierte en la propia ecuación 4.2 y el cálculo se reduce al
sistema de DAC y con un valor es intermedio, entre 0 y 1, corresponde a un punto z de
la zona de transición. Utilizando esta ecuación los tres sistemas se unifican en uno sólo y
abarca todas las posiciones de z.
Si se sustituye la ecuación de la tensión axial 4.2 por la ecuación 4.72 se puede rehacer el
cálculo de tensiones y deformaciones porque ϕ es independiente de r. Las ecuaciones de
deformaciones 4.3 son idénticas, sólo se introduce el parámetro ϕ en algunos términos
⎧ µ ¶
⎪
⎪ 1 ν θz ν zθ ν θr ν θz ν zr
⎪
⎪ εθ = −ϕ σθ − +ϕ σr − ν θz ϕεuz
⎨ Eθ Eθ Er Er
µ ¶ (4.73)
⎪
⎪ ν rθ ν rz ν zθ 1 ν rz ν zr
⎪
⎪
⎩ εr =− +ϕ σθ + −ϕ σr − ν rz ϕεuz
Eθ Eθ Er Er
Estos términos se mantienen a lo largo de los cálculos de los apartados 4.1.3 4.1.7 y
4.1.8. Para no repetir todas las ecuaciones del cálculo se deja para el capítulo 6, donde
se desarrolla el proceso completo, la obtención de las ecuaciones finales.
Con el sistema unificado de cálculo de tensiones mediante la función ϕ se consiguen varios
objetivos. Por orden de importancia son:
1. Unificar el cálculo en un sólo sistema de ecuaciones, donde TP y DAC son dos casos
particulares con ϕ = 0 y ϕ = 1 respectivamente.
2. Permite entender la naturaleza de la transición entre la zona del extremo libre y la
zona uniforme.
3. Describe con bastante exactitud la variación de las tensiones en dicha zona.
4. Permite calcular la resistencia del rotor con la seguridad de que no existe un punto
claramente más desfavorable.
Finalizado el estudio del comportamiento del rotor se analiza el modelo de Sung Kyu Ha
[22] comentado en el apartado 4.1.2. Se ha dejado para el final porque las descripciones
realizadas sobre la deformación y la tensión axiales permiten analizarlo con más facilidad.
El modelo de Ha considera que la deformación axial εz es constante en z, pero varía
linealmente con el radio, según la ecuación
106 CAPÍTULO 4. MEJORA DE LOS SISTEMAS DE TENSIONES
εz (r) = ε0 + ε1 r (4.74)
Los valores de ε0 y ε1 son dos constantes que Ha determina mediante las condiciones de
ΣFz = 0 y ΣM = 0, según las siguientes ecuaciones
Z Z
Fz = σ z dA = 0 ; M= σ z rdA = 0 (4.75)
Este modelo sustituye el cálculo en condiciones de tensión plana utilizado por el resto
de autores y mejora los resultados, sobre todo en el cálculo de rotores de longitud axial
grande porque introduce la tensión axial. Pero tiene bastantes limitaciones, principal-
mente de tipo conceptual, que se analizan a continuación.
Aplica la misma distribución de deformaciones εz a todas las secciones transversales
independientemente de la posición z y, por lo tanto, no tiene en cuenta las variaciones
descritas en los apartados anteriores. Esta condición se aproxima más al cálculo en DAC
que en TP, o sea a la zona uniforme que la del extremo, pero la función lineal de εz
propuesta no es válida para ninguna de las dos, tampoco para un punto de la zona de
transición.
En la zona del extremo, z = 0, no cumple la condición básica de σ z = 0, y la ecuación
lineal de εz de la ecuación 4.74 es muy distinta a la forma curva obtenida en el modelo
de TP. En el resultado del ejemplo de la figura 4.10(a) se observa que la forma curva del
gráfico de TP difícilmente se puede aproximar a una recta.
En el cálculo de la zona uniforme el término ε0 de la ecuación 4.74 es coherente con la
deformación uniforme, incluso conceptualmente coincide con εuz calculado en DAC. Pero,
el término ε1 no puede existir físicamente en un punto alejado del extremo. Supondría que
el alargamiento axial en el radio exterior es distinto que en interior, lo cual es imposible
porque no puede adoptar una forma de tonel en la zona alejada del extremo.
En la zona de transición es más difícil analizar su validez porque, como se ha descrito,
en ella no se cumple ninguna condición específica como las otras dos zonas. Aunque se
puede objetar que los valores constantes en z de la deformación axial de este modelo
contradice la característica principal de la zona que, por ser de transición, la deformación
debe variar necesariamente con la posición z.
Además, este modelo tiene otra limitación importante: la condición de suma de momentos
para hallar ε1 . La ecuación 4.75 no es propiamente una suma de momentos de las fuerzas
axiales en la sección transversal del rotor respecto de un eje diametral, porque en ella
la distancia r no es vectorial. De todas formas, si se determinase el momento de toda la
sección necesariamente sería nulo porque la tensión tiene simetría axial y, por lo tanto,
ε1 = 0. En cambio calculado con la distancia r se determina el momento de la distribución
radial de tensiones que casi nunca será nulo y ε1 6= 0.
En resumen, mejora el cálculo en TP pero no es correcto aplicar a todas las posiciones
axiales el mismo valor, ni es acertado determinar el coeficiente ε1 mediante la ecuación
de momentos.
Capítulo 5
TENSIONES RESIDUALES EN
ESTADOS NO UNIFORMES
107
108 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
temperatura distinta de la externa. Esta diferencia se puede conseguir, por ejemplo, ca-
lentando la superficie externa mediante un foco de calor y enfriando con aire fresco la
interna, tal como se representa en la figura 5.1.
No se consideran los estados transitorios temporales durante el calentamiento desde la
temperatura ambiental ni el enfriamiento después del curado. En el articulo de Lee y
Springer (1990) [33] se comprueba que no son importantes para las tensiones finales.
Ti T T+dT Te
Sumidero
de calor Q Q Q
Foco de
ri r calor
dr
re
dT
Q = −λ S (5.1)
dr
5.1. TENSIONES DE CURADO A TEMPERATURA NO UNIFORME 109
en donde, el signo negativo significa que el sentido del flujo es contrario al gradiente de
temperaturas.
Si se considera que el cilindro tiene una longitud unitaria, la superficie S se reduce a 2πr,
y el diferencial de temperatura es una función del radio r
Q dr
dT = − (5.2)
2 πλ r
Integrando esta expresión con respecto del radio r se obtiene una distribución logarítmica
de temperaturas
Q
T (r) = − ln r + C (5.3)
2 πλ
Q 2 πλ
C = Ti + ln ri ; Q = (Te − Ti )
2 πλ ln r1 − ln re
ln r − ln ri
T (r) = Ti + (Te − Ti ) (5.4)
ln re − ln ri
Se trata de una función logarítmica del radio, con pendiente más pronunciada en los
radios menores porque la superficie es menor. Si el cilindro fuese de pared delgada, en
donde el radio exterior re es similar al interior ri , la función se puede aproximar a una
recta, pero no es el caso de los rotores para volantes de inercia que siempre son de pared
gruesa.
Después de mantener el rotor a las temperaturas constantes Ti y Te , durante el proceso de
curado, se enfría hasta la temperatura ambiente o temperatura final uniforme, Tf . Este
incremento ∆T (r), por el cual se generan las tensiones residuales descritas en el apartado
3.1.1, es también una función del radio. Su valor es la diferencia entre la temperatura
final Tf y la función inicial T (r)
Es también una función logarítmica, en donde se han agrupado se han agrupado los
factores constantes
Te − Ti Te − Ti
t0 = Tf − Ti + ln ri ; t1 = − (5.6)
ln re − ln ri ln re − ln ri
110 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
180
160
140
Temperatura (ºC)
120
100 T(r)
T
f
80
60
40
20
0
0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
r/r
e
1 a2 e1 ln r
u,rr + u,r − 2 u = + e2 (5.7)
r r r r
5.1. TENSIONES DE CURADO A TEMPERATURA NO UNIFORME 111
g(r) f (r)
en donde la función f (r) tiene dos sumandos por lo que la integral de la ecuación 3.10 se
divide en dos términos, la propia integral Id y una función logarítmica denominada Ie
Z R
Z Z
g(r) dr −a
f (r) e dr = e1 r (1 + r ) dr + e2 r−a ln r (1 + r2a ) dr
2a
| {z } | {z } (5.10)
Id Ie
Z Z µ ¶
0 r2a−1 r2a−1 r1−a r1+a
y =A dr + e1 + dr
(1 + r2a )2 (1 + r2a )2 1−a 1+a
Z ∙µ ¶ ¸ (5.12)
r(2a−1) r1−a r1+a r1−a r1+a
+ e2 + ln r − + dr
(1 + r2a ) 1−a 1+a (1 − a)2 (1 + a)2
| {z }
I4
112 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
Dicha integral se resuelve también por partes, en la cual m coincide con la integral Ie
anterior
⎧ µ ¶
⎪
⎪ r1−a r1+a r1−a r1+a 1 + r2a
⎪
⎪ m= + ln r − + dm = ln r dr
⎨ 1−a 1+a (1 − a)2 (1 + a)2 ra
⎪
⎪ r2a−1 −1
⎪
⎪
⎩ dn = dr n=
(1 + r2a )2 2a(1 + r2a )
∙µ ¶ ¸
−1 r1−a r1+a r1−a r1+a
I4 = + ln r − +
2a(1 + r2a ) 1−a 1+a (1 − a)2 (1 + a)2
Z (5.13)
−1 1 + r2a
- ln r dr
2a(1 + r2a ) ra
| {z }
If
1 r1−a
m = ln r dm = dr ; dn = r−a dr n=
r 1−a
Z µ Z ¶
1 −a 1 r1−a r1−a 1
If = ln r r dr = ln r − dr
2a 2a 1−a 1−a r
(5.14)
1 r1−a 1 r1−a
= ln r +
2a 1 − a 2a (1 − a)2
µ ¶
1 r1+a 1 r1−a r1+a 1 r1−a
I4 = ln r + + − (5.15)
1 − a2 1 + r2a 2a(1 + r2a ) 1−a 1+a 2a (1 − a)2
−1 e1 r1+a e2 r1+a
y = A0 + + ln r
2a(1 + r2a ) 1 − a2 1 + r2a 1 − a2 1 + r2a
µ ¶ (5.16)
e2 r1+a r1−a r1+a e2
+ + + r1−a + B 0
1 − a2 1 + r2a 1−a 1+a 2a (1 − a2 )
µ ¶
1 e1 2 e2 e2
u(r) = a A + ra B + − r + r ln r (5.17)
r 1 − a2 (1 − a2 )2 1 − a2
Esta solución es muy similar a la temperatura uniforme, de la ecuación 3.14, pero con el
coeficiente del término en r ampliado y un término logarítmico nuevo.
5.1.4. Tensiones
½ ∙ ¸
2 1 a−1 e1 2 e2
σ θ (r) = a cr (1 − a ν θr ) a+1 A + (1 + a ν θr ) r B + (1 + ν θr ) −
r 1 − a2 (1 − a2 )2
∙ ¸ ¾
e2 e2
+ ν θr − (αθ + ν θr αr ) t0 + (1 + ν θr ) − (αθ + ν θr αr ) t1 ln r
1 − a2 1 − a2
½ ∙ ¸
1 a−1 e1 2 e2
σ r (r) = cr (ν rθ − a) a+1 A + (ν rθ + a) r B + (ν rθ + 1) −
r 1 − a2 (1 − a2 )2
∙ ¸ ¾
e2 e2
+ − (ν rθ αθ + αr ) t0 + (ν rθ + 1) − (ν rθ αθ + αr ) t1 ln r
1 − a2 1 − a2
(5.18)
Se comprueba que si la temperatura de curado es uniforme, o sea Ti = Te = T , los
resultados de la ecuación 5.18 coinciden con los de la ecuación 3.15.
Las constantes A y B de las condiciones de contorno en el caso particular de un rotor de
material único son
µ ¶
e1 2 e2 e2
To = (ν rθ + 1) 2
− + − (ν rθ αθ + αr ) t0
1−a (1 − a2 )2 1 − a2
(5.20)
e2
Tl = (ν rθ + 1) − (ν rθ αθ + αr ) t1
1 − a2
Esta solución, igual que en el apartado 3.1.6, no es válida para el valor a = 1 y es necesario
obtener la solución particular para este punto. En este caso las constantes e1 y e2 son
Z R
Z Z
g(r) dr −1
f (r) e dr = e1 (r + r) dr + e2 ln r (r−1 + r) dr
| {z } | {z } (5.22)
Id1 Ie1
La primera está resuelta por Id1 de la ecuación 3.18 y la segunda, que se denomina Ie1 ,
se resuelve por partes
⎧
⎪ 1
⎪
⎨ m = ln r
⎪ dm =
r
dr
⎪
⎪ r2
⎪
⎩ dn = (r−1 + r) dr n = ln r +
2
Z µ ¶ Z µ ¶
−1 r2 r2 1
Ie1 = e2 ln r (r + r) dr = e2 ln r + ln r − ln r + dr
2 2 r
µ ¶ (5.23)
1 2 r2 r2
= e2 ln r + ln r −
2 2 4
Z Z µ ¶
0 r r r2
y =E dr + e1 ln r + dr
(1 + r2 )2 (1 + r2 )2 2
| {z }
I31
Z ∙ ¸ (5.24)
2 2
r 1 2 r r
+ e2 2 2
ln r − ln r + dr
(1 + r ) 2 2 4
| {z }
I41
⎧
⎪ 1 2 r2 r2 1 + r2
⎪
⎪ m = ln r + ln r − dm = ln r (r−1 + r) dr = ln r dr
⎨ 2 2 4 r
⎪
⎪ r −1
⎪
⎩ dn = dr n =
(1 + r2 )2 2(1 + r2 )
µ ¶ Z
−1 1 2 r2 r2 −1 dr
I41 = ln r + ln r − − ln r
2(1 + r2 ) 2 2 4 2 r
µ 2 ¶ (5.25)
1 r 1 2 1 2 2
= − ln r + r + r ln r
2(1 + r2 ) 2 4 2
1 ³ e e2 ´ ³e e2 ´ e2
1 1
u(r) = A + r B + − + r + − r ln r + r ln2 r (5.26)
r 4 8 2 4 4
½ ³e
1 1 e2 ´ ³e
1 e2 ´
σ θ (r) = cr (1 − ν) 2 A + (1 + ν) B − (1 + ν) − + ν −
r 4 8 2 4
h ³e e2 ´ e2 i
1
− (αθ + ν αr ) t0 + (1 + ν) − + ν − (αθ + ν αr ) t1 ln r
2 4 4
e1 2 o
+ (1 + ν) ln r
4
½ ³e
1 1 e2 ´ ³e
1 e2 ´
σ r (r) = cr (ν − 1) 2 A + (ν + 1) B − (ν + 1) − + −
r 4 8 2 4
h ³e e2 ´ e2 i
1
− (ν αθ + αr ) t0 + (ν + 1) − + − (ν αθ + αr ) t1 ln r
2 4 4
e1 2 o
+ (ν + 1) ln r
4
(5.27)
Si se aplican a un rotor simple se deducen las constantes como
en donde se agrupan los términos de la ecuación de σ r (r) To , Tl y Tll que se definen como
e2 ´
³e ³e e2 ´
1 1
To = −(ν + 1) − + − − (ν αθ + αr ) t0
4 8 2 4
³e e2 ´ e2
1
Tl = (ν + 1) − + − (ν αθ + αr ) t1 (5.29)
4 8 2
e2
Tll = (ν + 1)
4
e1 = (1 + ν)t1 α ; e2 = 0
5.1. TENSIONES DE CURADO A TEMPERATURA NO UNIFORME 117
1 a (1 + ν)t1 (1 + ν)t1
u(r) = A + r B − r + rln r
ra 4 2
∙ ¸
1 2 α t1 2 α t1
σ θ (r) = cr (1 − ν) 2 A + (1 + ν)B − (1 + ν) α t0 + (ν − 1) (ν − 1) + ln r
r 4 2
∙ ¸
1 2 α t1 2 α t1
σ r (r) = cr (ν − 1) 2 A + (ν + 1)B − (1 + ν) α t0 − (ν − 1) + (ν − 1) ln r
r 4 2
(5.30)
Se comprueba que para el caso de un rotor de material único el término constante del
incremento de temperatura, t0 , no contribuye a las tensiones. Para ello se hallan las
constantes A y B y se sustituyen en las ecuaciones anteriores
µ ¶
ln ri − ln re 1 1 re−2 ln ri − ri−2 ln re E α t1
σ θ (r) = − −2 −2 2
− + −2 −2 − ln r
ri − re r 2 re − ri 2
µ ¶ (5.31)
ln ri − ln re 1 re−2 ln ri − ri−2 ln re E α t1
σ r (r) = + − ln r
ri−2 − re−2 r2 re−2 − ri−2 2
5.1.6. Ejemplo
Si al rotor del ejemplo del apartado 3.1.7 se cambia la temperatura uniforme del curado
por un gradiente de temperatura las tensiones residuales disminuyen. La superficie exte-
rior se somete a una temperatura de 180o C y la interior a 120o C y después del curado
se enfría a una temperatura uniforme de 20o C. El desplazamiento radial y las tensiones,
tangencial y radial residuales después del curado se presentan en la figura 5.3.
Comparando estos resultados con los del curado a temperatura uniforme a 120o C de la
figura 3.3 se observa que la contracción radial es mayor. En el uniforme los desplazamien-
tos interno y externo eran de −0,15/ − 0,55 y ahora aumentan hasta −0,20/ − 0,80 mm,
lo cual es lógico porque el incremento medio de temperatura es mayor. En cambio, las
tensiones residuales disminuyen, la tangencial pasa de 14/ − 10 a 6,5/7,0 MPa y el valor
máximo de la radial cambia de 1,5 a 0,85 MPa.
Es muy interesante comprobar que a pesar de haber aumentado el incremento medio de
la temperatura las tensiones residuales generadas son menores. La zona externa del rotor
tiende a contraerse más que la interna y genera una ligera tensión radial de compresión
que compensa la tensión propia del enfriamiento.
La reducción de las tensiones residuales a pesar de ser importante, en este ejemplo al-
canza el 50 %, es poco significativa dentro de las tensiones totales porque se suman a
las tensiones de la fuerza centrífuga. Para este mismo rotor las tensiones tangenciales
118 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
0 10
-0.1
Desplazamiento (mm)
-0.2 5
Tensiones (MPa)
-0.3
-0.4 0
-0.5
-0.6 -5
σ
θ
-0.7 σ *10
r
-0.8 -10
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 5.3: Desplazamiento radial y tensiones térmicas generadas por un curado a temperatura
no uniforme
y radiales de la figura 2.6 en el apartado 2.2.7 son del orden de 400 MPa y 30 MPa
respectivamente, lo que supone una disminución de sólo el 2 %.
Los rotores para volantes de inercia suelen tener un espesor de pared grande, y es frecuente
que la hidratación se prolongue a largo de toda su vida. En estos casos, la humedad tiene
una distribución radial no uniforme que irá cambiando progresivamente con el tiempo y
genera tensiones también variables.
⎧ ⎫
⎪ " #⎪
⎨ 4 X
∞
1 (2j + 1) πx (2j + 1)2 π 2 D t ⎬
∆c = (cm − ci ) 1 − sin exp − (5.32)
⎪
⎩ π j=0 2j + 1 h h2 ⎪
⎭
D = Do ∗ exp(−C/T ) (5.33)
Para ilustrar esta función en la figura 5.4 se presenta el resultado de un ejemplo en el que
se aplica una resina de difusión rápida. Se trata de placa plana de 100 mm de espesor,
de fibra de carbono y resina epoxi, T3000/976, con una humedad máxima del 0,6 % y
40o C de temperatura. Para este material los parámetros, según Spriger, son: Do = 0,023
mm2 s−1 y C = 300o K. En la figura se representa el grado de humedad en función de la
posición x y el tiempo, desde 1 hasta 40 años.
La humedad es simétrica porque la difusión se realiza en ambos superficies laterales. Se
comprueba que necesita mucho tiempo para llegar hasta el centro de la placa y saturarse
completamente, a pesar de estar a una temperatura relativamente elevada de 40o C.
0.6
40
0.5
Humedad (%)
0.4
20
0.3
10
0.2
5
0.1
1
0
0 0.02 0.04 0.06 0.08 0.1
x (m)
Figura 5.4: Aumento de la humedad en el interior de una pared plana de 100 mm en sucesivos
años de vida, según Springer (1981) [47]
menos importantes que las centrífugas, e incluso menores que las térmicas. Además, si el
rotor no llega a la saturación total durante el tiempo vida, las tensiones son inferiores a
las calculadas en el capítulo 3. Por lo cual, en este trabajo no es necesario tener mucha
precisión en los valores de la distribución de la humedad en el estado transitorio.
Para poder aplicar la ley de distribución de la ecuación 5.32 a un rotor se realizan algunas
hipótesis simplificativas. Se considera que la humedad entra por las superficies del radio
exterior e interior, y no se considera la humedad que penetra por las caras laterales, lo
que supone una fuerte limitación para los rotores de corta longitud axial. Se desprecia
también el efecto de la curvatura, de forma que se aproxima a una pared plana.
La expresión matemática de la ecuación 5.32 se simplifica para adaptarla a la estructura
de las ecuaciones de los capítulos anteriores como se verá en el capítulo 6 de formulación
general. Los términos sinusoidales se sustituyen por una función polinómica en r para que
los términos del mismo tipo que en el resto de cargas. Se limita a un polinómio de cuarto
grado porque el número de términos de las ecuaciones generales no es excesivamente
grande y la precisión en los resultados sea suficiente. Este se adapta bien al perfil de la
función, excepto durante el tiempo inicial en los puntos próximos a la superficie exterior
y su influencia sobre las tensiones finales es mínima.
La función polinómica del incremento de humedad ∆c en función del radio r es del tipo
∆c = c0 + c1 r + c2 r2 + c3 r3 + c4 r4 (5.34)
© ª £ ¤© ª
∆ci = 1 ri ri2 ri3 ri4 ci (5.35)
5.2. TENSIONES EN ESTADOS TRANSITORIOS DE HIDRATACIÓN 121
La ecuación 5.32 considera que la humedad entra por las dos caras pero algunas veces el
rotor tiene la superficie interna impermeable a la humedad, por ejemplo si incorpora un
mandrino metálico. En este caso la humedad entra solamente por la superficie externa,
generando una distribución asimétrica y la humedad es máxima en el radio exterior y
mínima en el interior. Su distribución coincide con la mitad del gráfico simétrico de la
figura 5.4, porque la simetría supone que no existe flujo de humedad por la superficie
central. La ecuación es idéntica pero reemplazando el radio medio de la distribución por
el radio interior del rotor.
En la figura 5.5 se muestran las dos funciones, la simétrica (a) para un rotor con entrada de
humedad por el radio exterior el interior y la asimétrica (b) para un rotor con mandrino.
En ella se comprueba la bondad del ajuste de la ecuación 5.34 y se aplica un rotor
con misma geometría que en los ejemplos anteriores: ri = 0,3 y re = 0,5 m. Se utiliza
un material del tipo T3000/976 y se somete a una humedad máxima de 0.6 % y una
temperatura de 40o C durante 20 años. En la figura 5.5, junto con los valores de la función
polinómica, se representan los valores originales de la ley de Springer para comparar
ambas funciones.
0.7
Polinómica Polinómica
0.6 Springer 0.6 Springer
0.5 0.5
Humedad (%)
Humedad (%)
0.4 0.4
0.3 0.3
0.2 0.2
0.1 0.1
0 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 5.5: Ajuste de una función polinómica a la ley de absorción de humedad de Springer en
un rotor sin mandrino (a) y con mandrino (b).
De los valores de la figura 5.5 se deduce que el ajuste es bueno, las diferencias son
inapreciables en el rotor sin mandrino (a) y muy pequeñas en el rotor con mandrino (b).
La equivalencia es totalmente aceptable para la condición de ajuste aproximado que se
expuso anteriormente.
Para periodos de tiempo pequeños la ecuación de Springer sigue teniendo el valor máximo
en el extremo pero decrece rápidamente con la distancia al extremo y se hace nula en
pocos milímetros, como se muestra en la figura 5.6. Si el periodo es muy breve y la
pendiente de la ecuación de Springer muy pronunciada la función polinómica en r de
122 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
la ecuación 5.34 no puede reproducirla porque el polinómio de cuarto grado tiene una
pendiente máxima limitada. Para compensar esta diferencia se asigna un valor máximo
en el extremo menor que el real, de forma que la nueva trayectoria se adapta mejor a la
ecuación de Springer.
En la figura 5.6 se presentan los resultados del ejemplo anterior pero para un tiempo de
1 año. En los extremos se aprecia que la ecuación de Springer decrece rápidamente y la
función polinómica sigue una trayectoria media. Con ello se consigue que el área inferior
sea la misma y las tensiones residuales generadas sean similares.
Humedad (%)
0.4 0.4
0.3 0.3
0.2 0.2
0.1 0.1
0 0
Figura 5.6: Ajuste especial de la función polinómica a la ley de Springer para tiempos breves
en rotor sin y con mandrino.
En los ejemplos del final del capítulo, en la sección 5.2.7, se comprueba que las tensiones
en tiempos muy breves no son importantes porque las tensiones residuales de hidratación
son favorables a la resistencia del rotor. Por lo cual, se estima que ésta aproximación es
suficiente para el cálculo global del rotor.
1 a2 1
u,rr + u,r − 2 u = g0 + g1 + g2 r + g3 r2 + g4 r3 (5.36)
r r r
en donde, las constantes están generadas por los factores del polinomio de ∆c y son
g0 = [(ν rθ − a2 ) β θ + (1 − ν rθ ) β r ] c0
g1 = [(2ν rθ − a2 ) β θ + (2 − ν rθ ) β r ] c1
g2 = [(3ν rθ − a2 ) β θ + (3 − ν rθ ) β r ] c2 (5.37)
g3 = [(4ν rθ − a2 ) β θ + (4 − ν rθ ) β r ] c3
g4 = [(5ν rθ − a2 ) β θ + (5 − ν rθ ) β r ] c4
Para resolver la ecuación del desplazamiento se utilizan los mismos cambios que en el
apartado 2.2.4 y la función f (r) tienen múltiples sumandos
1 ra
f (r) = (g0 + g1 + g2 r + g3 r2 + g4 r3 ) (5.38)
r 1 + r2a
Cada uno de ellos, al resolver la integral de la ecuación2.23, da lugar a una integral
distinta
Z R
Z Z Z
g(r) dr −a a 1−a 1+a
f (r) e dr = g0 (r + r ) dr + g1 (r +r ) dr + g2 (r2−a + r2+a ) dr
| {z } | {z } | {z }
Id Ig Ic
Z Z
3−a 3+a
+ g3 (r +r ) dr + g4 (r4−a + r4+a ) dr
| {z } | {z }
Ih Ik
(5.39)
Las integrales Ic y Id estaban definidas en los capítulos 2 y 3 respectivamente y, por lo
tanto, están resueltos los factores que de ellas se derivan. Las restantes, Ig , Ih y Ik son
similares a las anteriores pero con exponentes distintos y su resolución es la misma
Z
1−a 2a r2−a r2+a
Ig = r (1 + r ) dr = +
2−a 2+a
Z
r4−a r4+a
Ih = r3−a (1 + r2a ) dr = + (5.40)
4−a 4+a
Z
r5−a r5+a
Ik = r4−a (1 + r2a ) dr = +
5−a 5+a
124 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
Z µ ¶
0 r2a−1 r2−a r2+a
y= A I1 + g0 I3 + g1 + dr + g2 I2
(1 + r2a )2 2−a 2+a
| {z }
I5
Z µ ¶ Z µ ¶
r2a−1 r4−a r4+a r2a−1 r5−a r5+a
+ g3 + dr + g4 + dr
(1 + r2a )2 4−a 4+a (1 + r2a )2 5−a 5+a
| {z } | {z }
I6 I7
(5.41)
La integral I5 se resuelve por partes
⎧
⎪
⎪ r2−a r2+a
⎪
⎪ m = + dm = r1−a (1 + r2a ) dr
⎨ 2−a 2+a
⎪
⎪ r2a−1 −1
⎪
⎪
⎩ dn = dr n =
(1 + r2a )2 2a(1 + r2a )
µ ¶ Z
−1 r2−a r2+a −1 1−a r2+a
I5 = + − r dr = (5.42)
2a(1 + r2a ) 2−a 2+a 2a (4 − a2 )(1 + r2a )
r4+a
I6 = (5.43)
(16 − a2 )(1 + r2a )
r5+a
I7 = (5.44)
(25 − a2 )(1 + r2a )
1 g0 g1 g2 g3 g4
u(r) = a
A + ra B + 2
r + 2
r2 + 2
r3 + 2
r4 + 2
r5
r 1−a 4−a 9−a 16 − a 25 − a
(5.45)
Se observa que los términos que contienen los factores g siguen una progresión regular
y sería fácil los factores de las potencias sucesivas a partir de un polinomio de c en la
ecuación 5.32 de grado mayor. Pero se estima que no es necesario para el cálculo final del
rotor, como se ha comentado al inicio de esta sección.
5.2. TENSIONES EN ESTADOS TRANSITORIOS DE HIDRATACIÓN 125
5.2.5. Tensiones
∙
1 c0
σ θ (r) = a cr (1 − a ν θr ) a+1 A + (1 + a ν θr ) ra−1 B + (ν rθ ν θr − 1) (β θ − β r )
2
r 1 − a2
2 c1 3 c2 2
+ (ν θr ν rθ − 1)(2β θ − β r ) r + (ν θr ν rθ − 1)(3β θ − β r ) r
4 − a2 9 − a2
¸
4 c3 5 c4
+ (ν θr ν rθ − 1)(4β θ − β r ) 2
r3 + (ν θr ν rθ − 1)(5β θ − β r ) 2
r4
16 − a 25 − a
(5.46)
∙
1 c0
σ r (r) = cr (ν rθ − a) a+1 A + (ν rθ + a) ra−1 B + (ν 2rθ − a2 ) (β θ − β r ))
r 1 − a2
c1 2 2 c2
+ (ν 2rθ − a2 ) (2β θ − β r )) 2
r + (ν rθ − a ) (3β θ − β r )) 2
r2
4−a 9−a
¸
c3 3 2 2 c4 4
+ (ν 2rθ 2
− a ) (4β θ − β r )) r + (ν rθ − a ) (5β θ − β r )) r
16 − a2 25 − a2
(5.47)
Las constantes de contorno, A y B, para el caso de un rotor de material único son
1 £
A= − µ ¶ Rc0 (rea−1 − ria−1 ) + Rc1 (ri rea−1 − re ria−1 )
rea−1 ria−1
(ν rθ − a) −
ria+1 rea+1
¤
+Rc2 (ri2 rea−1 − re2 ria−1 ) + Rc3 (ri3 rea−1 − re3 ria−1 ) + Rc4 (ri4 rea−1 − re4 ria−1 )
∙ µ ¶ (5.48)
1 1 ri re
B= − µ ¶ Rc0 a+1 − a+1 + Rc1 ( a+1 − a+1 )
ria−1 r a−1 re ri re ri
(ν rθ − a) − ea+1
rea+1 ri
¸
ri2 re2 ri3 re3 ri4 re4
+Rc2 ( − ) + Rc3 ( − ) + Rc4 ( − a+1 )
rea+1 ria+1 rea+1 ria+1 rea+1 ri
c0
Rc0 = (ν 2rθ − a2 ) (β θ − β r ))
1 − a2
c1
Rc1 = (ν 2rθ − a2 ) (2β θ − β r ))
4 − a2
c2
Rc2 = (ν 2rθ − a2 ) (3β θ − β r ))
9 − a2
c3
Rc3 = (ν 2rθ − a2 ) (4β θ − β r ))
16 − a2
c4
Rc3 = (ν 2rθ − a2 ) (5β θ − β r ))
25 − a2
Como en casos anteriores esta solución no es válida para ciertos valores de a. Siguiendo
los mismos pasos se deducen las expresiones para cada uno.
Para a = 1 el desplazamiento radial es
1 g0 g1 2 g2 3 g3 4 g4 5 g0
u(r) = A + rB − r + r + r + r + r + r ln r
r 4 3 8 15 24 2
(5.49)
y las tensiones son
∙
1 g0
σ θ (r) = cr (1 − ν θr ) 2 A + (1 + ν θr ) B − (1 − ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c0
r 4
h g1 i h g2 i
+ (1 + 2ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c1 r + (1 + 3ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c2 r2
3 8
h g3 i h g3 i
+ (1 + 4ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c3 r3 + (1 + 5ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c4 r4
15 24
g0 i
+ (1 − ν θr ) ln r
2
(5.50)
5.2. TENSIONES EN ESTADOS TRANSITORIOS DE HIDRATACIÓN 127
∙
1 g0
σ r (r) = cr (ν rθ − 1) 2 A + (ν rθ + 1) B + (ν rθ − 1) − (ν rθ β θ + β r ) c0
r 4
h g1 i h g2 i
+ (ν rθ + 2) − (ν rθ β θ + β r ) c1 r + (ν rθ + 3) − (ν rθ β θ + β r ) c2 r2
3 8
h g3 i h g4 i
3
+ (ν rθ + 4) − (ν rθ β θ + β r ) c3 r + (ν rθ + 5) − (ν rθ β θ + β r ) c4 r4
15 24
g0 i
+ (ν rθ + 1) ln r
2
(5.51)
Para a = 2 el desplazamiento es
1 2 g0 g1 2 g2 3 g3 4 g4 5 g1 2
u(r) = A + r B − r − r + r + r + r + r ln r
r2 3 16 8 15 24 4
(5.52)
y las tensiones son
∙
1 g0
σ θ (r) = 4cr (1 − 2ν θr ) 3 A + (1 + 2ν θr ) r B − (1 + ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c0
r 3
h g1 i h g2 i
+ (−1 + 2ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c1 r + (1 + 3ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c2 r2
16 5
h g3 i h g3 i
+ (1 + 4ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c3 r3 + (1 + 5ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c4 r4
12 21
g1 i
+ (1 − 2ν θr ) r ln r
4
(5.53)
∙
1 g0
σ r (r) = cr (ν rθ − 1) 2 A + (ν rθ + 1) r B − (ν rθ + 1) − (ν rθ β θ + β r ) c0
r 3
h g1 i h g2 i
+ (−ν rθ + 2) − (ν rθ β θ + β r ) c1 r + (ν rθ + 3) − (ν rθ β θ + β r )c2 r2
16 5
h g3 i h g4 i
3
+ (ν rθ + 4) − (ν rθ β θ + β r ) c3 r + (ν rθ + 5) − (ν rθ β θ + β r ) c4 r4
12 21
g1 i
+ (ν rθ + 2) r ln r
4
(5.54)
Para a = 3 el desplazamiento es
128 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
1 g0 g1 2 g2 3 g3 4 g4 5 g2 3
u(r) = 3
A + r3 B − r − r − r + r + r + r ln r
r 8 5 36 7 16 6
(5.55)
y las tensiones son
∙
1 g0
σ θ (r) = 9cr (1 − 3ν θr ) 4
A + (1 + 3ν θr ) r2 B − (1 + ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c0
r 8
h g1 i h g2 i
+ −(1 + 2ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c1 r + (−1 + 3ν θr − (β θ + ν θr β r ) c2 r2
5 36
h g3 i h g3 i i
+ (1 + 4ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c3 r3 + (1 + 5ν θr ) − (β θ + ν θr β r ) c4 r4
7 16
g2 2
+ (1 − 3ν θr ) r ln r
6
(5.56)
∙
1 g0
σ r (r) = cr (ν rθ − 3) 4 A + (ν rθ + 3) r2 B + (−ν rθ + 1) − (ν rθ β θ + β r ) c0
r 8
h g1 i h g2 i
+ (ν rθ + 2) − (ν rθ β θ + β r ) c1 r + (−ν rθ + 3) − (ν rθ β θ + β r ) c2 r2
5 36
h g3 i h g4 i
+ (ν rθ + 4) − (ν rθ β θ + β r ) c3 r3 + (ν rθ + 5) − (ν rθ β θ + β r ) c4 r4
7 16
g2 2 i
+ (ν rθ + 3) r ln r
6
(5.57)
Si se comparan estas tres soluciones se observa una progresión regular y sería fácil escribir
las ecuaciones para a = 4 y a = 5 sin necesidad de nuevas deducciones matemáticas. En
el siguiente capítulo, sobre formulación general, se exponen los términos completos para
los cinco valores.
5.2.7. Ejemplo
En los gráficos la figura 5.7 se representan las variaciones de cada parámetro con las
curvas progresivas para los tres periodos de tiempo y para el material saturado o vida
infinita. En el gráfico (a) de la primera figura se presenta la absorción de humedad y en
el (b) el desplazamiento radial, en el (c) tensión tangencial y en el (d) la radial.
0.3
0.5
∞ 0.2
Desplazamiento (mm)
0.4 ∞
Humedad (%)
0.1 40
0.3 40 10
0
0.2 1
10
1 -0.1
0.1
-0.2
0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
(a) r/r
e
(b) r/r
e
30
∞
Tension tangencial (MPa)
0 1
Tension radial (MPa *10)
20
40 10
10 10
-10 40
0
∞
-10 1 -20
-20
-30
-30
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
(c) r/r (d) r/r
e e
Figura 5.7: Aumento del grado de humedad, desplazamiento radial, tensión tangencial y radial
de un rotor en sucesivos años de vida.
Para un tiempo infinito los valores del desplazamiento y las tensiones coinciden con los
resultados para el material saturado de la figura 3.9. Se comprueba que la humedad se
absorbe muy lentamente, al cabo de un año es muy baja y a los diez años sólo afecta
a la zona próxima al exterior. Durante los años de vida de un rotor la hidratación es
relativamente baja y las tensiones son también bajas comparadas con las obtenidas en
saturación. Por lo cual, afecta mucho menos de lo esperado en el capítulo 3.
Si el rotor se halla a temperaturas más altas la absorción de humedad es mucho mayor,
debido a la función exponencial de la temperatura en la ecuación 5.33.
130 CAPÍTULO 5. TENSIONES RESIDUALES EN ESTADOS NO UNIFORMES
Capítulo 6
FORMULACIÓN GENERAL Y
MODELOS MULTICAPA
En los capítulos anteriores se han estudiado cada tipo de tensión por separado pero
para el cálculo del rotor deben considerarse simultáneamente. Las tensiones mecánicas,
centrífugas y de aceleración, se superponen a las tensiones permanentes, térmicas y de
hidratación, dando lugar a una tensión única total. En este capítulo se unifican los cál-
culos individuales y se genera una formulación unificada para determinar las tensiones
globales. Se incluyen todos los tipos de cargas descritos anteriormente, incluso los esta-
dos no uniformes del capítulo 5. Una versión simplificada de esta formualción general fue
publicada en Pérez-Aparicio y Ripoll (2003) [39].
Aunque las tensiones finales son la suma de las tensiones individuales es conveniente
repetir el cálculo para incluir en un mismo proceso las variables de todas las cargas,
con el objetivo de dar coherencia al sistema de cálculo y utilizar parámetros generales
que simplifiquen las fórmulas finales. Como se ha visto, las ecuaciones de las distintas
cargas contienen términos comunes y términos particulares, y ahora se unifican formando
términos globales.
La tarea de unificación no es complicada porque en todas ellas se ha seguido un proceso
deductivo similar, de manera que los pasos intermedios y los términos de las ecuaciones
son parecidos. No es necesario repetir de nuevo todos los pasos del cálculo, en muchos
casos se pueden aplicar directamente las soluciones halladas anteriormente, por ejemplo
en la resolución de las ecuaciones diferenciales o en la definición de algunos parámetros
intermedios.
En este capítulo se elabora, además, un sistema de cálculo de rotores en multicapa.
En los anteriores se han resuelto solamente rotores monocapa, ahora con las ecuaciones
generales es fácil deducir un sistema completo de cálculo. Permite resolver cualquier tipo
131
132 CAPÍTULO 6. FORMULACIÓN GENERAL Y MODELOS MULTICAPA
Para los cálculos se utilizan las condiciones del modelo unificado desarrollado en el capí-
tulo 4 que incluye, dentro de un único sistema de ecuaciones, los modelos de TP, DAC y
cualquier estado intermedio de la zona de transición.
Se aplican todas las cargas analizadas anteriormente, a excepción de la aceleración an-
gular. Por orden de importancia sobre las tensiones finales del rotor son:
1. Tensiones mecánicas producidas por la fuerza centrífuga originada por la velocidad
angular ω.
2. Tensiones residuales de origen térmico creadas en el enfriamiento después del curado,
∆T .
3. Tensiones residuales causadas por la hidratación de la resina, ∆c, a lo largo de la vida
del rotor.
No se incluye la aceleración angular porque crea una tensión cortante, τ θr , independiente
del resto de tensiones que no es necesario calcularla dentro del sistema general de ecua-
ciones. Sus valores se determinan directamente de las ecuaciones 2.76 y 2.77 del apartado
2.32 a partir de la aceleración angular α.
La velocidad angular ω es un valor único y se aplica a través de la fuerza centrífuga fc
en la ecuación 2.2.
El incremento de la temperatura ∆T en el curado puede ser uniforme o variable en r.
En este último caso sólo se contempla un incremento producido por la diferencia de
temperaturas entre la superficie interna y la externa, descrita en el apartado 5.1.2. En él
se genera la distribución logarítmica de temperatura de las fórmulas 5.5 y 5.6 y que en
resumen son
∆T (r) = t0 + t1 ln r
(6.1)
Te − Ti Te − Ti
t0 = Tf − Ti + ln ri ; t1 = −
ln re − ln ri ln re − ln ri
(a) (b)
Te ci ce
mandrino mandrino
Ti ∆c(r)
∆T (r)
Tf
ri ri’ r re ri ri’ r re
Figura 6.1: Distribución radial de temperatura y de humedad en función del radio. Si el rotor
incorpora un mandrino hasta ri0 las distribuciones son distintas.
∆c = c0 + c1 r + c2 r2 + c3 r3 + c4 r4 (6.2)
las variables y deducir las ecuaciones globales. En ellos se definen los nuevos parámetros
intermedios que simplifican las expresiones. No es necesario resolver de nuevo las ecua-
ciones diferenciales porque se utilizan las soluciones halladas en los capítulos anteriores.
re
r i’
ri
z r
σθ σz
σr
Un punto cualquiera del rotor, definido por la posición radial r y la distancia z al extremo
lateral, como se muestra en la figura 6.2, cumple la ecuación constitutiva del material de
la ecuación 2.6 ampliada con el incremento de la temperatura y de la humedad
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫
⎪ ε ⎪ 1 ν θr ν θz
⎪ σ ⎪ ⎪ αθ ⎪ ⎪ β ⎪
⎪
⎪
θ ⎪
⎪ ⎢ Eθ − − ⎪ θ ⎪ ⎪ ⎪ ⎪ θ ⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ Er Ez ⎥ ⎥
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎨ ⎪
⎬ ⎢ ν ⎥ ⎪
⎨ ⎪
⎬ ⎪
⎨ ⎪
⎬ ⎪
⎨ ⎪
⎬
⎢ rθ 1 ν rz ⎥
εr = ⎢ − − ⎥ σ r + αr ∆T + βr ∆c (6.3)
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ Eθ Er Ez ⎥ ⎪ ⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪ ⎪ ⎪ ⎪ ⎪ ⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎢ ⎥ ⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎣ ν ν 1 ⎦ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎩ ⎭ −
zθ
−
zr ⎩ ⎭ ⎩ ⎭ ⎩ ⎭
εz Eθ Er Ez σ z αz βz
Las propiedades del material que varían en función de la dirección θ, r y z toman un valor
distinto según la orientación de las fibras, longitudinal (L) o transversal (T ). Éstas se
orientan sólo en las dos direcciones vistas en capítulos anteriores: circunferencial y axial,
o sea, 0o y 90o según la nomenclatura de la figura 1.5. Deben asignarse, por lo tanto,
los valores de los módulos elásticos E, los coeficientes de Poisson ν, los coeficientes de
dilatación térmica α y los coeficientes de dilatación por hidratación β.
A partir de la ecuación 6.3 se deduce la deformación axial εz , igual que en el cálculo en
DP del apartado 2.2.8, como una función de las tensiones y las dilataciones
ν zθ ν zr 1
εz = − σθ − σr + σ z + αz ∆T + β z ∆c (6.4)
Eθ Er Ez
De ella se obtiene la tension axial σ z
µ ¶
ν zθ ν zr
σ z = Ez σθ + σ r + εz − αz ∆T − β z ∆c (6.5)
Eθ Er
6.1. DESARROLLO DE LA FORMULACIÓN 135
El proceso de cálculo de esta tensión σ z es distinto que en las otras dos tensiones, σ θ
y σ r . Tal como se ha estudiado en el capítulo 4, su valor depende principalmente de la
posición z, de manera que es nulo en el extermo, z = 0, y alcanza un valor máximo y
estable en puntos lejanos del extremo. A este último se ha denominado σ uz y se calcula
mediante el sistema DAC de la sección 4.1, pero ahora con todas las cargas. Para ello,
debe determinarse, según el proceso iterativo del apartado 4.1.4, un valor constante de
εz , denominado εuz , que sustituido en la propia ecuación 6.5 da lugar a una Fz nula.
µ ¶
ν zθ ν zr
σ uz = Ez σθ + u
σ r + εz − αz ∆T − β z ∆c (6.6)
Eθ Er
⎧ µ ¶ µ ¶
⎪
⎪ 1 ν θz ν zθ ν θr ν θz ν zr
⎪
⎪ εθ = −ϕ σθ − +ϕ σ r − ν θz ϕεuz
⎪
⎪ E θ E θ E r E r
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎨ + (αθ + ν θz ϕαz ) ∆T + (β θ + ν θz ϕβ z ) ∆c
µ ¶ µ ¶ (6.8)
⎪
⎪ ν rθ ν rz ν zθ 1 ν rz ν zr
⎪
⎪
⎪
⎪ εr = − +ϕ σθ + −ϕ σ r − ν rz ϕεuz
⎪
⎪ E θ E θ Er E r
⎪
⎪
⎪
⎪
⎩
+ (αr + ν rz ϕαz ) ∆T + (β r + ν rz ϕβ z ) ∆c
1 − ϕν rz ν zr 1 − ϕν θz ν zθ
p = s =
Er Eθ
ν θr + ϕν θz ν zr ν rθ + ϕν rz ν zθ
q = =
Er Eθ
(6.9)
αH = αθ + ν θz ϕαz αR = αr + ν rz ϕαz
β H = β θ + ν θz ϕβ z β R = β r + ν rz ϕβ z
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫ ⎧ ⎫
⎨ εθ ⎬ s −q ⎨ σ θ ⎬ ⎨ ν θz ⎬ ⎨ αH ⎬ ⎨ βH ⎬
=⎣ ⎦ − ϕεu + ∆T + ∆c
⎩ ⎭ ⎩ ⎭ ⎩ ⎭ z ⎩ ⎭ ⎩ ⎭
εr −q p σr ν rz αR βR
(6.10)
Estas deformaciones están relacionadas con el desplazamiento radial u mediante las condi-
ciones de geometría cilíndrica según las ecuaciones cinéticas 2.3 o sus expresiones simpli-
ficadas de la ecuación 2.5
u
εθ = ; εr = u,r
r
Aislando las tensiones de la ecuación 6.10 se deduce
⎧ ⎫ ⎡ ⎤ ⎧ u ⎫
⎨ σθ ⎬ p q ⎪
⎨ + ν θz ϕ εuz − αH ∆T − β H ∆c ⎪
⎬
1 ⎣ ⎦ r
= (6.11)
⎩ ⎭ p s − q2 ⎪
⎩ ⎪
⎭
σr q s u,r + ν rz ϕ εuz − αR ∆T − β R ∆c
³ u ´ (6.12)
⎪
⎪
⎩ σ r = cr νR + u,r + nR ϕ εuz − aR ∆T − bR ∆c
r
en donde, se agrupan las propiedades del material en los parámetros a y cr del capítulo
2 y en otros nuevos. De ellos, ν H , ν R y nH , nR agrupan sólo propiedades elásticas y aH ,
aR y bH , bR , agrupan también propiedades térmicas y de hidratación.
6.1. DESARROLLO DE LA FORMULACIÓN 137
r
p s p
a= cr = a2 cr =
s ps − q 2 ps − q2
q q
νH = νR =
p s
(6.13)
nH = ν θz + ν H ν rz nR = ν R ν θz + ν rz
aH = αH + ν H αR aR = ν R αH + αR
bH = β H + ν H β R bR = ν R β H + β R
Estas definiciones tienen una estructura similar a las ecuaciones 6.9, estan formados
por la suma del parámetro en una dirección más el efecto del parámetro en dirección
perpendicular.
En las ecuaciones 6.12 el término en εuz es un valor constante, mientras que ∆T y ∆c
pueden variar con r, según las ecuaciones 6.1 y 6.2. Estas tensiones deben cumplir la
condición de equilibrio de fuerzas de la ecuación 2.1(a) o su simplificada 2.4, en la cual
el término de la fuerza centrífuga es fc = ρω 2 r
1
σ r,r + (σ r − σ θ ) = −fc (6.14)
r
Sustituyendo las tensiones por los valores de la ecuación 6.12 se obtiene la ecuación del
desplazamiento en forma de polinomio en r
1 a2 1 ln r
u,rr + u,r − 2 u = (d+e0 +g0 ) + g1 + (b + g2 ) r + g3 r2 + g4 r3 + e1 (6.15)
r r r r
en donde se agrupan los parámetros por cargas como en los capítulos anteriores, pero
ahora su definición es globales.
ρ ω2
b=− g0 = (−a2 bH + bR ) c0
cr
e1 = (−a2 aH + aR ) t1 g3 = (−a2 bH + 4 bR ) c3
g4 = (−a2 bH + 5 bR ) c4
En cada uno de ellos se resume el efecto de una carga: el parámetro b es función de la
velocidad angular (ω), el d de la deformación axial uniforme (εuz ), los parámetros e de la
temperatura (∆T ) y los g de la humedad (∆c).
138 CAPÍTULO 6. FORMULACIÓN GENERAL Y MODELOS MULTICAPA
La ecuación diferencial 6.15 se resuelve mediante el proceso del apartado 2.2.4 ampliado
por las soluciones parciales de los capítulos 3 y 5. Esta ampliación es posible gracias a
la composición polinómica de la función f (r), definida en la ecuación 2.16, que permite
resolver las integrales de las ecuaciones 2.23 y 2.25 mediante sumandos separados. Ca-
da uno de los término genera soluciones parciales que están resueltas en los siguientes
apartados: 1r en 3.1.4, r0 en 5.2.4, r en 2.2.4, r2 en 5.2.4, r3 en 5.2.4 y lnr r en 5.1.3.
La solución global del desplazamiento es también polinómica
1
u= A + B ra + U1 r + U2 r2 + U3 r3 + U4 r4 + U5 r5 + U1l r ln r (6.17)
ra
d + e0 + g0 2 e1 g3
U1 = 2
− U4 =
1−a (1 − a2 )2 16 − a2
g1 g4
U2 = U5 = (6.18)
4 − a2 25 − a2
b + g2 e1
U3 = U1l =
9 − a2 1 − a2
Las tensiones, tangencial y radial, se obtienen aplicando la ecuación del desplazamiento
a las ecuaciones 6.12. En ellas también se agrupan las constantes de las cargas para cada
sumando.
1
σ θ = HA A +HB B ra−1 + H0 + H1 r + H2 r2 + H3 r3 + H4 r4 + Hl ln r (6.19)
ra+1
H1 = a2 cr [(1 + 2ν H )U2 − bH c1 ] HA = a2 cr (1 − a ν H )
H2 = a2 cr [(1 + 3ν H ) U3 − bH c2 ] HB = a2 cr (1 + a ν H )
H4 = a2 cr [(1 + 5ν H ) U5 − bH c4 ]
1
σ r = RA A + RB B ra−1 + R0 + R1 r + R2 r2 + R3 r3 + R4 r4 + Rl ln r
ra+1
(6.21)
6.1. DESARROLLO DE LA FORMULACIÓN 139
R1 = cr [(ν R + 2)U2 − bR c1 ] RA = cr (ν R − a)
R2 = cr [(ν R + 3) U3 − bR c2 ] RB = cr (ν R + a)
R4 = cr [(ν R + 5) U5 − bR c4 ]
Esta solución no es válida si el valor de a es entero, de 1 a 5. Para cada uno existe una
solución particular deducida en capítulos anteriores. A continuación se resumen todas
las soluciones en una sola ecuación para cada parámetro, u, σ θ y σ r , incluida la solución
del apartado anterior, en la que los coeficientes tienen expresiones particulares para cada
valor de a. La ecuación del desplazamiento es
1
u= A + B ra + U1 r + U2 r2 + U3 r3 + U4 r4 + U5 r5 + U1l r ln r
ra 2
+ U2l r ln r + U3l r3 ln r + U4l r4 ln r + U5l r5 ln r + Ull r ln2 r
(6.24)
en donde los coeficientes U están definidos en la tabla 6.25 para cada valor de a. Los
coeficientes no especificados conservan el valor general de la ecuación 6.18 o, si no están
definidos ni en uno ni en otro, son nulos.
d + e0 + g0 e1 d + e0 + g0 e1 e1
a = 1 U1 = − + U1l = − Ull =
4 8 2 4 4
a = 4 U4 = − g3 /64 U4l = g3 /8
1
σθ = A + B ra−1 + H0 + H1 r + H2 r2 + H3 r3 + H4 r4 + Hl ln r
ra+1
+ H1l r ln r + H2l r2 ln r + H3l r3 ln r + H4l r4 ln r + Hll ln2 r
(6.26)
en la cual los coeficientes H están definidos en la tabla 6.27 y los no especificados aquí,
ni en la ecuación 6.20, son cero. En las formulas se incluyen algunos valores U de la tabla
6.25.
1
σr = A + B ra−1 + R0 + R1 r + R2 r2 + R3 r3 + R4 r4 + Rl ln r
ra+1
+ R1l r ln r + R2l r2 ln r + R3l r3 ln r + R4l r4 ln r + Rll ln2 r
(6.28)
en donde los coeficientes R están definidos en la tabla 6.29 y los no especificados están
definidos en la ecuación 6.22 o son nulos.
Para los valores de a muy próximos a cada uno de los valores enteros siguen siendo válidas
las ecuaciones generales del apartado anterior, tal como se ha descrito en el estudio del
punto singular del apartado 2.2.6.
6.1. DESARROLLO DE LA FORMULACIÓN 141
6.1.5. Ejemplo
Para comprobar el sistema general de cálculo se presenta un ejemplo con carga centrífuga
y tensiones residuales simultáneamente. Se aplica al ejemplo del apartado 4.1.5 pero con
la carga térmica del apartado 4.1.7.
Los datos del rotor son: fibra de vidrio y resina epoxi curada, radios 0,3 y 0,5 m, curado
a temperatura uniforme de 120o C y enfriado hasta 20o C y gira a 10000 rpm. Se calcula el
desplazamiento y las tensiones en tres posiciones de z de 0,4, 0,1 y 0 m. Se supone, igual
que en los otros casos, que la rigidez del sistema de unión con el eje es muy baja, kr = 0.
No se aplican cargas de humedad porque cuando aparecen las tensiones de hidratación a
lo largo de la vida se reducen las tensiones globales del rotor.
El proceso de cálculo tiene dos partes:
500
3 σ
θ
400
2.5
Desplazamiento (mm)
300 σ *10
Tensiones (MPa)
r
2
200
1.5 σ *10
z
100
1 0
z = 0,4 m
0.5 z = 0,1 m -100
z = 0,0 m
0 -200
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 6.3: Deformación y tensiones en tres posiciones axiales de un rotor de fibra de vidrio.
Es evidente que este último tiene las tensiones más desfavorables y, por lo cual, es el
único se utiliza en los cálculos posteriores. O sea, a partir de ahora solamente se utiliza
ϕ = 1.
σ θ’ σθ
σr
1 u1’ u2’ ∆u ∆u
2 ω u3’
3
Figura 6.4: Disminución de las tensiones, respecto del rotor simple de la figura 2.7, mediante
3 capas de material distinto, con elasticidades crecientes.
Una forma fácil de conseguir que la diferencia de desplazamiento sea menor es aumen-
tando la elasticidad del material en los aros interiores. En la figura 6.4 muestra el mismo
proceso que en la figura 2.7 pero para un rotor híbrido, en el cual los tres aros son de
material distinto material y de rigidez creciente con el radio (Eθ1 < Eθ2 < Eθ3 ). En la
primera etapa (b), con aros independientemente, las tensiones tangenciales σ 0θ son las
mismas que en la figura 2.7 pero los desplazamientos, u03 , u02 y u01 , son ahora similares.
En la segunda etapa (c) el desplazamiento radial ∆u necesario para unirlos es pequeño
y, por lo tanto, la tensión radial σ r es menor y la tangencial σ θ aumenta poco.
Para que el desplazamiento radial fuese constante a lo largo del radio, la rigidez del
material debería variar progresivamente en función de r3 , pero esto es imposible. Esta
6.2. APLICACIÓN A MODELOS MULTICAPA 143
variación sólo puede ser discreta, porque la rigidez depende principalmente de la elas-
ticidad longitudinal de la fibra y sólo se dispone de un número limitado de tipos de
fibras. Luego, la progresión se consigue bobinando en capas sucesivas ordenadas según
su elasticidad y con un espesor adecuado al incremento de rigidez.
El cálculo del rotor multicapa se realiza aplicando a cada capa las ecuaciones del apartado
6.1.3. En la figura 6.5 se muestra el rotor con las capas numeradas a partir del radio
interior, desde 1 hasta n. Los radios de separación se numeran en el mismo sentido,
al radio interior (ri ) le corresponde r1 y al exterior (re ) rn+1 , de forma que una capa
cualquiera i está delimitada por el radio inferior ri y el superior ri+1 .
1 i i+1 n
⎧
⎪ 1
⎪
⎪ β iu =
⎪
⎪ ria
⎪
⎪
⎪
⎨
γ iu = ria
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ αi = U1i ri + U2i ri2 + U3i ri3 + U4i ri4 + U5i ri5 + U1li ri ln ri + U2li ri2 ln ri
⎪
⎪
⎩ u + U3li ri3 ln r + U4li ri4 ln r + U5li ri5 ln r + Ulli ri ln2 ri
(6.31)
Lo mismo para la tensión radial σ ir (ri ), pero las constantes denominan β ir , γ ir y αir
⎧ i
⎪
⎪ i RA
⎪
⎪ β r = a+1
⎪
⎪ ri
⎪
⎪
⎨
γ ir = RBi
ria−1
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪
⎪ αi = R0i + R1i ri + R2i ri2 + R3i ri3 + R4i ri4 + Rli ln r i + R1l
i
ri ln ri
⎩ r
+ R2l ri ln ri + R2l ri ln ri + R3l ri ln ri + R4l ri ln ri + Rlli ln2 ri
i 2 i 2 i 3 i 4
(6.33)
Para la frontera superior de la capa i las ecuaciones son las mismas pero sustituyendo ri
por ri+1 . En ellas, algunos términos son nulos cuando el material no es singular, según la
definición de los coeficientes de las tablas 6.25 y 6.29.
6.2. APLICACIÓN A MODELOS MULTICAPA 145
Estas ecuaciones se aplican a los límites de las n capas, figura 6.5: en las fronteras entre
dos capas sucesivas y en los límites, inferior de la primera capa y superior de la última.
En la frontera entre dos capas sucesivas, i y i + 1, con un radio ri+1 , el desplazamiento
y la tensión radial de las dos capas deben ser iguales, o sea
⎧ i
⎨ u (ri+1 ) = ui+1 (ri+1 )
(6.34)
⎩
σ ir (ri+1 ) = σ i+1
r (ri+1 )
Sustituyendo estos términos por las ecuaciones anteriores, 6.30 y 6.32, se obtiene las
ecuaciones genéricas:
⎧ i i
⎨ β u A + γ iu B i − β i+1
u Ai+1 − γ i+1
u B i+1 = αi+1 i
u − αu
(6.35)
⎩
β ir i
A + γ ir i
B − β i+1
r Ai+1
− γ i+1
r B i+1
= αi+1
r − αir
u1 (r1 )
σ 1r (r1 ) = kr (6.36)
ri
µ ¶ µ ¶ µ ¶
1 kr 1 1 1 kr 1 1 1 kr 1
β r − β u A + γ r − γ u B = − αr + αu (6.37)
r r r
| {z 1 } | {z 1 } | {z 1 }
1 1 1
β ur γ ur αur
y agrupando los términos constantes la condición de contorno se simplifica a
La rigidez kr puede tomar dos valores extremos, si es muy baja y la tensión se aproxima
a cero y las constantes se simplifican
⎧ 1
⎨ β ur = β 1r
σ 1r (r1 ) = 0 ⇒ γ 1 = γ 1r (6.39)
⎩ ur
α1ur = α1r
Si es muy alta el desplazamiento es nulo y las constantes quedan
146 CAPÍTULO 6. FORMULACIÓN GENERAL Y MODELOS MULTICAPA
⎧ 1
⎨ β ur = β 1u
u1 (r1 ) = 0 ⇒ γ 1 = γ 1u (6.40)
⎩ ur
α1ur = α1u
Para el límite superior de la última capa, de radio rn+1 , la condición es muy simple, el
rotor está siempre libre y la tensión radial es nula
σ nr (rn+1 ) = 0 (6.41)
β nr An + γ nr B n = −αnr (6.42)
Todas estas ecuaciones forman un sistema resoluble: tiene 2n incógnitas, dos (Ai y B i )
para cada una de las n capas, y se han generado 2n ecuaciones, 2(n − 1) en las fronteras
entre capas y dos en el radio interior y exterior.
Para la resolver las ecuaciones 6.38 6.35 y 6.42 se escriben en forma matricial
TC = F (6.43)
⎧ ⎫
⎪
⎪ A1 ⎪
⎪
⎪
⎪ B1 ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎧ ⎫
⎪
⎪ A2 ⎪
⎪ α1ur
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ B2 ⎪
⎪ ⎪
⎪ α2u − α1u ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ A3 ⎪
⎪ ⎪
⎪ α2r − α1r ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ B3 ⎪
⎪ ⎪
⎪ α3u − α2u ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ... ⎪
⎪ ⎪
⎪ α3r − α2r ⎪
⎪
⎨ ⎬ ⎨ ⎬
Ai ...
C= F= (6.44)
⎪
⎪ Bi ⎪
⎪ ⎪
⎪ αi+1
u − αu
i+1
⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ Ai+1 ⎪
⎪ ⎪
⎪ αi+1
r − αir ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ B i+1 ⎪
⎪ ⎪
⎪ ... ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ ... ⎪
⎪ ⎪
⎪ αu − αn−1
n
u ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ An−1 ⎪
⎪ ⎪
⎪ αnr − αn−1r ⎪
⎪
⎪
⎪ ⎪
⎪ ⎩ ⎭
⎪
⎪ B n−1 ⎪
⎪ −αnr
⎪
⎪ ⎪
⎪
⎪
⎪ An ⎪
⎪
⎩ ⎭
Bn
⎡ ⎤
−β 1ur −γ 1ur 0 0
⎢ β 1u γ 1u −β 2u −γ 2u ⎥
⎢ ⎥
⎢ β 1r γ 1r −β 1r −γ 1r 0 ⎥
⎢ ⎥
⎢ ⎥
⎢ ⎥
⎢ ... ⎥
⎢ ⎥
⎢ β iu γ iu −β i+1 −γ i+1 ⎥
T=⎢
⎢
u u ⎥
⎥
⎢ β ir γ ir −β i+1
r −γ i+1
r ⎥
⎢ ... ⎥
⎢ ⎥
⎢ ⎥
⎢ ⎥
⎢ 0 β n−1 γ n−1 −β nu −γ nu⎥
⎢ u u ⎥
⎣ β n−1 γ n−1 −β nr −γ nr⎦
r r
0 0 β nr γ nr
(6.45)
Resolviendo la ecuación 6.43 mediante un programa de cálculo se obtienen todas las
constantes Ai y B i . Cada capa tiene unas las ecuaciones del desplazamiento radial 6.17
y de tensiones 6.19, 6.21 y 6.23 propias, donde la única variable es r. Si el material de
una capa es singular, con un valor de a entero, las tres primeras ecuaciones se deben
sustituirse por sus homólogas 6.24, 6.26 y 6.28.
r3=re
r2
r1
Capa 1 (fibra de vidrio)
Capa 2 (fibra de carbono)
600
3 σ
θ
500 σ *10
r
2.5 σ *10
Desplazamiento (mm)
z
400
Tensiones (MPa)
2
300
1.5
200
1 100
0.5 0
0 -100
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 6.7: Desplazamiento y tensiones de un rotor de dos capas, fibra de vidrio y fibra de
carbono.
Para verificar estos resultados se comparan con los valores obtenidos en un cálculo me-
diante MEF. En las figuras 6.8 y 6.9 se muestra el modelo de la sección axial y los
resultados de las tensiones.
σθ σr
z z
r r
Figura 6.8: Tesión tangencial y radial de una sección del rotor bi-capa
σz
l/2
z
r
500 10
400
Tensión tangencial (MPa)
Tensiones (MPa)
300
0
200
-5
100 σ
Ecuación r
σ
MEF z
0 -10
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 6.10: Comparación de los resultados de las ecuaciones con los de MEF para ϕ = 1.
En la figura 6.10 se muestran estos resultados sobre los gráficos de tensiones para facilitar
la comparación. Para representar los valores correspondientes a ϕ = 1 se ha elegido un
radio situado en z = 0,4 m, o sea 2t, donde las tensiones son máximas. Se observa que la
concordancia es perfecta en las tres tensiones.
Las tensiones determinadas en los cálculos deben compararse con el límite de resistencia
del material para asegurar la ausencia del fallo y para optimizar el diseño. Los métodos
de comparación nunca son exactos y menos en el caso de materiales compuestos.
En este trabajo la resistencia del material se analiza solamente bajo condiciones estáticas
porque el rotor está sometido a condiciones de fatiga poco importantes. En el apartado
2.1.1 se ha comentado que las tensiones más destacadas son las originadas por la fuerza
centrífuga, de forma que la oscilación de las tensiones se puede considerar que sigue el
ciclo de la energía almacenada. Por lo tanto, el material está sometido a un ciclo dinámico
muy poco exigente: las tensiones son siempre del mismo signo y el número de ciclos de
vida muy limitado.
Esta simplificación es habitual en las publicaciones, en su mayoría sólo tienen en cuenta
la resistencia estática. Son pocos los autores que introducen en los cálculos las consi-
deraciones a fatiga y aún con exigencias muy reducidas. Por ejemplo, en Flanagan (1986)
[14] y Flanagan y otros (1990) [15] se considera un máximo de 105 ciclos.
Dentro del cálculo estático tampoco se pretende, según los objetivos de este trabajo,
6.3. RESISTENCIA ANTE LA ROTURA 151
analizar a fondo los fenómenos de rotura del rotor. La predicción en materiales compuestos
sometido a tensiones combinadas es bastante más compleja que los materiales metálicos,
los criterios de fallo publicados dan resultados más dispares. Es un tema de actualidad
sobre el que se siguen realizando estudios y publicando nuevas propuestas que se ajustan
más a los resultados experimentales. Para determinar cual de ellos ofrece una predicción
más ajustada a la realidad se requeriría un análisis profundo y seguramente con pruebas
experimentales que se escapan del objetivo y las posibilidades de este trabajo. Aquí,
solamente se pretende analizar la formación de tensiones y su repercusión sobre las líneas
de diseño. La predicción de la rotura se realiza mediante cálculos convencionales en la
misma línea que otras investigaciones actuales, por ejemplo, Gabrys y Bakis (1997) [17]
y Christensen y DeTeresa(2003) [5].
Antes de afrontar el cálculo completo cada una de las tensiones se compara con su re-
sistencia particular para observar de una forma simple su influencia sobre el daño del
material. Este método permite dirigir los pasos del diseño previo y más adelante, en el
cálculo definitivo a través del criterio de fallo, se determina la existencia o no de rotura
en el rotor.
1200
σ
θ
1000 σ
θ lim
σ *10
800 r
σ *10
Tensión (MPa)
z
600 σ *10
r lim
400
200
-200
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
Figura 6.11: Comparación de las tensiones del rotor de una capa con unas tensiones límite
iguales a las resistencias del material
Con ello se comprueba que el diseño en multicapa es mucho mejor que el rotor de material
único. En la figura 6.11 la tensión más desfavorable iguala a su resistencia, con lo cual el
factor de reducción es 1, mientras que en el multicapa es 3,7.
800
σ
θ
σ
600 θ lim
σ *10
r
Tensión (MPa)
σ *10
z
400 σ *10
r lim
200
-200
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
Figura 6.12: Comparación de las tensiones del rotor de dos capas con unas tensiones límite 3.7
veces inferiores a las resistencias.
800
σ
700 θ
σ
θ lim
600
σ *10
r
Tensión (MPa)
500 σ *10
z
400 σ *10
r lim
300
200
100
0
-100
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
Figura 6.13: Con la optimización de los radios del rotor de 2 capa las tensiones llegan a ser 4
veces inferiores a las resistencias.
aproximado del método, porque cualquier modificación en las dimensiones puede mejorar
un los puntos pero empeoraría el otro.
Para el cálculo final se han examinado cuatro criterios de fallo posibles: Tsai-Wu, Hashin,
Christensen y Puck. Están descritos y analizados en Pérez-Aparicio y otros (2005) [38]
y, entre ellos, se ha elegido el criterio de Christensen (1997) [7]. Es más realista que el de
Tsai-Wu, a pesar de ser quizás el más citado en la bibliografía para cálculo de rotores.
El criterio de Christensen separa el fallo de la matriz del fallo de la fibra, que en el
caso de laminados unidireccionales y con tensiones longitudinales y transversales quedan
claramente diferenciados. Con respecto a los otros dos criterios no ofrece unas ventajas
claras.
En esta discusión hay que tener en cuenta que la elección del criterio es importante para
determinar el límite de las prestaciones de un rotor, pero no lo es tanto para comparar
distintas configuraciones del rotor. Así que, para el objetivo de este trabajo es poco
relevante la elección del criterio y las conclusiones finales variarían poco si se empleara
un criterio distinto.
En la figura 6.14 se representan la notaciones de las tensiones normales y cortantes con
respecto a la dirección de las fibras. A cada un de ellas el material tiene un límite de
resistencia a tracción (t) y a compresión (c), designados por
σ1 X
σ5 X’
σ6 σ3 Y
S
Y’
σ2 σ4
1 2 (1 + α2 )2
−α2 k2 σ 1 + (1 + 2α2 )σ 1 − (σ 2 + σ 3 )σ 1 ≤ k22 (6.49)
4 4
µ ¶
X 1 X
k2 = ; α2 = −1 (6.50)
2 2 X0
6.3.4. Ejemplos
En este apartado se determinan los factores de rotura de los tres ejemplos del apartado
anterior. Su geometría, las cargas aplicadas y, por lo tanto, las tensiones son las mismas.
156 CAPÍTULO 6. FORMULACIÓN GENERAL Y MODELOS MULTICAPA
600 1.2
σ
500 θ
σ *10 1
r
400 σ *10
z
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
0.8
300
200 0.6
100
0.4
0
0.2 Tsai-Wu
-100
Christensen
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Cabe destacar que los valores del factor de rotura en ambos criterios son sensiblemente
distintos, en el punto máximo la diferencia es del 20 %. Ambos son próximos a la unidad,
aunque según Christensen rompe y según Tsai-Wu queda un cierto margen se seguridad.
Esto se explica porque son conceptualmente distintos, el criterio de Tsai-Wu es una
función ponderada de todas las tensiones, de ahí que el perfil no tenga puntos de inflexión,
en cambio el de Christensen distingue el modo de fallo y da lugar cambios bruscos de la
pendiente. Este último es el más fiable porque, como se ha comentado, se adapta mejor
al tipo de rotura de un rotor.
Los resultados del ejemplo multicapa de dos capas con igual grosor se muestran en la
figura 6.16. Coincidiendo con el apartado anterior el punto más desfavorable está en la
segunda capa, en el radio frontera. Si se compara con el resultado del rotor monocapa
el factor disminuye a la cuarta parte, según el criterio de Christensen, que también se
aproxima al valor del apartado anterior.
En este caso también existe cierta diferencia entre ambos, pero ahora el resultado del
criterio de Tsai-Wu es más elevado que el de Christensen. Su explicación puede estar en
el tipo de rotura, ahora la tensión tangencial es la más perjudicial y la rotura se produce
en dirección longitudinal a las fibras.
Los resultados del rotor multicapa optimizado, con capas de distinto espesor, se muestran
6.3. RESISTENCIA ANTE LA ROTURA 157
en la figura 6.17. El punto más desfavorable sigue siendo en la segunda capa en el radio
frontera y el factor de rotura mejora respecto del anterior, diminuye de 0,26 a 0,23. En
este caso también el resultado del criterio de Tsai-Wu es algo superior al de Christensen.
600 1
σ Tsai-Wu
500 θ
Christensen
σ *10 0.8
r
400 σ *10
z
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
300 0.6
200
100 0.4
0
0.2
-100
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
600 1
σ Tsai-Wu
500 θ
σ *10 Christensen
r 0.8
400 σ *10
z
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
300 0.6
200
100 0.4
0
0.2
-100
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Estos resultados de resistencia son más precisos que las simples comparaciones del aparta-
do anterior y, por lo tanto, son concluyentes para el cálculo del rotor. No obstante, en
los gráficos individuales se aprecia mejor la causa de la rotura y es más fácil dirigir las
modificaciones hacia la mejora del diseño óptimo, tal como se comprueba en el ejemplo
del rotor de dos capas.
158 CAPÍTULO 6. FORMULACIÓN GENERAL Y MODELOS MULTICAPA
Capítulo 7
PRETENSADO EN EL
BOBINADO
159
160 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
σw
(a)
σw
pw
(b)
M
Cilindro base
(c)
pw
Figura 7.1: Fabricación de un rotor con una tensión de bobinado σ w y generación de la presión
radial pw .
La tensión de bobinado σ w permanece en las fibras internas del rotor en forma de tensión
tangencial, incluso después de suspender la tensión exterior de la última vuelta, debido a
la fricción entre hilos y la elasticidad del material. Por la misma razón, la presión pw entre
las fibras también permanece en el interior del rotor en forma de tensión radial. Estas
dos tensiones, la tangencial y la radial, dan lugar a las tensiones residuales de bobinado.
En un proceso de bobinado convencional, con una tensión de hilo relativamente baja, se
generan tensiones internas despreciables, pero si la tensión es elevada se generan tensiones
residuales importantes que modifican el comportamiento final del rotor. En su interior
se combina la tracción de las fibras con la compresión de la matriz dando lugar a un
estado de precompresión similar al que se genera en el interior del hormigón pretensado.
A este tipo de tensiones residuales se les puede denominar, por similitud con el hormigón,
tensiones de pretensado.
7.1. PROCESO DE PRETENSADO EN EL BOBINADO 161
Al bobinar un rotor con hilo fuertemente traccionado puede parecer, en una primera in-
tuición, que disminuye la capacidad para resistir la fuerza centrífuga, pero en un estudio
más detallado se demuestra que en realidad aumenta. A continuación de describe el pro-
ceso de formación de tensiones residuales de pretensado y se comprueba que disminuyen
las tensiones finales del rotor.
Si a un cilindro de material compuesto se le añade una capa exterior del mismo material
bobinando con hilo tensado se generan las tensiones internas de la figura 7.2. Sobre el
cilindro base, que actúa de mandrino en la figura 7.2(a), se enrollan vueltas sucesivas
de hilo con tensión σ w hasta completar la capa. Esta tensión permanece en el cilindro
exterior en forma de tensión tangencial σ θ de tracción, como se muestra en la sección
radial de la figura 7.2(b), y genera otra compresión en el cilindro base, necesaria para
mantener el equilibrio de fuerzas. Entre ambos cilindros se crea, a su vez, una presión p de
contacto para mantener el equilibrio en cada uno de ellos, figura 7.2(c). En consecuencia,
el bobinado genera una tensión radial de compresión σ r de valor p en la frontera y decrece
hasta anularse en los radios extremos, figura 7.2(d).
(b) σw (d)
(a)
σw
p
σw σθ p σr
Cilindro base
(c)
Si se comparan estas tensiones con los resultados del ejemplo del capítulo anterior, fi-
guras 6.3 y 6.11, se comprueba que sus efectos son beneficiosos. En la tensión radial, la
compresión generada en el pretensado disminuye la tracción de la fuerza centrífuga. En la
tensión tangencial, la compresión del cilindro interior también disminuye la tracción de
la centrífuga, en cambio, la tracción del cilindro exterior se suma a la tensión centrífuga.
En este punto, a pesar de aumentar la tensión, no se perjudica la resistencia del rotor
porque no es crítico, como se comprueba en la figura 6.15.
Los valores de estas tensiones se determinan más adelante, en los apartados 7.2.3 y 7.2.5,
y se analiza su influencia sobre las prestaciones finales del rotor. Además del cálculo de
tensiones con propiedades elásticas se introduce la corrección debido al comportamiento
viscoelástico del material, en la sección 7.4.
162 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
Las tensiones residuales de bobinado, aunque se generan por la tensión tangencial, de-
penden en gran parte de la rigidez radial del material. La tensión tangencial en la capa
externa de la figura 7.2(b) se mantiene gracias a la presión radial p sobre la capa interna,
figura 7.2(c), pero si tiene poca rigidez radial la presión disminuye y la tensión tangencial
se relaja.
Los materiales compuestos siempre tienen una rigidez en dirección transversal a la fibra
muy inferior a la longitudinal, pero si la matriz no está curada esta diferencia es mucho
mayor. Esto supone una grave dificultad para conservar las tensiones residuales de bobi-
nado desde el momento de su fabricación hasta el curado completo de la matriz en el
autoclave.
Tarnopol’skii y Beil (1983) [48] presentan un resumen de los estudios hechos sobre la pér-
dida de rigidez en dirección transversal y su aplicación al bobinado. Más recientemente,
Hahn y Kempner (1993) [23], Kempner y Hahn (1995) [26] y Gabrys y Bakis (1998)
[18], exponen los resultados de nuevos ensayos para conseguir mantener las tensiones
residuales de bobinado. Todos ellos toman como base inicial para el cálculo la hipótesis
que el material tiene propiedades elásticas y posteriormente lo modifican introduciendo
7.2. MODELO ELÁSTICO 163
Para determinar las tensiones del rotor originadas por la tensión del hilo es necesario
crear un modelo que simule la mecánica del bobinado. Como se ha dicho, en este primer
cálculo se considera que durante el bobinado el material es elástico y sus propiedades
coinciden con las del material curado.
En el apartado 7.1.3 se ha descrito brevemente el origen de la tensión tangencial y la
radial a partir de la tensión de bobinado σ w . En la figura 7.2 se ha mostrado el proceso
de forma global, pero para entender las tensiones finales es necesario dividirlo en pasos
elementales, vuelta a vuelta.
Aunque la tensión del hilo σ w sea constante en todo el bobinado la tensión tangencial
residual no es uniforme como se ha presentado en la figura 7.2. Su valor disminuye
progresivamente al acumularse encima sucesivas vueltas de bobinado. Esta relajación de
la tensión residual es inherente al proceso de fabricación por bobinado y es distinta a
la relajación originada por el comportamiento viscoelástico del material que se estudiará
más adelante.
La tensión tangencial se determina mediante la suma de tensiones elementales. Cada
vuelta de bobinado con tensión σ w ejerce una presión radial sobre el resto del cilindro,
denominada pw en la figura 7.1, y se induce una pequeña tensión tangencial de compre-
sión, igual que en la figura 7.2, pero con un cilindro exterior de grosor muy pequeño.
En la figura 7.3 se muestran las tensiones tangenciales parciales de las dos primeras
vueltas (1) y (2), la última (n) y la suma final de todas ellas. En la primera vuelta,
figura 7.3(a), la tensión σ w comprime sólo el cilindro base, en la segunda, figura 7.3(b),
σ w comprime el cilindro base más la primera vuelta, y sucesivamente hasta la última que
comprime las n − 1 anteriores.
La tensión tangencial final se obtiene sumando las tensiones de todas las vueltas, figura
7.3(d). En el radio exterior conserva la tensión de bobinado σ w de la última vuelta, pero
en cualquiera de las otras a la tensión σ w se le restan las compresiones de las vueltas
bobinadas posteriormente. En el cilindro base se acumulan las n compresiones.
Luego, la tensión de bobinado σw no se convierte directamente a tensión tangencial sino
que se relaja debido a la superposición de vueltas de bobinado. Esta secuencia es útil para
calcular las tensiones residuales finales y es el fundamento del modelo elástico aplicable a
164 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
1 1 2 1 2
n
σθ σw
(d)
Cilindro base 1 2
n
dσθ σw σw
ri
rw
rw dpw drw
Figura 7.4: Modelo elemental de cálculo de tensiones de bobinado para una tensión de hilo σ w .
σ w drw
dpw = (7.1)
rw
r3
rw drw
r2
r1
Figura 7.5: Rotor de material único con una capa de pretensado dividida en anillos diferenciales.
metálico que se retira después del curado. Sobre este cilindro base se bobina la capa
pretensada aplicando la tensión de hilo descrita de la figura 7.2.
A la capa tensada se le aplica el modelo de aro con espesor diferencial drw del apartado
anterior, con el radio rw entre r2 y r3 , figura 7.5. Este aro diferencial se apoya sobre un
cilindro interior, ri y rw de la figura 7.4(a), de material homogéneo, en el cual el radio
interior es constante, ri = r1 . Ambos están sometidos las tensiones de la figura 7.4 y
cumplen la ecuación 7.1.
La tensión tangencial y radial del cilindro interior se calculan con las ecuaciones de un
cilindro de pared gruesa sometido a una presión exterior, dpw . Para ello se utilizan las
propias ecuaciones generales 6.17, 6.19 y 6.21 pero con las siguientes simplificaciones:
ϕ = 0 para simular condiciones de TP, sin los términos debidos a la fuerza centrífuga y
los efectos térmicos y de hidratación. Quedan reducidas a
1
u(r) = A + B ra
ra
1
σ θ (r) = HA A + HB B ra−1 (7.2)
ra+1
1
σ r (r) = RA A + RB B ra−1
ra+1
El cilindro tiene aplicada solamente una presión exterior en las condiciones de contorno.
De la figura 7.4 y la ecuación 7.1 se deduce
r = r1 ; σr = 0
(7.3)
σ w drw
r = rw ; σr =
rw
Aplicando estos valores a las ecuaciones 7.2 se obtiene el desplazamiento y las tensiones
diferenciales correspondientes a la presión exterior dpw
µ ¶ a
r12a 1 ra rw drw
du(r) = σ w −
Rµ A r
a RB ¶rω2a − r12a
r12a rwa drw
dσ θ (r) = −σ w a a+1 + ra−1 2a 2a
(7.5)
µ 2ar ¶ a rw − r1
r1 rw drw
dσ r (r) = σ w − ra−1
r a+1 rw2a − r12a
µ ¶
r12a 1 ra
u(r) = σ w − Iw (r2 , r3 )
RA ra RB
µ ¶
r12a a−1
σ θ (r) = −σ w a +r Iw (r2 , r3 ) (7.6)
ra+1
µ ¶
r12a a−1
σ r (r) = σ w −r Iw (r2 , r3 )
ra+1
en donde Iw (r2 , r3 ) es la integral
Z r3
rwa
Iw (r2 , r3 ) = drw (7.7)
r2 rw2a − r12a
Z r3 µ ¶
r12a a−1 rwa drw
σ θ (r) = σ w − σw a +r (7.8)
r ra+1 rw2a − r12a
Luego, las ecuaciones del desplazamiento y las tensiones para la zona de pretensado son
168 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
µ ¶
r12a 1 ra
u(r) = σ w − Iw (r, r3 )
RA ra RB
∙ µ 2a ¶ ¸
r1 a−1
σ θ (r) = σ w 1 − a a+1 + r Iw (r, r3 ) (7.9)
r
µ ¶
r12a a−1
σ r (r) = σ w −r Iw (r, r3 )
ra+1
Las integrales de las ecuaciones 7.7 y 7.10 no tienen una fórmula primitiva simple, válida
para todos los valores de a. Su resolución se comenta más adelante en la ecuación 7.19,
porque es igual pero el factor independiente (r12a ) es más genérico.
La tensión axial σ z se determina a partir de la ecuación 6.23, eliminando los términos de
temperatura y humedad. Los valores de la tensión tangencial σ θ y la radial σ r deberían
ser de DAC pero se utilizan, como se ha comentado más arriba, los resultados anteriores
obtenidos en TP. Luego, la tensión axial aproximada para el cilindro base y para la zona
bobinada se calcula con la ecuación
La deformación axial εuz se determina con el mismo sistema iterativo del apartado 4.1.4,
aplicando la tensión axial a las ecuaciones 4.13 y 4.14 hasta obtener una fuerza axial
suficientemente baja.
A continuación se presentan los resultados de un rotor de material único con una capa
pretensada. Se elige el mismo ejemplo que los capítulos anteriores, de fibra de vidrio
con radios ri = 0,3 y re = 0,5 m, al que se le aplica una tensión de bobinado σ w = 50
MPa a partir de r = 0,4 m. Se supone que las propiedades del material son siempre las
del material curado del capítulo anterior, EL = 38,6 y ET = 8,27 MPa y ν T L = 0,26
y ν T T = 0,6. Las resistencias longitudinales, tracción y compresión, son X = 1062 y
Xc = 610 y las transversales Y = 31 y Yc = 118 MPa.
En la figura 7.6 se presentan los resultados del desplazamiento y las tensiones residuales
después del bobinado para una posición axial alejada del extremo. El desplazamiento
es negativo en la zona interior y aumenta hasta cero en el exterior. Este valor debe ser
necesariamente cero porque el proceso de bobinado se detiene en re . La tensión tangencial
es positiva en la zona exterior y negativa en la interior, tal como se ha expuesto en la
7.2. MODELO ELÁSTICO 169
figura 7.2. En el radio exterior tiene un valor de 50 MPa y decrece con la distancia debido
al fenómeno de relajación de tensiones de la figura 7.3. La compresión radial es máxima
en la frontera con un valor de −8,8 MPa y la tensión axial tiene poca importancia. Ambas
son de signo contrario a las de origen centrífugo, como se puede comprobar comparando
con la figura 6.3.
0 60
σ
θ
-0.05 40 σ *10
r
σ *10
20
Desplazamiento (mm)
z
-0.1
Tensiones (MPa)
0
-0.15
-20
-0.2
-40
-0.25
-60
-0.3 -80
-0.35 -100
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 7.6: Desplazamiento radial y tensiones en un rotor de fibra de vidrio con una capa
pretensada
Para valorar el efecto del pretensado en el rotor se comparan los resultados del rotor
sin pretensado del apartado 6.3.4. Todos los datos son iguales excepto la velocidad, que
se ha disminuido a 9670 rpm, para que el factor de rotura del rotor sin pretensado sea
unitario y facilita la comparación. En la figura 7.7 se presentan los gráficos de tensiones
y el factor de rotura según el criterio de Christensen de un rotor convencional y un rotor
con pretensado.
En el gráfico de tensiones se observa que la variación absoluta no es muy importante pero
en el gráfico del factor de rotura se comprueba que su influencia sobre la resistencia final
es significativa. Su valor máximo, en la zona central, a mejorado a causa de la disminución
de la tensión radial.
En este ejemplo se comprueba que la técnica del pretensado es buena para mejorar las
prestaciones de un rotor de pared gruesa porque modifica las tensiones en el punto débil
del rotor. Pero estos resultados no son reales porque se ha considerado que el material
tiene propiedades elásticas, los valores definitivos son más reducidos aunque dependen
mucho de la fabricación.
170 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
400 1
300
0.8
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
200
0.6
100
0 0.4
σ
-100 θ
σ *10 0.2
r sin pretensado
-200 σ *10 con pretensado
z
0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 7.7: Comparación de las tensiones totales y del factor de seguridad de un rotor de fibra
de vidrio con y sin pretensado.
Si el rotor está formado por varias capas de distinto material no son aplicables las ecua-
ciones anteriores. Las constantes A y B de la ecuación 7.4 son válidas sólo si el cilindro
base (r1 , r2 ) y la capa bobinada (r2 , rw ) tienen las mismas propiedades. Si el rotor tiene
al menos dos materiales debe plantearse como un caso genérico que se presenta a contin-
uación.
En un rotor multicapa de n capas, enumeradas desde el interior según la figura 6.5, puede
haber una o varias capas bobinadas con pretensado. Lo más lógico es que sea la capa
más externa n, aunque en algunos casos podría interesar pretensar una capa intermedia
cualquiera i. Si es la externa n se ejerce presión sobre las n − 1 capas restantes, pero si
es una capa intermedia i se comprimen sólo las i − 1 inferiores.
En el cálculo de tensiones residuales creadas por una capa i pretensada intervienen so-
lamente la propia capa i y las i − 1 capas inferiores, tal como se muestra en la figura
7.8(a). El proceso de cálculo tiene tres pasos: (1) sustituir las i − 1 capas inferiores por
un cilindro equivalente, (2) determinar las tensiones de pretensado dentro de la capa i y
(3) calcular las tensiones en las capas inferiores.
El cilindro equivalente de las i − 1 capas inferiores es un sistema elástico que sufre
el mismo desplazamiento radial ui cuando está sometido a una tensión radial exterior
σ ir . Analíticamente equivale a determinar la constante elástica radial kr definida en la
ecuación 2.78 del aparado 2.4.1, pero en el radio ri de la capa i y se denominada kri en
la figura 7.8(b).
σ ir
kri = ui
(7.12)
ri
7.2. MODELO ELÁSTICO 171
ri+1
ri+1 rw drw
ri i ri
r1 kr
1
i
(a) (b)
Para el cálculo se aplican las ecuaciones 7.2 anteriores, pero con unas nuevas constantes
A y B. La tensión radial en el radio inferior σ ir depende del desplazamiento ui y de la
constante elástica del cilindro equivalente kri . En el radio de bobinado rw la tensión radial
es la misma que en el caso anterior
⎧
⎪ kri i
⎪ ⇒ σ ir =
⎨ r = ri
⎪ ri
u
(7.13)
⎪
⎪ σ w drw
⎪
⎩ r = rw ⇒ σr =
rw
Los nuevos coeficientes son
σ ω m rwa drw
A =−
RA rw2a + η
(7.14)
σ ω rwa drw
B =−
RB rw2a + η
en donde el factor η resume algunos parámetros independientes del punto de bobinado
rw y vale:
RB − kri RA
η = ri2a (7.15)
RA − kri RB
También se puede escribir, según las ecuaciones 6.22, 6.13 y 6.9, en función directa de
las propiedades elásticas del material
172 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
Eθ − kri (a − ν θr )
η = ri2a (7.16)
Eθ + kri (a + ν θr )
Sustituyendo las constantes A y B en las ecuaciones 7.2 se obtienen los valores diferen-
ciales
µ ¶
η 1 ra rwa drw
du(r) = −σ w +
RA ra RB rw2a + η
³ η ´ ra dr
a−1 w w
dσ θ (r) = −σ w a + r (7.17)
ra+1 rw2a + η
³ η ´ ra dr
a−1 w w
dσ r (r) = −σ w a+1
+ r 2a
r rw + η
µ ¶
η 1 ra
u(r) = −σ w + Iw (r, ri+1 )
RA ra RB
h ³ η ´ i
σ θ (r) = σ w 1 + a a+1 − ra−1 Iw (r, ri+1 ) (7.18)
r
³ η ´
a−1
σ r (r) = −σ w a+1 + r Iw (r, ri+1 )
r
Z ri+1
rwa
Iw (r, ri+1 ) = drw (7.19)
r rw2a − η
Esta integral Iw no tiene una fórmula primitiva simple que sea válida para todos los
valores de a, como se ha comentado anteriormente para las ecuaciones 7.7 y 7.10, se
resuelve mediante cálculo numérico. Pero si el valor de a es entero existe una solución
finita que puede ser útil para comprobar del sistema de cálculo.
Para a = 2 es
à 1
!
−1 1 r − η4 1 r
Iw = η 4 ln 1 + arctan 1 (7.20)
4 r + η4 2 η4
y para a = 4 es
7.2. MODELO ELÁSTICO 173
( 1 √ 1 1
−3 1 r − η8 r 1 r2 + 2η 8 + η 4
Iw = η 8 ln + arctan 1 + √ ln √ 1
8 r + η 18 η8 8 2 r2 − 2η 8 − η 4
1
(7.21)
∙ µ ¶ µ ¶¸¾
1 √ r √ r
+ √ arctan 2 1 + 1 + arctan 2 1 −1
4 2 η8 η8
Para comprobar el sistema de cálculo anterior se aplica a un rotor de fibra que incorpore
el mandrino metálico de bobinado. Aunque, no es propiamente un rotor multicapa de
varios materiales compuestos, el cálculo debe realizarse con el mismo sistema.
Con este ejemplo se estudia, además, un tipo de configuración que presenta algunas
ventajas económicas, como se comentado en el apartado 1.2.4. A pesar de tener en condi-
ciones normales unas tensiones muy desfavorables, mejoran sustancialmente al aplicar un
pretensado durante el bobinado.
Para el ejemplo se elige el rotor del apartado 6.1.5 pero con un mandrino de aluminio,
como se muesta en la figura 7.9.
Fibra
r1
r2 Mandrino
r3
0 100
0
-0.2
Desplazamiento (mm)
Tensiones (MPa)
-100
-0.4
-200
-0.6
-300
σ
θ
-0.8 σ *10
-400 r
σ *10
z
-1 -500
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
En la figura 7.10 se presentan los resultados del cálculo, el desplazamiento radial y las
tensiones, después del pretensado, según las ecuaciones 7.18. El desplazamiento es nega-
tivo, en el interior es mínimo y en el exterior es cero. La tensión tangencial es igual a la
de bobinado, σ θ = 50 MPa, en el exterior, r/re = 1, y disminuye con el radio, llegando a
ser negativa en la propia capa de pretensado. En el mandrino la compresión tangencial
alcanza un valor de −250 MPa debido al pequeño grosor de aluminio comparado con la
capa de fibra pretensada. La tensión radial de compresión alcanza un valor significativo
para la fibra, el máximo es de −11 MPa. La tensión axial es pequeña en la fibra y en el
mandrino llega a −41 MPa, aunque es poco importante para la resistencia del aluminio.
Si estas tensiones se aplican conjuntamente con el resto de cargas se comprueba que
el rotor con mandrino mejora sustancialmente, aunque hay que tener en cuenta que un
rotor con mandrino tiene unas tensiones muy desfavorables. Este rotor, sin pretensado y
curado a 120o C, tiene una velocidad máxima, para un factor de rotura unitario, de 6843
rpm, muy inferior a 9670 rpm del mismo rotor pero sin mandrino.
En la figura 7.11 se presenta la comparación de los resultados de las tensiones y el factor
de rotura del rotor sin pretensado y con pretensado. Se observa que las tensiones se
modifican sustancialmente, la tensión tangencial en el aluminio disminuye de 450 a 200
MPa, la radial en la fibra se reduce de 180 MPa a 80 MPa y la axial en el mandrino que
pasa de −6 a −48 MPa. Estas variaciones suponen una mejora sustancial del factor de
rotura, sobre todo en el aluminio, disminuye de 1 a 0,55.
Con esta mejora en las tensiones de pretensado la velocidad máxima, para un factor de
rotura unitario, es de 9220 rpm, o sea, próxima a la velocidad del rotor sin mandrino.
7.3. CÁLCULO MEDIANTE ELEMENTOS FINITOS 175
200 0.8
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
0.6
0
0.4
-200
σ
θ
σ *10 0.2
r
-400 σ *10
z
0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 7.11: Comparación de las tensiones y el factor de rotura en un rotor de fibra de vidrio
con mandrino con y sin pretensado.
En los capítulos anteriores los resultados obtenidos en el cálculo analítico de las tensiones
mecánicas y térmicas se han comprobado mediante ejemplos simples calculados en MEF,
aquí se pretende lo mismo para las tensiones de bobinado. En aquéllos ha sido suficiente
utilizar las herramientas habituales de los programas comerciales, pero en las tensiones
de pretensado estos recursos son insuficientes, al menos para aplicar un cálculo directo.
A continuación se presenta un procedimiento de cálculo de las tensiones del bobinado
mediante una simulación MEF, a través de un proceso acumulativo de tensiones.
Existen varias dificultades en la simulación del bobinado que no permiten aplicar direc-
tamente los programas comunes. La geometría del rotor no es única, se modifica gra-
dualmente durante el proceso de bobinado. Además, la carga varía simultáneamente con
la geometría, de manera que la fuerza externa se desplaza radialmente, pero los efectos
internos permanecen y las tensiones se acumulan.
Para simular la generación de estas tensiones es necesario seguir el proceso gradual de
formación del rotor durante el bobinado. A cada vuelta se crean condiciones geométricas
y de carga nuevas, y a la vez, se acumulan las tensiones que cada una de ellas genera.
Se utiliza el mismo programa comercial que en los capítulos anteriores, pero aplicando
en un proceso de simulación especial para conseguir la creación de la tensión de hilo y la
acumulación de las vueltas del bobinado. La tensión se simula aplicando una dilatación
térmica ficticia y el bobinado se obtiene apilando modelos elementales, de forma similar
al procedimiento utilizado en el cálculo analítico.
176 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
1 i n
r1 r2 r
εθw(∆T) σθ
i ri+1
j rn εθw
(a)
u
1 u
j
r1 r2
ri
rj rj+1
(b) (c)
Para simular las tensiones parciales creadas por el bobinado de la subcapa j se aplica una
deformación térmica igual a la deformación tangencial εθw que generaría de la tensión
de bobinado σ w , como representa en la figura 7.12(b). Para ello se elige un incremento
de temperatura arbitrario ∆T y se determinan unos coeficientes de dilatación térmica
ficticios αθw y αrw , válidos solamente en la subcapa de tensado, calculados a partir de la
deformación εθw . Sus valores son
σw σw
αθw = ; αrw = −ν rθ (7.22)
Eθ ∆T Eθ ∆T
cilindro, las i − 1 capas y las j − 1 subcapas, de forma que la tensión tangencial induce un
desplazamiento radial u y una tensión tangencial σ θ de compresión el resto del cilindro.
El desplazamiento u afecta también a la subcapa j y la tensión tangencial de tracción σ w
disminuye ligeramente debido a la tensión σ θ , apartándose del valor deseado. Se corrige
aplicando un factor multiplicador a los resultados finales, dado que la tensión final es
siempre proporcional a la dilatación térmica aplicada.
7.3.3. Ejemplo
Para comprobar este método de cálculo se aplica al rotor de fibra de vidrio del apartado
7.2.4 y los resultados se comparan con los del cálculo analítico. Se elige un ángulo del
sector muy pequeño para facilitar la visualización de las tensiones, de manera que las
direcciones horizontal y vertical coincidan con la radial y tangencial en todos los puntos.
La capa pretensada i = 2, desde r2 = 0,4 a r3 = 0,5 m, se divide en 13 subcapas que dan
lugar a 13 submodelos de cálculo.
σθ (Pa)
r2 rj
r1 rj+1
θ
r
σr (Pa)
θ
r
En la figuras 7.13 y 7.14 se presentan los resultados y las condiciones de contorno del
submodelo correspondiente a j = 5. Se muestra el cilindro base de r1 a r2 , dividido en 4
elementos radiales, y las 5 primeras subcapas de la zona de pretensada con un elemento
en cada una. La última, de rj a rj+1 , corresponde a la subcapa j con tensión.
En la figura 7.13 de la tensión tangencial se observa que la subcapa de tensado última
está a tracción y las restantes están a compresión, aunque la tensión cambia progresiva-
mente y no como en la figura 7.12(c). Su valor máximo, 48,0 MPa, no alcanza la tensión
178 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
60
σ total 0
θ
σ parcial
Tensión tangencial (MPa)
40 θ
-2
Tensión radial (MPa)
20 -4
0 -6
-20 -8
σr total
σ parcial
-10 r
-40
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 7.15: Tensiones residuales, parciales y totales, generadas por las subcapas pretensadas.
Las tensiones globales se obtienen sumando los resultados de los 13 submodelos, como se
muestra en los gráficos de la tensión tangencial y la radial de la figura 7.15. Ambos son
totalmente coherentes, en la tangencial el valor es máxima en el radio exterior y decrece
con el radio, y en la compresión radial el valor es máxima en el centro y nulo en los
extremos. También se comprueba que la tensión tangencial en r/re = 1 coincide con la
tensión de bobinado, σ w = 50 MPa,
Si se comparan con los resultados con los resultados del cálculo analítico de la figura
7.6 se comprueba los valores coinciden. En la figura 7.16 se presentan los resultados del
cálculo analítico con líneas y los de MEF con puntos, y se observa que las desviaciones
son mínimas.
La coincidencia entre ambos sistemas de cálculo es importante para comprobar la validez
de las dos simulaciones. Aunque hay que reconocer que en algunos aspectos ambos mo-
delos son coincidentes y, por lo tanto, la validez absoluta solamente se obtendría mediante
la comprobación a través de resultados experimentales.
7.4. CONSIDERACIONES VISCOELÁSTICAS 179
60
σ
40 θ
σ *10
r
20 σ *10
z
Tensiones (MPa)
0 MEF
-20
-40
-60
-80
-100
0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r
e
matriz fibra
σw fibra σθ
σr u
εθw εθ u
σrw σr
u
σθ
σw
(a) (b) (c)
bobinado.
Los artículos concluyen que las tensiones residuales en el bobinado con cinta seca depen-
den sólo de la componente elástica del modelo y no se relajan con el tiempo, pero los
valores obtenidos son relativamente bajos. Las tensiones en el bobinado con el filamento
húmedo dependen de las dos componentes, elástica y de la fluencia, y con el tiempo sus
valores acaban siendo prácticamente nulos.
Los datos experimentales de estos autores son muy interesantes, se utilizan para compro-
bar la validez del sistema de cálculo de la sección 7.2 y, principalmente, para deducir las
tensiones reales del bobinado. Para ello, se reproducen los cálculos de los artículos con las
ecuaciones 7.18, aplicando las propiedades experimentales, y los resultados se comparan
con las distribuciones del artículo, figura 7.18.
30 30
σ N=5 N=10 N=15
25 θ
25
σ *10
Tensión tangencial (MPa)
r
20 σ Hahn
θ 20
Tensiones (MPa)
15
15
10
10
5
5
0
-5 0
-10 -5
0.025 0.03 0.035 0.04 0.045 0.05 0.029 0.03 0.031 0.032
r (m) r (m)
Figura 7.18: Reproducción de los resultados de Hahn y Kempner (1991) [23] mediante el modelo
de cálculo de este capítulo.
El ejemplo del artículo está formado por un rotor con mandrino de aluminio, bobinado
con cinta seca de fibra de vidrio tensada y con los datos siguientes: radios del mandrino
25,4 y 28,8 mm, grosor de la cinta bobinada 0,23 mm y tensión de bobinado 29,3 MPa.
Las propiedades del material durante el bobinado deducidas en el artículo a partir de los
experimentos, con el subíndice w, son: ELw = 27200 MPa, ET w = 2,17 MPa y ν T Lw =
0,22. Es importante resaltar que el valor del módulo elástico tangencial es parecido al
valor del material curado, EL = 38600 MPa, en cambio, el modulo radial es muy inferior
a ET = 8270 MPa y, por tanto, la rigidez transversal del material sin curar es unas 4000
veces inferior a la del material curado. Esto implica, según lo expuesto en el apartado
anterior, una importante relajación de las tensiones residuales.
En la figura 7.18(a) se representa la tensión tangencial y la radial generadas al bobinar
100 vueltas de cinta tensada. Los resultados de la tensión tangencial obtenidos en la
ecuación se comparan con los del artículo y se deduce que la coincidencia en muy buena,
182 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
A partir de los resultados anteriores se deduce que el sistema de cálculo de la sección 7.2
puede simular las tensiones de residuales del bobinado con cinta seca, solamente necesita
variar las propiedades del material con los valores experimentales. Es suficiente considerar
la modificaciones de los parámetros elásticos, no es necesario introducir la fluencia con
del tiempo del material.
Las propiedades que más varían son los módulos elásticos, sobre todo el transversal ET w .
Su valor depende de múltiples factores, en Tarnopol’skii y Beil (1983) [48] se exponen
algunos ejemplos de la relación con la temperatura y la presión, y en Lee y Springer (1990)
[33] en función del grado de curado. Pero es un fenómeno complejo y no se hallan leyes
generales que resuman los diferentes casos particulares, por lo que es necesario recurrir a
la experimentación según las condiciones particulares de cada caso.
En los cálculos de las tensiones residuales es suficiente considerar que se modifica el
módulo transversal ET w , el resto las propiedades influyen poco. Esta variación se puede
tener en cuenta con un parámetro que dependa del proceso de curado del material. Se
define un coeficiente de variación κ de la siguiente forma
µ ¶1
ET 2
κ= (7.23)
ET w
aw = κ a (7.24)
entre 1 en estado curado y 150 en estado fluido, según Kempner y Hahn (1995) [26], para
el caso de cinta seca es de 60 según Hahn (1993) [23].
ri re
Valor experimental según Gabrys y Bakis (1998) [18] 1070 −745
Resultado del calculado con modelo del apartado 7.2.5 703 −592
gundo lugar, que el curado in situ no resuelve el problema del pretensado, al menos en
el bobinado con filamento húmedo.
El pretensado mejora, al menos en teoría, la resistencia del rotor pero en la práctica, como
se ha comprobado más arriba, tiene bastantes problemas de fabricación. Para afrontar con
profundidad esta cuestión es imprescindible realizar ensayos experimentales y conocer el
comportamiento exacto del material, pero se escapa del alcance de este trabajo y podría
ser el objeto de un estudio futuro. No obstante, con la información disponible en los
artículos citados y con los resultados obtenidos en el sistema de cálculo desarrollado se
presentan a continuación algunas soluciones posibles para mejorar el pretensado.
Una primera propuesta es bobinar con cinta seca con grado de curado lo más alto posible.
La resina se acerca al comportamiento elástico y evita la relajación de tensiones, pero
por contra, disminuye la resistencia a tracción radial entre dos vueltas sucesivas. Este
problema se podría evitar bobinando con cinta de grado de curado distinto según la zona;
menor en el radio medio para que resista la tensión radial final y mayor en los radios
extremos.
σw lámina
curada
F F
película
de resina
no curada
Figura 7.19: Pretensado mediante bobinado de lámina totalmente curada unida por una fina
película de resina.
Otra opción es bobinar con cinta totalmente curada, añadiendo una fina película de resina
fluida no curada entre dos vueltas consecutivas, figura 7.19. La cantidad de resina debería
reducirse a la cantidad imprescindible para tapar los poros pero sin disminuir la rigidez
radial. En este caso habría de asegurar que no queda perjudicada la resistencia final de
la unión entre dos cintas curadas previamente.
En este último caso se podría sustituir la cinta de amplitud pequeña, 2 o 3 mm, por una
lámina de amplitud igual al ancho del rotor, como se representa en la figura 7.19. De esta
forma se aseguraría la perfecta superposición de capas y se evitarían las irregularidades
7.4. CONSIDERACIONES VISCOELÁSTICAS 185
producidas en la unión lateral de dos cintas. Por contra, la fuerza total de tensado debe
ser mucho mayor y la resistencia del mandrino podría se insuficiente. En tal caso, la
tensión unitaria del filamento se debería complementar con la presión de uno o varios
rodillos exteriores, como se muestra en la figura 7.19.
186 CAPÍTULO 7. PRETENSADO EN EL BOBINADO
Capítulo 8
PRETENSADO TÉRMICO
Para entender los procesos que dan lugar al pretensado térmico es necesario analizar
las dilataciones del rotor. Éstas se deben combinar de forma adecuada para que las
dilataciones y contracciones de distintas zonas del rotor generen las tensiones favorables.
Para ello, antes de entrar en el estudio de los procesos térmicos complejos se exponen
187
188 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
Estas tensiones, figura 8.1, coinciden con los resultados del ejemplo para el cálculo térmico
del sistema DAc en la figura 4.5. Cabe destacar que la tensión radial es de tracción a
pesar de sufrir una contracción radial superior en el radio exterior que en el interior. Este
comportamiento no se explica solamente por la curvatura del rotor, porque la proporción
entre radios (0, 30 y 0,50 m) es inferior a la de sus desplazamientos (−0,15 y −0,56 mm).
Es debido, principalmente, por la diferencia entre los coeficientes de dilatación térmica
en dirección radial y tangencial, como se ha descrito en el apartado 3.1.1.
Estos resultados se utilizan para valorar la reducción de las tensiones residuales en los
distintos procesos de curado. Aunque, la valoración global debe hacerse sobre las tensiones
finales del rotor, o sea, añadiendo las tensiones de la fuerza centrífuga. Para ello, se aplica
la velocidad máxima, 9681 rpm, para el límite de rotura y se obtienen los resultados de
las tensiones totales y del factor de rotura de la figura 8.2.
El sistema más simple de mejora es el curado con la distribución de temperaturas no
uniforme del capítulo 5. El curado del rotor anterior se modifica, la temperatura en el
8.1. ROTOR DE MATERIAL ÚNICO CURADO EN DOS ETAPAS 189
500 1.2
σ
400 θ
1
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
300
0.8
200 σ *10
r 0.6
100
σ *10 0.4
0 z
-100 0.2
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 8.2: Tensiones y factor de rotura para el rotor curado a temperatura uniforme y sometido
a su velocidad límite de 9681 rpm
En los dos casos anteriores el curado del rotor se realiza en una sola distribución de
temperaturas, en el cual todos los puntos se curan simultáneamente. Pero se puede realizar
en dos etapas con dos zonas de curado. Si el rotor se somete a una distribución de
temperaturas no uniforme, con uno de los valores extremos inferior a Tc , solamente se
cura una parte del rotor, y es necesario aplicar una segunda distribución con un valor
superior a Tc en la zona no curada.
En el curado convencional de una sola etapa consta de una distribución uniforme de
temperaturas y del posterior enfriamiento hasta la temperatura ambiente. Ahora en el
curado dos etapas, cada una de ellas consta de una distribución de temperaturas y del
posterior cambio térmico hasta la siguiente. En la distribución de temperaturas se produce
el curado de una parte del material y en el cambio térmico se generan las tensiones
residuales.
a b
Ti a b Te
Tc
b a
Ti Te
a
ri rc re
pequeño cambio de pendiente en rca . Esto no afecta al curado final y se considera que la
curva sigue siendo una función única.
Las tensiones residuales aparecen durante los cambios de temperatura y solamente en
las zonas solidificadas. En la etapa 1, con el cambio de a a b, se crean tensiones desde ri
hasta rca , y en la etapa 2, con el enfriamiento desde b hasta la temperatura final, se crean
en todo el rotor. La tensión residual final es la suma de las tensiones en ambas etapas.
Se observa que la segunda etapa es muy parecida al curado no uniforme descrito en el
apartado anterior, figura 8.3(a), incluso la distribución b tiene la misma la pendiente,
pero la temperatura en el radio interior Tib es muy inferior a Tc y se generan tensiones
residuales más bajas.
200 100
90
160 80 t = 20, 40, 60, 80, 100, 120 min
c
120 60
50
80 40
30
40 20
fluido
10
0 0
0.3 r 0.4 r (m) 0.5 0.3 r 0.4 r (m) 0.5
c c
Figura 8.5: Distribución de temperatura y curvas de grado de curado obtenidos cada 20 min.
Determinación del radio de curado rc .
las propiedades mecánicas, de fluido a sólido, se realiza dentro de este estrecho margen
de grados curado. Por otra parte, en el ejemplo se observa que las curvas tienen una
pendiente máxima en los valores comprendidos entre el 40 y el 60 %, con lo cual la zona
con propiedades intermedias entre fluido y sólido es pequeña. Aunque, en otros casos
puede ser distinta porque también depende de la pendiente del gráfico de temperaturas.
Por todo ello se concluye que el error que se comete al considerarlo puntual es poco
importante para las tensiones residuales. Para determinar el límite el cambio para el
cálculo, que se ha denominado radio de curado rc en las figuras 8.4 y 8.5, se elige el radio
correspondiente a un grado de curado intermedio del 40 %. A su vez, este radio determina
en el gráfico de temperatura, figura 8.5, el valor correspondiente a la temperatura de
curado Tc .
Las tensiones residuales del curado en dos etapas se determinan sumando las tensiones
generadas en cada una de ellas. Se calculan aplicando las ecuaciones del capítulo 6 como
si el rotor fuese de dos capas, separadas por el radio rca .
En la figura 8.6 se presentan las temperaturas, el desplazamiento radial y las tensiones
para cada una de las dos etapas. El rotor es el mismo que en el ejemplo del apartado
8.1.2 pero sometido a unas temperaturas, interior y exterior, en la distribución a de
160o C y 60o C, y en la b de 90o C y 170o C. Finalmente se enfría hasta la temperatura
ambiente de 20o C. Cabe observar que la distribución b tienen una pendiente en el gráfico
de temperatura idéntica al caso de la figura 8.3, aunque todos los valores son 30o C más
bajos.
8.1. ROTOR DE MATERIAL ÚNICO CURADO EN DOS ETAPAS 193
En la primera etapa (1), la distribución a solidifica la zona interior, hasta rca , porque su
temperatura es superior a Tc , y el ella se generan tensiones por el cambio de temperaturas
hasta b. Esta zona se contrae porque se enfría, en cambio a partir de rca se dilata, aunque
mecánicamente permanece unida a la parte sólida. En el gráfico de las tensiones se observa
que sólo existen en zona solidificada y sus valores son parecidos a los del enfriamiento
normal de la figura 8.1.
50 -0.25 σ
-10 θ
0 a -0.5 a
0.6 r / r 0.8 1 a
c e 0.6 r / r 0.8 1 0.6 r / r 0.8 1
c e c e
2
0.5
b
150 10 σ *10
0.25 r
1
100 0 0
50 σ
T ambiente -0.25 2 θ
T -10
f
0 -0.5 a
0.6 0.8 1 0.6 0.8 1 0.6 r / r 0.8 1
c e
En la segunda etapa, con el rotor totalmente curado, la temperatura cambia desde la dis-
tribución b hasta la temperatura final. El incremento de desplazamiento en esta segunda
etapa es similar al desplazamiento del curado a temperatura no uniforme de la figura 8.3.
La tensión radial final tiene un valor máximo de 0,5 MPa, que es muy parecido al valor
máximo de la figura 8.3 pero en un punto próximo al radio interior. En cambio, en la
zona central, donde se produce la rotura del rotor mostrada en la figura 8.2, el valor de
la tensión radial es prácticamente nulo. Las tensiones tangenciales no tienen influencia
sobre la rotura final del rotor.
El resultado de la tensión radial de este ejemplo es muy interesante; comprueba que el
curado en dos etapas consigue que las tensiones residuales térmicas no sean perjudiciales
para la resistencia final del rotor. Este tipo de curado fue publicado en Ripoll y Pérez-
Aparicio (2004) [44].
194 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
En el apartado 7.2.6 se han estudiado las tensiones de un rotor con mandrino aplicando
un pretensado mecánico y se comprueba la mejora que supone para las tensiones finales.
Aquí se pretende obtener el mismo resultado pero mediante un pretensado térmico. Una
versión previa de esta aplicación fue publicada en Ripoll y Pérez-Aparicio (2003) [42].
Aluminio Fibra
r1
r2
r3
En la figura 8.8 se exponen los resultados y se observa que las tensiones residuales son
especialmente elevadas, como se ha comentado en el apartado 7.2.6. En el mandrino la
8.2. ROTOR CON MANDRINO CURADO CON PRETENSADO TÉRMICO 195
tensión tangencial alcanza 120 MPa y en la fibra la tensión radial es de 3,7 MPa, muy
superior a la del rotor sin mandrino de la figura 8.1 que valía 1,5 MPa.
Si al rotor con estas tensiones residuales se le añade una velocidad angular hasta alcanzar
el límite de rotura se obtienen los resultados de la figura 8.9. El punto más débil, con un
factor de rotura igual a la unidad, está el mandrino y es debido a la tensión tangencial.
Su valor máximo es de 450 MPa, del cual 120 es de la tensión residual y el resto de la
fuerza centrífuga. La tensión radial es menos perjudicial, sólo llega hasta 18 MPa.
500 1.2
σ
θ
400 1
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
300
σ *10 0.8
r
200
0.6
100
0.4
0
σ *10 0.2
-100 z
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 8.9: Tensiones y factor de rotura del rotor con mandrino de aluminio con tensiones
residuales y centrífugas.
Un rotor con mandrino se puede curar en dos etapas, de forma parecida al rotor de un solo
material del apartado 8.1.3. En este caso el mandrino metálico, en estado sólido, supone
una barrera de contención para el material en estado viscoso y provoca el pretensado de
la fibra.
Para conseguir el efecto de pretensado en la primera distribución de temperaturas a se
debe refrigerar la cara interior del rotor, como se representa en la figura 8.10. La tem-
peratura en el mandrino es prácticamente constante porque el coeficiente de transmisión
térmica del metal es muy superior al material compuesto. En ella queda cura la zona exte-
rior, a partir del radio rca , porque se halla a una temperatura es superior a Tc . La segunda
distribución b es simple, se mantiene a una temperatura uniforme Tc para completar el
curado de la zona intermedia, desde el mandrino r2 hasta rca .
En la figura 8.10 se observa que después de la distribución de temperaturas a el rotor
tiene tres capas: el mandrino metálico, la zona exterior curada y una zona intermedia
todavía no curada. Así pues, la zona intermedia no solidificada queda retenida entre dos
capas sólidas.
196 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
T Tea T
a a
Tc b
Tc
Tf
Ti
a
r1 r2 rca r3 r r1 rca r3 r
p
sólido tapas
laterales
Figura 8.10: Rotor con mandrino curado en 2 etapas, a con refrigeración interior y b a tem-
peratura uniforme.
Con este proceso térmico se obtiene una tensión radial de compresión similar a la del
pretensado por bobinado, con los mismos efectos favorables sobre las tensiones. A dife-
rencia de aquél, las tensiones finales son permanentes porque se ha tenido en cuenta la
solidificación del material. Es un proceso muy sencillo, se basa en la simple dilatación tér-
mica, y fácil de aplicar, sólo necesita generar las temperaturas en los radios extremos. Los
resultados obtenidos en el cálculo analítico son más fiables que en el bobinado porque se
base en unos comportamientos del material bastante probados, aunque sería conveniente,
antes aplicarlos a un rotor real, incluir una fase de experimentación.
Otra ventaja importante del pretensado térmico es la reducción de costes, ya que no es
necesario incrementar los medios de fabricación, a excepción de un foco caliente y un
foco frío para mantener la distribución de temperaturas. Su potencia térmica es pequeña
porque el material compuesto tiene un coeficiente de transmisión de calor muy bajo.
Las tensiones residuales del pretensado térmico se determinan sumando las tensiones de
las dos etapas, igual que en el apartado 8.1.5. Cada una de ellas se calcula mediante el
sistema multicapa del capítulo 6, en el que se considera que cada zona de curado es una
capa distinta, porque sus propiedades son diferentes al menos durante una etapa.
Para el cálculo es necesario simular el comportamiento del material no curado, tanto las
propiedades mecánicas como las térmicas. En el ejemplo del apartado 8.1.5, con una zona
de material no curado, no ha sido necesario esta simulación porque el material no curado
no interviene en la generación de las tensiones finales.
Para simular su comportamiento mecánico, sin necesidad de recurrir a las leyes de un
fluido, se elabora un sistema equivalente que permite aplicar directamente las ecuaciones
del capítulo 6. Para ello, se asignan al material unas propiedades elásticas ficticias que
generan las mismas tensiones que un fluido, o sea, soporta la presión hidrostática y no
crea tensiones cortantes internas. Esto se consigue aplicando un módulo elástico E muy
bajo, pero conservando un coeficiente de compresibilidad volumétrica Ev igual que la
mezcla fibra más resina.
La variación unitaria de volumen, ∆V /V , en un fluido es función del coeficiente compre-
sibilidad volumétrica Ev y la presión p, según la ecuación
∆V
= Ev p
V
En un sólido isótropo de comportamiento elástico sometido a una compresión hidrostática
el valor de ∆V /V depende del módulo elástico, del módulo de Poisson y de la tensión σ.
Luego, haciendo p = σ se obtiene el coeficiente de compresibilidad volumétrica Ev
∆V 1 − 2ν 1 − 2ν
=3 σ −→ Ev = 3 (8.1)
V E E
Para la aplicación de esta ecuación se asigna el valor real de Ev y se eligen dos valores
198 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
ficticios para E y ν. Pero, para que simular un fluido del valor de E debe ser próximo
a cero y, por lo tanto, ν debe ser próximo a 0,5. Hay que tener en cuenta que en esta
simulación los valores de las propiedades son poco importantes para la precisión de las
tensiones residuales.
En la simulación del material no curado se le asignan los mismos coeficientes de dila-
tación, αL y αT , que en el material sólido. La dilatación en la fibra es la misma porque
permanece sólido y en la resina es muy parecida. Más adelante, en el apartado 8.4.2, se
describirán algunos resultados experimentales de la dilatación de la resina epoxi. En ellos
se comprueba que la dilatación que sufre la resina al calentarse desde la temperatura
ambiente hasta la temperatura de curado, son muy parecidos si se halla en estado sólido
y en estado fluido más su posterior curado.
En el ejemplo de cálculo se aplica un coeficiente compresibilidad volumétrica del material
no curado de Ev = 34,5 MPa y se elige un valor ν = 0,499, y ambos determinan por la
ecuación 8.1 E = 0,023 MPa. Las dimensiones del rotor son las mismas que el ejemplo
del apartado 8.2.1 y las temperaturas de curado son: 0o C y 200o C para la distribución a,
120o C para la b y 20o C para la temperatura final.
En la figura 8.11 se muestran las dos etapas: la primera etapa, con la distribución a queda
curado a partir rca y cambia a la distribución b, y en la segunda, con la distribución b se
completa el curado y se enfría hasta la temperatura final.
500 1.2
σ sin pretensado
θ
400 1 con pretensado
σ *10
r
Tensiones (MPa)
σ *10
Factor de rotura
300 z 0.8
200
0.6
100
0.4
0
-100 0.2
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 8.12: Variación de las tensiones y el factor de rotura en un rotor con mandrino sometido
a pretensado térmico.
La configuración del rotor semicurado de la etapa 1 en la figura 8.10, con material viscoso
confinado, permite que la presión de pretensado se pueda aumentar de forma mecánica. La
presión creada por sólo por dilataciones térmicas se puede incrementar desde el exterior
a través de una sobrecarga en las tapas laterales.
Las tapas laterales de la figura 8.10 se sustituyen por otras más pequeñas que se adaptan
al tamaño de la capa no curada, como se muestra en la figura 8.13, para empujar sólo
la superficie fluida. La fuerza exterior Fz debe ser suficiente para mantener la presión
térmica p, pero si es superior se genera una sobrepresión o presión mecánica, pm .
200 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
Fz
pm
Fz
Figura 8.13: Aumento del pretensado térmico mediante con una sobrecarga mecánica lateral
La técnica del pretensado térmico se ha mostrado eficaz en un rotor con mandrino metáli-
co, dado que se aplica fácilmente y consigue una mejora importante. La presencia del
mandrino metálico es esencial para crear la presión de pretensado; ofrece una superficie
de contención y su coeficiente de dilatación térmica es muy favorable. En un rotor sin
mandrino metálico, formado por un sólo material compuesto, también se puede gene-
rar un pretensado térmico, aunque el proceso es más laborioso y con resultados menos
favorables.
Para crear el pretensado térmico en un rotor de un solo material se requieren tres etapas
de curado. El proceso es similar al rotor con mandrino pero añadiendo una etapa previa
para generar una capa sólida en el interior del rotor que sustituye al mandrino. En este
caso, las dos capas de contención tienen el mismo coeficiente de dilatación y la diferencia
de dilataciones es menor.
En la figura 8.14 se representan las tres etapas del curado de un rotor sin mandrino
8.3. ROTOR DE UN SOLO MATERIAL CURADO CON PRETENSADO TÉRMICO 201
Tia a Teb b
b c Teb c
Tc Tc Tc
Tea Tib
Tib a
Tf
ri r c re ri rca rcb re ri re
Figura 8.14: Etapas de curado para obtener un pretensado térmico en un rotor sin mandrino
Las tensiones residuales se calculan como en los casos anteriores, acumulando las tensiones
generadas en cada etapa. Para mostrar las tensiones se aplica al rotor de fibra de vidrio
utilizado en los ejemplos de la sección 8.1. Las temperaturas interior y exterior en cada
distribución son: en a de 160o C y 50o C, en b de 30o C y 200o C y la temperatura ambiente
de 20o C. En la figura 8.15 se muestran los gráficos de temperatura, el desplazamiento y
las tensiones después de cada etapa.
La primera etapa es muy parecida a la del ejemplo del curado en dos etapas del apartado
8.1.5 y sólo aparecen tensiones en la capa interna solidificada. En el desplazamiento, esta
capa sólida interior arrastra el resto de material que todavía se halla en estado viscoso.
La segunda y tercera etapas son muy parecidas a las dos etapas del rotor con mandrino
de la figura 8.11. En el cambio de b a c, como se muestra en el gráfico del desplazamiento,
la capa interior tiende a dilatarse (2 interior) y la exterior a contraerse (2 exterior), y la
presión p entre ambas las desplaza hasta la curva común 2. La presión p de 4 MPa es
la misma en la tensión tangencial y en radial, y es inferior a la del rotor con mandrino
(7 MPa). En la tercera etapa, con el curado total y el enfriamiento final, las tensiones
202 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
Figura 8.15: Temperaturas, desplazamientos y tensiones residuales de las tres etapas de curado
para el pretensado térmico de un rotor de material compuesto.
500 1.2
σ
400 θ
Tensiones (MPa) 1
Factor de rotura
300
σ *10 0.8
r
200
σ *10 0.6
100 z
0.4
0
-100 0.2 sin pretensado
con pretensado
-200 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 8.16: Variación de las tensiones y el factor de rotura en un rotor sometido a pretensado
térmico.
En todos los cálculos anteriores se han determinado las tensiones térmicas utilizando unos
coeficientes de dilatación (αL y αT ) del material compuesto únicos, válidos para todas las
temperaturas. Estos valores, tomados de la bibliografía, están obtenidos con el material
solidificado y a temperaturas próximas a la temperatura ambiente. Todos los autores
aplican estos valores y los utilizan para cualquier temperatura. Pero cabe preguntarse, si
su valor se mantiene a temperaturas próximas al curado, o incluso, si son válidos para el
material no curado.
Es conocido que el coeficiente varía con la temperatura y su valor es distinto cuando la
resina no está curada. No obstante, su efecto es poco importante en el cálculo de rotores
convencionales curados a temperatura uniforme. Pero, en el rotor curados por etapas,
donde intervienen las dilataciones de la resina sin curar, la influencia de estos coeficientes
puede ser importante.
En los cálculos de pretensado anteriores se ha supuesto que los valores son únicos, con el
objetivo de simplificar la exposición. Se ha tenido en cuenta que su influencia sobre los
resultados finales no modifica la tendencia de las tensiones de pretensado y, por lo tanto,
lo expuesto hasta ahora es válido con algunas modificaciones en los valores.
Ahora, una vez descrito el proceso del pretensado, se complementa con el análisis de
los coeficientes y su influencia sobre las tensiones residuales. Pero, este análisis no es
exhaustivo, porque existe poca información sobre el comportamiento del material, por lo
tanto, si se hubiese introducido al inicio del capítulo la exposición el proceso quedaría
menos clara.
204 CAPÍTULO 8. PRETENSADO TÉRMICO
1,020 1,020
B B
1,000 1,000
Dilatación
Dilatación
0,980 0,980
125º
C C
0,960 0,960
A A
D D
0,940 0,940
0 60 120 180 240 300 360 0 50 100 150
Tiempo (min) Temperatura (ºC)
Figura 8.17: Dilataciones de la resina durante el curado en función del tiempo y la temperatura,
Yates y otros (1979) [55]
Para otros tipos de resina epoxi se observa la misma tendencia si bien con valores dis-
tintos. En este caso tienen una forma muy similar a la descripción genérica que realiza
8.4. CONSIDERACIONES SOBRE EL PROCESO DE CURADO 205
Domininghaus (1993) [11], en el que se expone con más detalle las dilataciones reales en
el curado de las resinas epoxi. En la figura 8.18 se reproduce de manera aproximada el
gráfico que presenta el autor.
0,035
0,030
0,025 fluido
B1
sólido
0,020 B2
Dilatación
0,015 E1 E2
0,010 C1 C2
F
0,005
A
0,000 O
D
-0,005
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200 220
Temperatura (ºC)
Figura 8.18: Dilatación lineal de una resina epoxi durante el proceso curado. Domininghaus
(1993) [11].
Aunque, según Domininghaus, el material tiene las propiedades de sólido a partir del
punto E2 , muy posiblemente su rigidez es todavía insuficiente para evitar la relajación
de las tensiones residuales. En este sentido, los artículos de Lee y Springer (1990) [32] y
[33], citados en el apartado 8.1.4, consideran que la resina se comporta como un material
sólido a partir de un grado de curado del 60 %, sin embargo, determinan las tensiones
residuales solamente cuando la resina está totalmente curada, o sea, se mantienen a partir
del punto C2 .
En la relajación de las tensiones residuales, además del grado de curado, puede intervenir
también la variación de las propiedades de la resina con el aumento de la temperatu-
ra. Por ejemplo, la rigidez radial de un material compuesto varía con la temperatura
según los estudios de Bolotin y Bolotina (1972) [3] y Kostritskii y Tsirkin (1981) [29],
expuesto en Tarnopol’skii y Beil (1983) [48]. Estos efectos no están estudiados para el
caso de la relajación de tensión y sería necesario realizar experimentos para conocer su
comportamiento exacto.
De los gráficos anteriores se deduce que las dilataciones que intervienen en el proceso de
curado son muy superiores que las determinadas mediante los coeficientes de dilatación
de valor único, αL y αT , de los apartados anteriores. El valor de la dilatación en los
puntos B1 o B2 de la figura 8.18 es más del doble de las del material sólido de la recta
DF. Pero, si se analiza detalladamente el proceso mecánico del pretensado se observa que
su influencia sobre las tensiones residuales es mínima.
0,035
0,030
0,025
B1 viscoso
0,020
Dilatación
0,015
elástico
0,010 C1
F F1
0,005
A
0,000 O
D Tc
-0,005
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200 220
Temperatura (ºC)
Figura 8.19: Diagrama simplificado para el estudio de la influencia de las dilataciones de curado
en el pretensado.
8.4. CONSIDERACIONES SOBRE EL PROCESO DE CURADO 207
DISEÑO DE VOLANTES DE
INERCIA
209
210 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
los cuatro se muestran en la tabla 9.1, donde se añade el uretano, ya que se utiliza como
complemento en algunas aplicaciones. Las propiedades que dependen de la orientación
de la fibra incluyen la dirección, L para longitudinal y T para transversal.
Un rotor cilíndrico de pared delgada es la forma más simple para el análisis de tensiones.
La diferencia entre los radios extremos, re y ri del rotor mostrado en la figura 9.1, es
pequeña y la velocidad angular ω crea una velocidad lineal v igual en todos los puntos,
de manera que toda la masa contribuye por igual a la energía cinética. Además, las
tensiones son uniformes en toda la sección y el cálculo es muy simple. Por lo cual esta
configuración se toma como referencia para el análisis de otros diseños.
La energía cinética Ec almacenada en el rotor de pared delgada se aproxima a la energía de
una única masa sometida a una velocidad lineal uniforme v. En su interior sólo se genera
tensión tangencial, σθ , el resto de componentes son nulas, y su valor es proporcional al
cuadrado de la velocidad. Luego, la energía almacenada en el rotor depende sólo de la
resistencia del material en la dirección circunferencial.
La energía cinética y la tensión tangencial de un cilindro de pared delgada se obtienen a
partir de las siguientes expresiones simples
1
Ec = 2
V ρ v2 ; σθ = ω2 r2ρ (9.1)
1
Con las fibras orientadas en una sola dirección.
2
Longitudinal (L) a la orientación de las fibras.
3
Tranvesal (T) a la orientación de las fibras.
9.1. ROTORES SIMPLES 211
re
ri σθ
ω υ l
así pues, la energía cinética es función sólo del volumen V del material y tensión tangencial
σθ
1
Ec = 2
V σθ (9.2)
Ec 1 σθ
= (9.3)
m 2 ρ
tan simples. En Genta (1985) [19] se hace un estudio a fondo de la relación de la energía
por unidad de masa para diversas configuraciones del rotor.
Los rotores de pared delgada pueden alcanzar un nivel de energía por unidad de masa muy
elevado pero necesitan un espacio grande, a causa del volumen interior inutilizado. En
algunas aplicaciones, donde se busca además de una masa reducida un volumen ocupado
mínimo, es necesario recurrir a los rotores de pared gruesa.
Los rotores de pared gruesa tienen un comportamiento más complejo que los de pared
delgada. Ni las tensiones ni la velocidad son uniformes, cada punto tiene su propia re-
sistencia y aporta una energía cinética distinta. Pero lo más destacable es la influencia
de la tensión radial sobre la resistencia del rotor, que en algunos casos llega a ser más
importante que la propia tensión tangencial.
re
ri
ω l
υe
Figura 9.2: En los cilindro de pared gruesa la velocidad periférica máxima, ve depende de re /ri .
El análisis del diseño se realiza sobre un caso concreto, del cual se mantienen siempre
constantes las dimensiones exteriores del rotor y sólo se modifica el radio interior, ri en
la figura 9.2. En los próximos apartados también se modifica la configuración de los ma-
teriales y el proceso de fabricación, pero siempre con formas parecidas a las utilizadas
en los ejemplos de capítulos anteriores, de manera que se facilita la comparación. Las
dimensiones comunes son el radio exterior re de 0.5 m y la longitud axial de 1 m. Se uti-
lizan sólo los cuatro materiales de la tabla 9.1, dos metales y dos materiales compuestos,
porque son suficientes para observar las líneas principales de diseño. Los dos diseños en
material compuesto tienen las fibras orientadas a 0o , curan a una temperatura común de
120o C y la temperatura ambiente final es de 20o C.
El primer análisis se realiza sobre la velocidad lineal. En este caso, el valor constante v
del rotor de pared delgada en la figura 9.1 se sustituye por la velocidad periférica ve , en el
radio exterior re del rotor de la figura 9.2. Su valor se utiliza como parámetro de referencia
en este primer análisis, teniendo en cuenta que en los puntos interiores la velocidad es
inferior.
Su valor máximo está limitado por la resistencia del material, igual que en el rotor de
9.1. ROTORES SIMPLES 213
pared delgada, pero en el rotor de pared gruesa depende también del radio interior ri . En
la figura 9.3 se muestran la variación del valor límite la velocidad periférica ve en función
de la relación de radios, ri /re , para el caso de rotores de material único. En el cálculo se
utilizan las ecuaciones del capítulo 6 y se aplica un factor de rotura, según el criterio de
Christensen, igual a la unidad.
1200
1000
Velocidad periférica (m/s)
800
0.80
0.75
600
0.72
400
F. carbono T300/epoxi
200 F. vidrio E/epoxi
Aluminio 7075
Acero AISI 4130
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.3: Velocidad periférica ve máxima admisible para distintos materiales en función de
la relación ri /re .
En la figura 9.3 se observa que los rotores de compuesto admiten una velocidad más ele-
vada que los metálicos, sobre todo para en los rotores de ri /re grandes, o sea, de espesor
de pared pequeño. Partiendo de un rotor de pared delgada, al aumentar el espesor de
pared, la velocidad aumenta ligeramente para los cuatro materiales. En el caso de los
metales esta tendencia se mantiene hasta espesores pequeños, pero para los materiales
compuestos cambia bruscamente en un punto. Su velocidad admisible disminuye rápida-
mente a partir de un valor ri /re o un punto de cambio, como se aprecia en la figura 9.3,
y en espesores muy grandes su valor llega a ser comparable al de los metales.
Cabe destacar que el rotor de fibra de vidrio utilizado en los ejemplos de los capítulos
anteriores, con re = 0,5 y ri = 0,3 m, corresponde al punto ri /re = 0,6 situado en la
zona de pendiente negativa. Si se hubiese tomado un valor de ri /re = 0,75 los resulta-
dos hubieran sido muy distintos, pero su comportamiento tendría menos interés para el
estudio.
Este fenómeno es de notable interés para el diseño de rotores de materiales compuestos.
Esto mismo está descrito en Genta (1985) [19], aunque mediante otros parámetros. En
este punto de inflexión o cambio de tipo de rotura, los rotores de pared delgada rompen
por tensión tangencial pero los de pared gruesa rompen por tensión radial, tal como se
ha descrito en el capítulo 6.
214 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
1200
1000 σ 1
θ
Tensiones (MPa)
800
Factor de rotura
0.8
600 0.72
0.75 0.6
400 0.80 σ *10
r
0.4 r /r
200 i e
0.72
0 0.2 0.75
σ *10 0.80
z
-200 0
0.7 0.8 0.9 1 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 9.4: Tensiones y factor de rotura de tres rotores de de fibra de vidrio con relación de
radio ri /re cercano al punto de máxima velocidad periférica
Para visualizar el cambio de tipo de rotura en la figura 9.4 se presentan los gráficos de
tensiones y factor de rotura para los tres rotores de fibra de vidrio próximos al punto de
cambio, correspondientes a los tres valores de ri /re , 0.72, 0.75 y 0.80, representados sobre
la curva de la fibra de vidrio de la figura 9.3. En el gráfico de las tensiones, igual que en
los gráficos del capítulos anteriores, se representan simultáneamente los valores de σ θ , σ r
y σ z , las dos últimas con un factor de escala diez.
La forma del gráfico de tensiones es muy parecida a la figura 6.3 del apartado 6.1.5 y la
del factor de rotura a la figura 6.15. Ahora el factor de rotura máximo para los tres casos
es igual a 1, tal como se ha impuesto en el cálculo para obtener la velocidad la máxima
permisible. Si se comparan los tres rotores se observa que la curva del factor de rotura
en el caso ri /re = 0,80 tiene el valor máximo en ri a causa de la tensión tangencial, en
cambio en los otros dos el máximo está en el centro a causa del fallo a tensión transversal
ocasionado por σ r y σ z . Esto explica el cambio de pendiente brusco de la curva en el
punto ri /re = 0,75, en el cual el gráfico del factor de rotura tiene simultáneamente dos
máximos de valor unitario, r = ri y en el centro.
Con este ejemplo se concluye que en los rotores de material compuesto con fibra orientada
a 0o la velocidad máxima decae bruscamente a partir de un cierto espesor de pared debido
a la baja resistencia transversal del material. El espesor de pared de este punto varía para
cada tipo de material compuesto y depende de sus propiedades mecánicas: la densidad,
la elasticidad, la resistencia, etc.
A partir del gráfico de velocidad máxima, figura 9.3, se determina la energía cinética
de la figura 9.5. Su valor es cero en ri /re = 1 y aumenta con el espesor de la pared
porque aumenta la masa del rotor. Al principio de la curva, en espesores pequeños, el
rotor de fibra de carbono presenta los mejores resultados, el de fibra de vidrio y el de
acero son muy parecidos y el de aluminio tiene una energía muy inferior. Las diferencias
9.1. ROTORES SIMPLES 215
F. carbono T300/epoxi
350
F. vidrio E/epoxi
Aluminio 7075
300 Acero AISI 4130
250
Energía (MJ)
200
150
100
50
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.5: Energía cinética máxima de los rotores simples en función del radio interior ri .
entre los materiales compuestos y los metales del gráfico de velocidades se compensan
por la mayor densidad de estos últimos. A partir del punto de cambio las curvas de los
materiales compuestos varían su tendencia, igual que en el gráfico de velocidad, y los
valores para espesores grandes llegan a ser inferiores que para el caso de los metales.
En Genta (1985) [19] se cuantifica esta perdida de energía de los materiales compuestos,
pero se valora mediante un parámetro distinto. Se define un factor de forma que incluye
simultáneamente la energía máxima y la resistencia del material. Esta información es
equivalente porque el gráfico de la figura 9.5 se ha determinado a partir de la resistencia.
Para el diseño óptimo de rotores no es suficiente con tener en cuenta los parámetros de
velocidad máxima o de energía cinética, es necesario aplicar parámetros más globales.
Estos dependen de las condiciones de diseño según el tipo de máquina, por ejemplo,
en acumuladores aplicados a satélites interesa que la masa sea mínima, en cambio en
acumuladores estáticos para el suministro eléctrico el peso no es importante.
En este sentido, aquí se van a estudiar tres condiciones o variables de diseño: la masa, el
volumen ocupado y el coste. En cada caso se aplica la más importante según el uso del
volante, aunque también se pueden aplicar varias de ellas con un orden de preferencia.
Para cuantificar estas variables se usan valores unitarios: energía por unidad de masa, o
densidad energía, energía por unidad de volumen y energía por unidad de coste. El diseño
óptimo es el que consigue un valor más elevado en uno o varios de estos tres parámetros.
216 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
Éstas tres variables están citadas en Danfelt y otros (1977) [9], aunque la más estudiada en
los últimos tiempos ha sido la densidad de energía, por ejemplo en Gabrys y Bakis (1998)
[17] o Ha y otros (2001) [22], quizás debido a las aplicaciones espaciales. La densidad
tienes unas aplicaciones limitadas, en cambio la condición sobre el coste es mucho más
universal, interviene en mayor o menor grado en todas las aplicaciones de los volantes.
Pero su estudio es más complejo que la densidad porque depende de más factores, por
ejemplo del material, la fabricación, los accesorios utilizados, el mantenimiento, etc.
600
F. carbono
F. vidrio
500 Aluminio
Densidad de energia (kJ/kg)
Acero
400
300
200
100
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.6: Densidad de energía máxima en el rotor en función del radio interior ri .
La densidad de energía se obtiene dividiendo los valores del gráfico de energía de la figura
9.5 por la masa del cilindro, y se representa en la figura 9.6. No se tiene en cuenta la masa
de las otras partes del rotor como el eje, etc. Los valores de los puntos de ri /re próximos
a la unidad coinciden con los valores de densidad de energía para el rotor de pared
delgada de la tabla 9.2, obtenidos mediante la ecuación 9.3. Estos valores disminuyen
si el espesor de pared aumenta, o sea para relaciones de ri /re menores, en los metales
varían lentamente en todo el gráfico, pero en los dos materiales compuestos sufren un
descenso brusco a partir del punto de cambio. Los valores para el rotor de aluminio son
algo superiores a los del acero debido a su menor densidad.
La fibra de carbono es siempre tiene valores superior a la fibra de vidrio, debido a su mayor
resistencia. En espesores pequeños, en puntos de ri /re cercanos a la unidad, los materiales
compuestos son muy superiores a los metales, pero en espesores grandes descienden y se
son del mismo orden que los metales. El punto de cambio de los materiales compuestos
tienen el mismo valor ri /re en los gráficos anteriores.
De la figura 9.6 se concluye que los mejores resultados en la densidad de energía se
obtienen con los materiales compuestos pero con una limitación importante a partir de
9.1. ROTORES SIMPLES 217
un cierto espesor de pared. El valor de ri /re del punto de cambio define el límite en el
espesor de los rotores simples de materiales compuestos.
500
F. carbono
F. vidrio
400 Aluminio
Energía / volumen (MJ/m )
3
Acero
300
200
100
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.7: Energía máxima por unidad de volumen ocupado en función del radio interior ri .
La energía por unidad de volumen ocupado se determina dividiendo los valores de la figura
9.5 por el volumen ocupado, entendido éste como el volumen de la máquina inutilizado
por el volante. Se calcula sumando el volumen del propio material más el volumen interior,
o sea el volumen encerrado por la superficie exterior. En algunas aplicaciones este espacio
puede contener el motor eléctrico y habría que modificar esta definición.
Los resultados se presentan en la figura 9.7. La forma de los gráficos y la relación entre
ellos coinciden con los de energía total a causa de las condiciones de cálculo, se mantienen
constantes el diámetro exterior y longitud y, por lo tanto, también el volumen encerrado.
Un rotor de material compuesto según la variable de volumen ocupado tiene muy poca
ventaja sobre los rotores metálicos, también para espesores reducidos. En cambio, el de
acero, que en la densidad de energía era el peor, ofrece muy buenos resultados.
El cálculo de la energía por unidad de coste puede ser muy complejo, como se ha comen-
tado anteriormente. Aquí para simplificar se cuantifica solamente el coste del material del
cilindro, no se contabilizan las partes del rotor ni los gastos de fabricación. No cabe duda
que para afrontar un estudio sobre rotores de bajo coste sería imprescindible considerar
cada uno de ellos y añadir los costes de los elementos auxiliares del rotor.
El coste del material del rotor se determina de forma simple, a partir del precio por
unidad de peso. Además, para el análisis comparativo de diversas configuraciones de este
trabajo es suficiente con disponer de la relación entre el precio de los cuatro materiales.
Para que la relación de precios sea fiable se obtienen de una única fuente, el artículo de
218 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
40
F. carbono
35 F. vidrio
Aluminio
Energía / coste (kJ/$) 30 Acero
25
20
15
10
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.8: Energía máxima dividida por el coste del material en función del radio interior ri .
Flanagan (1986) [14], cuyo autor se dedica a la fabricación de volantes de inercia con estos
materiales. Aunque la fecha es algo antigua se supone que la relación entre los precios ha
variado poco. Los valores utilizados para los cuatro materiales, expresados en $/kg, son:
acero 3.3, aluminio 9.3, fibra de vidrio 8.1 y fibra de carbono 38.5.
Los resultados de energía por unidad de coste se muestran en la figura 9.8. La valoración
de los materiales es ahora muy distinta de los gráficos anteriores, en espesores reducidos el
más favorable es la fibra de vidrio, seguido por el acero. En espesores grandes los valores
de los dos materiales compuestos decrecen y el acero es claramente el mejor.
Este gráfico es interesante para el objetivo propuesto al inicio, en el apartado 1.2.3, sobre
el diseño de rotores de bajo coste, de forma que los resultados de los siguientes apartados
que requieren un cálculo de optimización se realizan en función de la energía por unidad
de coste, si se realizase con los otros parámetros el resultado sería algo distinto.
Para valorar las mejoras de las configuraciones estudiadas en este capítulo se comparan
los resultados con los gráficos de la figura 9.8 de rotores simples de un solo material. Entre
ellos el más interesante es el rotor de fibra de vidrio porque ofrece el mejor resultado y
por esta razón desde el capítulo 2 se ha elegido para todos los ejemplo de cálculo.
Las propuestas de mejora se basan en las técnicas desarrolladas en los capítulos anteriores.
En primer lugar se aplica la estructura multicapa del capítulo 6 y una variante consistente
en alternar capas de material elástico en el rotor de material compuesto. También se aplica
el pretensado térmico en un rotor de fibra de vidrio simple y con mandrino. En cambio,
no se aplica el pretensado en el bobinado porque, como se ha descrito en el capítulo 7,
hacen falta datos experimentales que es escapan de los objetivos de este trabajo.
9.2. ROTORES MULTICAPA 219
re
r2
ri
F. de vidrio
F. de carbono
Figura 9.9: Rotor de gran espesor con dos capas con un r2 que optimiza la energía.
Aquí se estudia solamente un caso sencillo de dos capas, utilizando el material de fibra de
vidrio y de carbono de la tabla 9.1. Aunque es un caso sencillo es suficiente para observar
las mejoras del método multicapa.
2000 1.2
1500 σ 1
θ
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
1000 0.8
500 0.6
σ *10
z
r /r
0 0.4 2 e
0.84
-500 0.2 0.85
σ *10 0.86
r
-1000 0
0.6 0.7 0.8 0.9 1 0.6 0.7 0.8 0.9 1
r/r r/r
e e
Figura 9.10: Tensiones y factor de rotura del rotor de dos capas con ri /re = 0,6 y r2 /re = 0,85
que optimiza la energía. Las curvas 0.84 y 0.86 sólo tienen un punto igual a la unidad.
La dimensiones exteriores son las mismas que en los apartados anteriores, re = 0,5 y
l = 1 m. La fibra de carbono se sitúa en el exterior y la fibra de vidrio en el interior, tal
como se representa en la figura 9.9, para que la elasticidad sea progresiva. El radio r2 de
220 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
separación entre las capas se determina por optimización, o sea para cada ri se calcula
el valor de r2 da lugar a la máxima energía por unidad de coste.
En la figura 9.10 se presenta un ejemplo de dicha optimización. Se aplica al rotor de
ri = 0,3 m, o sea ri /re = 0,6, utilizado en los ejemplos de los capítulos precedentes y la
solución es r2 = 0,425 m, r2 /re = 0,85. Este valor no coincide con el rotor mejorado del
apartado 6.3.4 de idénticas dimensiones y con los mismos materiales porque la condición
de optimización es distinta.
En la figura 9.10 se presentan las tensiones y el factor de rotura para el radio óptimo
r2 /re = 0,85 en trazo negro y en el gráfico del factor de rotura se incluyen también las
curvas de color para dos radios próximos, uno anterior, r2 /re = 0,84, y otro posterior,
r2 /re = 0,86. Se observa que la curva del radio óptimo tiene dos máximos iguales a la
unidad, en cambio los otros tienen un solo punto igual a la unidad. Si se compara la
situación de estos dos puntos del gráfico de r2 /re = 0,85 con el gráfico de tensiones se
deduce que el valor máximo de la izquierda coincide con los valores máximos de la tensión
axial y radial y el de la derecha con el máximo de la tensión tangencial.
En la optimización de otros puntos ri /re no tiene porque cumplirse que existan dos puntos
máximos del factor de rotura iguales a la unidad, como en la figura 9.10, el valor máximo
depende de otros factores que distorsionan esta forma ideal.
40
35 Fibra de vidrio
30
Energia / coste (kJ/$)
25
20
F. vidrio + F. carbono
Fibra de carbono
15 A
10
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.11: Curva de energía por unidad de coste para rotores de dos capas optimizados.
Si el calculo del apartado anterior se repite para otros valores ri /re , cada uno de ellos
con un valor de r2 que optimiza la energía por unidad de coste, se obtiene la curva de
9.2. ROTORES MULTICAPA 221
la figura 9.11. También se incluyen las curvas de los rotores simples de fibra de vidrio y
fibra de carbono de la figura 9.8 para comparar los resultados.
En la figura 9.11 se observa que la curva del multicapa sólo existe para puntos inferiores
a ri /re ' 0,7, en los superiores el valor óptimo de r2 es superior a re y la capa de fibra
de carbono es nula. Por lo tanto, la combinación de una capa de fibra de vidrio con una
de fibra de carbono solamente mejora los resultados de energía por unidad de coste en
rotores de grandes espesores.
El rotor de dos capas nunca supera el máximo absoluto de energía por unidad de coste del
rotor fabricado solamente de fibra de vidrio. Los valores mejoran en rotores de espesor
grande, donde el valor inicial es muy bajo. Presenta también un punto de cambio de
pendiente (A), en ri /re = 0,466, muy similar a la curva de material único, y corresponde
también a un cambio de tipo de rotura.
Cada uno de los rotores multicapa determinados para la figura 9.11 le corresponde un
valor de densidad de energía y de energía por unidad de volumen. Estos se representan
en la figura 9.12, en donde se incluye también las curvas del rotor de una sola capa para
comparar los resultados.
600 600
F. carbono F. vidrio + F. carbono
Energía / volumen (MJ/m )
Densidad de energía (kJ/kg)
500 500
F. vidrio + A
F. carbono F. carbono
400 400
A
F. vidrio
300 300
200 200
F. vidrio
100 100
0 0
0.2 0.4 0.6 0.8 1 0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r r /r
i e i e
Figura 9.12: Densidad de energía y energía por unidad de volumen de un rotor con dos capas.
2000 1.2
σ
θ
1
1500
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
0.8
1000 σ *10
r
0.6
500
σ *10 0.4 r /r
z 2 e
0 0.658
0.2 0.664
0.670
-500 0
0.4 0.6 0.8 1 0.4 0.6 0.8 r/r 1
r/r e
e
Figura 9.13: Tensiones y factor de rotura del punto de cambio (A). Se añaden las curvas del
factor de seguridad de r2 anterior y posterior al valor óptimo.
Si el rotor multicapa no se limitase a dos capas o se hubiesen elegido dos materiales más
compatibles entre sí, los resultados de densidad y energía por unidad de volumen serían
claramente mejores. El resultado de la energía por unidad de coste dependería del precio
unitario de los nuevos materiales.
Otra forma de aumentar la energía sin incrementar apenas el coste del material es incluir
en el interior del rotor una o varias capas de material elástico. Es una variante del rotor
multicapa, con capas gruesas de material resistente y capas finas de material elástico sin
fibras. Esta técnica ya ha sido utilizada por Gabrys y Bakis (1997) [17]. En la figura 9.14
se muestra un rotor de dos capas de fibra de vidrio separadas por una capa de uretano
9.2. ROTORES MULTICAPA 223
r3 r4
r2
r1
Uretano
Fibra de vidrio
Las ventajas se muestran mediante un ejemplo basado en el rotor de fibra de vidrio del
apartado 9.1.3 al que se añade una capa de uretano, como se muestra en la figura 9.14.
La posición y el espesor de la capa, o sea r2 y r3 , se determinan mediante la optimización
de la energía por unidad de coste, igual que para r2 en el apartado anterior.
En la figura 9.15 se presentan los resultados de la energía por unidad de coste en la curva
Fv+U+Fv, junto con las curvas iniciales. También se incluyen algunos resultados del
rotor con dos capas de uretano que se designa como Fv+U+Fv+U+Fv. La posición de
las dos capas también se determina mediante el proceso de optimización anterior.
40
35
Fv + U + Fv + U + Fv
30
Energia / coste (kJ/$)
25
Fv + U + Fv Fibra de vidrio
20
15
10
Fibra de carbono
5
0
0.2 0.4 0.6 0.8 r /r 1
i e
Figura 9.15: Modificación de la curva de energía por unidad de coste de un rotor de fibra de
vidrio al introducir una o dos capas de material elástico.
1200
A B C D E
1000 σ
θ 1
Tensiones (MPa)
Factor de rotura
800
0.8
600
0.6
400 σ *10
r
200 0.4
0 0.2
σ *10
-200 z
0
0.6 0.7 0.8 0.9 r / r 1 0.7 0.8 0.9
r/r 1
e e
Figura 9.16: Tensiones y factor de rotura en el punto de cambio (ri /re =0.65) de un rotor con
dos capas de uretano después del cálculo optimizado.
El cálculo de optimización para dicho rotor presenta cuatro grados de libertad o variables,
dos radios para cada capa elástica. En la figura 9.16 se presenta el resultado de las
tensiones y del factor de rotura. Para este caso en el gráfico de tensiones se muestran
los cuatro radios de cambio de material y en el del factor de rotura se observa que está
optimizado, el valor es igual a la unidad en cuatro puntos simultáneamente (A, B, C y
D) y en el quinto (E) está muy próximo.
En la figura 9.17 se presentan la densidad de energía y la energía por unidad de volumen
para esta solución y se comparan con el rotor de fibra de vidrio. En ambos se observa que
para espesores pequeños la energía no aumenta mientras que para espesores grandes el
incremento es importante. El valor máximo absoluto no mejora en la densidad de energía
y tiene un ligero aumento en la energía por unidad de volumen.
En los tres gráficos se observa que la inclusión de capas elásticas retrasa la caída de la
resistencia al aumentar el espesor, prolongando los valores altos de la curva de material
único a rotores de mayor espesor.
Si se comparan las mejoras obtenidas por el sistema multicapa y el sistema de la capa
elástica se observa que el primero ofrece mejores resultados en la densidad de energía
y en la energía por unidad de volumen, en cambio, con el segundo se obtienen mejores
resultados en la energía por unidad de coste.
9.3. ROTORES CON PRETENSADO TÉRMICO 225
600 500
F. carbono Fv + U + Fv F. carbono
3
500 + U + Fv
400
Fv + U + Fv
400 + U + Fv
300 Fv + U + Fv
300
Fv + U + Fv
200
200
100
100
F. vidrio F. vidrio
0 0
0.2 0.4 0.6 0.8 r / r 1 0.2 0.4 0.6 0.8 r / r 1
i e i e
Figura 9.17: Variación de la densidad de energía y energía/volumen debido a las capas elásticas
La energía almacenada en los rotores de un solo material del apartado 9.1.3 se puede
incrementar aplicando el pretensado térmico del capítulo 8 sin apenas aumentar apenas
el coste de fabricación.
200
Temperatura (ºC)
b
150 a
c
100
50
T. ambiente
0
0.6 0.7 0.8 0.9 r / r 1
e
A modo de ejemplo se aplica al rotor de fibra de vidrio para obtener un valor de energía
por unidad de coste más elevado. El curado a 120o C se sustituye por el curado por etapas
con pretensado térmico de la sección 8.3. Las temperaturas interior y exterior, en o C, de
cada distribución son: (a) 140/100, (b) 0/220, (c) 120/120 y ambiente 20/20, y se aplican
independientemente del espesor de pared del rotor. En la figura 9.18 se representan los
gradientes para el caso de ri = 0,3 m (ri /re = 0,6).
226 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
El rotor adquiere las tensiones residuales descritas en la sección 8.3, en el que la tensión
radial residual es negativa y permite que la velocidad límite sea más elevada. Las tensiones
se calculan solamente con el coeficiente de dilatación térmica convencional igual que en
la sección 8.3, aunque en realidad podría ser algo distinto según se ha comentado en la
sección 8.4.
35
30
Energía / coste (kJ/$)
25
F. vidrio pretensado
20 Fibra de vidrio
15
10
Fibra de carbono
5
0
0.2 0.4 0.6 0.8 r /r 1
i e
Figura 9.19: Aumento de la energía por unidad de coste en un rotor con pretensado térmico.
600 500
3
500 F. carbono F. carbono
400
400
300
300 F.vidrio
pretensado 200
200 F.vidrio
pretensado
100
100
F. vidrio F. vidrio
0 0
0.2 0.4 0.6 0.8 1 0.2 0.4 0.6 0.8 r / r 1
r /r i e
i e
Figura 9.20: Aumento de la densidad de energía y energía por unidad de volumen aplicando
un pretensado térmico.
Un rotor con mandrino de bobinado puede disminuir los costes de fabricación como se ha
comentado en el apartado 1.2.4. A continuación se estudia un rotor de este tipo aunque no
se incluye el coste de fabricación y, por lo tanto, el resultado no es directamente compa-
rable con los que no tienen pretensado térmico. Si se fabrica con un curado convencional
la energía máxima es muy baja, pero si se aplica el pretensado térmico de la sección 8.2
ésta aumenta mucho.
200 a
Temperatura (ºC)
150
b
100
50
T. ambiente
0
0.6 0.7 0.8 0.9 r / r 1
e
35
30
Fibra de vidrio
20
Al. + F. vidrio (pretensado)
15
Aluminio
10
5
Al. + F. vidrio
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1
r /r
i e
Figura 9.22: Curvas de energía por unidad de coste del rotor de aluminio más fibra de vidrio
con y sin pretensado.
En la figura 9.22 se muestran los resultados de la energía máxima por unidad de coste
y se compara con los resultados anteriores del rotor de fibra de vidrio y de aluminio de
la figura 9.8. Se incluye también el resultado de un rotor con mandrino curado a 120o C
para mostrar el aumento de las prestaciones conseguidas en el pretensado térmico. Igual
que en los rotores de varios materiales de los apartados anteriores en todos los casos se
determina el espesor de pared del aluminio mediante un cálculo de optimización de la
energía por unidad de coste.
El rotor de aluminio más fibra de vidrio sin pretensado tiene una resultado muy bajo
como se observa en figura 9.22, su valor es inferior al rotor de aluminio e inferior al de
fibra de vidrio. Además, para valores de ri /re inferiores a 0,4 el espesor del aluminio es
inferior a 1 mm y el resultado coincide con el rotor de fibra de vidrio. Lo mismo para
valores superiores a 0,66 donde la fibra de vidrio se minimiza y coincide con el rotor de
aluminio.
El resultado del rotor pretensado es superior al rotor de fibra de vidrio para espesores
grandes. Para espesores pequeños, ri /re > 0,6, el resultado es inferior, aunque en esta
zona el espesor de aluminio no llega a 1mm y no tiene sentido real. A pesar de obtener un
incremento pequeño de la energía por unidad de coste se debe recordar que se comparan
únicamente los costes del material, si se añaden los costes de fabricación el resultado del
rotor de fibra de vidrio serían más bajo.
En los gráficos de densidad de energía y energía por unidad de volumen de la figura 9.23
se observa que la variación con respecto al rotor de un solo material es muy similar al
gráfico del coste. Para espesores grandes se consigue un pequeño incremento. Únicamente
cabe resaltar que la curva del rotor de aluminio y fibra de vidrio sin pretensado tiene un
9.3. ROTORES CON PRETENSADO TÉRMICO 229
300 200
3
250 F. vidrio
150 Aluminio
200
100 Aluminio
50
50
Al. + Fv
Al. + Fv Al.+ Fv (pret.)
0 0
0.2 0.4 0.6 0.8 r / r 1 0.2 0.4 0.6 0.8 r / r 1
i e i e
Figura 9.23: Aumento de la densidad de energía y energía por unidad de volumen de un rotor
con mandrino aplicando un pretensado térmico.
salto en ri /re = 0,65. Esto es debido al cambio de material. A partir de este punto, el
rotor pasa a ser totalmente de aluminio, según el cálculo de optimización del coste, y en
la figura 9.22 la curva es continua.
230 CAPÍTULO 9. DISEÑO DE VOLANTES DE INERCIA
Capítulo 10
CONCLUSIONES
231
232 CAPÍTULO 10. CONCLUSIONES
específicas para los materiales singulares, en los cuales las ecuaciones generales no son
válidas, y se prevé el cálculo de rotores con capas de fibras orientadas axialmente que
actúan de refuerzo en configuraciones especiales.
En el análisis de las tensiones generadas en el proceso de fabricación se deduce un sistema
de cálculo para determinar las tensiones residuales de bobinado y a la vez, se desarrolla
un proceso de cálculo paralelo mediante elementos finitos basado en la simulación de
las vueltas de bobinado. En ambos sistemas, a pesar de ser distintos, se obtienen unas
tensiones prácticamente coincidentes. Además, permiten simular, hasta ciertos límites, el
bobinado de materiales no curados con propiedades viscoelásticas.
Esta simulación de materiales viscoelásticos se aplica, junto con el modelo multicapa,
para determinar las tensiones residuales generadas en el curado por etapas. Ello permite
estudiar los resultados de la optimización a través del pretensado térmico.
cubrir las causas de los resultados experimentales negativos de otros autores y proponer
una nueva estrategia de fabricación que disminuye la relajación de tensiones y favorece
el pretensado.
• Continuar los estudios de pretensado, tanto a través del bobinado, capítulo 7, como
del pretensado térmico, capítulo 8, aplicando otros materiales y realizando ensayos
experimentales, porque los resultados que aquí se han presentado están limitados
a unos ejemplos simples de aplicación. Los datos utilizados están obtenidos de la
bibliografía pero necesario conocer a fondo las propiedades de los materiales, en
situaciones particulares de presión, temperatura, grado de curado, etc. Posterior-
mente, habría que comprobar los resultados del cálculo en rotores reales.
• Completar el estudio sobre los sistemas de mejora del diseño del capítulo 9 incorpo-
rando nuevos materiales y nuevas geometrías. Para ello será imprescindible disponer
de una tabla completa de datos, con las propiedades mecánicas y térmicas, costes,
etc. y obtenidos bajo las mismas condiciones para que los resultados sean compa-
rables. Es muy probable que los datos de la bibliografía no ofrezcan garantías de
que se cumplan estas condiciones, en cuyo caso habrá que recurrir a los ensayos
experimentales.
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