Zindell, David - Neverness

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NEVERNESS

DAVID ZINDELL

Ttulo: NEVERNESS
Autor: DAVID ZINDELL
Editorial: Jucar
ISBN: 84-334-4036-5
Fecha de edicin: 1988

Para Melody.

Argumento
Al borde del helado mar, al pie de las montaas
del planeta invernal de Nevada, se alza la ciudad de
Neverness.
Desde all, la Orden de los Pilotos manipula las
leyes de la fsica y surca la galaxia en sus navesluz en
busca de nuevos conocimientos. Y desde all inicia su
periplo Mallory Ringess, en persecucin del secreto
de los mticos ieldra, un acervo de conocimiento que
pueden revelar, a travs de las Antiguas Eddas, el
secreto de la inmortalidad.
Un periplo que lo llevar por las rutas del
multipliegue al interior del vasto misterio galctico
conocido como Entidad de Estado Slido, ms tarde,
en una bsqueda entre los hielos, a los alaloi, una
raza ancestral encallada en el tiempo y en cuyo ADN
tal vez se halle la clave del secreto de toda la
humanidad, a morir y ser revivido por los
agathanianos en una reconstruccin biocomputerizada de su ser, y a descifrar, final mente, el secreto
celosamente guardado dentro de nosotros mismos.
Un secreto que deber transformar toda la galaxia
habitada por el hombre, pero que transformar
tambin, antes que a nadie, al propio Mallory
Ringess.

Captulo 1
Los aspirantes mueren
En la Vieja Tierra, los antiguos se preguntaron por el origen de la vida, y
crearon muchos mitos para explicar el misterio de misterios. Estaba Mumu, 1a
madre diosa que se trag una gran serpiente que se multiplic en su interior y
cuyos nueve mil millones de hijos se abrieron paso hasta la luz del da a travs de
su vientre y as se convirtieron en los animales de la tierra y los peces del mar.
Haba un dios padre, Yahv, que cre los cielos y la Tierra en seis das y que dio
vida a los pjaros y los animales los das cinco y seis. Haba una diosa de la
fertilidad y un dios del azar llamado Mutacin Aleatoria. Y etctera. Y etctera.
La verdad es que la vida a lo largo de toda la galaxia fue germinada en todas partes
por una raza conocida como los ieldra. Naturalmente, el origen de los ieldra es
desconocido y tal vez incognoscible; el misterio definitivo permanece.
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Hosthoh, Guardin del
Tiempo y Lord Horlogo de la Orden de los Matemticos Msticos y Otros
Buscadores de la Llama Inefable.
Hay una esperanza infinita, pero no para el Hombre.
Franz Kafka, Fabulista del Siglo del Holocausto.

Mucho antes de que supiramos que el precio de la sabidura y la inmortalidad


que buscbamos estara ms all de lo que podran pagar nuestros medios, cuando el
hombre lo que quedaba del hombre era an como un nio jugando con guijarros
y conchas a la orilla del mar, en la poca de la bsqueda del misterio conocido como
las Antiguas Eddas, o la llamada de las estrellas y me prepar para marchar de la
ciudad de mi nacimiento y muerte.
La llamo Neverness. Los fundadores de nuestra Orden, as me lo cont una vez el
Guardin del Tiempo, tras haber descubierto una zona vecina del espacio donde los
senderos se retorcan a travs del multipliegue y se aunaban como un duro nudo de
cuerda, decidieron construir nuestra ciudad en un planeta cercano llamado Nevada.
Como aquellos nudos de espacio se crean raros o no existentes en aquella poca

los cantores los llaman ahora densospacio, nuestro primer Guardin del Tiempo
declar que podamos caer a travs de la galaxia hasta que el universo se colapsara
hacia dentro en s mismo y nunca encontrara un densospacio ms denso. Nadie sabe
cuntos miles de millones de estrellas convergen alrededor de nuestra fra estrella
amarilla. Probablemente su nmero es infinito. Los antiguos cantores, creyendo que
sus teoremas demostraban la imposibilidad de un densospacio infinito, predijeron
que nuestros pilotos nunca encontraran el nexo topolgico que buscaban. As,
cuando nuestro primer Lord Piloto sali del multipliegue en una pequea y fra isla
montaosa que dara refugio a nuestra ciudad amada y condenada, la llam
Neverness, burlndose de las negativas de los acadmicos. Por supuesto, incluso hoy
en da los cantores la llaman la Ciudad Irreal, pero pocos le prestan mucha atencin.
Yo, Mallory Ringess, cuyo deber es fijar aqu la historia de la edad dorada y la gran
crisis de nuestra Orden, seguir la tradicin de los pilotos que existieron antes que
yo. Neverness..., as la conoc de nio, cuando entr en el noviciado hace tan poco
tiempo; Neverness la llamo ahora; Neverness permanecer para siempre.
El da decimocuarto del falso invierno del ao 2929 desde la fundacin de
Neverness, Leopold Soli, mi to y Lord Piloto de nuestra Orden, regres a nuestra
ciudad despus de un viaje que dur veinticinco aos..., cuatro ms de los que yo
contaba. Muchos pilotos, mi madre y ta Justine entre ellos, le haban dado por
muerto, perdido en los negros velos del multipliegue o quizs incinerado por las
estrellas explosionantes del Vild. Pero l, el famoso Lord Piloto, los enga a todos.
Fue la comidilla de la ciudad durante ocho das. A medida que el falso invierno se
recrudeca y las nieves livianas se espesaban, o susurrar en todas partes, tanto en los
cafs y bares del Sector Extremo como en las torres de la Academia, que habra una
bsqueda. Una bsqueda! Para los pilotos aspirantes que ramos entonces en
unos cuantos das tomaramos nuestros votos de pilotos, fue una poca excitante,
un momento de agitacin y anticipacin extrema. Dentro de nosotros se agitaba la
profunda conviccin ensoadora y el miedo de que pudiramos ser llamados a hacer
cosas imposibles, y pronto. Lo que sigue, pues, es una crnica de lo imposible, una
historia de sueos, temores y dolor.
En el crepsculo de la noche anterior a nuestra convocacin, mi gordo y perezoso
amigo Bardo y yo trazamos un plan por el cual nosotros yo podramos
enfrentarnos al Lord Piloto antes de la larga y aburrida ceremonia del da siguiente.
Era el nonagsimo cuarto da del falso invierno. Fuera de nuestras habitaciones en el
dormitorio acababa de caer una leve nevada que cubri los edificios del colegio de
pilotos con un velo de fro polvo blanco. A travs de nuestras ventanas heladas vi las
torres de Resa y los otros colegios brillar a la luz de la puesta de sol.
Por qu siempre quieres hacer lo que se supone que no puedes hacer? me
pregunt Bardo mientras me miraba quejumbrosamente con sus grandes ojos
castaos. A menudo me pareca que todo su complicado carcter y su astuta
inteligencia se concentraban en su gran frente abultada y en sus hermosos y
profundos ojos. Sin embargo, aparte esto, era un hombre feo. Tena una barba negra

y spera y una nariz roja y bulbosa. Su tnica de seda brillante le caa sobre el pecho
montaoso, vientre y piernas, cubriendo el inmenso silln tapizado en el que estaba
sentado junto a la ventana. En cada uno de sus diez gruesos dedos llevaba un anillo
con una joya de color diferente. Haba nacido prncipe de Mundo Verano; los anillos
y el silln eran artculos de gran valor que haba importado de las posesiones de su
familia, un recordatorio de las riquezas y la gloria que podran haber sido suyas si no
hubiera renunciado (o tratado de renunciar) a los placeres terrenales por la belleza y
el terror del multipliegue. Mientras retorca su largo bigote entre el pulgar y el ndice,
sus anillos chasquearon.
Por qu quieres lo que no puedes tener? me pregunt. Por Dios, dnde
est tu sentido?
Quiero conocer a mi to, qu tiene eso de malo? dije, mientras me pona mi
kamelaika negra.
Por qu tienes que responder a una pregunta con otra pregunta?
Y por qu no iba a poder hacerlo?
Suspir y puso los ojos en blanco.
Le vers maana. No te parece lo bastante pronto? Tomaremos nuestros votos,
y luego el Lord Piloto nos presentar nuestros anillos..., espero. Seremos pilotos,
Mallory, y entonces podremos hacer lo que se nos antoje. Esta noche deberamos
fumar toalache o encontrar un par de putas hermosas, un par para cada uno, quiero
decir, y pasar la noche jodindolas hasta quedarnos secos.
Bardo, a su modo, era ms salvaje y desobediente que yo. Lo que deberamos hacer
la noche anterior a nuestros votos era practicar zazen, halnn y fuga, algunas de las
disciplinas mentales necesarias para entrar y sobrevivir al multipliegue.
El ltimo setentada, mi madre invit a Soli y Justine a cenar dije. No tuvo
la decencia de contestar a la invitacin. Creo que no quiere conocerme.
Y piensas contestar a su rudeza con ms rudeza? Si quiere pasar el rato
bebiendo con sus amigos, bueno, todo el mundo sabe que a Lord Soli le encanta
beber, y por qu. Djale en paz, Pequeo Amigo.
Busqu mis patines y me los calc. Estaban fros y rgidos por haber estado junto a
la corriente de la ventana demasiado tiempo.
Vas a venir conmigo? pregunt.
Que si voy a ir contigo? Que si voy a ir contigo? Vaya pregunta!
Eruct y palme su tronante panza mientras miraba a travs de la ventana. Me
pareci ver confusin e indecisin en sus ojos oscuros y lquidos.
Si Bardo no va contigo, irs solo, no me digas que no, maldita sea! Como
muchos de los prncipes de Mundo Verano, tea el presuntuoso hbito de hablar

ocasionalmente de s mismo en tercera persona. Y entonces qu? Si algo te pasa, la


culpa ser de Bardo.
Me apret los cordones de los patines.
Quiero entablar amistad con mi to, si puedo, y quiero ver qu aspecto tiene.
A quin le importa el aspecto que tenga?
A m. Ya lo sabes.
No puedes ser hijo suyo, te lo he dicho Un centenar de veces. Naciste cuatro
aos despus de que se marchara de Neverness.
Se deca que yo me pareca lo bastante al Lord Piloto como para ser confundido
con su hermano..., o con su hijo. Toda mi vida haba soportado la calumnia. Mi
madre, as decan los rumores, se haba enamorado haca mucho tiempo del gran
Soli. Guando l la dej a cambio de mi ta Justine sta es la mentira que cuentan,
ella busc en los callejones del Sector Extremo un hombre, cualquier hombre, que se
le pareciera lo suficiente para ser padre de su hijo. Para que fuera mi padre. Mallory
el Bastardo, as susurraban a mi espalda los novicios de Borja, y algunos de ellos, los
pocos ms osados, incluso en mi cara. Al menos hasta que el Guardin del Tiempo
me ense las antiguas artes de la lucha libre y el boxeo.
Y, si te pareces, qu? Eres su sobrino.
Su sobrino por matrimonio.
Yo no quera parecerme al famoso y arrogante Lord Piloto. Odiaba que la firma de
sus cromosomas apareciera escrita sobre los mos. Ya era bastante malo ser su
sobrino. Mi gran temor, como muy bien saba Bardo, era que Soli hubiera vuelto en
secreto a Neverness y hubiera utilizado a mi madre para sus propios propsitos
egostas o..., no me gustaba pensar en otras posibilidades.
No sientes curiosidad? pregunt. El Lord Piloto regresa del viaje ms largo
en los tres mil aos de nuestra Orden, y ni siquiera tienes curiosidad por saber qu
ha descubierto?
No, no me aflige la curiosidad, gracias a Dios.
Se dice que el Guardin del Tiempo promulgar una misin de bsqueda en la
convocacin. Ni siquiera quieres saberlo?
Si hay una bsqueda, probablemente todos moriremos.
Los aspirantes mueren dije yo.
Los aspirantes mueren..., era un dicho que tenamos, una advertencia tallada en el
arco de mrmol sobre la entrada a Resa con la intencin de aterrorizar a los jvenes
aspirantes para que dejaran la Orden antes de que el multipliegue los llamara; un
dicho que es verdad.
Morir entre las estrellas es la muerte ms gloriosa cit al Tycho.

Tonteras! grit Bardo, mientras daba un golpe al brazo de la silla. Eruct.


Hace doce aos que te conozco, y sigues diciendo tonteras.
No se puede vivir eternamente.
Puedo intentarlo.
Sera un infierno dije. Da tras da pensando los mismos pensamientos, las
mismas estrellas sombras. Las mismas caras de amigos haciendo lo mismo y
hablando sobre lo mismo, la implacable apata, atrapada en nuestros mismos
cerebros, esta eternidad negativa de nuestras vidas confusas y dolorosas.
l sacudi la cabeza de un lado a otro tan violentamente que gotas de sudor
volaron de su frente.
Una mujer diferente cada noche replic. O tres mujeres muy distintas cada
noche. Un muchacho o una cortesana aliengena, si las cosas se ponen demasiado
aburridas. Treinta mil planetas en los Mundos Civilizados, y slo he visto cincuenta
de ellos. Ah, y he odo las conversaciones sobre nuestro Lord Piloto y su bsqueda.
El secreto de la vida! Quieres conocer el secreto de la vida? Bardo te lo dir: no es la
cantidad de tiempo que tenemos, a pesar de lo que acabo de decir. No es la cantidad,
y tampoco es la calidad. Es la variedad.
Como de costumbre, le dej farfullar hasta que cay en la trampa.
La variedad de los bares del Sector Extremo es casi infinita. Vas a venir
conmigo?
Maldito seas, Mallory! Claro que voy!
Me puse los guantes y coloqu las cuchillas en mis patines. Me encamin hacia la
gran puerta de caoba de nuestra habitacin. Las largas cuchillas dejaron marcados
sus dientes en la alfombra aliengena de Fravashi. Bardo buf mientras se pona en
pie y me segua, y suaviz las muescas con los talones de sus pies calzados con
zapatillas negras.
No respetas el arte dijo mientras se pona los patines. Se abroch en torno al
cuello la negra capucha de piel de shagshay con una cadena de oro y abri la
puerta, Brbaro! dijo, y salimos patinando a la calle.
Corrimos entre las Torres Matutinas de Resa, balanceando los brazos y haciendo
que nuestros patines chasquearan metlicamente contra el liso hielo rojo. Me agrad
el fro viento en la cara. En un momento dejamos atrs las torres de basalto y granito
del colegio de los altos profesionales, Upplysa, y atravesamos los pilares de mrmol
de la puerta occidental de la Academia. All estaba.
Resplandece, mi ciudad resplandece. Se dice que es la ms hermosa de todas las
ciudades de los Mundos Civilizados, ms hermosa an que Parpallaix o las ciudades
catedralicias de Vesper. Al oeste, introducindose en el mar verde como una manga
de la ciudad, ancha y repleta de joyas, los frgiles amasijos de obsidiana y las

hospederas del Sector Extremo brillaban como espejos de cristal negro. Justo
enfrente, mientras patinbamos, vi la espumosa cpula del Firme y la blancura de las
olas rompiendo en los arrecifes de Playa Norte, y, por encima de la ciudad entera,
veteada de prpura y brillando por efecto de la nieve y el hielo, Waskel y Attakel se
alzaban como vastas pirmides contra el cielo. Bajo el semicrculo de volcanes
extintos (Urkel, debera mencionarlo, es el pico ms meridional, y, aunque menos
magnfico que los otros, tiene una simetra cnica que algunos encuentran
agradable), las torres y chapiteles de la Academia dispersaban la deslumbrante luz
del falso invierno de forma que toda la Ciudad Vieja resplandeca. Las calles, como
todo el mundo sabe, son de hielo coloreado. A lo largo de la ciudad, el resplandor
blanco es roto por fragmentos de naranja, verde y azul. Extraas son las calles de la
Ciudad del Dolor, suele decir el Guardin del Tiempo, pero, aunque ciertamente
son extraas y pintorescas, lo son con un propsito. Las calles (las resbaladeras y
deslizaderas) no tienen nombre. As ha sido desde que nuestro primer Guardin del
Tiempo anunci que los jvenes novicios deberan preparar sus cerebros para los
caminos del multipliegue memorizando los caminos de nuestra ciudad. Como
comprendi que nuestra ciudad crecera y cambiara, dise un plan por el cual los
pilotos de regreso que hubieran estado ausentes demasiado tiempo an podran
superar el hielo y no perder el camino. Se supone que el plan es simple. Hay dos
calles principales: el Paseo, de color azul, que se abre paso serpenteando desde la
Playa Oeste por la larga manga de la pennsula donde sta se une a las montaas de
Attakel y Urkel, y el Camino, que va recto desde los Campos Huecos al Firme. Todas
las deslizaderas naranja intersectan el Camino. Toda resbaladera verde intersecta el
Paseo. Las escurrideras, de color prpura, se unen a las deslizaderas, y las
escurrideras rojas menores desembocan en las resbaladeras. No debera confundir las
cosas diciendo que hay dos calles amarillas que atraviesan el Sector de los Pilotos,
pero las hay. Nadie sabe cmo estn all. Un chiste, sin duda, de nuestro primer
Guardin del Tiempo.
Giramos hacia el Camino en una interseccin naranja y blanca a eso de un
kilmetro al oeste de la Academia. La calle estaba abarrotada de harijanos y
corredores gusano y otros extremos. Saludamos al pasar a los escatlogos, cticos,
akshicos, horlogos, los profesionales y acadmicos de nuestra Orden. (No
encontramos ningn otro piloto. Aunque nosotros, los pilotos algunos negarn
esto, somos el alma misma de nuestra Orden, nos superan en nmero los scrytas,
holistas, historiadores, rememoradores y eclogos, por los programadores,
neolgicos y cantores. Nuestra Orden est dividida en ciento dieciocho disciplinas;
hay demasiadas disciplinas, parece que hay ms cada ao.) Haba excitacin en el
aire, as como el aroma extrao de un par de Amigas del Hombre, que mantenan el
tronco levantado mientras hablaban, esparciendo sus apestosas molculas
discursivas. Junto a nosotros patinaba un alaloi vestido a lo caro, o ms bien un
hombre cuya carne haba sido esculpida en el cuerpo denso, poderoso y velludo de
un alaloi. Esta especie de retorno artificial a la forma primitiva haba estado de moda

en la ciudad durante aos, desde que el famoso Goshevan de Mundo Verano se


cans de su carne humana y se fue a vivir con los alaloi en sus cavernas de las islas al
oeste de Neverness. El falso alaloi, que llevaba demasiado terciopelo prpura y oro,
empuj a un delgado y amable harijano para apartarlo de su camino y grit;
Cuidado, estpido extremo! El asombrado harijano tropez, traz un signo
de paz en su brillante frente y se sumergi en la multitud como un perro apaleado.
Bardo me mir y sacudi tristemente la cabeza. Siempre senta una extraa
empatia hacia los harijanos y los otros peregrinos sin hogar que vienen a nuestra
ciudad buscando la iluminacin (y, con demasiada frecuencia, riquezas de naturaleza
ms mundana). Sonri mientras se deslizaba hacia el brbaro alaloi. Meti su pierna
gruesa como un tronco entre las piernas cubiertas de prpura del hombre, que nada
sospechaba. Hubo un resonar de acero contra acero, y acero rechinando contra el
hielo, y de repente el hombre cay al suelo con un golpe y un chasquido.
Disclpeme! grit Bardo. Luego se ech a rer, extendi la mano, me cogi
por el brazo y me ayud a pasar entre el puado de patinadores que se empujaban
mutuamente buscando una posicin en su prisa por llegar a sus cafs o quioscos
favoritos para la cena. Mir hacia atrs, pero no pude ver al hombre a quien Bardo
haba derribado.
En Mundo Verano me dijo entre jadeos marcamos a la escoria como sa con
acero al rojo.
Llegamos al Sector Extremo y entramos en la Calle de los Diez Mil Bares. He dicho
que las calles de Neverness no tienen nombre, pero eso no es enteramente cierto. No
tienen nombres oficiales, nombres que estn inscritos en los edificios o en las seales
de trfico. Especialmente en el Sector Extremo, hay muchas calles sin nombre que
han sido bautizadas segn la empresa dominante en sus convulsiones de hielo
coloreado. As, hay una Calle de Cortadores y Empalmadores, y una Calle de Putas
Comunes, as como una Calle de Cortesanas Expertas. La Calle de los Diez Mil Bares
es ms un distrito que una calle; es un laberinto de escurrideras rojas menores lleno
de bares minsculos dispuestos al gusto nico de sus patronos. Un bar servir
toalache, mientras que otro puede especializarse en cilka, la glndula pineal del
pjaro thallow que induce visiones en pequeas cantidades y es letal en grandes.
Hay bares frecuentados slo por las extraas Amigas del Hombre, y hay bares
abiertos para todos los que escriban haiku (pero slo haiku de Simoom) o toquen el
shakuhachi. Casi al final del distrito, hay un bar donde los escatlogos discuten
cunto tiempo pasar antes de que el Vild en explosin destruya el ltimo de los
Mundos Civilizados y, al lado, un bar para los tychistas que creen que el azar
absoluto es el fundamento del universo, y que probablemente algunos mundos
sobrevivirn. No s si hay diez mil bares o alguno ms. Bardo bromeaba a menudo
diciendo que si uno poda imaginar la existencia de un bar, ste debera de existir all.
En alguna parte tiene que haber un bar, proclamaba, donde los fravashi analizan la
angustiosa poesa de los Siglos Enjambre, y otro bar donde se critiquen sus crticas.

En alguna parte (y por qu no?) tiene que haber un bar para aquellos que desean
hablar sobre lo que ocurre en todos los otros bares.
Nos detuvimos delante del bar de los maestros pilotos, negro y sin ventanas, o,
debera decir, el bar de los maestros pilotos recin llegados del multipliegue. El sol se
haba puesto, y el viento gema mientras empujaba fantasmales copos de nieve por la
resbaladera ensombrecida. A la tenue luz de las farolas (cuando por un momento el
viento apartaba de repente la mortaja de nieve que caa), el hielo de la calle era rojo
sangre.
Qu sitio ms feo dijo Bardo, y su voz reson en las paredes de piedra que nos
rodeaban. Tengo una proposicin que hacerte. Ya que me siento generoso, te
comprar una cortesana experta para pasar la noche. Nunca has podido permitirte
una, no? Por Dios, es algo que no puedes imaginarte...
No dije, y sacud la cabeza.
Abr la pesada puerta de piedra, que estaba hecha de obsidiana y era tan lisa que
casi la sent grasienta al contacto. Por un momento pens que la pequea habitacin
estaba vaca. Entonces vi a dos hombres de pie en el fondo del estrecho bar, y o al
ms bajo decir:
Cierre la puerta, por favor. Hace fro.
Entramos en el bar, a la luz fluctuante de la chimenea de mrmol tras nosotros.
Mallory y Bardo dijo el hombre. Qu estis haciendo aqu?
Mis ojos se ajustaron a la tenue luz anaranjada, y vi al maestro piloto Lionel
Killiiand. Me dirigi una rpida mirada con sus duros ojillos y contrajo sus rubias
cejas, intrigado.
Soli le dijo al hombre que tena al lado, permteme presentarte a tu sobrino.
El hombre alto se volvi hacia la luz, y mir a mi to, Leopold Soli, Lord Piloto de
nuestra Orden. Fue como si me mirara a m mismo.
l me contempl con sus ojos azules, profundos y preocupados. No me gust lo
que vi en aquellos ojos; record las historias que mi ta Justine me haba contado, que
Soli era un hombre famoso por sus terribles e impredecibles arrebatos de furia. Como
la ma, su nariz era larga y ancha, su boca amplia y firme. Desde su largo cuello a los
patines, gruesas lanas negras cubran su delgado cuerpo. Pareca intensamente
curioso, y me escrut con la misma intensidad con que yo lo escrutaba a l. Le mir el
pelo; l mir el mo. Su pelo era largo y lo llevaba recogido atrs con una cadena de
plata, como era la costumbre de su planeta natal, Simoom. Era nico, negro, rizado y
veteado de rojo, una marca gentica de algn antepasado Soli que haba jugado con
los cromosomas familiares. Mi pelo, gracias a Dios, era negro puro. Le mir; l me
mir. Me pregunt por ensima vez por mis cromosomas.

El hijo de Moira. Pronunci el nombre de mi madre como quien dice una


maldicin. No deberas estar aqu, no?
Quera conocerte respond. Mi madre me ha hablado de ti toda la vida.
Tu madre me odia.
Se produjo un largo silencio. Bardo lo rompi.
Dnde est el camarero?
El camarero, un novicio con tonsura que llevaba la gorrita de lana blanca de Borja
en su calva cabeza, abri la puerta del almacn tras la barra.
ste es el bar de los maestros pilotos dijo . Los aspirantes beben en el bar de
los aspirantes, que est cinco bares ms abajo, hacia la Calle de los Msicos.
Los novicios no le dicen a los aspirantes lo que tienen que hacer replic
Bardo. Yo tomar una pipa de toalache y mi amigo bebe caf..., caf de Mundo
Verano si lo tienes; de Farfara si no.
El novicio encogi sus huesudos hombros.
Los maestros pilotos no fuman toalache en este bar.
Tomar un vaso de toalache lquido, entonces.
No servimos toalache ni caf.
Entonces tomar un amorgnico. Algo fuerte para poner las hormonas en
marcha. Tenemos toda la noche por delante.
Soli cogi un vaso con un lquido del color del humo y dio un sorbo. Tras
nosotros, un tronco de la chimenea salt y cay entre otros dos, esparciendo ascuas
brillantes y cenizas por el suelo enlosado.
Bebemos licor o cerveza dijo.
Brbaro repuso Bardo, y aadi: Entonces tomar cerveza.
Mir a mi alto to.
Qu licor ests bebiendo? pregunt.
Se llama skotch.
Yo tomar skotch le dije al novicio, que llen dos vasos (uno largo con cerveza
espumosa y otro ms pequeo con skotch ambarino), y los coloc ante nosotros en la
barra de madera.
Bardo dio un trago a su cerveza. Yo di un sorbo al skotch y tos.
A qu sabe? me pregunt. Le tend mi vaso y lo observ mientras se lo
llevaba a los gruesos y rojos labios. Tambin l tosi ante el fuego del ardiente
lquido y anunci: Sabe a meados de gaviota!
Soli le sonri a Lionel.

Qu edad tienes? me pregunt.


Veintiuno, Lord Piloto. Maana, cundo hagamos nuestros votos, ser el piloto
ms joven que ha tenido nuestra Orden, si puedo decirlo sin que parezca que estoy
fanfarroneando.
Bueno, ests fanfarroneandodijo Lionel.
Hablamos durante un rato sobre los orgenes de seres tan inmensos e
inconmensurables como el Dios de Silicio y la Entidad de Estado Slido y otras cosas
de las que charlan los pilotos. Soli nos cont su viaje al ncleo; habl de densos
amasijos de estrellas nuevas calientes y de un gran mundo anillo que algn dios o lo
que fuera haba congregado alrededor de Betti Luz. Lionel argument que los
grandes y a menudo locos cerebros matriz (no le gustaba emplear la palabra
dioses) que surcaban la galaxia deban estar organizados segn principios
diferentes a nuestras minsculas mentes, puesto que, cmo si no podan los lbulos
separados de sus cerebros (algunos del tamao de lunas) intercomunicar con otros a
travs de aos luz en el espacio? Era una vieja discusin. Una de las muchas amargas
discusiones que dividan a los pilotos y profesionales de nuestra Orden. Lionel, y
muchos escatlogos, programadores y mecnicos, crean que los cerebros matriz
haban dominado casi instantneamente el flujo de informacin taquinica. Sostena
que deberamos buscar contacto con esos seres, aunque tal contacto fuera peligroso y
pudiera algn da forzar a la Orden a cambiar en modos repugnantes para los pilotos
ms viejos y chapados a la antigua como Soli.
Quin puede entender a un cerebro que abarca un millar de aos luz cbicos
en el espacio? pregunt Soli. Y quin entiende de taquiones? Tal vez los
cerebros matriz piensan despacio, muy despacio.
Para l, el origen y tecnologa de los dioses eran de poco inters.
En esto era tan molesto como el Guardin del Tiempo e, igual que el Guardin del
Tiempo, pensaba que haba algunas cosas que no estbamos destinados a conocer.
Recit una larga lista de pilotos, el Tycho entre ellos, que se haban perdido
intentando penetrar el misterio de la Entidad de Estado Slido.
Se pasaron de la raya nos dijo. Deberan de haber sido conscientes de sus
lmites.
Yo sonre, porque aquella afirmacin proceda de los labios de un hombre que
haba llegado ms lejos que ningn otro, un piloto famoso cuyo descubrimiento
provocara la gran crisis de nuestra Orden.
Hablar con los maestros pilotos como pilotos, como si hiciera mucho tiempo que
habamos tomado nuestros votos y demostrado nuestra maestra en el multipliegue,
era una droga que se suba a la cabeza. Beb mi skotch e hice acopio de valor.
Me he enterado de que habr una misin de bsqueda. La habr realmente?

Soli me mir. Era un hombre hosco, pens, con una expresin triste y distante en
sus ojos azul mar, una expresin que indicaba brumas heladas y noches sin dormir y
arrebatos de locura. Aunque su cara era joven y sin arrugas, tan joven como la ma,
recientemente haba sido tan vieja y arrugada como puede ser una cara. Una de las
peculiaridades del multipliegue es que un piloto envejece a veces unos tres aos por
cada ao en Neverness. Imagin, por un instante, que tena los poderes de un ctico y
que poda ver al Soli viejo y arrugado a travs de la tensa piel olivcea de su nuevo
cuerpo, del mismo modo que uno imagina una flor de fuego tindose de un negro
brillante, o la calavera de la muerte bajo la carne sonrosada de un beb recin nacido.
Un horlogo veterano, cuyo deber era determinar el regreso de los pilotos segn
unas complicadas frmulas que sopesaban las distorsiones temporales einsteinianas
contra las impredecibles deformaciones del multipliegue, me haba dicho que Soli
haba envejecido ciento tres aos en este ltimo viaje, y que habra muerto de no ser
por la habilidad del Lord Ctico. Esto converta a mi to, que haba regresado tres
veces a su juventud, en el piloto ms viejo de nuestra Orden.
Hblanos de tu descubrimiento dije. Haba odo el descabellado rumor de que
haba alcanzado el ncleo galctico, el nico piloto que lo haba hecho desde el
Tycho, que haba regresado medio loco.
l tom un sorbo de skotch, sin dejar de observarme a travs del fondo
transparente de su vaso. La lea hmeda siseaba y grua, y desde la calle llegaba el
zumbido y el tartajeo de un zamboni mientras se deslizaba por la resbaladera,
fundiendo y alisando el hielo para los patines del da siguiente.
S, la impaciencia de la juventud dijo. Vienes aqu, saltndote el respeto
hacia las necesidades de un piloto de intimidad y la compaa de sus amigos. En eso
te pareces mucho a tu madre. Bueno, ya que te has tomado tantas molestias y
soportado las vilezas del skotch, se te contar lo que me pas, si realmente quieres
saberlo.
Me irrit que Soli no pudiera decir simplemente: Te contar lo que me paso.
Como muchos otros originarios de Simoom, un planeta demasiado mstico,
normalmente respetaba el tab contra usar el pronombre Yo.
Cuntanos dijo Bardo.
Cuntanos dije yo, y escuch con esa extraa mezcla de adoracin y temor
que los aspirantes sienten hacia los viejos pilotos.
Sucedi as comenz Soli. Haba pasado mucho tiempo desde que sal de
Neverness. Estbamos sumergidos en temposueo, y nos abramos camino hacia el
ncleo. Las estrellas eran densas. Brillaban como las luces del Sector Extremo de
noche, s, un gran abanico ardiente de estrellas desapareciendo en la negrura del eje
del abanico, en la singularidad. Estaba la luz blanca del temposueo (los jvenes
pilotos pensis que la instantaneidad y el tiempo detenido es todo lo que hay en el
temposueo, y tenis mucho que aprender), hubo una sbita claridad, y voces. Mi

nave me dijo que reciba una seal, que interceptaba unos mil millones de rayos lser
que surgan de la singularidad.
Coloc de golpe el vaso vaco sobre la barra, y su voz se elev una octava.
S, eso es lo que dijo! De la singularidad! Imposible, pero cierto. Mil millones
de lneas de luz infrarroja escapando de las negras fauces de la gravedad. Se volvi
hacia el novicio. Srveme ms skotch, por favor. Y entonces?
Las voces; la nave-ordenador recibi medio billn de bits por segundo y tradujo
la informacin de los rayos lser a voces. Ellas, las voces, decan ser..., llammoslos
los ieldra. Ests familiarizado con ese trmino?
No, Lord Piloto.
Es el nombre que los escatlogos han dado a los aliengenas que fecundaron la
galaxia con su ADN.
La raza mtica.
La raza mtica hasta ahora dijo l. Han..., muchos se niegan a creerlo..., han
proyectado su yo colectivo, su consciencia, en la singularidad.
Dentro del agujero negro? pregunt Bardo mientras se atusaba el bigote.
Mir con atencin a Soli, para ver si se estaba burlando de nosotros. No le crea.
Mir sus manos tensas y vi que, descuidadamente, no llevaba guantes. Estaba claro
que era un hombre arrogante que no senta miedo al contagio o a que sus enemigos
pudieran hacer uso de su plasma. Sus nudillos se haban vuelto blancos en torno a la
curva de su vaso nuevamente lleno. El diamante negro de su anillo de piloto cortaba
la piel de su meique.
El mensaje dijo. La luz blanca del temposueo se endureci y cristaliz.
Hubo quietud y claridad, y entonces el mensaje. Hay esperanza para el hombre,
dijeron. Recordad, el secreto de la inmortalidad del hombre se encuentra en vuestro
pasado y en vuestro futuro..., eso es lo que dijeron. Debemos investigar este
misterio. Si buscamos, encontraremos el secreto de la vida y nos salvaremos. Eso me
dijeron los ieldra.
Creo que saba que no le creeramos. Asent estpidamente, mientras Bardo
contemplaba la barra como si los nudos de la madera le resultaran de gran inters.
Meti el dedo en la espuma de su cerveza, se la llev a los labios e hizo un spero
ruido de succin.
Jvenes idiotas dijo Soli. Y entonces nos cont la prediccin. Los ieldra,
comprendiendo el cinismo y las dudas de la naturaleza humana, haban
proporcionado una garanta de que su comunicacin sera bien recibida, una
prediccin como parte de la secuencia de las supernovas en el Vild.
Cmo pueden saber lo que ocurrir segn el azar? pregunt yo.
Estallan aleatoriamente las estrellas del Vild? intervino Lionel.

Ah, naturalmente que s dijo Bardo.


En realidad, nadie saba mucho sobre el Vild. Era una regin discreta y continua
de la galaxia que se expanda hacia el exterior, esfricamente, en todas direcciones?
O era un compuesto de muchas regiones, bolsas aleatorias de fuego ardiendo y
unindose, conectndose de formas que nuestros astrnomos no haban
determinado? Nadie lo saba. Y nadie saba cunto tiempo pasara antes de que la
pequea estrella de Nevada estallara, junto con todas las dems, poniendo fin a esas
especulaciones escatolgicas.
Cmo sabemos lo que sabemos? pregunt Soli, y dio un sorbo al skotch.
Cmo se sabe que la memoria de mi cerebro es real, que no fue ninguna alucinacin,
como algunos ineptos sugirieron? S, dudis de mi historia, y no hay nada para
demostrarlo, aunque t seas el sobrino de Justine, pero esto es lo que me dijo el Lord
Akshico: Dijo que el registro de grabaciones estaba claro. Haba un contacto directo
entre la nave-ordenador y mi nervio auditivo. Tal vez crees que mi nave estaba
alucinando?
No, Lord Piloto. Empec a creerle. Conoca bien el poder y la habilidad de los
akshicos. Medio ao antes, en un amargo y fro da de invierno, tras haber
completado mi primer viaje solo al multipliegue, me present ante los akshicos.
Recuerdo haber estado sentado en la cmara oscura del Lord Akshico mientras el
gran yelmo del ordenador desprogramador descenda sobre mi cabeza; estaba
sentado y sudaba y esperaba que mis recuerdos y mapas del multipliegue se
revelaran verdaderos. Aunque no haba causa para sentir temor, lo tena. (Hace
mucho tiempo, en la poca del Tycho, haba razones para tener miedo. Los antiguos
y torpes yelmos, segn tengo entendido, extrusionaban filamentos protenicos a
travs del cuero cabelludo y el crneo, hasta llegar al cerebro. Brbaro. El yelmo
moderno, o eso es lo que proclaman los akshicos, modela la interconexin de las
sinapsis neurnicas hologrficamente, leyendo as las funciones de memoria e
identidad del cerebro. Se supone que es bastante seguro.)
Bardo, como era su costumbre cuando estaba nervioso o senta miedo, se pedorre
con fuerza.
Entonces, crees que habr una misin de bsqueda para este..., este, hum,
secreto de los ieldra, Lord Piloto? pregunt.
Los escatlogos han llamado al secreto las Antiguas Eddas dijo Soli, mientras
se apartaba ligeramente de l, Y s, habr una misin de bsqueda. Maana, en
vuestra convocacin, el Guardin del Tiempo har sus convocatorias y promulgar,
la bsqueda.
Le cre. El Lord Piloto, mi to, deca que habra una bsqueda, y de repente sent
que el corazn se me suba a la garganta como si el puo del destino llamara a mi
puerta. Planes descabellados y sueos se medio formaron en mi mente.

Si pudiramos demostrar la Hiptesis del Continuo dije rpidamente, la


bsqueda se cubrira de gloria, y encontraramos tus Antiguas Eddas.
No las llames mis Antiguas Eddas dijo l.
Debera de admitir que no comprenda al Lord Piloto. En un instante proclamaba
que haba cosas que el hombre no poda conocer, y al siguiente pareca orgulloso y
ansioso de ir a descubrir el mayor de los secretos. Y todava, un instante despus,
apareca amargado y resentido de su propio descubrimiento. Ciertamente, era un
hombre complicado, el segundo hombre ms complicado que jams he conocido.
Lo que Mallory quiere decir intervino Bardo es que admira..., como
hacemos todos, como hacemos todos..., el trabajo que has hecho con el Gran
Teorema.
Eso no era en absoluto lo que yo quera decir.
Soli me mir intensamente.
S dijo, el sueo de demostrar la Hiptesis del Continuo.
La Hiptesis del Continuo (o, coloquialmente, el Gran Teorema): un resultado sin
demostrar del Teorema del Punto-Fijo de Lavi, que declara que, entre cualquier par
de conjuntos Lavi discretos de fuentes-puntos, existe un plano de uno-a-uno. Ms
simplemente, que es posible trazar un rumbo desde una estrella a cualquier otra en
cada libre. ste es el problema mayor del multipliegue, de nuestra Orden. Haca
mucho tiempo, cuando Soli era un piloto no mucho mayor que yo, casi haba
demostrado la Hiptesis. Pero se distrajo con una discusin con Justine y se le olvid
(eso deca) su elegante demostracin del teorema. El recuerdo de aquello lo
atormentaba. Y por eso beba su venenoso whisky skotch, para olvidar. (Los poderes
de la mente de un piloto, me recuerda Bardo, alcanzan su crescendo a temprana
edad. Es una cuestin de clulas cerebrales que mueren, dice, y el rejuvenecimiento
que los pilotos experimentamos es imperfecto en este aspecto. Nos hacemos
lentamente ms estpidos a medida que envejecemos, y por eso, por qu no beber
skotch, o fumar toalache y acostarse con putas?)
La Hiptesis del Continuo me dijo Soli mientras giraba su vaso vaco sobre la
barra, puede ser muy bien indemostrable.
Comprendo que ests amargado.
Como lo estaras t si buscaras lo inconseguible.
Perdname, Lord Piloto, pero, cmo sabemos lo que es conseguible y lo que
no?
Nos hacemos ms sabios a medida que envejecemos dijo l.
Di una patada a la baranda de metal al pie de la barra con la puntera de mi bota.
El metal reson sombramente.
Puedo ser joven, y no quiero parecer...

Ests fanfarroneando dijo Lionel rpidamente.


...pero creo que la Hiptesis es demostrable, y pretendo hacerlo.
Por amor a la sabidura o por la gloria? me pregunt Soli. He odo decir
que te gustara llegar a ser Lord Piloto algn da.
Todo aspirante suea con ser Lord Piloto.
Los sueos del nio se convierten a menudo en las pesadillas del hombre.
Pate el reposapis, accidentalmente.
No soy un nio, Lord Piloto. Tomo mis votos maana; uno de mis votos es
descubrir la sabidura. Lo has olvidado?
Que si he olvidado? Yo? pregunt, rompiendo su tab y dando un respingo
al pronunciar el pronombre prohibido. Escucha, nio, yo no he olvidado nada.
La palabra nada pareci colgar en el aire junto con el hueco resonar del
apoyapis mientras Soli me miraba a m y y le miraba a l. Entonces llegaron unas
risas demasiado fuertes desde el exterior, y la puerta se abri sbitamente. Tres
hombres altos y fornidos, cada uno de ellos con el pelo rubio claro y bigotes cados,
cada uno vestido con livianas pieles oscuras cubiertas de nieve, se quitaron las
cuchillas de los patines y entraron en el bar. Se acercaron a Lionel y Soli y se
estrecharon las manos. El ms grueso de los tres, un maestro piloto que haba
aterrorizado a Bardo durante nuestros aos de noviciado en Borja, pidi tres jarras de
kvass.
Hace un fro de muerte ah fuera dijo.
Bardo se inclin hacia m y susurr:
Creo que es hora de irnos.
Negu con la cabeza.
Los maestros pilotos (se llamaban Neith, Seth y Tomoth) eran hermanos. Nos
daban la espalda, y no parecan haber reparado en nosotros.
Te pagar seis noches de cortesanas expertas murmur Bardo.
El novicio coloc tres jarras de humeante cerveza negra en la barra. Tomoth
retrocedi unos pasos para acercarse al fuego y se sacudi de las pieles la nieve que
se derreta. Como otros viejos pilotos que se haban quedado ciegos por la edad,
llevaba ojos mecnicos y enjoyados. Acababa de regresar del borde del Vild.
Tus ieldras tenan razn, amigo mo le dijo a Soli. La Binaria Gallivare y
Cerise Luz han estallado. No queda nada ms que sucio polvo y luz.
Polvo y luz dijo su hermano Neith, y se quem la boca con el ardiente kvass y
maldijo.

Polvo y luz repiti Seth. Sodervarld y sus veinte millones de habitantes


quedaron atrapados en una tormenta de polvo y luz radiactivos. Tratamos de
rescatarlos, pero llegamos demasiado tarde.
Sodervarld rbita Enola Luz, que es fue la estrella ms cercana a la Binaria
Gallivare. Seth nos cont que la supernova haba barrido la superficie de Sodervarld,
matando a toda clase de vida excepto los gusanos de tierra. El pequeo bar de los
maestros pilotos pareci de pronto sofocantemente diminuto. Los tres hermanos,
record, haban nacido en Sodervarld.
Por nuestra madre dijo Seth, mientras haca entrechocar su jarra con las de
Soli, Lionel y sus hermanos.
Por nuestro padre dijo Tomoth.
Freyd repuso Neith, que inclin tan levemente la cabeza que no estuve seguro
de si haba asentido o si su imagen haba oscilado a la luz de la chimenea. Por
Yuleth y Elath.
Es hora de irnos le dije a Bardo.
Nos dispusimos a marcharnos, pero Neith cay sollozando contra Tomoth, que se
volvi hacia nosotros mientras abrazaba a su hermano. Sus ojos enjoyados brillaron
en la semiluz cuando nos vio.
Qu es esto? exclam.
Por qu hay aspirantes en nuestro bar? quiso saber Seth.
Neith se apart el amarillo pelo de sus hmedos ojos.
Dios mo dijo, son el Bastardo y su grueso amigo..., cmo se llama?
Burpo? Lardo?
Bardo corrigi Bardo.
Estaban a punto de marcharse dijo Soli.
De pronto, no me apeteci hacerlo. Tena la boca seca, y not presin tras los ojos.
No le llames Bardo dijo Neith. Cuando le enseamos en Borja, todo el
mundo le llamaba Meoncete Lal, porque sola mearse en la cama todas las noches.
Era cierto. El nombre real de bardo era Pesheval Lal. Cuando lleg a Neverness,
era un muchacho aterrorizado y huesudo que echaba de menos su hogar y a quien
encantaba recitar poemas romnticos, y que se meaba en la cama todas las noches. La
mitad de los novicios y maestros le llam Bardo y la otra mitad Meoncete. Pero,
despus de que empezara a levantar pesas por encima de su cabeza y se
acostumbrara a pasar las noches con mujeres alquiladas de forma que mojaba su
cama con los lquidos de la lujuria en vez de la orina, pocos se atrevieron a llamarle
otra cosa que Bardo.

Bien dijo Tomoth, mientras llamaba con una palmada al novicio tras la
barra. Meoncete y el Bastardo brindarn con nosotros antes de marcharse.
El novicio llen nuestras jarras y vasos. Bardo me mir; me pregunt si poda ver
la sangre latiendo en mi garganta o las lgrimas quemando en mis ojos.
Freyd dijo Tomoth, Por los muertos de Sodervarld.
Tem estar a punto de gritar de rabia y vergenza, y as, mirando directamente a
los feos ojos metlicos de Tomoth, alc mi vaso y trat de tragar el fuerte skotch de
un solo golpe. Fue un error. Jade, tos y escup a la vez, manchando la cara y el
bigote amarillo de Tomoth con pequeos glbulos de lquido mbar. l debi pensar
que me estaba burlando de l y deshonrando la memoria de su familia porque se
abalanz hacia m sin vacilar, dirigindose a mis ojos con una mano y a mi garganta
con la otra. Algo ardi entre mis cejas al araarme. De repente aparecieron puos y
sangre y codos mientras Tomoth y sus hermanos se lanzaban sobre m en avalancha.
Todo era fro y duro; el fro suelo de losa contra mi espalda, y un duro hueso
chasque contra mis dientes; las uas de alguien me rasgaron el prpado. A ciegas,
golpe la cara de Tomoth. Durante un momento pens que Bardo deba haber
escapado cobardemente por la puerta. Entonces grit como si acabara de recordar
que era Bardo, no Meoncete, y se produjo el sonido de carne sobre carne, y qued
libre. Hall mis pies y golpe la cabeza de Tomoth, un gancho saudo y rpido que el
Guardin del Tiempo me haba enseado. Mis nudillos se rompieron y el dolor me
quem por todo el brazo hasta el hombro. Tomoth se llev las manos a la cabeza y
cay sobre una rodilla.
Soli estaba tras l.
Hijo de Moira dijo, mientras se inclinaba y coga el cuello de la piel de
Tomoth para impedirle caer del todo. Entonces comet un error, el segundo peor
error de mi vida, segn creo. Lanc de nuevo un golpe contra Tomoth, pero alcanc a
Soli en cambio, aplastando su larga y orgullosa nariz como si fuera una fruta
madura. Incluso hoy da puedo ver la expresin de asombro, y la sensacin de
traicin (y dolor) de su cara. Entonces se volvi loco. Rechin los dientes y expuls
sangre por la nariz. Me atac con tal furia que me agarr la cabeza por detrs y trat
de romperme el cuello. Si Bardo no hubiera estado entre nosotros y hubiera apartado
las manos de Soli de la base de mi crneo, me habra matado.
Tranquilo, Lord Piloto dijo Bardo. Masaje mi nuca con su gran manaza
regordeta y me empuj hacia la puerta. Todos estaban en pie, jadeando, mirndose
mutuamente, sin saber qu hacer a continuacin.
Entonces se produjeron disculpas y explicaciones. Lionel, que se haba mantenido
apartado de la refriega, le dijo a Tomoth y sus hermanos que yo nunca haba bebido
skotch antes y que no haba pretendido insultarles. Despus, el novicio volvi a
llenar las jarras y vasos, y yo pronunci un rquiem por los muertos de Sodervarld.
Bardo brind por Tomoth, y Tomoth brind por el descubrimiento de Soli. Y

mientras tanto, nuestro Lord Piloto me contemplaba mientras la sangre manaba de


su nariz rota y le cubra los labios y la barbilla.
Tu madre me odia, as que no es de extraar que t me odies tambin.
Lo siento, Lord Piloto. Juro que fue un accidente. Toma, usa esto para secarte la
nariz.
Le ofrec mi pauelo, pero l fingi no ver mi mano extendida. Me encog de
hombros y utilic el pauelo para secarme la sangre del ojo.
Por la bsqueda de las Antiguas Eddas dije mientras alzaba mi vaso.
Bebers por eso, no, Lord Piloto?
Qu esperanza tiene un aspirante de encontrar las Eddas?
Maana ser piloto dije. Tengo la misma oportunidad que cualquier otro
piloto.
S, oportunidad. Qu oportunidad tiene un joven piloto alocado de descubrir el
secreto de la vida? Dnde mirars? En algn lugar seguro, sin duda, donde no
tengas oportunidad de encontrar nada en absoluto.
Tal vez buscar donde los pilotos expertos, amargados y presumidos* tienen
miedo de buscar.
La habitacin se qued tan silenciosa que o el salpicar de mi propia sangre contra
el suelo.
Y dnde ser eso? pregunt l. Bajo los pliegues de la tnica de tu madre?
Quise volver a golpearle. Tomoth y sus hermanos se rieron mientras se palmeaban
mutuamente en la espalda, y quise partirle a mi to su arrogante y sangrante cara.
Siempre he sentido el caliente pus de la furia demasiado aguda y rpidamente. Me
pregunt si le haba golpeado por accidente o no; tal vez fue mi destino golpearle (o
un deseo secreto). Me qued all temblando, mirndole mientras me preguntaba
sobre el destino y la probabilidad. El calor de la chimenea se volvi de pronto
opresivo. La cabeza me daba vueltas por la sangre y el skotch, y senta el ojo como
lava fundida y la lengua como almbar mientras cometa el peor error de mi vida.
No, Lord Piloto estall. Viajar ms all de la nebulosa Eta Carina. Tengo la
intencin de penetrar y cartografiar la Entidad de Estado Slido.
No bromees.
No estoy bromeando. No me gustan vuestros chistes; no bromeo.
Ests bromeando dijo, mientras daba un paso hacia m. Es slo la estpida
baladronada de un tonto piloto aspirante, verdad?
A travs de la neblina de mi ojo bueno vi que todos, incluso el joven camarero, me
estaban mirando.

Naturalmente que fue una broma reson la voz de Bardo mientras se


pedorreaba de nuevo. Dile que fue una broma, Pequeo Amigo, y vmonos.
Mir los ojos fieros e intensos de Soli.
Te juro que no estoy bromeando dije.
Me agarr el brazo con sus largos dedos.
Lo juras?
S, Lord Piloto.
Lo juras, formalmente?
Me zaf de l.
S, Lord Piloto.
Jralo, entonces. Di: Yo, Mallory Ringess, por los cnones y votos de la Orden,
en cumplimiento de la llamada del Guardin del Tiempo a una misin de bsqueda,
juro al Lord Piloto que cartografiar los caminos de la Entidad de Estado Slido.
Jramelo!
Pronunci el juramento formal con voz temblorosa, mientras Bardo me miraba
horrorizado. Soli pidi que llenaran nuestros vasos.
Por la bsqueda de las Antiguas Eddas. S, mi joven piloto alocado, beberemos
por eso!
No recuerdo claramente qu sucedi a continuacin. Creo que nos remos mucho
y bebimos ms skotch y cerveza, y que hablamos del misterio, de la alegra y de la
agona de la vida. Recuerdo, tenuemente, que Tomosh y Bardo echaron un pulso y
trataron de obligar al otro a colocar el brazo sobre la brillante superficie de la barra.
Es cierto, ahora lo s, que el licor arrasa y devora la memoria. Bardo y yo
descubrimos aquella noche otros bares que servan skotch y cerveza (y poderosos
amorgnicos); tambin encontramos la Calle de las Cortesanas Experimentadas, y
hermosas jacarandinas que sirvieron a nuestra lujuria y placer. Al menos pienso que
lo hicieron. Como fue mi primera vez con mujeres experimentadas, saba muy poco
de lujuria y placer, y recuerdo an menos. Mis recuerdos son de perfumes densos y
piel oscura y ardiente, la urgente presin a ciegas de un cuerpo contra otro; mis
recuerdos son pantanosos y vagos, estropeados por la culpa y el temor de que me
haba ganado un enemigo en el Lord Piloto de nuestra Orden y que haba
pronunciado un juramento que seguramente me conducira a la muerte.
Los aspirantes mueren dijo Soli cuando dejamos el bar de los maestros
pilotos. Mientras me tambaleaba por la deslizadera, recuerdo haber rezado para que
estuviera equivocado.

Captulo 2
Votos de piloto
Extraas, ay, son las Calles de la Ciudad del Dolor...
Rainer Maria Rilke, Scryta del Siglo del Holocausto.

Recibimos nuestros anillos de piloto a ltima hora de la tarde del da siguiente. En


el centro de Resa, rodeados por los dormitorios de piedra, apartamentos y otros
edificios de la facultad, el inmenso Saln de los Antiguos Pilotos estaba abarrotado
con los hombres y mujeres de nuestra Orden. Desde el gran portal en forma de arco
al estrado donde se arrodillaban los aspirantes, las tnicas de brillantes colores de los
acadmicos y altos profesionales ondulaban como un mar de seda irisada. Como los
maestros de las diversas profesiones tendan a unirse a sus iguales, el mar irisado
formaba zonas: cerca de los distantes pilares en el extremo norte del Saln se
encontraban los cticos de tnica naranja y, junto a ellos, un grupo de akshicos
cubiertos de la cabeza a los pies de seda amarilla. Haba grupitos de scrytas
ataviados de blanco deslumbrante, y mecnicos vestidos de verde unos junto a otros,
discutiendo sin duda sobre la definitiva (y paradjica) composicin y naturaleza del
continuo espaciotemporal, o algn otro misterio. Justo debajo del estrado se hallaba
la ola negra de los pilotos y maestros pilotos. Vi a Lionel, Tomoth y sus hermanos, a
Stephen Caraghar y a otros que conoca. Justo delante se hallaban mi madre y
Justine, mirndonos (me pareci) orgullosamente.
El Guardin del Tiempo, resplandeciente y firme en su tnica roja ondulante, hizo
que los treinta repitiramos los votos de piloto. Era buena cosa que estuviramos
arrodillados juntos. La masa clida y tranquilizante de Bardo presionndome a la
derecha, y mi amigo Quirin a la izquierda, me impedan caer hacia la superficie de
mrmol pulido del estrado. Aunque esa maana haba ido a un tallador que haba
arreglado el rasguo de mi prpado y me haba hecho tomar un purgante que limpi
mi cuerpo del venenoso skotch, me senta enfermo. Notaba la cabeza caliente y
pesada; me pareca tener el cerebro hinchado de sangre y que me estallara dentro
del crneo de un momento a otro. Mi espritu arda tambin. Mi vida estaba
arruinada. Estaba enfermo de miedo y terror. Pens en el Tycho y en Erendira Ede y

en Ricardo Lavi, y en otros famosos pilotos que haban muerto tratando de


desentraar el misterio de la Entidad de Estado Slido.
Inmerso como estaba en mi miseria, me perd la mayor parte de las advertencias
del Guardin del Tiempo sobre los peligros del multipliegue. Recuerdo claramente
una cosa que dijo: que de los doscientos once aspirantes que haban entrado en Resa
con nosotros, slo quedbamos nosotros treinta. Los aspirantes mueren, me dije, y de
repente la voz brusca y profunda del Guardin del Tiempo vibr a travs de la
bruma de mis dispersos pensamientos.
Los pilotos mueren tambin dijo, pero no tan frecuentemente o con tanta
facilidad, y mueren para un propsito mayor. Es para este propsito por lo que
estamos congregados aqu hoy, para consagrar...
Continu as durante varios minutos. Entonces nos exhort al celibato y la
pobreza, nuestros votos menos importantes (debera mencionar que el significado de
celibato se toma en su sentido ms restringido. Si no fuera as, Bardo nunca podra
haber sido piloto. Aunque se exalta la pasin fsica entre un hombre y una mujer, la
regla de nuestra Orden es que los pilotos no se casen. Es una buena regla, creo, una
regla no carente de motivos. Cuando un piloto regresa del multipliegue varios aos
ms viejo o ms joven que su amante, como haba hecho Soli recientemente, la edad
diferencial lo llamamos tempocruel, puede destruirle).
Del mismo modo que habis aprendido y aprenderis, as debis ensear dijo
el Guardin del Tiempo, e hicimos nuestro tercer voto. Bardo debi de notar que mi
voz vacilaba, porque extendi la mano y me apret la rodilla, como para contagiarme
parte de su gran fuerza. El cuarto voto me pareci era el ms importante de todos.
Debis conteneros nos dijo el Guardin del Tiempo. Saba que era verdad. La
simbiosis entre un piloto y su nave es tan profunda y poderosa como letalmente
adictiva. Cuntos pilotos, me pregunt, se haban perdido en el multipliegue porque
confiaban demasiado a menudo en el poder y alegra de sus cerebros extensionales?
Demasiados. Repet mecnicamente el voto de obediencia, con poco espritu o
entusiasmo. El Guardin del Tiempo hizo una pausa, y pens por un instante que iba
a mirarme, a reprenderme o hacerme repetir de nuevo el quinto voto. Entonces, con
voz cargada de dramatismo, con poderosa cadencia, dijo:
El ltimo voto es el voto ms sagrado, el voto sin el cual todos vuestros otros
votos seran tan vacos como una copa llena de aire.
Y as, el nonagsimo quinto da del falso invierno del ao 2929 desde la fundacin
de Neverness, hicimos el voto supremo de buscar la sabidura y la verdad, aunque
nuestra bsqueda nos llevara a la muerte y a la ruina de todo lo que ambamos y
aprecibamos.
El Guardin del Tiempo pidi los anillos. Leopold Soli emergi de una antesala
adyacente al estrado. Un novicio de aspecto asustado le sigui, llevando una vara de
terciopelo donde estaban colocados los treinta anillos, uno encima del otro.

Inclinamos la cabeza y extendimos la mano derecha. Soli avanz por la fila de


viajeros, sacando los anillos de diamante de la vara y colocndolos en cada uno de
nuestros meiques.
Con este anillo, eres Piloto le dijo a Alark Mandara y a Chantal Astoreth. Y al
brillante Jonathan Ede y al Sonderval. Con este anillo, eres Piloto y continu por
la fila de aspirantes arrodillados. Tena la nariz tan hinchada que sus palabras
sonaban con un tono nasal, como si estuviera resfriado. Lleg hasta Bardo, cuyos
dedos estaban desnudos de las joyas que normalmente llevaba y aparecan en cambio
cubiertos de anillos de muerta carne blanca. Sac el anillo ms grande de la vara
(aunque se supona que yo deba de tener la cabeza inclinada, no pude resistir mirar
cmo Soli colocaba el brillante anillo negro en el enorme dedo de Bardo). Entonces
me toc el turno. Soli se inclin sobre m, y dijo:
Con este anillo, eres... Piloto.
Pronunci la palabra piloto como si fuera algo forzado, como si fuera cido a su
lengua. Me coloc el anillo en el meique con tanta fuerza que el diamante me
arranc una capa de piel y me ara el tendn del nudillo. Ocho veces ms o: Con
este anillo, eres Piloto, y luego el Guardin del Tiempo enton la letana por el
Piloto Perdido, y pronunci un rquiem, y terminamos.
Los treinta pilotos abandonamos el estrado para mostrar nuestros nuevos anillos a
nuestros amigos y maestros. Unos pocos de los nuevos pilotos ms ricos tenan
familiares que haban pagado el caro pasaje hasta Neverness a bordo de una nave
comercial, pero Bardo no era uno de ellos (su padre lo consideraba un traidor por
haber abandonado las posesiones familiares a cambio de la pobreza de nuestra
Orden). Nos mezclamos con nuestros compaeros, y el mar de seda coloreada nos
engull. Se produjeron exclamaciones de felicidad y risas y las botas golpearon el
suelo de losas. Una amiga de mi madre, la escatloga Kolenya Mor, se apret
indecentemente contra m, apoyando su hmeda mejilla en la mia. Me abraz
mientras tronaba:
Mrale, Moira.
Le estoy mirando dijo mi madre. Era una mujer alta y fuerte (y hermosa),
aunque debo admitir que estaba un poquitn gorda debido a su amor por los
bombones de chocolate. Llevaba la tnica gris lisa de los maestros cantores, los ms
puros de los matemticos puros. Sus rpidos ojos grises parecieron mirar a todas
partes mientras ladeaba la cabeza, intrigada, y me preguntaba: Te han retocado el
prpado. Hace poco, no?
Ignorando mi anillo, continu:
Es bien sabido lo que dijiste, el juramento que hiciste. A Soli. Es la comidilla de
la ciudad. El hijo de Moira ha jurado penetrar la Entidad de Estado Slido; no he
odo otra cosa hoy. Mi guapo, brillante e intrpido hijo.

Empez a llorar. Me qued aturdido y no pude mirarla. Era la primera vez que la
vea llorar.
Es un anillo bonito dijo mi ta Justine cuando se me acerc, e inclin la cabeza.
Alz su propio anillo de piloto para que yo lo mirara. Y bien merecido, no importa
lo que diga Soli.
Como mi madre, Justine era alta, con el pelo negro ligeramente veteado de gris,
recogido en un moo; como a mi madre, le encantaban los bombones. Pero, mientras
mi madre pasaba frecuentemente los das pensando y explorando las posibilidades
de sus ambiciosas ensoaciones, a Justine le gustaba socializar y patinar y ejecutar
saltos difciles en el Anillo de Fuego, o en el Anillo del Norte, o en cualquiera de las
otras pistas de hielo cubiertas de la ciudad. As, haba conservado la esbeltez de su
primera juventud, a expensas de su mente naturalmente rpida, me pareca a m. A
menudo me preguntaba por qu haba querido a Soli por marido, y ms an, por qu
el Guardin del Tiempo haba concedido a aquellos dos pilotos famosos una
dispensa especial para casarse.
Burgos Harsha, con sus tupidas cejas, su papada y los largos pelos negros
brotando de su nariz de cerdo, se nos acerc.
Enhorabuena, Mallory dijo. Siempre he esperado que hicieras algo
extraordinario; todos lo esperbamos, sabes? Pero nunca so que le romperas la
nariz al Lord Piloto nada ms conocerlo, y que juraras matarte en esa nebulosa
conocida coloquialmente (y, debo aadir, bastante vulgarmente), como la Entidad de
Estado Slido. El maestro historiador se frot las manos vigorosamente y se volvi
hacia mi madre, Bien, Moira, he examinado los cnones y la historia oral del
Tycho, as como las costumbres, y est claro (puedo equivocarme, por supuesto,
pero, cundo has visto que me equivoque?), est claro que el juramento de Mallory
fue una simple promesa al Lord Piloto, no un juramento vinculante a la Orden. Y,
ciertamente, no es un juramento solemne. En el momento en que jur matarse (y es
un punto sutil, pero claro), no haba tomado sus votos, as que no era legalmente un
piloto, de modo que no le estaba permitido hacer un juramento vinculante.
No comprendo dije yo. A mi espalda oa cantos, el roce de la seda contra la
seda y el catico rumor de un millar de voces. Jur lo que jur. Qu diferencia
puede tener a quin se lo jurara?
La diferencia, Mallory, es que Soli puede liberarte de tu juramento si as lo
quiere.
Sent una erupcin de adrenalina en mi garganta, y el corazn alete en mi pecho
como un pjaro nervioso. Pens en todas las formas en que moran los pilotos:
moran fenestrando, con el cerebro arruinado por la simbiosis demasiado constante
con sus naves, y moran de vejez, perdidos en rboles de decisin; las supernovas
reducan su carne a plasma, y el temposueo, demasiado temposueo, los dejaba
contemplando eternamente las ardientes estrellas; los mataban los aliengenas, y los

asesinaban los seres humanos, y eran aplastados por enjambres de meteoros, y


calcinados por las penumbras de las gigantes azules, y se helaban en la nada del
espacio profundo. Supe entonces que, a pesar de mis alocadas palabras de que la
muerte entre las estrellas era gloriosa, no pretenda la gloria, y desesperadamente no
quera morir.
Burgos nos dej, y mi madre se volvi hacia Justine.
Hablars con Soli, verdad? S que me odia. Pero, por qu tiene que odiar a
Mallory?
Di un taconazo contra el suelo. Justine se pas el ndice por una ceja.
Soli es muy difcil dijo. Este ltimo viaje casi le mat, por dentro igual que
por fuera. Oh, hablar con l, por supuesto, hablar hasta que se me caigan los labios,
como hago siempre, pero me temo que slo me mirar con sus ojos ceudos y dir
cosas como: Si la vida tiene sentido, cmo podemos saber si nuestro destino es
encontrarlo?, o: Un piloto muere mejor cuando muere joven, antes de que el
tempocruel mate lo que ama. No puedo hablar con l cuando est as, desde luego,
y pienso que es posible que crea que est siendo noble, dejando jurar a Mallory que
morir heroicamente, o quiz realmente crea que Mallory tendr xito y slo quiere
sentirse orgulloso de l..., no puedo decir qu piensa cuando est tan inmerso en s
mismo, pero hablar con l, Moira, naturalmente que hablar.
Yo tena pocas esperanzas de que Justine pudiera hablar con l. Haca mucho
tiempo, cuando el Guardin del Tiempo les permiti casarse, les haba advertido: El
tempocruel, no podris conquistar ni tempocruel, y haba tenido razn. Se cree
comnmente que es el envejecimiento diferencial lo que mata el amor, pero no creo
que eso sea enteramente verdad. Es la edad y el egosmo lo que mata el amor. Nos
introducimos ms y ms en nuestro autntico yo a cada segundo que vivimos. Si
existe el destino, es algo as: el yo exterior buscando y despertando al autntico yo,
no importan el dolor y el terror (y siempre hay dolor y terror), no importa lo grande
que sea el precio. Soli, fiel a su deseo ms interno, haba regresado del ncleo
dominado por su necesidad de comprender el significado de la muerte y el secreto de
la vida, mientras que Justine haba pasado esos mismos largos aos en Neverness
viviendo la vida y disfrutando de las cosas de la vida: buenas comidas y el olor del
mar al anochecer (y, a decir de algunos, las caricias de su amante), as como su
interminable bsqueda de la perfeccin en sus saltos y en sus filigranas sobre el
hielo.
No quiero que Justine hable con l dije.
Mi madre lade la cabeza y me acarici la mejilla con la mano, como haca cuando
yo era nio y tena fiebre.
No seas tonto me dijo.

Un grupo de mis compaeros pilotos, guiados por el inmensamente alto y delgado


Sonderval, se dispers como una nube negra a travs de los profesionales que nos
circundaban y me rodearon. Li Tosh, Helena Charbo, y Richardess..., pensaba que
eran los mejores pilotos jams salidos de Resa. Mi vieja amiga, Delora wi Towt, tiraba
de sus trenzas doradas mientras saludaba a mi madre. El Sonderval, que proceda de
una familia ejemplar de Solsken, estir sus dos metros y medio de altura y dijo:
Quera decrtelo, Mallory. Toda la escuela est orgullosa de ti. Por enfrentarte al
Lord Piloto..., disclpame, Justine, no pretenda insultar..., y estamos orgullosos de lo
que has jurado hacer. Hace falta valor, todos lo sabemos. Te deseamos lo mejor en tu
viaje.
Sonre, porque el Sonderval y yo siempre habamos sido fieros rivales en Resa.
Junto con Delora y Li Tosh (y Bardo cuando quera), era el ms listo de mis
compaeros pilotos. El Sonderval era un hombre astuto, y not algo ms que un poco
de reproche en su cumplido. No creo que creyera que yo fuera valiente por jurar
hacer lo imposible; ms bien saba que finalmente mi ira me la haba jugado. Pareca
muy satisfecho consigo mismo, posiblemente porque pensaba que yo nunca volvera.
Pero, claro, los ejemplares de Solsen siempre necesitan estar contentos consigo
mismos, y por eso alcanzan esas ridculas alturas.
El Sonderval y los dems se excusaron y se perdieron en la multitud.
Mallory fue siempre popular dijo mi madre. Con los otros aspirantes,
aunque no con sus maestros.
Tos mientras contemplaba los tringulos blancos del suelo. Los cnticos
parecieron hacerse ms fuertes. Reconoc la meloda de uno de los heroicos (y
romnticos) madrigales de Takeko. Me sent instantneamente lleno de
desesperacin y falso valor. Confuso como estaba, vacilando entre la bravata y la
cobarde esperanza de que Soli disolviera mi juramento, alc la voz y dije:
Madre, jur lo que jur; no importa lo que Justine le diga a Soli.
No seas loco dijo ella. No permitir que te mates.
Pero me deshonrars.
Mejor el deshonor, sea lo que sea, que la muerte.
No, mejor la muerte que el deshonor dije yo, pero no crea mis propias
palabras. En el fondo de mi corazn, estaba ms que dispuesto a aceptar el deshonor
antes que la muerte.
Mi madre murmur algo para s (un hbito suyo), algo que pareca:
Lo mejor sera que Soli muriera. Entonces tampoco sufriras. Ni muerte ni
deshonor.
Qu has dicho? pregunt.
No he dicho nada.

Mir por encima de mi hombro y frunci el ceo. Me volv, para ver a Soli, alto y
sombro con su ajustada tnica negra, abrindose paso por entre el mar de gente.
Llevaba a una hermosa scryta ciega del brazo. Me sent golpeado de inmediato por el
contraste entre el negro y el blanco: El pelo negro de la scryta flotaba como una
cortina de satn sobre la espalda de su tnica blanca, y sus cejas eran densas y negras
contra su blanca frente. Se mova despacio y con sumo cuidado, como una fra
estatua de blanco arrastrada a una repentina (y desagradable) vida. Apenas advert
sus bien formados pechos y los grandes pezones oscuros que tan claramente se
marcaban bajo la fina seda; fue su rostro lo que atrajo mi mirada, la larga nariz
aguilea y los labios rojos y carnosos y, sobre todo, los oscuros agujeros suavemente
cicatrizados donde antes haban estado sus ojos.
Katharine! exclam sbitamente Justine cuando se acercaron. Mi querida
hija! Rode con sus brazos a la scryta. Ha pasado tanto tiempo!
Permanecieron abrazadas durante un rato; luego, Justine se sec los hmedos ojos
con el dorso de sus guantes y se volvi hacia m.
Mallory, djame que te presente a tu prima, Dama Katharine Rlngess Soli.
La salud, y ella volvi la cabeza en mi direccin.
Mallory dijo. Por fin. Ha pasado tanto tiempo.
Ha habido momentos en mi vida en los que el tiempo se ha parado, en los que
sent como si viviera algn hecho recordado tenuemente (aunque vital) una y otra
vez. A veces el sonido de los thallows chirriando en invierno o el olor de las algas
mojadas me llevan instantneamente a aquella clara noche hace tanto tiempo en que
me encontraba solo en la desierta y ventosa playa del Stambergersee y me entregu
al sueo de dominar las estrellas; a veces es un color, quizs el sbito naranja de una
deslizadera o el vivido verde de una resbaladera, el que me transporta a otro tiempo
y lugar; a veces no es nada, al menos nada ms particular que el tono de los rayos del
sol en una tarde de invierno y el rumor del helado viento marino. Esos momentos
son misteriosos y maravillosos, pero tambin estn llenos de extrao significado y
temor. Los scrytas, naturalmente, ensean la unidad del ahora y el entonces y los
tiempos por venir. Para ellos, creo, los sueos futuros y el autorrecuerdo son dos
partes de un nico misterio. Ellos, esos extraos, santos y autocegados hombres y
mujeres de nuestra Orden, creen que, si queremos tener visiones de nuestro futuro,
debemos mirar en nuestro pasado. As, cuando Katharine me sonri, y los tranquilos
y dulces tonos de su voz vibraron en mi interior, supe que haba llegado a ese
momento en que mi pasado y mi futuro eran como una sola cosa.
Aunque saba que nunca la haba visto antes, sent como si la conociera de toda la
vida. Me enamor instantneamente de ella, no, por supuesto, como se ama a otro ser
humano, sino como un vagabundo debe amar un ocano nuevo o un hermoso pico
nevado que vislumbra por primera vez. Me qued prcticamente anonadado por su

tranquilidad y su belleza, as que dije la primera estupidez que se me pas por la


cabeza.
Bienvenida a Neverness.
S, bienvenida le dijo Soli a su hija. Bienvenida a la Ciudad de la Luz.
Haba algo ms que un poco de sarcasmo y amargura en su voz.
Recuerdo muy bien la ciudad, padre. Y as deba ser, puesto que era, como yo,
una hija de la ciudad. Pero, cuando era una nia y Soli parti a su viaje al ncleo,
Justine la haba llevado para ser educada con su abuela en Lechoix. No haba visto a
su padre (y pens que nunca volvera a verle) durante veinticinco aos. Todo ese
tiempo haba permanecido en Lechoix, en compaa de mujeres que despreciaban a
los hombres. Aunque tena motivos para estar amargada, no lo estaba. Era Soli quien
estaba amargado. Estaba furioso consigo mismo por haber abandonado a su esposa e
hija, y estaba amargado porque Justine haba permitido e incluso animado a su hija a
convertirse en una scryta. Odiaba a los scrytas.
Gracias por hacer el viaje le dijo Soli.
Me enter de que habas regresado, padre.
S, eso es cierto.
Se produjo un incmodo silencio, y mi extraa familia permaneci muda en medio
de un millar de personas hablando. Soli miraba a Justine, y ella a l, mientras mi
madre miraba furtivamente a Katharine. Me di cuenta de que no le gustaba,
probablemente porque resultaba obvio que a m s. Katharine volvi a sonrerme.
Felicidades, Mallory, por tu... Ir a explorar la Entidad, es un valiente... Todos
estamos muy orgullosos.
Me irrit un poco por su hbito de scryta de no completar sus frases, como si la
persona a la que hablaba pudiera ver lo que quedaba sin decir y pudiera avanzar
en la cresta de sus atropellados pensamientos.
S, felicidades dijo Soli, Pero el anillo de piloto parece un poco pequeo
para tu dedo. Esperemos que tus votos de piloto no sean demasiado grandes para tu
espritu.
Mi madre lade la cabeza mientras apuntaba al pecho de Soli.
Qu espritu queda en el Lord Piloto? dijo. Un espritu cansado y
amargado. No le hables a mi hijo de espritu.
Hablamos de vida, entonces? S, hablemos de vida: Esperemos que Mallory
viva lo suficiente para disfrutar la vida de un nuevo piloto. Si tuviramos un vaso de
skotch a mano, brindaramos por las vidas gloriosas, aunque demasiado breves, de
los jvenes pilotos alocados.
El Lord Piloto est demasiado orgulloso de su larga vida dijo mi madre
rpidamente.

Justine agarr a Soli por el brazo mientras diriga sus carnosos labios a su odo y
empezaba a susurrarle algo. El se separ de ella y se volvi hacia m.
Probablemente estabas borracho cuando hiciste tu juramento. Y tu Lord Piloto
estaba borracho con toda seguridad. Por tanto, mi encantadora esposa me informa
que slo tenemos que anunciar que todo el asunto fue una broma, y ambos
acabaremos con esta tontera.
Sent el sudor caliente correr a chorros por mis costados bajo la seda de la tnica.
Lo haras, Lord Piloto?pregunt.
Quin sabe? Quin conoce su destino? Se volvi a Katharine y le
pregunt: Has visto su futuro? Qu suceder con Mallory? Hay que apartarle
de su destino? Morir entre las estrellas es la muerte ms gloriosa..., eso es lo que
dijo el Tycho antes de desaparecer en la Entidad de Estado Slido. Tal vez Mallory
tenga xito donde nuestro mejor piloto fracas. Hay que apartarlo de la fama y la
gloria? Cuntame, mi encantadora scryta.
Todos miramos a Katharine mientras ella escuchaba tranquilamente a Soli. Debi
sentir las miradas porque se meti la mano en el bolsillo de su tnica, el bolsillo de
lo secreto, donde los scrytas guardaban su tubo de aceite ennegrecedor. Cuando
retir la mano, su dedo estaba cubierto con una crema tan negra que no reflejaba
ninguna luz; era como si no tuviera dedo, como si se hubiera creado un agujero
negro en miniatura en el espacio que ocupaba su dedo. Segn la costumbre de los
scrytas, unt de aceite las cuencas de sus ojos, cubriendo las cicatrices con negrura
ocultadora. Mir las cuencas por encima de sus altos pmulos; era como mirar su
alma a travs de dos tneles oscuros y misteriosos donde deberan haber existido
ventanas. La mir slo por un momento antes de verme obligado a apartar los ojos.
Estuve a punto de decirle a mi sarcastico y arrogante to que liara lo que haba
jurado, no importaba lo que decidiera, cuando Katharine dej escapar una clara risa
infantil y dijo:
El destino de Mallory es su destino, y nada puede cambiar... Excepto, padre, que
t lo hayas cambiado y siempre tendr y aqu volvi a rerse, y continu. Pero
al final elegimos nuestros futuros, ves?
Soli no vea, ni lo haca yo ni ningn otro. Quin poda comprender los dichos
paradjicos e irritantes de los scrytas?
En ese momento Bardo se acerc y me dio una palmada en la espalda. Se inclin
ante Justine y sonri antes de retirar rpidamente la mirada. Bardo (siempre haba
intentado mantenerlo en secreto, pero no poda) deseaba a mi ta. No creo que ella
sintiera lo mismo hacia l, ni aprobaba del todo su ardiente sexualidad, aunque en
verdad eran muy parecidos a su modo: a los dos les encantaba el placer fsico, y se
preocupaban poco por el pasado y nada por el futuro. Despus de que le presentaran
a Katharine, se inclin ante Soli.

Lord Piloto dijo, ha pedido Mallory disculpas por su brbara conducta de


anoche? No? Bien, yo me disculpar por l, porque es demasiado orgulloso para
disculparse, y slo yo s lo mucho que lo lamenta.
El orgullo mata dijo Soli.
El orgullo mata repiti Bardo, y acarici su negro bigote con su pulgar.
Claro que s! Pero, de dnde saca Mallory su orgullo? He sido su compaero de
habitacin durante doce aos, y lo s. Soli est cartografiando los ncleos estelares,
sola decir. Soli casi demostr el Gran Teorema. Soli esto y Soli aquello... Sabes lo
que responde cuando le digo que est loco por perder el tiempo practicando sus
golpes de velocidad? Dice: Cuando Soli se convirti en piloto, gan la carrera de los
pilotos, y lo mismo har yo.
Se refera, naturalmente, a la carrera entre los nuevos pilotos y los ms mayores,
que tena lugar cada ao despus de la convocacin. Para muchos, es el momento
supremo del Festival del Tycho.
Tuve la seguridad de que mi cara estaba roja. Apenas pude mirar a mi to cuando
dijo:
Entonces la carrera de maana ser un desafo. Nadie me ha vencido desde
hace... sus ojos se nublaron sbitamente, y su voz tembl levemente cuando
continu, desde hace mucho tiempo.
Pasamos un rato debatiendo la aerodinmica de la carrera. Yo sostena que una
postura agachada era ms eficaz, pero Soli seal que, en una carrera larga (como lo
sera la de maana), una postura as quemaba rpidamente los msculos del muslo, y
que haba que practicar la contencin.
Nuestra conversacin se interrumpi cuando los horlogos de rojas tnicas
marcharon hacia el estrado y ocuparon sus asientos junto al Guardin del Tiempo,
cinco a cada lado.
Silencio, es la hora! cantaron al unsono, y se produjo un sbito silencio en el
Saln. Entonces el Guardin del Tiempo avanz y anunci su convocatoria y
promulg la bsqueda de las Antiguas Eddas.
El secreto de la inmortalidad del Hombre se encuentra en nuestro pasado y
nuestro futuro nos dijo. Sent el hombro de Katharine rozar el mo, y experiment
sorpresa (y excitacin) al notar que sus largos dedos apretaban mi mano rpidamente
y en secreto. Escuch al Guardin del Tiempo repetir el mensaje que Soli haba trado
del ncleo; escuch durante un momento y qued embelesado con sueos de
descubrir grandes cosas. Entonces mir los ojos ceudos de Soli, y dej de
importarme hacer grandes cosas. A mi simple modo ahora slo me preocupaba una
cosa: derrotar a Soli en la carrera de los pilotos.
Debemos investigar el misterio continu el Guardin del Tiempo. Si
investigamos, descubriremos el secreto de la vida y nos salvaremos.

En ese momento no me importaban los secretos ni la salvacin. Lo que quera,


simplemente, era derrotar a un hombre orgulloso y arrogante.
***
Haba decidido regresar a mi habitacin y dormir hasta que el sol estuviera bien
alto sobre las pendientes de Urkel, pero no haba contado con la excitacin que
despertara la convocatoria del Guardin del Tiempo. Las salas de nuestros
dormitorios (y, en realidad, toda Resa) resonaban con los gritos de felicidad de
pilotos, aspirantes y maestros. Contra mis deseos, nuestras habitaciones se
convirtieron en un nexo para las celebraciones de la noche. Chantal Astoreth y
Delora wi Towt llegaron con tres de sus amigos neolgicos de Lara Sig. Bardo
distribuy pipas de totalache, y empez la francachela. Fue una noche salvaje y
mgica; una noche de planes trmulamente anunciados para alcanzar la Vieja Tierra
o cartografiar la nebulosa del Tycho, para cumplir nuestro voto de bsqueda de la
sabidura como convena a nuestros talentos y sueos individuales. Pronto, nuestras
dos habitaciones adjuntas se llenaron de humo azul y se cubrieron de pared a pared
con pilotos excitados y otros varios profesionales que se haban enterado de la fiesta.
Li Tosh, que era un hombre amable con brillantes y rpidos ojos almendrados,
anunci su plan de alcanzar el mundo natal de los traicioneros aliengenas, los
dharghinni.
Se dice que han estudiado la historia de los cerebros nebulares nos cont.
Tal vez cuando regrese tendr tambin el valor suficiente para penetrar en la
Entidad.
Hideki Smith esculpira su cuerpo con la extraa y cruel forma de los fayoli;
viajara a uno de sus planetas y tratara de hacerse pasar por uno de ellos, con la
esperanza de aprender sus secretos. Para no quedarse atrs, el pelirrojo Quirin
propuso viajar a Agathange, donde les preguntara a los hombres-delfines (que
haban roto haca tiempo la ley de los Mundos Civilizados y haban manipulado su
ADN de forma que ahora eran ms que hombres), les preguntara a los agathanianos
el secreto de la vida humana. He de admitir que haba muchos escpticos como
Bardo que no crean que los ieldra poseyeran ningn gran secreto. Pero incluso los
pilotos ms escpticos (Richardess y el Sonderval se me vienen inmediatamente a la
memoria) estaban ansiosos por internarse en el multipliegue. Para ellos, la misin de
bsqueda era una excusa maravillosa para alcanzar fama y gloria.
Alrededor de medianoche, mi prima Katharine apareci en la puerta abierta de
nuestra antesala. No quiso decir cmo haba encontrado el camino a ciegas por las
dificultosas calles de la Academia. Se sent a mi lado en el suelo, con las piernas
cruzadas. Flirte conmigo a su modo secreto, propio de los scrytas. Me intrigaba que
una mujer mayor y ms sabia me prestara tanta atencin, y creo que debi darse

cuenta de que yo la encontraba atractiva. Me dije que tambin ella estaba un poco
enamorada de m, aunque saba que los scrytas a menudo actan no para satisfacer
sus pasiones sino para cumplir alguna visin sutil y privada. En muchos lugares
brbaros, naturalmente, donde el arte de genotipax es primitivo, el matrimonio (y el
apareamiento) entre primos est prohibido. Nunca se sabe qu clase de monstruo
producir la mezcla de plasma germinal. Pero Neverness no era uno de esos lugares.
El que estuviramos emparentados tan de cerca slo pareca levemente incestuoso y
muy excitante.
Hablamos sobre lo que ella le haba dicho antes a Soli sobre el destino, el mo en
particular. Se ri de m mientras se quitaba lentamente el guante de cuero negro de
su mano derecha. Recorri lentamente las lneas de mi palma desnuda y predijo que
el lapso de mis aos de vida sera incontable para el hombre. Pens que tena un
extrao sentido del humor. Cuando le pregunt si sus palabras significaban que mi
vida sera muy larga o absurdamente corta, ella se volvi hacia m con esa sonrisa
hermosa y misteriosa de los scrytas y dijo:
Un momento es infinito para un fotino, mientras que, para un dios, nuestro
universo no ha vivido ms que un momento. Debes aprender a amar los momentos
que tienes, Mallory.
(Hacia el final de las primeras horas de la maana, me ense que los momentos
de xtasis sexual y amor se pueden hacer durar eternamente. En ese momento no
supe si adjudicar ese momento a la formacin aniquiladora del tiempo de los scrytas,
o si todas las mujeres tenan ese poder.)
Tambin fue una noche de penosas despedidas. En un momento determinado,
Bardo, con los ojos llorosos cargados de toalache, me apart de Katharine y me dijo:
Eres el mejor amigo que he tenido jams. El mejor amigo que nadie haya tenido
jams. Y ahora Bardo debe perderte por culpa de un estpido juramento. No es
justo! Por qu este universo fro y vaco que ha cargado sobre nosotros lo que tan
risueamente hemos llamado vida, por qu es tan brbaramente injusto? Yo, Bardo,
lo gritar por toda la habitacin, lo gritar a la Nebulosa Roseta y a Eta Carina y a
Regal Luz: Es injusto! Injusto es, y por eso se nos dan cerebros, para urdir y planear,
para dar vueltas y engaar. Para engaar a la muerte voy a decirte lo que te tengo
que decir. No te gustar, mi valiente y noble amigo, pero aqu est: Tienes que dejar
que Soli gane la carrera de maana. Es igual que mi padre, orgulloso y vanidoso, y
odia a todo aquel que le venza. Soy un buen juez de personas, y lo s. Djale que
gane la carrera y te dejar no cumplir tu juramento. Por favor, Mallory, por el amor
que nos une, djale ganar esa estpida carrera!
A la maana siguente, me puse mi kamelaika y me reun con mi madre para
desayunar en una de las cafeteras que alinean el Paseo frente a los Jardines Jacinto.

Vas a correr contra Soli hoy, y no dormiste anoche, no? Toma, bebe este caf. Es
de lo mejor de Farfara. Te he enseado estrategia desde que tenas cuatro aos, y no
dormiste anoche?
Bardo cree que debera dejar que Soli ganara la carrera.
Es un gordo idiota. No te lo he dicho durante doce aos? Cree que es listo. Pues
no lo es. Yo podra haberle enseado a ser listo. Cuando tena cuatro aos.
Sirvi caf de una delicada cafetera azul en una taza de mrmol y la desliz por la
mesa. Sorb el caf, negro y caliente, totalmente desprevenido para lo que dijo a
continuacin.
Podemos dejar la Orden susurr, ladeando la cabeza mientras miraba
rpidamente a los dos maestros mecnicos sentados en la mesa de al lado. En la
nueva academia, la de Tria, sabes a cul me refiero? Necesitan pilotos buenos, como
t. Por qu tiene nuestra Orden que tiranizar a los derrotados?
Me sorprend tanto que me ech el caf encima y me quem la pierna. Los Pilotos
Mercaderes de Tria (aquellos cosistas y tubistas poco ticos) haban intentado
durante mucho tiempo romper el poder de nuestra Orden.
Qu ests diciendo, Madre? Que nos convirtamos en traidores?
Traidores a la Orden, s. Mejor que traiciones unos cuantos votos tomados a la
ligera que traicionar la vida que te di.
Siempre tuviste la esperanza de que algn da me convirtiera en Lord Piloto.
Podras ser un prncipe mercader de Tria.
No, madre, eso nunca.
Te sorprender saber que a algunos pilotos les han ofrecido posesiones en Tria.
Y a ciertos programadores y cantores tambin.
Pero ninguno ha aceptado, verdad?
Todava no dijo ella, y empez a tamborilear con los dedos sobre la mesa.
Pero hay ms distensiones entre los profesionales de lo que crees. Algunos
historiadores como Burgos Harsha creen que la Orden est estancada. Y los pilotos.
La regla contra el matrimonio es casi tan odiada como odioso es el matrimonio.
Hizo una pausa para rerse con su pequeo chiste, y luego continu: Hay ms
desorden en la Orden de lo que imaginaras. Volvi a rerse, como si supiera algo
que yo no conoca, y se arrellan en su silla, esperando.
Preferira morir que ir a Tria;
Entonces huyamos a Lechoix. Tu abuela nos recibir con los brazos abiertos,
aunque seas un toro.
No lo creo.

Mi abuela, Dama Oriana Ringess, a quien yo nunca haba visto, haba educado a
Justine y a mi madre (y a Katharine) adecuadamente. Adecuadamente, en el
Matriarcado Lechoix, significa una pronta introduccin a los misterios femeninos y
varias reglas de lenguaje, As, se desprecia a los hombres y se les denomina toros, o
garaones, o a veces mulos. El deseo entre un hombre y una mujer se llama el
calor enfermo, y el matrimonio, el matrimonio heterosexual, el infierno viviente.
Las Grandes Damas, de las cuales mi abuela es una de las ms grandes, reniegan de
la creencia de que los hombres son mejores pilotos que las mujeres y mantienen la
mayor y mejor de las escuelas de lite de la Orden. Y as, cuando mi madre y Justine
llegaron a Borja haca mucho tiempo, sintieron la sorpresa (y, el caso de mi madre, el
odio) de ver que bestias tan jvenes como Lionel y Soli pudieran ser mejores
matemticos que ellas.
Dama Oriana no hara nada que avergonzara al Matriarcado, no? dije.
Escchame. Escucha! No dejar que Soli mate a mi hijo! Dijo la palabra
hijo con tal desesperacin que me sent obligado a mirarla incluso cuando se ech a
llorar. Nerviosa, se arranc el pelo del moo de cuero y us las brillantes hebras para
secarse la cara. Escucha, escucha. El brillante Soli regresa del multipliegue.
Brillante como siempre, pero no tanto. Yo le venca. Al ajedrez. Tres de cada cuatro
partidas, hasta que dej de jugar conmigo.
Qu quieres decir?
Te he pedido el pan dijo, mientras alzaba la mano y haca un gesto al
domstico. La mquina rod hasta la mesa y coloc ante m una cesta de pan negro
caliente y crujiente. Cmete el pan y bbete el caf.
No vas a comer?
Normalmente ella tomaba pan en el desayuno; como sus hermanas en Lechoix, no
coma alimentos de origen animal, ni siquiera las comidas cultivadas que gustaban a
casi todo el mundo en nuestra ciudad.
Extend la mano hacia una de las pequeas barras oblongas. La mord; estaba
deliciosa. Mientras morda el duro pan, ella cogi un bombn de chocolote del
cuenco azul que tena delante y se lo meti en la boca.
Y si tengo xito, madre? pregunt. Ella se meti otros tres bombones en la
boca y me mir.
Su respuesta fue apenas comprensible, una burbuja de palabras forzada a travs
de una boca llena de chocolate pegajoso y derretido.
A veces creo que Soli tiene razn. Mi hijo est loco.
Siempre has dicho que tenas fe en m.
Fe s; fe ciega, no.

Por qu es imposible? La Entidad es una nebulosa como cualquier otra: gases


calientes, polvo interestelar, unos pocos millones e estrellas. Tal vez sea simple
casualidad que el Tycho y los otros se perdieran.
Hereja! dijo ella, mientras coga un bombn con sus largas uas. No te lo
he enseado ya? No permitir que digas esa palabra. No es casualidad. Mat al Tycho.
Ella.
Ella?
La Entidad. Es una telaraa de un milln de bioordenadores del tamao de
lunas. Manipula la materia. Y Ella pliega la energa. Y Ella retuerce el espacio a su
gusto. Se sabe que el multipliegue en su interior es extrao, ladinamente complejo.
Por qu la llamas Ella?
Mi madre sonri.
Debera llamar l a la inteligencia ms grande, a la vida ms sagrada en
nuestro universo?
Qu hay entonces del Dios de Silicio?
Una confusin. De algunos de los viejos escatlogos que dividen las esencias en
masculino y femenino. Debera llamarse la Diosa de Silicio. El universo alumbra
vida; la esencia del universo es femenina.
Y qu hay de los hombres?
Son depsitos de esperma. Has estudiado los lenguajes muertos de la Vieja
Tierra como te ped que hicieras? No? Bien, hubo una expresin latina: instrumenta
vocalia. Los hombres son herramientas con voces. Magnficas herramientas. Y a veces
sus voces son sublimes. Pero, sin las mujeres, no son nada.
Y las mujeres sin los hombres?
El Matriarcado Lechoix fue fundado hace cinco mil aos. No hay patriarcas.
A veces pienso que mi madre debera haber sido historiadora o rememoradora.
Siempre pareca saber demasiado de gente antigua, de lenguajes y costumbres, o al
menos lo suficiente como para salirse con la suya en las discusiones.
Soy un hombre, madre. Por qu escogiste tener un hijo?
Eres un nio estpido.
Di un largo sorbo al caf y me pregunt en voz alta:
Cmo le resultar a un hombre hablar con una diosa?
Ms estupidez dijo ella. He tomado una decisin. Nos iremos a Lechoix.
No, madre. No ser el nico hombre entre ocho millones de mujeres que valoran
la astucia sobre la fe.

Ella deposit de un golpe la taza sobre la mesa.


Entonces ve a correr contra Soli. Y agradece que la madre de tu madre me haya
enseado astucia.
La mir mientras ella me miraba. Nos miramos durante largo rato. Igual que un
maestro ctico, intent leer la verdad en los destellos de luz reflejados en sus
brillantes iris y por la expresin de su ancha boca. Pero la nica verdad que me lleg
fue una antigua verdad: No poda leer su cara ms de lo que poda desentraar el
futuro.
Beb las ltimas gotas de caf y toqu la frente de mi madre. Y entonces me fui a
correr contra Soli.
***
Se supone que la carrera de los Mil Pilotos no es un asunto serio (y tampoco toman
nunca parte mil pilotos en las festividades). Esencialmente, es la farsa de una pugna
entre los viejos pilotos y los nuevos, un rito de paso simblico. Los pilotos veteranos
(normalmente hay un centenar o cosa as), se congregan delante del Saln de los
Antiguos Pilotos y, segn su costumbre, beben jarras de kvass humeante u otros
licores, mientras se dan palmadas en los hombros para animarse unos a otros a la vez
que gritan y abuchean al grupo ms pequeo de nuevos pilotos. Esa tarde haba
grupos de acadmicos envueltos en brillantes pieles, altos profesionales y novicios
abarrotando el hielo de las instalaciones de Resa. Haba campanas repicando al
viento y viajeros silbando a los corredores-gusano mientras alzaban sus manos
enguantadas para hacer sus apuestas ilegales. Desde las escalinatas del Saln se oan
las clarinas y shakuhachis. Las notas agudas me parecieron una plegaria angustiada
llena de desesperacin y malos presagios, un contrapunto a la alegra que nos
rodeaba. Bardo debi sentir tambin que la msica era inapropiada, porque se me
acerc mientras yo comprobaba los filos de mis patines con el pulgar.
Detesto la msica mstica dijo. Me hace sentir pena por el universo, y
despierta otros sentimientos que preferira que no despertara. Prefiero cuernos y
tambores. Por cierto, Pequeo Amigo, puedo ofrecerte un pelizco de hierbafuego
para que te cante la sangre?
Rechac sus cristales rojos, como debi saber que hara. El director de la carrera (vi
para mi sorpresa que se trataba de Burgos Harsha, que se tambaleaba sobre sus
patines porque sin duda haba estado bebiendo kvass desde los preparativos de la
maana) llam a los dos grupos a nuestros puestos de salida. Nos congregamos en la
lnea roja, donde las deslizaderas menores desembocaban en el hielo blanco del
borde de las instalaciones.

Tena algo importante que deciros, pero se me ha olvidado chill. Y


cundo me habis visto olvidar algo? Qu estaba diciendo? Importa? Bien,
entonces, no perdis el camino, pilotos, y que regresis pronto.
Extendi la mano hacia la banderola blanca que un novicio le tenda, y consigui
enmaraarse el codo en el tejido de algodn. El novicio le introdujo la varilla de
madera entre los dedos, y l hizo ondear la banderola de un lado a otro delante de la
cara. La carrera comenz.
Mencionar slo unos pocos detalles de lo que sucedi en las calles de mi Ciudad
aquel da, porque, debido a la peculiar naturaleza y reglas de la carrera, es todo lo
que un solo piloto puede hacer. Las reglas son simples: Un piloto puede escoger
cualquier camino a travs de los cuatro sectores de la ciudad mientras pase en
secuencia a travs de uno de los diversos puntos de comprobacin como el Anillo de
Rollo en el Sector Extremo, o el Hofgarten entre el Zoo y el Sector de los Pilotos. La
teora es que vencer el piloto ms astuto y listo, el piloto que haya memorizado
mejor las calles y atajos de nuestra ciudad. En la prctica, sin embargo, la velocidad
es al menos tan importante como el cerebro.
Bardo dio un grito y se abalanz abrindose paso por entre un grupo de maestros
pilotos que le bloqueaba el camino (debo aadir que los empujones estn permitidos,
siempre que el piloto d primero un grito de advertencia). El rubio Tomoth, que
patinaba furiosamente erguido, casi se cay cuando el codo de Bardo le alcanz en el
hombro. Entonces Bardo grit:
El primero entre iguales! y desapareci en la curva de la resbaladera.
Lo alcanzamos en los Grupos de Vientre Rosado, el conjunto de edificios chatos en
la zona occidental de Resa que alberga los tanques en los que habamos flotado
durante una considerable porcin de nuestros aos como aspirantes. Patinaba
irregularmente cuando le dejamos atrs. Se haba quitado la capucha de la kamelaika
de su empapada cabeza.
El primero... entre iguales dijo mientras resoplaba en busca do aire. Al
menos... durante... medio kilmetro.
Nos dispersamos en la puerta occidental de la Academia, Quince pilotos giraron
hacia las deslizaderas meridionales que conducan al Camino, mientras ocho
maestros pilotos y seis pilotos (Soli y yo mismo entre ellos) escogan una resbaladera
inferior a travs de la brillante Ciudad Vieja para evitar el denso trfico de la arteria.
Y as continuamos. El cielo era de un azul profundo, el aire denso y fro. Delante de
m, los patines de Soli cortaban suavemente el hielo, y los gritos y risas de los
espectadores alineados en la estrecha calle eran como una msica acelerada. Me
agach y gir mientras me apoyaba el brazo derecho contra la espalda, y de repente
me encontr solo.
Vi a los otros pilotos solamente unas pocas veces durante el resto de la carrera. No
quera hacer una falsa analoga entre las calles de Neverness y los caminos del

multipliegue, aunque no poda dejar de pensar en las similitudes: pasar de repente


de las fras y ensombrecidas deslizaderas rojas menores a una resbaladera y luego al
Camino brillantemente iluminado era como fenestrar, caer del multipliegue a la
brillante luz que rodeaba una estrella. Igual que el piloto alejado de nuestra ciudad se
encuentra en un rbol de decisin donde debe escoger el sendero correcto o perecer,
as los corredores tenamos que enfrentar nuestros recuerdos de las calles bifurcadas
contra la realidad de los nudos enmaraados de las resbaladeras y deslizaderas, o
perder. Y, si se puede decir que el temposueo es lo ms importante y placentero que
le ocurre a la mente de un piloto, entonces lo que sentamos era el xtasis del fro
viento y la visin intensamente enfocada, al menos durante los siete primeros
kilmetros o as. Por eso, cuando entr en el punto de comprobacin del Anillo de
Invierno en el Sector Extremo, y vi a Soli y Lionel a diez metros por delante de m,
tuve la fuerza suficiente y el entusiasmo para gritar:
Siete kilmetros solo en las calles de la ciudad, y aqu nos encontramos, como si
estuviramos clavados en los cinco puntos fijos de una estrella!
Cuando Soli se volvi para responderme, los rasgos de su cara se contrajeron en
una mscara de fiera concentracin. Respiraba profundamente.
Ten cuidado con las estrellas que estallan! dijo, y entonces desapareci por
una de las resbaladeras menores que conectaban con la peligrosa Calle de los
Contrabandistas.
No le alcanc hasta casi el final de la carrera. Di la vuelta a la protuberante
Espuma de Plata del Zoo, donde algunas Amigas del Hombre y fravashi y dos razas
de aliengenas que nunca haba visto antes contemplaban el curioso espectculo que
les habamos proporcionado. En el Anillo Norte, el oficial de la carrera grit:
Soli primero seguido por Killirand a cien metros, seguido por Ringess a ciento
cincuenta metros, seguido...
Y en el gran crculo ante el Hofgarten, donde el Paseo intersecta al Camino, o:
Soli primero seguido por Ringess a cincuenta metros, seguido por Killirand a
trescientos...
En el ltimo punto de comprobacin, que estaba en el Sector de los Pilotos, vi a mi
to apenas a veinte metros por delante. Saba que no volvera a verle hasta que
cruzara primero en la lnea de meta en las Instalaciones y Burgos Harsha me
proclamara vencedor.
Me equivoqu.
Patinaba hacia el oeste por el Paseo, rodeando astutamente (o eso crea) el borde
norte de la Ciudad Vieja para as cortar por una pequea resbaladera que saba
conduca directamente a la puerta norte de la Academia. El hielo azul estaba repleto
de novicios y otras personas que de algn modo haban supuesto que unos pocos
corredores podran elegir esta ruta poco probable. Mientras me felicitaba a m mismo

y vea ya a Burgos colocndome al cuello la medalla de la victoria, divis una franja


negra a travs de la turba de patinadores delante mo. La muchedumbre se agit, y
all apareci Soli, patinando tranquilamente hacia la franja roja que separaba el carril
de los patinadores del de los trineos. Pens en gritar un desafo cuando o una risa a
mi espalda. Volv la cabeza y vi a dos hombres de negra barba (corredores-gusano,
supuse, por el extravagante corte de sus pieles), dndose codazos, palmadas y
empujndose alternativamente uno al otro y entrelazando sus brazos. Eran
demasiado viejos, naturalmente, y la calle estaba demasiado abarrotada para jugar al
tira-y-empuja. Deb de haberme dado cuenta de inmediato. En cambio, segu
avanzando porque estaba decidido a no dar a Soli ninguna advertencia cuando le
dejara atrs. De pronto los dos corredores-gusano chocaron contra la espalda de Soli
y le empujaron a la franja de advertencia del carril de trineos. Se oy el sbito
estrpito de un gran trineo mientras l caa hacia adelante con los brazos extendidos.
Ejecut un baile desesperado para evitar la dura nariz puntiaguda del trineo, y de
repente cay al suelo. El trineo pas sobre l en una dcima de segundo (aunque
pareci un ao). Cruc la lnea de advertencia y le llev de vuelta al carril de
patinadores. l se zaf de m con una fuerza sorprendente para alguien que haba
estado tan cerca de ser empalado.
Asesino me dijo. Gru y trat de levantarse.
Le dije que fue un corredor-gusano quien le haba empujado.
Si no has sido t, entonces han sido sicarios de tu madre. Me odia porque cree
que tendrs que cumplir tu juramento. Y por otros motivos.
Mir al crculo de personas que nos rodeaba. No pude ver por ninguna parte a los
dos corredores-gusano.
Pero se equivoca. Moira se equivoca.
Se agarr el costado y tosi. Le manaba sangre por la larga nariz y la boca abierta.
Llam a una novicia cercana que se acerc, nerviosa.
Tu nombre? pregunt.
Sophie Dean, de La Nave, Lord Piloto respondi la hermosa muchacha.
Entonces, tu Lord Piloto en presencia del testigo Sophie Dean libera a Mallory
Ringess de su juramento de penetrar en la Entidad da Estado Slido.
Volvi a toser, manchando la chaqueta blanca de Sophie de gotitas rojas.
Creo que debes tener las costillas rotas dije. La carrera se ha terminado para
ti, Lord Piloto.
l me agarr el brazo y me atrajo hacia s.
De veras? pregunt. Entonces tosi mientras me empujaba y empez a
patinar hacia la Academia.

Me qued all un momento, contemplando las gotas de sangre que abran


diminutos agujeros en el hielo azul. No quise creer que mi madre hubiera enviado
asesinos para acabar con Soli. No pude comprender por qu me haba liberado de mi
juramento.
Te encuentras bien, Piloto? pregunt Sophie:
No me encontraba bien. Aunque me haban salvado la vida, me sent enfermo del
estmago, completamente revuelto. Tos de repente y vomit una andanada de pan
negro, caf y bilis.
Piloto?
Sophie parpade para proteger sus ojos celestes del repentino viento que cort a
travs de mis ropas, y en mi mente supe con completa certeza que mantendra mi
juramento a Soli y mis votos a la Orden, no importaba cul fuera el coste. Cada uno
de nosotros, advert, debe enfrentarse tarde o temprano a la muerte y la ruina.
Simplemente, era mi destino tener que enfrentarme a ella antes que la mayora.
Piloto, llamo a un trineo?
No, acabar la carrera.
Le ests dejando ganar.
Era cierto. Contempl a Soli, que giraba en el Paseo hacia la calle amarilla que
conduca a mi atajo secreto hacia la puerta occidental.
No te preocupes, muchacha dije, mientras me pona en marcha. Est herido
y dolorido, y escupe sangre. Le alcanzar antes de que llegue a medio camino de
Borja.
Volv a equivocarme. Aunque patin a toda la velocidad que pude, no le alcanc
cuando pasamos las espirales de Borja, ni cuando circundamos la Torre del Guardin
del Tiempo, ni nunca.
El viento resonaba en mis odos como una tormenta de invierno cuando entramos
en las Instalaciones de Resa. La multitud aplauda, y Burgos Harsha agit la bandera
verde de la victoria, y Leopold Soli, apenas consciente y perdiendo tanta sangre por
los pulmones heridos que un tallador tuvo que inyectarle ms tarde plasma en las
venas, me gan por tres metros. Igual podran haber sido tres aos luz.

Captulo 3
La torre del Guardin del Tiempo
El objetivo de mi teora es establecer de una vez por todas la certitud de los
mtodos matemticos... El estado actual de las cosas, donde nos topamos con
paradojas, es intolerable. Slo pensar que las definiciones y mtodos deductivos
que todo el mundo aprende, ensea y emplea en matemticas conducen a
absurdos! Si el pensamiento matemtico es defectuoso, dnde encontraremos la
verdad y la certidumbre?
David Hilbert, Cantor del Siglo de la Mquina, en Sobre el infinito.
Los das que siguieron a la carrera de los pilotos y el intento de asesinato a
Leopold Soli pasaron rpidamente. El clima claro, seco y soleado dio paso a las
nieves de invierno que caan continuamente sobre las deslizaderas y mantenan
ocupados a los encargados de limpieza. Los presuntos asesinos de Soli nunca fueron
capturados. Aunque hizo uso completo de los recursos de la Orden, y el Guardin
del Tiempo envi sus espas para que escucharan en las puertas y se asomaran a las
ventanas (o lo que sea que hacen los espas), nuestro Lord Piloto apenas pudo hacer
otra cosa que enfurecerse y exigir que mi madre fuera conducida ante los akshicos.
Desnudad su cerebro, descubrid sus planes y mentiras! tron en el cnclave
de los pilotos. Una medida de su vasta reputacin fue que los pilotos, muchos de los
cuales se haban hecho hombres y tomado sus votos durante su largo viaje,
estuvieron de acuerdo en juzgar a mi madre.
Al cuarto da, ella se present ante Nikolos el Anciano. Con sus ordenadores, l
traz imgenes de su cerebro tan vividas como un fresco fravashi. Pero el pequeo y
regordete Lord Akshico declar que no pudo encontrar en ella ningn recuerdo
sobre un plan para asesinar a Soli.
Esa noche, en su casita de ladrillo en el Sector de los Pilotos, ella me dijo:
Soli va demasiado lejos! Nikolos proclama mi inocencia. Y qu dice Soli? Dice:
Es bien sabido que las matriarcas de Lechoix toman drogas que destruyen los
recuerdos especficos. Destruir! Como si yo quisiera destruir parte de mi cerebro!

Yo saba lo mucho que mi madre valoraba los cien mil millones de neuronas que
componan su cerebro. No crea que ella, como hacan a menudo los miembros de la
secta afsica, hubiera tomado un afagnico para destruir su memoria; ni poda
confiar en que fuera inocente, no despus de lo que me haba dicho el da de la
carrera. (Aun suponiendo que hubiera usado efectivamente esa droga, no poda
preguntarle si lo haba hecho. La naturaleza de las lesiones microcerebrales inducidas
era tal, que no tendra ningn recuerdo de su crimen, ni de haber disuelto el
recuerdo de su crimen.) Estaba furioso, y mi voz tembl cuando pregunt:
Cmo engaaste al Lord Akshico?
Mi hijo duda de m? dijo ella, mientras se golpeaba con los ladrillos
desnudos de la pared de su dormitorio. Cunto odio a Soli! El Lord Piloto regresa.
Para quitarme lo que ms amo. Y por eso fui al Guardin del Tiempo. Y ment, s,
admito que ment. Le supliqu que le pidiera a Soli que te liberara de tu juramento.
Y el Guardin del Tiempo te escuch?
El Guardin del Tiempo cree que es astuto. Pero le dije que nos iramos a Tria,
para convertirnos en pilotos mercaderes, si no hablaba con Soli. El Guardin del
Tiempo piensa que no tiene miedo, pero teme un escndalo de esa magnitud.
Le dijiste eso? Debe pensar que soy el peor tipo de cobarde.
A quin le importa lo que piense? Al menos te he salvado. De una muerte
estpida.
Me has salvado de nada dije, mientras me diriga hacia la puerta. No
vuelvas a mentir por mi causa, madre.
Le dije que haba decidido mantener mi juramento, y ella empez a llorar.
Cmo odio a Soli! dijo, mientras yo abra la puerta de la calle. Le ensear
lo que es el odio.
Pas los das siguientes haciendo los preparativos finales para mi viaje. Consult a
escatlogos y otros profesionales, esperando obtener algn resquicio de informacin
como la naturaleza y el sentido del ser imposible conocido como la Entidad de
Estado Slido. Burgos Harsha me dijo que Rollo Gallivare haba descubierto al
primero de los cerebros matriz, y que crea que eran aliengenas de otra galaxia.
Se recuerda en los apcrifos del primer Guardin del Tiempo que el Dios de
Silicio apareci en la nebulosa Eta Carina a finales de los Siglos Enjambre. Y en las
crnicas de Tisander el Prudente encontramos una afirmacin similar. Pero, cundo
han sido precisas las fuentes, te pregunto? En la historia del Tycho, Reina Ede
sostiene que los cerebros evolucionaron de la semilla de los ieldra, igual que el Homo
sapiens. A qu hago caso? No s qu creer.

Konleya Mor pensaba que los ieldra, antes de fundir su consciencia con el
espaciotiempo extraamente torturado de la singularidad nuclear, deban haberse
parecido mucho a la Entidad de Estado Slido.
En cuanto al sentido de la Entidad, bueno, es el sentido de toda vida, despertar a
s misma.
Hablamos durante largo rato, y le cont qu muchos de los pilotos ms jvenes
negaban que la vida tuviera sentido. Ella me mir con sus ojitos horrorizados.
Hereja! exclam. Esa antigua hereja!
Yo no fui el nico, naturalmente, llamado a la misin de bsqueda. Nuestra Orden
entera pareca arder con el sueo de encontrar las Antiguas Eddas de Soli. Cul era
realmente el secreto de la inmortalidad del hombre?
Averigua por qu las jodidas estrellas estn estallando, y descubrirs tu secreto
dijo Bardo. Naturalmente, era un pragmtico cuya mente no se volcaba a menudo
hacia problemas esotricos. Otros crean que el secreto de la explosin del Vild sera
slo la primera parte de las Antiguas Eddas (aunque una parte vital). Dnde
deberamos buscar este secreto? Por qu no lo habamos descubierto haca mucho
tiempo? Fntasistas, reparadores y pilotos..., muchos de nosotros sentamos que, a
pesar de los tres milenios que nuestra Orden haba pasado acumulando
conocimiento, podamos haber pasado por alto algo importante, tal vez vital. Los
historiadores pedan permiso al Guardin del Tiempo para marcharse de Neverness
y saquear la biblioteca de Ksandaria en busca de pistas para el misterio. Los
neolgicos y semnticos se encerraban en sus fras torres mientras se disponan a
crear y descubrir nuevos lenguajes, perdidos en la certeza de que el secreto de las
Antiguas Eddas (y todo tipo de sabidura) se encontrara en las palabras. Los
fabulistas tejan sus ficciones, que sostenan eran tan reales como cualquier realidad,
y declararon que las Antiguas Eddas son lo que queramos creer. Y, quin poda
decir que estuvieran equivocados? Y los pilotos! Mis valientes compaeros pilotos:
Richardess y el Sonderval se dirigieron al multipliegue, en busca de planetas
perdidos y nuevas y extraas razas aliengenas. Tomoth y un centenar de otros
maestros pilotos intentaran cartografiar el Vild. El mismo Soli intentara penetrar el
velo interior del Vild, mientras Lionel diseaba otro plan ms para encontrar la Vieja
Tierra. Incluso el cobarde Bardo liara un viaje, aunque no propusiera nada ms
arriesgado que su propia expedicin privada a Ksandaria. Y, aunque unos pocos
cnicos profesionales como mi madre no tenan intencin alguna de arriesgar la vida
en tal sueo, era una poca excitante, y ms aun, una poca gloriosa que nunca
volveramos a ver.
El da anterior a mi marcha, un da de fieras tormentas y picoteante polvo de hielo,
el Guardin del Tiempo me llam a su torre. Mientras patinaba entre los oscuros
edificios grises que separaban Resa de la gran torre, temblaba bajo m kamelaika
demasiado fina. Dese haberme untado la cara de grasa o llevado una mscara que
me protegiera del viento helado. Pensaba que sera un insulto aparecer ante el

Guardin del Tiempo con la cara salpicada de parches blancos y la piel mordida por
el hielo. Me agrad entrar en la clida torre, incluso esperar impacientemente en la
antesala bajo la cima de la torre mientras golpeaba las botas contra la alfombra roja y
aguardaba a que el maestro horlogo anunciara mi llegada.
Te est esperando dijo el horlogo con una voz casi sin aliento por haber
subido y bajado las escaleras hasta los aposentos del Guardin del Tiempo. Ten
cuidado, est de mal humor hoy. Y entonces se me adelant por las serpenteantes
escaleras hacia el santuario circular de la torre donde el Guardin del Tiempo me
esperaba.
Vaya, Mallory, el anillo de piloto te sienta bien en la mano, eh? me dijo.
El Guardin del Tiempo era un hombre de cara agria con una melena de denso
pelo blanco que emerga de su tensa piel. La mayor parte del tiempo pareca muy
viejo, aunque nadie saba qu edad tena. Cuando frunca el ceo, cosa que haca a
menudo, los msculos de sus mandbulas sobresalan como nudos de madera. Su
cuello era grueso y en l asomaban los tendones, as como en el resto de su cuerpo
tenso y de grandes huesos. Me qued inmvil en la sala espaciosa y bien iluminada,
y l me mir como haca siempre cuando vena a verle. Sus ojos eran negros e
insondables como pedazos de obsidiana apenas enfriada colocados en su crneo a
martillazos; sus ojos eran clidos, inquietos, furiosos y doloridos.
Qu costara matarte? me pregunt.
Los msculos de sus brazos desnudos se tensaron y relajaron, se tensaron y
relajaron. Una vez, cuando yo era un novicio y l me ense las llaves y presas
asesinas y otras habilidades de la lucha, tuve ocasin de ver el cuerpo poderoso bajo
la larga tnica roja que llevaba siempre. Su torso y piernas estaban cosidos de
cicatrices; una fina cadena de cicatrices blancas y duras ms intrincadas y enroscadas
sobre s mismas que las deslizaderas del Sector Extremo comenzaban en su cuello, se
retorcan a travs de su cuerpo denso, blanco y velludo, y corran por su vientre y sus
musculosas piernas hasta sus pies; Cuando le pregunt por las cicatrices, me
contest: Cuesta mucho matarme.
Me hizo un gesto para que me sentara en una silla de madera tallada encarada
hacia la ventana sur. La torre, un monolito de mrmol blanco importado de Urradeth
a un coste extraordinario, dominaba toda la Academia. Al oeste se alzaban los arcos
de granito y basalto de las facultades profesionales, Upplyssa y Lara Sig; al norte, los
muchos capiteles de Borja, y mirando al sur, hacia Urkel, vi mi amada Resa. (Debera
mencionar que las ventanas de la torre estn hechas de silicio fundido y xidos de
calcio y sodio, una sustancia que el Guardin del Tiempo llama cristal. Es una
sustancia brillante que tiende a romperse cuando las tormentas de invierno cruzan
rugiendo el Staxnbergersee. Sin embargo, el Guardin del Tiempo, que es aficionado
a las antiguallas, dice que el cristal permite entrar una luz ms ntida que el clary que
se emplea en todos los edificios de los Mundos Civilizados.)

Oyes el tictac, Mallory, mi joven, alocado, joven piloto? El tiempo... hace tictac,
corre, se retuerce, se dilata, encoge y mata, y un da para todos nosotros, no importa
lo que hagamos, se detiene. Se detiene, me oyes?
Acerc una silla idntica a la ma y apoy su pie calzado con una zapatilla roja en
el asiento. Al Guardin del Tiempo (temeroso quizs de que, si cesaba sus
interminables movimientos, su reloj interno podra pararse), no le gustaba sentarse.
Eres el piloto ms joven de la historia. Veintin aos..., nada en la vida de una
estrella, pero es todo el tiempo que has vivido. Y el reloj late; el reloj dobla; el reloj
marca; lo oyes sonar?
Lo oa. A todo nuestro alrededor, en la torre circular del Guardin del Tiempo, los
relojes sonaban. Entremezclados con los paneles curvos de cristal en torno a la
circunferencia de la sala, desde el suelo alfombrado hasta el techo de yeso blanco,
haba estantes de madera que albergaban los relojes. Relojes de todos los diseos
imaginables. Haba arcaicos relojes de pesas y relojes de muelle en cajas de plstico;
haba biorrelojes impulsados por los msculos del corazn de varios organismos;
haba relojes cunticos y relojes llenos de arenas de cobalto y bermelln; vi tres
relojes de agua, que medan el tiempo desde que los errantes amasijos
supergalcticos haban brotado de la singularidad primordial. Por lo que pude
determinar, no haba dos relojes que dieran la misma hora. En lo alto del estante
superior estaba el Sello de nuestra Orden. Era un pequeo reloj atmico de cristal y
acero que haba sido puesto en marcha en la Vieja Tierra el da en que se fund la
Orden. (El reloj ms grande, por supuesto, era es la torre en s. Muy por debajo,
fijas en el crculo de hielo que la rodea, veinte hileras de granito brotan hacia fuera y
marcan el paso de la sombra del sol. Este gigantesco reloj de sol, aunque sea
inadecuado, es tericamente el nico reloj de la ciudad por el que los ciudadanos
podemos dirigir nuestras actividades. El Guardin del Tiempo aborreci la tirana
del tiempo, y por eso orden prohibir hace mucho tiempo todos los relojes. Esta
prohibicin provoc un boom entre los corredores-gusano, que hicieron una fortuna
contrabandeando en Yarkona relojes de bolsillo y otros gneros.)
Un reloj dio la hora, y el Guardin del Tiempo se cruz de brazos.
Me he enterado de que Soli ha disuelto tu juramento.
Es cierto, Guardin del Tiempo. Y deseo pedir disculpas por mi madre. No tena
ningn derecho para acudir a ti y pedirte que hablaras con Soli en mi defensa.
Empuj la silla con el pie mientras tensaba los msculos de sus antebrazos.
Entonces, crees que yo le orden a Soli que te liberase de tu juramento?
No lo hiciste?
No.
Mi madre parece pensar...

Tu madre (perdname, Piloto), tu madre piensa mal a menudo. Te conozco


desde que naciste. Crees que soy tan estpido como para creer que desertaras de la
Orden para convertirte en un piloto mercader? Ja!
Entonces, no hablaste con Soli?
Dudas de m?
Perdname, Guardin del Tiempo. Estaba confuso. Por qu si no me habra
liberado Soli de mi juramento, a menos que fuera para avergonzarme ante todos mis
amigos y maestros de la Academia?
Confi mis dudas al Guardin del Tiempo; respondi:
Soli ha vivido tres largas vidas; no trates de comprenderlo.
Parece que hay muchas cosas que no comprendo.
Ests modesto hoy.
Por qu me mandaste llamar?
No me interrogues, maldicin! Ya he tenido demasiada paciencia, incluso
contigo.
Permanec en silencio en la silla, contemplando el hermoso capitel principal de
Borja, el que el Tycho haba construido haca mil aos. El Guardin del Tiempo me
rode y se coloc a mi lado para as poder verme la cara mientras yo miraba hacia el
frente. Era la postura tradicional de amabilidad entre maestro y novicio que me
haban enseado cuando entr en la Academia. El Guardin del Tiempo poda buscar
en mi rostro la verdad o la mentira (o cualquier otra emocin), mientras conservaba
la santidad de sus propios pensamientos y emociones.
Todo el mundo sabe que pretendes mantener tu juramento dijo.
S, Lord Horlogo.
Parece que Soli te ha engaado.
S, Lord Horlogo.
Y tu madre te ha fallado.
Quiz, Lord Horlogo.
Entonces, an pretendes penetrar la Entidad?
Partir maana, Lord Horlogo.
Tu nave est preparada?
S, Lord Horlogo.
Morir entre las estrellas es la muerte ms gloriosa, no es eso?
S, Lord Horlogo.

A mi lado se produjo un destello, y el Guardin del Tiempo me abofete.


Tonteras! rugi. No escuchar ms tonteras de tu parte!
Se acerc a la ventana y golpe la hoja de cristal con los nudillos.
Las ciudades como Neverness son hermosas dijo. Y el ocano al atardecer, o
las cataratas de fuego de invierno..., esas cosas son gloriosas. La muerte es muerte; la
muerte es horror. No hay gloria cuando el tiempo se acaba y el tictac se detiene, me
oyes? Slo hay negrura y el infierno de la nada eterna. No tengas mucha prisa en
morir, me oyes, Mallory?
S, Lord Horlogo.
Bien! Cruz la habitacin y abri un mueblecito donde haba una jarra con un
fluido rojo, brillante y pulsante. (Yo siempre haba supuesto que aquel mueble de
aspecto diablico era un reloj de algn tipo, pero nunca haba tenido el valor de
preguntar exactamente de qu clase.) Del oscuro interior del mueblecito la madera
era de un raro bano, tan negro que reflejaba poca luz, sac un objeto que pareca
una vieja cajita forrada de cuero. Pronto vi que no lo era; cuando abri la caja, es
decir, cuando le dio la vuelta a una seccin de las piezas endurecidas del cuero
marrn y agrietado, aparecieron muchas, muchas hojas de lo que pareca ser papel,
sujeto inteligentemente por la seccin media. Se acerc ms a m; ol a moho y al
polvo del papel viejo de siglos. Mientras sus dedos pasaban las pginas amarillentas,
dejaba escapar ocasionalmente un suspiro o exclamaba: Aqu est, en antiguo
angls, nada menos!. O: Ah, esa msica, nadie la hace ahora, es un arte muerto.
Mira esto, Mallory!. Mir las hojas de papel que cubran lnea tras lnea con
curiosos caracteres negros, todos los cuales me parecan extraos. Supe que estaba
contemplando uno de esos arcaicos artefactos en que las palabras estn
representadas simblicamente (y redundantemente) por ideoplastias fsicas. El
anciano haba llamado letras a las ideoplastias, pero yo no poda recordar cmo se
llamaba el artefacto cubierto de letras.
Es un libro! dijo el Guardin del Tiempo. Un tesoro..., stos son los mejores
poemas jams ideados por las mentes de los seres humanos. Escucha esto... y
tradujo del lenguaje muerto que llamaba franche mientras recitaba un poema
titulado El reloj. No me gust mucho; era un poema lleno de imgenes oscuras y
temblequeantes, desesperanza y temor.
Cmo es que puedes interpretar estos smbolos en palabras? le pregunt.
El arte se llama leer. Lo aprend hace mucho tiempo.
Me confund por un momento, porque yo siempre haba usado la palabra leer
en un contexto ms amplio y diferente. Uno lee las pautas del tiempo en las nubes
o lee los hbitos y programas de una persona segn los manierismos de su cara.
Entonces record que ciertas profesiones practicaban el arte de la lectura, como
hacan los ciudadanos de muchos de los mundos ms atrasados. Incluso vi una vez

libros en un museo de Solsken. Supuse que se podan leer las palabras igual que
decirlas. Pero qu ineficaz pareca! Sent pena por los antiguos que no saban
codificar informacin en ideoplastias y manejar directamente los varios sentidos y
centros cognitivos del cerebro. Como dira Bardo, qu brbaro!
Quiero que aprendas el arte de la lectura para que as puedas leer este libro
dijo el Guardin del Tiempo, cerrando el puo.
Leer el libro?
S dijo, mientras cerraba la cubierta y me lo tenda. Ya has odo lo que he
dicho.
Pero, Guardin del Tiempo, no comprendo por qu. Leer con los ojos es tan...
burdo.
Aprenders a leer, y aprenders las lenguas muertas de este libro.
Por qu?
Para que puedas or estos poemas en tu corazn.
Por qu?
Interrgame de nuevo, maldito seas, y te prohibir que viajes durante siete
aos! Entonces aprenders paciencia!
Perdname, Guardin del Tiempo.
Lee el libro, y puede que vivas dijo. Extendi la mano y me palme la nuca.
Tu vida es todo lo que tienes; gurdala como un tesoro.
El Guardin del Tiempo era el hombre ms complicado que haba conocido jams.
Era un hombre cuya cualidad comprenda un millar de piezas afiladas de amor y
odio, capricho y voluntad; era un hombre que batallaba consigo mismo. Me qued
all, sosteniendo torpemente el viejo libro polvoriento que me haba puesto en las
manos, y me hund en las negras lagunas de aquellos ojos insondables, y vi el
infierno. El Guardin del Tiempo recorri la habitacin como un viejo lobo blanco que
ha sido capturado en la trampa de acero de un corredor-gusano. Estaba cansado de
algo, tal vez de haberme dado el libro. Mientras caminaba, se frot los msculos de
su pierna derecha y coje un poco. Pareca a la vez saudo y amable, solitario, y
amargado por su soledad, Pens que me encontraba ante un hombre que no haba
conocido un solo da (o una sola noche) de paz, un hombre muy viejo que haba sido
herido en el amor y cortado en guerras y quemado por sueos que se le haban
convertido en cenizas entre las manos. Posea una tremenda vitalidad, y su celo y su
amor a la vida lo haban llevado finalmente a la paradoja esencial de la existencia
humana: Amaba tanto el aire que respiraba y el latido de su corazn que haba
dejado que su odio natural por la muerte arruinara su vida. Se preocupaba
demasiado por la muerte. Se deca que una vez mat a otro ser humano con sus
propias manos para salvar su vida. Haba rumores de que usaba nepente para aliviar

el pnico del paso del tiempo y para olvidar, por unos instantes, los dolores de su
pasado y el furioso rugir de la existencia pura. Mir las arrugas de su ceuda cara, y
pens que los rumores podan ser ciertos.
No comprendo cmo un libro de poemas puede salvarme la vidadije. Y
empec a rerme.
l se detuvo junto a la ventana y me sonri sin humor. Tena enlazadas a la
espalda las grandes y venosas manos.
Te dir algo sobre la Entidad que no conoce nadie. Siente aficin por muchas
cosas humanas y, de todas esas cosas, lo que ms le gusta es la poesa antigua.
Guard silencio en mi silla. No me atrev a preguntarle por qu pensaba que a la
Entidad de Estado Slido le gustaba la poesa.
Si aprendes esos poemas, tal vez la Entidad se sienta menos propensa a matarte
como a una mosca.
Le di las gracias, porque no saba qu otra cosa hacer. Decid que le llevara la
corriente a aquel anciano un poco loco. Acept el libro. Incluso pas las pginas, con
cuidado, fingiendo interesarme en las interminables lneas de negras letras. Casi a la
mitad del libro, que contena mil trescientas cuarenta y nueve frgiles pginas, vi una
palabra que reconoc. La palabra me record que el Guardin del Tiempo no era un
hombre del que rerse o burlarse. Una vez, cuando era un joven novicio, los
horlogos capturaron a un demcrata con un lser que marcaba a fuego palabras
escritas en el mrmol blanco de la torre. El Guardin del Tiempo (recuerdo los
msculos de su cuello rebullendo como espirales bajo su tensa piel) orden que
arrojaran al pobre hombre desde lo alto de la torre en castigo por el doble crimen de
destruir belleza y contagiar a otros de sus ideas. Brbaro. Segn los cnones de
nuestra orden, naturalmente, eslelar es el nico crimen castigable con la muerte.
(Cuando los eslelistas son capturados robando el ADN de otro son decapitados, una
de las pocas costumbres antiguas que son a la vez eficaces y piadosas.) Pensamos que
el destierro de nuestra hermosa ciudad es castigo suficiente para todos los otros
crmenes, pero por alguna razn, cuando el Guardin del Tiempo vio la pintada,
LIBERTAD, grabada en el arco de la entrada de la torr, se llen de furia y descubri
una clusula excepcional en el canon nonagsimo primero que le permita, o eso dijo,
ordenar que El castigo ir en consonancia con el crimen. Hasta hoy, la pintada
permanece en la entrada, como recuerdo no slo de que la libertad es un concepto
muerto, sino que nuestras vidas son determinadas por fuerzas a veces caprichosas
ms all de nuestro control.
Hablamos durante un rato de las fuerzas que controlan el universo, y de la misin
de bsqueda. Cuando expres mi excitacin ante la posibilidad de descubrir las
Antiguas Eddas, el Guardin del Tiempo, siempre un hombre de contradicciones, se
pas los dedos por su nevado pelo y dijo:

No estoy tan seguro de querer que el hombre se salve. He visto hombres


suficientes..., tal vez es hora de que el tictac se detenga y el reloj se agote. Dejemos
que el Vild estalle, cada maldita estrella desde Vesper hasta Nwarth. Salvacin! La
vida es un infierno, no?, y no hay salvacin excepto la muerte, no importa lo que
digan las Amigas del Hombre.
Esper que se quedara sin aliento mientras despotricaba sobre el efecto persuasivo
(y perverso) que los misioneros aliengenas y sus religiones tenan sobre la raza
humana; esper largo rato.
Haca tiempo que el cielo se haba ensombrecido cuando se golpe el muslo con el
canto del puo y gru:
Mierda de ieldras! De modo que se han hecho dioses y se han asentado en el
ncleo, eh? Deberan dejarnos en paz, no? El hombre es el hombre, y los dioses son
los dioses, y cada uno tiene su propio destino. Pero t has hecho ese estpido
juramento tuyo, as que ve a buscarlos a ellos o a sus Eddas o a cualquier otra cosa
que creas poder encontrar.
Entonces suspir.
Pero ve con cuidado aadi.
Es extrao lo a menudo que los sucesos ms pequeos, las decisiones ms
triviales, pueden cambiar completamente nuestras vidas. Tras despedirme del
Guardin del Tiempo, alcanc el hielo bajo la Torre y ech otro vistazo al libro que
me haba dado. Poemas! Un simple libro de torpes poemas antiguos! Me qued
largo rato preguntndome si no debera arrojar el libro a la chimenea de nuestro
dormitorio; reflexion sobre el sentido de la suerte y el destino. Entonces el viento
helado y hmedo del Firme empez a soplar, transmitiendo a mis huesos el
escalofro de la muerte..., no supe entonces la muerte de quin. El viento cubri el
hielo de duros copos de nieve que me picotearon la cara y cubrieron las ventanas de
la torre. El suave sonido del hielo golpeando el cristal casi se perdi con el tintineo de
las campanas que colgaban de las cornisas de las ventanas de la Torre. Tras
encogerme de hombros, me puse la capucha de mi kamelaika. El Guardin del
Tiempo quera que yo leyera el libro. Muy bien, lo leera.
Sent las manos entumecidas mientras lo guardaba en la mochila que llevaba en la
espalda. Corr por la deslizadera. Bardo y mis otros amigos me estaran esperando
para cenar, y yo tena hambre y fro.
***
Pas la mayor parte de mi ltima noche en la ciudad llevando a cabo diversas
despedidas. Haba una cena en mi honor en uno de los restaurantes ms pequeos y
elegantes del Hofgarten. Siguiendo la costumbre de los scrytas, Katharine rehus

desearme suerte porque, como dijo, mi destino estaba escrito en mi historia, fuera
lo que fuera lo que aquello significaba. Bardo, por supuesto, llor y maldijo y
rezong alternativamente. Se haba aficionado a la cerveza caliente, y bebi enormes
cantidades del lquido amarillo y espumoso para tranquilizar su miedo al incierto
futuro. Hizo brindis y discursos a nuestros amigos, recitando versos sentimentales
que haba compuesto. Se puso a cantar, hasta que Chantal Astoreth, el irnico
amante de la msica, seal que su voz estaba pastosa por la bebida y no tena su
hermosa cualidad de costumbre. Finalmente, se derrumb en su silla, estupefacto,
tom mi mano en la suya y anunci: ste es el da ms triste de mi maldita vida. Y
entonces se qued dormido.
Mi madre dijo algo similar, y apenas consigui no echarse a llorar (aunque la
esquina de su boca se retorca incontrolablemente como haca cuando estaba llena de
fuertes emociones). Me mir con sus ojos nerviosos, alzando las cejas oscuras y dijo:
Soli te retira tu juramento porque tu madre acude llorando al Guardin del
Tiempo. Y, cmo me lo pagas? Me rompes el corazn.
No le dije lo que me haba dicho anteriormente el Guardin del Tiempo en la torre.
No querra saber lo fcilmente que l haba visto a travs de sus mentiras. Se arrebuj
en su piel parda, que era gris brillante en los parches all donde los finos pelos
lanudos se haban gastado. Se ri de forma baja y preocupante, como si se contara un
chiste privado. Pens que entonces se marchara sin decir otra palabra. Pero se volvi
hacia m, me bes en la frente y susurr: Vuelve. A tu madre que sangra por ti, que
te quiere. Dej el restaurante antes del amanecer (no dorm esa noche), y patin por el
Camino desierto en direccin a los Campos Huecos. All, al pie del Urkel, incluso en
la parte ms fra de la maana, sus hectreas de pistas y senderos estaban
abarrotadas de trineos, rompevientos y otros vehculos. El hielo de las deslizaderas
tronaba y se sacuda, y el aire estaba lleno de rastros rojos de cohetes y estruendos
snicos. Muy por encima, las brumosas lneas de las estelas se perdan rosceas
contra el cielo azul de la maana. Era muy hermoso. Aunque haba venido aqu a
cumplir con mi deber a esta hora del da, se me ocurri que siempre haba dado por
garantizada tanta belleza.
Bajo los Campos, la Caverna del Millar de Naves Luz se abra a travs de un
kilmetro de roca fundida. Aunque no haba mil naves (y no las haba habido desde
la poca del Tycho), haba muchas ms de las que el ojo poda abarcar de una
mirada. Cerca de la mitad de la octava fila de naves, me puse a charlar con un
programador vestido de verde oliva junto a mi nave, la Clavellina Inmanente. Mientras
debatamos un aumento menor de las lgicas paradjicas y heursticas de la nave,
alguien me llam por mi nombre. Contempl el pasillo donde la fila de flexibles
cascos diamantinos desapareca en las profundidades. Vi una sombra larga delineada
por la dbil luz del liquen luminiscente que cubra las paredes de la Caverna.
Mallory reson la voz en el oscuro techo curvado. Es hora de decir adis,
no?

El pasillo reson con el golpe de botas pesadas contra el reverberante acero, y


entonces lo vi con claridad, alto y severo en sus ropas negras. Era Soli.
El programador, el Maestro Rafael, un hombre tmido y apacible con la piel tan
negra y suave como el basalto, le salud y rpidamente puso una excusa para
dejarnos a solas.
Es hermosa dijo Soli, escrutando las lneas de mi nave, la nariz estrecha y las
alas plegadas hacia delante. Hay que admitirlo. Por fuera es flexible, equilibrada y
hermosa. Pero el alma de una naveluz est dentro, no? El Lord Programador me dijo
que has jugado con la lgica de Hilbert hasta un grado inusitado. Por qu, Piloto?
Durante un rato hablamos de las cosas que hablan los pilotos. Debatimos las
paradojas y discutimos mi eleccin de las ideoplastias del Maestro Jafar.
Fue un gran notacionista dijo l, pero su representacin de la funcin
omega de Justerini es redundante, no?
Sugiri ciertas sustituciones de smbolos que parecan tener gran sentido, y no
pude apartar el tono de sorpresa de mi voz cuando le pregunt:
Por qu me ests ayudando, Lord Piloto?
Es mi deber ayudar a los nuevos pilotos.
Crea que queras que fracasara.
Cmo puedes saber lo que quiero? Se frot las sienes mientras observaba la
cabina abierta de mi nave. Pareca agitado e inquieto.
Pero me engaaste para que hiciera el juramento.
De veras?
Y luego me liberaste. Por qu?
Extendi la mano y toc el casco de mi nave, casi como s acaricia a una mujer. No
respondi a mi pregunta. En cambio, apret los labios y quiso saber:
Entonces, viajars realmente a la Entidad?
S, Lord Piloto. He dicho que lo hara.
Lo hars libremente, por tu propia voluntad?
S, Lord Piloto.
Es posible? Crees que puedes plegarte a tu propia voluntad, que eres libre?
Cunta arrogancia!
Yo no tena ni idea de adonde quera llegar, as que recit la evasiva habitual.
Los holistas ensean que la dicotoma aparente entre la libre voluntad y la
accin forzada es una dicotoma falsa.

Los holistas y sus enseanzas intiles! dijo, tirndose de la barbilla. Quin


escucha a los holistas? La cuestin es sta: Te impeler tu voluntad a la muerte, o la
culpa se achacar a tu Lord Piloto?
Por supuesto que yo le echaba la culpa; se la echaba tan furiosamente que sent la
bilis revolverse en mi estmago y extenderse caliente por mis venas. Quise decirle lo
mucho que lo responsabilizaba, pero en cambio contempl su oscuro reflejo en el
casco de mi nave. Mir su mano enguantada de negro, apoyada contra ella. No dije
nada.
l retir la mano, se frot la nariz y dijo:
Cuando te llegue el momento, cuando ests cerca de l y tengas que elegir entre
echarme la culpa o no, por favor recuerda que t mismo te engaaste para fracasar.
Senta los msculos calientes y tensos, y sin pensarlo golpe el casco de la nave
donde se reflejaba su cara en la brillante negrura. Casi me romp los nudillos.
Yo... no... fracasar. Dej escapar las palabras lentamente, para evitar gritar de
dolor. Apenas poda soportar mirarle, con su larga nariz y su brillante pelo negro
lleno de vetas rojas.
l inclin rpidamente la cabeza.
Todos los hombres fracasan al final, no? Bueno. Adis, Piloto, te deseo suerte.
Volvi bruscamente la cabeza y se perdi en las profundidades de la Caverna.
No hay mucho ms que desee contar de aquella desafortunada maana. El
Maestro Rafael regres acompaado por el cuadro habitual de profesionales,
aspirantes y novicios que asistan a la partida de un piloto. Haba un ctico vestido
de naranja que apoy sus pulgares en mis sienes y examin mi cara en busca de
enfermedad. Haba reparadores aspirantes que me alzaron a la oscura cabina, y un
horlogo que sell el reloj de la nave. Y otros. Despus de lo que parecieron das (las
distorsiones trabajaban ya en mi sentido temporal), me un a mi nave, como dicen
los pilotos veteranos; entr en interface con las profundas neurolgicas que son el
alma de una naveluz. Mi cerebro era ahora dos cerebros, o, ms bien, un solo cerebro
de sangre y neuronas que haba sido extendido y fundido con el cerebro de mi nave.
La realidad, la realidad inferior de visiones, sonidos y otras impresiones sensoriales,
dio paso a la realidad mucho mayor del multipliegue. Me zambull en el fro ocano
de la matemtica pura, en el reino del orden y el significado que subrayaba el caos
del espacio cotidiano, y la Caverna del Millar de Naves Luz desapareci.
Hubo, naturalmente, un breve instante de impaciencia mientras mi nave era
alzada a la pista de superficie, el aburrimiento de atravesar la atmsfera y caer en el
densospacio sobre nuestro planeta helado. Trac un rumbo, y una ventana del
multipliegue se abri ante m. Entonces nuestra estrella, el pequeo sol amarillo,
desapareci, y aparecieron un nmero infinito de luces, belleza y terror, y dej
Neverness y mi juventud muy atrs.

Captulo 4
La tormenta numrica
En el principio, naturalmente, estaba Dios. Y de Dios surgieron los antiguos
ieldra, seres de luz pura que eran como Dios, excepto que hubo un tiempo antes de
su existencia, y vendra un tiempo en el que ya no existiran. Y de los antiguos
ieldra surgieron los ieldra, que eran como la antigua raza pero tenan sustancia y
carne. Los ieldra germinaron la galaxia, y quiz muchas galaxias ms, con su
ADN. En la Vieja Tierra, de esta semilla divina evolucionaron las algas y las
bacterias primitivas, el plancton, el moho, los gusanos, los peces, y as hasta que el
hombremono baj de los rboles del continente madre. Y el hombre-mono dio
nacimiento a los hombres de las cavernas, que eran igual que los hombres, pero no
tenan el poder para acabar con su propia existencia.
Y de los hombres de las cavernas surgi por fin el Hombre, y el Hombre, que
era a la vez listo y estpido, se llev a la cama cuatro esposas: La Bomba; el
Ordenador; la Probeta; y la Mujer.
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Hosthoh.
Es imposible describir lo indescriptible. Las palabras, por serlo, son inadecuadas
para representar aquello para lo que no hay palabras. Tras haber dicho esto, intentar
dar una explicacin de lo que sucedi a continuacin, mi viaje a los caminos sin
nombre del multipliegue.
Me abr paso a lo largo del resplandeciente brazo de la galaxia espiral de Sagitario.
Progres hacia fuera con buen estilo a travs de la lente de la Va Lctea, aunque por
supuesto hubo ocasiones en las que tuve que volver atrs en mi camino para kleinear
hacia las estrellas infernalmente densas y brillantes del ncleo central. Saba que esta
parte de mi viaje sera fcil. Segu caminos descubiertos mucho tiempo antes por el
Tycho y Jemmu Flowtow. Caer de una gigante roja como Gloriana Luz a una de las
calientes azules del Morbio Menor es fcil cuando el trazado de los respectivos
puntosfuente en las inmediaciones de las dos estrellas se ha hecho hace tiempo (y se
ha demostrado que est conectado de forma simple). Es tan fcil que los cantores le
han dado un nombre especial a estas vas conocidas: las llaman las cadas estelares,
para distinguirlas de la parte del multipliegue que no ha sido cartografiada an y

que es, muy a menudo, imposible de cartografiar. As, para ser preciso, debera decir
que comenc mi viaje a travs de las cadas, fenestrando velozmente de ventana en
ventana, de estrella en estrella en mi prisa por alcanzar la Entidad de Estado Slido.
Pas la mayor parte del tiempo flotando libremente dentro de la oscura cabina de
mi nave. Para algunos pilotos temerosos (como los fracasados que guan las naves
profundas y las naves largas que siguen las rutas comerciales de las cadas), la cabina
de la nave puede ser ms una trampa que un refugio donde experimentar los estados
mentales ms profundos; para ellos, la cabina es un negro atad metlico. Para m, la
cabina de la Clavellina Inmanente era como un amable y cmodo yelmo que rodeara
todo mi cuerpo en vez de slo mi cabeza (realmente, en la poca del Tycho, el
ordenador de la nave encajaba en la cabeza del piloto e introduca filamentos
protenicos en el cerebro, al estilo de los antiguos yelmos). Mientras viajaba a travs
de las estrellas cercanas, las neurolgicas tejidas en el negro casco de la cabina
modelaban hologrficamente mi cerebro y mis funciones corporales. Es ms, la lgica
rica en informacin insuflaba imgenes, impulsos y smbolos directamente a mi
cerebro. As, dej atrs las estrellas de la Nashira Triple, y conect con el ordenador
de mi nave y habl con l. Y l me habl a m. Escuch el rugido silencioso de los
motores devoradores del espaciotiempo abrir ventanas en el multipliegue, y
contempl el fuego de las nebulosas ms distantes mientras demostraba mis
teoremas..., a travs del filtro del ordenador y sus neurolgicas. Esta fusin de mi
cerebro con mi nave era poderosa, aunque no perfecta. A veces, la informacin que
flua en los varios centros de mi cerebro se mezclaba y confunda: ola las estrellas de
los Sarolta al nacer y escuchaba el sonido prpura de las ecuaciones al ser resueltas y
otros absurdos similares. Es para integrar esta charla cruzada de los sentidos de la
mente que los holistas desarrollaron la disciplina de halnn; de las disciplinas
mentales de un piloto tendr mucho que decir ms tarde.
Entr en la Nebulosa Trfida, donde las jvenes estrellas calientes latan con
longitudes de onda de luz azul. En los momentos en que mi nave sala al espacio real
alrededor de una estrella, pareca que todo el interior de la nebulosa brillaba con
nubes rojas de gas hidrgeno. Como necesitaba pasar por la cercana Nebulosa
Laguna, cruc velozmente la Trfida, fenestrando de ventana en ventana tan
rpidamente que tuve que apresurar mi cerebro con muchos momentos de
tempolento. Para m, con mi metabolismo y mi mente acelerados por el contacto
elctrico del ordenador, ya que poda pensar mucho ms rpido, el tiempo,
paradjicamente, pareca retardarse. En mi mente, el tiempo se dilataba y estiraba
como una plancha de goma, y los segundos se convertan en horas, y las horas
parecan aos. Este retardamiento del tiempo era necesario, pues de otro modo el
fluctuante flujo de estrellas me habra dejado demasiado poco tiempo para establecer
mis isomorfismos y trazados, para demostrar mis teoremas. O habra cado en la
fotosfera de una gigante azul, o en un rbol infinito, o muerto de alguna otra forma.
Por fin, entr en la Laguna. Qued deslumbrado por las intensas luces, algunas de
las cuales estaban entre los objetos ms brillantes de la galaxia. Alrededor de un

conjunto de estrellas llamado Blstula Luz, prepar mi largo paso a la Nebulosa


Roseta en el Brazo de Orion. Penetr la Blstula y ataj al densospacio en su centro
casi hueco. El densospacio se llama la Densidad del Tycho, y aunque no es tan denso
como el que se encuentra en las inmediaciones de Neverness, hay muchos puntosfuente conectados con puntos-salida dentro de la Nebulosa Roseta.
Encontr uno de esos puntos-fuente, y los teoremas de topologa probabilstica se
construyeron ante mi ojo interno, y trac una ruta. El multipliegue se abri. La
estrella que orbitaba, una fea gigante roja a la que llam Sangrienta Bal, desapareci.
Flot en la cabina de mi nave, preguntndome cunto tiempo caera en el camino de
Laguna a la Roseta; me pregunt (y no por ltima vez) por la peculiar naturaleza de
esa cosa que llamamos tiempo.
En el multipliegue no hay espacio, y por tanto no hay tiempo. Es decir, no hay
tiempo exterior. Para m, dentro de mi naveluz, slo haba temponave o temposueo, o
a veces temporrpido, pero nunca el tiempo real del universo exterior. Como mi paso
a la Roseta probablemente sera largo y sin nada digno de mencin, a menudo
apaciguaba mi cerebro con temporrpido. Lo haca para alejar el aburrimiento. Mis
mentaciones se redujeron a un ritmo glacial, y el tiempo pas ms rpidamente. Los
aos se convirtieron en horas mientras largos segmentos de tediosa nada se
encogieron al momento que tardaba mi corazn en latir una sola vez.
Despus de un rato, me cans del temporrpido. Pens que tambin podra drogar
mi mente con sueo, o con drogas. Transcurr la mayor parte del paso en el estado
alerta ms o menos normal del temponave examinando el libro que el Guardin del
Tiempo me haba dado. Aprend a leer. Fue doloroso. La antigua forma de
representar los sonidos del habla por letras individuales era un medio ineficaz de
codificar informacin. Brbaro. Aprend los garabatos cursivos conocidos como
alfabeto, y aprend a juntarlos linealmente (linealmente!) para formar palabras. Ya
que el libro contena poemas escritos en varios idiomas de la Vieja Tierra, tuve que
aprender tambin esos idiomas. sta, por supuesto, fue la ms fcil de mis tareas, ya
que poda insuflar y superescribir el lenguaje y los centros de memoria de mi cerebro
directamente del almacn de misterios del ordenador. (Aunque pocos de estos
poemas estaban escritos en antiguo angls, aprend esa antiqusima lengua porque
mi madre llevaba mucho tiempo instndome a hacerlo.)
Cuando aprend a detectar las filas de letras impresas hacia el lado (y a veces hacia
abajo) de las viejas y fibrosas pginas de papel amarillento, aprend tan bien que ya
no necesit buscar las letras individuales en el odo interno de mi cerebro, sino que
pude percibir las unidades de significado palabra por palabra, y descubr para mi
sorpresa que aquella cosa llamada lectura era algo placentero. Haba placer en coger
el cuero agrietado de la cubierta, placer tambin en el rpido estmulo de mis ojos
ante los smbolos negros que representaban palabras tal como se haban hablado
antiguamente. Qu simple era leer, despus de todo! Qu extrao le habra parecido
a otro piloto si me hubiera podido ver leyendo! All, en la cabina iluminada de mi

nave, flotaba y sujetaba ante m el libro del Guardin del Tiempo mientras no haca
ms que mover los ojos de izquierda a derecha, de izquierda a derecha, por las
pginas rgidas por el tiempo.
Pero eran los poemas en s lo que me proporcionaba mayor placer. Fue
maravilloso descubrir que los antiguos, con toda su enorme ignorancia de la
inmensidad del espaciotiempo y la interminable profusin de vida que llena nuestro
universo, saban tanto del gran secreto de la vida (o tan poco) como sabemos
nosotros ahora. Aunque sus percepciones eran simples y osadas, me pareca que a
menudo perciban con mayor profundidad esa parte de la realidad directamente
aprensible a un mero hombre. Sus poemas eran como duros diamantes sacados
bruscamente de alguna piedra primaria; sus poemas estaban llenos de msica
resonante, sensual, brbara; sus poemas hacan hervir la sangre y enfocar los ojos en
panoramas de intocables y fras y distantes estrellas norteas. Haba poemas cortos e
inteligentes diseados para capturar uno de los breves y tristes (pero hermosos)
momentos de la vida, como se podra capturar y conservar una mariposa en un
glaciar. Haba poemas que duraban pginas enteras y relataban el ansia de muerte y
sangre del hombre y aquellos momentos puros y atemporales de herosmo donde
uno siente que la vida interior debe ser reunida con la vida mayor que no se posee.
Mi poema favorito era uno que el Guardin del Tiempo me haba ledo el da
anterior a mi partida. Lo record paseando por la Torre con los puos cerrados y
recitando:
Tigre! Tigre! que ardiente brillas
en las selvas de la noche,
qu inmortal mano, qu ojo
osara trazar tu temible simetra?
Le los poemas una y otra vez; al poco tiempo, pude repetir algunos sin tener que
mirar al libro. Dije los poemas en voz alta hasta que resonaron en mi interior, y pude
orlos en mi corazn.
Y as sal a la Nebulosa Roseta, que se extiende en la periferia de la regin de
estrellas estallantes en expansin conocido como el Vild. Contempl el brillante
infierno de dura luz y estrellas arruinadas y polvo, y me o decir:
Estrellas, las he visto caer,
pero cuando desaparecen y mueren
ninguna estrella se pierde
en el cielo cuajado de estrellas.
(Cuando digo que contempl el Vild quiero decir, naturalmente, que mi nave
ilumin mi cerebro con los modelos del Vild que ella haba elaborado. La Roseta

estaba tan lejana del Vild en espacio real en aos luz, que la luz de la explosin
de la mayora de las estrellas an no haba alcanzado la Roseta.)
En contraste con la fealdad del moribundo Vild, la Roseta era hermosa. Era un
gigantesco vientre creador de estrellas cuyos soles recin nacidos destellaban y latan
con energas tan violentas que las ondas de choque y presiones de luz haban barrido
todo su interior, dejando la nebulosa hueca como la cscara de un huevo repujado de
rubes y diamantes. Fue alrededor de la famosa Siva Luz, la ms brillante de aquella
esplndida y roscea esfera de luces, cuando di comienzo a los primeros trazados
que me conduciran a Eta Carina y la Entidad de Estado Slido.
Continu mi viaje a travs de la ruta ms antigua de los enjambres humanos. Sal
cerca de estrellas cuyos planetas rebosaban de seres humanos (y seres que eran ms y
menos que humanos). Roca de Rollo, Wakanda y Vesper: dej atrs estos viejos
planetas con toda la rapidez que pude. Y Nwarth y Ocher, Farfara y Fostora, donde
se deca que los hombres haban aprendido haca mucho el arte de introducir su
esencia en sus ordenadores. (Tambin se deca que las mujeres de Fostora,
desdeando la transferencia de mente humana a una mquina, se haban
marchado en largas naves hasta que llegaron al planeta que llamaron Lechoix, donde
fundaron los matriarcados ms antiguos. El historiador Burgos Harsha, sin embargo,
da una explicacin diferente de su origen. Sostiene que Lechoix fue colonizado por
una nave profunda renegada llena de muchachas nbiles destinadas a las cpulas
solares de la Puerta del Cielo. Quin sabe realmente?)
Despus de largo tiempo, entr en esa porcin de las cadas poco tocadas por la
segunda o la tercera oleada del Enjambre. Aqu haba planetas tan viejos (Puerto
Libre, Nueva Tierra y Kaarta entre otros), que haban sido habitados mucho antes
que el hombre llegara a formular las leyes de la civilizacin. Aqu haba hombres y
mujeres que haban alterado su ADN, jugado con sus cromosomas y cambiado su
carne en muchas horribles formas para encajar en sus nuevos hbitats, del mismo
modo que un gusano perforador encaja en el agujero que horada en un crneo vivo.
Darrein Luz era una estrella amarilla, ms all de la cual se encontraban otras para
las que no exista ninguna ruta. Era mi tarea, como piloto, descubrir nuevos trazados,
establecer los isomorfismos y demostrar mis teoremas. Eso, o morir. Y, aunque como
piloto aspirante haba hecho tales trazados del multipliegue cerca de nuestro
pequeo sol, nunca haba hecho tantos ni viajado tan lejos.
Al principio fue fcil. Vaci con zazen mi mente de todo excepto de pensamientos
matemticos. Estuve alerta y abierto a las ondulaciones y sbitas deformaciones del
multipliegue. Varios espacios se plegaron y replegaron a mi alrededor. Tuve miedo
mientras entraba en una torsin espacial, pero encontr un pequeo teorema que me
permiti sacar sentido a los tneles retorcidos que amenazaban con devorarme. El
matemtico fiel debe usar su voluntad para conseguir perspectiva de la pauta, eso
dicen los cantores. Mi voluntad fue fuerte al principio y, con cada trazado exitoso
que hice, se hizo an ms fuerte. Sesenta y ocho estrellas tras Darrein Luz: estaba tan

henchido de orgullo que me zambull en lo que pens sera un densospacio bastante


simple.
Nada de eso. Los puntos-fuente estaban tan apretujados como los piojos en la
cabeza de un harijano, pero no pude encontrar ningn trazado a los puntos-salida en
la nebulosa que se encontraba ante m, la nebulosa llamada la Entidad de Estado
Slido. Me pregunt por qu. Pareca poco probable que no hubiera ningn trazado.
Como no poda continuar, sal al espacio real sobre un planeta anillado. Me senta
solo y perdido, y por eso llam a aquella dbil estrella amarilla cerca del densospacio
Perdido Luz. Jur que dominara el densospacio aunque tardara cuarenta das de
temporreal.
No s cunto tiempo pas rozando las ventanas del densospacio. Ciertamente,
mucho ms que cuarenta das. Era un densospacio realmente extrao, lleno de
demasiados puntos-cero y espacios embebidos. A menudo tuve problemas para fijar
puntos; a menudo atravesaba el tnel de una ventana oscura slo para encontrar las
ventanas fijas en un anillo cerrado. Las reglas habituales de interfenestracin no
parecan sostenerse. Deb de haber trazado sesenta y cuatro mil puntos-fuente, y no
pude demostrar que ninguno de ellos estuviera simplemente conectado con
cualquier otra de las estrellas de la Entidad. Una vez me re tanto que las mandbulas
casi se me desencajaron; entonces, con desesperacin, me mord el labio hasta que
sabore la caliente sal de la sangre. La propia existencia de este densospacio
imposible se burlaba de mi fe en la autenticidad del Gran Teorema. Casi me convenc
de que no poda encontrarse ningn trazado desde Perdido Luz a la Entidad. Estaba a
punto de rendirme cuando tropec con un hermoso y discreto conjunto de puntosfuente, todos los cuales se conectaban con una nica estrella blanca en el envoltorio
exterior de la Entidad. Slo tena que hacer el trazado, abrir una ventana, y sera el
primer piloto en quinientos aos en desafiar los espacios arremolinados e
inconstantes de una nebulosa viviente.
Hice el trazado y sal en torno a una estrella. De modo, pens, que ste es el grupo
de estrellas que ha aterrorizado a los pilotos d mi Orden; bien, no es tan temible
despus de todo. Me dije que no haba motivos para temer nada. Entonces contempl
las brillantes nubes de oxgeno y no estuve tan seguro. Toda la nebulosa pareca
oscura y extraa. Haba menos estrellas de lo que haba pensado, tal vez slo cien
mil. El polvo interestelar era demasiado denso y esparca y oscureca la luz incluso
de las estrellas ms cercanas. Granos de grafito y silicato y hielo, y partculas de
hierro tambin, enrojecan y polarizaban la tenue luz estelar. Algunas de las
partculas de polvo eran tan gigantescas que no parecan ser polvo, sino fragmentos
de planetas que haban sido pulverizados y dispersos. Por qu, me pregunt,
necesitara la Entidad destruir planetas? Para reunir la masa el alimento para
sus fabulosos cerebros del tamao de lunas? O quiz no era Ella quien haba
despojado de planetas casi a cada estrella que encontr, sino otro fenmeno natural,
aunque mortfero?

Los mecnicos dicen que la inteligencia puede retorcer y modelar el tejido del
espaciotiempo. Ahora s que es cierto. Mientras parta y fenestraba hacia el corazn
de la Entidad, el multipliegue dentro de la nebulosa cambi de modos sutiles.
Demasiado a menudo, me encontr kleineando en mis caminos. Una vez, como un
gusano que se muerde la cola, pens que haba quedado atrapado en un bucle
infinito; me preocupaba poder morir de vejez o volverme loco entre los caminos
incomprensibles que se retorcan y abultaban y volvan adelante y atrs, dentro y
fuera, en las ondulaciones de esta porcin desconocida del multipliegue. Otra vez
perd el sentido de un teorema que estaba demostrando. Normalmente una
distraccin menor e insignificante no habra importado, pero estaba en medio de un
espacio salvajemente segmentado como nunca haba visto ninguno. Empec a salir
de mi secuencia de fenestracin normal. Tuve la extrasima sensacin de que la
Entidad misma perturbaba los espacios ante m, midiendo mis habilidades
matemticas, probndome como piloto y como hombre.
De pronto el espacio segmentado chasque como una rama, y sal al espacio real.
Casi me hund en el pozo de gravedad de una estrella de neutrones. Haba negrura a
m alrededor. Haba inusitados glbulos negros de materia de un kilmetro de
dimetro flotando en la negrura del espacio. Estos cuerpos negros (haba millones)
deban ser los artefactos de la Entidad. Yo slo poda suponer qu eran. Su negrura
era tal que no reflejaban nada de la lechosa luz estelar o ninguna otra radiacin, as
que tuve que deducir su presencia por sus campos gravitatorios. stos eran
aplastantemente poderosos, aunque no tan poderosos como la estrella de neutrones
que orbitaban. No pude decir por qu no eran sorbidos por el pozo de gravedad de la
estrella.
Eran esos cuerpos negros piezas de materia artificial que de algn modo
regulaban el flujo de informacin dentro de la Entidad? Eran mquinas taquinicas
o algn otro motor innatural para producir partculas que viajaran ms rpidas que
la luz? O eran tal vez crecimientos cancergenos, algn tipo de salvaje materia
inestable, residuo de los experimentos de la Entidad para formar el universo segn
sus caprichos? No lo saba. Me pregunt si los escatlogos no estaran equivocados
despus de todo; tal vez el cerebro de la Entidad estaba compuesto de cuerpos
negros mucho ms pequeos que lunas. Podra ser que estuviera mirando la fuente
de la inteligencia de una diosa?
No tuve tiempo de explorar este fascinante descubrimiento porque el intenso
campo magntico de la estrella (era un billn de veces Superior al de Nevada) estaba
arruinando mi nave. Los neutrones densamente apiados de la estrella,
probablemente los restos del ncleo de una antigua supernova, giraban rpidamente,
y haban conservado el campo magntico de la estrella original. Tuve que elaborar un
trazado instantneo, pero al menos consegu escapar y no ser aplastado y hecho
pedazos como una concha marina. Ca al azar en el multipliegue, y tuve suerte de no
caer en un rbol de decisin infinito.

Hubo otros peligros y escapes que no mencionar. Y maravillas tambin. Descubr


el primero de los lbulos cerebrales de la Entidad en una regin de la nebulosa
donde el multipliegue subyacente era rico en tneles y puntos-fuente que se
entrelazaban y conectaban con todas las otras partes. Haba una estrella emitiendo
luz en estallidos intensos y medidos cada nueve dcimas de segundo. Era un
pequeo plsar que me record el faro en la cima del Monte Attakel y que adverta a
los rompevientos para que se apartaran de sus rocas oscuras y congeladas. Pero era
mucho, mucho ms brillante. En sincrona con los latidos de mi corazn, pulsaba con
la energa de un millar de soles. Con cada latido, iluminaba la luna plateada que la
orbitaba a mil quinientos millones de kilmetros. La vi a travs de los telescopios de
mi nave, que eran mis ojos y odos. Contempl el legendario cerebro-luna de la
Entidad de Estado Slido mientras absorba energa y giraba sobre su eje y pensaba
sus insondables, infinitos pensamientos, o lo que quiera que una diosa haga para
completar su existencia.
Por supuesto, lo que la Entidad haca con toda esta energa era un misterio. Vi que
Ella usaba la energa ms rpido de lo que un hibakusha hambriento poda tragar un
cuenco de leche. Y, ya que hablo en mi ignorancia, debo aadir que no saba
realmente si el cerebro de la Entidad estaba en estado slido o si estaba compuesto de
algn extrao tipo de materia artificial (pens en los cuerpos negros que haba visto
cerca de la estrella de neutrones, y me pregunt), Ciertamente, el cerebro de Ella no
era estado slido en el sentido en que estaba compuesto de cristales de silicio o
germanio o algunos otros semiconductores. Hace mucho tiempo, durante el mandato
de Tisander el Prudente, los escatlogos encontraron un nico cerebro matriz cerca
de las estrellas de la Binaria Aud. Cuando diseccionaron el cerebro-luna (realmente
slo tena l tamao de un asteroide), descubrieron miles de millones de capas de
cristales orgnicos ultradelgados, un vasto entramado de protenas interconectadas
muy parecidas a las neurolgicas que los reparadores hacen crecer dentro de las
navesluz, pero infinitamente ms complejas. Tan complejas que los programas nunca
llegaron a decodificar ni uno solo de los programas del cerebro matriz, ni siquiera los
simples programas de supervivencia que deban estar soldados en los circuitos
protenicos. Siguieron tan ignorantes del propsito del cerebro matriz (y de la causa
de la muerte) como lo estaba yo del cerebro viviente que orbitaba el plsar.
Encontr un trazado de punto-a-punto y ca a un milln de kilmetros de la luna.
Aunque hice todos los anlisis y pruebas que pude, descubr poco sobre su
composicin. No dud que se trataba de un cerebro y no de una luna natural. Nunca
haba visto una luna natural tan desprovista de rasgos y crteres. Su superficie era
tan lisa y satinada como la piel de una furcia jacarandina. Y, como he dicho, el
multipliegue cercano estaba distorsionado en formas explicables solamente por la
presencia de una gran inteligencia. Pero, cul era la naturaleza de esta inteligencia?
Por muy desesperadamente que quisiera saberlo, no poda considerar seriamente
posarme en la superficie de la luna para tomar una muestra de su ncleo para
anlisis. Habra sido un acto rudo y brbaro y ftil, como excavar en el cerebro

rosado de un autista en un intento de registrar su mundo interior de fantasa. Y


habra sido inconmensurablemente peligroso. Saba que haba tenido suerte de
sobrevivir a los peligros del multipliegue. Si era lo bastante estpido de perturbar a
la Entidad, como Ella perturbaba el multipliegue con su mera presencia, no tendra
suerte mucho tiempo.
Deb de haber vuelto a casa inmediatamente. Haba completado mi juramento de
penetrar en la Entidad, y haba cartografiado al menos una parte de Ella.
Probablemente no debera de haber intentado entablar comunicacin. Qu es el
hombre para hablar con una diosa? Pens que era una tontera bombardear a la luna
con informacin escrita en rayos lser, baar su superficie plateada con ondas de
radio que llevaran mi voz inquisitiva y el cdigo de saludo del bioordenador. Pero lo
hice de todas formas. Una vez en la vida, un hombre debe arriesgarse a todo para
experimentar algo ms grande que l mismo.
No obstante, la Entidad no pareci ser consciente de mi existencia. Debi de sentir
y or mis rayos lser como si se trataran del ping de un solo fotn golpeando la
mano encallecida de un hombre. Mis ondas de radio eran como gotas de agua en el
ocano de las ondas de radio emitidas por el plsar. Yo no era nada para Ella, pens;
y, por qu deba de desesperarme por no ser nada? Era yo consciente de un simple
virus abrindose camino a travs de los capilares de mi cerebro? Ah, me dije, pero un
virus casi no tiene consciencia, mientras que yo, como hombre, era consciente de mi
propia consciencia. No debera una diosa, de algn modo, darse cuenta de esa
consciencia? No debera ser consciente de m?
Por supuesto, era presuntuoso por mi parte pensar de esta forma, pero nunca he
sido un hombre humilde. Es uno de mis peores defectos. Pero, presuntuoso como
era, sin embargo, supe que no haba nada que pudiera hacer para llamar la atencin
de esta fantstica, brillante, extraa inteligencia. Yo estaba despavorido ante Ella, no
hay otra palabra. Med con lseres el dimetro de su cerebro-luna, y descubr que
meda mil quinientos kilmetros de polo a polo. Si pudiera reproducir mi cerebro un
trilln de veces, pens, y luego mil millones de veces ms, y pegar la masa rosada y
pegajosa resultante, an no sera tan grande como el suyo. Advert que la menor de
sus neurolgicas era un milln de veces ms rpida que mis torpes neuronas, y que
dentro de la nebulosa, alrededor de las brillantes estrellas a cientos de aos luz de
distancia, flotaban probablemente millones de lbulos cerebrales del tamao de
lunas, cada uno pulsando con intensa inteligencia, cada uno interconectado de
formas desconocidas con los dems a travs de las ondulantes mareas del espacio.
Como era curioso y estaba convencido de mi propia inmortalidad, como todos los
hombres jvenes, me dispuse a cartografiar ms completamente la Entidad. Sal en
torno a gigantes rojas y descubr muchos ms cerebros-luna. Ms de cien lunas
orbitaban algunas de las estrellas. All el multipliegue era retorcido y sinuosamente
complejo. Me top con peligrosos rboles de decisin y espacios segmentados an
ms salvajes que el que haba encontrado antes. Fue durante este largo viaje hacia el

cerebro de la Entidad que me sent por primera vez confiado con mis habilidades de
piloto, cuando me convert realmente en piloto. A veces me sent demasiado confiado,
incluso arrojado. Haba otro piloto, me pregunt, que hubiera tenido que aprender
tanto tan rpidamente? Podran Tomoth o Lionel (o cualquier otro piloto veterano)
haber atravesado los espacios toroidales tan elegantemente como lo haca yo?
Deseara tener espacio aqu para catalogar todas las maravillas de esa nebulosa
nica, pues fascinaran a muchos, no slo a los astrnomos de nuestra Orden. El ms
maravilloso de mis descubrimientos, aparte de la maravilla de la nebulosa en s, fue
el planeta que descubr orbitando una estrella roja llamada Kamilusa, bautizada no
por m, sino por la gente que viva en ese planeta. Gente! Cmo haban llegado
hasta aqu? Haban salido del multipliegue como yo? Eran quiz descendientes del
Tycho y Erendira Ede o los otros pilotos perdidos en la Entidad? Me sorprenda que
pudiera vivir gente dentro del cerebro de una diosa. De algn modo, no pareca
apropiado. Pens en ellos como parsitos que vivan de la luz de su sangriento sol, o
como gusanos perforadores que de algn modo se haban abierto camino hasta el
cerebro de un ser incomprensiblemente grande.
Despus de saludarles por radio, aterric en una de las amplias playas
occidentales de la isla continente llamada Sendai. Cuando abr la cabina de mi nave,
sent mucho calor. El sol era un disco rojo y caliente sobre m, y pjaros parecidos a
gaviotas de la nieve se deslizaban por las corrientes del viento hmedo que apestaba
a algas y vegetacin. Todo, incluso el aire mismo, era demasiado verde.
Para la gente desnuda que se alineaba en las dunas de la playa deb de parecer
muy extrao mientras permaneca de pie en la arena hmeda, sudando con mis botas
negras y la kamelaika. Me haba crecido la barba durante los largos das de mi viaje,
y tena el cuerpo un poco embotado por la falta de ejercicio. Cuando me inclin para
saludarles, los msculos de mi espalda temblaron por el esfuerzo. Naturalmente,
ped hablar con el seor del planeta. Pero aquella gente no tea seor, ni amo,
sensei, matriarca, rey, protector o nadie que dirigiera sus actividades cotidianas. Eran
anarquistas. Descubr que probablemente eran descendientes de hibakushas que
haban escapado siglos atrs de las opresivas jerarquas de los Mundos Japoneses. Sin
embargo, slo parecan tener nociones mnimas de su paso a travs de la Entidad.
Ninguno pudo decirme cmo pudieron pilotar sus naves profundas y atravesar las
ventanas del multipliegue, porque nadie lo recordaba. Y a nadie le importaba.
Haban perdido la ms noble de las artes, y la mayora de las otras artes tambin. Los
pocos cientos de miles de habitantes del planeta eran brbaros que pasaban sus
largos das comiendo, nadando, copulando y tostando sus cuerpos bajo el rojo horno
del sol. La sociedad de Kamilusa era una de esas utopas rancias donde los robots
hacan el trabajo del hombre y construan ms robots para hacer ms trabajo. Y, peor
an, haban programado sus ordenadores para dirigir a sus robots, y, todava peor,
haban dejado que sus ordenadores lo pensaran todo por ellos. Pas cinco das de
cien horas all, y no encontr a un hombre o una mujer a quien le importara de dnde
proceda la vida o a dnde se diriga (aunque muchos de los nios posean una

curiosidad natural que perdan pronto). Curiosamente, ninguno de ellos (excepto los
ordenadores, tal vez) pareca darse cuenta de que Kamilusa estaba dentro del cerebro
de una diosa. Incluyo la siguiente conversacin porque es representativa de otras que
tuve durante aquellos das y noches calurosos y sofocantes.
Una tarde, en el porche de una de las villas construidas en las dunas de la playa,
me sent en un silln frente a una anciana llamada Takara. Yo haba aprendido un
dialecto del nuevo japons occidental slo para hablar con ella. Se trataba de una
mujer pequea y encogida con manojos de pelo brotndole en parches de su redonda
cabeza. Como todos los dems, iba tan desnuda como un animal. Cuando le
pregunt por qu ninguno quera saber nada de maravillas tales como la
construccin de mi nave, me dijo:
Nuestros ordenadores podran disear una naveluz, si se fuera nuestro deseo.
Pero podran entrenar pilotos?
Hai, supongo. Dio un sorbo a un lquido celeste que uno de sus robots
domsticos le haba trado. Pero, para qu querramos entrenar pilotos?
Para caer entre las estrellas. Hay glorias que slo los pilotos...
Oh, no lo creo interrumpi ella. Una estrella es muy parecida a cualquier
otra, no? Las estrellas nos dan su calor, no es suficiente? Y adems, como t mismo
admites, tu viaje de estrella en estrella es demasiado peligroso.
No se puede vivir eternamente.
Hai, pero se puede vivir mucho tiempo dijo ella. Yo misma he vivido... y
aqu habl con uno de los ordenadores construidos en el porche de piedra caliza. El
ordenador le contest, y ella dijo: He vivido quinientos de tus aos de Neverness.
He sido una mujer joven, oh, quizs... y volvi a hablar con el ordenador. He
sido joven diez veces; es maravilloso ser joven. Tal vez ser joven diez veces ms.
Pero no si hago cosas peligrosas. Nadar es bastante peligroso, y ya no lo hago,
aunque los robots mantienen a los tiburones a raya. Hai, siempre podra darme un
calambre, ya sabes. Es bien sabido cmo se acumula el peligro con los aos. Hay una
palabra para eso, oh..., cmo era? Cuando el ordenador suministr la palabra,
dijo: Si hay una probabilidad segura de que morir en un ao cualquiera, entonces la
probabilidad se hace ms grande a cada ao. Se multiplica, creo. El menor riesgo se
vuelve ms peligroso a medida que pasa el tiempo. Con tiempo, si existe el menor
riesgo de muerte, entonces la muerte se producir. Y por eso no dejo mi villa. Oh, me
encantaba nadar, pero mi decimocuarto marido muri cuando un pjaro dej caer
una concha de caracol marino sobre su cabeza. Ashira (era un hombre hermoso),
sola afeitarse la cabeza. Era calvo como una roca. El pjaro debi pensar que su
cabeza era una roca. El caracol le rompi el crneo, y muri.

Como si siempre estuviera alerta a extraos accidentes, mir al cielo estrellado en


busca de pjaros. Seal los lseres robot que se alineaban en los altos muros del
porche, apuntando al cielo oscuro.
Ya no le temo a los pjaros dijo.
Lo que haba dicho, naturalmente, era verdad. La vida es peligrosa. Debido a las
leyes de la antiprobabilidad,; los pilotos (como todos los dems en nuestra Orden)
casi nunca vivan tanto como Soli. Lo que explica por qu los pilotos ms jvenes le
llamaban Soli el Afortunado.
Es un universo peligroso dije. Y misterioso. Pero hay bellezas..., admite que
eres una estudiante de la belleza.
A qu te refieres por belleza? quiso saber ella mientras colocaba las manos
entre sus pechos, que eran marrones y marchitos como viejas bolsas de cuero. Olisque el
aire en mi direccin y arrug su naricilla. Estaba claro que no le gustaba el olor de mi
kamelaika manchada de sudor. Era molesto que me mirara como si yo fuera el
brbaro, y no ella.
Seal a la luna que brillaba sobre nosotros. Le dije que en realidad era un
biordenador, el cerebro y sustancia de una diosa.
Brilla como la plata, y es hermosa dije. Pero comparte su brillante
inteligencia con un milln de otras lunas, y slo imaginar las posibilidades... Eso es
diferente, un tipo superior de belleza.
Elle me mir como un lgico mira a un autista baboso.
No creo que la luna sea un ordenador. Por qu me mientes? Los ordenadores
no son hermosos, no lo creo.
Yo no te mentiradije.
Y qu quieres decir con eso de que es una diosa?
Cuando le habl de inteligencias superiores y las clasificaciones de los escatlogos,
ella se ri de m.
Oh, Dios existe, supongo.... O exista, no puedo recordarlo. Pero pensar que la
luna piensa, eso s que es una locura!
De repente me mir con sus ojos viejsimos y se sacudi como una tienda al
viento. Debi pensar que, si yo estaba loco, podra hacer algo arriesgado, y por tanto
supona una amenaza a su longevidad. Cuando volvi a mirarme, advert que los
robots me apuntaban con sus lseres. Habl con su ordenador.
La luna est compuesta de... de elementos: carbono, hidrgeno, oxgeno y
nitrgeno dijo.
Los elementos de las protenas. Las neurolgicas d los ordenadores estn
compuestas a menudo de protenas.

Oh, a quin le importa de qu estn hechas las cosas? Lo que importa es la paz
y la armona. Creo que eres peligroso para nuestra armona.
Me marchar, si es eso lo que quieres.
La verdad es que no vea la hora de marcharme de aquel caluroso y sofocante
planeta.
Hai, debes marcharte. Cuanto ms te quedes, ms peligroso te volvers. Por
favor, te marchars maana? Y, por favor, no vuelvas a hablar con los nios. Se
asustaran si pensaran que la luna est viva.
Abandon a aquella gente a sus placeres y sus decadentes armonas. En mitad de
la larga noche, me march y volv a caer en el multipliegue. Otra vez fenestr hacia el
centro del cerebro de la Entidad. Estaba ms decidido que nunca a buscar el nexo de
su inteligencia, si tal nexo exista realmente. Cuanto ms caa, ms cerebros-luna
descubra. Cerca de una gigante azul caliente, deba haber diez mil lunas
arracimadas como las clulas de un embrin. Tuve la sensacin de que era testigo de
algo que no deba ver, como si hubiera descubierto a mi madre desnuda en su bao
matutino. Se estaban reproduciendo de algn modo las lunas?, me pregunt. No
pude decirlo. No poda ver el centro del conjunto porque el espacio all era tan negro
como un agujero negro. Aunque saba que sera arriesgado seguir cayendo, estaba
entusiasmado ante las posibilidades de nueva vida divina, as que hice un trazado de
punto-apunto hacia el centro de las lunas reunidas.
Inmediatamente supe que haba cometido un error. Mi nave no sali en el centro
de las lunas. En cambio, me encontr en un rbol de decisin como una jungla. Un
centenar de caminos diferentes se abrieron ante m, dividindose en mil ms.
Enferm de miedo porque slo tena instantes para decidir cul rama era la correcta,
o me perdera.
Contact mentalmente con mi nave, y el tempolento me asalt. Mi cerebro herva
de pensamientos, como los copos de nieve se revuelven con el fro viento. Mientras
mis mentaciones se aceleraban, el tiempo pareci refrenarse. Tuve un largo y
extendido instante en el que demostrar un teorema trazador particularmente difcil.
Tena que demostrarlo rpidamente, tan rpidamente como poda pensar. El
ordenador model mis pensamientos y empez a insuflar mi corteza visual con
ideoplastias que convoqu de memoria. Aquellos smbolos cristalinos brillaron ante
m en mi ojo interno; se formaron y se unieron y se ensamblaron para la
demostracin de mi teorema. Cada ideoplastia individual era encantadora y nica.
La representacin de los cinco puntos del teorema, por ejemplo, era como un collar
de rub. Mientras construa mi prueba, el collar se rode de las fibras diamantinas del
primer dilema trazador de Lavi.
Los intrincados signos esmeralda de la declaracin de invariabilidad, las runas
como cuas de las conectivas secuenciales y todos los dems caracteres formaron un
despliegue tridimensional ordenado por la lgica y la inspiracin. Cuanto ms

rpido pensaba, ms rpido aparecan las ideoplastias, como surgidas de la nada, y


encontraban su lugar en el despliegue de la prueba. Esta manipulacin mental de
smbolo en prueba tiene un nombre especial: La llamamos tormenta numrica, porque
el arrebato de pensamiento matemtico puro es abrumador, como una tempestad en
la primavera de medio invierno.
Con la tormenta numrica llevndome hacia el momento de la prueba, entr en
temposueo. Haba una indescriptible percepcin de orden; haba belleza y terror
mientras el multipliegue se abra ante m. La tormenta numrica se intensific,
cegndome casi con la luz blanca del temposueo. Me pregunt, como me haba
preguntado siempre, por la naturaleza del temposueo y ese maravilloso espacio
mental que llamamos el multipliegue. Era el multipliegue realmente la realidad
profunda, la realidad que ordenaba la forma y textura del universo exterior? Algunos
cantores as lo creen (mi madre no es uno de ellos), y es su fe que, cuando las
matemticas estn perfectamente realizadas, el universo ser comprendido
perfectamente. Pero ellos son matemticos puros, y nosotros los pilotos no. En el
multipliegue no hay perfeccin. Hay mucho que no comprendemos.
Estaba sumergido en temposueo cuando advert que no comprenda el tipo de
rbol de decisin que se esparca a mi alrededor. Estaba cerca de mi demostracin:
slo necesitaba probar que el conjunto Lavi estaba imbuido en un espacio invariante.
Pero no pude demostrarlo, y no supe por qu. Debera haber sido algo simple.
Cuando el rbol se dividi y se abri en un milln y luego en un billn de ramas
diferentes, empec a sudar. El temposueo se intensific en ese terrible estado sin
nombre en el que pienso como tempesadilla. De repente, demostr que el conjunto
Lavi no poda ser imbuido en un espacio invariante. Mi corazn lata como el de un
nio dominado por el pnico. Con l pnico lleg la desesperacin, y mi
demostracin empez a desmoronarse, a romperse como cristalitos de hielo bajo una
bota de cuero. Supe que no habra demostracin. No habra ningn trazado a un
punto-salida en el espacio real. No saldra alrededor de ninguna estrella, cercana o
distante. No estaba solamente perdido en un complejo rbol de decisin, sino que
haba tropezado (o haba sido impulsado) a un rbol infinito. Incluso en los peores
rboles de decisin existe la probabilidad de que un piloto encuentre la rama correcta
entre los millones y millones de ramas. Pero, en un rbol infinito, no hay rama
correcta, no hay rama ninguna que conduzca a una salida a la clida luz solar del
espacio real. El rbol se extiende hacia fuera, una rama desemboca en otra, y en diez
millones de otras ms, y as sucesivamente, dividindose y redividindose hasta el
infinito. No hay escape de un rbol infinito. Mis neuronas se desasociaran
gradualmente, sinapsis tras sinapsis, dejndome para jugar con los dedos de mis pies
como un nio juega con las cuentas de un baco. Estara loco, cegado por la tormenta
numrica, congelado eternamente en temposueo, babeando eternamente en el
infinito. O, si me desconectaba del ordenador de mi nave y dejaba que mi mente se
apaciguara, no habra nada, nada ms que un atad negro que me llevara al infierno
del multipliegue.

Saba que me haba mentido completamente. No estaba dispuesto a arriesgarlo


todo por experimentar a una diosa; no estaba en absoluto dispuesto a enfrentarme a
la muerte. Record que haba elegido libremente mi destino. Slo poda echarme la
culpa a m mismo y a mi estpido orgullo. Mi ltimo pensamiento, mientras un grito
se formaba en mis labios y empezaba a or voces en mi interior, fue: Por qu nace el
hombre al autoengao y a las mentiras?

Captulo 5
La Entidad de Estado Slido
Si el cerebro fuera tan simple que pudiramos comprenderlo, seramos tan
simples que no podramos hacerlo.
Lyall Watson, Escatlogo del Siglo del Holocausto.
En alguna parte est registrado que el primer hombre, Gilgamesh, oy una voz en
su interior y pens que era la voz de Dios. Yo oa voces reverberando en mi odo
interno, y pens que mi miedo al rbol infinito me haba vuelto loco.
Por qu?
Cuando un hombre oye voces que no nacen de sus labios sino de su propia
soledad y sus ansias, es un signo de locura. A menos, por supuesto, que sea la voz de
su nave estimulando sus nervios auditivos, inyectando sonidos directamente a su
cerebro.
Por qu nace?
Pero una nave-ordenador tiene poca voluntad propia; no puede elegir qu
palabras o qu tono de voz emplear para hablar con un piloto. Es posible que reciba
seales de otra nave-ordenador y traduzca esas seales a voces, pero no est
programada para generar sus propias seales.
Por qu nace el hombre?
Saba que mi nave-ordenador no poda estar recibiendo seales de otra naveluz
porque la propagacin de seales a travs del multipliegue es imposible. Era posible,
me dije, que alguna de las neurolgicas de la nave se hubiera debilitado y muerto. En
ese caso, mi nave estaba loca, y mientras yo permaneciera en interface con ella,
tambin yo lo estaba.
Por qu nace el hombre al autoengao y las mentiras?
Si ya no me gustaba la forma en que mi nave se haca eco de mis pensamientos
ms profundos, me aterroriz cuando empez a hablar con voces, en un revoltijo de
las lenguas muertas de la Vieja Tierra.

Yo comprenda algunas de esas lenguas por mi aprendizaje de la lectura; otros


eran tan extraos para m como el lenguaje odorfero de las Amigas del Hombre es a
los seres humanos.
Shalom, Instrumentum Vocale, la ilaha, il ALLAH tat tvam asi, n'est-ce pas, kodomo-ga,
wakiramasu? Hai, and thereto hadde he rden, no man ferre, poi s'ascose nel foco che gli affina
que llamamos las estrellas de la Entidad de Estado Slido und so wir betreten, feuer-trunken...
Ahnest du den Schopfer? Soy yo, Mallory Ringess.
De modo, pens, que esto es la locura, saludarme a m mismo como a una
herramienta con voz, para hablar de entrar en la Entidad borracho de fuego, fuera
lo que fuera lo que aquello significaba. Reconoc la frase, Ahnest du den Schopfer. Era
un verso de un poema escrito en antiguo alemn que significaba algo as como
Sientes a tu creador?. Yo senta que mi nave y yo mismo nos habamos vuelto
completamente locos, o bien estaba recibiendo realmente una seal a travs del
multipliegue combado de la Eternidad. Y entonces o;
Si has nacido para extraas visiones.
cosas invisibles para ver,
cabalga diez mil das y noches,
hasta que la edad te nieve el pelo de blanco.
As que a la Entidad le gustaba la poesa antigua. Pens que si se estaba enviando
alguna seal a travs del multipliegue, deba proceder de Ella. Las voces empezaron
a modular y a resonar en una sola voz. En cierto modo, era una voz femenina, a la
vez seductora y solitaria, beatfica y triste. Era una voz que no estaba segura de si iba
a ser comprendida o no. Or aquella voz encantadora resonar con las lenguas
muertas de la Vieja Tierra me hizo suponer que era Ella que intentaba descubrir mi
lengua materna. Pero desconfi de esta idea en el momento mismo en que entr en
mi mente. Tal vez yo deseaba demasiado ardientemente, hablar con ella; tal vez slo
estaba hablando conmigo mismo.
No, Mallory, ests hablando conmigo.
Pero no estoy hablando para nada. Estoy pensando.
No te adules hacindote creer que lo ocurre en tu mente es pensamiento puro.
Cmo puedes entonces leer mis pensamientos..., mi mente?
Ests dentro de m y yo estoy dentro de ti. Ying-yang, lingam-yoni, dentro-fuera. Soy una
entidad, pero no soy slida. No siempre.
Qu eres?
Soy el frenes; soy el rayo; soy tu fuego purificador.
No comprendo.

Eres un hombre. En verdad, una corriente muy sucia es el hombre. Qu has hecho para
purificarte?
De modo, pens, que haba ansiado experimentar a un ser superior, y ella me
hablaba en acertijos. Apart rpidamente mi mente del multipliegue y el rbol
infinito. Comprob las neurolgicas de la nave. Pero estaban sanas y salvas, y no
pude encontrar en ninguna parte la fuente de la seal de la Entidad.
No hay seal, tal como t piensas en la seal. Slo hay percepcin y contacto: Busco en el
campo elctrico de las logias de tu nave y jugueteo con los electrones para cambiar el
holograma. Y as tu ordenador presenta mis pensamientos e inyecta mi voz en tu cerebro.
Podra tocar tu cerebro directamente, pero eso te asustara.
S, s, lo habra hecho. Yo estaba ya bastante asustado. No quera que nada extrao
jugueteara con los electrones de mi cerebro, me llenara de sus imgenes y sonidos,
me hiciera ver y or y tocar y oler cosas que no existan, cambiara mi propia
percepcin de la realidad. Con este pensamiento vino otro mucho ms preocupante:
Y si la Entidad estaba ya jugueteando con los electrones de mi cerebro? Tal vez Ella
slo quera que yo pensara que la voz que oa proceda del ordenador. No supe qu
pensar. Estaba yo pensando mis propios pensamientos? O estaba la Entidad
jugando conmigo, hacindome dudar que estaba pensando mis propios
pensamientos? O, peor an, que todo esto era una pesadilla de locura? Tal vez mi
nave se haba desintegrado; tal vez estaba experimentando un momento final antes
de la muerte, y la Entidad (por cualquier razn) haba alcanzado mi cerebro para
crear una ilusin de existencia sana. Tal vez yo estaba muerto o slo soando; tal vez
yo, fuera lo que fuera yo, era enteramente la creacin del sueo de la Entidad.
Todo el mundo, por supuesto, tiene estos pensamientos y temores, pero muy pocos
tienen una diosa que se los dice. Cuando pens que Ella estaba dentro de mi mente,
me sent aturdido con una sensacin de prdida de mi propia entidad. Mi estmago
se revolvi con la enfermiza sensacin de que yo no tena libre voluntad. Fue un
momento horrible. Pens que el universo era un lugar terriblemente incierto donde
slo poda estar seguro de una sola cosa: que, en el reino de mi mente, no quera
otros pensamientos aparte de los mos para alterar mi pensamiento.
Como estaba lleno de duda y temor, la Entidad me explic cmo manipulaba la
materia a travs de las capas del multipliegue. Pero slo comprend la parte ms
pequea de la fsica, las ideas ms simples. Ella haba creado una nueva matemtica
para describir la comba y la textura del espaciotiempo. Su teora de interconexin
estaba ms all de mi habilidad, como lo sera una demostracin de los diferentes
rdenes de infinitos para un gusano. Naturalmente, los mecnicos haban explorado
mucho antes las paradojas de la mecnica cuntica. Por ejemplo, haban descubierto
que ambos fotones en una pareja de fotones estn conectados en formas
fundamentales no importa lo lejanas que estn en su separacin las dos partculas en
temporreal. Si dos fotones escapan de una fuente de luz hacia los extremos opuestos
del universo, cada uno conocer algunos de los atributos de su gemelo, como el

spin o la polarizacin, no importa lo apartados que estn. Y lo sabrn


instantneamente, como si cada uno recordara al momento que debera ser
polarizado horizontalmente, no arriba y abajo. A partir de este descubrimiento, los
mecnicos teorizaron que es posible transmitir informacin ms rpida que la luz,
aunque para su desgracia nunca lo han conseguido. Pero sus cerebros eran pequeos,
mientras que el de la Entidad era inconmensurable. Pareca que Ella haba
encontrado un medio no slo de comunicarse, sino de tocar y manipular
instantneamente partculas a lo largo de las extensiones del espacio. Yo segua sin
comprender cmo lo haca.
No comprendo tu definicin de un espacio de correspondencia; es isomrfico a
lo que llamamos espacio Lavi? No puedo verlo..., si tuviera ms tiempo!
Al principio del tiempo todas las partculas del universo estaban apiadas en un solo
punto; todas las partculas eran como una, en la singularidad.
Y no recuerdo la derivacin de tu ecuacin de campo. Debe ser...
La memoria lo es todo. Todas las partculas recuerdan el instante en que la singularidad
estallo y naci el universo. En cierto modo, el universo no es ms que memoria.
Las correspondencias son superluminales, entonces? El esquema de
correspondencia se reduce? He intentado demostrarlo un centenar de veces, pero...
Todo lo que hay en el universo est sacado de un solo tejido superluminai. Tat tyam asi,
that thou art.
No comprendo.
No ests aqu para comprender.
Por qu crees entonces que he cruzado media galaxia?
Ests aqu para arrodillarte.
Qu?
Ests aqu para arrodillarte..., son palabras de un antiguo poema. Lo conoces?
No, por supuesto que no.
Ahhh, es una lstima. Entonces tal vez ests aqu para morir adems de arrodillarte.
Morir en el rbol infinito; no hay trazado de salida de un rbol infinito.
Otros han venido antes que t; otros se han perdido en el rbol.
Otros?
De repente, la voz de la diosa se hizo tan aguda y dulce como la de una nia
pequea. Las siguientes palabras se internaron en mi cerebro como el sonido de una
flauta:
Todos se marchan a un mundo de luz!,

y yo me quedo solo, aorando;


su mismo recuerdo es dulce y brillante,
y mis tristes pensamientos se aclaran.
Tienes que morir. En tu interior, lo sabes. No tengas miedo.
Bien, los pilotos mueren..., o eso dicen. No tengo miedo.
Temo que tengas miedo. Es lo que pas con los otros.
Qu otros?
Ocho pilotos de tu Orden han intentado penetrar mis cerebros: Wicent li Towt, Erendira
Ede y Alexandravondila; Ishi Mokku, Ricardo Lavi, Jemmu Flowtow y Atara de Darkmoon. Y
John Penhallegon, al que llamis el Tycho.
Los mataste, entonces?
Qu sabes t de matar? Del mismo modo que una ostra, para protegerse, encapsula a un
irritante grano de arena con capa tras capa de perla, as he confinado a todos esos pilotos
menos a uno a las ramas de un rbol de decisin.
Qu es una ostra?
La Entidad alcanz el espacio de pensamiento de mi ordenador y coloc all una
imagen forjada en luz y contacto y olor. Por medio de esta telepata prohibida
(prohibida para nosotros los pilotos), experiment su concepcin de la ostra. En mi
mente vi una criatura blanda y bulbosa que se protega con una concha que poda
abrir o cerrar a voluntad. Mis dedos se cerraron casi contra mi voluntad, y en mi
mano sent crujir la arena contra una dura concha hmeda. Mis mandbulas se
movieron por su cuenta, accionaron mis dientes contra una carne tierna que de
pronto se rompi, llenando mi boca de fluidos vivos y sal y el sabor del mar. Ol el
denso perfume de protenas desnudas y o un sonido de succin mientras tragaba la
gotita de carne, cruda y viva.
Eso es ostra.
No est bien matar a animales por su carne.
Y t, mi inocente hombre, eres una hermosa perla en el collar del tiempo. Comprendes las
distorsiones temporales? Los otros pilotos estn vivos, como una perla est vida de lustre y
belleza, aunque no viven. Han muerto, aunque permanecen sin morir.
Otra vez hablas en acertijos.
El universo es un acertijo.
Ests jugando conmigo.
Me gusta jugar.

Ante el ojo de mi mente apareci un cubo brillante y transparente. El cubo estaba


segmentado en otros ocho cubos insertos, y cada uno fluctuaba con imgenes
confusas. Mir el interior de los cubos, y las imgenes empezaron a tomar forma y a
endurecerse. En cada cubo, excepto el de zona inferior a la derecha, una cabeza sin
cuerpo flotaba dentro de su prisin, como un piloto flota dentro de la cabina de su
nave. Cada cara estaba marcada con el rictus del terror y la locura. Cada cara me
miraba con la boca abierta (miraba a travs mo) como si yo fuera aire. Las reconoc
entonces. Los historiadores me haban enseado bien. Eran las caras de Wicent li
Towt, Ishi Mokky y los otros que haban venido antes que yo.
Qu es la muerte, Mallory? Los pilotos estn perdidos cada uno en ramas divididas del
rbol de decisin. Estn tan perdidos y olvidados como los poemas de los Aeschylus. Pero
algn da los recordar.
Me pregunt cmo haba encapsulado a los pilotos (y a m mismo) en el rbol de
decisin. Naturalmente, hay formas de abrir al azar una ventana en el multipliegue,
enviar a un piloto sin preparacin a un rbol infinito. Pero Ella no haba empleado
ninguna de estas formas. Haba hecho algo ms, algo maravilloso. Cmo era
posible? Haba modelado realmente su consciencia la forma del multipliegue,
retorcido las mismas fibras de la realidad profunda, como un nio ana trozos de
barro?
No lo saba. No poda saberlo. Haba visto menos de una millonsima parte de
Ella, y Ella probablemente slo necesitaba la ms mnima porcin de esa parte para
hablar conmigo de mente a mente. Yo era como un grano de arena intentando
comprender un ocano a partir de unas pocas olas y corrientes; yo era como una flor
intentando deducir el viaje espacial a partir del dbil resplandor de las estrellas sobre
mis delicados ptalos. Hasta hoy mismo he buscado palabras que describan mi
impresin del poder de la Entidad, pero no hay palabras. Aprend (si sa es la palabra
adecuada para el conocimiento que se obtiene en un sbito destello de luz interior)
que se me conceda comprender que Ella manipulaba ciencias enteras y sistemas de
pensamiento del mismo modo que yo poda encadenar palabras para construir una
oracin. Pero las oraciones de ella eran tan enormes y profundas como el lenguaje
del propio universo. Ella haba alcanzado verdades y caminos de conocimiento muy
por encima incluso de la metafilosofia de los extraos fravashi. Ella, una diosa,
jugaba con conceptos que podan rehacer el universo, conceptos impensables por la
mente del Hombre. Mientras la mayor parte de mi raza viva confundida y
empantanada en la oscuridad, Ella haba resuelto problemas y encontrado nuevas
direcciones de pensamiento que nunca habamos imaginado siquiera, y, peor an,
Ella lo haba hecho con tanta facilidad como yo poda multiplicar dos por uno.
Los mecnicos se quejan a menudo de su ms antigua paradoja, que es la
siguiente: Los hilos que forman el tejido del universo son tan infinitsimos que
cualquier intento de estudiarlos cambiar sus propiedades. El mismo acto de la
observacin perturba aquello que es observado. En la Vieja Tierra se deca que haba

un rey que manipulaba los tomos a su alrededor, de forma que todo lo que tocaba
se converta en oro. El rey de la leyenda no poda comer ni beber porque su comida y
su vino no saban ms que a oro. Los mecnicos son como ese rey: todo lo que
tocan se convierte en feos amasijos de materia, en electrones, quarks o neutrinoszeta. No pueden percibir la realidad profunda excepto a travs del contacto de sus
ecuaciones doradas. La Entidad haba trascendido de un modo insondable esta
prisin de materia. Ver la realidad directamente, como realmente era..., esto, pens,
debe ser el privilegio de un intelecto divino.
Ves a los pilotos, Mallory Ringess?
Vi locura y caos. Contempl el cubo que contena a los pilotos no-muertos. La cara
negra y ruda de Jemmu Flowotow soltaba baba por sus estrechos labios.
Atrapaste a los pilotos; luego, tambin podras liberarlos. Y a m.
Pero si son libres. O sern libres cuando el universo se haya rehecho. Lo que ha sido ser.
Eso es chchara de scryta.
El tiempo distorsiona: Cuando el universo se haya expandido hacia fuera de forma que las
dos estrellas ms cercanas estn tan distantes como la Nube Grus de galaxias lo est ahora de
la Canes Venatici, dentro de miles de millones de tus aos, los pilotos estarn tal como los ves
ahora, petrificados en la nada eterna. No es ms fcil detener el tiempo que volver a ponerlo
en marcha? Matar que crear? Pero la creacin es atemporal; la creacin lo es todo.
Los pilotos... en el rbol donde los infinitos conducen a la locura, has visto sus
rostros locos y petrificados?
No se puede hacer nada contra la locura. Es el precio que algunos deben pagar.
Me parece que voy a volverme loco ahora mismo en las ramas de este rbol que
se dividen en dos y dos hacia la locura, y si dices que no se puede escapar del
infinito, deja de jugar con mi mente!
Mallory, mi hombre salvaje, jugaremos juntos y te ensear todo lo que hay que saber sobre
la instantaneidad, y tal vez tambin de la locura. Te unirs a los otros pilotos? Ten cuidado,
el cubo vaco es para ti.
Advert entonces lo que debera de haber visto inmediatamente: que ocho pilotos
se haban perdido dentro de la Entidad, pero slo siete cabezas fantasmales flotaban
en el interior de los cubos. En ninguno de ellos vi la enorme cabeza como de morsa
del Tycho.
Qu pas con el Tycho?
Yo soy el Tycho; el Tycho es yo, parte de m.
No comprendo.
El Tycho existe en un espacio de memoria.

Dentro de mi mente regres la voz de la nia pequea, pero ya no era tan dulce ni
segua siendo la voz de una nia pequea. Haba tonos oscuros y sofocantes
coloreando el inocente tono, y escuch:
Pero oh, ese profundo abismo romntico que baja hacia la verde colina a travs de una
cdrica guarida! Un lugar salvaje! Tan sagrado y encantado como si bajo una una
evanescente fuera visitado por una mujer que gimiera por su demonio amante!
Era un salvaje bajo sus ropas de seda, un hombre encantador, un amante demonio. Cuando
vi la salvaje inteligencia que tena, le separ el cerebro del cuerpo y lo copi, sinapsis por
sinapsis, en un pequeo pliegue de mis cerebros inferiores. Contempla a John Penhallegon.
De repente, dentro de la cabina de mi nada, apareci una imagen del Tycho.
Estaba tan cerca de m que podra haber tocado su nariz hinchada y roja con slo
alargar la mano como se extiende para coger una manzana de las nieves. Era (haba
sido) un hombre de cara ancha, con incisivos amarillos demasiado largos para sus
labios hinchados. Tena una masa de brillante pelo negro que descenda en mechones
hasta la mitad de su espalda; sus carrillos colgaban de sus brillantes mejillas hasta la
mitad de su pecho.
Hasta dnde has cado, Piloto? me pregunt con voz espesa por la edad,
repitiendo el saludo tradicional de los pilotos que se encuentran en lugares lejanos.
Su voz reson como una campana en la cabina de mi nave. Al parecer, la Entidad
poda generar hologramas y ondas de sonido tan fcilmente como jugueteaba con los
electrones. Shalom dijo. Con sus dedos rojos y sudorosos hizo el signo secreto
que slo un piloto de nuestra Orden reconocera.
No puedes ser el Tycho dije en voz alta. El sonido de mi propia voz me
sorprendi. El Tycho est muerto.
Soy John Penhallegon dijo la imagen. Estoy tan vivo como t. Ms vivo, en
realidad, porque no se me puede matar tan fcilmente.
Eres la voz de la Entidad dije yo, mientras me secaba el sudor de la frente.
Soy ambos.
Eso es imposible.
No ests tan seguro de lo que es posible y lo que no. La certeza puede matar,
como muy bien s.
Me frot la nariz y dije:
Entonces la Entidad ha absorbido los recuerdos y pautas de pensamiento del
Tycho..., eso puedo creerlo. Pero el Tycho no puede estar vivo, no puede tener
voluntad propia..., puede? Puedes? Si eres una parte de toda la... Entidad?
El Tycho (o la imagen del Tycho, como me record) se ri tan fuerte que la saliva
borbote en sus labios.

No, mi Piloto, soy como t, como todos los hombres. A veces tengo voluntad
propia, y a veces no.
Entonces no eres como yo dije, demasiado rpidamente. Yo tengo libertad
de eleccin, todo el mundo la tiene.
No. Fue por libertad de eleccin que le rompiste la nariz al Lord Piloto?
Me asust y me llen de furia que la Entidad pudiera arrancar este recuerdo de mi
mente, as que repliqu, irritado:
Soli me enga. Perd los nervios.
El Tycho se limpi la saliva de los labios y se frot las manos. O el roce de piel
contra piel.
Muy bien. Soli te enga. Entonces, Soli controlaba, no t.
Ests retorciendo mis palabras. Me irrit tanto que quise golpearle.
Muy bien. l te hizo.
Podra haberme controlado.
De veras? pregunt l.
Yo estaba furioso, y exclam:
Por supuesto que s. Pero estaba tan irritado que no me import pegarle.
Debe gustarte el irritarte.
No, lo odio. Siempre lo he odiado. Pero as es como soy.
Debe gustarte como eres.
Cerr los ojos y sacud la cabeza.
No, no comprendes. He intentado..., lo intento, pero cuando me irrito es...,
bueno, es parte de m, ves? La gente no es perfecta.
Ni tampoco tiene voluntad propia dijo l.
Senta las mejillas calientes y la lengua seca. Pareca que tambin el Tycho
intentaba engaarme para que perdiera los estribos. Mientras respiraba
rtmicamente, buscando el control, mir las ondas de luz en fase que componan la
imagen del Tycho. Su tnica pareca humo brillante en el aire negro.
Y una diosa?pregunt. Tiene voluntad propia?
El Tycho volvi a rerse.
Tiene un perro naturaleza Buda? Eres rpido, mi Piloto, pero no ests aqu para
poner a prueba a la diosa. Eres t quien tiene que ser probado.
Probado..., cmo?
Probado para posibilidades.

Como pronto descubr, la Entidad me haba estado probando desde que cruc por
primera vez el umbral de su inmenso cerebro. Los espacios toroidales y los feos
espacios segmentados que casi me haban derrotado eran cosa suya, igual que el
rbol infinito que me aprisionaba. Ella haba puesto a prueba mis habilidades
matemticas, y (esto es lo que me dijo el Tycho) haba probado mi valor. Y la menor
de mis pruebas haba sido mi habilidad para escuchar su voz de diosa y no perderme
lleno de terror. Yo no tena ni idea de por qu Ella quera ponerme a prueba, a menos
que se tratara de otro de sus juegos. Y por qu usaba al Tycho cuando poda mirar en
mi cerebro y ver todo lo que haba que ver. No acababa yo de pensar esto cuando la
voz de la diosa reson en mi cabeza como un trueno:
Hace miles de aos, nuestros escatlogos cartografiaron la molcula de ADN hasta el
ltimo tomo de carbono. Pero siguieron buscando las reglas por las que el ADN se desdobla y
codifica para producir nuevas formas de vida. An estn aprendiendo la gramtica del ADN.
Y lo mismo sucede con el cerebro sin desplegar. Imagina a un beb que ha aprendido el
alfabeto pero no tiene idea de lo que significan las palabras o las reglas para unirlas.
Comprender el cerebro a partir de sus millones de sinapsis sera intentar apreciar un poema a
partir de los sesgos arbitrarios de las letras individuales. T eres ese poema. Hay infinitas
posibilidades. T, mi Mallory, siempre sers un misterio para m.
No me gusta ser puesto a prueba.
La vida es una prueba.
Si tengo xito, me liberars del rbol?
Como un mono, eres libre en este momento para escapar de tu rbol.
Libre? No s cmo.
Lstima. Si tienes xito, eres libre para formularme tres preguntas, cualquier pregunta. Es
un juego muy, muy antiguo.
Y si fracaso?
Entonces la luz se apaga. Oh, dnde va la luz cuando se apaga?
Apret los puos hasta que las uas se clavaron en mis palmas. No quera ser
puesto a prueba.
Bien, mi Piloto, empezamos? Era el Tycho, hablando mientras se rascaba los
carrillos.
No s.
No registrar aqu en detalle las muchas pruebas que el Tycho (la Entidad) me
puso. Algunas de ellas, como el Test del Conocimiento, como la llam, eran largas,
meticulosas y aburridas. La naturaleza de las otras pruebas, como el Test del Caos,
apenas la comprend. Hubo un Test de la Razn y un Test de la Paradoja, seguidos,
creo, por un Test de la Realidad, donde tuve que hacer una pregunta sobre cada
suposicin, hbito y creencia mientras el Tycho me bombardeaba con ideas extraas

que nunca haba pensado antes. Esta prueba casi me volvi loco. Nunca comprend
la necesidad de ser examinado, ni siquiera cuando el Tycho me explic:
Algn da, mi furioso Piloto, puede que tengas gran poder, quiz como Lord
Piloto, y necesitars ver cosas a travs de ojos mltiplex.
Me gustan mis ojos.
Nunca se sabe dijo l. Nunca se sabe...
De repente, dentro de mi cabeza resonaron las enseanzas del famoso cantor
Alexandar de Simoom, Alexandar Diego Soli, el padre muerto de Leopold Soli. Me
sumerg en cuerpo, alma y mente en el sistema de creencias de los extraos Amigos
de Dios. Vi el universo a travs de los extraos ojos grises de Alexandar. Era un
universo fro donde nada era seguro excepto la creacin de matemticas. No existan
realmente otras formas de creacin. S, estaba el hombre, pero, qu era el hombre,
despus de todo? Era el hombre creacin de los ieldra, que haban sido creados a su
vez por los antiguos ieldra? Y, si era as, quin los haba creado a ellos? Los
antiqusimos ieldra?
Y as aprend esta extraa teologa de Alexandar Diego Soli: Se saba que el primer
Lord Cantor, el gran Georg Cantor, con una ingeniosa ordenacin, haba demostrado
que el infinito de los nmeros (lo que l llamaba alef cero) est imbuido en el infinito
an mayor de los nmeros reales. Y haba demostrado que ese infinito est imbuido
dentro del infinito superior del alef dos, y as sucesivamente, toda una jerarqua de
infinitos, un infinito de infinitos. Los cantores de Simoom crean que lo mismo que
suceda con los nmeros suceda con las jerarquas de los dioses. Ciertamente, como
Alexandar le haba enseado a su hijo Leopold, si exista un dios, quin o qu lo
haba creado a l (o a ella)? Si hay un dios superior, llamado dios2, debe de haber un
dios3, y un dios4, y as sucesivamente. Hay un alef milln y un alef centilln, pero no
hay final, no hay infinito superior, y por tanto no hay Dios. No, no poda haber un
Dios verdadero, y por lo tanto no poda haber creacin verdadera. La lgica era tan
cruda y despiadada como el propio Alexandar de Simoom: Si no hay creacin
verdadera, entonces no hay realidad verdadera. Si nada es real, entonces el hombre
no es real; el hombre, en algn sentido fundamental, no existe. La realidad es todo un
sueo y, peor an, es menos que un sueo, porque incluso un sueo debe tener un
soador que lo suee. Declarar lo contrario es una tontera. Y declarar la existencia
de la propia esencia es por lo tanto un pecado, el peor de los pecados; por lo tanto es
mejor cortarse la propia lengua que pronunciar la palabra yo.
Mientras esta realidad me atenazaba, fui transportado en el espacio y el tiempo.
Tembl y abr los ojos a las nieblas montaosas arremolinadas sobre la casa de piedra
de Alexandar en Simoom. Me encontraba en una habitacin pequea, desnuda e
inmaculada, de paredes grises, y contempl a un muchachito arrodillado ante m. Yo
era Alexandar de Simoom, y el nio era Soli.

Ves? me pregunt el Tycho. Y coloc en mi mente el recuerdo de Alexandar


de la austera y amarga educacin de su hijo:
Comprendes, Leopold? Nunca debes volver a decir esa palabra.
Qu palabra, padre?
No juegues, comprendes?
S, padre, pero, por favor, no vuelvas a abofetearme.
Y quin crees que eres para ser digno de castigo?
Nadie, padre..., nada.
Eso es cierto, y ya que es cierto, no hay razn para que se te hable, no?
El silencio es terrible, padre, peor que ser castigado. Por favor, cmo puedes
ensearme en silencio?
Y por qu habra que ensearte nada?
Porque la matemtica es la nica realidad verdadera, pero..., pero, cmo puede
ser? Si realmente no somos nada, no podemos crear matemticas, verdad?
Te lo han dicho, no? Las matemticas no se crean; no es una cosa como un
rbol o un rayo de luz; no es una creacin de la mente. Las matemticas son. Es todo
lo que hay. Puedes pensar en Dios como el universo eterno y atemporal de las
matemticas.
Pero, cmo puede..., si es..., no comprendo...
Qu has dicho?
Yo no comprendo!
Y sigues blasfemando. No se te volver a hablar.
Yo, yo, yo, yo, yo... Padre? Por favor.
No comprend cmo la Entidad haba adquirido los recuerdos de Alexandar de
Simoom. (O tal vez eran recuerdos de Soli?) Ni supe cmo saba tanto de las
realidades an ms extraas de los autistas y los afsicos de cerebro mutilado. Por
extraas que fueran estas realidades, sin embargo (y era muy extrao entrar en los
paisajes mentales internos y autopintados de un autista), eran realidades humanas.
El pensamiento humano es realmente siempre igual. Los pensamientos pueden
diferir de persona en persona y de grupo en grupo, pero la forma en que pensamos
est limitada por las profundas estructuras de nuestros cerebros demasiado
humanos. Esto es a la vez una maldicin y una bendicin. Todos estamos atrapados
dentro de los atades de hueso de nuestros mismos cerebros, aprisionados en formas
de pensamiento evolucionadas a lo largo de un milln de aos. Pero es una prisin
cmoda de paredes blancas y familiares, cuyo aire, aunque rancio, podemos respirar.
Si pudiramos escapar de nuestra prisin slo por un instante, nuestra nueva forma

de ver, de saber, nos dejara atnitos. Haba glorias y belleza extrema y como
pronto iba a aprender, locura.
Muy bien me dijo el Tycho, comprendes a Alexandar de Simoom y a
Iamme, el solipsista. Y, ahora, las realidades aliengenas.
El Tycho (o ms bien las ondas de luz en fase que eran el Tycho) empez a
difuminarse. La rojez de su redonda nariz empez a convertirse en violeta mientras
la nariz en s se ensanchaba para convertirse en un hocico hirsuto. Como un trozo de
barro, el morro se estir en un largo tronco flexible. Su frente abultaba como una
fruta de sangre hinchada de gases ptridos, y su barbilla y carrillos se endurecieron
en un rgano en forma de caja alineado con docenas de ranuras estrechas y rosceas.
De repente, su tnica se desvaneci como humo. Su cuerpo desnudo empez a
cambiar. Bolas de msculos redondeados y pelaje marrn y escarlata reemplazaron
la carne gris y ajada del Tycho. Sus voluminosos testculos y miembro se agitaron
como algas y se encogieron, desvanecindose dentro del pliegue rojo de carne entre
las gruesas piernas. Esper mientras contemplaba a la cosa aliengena nacida dentro
de la cabina de mi nave. Pronto la reconoc por lo que era: una imagen de un
miembro de esa amable (aunque astuta) raza conocida como Amigas del Hombre.
La aliengena alz el tronco, y las hendiduras sonrosadas de su rgano del habla
vibraron y temblaron, libelando un apestoso flujo de molculas. Ol a steres y
acetones y flores, el hedor de carne podrida mezclada con la dulzura de la dalia de
las nieves. En cierto modo, con el tronco entretejido con la hlice azul de una
cortesana experta, me record a la amiga de Soli (y algunos decan que amante),
Jasmine Orange.
Contempla a Jasmine Orange.
Contempl a Jasmine Orange a travs de sus propios ojos: Me convert en Jasmine
Orange. Fui a la vez Jasmine Orange y Mallory Ringess, contemplando a un
aliengena a travs de ojos humanos y, a travs de mi tronco, oliendo la esencia de un
ser humano. De repente, mi consciencia abandon mi cuerpo humano, y los colores
desaparecieron. Vi cmo los tonos marrones y escarlatas de mi pelaje se convertan
en grises claros y oscuros. Observ la cabina de mi nave y vi a un joven piloto
humano, con barba, que me miraba; me vi a m mismo. Prest atencin al sonido de
la voz de la Entidad, pero no haba sonido dentro o fuera, porque era tan sordo como
el hielo. No saba realmente lo que era el sonido. Slo saba oler, el mundo
maravilloso y mutable de las molculas olorosas flotando libremente. Hubo jazmn y
el olor de naranjas aplastadas mientras pronunciaba mi hermoso nombre. Ric mi
tronco, sorbiendo la fragancia de ajo y vino-hielo mientras saludaba al humano,
Mallory Ringess, y l me saludaba a m. Qu raro, qu extrao, qu
desesperanzadamente estpido pareci su modo de representar simples unidades de
significado con una discreta progresin de sonidos lineales, fuera lo que fueran los
sonidos! Qu limitado era unir sonidos, como cuentas en un hilo! Cmo podan
pensar los seres humanos cuando tenan que progresar de sonido en sonido y pensar

un pensamiento cada vez, como un insecto arrastrndose por las cuentas de un


collar? Qu lento!
Como quera hablar con el piloto Ringess, alc mi tronco y liber una nube de
olores punzantes que eran a una oracin humana lo que se supone debe ser una
sinfona a una ronda infantil. Pero l no tena nariz y comprendi muy poco. S,
Ringess, le dije, los smbolos-olor no son fijos como, por ejemplo, son fijos los sonidos
de la palabra prpura; no siempre significan lo mismo. No es el significado tan
mutable como los olores del mar? Puedes sentir la configuracin de las diminutas
pirmides de menta y vainilla y almizcle en esta nube de olores? Y los significados...,
sabes que los olores de jazmn y aceite y naranja podran significar: Soy Jasmine
Orange, la amante del Hombre, o: El mar est tranquilo esta noche, dependiendo
de la disposicin y la proximidad de las unidades pirmide a las otras molculas de
olor? Puedes comprender el significado como un todo? Y la lgica de la estructura?
Comprendes las complejidades del lenguaje, mi Ringess?
Las ideas brotaban hacia fuera como flores rticas al sol creciendo dentro de otras
ideas que se cruzaban y conectaban por cadenas olorosas de asociacin, y eslabn a
eslabn los olores de carne asada y pelaje mojado fluan hacia fuera y hacia los lados
y hacia abajo, y se mezclaban en campos cuajados del dulce perfume de extraas
nuevas estructuras lgicas y nuevas verdades que debes inhalar como fra menta
para abrumar y anular las ideas amargas y rectas de lgica, causalidad y tiempo. El
tiempo no es una lnea; los hechos de tu vida son como una jungla de olores
eternamente preservada en una botella. Un olisqueo y sentirs instantneamente la
jungla entera en vez de las fragancias de las flores individuales. Comprendes las
sutilezas? Te atreves a abrir la botella? No, no tienes nariz, y no comprendes.
El comprende todo lo que la estructura de su cerebro le permita comprender.
Comprend que un hombre que habitara demasiado en el interior de un cerebro
aliengena se volvera loco. Cerr los ojos y sacud la cabeza mientras me tapaba la
nariz contra los olores mareantes que inundaban la cabina de mi nave. Mis ojos, mi
nariz! Cuando los abr, volv a ser humano. La imagen aliengena haba
desaparecido, aunque los olores de vainilla y ajenjo permanecan. Estaba solo dentro
de mi cuerpo humano, sudoroso y peludo, dentro de mi viejo cerebro que tan bien
crea conocer.
Su lgica, las estructuras de verdad..., son tan distintas; no lo saba.
La estructura profunda de su cerebro es diferente. Pero, a un nivel an ms profundo, la
lgica es la misma.
No puedo comprender esta lgica.
Pocos de tu Orden han comprendido a las Amigas del Hombre.
Como todos los dems, yo siempre haba recelado de esas prostitutas exticas y
aliengenas. Haba supuesto que seducan a los hombres con sus poderosos olores

afrodisacos para poder hacer proselitismo cuando estuvieran drogados con sexo,
para persuadirlos astutamente hacia, la verdad de su misteriosa religin aliengena.
Ahora vea (ver no es la palabra adecuada), perciba que su propsito era mucho
ms profundo que cambiar meramente las creencias de la humanidad; deseaban
cambiar a la humanidad misma.
Pero es muy difcil cambiar la mente de un hombre. Tenis un pequeo sentido de vosotros
mismos.
Como dice Bardo, un hombre debe saber quin es.
Y qu es un Bardo?
Mientras yo bufaba y trataba de liberar mi mente y mi nariz de molestos olores,
pens en Bardo y en cmo siempre haba tenido un claro y presuntuoso sentido de
quin era: un hombre decidido a experimentar placer como ningn otro hombre
hubiera conocido jams.
Tu Bardo se define de forma demasiado estrecha. Incluso podra tener posibilidades.
Durante las pruebas que siguieron, por implicacin y deduccin, aprend mucho
sobre el sentido del Yo de la Entidad. Cada cerebroluna, pareca, era a la vez una isla
de consciencia y parte del todo superior. Y cada luna poda subdividirse y
compartamentalizarse en caso necesario en unidades cada vez ms pequeas,
trillones de unidades de inteligencia reunindose y cambiando como nubes de arena.
Supuse que slo una nfima parte de sus lunas menores estaba ocupaba ponindome
a prueba. Y, sin embargo, se me permiti comprender, paradjicamente, que toda
Ella estaba de algn modo dentro de mi cerebro, como yo estaba dentro del suyo.
Cuando brome sobre las extraas topologas implicadas en esta paradoja, sus
pensamientos ahogaron los mos:
Eres como el Tycho, pero t eres juguetn, mientras que l es salvaje.
S? A veces no s quin soy.
Eres lo que eres. Eres un hombre abierto a posibilidades.
Otros decan que pensaba que eran posibles demasiadas cosas. Un hombre sabio
conoce sus lmites, eso decan.
Otros no han sobrevivido al Test de Realidades.
Me sent complacido de no tener que soportar ms realidades aliengenas y ms
que un poco satisfecho conmigo mismo, un placer que no dur ms que el tiempo
que tard en inspirar una bocanada de aire.
Habr una ltima prueba.
Qu prueba?
Llmalo el Test del Destino.

El aire fluctu ante m, y apareci una imagen de una mujer alta vestida con una tnica
blanca. Su liso pelo negro brillaba, y ola a dalia de las nieves. Cuando se volvi hacia m, no
pude apartar los ojos de su rostro. Era un rostro que conoca bien, la nariz aguilea y los altos
pmulos y, sobre todo, los oscuros huecos suavemente cicatrizados all donde deberan de
haber estado sus ojos; era el rostro de mi hermosa Katharine.
Me enfureci que la Entidad sacara este recuerdo privado de mi mente. Cuando
Katharine me sonri e inclin levemente la cabeza, esper que la Entidad no oyera las
palabras de un antiguo poema que se formaron silenciosamente en mis labios:
Amo, plida, tus cejas alzadas, puente
a las gemelas oscuridades de flotante profundidad.
Mas, por profundas que sean, me llevan
al camino opuesto de la muerte.
Con voz profunda y misteriosa, una voz que era una extraa mezcla del
compasivo porte de Katharine y las palabras calculadas de la Entidad, la imagen
tens los labios y dijo:
Hay otro camino, mi Mallory, distinto a la muerte. Me alegra que te guste la
poesa.
Cul es el Test del Destino? pregunt en voz alta.
Mientras contemplaba las cavernas bajo sus negras cejas, destellos de color
iluminaron las oscuridades gemelas. Al principio pens que era simplemente una
aberracin de las ondas de luz en fase de la imagen. Entonces, el azul ondulante se
fij y qued quieto, llenando sus cuencas vacas como el agua llena una copa. Ella
parpade sus ojos recin nacidos, que eran grandes y profundas y brillaban como
joyas licuadas. Me mir con aquellos hermosos ojos negroazulados y dijo:
Por ti renuncio a la visin mayor hacia... Ves tu destino? Ahora que vuelvo a
tener ojos soy ciega, y no puedo ver realmente lo que... Tu cara, eres esplndido! Te
salvara si pudiera! Si... El Test del Destino; el Test del Antojo o Capricho. Recitar
palabras de antiguos poemas. Si puedes completar los fragmentos inconclusos,
entonces la luz se enciende.
Pero eso es absurdo! Debe entonces depender mi vida de saber un poema
estpido?
Mord los bordes del bigote que me haba crecido por encima del labio durante mi
largo viaje. Me enfureca que mi destino (mi vida, mi muerte) se decidiera con una
prueba tan arbitraria. Entonces record que se rumoreaba que los guerreros poetas, la
secta de asesinos que infestan algunos de los Mundos Civilizados, preguntaban a sus
vctimas los versos de un poema antes de matarlas. Me pregunt por qu practicaba
la diosa la costumbre de los guerreros poetas. O tal vez Ella haba originado la

costumbre, eones atrs, y los guerreros poetas la adoraban a Ella y todas sus
prcticas? Cmo poda saberlo?
Y el Tycho dije. Rechin los dientes. No supo ningn poema, verdad?
Katharine sonri con la sonrisa misteriosa de los scrytas y sacudi la cabeza.
Oh, no, supo todos los poemas menos el ltimo, naturalmente. Escogi su
destino, ves?
Yo no vea. Me frotaba los ojos resecos y calientes, tratando de comprender,
cuando ella dijo con voz triste:
Tantos hombres, tan hermosos
y todos yacieron muertos:
Me mir como si esperase que completara inmediatamente la estrofa. No pude.
Sent el pecho sbitamente tenso, la respiracin entrecortada e irregular. Como un
campo nevado, mi mente estaba vaca.
Tantos hombres, tan hermosos
y todos yacieron muertos:
Me senta enfermo y vaco porque saba que haba ledo esas palabras antes.
Eran de un antiguo poema situado hacia el ltimo tercio del libro del Guardin del
Tiempo. Cerr los ojos y vi, en la pgina novecientos diez, el ttulo del poema. Se
llamaba La rima del antiguo piloto. Era un poema de vida, muerte y redencin.
Trat de arrancar de mi memoria las largas secuencias de letras negras,
superponerlas contra el blanco campo nevado de mi mente, igual que el poeta las
haba escrito sobre las blancas hojas de papel. Fracas. Aunque en Borja, junto con los
otros novicios, haba recibido entrenamiento en el arte de los rememoradores (y
varios otros), no era un rememorador. Lament, y no por primera vez, no poseer esa
perfecta memoria de imgenes con la que cualquier imagen contemplada por el ojo
viviente puede ser recordaba a voluntad y presentada ante el ojo de la mente, para
ser vista y estudiada con detalles vividos y multicolores.
La piel de Katharine adquiri la textura del mrmol de Urradeth cuando dijo:
Repetir los versos una vez ms. Debes responder o...
Se llev la mano a la garganta y, con una voz tan clara como la campana
vespertina de Resa, recit:
Tantos hombres, tan hermosos
y todos yacieron muertos:
Record entonces que el Guardin del Tiempo me haba dicho que debera leer su
libro hasta que pudiera or los poemas en mi corazn. Cerr el ojo de mi mente a la
confusin de letras negras retorcidas que me esforzaba en ver. Los rememoradores
ensean que hay muchos caminos a la memoria. Todo est registrado, dicen; nada se

olvida. Escuch la msica y la cadencia del fragmento del poema de Katharine. Las
palabras sonaron inmediatamente claras en mi interior, y repet lo que mi corazn
haba odo:
Tantos hombres, tan hermosos
y todos yacieron muertos;
y un millar de cosas viscosas
continuaron viviendo; y tambin yo.
La imagen de Katharine sonri como si estuviera complacida. Tuve que
recordarme que no era realmente Katharine, sino slo la recreacin que de ella haba
hecho la Entidad. O, ms bien, era mi imperfecto recuerdo sacado de mi mente.
Advert que slo conoca una centsima parte de la Katharine real. Conoca sus
manos largas y duras y las profundidades entre sus piernas, y que ella tena la
necesidad ardiente y sumergida de belleza y placer (para ella, creo, eran la misma
cosa); conoca el sonido de su voz de dulcmele cuando cantaba sus tristes canciones,
pero no pude mirar en su alma. Como todos los scrytas, haba aprendido a cubrir sus
pasiones y miedos de una capa hmeda de calma exterior. Yo no saba lo que haba
ms all y, aunque lo supiera, quin era yo para pensar que poda contener el alma
de una mujer en su interior? No poda y, por tanto, la imagen de Katharine creada
por mi recuerdo estaba sutilmente equivocada. Mientras la Katharine real era
provocativa, su imagen era juguetona; mientras Katharine amaba los poemas y
visiones del futuro por su propio placer, su imagen la usaba por otras causas. En el
corazn de la imagen haba una entidad vasta pero no del todo omnisciente que
jugaba con la carne y personalidad de un ser humano; en el corazn de Katharine
estaba..., bueno, Katharine.
Yo segua furioso, tan furioso que dije:
No quiero seguir jugando a los acertijos.
Katharine sonri de nuevo.
Oh, pero hay dos poemas ms dijo.
Debes de saber qu poemas s y cules no.
Nodijo ella. No puedo ver..., no s.
Debes de saberlo repet.
No puedo elegir saber lo que quiero saber y lo que no? Me gusta el suspense,
mi Mallory.
Est preordenado, verdad?
Todo est preordenado. Lo que ha sido, ser.
Chchara de scrytas.

Soy una scryta, lo sabes.


Eres una diosa, y ya has decidido el resultado de este juego.
Nada est decidido; al final, escogemos nuestros futuros.
Cmo odio la chchara de los scrytas y sus paradojas aparentemente
profundas! exclam, cerrando el puo.
Sin embargo, te solazas en tus paradojas matemticas.
Eso es diferente.
Ella extendi la mano sobre sus luminosos ojos durante un largo instante, como si
su propia luz interior la quemara.
Continuemos dijo entonces. Este sencillo poema fue escrito por un antiguo
scryta que no poda saber que el Vild estallara.
Estrellas, las he visto caer,
pero cuando desaparecen y mueren...
Y yo repliqu:
ninguna estrella se pierde
en el cielo cuajado de estrellas
Pero las estrellas se pierden, verdad? aad. El Vild crece, y nadie sabe por
qu.
Algo debe hacerse para impedir que el Vild estalle dijo ella. Qu poco
potico sera si todas las estrellas murieran!
Me apart el pelo de los ojos y formul la pregunta que ocupaba a algunas de las
mejores mentes de nuestra Orden.
Por qu estalla el Vild?
La imagen de Katharine sonri.
Si conoces los versos del siguiente poema puedes preguntarme por qu, o
cualquier otra cosa que quieras... Oh, el poema! Es tan hermoso! Uni las manos
como una nia pequea complacida por hacer a su amigo un regalo de cumpleaos.
Y palabras que yo conoca muy bien llenaron el aire:
Tigre! Tigre! que ardiente brillas
en las selvas de la noche
Estaba libre! La Entidad de Estado Slido, a travs de los labios de un simple
holograma, haba pronunciado los dos primeros versos de mi poema favorito, y
estaba libre. Slo tena que seguir los versos siguientes, y sera libre para preguntarle
cmo poda escapar un piloto de un rbol infinito. (Nunca dud que Ella mantendra

su promesa de responder a mis preguntas; no puedo decir por qu.) Me re mientras


perlas de sudor se formaban en mi frente. Recit:
Tigre! Tigre! que ardiente brillas
en las selvas de la noche,
qu inmortal mano, qu ojo
podra trazar tu temible simetra?
Es importante rimar simetra con ojo dije. Me re porque me senta feliz
como nunca me haba sentido antes. (Es extrao cmo la liberacin de la amenaza
inmediata de muerte puede producir tal euforia. Tengo este consejo que ofrecer a los
viejos acadmicos de nuestra Orden, tan aburridos con sus rutinas diarias: Arriesgad
vuestra vida durante una sola noche, y cada momento del da siguiente vibrar con
la dulce msica de la vida.)
La imagen de Katharine me observaba. Haba algo infinitamente atractivo en ella,
algo casi imposible de describir. Pens que esta Katharine estaba en paz consigo
misma y su universo de una manera que la Katharine real no podra estarlo nunca.
Y entonces cerr los ojos y dijo:
No, est mal. Te di los versos de la ltima estrofa del poema, no de la primera.
Es posible que mi corazn dejara de latir durante unos instantes.
Pero la primera estrofa es idntica a la ltima dije, lleno de pnico.
No, no lo es. Los tres primeros versos de cada estrofa son idnticos. El cuarto
verso difiere en una palabra.
En ese caso, entonces, cmo puedo saber qu estrofa estabas recitando? Ya que,
si los tres primeros versos son idnticos, tambin lo son los dos primeros.
ste no es el Test del Conocimiento dijo ella. Es el Test del Capricho, como
he dicho. Sin embargo, es mi capricho y aqu sonri, que tengas otra
oportunidad.
Y, mientras sus ojos radiaban de ardiente cobalto a brillante ndigo, repiti:
Tigre! Tigre! que ardiente brillas
en las selvas de la noche
Estaba perdido. Claramente (muy claramente, tan claramente como si poseyera la
memoria de imgenes), record cada letra y palabra de aquel extrao poema. Lo
haba recitado correctamente; la primera y la ltima estrofa eran idnticas. Y o de
nuevo:
Tigre! Tigre! que ardiente brillas
en las selvas de la noche,

qu inmortal mano, qu ojo...


Cul es el ltimo verso, Mallory? El que el poeta escribi, no el impreso en tu
libro.
Me pregunt si los antiguos acadmicos, al transcribir el poema de libro a libro (o
de libro a ordenador) habran cometido un error.
Tal vez ese error haba tenido lugar durante los ltimos das del siglo del
holocausto. Pareca probable que alguna antigua historiadora, en su prisa por
preservar tal tesoro antes de que sus huesos se pudrieran, hubiera alterado
descuidadamente una palabra simple (aunque vital). O tal vez el error haba sido
cometido durante la confusin de los siglos enjambre; quizs algn revisionista, por
cualquier razn, haba puesto trabas a esa palabra y la haba cambiado.
Sin embargo, el error haba sido cometido. Yo necesitaba desesperadamente
descubrir (o recordar) cul haba sido la palabra original. Prob el truco de escuchar
las palabras en mi corazn, pero no haba nada. Apliqu otras tcnicas
rememoradoras..., todo en vano. Sera mucho mejor si trataba de adivinar qu
palabra haba sido cambiada y escoger otra palabra al azar, cualquier palabra, para
reemplazarla. Al menos habra una probabilidad, una diminuta probabilidad, de
escoger la palabra adecuada.
Katharine, con los ojos cerrados, se lami los labios y luego pregunt:
Cul es el ltimo verso, mi Mallory? Dmelo ahora, o deber preparar un
pliegue en mi cerebro donde copiar el tuyo.
Fue el Guardin del Tiempo quien me salv del capricho de la Entidad. En mi
frustracin y desesperacin, mientras rechinaba los dientes, le record, tal vez para
hacerle responsable por haberme dado un libro lleno de errores. Le record recitando
el poema. Por fin, o las palabras en mi corazn. Haba recitado el Guardin del
Tiempo el poema verdadero? Y, si lo haba hecho, cmo conoca la versin ms
antigua? Haba algo muy sospechoso, incluso misterioso, en el Guardin del Tiempo.
Cmo es que recitaba el mismo poema que la diosa? Se haba internado siendo
joven en el corazn de la Entidad y haba tenido que responder al mismo poema? El
poema, que haba salido de su boca como un gruido, era realmente distinto al del
libro, y difera en una palabra.
Un las manos, inspir profundamente y dije:
Tigre! Tigre! que ardiente brillas
en las selvas de la noche,
qu inmortal mano, qu ojo
osara trazar tu temible simetra?
Osara trazar repet. sa es la palabra alterada, verdad? Osara trazar.
La imagen de Katharine permaneci en silencio mientras abra los ojos.

Verdad?
Y entonces sonri y susurr:
Esta noche en el libre marjal
el reflujo de las estrellas est quieto:
Hogar del marino es la mar,
del cazador la colina.
Adis, mi Mallory. Quin osara trazar tu temible simetra? Yo no.
En cuanto dijo esto, su holograma desapareci de la cabina de mi nave, y me
qued solo. Oh, dnde, oh, dnde, me pregunt, dnde va la luz cuando se apaga?
Ests casi en casa, mi marino, mi cazador de conocimiento.
El poema... Lo record correctamente, entonces?
Puedes hacerme tres preguntas.
Haba aprobado sus tests y estaba libre. Libre! Esta vez estuve seguro. En mi
mente bailaron un centenar de preguntas, como el aguijonear de una troupe de
cortesanas jacarandinas parcamente vestidas: Es el universo abierto o cerrado?
Cul era el origen de la singularidad primitiva? Puede cualquier nmero natural
ser expresado por la suma de dos nmeros primos? Haba tratado mi madre de
matar realmente a Soli? Qu edad tena en realidad el Guardin del Tiempo? Por
qu estallaba el Vild? Dnde va la luz cuando...?
La luz se apaga.
Esa no era mi pregunta. Slo estaba pensando..., preguntndome cmo...
Haz tus preguntas.
Pareca que debera de tener mucho cuidado al hacer mis preguntas, o la Entidad
podra jugar conmigo. Pens durante mucho rato antes de formular una pregunta
cuya respuesta podra ser una pista a muchos otros misterios. Me lam los resecos
dientes y formul en voz alta la pregunta que me haba estado molestando desde que
era un nio:
Por qu hay un universo? Por qu hay algo en vez de nada?
Tambin a m me gustara saberlo.
Me enfureci que no contestara a mi pregunta, as que sin pensarlo explot:
Por qu estalla el Vild?
Ests seguro de que esto es lo que quieres saber realmente? Qu beneficio te hara
descubrir el porqu, si no sabes impedir que el Vild siga estallando? Tal vez deberas
replantear tu pregunta.

Muy bien; cmo puedo yo, cualquiera, impedir que el Vild estalle?
Actualmente no puedes. El secreto de curar al Vild es parte del secreto superior, Debes
descubrir este secreto superior por ti mismo.
Ms acertijos! Ms juegos! Respondera a alguna de mis preguntas simplemente,
sin proporcionar acertijos? No lo crea. Como una reina-mercader de Tria guardando
sus joyas, Ella pareca decidida a guardar su preciosa sabidura. Medio en broma,
medio desesperado, dije:
El mensaje de los ieldra..., tambin ellos hablan en acertijos. Dijeron que el
secreto de la inmortalidad del hombre se encuentra en el pasado y en el futuro. Qu
queran decir? Dnde puede encontrarse realmente el secreto?
No esperaba una respuesta, al menos no una respuesta inteligible, as que me
qued de piedra cuando la voz divina reson en mi interior.
El secreto est escrito en el ms antiguo ADN de la especie humana.
El ms antiguo ADN de... Qu es eso, entonces? Y cmo puede el secreto ser
decodificado? Y por qu debera...?
Ya has hecho tus tres preguntas
Pero has contestado con acertijos!
Entonces debes resolver tus acertijos.
Resolverlos? Con qu fin? Morir con mis soluciones. No hay escape a un rbol
infinito, verdad? Cmo puedo escapar?
Deberas haber pensado en eso al formularme tu ltima pregunta.
Maldita seas t y tus juegos!
No hay escape a un rbol infinito. Pero, ests seguro de que el rbol no es finito?
Por supuesto que estaba seguro! No era experto un piloto en los teoremas
trazadores de Gallivare? No haba demostrado que el conjunto Lavi no poda ser
imbuido en un espacio invariante? No distingua un rbol infinito de uno finito?
Has examinado tu tesis?
No haba examinado mi tesis. No me gustaba pensar que pudiera haber un fallo en
ella. Pero tampoco quera morir, as que entr en contacto con mi nave-ordenador.
Entr en el pensamientospacio del multipliegue. Al instante se produjo una
andanada de ideoplastias cristalinas en mi mente, y empec a construir los smbolos
para presentar la tesis. Mientras la tormenta numrica giraba, hice un modelo
matemtico del multipliegue. El multipliegue se abri ante m. Sumido en
temposueo, reconstru mi tesis. Era cierto, el conjunto Lavi no poda ser imbuido en
un espacio invariante. Entonces, como surgido de ninguna parte, se me ocurri un
pensamiento: Era el conjunto Lavi el conjunto correcto para modelar las ramas del

rbol? Y si el rbol poda ser modelado por un conjunto Lavi simple? Poda el
conjunto Lavi ser imbuido en un espacio invariante?
Tembl de anticipacin mientras construa mi nueva tesis. S, el Lavi simple poda
ser imbuido! Demostr que poda serlo. Me sequ el sudor de la frente e hice un
trazado de probabilidad. Al instante, los billones de ramas del rbol se convirtieron
en una. As que era finito, despus de todo. Estaba salvado! Hice otro trazado al
puntosalida cerca de una gigante azul. Sal a espaciorreal, al enjambre de los diez mil
cerebros-luna de la Entidad de Estado Slido.
Me gustas, mi Mallory. Pero volveremos a vernos cuando me gustes ms. Hasta entonces,
cae lejos, Piloto, y adis.
Hasta hoy mismo me he preguntado por la naturaleza del rbol original que me
aprisionaba. Era realmente un rbol finito? O haba cambiado la Entidad, algo
imposible, un rbol infinito por uno finito? Si es as, pens, entonces era realmente
una diosa digna de adoracin. O al menos era digna de miedo y terror. Despus de
asomarme a la clida luz azul del sol, me sent tan lleno de esas emociones que hice
el primero de los muchos trazados de regreso a Neverness. Aunque arda con
extraas sensaciones y preguntas sin contestar, no tena intencin de volver a verla
jams. No quera volver a ser puesto a prueba o ver que mi vida dependa de la
suerte y los caprichos de una diosa. No quera volver a or la voz divina violando mi
mente. Quera, simplemente, regresar a casa, beber skotch con Bardo en los bares del
Sector Extremo, decirles a los escatlogos y a Leopold Soli, y a toda la ciudad, que el
secreto de la vida estaba escrito dentro del ms antiguo ADN del hombre.

Captulo 6
La imagen del Hombre
Para nosotros, la humanidad era un objetivo distante hacia el que se dirigan
todos los hombres, cuya imagen nadie conoca, cuyas leyes no estaban escritas en
ninguna parte.
Emil Sinclair, Escatlogo del Siglo del Holocausto.

Mi vuelta a casa fue tan gloriosa como haba esperado, empaada solamente por
la ausencia de Leopold Soli de la Ciudad. Se hallaba cartografiando el velo exterior
del Vild, as que no pudo apreciar mi triunfo. No estuvo presente en las Cavernas de
las Navesluz con los otros pilotos, cticos, reparadores y horlogos cuando sal de la
cabina de mi nave. Cmo dese que los hubiera visto alineados en el oscuro pasillo
de acero junto a las filas de naves, contemplado sus caras asombradas y escuchado
sus susurros furiosos y excitados cuando anunci que haba hablado con una diosa!
Habra aplaudido e inclinado la cabeza ante m, como hicieron los ms escpticos y
engredos de los maestros pilotos? Me habra honrado con un apretn de manos,
como hicieron Stephen Caraghar, Tomoth y sus otros amigos?
Fue una lstima que no estuviera all cuando Bardo surgi de entre la fila de
pilotos y corri hacia m con tanto entusiasmo que todo el pasillo se sacudi y reson
como una campana. Fue todo un momento. Bardo me ech encima sus enormes
brazos y grit:
Mallory! Por Dios, saba que no podas haber muerto! Su voz llen las
Cavernas como una bomba al estallar, y de repente se volvi para dirigirse a los
pilotos. Cuntas veces lo he dicho en los ltimos das? Mallory es el mejor piloto
desde Rollo Gallivare! Mejor que Rollo Gallivare, por Dios que s! Mir
directamente a Tomoth, que observaba sus aspavientos con ojos deformes y
mecnicos Decais que se haba perdido en temposueo? Yo deca: Est surcando
los velos del multipliegue, y regresar cuando est preparado. Decais que se haba
perdido en un bucle infinito, atrapado por esa zorra diosa llamada la Entidad de
Estado Slido. Yo deca: Est kleineando de vuelta a casa, abriendo tneles con
elegancia y fortaleza, regresando a sus amigos con un descubrimiento que lo

convertir en maestro piloto. Decidme: Tena yo razn? Maestro Mallory..., cmo


me gusta su sonido! Por Dios, Pequeo Amigo, por Dios!
Me dio un abrazo que casi me rompi las costillas y, mientras palmeaba mi
espalda, no dejaba de repetir:
Por Dios, Pequeo Amigo, por Dios!
Los pilotos y profesionales me rodearon, me estrecharon la mano y me hicieron
preguntas. Justine, vestida elegantemente de lana y con una nueva piel negra, me
toc la frente y se inclin.
Mrale! le dijo a mi madre, que lloraba abiertamente (a m tambin me
apeteca llorar) . Si Soli estuviera aqu!
Mi madre se abri paso entre la multitud, y nos tocamos la frente.
Estoy tan cansada me sorprendi. De esta amabilidad formal. Entonces
me bes en los labios y me abraz. Ests demasiado delgado dijo, mientras se
secaba los ojos con el dorso de los guantes. Arque las tupidas cejas y arrug la nariz,
olisqueando. Tan delgado como un harijano. Y apestas. Ven a verme. Cuando te
hayas afeitado y lavado y los akshicos hayan terminado contigo. Soy tan feliz.
Todos somos felices dijo Lionel mientras se inclinaba levemente. Luego
sacudi bruscamente la cabeza, apartndose el pelo rubio de los ojos. Y supongo
que estamos fascinados con esas palabras de tu diosa. El secreto de la vida escrito en
el ADN ms antiguo del hombre..., qu supones que quera decir con eso? Qu es,
despus de todo, el ADN ms antiguo?
Mientras los akshicos llevaban m sucio, barbudo y extenuado cuerpo a su
cmara para desprogramarme, tuve una repentina nocin de lo que podra ser aquel
antiguo ADN. Germin como una semilla en mi interior; la nocin se Convirti en
idea, y la idea empez a crecer hasta ser el ms descabellado de los planes. Si Soli
hubiera estado all podra haber revelado mi plan slo para ver la mueca en su fra
cara. Pero estaba intentando penetrar los contorsionados espacios del Vild, y
probablemente pensaba que yo haba muerto haca tiempo, si es que pensaba en m.
Yo no estaba muerto, sin embargo. Estaba maravillosa, alegremente vivo. A pesar
de que el multipliegue haba extenuado mi pobre cuerpo, a pesar de la separacin de
mi nave y el regreso al tiempo normal, estaba lleno de confianza y xito, tan seguro
como puede estarlo un hombre. Me senta invencible, Como si flotara en un fro
viento. Los cticos llaman a esta sensacin el punto de testosteronauno, porque
cuando un hombre tiene xito en sus empresas, su cuerpo se inunda de esta poderosa
hormona. Advierten contra los efectos de la testosterona. Dicen que vuelve a los
hombres demasiado agresivos, y los hombres agresivos se aferran al xito y generan
ms testosterona cuanto ms xito consiguen. Es un ciclo desagradable. Dicen que la
testosterona puede envenenar el cerebro de un hombre y nublar su juicio. Creo que
es cierto. Debera haber prestado ms atencin a los cticos y sus enseanzas. Si no

hubiera estado tan pagado de mi mismo, si no hubiera estado tan henchido de sangre
y orgullo, probablemente habra descartado inmediatamente mi descabellado plan
para descubrir el ADN ms antiguo de la raza humana. Pero apenas poda esperar a
ganarme a Bardo y el resto de la Orden para mi plan, baarme en una gloria an
mayor.
Durante los das siguientes tuve poco tiempo para pensar en mi plan, porque los
akshicos y otros profesionales me mantuvieron ocupado. Nikolos el Anciano, el
Lord Akshico, examin en detalle todos mis recuerdos desde el instante en que sal
de Neverness. Copi los resultados en sus ordenadores. Vinieron mecnicos que me
interrogaron sobre los cuerpos negros y otros fenmenos que haba encontrado
dentro de la Entidad. Se impresionaron bastante (se anonadaron sera ms adecuado)
cuando supieron que Ella tena el poder de cambiar la forma del multipliegue a su
antojo. Unos pocos de los mecnicos ms viejos no creyeron mi historia, ni siquiera
cuando los cticos y akshicos declararon que mis recuerdos no eran ilusorios, sino el
resultado de hechos que realmente haban sucedido. Los mecnicos, por supuesto,
conocan desde haca siglos que cualquier modelo de realidad debe incluir la
consciencia como una forma fundamental. Pero Martha Rutherford y Mnima Jons,
entre otras, rehusaron creer que la Entidad pudiera crear y destruir un rbol infinito
a voluntad. Se enzarzaron en una sauda discusin con Konleya Mor y un par de
escatlogos ms que parecan ms interesados en la gente que viva en la Entidad
que en lo esotrico de la fsica. El furor y los pequeos antagonismos que mis
descubrimientos provocaron entre los profesionales me divirtieron. Me agradaba que
los programadores, neolgicos, historiadores, incluso los holistas, tuvieran tanto que
hablar durante mucho tiempo.
Sent curiosidad cuando el maestro horlogo, con la ayuda de un joven
programador de aspecto furtivo, leyeron la memoria de la nave-ordenador y
abrieron el reloj sellado de la nave. Aunque est prohibido decir inmediatamente a
un piloto regresado cunto tiempo interno ha pasado, esto siempre se ignora. Supe
que haba envejecido, intiempo, cinco aos y cuarenta y tres das (y ocho horas, diez
minutos, treinta y dos segundos).
Qu da es hoy? pregunt. Y el horlogo me dijo que era el vigsimo octavo
da de la primavera de medio invierno del ao 2930. En Neverness haba pasado
poco ms de medio ao. Yo tena cinco aos ms, entonces, mientras Katharine slo
haba envejecido la quinta parte. El tempocruel, pens, no puedes conquistar el
tempocruel. Esper que el avance diferencial de Katharine y mis relojes internos no
fueran tan crueles para nosotros como lo haban sido para Justine y Soli.
Ms tarde, ese mismo da (el da despus de mi regreso), fui convocado a la Torre
del Guardin del Tiempo. Este, que no pareca haber envejecido en absoluto, me hizo
sentarme en la silla adornada cerca de las ventanas de cristal. Camin por la brillante
habitacin, hundiendo sus zapatillas rojas en la piel blanca de sus alfombras, sin
dejar de mirarme mientras yo escuchaba el tictac de sus relojes.

Ests muy delgado dijo. Mis horlogos me dicen que hubo demasiado
tempolento, demasiado maldito tempolento. Cuntas veces te he advertido contra el
tempolento?
Hubo muchos malos momentos. Tuve que pensar como la luz, como dices. Si no
hubiera usado el tempolento, ahora estara muerto.
Las aceleraciones han consumido tu cuerpo.
Pasar el resto de la estacin patinando, entonces. Y comiendo. Mi cuerpo se
recuperar.
Estoy pensando en tu mente, no en tu cuerpo dijo l. Cerr el puo y se
masaje los nudillos. De modo que tu mente, tu cerebro, tiene cinco aos ms.
Las clulas siempre pueden rejuvenecer.
Eso crees?
No quise discutir con l los efectos de las distorsiones temporales del
multipliegue, as que me rebull en mi dura silla y dije:
Bueno, se est bien en casa.
l se frot el arrugado cuello.
Estoy orgulloso de ti, Mallory dijo. Ahora eres famoso, eh? Te has labrado
una carrera. Se habla de nombrarte maestro piloto, lo sabas?
En verdad, mis compaeros pilotos como Bardo y el Sonderval apenas haban
hablado de otra cosa desde mi regreso. Incluso Lionel, que haba despreciado una
vez mis impulsivas fanfarronadas, confiaba en que mi elevacin al Colegio de
Maestros era casi segura.
Un gran descubrimiento dijo el Guardin del Tiempo. Se pas los dedos por
su denso pelo blanco. Estoy muy satisfecho.
La verdad es que no creo que estuviera satisfecho en absoluto. Oh, tal vez se
alegraba de volver verme, de alborotarme el pelo como haca cuando yo era un
nio, pero no creo que estuviera satisfecho con mi sbita fama y popularidad. Era un
hombre celoso, un hombre que no permita ningn desafo a su prominencia sobre
los hombres y mujeres de nuestra Orden.
Sin tu libro de poemas, ahora estara peor que muerto le dije, y le cont todo
lo que me haba sucedido en mi viaje. No pareci impresionarse en absoluto por los
poderes de la Entidad.
Ah, los poemas. Los aprendiste bien?
S, Guardin del Tiempo.

Ahhh. Sonri, y apoy sobre mi hombro su mano llena de cicatrices. Su cara


era intensa, difcil de leer. Pareca a la vez amable y agraviado, como si no pudiera
decidir si haberme dado el libro de poemas haba sido algo correcto.
Se plant ante m y contempl mi reflejo en sus ojos negros. Hice la pregunta que
me quemaba en la mente:
Cmo pudiste saber que la Entidad me pedira que recitase los poemas? Y los
poemas que Ella me pregunt... Dos de ellos me los habas recitado t!
Hizo una mueca.
Bueno, no poda saberlo. Lo supuse.
Pero debas de saber que la Entidad plantea acertijos con poesa antigua. Cmo
pudiste saberlo?
Me apret el hombro con fuerza; sus dedos eran como races de madera.
No me interrogues, maldicin! Has olvidado tus modales?
No soy el nico que tiene preguntas. Los akshicos y los dems, todos se
preguntarn cmo lo sabas.
Deja que se pregunten.
Una vez, cuando yo tena doce aos, el Guardin del Tiempo me ense que el
conocimiento secreto es poder. Era un hombre que guardaba secretos. Durante las
horas de nuestra charla, se mova por la habitacin sin darme la oportunidad de
hacerle preguntas sobre su pasado ni sobre nada ms. Peda caf y lo beba de pie,
mientras descargaba su peso de un pie a otro. Se acercaba con frecuencia a la ventana
y contemplaba los edificios de la Academia, mientras sacuda la cabeza y apretaba las
mandbulas. Tal vez ansiaba compartir conmigo (o con cualquiera) sus secretos..., no
lo s. Pareca un animal fuerte y vital confinado en una trampa. Realmente, haba
algunos que decan que nunca sala de su torre porque tema el mundo de veloces
trineos, hielo rpido y hombres asesinos. Pero yo no lo crea. Haba odo otros
rumores: un horlogo borracho sostena que el Guardin del Tiempo tena un doble
para atender los asuntos de la Orden mientras sala a las calles de noche, cazando por
las deslizaderas, como un lobo solitario, a quien fuera tan loco como para conjurar
contra l; algunos decan que tena su propia naveluz oculta dentro de las Cavernas.
Haba duplicado mis descubrimientos toda una vida antes y conservaba el secreto
para s? Pens que era posible. Era un hombre intrpido, demasiado lleno de vida
para no necesitar el viento fresco en la cara, los cristales destellantes de la tormenta
numrica, la fra belleza total de las estrellas a medianoche. l, amante de la vida, me
haba dicho una vez que los momentos de la vida de un hombre eran demasiado
preciosos para malgastarlos durmiendo. As, practicaba su disciplina del nodormir, y
caminaba mientras sus msculos se tensaban y relajaban, se tensaban y relajaban;
caminaba durante las brillantes horas del da, y caminaba toda la noche, sostenido
por su sangre cargada de adrenalina y cafena y por su necesitad de ver, or y ser.

Sent un extrao escalofro de piedad hacia l (y hacia m mismo por tener que
soportar sus pequeas inquisiciones), y dije:
Pareces preocupado.
Fue un error. El Guardin del Tiempo odiaba la piedad, y ms an odiaba a
quienes se apiadaban, especialmente cuando se apiadaban de l.
Preocupado! Qu sabes t de preocupacin? Despus de que hayas escuchado
a los mecnicos pidindome que enve una expedicin a la nebulosa de la Entidad,
entonces podrs hablarme de preocupacin, maldita sea!
Qu quieres decir?
Quiero decir que Martha Rutherford y su faccin quieren que organice una
expedicin mayor! Pretende que enve una nave profunda a la Entidad! Como si
pudiera permitirme perder una nave profunda y un millar de profesionales! Creen
que, porque t tuviste suerte, ellos la tendrn tambin. Y los escatlogos estn
exigiendo ya que, si se organiza una expedicin, son ellos los que deberan liderarla.
Lamento que mi descubrimiento te haya causado tantos problemas dije,
apretando los brazos de la silla. La verdad era que no lo lamentaba en absoluto.
Estaba deleitado de que mi descubrimiento (junto con el de Soli) hubiera provocado
que los profesionales de nuestra Orden, generalmente inactivos, se pusieran en
movimiento.
Descubrimiento? gru l. Qu descubrimiento? Se acerc a la ventana
y agit en silencio el puo hacia las grises nubes de tormenta que se acumulaban
sobre la Ciudad desde el sur. Record que no le gustaba el fro, y que odiaba la nieve.
La Entidad... Ella dijo que el secreto de la vida...
El secreto de la vida! Crees las mentiras de ese engaoso cerebro matriz?
Paparruchas! No hay ningn secreto que encontrar en el ADN ms antiguo del
hombre, sea lo que sea lo que signifique eso. No hay ningn secreto, comprendes?
El secreto de la vida es la vida: Sigue y sigue, y eso es todo lo que hay.
Como para recalcar su pesimismo, la campana hueca y grave de uno de sus relojes
ta justo entonces.
Es Ao Nuevo en Urradeth dijo l. Matarn a todos los bebs de mdula
enferma nacidos este ao pasado, y bebern, y copularn todo el da y toda la noche
hasta que los vientres de todas las mujeres se vuelvan a llenar. Sigue y sigue, una y
otra vez.
Le dije que crea que la Entidad haba dicho la verdad.
Se ri con brusquedad, y la arrugada piel en torno a sus ojos se agriet como
placas de hielo roto.
Pamemas! dijo amargamente, una palabra que supuse era uno de sus
arcasmos. La verdad de Un dios, las mentiras de un dios..., cul es la diferencia?

Le dije que tena un plan para descubrir el ADN ms antiguo del hombre.
Volvi a rerse; se ri tanto que sus labios dejaron al descubierto sus largos dientes
blancos y sus ojos se llenaron de lgrimas.
Vaya, un plan. Incluso cuando eras un nio, siempre tenas planes. Recuerdas
cuando te ense el tempolento? Cuando te dije que hay que ser paciente y esperar
que las primeras oleadas de adagio tomen la mente, me dijiste que tiene que haber
una forma de refrenar el tiempo saltando la secuencia normal de actitudes. Incluso
trazaste un plan para entrar en tempolento sin la ayuda de tu nave-ordenador! Y
por qu? Tenas un problema con la paciencia. Y lo sigues teniendo. No puedes
esperar a ver si los unidores e imprimturs (o los escatlogos, historiadores o cticos)
pueden descubrir este ADN ms antiguo? No es suficiente que te nombren
probablemente maestro piloto?
Me frot la nariz.
Si te formulo una peticin para que montes una pequea expedicin para m, la
aprobars?
Una peticin? Por qu tan formal? Por qu no me lo pides sin ms?
Porque dije lentamente, tendr que romper alguna de las alianzas.
Ah.
Se produjo un largo silencio, en el que permaneci tan quieto como una escultura
de hielo.
Bien, Guardin del Tiempo?
Qu alianza quieres romper?
La octava alianza.
Ah repiti l, mientras miraba por la ventana en direccin al oeste. La octava
alianza era el acuerdo hecho tres mil aos antes entre los fundadores de Neverness y
los primitivos alaloi que vivan en sus cuevas a novecientos kilmetros al oeste de la
Ciudad.
Son neanderthales dije yo. Caverncolas. Su cultura, sus cuerpos..., tan
viejos.
Me ests haciendo una peticin para viajar a los alaloi y recoger tejidos de sus
cuerpos vivos?
El ADN ms antiguo del hombre dije yo. No es irnico que pudiera
encontrarlo tan cerca de casa?
Cuando le cont la naturaleza exacta de mi plan, s inclin sobre m y me agarr
las muecas, apoyando su peso en los brazos de la silla. Su enorme cabeza estaba
demasiado cerca de la ma; ol a caf y sangre en su aliento.

Es un plan terriblemente peligroso, para ti y tambin para los alaloi.


No tan peligroso dije, demasiado confiado. Tomar precauciones. Tendr
cuidado.
Peligroso, digo! Terriblemente peligroso.
Aprobars mi peticin?
Me mir dolorosamente, como si estuviera tomando la decisin ms difcil de su
vida. No me gust la expresin de su cara.
Guardin del Tiempo?
Considerar tu plan dijo framente. Te informar de mi decisin.
Dej de mirarle y volv la cabeza hacia un lado. No era propio de l ser tan
indeciso. Supuse que estaba dividido entre romper la alianza y cumplir su llamada a
la misin de bsqueda; me equivoqu. Sin embargo, pasaran aos antes de que
descubriera el secreto de su indecisin.
Me despidi bruscamente. Cuando me levant, descubr que el borde de la silla
me haba cortado la circulacin; tena las piernas picajosas y entumecidas. Mientras
me frotaba los msculos para devolverlos a la vida, l permaneci junto a la ventana,
hablando solo. Pareci no advertir que yo todava estaba presente.
Sigue y sigue dijo en voz baja. Sigue y sigue y sigue.
Sal de su cmara sintindome igual que siempre: exhausto, exaltado y confuso.
***
Los das (y noches) que siguieron fueron los ms felices de mi vida. Pas las
maanas en las anchas deslizaderas observando a los habitantes del Sector Extremo
combatir las densas nieves del medio invierno. Era un placer volver a respirar el aire
fresco, el olor de las agujas de pino y el pan horneado y otros aromas extraos,
patinar, por las calles familiares de la Ciudad. Pasaba largas tardes de caf y
conversacin con mis amigos en las cafeteras que alinean el hielo blanco del Camino.
Durante las primeras tardes, Bardo y yo nos sentbamos en una mesita junto a la
ventana y observbamos pasar los enjambres de humanidad mientras
intercambibamos historias de nuestros respectivos viajes. Yo sorba mi caf a la
canela y preguntaba noticias de Delora wi Towt y Quirin y Li Tosh y nuestros dems
amigos pilotos. Bardo me dijo que la mayora estaba esparcidos por la galaxia como
un puado de diamantes lanzados al mar nocturno. Slo Li Tosh y el Sonderval y
unos pocos ms haban regresado de sus viajes.
No te has enterado? me pregunt, y pidi un plato de galletas, Li Tosh ha
descubierto el mundo natal de los darghini. En otra poca habra sido un

descubrimiento notable, un gran descubrimiento, incluso. Ah, pero tuvo la mala


suerte de hacer sus votos al mismo tiempo que Mallory Ringess. Moj la galleta en
su caf, Ah, y Bardo tuvo tambin la misma mala suerte.
Qu quieres decir?
Mientras mordisqueaba sus galletas, me cont la historia de su viaje: Despus de
fenestrar hasta el borde de la Nebulosa Roseta, haba intentado sobornar a los
enciclopedistas de Ksandaria para que le permitieran entran en su sagrado santuario.
Como es sabido que los enciclopedistas son muy celosos de sus vastos y preciosos
pozos de conocimiento, y como odiaban y teman el poder de la Orden, Bardo se
disfraz de prncipe de Mundo Verano, lo que no result muy difcil.
Cien maunds de estrellazules de Yarkona tuve que pagar a esos repugnantes
tubistas para entrar en su santuario dijo, E incluso a ese precio desorbitado (me
perdonars, amigo mo, si admito que, a pesar de nuestro voto de pobreza, haba
atesorado una parte, slo una parte pequeita, de mi herencia), ah, dnde estaba? S,
los enciclopedistas. A pesar de que me sacaron una fortuna, no me permitieron
entrar en su santuario, pensando que un bufn ignorante como yo se contentara con
llenar mi cabeza con uno de sus pozos menores de esoterismo. Bien, tard mis
buenos veinte das antes de darme cuenta de que la informacin que estaba
sonsacando era tan vaca como un charco seco, pero no soy estpido, no? No, no soy
estpido, as que le dije al astuto maestro enciclopedista que contratara a un
guerrero poeta para que le envenenara si no me abra las puertas del santuario
interno. Me crey, el idiota, y as empap mi cerebro en el pozo prohibido donde
conservan las antiguas historias y los ms antiguos comentarios sobre la Vieja Tierra.
Y...
Aqu se detuvo para sorber su caf y mordisquear unas cuantas galletas ms.Y
estoy cansado de contar esta historia porque nuestros akshicos y bibliotecarios me
han secado el cerebro, pero como eres mi mejor amigo, bueno, deberas saber que
encontr un secreto en el pozo prohibido que conduca directamente a las entraas
del pasado, o eso pens. En la Vieja Tierra, justo antes del Enjambre, creo, haba una
curiosa orden religiosa llamada los arkelogos, Practicaban un extrao ritual
conocido como Las Excavaciones. Te cuento ms? Bien, los sacerdotes y
sacerdotisas de esta orden empleaban ejrcitos de esclavos-aclitos para remover
concienzudamente capas de arena en busca de fragmentos de barro y otras reliquias
del pasado. Los arkelogos (y es informacin de primera mano sacada del pozo
prohibido) eran, y cito: los seguidores de Henrilsheman que crean en la veneracin
a los antepasados. Crean que poda entablarse una comunin con el mundo
espiritual coleccionando objetos que sus antepasados haban tocado y, en algunos
casos, coleccionando los cadveres de los antepasados mismos. Ah, quieres ms
caf? No? Bien, los arkellogos, como todas las rdenes, supongo, se dividieron en
muchas facciones y sectas diferentes. Una secta (creo que se llamaban aigiptlogos)
segua las enseanzas de un tal Flinders Petr y el Champollion. Otra secta excavaba

cadveres preservados con betn. Luego reducan los cadveres a polvo. Y


consuman como sacramento este polvo, puedes creerlo?, creyendo que al hacerlo la
esencia de sus antepasados reforzara la suya propia. Cuando una generacin pasara
a otra generacin, una y otra vez, como dira el Guardin del Tiempo, bien, pensaban
que finalmente el hombre quedara purificado y sera inmortal. Te aburro? Espero
que no, porque tengo que contarte lo de esa secta cuyos altos sacerdotes se llamaban
a s mismo konservadores. Justo antes de la tercera etapa del holocausto, los
konservadores, y sus sicarios, los fechadores, klasificadores y los aclitos inferiores,
cargaron una nave museo con viejas piedras y huesos y los cadveres conservados de
sus antepasados que llamaban momiyahs. Fue su nave (la llamaban la Vishnu), la que
aterriz en uno de los mundos darghinni. Naturalmente, los konservadores eran
demasiado ignorantes para reconocer a aliengenas inteligentes cuando los vieron. Es
triste decirlo, pero empezaron a excavar en el polvo de esa antigua civilizacin. No
podan saber que los darghinni tienen horror a su propio pasado..., y ms les habra
valido. Y as, amigo mo, es como empez realmente la primera de las guerras
Hombre-Darghinni.
Bebimos nuestro caf y hablamos sobre esta dolorosa guerra, la nica guerra que
ha habido entre la humanidad y una raza aliengena. Cuando le felicit por haber
hecho tan buen descubrimiento, l golpe la mesa con su gruesa mano y dijo:
No he terminado mi historia! Espero que no te hayas aburrido, porque estaba a
punto de contarte el clmax de mi pequea aventura. Bien, despus de mi xito con
los enciclopedistas (s, s, admito que tuve xito), me sent lleno de alegra. El secreto
de la inmortalidad del hombre se encuentra en nuestro pasado y en nuestro
futuro..., eso es lo que deca el mensaje de los ieldra, no? Bueno, no soy un scryta,
as que, qu puedo decir del futuro? Pero el pasado, ah, bien, pens que haba
descubierto un lazo vital con el pasado. Y, tal como estn las cosas, lo he hecho. Mis
mumiyahs pueden contener algn ADN muy antiguo, qu te parece? Bien, pues el
clmax: Estaba tan lleno de alegra que me apresur a regresar a Neverness. Debes
visualizarlo: habra sido famoso. Los novicios se habran pisado unos a otros por el
privilegio de tocar mis tnicas. Las cortesanas expertas me habran pagado a m por
el placer de descubrir qu clase de hombre Vive bajo esas tnicas. Qu sabrosa
habra sido la vida! Pero Bardo se volvi descuidado! En mi prisa por atravesar las
ventanas, me descuid.
No registrar aqu todas las palabras de mi amigo. En resumen, mientras
fenestraba a travs del peligroso finospacio Danladi, cometi un error que hara
sonrojar a los ms jvenes oficiales viajeros. En su trazado del grupo de decisin
hacia s mismo, olvid demostrar que la funcin era de una-a-una, as que cay en un
bucle.
Cualquier otro piloto habra buscado laboriosamente una secuencia de trazados
para salir del bucle. Pero Bardo era perezoso y no quera pasar un centenar de das o
ms de intiempo buscando tal trazado. Perezoso pero brillante, tuvo una idea de

cmo podra escapar instantneamente del bucle, y jug con ella. Despus de unas
simples siete horas de intiempo, sabore el dulce fruto de su genio. Demostr que
existe siempre un trazado de puntos presentes a puntos pasados, que un piloto poda
regresar siempre a cualquier punto a lo largo de su camino inmediato. Es ms, se
trataba de una tesis constructiva; es decir, no slo demostr que tal trazado exista,
sino que poda ser construido. As, hizo un trazado con la estrella ms all de la de
Ksandaria. Sali en las cadas, a los espacios familiares que haba atravesado
recientemente. Y luego regres a Neverness.
Ahora soy reverenciado se ri. Es irnico: Yo, en mi estupidez, tropec con
un bucle pero demostr el ms grande de los teoremas menores sin demostrar. El
Teorema Boomerang de Bardo..., as es como los viajeros han llamado a mi pequeo
teorema trazador. Incluso se habla de convertirme en maestro, lo sabas? Bardo,
maestro piloto! S, ahora me reverencian, Konleya y otras con sus labios lujuriosos y
sus muslos hermosos y gruesos. Mi semilla fluye como magma, amigo mo. Soy
famoso! Ah, pero no tan famoso como t, eh?
Charlamos toda la tarde, hasta que la luz muri en el cielo gris y la cafetera se
llen de gente hambrienta. Pedimos una gran comida de carnes cultivadas y los
varios platos exticos que tanto gustaban a Bardo.
No tienes carne sobre tus flacos huesos! me dijo, clavndome un dedo en las
costillas. Volvi a alabarme por mi descubrimiento, y entonces le cont mi nuevo
plan.
Quieres hacer eso? dijo, secndose la salsa de la carne de sus labios. Viajar
hasta los alaloi y robar su ADN? Eso es replicar, no? Al advertir que haba
pronunciado aquella horrible palabra demasiado fuerte, mir a su alrededor y baj la
voz, en tono conspirador. Se inclin sobre la mesa. No podemos replicar el ADN
de los alaloi, no?
No es replicar realmente dije. No vamos a usar su ADN para crear venenos
o clonarlos o...
Replicar es replicar interrumpi. Y qu hay de las alianzas? El Guardin
del Tiempo nunca lo permitir, gracias a Dios!
Podra.
Le cont mi peticin, y l se volvi hosco y pelen.
Por Dios, no podemos coger un rompevientos y aterrizar en una de sus islas y
pedirles que llenen una probeta de semen, no?
Tengo un plan diferente.
Oh, no, creo que no quiero orlo. Comi unas cuantas galletas ms, se
humedeci los labios y se pedorre.

Iremos disfrazados a los alaloi. No ser muy difcil aprender sus costumbres y
quitarles unas cuantas clulas de piel de la palma de la mano.
Oh, no. Oh, lstima de Bardo, y lstima de ti si insistes en este loco plan. Y
cmo crees que podramos disfrazarnos? Oh, no, por favor, no me lo digas, creo que
ya he tenido suficientes planes.
Hay una forma. Recuerdas la historia de Goshevan? Haremos lo mismo que l.
Iremos a un tallador y haremos que esculpa nuestros cuerpos. Los alaloi pensarn
que somos sus primos.
Volvi a pedorrearse y eruct.
Es una locura! Por favor, Mallory, mrame y admite que ests loco. Por Dios,
no podemos convertirnos en alaloi, no? Y por qu crees que el ADN de los alaloi es
ms antiguo que ningn otro? No deberamos concentrar nuestros esfuerzos en la
posibilidad principal? Ya que he descubierto mumiyahs anteriores en tres mil aos al
Enjambre, por qu no montamos una expedicin, t, yo y Li Tosh, a los darghinni?
Despus de todo, sabemos que en uno de sus mundos estn los restos de una nave
museo.
Tos y me frot la nariz. No quera sealar que, hasta el momento, no tenamos ni
idea de dnde buscar el naufragio de la nave museo.
El ADN de los alaloi tiene probablemente cincuenta mil aos.
Es cierto eso? No sabemos nada de los alaloi, excepto que son tan estpidos
que ni siquiera tienen lenguaje!
Sonre, porque se estaba comportando de manera deliberadamente fatua. Le dije
todo lo que se saba de los alaloi, esos soadores que haban imbuido su humanidad
en carne neanderthal. Segn los historiadores, los antepasados de los alaloi haban
odiado el vicio y la putrefaccin de la civilizacin, cualquier civilizacin. Por tanto,
huyeron de la Vieja Tierra en largas naves. Como queran vivir lo que pensaban era
una vida natural, mutaron hacia atrs algunos de sus cromosomas, para criar mejor
nios fuertes y primitivos que vivieran en los mundos primitivos que esperaban
encontrar. En una de sus largas naves transportaban el cuerpo congelado de un nio
neanderthal recuperado de los hielos de Tsibera, que era el continente situado ms al
norte de la Vieja Tierra. Haban obtenido capas de ADN congelado; con el ADN
replicado del nio ejecutaron sus rituales y llenaron sus clulas germen de antiguos
cromosomas. Generaciones ms tarde, generaciones de experimento y crianza, los
caverncolas por usar el trmino antiguo y vulgar desembarcaron en Nevada.
Destruyeron sus naves, se abrocharon las pieles encapuchadas y se fueron a vivir a
los bosques helados de las Diez Mil Islas.
Eso es interesante dijo Bardo, Pero me molesta una cosa. Bueno, me molesta
todo lo que has dicho, naturalmente, pero hay una cosa que me molesta ms que
nada en todo este esquema de buscar el ms antiguo ADN del hombre.

Pidi ms caf y se lo bebi. Mir al otro lado de la cafetera a una hermosa


historiadora aprendiza, y empez a flirtear con los ojos.
Cuntamelo, entonces anim.
Apart los ojos, reluctante, me mir y dijo:
Qu quera decir la diosa con eso de que el secreto de la vida est escrito en el
ADN ms antiguo de la especie humana? Debemos reflexionar con cuidado sobre
esto. Qu quera decir con antiguo?
A qu te refieres?
Resopl y solt un exabrupto.
Maldicin, por qu siempre tienes que responder a mis preguntas con
preguntas? Antiguo..., qu es antiguo? Tiene una raza de hombres un ADN ms
antiguo que otra? Cmo puede un ser humano tener un ADN ms antiguo que otro?
Ests partiendo las palabras como un semntico dije.
No, no lo creo. Se quit el guante y se acarici la grasienta nariz. El ADN
de mi piel es muy antiguo, por Dios! Partes del genoma han estado evolucionando
durante cuatro mil millones de aos. Eso s que es antiguo, creo, y si quieres que parta
las palabras, lo har. Qu hay de los tomos que componen mi ADN? An ms
antiguos, creo, porque se hicieron en el corazn de las estrellas hacia diez mil
millones de aos.
Se rasc la nariz y extendi el dedo. Bajo la larga ua haba un rastro de grasa y
clulas amarillentas muertas.
Aqu tienes tu secreto de la vida dijo. Pareca muy complacido de s mismo, y
continu flirteando con la historiadora.
Apart su mano.
Admito que las palabras de la Entidad son una especie de acertijo. Tendremos
que resolver el acertijo, entonces.
Ah, pero a m nunca me han gustado los acertijos.
Le mir a los ojos.
Como has dicho, el genoma ha estado evolucionando durante miles de aos. Y,
por tanto, el ADN de cualquiera de nuestros antepasados es ms antiguo que el
nuestro. As es como defino la antigedad, entonces. Tendremos que empezar por
alguna parte. Los alaloi han introducido en sus cuerpos el ADN de un cuerpo muerto
hace cincuenta mil aos. Podemos esperar que este ADN, y el mensaje del ADN, no
haya mutado o degradado.
Pero los alaloi no son nuestros antepasados.
No, pero los neanderthales de la Vieja Tierra s lo fueron.

No, por Dios, ni siquiera eran miembros de la especie humana! Eran brutos de
espaldas encorvadas y mandbula salida, tan estpidos como pinginos.
Te equivocas. Tenan el cerebro ms grande que el hombre moderno.
Ms grande que tu cerebro, tal vez dijo l. Se palp su prominente frente.
Pero ms grande que el de Bardo no, no puedo creer eso.
Evolucionamos a partir de ellos.
Esa s que es una idea repugnante. Pero no te creo. Conoce Bardo su historia?
S, creo que s. Pero, por qu deben discutir los pilotos de historia? Alz la cabeza,
se acarici la barba y mir a la historiadora. Por qu no dejamos que una
historiadora resuelva una discusin histrica?
Dicho y hecho. Se excus, eruct, se levant, se quit de la barba migajas de
galleta y se abri paso entre las mesas repletas. Se acerc a la historiadora y le dijo
algo. Ella ri y se cogi de su mano mientras l la guiaba hacia nuestra mesa.
Permteme presentarte a Estrella Domingo de Darkmoon. Estrella era una
aspirante de aspecto alegre y un poco rellenita, el tipo de mujeres que le gustaban a
Bardo. ste me present y luego dijo: Estrella ha accedido a resolver nuestra
discusin. Acerc una silla para que ella pudiera sentarse. Fueron realmente los
neanderthales nuestros antepasados?
La verdad es que no creo que Bardo tuviera ninguna esperanza de que su
argumento venciera. Poco despus, result obvio que haba invitado a nuestra mesa
a esta muchacha hermosa e impresionable de Darkmoon no para escuchar una
leccin de historia, sino para seducirla. Despus de que ella explicara pacientemente
que haba teoras diferentes sobre la evolucin del hombre y le dijera que s, que era
muy probable que los neanderthales fueran nuestros antepasados, Bardo exclam:
Ah, entonces mi amigo tiene razn una vez ms! Pero debes admitir que es una
lstima que el hombre tuviera aspecto de caverncola. Son muy feos, no ests de
acuerdo?
Estrella no estuvo de acuerdo. Tmidamente observ que a muchas mujeres les
gustan los hombres grandes, musculosos y velludos. sa era una de las razones por
las que se haba puesto de moda haca aos que algunos profesionales esculpieran
sus cuerpos en la forma de los alaloi.
Hmmm dijo Bardo mientras se retorca el bigote, eso es interesante.
Estrella continu diciendo que la diferencia entre los neanderthales y el hombre
moderno no era tan grande como pensaba la mayora de la gente.
Si miras con atencin seal, puedes ver genes neanderthlicos en las caras
de cierta gente en cualquier calle de cualquier ciudad de cualquier planeta de los
Mundos Civilizados. (Como he dicho, era una joven bonita e inteligente, aunque
tena el irritante hbito de encadenar demasiadas proposiciones subordinadas

cuando hablaba). Incluso t, Maestro Bardo, con tus pobladas cejas sobre tus
profundos Ojos rodeados por tan hermosa barba..., lo has pensado alguna vez?
Oh, no, la verdad es que no. Pero sera interesante discutir este asunto con
mayor detalle, no crees? Podramos escrutar varas partes de mi anatoma y
determinar cules son las ms primitivas.
Despus de que Bardo y ella hicieran planes para discutir el asunto con mayor
detalle, Estrella regres a su mesa y susurr algo al odo de su amiga.
Qu muchacha tan encantadora! dijo Bardo. No es maravillosa la forma
en que estos aspirantes s pliegan a los pilotos establecidos? Ah, tal vez los
neanderthales fueran nuestros antepasados..., o tal vez no. Pero sigue sin haber
ninguna razn para esculpir nuestros cuerpos y vivir entre caverncolas. Tengo un
plan mejor. Podramos sobornar a un corredor-gusano para que capturara a un
alaloi. Cazan shagshay, no? Bueno, pues que cacen a un alaloi y lo traigan a la
ciudad.
Tom un sorbo de caf y me frot el puente de la nariz.
Sabes que no podemos hacer esodije.
Por supuesto, todo lo que el corredor-gusano necesitara realmente es un poco
de sangre. Podra dejar inconsciente a un caverncola, sangrarle un poco, y regresar
con una muestra.
Retuve el caf en mi boca. Se haba vuelto fro y cido.
Siempre me has acusado de ser demasiado inocente, pero admitir que ya haba
pensado en hacer lo que sugieres.
Y bien?
Ped ms caf.
La sangr de un solo hombre no sera suficiente. Los genes neanderthal estn
distribuidos entre las familias alaloi. Tenemos que asegurarnos de conseguir una
buena muestra estadstica.
Eruct y puso los ojos en blanco.
Ah, siempre tienes razones, Pequeo Amigo. Pero creo que el motivo real por el
que quieres emprender esta loca expedicin es que te gusta la idea de esculpir tu
cuerpo y vivir entre salvajes. Qu idea tan romntica. Pero claro, siempre has sido un
romntico.
Si el Guardin del Tiempo accede a mi peticin, ir con los alaloi. Vendrs
conmigo?
Que si ir contigo? Ir contigo? Vaya pregunta! Cogi un trocito de pan y
eruct. Si no Voy contigo, dirn que Bardo tiene miedo, por Dios! Bien, es una

lstima. No me importa. Amigo mo, te seguira a travs de la galaxia, pero esto, ir


entre salvajes y replicar su plasma, bueno..., es una locura!
No pude persuadir a Bardo de mi plan. Estaba tan lleno de optimismo, sin
embargo, tan feliz de haber vuelto a casa, que no me import. Como piloto regresado
tena derecho a tomar una casa en el Sector de los Pilotos. Escog un pequeo chalet
de techo inclinado calentado por agua corriente que proceda del giser al pie del
Attakel. Me llev al chalet mi libro de poemas, mis pieles y kamelaikas y mis tres
pares de patines, mi tablero y piezas de ajedrez, la mandolina que nunca haba
aprendido a tocar, y las otras pocas posesiones que haba acumulado durante mis
aos en Resa (como novicios de Borja, naturalmente, no se nos permita ninguna
posesin aparte de nuestras ropas). Consider pedir una cama y tal vez unas cuantas
mesas y sillas de madera, indulgencias tubistas menores muy populares en su
momento. Pero no me gustaba dormir en camas, y me pareci que las mesas y las
sillas eran slo apropiadas para los cafs o los bares, donde muchos podan hacer uso
de su conveniencia. Tambin tena otra razn para no querer que mi casa estuviera
llena de cosas: Katharine haba empezado a pasar las noches conmigo. No quera que
ella, en su mundo de noche eterna, tropezara con una silla mal colocada y se
fracturara su hermoso rostro.
Mantuvimos en secreto nuestros encuentros nocturnos a mi madre y mi ta, y a
todos los dems, incluido Bardo. Naturalmente, yo ansiaba contrselo; quera decirle
lo feliz que me haca Katharine con sus manos, su lengua y sus ondulantes caderas,
con sus apasionadas (aunque anticipadas) palabras susurradas al odo, con sus
gemidos. Pero Bardo no poda guardar un secreto, como no poda contener sus
ventosidades despus de consumir demasiado pan y cerveza. Poco despus de
nuestra conversacin en el caf, pareci que la mitad de la Orden (todos menos mi
cobarde amigo) quera acompaarme en lo que sera llamado el gran viaje.
Incluso Katharine, que haba visto suficiente del futuro como para no estar
excitada, lo estaba. Mucho despus de medianoche de la decimoquinta noche,
despus de una noche de lento e intenso copular (ella pareca siempre dispuesta a
devorar el tiempo lentamente, sensualmente, como una serpiente devora su presa),
me sorprendi con su excitacin. Yaca desnuda delante de la chimenea de piedra, y
destellos de naranja y rojo jugaban con su piel blanca y sudorosa. Ola a perfume, a
humo de madera y a sexo. Con los brazos tras la cabeza, sus grandes senos quedaban
extendidos como discos perfectos contra su pecho. Ciega como era, no tena
vergenza por su cuerpo, ni apreciacin alguna de su belleza. Me complac
contemplando el oscuro y denso tringulo de vello bajo su redondeado vientre, las
largas piernas cruzadas y los pies profundamente arqueados. Ella contemplaba las
estrellas, escrutando. Es decir, habra contemplado las estrellas si hubiera tenido ojos,
si la claraboya entre las vigas del techo no hubiera estado cubierta de nieve. Quin
sabe lo que vea mientras se asomaba a los oscuros tneles del futuro? Y, si de
repente pudiera volver a ver, me pregunt, podra el chispear de las lechosas
estrellas del medio invierno complacerla tanto como sus propias visiones interiores?

Oh, Mallory! dijo, Qu cosa he...! Debo ir contigo a tus alaloi, ves?
Sonre, pero ella no pudo ver mi sonrisa. Estaba sentado a su lado, con las piernas
cruzadas y una piel echada sobre los hombros. Le apart el largo pelo negro de las
cuencas de los ojos.
Si Bardo tuviera tu entusiasmo... dije.
No seas demasiado duro con Bardo. Al final, tambin ir.
Tambin ir? Adonde? No estaba seguro de qu me molestaba ms: que
vislumbrara el futuro, o su insistencia en que la llevara con los alaloi. Qu has
visto?
Bardo, en la caverna con su gran..., es tan gracioso!
No puedes venir conmigodije. Lo siento.
Pero debo ir! Ir porque tengo.... Oh, Mallory?
Naturalmente, era imposible que me acompaara. Se lo dije.
Los alaloi dejan a sus ciegos y lisiados en la nieve cuando hay tormenta. Los
matan. La verdad es que no saba si aquello era cierto.
Ella se volvi hacia m y sonri.
No mientes demasiado bien.
No, verdad? Pero no comprendo por qu quieres venir conmigo.
Es difcil de explicar.
Cuntamelo.
Lo siento, Mallory, pero no puedo decrtelo.
A causa de tus votos?
Naturalmente, pero..., pero ms porque no existen las palabras para describir el
futuro.
Crea que los scrytas habais inventado un vocabulario especial.
Ojal pudiera encontrar las palabras para contarte lo que he visto.
Intntalo dije.
Quiero tener ojos de nuevo para poder ver las caras de vuestros..., es all, en el
hielo en el invierno profundo, donde encontraris vuestro... Oh, cmo puedo llamar
a esta cosa que veo, a esta imagen, la imagen del hombre? Romper mis votos, y me
har crecer ojos para ver de nuevo una temporada, antes de..., antes de ver.
Me frot en silencio el puente de la nariz mientras permaneca sentado, sudando,
delante del chisporroteante fuego. Hacerse crecer ojos! Era algo sorprendente en un
scryta.

Bueno suspir ella. Ya ves, lo he dicho muy mal.


Por qu no puedes decir qu hechos ocurrirn y cules no?
Dulce Mallory, suponte que hubiera visto el nico hecho que realmente importa.
Si te dijera que vas a morir en un momento dado, todos los momentos de tu vida
seran una agona porque..., vers, siempre habitaras en el momento de..., robara de
felicidad cualquier otro momento de tu vida. Si supieras.
La bes en la boca.
Hay otra posibilidad dije. Si supiera que tena por delante cien aos antes
de morir, nunca temera nada en toda mi vida. Disfrutara cada instante de ella.
Por supuesto, eso es cierto.
Pero es una paradoja.
Se ri un rato antes de admitirlo.
Los scrytas somos famosos por nuestras paradojas, no?
Veis el futuro? O veis futuros posibles? Es algo que siempre he querido saber.
Realmente, la mayora de los pilotos (y todos los dems miembros d nuestra
Orden), sentamos curiosidad por conocer los secretos de los scrytas.
Y si veis el futuro, por qu no lo cambiis si queris? dije.
Ella volvi a rerse. En ocasiones, como cuando estaba relajada delante del fuego,
tena una risa hermosa.
Oh, acabas de formular la primera paradoja, lo sabas? Ver el futuro de..., si
entonces actuamos para cambiarlo, y lo cambiamos..., si se puede cambiar, entonces
no hemos visto realmente el futuro, no?
Y os negarais a actuar, entonces, simplemente para preservar esta visin de lo
que habis visto?
Ella me cogi la mano y me acarici la palma.
No comprendes.
En cierto sentido fundamental, nunca he credo realmente que los scrytas
pudierais ver algo ms que posibilidades.
Ella pas su ua por mi lnea de la vida.
Por supuesto..., posibilidades.
Como me senta frustrado, me ech a rer.
Creo que es ms fcil comprender a un mecnico que a un scryta. Al menos sus
creencias son cuantificables.
Algunos mecnicos creen que cada hecho cuntico que ocurre en el universo
cambia la.... Han cuantificado las posibilidades. Con cada hecho, un futuro diferente.

El espaciotiempo se divide y se redivide, como las ramas de uno de tus rboles


infinitos. Un infinito de futuros, los futuros paralelos los llaman, no ves? Pero los
mecnicos se equivocan. La nada es..., hay una unidad de immanencia..., oh, Mallory,
slo puede haber un futuro.
Es imposible cambiar el futuro, entonces?
Tenemos un dicho me dijo. No cambiamos el futuro; lo escogemos.
Chchara de scrytas.
Ella extendi la mano hacia m. Pas los dedos por el vello de mi pecho y cerr
sbitamente el puo contra mi corazn, atrayndome hacia s mientras deca:
Acudir a un tallador llamado... l me har crecer ojos. Quiero ver tu cara
cuando..., una vez, slo una vez, est bien?
Haras eso realmente? me pregunt en voz alta. Romper tus votos? Por
qu?
Porque amo... dijo. Te amo, ves?
Durante los das siguientes apenas pude pensar en otra cosa que en esta extraa
conversacin. Como piloto de regreso, se me pidi que enseara, as que acced a
instruir a dos novicios en las artes del halnn. Debo admitir que no ejecut mis
deberes de tutor con la atencin debida. Una maana temprano, en la clase de mi
chalet, mientras supuestamente enseaba simples demostraciones geomtricas a los
pequeos Rafi y Geord, me encontr pensando en mi viaje a la Entidad, recordando
cmo la imagen de Katharine se dejaba crecer ojos y me miraba. Me pregunt: Saba
Ella lo que me dira un da Katharine? Reflexionaba sobre las implicaciones de esto
mientras demostraba a los novicios cmo es imposible rotar un papel, el trazado
bidimensional de una mano derecha enguantada para que encuentre y encaje en el
trazado de una mano izquierda enguantada, si el movimiento se restringa a las
rotaciones en un plano. No me di cuenta de que estaban aburridos. Recog uno de los
guantes del suelo de madera, lo agit y lo coloqu encima del otro.
Pero si alzamos el plano as y lo rotamos a travs del espacio, es bastante fcil
encajar los dos trazados dije. Del mismo modo...
Y entonces el impaciente y nervioso Rafi me interrumpi:
Del mismo modo, es imposible rotar un guante izquierdo tridimensional en un
guante de la mano derecha. Pero si rotamos el guante a travs de un cuarto espacio,
es simple superponer los dos guantes. Sabemos eso, Piloto. Hemos acabado ya?
Prometiste hablarnos de tu viaje a los alaloi, recuerdas? Vas a conducir trineos con
perros y comer carne viva?
Mis distracciones, vi para mi desazn, haban afectado al parecer incluso a los
novicios. Me sent un poco molesto con Rafi, que era demasiado rpido para su
propio bien.

Cierto, los guantes pueden superponerse, pero, puedes visualizar la rotacin a


travs del cuarto espacio? No? Eso pensaba.
Dos das ms tarde los llev a un tallador que modific sus pulmones, y luego a
los Grupos Vientre Rosa. Los puse en la cmara de actitud hexagonal, que ocupaba la
mayor parte del tanque de losas rosadas. All flotaron y respiraron el agua
superoxigenada mientras ejecutaban los ejercicios diarios. Con el sentido de
izquierda y derecha, arriba y abajo disuelto en el agua oscura, clida y salada,
visualizaron el cuarto espacio; rotaron la imagen de sus propios cuerpos alrededor
del plano imaginario que cortaba a travs de sus narices, ombligos y espinas
dorsales. Intentaban rotarse en sus propias imgenes reflejadas. Aunque era un
ejercicio simple, similar a dar la vuelta a las lneas del diagrama de un cubo hasta que
salta, debera de haberles prestado ms atencin. Pero una vez ms dej vagar mi
mente. Me preguntaba si Katharine podra encontrar un tallador que le hiciera ojos
nuevos cuando mir a los novicios a travs del agua oscura. Advert que Rafi tena
los brazos en torno a los tobillos, y sus ojos estaban cerrados mientras respiraba agua.
Cunto tiempo le haba dejado as? Si lo dejaba demasiado tiempo en actitud fetal,
creara dependencia hacia la falta de visin y la cerrazn. Me record que iba a ser
piloto, no scryta, as que lo saqu del tanque.
El ejercicio era... demasiado fcil dijo Rafi. Permaneci de pie, desnudo,
goteando agua. Debido a sus pulmones alterados, tena problemas para respirar.
En cuanto se ve una transformacin, las otras son sencillas.
Eso es cierto con las transformaciones geomtricas dije. Pero las
transformaciones topolgicas son ms difciles. Recuerdo cuando Lionel Killirand me
hizo invertir el tubo de mi cuerpo, de dentro a fuera. Eso s que fue un ejercicio
horrible. Ya que has encontrado el ejercicio de hoy tan fcil, tal vez te gustara jugar
con las transformaciones topolgicas, no?
Sonri arrogantemente.
Preferira una transformacin real, como t, Piloto. Vas a hacer que te esculpan
de verdad? Es una alteracin tan severa como alterar los pulmones? Llevaras a un
novicio contigo, con los alaloi? Podra ir?
No, slo eres un nio. Bien, practicamos ahora los movimientos a travs del
quinto espacio? No creo que puedas visualizar tan fcilmente el quinto espacio.
La excitacin que mi propuesta de viaje provocaba en toda la Orden no era del
todo sorprendente. El hombre es el hombre, e incluso el hombre civilizado
(especialmente los hombres y mujeres civilizados) ansia a veces la sencillez. En cada
uno de nosotros existe el ansia de lo primitivo, un deseo atvico de experimentar la
vida en sus formas ms crudas; existe la necesidad de ser puesto a prueba, de
demostrar nuestro valor como animales naturales (y feroces) en un mundo natural.
Algunos decan que los alaloi llevaban una vida ms autntica, ms puramente
humana de lo que podra ningn hombre moderno. Tambin la historia de Goshevan

y su hijo de mdula enferma, Shanidar, haba prendido la imaginacin de una


generacin entera. Regresar a la naturaleza como hombres fuertes, poderosos,
naturales..., qu poda ser ms romntico que eso? No pasaba un solo da sin que
algn semntico me ofreciera consejo sobre las complejidades del lenguaje alaloi o
sin que un fabulista me recitara el pico viaje condenado de Goshevan para vivir
entre los caverncolas; ninguna noche terminaba sin que un piloto u otro se drogara
con toalache y me suplicara que le dejara acompaarme con los alaloi.
A finales de aquella brillante y feliz estacin de romance, nieves profundas y
planes, fui elevado a la categora de maestro. Curiosamente, aunque era con
diferencia el piloto ms joven que se converta en maestro, ya no me enorgulleca de
mi relativa juventud. Tras haber envejecido cinco aos intiempo durante mi viaje, me
senta sbitamente sin edad, o ms bien viejo..., tan viejo como las heladas comisas
del Saln de los Antiguos Pilotos, donde los maestros pilotos me recibieron a su
colegio. Recuerdo haber estado esperando su decisin en el otro extremo del Saln,
cerca del estrado donde Bardo y yo recibimos nuestros anillos. Golpeaba el fro suelo
con mi bota, escuchando los sonidos desvanecerse en la cpula sobre mi cabeza.
Examin las largas puertas negras de la sala del cnclave, que estaban hechas de
madera y talladas con los rostros de Rollo Galivare y Tisander el Prudente, el Tycho
y Yoshi, los trescientos ochenta y cinco de nuestros Lores Pilotos desde la fundacin
de nuestra Orden. Cerca del centro de la puerta izquierda encontr el duro perfil de
Soli, con la nariz larga y ancha, la dura barbilla y el pelo peinado hacia atrs y sujeto
por su cadena de plata. Me pregunt si mi propio perfil sera tallado en la vieja
madera gastada, y, si era as, me pregunt si alguien podra distinguirlo del de Soli.
Entonces las puertas se abrieron, y el anciano Salmalin, que era el piloto ms viejo
junto con Soli, se acarici la barba blanca y me invit a entrar en la sala circular de
cnclaves, y ya dej de sentirme viejo. Me sent en un taburete en el centro de una
gran mesa en forma de anillo. En torno a la mesa estaban sentados Tomoth, Pilar
Gaprindashavilli, el amargo Stephen Caraghar, as como Lionel, Justine y los otros
maestros pilotos. Cuando Salmalin se levant para darme la bienvenida al colegio de
maestros, todos los pilotos se levantaron y se quitaron el guante de la mano derecha.
Siguiendo la ms simple y conmovedora de todas las ceremonias de nuestra Orden,
recorr la mesa estrechando manos.
Si Soli hubiera estado aqu para ver esto me dijo Justine cuando tom en la
ma su mano larga y elegante, estoy segura de que se habra sentido tan orgulloso
como yo.
No le record que, si Soli hubiera estado presente, probablemente habra vetado
mi ascenso.
Despus de que ella y Lionel (y los dems) me felicitaran; mi madre se reuni
conmigo ante la sala de cnclaves. Recorrimos juntos el Saln casi desierto.

Ahora eres un maestro dijo. El Guardin del Tiempo tendr que prestar
ms atencin a tu peticin. Y, si la aprueba, esculpiremos nuestros cuerpos. E iremos
con los alaloi, donde habr fama y gloria. No importa lo que encontremos o no.
Pens que era gracioso que incluso mi madre se hubiera contagiado de la
excitacin general. Me mord el labio.
No puedes hablar en serio de venir conmigo, madre.
No? Soy tu madre. Juntos formamos una familia. Los alaloi nos considerarn
una familia..., qu podra ser ms natural?
Bueno, pues no puedes venir.
He odo que para los alaloi la familia lo es todo.
El Guardin del Tiempo probablemente denegar mi peticin.
Ella lade la cabeza y se ri, casi para s.
Puede denegarte el Guardin del Tiempo esta oportunidad? Pienso que no. Ya
veremos, ya veremos.
Ms tarde tuvimos una celebracin, con vino y comida. Bardo estaba tan feliz por
m que casi llor.
Por Dios! dijo. Celebrmoslo! La Ciudad nunca volver a ser la misma!
Sus palabras, junto con los instintos de mi madre, resultaron ser curiosamente
profticas. (A veces pensaba que mi madre era una scryta secreta.) Dos das despus
de mi ascenso, el da ochenta y cinco, un fro da de nieve aplastada y profunda
irona, Leopold Soli regres del Vild. Lleno de furia y deseos de venganza (esto me lo
cont Bardo), fue a ver al Guardin del Tiempo para exigir que denegara mi peticin.
Pero el Guardin del Tiempo le enga. Me concedi el permiso, pero con una
condicin: Yo podra montar una expedicin a los alaloi siempre que llevara conmigo
a mi familia, a mi madre y a Justine y Katharine. Y a Soli tambin. Soli, que era mi to,
deba venir, o no habra expedicin ninguna. Y, ya que Soli era Lord Piloto, Soli
debera liderar la expedicin..., sta fue la amarga e irnica condicin del Guardin
del Tiempo. Cuando me enter de la noticia, no pude creerla. Ni sospech que Bardo
tena razn, que, como resultado de nuestra expedicin, la Ciudad no volvera a ser
nunca la misma.

Captulo 7
La Escultura de Rainer
Fui un experimento por parte de la Naturaleza, una apuesta a lo desconocido,
tal vez para un nuevo propsito, tal vez para nada, y mi nica tarea era permitir
que este juego de profundidades primitivas siguiera su curso, sentir su voluntad
dentro de m y hacerlo completamente mo. Eso o nada!
Emil Sinclair, Escatlogo del Siglo del Holocausto.
Pas los siguientes das enfurruado en casa. Me da vergenza admitirlo, pero la
verdad es la verdad: me enfad como un nio despus de conocer la condicin del
Guardin del Tiempo. Le dije a Katharine que se marchara; le dije que estaba furioso
con ella por no haberme advertido que el Guardin del Tiempo me humillara de
aquella forma. (Era una mentira. Cmo poda enfurecerme con una scryta tan
hermosa que haba jurado mantener sus visiones en secreto?) Le mi libro de poemas
o cort lea o coloqu mis piezas de ajedrez en el tablero, repitiendo las jugadas de
los grandes maestros, mientras maldeca a Soli por arruinar mi expedicin. No tena
la menor duda de que Soli haba persuadido al Guardin del Tiempo para permitirle
robarme el liderazgo.
Poco despus de su regreso, mi to vino a visitarme para discutir los planes de la
expedicin y para regocijarse en el mal ajeno, o eso pens. Le recib en el saln
delante de la chimenea fra y apagada. El advirti inmediatamente el insulto menor
del fuego sin encender, pero no pudo apreciar el insulto mayor, que le haba invitado
a sentarse sobre las mismas pieles en las que me haba acostado con su hija. Sabore
desvergonzadamente el conocimiento de este insulto. Como Bardo me recordaba con
frecuencia, tena una vena cruel que dominaba mi corazn.
Me sorprend de lo mucho que haba envejecido Soli. Se sent con las piernas
cruzadas sobre las pieles, tocndose las nuevas arrugas de su frente, tirndose de la
carne suelta bajo su larga barbilla. Pareca tener veinte aos ms. Yo haba odo decir
que casi haba penetrado el velo interior del Vild. Pero el precio que haba pagado
por intentar esos espacios impenetrables era tiempo, tempocruel. Su voz era ms
vieja, ms profunda, cortada con nuevas inflexiones.

Deberas ser felicitado por tu viaje dijo. El Colegio hizo bien en nombrarte
maestro.
Tuve que admitir que poda ser amable cuando quera, aunque obviamente
estuviera mintiendo. Quise decirle que no malgastara saliva con mentiras. Pero
record mis modales.
Hblame del Vild dije.
S, el Vild. Hay poco que contar, no? Las estrellas arden, luego mueren. El Vild
crece. Y la proporcin con la que crece crece tambin. Qu quieres saber? Que es
imposible cartografiar esos espacios? Que un piloto debe emplear el tempolento casi
continuamente, en el Vild? Mrame, entonces, y vers que as es.
Hablamos de nuestros respectivos viajes; pens que estaba amargado de que yo
hubiera tenido xito mientras que l haba fracasado. Y entonces me sorprendi al
felicitarme de nuevo por los trazados que haba hecho a travs de la Entidad.
Fue un pilotaje elegante dijo. Sin embargo, se abstuvo de mencionar mi
descubrimiento.
Ped caf para l, pero rehus.
El caf acelera el cerebro dijo, y ya he tenido suficiente de eso, no?
Prefieres entonces un poco de skotch?
No, gracias, Piloto. No hay ninguna alegra en beber skotch delante de una
chimenea apagada.
Puedo encender el fuego, si quieres.
Por favor.
Amonton algunos troncos verdes en la parrilla y encend el fuego, y entonces l
se refiri al propsito de su visita.
Parece que habr una expedicin a tus alaloi despus de todo.
Y t vas a dirigirla?
S.
Apret los dientes.
Comprendodije. Quieres la gloria.
De verdad? No, no comprendes. El Guardin del Tiempo ordena que yo la
lidere.
Por qu?
Quin sabe cules son sus razones?
Mentiroso, pens, mentiroso!
Hablar con el Guardin del Tiempo dije.

Le interrogars?
Fue mi descubrimiento. Los alaloi... son mi plan. Es mi expedicin.
Inclin la cabeza.
S, est claro dijo. Quieres la gloria.
No, quiero el conocimiento.
Eso te dices a ti mismo. Sorbi el vaso de skotch que le haba tendido.
Si vienes, la expedicin se debilitar dije, mirando su larga nariz, la nariz que
yo haba roto. Hay sangre entre nosotros.
Se frot el puente de la nariz.
No, ests equivocado. No hay sangre entre nosotros.
Engull una cuarta parte de mi vaso de skotch. Mis ojos ardan por efecto del
humo de pino que escapaba a la habitacin.
Si el Guardin del Tiempo no rescinde su condicin, me retirar de la
expedicin. No ir contigo.
Soli sonri.
S, tu orgullo est herido. Pero no tienes eleccin.
Qu quieres decir?
Esta es la razn de mi visita; tienes que enterarte: El Guardin del Tiempo te
ordena que vengas conmigo.
Ordena? medio grit. Hace diez das, ni siquiera iba a permitir una
expedicin!
Al parecer, el Guardin del Tiempo ha cambiado de opinin. No me preguntes
por qu. Sorbi su skotch y continu: Seremos seis. Ha ordenado que vengan
tambin Justine, Bardo y tu madre.
Eso hace solamente cinco.
El sexto ser Katharine dijo, con voz innaturalmente tranquila. El Guardin
del Tiempo le ha ordenado a mi hija que se haga crecer ojos nuevos y venga con
nosotros.
Pens que Soli deba de haber acudido al Guardin del Tiempo para pedirle que
su esposa e hija fueran con l: Qu satisfecho deba de sentirse de que Katharine
renunciara a sus votos de scryta y se dejara crecer ojos, l que tanto despreciaba a los
scrytas! Sin embargo, no pude comprender por qu mi madre y Bardo haban sido
incluidos en el grueso de la expedicin, a menos que fuera para aplacarme e
impedirme hacer ninguna locura, como romper mi voto de obediencia y marcharme
solo a los alaloi.

Nos haremos pasar por parientes lejanos de la tribu devaki de los alaloi dijo
Soli a modo de explicacin. El Guardin del Tiempo cree que tendremos ms
posibilidades si simulamos ser una familia amplia. Y, como algunos de nosotros
estamos emparentados, el engao ser mucho ms fcil.
S, pens, Soli era realmente un hombre engaoso.
Djame adivinar dije; haremos creer que Bardo es tu hijo, mi primo.
No, se no es el plan respondi. Su cara se volvi sbitamente agria, como si
hubiera tragado orn de gaviota, no skotch. Pareci muy desgraciado. Te hars
pasar por hijo mo.
Qu? Eso es imposible!
Por hijo mo repiti en voz baja, ya que te pareces mucho a m. Katharine
ser tu hermana.
Es una locura! No funcionar! Me di cuenta de que me haba puesto
bruscamente en pie, los puos apretados contra las sienes, temblando. T y yo...
pelearamos, y qu pensaran los alaloi? Todo el plan... Katharine mi hermana, qu
locura! Echar abajo las puertas de la torre del Guardin del Tiempo si hace falta,
pero no le permitir que ordene este plan descabellado!
Debes recordar una vez ms que no tienes otra opcin. Lo siento.
Ciertamente, no tena opcin ninguna. Me sent furioso. Era un piloto que haba
tomado sus votos, me record mientras recorra el saln despus de que Soli se
marchara. Ms tarde, solicit una audiencia con el Guardin del Tiempo, pero l no
quiso verme. En una desnuda antesala, esper toda la tarde mientras jugaba
mentalmente al ajedrez para calmarme, para impedirme irrumpir en sus aposentos.
Finalmente, envi a un horlogo aspirante para que me informara de que estaba
reunido con un prncipe mercader de Tria y no podra ver a nadie durante todo un
diezdas.
No le cre. El Guardin del Tiempo estaba probando mi obediencia, pens, y
humillndome porque estaba celoso de mi descubrimiento. Bardo tambin comparta
esta opinin. Nos reunimos alrededor de medianoche en el bar de los maestros
pilotos, Bardo estaba borracho y, algo raro en l, bastante aplacado. Tena la cabeza
ladeada, y no paraba de beber cerveza.
Es una lstima dijo. Una autntica lstima. Por casualidad no le pediras al
Guardin del Tiempo que... eruct me ordenara ir en esta loca expedicin,
verdad? Oh, por supuesto que no, estpido de m por sospecharlo siquiera. Dnde
est mi maldita fe en los amigos? Oh, lstima, dnde est mi fe en nada? Siempre
ests diciendo que el xito llama al xito, pero no lo creo. T y tu maldito punto de
testosterona! Vuelves famoso, lleno de orgullo y semilla, dispuesto para cualquier
cosa, pero sa no es la realidad, oh, no. Puedo hablar en metforas? Lo har. Lo
har: Somos como talos, t y yo: cuanto ms alto nos remontemos, ms grande ser

la cada cuando el viento se nos ponga en contra. Tengo un mal presentimiento sobre
esta expedicin, Pequeo Amigo.
Bardo, naturalmente, tena malos presentimientos sobre todo aquello que pusiera
su vida en peligro. Era pesimista por naturaleza, siempre esperaba que ocurriera una
calamidad, y cuanto mayor era su felicidad, mayor era tambin su miedo a que se la
quitaran de un momento a otro. Pensando en tranquilizar a mi amigo (y a m
mismo), beb ms skotch, le pas los brazos por encima y le dije:
Todo saldr bien.
No, no, Pequeo Amigo. Creo que morir en el hielo, s, estoy seguro.
No saba que fueras un scryta.
Bueno, no hace falta ninguna visin especial para ver que estoy condenado.
Se sac un espejito del bolsillo y lo tendi ante su cara. Con dedos de borracho, se
sec la cerveza del bigote mientras hablaba consigo mismo, Ah, Bardo, amigo mo,
qu ha sucedido, qu ha sido de ti? Oh, lstima, lstima!
A pesar de los presagios de Bardo y mi orgullo herido, a pesar de la antipata
mutua que nos profesbamos Soli y yo, a pesar de todo, el plan inicial de la
expedicin sali bien. Cada uno de nosotros, excepto Bardo, se encarg de una tarea
diferente. Lionel, que estaba molesto por no haber sido incluido en la expedicin, nos
ayud sin embargo a aprender a manejar los trineos. Soli prepar sus inventarios de
lanzas, pieles, asperones, sierras de hielo y esferas krydda, todos los cientos de
herramientas que necesitaramos para hacernos pasar por alaloi (y, si era necesario,
para sobrevivir). Justine y mi madre consultaron los registros e historias akshicas,
aprendiendo todo lo posible de la cultura de la tribu devaki. Mi misin (y Soli fue
inteligente al asignarme esta tarea crucial y delicada, un soborno a mi orgullo) fue
contratar y supervisar al tallador que esculpira nuestros cuerpos para darles la
forma de los neanderthal.
Al dcimo da del falso invierno llegu a un acuerdo con un tal Mehtar Hajime,
cuyo taller era el ms grande y mejor de la Calle de los Talladores (que es en s una
de las calles ms rectas y anchas del Sector Extremo). La fachada del taller estaba
adornada con placas de rara obsidiana azul esculpida con formas extraas, algunas
humanas (aunque pocas lo eran), y otras con tan poco parecido a los humanos como
stos con los monos. Haba grotescos hombres barbudos cuyas partes haban sido
ensanchadas y estiradas hasta que sus miembros les colgaban como pndulos casi
hasta las rodillas, y haba otros altos y delgados como modelos. No pareca haber
ninguna pauta o lgica en la colocacin de las figuras: Un conjunto enzarzado en
dobles ritos sexuales en Una orga estaba colocado junto a una madonna sin pechos
que llevaba la cinta de una sacerdotisa Vesper en torno a su alargada cabeza.
Extrao, qu extrao y brbaro! vi que la ms grande de las figuras estaba fundida
en la piedra sobre el dintel. Anunciaba el tipo de escultura por la que Mehtar era
famoso: un hombre alaloi, con su gruesa mandbula apretada, sosteniendo una lanza

y con el brazo doblado mientras apuntaba al ojo de un mamut enfurecido que le


atacaba. Reconoc la escultura de Goshevan, que haba matado heroicamente a un
mamut con un solo golpe de su lanza. Mehtar se enorgulleca obviamente de que
hubiera sido un tallador muy parecido a l quien haba convertido a Goshevan en un
alaloi.
Llam a la puerta, y un domstico la abri y me condujo a travs de los pasillos de
piedra hasta el clido y repugnantemente afelpado saln de t, donde me sent ante
la nica mesa existente. El domstico me sirvi un buen caf que no pude identificar
del todo. Tamborile los dedos contra la superficie de la mesa, mientras examinaba
los lujosos tapetes de las paredes, los muchos objetos caros sobre los muebles
pulidos. Me molest que aquel venal tallador, fuera quien fuese, no estuviera all
para recibirme.
Muchos pagan bien por ser ms de lo que eran al nacer o que deca alguien.
Alc la cabeza y vi a un hombre, que deba ser Mehtar, de pie ante la puerta que
conduca a su sala de operaciones. Pareca tan caverncola como cualquier alaloi. Era
grueso y obviamente poderoso, con grandes manojos de msculos bajo su piel
velluda. Su entrecejo sobresala tanto de su frente que apenas pude ver sus rpidos
ojos marrones. Pareca muy familiar; yo estaba casi seguro de que lo haba visto
antes, aunque no pude recordar dnde. Se golpe el pecho con la palma de la mano y
dijo: Ves este magnfico cuerpo? Lo mismo que he hecho por m, puedo hacerlo
por ti.
Sorb mi caf (era caf Solksen, supuse, ms valorado por su rareza que por su
sabor).
Cmo sabes que no he venido para acortar mi nariz? pregunt.
Eres el maestro piloto Mallory Ringess contest l. Y s por qu has venido.
Se sent frente a m, frotndose su gruesa mandbula. Me mir como si apreciara
una obra de arte. Mira al tondo fravashi dijo bruscamente, y seal a la pared
tras de m.
Me volv a mirar el tondo. La pintura aliengena, un cultivo de bacterias jaspeadas
y programadas aprisionadas entre dos placas de clary, mut y cambi de forma
mientras yo lo observaba. Los hermosos colores flotantes describan la gesta de
Goshevan de Mundo Verano y el nacimiento de su hijo, Shanidar; era impresionante.
Por supuesto, la posesin privada de tal tecnologa era ilegal, pero no dije nada.
Un famoso castrato que haba perdido la voz (estoy seguro de que conoces su
nombre) me dio esta pintura a cambio de su restauracin. Y lo restaur! Le tall la
laringe hasta que cant como una campana y, para demostrar mi buena voluntad, le
introduje testculos nuevos en sus bolsas vacas, gratis. Para que pudiera ser un
hombre de nuevo mientras cantaba con la voz de un chiquillo! No, no soy un hombre
venal, no importa lo que digan mis enemigos.
Le expliqu lo que necesitaba, e hinch la nariz y dijo:

El precio sern seis mil discos de la ciudad, mil por cada cuerpo que esculpa y...
Ests bromeando! Seis mil discos?
Toma un poco de caf dijo l, sirviendo el oloroso lquido en mi taza. El
precio es alto porque soy quien soy. Pregntale a cualquier tallador o unidor de la
calle, y te dirn que soy el mejor. Sabas que fui aprendiz de Rainer? El tallador que
esculpi a Goshevan?
Estaba mintiendo, naturalmente. Yo haba consultado los archivos de la Ciudad
antes de escoger tallador. Mehtar, aunque pareca decentemente viejo, era realmente
bastante joven, demasiado joven para haber sido aprendiz de Rainer. Haba llegado a
Neverness siendo nio tras haber asistido a la muerte de su planeta, Alesar, en una
de esas odiosas guerras de religin que de vez en cuando destruyen a sociedades
aisladas. Su familia haba pertenecido a una secta escindida de espiritualistas (no
recuerdo la naturaleza exacta o la substancia de su creencia), y los haba visto morir
la muertemdula mientras vomitaba sangre y juraba que nunca volvera a poner su
fe en ideales que no pudiera ver, sentir o poseer. Haba llegado a Neverness decidido
a enriquecerse mientras se vengaba en cualquier carne que se cruzara en su camino.
As, en poco tiempo se convirti en el mejor tallador de la Ciudad, y tambin en el
ms extrao.
Seis mil discos! repet. Nadie necesita acceso a tanta informacin. Es
indecente.
No comprars mis servicios insultndome, Piloto.
Te pagaremos mil discos.
No es suficiente.
Dos mil.
Sacudi la cabeza y chasque la lengua.
Con eso comprars los servicios de Alvarez o Paulivik, cualquiera de los
talladores menores. Tal vez deberas acudir a ellos.
Tres mil, entonces.
No me gustan las cantidades que contienen el nmero tres. Es una
supersticin ma.
Cuatro mil dije, advirtiendo que debera haber persuadido a Bardo para que
me acompaara. Yo apenas haba pagado dinero por nada en mi vida, mientras que
l tena plena experiencia del valor de la tierra o de regatear con las prostitutas el
precio de sus cuerpos.
Puedo esculpir a cuatro de vosotros por ese precio.
Cinco mil discos. Cinco mil.
No, no, no, no, Piloto,

Golpe la mesa con tanta fuerza que mi taza se agit y el caf se derram.
Deberas pensar que tendras que esculpirnos gratis murmur. No
significa nada la bsqueda para ti?
No, Piloto.
Bien, cinco mil es todo lo que puedo pagar. Estaba seguro de que, si hubiera
trado a Bardo conmigo, nunca habra accedido a pagar los seis mil discos que
Mehtar haba pedido originalmente.
Si eso es todo lo que tienes, es todo lo que tienes dijo. Pero nunca sabrs lo
bueno que es llevar un cuerpo alaloi, lo bueno que es ser fuerte. Tras decir eso,
cogi la taza vaca y la aplast con la mano. La taza se hizo aicos, y uno de ellos se
le clav en la palma. Alz la mano para que yo pudiera verle sacar lentamente el
blanco fragmento ensangrentado de la carne herida. Al principio, de la herida man
sangre en borbotones rtmicos.
Evidentemente, he cortado la arteria dijo. Cerr los ojos, y los msculos de su
mano alzada empezaron a temblar. Los borbotones rojos se redujeron a un flujo
firme, luego a un hilillo. Cuando volvi a abrir los ojos, haba dejado completamente
de sangrar. Puedo darte poder sobre tu cuerpo esculpido, adems de fuerza. Hay
hormonas para que tus testculos rebosen de simiente, o un neurotransmisor
borrador que disuelva tu necesidad de dormir. Y, ms prctico an: con unos pocos
empalmes se pueden programar varios tejidos para que creen glicoptidos que
impida que la carne se te congele durante la expedicin. Yo, Mhetar Constancio
Hajime, puedo hacer esto. Mi precio sern seis mil cien discos de la ciudad.
Seis mil... cien?
Seal los trozos de la taza esparcidos por toda la mesa.
Debo incluir mis gastos de publicidad. Hacen estas tazas en Fosfora, y has de
saber que era preciosa.
Golpe la mesa con el borde del puo, y sent los trozos de porcelana clavarse en
el fino cuero de mi guante.
Eres un repugnante tubista avaro dije.
Me mir rpidamente, y las aletas de su nariz se agitaron.
Me llamas tubista. S, es cierto. Me sirvo a m mismo, y por qu no? Sola servir
a Dios, pero me traicion. Seal el tondo y la cajita de joyas darghinni sin precio
que haba al lado. Ahora colecciono cosas. Las cosas no traicionan.
Demasiadas cosas. Eres un cosista y un tubista.
Y por qu no? Ciertas cosas poseen un lustre y una belleza que no se estropean
con la edad. Nos despertamos por la maana para saludar nuestras cosas, un lugar
para cada cosa hermosamente hecha y cada una en su sitio especial. Compramos

cosas, quizs una silla tallada de fina madera granulada o un hermoso nido
darghinni, y podemos estar seguros de que poseerlas aumentar nuestro valor.
No lo creo.
Sonri.
Sin embarg, es cierto. Cuando poseemos muchas cosas, podemos cambiarlas
para conseguir ms cosas, cada una ms hermosa, ms preciosa, acumulando valor
real contra el da del desastre en el que las cosas tendrn que ser cambiadas para
conservar la cosa ms preciosa de todas: nuestras preciosas vidas.
Nadie vive eternamente dije. Mir los fragmentos plateados del nido
brillando en su caja. Pens en los cientos de ninfas de Darghinni que debieron morir
cuando robaron su nido. Tal vez te valoras demasiado.
Bueno, Piloto, esta carne que llevo es todo lo que soy. Qu debera valorar
ms? Seis mil cien discos de la ciudad..., una buena suma, pero nunca hay suficiente
para asegurar la santidad de la carne del hombre. Nunca, nunca hay suficiente.
Al final, pagu la suma que peda. Ya era bastante malo tener que tratar con dinero;
era an peor discutir por l. Al da siguiente, cuando le cont a Bardo los detalles de
nuestro acuerdo, se qued estupefacto.
Por Dios, te han saqueado! Debera de haber ido contigo. Qu dijo el Guardin
del Tiempo? Es un miserable viejo lobo y..., ahh, no lo sabe, no?
No lo sabr a menos que el maestro tesorero se lo diga.
Bien, bien. Confas realmente en que ese Mehtar Hajime nos esculpa?
Confiaba en el tallador? Cmo se puede confiar en un hombre que
contrabandeaba con pieles robadas de shagshay arrancadas del cuerpo de un animal
cuando an estaba vivo?
Confi en su avaricia dije. Har lo que le paguemos que haga con la
esperanza de que nuestros amigos acudan a l para que los esculpa.
Cuatro das ms tarde fui el primero en colocarme bajo los lseres de Mehtar. Me
sorprend al descubrir que la diferencia entre un alaloi y un humano completo era en
realidad muy pequea. Desgraciadamente, esas pequeas diferencias tenan que ser
aadidas o borradas de cada parte de mi cuerpo. Me rehizo de dentro a fuera, sin
dejar ninguna parte sin tocar. Trabaj primero con los huesos, ensanchando y
enderezando ciento ochenta de los huesos de mi cuerpo. Fue durante este perodo,
que dur un par de diezdas, cuando sent ms dolor de todo el procedimiento.
Mientras silbaba para s mismo y ocasionalmente me contaba algn chiste malo,
Mehtar abra capas de piel y msculo y cortaba entre las placas y espculas del
interior del hueso mientras yo apretaba las mandbulas y sudaba. Acoraz las
paredes con nuevo hueso y reforz los hmeros y tendones.

El dolor seo es profundo dijo; las aletas de su nariz se hinchaban y


deshinchaban mientras taladraba todo mi fmur. Profundo y caliente, pero no dura
mucho. Hubo algunas ocasiones en que mis bloqueadores del dolor fallaron y
Mehtar tuvo que dejarme inconsciente. Tuve la sospecha de que us esos momentos
para introducir bacterias ilegales programadas en mi cuerpo. Nunca pude probar
que las bacterias se abran paso hasta los lugares de mis huesos que Mehtar no poda
alcanzar con sus taladros. All, algunas bacterias desmontaron e ingirieron mi hueso
natural, mientras otras creaban y tejan una telaraa de coltenos y cristales
minerales, capa tras capa de nuevo hueso, con una fuerza de tensin ms grande que
el acero. Una vez, cuando dej entrever lo mucho que tema esta tecnologa, Mehtar
se ech a rer.
Deberas pensar en las bacterias como herramientas, mquinas diminutas,
robots infinitsimos programados para hacer una tarea bioqumica determinada
me dijo. Se rebelan las mquinas? Puede un ordenador encargarse de su propio
programa? No, no, no, Piloto, no hay peligro en estas herramientas, pero por
supuesto, claro, yo nunca las empleara, porque hacerlo supondra violar los cnones
de tu Ciudad, por arcaicos que sean.
Me frot la piel pegada del brazo (haba estado trabajando con el hmero ese da).
A nadie le gusta ser colonizado por bacterias dije. En especial por bacterias
inteligentes.
Oh, noble Piloto, aunque yo fuera uno de esos talladores que ignoran vuestras
tontas leyes, programara las bacterias para que murieran despus de que
completaran su tarea, naturalmente. Tienes mi promesa!
De algn modo, sus promesas no me tranquilizaron.
Y qu hay entonces de Chimene y el grupo Abril? dije.
Esos nombres no significan nada para m.
Le dije que Chimene era uno de esos planetas donde una colonia de bacterias
haban mutado y escapado, consumiendo toda la vida de la biosfera, para acabar
desmontando y rehaciendo toda la superficie del planeta en una masa de bacterias
marrn prpura y altamente inteligentes..., todo en cuestin de das.
Y los escatlogos piensan que slo tardaron unos pocos aos en infestar todo el
grupo Abril dije. Diez mil estrellas rebosando con tus inofensivas bacterias.
De todos los dioses de la galaxia, los escatlogos teman ms que ninguno a la
inteligencia colonial de Abril.
Historia antigua! rechaz Mehtar . Tal descuido no sucedera hoy. Quin
lo permitira? Te aseguro una vez ms que no tienes nada que temer.

Mientras yo sanaba, se dedic a los dems. Soli fue el segundo en sentir el dolor
medular, seguido por Justine, Katharine y mi madre. Bardo, que deseaba ver los
resultados de tantas esculturas como pudiera, fue el ltimo.
He odo cosas terribles sobre esos talladores me confes un da, en la sala de
operaciones. No soy ya lo bastante grueso como para dejar mis huesos en paz?
No? Por Dios, deseara que no tocara la columna..., hay tantos nervios delicados all.
Y si estornuda en el momento inoportuno? Una pequea desviacin del lser, y
Bardo nunca volver a montar a otra mujer. He odo decir que pasa. Puedes
imaginarlo? La poderosa verga de Bardo vuelta flcida como un fideo soba a causa
de un estornudo?
Para ayudarle a relajarse y bloquear sus nervios, masaje los pesados msculos en
forma de abanico de su espalda. Trat de tranquilizarle, sealando que mucha gente
se someta a esculpidos mucho ms intensos slo por gusto o por seguir la moda. No
le cont mis sospechas sobre las bacterias de Mehtar.
Bueno, sta puede que sea una alteracin menor admiti, despus de que
hablramos de algunos pilotos que haban hallado til hacerse pasar por alguna que
otra especie aliengena. Pero hay otra cosa. No te recuerda ese tallador al burdo
alaloi que empuj el da que le rompiste la nariz a Soli? Te acuerdas?
De repente, record. De repente, supe dnde haba visto a Mehtar antes.
Estoy seguro de que no es el mismo hombre dije, para tranquilizar a Bardo.
Era mentira, pero, qu poda hacer?
Ah, pero, y si te equivocas? Supn que me recuerda. Supn que me
desmiembra, que se venga, sabes lo que quiero decir?
Sin embargo, pareca que Mehtar no le recordaba. O eso, o no era rencoroso. En
todo caso, Mehtar hizo su mejor trabajo con l, probablemente porque haba
practicado antes con todos nosotros. Bardo, naturalmente, no se sinti satisfecho
hasta que comprob su virilidad con sus putas. Todo debi funcionar a la perfeccin,
porque luego sostuvo que se haba acostado con doce putas en una sola noche, cosa
que era un rcord, incluso para l.
El trabajo en mi cara comenz poco despus, a finales del falso invierno. Mehtar
me construy una mandbula falsa llena de grandes dientes. El esmalte de los
molares era grueso y estratificado; la mandbula en s era enorme y prominente para
proporcionar ms equilibro a los endurecidos msculos. Podra romper nueces baldo
o roer huesos sin problemas ni dolor. El trabajo era delicado, especialmente en torno
a los ojos. Como toda mi cara, vista de perfil, proyectaba un ngulo grande desde mi
crneo, Mehtar necesit esculpir grandes cavidades para proteger mis vulnerables
ojos. Lo hizo despacio, cuidando mucho los nervios pticos. Estuve ciego durante
dos das. Tem no volver a ver, y me pregunt cmo se abra camino Katharine a
travs de la negra prisin que rodeaba su cabeza.

Cuando el tallador termin su concienzudo proceso y pude volver a ver, me


tendi un espejo de plata.
Mira dijo. Ests magnfico, a que s? Observa la nariz, que ensanch
mientras bloqueabas el dolor y estabas ciego. Advierte las anchas aletas. Agtalas
para m, por favor. Muy bien: abre, cierra, ahora cierra, vuelve a abrir. Una
proteccin contra el fro dijo orgullosamente, mientras abra y cerraba los agujeros
de su propia nariz. Este planeta es tan fro...
Mir el reflejo en el espejo; no fue exactamente como mirarme a m mismo. Ms
bien fue como mirar una especie de mutacin compuesta por dos tercios de Mallory
Ringess y un tercio de bestia. Mi cara era fuerte y bien proporcionada, a la vez
primitiva y tan expresiva como cualquier cara humana. Mis antepasados en la Tierra,
pens, debieron tener el aspecto que yo tena ahora. No pude decidir si era guapo o
feo. Me palp la prominente frente; era como el saliente de un acantilado. No estaba
acostumbrado a verme con barba, ni pude evitar recorrer con la lengua los viscosos
contornos de mis nuevos dientes. Durante un momento me sent desorientado y
abatido. Experiment una sensacin de intensa despersonalizacin, como si no
supiera quin era, peor aun, como si no existiera realmente. Entonces me mir los
ojos y, aunque estaban incrustados profundamente en mi crneo, vi que eran los
mismos ojos azules que tan bien conoca.
Debo admitir que ningn otro sufri esta misma sensacin de prdida de
identidad. Mi madre y Justine, y por supuesto Soli, haban experimentado ms de
una vez el shock de que les hicieran cuerpos nuevos. Esto no quiere decir que se
sintieran satisfechos con la escultura de Mehtar. En concreto, Soli odi que, despus
de tantas drsticas alteraciones, siguiramos parecindonos mutuamente (aunque,
como de costumbre, guard silencio). Justine odi todo su nuevo ser.
Oh, no, miradme! exclam, cuando vio lo que Mehtar le haba hecho . Se
reirn de m cuando patine en el Hofgarten, y en cuanto a eso, mirad cmo ha
redistribuido mi peso, he perdido mi centro y estoy tan desgarbada!
Permaneci enfurruada durante tres das. Guando Soli le dijo que los alaloi la
consideraran hermosa, le pregunt:
Y t crees que soy hermosa?
Y Soli, a quien le gustaba fingir que era un hombre veraz, no dijo nada.
Justo antes de la primera tormenta de la primavera del medio invierno,
experimentamos cambios no tan severos. Mehtar punte nuestra piel, extrayendo
muchas de nuestras glndulas sudorparas para que no empapramos nuestras pieles
y muriramos congelados envueltos en una pelcula de hielo. Tambin estimul los
folculos capilares de cada uno, y todos, hombres y mujeres por igual, nos cubrimos
de un bosque de pelo desde el cuello hasta los tobillos. (Por alguna razn que Mehtar
no pudo explicar, densos cercos de pelo negro surgieron entre los dedos de los pies
de Bardo y por el empeine de sus pies. Como dijo Mehtar, hay algunas derivaciones

genticas ms all del control de los mejores talladores.) Durante esta poca
levantamos piedras y ejecutamos vigorosos ejercicios fsicos para estimular el
crecimiento muscular. Mehtar nos llev a su sala de pesas y frot nuestros msculos
mientras nos someta al mtodo fravashi del espacio profundo para inducir
localmente supergravedades por los msculos de nuestros brazos y piernas. Soli odi
esto, igual que odiaba cada vez que Mehtar le tocaba.
Si esto contina deca, flexionando la gran bola de msculo de su brazo,
ser tan grande como Bardo.
Tambin haba ejercicios de pensamiento. Uno a uno, visitamos a una imprimtur
que nos hizo visualizar el movimiento coordinado de las fibras musculares
individuales. Impronto nuestros caminos neurales con ciertas habilidades que
necesitaramos para hacernos pasar por alaloi. As, por ejemplo, aprendimos a
desconchar una hoja de pedernal sin tocar siquiera la piedra con la mano. Y, mientras
que los hombres alaloi practican durante una dcada antes de poder alcanzar el
blanco con sus lanzas, nosotros aprendimos este arte en un solo da.
Experimentamos ciruga menor que no he mencionado. Parece que los alaloi, con
sus afiladas hojas de pedernal, mutilan el miembro de sus nios varones cuando
llegan a la pubertad. El anciano de la tribu corta la piel que cubre el grueso del
miembro, y hace pequeos cortes en la delicada piel a lo largo del tallo. En estos
cortes frota cenizas y sal y polvos de colores, Las heridas supuran y cicatrizan, y el
hombre (el nio que se ha convertido en hombre) queda con el miembro decorado de
arriba abajo con diminutos adornos multicolores. Naturalmente, Bardo se aterroriz
al enterarse de que Mehtar tendra que duplicar los efectos de este brbaro ritual (yo
le haba ocultado el detalle hasta el ltimo momento posible). Yo mismo me senta un
poco aprensivo, especialmente cuando Mehtar agarr mi miembro y brome que, si
lo estropeaba sin posibilidad de reparacin, siempre poda transformarme fcilmente
en una mujer, y nadie al que conociera se dara cuenta. Una vez ms, todo sali bien,
aunque durante das no pude soportar mirar cuando tena que orinar.
Lo ltimo que hizo Mehtar, o eso pens en ese momento, fueron los nuevos ojos
de Katharine. Los implant en las cuencas vacas bajo su entrecejo oscuro y
ampliado. Eran unos ojos hermosos, unos ojos que haba visto antes en sueos; era
los ojos de la imagen de Katharine de la Entidad, profundos y amorosos como joyas
licuadas negriazules. Le tend un espejo para que pudiera verlos, pero ella me apart
la mano.
He mirado hacia dentro demasiado tiempo dijo. Ahora quiero mirar a las
cosas.
Como un nio que mira por primera vez a travs de un telescopio, se diverta
examinando los objetos en la sala de operaciones de Mehtar: las losas blancas, los
intrincados microscopios tubulares, los lseres, los pesarios y los dems
instrumentos. Cuando la llev al Hofgarten para ver a los patinadores, suspir.

Oh, qu bueno es volver a ver! dijo. Haba olvidado lo coloreado que es el


hielo, el tono azul.
Al da siguiente, en la intimidad de mi casa, ella prob mi cuerpo con las manos
adems de con los ojos. Con sus manos secas y calientes, agarr mi miembro y pas
los dedos sobre los tatuajes de colores del tallo. Creo que la excitaba, y me pregunt
si los alaloi se decoraban el miembro para complacer a sus mujeres (aunque mis
estudios sobre los alaloi indicaban que los hombres alaloi hacan pocas cosas para el
placer de sus mujeres). Ms tarde, mientras jadebamos y apretbamos nuestros
cuerpos ampliados con celo y abandono, en nuestro momento de xtasis, ella abri
los ojos y me mir como si me viera por primera vez.
Tu cara dijo, despus de que nos separramos. Era como la cara de un
animal... Era tan bestial.
Me frot la barba y palp mi enorme mandbula, y le dije que, en efecto, ahora
posea la cara de una bestia.
No, no comprendes dijo ella. He visto algo que no haba advertido desde
que era nia. Todos los hombres son bestias, si los miras bien. Durante los das que
siguieron estuvimos muy atareados. Por supuesto, no fue suficiente que
esculpiramos nuestros cuerpos para que parecieran alaloi. Tenamos que
convertirnos en alaloi, lo cual significaba aprender su lenguaje e improntar millones
de pequeas piezas de conocimiento especializado. El mtodo correcto de abrir el
vientre de un conejo de las nieves, de alinear la cabeza hacia el norte durante el
sueo, las palabras y entonaciones para enterrar, a los muertos..., todo deba ser
aprendido antes de que pudiramos hacernos pasar por caverncolas. El lenguaje de
los devaki, la tribu de alaloi a la que planebamos unirnos, result ser ms difcil de
lo que haba imaginado. No quiero decir que fuera difcil de aprender o articular. No
lo era. Mi madre descubri que los ordenadores de los akshicos haban almacenado
la mente del alaloi llamado Rainer y haban grabado sus pensamientos, hechos y
recuerdos. Fue simple imbuir nuestros recuerdos con lo suyos, con las palabras y
reglas gramaticales del lenguaje devaki. Fue simple hacer que nuestros labios
articularan fcilmente las suaves vocales abiertas, escuchar las consonantes lquidas
surgir sin problemas de nuestras lenguas experimentadas. Para estar seguros,
tardamos un poco ms de tiempo en dominar los tonos. Unas cuantas palabras
devaki eran distinguibles de otras solamente por los tonos de sus vocales. Por
ejemplo, sura poda significar o bien prpura o solitario, segn que la primera
vocal se pronunciara con tono ascendente o descendente. Pero, al final, todos menos
Bardo descubrimos que esas pocas palabras eran fciles de memorizar. Lo que no
result tan simple fue la comprensin. La morfologa, especialmente la de los verbos,
era sutil y compleja. Los verbos no tenan inflexiones segn nuestras nociones bsicas
de tiempos pasados, presente y futuros, porque los devaki no comprendan el tiempo
como nosotros lo hacemos. (Como aprendera ms tarde, los devaki negaban la
existencia del pasado y el futuro.) Cmo derivaban los devaki sus verbos? Segn el

estado de consciencia del hablante. As, un hombre lleno de miedo puede gritar:
Lomora li tuwa, mat al mamut!, mientras que un hombre sumido en temposueo (lo
que los devaki llaman temposueo), dir: Lo morisha li tuwa, que significa algo as
como: Yo, en el xtasis del eterno momento-ahora, estoy unido por el espritu del
mamut que abri su corazn a mi lanza. Hay ciento ocho inflexiones verbales, cada
una correspondiente a una emocin diferente o a un estado mental. Lo que me
preocupaba era que al menos siete de esos estados eran extraos para m, y seran
incomprensibles para cualquier hombre o mujer de nuestra Orden. Cmo
podramos escoger las formas verbales correctas, cmo podramos comprender a
seres primitivos que dividan y comprendan la realidad de maneras muy distintas a
las nuestras?
Mi madre y yo, y tambin Justine, pasamos mucho tiempo discutiendo el
problema con los semnticos. Yannis el Viejo, que era ms alto que ningn otro
hombre que yo haya conocido, delgado y Con el aspecto frgil de un cubo de hielo,
sugiri que las Amigas del Hombre podran ayudarnos a duplicar esos
incomprensibles estados mentales.
Tengo entendido que has conseguido una comprensin parcial del lenguaje
odorfero de las aliengenas me dijo, refirindose a mis experiencias dentro de la
Entidad. Para comprender el pensamiento aliengena, que pienso es la forma de
pensar devaki, por qu no acercarse a aliengenas de verdad, de modo que su
comprensin de los pensamientos que puedan, o no, ser considerados por ellos
Comprensibles a cualquiera que comprenda que aquello que no puede ser
comprendido, no pueda ser comprendido solamente en el contexto de la
incomprensin? (As es como hablan a menudo los maestros semnticos, esos
miserables y pedantes buscadores del significado de las palabras. Y no bromeo.) Al
final, sus sugerencias no sirvieron de mucho. Cuando vino el invierno profundo y
arreci, inundando la Ciudad en un mar de aire casi lquido, nos vimos obligamos a
interrumpir nuestra investigacin de aquellos asuntos esotricos. Eso fue todo lo que
pudimos aprender del lenguaje y costumbres de los devaki. Al parecer, tendramos
que fingir algunas cosas.
Leopold Soli, sin embargo, no estaba contento con esta falsificacin. A su modo,
era un hombre cuidadoso y meticuloso, pese de los fantsticos riesgos que haba
corrido en sus viajes al multipliegue. A medida que se acercaba el momento de
nuestra partida, se volvi cada vez ms crtico hacia mis planes y preparativos.
Discutimos sobre un centenar de cosas insignificantes, desde el nmero de trineos
que llevaramos hasta mi insistencia de que una radio sera suficiente para pedir
ayuda a la Ciudad si nos encontrbamos en apuros o si necesitbamos que nos
rescatasen. Discutimos tambin de cuestiones importantes. Fue nuestra discusin
sobre una cuestin terriblemente importante la que casi ech a perder la expedicin
antes de que empezara.

Justo al lado del colegio de los altos profesionales, Upplyssa, hay un grupo de
edificios conocido como las Cajas Cerebro. Los edificios de granito rosa (hay siete)
son achaparrados y bajos, con placas de cristal triangular en el techo. En los das de
nieve libre, el interior de los edificios brilla con una luz lmpida y natural. Antes de
que toda la empresa fuera trasladada a las fbricas al sur de Urkel, en la poca de
Ricardo Lavi, los reparadores y programadores crearon las neurolgicas para sus
ordenadores en esos siete edificios. Durante el verano anterior a nuestra expedicin,
los grandes espacios que los rodeaban se entregaron a los aspirantes, que esculpieron
grandes bloques de hielo, y a otros que necesitaban (o queran) manipular cosas
materiales. En los edificios tercero y cuarto, los fabulistas crearon sus poemas tonales
tridimensionales, mientras que en el segundo edificio algunos historiadores
reconstruyeron en miniatura las ciudades subterrneas de la Vieja Tierra. Soli haba
escogido el sptimo edificio vaco para almacenar el equipo de nuestra expedicin.
Junto a las paredes desnudas ms cercanas a la puerta occidental de la Academia
haba almacenadas largas y pesadas lanzas para cazar mamuts, balas de sedosas
pieles de shagshay blanco, tiras de cuero y tablillas de madera que podan curvarse
para hacer largos esques o utilizadas en el chasis de nuestros trineos. Haba tiras de
carne cruda y congelada envueltas en tela impermeable, y gafas para la nieve,
asperones, montones de pedernal, y cientos de otras cosas.
El da sexagsimo, por la maana temprano, me encontraba solo en el fro edificio
haciendo arneses para los equipos de perros. Como Soli no se fiaba de nuestra
apresurada improntacin, haba sugerido que practicramos trabajar con cuero o
tallar pedernal y otras habilidades devaki. Junto a m se encontraba acurrucado un
hermoso perro llamado Liko. Me haba hecho amigo de aquel inteligente animal, y a
l le gustaba verme trabajar, mientras lama y mordisqueaba el hueso que le haba
dado. Yo estaba hablando con Liko (y a veces pasaba los dedos por la piel gris que
cubra su ancha cabeza), cuando l alz las orejas y dej escapar un gemido. O el
rechinante detenerse de unos patines en la deslizadera exterior. Las puertas se
abrieron chirriando y crujiendo contra la nieve congelada, y la figura sombra de Soli
se recort contra la suave luz que proceda de la calle. A pesar del amargo fro, slo
llevaba una kamelaika y una fina chaqueta de lana. Su cabeza esculpida estaba
desnuda. Pese a todo el peso de los nuevos huesos insertados en su cara, se mantena
rgidamente erecto. Mientras cruzaba el edificio sus pasos fueron medidos, llenos de
gracia (lo admito), pero tambin de un peligroso poder nuevo.
Es temprano dijo, cogiendo un cincel y un colmillo de mamut. Se frot la
barba, que era negra y espesa y cargada de hirsutos pelos rojos. Sus ojos estaban
hinchados, como si no hubiera dormido bien; pareca exhausto y viejo. Estaba
demasiado delgado, pues coma muy poco. Le silb a Liko, y me observ mientras yo
abra un agujero en el cuero. Esa no es forma de sujetar un punzn dijo. Ten
cuidado, no te abras un agujero en la pierna.
Trabajamos en silencio durante un rato. Los nicos sonidos eran el rascar del
pedernal contra la madera y el suave chasquido del punzn contra el cuero (y el

chasquido de los dientes de Liko mientras mordisqueaba su hueso). De vez en


cuando, Soli encoga el cuello y dejaba escapar una nube de vaho. Cuando le dije que
era tonto por exponer la cabeza desnuda al viento, l me replic:
Es estpido prepararse para el fro intenso de las Diez Mil Islas?
Endurecernos, prepararse para lo peor? Parece que tienes miedo a hacer planes.
Qu quieres decir? Apret los dientes y abr otro agujero en el fro cuero.
Examin mi trabajo.
Cuida de espaciar los agujeros por igual. No queremos que los devaki piensen
que somos descuidados en el trabajo. Sacudi la cabeza. Planeas recoger
muestras de tejidos..., realmente no tienes ningn plan, verdad?
Qu quieres decir? volv a preguntar.
Haba planeado recoger las uas recortadas de los devaki y manojos de pelo y
otros fragmentos de tejido con la esperanza de descifrar con su plasma las Antiguas
Eddas..., tan poco sospechosamente como fuera posible. Esa era la regla del Guardin
del Tiempo: los devaki no deban saber que rompamos la alianza hecha entre los
fundadores de Neverness y las tribus de los alaloi; nunca deban saber quines
ramos realmente.
Tu plan es descuidado dijo Soli. Puede que no resulte tan fcil como piensas
recoger trocitos de piel y todo lo dems.
Tienes un plan mejor, entonces?
Hay un plan mejor. Es de las mujeres, no mo. Tembl violentamente y se
frot las manos. Sus dientes castaetearon mientras encajaba el largo hueso al chasis
de madera que sostena en su blanca mano.
Hblame de ese plan.
Se frot la nariz y me lo cont.
Es simple: Los devaki son sexualmente promiscuos. Como seal Justine, a
nuestras mujeres les resultara sencillo recoger muestras de su semen.
Pero eso sera adulterio! grit. Justine y t..., y si piensas que mi madre
copular...
Ni tu madre ni Justine recogern el semen. Nadie podra pedirle a tu madre que
hiciera lo imposible, y en cuanto a Justine, no parecera justo que una mujer casada
hiciera eso, no? No, como
Justine me record, el semen debe ser recogido por una mujer soltera. Y, por eso,
ser Katharine quien lo haga.
Katharine!
S.

Tu hija? Convertirs a tu hija en una puta?


Fue Katharine quien sugiri el plan.
No te creo.
Me dirigi una aguda mirada, y me di cuenta de que haba protestado con
demasiada fuerza. Hasta ese momento, probablemente l no haba sospechado la
pasin que yo senta por Katharine. Cerr las mandbulas y cog con fuerza el
punzn. Su dureza me lastim los dedos.
Mi hija? sonri l, y quise meterle la afilada punta del punzn en la mancha
negra del centro de su ojo. Nunca haba tenido que contenerme tanto para tragarme
la rabia y comportarme. S, era mi hija, no?
No te comprendo.
Palp el patn del trineo con el pulgar; lo contempl con los ojos desenfocados,
como si examinara un trozo descartado de su vida en vez de una cosa material hecha
de madera y hueso. Cmo odi su introversin! Odiaba el hecho de que encontrara
en cada persona, problema o cosa una excusa para examinar culpablemente las
cicatrices y contornos de su alma.
Antes dijo lentamente, cuando Katharine era una nia pequea, podamos
comprendemos mutuamente slo con mirarnos. Era ms inteligente de lo que
sealaba su edad, y era una nia muy hermosa. Pero cuando se convirti en scryta y
no en piloto, segn era mi voluntad, en una maldita scryta..., cuando tom sus votos
de scryta, me result imposible mirarla a los ojos porque se los haba sacado. No,
Katharine me dej hace mucho tiempo.
Le dije que no poda creer que una mujer de la Ciudad (mi prima, en especial),
pudiera acostarse por propia voluntad con los hombres devaki, aunque en realidad
me resultaba muy fcil imaginarla extrayendo el lquido de la vida de los miembros
de los brutales y animalescos caverncolas.
Tal vez est cansada de los brazos de los hombres civilizados dijo l. Pens
que estaba mirando mis manos engarfiadas, mis brazos temblorosos. O tal vez slo
siente curiosidad..., siempre fue una nia curiosa.
Trabaj con fuerza con el punzn, sin mirar lo que haca. Sent un brusco y caliente
dolor en el muslo; aull y baj la cabeza, para ver la punta de hueso clavada en mis
pieles. Un oscuro crculo de sangre cada vez ms amplio se extenda a partir del
agujero. Liko, que haba estado ocupado ansiosamente con su hueso, se puso en pie
gimiendo, olisqueando, sin dejar de mirarnos a Soli y a m.
Soli sacudi la cabeza mientras me observaba rasgar el tejido para llegar a la
herida.
Necesitas ayuda, Piloto? pregunt. Qu descuidado y se acerc a m y
me mir la pierna.

Maldito seas! grit. Me puse en pie y le agarr por los brazos mientras l me
agarraba a m. Calientes ros de sangre corran por mi pierna, y Liko ladraba porque
no saba qu hacer. Maldito seas!
Nos quedamos all de pie durante un momento, forcejeando. Sent el poder de su
nuevo cuerpo correr por los msculos de sus antebrazos. Luch para liberar una
mano y as poder hundir mis dedos en la zona blanda tras su oreja, arrancarle la
mandbula de la cara. Pero l me sujetaba con la misma fuerza con la que yo le
sujetaba a l. Pude ver en sus ojos helados el conocimiento, la total certeza, de que
con nuestros ligamentos endurecidos y nuestros nuevos tendones flexibles podamos
destruirnos mutuamente. Podamos hacernos pedazos, rompernos los huesos,
reducir a pulpa nuestros preciosos cerebros. Los hombres fuertes pueden matar a
hombres fuertes..., supe esto sbitamente. De pronto estuve seguro de que l poda
ver el conocimiento en mis ojos. Nos soltamos al mismo tiempo. Supe que nunca ms
podra tocarle enfurecido a menos que estuviera dispuesto a matarle.
Arranqu el punzn de mi muslo y lo tir al montn de pieles de shagshay. Salt
sobre la piel superior, dejando rojas marcas en el cuero blanco extendido. Trat de
detener el flujo de mi sangre como haba hecho Mehtar con su mano. La mente puede
controlar el cuerpo, pens; qu maravilloso es que el cerebro sea amo del msculo.
Intentaba recordar esto, aplacar mis msculos enfurecidos, cuando Soli acarici la
cabeza de Liko, me mir, asinti y dijo:
Debe dolerte mucho.
No supe si se refera a mi pierna herida o a mi furia por las infidelidades
planeadas de Katharine. Nunca dijo otra palabra al respecto (ni Katharine quiso
responderme cuando le exig saber si se haba ofrecido voluntaria para recoger las
muestras de semen). Diez das ms tarde, antes del amanecer del primero de los das
muertos del profundo invierno, Bardo y los miembros de mi desgraciada familia
sacamos del edificio nuestros tres trineos cargados. Recorrimos las calles de la
Academia hasta los Campos Huecos, donde nos esperaba un rompevientos para
llevarnos a los territorios helados novecientos kilmetros al oeste.

Captulo 8
Kweitkel
Y as el Hombre verti su simiente en el Tubo de Ensayo, y de los vientres
artificiales surgieron muchas razas de hombres, y razas que ya no eran hombres.
Los elidi desarrollaron alas y los agatanianos dieron a sus cuerpos forma de focas y
nadaron bajo las aguas de su planeta; los hoshi aprendieron el difcil arte de
respirar metano, mientras los alaloi redescubrieron artes antiguas y sin edad. En
los Mundos Civilizados hubo muchos que buscaron mejorar su herencia racial de
muchas formas pequeas. Los ejemplares de Bodhi Luz, por ejemplo, desearon
hijos de mayor estatura y as, centmetro a centmetro, generacin tras generacin,
criaron seres humanos de tres metros de altura. El caos se produjo cuando los
seres humanos de diferentes planetas descubrieron que eran incapaces de aparearse
y tener hijos del modo natural. As, el Hombre formul la tercera y mayor de sus
leyes, que sera llamada la Ley de los Mundos Civilizados: Un hombre puede hacer
con su carne lo que le plazca, pero su ADN pertenece a su especie.
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Soto.

Las Mil Islas es un vasto archipilago disperso a travs de seis mil kilmetros de
ocano. Las islas se extienden en un amplio arco desde Landasalia, en el oeste, a
Neverness en el sudeste. Aunque hay muchas ms de mil islas, muchas, muchsimas
ms, la mayora son pequeas rocas volcnicas aplanadas por el viento y los hielos y
la fuerza de la gravedad; son extensiones yermas de tundra y juncos y nieve
arrastrada por el viento. (De hecho, el nombre Las Mil Islas es una mala traduccin
del trmino devaki helahelasalia, que significa Las muchas, muchas islas. Los
devaki, como todas las tribus de alaloi, no tienen otra expresin ms que hela para las
cantidades superiores a veinte.) Las treinta y tres tribus de los alaloi tienen su hogar
en las islas ms grandes, las del grupo meridional, que se llaman las Aligelstei (o Las
Joyas Brillantes de Dios) y rebosan de vida. All, los alaloi cazan el shagshay y el
mamut a travs de los bosques siempre verdes; all se protegen los ojos de los colores
y la brillantez de los campos nevados; y, de noche, se acurrucan en sus chozas de
hielo y en sus cuevas bebiendo su t de sangre y hacindose preguntas a la luz de las
estrellas.

La decimosexta isla se llama Kweitkel, y debe su nombre al gran pico que se eleva
cuatro mil quinientos metros por encima del mar. Segn mi madre, que haba
improntado los recuerdos ms relevantes del alaloi Rainer, encontraramos a los
devaki reunidos en una caverna bajo la cara sur del Kweitkel. Todos los inviernos,
cuando el mar se congela rpidamente, las familias dispersas de la tribu conducen
sus trineos tirados por perros a travs del hielo. Proceden de islas cercanas como
Waasalia y Jalkel y Alisalia, y de Sawelsalia y Aurunia, que no estn tan cerca.
Vienen para encontrar esposas para sus hijos y ejecutar sus ceremonias d iniciacin
a la masculinidad; vienen a contar historias y a hacerse regalos mutuamente, y
porque la oscuridad del invierno profundo, cuando el aire es tan fro que te sorbe el
alma por el aliento, es una poca terrible para estar solo.
Nuestro plan era acercarnos a Kweitkel desde el sur, un nico grupo familiar
buscando nuestro hogar ancestral. La argucia sobre la que se basaba toda nuestra
impostura resida aqu: Pretenderamos ser los descendientes de Senwe, un hombre
valiente que haba dejado a los devaki haca cuatro generaciones para fundar una
tribu propia. (Yo esperaba que el recuerdo de Rainer fuera limpio y cierto, que
hubiera habido realmente un hombre llamado Senwe. Se haba internado realmente
a travs de los hielos del sur en busca de Pelasala, las fabulosas Islas Benditas? Por
supuesto, no hay ninguna isla al sur de Kweitkel, bendita o no. Senwe, si se haba
encaminado realmente hacia el sur, habra muerto sin duda haca mucho cuando la
capa de hielo se rompi bajo el duro sol del falso invierno; su familia y l
probablemente haban sido arrastrados al mar fro e insondable.) Amparados en la
capa de oscuridad, nos posaramos a quince kilmetros de la costa sur de Kweitkel.
All, donde los vientos rugen incesantemente sobre miles de kilmetros de hielo,
engancharamos nuestros perros, nos abrocharamos las pieles y efectuaramos el
corto viaje a nuestro nuevo hogar.
Salimos de la Ciudad en un rompevientos plateado, y recorrimos los novecientos
kilmetros que separan Neverness de las primeras de las Islas Exteriores. Dos
generaciones atrs, Goshevan haba recorrido este mismo camino, solo en el hielo a
kilmetros debajo de nosotros. Nuestro viaje fue mucho ms fcil y mucho ms
rpido que el suyo. En poco tiempo dejamos atrs las quince Islas Exteriores, un
famoso terreno de caza para los corredores-gusano que se arriesgaban a morir bajo el
fuego de los lseres en su ansia por contrabandear pieles reales y sin precio para los
tubistas de la Ciudad. Debajo de nosotros, cubiertas por la negra tinta de la noche,
haba montaas boscosas y manadas de blancos shagshay. Debajo de nosotros (una
vez ms tuve que confiar en la memoria de Rainer) estaba el hogar ancestral de los
Yelenalina y Reinalina, dos de las mayores familias de la tribu devaki.
Siguiendo nuestro plan, aterrizamos sobre el helado mar al sur de Kweitkel. Al
menos, creo que aterrizamos all. Tuvimos que confiar en las habilidades como
navegante de un tal Markov Ling, un piloto aspirante recin salido de Borja. (Es
irnico que nosotros, los pilotos que tan fcilmente viajamos desde Urradeth a Gelid
Luz, seamos tan notablemente ineptos para la tarea mucho ms simple de pilotar un

rompevientos.) Desembarcamos casi en silencio nuestros tres trineos y los quince


ruidosos perros. Trabajamos con rapidez para que Markov pudiera despegar antes
de que el sol saliera y dejara al descubierto nuestra superchera a cualquiera que
pudiera vemos desde la distante costa.
Sent la oscuridad y el fro mientras manejaba las correas de los arneses; la luz de
las estrellas era demasiado dbil para iluminar a mis perros. Pero poda orlos gruir
y ladrarse mutuamente, mordiendo las heladas tiras de cuero que los sujetaban. El
viento los cubra con oscuras capas flotantes de hielo, y empezaron a bufar,
estornudar y tiritar. Bardo, a mi lado, acarici con la mano abierta la cabeza de su
perro gua, Alisha. Con la capucha de su piel de shagshay pegada a la cabeza, pareca
un gran oso blanco. Solt una maldicin y habl con Justine; no pude distinguir lo
que dijo porque el viento aullaba y se llevaba sus palabras por el hielo. Soli, que
pareca inmune al viento, unci sus perros al arns y se inclin para comprobar su
carga. Las mujeres, siguiendo la costumbre alaloi, ayudaban en lo que podan. Pero
Justine se descuid. Apret demasiado el arns en torno al pecho de mi tercer perro,
Tusa. El perro la mordi y casi le arranc el guante de la mano. Al instante, mi madre
carg contra el perro y lo golpe con un ltigo de cuero. Le azot en los cuartos
traseros hasta que el animal se puso a gemir y se apret contra la nieve.
Ese Tusa es una bestia dijo al silbante viento. Se volvi hacia m. No te lo
dije? Que deberamos haber usado hembras en vez de machos?
Soli la observ todo el rato, aunque estaba demasiado oscuro para poder ver la
expresin de su rostro.
Los machos son ms fuertes dijo simplemente, y le indic a Markov que
estbamos preparados para ponernos en marcha. Markov, que nunca abandon el
calor de la nave, le hizo una seal a Soli y puso en marcha los cohetes. Con un
bramido, el rompevientos se abalanz hacia delante y luego se lanz hacia lo alto,
hacia el oscuro cielo del este. Su fragor reson sobre el hielo, luego muri.
No recuerdo haberme sentido ms solo que aquella maana en el mar. Yo, que
haba viajado muy lejos en el multipliegue, a miles de millones de kilmetros de
cualquier otro ser humano, contempl el rastro rojo de los cohetes del rompevientos
perderse en el cielo. Estar solo dentro de una naveluz (o cualquier otra nave) no era
estar realmente solo. Tenas la seguridad de la cabina, como un tero, el contacto
familiar y tranquilizador de las neurolgicas, la seguridad del diseo humano. Sobre
el hielo slo haba viento amargo, y tanto fro que pareca lquido contra mis ojos y
mi nariz; en el hielo haba cosas que mataban, no importaba la ayuda de familiares o
amigos. Por primera vez en mi vida estara ntimamente cercano a las cosas de la
vida. Matara animales para comerlos, y me hara la ropa con su piel ensangrentada;
hara casas de nieve compacta para evitar morir congelado. El viento cortaba a travs
de mi parka, y de repente supe, de una manera inmediata y tangible, lo delicada que
era realmente mi piel, a pesar de su cobertura de pelo negro y piel blanca. La nieve
en polvo me picoteaba la cara engrasada, y escuch el gemido del viento; escuch el

viento silbar al salir de mis pulmones helados y sent pequeas agujas de hielo
romperse y reformarse dentro de mi nariz cada vez que inspiraba o espiraba. Me
pregunt, y no sera la primera vez ni la ltima, si lo que encontrara en la isla de
Kweitkel mereca el precio de los dientes doloridos y la piel congelada.
Poco despus, Soli silb a su perro gua, y comprend que era hora de ponerse en
marcha. Ya que iba a hacerme pasar por un alaloi, pens que debera practicar sus
rituales. Me volv hacia los cuatro puntos Cardinales y di gracias por la maana. Al
este haba una luz roja y baja del color de la sangre all donde el hielo se una con el
cielo. Manojos de rosa y gris gravitaban de la cpula azul negruzca, iluminada por el
sol ms all de la curva del mundo. Al sur, brumas grises y hielo interminable. El
oeste estaba oscuro, y el contorno de Sawelsalia an estaba perdido en los pliegues
de la noche. Me inclin hacia el norte, donde Kweitkel se alzaba en la distancia como
un enorme dios blanco. (La palabra kel, que significa montaa, es tambin la
palabra que emplean los devaki para referirse a dios.) Sus faldas eran verdes y blanco
oscuro, casi pizarrosas contra el cielo, pero los campos nevados de la cima
destellaban anaranjados con la luz.
Kweitkel, nu la lurishia susurr, esperando que nadie me oyera saludar a la
montaa, Shantih, shantih. Enfilamos nuestros trineos hacia el norte y silbamos
cuatro notas breves seguidas por una larga nota aguda, la seal con la que los devaki
acicatean a sus perros cuando no quieren usar el ltigo. Los perros, con sus narices
negras y las lenguas rosadas oscilando, saltaron en sus arneses y hundieron los pies
en la nieve. Soli conduca el trineo gua, seguido por Bardo. La mayor parte del
tiempo, las mujeres viajaban en las camas de los trineos. Sin embargo, al menos dos
veces esa maana mi madre insisti en tomar las riendas de mi trineo. Pero yo no
poda dejarla. Las mujeres devaki, le dije para su molestia, no conducen trineos. Yo
llevaba el ltimo trineo, que era el ms fcil de manejar por dos razones: primera, mi
perro gua, Liko, era con mucho el ms listo y fuerte de los perros; y segunda, slo
tena que seguir la pista ya abierta por Soli y Bardo, La nieve en s estaba dura y
limpia; los patines de nuestros trineos brillaban suavemente en sus surcos paralelos.
Los devaki llaman a esa nieve safel, nieve rpida, y en efecto lo era. A media maana
habamos cubierto ya la mitad de la distancia hasta la isla, y habramos avanzado
ms de no ser por el penoso estado de los perros.
Debo admitir que ma era la culpa de no dar de comer a los perros. Para empezar,
esta crueldad era mi plan. De todas las cosas dolorosas que he hecho en mi vida (y ha
habido muchas cosas, muchas), en cierto modo lo que ms lamento es la tortura de
estos animales inocentes. Era necesario, me dije a m mismo y a los otros, necesario
que tuviramos el aspecto de haber recorrido una gran distancia. Si hubiramos
cruzado realmente mil quinientos kilmetros de hielo, como bamos a hacer creer,
nuestros perros estaran flacos y hambrientos por haber comido medias raciones
durante demasiados das. Con este fin, y contra los deseos de Soli, haba exigido que
los perros comieran muy poco. Es ms, yo mismo, antes de salir de la Ciudad, haba
frotado sus patas con hielo hasta que sangraron y se helaron. Mientras los animales

geman y me miraban con sus ojos confiados, yo los haba mutilado y les haba hecho
pasar hambre. Lo hice para que los devaki pudieran aceptarnos como hermanos y
consiguiramos descubrir el secreto de la vida. (S que no puede perdonrseme por
el hecho de que yo tambin pasara hambre. Los otros hicieron lo mismo. Qu es el
hombre sino ese ser que puede soportar cualquier barbaridad, miseria o dolor?)
Tambin fue una lstima que Bardo y yo tuviramos que fustigar a los perros.
Durante el trayecto hasta la isla, Bardo us su ltigo salvajemente. Gritaba y maldeca
y azotaba los cuartos traseros de su ltimo perro. Curiosamente, Soli, suyos perros
tenan la tarea de abrir la marcha, no us su ltigo. Haba aprendido otro truco de
Lionel, lo haba aprendido mejor que el propio Lionel. Recuerdo cmo el claro silbido
de Soli taladraba el aire de la maana. Era un silbido hermoso, lleno de msica;
incluso hoy puedo or ese penetrante silbido. En las notas agudas y limpias haba una
urgencia, y tambin una comprensin, como si Soli conociera la agona de los
vientres encogidos y las patas congeladas y sangrantes. Silbaba una y otra vez, y sus
perros jadeaban y tiraban con fuerza. Pronto, esper, si nos acompaaba la suerte,
seran recompensados con un buen fuego y trozos sangrantes de carne recin cazada.
As, nos aproximamos a la costa rocosa de la isla. El viento esparca el rastro del
avance de los trineos sobre la nieve. Tena la cara tan aturdida por el fro que apenas
poda hablar. Pero haba poco que decir y mucho que escuchar: los ladridos de los
perros y la tronante voz de Bardo; los chillidos de los talos mientras se lanzaban
desde los acantilados sobre nosotros y batan las alas contra el viento; las partculas
de hielo grabadas en los promontorios de roca que brotaban del mar; y, cuando el
viento mora y las cosas vivas se callaban durante un instante, el sbito arrebato de
silencio, vasto y profundo.
Aproximadamente a un kilmetro de la costa, vi que tendramos problemas para
llegar a tierra firme. La costa meridional de Kweitkel estaba surcada de altos
acantilados, montaas de roca volcnica que sobresalan de las aguas costeras como
grandes dedos negros comidos por la enfermedad de la sal y la nieve. El mar estaba
congelado sobre las rocas, el hielo crujiente, plegado y denso se extenda sobre la
playa en bandas irregulares de blanco y azul. Pens que sera mejor que
circundramos la isla e introdujramos nuestros trineos por la cuesta ms suave de la
costa occidental. Cuando nos detuvimos a medioda para comer nuestra racin de
nueces baldo y agua fra, Soli no estuvo de acuerdo.
Si vamos a hacer creer que procedemos del lejano sur dijo, tienen que
vernos llegar desde el sur.
Pero la pendiente occidental ser ms rpida dije yo, con voz pastosa por el
fro.
Siempre tienes prisa, verdad?
Tal vez los devaki nos han visto acercarnos. Han tenido toda la maana para
observarnos. Mir a los afilados acantilados del sur, y sent en la garganta un

presentimiento de desastre y perdicin. Pero no era ningn scryta, as que todo lo


que dije fue: No me gustan esos acantilados
Me pregunt qu aspecto habran tenido nuestros tres trineos vistos desde el risco
sobre la cueva devaki. No poda haber nada ms diminuto e insignificante que los
hombres y sus artefactos movindose contra el interminable desierto de hielo. Tres
diminutas figuras recortadas contra una blancura infinita, arrastrndose ms
lentamente que un gusano de la nieve..., eso, imagin, si es que alguien nos haba
visto.
Soli apret los labios, que brillaban de grasa.
El universo no gira alrededor de Mallory Ringess o de ninguno de nosotros.
Y, para reafirmarse, mir a Justine, que estaba sentada en la cama de su trineo.
Por qu iban a estar observndonos los devaki?
Me frot la nariz; la grasa endurecida estaba fra y pegajosa.
Si hacemos que los perros suban por ese acantilado, pensarn que somos
estpidos.
No, no es eso. Se llev la mano a las cejas y forz la vista mientras oteaba las
secciones separadas de la playa. Seal una abertura entre los acantilados donde la
playa se alzaba para encontrarse con un bosque. All dijo, hablando la lengua de
los devaki como si hubiera nacido con ella. Conduciremos nuestros trineos por la
lengua de hielo donde lame el borde del bosque.
Ser difcil.
S, eso es cierto.
Esa tarde ejecutamos la tarea ms difcil de nuestras vidas. Cerca de la isla, el mar
estaba congelado en un entramado de bloques de hielo verde y azul, una jungla de
cristales del tamao de una casa, grietas y montculos y afiladas lanzas de hielo que
enganchaban los arneses y casi empalaron a los perros. Hubo momentos en que los
trineos se atoraron en las fisuras y pliegues de los riscos d hielo, o peor, colgaron del
filo mientras los perros aullaban llenos de frustracin y miedo. Al menos tres veces
tuvimos que soltar a los perros y tirar mano a mano de las correas de cuero para
aupar nuestra carga. Una vez tuvimos que descargar los trineos por completo. Bardo,
naturalmente, odiaba cualquier tipo de esfuerzo que no ocurriera en la cama, y en
cada oportunidad gritaba y maldeca el instante de su nacimiento. Cada uno de
nosotros, a su modo, reaccionaba segn su tipo: Justine cantaba una alegre tonada y
se rea ante cada dificultad, slo porque le encantaba estar all en la nieve junto a su
marido; Katharine, distrada y apartada de su labor, estaba fascinada por el brillo del
hielo y la textura de los distantes bosques, y no poda dejar de contemplar las cosas
del mundo; Soli pareca saborear los problemas de todo tipo, quiz como una prueba
de su inteligencia y su habilidad para soportar el dolor. Slo mi madre (y he aqu una
de las grandes sorpresas de mi vida) pareca a gusto con el trabajo pesado. Se mova

entre las peligrosas placas de hielo con seguridad y agilidad; pareca disfrutar de la
fuerza de su nuevo cuerpo alaloi. Este placer recin encontrado era evidente en la
forma relajada en que tiraba de las correas de los trineos y se encaraba al viento,
avanzando mientras clavaba las botas contra el hielo resbaladizo; era evidente en la
expresin de su cara esculpida que, a pesar de lo ancho de su nariz y mandbula, era
muy hermosa.
A ltimas horas de la tarde llegamos al borde del bosque. Yo tena los msculos de
los brazos hinchados y ardiendo. Me haba lastimado la rodilla cuando Katharine
perdi pie, resbal, y todo el peso del trineo cay sobre m. Yo tambin haba
resbalado y me haba torcido la articulacin. Saba que deba a Mehtar el hecho de
que los ligamentos hubieran aguantado. Coje por la lnea de nieve donde la playa
daba paso al oscuro bosque, y me encontr (absurdamente) dando gracias al tallador
tubista por no haberme quedado lisiado.
Bardo, que simulaba estar extenuado, se sent en una roca sujetndose la cabeza
con las manos.
Por Dios, estoy cansado! gimi. Veis mis manos? Por qu no puedo
cerrarlas? Esto es una locura. Ah..., pero hace fro, fro suficiente para congelar los
meados antes de que toquen el suelo, como os demostrara si no estuviera demasiado
cansado para ponerme en pie. Maldito sea Shiva Lal y maldita sea Drisana Lal por
abrirse de piernas y ceder ante l y tenerme a m. Malditos sean tambin Govinda Lal
y Timur, y Timur y...
Continu maldiciendo a sus antepasados por infligirle el dolor de vivir; sigui
durante un rato. Los prncipes de Mundo Verano, yo lo saba bien, tenan una
excelente memoria de su linaje. Maldijo a su tatarabuelo, y maldijo la irracionalidad
del agua por permitirse congelarse en los carmbanos verdiblancos que colgaban de
su bigote. En ese momento no sent lstima de l, aunque saba que antes de venir a
Neverness nunca haba visto la nieve o el hielo.
Mientras mi madre coga uno de los perros y se diriga al bosque con sus esques
para explorar el terreno, Justine empez a envolver con pieles las patas
ensangrentadas de los otros perros. Con una mezcla de molestia y admiracin,
advert que Katharine se inclinaba sobre un brillante arbusto y rodeaba con sus
manos desnudas los ptalos de una flor de fuego.
Est caliente dijo. Los colores, mirad cmo cambian: el rojo se transforma en
carmn, el carmn en...
Soli se me acerc, e inmediatamente empezamos a discutir. Yo estaba ansioso por
llegar a la cueva de los devaki, pero l sacudi la cabeza.
Es tarde. El bosque no es un buen sitio para pasar la noche.
Cuando anochezca estaremos ya en la cueva de los devaki dije yo. Slo hay
seis kilmetros de bosque por delante.

Eso si la memoria de Rainer es cierta.


No tienes fe? le pregunt con mala intencin.
Fe! dijo l, y se quit la nieve de las botas.
Nos quedan dos horas antes del crepsculo.
De veras, Piloto?
Me volv hacia el oeste, pero estbamos demasiado cerca de la base del acantilado
para ver la posicin del sol. Dese haber trado un reloj con nosotros. Habra sido
fcil. Record haber visto en la Torre del Guardin del Tiempo un reloj no mayor que
la ua de mi meique (la ua de mi meique, claro, antes de que Mehtar tallara mis
manos). El reloj era una lmina de alguna sustancia viva que brillaba y cambiaba de
colores para marcar el paso de los segundos y las horas, igual que las flores de
Katharine mutaban de magenta a prpura encendido. Si hubiera escondido entre mis
pieles una de aquellas lminas, podra haber predicho el momento en que el borde
del mundo, al girar, anulara al sol.
Podramos haber hecho que el reparador adjuntara un reloj a la radio dije,
volviendo a abrir la vieja discusin. Pero no quisiste quebrantar el edicto del
Guardin del Tiempo.
La radio en s estaba oculta en el falso fondo del trineo de Soli junto con las esferas
de krydda que necesitaramos para conservar las muestras de tejidos devaki
conseguidas. Por supuesto, no era fcil llegar a la radio; slo podramos usarla para
hacer seales al rompevientos cuando hubiramos terminado este peligroso asunto
de hacernos pasar por caverncolas.
Pareca que Soli lamentaba no haber roto el edicto del Guardin del Tiempo contra
los relojes. Pens que deba resultar difcil ser el Lord Piloto. Contempl la base del
acantilado, las capas de roca; era como si, a travs de las antiguas marcas y
sedimentos, contemplara el corazn del mundo.
El Guardin del Tiempo tiene razn al odiar el tiempo, no? Por qu debe
preocuparnos lo que es el tiempo? Por qu necesitamos un reloj cuando tenemos a
Mallory Ringess para asegurarnos de que tenemos dos horas antes de que muera la
luz?
Cuando mi madre regres para informar que el camino a travs del bosque era
despejado y no muy empinado, tomamos nuestra decisin.
Hay mucha nieve dijo, pero la superficie es densa. Mirad a Ivar. Con sus
duras patas... no rompi la superficie.
Tardamos un rato en enganchar los perros para nuestra etapa final a travs del
bosque, y entonces sucedi algo terrible. Yo debera haber estado preparado, porque
Katharine solt de repente las correas, se irgui, y mir al cielo como si contemplara
una pintura. Pero yo estaba cansado, demasiado atareado con Liko para darme

cuenta de que ella miraba el restablecimiento de una visin pasada. Estaba colocando
el arns en torno al tupido pecho de Liko cuando algo sali de detrs de una roca
junto al borde del bosque. Una liebre de las nieves, con las orejas echadas hacia atrs,
bot en un salvaje zig-zag a travs de la nieve. Liko solt un tremendo ladrido y,
antes de que pudiera sujetarle, corri tras la liebre.
Es difcil decir lo que sucedi a continuacin. Difcil no porque mi memoria est
opaca y perturbada, sino porque la narracin duele. Liko corri por la nieve, un
destello casi blanco contra blanco persiguiendo a una pelota blanca. Bardo se levant
de su roca, mir hacia el cielo y grit:
Por Dios, mirad eso!
Otro destello brot de lo alto del acantilado. La liebre saltaba cada vez ms cerca
del bosque, y yo alc la cabeza para ver una gran forma azul extenderse contra el
azul del cielo. Era un talo con los espolones preparados que se abalanzaba contra la
liebre, contra Liko, contra uno u otro (no saba cul), pero rpido y certero, el espoln
trasero apuntando como una lanza. Lo hundi en el cuello de Liko. Hubo un grito
agudo y terrible. O tal vez fuera la mezcla de dos gritos: el grito victorioso del gran
pjaro unido al aullido aterrado de Liko..., no lo s. El perro cay en la nieve,
revolvindose, agitando las mandbulas. Yo corr hacia l, preguntndome por qu
no trataba de escapar del talo. Corr hacia l, demasiado cegado por la deslumbrante
nieve y el miedo como para advertir que el talo probablemente le haba roto el cuello.
Mientras corra hacia l, con la intencin de agarrar al pjaro por las alas y romperle
su cuello, el talo me mir con sus brillantes ojos y clav sus espolones en el flanco de
Liko. Volvi la cabeza, como sorprendido, y luego hundi su ganchudo pico en la
boca cubierta de espuma del perro. Hubo otro grito terrible, y despus silencio. El
talo alz la cabeza (y todo este tiempo, que casi no fue tiempo, yo corra), sosteniendo
la lengua rosada de Liko en su pico. Agit bruscamente la cabeza, trag el bocado
ensangrentado y me mir con sus ardientes ojos. Volvi a hundir la cabeza, como si
tuviera un tiempo interminable para ejecutar su violacin. Me o gritar, y la punta del
pico se clav en el ojo de Liko, que haba permanecido abierto todo el tiempo, lleno
de terror. Golpe el aire con los puos; el talo ech hacia atrs la cabeza y abri su
garganta; y entonces, mirndome de forma casi placentera, salt al aire con un grito y
un tronar de alas y se perdi en el cielo.
Me qued de pie junto a Liko, abriendo y cerrando las manos, impotente.
Soli se me acerc, y Bardo, y los dems tambin. Soli mir a Liko, que gema.
No ves que se est muriendo? me dijo.
Yo permanec en silencio, contemplando las manchas rojas sobre la nieve.
Tu perro, Piloto, es tu perro.
La mancha ensangrentada se congel mientras yo miraba.
Tendrs que matarlo dijo Soli.

No, pens. No puedo matar a Liko, mi perro gua, mi amigo.


Hazlo ahora, Piloto. Rpido.
No dije. No puedo.
Maldito seas! grit Soli, que rara vez maldeca, y se inclin rpidamente y
descarg con fuerza el puo contra la cabeza de Liko. O romperse el crneo, y Liko
se qued inmvil, un pedazo de piel y carne muerta contra la nieve. Soli volvi a
maldecir, e inclin la cabeza y apret la palma de su mano contra su sien mientras se
marchaba.
Liko est muerto le dije a Bardo, que se me acerc.
Pequeo Amigo respondi, y pas su pesado brazo por encima de mis
hombros.
Trat de mirar a Liko, pero no pude.
Estaba vivo, y ahora est muerto susurr.
Bardo cay de rodillas. Se quit los guantes y palp bajo la piel de Liko en busca
de los latidos de su corazn.
Lstima murmur, mientras agitaba la cabeza. Lstima.
Quise abrazar a Liko, tocar su piel, acariciar su nariz helada. Pero no pude tocarle.
Ya no estaba vivo; era una cosa de piel y sangre y huesos que se endurecan, y
pronto, cuando el talo regresara o los lobos se encargaran de su carne, no sera ms
que una mancha en la nieve.
Era tan bonito dijo Justine. Y entonces, tan suavemente que sus palabras casi
se perdieron en el viento, aadi: Liko mi alashara la shantih.
Era la plegaria devaki por los muertos.
Trat de repetirla, pero no pude conseguir que mis labios formaran las palabras.
Nunca antes haba visto morir a un animal. No crea que el espritu de Liko fuera a
descansar en paz al otro lado del da.
No hay gloria cuando el tictac se detiene me haba dicho el Guardin del
Tiempo, Slo hay negrura y el infierno de la nada eterna.
Mir el cuerpo del perro, y vi la nada. El viento ruga en mis odos y corra por su
pelaje como olas sobre el mar del falso invierno, y record que haba visto la muerte
antes. Ua vez, cuando era un nio y me encontraba en la playa ante el Hofgarte,
haba visto a una gaviota picotear el cadver de una de sus hermanas. Record muy
bien aquella primera visin de la muerte: las plumas rotas y aceitosas, sucias de
espuma y arena, las brillantes joyas rojas de carne, capturaron mis ojos fascinados. Y
ms tarde, ese mismo da, el da que termin con mis paseos en solitario por la playa,
vi el esqueleto de una ballena varada que el mar haba empujado a tierra. Recuerdo
los grandes dedos de hueso blanco curvndose hacia arriba en la arena hmeda,

como para agarrar el aliento del viento. S, haba visto la muerte antes, pero no el
propio acto de morir. Las alas rotas de la gaviota, las costillas peladas de la ballena...,
aqullas eran cosas colocadas caprichosamente sobre la playa, recordatorios seos de
que haba un horror y un misterio final que evitar a toda costa. Mir el hermoso
cuerpo de Liko, el grueso cuello, el pecho profundo, y vi que era a la vez una cosa y
algo ms, era un nico ser al que haba visto pasar de la vida a la muerte. Era este
paso lo que me aterrorizaba. Era morir lo que haca que los dientes me dolieran y
robaba la voluntad de mis msculos. Mir a Liko y sent las lgrimas congelarse en
mis ojos; mir a Liko y me despreci a m mismo porque advert que estaba ms all
de mi pena o mi dolor.
Debera haberle enterrado, pero la nieve era demasiado dura para cavar en ella.
Playa abajo, Soli le silb a sus perros, un aviso de que pronto el bosque estara
oscuro, de que no tenamos tiempo para entierros. Justine, aquella mujer hermosa e
inocente que pensaba que nunca podra morir, dijo unas cuantas palabras de
consuelo y fue a reunirse con l. Mi madre se acerc a Liko, se frot las tupidas cejas
y lade la cabeza.
No era ms que un perro dijo. Qu hay que enterrar? Deberamos volver a
los trineos. Antes de que est demasiado oscuro.
Tambin ella me dej all. Vi cmo soltaba a Tusa del arns y lo pona a la cabeza
del trineo, en el lugar de Liko.
Brbaros! les grit Bardo. Por Dios, mirad a este pobre perro! Alz la
cabeza al cielo y dej escapar una estentrea maldicin. Maldijo al talo por matar a
Liko, y maldijo a los dioses por dejarle morir; maldijo al padre y a la madre de Liko
por haberlo tenido; maldijo a Soli y por ltimo me maldijo a m. Se acerc a la playa,
maldiciendo, y levant un peasco de granito, y lo coloc sobre el cadver de Liko.
Yo alc una roca, ms pequea, e hice lo mismo. De esta forma, trabajando como
locos, construimos rpidamente un tmulo sobre el perro.
Cuando terminamos, Katharine se acerc con un puado de flores de fuego que
haba cogido en el bosque. Las coloc sobre la tumba de Liko.
Lo siento, Mallory dijo.
Viste al talo, verdad? En un sueo... Sabas que esto sucedera.
Vi... posibilidades. Lo saba, pero no... No hay forma en que pueda hacrtelo
ver, verdad?
Observ las flores titilar y perder su fuego rojo; slo hicieron falta unos instantes
para que el fuego muriera.
Deberas haberme advertido de lo que viste. Podra haberle salvado.
Lo siento.
No lo creo.

Lo siento por ti.


No queda mucho ms que contar de nuestro largo da de viaje hasta la cueva de
los devaki. Nuestro paso a travs del bosque fue rpido y fcil, como yo esperaba.
Recuerdo que la isla era hermosa. Los rboles verdes contra las suaves pendientes
blancas, las colinas verdes y blancas all donde tocaban el cielo azul... Curiosamente,
esta perfeccin de colores viene instantneamente a mi mente cada vez que recuerdo
los trgicos hechos de nuestro viaje. (No me refiero a la muerte de Liko, sino a las
tragedias que pronto tendran lugar.) Nuestros perros tiraban de nosotros, por la
tierra que se alzaba gradualmente. No haca tanto fro como antes en el hielo, pero s
lo suficiente como para resquebrajar los rboles. Varias veces dejamos atrs los
cadveres rotos de rboles medio enterrados en la nieve. Aunque nunca vimos a
ninguno estallar, el trueno de los rboles al morir reverberaba de colina en colina.
Haba serrn y largas lascas blancas en el aire; vi que Soli tena razn, que el bosque
no era un lugar donde pasar la noche.
Por fin, a medida que la luz se desvaneca y nuestras sombras se hacan casi tan
largas como los rboles, rodeamos la curva de una pequea colina. Ante nosotros se
alzaba una colina mayor, y en la cara norte, como una boca negra, estaba la cueva de
los devaki. Sobre nosotros, al norte, por encima de ambas colinas, sobre las
ondulaciones menores del mundo, se ergua Kweitkel, vasto, blanco y sagrado..., o
eso creen los devaki. Pero all de pie, en la semiluz y el silencio, mientras
contemplaba las profundidades de la cueva, no sent nada sagrado; me sent cansado,
descredo, y muy, muy profano.

Captulo 9
Yuri el Sabio
Del Hombre y la Bomba nacieron los Hibakusha, los mundos de Gaiea, Terror,
Muerte, y la Primera Ley de los Mundos Civilizados, que prohiba al Hombre
hacer estallar el hidrgeno en luz. Y los Hibakusha huyeron y se acostaron con la
Ley, y as nacieron los afsicos, los amigos de Dios, los desviados, autistas,
maggids y arhats de Newvania. Y Terror se cas con Muerte, y as nacieron el
Vild y la gran Nada de ms all. Y Terror se cas tambin con Ley y alumbr a los
pueblos ocultos, que valoraban la vida menos que el Orden, y as rindieron su
Libre Voluntad al dios menor del Orden. De los Pueblos Ocultos, casi no sabemos
nada.
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Hosthoh.

Nuestra aproximacin a la cueva fue una confusin de perros ladrando y gritos y


nios corriendo entre nuestros trineos. Apartaron con sus manitas las mantas del
trineo para ver si habamos trado lenguas de mamut o hgado de shagshay o
cualquier otro de los bocados favoritos de los devaki. Abrieron las bolsas de cuero
que contenan nueces baldo y sacudieron la cabeza, decepcionados de que la nica
comida que nos quedaba fuera tan magra y pobre. No parecieron sospechar que no
ramos sus primos lejanos sino gente civilizada que vena a robar su plasma. Nos
quedamos junto a nuestros trineos, esperando a que sus padres salieran de la boca de
la cueva. Volv la cabeza hacia los fuegos de la entrada y dej que el calor derritiera el
hielo de mi barba. Haba bebs llorando, el olor de carne asada y pieles mojadas y
sangre podrida. Yo no estaba preparado para este olor, y me puso enfermo. El denso
hedor rancio de orines viejos que inundaba las rocas, el olor a madera cortada y
humo, el aceite de las pieles y el vmito de los nios que se mecan en las pieles de
las curiosas mujeres devaki... Aunque la memoria de Rainer haba demostrado ser
adecuada, pareca que tambin era incompleta; yo no tena en mi mente ningn
recuerdo de estos terribles olores. (Creo que esto es un defecto del trabajo de los
ordenadores de los akshicos. La memoria de los olores se encuentra en las
profundidades del cerebro lmbico, a veces demasiado profunda para que los
akshicos la alcancen.) La zona entre las hogueras estaba salpicada de huesos rodos
y pedazos de pellejo y carne; tuve que mirar donde pisaba o de otro modo habra

aplastado alguno de los numerosos montones de mierda de perro medio congelada


que haba sobre la nieve. Los hombres de los devaki (gruesos, rudos, vestidos igual
que nosotros con pieles de shagshay) nos rodearon, tocando nuestras pieles, nuestros
trineos, tocndose mutuamente mientras pronunciaban sus palabras de bienvenida,
ni luria la devaki, ni luria la. Entonces Soli, que acariciaba la cabeza de uno de los
nios, dijo:
Yo soy Soli, hijo de Mauli que fue hijo de Wilanu, el Matador de Ballenas, cuyo
padre fue Rudolf, hijo de Senwe que dej a los devaki hace muchos aos para buscar
las Islas Benditas. Se volvi hacia m y me pas el brazo por los hombros. Este es
mi hijo Mallory; somos el pueblo de Senwe, que fue hijo de Jamaliel el Fiero.
Odi el contacto de la mano de Soli sobre mi hombro; odi tener que hacerme
pasar por hijo suyo. Odi el hedor de la cueva y las heridas abiertas en las toscas
manos de los hombres, y odi la presin de los cuerpos apestosos a mi alrededor,
pero tuve poco tiempo para saborear mi odio, porque el recital de nuestro falso linaje
por parte de Soli haba provocado gran excitacin. Se produjeron risotadas, gritos y
jadeos de asombro. Un hombretn con un solo ojo coje hacia adelante y coloc la
mano en la nuca de Soli. Despus, hizo lo mismo conmigo.
Yo soy Yuri hijo de Nuri que fue el hijo de Lokni el Desgraciado.
Yuri, con su barba gris hirsuta y la piel arrugada, era de mediana edad y ms alto
que cualquiera de los cuarenta hombres de la Cueva, excepto Bardo. Tena una gran
nariz que asomaba por entre sus prominentes pmulos. Mientras nos hablaba, mova
la cabeza adelante y atrs como un talo, y su nico ojo escrutaba nuestros trineos y
nuestros perros tensos y ansiosos. Pareca buscar algo que no pudo encontrar.
El padre de Lokni fue Jyasi, hijo de Omar hijo de Payat, que fue el hermano
mayor de Senwe y el hijo de Jamaliel continu. Rode a Soli con sus brazos y le
aporre la espalda con los puos. Somos casi-hermanos dijo, y su gran ojo
marrn brill a la luz de las hogueras. Niluria, ni luria, Soli wi Senwelina.
Nos gui a la entrada de la cueva. A diez metros de las hogueras haba dos chozas
de nieve, pequeas cpulas hechas de bloques de hielo cuidadosamente cortados y
encajados unos sobre otros. La pequea cabaa ms cercana a la parte trasera de la
cueva tena un agujero en la pared lo bastante grande como para poder asomar la
cabeza. La otra, que estaba picoteada con las marcas de las gotas de agua, era an
ms pequea. Despus de que Soli presentara a mi madre y a Bardo como su
hermana-por-matrimonio y su sobrino (esto, tambin, era parte de nuestro engao),
Yuri los mir y les dijo que eran bienvenidos a compartir la choza ms pequea. Se
acerc a Bardo y apret su brazo y palp los msculos de su pecho.
Bardo es un nombre extrao dijo, y eres un hombre extrao, creo, extrao
pero muy fuerte. Mir a mi madre de arriba a abajo, como dudando de que fuera la
madre de Bardo. Deberas haberle llamado Tuwa, el mamut le dijo. Indic que
Soli y yo, y Justine y Katharine, compartiramos la choza ms grande. Pens que le

haba comprendido mal. No esperara que nos introdujramos en aquel espacio tan
pequeo, no? Mir a travs del agujero de la pared, pero estaba demasiado oscuro
para ver nada. Los olores a pescado podrido y orines me hicieron querer derribar la
cabaa de una patada.
Podis tender vuestras pieles de dormir y tapar el agujero, y estaris calientes
dijo Yuri. Ahora os ensear la cueva de Jamaliel hijo de Ian cuyo padre fue
Malmo el Afortunado, hijo de... Y, mientras se internaba en la cueva, recit nuestra
lnea de antepasados hasta llegar al mtico Manwe, que era hijo de Devaki, madre del
pueblo. (Segn el mito, el dios Kweitkel meti la punta de su cono dentro de Devaki,
donde entr en erupcin, llenando as su vientre con Yelena y Reina y Manwe, y los
otros hijos e hijas del mundo.)
La cueva era un tubo de lava que se internaba setenta metros en las profundidades
de la montaa. Haba sido formada, sin duda, cuando alguna gigantesca burbuja de
gas qued atrapada en un bolsillo de lava fundida que flua en una de las erupciones
de Kweitkel (el Kweitkel real, quiero decir, no el dios). La lava se haba enfriado y los
gases haban abierto grietas en la roca endurecida. En algn momento del distante
pasado, un terremoto haba roto el extremo del tubo, abriendo la cueva al viento y la
nieve y a la pequea banda de alaloi que la haban convertido en su hogar. Frente a
nuestras dos cabaas de nieve, pero situadas ms profundas en la cueva casi
cilndrica, estaban las cabaas de una de las familias ms pequeas de la tribu, los
Sharailina. A mitad de camino en el interior de la cueva (era difcil ver cunto), un
diente de lava enfriada colgaba del techo al suelo. La lava, quiz modelada a placer
de los salvajes gases primarios, se haba enfriado de forma irregular; si uno la miraba
desde atrs, frente a los fuegos de la entrada, la masa de roca y sombras irregulares
pareca el perfil de un anciano sonriendo.
Es el Viejo de la Cueva nos dijo Yuri, y sonre porque ha llegado el invierno
profundo y todos sus hijos han regresado a l.
Continuamos avanzando, dejamos atrs las chozas de las familias
Reinalina y Yelenalina, hasta que llegamos a las seis chozas de los Manwelina, tan
profundas como pens que podamos llegar. Entonces o llorar a un beb, y Yuri
seal la oscuridad.
Ms adentro estn las chozas dlos nacimientos; os llorar a mi nieta.
Nos sentamos en las sucias pieles tendidas entre las chozas de la familia
Manwelina. Estrictamente hablando no ramos de los Manwelina puesto que nuestro
supuesto antepasado, Senwe, haba dejado la familia para formar la suya propia. Sin
embargo, Yuri nos recibi como a familiares. Llam a sus dos grandes hijos, Liam y
Seif, para que se sentaran con nosotros mientras su esposa nos serva cuencos de
sopa caliente. Se llamaba Anala, que significa fuegovida, y era una mujer fornida y
bien formada, cuyo pelo gris le colgaba hasta la cintura. Sonrea con demasiada
facilidad y muy a menudo, y no me gust la forma en que inmediatamente se hizo

amiga de mi madre. Sent recelos ante la forma en que se abrazaron mutuamente y se


susurraron alternativamente al odo. Pens que mi madre se haba convertido en una
mujer devaki con demasiada rapidez.
Mi esposa es feliz de conocer a su casi-hermana y, quin puede reprochrselo?
dijo Yuri. Luego mir el brillo amarillo enfermizo de las piedras ardiendo en la
hoguera como si l no se sintiera contento en absoluto. Estaba claro que no le gustaba
mi madre. Cuntanos vuestro viaje le dijo a Soli. Hblanos de Pelasalia, las
Islas Benditas.
Mientras Soli relataba las mentiras cuidadosamente preparadas, la falsa historia de
nuestro milagroso viaje, el pueblo de los devaki se congreg a nuestro alrededor.
Cuando no podan sentarse, se quedaban de pie con el cuello estirado y las orejas
vueltas hacia Soli, esperando or sus memorables palabras. Cuando termin, se
produjeron jadeos de sorpresa y gemidos de asombro.
Fue un gran relato. Un relato triste pero grande dijo Wicent, el hermano
menor de Turi. Rezaremos a los espritus de nuestras casi-madres y padres e hijos
que murieron en el mar congelado.
Lo que Soli les dijo fue que Senwe no haba encontrado las Islas Benditas, sino una
tierra helada y yerma donde la vida era dura y sombra. Los antepasados de Soli,
minti, no haban prosperado ni se haban multiplicado. Cuando su padre, Mauli,
muri, Soli dijo que haba decidido devolver a los sobrevivientes de la familia a su
hogar ancestral.
Pero la esposa de Mallory, Helena, y mis tres nietos cogieron fiebre y murieron
en el viaje. Y la esposa de Bardo muri al parir antes de que partiramos.
Me frot la nariz, cohibido, porque era difcil escuchar una historia tan
fraudulenta. Para mi sorpresa (y, supongo, satisfaccin), los devaki parecieron creer
hasta la ltima palabra.
Rezaremos especialmente por los nios dijo Yuri. Cuando llegasteis sin
nios tem preguntaros qu haba pasado.
Con fingida amargura, Soli se frot las sienes y dijo:
Las Islas Benditas son un sueo. Al sur no hay nada ms que rocas peladas y
hielo; el hielo contina eternamente. Les dijo esto, como habamos planeado, para
que ninguno de los devaki se matara viajando hacia el sur en busca de un sueo.
Deberais haber ido ms al sur en vez de regresar a Kweitkel dijo Liam, cuyos
ojos estaban llenos de valenta y sueos. Ms al sur, donde el hielo no es
interminable sino que da paso a las Islas Benditas. El aire es tan caliente que la nieve
cae del cielo como agua.
Slo hay hielo y muerte al sur dijo Soli.
Liam mir a Katharine cuando ella se quit la capucha de pieles.

Tal vez sea bueno que hayis venido al norte dijo.


No me gustaba la belicosidad de su fuerte cara; no me gustaba la forma en que
miraba a Katharine mientras ella se llevaba el cuenco de sopa a los labios y soplaba el
guiso caliente. Incluso para los niveles civilizados de belleza era un hombre
demasiado apuesto, con la nariz recta y largas y bonitas pestaas. El color de su pelo
y su larga barba era dorado, un color que nunca me ha gustado ver en un ser
humano. Supongo que tena una sonrisa encantadora (todo l mundo deca que as
era), pero, cuando abri la boca para sonrerle a Katharine, todo lo que pude pensar
fue que sus dientes eran demasiado grandes y bonitos, sus labios demasiado rojos,
demasiado carnosos, demasiado sensuales.
Al sur dije, por una vez de acuerdo con Soli, slo hay hielo y muerte. Slo
un loco buscara la muerte en el hielo.
Se dice que lo que es locura para un hombre dbil es valenta para el fuerte.
Cuando hayas cruzado mil quinientos kilmetros de hielo dije y tengas que
matar a tu perro gua, podrs hablar de valenta.
Liam me mir rpidamente, como si advirtiera que poda conseguir ms con
halagos que con insultos.
Naturalmente, todos los Senwelina fueron fuertes y valientes para cruzar el mar
helado. Para sobrevivir a las tormentas, al fro del Aliento de la, Serpiente. Mi casihermano Mallory es muy valiente, y mi casi-hermana es muy valiente y hermosa. Es
bueno que hayis regresado a casa para que una mujer tan hermosa no tenga que
casarse con Bardo, su valiente primo.
Odi la forma en que Katharine le sonri cuando dijo esto. Fue una sonrisa
atrevida, una sonrisa ntima cargada de curiosidad. Odi tener que hacerme pasar
por su hermano. Quise agarrar a Liam por el cuello, sacudirle, decirle que yo era el
primo de Katharine, no Bardo. Quise decirle a l, a todos, que en cuanto
regresramos a la Ciudad Katharine se casara con su primo, su primo real. En
cambio, apret las mandbulas y no dije nada.
Yuri se levant y se dirigi a la entrada de la cueva. Cogi varias tiras de carne
que colgaban del espetn sobre el fuego. Las trajo colgadas del brazo, sin que le
importaran los jugos que fluan de las grietas en la carne quemada. Entreg uno de
los trozos a Soli, mientras se quedaba con uno y tenda el restante a su hermano.
Os vimos venir desde el sur dijo Yuri. Ha sido un ao pobre; los shagshay y
el vientre de seda han huido a las Islas Exteriores, y el tuwa est demasiado enfermo
y su nmero disminuye tanto que es mejor que no lo cacemos. Se llev la negra
carne a la nariz y olisque. Hemos tenido que cazar a Nunki, la foca. Pero su
nmero tambin ha disminuido porque los peces no nadan como antes. Nunki no
salta contra nuestras lanzas. Esta carne de foca es la ltima que tenemos. Liam
debera haberla comido para desayunar, y quin podra reprochrselo? Pero os

vimos venir desde el sur, y supimos que si erais hombres, no espritus como deca
Wicent, tendrais hambre de carne.
Y, diciendo esto, ech la cabeza hacia atrs y abri la boca. Se meti la tira de carne
y cort una seccin con sus fuertes dientes blancos. Para mi horror, vi que la carne
estaba cruda bajo la costra negra. Yuri mordi y mastic rpidamente y trag y
mordi otra vez; tragaba y masticaba y la sangre de la carne casi viva resbalaba por
sus rojos labios. Mientras masticaba, hizo un sonido de succin, como de humedad
contra humedad. Masticaba con la boca llena, aplastando gustosamente la dura
carne.
Soli le observ con cuidado y entonces hizo lo mismo que el viejo, devorando la
carne como una bestia. Yuri comi unos pocos bocados ms y pas lo que quedaba a
su hijo mayor, Liam. Soli, con el rostro impasible mientras sus mandbulas
trabajaban, me ofreci la repugnante tira de carne mutilada. Pero no pude tocarla.
Yo, que tan ansiosamente haba planeado esta bsqueda romntica del secreto de la
vida..., me sent enfermo y petrificado ante la pieza de vida que colgaba entre los
dedos grasientos de Soli.
Liam me mir mientras rasgaba su carne. Yuri, tambin, haba vuelto sus ojos
hacia m, preguntndose obviamente por qu no aceptaba la carne.
Es carne buena y jugosa dijo con un guio, mientras se lama el bigote. Odio
matar a Nunki, pero me gusta el sabor de su carne.
Soli me miraba, igual que Wicent y sus hijos, Wemilo y Haidar. Mi madre y
Katharine y un centenar de curiosos hombres y mujeres devaki..., todos me miraban.
Bardo, sentado junto a m con las piernas cruzadas, me dio un codazo. Extend la
mano para coger la carne. An estaba caliente por el fuego, dura en la superficie,
caliente y suave y blanda por dentro. La sostuve con cuidado, como temiendo que
mis dedos nerviosos pudieran magullarla. Jugos grasientos manaron de la costra rota
y corrieron por mis manos. Sent los jugos calientes revolverse en mi boca, la sbita
nusea dentro de la garganta. El olor a carne asada me hizo querer vomitar. Volv la
cabeza, tragando saliva, y dije:
Debera dar esta carne a mi primo, Bardo. Es ms grande que yo y tiene ms
hambre que un oso al final de la primavera del medio invierno.
Mir a Bardo, que observaba la carne mientras se morda el bigote. Bardo, pens, a
pesar de sus capas de cultura y gusto adquiridos, a pesar de la profunda repugnancia
de un hombre civilizado por otra cosa que no fuera carne cultivada, a pesar de la
plena barbarie de comer carne viva, si tena hambre comera de todo.
Pero Yuri sacudi la cabeza hacia delante y hacia atrs.
Rechaza un hijo la vida que su madre y su padre le dan? dijo. No, y por
eso no debe rechazar la carne que su padre le ofrece ni la bebida que su madre hace.
Ests enfermo, Mallory? A veces el fro y el viento enferman tanto de hambre a un

hombre que no puede comer. Entonces su hambre muere y su carne cae de sus
huesos, y su fantasma hambriento est demasiado ansioso por ver el otro lado del
da. Creo que eres un hombre hambriento que ha negado su hambre demasiado
tiempo: esto podra verlo un ciego. Ordeno a Anala que haga ms t de sangre?
Para despertar tu hambre?
Sostuve la tira de carne en las manos y me tragu mi vmito.
No, comer la carne dije. Record sbitamente, gracias a los archivos de los
akshicos de la memoria de Rainer, la frmula del t de sangre. Por grande que fuera
mi disgusto a la hora de comer la carne, senta ms horror a beber el t, una increble
mezcla de sangre de foca, orina y la amarga raz del rbol quebradizo. Ech la cabeza
hacia atrs e hice oscilar la carne sobre mi boca. Le di un mordisco.
No pretender que la carne saba muy distinta a las carnes cultivadas que mi
madre me haba hecho comer de nio. No era as. Cierto, la carne era ms grasienta,
estaba llena de chamusquina y era mucho, mucho ms rara de lo que cualquier carne
debera ser. Pero segua siendo carne.
La carne es la carne dijo Bardo, atiborrndose de carne despus de que yo
comiera mi parte. No, no era el sabor de la carne lo que me molestaba; era la idea de
masticar carne que haba saltado a las rdenes de un cerebro vivo, carne que haba
estado viva. Mastiqu y tragu las grasientas protenas, poco distintas a las de las
clulas musculares clonadas y descerebradas que son cultivadas en tanques. Com mi
porcin, horrorizado y fascinado ante esta necesidad de la vida de alimentarse de
otra vida. Los sabores a hierro y sal llenaron mi boca, y mi cuerpo helado y exhausto
despert a la vida. Di otro bocado a la carne, y luego otro y otro ms. Saba bien.
Tena tanta hambre que llen mi boca de gotas sangrientas; mastiqu tan rpido que
me mord los carrillos. Tragu mi propia sangre junto con la de la foca y com hasta
que sent la urgencia de vomitar. Cuando no pude comer ms, le tend la carne a
Bardo.
El resto de nuestra comida fue an ms repugnante. Y an peor, las viejas comidas
podridas que Anala y las mujeres trajeron ni siquiera saban bien. Los hombres y
mujeres devaki, y tambin los nios, rompan nueces entre sus dientes. Coman la
carne de la nuez, que era amarilla y mohosa, cubierta de un vello blanco. La esposa
de Wicent, Liluye, una mujer delgada y nerviosa con dientes amarillos y saltones, nos
prepar una sopa de huevos podridos de talo. Los grandes huevos azules haban
incubado demasiado, pero los devaki los comieron de todas formas, apartando slo
los ojos de los embriones (lo hacan porque los talos eran ciegos al nacer, y no
queran adquirir su ceguera). Hubo tambin otros alimentos, alimentos que yo no
poda imaginar que un ser humano pudiera comer: tragaban trozos crudos de grasa
de foca como mi madre lo hara con un bombn de chocolate; los intestinos crudos de
talos y otros pjaros; huesos de mamut de un ao que haban sido enterrados para
que se ablandaran y pudrieran; y, por supuesto, los omnipresentes cuencos de
apestoso t de sangre. (No quiero dar a entender que los devaki no tenan cuidado

con las sustancias que tragaban. No era as. Curiosamente, no beban agua que
contuviera la menor partcula de suciedad. Y en cuanto a las comidas mencionadas,
las coman slo porque tenan hambre. El hambre es la gran especia de la vida. Ms
tarde, ese mismo invierno, cuando estuvimos a punto de morir de hambre, vendran
horrores peores.)
Despus de terminar nuestra comida, Yuri se frot la barriga y dijo una oracin
por las almas de los animales que habamos comido.
El invierno ha sido fro y duro dijo. Y el ltimo invierno fue tambin duro,
y el anterior. Y el invierno anterior, cuando Merilee muri, fue un mal ao. Pero si
hubierais venido hace cinco inviernos, habrais tenido un festn de mamut. Bostez
y apret el muslo de Anala. Ella se sent a su lado y empez a rebuscar con sus
dedos entre su pelo. Pero maana Tuwa est enfermo de boca podrida y los devaki
tienen hambre, y por eso cazamos la foca.
Anali apart un insecto (creo que era un piojo) del pelo gris sobre su oreja. Lo
aplast entre sus sucias uas y se lo trag. Yuri hizo un gesto hacia Soli, Bardo y yo.
Ests los hombres de los Senwelina, que son devakis como yo soy devaki,
demasiado cansados para cazar la foca grasienta y gris con nosotros maana?
Deb dejar responder a Soli, ya que se supona que era el jefe de nuestra familia.
Pero estaba lleno de carne de foca y de horror, y no poda soportar la idea de asesinar
a un animal tan inteligente como la foca.
Estamos cansados repliqu. Estamos cansados y nuestros perros necesitan
descanso.
Soli me dirigi una fiera mirada mientras Liam frotaba sus manos grasientas sobre
la cara de Seif, su hermano menor. (Era una proteccin contra el fro? Una
bendicin brbara? Escrut mi mente, pero no tena ningn recuerdo de tal
costumbre.) Con una ua rota, Liam se sac un filamento de carne de entre los
dientes.
No estabais demasiado cansados para comer la foca seal.
Se inclin bruscamente sobre m, y ol su denso hedor mientras pasaba sus manos
callosas bajo mis pieles y comprobaba los msculos de mi cuello y mi espalda. Cmo
odiaba las costumbres devaki! Odi este contacto ntimo; odi el fro y grasiento
toque de las manos de un hombre extrao, el horror de otra piel tocando la ma.
Mallory es delgado pero fuerte anunci. Lo bastante fuerte para cazar la
foca, creo. Pero est cansado; quiz debera descansar en sus pieles mientras sus casihermanos le traen gruesas costillas y muslos tiernos y otros delicados trozos de
carne.
Me apart de l. Qu fcil sera agarrarle por la garganta y aplastrsela, pens. Me
retorc y apret las pieles en torno a mi cuello, y entonces dije algo que hizo que
Bardo y Soli, y los dems de la Ciudad, me miraran con extraeza.

Estamos cansados dije, pero no demasiado cansados para cazar. En los


hielos del sur no hay mamuts, as que cazamos la foca. He matado muchas focas;
maana matar una foca para Liam y le dar el hgado.
Mientras deca esto record mi fanfarronada de penetrar en la Entidad. Pero
mientras que aquella fanfarronada haba sido impulsiva y casi me haba costado la
vida, ante Liam haba fanfarroneado con un propsito. Matara una foca. De algn
modo matara un noble animal. Lo hara para avergonzar a Liam y hacerle guardar
silencio y para ganar aprobacin para mi familia. Entonces, pens, podramos
encontrar ms rpidamente lo que estbamos buscando y marcharnos de este lugar
sucio y brbaro.
Permanecimos sentados en las pieles durante un rato contando historias (falsas
historias) de la caza de focas en los mares del sur. La hermosa hija de Anala, Sanya,
sirvi t de sangre, que los devaki sorbieron ruidosamente, haciendo chasquear los
labios y las lenguas. Ms tarde, me sorprend al ver al beb de Sanya mamar leche de
sus pechos desnudos, cubiertos de venas azules. Todo pareca sorprenderme esa
noche, en especial los desinhibidos gritos de placer que procedan de las cabaas
cercanas de los Yelenalina. Escuch a una mujer jadear instrucciones ntimas a su
marido (esper que fuera su marido), y escuch la respiracin entrecortada y el
rumor de las pieles, los sonidos de las bestias humanas aparendose. Inmerso como
estaba en aquellas nuevas sensaciones, apenas advert que Yuri se me acercaba. Mir
los dbiles ptalos de fuego aletear sobre la pira ante m, y me sorprend cuando me
dijo en voz baja:
No deberas matar la foca. Nunki es tu doffel. Por eso tuviste problemas para
comer la carne de foca... Debera de haberlo visto de inmediato.
Record que los devaki creen que el alma de cada hombre est reflejada en el alma
de un animal particular, su doffel, su otro-yo a quien no puede cazar.
Mir rpidamente a mi alrededor, pero nadie nos prestaba atencin. Soli y Justine
haban regresado a nuestra cabaa. Mi madre y Katharine estaban sentadas junto a
Anala mientras Bardo entretena (si sa es la palabra adecuada) a los dems con una
cancin que compona sobre la marcha.
Me volv y dije lo primero que se me pas por la cabeza.
No, Ayeye, el talo, es mi doffel. Mi abuelo me lo dijo cuando me convert en
hombre.
l me agarr de repente el brazo y me mir con su triste ojo.
A veces es muy difcil determinar qu animal tiene nuestro otro-yo. Es difcil
ver, y se cometen errores.
Mi abuelo era un hombre muy sabio ment, pues no tena ningn abuelo que
conociera.

Justo entonces todos empezaron a rerse porque Bardo haba pronunciado mal dos
palabras de su cancin, que haban cambiado por completo su significado. Haba
pretendido cantar:
Soy un hombre solitario de los hielos del sur
en busca de una esposa elegante.
Pero se haba equivocado al pronunciar las vocales, y los versos quedaron as:
Soy un hombre prpura de los hielos del sur
en busca de un piojo elegante.
No pareci darse cuenta de su error, ni siquiera cuando Anala cloque como un
somorgujo de las nieves, se palme los muslos y empez a examinar el pelo rubio de
Liam para ver si poda encontrarle a Bardo algn piojo elegante. Al parecer todos
pensaron que su error fue intencionado, que tena mucho ingenio en vez de ser slo
un tonto bufn.
Yuri sonri y me agarr el brazo con ms fuerza. Sus manos eran tan grandes
como las de Bardo, pero ms duras, reforzadas por aos de trabajo y fro.
A veces dijo, y haba una urgencia peculiar en su voz, a veces los abuelos,
que estn muy cerca de sus nietos, no pueden ver el alma oculta tras sus ojos. Y t
tienes ojos difciles, un ciego podra verlo. Son azules y fieros como la niebla del
hielo, y miran muy lejos. Puedes echar la culpa a tu abuelo, Mallory, por confundir
tu alma con el alma furiosa del talo? Pero Ayeye no es tu doffel, slo necesito un ojo
para verlo. Nunki la foca, que ama el sabor de la sal del mar y la fra paz del
ocano..., se es tu doffel.
Es imposible explicar, aqu las creencias de los alaloi. No hay espacio para
registrar las ricas mitologas, el sistema de ttems diseado para comunicar con los
espritus de los animales y con lo que ellos llaman el alma-mundo. (En todo caso, no
estoy seguro de comprender realmente el concepto de comunicaciones telepticas
con rboles, talos y focas incluso rocas. No comprendo ni siquiera ahora, despus
de todo lo que ha sucedido, cmo el alaloi crea el mundo momento a momento en
el trance del eterno movimientoahora.) Es un sistema complicado y antiguo, tan
antiguo que los historiadores no tienen registros de sus comienzos. Burgos Harsha
crea que los alaloi originales haban tomado trozos del misticismo suf y otras
filosofas antiguas que encajaran en su nuevo entorno. Pensaba que tambin haban
adoptado el sistema de ttems y los sueos de las antiguas tribus strailia de la Vieja
Tierra. All, en los desiertos de ese continente aislado, el hombre haba tenido
cincuenta mil aos de soledad para desarrollar su sistema de smbolo y pensamiento,
Era un sistema elaborado, lgicamente consistente, que dependa de extraas
jerarquas de pensamiento y mente. Haba reglas por las que los hombres y mujeres
vivan sus vidas. El mtodo de un hombre para encender una hoguera, la direccin
en que orina (hacia el sur, siempre hacia el sur), las veces que se le permite copular

con su esposa..., todos los aspectos de la vida estn determinados por este refinado
sistema. No importaba lo primitivo e ingenuo que me pareciera, representaba el
esquema intelectual ms largo y sin fisuras de la historia del hombre. Y ya que Yuri,
el ms viejo de su tribu, era un maestro de este sistema, debera haber aceptado que
poda determinar qu animal no se me permita cazar. Pero no lo acept.
Maana cazar a Nunki, como dije que hara.
Yuri sacudi la cabeza adelante y atrs. Emiti la larga nota aguda del silbido
devaki cuando lloran por los muertos.
Es triste dijo. No se sabe bien que, una vez cada mucho tiempo, nace un
hombre que no acepta su otro-yo. Y, al no aceptarlo, es vulnerable, porque el otro-yo
buscar destruirle en vez de ser abandonado para siempre. Para l no puede haber
unin, ni unidad. Y por eso debe matar, est condenado a matar esta mitad de s...,
comprendes? Si no lo hace, la mitad que queda, el yo-sin-muerte, nunca puede
crecer para completarse. Es muy doloroso y duro, y debo preguntarte: Ests
dispuesto a ser un asesino?
Charlamos durante largo rato, contemplando las paredes de la cueva. Los dems
se haban acostado haca rato, y all estaba yo, escuchando las palabras de un viejo
supersticioso. Yuri tena una voz rica y resonante. Con la entonacin de un maestro
narrador (o chamn), me entretuvo con su voz, hablando y hablando durante toda la
noche. Sus palabras contenan ecos de filosofas arcanas y misterios. Sus palabras
eran demasiado simples para ser tomadas en serio, aunque me perturbaban incluso
as. Me dijo que el miedo de este autoasesinato me enfermara; profetiz que vendra
un da, y pronto, en que mi valor huira como una liebre de las nieves en el bosque,
un da en que rechinara los dientes y gritara: Todo es falso!
Y cul es el gran miedo? me pregunt. No es el temor al fro ni a los dientes
del oso blanco. Hay miedos de carne, miedos que olvidamos al estar sentados junto
al clido fuego o al jugar con nuestras esposas. No es ni siquiera el miedo a la
muerte, porque sabemos que, si la tribu reza por nuestros fantasmas, viviremos
eternamente al otro lado del da. No, el gran miedo es el miedo al yo interior.
Tememos convertirnos en este yo-sin-muerte. Descubrir lo desconocido es como
saltar a la boca del volcn. Quema el alma. Si matas a tu doffel, conocers este miedo.
Y debes comprender que es un dolor sin medida ni final.
Finalmente, coje de regreso a nuestra choza, en un estado de agotamiento total.
Haba sido el da ms largo de mi vida (excluyendo, naturalmente, los das en el
multipliegue no fueron realmente das pasados en tempolento). Me arrastr a
travs del tnel de entrada y descubr que alguien haba colocado mis pieles de
dormir en un lecho de nieve. Me met en ellas. El dolor de mi rodilla y el otro dolor
me hizo estar intranquilo. Las ascuas ardan y arrojaban Una clida luz amarilla
sobre las figuras que dorman en sus camas de nieve. Katharine yaca junto a m, su
respiracin tan regular y suave como las olas del mar. Advert para mi asombro que
Soli abrazaba a Justine mientras dorma profundamente (no s cul fue el shock

mayor: esta ternura por su parte o ver que l, el ceudo Soli, era capaz de dormir). Yo
estaba exhausto, pero tambin atrapado en aquel estado estimulado de la vela ms
all del cansancio. Pens en las palabras de Yuri. No poda dormir. Los dientes
apretados de Soli, el goteo del agua cayendo del techo en sintona con los fuertes
latidos de mi corazn, el siseo del viento a travs del agujero tapado de la pared...,
estos sonidos me mantenan despierto. Las paredes de hielo eran un aislante
demasiado bueno contra el fro. La habitacin estaba demasiado caldeada y apestaba.
El calor de los cuerpos dormidos se una al hedor de la orina ptrida y mi propio
sudor rancio y otros olores que no pude identificar. El hedor era tan horrible que
apenas poda respirar. El aire me sofocaba como una vieja piel empapada de vmito.
Sent mareo y temor en la boca del estmago. Me levant de las pieles, me vest
rpidamente y corr de la choza a la boca de la cueva, donde vomit mi festn sobre la
nieve. Pens en mi promesa de asesinar a una foca al da siguiente, y vomit hasta
que mi estmago se convirti en un nudo seco. Mientras me tambaleaba ante la
cueva, un perro gru y ladr, y luego otro y otro ms. Me volv, medio agachado,
hacia la cueva. All, a la luz anaranjada, contra las fluctuantes lenguas de fuego, los
perros saltaban en sus correas. Tusa y Nura, Rufo y Sanuye, mis pobres perros
hambrientos, luchaban entre s, disputndose trozos medio digeridos de carne de
foca del barro rosado que humeaba sobre la nieve. Tusa gru y mordi al amable
Rufo, que aull y se content con lamer uno de los charcos de vmito ms pequeos.
Entonces Tusa le arranc la oreja a Nura, y Sanuye comi la nieve enrojecida con la
sangre de Nura.
Separ a los perros. Hubo hocicos chasqueantes, ladridos y piel erizada. Uno de
los perros me mordi. Los at ms corto a sus estacas, y amonton nieve sobre el
revoltijo que haba creado.
Qu cosa tan terrible era el hambre autntica! Cmo me haba equivocado al no
alimentar a los perros! Mi sangrante mano arda mientras pensaba esto, y sent dolor
en el estmago vaco. Era esto vida, entonces? Era este vaco interior y el deseo de
alimento el precio de vivir? No, pens, es un precio demasiado terrible, y me
pregunt por la vanidad que me haba trado a los devaki en busca del significado de
la vida. El secreto de la vida..., poda estar realmente embebido en los cromosomas
de esta gente apestosa y bebedora se sangre? Pudieron sus antepasados capturar
realmente dentro de su ADN el misterio de los ieldra?
Imagin que tena las habilidades de un unidor y un imprimtur, que poda
desembrollar las hlices del ADN de Yuri como un historiador, en su bsqueda de
conocimiento, puede desenrollar un antiguo tapete. Encontrara codificada, entre los
azcares y las bases, la informacin que los ieldra haban tejido haca tanto tiempo?
Habia algn mensaje enroscado dentro de los testculos de Wicent y Liam, algn
secreto significativo, una forma adecuada de vivir para toda la humanidad? Y, si este
mensaje exista, por qu deba estar envuelto en misterio? Si los ieldra podan
decirnos que buscramos en nuestro pasado y nuestro futuro el secreto de la vida,
por qu no podan decirnos cul era este secreto?

Por qu no podan los dioses, si eran dioses, hablar simplemente con nosotros?
Mir las estrellas, el brillante tringulo de Wakanda, Eanna y Farfara parpadeando
por encima del horizonte oriental. Tras ellas, el corazn de la galaxia flua con latidos
lser de una forma que los mecnicos no podan explicar. Si abra los ojos todo lo que
pudiera, arderan con la luz de los dioses? Si volva mi cara hacia el distante viento
solar del corazn de las estrellas, oira a los dioses susurrarme al odo?
Prest atencin, pero el nico sonido era el murmullo del viento atravesando el
bosque all abajo. De la cara occidental de Kweitkel lleg el aullido de un lobo
llamando al cielo. Me qued all un rato, escuchando y observando, observando y
escuchando. Poco despus regres a la cueva. Maana matara una foca y tal vez
comprendera, si no el secreto de la vida, s al menos el significado de la muerte.

Captulo 10
El aklia
El hombre no puede soportar demasiado poca realidad.
Dicho de los cticos.

A la maana siguiente, temprano, me despert con el coro de toses y esputos, los


sonidos de los hombres y mujeres de la familia Reinalina en las cabaas repartidas
por toda la cueva mientras expectoraban flemas y aclaraban sus irritadas gargantas.
Tambin mi garganta estaba irritada por el aire intensamente fro del viaje del da
anterior. (Haba sido slo un da atrs, me pregunt, que el talo haba matado a
Liko? Pareca un ao.) Vestirse fue doloroso. Mi pierna estaba tan entumecida que
apenas pude enderezarla. Aunque tena mucha hambre, no pude comer las nueces
que Justine me ofreci.
Todas nuestras gargantas estn irritadas dijo, mientras tostaba nueces en el
fuego del centro de la choza. S que duele tragarlas, pero no saben mal si las
masticas rpido, y necesitars tus fuerzas si vas a matar realmente una foca, no?
Katharine, que estaba de rodillas, vistindose, me mir como si supiera
exactamente lo que yo iba a hacer. No dijo nada. Soli estaba sentado junto al fuego,
quitando hielo de sus pieles. Me maravill de lo recto y envarado que poda
mantenerse incluso sentado, y esto a pesar del dolor de su espina dorsal recin
esculpida. (Por alguna razn, Soli haba tardado ms tiempo en sanar que los dems.
Mehtar tena la hiptesis de que haba un lmite a la resistencia de las clulas
rejuvenecidas, y que Soli, que haba sido devuelto tres veces a la juventud, se
acercaba ya a ese lmite). Alz la cabeza, y por un momento sus ojos recorrieron los
objetos y rasgos de la choza: el bloque rectangular de hielo usado para taponar el
tnel contra en viento, los ajados morillos del asador sobre las piedras de la hoguera,
el largo y serrado cuchillo para la nieve, las raquetas, lanzas, cuencos, tornos y otras
herramientas amontonadas contra las pareces curvas, las suaves pieles de dormir
sobre el lecho de nieve, todava clidas, donde Justine y l haban yacido tan
recientemente.
S dijo, Mallory cazar la foca.

Le mir y baj la voz.


Pasamos medio ao planeando la expedicin, pero nos olvidamos de una cosa.
Contrajo sus negras cejas y se frot la barba.
Qu cosa?
Caf dije, sintiendo el dolor en mi cabeza. Me muero por saborear un poco
de caf.
Tienes hambre dijo l. Por eso te duele la cabeza.
No he dicho que me duela la cabeza.
No tienes que decir nada. Crees que eres el nico al que le apetece un caf?
Tos y mir a Katharine peinarse el largo pelo negro.
Tal vez este viaje fue una idea estpida dije.
Come algunas nueces orden Soli. Come; no pienses en el caf ni en tu
estupidez. Ya tendrs tiempo suficiente para ambas cosas cuando regresemos a
Neverness.
Cog un puado de nueces y me las met en la boca. Saban secas y amargas.
Tendrs que masticarlas dijo Justine. Le tendi a Soli un cuenco de nueces
tostadas, que l tom de la siguiente manera: coloc sus grandes manos sobre las
suyas y la mir a los ojos mientras ella retiraba las manos lentamente, permitindole
tomar despacio el peso del cuenco. Con este ntimo gesto, se tocaron con las pieles y
se acariciaron con los ojos. Obviamente, a pesar de sus muy distintas motivaciones y
sueos, a pesar de aos de rencor y negligencia mutua, a pesar de la amargura del
tempocruel, se amaban profundamente. Pens que era un amor renovado por su
sensacin de aislamiento, por la claridad del hielo congelado y el cielo abierto. Y,
cmo no amar a la hermosa Justine, con su interminable optimismo, su celo y la
felicidad por estar simplemente viva? S, poda ver por qu Soli la amaba, porque
todos la ambamos; lo que no poda comprender era por qu ella le amaba a l.
Despus de que tragramos nuestro desayuno, Bardo y mi madre entraron en
nuestra choza para beber unos pocos cuencos de t de hierbas. Qu grupito tan
extrao ramos, sentados codo con codo en un crculo, encorvados, sorbiendo de
nuestros cuencos de hueso, pretendiendo ser alaloi! Qu milagro que hubiramos
engaado a los devaki hacindoles creer que ramos casi-hermanos! En cierto modo,
me alegraba de fingir ser hijo de Soli. Todo el mundo le haba aceptado como mi
padre, mientras que Liam haba bromeado sobre la concepcin de Bardo.
No me gusta ese hombre me dijo mi amigo, mientras se quitaba el sueo de
sus grandes ojos castaos (pens que era una lstima que Mehtar hubiera alterado
tan poco la fealdad de su gran frente protuberante o su nariz bulbosa). Oste lo
que dijo Liam? Dijo que no deberamos dejar sola a tu madre mientras salimos de
caza, o podra ser violada de nuevo por un oso y parir a otro Bardo. Vaya chiste!

Me alegr de que los devaki no supieran que yo era hijo de mi madre y no de


Justine. Si lo hubieran sabido, probablemente habran bromeado que Soli haba
violado a mi madre.
Si conocieran a mi madre le susurr a Bardo, sentiran pena por cualquier
oso, o cualquier persona, que intentara violarla.
Por lo que yo saba, mi madre slo se haba acostado con un hombre una vez en su
vida, la noche en que me concibi.
Soli termin su t y anunci que ya era hora de irnos. Cogi sus lanzas.
Yuri y su familia estarn esperando. Frunci el ceo y mir a Katharine.
Dejemos a las mujeres hacer su... trabajo de mujeres.
Creo que Soli no se refera al coser pieles o amamantar a los bebs, el trabajo diario
de las mujeres devaki. Claramente, sospechaba que Katharine y yo ramos amantes.
Claramente, quera atormentarme con pensamientos donde apareca ella acostndose
con los hombres devaki. Pero no creo que Katharine tuviera mucha oportunidad de
hacer su trabajo este da. La mayor parte de los hombres saldran de caza, y no creo
que tuviera mucha suerte recolectando el semen de los muchachitos jvenes.
Mientras nos ponamos nuestras pieles, mi madre mir de m a Soli y a Katharine,
y luego de vuelta a m. No me gust la forma en que mir a Katharine. Pens que era
una mirada de envidia, probablemente porque Katharine era capaz de hacer un
trabajo que ella no poda.
Id a cazar vuestras focas dijo mi madre. Y, mientras estis fuera, nosotras
las mujeres prepararemos vuestras camas. Para que os acostis al regresar.
Nos unimos a los otros hombres y nios de la familia Manwelina en la entrada de
la cueva. Los diversos equipos de perros mordisqueaban su comida mientras los
hombres colocaban los arneses y preparaban los patines de sus trineos. El trabajo era
fro y doloroso a la luz rosada del amanecer. Bajo peascos helados y abetos
cubiertos de nieve, Yuri y Wicent, y Liam, Seif, Haidar, Jinje y los otros hombres de
los Manwelina tenan los trineos puestos boca .abajo contra el cielo todava oscuro.
Ya que el hielo no se adhera directamente al hueso, colocaban una pasta de barro
vegetal y tierra pulverizada mezclada con agua y orina sobre los patines, reparando
las grietas y hendiduras con una gruesa capa de barro helado. El aire de la maana
era tan fro que la pasta se congelaba inmediatamente al contacto, dificultando la
labor de dar forma y suavizar. Era un trabajo frustrante. Esper or murmullos y
maldiciones, pero los hombres devaki bromeaban y rean, mientras hundan los
dedos en la bolsa de barro caliente que llevaban dentro de las pieles, junto a la carne.
De forma rpida y precisa, colocaban pegotes de barro sobre el hueso. A tres metros
de m, Liam suavizaba diestramente una grieta con los dedos, y luego se los meta
rpidamente en la boca para que no se le congelaran. El aire estaba lleno de vaho y
saliva pastosa mientras los hombres se chupaban los dedos y rean y hablaban y
escupan. Bardo tena problemas con su trineo, igual que yo.

No es romntico? dijo, acercndose a m. El aire fro y claro, el grito


solitario del coyote, paz, el dulce beso de la naturaleza, Serenidad..., y el sabor del
asqueroso barro. Gracias, Pequeo Amigo, por traerme a este lugar paradisaco.
Contempl a Liam escupir agua tibia. Extendi el lquido que se congelaba
rpidamente sobre la capa de barro. En poco tiempo, los patines de su trineo
brillaron con capas de hielo. Mir alrededor. Los primos de Yuri, Arani y Bodhi, y
sus hijos, Yukio, Jemmu y Jinje, terminaban tambin de aprestar sus trineos.
Bardo sacudi la cabeza ante Jaywe y Aewe, que eran tambin primos de Yuri.
Llevan toda la vida haciendo este apestoso trabajo. Cmo lo soportan? dijo.
Luego se inclin y escupi agua sobre los patines de su trineo, haciendo lo mismo
que vea hacer a los otros, ligando hielo al barro congelado. Esto es lo que ms odio
dijo, mientras coga su pellejo con agua. Odio tener que cargar esta bolsa de agua
junto a mi vientre. Qu es el hombre..., una mquina calentadora para impedir que
el agua se congele? La maldita bebida me amarga, por Dios!
Soli nos vio susurrando y se acerc a nosotros.
Silencio dijo, Silu wanya, manse r damya aadi, que puede ser traducido
como: los nios se quejan, los hombres se esfuerzan.
Cargamos los trineos y enganchamos a los perros, y Turi congreg a su familia.
Mallory ha prometido cazar una foca dijo, y por eso Mallory debe decirnos
dnde espera Nunki.
Los hombres me miraron, y record que entre los alaloi las promesas de conseguir
carne no se hacen a la ligera. Un cazador puede prometer una presa slo cuando
percibe que su animal est preparado para saltar a su lanza. Para hacer esto debe
entrar en el estado de auvania, o espera-abierta, una especie de estado de trance en el
que siente y se concentra y puede ver a travs del negro mar de la muerte el otro lado
del da. Tales visiones no son cosa suya; son un regalo del espritu viviente del
animal a matar, de su nima. Me encar hacia el cono blanco de Kweitkel y dej que
mis ojos se enfocaran en el infinito. Trat de practicar esta visin, trat de askeer,
como dicen los alaloi; lo intent con demasiada fuerza. Ninguna visin vino a m.
Pero los hombres esperaban, as que fing que el nima de la foca haba aparecido
ante m.
Lo askaratha li Nunki, mi anaslan, lo moratha wi nunkiyanima dije, ment. Y
seal sabiamente hacia el oeste, porque las islas en esa direccin. Takel y Alisalia,
parecan montaas doradas de nieve y sent la urgencia de acercarme a ellas.
Yuri asinti y volvi los ojos hacia el este para saludar al amanecer,
Lura sawel dijo, y todos repetimos tras l: Lura sawel, manteniendo todo el
rato aquella curiosa postura con que los alaloi reverencian al sol: Como insectos que
haba visto una vez en el zoo, estbamos de pie con los brazos juntos y alzados al sol,
los dedos errados y sealando hacia el terreno nevado. Con las cabezas inclinabas,

de pie sobre una pierna, la otra doblada hacia atrs. Permanecimos esta ridcula
postura durante largo rato porque el gran Manwe, en la dcima maana del mundo,
haba honrado as a su to el sol. Luego Yuri subi a su trineo, silb a los perros, y nos
pusimos en marcha.
El da comenz fro y tranquilo, con las montaas envueltas en un silencio casi
total. Los nicos sonidos eran el deslizar de los trineos y los somorgujos de la nieve
trinando mientras se deslizaban y daban vueltas, daban vueltas y se zambullan,
buscando su comida. En los lejanos picos las ajadas ramas de los abetos se recortaban
claramente, tanto que casi poda distinguir sus agujas. Atravesamos en lnea recta la
suave pendiente del bosque, hacia el mar. La tierra estaba llena de pliegues y
salpicada de caadas y acantilados de granito. Tuve cuidado con aquellos
acantilados porque los talos hacan sus nidos all, sobre los rboles verde oscuro. Sin
embargo, ese da no haba ningn talo, aunque las liebres de las nieves y las
musaraas estaban muy ocupadas buscando moras. En una ocasin vi a un zorro
rtico, y ms de una vez vimos huellas de lobos en la nieve. Pero eran huellas viejas;
la mayor parte de los lobos, segn dijo Yuri, haban abandonado la isla para seguir
las manadas de shagshay.
Cuando llegamos al mar tuvimos algunos problemas para cruzar los helados
rompientes, aunque muchos menos de los que habamos hallado el da anterior en la
irregular costa meridional. A ltima hora de la maana dejamos atrs la jungla
helada, y corrimos velozmente sobre la nieve como algodn del Starnbergersee.
Aproximadamente a siete kilmetros de la costa hice un ademn a Yuri y nos
dispersamos. Digo aproximadamente porque el aire era denso como lquido sobre
el hielo, y era una gran lente azul que distorsionaba las distancias y haca parecer
cercanas las cosas distantes. Cuatro trineos se deslizaron hacia el norte, en direccin
de Alisalia, que ondulaba en el horizonte a varios kilmetros de blanco ocano;
nueve trineos (los de Yuri y Liam entre ellos) se encaminaron hacia Jakel y Waasalia.
Nos abrimos en abanico sobre un crculo de hielo de unos tres kilmetros de
dimetro. Detuve mi trineo en un punto que me pareci conveniente. Supona que
todos los otros cazadores hicieron lo mismo. Solt a Nura, que haba sido entrenado
para seguir y olfatear las madrigueras de las focas, Al norte, a unos cincuenta metros,
Bardo haba soltado tambin a su perro rastreador, aunque no estaba claro quin
guiaba a quin. El poderoso Samsa tiraba de Bardo a sacudidas por la nieve, de un
lado a otro, introduciendo ocasionalmente su negra nariz en la nieve y levantando
una nube de polvo blanco. Al sur se encontraba Soli, y al oeste, sobre el brillante
hielo, Yuri y sus hijos haban encontrado al parecer sus agujeros y cortaban bloques
de hielo para construir un muro contra el viento.
Los alaloi llaman aklia a la madriguera de la foca. Sujet a Nura con la correa de
cuero mientras el animal escarbaba en la nieve y olisqueaba, buscando su aklia.
Pareca feliz de verse libre del trineo; dos veces alz la pata y orin sobre la nieve,
slo por diversin. Entonces detect el olor, dej escapar un ladrido excitado y tir
de la correa. Empez a cavar en la nieve. Despus de marcar el lugar con un bastn,

retir al decepcionado perro y lo at a una estaca sobre el hielo. Hice lo mismo con
mis otros perros, Rufo, Sanuye y Tusa. Las focas son prcticamente ciegas, pero su
sentido auditivo es extraordinariamente agudo, y no quera que los ladridos de los
perros alertaran a mi foca. Regres al aklia llevando mi garabato y mi sierra y otros
utensilios asesinos.
Las focas, siendo animales terrestres, no pueden respirar agua, como pueden hacer
algunos mamferos alterados que viven en los mares de Agathange y Balaniki y otros
mundos acuticos. Necesitan aire, y por eso cada una de ellas mantiene muchos
agujeros en el hielo a lo largo del invierno. Una foca macho (y tal vez una hembra)
recorre el agua arriba y abajo mientras la capa de hielo se forma a principios de
invierno, rompiendo y volviendo a romper las finas capas heladas mientras el hielo
se acumula alrededor del aklia. Visita sus muchos agujeros, subiendo y bajando,
abrindose paso hasta el aire, respira y vuelve a nadar hasta el siguiente agujero.
Cuando el invierno llega a sus das ms largos y fros, las paredes de la madriguera
tienen casi tres metros de grosor. Mientras la nieve cae y se congela, y se funde y
vuelve a congelarse, se forma un puente de nieve sobre el agujero, oscurecindolo a
los ojos del cazador, pero no al sensible olfato de los perros. Bajo el puente de nieve,
la foca sube a sentarse en las cornisas heladas a cada lado del agujero. All, bajo el
arco de nieve comprimida, en la primavera de medio invierno, las hembras dan a luz
a sus peludos cachorrillos. All las focas se acurrucan y juegan, a salvo del viento y el
agua y los dientes de las ballenas asesinas..., pero no de los hombres.
Cog mi curvado garabato y lo introduje en el puente de hielo, por un agujero que
no poda ver. Rotndolo en crculo, palp el tamao del agujero y determin su
centro. Entonces alc el rostro al viento del norte, que me picote incluso a travs de
las capas de grasa. Haca fro, no tanto como el fro profundo, pero ms que el fro
azul. Mis ojos lagrimeaban, y senta un poco entumecidos los dedos de los pies.
Pens que tal vez me aguardaba Una larga espera, as que cort bloques de nieve y
constru una pared en torno al borde norte del aklia para protegerme del viento. A
conminacin, introduje mi boya de madera por el centro del agujero hasta que toc el
agua. Cuando la foca subiera a respirar (rec para que fuera un macho, porque tema
matar a una hembra preada), desplazara una gran cantidad de agua, y la boya
subira. Cuando se hundiera de nuevo, yo sabra que el agua haba vuelto a caer a la
superficie del ocano y que la foca haba subido.
Lo luratha lani Nunki rec, y extend un pedazo de piel sedosa delante del
agujero. Me coloqu sobre ella, esperando que su aislamiento impidiera que los pies
se me congelaran como bloques de hielo. Lo ltimo que hice fue colocar mi arpn
sobre dos palos ahorquillados, que clav en la superficie de nieve. La cabeza
desprendible del arpn, la aguda y barbada cabeza asesina, estaba hecha de hueso de
ballena y tena un ojal en la base. Unida al ojal haba una larga cuerda de cuero
trenzado. Me pas el extremo de la cuerda por el brazo y observ la boya. Cuando se
alzara cogera mi arpn, y cuando cayera (cuando la foca hubiera subido y la boya

cado) clavara el arpn en el centro del aklia. Hara aquella cosa monstruosa porque,
llevado por los celos y por mi orgullo, haba prometido hacerlo as.
Y, as esper. No s exactamente cunto. Qu es el tiempo sin un reloj para
medirlo? Cunto tiempo permanec en aquella difcil postura del cazador, los pies
juntos, los glteos apretados, mirando hacia abajo, siempre hacia abajo,
contemplando la boya en el agujero de la foca? Cunto tiempo, pela Nunki? Cunto
tiempo debe esperar un hombre hambriento hasta que se llena su vaco?
Tres das haba dicho Yuri el da anterior. Tres das no es mucho tiempo de
espera, porque Nunki tiene muchos agujeros. En el ltimo momento su nima puede
estar demasiado asustada para hacer el gran viaje, y por eso har el viaje ms corto a
otro agujero.
Observ y esper, doblado como un anciano lisiado. Permanec absolutamente
inmvil, mientras los msculos de mis piernas empezaban a endurecerse y a arder;
esper mucho tiempo.
Se dice que la paciencia es la virtud suprema del cazador. Muy bien, me dije, sera
paciente. Escuch al viento barrer sobre el hielo; escuch las sacudidas y envites
individuales que sacudan a rfagas y luego moran antes de acumularse y
sorprenderme con estallidos an ms fuertes y fros. Ocasionalmente, el viento mora
por completo y se produca el silencio. Estos largos instantes me llenaban de una
incmoda e intranquila anticipacin. No quera or el murmullo de mi propio
corazn, ni ansiaba or el explosivo rumor de aire cuando la foca subiera a respirar,
cuando viniera, si es que lo haca. Haba muchas cosas que no quera or. Saba que
los grandes osos blancos cazaban focas y tambin seres humanos. Segn Yuri, a
Totunye le gustaba merodear los aklia, tumbarse a esperar antes de aplastar la cabeza
del cazador con su zarpa asesina. Es imposible ver a los osos cuando caminan por
entre las ventiscas heladas, y casi no hacen ningn ruido. Prest atencin al rumor de
la piel de oso contra el hielo, esperando. Al norte se produjo un gemido distante. Era
el viento otra vez, y se convirti en un largo aullido, restall sobre el hielo y empez
a rugir. Esper mucho tiempo. Tena mucho fro. Sent ganas de orinar. Por encima
de m, el brillo amarillento de los campos helados vibraba contra el azul del cielo. Los
devaki llaman a este fro tiritar amarillo cromado el parpadeo de hielo, supongo que
porque el brillo les hace parpadear. Parpade, mientras contemplaba la boya
dispuesta en el aklia. Pens en l dolor de mi vejiga, y en el dolor de los dientes del
oso, y en otros dolores. Trat de concentrarme. Imagin el nima de la foca
susurrando en mis odos, llamndome, pero slo era el viento. El viento me cortaba
la cara, y esper, y parpade, y...
La boya se elev.
Cog el arpn, esperando que cayera. Cuando la boya desapareci en el aklia, alc
con las dos manos el arpn muy por encima de mi cabeza y lo hund en la nieve. El
arpn se desliz fcilmente a travs de la superficie, y entonces se produjo la

enfermiza resistencia de los dientes del arpn al clavarse en la foca. Un profundo


alarido de angustia reson bajo la nieve mientras la foca me llamaba.
Lo moras li Nunki! grit, y as la cuerda de cuero atada a la cabeza del arpn.
Se produjo un violento tirn que casi me derrib. Hund los talones en la nieve, me
ech hacia atrs y me debat contra la cuerda mientras la pasaba alrededor de mi
espalda.
Mallory moras i Nunkil o gritar a Bardo. Y entonces, resonando por el hielo
de aklia en aklia, cada vez ms dbil, el grito: Mallory moras li Nunkil
Me ech hacia atrs, intentando sacar a la foca de su agujero. Sent una pualada
de dolor en mi rodilla herida. Gan unos pocos pasos. Y, entonces, otra vez hacia
adelante, mientras la foca me combata, hacia atrs, y de repente, bajo el puente de
nieve, la foca se debati y me hizo caer. Me deslic hacia el aklia, rascando la nieve
con la cara y el pecho. Si no la soltaba, la foca me hara atravesar el puente de nieve
que se desmoronaba y me hara caer al asesino mar. Agarr la cuerda con ms fuerza.
Trat de dar una voltereta y poner los pies hacia delante, para as hundirlos en la
nieve. Pero me enred las piernas en la cuerda mientras el puente de nieve empezaba
a desmoronarse. Qued enredado.
Sultala! reson una voz. Pero no pude soltarla. Entonces la cuerda se tens
tras de m. Me volv para ver a Bardo, con los ojos saltones y las gruesas mejillas rojas
resoplando, que se debata contra la cuerda. Tira, maldicin! grit.
Encontr mis pies y tir de la cuerda. Mir el aklia abierto. De debajo de los
bloques de nieve que flotaban y se sacudan sobre el mar revuelto emergi una gran
foca negra. En su costado, sobre la aleta, la base de la cabeza del arpn asomaba de
un agujero sangrante en su piel. Tir con tanta fuerza que pens que el arpn se
soltara. Pero aguant y, centmetro a centmetro, sacamos a la foca del aklia. Me
qued horrorizado, porque el viejo macho estaba todava vivo. Dej escapar una tos
que pareci un suspiro exhausto, y la brillante sangre de sus arterias brot de su boca
y cay a la nieve.
Morise! le dije a Bardo. Mtala!
Pero Bardo sacudi la cabeza y seal al norte, a Yuri y Liam, que corran para
ayudarnos. Era mi privilegio y mi deber matar a la foca, como cobardemente me
record Bardo. Yo haba prometido hacerlo, pero no pude.
Ti Mor-te dijo Bardo, y me tendi una maza de piedra. Rpido, Pequeo
Amigo, antes de que empiece a llorar.
Descargu en arco la porra contra la frente de la foca. Se produjo un chasquido de
granito contra carne y un soplo de aire, como si la foca expresara su gratitud por ser
liberada de su agona. Y, luego, silencio y tranquilidad. Mir los ojos oscuros y
lquidos de la foca, pero la vida haba desaparecido.

Yuri y Liam se detuvieron al borde del aklia. Jadeaban en busca de aire. Yuri
examin la foca e inmediatamente rez por su espritu.
Pela Nunkiyanima dijo, mi alashara la shantih devaki. Se volvi hacia m.
Mrala, Mallory! Nunca he visto un macho as! Es el abuelo de las focas, el
bisabuelo de todas las focas! Es un milagro que t y Bardo solos pudierais sacarla de
su agujero.
Soli se nos acerc corriendo, igual que hicieron Wincent y el resto de la familia
Manwelina. Rodearon a la foca y tocaron con sus botas su morro y su piel oscura.
Liam tir de su grueso labio inferior y dijo:
Es una foca de cuatro hombres. Una vez, cuando yo era nio, mi padre y Wicent
y Jaywe cazaron una foca de tres hombres, y sa fue la foca ms grande que he visto
nunca. Nos mir a Bardo y a m con una mezcla de envidia y admiracin. Cmo
pueden dos hombres tirar de una foca de cuatro hombres?
Yuri volvi su ojo hacia su hijo.
Bardo es tan fuerte como dos hombres, creo explic simplemente, y Mallory
mat a su doffel, y por eso no debes preguntarte por qu dos hombres pudieron
sacar del mar una foca de cuatro hombres. Pero durante largo rato mir la gran
carcasa tendida sobre la nieve, como si fuera l quien se preguntaba cmo habamos
hecho una cosa as.
Yo haba matado una foca.
Me met un puado de nieve en la boca. Me inclin y abr la boca de la foca. Su
olor era agrio y fuerte. Dej escapar de mis labios un hilillo de agua fra hasta su
boca, dndole de beber para que no sintiera sed en su viaje al otro lado.
Soli llam mi atencin y me hizo un leve movimiento de cabeza. Entre los alaloi, la
costumbre ms bsica es que los cazadores que han capturado a un animal coman
inmediatamente sus entraas. Como yo haba matado a la foca, era mi privilegio
hacer la carnicera. Pero dud tanto que casi pude sentir los ojos de Soli
taladrndome. Entonces cog mi cuchillo. Abr el vientre de la foca, y cort el hgado.
Fue un trabajo sangriento, horripilante. Como haba prometido, le tend a Liam el
hgado prpura y humeante. l lo cort a tiras, ceudo, y lo distribuy entre los otros
cazadores.
Mallory fue afortunado dijo.
Com un trozo de hgado. El sabor era intenso, fuerte y bueno. Apenas poda creer
que haba matado una foca.
Mallory Matafocas nos ha trado suerte dijo Yuri. Bardo el Fuerte y Mallory
Matafocas nos han trado suerte. Maana, creo, habr muchas focas.
Casi todo el mundo sonrea y pareca feliz. Hubo un hombre, sin embargo, el hijo
del primo de Yuri, que no estaba tan feliz. Su nombre era Jinje, y era un hombre

fuerte y feo con una pierna lisiada. Se haba helado los pies esperando su foca
inexistente. Yuri le ayud a quitarse las botas, y luego le sostuvo mientras meta sus
pies feos, peludos, blancos y congelados en el cadver de la foca para calentarlos.
Luego Liam le cort un trozo de hgado, que trag como si fuera un perro.
Los hombres cayeron sobre la foca con sus cuchillos, sacando rganos y trozos de
carne. Choclo, el hijo ms joven de Wicent, abri el estmago y lo encontr lleno de
notocinos, percas del hielo y otros peces. Con su cara lampia y sus manos pequeas,
era realmente ms un muchacho que un hombre, pero era un experto con el cuchillo.
En un instante descam una perca del hielo, la abri y encontr otro pez an ms
pequeo en su estmago. Despus de cortarle la cabeza y quitarle las escamas, se lo
trag entero. A mi alrededor, los dems hombres estaban atareados cortando y
tragando. La nieve junto a la foca era resbaladiza por la grasa y la sangre esparcida.
El hambre de aquellos hombres era algo terrible. Sus vientres crujan y tronaban
mientras sus dientes rasgaban grandes trozos de carne. Era sorprendente la cantidad
de carne que un solo hombre poda comer. Yo mismo me com la mayor parte del
corazn de la foca, porque es ah donde los alaloi creen que habita el alma.
Los quince cazadores, con los vientres hinchados y las barbas sucias de sangre
helada, debimos comer unos cuarenta kilos de carne. Devorar la carne fresca era un
asunto serio, y comimos sin pausa o conversacin. Los nicos sonidos eran el batir de
nuestras mandbulas y el chupar de los dedos, y los grasientos eructos de Bardo y
Choclo compitiendo para ver quin poda soltar el ms fuerte. Como bestias,
comimos primero los trozos ms apetecibles de carne, y luego nos dedicamos a los
bocados menos deseables. Liam, quizs impaciente con el festn de las bestias,
arranc una costilla, que rompi con sus grandes dientes. Sorbi el tutano como un
nio mama leche. Comimos durante largo rato, y nos detuvimos slo porque se
acercaba el ocaso y sera letal ser sorprendidos al descubierto despus de oscurecer.
Los hombres de los Manwelina regresaron a sus aklias para construir chozas de
nieve para pasar la noche. Despus de acercar a nuestros perros y trineos, dimos a los
animales un festn de intestinos, grasa y pulmones. Luego Soli y yo nos construimos
una choza cerca del aklia. Cort bloques de hielo, que Soli amontonaba unos sobre
otros, llenando los resquicios con polvo de hielo. Bardo se llev las manos a la
barriga y eruct mientras nos contemplaba trabajar.
Oh, mi pobre estmago se quej. Qu te he hecho? Se dirigi a Soli. Es
egosta por mi parte, lo s, mirar mientras trabajis, pero lo hacis muy bien sin m.
Verdaderamente, Soli lo estaba haciendo bien, recortando la choza y encajando el
bloque clave tan expertamente como cualquier alaloi. Pronto la choza qued
terminada, y tendimos en su interior nuestras pieles de dormir. El viento del norte
soplaba una cortina continua de nieve en polvo por el mar oscuro. En silencio, nos
volvimos hacia el sur y ejecutamos nuestro orinar-antes-de-dormir. Bardo se acost
mientras Soli y yo atbamos a Tusa cerca del tnel de la cabaa. Esperbamos que

ladrara o aullara en caso de que algn oso olisqueara el cadver de la foca y viniera a
explorar.
Contemplamos durante un rato las estrellas parpadear brillantes en el cielo. Soli se
cerr la capucha de su parka sobre la cabeza.
Tuviste suerte al matar la foca..., una suerte extraordinaria.
S, haba tenido suerte al matar un animal grande y noble.
No siempre puedes contar con la suerte dijo. Un da, el peso de la
antiprobabilidad caer sobre ti. Te encontrars debajo de un edificio en el momento
equivocado, o tal vez una noche, en una deslizadera, te cruzars con un pobre
harijano slo para descubrir que es un ladrn de plasma. O tal vez trates de penetrar
el velo interior del Vild, y te perders...
No creo en la suerte dije.
S, qu olvidadizo soy. Mallory debe cumplir su destino.
No crees que es extrao, ms all de la coincidencia, que la foca escogiera mi
aklia?
S se burl l, el alma de la foca busc tu agujero para que t pudieras
cumplir tu destino. Bien, cmo se siente uno siendo un asesino?
Me sequ el agua de la nariz.
Se siente como algo... natural. En realidad as era, aunque no le dije cmo
tema ocupar mi lugar en el orden natural de las cosas.
De veras?
Me coloqu las manos enguantadas sobre la cara para calentar los msculos.
Hablar era difcil, y mis palabras surgan como un farfulleo. No quise discutir con l
mis problemas.
Eres tychista, verdad? dije.
Eso crees?
Es el credo de los pilotos viejos, segn he odo.
Soli se frot las sienes.
S. Esos pilotos que creen poseer un destino se vuelven descuidados y no llegan
a viejos.
Pero t has corrido mayores riesgos que yo. Soli el Afortunado, solan
llamarte los aspirantes cuando estaba en Resa.
Riesgos calculados, todos ellos.
Pero riesgos, de todas formas.

Creo que sonri, pero estaba tan oscuro que no pude estar seguro. Golpe la nieve
con sus botas, tratando de entrar en calor.
Un da el peso de la antiprobabilidad caer tambin sobre m. Y una vez ms
se burl de m, aadiendo: Es mi destino.
Agit las mandbulas en silencio antes de preguntarle:
Entonces, no crees que el destino de un hombre podra ser el ser afortunado?
No dijo l, no eternamente.
Entonces bostez, se quit la nieve de las pieles y entr en la cabaa para dormir.
Me qued contemplando las montaas negras y prpura de Alisalia, recortadas
contra el brillante horizonte.
Fue mi destino matar una foca grande y noble.
Finalmente el viento cal entre mis pieles, y empec a tiritar. Entr en la pequea
choza y me tumb junto a Bardo, que roncaba con fuerza. Permanec despierto largo
rato antes de que el calor de mis pieles me acunara y pudiera conciliar el sueo. Pero
no dorm bien. Fue una noche de sudar y retorcerme una noche de sueos. Recuerdo
bien uno de esos sueos: so que mataba una gran foca; so que los hijos e hijas de
la foca, no queriendo estar solos, saltaban a nuestras lanzas para poder unirse a su
padre en el otro lado del da.
Al da siguiente matamos nueve focas, y Soli dijo que tenamos mucha suerte.

Captulo 11
El Viejo de la Cueva
Vivir? Nuestros criados pueden hacerlo por nosotros.
De Axel, de Villiers de L'Isle Adam, Fabulista del Siglo de la Mquina.

Los devaki dicen que las cataratas de fuego son el espectculo ms hermoso del
mundo. Es una pared de luz creada por la excitacin y la descarga de los tomos de
oxgeno en la atmsfera. (Los devaki, naturalmente, no saben esto. Creen que el
fuego plido y fantasmal se debe a los espritus de sus antepasados. A veces silban a
las fras luces, esperando acercarlas.) En algunas noches del invierno profundo las
cataratas de fuego flotan en el cielo como una luminosa cortina verde y rosa. Tienen
una belleza delicada, casi de otro mundo. Pero hay bellezas y bellezas. Los devaki
tienen dos palabras para describir la belleza: shona, que emplean para describir las
puestas de sol y las montaas y los rboles cubiertos de nieve, y halla, que tiene un
significado completamente distinto. En esencia, una cosa (o suceso) es halla si est en
armona con la naturaleza, ms exactamente, si ve la intencin del alma-mundo.
As, para los devaki es halla no matar a mamuts enfermos, igual que es halla morir
en el momento adecuado. Casi cualquier cosa puede ser halla. Una lanza, si est
equilibrada y bien hecha, es tambin halla. Los devaki han llegado a llamar halla a
muchas cosas que en principio no parecen poseer belleza de ningn tipo. Siendo
humanos, a veces confunden la intencin del alma-mundo con sus deseos ms
bsicos. Aunque el cadver devorado de una foca es la ms fea visin que existe, he
odo a Yuri declararla halla. No alimenta una sola foca a toda la familia Manwelina
durante tres das? Y, no es la intencin del alma-mundo que los devaki se nutran y
sobrevivan? As, una foca destripada es halla, y diez focas tendidas sobre los trineos
de los cazadores en su regreso son hallahalla, porque en realidad nada es ms
hermoso para los devaki que la visin de carne fresca. La noche de nuestra
afortunada caza descargamos nuestros trineos cerca de las hogueras de la entrada, y
toda la cueva se vaci de mujeres, hombres y nios, que tocaron las focas y gritaron:
Losna halla! Li pela Nunki losna-nu hallahalla!
Slo una mujer vieja llamada Lorelei advirti las cataratas de fuego titilando al
norte.

Loshisha shona dijo, mirando a las luces, que esa noche eran como una
evanescente tnica escarlata. Lo morisha wi shona gelstei.
Mientras repartamos las hermosas focas, Yuri se me acerc.
Debo encontrar a alguien que lleve una ofrenda de carne al Viejo de la Cueva.
Escrut la cueva, con el colmillo de lava casi perdido entre las sombras. Me senta
confuso, porque crea que los devaki no hacan ofrendas a dolos o a formaciones
naturales de roca que hubieran adquirido accidentalmente la forma de un viejo.
No comprendo dije.
Se frot la frente con los dedos ensangrentados.
Hay uno de los devaki que vive solo en una cmara dentro de la cueva. Es tu
casi-to abuelo, y debo pedirte, ya que mataste a la primera foca y es tu privilegio,
que le hagas el honor.
Por qu vive solo?
Vive solo respondi Yuri porque cometi un gran crimen hace mucho
tiempo, y nadie desea vivir con l. Es el otro Viejo de la Cueva.
Mat a alguien? pregunt.
No, es peor que eso. Vivi cuando deba de haber muerto. Cuando le lleg la
hora de hacer el gran viaje, su padre se llen del espritu del volcn y le salv de la
muerte-por-el-hielo. Y, no se dice que muchos tratan de morir demasiado tarde pero
pocos demasiado pronto? No estamos obligados a morir en el momento adecuado?
Bien, este hombre no muri en el momento adecuado. Naci siendo un marasika sin
piernas, y cuando la matrona trat de aliviarlo, su padre la golpe y rob a su hijo de
vuelta a la vida.
La historia de Yuri pareca dolorosamente familiar. Trat de ignorar los gritos de
toda la gente feliz que pateaba la nieve y se congregaba en torno a la carne.
Cul es el nombre de ese hombre? pregunt.
Se cubri los ojos con sus manos plagadas de cicatrices.
Su nombre es Shanidar, hijo de Goshevan. Goshevan, que mat a mi abuelo,
Lokni, por intentar impedir su crimen. Goshevan vino a vivir con los devaki, pero
cuando su hijo naci sin piernas, rob a Shanidar y lo llev por los hielos orientales
hasta la Ciudad Irreal, donde los hombres-sombra le hicieron piernas nuevas. Y,
cuando Shanidar creci para convertirse en hombre, regres y dijo: Soy Shanidar, y
he venido a vivir con mi gente. Pero todos saban que era demasiado tarde para que
viviera, y por eso mi padre, Nuri, le dijo que poda pasar el resto de sus das en la
cmara al fondo de la cueva.

Entramos en la cueva y l seal una larga grieta oscura en su pared, tras las
cabaas de la familia Sharailina. Supuse que era un respiradero lateral que conduca
a la cmara de Shanidar.
Ahora es un viejo que no puede cazar su propia carne dijo Yuri, parpadeando
con su ojo nico. Y, quin puede reprochrselo? Ese pobre hombre llamado
Shanidar est un poco loco por el infierno de la muerte-viviente.
Asent, como si todo tuviera sentido.
Hay que llevarle carne a Shanidar para que no cometa el doble crimen de morir
demasiado pronto.
Asent, indicando que as era.
Shanidar escuchar ansioso la historia de vuestro viaje por los hielos del sur,
porque l mismo hizo un largo viaje.
Asent, muy despacio.
No hay nadie ms que le lleve la comida? pregunt. No quera ver a aquel
viejo que haba conocido los talleres de los talladores (y otras cosas) de la Ciudad.
Yuri suspir.
El honor cae normalmente sobre Choclo. Pero esta noche debo pedrtelo a ti:
Quieres llevar a Shanidar su porcin de esta hermosa carne?
Trat de mirar a travs del conducto hacia la cmara de Shanidar, pero no vi nada
ms que negrura.
S dije, llevar a Shanidar su carne.
Apil algunos trozos de carne y las envolv en una piel. Escal el conducto lateral
de la cueva, y tropec con los bloques de piedra que se proyectaban del negro suelo
empinado. Las paredes eran fras y se cerraban a mi alrededor. Mi cabeza choc
contra una hoja de roca y solt una maldicin. Por delante y por encima mo haba un
leve brillo amarillo, como una llama fra iluminando una distante ventana. En alguna
parte goteaba agua; el plip-plop era demasiado fuerte, y estaba muy cerca. Ol la roca
mojada, y un aroma dulzn y enfermante que hizo que me atragantara. De las
paredes de roca que me rodeaban reverber un gemido que estaba lleno de irona y
pena, pesar y dolor a la vez. Ocasionalmente, el gemido se converta en un agudo
aullido y luego se suavizaba a un gorgoteo. Ascend hacia aquel quejido demente y
lastimero, temiendo lo que encontrara. Me extraaba que el fabuloso Shanidar
estuviera vivo todava. Deba ser muy viejo, pens, muy viejo.
Pero, qu puede comprender un joven de la vejez? Cmo comprender los
dolores y miedos, la nostalgia hacia los das de juventud? Aunque yo haba estado
entre muchos hombres viejos (Soli y el atemporal Guardin del Tiempo me vinieron
inmediatamente a la cabeza), su vejez haba sido transmutada por las artes de la
civilizacin; eran almas viejas devueltas a carne joven y vital, hombres que haban

saboreado poco de la decrepitud o la indefensin. Y yo, tambin, era un hombre


civilizado..., no senta ningn deseo de conocer la lenta muerte de los miembros
temblorosos, la gangrena y los sbitos lapsos de memoria.
Nunca antes haba visto a un hombre tan viejo.
Estaba sentado, con las piernas cruzadas, en medio de una cmara de piedra tan
pequea que dos hombres habran tenido problemas para tenderse en ella. Ante l
arda una pequea hoguera que enviaba nubes de humo hacia una rendija en el
techo. Pude verle claramente, con sus frgiles dedos huesudos tendidos hacia el
fuego, mientras me observaba aproximarme.
Mallory Matafocas dijo. Me sonri amablemente, pero no tena dientes. Ni
luria, ni luria. Yo soy Shanidar.
Ni luria respond, y dej caer la carne en una roca junto al fuego. Cmo
sabas mi nombre?
Choclo, mi pequeo casi-nieto, me visita a menudo, sabes? Ayer por la
maana, antes de la caza, me dijo que haban venido hombres a travs del hielo. Eso
me cont. Naturalmente, le gusta or relatos de la Ciudad Irreal, aunque no me cree
cuando le digo que los hombres-sombra construyen barcos que navegan entre las
estrellas. Quin podra creer una cosa as, hmmm? Sin embargo, es cierto. Lo he
visto con mis ojos.
Se toc cuidadosamente las sienes y volvi a sonrer. La piel alrededor de sus ojos
era pesada y abotagada, y le caa tanto que pareca sooliento. Los ojos en s eran de
un azul indeterminado y lechoso, llenos de cataratas... No creo que pudiera haber
apreciado las lneas plateadas de una naveluz con aquellos ojos, aunque tal vez an
eran sensibles a los ritmos de luz y oscuridad. Era un hombre muy, muy viejo, cuya
gastada mandbula inferior se reuna con la superior sin la interferencia de los
dientes. El efecto de esta mutilacin cortaba su cara de tal manera que su barbilla casi
tocaba su nariz. Era algo feo. Advert que la piel de sus mejillas colgaba de los huesos
de su cara en hojas blancas, sueltas y arrugadas; su piel era delgada y delicada, y
entretejida con una maraa de capilares rotos. No me gustaba mirarle, pero la pura
grandeza de su fealdad me haca observarle pese a todo,
Vio de inmediato (si ver es la palabra adecuada), detect mi horror y mi
fascinacin.
Los hombres-sombra de la Ciudad Irreal atrapan sus espritus dentro de carne
joven, sabes?, sabes?, y por eso sus nimas son muy viejas cuando hacen su viaje al
otro lado del da. Me trajiste carne? Lo siento: demasiado viejo, ya sabes. Se dice que
hay una isla desierta al otro lado donde los espritus allan de rabia porque son tan
viejos, viejos, viejos, viejos, viejos, que han engaado a su iluminacin. Es carne de
foca, verdad? No sern redimidos por el tiempo, naturalmente que lo sabes....,
escucha, debo interrumpirme a menudo porque temo que si no lo hago entonces
olvidar algo importante..., no sern redimidos, as que deambularn por su isla sin

vida atrapados en el eterno momento-entonces. La pena..., se es el autntico


infierno. Debemos envejecer, y debemos morir en el momento adecuado. Esa es la
clave, lo sabas? La carne de foca est llena de vida, hmmm? Quieres ser tan
amable de cortarme un trozo de morro?
Hice lo que me peda, y l se meti el trozo de grasa en la boca, No me gustaba
que hablara de la Ciudad Irreal, y por eso repet el escptico (y sabio) dicho de los
devaki:
Tuve el sueo de que los hombres-sombra viven en una ciudad bajo la bruma
plateada del amanecer, irreal, irreal. Tuve una pesadilla y cuando me despert la
ciudad haba desaparecido, irreal, irreal.
Comi otro trozo de morro mientras miraba en mi direccin con sus ojos
nublados.
Est buena dijo. Quieres cortarme ms carne? Corta los trozos pequeos,
tengo que tragarlos enteros. Es buena carne..., sabas que la carne de la Ciudad Irreal
crece en estanques? Lo he visto con mis ojos. Pero esta carne sabe mejor..., ten
cuidado, ya sabes, corta los trozos ms pequeos o me ahogar. Se ri. Y sa
sera una forma indigna de marcharse, ya sabes, ahogarse con la garganta llena de
carne de foca. Naturalmente, hay algunos que te dirn que debera haberme ido hace
mucho tiempo, cuando nac sin piernas. Pero mi padre tuvo un sueo y me llev a la
Ciudad Irreal, que he visto con mis propios ojos. Mi padre, a quien yo amaba, tuvo
un sueo.
Mientras farfullaba sobre el sueo de su padre de escapar a la pesadilla de la
civilizacin, yo cort trocitos de carne de foca y observ la cmara. Me sorprend al
ver que las paredes ajadas y agrietadas estaban cubiertas de pinturas. No saba cmo
haba podido adquirir los pigmentos verde, rosa y magenta para colorear sus
pinturas. En una pared, los tonos plateados, rojos y prpura fluan juntos en una
brillante fusin de colores. Tuve la impresin de que haba intentado captar una
visin de su Ciudad Irreal. Era un trabajo hermoso, aunque poco elegante. Las
pinturas de la otra pared eran bastante diferentes: estaban llenas de ocre, verde
oscuro y rojizo. La luz de la cmara era pobre, pero vi que Shanidar haba salpicado
manchones rojos por todas partes, al parecer al azar. Podran haber sido cualquier
cosa: los ojos de un depredador asomando tras una cortina moteada de vegetacin, o
gigantes rojas expandindose y convirtindose en novas, o manchas de sangre. Las
manchas (realmente, todo el resto de las pinturas), eran muy perturbadoras. l debi
darse cuenta de lo que yo estaba mirando, porque me pregunt:
Ves mis glorias? Ves? Ves?
Vi que aquel viejo no era ni completamente civilizado ni salvaje. Pens que sus
pinturas eran espejos de los terrores del mundo primitivo y las (para l) maravillas
de la civilizacin. Aqu, en una oscura grieta del suelo, viva aparte de los otros
hombres, un desclasado que no tena hogar (yo no consideraba que esta cmara

apestosa, con sus pieles empapadas de orina y las pilas cnicas de mierda
amontonada, fuera un hogar). Sent lstima por l, pero, mientras conversamos,
comprend que l senta poca lstima por s mismo.
Cmo me gusta el sabor de la carne de foca! exclam. Era mejor, sabes?,
cuando tena dientes para liberar los jugos, pero sigue siendo muy buena. Mallory
Matafocas..., se dice que Nunki es tu doffel y le mataste, es cierto?
Yuri cree que la foca es mi doffel.
Se dice que es un hombre sabio.
Mi abuelo me dijo que Ayeye, el talo, es mi doffel.
Y quin fue tu abuelo?
Recit mi falso linaje.
Cuando yo era nio, no tuve ningn abuelo que nombrara mi doffel me
confi. As que tuve que descubrirlo por mi cuenta. Podras cortarme ms carne,
hmmm? Corta los trozos pequeos, ya sabes. As liberars ms jugo. Ah, qu bueno!
Qu sabor..., me encanta el sabor de Nunki, a quin no?
Quieres un poco ms de morro?
Cuando era joven, cruc los hielos desde la Ciudad Irreal..., s, el morro est
bueno, hmmm? Cruc los hielos. Por qu recuerdo cada grieta y tormenta de nieve
de ese viaje y no puedo recordar el nacimiento del joven Choclo, que sucedi hace
slo trece inviernos? O son doce? Pero recuerdo a mi doffel. Sonri y me mir,
expectante.
Y cul es tu doffel, entonces?
Le cort un trozo de carne y se la di. Se la meti en la boca y la trag.
He vivido mucho. No hay nada como el sabor de la carne de foca, verdad? He
vivido solo y apartado, pero he vivido una vida rica, ningn hombre es ms rico. A
veces un hombre debe vivir aparte de sus hermanos, fuera de la cueva de su familia.
Entonces es una vida dura, ya sabes, pero rica y hermosa, porque vivir aparte es
como ser una montaa sobre colinas, como ser un dios entre hombres. Las glorias!
En la cima de la montaa hay soledad y terror, pero tambin hay glorias. La cada es
terrible, pero la vista, oh, la gloriosa vista! Y, si sabes esto, por qu escuchas a un
viejo? Porque eres amable... Mallory el Amable te llamar. Ser nuestro secreto,
sabes? Quieres cortarme un poco ms de esta deliciosa carne de foca? Es deliciosa,
verdad?, esta carne de Nunki que es mi doffel tambin. Te lo dijo Yuri? Cuando era
ms joven, mat una vez una foca slo para ver si poda. Yuri pens que tendra
miedo, pero la mat igualmente.
Le cort tajadas de carne, mientras me preguntaba cmo poda escapar de aquel
sitio sin ofenderle. No quera reconocer que la foca fuera mi doffel. Odiaba que
pudiera haber una correspondencia de ningn tipo entre nosotros. No quera

compartir la infamia de haber matado a nuestro doffel mutuo, ni deseaba la solitaria


igualdad de hombres que deben permanecer apartados de otros hombres. Lo que
quera, simplemente, era descubrir el secreto de la vida para poder vivirla ms
completamente en compaa de otros hombres y mujeres.
El Viejo de la Cueva coma mientras esperaba mi respuesta. Se meta la carne en la
boca sin dientes y la tragaba sin masticar. Consumi tanta carne que pens que su
viejo vientre arrugado estallara. Mientras le observaba, su piel adquiri un feo tono
amarillento, como si su bilis le estuviera envenenando. Empez a toser. Su estmago
rugi, y se pedorre tan fuerte que incluso Bardo se habra impresionado.
Es demasiado, sabes? Oh, el dolor, corta como hielo a travs de mis entraas.
Se inclin hacia delante, apoyndose en manos y rodillas, jadeando, tratando de
ponerse en pie. Un hombre no debera comer su carne como un perro. Aydame.
Le ayud a incorporarse. Odi tocarle; odi la fragilidad de sus finos huesos, como
de pjaro, el obsceno contacto de la joroba entre sus hombros all donde la espina
dorsal se haba resquebrajado y doblado con la edad. Abri los labios para darme las
gracias, y no pude dejar de mirarle la boca. Era un horror. La lengua estaba hinchada
y ennegrecida, y sus encas sangraban, cubiertas de llagas. El hedor no se pareca a
nada que yo hubiera olido antes. Se tambale hasta el final de la cmara, donde
vomit con cuidado sobre las pilas de excrementos. Cuando regres junto al fuego,
su piel pareca blanca, casi translcida, como el hielo de un glaciar. Cogi mi brazo
con sus fras manos marchitas.
La carne de Nunki es buena, pero est dura, sabes? Oh, creo que sonres
porque an tienes todos tus dientes. Son fuertes, no, hmmm? Seras tan amable de
masticar mi carne por m con tus fuertes dientes?
Yo no quera hacerlo. Estaba lleno de carne; la idea de masticar ms carne me
pona enfermo.
Choclo a veces me mastica la carne, sabes? Es un muchacho muy amable.
Yo no poda soportar verle meterse en la boca un trozo de carne mojado con mi
saliva.
No puedo dije.
Por favor, Mallory, tengo hambre.
Maldije en silencio y mord un pedazo de carne. Lo mastiqu a conciencia.
Mientras me escupa sobre la mano la masa marrn Rojiza, l dijo:
Sabes? Yo sola masticarle la carne a mi padre cuando era viejo. Me cogi de
la mano los trozos de carne y los engull. Est buena, muy buena, Pero no tienes
que masticarla tanto. Si no tienes cuidado, le quitars todo el jugo, y la carne est
mejor cuando es jugosa, hmmm?

Palp la carne que yo le haba trado, y se cubri las manos de grasa de foca. Se
frot la cara y luego regres a sus exploraciones.
Qu es esto? exclam. Bajo las costillas..., parece hgado!
S, te he trado un poco de hgado le dije. Pens que te gustara.
Pero no puedo comer hgado, no lo sabes?
Es demasiado bueno?
Es demasiado bueno y por eso no puedo comerlo. Yuri dice que el hgado debe
reservarse para los cazadores y las mujeres preadas. Y a veces para los nios.
Necesitan su riqueza ms que yo, sabes?
Es slo un poco de hgado. Te negara Yuri que lo probaras siquiera?
Escucha, me negara ms que eso, por supuesto. Antes de que vinieras, no haba
comido mucho durante doce das. Cuando los tiempos son duros, ya sabes..., bueno,
soy viejo, y los nios deben comer, hmmm?
Yo conoca esta cruel costumbre de los alaloi, y sin pensarlo dije:
Los nios deben comer, de acuerdo, pero est mal que la familia de un hombre
le haga pasar hambre.
En realidad, no pensaba qu fuera malo que los viejos murieran para que los
jvenes pudieran vivir. Pero los alaloi tenan que vivir tan pegados a la vida (y a la
muerte) que aquello, pens, era de algn modo maligno.
El mal, hmmm... quieres cortarme un trozo de hgado, por favor? Contempl
el fuego durante largo rato, tironendose de la piel floja de la garganta. Dedos de luz
anaranjada juguetearon sobre su cara grasienta. Con su cuello flaco y su boca
hundida y sin dientes abrindose y cerrndose en anticipacin a su postre, pareca un
sonriente pjaro infernal. Qu es el mal, hmmm? Qu es el bien? Lo sabes t?
Se dio la vuelta y se tendi en una pila de despojos putrefactos y viejos huesos.
Gru, se gir hacia m, y alz un trozo de carne de algn rgano inidentificable.
Este es el estmago de Ayey, el talo que vuela en el cielo... Sabas que Yuri me
odia porque una vez liber a un joven talo de una de sus trampas?... El talo vuela
sobre las montaas; y es malo comer a Ayeye, pero Yuri quera al talo para la
iniciacin de Liam, no para comerlo. Pero yo liber al pjaro de todas formas, porque
sent lstima por l, sabes? Claro que lo habra liberado aunque Yuri hubiera tenido
hambre y quisiera comrselo, porque est mal comer... Ves el estmago de este talo
que Choclo me ha trado, que mi hambriento pueblo ha comido?
Lo veo dije. Aprtalo, apesta.
Meti su plido dedo torcido a travs de la abertura inferior del estmago. Como
alguien que se pone un guante, l se coloc el brillante msculo en la mano hasta que
el dedo emergi por la abertura superior. Encogi el dedo.

Crees que la muerte es mala? pregunt. Sabes? Somos gusanos en la


panza de Dios, y por eso slo percibimos dos de los atributos de Dios, hmmm?
Como un gusano y una vez ms retorci el dedo dentro del vientre del pjaro,
una parte de nosotros mira a travs de la garganta y la boca de Dios hacia la luz, y lo
llamamos bien (sabas que el doffel de Yuri es el talo?), miramos a la luz de la vida y
la llamamos bien, mientras nuestra otra parte se arrastra hacia las entraas de Dios, a
la oscuridad, la mierda y el mal. Sabes? La mayor parte de la gente, atrapada como
est en el estmago de Dios, tiende a ver slo esos dos atributos, pero hay muchos
ms por encima de nuestra comprensin. Quieres por favor cortarme otro trozo de
hgado?
Obedec.
Intenta comerlo despacio le dije. O lo echars a perder, y eso estara mal.
Gracias. Est bueno, hmmm? Es bueno para un viejo comer el tierno hgado de
la foca, pero no tan bueno para Nunki, hmmm? Si Nunki pudiera hablar, no dira
que est mal que tenga que marcharse al otro lado mientras es an tan joven y tan
lleno de vida? Pero, qu puede saber un animal? Qu sabe un hombre? Escucha, al
pequeo Choclo le gusta hablar conmigo..., te canto la cancin que le ense?...
Habla de lo que ve, sabes?, y dijo que Mallory Matafocas mira a su hermana
Katharine como Liam la mira. Y eso no est bien, dice, est mal, pero, qu puede
saber l? Cree que distingue el bien del mal, por supuesto, pero no le dije que
algunos hombres, hombres que estn apartados en lo alto de las montaas, algunos
hombres pueden imaginar lo que es dejar la panza y ver todo el cuerpo de Dios. Yo
mismo lo he visto una o dos veces. Es una cosa poderosa, sabes?, con un pico
dorado y alas plateadas que se extienden por todo el universo hasta que las puntas
tocan los extremos ms lejanos. O su grito una o dos veces siendo nio, por eso
puedo decirte la cosa ms profunda que s: La naturaleza de Dios est ms all del
bien o del mal.
Sonre mientras cortaba trocitos gelatinosos de hgado. Record que los alaloi
crean que Dios es un talo tan grande que puede devorar el mundo tan fcilmente
como un somorgujo se traga una mora; creen que Dios y el universo son uno.
Mastiqu rpidamente y escup en la mano una bola prpura de hgado. Como
dudaba que ningn hombre pudiera conocer la autntica naturaleza de Dios, fuera
un talo o una bola de luz o un sistema definitivo para descubrir las estructuras
infinitas del multipliegue (como creen algunos pilotos), como dudaba de muchas
cosas, dije:
Tal vez tu visin del talo fue slo un sueo. A veces los sueos pueden parecer
reales. Pero la mayora de los sueos son falsos, no? Me quit el hgado de la mano
y lo devor. Los hombres de los hielos del sur tenis extraos sueos, hmmm?
Sueos falsos tambin, ya veo. Sabes? Eres un hombre amable, pero a veces tus
palabras cortan como el viento. Te dir la cosa ms simple que s, hmmm? Un

hombre hambriento no est ms seguro de la existencia de la comida caliente de lo


que yo lo estoy de Dios.
As pas la mayor parte de la noche, alimentndole como un animal alimenta a su
cra. Hablamos de muchas cosas, pero sobre todo (en especial Shanidar) hablamos
del bien y del mal. Me sorprend de qu hablara tan libremente conmigo, pero los
alaloi son filsofos naturales y les encanta conversar. Creo que tambin era
demasiado consciente de su propia mortalidad; deba ansiar desesperadamente
compaa de cualquier tipo, incluso la ma. Sin embargo, me sorprenda el hecho de
que yo pareciera gustarle, porque l no me gustaba a m. Sent lstima por l, sobre
todo cuando extendi la mano para agarrar la ma y dijo:
Una noche, hace aos, so en que tena un hijo, pero ninguna de las mujeres
devaki quiso casarse con un hombre que no haba muerto en el momento adecuado,
sabes? Sabes? Tuve un sueo una noche... Escucha, las luces del cielo son los ojos
de Dios vigilndonos. Las luces del cielo de medianoche son estrellas, y en el
resplandor de la luz de los ojos de Dios viven hombres, aunque nadie me cree...
Escucha, hay algo que quiero pedirte, hmmm? Cuando me llegue el momento de
marcharme..., evidentemente no ha llegado el momento todava, porque el hgado
yace tranquilamente en mi vientre..., cuando llegue el momento, antes de que yo...
Escucha, no dejes que Yuri sepa que me trajiste el hgado de foca, porque pensara
que lo estoy robando de las bocas de las madres, y si eso fuera cierto sera realmente
malo, hmmm?... Cuando llegue el momento de que Dios devore mi carne, quieres
sacarme de la cueva para que pueda sentarme bajo la noche? Quiero sentir la luz de
las estrellas una vez ms antes de hacer el gran viaje.
Promet hacer lo que me peda, y l me apret la mano. Me dio las gracias por
haberle trado comida suficiente para que pudiera acostarse y no permanecer
despierto pensando en su hambre. Se palp el vientre, sonriendo. Me alegr de
acabar con mi repugnante tarea y sonre tambin. Sonremos los dos. Debera haber
sido un buen momento, con los dos sonriendo, pero fue un momento de horror. Me
sent presa de un repentino e inexplicable pnico. Las paredes de la cmara llenas de
vividos colores, los fieros leos chasqueando y esparciendo cenizas, los ptridos
olores de sangre y respiracin, la sonrisa demasiado familiar de Shanidar..., todas
aquellas sensaciones me llenaron de un profundo temor hacia mi propia existencia.
La cruda desesperanza de la vida me aterrorizaba. Shanidar me sonrea desde el otro
lado del fuego, y pareci como si su cabeza flotara sobre un mar de llamas
anaranjadas. Yo slo poda ver su cabeza, hundida en la carne y los pliegues del
tiempo. Advert que todos los hombres llegaran a tener aquellos ojos si vivieran lo
suficiente. Me sent sacudido con el temor, el conocimiento puro, la completa certeza
de que la forma de la cara sonriente de Shanidar era la forma de mi propia cara.
Ninguna habilidad o fuerza podra mantenerme apartado de este destino si el tictac
de mi reloj interno se detena como el suyo se haba detenido. Ahora yo era joven,
pero pronto, muy pronto segn la medida del tiempo universal, sera viejo. Mi temor
fue tan grande que sent la abrumadora urgencia de gritar pidiendo ayuda. No haba

escape, pens, y mi estmago se retorci y empec a sudar. A pesar de las artes de los
talladores y los cticos..., podan hacer que la carne volviera a la juventud unas pocas
veces, tal vez muchas veces incluso, pero no podan hacer nada para prevenir la
mutabilidad de la propia esencia y el alma de cada uno. No haba manera de que
pudiera conservarme joven, no haba forma de impedir que cambiara por dentro,
donde importaba. Mi destino era cambiar, como lo es el de todo el mundo. Shanidar
sonri, y no tena dientes, y advert que toda mi vida hasta este momento haba sido
falsa. Mir las slidas paredes de roca llenas de pinturas, y me apret la dolorida
rodilla, y todo a la vez, las rocas y la sangre y los huesos, parecieron completamente
irreales.
Como si pudiera or mis pensamientos, Shanidar volvi la cabeza en mi direccin
y de pronto dej de sonrer.
Sabes? Incluso hombres amables como t y como yo deben envejecer, hmmm?
Por eso debemos marcharnos en el momento adecuado. De otro modo, no hay paz
eterna.
Habl sobre la paz y la iluminacin que esperan al otro lado del da, y habl sobre
su amor por su pueblo, que casi le haba rechazado por completo. Debo admitir que
le prest poca atencin. Quera volver a la cueva principal, encontrar a Soli y los
otros, hacerles comprender que nuestra bsqueda del secreto de la vida era estpida
y sin sentido. No haba ningn secreto; slo exista la aplastante atadura al ser y,
finalmente, cuando llegara el momento de dejar de ser, la nada.
Me levant bruscamente, casi ignorando al Viejo de la Cueva.
Hay una cosa que debo decirte antes de que te marches, hmmm? dijo.
Olvid decrtelo antes, pero deberas saberlo. Las alas de Dios tocan el extremo lejano
del universo, te lo he dicho ya?
Sus alas son plateadas y tocan, pero sus ojos estn cerrados porque duerme.
Escucha, un da Dios despertar, y entonces podremos verle como realmente es. Casi
puedo or su grito, el batir de sus alas. Pero, hasta entonces, bien y mal no existen,
porque slo Dios puede ver realmente lo que es bueno y lo que no. Y esto es lo que
quera decirte: hombres como t y como yo, hombres amables que matan a sus
propios doffels, debemos hacer lo que hacemos porque para nosotros todas las cosas
estn permitidas. Pero siempre hay un precio, hmmm? Pas su tembloroso dedo
por sus encas, Y el precio hay que pagarlo.
Baj el respiradero de piedra con toda la rapidez que pude. Quera buscar a
Katharine, acariciarle el pelo, preguntarle qu haba visto; quera hacer que me dijera
cmo sera yo cuando hubiera envejecido. Mientras bajaba el oscuro pasadizo, el
Viejo de la Cueva empez a cantar una cancin lastimera, y trat de no escucharlo.

Captulo 12
La pequea muerte
Qu extraordinario que las ondas del continuo espaciotiempo ondulen de tal
forma que puedan controlar su propio ondular! Esa energa capturada y
dominada debera conducir a concentraciones mayores de energa en vez de a
perderse gradualmente en la muerte calorfica y la calma universal! Qu
misterioso que 1a consciencia gue a una mayor consciencia, y que la vida
engendre vida ms grande y ms compleja!
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Soto.

Cuando regres a la cueva principal, los devaki y mi familia celebraban un


festn de carne de foca. Obsesionado como me hallaba con pensamientos de deterioro
y muerte, no estaba preparado para la alegra, la alegra de ciento veinte personas
felices atiborrndose de su hermosa carne. Era un festn de carne, una celebracin de
amor y vida con poca tregua o pausa. Todo el mundo, excepto los bebs an no
destetados y los nios pequeos, se atracaba de filetes asados y grasa de foca. (Al
principio, naturalmente, muchos estaban tan hambrientos y llenos de impaciencia
que comieron la carne cruda.) La cueva estaba llena con el olor de la carne asada y la
feliz charla de los nios mientras se chupaban los dedos de hgado asado en grasa
fundida. Yuri y el resto de los Manwelina compartieron alegremente la comida con
las familias Yelenalina y Reinalina. Sus cazadores haban regresado de su caza de
shagshay con los trineos vacos, pero Yuri anunci que llenaran sus vientres de
todas formas, porque saba que en la prxima caza la suerte poda ir en otra
direccin. Incluso los Sharailina, que posean el estatus ms bajo de todas las familias
debido a un desgraciado y desabrido accidente sucedido aos atrs, incluso los bajos
Sharailina comieron de la rica carne. Alrededor de las chozas, el suelo de la cueva se
cubri de huesos rotos; los cuerpos hinchados y distendidos de los que haban
comido demasiado (casi todos) estaban tendidos delante de las hogueras. Haba
gruidos, eructos y gemidos. Para mi sorpresa, muchos de los devaki contaban
chistes obscenos y se acariciaban abiertamente. Recorr la cueva, y vi a una mujer
nbil Yelenalina (creo que se llamaba Pualani) riendo y susurrando algo al odo del
joven Choclo. Se acariciaron mutuamente y desaparecieron en una de las chozas
Yelenalina. Alrededor de las hogueras, a la suave y fluctuante luz, pareca que los

hombres y las mujeres se apareaban y acariciaban, desapareciendo en silencio en las


zonas ms oscuras de la cueva. Encontr a Bardo con los brazos por encima de dos
hermosas muchachas Senwelina, mientras cantaba sentado entre ellas. Me acerqu
ms a las cabaas llenas de jadeos de pasin, y l me hizo un guio y me llam.
Dos no es demasiado para uno, pero es demasiado poco para dos hombres
como nosotros! Pero cuando Bardo est contento, Bardo est dispuesto a compartir.
Dnde has estado? Pareces blanco como vmito de pjaro.
Dnde est Katharine? le pregunt.
Olvida a Katharine dijo l, tironendose de la barba. Por qu te preocupa
dnde est?
No creo que fuera un buen momento para decirle que Katharine y yo ramos
amantes, aunque por el aspecto de sus astutos ojos castaos creo que deba haber
imaginado la verdad mucho antes de que partiramos de Neverness.
La has visto? pregunt.
Se lami los labios, ignorando mi pregunta. Mordisque el cuello de la muchacha
ms joven, la de la nariz pequea y la hermosa risa aguda.
Se llama Nadia, hija de Sense. Me dice que siente curiosidad por saber si la lanza
de Mallory Matafocas es lo suficientemente larga y recta como para atravesar su
aklia.
Nadia volvi a rerse, y pareci decepcionada cuando sacud la cabeza.
Tengo que encontrar a Katharine dije.
Ah, lstima. Bardo se liber de las dos muchachas, se levant y me llev
aparte. Qu te pasa?
Empec a contarle mi visita a Shanidar, pero en vez de ello me mord el labio.
Todo lo que pude decir fue:
Esta expedicin, la bsqueda..., todo, todo carece de sentido.
Claro que s. Y por eso debes vivir mientras puedas. La vida es aburrida y sin
sentido, pero cuando estallas dentro de una mujer, por un momento tu aburrimiento
muere y..., te aburro?..., y sientes que podras morir de placer, o de cualquier otra
cosa, y te importara un comino. Cuando mueres la pequea muerte y ella grita y te
araa la espalda porque se est muriendo tambin..., bueno, hay algo mejor que
eso?
Trat de decirle que el problema era mucho ms complicado de lo que pensaba.
Pero l se qued all plantado, apretndome el hombro y sacudiendo la cabeza.
Con lo he tratado de educarte! Todo en vano, todo en vano! dijo, y en voz
baja aadi: Pero gracias, Pequeo Amigo, por traerme a este lugar paradisaco.

Cuando le advert de los peligros de copular con mujeres jvenes y frtiles, l se


tirone de la barba, pensativo. Siempre haba temido ser padre. Era un miedo
extrao, irracional: se haba medio convencido de que, si su semilla germinaba
alguna vez dentro de una mujer, entonces, de algn modo, habra completado su
propsito en la vida y por tanto quedara obsoleto y listo para la muerte.
Es una lstima que no pueda entrenar mi esperma para que muera en el
momento en que sale de mi cuerpo dijo. Pero si yo.... ah, es decir, si una de estas
mujeres velludas se quedara embarazada, quin sabra quin es el padre?
Suspir, se lami el bigote y volvi con las muchachas. Para hombres como Bardo,
me temo, la lujuria siempre conquistar el miedo.
Recorr la cueva buscando a Katharine, pero no la encontr. Nadie pudo decirme
dnde estaba. Regres a nuestra choza, y casi sorprend a Soli y Justine en medio de
su juego amoroso. En silencio, regres a las chozas de los Manwelina. Vi a mi madre
y a Anala sentadas juntas. Frotaban pieles de foca, charlando y riendo. O a Anala
fanfarronear sobre la virilidad de su hijo Liam. Sera un buen marido para cualquier
mujer joven, dijo. Record que en mi vagabundeo en la oscuridad tampoco haba
visto a Liam. De la suave, redonda y brillante choza tras ellas proceda un rtmico
jadeo y sbitos gemidos privados. Apret los dientes y me apoy contra la fra pared
de hielo, preguntndome por qu esta contagiosa pasin comunal no haba formado
parte de la memoria de Rainer.
Lo que sucedi durante esa noche y los dos das siguientes no fue exactamente
una orga. Por lo que pude ver, los devaki practicaban el sexo en parejas y tan
privadamente como fuera posible. Con una excepcin (discutir los pecadillos y
hazaas de Bardo en breve), no haba grupos de tres o ms, ni voyeurismo ni
perversiones ebrias. Pareca que los devaki saban poco de las artes fracasadas de la
civilizacin. Pero estaban muy familiarizados con la promiscuidad, o, debera decir,
practicaban un gustoso emparejamiento que era libre y salvaje dentro de un rgido
sistema de reglas y tabes. (Ningn hombre o mujer, por ejemplo, poda acostarse
con la pareja de otro, y el sexo entre familiares era una abominacin.) Los jvenes y
solteros compartan la explosin del volcn a menudo y con muchos compaeros
diferentes. Especialmente cuando haban comido grandes montones de carne y se les
calentaba la sangre, se buscaban en la oscuridad de la cueva y se emparejaban
furiosamente, y lo celebraban, y encontraban a otro con quien compartir su fuego.
Yuri me dijo que hacan esto porque eros era el don de los devaki al dios Kweitkel y
deba ser practicado con energa y pasin hasta que los vientres de las mujeres (o de
las nias que as se convertan en mujeres) estuvieran llenos de nueva vida.
No esperes demasiado a levantar tu lanza me advirti a eso de medianoche,
cuando me encontr sentado con los perros junto a los fuegos de la entrada. Pronto
los aklias de las mujeres jvenes estarn agotados, y te habrs perdido la diversin.
Arroj lea al fuego y suspir cuando ste empez a crepitar y chisporrotear. Tal
vez ests pensando en lo que te cost matar a tu doffel y, quin puede

reprochrtelo? Pero no es bueno que el hombre piense demasiado. Se seal la


frente con un dedo por encima de la cuenca del ojo y advirti: Creo que hay
demasiadas distracciones, demasiadas voces dentro de ti. Debes acallar la tormenta
de palabras de tu cabeza y, qu mejor manera que perderte en una mujer? No has
visto cmo las muchachas Sharailina, Mentina y Lilith te miran?
Qu mejor manera, realmente! Cmo envidi la pureza e inocencia de Yuri! No
saba nada de los contagios o las enfermedades que haban arruinado a muchos de
los Mundos Civilizados. Ignoraba el contacto de los replicantes que creaban
genotoxinas para robarle a un hombre su esencia y alma. Quise desesperadamente
perderme en una mujer, perderme en algo, cualquier cosa que ahogara la vieja voz
temblona de Shanidar, que extinguiera su imagen que arda en mi interior. Pero yo
era un hombre civilizado, a pesar de mi cuerpo primitivo. Tema tocar ntimamente a
aquellas mujeres sucias y plagadas de piojos. Cmo poda explicarle esto a Yuri?
Cmo explicar que yo, que buscaba el secreto de la vida, tema a la vida?
Haba una mujer Yelenalina, sin embargo, que pareca diferente a las dems. Se
llamaba Kamalia, y era hermosa. Su pelo pareca menos lleno de grasa que el de sus
primas y casi-hermanas; sus dientes eran blancos y no tan gastados. Despus de que
Yuri se fuera a la cama con Anala, se sent conmigo junto al fuego. Me sonri
tmidamente, cubrindose con la mano los sonrosados labios. Empez a tirar de mis
pieles, y yo encontr su denso olor casi agradable, incluso intoxicante. El fuego me
calentaba la cara, y el aire estaba lleno de dulce humo y de la risa de Kamalia. De
repente me sent cansado de buscar, cansado de pensar, cansado de todo menos del
contacto de las astutas manos de Kamalia. Mordisque su cuello (los devaki no
practican el brbaro arte de besarse, gracias a Dios!), y encontramos una choza vaca
donde practicar el sexo. Copulamos hasta el agotamiento, y dormimos, y al despertar
copulamos un poco ms. Mor la pequea muerte. Me senta salvaje, puro e
invulnerable. Copul cuatro veces con ella durante el da que sigui, tratando de
escapar del aburrimiento y del miedo a vivir. Copul con ella, y fue algo bueno. Pero
no fue suficiente, y busqu a su hermana menor, Pilaria, y copul con ella tambin, y
ella grit y me ara la espalda, y fue muy bueno, pero no lo suficiente para
tranquilizarme. Tena tanta hambre que com ms carne y me encontr en la cabaa
de Arwe, donde induje a la tmida Tasarla al juego sexual. Ms tarde, ese mismo da,
(no me importaba qu da era), copul con Mentina, que tarare una pequea tonada
mientras masajeaba mi pecho y s meca de un lado para otro ante m, adelante y
atrs, frotando y canturreando. Cuando Bardo se enter de mi bsqueda privada por
encontrar el olvido, difundi el rumor de que yo tambin era un gran cazador de
mujeres y muy habilidoso con mi lanza, que era larga y gruesa, aunque no tan larga y
gruesa como la suya propia (pero claro, en eso, quin poda vencerle?). Copul con
mujeres cuyos nombres he olvidado o nunca llegu a aprender. Cada una era
hermosa a su modo, incluso las bizcas Mentina y Lilith, con su olor a pescado y sus
dientes saltones. Obtuve gran placer de ellas, pero no el suficiente, nunca el
suficiente para silenciar el ruido dentro de mi cabeza.

En la tercera noche de esta orga, temprano, durante un raro momento de sueo,


Kamalia y yo fuimos despertados por los gritos y chillidos que resonaban en la choza
situada junto a la nuestra. Escuch una larga y brbara ronda de gemidos y risas y
eructos, una obscena sinfona de gritos irreprimidos de deleite.
Diez! exclam una voz, y reconoc el profundo, tono de Bardo resonando bajo
una cascada de agudas risas femeninas.
Once! o ms tarde. Doce y trece! o poco despus, y suaves gemidos, las
voces de mujeres diferentes. Catorce! grit Bardo, y advert que estaba
(estpidamente) llevando la cuenta de sus cpulas. Cuando alcanz el nmero
diecinueve, hacia el amanecer, tem que fuera a cambiar al lenguaje civilizado,
porque, como he dicho, los alaloi no tienen nmeros para cantidades superiores a
veinte. (Pens que sera ridculo que exclamara hela, o muchos, despus de cada
mujer que fornicara). Kamalia y yo compartimos un trozo de carne de foca mientras
esperbamos a que violara a su mujer nmero veinte.
En cambio, se produjo un largo silencio, roto cuando exclam:
Por Dios, qu truco es ste? Qu veneno? No quiere bajar! Me llam por mi
nombre, y not pnico y desesperacin en su voz. Le sonre a Kamalia, me vest
rpidamente y entr en la cabaa de Bardo.
Malloryjade, mralo, no quiere bajar!
Recorri el centro de la choza, intranquilo, completamente desnudo. En uno de los
lechos de nieve, dos mujeres medio cubiertas con pieles le observaban. Alzaron las
manos, riendo y sealando su miembro enorme y rgido, que sobresala bajo su
vientre redondo como el pico de una tetera.
Bardo wos tuwalanka! dijo una de las mujeres, mientras extenda los brazos.
Tuwalanka! (Era cierto, Bardo tena en efecto la lanza de un mamut. De hecho, su
miembro era tan grande que cuando era ms joven sola temer que la sangre
necesaria para excitarlo tuviera que ser desviada de su cerebro, privndolo de
oxgeno y daando as el ms precioso de sus rganos.)
Les dije a las mujeres que se vistieran y las ech de la choza.
Qu pasa? pregunt.
No lo s respondi l. Agarr la vara de su miembro, ponindolo en
horizontal. No se ablanda. Ah, no s,.., debe ser veneno, esto no me haba pasado
nunca antes.
Simplemente te has sobreexcitado.
No, no, Pequeo Amigo.
Seis o siete mujeres en tres das han drogado tu cuerpo de sexo y adrenalina.
En realidad, tambin yo me senta insaciable y prepotente..., quin no, con tal
sucesin de mujeres jvenes ansiosas por excitar tu lanza?

Once mujeres, y no creo que sea nada de eso. Siento las hormonas revolvindose
dentro. Es veneno, por Dios!
Examin su miembro a distancia. Advert algo curioso. En la parte inferior de la
vara, los pequeos y redondos tatuajes multicolores que marcaban su lanza de
mamut no parecan estar colocados al azar. Los puntos rojos se retorcan entre los
verdes y los azules, formando una pauta familiar. Me acerqu y me puse en cuclillas,
mirando el feo parche de piel justo bajo el bulbo. Record los versos y los lenguajes
muertos del libro de poemas del Guardin del Tiempo, y la pauta qued clara: Los
puntos rojos formaban el antiguo pictograma japons de la palabra venganza.
Mehtar, aquel astuto puntillista, haba tatuado el miembro de Bardo con lo que
obviamente crea que era un mensaje indescifrable. De modo que Mehtar recordaba a
Bardo, despus de todo. El taimado tallador se haba vengado de Bardo por
empujarlo en el hielo el da en que conocimos a Soli en el bar de los maestros pilotos.
Probablemente haba implantado hormonas de tiempo en la carne de Bardo,
afligindole con una interminable tumescencia. Era algo cruel, un chiste
desagradable. Era cruel, traicionero y preocupante, pero tambin, por alguna razn
que no pude comprender del todo, jocosamente divertido.
Qu ves?me pregunt.
No s.
No me mientas, Pequeo Amigo.
Te pondrs bien.
Mallory!
No es nada, de verdad le tranquilic, y empec a rerme.
Dmelo, por Dios!
Me re durante un rato, mientras su cara enrojeca y su miembro se endureca an
ms. Me re hasta que se me saltaron las lgrimas; me re tanto que empec a hipar y
a toser.
Oh, eres cruel dijo. Eres un hombre duro.
Me calm y le expliqu lo que pensaba que haba hecho Mehtar.
He odo hablar de esas cosas dijo l. Ha alterado mi qumica, por Dios! Me
matan los venenos de las gnadas! Venganza, dices? Cuando regresemos a la
Ciudad le ensear lo que es venganza! Le cortar el miembro y se lo clavar en el
cartel de su tienda, por Dios que lo har!
Shhh, baja la voz!
Nadie puede orme!

Pero obviamente alguien lo haba hecho. O bien eso, o las dos mujeres haban
difundido la noticia de su turgente estado por toda la cueva. Yuri y su hermano
Wicent entraron en la choza y miraron a Bardo, asombrados.
Omos tus gritos dijo Yuri. Nunca olvidar la expresin indefensa de la cara
de Bardo mientras Yuri examinaba su miembro y palpaba libremente su vara con sus
grasientos dedos. Quien te inici fue muy cuidadoso dijo Yuri. Un gran
chamn hizo estas cicatrices, pero tena una gran lanza con la que trabajar.
Ciertamente, Bardo tiene una lanza de mamut; Seratha y Orna no exageraban.
Bardo se separ de l y empez a ponerse sus pieles. Tena la cara roja como una
granada.
Las mujeres sienten curiosidad por ver una lanza as dijo Yuri. Y quin
podra reprochrselo? Se inclin hacia Bardo, y habl con voz baja y confidencial
. Son demasiado curiosas, creo. No querremos que las mujeres casadas entren en tu
cabaa para comprobar la grandeza de tu lanza, no? Eso causara revuelo. Debes
satisfacer su curiosidad ahora, mientras estn hartas de sexo y de lanzas de hombres.
Lo que es visto y conocido a menudo crea menos deseo que lo oculto. Sal d la
cabaa; Anala y Liluye esperan.
Bardo le mir y no se movi.
Rpido, antes de que se te arrugue como un gusano.
Bardo me mir, mientras un despliegue de emociones cruzaba su rostro. Quien no
lo conociera podra pensar que era demasiado modesto para descubrirse a las
miradas de las mujeres. Pero no era un hombre modesto. Tena miedo, pens, de que
Soli y nuestras mujeres vieran su miembro engordado y fueran as testigos de la
humillante venganza de Mehtar. Sin embargo, pareca poco probable que nadie
excepto yo, y posiblemente mi madre, hubiera estudiado japons antiguo. Le hice un
gesto tranquilizador con la cabeza; Debi comprenderme de algn modo, porque se
encogi de hombros y dijo:
Espero que no se desmayen al ver esto.
Sali de la choza. Con una piel de shagshay colocada a guisa de capa sobre sus
enormes hombros, camin casi desnudo entre las brillantes chozas, detenindose
para posar y pavonearse delante del Viejo de la Cueva. Las mujeres devaki (deba
haber unas cincuenta) le rodearon. (Tendra que aadir que tambin los hombres
sentan curiosidad. Se asomaban tras los hombros de las mujeres, claramente
envidiosos.) Unas cuantas de las mujeres ms fascinadas, Anala y la nerviosa Liluye
entre ellas, sealaron y abrieron la boca y forcejearon unas con otras para agarrar su
miembro, como para verificar palpablemente su tamao. Un mar de brazos
serpentinos se extendi ante l, tocando, acariciando. No obstante, la mayora de las
mujeres gimieron y sacudieron tristemente la cabeza y se retiraron. Bardo las ignor.
Desfil haciendo movimientos obscenos con las caderas mientras anunciaba:

Tuwa el mamut no tiene una lanza ms grande! Observad!


Y entonces recit un poemita que era uno de sus favoritos:
La corta y delgada
tiene poco jugo;
es la larga y gruesa
la que hace el truco.
Muliya, que era la regordeta y bizca madre de Mentina, se ri y pregunt:
Se acuesta una mujer con una bestia?
Anala se sacudi el pelo gris.
Se supone que tienes que encender fuego dentro de una mujer, no matarla con
tu lanza dijo. Y todo el mundo, Bardo incluido, se ech a rer.
Ah, hace fri se quej mi amigo, mientras desfilaba con las manos en las
caderas.
Tanto fro que tienes la lanza congelada grit alguien.
Esto pareci recordarle a Bardo lo serio de su situacin,
Ah, s..., congelada. Lstima. Me hizo un guio, tembl, y regres a la choza
para vestirse.
Los hombres y mujeres bromearon durante un rato y volvieron a comer y dormir.
Yuri me cogi por el brazo.
Bardo es un hombre extrao dijo. Todos vosotros, los hombres de los hielos
del sur, los hijos de Senwe, sois extraos. Valientes y fuertes, pero extraos.
No dije nada porque me preocupaba que los obscenos ademanes de Bardo, y tal
vez mis propias estpidas inhibiciones, le hubieran hecho sospechar de nuestros
orgenes civilizados. Pero l sigui hablando, y qued claro que Bardo y yo no
ramos los nicos a los que consideraba extraos.
Soli tambin es un hombre extrao. Nunca he visto a nadie con tan poca alegra
de vivir. Ama a Justine como el sol ama al mundo, pero cuando descubre que ella no
puede reflejar todo su esplendor, se vuelve fro como una estrella. Olvida que un
amor as es el desesperanzado intento del alma por escapar a su propia soledad.
Extrao. Y t, Mallory, el ms extrao de todos..., has matado a tu propio doffel.
Qu extraeza saldr de todo esto? Me mir con su profundo ojo nico,
claramente preocupado. No lo s. No lo s.
Mir por encima de su hombro las chozas de los Manwelina. Mientras l hablaba,
Liam sali de la choza ms cercana. Se pein el largo pelo rubio y se dirigi al lugar
donde estaba la carne, cogi un hacha y cort un gran trozo de carne de foca.
Momentos ms tarde, Katharine sali de espaldas de la entrada en forma de tnel de

la choza. Se puso en pie y le sonri de una manera que me hizo querer aplastar
piedras con los dientes. Comenz a caminar hacia las hogueras de la entrada. Me
escond a la sombra del Viejo de la Cueva para que no pudiera verme. Mir
rpidamente a Yuri.
Yo tampoco lo s dije. No lo s.
***
Segu a Katharine hasta nuestra choza. No quera que pensara que era un espa, as
que esper un rato fuera antes de entrar. Tan silenciosamente como pude, me
arrastr a travs del oscuro y helado tnel. Cuando llegu a la cmara principal, la
hoguera estaba encendida y el interior baado en un mar de luz dorada. Soli haba
salido, probablemente a dar de comer a los perros o a esquiar por el bosque, cosa que
le gustaba hacer al amanecer. No s dnde poda encontrarse Justine. Pegu el
vientre a la nieve y observ. Katharine estaba arrodillada sobre su lecho de nieve,
contemplando las blancas paredes curvas como si buscara defectos. Alz la piel
tendida sobre el borde de la cama, dejando al descubierto la nieve densa y desnuda.
Empez a cavar. El silencio era tan grande que pude or su profunda respiracin por
encima del ruido que hacan sus dedos al apartar terrones de nieve. En poco tiempo
haba excavado un agujero de tal vez cinco centmetros de profundidad. Ech la
cabeza hacia atrs (a pesar de mis celos, no pude dejar de pensar en lo hermosa que
era), y mir una vez ms a su alrededor antes de meter la mano en su cripta secreta.
Una a una, sac cinco esferas krydda, cada una de un verde translcido y
ligeramente ms pequeas que un huevo de somorgujo de las nieves. Abri con
cuidado la primera esfera, sac un rizo de pelo rubio del bolsillo interior de sus
pieles, lo convirti en una bolita dorada y lo meti en la esfera. Ejecut un
procedimiento similar con las otras esferas, almacenando en ella recortes de uas, un
diente de un nio y, sorprendentemente, el dedo chico del pie de Jinje, amputado y
ennegrecido, pues la carne se le haba gangrenado despus de que el pie se
descongelara. No pude ver con claridad lo ltimo que hizo, porque estaba agachada
dndome la espalda. Se meti la mano bajo las pieles y sac algo. Supuse que era un
supositorio vaginal, lleno sin duda del semen de Liam. Creo que lo vaci en la ltima
esfera. Cuando termin esta tarea privada, volvi a guardar las esferas y cerr el
agujero bajo su cama.
Yo estaba tan furioso que olvid que se supona que no estaba espindola. Me
levant.
Espero que tengas ya muestras suficientes dije.
Dio un brinco; todo su cuerpo se contrajo como lo haca a veces de noche, cuando
yaca junto a m en ese estado flotante de la consciencia antes del sueo.

Oh. No saba que estabas... Tap su tarea con la piel y se sent sobre la cama.
Se meti las manos bajo los brazos cruzados, para calentarlas.
Quise coger sus fras manos entre las mas, dejar que el sonrojo y el calor fluyeran
en ellas. Pero estaba furioso.
Cuntas muestras tienes? pregunt.
No estoy segura.
Has tenido tres das para merodear por la cueva. Cunto tiempo ms crees que
necesitars?
Originalmente, habamos planeado tomar al menos veinte muestras de clulas
plasmticas y tejidos de los devaki, cinco de cada una de las cuatro familias. Segn el
maestro imprimtur, eso debera contener una expresin suficiente de los
cromosomas de la tribu.
No estoy segura repiti Katharine.
Por qu no contamos las muestras, entonces?
Por qu ests siempre tan obsesionado con los nmeros?
Soy matemtico.
Ella se frot las manos desnudas y sopl sobre ellas. El aire estaba cargado con su
respiracin.
Lo que quieres preguntar es con cuntos hombres he estado..., no los suficientes,
ves? Y, entonces, aquel enfurecedor dicho de los scrytas: Lo que suceder ha
sucedido; lo que ha sido ser. Flexion los dedos entrelazados. No soy Bardo; no
he contado mis...
Cuntos? pregunt.
Me mir directamente.
Sera cruel por mi parte decrtelo.
Cuntos hombres? Siete? Ocho? La orga brbara ha durado tres das.
Menos de los que podras pensar. No me gustan tanto los hombres como a
Bardo y a ti las mujeres.
Cruc el espacio que nos separaba y le agarr las manos.
Dos? Tres? No he podido encontrarte durante das. Cuntos?
Ella sonri tristemente mientras yo sujetaba sus manos.
Slo ha habido un hombre, no lo ves?
Vi. De inmediato las odiosas imgenes de Liam y ella desnudos juntos se
desencadenaron en mi mente. Trat de pensar en otras cosas, pero no pude. Mi
hermosa Katharine tendida bajo l, apretndole los glteos con las manos..., esta

imagen me quemaba. Era una imagen obscena, como los lujuriosos y pintorescos
frescos que se agitan bajo la plida piel de las prostitutas del Sector Extremo. Apret
los dientes.
Has pasado todo el tiempo con Liam? pregunt. Por qu?
Es mejor que no te lo diga. Sera cruel por mi parte decir...
Era estpido insistir en que me lo dijera, pero ese da fui estpido, as que repet:
Por qu?
Ella se zaf de m.
Liam..., es diferente a los dems hombres, diferente a los hombres civilizados.
Los hombres son hombres
furiosamente. Diferente cmo?

respond,

frotndome

la

nariz.

Pens

Cuando estoy..., cuando est..., cuando estamos juntos, no piensa en


enfermedades o en los otros hombres con los que he estado, o en las consecuencias
de..., no est pensando siempre, no lo ves? Sabes cmo es estar con alguien que
existe en ese momento solamente contigo? Solamente para ti?
No confes, cmo es?
xtasis dijo.
Guard silencio y la mir a los ojos.
xtasis repet. Estaba tan enfermo de celos que las venas del cuello me
dolieron.
xtasis. Cerr los ojos y pude ver demasiado claramente el xtasis de Katharine.
La vi con los ojos fuertemente cerrados, la cabeza echada hacia atrs, perdida en el
placer. Perversamente, mis celos empezaron a cambiar a deseo incluso mientras mi
furia daba paso al rpido atropello de la lujuria. Sent presin por todo el cuerpo, la
pesadez de la sangre redoblada. A pesar de la excitacin de los tres ltimos das, o tal
vez a causa de eso mismo, sent ansias de copular con ella; me mora por copular con
ella. Me encontr susurrndole disculpas al odo mientras mi mano se perda en la
seda cruda de su pelo. Brbaramente, bes su cuello. Y, mientras tanto, (incluso
mientras le quitaba las pieles), ella me mir con los ojos a la vez abiertos y ciegos.
Asinti sbitamente, como si hubiera visto una imagen vivida y clara de s misma.
Apret las palmas contra mis mejillas.
Es... tan... peligroso! dijo lentamente. Pero a m no me importaba el peligro;
temblaba con la necesidad de actuar y hacer, y por eso me quit las pieles y empec a
acariciarla. No ves... murmur ella, no...
Se tendi de espaldas contra la cama y como una puta del Sector Extremo, pas los
brazos por encima de su cabeza y abri los muslos para revelar la oscura mata de
pelo entre sus piernas. Los tendones se tensaron bajo su piel. Ola a sexo.

Mallory dijo, y apoy mis rodillas sobre las suyas, y no me import or


sonidos ante la choza; no me import en absoluto.
Cmo puedo explicar este misterioso impulso que nos abrumaba cada vez que
estbamos solos? Solamos bromear que, aunque a menudo no nos gustbamos el
uno al otro, las clulas de su cuerpo amaban las clulas del mo. Me gusta pensar que
fue amor lo que nos impuls aquel da en la choza. Fornicamos rpidamente, como
animales, y fue una cpula sin gracia, pero llena de xtasis. Contrariamente a la
mayora de las mujeres, Katharine era rpida y fcil de excitar. Sin embargo, una vez
su sangre se calentaba, le gustaba extender su placer durante horas, saboreando cada
momento uno a uno. Esto me molestaba con frecuencia porque yo siempre ansiaba
finalizar, llegar a ese momento cegador en que nuestro xtasis llegaba a un crescendo
y moramos juntos la pequea muerte. Yo ansiaba llegar al xtasis, y slo tenamos
unos pocos instantes, as que nos frotamos furiosamente, al comps, empujando y
jadeando y sudando. Sus tobillos se clavaron en mis piernas mientras me urga a
continuar y continuar. Deb de apartar las viejas pieles que cubran el suelo, porque
sent mis dedos desnudos clavarse en la nieve. Me mora por acabar, y me mov ms
y ms rpido, gimiendo como una bestia.
No, espera dijo ella, y abr los ojos, y ella abri los suyos, mirndose a s
misma a travs de m, en su interior cristalino y luminoso donde poda ver su propio
placer como un voyeur contempla a una pareja copulando a travs de una rendija en
una pared de hielo. Pero yo me mora y no poda pensar en esperar; no poda pensar
en nada. Jade al sentirme caliente y vivo en su interior, mientras ardientes gotas de
vida me abandonaron entre espasmos. Jadeamos juntos demasiado fuerte y durante
demasiado tiempo, pero no me import.
Despus, ella permaneci tendida inmvil durante largo rato, aferrada a mi nuca,
abriendo y cerrando los dedos. Pareca a la vez triste y divertida; su cara estaba llena
de resignacin y ansiedad, pero tambin de felicidad.
Oh, Mallory dijo, pobre Mallory. Me pregunt si lo que habamos hecho
haba sucedido contra su voluntad, pero entonces record que era una scryta que
negaba su voluntad individual. Todo es tan intenso para ti, verdad?
Cuando se llev las manos a los ojos y se estremeci con lgrimas y risa a la vez,
advert que nunca podra comprenderla.
Se separ de m y se puso en pie para vestirse. Se volvi hacia m y me susurr su
susurro de scryta;
Cmo am el recuerdo del ltimo t; Cmo lo har siempre.
Entonces huy de la choza, dejndome para que renovara las llamas de la
hoguera, que haban ardido demasiado y eran de un amarillo plido y tenue.

Captulo 13
Hambre
Si nos volvemos demasiados, mataremos a todos los mamuts, y tendremos que
cazar al vientre de seda y al shagshay para comer. Y, cuando se acaben, tendremos
que abrir agujeros en el hielo del mar para alancear a las focas cuando suban a
respirar. Cuando las focas se acaben, nos veremos obligados a asesinar a Kikilia, la
ballena, que es ms sabia que nosotros y tan fuerte como Dios. Cuando todos los
animales se acaben, excavaremos races y comeremos las larvas de las polillas de
las pieles y nos romperemos los dientes mordiendo el liquen de las rocas: Al final,
seremos tantos que asesinaremos los bosques para plantar manzanas de las nieves
y los hombres ansiarn la tierra, y algunos hombres querrn tener ms tierra que
los otros. Y, cuando no quede tierra, los hombres ms fuertes conseguirn su
sustento del trabajo de hombres ms dbiles, que tendrn que vender a sus mujeres
y nios para poder tener algo que comer. Los hombres ms fuertes harn la guerra
unos contra otros para poder tener an ms tierra. As, nos convertiremos en
cazadores de hombres y seremos condenados al infierno en vida y al infierno al
otro lado. Y entonces, como sucedi en la Tierra en los tiempos anteriores al
Enjambre, llover fuego del cielo, y los devaki dejarn de existir.
De la Vida de Lokni el Desafortunado, narrada por Yuri el Sabio.

Unos pocos das ms tarde se lo confes todo a Bardo. Como tena tanto miedo de
su propia mortalidad como cualquier otra persona que haya conocido, l fingi
aburrimiento y falsa calma cuando le cont mi experiencia en la cmara de Shanidar,
mi gran impresin, como la llam. Pero sinti ms curiosidad al or los detalles de
mi encuentro con Katharine. Tras enterarse de que habamos sido amantes desde la
noche en que recibimos nuestros anillos de piloto, se llen de consejos.
Tus celos te deshumanizan, Pequeo Amigo. Deja que se acueste con tantos
hombres como necesite..., para qu si no vinimos aqu? El hombre debe amar a las
mujeres, naturalmente, pero no debera amar demasiado a una sola mujer. Se
envenena al hacerlo.
Nos encontrbamos de pie en el bosquecillo ante la cueva, abriendo agujeros
amarillos en la nieve mientras ejecutbamos nuestro orina-despus-de-beber-el-t-

de-la-maana. El viento soplaba a rfagas desde el sur. Esto haca que nuestra tarea
fuera difcil y peligrosa, porque, como he dicho, los devaki deben siempre encararse
al sur cuando orinan.
Por Dios dijo Bardo, mientras se sacuda para secarse, es cruel la manera en
que este viento se mete por los pantalones. Venenos! La verdad es que este veneno
de Mehtar es peculiar. Mira esto dijo, mostrndome su miembro, que estaba
flcido y arrugado, aunque segua siendo muy grande. Quin ha odo hablar de
un veneno semejante? Durante el da cuelga como el badajo de una campana, y no
hay nada que yo o esas mujeres velludas podamos hacer para que se levante. Pero de
noche..., ah, de noche salpica el aire y, qu otra cosa puede hacer sino buscar a una
mujer que lo seque? Deberas alegrarte de que los devaki compartan su sexo tan
libremente, amigo mo. Quieres un consejo? Te dar uno: Deja que Katharine recoja
sus muestras, y luego marchmonos a casa.
Katharine, debera mencionar, no era la nica que se las arreglaba para recoger
trozos y muestras de carne devaki. Como cabeza de nuestra familia, Soli fue llamado
a ayudar sostener a Jinje cuando Yuri decidi que sus dedos podridos y congelados
deban ser amputados. Yo no estuve presente en el acto, as que nunca supe cmo
Soli lleg a guardarse uno de los dedos, que entreg a Katharine para que lo
almacenara en sus esferas krydda. Y, por supuesto, no se me permiti estar cerca de
Marya en el fondo de la cueva cuando dio a luz a su hijo varn. Los hombres, por el
hecho de serlo, tenan prohibido ser testigos del ms ntimo de los misterios
femeninos. Pero mi madre s estuvo all, ayudando (no dudo de que se encargara del
parto entero), y regres a nuestra choza con una pequea seccin de la placenta de
Marya. Aunque yo haba sido el instigador, y haba credo anteriormente en esta
expedicin, encontr difcil que pudiera haber ningn gran secreto escondido al
examinar los tejidos de una placenta. Seguro que la Entidad me haba engaado.
Seguro que todo era un chiste, o tal vez un juego en donde ramos piezas que mover,
congeladas, hambrientas o cortadas a trozos a capricho de la diosa o segn los
impulsos de los dioses mayores. Seguro que no haba ningn secreto.
Nuestra vida entre los devaki cay pronto en la rutina. Despus de que
terminramos la carne de foca, los hombres se despertaban por las maanas,
preparaban los trineos, y salan a cazar al hielo o esquiaban a travs del oscuro
bosque. Aunque tenamos mala suerte con los animales, llegu a apreciar aquellos
momentos de aire fresco y jbilo fuera de la humeante cueva, lejos de las incursiones
nocturnas de Katharine a las chozas de hombres diferentes. En el hielo haba paz e
intimidad, incluso en la espera de las focas que nunca venan. Y, en los bosques
donde solan pastar los shagshay, llegu a amar los agudos silbidos de los cazadores
resonando por los riscos; amaba la nieve sedosa bajo mis esques; amaba el silencio
de los rboles de la maana, el verdor contra la quietud blanca y, por encima de los
rboles y la nieve y el silencio, la ventana azul del cielo de invierno. A menudo
pienso en aquellas montaas recortadas tras Kweitkel, pues fue all donde empec a
ver a los devaki como lo que eran. Ver a Yuri siguiendo a un zorro rtico o

preparando sus trampas para los eideros y otros pjaros era apreciar el cuidado con el
que atenda cada aspecto y momento de la caza. Los devaki no eran asesinos rabiosos
ni carniceros, ni mataban a sus presas sin pensar. Cuando se cazaba una foca, haba
que pasar agua de los labios del cazador a la boca del animal, o de lo contrario su
nima ira sedienta al otro lado. Haba que frotar con hielo los ojos de una gaviota, y
as sucesivamente. Haba un centenar de rituales que ejecutar, uno para cada animal
diferente. Advert que los devaki no vean a los animales como carne, al menos no
mientras permanecieran sus espritus, a los que haba que honrar. Amaban a los
animales; no podan concebir la vida o el mundo sin animales; incluso pensaban en s
mismos como animales, o ms bien como espritus que tenan deberes y
responsabilidades con los espritus de cada uno de los animales que cazaban.
Estaban ntimamente conectados con el mundo de los animales, y con el mundo en s
mismo, en incontables maneras diferentes.
Una vez, un fro da a finales del invierno profundo, cuando todos estbamos un
poco hambrientos, vi que Yuri dejaba escapar a Una osa blanca del anillo de lanzas
que apuntaban a su pecho. Por qu hizo esto? Porque, como observ, la tercera ua
de la zarpa derecha de la osa estaba rota, y todo el mundo saba (o debera saber) que
tales osos eran imakla, animales mgicos a los que no se poda matar. Descubr que
matar no era el propsito real o el fin de la caza. Fue una leccin que me cost
aprender. Pas muchos malos momentos odiando tener que matar para vivir. Ms
que nada odiaba el arrebato de intensa sensacin de vivir que me atravesaba como
una droga cada vez que alanceaba a un animal inocente y vea el borboteo de su
sangre como una bebida que pronto avivara la ma propia. Los devaki no
compartan mi odio, aunque creo que nunca se sentan tan vivos como cuando
estaban a punto de matar a su presa. No sostengo haber podido entrar en la mente
del cazador, pero creo que al menos entrev una porcin de su visin del mundo:
Cazar era absorber la mirada de sonidos del viento o el distante olor de los mamuts,
ver las pistas en las deposiciones y el rastro de los armios en la nieve, ver las pautas
en los pliegues de hielo y en las ondulaciones del terreno, el cielo y el mundo; cazar
era ser parte de esta pauta, al igual que las rocas, los rboles y los pjaros eran pautas
tambin. Nada era tan importante como la percepcin de esta pauta, de la belleza
que es la intencin del alma-mundo. Y nada de lo que el cazador dijera o pensara o
hiciera debera perturbar esta belleza, este halla.
Es mejor ir al otro lado hambriento dijo Yuri mientras observaba a la osa
perderse en su madriguera que ir trastornado y borracho con la sangre de un
imakla cegando nuestras almas.
Esta atencin a la interconexin de todos los animales, hechos y cosas de su
mundo no era una cuestin de moralidad, sino de supervivencia. Los devaki creen
que slo pueden sobrevivir momento a momento, generacin a generacin, si prestan
atencin a lo que el mundo requiere de ellos. Y comportndose, aprendiendo a
percibir lo que es halla y lo que no. No quiero decir que todos los devaki
comprendieran perfectamente este arte. Siempre haba imperfecciones, inseguridades

y pequeas maldades en su vida cotidiana. Alguien, record, haba matado al talo de


Shanidar para comrselo, aunque todos los talos eran imakla. Algunos devaki,
aunque conocan las reglas de una conducta impecable, no podan concebir un
mundo en el que tuvieran que pasar hambre mientras los talos volaban libres. Cmo
poda un mundo as ser halla? Y por eso mataban a los pjaros sagrados, o mataban a
osos imakla, o, rara vez, mataban focas u otros animales que resultaban ser sus
doffels.
En verdad, los devaki nunca se moran de hambre. El bosque no estaba realmente
vaco, aunque era como una cafetera que se ha quedado sin sus platos ms
atractivos. Cuando tenamos hambre empezbamos a comer aquellas cosas
repugnantes que hasta el momento habamos repudiado. Comamos (debera decir
que los Manwelina y las otras familias coman esta podredumbre, porque los de la
Ciudad nos mantuvimos al margen cuanto pudimos), comamos cosas increbles.
Wicent y su hijo Wemilo rescataron un escondrijo de cabezas de pescado que haban
enterrado durante el falso invierno anterior. Los afilados huesos se haban convertido
en una masa muerta y blanquigris, y estaban blandos como carne. Liluye meti los
huesos en un cuenco y convirti la apestosa masa en una pasta con la que hizo
pastelitos redondos, dndoles la vuelta una y otra vez entre sus manitas nerviosas.
Los horne en los brillantes carbones de la hoguera, y los hombres los comieron
lentamente, como si fueran obligados a comer mierda. Otras comidas eran peores.
Los perros eran alimentados con basura rascada de los viejos cueros que apestaban a
los sesos putrefactos empleados en el proceso de curtido. Yuri mat a un vientre de
seda y, con su nico ojo medio cerrado y retorcido, se zamp el viscoso contenido del
estmago mientras se lama los labios e insista, para beneficio de los nios, que saba
dulce como nueces tostadas. Los nios buscaban a menudo a travs de la nieve
cualquier cosa que pudieran encontrar. A menudo coman excrementos de
musaraas, que masticaban como si fueran moras. El primo de Yuri, Jaywe, un
hombre bajo y gracioso cuyo peculiar paladar le haba llevado a saborear las
escurriduras de los huevos de pjaros, se lama los labios y sorba puados de
rebullentes gusanos blancos, y deca que eran ms delicados que los embriones de un
ao de los somorgujos de las nieves. No lo dud. A partir de entonces el resto de la
familia se refiri a l como Jaywe Comegusanos. Yo mismo me aventur a comer
ostras hervidas. Los resbaladizos pegotes de carne estallaban dentro de mi boca; el
sabor de los jugos y la sal me record instantneamente mis experiencias dentro de la
Entidad. Me maravill de que el sabor de las ostras reales fuera exactamente igual
que el sabor que la Entidad haba colocado en mi boca..., tan real y tan malo.
En verdad, los devaki eran (y son) un pueblo listo y lleno de recursos. Son duros y
difciles de matar. Durante nuestra breve estancia en la cueva o docenas de historias
sobre sus recursos y su capacidad de supervivencia. Yuri me dijo una vez que,
cuando era nio, su familia inmediata haba sido casi exterminada al cruzar los hielos
a principios del falso invierno.

Cuando yo tena cinco aos me cont Yuri, mis padres decidieron hacer la
peregrinacin a Imakel, donde estn enterrados los antepasados de mi madre. Pero,
una noche, el hielo se abri inesperadamente, como hace algunas veces. Perdimos
uno de nuestros trineos y todos nuestros arpones, pieles, esmeriles, lanzas..., todo. Y
perdimos tambin a la mayora de nuestros perros. Mi padre slo tena su cuchillo, y
mi madre (se llamaba Eliora) no tena ms que sus dientes y unas cuantas viejas
pieles de foca. No tenamos nada con lo que alancear focas, cazar, o hacer fuego
siquiera. Yo tena miedo, y quin podra reprochrmelo? Pero mi padre y mi madre
nunca perdieron su valor.
No relatar toda la historia aqu porque es demasiado larga. Pero, en resumen,
Nuri, el padre de Yuri, pesc los perros muertos del mar (su pesado trineo se haba
hundido como una roca), y su familia y l y los perros restantes se los comieron. De
algn modo, consiguieron llegar a la isla ms cercana, que era tan pequea y yerma
que no tena nombre. Con su cuchillo, Nuri cort bloques de hielo y construy una
choza. Como pudieron, Nuri y Eliora hicieron nuevas armas y herramientas con los
pobres materiales que encontraron en la isla. Nuri cazaba y Eliora sacaba la piel a los
animales que l mataba y confeccionaba las ropas. Comieron liebres de las nieves y
musaraas, y gaviotas y chinochas..., todo lo que podan encontrar. Se alimentaron, y
alimentaron a sus perros; Yuri creci rpidamente, y una de las perras pari un
cachorrillo el siguiente falso invierno. Los dos, marido y mujer, durante el curso de
ese invierno y los inviernos que siguieron, recrearon casi de la nada todas las
herramientas y artefactos de su cultura. Tardaron tres aos en recolectar trozos de
madera a la deriva y guardar huesos para reunir los materiales necesarios con los que
construir un nuevo trineo. Improvisaron e inventaron nuevas formas de unir cuero y
hueso y, cuando terminaron, no regresaron a Kweitkel. Continuaron hasta Imakel,
completando su peregrinacin. Colocaron flores de hielo en la tumba del abuelo y la
abuela de Eliora. Visitaron a la familia de Eliora, y cuando el padre de sta, Narain,
se ofreci a darles un trineo para que regresaran a casa, Nuri seal su remendada
creacin y le dijo: Gracias, pero, como puedes ver, los Manwelina sabemos construir
trineos. Y todos se rieron porque su trineo no podra haberlos transportado otro
kilmetro, y mucho menos los trescientos que los separaban de Kweitkel.
A menudo yo pensaba que esta habilidad para dar forma a materiales dispersos y
convertirlos en cosas tiles se encontraba en el corazn de la cultura alaloi. Dados los
requerimientos de su mundo, no haba nada que no pudieran hacer. Si una
herramienta o una pieza de ropa requera una combinacin especial de flexibilidad,
fuerza, textura o propiedades aislantes, experimentaban hasta descubrir la
combinacin adecuada. Su conocimiento de las cosas del mundo era detallado y
preciso: extraan lubricantes de la pezua del shagshay, porque haban descubierto
que la grasa en las articulaciones ms alejadas del cuerpo se helaba a temperaturas
inferiores; hacan las ventanas de sus chozas (cuando deseaban ventanas), de los
duros y transparentes intestinos de la foca barbuda; los cuernos del shagshay eran
flexibles, y por eso los curvaban para colocarlos en las horquillas de las lanzas que

empleaban para capturar peces; y as sucesivamente. Eran genios haciendo cosas,


tanto las mujeres como los hombres. Entre otras cosas, las mujeres eran responsables
de hacer y cuidar de la ms vital de todas las herramientas de su supervivencia: las
maravillosas ropas alaloi.
De noche, despus de cazar (y esto, tambin, era parte de nuestra rutina diaria),
nos sentbamos en torno a las hogueras, comiendo lo que tuviramos, charlando y
viendo a las mujeres hacer nuestras ropas. Las bocas de las mujeres estaban siempre
ocupadas, porque o bien charlaban sobre los sucesos del da o masticaban pieles con
sus dientes saltones y gastados. Tambin sus dientes eran herramientas, y los usaban
con efectividad, para suavizar las parkas heladas de sus maridos y para convertir
pieles nuevas en cuero. A principio de la primavera de medio invierno, con las
primeras tormentas del nuevo ao rugiendo fuera de la cueva, mi madre y Justine, y
Katharine tambin, se haban acostumbrado ya a este trabajo agotador. Tambin se
haban convertido en expertas en coser impermeables pieles de foca y hacer con ellas
botas, o kamelaikas a prueba de agua, o a remendar las parkas de shagshay con piel
de lobo, una piel que repela los cristales de hielo condensados por la respiracin.
Con sus agujas de hueso y sus tendones daban sus precisas puntadas, puntadas que
se hinchaban al mojarse e impedan que el fro y la humedad entraran en la ropa. Me
alegr de que hubieran improntado esas habilidades, porque un cazador alaloi
depende completamente de las mujeres de su familia. Como lo expres mi madre
una noche, mientras me probaba una kamelaika medio hecha:
Dnde estara Yuri hoy si no fuera por las habilidades de su madre? Si no
fuera por las ropas que hizo, las lanzas para capturar peces, las hogueras, si no fuera
por su leche, por la propia carne de su carne? Hay algo que una mujer no pueda
hacer?
Hubo una parte de nuestra rutina cotidiana que me gustara poder olvidar.
Durante este tiempo duro y fro de hambres y sabaones y pequeas miserias,
empec a sufrir otra miseria, en algunos aspectos la miseria ms miserable de todas.
Descubr que tena piojos. El pelo de mi cuerpo y de mi cabeza y pubis estaba repleto
de diminutos y planos insectos. Era el precio por acostarme con mujeres salvajes y
sucias, pens, y me retorc y me rasqu hasta hacerme sangre, y me frot todo el
cuerpo con barro de cenizas, desde el cuello hasta los tobillos, pero nada sirvi de
ayuda hasta que me puse en manos de mi madre para que hiciera conmigo lo que
llegara a convertirse en el despiojamiento de cada noche. Apoyaba la cabeza en su
regazo mientras ella pasaba sus dedos por mi pelo, buscando piojos. Tena ojos
agudos, y los detectaba a la tenue luz de las hogueras que iluminaban mi pelo negro.
Yo senta sus afiladas uas aplastar como tenazas los piojos y, ocasionalmente,
arrancar de mi picajoso cuero cabelludo algunos pelos que, deca, eran tan grises
como los de Yuri.
No obstante, su labor sirvi de muy poco, porque la cueva y todas las pieles
estaban llenas de larvas esperando madurar. Los otros miembros de mi familia se

contagiaron tambin, aunque parecan tener menos piojos y ms tolerancia que yo


ante aquella pequea tortura. (Bardo, por alguna razn injusta e inexplicable l
proclamaba ridculamente que los venenos de sus gnadas haban amargado su piel,
hacindole poco atractivo para los reptantes insectos, permaneci a salvo de los
piojos.) No era el dolor o el picor lo que me molestaba; era la idea de los piojos
clavando sus diminutas bocas en mi piel lo que me haca temblar y retorcerme.
Odiaba la idea de tener insectos bebiendo mi sangre, de una vida viviendo a expensas
de otra vida. Pens en afeitarme el cuerpo con afiladas hojas de pedernal. Pero no lo
hice. Record que haba segmentos enteros de humanidad en Gamina Luz que
haban purgado sus sistemas de bacterias y otros parsitos slo para descubrir que
tenan que encerrarse en mundos artificiales si no queran ver contaminados sus
cuerpos estriles con el polvo de la civilizacin. Sin embargo, el aislamiento haba
debilitado sus sistemas inmunolgicos, hacindoles vulnerables a extraas
enfermedades. Quin saba qu equilibrios naturales podra yo perturbar si no viva
como lo hacan los alaloi? Tambin haba otra razn por la que no me afeit: Las
hojas de pedernal eran tan afiladas que podra cortarme fcilmente la piel, abrindola
a la infeccin. Y la infeccin entre los alaloi, como haba demostrado Jinje con sus
dedos gangrenados, poda ser muy mala.
De todos los triunfos de la civilizacin, a veces pienso que el mayor y ms sublime
es el invento del bao caliente. Cmo ansi el jabn y el agua caliente! Ech de
menos la alegra de empapar mis fros miembros, de dejar que el calor hmedo me
meciera y me calentara de la piel a los huesos! Cmo quera estar limpio! Aoraba
los sonidos, olores y comodidades de la Ciudad, y me encontraba pensando en ella
en todo momento. Por qu la haba abandonado? Por qu haba venido aqu, a
buscar secretos inexistentes, matar focas, alimentar a ancianos desdentados,
perturbar la armona de las familias devaki? Cmo pude haber credo que un
hombre civilizado poda vivir como un salvaje? De dnde haba adquirido tanta
arrogancia?
Una noche, sobre una taza de t, Bardo confes que tambin l echaba de menos
las comodidades de nuestra ciudad.
Aconsejara que nos marchramos de aqu en cuanto Katharine haya recogido
sus muestras me dijo. No queremos morirnos de hambre, no? Cunto puede
tardar en copular con unos pocos hombres? Disculpa mi franqueza, Pequeo Amigo,
pero no comprendo por qu ha ignorado tantas..., ah, posibilidades?
Naturalmente, l no haba tenido el ms mnimo pensamiento de marcharse
cuando pudo llenar su panza de comida todas las noches, y cada noche llenaba a una
o ms mujeres con su semilla. Los otros, sin embargo, no estaban tan ansiosos de
marcharse como yo habra esperado. Soli reciba a gusto la dureza de nuestra vida
primitiva y pareca disfrutar, si aquel hombre amargo era capaz de algn disfrute.
Justine encontraba fascinante, como ella lo expresaba, todo en su nueva existencia,
mientras que mi madre confiaba en su poder para vivir directamente de las cosas de

la vida. Y en cuanto a Katharine, pareca matar el tiempo, esperar un hecho


importante que no poda revelar.
A medida que las tormentas del ao nuevo se hicieron ms frecuentes, me di
cuenta gradualmente de que los devaki no nos haban aceptado por completo. No
quiero decir que sospecharan necesariamente de nuestros orgenes civilizados. Pero
muchos de ellos, no slo Yuri, pensaban que ramos extraos, y peor an. A causa de
las tormentas, la caza se volvi ms difcil y peligrosa. Nuestra hambre aument. A
veces haba murmullos, discusiones y quejas por la divisin de la carne. Ms de una
vez o a los hombres protestar de que matar mi doffel les haba trado mala suerte, no
buena. Por la cueva corri el rumor de que haba alimentado a Shanidar con la mitad
de un hermoso hgado de un somorgujo de las nieves. (En verdad, desde mi
encuentro con el Viejo de la Cueva, le haba estado dando pequeos trozos de carne
para mantenerlo vivo. Estaba mal por mi parte, lo s, pero, qu otra cosa poda
hacer?) Y haba otros rumores, charlas malintencionadas que las mujeres difundan
entre s y que gradualmente alcanzaron los odos de sus maridos. Yo deb haberme
dado cuenta de que suceda algo cuando Piero de los Yelenalina y Olin de los
Sharailina empezaron a amenazar con marcharse de Kweitkel y dirigirse a las islas
del oeste. Pens que estaban simplemente hartos de pasar hambre, pero pronto
descubr que tenan otras quejas.
Un anochecer, despus de todo un largo y fracasado da de caza, Yuri me llev
aparte.
Piero se equivoca al echarte la culpa de nuestra hambre. Si Tuwa no estuviera
enfermo de boca podrida, tendramos mucho para comer.
Acced que as era.
Sin embargo, es raro que los animales ya no salten a nuestras lanzas, no?
Acced con l en que era raro.
Aunque Piero se equivoque al echarte la culpa, no puedo echarle la culpa por
echarte la culpa. Puedes t? Y hay otros que podran observar tu extraa conducta y
echarte la culpa de sus desgracias. Yo mismo no tengo respeto por esa gente, pero,
cmo puedo reprochrselo?
En qu es extraa mi conducta? pregunt. Me echan la culpa por haber
matado a la foca, entonces?
Extendi su mano cubierta de cicatrices y sacudi la cabeza.
No es eso, aunque son pocos los hombres que matan a sus doffels, Es esto: Un
hombre sabio se encarga de no quedarse a solas con su hermana en su choza,
especialmente con una hermana tan hermosa como Katharine. Entonces nadie puede
echarle la culpa de abominaciones que traen mala suerte a su pueblo.
Mientras deca esto, se produjo un repentino dolor en mi estmago. Me sent
enfermo; sent el calor de la culpa colorear mis mejillas, y agradec que el viento que

atravesaba los rboles fuera tan helado y amargo, porque mi cara deba estar ya
escarlata por efecto del fro. Me volv hacia Yuri, que estaba apoyado contra un
peasco y exhalaba vaho mientras contemplaba el ancho valle blanco a nuestros pies.
Quise decirle que, quienquiera que nos acusara a Katharine y a m de abominacin,
era culpable de calumnia. An ms, quise gritarle al valle que Katharine no era mi
hermana. Quise revelar el feo tapiz de mentiras y falsificaciones que nos haban
llevadora hacernos pasar por alaloi. Quise hacerlo por dos razones: para poner fin a
este alocado viaje, y para que Yuri supiera que yo era un hombre de honor. Pero no
dije nada, no hice nada. Cmo poda este tuerto salvaje comprender la complejidad
de la conducta civilizada o la esotrica naturaleza de la bsqueda? No dije nada, y
Yuri se encogi de hombros.
Tambin Katharine es una mujer extraa dijo.
Al dcimo da de la primavera del medio invierno, descubr lo seria que era la
calumnia contra m. Era un da de rfagas heladas y aire denso y hmedo. La nieve
estaba gris y plomiza, y los rboles aparecan grisceos bajo el cielo gris oscuro. El
intermitente viento ola a piel mojada. Los pocos hombres que haban ido a cazar el
da, anterior (todos eran Sharailina) regresaron a la cueva en el crepsculo cuando la
nieve y las pendientes ensombrecidas y el cielo bajo y oscuro parecan mezclarse en
un impenetrable mar de gris. Haban encontrado carne, dijeron. Ouray y su hijo,
Vishne, se quit la nieve de sus pieles grises mientras entraban en la cueva. Fueron
seguidos por Olin el Feo, un hombre ceudo con una gran cicatriz que le corra desde
la frente a la mandbula. Olin agarraba la cola de un animal medio devorado, y
arrastraba el cadver hacia las chozas Sharailina.
Carne de Sabra! anunci, y su fea esposa, Jelina, y el resto de su familia
salieron de las chozas sonriendo y olisqueando ansiosamente el aire.
Yo me encontraba ante nuestra choza. Alc la vista de la punta de la lanza que
estaba aguzando y vi de inmediato que Olin tena poca carne que compartir. Me
pregunt cmo haba encontrado la carroa de lobo cuando empez a contar el relato
de su caza.
Al parecer, el da anterior los hombres Sharailna haban seguido la pista de
Totunye, el oso, a travs de los bosques hasta el mar. Cuando empez a nevar, el
joven Vishne quiso regresar a la cueva, pero Olin los gui hasta la playa donde, dijo,
haba odo-quebrarse rocas y un trueno distante. Sin embargo, Ouray pens que los
chasquidos eran el sonido de las pesadas ramas de los rboles al romperse y que el
rugido se deba simplemente al viento. Cuando salieron del bosque, vieron a un oso
blanco despedazando a un lobo contra un montculo de rocas. Atacaron al oso, pero
Totunye, con sus largas uas negras y sus ojos cobardes, vio las cicatrices de la cara
de Olin (sta es la historia que Olin cont), y huy en la tormenta, porque pudo ver
que Olin haba sido herido haca mucho tiempo por otro oso y era, por lo tanto,
invulnerable. Y as regresaron con la carne del lobo que, como expres Ouray

mientras miraba a la cara de su hermano, es ms flaca y ms dura que la carne de


oso, pero no tan costosa de conseguir.
Varios de los Manwelina se haban congregado para escuchar esta historia.
Wemilo, el hijo de Wicent, y el siempre burln Choclo, empezaron a hacer chistes.
Seif, que se pareca mucho a su hermano Liam, aunque no era tan grande ni tan
apuesto, se cubri los ojos y se ri de Olin. Entonces Liam sali de su choza y se uni
a la diversin.
Ests seguro de que es Sabra, el lobo? pinch Liam a Olin. Se lami los labios
rojos y ech hacia atrs su largo pelo rubio. Yo me asegurara antes de comerlo,
no?
Olin maldijo y arranc la cola de la base del cadver del lobo. Se la arroj a Liam,
que se rea y se secaba las lgrimas de los ojos.
No conozco a Sabra cuando veo a Sabra? grit.
Liam volvi a lamerse los labios.
No conozco yo a los devaki cuando veo a los devaki? brome, y se ri con
ms fuerza.
Se refera a la desgraciada abominacin que haba roto el honor de la familia
Sharailina. Una vez, haca aos, en el falso invierno, el bisabuelo de Olin haba
guardado carne de shagshay para comerla la siguiente primavera de medio invierno.
Cuando lleg el momento, su familia y l rescataron lo que pensaban era un muslo
de shagshay y se lo comieron. Al da siguiente, Lokni, el bisabuelo de Liam,
descubri que la carne era en realidad parte de un cadver humano que un oso haba
desenterrado de una tumba sobre la cueva. Al parecer, el oso haba arrastrado los
restos humanos hasta la nieve bajo la cueva, donde los devaki almacenaban a veces
su carne. Fue un error comprensible, pero incluso despus, durante tres
generaciones, los hijos de Lokni haban seguido la tradicin de ridiculizar los hbitos
alimenticios de la familia Sharailina.
Liam se ri y se lami los labios y se frot la panza, y alz la cola que Olin le haba
tendido. Se la llev a la boca abierta como si intentara comrsela. Hizo sonido de
atragantarse.
Cmo me gusta la cola peluda de Sabra, hay tanta carne! dijo. Me hace feliz
que ests seguro de que es carne de lobo. Pero debo preguntarte una cosa. Y aqu
se volvi hacia Seif y sacudi la cabeza con fingida tristeza. Volvi a mirar a Olik
mientras pasaba el dedo por la piel ajada y gris. Tiene el lobo el pelaje gris?
pregunt. Yo slo he visto lobos blancos; tal vez los Sharailina conocen una clase
diferente?
Olin se inclin sobre el cadver y le dio una patada.
El pelaje es blanco dijo. Es la falta de luz lo que lo hace parecer gris.

Es gris como la piel de un perro se burl Liam.


No dijo Ouray, defendiendo a su hermano, es blanco. Est manchado de
gris por la tierra y la sal marina.
Liam, que pensaba que era un hombre gracioso, se puso a cuatro patas, ech hacia
atrs su dorada cabeza y dej escapar una serie de ladridos.
Es un perro dijo, mientras se tenda y rodaba imitando burlonamente a un
perro rascndose la espalda. Comes carne de perro.
Contempl esta ridcula escena mientras haca girar mi lanza bajo mis piedras de
afilar. Advert lo que debera de haber sido obvio desde el principio: Olin y su
hermano haban encontrado el montculo de piedras que Bardo y yo habamos
erigido sobre el cadver de mi perro gua. El cadver marchito tendido junto a la
choza de Olin era lo que quedaba de Liko.
Carne de perro! dijo Liam. Los Sharailina cazan perros!
Olin volvi a protestar, sosteniendo que era un lobo. Se dispuso a cortarlo con su
cuchillo, y yo cruc la cueva con toda la rapidez que pude.
Es un perro dije. Expliqu cmo el talo haba matado a Liko, cmo Bardo y yo
lo habamos enterrado. No lo cortes..., era valiente y leal, y no est bien comerlo.
Toda la tribu devaki haba salido de sus cabaas. Nos rodearon.
No est bien que las madres pasen tanta hambre que su leche se seque como las
gachas al sol dijo la voluptuosa Sanya, que daba de mamar a su nia recin
nacida, Mallory olvida que la carne es carne; la carne no es valiente ni leal.
Mientras tanto, Liam rodaba sobre su espalda, rindose entre ladridos.
Espero que el shagshay salte pronto a vuestras lanzas le dijo a Olin. O de lo
contrario seremos carne para los hambrientos Sharailina.
Aquello ya fue demasiado para Olin. Agit en el aire su largo cuchillo de piedra,
maldijo y salt sobre Liam. Las rodillas de Olin aplastaron el viento del pecho de
Liam: pude or el whumph del aire al escapar de los labios de Liam.
Cuidado con el cuchillo! grit alguien, y por alguna razn a la que no
encontr sentido en ese momento, Olin solt el cuchillo. Entonces lucharon. Se
debatieron y rodaron sobre la dura nieve. Liam se las apa para atrapar uno de los
brazos de Olin entre sus cuerpos. Us esta momentnea ventaja para atacar los ojos
de Olin con sus largas uas. Yo estaba seguro de que intentaba clavar los dedos en
las rbitas, cegarle. Olin haba sido malherido por un oso una vez, y me puse
enfermo ver a Liam, que pareca un oso, malhirindole otra vez.
A los ojos no! grit, y di un paso adelante, afirm el pie y golpe la sien de
Liam con el dorso de mi lanza. Liam se apart de Olin, aturdido, y se llev la mano
en la cabeza. El golpe le haba producido un corte. La sangre manaba entre sus dedos
abiertos, resbalando por la densa barba dorada.

Me maldijo y escupi a mis piernas.


Qu te pasa que no puedes distinguir el deporte de la guerra? Tus sesos se han
reblandecido como la grasa de foca..., pero es lo que pasa con los seduce-hermanas.
Te sorbi Katharine los sesos junto con tu semilla?
Creo que entonces intent matarle. Mientras Olin, Yuri y todas las familias
miraban, alc la lanza hasta ms atrs de mi cabeza. Agarr la lanza por el cuero,
apenas consciente de que Bardo y Justine y mi temblorosa madre me observaban tras
una muralla de sorprendidos devaki.
No! grit, y frente a m, mientras apuntaba a la garganta de Liam, vi a
Katharine entre dos mujeres Manwelina. Me miraba tranquilamente, como si supiera
que no iba a matarlo. No! repet, y empec a descargar el brazo. Pero se produjo
una repentina resistencia; no pude arrojar la lanza, del mismo modo que no podra
desenraizar un rbol. De repente sent otras manos en la lanza, y alguien me la quit.
M volv, y all estaba Soli, sosteniendo mi arma como lo hara con un pez muerto.
Tena los labios fuertemente apretados, blancos como el hielo. Contena la
respiracin; bajo la piel blanca de su frente lata una gruesa vena.
Yuri se adelant y le quit la lanza a Soli. La rompi contra su rodilla. Su ojo
destell sobre m como la bengala de un cohete.
Es extrao que olvides que no somos cazadores de hombres dijo. Entonces se
dio la vuelta y se dirigi con el resto de su familia a sus chozas.
Olin se me acerc y se rasc la marcada cara.
Slo era un juego dijo. Por qu crees que solt mi cuchillo? Crees que
Liam me habra cegado a m, su casi-hermano?
Mir los pedazos de lanza sobre la nieve y se ri nerviosamente.
Slo era un juego repiti mientras se marchaba.
Soli se qued all mirndome, erguido y fro como un rbol. Katharine inclin la
cabeza hacia nosotros y entr en nuestra choza. Despus de unos momentos, Bardo,
Justine y mi madre entraron tambin. Soli y yo nos quedamos solos en mitad de la
cueva cada vez ms oscura. Pens que tal vez nunca se movera ni volvera a hablar.
Por qu, Piloto? susurr entonces. Por qu eres tan temerario? Dmelo, por
favor. Hundi con el taln la lanza en la nieve. Por qu haces lo que haces?
Mir la lanza y me mord el labio.
Por qu?
No lo s dije sinceramente.
Eres peligroso, Piloto. Se ha dicho antes. Y, ahora, esta..., esta situacin, la
expedicin, todo lo que hacemos aqu..., todo se ha vuelto demasiado peligroso, no?
Tal vez.

S, es demasiado peligroso seguir aqu. Esperemos que Katharine tenga ya la


mayora de sus muestras, porque es demasiado arriesgado que siga recolectndolas.
Maana llamaremos por radio a la Ciudad pidiendo una nave. Nos despediremos, y
eso ser el fin.
Crees que es necesario? pregunt. Regresar a la Ciudad como perros
apaleados? No s por qu dije esto, probablemente slo para llevarle la contraria.
La verdad es que me mora por volver a la Ciudad, por sumergirme en el hermoso
pero insensato estudio de las matemticas.
Soli se enoj mucho despus de que yo dijera esto. Pens que las venas de sus ojos
iban a estallar, dejndole ciego.
S, es necesario susurr. Y luego dijo la palabra prohibida. Yo lo he
decidido. Nos marcharemos maana.
Se frot los ojos, se dio la vuelta y me dej. Me qued solo, preguntndome por
qu era tan temerario, preguntndome por qu haca las cosas que haca.

Captulo 14
La radio
Conserva el arte sobre el artefacto; conserva la memoria sobre todo.
Dicho de los rememoradores.

Al amanecer del da siguiente, las familias Reinalina, Yelenalina y Sharailina


aprestaron sus largos trineos de viaje. Ouray y Julitha de los Sharailina, y sus hijos,
Vishne, Namiley y Emily la Menor, ataron las correas y engancharon reluctantes los
perros, como si no estuvieran seguros de que conducir en medio de las tormentas de
la primavera del medio invierno fuera un acto juicioso. Pero Olin y los cabezas de las
otras familias fueron inflexibles en su decisin de marcharse. Citaron el hambre y la
escasez de animales como su razn para buscar las islas del oeste. Citaron tambin
otras razones.
Viajaremos a Sawelsalia anunci Olin, All los Patwin compartirn filetes de
mamut rebosantes de grasa. All los hombres no alzan sus lanzas unos contra otros.
ste es un mal da para los devaki dijo Yuri, envuelto en sus gastadas pieles,
mientras sacuda tristemente la cabeza. Por qu crees que nuestros primos lejanos
de Sawelsalia tendrn carne para compartir? Quiz no os reciban con filetes de
mamut; tal vez no reciban a los devaki con el mismo amor que los devaki reciben a
los devaki.
Tal vez los devaki se han vuelto demasiados para vivir en esta pequea cueva
replic Olin, Y, si las manadas de mamuts de nuestros primos lejanos estn
enfermos y no hay carne suficiente, comeremos lo que haya hasta que el mar se
deshiele. Entonces construiremos barcas y cazaremos a Kikilia cuando suba a
respirar. Se volvi hacia m. Adis, Hombre de los Hielos del Sur. Quiz tambin
t deberas regresar a tu hogar.
Tras decir esto, dio un leve golpe en la nuca a su hijo Yasha, les silb a sus perros,
y luego su familia y l desaparecieron en el bosque. Poco despus, tambin las otras
familias se marcharon.
Yuri reprendi a su nieto, Jonath, para que se apartara de los fuegos en la boca de
la cueva.

Es triste hablar de matar ballenas dijo. Es mejor sacrificar los rebaos de


mamuts que cazar a Kikilia, que es ms sabia que nosotros y fuerte como Dios. Pero
la familia de Olin tiene hambre; quin puede reprochrselo?
No est bien matar ballenas acced. Me volv hacia el este, donde los distantes
campos nevados brillaban con la sangre del sol naciente, y me sent lleno de
vergenza y otras emociones.
Yuri entrecerr su nico ojo.
Cielo rojo al amanecer, los viajeros se quejan..., es un mal da para viajar, creo.
Debo decirte que hay algunos en mi familia, Liluye, Seif, Jaywe, y por supuesto Liam,
que dicen que tu familia y tambin t deberais marcharos. Wicent, la vieja liona y yo
mismo pensamos que deberais quedaros, pero los otros... Despus de que alzaras la
lanza contra Liam, bueno, quin puede reprochrselo?
Mir a Yuri, a la grasa rancia que brillaba sobre su rostro, y me sent sbitamente
harto de l y de sus sermones. Sent deseos de chocar con l, de empujarle
accidentalmente a uno de los charcos que el fuego haba fundido en la nieve, verle
chapotear en aguas heladas y decirle; Quin puede reprochrmelo?. No quera or
ms palabras de sabidura de aquellos gruesos labios agrietados y grasientos.
Soli ha decidido que nos marchemos dije. As que nos marcharemos,
maana o pasado.
Bien, Soli es un hombre voluntarioso, y si Soli ha decidido que os marchis,
quin puede reprochrselo?
Pero nuestra partida no fue tan simple. A primeras horas de esa misma maana,
Soli sac la radio de su escondite en el trineo y se march al bosque para buscar un
lugar ntimo. Trat de llamar por radio a la Ciudad. Fracas. Lo intent durante toda
la maana y parte de la tarde, hasta que una feroz tormenta empez a cubrir los
rboles de una capa de hielo y le oblig a regresar a la cueva. Cuando lleg la noche,
todos nos reunimos alrededor del fuego en nuestra choza. Soli haba colocado sobre
las pieles blancas en el centro de la cabaa una brillante caja negra del tamao del
antebrazo de un hombre. La seal.
La radio est muerta nos dijo.
Eso es imposible contest Bardo, mientras jugueteaba con los pelos de su
barba. Estaba medio tendido en mi cama, comiendo algunas nueces que haba
encontrado. La radio muerta? No, no, no puede ser.
Mi madre y Justine estaban ocupadas al otro lado de la choza, ajustando las pieles
para secarlas. La choza era clida, tan clida que las curvadas paredes brillaban con
una bruma de agua y hielo. Mi madre quit goterones de agua de la sedosa piel de
shagshay. Su fuerte rostro pareca amarillo con la luz. Lade la cabeza.
Cmo sabes que la radio est muerta? pregunt.

Si estuviera muerta, sera una lstima aadi Bardo, mientras observaba a


Justine sacudir una piel. Para molestia de Soli, le gustaba mirarla cada vez que tena
oportunidad, y peor an, le gustaba hablar con ella, como un amigo hace con otro,
Pero, quin ha odo hablar de una radi muerta? se meti tranquilamente una
nuez en la boca, pero me di cuenta de que estaba nervioso y preocupado.
Naturalmente que la radio no puede estar muerta dijo Justine. Mir a Bardo y
mostr su hermosa sonrisa. Vaya una idea, no? Lo mismo podras imaginar que
el sol no saldr maana! Es imposible que las cosas mueran, desde luego. El propio
Lord Reparador hizo la radio. Cmo podra estar muerta?
Bardo se agarr el estmago y dej escapar un fuerte gruido, al que respondi un
aullido en el tnel. Como nuestros perros estaban enfermos, los habamos trado al
interior de la choza, resguardndolos de la tormenta.
Tusa llam Bardo, Lola..., creis que la radio est muerta? Ladrad tres
veces si creis que est muerta. Esper un momento, pero los perros guardaron
silencio en sus madrigueras. Veis? Todo el mundo est de acuerdo en que la radio
no puede estar muerta.
Silencio! sise Soli, arrodillndose sobre la radio. Contente, si puedes.
Te has preguntado si la radio no estar solamente enferma? pregunt
Katharine. Haba destapado el agujero bajo su cama; apenas poda verla manejar sus
muestras. Inclinada como estaba, su cuerpo pareca ms lleno que de costumbre, y su
pelo le caa en una brillante cortina negra, por los hombros y los pechos, hasta el
suelo. Alz una de las esferas y la vaci. El krydda azul helado, del color de sus ojos,
se esparci sobre la nieve, fundindose en un charco ndigo. Ol el fuerte aroma a
menta del preservativo, y ella cubri la masa con puados de nieve fresca. Ahora
que las familias se han ido, estas muestras son todo... Mientras contaba sus
muestras una a una, le mostr a Justine la ms preciosa de todas.
Si estas muestras son todo lo que tenemos, bueno, estoy segura de que son
suficientes dijo Justine; tendrn que ser suficientes, porque deben de haber sido
difciles de conseguir, y ya no quedan hombres para recoger muestras, excepto los
hombres Manwelina, claro, y ya has..., has estado con la mayora, no, Katharine?
No quise mirar las esferas, la densa pasta blanca de los hombres devaki. Me dirig
al centro de la choza y cog la radio.
Tal vez Katharine tenga razn le dije a Soli. Tal vez la radio tan slo est
enferma.
Soli me observ sostener la radio entre mis manos.
Ah, pero si la radio slo estuviera enferma seal Bardo, por qu no se
cura a s misma? Lord Piloto? Le has preguntado a la radio si est enferma, Lord
Piloto?

S, sa fue la primera pregunta que hice contest Soli. Pero la radio


permanece en silencio; por tanto, est muerta.
Es este maldito fro dijo Bardo, jugando con su bigote. Podra helar las
entraas de cualquier cosa.
Lo has considerado todo? pregunt mi madre. Todas las posibilidades?
Qu posibilidades? pregunt Soli.
Debatimos durante un rato las posibilidades; Tal vez el Lord Reparador haba
olvidado enfocar su radio hacia nuestra seal; tal vez una mancha solar o un pulso de
radiacin del Vild haban alcanzado por fin Neverness, distorsionando la
propagacin de las ondas de radio a travs de la atmsfera; tal vez la Orden haba
cado por fin en el cisma y la guerra civil Y si la Torre del Reparador haba sido
derribada y todos los maravillosos aparatos de los reparadores destruidos?
A medida que caa la noche, nos fuimos sintiendo cansados y agrios, susceptibles a
ideas descabelladas. Creo que habamos vivido demasiado en aquellas montaas
nevadas, que habamos pasado demasiadas noches en la nieve escuchando soplar al
viento y aullar a los lobos. Para m, al menos, todas las cosas familiares de la Ciudad
me parecan muy lejanas. La Ciudad en s pareca algo fantstico e irreal, un recuerdo
de un Mallory anterior, un sueo enterrado. Al contemplar los arpones, las pieles, la
hoguera fluctuando roja y anaranjada, era difcil pensar que existiera un mundo
diferente. Casi cualquier cosa pareca posible: Y si una nueva raza de aliengenas
haba llegado a Neverness, matado a todos los humanos y tomado la Ciudad para s?
Y si la Entidad de Estado Slido o algn otro dios hubiera cambiado las leyes del
espaciotiempo de forma que las ondas de radio fueran retenidas o no pudieran
existir localmente? Y si la propia Ciudad no exista?
Toda esta charla, obviamente, pona nervioso a Bardo. Se retorca el bigote entre
los dedos una y otra vez y se frotaba el vientre. En silencio (era su costumbre hacerlo
en silencio cuando haba mujeres presentes), empez a pedorrearse. El aire de la
choza no tard en apestar. Justine tosi y agit la mano bajo su nariz. Bardo resopl y
seal el tnel de entrada donde dorman los perros.
Ese maldito Tusa! dijo. Se le dan de comer tripas podridas de foca, y se
pedorrea como un cohete. Por Dios, huele hasta aqu!
Apestaba tanto que todo el mundo, excepto Soli (estaba enfrascado con la caja de
la radio, ajeno al pequeo problema de Bardo), respiraba por la boca. Mi madre
arrug la nariz y se cubri la cara con el borde de sus pieles. Mir a Bardo.
Los hombres son bestias hediondas dijo.
Bardo frunci el ceo, en silencio, mientras mi madre ladeaba la cabeza y le
miraba con desdn. Al cabo de un momento el desprecio se convirti en odio, tanto
hacia Bardo como hacia s misma. Mi madre tena una lengua tan cruel como un
cuchillo de doble hoja, y era una crueldad que funcionaba en dos direcciones: si

alguien la ofenda, era cruel con l y se odiaba por serlo, y entonces le odiaba por
instigar estas crueldades gemelas.
Ah, s en lo que ests pensando le dijo Bardo. Pero han sido Tusa o Lola, no
yo.
Disgustada, mi madre empez a ponerse las pieles. Se volvi hacia Soli.
Si la radio est muerta, entonces la mataron. Los instrumentos hechos por los
reparadores no mueren de muerte natural dijo. Y sali de la choza en busca de una
bocanada de aire fresco. (O tal vez se fue a la choza de Anala a beber t y
chismorrear, una actividad a la que se haba aficionado mucho durante nuestra breve
estancia en la cueva.)
Soli rascaba la caja de la radio con una hoja de pedernal.
Debe de haber una forma de abrir la radio, para averiguar por qu est muerta
dijo.
Abrir la radio, Lord Piloto? pregunt Bardo, mientras se frotaba las
enrojecidas mejillas. Seguro que ests bromeando.
Lo mismo hubiera dado que Soli hubiera sugerido abrir a Bardo para determinar
por qu su tripa produca tanto gas.
Pero Soli no bromeaba. Se enfrasc en abrir la radio. Alrededor de la medianoche,
descubri que pedernales calentados aplicados al denso sellador parecido a laca
hacan que el plstico se retirara en capas finas como cristales de hielo. Por fin dej la
caja desnuda, pero la radio segua sin abrirse. La observ durante largo rato antes de
advertir cuatro pequeos puntos redondos en la parte de atrs, negro contra negro
ms oscuro, un punto en cada una de las esquinas de la caja de la radio. Descubri
que los cuatro puntos redondos eran agujeros rellenos de sellador. Excav los
agujeros, lenta y concienzudamente, con agujas calientes de pedernal. Cuando
termin este trabajo terriblemente aburrido, acerc la radio a la hoguera y anunci
que poda ver trocitos de metal bifurcado en los agujeros.
Qu son? pregunt.
Es difcil de decir.
Trabajo de reparadores. Los pilotos no deberan de mezclarse con el trabajo de
los reparadores.
En sus lechos de nieve, Justine y Katharine trataban de dormir; Bardo estaba
tumbado como un oso muerto, roncando ruidosamente.
S, trabajo de reparadores dijo Soli. Pero, dnde est el reparador para
hacer el trabajo? Sus labios se apretaron mientras introduca una aguja de pedernal
en uno de los agujeros. La retorci, y la aguja se rompi. Insert otra aguja y la
retorci en sentido opuesto. Se rompi tambin.

Malditos sean los reparadores y sus extraas artes dije yo, y l le dio la vuelta
a la radio y sacudi los fragmentos de pedernal.
El pedernal es demasiado frgil dijo. Cogi una larga tira de madera sacada
de su lanza. La madera no es tan dura como el pedernal, pero no es tan frgil, no?
Tras decir esto, tallando con un trozo de pedernal, introdujo el extremo de la
madera hasta que encaj en las bifurcaciones de los cuatro agujeros.
Por qu haces esto? le pregunt. Si los reparadores hacen las radios para
que slo las abran los reparadores, cmo esperas abrirla?
Dnde est tu famosa iniciativa? Es un misterio cmo conseguiste penetrar y
salir de la Entidad,
Eso fue diferente.
S, entonces tuviste suerte, pero la suerte aqu no es un factor, verdad?
Introdujo el extremo tallado de madera en uno de los agujeros y lo retorci hacia
la derecha, sin resultado. Luego hizo lo mismo hacia la izquierda, pero tampoco
consigui nada.
Suerte dijo, y apret con ms fuerza, Cede! Retorci los dedos, y
momentos despus extrajo una espiga de metal tan grande como mi ua.
Qu es eso?
No lo s. Escrut la espiga de metal a la luz de la hoguera. Me la tendi.
Haba un fino borde de metal que corra en una espiral continua por toda la longitud
de la espiga. Es obvio que ste borde debe funcionar contra otro borde similar
dentro de la cosa, o si no la espiga se habra cado.
Mientras los dems dorman, sac las otras tres espigas, y la radio se abri.
Ja! susurr. Un reparador se volvera loco a la primera ojeada al
multipliegue, pero un piloto puede desentraar los secretos de un reparador tan
fcilmente como...
Calla! No hemos desentraado nada.
Mir el interior de la radio. Haba un amasijo de plsticos de diversos colores,
protuberancias y metales retorcidos y unidos de formas extraas e insondables. Vi
inmediatamente por qu la radio no se haba curado a s misma: Por alguna razn,
los reparadores haban ensamblado la radio con componentes inusitados y arcaicos
en vez de cultivarla entera como, por ejemplo, hacan con los circuitos y otras partes
de una naveluz. La visin de aquellos componentes claramente simples me enerv.
Hice suposiciones de cmo funcionaba la radio, aunque lo mismo habra podido
tratar de extraer conocimiento esotrico de una rebullente bola de spirali, Advert
que no comprenda ms los secretos de la radio de los reparadores que el secreto de
los ieldra oculto en las clulas plasmticas de los alaloi.

Es tan brbara dije. Por qu haran los reparadores una radio con
componentes tan antiguos?
Los reparadores tienen sus secretos, como nosotros tenemos los nuestros dijo
Soli. Un aparato del pasado para nuestro viaje al pasado..., se sera un chiste tpico
de ellos, no?
Le mir.
Sacdela dije. Quizs alguno de los componentes se ha soltado.
No es probable contest l, pero hizo lo que le sugera, sin conseguir nada.
Advert que los componentes hechos por los reparadores no se soltaban.
Por qu crees que est muerta? pregunt.
Cuando se mueve este interruptor dijo l, tocando un trozo de plstico negro
en la parte delantera de la radio, no pasa nada. No hay flujo de electrones. Uno o
ms de los componentes deben de estar enfermo.
Cul?
Toc varios componentes con su ndice.
Quin sabe?dijo.
Bueno, est muerta, as que no hay nada que podamos hacer.
Tal vez, tal vez no.
Mir de nuevo las entraas de la radio. Obviamente, uno o ms de los
componentes deban de ser los responsables de recibir nuestras voces, otros de
codificar la informacin llevada en las ondas de sonido, otros de modular la
informacin, y otros ms de generar y enviar las ondas de radio al cielo, a los satlites
que orbitaban el planeta. Pero no tena ni idea de qu componentes hacan cada cosa.
No sirve de nada dije.
Tal vez.
Con su larga ua, Soli rasc la superficie de un cristal blanco.
Tal vez esto vibra al contacto de nuestras voces, vibra y produce una vibracin
correspondiente en una corriente elctrica. S, podra hacer que la resistencia elctrica
variase, podra alterarla. Si pudiramos seguir el flujo de la corriente, podramos
decir por qu la radio est muerta.
Sacud la cabeza, porque haba un centenar de componentes en el interior de la
radio. No crea que pudiramos seguir el flujo de la corriente o deducir la finalidad
de los otros componentes.
Mi padre me ense una vez la teora de las radios y otras cosas antiguas dijo
Soli. Quera que conociera la historia de nuestra tecnologa.
Yo crea que Alexandar era cantor, no historiador.

S, era cantor. Y por tanto quera que apreciara los lmites de la tecnologa, o ms
bien la fealdad de las teoras prcticas. l mismo odiaba la tecnologa, vieja o nueva.
Sola decir que la mejor matemtica es la matemtica pura, la matemtica que no
puede ser usada por los mecnicos o los reparadores. Me ense hidrulica y
termodinmica, la teora de hacer bombas de fusin. La teora de partculas y la de
los hologramas, y la teora de mapas, y la teora de la informacin, y cien teoras ms
para manipular cosas, un millar. Mi padre era un hombre fro, duro e
implacablemente preciso. Y quera que compartiera su esttica, que fuera igual que
l. Cerr los ojos y volvi la cabeza. Le o gemir, Pero no lo soy; no lo soy.
Esper un rato antes de hablar.
Entonces entiendes de radios.
Soli sacudi la cabeza.
Slo la teora de las radios. Pero todo est olvidado.
Naturalmente, Soli no lo haba olvidado todo. Fragmentos y piezas de las
enseanzas de su padre acudieron a l: Las ondas eem estaban hechas de campos
magnticos y elctricos que vibraban unas a otras en un ngulo adecuado; la
informacin poda ser colocada en la onda eem de varias maneras, modulando por
ejemplo la longitud o la frecuencia de la onda; cuando la seal haba salido de la
radio, poda ser distorsionada por manchas solares, ionizacin atmosfrica y la
interferencia de otras fuentes elctricas. Haba un centenar de formas para introducir
ruido en la seal de radio. La eliminacin del ruido, dijo Soli, era el problema real al
transmitir informacin.
Pero, si est codificada adecuadamente, la seal puede estar tan libre de error
como nosotros queramos. Hay formas de aadir redundancia a la seal, teoremas
que demuestran que existe un cdigo casi perfecto, si tenemos la inteligencia de
disearlo. S, se debe ser el truco, codificar la seal y filtrarla a travs del ruido.
Descubrir el cdigo.
Mir la radio y apret los labios.
Y, si no est codificada adecuadamente, la informacin se destruye?
pregunt.
No, la informacin puede ser creada, pero nunca destruida..., si crees a los
holistas. A algn nivel, la informacin existe siempre. El truco est en mantenerla
firme de manera coherente, y en transmitirla sin ruido.
Me frot la nariz y luego toqu un componente azul translcido. Era duro y liso
como el cristal.
Pero, qu componentes codifican la informacin y cules filtran el ruido? Te
acuerdas?
Cerr el puo y lo apoy en la sien.

Desgraciadamente, no.
Lstima.
Lstima, s, pero siempre existe la posibilidad de recuperar los recuerdos.
Una posibilidad?
Despertamos a los otros, y Bardo fue a recoger a mi madre en la choza de Anala.
Poco despus, mi madre entr en nuestra choza seguida por Bardo, que maldeca
porque se haba arrastrado por encima de mierda de perro. Soli hizo que todos nos
reuniramos a su alrededor. Tena la radio en el regazo.
Es necesaria vuestra ayuda.
Bardo se agitaba adelante y atrs, obviamente triste. An le molestaban las
erecciones nocturnas de su miembro; las pieles se tensaban sobre su vientre casi
como la tela sobre el palo de una tienda. Mir la radio con recelo.
Lstima, Lord Piloto, lstima dijo. Y empez a quitarse mierda de las
rodilleras de sus pantalones.
Es todo lo que tienes que decir?
Ah..., no. Lo que pretenda decir es: con la radio muerta, no podemos
marcharnos de aqu hasta el invierno profundo, no? Y eso es una lstima porque...
No, curaremos a la radio dijo Soli, Busca en tu memoria. Tal vez viste
alguna vez a un reparador curar a un robot; tal vez hay algn fragmento de sabidura
infantil que puedas recordar.
Yo no, Lord Piloto dijo Bardo. Yo no.
Entonces se ech a rer, y yo le imit, porque en Mundo Verano, donde l haba
pasado su infancia, no hay reparadores ni robots. En Mundo Verano los lores y
nobles desprecian los mecanismos complicados de todo tipo porque temen el poder
de los reparadores y programadores y de todos aquellos que comprenden lo que
ellos no pueden comprender. En Mundo Verano, los hombres hacen el trabajo de las
mquinas.
Recuerdo dijo Bardo que, cuando los esclavos de las minas de mi familia no
podan ms..., no me mires as, Mallory, yo no poda hacer nada al respecto..., los
vendamos a los malditos talladores. Los talladores rapiaban sus rganos. No vi una
mquina en funcionamiento hasta que llegu a Neverness.
Mi madre hizo una mueca ante Bardo y empez a agitar la cabeza.
Esperas realmente curar la radio? le dijo a Soli, aunque recordemos? Las
funciones de cada parte? Cmo podramos curar siquiera una sola parte? Dnde
estn las herramientas? Dnde est el conocimiento? Antes de que imprentramos el
arte de cortar el pedernal, podramos haber enderezado una punta de lanza?
Posiblemente dijo Soli.

Y mi madre lade la cabeza, bizque y dijo:


El Lord Piloto siempre ha sido crtico. Hacia cierta gente que intenta lo imposible.
Los ojos de Soli se redujeron a rendijas azules, pero no dijo nada.
Justine haba estado contemplando todo el tiempo el interior de la radio. De
repente, sus lisas y bronceadas mejillas se fruncieron en una sonrisa.
No puedo estar segura dijo, cmo puede nadie estar segura de los
recuerdos de la infancia? Especialmente recuerdos que parecen ser recuerdos de
recuerdos, o incluso recuerdos de lo que alguien nos cont hace mucho, as que no
estoy segura de recordar correctamente, pero cuando yo era pequea..., te acuerdas,
Moira, verdad? le pregunt a mi madre. Cuando ramos pequeas, te
acuerdas de cmo nuestra madre sola llevarnos al museo del Ruede? No lo
recuerdas? Bueno, pues yo s, y una vez vi una muestra de antiguos aparatos
electrnicos. Toc cuidadosamente un diminuto crculo de metal dentro de la
radio. Puede que est equivocada, pero creo que eso se llamaba diodo o triodo, no
estoy segura, pero recuerdo que haba algo llamado diodos de rectificacin que
transformaban la onda de la seal de radio. O se llamaban clavijas? La verdad es
que no estoy segura.
Mientras hablaba, Soli la mir con intensidad, como un talo observa a una liebre
de las nieves.
Intenta recordardijo.
Justine le sonri y toc el fino vello del dorso de su mano.
Pero, por qu debera intentar recordar, Leopold, cuando t has visto
exposiciones similares en los museos de la Ciudad? Te interesaban estas cosas al
principio de casarnos. No te acuerdas?
La cara de Soli palideci bruscamente. Se frot los ojos, tosi y suspir.
S, hay un vago recuerdo admiti. Pero fue hace tanto tiempo...
Cerr los ojos, y gimi como si tuviera dolor de cabeza. Contuvo la respiracin
antes de volver a abrirlos.
Es cierto dijo por fin. Cerca de los Jardines Jacinto hay una sala llena de
componentes como stos. Se pas los dedos por los estrechos labios. Era la primera
vez que lo vea cohibido. Pero los nombres y funciones de los componentes...,
bueno, el recuerdo ha desaparecido.
Los rememoradores dicen que la memoria puede ser ocultada, pero nunca
destruida le record.
S, eso es lo que dicen los rememoradores.
Su formacin no es muy diferente a la nuestra dijo Justine, Algunas de las
actitudes son las mismas, eso es lo que me dijo Thomas Rane un da en el Anillo

Norte. Dijo: Justine..., bueno, no voy a deciros todo lo que dijo, pero recuerdo que
dijo que todo lo que hemos visto, odo, sentido o pensado est grabado en alguna
parte de la memoria, y que cualquiera puede desplegar su memoria si lo intenta, si
sabe secuenciar (creo que as lo llam Thomas) e imaginar, sas son dos de sus
actitudes similares a las nuestras.
Soli mir la radio durante un rato, contemplando el pasado.
Puede pensar un piloto como un rememorador? pregunt. Es posible? S,
tal vez lo sea.
Cerr los ojos mientras asuma la vigsima de las sesenta y cuatro actitudes del
halnn, la actitud que los pilotos llaman memoria-asociacin. De esta actitud pas a la
imaginacin, donde permaneci durante una buena parte de la noche. (Aos
despus, en el hielo del mar, me cont con detalles este extenuante trabajo. En aquel
momento, me pregunt si slo estaba durmiendo, o quiz descansando en la actitud
de espera-abierta.) Trataba de conjurar imgenes vistas haca cien aos, pero no tena
la habilidad de un rememorador para decodificar las imgenes de la memoria
qumica a la memoria eidtica. Puesto que los rememoradores ensean que el
recuerdo de los olores es a menudo la clave a secuencias de memoria mayores, trat
de desentraar los recuerdos rascando y oliendo los arsnicos de galio y el germanio
de los componentes de la radio; trat de abrirse paso a travs de la memoria-lgica;
trat con fuerza de conseguir algo para lo que no haba sido entrenado; lo intent
durante toda la noche, intent todo lo que pudo pensar para desplegar su memoria,
lo intent hasta que qued tan cansado que apenas pudo mantener erguida la cabeza,
pero al final se qued sentado, agarrando la radio con tanta fuerza que el borde le
cort los dedos y la sangre corri por sus nudillos. Justine me susurr que hizo
aquello porque estaba furioso consigo mismo por fracasar.
Por fin, Soli abri los ojos. No me gust la expresin que haba en ellos,
especialmente cuando empez a mirarnos a mi madre y a m.
La radio est muerta anunci. No puede curarse.
Lstima dijo Bardo.
Cuando regresemos a la Ciudad, todos los que han tocado la radio
comparecern ante los akshicos dijo Soli. Moira tiene razn, alguien ha matado
la radio, probablemente para arruinar esta expedicin dejndonos aqu. Y,
quienquiera que haya sido, ser desterrado de la Ciudad..., lo juro.
Intercambi una mirada con mi madre. Soli no sera capaz de sospechar que
cualquiera de nosotros iba a arriesgar nuestras vidas saboteando nuestra propia
expedicin, no?
En la oscuridad, antes del amanecer, discutimos quin podra haber matado la
radio. Bardo seal que haba muchos (los pilotos mercaderes de Tria, por ejemplo)

que no querran que nuestra Orden poseyera los secretos de los ieldra, fueran cuales
fueran esos secretos.
Y hay aliengenas como los darghinni que se sentiran envidiosos si los seres
humanos proclamaran que los ieldra favorecieron a nuestra raza. Y los scutari
tambin, por las mismas razones. Y en los planetas..., cuntas rdenes religiosas
asesinaran para asegurar que sus secretos y misterios no fueran reemplazados por
un secreto mayor, un misterio ms grande? Qu hay de la Puerta del Cielo, Vesper,
incluso Larrondissement? Y los mundos artificiales de la Binaria Aud, por Dios?
Qu hay de...?
S, tenemos enemigos dijo Sol. Pero no les dejamos manejar nuestros
asuntos privados, no?
Y..., por supuesto que no, Lord Piloto. Bardo mastic pensativamente su
bigote y formul la pregunta que estaba en la mente de todos. Qu haremos
ahora, Lord Piloto?
Todos miramos a Soli, esperando.
S, se es el problema dijo l, qu hacer ahora, ya que Mallory ha sido
incapaz de contenerse. Debemos esperar a la nave, o no?
Debera mencionar aqu que Soli haba previsto la posibilidad de perder uno o
ms de los trineos (y la radio con ellos), a causa de diferentes tipos de desastres. Por
eso, haba dispuesto que un rompevientos se reuniera con nosotros en nuestro punto
de desembarque al sur de la isla si ramos incapaces de llamar por radio a la Ciudad.
La fecha para el encuentro era el primer da del invierno profundo, dentro de unos
doscientos das.
No, no deberamos esperar tanto dijo Soli. Ya no somos bien recibidos aqu,
no? Tal vez deberamos marcharnos hoy mismo. Podramos dirigir nuestros trineos
hacia el este, a las Islas Exteriores, y esperar all durante el deshielo. Entonces, el
siguiente invierno, cuando el mar se congele, podremos hacer el resto del viaje de
regreso a la Ciudad.
Pero a Bardo no le gust este plan.
Y si no encontramos nada que comer en las Islas Exteriores? dijo. Y si el
mar se deshiela pronto, antes del falso invierno? Y si...?
Ahora somos alaloi, no? se burl Soli. Se supone que podemos hacer lo que
los alaloi saben hacen mejor..., sobrevivir. S, es un buen plan, no? Nos marcharemos
en cuanto los trineos estn listos.
Pero y si nos sorprende una tormenta? protest Bardo. Y si perdemos el
camino?
Tambin somos pilotos dijo Soli. Nos guiaremos por las estrellas. No nos
perderemos.

Katharine haba permanecido en silencio todo el tiempo. Estaba sentada en su


lecho, peinndose, contemplando las llamas de la hoguera, prestando poca atencin a
nuestra discusin. Pero, cuando Soli empez a reunir sus pieles, se acerc a l y
cubri sus dedos con una mano. Era la primera vez que la vea tocarle.
Eso no es prudente, padre dijo. Viajar al este cuando...
Cuando qu?
Quiero decir que puede que est bien para ti y los dems viajar al este y pasar
hambre, pero estara mal para m y...
Mal? Mal por qu?
Ella hundi los dedos de sus pies en la nieve.
Porque estoy embarazada, padre dijo.
El silencio en la choza fue casi absoluto, como el silencio del espacio profundo. Soli
mir a Katharine mientras Justine alzaba la cabeza y abra los ojos de par en par. Yo
tambin mir a Katharine.
De quin es el nio? pregunt Soli por fin.
Yo tambin ansiaba saber quin era el padre.
Es de Liam? pregunt Soli.
Quin sabe?
Qu has dicho?
Cmo esperas que sepa de quin es? He estado con muchos hombres, no lo
ves?
Soli apret sus dedos sangrantes con la otra mano.
Pero se supone que tenas que tomar precauciones, no? dijo. Mtodos de...,
esas cosas que las mujeres hacen cuando...
No quise quedarme embarazada, padre.
Qu descuido por tu parte! susurr Soli.
Ella sonri.
Lo que ha sucedido, suceder; lo que ser, ha sido dijo.
Chchara de scryta murmur Soli, siempre esta chchara de scryta.
Lo siento, padre.
Ella cubri otra vez la mano de l con la suya. Al cabo de un rato, Soli volvi la
cabeza y habl dirigindose al techo de la choza.
Bien, qu importa quin sea el padre? Lo que importa es que regresemos a la
Ciudad para que puedas tener al nio en condiciones. Cundo nacer?

Calculando la fecha ms probable, debera nacer el decimosptimo da del


invierno profundo.
Entonces nos quedaremos aqu hasta el da noventa y tres del invierno. Nos
reuniremos con el rompevientos el primero del invierno profundo. Mallory pedir
disculpas por sus pequeos crmenes. Haremos las paces y viviremos aqu tan
pacficamente como podamos. Se volvi hacia la radio, goteando sangre sobre los
componentes mientras los tocaba. S, Mallory se disculpar y se contendr para
que podamos vivir aqu en paz.
Ms tarde, ese mismo da, fui a ver a Liam y le ped disculpas por haber alzado mi
lanza contra l. Fue difcil, porque no consinti en mirarme a los ojos; me disculp
ante Yuri, me disculp ante Anala, Wicent, Seif y Liluye, y ante todos los hombres y
mujeres de los Manwelina. Finalmente, me disculp ante Soli, pero no creo que oyera
lo que dije. Permaneci sentado en la choza con la radio en el regazo, y susurr;
Cuando regresemos a la Ciudad, haremos un genotipo. Descubriremos quin es
el padre del nio.
Trat de dormir despus de eso, pero no pude; permanec tendido todo el da,
escuchando la tormenta aullar en el exterior, preguntndome tambin si el nio que
creca en el vientre de Katharine sera hijo mo.

Captulo 15
Los ojos de una scryta
Si puedes mirar las semillas del tiempo,
y decir cul grano crecer y cul no,
dmelo entonces a m, que no suplico ni temo
tus favores ni tu odio.
De Macbeth, de El Shakespeare, Fabulista del Siglo de las
Exploraciones.

Y, as, vivimos pacficamente entre los devaki, aunque a menudo fue una paz
incmoda. El tiempo pas rpidamente. Las tormentas de la primavera del medio
invierno terminaron, y los das claros y secos del falso invierno dieron comienzo.
Cuando el hielo del mar se resquebraj y se fundi, cazamos cohos y bacalaos
emigrados en las aguas junto a la playa. Cazamos shagshay en tierra. Condujimos a
una pequea manada de ellos hacia un acantilado, y despus de aquello ya no hubo
ms hambre. Nuestra vida se asent, los das estaban tan llenos de comida y sol y
calor que prest poca atencin a las hoscas miradas que Liam me diriga cada vez
que nuestros caminos se cruzaban, en la cueva o en el bosque. Trat de no
preocuparme; trat de ignorar la sensacin de perdicin inminente que me atenazaba
cada vez que miraba a Katharine. Vea hincharse su vientre da a da, y pens en la
semilla que creca en su interior. Me pregunt mil veces de quin sera el nio que
llevaba. Mil veces ansi que llegara el da en que pudiramos regresar a la Ciudad,
entregar al nio al maestro unidor y decir: Dime si soy el padre.No era yo el nico
preocupado por la paternidad. Liam, y no pocos de los hombres devaki, deban
preguntarse quin era el padre del nio. Pero su intriga era diferente a la ma. Ellos
tenan pocos conocimientos de gentica, y no se preocupaban mucho de quines eran
los padres genticos de sus hijos. Los devaki compartan tantos cromosomas que
consideraban a todos los nios de la tribu como sus casi-hijos e hijas. Reconocan que
slo un hombre poda ser el padre de sangre de un nio, pero lo que realmente les
importaba era el matrimonio. Lo que todos queran saber era quin se casara con
Katharine cuando llegara el momento, y se convertira as en el padre de su hijo

recin nacido. Todos pensaban que sera Liam. Muchas veces, durante aquellos
largos das, Yuri visit a Soli para disponer un matrimonio entre las dos familias.
No es bueno que un nio no tenga padre dijo un da, despus de una buena
caza. Has visto cmo se ren juntos Katharine y Liam? Y quin puede
reprochrselo? Katharine es una mujer hermosa, y, mi hijo es un hombre hermoso, y
tendrn muchos hijos hermosos si se casan.
Y Soli dijo, como haca siempre: S, matrimonio. Bueno, quizs; esperemos a ver.
Esta charla preocupaba tanto a Soli que evitaba los vacilantes acercamientos de Yuri
cada vez que poda. Pasaba muchas noches con la radio, tratando de recordar cmo
funcionaba. A menudo, observaba dormir a Katharine; meditaba ceudo sus
solemnes pensamientos. Una noche, mi madre le sorprendi mirndola, y
malinterpret por completo su expresin. Yo estaba sentado junto a la hoguera
cuando ella se acerc a Soli y le dijo:
Katharine debera abortar. Eso es lo que ests pensando. Eso es lo que pensamos
todos. Quin sabe quin es el padre? Debera purgarse. Hay medios, medios alaloi.
La raz de acnito..., es un abortfero natural.
Soli permaneci callado y no se movi. No mir a mi madre.
Mrchate susurr. Mrchate.
Creo que habra sido mejor para mi madre si l le hubiera escupido encima. Por
encima de todo, odiaba ser despreciada. (En este asunto, era exactamente igual que
Soli.) No puedo describir cmo se contorsion su cara cuando l le dijo aquello.
Normalmente, ella haca una religin del autocontrol, pero esa noche su cara
traicion su vergenza, ira, miedo, y otras oscuras emociones que no soy capaz de
nombrar. Sus ojos empezaron a retorcerse.
El Lord Piloto piensa que es santo le dijo misteriosamente a Soli. Pero no
puedes saberlo. Nunca lo has sabido.
Incluso hoy creo que podramos haber evitado el desastre si hubiramos tenido la
previsin de marcharnos cuando descubrimos que la radio estaba muerta, o si alguno
de nosotros se hubiera contenido. (Aunque Katharine ciertamente estara en
desacuerdo conmigo: Lo que sucedi haba sucedido siempre; como dira, las
semillas del desastre haban sido plantadas antes de que naciramos cada uno de
nosotros, quizs antes de que nacieran las estrellas.) Cmo es que tenemos una
habilidad casi infinita de engaarnos a nosotros mismos, de ver la verdad ante
nuestros ojos y proclamar que es falsa? Por qu me enga pensando que los devaki
eran un pueblo amable y misericordioso, un pueblo que amaba la paz y la armona
por encima de todo lo dems? O, ms bien, por qu pens que eran slo eso (pues
eran realmente amables, y su misericordia me sorprendera un da hasta hacerme
llorar)? Por qu pensaba en ellos tan simplemente? Por qu no los vi como
realmente eran?

Creer que nuestros sentimientos y forma de pensar deben ser compartidos


universalmente por los dems es el ms comn de los errores, cometido por
aliengenas y humanos por igual. A pesar de mis experiencias dentro de la Entidad (o
quizs a causa de ellas), comet este error. Una vez, haba entrado en la realidad y el
espaciolor de la aliengena Jasmine Orange. Cunto ms simple habra sido
comprender a un pueblo primitivo con el que haba vivido durante casi medio ao.
Yo crea comprenderlos. Viva como un alaloi, y pensaba que mi concepcin de la
vida alaloi deba ser similar a la suya. Perciban la belleza como yo lo haca? Cuando
cazaban a travs del bosque amaban, igual que yo, el crujir de la superficie de
algodn bajo sus esques, el aire fro, el ladrido de los perros y, por todas partes, los
rboles helados llenos de blanco y verde agitndose al viento, los somorgujos de las
nieves cantando. Ciertamente, vivan ms cerca de la vida que la gente civilizada; en
muchos aspectos eran ms felices, estaban ms vivos, eran de algn modo ms
plenamente humanos (yo, tambin, encontr una especie de felicidad en las
montaas, a pesar de los pequeos males de los piojos y la suciedad y el t de sangre.
Todava me sorprende cmo pude acostumbrarme a esas cosas). Haba momentos en
el bosque, o en la playa junto al fro ocano, en que me senta vivo por primera vez
en la vida. Qu irnico, pensaba, que hubiera venido a la isla en busca del secreto de
la vida en los tejidos de hombres y mujeres slo para encontrarlo en las olas salvajes,
en los gritos de los patos y gansos de la nieve, en todas las cosas salvajes del mundo.
Qu remota, qu insignificante pareca la misin de bsqueda! Qu era el
conocimiento de un dios inserto en los cromosomas de un hombre comparado con la
sabidura infinitamente superior del mundo? Descubr dentro de m un profundo
deseo de vivir la vida tan completamente como pudiera. Senta gozo en la mayor
parte de las cosas que haca, al encender una hoguera y ver fundirse los copos de
nieve, al comer y copular, incluso al cazar animales. Llegu a creer que los devaki
compartan este gozo; pensaba que para lo nico que vivan era para el gozo puro.
Armona, paz, gozo..., sos eran los elementos de la vida vivida naturalmente en un
mundo natural.
Pero hay ms que gozo en la vida. Los devaki lo saban. En mis huesos y en mi
corazn yo lo saba tambin, aunque conocimiento y aceptacin son dos cosas
diferentes. Esta era la esencia de mi arrogancia, de mi corta visin, de mi error: haba
olvidado que la naturaleza no estaba slo llena de gozo, sino que era tambin trgica
y violenta. No comprenda cmo los devaki podan aceptar (podan incluso amar y
abrazar) la violencia y las tragedias de la vida. Subestim su amor a la armona, la
autntica comprensin de la intencin del alma-mundo que llaman halla. Crea que,
en los bosques de las Mil Islas, la paz y el olvido eran la esencia de las relaciones de
una persona con otras. En verdad, no saba nada de la naturaleza a veces terrible del
halla.
Siempre he pensado que la tragedia suprema de la vida es que debe terminar en la
muerte. Incluso para aquellos que mueren demasiado tarde, la muerte debe venir un
da. Aunque es desagradable hacerlo, debo relatar aqu la muerte de Shanidar,

porque fue este hecho, y los que siguieron, los que me llevaron a descubrir lo que
haran los devaki por conservar su relacin halla con el mundo.
El principio del invierno es normalmente una poca de das frescos y brillantes y
noches fras y erizadas. Nieva aproximadamente cada tres das; el liviano polvo cae
suavemente y se amontona en dunas blandas y brillantes. Pero, a veces, una vez cada
diez aos, el viento llega de repente, con dientes. Las maanas amanecen con un fro
azul, y el aire es tan spero y seco que no nieva. Cuando llevbamos viviendo unos
doscientos das con los devaki, el clima se volvi muy fro, y todo el mundo dijo que
sera un invierno largo, de diez aos. Los devaki estaban felices porque haba una
gran cosecha de nueces baldo, que almacenaban en barriles de cuero. Haba coho
congelado y marisco; haba shagshay ahumado y huevos de pato y vientre de seda
asado, comida en abundancia. Los viejos que haban pasado hambre durante el
invierno anterior estaban felices, todos excepto Shanidar, cuyo cuerpo cansado no
poda retener ya ms alimento. El da cincuenta y tres empez a quejarse de un dolor
ardiente en el vientre. Durante los das que siguieron, visit su cmara y trat de
alimentarle con huevos pasados por agua, pero no sirvi de nada. Su carne
enflaqueci; su vieja piel amarilla se tens en torno a los huesos. Pasaron los das y
yo me maravill de que continuara vivo. A menudo, Shanidar bromeaba de que
algunos hombres podan nutrirse del mismo aire. En otras ocasiones, jadeaba en
busca de aire y no poda hablar. Me pregunt qu le sostena, qu fuego interior le
mantena viviendo ms all de su tiempo.
El final no vino con rapidez. El da ochenta y dos empez a vomitar sangre.
Durante dos das no bebi agua y, cuando amaneci el tercer da, qued claro que
sera el ltimo para l. Me llam para que lo sacara de la cmara y lo llevara a la
parte delantera de la cueva. Hice lo que me peda; incluso envuelto en densas pieles,
era tan liviano como un nio; tanto, que pens que la mayor parte de l ya se haba
marchado al otro lado. Mientras lo colocaba ante los fuegos, slo sus ojos se
movieron, quiz tratando de abarcar las altas nubes del cielo.
Mallory Matafocas es amable dijo, y tosi.
Arroj unos cuantos leos al fuego.
Tienes fro?
Sabes? No puedo sentir mi cuerpo; cmo puedo saber si tengo fro, hmmm?
Y, de inmediato:
Escucha, s, tengo fro..., mucho fro. Siento como si me hubiera cado por un
agujero al mar.
Aviv la hoguera hasta que rugi. Lenguas anaranjadas de fuego fluctuaron hacia
fuera, lamiendo la roca de la entrada de la cueva y fundiendo un crculo de nieve de
un metro y medio de ancho alrededor de la hoguera. El calor me quemaba en la cara.

Con la espalda apoyada en la clida roca, nos sentamos en el largo escaln nevado
que conduca al bosque de abajo.
Eso est mejor, es bueno estar calentito... Escucha, cunto falta para que las
estrellas iluminen el cielo?
No mucho ment.
Nos quedamos all sentados durante la tarde agonizantemente larga, hablando del
embarazo de Katharine y otras preocupaciones de la tribu. A Shanidar le encantaba
hablar, a pesar de que estaba tan dbil y enfermo que su respiracin se entrecortaba.
Tena que hacer largas pausas entre sus palabras. Los devaki iban y venan. Cuando
pasaban junto a nosotros, daban un amplio rodeo. Las mujeres especialmente,
inclinadas bajo grandes bloques de nieve para beber, nos miraban con recelo, como si
furamos lobos que intentaran robarles a sus nios. A menudo, durante los das
pasados, haban susurrado y sacudido la cabeza ante mis visitas a Shanidar, quiz
preguntndose por qu escoga yo estar con un hombre que no haba muerto en el
momento adecuado. Mientras alimentaba el fuego y observaba los labios arrugados
de Shanidar esforzarse para dar forma a sus palabras, me pregunt lo mismo.
Anocheci por fin, y las estrellas salieron, diez mil brillantes partculas de hielo
contra la negra piel de la noche.
Losas shona dijo Shanidar, esforzndose por mirarlas con sus ojos medio
ciegos. Tosi durante un rato antes de jadear: Cmo me gustan esas luces!
Podras echar un poco ms de lea al fuego?, hace fro, hmmm? Escucha, creo que
este invierno profundo ser pronto muerte fra. Todava es invierno, no?..., y ya hace
tanto fro. Escucha, Mallory, mis pestaas se estn congelando con mi respiracin.
Quieres quitarme el hielo de los ojos?
Le sequ los ojos, y un arrebato de tos sacudi todo su cuerpo. Cuando termin,
permaneci en silencio e inmvil. Pens que haba muerto, pero no, me agarr la
mano de repente, mantenindome all mientras se aferraba a la vida como un
alpinista cado se aferra a las rocas de una montaa.
Duele dijo. Las luces del cielo son estrellas, ya sabes. Hidrgeno ardiendo
que se convierte en luz..., mi padre me lo ense cuando era nio.
Durante un momento, me sorprendi que usara la palabra hidrgeno.
Naturalmente, no me sorprendi que conociera la palabra (record que haba viajado
a las estrellas en su juventud), sino porque me haba pronunciado la palabra como si
yo tambin la conociera.
Idorgeno? dije, fingiendo aturdimiento. Usas palabras extraas, Viejo.
l se agarr al borde de mis pieles.
Has engaado a los otros, pero no me has engaado a m, Hombre de la Ciudad.
Cuando era ms joven... Tosi durante un rato. Sabes?..., recuerdo lo que era
tener msculos fuertes como los que t tienes... Cuando era un joven que no tena

piernas, fui al tallador llamado Rainer, y l me dio piernas nuevas, en su taller del
Sector Extremo de la Ciudad Irreal. Sabes? Conozco a un hombre de la Ciudad
cuando veo a uno.
Despus de muchas evasivas y mentiras por mi parte, despus de mirar alrededor
para asegurarme de que no haba nadie cerca, admit finalmente que era en efecto un
hombre de la Ciudad.
Pero, cmo lo supiste?
Puedes llevar pieles de shagshay de verdad y puedes aprender El Lenguaje y
puedes cambiar tu cuerpo... Sabes? Yo tena un cuerpo hermoso y fuerte, aunque no
tuviera piernas... Escucha, puedes cambiarlo todo menos la forma de pensar,
hmmm? No puedes cambiar los caminos de tus pensamientos..., de lo contrario yo
no sera un paria entre mi propio pueblo.
Me pregunt por qu habamos venido a los devaki, y yo se lo dije. No s por qu
confi en l. La noche se ensombreca a nuestro alrededor, fra y sin fin, como el
espacio, y repet el mensaje de los ieldra:
El secreto de la inmortalidad del hombre se encuentra en nuestro pasado y en
nuestro futuro. Si buscamos, descubriremos el secreto de la vida y nos salvaremos.
Le cont mi viaje a la Entidad. Aunque ya no crea en ello, le dije que el secreto de
secretos poda encontrarse en el ADN ms antiguo de los seres humanos. Le cont
todas estas cosas mientras el fuego arda y las estrellas lanzaban auroras de tenue luz
a nuestros ojos.
Eres un piloto, entonces? Escucha, soy un hombre ignorante..., sabes? Mi
padre me ense lo mejor que pudo... Eres piloto, y podras pensar que todas las
cosas que te he dicho este ltimo ao son tonteras, hmmm? Pero no, sabes?, no son
tonteras.
Su tos haba sido reemplazada por un silbido lquido. Cada palabra que lograba
hacer pasar a travs de su garganta lo haca entrecortadamente.
Escucha, los devaki tienen su propio conocimiento, as que debes comprender
que todo lo que te dije sobre matar a tu doffel y apartarte de los otros hombres..., y
recuerdas lo que te dije sobre el bien y el mal, hmmm?..., todo lo que te he contado es
verdad.
He escuchado todo lo que me has dicho le dije sinceramente.
Entonces, escucha la splica de un viejo. No te fes del mensaje de los dioses.
Cuando nac sin piernas en esta cueva... Escucha, sta es la historia ms triste que
conozco... Como nac siendo un marasika sin piernas, me dejaron en la nieve en el
invierno profundo para que muriera congelado. Mi padre me llev helado a los
talladores de la Ciudad, pero ellos no pudieron hacer nada para ayudarme. As, mi
pobre padre, Goshevan hijo de Jaharawal, cuyo padre fue Pesheval Kulpak de
Mundo Verano, mi padre me llev a Agathange. All, lo sabas, Piloto?, all los

hombres son como dioses. Me devolvieron a la vida para que pudiera regresar a la
cueva de mi nacimiento..., qu amable por su parte, hmmm? Me hicieron volver a
vivir, y podran haberme dado fcilmente piernas nuevas, pero no lo hicieron. Por
qu? Escucha, sta es la verdad: Los dioses son tramposos y, cuando rehacen a un
hombre, siempre dejan algo sin hacer. Para humillarle. As que no creas el mensaje de
tus ieldra sobre el secreto de la vida, porque esos dioses, obviamente, han dejado sin
decir lo ms simple de todo, que es esto: El secreto de la vida es ms vida.
Trat de alzar su cuerpo hacia la abertura de la cueva. Volv la cabeza y escuch
agudos ladridos y chillidos de risa infantil.
Escucha, oyes los sonidos de Jonath y Aida jugando con los cachorros? El
secreto de la vida es engendrar hijos..., mi padre me lo dijo cuando yo era nio, pero
no le cre.
Pens en padres e hijos, y le escuch ahogarse en busca de palabras.
Si alguna vez tienes un hijo, debes ser amable con l, Mallory.
Me frot la nariz.
No sabes la regla de nuestra Orden, pero te la dir: Los pilotos no pueden
casarse dije, y pens en Katharine engordando da a da con el hijo de alguien.
Nunca tendr un hijo.
Oh, es muy malo marcharse al otro lado sin hijos e hijas, debera haber credo a
mi padre. Shanidar tosi y gimi; trat de decir algo, pero no le comprend.
Duele? pregunt.
Se frot dbilmente el brazo.
Sabes? Cuando los devaki mueren, nunca sienten miedo, porque tienen hijos e
hijas para rezar por sus espritus. Alz los ojos al cielo y habl en voz tan baja que
tuve que esforzarme por orlo, Pero tengo miedo, Piloto. Oh, duele, aqu en el
brazo y en la garganta... Tosi con fuerza una vez y se agarr el pecho. Como
hielo, oh, escucha... y empez a gemir y murmurar. Creo que dijo algo como:
Shona los halla; halla los shona, y entonces cerr los ojos y boque en busca de aire.
Poco despus (la verdad es que pas largo rato), su respiracin pareci detenerse.
Coloqu un pedazo de su tnica bajo su nariz para ver si la respiracin mova los
sedosos pelos blancos. Pero la piel permaneci quieta, porque ya no respiraba. Deb
de haberle buscado el pulso en la garganta, pero no quise tocarle. Tema que
estuviera muerto.
Me levant y me arrebuj en mis pieles. El aire era tan fro que pens que se me
iban a congelar los ojos. Le observ durante largo rato, hasta que la piel de su cara
vieja y arrugada empez a endurecerse como mrmol. Y entonces, por ninguna
razn, pues lo que l haba sido haba desaparecido, tragado como un rayo de luz en
un agujero negro, alc la cabeza a la noche y rec por su espritu:

Shanidar, mi alashara la shantih devaki.


Su boca y sus labios estaban congelados, convertidos en una mscara rgida; su
cara pareca a la vez demasiado familiar y completamente extraa. No poda mirarle,
as que lo cubr con su piel. Me volv y fui a buscar a Yuri.
Nunca antes haba visto a un ser humano muerto.
Atraves corriendo la cueva, tropezando en el suelo irregular y lleno de agujeros.
Las hogueras ardan levemente, y las chozas eran globos de luz tenue perdidos en la
oscuridad. Llegu al diente de lava en medio de la cueva. Era el Viejo de la Cueva,
sonriendo con su oscura sonrisa en las negras profundidades de la cueva. Por
ninguna razn en concreto, golpe la cara de la escultura de roca. El golpe reson en
el aire. Golpe de nuevo al Viejo de la Cueva, mientras pensaba en Shanidar. Me
pregunt si todo el mundo se senta igual que yo despus de ver a un ser humano
muerto por primera vez: estaba aterrado de tener que morir, y a la vez me senta
extasiado porque an estaba vivo. Ms tarde vendran los llantos y la melancola,
pero en ese momento me alegr de que fuera l quien estuviera muerto y no yo. Me
senta intensamente vivo, posiblemente porque en ningn momento de mi vida haba
saboreado tan intensamente la vida misma. Golpe la escultura, y la mano me doli.
Pens que el secreto de la vida deba ser sentirse intensamente vivo.
Despert a Yuri en su cueva y le dije que su casi-primo haba muerto. Mientras l
despertaba al resto de la familia (pues ningn hecho entre los devaki es ms
importante que una muerte), fui a ver a Soli y los dems. Nos reunimos en la zona
abierta tras las chozas Manwelina. Wicent y Yuri tendieron el cadver de Shanidar
sobre una piel nueva, y Liam y Seif construyeron seis pequeas estacas de madera
aromtica de pela a su alrededor y encendieron las hogueras. La clida luz ba la
piel desnuda de Shanidar, que Anala y Liluye frotaron de la cabeza a los pies con
aceite caliente de foca. (Los devaki creen que un hombre, o una mujer, deben hacer
desnudos el viaje al otro lado, como vienen al mundo. Pero ya que debe pasar por el
mar congelado, su cuerpo debe estar convenientemente engrasado contra el fro.) Las
vetas rojas de luz que se desprendan del cuerpo blanco de Shanidar eran a la vez
fantasmales y hermosas. Mientras las mujeres lo cubran con dalias azules de las
nieves y amapolas rticas, me cubr los ojos con la mano. El dulce aroma de las flores
cortadas picaba en mi nariz. Luego, Yuri, que era el casi-primo ms cercano de
Shanidar, cogi un cuchillo de pedernal y le cort al cadver la oreja derecha.
Alguien la envolvi con musgo velludo.
Conservamos la oreja de Shanidar, y l siempre oir las plegarias de nuestra
tribu dijo Yuri. Yo, Yuri, hijo de Nuri, rezar por el espritu de Shanidar porque
no tena hijos o hijas que rezaran por l. Y mi hijo Liam y sus hijos rezarn por
Shanidar, mi alasharia la shantih devaki. Aunque es fcil reprocharle el esperar tanto
tiempo para marcharse, no debemos reprochrselo porque un hombre debe marchar
libre de reproches.

Cuando las hogueras de la maana casi se haban apagado y la mayora de


nuestras gargantas estaban irritadas de rezar y gemir (la mayor parte de los hombres
eran capaces de llorar a voluntad, mientras que las mujeres permanecan sombras y
con los ojos secos), envolvimos a Shanidar en la piel y lo llevamos al cementerio
sobre la cueva. El terreno estaba congelado, era duro como la piedra y estaba
cubierto de nieve, as que construimos una pirmide de peascos de granito sobre su
cadver. Los peascos eran pesados; los msculos de nuestros estmagos se
esforzaron y nuestros bceps se hincharon, pero pronto, bajo los contemplativos ojos
de las estrellas, terminamos nuestro trabajo. Yuri pronunci otro rquiem, y los
devaki bostezaron y regresaron a sus camas. Mi madre y los dems de mi familia,
incluso Bardo, me dejaron tambin all.
Me qued solo junto a la tumba. El viento soplaba entre los negros troncos de los
rboles, llenndome de pensamientos fros y turbios. Me qued all toda la noche,
hasta que la negrura empez a suavizarse. Pens que era trgico que Shanidar
muriera sin haber dejado ninguna partcula de s mismo para que creciera y
saboreara el licor agridulce de la vida. Cmo le compadeca, me compadeca a m
mismo, compadeca a todo aquel que tuviera que morir sin hijos y solo! Shanidar
tena razn: Ser un eslabn en la cadena eterna y sin romper de la vida..., se era el
secreto de la vida. No haba nada ms, ninguna otra inmortalidad, ningn
significado ms profundo. Me apart del viento y me golpe la cara helada,
devolvindola a la vida. De repente, engendrar hijos pareca la cosa ms importante
del universo. Un hijo, pens; poda haber algo mejor que tener un hijo?
Corr de regreso a la cueva en busca de Katharine. Me arrastr a travs del tnel
de nuestra choza, me acerqu a su cama y le cubr la boca con la mano. La despert.
Le susurr al odo; le dije que hiciera lo que le deca. Katharine se visti en silencio, y
en silencio nos arrastramos hacia fuera. La conduje al bosque, hasta el arroyo que
corra a travs de las montaas bajo la cueva. Durante la noche se haban congregado
algunas nubes; haca un poco ms de calor, pero la humedad lo dejaba todo fro y
resbaladizo. El bosque estaba sumergido en el gris del crepsculo, y nevaba. El aire
estaba salpicado de parches de luz y oscuridad. Apenas poda ver mis botas
deslizarse contra las rocas redondeadas de la orilla del arroyo. Por fin, me detuve y
me dirig a Katharine. Mis palabras casi se perdieron con el gorgoteo del arroyo bajo
el hielo, pero al menos aqu nadie podra escuchar lo que dijramos.
La cog por el brazo y la mir.
Le dijiste a Soli que no sabas quin poda ser el padre de tu hijo. Es cierto?
Dije eso? No creo haber dicho..., deberas escrutar tu memoria, Mallory; cules
fueron mis palabras exactas?
No recordaba sus palabras exactas, aunque record que hay que escuchar con
exactitud todo lo que dice un scryta. Trat de leer la verdad en su cara, pero no poda
ver la forma de su boca. Estaba oscuro y sus labios quedaban ocultos por el borde de
su capucha. Tena las manos sobre el vientre. No poda esconder ya su forma. Al

contrario de algunas mujeres, que llevaban sus bebs bajos, como si tuvieran una
pelota bajo las pieles, el vientre de Katharine era largo y ovoide como una fruta de
sangre.
Quin es entonces el padre? pregunt. Lo sabes?
El padre es... quien es; es quien ser. La madre... el padre.
Yo estaba desesperado por saber si era el padre. No poda soportar la idea de que
pudiera serlo Liam. Cmo sera el nio? Tendra el pelo rubio y gruesos arcos
superciliares? Sera medio alaloi, medio humano? O (ya que Mehtar haba
esculpido nuestra carne, pero no nuestros genes) sera completamente humano,
completamente la fusin de mi semilla y la de Katharine, completamente mo para
poder llamarlo hijo? Cog en las mas su enguantada mano.
Es hijo nuestro, Katharine?
Es posible que yo no lo sepa?
Pero eres una scryta; los scrytas saben estas cosas, no? Qu es lo primero que
aprende un scryta?... A pensar como ADN, no es eso?
Eres piloto, deberas saberlo se burl ella. Su risa fluy de ella en una clara
corriente. Mallory, Mallory, dulce Mallory.
Escchame. Es humillante para un nio que lo llamen bastardo.
(Debera mencionar que, aunque en muchos planetas la palabra bastardo
significa simplemente haber nacido fuera del matrimonio, yo uso la palabra en su
sentido ms amplio, para identificar a aquellos desgraciados que no saben quines
son sus padres o abuelos. Qu importa si sus padres estn casados o no? Lo que
importa es conocer la dote gentica, la herencia de los cromosomas, el rastreo de las
habilidades y responsabilidades propias a travs de generaciones.)
Creo que ella me sonri entonces.
El nio no ser un bastardo. Te lo prometo.
Como yo me consideraba a m mismo un bastardo, cre que esto quera decir que
yo no era el padre del nio. Me sent decepcionado, y la cabeza pareci pesarme de
pronto como una piedra. A mi lado, el arroyo corra sombramente a travs de una
blanca tubera de hielo. En algunas partes, la tubera se haba roto y cado. Observ a
travs de las capas de hielo las rpidas aguas negras de debajo.
Si yo no soy el padre, entonces, quin es?
Te he dicho que no eras el padre de...?
No juegues conmigo, Katharine.
No estoy jugando; es slo que, si te lo dijera, oh, las posibilidades, el... el dolor...
ves?

El viento s alz y ella se apret la capucha alrededor del rostro y se cruz de


brazos. Empez a tiritar, as que la rode con mis brazos y toqu su cabeza con la
ma. Comprend una cosa sobre los scrytas: no juegan por el amor del juego; juegan
para distraerse a s mismos y a los otros de las terribles verdades que han visto.
Quin es el padre? le susurr al odo, Dmelo.
Si te lo dijera, te matara, no lo ves?
Entonces, es hijo de Liam?
Ella empez a hablar, pero su voz se quebr, revelando un ncleo de miedo
interior. Sus ojos azules estaban helados de terror. Fui consciente de este ncleo slo
durante un instante. Entonces la formacin scryta se hizo cargo y sus ojos se
cerraron, y su cara permaneci tan lisa y blanca como una tnica scryta. Katharine se
ri durante un instante mientras se acariciaba el vientre.
Es tu hijo, Mallory. Nuestro hijo. Ser un nio hermoso; es hermoso,
compasivo..., un soador como su padre.
Un hijo! Katharine me haba dicho que tendra un hijo, y como haba dicho, la
noticia me haba matado; me mora de orgullo y felicidad. Me senta tan feliz que
ech la cabeza hacia atrs y grit:
Mi hijo! Un puetero hijo!
Katharine se qued mortalmente quieta, mirando el bosque gris del amanecer.
Le prest poca atencin. Escuch el viento soplar a travs de los rboles,
transportando desde las montaas el aullido de un lobo. Era un sonido largo y bajo,
lleno de soledad y ansia. El viento soplaba sobre los riscos nevados y los blancos
valles, y se me ocurri una idea absurda: El aullido del lobo era la otra-alma de
Shanidar llamndome, susurrndome que deba ser amable con mi hijo. El lobo aull
durante largo rato. Entonces Katharine empez a llorar, y record que el doffel de
Shanidar era la foca, no el lobo. Prest atencin al aullido y reconoc el sonido por lo
que realmente era: slo un arrebato de aire a travs de la garganta de una bestia fra y
solitaria. Abrac a Katharine y ella solloz en mis brazos. Acarici con los dedos sus
mejillas hmedas. La bes en los prpados. Le pregunt por qu estaba tan triste,
pero ella no pudo decirme qu le pasaba.
Un hijo dijo, y su voz era ruda y ardiente. Fue todo lo que pudo decir. Un
hijo, un nio hermoso, ves?
***
Para contar la ruina de nuestra expedicin, para hacer una resea adecuada de los
planes y asesinatos que condujeron a la gran crisis de nuestra Orden y la guerra que
sigui, debo relatar aqu sucesos de los que no fui testigo directamente. Hay quien

dudara de un conocimiento de segunda mano (estoy pensando en los


epistemlogos), pero yo estoy seguro de que el testimonio de Justine de aquellos das
es una aproximacin muy cercana a la verdad. Despus de todo, qu es la verdad?
Por supuesto, no puedo ofrecer ningn conocimiento, pues en los asuntos de nuestra
raza no puede existir ningn conocimiento intelectual seguro. Si lo que aqu digo
parece a veces ilgico, a veces manchado de caos y un toque de locura, es porque la
vida humana es as.
Dos das despus del entierro de Shanidar, el da ochenta y cinco del invierno,
todos los hombres y la mayora de los muchachos de la cueva salieron temprano a
cazar shagshay en uno de los valles occidentales de Kweitkel. Era un da fro;
amaneci con fro azul, y se volvi ms fro durante el da. El aire era como una
mscara de acero que cubriese la isla. Haca tanto fro que los rboles chasqueaban y
tronaban, esparciendo astillas al aire azul. A causa del fro, todas las mujeres y nios
se quedaron en la cueva, reunidos en torno a las hogueras cada vez que podan. Todo
el mundo tena fri, un fro miserable y tembloroso, excepto mi madre. Mi madre
arda de fiebre. Pero no estaba enferma. O, ms bien, no estaba enferma de ninguna
enfermedad; estaba enferma de celos y odio porque, dos das antes, nos haba
seguido a Katharine y a m al arroyo. Era una buena espa. Se haba escondido tras
un rbol yu, y me oy gritar de alegra. El conocimiento de mi paternidad la haba
herido y, durante dos das, se lo guard para s, y su odio se inflam y supur.
Cuando no pudo soportar ms el fuego, la tarde de la caza, encontr a Katharine
sola en nuestra choza. Hubo una pelea, palabras venenosas por parte de mi madre y
el enfurecedor (para mi madre) casi-silencio de Katharine. Nunca sabr todo lo que
se dijo, pero Justine y las otras mujeres oyeron cosas malas, cosas terribles. Mi madre
llam bruja a Katharine.
Qu has hecho? acus mi madre. Has embrujado a mi hijo. Con tus modos
secretos. Lo has atrapado con simpata y sexo.
Eran palabras serias, y por eso Anala, Sanya y Mulia irrumpieron en la choza.
Justine estaba fuera, ayudando a parir a una de las perras, y cuando oy la
conmocin corri a reunirse con las otras dentro. En el tenso espacio redondo, las
cuatro mujeres rodearon a mi madre y Katharine, mantenindolas separadas.
Por qu has llamado bruja a Katharine? le pregunt Anala a mi madre.
Al sonido de la palabra bruja, la bizca Muliya murmur una rpida oracin. Sus
gruesos brazos se agitaron mientras frotaba ceniza sobre sus prpados para que la
otra-alma de la bruja tuviera dificultad para verla. (He olvidado mencionar que
Muliya era una mujer extremadamente fea. Como Justine me record, tena la nariz
rota, y pareca un buey almizclero. Es curioso que las mujeres sean a menudo ms
sensibles a la belleza de una mujer o a su falta de belleza que los hombres.)

Sanya frot nerviosamente sus huesudas manos mientras paseaba la mirada entre
Anala y Muliya. Era una mujer pequea e inteligente con la cara estrecha, como un
zorro. Se lami los dedos saltones y amarillos.
Todos nos hemos preguntado por qu Mallory acta de forma tan extraa
dijo. Pero, brujera? Por qu querra Katharine embrujarle? Sonri a Katharine
porque la apreciaba. Claramente, no crea que pudiera ser una bruja.
A algunas mujeres les gusta la forma de los brazos de sus hermanos dijo
Muliya, Y les gusta an ms el contacto de sus lanzas. Todo el mundo sabe que
Katharine y Mallory estuvieron juntos aplastando nieve.
Mi madre se qued anonadada con lo que haba sucedido.
Habl a la ligera dijo porque estaba furiosa. Naturalmente, Katharine no es
ninguna bruja.
En este momento Justine se coloc entre Muliya y la tranquila y silenciosa
Katharine.
He hecho t de sangre contigo durante casi un ao le dijo Muliya a mi
madre. Cundo has hablado a la ligera? Llamaste bruja a Katharine, te omos.
Anala se encontraba en el centro de la choza, mirando a las otras mujeres. Se ech
hacia atrs el pelo, que era gris como el acero. Era la ms alta de todas las mujeres, la
ms fuerte y posiblemente la ms inteligente. Mir a mi madre.
La has llamado bruja, y sa es la peor palabra que una mujer puede dirigir a
otra. Si es una bruja, dnde est el instrumento de su brujera?
Entonces empez una discusin sobre las muchas formas en que una mujer poda
embrujar a un hombre (o, ms raramente, a otra mujer). Los ojos de Muliya se
cruzaron cuando dijo:
Es bien sabido que la tribu Patwin pas hambre porque una mujer embruj a su
casi-hermano y le sorbi su semilla. Es malo embrujar a un hombre.
Pero, quin no ha pensado en hacerlo? seal Sanya, y se ri nerviosamente.
Muliya habl de una mujer Oluran maldita con un marido brutal que la golpeaba
cada vez que regresaba sin carne de la caza. Un da, a finales de la primavera del
medio invierno, la mujer (se llamaba Galya) hizo un mueco con palos y pieles, y lo
lanz a un charco de nieve fundida. Al da siguiente, su desdichado marido pis una
capa de hielo demasiado delgada y cay al mar, donde se ahog.
Y qu hay de Takedo de la tribu Nodin? Todo el mundo sabe que alimentaba a
su amante con la semilla prpura del moho araglo, y que despertaba la furia de su
amante con sus astutas palabras de bruja. Y no fue entonces su amante y mat a su
marido?
Anala pareci enfurecerse al or esto. Cort con su rascador una capa callosa de la
palma de su mano. Sostuvo la media luna amarillenta de piel entre los dedos.

Cmo puede una mujer capturar el alma de un hombre? dijo. Debe tener
una parte de l, de forma que su otra-alma pueda ver la otra-alma del hombre a
travs de esta parte..., no es bien sabido? Si Katharine fuera una bruja, habra
reunido mechones de pelo o recortes de uas y cosas para ejecutar su brujera.
Dnde estn las artes? Quin las ha visto?
Una bruja escondera esas cosas, no? dijo astutamente Muliya. Pareci mirar
a travs de las piernas de Katharine el lecho tras ella. Aunque sus ojos eran bizcos y
dbiles, eran ojos alaloi, y no pasaban muchas cosas por alto, especialmente en lo
referido a la orma y textura de la nieve, para la que los alaloi tienen cien palabras.
Por qu hay soreesh, polvo de nieve fresco, bajo la cama de Katharine?
Sanya se encogi de hombros y sacudi la cabeza.
Quizs uno de los perros se me en la capa dura y abri un agujero con orina.
Quin dejara a un perro mear en su cama? pregunt Muliya. No, creo que
debemos ver qu hay enterrado debajo.
Ni mi madre ni Justine queran que Muliya excavara bajo la cama, as que trataron
de distraerla con argumentos y negativas y, cuando eso no funcion, le pidieron que
saliera de la cueva.
Si Katharine es una bruja dijo Justine, y, por supuesto, estoy segura de que
no lo es, pero si lo fuera, podemos descubrir la brujera nosotras solas, y, ya que es mi
hija, no tendra que ser yo quien la castigara?
Anala sacudi su hermosa cabeza.
Sera demasiado pedir a ninguna madre.
Muliya se acerc a la cama, y mi madre la detuvo. Hubo otra pelea. Mientras
Katharine se sentaba en la cama a mirar, mi madre y Justine trataron de sacar a las
mujeres devaki de la choza. Justine empuj a Muliya, y sta tropez y cay a travs
de la pared de la choza. Se produjo un crujido y una nube de nieve. Otras mujeres
devaki estaban esperando fuera. Levantaron a Muliya. Destruyeron a patadas el resto
de la choza. La demolieron, aplastaron los bloques de hielo bajo sus pies, y rodearon
la cama de Katharine. Irisha, Liliye y seis ms sujetaron a mi madre y Justine.
La madre de la bruja siempre protege a la hija dijo Anala. Es un da triste,
pero Muliya tiene razn. Debemos ver qu hay bajo la cama. Se agach y, como un
perro excavando en busca de un hueso, empez a remover la nieve con su rascador.
Montoncitos de nieve volaron tras ella, cubriendo las botas de piel de las otras
mujeres, que estiraban el cuello, ansiosas de ver lo que podra encontrar. Se produjo
un oscuro chink, como de piedra contra obsidiana, Aqu est dijo Anala, y
sac una esfera krydda cubierta de nieve.
Qu es eso? pregunt Sanya. Es tan hermoso!

Parece una concha, pero nunca he visto una concha tan hermosa ni tan redonda
dijo Muliya, despus de que Anala limpiara los grnulos de nieve hmeda. Se
volvi hacia mi madre. Hay muchas conchas como sta en las playas de las Islas
del Sur?
Mi madre se debati para soltarse de Marya, Lusa y Liluye.
Hay muchas conchas as minti.
Anala consigui abrir una de las esferas. La volc, dejando que su contenido
blanquiazul cayera en su mano abierta. Se llev el pegajoso amasijo a la nariz y
olisque.
Semilla de hombre anunci, y todas las mujeres pusieron mala cara.
Muliya hundi los dedos en la palma extendida de Anala. Se lami los labios y se
atragant.
Semilla de hombre..., pero est endulzada con un jugo que nunca haba probado
antes. Brujera, y aqu est: Katharine mezcla la semilla de Mallory con el jugo de
extraas plantas para embrujarle.
Lo que haban descubierto era serio. Sanya se acerc a Muliya.
Siempre me ha gustado Katharine dijo. Siempre sonre, incluso cuando las
cosas son malas. Es tan terrible haber embrujado a Mallory? Qu salvaje es! Si
alguna vez un hombre necesita ser domado, seguro que es l. Y entonces formul
la pregunta que estaba en las lenguas de todas las dems mujeres: Debemos
enviarla a los hielos del mar?
Deberamos cortarle los dedos dijo Muliya. As no podra hacer ms
brujeras.
Justine se qued muy quieta, preguntndose cmo poda librarse de Liluye y las
dems. Tena miedo por Katharine, pero conservaba la mente lo bastante despejada
como para advertir que sera mejor para su hija perder los dedos que la vida. Como
me dijo ms tarde, siempre se puede hacer que los dedos vuelvan a crecer.
Mientras las mujeres discutan sobre el destino de Katharine, Muliya sigui
excavando bajo la cama.
Mirad esto! exclam, al descubrir otras dos esferas krydda ms. Y esto! Y
mirad, cuatro ms, y aqu, ms conchas de stas!
De repente, todas las mujeres guardaron silencio. Abrieron una a una las esferas
krydda, descubriendo lo que haba dentro de ellas.
Mirad, un rizo de pelo dijo Irisha. Quin tiene el pelo tan amarillo? Liam?
Seif?
Muliya vaci una esfera tras otra.

Ms semilla de hombre! exclam. Y, en sta, semilla que huele a raz de


maraa! Algunas mujeres se rieron, porque era bien sabido que la amarga raz de
maraa hace que la semilla de un hombre apeste. Y, en esta concha, la semilla es
fina y acuosa como la de un nio. Tantas! No saba que se hubiera acostado con
tantos!
Por fin, vaci las esferas que contenan los recortes de uas y el dedo amputado d
Jinje. Las mujeres gimieron y se miraron unas a otras; se tocaron la cara para
animarse, y Anala se enderez y seal el dedo gangrenado de Jinje cado en la nieve
aplastada.
Esto es muy malo, muy, muy malo. Nunca haba visto nada tan malo.
Hablaron durante un rato, y concordaron en que el pie de Jinje se haba
gangrenado por la brujera de Katharine.
Pero, por qu querra Katharine maldecir a Jinje? quiso saber Sanya.
Embrujar a Mallory es comprensible, pero mutilar a Jinje, es maligno.
Las mujeres estuvieron de acuerdo en que Katharine era una bruja de la peor
especie, una satinka maligna que causaba dao a los inocentes slo por deporte y
placer. Y, cuando Sanya se pregunt cmo una satinka poda parecer tan simptica y
amable, Anala dijo:
se es su arte. Entonces se volvi hacia Muliya. Katharine es una satinka, y
por eso este ao ha sido tan malo y hambriento. Debemos condenarla por ser una
satinka, o de lo contrario los devaki no tendrn ms halla. Y por eso debemos
preparar la cama de la satinka.
Durante un momento Justine se sinti confusa. No poda suponer por qu Anala
querra preparar la cama de Katharine. Entonces mir a mi madre, que casi estaba
llorando porque conoca demasiado bien las costumbres devaki. De repente, Justine
sinti mucho miedo. De hecho, estaba aterrada. Empez a gritarle a Anala. Se lo
cont todo, le dijo que habamos venido de la Ciudad para descubrir el secreto de la
vida, Pero ninguna la crey. Para muchos devaki, la Ciudad era slo un mito. E
incluso para los pocos qUe pudieran estar dispuestos a admitir que haba gente
extraa de cara dbil viviendo en la Ciudad Irreal, la habilidad escultora de Mehtar
los haba engaado demasiado bien. Como indic Muliya:
Mirad a Katharine y Justine. No son devaki como nosotras somos devaki?
No debes inventar cuentos para salvar a tu hija le dijo Anala a Justine,
Nadie puede reprochar a una madre que ame a su hija, pero ni siquiera una madre
puede permitir que una satinka viva.
Tras decir esto, ella y las otras agarraron a Justine, mi madre y Katharine, y
empezaron a arrastrarlas hacia el fondo de la cueva. All, donde el suelo se alzaba
para reunirse con el oscuro techo, el aire apestaba a. aceite y humo, y haca
demasiado calor. Las piedras de la hoguera (deba haber veinte o ms) estaban llenas

de grasa de foca y ardan brillantes. Las paredes rebullan llenas de sombras, y dedos
amarillos de luz envolvan las negras estalactitas que colgaban del suelo al techo. En
el mismo fondo de la cueva, las mujeres haban hecho un lecho de nieve apretada.
Ataron a Katharine a esta fra cama como si fuera un perro. La abrieron de brazos y
de piernas, y la ataron a cuatro estacas con cuerdas de cuero.
La madre de la satinka debe ser testigo de la ceremonia le dijo Anala a Justine.
No! grit Justine. Se solt un brazo y golpe a Liluye en la cara. Moira!
Llam a mi madre. Moira!
Pero Marya y otras dos mujeres sujetaban con fuerza a mi madre, inmovilizndola
como un animal en una trampa.
Una bruja dijo Anala no puede hacer su trabajo sin sus dedos. Se agach
y agarr la mueca de Katharine. Sacrificaremos los dedos primero.
Durante todo este tiempo, Katharine permaneci preternaturalmente tranquila.
Sus ojos estaban completamente abiertos; pareca estar mirando los dibujos y
espirales del techo de roca. Pero Justine no crea que estuviera mirando al techo.
Estaba contemplando su vida, revisando estos ltimos momentos que quizs haba
visto tantas veces antes. Cmo es posible que pudiera haber aceptado su destino de
una forma tan voluntaria? Haba visto realmente su propia muerte? O haba visto
tan slo posibilidades, variaciones sobre el tema fatal en donde Anala decida
respetarle la vida, o donde era salvada por la suerte o la casualidad? Qu infierno
debe ser prever el modo y momento de la propia muerte! Otros pueden engaarse
hacindose creer que son inmortales. O, al menos, durante cada instante de sus vidas,
pueden esperar la dulzura de los instantes por venir. Nunca saben; nunca ven. Pero
un scryta sabe y ve demasiado. Todo lo que tiene ante el infinito es su entrenamiento
y su valor. Katharine tena valor, mucho valor, pero al final le fall (o fue su visin
la que le fall?). Mir a Anala como si la viera por primera vez. Se debati contra las
correas. Empez a gritar.
No, no, no puedo ver..., por favor!
Anala empez a cortar los dedos de Katharine con su rascador de cuero. Katharine
se debati, grit y apret el puo con fuerza.
Este pedernal es demasiado blando le dijo Anala a Muliya. Treme el
cuchillo de las focas, por favor.
Cuando, Muliya regres con el afilado cuchillo, Anala le dio las gracias
amablemente y empez a cortar los dedos de Katharine. En un tiempo
sorprendentemente corto (pues los devaki son rpidos y precisos en cortar carne),
cercen los dedos de una mano y se puso a trabajar en la otra.
Cuando acab, se levant y mir el cuerpo inmvil de Katharine.
Se ha desmayado por el dolor dijo. Quin puede reprochrselo? Mir a
Justine. Es sabido que una satinka no puede marcharse al otro lado con una

criatura en sus entraas, pues entonces tambin la criatura nacera satinka. Se


dirigi hacia Sanya y Muliya. Cogeremos al nio mientras ella duerme.
Tras decir esto, cort las pieles de Katharine y le abri el vientre. Cuando el feto
fue arrancado de la bolsa y cortaron su cordn umbilical, Katharine abri
sbitamente los ojos. Anala le tendi el sangrante feto a Sanya.
Encrgate de esto dijo, y la otra mujer hizo lo que le deca.
No! grit Katharine, y empez a llamar a su madre. Cambi a la lengua de la
Ciudad, pidiendo a Justine que salvara al beb.
Ves? le dijo Anala a Justine, que se haba dislocado un hombro en su pugna
con las otras mujeres. Habla en la lengua satinka..., su brujera est demostrada.
No es una bruja! grit Justine. Es una scryta!
Extraas palabras dijo Anala. La madre de la satinka ha sido tocada
tambin con extraas palabras. Y por eso debemos arrancar la lengua de la satinka.
Cogi su cuchillo, Pero primero debemos quitarle los ojos para que la satinka no
pueda vernos desde el otro lado y echar sus maldiciones.
Con la misma rapidez con la que habra abierto una cscara de nuez, meti la
punta del cuchillo en el ojo de Katharine y retorci la mano con un movimiento
envolvente. El ojo sali limpiamente, y se lo dio a Muliya. De algn modo, Katharine
mantuvo su silencio, incluso cuando Anala le sac tambin el otro ojo, Fue slo
cuando Anala pidi a Muliya y Liluye que le sujetaran la mandbula cuando cobr
vida y grit, inexplicablemente:
Mallory, no lo mates!
Todo esto me lo cont Justine ms tarde, despus de que sucediera. Pero fui capaz
de verificar al menos una parte de la historia con mis propios ojos. Fue mi suerte (y la
de Bardo) matar al primer shagshay a primeras horas de ese da. Fue mi destino ser
el primero en regresar a la cueva. No creo que nadie, excepto Katharine, esperara que
regresramos tan pronto. Pero nuestros trineos estaban cargados de carne, as que
dirigimos a los perros hacia la cueva mientras Anala llevaba a cabo dentro su
carnicera, Recuerdo esto claramente: haca tanto fro que la masa de humeante carne
roja de shagshay se haba congelado durante el camino. Era fro profundo; el cielo
mismo pareca congelado como un gran ocano azul. Y, como el agua, el aire
transportaba los sonidos, amplificando el susurro del viento hasta convertirlo en un
chillido. O sonidos en la cueva. En la distancia, pens que eran solamente los
ladridos de los cachorros llamando a sus madres. Nos acercamos ms, y advert que
los gritos pertenecan a un ser humano. El pnico se apoder de m. Sent un sbito,
terrible presentimiento. Agarr mi ensangrentada lanza y corr hacia la cueva.
Varias mujeres (no recuerdo sus rostros) trataron de impedirme que llegara al
fondo. Las apart del camino (una de ellas, tal vez la amable Mentina, me ara la
mejilla con su rascador de cuero. Todava tengo la cicatriz). Bardo jadeaba y

resoplaba tras de m. Juntos nos abrimos paso a travs de las mujeres, para encontrar
a Anala intentando abrir la boca de Katharine. Haba sangre en sus labios. Haba
sangre por todas partes, sangre manando del vientre abierto de Katharine y de sus
nudillos cercenados, sangre abriendo agujeros ardientes en el lecho de nieve que la
rodeaba, charcos de sangre que llenaban los agujeros donde haban estado sus ojos.
Mi madre empez a contar entre jadeos toda la increble historia. Quit a golpes a
Anala de encima de Katharine, y a Muliya y Liluye tambin. Bardo liber a Justine,
amenazando a las mujeres con su lanza. Gru y amenaz y empuj; apunt con su
lanza a las mujeres. La mayora de ellas haba cogido cuchillos, rascadores u otras
herramientas y nos miraban. Nadie pareca saber qu hacer.
Me agach para escuchar las palabras que Katharine trataba de decir. Pero no
pude or nada porque la voz de Bardo resonaba:
Espero que no nos ataquen dijo, porque no creo que pudiera matarlas.
Cllate! dije. Y entonces, tan bajo que slo Katharine pudo orme, susurr:
Ni yo. Apenas podra matar a una maldita foca.
Los labios de Katharine se movan.
Oh, pero podras murmur. Es tan fcil..., pero no debes matarlo, ves?
Qu dices? Su cara estaba angustiada; trat de no mirar las rojas lagunas de
sus cuencas.
T eliges susurr. Siempre hay posibilidad... Estaba sumida en su
universo de scryta, libre del tiempo por accin del cuchillo cegador de Anala. Tal vez
vea las cosas claras por primera vez.
No te comprendo.
Lo has matado, pero no debes matarlo, porque es tu... Oh, Mallory, deja de ser
tan loco!
Katharine, no puedo...
Al final escogemos nuestros futuros, no ves?
No, no...
S dijo ella. Y entonces el tiempo desapareci, y fue de nuevo una muchacha
joven repitiendo sus votos finales de scryta: Da; s compasivo; contnte porque...
y aqu las palabras se ahogaron, como si alguien le hubiera dejado caer una piedra
sobre el vientre, porque nunca morirs.
Jade durante un rato, y entonces sus labios dejaron de moverse, y su pecho y sus
piernas y los latidos de la sangre..., todo en ella qued en silencio e inmvil. Se qued
mirando el cielo a travs del negro techo de piedra, ciega en la eternidad, como
esperan estarlo todos los scrytas.

Ese fue el principio de la pesadilla. Me levant. Haba sangre en mis labios y en


mis ojos. Cog de la nieve ensangrentada el cuchillo de Anala. Hubiera debido dirigir
mis pensamientos hacia el cuerpo de Katharine..., de haberlo hecho as, mi vida, y la
suya, podran haber sido muy distintas. Pero no pens en ella; no pens en absoluto
porque estaba tan lleno de furia como cualquier bestia. Corr hacia las chozas
Manwelina, buscando a Anala. Se me haba ocurrido una locura: Si la agarraba por la
nuca y la sacuda como un talo sacude a una musaraa, podra hacerla unir las piezas
del cuerpo de Katharine. La encontr saliendo de la choza de Yuri. Agarraba su lanza
de cazar mamuts, y decid que no servira de nada sacudirla. Despus de todo, no era
una talladora; nada, pens, podra devolverme a Katharine o redimirla de la muerte.
No, no sacudira a Anala; le sacara los ojos para que pudiera ver el mal de lo que
haba hecho.
Sucedieron cosas confusas. Alguien me cort la oreja con su cuchillo. Anala me
embisti con la lanza de su marido, que desvi con el antebrazo. Alguien me clav el
cuchillo en el brazo. Justine hundi su codo en la cara de Muliya, mientras Bardo
ruga como un oso. Una mujer tropez y cay contra la choza de Anala. La nieve
cruji. A la luz de las chispeantes hogueras, partculas de nieve poblaron el aire.
Anala estaba aterrorizada: pude ver el miedo en su cara ancha y amarilla. Y entonces
dej caer mi brazo y solt el cuchillo a la nieve. No poda clavarlo en los ojos de
Anala, como no podra hacerlo en el ojo de una foca. Estaba a punto de volverme
hacia Katharine cuando Bardo grit:
Cuidado con Liam!
Record que el trineo de Liam nos segua de cerca. Guando me volv, l corra
hacia m. Su forma era oscura y sin rasgos contra el brillante crculo de la boca de la
cueva. Blanda su cuchillo de matar focas. Debi pensar que yo iba a matar a su
madre..., ahora me doy cuenta. Obviamente, no me haba visto soltar el cuchillo.
Empuj el cuchillo hacia mi vientre, y yo le agarr el brazo. Nos dimos patadas en las
piernas, y de repente camos al suelo y rodamos por la nieve. l trat de apualarme
en la garganta, pero yo alc un brazo y el cuchillo me atraves el antebrazo. El dolor
me enfureci. Estaba lleno de ira y de dolor, as que emple el otro brazo en una
presa que el Guardin del Tiempo me haba enseado. Le agarr por la garganta.
Seductor de hermanas! me grit Liam al odo.
Fue un momento. Su vida lati contra las yemas de mis dedos. Fue un momento
de fuerza aplastante, un momento de eleccin. Tal vez debera de haberlo soltado; tal
vez podramos habernos marchado en paz del territorio devala. Pero yo estaba lleno
de furia, y apret, y le aplast la garganta hasta que la cara se le puso roja de sangre y
los ojos se le salieron de las rbitas. Lo mat. La verdad es que fue fcil, ms fcil que
matar a un shagshay o una foca.
Por Dios, est muerto! aull Bardo mientras me ayudaba a incorporarme.
Deprisa, tenemos que marcharnos antes de que llegue Yuri.

No murmur, est Katharine..., su cuerpo. Tenemos que llevarla a casa.


Es demasiado tarde, Pequeo Amigo.
No, nunca es demasiado tarde.
No! grit Anala. Estaba arrodillada junto a Liam, palpndole la garganta,
sollozando.
Oh, lstima. Por Dios, es una lstima, pero tenemos que apresurarnos!
Fuimos a buscar el cadver de Katharine, pero haba desaparecido. Las mujeres
deban de haberlo arrastrado fuera de la cueva. Tendra que haberlo buscado; tendra
que haber agarrado a Anala por los pelos y obligarla a decirme dnde estaba, pero
mi madre se me acerc.
Bardo tiene razn dijo, O nos marchamos ahora, o no nos marcharemos
nunca. No estoy seguro de cmo conseguimos abrirnos camino hasta nuestra
destruida choza. Recuerdo haberme arrastrado a cuatro patas como un loco,
recogiendo las esferas krydda sin abrir mientras mi madre y Justine empaquetaban
nuestras pieles de dormir y otras cosas. De algn modo, conseguimos meterlo todo
en nuestros trineos. Creo que las mujeres devaki podran habernos detenido si
hubieran querido. Pero estaban aturdidas, y creo que ni siquiera queran mirarnos.
Mientras bajbamos por la colina son un alarido en la cueva, el alarido de una
madre rezando por el espritu de un hijo que se haba marchado demasiado pronto.
Era el sonido ms lastimero del universo. Tan penetrante era, tan insistente y
aturdidor, que nuestros perros alzaron la cabeza y aullaron y gimieron. Huimos
hacia las fras montaas, y los perros no dejaron de gemir durante muchos
kilmetros.

Captulo 16
La muerte de un Piloto
Si amo el mar y a todo lo que con el mar tiene que ver, y ms lo amo cuando
furiosamente me contradice; si ese placer en buscar que impulsa las velas hacia lo
desconocido est dentro de m; si el deleite de un farero est en mi deleite; si
alguna vez mi jbilo grit: La costa ha desaparecido, ahora la ltima cadena ha
cado; el infinito ruge a mi alrededor, distantes brillan el espacio y el tiempo,
algrate, viejo corazn!. Oh, cmo no podra ansiar la eternidad y el anillo
nupcial de anillos, el anillo de la repeticin?
Nunca he encontrado a 1a mujer de quien quisiera hijos, a menos que sea esta
mujer que amo: pues te amo, oh, eternidad.
Pues te amo, oh, eternidad!
Quinta meditacin de muerte de los guerreros poetas.

En algn lugar a lo largo del arroyo bajo la cueva, nos detuvimos para soltar carne
de shagshay de los trineos, a fin de aliviar nuestra carga. Llev a mi madre al bosque,
a travs de los rboles yu que chispeaban con la nieve. Hice que me lo contara todo.
Al principio me minti, diciendo que no tena idea de por qu las devaki haban
pensado que Katharine era una bruja. Pero luego se enoj y dijo: Acaso no era
Katharine una bruja? Qu es una scryta, sino una bruja? Por qu otra razn se
acostara mi hijo con una scryta? Por qu habras de ser tan descuidado? Copular
como una bestia y divertirte..., cmo te sientes? Hombres! Vosotros os diverts, y
luego nosotras debemos tener los nios. Pero Katharine quera a la criatura, no? Tu
hijo. S, lo s, el nio era tuyo. Tu semilla. O a Katharine decrtelo. Tu prima y..., y la
hija de Soli, Katharine. Ella lo saba. Era una scryta y vio la verdad. Voluntariamente,
te tom voluntariamente! Esa bruja! Y por eso fui y la llam bruja. Puedes
reprochrmelo? Debera de haber abortado. Cuando tuvo la oportunidad.
Estuve a punto de golpearla por segunda vez en mi vida. Yo sudaba y tena calor a
pesar del amargo fro. Apenas poda mirarla.
Entonces, la has matado dije.

Quin la ha matado? Fui yo quien quiso esta expedicin? Fui yo quien se


acost con ella? Acaso fue mi semilla? Las cosas que dices..., mi hijo puede ser cruel
cuando olvida pensar antes de hablar.
Atravesamos en silencio la nieve de vuelta a los trineos. Sent entumecidos los
dedos de mi brazo herido cuando agarr las barras. Seguimos el arroyo a travs de
las colinas. Nos dirigimos hacia el este, alejndonos de Kweitkel, donde los muchos
arroyuelos y riachuelos de la montaa fluan para convertir nuestro arroyo en un
pequeo ro. Alzndose sobre un recodo del ro haba una colina pelada que los
devaki llaman Pstula (la colina es visible desde la cueva, pero a causa de su peculiar
desnudez, cuando la luz es pobre o difusa, parece una depresin en vez de una
prominencia. De ah su feo nombre). El ro atravesaba los bosques bajo Pstula, un
brillante camino blanco y helado abrindose paso entre los rboles. Junto a la orilla
izquierda del ro encontramos a Soli alanceando peces a travs de un agujero en el
hielo. Cuando doblamos el recodo, los perros empezaron a ladrarnos. Soli se
enderez sbitamente y nos mir. Tena ojos agudos; dej caer su lanza, cogi del
trineo la lanza que empleaba para cazar shagshay y corri para reunirse con
nosotros.
Dnde est Katharine? grit. Corri por la orilla del ro de un trineo a otro.
Golpe la orilla con la base de su lanza. Qu ha pasado? Dnde est Katharine?
Justine se le acerc y empez a susurrarle furiosamente al odo. Su rostro se
endureci, dej de respirar. Entonces Justine le cont entre sollozos la historia de la
muerte de Katharine. No le cont toda la verdad. No quera que supiera que mi
madre haba llamado bruja a Katharine, y por eso le dijo que Anala haba espiado a
Katharine y la haba sorprendido con sus muestras.
Nuestra hija est muerta gimi. Oh, Leopold, est muerta!
Por qu querra Anala espiar a Katharine? pregunt l.
Mi madre apoy la mentira.
A Anala nunca le gust Katharine dijo. Eramos amigas, y lo s. No le
gustaba que Yuri hablara y dijera que Liam debera casarse con Katharine. Hace unos
pocos das la o mencionar que tal vez Katharine haba embrujado a Liam. Le dije que
eso era una tontera. Pens que me crey.
Me sent en el lecho de mi trineo escuchando esta mentira. Me haba quitado las
pieles para que Bardo pudiera vendar mis heridas, que sangraban profunda y
dolorosamente. Cmo odiaba las mentiras y a los mentirosos! Hay algo ms
infeccioso y ruinoso que la desinformacin, las palabras retorcidas de la falsedad?
Mir a Bardo, pero l pareca ms preocupado por mis heridas que por la
profundidad y el veneno de las mentiras de mi madre. Envolvi las gasas de mi
brazo con pieles de foca. Hizo un nudo y tens las pieles. Yo senta fro y
entumecimiento, y temblaba como un cachorrillo desnudo. Quise desvelar la mentira
de mi madre, pero tema que Soli pudiera matarla si lo haca.

Tonteras! dijo Soli. Mir a mi madre. No era Katharine una scryta? No


debera de haber visto si Anala la espiaba? Por qu iba a ser tan estpida?
Quin conoce los modos de una scryta? dijo mi madre mientras se retorca
las manos.
Por qu? Por qu?
Tal vez quera morir. Pareca saberlo todo sobre su muerte.
Soli agach la cabeza y exhal una nube de vapor.
Por qu se hizo scryta? dijo, hablando a las rocas de la orilla del ro. Y, si
vio su muerte, por qu no la previno? Por qu? No, no, nunca deb dejar que se
convirtiera en scryta. Dijo la palabra como si fuera la ms repugnante que
conociera. Mir al ro mientras apretaba el asta de su lanza. Entonces nos pregunt
por qu no habamos rescatado el cadver de Katharine. Ha sido un descuido. S,
muy descuidado, no, Piloto?
Yo jadeaba por el dolor de mi vendaje.
No... hubo... tiempo farfull.
Deberas de haberla salvado acus Soli.
Salvado? Estaba muerta.
Si hubieras rescatado el cadver me susurr Soli, podramos haberla
congelado en el ro y la habramos llevado a los enlogos. Ellos podran haberla
curado. Pero dices que no hubo tiempo. No lo hubo? S, s hubo tiempo. Hubo una
oportunidad..., ella hubiera podido ser salvada. Pero no pensaste en Katharine,
tuviste que dejarte llevar por tu pequeo arrebato de furia, por tu venganza, tu
estpido asesinato..., y dices que no hubo tiempo.
La verdad es que no se me haba ocurrido salvarla as. Por qu no se me haba
ocurrido? Qu le pasaba a mi forma de pensar? Por qu Soli vea ms rpidamente
que yo las posibilidades, por qu era ms rpido en aferrar la oportunidad? Podra
haber salvado a Katharine? Ni siquiera hoy lo s.
Era demasiado tarde dije. Haca calor en el fondo de la cueva. Su cerebro
habra permanecido muerto demasiado tiempo. Querras que los crilogos te
restauraran a una hija babeante?
Era una muchacha tan hermosa dijo l, mientras recorra la orilla del ro.
Incluso cuando me babeaba encima, siendo un beb, incluso cuando me escupa a la
cara pasteles de arroz. Oh, hace tanto tiempo, demasiado..., era tan hermosa e
inocente. (Debo admitir que pronunci esta palabra como si fuera la ms hermosa
del universo). Tan inocente antes de convertirse en scryta.
Justine empez a llorar, y entonces, increblemente, Soli la rode con sus brazos y
apoy la cabeza contra su pelo negro y solloz como un nio. Contempl en silencio
esta increble escena. El gran Lord Piloto lloraba como un novicio, y me di la vuelta,

me puse las pieles y me acerqu al ro, donde el hielo era claro y azul. El viento me
cort hasta la piel. Yo estaba aturdido por el fro, pero la imagen de Katharine viva y
entera era ms helada que el viento. Me pregunt si podra haber sido salvada y
resucitada como Shanidar haba sido salvado una vez. Pero, salvada para qu?
Ningn crilogo de la Ciudad, o del universo, tena la habilidad para resucitar
clulas cerebrales muertas y disasociadas. Era imposible. Claramente, Katharine lo
saba. De algn modo, haba credo en lo justo de su muerte. Al contrario de
Shanidar (y cmo quise creer esto!), haba muerto en el momento adecuado.
Cuando regres a los trineos, Soli y Justine estaban apoyados contra el tronco gris
de un rbol yu, abrazados. Su pena haba contagiado a Bardo, que lloraba tambin.
Grandes lgrimas rodaban por sus mejillas hasta su barba, que estaba congelada con
gotitas de hielo. Me mir con ojos hmedos y enrojecidos; me di cuenta que estaba
furioso conmigo.
Katharine est muerta! grit. Y mrate! Con los ojos tan secos como un
pjaro muerto! Qu te pasa? Qu clase de hombre eres? Ella est muerta, y t ni
siquiera puedes llorar como un hombre!
Cmo poda decirle la verdad? Yo amaba a Katharine, y ahora una parte de m
estaba muerta; llorar por ella sera llorar por m, lo cual habra sido una cobarda, una
vergenza.
Soli y Justine se separaron y se dirigieron hacia m. La piel de sus mejillas estaba
encendida, pero sus ojos estaban tan claros, secos y sobrios como deben estar los ojos
de un piloto.
Y qu hay del nio? me pregunt. Qu le sucedi a mi nieto?
Senta tanto fro que no comprend inmediatamente su pregunta.
Muri cuando lo arrancaron de Katharine? Lo mataron?
Naturalmente que est muerto dije yo. No, es ms que eso..., nunca vivi
realmente. Cmo podra vivir, nacido ms de treinta das demasiado pronto? Y no
nacido. La abrieron como a una foca, Soli, como a una maldita foca!
Ests seguro?
Yo no estaba seguro de nada excepto de mi necesidad de encender una hoguera y
mirar a las llamas, para escapar al fro hielo de los ojos de Soli.
Est muerto repet. Tiene que estar muerto.
Hablamos durante un rato; todos menos Soli estuvieron de acuerdo en que el nio
no poda haber sobrevivido. Bardo sigui mirando el bosque, obviamente temeroso
de que los devaki nos siguieran tras descubrir el cadver de Liam. Todos lo
temamos.
Tenemos que darnos prisa dijo Bardo, Ah, hay tan poco tiempo, y hay tanto
que recorrer.

La luz se desvaneca rpidamente entre las montaas; las sombras se estiraban


largas, grises y delgadas a travs de la blanca nieve. Como el mar antes de una
tormenta en el falso invierno, los rboles eran verde oscuro y se agitaban al viento. El
cielo se ensombreca, cargado de prpura y azul oscuro. Esperbamos que los devaki
no nos persiguieran. Tal vez no lo haran. Decidimos seguir el ro hasta el mar. All,
tras internarnos en el mar helado en la costa este de la isla, doblaramos hacia el sur,
rodeando la isla hasta que llegramos a nuestro punto de encuentro. Entonces
esperaramos los cinco das hasta que la nave nos llevara de regreso a la Ciudad.
Comenzamos nuestra retirada a travs de los bosques. Bardo y yo bamos en el
trineo gua, seguidos por mi madre. Soli y Justine, que parecan necesitar intimidad,
se turnaban en la direccin del ltimo trineo. Cay la noche, e hizo mucho fro. Los
perros tiraban de sus arneses, jadeando en el duro aire, y atravesamos el camino
iluminado de estrellas. Fue un viaje extrao, aquel trayecto nocturno a travs del
bosque de pesadilla. Excepto por los latigazos y los gemidos de los perros y los
ocasionales trinos de un somorgujo de las nieves (y el rugido eterno del ro), las
montaas permanecan silenciosas y desiertas. El aire que flua del valle traa el
aroma a madera, pino y otros olores que no pude reconocer. Durante la mitad de la
noche, la luz de las estrellas era tan dbil que slo iluminaba la blanca capa de nieve
y las gotas heladas que colgaban de los rboles; stos estaban sumidos en la
oscuridad y eran casi invisibles. Por delante y por detrs nuestro, los perros y los
trineos sobresalan del sendero como perlas grises en un collar de plata. A travs del
bosque, el sendero se retorca y giraba y pareca temblar, y flotbamos sobre la
sedosa nieve guiados por el deslizar sin friccin de los patines y por nuestras
sensaciones privadas de miedo y fatalidad. El bosque giraba bajo la noche estrellada,
y el paisaje empez a brillar. En el horizonte oriental apareci Pelablinka, una gran
llaga de luz ardiendo sobre los cnicos rboles yu. Aunque hace tiempo que la
supernova haba estallado, su radiacin an era intensa. Casi pude distinguir el rojo
de la fruta yu y sus agujas verdiazules. Contempl Pelablinka, la ms reciente de las
estrellas en explosin del Vild, y me pregunt cunto tiempo pasara antes de que el
cielo se llenara tanto de Pelablinkas que ya nunca volviera a ser de noche. Cunto
antes de que la luz, el gamma y el alfa de las supernovas, baara los Mundos
Civilizados en un brillo de muerte? Cunto antes de que los seres humanos tuvieran
que abandonar sus planetas y huir de la luz, escapar a travs de la negra tristeza del
espacio hacia los brazos ms lejanos de la galaxia? Cunto antes de que las estrellas
y los sueos de los seres humanos y un trilln de otros seres vivos murieran todos?
Cunto antes de que yo muriera? Nunca, me haba dicho Katharine, nunca morirs.
Pero Katharine estaba muerta, y yo mora por dentro, mora lentamente mientras
hua a travs de los brillantes rboles del bosque. En el lecho de mi trineo, a salvo
bajo las pieles, estaban las esferas krydda que habamos podido salvar, llenas de
vida, posiblemente llenas de los secretos de la vida. Pero Katharine estaba muerta, y
la luz de Pelablinka me lastimaba los ojos, y las esferas krydda no significaban nada
para m, nada en absoluto.

De este modo, con cada uno de nosotros solo y silencioso con nuestros
pensamientos separados, seguimos el ro hasta el lugar donde se ensanchaba y se
enderezaba a unos pocos kilmetros del mar. Entramos en un matorral de abetos
yarkona. Lo recuerdo bien. A cada lado del sendero, los rboles eran densos y
estaban muy juntos, dos muros de agujas grises que casi se nos clavaban en las pieles
mientras guibamos los trineos. El poco viento que haca nos soplaba en la espalda,
urgindonos a continuar. El brillante nimbo de Pelablinka estaba alto en el cielo; todo
el bosque pareca hecho de acero plateado. Cuando nos acercbamos al borde del
matorral, el viento muri del todo, y el silencio se hizo tan grande que pude
distinguir los jadeos individuales de los perros. Tusa olisqueaba el aire, alzando las
patas, chapoteando a travs de la nieve en polvo. De repente, el viento cambi; sopl
en nuestras caras desde el este, desde el borde del matorral donde los rboles nos
esperaban como rectos y silenciosos dioses negros. Tusa alz la cabeza y ladr. De
inmediato Rufo y el resto de los perros dej escapar un coro de aullidos y ladridos.
Se produjo un destello difuso de negro contra gris. Una lanza (era lo suficientemente
gruesa como para ser una lanza de cazar mamuts) brot del bosque y atraves el
costado de Sanuye. Tan poderoso fue su empuje que clav al perro en la nieve. Al
instante s produjo una confusin de arneses enmaraados y furiosos perros
aullando. Ms lanzas volaron desde el matorral. Uno de los perros de mi madre fue
alcanzado, y lanz un alarido como una vieja.
Ni luria-mu! gritaron entre los matorrales delante de nosotros, y all,
escabullndose de rbol en rbol como lobos, aparecieron hombres con esques que
nos cortaron el paso. Sus pieles ondulaban a la luz de las estrellas, y todos llevaban
lanzas en la mano. Los hombres devaki, Yuri, Wicent, Haidar y Wemilo, y sus casihermanos, Arani, Jaywe, Yukio y Santayana, permanecan hombro con hombro y
lanza con lanza. Seif, que temblaba como un loco, se adelant.
Li luria, Mallory-mi dijo. Has matado a mi hermano y vengo a matarte,
bienvenido!
Algunos nos arrojaron sus lanzas. Bardo, que se encontraba a mi lado, dej escapar
una maldicin. Hizo una pirueta como un bailarn sobre hielo para evitar un socavn
insospechado.
Vigila tu costado, Pequeo Amigo! grit, y trat de agarrar una lanza en el
aire. Se coloc ante m. Nunca sabr si lo hizo por accidente o por casualidad.
Manote al aire como un oso pescando en un arroyo, pero estaba oscuro y nunca
haba sido bueno cogiendo cosas al vuelo, ni siquiera de nio, y fall. La lanza se
clav en l. De inmediato se desplom sobre m.
Por... Dios! gimi. La fuerza de su golpe me arranc del trineo y me derrib
sobre la nieve. Bardo se qued de pie frente a los devaki, con una roja lanza de yu
asomando de su pecho. Tos y me quit la nieve de los ojos, y vi que la punta de la
lanza parta sus pieles exactamente en el centro de su espalda. La lanza le haba
atravesado, pero no estaba muerto, ni mucho menos. Tosa y maldeca, agitaba el

puo ante Seif, se tambaleaba, pateaba la nieve como un shagshay macho herido. Y
entonces lleg la sangre, y el dolor, y Bardo grit y se retorci en agona, y se
derrumb junto a m en la nieve.
Pequeo Amigo jade, no me dejes morir.
En un momento tuve mi lanza en la mano, y Soli, incluso mi madre y Justine, todos
sacamos nuestras lanzas de sus vainas. No haba espacio para hacer girar los trineos,
ni tiempo, as que nos arrodillamos tras el lecho de mi trineo, junto a Bardo, mientras
observbamos cmo Yuri se deslizaba junto a Seif y pona la mano sobre la lanza de
su hijo.
Ti Mallory! me llam. Es una mala noche, por qu dejaste que Bardo
cogiera tu lanza por ti?
Seif liber la lanza de la mano de su padre.
Bienvenido, Mallory! grit. Has matado a mi hermano, y yo he matado a
tu primo aunque quera matarte a ti! Bienvenido, bienvenido! Alz la lanza. Y
ahora te matar a ti!
No dijo Yuri. Bardo ha muerto, y ahora Liam tendr un amigo con quien
cazar al otro lado. Algunos de los devaki, Haidar y Wemilo, lloraban; siempre
haban apreciado a Bardo, y ste a ellos.
Lo matar ahora dijo Seif. Su rostro se crisp en una mueca mientras su brazo
temblaba.
No dijo Yuri, estoy cansado de matar.
Mat a mi hermano.
Y t has matado a su primo.
Mi hermano!
Aun as, no debes matarlo.
Tengo que matarlo ahora.
No.
Por favor.
No, todos seramos responsables si lo mataras.
Me inclin sobre Bardo mientras escuchaba a los hombres que haban matado a mi
supuesto primo, mi hermano en espritu, mi amigo. Trat de hacer que su corazn
volviera a latir, trat de insuflarle vida en sus labios. Pero mis frenticos esfuerzos
fueron en vano, porque en su corazn no quedaba sangre que bombear.
Mallory! me grit Seif, y los labios de Bardo estaban fros, y como yo me
mora por dentro y segua sin conocer nada de compasin ni contencin, arranqu la
lanza del pecho de Bardo, me puse en pie y se la arroj a Seif. Pero fue un pobre tiro a

ciegas, y l lo esquiv fcilmente. Bardo era un hombre amable, y lamento haber


matado a tu primo grit. Pero tu alma es dura como el hielo, y quin lo sentir
cuando te mate?
Mientras deca esto, tuve una repentina idea. Me agach y agarr a Bardo por el
cuello.
Madre, aydame! dije. Al ro, rpido, antes de que su cerebro... Empec a
arrastrarlo por la nieve, Justine..., Soli, lo congelaremos y lo llevaremos con
nosotros. Los crilogos lo salvarn. Los crilogos. Ayudadme, pesa mucho!
Sultalo! sise mi madre. Siempre era la estratega, siempre pensando,
siempre planeando. Agchate! Si nos ponemos al descubierto, nos alcanzarn
fcilmente.
Pero yo no pensaba entonces en las lanzas de los devaki. La verdad era que nos
haban atrapado, y podran habernos matado en cualquier momento. Tir de Bardo;
Justine y Soli debieron llegar a una conclusin similar, porque lo agarraron cada uno
por un brazo y me ayudaron. Entonces mi madre tir su lanza a la nieve, lade la
cabeza y pregunt:
Por qu es mi hijo tan alocado?
Lo arrastramos a travs del matorral y luego sobre los peascos de hielo hasta la
orilla del ro, que ruga como sangre negra a travs de un tubo de hielo. Lo
arrastramos hasta el centro del ro, donde el hielo era ms delgado. El aire estaba
lleno con nuestra respiracin rpida y humeante; Justine y mi madre jadeaban y
resoplaban, saltando como pajarillos. Soli se susurr a s mismo (pens que era una
especie de disculpa) que era un estpido por no haber previsto que los devaki nos
alcanzaran con sus esques. Corri de regreso al trineo y regres con las hachas, y
todos nos pusimos a golpear y cortar el hielo tan rpida y furiosamente que trocitos
brillantes volaron en cascada a nuestro alrededor. Sentimos crujidos y chasquidos, y
luego el agua al correr cuando rompimos el hielo. Abrimos un agujero casi del
tamao del aklia de una foca. Agarrndolo cada uno por una parte del cuerpo, un
brazo o una pierna o lo que tuviramos a mano, lo bajamos al agujero y lo
sumergimos en el agua helada. El agua (estaba bastante ms que congelada), me
lastim las manos. El fro era tan agudo e intenso que me entumeci los dedos hasta
el hueso. Apenas poda asir a Bardo por sus rizados pelos.
Aguantad! dije. Aguantad!
Lo sostuvimos cuanto pudimos, y luego tiramos de l y lo colocamos sobre el
hielo. Hubo un sonido chapoteante y viscoso cuando el peso de su cuerpo aplast el
agua de sus pieles. Corr a secarme las manos y volv a ponerme los guantes; de no
haberlo hecho, mis dedos se habran congelado de inmediato, igual que el cuerpo de
Bardo estaba congelado ahora. En un momento sus pieles se pusieron rgidas,
envolvindolo en un brillante caparazn de hielo. Yaca de espaldas, con los ojos
abiertos. Trat de cerrarlos, pero eran duros como el mrmol. Vi que uno de sus

brazos se haba solidificado en una extraa postura; sus dedos estaban apretados
como si blandiera el puo a las estrellas. Advert que sus pieles se abultaban debajo
de su vientre, como si un trozo de madera a la deriva se le hubiera metido en los
pantalones para alojarse all. Record que an sufra de su priapismo nocturno, y me
ech a rer. Fue un sonido brusco, que hizo que los dems me miraran. Debieron
pensar que estaba loco. Pero era mejor rer que llorar, y, no era irnico que Bardo
hubiera muerto como haba vivido, no era gracioso? Yo no saba si los enlogos de la
Ciudad podran devolverlo a la vida, pero, si no podan, al menos se ira a la tumba
de forma adecuada.
Durante todo el tiempo los devaki nos observaron desde la orilla del ro. Nuestros
ritos funerarios debieron parecerles incomprensibles. Despus de que liberramos
a Bardo del hielo (sus pieles se haban congelado rpidamente en la fra y resbaladiza
superficie), lo llevamos de regreso a los trineos. Seif golpe un rbol con su lanza.
Veis? Es como he dicho: la brujera satinka ha tocado todo lo que hacen
exclam. Deberamos matarlos a todos.
Bajo las lanzas devaki, colocamos a Bardo sobre el lecho del trineo grua. Lo cubr,
y luego me volv para liberar a Sanuye de su arns. Fue un mal momento, toda una
serie de momentos malos e inseguros.
Yuri golpe el asta de su lanza. Sus ojos se clavaron en el cuerpo de Bardo.
No alancearemos a nadie dijo. Mir a Seif y al velludo Wicent, que se
encontraban junto a l. Ningn hombre de los Manwelina alancear a ningn
hombre o mujer de los Senwelina. Liam descansa en paz, y no hay necesidad de
matar a Mallory aunque haya matado a su propio doffel y haya dado tiernos hgados
a un viejo que vivi mucho tiempo despus de su tiempo. No alzars tu lanza contra
l aunque l haya alzado su lanza contra Liam, y haya hecho que los animales se
marchen, y se haya acostado con su propia hermana, que era una satinka y por tanto
tena que morir. No alancears a Mallory aunque haya matado a tu hermano. No
somos cazadores de hombres; es malo serlo.
Silbamos a los perros, y los trineos avanzaron poco a poco mientras los devaki se
apartaban para dejarnos pasar. Nos movimos muy despacio. El sendero cortaba una
hondonada llena de piedras lisas y cristales de hielo grandes como cuchillos.
Tuvimos que levantar parcialmente los trineos y cargarlos por toda la hondonada. Al
hacerlo, pisamos los copos, que crujieron y restallaron y llenaron el aire con sonidos
duros y quebradizos. Los devaki nos siguieron, susurrando entre s; sus palabras
estridentes atravesaron el bosque junto con el rumor de las agujas de pino y otros
sonidos. Yo estaba tan lleno de pena que daba tumbos por las piedras resbaladizas,
poco consciente de adonde iba. Como lamentaba lo que haba sucedido, como mi
garganta y mis ojos se congelaban de fro, como me estaba muriendo, tuve la sbita
necesidad de explicarme a m mismo, de pedir disculpas, de responder por mis
crmenes. Les dira la verdad sobre m mismo, la verdad sobre todos los hombres y
mujeres: que dentro de cada uno de nosotros vive una bestia asesina sin control. Fue

este deseo de hacer las cosas bien lo que me arruin. Sal de la hondonada y me volv
haca Yuri y Seif.
Liam era un asesino... empec a decir, pero fue todo lo que pude hacer.
Quera decirles que Liam era un asesino, como yo era un asesino y todos los hombres
son asesinos porque la vida vive de vida, y que l me habra matado para poder
vivir. Todos somos asesinos porque as est hecho el mundo. Pero todos somos
hermanos tambin, y hermanas y padres y madres e hijos, y les habra dicho esto y
otras cuantas cosas simples. Liam era un asesino dije, y Seif debi estar
esperando algo as, porque alz la mano por detrs de su cabeza y luego la descarg
hacia delante. Una piedra negra corri hacia m. Si hubiera sido una lanza, podra
haberla desviado. Al contrario de Bardo, mis manos siempre han sido rpidas para
seguir los movimientos de mis ojos. Pero no era una lanza, porque Seif obedeca al
pie de la letra la orden de su padre de que no me alanceara. Era una pesada piedra
negra, casi invisible contra el velo negro del bosque, aunque mi mente hubiera estado
alerta y despejada de otras imgenes oscuras, lo cual no era el caso. No vi la piedra.
Me golpe la sien..., he reconstruido este hecho a partir de la historia que Soli me
cont ms tarde. Todo est registrado; todo ha sido y ser siempre registrado, eso
dicen los scrytas. Se produjo un borrn ante mis ojos, como una nube negra
descendiendo, y la piedra me golpe la cabeza y empuj parte de mi crneo contra
mi cerebro. Hubo una luz intensa, un universo de estrellas en explosin. Y entonces
me derrumb contra la nieve como un animal, y todo qued silencioso, oscuro y fro.
***
Lo que sigue es un resumen de nuestra retirada a travs del mar hasta nuestro
punto de encuentro y nuestro regreso a la Ciudad. Durante gran parte de este tiempo
fui tenuemente consciente de las voces y las acciones de Soli y los dems que me
rodeaban; sin embargo, con la misma frecuencia, estuve comatoso o entrando y
saliendo de ese infernal estado de la consciencia en que todos los sonidos del mundo
parecen a la vez demasiado fuertes, montonos y confusos. Mucho de lo que voy a
relatar lo recompuse bastante despus. Pero fui consciente del hecho crucial (la
revelacin, en realidad), y todava me quema en la memoria.
Cuando Yuri vio lo que haba hecho su hijo, se qued atnito y avergonzado.
Cruz la hondonada y apoy la mano sobre el hombro de mi madre mientras sta
trataba de reanimarme. Ech un vistazo a mi cabeza y anunci:
Mallory se marchar ahora, y no puedo hacer nada ya que es su hora de morir.
Inclin la cabeza hacia Soli. Quieres enterrar a tu hijo junto a la tumba de
Katharine? Es desafortunado lo que ha sucedido entre nosotros, y no quiero ms
mala suerte.

No, no est muerto todava dijo Soli. Nosotros mismos lo enterraremos


cuando muera.
Mi madre y Justine me colocaron en el segundo trineo y me arroparon con las
pieles.
Es terrible perder a un hijodijo Yuri.
S, debe ser terrible perder un hijo replic Soli, hablando con precisin. Lo
lamentamos por Liam.
Y perder a una hija tambin, incluso a una satinka..., es terrible. Sangro por ti.
Tras decir esto, Yuri cogi su cuchillo y se dio un tajo en la mejilla, hasta la
mandbula. Y entonces, porque era realmente un hombre generoso de corazn que
no poda soportar ninguna culpa permanente de nadie, dijo: Debis marcharos
ahora, quizs a Urasalia o Kelkel, y es bueno que os vayis. Pero, si necesitas visitar
algn da la tumba de tu hija, sers bienvenido.
Y mi nieto? pregunt Soli. Vivi mi nieto? Qu hay de la criatura?
Yuri se llev la mano a la cara para detener la sangre.
Y quin es el padre del nio sino Liam o uno de los casi-hermanos de Liam?
No es el nio hijo de uno de los hijos de Manwe? Y alz la mano ensangrentada
para que Soli la viera, y su voz fluctu de forma extraa. No creo que nunca llegara a
sospechar que el nio era mo. No es el nio mi nieto, tambin? Su sangre es mi
sangr, y ser enterrado cerca de la cueva de sus antepasados.
Despus de esto, nos internamos en el mar. Construyeron una choza con bloques
de hielo cortado. Durante el resto de la noche y parte de la maana siguiente
permanec sumido en los delirios, mientras mi madre me cuidaba como lo haba
hecho cuando era nio y estaba enfermo con fiebre. Mi herida la pona frentica.
Para qu sirven los talladores le pregunt a Justine ms de una vez, sino
para quitar la presin sangunea del cerebro?
Mientras pasaba el da y yo no mejoraba, se desesper.
Qu deberamos hacer? El crneo est roto. Estoy segura. Oh, Justine, creo que
se est muriendo! Pero, qu puedo hacer? Quitar la presin del cerebro? Podra
abrirle agujeros. En la cabeza, a travs del crneo, agujeros. O podra esperar. Pero es
tan duro esperar.
Soli escuchaba mientras asaba peces sobre la hoguera. Se levant y se agach junto
a m, mientras contemplaba a mi madre envolverme la cabeza con piel de lobo. No vi
la expresin de su cara (deba de estar furioso por la prdida de Katharine), pero
recuerdo el chisporroteo de la grasa, el olor grasiento del pescado, el sufrimiento de
su voz cundo dijo:
S, Katharine ha muerto, y pronto lo har tambin Mallory. No hay nada que
podamos hacer. Probablemente no sobrevivir a la noche.

El Lord Piloto abandona la esperanza demasiado fcilmente dijo mi madre,


mientras me daba agua de un pellejo.
Pero no hay esperanza, la hay?
Siempre hay esperanza.
No, no siempre dijo Soli, y se cubri los ojos con la mano. Deberamos dejar
morir a tu hijo en paz. Abrirle agujeros en la cabeza sera una locura, no?
No dejar morir a mi hijo.
No puedes salvarle. Y, entonces, las palabras burlonas: Es su destino.
Quieres apartarle de su destino?
Si l muere, yo morir.
Los pilotos mueren. Mallory saba estas cosas. S, saba que su suerte no durara
eternamente. La suerte de nadie dura tanto tiempo.
El Lord Piloto es un scryta, entonces?
No pronuncies esa palabra.
Mi hijo se est muriendo. Y el Lord Piloto se preocupa por las palabras que
empleo?
Por qu me hablas? S, sera mejor si no volvieras a hablarme. Cerr el puo
y se apret tanto la nariz que sangr..., eso me dijo Justine aos ms tarde.
Mi madre sali al trineo y regres con una bolsa de pedernales. Vaci la bolsa en
su mano y eligi las piedras con el dedo. Los pedernales marrones y de fino grano
entrechocaron unos contra otros.
Lo he decidido dijo. Haremos un taladro. Abriremos un agujero y
dejaremos salir la sangre. Me ayudars, Justine?
Justine estaba sacudiendo el hielo de nuestras pieles y trabajaba con los dientes la
piel interior para mantenerla flexible. Se ech hacia atrs el pelo y alz la cabeza.
Naturalmente que te ayudar, si crees que realmente debemos abrir la cabeza
del pobre Mallory; es una cosa muy peligrosa, y no estoy segura de que lo que
hagamos sirva de algo, pero har lo que tenga que hacer, aunque tengo miedo por l.
Y, qu haremos para impedir el dolor cuando sienta el taladro y...?, oh, Moira,
tenemos realmente que abrirle la cabeza?
No dijo Soli, y dirigi a Justine una brusca mirada, desaprobando claramente
su apoyo al plan de su hermana. Estaba furioso y su piel estaba plida; la sangre
corra por su cara. Lo mejor que podemos hacer es esperar que muera. Entonces
podemos abrir un agujero en el hielo, y as tendremos mucho menos peso para los
perros. S, debemos tirarlo por un agujero, y a su gordo amigo tambin.
Leopold, no sabes lo que ests diciendo! exclam Justine.

El Lord Piloto cree que sabe escupi mi madre. Cree en lo que dice con sus
crueles palabras. Pero no sabe nada.
No me hables.
El Lord Piloto debera saber que...
Por favor, no hables.
Mi hijo est muriendo dijo mi madre, y su voz se convirti en un gorgoteo de
furia.
Djalo morir.
Yo oa estos sonidos borbotear sobre m: el alto soprano de Justine mientras
tomaba partido junto a mi madre contra Soli, y el acero de la voz profunda de Soli,
que resonaba como una campana a punto de romperse. La discusin continu
durante un rato; recuerdo que hubo algo en el sonido de las palabras de Soli y en la
angustiada splica de mi madre que me hizo prestar atencin. Y entonces, despus
de un instante de silencio, mi madre exhal un suspiro y pronunci las peores
palabras que he odo en mi vida:
Es tu hijo! Mallory es tu hijo!
Mi hijo!
Es nuestro hijo.
Mi hijo!
Dejarle morir... sera como matar una parte de ti mismo.
No tengo ningn hijo!
S, tienes un hijo. Nuestro hijo.
Y entonces pronunci ms palabras que no quise or, revelando una herencia que
yo quera negar amargamente. Haca mucho tiempo, le dijo (y yo no quise saber esto;
estaba casi muerto, pero supe que no quera saber esto, aunque una parte de m lo
haba sabido siempre, al menos desde que vi a Soli por primera vez en el bar de los
maestros pilotos), le dijo que, el da anterior a su partida al corazn de la galaxia, mi
madre decidi que nunca regresara. Toda la vida haba sentido celos de Justine y
envidia de las cosas que su hermosa hermana posea. Incluyendo a Sol, especialmente
a Leopold Tisander Soli. No le amaba. No creo que mi madre pudiera haber amado a
un hombre como una esposa ama a un marido. Pero saba que era el piloto ms
brillante desde el Tycho..., incluso ella admiti siempre eso. Le envidiaba su
brillantez y deseaba sus cromosomas, que pensaba que eran la fuente de su
brillantez. Ya que deseaba un hijo propio, un hijo brillante como la nia pequea de
Justine, por qu no emparejar los hermosos cromosomas de Soli con los suyos?
(Porque es un crimen, madre, pens. Casi el peor crimen imaginable.) El robo de las
clulas de Soli fue fcil: un rpido y al parecer fortuito araazo de sus afiladas uas
en el dorso de su mano desnuda un da en el Hofgarten..., as fue como empez todo.

Se escarb con cuidado bajo las uas, y llev los pocos cientos de clulas epidrmicas
a un unidor renegado, que dividi el ADN en sus cromosomas haploides y model
un juego de gametos. Cuando Soli no regres de su viaje y pareci que nunca
regresara, ella us los gametos para fertilizar uno de sus vulos e hizo que se lo
implantaran en el vientre. Como resultado de esta despreciable replicacin fui
concebido yo, y doscientos ochenta das ms tarde nac. Eso le dijo mi madre a Soli
mientras yo mova los labios, escuchando su historia, esforzndome por negar lo que
tema era verdad.
Durante un rato, la choza permaneci en silencio. Quiz me hund en coma; quiz
los centros auditivos de mi cerebro se volvieron sordos. Me perd mucho de lo que
Soli le dijo a mi madre, pero recuerdo que grit:
...no es mi hijo! Y, cuando sea enterrado en Resa, no ser enterrado como hijo
mo!
Lo es dijo mi madre. Tu hijo.
Ests mintiendo.
Tu hijo. Nuestro hijo.
No.
Quise tener tu hijo. Qu hay de malo?
Es un bastardo. No es mi hijo.
Te lo demostrar, entonces.
No, no.
Tu hijo dijo ella, y mientras Justine se aferraba al codo de Soli y miraba con
asombro, mi madre apart la piel de lobo de mi cabeza. Acrcate y mira. Tiene el
pelo del Lord Piloto. Suavemente, apart los pelos de mi cabeza, en la parte
opuesta a mi herida. Un pelo tan negro y denso. Pero salpicado con manojos rojos.
Como los del Lord Piloto. Como el pelo de todos los varones Soli, padres e hijos. Le
he estado arrancando los pelos rojos de entre los negros. Porque no quera que lo
supieras. Pero ahora debes saberlo. Ven aqu, pues, y mira el pelo de tu hijo!
Record a mi madre arrancndome los pelos supuestamente grises de la cabeza
en la cueva devaki cuando me buscaba piojos, y el acertijo de mi herencia dej de ser
un acertijo. Haba arrancado pelos rojos, no grises. Pelos rojos, los pelos del linaje Soli
que a veces no aparecen hasta poco despus de llegar a la edad adulta. Durante
nuestra expedicin, quiz debido a las impresiones del hambre y el fro, deb
empezar a producir pelos rojos. No era un bastardo, entonces. Era algo mucho peor.
Era (y hasta hoy he tenido dificultad para formar la palabra incluso en los accesos
ms privados de mi mente), un hijo replicante. Haba sido llamado a la vida a partir
del ADN de Soli, de sus preciosos cromosomas, de la misma materia de su esencia.
Pero haba sido mi madre quien me haba llamado, no l. Ella haba usado la

informacin del interior de l para hacerme, y por lo tanto era una puta replicante, y,
quin podra reprochar a Soli por odiarme?
Mira estos pelos rojos! dijo mi madre mientras me pasaba los dedos por los
cabellos. Quin sino tu hijo? Quin podra tener este pelo, negro y rojo?
Slo es sangre dijo Soli. Su pelo est manchado de sangre, verdad?
Mira ms de cerca, entonces. Ves? No es sangre. Puedes verlo, no? Eres su
padre.
No susurr l.
Debes ayudarle.
No.
Morir si t...
No! grit l, y apart de un tirn el brazo de Justine. Entonces tuvo que
comprender que, si yo era realmente su hijo, entonces Katharine era mi hermana.
Lo sabas le dijo a mi madre. Todo este tiempo, desde la Ciudad, Katharine y
Mallory..., juntos! Y t lo sabas?
Oh, no!dijo Justine.
No le eches la culpa a mi hijo dijo mi madre. Echasela a Katharine. Era una
scryta. Saba que Mallory era su hermano. Y concibi a su hijo de todas formas.
Qu? aull Soli.
El nio. Era hijo de Mallory, no de Liam.
No!
S, Soli, quise decir. Soy tu hijo, y Katharine era mi hermana, y su hijo era mi hijo,
tu nieto, y la cadena de crimen y horror sigue y sigue. Pero no poda hablar; no poda
moverme. Slo poda escuchar.
Katharine le embruj dijo mi madre. Estaba muy furiosa, y las palabras
brotaron como veneno. Saba que Mallory era su hermano. Quin sino esa bruja
scryta se apareara con su propio hermano?
Por qu? pregunt Soli.
Le pregunt a Katharine por qu, pero no quiso decrmelo.
Se lo preguntaste?
Tu hija era una bruja. Una maldita bruja.
La acusaste de ser una bruja? Entonces la mataste, verdad? S, la mataste.
Mereca morir.
Soli se qued inmvil durante un momento, y haba locura en sus ojos. Y entonces
se sumergi en uno de sus raros y terribles arrebatos de ira, y apart a mi madre de

m. Trat de matarla (o, ms bien, de ejecutarla, cmo sostendra ms tarde). Trat de


estrangularla, mientras ella le destrozaba la cara con las uas y casi le aplastaba los
testculos con la rodilla.
Sucia puta replicante! grit Soli. Lo sabas!
Trat de levantarme, pero, como en una pesadilla, no pude moverme.
El horror se desarroll entonces, crimen sobre crimen. Justine vino en socorro de
su hermana. Apart los dedos de Soli de la garganta de mi madre. Soli golpe, lleno
de furia. No creo que supiera lo que haca. Una, dos, tres, veces, golpe, aplastando
los pmulos de mi madre, rompiendo los dientes y la mandbula de Justine. Mi
madre se derrumb sobre la nieve, agitndose. Justine gimi y boque y escupi
trozos sanguinolentos de dientes.
Oh, Soli! llor, y la sangre man por sus labios, pero Soli estaba loco, y trat
de matar a su hermosa esposa. Le rompi el brazo, le rompi la nariz, y, lo peor de
todo, rompi el puro y firme amor que ella siempre haba sentido por l. El
enloquecido Lord Piloto, cuyo rostro pareca un cadver de shagshay despus de un
festn, mir a Justine, y su furia desapareci lentamente. Seal a mi madre.
Deberas de haberme dejado matarla! rugi. Esta sucia puta replicante!
Se acerc a mi cama y cubri mi cabeza con las pieles, escondiendo mi pelo y la
mayor parte de mi cara.
No es hijo mo dijo.
Cuando Soli volvi a sus cabales, se avergonz de lo que haba hecho. Trat de
disculparse ante Justine, trat de ayudarla. Pero ella no quiso su ayuda.
No, no, djame en paz. La sangre manaba por su nariz, y le costaba mucho
trabajo respirar. Sin embargo, consigui hacerse entender. Te lo dije hace treinta
aos, nunca jams, y lo siento por ti, lo siento por nosotros, lo siento de verdad, pero,
cmo puedo ahora confiar en ti? Porque, si puedes hacer esto, puedes hacer
cualquier cosa, y qu har yo ahora? Se cubri la cara con las manos y grit:
Oh, Leopold, duele, duele, duele, duele!
An eres mi esposa dijo l.
No, no!
Hemos sido amigos durante ms de cien aos.
El presuntuoso tono de su voz hizo que Justine se enojara (y mi ta rara vez sufra
de esa fea emocin).
Crea que ramos amigos, pero estaba equivocada.
Soli contempl la pared de la choza. Entonces cerr el puo y empuj hacia afuera
uno de los bloques de nieve, y el viento entr. Observ a travs de esta ventana
recin hecha el trineo de Bardo, donde su corpachn yaca atado bajo las pieles.

Durante largo rato haba mantenido su silencio referido a la creciente amistad entre
Justine y Bardo, pero ahora enferm de celos.
S, ahora tienes nuevos amigos dijo. Amigos muertos.
Es triste contar lo que sucedi a continuacin. La furia de Soli le haba
abandonado, pero la locura haba empeorado. No advirti la gravedad de las heridas
de Justine y de mi madre. Acus a su esposa (equivocadamente) de adulterio. Justine
lloraba cubrindose la cara con las manos, y l interpret este gesto como una
admisin de culpabilidad. Le dijo que nunca podra perdonarla. Ya que el
rompevientos llegara dentro de cuatro das, era hora de dirigir los trineos hacia el
sur para el encuentro, o una tormenta podra hacernos perder la nave. Cuando mi
madre empez a hablar de nuevo sobre hacerme agujeros en la cabeza, y Justine no
quiso mirarle, Soli lanz sus pieles a un trineo, enganch los perros y susurr:
S, abridlo si queris, haced lo que queris, y reunos con el rompevientos en el
punto de encuentro si queris volver a la Ciudad. Qu importa?
Despus de que se marchara, mi madre envolvi la cara de Justine en pieles de
foca. Le puso bien el brazo y lo entablill. Hizo todo esto, mientras sus costillas rotas
rozaban y chocaban y le araaban los pulmones, causndole gran dolor. Esa noche
hizo un taladro de pedernal y me abri un agujero en la cabeza para dejar salir la
sangre. Probablemente a causa de este taladro no mor en el hielo. De algn modo
(incluso hoy da parece milagroso que mi madre y Justine pudieran hacerlo), de
algn modo, a la maana siguiente me subieron a uno de los trineos. De algn modo,
consiguieron dirigir mi trineo y el de Bardo por turnos y conducirlos a travs de
kilmetros de nieve. Fue un viaje tortuoso, un viaje asesino. Recuerdo que mi madre
gritaba con cada irregularidad del terreno; recuerdo el viento y el dolor; recuerdo
haber gritado que me dola la cabeza y que Soli no era mi padre y muchas, muchas
otras cosas incomprensibles.
A ltima hora de la tarde del da siguiente, bajo el brillante haz blanco de
Pelablinka, llegamos al punto de la cita. Haba una nica cpula de nieve en el
cuenco inmenso y blanco del mar. Soli estaba all, esperando, pero no quiso salir de
su pequea choza ni consinti en hablar con nadie. Mi madre y Justine construyeron
otra choza para ellas y para m. A pesar de que ca en coma profundo, mi madre
sigui abrindome la cabeza.
Vivir segua dicindole a Justine, si podemos llevarle a casa a tiempo.
Esperamos tres das al rompevientos, tres das y noches de viento y dolor.
Finalmente, lleg. El viaje de regreso a la Ciudad fue rpido; nuestro retorno a las
brillantes torres y las multitudes de profesionales que alineaban los Campos Huecos
fue glorioso (al menos fue glorioso hasta que mi madre y Justine salieron del
rompevientos y se supo nuestra tragedia). Pero yo estaba ciego a la gloria y casi ms
all del dolor. Me llevaron a una oscura sala bajo los Campos, donde los pilotos son
devueltos a la juventud. All, los talladores trabajaron con mi crneo. Alguien

anunci que, a pesar de los delicados y verdaderamente notables esfuerzos de mi


madre por salvarme, la piedra de Seif haba aplastado y estropeado partes de mi
cerebro. Poco despus, alguien ms anunci que todos nuestros esfuerzos haban
sido intiles, porque las clulas devaki rescatadas haban demostrado ser poco
diferentes de las de los seres humanos modernos. Los maestros unidores no haban
encontrado el mensaje de los ieldra inscrito en su ADN. El secreto de la vida
continuaba sin ser descubierto, quizs era imposible de descubrir, velado y oculto,
eternamente misterioso. El Lord Ctico proclam que era una lstima que nuestra
bsqueda hubiera sido en vano.
Es una lstima que haya desaparecido tanto cerebro de Mallory que no
podamos hacerlo volver. Una lstima que tenga que pagar el precio final a cambio de
nada.
Siempre debe haber un momento en que se nos acaba la suerte, cuando el tictac
del reloj debe pararse finalmente. Ni los cticos ni los talladores ni los imprimturs
pudieron ayudarme. Conservar un cerebro daado y defectuoso habra sido un
crimen, y para m habra sido un infierno, la eternidad de una vida sin sonido ni
visin, sin amor ni esperanza. Era mucho mejor abrazar el destino en el momento
adecuado, y sera mucho ms fcil, como, caer por una negra escalera de caracol
mucho ms larga que la que haba en la Torre del Guardin del Tiempo, una escalera
sin luz, sin fondo. Y as, en una pequea sala oscura casi a la vista de las Torres
Matutinas de Resa, en un da fro y sin nieve en el invierno profundo, volv la mirada
hacia dentro, a la oscuridad ms profunda, y ca. Hasta hoy no he dejado de caer.
En Neverness mor mi primera muerte.

Captulo 17
Agathange
Mucho de la muerte depende del estado de la mente.
Maurice Gabriel-Thomas, Programador de los Siglos del Enjambre.

Quin puede saber lo que es ser dios? Quin puede decir cul de las razas
alteradas del hombre (los hombres-elfo de Anya y los hoshi, los habitantes de Nueva
Arhat y todos los dems) ha conseguido la santidad, y cules son las mujeres y
hombres de vida extremadamente larga que llevan cuerpos extraos y a veces
hermosos? Cunta sabidura debe adquirir una raza antes de merecer la divinidad?
Cunto conocimiento, cunto poder, cunta inmortalidad final? Son los reyesdioses del conjunto de las Eriades (los que construyeron un mundo anillo alrededor
de Prmula Luz), son los ordenadores humanos, simplemente hombres listos o algo
ms profundo? No lo s. S poco del arte de la escatloga, de sus ordenadas
clasificaciones e interminables debates. Kolenya Mor argumenta que lo que
realmente importa no es el estatus de la raza, sino su direccin. Se dirigen los
agathanianos hacia dios, por ejemplo, o han alcanzado un callejn sin salida
evolutivo? Para m, que fui como cadver al misterioso planeta llamado Agathange,
slo haba un criterio sobre el que juzgar la cuestin de la divinidad agathaniana, y
era ste: Cunto saban del gran secreto? Posean ellos que nadaban a travs de
las aguas clidas y eternamente azules de Agathange el secreto de la vida y una
respuesta a la muerte?
He dicho antes que Neverness es la ciudad ms hermosa de todos los planetas,
pero Nevada, aunque hermoso a su propia frgida manera, no es el ms hermoso de
los planetas. El planeta ms hermoso es Agathange. Visto desde el espacio profundo,
es una brillante joya azul y blanca que flota en un cuenco diamantino de mbar
negro. (Debera mencionar que tuve mi primer atisbo de todo el planeta slo despus
de mi resurreccin y marcha. A mi llegada, naturalmente, no vi nada porque estaba
muerto.) Las estrellas que rodean Agathange resplandecen; al mirar hacia arriba
desde las luminosas olas, el cielo es brillante. Slo en las noches nubosas el mar est
oscuro, e incluso entonces es la oscuridad del mercurio y el cobalto en vez de la de la
obsidiana o la tinta negra. El mar (el nico ocano que cubre todo el planeta, a

excepcin de unas cuantas islas diminutas) es clido y pacfico. Rebosa de peces y


otra vida marina. Bancos de taopeces y y konani a millones nadan a travs de las
chispeantes aguas de los bajos, mientras, en las profundidades del autntico ocano,
los ranita cazan a otros peces que no tienen nombre. Peces voladores, borrachos tal
vez con el puro deleite de correr a travs de los nudos y huecos tropicales, surcan la
superficie en tal profusin que, durante kilmetros, el mar tiembla a menudo con
una alfombra de plata arqueada. Creo que fue esta sobreabundancia de vida lo que
hizo que los primeros agathanianos alteraran sus cuerpos humanos a formas
marinas, para escapar a las profundidades insondables y llenar el ocano con sus
hijos mutables y divinos.
En realidad, los agathanianos son hombres-dioses, no dioses me dijo ms
tarde Kolenya Mor. No buscan la inmortalidad personal; no desean escapar de la
prisin de la materia, como hicieron los ieldra, ni pretenden remodelar el universo a
su gusto.
Me cont que haban venido a Agathange con la primera oleada del Enjambre. Las
historia ms comn sobre su origen (y la que resulta ser cierta), es sta: Hace mucho,
al final del tercer interludio del Holocausto, un grupo de eclogos huy de la Vieja
Tierra en una de las primeras naves profundas. Con ellos llevaban los cigotos
conservados en krydda de narvales, delfines, ballenas y otros mamferos marinos
extintos. Cuando descubrieron un mundo de fecundos ocanos y aire dulce y puro,
aceleraron los cigotos y cuidaron a los bebs ballena durante el perodo de terror
infantil hacia tiburones y otros depredadores. Cuando las ballenas crecieron (y cmo)
y absorbieron los ocanos de canciones conservados dentro del ordenador de la nave,
los eclogos las liberaron en el lecho azul del mar. Vieron lo felices que eran los
animales, y celebraron una fiesta, bebieron barriles de vino viejo de siglos y fumaron
un alga marina que haban descubierto y a la que llamaron toalache. Das despus,
volvieron a recuperar el juicio. Se sintieron envidiosos y tristes, porque nunca
podran conocer la alegra de las ballenas a las que haban salvado. El maestro
eclogo dijo que el hombre, con sus dedos de mono y su deseo de poseer trozos de
tierra y otras cosas, casi haba destruido la Tierra. El hombre era una desafortunada
especie terrestre defectuosa por su forma y por su naturaleza. Ah, pero, y si esa
forma y esa naturaleza fueran cambiadas? Y, as, los eclogos fumaron su toalache, y
tuvieron visiones de la vida como debera de ser, y criaron a sus hijos para que
tuvieran narices puntiagudas y aletas y colas. Llamaron Agathange a su mundo
acutico, que significa lugar donde todas las cosas se mueven hacia el bien
definitivo. All, durante miles de aos, los agathanianos alteraron y criaron a sus
hijos, aunque los escatlogos no saben decir si para el bien definitivo o para crear una
abominacin evolutiva.
Buscando tal vez su bien definitivo (o quiz simplemente porque me haba dado la
vida y me amaba), mi madre decidi llevar a Agathange mi cuerpo arruinado y
conservado en krydda. Conoca en detalle la historia de Shanidar. Una vez, los
hombres-dioses le haban devuelto a la vida..., podran hacer menos por un piloto de

nuestra famosa Orden? Encontr pasaje en una nave profunda que viajaba ms all
del Conjunto Prpura. Entreg mi cadver a un grupo de agathanianos (en realidad,
eran una familia) que se llamaban a s mismos la Horda de Restauradores. Entonces
la invitaron a marcharse de Agathange, para que esperara en uno de los pequeos
hoteles que orbitan el planeta, mientras los Restauradores obraban sus milagros... o
fracasaban en su empeo.
Esper largo tiempo. La concienzuda reparacin de mi cerebro dur casi dos aos.
(Hablo de aos de Neverness, por supuesto. En Agathange slo hay una estacin
primavera eterna, y las muchas hordas miden el tiempo en trminos de su grado
de avance hacia la consciencia planetaria definitiva. Pero me estoy adelantando a mi
historia.) Durante la mayor parte del primer ao yac suspendido bajo el brillante
mar mientras Balusilustalu y otros restauraban partes de mi cerebro con prtesis
temporales. Estos burdos biochips implantados cortcalmente slo pretendan que mi
corazn, miembros y pulmones se movieran de nuevo; los diminutos ordenadores
eran demasiado toscos para ayudarme a ganar mis funciones de lenguaje, ni pude
recordar grandes porciones de mi vida. Mi primer pensamiento despus de despertar
entre una horda de mil cuerpos negros, brillantes y resbaladizos fue que haba
llegado al otro lado del da, y que los doffels de todas las focas que haba matado
haban venido a preguntarme por qu estaba loco.
Es un axioma, un descubrimiento de los antiguos scrytas, que cualquier
civilizacin hecha por dioses parecer a los humanos como algo incomprensible y
maravilloso. Cmo, entonces, puedo describir el milagro de los agathanianos,
cuando an no comprendo todos los detalles ni las complejidades de su fabulosa
tecnologa? Hablar de lo que s: El ocano estaba lleno de organismos creados,
muchos de los cuales eran un tercio ordenador, un tercio robot, y un tercio ser vivo.
La mayora de estas diminutas herramientas eran de tamao microscpico. Haba
bacterias programadas de todos los tamaos y formas, eubacterias, cocci esfricos y
espiroquetas con sus colas como ltigos. Flotaban entre el fitoplancton artificial; el
agua estaba llena de flagelos, clulas individuales y algas coloniales, diatomeas con
su hermosa simetra, pequeas joyas del mar que tejan fibras de silicio o carbono o lo
que hubieran sido diseadas para manufacturar. Los agathanianos se preocupaban
principalmente de la manipulacin de protenas. El ocano entero era un caldo de
cultivo para hacer, reordenar y unir trozos de ADN de las bacterias. Pero los
agathanianos, siendo dioses, haban desentraado ms de los misterios del ADN de
lo que los unidores de nuestra Ciudad podran jams. Haban creado formas
completamente nuevas de ADN. Y el ADN era transcrito en los trillones de clulas de
los organismos creados por las aguas de Agathange, y su informacin era leda y
copiada a ARN. Y el ARN instrua a las mquinas moleculares naturales de la clula,
los ribosomas, para construir protenas: nuevas enzimas, hormonas, protenas
musculares, hemoglobina, circuitos neurolgicos que introducir en los minsculos
cerebros-ordenador de las nuevas bacterias, protenas de todas las formas y
funciones concebibles, una variedad de protenas potencialmente infinita.

La variedad de la vida es infinita me dira un da Balusilustalu. Pero, qu


saben los seres humanos de la vida? Tan poco, tan poco, ja, ja! En Agathange,
incluso algunas bacterias..., ah, pero, son bacterias o son ordenadores, lo sabes?...,
incluso las bacterias piramidales son inteligentes. Hay infinitas posibilidades.
Igual que en otros mundos, el ocano estaba lleno de coppodos, salpas, gusanos
anlidos, esponjas y medusas, y con calamares, golondrinas, tiburones y otros peces
mayores en la cadena alimentaria. Pero en el agua haba tambin otras cosas,
animales de forma extraa que parecan mquinas cortadoras o aplastadoras, y haba
mquinas que parecan animales. Los agathanianos creaban estas cosas, o ms bien
debera decir que diseaban enzimas ensambladoras para crearlas (las llamar
ensambladoras porque realmente eran mquinas con aspecto de enzimas). Los
ribosomas de las bacterias programadas creaban ensambladoras diseadas para
tareas especficas. Las ensambladoras surcaban el agua, construyendo grandes
molculas atrapando y uniendo fragmentos de carbono o silicio, tomos de oro,
cobre, sodio y cualquier elemento disuelto en el clido y salado caldo del ocano.
Molculas lipoides, hormonas, clorofila y nuevos brotes de ADN..., las
ensambladoras los soldaban a organismos que eran medio plantas medio animales.
Las ensambladoras unan tomos de carbono capa tras capa, y as las ninfas del mar
tejan sus cadenas de fibras diamantinas, creando sus hermosos y brillantes nidos.
Las ensambladoras unan tomo con tomo, pegndolos como canicas con cola. Los
agathanianos podan (y lo hacan) unir tomos en cualquier disposicin permitida
por la ley natural. Enlazaban conductores moleculares con fuentes de voltaje dentro
de tejidos vivos y formaban campos elctricos directamente en nuevos modos. Si
hubieran querido, habran construido una ciudad bajo las aguas; creo que podran
haber construido una ballena tan grande como una nave profunda; quiz podran
haber insertado circuitos dentro de los nervios y msculos de una ballena para crear
una naveluz viviente que navegara por las fras corrientes del espacio. No haba nada
que no pudieran fabricar, desmontar y recrear molcula a molcula, neurona a
neurona, incluyendo a un hombre.
Y, as, Balusilustalu y mi horda de agathanianos alteraron mi cuerpo para que
respirara aire y agua. De algn modo se abrieron camino a mi cerebro y consiguieron
mantener mi corteza libre de fitoplacton y gusanos del mar y otra basura. Para mi
comodidad, alzaron una isla del lecho del mar. Hicieron que los rboles crecieran y
maduraran y se cargaran de frutas, todo en cuestin de unos pocos das. Otras cosas
no sucedieron tan rpidamente. Por dentro yo cambiaba lentamente, da a da, una
clula cada vez. Al final de mi primer ao en Agathange, pasaba la mitad del tiempo
en el agua y la mitad en tierra. Recorra mi pequea isla, preguntndome quin era y
por qu estaba solo. Recoga jugosas frutas de los rboles; saban a manzanas de las
nieves. Pero eran ms alimenticias que las manzanas de las nieves. La Horda de
Restauradores haba diseado un solo alimento que me nutra mejor que los peces
que nadaban en la laguna de la isla. Sin embargo, pronto me cans de la fruta.
Empec a desear peces plateados, a ansiar carne, cualquier cosa que se retorciera,

nadara o se moviera. Anhelaba coger una rama de rbol y darle forma de tridente,
para alancear algn grueso pez alado, abrirlo con mis largas uas y tragar la sabrosa
carne. Pero tena prohibido hacerlo as. Balusilustalu haba declarado que yo deba
entrar en el agua slo durante aquellos momentos semiconscientes en que mi cerebro
estaba abierto.
No comprendes el mar, y no sabes lo que te est permitido comer, y no sabes lo
que puede comerte a ti me dijo ella un da, despus de que restaurara la
percepcin del color azul a mi corteza visual. (Llamo ella a Balusilustalu, aunque
no era enteramente femenina. Pero, como cualquier agathaniano, era mucho ms
femenina que masculina.) Estaba tendida en la playa de mi isla, rindose de m con
tanta fuerza que su largo torso se agitaba, y los anillos de hermosa grasa ondulaban
bajo su brillante piel. Tena garras en sus aletas; las usaba para dibujar figuras de
animales en la arena mojada de la playa. Para ser agathaniana, su cuello era muy
largo y sinuoso, tan grcil como una ondulante serpiente marina. Debera mencionar
que los hombres-dioses (las mujeres-diosas) no eran todas iguales. Algunas tomaban
la apariencia de vacas marinas, mientras otras eran como delfines, nutrias o incluso
ballenas. Criaban a sus hijos con un millar de formas diferentes; un eclogo de la
Ciudad podra jurar que no eran de una sola especie. Pero, pese a todas las
diferencias, compartan un rasgo comn: Sus ojos eran humanos. Balusilustalu tena
grandes ojos castaos, ojos inteligentes, ojos llenos de irona y humor. Me mir con
aquellos ojos mientras me hablaba en su sofisticado lenguaje de ladridos, gruidos y
chasquidos. Yo comprenda claramente su idioma. Ms tarde, despus de que me
quitaran del cerebro los biochips trasplantados, todo parecera un galimatas.
Pero ella entenda toda mi charla humana.
La carne es carne dije, sin recordar que yo era un hombre de la Ciudad, Un
hombre debe cazar carne para vivir.
Eres un hombre estpido, ja, ja, no un tiburn..., come la fruta de los rboles; los
rboles son para ti.
Pareca despreciarme del mismo modo que un nuevo aspirante se siente superior a
un novicio. Esperaba que me pasara la vida subindome a los rboles como si fuera
un mono? En ningn otro asunto era su desdn ms obvio que cuando yo intentaba
comprender la sociedad agathaniana.
Aunque tu cerebro estuviera entero me deca, no podras or al mar
hablndote. Eres un hombre matemtico que busca la inmortalidad, ja, ja! Qu
puedes saber del alma-mundo? Espera, espera, debemos esperar hasta que recuerdes,
y luego esperar un poco ms para ver si comprendes las cosas simples.
Al cabo de una temporada, despus de que hubiera recuperado el uso completo de
mis msculos, empec a recordar. Fragmentos enteros de mi historia personal venan
a m, apareciendo tenues e insustanciales por un instante, como espuma marina, y
luego se agitaban y se desvanecan en las olas rompientes de la memoria. Era una

sensacin extraa e inquietante. Como un nio en la noche, a veces me despertaba


del mar sin saber qu era o cmo haba llegado aqu. Flotaba arriba y abajo sobre las
olas oscuras, subiendo y bajando, contemplando las estrellas. Tuve sueos. A veces
crea ser Mallory Ringess, un inocente novicio que aprenda el lgebra de Boole; era
maestro, cazador, aprendiz, Pequeo Amigo, padre e hijo, y a veces, durante
aquellos momentos lcidos en que abra los ojos a los oscuros xtasis bajo las olas
deslizantes, era un piloto y era un pez (era un piloto-pez) que vena a aprender los
secretos del mar sin edad.
Un da, cuando pensaba que haba recordado todos los hechos de mi vida excepto
los momentos en que haba matado por primera vez y haba sido muerto, y todos los
momentos intermedios, un da en que el cielo estaba lleno de nubes blancas y el mar
silencioso y tranquilo, Balusilustalu empuj mi flotante cuerpo con la nariz y dijo:
Ahora reharemos adecuadamente tu cerebro; cuando acabemos, sabrs que
tienes un cerebro.
Me gui a las aguas ms profundas, donde esperaba el resto de la Horda. Los
agathanianos me envolvieron. Unas lenguas lamieron mi piel. Se produjo un aleteo
por debajo de m y a mi lado. Espuma salada me entr en la boca. Durante un
momento, Pakupakupaky y Tsasalutsa y muchos otros me alzaron fuera del agua en
sus espaldas. Mi pequea isla ondul en la distancia, una mancha de oro y verde
contra el chispeante mar azul. Hubo silbidos y ladridos y sonidos de succin. De
todo nuestro alrededor vinieron ladridos de respuesta y trinos; el mar se llen
sbitamente con formas suaves, negras y brillantes. Cont seiscientos treinta
miembros de la Horda antes de que me dieran una zambullida y tuviera que dejar de
contar. (Ms tarde supe que hay mil agathanianos en una Horda, y a veces diez mil
hordas surcaban el ocano.) Balusilustalu (o quiz fuera Mumu, o Siseleka) dej
escapar una serie de agudos chirridos y chasquidos. Pens que estaba hablando a los
delfines y ballenas, y pronto el agua ondul con formas enormes.
Estamos llamando a los dioses de las profundidades para que sean testigos de tu
renacimiento dijo Balusilustalu. Me maravill que los agathanianos hubieran
manipulado sus lenguas y rganos fonadores para que pudieran articular no slo sus
propios lenguajes, sino tambin el lenguaje de las ballenas y sus canciones.
Todo el tiempo se tocaban mutuamente y ladraban; la informacin pasaba de nariz
a nariz y de garganta a odo. Los contactos se volvieron de pronto ms traviesos, ms
ntimos, ms urgentes. All, en las ondulantes aguas, algunos de los miembros de la
multitud se tendieron contra otros, y abrieron sus hendiduras a caricias ms
profundas, y empez el apareamiento. Sobre m, por debajo y a todo mi alrededor,
muchos se apareaban con gusto y abandono, y luego lo hicieron muchos ms...,
observ y escuch fascinado mientras el agua se llenaba de ladridos y gemidos. Al
principio no comprend lo que estaba pasando. Pens que los dioses se haban vuelto
locos con su sexo. Pero pronto fui consciente de un conocimiento en mi interior. Una
parte del milagro me fue revelado, aunque no s si por telepata o por la informacin

almacenada en los biochips de mi cerebro. La voz divina me susurr mientras flotaba


bajo el agua, escuchando, y esto es lo que s: que cuando un miembro adulto de una
horda est dispuesto a aparearse, ella, la Primera Madre, crea un huevo en sus
ovarios. Encuentra una compaera, y entonces se produce el apareamiento. (Todos
los agathanianos tienen miembros, grandes y con puntas rojas y triangulares
mayores que la de Bardo, pero no tienen testculos, pues no los necesitan.) La
Primera Madre introduce su miembro en la hendidura de la Segunda Madre. El
vulo es colocado en un rgano peculiarmente formado llamado la bakula. En la
bakula, el vulo es parcialmente fertilizado. La Segunda Madre inyecta el vulo con
filamentos cuidadosamente diseados de plasma germinal, de la misma manera que
un virus infecta a una clula anfitriona con su ADN. Entonces pasa el vulo de su
miembro a una tercera compaera, donde ocurre el mismo proceso de nuevo, y as
muchas, muchas veces. Finalmente, cuando el vulo ha pasado de bakula en bakula
(los agathanianos a veces se refieren a esta fbrica de protenas en forma de rosco
como el rgano del cambio), cuando todas las otras madres han contribuido a la
herencia del vulo y la fertilizacin queda completa, la Ultima Madre acepta el cigoto
en su vientre, donde crece el feto. As, cada agathaniana es hija de toda la multitud.
Pero hoy no estamos haciendo hijas me dijo Balusilustalu mientras observaba
a la Horda pasando su plasma de una a otra bajo el mar. Estamos haciendo otra
cosa, jo, jo!
Es difcil describir lo que hacan. En cierta forma, la semilla dentro de las bakulas
dentro de las agathanianas era como una bacteria, como un neurfago, ya que
estaba diseada para consumir y reemplazar neuronas muertas y disasociadas. En
otro sentido, era muy parecida a un virus de informacin. Cada madre de la Horda
teja cadenas de ADN alterado, pequeas cadenas asociadas, dentro del virus de
informacin. Las madres recorran el agua, tocndose por dentro, regodendose en el
xtasis, y pasaban el virus de bakula en bakula. Y, as, la impulsiva Dcima Madre
aada cadenas de asociacin segn su inspiracin, mientras que la ms sabia
Quingentsima Madre borraba cadenas y aada otras ms. Cuando el virus estuvo
casi terminado, Balusilustalu lo tom en su bakula, donde hizo los cambios finales.
Ahora lo pondremos en tu cerebro dijo. Te invito a aceptar el regalo de mis
hermanas.
Debo admitir que no quera aceptar ningn regalo. A pesar de que no estaba
completo, era lo bastante consciente como para tener mucho miedo. No estoy seguro
de cmo abrieron mi cerebro. Creo que usaron desensambladores para separar
suavemente los colgenos de mi cuero cabelludo, para disolver el hueso de mi
crneo. Sent como si todo mi cuerpo estuviera siendo abierto y separado tejido a
tejido, capa a capa, clula a clula. El agua era roja y pegajosa por la sangre. Partes de
m flotaron en el clido mar salado, desplegndose, deshacindose lentamente.
Quitaron uno de los biochips de mi cerebro. Cuando me introdujeron el virus, grit.
No hubo dolor, pero grit, porque tema que el virus me destruyera en vez de

curarme. El grito debi correr por el agua densa hasta el crculo donde esperaban las
ballenas de cabeza chata. O una serie de borboteantes gruidos, que interpret como
una risa. Y entonces Balusilustalu habl sin mover la boca, y o su voz en mi interior.
Los dioses de las profundidades se preguntan por qu los simios siempre gritan
cuando nacen. Ja, ja, porque son estpidos, les digo.
No, me estoy muriendo, me estis matando.
Te estamos restaurando a lo que pudiste ser.
Para vivir, muero. El virus me matar, lo s.
Eres demasiado simple, jo, jo! Lo que hemos hecho para ti no es realmente un
virus.
Qu es?
Somos dioses, no? Ja, ja. Hemos hecho esta semilla en nuestros cuerpos para
restaurarte. Puedes llamarlo la semilla divina.
Los virus infectan, esta jerarqua de ADN, la programacin ms primitiva,
matando las clulas superiores..., los eclogos me ensearon esto cuando era un
novicio.
Qu estupidez! La semilla divina buscar clulas cerebrales muertas; muchas
partes de tu cerebro han muerto.
Lstima, lstima, como dira Bardo.
La semilla divina es inteligente, en cierto modo. Introduce cadenas asociativas en
las neuronas muertas, revitalizndolas durante poco tiempo. La semilla divina
tomar la programacin del ADN.
Estoy siendo ocupado, lstima.
Escucha, Hombre, ste es el arte de Agathange. Las cadenas asociativas se
reproducen a s mismas un millar de veces. Replicacin y vida, Hombre estpido.
Las nuevas cadenas se organizan, agrupndose como gusanos marinos, formando
miles de interconexiones. Y, cuando crece, la neurona arde y muere. Y la nueva
semilla divina nace, miles de semillas divinas.
Los aspirantes mueren; por qu no me dejis en paz?
Cuando los millones de semillas divinas hayan emigrado a travs de tu cerebro,
quitaremos el resto de los biochips. Los biochips son imposiblemente torpes. Son
buenos para que puedas mover las piernas o articular tu estpida lengua, pero son
intiles para recordar matemticas y otros recuerdos que han sido inscritos.
Inscritos?
El cerebro es como un holograma; el todo est inscrito dentro de la parte.
No.

Deja que me explique.


No, no, estoy muriendo y tengo miedo.
Flot en el agua durante mucho tiempo, mecindome arriba y abajo con las
ondulaciones de la suave corriente. Me alimentaron de algn modo. Senta en la boca
el sabor a sangre y agua, piel de foca y orina. (Los agathanianos daban poca
importancia a sus excreciones, como un beb en un bao de agua caliente. Pero el
ocano era muy grande, as que las nubes de orina naranja y oscura se disipaban
rpidamente.) Los largos das se convirtieron gradualmente en largas noches, y las
noches se hicieron das, y los ritmos de la luz y la oscuridad se perdieron en los
ritmos ms profundos del mar. Y, siempre, el sonido de la Horda ladrando y
gimiendo y hablando, y el parloteo de los delfines mientras charlaban entre s, y el
gran sonido de las ballenas fundindose con el rugido negro y largo del mar..., todos
estos sonidos me rodeaban, golpeando mi piel en interminables ondas de sonido. Lo
senta en los huesos. Lo senta como si lo tragara, como si el sonido del mar me
nutriera y me mantuviese. Oscuros ritmos redoblaron en mi sangre, y de nuevo hubo
sonido en mi cerebro. La Horda se deslizaba por el agua, pasando la cancin y la
sustancia de la vida creada adelante y atrs, adelante y atrs, mientras se acariciaban
y cantaban y se vaciaban unas dentro de otras. Otra vez abrieron mi cerebro, y otra
vez tocaron mis profundidades con su virus, con su semilla divina. Y otra vez,
muchas veces. Los agathanianos cantaron sobre la estupidez de los seres humanos, y
tambin sobre la inteligencia humana. Cantaron sobre el alma-mundo y sobre la luz
y la oscuridad. Mientras el virus haca su trabajo, yo flotaba en un ocano de sonido
en expansin. La cancin de la Horda se hizo gradualmente ms clara, y record que
una vez haba asesinado a una foca. Entonces se produjo un agudo chirrido, como el
grito de angustia de un shakuhachi. Record haber asesinado a un hombre llamado
Liam, y viv de nuevo el momento de mi muerte. El sonido de la muerte, los sonidos
de la vida: las olas rompan sobre mi cabeza, y una gaviota golpe el aire con sus alas
y grit en la playa distante, y record cosas que deberan haber permanecido
olvidadas; record aprender a contar cuando nio; record elegantes teoremas y
cmo afilar un cuchillo de pedernal; record que Leopold Soli era mi padre; quiz
por un instante record todos los sucesos de mi vida. Record cosas que nunca haba
conocido. Nuevas y extraas memorias vinieron a m. Supe que esos recuerdos eran
el trabajo del virus en mi interior. Escuch la cancin del mar, la cancin de la Horda
de Restauradores y todas las otras multitudes. La cancin de la vida.
Porqu?
Porque es divertido! Y tambin te restauramos porque eres Mallory Ringess, el
piloto que nunca morir, ja, ja! Te damos nuestras memorias porque debes saber.
No quiero saber nada.
Jo, jo, escucha, Hombre, y te lo contaremos todo! Oyes a las ballenas susurrando
el secreto? Sabemos que sabes, Hombre. El secreto de la vida es slo puro goce, y el
goce est en todas partes. Fuimos hechos para el goce. Est en el lamer de la marea

nocturna y en las rocas de la playa y en la sal y en el aire y en el agua que respiramos


y dentro, muy dentro de la sangre. Y en las cambiantes arenas del ocano y en los
nerviosos peces de plata y en los atrayentes verdes de las golondrinas y en las
profundidades prpuras en la concha de la ostra y en los arrecifes rosados e incluso
en la mierda del suelo del ocano, goce, goce, goce!
No, la vida es dolor, lo s. Hay un poema; recuerdo un verso: "Nacemos con el
dolor de nuestra madre y morimos con el dolor propio".
La vida no perecer. Te damos estas memorias para que la vida no perezca.
Recuerdo la cancin de la Horda de Restauradores.
Todas las hordas son restauradoras. Eso es lo que somos; eso es lo que hacemos.
No quiero ser restaurado as.
Es una gran cancin, verdad? Oyes la cancin?
Tengo miedo.
Ja, ja!
La cancin de Agathange es una gran cancin, pero no es una cancin que quieran
escuchar la mayora de los seres humanos. Naturalmente, algunas partes, dada la
herencia humana de esa misteriosa raza, son comprensibles. Los humanos y los
hombres-dioses (o incluso la mayora de los dioses, creo) comparten el conocimiento
de que la materia y la consciencia son inseparables. El conocimiento es viejo; hace
siglos, los mecnicos descubrieron que era imposible describir la conducta de las
partculas subatmicas sin considerar los efectos de la consciencia en los objetos que
estaban estudiando, igual que es imposible explicar la desastrosa termodinmica y el
envenenamiento de la Tierra mientras se ignoran las acciones criminales y
conscientes de miles "de millones de seres humanos. (Esto fue, por supuesto, antes de
que la mayora de los mecnicos renunciaran a su tonta idea de buscar una partcula
definitiva. Es un hecho increble que los antiguos hubieran descubierto, descrito y
catalogado treinta mil trescientas ocho partculas discretas..., leptones, gluones,
fotinos, hadrones, gravitones, quones, quarks, quiffs invertidos y otras invenciones
de sus ecuaciones, antes de que abandonaran su intil bsqueda.) As, los
agathanianos contemplan la unidad de consciencia y materia, y han llevado su
creencia hasta el final lgico. Las diez mil hordas de restauradores trataban de
despertar su planeta entero a una consciencia superior. La cancin habla de la gran
restauracin: Los primeros eclogos no haban confiado su minscula consciencia.
Haba salvado la consciencia del hombre a la Vieja Tierra? No, ni sera salvado
Agathange, porque el hombre era el hombre, y, algn da (aunque tomaran la forma
de focas y salieran al mar), las armonas naturales seran rotas. Slo creando una
consciencia muy superior a la propia, un alma-mundo, podran cantar una cancin
de goce total que, despus de todo, es lo que buscaban hacer.

Cuando mi cerebro san lo suficiente como para que pudiera comprender las ms
antiguas armonas del mar, Balusilustalu me permiti cazar los peces de la laguna de
mi isla. Pas largas tardes recordando, y alanceando peces de la arena y shohi y colas
de plata. Dorm en la playa y me quem mi clara piel alaloi bajo el brillante
resplandor rosado del sol. A menudo nadaba con la corriente, donde las ballenas se
acariciaban y tragaban grandes bocanadas de krill. El agua se agitaba roja, llena de
pequeos crustceos, con los chorros de las ballenas corcovadas y las sei y las aletas
azules, el aroma de la sal marina y la espuma..., recordaba el mar como si hubiera
vivido en l durante un milln de aos. Pero an tena miedo a los tiburones y
depredadores que nadaban bajo las olas, y tambin a cosas menos tangibles. A
menudo nadaba como un cachorrillo rodeado por la seguridad de la Horda. Y,
cuando abran mi cerebro, los pensamientos tranquilizadores de Balusilustalu y los
dems me barran:
No tengas miedo de perderte. Est la parte y est el todo, y ambas cosas existen a
la vez.
Soy un hombre! Nunca podra ser miembro de la Horda.
Y los hombres y mujeres de la Vieja Tierra casi tuvieron xito al crear una
consciencia planetaria. Diez mil millones de hombres, mujeres y nios..., cada uno
como una neurona en un cerebro. Y todas sus caricias, charlas y copulaciones, todas
sus luchas y canciones..., todas las estancias de intercomunicacin, igual que las
sinapsis intercomunicadas de una neurona. Ja!
Por qu fracasamos?
Por qu arranca un nio las alas a una mosca?
No quiero ser parte de un cerebro planetario.
Ja, ja, pero l quiere que seas una parte... del todo. Al menos durante una
temporada.
No, no.
Y por eso fracasaron nuestros antepasados. La consciencia naciente de la Madre
Tierra fue daada por su juvenil descuido. En cierto modo, nunca naci. Las partes
nunca fueron verdaderamente conscientes del todo.
Tenan miedo, creo.
Ja, ja, eran estpidas! Es un pez consciente del mar, o slo de las aguas
inmediatas en las que nada? Qu sabe una sola neurona de tu cerebro de
matemticas, msica o amor? Nunca podemos ser completamente conscientes de la
entera dimensionalidad del todo, pero podemos saber algunas de las cosas que hace.
Y las diez mil hordas..., qu hacis entonces?
Cosas milagrosas! Somos dioses, no, jo, jo? Somos el cerebro de Agathange, y
cuando lloramos hay lluvia, y cuando suspiramos el viento sopla. Cuando el coral

muere en el lugar adecuado, su esqueleto forma los arrecifes del mar. Creamos
nuevas especies cuando hay necesidad, a veces slo porque es divertido. Y las otras
cosas, las cosas superiores, las ecologas y armonas..., temblamos por contarte esas
cosas, estamos a punto de decrtelo, queremos contrtelo, tenemos que hacerlo,
pero...
Pero?
Pero eres demasiado estpido, ja, ja! Igual que los agathanianos individuales,
Balusilustalu, Mumu y Pakuopakupaku son demasiado estpidos. Pero al menos
somos conscientes del todo; el todo es nosotros, y es consciente de nosotros.
Y las ballenas?
Lo mismo que tu corteza es a las partes primitivas de tu cerebro, as son las
ballenas a las hordas. Podras decir que las ballenas son el alma de Agathange. Pero
eso sera una simplificacin, ja, ja!
Hay tantas jerarquas y capas de inteligencia..., temera perderme.
Estpido, estpido! El holograma est conservado; todo est conservado.
Tengo miedo.
Mi mayor temor no era que la consciencia planetaria me absorbiera. Poda un
hombre con pelo y dedos y un cerebro matemtico ser absorbido por una horda de
hombres-foca? Y, aunque pudieran cambiar mi carne y alterar mi cerebro a su
capricho (y tengo que admitir que podan), por qu querran hacerlo? Qu valor
posea Mallory Ringess, un simple piloto de una Orden arcaica, para una raza de
dioses? No, mi mayor temor, lo que tema por encima de todas las cosas, era perder
mi esencia bajo el virus que me haban introducido. Cuanto ms nadaba entre la
Horda y ms sanaba mi cerebro, ms temeroso me volva.
Mientras pasaban los das, advert gradualmente que los agathanianos tenan gran
poder sobre la materia y la consciencia. (Y, para completar el quincunce semimstico
de los mecnicos, tambin sobre la energa, el espacio tiempo y la informacin.
Especialmente sobre la informacin.) Advert que, dondequiera que nadase la Horda,
nunca llova, ni el viento soplaba demasiado fuerte, ni las olas eran demasiado
grandes. Incluso los tiburones, de algn modo, eran mantenidos a raya. Aquellos
grandes, flexibles y hermosos asesinos se coman slo a unos pocos de los
agathanianos ms viejos, aquellos que estaban dispuestos a continuar, como lo
expresaban. Los tiburones dejaban a los cachorros (los hijos) en paz. Nunca
comprend cmo Mumu y Siseleka podan nadar justo al lado de un gran tiburn
blanco y tocar imprudentemente aleta con aleta. Para m era un misterio por qu
queran hacer algo as, a menos que fuera para impresionarme con su amor a la
naturaleza y, ms importante, con el amor de la naturaleza hacia ellos. Slo una vez
dud de su poder. Slo una vez la naturaleza pareci tan por encima de su control
como lo est el sol respecto a un pez rueda.

Un da, una manada de orcas, con sus dientes cnicos y espaciados y sus sombras
sonrisas, apareci como surgida de ninguna parte. En un momento, Siseleka y otros
siete miembros de la Horda fueron despedazados y devorados. La sangre era tan
espesa en el agua que incluso los tiburones se volvieron locos. Entonces se produjo
una carnicera. De algn modo, los tiburones murieron mientras mordan el agua.
Durante esta confusin, una de las orcas se abri paso hasta el centro de la Horda. Se
trag siete nios como si fueran ostras. Cuando qued saciada (pens que tena que
estarlo), pas su gran cola bajo una cra, arrancndola del agua por encima de las
espaldas de sus madres y hacindola caer en las mandbulas al acecho de otra orca.
Tres veces se repiti este truco, y cada vez una criatura indefensa desapareci en el
vientre de una sonriente bestia negra y blanca. Entonces, tan rpidamente como
haban venido, las orcas se marcharon, y las aguas rojas se apaciguaron.
Los gemidos, chirridos, aullidos, silbidos y chillidos de la Horda continuaron
durante largo rato. Unas cuantas madres me metieron bajo el agua y me envolvieron
con capas de cuerpos de focas que se agitaban y temblaban a m alrededor. Cuando
pareci que las orcas haban devorado su parte, la cancin de las Hordas regres al
mar. Quiz los agathanianos hacan inventario de sus prdidas o estaban
tranquilizndose mutuamente. Tal vez estaban ocupados con sus cosas superiores.
Tantos peligros, dentro y fuera, me aterraban. Slo quera regresar a mi isla,
esconderme entre las ramas de un rbol. Pero, poco despus, los cnticos se calmaron
y alcanzaron una armona; los gritos y alaridos se convirtieron en palabras, y las
palabras en pensamientos.
El precio, el precio, siempre hay un precio, ja, ja!
Pero sois dioses! Cuando lloris hay lluvia, eso dijisteis.
Seguimos siendo humanos por dentro, y cuando hay sangre lloramos.
Dijisteis que las ballenas son los dioses superiores. No comprendo..., estn locas?
Oh, las deudas, los pecados de nuestros padres. La consciencia de Agathange no
est conseguida del todo, no es perfecta aun. El precio.
Habladme de las orcas.
Escucha la msica de las olas.
Est loco parte de vuestro cerebro planetario?
Escucha el rumor de las nubes.
Contadme.
Escucha el sonido de tu propio corazn.
No!
El precio, los defectos. El universo es defectuoso.
Es mi cerebro defectuoso? Habladme del virus..., qu har?

El universo es perfecto tambin, y tu cerebro es perfecto o lo ser pronto, jo, jo! Y


no debes llamarlo virus. Semilla divina es perfecto. La semilla divina es slo para ti. La
mente de las hordas te ha rodeado y ha modelado tu cerebro. Nuestra mente es un
ordenador, como los ordenadores akshicos de tu Orden o las neurolgicas de tu
nave. Slo que mucho ms poderosa y profunda, jo, jo! Somos dioses, no? Tu
cerebro es como un holograma perfecto. Y, en un holograma, no est conservada en
cada parte la informacin sobre el todo? Y en nuestras bakulas, que escuchan el
ordenador de nuestra mente, creamos la semilla divina. La semilla divina lee el
holograma de tu cerebro. Lo despliega, ests siendo desplegado, ja, ja! La semilla
divina sabe el orden exacto en que deben ser colocadas tus neuronas. La semilla
divina ve las conexiones que deben hacerse a las neuronas vivientes.
Y mis recuerdos?
La memoria es un fenmeno no local. La memoria puede crearse pero no
destruirse. Cada parte de tu cerebro contiene todos tus recuerdos. La semilla divina
conserva la memoria.
Y mi esencia?
Ja, ja!, eres Mallory Ringess, no?
Est conservado mi sentido del yo? Seguir siendo yo? Cmo lo sabr?
Cul es el sonido del sol naciente?
Creo que me estoy ahogando.
Ahogndote en un mar de informacin, jo, jo! Informacin, informacin por
todas partes! Informacin en la concha en espiral del molusco, y en la cancin de las
hordas: informacin; informacin pasando bajo el mar, pasando de los autnticos
virus informativos a las madres, y de madre a virus; y el virus infecta a las nutrias y
los pulpos, los peces rueda y las diatomeas. Esto es lo que es realmente un virus
informativo: mantiene a nuestro ADN informado de los cambios de las otras especies.
Y nos informa, e informamos a la vida del mar, pasando la informacin, siempre
pasando, de criatura en criatura y de planta en planta, bajo el mar por todas las aguas
de Agathange. Deja que te abramos al mar de informacin.
No!
No tengas miedo. Todo ser restaurado.
Tengo miedo a morir.
La informacin es como el agua, y te mueres de sed.
Hubo un momento de silencio, difcil de recordar, imposible de olvidar por
completo. Me abrieron, y las oleadas de consciencia barrieron. Creo que me convert
en parte de Agathange, una parte de la mente viviente del planeta. O cosas; sent el
planeta movindose bajo mi cuerpo. La informacin pas de m al mar, mientras
cada criatura viva y planta me informaba de su existencia. Mi consciencia se insert

en cada almeja, en cada ballena o estrella de mar..., estoy seguro. Fui una langosta
palpando con las pinzas el fondo marino en busca de trozos de alimento; fui las algas
verdiazules flotando con las corrientes, empapado de luz, y fui una diatomea y un
gusano flecha y un kerder abrindome bajo los suaves tejidos de una medusa. Fui
una gran ballena corcovada que cantaba el xtasis de su cpula y gema el goce de
dar a luz. Fui muchas cosas y una sola cosa, envolv el mundo en mis tentculos, en
mis aletas, en mis brazos. Y siempre la informacin pasaba, de planta a animal, de
devorado a devorador, de virus a bacteria, de madre a hija. Haba una brillante pauta
en esta informacin, una visin tan clara como el diamante, pero ahora slo quedan
recuerdos de esa visin; como la luz de las estrellas desvanecindose a travs de
aguas azules, los recuerdos son tenues y sombros. Fui yo mismo una vez ms, una
clula diminuta con una diminuta consciencia humana, y fui un vasto ser consciente
de la informacin que flua a travs del universo. Supe cosas. Para m, como hombre,
el conocimiento fue increblemente complejo. Pero como Agathange el planeta,
cuando contempl las estrellas, fui consciente de la belleza y la sencillez. En formas
que an no comprendo, esta consciencia me cambi y nunca ha dejado de
cambiarme, y temo que nunca lo har.
Cuando despert estaba tendido en la playa, con los talones hundidos en la arena
mojada al borde del agua. Haba arena en mi boca, arena en mi pelo, orejas y ojos.
Mov mis labios agrietados y pegajosos para hablar, y mis dientes chocaron con
partculas de arena. Una gaviota chill. Las olas eran blancas y espumosas por toda
la orilla. El sol rosceo se pona lentamente en el cielo occidental, y me pregunt
cunto tiempo haba estado tendido all. Tena la piel caliente, quemada y roja como
una fruta de sangre. Me llev las manos a la cabeza y pas los dedos por mi cuero
cabelludo, buscando alguna fisura, corte o cicatriz que demostrara que mi cerebro
haba sido abierto. Pero slo encontr unos cuantos pedazos de algas que se
desmoronaron pegadas a mi pelo (a mi pelo negro y rojo). Cerr los ojos, entonces.
Mir hacia dentro, al interior de mi cerebro; busqu recuerdos que pudieran parecer
irreales. Comprob mis poderes matemticos. Propuse axiomas arbitrarios y cre una
lgica, e invent algunos pequeos teoremas. Hice otras cosas. Durante largo rato
pens profundamente, meditando sobre el problema de identidad al que me haba
enfrentado dentro de la Entidad. Cmo poda saber si mi autntico yo haba
cambiado? Y, si haba cambiado sutilmente, de forma que nunca lo sabra, si de algn
modo era diferente o estaba disminuido, importara?
S, importara. Mis ojos se movieron bajo los prpados cerrados, y pens en las
ltimas palabras que me dijo Katharine, y de repente import ms que nada en el
universo. Mi gran temor era que el virus agathaniano me robara mi libre albedro.
Haba sucedido antes, a otros hombres. En cierto modo, la tecnologa fundamental
era vieja. Era sabido que los guerreros poetas de Qallar y los despreciables
aliengenas scutari practicaban el brbaro arte del trasplante cerebral. Llaman a su
arte mimo-replicacin, y es algo horrible. Pequeos virus replicadores (en realidad
son ordenadores) invaden el cerebro de sus vctimas. Los virus establecen primero

colonias en emplazamientos crticos a travs de la corteza. Uno a uno, se apoderan de


los programas de la vctima, de todos los hbitos humanos, creencias, emociones,
pensamientos y funciones mentales. El cerebro de la vctima ejecuta entonces el
programa de su nuevo amo. Al final, cuando el virus ha hecho su trabajo y todo el
cerebro queda rehecho, el hombre no es ms que una mquina.
Lo que hay en tu interior no es un autntico virus informativo ni un virus replicador. Te lo
hemos dicho, es semilla divina. El holograma est conservado.
Me tumb en la playa, escuchando los ritmos internos. La verdad es que me senta
igual que siempre..., quizs un poco ms complejo, ms furioso, ms sombro, y
demasiado lleno del mundo, pero..., yo mismo. Me levant y mir ms all de los
rompientes, al lugar donde se reuna la Horda de Restauradores. O en mi sangre la
Cancin de Agathange. Aunque segua siendo el hombre orgulloso, vano y asesino
que haba sido siempre, saba que ahora era algo ms. Haba una nueva verdad, una
pasin en mi interior..., poda sentirlo arder en alguna parte tras mis ojos. Casi supe
lo que era. Algo (y no slo la Cancin de Agathange), me haba sido aadido. Mir al
mar, y escuch el rumor entretejido de las olas, y supe que los agathanianos haban
dejado algo sin decir, algo sin explicar.
Nad ms all de la laguna, dej atrs los arrecifes de coral y entr en las aguas
ms profundas. Delfines sibilantes corran ante m, y una corcovada rompi la
superficie y aterriz sobre su espalda con una salpicadura gigantesca. Encontr a
Balusilustalu nadando con la Horda. Me golpe suavemente el estmago cuando yo
le habl en el idioma de los Mundos Civilizados. Una vez ms le pregunt por las
orcas, y una vez ms me respondi en acertijos. Me dio a entender que el tema era
tab, algo de lo que no poda ni quera hablar. (Es curioso que para todo el mundo
incluso los hombres-dioses haya cosas que no se pueden discutir. Los devaki, por
ejemplo, casi nunca revelan sus sueos nocturnos, mientras que muchos rehsan
mencionar el sexo o la sexualidad. E incluso los pilotos no podemos hablar de las
cosas de las que no podemos hablar.)
Una ltima vez abrieron mi cerebro, pero no lo hicieron fsicamente. Me abrieron
con sus pensamientos, y con su amor. Con su necesidad.
Ests restaurado, y es hora de que te marches.
Ahora hay algo dentro de m. Algo que no puedo articular del todo, que ni
siquiera puedo pensar. La clave..., hblame de las orcas.
Siente la libertad de las olas en tu interior.
Por qu no puede un dios dar a un hombre una simple respuesta?
Eres un hombre estpido, ja, ja!
No me lo habis contado todo.
Te hemos dicho el secreto de la vida.

No hay secreto.
Estpido, estpido, jo, jo!
Por qu me restaurasteis?
Porque fue divertido.
Por qu?
Por qu? Por qu? Por qu? Porque eres Mallory Ringess, el piloto que ha
estado dentro de Kalinda, y porque ella ha estado dentro de ti.
Kalinda?
La llamis la Entidad de Estado Slido, pero su nombre es Kalinda. Y Kalinda
conoce el secreto.
El secreto de la vida?
Conoce el secreto del Vild. Podras decir que es el secreto de la vida en esta
galaxia.
No comprendo.
Las hordas cantan a la vida de Agathange y al ocano, y a veces incluso cantamos
al sol, pero no podemos impedir que las estrellas del Vild estallen.
Nadie puede.
T puedes, ja, ja!
No, me temo que no. Slo soy un hombre estpido.
Jo, jo, eres algo ms!
Qu soy?
Algn da lo sabrs.
Qu? ,
Qu? Qu? Qu? Eres Mallory Ringess, el hombre cuyo cerebro ha sido hecho
tan grande como el mar de Agathange. No te sientes ampliado? Igual que el mar se
hincha con el viento y la lluvia, as crecers con las tormentas de tu vida. Hay
posibilidades, Hombre Piloto, y se desplegarn, una a una. Algn da, cuando hayas
sido ampliado an ms, le preguntars a Kalinda por qu crece el Vild. Nosotros
mismos se lo preguntaramos, pero Kalinda nos odia, y hay jerarquas. Los dioses
menores deben inclinarse ante los ms grandes.
Nunca regresar a la Entidad.
Algn da regresars, porque tu destino es regresar y porque te pedimos que
regreses.
Porqu?

Porque las estrellas estn muriendo y tenemos miedo.


A menudo pienso que el miedo es lo peor que hay. Las Hordas de Agathange me
dijeron adis entonces. Nadaron hasta la parte ms rpida de la corriente. Una a una,
las grandes ballenas aspiraron grandes bocanadas de aire y se sumergieron. Los
delfines sonrieron y silbaron adis y las siguieron. Y luego las ballenas grises y las
ballenas sei, y las cabezas arqueadas y las azules y las dems desaparecieron en el
mar. No vi oreas aquel da, y nunca averig sus oscuros secretos. A mi alrededor, de
horizonte a horizonte, el agua era azul, vaca y silenciosa. En la distancia, las arenas
brillantes de mi pequea isla destellaban. Avanc en el agua y me Sacud el pelo
mojado de los ojos, y prest ms atencin. No era la arena la que resplandeca al sol;
era el casco de la nave de mi madre. De algn modo, las Hordas la haban informado
de mi restauracin y enviaron una nave a recogerla. Me esperaba para llevarme a
casa. Mientras iniciaba el largo camino hasta la orilla, o las oleadas de consciencia
rugir y girar dentro de m, y nunca me sent ms asustado ni ms solo.

Captulo 18
La conjetura de Tycho
El cerebro no es un ordenador; el cerebro es el cerebro.
Dicho de los akshicos.

Algunos dicen que Neverness es la autntica Ciudad Eterna, la ciudad que nunca
morir. Durante tres mil aos se ha alzado como un testamento a la habilidad del
hombre para perdurar. En sus torres y chapiteles de granito, en sus brillantes
cpulas, en sus calles de fuego, en los ojos de sus pilotos y de los extremos arde la
fra llama de nuestra inmortalidad, el alma de la humanidad. No s si durar treinta
mil aos ms, como profetizan los scrytas, o treinta millones de aos. Durarn tanto
los planetas? Lo harn las estrellas? Como hijo de la ciudad, siempre he credo que
su destino est entretejido con el destino del hombre. Es el nexo topolgico de esta
brillante galaxia, y es tambin la Ciudad de la Luz a la que todos los buscadores
vienen algn da. Hay secretos enterrados aqu; hay maravillas; hay glorias.
Neverness, creo, es eterna como nuestros sueos son eternos; perdurar tanto como
la raza que la cre.
Por tanto, es eterna, y es hermosa, y encarna la misma esencia del hombre. Pero no
debo rapsodizar con demasiado fervor o durante demasiado tiempo. Nuestras
naturalezas humanas tienen mltiples capas. Ciertamente, un arroyo contaminado
es el hombre, cmo me dijo una vez la Entidad de Estado Slido. Y Neverness, la
quintaesencia de las ciudades del hombre, es una ciudad estratificada. Est dividida
a capas con los mejores matemticos, imprimturs y fantasistas, as como con la
escoria d autistas, ejemplares y putas replicantes. Nuevas sectas extraas cambian
continuamente la composicin de la Ciudad, anegando las deslizaderas con gente
sorprendida (y sorprendente). Es una ciudad hermosa no puedo decir esto a
menudo, una ciudad de verdad. Pero tambin es una ciudad contaminada de
poltica, intrigas y complots; a menudo, es una ciudad de sbitos cambios.
Al decimoctavo da del falso invierno del ao 2933, regres a las calles y torres de
mi infancia. La ciudad pareca sbitamente cambiada. Haba nuevos edificios,
naturalmente. En el Zoo haba un gran aerdromo prpura en forma de globo que
albergaba la embajada de los nuevos aliengenas alados llamados elidi. (Debera

mencionar que haba un violento debate en marcha entre los escatlogos y otros
profesionales sobre si los diminutos elidi eran verdaderos aliengenas o simplemente
una de las razas alteradas y perdidas del hombre. Era una poca de violentos
debates, como pronto descubr.) El Colegio de Lores, esos arrugados ancianos y
ancianas que gobiernan nuestra Orden, haba aprobado por fin y erigido la torre que
celebraba la fundacin de la profesin de los fantasistas. La torre de los fantasistas se
alzaba entre los chapiteles de la Ciudad Vieja; era un edificio extrao de curvas
pronunciadas y extraos ngulos, un edificio preocupante. Su opalescente fachada
pareca capturar y retener, en momentos distintos, todos los colores de la Ciudad.
Como las composiciones de los propios fantasistas, cuanto ms trataba uno de fijar
en la mente una imagen de la torre, ms se agitaba y cambiaba. Haba tambin
nuevas sectas pululando por las negras resbaladeras. Cerca del Anillo de Rollo en el
Sector Extremo vi un neurocantor, con sus biochips implantados corticalmente,
cantndose interminables canciones de felicidad elctrica. Me hizo sentirme
incmodo, probablemente porque pareca demasiado feliz. Me acos, agarrando la
manga de mi kamelaika, y proclam tener una identificacin espiritual conmigo,
como todos los neurocantores hacan con los pilotos. Despus de que le explicara que
los pilotos tenemos prohibido entrar en interface continuada con el ordenador de
nuestra nave (o con cualquier otro ordenador), lo repudi, como debe hacer todo
piloto. Y estaban tambin las viejas sectas: Amigos de Dios de Simoom, y antiguos
maggidos cantando sus historias sobre lo que llamaban la primera Dispora, as
como los omnipresentes autistas, harijanos, hibakusha y refugiados de las estrellas
del Vild. Haba demasiados guerreros poetas..., esto lo advert de inmediato. Por
supuesto, un solo guerrero poeta ya es demasiado, pero en la Calle de los Diez Mil
Bares, y por el Camino, y en los cafs, pistas de hielo y plazas, durante una larga
tarde, cont diez de ellos. Por qu, me pregunt, haba en mi ciudad tantos
mortferos guerreros poetas?
Para m fue una poca de muchas preguntas y pocas respuestas. En Agathange, mi
madre me haba contado el desastroso final de nuestra expedicin. Record, por mi
cuenta, que Soli era mi padre. Y cosas peores. Naturalmente, ninguno de nosotros
conoca lo que haba sucedido en Neverness durante nuestros dos aos de ausencia.
Inmediatamente despus de regresar, le ped noticias al Lord Akshico, y recib una
nueva noticia junto con lo trgico: Bardo estaba vivo! Los crilogos lo haban
descongelado, haban curado su Corazn roto, y lo haban devuelto a la vida. Estaba
en algn lugar del multipliegue, pilotando por primera vez desde que el Guardin
del Tiempo hiciera su convocatoria de bsqueda. Pero otros no estaban vivos. Patin
por las estrechas resbaladeras en lo ms profundo de la noche, y vi la sonrisa sin
dientes de Shanidar sonrindome desde las sombras. Cada vez que poda, evitaba a
los scrytas. El destello de una tnica blanca o una piel blanca en la calle ante m era
suficientes para hacerme entrar tambaleando en extraos bares y cubiles fantasistas,
Una vez me encontr, el falso-cadver de un scutari desplumado. Sus rojos amasijos,
de msculos me recordaron demasiadas cosas que haba visto entre los devaki. Todo

me recordaba la expedicin. No poda dejar de pensar en Katharine. Estaba lleno de


tristes y descabelladas ideas: Regresara solo con los devaki y rescatara el cadver de
Katharine; la llevara a Agathange; y, cuando estuviera curada, me casara con ella, y
dejaramos la Orden, encontraramos algn planeta hermoso y primitivo y
crearamos una nueva raza propia. En mis momentos ms sobrios, admita que el
cadver de Katharine se habra podrido haca ya tiempo y habra sido devorado por
los osos; no exista. Ella estaba muy alejada de las artes restauradoras de los
agathanianos o de cualquier otro dios.
Como la semilla divina de los agathanianos arda en mi interior, y como estaba
encendido de miedo, fui a ver al Lord Akshico y le ped que hiciera un modelo de
mi cerebro. Pero no pudo ayudarme, (Ni pudieron los cticos, holistas, o
imprimturs cuando acud a ellos.) En sus oscuros aposentos cubiertos de paneles de
madera, Nikolos el Anciano jug con los pliegues de grasa que colgaban de su carita
mientras bajaba el yelmo del ordenador akshico sobre mi cabeza. Cartografi las
estructuras basales de mi cerebro, las amgdalas y el cerebelo, el sistema lmbico
productor del miedo, y los pliegues del lbulo parietal. Cartografi mi cerebro de la
corteza al tallo, y luego model las sinapsis de los lbulos temporales.
Para empezar, y como sabes, Mallory, el virus ha reemplazado las neuronas por
todo el cerebro. Es algo mgico, naturalmente, y no puedo explicarlo. Por ejemplo, en
el grupo bajo la cisura de Silvio..., todo es nuevo. Ah es donde est tu sentido del
tiempo..., bueno, realmente est en ninguna parte y en todas partes, pero se origina
ah, comprendes?
Si comprendiera lo que me han hecho los agathanianos Lord Akshico, no
habra acudido a ti. Mi cerebro, el holograma, yo mismo..., est conservado o
cambia? Necesito saberlo.
Vaya milagro! dijo l. Se encogi de hombros y se tir del lbulo de la oreja
. Bien, el holograma est conservado, despus de todo. Creo. No, no, no..., no te
preocupes y no me molestes con ms preguntas. Regresars aqu cada diezdas, y
haremos un nuevo estudio. No, que sea cada cincodas..., ste es un caso raro. La
magia de los dioses! Es una lstima que no podamos separarte la cabeza del tronco,
preparar un bao nutriente, y modelar tu cerebro momento a momento... No, no,
slo estoy bromeando, no me mires as!
Poco despus de mi llegada trat de consolar a Soli. Pero l, el jactancioso Lord
Piloto de nuestra Orden, mi to, mi padre, no quiso verme. Yo quera tomar su mano
en la ma, estudiar la forma y los contornos de sus largos dedos en busca de una
respuesta a un enigma propio. Le hara ir conmigo al imprimtur para un genotipo.
Me dije que quera una prueba de que era realmente mi padre, pero en realidad
estaba desesperado por hallar cualquier evidencia de que no era su hijo. Durante la
mayor parte de una maana entera esper en una antesala delante de sus aposentos
en lo alto de la Torre Danladi. Por fin, un novicio alto y granuloso atraves las
puertas de obsidiana.

El Lord Piloto est trabajando en un teorema me dijo. Puede que hayas odo
hablar de l..., se llama la Hiptesis del Continuo. Ha jurado permanecer aislado
hasta que lo demuestre.
Me divirtieron los rudos y arrogantes modales del novicio. Soli tena fama de
escoger a novicios arrogantes para servirle.
Cunto lleva el Lord Piloto enfrascado en su trabajo, entonces?
Casi dos aos.
Entonces, el Lord Piloto no me ver?
No ver a nadie,
Ni siquiera a m?
Y quin eres t? pregunt. Docenas de pilotos, maestros pilotos como t
mismo, han intentado verle, incluso sus amigos, pero quiere estar solo.
Me alegr de que no pareciera saber que yo era hijo de Soli. Sin duda Soli quera
mantenerlo en secreto. El novicio empezaba a molestarme, as que me levant y lo
mir de arriba abajo. Se sonroj, y sus granos se volvieron an ms rojos. Tal vez
haba odo que yo haba asesinado a un hombre; tal vez se sinti intimidado por la
sonrisa de mi cara an salvaje o por la ira de mis ojos, porque de repente record sus
modales.
Lo siento, Maestro Mallory dijo. Pero el Lord Piloto no querra verte en
ningn caso. No ha sido el mismo desde que Justine le dej, desde vuestra, uh...,
expedicin. Y eres amigo de Bardo, y Bardo y Justine son, uh..., amigos, y todo el
mundo lo sabe tambin, creo. Has odo el rumor, verdad, Maestro Piloto?
Haba odo el rumor. Todo el mundo deca que Justine haba abandonado a Soli
porque era un hombre cruel y salvaje. Le haba roto la mandbula all en los hielos
cuando se dej llevar por la ira. Como venganza, o eso deca el rumor, ella se haba
hecho amiga de Bardo, ms an, haba empezado a compartir su cama. Algunos
incluso decan que comparta la cabina de la naveluz de Bardo, desnudando sus
cerebros el uno al otro, flotando juntos en un arrobamiento desnudo. Poda ser eso
cierto? Se haban unido sus esencias separadas dentro de las neurolgicas de la Puta
Bendita? Haban compartido el mismo cerebro extensional, resuelto los mismos
teoremas, visto el multipliegue desde los mismos ojos interiores, pensado los mismos
pensamientos? Aunque no haba pruebas de esta telepata prohibida, era el escndalo
de la Orden. Muchos de los antiguos amigos de Justine (bravos maestros pilotos
como Tomoth de Thorskalle, Lionel Kilirand y Pilar Gaprindashavilli) haban
hablado contra ella, exigido que el Guardin del Tiempo la castigara o incluso la
desterrara de la Ciudad, y desterrara a Bardo tambin. Otros eran ms fieles.
Cristoble el Osado haba anunciado que, si Justine era desterrada, l y sus amigos
dejaran la Orden con ella. Tal vez, dijo, huiran a Tria y se uniran a los pilotos
mercaderes; quizs encontraran un planeta nuevo y fundaran una orden propia.

Naturalmente, este vicioso rumor haba llegado rpidamente a odos del Guardin
del Tiempo. Inmediatamente, aquel viejo sombro le record a Bardo su juramento de
buscar el secreto de los ieldra, y lo haba enviado al multipliegue.
Pero tu gordo amigo regresar me dijo el Guardin del Tiempo un da, en lo
alto de su torre. Igual que t has regresado a m. Suerte! Es mala suerte que Bardo
se vea dominado por sus deseos! Pero, no nos pasa eso a todos? Has odo los
rumores? Ha habido cambios en la Ciudad desde tu maldita expedicin. Algunos de
mis pilotos (no mencionar sus nombres) estn hablando de dejar la Orden. Dejarla!
Pero no, no la dejarn. Se acerc a la silla ante la ventana y aferr el curvado
respaldar como si no quisiera volver a soltarlo nunca. Cuando Bardo regrese,
hablars con l. Le explicars que no es adecuado que uno de mis pilotos se acueste
con la esposa del Lord Piloto. Ahora hblame de Agathange. Sintate! Cuntame
cmo el ms valiente de mis pilotos vuelve a m resucitado en vez de perderse en el
agujero negro de la muerte.
Cuando Bardo regres, trece das ms tarde, me enfrent al ms doloroso de los
cambios: el cambio de un hombre que, como yo mismo, haba vuelto del agujero
negro de la muerte. Lo encontr en el Hofgarfe, y bebimos skotch y cerveza como
hicimos en el bar de los maestros pilotos cuatro aos antes. Fue una tarde
desgraciada y dolorosa, de palabras furiosas y silencios malentendidos. Como ese da
marc el principio de mi gran cambio, debo registrar sus milagrosos hechos con
mayor detalle.
Es curioso que haya mencionado tan poco el Hofgarten, pues en ciertos aspectos
es la estructura ms importante de la Ciudad. El Hofgarten, un gran domo de cafs y
bares, se encuentra en los acantilados que dan al mar. Los cafs estn construidos
alrededor del borde de una gran pista de hielo, y albergan un magnfico domo de
clary, el mayor de su especie, o eso se dice, en cualquiera de los Mundos Civilizados.
Cada caf (o bar) tiene dos grandes ventanas: una ventana convexa por la que se
puede ver a los patinadores mientras dibujan crculos en la pista de hielo, y una
ventana cncava que permite ver la Ciudad Vieja, o el Sector Extremo o (depende de
qu segmento del borde ocupe el caf), las aguas heladas del Firme. Los cafs estn
siempre llenos de extremos y aliengenas que vienen a reunirse informalmente con
los hombres y mujeres de nuestra Orden (y, a veces, a esquiar sin ninguna elegancia
por la pista). Es un lugar festivo donde los haikuistas y deletristas deleitan a la gente
con sus bellos entretenimientos, Pero los cafs estn tambin abarrotados de
ejemplares que tratan de persuadir a los escatlogos de la lgica de sus estrategias de
cra, y con guerreros poetas y demcratas y prncipes mercaderes y muchos otros que
conspiran, planean y traman. En el caf ms cercano al borde de los acantilados
encontr a Bardo, encorvado sobre una espumosa jarra de cerveza.
Alark Mandara me dijo que te encontrara aqu dije.
Mallory! Saba que no podras quedarte muerto! Salt de la mesa, apart de
un empujn a un corredor-gusano y me rode con sus brazos. Pequeo Amigo,

Pequeo Amigo dijo, mientras me aporreaba la espalda y las lgrimas corran por
sus ojos. Estamos vivos! Por Dios que lo estamos!
Acerc la mesa de hierro a la ventana exterior para que pudiramos tener un poco
de intimidad. Nos sentamos en las duras sillas del mismo metal. Le mir, mientras
golpeaba con la punta de la bota los tringulos negros y dorados del suelo.
Por Dios, qu ests mirando?
Bardo, mi grande y fuerte amigo, haba cambiado. Ya no pareca un alaloi. Haba
acudido a un tallador que le haba devuelto a su antigua forma..., o casi. Al parecer,
se haba afeitado la densa barba negra, y flojos pliegues de carne colgaban de sus
mejillas. Sin la barba, pareca ms joven; tambin pareca furioso, plido y delgado,
como un gran oso blanco al final del invierno profundo. Demasiado, demasiado
delgado.
Ah, ya ves, es cierto lo que dicen..., Bardo no est bien. No? No, no estoy bien.
Bueno. Beber cerveza y llenar mi panza con filetes de newl, y me pondr bien. Y,
tras decir esto, vaci su jarra y cogi un gran plato de carne, kafir y pan horneado.
Mientras coma a dos carrillos, me mir nerviosamente, como si me ocultara un
secreto.
Te he echado de menos dije.
El caf apestaba a gente; estaba lleno de humo de tabaco y toalache, y haba
mucho ruido. La mesa estaba cubierta de platos sucios y posos de cerveza de olor
amargo. Obviamente, Bardo llevaba all bastante tiempo, tal vez todo el da,
bebiendo y comiendo.
Has estado dos aos fuera dijo. Los dos aos ms duros de mi vida.
Pensaba que estabas muerto. Oh, lo que he sufrido por ti y tu maldita bsqueda!
El novicio encargado de servirnos, un muchacho nervioso de ojos castaos y
demasiado sensibles, tajo una cafetera y sirvi el aromtico lquido en un gran tazn
azul. Sorb el caf (era caf de Mundo Verano, denso, fuerte y delicioso), y le ped a
Bardo que me contara lo que haba sucedido. Mientras se limpiaba los rojos labios de
migajas, me mir tristemente y me confes su mayor temor.
Como piloto, estoy acabado dijo, mientras se palpaba la cabeza con los
dedos. La fruta ms fina de este cerebro maduro..., la he abierto, la he comido, y he
escupido las pepitas. Mis descubrimientos, mis inspiraciones, mis momentos de
genialidad, nunca volvern. Es terrible, amigo mo, saber que lo mejor ya ha pasado,
y que todos los das que quedan de nuestras vidas conducen a la podredumbre y a la
descomposicin.
Pidi otra cerveza. Mientras la sala se llenaba an ms, Bardo se frot la frente y
me mir.
Ya no soy yo mismo. Despus de tu maldita expedicin..., sabes que todos la
llaman la Locura de Mallory?..., despus de que regresramos a la Ciudad, cuando

los crilogos me descongelaron, cuando los talladores sanaron mi corazn... Bueno,


por Dios, esperaron demasiado! Es mi cerebro lo que se pudri. Demasiadas clulas
cerebrales muertas y corrompidas, lstima. Ya no soy el piloto de antes. Se acab,
Pequeo Amigo. Los teoremas, las asociaciones, la belleza..., todo se fue. He
intentado enfrentarme al multipliegue, pero no puedo. Soy demasiado estpido.
Orden un vaso de skotch (Bardo haba escogido uno de los pocos cafs del
Hofgarten que servan skotch), y lo beb rpidamente. Y luego otro, y otro ms. De
repente no quise or su historia, sus lamentos de autoconmiseracin. Beb
rpidamente para drogar mis clulas cerebrales, para hundirlas en la estupidez, pero
el skotch pareca hacer poco efecto. Quiz, pens, haba bebido demasiado caf.
A tu mente no le pasa nada dije. Con el tiempo, todo volver. Las
matemticas... Eres un piloto nato.
De veras?
Soli me dijo una vez que podras ser el mejor piloto de todos.
Lo hizo? Dijo eso? Bueno, pues se equivoca. Mi brillantez muri junto con las
clulas cerebrales... y otras cosas murieron tambin.
Qu otras cosas? le pregunt.
Otras cosas. Contempl el dibujo de flores del mantel, sin querer mirarme.
Cuntame dije.
No, no puedo.
Cuntame.
Te reirs de m.
Te prometo que no.
No, no puedo contrtelo.
Cuntame.
Es demasiado embarazoso, Pequeo Amigo, demasiado embarazoso.
Nunca habas tenido secretos conmigo.
No s cmo contrtelo.
Oh, vamos, slo empieza a hablar.
No puedo.
Usa los labios, luego pronuncia las palabras.
No, no.
Contempl su regazo a travs de los espacios entre las delicadas flores forjadas de
la mesa. Sus pantalones de lana colgaban por encima de su vientre.

Te has curado del veneno de Mehtar? Cuntame.


Ah, lo has adivinado, no? Pero qu hay que contar? Cuando los crilogos me
descongelaron, fui a un nuevo tallador, que devolvi mi cuerpo a su antigua
magnificencia. Y me cur del veneno de Mehtar..., me cur demasiado bien, por
Dios! Debes saber que ya no sufro las erecciones nocturnas de mi lanza; ya no sufro
sus erecciones ni de noche ni de da, ni... ni nunca. Se acab: la poderosa lanza de
Bardo se abland como un leo podrido. Oh, lstima, lstima!
Aunque quise rerme, no lo hice. Ni siquiera sonre.
A veces dije, el remedio es peor que la enfermedad.
No repitas banalidades.
Lo siento.
Oh, claro que s. Bueno, he buscado a Mehtar, pero parece que ha cerrado su
taller y ha huido de la Ciudad. Dio un largo sorbo a su cerveza. Me sent tan
aturdido con la prdida de mis..., de mis poderes, que dej que el nuevo tallador me
rasurara las clulas de la cara. Ya nadie lleva barba, me dijo, as que le dej
desnudar mi cara. Y aqu estoy, lampio como un chiquillo. Tengo un aspecto
ridculo, lo s. Es una cara de la que avergonzarse, y por eso me ves como estoy,
sentado todo el da, tragando cerveza.
Como para enfatizar lo doloroso de su historia, acab con su cerveza y se frot el
desnudo labio superior. Con las mejillas y labios descubiertos por primera vez desde
sus aos de novicio, me vi forzado a considerar el aspecto ms desagradable de su
cara: Bardo, mi feo y carismatico amigo, no tena mentn. Peor an, sus tendencias
hacia la pereza y la cobarda haba formado su cara desnuda del mismo modo que el
tiempo esculpe una montaa. Sin barba, pareca a la vez infantil y cruel, santo y
dilapidado. Y tambin infeliz, demasiado infeliz para su propio bien..., o el de la
Orden.
Me frot la barba sobre mi gruesa mandbula, y decid esperar un poco antes de
esculpir mi cuerpo de vuelta a su antigua forma. La verdad es que no me importaba
parecer un alaloi.
Bebimos nuestros licores y charlamos sobre nuestros gloriosos aos de aspirantes
en Resa y de otras cosas no tan gloriosas. Escuch su profunda voz de bajo vibrar por
encima del catico tintineo de cuchillos y platos, el murmullo de voces que nos
rodeaba. Me volv para mirar a travs de la ventana interior la pista de hielo. Haba
aspirantes con sus kamelaikas, maestros pilotos, acadmicos y altos profesionales...,
todos ellos patinando y charlando. Bardo seal a Kolenya Mor mientras sta
intentaba hacer una pirueta doble y acababa cayendo de culo.
Has odo los rumores? me pregunt. Ah, estoy seguro de que s. Justine
cometi el error de confiar en Kolenya, y ahora toda la Orden sabe lo nuestro.
Bebi ms cerveza. Creen que saben.

Entonces, es cierto? Justine y t? Mi ta Justine? Cmo puede ser? Te


sobrepasa en ms de cien aos.
El tiempo, qu es el tiempo? Perdname si hablo poticamente, pero, despus
de que una mujer ha llegado a la madurez definitiva, su alma se ha desplegado como
una flor de fuego, y ninguna cantidad de tiempo puede extinguir la llama o atenuar
los colores. Y el alma de Justine es una flor perfecta, tan hermosa como una puesta de
sol violeta, tan atemporal como el sol. Es su alma lo que amo, Pequeo Amigo. Su
alma.
La amas? Recuerdo que una vez me dijiste que era un error para un hombre
amar demasiado a una mujer.
Lo hice? Qu estupidez, no? S, es cierto, la amo. Bardo ha cado..., oh, cmo
lo he hecho! La amo profundamente; la amo continuamente; la amo absolutamente;
la amo apasionadamente; y la amara licenciosamente, si pudiera.
Pero es la esposa de Soli.
No, no, ya no. Cuando Soli la abandon, se divorci de ella en espritu, aunque
no por la ley.
El humo del caf era denso e irritante; me escocan los ojos, as que los frot
lentamente.
Pero vivimos en una ciudad de leyes, no? Las leyes de la Orden.
Se lami su desnudo labio superior.
Oigo la voz del Guardin del Tiempo hablando a travs de la tuya? O es la
voz de mi amigo que me da un sermn sobre la ley?
Mi voz es ma dije. Hablo por m mismo, como un amigo a un amigo.
Escchame, Bardo: somos pilotos, no? Hemos hecho votos.
Ah, me ests sermoneando sobre la ley, por Dios! Crea que t, ms que nadie,
apreciaras la necesidad de dejar atrs la ley.
Por qu? No soy un hombre como cualquier otro?
Bueno, siempre has sido diferente, desde tu concepcin..., naciste fuera de la ley,
no? Cuando tu madre replic a Soli...
No importa cmo nac; no quiero volver a hablar sobre eso.
Lo siento, Pequeo Amigo. Pero solamente estaba recalcando la relatividad de la
ley. No fuiste t quien solicit al Guardin del Tiempo que robramos el plasma de
los pobres devaki?
Tragu mi skotch, y acab rpidamente con otros dos vasos. Pero estaba tan
embriagado de furia que el alcohol no me hizo efecto.

Est la ley de la Ciudad, y por supuesto hay una ley superior. Ojal supiera cul
es.
Y, sin embargo robaste a los devaki de sus tejidos, por Dios que lo hiciste!
Solt mi vaso y me llev las manos a los ojos.
Una vez cre que poda ver las cosas superiores claramente dije con voz
ronca, pero slo vea mis deseos, mi vanidad, mi pasin por lo que supona era la
verdad. Siempre me engaaba a m mismo hacindome creer que era un rgano, una
parte de una ley superior, una orden superior de cosas. Poda sentirlo, Bardo; a veces
casi poda verlo. Pero hay sensaciones falsas y visiones falsas, no? Qu soy,
entonces? Un hombre como t, como cualquier otro, Una vez me coloqu por encima
de la ley de los hombres, y ahora Katharine est muerta. Y Liam. Los asesin con
estas manos.
Bueno, est la Ley de la Supervivencia dijo l. sa es la mayor de todas las
leyes.
Pens en Agathange, y en otras cosas.
No, sa no es la mayor de todas las leyes dije.
Qu podra ser superior?
No lo s.
Ms tarde, despus de que cenramos, Justine entr en el caf y se encamin
directamente a nuestra mesa. Bardo se levant rpidamente y le cogi la mano.
Pareca a la vez molesto y complacido de tocarla.
Crea que habamos acordado no dejarnos ver juntos dijo.
Ella le dirigi una mirada que l debi comprender inmediatamente, porque
asinti con la cabeza y pregunt;
Oh, qu sucede? Qu ha pasado?
No has odo la noticia? La voz de Justine era ronca y agitada, como si hubiera
estado patinando rpidamente durante todo el da. Mallory, me alegro tanto de
verte!
Nos abrazamos, e inclin mi cabeza hacia ella. Haba cambiado desde el regreso de
nuestra expedicin, dos aos antes. Su cuerpo alaloi haba desaparecido, igual que su
nariz alaloi, su entrecejo, sus dientes y su mandbula. La haban reesculpido. Con sus
labios carnosos y su largo pelo negro, era la misma alta y hermosa ta Justine que
siempre haba conocido. Si no estaba tan delgada como antes, si sus pechos eran un
poco ms llenos, sus caderas ms anchas, sus muslos un poco demasiado gruesos con
voluptuosa grasa..., bueno, pens, eso complacer a Bardo infinitamente.
Ha pasado tanto tiempo! dijo. Me toc con cuidado la sien, como si no
pudiera creer que me haba curado. Me llev aparte y, con tono dulce y bajo, dijo:

Es un milagro. Pobre Katharine! Si hubiramos pensado en..., oh, lo siento, no


debera de haber dicho nada, s que es doloroso recordar e intento no hacerlo, pero
no puedo dejar de recordar, especialmente en momentos como stos, en los lugares
pblicos donde los amigos de Soli..., mis amigos tambin, como me recuerdo a
menudo..., todos nos miran a Bardo y a m como si furamos, no s, replicadores, y
perdname por decirlo, pero la verdad es que quiero que sepas la verdad, Mallory;
no importa lo que te digan, debes de saber que Bardo y yo slo somos amigos,
buenos amigos, tal vez incluso los mejores amigos, como siempre quise que Soli y yo
lo furamos, pero nunca pudimos porque, oh, ya sabes cmo es Soli, no? Claro que
lo sabes, especialmente ahora que..., bueno, no hablemos de eso, pero Soli, oh, es tan
condenadamente fro, demasiado fro, y es una lstima.
Debo admitir que me molest or a Justine maldecir, porque casi nunca lo haca.
Me molest an ms que hubiera copiado algunas de las muletillas de Bardo.
Cuntame esa noticia le dije.
Ella se sent en una silla junto a Bardo y, sin invitacin, dio un sorbo a su cerveza.
No te has enterado? La Estrella de Merripen ha estallado; es una supernova de
segunda clase, es cierto, al menos segn tu amigo Li Tosh, que iba de camino a casa
cuando la descubri, pero naturalmente, a esta distancia, incluso una supernova de
segunda clase es...
Se detuvo a media frase para mirar a Bardo. ste frunca el ceo; obviamente
nunca haba odo hablar de la Estrella de Merripen. Yo tampoco estaba familiarizado
con el nombre.
A qu distancia est? pregunt Bardo.
La estrella de Merripen es... bueno, debera decir era, una de las estrellas del
Grupo Abelino.
Bardo y yo nos miramos, y sacud la cabeza. El Grupo Estelar Abelino estaba cerca
de Neverness; la distancia de sus cien estrellas a Nevada era de unos treinta aos luz.
Cunto tiempo hace que estall? pregunt Bardo. A qu distancia est la
ola?
Li Tosh estima que a veinticinco aos luz.
Mientras hablbamos, fotones y rayos gamma de la estrella muerta fluan por el
espacio en una esfera en expansin. En seis segundos, la luz recorrera ms de un
milln y medio de kilmetros; en unos ochocientos millones de segundos, la primera
ola de la esfera empezara a baar Nevada (y la ciudad) con una lluvia de luz de
radiacin dura.
Ah dijo Bardo, aqu est, entonces, el final de todo. Lstima.

Bebi tranquilamente su cerveza. Sin embargo, pude ver que estaba anonadado
por la noticia, igual que yo. Aunque llevbamos toda la vida esperando esta noticia,
cuando por fin lleg nos cogi desprevenidos.
Cul es la intensidad? pregunt. Cmo ser?
Bardo mir a Justine y respondi por ella.
Oh, bastante malo; ser malo, tristemente malo; probablemente, incluso
terminal.
La supernova fundira el hielo de los mares; la luz asara las plantas y cegara los
pjaros y dems animales. Posiblemente esterilizara la superficie de Nevada.
Justine dio otro sorbo a la cerveza. Asinti.
Se habla de abandonar el planeta dijo.
Discutimos durante un rato el destino de nuestra ciudad, de nuestra estrella, de
nuestra galaxia. Finalmente, Bardo (y Justine) se aburrieron de esta discusin. La
mayora de los seres humanos hallan posible concentrarse slo en los hechos que
ocurrirn en el futuro inmediato, y Bardo era sumamente humano. Dado su
pesimismo innato, normalmente se contentaba slo con asegurar su siguiente
comida.
Ahhh dijo Bardo lentamente; y, en ese momento, la luz asesina de la estrella
se acerc otros setecientos cincuenta mil kilmetros. Por qu preocuparnos con
esta supernova, cuando cualquier cosa podra suceder, quizs otra supernova ms
cercana, o un terremoto, o un colapso, o..., oh, cualquier cosa podra suceder en
veinticinco aos, creo, as que, por qu deberamos pasar cada segundo hablando
sobre algo de lo que probablemente no seremos testigos? Se sec el sudor de la
frente. Dnde est ese maldito novicio? Quiero ms cerveza.
Me preocup el hecho de que algunas de las frases de Bardo sonaran
sospechosamente parecidas a las de Justine. Realmente, era una preocupacin mucho
ms inmediata que mi preocupacin por la supernova. Supuse que se dieron cuenta
de mi preocupacin y que no les preocupaba, lo cual era realmente preocupante.
Aunque yo no era ctico, me pareci que corran el riesgo de copiar, y quizs
ejecutar, el programa de cada uno. Tal era el peligro de compartir la cabina de una
naveluz..., si se podan creer las advertencias de los cticos y programadores. Por lo
que saba, dos pilotos no haban compartido nunca el mismo espacio mental al
mismo tiempo. Cuando di a entender este peligro y mi preocupacin, Justine se alis
los pliegues de la tnica, enderez la espalda y me dijo;
No comprendes.
Ah, no puedes comprender accedi Bardo.
No eres un ctico.
Desde luego que no es un ctico.

Es un piloto.
Tal vez el mejor piloto que ha habido.
Bueno, ciertamente, es el ms afortunado.
Ah, pero es un piloto que nunca ha sabido lo que es pilotar una nave con un...,
ah, un amigo.
Lstima.
S, es una lstima esta regla que impide que los pilotos viajen juntos.
En realidad es una regla estpida, una regla arcaica.
Las reglas deberan cambiarse para adecuarlas a los tiempos.
La gente no debera de tener que cambiar para adecuarse a las reglas.
Se lo dira al Guardin del Tiempo, si accediera a verme.
Pero l tampoco comprendera.
No, no comprendera.
Y, lo que es peor, no querra comprender.
Continuaron de esta forma durante algn tiempo. Aunque sus rostros y cuerpos
eran muy distintos, Bardo y Justine parecan demasiado similares. Si no lo hubiera
sabido bien, yo podra haber supuesto que eran hermanos, cortados a partir de los
mismos cromosomas. Cuando l sonrea, ella sonrea, y sus sonrisas eran iguales. Se
rean con los mismos chistes, de la misma manera; parecan anticipar e incluso incitar
estos chistes con algn pequeo manierismo o movimiento corporal que yo no poda
detectar. Palabra a palabra, pensamiento a pensamiento, sonrisa a sonrisa, uno de
ellos originaba una idea o un programa slo para que el otro lo completara. O, si el
programa se interrumpa a la mitad, poda alternarse de uno a otro, de forma que era
imposible saber quin pensaba cada cosa. Parecan dos loros tranos de plumas
brillantes que parlotearan palabras huecas. Y, cuando se cansaban de hablar y de
mirarse a los ojos, incluso respiraban a la par, inhalando y espirando su aire en
silenciosa sincrona.
Cmo podemos decirle a Mallory lo que es compartir los mismos cerebros
extensionales?
Cuando estamos juntos hay, ah..., un aumento.
De nuestros yoes.
Cuando estamos juntos fuera de nuestra nave.
Pero, cuando estamos juntos dentro, bueno, es diferente, hay, ah...
Hay un aumento de algo ms que de nosotros mismos.
La creacin de nuestra esencia.

Uno ms uno igual a...


Infinito.
Alef dos, como mnimo.
Por Dios, es una matemtica que el Guardin del Tiempo apreciara!
Nuestros yoes separados son tambin infinitos, eso dicen los cticos; pero,
cuando estamos solos, oh, podra decirse que somos prisioneros de un infinito
menor.
Entrar en una naveluz juntos, ah, dile a Mallory cmo es.
Es maravilloso.
Pero aterrador, tan aterrador!
Es como atravesar un tapiz de un billn de hilos, y el toque de cada hilo es...
xtasis.
Es indescriptible.
Es aterrador.
No puedo decirle cmo es, no puedo.
Ni yo.
Es lo mejor que hay. No hay nada mejor.
Pero hay un precio.
Naturalmente, tiene que haberlo.
El precio.
Siempre hay un precio.
El precio, pens, sera la muerte del Bardo y la Justine que yo quera, y pronto, si
continuaban viajando juntos. No me gustaba esta entidad creada Bardo/Justine. Sus
programas ntimos y privados an funcionaban, pero se superponan nuevos
programas, cubriendo sus antiguos yoes como el bao de oro de una copa de Tria. Su
tragedia era (y yo esperaba que no se convirtiera en una tragedia) que amaban ms el
lustre creado de su esencia compartida que el acero de sus autnticos yoes. En
realidad, no estaban enamorados el uno del otro; estaban enamorados de la idea de
estar enamorados. Y pronto, me tema, muy pronto, sus programas profundos
moriran, y no quedara nada que amar. Tenan derecho a matarse? Tenan
derecho, a pesar de sus votos y las reglas de la Orden, a crear algo nuevo fuera de s
mismos?
Por razones propias, yo quera que hablaran sobre esto; pero, antes de que pudiera
decir nada, Justine se excus y sali a contarle a Kolenya Mor la noticia. Despus de
que se marchara, me inclin sobre la mesa y le pregunt a Bardo;

Qu te pasa?
Bardo se sec el sudor de su abultada frente.
A qu te refieres?
Cuando Justine nos habl de la supernova, pareciste aliviado.
Aliviado? No, estoy tan asustado que podra vomitar mi cerveza.
De veras?
Mir por encima del hombro a los tres mecnicos sentados en la mesa de al lado,
pero ninguno nos prestaba atencin.
Ahhh..., bueno, en realidad, estoy asustado, pero en cierto modo esta supernova
es una circunstancia oportuna, no ests de acuerdo? Nos dar una excusa para
escapar, si es necesario.
Dejaras la Orden?
No sera el nico. No puedes hacerte a la idea de cuntos pilotos estn cansados
del Guardin del Tiempo y de los otros vejestorios que gobiernan la Orden. Hizo
un gesto al novicio y seal su jarra vaca. Y tambin estamos cansados de no tener
libertad.
Beb un poco de skotch.
Libertad para compartir tu nave con la esposa de Soli?
No hables de cosas que no conoces. La amo, Pequeo Amigo, por Dios que la
amo!
Entonces, ella debera solicitarle a Soli el divorcio. Y...
No se divorciar de ella; es demasiado orgulloso. Igual que su hijo.
No me llames hijo suyo; nunca vuelvas a decir eso. Nunca, Bardo, nunca.
Apoy el codo en el fro alfizar de la ventana que daba al mar. No poda mirar a
Bardo, as que contempl a las chirriantes gaviotas bajar en picado para devorar los
mariscos que recorran la playa bajo los acantilados. Frente al Firme, el glaciar que
corra entre Waaskel y Attakel rompa bajo el clido sol del falso invierno. Como
cortado por un gran cuchillo, el glaciar se astillaba, lanzando una montaa de hielo al
mar. Los crujidos y explosiones de los nacientes icebergs reverberaban en la pared
sur de Waaskel con tanta fuerza que sent vibrar la ventana a travs de la lana que
cubra mi antebrazo.
La voz de Bardo reson.
Has cambiado, amigo mo. Igual que yo, igual que yo.
Hace mucho tiempo, cuando ramos aspirantes, los horlogos y cticos nos
advirtieron que la amistad entre pilotos sera casi tan difcil como el matrimonio
dije. A causa del tempocruel, decan: las largas ausencias, los cambios.

Ah, es cierto. Pero no ibas a dejar que el tempocruel, ni nada ms, se


interpusiera entre nosotros. Eso es lo que me dijiste. Me hiciste tu promesa, Pequeo
Amigo.
Lo s.
Guard silencio, pensando en la inherente fragilidad de la amistad. Qu es la
amistad, me pregunt, sino un espejo de dos caras que sostenemos ante nosotros,
reflejando aquellas imgenes ms agradables de contemplar? Y, cuando vemos
imgenes empequeecidas y endurecidas con la escarcha del tiempo, y el espejo
empieza a resquebrajarse, dnde est entonces la amistad? All estaba yo, sentado
como un espejo fro y duro delante de mi angustiado amigo, y l mismo deba verse
hosco, sin fe, confundido. Y yo, a travs del reflejo de las lagunas de sus ojos..., vi a
un salvaje que no me gust.
No contar aqu todo lo que hablamos aquella noche. Aunque el sol no se puso
hasta medianoche y sali de nuevo unas pocas horas despus, fue una noche larga.
Permanecimos sentados ante nuestra pequea mesa, bebiendo copiosamente hasta
que el caf se vaci de gente. Hicimos esfuerzos obligados por bromear, por recordar
y rernos con ancdotas pasadas; hablamos de todas las cosas posibles de las que
podran hablar dos amigos. Y, durante todo el tiempo, Bardo pareci ceudo, como si
me echara la culpa de algo no mencionado. Por fin, cuando ya casi haba amanecido
y no pudimos seguir bebiendo, se levant de la mesa y me acus de matar su fe en su
misin como piloto.
Es culpa tuya dijo. Golpe la mesa con el puo con tanta fuerza que la
superficie de hierro se curv como la piel de un tambor. Soy un derrotado por tu
culpa.
Mi culpa?
T y tu maldita bsqueda! Queras saber sobre la vida, y fue una lstima. Y yo
tambin. Tu sueo, mi sueo..., me contagiaste tu maldito entusiasmo. Ahhh...
Fuimos el alma de la bsqueda, por Dios! Pero la matamos, no? Todo se ha acabado
ahora. T la mataste; me mataste. Bardo no es el hombre que era, no, no, no, lstima.
l estaba muy borracho, pero yo estaba tan sobrio como un ctico. Tal vez la
semilla divina en mi cabeza me haca inmune a la embriaguez. Me volv para
marcharme, pero l me agarr del brazo.
Vamos a dar unas vueltas por la pista dijo.
Ests demasiado borracho.
No estoy lo suficientemente borracho.
Salimos del caf, nos colocamos las cuchillas, y patinamos hasta el centro de la
gran pista del Hofgarten. A unos pocos metros de distancia, un grupo de aspirantes
recin salidos de sus camas practicaban sus piruetas matinales. Extend la mano para

aferrar a Bardo, que se tambaleaba sobre sus patines, agarrndose el vientre


embotado de cerveza.
Sultame! dijo.
Escucha, Bardo, an eres un piloto, an eres mi amigo, y...
Soy tu amigo?
Escchame! La bsqueda no ha terminado, no lo har mientras estemos vivos.
Contina y...
Por Dios, eres un soador... lstima!
Y tienes miedo de...
Tengo miedo? grit. No te he visto en dos aos, crea que estabas muerto,
y te pasas toda la noche charlando de todo menos de lo importante. Oh, te conozco
demasiado bien, Pequeo Amigo. Te gusta pretender que eres duro como el
diamante, pero por dentro ests acojonado. Dime que no! Categricamente,
categricamente, te abstienes de hablar de Agathange. Crees que no s lo que te
hicieron? Bien, pues lo s. He visto cmo meditas, siempre mirando hacia dentro,
toda la noche, hacia dentro a travs de los diamantes azules, a travs de tus malditos
ojos azules, iguales a los de tu maldito padre. Mrame! De qu tienes miedo? Te lo
dir: Tienes miedo de perderte, me equivoco? Oh, te conozco mejor de lo que crees.
Tienes miedo de perder tu humanidad. Bien, y quin no, cuntame, quin? Todo se
pierde para todo el mundo, no? Se pudre, clula a clula, poco a poco, hasta que
desaparece por entero. De modo que aadieron partes a tu cerebro, y qu? Ojal los
malditos dioses me hubieran hecho un cerebro nuevo. Tu cerebro es tu cerebro!
Qu importa si est hecho de silicio o de neuronas o de queso de shagshay? Es tu
cerebro, por Dios! Cuando nos hacemos viejos y nuestros ojos se nublan, qu
importa si el tallador te hace crecer unos ojos nuevos, o te construye ojos enjoyados
para ver hasta el ultravioleta, para ver los nuevos colores? An seguiremos viendo,
no? Vemos lo que queremos ver..., y con tu cerebro, ah, pensars lo que quieras
pensar. Pensars tus malditos pensamientos descabellados porque siempre lo hars.
Eso no cambiar. Quieres saber a qu tengo realmente miedo? Te tengo miedo a ti,
porque eres salvaje como un loco!
Me enfurec, e hice que me soltara el hombro. Golpe el hielo con el pie; hubo una
lluvia de nieve sobre el hielo.
No, tienes miedo de ti mismo dije. Entonces apret las mandbulas con fuerza,
porque saba que me estaba acusando a m, no a l.
Qu clase de hombre eres? Dej que una lanza me atravesara el corazn por ti,
por Dios! Porque conoca tu secreto, saba que tenas miedo a morir, un miedo
espantoso! La voz de Bardo se apag, y parpade mientras me miraba, Y porque
yo...

No dije. No te creo. Te colocaste ante la lanza por accidente. Eres slo un


borracho cobarde y flccido.
Lament las palabras en el momento en que saltaron de mis labios. Eran palabras
terribles, palabras que un amigo nunca debe decir a otro, no importaba que fueran
verdad. Especialmente ya que eran verdad. Mov los labios lentamente, buscando
otras palabras para negar las palabras que haba pronunciado con tanta crueldad.
Pero las palabras tardaron en venir, y mientras la cara de Bardo se cargaba de sangre,
l pronunci palabras ms crueles an:
Y t eres un bastardo dijo, Y tu madre es una sucia puta replicante. Eres un
bastardo salvaje, peligroso y replicado.
Sent como si me hubiera golpeado la cara con un bloque de hielo. Mis msculos
temblaron, pero no pude moverme. Bardo desapareci de mi vista, igual que los
otros patinadores con sus pintorescas kamelaikas. Slo qued el brillo acerado del
hielo lastimando mis ojos con duras y blancas pualadas de luz. Un ocano de voces
lejanas me engull; o patines chasqueando contra el hielo; sent el viento flojo y el
otro centenar de sonidos de la pista, aunque no poda ver. No s cunto tiempo pas
sumergido en mi furia ciega. Cuando los rojos, azules y verdes regresaron
sbitamente a mis ojos como las flores aparecen en un campo nevado en el falso
invierno, me encontr solo en mitad de la ruidosa pista de hielo. Bardo, mi cobarde
amigo, mi ms antiguo amigo, se haba ido.
***
Dej el Hofgarten decidido a detener a Bardo antes de que encontrara otro bar,
antes de que bebiera hasta dormirse y se derrumbara en algn oscuro callejn del
Sector Extremo. Patin hacia la Calle de los Diez Mil Bares. La luz del amanecer se
filtraba a travs de las hospederas de frgil obsidiana y otros edificios. Las
encrucijadas estaban desiertas y, al este, las deslizaderas menores eran lagunas de
fuego. De la compuerta de una hospedera emergieron unos pocos fravashi con
aspecto cansado y hambriento. Se frotaron las membranas nictitantes de sus ojos y se
silbaron mutuamente en un tono tan agudo que slo pude distinguir una dcima
parte de sus palabras. Cuando pasaron junto a un grupo de novicios medio
dormidos, bajaron el tono de sus silbidos para que sus oraciones pudieran ser
sentidas y comprendidas. Los novicios contestaron silbando con notas torpes e
inexpertas, dando las gracias a los aliengenas. stos palmearon y se rieron mientras
se apresuraban a practicar sus tcnicas de pensamiento. Con sus tnicas blancas y
limpias, cubrindose los ojos con las manos enguantadas contra el resplandor,
parecan inmaculados muecos que saludaran al amanecer.
En mitad de la calle, brillantes trineos amarillos llenos de comida, lanas y otros
productos corran continuamente de un lado para otro. Los trineos, quemando

hidrgeno y oxgeno en estampidos bien espaciados y medidos, expelan vapor de


agua. Era este fino roco de los trineos por toda la Ciudad lo que se aposentaba sobre
la fra piedra, se congelaba y cubra los edificios de plata. Record que el Maestro
Jonath (el historiador que haba sido tutor de Bardo y mo en nuestro segundo ao en
Borja) deca que en la Vieja Tierra, durante el siglo del holocausto, en muchas
ciudades los trineos iban montados sobre ruedas engrasadas y quemaban
hidrocarburos en un motor de acero. Los humos resultantes, sostena, eran invisibles
al ojo e inofensivos. El, que odiaba las fras brumas que tan a menudo recorren
nuestra Ciudad, propona que acabramos con nuestras hermosas calles y
copiramos el ejemplo de los antiguos. Lo record decir esto, lo record tan
claramente como recordaba mis tablas de multiplicar. El amable Maestro Jonath, con
sus verrugas y su largo pelo negro y rizado, sermoneando pacientemente mientras
Bardo y yo nos intercambibamos puetazos sobre la fea alfombra gris de su
apartamento... Qu truco de la memoria es el que permite ver tan claramente
nuestra juventud? Por qu los hechos que sucedieron ms tarde en el tiempo
(importantes, como la vez en que segn Bardo perd los nervios y casi mat a Marek
Kesse), por qu son esos recuerdos tan a menudo borrosos y sombros?
Sean cuales sean los fallos de mi memoria, siempre recordar el milagro que
sucedi aquella maana. Patinaba por el Paseo de los Mil Monumentos cuando mi
sentido del tiempo empez a dilatarse. La resbaladera se divida en dos anchas
bandas anaranjadas cuando mi mente empez a dividir segmentos del tiempo en
infinitsimos interminablemente largos. Separando los carriles norte y sur de la calle
haba un paseo de estatuas, obeliscos y otros testamentos de glorias pasadas y glorias
por venir de un kilmetro de largo. Mientras pasaba junto al inmenso memorial
hibakusha, que tiene forma de hongo, los novicios cercanos parecieron moverse con
exquisita precisin, despacio, despacio, tan despacio como si sus miembros
estuvieran sumergidos en las aguas densas y heladas de los Starmbergersee. De
repente, se produjo un deslumbrante despliegue de colores. Ante m, la Vanidad del
Tycho cortaba el aire con cuchillos de amatista, diamante y rub. Las monstruosas
gemas (algunas eran altas como un abeto) sobresalan del hielo del Paseo. Se unan
unas con otras, rojas con azules, el dorado fundindose con el prpura, en extraos
ngulos retorcidos. Para muchos de los peregrinos de nuestra Ciudad, la larga
exhibicin debe haber parecido un asombroso amasijo de joyas amontonadas
descuidadamente, una carsima jungla de colores amontonados al azar. Para un
piloto, el monumento tena un significado diferente. Los gruesos bloques de
esmeraldas y graciosos collares de zafiro eran una representacin fsica de las
ideoplastias que el Tycho haba usado en la formulacin de su famosa conjetura. ste
haba ordenado que la mejor inspiracin de su mente se pusiera de manifiesto, y por
eso durante setenta metros del Paseo el primero de los veintitrs lemas necesarios
para demostrar la conjetura quedaba capturado en duras columnas de diamante con
intencin de durar eternamente. (El Tycho haba pedido originalmente que los
veintitrs lemas fueran colocados uno detrs del otro por toda la longitud del Paseo.

Ese plan, sin embargo, result ser demasiado grandioso. El coste de importar las
joyas casi haba arruinado a la Orden, entonces mucho ms boyante y ms poderosa
que ahora.) Patinaba junto a los glifos de rub enroscado que representaban la prueba
del teorema del punto-fijo, cuando el momento de tempolento se endureci y el
tiempo casi se inmoviliz. Nunca antes haba experimentado yo una instantaneidad
tan profunda fuera de las neurolgicas de mi naveluz. Grabadas en mi retina haba
imgenes de novicios con la boca abierta detenidos a mitad de su gesto como
estatuas blancas. El trueno de los trineos y el click-clack de los patines de acero
aument, extendindose lenta y profundamente, solidificados en un solo sonido. Con
un brazo atrs y el otro delante, la punta de mi patn inmvil y adelantada, deb de
guardar un curioso parecido con el glifo congelado del Tycho. Fue en ese momento,
con los somorgujos de la nieve suspendidos graciosamente a mitad de vuelo, con la
Ciudad detenida a mi alrededor, cuando encontr a Bardo.
Colgaba de uno de los glifos. Sus grandes manos envolvan un rub conector; la
masa de su cuerpo estaba inclinada hacia delante, estirando sus largos brazos,
tirando de sus manos engarfiadas. Su rostro era una mscara congelada. Pareca a la
vez aterrorizado y excitado, avergonzado y travieso como un nio desobediente.
Cmo puede existir una mente fuera del tiempo? Cmo pueden ser completados
los pensamientos y las estrategias diseadas cuando los neurotransmisores del
cerebro estn silenciosos e inmviles como el hielo azul en el invierno profundo? Es
posible detener por completo el tiempo? (Katharine crea que la mente crea el tiempo.
Crea que los amantes, en su momento de goce, existen juntos en un reino mental
atemporal. Una vez me ense una especie de pura instantaneidad, pero, de un
modo u otro, he estado atrapado en el tiempo la mayor parte de mi vida.) Se detiene
el tiempo, o solamente se dilata tanto que parece detenerse, un nanosegundo en un
ao, un infinitsimo en la eternidad? La mayor parte de mi cerebro era an humano,
pensaba, sangre y neuronas, pero partes de m estaban en fase con el tiempo de un
ordenador; la semilla divina en mi interior era elctrica, y procesaba la informacin
de maneras que yo no comprenda. La ridcula imagen de Bardo balancendose
como un mono de la lanza de rub se fij en mi mente, y me pregunt cmo podra
rescatarle (a l y a nuestra amistad) del negro mbar del tiempo. Comprend, de
pronto, lo que intentaba hacer. All, sobre el hielo, mientras el momento de
instantaneidad se quebraba y el mundo cobraba vida a mi alrededor y se apresuraba
de nuevo, supe que Bardo haba venido aqu para matarse.
Para mi dilatado sentido del tiempo, lo que sucedi a continuacin se desarroll
tan despacio como un gusano marino construyendo su concha: Bardo se balanceaba
adelante y atrs, quebrando el cristal con su peso. El chasquido del cristal gravit
durante largo rato en el fro aire de la maana. Como si estuviera desinflando
lentamente un globo, cay al hielo. Sostena en sus manos ensangrentadas la afilada
punta de rub. Coloc la lanza en un montn de nieve congelada. La arista afilada e
irregular apunt hacia su pecho. Bardo me mir. Lentamente, tristemente,
lentamente..., y una triste comprensin se grab despacio en los torturados rasgos de

su cara. Sus ojos se movieron. Apret los dientes. Una gota de agua plateada cay de
su mejilla. Pas sus manos ensangrentadas por sus ropas negras. Sonri lentamente.
Una fina pelcula de saliva se extendi entre sus dientes. La pelcula burbuje y se
expandi. Se llen de aire. Por fin, mientras yo observaba, revent. Bardo coloc sus
manos rojas en los pliegues de sus ropas, all donde se unan en el cuello. Abri las
capas. El rojo empap lo negro. Desnud su pecho. Vi la piel olivcea cubierta con
millares de negros vellos rizados. Se ri. La grave explosin tard horas en alcanzar
mis odos. Como una montaa de hielo desgajndose lentamente de un glaciar,
empez a tambalearse hacia la afilada lanza de rub. Claramente, si completaba su
trayectoria, la lanza atravesara la piel de su pecho. La lanza se abrira paso
lentamente a travs de los tensos msculos. Tal vez rompiera las costillas. Habra un
momento de dolor eterno. Sera cruel. La lanza tocara el gran corazn mientras se
detena entre latidos. Seguira entrando. Y Bardo gritara, y habra un mar de sangre,
y Bardo tendra infinitamente miedo.
De repente, me mov. El mundo se movi con exquisita lentitud a m alrededor,
mientras yo deb hacerlo con la velocidad y el frenes de un talo. Soy el frenes, soy el
relmpago, pens, mientras repeta mentalmente el dicho de los guerreros poetas. E,
instantneamente, conoc el fiero xtasis de las neuronas elctricas y los msculos
ardiendo y el movimiento acelerado. Como un guerrero poeta en su ansia por la
muerte de su siguiente vctima, corr hacia Bardo, cruzando la larga extensin de
hielo que nos separaba en un titilante segundo, una nada congelada de temporreal.
Golpe su axila con mi hombro, arrojndole al hielo. Los dos camos. La lanza roja no
alcanz su pecho por un centmetro.
Nos quedamos all tendidos, desorientados, jadeando en busca de aire. Regres a
temporreal con una sacudida mental.
Por Dios, es imposible moverse tan rpido! exclam Bardo.
Trat de sentarme, pero los tejidos de mi cuerpo ardan y no me movan.
Si no lo hubiera hecho, te habras matado.
Se qued medio agachado, apoyando los antebrazos en los muslos. Me mir
tmidamente.
Bueno, no lo habra hecho, no de verdad. Bardo es demasiado cobarde para
matar a Bardo. Te vi patinando por la resbaladera. Pens que podas...., oh, bueno,
esperaba que me gritaras para que me detuviera.
Habra sido ms simple, es cierto.
Bien, una vez ms me has salvado dijo. Como la vez en que le pateaste la
cabeza a Marek Kesse cuando me estaba ahogando, te acuerdas?
Me puse en pie con su ayuda, pero mi hombro no funcionaba bien. Senta fuego en
la articulacin, como si los huesos se hubieran separado.
Tengo... un recuerdo de un recuerdo.

Se frot las manos ensangrentadas y tosi.


No hay manera de poder no decir lo que dije, verdad, Pequeo Amigo?
No.
Tras nosotros omos las voces de los novicios y los fravashi. Nos rodearon,
claramente sorprendidos por la profanacin de Bardo al gran monumento (y no
menos sorprendidos, pens, de que yo me hubiera movido tan rpido como un
guerrero poeta).
Qu estis mirando? les grit Bardo.
Trat de alzar el brazo para apoyarme contra l, pero apenas pude moverlo.
Tampoco hay manera de que yo pueda no decir mis palabras le dije. Pero lo
dir de todas formas: No eres un cobarde.
l mir la lanza de rub que casi le haba empalado. Le dio una patada tan fuerte
que la derrumb y la hizo cliquetear sobre el hielo. Un novicio delgado y pecoso
abri la boca. Al parecer no saba que, aunque los grandes cristales de la Vanidad del
Tycho haban sido ruinosamente caros de fabricar, como joyas que pudieran cortarse
y venderse no valan nada. El Tycho, aquel hombre vanidoso y astuto, haba pensado
en impedir su profanacin y robo, y orden que las joyas estuvieran impregnadas de
varias impurezas y llenas de defectos.
Claro que soy un cobarde dijo Bardo. Pero, cuando ramos ms jvenes,
tenas el detalle de no llamarme nunca cobarde. Incluso cuando era un cobarde.
Lo siento.
Volvi a patear la joya rota y mir de nuevo mi hombro cado.
Entraste en tempolento, verdad?
Es peor que eso.
Sin unirte a tu maldita nave..., refrenaste el tiempo?
Detuve el tiempo.
Eso es imposible. Nadie puede detener el tiempo.
Yo puedo.
Por Dios, es un milagro!
En mi interior, lo que los agathanianos llaman su semilla divina..., est
rehaciendo mis neuronas, y tal vez mis nervios. Incluso ahora, mientras hablo, los
cambios..., cmo puedo saber qu otros cambios habr? Parece que an soy yo, creo
que lo soy, pero...
Eres t. No lo sabra yo si Mallory ya no fuera Mallory?
Lamento lo que dije, Bardo. Soy salvaje e impulsivo, y no tengo contencin.

Por Dios, se es el Mallory que conozco!


Me llev la mano al hombro herido.
Y tengo miedo dije.
Ah, no hay nada peor que el miedo, verdad?
Tengo miedo de perderme.
Me rode con su brazo y medio me alz, medio me llev a la resbaladera.
Pequeo Amigo dijo, nunca podrs perderte. Y nunca podrs perder a tus
amigos, al menos no a tus amigos como yo.
Entonces me prometi que nunca dejara la Orden por eleccin propia, ni siquiera
aunque el cielo se llenara de un millar de supernovas.
En el fondo de mi alma amo esta Ciudad y a mis amigos casi tanto como amo a
Justine. Y por eso te dir lo que voy a decirte. Contn la respiracin, Pequeo Amigo,
porque tengo una mala noticia para ti.
As supe que en Neverness, la Ciudad de la Luz, la ltima Ciudad, la Ciudad de
los Mil Complots, haba un complot para rehacer la Orden. Era casi como si la
Ciudad hubiera estado esperando mi regreso de Agathange. Desde entonces, un
grupo de pilotos y profesionales haba estado planeando cambiar las cosas segn sus
designios. Y el arquitecto del complot, me dijo Bardo, triste, reluctante, el lder de los
conspiradores que desharan al Guardin del Tiempo y tal vez todo lo dems, era mi
madre, la maestra cantora, Dama Moira Ringess.

Captulo 19
La parbola del Rey Loco
Qu es un guerrero sin una guerra, un poeta sin un poema?
Dicho de los guerreros poetas.

Ms tarde, ese mismo da, trat de encontrar a mi madre. Pero su casita en el


Sector de los Pilotos estaba vaca. Acud a sus amigos, Helena Charbo y Kolenya
Mor, entre otros, pero ninguno pareca saber dnde estaba. Y ninguno pareci
dispuesto a admitir que haba un complot para derrocar al Guardin del Tiempo, y
mucho menos para rehacer la Orden. Obviamente, Bardo haba estado prestando
demasiada atencin a los chismorreos, me dijo Kolenya. Y, segn Burgos Harsha, que
se tiraba nerviosamente de sus hirsutas cejas mientras hablaba con l, no haba
ninguna conjura.
Es cierto que muchos pilotos no son felices dijo. Pero, quin complotara
contra el Guardin del Tiempo? Quin (y debera aadir que hay pilotos y
profesionales que podran estar dispuestos a hacer campaa en favor de ciertos
cambios, pero cambios dentro de la estructura de los cnones, desde luego,
legalmente, legalmente), quin sera tan estpido?
Cuando pasaron los das y mi madre sigui sin regresar a su casa, empec a
preocuparme. Li Tosh jur haber visto a mi madre en compaa de un guerrero
poeta, una noche, cerca del Verde Merripen, en el Sector Extremo. Esto probaba que
estaba viva, dijo, y que no debera preocuparme. Tal vez mi madre haba tomado
finalmente un amante. Pero me preocup; enferm de preocupacin. No crea que
hubiera tomado amante alguno. Entonces, por qu frecuentaba a un guerrero poeta?
Para qu se arriesga la gente razonable a contactar con los guerreros poetas, sino
para hacer que asesinen a sus enemigos? Y quin era su principal enemigo, sino
Soli? Haba robado el ADN de Soli para hacerme, y esto era un gran crimen. Soli
incluso podra exigir al Guardin del Tiempo que la decapitaran, si deseara
venganza, si reconociera que yo era hijo suyo. Yo saba que Soli nunca admitira esto
ante nadie, ni siquiera ante s mismo. Pero, poda estar segura mi madre? No, no
poda estarlo, y por eso teja sus planes y se esconda en el Sector Extremo y se una a
asesinos..., todo sin molestarse en revelrmelo. Obviamente, no confiaba en m.

Si he dado la impresin de que toda nuestra Orden estaba repleta de conjuras e


intrigas, no era as. Siempre estaba la bsqueda. An se hacan grandes
descubrimientos; para unos pocos, todava era una poca de inspiracin y riesgo. Dos
aos atrs, mientras yo cazaba vientres de seda en el bosque de Kweitkel, un equipo
de cinco pilotos se haba propuesto penetrar el Dios de Silicio. Slo uno de ellos,
Anastasia de La Nave, haba regresado para hablar de los espacios salvajes ms
impenetrables an que los de la Entidad. Otro piloto, el fabuloso Kiyoshi, haba
encontrado un planeta que pareca ser el hogar ancestral de los ieldra. Grandes
hechos, grandes inspiraciones: Un programador, trabajando con un unidor y un
historiador (y vaya trada profana debieron ser!) haba seguido el rastro de los
senderos evolutivos y haba hecho un modelo del ADN de los primeros hombres.
Maestros unidores trabajaban decodificando este ADN modelado, esperando
descubrir el secreto de los antiguos dioses. Y, por supuesto, debo mencionar al
fabulista que creo un escenario en donde la Vieja Tierra no era destruida. Esto
condujo a Sensim Wen, el semntico, a reinterpretar el significado de un poema tonal
fravashi, lo que a su vez inspir a un holista a proponer un modelo distinto para la
progresin del Enjambre. Un fantasista, que estudi el nuevo modelo, se retir a su
cubil y recre un holograma de lo que llam La galaxia como podra haber sido.
Finalmente, un piloto estudi el holograma y se intern cerca del borde interior del
Brazo de Orin, donde esperaba encontrar la Vieja Tierra. Todo en vano,
naturalmente. Pero fue un intento valiente, aunque un poco ridculo y extrao.
Igual de extrao, a su modo, fue el recuerdo (la revelacin), del Maestro Thomas
Rane, el rememorador. Como esta revelacin prendi una amarga discusin entre los
escatlogos y resultara importante en la crisis que sigui a mi retomo a la ciudad,
registro aqu sus famosas palabras como l las registr en la oscura espiral de
memoria racial de su pasado distante.
Me llamo Kelkemesh, y mis brazos son jvenes y marrones como el caf. Llevo la piel del
lobo que mat cuando me convert en hombre. La piel est mojada. Estoy en un saliente en una
montaa. Ha llovido, y hay brumas en los verdes valles de abajo, un arco iris en el cielo. La
quietud es muy real. Y en el cielo, en el borde mismo del arco iris, hay un agujero. Hay un
agujero en el cielo, y es tan negro como el ojo de mi padre. Del agujero surge una luz plateada,
y luego luz blanca; pronto todo el cielo es una bola de luz. La luz cae sobre m como la lluvia.
Cuando abro la boca para gritar, la luz se mete en mi garganta. Mi espina dorsal tintinea. La
luz corre por mi espalda hasta mis riones. Mis testculos arden; mis testculos son fuego; mis
testculos se llenan de las ardientes gotas de luz. Es el dios Shamesh dentro de m, y su
imagen arde en mi carne. Shamesh es el sol; Shamesh es la luz del mundo; Shamesh habla y su
voz es la ma: Eres la memoria del Hombre, y el secreto de la inmortalidad est en tu interior.
Vivirs hasta que las estrellas caigan del cielo y el ltimo hombre muera. sa es mi bendicin
y mi maldicin. Y, entonces, la luz desaparece. En el cielo, el arco iris se desvanece; el cielo es
una cscara azul sin agujeros.
Bajo la montaa hacia las cabaas de mi padre, Urmesh, el chamn. Cuando le digo que
estoy lleno de luz divina, l se tira de los blancos cabellos y me mira lleno de ira y celos. Me

dice que he sido mordido por un demonio; los dioses no tocan a los hombres con su luz.
Prepara una punta de lanza ardiente para expulsar a los demonios de mis testculos. Convoca
a mis hermanos para que me sujeten. Pero yo estoy lleno de fuego y de luz, y me alzo y mato a
mis hermanos y mato a Urmesh, que ya no es mi padre. Shamesh el dios es mi padre. Cojo mi
cuchillo ensangrentado y me envuelvo en mi piel de lobo y bajo a los valles para vivir entre los
pueblos del mundo.
Se discuti que el recuerdo del gran rememorador era un recuerdo falso. Tal vez.
O tal vez haba revivido las vidas (y muertes) de sus antepasados. Yo mismo crea
que haba recreado los mitos primarios de los ieldras y los haba codificado como un
recuerdo. Pero, quin poda saberlo? Durante aquellos das caticos y conflictivos,
quin saba cules de nosotros eran autnticos videntes, y cules estaban
simplemente engandose a s mismos?
Poco despus de esto, en un da de pasta fangosa, la clase de nieve que slo cae en
la primavera del medio invierno, el Guardin del Tiempo me llam a su torre.
Aunque la naturaleza de la vida es el cambio, haba unas pocas cosas en mi vida que
no parecan cambiar nunca. Aquel hombre sin edad, inmutable, me sent en la silla
familiar junto a las ventanas de cristal. Los cuadrados tallados rojos y negros de la
silla estaban tan duros como siempre. Los relojes sonaban; la habitacin estaba llena
de los rtmicos latidos, pulsantes y susurrantes, de los relojes. Uno de ellos (un reloj
incrustado en una caja de cristal cuyas piezas visibles estaban hechas de madera),
repicaba. El Guardin del Tiempo, que caminaba de un lado a otro ante las ventanas
curvadas, me dirigi una mirada sombra, como si el reloj repicara por m.
Bien, Mallory, has estado excepcionalmente cauto hoy.
Dio la vuelta a mi silla para poder mirar mi perfil. Inhal el aroma a caf de su
aliento.
No, no vuelvas la cara me dijo cuando alc la cabeza para examinar la
telaraa de lneas en las comisuras de sus ojos. Asume la actitud adecuada..., tengo
preguntas que hacerte.
Y yo te preguntara si tengo algn motivo para adoptar cautela.
Ja, el joven piloto me interroga?
Ya no soy tan joven, Guardin del Tiempo.
Hace poco, menos de cuatro aos, fanfarroneabas sentado en esa silla de que
ibas a penetrar los espacios de la Entidad. Y ahora...
Cuatro aos... pueden ser mucho tiempo.
No me interrumpas! Y ahora ests sentado aqu, casi igual de joven y dos veces
ms alocado. Conjuras! S que algunos pilotos conjuran contra m. Tu madre..., me
han dicho que ha hablado con guerreros poetas. No trates de negarlo. Lo que quiero
saber, lo que necesito saber, es: Eres hijo de tu madre o piloto del Guardin del
Tiempo? Recorri con sus uas la caja de metal de uno de los relojes. Reson un

ping de cromo, Dime, Mallory, dnde est tu insidiosa madre, la zorra


replicadora de tu madre?
No lo s dije, Y no la llames as, no importa lo que creas que ha hecho.
S lo que tu madre ha hecho gru. Y s quin es tu padre.
No tengo padre.
Soli es tu padre.
No.
Eres hijo de Soli..., debera haberlo visto hace aos, eh? Quin habra pensado
que tu madre sera tan osada de robarle su maldito plasma? Bien, s lo que ha hecho
tu madre, y estoy razonablemente seguro de que planea matar a Soli, y posiblemente
tambin a m..., tu maldita madre!
Agarr los curvados brazos de la silla, brillantes y gastados por las manos de un
millar de sudorosos pilotos antes que yo. Me esforc por no decir nada, por mantener
las manos engarfiadas a la silla.
Ella me ha traicionado, pero t no me traicionaras, verdad, Mallory?
Crees entonces que soy un traidor?
He dicho que fueras un traidor? No, no eres ningn traidor, espero, Pero, qu
hay de tus amigos?
Bardo me ha dado su palabra de que no...
Bardo! rugi, Ese tubo de grasa, esa mula desobediente! Aunque ignorara
su conducta adltera, su cobarde charla ya ha contagiado a sus amigos. Estoy
pensando en los pilotos ms jvenes: Jonathan Ede y Richardess y Delora wi Towt. Y
los pilotos ms viejos, Neith y Nona, y Cristoble. Y mis profesionales. Y mis
acadmicos, como Burgos Harsha, y cien ms. Se habla de que dejarn la ciudad para
siempre. Cisma! Hablan de cisma, la ruina de la Orden!
Se habla de cambio admit.
Demasiado cambio es muerte. Se acerc a la ventana. Apret la frente contra
el cristal helado, suspir. Crees que estoy sordo a lo que se dice? La Orden se ha
estancado durante mil aos; la profesin y los profesionales se han quedado rgidos
en su forma de pensar; necesitamos nuevos sueos, nuevos problemas, nuevos
modos. De veras? Qu piensas?
Pensaba en lo que muchos de mi Orden pensaban: que los pilotos caan demasiado
a menudo contra sus compaeros pilotos por celos o rivalidad, que profesin
disputaba con profesin, escuelas distintas luchaban entre s por imponer su
interpretacin del propsito de la Orden sobre todas las dems. La visin original y
unificadora de una humanidad compartiendo el espacio y descubriendo su lugar y

propsito en el universo se haba disuelto en un centenar de filosofas, nociones y


conceptos diferentes.
Pero, no es se entonces el destino de todas las religiones y rdenes? Al final,
divisin y muerte?
Quieres decir divisin y guerra. Si dejara que mis pilotos fueran por sus caminos
separados, al final habra guerra..., una guerra grande, sucia y sangrienta.
Sonre, porque pens que el Guardin del Tiempo estaba siendo demasiado
dramtico. Cit a los historiadores:
La guerra es un arte muerto, tan muerto como la Vieja Tierra dije. Hay
lmites, no? Las lecciones de la historia? No creo que nadie en nuestra Orden
quisiera reinventar la guerra.
Y qu hay de la guerra entre Cihele Mayor y Mi Luz?
Eso fue una escaramuza dije yo. No una guerra real.
No una guerra real! Ja, qu sabes t de guerra? Los tychistas lanzaron bombas
de fusin sobre los deterministas. Cuntos murieron? Treinta millones?
Sacud la cabeza, tratando de recordar mis lecciones de historia.
No lo s. Treinta y tantos. Y luego, un momento despus, lleg el recuerdo:
Treinta millones cuatrocientos cincuenta y cuatro mil..., aproximadamente.
Y llamas a eso una escaramuza? Bien, la llames como la llames, por qu
crees que esa escaramuza no se convirti en una guerra real? Restriccin,
infiernos! Qu crees que mantiene en paz a los Mundos Civilizados? La guerra es
ruinosamente cara..., sa es la razn ms importante. Aunque Cihele Mayor y Mi
Luz estn conectadas por un simple pasillo, los incompetentes pilotos tychistas con
sus repugnantes bombas de fusin, los pocos que sobrevivieron al multipliegue,
necesitaron treinta aos para alcanzar Mi Luz. Nuestro aspirante ms novato podra
hacer el viaje en treinta das.
El tiempo es mutable dije, burlndome de uno de sus famosos dichos. Pero mi
sonrisa se esfum mientras aceptaba su razonamiento. Si viajar a travs del
multipliegue se haca fcil, la guerra se hara fcil tambin? Y, quin podra viajar
con ms facilidad y elegancia que un piloto de nuestra Orden? Qu podra ser ms
desastroso que una guerra entre las diferentes facciones de nuestra Orden?. Pero,
aunque la guerra fuera fcil objet, sera demasiado terrible, y nadie ira a la
guerra contra nadie, creo. Adems, escaramuza o guerra, los habitantes de Cihele
Mayor y Mi Luz estaban locos. La mayora de las personas y planetas aman la paz.
Insospechadamente, se me acerc y se plant ante mi silla. Frunci el ceo.
Mallory, Mallory, has sido golpeado, tallado, sacudido, odiado, amado, y te han
enseado la verdad, pero sigues siendo ingenuo. Se apart el pelo blanco de la
frente y suspir. Ingenuo, digo! Cul es la esencia de la historia? El deseo de

paz? ja! La guerra es el precio de nuestra bsqueda de poder; la guerra ha sido la


maldicin del hombre durante veinte mil aos. Est en la naturaleza de las cosas que
nadie pueda encontrar la paz, pero cualquiera puede hacer que todos los dems se
enfrenten a la guerra. Por qu crees que fue destruida la Tierra? Te cuento una
parbola de la historia de la Tierra?
Me rebull en mi silla, tratando de acomodarme.
Cuntamela dije, porque no tena otra eleccin.
Sonri y se aclar la garganta.
Erase una vez empez, en que todos los hombres vivan en tribus, y el aire
era limpio, y haba comida para todos, y la paz era la ley de la Tierra. Pero entonces
una tribu, porque se amaban a s mismos ms que a su planeta madre, se volvieron
sordos a esta ley. As, cayeron en la locura. Se volvieron demasiado grandes y
demasiado poderosos. Descubrieron que era ms fcil robar su pan a los otros que
hornearlo ellos mismos. Ansiaron un imperio, una vida de comodidades. Enviaron
sus ejrcitos hacia el oeste contra las cuatro tribus ms cercanas, que amaban mucho
la paz. Pero no pudieron tener paz. La primera tribu se enfrent a ellos lanza contra
lanza, pero eran demasiado pocos, y la tribu loca los extermin hasta el ltimo
hombre. Las mujeres, naturalmente, fueron violadas y se las esclaviz, junto con sus
hijos, para que trabajaran en los campos de trigo. La segunda tribu, viendo lo que le
haba pasado a la primera tribu, baj sus lanzas, por el momento, y bes los pies de la
tribu del rey loco. Suplicaron por sus vidas. Si el rey les permita conservar a sus
mujeres e hijos, seran buenos guerreros y haran lo que el rey ordenara. As, la
segunda tribu fue absorbida, y la tribu loca se hizo an ms grande. La tercera tribu,
que amaban su libertad tanto como amaban sus vidas, huy al desierto del sur,
donde la vida era dura y apenas haba comida y agua suficiente para todos. La cuarta
tribu no quera ni ser exterminada, ni ser absorbida, ni huir. Amaban
apasionadamente su tierra. Y, as, su rey, que era un hombre visionario, orden a sus
guerreros que hicieran sus lanzas ms largas que las de los guerreros de la tribu loca.
Cuando se produjo la batalla, el nmero superior de la tribu loca fue contrarrestado
por las lanzas ms largas de la cuarta tribu. De este modo, ninguna de las dos tribus
pudo vencer. Entonces, el rey visionario, que haba empezado a disfrutar del gusto
de la guerra, advirti que en la siguiente batalla la tribu loca volvera con lanzas ms
largas. Debemos tener ms guerreros!, exclam el rey visionario. Y volvi la
mirada an ms hacia el oeste, y sus ejrcitos esclavizaron a las tribus occidentales, e
hicieron lanzas an ms largas. Y, as, la cuarta tribu se volvi tan loca como la tribu
loca. De esta manera, como una enfermedad, el hbito de la guerra se extendi hasta
las tribus ms lejanas de la Tierra. Las tribus se convirtieron en imperios que
destruyeron los imperios ms cercanos, y lamentaban no poder hacer la guerra a los
imperios ms lejanos porque las distancias eran demasiado grandes para que sus
ejrcitos las cruzaran. Por fin, un rey, el ms listo de todos, coloc cohetes a la base
de las lanzas de sus hombres y bombas de fusin en sus puntas. Cuando todos los

reyes de todos los imperios de la Tierra hicieron lo mismo, el rey listo advirti que la
guerra era obsoleta e imposible. Si cualquiera de ellos lanzaba sus lanzas contra otro,
dijo, asegurara su propia destruccin, pues contra la lluvia de lanzas equipadas con
bombas de fusin incluso los escudos mejores y ms costosos eran intiles. Y as
hubo paz en la Tierra..., hasta que el bufn de la corte del rey listo le record que
haba olvidado una cosa.
Hizo una pausa en su ferviente discurso para secarse el sudor de la frente. Me
mir expectante, para ver si le iba a preguntar qu era lo que haba olvidado el rey
listo. Aunque no quera or las palabras de un bufn alegrico, pregunt:
Y qu haba olvidado el rey listo?
El Guardin del Tiempo hizo una mueca.
Haba olvidado que l y toda la gente de su imperio y todos los imperios del
mundo estaban locos.
Contuve la respiracin.
Y entonces? pregunt.
Ya sabes el final de la parbola dijo l en voz baja. Ya lo sabes.
Diligentemente, reflexion durante un rato. A excepcin del tictac de los relojes y
nuestras respiraciones sincopadas, la habitacin estaba en silencio. En el exterior
nevaba copiosamente. Yo tena fro, pero el Guardin del Tiempo sudaba. Gotitas de
sudor resbalaban por sus planas mejillas hasta la dura lnea de su barbilla. No pude
dejar de sonrer.
Guardin del Tiempo dije, parece que t tambin has olvidado una cosa.
Eh?
La tercera tribu, la que huy al desierto donde la vida era dura..., qu fue de
esa tribu?
El se ri entonces, una risa profunda e intensa, llena de irona y tristeza. Permanec
sentado en la silla retorciendo los brazos. Era una de las pocas ocasiones en que lo oa
rer.
Nosotros somos la tercera tribu dijo. Y el densospacio es el desierto. Todos
los pueblos de los Mundos Civilizados han huido de la guerra; todos somos
hibakusha. Y hay paz en la galaxia, una paz frgil y relativa, pero siempre hay
nuevas tribus que esperan caer en la locura. Por qu crees que debemos tiranizar a
los cados? Porque no podemos permitir que esas tribus crezcan. Nuestra Orden y la
Orden de los Guerreros Poetas..., durante tres mil aos hemos mantenido la paz.
Los guerreros poetas! exclam. Son asesinos.
Exactamente. Pocos saben esto, pero los guerreros poetas fueron fundados
exactamente para exterminar a las tribus locas y a los reyes locos. El terror era su

herramienta, y lo empleaban bien. Ningn rey poda pensar en hacer la guerra contra
su vecino sin temer que un guerrero poeta lo asesinara.
Hablas en pasado, Guardin del Tiempo.
En efecto. Porque los guerreros poetas llevan mil aos en decadencia. Ahora ya
no estn preocupados con conservar la paz. En el proceso de educar a sus asesinos (y
les llev siglos), desarrollaron una religin para ayudarles a enfrentarse a sus
inevitables muertes. Y a menudo se trat de muertes suicidas, porque los reyes, locos
o no, son difciles de matar, sabes? Esta religin se ha convertido en su razn de
existir. Ahora buscan discpulos, no paz.
Otra vez, como un tiburn, rode mi silla. Empez a desvariar. Slo nuestra
Orden, dijo, poda conservar la paz. Pero si nuestra Orden se escinda en dos, no
habra ningn orden. (La expresin es ma, no del Guardin del Tiempo. l
despreciaba los juegos de palabras casi tanto como a quienes los hacan.) Finalmente,
nuestro ms precioso conocimiento sera diseminado como perlas bajo los pies de un
harijano.
Pens largo rato en sus palabras. Como no estaba de acuerdo con su elitismo
fundamental, y como senta una contradiccin en sus creencias, dije:
Pero no podemos conservar eternamente nuestros secretos. La informacin es
como un virus. Se expande.
Los virus pueden ser puestos en cuarentena replic. Y, ms ominosamente,
aadi: Los virus pueden ser exterminados tambin.
Pero el propsito de la Orden es descubrir el conocimiento dije yo.
Su voz se hizo baja y fea como el gruido de un lobo.
El conocimiento debe ser buscado y usado ampliamente, eh? No dilapidado
como un piloto alocado que entrega discos de la Ciudad a la palma extendida de una
puta.
Como me dola la espalda y estaba cansado, empec a buscar una nueva postura
en la silla. El Guardin del Tiempo me atrap volvindome hacia l.
No te muevas ahora! ladr. Permanece en la actitud adecuada.
De pronto no quise permanecer en la actitud adecuada. Estaba cansado de que me
mirara sin yo poder mirarle a l. Me levant, volv la cabeza, y le cog desprevenido.
La expresin de su cara me sorprendi. Sus ojos estaban abiertos como platos y sus
labios fijos en una sonrisa tmida, como si fuera un nio que mira las cataratas de
fuego por primera vez. Estaba mirando dentro de s mismo, recordando, quizs
incluso rememorando. Al principio, no se como supe esto. Sus ojos eran negras
lagunas, tan ciegos como los de cualquier scryta. Miraba muchos lugares a la vez,
examinando posibilidades futuras y soando sueos privados. Esta expresin de
admisin, de triste inocencia y embeleso, slo dur un momento. Luego, como el

vaho en un da de invierno, desapareci, reemplazado por duras arrugas verticales


de desafo y antiguo pesar. Sus ojos brillaron con luces oscuras y sus labios se
fruncieron cuando tron:
Sintate! Contente y sintate, maldicin!
No me sent. Apart la silla con el pie.
Estoy cansado de estar sentado dije.
Le mir. No poda imaginar qu haba ocasionado su lapso contemplativo.
Entonces advert (y fue una de las comprensiones ms aplastantes de mi vida), vi en
Un arrebato que no se trataba de un mero lapso. Era un hombre dividido, un
buscador torturado por una eterna guerra interna entre sus sueos y su amarga
experiencia, esto lo saba desde siempre. Pero de repente supe ms. Sent los detalles
diminutos en l: la tensin de los pequeos msculos sobre los ojos; sus arcaicos
hbitos de discurso; sus rudas filosofas; su agrio olor; y mil cosas ms. De algn
modo, me hallaba procesando esta rica corriente de informacin. Estaba seguro de
que lea en l. Mientras la mayora de los hombres (y Soli, mi hosco padre, es uno de
ellos) pasan sus momentos vacilando entre la luz y la oscuridad, como un nio
asustado que es sacudido de un lado para otro en una pista de hielo por dos de sus
compaeros de clase, el Guardin del Tiempo viva dentro de realidades
simultneamente en conflicto. Era realmente un hombre que viva en la cima de una
montaa interior y petrificada por encima de los otros hombres. Para l, el bien y el
mal no existan. O, ms bien, existan no como opuestos, sino como sabores
diferentes de la realidad, como miel y caf negro y cido que deben ser probados,
tragados, y si es posible saboreados en cualquier momento. En la terminologa de la
Entidad, era un hombre multiplex, parte hroe, parte pcaro, hereje, tychista,
determinista, ateo y creyente..., todas esas cosas y una mirada de otras ms a la vez.
Si el rostro que mostraba a la Orden y a los embajadores de los Mundos Civilizados
era la cara singular y firme de un tirano justo, era el rosero que escoga llevar. Y ms
an, era la persona que elega ser. Me result aplastante advertir que tena este poder
de eleccin. Siempre haba pensado en l como un hombre completamente dividido
por la realidad de tener que morir y la misma muerte. Ahora vi que no era as. Como
todos los grandes hombres, tena una visin. Para eso viva. Era esta visin, la parte
diminuta que atisb, lo que me aterroriz.
Bien, joven Mallory, qu ests mirando? Qu ves?
Qu debera ver? Soy un ctico acaso para leer tus programas como leera los
poemas en tu libro?
Yo mismo me he preguntado a menudo qu eres, en qu podras convertirte.
Me frot la nariz.

Veo un hombre aparentemente desgarrado por contradicciones. Pero hay una


unidad fundamental, no? No concederas a los extremos el ms simple de nuestros
secretos, y recelabas y recelas de los secretos de los ieldra. Veo...
Ningn hombre me ha hablado jams as! Ninguno!
Veo esta pasin tuya por proteger, al mismo tiempo...
Silencio! No puedo permitir que mis pilotos, ni nadie, me lean. Ves demasiado.
Veo lo que veo.
Es peligroso ver demasiado dijo. Los scrytas lo saben bien. Cmo reza su
dicho? Los ojos, antes cegados por la luz, estn ahora verdaderamente ciegos?
Mientras deca esto, sus ojos eran piedras ardientes, y entonces inclin la cabeza y
se frot las nevadas sienes. Yo siempre haba supuesto que senta hacia m el afecto
de un abuelo, pero ahora vi que los requerimientos de su visin privada ahogaran
siempre su amabilidad. Cuando sirvi a su propsito rescatarme de mi propia
impetuosidad, me haba dado un libro de poemas y me haba salvado la vida. Si mi
muerte sirviera a sus sueos o planes..., bueno, como haba dicho, los virus pueden
ser exterminados.
Por qu me mandaste llamar?
Por qu tienes que interrogarme, maldicin? Apret los puos, y los
msculos de su cuello se tensaron. Era como si se estuviera fortaleciendo para
enfrentarse a una agnica decisin que no quera tomar. Pens que, ya que tena poca
compasin por s mismo, finalmente hara la eleccin ms dura. Deba temer que la
compasin hacia otro pudiera debilitarle y carcomer la acerada cobertura de su ser
como el xido devora lentamente el mecanismo interior de un reloj.
Por qu estoy aqu? repet.
Camin hasta la ventana y ara el cristal con las unas como si fuera un oso
excavando en el hielo. Las uas dejaron su brusca y clara marca en la escarcha
blanca. Permaneci en silencio durante un momento, y luego las palabras brotaron
de repente.
Sera la mayor de las catstrofes que uno de mis pilotos resolviera la Hiptesis
del Continuo slo para que el secreto se extendiera como un virus. Caer de cualquier
estrella instantneamente a cualquier otra..., comprende, slo mis pilotos deben tener
ese conocimiento.
La Hiptesis puede ser indemostrable dije yo.
Sera mejor si as fuera.
En cualquier caso, yo no la he demostrado. El Tycho y Dov Danladi, Soli
tambin..., se han esforzado toda la vida por demostrar el Gran Teorema. Quin soy
yo para demostrarlo?

Ja, has cambiado! se burl. Quin eres t? Eso me gustara saber. Qu te


han hecho los malditos dioses? A todos nos gustara saberlo, eh? Regresas de
Agathange como un fantasma, y de pronto, al parecer, has ganado modestia..., y
otras cosas.
Qu quieres decir?
Lo sabes, Mallory, lo sabes. Hace diez das, tu Bardo estrope parte del
Monumento del Tycho, no es as? Cuntame, qu sucedi ese da?
Bardo se embriag y rompi uno de los cristales.
Mis novicios dicen que entraste en tempolento..., es eso cierto?
Cmo podra ser cierto? Cmo es posible entrar en tempolento sin la ayuda de
un ordenador?
Golpe con el puo el alfizar de la ventana.
Por qu tienes que contestar a una pregunta con otra pregunta, maldicin?
rugi. Dime, entraste en tempolento?
Algunos dicen que lo hice admit. Pero la verdad es que detuve el tiempo.
Que detuviste el tiempo? Ja, no lo crea posible! Pero eres un hombre sincero,
no? No le mentiras a tu Lord Horlogo. Por qu, Mallory, por qu ests tan
pagado con esta nocin sagrada de la verdad?
No lo s.
Paparruchas! Hay verdad y verdad. La verdad es tan mutable como el tiempo.
No lo creo.
Se frot los ojos y me mir.
Has de prometerme una cosa, joven Mallory. Si alguna vez descubrieras la
prueba del Gran Teorema, no debes informar a los cticos, ni a los akshicos, ni a los
cantores, ni a tus compaeros pilotos. No debes decrselo a nadie excepto a m.
Me qued inmvil mientras pensaba a gran velocidad. Si alguna vez resolva la
Hiptesis y se la confiaba al Guardin del Tiempo, el conocimiento desaparecera
como la luz por un agujero negro.
He jurado buscar la verdad dije.
Has jurado buscar la verdad, no diseminarla y esparcirla por todas partes como la
orina de un viejo.
Hace cuatro aos, ante ti, en el Saln de los Pilotos, hice el voto de buscar la
sabidura y la verdad aunque la bsqueda llevara a la ruina y a la muerte.
Ruina y muerte! La muerte de quin, maldicin? Es sabio dejar que la verdad
arruine a la Orden?

Toda mi vida he soado con demostrar el Gran Teorema.


Sueos, qu son los sueos? Por qu eres tan condenadamente terco? Por
qu? Por qu lo eres? La muerte de quin? La muerte de quin ser?
Toda mi vida, hasta hoy, he soado con una Orden, un universo entero, donde
la sabidura y la verdad sean una.
Nobles palabras; palabras ingenuas... Qu cansado estoy de las palabras!
Haba una tensin casi insoportable en su voz, en cada una de sus aceradas
palabras. Dame tu promesa.
No puedo.
Bien.
Pronunci esta ltima palabra dolorosamente, lamentndolo, como si no pudiera
soportar que sus labios formaran el sonido, que colg en el aire como el bajo resonar
de una campana. Me mir durante un rato. Y en sus ojos haba amor y odio, y otra
pasin que identifiqu con la voluntad, o la voluntad hacia el destino, su destino y tal
vez un destino universal que deba saber que era el destino ms terrible y solitario de
todos. Entonces frunci el ceo y me hizo un gesto con las manos. Me despidi
mientras miraba por la ventana. Antes de dejar su torre por lo que pensaba sera la
ltima vez, mir tambin a los novicios que pasaban patinando, ajenos al juicio que
acababa de tener lugar sobre sus cabezas salpicadas de nieve.

Captulo 20
Los anillos de Qallar
Si alguna vez esparc cielos tranquilos sobre mi cabeza y surqu con mis
propias alas mis propios cielos; si nad juguetn en las profundas distancias-luz y
la sabidura-ave de mi libertad vino..., pero la sabidura-ave habla as:
Contempla, no hay nada encima, nada debajo! Lnzate alrededor, atrs, fuera,
t que eres luz! Canta! No hables ms! No son todas las palabras pesadas y
hechas para morir? No son todas las palabras mentiras para aquellos que son
luz? Canta! No hables ms!. Oh, cmo no podra ansiar la eternidad y el
anillo nupcial de anillos, el anillo de la repeticin?
Nunca he encontrado a la mujer de quien quisiera tener hijos, a menos que sea
esta mujer que amo: pues te amo, oh, eternidad.
Pues te amo, oh, eternidad!
Sptima meditacin de muerte de los guerreros poetas.

Los historiadores creen que, a finales del segundo Siglo del Enjambre, los
guerreros poetas perfeccionaron el arte de usar bits de bioordenadores para
reemplazar partes del cerebro. Sin embargo, al contrario de los agathanianos, los
guerreros poetas aplicaron su arte a fines diferentes. La mimo-replicacin, ese crimen
inenarrable en donde los habilidosos programas de un poeta rigen el cerebro de Su
vctima, es slo una de sus aplicaciones. Se sabe que los poetas tambin alteran partes
de sus propios cerebros. Hacen esto para darse poder sobre su sentido temporal, para
poder refrenar el tiempo sin la ayuda de un ordenador exterior. Y por otras razones.
Se dice que alteran los programas ms profundos de sus propios cerebros para borrar
su miedo a la muerte. Ciertamente, los cticos creen que carecen completamente de
miedo. En este aspecto, los poetas son seres innaturales, pues el miedo es tan natural
a los humanos como respirar aire. Vivir, sentir la luz de las estrellas en nuestros ojos
y el goce de las profundas distancias-luz, ser..., esto es todo lo que conocemos. No ser
es inimaginable y por tanto aterrador. Los pjaros que abren sus alas al sol, los peces
plateados que se deslizan por su mundo de alegras oscuras y silenciosas, e incluso
los ordenadores sintientes, en su esttico parloteo de electricidad y rpidos flujos de

informacin..., todas las cosas vivientes, en la ms diminuta partcula de sus seres,


deben temer el misterio final.
Cuando empec a buscar a los diversos guerreros poetas de la Ciudad, visitando
los bares, hospederas, pistas de hielo y cafs que frecuentaban, Bardo me acus de
intrepidez y de tener la voluntad de sufrir este misterio.
Ests loco? me pregunt, unos pocos das despus de mi reunin con el
Guardin del Tiempo. Oh, lo ests..., siempre lo he sabido. Esos poetas matan
porque les gusta la muerte, no lo sabes?
Es cierto. Adoran a la muerte. Pero me gustara encontrar a mi madre..., es
preocupante la forma en que ha desaparecido.
Me preocupaban sus intrigas con los guerreros poetas. Yo planeaba encontrar al
guerrero poeta con quien haba sido vista en los ltimos das. Pero, como era un
novicio en el arte de buscar a seres humanos, l me encontr a m.
Junto a los Jardines Jacinto, a lo largo del Paseo, donde ste se encamina hacia la
Ciudad Vieja, hay un grupo de doce edificios hechos completamente de maderas
exticas. Algunos de los edificios son estructuras cavernosas que albergan los
artefactos y reliquias de los historiadores; unos pocos son algo ms pequeos. Sus
elegantes y pulidas habitaciones de palisandro estn dedicadas solamente a la
muestra del arte, aliengena y humano, antiguo y moderno. Aunque los doce
edificios se llaman Museo de las Artes, son los edificios ms pequeos los que
contienen los frescos firavashi y los poemas tonales, las esculturas de hielo de
Urradeth y otros tesoros. El edificio ms pequeo, una estructura clsica rectangular
rematada con pilares de madera, es la Casa del Recuerdo. Sus cuatro secciones estn
llenas de muchas habitaciones, pero la ms famosa es la Galera Hibakusha. All se
encuentran algunos de los frescos ms antiguos que describen escenas increbles de
caos y guerra. All los poemas tonales se crean, giran y se funden, desplegando las
batallas picas del Siglo del Holocausto. Yo haba acudido a ver el famoso fresco El
Despertar de la Humanidad, que se extenda por la pared norte a lo largo de treinta
metros. Cuando estaba preocupado, o cuando me senta cansado y fro tras patinar
por las calles de la Ciudad, me gustaba sentarme en uno de los bancos de la Galera,
respirar los olores de la madera clida y las flores; me gustaba observar el fresco
moverse, sus hermosos colores. Era una de mis actividades favoritas.
Era tarde, y no estaba solo. Junto a m, casi en el centro de la sala, haba un par de
fabulistas, sin duda buscando inspiracin para sus trabajos propios. Y, al borde de la
alfombra tras mi banco, cerca de la fuente borboteante, haba un grupo de Amigos de
Dios de Simoom. Eran muy altos y muy delgados, y apestaban a ajo, tragacanto y
otras especias exticas. Tenan la costumbre de retorcer las cadenas de plata que
trenzaban su largo pelo negro. La costumbre me molestaba, igual que sus siseos.
Mientras susurraban, siseaban, y los sonidos sibilantes brotaban de sus bocas en
rpidos golpes de voz ahogados.

Ves? dijo uno de ellos. Aqu est la evidencia de que el Enjambre empez
durante el Siglo del Holocausto, no despus. Es como se pensaba.
Mir los borboteantes azules, verdes y blancos del cuadro. Observ los cohetes
plateados surgir de los ocanos de la Vieja Tierra, pero era difcil determinar si los
cohetes eran naves lanzadas hacia las estrellas o misiles con armas de fusin.
Entonces uno de los cohetes se dividi en dos, esos dos en cuatro y as
sucesivamente, y de repente aparecieron las brillantes estrellas de la nebulosa Eta
Carina, y las cuatro naves se convirtieron en cuatro mil chorros de luz. La luz se
extenda hacia fuera en grandes bolas resplandecientes. Con un destello, llen la
nebulosa de un blanco luminoso. Durante un momento, toda la seccin central del
cuadro se volvi de un blanco brillante, y luego manchas de gris aparecieron al azar
para salpicar la brillantez. El blanco se convirti en azul cielo mientras los parches
empezaban a tomar forma, y un millar de negras nubes en forma de hongo
comenzaron a alzarse de la atmsfera de la Vieja Tierra. Yo no estaba tan seguro de
que el cuadro fuera la evidencia que los Amigos de Dios buscaban. Pareca ms
probable que, para los fravashi que haban hecho el fresco, el Enjambre fuera el
Holocausto.
Un rato despus empec a ser vagamente consciente de sutiles cambios en los
sonidos apagados y los olores de la sala. El hedor a tragacanto y ajo haba remitido;
voces preocupadas y el rpido roce de telas haban reemplazado a los susurros.
Entonces se hizo el silencio, y ol el repentino aroma de aceite de kana. Yo saba que
los guerreros poetas eran famosos por usar efervescentes perfumes de aceite de kana.
Volv la cabeza, y vi que ante m se hallaba un hombre fornido de mediana estatura a
quien claramente no interesaba para nada el cuadro. Me estaba mirando. Estudiaba
mi cara como un maestro jugador estudia su tablero, con una concentracin intensa,
casi fantica. Inmediatamente supe que era un guerrero poeta; todos los guerreros
poetas estn cortados de las mismas clulas. Tena el pelo negro rizado y el cuello
cobrizo y sinuoso de su clase. Era hermoso, como lo son a menudo las razas
especialmente creadas. Qu bien proporcionadas parecan su fina nariz y sus anchos
pmulos, qu equilibrada su mandbula esculpida, qu hermosa, temible simetra!
Pero eran sus ojos nicos de poeta los que posean la belleza ms atrayente: Sus ojos
eran ndigo profundo, casi prpura; sus ojos eran vividos, claros, espirituales,
completamente conscientes..., y completamente sin miedo. Aunque pareca joven,
pens que deba ser muy viejo, pues slo un hombre que ha vuelto muchas veces a la
juventud puede tener esos ojos. Pero no, record, los guerreros poetas no se
restauran a la juventud. Adorando a la muerte como lo hacan, crean que el mayor
pecado (en realidad, el nico pecado) era prolongar el pasado momento de lo
posible. El guerrero poeta, entonces, era tan joven como yo.
Recorri el borde de la alfombra hasta que se plant casi sobre m. Sus
movimientos eran graciosos, rpidos, exquisitos.

Me llamo Dawud dijo, y su voz fluy como plata fundida. Y t eres Mallory
Ringess, verdad? He odo las cosas ms raras sobre ti.
Excepto por el cuadro cambiante y pulsante y los otros frescos en las paredes
lejanas, la sala estaba vaca. Nadie confa en un guerrero poeta, pens. Examin la
negra tnica de marta cebellina que llevaba y la atrayente kamelaika irisada de
debajo. Sus ropas eran caras y hermosas, aunque es sabido que los poetas no se
preocupan por las riquezas y apenas un poco por la belleza. Le mir las manos,
buscando sus anillos. Todos los guerreros poetas llevan dos anillos, uno para cada
meique. Los anillos estn hechos de varios metales y pueden ser de colores
distintos, verde o amarillo, ndigo o azul. Hay siete colores e, igual que la progresin
del espectro, cada uno marca el nivel de lo conseguido por el guerrero poeta. Un
anillo violeta significa que pertenece al sptimo crculo, el inferior. El anillo de la
mano izquierda es el anillo de poeta, mientras que el de la derecha es el del guerrero.
Se dice que nadie ha sido a la vez tan gran poeta y guerrero como para llevar dos
anillos rojos. En el meique de su mano izquierda, este hombre llevaba un anillo
verde. Perteneca entonces al cuarto crculo de los poetas; su habilidad potica no era
extraordinaria. Pero en su otro meique, tallado en uno de los metales artificiales de
Qallar, llevaba un anillo rojo. El anillo pareca brillar para equipararse a los fieros
rojos del cuadro.
Me han dicho que me has estado buscando dijo.
Conoces a mi madre? Eres el poeta que... conoces a mi madre?
Conozco bien a tu madre.
Dnde est?
Ignor mi pregunta, e inclin la cabeza amablemente.
Habra querido conocerte en cualquier caso, para ver al hijo de la madre. He
recopilado historias sobre ti. Un da, si vivo, escribir un poema. He odo que
detuviste el tiempo hace quince das, para salvar a tu amigo de la muerte.
No deberas escuchar habladuras.
No deberas haber salvado a tu amigo de su momento. Y no son habladuras, lo
s. Tambin s lo de Agathange. Los poetas estamos familiarizados con...
S interrump, sois maestros de la mimo-replicacin.
Usas ese trmino infamante.
Creis seres humanos robados de su voluntad.
Sonri.
Crees que sabes algo de voluntad?
Sois asesinos que matis por placer.
Eso piensas?

Yo estaba confundido, distrado por sus dientes y su hermosa sonrisa, mecido por
sus modales clidos y tranquilizantes.
Matis, entonces?
A menudo.
Y vuestras vctimas son a veces inocentes?
Sonri, y sus ojos chisperaron.
Nunca he visto a un hombre o una mujer inocente, ni siquiera a un nio
inocente..., lo has visto t, Mallory Ringess? Sabes que no hay verdadera inocencia.
No, no protestes, porque puedo ver el conocimiento en las arrugas de tu frente.
Me frot el lugar que indicaba y acus:
Los poetas..., adoris la muerte, creo.
Ciertamente. Pero, si te place..., hblame de lo que es adorar. O te lo digo yo?
Dario Redring compuso una vez un poema sobre el tema. Te lo recito?
No dije yo. Odio la poesa.
Si eso es cierto, entonces tu alma est lisiada. Pero no creo que odies la poesa.
Dnde est mi madre?
Me est esperando.
Esperando dnde?
Una vez ms ignor mi pregunta y seal la esquina del cuadro; el interior de la
Nebulosa Orin estaba iluminado con estrellas all donde algunos de los primeros
enjambres de seres humanos haban establecido sus nuevos hogares.
Hermoso dijo. Cmo supones que se protege la hermosura de este cuadro?
No entiendo lo que quieres decir.
Si alguien quisiera estropear o robar este cuadro, qu sucedera?
Por qu querra nadie estropear el cuadro? pregunt. Y, si alguien lo
robara, los robots lo detendran antes de que saliera del museo, creo.
Y si por casualidad los robots fueran tambin estropeados, de qu crimen sera
culpable nuestro hipottico ladrn? Rob? Profanacin? Asesinato?
No se puede asesinar a un robot dije. Me encog de hombros, porque no saba
adonde me llevara esta secuencia de pensamiento.
Me alegra que comprendas, Mallory..., realmente no se puede asesinar a un
robot, verdad?
Cerr el puo.
Las personas no son robots.

Guard silencio y me sonri.


Juegas con las palabras para servir a tus propsitos dije.
Cierto, despus de todo soy un poeta. Y t ests empezando a ver con los ojos
de un guerrero: No se puede asesinar a un robot porque no estn realmente vivos.
No pueden programarse a s mismos, y no tienen verdadera consciencia.
Me puse en pie y me abroch la kamelaika.
No debera estar hablando contigo. No comprendo por qu el Guardin del
Tiempo os permite circular por las calles.
Porque Neverness es una ciudad libre, y un guerrero poeta debe tener su
libertad.
Libertad dije, y sacud la cabeza.
Hay otra razn. Tu Guardin del Tiempo tiene sus miedos-robot igual que todo
el mundo. Casi todo el mundo.
Amenazas entonces al Guardin del Tiempo?
No he dicho eso, exactamente.
Lo implicaste.
Debes escuchar a un poeta con mucha atencin dijo, y se toc los labios con su
anillo verde. Hablamos con lengua de plata, y a veces nuestras palabras tienen
mltiples significados.
Estoy aqu para ver el cuadro, no para escuchar.
Sonri e inclin la cabeza ante el cuadro.
Si te complace, te escuchar dijo. Hblame de los aposentos de Soli, y te
escuchar. Hay una cmara exterior adjunta a la interior, es cierto? Qu tamao
tienen las habitaciones? Cuntos tramos de escaleras conducen a ellas?
Hablamos durante un rato, o ms bien, l me formul preguntas a las que no
respond. Quiso saber qu comidas prefera Soli, en qu postura dorma y otras cosas
personales. Yo escuch sus palabras con mucho cuidado. Inmediatamente comprend
que pretenda asesinar a Soli.
Mrchate dije, inmvil. No te ayudar a asesinar a Soli ni a nadie ms.
Se llev a los rojos labios su rojo anillo de guerrero.
Se cuentan historias sobre vuestro viaje a los alaloi..., se dice que entiendes de
asesinatos.
Qu te ha dicho mi madre?
Que Soli es tu padre; que lo odias; que l te odia.

Le mir mientras mis msculos se tensaban; me pregunt si, de dilatarse mi


sentido del tiempo, sera lo bastante rpido como para matarle antes de que l me
matase a m. Mir su anillo. No cre poder ser lo bastante rpido.
El ley mi cara.
No tengas miedo de acercarte demasiado a la muerte dijo. No tengas miedo
a morir.
Todos los seres vivos tienen miedo a morir.
No, ests equivocado dijo l, y sonri. Los nicos seres autnticamente
vivos son aquellos que no temen morir.
Cerr los dos puos.
Entonces implicas que los seres humanos no estn autnticamente vivos. Eso es
absurdo.
Los seres humanos son ovejas dijo.
Y qu son las ovejas?
Las ovejas son como los shagshay, pero ms estpidas. En la Vieja Tierra, y en
muchos planetas todava, las agrupan en rebaos por su lana y su carne.
Los seres humanos no son ovejas.
Crees que no? Has odo la parbola del ctico y la oveja?
Mir el cuadro, la progresin de estrellas en explosin que era el principio del
brillante caos del Vild. O a gente caminar fuera de la Galera, pero nadie se decidi a
entrar.
El Guardin del Tiempo es aficionado a las parbolas dije.
Debi interpretar esto como un signo de anuencia, porque continu.
Una vez, en Urradeth, hubo un ctico que tena un gran rebao de ovejas. Pero
el ctico estaba muy ocupado creando metaprogramas que esperaba pudieran
controlar sus programas ms bajos y mundanos. En consecuencia, tena poco tiempo
para atender a su rebao. A menudo, las ovejas se internaban en el bosque o
encontraban tormentas de nieve, o peor, se escapaban porque saban que el ctico
quera su lana y su carne.
Mir la puerta, midiendo la distancia con los ojos mientras Dawud continuaba con
su parbola.
Un da, el ctico encontr una respuesta a su problema. Program a sus ovejas
para que creyeran ser inmortales. Las convenci de que no poda hacrseles ningn
dao cuando se las esquilaba; las ovejas creyeron que sera muy bueno para ellas,
incluso placentero. Entonces escribi un programa para hacer creer a sus ovejas que
era un buen amo que amaba tanto a su rebao que hara cualquier cosa por ellas. En

tercer lugar, ejecut un programa a travs del estpido cerebro de las ovejas que les
aseguraba que, si algo malo fuera a sucederles, no sera inmediatamente, desde luego
no ese da. Por tanto, podran seguir con sus pensamientos mecnicos de comer
hierba y aparearse y tenderse al sol. Por ltimo (y ste fue el programa ms astuto
del ctico), convenci a las ovejas de que no eran ovejas; sugiri a algunas que eran
lobos, a algunas que eran talos, a otras que eran hombres, y a unas cuantas que eran
realmente astutos cticos.
Me mir fijamente.
Despus de esto prosigui, todas sus preocupaciones sobre sus ovejas
terminaron. Dedic toda su astucia a redisear sus programas ms profundos. Las
ovejas nunca volvieron a escaparse. Esperaron tranquilamente a que llegara, el da en
que el ctico viniera a por su lana y su carne. Y el ctico...
Y el ctico interrump, vivi feliz para siempre jams. Creo que no me gusta
tu parbola..., los hombres no son ovejas.
Me pareci que haba protestado con demasiada fuerza, demasiado alto. Los
paneles de palisandro sobre la pintura hicieron ecos a mi negativa. Trat de
comprender el axioma de los guerreros poetas de que para vivir realmente hay que
vivir como uno que ya est muerto. Es una filosofa extraa y despiadada, pero los
guerreros poetas son tan extraos como el sistema que los crea, y no saben nada de
piedad. Son creados para la perfeccin; se dice que sus unidores se han entrometido
con los genomas masculinos y femeninos, descartando por completo el ADN
redundante y ajeno. En Qallar, cada ao se aceleran un milln de cigotos idnticos, y
un milln de bebs idnticos y perfectos son trados a la luz del da. Pero no son
realmente tan perfectos. Algunos son eliminados al azar inmediatamente despus de
que hayan respirado por primera vez. Esto se supone que es una demostracin de
que vivimos en un universo azaroso y despiadado. Muchos son eliminados porque
no pueden aprender las habilidades letales de un guerrero o las delicadas palabras
de un poeta. Cuando los futuros guerreros cumplen doce aos, se les entregan
cuchillos y se les empareja. Slo uno de cada pareja sobrevive a este cruel combate, y
luego vuelven a hacerse parejas una y otra vez hasta que slo queda una dcima
parte del milln original. Un procedimiento similar de competiciones poticas elige a
los mejores poetas. Los perdedores, los nios temblorosos que no pueden crear
belleza, palabras sabias en la cara de la muerte, son invitados a matarse ellos mismos.
Los que son demasiado cobardes para ejecutar esta, la ms noble de las acciones,
son torturados por los otros hasta morir. La tortura, segn me dijo una vez Kolenya
Mor, no tiene un sentido de castigo. Se supone que induce al desgraciado nio a
reprogramar su miedo a la muerte en el ltimo momento, para permitirle saborear en
el ltimo momento su efmera vida mientras se le escapa de las manos. Hay otras
pruebas peores que los guerreros poetas deben soportar mientras crecen. Hay
alteraciones de cuerpos y cerebros, el sutil moldeo del alma de un hombre. Nadie, ni
siquiera los escatlogos, sabe mucho de estas pruebas. No obstante, dos cosas

parecen seguras: que cada momento de la vida de un guerrero poeta pretende


guiarle suavemente a su muerte, y que, del milln original, slo un centenar
aproximadamente sobrevive para llevar los anillos de Qallar.
Dawud sonri y me mir fijamente, como si pudiera leer mis programas ms
profundos. Era un hombre que sonrea con demasiada frecuencia, pero debo admitir
que tena una sonrisa hermosa e intensa. En cierto modo, era la persona ms intensa
que jams haba conocido.
El ctico que fund la Orden de los Guerreros Poetas dijo no vivi felizmente
para siempre jams. Qu es la felicidad, despus de todo? El ctico, tras mucho
trabajo duro, decodific finalmente su programa de muerte, o debera decir su
programa de miedo a la muerte. Lo purg de su cerebro, de sus mismas neuronas. Y
escucha! Hay muchos poemas escritos sobre esto..., el ctico descubri que es el
miedo a la muerte lo que nos esclaviza. Se podra decir que es el miedo a la muerte lo
que nos hace tambalear a ciegas por nuestras tareas cotidianas como si no furamos
ms que robots sonmbulos programados para alimentarse, beber y copular. El
miedo es la droga que nos hace dormir. Pero, cuando el miedo desaparece..., no,
Piloto, no te marches todava; cuando el miedo se extingue, es como sumergirse en
una laguna de agua fra. Despertar es maravilloso. Ver claramente, saborear la
intensidad de cada instante de la vida... esto es lo que ensean los guerreros poetas;
por esto vivimos; por esto morimos.
Entonces hice un movimiento para marcharme. No quera escuchar a un asesino
hablarme de cmo tena que vivir la vida. Pero Dawud alz su mano grande y
cuadrada y dijo:
Por favor, no te vayas. Hay mucho del poeta dentro de m que habla al guerrero
que hay en ti. Y, dentro de ti..., qu secretos! Dime, Piloto, porque he venido hasta
tan lejos para saber: Cmo es morir?
Qu puedo decirte que no sepas ya? le pregunt. He muerto? Algunos
dicen que s, pero, qu es la muerte, entonces? Ahora vivo, y eso es lo que cuenta...
Estoy cansado de pensar en la vida y en la muerte, harto de preocuparme sobre el,
significado o la falta de significado. T, con tu necesidad de abrazar tu propia
muerte, de vivir (o morir) intensamente, no importa el dolor que te produzcas a ti
mismo o a los dems..., t crees que el dolor puede despertar a un hombre a la
intensidad, pero hay un infierno cuando se est demasiado despierto, cuando se es
demasiado consciente, no?
El que sostiene la llama debe soportar la quemadura dijo l simplemente,
citando a sus maestros.
Me frot las sienes y contempl el borde de la alfombra contra el suelo brillante.
Dame la oscuridad, entonces dije.
Cmo es volver a vivir?

Como sus preguntas me irritaban, porque de repente me senta contrariado y


travieso como un joven aspirante, dije:
Para vivir, muero.
Te gusta burlarte de la gente, no? Por favor, no te burles de m; no tendra
sentido. Me gustara saber de los agathanianos, de sus designios, de sus programas,
de ti.
No es el arte de Agathange similar al arte de los guerreros poetas?
Es similar, pero no el mismo.
Los poetas, cuando reprogramis a vuestras vctimas...
No son vctimas, Piloto. Son conversos al Camino del Guerrero.
Pero se dice que les robis su voluntad.
Ech hacia atrs el borde de su capa, dejando al descubierto sus musculosos
brazos.
Esta cuestin de la voluntad es sutil y traicionera, y no la resolveremos aqu.
Hombres mejores que nosotros han esclavizado sus mentes interrogndose acerca del
libre albedro. Digamos que un ser vivo es libre, relativamente libre, cuanto mayor es
su independencia de su entorno. Cuanto ms depende de otros sistemas vivientes,
ms necesario es que sus actividades sean formadas por su entorno. La
independencia aumenta con la complejidad; cuanto mayor es la complejidad, mayor
es la cantidad de voluntad libre. Un virus, por ejemplo, debe hacer aquello para lo
que est programado. Un hombre es ms complejo.
Entonces implicas que los hombres poseen libre albedro dije.
Los hombres son robots y ovejas.
No puedo creer eso.
Algunos hombres poseen libre albedro, en algn momento dijo l mientras
sonrea.
Met la mano en el bolsillo de la pernera de mi kamelaika y saqu una de las
cuchillas de mis patines. La sostuve en la mano.
Creo que tengo libertad para dejar caer esto o no, como desee.
El libre albedro es ilusorio.
No la dejar caer dije, y volv a guardarla en el bolsillo. Una eleccin libre,
hecha libremente.
Pero no tan libre despus de todo, Piloto. Por qu decidiste no dejarla caer?
Porque este hermoso suelo de madera est tan cuidadosamente pulido? No querras
rayar este lindo suelo, verdad? Tienes respeto por las cosas bien hechas..., lo s.
Pero, de dnde viene este respeto? Quin lo program en ti? T no puedes

decrmelo, pero yo s puedo decrtelo: Fue tu madre, hace aos, cuando eras un nio.
Ella te ense el significado de la belleza en las formas silenciosas en que ella
apreciaba la belleza, con el lenguaje mudo de sus ojos y sus manos. Tu madre ama las
cosas hermosas, aunque no sepa de su amor, aunque lo niegue si se lo preguntases.
Volv a sacar el patn y le apunt con l.
Me temo que he de preguntarte por qu sabes tanto de mi madre.
Tu madre es una mujer compleja, a veces confusa, pero la he ayudado a ver las
cosas ms simplemente.
Cuntame.
Tu madre vino a m libremente. Me pidi mi ayuda por su propia y libre
voluntad. Es as con todos los que ayudamos.
Entonces, la has ayudado a perderse. Los poetas...
Los poetas reemplazamos programas intiles por otros nuevos. Para ayudarles
a dirigir sus...
Mi madre no es un robot, maldicin!
El retrocedi un paso y sonri. Aunque deba saber que yo temblaba de ganas de
matarle, pareca bastante relajado.
El metaprograma de tu madre ha sido reescrito dijo, casi indiferente. Su
programa maestro, su programa definidor..., es as con todos los conversos, religiosos
o no.
Cuntame entonces cmo es ese nuevo programa.
Me dirs el cdigo de tu nuevo programa, Mallory Ringess? El programa que
los agathanianos escribieron en su virus?
Para eso has venido?
El programa, Mallory, el metaprograma..., cuntame. Qu te hace funcionar?
Qu te dirige?
Apret la hoja, y los filos cortaron las callosidades de mi palma.
Si lo supiera, si lo supiera... Cmo puedo decirte lo que no s, maldicin?
Todos deberamos conocer el cdigo de nuestros programas dijo l. De lo
contrario, nunca podremos ser libres.
Tras decir esto, se volvi hacia el cuadro y dej escapar un suspiro.
Los fravashi son muy claros con sus pinturas vivientes. Este cuadro es
hermoso..., siempre me gusta ver las colonias de bacterias movindose por la pintura.
Los programas son tan elegantes y controlados, aunque impredecibles.

Como si el fresco hubiera estado escuchando sus palabras (o quiz Dawud las
haba coordinado con exquisita precisin), justo entonces, en el centro de la pintura,
un grupo de estrellas adquiri prominencia. La estrella ms brillante era la Gloria del
Poeta; orbitando aquella infernal binaria azul haba una pequea mancha ocre que
representaba al planeta Qallar. Mientras la perspectiva cambiaba y se ampliaba, el
planeta creci al tamao de una manzana de las nieves. Dawud me mir, sonri, y
luego meti la mano entre los pliegues de su capa. Sac un cuchillo; era una cosa
brillante y de doble filo, asesina. Lo sostuvo ante m.
Es mi libre albedro? me pregunt. Puedo soltar este cuchillo o no, como
quiera?
Fui sbitamente consciente del fuerte olor de aceite de kana, del ritmo
terriblemente lento de mi respiracin. Cerr los dedos en torno al cuchillo. Se movi
con mucha rapidez. Equilibrado y fluido, entr en el estado tempolento de los
guerreros poetas. Mi propio sentido del tiempo empez a dilatarse y a refrenarse, o
de lo contrario nunca habra podido seguir sus movimientos. El sostena el cuchillo
entre su pulgar y su ndice. Lanz el brazo hacia delante. El cuchillo atraves la clara
membrana exterior del cuadro y se introdujo en el corazn de la esfera roja que era
Qallar. All tembl. Una densa sopa de pintura roja y anaranjada borbote de la
herida, tiendo el cuchillo de xido lquido. El borboteo remiti y se redujo a un
fluido pulsante antes de detenerse. Como lava que se endureciera rpidamente, la
pintura haba cubierto por completo el mango del cuchillo. Pareca un volcn surgido
de la superficie del cuadro.
Mira la pintura, Piloto.
Contempl la profanacin, horrorizado. Mientras miraba, advert algo peculiar: la
pintura se curaba a s misma. Dawud, fueran cuales fueran sus intenciones, no haba
logrado destruirla. Se produjo una repentina erupcin de escarlata y naranja
mientras los colores se reorganizaban, revelando la pauta de diseos ms
sorprendente. Yo haba visto el fresco muchas veces antes, pero nunca haba
contemplado el drama que se representaba ante nosotros. De la superficie en
movimiento de Qallar se solt una masa roja de pintura y empez a recorrer toda la
longitud del cuadro. Mientras avanzaba, brillaba, se divida y creca. La masa (cada
vez ms empez a parecerse a un feto de veinte das] atraves una laguna negra de
pintura viviente hasta que alcanz una pequea estrella amarilla que reconoc como
Darrein Luz. Entonces aparecieron muchas estrellas, y por un momento la masa roja
desapareci en una lluvia de luz. De repente, en los espacios ms all de Darrein Luz,
entre las estrellas blancas, lunas rojas y redondas empezaron a fundirse. Haba
muchas de ellas. Las lunas se convirtieron en una nebulosa que yo conoca bien.
Haban formado las estrellas de la Entidad de Estado Slido. Las lunas empezaron a
latir, y rojos chorros de luz se proyectaron de sus superficies, tocndose unos a otros,
uniendo luna a luna en una telaraa de filamentos rojos. Advert, naturalmente, que
las lunas queran representar los cerebros (el cerebro) de la Entidad. Pero no pude

comprender por qu y cmo el fresco fravashi poda dar a entender (si una pintura
poda realmente hacer algo as) que haba alguna conexin entre el planeta de los
guerreros poetas y los misteriosos orgenes de la Entidad. Tal vez el cuchillo de
Dawud haba embrollado permanentemente las pautas del cuadro; tal vez no haba
ninguna conexin.
Los programas, Piloto. Qu controla los programas?
Entonces me abalanc hacia l, esperando agarrarle, sujetarle hasta que los robots
vinieran para llevrselo. Pero, mientras yo contemplaba la pintura, l haba sacado
un dardo de su capa. Lo agarr y trat de tumbarlo, pero l introdujo el dardo en mi
cuello. La punta de la aguja deba estar untada de alguna droga, porque casi
instantneamente mis msculos empezaron a envararse y no pude moverme. Se zaf
de mis manos y se apart. Me qued all, paralizado, petrificado. Ni siquiera poda
parpadear.
Sonri, extendi una mano, toc mi prpado y presion un ojo, comprobando. Sus
dedos eran duros, hbiles y amables.
Es una droga elegante dijo. Corregir tus bioprogramas..., durante un
tiempo. Tus msculos escucharn a tu cerebro, pero no controlars sus seales.
Puedes controlar los latidos de tu corazn? No, y durante unas pocas horas no
tendrs control sobre ti mismo. Dnde est ahora el libre albedro, Piloto? Quin
programa al programador? Puedes decrmelo? No, no puedes mover la lengua,
aunque puedas sentirla contra tus dientes. Ahora, Piloto, debo regresar con tu madre.
Adis.
Me dej all, en silencio, maldiciendo libremente mi falta de libertad. No pude
dejar de mirar la pintura. Los colores eran hermosos y no dejaban de moverse.

Captulo 21
Los ojos de un nio
La primera y ms dura enseanza de nuestra profesin siempre debe ser ver el
mundo como a travs de los ojos de un nio.
Marinar Adam, Duodcimo Lord Ctico.
No vemos las cosas como son; las vemos como somos nosotros.
Dicho de los cticos.

Los efectos de la droga de Dawud no duraron unas pocas horas, sino slo unos
pocos minutos. Pronto pude volver a moverme libremente, y de inmediato tuve
miedo de las implicaciones de esta libertad. La semilla divina de mi cabeza, buscaba
y neutralizaba (devoraba) las drogas invasoras, igual que buscaba y reemplazaba las
clulas cerebrales muertas? O haba alterado algunos de los neurotransmisores,
hacindome inmune a las acciones de las drogas? No tena tiempo para maravillarme
por la falta de efectividad de la droga, no si iba a seguir al guerrero poeta hasta mi
madre. Sal tambalendome de la sala y corr por el vaco pasillo adyacente hasta la
Galera de los Mil Glifos de Hielo; a travs de este atajo, esperaba llegar a la calle a
tiempo de poder verle marchar. Cuando pas por entre los brillantes pilares de la
entrada, descubr que l ya haba bajado los cincuenta y cuatro escalones y
desapareca entre la multitud que patinaba por la deslizadera ms abajo. Un
horlogo al que detuve me dijo esto. Cuando empec a bajar corriendo los escalones,
apunt con su largo dedo a la deslizadera y exclam:
Nunca alcanzars a un guerrero poeta..., ests loco?
Estaba muy loco, o al menos muy enojado, as que me abr paso entre un grupo de
fabulistas. Uno de ellos, una mujer delgada y delicada de piel plida surcada de
venas azules y ojos temerosos, me dijo que el guerrero poeta acababa de pasar la
Rotonda Darghini. Mientras rodeaba aquel gran edificio cilndrico, un corredorgusano murmur unas cuantas palabras hoscas. El guerrero poeta, dijo, haba
entrado en los Jardines Jacinto. Advert una nota de miedo en su voz cuando se frot
la barba y pregunt:

Pero, por qu quieres encontrar a un guerrero poeta? Dnde est el beneficio


de tratar con esos locos?
De esta forma, detenindome e interrogando a la gente al parecer al azar, me abr
camino por la larga banda de hielo hasta los Jardines Jacinto.
Era una manera torpe e ineficaz de avanzar..., me di cuenta casi de inmediato. La
resbaladera estaba llena de ejemplares y harijanos que haban venido a ver las dalias
azules de las nieves y la otra flora de los Jardines. A la luz difusa e irregular de la
tarde, la multitud pareca hambrienta, aunque era difcil de decir si era de la ardiente
belleza roja de las plantas alpinas o de sus cenas. El viento soplaba a rfagas, y el
cielo estaba lleno de densas nubes que bloqueaban intermitentemente el sol;
remolinos de nieve soplaban con fra intensidad y luego, unos pocos momentos ms
tarde, cesaban, y se produca un instante de calma y de sbita luz solar. Como
resultado de este clima indeciso, la gente se detena sin previo aviso para abrir o
reajustar los pliegues de sus ropas (o para abrir o cerrar sus kamelaikas). Un Amigo
de Dios se detena para secarse el sudor rancio de la frente, y luego, medio kilmetro
ms tarde, temblaba, susurraba una splica silenciosa, y se encoga en sus ropas
mientras trataba de apreciar un grupito de rboles yu. Muchos patinaban entrando y
saliendo de los clidos pabellones; el flujo normal de trfico haba degenerado en
cientos de bolsillos turbulentos de hombres y mujeres en busca de comodidad
trmica. Tuve que dar empujones y correr para avanzar. A mi derecha haba campos
de flores amarillas y rboles extraos y, tras ellos, el ancho brillo azul del Paseo
donde se curvaba por el borde del Sector de los Pilotos; a mi izquierda, las hermosas
y retorcidas formas de los bonsi de invierno crecan a capricho de los unidores que
los haban diseado; por delante, mientras patinaba, haba gente, un ro de gente,
demasiada gente.
Casi en la mitad de los Jardines, donde las esculturas de hielo brillaban y el aire
ola a dalias de las nieves y a un dulce aroma de menta, advert la huella del miedo
estampada en la cara de una alumbradora. Me detuve para preguntarle si haba visto
pasar al guerrero poeta. Pensaba que un guerrero poeta deslizndose rpidamente
por su lado poda haber dejado una pista de miedo en su rostro. Era una mujer
regordeta y hermosa, y se alzaba como una roca entre m y sus catorce hijos, medio
desafiante, medio asustada. Neg haber visto al guerrero poeta. Al principio no la
cre. Gast preciosos momentos mientras ella, con las manos en las caderas, me
informaba que los estrictamente clibes guerreros poetas eran tan diferentes en su
bsqueda de la muerte de los alumbradores como la noche del da; si hubiera visto al
guerrero poeta, dijo, habra cubierto los ojos de sus hijos, para protegerlos del mal.
Me acerqu ms a ella, para leer mejor en su cara, y ella adelant la barbilla, como
para advertirme que me fuera. Beb del denso hedor femenino que emanaba de sus
ropas; escuch el sutil temblor de su voz. O la tensin en sus vocales, los sonidos
rpidos y tartamudeantes del nerviosismo y la duda. Dbilmente, ol su miedo. Y, de
inmediato (y no s cmo haba llegado a adquirir esta habilidad), advert que no era
miedo al guerrero poeta, o al menos no era miedo a los guerreros poetas en

particular. Lo que detect era un miedo en cierto modo ms general, un miedo a


todas las cosas o a cualquier cosa que pudiera daar a sus hijos. Ella, que sin duda
haba dejado a cientos de sus hijos menores a salvo al cuidado de sus maridos en
Buendescanso, tema silenciosa, aunque subliminalmente, a todas las personas de la
resbaladera. Si hubiera visto a un guerrero poeta, su miedo se habra convertido en
un rugido y habra gritado en sus ojos. Tal vez habra apretado las manos y sudado
un profuso y agrio sudor, mientras sus bioprogramas la preparaban para huir o
luchar. Con excitacin, advert que el miedo tiene muchos colores, sombras y tonos.
Si esperaba encontrar al guerrero poeta, tendra que tener cuidado para distinguir el
fro azul de la cautela del pnico ciego y escarlata.
Le ped disculpas por molestarla y me alej apresuradamente. Vi a un autista que
estaba claramente asustado por algo. Empec a preguntarle a aquel hombre sucio,
harapiento y descalzo si haba visto a la muerte deslizndose sobre patines de
plata (hay que traducir las palabras al peculiar idioma de los autistas, o de lo
contrario fingen no comprender las cosas ms simples). Entonces, una vez ms, me
encontr practicando espontneamente las habilidades de un ctico. Descubr que
poda leer el programa de miedo del autista. Vi que el suyo no era miedo al dolor o la
muerte a manos de un guerrero poeta. Ciertamente, no tema al sufrimiento, y
apenas tema a la muerte. Como hacemos todos, tema perder lo que ms quera. Me
sorprend al ver que los autistas (si este despojo apestoso, miserable y podrido de
hombre era un especimen tpico) viven solamente para el placer. Pude ver esto en sus
labios sonrientes y constantemente en movimiento tan claramente como poda ver las
sonrisas vacas de las esculturas de hielo que flanqueaban la calle. Pero el placer que
buscaba no estaba en llenar el estmago con una buena comida ni en el xtasis
sexual; ni siquiera estaba en la euforia de la aficin al toalache o la tormenta
numrica de los muchos pilotos que aman demasiado sus matemticas. Lo que
complaca al autista era existir plenamente dentro de un mundo de su propia
creacin. El suyo era el placer de la fantasa y el delirio; para l, los escapismos eran
tan hermosos y reales como los castillos de hielo de Urradeth a los ojos de un nio. Y
lo que tema por encima de todo lo dems era la intrusin de la realidad externa (lo
que los autistas llaman lo menos-real) y la ruina de aquel perfecto escapismo que
buscaba, lo real-real. (Es irritante que los autistas proclamen su relacin espiritual
con los pilotos. Qu es el multipliegue, preguntan, sino una creacin del ordenador
de la nave y la mente del piloto en fuga? No sirve de nada, naturalmente, explicar
que las matemticas de un piloto son una visin de las estructuras ms profundas del
universo. Entonces te miran a los ojos y farfullan; Hermano Piloto, lo real-real es
una de las bellezas del multipliegue dentro de la deidad cuando el buen dios est
dentro de la cabeza real.) Un autista sufrir todo tipo de degradaciones corporales
antes de perder de vista su precioso real-real.
Examin la cara fofa del autista, y vi que para l la muerte era simplemente un
pensamiento abstracto que llenar en alguna direccin arbitraria de su consciencia; la
muerte era lo nunca-real. Puesto que no crea que l existiera realmente, no poda

temer perderse en la muerte. No haba miedo a la muerte en sus ojos lechosos y


enfermos. Slo haba un atisbo de silencioso pesar y tristeza de que la belleza de sus
escapismos se disolveran en la nada cuando su mente dejase de existir. Y tema poco
a aquella tragedia final, porque no estara en-lo-real para ser testigo de ello. Tambin
es fe de los autistas que: En el reino de lo real, lo casi-real se vuelve a-veces-real
segn la realidad de la cabeza real. Lo a-veces-real es una realidad a la que ser
renacido en lo real-real. En el reino de lo real-real hay muchas capas de realidades; lo
real-real puede ser creado, pero no destruido.
Debo enfatizar que vi todo esto en un instante. Creo que le la mayora de sus
programas; posiblemente estaba leyendo su mente. Nunca habl con l (si se puede
hablar realmente a un autista), ni me entretuve en todas las sutilezas de mis nuevos
poderes. Patin por la resbaladera tratando de distinguir los diferentes tonos de los
cientos de rostros. Guerreros poetas aparte, todos tememos algo y, en alguna parte
de nuestro ser, lo tememos en todos los instantes de nuestras vidas. Me adapt
rpidamente a la lectura de los programas de miedo de la gente. Pas junto a un
prncipe mercader temeroso de perder sus joyas y sedas. Una hibakusha, una mujer
pequea y marchita de piel marrn vestida con lanas de colores, se le acerc
pidindole los medios necesarios para pagar el caro proceso que le devolvera la
salud. Pero el mercader no pudo ver la desesperacin (y el miedo) en los ojos de la
mendiga porque no consinti en mirarla. No quiso mirar su cara dolorida, la cabeza
calva donde slo unas hebras de pelo colgaban sobre su alto cuello. Tosi
ruidosamente y se apresur a marcharse, con cuidado de no dejar que ninguna
porcin de sus ropas tocara a la pobre mujer. Vi: una afsica que tema que el uso
mental de palabras o cualquier tipo de smbolos pudiera unir sus pensamientos y por
tanto estropear su libertad mental; un escatlogo perdido en el miedo a su miedo;
una docena de hombres de Lone Jack evitando temerosamente a todos los
aliengenas, incluso a las amables Amigas del Hombre; un piloto cobarde llamado
Dixon Dar; una arhat aparentemente feliz cubierta de suaves copos de nieve y
apestando a perfume sihu (no necesit los poderes de un ctico para percibir que la
arhat tema ser considerada una falsaria..., como de hecho as era. Es un secreto a
voces que el aceite de sihu se absorbe a travs de la piel e induce los nirvanas
artificiales de los que los arhats estn tan falsamente orgullosos); un novicio asustado
y solitario que acababa de entrar en Borja; cientos de hombres, mujeres y nios
traicionando su temor. Avanc entre cuerpos pesados y temerosos, y entr en una
burbuja de aire caliente, casi tropical. La muchedumbre se volvi tan densa que tuve
que caminar sobre mis patines. Haba mggidos y tejedores y ejemplares
apretujados, mirando los campos de jacintos a cada lado de la resbaladera. El aire
estaba lleno de la fragancia de las flores. De pronto sent calor y humedad, as que
me abr la kamelaika hasta la barriga. Uno de los mggidos exclam que era un
milagro que pudieran crecer flores tropicales en un planeta helado. Mir a travs del
tropel en movimiento las diez mil delicadas y colgantes enroscaduras de Tosa, blanco
y azul. Eran hermosas. Mis ojos se encontraron con los (de un gordo historiador y

sacud silenciosamente la cabeza, compartiendo nuestro miedo mutuo: que el gasto


de mantener un microclima exterior y otras extravagancias similares rompieran un
da la Orden..., si el cisma inminente no lo haca primero.
Despus de salir al aire ms fresco del borde occidental de los Jardines, empec a
buscar en las caras de la multitud ya menos densa esa particular clase de miedo que
indicaba un encuentro con un guerrero poeta. Lo llamar el miedo a los locos, pues la
mayora de la gente considera a los guerreros poetas como autnticos locos. Cuando
yo era pequeo, adverta a menudo que los adultos sentan un miedo inexplicable a
los muchos locos que surcaban las calles de la Ciudad. La mayora de los locos,
naturalmente, eran (y son) bastante inofensivos. Cmo explicar entonces el hecho de
que los maestros pilotos, por ejemplo, pudieran tenerles tanto miedo, ellos que haban
dominado su miedo al multipliegue? Nunca haba comprendido yo este fenmeno,
pero de repente la respuesta pareci obvia: Los movimientos extraos de un loco, sus
palabras sin sentido, el brillo salvaje de sus ojos..., todo lo que hace parece brotar de
un pozo privado en las profundidades de su ser. Un pozo cuyas acciones parecen
ms all de su control. Y, por qu parece un loco no tener control? Porque parece no
tener miedo; eso es, carece de una cierta clase de miedo. No tiene miedo a cohibirse o
a cohibir a los dems con gritos animalescos y profecas farfulladas. Esta intrepidez
es una amenaza a la tpica persona civilizada porque comprende, en alguna porcin
de su yo, que es slo el miedo a lo que los otros piensan lo que le impide a l patinar
desnudo por la calle y aullarle a la luna cuando las miserias de su vida son ms de lo
que puede soportar (y si vive realmente en uno de los ochenta y seis planetas
civilizados que tienen lunas). El miedo es el pegamento que mantiene unida a la
civilizacin. Sin el miedo a las consecuencias, los hombres tomaran por la fuerza a
las mujeres que se les antojaran, los nios arrancaran los brazos a sus hermanos
menores y las mujeres les contaran a sus maridos sus pensamientos ms ntimos. Y
eso sera el fin del mundo, el fin de todos los mundos en donde viven seres humanos.
Sin miedo, volaramos al azar como billones de tomos impredecibles. Debo repetir
que no se teme a un loco porque sea peligroso; se le teme porque el loco parece no
tener miedo, y por tanto es impredecible y podra hacer cualquier cosa. Y lo mismo
pasa con los guerreros poetas. No se les teme porque sean peligrosos; el sol, despus
de todo, tambin lo es. Pero el sol es predecible (o lo era antes de que el Vild
empezara a estallar), y los guerreros poetas, esos fanticos sin miedo de Qallar, no lo
son. A menudo actan al azar. Su paso a travs de una multitud deja un rastro de
miedo, el miedo a la falta de miedo, que es realmente el miedo al azar. Vivir en un
universo que no escuche nuestras splicas de orden y significado es nuestro miedo
ms bsico, y lo tememos ms que a la muerte. Fue este rastro de miedo catico
dejado por el guerrero poeta Dawud lo que segu por el Gran Crculo ante el
Hofgarten y por una resbaladera naranja que se introduca en el Sector Extremo.
Junto al Verde Merripen, donde las calles se estrechan y los negros edificios de tres
plantas alojan a los ms ricos de los extremos, habl con un ctico salido de Melthin.
Tena la expresin aguda y algo amarga de un profesional itinerante; mi primer

pensamiento fue que haba viajado entre planetas como Orji y Yasmeen enseando
su arte a los torpes novicios de las escuelas inferiores de la Orden. Apestaba a viajes
y a miedo. Le detuve ante su hotel y le expliqu rpidamente lo que buscaba.
S, es cierto dijo, secndose el sudor de su frente con una manga naranja.
Hace unos minutos, el poeta de la kamelaika irisada..., pero, cmo lo sabas?
Su anillo de guerrero pregunt, porque quera asegurarme de que persegua a
Dawud y no a algn otro. Era rojo? Llevaba un anillo de poeta verde?
Sus anillos?
Rpido, de qu color eran sus anillos?
No me fij en sus anillos; le mir la cara.
Maldicin!
Rpida y entrecortadamente le expliqu que segua el rastro de miedo del
guerrero poeta; siendo un ctico, pens que podra apreciar mi pequea bsqueda.
Pero, como muchos de los profesionales menores, era demasiado orgulloso y
despreciaba a cualquiera (a un piloto, nada menos) que pudiera desafiar su magra
autoridad.
Hay que tener cuidado con los programas de miedo, mucho cuidado. Cuntos
tipos de miedo crees que hay, Piloto?
Cuntos tipos de miedo animan la carne y el cerebro de un ser humano? Corr
calle arriba y gir a una deslizadera, preguntndome esto. La deslizadera llevaba al
Anillo Invierno. Aqu haba edificios de obsidiana de ocho pisos, paredes curvas de
cristal donde los apartamentos eran diminutos y estaban almacenados unos sobre
otros como los bloques de un juguete de construccin de un nio. Rara vez haba
estado antes en esta parte de la Ciudad, y me maravill de que tanta gente extraa
pudiera vivir tan cerca una de otra. Me abr paso hacia el borde de la pista. Haba
muchos patinadores descansando en los brillantes bancos dispuestos alrededor de la
pista. Entre los bancos y la banda naranja de la calle, que circundaba el Anillo en su
mitad norte, cada cien metros aproximadamente, se alzaban las estatuas de hielo de
los famosos pilotos de nuestra Orden. Los monolitos eran quince. El viento, el sol y
las brumas heladas haban desfigurado los rasgos de las estatuas, y era casi imposible
distinguir la cara flaca e imperiosa de Tisander el Prudente del ceo fruncido del
Tycho. Patin hacia el Anillo, absorto por un momento con la estpida nocin de leer
los programas del Tycho en los rasgos deformes de su estatua. Pero era imposible
hacerlo. Aunque el escultor hubiera capturado la esencia del Tycho y la hubiera
cincelado en el hielo, aunque las caras eran reesculpidas una vez cada ao, la lenta
fusin del tiempo haba degradado cualquier informacin unida a los cristales de
hielo y haba hecho que los programas fueran ilegibles.
Casi ilegibles. Por un momento me debat con mis percepciones, dentro y fuera, y
me sent aturdido. Alc la cabeza y experiment el efecto deslumbrante de los

crculos concntricos: el crculo blanco y satinado del Anillo Invierno donde los
extremos rean y giraban y hundan sus cuchillas en el hielo, el crculo de bancos
rojos y azules, y las estatuas de hielo rodeadas por la calle naranja y, sobre la calle,
los apartamentos brillando como montaas de cristal, y, muy por encima, la corona
de mrmol del cielo. Volv la cabeza, buscando al guerrero poeta, pero no estaba en
ninguna parte a la vista. Aunque quera encontrarlo con ansia, sent que deba
prestar atencin a esta nueva percepcin ma, a esta nueva forma de ver.
Cerca de m, un harijano se tambaleaba sobre unos patines demasiado grandes
para l. Era un hombre salvaje y con papada, vestido con una parka prpura y
pantalones amarillos tan tensos que su miembro abultaba bajo la sucia seda. Como
Sus botas proporcionaban demasiado poco ngulo para que se apoyase, no poda
notar los bordes de sus cuchillas. Se tambaleaba buscando agarrarse a los brazos y el
apoyo de los extremos cercanos. En cierto modo, me record a Bardo. Mir con ms
atencin, y vi determinacin y el sello de la crueldad en sus finos labios. En cierto
modo me record al Tycho, a la imagen del Tycho que haba hallado dentro de la
Entidad. Mir al harijano, y fue como mirar a Bardo y al Tycho. Cada uno de ellos,
pens, tena un deje de crueldad, de amor a s mismo y de encendida sexualidad.
Saba bien cmo haban sido formadas esas tendencias (esos programas) en el caso de
Bardo. Pero, qu haba del Tycho y del harijano tan cmicamente vestido? Me sent
aturdido y me volv a mirar la cara helada y medio derretida del Tycho. De repente,
supe una cosa: La crueldad del Tycho y la del harijano (y la de Bardo tambin)
haban sido programadas por la crueldad de sus padres. No pretendo implicar que
todos los hombres que son crueles tengan padres crueles. La fuente de la crueldad es
tan profunda y turbia como un ocano. Pero, ciertamente, as era con el harijano;
pude leer tan claramente su programa de crueldad como poda leer su miedo.
Me inclin y apoy los brazos sobre las rodillas. Jade en busca de aire. A mi
alrededor haba nios, hombres y mujeres, y las estatuas de mis padres pilotos, y vi
en cada uno de ellos la disposicin de msculos y nervios que traicionaban sus
programas. Una mujer de pechos bien formados y grandes muslos bien dibujados
aterriz torpemente despus de hacer una pirueta, y comprend (vi de una mirada,
como dicen los cticos) los muchos aos d prctica y la programacin levemente
confusa que haban hecho que colocara mal el filo de su patn y casi tropezara. Ms
all, un hermoso chiquillo lloraba de frustracin porque no poda trazar un ocho
decente, y ms all otro se rea para ocultar la misma emocin, un programa que
posiblemente haba aprendido de su estoico padre. Cuntos programas mandan los
msculos y pensamientos de un ser humano? Hay un milln doscientos setenta mil
seis programas as. (Estoy bromeando, por supuesto. Registro esto solamente porque
un infame ctico se enfrasc una vez en la tarea de contar y clasificar todos los
programas posibles, y se rindi despus de llegar a este nmero. En realidad, el
nmero y variedad de programas es potencialmente infinito, igual que el hombre.)
Hay programas que determinan la fluidez de nuestra habla, y hay programas que
nos guan para enjabonar nuestros cuerpos de la misma manera precisa cada vez que

nos baamos. Estamos programados para temer a la oscuridad y los ruidos fuertes, y
nos programamos a nosotros mismos para temer un millar de cosas, el fracaso y la
pobreza, por ejemplo. Vi estos programas en las caras de los extremos: los programas
sexuales, los hombres deseando a las mujeres, las diferentes formas y
manifestaciones de la lujuria; y ms programas sexuales, los nios programados con
urgencias dormidas y poderosas, completamente inconscientes de sus propios
programas; los programas de amor, temor, orgullo, vergenza, simpata, miedo,
melancola y goce, los programas del odio y la furia; haba creencias y programas de
creencia en los ojos de un Budista de Mundo Verano, una creencia en universos
cclicos y el renacimiento del alma y muchas, muchas creencias ms extraas; haba
programas para controlar las creencias y, ocasionalmente, en algunas caras desnudas,
la impronta de las creencias que controlaban los programas. Vi a una mujer, una
mujer sabia y sorprendentemente hermosa que llevaba la tnica bordada de los
neurolgicos de Urradeth, con la marca del autodominio en sus ojos brillantes.
Pareca que unas cuantas personas eran a veces capaces de dominar sus creencias y
dirigir sus propios programas. Cmo me fascin esto! Estos programas de creencia
que pueden escribir, corregir y ordenar otros programas se llaman programas
maestros o metaprogramas. Me pregunt cul era el origen de los programas que
dirigan nuestras vidas. Por qu es un hombre rpido y otro lento? Por qu una
mujer sonre sabiamente mientras habla de ananke y el destino final, mientras su
hermana niega el significado y se droga con toalache y sexo? Poda decir, como
claman los unidores, que nuestro juego inicial de programas est completamente
escrito en nuestros cromosomas?
No lo creo. Ah, pero, de dnde surge esta incredulidad, este programa de
escepticismo..., de mis cromosomas tambin? Y, cmo fueron programados esos
cromosomas? Por evolucin casual? Por Dios? Y quin, entonces, escribi el
programa de la deidad, o los programas del universo natural? Quin programa al
programador? Uno poda volverse loco reflexionando sobre regresiones infinitas de
causa y efecto. No creo que pueda haber una explicacin simple. Algunos programas
(los modos de un nio de llorar, defecar, mamar y dormir, por ejemplo) estn
ciertamente escritos en nuestros cromosomas. Otros programas son copias de los
programas de nuestros padres; a veces el mundo en que vivimos escribe programas
en nuestros nervios con placer y, demasiado a menudo, con fuego y dolor. El origen
de varios programas es un secreto que quiz permanezca siempre sin resolver.
Contiene el cerebro el secreto de la manera en que se amolda para ajustar su
diminuto rincn del universo, los miles de millones de neuronas que se entrecruzan,
formando billones de intersecciones? Los akshicos as lo creen, aunque nunca han
conseguido su sueo de cartografiar y comprender la mente del hombre. Es voz
comn que cada ser humano posee un juego de programas nico. Cada uno de
nosotros se enorgullece de esta cualidad nica; a menudo justificamos nuestra
existencia mirando a las estrellas y observando que en todo el universo no hay otro
ser igual a nosotros. Creemos que somos especiales, y por tanto valiosos a un nivel

nico. En cierto modo, somos nuestro propio universo nico, tan dignos de la
existencia como el universo superior que nos rodea. Yo, tambin, siempre haba
credo esto; siempre haba considerado mis programas de arrogancia, vanidad y furia
como defectos cariosos sin los cuales la brillante joya que conoca como Mallory
Ringess se colapsara hacia dentro y dejara de brillar, como un diamante con una
nica cara resquebrajada. Contempl en la pista de hielo los rostros de mis
semejantes humanos, y ya no estuve tan seguro. Vi arrogancia mientras un ejemplar
completaba un giro difcil, y vanidad en el porte de una hermosa matrona de piel
negra de Mundo Verano. Todos los programas que me hicieron cambiar mi carne,
amar, bromear, asesinar, buscar el secreto de la vida..., cada partcula de m mismo
estaba duplicada en alguna parte dentro de la esencia de otro hombre, mujer o nio.
Mis programas no eran nicos; slo su disposicin al parecer aleatoria en mi interior
lo era. Por qu debera enorgullecerme de programas que brotaban de cromosomas
heredados o de los dolorosos pellizcos de mi madre mientras me programaba para
no mentir? Por qu deba ser consciente de m mismo como un ser separado?
Para m, el problema de ser nico era realmente peor de lo que lo he tratado.
Estaba lleno de mi nuevo poder, que me permita leer los programas de la gente;
cuando mir en mi interior, casi pude leer el mo propio. Y vi algo horrible: no slo
mis programas no eran nicos, sino que en muchos aspectos no tena ms control de
mis programas que un perro de su propia cola que se agita. Incluso los mejores seres
humanos (como los neurolgicos de Urradeth) slo podan controlar algunos de sus
programas. Y, en cuanto a los dems, los harijanos, putas y corredores-gusano que
vea, bueno, el guerrero poeta haba tenido razn, despus de todo. Somos ovejas que
esperan la carnicera del tiempo; somos amasijos de tejido cerebral y bultos de
msculo, mquinas-carne que saltan al contacto de nuestras pasiones ms
inmediatas; ya lo he dicho antes: reaccionamos ms que actuamos; tenemos
pensamientos en vez de pensar. Somos, simplemente, robots; robots conscientes de
que somos robots, pero robots de todas formas.
Y, sin embargo... Sin embargo, haba algo ms. He visto a una perra, la amada
Kyoko de Yuri, un animal inferior cuyos programas eran principalmente lamidos y
hambre, gruidos y olfateos, superar sus programas de miedo y huida para
abalanzarse contra un gran oso blanco, simplemente por amor a su amo. Incluso los
perros poseen una chispa de libre albedro. Y, en cuanto a los humanos, dentro de
cada uno de nosotros, creo que arde una llama de libre albedro. En algunos es tenue
y sombra como la llama de una hoguera; en otras arde clida y brillante. Pero, si
nuestra voluntad es realmente libre, por qu nuestros programas robot gobiernan
nuestras mentes y cuerpos? Por qu no escribimos nuestros propios programas? Era
posible que todos los hombres y mujeres pudieran liberarse y convertirse as en sus
propios amos?
No, no era posible. Mir las caras de un tychista y una puta jacarandina, y su
fealdad me abrum. Qu feos eran la disposicin de la amarga experiencia, las
arrugas y los surcos del tiempo! En su estado adulto terminal, qu feos y

tragicmicos eran realmente los seres humanos! Con los ojos liberados por un
momento de la lente distorsionante de mis propios programas (con los ojos de un
nio), vi algo trgico: Somos prisioneros de nuestros cerebros naturales. Crecemos de
nios, y nuevos programas son superpuestos, incrustados en la melaza de nuestros
cerebros. Cuando somos jvenes, escribimos muchos de esos programas para
adaptarnos a un entorno extrao y peligroso. Y, luego, crecemos un poco ms.
Maduramos. Encontramos nuestros lugares en nuestras ciudades, en nuestras
sociedades, en nosotros mismos. Formamos hiptesis sobre la naturaleza de las
cosas. Estas hiptesis nos cambian a su vez a nosotros, y son escritos ms programas
an, hasta que obtenemos un cierto nivel de competencia y dominio, incluso de
comodidad, con nuestro universo. Como nuestros programas nos permiten este
dominio, aunque limitado, nos acomodamos tambin a nosotros mismos. Y entonces
no hay necesidad de nuevos programas, no hay necesidad de borrar o corregir los
viejos. Incluso olvidamos que una vez fuimos capaces de programarnos a nosotros
mismos. Nuestros cerebros se vuelven opacos a los nuevos pensamientos, tan rgidos
como el cristal, y nuestros programas quedan petrificados de por vida, soldados,
como si dijramos, a nuestros cerebros endurecidos. Y para ser as fuimos diseados. La
evolucin nos ha hecho crecer, madurar, tener hijos, pasar nuestros programas, y
luego morir. La vida es as. Y, por eso, la llama arde dbil pero libremente, atrapada
dentro de una esfera de cristal. Ardemos con luz suficiente para iluminar el cdigo
de nuestros programas, pero carecemos de los medios. No sabemos cmo, y tenemos
miedo; estamos completamente aterrados a romper el cristal. Y, aunque pudiramos
dominar nuestro miedo, entonces qu?
Si yo pudiera encontrar valor, me pregunt, qu vera? Me sentira avergonzado
de la ordenacin de los programas (de mi propio yo) ms all de mi control? Ah,
pero, y si pudiera escribir nuevos metaprogramas que controlaran esta ordenacin
de programas? Entonces podra un da conseguir la cualidad nica y el valor que
encontraba tan escaso en m mismo y en el resto de mi raza; como un artista
compone un poema tonal, podra crearme a m mismo y crear maravillosos
programas nuevos que nunca haban existido antes en las mareas cambiantes del
universo. Entonces sera libre por fin, y la llama ardera como el fuego de una
estrella; entonces sera algo nuevo, tan nuevo a m mismo como el sol de la maana
lo es a un nio recin nacido.
Dnde va la llama cuando la llama estalla?
En el hielo del Anillo Invierno, rodeado por gente que patinaba, rea, saltaba,
sonrea y gritaba, mientras miraba la cara mutilada y petrificada del Tycho y la cara
del harijano de los pantalones amarillos y las caras de toda la gente en la pista de
hielo y en los mundos del hombre, mientras miraba mi propia cara, en un instante,
tuve este sueo de ser algo nuevo. Pero fue slo un sueo. Cuando volv a alzar la
cabeza, vi a Dawud patinando al otro lado del Anillo, hacia una mujer que se pareca
a mi madre, y mi aturdimiento dio paso a la furia, y me convert en un robot una vez
ms.

***
Me apresur a cruzar el hielo, esquivando a la gente lo mejor que pude. El viento
susurraba en mis odos y me picoteaba la cara. Me encog para pasar a una cortesana
medio desnuda. Cuando la aterida mujer de piel azul me vio acercarme a toda
velocidad, y comprendi que patinaba directamente hacia un guerrero poeta, dibuj
una O de miedo con sus labios tatuados. Se apart de un salto de mi camino.
Dawud tambin me vio. Me hallaba tal vez a treinta metros de l, pero pude verle
sonrer. Era una sonrisa de admiracin y de leve sorpresa. Inclin la cabeza hacia m.
Los msculos saltaron en su garganta, y su rizado pelo negro onde al viento. Mi
madre abri el cuello de su abrigo, y l le clav inmediatamente una de sus agujas en
el cuello. Entonces Dawud se march con rapidez hacia la mitad este del Anillo. Mi
madre, probablemente siguiendo su sonrisa, me vio, lade la cabeza, y se march en
direccin contraria.
Slo poda seguir a uno de ellos, as que corr detrs de mi madre. La alcanc en el
borde del Anillo, mientras pasaba ante la brillante y lechosa estatua de Tisander el
Prudente. La agarr por la capucha y la obligu a detenerse. Ella no ofreci ninguna
resistencia. Gir justo a tiempo de ver a Dawud, con su kamelaika irisada,
desaparecer en una de las ocho calles que desembocaban en la deslizadera que
circunda al Anillo.
Madre jade, por qu huas de m?
Unos cuantos arhats temerosos se agarraron sus tnicas anaranjadas y
mantuvieron la distancia, aunque nos miraron con el pavor que los extremos dirigen
tan a menudo a los pilotos. (Y qu es el pavor, advert sbitamente, sino una mezcla
de amor y odio?)
Adnde va el poeta? Qu te ha hecho?
Mallory dijo ella, y cerr los ojos. Sus prpados aletearon como si estuviera
soando. Respiraba con dificultad, y sus ojos se agitaban levemente. Era un viejo
programa. Yo crea que Mehtar lo haba retirado de sus msculos cuando esculpi su
cara, pero al parecer el programa era profundo. Abri los ojos y los entorn mientras
ladeaba la cabeza. Por qu me seguas? pregunt.
Dnde has estado?
Y por qu debes responder a una pregunta con otra pregunta? No te lo he
enseado? Es una falta de respeto!
Le cont mi encuentro con Dawud en la Galera Hibakusha, y lo que haba
sucedido a continuacin. Apoy la bota en un banco cercano, marcando la vieja
madera con mi hoja.

Por qu te reuniste con un guerrero poeta, madre?


Fue un encuentro fortuito.
No crees en el azar.
Crees que estoy mintiendo? No estoy mintiendo; mi madre me ense. A no
mentir.
Entonces se ri, una risa extraa, como si hubiera hecho un chiste privado. Haba
una tensin profunda en su risa. Detect los sutiles esfuerzos de la falsedad, y
descubr (sorprendentemente) que poda leer este programa concreto de mi madre.
Estaba, simplemente, mintiendo.
Qu te puso el poeta en el cuello, entonces?
Nada dijo ella. Extendi la mano y toc la fea pinza de madera que sujetaba el
cuello de sus pieles. Me devolvi la pinza. Se me haba soltado. La encontr tirada
en el hielo.
Mir las calles que surgan del Anillo, cortando entre el crculo de apartamentos
de cristal. Pens en seguir a Dawud, pero tema perder a mi madre. Y ella saba
claramente lo que yo estaba pensando. Evidentemente, planeaba apartarme de l.
El guerrero poeta podra haberte matado.
Los guerreros bestias pueden matar a quien elijan.
Y a quin elige matar Dawud? pregunt yo. A Soli?
Cmo puedo saberlo?
Mentiras, mentiras, mentiras.
Su ojo se retorci entonces, y vi lo que debera haber visto haca mucho tiempo: mi
madre era adicta al toalache; los tics faciales eran el resultado de ocultar esta
vergenza a sus amigos y a s misma. Vi tambin otras cosas, otros programas: las
capas de grasa en torno a sus labios, que traicionaban sus compulsivos programas
alimenticios y el amor a los bombones y bebidas de chocolate; sus arrogantes pautas
de discurso, los fragmentos cortados de frases que implicaban que los dems eran
demasiado estpidos para comprender todo aquello que no fueran los ms mnimos
estallidos de informacin (y que tambin indicaban su timidez bsica); la forma en
que se haba programado a s misma para entornar los ojos en vez de sonrer. Los
cticos llaman a esos signos corporales que revelan la programacin avisos.
Busqu en su cara los gestos y parpadeos que contaran su historia. Vi... cosas
sorprendentes. Siempre haba sabido (aunque no fuera consciente de ese
conocimiento) que ella posea una especie de sucia voluptuosidad. Ahora vi algo
ms; ahora su omnmoda sexualidad qued revelada. Para mi enorme embarazo, vi
que ella era capaz de copular con cualquier ejemplar, nio, mujer, aliengena o bestia,
o incluso con un rayo de pura energa radiante, si tal clase de unin entre carne y luz
fuera posible (los arhats, por supuesto, creen que as es). Si era casta en su prctica

diaria, no era porque no tuviera sus deseos. Creo que es de mi madre de quien he
heredado mi salvajismo.
Tena las manos entumecidas de apretar las tablas de madera del banco, as que
me las frot. Los globos llama empezaron a arder en torno al anillo. El hielo se
ilumin con cientos de luces. Los patinadores desertaban en masa hacia los cafs
cercanos. Slo unos pocos grupos de harijanos quedaron junto al borde del Anillo. En
la oscuridad envolvente, sus gritos parecan broncos y demasiado cercanos.
Creo que hay un plan para matar a Soli medio susurr. Qu sabes de eso,
madre?
Nada.
Por la tensin de sus labios, vi que lo saba todo.
Si Soli es asesinado, t sers la primera persona de quien sospechar el
Guardin del Tiempo. Te arrastrar ante los akshicos y desnudar tu cerebro.
Entorn los ojos.
Hay formas. De engaar a los akshicos y sus primitivos ordenadores.
Por razones propias, yo estaba muy preocupado con cualquier limitacin de los
ordenadores akshicos, as que pregunt:
Qu formas?
Formas. No te he enseado que siempre hay formas de superar a tus
competidores?
Tambin me enseaste que est mal asesinar.
Lade la cabeza y asinti.
A las nias hay que ensearles ciertas... certezas. De lo contrario, el universo las
englobar. Pero cuando es una mujer, aprende lo que est permitido.
Asesinaras a Soli? Qu ligeramente hablamos de asesinato, entonces.
T hablas. Yo nunca he matado a un ser vivo.
Pero enviaras al poeta a que matara por ti. Est eso permitido?
Todo est permitido. A aquellos que ven la necesidad. Unos pocos son elegidos.
Para estos pocos, las leyes de la mayora no se aplican.
Y quin los elige, madre?
Son elegidos por el destino. El destino los marca, y ellos deben dejar su marca
tambin.
Asesina a Soli, y dejars una marca de sangre.
Los grandes actos de la historia estn escritos con sangre.
Ves el asesinato de Soli como un acto de grandeza?

Sin Soli, no habra ms charlas de Cismas. La Orden sera preservada.


Eso crees?
Sonri con su sonrisa preocupada y engreda, y el viento empez a soplar. Era un
viento amargo que llevaba consigo el primer fro de la noche. Mi madre se apret las
pieles en torno a la garganta. Su tnica era ordinaria y le sentaba mal; advert que
normalmente llevaba este tipo de ropas sencillas como una especie de camuflaje. La
gente mirara los pliegues fofos y concluira que era una mujer desinteresada que se
preocupaba poco por el estilo o la ostentacin. Pero, pens, las apariencias engaan.
En realidad, mi madre se glorificaba en s misma como si an fuera una nia
pequea.
Cmo odio a Soli! dijo.
Golpe el hielo con mi cuchilla.
Y, sin embargo, lo escogiste para que fuera mi padre.
Escog sus cromosomas para hacer los tuyos corrigi.
Me quit el guante y me pas los dedos por el pelo, palpando los mechones rojos,
que eran ms speros y rgidos que los cabellos negros. Pero mis dedos estaban
demasiado entumecidos por el fro para sentir nada.
Por qu, madre? pregunt de repente.
No me hagas esas preguntas.
Dmelo..., tengo que saberlo.
Suspir y se chup la lengua como si fuera un bombn de chocolate.
Los hombres son herramientas. Y sus cromosomas son herramientas. Rob los
cromosomas de Soli para hacerte a ti. Lord Piloto de nuestra Orden.
Me frot la nariz y la mir. Tena los ojos entornados, se morda el labio y se
tironeaba de la grasa bajo su barbilla. Me pareci ver el esqueleto de su plan.
Intrigara para hacerme Lord Piloto, y luego me manipulara desde las sombras como
si yo fuera la marioneta de un fantasista.
Cmo podra manipular a mi propio hijo? me pregunt, cuando la acus de
esto. No tengo ningn deseo de manipular. Al futuro Lord Piloto.
Mientras ella se rea para s, pens que haba estado ciego a la preocupacin
principal de su plan. La mir a los ojos, que eran oscuras lagunas azules contra la
oscuridad ms profunda de su capucha, y vi un orgullo y una ambicin
abrumadores.
Pero es el Guardin del Tiempo quien dirige la Orden, no el Lord Piloto.
El Guardin del Tiempo accedi ella.

Y entonces lo supe; entonces pude percibir toda su estrategia. Pronunci las


palabras Guardin del Tiempo haciendo un esfuerzo insoportable en sus slabas.
Mi madre era una mujer ambiciosa. Hara que mataran tambin al Guardin del
Tiempo. Y ms an..., planeara para convertirse ella misma en Lord de la Orden.
Vanidad, vanidad, vanidad.
No, madre dije, leyendo la informacin de su cara. Nunca gobernars la
Orden.
El aire escap de sus labios en un rpido whoosh. Se llev las manos al
estmago, como si le hubiera dado un puetazo bajo el corazn.
Mi hijo tiene poderes. Puedes leerme, creo. A tu propia madre.
Puedo leer algunos de tus programas.
Qu te han hecho? Me mir como si me viera por primera vez, con el horror
tensando su ansiosa mirada de soslayo. (Y qu es el horror, sino una mezcla de odio
y miedo?)
Qu te ha hecho el poeta a ti, madre?
No respondas a una pregunta con otra pregunta! Por qu fuiste siempre tan
desobediente? Crea haberte enseado obediencia, hace mucho tiempo.
No me gust el giro de nuestra conversacin. Odi la forma en que pronunci la
palabra obediencia. Era una palabra fea; en la manera en que la dijo, era una
palabra cargada de extraas connotaciones y terrible significado. Record que los
guerreros poetas tenan reputacin de instilar en sus vctimas una obediencia total e
irreversible. Qu venenos haba colocado Dawud en su cerebro? Genotoxinas para
combinarlas con sus cromosomas y alterar sutilmente sus programas ms profundos?
Haba introducido en su sangre un virus-replicador que devorara su cerebro y lo
reemplazara, poco a poco, con neurolgicas preprogramadas? Con neurolgicas
obedientes? Haba mimo-replicado su cerebro? Mi madre contempl el oscuro crculo
del Anillo, y me pregunt qu porcin de su libre albedro se habra disuelto ya para
ser reemplazada por la voluntad del guerrero poeta.
Ese poeta es peligroso dije. Te matara como a una mosca, si quisiera.
Todo el mundo muere.
Matara tu alma.
No tengo miedo a morir.
Siempre pens que tenas miedo, madre.
No, no tengo miedo. No nos libera del miedo la aceptacin de la muerte? Y, si
somos libres, no es todo posible? No, no tengo miedo.
Me frot el hielo del bigote.

Creo que esas palabras son del poeta, no tuyas.


Se apret ms la capucha. Empez a hablar con voz baja y acompasada, como si
explicara teora de anillos a un novicio. Aunque conservaba la voz calmada, pude or
los ritmos de nuevos programas en ella. Sus palabras, la forma en que enfatizaba y
articulaba ciertos sonidos (aspiraba demasiado las consonantes, deteniendo el flujo
de aire con la lengua), las frases cortadas y sus pensamientos..., todo en ella era igual,
aunque a la vez era ligeramente distinto. Poda leer en ella, pero no poda decir si los
nuevos programas se originaban simplemente en las ideas y creencias de Dawud, o si
de hecho l haba dominado su cerebro.
Crees que Dawud me manipula? No, soy yo quien le manipula a l. Llmalo
mimo-replicacin o llmalo lo que creas. l piensa esto. Pero, de dnde proceden sus
pensamientos? Yo se los di. Es la clase ms sutil de manipulacin; mi madre me
ense manipulacin.
Haba reescrito Dawud su software o alterado el hardware? Tembl ante la idea
de llegar a saber esto.
Tal vez los akshicos podran ayudarte dije.
Creo que no.
Podra llevarte a ellos. Pero debes decirme cmo puedo encontrarte.
No te lo han dicho tus amigos? Que me he convertido en estudiante del
guerrero poeta?
Dnde puedo encontrar al guerrero poeta?
Y por qu querra mi hijo encontrar a un guerrero poeta?
Quiz quiera advertirle que est siendo manipulado. En realidad, quera
atraparle antes de que tuviera oportunidad de dominar el cerebro de mi madre, si no
lo haba hecho ya. Quera matarle.
Es la naturaleza de mi manipulacin dijo que informarle de que est siendo
manipulado slo le manipular para creer que puede manipular la manipulacin
manipulndome para que crea que yo le estoy manipulando a l. Es complicado. Haz
lo que quieras. Sonri y asinti con la cabeza, y se volvi hacia la luz. Su sombra se
alarg para formar una larga lanza, luego se acort, de un lado a otro, sobre el
brillante hielo. Despus de todo, nadie te est manipulando a ti.
Oh, Dios!
No te he enseado a no blasfemar?
Dnde est el poeta, madre?
Soy yo acaso el guardin de mi maestro?
Dnde, madre?

Si puedes leerme, entonces dmelo.


Le has enviado a asesinar a Soli dije.
Soli repiti. Cerr los ojos, porque debi resultarle claro por fin que poda leer
en ella.
Por qu asesinara el poeta por ti, entonces?
Es un intercambio, por supuesto. De devocin. Los guerreros poetas buscan
conversos, no? Por tanto, me dedico a convertirme. En un guerrero poeta. Y, a
cambio, Dawud...
Cundo, madre? Oh, Dios, es demasiado tarde, verdad?
Cmo odio a Soli!
Madre!
No busques a un guerrero poeta, podras encontrarlo.
Lo matar.
No, Mallory, no me dejes. Que haga su trabajo. Por qu quieres salvar a Soli?
Mientras hablamos, el poeta estar escalando la torre de Soli. O acabando con los
guardias de Soli. O preguntndole a Soli el poema.
Golpe la cuchilla contra el suelo, en un intento de devolver algo de sangre a mis
entumecidos pies. Tena fro y estaba confuso.
Qu poema?
Es una tradicin de los guerreros poetas. Atrapan e inmovilizan a sus vctimas.
V luego recitan parte de un antiguo poema. Si la vctima puede completarlo, es
perdonada. Por supuesto, nadie conoce el poema.
Me apart de ella y empec a atravesar el Anillo. No poda creerla. Se estaba
burlando de m. Seguro que un guerrero poeta no se arriesgara al fracaso tomndose
el tiempo de preguntarle un poema a su vctima.
Dnde vas? grit ella, antes de que me hubiera alejado una docena de
metros.
A advertir a Soli de un loco! repliqu.
No me dejes! Por favor!
Adis, madre.
Ella movi la cabeza de un lado a otro y grit:
Como no pude esperar a la Muerte,
ella amablemente me esper.
La torre no nos encerraba ms que a nosotros mismos

y a la Inmortalidad
Ese es el poema dijo. Por si el guerrero poeta te atrapa tambin a ti.
Me agach y respir profundamente mientras me despeda de ella y me deslizaba
con fuerza sobre el hielo. No tena intencin de permitir que un asesino (un maestro
de la mimo-replicacin, un loco) me atrapara. Mi intencin era atraparle a l.

Captulo 22
La paradoja Hanuman-Ordando
Estar plenamente vivo es ser plenamente consciente.
Ser plenamente consciente es estar lleno de miedo.
Temer es morir.
Dicho de los guerreros poetas.

Atraves corriendo las calles de la ciudad. Cog un atajo por el corazn del Sector
Extremo. El poeta me llevaba ventaja, pero no poda conocer la Ciudad tan bien
como yo, Ni, esperaba, podra patinar tan rpidamente ni durante tanta distancia sin
detenerse a descansar. Los colores apagados de las deslizaderas y resbaladeras
menores parecan fluir y mezclarse, el rojo en naranja, el prpura en verde. Los
hermosos edificios que alineaban la terriblemente estrecha Calle de los
Neurocantores, con sus balaustradas y sus entramados de piedra, estaban adornados
con colgantes carmbanos de hielo. Directamente debajo, los carmbanos se haban
congelado en una jungla de montaas heladas, tubrculos y volcanes en miniatura.
Era peligroso patinar por all, as que gir hacia la Calle de los Humos. All el hielo
no era tan irregular, pero haba peligros de otra clase diferente. Una mirada de
olores brotaba de las puertas medio abiertas de los cubiles de los rememoradores. El
aire estaba cargado con las burbujas de melaza caliente, con la fragancia de aceites
para el pelo y lanas nuevas y un millar de otros olores y drogas olorficas. Al instante
record haber corrido por aquella calle el da de la carrera de los pilotos. (No me
pareca posible que hubieran pasado tres aos desde aquel da.) Los recuerdos me
consumieron. Casi pude ver a Soli patinando suavemente a cincuenta metros por
delante; casi pude or el clic-clac de sus largas cuchillas sobre el hielo. Pasaba junto a
uno de los cubiles ms grandes cuando un par de putas comunes abrieron una
puerta. Sus labios estaban manchados de rojo y su aliento apestaba a alcohol. Estaban
de pie extendiendo la palma de las manos bajo el fro globo llama, que era uno de los
claros, con el plasma chasqueando en sus colores interiores. Me cortaron el paso e
inmediatamente se colocaron a mi lado. La ms alta de las dos (su pelo era como vino
rojo oscuro) abri sus pieles. No llevaba nada debajo; su piel estaba desnuda y
blanca. Se ofreci a llevarme a uno de los callejones adyacentes, abrir sus pieles y

tenderse sobre la nieve, ejecutar una cpula inmediata sin cobrarme nada. Estaba
muy borracha. Sin duda recordaba placeres previos e impulsivos que haba
experimentado bajo el caliente influjo del alcohol. Esta es la limitacin de esa droga
concreta: produce claros recuerdos de tiempos pasados cuando se est borracho, pero
poco ms. Ol los densos vapores del skotch y record la noche en el bar de los
maestros pilotos, cuando conoc a Soli. Odiaba a Soli, record; por qu repudiar a las
dos putas y recorrer media Ciudad para advertirle? Por qu no quedarme aqu para
saciar mi placer con la puta? (Era bastante hermosa, una de esas raras putas a las que
encantaba su oficio porque amaba a los hombres.) Por qu no dejar morir a Soli?
Aunque hice rpidos progresos y cruc el ancho hielo lechoso del Camino antes de
que los enjambres nocturnos desembocaran en el Sector, me preocupaba que Dawud
alcanzara la torre de Soli antes que yo. En realidad, no quera que Soli muriera. Era
mi Lord Piloto, mi to, mi padre; no estara bien dejar que un guerrero poeta lo
matara. Tambin (y esto era completamente egosta por mi parte) pensaba que poda
ganarme su gratitud. Si pudiera ablandar su corazn, podra perdonar a Bardo y a
Justine (y a m), y yo podra detener el cisma antes de que empezara realmente.
Pens en llamar a un trineo. Sin embargo, en las calles estrechas y sinuosas de la
Ciudad Vieja por donde tendra que pasar, un trineo habra sido una molestia. Fue
uno de los pocos momentos en mi vida en los que dese la comodidad de un fono.
As podra simplemente, y al instante, advertir a Soli de que la Muerte iba de camino.
Pero, como dira el Guardin del Tiempo, si permitiramos los fonos, la gente se
foneara eternamente, dando a conocer sus pensamientos ms inmediatos y frvolos.
Concertaran citas para reunirse en ciertos momentos y lugares, y exigiran el uso de
relojes, y trineos privados para transportarlos por la Ciudad. Las calles se llenaran
de mquinas ruidosas y explosivas y otras cosas molestas, porque, una vez la bestia
de la tecnologa sale de su jaula, la gente querra chirriantes radios privadas y cajas
sensoras privadas y un montn de cosas ms. Cuando yo era un novicio, a menudo
me pareca exagerada esta teora del domin de la tecnologa, pero ms tarde,
cuando vi Tria y Gehanna y otros planetas infernales que no limitaban su tecnologa,
decid que en esta cuestin los edictos del Guardin del Tiempo estaban justificados.
Y, sin embargo, cuando llegu a la entrada de la Torre Danladi, maldije al
Guardin del Tiempo y sus edictos. El viento soplaba de las espectrales laderas de
Urkel, atravesando el desierto Saln de los Antiguos Pilotos y el Pabelln Ajedrez,
silbaba por entre los dormitorios y edificios menores al borde de Resa. Sacuda nubes
de nieve en polvo hacia la puerta abierta de la Torre. Haba un temible sonido de
succin, como de aire siendo forzado a travs de un tubo. La puerta de madera
rectangular, que era tan lisa y severa como lo fuera el ilustre Lord Danladi, chirriaba
mientras se mova sobre sus goznes, y estaba manchada de sangre. Haba sangre por
todas partes. Dentro, el pasillo estaba cubierto de cadveres. Haba seis. Una
aspirante yaca derrumbada con la garganta abierta como una segunda boca roja;
junto a ella, casi encima, el cadver de Tymon el Equivocador, un piloto que se haba
graduado el ao antes que Bardo y yo. La fila de cadveres avanzaba por el fro y

silencioso pasillo hasta las escaleras. Evidentemente, los pilotos y aspirantes haban
intentado detener al guerrero poeta, y l debi caer sobre ellos con su rpido cuchillo
como un loco entre nios. El cuerpo recin masacrado de un novicio bloqueaba la
escalera, abrazando los primeros peldaos; sus labios rojos estaban apretados contra
el labio de piedra del cuarto escaln. Tuve que saltar por encima. Sus ropas antao
inmaculadas estaban salpicadas de sangre. Haba un crculo rojo sobre su cabeza.
Pareca el cartel de un tallador. Haba un olor fresco y denso en el aire, junto con los
olores de la sangre y el miedo.
Sub las serpenteantes escaleras tan silenciosamente como pude. Y luego atraves
el corto pasillo que conduca a las habitaciones de Soli, mientras mis botas resonaban
contra la piedra y mi respiracin estallaba en mis pulmones como los gases de un
cohete. Tem que mi ruido advirtiera al guerrero poeta, si es que no era ya demasiado
tarde para advertencias. Las pieles blancas de la cmara interior estaban manchadas
con la sangre del aspirante de Soli, Markoman li Towt, que estaba arrodillado hacia
atrs, sobre sus piernas muertas, con los brazos extendidos y los delgados labios
apretados contra sus dientes blancos y finos. El resto de la habitacin (los tapices de
la pared, los sofs y las mesas, los libros de oraciones, el juego de ajedrez y el servicio
de caf) permaneca imperturbado. La puerta que conduca a la habitacin de Soli
estaba entornada, as que la empuj y entr. En el caos. Nunca haba estado antes en
su santuario, y me sorprendi ver que Soli tena plantas. Plantas verdes y flores por
todas partes, plantas en macetas, plantas en estantes, plantas colgando del negro
saliente del techo de obsidiana (creo que la Torre Danladi es el nico edificio de la
Ciudad hecho enteramente de esa brillante substancia). Por todas partes haba
destruccin. Las plantas y macetas haban sido arrojadas a la chimenea, una
chamuscada masa vegetal se asaba, atrapada entre la rejilla y los leos chasqueantes.
Haba tierra negra suelta y trozos de arcilla bajo mis botas. Ol el perfume de las
flores shira aplastadas. Y entonces, a travs del follaje de un arbusto medio
derribado, los vi. Junto a la ventana. El poeta haba atado a Soli al tronco de un rbol
spinnaker. Una crislida de pegajosos y duros filamentos protenicos, de las que
crecen en Qallar, envolva el pecho de Soli, hundindose en la corteza del rbol tras
l. Soli se debata furiosamente como un pez en la red, tirando de la crislida,
saltando de un lado a otro, tratando de volcar el rbol. Pero el rbol era grande.
Creca de una maceta colocada en un hueco del suelo. Sus ramas se extendan bajo la
claraboya, a cinco metros sobre nosotros. Las hojas se sacudan y temblaban, y unas
cuantas de las flores amarillas y triangulares cayeron en espiral, perezosamente, al
suelo.
No te acerques ms, por favor, Mallory.
Era el guerrero poeta, de pie tras el rbol. Los colores de su kamelaika estaban
manchados de sangre, que manchaba tambin el rbol all donde sus ropas haban
tocado la corteza gris. Presionaba la punta de su cuchillo contra la comisura del ojo
de Soli.

Estaba a punto de cortarle el nervio ptico exclam, pero una vez ms me


has sorprendido.
Los ojos drogados de Soli estaban muy abiertos y se retorcan. Casi todos los
msculos de su rostro estaban aprisionados, y gruesas gotas de sudor corran por su
frente. Apestaba a miedo.
Sultalo dije.
Me acerqu ms, y Dawud extendi la mano.
Tu madre no poda revelar nuestros planes. Cmo la hiciste hablar?
Seal a Soli.
Sultalo repet.
Pero no hemos alcanzado el momento dijo Dawud. Y, en cualquier caso, mi
orden por su muerte ha sido pagada.
S, lo s. Dime lo que le has hecho a mi madre.
Apoy suavemente la mano sobre la cabeza de Soli. Ignor mi demanda.
Tu madre ha pagado bien por esta posibilidad.
Posibilidad?
No entend lo que quiso decir. Soli miraba como si no supiera nada. Su cara estaba
blanca como la de un autista. No haba nada que leer excepto dolor y miedo.
Qu tipo de veneno es ste, entonces? pregunt. Que puede robar a un
hombre su autoconciencia y volver sus programas ilegibles? Temblaba por
abalanzarme sobre Soli, para devolver la furia a su cara. No me gustaba verle as.
No, Piloto, no te muevas! Casi hemos alcanzado el momento de lo posible.
Dijo esto a modo de explicacin (tal vez poda leer mi programa de curiosidad) .
Soli est casi vivo; en unos instantes renacer.
De repente, Soli grit y se mordi los labios. La sangre corri por su barbilla y
cuello. El borde ensangrentado de su labio inferior se clav en sus dientes; sus
incisivos eran visibles a travs de la carne rasgada. Su cuerpo era un nudo de
msculos espasmdicos. Pens que los espasmos romperan sus huesos y quemaran
sus tendones, pero Mehtar le haba esculpido en la forma de un alaloi, despus de
todo, y haba hecho bien su trabajo.
Est sufriendo!
Dawud me sonri.
Por favor, qudate donde ests, o el Lord Piloto tendr que morir antes de su
momento.
Le ests torturando!

S, naturalmente, cmo, si no, despertarlo? El dolor es el rayo que iluminar su


mente y le despertar. Pas sus gruesos dedos por el pelo empapado en sudor de
Soli. Cerr el puo, atrap el pelo entre sus dedos y alz la cabeza de Soli. Su anillo
rojo brill a travs de la maraa negra como una laguna ardiente de sangre. Ves?
Soli est ahora intensamente vivo. Le he dado la droga. Mientras hablo, las ondas de
sonido golpean su piel como puos. Hueles mi perfume? El aroma del aceite de
kana? Para Soli es un cido que le devora la nariz y los pulmones. No puedes
imaginar su dolor: la luz de los globos llama es como cuchillos a travs de sus ojos.
Desea poder cerrarlos, reza. Y, dentro de poco, hundir la punta de este cuchillo en
su ojo, hasta el nervio ptico, Y entonces habr un verdadero frenes, luego el rayo
que hendir su cabeza. Y, entonces, el momento, Piloto. Un momento nico y claro,
ms brillante que el rayo, y un momento sin miedo. Quitar la vida menor del robot
y le dar la mayor. Pronto..., vers que ya casi est preparado.
Pero morir!
No, habr vivido verdaderamente durante un momento y, en los interminables
anillos de la eternidad, su momento perfecto vivir una y otra vez.
Es una locura!
Est preparado! Mira, contempla el miedo en sus ojos, como un ocano. Oye
mis palabras, aunque no comprende nada ms que el miedo. El miedo; el anillo de la
eternidad; el dolor.
No!
No quise saber ms de la extraa religin del guerrero poeta; no me importaba si
Soli superaba su programa de miedo y viva su momento perfecto. La necesidad del
poeta de insertar sus creencias en la carne de Soli me enfermaba. Por qu, me
pregunt, deben contagiar siempre los fanticos a los dems con el virus de sus
creencias? Por qu deben las creencias buscar siempre invadir a sus vctimas,
llenarlas de fiebre, y luego contagiar nuevas vctimas como una plaga? Por qu esta
locura? Observ el cuchillo subir hacia el ojo de Soli, que esperaba, y grit:
No!
Cruc la habitacin. Ca en tempolento, y me mov en un frenes de velocidad. Fue
este brusco movimiento relmpago, creo, lo que salv la vida de Soli (es decir, la vida
menor. La simple vida de matemticas y meditacin para la que nace un piloto). El
poeta no tuvo ms tiempo para seguir torturando. Pudo haber matado a Soli
inmediatamente, pero entonces no habra habido ningn momento de lo posible.
Para su retorcido sistema de creencias, el asesinato habra sido en vano. Me observ
saltar sobre un arbusto desenraizado, e hizo una mueca con sus labios rojos y
carnosos. Estaba claro que no quera matarme. Pero sacudi la cabeza, y su voz se
verti como si fuera vino.
Casi podras haber sido uno de nosotros dijo. Un amante de la eternidad.

Aceler en tempolento; fue todo precisin y movimiento exquisito, un destello de


deslumbrantes anillos rojos y verdes y capa ondulante y fluctuante acero. Supe que
mi nica esperanza era evitar los dedos afilados, los venenos y agujas ocultas en su
capa, esquivar o bloquear el roce de su puo, y, sobre todo, agacharme bajo la
guadaa de su cuchillo asesino. Tena que acercarme a l. Luego podra agarrarle,
echarle la mano al cuello y sujetarle los brazos. Podra aplicar el arte que el Guardin
del Tiempo me haba enseado y emplear el poder de mis msculos y huesos alaloi.
Pero no fue tan fcil acercarme a l. Debi adivinar inmediatamente mi estrategia.
Hizo una finta de distraccin hacia mi vientre, y luego acuchill mis dedos. Sent
calor en las yemas de los dedos, como si el aire desplazado por el cuchillo me hubiera
quemado. Haba cortado el blando tejido bajo dos de mis uas. La sangre man
(lenta, lentamente, todo pareca moverse tan despacio en el tempolento) bajo la ua.
Giramos y forcejeamos, chocando a travs de las plantas. Mi cabeza golpe contra la
maceta de un helecho colgante. Cerr el puo y apret; llovieron gotas de sangre
sobre las hojas de musgo, un rojo y lento chapoteando contra las hojas verdes. Lanc
un puetazo a su garganta. Bloque fcilmente mi brazo, y se apart con la gracia de
una bailarina. Aunque los dos estbamos sumergidos en el mbar del tempolento,
pareca que l se mova ms rpido que yo. O tal vez estaba leyendo mis programas y
anticipaba mis movimientos. Las artes de un guerrero poeta, pens, son engaosas y
letales.
Sin embargo, hay un arte que los guerreros poetas nunca han dominado. Ellos,
que viven tan intensamente cada momento al borde de la muerte, nunca pueden
conocer los modos mentales pasivos, melanclicos y secretamente temerosos de los
scrytas. Y quin puede, despus de todo, comprender completamente la misteriosa
danza de sueos futuros que se desarrolla ante el ojo interno de un scryta? De
dnde proceden esas imgenes? De qu forma se manifiestan dentro de la mente?
Algunos dicen que el arte de los scrytas y los rememoradores son parte de un solo
fenmeno. Si es cierto que el universo recurre eternamente, como el drama de un
poeta representndose una y otra vez, con los mismos actores actuando exactamente
de la misma forma durante cada representacin, no es entonces un antiguo recuerdo
tambin una visin del lejano futuro? Puede que s. Mientras Dawud lanzaba una
cuchillada a mis ojos (una cuchillada que a duras penas pude evitar), ol el denso
aceite de kana, y empec a recordar. O eso pens. Al principio, las imgenes que
acudieron a m parecieron recuerdos recientes. Dawud se abalanzaba y me cortaba la
mano; me acuchillaba la sien; buscaba dentro de su capa y sacaba un dardo teido de
veneno de bo prpura. Pero no eran recuerdos, advert, sino algo nuevo. Durante un
instante pens que no estaba viendo estas imgenes en absoluto; en una instantnea
partcula de tiempo, conclu que estaba leyendo los sutiles cambios de peso y
msculo que traicionaban los programas de lucha de Dawud. A partir de estos
informes reconstrua en mi mente la secuencia de movimientos asesinos que l
decidira hacer..., eso pens. Se abalanz y acuchill y sac un dardo prpura de su
capa; vi la piel de la palma de mi mano abrirse como una flor de fuego. La secuencia

de movimientos era exactamente como yo la haba visto. De repente supe que no


estaba leyendo sus programas, o ms bien que no estaba slo leyendo sus programas.
Haba imgenes, colores precisos y movimientos, un nuevo modo de visin. Dawud
salt e hizo una finta y dispar el dardo a mi cuello. Algo nuevo: tuve tiempo de
bloquear y hacer una contrafinta y apartar el cuello. Estaba leyendo sus programas?
No lo crea. Saba que un guerrero poeta es entrenado desde su infancia para
enmascarar sus programas. Para un guerrero, telegrafiar sus movimientos es un
pecado. Y hay ms que eso. Es un resultado bsico de la teora de juegos que un
guerrero debe introducir un nmero de elementos aleatorios en sus movimientos, o
su enemigo podr adivinar su estrategia. As, algunas de las cuchilladas y fintas que
Dawud me lanzaba estaban hechas al azar. Sus msculos y nervios haban sido
entrenados (programados) para dispararse por cuenta propia en ciertos momentos
determinados. Poda planear dar un salto y descargar una patada a los testculos,
slo para encontrar luego que su brazo se detena en seco y la patada apuntaba en
cambio a la garganta. Yo no poda estar leyendo esos programas aleatorios porque
estaban enmascarados. Pero, si no poda, cmo acudan a m aquellas vividas
imgenes? Cmo evitaba su cuchillo asesino?
Yo estaba empleando el arte de un scryta..., lo supe de inmediato, aunque trat de
negarlo. Entr en aquel peculiar y melanclico modo mental donde la vida (y la
muerte) se ven como una pintura lenta y casi abstracta a punto de hacerse real. Se
produca un momento de instantaneidad, y luego un brillante destello, como si el
interior de una vasta cmara en sombras hubiera sido iluminada de repente. Mis ojos
estaban abiertos, aunque yo estaba momentneamente ciego a los colores y texturas
de la habitacin. Haba imgenes, un brillante mosaico de pauta y posibilidad. Los
diversos objetos de la habitacin, las ramas divisoras del rbol spinnaker a mi lado, la
alfombra manchada de rojo, las plantas rojas y amarillas, los colores irisados de la
kamelaika de Dawud, su nariz cruel y afilada como un cuchillo, y sus ojos intensos,
tan tranquilos y tan conscientes..., todas estas cosas parecan temblar, disolverse en
un mar de color, temblar nuevamente mientras fluan y se formaban y se
reagrupaban y volvan a reformarse en los ngulos y sombras y formas de un
guerrero poeta en movimiento. Vi sus brazos y piernas y su capa fundirse en un
trazo de luz. Haba imgenes y futuros de donde elegir: me acuchillaba los ojos, me
acuchillaba la garganta, afianzaba el pie y me acuchillaba las manos. Las
posibilidades me aturdieron. Yo estaba ciego porque l haba introducido su acero en
el azul de mis iris; me quedaba mudo porque mi garganta quedaba hecha pedazos;
no poda agarrarle por el cuello porque me haba amputado los dedos. Pero slo un
futuro poda suceder; su cuchillo no poda estar en mil sitios a la vez. Se movi, se
haba movido, se habr movido siempre. El tapiz de sucesos que cobrara existencia
en unos instantes se retorci para unirse. El hilo plateado de su cuchillo, las brillantes
bandas decorativas rojas y verdes de sus anillos, los negros rizos de sus cabellos y los
mechones negros y rojos del mo propio, los hilos dorados y prpura y naranja de su
kamelaika, todos los hilos de mi vida se tensaban, tejindose. Pero al final escogemos

nuestros futuros, como habra dicho Katharine. Como lo haba dicho, como lo dir
siempre. Los futuros se formaron en mi interior, y fuera de m, y Dawud estaba a
punto de moverse. Yo era un scryta..., era una cosa maravillosa y terrible. Mir a los
ojos de Dawud, y las fibras prpura y las manchas de azul de sus iris temblaron. Sus
pupilas se dilataron. Hubo una visin. Con la vista de un scryta, vi desatarse los
msculos del diafragma del iris, las largas y purpreas fibras protenicas
desenroscarse, y ms an, los vibrantes tomos de carbono, el hidrgeno, oxgeno y
nitrgeno de las protenas. Los ojos de Dawud y el tejido de los tapices, las gotas de
sangre en su cuchillo, estaban llenos de protenas. Y los tomos de las protenas
estaban compuestos de partculas an ms pequeas que posean carga y masa, color
y spin, y todo era movimiento, oscilacin y energa. Y ms an: la habitacin se
fundi en un brillo de luz, y las ms pequeas partculas se desplegaron como bolas
de seda. Hubo un infinito de mezclas, anillos de seda policromada hechos de... Pero
es imposible describir singularmente la estructura ms profunda de la realidad. Los
hilos eran escarlata ardiente; los hilos eran dorado fundido; los hilos eran la base de
los mecnicos y los teoremas de los cantores y las elecciones conscientes de un piloto
en tempolento. Segu este hilo de consciencia, mirando ciegamente las pautas a m
alrededor, y de repente supe, como todos los scrytas saben, que estaba mirando al
tapiz mismo del universo mientras se formaba. Contempl los hilos del holograma
universal desplegarse. En cierto modo, yo estaba decodificando el holograma,
preparndome para leer el cdigo, puesto que, qu es ser un scryta sino poder leer
los programas maestros del universo? Pero al final escogemos nuestros futuros. Una
pauta en formacin pareci ms brillante que las dems. Estaba cargada de hermosos
(y terribles) hilos iridiscentes. Los hilos se entretejieron, y los verdes brillaron en
esmeralda, y los prpura aumentaron a ndigo ardiente. Haba una kamelaika
irisada, el anillo carmes de un guerrero, y un cuchillo asesino hecho de acero. Y una
eleccin, siempre haba una eleccin. Dawud eligi clavar el cuchillo en mi vientre
desprotegido. Vino hacia m. Pero yo vi el movimiento antes de que l se moviera y,
cuando salt, me apart del camino. Lanz una cuchillada a mi garganta. Bloque su
brazo y lo agarr, y el brazo chasque. Y cuando l se pas el cuchillo a la otra mano,
me apart de l y, torpemente, le pate la ingle.
La patada habra lisiado a un hombre civilizado. Pero, como supe ms tarde,
cuando el guerrero poeta entra en la pubertad; se le somete a una talla que le permite
retractar sus testculos en el abdomen a voluntad. (El rumor de que los guerreros
poetas son blandos entre las piernas es falso. Y tampoco es cierto que no sientan la
urgencia de copular con hembras humanas. Los poetas, naturalmente, adoran la
pasin, aunque no permitan su expresin fsica. La castidad engendra intensidad,
dicen.) Dawud vacil durante un instante, luego me lanz un dardo de punta
anaranjada. No alcanz mi cabeza por unos milmetros. Lo o rozar los folculos
individuales mientras pasaba por encima de mi oreja.
Muy bien!jade.Muy bien.
Maldito seas!

Aydame, Piloto.
Aparta el cuchillo, entonces.
Aydame con Soli.
No, no, ests loco.
Mientras proseguamos nuestro mortfero juego, debi de darse cuenta de que
algo iba mal. En realidad, debera de haberme matado a la primera acometida del
cuchillo. Algo iba muy mal..., debi de darse cuenta porque empez a hablarme, a
tratar de distraerme. Y, entonces, cog su otro brazo entre mis manos y lo romp
tambin. El cuchillo cay girando de su mano sobre un montn de races y tierra.
Agarr sus bceps y lo atraje ms. Aunque esperaba que gritase, u observara con
horror los afilados trozos de hueso que asomaban por entre su kamelaika,
naturalmente no lo hizo. Sonri. Tante con la lengua el interior de su boca, como si
intentara soltar una miga de nuez baldo metida entre sus dientes. Pero no era una
nuez; era un pequeo dardo, y me lo escupi mientras yo le daba un tirn al brazo y
lo colocaba ante mi cara. El dardo se hundi en su propia mano.
Scryta-piloto, guerrero-piloto..., deb haberlo sabido jade, un instante antes
de que el veneno lo paralizara.
Todo su cuerpo experiment Un espasmo y se qued rgido, como el de Soli.
Busqu dentro de los compartimientos de su tnica y encontr la glndula dorada y
tubular que todos los guerreros poetas llevan consigo. La agit contra mi odo para
escuchar las protenas lquidas sacudirse dentro del tubo. Estaba casi lleno. Coloqu
el tubo ante el pecho del poeta y apret el extremo sensible, y un chorro de protenas
terriblemente fino surgi de la punta y se endureci, convirtindose en un cable
acerado. Tard unos instantes en darle vueltas al cuerpo (tuve que medio levantarle
del suelo), y lo dej atado en el interior de una crislida pegajosa.
Haba derrotado a un guerrero poeta!
Mis momentos de scryta pasaron, y regres a temporreal. Me sent en el tronco de
un rbol. Senta cansancio, jbilo y miedo. Dawud recuper lentamente el uso de sus
msculos mientras yo lo miraba. Debi absorber bastante menos dosis de veneno que
Soli, o tal vez su metabolismo acelerado lo haba consumido ms rpido. Vi que Soli
segua tan rgido e inmvil como un robot.
Qu hago para soltarle? le pregunt a Dawud.
Debes soltarme a m primero dijo, mientras mova con dificultad las
mandbulas. Por favor.
Le mir para ver si estaba bromeando. No pude pensar en un solo motivo para
liberarle.
Guerrero-piloto, scryta-piloto..., ests escuchando? En Qallar hay un cdigo de
honor. Sultame y devulveme mi cuchillo. O mtame t mismo. Necesito morir.

No haba el ms mnimo atisbo de engao en su voz. Un guerrero poeta no puede


vivir con la vergenza de la derrota y la captura. Estoy seguro de que, si le hubiera
liberado inmediatamente, se habra clavado el cuchillo en el ojo, hasta el cerebro,
como debe matarse un guerrero poeta cuando llega el momento. Haba excitacin en
todo su ser. Si hubiera sido un devaki, habra empleado el tiempo verbal uswa de
impaciencia exaltada para indicar su ansia por el siguiente movimiento.
Me inclin y recog el cuchillo. El acero estaba pegajoso y lleno de tierra negra.
Haba un punto bajo la piel olivcea de su cuello donde lata la gran arteria. Podra
matarle fcilmente, como un devaki mata a un shagshay macho herido. Por qu
negarle su momento supremo?
Podra matarte dije.
Por favor, Piloto.
Debera matarte.
Se dice que entiendes de matar.
Vacil, mientras quitaba con la ua trocitos de tierra del cuchillo. Haba miedo en
los ojos del guerrero poeta.
Mtame rpido dijo.
Es tan fcil matar, entonces?
Es fcil, Piloto. Deberas saberlo. El cuchillo, ahora, rpido, antes de que pase el
momento.
Yo tena miedo de matarle, igual que l tena miedo de mi miedo. Tema que no le
matara. As, perdera su momento perfecto. Se vera condenado a la aplastante
mediocridad de su vida cotidiana, y esto, vi, era lo que teman todos los guerreros
poetas. Y, si le ayudaba a pasar al otro lado como quera, entonces qu? Estara tan
muerto como la tierra, y no habra ms posibilidades, ni entonces ni nunca.
No puedo matarte dije.
Para vivir, muero... Has odo nuestro dicho antes, verdad, Piloto? Y, cuando
muera, vivir otra vez y para siempre.
Maldito seas t y tus paradojas!
S, la Paradoja Hanuman-Ordando.
Bland descuidadamente el cuchillo y pregunt:
Tenis un nombre para eso?
Asinti.
El guerrero Ivar Hanuman y el gran poeta Nils Ordando, cuando fundaron mi
orden, fueron conscientes de la paradoja esencial de la existencia. Y encontraron una
salida.

Se produjo un gruido junto al rbol spinnaker. La glotis de Soli suba y bajaba,


pero no poda hablar. Me volv hacia el poeta.
Cul es la Salida? pregunt.
Si el universo se repite eternamente, entonces no hay autntica muerte. No hay
nada que temer. El momento de lo posible vive una y otra vez, eternamente. Dame el
cuchillo y te lo demostrar. Reviviremos este momento un billn de veces.
No creo en la repeticin eterna.
Pocos lo hacen.
No quise decirle que toda una escuela de scrytas y rememoradores crean que la
repeticin eterna es l ritmo del universo.
Es una filosofa absurda dije.
S accedi l, pero es la nica forma de resolver la paradoja, y por eso
decidimos vivir en ella.
Me picaban los ojos, as que me los frot y consegu irritarlos an ms con la tierra.
Parpade rpidamente mientras las lgrimas corran por mis mejillas.
Eliges creer en una filosofa que admites es absurda? Eso es ms absurdo
todava.
Soli gimi y movi los labios. Se esforzaba por decir algo. No creo que pudiera
vernos a ninguno de los dos, porque no poda mover la cabeza.
S dijo Dawud; cuando el miedo desaparece, podemos escoger nuestras
creencias.
Una creencia absurda? Podis hacer eso realmente? De verdad? Por qu?
Porque es la nica salida a la paradoja. Porque nos permite vivir y morir.
Porque es reconfortante.
Palp el filo del cuchillo con el pulgar. Era muy afilado.
No comprendo por qu podis elegir creer en lo increble, mientras sabis que es
increble.
Pero creo, como creen todos los guerreros poetas, que este momento, mientras
estamos aqu discutiendo, se repetir un nmero infinito de veces. Cuando me mates,
o me permitas el honor, mi misma muerte ocurrir una y otra vez. Como ya ha
sucedido un billn de veces.
Eso ni siquiera se acerca al infinito.
No? Bueno, soy poeta, no matemtico.
Descargu el cuchillo contra una de las ramas del rbol resinoso. Con un sordo
thwack, toda la rama se desgaj. Me sent instantneamente culpable, y apret el
pulgar contra la herida donde manaba la savia.

No puedo compartir tu creencia dije. Si te dejo morir, dejo morir lo que


dices que es lo ms hermoso..., tu intensidad.
No, el momento vivir eternamente.
No. Cuando la luz se apaga, hay oscuridad.
No temas, Piloto.
Damos vueltas a nuestras palabras como estrellas dobles dije.
Mtame.
Y, si lo hago, qu le suceder entonces a mi madre? Y si ya ha sido replicada?
No, tendrs que vivir para poder decirme cmo curarla.
Me frot el puente de la nariz. Haba otra razn por la que no quera matarlo:
Quera saber qu sucede cuando el cerebro ha sido infectado con un virus,
preguntarle sobre el filo que divide la vida de la muerte.
Hay un viejo haiku escrito por Lao Tzu le dije. Un hombre con valor hacia
fuera se atreve a morir; un hombre con valor hacia dentro se atreve a vivir.
Cuando dije esto, la sonrisa de su cara habl de humor e irona.
Eres listo, Piloto.
Seal a Soli, que se debata contra la tensa envoltura de la crislida.
Cuando un guerrero poeta atrapa a su vctima, no recita un poema antes de
matarlo? Y, si la vctima puede completar el poema o la estrofa, debe ser respetado,
no es as?
As es.
Me inclin sobre l mientras yaca con la boca medio abierta, sonriendo. Ol a
naranjas en su aliento.
Escucha. Conoces este poema?
Como no pude esperar a la Muerte,
ella amablemente me esper.
Cmo es el resto? pregunt. El poema, Poeta.
Te burlas de nuestra tradicin dijo l. Y entonces, reluctante, recit:
Como no pude esperar a la Muerte,
ella amablemente me esper.
La torre no nos encerraba ms que a nosotros mismos
y a la Inmortalidad.

Por fin, Soli encontr su lengua y empez a gritar.


Duele! Duele! Mtame..., no puedo soportar el dolor! Su cara brillaba de
grasa y sudor, y se morda el labio. Haba locura en sus ojos.
Cunto tiempo pasar antes de que se disipe el efecto de la droga? le
pregunt a Dawud.
No comprendes, Piloto. La droga no es como la que me inmoviliz a m, o a ti.
La droga no se disipar nunca por completo. La mayor parte de sus efectos se
atenuarn dentro de una hora, si vive, pero siempre tendr una sensibilidad especial
a su... momento de lo posible.
Me acerqu a Soli y trat de impedir que se mordiera el labio. Trat de cortar las
fibras que le ataban, pero eran ms duras que el acero.
Lord Piloto dije. Mi... Lord Piloto.
Pero l no pareci comprenderme.
Procedente de las escaleras frente a la sala exterior lleg un dbil cliqueteo, como
de metal contra piedra. El Guardin del Tiempo, pues, deba haber enviado robots a
la torre.
Soli, todo saldr bien..., los robots te liberarn.
S, duele dijo l. Duele.
El cliqueteo se hizo ms fuerte. O el resonar de muchos tactores contra los
peldaos de obsidiana. Pareca que un ejrcito de robots recorra las escaleras. En la
cara del poeta, una expresin de resignacin se uni a la irona.
Soli se pondr bien, entonces dije.
Justo entonces, dos inmensos robots tutelares rojos cruzaron la sala exterior. No se
detuvieron en las puertas de la sala interior. Otros dos robots tutelares los seguan de
cerca, y tras ellos venan dos ms. Estampado en el metal de sus articulaciones
inferiores apareca el dibujo de un reloj de arena. Eran los robots del Guardin del
Tiempo, el largo brazo del Lord Horlogo, convocados en las raras ocasiones en
que haba que restaurar el orden en la Ciudad.
He capturado a un guerrero poeta dije. Trat de matar al Lord Piloto.
Me qued esperando que los robots dijeran algo, tal vez esperando
(absurdamente) que me felicitaran, o que me informaran de que el Guardin del
Tiempo me agradeca que hubiera llegado tan providencialmente. Pero no dijeron
nada. Luego todo fue movimiento y duro metal, el barrido relmpago de apndices
metlicos, el metal rechinante y pesado. El primer robot me cerc y me captur con
sus fras tenazas de metal. El segundo robot recogi al guerrero poeta y lo dej caer
en las tenazas abiertas del tercer robot. Este hizo chasquear sus pinzas, esperando.
Los otros robots comprobaron la sala vaca. Yo me debat, pero fue intil. Les dije

rpidamente a los robots lo que haba sucedido, pero fue como explicar la teora de
apertura del ajedrez a una radio. No escucharon.
No sabis distinguir a un piloto de un poeta asesino? grit.
Dawud se ri, y la sonrisa nunca abandon su rostro.
Son robots dijo. Debes perdonarles sus acciones.
Mientras los robots nos sacaban de all, me sent lleno de furia porque el Guardin
del Tiempo no estuviera all en persona. No poda esperar a informarle del error de
sus robots, a decirle que haba salvado a Soli de la tortura y la muerte. Le di un
puetazo al robot; me magull los nudillos, me retorc y maldije, y mientras tanto
Soli permaneci all de pie, la mirada fija, gritando:
S, duele, duele, duele, duele!

Captulo 23
Primavera de plutonio
El buen Kristiano debe permanecer alerta ante los matemticos y todos aquellos
que hacen profecas vacuas. Existe ya el peligro de que los matemticos hayan
hecho un pacto con el diablo para ensombrecer el espritu y confinar al hombre a
las cadenas del Infierno.
San Agustn de Hippo.

Por qu debe el hombre buscar justicia en un universo que es manifiestamente


injusto? Somos tan insignificantes y vanos que no podemos mirar al crudo rostro
desnudo del azar sin suplicarle que nos sonra simplemente porque hemos sido
justos y buenos? Si realmente la vanidad engendra el deseo de justicia, entonces creo
que el Guardin del Tiempo es el ms vano de los hombres. Como he dicho antes, es
famoso por sus castigos. Algn da, sin duda, los escultores grabarn sus bustos
conmemorativos con glifos que signifiquen Horthy el Justo. Es un apodo que se ha
ganado. Cuando aquel viejo sombro se enter del intento de asesinato a Soli, orden
la ms inteligente de las justicias. Sus robots nos arrastraron a Dawud y a m a los
stanos de su torre, donde fuimos encerrados en celdas idnticas y adjuntas.
Nuestras celdas eran cubos de piedra de dos metros y medio de lado (la tercera
falange de mi meique mide exactamente dos centmetros y medio. Por ninguna
razn en particular, me divirti medir las dimensiones de mi celda). Las paredes eran
de piedra y el suelo estaba cubierto de fras losas; el techo, por lo que pude
determinar, era un cuadrado sin fisuras de piedra negra. Los robots nos empujaron a
nuestras celdas, y las puertas se cerraron de golpe. La oscuridad me engull. La
negrura era total. Hurgu con los dedos la rendija entre la puerta y el marco, pero fue
intil. La puerta era una losa de piedra, imposible de mover.
Yo haba desafiado al Guardin del Tiempo, y por lo tanto l podra acusarme
falsamente de haber intentado asesinar a Soli..., sta era la conclusin a la que me
forz a llegar la lgica. Seguramente sus robots le habran informado que yo haba
capturado al guerrero poeta. Seguro que saba que yo era inocente. Me convocara
alguna vez ante los akshicos para que pudiera explicar mi inocencia? No lo crea. En
la oscuridad de la celda, un centenar de preguntas me acecharon: Dnde estaba mi

madre? Dnde estaba Soli? Crea que yo haba sido parte de una conjura para
asesinarle? Haba destrozado entonces su mente la droga del poeta? Le haba
contado el Guardin del Tiempo a todo el mundo que yo haba intentado asesinar a
Soli? Se lo haba contado a alguien? Estaban en este mismo momento Bardo y mis
amigos suplicando mi liberacin? Cmo podran hacerlo si no saban donde estaba?
Si el Guardin del Tiempo me quera muerto, por qu todava estaba vivo?
Mientras esperbamos el juicio del Guardin del Tiempo, pasamos el tiempo
conversando. Cerca del techo haba un estrecho conducto de aire que conectaba
nuestras dos celdas. Saltando y aferrndome al liso borde del conducto, descubr que
poda conversar a travs de las gruesas paredes sin tener que gritar. Nuestras
conversaciones, sin embargo, quedaban siempre interrumpidas porque slo poda
sujetarme unos pocos minutos antes de que los msculos de mis brazos sintieran
calambres. Nos recitamos mutuamente poemas cortos; hicimos chistes y jugamos con
las palabras; discutimos sobre las pocas creencias que nuestras dos rdenes tenan en
comn. Yo perd la mayora de las discusiones. Los guerreros poetas, lamento
decirlo, son astutos con las palabras, ms an que los neolgicos o los sagaces
semnticos. Aunque Dawud pareca hablar con exactitud, haba que escuchar con
cuidado lo que deca, o el significado se escapaba como un pez mojado de unos
dedos llenos de grasa. Una vez, cuando observ que era extrao que los guerreros
poetas y la Entidad de Estado Slido practicaran la misma costumbre de preguntar
poemas a sus vctimas, Dawud recalc:
Oh, s, Kalinda de las Flores. Ella siempre se ha... interesado en los guerreros
poetas.
Kalinda?
As es como llamamos a la diosa.
As la llamaban tambin los agathanianos.
Pero, por qu Kalinda de las Flores?
Porque la Entidad es percibida como femenina, y la asociacin con las flores se
ha percibido siempre como algo femenino. Quin sabe el origen de los nombres?
Pero, dices que sabe de vosotros, los poetas?
Naturalmente. Una vez, hace mucho tiempo, nuestra orden trat de crear
guerreros poetas femeninos, pero... fue un desastre. Kalinda (la Entidad) nos hizo
parar.
No supona que los dioses se interesaran en los asuntos de los hombres.
Qu sabes t de los dioses, Piloto?
Somos a los dioses como moscas a los nios pequeos cit. Nos matan por
deporte.
Naturalmente. El Shakespeare. Muy bueno.

Los dioses son dioses. Hacen lo que les place.


Eso piensas?
Pens en mi viaje a Agathange. Me aferr al saliente de piedra y susurr:
Los dioses nos hacen a su imagen. O nos rehacen.
No dijo l, y su voz lleg rugiendo a travs del conducto de aire, ests
totalmente equivocado.
No saba que los poetas fuerais maestros en escatologia.
Por qu eres siempre tan sarcastico, Piloto?
Por qu los poetas contestis a una pregunta con otra pregunta?
Me has hecho una pregunta?
Despus de unos cuantos das de discutir (el tiempo era difcil de medir en
nuestras oscuras celdas), el poeta guard silencio y no contest cuando le llamaba,
cosa que hice a intervalos durante horas. Yo estaba seguro de que haba sido
ejecutado, decapitado por orden del Guardin del Tiempo. Luego, finalmente,
respondi. Mi alivio de que an estuviera vivo me sorprendi.
He estado ante tu Guardin del Tiempo me dijo. Es listo, verdad? Te digo
mi sentencia? Maquina mi muerte de una forma que no ofender a mi orden. Es un
hombre justo.
No jade, mientras trataba de no caer al suelo. Me impuls con las piernas
para equilibrarme, pero mis botas resbalaron contra las paredes lisas. Es slo un
hombre.
Es piadoso; su castigo es sublime.
Es brbaro.
No puedo esperar que un piloto comprenda,
Los guerreros poetas estis locos.
Qu es la locura?
Slo un loco lo sabra.
Slo un piloto testarudo se negara a apreciar la genialidad de la sentencia de su
Guardin del Tiempo.
En cierto modo, el castigo del Guardin del Tiempo era inteligente, y quizs
incluso sublime, aunque me costaba trabajo admitir su genialidad. Simplemente,
haba urdido un antiguo y brbaro medio de ejecucin: en la celda vaca situada
junto a la del guerrero poeta (ramos los nicos prisioneros de la Torre, los nicos
prisioneros en muchos, muchos aos), los reparadores haban colocado un
mecanismo que, tras recibir una seal determinada, liberara una nube de gas
venenoso. Dentro del mecanismo haban colocado una diminuta cantidad de

plutonio. La seal para la liberacin del gas sera el deterioro aleatorio de cualquiera
de los tomos individuales del plutonio. Dawud podra vivir durante aos o, ms
probablemente, morir al instante siguiente..., no lo sabra hasta que oyera el siseo del
gas y oliera su agrio hedor. Es extrao, pero cierto, que su orden slo podra culpar
de su muerte a un hecho aleatorio y cuntico, lo cual, para los guerreros poetas, no
era ninguna vergenza.
Seguramente el Guardin del Tiempo habr colocado una gran cantidad de
plutonio en su maldita mquina dije, as que la probabilidad de que vivas ms
de unos pocos das es prcticamente nula.
No le dije lo sorprendido que estaba de que el Guardin del Tiempo poseyera
reservas de plutonio. Era la ms brbara de todas las barbaridades.
Por supuesto accedi Dawud. Habr una cantidad suficiente de plutonio.
Pero no captas el tema.
Que es?
Imagina por un momento, Piloto, que eres mi seor..., su nombre es Dario
Redring. Cuando Dario venga a tu ciudad y pregunte por m, cuando pregunte:
Est vivo?, tu Guardin del Tiempo puede responder sinceramente que no lo
sabe. Estoy vivo? Nadie puede saberlo. Desde el punto de vista de los dems, estoy
dentro de una celda aislada. Estoy en el limbo. Se ha deteriorado el plutonio? Hay
una probabilidad. El grado de mi vida est representado por una funcin ondular
que contiene probabilidades de vida y muerte. Slo cuando abran mi celda y Dario y
tu Guardin del Tiempo miren dentro se concretar una de las probabilidades,
mientras las dems se desvanecen y la funcin ondular se pierde. Slo su acto de
observacin de mi estado de ser har que mi vida o mi muerte se pongan de
manifiesto. Hasta entonces, por lo que concierne a todos los que estn fuera de mi
celda, no estoy ni vivo ni muerto. O, ms bien, estoy a la vez vivo y muerto. Y por
eso creo que tu Guardin del Tiempo nunca permitir que se abra mi celda. Hasta
entonces, tu Orden no ser responsable de mi destino.
Pero eso es absurdo!
Mi orden se basa en el absurdo y la paradoja, Piloto.
Me diste a entender que no sabas de matemticas.
Hablo de filosofa, no de matemticas.
Las probabilidades...
Naturalmente interrumpi, existe la probabilidad de que el plutonio nunca
se deteriore y yo nunca muera.
Pero morirs. El Guardin del Tiempo se ha encargado de eso.
Por supuesto! Y ser una muerte sublime. Debo componer un poema para
celebrarlo.

No saber nunca si un momento ser el ltimo... Es un infierno!


No, Piloto, no hay ningn infierno. Somos creadores de nuestros cielos.
Loco! dije. Me dej caer del conducto de aire y aterric de golpe contra el
suelo.
La respuesta de Dawud, cuando vino, fue tan dbil que apenas pude orla,
palabras apagadas perdidas en un negro tnel de piedra:
Slo tienes miedo de que el gas te mate a ti tambin.
Por Dawud, supe pequeos fragmentos de noticias que haba atisbado durante su
audiencia con el Guardin del Tiempo. Las noticias no eran buenas. Al parecer, el
Guardin del Tiempo haba soltado a sus robots tutelares por la Ciudad. Haban
capturado y desterrado a los guerreros poetas. Los robots haban arrancado
accidentalmente las cabezas a tres pilotos (Faxon Wu, Takenya el Intrpido y
Rosalinda li Howt) que estaban a punto de desertar de la Orden y marcharse a Tria.
(Ms tarde me enter de que cientos de autistas haban desaparecido
misteriosamente del Sector Extremo en esta poca. Saba que el Guardin del Tiempo
siempre haba odiado a los autistas.) Cuando los pilotos, altos profesionales y
acadmicos se enteraron de la violacin del Guardin del Tiempo de la ley, se habl
de tomar una nave profunda y marchar en grupo a algn planeta donde poder
iniciar una Academia completamente nueva. De algn modo, la noticia de mi
encarcelamiento se haba difundido, y Soli exiga mi decapitacin, mientras que
Justine y el Sonderval solicitaban una reunin del Colegio de Pilotos. Iban a pedir a
los otros maestros pilotos que depusieran a Soli y eligieran a un nuevo Lord Piloto...,
eso deca el rumor. Nikolos el Anciano, el Lord Akshico, haba sorprendido a todos
pidiendo una reunin del Colegio de Lores. Solicitara aquel hombre regordete y
tmido un nuevo Guardin del Tiempo, como haba advertido Kolenya Mor? Nadie
pareca saberlo. Nadie (especialmente el Guardin del Tiempo) pareca saber dnde
estaba mi madre, o qu haca. Y, mientras tanto, Bardo solicitaba mi liberacin al
Guardin del Tiempo, pidiendo, amenazando y sobornando a varios maestros y lores
para que sumaran sus nombres a la solicitud. Haba pedido que me juzgaran ante los
akshicos. Yo era inocente, aduca, y se debera permitir que estableciera mi
inocencia. Pero Soli, que odiaba a Bardo por haberle robado a su esposa, invent un
contraargumento. Yo no deba comparecer ante los akshicos, dijo, porque sus
ordenadores estaban hechos para modelar solamente cerebros humanos. Quin
poda saber si mi cerebro (mi cerebro alterado por los agathanianos) podra engaar
a los ordenadores akshicos? (Quin podra haber sospechado que Soli era mi
padre, que tema que los akshicos descubrieran este hecho y lo dieran a conocer?
Quin saba cules eran los motivos de nadie durante aquel tiempo enloquecido en
nuestra Ciudad?)
Irnicamente, la sentencia del Guardin del Tiempo llen a Dawud de alegra.
Estaba tan excitado que no poda comer ni dormir.

Recorra su celda sin parar, componiendo poemas y recitando los versos a gritos
hasta que se qued ronco.
La muerte inminente es la sal de la vida cit. Es cierto, naturalmente.
Piloto? Ests escuchando? Cuntame tus pensamientos..., ests pensando en las
posibilidades?
No soy por naturaleza un hombre meditativo. Tema quedarme solo en una celda
hmeda y oscura sin nada donde sujetar mi mente aparte mis propios pensamientos
temerosos, pensamientos de posibilidades dolorosas. La mayor parte del tiempo me
aplastaba contra las heladas paredes; contemplaba la negrura ante mi cara,
esperando. Escuchaba al guerrero poeta mientras caminaba y aullaba sus versos
extasiados y, cuando dejaba de caminar y permaneca en silencio, escuchaba el plipplop de las gotas de condensacin salpicando contra el suelo. Escuchaba latir mi
corazn. A menudo, normalmente despus de despertar de un sueo reparador
contra las losas duras y hmedas, me senta rgido y helado. Coma las nueces y el
pan que caan a intervalos por la rendija en la base de la puerta, y beba agua de un
gran cuenco. En ese mismo cuenco orinaba y defecaba, esperando que los robots
hubieran sido programados para limpiarlo antes de volver a llenarlo. (Por cierto,
nunca he hecho caso a la Ley de Turin, que asevera rudamente que cualquier robot lo
bastante inteligente como para limpiar platos es demasiado inteligente para limpiar
platos. Eso puede ser cierto con los seres humanos, pero los fros robots tutelares que
nos vigilaban posean slo las funciones de inteligencia especfica que se requera de
ellos. Como matar a los enemigos del Guardin del Tiempo si intentaban escapar. No
puedo creer que fueran conscientes de s mismos.) Me avergenza admitir que ca en
largos perodos de autoconmiseracin. Pens demasiado en m mismo. Trat de
concentrarme en cosas externas, pero las sensaciones de cualquier tipo eran dbiles y
escasas. El cliqueteo de los robots tras la puerta, las tenues palabras de los poemas de
Dawud..., escuchaba esos sonidos, pero, mientras reflexionaba sobre la
autoconciencia de un robot, o su carencia de ella, y juzgaba la calidad de los versos
del poeta (no eran extraordinarios), me hunda cada vez ms en mis miedos y
preocupaciones.
Despus de una temporada, descubr que mis hbitos de dormir estaban siendo
destruidos. Dorma durante largos perodos de tiempo, tal vez un da entero,
escapando. Luego se producan ataques de ansiedad, arrebatos maniticos. Recorra
mi celda, y mis msculos se agarrotaban y se relajaban, una y otra vez, ondulando
rtmicamente como las olas del mar. Tena pensamientos. Trataba de no pensar en su
origen. Trataba de no pensar. Me rascaba la sucia barba y palpaba las paredes
resbaladizas en busca de rendijas o puntos dbiles, pero no poda dejar de pensar.
Reflexionaba, preguntndome en qu me haba convertido. Cmo lo tema! Haba
algo nuevo en mi interior y, cuando pensaba en ello y trataba de concebir su forma y
direccin, me senta tan excitado como aterrorizado. Trataba de dormir, y el sueo no
vena. Deb pasar das enteros sin dormir. Aquellos perodos de falta de sueo
quedaron puntuados por momentos de microsueo, en los que mi cerebro se

desconectaba durante un segundo o dos. Y me despertaba en el aire fro y rancio, con


el sonido del agua goteando y el olor de mi miedo. A veces me pona a prueba para
ver si me estaba volviendo loco. Poda hacer an el clculo de las combinaciones
libres? Me senta igual que siempre cuando me rascaba el pelo grasiento y picajoso?
Poda abrir y cerrar los dedos a voluntad? As, de un millar de maneras diferentes,
sondeaba la caverna de mi mente en busca de fisuras ocultas y defectos, y de nuevas
formaciones cristalinas de habilidad y pensamiento. Qu pensamientos, qu
acciones, qu sueos podra yo querer tener, si mi voluntad fuera autnticamente
libre? Podra mi cerebro cambiar como yo quisiera, o haba reglas naturales de
desarrollo que no podan ser violadas? En el fondo de mi mente, donde el universo
fluye como una fra corriente negra, busqu la fuente del libre albedro. Hubo un
momento en que casi pude ver el impulso final que guiaba mis acciones, casi pude
saborear la fra delicia de la libertad pura. El momento titil como una gota de agua
colgando del aire. Y entonces desapareci, absorbido en el remolino de mis
pensamientos. Haba un agujero negro en el centro del remolino, y dentro de ese
agujero otro, an ms negro. Haba una infinidad de agujeros dentro de agujeros que
esperaban engullir la cordura de cualquiera que se contemplara a s mismo durante
demasiado tiempo.
Para m, mi prisin se convirti en un infierno. Siempre he temido a la oscuridad;
cuando era un novicio, irritaba a Bardo manteniendo la luz encendida toda la noche.
Y el silencio es la oscuridad del sonido, la muerte de las vibraciones cotidianas, los
ritmos y tonos que dan cancin al alma. Somos creadores de nuestros cielos, haba
dicho el poeta, pero finalmente se qued ominosamente silencioso. Tal vez el
plutonio se haba deteriorado; tal vez el gas venenoso haba rasgado ya sus pulmones
y licuado su cerebro. O tal vez se haba cansado del xtasis, se haba cansado de
hacer equilibrios sobre el filo de la navaja entre la vida y la muerte. Se haba
desmoronado al suelo de su celda para sumirse en un exhausto estupor? No lo saba.
Haba silencio en su celda, silencio en las corrientes de aire, el silencio de la piedra.
Incluso el agua del techo haba dejado de gotear. Mi cuerpo ya no pareca apestar. La
oscuridad era velluda como lana delante de mis ojos, y mis dedos estaban tan
entumecidos que senta el contacto de las paredes como si fueran de cera, y no haba
ningn olor ni sabor, ningn sonido. Alucin. Durante un momento imagin que
flotaba en la cabina de mi naveluz. So que haba estrellas. Pero luego, cuando
extend mi mente para unirme al ordenador de la nave..., nada. No se produjo ni el
mpetu torrencial de la tormenta numrica, ni la luz blanca del temposueo, ningn
atisbo de la esplndida msica del multipliegue. Advert que estaba solo dentro de
una celda de piedra real, tan negra y vaca como el espacio. Estaba solo dentro de mi
mente, en el infierno.
A medida que pasaban los das, las alucinaciones se hicieron ms fuertes, ms
totales. Ya que mis nervios sensoriales estaban en reposo, mi cerebro suministraba su
propia estimulacin. Mi corteza visual empez a funcionar por su cuenta. Vi colores.
Lluvias de chispas purpreas caan en cascada por el aire. El aire mismo chispeaba

como una tnica fosforescente de seda verde y azul. Vi crculos concntricos de luz
roja pulsando unos dentro de otros, y lneas onduladas amarillas y anaranjadas
destellando y titilando. Ol un centenar de aromas diferentes: especias y perfume,
incienso y blsamo y almizcle. O campanas doblando y hielo aplastado, el sonido de
un lobo aullando. Tales alucinaciones, naturalmente, son comunes entre aquellos que
se ven privados del contacto con el mundo exterior. Los aspirantes ven a menudo
visiones la primera vez que flotan dentro de los Vientres Rosa. Y los alaloi hablan
tambin de cazadores atrapados en el hielo en interminables tormentas de nieve que
pierden su sentido de arriba y abajo, izquierda y derecha, y empiezan a ver bandas
brillantes y chorros de luz en las nubes de nieve. Yo saba que los colores y sonidos
que captaba no eran reales, pero tambin saba que, si las alucinaciones continuaban
mucho tiempo ms, poda acabar ms lesionado cerebralmente que un pattico
afsico.
Durante mucho tiempo me distraje con las matemticas puras. Conjur las
brillantes ideoplastias violeta del Axioma de Probabilidad, y me perd en la hermosa
Teora de Conjuntos. Invent (o quiz descubr) teoremas que quizs algn da
fueran tiles para demostrar la Hiptesis del Continuo. Hubo un momento en que
las luminiscentes ideoplastias de muchas formas aparecieron tan rpida y
vivazmente que pens que la tormenta numrica poda comenzar por su cuenta, sin
la ayuda de mi nave-ordenador. Y qu maravilla habra sido! Entrar en el
multipliegue a voluntad, enfrentarse al universo nada ms que con las matemticas,
la voluntad y el cerebro desnudo..., cunto rec durante aquellos das infernales por
tener esta habilidad! Pero la oracin es el signo de la indefensin y el fracaso. La
libertad del multipliegue me estaba negada, y pronto descubr que, en mi prisin de
oscuridad, las matemticas parecan demasiado arbitrarias e irreales.
Podra haber emulado a los autistas y creado fantasas y escapismos en lo que
habitar mientras viviera. Soar sueos lcidos y, mientras tanto, ser consciente de los
sueos, y ms aun, cambiar su forma y textura a voluntad..., eso era una posibilidad.
Podra haber experimentado claras y ondulantes aguas de color glauco, las clidas
olas de una playa de otro mundo, el pegajoso abrazo de una mujer tendida bajo mi
cuerpo en la arena caliente. Pero (a pesar de lo que digan los autistas) no habra sido
real. Me perdera en lo irreal, devorado por imgenes y hechos que nunca podran
existir y que nunca habran ocurrido realmente. Si por fin el Guardin del Tiempo me
concediera la libertad, estara tan loco como cualquier autista.
No s cunto tiempo hubiera podido soportar el silencio si no me hubiera
arriesgado a recordar un dicho bastante pretencioso de los rememoradores. Un da,
arrastraba las uas por las losas, mientras pensaba en el maestro rememorador,
Thomas Rane, dando vueltas en mi cabeza a las implicaciones de su recuerdo del
hombre-dios, Kelkemesh, y el mito primario. Y estas palabras aparecieron en mi
mente por su cuenta: El recuerdo es el alma de la realidad. En mi interior haba aos de
recuerdos, toda una vida de recuerdos. Recordar, entonces, sera mi salvacin.
Vivira en el pasado. Me refugiara en mis recuerdos como una foca herida buscando

la salvacin en su aklia. Vivira de nuevo los momentos cruciales de mi vida, y los


vivira apasionadamente..., bueno, al menos permanecera dentro de una realidad
que haba existido de verdad.
Al principio, todo fue bien. A medida que pasaba el tiempo, descubr que tena
cada vez menos necesidad de distracciones fsicas. Dej de cantarme a m mismo, lo
cual fue un gran alivio, porque nunca he podido mantener bien el tono. Sent poca
necesidad de lamer la lana rasposa de mi kamelaika, o de saborear la sangre salada
de mi labio rodo, o de presionar mis ojos con mis pulgares para inducir fosfenos,
esos brillantes puntos de luz que a veces vemos cuando tenemos los ojos cerrados.
Mis recuerdos eran ms estimulantes que la simple sensacin; mis recuerdos eran
joyas brillantes suspendidas en agua helada; mis recuerdos eran el alma de mi
pasado reciente y distante. Record cmo aprend a atar los cordones de mis patines.
Cmo me frustr cuando el lazo del nudo escap de entre mis dedos infantiles!
Cmo me enfurec cuando mi madre trat de ayudarme! Record otros hechos ms
felices, como la primera vez que Bardo y yo dirigimos un balandro de vela amarilla
por el helado Firme. Bardo senta reluctancia a coger el balandro, y recalc que no
sabamos nada de navegacin. Pero yo le ridiculic sin descanso, (Los aspirantes
creen a menudo que, porque han sobrevivido al multipliegue, pueden dominar
cualquier medio de transporte.) Un fiero viento sopl inesperadamente y casi nos
aplast contra las rocas de Waaskel. Con todo, nuestro paseo por el Firme fue
jubiloso, unos cuantos momentos de pura diversin. En la oscuridad de mi celda,
hubo otros recuerdos, cada uno ms vivido que el anterior. Record como un viejo, y
me pregunt qu recuerdos diferentes podra tener si hubiera tomado decisiones
diferentes cuando era ms joven. Por qu haba decidido convertirme en piloto en
vez de cantor? Por qu am a Katharine? Por qu asesin a Liam?
Por qu mis recuerdos se hacan cada vez ms ardientemente reales?
Se dice que los rememoradores deben superar un difcil problema cuando son
jvenes. Recordar demasiado bien es olvidar slo con gran dificultad. A medida que
mis recuerdos crecan y se hacan ms y ms vividos, parecieron dilatarse, quemarse
en mi ojo interior. Poda conjurar la primera vez que vi a una Amiga del Hombre, y
el tronco azul de la aliengena se agitaba como una musaraa y oscureca recuerdos
ms importantes. Empec a tener problemas para olvidar. Record haber ledo los
poemas del Guardin del Tiempo, y pginas impresas enteras quedaron estampadas
indeleblemente en el blanco tejido de mi mente. Pude ver cada curva y espiral de
cada negra letra como si leyera la pgina abierta de un libro. Se trataba de la
memoria de imgenes de la que tanto haba odo hablar a amigos de la infancia que
se haban convertido en scrytas o rememoradores. Record que haba trucos para
olvidar. En mi mente, constru un largo muro negro y superpuse versos y palabras,
estrofas enteras y pginas de poesa en l. Las letras negras desaparecieron en la
oscuridad..., durante un tiempo. Otros recuerdos, como la sonrisa de Katharine,
fueron ms difciles de desterrar. Tuve que disolver los plidos tonos de su piel en un
milln de puntos d colores primarios. Intensifiqu entonces cada punto rojo, verde y

azul, hasta que ardi y se hinch y estall como una pequea estrella. Un milln de
puntos de luz estallaron en mi interior y luego se unieron en una bruma cegadora,
como un campo de nieve en un da del falso invierno. Lo ms difcil de olvidar
fueron los sonidos. El recuerdo de la msica persista a pesar de mis esfuerzos por
ahogarlo con el tronar de los cohetes o con otros ruidos. Me sorprend al escuchar
sinfonas enteras con una claridad casi hiperreal. La meloda del Madrigal de la Pena
de Takeko se ejecut una y otra vez dentro de m, los tonos redondeados del adagio
se formaban como cuentas de oro. O y volv a or a Bardo cantando canciones de
amor a Justine, y escuch tair los shakuhachis y las arpas que mi madre sola tocar.
No pretendo decir que escuch cada uno de esos sonidos simultneamente, pues no
lo hice. Un sonido daba paso a otro con dificultad. Por ejemplo, no pude olvidar la
msica de las gaviotas y el tamborileo del mar hasta que no llev los componentes de
las ondas de sonido a una transformacin Fourier y las envolv en un holograma.
Entonces pude tirar ese holograma a una caja negra a prueba de sonidos, donde
permanecera hasta que yo quisiera sacarla y desplegar los sonidos del recuerdo. As,
cre millones de cajas mentales para los recuerdos que me atormentaban. De esta
forma hice sitio a otros recuerdos ms profundos, recuerdos que no saba que posea.
Todo est registrado; nada se olvida.
No s exactamente cundo fui consciente de que estaba rememorando. Muchas
personas, naturalmente, tienen la bendicin y la maldicin de una memoria casi
perfecta, pero no son rememoradores. Slo pueden ver una chispa minscula de la
memoria racial. Recordar las vidas de nuestros padres y de nuestros abuelos y de sus
abuelos, recorriendo el rbol de nuestros antepasados, descorrer los recuerdos del
pasado distante de nuestra raza insertos en nuestros cromosomas, recordar como
ADN, como dira Lord Galina..., se es el arte superior de rememorar. Un arte que
me consumi.
Con velocidad mareante, imgenes de las vidas de mis antepasados fluctuaron
ante m. Vi densa sangre y un cordn umbilical al ser cortado mientras mi abuela,
Dama Oriana Ringess, gritaba y empujaba a mi madre fuera de su vientre para que
saliera a la luz del da. Cmo lloraba mi madre en su dolor! Vi a Soli. Era, en verdad,
mi padre. Experiment recuerdos de la infancia de Soli; comprend, finalmente, lo
que haba recordado dentro de la Entidad, el recuerdo de Alexander Diego Soli
enseando matemticas a su hijo. Y, ms profundamente y ms hacia atrs, una
generacin cay de otra generacin; se formaron rostros y cambiaron, tan mutables
como el barro. All estaba la larga y ancha nariz Soli y los ojos azul hielo; all los
labios carnosos y apretados de un Ringess, abiertos luego para revelar los veintiocho
gruesos dientes Ringess. Ms atrs, un Soli alteraba sus cromosomas para reforzar
sus habilidades matemticas. (Fue de este Soli, Mahavira Andreivi Soli, de quien
hered mis mechas de pelo rojo.) Y, ms profundamente, por entre las races del
tiempo: Haba poetas, scrytas, putas, pilotos, katlikos, pastores (de ovejas), esclavos,
reyes, guerreros, e incluso una alumbradora llamada Cleo Ringess, la mitad de cuyos

quinientos hijos fueron a poblar las lunas de Durrikene, y cuya mitad alter su ADN
y finalmente llegaran a ser conocidos como los extraos fayoli.
Un da, cuando estaba rememorando, o a Dawud agitarse en su celda. Pareca que
an estaba vivo, aunque exhausto por su larga espera a que el plutonio se
deteriorara. Me recit un corto poema (el primero en mucho tiempo), y un pareado
reson en mis odos y tir de las cuerdas de mi memoria:
Slo el hueso el dolor recuerda;
slo el hueso y el dolor quedan.
Se produjo un largo silencio, seguido por un largo y complicado poema que haba
titulado Primavera de Plutonio. Me aup hasta el conducto de aire, para escuchar
mejor sus estridentes palabras. Le o entonar:
El ritmo en mi sangre es el baile de las langostas ciegas.
Y entonces:
Piloto, ests vivo todava?
S; estaba... recordando.
Quise decirle una cosa que haba visto, que Eva Ringess era la bisabuela de Nils
Ordando. Los guerreros poetas compartan una porcin de mis cromosomas. ramos
casi-hermanos, quise decirle. Todos los hombres son hermanos.
Crees en el azar? dijeron sus medidas palabras a travs del conducto negro.
Yo..., a veces creo en el azar, a veces en el destino. No s en qu creo.
Cunto tiempo crees que ha pasado? Cules son las probabilidades de que el
plutonio no se haya deteriorado?
Tal vez slo fue un chiste dije. Tal vez no hay plutonio ni gas. Tal vez el
Guardin del Tiempo est intentando destruir tu cordura..., la poca cordura que tiene
un guerrero poeta.
Se produjo un silencio, y tuve que soltar el borde del conducto. Poco despus,
Dawud susurr:
Azar y destino, la misma alegre danza.
Para un guerrero poeta que crea en el eterno retorno, naturalmente, as sera.
Piloto, puedes orme? Tras auparme al conducto, pude orle claramente.
Estos ltimos das han sido un xtasis tal, que ya no quiero morir. He creado poesa,
y he pensado... tantos pensamientos, y soado, y.... Puedes orme?
S le dije a la oscuridad.
El gas vendr pronto. El plutonio est a punto de estallar. Hay gases calientes,
hidrgeno moribundo..., qu delicadas son las violetas cadas!

Es eso parte de un poema?


La vida es un poema que componemos constantemente. sta es la fe de los
guerreros poetas: que podamos capturar la esencia de la vida, el momento de lo
posible, con palabras.
No dije nada, porque mi fe es que la esencia del universo se encuentra ms all del
reino de las palabras humanas.
Morir pronto, por supuesto. Hay vapores asesinos en la oscuridad de granito.
Entonces, eres un scryta?
No, soy un poeta. Y he compuesto mi poema de muerte. Quieres prometerme
una cosa? Cuando haya muerto, mi cuerpo debe ser devuelto a Qallar en un atad de
mrmol negro. Si vives lo suficiente, debes encontrar a un extremo que conozca el
arte de escribir. Las palabras de mi poema de muerte deben ser cinceladas en la tapa
del atad.
Mis dedos empezaron a sentir calambres, y los msculos de mi antebrazo
temblaron. Le hice una promesa que no tena intencin de mantener. Sin ninguna
razn, le cont mi recuerdo. Sent comida vieja y pastosa y sangre en la boca cuando
dije:
Nils Ordando era hijo de la lnea Ringess.
S, es bien sabido replic l al instante. Los fundadores de nuestras dos
rdenes eran hibakusha. Huyeron de la nebulosa Agni durante la guerra de los
ordenadores. Cuando el hidrgeno...
Somos casi hermanos dije.
Todos los hombres son hermanos. Y todos los hombres son hibakusha. Y el
fratricidio es la regla de la especie. Puedes oler el gas, Piloto?
Entonces recit su poema, cuya ltima estrofa era:
Estoy empapado bajo arrugas de carne;
dorado bajo el cielo de la maana;
sagrado bajo mi carne evaporada;
desnudo bajo el cielo de plutonio.
Le grit, pero no hubo respuesta. Prest atencin al sonido del gas siseando. Me
aup y trat de apoyar un codo en el conducto de aire mientras asomaba la cabeza y
el hombro en el angosto tnel. Oira el chirrido de una compuerta al cerrarse?
Gritara el poeta y se debatira mientras jadeaba en busca de aire? Con la cabeza
ridculamente introducida en el agujero oscuro de la pared, escuch algn sonido,
pero en la celda del poeta no haba ms que silencio.

Poco despus, baj de la pared y empec a recorrer mi celda. Un loco, un asesino,


un amante de las palabras, mi casi-hermano..., le llam, pero no me contest
entonces, ni durante los das que siguieron. Repet las palabras de su poema,
Primavera de Plutonio, y las memoric. Fue fcil.
Todo est registrado; nada se olvida.
Ca una vez ms en la memoria racial. Ca muy lejos, buscando imgenes
arquetpicas, oliendo olores primarios, oyendo el latido de antiguos poemas.
Rememor la Vieja Tierra. All el cielo era de un azul ms claro que el de Nevada,
celeste como el huevo de un talo; all la tierra era clida y los valles eran verdes, y
haba huertos de manzanos reales, campos de trigo dorado. All, mi abuelo remoto
viva en una casita encalada en una ciudad junto al mar. Era piloto y haca botes. Sus
manos (mis manos) estaban amarillas por los callos que las cubran, y astillas de
madera le picoteaban los dedos. Tena una esposa, y hubo una cpula, miles de
alegres cpulas, y un hijo, y fueron felices. Y entonces vinieron los ejrcitos robot y
quemaron sus botes, quemaron su ciudad con un mineral infernal y brillante que
estall y arras sus ventanas y fundi el cristal, tron y ardi, y luego hubo luz por
todas partes, el insoportable destello de la memoria.
O el cliqueteo de los robots, el acero marcando el acero, y un agudo chirrido de
metal rompindose. El olor de acero quemado. Y ms sonidos: robots golpeando
contra muros de piedra, acero resonando, zumbando, gritando, maldiciendo, y un
curioso sonido zumbante que no pude identificar.
Mallory! llam una voz del pasado. Por Dios, abramos esta puerta!
tron la voz.
Bardo, record, tena una voz tronante. Pero esto no era un recuerdo!
Abrid, ahora!
Entonces la puerta de piedra se abri, y se produjo un brillante destello, y me
cubr los ojos.
Qu pasa, Pequeo Amigo, ests ciego?
Avanc hacia el sonido de su voz.
Ciego... no dije. Mis ojos ardan, lastimados. Senta como si alguien hubiera
introducido la punta de un cuchillo caliente a travs de mis pupilas y lo hubiera
removido. Entonces advert que el brillo era slo el tenue fluctuar de los globos
llama. Mis ojos se ajustaban lentamente a la dbil luz.
Cmo has entrado? Qu da es?
El brazo de Bardo me rode los hombros, y ol su dulce olor a flores, y tambin el
olor de su miedo.
Tenemos que darnos prisa dijo. Puedes andar? Por Dios, apestas! No te
han dejado baarte? Mira tu condenada barba sucia! Aprisa, ahora. Tenemos que

apresurarnos. Justine y los dems estn esperando. Ah, no debera haber hecho
esto..., qu he hecho?
Fue necesario dijo alguien. Nunca deberamos haberle permitido al
Guardin del Tiempo tener robots.
Me cubr las cejas con las manos y entorn los ojos. La cara de Bardo, a escasos
centmetros de la ma propia, manaba sangre. Tena un corte en la nariz, un tajo cerca
del lbulo de la oreja. Nikolos el Anciano, el Lord Akshico, se encontraba junto a l.
Un maestro akshico y un par de aspirantes que llevaban un ordenador le
acompaaban, Entonces vi a los robots. Por todo el largo corredor de piedra haba
robots de dos clases diferentes: los robots grandes y rojos del Guardin del Tiempo,
con sus pinzas y sus articulaciones, y unos robots negros que nunca haba visto antes.
Todos los robots tutelares (haba cuatro) yacan inertes contra el suelo gris, un
amasijo de metal quemado y retorcido. Los robots negros eran ms pequeos, pero
obviamente ms mortferos. Como hormigas, cada uno tena seis patas, y
taladradoras de metal y antorchas y pistolas de plasma y lseres asesinos montados
sobre acero negro. Cuatro de estos robots flanqueaban el corredor. En la puerta del
fondo, donde terminaba la fila de celdas, haba cuatro ms.
Mira mi cara! jade Bardo mientras nos dirigamos a la puerta. Lascas de
piedra..., creo que una bala rebot en la pared. Oh, qu he hecho? Es una locura!
Locura no dijo Lord Nikolos. Gir su pequea carita redonda. Es un plan
bien organizado. Trata de recordarlo.
Lord Nikolos me inform apresuradamente de los sucesos ms recientes. El
Colegio de Lores, dijo, haba amenazado con censurar al Guardin del Tiempo por
mantenerme prisionero en su Torre. (Y por el mal uso de sus robots tutelares. Y por
otras razones.) Haban obligado al Guardin del Tiempo a permitir que Lord Nikolos
y sus subordinados akshicos me examinaran, para establecer mi culpabilidad o
inocencia. Y de ah el plan: cuando las puertas de la Torre se abrieron para Lord
Nikolos y su ordenador akshico, los robots de Bardo irrumpieron para rescatarme.
Malditos robots! exclam Bardo. Toda mi fortuna, quinientos treinta mil
discos de la Ciudad..., tuve que sobornar a los reparadores para que los fabricaran.
Me cost todo lo que tena. Pero era necesario que...
Cuntos discos? Nadie tiene tanto dinero.
Qu otra cosa poda hacer? El Guardin del Tiempo te habra ejecutado, por
Dios!
Qu hay del guerrero poeta?
Muerto, o tal vez an est vivo..., qu me importa? Me agarr del brazo y me
ayud a subir las escaleras. Vamos, Pequeo Amigo!, tenemos que marcharnos
ahora y Escapar..., es el nico medio.

Atravesamos la puerta y subimos las escaleras hasta la calle. Haca fro, y del
Firme soplaba un viento hmedo. Estaba oscuro; no haba nadie a la vista.
Por aqu! dijo Bardo. Me inst hacia un trineo, que esperaba junto a la acera
. A los Campos..., tenemos que apresurarnos!
Qu hay de Lord Nikolos?
Me quedar en la ciudad respondi Nikolos. Creo que al final el Colegio de
Lores tendr que censurar o incluso deponer al Guardin del Tiempo. Eso, o habr
un cisma total.
Qu quieres decir?
Ah, debera habrtelo dicho de inmediato repuso Bardo. Li Tosh, el
Sonderval, todos nuestros amigos pilotos..., nos marchamos de la ciudad esta noche.
Por ti, amigo mo, como protesta, y porque estamos hartos del Guardin del Tiempo
y de los otros vejestorios que gobiernan la Orden.
Recorrimos velozmente las calles, y en diversos lugares a lo largo de la
deslizadera, por todo el camino hasta los Campos Huecos, las ventanas de los
edificios estaban iluminadas, cientos de cuadrados brillantes contra el granito negro.
Pareca como si los mismos ojos de la Ciudad nos estuvieran observando. Fue una
sensacin extraa. Supe que haba visto este momento antes. En mi prisin, entonces,
haba actuado como un scryta, adems de como un rememorador.
Qu pasa, Pequeo Amigo? grit Bardo por encima del rugido de los chorros
y el viento. No te sienta bien estar libre?
Mir el cielo brillante por encima de los Campos, los surcos de las naves que
escapaban de la Ciudad. Tambin haba visto aquel cielo antes, y otros cielos an
ms brillantes pronto por venir. No dije nada, y bajamos a las Cavernas, donde
encontramos a un centenar de pilotos que esperaban su turno para subir a sus naves,
y uno a uno huimos al cielo de plutonio.

Captulo 24
Deus ex machina
A travs de bosques y valles corra el ro sagrado, entonces lleg a las cavernas
insondables para el hombre, y se hundi en tumulto en un ocano sin vida: Y en
este tumulto se oyeron a lo lejos voces ancestrales profetizando guerra!
De Kubla Khan, de Samuel Taylor Koleridge, Scryta del Siglo de la
Revolucin.

Los hikabusha dicen que la guerra es el infierno, y ellos deben de saberlo bien. La
Guerra de los Pilotos, como sera llamada, fue al principio, sobre todo, divertida.
Naturalmente, no tendra por qu haber habido guerra ninguna, pero, cuando el
Guardin del Tiempo descubri nuestra huida de la Ciudad (como supe ms tarde),
se dej llevar por ira. Declar que sus pilotos no podan dejar la Orden sin disolver
primero sus votos. Proclam que Bardo y yo debamos ser trados de vuelta a la
Ciudad para recibir nuestro castigo. De no ser as, deberamos ser ejecutados lo ms
pronto posible. Envi a Leopold Soli a llevar a cabo su sentencia. Y Soli se alegr de
obedecerle, porque an estaba ms airado que el Guardin del Tiempo. Estaba loco
de dolor (los efectos secundarios de la droga del guerrero poeta seguan torturando
sus nervios), y tambin loco de celos. Jur capturar a Justine y Bardo, o de lo
contrario matarlos. Y estoy seguro de que quera matarme a m tambin. Dej la
Ciudad en su naveluz, la Hoja de Vorpal. Las naves de sus amigos, Tomoth, Seth, y
Neith de Thorskalle, y las navesluz de ciento veinticinco pilotos leales a l y al
Guardin del Tiempo, despegaron tras l. Y as empez todo.
Realmente, nosotros no tenamos ningn plan de guerra. Nuestro plan (el plan de
Lord Nikolos y de Bardo) era simple, y no inclua ninguna violencia. Los noventa y
ocho pilotos cismticos escoltaramos a una nave profunda llena de hombres y
mujeres que representasen todas las profesiones de nuestra Orden. Pilotos,
escatlogos, mecnicos y reparadores..., viajaramos a Ninsum, que era una estrella
cercana a la Binaria Aud. Fundaramos una nueva academia. Y el Guardin del
Tiempo se vera forzado a aceptarnos como rivales, o a aceptar los cambios que el
Colegio de Lores exiga y llamarnos de vuelta a Neverness, ofreciendo perdn y paz.

Pero no pudimos tener paz. Como observ una vez el Guardin del Tiempo, la
naturaleza de las cosas es que nadie puede escoger la paz si su enemigo escoge la
guerra. Poco despus de nuestra huida, nos reunimos en torno a los puntos fijos de
una estrella cercana a Nevada, una enana blanca ridculamente llamada Milky
Minikin. Hablamos de nave a nave por medio de radio luz. Celebramos un cnclave,
ms o menos, para discutir qu hacer a continuacin. (En ese momento,
naturalmente, no sabamos que Soli pretenda perseguirnos y ejecutarnos.)
Recuerdo haber visto la imagen de la cara barbuda de Bardo aparecer en la cabina
de mi nave. Y haber odo su voz:
Somos libres, por Dios! Puede Bardo ser ms listo que un viejo tirano que
nunca sale de su Torre? pregunt retricamente. Por Dios!, hace apestar tu
semilla la raz de maraa?
Fue necesario? dije al negro aire de la cabina. Era difcil imaginar a Bardo
oyendo mi voz, viendo mi cara en la cabina de su propia nave..., y al mismo tiempo
flotando desnudo con Justine mientras ella escuchaba tambin mis palabras. No
hubo entonces otro medio?
No, no lo hubo. El Guardin del Tiempo te habra mandado decapitar.
Bardo, no se te ha ocurrido que nuestra huida ha sido demasiado fcil?
Fcil! exclam. Fcil para ti, que no tuviste que gastarte una fortuna en la
construccin de los robots. No tuviste que coordinar...
No quiero decir que la planificacin fuera fcil interrump. Me refiero a
nuestra huida como tal. Por qu permiti el Guardin del Tiempo que los akshicos
entraran en su Torre, si saba que me encontraran inocente? Por qu no trat de
impedir que los pilotos salieran de las Cavernas? Por qu no...?
Ests empezando a preocuparme, Pequeo Amigo. Bueno, la verdad es que
tambin me preocupa todo eso. Slo puedo suponer que el Guardin del Tiempo
estaba aterrado ante la idea de que el Colegio de Lores le censurara.
Tengo otra hiptesis.
Cul es? Bardo (su imagen) se sec el sudor de los Ojos.
Y si el Guardin del Tiempo nos dej escapar a todos, pilotos y profesionales?
Y por qu hara eso? pregunt l. No, no, no me lo digas..., no me gustan
las malas noticias. Creo que veo adonde converge tu secuencia de pensamientos.
Como estaba malhumorado despus de mi largo encarcelamiento, puse voz a lo
obvio de todas formas.
Creo que el Guardin del Tiempo nos dej escapar para as poder asesinarnos, a
todos los que nos hemos puesto abiertamente en contra suya. Aqu, en el espacio,
lejos de la ciudad, para poder ocultar su crimen.

Asesinarnos a todos, ah..., cmo?


Tal vez enviar a Soli a hacer su trabajo.
Y cmo nos localizar Soli? No puede conocer nuestro destino, ninguno de los
puntos fijos de nuestras secuencias de trazado. Y no, no creo que Soli acepte cometer
los asesinatos del Guardin del Tiempo; no, no, eso no es posible, no?
No le contest. Al cabo de un rato pregunt:
Est Justine ah contigo, en tu cabina? Por qu no puedo verla, entonces?
Puedo hablar con ella?
La cara de Bardo se ruboriz y luego desapareci. Su imagen no regres. Se
produjo un momento de silencio. Y entonces su voz (slo su voz) llen la cabina de
mi nave.
Justine hablar contigo, pero est, ah..., desvestida, as que no quiere que la
veas; es tu maldita ta, despus de todo, no?
No le dije que cuando era nio sola espiar a travs de las rendijas de la puerta
mientras Justine tomaba su bao matutino. Al menos as lo hice hasta que mi madre
me sorprendi y me retorci la nariz hasta hacerme sangre. Justine tena un cuerpo
hermoso, largo y voluptuoso como el de Katharine. La verdad es que no poda
reprocharle a Sol que estuviera celoso de Bardo.
Me alegra tanto que ests vivo... dijo Justine por fin.
Dnde est mi madre, lo sabes?
Tratamos de encontrarla, naturalmente, pero no pudimos. Despus de que te
encarcelaran...
Ah interrumpi la voz de Bardo, sabas que otro guerrero poeta trat de
asesinar al Guardin del Tiempo?
Por supuesto, los robots tutelares mataron a ese poeta antes de que llegara a los
aposentos del Guardin del Tiempo.
Tu madre est escondida, Pequeo Amigo. Probablemente en algn lugar del
Sector Extremo. No pudimos encontrarla.
Despus de que el Guardin del Tiempo viera lo cerca que haba estado de la
muerte continu Justine, bueno, Moira no saldra de su escondite, no?
An est en la Ciudad.
Por supuesto que lo est.
Seguro que an est viva.
Siempre hay esperanza.
Una vez ms, advert lo iguales que parecan. A excepcin de la entonacin y el
timbre de sus voces, hablaban de la misma manera. Sus programas eran similares,

demasiado similares. Cuando les dije que esto me preocupaba, su respuesta fue
inmediata.
Ah, claro, Mallory es un ctico.
Los cticos se preocupan.
Pero t no deberas preocuparte por nosotros.
No.
Estaremos bien si...
Si Soli nos deja en paz!
Si Soli no estuviera tan condenadamente loco!
Ah, Soli es la autntica preocupacin.
Soli.
Si nos persigue...
Bueno, por supuesto que lo har, y...
Eso es una lstima.
Una verdadera lstima.
Bardo y Justine, naturalmente, no eran los nicos preocupados por Soli. Otros
pilotos confesaron similares miedos. Li Tosh, el Sonderval, Jonathan Ede..., habl con
cada uno de mis viejos amigos por separado, en privado. Pero no pudimos llegar a
ningn consenso, as que enviamos nuestras imgenes de nave a nave, y los otros
pilotos hicieron lo mismo. En cada cabina flotaron las cabezas brillantes y encogidas
de noventa y siete pilotos. Era una manera extraa, confusa, abarrotada, de celebrar
un cnclave. Habl simultneamente con aquellos pilotos. Ellos hablaron conmigo.
Los mejores pilotos jvenes de nuestra Orden: Delora wi Towt, Richardess, Paloma,
Zapata Karek, Mattheh Jons y Alark de Urradeth. Y otros que no eran tan jvenes, los
amigos de Justine: Veronika Menchik, Helena Charbo, Aja, Ona Tetsu y Cristobel el
Osado en su famosa nave, El Talo de Plata. Y otros, ochenta y cinco pilotos charlando
y discutiendo.
La discusin no tiene sentido dijo el Sonderval. Su cabeza era la ms larga y
ms estrecha del crculo de cabezas. Tena un largo labio superior y un hoyuelo en el
mentn. Debemos planear una estrategia.
Por Dios, slo puede haber un estratega dijo Bardo. Me complaci ver que
Justine haba accedido a dejar que la imagen de su cabeza apareciera junto a la suya.
Le sonre, y ella me devolvi la sonrisa. Iremos a Ninsun, como planeamos.
Y, si hay una guerra, qu? dijo Zapata Karek con su voz aguda y chirriante
Deberamos dejar que capturaran la nave profunda? Abandonarais a los
profesionales?

Y qu hay de los profesionales? pregunt Delora wi Towt, no deberan


tener voto en lo que decidamos?
Todas las cabezas se volvieron hacia ella, contemplando su cara rosada y redonda
mientras se retorca las trenzas. Obviamente, nadie quera dejar votar a los
profesionales.
Si Soli nos persigue dijo el Sonderval, ser una guerra entre pilotos. Los
pilotos debemos decidir lo que hacer.
Cristobel el Osado asinti.
Si hay realmente una guerra, deberamos intentar sorprender a Soli, llevarle la
guerra a l dijo.
Guerra! exclam Bardo. Por qu tiene que haber una maldita guerra?
Richardess parpade sus ojos rojos y cansados. (Era albino, con pelo blanco y piel
blanca y muerta carente de toda pigmentacin, y era muy viejo, el ms viejo de los
pilotos.)
El Bardo tiene razn dijo, por qu tiene que haber guerra? Hemos
olvidado nuestros votos de bsqueda? Por qu no esparcirnos por la galaxia? Por
qu esperar una guerra?
Li Tosh no haba hablado en todo ste tiempo. Mir de una cara a otra mientras
mostraba su amable y brillante sonrisa. Finalmente, despus de que Richardess
terminara de catalogar los horrores de la guerra, encontr su momento.
Hagamos lo que hagamos dijo, si lo hacemos juntos, como hermanos y
hermanas pilotos, debemos tener un solo plan. El Sonderval tiene razn. Me mir,
y sus ojos almendrados sonrieron, como siempre. Un solo plan, y por tanto
debemos elegir a uno de nosotros para que sea Lord Piloto, al menos temporalmente.
Un Lord Piloto accedi el Sonderval. Es necesario elegir uno.
Quines son los maestros pilotos entre nosotros? pregunt Justine. Entre
quin podemos elegirlo?
Bueno, ests tu misma dijo Bardo. Y Li Tosh, naturalmente, y Richardess,
Cristobel, Veronika, Helena Charbo y Aja..., maestros pilotos todos.
Y est Thomas Sonderval dijo el Sonderval, demasiado humildemente,
pens. No lo olvidis, me hicieron maestro piloto el nonagsimo da de la ltima
primavera del medio invierno.
Li Tosh sonri a nuestro antiguo rival.
En cuanto a m dijo, no querra ser Lord Piloto.
Ni yo admiti Bardo.
Ni yo dijo Justine.

Y quin ms es maestro piloto? pregunt Li Tosh, casi inocentemente.


Tetsu? Matteth Jons? Y, claro, casi lo olvidaba..., Mallory Ringess.
Me mir, y de repente las cabezas de todos los pilotos y maestros pilotos se
volvieron hacia m.
El Ringess dijo es quizs el mejor maestro piloto que jams ha habido.
Es el mejor, por Dios!
El Ringess encontr su camino de entrada (y de salida) en la Entidad de Estado
Slido. El Ringess y aqu recit una larga lista de mis cualificaciones, entre las
cuales estaban los rumores de que era un ctico oculto, un rememorador y tal vez
incluso un scryta. Sobre todo, les dijo Li Tosh, era un hombre afortunado, lo
suficiente como para estar vivo despus de morir una muerte al parecer tan
definitiva. Y, quin no querra elegir a un Lord Piloto tan afortunado?
No registrar aqu todo lo que se dijo despus. Sospech que Bardo, Justine y Li
Tosh haban orquestado juntos sus dramticas alocuciones. Debieron planear desde
el primer da que yo fuera el Lord de los pilotos cismticos. Haban instado a sus
amigos y compaeros a que votaran por m antes de que saliramos de la Ciudad?
Creo que si Cincuenta y cuatro de los noventa y siete pilotos inclinaron la cabeza
para indicar que estaban a favor de mi ascenso. Doce de ellos, por una razn u otra,
rehusaron votar. Treinta y un pilotos (y lament ver que Richardess era uno de ellos)
sacudieron la cabeza negando vigorosamente. Negaron que yo tuviera ningn
derecho a ser Lord Piloto de nadie. Dijeron que era tempestuoso y demasiado osado.
(Paradjicamente, algunas personas temen a los lderes osados, mientras que otras
valoran esa cualidad por encima de todo lo dems.) Todos a una, desertaron de
nosotros inmediatamente. Algunos se marcharon a Tria; algunos regresaron a la
Ciudad, Unos pocos decidieron honrar su voto de bsqueda y siguieron a Richardess
para perderse quizs en uno de los brazos de la galaxia.
De esta manera, me convert en Lord Piloto de sesenta y seis pilotos rebeldes; si
haba guerra, sera un caudillo responsable de sesenta y seis vidas.
Enhorabuena, Pequeo Amigo! me dijo Bardo en la intimidad de mi nave.
Me mir mientras se atusaba el bigote. Empez a citar nombres de pilotos que haban
permanecido leales al Guardin del Tiempo y a Soli. Qu hars ahora? Si Soli se
pone contra nosotros, habr al menos dos naves de Soli por cada una de las nuestras.
Qu buen matemtico eres! dije. Al menos an sabes contar.
Le asegur que venceramos a Soli a pesar de nuestro nmero. Si se pona en
contra nuestra, maniobraramos y atacaramos y caeramos al multipliegue;
tenderamos trampas astutas y haramos dobles ataques; tentaramos al enemigo
para que dividiera sus fuerzas, y luego volveramos y aplastaramos nave tras nave y
ganaramos todas las batallas, y el juego sera nuestro.

Yo no saba nada de guerras. La guerra, como pronto descubrira, no era un juego,


aunque no poda dejar de pensar que as era. La guerra real no era muy divertida.
Descubr que no tena ninguna tendencia o ningn genio para ella. Consult la
biblioteca de mi nave-ordenador, y descubr que mi comprensin de los elementos
estratgicos se basaba solamente en juegos como el ajedrez y el ko, a los que haba
jugado de nio. La guerra real, pareca, era muchsimo ms catica que ningn juego.
La guerra real no tena reglas. Estudi los anales de antiguos caudillos y estrategas.
Sun Tzu, Liddell Hart, El Tolstoi, Julio Csar, Musashi el Espada-Santa, el Primer
Richard Ede..., todos grandes autores blicos. Apresur mi cerebro en tempolento, y
sus palabras fueron como fotones iluminando una estela. Aprend los axiomas de la
guerra. Nunca dividas tus fuerzas; escoge tu propio tiempo y lugar de la batalla;
nunca seas predecible... Aprend tan rpidamente como pude estos fundamentos, a
menudo tan ignorados por prncipes y generales que han guiado a millones a la
muerte. Estudi las antiguas campaas de Aleksandro, y otras batallas clsicas, como
las trgicas guerras Hombre-Darghinni, que no eran tan antiguas. Yo era como un
novicio ligeramente talentoso forzado a aprender las reglas del ajedrez y a estudiar
los juegos de los grandes maestros en una sola noche. Mi ordenador hizo
simulaciones de la historia. Reviv el genocidio de los Tencredi a manos de Csar y
observ a los jinetes de Anbal Barca arrasar los flancos romanos en Cannas. Y
entonces hubo una matanza; entonces la temible infantera cartaginesa atac y mat a
sesenta mil legionarios tan apretujados que no podan alzar sus espadas ni podan
cubrirse con sus escudos. Sus defensas fallaron. Segu este tema de las defensas
fallidas a lo largo de dos mil aos. Como si me encontrara con un telescopio en la
irregular superficie de la luna de la Vieja Tierra, observ el brillante, temible y
hermoso Primer Intercambio del Holocausto. Me maravill que los escudos
espaciales fueran arrasados y los continentes del hemisferio norte estallaran con diez
mil bolas de blanca luz en expansin. De El Camino de la Guerra, de Taddeo Astoreth,
aprend que todas las batallas, no importaba cun complejas, se deciden segn cuatro
simples elementos: fuerza, espacio, tiempo e inteligencia. Aunque Soli pudiera
superarnos dos a uno, Aleksandro haba vencido en Gaugamela cuando lo superaban
en cinco a uno. Si yo quera derrotar a Soli en una guerra real, tendra que guiar a mis
pilotos a espacios familiares de mi eleccin y caer contra l cuando no estuviera
preparado. Lo ms importante en esta extraa e impredecible guerra matemtica que
podramos librar sera la inteligencia, pues tendramos que predecir los rumbos de
los pilotos de Soli casi mientras los trazaban.
Si Soli nos atacaba; si poda seguirnos a travs del multipliegue.
Naturalmente, cada nave, cuando abre una ventana, perturba levemente el
multipliegue. Si dos naves estn lejos una de otra, estas perturbaciones son
imposibles de detectar. Pero si las naves estn lo suficientemente cerca, si estn
dentro de una regin bien definida, el radio de convergencia se estrecha, y puede
hacerse un trazado de probabilidad. Cualquier nave, con un cierto grado de
probabilidad, puede seguir (puede predecir) los rumbos de cualquier otra. Si

pudiramos huir con la velocidad suficiente y lo bastante lejos, las probabilidades de


que Soli pudiera encontrarnos se acercaran a cero.
Y, as, huimos a travs de las cadas hacia Ninsun. Las estrellas pasaban como
copos de nieve en una tormenta. Huimos rpido y lejos. Finalmente, camos en los
alrededores de Ninsun, que era una pequea estrella orbitada por un solo planeta. Y
Soli y sus pilotos estaban all, sobre el planeta, esperndonos. Cont ciento
veintinueve navesluz. La Hoja de Vorpal, la nave de Tomoth y sus hermanos, Tiempo
Pasado, Tiempo Presente y Tiempo Futuro, gravitaban como cuchillos de diamante sobre
Ninsun, reflejando la luz de esa dbil estrella y las brillantes luces polvorientas del
Conjunto Aud. Llam inmediatamente a mis pilotos. (Qu rpidamente pensaba ya
en ellos como mis pilotos! Qu rpida y finalmente caemos en la vanidad!) Orden
una secuencia de diez estrellas que empezaba con Shima Luz. Hicimos nuestros
trazados y desaparecimos en las cadas. Y Soli y sus pilotos, lamento decirlo, porque
conocan bien la regin definida por el campo de gravedad del Conjunto Aud, no
tuvieron problema en seguir nuestras perturbaciones del multipliegue.
Por Dios, nos han traicionado! tron la voz de Bardo. Quin pudo decirle
a Soli que elegiramos Ninsun de entre todas las malditas estrellas de la maldita
galaxia?
Yo tambin quera saberlo. Trat de contactar con Soli por radio luz, y me
sorprendi que accediera a hablar conmigo.
Has cado muy lejos, Piloto? No lo suficientemente lejos..., no, nunca lo
suficiente, verdad?
Era la voz de Soli, y me hablaba en la cabina de mi nave. Habamos cado sobre
una estrella con nmero pero sin nombre, una de las supergigantes azules en el
borde del Conjunto. Era la primera vez que hablbamos desde el da en que asesin a
Liam. Su imagen apareci ante m. Estaba ms delgado de lo que recordaba, las
mejillas demacradas, hundidas. Se cubra los ojos con la mano como si sufriera una
prdida profunda y no quisiera mirarme. En todas partes, en su cara, y en los
temblores de su cuerpo demacrado, le los avisos de la furia y el dolor.
Quin nos traicion? pregunt, cmo sabas que viajaramos a Ninsun?
El Guardin del Tiempo conoca el plan de Bardo desde el principio. Siempre ha
sido un buen espa.
Y os ha enviado a asesinarnos, entonces?
Esencialmente as es dijo l. Pero, qu necesidad hay de ms muertes? No,
no la hay, si os rends y regresis a la Ciudad.
Creo que deba saber que no me rendira, porque no se sorprendi cuando dije:
No, Leopold, no volver.
Me llamas por mi nombre?

Debera llamarte padre, entonces?


Cuando dije esto, l se aferr el estmago y clav el puo en l. Dio un respingo,
como si la bilis se abriera paso a travs de su garganta.
No me dijo, deberas decir: S, Lord Piloto, regresar para enfrentarme a
mi castigo.
Ya no eres mi Lord Piloto.
S, has sido elegido Lord Ringess..., no es as como te llaman tus pilotos?
Esperemos que ninguno de ellos pierda la fe en tu liderazgo y trate de asesinarte.
Apret mis nudillos contra mis labios.
Yo no intent matarte dije; trat de salvarte. El guerrero poeta...
Quin eres t para salvar a nadie? pregunt. Evidentemente, no crea que yo
le hubiera salvado la vida.
No recuerdas nada? quise saber.
Apart la mano de sus ojos. El blanco estaba surcado de rojos capilares fotos.
Pareca no haber dormido en muchsimo tiempo. Su mano temblaba como la de un
anciano.
El Guardin del Tiempo dice que sus robots os capturaron al poeta y a ti cuando
estabais a punto de asesinarme. Qu ms debera recordar? Lo que se vio..., se vio.
No, eso no es cierto! Segu al poeta por toda la Ciudad. Y...
S, eres un mentiroso, no? Pero, aunque ests diciendo la verdad..., es
demasiado tarde, no? Hay otros crmenes por los que debes pagar.
En cierto sentido, tena razn. Era demasiado tarde. Nuestra enemistad privada se
haba enconado y haba infectado a la Orden, y ahora muchos tendran que pagar.
Sin embargo, ninguno de nosotros estaba ansioso por ver a pilotos asesinando a
pilotos. (Al menos, creo que ambos queramos conservar nuestros asesinatos dentro
de la familia, por as decirlo. Cuando le inform y fue una crueldad total por mi
parte que Bardo y Justine no regresaran a la Ciudad a menos que el Guardin del
Tiempo los perdonara y les permitiera casarse, susurr: Justine, cmo fui tan
estpido..., Justine?, y hubo asesinato en sus labios.) Y as, por consenso mudo,
empezamos una guerra de maniobras. Al principio fue ms un juego que una guerra
real. Como cualquier buen general o caudillo, Soli esperaba ganar lo mximo posible
con las mnimas prdidas. Buscaba demostrar maniobrando que nuestra postura era
desesperada, que debamos rendirnos sin luchar. Siguiendo sus rdenes, pilotos
como Stephen Caraghar y Salmalin cortaran nuestro rumbo, caeran, y acosaran la
gruesa nave profunda con forma de ballena. Entonces demostraran lo ajustado de
sus trazados predictivos, un aviso que quera decir: Veis? Los pilotos de la Orden
pueden encontraros y destruiros dondequiera que estis.

Pronto nuestras tcticas se hicieron ms provocativas. Cuando uno de los pilotos


de Soli caa sobre la nave profunda, Delora wi Towt, por ejemplo, sala del
multipliegue cerca de ambas naves. Las dos navesluz bailaban entrando y saliendo
del multipliegue, dos brillantes franjas de plata buscando un rumbo de probabilidad
ventajoso. El piloto victorioso sera el que mejor predijera los rumbos de su
enemigo. Ella (o l) saldra al espacio real, a la negrura, y preparara los motores de
espaciotiempo de la nave mientras esperaba. Si su enemigo sala en el punto-salida
previsto, el piloto pronto a la victoria demostrara que podra haber destruido al otro.
Mientras los motores de espaciotiempo del piloto victorioso se fijaban en un puntofuente cerca de su enemigo, el espacio-real cerca de la nave enemiga empezara a
ondular y distorsionarse, a borbotear como una hoja de clary caliente. Y, cuando la
burbuja estallase y la ventana al multipliegue se rompiera durante un instante, el
piloto victorioso girara su naveluz en torno a su eje en un gesto de triunfo, como
para decir: Igualmente podra haber establecido un rumbo al corazn de una
estrella cercana y lanzado tu nave al infierno. Si esto fuera una guerra real, habras
sido aniquilado.
Dada nuestra ansiosa naturaleza humana, como Bardo me record, esta guerra de
maniobras, inevitablemente, no poda durar. Un da, mientras nos internbamos en
el Conjunto Augusto, Tomoth de Thorskalle mat a Jonathan Ede. Naturalmente, la
muerte de Jonathan pudo haber sido un accidente. Tal vez Tomoth (aquel gigantesco
asesino rubio con sus traicioneros ojos mecnicos) abri accidentalmente una
ventana al multipliegue cerca de la Nave de Todas las Naves, y envi a Jonathan al
corazn de una estrella. Pero, qu es exactamente un accidente? Fue un accidente
que el brillante y normalmente tranquilo Li Tosh buscara venganza por el asesinato
de su mejor amigo? Fue un accidente que buscara y venciera al hermano de Tomoth,
Seth? Que le destruyera como Jonathan haba sido destruido? No lo creo. Y, cuando
pilotos empezaron a caer contra pilotos llenos de frenes y abandono, aquello
tampoco fue ningn accidente.
(Fue un accidente que yo le hubiera roto la nariz a Soli? Era la composicin de
mis cromosomas un accidente?)
Record las palabras finales que me dirigi Soli cuando cesamos definitivamente
nuestras comunicaciones y entramos en la batalla real.
Por qu, Piloto? me pregunt. Por qu has hecho que se llegue a esto?
Justo despus de que Jonathan cayera a su muerte, la imagen de Bardo apareci
ante m.
Es increble! rugi. Qu crimen! Perfidia! Abominacin! Sacrilegio! Por
Dios, me estoy quedando sin palabras! Barbarie! Catstrofe! Oh, qu tragedia! Oh,
lstima!
Como estaba apesadumbrado por la muerte de Jonathan, como no poda soportar
la idea de causar ms muertes a nadie, como estaba apenado, fui demasiado cauto.

Lo repetir: Yo, Mallory Ringess, fui demasiado cauto. Gui a mis sesenta y cuatro
navesluz a travs de las estrellas de la nebulosa Trfido con la intrepidez de un viejo
ajedrecista que mueve sus piezas por las sesenta y cuatro casillas. Pretenda hacer
maniobrar a mis fuerzas desde Veda Luz hasta Karanatha y al Finospacio Danladi en
el borde de la Trfido. All, donde los senderos son muchos, podramos atrapar a las
naves de Soli. Cuando salieran del multipliegue y trataran desesperadamente de
localizar uno de los pocos puntos-fuente, las rodearamos (en un sentido topolgico,
tenamos que encontrar un conjunto de puntosfuente que estuvieran a la vez
cerrados y unidos, es decir, compactos), y las destruiramos una a una.
Pero nunca llegamos al Fino Danladi. Soli debi adivinar mi estrategia, porque me
sorprendi. Recuerdo bien el instante en que llegu a cuestionarme la cautela. Yo (y mis
otros pilotos) acabbamos de caer en la salida, y la luz de Veda Luz me ceg. El
interior de la nebulosa irradiaba una suave luz azul hielo que reflejaba la luz de las
partculas de polvo interestelar. La propia Veda Luz era de un azul ardiente, una
supergigante azul caliente tan brillante como Alnilan o Primer Spica. Era una estrella
grande. Tan enorme era Veda Luz, que el multipliegue a su alrededor estaba
vulgarmente distorsionado. Tuve dificultades para guiar a mis pilotos de forma
ordenada a travs de sus ventanas. Hubo un instante en que seis de mis pilotos
tuvieron que esperar mientras los dems encontraban sus ventanas y caan hasta
Favasham, que era la siguiente estrella en nuestra secuencia hacia el Fino Danladi. En
ese momento, Lionel Killirand, viejo amigo de Soli, sali en su Bucle Infinito, cay
sobre Cristobel el Osado y lo destruy. Y, en ese momento, treinta y dos maestros
pilotos cayeron sobre Olafson Jons y Nashira y Ali Alesar de Urradeth y Nikolos
Korso y la inimitable Delora wi Towt. Probablemente fue Lionel quien la mat. Se
produjo una confusin de navesluz entrando y saliendo del espacio real, treinta y
siete agujas de diamante persiguindose a travs de la negrura como si fueran una
carnada de perros alaloi luchando por colocarse cerca del fuego. Fui consciente de
esta batalla como cientos de rpidas deformaciones de puntos evanescentes del
multipliegue, cientos de brillantes olas en un mar nocturno. Trat de hacer volver el
cuerpo principal de nuestras navesluz, kleineando en nuestro rumbo, pero, cuando
regresamos a Veda Luz, la batalla haba terminado. Lionel y los otros haban
escapado. Y seis de nuestros pilotos se haban perdido.
Como un equipo de perros de trineo apaleados con el rabo entre las patas, nos
retiramos a travs del Grupo Estelar de Jonah (casi hasta el borde de la Nebulosa
Orin. Flot en la cabina de mi nave, mientras charlaba brevemente con mis pilotos.
Bardo en especial estaba horrorizado por el resultado de la batalla. Tocamos los
cascos de nuestras naves, y su voz y sus pensamientos se propagaron a travs de mi
nave-ordenador y se formaron en mi mente. Compartimos el mismo espacio de
pensamiento. Como estbamos aturdidos y doloridos por la derrota, porque
estbamos apenados, nos permitimos unos instantes de esta telepata electrnica
prohibida.
Pequeo Amigo, puedes or/sentir/verme?

Yo poda ver sus inteligentes ojos castaos, oler su miedo y su pedorrear mientras
flotaba en la cabina de la Puta Bendita. Era algo misterioso cmo Justine poda estar
cerca de l dentro de un espacio tan reducido.
Dnde est Justine? Por qu no puedo or sus pensamientos?
Est aqu a mi lado, dormida. Cuando vio lo que le sucedi a Delora... Oh, bueno,
est descansando un rato.
Me precipit, Bardo. Nunca debera haber... tratado de conocer a Soli aquella
noche en el bar. Recuerdas? Ah es donde empez todo, esta secuencia de mala
suerte.
Deberas pensar en los pilotos que hemos perdido en vez de en los errores de tu
vida.
No puedo dejar de pensar en ellos. Si nosotros..,, por qu tuvo que morir Delora?
Por qu tiene que morir nadie?
Pens en los miles de millones de personas que haban muerto en las guerras, y
descubr una de las muchas perversiones e ironas de la guerra: el infierno de la
guerra no es multiplicativo. O, ms bien, es inversamente multiplicativo. El dolor de
perder a alguien que conoces es un millar de veces superior a las muertes de un
millar de personas desconocidas.
Por Dios, la am una vez, lo sabas, Pequeo Amigo? Delora fue mi primera
amante, y fue paciente conmigo. En Borja. Entonces necesitaba paciencia.
Era un piloto brillante.
Oh, no comprendes. Era una mujer. Y ahora ha muerto.
Los hibakusha dicen que la guerra es el infierno.
Vaya idea! La guerra es el infierno, La guerra es el infierno..., lo dices con
voz helada, pero s cmo te sientes realmente, as que no creas que puedes
esconderte, porque no puedes.
Era cierto. Yo intentaba hacer creer que no me afectaban las muertes de Ali Alesar,
de Cristobel y Delora, pero no funcionaba. Bardo, que escuchaba mis pensamientos
casi mientras se formaban, me record que deba estar lleno de caliente ira; debera
cerrar los puos y maldecir y jurar venganza contra Lionel Killirand. La compasin
indiferente, me susurr al odo, era la emocin de un santo. Y las amargas autodudas
eran infantiles.
No eres ni un nio ni un santo.
Qu soy, entonces?
Eres un hombre, por Dios! Te quera ms cuando solas dejarte llevar por la ira
como un hombre. Casi le arrancaste a Kesse la cabeza del maldito cuello, por Dios
que lo hiciste! No puedo olvidar eso.

Ni yo, Bardo. No puedo olvidar nada.


Ah, lstima.
Estoy cambiando... tan rpido.
Lo s, Pequeo Amigo, lo s. A veces ya no te comprendo.
Si pudiera hacerte ver las probabilidades..., las posibilidades. Pronto habr una
batalla, el principio del fin. Puedo verla venir, yo...
Qu pasa?
Tengo miedo. Miedo de perderlo todo. A veces incluso tengo miedo de perderte
a ti.
Pero nunca podrs perder a tus amigos, Pequeo Amigo. No te lo he dicho
antes?
Seremos amigos entonces, despus de que todo termine?
Por Dios, te juro que s!
Bardo era an mi amigo y, mientras entrbamos en la Nebulosa Orin, empez a
examinar las implicaciones tcticas del infame Teorema Boomerang. Camos entre las
estrellas del Trapecio, que brillaban con el encantador verde del oxgeno ionizado
interestelar. Camos entre estrellas tan jvenes que haban nacido cuando el hombre
era an un mono que surcaba los bosques del continente madre de la Vieja Tierra.
Cerca de la Binaria Chu libramos una escaramuza contra la fuerza principal de Soli.
Bardo y Justine (y Charl Rappaporth y Li Tosh) descubrieron qu podan caer
instantneamente hacia atrs en sus trayectorias hasta una ventana y por tanto
sorprender a cualquier piloto que los hubiera seguido. De esta forma, enviaron a las
estrellas a ocho pilotos de Soli. Era un truco inteligente, pero no poda ser duplicado
tan fcilmente. Para derrotar a Soli, que copiaba y usaba nuestras tcticas contra
nosotros tan rpidamente como el ARN copia y divide nuestra protena,
necesitaramos ms trucos.
Por fin, dejamos atrs la Densidad del Tycho y entramos en la Roseta. A nuestro
alrededor se encontraba aquella gloriosa mquina hacedora de estrellas por la que
haba pasado en mi viaje a la Entidad. Aqu haba estrellas y caminos que conoca
bien. Estbamos cerca del Vild (peligrosamente cerca), y no pude dejar de
preguntarme cmo sera caer entre las cenizas y la luz degradada de aquel infierno
de estrellas en explosin. Mientras pasbamos a travs de los espacios de la Roca de
Rollo y Farfara y Nwarth, perdimos a Duncaness y su Gusano Aparejador. Para
desquitarnos, en venganza destruimos a Alhena Ede. (Aquella piloto grande y
sardnica era la hermana mayor de Jonathan Ede. De todas las tragedias que podran
haber ocurrido en nuestra trgica guerra, al menos me alegro de que el hermano no
matara a la hermana. Pero ambos Ede murieron, y fue una lstima. Eran los ltimos
de su famoso linaje, y sus talentos desaparecieron junto con sus cuerpos,
cromosomas y navesluz.) Por cada piloto que perdimos tomamos uno de los de Soli.

Pero no podamos continuar as eternamente. Cada piloto que perdamos aumentaba


las probabilidades en nuestra contra, y Soli tena ms pilotos para perder que
nosotros. Cuando tres de mis pilotos se perdieron en el Denso Noroeste, supe que
tena que encerrar a Soli en una ltima batalla decisiva.
Fue totalmente decisin ma guiar a mis pilotos a los espacios que rodean Perdido
Luz. No puedo disculparme por eso. Tras haber fracasado en el empleo del tiempo y
la inteligencia, slo me quedaba el elemento del espacio para vencer a la fuerza
superior de Soli. Fenestramos ms all de Kaarta y Nueva Tierra hasta las estrellas
del Fayoli, porque yo estaba familiarizado con esas singladuras y esos espacios.
Como yo buscaba un densospacio particular donde atrapar a Soli, nos internamos en
el multipliegue cerca de Darrein Luz. All las estrellas son pequeas y arden con
luces amarillas y anaranjadas; all el tiempo es un poco extrao; all la Entidad ha
distorsionado el multipliegue ms all de la probabilidad. Segn nuestros mapas
estelares, Perdido Luz no era parte de la Entidad. Si lo hubiera sido, ningn piloto
(excepto quiz Bardo y Justine, y Li Tosh) me habran seguido all. Pero los mapas
estelares a veces estn anticuados o simplemente equivocados. Los mapas estelares
tienen poco en cuenta el rpido crecimiento del cerebro nebular. Gui a mis pilotos a
travs del densospacio que haba dominado aos atrs, y salimos cerca de Perdido
Luz. Ninguno de nosotros (ni siquiera yo) supona que estbamos perturbando el
espacio, la misma esencia de la Entidad de Estado Slido,
Por supuesto, yo saba que era un riesgo descabellado batallar dentro de aquel
densospacio. Pero, qu opcin tena? Siglos antes, Anbal Barca haba sorprendido a
una nacin llamada Roma conduciendo a su ejrcito de hombres y mamuts sin pelo
por una cadena de montaas. Todos los mamuts y muchos de sus hombres haban
muerto congelados en los pasos cubiertos de nieve, pero su ejrcito sobrevivi para
destruir a los romanos en el Lago Trasmeno. Yo no era Anbal, pero an poda elegir
el lugar de la batalla. Soli no sabra nada del Perdido Densospacio, y si nos segua
hasta all, yo le sorprendera como Anbal haba sorprendido a los romanos.
En Neverness, los aspirantes y novicios recorran las calles nevadas camino a casa
para cenar; y en el corazn de la Entidad, Ella pensaba sus grandes pensamientos; y
las radiaciones asesinas de la Estrella de Merripen y otras estrellas del Vild fluan
hacia Neverness, fluan constantemente; y Leopold Soli y un centenar de naves luz
salieron del multipliegue. Gravitaron sobre el cuarto planeta de Perdido Luz, un
gigante gaseoso rodeado por fantasmales anillos de hielo. Los capturamos en un
punto d salida cercano al plateado anillo central. Mis pilotos usaron los trazados ya
preparados que yo les haba enseado, y camos sobre Soli a travs del densospacio
como si furamos una carnada de lobos hambrientos.
Ahora comprendo lo que los antiguos caudillos queran decir con la niebla de la
guerra. Aunque no poda colocar a cada uno de mis pilotos como hara con piedras
en los resquicios de una tabla ko, esperaba al menos conservar y controlar la marea
de la batalla. Descubr que no poda controlar nada, ni siquiera mis palmas sudorosas

ni los latidos de mi corazn. Sal a espacio real durante menos de un instante, y el


chispeante anillo central del cuarto planeta colg como un glaciar sobre m. Hice un
trazado instantneo. Los motores de mi nave abrieron el multipliegue cerca de la
Rosa de la Tierra de Gregorik Smith. Hice otro trazado, y otra vez mis motores
abrieron el multipliegue. La negrura se ensanch, como una grieta en la kamelaika de
un piloto. Y entonces los dos desaparecimos, l en el corazn de Perdido Luz, yo
dentro de los intensos caminos del densospacio. Hubo un arrebato de teoremas, las
chispeantes ideoplastias de la tormenta numrica. Flu a travs de la densa mezcla
del densospacio como si mi naveluz fuera un virus de informacin abrindose paso a
travs de las oscuras venas del cerebro de un hombre. Se produjo una bifurcacin, y
luego los tneles se unieron. El multipliegue volvi a abrirse. Vi luz, la dbil luz
amarilla de Perdido Luz. Uno de los pilotos de Soli (era Neith de Thorskalle, con su
distintiva nave sin alas), me estaba esperando. Pero yo haba fijado una secuencia de
rumbos. Antes de que pudiera dirigirme a la estrella escap, de regreso a las
pulsantes arterias del multipliegue. Danzamos entrando y saliendo del multipliegue
hasta que Neith cometi un error. Entr en un sendero que, en sus bucles a travs del
multipliegue, se intersectaba slo con otro ms. Para l y su Tiempo Futuro slo poda
haber dos posibles puntos de salida al espacio real cerca de Perdido Luz. Calcul las
probabilidades, y le estaba esperando cuando su nave ti de plata la negrura.
Esperando para matarle. Nunca tuvo una oportunidad.
S compasivo, me haba dicho Katharine.
Pero, qu lugar poda tener la compasin cuando se trataba de la guerra? No, a
veces slo poda haber pasiones fras y asesinas, y por eso a m alrededor la batalla
ruga como una tormenta de invierno durante la noche. Las navesluz eran brillantes
agujas de hielo, y rasgaban la oscuridad del espacio real y desaparecan en el
multipliegue. Las complejidades de la batalla me abrumaban. Haba tempolento,
tiempo precipitado, teoremas que demostrar, trazados de punto a punto, y el cido
siempre presente del terror puro. Al principio el ardiente punto amarillo de Perdido
Luz estaba por debajo de m, y al siguiente estaba por encima. (Y por encima quiero
decir que estaba entre la nube de galaxias de Canes Venatici y yo. Por antigua
convencin, se dice que las estrellas de Canes Venatici estn por encima de todas las
estrellas de nuestra galaxia.) Mientras trazaba un rumbo y eluda a la Bucle Infinito de
Lionel, advert que haba salido por el extremo lejano de Perdido Luz al otro lado del
cuarto planeta. Estaba a ciento cincuenta mil millones de kilmetros de la batalla. Y
entonces el multipliegue me engull, y sal al densospacio bajo los anillos del planeta,
y se produjo una bruma de luz, como la del sol a travs de una densa niebla helada
en Neverness. Haba un centenar de navesluz bailando. No tena ni idea de quin
ganaba la batalla. Trat de hablar de nave a nave con mis pilotos, pero no haba
tiempo. Escap de uno de los pilotos de Soli haciendo un desesperado trazado a
travs de un rbol finito. Escap al multipliegue, pero no pude regresar
inmediatamente porque las ramas del rbol eran numerosas y complejas. Pareci que
caa eternamente. El tiempo flua tan despacio como el hielo de un glaciar. Durante

un momento me sent enfermo con el ansia de la batalla; me sent enfermo conmigo


mismo. Con qu facilidad haba vuelto a convertirme en un asesino! Con qu
facilidad nos haba infectado a todos el virus de la guerra! Incluso mientras
demostraba un resultado menor del Teorema de Inclusin, los pilotos asesinaban a
pilotos. En realidad, era increble. Esto es la batalla, pens. La batalla no es
simplemente una palabra; es un asesinato organizado. Cerr los puos en la
oscuridad de mi nave y maldije. Record algo que debera haber estado en nuestras
mentes antes de decidirnos por el cisma y caer contra nuestros compaeros pilotos:
La guerra es lo peor que hacen los seres humanos. Pensar en ella en abstracto o
tratarla como a un juego es peor que brbaro.
Y, sin embargo, es cierto que el asesinato es tan natural a los seres humanos como
fabricar hachas con pedernal o amamantar a los hijos. Y los humanos son seres
nobles, trgicos y esplndidos en torn a un ncleo de barbarie. Cuando por fin
regres a la batalla, tuve un momento para observar las ondas y el flujo de las
navesluz mientras se asesinaban mutuamente. Aunque la batalla pareca
completamente catica, como si una nube de locura se hubiera apoderado de los
pilotos en ambos bandos, no era as. Matar puede ser realmente una locura, pero los
pilotos no mataban al azar. No, mis hermanos y hermanas pilotos eran hombres y
mujeres de pasin, aunque no compasivos. Contempl cmo algunos pilotos
parecan buscar a otros. Bardo y Justine en su gruesa y bruida Puta Bendita
perseguan hasta el multipliegue a la aguzada Bucle Infinito de Lionel. En venganza
por la muerte de Delora wi Towt, le asesinaron. Fue la venganza lo que impuls a
Tomoth a caer contra Li Tosh y enviarle rebotando por senderos contra los que les
haba advertido. A mi alrededor, bajo la fra luz amarilla de Perdido Luz, la batalla
degener en decenas de combates vengativos. Mis pilotos abandonaron rpidamente
mi estrategia y nuestras singladuras preparadas de antemano. Los pilotos de Soli,
como supe ms tarde, estaban envenenados por viejas rivalidades y odios. Ignoraron
el plan-maestro de Soli. Salmalin, que siempre se haba sentido celoso de su alumno
ms brillante, el Sonderval, cay contra su Virtud Capital. Locura y muerte; muerte y
locura. Hubo un horrible momento en el que dos de los pilotos de Soli se volvieron
locos y se abalanzaron uno contra el otro. Y, luego, un momento an ms horrible
cuando Tomoth sali al espacio real y, por pura casualidad, me cogi desprevenido.
Incluso hoy da puedo imaginar an cmo debieron brillar sus feos ojos rojos y
enjoyados cuando advirti que podra por fin vengar mi insulto de aquella noche en
el bar de los maestros pilotos, y mucho ms (un millar de veces ms), cmo podra
vengarse de m por haber dado muerte a su hermano Neith. Pero la venganza, como
una lanza devaki, corta de dos formas. Li Tosh, y Bardo y Justine, cayeron sobre
Tomoth un instante antes de que me asesinase. Lo mataron; abrieron una ventana al
multipliegue y le enviaron por un oscuro tnel hasta el infierno de una estrella
cercana.
Llego ahora a la que quizs es la parte ms triste de mi historia. Cuando Soli vio
que Tomoth y Lionel estaban muertos, se dej llevar por la furia. Yo esperaba que

hubiera aprendido compasin, pero no, cay contra Bardo y Justine sin piedad ni
contencin. Sus naves flotaron durante un momento como talos bajo los anillos
helados del cuarto planeta. La elegante y flexible Hoja de Vorpal de Soli brill tras la
Puta Bendita, esta imagen ardi a travs de mis telescopios hasta las neurolgicas de
mi nave. Yo estaba lo bastante cerca (una centsima de segundo luz) como para
fundir las neurolgicas de mi nave con las de la Puta Bendita. En un frentico
esfuerzo por ayudar a Bardo y Justine a trazar un rumbo, trac el mo. Pero ellos
ignoraron el sendero que les mostraba. Probablemente Justine no crea que Soli fuera
realmente a matarlos. Ahora advierto que intentaban hacer un trazado particular
propio. Aunque yo escuchaba su dilogo interior final, escuch slo durante un
momento. Comprend slo una parte de sus pensamientos privados. Aqu, por el
bien de la historia y el arte conservador de los rememoradores, est lo que o;
All, ves la curva de la Hoja de Vorpal de Soli?
Siempre fue un hombre romntico, y...
Piensa ahora, bajo el densospacio del anillo, el punto-fuente donde si alfa es un
esquema de declaracin entonces existe una clase de solucin tal que...
Un cantor me dijo una vez que te destruir porque...
Por tanto, la clase universal y todas las dems clases son una subclase de...
Naturalmente, estoy preparado para definir el cardinal, pero no puedo dejar de
pensar en Soli y el cantor. Justine, dijo que tu marido es un tychista de corazn que
arriesgara casi todo por demostrar su teorema, y dijo que entre el amor y el odio no
hay nada y...
Y desaparecieron. Una ventana en el multipliegue se abri, y desaparecieron.
Pens que haba visto este momento antes. En mi momento de scryta, en mi celda
de piedra, haba visto muchos futuros. En uno de ellos, justo antes de que Soli los
destruyera, Bardo y Justine abran una ventana al multipliegue y huan de la batalla.
En otro, Bardo y Justine caan en los brazos y pensamientos el uno del otro, mientras
el propio Soli abra la ventana y se converta en un asesino. Qu futuro haba
sucedido? Qu suceso estaba ahora microsegundos ms all?
Al final, escogemos nuestros futuros, suelen decir los scrytas. Hice mi eleccin. Decid
que Bardo y Justine estaban vivos. Y por eso esper. Cunto tiempo esper a que
regresaran a la batalla! Cunto debe esperar un Lord Piloto antes de volcar su
atencin hacia otra parte? Esper vastos, interminables, contables, segundos enteros;
esper una eternidad. Pero la nave de Bardo no regres.
Ca contra Soli, entonces. O l cay contra m. En realidad, camos el uno contra el
otro. Nuestras dos navesluz, tan diferentes en diseo, mi Clavellina Inmanente con sus
alas hacia adelante y su Hoja de Vorpal..., ramos como trazos de luz hendiendo la
noche. Maniobramos buscando ventaja, entrando y saliendo por las ventanas que
abramos. Por fin, pens, por fin. Hice un simple trazado. Ca en un bucle abierto que

estaba parcialmente limitado por una secuencia Danladi. Mientras el multipliegue se


abra ante m, me asegur de caer en el densospacio para emboscar a Soli. Pero l
adivin mi estrategia y me estaba esperando. Qued sin trayectoria, sin ninguno de
mis compaeros pilotos lo suficientemente cerca para salvarme. Estoy seguro de que
me habra asesinado. Mi Lord Piloto, mi to, mi ejecutor, mi padre.
Creo que los pilotos de ambos bandos habran luchado hasta la ltima nave si no
hubieran comenzado las voces. Todo el mundo, incluso Soli (especialmente Soli) oy
las voces, aunque no eran realmente voces, sino plastias sonoras que interpretbamos
como voces. Las naves-ordenador de cada piloto empezaron a manufacturar las
ideoplastias en busca de palabras y estructuras de ideas. En la cabina de mi nave, las
neurolgicas que me envolvan empezaron a temblar con sutiles ritmos que no eran
enteramente propios. Inmediatamente sent la presencia de la Entidad. Trataba de
escapar de Soli (o estaba realmente tratando de matarle?) cuando la brillante
ideoplastia parecida a un copo de nieve que representa el Axioma de Plexidad se
hizo aicos. Mi disposicin de pensamientos matemticos qued completamente
destruida. Entonces, la nave-ordenador produjo la ideoplastia naranja y mltiple
para demostrar el imperativo categrico. Esta plastia se conectaba a un cilindro
rojo que representaba el conjunto de solucin especfico. El cilindro rojo se una con
un toroide negro, la ideoplastia de la negacin universal. Juntos, estas plastias
formaron una palabra plastia cuyo significado comprend: Debes descubrir la respuesta
a la muerte. De la misma manera, otras palabras plastias se formaron y se unieron a la
palabra plastia central. Apareci de nuevo un toroide negro y se uni a la primera
plastia de negacin universal. Se produjo una plastia verde como una lanza que
representaba un tipo especfico de trazado, y automorfismo, y el pensamiento: La
muerte se encuentra dentro de m creci del concepto central. En unos pocos instantes
otras ideoplastias se formaron y giraron unas sobre otras y cayeron en su lugar
mientras la pequea tormenta de palabras se apaciguaba y aclaraba. Me pregunt
por qu Ella no haba hecho aparecer ante nosotros una imagen del Tycho, como hizo
cuando la penetr por primera vez. Tal vez Ella quiso detener la batalla
interrumpiendo la tormenta numrica dentro de cada nave. Si sa era su intencin, lo
consigui. Ciento veinte navesluz colgaron inmviles en espacio real, y estas
palabras nos atravesaron a cada uno de nosotros:
Hasta dnde habis cado, Pilotos? Cmo os gusta la guerra? An buscis el secreto de
la vida? Entonces debis descubrir una respuesta a la muerte. La muerte se encuentra dentro
de m. La muerte es una estrella que llamar Gehena Luz. Si buscis una respuesta a la
muerte de las estrellas del Vild, debis renunciar a vuestra guerra y viajar a Gehena Luz. Os
ayudar. Pero debis apresuraros, porque Gehena Luz morir muy pronto. Est lejos, pero no
demasiado; el secreto de la vida est cerca. El primer piloto en llegar a Gehena Luz descubrir
el secreto.
No puedo explicar completamente por qu este simple mensaje destruy nuestros
deseos de guerra. No puedo (y no pude) mirar dentro de las mentes de Li Tosh y
Carman de Simoom y Leopold Soli y proclamar: Veis? Aqu es donde la fra

corriente de la devocin extingue las llamas de la locura. Por qu debimos de


creerla a Ella, a aquella diosa caprichosa e inhumana? Tal vez nuestra guerra en su
interior y nuestra violacin del multipliegue la haban enfurecido; tal vez Ella slo
quera conducirnos a nuestra perdicin. Slo puedo decir que la cremos.
Necesitbamos creerla. Ciento veinte naves flotaban sobre los anillos del cuarto
planeta, y cremos que el secreto del Vild moribundo (y tal vez el otro secreto) estaba
al alcance de la mano. Creo que se produjo un momento en el que miramos por
encima de la disposicin de las naves a los espacios tan negros como el caf donde la
Bucle Infinito y la Puta Bendita haban estado recientemente, y nos avergonzamos. No
ramos guerreros; ramos Pilotos de la Orden de los Matemticos Msticos y Otros
Buscadores de la Llama Inefable..., no puedo explicar por qu, de repente, cada uno
de nosotros record esto.
Celebramos all un cnclave, cerca del densospacio. Enviamos nuestras imgenes
de nave a nave, escuchamos las voces de nuestros enemigos pilotos, observamos
los labios de pilotos que habamos conocido toda la vida. Fue como si nos
hubiramos despertado de un sueo terrible. El triste Li Tosh, el angustiado
Sonderval lamentando la muerte de Delora wi Towt, Soli con sus ojos arruinados de
muerte y su rostro silencioso..., casi todos los pilotos estuvieron de acuerdo en que
debamos llegar a una tregua.
Esto ha sido una masacre me dijo ms tarde la imagen de Soli en la intimidad
de mi nave. Qu locos hemos sido.
Bardo est muerto le dije.
Tantos muertos.
Y Justine. Cmo pudiste matarlos?
No lo s.
Dentro de la cabina, mientras flotaba, me frot la nariz, que estaba tan
congestionada de filtrar aire seco y reciclado que respiraba con dificultad.
Me habras matado tambin a m, verdad?
No lo s dijo l. Y luego, tras un momento de reflexin: S.
Pero la guerra ha terminado. Estos asesinatos nos disminuyen. Son brbaros.
Nos convierten a todos en hombrecitos. No puedo matar ms, ya no.
S, la guerra se acab dijo Soli. Se apret los ojos, Pero entre t y yo la
carrera contina, verdad, Piloto?
Cmo no? acced. Contina.
Como ambos ramos Lores Pilotos, Soli y yo pronunciamos un rquiem por todos
los pilotos que haban muerto ese da. Luego, cada uno de nosotros se uni a su nave
y trazamos nuestros rumbos. Las estrellas se desvanecieron y las navesluz cayeron a
travs de sus ventanas al multipliegue. As empez nuestra carrera para encontrar

Gehena Luz antes de que estallara, dentro del solitario y engaoso corazn de la
Entidad de Estado Slido.

Captulo 25
El gran ocano de la verdad
Dios cre los nmeros, y el resto es trabajo del hombre.
Leopold Kronecker, Constructivista del Siglo de la Mquina.
El conocimiento al que apunta la geometra es el conocimiento de lo eterno.
El Platn.
Las matemticas son un juego. Sus piezas son los axiomas que creamos, y sus
reglas son la lgica. El que las matemticas sean ocasionalmente tiles a
mecnicos y pilotos es accidental.
Mahavira Lal, tercer Lord Cantor.
No s lo que parezco al mundo; pero ante m mismo me parece que slo soy un
nio pequeo a la orilla del mar, divirtindome de vez en cuando en la bsqueda
de un guijarro o una concha hermosa mientras el gran ocano de la verdad se
extiende ante m, an por descubrir.
Isaak Newton, primer Lord Mecnico.
El ms extrao de los fenmenos es que la inteligencia puede formar las
estructuras profundas del universo. Con qu frecuencia he tenido que admitir esto;
con qu frecuencia he tenido que contemplar este misterio. Mientras fenestraba al
corazn de la Entidad, mientras penetraba una vez ms aquel cerebro insondable, me
pregunt una y otra vez cmo sus grandes y ondulantes oleadas de inteligencia
creaban los salvajes espacios segmentados, los bucles infinitos (por no mencionar los
omnipresentes rboles infinitos) y los dems peligros de su multipliegue interior.
Ella, Ella misma, por extrao que pueda parecer, no poda decrmelo. No lo saba. No
era consciente de cada burbuja y transformacin topolgica que s produca en su
interior. Cuando me enter de esto me sorprend, aunque no debera de haberlo

hecho. Es consciente un piloto en temposueo del funcionamiento de cada neurona


individual dentro de su cerebro? Puede comprender alguna vez por completo el
flujo de sangre a travs de las arterias, esparciendo clula a clula, a travs de
millones de capilares, el clido torrente de los impulsos electroqumicos que es la
fuente de su placer? Qu es esa cosa a la que llamamos inteligencia? Si la
inteligencia es el resultado, el efecto acumulativo de millones de cuantos y hechos
elctricos dentro del cerebro, cmo puede la inteligencia volverse de dentro a fuera
para comprenderse a s misma? Es un viejo problema con una solucin simple: Para
que un cerebro sea completamente consciente de s mismo, debera ser enormemente
ms grande. Dentro de los lmites de la simple materia y energa, esto es imposible
(aunque nuestros escatlogos han teorizado que los ieldra, y los mticos antiguos
ieldra, tienen una inteligencia infinita. Y, ya que los conjuntos infinitos pueden
contener subconjuntos de s mismos que son en s mismos infinitos, dicen que es
posible que tales inteligencias divinas puedan comprenderse completamente a s
mismas. No s. La inteligencia no es un conjunto, y es un error aplicar de esta forma
la analoga de los conjuntos. Los escatlogos deberan apreciar este simple hecho). Y
si realmente poseemos libre voluntad, el problema se vuelve peor, mucho peor. Si me
concentrara libremente en una cuestin particular (por ejemplo, por qu la Entidad
querra animar a ciento doce pilotos a entrar en su cerebro?), si yo pensara este
pensamiento libremente, sera la causa del miedo y la duda que me inundaban. Yo
hara que algunas neuronas concretas de mi cerebro actuaran. Si de algn modo
comprendiera esos impulsos, el propio acto de comprender interferira con ellos. Y
entonces, en el mismo momento en que conociera la forma de mi miedo, ste
desaparecera, evaporado como los cristales de nieve al sol de medioda.
La Entidad, naturalmente, comprenda esto tan claramente como los pilotos
comprenden que dos por dos son cuatro. Aunque al parecer quera que
encontrramos la estrella Gehena Luz, no le importaba realmente que
descubriramos la forma del multipliegue en su interior. Los pilotos podamos hacer
eso. Ella slo quera (al menos, eso es lo que creo) pensar y ser. Si este pensamiento
enormemente concentrado haca que el multipliegue se distorsionara en una serie de
rboles infinitos o se envolviera en una burbuja Danladi..., bueno, era interesante,
pero no tanto como la abertura o la cerrazn del espacio real y los otros problemas
del universo. Igual que un hombre es consciente de que su corteza visual en el
cerebro se halla bajo el hueso en su nuca, Ella saba que ciertos bolsillos del
multipliegue estaban distorsionados de diversas formas. Este conocimiento salv a
algunos de los pilotos, que as no cayeron en rboles infinitos, como yo hice una vez.
Ella nos apartaba de los peores peligros. Nos proporcionaba rumbos, cuando poda,
y nos suministr los puntos-fijos de Gehena Luz. Si no nos hubiera ayudado as, creo
que pocos pilotos se habran atrevido a continuar.
Me result aterrador encontrarme de nuevo viajando a travs de la oscura
nebulosa que era la Entidad. El denso polvo interestelar, las brillantes nubes de
hidrgeno, los cancerosos cuerpos negros, y siempre aquellos malditos y misteriosos

cerebros-luna, como dira Bardo... Cada vez que sala al espacio real tena
dificultades para imaginar por qu, a pesar de m mismo, haba vuelto a este extrao
infierno. An estaba lleno del horror de la guerra, y la imagen de la Puta Bendita de
Bardo desapareciendo me atormentaba. Me preguntaba casi momento a momento
dnde estara, cmo se enfrentara a su muerte. Me pregunt dnde estaran mis
compaeros pilotos. No poda seguir sus navesluz a travs de la Entidad, porque el
multipliegue era como lodo negro y borboteante. Lstima. A menudo, me
preguntaba por el propsito de la Entidad. Quera realmente que furamos testigos
de la muerte de una estrella? O era slo un truco cruel, su manera de exterminar el
alma de una Orden que se haba vuelto rancia, molesta y belicosa?
Si para Ella (aquella diosa a quien el guerrero poeta haba llamado Kalinda de las
Flores) era importante que llegramos rpidamente a Gehena Luz, por qu no nos
daba ms ayuda? Especficamente, me preguntaba por qu no nos mostraba la
solucin a la Hiptesis del Continuo. Si pudiramos demostrar la hiptesis,
podramos haber hecho el trayecto entre Perdido Luz y Gehena Luz en una sola
cada, casi instantneamente. Por qu nos haba proporcionado laboriosos rumbos a
travs de su retorcido interior, si exista una solucin mucho ms simple? Ah, y si
no haba ninguna solucin? Y si exista una solucin y Ella no la saba (o no le
importaba) la que fuera? (Como nota histrica, debera mencionar que hay un
antiguo teorema del mismo nombre. La Vieja Hiptesis del Continuo dice que no hay
ningn conjunto infinito con una cardinalidad entre el conjunto de los nmeros
naturales y el de los puntos del espacio. Durante un siglo fue imposible demostrar o
refutar esta hiptesis, hasta que uno de los primeros y ltimos ordenadores
autoprogramables descubri los axiomas de la Teora de Conjuntos Generalizados y
zanj la cuestin de una vez por todas.)
Naturalmente, era arrogante y estpido por mi parte suponer que yo podra
demostrar lo que tal vez la Entidad no poda. Pero, pese a todos mis dolores y
aventuras, yo segua siendo un hombre arrogante. Quera demostrar la Hiptesis.
Necesitaba demostrarla, y demostrarla antes de que ningn otro piloto, como Soli, lo
hiciera. Toda mi vida haba soado con demostrarla, y ahora grandes secretos se
extenderan ante m si la pura luz de la inspiracin iluminara el ms famoso de los
teoremas. Yo flotaba desnudo dentro de la cabina de mi nave, mientras me
preguntaba de dnde podra venir esta inspiracin. Pasaba del tempolento a la luz
blanca del temposueo, y el multipliegue se abra a mi mente. Extraos son los
caminos del cerebro de una diosa: Entr en un raro espacio toroidal de Lavi, y
empec a dar vueltas a travs de lo que rec fuera un conjunto finito de pliegues. El
tiempo se refren. Me pareci tener toda la eternidad para pensar. Mis pensamientos
eran como el brillo sombro de una hoguera, dbiles como la luz de un globo llama
fro a travs de una nube de nieve en una noche de invierno. No saba dnde buscar
la inspiracin. El gran cerebro de mi nave se encontraba ante m; sus neurolgicas me
rodeaban en una telaraa de inteligencia elctrica, pero haba sido diseado para
computar, para razonar por simetra y heurstica, para manipular estructuras lgicas,

almacenar informacin, hacer un milln de cosas que se complementaban y aadan


a los poderes mentales de un cerebro humano sin reemplazarlo. Yo poda unirme
eternamente a mi nave y perderme para siempre en el xtasis de la tormenta
numrica, y seguir esperando la fiera caricia de la inspiracin. El tamao del cerebro,
pens, no determinaba necesariamente su talento para crear matemticas. Tal vez
incluso la Entidad (y aqu estaba siendo completamente estpido) tena poco inters
real o talento para las matemticas puras. Y, entonces, tuve otro pensamiento tan
claro como el cristal del Guardin del Tiempo: Si quera demostrar el Gran Teorema,
la inspiracin deba de salir de m mismo.
Soy un hombre matemtico. Soy curioso. Siempre me he preguntado por la
naturaleza de las matemticas, y por mi propia naturaleza tambin. Qu son las
matemticas? Por qu deben las matemticas describir con tanta exactitud las leyes
del universo? Por qu las creaciones aparentemente arbitrarias de nuestra mente y
sus descubrimientos encajan tan bien en esta tormenta loca y llena de remolinos que
llamamos realidad? Por ejemplo, por qu debe la gravedad (por usar el modelo de
la mecnica newtoniana) actuar entre dos objetos segn el inverso del cuadrado de la
distancia que los separa? Por qu no acta segn la segunda potencia y media, o la
potencia dos coma cero uno cinco o lo que sea? Por qu es todo tan ordenado y
preciso? Puede ser, naturalmente, que el cerebro humano sea tan dbil que slo
pueda descubrir las leyes universales ms simples y obvias. Tal vez an quede una
infinidad de leyes tan complicadas que sea imposible formularlas. Si la gravedad
actuara de forma ms compleja, El Newton probablemente nunca habra encontrado
una ecuacin para describirla. Quin sabe qu maravillas permanecern ocultas
para siempre a la visin matemtica del hombre? Sin embargo, esta explicacin,
favorecida por los escatlogos, no explica por qu las matemticas funcionan como lo
hacen, o por qu funcionan siquiera.
Qu son las matemticas? Le he dado vueltas a esta pregunta en mi cabeza toda
la vida, y siempre he regresado a su misterio. Creamos matemticas con la misma
seguridad con que creamos una sinfona. Manipulamos nuestros axiomas con igual
lgica que un compositor une notas musicales, y as nace la msica sagrada de
nuestros teoremas. Y, en un sentido diferente, tambin descubrimos las matemticas:
La frmula del dimetro de una circunferencia es siempre la misma para las mentes
humanas y para los aliengenas de la nube de galaxias del Cetus. Todas las mentes
descubren las mismas matemticas, pues as es el universo. Creacin y
descubrimiento; descubrimiento y creacin..., en el fondo, creo que son lo mismo.
Creamos (o descubrimos) conceptos indefinidos como punto, lnea, conjunto y
divisin. No buscamos definir estas cosas porque son conceptos bsicos. (Y, si
tratramos de definirlos, cometeramos el error de El Euclides y diramos algo as
como: Una lnea es una longitud sin anchura. Y entonces, usando otras palabras,
tendramos que definir el concepto de sin anchura y longitud. Y etctera etctera,
hasta que todas las palabras de nuestro lenguaje finito se usaran finalmente, y
regresramos al concepto simple: Una lnea es una lnea. Incluso un nio, despus de

todo, sabe lo que es una lnea.) A partir de nuestros conceptos bsicos, hacemos
definiciones simples de objetos matemticos que creemos interesantes. Definimos
crculo; creamos crculo; hacemos esto porque los crculos son hermosos e
interesantes. Pero seguimos sin saber nada sobre crculos. Ah, pero algunas cosas son
obviamente ciertas (o es divertido tratarlas como si fueran ciertas), y por eso creamos
los axiomas matemticos. Todos los ngulos rectos son congruentes, las lneas
paralelas nunca se cortan, las lneas paralelas siempre se cortan, existe al menos un
conjunto infinito..., todos sos son axiomas. Y as tenemos lneas, crculos y axiomas,
y debemos tener reglas para manipularlos. Estas reglas son la lgica. Por medio de la
lgica demostramos nuestros teoremas. Podemos escoger la lgica natural, donde
una afirmacin es cierta o no, o una de las lgicas cunticas, donde una afirmacin
tiene un grado de probabilidad o certeza. Con la lgica, transmutamos nuestros
axiomas simples y obvios en dorados teoremas de sorprendente poder y belleza. Con
unos pocos pasos lgicos podemos demostrar que en la geometra hiperblica los
rectngulos no existen, o que la cifra de nmeros primos es infinita, o que el alef cero
es el infinito ms pequeo que existe, o que... Podemos demostrar muchas cosas
maravillosas que no son obvias para nada; podemos hacer esto si somos muy listos y
si amamos el esplendor de la tormenta numrica mientras azota y nos consume, y si
estamos llenos del fuego sagrado de la inspiracin.
Qu es la inspiracin? De dnde procede? Mientras fenestraba a travs del
espacio toroidal, el Teorema de Curvas de Lavi y el Segundo Teorema
Transformacional fueron hermosos Como diamantes, y yo me llen de asombro. De
dnde proceden las matemticas? Cmo nacen? S, tenemos axiomas y lgica y
conceptos como lnea, pero, de dnde proceden esas abstracciones? Cmo es que
incluso un nio pequeo sabe lo que es una lnea? Por qu los darghinni, que son
todo lo aliengena que se puede ser, piensan de acuerdo con la misma lgica que los
seres humanos? Por qu tiene que ser as?
Atraves el ltimo pliegue del espacio toroidal; mi nave sali al espacio real, como
una pulga saltando de las rotas ropas de un harijano. Mir las veladas estrellas de la
Entidad, y pens en la antiqusima respuesta de los cantores. Las matemticas son un
lenguaje especial, un lenguaje nacido en el cerebro. Nuestro cerebro ha evolucionado
durante ciento cincuenta mil millones de aos a partir del cerebro de los hombresmono y ms atrs aun, del cerebro de los mamferos ms simples, de los ganglios y
nervios de criaturas que se deslizaban o nadaban por las clidas aguas saladas de
nuestro pasado distante. Y de las esporas bacterianas que llevaron la vida a la Vieja
Tierra. Pero, de dnde procedan esas esporas? Las crearon los ieldra? Quin cre
a los ieldra? Qu es la vida? La vida es la informacin y la inteligencia transportada
en el ADN, y la replicacin explosiva de molculas protenicas, y el carbono,
hidrgeno, oxgeno y nitrgeno que existen o nacen en el corazn de las estrellas. Y el
universo pare a las estrellas; el universo es un vasto motor hacedor de estrellas; el
universo cre Bellatrix y Sirio y las gigantes azules del Conjunto Ede superior; la
materia de la vida se forma a partir de estrellas como Antares o la Primera Canopus.

Cada tomo de nosotros mismos fue ensamblado en algn distante fuego celestial.
Somos los hijos de las estrellas, la creacin del universo. Si nuestros cerebros nacidos
de las estrellas conciben lnea y los otros elementos del lenguaje, debera
sorprendernos que lnea sea un concepto natural y lleno de significado dentro de
ese universo? Es extrao que la lgica del universo sea tambin nuestra lgica? Los
cantores suelen decir que Dios es matemtico. Creen que, cuando creamos el lenguaje
especial de las matemticas, estamos aprendiendo a hablar el lenguaje del universo.
Todos nosotros, pilotos y matemticos, hemos murmurado los sonidos de este
lenguaje, aunque sea en forma primitiva e infantil. Un par de veces, mientras
contemplaba lo maravillosamente que encajaban las matemticas en los contornos del
espaciotiempo y las ondulaciones del multipliegue, he sentido que el universo me
hablaba en su vocabulario especial.
Cmo podra aprender a escuchar? Cmo podra aprender a hablar ms
elegantemente los puros tonos de las matemticas? Qu es la inspiracin?
Segu viajando, y mi nave pareca una tumba oscura y rancia que me aprisionaba,
mucho ms oscura que la celda de piedra del Guardin del Tiempo. Del mismo
modo que una semilla germinada se abre camino para salir de la tierra en busca de la
luz del da, yo ansiaba liberarme de los viejos esquemas de pensamiento que me
aprisionaban y contenan mi inspiracin. Cmo ansiaba demostrar el Gran Teorema!
Pero, al mismo tiempo que ansiaba, senta tambin cierto temor. Me preguntaba, una
y otra vez, por la naturaleza de mi propia inteligencia. De dnde brotaban mis
poderes de scryta y rememorador? Qu otros poderes podra ganar algn da? Si de
algn modo demostraba mi teorema, sera la demostracin realmente ma? O sera
meramente una creacin del virus de informacin de los agathanianos? Podra
atreverme a convocar la semilla de inspiracin en mi interior, tratar de dar forma a
esa semilla mientras creca, a saborear la fruta agridulce que pudiera albergar?
Segu los rumbos de la Entidad a travs de una serie de densospacios. Una vez,
sal a un espacio real tan oscuro y hueco como el vaco intergalctico. Casi me dej
llevar por el pnico. Pero descubr que estaba realmente en medio de un
densospacio! Los puntosfuente estaban tan apiados como los negros huevos en el
vientre de un esturin. No saba cmo poda ser as. Slo las estrellas u otra materia
(o la inteligencia) pueden deformar el espacio para crear un densospacio. Si el
cerebro de la Entidad poda contener maravillas como un densospacio sin estrellas,
qu maravillas poda haber dentro de mi cerebro? Y si intentara, lo intentara con
tanta fuerza que mis ojos ardieran como carbones y la sangre de mi cerebro ondulara
como un ocano, y si intentara por ensima vez tratar de demostrar la Hiptesis del
Continuo?
En cuanto este pensamiento se solidific, la tormenta numrica se intensific. Una
oleada de ideoplastias empez a construirse y a fluir y a restallar ante mi visin
interna. Me excit casi ms all de todo control. Por ensima vez contempl el
planteamiento aparentemente simple de la Hiptesis: que entre cualquier par de

conjuntos discretos de puntos-fuente Lavi existe un trazado directo, de uno a uno.


Separ el planteamiento y examin las piezas. Qu era, exactamente, un conjunto
Lavi? Qu era un punto-fuente? De verdad comprenda la diferencia entre un
conjunto Lavi y un conjunto Lavi discreto? Cmo podra demostrar que el trazado
era directo, y ms importante an, cmo podra empezar a construir el trazado? Al
principio ca en antiguas pautas de pensamiento y redescubr mis viejos intentos de
encontrar una solucin. A menudo me encontr razonando en crculos. Me
desesperanz la poca profundidad de mi pensamiento. Cmo poda demostrar esto?
Cmo poda demostrar aquello? Cmo poda romper la oxidada cadena de mis
pensamientos habituales faltos de inspiracin?
Trat de plantear el problema de forma diferente, esperando que una nueva forma
de abordarlo pudiera permitirme ver lo obvio. Y, aunque encontr un planteamiento
equivalente, result ser an ms opaco que el original. Descompuse la Hiptesis, la
recombin en un planteamiento ligeramente distinto..., para nada. Represent en mi
mente las piezas de la Hiptesis con imgenes para ver relaciones que pudiera
haber pasado por alto. Generalic la hiptesis para ver todos los conjuntos Lavi, y
jugu con trazados de conjuntos Lavi especficos que eran bastante conocidos; trat
de demostrar por contradiccin; diseccion teoremas relacionados (el teorema
Boomerang de Bardo, por cierto, est muy relacionado, aunque es ms simple de
demostrar); segu largos y oscuros corredores de razonamiento a lo largo de miles de
pasos; maldije y me frot los ojos y las sienes, y finalmente, cuando mi barba y mis
cabellos estaban cubiertos de pegotes de sudor seco y casi haba abandonado la
esperanza, empec a hacer descabelladas suposiciones.
No s cunto tiempo trat de demostrar la Hiptesis. Das, segundos, aos..., qu
importaba el tiempo? Y, sin embargo, importaba. En cualquier momento, Soli podra
estar Cerca de su momento de inspiracin. La carrera continuaba, y momentos
inconmensurables se convertan en das interminables, y empec a pensar que la
Hiptesis era indemostrable. Durante largo tiempo trat de demostrar que era
indemostrable, aunque no crea realmente que pudiera ser as. Mi intuicin (y un
matemtico nunca debe ignorar su intuicin), algo en mi interior, me susurraba que
la Hiptesis era en efecto demostrable, y ms an, que la demostracin resultara
embarazosamente obvia una vez la hubiera encontrado. Si poda ser encontrada. Si
yo poda encontrarla. Si..., si existe un trazado entre un par de conjuntos discretos de
puntos-fuente Lavi, entonces hay un nmero infinito de trazados; si se cubre un
espacio n-dimensional con muchos conjuntos suficientemente pequeos, entonces
hay necesariamente puntos que pertenecen al menos a n + 1 de estos conjuntos; si se
sacude un cuenco de t de sangre durante mil aos, existir al menos un punto (un
corpsculo de sangre) que permanecer fijo en su posicin original, sin ser
perturbado por la sacudida; si/entonces; si examinaba las ideoplastias de la Conjetura
del Tycho y el Teorema Mosaico y el Teorema del Punto-Fijo, si rompa las brillantes
y cristalinas exposiciones en simples aicos de pasos en vez de unir las exposiciones,
entonces tal vez podra comprender mejor las inspiraciones que guiaron a las

demostraciones de aquellos famosos teoremas. Si comprenda mejor las


demostraciones, entonces podra usar mejor los teoremas para demostrar el Gran
Teorema.
Si..., si un piloto habita demasiado en el temposueo, entonces debe retirarse del
espacio mental y dormir; me sent sbitamente cansado de la interaccin de
ideoplastias que inundaban mi mente; tema volver a pensar de nuevo un solo
pensamiento matemtico. Me mord los labios, maldije y me desesper. Finalmente,
dorm. Cerr los ojos y la mente a la tormenta numrica, y flot como un cadver en
una nave-tumba. Dorm mucho tiempo. Cuando por fin despert, mis prpados
estaban pegados; la boca me saba a sangre. Probablemente me haba mordido
mientras soaba. Mi mente estaba oscura y fra, como hielo negro. Yo estaba tan
vaco como una choza de nieve abandonada al abrigo del mar en el invierno
profundo. Y, sin embargo, el fro no era total. Haba un arrebato de calor en mi
interior, como si hubiera sido capturado de un trineo volcado y me hubieran dado un
cuenco de t caliente. La tenue llama de una idea ardi en mi mente. No saba de
dnde proceda. Sin ninguna razn en concreto, pens en un oscuro teorema, el
teorema de trazados de Justerini. La llama ardi con ms fuerza, como si hubiera
soplado en las ascuas moribundas de una hoguera. Estaba muy excitado. Qu
elegante, pens, era la reduccin de la funcin omega por la que Olaf Justerini haba
demostrado su teorema olvidado! Qu hermoso!
Empec a pensar de forma general en toda la estructura de la Hiptesis del
Continuo. Vi, de una manera general y brumosa, cmo la misma idea que guiaba a la
reduccin de la funcin omega de Justerini poda aplicarse a reducir el esquema de
correspondencia de Lavi. Tembl de excitacin y tambin de miedo, porque haba
tenido mil ideas brumosas para reforzar el esquema de correspondencia. Pero esta
idea era diferente..., casi poda ver la diferencia. De alguna manera, mi idea pareca
adecuada; de algn modo, encajaba y completaba los agujeros en mi pauta de
pensamiento. Conect con las neurolgicas de mi nave, y se hizo la luz. Las
ideoplastias giraron en torno al punto fijo de mi mente, y el multipliegue se abri.
Entr de nuevo en temposueo. Experiment una anticipacin de acierto mientras
trasladaba mi idea al cristal diamantino de una nueva ideoplastia. Las llamas de mis
pensamientos se volvieron ms calientes. Constru la presentacin de mi
demostracin. El esquema de correspondencia de Lavi poda ser reducido si, y slo
si, el subespacio Justerini estaba imbuido dentro del espacio Lavi simple. Poda
demostrar que estaba imbuido? Mis pensamientos ardan en mi cerebro como lava.
Mi propio cerebro pareca elctrico y diferente, muchsimo ms capaz, como si
pudiera contener un ocano de cerebros fundidos. Sent que estaba pensando como
nunca haba pensado antes, ni siquiera cuando me una a mi ordenador y apresuraba
mis pensamientos con tempolento. Ahora mis pensamientos venan mucho ms
rpidos. Conceptos completamente nuevos acudan y encajaban en su sitio, todo en
un destello. Comprend cosas. Cmo puedo describir el exquisito dolor y placer de
esta comprensin, esta maravillosa visin de orden? Mis pensamientos me surcaron;

mis pensamientos eran carmes ardiente; mis pensamientos eran gotas ardientes de
luz. El subespacio estaba imbuido dentro del espacio Lavi simple! Y, entonces, el
esquema de correspondencia se redujo, casi como las capas de una estrella se
colapsan en torno al ncleo cuando sta se convierte en supernova, y vi un trazado
elegible. Vi un trazado elegible! Hubo elegancia, belleza y luz. Hice un trazado. La luz
blanca del temposueo barri en brillantes chorros, y luego se redujo a un simple
punto de luz estelar que ardi y se expandi y brill hasta que llen toda mi mente.
Oh, Soli, pens; la carrera contina, pero esta carrera ha terminado.
Sal al espacio real sobre la estrella blanca que la Entidad haba llamado Gehena
Luz. Haba demostrado el Gran Teorema; haba viajado muy lejos con una sola cada,
y ahora todas las estrellas del cielo eran mas por fin.

Captulo 26
Kalinda de las Flores
Cuando el hombre se llev a la cama a la Computadora, hubo gran alegra, y
tambin gran temor, porque sus hijos fueron casi como dioses. Los cerebros matriz
recorrieron la galaxia a voluntad, y cambiaron su rostro. El Dios de Silicio, la
Entidad de Estado Slido, Todo Cuadrado, Generacin Ensima..., sus nombres
son muchos. Y estaban los alterados y los simbiontes, cuyas hijas fueron los
Neurocantores, los Guerreros Poetas, los Neurolgicos y los Pilotos de la Orden
de los Matemticos Msticos. Tan hermosas eran estas hijas que el hombre ansi
acariciarlas, pero no pudo. Y as naci la Segunda Ley de los Mundos Civilizados,
que fue que el Hombre no poda mirar demasiado tiempo el rostro de la
Computadora y de sus hijas y seguir siendo Hombre.
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Soto.

Gehena Luz era una estrella hermosa. Era una estrella enorme, blanca, centelleante
y caliente. Me qued extasiado con su belleza. Por qu las estrellas, me pregunt?
Por qu existen cosas as? Por qu respiramos, absortos en la pena, la alegra, el
pesar y el dolor? Por qu...?
Has demostrado tu teorema, mi Piloto, y an formulas esas preguntas.
Era la voz divina de la Entidad dentro de mi mente, una voz que haba esperado
no volver a or jams. Pero Ella haba profetizado que volvera a su lado, y eso haba
hecho.
Las estrellas estn para que podamos glorificar su belleza. Y nosotros existimos para adorar
la luz.
Record cmo a la Entidad le gustaban los acertijos y los juegos, y pens:
Tienes entonces una repuesta simple para cada pregunta?
Estoy aqu para responder a tus preguntas.
Bien, tengo un millar de preguntas. Dnde est Bardo? Por qu, si pudiste
haber detenido la batalla cuando quisieras, le dejaste morir? Est muerto? Lo

sabes? No! No me hables... as. No quiero or tu voz aqu, dentro. Cmo puedo
proteger entonces la intimidad de mi mente?
Los seres humanos no quieren intimidad.
Hubo silencio durante un rato, y entonces, en el interior de la cabina de mi nave,
apareci la imagen del Tycho, con su papada de morsa y su salvaje sonrisa. Estaba
tan cerca que yo podra haber extendido la mano y hundido los dedos en las ondas
de luz en fase que eran su brillante cara. Cuando habl, autnticas ondas de sonido
acariciaron mis odos:
Prefieres hablar como un ser humano? Entonces hablaremos as.
Dnde est Soli? Y los otros pilotos? Cul fue el resultado de la batalla?
El Tycho se lami la saliva de sus dientes amarillos.
Has cado lejos, ningn piloto lo ha hecho tanto. Los otros se abren paso a travs
del multipliegue. Slo t has demostrado tu teorema; slo a ti se te dir el secreto.
Fija tus telescopios en el grupo de asteroides doce grados por encima del plano solar.
Orient los telescopios de mi nave, siguiendo sus directrices. Contempl el espacio
a ciento cincuenta mil kilmetros de Gehena Luz, una gran nube de asteroides, rocas,
polvo y otros desperdicios. Algunos de estos fragmentos eran grandes, llenos de
crteres, rojos de silicatos y hierro; otros eran de color ms oscuro y terroso,
probablemente ricos en carbono y componentes acuosos. Al principio no supe por
qu la Entidad me haba hecho contemplar aquel montn de materia pulverizada.
Luego, cuando la nave-ordenador analiz las proporciones de carbono, hidrgeno,
nitrgeno y oxgeno de uno de los asteroides menores, mi estmago se tens. Sent
una abrumadora aprensin (no, sa no es la palabra adecuada), y supe,
inmediatamente, que algo, en sentido cosmolgico, iba muy mal.
Era el nico planeta de Gehena dijo el Tycho. Era dos veces ms grande que
Nevada. Ahora rbita Gehena en pedazos. Los seres humanos lo hicieron. El
enjambre humano hizo pedazos el planeta.
Yo apenas poda creer que Ella permitiera a seres humanos que entraran en su
cerebro, que destruyeran planetas. Entonces pens en los decadentes seres humanos
que haba encontrado en mi primer viaje al interior de la Entidad, y no estuve tan
seguro.
Cuntos seres humanos? pregunt. Dnde estn esos seres humanos?
Fija tus telescopios en el asteroide grande en forma de cuarto creciente. All,
ves? Mira cmo brillan! Sus cascos son de diamante tejido, igual que vuestras
navesluz.
Mir a travs de mi telescopio y vi la terrible imagen de muchos mundos
artificiales. Cada mundo era un cilindro giratorio de unos cincuenta kilmetros de
largo por quince de ancho. Me pregunt cuntas personas vivan dentro de cada

mundo. Los cont. Haba diez mil cuatrocientos ocho. Eran como una Colonia de
bacterias en forma de varilla extendidas contra el negro manto del espacio. Mi primer
pensamiento fue que los seres humanos deban de haber colonizado Gehena Luz
antes de que la Entidad creciera en esta parte de la nebulosa. Tal vez incluso haban
venido de la Vieja Tierra. Una nave profunda haba cado all, pens, y los seres
humanos haban construido un mundo en el que poder incrementar su nmero.
Haban minado, fundido y metabolizado los elementos del planeta para desarrollar
hbitats y comida, para reproducirse diez mil veces. Si eso era cierto, estaran entre
los pueblos ms antiguos de la galaxia (quiero decir los pueblos humanos ms
antiguos). Deban llevar all miles de aos.
Cuando le dije esto al Tycho, l se tirone la papada y se ri hasta que la saliva
corri por su barbilla.
Sabes que tu primer pensamiento est equivocado dijo. Por qu no
examinas tu segundo pensamiento? Debes saber de dnde vienen esos seres
humanos.
Dmelo.
Piensa, Mallory.
Me frot la barbilla con los nudillos.
Cunto tiempo tardaron en desmantelar el planeta?
El Tycho mostr su sonrisa burlona.
Muy bien, puedes calcular cunto tiempo llevan aqu doblando el tiempo que
uno de sus mundos necesita para reproducirse. Es un crecimiento exponencial. Un
matemtico debera poder calcular esas cosas.
Me dola la cabeza, y me presion los ojos con los puos. No s por qu quera
zaherirme el Tycho.
Cul es el tiempo, entonces? Cuntos aos?
La sonrisa del Tycho fue salvaje cuando dijo:
Quieres decir cuntos das?
Das!
El enjambre humano se reproduce deprisa, no, Piloto? Hace diez aos de
Neverness, el primer mundo cay del Vild.
Hace diez aos!
Estaban perdidos, y tenan hambre.
Diez aos!
Te muestro lo que pueden hacer los seres humanos cuando ansian crecer?
Ests dispuesto a ver estallar a una estrella?

Por qu? susurr. Por qu haran estallar su sol? Es posible?


Cerr los ojos durante un momento para observar las imgenes telescpicas de mi
nave inducidas en mi corteza visual. Contempl el polvo y las rocas y los diez mil
mundos hechos por el hombre. Me pregunt de nuevo cunta gente viva en cada
mundo.
Mallory me llam una voz, Mallory, escucha.
Me tap los odos con las manos.
No grit. Los muertos no tienen lengua, no deben hablar.
No quise escuchar. No quise abrir los ojos. No quise or la voz de dulcmele o
mirar la hermosa cara sin ojos que la Entidad sacaba de mi memoria.
Oh, Mallory, Mallory!
Finalmente, no pude soportarlo ms. Abr los ojos y mir a Katharine. Flotaba ante
m, vestida con su blanca tnica de scryta. Su piel era blanca como el mrmol, y sus
ojos huecos eran del negro ms profundo. Me sonri.
Fue previsto hace mucho dijo. Lo que ha sido.
Quise extender la mano hacia ella, abrazarla y besarla en los rojos labios. Pero me
dije que no era ms que luz y recuerdo, y palabras desapasionadas gravitando en el
aire. No intentara tocarla, me promet. No importaba lo que sucediera, mantendra
el puo presionado contra mi mejilla.
Por qu me torturas, entonces? Tan grandes son mis crmenes? Y maldije a
la Entidad y le grit: Trae al Tycho, maldita seas! Puedo hablar con l.
Pero el Tycho, segn pareca, se haba ido. La imagen de Katharine (era slo la
imagen de Katharine, me record) me contest:
Hace mucho tiempo, los primeros scrytas vieron el doloroso futuro de...
Comprendes ahora el dolor de esta visin? Mallory, con tu dulce cerebro y tu dulce
vida, duele ms de lo que un hombre puede soportar, as que te mostrar lo que
hombre y mujer pueden... Ves lo que he visto? Lo vers si te lo muestro? Mira! Lo
que ha sido ser, una y otra vez hasta que todas las estrellas... Ves?
En mi mente se form una imagen. Haba una estrella blanca y caliente orbitada
por un planeta helado y sin vida. De repente, del densospacio, hacia el sol donde los
fotones y la radiacin brotaban al espacio como una cascada de luz blanca, brot la
neblinosa imagen de un objeto cayendo al multipliegue. La imagen se afianz. Un
claro cilindro de diamante de cincuenta kilmetros de largo extendi sus velas de luz
en un paraguas de mil quinientos kilmetros de largo para capturar las profusas
radiaciones de Gehena. Lentamente, la presin-luz de trillones de partculas contra
las plateadas velas como araas infundieron aceleracin al cilindro. En poco tiempo
(quiz slo en el tiempo de un largo invierno profundo en Neverness), alcanz el
planeta. El cilindro se abri. Nubes de diminutas desensambladoras (o quiz debera

llamarlas bacterias programadas) cayeron como una lluvia de meteoros a travs del
vaco sin aire y se reunieron sobre el planeta en grandes manchas de polvo brillante.
Entonces las desensambladoras hicieron su trabajo. Arrancaron tomos de hidrgeno
de las molculas de agua; concentraron masas de carbono y otros elementos.
Carcomieron el propio terreno. Concentraron el hidrgeno. Almacenaron nubes de
hidrgeno en vastas reservas excavadas en la superficie del planeta. Otra vez se abri
el cilindro, y un ejrcito de robots-lseres cay al planeta. Encontraron las reservas de
hidrgeno. Cristales pticos en el corazn de los lseres convirtieron la luz infrarroja
en rayos de onda corta apuntando a las bolsas de hidrgeno. El hidrgeno se calent
y creci; se calent a un milln de grados y fusion y estall. En cuestin de
segundos, grandes bolas de fuego y luz brotaron de la superficie. La superficie del
planeta qued vaporizada, pulverizada, convertida en polvo caliente. Rocas y
fragmentos de roca fundida volaron al espacio. El hielo se convirti en vapor e
hirvi. Ms tarde, cuando el polvo se asent, el cilindro se abri y liber an ms
desensambladoras sobre la superficie corroda del planeta. De esta forma, capa a
capa, el planeta fue despedazado como una bola de nieve sucia y diseminado por el
espacio.
Ms imgenes se formaron en mi interior. Yo estaba fascinado con esta visin de
tecnologa enloquecida, as que cerr los ojos y observ a las desensambladoras
minar los fragmentos planetarios flotantes en busca de silicio, mercurio y helio, y
todos los dems elementos naturales. Contempl a una nube de ensambladoras
escapar del cilindro hacia uno de los asteroides recin creados, y como unan tomos
de carbono hasta que ensamblaron los brillantes y diamantinos cascos de muchos
ms cilindros. Las ensambladoras construyeron otras cosas. Telescopios, redes sulki,
neurolgicas, globos llama, shakuhachis, alas volantes, cortadores, seda, rboles,
casas, balas de glucosa, campos de hierba..., no haba fin a las cosas que las
ensambladoras hacan. Las ensambladoras fabricaron ms ensambladoras, y as el
proceso de convertir un planeta en diez mil cilindros no tard mucho. Las
ensambladoras unieron carbono a hidrgeno y oxgeno; las ensambladoras haban
sido programadas para fijar el nitrgeno, para construir aminocidos y unir
protenas. Las ensambladoras incluso podan crear seres humanos. Un enjambre de
seres humanos, miles de millones de seres humanos.
Cuntos seres humanos?
Ves, dulce Mallory? me pregunt la imagen de Katharine. Tantos..., quin
podra haber previsto que la vida pudiera haber hecho a tantos?
Son las imgenes que me has mostrado...?, esta historia, es real?
Mira con tus telescopios. Son reales los diez mil mundos artificiales?
Me frot la nariz.
Puedo saber lo que es real cuando estoy dentro de tu cerebro y t ests dentro
del mo? Creo que puedes hacerme ver lo que quieras.

Ella sonri mientras meta la mano en su bolsillo de lo oculto. Cuando la sac, su


dedo estaba cubierto de aceite ennegrecedor, que se llev a las cuencas de los ojos.
Ves bien estos hermosos... Debes saber que son reales dijo.
Cuntas personas viven en cada cilindro? pregunt, mientras tironeaba de
mi barba.
No hay el mismo nmero en cada... Me har falta un segmento de tiempo para
recitar el nmero exacto. Y el nmero cambia mientras hablamos. Es tan gracioso que
no puedas dejar de contar nunca, este fetichismo hacia los nmeros exactos.
Aproximadamente, cuntas personas, entonces?
Ella asinti.
Diez millones de seres humanos viven en cada mundo.
Seres humanos... empec a decir.
Los seres humanos son tan encantadores! Medio animal, medio...
Apret los labios (no pude dejar de pensar que mi cara deba parecer tan tensa
como la de Soli).
Es imposible que diez millones de personas se reproduzcan as en diez aos.
Pero, incluso mientras hablaba, saba muy bien que no era imposible. Las
ensambladoras podan hacer que los nios llegaran a la edad adulta en unos pocos
aos. Pero, qu clase de humanos seran? Era imposible que una mente humana
alcanzara su plena madurez en slo un par de aos. Hice un clculo rpido. Si el
nmero de mundos se doblaba cada tres cuartos de ao, la mayora de los mundos y
la gente que viva en ellos no exista haca tres aos. (Las ensambladoras incluso
podan construir a un ser humano adulto en unos cuantos das. Durante la segunda
edad oscura, los imprimturs ejecutaron tales experimentos prohibidos. Era cierto,
un hombre o una mujer poda ser desarrollado como un trozo de carne cultivada.
Tendra brazos y pelo y sangre roja y caliente surcando sus arterias. Incluso tendra
un cerebro. Pero el cerebro estara tan vaco como las laderas superiores del Monte
Attakel. Las ensambladoras podan fabricar a un hombre o a una mujer, pero no
podan fabricar una mente. No podan crear una mente humana.
Sigues sin ver dijo Katharine, y se apart el pelo de la frente. Se volvi hacia
m. Si hubiera tenido ojos, habra supuesto que estaba leyendo mi cara en busca de
avisos. Cmo puedo hacerte ver?
Y entonces hubo visiones, olores y sonidos. Como si yo fuera un talo que volara
sobre una montaa, el ojo de mi mente (y mi odo y mi nariz) flot por el espacio y
penetr el casco de uno de los cilindros. Not calor, aire hmedo, los ricos olores de
la vida. Por encima y por debajo, curvndose por todas partes a lo largo de
kilmetros, haba una jungla verde. Haba rboles y prados cultivados y lagunas y
huertos de manzanos llenos de frutas rojas de dulce olor. Y, por todas partes donde

mirara, delante y detrs, a izquierda y derecha, haba bebs. Bebs desnudos, con
cuerpos arrugados y suaves como spirali, arrastrndose y tendidos sobre la hierba
verde de los prados. Un pequeo ejrcito de robots domsticos los cuidaba, Algunos
robots alimentaban a los bebs recin nacidos con tetinas de plstico que introducan
en sus bocas hmedas y sin dientes. Por todas partes los bebs lloraban, mamaban,
dorman y defecaban sobre la hierba. El aire apestaba a leche vomitada y mierda de
beb y fresca piel de recin nacido. Unos cuantos de los bebs ms crecidos, nios ya,
trepaban como monos sin pelo a las ramas extendidas de un manzano. Arrancaban
rojas manzanas maduras, las mordan y tiraban la fruta al suelo. La hierba estaba
cubierta de manzanas medio comidas. Me sorprend por el despilfarro. Casi me
record una orga de carne devaki. Me pregunt si las manzanas tendran gusanos.
Por qu, sino, tiraran los bebs tanta fruta? Uno de los bebs se encontraba sentado
sobre la rama bifurcada de un rbol mientras coga una manzana con el mismo
cuidado con que un novicio estudiara un holograma de la galaxia. Sonri, y luego
hundi sus dientecitos blancos en la fruta. En efecto, la manzana estaba llena de
gusanos. Con otra sonrisa, el nio se llev la manzana a los labios y sorbi un par de
gusanos, que trag como si fueran leche. Me sorprend. Me pregunt por qu los
nios buscaban las manzanas llenas de gusanos. Entonces o a Katharine susurrar en
mi odo, y supe la respuesta: los nios (y todos los seres humanos) necesitan
protenas para crecer, y los gusanos no son ms que agua, grasa y protena.
Cerr los ojos y, cuando los abr de nuevo, estaba de vuelta en la cabina de mi
nave, mirando a Katharine.
Tantos dijo ella, los mundos estn llenos de nuevos... Oh, s, hay humanos
adultos tambin, un millar en cada mundo. Los reproductores definitivos, ves? Pero
los bebs conocen el autntico... Son tan dulces y ansan tanto vivir... y tienen tanta
hambre!
Comedores de gusanos dije, pensando en la sonrisa fantasmal de Shanidar y
las muchas cosas horribles que coma. Me recuerda ciertas cosas que preferira no
recordar.
No tengas miedo de tus recuerdos. La memoria lo es todo.
Esta fecundidad descuidada. Es tan condenadamente brbara!
S compasivo, Mallory.
Son brbaros.
Y se es el problema con los seres humanos, ves? Oh, esa pobre gente est sin
civilizar! Son tan... Su hambre es tan ilimitada. Han consumido los elementos del
planeta, pero se han quedado sin un crucial... El planeta era pobre en nitrgeno, lo
sabias? Esto limita su crecimiento. Cmo pueden elaborar protenas sin nitrgeno?
Ahora deben buscar ms comida. Otros planetas en torno a otras estrellas: alimento
para los bebs humanos, ves?

No, preferira estar ciego.


Katharine me apunt con el dedo. La punta manchada de aceite era invisible.
Habl, y sus palabras fueron lentas y graves:
Los diez mil mundos son como enormes naves profundas..., slo que no iguales.
Cmo es posible, te preguntas, abrir una ventana para un objeto tan enorme como
un mundo artificial? Las deformaciones seran tan... enormes. Cuando Gehena se haya
vuelto supernova, el espaciotiempo deformado en las inmediaciones de la estrella se
desdoblar sbitamente, como una plancha de goma..., no es sa la analoga que
empleis los pilotos? Y, como nuestros pilotos, los pilotos de los mundos artificiales
harn sus trazados. Justo antes de que la luz los incinere, los mundos sern arrojados
al multipliegue como..., como piedras a travs de una ventana abierta. Es la nica
forma.
Son brbaros!
Katharine sacudi la cabeza con tanta fuerza que su largo pelo negro barri de una
oreja a la otra.
No, son hombres y mujeres, similares a nosotros. Similares, pero no iguales,
porque carecen de la maestra de nuestros pilotos. Sus teoremas de trazado son muy
toscos. Rara vez encuentran un trazado de punto a punto. La mayor parte del tiempo
deben viajar de un punto-fuerte a un conjunto abierto de... Ves? La mayor parte de
los mundos caern por una ventana y se esparcirn al azar por la galaxia. Finalmente,
saldrn en torno a otras estrellas. Ninguno de los seores del enjambre humano
puede decir qu estrellas sern.
Brbaros!
El Vild no era ms que estrellas muertas, asesinadas por seres humanos.
Entonces comprend. Cre comprender todo sobre los seres humanos y su terrible
destino dentro de la lente limitada de la Va Lctea. La sangre arda en mi cara
porque estaba terriblemente avergonzado. Qu hemos hecho?, me pregunt. Por
qu los seres humanos? Los seres humanos haban abandonado por fin toda
contencin. Los seres humanos destruiran una estrella porque la urgencia de nueva
vida y nuevos nichos para la vida era mayor que su reverencia hacia la vida de
cualquier estrella; en cierto modo, paradjicamente, era mayor que la vida misma.
Diez mil mundos llenos de seres humanos caeran a travs de las ventanas del
multipliegue hasta las distantes estrellas de la galaxia. Algunos mundos caeran en
las estrellas; algunos permaneceran demasiado tiempo en el multipliegue y se
quedaran sin comida; unos cuantos mundos se perderan en rboles Infinitos o en
otras trampas topolgicas. Tal vez slo la mitad o un tercio de los mundos
sobrevivira..., quin poda calcular las probabilidades? Pero eso sera suficiente. Los
mundos semilla alcanzaran brillantes estrellas nuevas, y crearan miles de millones
de otros seres humanos. Nada detendra la destruccin de planetas enteros y la
transmutacin de elementos simples en seres humanos. Los seres humanos se

convertiran en billones y trillones, y las estrellas moriran una a una, y mil a mil, y el
Vild crecera hasta que todas las estrellas y planetas y polvo interestelar fueran
utilizados, y la galaxia, desde la muerta Alfa Cruz a la agotada Antares, no sera
nada ms que una espiral llena de mundos de casco brillante repletos de hambrientos
seres humanos.
Debes odiarnos le dije a la brillante imagen de Katharine.
Dulce Mallory, no, no os odio.
Cmo pueden reproducirse y seguir viajando, sabiendo que lo destruirn todo?
Porque no saben nada, no ves? Esos diez mil mundos..., los seres humanos que
viven en su interior, creen que sacrifican unas cuantas estrellas para que sus hijos
puedan crecer y prosperar. Porque la luz... Puesto que no pueden viajar como
hacemos los pilotos, carecen de perspectiva. Puesto que la luz de la mayora de las
supemovas no ha tenido tiempo de alcanzar gran parte de la galaxia, no pueden
verla. Aunque son sus creadores, no saben que el Vild existe.
Pero deben de saber que tarde o temprano todas las estrellas morirn!
Sonri.
Esperan que ese hecho ocurrir tarde, no temprano. Si todas las estrellas se
convierten en supernovas, la galaxia arder con un salvaje... El fuego estelar crear
una abundancia de nuevos elementos, y as los hijos de sus hijos encontrarn nuevas,
aunque peligrosas, posibilidades de vida.
A mi pesar, no pude dejar de sonrer tambin. Estaba terriblemente avergonzado
de que mis semejantes estuvieran destruyendo las estrellas, aunque perversamente
orgulloso de que fueran lo suficientemente inteligentes y poderosos como para
hacerlo as. Incluso una diosa, pens, debe encontrarse indefensa ante un enjambre
de seres humanos dispuestos a destruir la galaxia.
Y, entonces, el orgullo dio paso a la culpa y repet:
Debes odiarnos.
Dulce Mallory, no os odio, yo... Oh, no lo ves? Los scrytas, todos los que
aprendemos el arte... Esta nueva tecnologa fue prevista hace mucho tiempo. Incluso
los agathanianos vieron este momento en su formacin.
Por qu no me lo dijeron, entonces? Si hubiera...
No ves? Si hubieras sabido, te habras desesperado, porque una cosa es saber, y
otra... Qu podras haber hecho t o nadie de tu Orden por impedir el crecimiento
del Vild?
Soy tan diferente de lo que era? Qu puedo hacer... ahora?
Detendrs el dolor porque es tu destino. El Vild est torturando a la galaxia. Mi
dulce Mallory, viniste aqu para curar el dolor..., y por otras razones.

Dmelas, entonces ped, aunque tema or aquellas otras razones.


Katharine se alis los ondulantes pliegues de su tnica.
No puedo decrtelo. No soy yo... No, ahora debo dejarte, Mallory. Hasta el en
de tiempo en que sea recordada. Kalinda te dir lo que necesitas saber. Kalinda de las
Flores.
Katharine, nunca te dije que lo ms bsico de todo es...
Adis, dulce Mallory, adis.
No!
Katharine titil y desapareci. Saba que era algo ridculo, pero extend la mano
para tocarla. Slo encontr aire. Qued flotando con el brazo extendido y el puo
cerrado, y contempl la sbita negrura.
Te recuerdo demasiado bien dije en voz alta. Maldita sea mi memoria!
Un momento despus, una nueva imagen que nunca haba visto antes cobr vida
y flot sobre mi cabeza. Alc la vista. Era una nia hermossima. Su piel era marrn
como una nuez baldo, y llevaba una tnica roja desde el cuello hasta los tobillos. Sus
ojos eran casi tan negros como los del Guardin del Tiempo; eran almendrados, y
parecan demasiado grandes para su cabeza. Pens que nunca haba visto ojos tan
sabios e inteligentes en un rostro humano. Alrededor de cada meique de cada una
de sus manos llevaba un anillo rojo, y su pelo oscuro estaba decorado con docenas de
florecillas blancas. Su nombre era Kalinda de las Flores.
Yo bendecira tu memoria y te ayudara a recordar, si pudiera.
Es imposible describir su voz. Desde luego, era aguda y dulce como el trino de un
somorgujo de las nieves. Al mismo tiempo, era intensa, medida, y calmada. Cuando
hablaba enunciaba claramente cada una de sus palabras, de una manera muy poco
infantil. De una manera divina. Su voz era la voz divina, y sonaba dentro de m en
tonos profundos que armonizaban perfectamente con la msica que surga de su
garganta de nia. Haba capricho en su voz, y poesa. Me dirigi una mirada sabia
mientras recitaba:
Querida, hermossima muerte! La joya del justo,
que no arde ms que en la oscuridad;
qu misterios yacen bajo tu polvo?
Ojal pudiera el hombre esquivar esa marca!
Hubo ms poemas despus de ste, poemas antiguos y modernos, poemas de
origen fravashi y poemas que pens deba haber compuesto ella misma. Se me dio a
entender que esta nia sabia era parte de la Entidad de una forma que no lo eran el
Tycho ni, ciertamente, Katharine. Haba vivido en uno de los mundos que
surgieron del oscuro interior de la Entidad haca mucho tiempo? Haba sido

asesinada, encapsulada y absorbida en uno de los ms antiguos y profundos


espacios de memoria de la Entidad? Por qu se referan los guerreros poetas y los
agathanianos a la Entidad como Kalinda? Mir sus dedos, sus anillos, los anillos de
un guerrero poeta. Era posible? Era la nia de la que haba hablado Dawud?
Haba sido el resultado de un experimento para crear guerreros poetas femeninos?
Y llevaba dos anillos rojos! Sent un terrible recelo. Sent (y posiblemente la diosa se
sinti bastante complacida de que me sintiera as), de algn modo supuse, que esta
nia amante de la poesa estaba viva dentro del mismo corazn de la Entidad. Tal
vez la Entidad se haba apiadado de la joven guerrero poeta; tal vez haba honrado
al nico ser humano capaz de ganar los anillos rojos de guerrero y de poeta. Pens
en la imagen de una cebolla, y mis ojos ardieron con lgrimas. La Entidad deba ser
como una cebolla, capa tras capa, lunas enteras de su cerebro construidas sobre una
esencia interior que amaba las flores y la poesa.
No tengas miedo a la muerte, mi Piloto.
Pero todas las estrellas de la galaxia, todos los poemas que se han escrito,
todo..., todo se perder dije en voz alta.
Kalinda se arranc una flor del pelo. Se la coloc en la palma de la mano, frunci
los labios y la sopl hacia m. La flor flot en el aire.
Sigues sin comprender. Nada se pierde. Arranqu este jacinto hace miles de aos, pero
hulelo..., no est an fresco?
He tratado de comprender, he reflexionado sobre esto toda la vida. El
deterioro, la entropa...
La entropa es informacin perdida; la entropa es una medida de inseguridad. Cuando la
entropa es mxima, entonces todos los mensajes son igualmente probables. Cuanto mayor es
la inseguridad, mayor es la cantidad de informacin contenida en el mensaje.
El mensaje de los ieldra esDesde el momento en que fue creado el universo, se apart del desorden de la explosin
primigenia. Se crea continuamente informacin macroscpica.
Pero yo...
Los dioses buscan informacin perfecta sobre el universo. Pero la informacin no puede
ser perfecta nunca. Considera una de tus exhalaciones, tus palabras de aire caliente
descuidadamente amargas. Si un simple gramo de materia tan distante como Shiva Luz fuera
movido un solo centmetro, cambiara el estado microscpico de tu respiracin. Ni siquiera el
universo mismo puede crear suficiente informacin para conocer su propio futuro.
Lo que ha sido ser, sola decir Katharine.
No puedes ni siquiera soar en cul ser el futuro de esta galaxia.
Todos estamos condenados y malditos, no?
No, es justo lo contrario, mi Piloto. Hay posibilidades infinitas.

Arranc otro jacinto de la corona que rodeaba su frente y coloc en mi pelo


aquella pequea flor de luz. Me dijo entonces muchas cosas, cosas maravillosas. No
comprend mucho de lo que dijo, o lo comprend slo pobremente, del mismo modo
que un novicio al que se le dan nmeros con los que jugar slo tiene las nociones
ms vagas de aritmtica transfinita. Cuando le pregunt por qu permita que los
diez mil mundos destruyeran Gehena Luz (pues claramente la diosa tena el poder
para destruir a todos los mundos de su interior, si Ella lo deseara), me dio a
entender que existan ciertas leyes ecolgicas inalterables. (Si confundo los
pronombres que se refieren a Kalinda con los de la diosa es porque estaba confuso.
En cierto modo, sigo confuso todava.) Sus palabras eran casi un galimatas: Haba
algo sobre las decisiones de cada entidad del universo determinando lo que llam la
ecologa de probabilidades. Dijo que sera un gran crimen interrumpir
innecesariamente el flujo natural de las probabilidades, y era un crimen an mayor
no restaurar el flujo si haba sido interrumpido. Pareca que haba tambin otras
ecologas. Haba una ecologa de ideas y una ecologa de profecas, y una ecologa
de informacin. Me habl de la ecologa de las acciones determinadas y de la
ecologa de las paradojas fundamentales. El estudio de la interaccin entre
ecologas, dijo, era su arte. Cuando admit que su arte me era tan aprehensible como
la topologa probabilstica lo era a un gusano, me dijo:
Los gusanos saben lo suficiente de transformaciones como para convertirse en mariposas.
Me dijo algo ms. Todas nuestras comunicaciones, todas sus manipulaciones del
multipliegue que yo haba encontrado tan perturbadoras, los inexplicables
fenmenos dentro de la Entidad..., todo lo que yo haba visto hasta entonces, lo
haba hecho ella a nivel inconsciente. Ningn ser, dijo, poda permitirse ser
consciente de los procesos vitales que ella poda hacer automticos. Poda un
hombre tomarse el tiempo para ajustar conscientemente los latidos de su corazn a
las muchas y diversas necesidades de su entorno? Acelerar su metabolismo y
temperatura corporal para combatir una invasin bacteriana? Ser consciente de cada
bacteria individual? No, y tampoco poda una diosa ser consciente de un mero
hombre, ni siquiera de diez mil mundos llenos de hombres y mujeres. Las autnticas
preocupaciones de la diosa, al parecer, estaban muy por encima de mis
preocupaciones como hombre del destino de la galaxia.
Mientras hablbamos, millones de cuerpos negros aparecieron en torno a la
estrella. Me dijo que eran una forma de materia manufacturada tan densa como los
agujeros negros, pero no tan enormes. Los cuerpos negros (los llamar gammfagos)
almacenaban energa; ella haba creado a los gammfagos para absorber y contener
la luz de la supernova. Dej en el misterio por qu necesitaba tan enormes
cantidades de energa. Dio a entender que yo deba confiar en ella, que haba una
razn vital por la que las estrellas deban morir. Pero, cmo poda yo confiar en
aquella nia diosa con sus malditos ojos sabios? Kalinda sonrea dulcemente, pero
haba devorado el cerebro y la mente del Tycho, y las mentes de Ricardo Lavi y
otros pilotos, y quin poda saber qu otros festines poda exigir algn da?

No te preocupes tanto, mi Piloto. No sera potico que todas las estrellas murieran. No las
dejars morir.
Como estaba sola, como poda leer el miedo y la salvaje anticipacin en mis ojos,
como era en el fondo una diosa compasiva, aquella nia con flores en el pelo
prometi ayudarme si yo le prometa una sola cosa. Aunque fue precipitado por mi
parte, hice esta promesa, una promesa de la que hablar de inmediato.
Y ahora comienza.
Si yo hubiera posedo una millonsima parte de los poderes de la Entidad, creo
que habra detenido la muerte de Gehena Luz. Pero no era ms que un hombre, y
haba poco que pudiera hacer. Kalinda retorci el anillo de uno de sus dedos y me
dijo que contemplara el enjambre de mundos a travs de mi telescopio. Hice lo que
me ordenaba. Vi abrirse uno de los mundos ms cercanos al sol. Pareca como dos
mitades de una ostra gigantesca abrindose a un ocano de luz. Y dentro haba una
mquina por perla, una gran joya de motores de espaciotiempo.
Es hermosa, verdad? Mira cmo chispea. nete a tu nave, Piloto, y deja que tu
ordenador modele lo que va a suceder.
Contempl a los seres humanos acelerar el ciclo de vida natural de una estrella.
Los seores del enjambre humano (o alguien, o un ordenador) orientaron el motor
de espaciotiempo sobre puntos dentro del ncleo plasmtico de Gehena Luz. Las
ondas de probabilidad tardaron mil quinientos cincuenta y cuatro segundos en
propagarse por el espacio hasta la estrella. En los puntos cerca del ncleo, donde la
temperatura era de un milln de grados, la energa puntocero de espaciotiempo fue
sbitamente convertida en energa trmica. En las proximidades de los puntosfuente, el plasma era un mar fundido, y se produjeron una serie de explosiones. El
ncleo de la estrella se volvi an ms caliente. El plasma de hidrgeno empez a
arder a un ritmo acelerado, cada vez ms rpido, cuatro tomos de hidrgeno
chocando unos contra otros para producir tomos de helio ms un poco de energa,
ms un ardiente maelstrom de energa que brotaba del mar rojo de hidrgeno.
Ardes por regresar a casa, mi Piloto? Siempre hay un regreso. Descubrir una parte de
tu futuro: Una ltima vez regresars a m.
A ritmo acelerado, la energa punto-cero fue convertida en calor. A ciento
cincuenta millones de grados, el helio se fusion para formar carbono, el elemento
de la vida, y se calent an ms. Un milln de aos de evolucin estelar sucedieron
en quizs un dcimo de ao. Cuando el fuego del ncleo lleg a los seiscientos
millones de grados, el carbono se convirti en nen. Y el tiempo se contrajo mientras
el ncleo de la estrella se contraa, presionando hacia dentro, generando
temperaturas superiores a los mil millones de grados. As nacieron los tomos de
oxgeno, y el oxgeno ardi para formar silicio y hierro, y el ncleo de la estrella
estaba muy, muy caliente. La estrella (as es como la vi a travs del espacio mental
de mi nave), el interior de Gehena Luz, era como una cebolla con un ncleo de

plasma de hierro. Envolviendo el ncleo haba una concha de silicio rodeada por
azufre ardiendo, y pieles de oxgeno, carbono y helio. El ncleo estaba lo
suficientemente caliente como para acabar su propia evolucin en unos pocos das,
y as el motor de espaciotiempo se detuvo, y el enjambre humano en el interior de
los mundos artificiales se prepar para hacer sus trazados.
Vida y muerte; muerte/vida.
Como sea que el hierro no se convierte espontneamente en elementos ms
pesados, el ncleo entero se consumi pronto. El ncleo se volvi demasiado
masivo, demasiado denso. Sin la presin de los electrones de energa desparramada
para oponerse a la gravedad del interior de la estrella (en el lmite de
Chandrasekhar), el ncleo se colapso a un cuarto de la velocidad de la luz. En
menos de un segundo, cay hacia dentro como un huevo de talo aplastado. Se
volvi infernalmente caliente, a ocho mil millones de grados. La materia del ncleo
se rompi en protones y neutrones y fue comprimida a densidades tales que salt
con un chasquido. Una enorme onda de choque sacudi las pieles de la cebolla
hasta la superficie, destruyendo las capas exteriores de la estrella. Gehena Luz
estall en un incendio de plasma de hidrgeno y rayos gamma y luz brillante y
caliente.
El secreto de la vida.
La verdad es que no vi caer a los mil mundos. Mi nave model el multipliegue, y
lo observ retorcerse como un gusano asado, retorcerse y distorsionarse. Vi que
millones de ventanas se abrieron en las inmediaciones de los mundos. Luego, en un
momento, los mundos desaparecieron, dispersados por la galaxia donde esperaban
estrellas nuevas y vrgenes.
Te has preguntado por el secreto de los ieldra, pero no puedo decrtelo porque soy aquello
contra lo que te alertaran los dioses mayores. Cuando regreses a Neverness, debes
preguntarle a tu Guardin del Tiempo por qu es as. Es muy viejo y, en cierto modo, ms
sabio de lo que podras creer. Por ahora, adis, mi Piloto.
No me qued a esperar a que la ola de luz de Gehena barriera mi nave. Haba
visto suficiente. Estaba ansioso por encontrar a mis hermanos pilotos, estuvieran
donde estuviesen. Estaba ansioso por hacer tambin otras cosas, as que hall una
ventana y trac un rumbo. Mientras caa al multipliegue, al reino atemporal donde
la nica luz era la luz de las matemticas y el temposueo, Kalinda dio una
palmada y trin:
Pero es tan hermoso!
Entonces, tambin ella desapareci. Sin embargo, an pude oler sus flores, y el
sonido de su ltimo poema reson en el aire:
Estrellas, las he visto caer,
pero, cuando desaparecen y mueren,

ninguna estrella se pierde


en el cielo cuajado de estrellas.

Captulo 27
Kelkemesh
Puede ser lgico preguntarse por qu los animales, que viven de la garra y el
pico y de sus impulsos ms salvajes e inmediatos, no se devoran unos a otros hasta
el ltimo gusano. Y por qu los dioses no aniquilan mundos cuando tiemblan con
ira divina. Por qu es el hombre l nico ser maldito con la guerra? La respuesta
a esta pregunta es tanto histrica como evolutiva: Caminamos al borde del suicidio
racial porque somos lo suficientemente listos como para fabricar bombas atmicas
y lo bastante estpidos como para utilizarlas.
De Rquiem por el Homo Sapiens, de Horthy Hosthoh.
En las profundidades de la Entidad haba una estrella sin planeta conocida como
la Estrella del Piloto. Era una estrella pequea y amarilla, sin ninguna caracterstica
importante excepto que ser la ms cercana (topolgicamente) a Gehena Luz. Cuando
sal del multipliegue sobre la Estrella del Piloto, descubr que, de todas las navesluz
que corran a travs del multipliegue, slo una haba llegado. Era la Hoja de Vorpal de
Soli, y brillaba a la luz de las estrellas como una torre de la Ciudad Vieja en una
noche de invierno.
Envi mi imagen a la cabina de su nave, que era una esfera clida y oscura muy
similar a la ma propia. Habl con l. Sus largos y duros msculos alaloi se
retorcieron bajo su velluda panza, y me salud.
Hasta dnde has cado, Piloto? Recuerdas la carrera del da despus en que te
convertiste en piloto? Tambin entonces llev siempre la delantera. Pero ahora
ninguno de nosotros cruzar la lnea de meta, no? La estrella de tu diosa se ha
vuelto supernova demasiado pronto..., las deformaciones eran cero a punto-cero, as
que no hay duda de que era una supernova, No habr ms trazados ms all de esta
estrella, no?
Slo hacia casa.
S, la carrera...
La carrera ha terminado, Soli.

Le cont entonces que acababa de ser testigo de la muerte de una estrella. Le habl
de los cien mil millones de personas sin hogar que haban ayudado a causar el
crecimiento del Vild.
Haba sudor en su frente, sudor en su barba. No quera creer que yo haba
alcanzado Gehena Luz antes que l.
No, eso es imposible dijo. Mis trazados fueron precisos y elegantes. Los
tuyos no pueden haber sido ms precisos.
Tal vez no necesit hacer ningn trazado.
Por qu no, Piloto?
Quise gritar mi demostracin de la Hiptesis del Continuo. Lo destrozara la
noticia de que yo haba demostrado aquello por lo que l se haba esforzado
vanamente durante tres vidas? Muy bien, que lo destrozara.
Cmo puedo explicrtelo? La razn es de lo ms sencillo: porque entre
cualquier par de conjuntos discretos de puntos-fuente Lavi existe un...
Est demostrado!
...trazado...
Lo has demostrado, no?
...de uno a uno.
S, el bastardo Ringess y su alocado sueo..., no tan alocado, despus de todo.
Alz orgullosamente la barbilla. Cul es la demostracin, Piloto? Cuntamela.
No le dije nada. Estuve tentado de descubrir mi reduccin del esquema de
correspondencias de Lavi, pero no dije nada. Por primera vez en mi vida, empezaba
a comprender de verdad al Guardin del Tiempo y sus secretos.
Cuando vio que no le responda, Soli se acarici la larga nariz y pregunt:
Ests avergonzado de tu demostracin? Cmo puedes estarlo? Ah, pero, fue
enteramente tu demostracin? S, hay un poco de vergenza, en tu cerebro alocado y
alterado, en todo lo que haces. No hay que envidiarte, no; hay que compadecerte.
No es compasin lo que quiero.
Compadece a toda esa pobre gente del Vild dijo, sorprendentemente. Dices
que han perdido el sentido del bien y del mal. No es se el peor de los destinos?
Perder lo que es necesario para vivir felizmente dentro..., dentro de los lmites de...
No termin la frase. Cerr los ojos y se esforz por hablar. Pens que quera
decirme algo de Justine, o quiz acerca de la compasin y el perdn, pero pareca
haber perdido la voz. La nuez de su garganta suba y bajaba mientras tragaba
bocanadas vacas de aire.
Finalmente, se frot los msculos del cuello.

S, t diosa te ha contado secretos murmur. Cuando regresemos a la


Ciudad, tendremos que proclamar una nueva misin de bsqueda. Hablaremos al
Guardin del Tiempo. Tendremos que enviar una misin al Vild, para educar a esa
pobre gente en los rudimentos de las matemticas y las reglas de la civilizacin.
El Guardin del Tiempo no promulgar ms bsquedas dije.
Hablas como un scryta o como un criminal temeroso de pagar por sus
crmenes?
Soli, tengo que hablarte sobre el Guardin del Tiempo.
S, me dirs las palabras de tu diosa.
Palabras verdaderas. En realidad...
Cuntame la verdad, no mentiras dijo.
Te dir lo que s, lo que he deducido. Y lo que he visto. Te lo dir todo.
Abri los ojos, hmedos y azules como el mar helado.
Dme cmo hacer que el amor dure. No es se el secreto del universo?
Poco despus de esto (fueron realmente muchos das de tiempo real), las otras
navesluz empezaron a caer cerca de nosotros. Li Tosh, el Sonderval y Alark de
Urradeth..., al menos mis viejos amigos haban sobrevivido. Y los pilotos de Soli:
Salmalin, y Chanoth Chen Cicern en su segmentada Hilador gil sali tambin, y
esperamos un poco ms. De los ciento doce que haban partido hacia Gehena Luz,
slo cuarenta y uno salieron en torno a la Estrella del Piloto. Los dems, supusimos,
deban haber muerto, asesinados en la batalla o perdidos en el multipliegue. (En ese
momento, naturalmente, nadie saba que no todos los pilotos haban intentado
alcanzar Gehena Luz. Cinco pilotos Kerry Blackstone, Gaylord Noy, Tonya San, el
Katya y Sabri Dur li Kadir, por locas razones propias, haban vuelto a Perdido Luz
y haban continuado la guerra hasta que slo qued Sabri Dur. Ms tarde, descubr
que al menos veintiocho pilotos haban abandonado la bsqueda de Gehena Luz.
Haban visto el extrao multipliegue dentro de la Entidad y, para su vergenza,
haban huido de regreso a Neverness.)
Celebramos otro cnclave. Soli me sorprendi al difundir rpidamente la noticia
de que el Gran Teorema haba sido resuelto. Creo que esto debi excitar ms a mis
compaeros pilotos que el descubrimiento sobre el Vild.
Esto lo cambiar todo dijo Li Tosh a las imgenes de los otros pilotos. Se
apart el pelo castao de los ojos, y le en ellos los principios del asombro,
Deberamos honrar al Ringess por sus brillantes descubrimientos.
S, y cmo debera ser honrado el Ringess? pregunt Soli a los cuarenta
pilotos congregados en la cabina de mi nave. Y otra vez me sorprendi diciendo:
Nunca jams debe un piloto caer contra otro piloto. La guerra nos degrada, no es

as? Si, para terminar esta guerra, mi tiempo como Lord Piloto debe terminar,
entonces ninguno de vosotros debe volver a llamarme Lord Piloto.
Se volvi hacia su viejo amigo Salmalin, que se acariciaba la piel llena de verrugas
de su barbilla y paseaba la mirada entre Soli y yo. Tambin haba asombro en sus
ojos.
Podis llamar al Ringess Lord Piloto, si eso es lo que decids dijo Soli.
Salmalin resopl sorprendido, asombrado de que Soli abandonara su cargo por
m. Y entonces, como una ola, l asombro barri las caras de los otros pilotos,
despojndoles de la razn. Nunca he comprendido el virus de servidumbre que
infecta a los seres humanos. La mayora de ellos me idolatraban un poco, y yo odiaba
aquello. Proyectaban sus propios sueos y deseos en m. De algn modo, yo era un
vehculo para sus voluntades colectivas. Vi (y comprenderlo me puso enfermo), supe
de repente, que para ellos yo no era ya slo un hombre. Era algo ms, o mejor,
muchas cosas a la vez: creador de sueos, hallador de caminos, un lder de hombres.
Inclinaron la cabeza ante m, y treinta y cinco de ellos, incluido Soli, votaron que yo
debera ser Lord Piloto. Mir sus caras cuajadas de asombro con esa incmoda
mezcla de emociones que todos los lderes deben sentir hacia aquellos a quienes
lideran: amor, desdn, irona y orgullo.
Ms tarde, cuando estuvimos a solas en la cabina de mi nave, Soli volvi a hablar
conmigo.
Enhorabuena..., Lord Piloto. Es lo que has querido siempre, no?
Por qu, Soli? No te comprendo. Por qu esta repentina humildad?
Me mir, pero haba poco asombro en sus ojos; slo tristeza y cansancio.
La carrera ha terminado, pero contina dijo. S, eres Lord Piloto ahora, y te
preguntas por qu. Debe serte dicho? S, se te dir, porque pronto lo sabrs por tu
cuenta: Alzarte como un dios entre tus compaeros pilotos..., no hay gloria en eso.
Slo la contnua tentacin de la arrogancia. Y la arrogancia nos degrada, no? Toda la
vida engandome para..., pero ahora, despus de todo, hay una cierta..., es difcil
emplear esta palabra..., iluminacin. S, la arrogancia es el peor crimen. Y por eso te
vot para Lord Piloto. Es mi venganza.
De esta forma, muy lejos por encima de la bomba de hidrgeno color azafrn que
era la Estrella del Piloto, me convert en el Lord Piloto de nuestra Orden. Debera
haber sido un momento feliz, un momento lleno orgullo y exultacin, el mayor
momento de mi vida. Pero fue un momento amargo, tan amargo como el hueso de
una fruta yu. Era por fin Lord Piloto, pero Bardo haba desaparecido, y yo tena
promesas que cumplir.
***

Regres a Neverness el segundo da del invierno profundo del ao 2934. Haba


pasado casi un ao desde mi huida de la celda del Guardin del Tiempo. Intiempo,
deb haber envejecido diez aos; me senta ms viejo, profundizado por mis
crmenes, cambiado. Medio esperaba que mi Ciudad hubiera cambiado tambin.
Pero me salud con la misma cara fra y eterna que siempre haba conocido. Era la
cara de piedra congelada con los remolinos de nieve, una cara blanca y helada
veteada de calles rojas y prpura. Hizo fro aquel ao, incluso los historiadores lo
admiten. Algunos, bromeando, lo bautizaron el Ao de los Muertos, porque (decan)
los das muertos del invierno profundo haban empezado muy pronto. Pero todos
sabamos su autntica razn: El da sexto, el Colegio de Pilotos hizo planes para
cincelar los nombres de los pilotos perdidos y muertos en la Tumba del Piloto
Perdido, que se alza al pie de Attakel, cerca del hermoso saliente de granito conocido
como Nuestra Seora de las Rocas.
Una cosa haba cambiado en la Ciudad. El Guardin del Tiempo ya no dominaba.
Mientras los pilotos librbamos nuestra batalla en torno a Perdido Luz, los lores de la
Orden libraron una batalla diferente dentro de las fras torres y salones de la
Academia. Nikolos el Anciano haba persuadido por fin al Colegio de Lores para
poner restricciones a los poderes del Guardin del Tiempo. A medida que pasaban
los das, los lores haban cambiado varios de los ms antiguos cnones de nuestra
Orden. Con el reemplazamiento del sptimo canon, unos treinta das antes de mi
regreso, el Guardin del Tiempo debi suponer que pronto podra ser reemplazado.
Los lores haban roto una tradicin de mil aos. Decidieron que el Lord de la Orden
poda ser depuesto mientras an estaba vivo, y ms aun, que cualquier lord, incluso
uno tan bajo como el Lord Fantasista, poda ser Lord de la Orden. Hubo tambin
otros cambios. Por ejemplo: No se permitira al Guardin del Tiempo encerrar a
ningn piloto, ni despojar a ningn maestro de su rango; nunca ms se permitira al
Guardin del Tiempo (o a ningn Lord de la Orden) tener un ejrcito privado de
robots tutelares.
Cuando los pilotos supervivientes dejamos las naves en las Cavernas de las Naves
Luz, toda la Academia (y muchos extremos y aliengenas) se congregaron para
darnos la bienvenida. Hubo un desfile como si fuera un da de carnaval; sonaron las
trompetas, y hubo eiswein y kvass, y gallardetes de seda soplando al viento. Los
profesionales cismticos de la nave profunda regresaron con nosotros, e
inmediatamente se pusieron a curar las heridas de nuestra Orden. Soportamos unos
cuantos das salvajes y ansiosos mientras los diversos colegios celebraban sus
cnclaves. Viejas rivalidades y disputas an rugan dentro de las entraas de algunas
profesiones, particularmente entre escatlogos y mecnicos. Pero, cuando
profesionales y acadmicos se enteraron de lo sucedido en Perdido Luz, se
horrorizaron. Y, cuando la noticia del origen del Vild se extendi, se llenaron de
terror en estado crudo. Hicieron las paces. Accedieron a dejar que el Colegio de Lores
decidiera un nuevo orden para la Orden, como brome el historiador Burgos

Harsha. Ciertamente, el Guardin del Tiempo haba apostado fuerte al enviar a Soli a
capturar o matar a los pilotos cismticos, y haba perdido el juego. En vez de ganar
tiempo para derrotar a los lores, los haba alienado. Nikolos el Anciano pidi una
investigacin sobre el intento de asesinato de Soli, y sobre las causas de la Guerra de
los Pilotos, y luego pidi la degradacin del Guardin del Tiempo.
Cuando el dcimo da amaneci claro y con fro profundo, incluso los maestros y
lores ms anticuados y reacios advirtieron que eran inminentes grandes cambios. Los
lores (y me pareca extrao incluirme entre ellos) nos reunimos en el Colegio de
Lores, un edificio cuadrado y majestuoso hecho de losas de blanco granito. Desde
lejos pareca una brillante caja blanca hermosamente incrustada entre los pliegues
blancos y azules de tierra bajo el Jardn Elfo, casi como una enorme choza de hielo
cuadrada. Y era tan fra como una choza de hielo. Los lores de la Orden nos reunimos
en el santuario lleno de corrientes de aire, y temblamos en nuestras tnicas formales.
Lord Kolenya, con su cara de luna, y Lord Nikolos, el Lord Akshico y el Lord
Ctico..., todos los lores excepto el Horlogo estaban all. Nos sentamos ante una fra
mesa carente de adornos. Es curioso cunto pueden jugar el clima y la incomodidad
en los asuntos de los seres humanos. Bebimos nuestras humeantes tazas de caf y nos
frotamos las manos. Tomamos una decisin rpida y fra: El Guardin del Tiempo
dejara de serlo. Por el momento, no habra Lord de la Orden. Y entonces
suspendimos la reunin y salimos a la calle para anunciar la noticia a los maestros,
aspirantes y novicios que esperaban.
Lord Harsha se reuni conmigo en las resbaladizas escalinatas ante el Colegio.
Tras mirar a derecha e izquierda a los dems lores y profesionales, inclin
amablemente la cabeza.
Enhorabuena, Mallory, siempre he esperado de ti grandes cosas dijo. Y
entonces me hizo la pregunta que todo el mundo deba estar formulndose:
Quin se lo dir al Guardin del Tiempo? No querra estar presente cuando se
entere.
Yo se lo dir dije. Y sera mejor si los lores estuvieran presentes cuando lo
haga.
Vamos, Mallory dijo Lord Harsha, mientras se quitaba el hielo de los pelos
del bigote. (Era el mismo Burgos Harsha que haba dirigido la infame Carrera de los
Pilotos cinco aos atrs, el amigo de mi madre. Haba sido elevado a Lord
Historiador cuando Tutu Lee, que siempre haba sido uno de los ms fieles
admiradores del Guardin del Tiempo, resbal en el hielo, se abri la cabeza y
muri). Vamos, Mallory, slo porque fuera irritante que el Guardin del Tiempo te
encarcelara... S, s, fue irritante, pero fue una mala poca, recuerdas? Qu opcin
tena...?
El Guardin del Tiempo debe ser informado dije.

Al da siguiente, algunos de los lores se reunieron en lo alto de la Torre del


Guardin del Tiempo. Otros prominentes pilotos y profesionales haban sido
invitados a ser testigos de la ceremonia formal por la que honraramos los muchos
aos de servicio del Guardin del Tiempo. El Sonderval y Li Tosh vinieron por
peticin ma. No esperaba que Soli sufriera esta humillacin final, pero me
sorprendi anunciando que asistira. Haba otra sorpresa esperndome cuando
llegu en trineo a las puertas de arco. Mi madre sali patinando de entre la multitud
de profesionales curiosos que circundaban la Torre y se me acerc directamente.
Lord Piloto dijo, y me toc el pelo all donde la piedra de Seif haba aplastado
mi cabeza. Hijo mo, te hemos hecho. El Lord Piloto.
Madre, ests viva!
Las puertas de la Torre se abrieron. Li Tosh y Rodrigo Daz, el Lord Mecnico, se
hallaban en el umbral, esperando. Anocheca, y los cientos de hermanos y hermanas
de nuestra Orden se alineaban bajo los numerosos globos llama de la deslizadera.
Sus pieles (estaba casi demasiado oscuro para ver sus colores) se agitaban al viento.
Pareca que todo el mundo me estaba mirando.
Me preocupaba que te hubieran matado dije.
No te he enseado? A preocuparte slo por problemas preocupantes? No hay
necesidad de preocuparse.
Pero yo estaba muy preocupado; estaba horriblemente preocupado. Le la cara de
mi madre, buscando los avisos del miedo, de la preocupacin. Pero no haba miedo.
En cierto modo, la mujer que se apoyaba en mi hombro para sostenerse mientras se
quitaba las cuchillas de los patines no era mi madre; mi madre haba muerto el
primer da que conoci al guerrero poeta.
Vendrs a la Torre conmigo? pregunt.
Naturalmente dijo. Sonri tranquilamente. De su cara haban desaparecido los
tics que siempre la haban afligido. Y, en su lugar, nada. No me he preparado
para este momento toda mi vida?
Realmente, se haba preparado demasiado bien. Ms tarde, ese mismo da, me
enter del rumor de que mi madre haba pasado el ltimo ao tratando de persuadir
a varios lores de que el Guardin del Tiempo deba ser depuesto. Los haba
persuadido bajo amenazas de asesinato. Muchos crean que el resbaln del viejo Tutu
Lee en el hielo no haba sido tal cosa. Burgos Harsha, despus de todo, era amigo de
mi madre, y ahora era Lord Historiador. Pero, cmo poda reprocharle yo a mi
madre el ser una asesina? Parte de su cerebro (tal vez todo su cerebro, desde la
amgdala hasta la corteza) haba sido remedado. Estaba seguro. Y, por tanto, no era
mi madre. Me lo dije una y otra vez: No era mi madre.

Soli lleg entonces, vestido solamente con sus formales ropas negras. Cuando
Salmalin le pregunt si se haba olvidado de sus pieles, Soli se quit el hielo de los
patines y contest:
Mi cuerpo debe acostumbrarse al fro. Se esforz por no mirarnos a mi madre
ni a m. Se volvi para saludar al Lord Mecnico y a otros viejos amigos.
Haca un fro azul, demasiado para estar all de pie charlando, as que subimos a la
Torre. El Guardin del Tiempo nos recibi con una graciosa inclinacin de cabeza y
nos invit a colocarnos ante los paneles de cristal curvo de las ventanas. Me apret
entre mi madre y Knut Osen el Emancipado, el Lord Eclogo. Eramos doce lores y
maestros, y miramos al Guardin del Tiempo, que recorra las pieles blancas del
centro de la habitacin mientras nos miraba.
Y bien.
El Guardin del Tiempo, con sus ropas rojas y sueltas, pareca tan tenso e inquieto
como un lobo hambriento. Sus msculos vibraban como las cuerdas de un arpa bajo
la piel de su cuello. Su cara, con sus ngulos afilados y el ceo fruncido, haba
cambiado sutilmente. Tal vez eran sus ojos, aquellas brillantes canicas negras que
rodaban de izquierda a derecha mientras nos miraba desafiante. Sus ojos eran fros,
despiadados y pacficos. Deb de haberme sentido inmediatamente receloso. Haba
avisos en la forma comedida en que hizo su saludo, y avisos tambin en las rpidas
miradas a travs del llano de los Campos Huecos que brillaba en la distancia. Pero no
pude interpretarlos. Era un hombre destrozado, me record, y los hombres
destrozados ejecutan programas nuevos y desesperados. Probablemente su sangre
resonaba con nepente o cualquier otro eufrico. Le observ con la atencin con que
un devaki observa el aklia de una foca. Jur en silencio que, mientras permaneciera
en su Torre, no apartara los ojos de l.
Se coloc junto a uno de sus viejos relojes mientras miraba alternativamente la
panza de Nikolos el Anciano y sonrea torvamente a Soli. El pndulo de bronce del
reloj oscilaba de un lado a otro, y o el tictac. La habitacin, como siempre, estaba
llena del tictac de los relojes. Prest atencin al tictac de acero y madera, a los latidos,
pings y bips de los relojes por toda la sala. Mi corazn redobl como un tambor
cuando los ojos del Guardin del Tiempo se fijaron en los mos.
Oyes el tictac, Mallory, mi valiente y alocado Lord Piloto? pregunt.
Sin esperar respuesta, se acerc al reloj de cristal fravashi que brillaba en uno de
los estantes. Se volvi bruscamente hacia nosotros, y nos habl a todos a la vez.
Mis Lores y Maestros empez a decir. Enfatiz la palabra mis, como si an
debiramos someternos a su voluntad, como si todava fuera Lord de la Orden. As
que ya es la hora, eh? Habis venido a decirme que mi tiempo se ha acabado?

Nikolos dibuj una mueca en su cara suave e inteligente, como si alguien acabara
de cortarle la barbilla con una cuchilla afilada. Me mir, implorando en silencio que
dijera algo. Di un paso al frente y tom aliento.
Es decisin del Colegio de Lores que tus crmenes sean perdonados dije. No
sers desterrado. Entrega el Sello de la Orden, y se te permitir quedarte en tu Torre.
Vosotros me perdonis a m?
Quise decirle que yo le perdonara cualquier cosa, porque una vez me haba
salvado la vida y formado mi destino cuando me dio el libro de poemas; Una parte
de m (el novicio infantil al que haba enseado el arte de la lucha) an senta un
poco de temor hacia l.
Olvidaremos que Bardo y otros ochenta pilotos han muerto por tu culpa.
Joven piloto pomposo! Qu sabes de mis crmenes? Qu sabes de nada?
Entrega el Sello dije. A mi espalda, Burgos Harsha y Lord Parsons
murmuraron que el Guardin del Tiempo debera entregarnos el Sello formalmente,
sin demora. Mir al otro lado de la habitacin el Sello de la Orden, que tictaqueaba
sobre su tarima pulida. Incluso a nueve metros de distancia, pude oler el amargo y
recin aplicado barniz de aceite yu.
El Ringess me pide el Sello de la Orden dijo l. Y, si se lo doy, entonces
qu? Pensis en cambiar la Orden! Ja, cmo lo haris? Su voz baj al timbre de un
gong. He visto cambios en mis tiempos, pero el hombre siempre permanece igual.
Pens en la semilla divina que viva dentro de mi cabeza, en el Gran Teorema y en
otras cosas.
No, no siempre igual dije.
Un hombre y sus crmenes.
Dej que sus palabras resonaran de odo en odo. La forma en que dijo crmenes
era un aviso. Un recuerdo empez a formarse, y experiment la asfixiante sensacin
de que debera saber exactamente a qu crmenes se refera.
Los ojos del Guardin del Tiempo nos recorrieron, y se demoraron un momento
en Soli.
Bien, Mallory, si dejo de ser el Guardin del Tiempo, quin se encargar del
trabajo duro, eh?
Quin asesinar, es eso lo que quieres decir?
Fui yo quien intent asesinar a Soli?
Hubo ms avisos en los sonidos sibilantes de asesinar, y de repente lo supe.
S dije. La primera vez que Soli estuvo a punto de ser asesinado..., fue tu
crimen, creo Me volv hacia Soli, que miraba a travs de la ventana las luces de la

Ciudad. Finalmente le mir a los ojos y expliqu: Fue el Guardin del Tiempo
quien intent asesinarte el da de la Carrera de los Pilotos.
Es eso cierto? pregunt Soli. Se qued quieto como un cazador, y mir al
Guardin del Tiempo. Aunque pretenda un fro desapego, un ctico aspirante
podra haber visto que estaba furioso. Por qu lo hiciste?
Mi madre le cogi del codo.
He vivido suficiente. Para que sepas que soy inocente. Ahora es demasiado
tarde.
Soli zaf su brazo y escupi.
S, eres inocente de ese intento de asesinato.
Es cierto dijo el Guardin del Tiempo. Es demasiado tarde.
Por qu queras verme muerto? le pregunt Soli.
Me frot la nariz.
Hblanos de la Entidad dije. Por qu nos advertiran los dioses contra Ella?
Es eso verdad? le pregunt Soli.
El Guardin del Tiempo se volvi sbitamente, y sus palabras sacudieron a Soli
como un ltigo.
Por supuesto que es verdad! Dir ahora lo que he dicho antes: Mierda para los
ieldra y sus malditos secretos! Cuando regresaste del ncleo, toda tu maldita charla
sobre las Antiguas Eddas..., me obligaste a promulgar la Bsqueda. Hay algunas
cosas que no debemos conocer, pero no quisiste escucharme. Se acerc a Soli. Cerr
el puo. Por qu no quisiste escucharme, Leopold? pregunt. S, es tu
maldito orgullo. Cmo hablabas de tu maldito descubrimiento, hablabas y bebas tu
repugnante skotch en tu maldito bar! Hiciste que todos los novicios de la Ciudad
soaran con tus ieldra y sus Eddas. Te ped que guardaras silencio. Te lo dije; te
advert; pero no quisiste escuchar. Tuviste que discutir conmigo. La verdad es la
verdad, me dijiste. Maldita sea tu verdad! Leopold, por qu no quisiste escuchar?
S, es verdad dijo Soli sarcasticamente. Trataste de asesinarme porque no
quise escuchar.
Qu es entonces lo que el hombre no debera conocer? le pregunt al
Guardin del Tiempo. Dmelo, necesito saberlo.
Soli estamp su puo enguantado de negro en la palma abierta de la otra mano. Se
inclin ante el Guardin del Tiempo.
Quin debera juzgarte? dijo. S, quin juzga al juez? T y yo hemos
mantenido una larga carrera, no? Pero se acab. Es hora de que entregues el Sello.
El Guardin del Tiempo mir a uno de sus relojes y sonri sombramente.

S, es hora dijo. Dio una vuelta por la habitacin, y se plant ante el Sello de la
Orden. Coloc las manos en la caja de acero del reloj.
Con cuidado! murmur Nikolos tras de m, mientras Burgos Harsha
inspiraba rpidamente. Muchos de los lores se susurraban unos a otros; la habitacin
siseaba con los susurros.
El Guardin del Tiempo se acerc a nosotros con el Sello pegado al cuerpo. O su
rtmico tictac. Dentro de la ventana de cristal del Sello, vi la imagen blanca y azul de
la Vieja Tierra orbitando en torno al Sol. El Guardin del Tiempo se detuvo ante m, y
el tictac se hizo ms fuerte. Medio sospech que el Sello era una falsificacin, una
rplica de reloj convertida en algn tipo de arma. Tem que pudiera estallar.
A quin debo entregrselo? pregunt. Lo aceptar el Lord Piloto?
Tuve que recordarme que yo era ahora el Lord Piloto. Abr las manos y las
extend. Mientras l me tenda el Sello, el tictac se hizo an ms fuerte. Fui muy
consciente de la maquinaria de todos los relojes de la Torre.
El Sello de la Orden dijo el Guardin del Tiempo. Se detuvo un momento, y
luego apret el reloj fuertemente contra su pecho, como una madre devaki amamanta
a su beb. Pareca esperar algo. Casi pude orle contar para s.
Lores! dijo. Decs que debo entregar el Sello de la Orden. Bien. Aqu est.
Mallory! grit mi madre.
Mis ojos se clavaron en los del Guardin del Tiempo mientras l dejaba caer el
Sello en mis manos. Era ms pesado de lo que esperaba; casi lo solt.
No preguntes por quin doblan las campanas dijo el Guardin del Tiempo,
citando uno de sus infames poemas, doblan por ti.
El Sello dio una sola campanada, y entonces qued en silencio. Sent un miedo
alocado e irracional a haber hecho algo mal, quiz lo haba sujetado con demasiada
fuerza y haba daado de algn modo el mecanismo interior. Sacud el Sello junto a
mi odo. Nada. De repente advert que la Torre se haba vuelto sbitamente
silenciosa. O latir mi corazn; aparte de la respiracin de los otros lores y maestros,
era el nico sonido que oa. Todos los relojes de la habitacin se haban quedado en
silencio al mismo tiempo. El mltiple tictac se haba detenido. Los pndulos estaban
quietos, y los biorrelojes estaban muertos, y las arenas de cobalto de los relojes de
arena se haban agotado.
Es la hora dijo el Guardin del Tiempo. Seal con un dedo retorcido la
ventana tras nosotros. Mirad! rugi.
No mir. Esto, entre otras cosas, me salv. Pero Jonath Parsons y Nikolos el
Anciano y Burgos Harsha..., ellos y muchos de los dems miraron por la ventana.
Burgos dijo ms tarde que vio un destello cegador y un brillante amasijo de nubes
agruparse sobre los Campos Huecos, pero eso habra sido imposible. Sin embargo,

todos sentimos sacudirse la Torre. Por los cimientos subi un temblor muy parecido
a un corrimiento de hielo. De repente, las brillantes ventanas de la Torre se hicieron
aicos hacia dentro. Hubo un chasquido y un rugido, una lluvia de cristal. Volaron
fragmentos por todas partes. Pequeas lanzas de cristal picotearon la base de mi
cuello y mi cabeza. Burgos y unos pocos ms gritaron: Mis ojos!, mientras el
Guardin del Tiempo se cubra los suyos con el antebrazo. Not un viento caliente
mientras la tormenta de cristales barra la habitacin. Cuando la onda de choque
pas, el Guardin del Tiempo se apart el brazo de los ojos, y vi que haba un
cuchillo en su mano. Era largo y plateado como una hoja de cristal. Al principio
pens que era cristal, tan rpidamente gir hacia mi cara su filo brillante.
As que era demasiado vieja dijo el Guardin del Tiempo crpticamente.
Entonces avanz hacia m, rpido como un guerrero poeta. Solt el Sello de la Orden.
Tambin yo aceler. Mientras mi reloj interno empezaba a resonar furiosamente y el
tiempo se refrenaba, empec a vislumbrar.
Mallory! chill mi madre.
Vi la pauta futura del cuchillo del Guardin del Tiempo mientras lo lanzaba hacia
mi estmago. Vi otra cosa. Vi a mi madre saltar entre nosotros. Observ al cuchillo
del Guardin del Tiempo hendir la lana bajo su pecho y clavarse hasta la
empuadura. Cuando vi este futuro, me mov rpidamente para asegurarme de que
nunca sucediera. Pero, aunque vislumbraba, no era un scryta. Vi el futuro de forma
imperfecta. Incluso hoy da lo veo de forma imperfecta. Trat de apartar a mi madre,
pero no lo haba previsto todo. El Sello golpe la alfombra de piel y rebot en un
extrao ngulo. Apenas consegu no tropezar con l. Eso me hizo empujarla hacia
delante, ligeramente, en vez de hacia el lado. La dirig hacia el cuchillo del Guardin
del Tiempo. Cuando la hoja se hundi en su pecho, ella sonri (tal vez fue realmente
una mueca de agona) e insert una brillante aguja de guerrero poeta en el cuello del
Guardin del Tiempo. O gritos y alaridos tras nosotros. Fras oleadas de aire
entraron en la habitacin a travs de las rotas ventanas. Soli, exhalando vaho por
entre sus labios cortados y sangrantes, corri hacia el Guardin del Tiempo. Mi
madre se desplom contra m, y la ayud a caer a las suaves alfombras. El Guardin
del Tiempo casi cay sobre nosotros. El veneno de la aguja petrific sus nervios y se
tambale como una escultura de hielo hasta quedar muerto contra los fragmentos de
cristal del suelo.
Mirad! exclam alguien. Pero no tuve tiempo de mirar, porque mi madre
mora sobre mi regazo. Su sangre caliente empapaba mis ropas. No habl. Tena los
ojos abiertos y me miraba. Vi que no tema a la muerte. Tal vez estaba tan dirigida
por los programas del guerrero poeta que incluso daba la bienvenida a la muerte.
Pens que me haba salvado no por amor, sino porque estaba programada para
buscar el momento de lo posible. No debera sentirme ms agradecido hacia ella de
lo que lo estara hacia un robot obediente. Y, sin embargo, estaba agradecido;
mientras la vida escapaba de ella, sus toses entrecortadas me hicieron estremecer. Tal

vez todos los hijos estn programados de esta forma. Brillante sangre arterial brot
de sus labios, y quise creer que mora como mi madre en vez de como un guerrero
poeta. Busqu la chispa de humanidad que crea debe arder dentro de cada uno de
nosotros, la llama eterna, el brillante punto de luz clara.
El Guardin del Tiempo est muerto dijo Soli. Estaba de pie junto a nosotros,
sujetndose la mano, que sangraba tambin. Un trozo de cristal le haba cortado los
dedos. Mir el cuerpo del Guardin del Tiempo. Veneno nervioso de los guerreros
poetas, no es as? Tu madre saba de esas cosas. Y entonces, tras mirarla, dijo
rpida, urgentemente: Si nos apresuramos, tal vez podamos llevarla a un crilogo
antes de que muera su cerebro.
Me sorprendi que dijera esto. No le haba credo capaz de perdn o compasin.
Advert que no le conoca en absoluto. Busqu los latidos del corazn en el pecho de
mi madre, y luego le cerr los ojos.
No, nada de crilogos dije. Est muerta; muri en el momento adecuado.
Me levant y me volv hacia la ventana. Vi una luz terrible. La mayora de los lores
estaban arrodillados o tendidos en el suelo, sangrando. Nikolos el Anciano se frotaba
los ojos, clavndose irracionalmente an ms los cristales. Trozos de cristal haban
destrozado la cara de Burgos Harsha. Gritaba y se retorca en el suelo mientras
Mahavira Netis, cuya firme cara marrn estaba cortada y sangrante, se inclinaba
sobre l y sacaba las lascas de cristal ms largas. Y esto era horrible, pero no terrible.
Mirad! exclam alguien, y seal hacia la ventana. Mir, y vi lo terrible. Sobre
los Campos Huecos se alzaba una nube en forma de hongo. Yo nunca haba visto un
hongo antes, pero saba muy bien lo que era; todos los seres humanos han aprendido
que a veces las nubes se alzan en forma de hongos. La nube arda casi negra contra el
cielo azul. Se alzaba y se expanda, una montaa oscura unindose al crculo de
montaas reales en torno a la Ciudad.
Es una bomba atmica, verdad? pregunt Soli mientras se acercaba a la
ventana. Vio lo que yo vea: Todas las torres de los Campos y muchos de los edificios
de la parte sur de la Ciudad haban sido destruidos, volados hasta los cimientos.
Por qu estamos vivos? Por qu no ha sido destruida toda la Ciudad? No podra
ser..., quin podra creer que es una bomba atmica?
Pero lo era. De algn modo lo supe, igual que Soli lo saba. Se produjo un rugido y
un trueno, y el hongo pareci brillar. Era, especficamente, una bomba de hidrgeno,
como supe ms tarde por los reparadores y mecnicos que exploraron el crter
fundido que antes haba sido la Caverna de las Naves Luz. Era una pequea bomba
de hidrgeno activada por lser, una bomba muy vieja que haba perdido la mayor
parte de su deuterio en los miles de aos que haban transcurrido antes de su
explosin. La bola de fuego apenas haba sido lo suficientemente caliente como para
destruir las Cavernas. Por eso estbamos vivos. Por eso la Ciudad estaba viva,
porque era una bomba vieja y dbil y haba estallado bajo tierra, en el corazn de las

Cavernas. Pero yo no saba esto mientras contemplaba la nube crecer sobre la parte
sur de la Ciudad. Pens en las palabras del Guardin del Tiempo: As que era
demasiado vieja, y slo supe que haba intentado destruirlo todo con una bomba
atmica.
Por qu? pregunt Sol. Tan amargado estaba?
Me inclin para ayudar a Mahavira a sacar cristales de la cara de Burgos, pero no
pude hacer gran cosa. Me acerqu al Guardin del Tiempo. Muchos de los lores
(afortunadamente, pocos estaban malheridos) me rodearon. Toqu la cara del
Guardin del Tiempo, endurecida por el veneno nervioso. Les cont lo que me haba
dicho Kalinda de las Flores.
Es viejo dije, y Horthy Hosthoh no era su verdadero nombre. Ha sido
Guardin del Tiempo durante mucho, mucho tiempo.
Durante cientos de aos dijo Soli.
No, durante miles de aos. Si la Entidad tiene razn, este Guardin del Tiempo
es el mismo Guardin del Tiempo que fund la Orden. Ha sido Guardin del Tiempo
durante 2934 aos.
Rowan Madeus? jade Soli. Dices que es l? Ha habido dieciocho Lores
Horlogos..., es fcil recordar todos sus nombres. Me pides que crea que todo era
falso?
Falso, ciertamente. El Guardin del Tiempo ha falsificado las historias. Debe
haber tenido un clon replicado. Diecisiete veces ha dejado que uno de sus clones
muriera en su lugar. Diecisiete veces ha acudido a un tallador para restaurar la
apariencia de juventud y empezar as de nuevo su carrera. Pero no lo har ms.
El viento helado atravesaba la habitacin, trayendo el solemne ritmo de las
campanas de la Ciudad Vieja. No las haba odo doblar desde que era un nio,
cuando la gran tormenta enterr la Ciudad y mil personas (la mayora pobres
harijanos) murieron. Pens en las solemnes palabras de la Entidad.
Es historia escrita dije, Y creo que es an ms viejo que la Orden. Rowan
Madeus fue slo uno de sus nombres.
Es imposible dijo Soli.
Inspir una bocanada de aire. Estaba lleno de horror y esperanza. Me senta muy
excitado.
Soli, creo que era del linaje de Thomas Rane, el rememorador. Es inmortal..., era
inmortal. Su nombre era Kelkemesh. Me levant. No lo ves? medio grit.
La bsqueda, nuestra expedicin, todo ha sido para nada. El Guardin del Tiempo,
este Kelkemesh, es el ms viejo, el ms antiguo. Hemos recorrido media galaxia con
nuestras preguntas, cuando la respuesta estaba aqu todo el tiempo.

Pero la respuesta (el secreto de la vida que tanto haba buscado), no estaba tan a la
mano. Durante los das de pesadilla que siguieron, das de cavar en los edificios
destruidos para rescatar los miles de cadveres calcinados y preparar los cuerpos
para enterrarlos, el Lord Imprimtur, Nassar wi Jons, trabaj en el cadver del
Guardin del Tiempo. Nassar era un hombre ancho y retorcido, un hombre que
haba nacido enfermo de la mdula, con tantos huesos desplazados y deformaciones
en su carne que los talladores y unidores necesitaron todo su ingenio solamente para
esculpirle como aquella pequea grgola jorobada (pero brillante) que intentaba
decodificar los secretos del Guardin del Tiempo. Yo le haba dicho:
Lo mismo que hiciste con el plasma de los alaloi, lo mismo que intentaste hacer:
busca en su ADN la impronta de los ieldra.
Once das despus, hizo su decepcionante y sorprendente declaracin: El ADN del
Guardin del Tiempo no era diferente al mo propio, o al de cualquier otro hombre
(cualquier otro hombre, naturalmente, que no hubiera nacido enfermo de la mdula).
Y este Guardin del Tiempo no era realmente el Guardin del Tiempo.
Era un clon replicado explic Nassar al Colegio de Lores, cuando nos
reunimos en sesin de emergencia. Con sus ojos desparejos (su ojo azul era ms
grande que su ojo marrn medio cerrado), me mir y sacudi su cuadrada cabeza.
Un doble, una falsificacin..., un robot, si queris. Los senderos, disclpame, Lord
Piloto, los senderos neurales fueron alterados con la impronta de nuevos programas
robot. Un doble.
Otro clon! Un doble, con aquellos ojos demasiado pacficos que no eran los ojos
del Guardin del Tiempo..., por qu no haba percibido aquello inmediatamente?
Sin duda haba hecho que el clon alcanzara la madurez y lo haba programado con
sus propios hbitos, pautas de conversacin y recuerdos para engaarnos. Lo haba
programado para asesinar. Entonces, no todos los robots del Guardin del Tiempo
haban sido destruidos. Este ltimo robot, este remedo de hombre, haba vivido lo
suficiente para asesinar a mi madre, casi para cumplir la venganza del Guardin del
Tiempo.
Dnde est entonces el Guardin del Tiempo?
Quin puede saberlo?
Cerr el puo y hund los nudillos en la mesa.
Si era un clon, su ADN debera ser idntico al del Guardin del Tiempo.
No, Lord Piloto dijo Nassar, confirmando mis temores. Si el mensaje de los
ieldra est verdaderamente inserto en los cromosomas del Guardin del Tiempo, si l
lo saba y quera mantenerlo en secreto, si utiliz los servicios de un maestro unidor,
entonces podra haber alterado el ADN del clon para sacar el mensaje de las Eddas.
Maldito sea!

Debes saber algo ms, y como Lord Imprimtur soy quien tiene que decrtelo.
No creo en tus Antiguas Eddas. Pocos lo hacen. El Guardin del Tiempo hizo un clon
para que ejecutara sus asesinatos mientras escapaba de la Ciudad..., no para esconder
un secreto inexistente. Olvida al Guardin del Tiempo, Lord Ringess. Nunca lo
volvers a ver.
Pero yo no poda olvidar al Guardin del Tiempo. Incluso cuando el Colegio de
Lores hizo planes para construir una nueva Caverna para albergar a las nuevas
navesluz que se estaban diseando (la bomba haba destruido todas las navesluz,
lanzaderas y rompevientos de la Ciudad), pensaba en l todo el tiempo. La Entidad
no me haba mentido, me dije. Por qu iba a mentir? El mensaje de los ieldra estaba
enterrado dentro del Guardin del Tiempo, dondequiera que estuviese. Si haba
huido a las estrellas en una naveluz, el secreto haba huido con l. Si se esconda en la
Ciudad, tal vez en alguna morada hibakusha del Sector Extremo, entonces su secreto
estaba tambin escondido.
Ms tarde, ese mismo da, enterramos a seis mil doscientas seis personas en la
Colina de la Pena bajo Urkel. Pareca que la mayor parte de la Ciudad haba
soportado el fro para asistir al funeral, En el ancho y nevado extremo sin de la fosa
se apretujaba una masa de harijanos, aliengenas y extremos venidos para honrar a
sus muertos. (La mayora de las vctimas, naturalmente, eran horlogos, cticos,
reparadores y los diversos aspirantes encargados de las naves. Unos cuantos eran
pilotos.) Frente a ellos, donde los robots hablan excavado un estrecho llano
colindante a las verticales paredes de la Colina, estaban los hombres y mujeres de la
Orden. Divididos en nuestras profesiones, fila tras fila, alineados sobre la tierra negra
y congelada. Los pilotos estbamos ms cerca de la fosa. Haba demasiado pocos de
nosotros. El Sonderval, Salmalin, Li Toih y los otros supervivientes de Perdido Luz
formbamos una fina lnea negra, seguida por los escatlogos con sus pieles azulea y,
tras ellos, las filas de mecnicos. Como yo era Lord Piloto y Soli era Antiguo Lord
nos encontrbamos juntos al borde de la fosa. Fue all, mientras el pozo era inundado
y las aguas heladas empezaban a alzarse sobre los cuerpos apilados, donde me enter
del destino del Guardin del Tiempo.
Ha huido de la Ciudad dijo Soli. Llevaba una negra piel con capucha. Ech
hacia atrs la capucha para que yo pudiera or mejor sus palabras por encima del
viento. Qu fiero pareca, con su nariz similar al pico de un talo, sus cejas esculpidas
y sus ojos brillantes! Qu furioso, qu vengativo!. La noche anterior a la bomba
atmica, rob un equipo de perros y un trineo de las perreras..., el encargado me lo
ha dicho. Huy al mar, como un ladrn en la noche. Por qu, Piloto? Buscaba la
muerte? O espera vivir entre los devaki o cualquier otra tribu? O es soledad y
olvido lo que quiere? S, soledad, hasta que pasen cien aos o mil y regrese para
convertirse de nuevo en Lord Horlogo.

Agach la cabeza y mir el pozo cbico. Busqu a mi madre. Me haban dicho que
estaba en alguna parte en la capa superior de cadveres. Pero el agua se congel
rpidamente, y no pude encontrarla.
Si vuelve dentro de cien aos, puede regresar a una ciudad muerta dije, y
seal hacia el cielo, en la direccin general del Grupo Estelar Abelino, donde haba
estallado la Estrella de Merripen. La supernova puede conseguir pronto lo que no
hizo la bomba del Guardin del Tiempo.
Soli asinti.
Tu madre debera haber sido enterrada en el mausoleo de los cantores
murmur tristemente. Era una cantora, despus de todo.
No, era una hibakusha. No pudo evitarlo. Que sea enterrada como la vctima
que fue.
El Guardin del Tiempo la mat. Su clon. Lo querrs muerto, no?
Espero que viva dije, tratando de ser compasivo por una vez en la vida. Si
lo hace, el secreto vivir con l.
Soli agach la cabeza.
Fue el Guardin del Tiempo quien asesin nuestra radio dijo
sorprendentemente. Ahora todo est muy claro. Quera que nuestra expedicin
fracasara, no? S, y por eso asesin a Katharine, Si hubiramos podido llamar a la
Ciudad antes... Pero no, no tenamos radio, y Katharine est muerta.
Yo la amaba, Soli. Oh, Dios, cmo la amaba!
Los muertos susurr. Nunca haba visto a nadie tan amargado, Tantos.
Empec a sollozar abiertamente por mi madre, y me cubr los ojos porque me
avergonzaba que Soli me viera llorar.
Ya no me queda nada en Neverness dijo Soli. No, nada, y por tanto debo
renunciar a mis votos. Es hora de que deje la Orden.
Adnde irs? pregunt. A mi pesar, sent curiosidad por conocer sus planes.
Estoy cansado de las estrellas. Y odio esta ciudad. Hay un trineo y perros
esperndome en el Embarcadero. Voy a salir a los hielos, posiblemente ms all de
Kweitkel. Seguir al Guardin del Tiempo..., no debera de ser difcil. Cuando le
encuentre, lo alancear como a un pez. Por lo que le ha hecho a la Orden. Un
montoncito de tierra, desprendido por su bota, salt hacia adelante y cay a la fosa.
Cuando golpe el hielo, se hizo pedazos. Nunca regresar.
El cuerpo del Guardin del Tiempo debe ser trado.
No, ir con los devaki. Tal vez Yuri honre su palabra y an me reciba bien.

Si vives como un devaki, no habr talladores ni cticos para devolverte a tu


juventud. Al final, morirs.
S.
Entonces, todo su cuerpo se puso rgido. Movi la boca contra el fro, tratando de
decir algo. Por fin consigui pronunciar las palabras.
Podras venir conmigo susurr. Debi ser la cosa ms dura que haba dicho
jams. Podramos coger dos trineos. Podras traer su cuerpo al Lord Imprimtur.
T tendrs tu secreto y yo tendr..., yo tendr lo que tengo.
Le sorprend mirando al oeste, ms all de la Ciudad. A la sombra de la Colina de
la Pena, su cara era larga y sombra, pero vi un inconfundible brillo de reverencia. No
odiaba Neverness; la amaba. Se senta apartado por la mala suerte de la Orden y de
su ciudad. Si tena que marcharse (lo le en sus ojos, y l me lo dijo ms tarde), quera
enviar un regalo. Tal vez el Lord Imprimtur decodificara el secreto del cuerpo
congelado del Guardin del Tiempo. Tal vez el secreto salvara al hombre del Vild y
de otros peligros. Porque amaba a la Orden, y en el fondo porque amaba la vida ms
de lo que me amaba a m, contuvo su furia y su desprecio.
El Guardin del Tiempo nos lleva ventaja dijo, pero an tenemos nuestros
cuerpos alaloi. Y dos pueden viajar ms rpido que uno, dicen los devaki. Lo
capturaremos, no? All fuera... Seal hacia el oeste, donde el borde del mar
chispeaba bajo los glaciares de Attakel.
Slo tard unos instantes en decidirme. Mientras los pilotos y profesionales
inclinaban la cabeza para musitar un rquiem por los muertos, yo alc la ma. Al
oeste se extenda el aire libre y el duro hielo interminable.
Ir contigo le dije al viento que cortaba entre nosotros. A encontrar al
Guardin del Tiempo.
El recuerdo del ltimo y ms sagrado de mis votos de piloto era ms glido que el
viento, que era fro muerto, lo suficiente para endurecer el hielo de la tumba en una
cripta opaca y blanquiazul alrededor del cuerpo de mi madre. Escuch al viento
soplar a travs de la Ciudad y los kilmetros de mar vaco. Una vez, haca mucho
tiempo, haba jurado buscar la sabidura y la verdad aunque la bsqueda llevara a mi
muerte y la ruina de todo aquello que amaba y quera. Muy bien, me dije, all en el
mar, dentro del cuerpo de un hombre muy, muy viejo, estaba la sabidura. All fuera
encontrara por fin la verdad.

Captulo 28
Ananke
No est en nuestro poder amar u odiar,
pues en nosotros la voluntad est sometida al destino.
Cristopher Marlowe, Poeta del Siglo de la Navegacin.

As, salimos al mar. A primeras horas de la maana siguiente baj al Sector


Extremo y me reun con Soli en el Embarcadero, all donde el borde oriental de la
Ciudad se encuentra con el hielo. Realmente, no haba nada ms que hacer. Todas las
naves de la Ciudad (incluso las de los corredores-gusano) haban sido destruidas; por
lo tanto, no podamos perseguir al Guardin del Tiempo por aire. Cargamos nuestros
trineos en medio del silencio y la oscuridad. Hicimos rpidamente nuestro trabajo.
Amontonamos en sus armazones de madera pellejos llenos de nueces baldo y
nuestras pieles de dormir, y las sierras para el hielo, los arpones, las lanzas, os
rascadores, los asperones y las otras herramientas que necesitaramos para sobrevivir
al aplastante fro. Gran parte de este equipo era familiar, residuos de nuestra primera
expedicin. Con mis viejas botas de piel de foca recorr el embarcadero de madera
dispuesto en la nieve de la playa. Ol el viento seco, fro y salado que soplaba desde
el Firme. Cuando cog mi viejo arpn, los recuerdos empezaron a ondear. La helada
rigidez de los arneses de cuero, las nubes de nieve en polvo barriendo el hielo oscuro,
los ansiosos gemidos de los perros mientras el encargado los sacaba de las perreras...,
todo pareca tan natural, tan familiar, tan dolorosamente real. Enganch mis siete
perros a mi trineo, lleno de una sensacin de urgencia y ansia de partir. El encargado
de los trineos, un tosco extremo de Yarkona, agitaba furiosamente sus lisas
mandbulas mientras masticaba un trozo de raz de fiebre para mantenerse en calor.
Mientras escupa el fiero jugo a la nieve, nos fue instruyendo sobre los perros.
Su gua es Kuri, y su segundo es Ame, y sos son Hisu, Dela, Bela, Neva y
Matsu me dijo, sealando la fila del arns. Inform de los nombres del otro equipo
de perros a Soli, que estaba arrodillado acariciando el hocico de su perro gua,
Leilani. Ser mejor que sean amables con ellos. No estn acostumbrados a largos
trayectos. Y cuidado con las goletas de los hielos, por favor, porque les gusta
perseguirlas.

Sonre mientras observaba a travs de la oscuridad los cabos de atraque donde las
goletas de los hielos vibraban y rugan con el viento. Era demasiado temprano para
que nadie emplazara una vela de colores y recorriera el Firme (y, adems, con parte
de la Ciudad en ruinas, no era poca de diversiones). Mis perros mordan sus correas
y se olisqueaban mutuamente, y no pude dejar de preguntarme si no sera mejor que
Soli y yo nos dirigiramos al oeste en una goleta. Pero, naturalmente, aquello habra
sido desastroso. En alta mar, el hielo estara resquebrajado y lleno de fisuras, con
socavones y grietas. Un equipo de perros, incluso unos perros blandos y juguetones
como stos, era nuestra nica esperanza. Dese haber tenido ms tiempo para
entrenar a autnticos perros de trineo, como Liko y nuestros antiguos animales. Pero
no tenamos tiempo. El Guardin del Tiempo ya nos llevaba das de ventaja.
Con las primeras luces llevamos los trineos al mar. El hielo del Starnbergesse
brillaba anaranjado ante nosotros. Buscamos las huellas del Guardin del Tiempo en
la nieve, y las encontramos. Parches de nieve en polvo cubran parcialmente las
huellas de los perros y la muesca de los patines, pero no haba nevado durante los
ltimos diez das, as que las huellas eran rectas y fciles de ver. Las seguimos hasta
el borde de Attakel, donde el hielo es blanco y desnudo, donde todo lo que el ojo
puede ver es nieve o cielo o hielo, y los colores son los colores del hielo o las
longitudes de onda reflejadas de la luz que se desprende del hielo: los distantes
prpura de los capullos de hielo que crecen en crculos cada vez ms amplios a
nuestro alrededor; los icebergs turquesa y blanco congelados rpidamente en cientos
de pirmides inmviles; el destello cegador del cielo cobalto.
Viajamos rpido durante todo el da. A ltima hora de la tarde, las montaas de
Neverness no eran ms que una neblina azul y blanca detrs nuestro. Ondulaban en
el aire, y parecan ms insubstanciales que el aire mismo. Con cada kilmetro que
recorramos, mientras respiraba entrecortadamente a travs de mi bigote congelado y
escuchaba el rascar y deslizar de los patines y los jadeos de los perros, mis recuerdos
de la Ciudad se volvieron tambin ms insubstanciales. Qued preso del mundo y las
sensaciones del mundo. Cmo amaba el olor sedoso y almizclado de mis pieles de
shagshay, el picoteante aire salado contra mi cara engrasada, incluso el dolor de las
fras yemas de los dedos dentro de los helados guantes! El lento y firme viento del
oeste murmuraba su msica en mi odo, y una vez ms me sent lleno de miedo y
destino. En verdad, era un hombre desesperado, tan desesperado como los pobres
perros que aullaban al chasquido de mi ltigo. Pero algo tiraba tambin de m, algo
que estaba tan fuera de m mismo y tan separado como la luz de las estrellas.
Pensaba que era el destino, no mi destino en particular, sino un destino superior, el
destino al que todas las cosas del universo deben someterse. Senta este destino (y era
el destino de Soli y el Guardin del Tiempo y mi Ciudad, el destino, tambin, de la
punta de pedernal de la lanza para matar osos de Soli), senta el largo y urgente
sonido de ananke rugiendo en mi sangre. Mantuve los ojos clavados al vibrante
crculo del horizonte occidental. Aunque la oscuridad caa sobre nosotros, quera
continuar. Estaba jubiloso, sin respiracin por la emocin de nuestro primer da de

viaje. Senta que poda continuar toda la noche, siguiendo las huellas del Guardin
del Tiempo a la luz de las estrellas. Pero los perros estaban cansados y hambrientos;
sus patas estaban lastimadas y cubiertas de hielo. No podamos continuar. Lejos de la
Ciudad, y an demasiado lejos de nuestro destino, nos detuvimos y construimos una
choza en el mar. En la oscuridad, cortamos bloques de hielo con nuestras sierras y les
dimos forma de choza. Metimos dentro nuestros utensilios, comida y pieles para
dormir. Alimentamos a los perros con trozos de filetes cultivados; comimos, bebimos
nuestro caf, y nos, metimos dentro de nuestras pieles para pensar nuestros
pensamientos privados y soar nuestros sueos.
No dorm en toda la noche. Durante mucho tiempo, mis pautas de sueo haban
estado cambiando conforme yo cambiaba. Yac escuchando la respiracin apagada
de los perros en el tnel y al viento abrindose paso a travs de las grietas entre los
bloques de hielo. La choza brillaba con la luz de la hoguera, que mantuve avivada
hasta la maana. En su lecho de nieve, junto a m, Soli miraba las fluctuantes
sombras de las llamas en el techo. Permaneci quieto y silencioso; pareca como si
durmiera con los ojos abiertos. Pero no dorma. Sin mirarme, empez a discutir sobre
los pequeos problemas de nuestro da de viaje.
Ese encargado de los trineos no saba nada de perros. Era de Yarkona, no?
Maana pondremos a Arne en el lugar de Neva. Ponle entre las hembras, de esa
forma dejar tranquilo a Yuri y Hisu no le morder. Tendremos que hacer calcetines
para Bela y Matsu, no? Has visto sus patas? S, tendremos que hacer calcetines para
ambos equipos antes de que lleguemos a las Islas Exteriores. Los corredores-gusano
dicen que all el hielo est mellado como la tnica de un autista.
Era triste que el nico momento en que Soli y yo parecamos comprendernos
mutuamente fuera cuando nos esforzbamos por resolver un problema, ya fuera
matemtico o el problema mucho ms inmediato de permanecer con vida en
temperaturas lo suficientemente fras como para congelar el dixido de carbono de
nuestra respiracin. Hablamos de cazar focas cuando la comida, inevitablemente, se
nos acabara; hablamos de la fina cualidad de la saffel, la nieve rpida. Al amanecer,
nuestra charla se centr en las matemticas. Quera or mi demostracin del Gran
Teorema, pero era demasiado orgulloso para pedirlo. Su amargura gravitaba entre
nosotros como una nube congelada.
Mi vida ha estado dedicada a las matemticas, y qu he conseguido?
murmur a las paredes curvas de la choza. Le cont, entonces, la demostracin de la
Hiptesis del Continuo. Sin la estimulacin de mi nave (y su Hoja de Vorpal), ciegos a
los espacios visuales donde conjurar las ideoplastias de la Hiptesis, hizo falta
mucho rato para hacerle ver la demostracin. Por fin, cuando comprendi mi
demostracin de que el subespacio Justerini est imbuido en el espacio Lavi simple,
se enderez tan rpidamente que casi se golpe la cabeza con el techo. Alto!
exclam. Ahora lo veo! Debera de haberlo visto antes, es un truco astuto; El
esquema de correspondencias Lavi se reduce ahora, no? Es una demostracin

hermosa, una demostracin elegante. Y entonces su voz se convirti en un suspiro,


y tuve que esforzarme para orle decir: Oh, estuve tan cerca.
Es una prueba constructiva dije. Me inclin y agit la hoguera. Una prueba
constructiva: No slo era posible caer de una estrella a cualquier otra con un solo
trazado, sino que exista una forma, inherente en mi demostracin, de construir tal
trazado.
Una hermosa demostracin repiti Soli. S, y ahora tu dilema. Cualquiera...,
incluso los mercaderes pilotos y dems, podr caer donde quiera.
Tal vez dije.
Ser posible la guerra, guerra real entre planetas.
sa era la teora del Guardin del Tiempo.
La Orden nunca ser la misma, verdad? Y todos los Mundos Civilizados?
Me coloqu la capucha.
Eso era lo que tema el Guardin del Tiempo. Trat de matarme, de matarnos a
ambos, porque tena miedo.
S dijo Soli. Hablbamos constantemente de esas cosas. Me adverta contra
el cambio, y me castig muchas veces por no escuchar. El cambio..., si no hubiera
sido por tu alocada primera incursin en la Entidad, podramos haber cambiado sin...
y aqu su voz se endureci y chasque, sin desastre.
Lo siento dije, pues saba que estaba pensando en Justine.
Qu decidirs? me pregunt. Sobre la Hiptesis? Qu hars?
No lo s.
Guard silencio, y mucho despus cay en un sueo reparador.
Yo me qued despierto, observndole agitarse y retorcerse dentro de sus pieles.
Me pregunt si debera mostrar la demostracin de la Hiptesis a los otros pilotos.
Empec a repasarla de nuevo en mi mente. Cuando llegu a la compleja exposicin
del primer Lema Danladi, lament la prdida de mi nave. Por reflejo (casi por
instinto), me encontr extendindome mentalmente como si lo hiciera hacia las
neurolgicas de mi nave. Me un a m mismo. Mis ojos estaban fuertemente cerrados;
parec flotar dentro de la oscura cobertura de mis pieles. Fuera de la choza haba
negrura y fro, pero dentro, dentro de mi cabeza, haba fuego y luz. Durante un
momento las diamantinas ideoplastias del Lema aparecieron ms claramente que
ninguna otra cosa que hubiera visto. Entonces estall una tormenta de ideoplastias
mientras la demostracin tomaba forma. No saba exactamente cmo aquellas
ideoplastias excitaron mi corteza visual. No haba ninguna nave-ordenador, ninguna
neurolgica para crear los espacios visuales del temposueo y los otros espacios de
un piloto sumergido en las profundidades del multipliegue. Slo estaba mi cerebro y
mi yo cambiante, fuera lo que fueran realmente cerebro y yo. Y hubo trazados, una

secuencia entera. El densospacio sobre Neverness apareci, denso, retorcido e


impenetrable. De pronto se abri como una bola de seda, y vi miles de nuevos
trazados, nuevos caminos a las estrellas. A Vesper y Darghin, y ms, a la Doble
Takeko y a Abrath Luz, que arda azul, caliente y brillante, y ms all, a las estrellas
sin nombre, las estrellas condenadas y perdidas del Vild. Haba una infinidad de
interconexiones entre las estrellas del universo; cada estrella estaba conectada con
todas las dems. Vi esto en un momento, y fui ms profundamente consciente del
multipliegue que nunca antes. Cuando pens en la fuente de esta visin, sent miedo.
Entonces, tan bruscamente como haba venido, desapareci. El multipliegue se cerr
como un mar de invierno. Hubo oscuridad. Abr los ojos a las sombras de la choza.
Soli roncaba entrecortadamente mientras apretaba los dientes. Aunque estaba tan
cerca que el roco helado de su respiracin salpicaba mis pieles, me sent muy solo.
El miedo permaneci conmigo durante toda la noche, ms intenso que nunca
desde mi regreso de Agathange. Me pregunt de nuevo por la evolucin de la semilla
divina de los agathanianos. Haba completado su trabajo? Estaba muriendo mi
cerebro, reemplazado bit a bit con neurolgicas preprogramadas? No lo saba, pero
senta que algo terrible y maravilloso me estaba sucediendo. Conjur esta imagen: Vi
millones de neuronas, con sus gruesos e irregulares cuerpos celulares, hinchndose y
estallando, las vainas de mielina que cubran los largos axones disolvindose, siendo
absorbidas. A travs del complejo tejido de millones y millones de dendritas, las
neurolgicas se replicaban y crecan. Habra nuevas conexiones, placas de cristal de
ordenadores protenicos enlazndose. Y todo esto suceda, o eso imagin, dentro de
mi corteza, en aquella maravillosa jalea roja sobre mis ojos. Y aqu estaba mi miedo.
Los lbulos frontales se desconectaran de mi cerebro lmbico, o tal vez se conectaran
de nuevas formas extraas. Mi control de m mismo estara cambiando. Habra
nuevos programas, tal vez programas profundos, nuevos, ocultos. Y ahora estaba
terminado, o casi terminado. No poda decir cmo saba esto. Slo saba que, cuando
cerraba los ojos y dominaba mi programa de miedo, el multipliegue se abra ante m,
tan esplendoroso y profundo como el multipliegue donde haba estado mi naveluz. Y
aqu estaba mi asombro. Dentro de m haba un mar insondable, brillante, cristalino,
extendindose en todas direcciones. Sent insinuaciones de infinito, de que todas las
cosas eran posibles. Permanec despierto, contemplando la luz del amanecer filtrarse
por entre las rendijas de los bloques de nieve. Entonces los perros empezaron a gemir
y a ladrar, cuando Soli se agit y se quit el polvo de nieve de las pieles. Me frot los
ojos y parpade, y amonton unos puados de nieve en la cafetera para poder tener
un poco de caf con el que enfrentarnos al nuevo da.
***
Durante diez das seguimos hacia el oeste las huellas del Guardin del Tiempo.
Dos veces las perdimos, all donde la nieve era densa y se amontonaba en brillantes

dunas blancas de un kilmetro de largo. Pero rpidamente las encontramos de nuevo


al dirigir nuestros trineos en una pauta sinusoide por el eje occidental de nuestro
trayecto: Primero nos dirigiramos al norte y luego giraramos hacia el sur,
atravesando lo que habra sido nuestra lnea recta hacia el oeste. Y luego al sur,
girando de vuelta al norte, y as sucesivamente, haciendo eses por la nieve como una
musaraa hasta que encontramos sus huellas. Mientras el Guardin del Tiempo se
dirigiera al oeste (y en qu otra direccin podra huir?), esta pequea tcnica sera
infalible. A menos que nevara. Si nevaba, kilmetro tras kilmetro de hielo quedaran
cubiertos de una blancura sin marcar, y perderamos demasiado tiempo
movindonos de forma ondulante. Pero haca demasiado fro para que nevara.
Dependamos del fro, aunque el fro atravesaba como un cuchillo nuestras pieles y
nos helaba hasta el corazn. En verdad, el fro casi nos mat. Haca tanto fro que la
nieve estaba seca y chirrante como la arena. El aire no contena humedad alguna, y el
cielo era de un azul profundo, casi azul negro, como la tnica de un escatlogo. El
aire seco y glido nos hiri la nariz hasta que nos empez a sangrar. Respirbamos
aire duro como el hielo, y sentamos las puntas heladas cristalizar en nuestra
pituitaria, congelndose y cortando nuestra carne clida. Soli sufra ms que yo. La
sangre helada cubra su bigote y su barba y el cuello y el pecho de sus pieles blancas.
Pareca un gran oso blanco que hubiera metido el hocico en el cadver
ensangrentado de una foca. Pero la sangre era toda suya; estaba dbil por el fro y la
continua prdida de sangre. Una vez, durante una tormenta, mientras se parapetaba
tras la pared de hielo que habamos construido apresuradamente, se quit
estpidamente un guante para calentarse la nariz con la mano. Las yemas de tres de
sus dedos (y eran los mismos dedos que se haba cortado con el cristal en la Torre del
Guardin del Tiempo) se congelaron rpidamente. Como estaba helado y tiritaba, me
abr las pieles al estilo devaki y calent sus dedos helados contra mi estmago. Era
extrao sentir sus duras uas y su piel contra la ma propia, extrao y preocupante.
En cuanto sus dedos se descongelaron, le apart la mano y la cubr.
Cierra el puo dentro del guante le dije, Y trata de mantener la mano
apartada del viento.
Me mir a travs de sus prpados cubiertos de lgrimas congeladas (el fro nos
haca lagrimear).
No eres el nico que recuerda cmo curar dedos congelados. No? y entonces
cerr el puo y se lo meti debajo del sobaco. Gracias.
Durante todo nuestro viaje, apenas nos hablamos a menos que fuera para
comunicar un fragmento vital de informacin. E, incluso entonces, a menudo nos
comunicbamos sacudiendo la cabeza ante una rpida pregunta hecha con un
gruido, o sealando las huellas del Guardin del Tiempo all donde giraban
levemente al noroeste, o sonriendo para darnos las gracias cuando uno u otro
preparaba el caf por la maana. Nuestras vidas fras y dolorosas adoptaron pronto
un ritmo. Al final de cada da, construamos la choza y luego cubramos las grietas

desde fuera. Despus sacbamos nuestras cacerolas y la comida, nuestras tiesas


pieles de dormir, que extendamos sobre los lechos de nieve que construamos, todo
lo que necesitaramos para la noche. Mientras Soli atenda la hoguera y la choza se
llenaba de luz, yo traa los bloques de nieve que fundir para el caf y un bloque
mayor para tapar el tnel y protegernos del viento. Cuando los, perros terminaban
de comer y quitbamos la nieve de nuestras pieles, era el momento de beber nuestro
caf de Mundo Verano, de comer nuestras nueces baldo y nuestra carne hervida.
Tiempo de calentarnos y pensar. Ms tarde, con las pieles colgando para que se
secasen, mientras sorbamos nuestras ltimas tazas de t, Soli me lea del Libro del
Silencio.
La mayora de la gente piensa que el silencio es la negativa, la mera ausencia de
sonido. Pero eso no es cierto. El silencio es algo real, casi tan palpable y duro como la
piedra. Aquellas noches dentro de la choza, cuando el viento haba muerto y los
perros estaban dormidos, Soli se sentaba envuelto en sus pieles contemplando en
silencio su tazn de caf. En una ocasin, cuando el aire se calent ligeramente y
cristales de hielo colgaron del cielo como un velo amarillo sobre el sol, discutimos
sobre lo que haramos si pasaba un frente y nevaba. Una vez nos instalamos cmodos
(y uso esta palabra en un sentido muy relativo) dentro de la choza, yo insist en que
el Guardin del Tiempo huira hacia Kweitkel. Estaba muy seguro de m mismo. Soli
apret su tazn de caf y me dirigi una mirada que significaba: Eres igual que yo,
demasiado testarudo y arrogante!. Luego se qued quieto y silencioso como una
piedra, y el Libro del Silencio se abri. Sus fros ojos y su cara eran la clave; en su cara
estaba escrita la primera pgina del Libro, y lo que all haba escrito era odio.
Se odiaba a s mismo. Todos los hombres y mujeres, naturalmente, siendo seres
humanos, encuentran alguna parte de sus yoes demasiado humanos a la que odiar.
Pero l llevaba su odio ms adelante; haca un arte de odiarse a s mismo. Su orgullo,
su furia, su distanciamiento de los sufrimientos de sus semejantes..., odiaba estas
debilidades igual que odiaba su falta de imaginacin y su fracaso para demostrar la
Hiptesis. Y, ms an, se odiaba simplemente por tener debilidades de cualquier
tipo. Yo le observaba colocar sus labios blancos y llenos de ampollas sobre el borde
de su tazn y soplar su caf, y se me ocurra que odiaba ser humano. l, aquel
hombre ceudo y reflexivo que tan a menudo se haba aventurado por las oscuras
deslizaderas heladas de su alma, haba descubierto que definimos nuestra
humanidad (nuestros propios yoes) ms por nuestras debilidades que por nuestras
fuerzas. Y all estaba la trampa que le rodeaba como el hielo del mar de invierno:
Amaba ser humano tanto como lo odiaba, porque era lo nico que saba ser. El Soli
superior, el Soli que algn da emergera del defectuoso, amargado y antiguo Soli si
aflojara su helada tenaza sobre s mismo, tema a este Soli (y por tanto lo odiaba) ms
que a todas las cosas. Y l saba todo esto. Se vea mejor a s mismo de lo que yo
podra jams a travs de mis ingenuos ojos de ctico. Era este conocimiento y esta
visin de s mismo lo que sellaba la tumba de su odio hacia s mismo. Si pudiera ver
realmente la espiral de odio y temor que le atrapaba, no podra liberarse? No, no

podra. Era slo humano despus de todo, maravillosa, trgicamente humano. Los
seres humanos, haba tratado de decirse a lo largo de tres vidas, deben aceptar su
propia humanidad.
Cuando alcanzamos la primera de las Islas Exteriores tuvo que aceptar tambin las
debilidades de su carne humana. El da trigsimo amaneci an ms fro que antes.
A quince kilmetros al sur de nuestra choza (y pareca an ms cerca en el fro aire
de la maana), el hogar ancestral de la familia Yelenalina era un montculo verde y
blanco sobre el hielo. Soli tosa ante el bronco aire (igual que yo) mientras miraba
rpidamente al sur, y tena problemas para manejar los arneses de los perros. Al
principio pens que su torpeza era debida a que estaba distrado; tal vez se
preguntaba qu le habra sucedido a la familia Yelenalina en estos ltimos aos.
Cuando Leilani hundi inesperadamente sus garras en la nieve y empez a ladrar a
la horda de somorgujos de las nieves que se dirigan hacia la isla, las tiras de cuero se
tensaron en torno a los dedos de Soli. Gimi y se mordi el labio.
Han vuelto a congelarse? pregunt, mientras me acercaba pisando la nieve
chirriante. Le ayud a soltar a Leilani y a su segundo perro, Gita, que haba saltado al
aire en su intil esfuerzo por alcanzar los pjaros. Djame ver tus dedos.
No, estn bien dijo l, exhalando vaho por su ensangrentada nariz. Fros,
pero bien.
Vamos a calentarlos dije. Ser difcil llegar a Kweitkel. Estamos a unos
cincuenta kilmetros de la placa de hielo de Fairleigh, creo. Extend la mano.
Trae, los calentar por ti.
No.
Tus malditos dedos estn congelados, verdad? Deberas haberlos mantenido en
calor, como te dije.
No estn congelados.
Permteme ver.
Djame, Piloto.
Yo temblaba a la semiluz de la maana, mientras el viento me meta nieve por el
cuello. Quera ponerme en marcha, dejar que el sol y el ejercicio me calentasen. Me
volv hacia el oeste, busqu en la brumosa blancura pliegues y grietas en la placa de
hielo.
Entremos en la choza. Calentar agua y te descongelaremos los dedos de esa
forma.
A pesar del fro, la frente de Soli estaba cubierta de sudor.
No tenemos tiempo.
Palme el costado de Ame, y at un calcetn de cuero en su pata lastimada.

Si pierdes el control de tu trineo y te caes en una grieta, perderemos ms que


tiempo.
Entonces l sacudi la cabeza y pate la nieve.
S, tiempo dijo, y entr en la choza.
Le segu por el tnel. Cuando se quit los guantes, vi que no haba mentido. Sus
dedos no estaban congelados. Estaban an peor. La carne haba muerto y empezaba
ya a pudrirse. Las yemas de sus dedos estaban negras, llenas de bacterias, cubiertas
de gangrena. Olan peor que cabezas de pescado muerto y podrido, Apenas pude
soportar el hedor, as que retroced hasta que mi cabeza choc contra la pared de la
choza.
l apart sus dedos como lo hara con una musaraa muerta.
Los primeros auxilios no han servido, no?
Podramos regresar a la Ciudad dije. Aunque la gangrena se extendiera a
toda tu mano, los unidores podran hacerle crecer una nueva mano en la mitad de un
cienda. En realidad, yo no quera regresar a la Ciudad.
No, no hay tiempo. Perderamos al Guardin del Tiempo.
Prefieres perder tus dedos?
Mejor que regresar a la Ciudad como un perro apaleado.
Mir sus dedos hinchados y arruinados, llenos de gases malignos.
No soy ningn tallador dije.
Tienes un cuchillo, no? Por tanto, puedes cortar.
Me frot la nariz.
No ser fcil.
Tienes miedo?
No ser fcil vivir entre los devaki sin dedos.
No, no lo ser, verdad?
Su cara permaneci sombra cuando tom su mano en la ma y la volv para
examinarle los dedos. No quera tocarlo, y mucho menos amputarle los dedos, pero
no se poda hacer otra cosa. Coloqu sobre una piel una aguja e hilo de mi bolsa de
costura. Desenvain mi cuchillo de matar focas. Lo puse sobre la hoguera hasta que
se volvi caliente y negro de carbn. Entonces le amput los dedos. Mientras l
apretaba los dientes y grua e intentaba contener el dolor, cort su dedo corazn e
ndice a la altura de los nudillos, y el siguiente hasta la palma. Rpidamente, resta
la sangre con el cuchillo caliente y cos los muones. Mientras sostena su mano, no
pude dejar de advertir cunto se pareca a la ma propia. (Pese a toda su profunda
amargura con la Orden, an llevaba su anillo de piloto en su meique. No creo que

se lo quitara nunca, a menos que tuviera que amputar tambin aquel dedo, y el anillo
cayera solo.)
Cuando termin de coserle los dedos, le di un tazn de t cha para preparar su
cuerpo contra la infeccin. Se mir la mano con el disgusto escrito en los labios.
Estaba mareado por el dolor, curiosamente charlatn.
Un trozo de cristal me hiere los dedos, estropeando la circulacin, y ste es el
resultado, eh? Un hecho engendra otro, una y otra vez, como sola decir el Guardin
del Tiempo. Si Justine no me hubiera hecho..., si yo no la hubiera golpeado, qu
habran sido nuestras vidas? Es duro dejar de pensar sobre eso, Piloto; no se pueden
evitar los pensamientos. Ella est muerta, por mi culpa. Y ahora, casi en casa, pero...,
pero no, los alaloi no mueren por perder los dedos, no?
Durante los das siguientes hicimos lentos progresos mientras l aprenda a dirigir
su trineo con una sola mano. Sus dedos sanaron rpidamente, y pronto pudo
manejar las correas entre el pulgar y los muones con bastante habilidad y sin sentir
autntico dolor. Una noche, mientras yo racionaba nuestras ltimas nueces baldo,
admiti que a veces senta un dolor espectral all donde antes haban estado sus
dedos. Odiaba ese dolor.
Es una lstima que no trajramos skotch dijo. No me mires as, Piloto! No
es que el dolor espectral sea tan duro de soportar; es que me recuerda los trucos que
nos juegan nuestros nervios y nuestro cerebro. Todo es tan incierto, no?
Yo tambin saba de esos trucos del cerebro. Yo mismo, mientras recorramos las
grietas de la placa de hielo, fui atormentado por esos trucos. Por qu vemos lo que
vemos, omos lo que omos? Cmo es que los nervios pueden beber informacin del
mundo exterior? Cmo sacan nuestros cerebros sentido de esta informacin? Es
cierto, como sostena el antiguo akshico Huxley, que nuestros cerebros no son ms
que vlvulas reductoras que limitan nuestra realidad, reduciendo nuestra percepcin
del universo para que no nos volvamos locos por un interminable aluvin de
sensaciones, datos, visiones, colores, olores, sonidos, pensamientos, calor, fro, bits y
bytes, un devorador ocano de informacin?
Una tarde (fue el da cuadragsimo segundo, creo), mientras yo sondeaba con mi
vara yu lo que crea que era una grieta, los cambios en mis sentidos me abrumaron.
Advert que la semilla divina deba haber abajado en otras partes de m, no slo en
mi cerebro. Haba rodo su camino como un gusano por mi nervio ptico hasta mi
ojo, rediseando y reemplazando los ganglios nerviosos con neurolgicas. Mi visin
fue diferente, sutilmente diferente al principio, y luego muy diferente. Parpade
contra el brillo metlico de los brotes de hielo. Vi nuevos colores y extraos matices y
sombras imbuidos dentro de los viejos colores verde, rojo y azul. Contempl el
espectro hasta el ultravioleta donde los colores (los llam brillig, mimsy y alto purp)
rebullan con un fuego indescriptible. Esa noche, cuando el sol se despoj de sus
tnicas doradas, y los escarlatas y rosados sangraron del cielo, contempl los colores
del calor, el brillo y el arrebol del infrarrojo. Los picos irregulares de Urasalia, al sur,

eran carmes, mucho ms ntidos que el rojo brillante del mar de hielo. El aire estaba
cubierto de colores diversos: con fulgor y un brillante resplandor y la lava rub
destellando de los cuerpos clidos de los perros mientras Soli los desenganchaba. Mis
ojos (y odos) haban cobrado vida hacia radiaciones de muchos tipos. Tuve miedo de
mirar hacia el cielo, temeroso de beber del murmullo gamma y el susurro de las
distantes galaxias. Con dificultad, saque sentido de toda esta informacin. El ojo
normal (el ojo humano) reacciona a un solo fotn, un simple ping de radiacin que
golpea la retina, el menor de los hechos cunticos. Pero el cerebro ignora esas
reacciones, reduciendo el ruido de sus propias clulas nerviosas de forma que son
necesarios al menos siete fotones para que el cerebro vea luz. Mi nuevo cerebro era
sensible a un solo fotn. Era sensible a muchas ms cosas. Cuando el viento mora y
todo quedaba quieto, oa el siseo y el rumor de fondo de las molculas Individuales
chocando, rebotando, separndose y volviendo a chocar, A todo mi alrededor, en mis
ojos, mi nariz, mis odos, habla ruido, Tard muchos das en integrar este ruido;
pasaron muchos das antes de que las compuertas de mi nuevo cerebro cortaran el
ruido y me permitiera tumbarme en mis pieles y pensar en paz.
A pesar de estas distracciones, con cada kilmetro que recorramos nos
acercbamos ms al Guardin del Tiempo. Cada da encontrbamos uno de sus
campamentos nocturnos abandonados, y buscbamos los huesos rodos de talo
(evidentemente haba matado a uno de aquellos pjaros grandes y escurridizos), la
mierda de perro y los bloques de nieve derribados, en busca de signos de tiempo. La
distancia del Guardin del Tiempo (cuatro das cuando partimos) se haba reducido a
un da nada ms. Con nuestra velocidad, probablemente estaba a treinta y cinco
kilmetros por delante de nosotros, donde el mundo se curvaba hacia el cielo.
El da cuadragsimo sptimo nos detuvimos a cazar focas. Igual que
anteriormente, tuve suerte. Matamos tres focas pequeas. Las abrimos rpidamente y
almacenamos la carne en mi trineo.
El Guardin del Tiempo no ha sido tan afortunado dijo Soli, por qu tienes
tanta suerte cada vez que cazas a tu doffel? Cuntas veces ha abierto un aklia el
Guardin del Tiempo..., seis? Y ni una sola foca. Est perdiendo tiempo.
Probablemente est hambriento y dbil. Lo atraparemos pronto, no?
Pero no lo atrapamos tan pronto como me habra gustado. El da siguiente fue
mucho ms clido de lo que hubiera debido ser, demasiado clido. Una masa de aire
caliente haba llegado del sur. El cielo era una slida extensin sin fisuras de nubes
blancas sobre el blanquigris mar helado; la choza, las pieles grises y congeladas de
Soli mientras se inclinaba para aprestar los patines de su trineo, se perdieron en la
blancura circundante. Aunque yo estaba cerca de su trineo (tal vez a tres metros),
pareca medio kilmetro. En la blancura, las distancias se expandan o se encogan
extraamente. El hielo a nuestro alrededor estaba mellado con fisuras y pliegues, casi
como una alfombra fravashi despus de que un piloto aspirante la haya cruzado con
patines de acero. Pero era difcil distinguir sus rasgos individuales porque no haba

sombras que mostraran las ondulaciones y sbitos claros en el paisaje helado. Ol las
tintineantes agujas de humedad, adems de los normales olores matutinos de sangre
de foca, mierda y caf. Despus de que Soli tensara las correas de su ltimo perro,
Zorro, se me acerc y seal al cielo.
Nieve dijo. Antes de que acabe la maana.
Podemos avanzar siete kilmetros antes de que nieve.
Es demasiado peligroso. Qu son siete kilmetros?
Siete kilmetros son siete kilmetros dije.
Es imposible ver a siete kilmetros. Las malditas nubes.
Iremos kilmetro a kilmetro.
Nevar antes de que hayamos recorrido uno.
Entonces iremos metro a metro hasta que nieve.
Eres un bastardo tenaz, no?
Ya deberas saberlo dije.
Habamos recorrido aproximadamente un kilmetro cuando grandes copos de
algodn empezaron a caer del cielo. Soli iba por delante, y sus perros juguetones
daban saltos de un lado a otro, estornudando y mordiendo los copos en el aire. Deb
de haber prestado ms atencin a los perros y pedir que nos detuvisemos de
inmediato, pero estaba distrado con los colores de los cristales de seis caras mientras
me golpeaban la nariz y me picoteaban los ojos. A travs de la tormenta de nieve
lleg un grito, como si un gran oso blanco se hubiera cortado la zarpa con una lasca
de hielo. De repente, Leilani y los otros perros de Soli empezaron a ladrar a coro. Y
entonces se perdieron en la tormenta, tirando de su trineo y de Soli, que maldeca.
No pude dejar de pensar que aquellos blandos perros de ciudad nunca haban visto a
un oso antes, o de lo contrario habran metido el rabo entre las piernas, se habran
dado la vuelta y habran huido en vez de correr a ciegas.
Mis perros no necesitaron ningn acicate para seguir a los de Soli. El viento y el
hielo picotearon mi cara cuando Kuri y Neva y los otros se debatieron contra sus
arneses. En un instante surcaron la nieve casi tan rpidamente como una goleta de
los hielos. Me as a la barra del trineo y hund las botas en la nieve. Esto nos fren un
poco. En vano silb a los perros. Probablemente habramos chocado contra el trineo
de Soli si Leilani no hubiera soltado un agudo y lastimero aullido. Los otros perros
de Soli ladraron llenos de pnico cuando el puente de nieve sobre una hendidura se
quebr. Leilani y Zorro (y Finnegan, Huchu, Samsa y Pakko, junto con Soli y su
trineo), cayeron por el borde, uno tras otro, tirando cada uno del siguiente como
piedras conectadas, y desaparecieron en una grieta en el mar de hielo. Kuri, mi perro
gua, lo vio y se detuvo en seco antes de acercarse demasiado. Se acurruc en la
nieve, ladrando mientras olisqueaba el aire de la hendidura.

Salt del trineo y me asom, A cuatro metros por debajo, en el fondo de la


hendidura, haba un mar negro y agitado, El pesado trineo se hunda lentamente,
empujando a los frenticos perros uno a uno. Al principio pens que Soli deba de
haber quedado atrapado en el trineo. Estaba muerto, pens, el gran piloto habla
muerto por fin. Busqu su cadver en el montn flotante que antes haba sido el
puente de hielo, pero no lo vi. Entonces le o gritar:
Mallory, aydame!
Colgaba de la pared irregular de la hendidura, justo debajo de m, De algn modo,
haba liberado su lanza mientras caa a la hendidura. Debi de saltar del trineo en el
ltimo momento y haba clavado su lanza en la pared de hielo podrida y
resquebrajada, aupndose fuera del agua.
Mis piernas..., hace tanto fro.
Le lanc una cuerda y lo ic. Fue ms difcil que sacar de su agujero a una foca de
dos hombres. Se haba mojado las piernas y la mitad de su torso en el agua asesina.
Sus piernas estaban tan entumecidas que no poda utilizarlas para impulsarse por la
pared, para ayudarse a salir de la hendidura. Los hombros parecan querer salirse de
sus articulaciones, pero por fin lo agarr por el cuello de sus pieles y lo aup. Casi
cay encima mo. Se qued all, jadeando, mientras la nieve caa en oleadas y yo le
quitaba las empapadas pieles.
Hace tanto fro, djame morir.
Solt las cuerdas de mi trineo y le enterr en mis pieles sin desenrollar. La nieve
era densa como la piel de un oso, e hice dar media vuelta a los perros y regres a
nuestra choza. Nos abrimos paso a travs de la tormenta como piojos ciegos.
Tuvimos suerte de encontrar nuestra choza medio enterrada bajo un montn de
nieve. (Tuvimos suerte, tambin, de no toparnos con el oso. Tal vez Totunye haba
cado en la hendidura junto con los pobres perros de Soli.)
Qu frgil es la vida del hombre! Si su temperatura baja unos pocos grados,
empezar a temblar. Si baja un poco ms, empezar a morir. Arrastr a un
moribundo Soli a la choza. Lo saqu de las pieles, encend la hoguera y puse el agua
a hervir. Pens que, si poda darle un poco de caf, podra calentarle. Pero no tena
tiempo de hacer el caf. Sus violentos temblores se detuvieron bruscamente cuando
cay en la inconsciencia, el coma de la hipotermia. Su piel estaba azul; su respiracin
era entrecortada y dificultosa. Le toqu la frente. Estaba fra como el hielo.
Porque estaba muriendo, porque era, en verdad, mi padre, le desnud y me
apretuj con l en las pieles. No poda hacer otra cosa. Sent contra mi cuello la
suavidad de la piel de shagshay; mi pecho desnudo presion su espalda velluda. Sus
piernas fras y entumecidas estaban junto a las mas. Estaba tan cerca de l que no me
atreva a abrir la boca, o su largo pelo se me habra metido dentro. Lo rode con mis
brazos. Los devaki, cuando necesitan calentar a un cazador helado, adoptan esa
postura ntima tan repugnante. Yo no poda soportar tocarlo, pero me encontr

abrazndolo con fuerza, apretndole contra m, dejando que el calor de mi cuerpo


fluyera a l. Lo sostuve de esta forma durante mucho tiempo. Las pieles atraparon el
calor, y empez a temblar. Eso era bueno, porque haba cobrado vida lo suficiente
como para crear su propio calor. Todava medio dentro de las pieles, prepar caf. Le
llev el tazn a los labios, animndole a beber. Permanecimos all tendidos durante
casi todo el da, y por fin, cuando pudo comer, cocin filetes de foca, que
acompaamos con salsa de grasa lquida. La comida lo revivi lo suficiente como
para que me mirase y dijera:
No fuiste t quien trat de asesinarme, no?
No, Soli.
Entonces, la muerte de Justine, mi participacin en la guerra de los Pilotos...,
todo fue una locura, verdad? Un error estpido.
Fue una tragedia.
S, es irnico. Sus dedos acariciaban las pobladas cejas sobre sus ojos.
Despus de abandonar a Justine, despus de que yo la golpeara, no hubo punto de
regreso, no para nosotros, no para m. Ese fue el peor momento de mi vida. Este
cuerpo alaloi mo..., podra haber hecho que lo reesculpieran, pero lo conserv como
recuerdo. Como penitencia. Y ahora, si no fuera por este grueso cuerpo y tu ayuda,
bueno, el agua me habra matado.
Aunque cada uno se haba deslizado hacia los extremos opuestos de las pieles, an
estbamos muy cerca. Ol su aliento, que apestaba a caf y acetona, el hediondo
resultado de nuestra comida basada exclusivamente en carne, de nuestros cuerpos
quemando protenas por glucosa. Ol otras cosas en l, principalmente furia, miedo y
resentimiento.
No deberas de haberme ayudado dijo, pero no pudiste dejar de hacerlo,
verdad? Es tu venganza.
No.
S, te encanta sentirte santo, verdad?
Qu quieres decir? pregunt, aunque lo saba perfectamente.
Incluso antes de tener el ms mnimo motivo... Recuerdas aquella noche en el
bar? Cuando Tomoth te llam bastardo? No pudiste controlar tu temperamento,
eh?
Entonces no tena autocontrol.
La herencia es el destino cit.
No creo en eso dije, mientras escupa al fuego.
Qu crees?

Creo que podemos cambiarnos a nosotros mismos, reescribir nuestros


programas. Finalmente somos libres.
No. Te equivocas. La vida es una trampa. No hay salida.
Permaneci en silencio, sumido en sus pensamientos, mientras masticaba el trozo
de carne asada. Su estmago delgado y velludo suba y bajaba, suba y bajaba,
mientras inspiraba el aire relativamente caliente del interior de la choza. Degluti.
Hablemos de los fravashi, esa extraa raza que tanto te gusta. El Guardin del
Tiempo debera de haberlos desterrado de la Ciudad. Sus enseanzas, esta nocin de
destino final, de..., cmo lo llamas?..,, ananke. Los has escuchado ms de lo debido,
no?
Yo nunca haba odo hablar a Soli tan filosficamente antes, as que lo dej
continuar.
Libre albedro? Has pensado en ese trmino, de la forma en que los fravashi lo
emplean? Es una contradiccin, como pesimismo alegre o fatalidad feliz. Si el
universo est vivo y es consciente, como crees, si se mueve hacia delante..., si tiene
un propsito, entonces todos somos esclavos porque nos mueva o nosotros como si
furamos piezas en un tablero de ajedrez, Y no sabemos nada de ese juego superior,
no? Entonces, dnde est la libertad? Est bien hablar de ananke, de esta mezcla de
nuestras voluntades individuales con la superior, es eso lo que crees?, pero para los
seres humanos ananke significa odio, amor desesperado, desesperanza, muerte.
No, no comprendes.
Escupi un trozo de cartlago contra l suelo de nieve prensada.
Ilumname dijo.
Somos finalmente libres, pero no totalmente libres. Somos libres dentro de
algunas limitaciones. En el fondo, nuestras voluntades individuales son parte de la
voluntad del universo.
Y crees eso?
Es lo que ensean los fravashi.
Y cul es la voluntad del universo? pregunt, mientras meta un puado de
nieve en la cafetera.
Fuera, la tormenta cubra la choza de nieve. La pared norte, la nica pared
descubierta, brillaba gris con la luz que atravesaba los bloques de hielo,
No lo s dije.
Pero crees que podrs descubrirlo?
No lo s.
Es un pensamiento arrogante, no?

Por qu si no estamos aqu? Descubrimiento o creacin..., al final todo es lo


mismo.
S, por qu estamos aqu?..., la cuestin capital y trivial. Estamos aqu para
sufrir y morir. Estamos aqu porque estamos aqu.
Eso es puro nihilismo.
Eres tan arrogante dijo l, y cerr los ojos y apret los dientes, casi como si
estuviera dormido. Crees que hay una salida para ti mismo, no?
No lo s.
Bien, pues no hay salida. La vida es una trampa, no importa a qu nivel la vivas.
Siempre hay una serie de trampas cada vez mayores. El Guardin del Tiempo tena
razn: la vida es un infierno.
Somos creadores de nuestros infiernos.
Salt del lecho de nieve y se qued desnudo en el suelo. Bajo su piel, sus msculos
eran largos y planos, como cuerdas de cuero envolviendo madera. Su delgada
sombra cortaba las paredes blancas y curvas.
S dijo lentamente. La mitad de mi infierno fue creado por m, y t creaste
por m la otra mitad.
Mis labios y mejillas ardan con el aire caliente, y me burl de l diciendo:
La herencia es el destino.
Maldito seas!
Somos creadores de nuestros cielos dije en voz baja. Podemos crearnos a
nosotros mismos.
No, es demasiado tarde.
Nunca es demasiado tarde.
Para m lo es. Se unt grasa de foca en el rojo tejido cicatrizado de sus
muones. Arrogancia, por todas partes tanta arrogancia..., me pone enfermo. Pero
pronto no habr ms. Me dirigi una mirada de resentimiento, de pavor, de odio
. En toda la tribu devaki no hay un solo hombre que est cansado o avergonzado de
ser un hombre, que quiera ser ms de lo que es. Y por eso nunca volver a la Ciudad.
Esa noche tuve sueos de futuro, del futuro de Soli y del mo propio. Lo vislumbr
hasta el amanecer, y beb ms caf y vislumbr durante todo el da. Quise mostrarle
lo que haba visto, decirle que la vida no es una trampa, al menos no ms trampa de
la que hacemos con las puntas afiladas de nuestros fros huesos y las fibras de
nuestros retorcidos corazones. Quise decirle lo ms simple de todo. En cambio, me
levant y empec a ponerme mis pieles.
Pronto dejar de nevar dije. Antes del anochecer.

Soli estaba sentado en sus pieles mientras colocaba una nueva hoja de pedernal en
su lanza (la antigua hoja se haba roto en la pared de la hendidura). Me mir con el
odio que reservaba para los scrytas y no dijo nada.
El Guardin del Tiempo est cerca dije, A treinta kilmetros al noroeste;
tres de sus perros estn enfermos en su choza, y el aklia que abrir hoy estar vacio.
Chchara de scrytas.
Si viajamos toda la noche, le sorprenderemos por la maana.
Si viajamos toda la noche, nos caeremos en la primera hendidura que
encontremos.
Empec a cortar calcetines para los perros de un trozo de piel de newl.
No le dije. S dnde estn las hendiduras.
Daremos vueltas en la oscuridad.
No. Saldrn las estrellas. Nos guiaremos por ellas.
Sonri ante este viejo dicho e inclin la cabeza.
Muy bien, Piloto, nos guiaremos por las estrellas, si salen.
Cuando cay la noche, el viento soplaba del norte, barriendo los restos de nubes y
aire caliente. Haca mucho fro. El cielo era tan negro como la tnica de un piloto, y
estaba lleno de estrellas. Al norte, Shonablinka iluminaba el borde de oscuridad; al
oeste, la disposicin hexagonal del Anillo Fravashi parpadeaba sobre el horizonte.
Condujimos el trineo a travs de la nieve nueva y sedosa, hacia el oeste. Los perros
debieron pensar que estbamos locos, viajando de noche a travs de nieve que
llegaba a la altura del pecho (del pecho de ellos, naturalmente), sorteando las grietas
que pudieran encontrarse bajo sus patas cubiertas. La noche se volvi de un fro
profundo. El aire era como oxgeno congelado: senta los labios tan entumecidos que
no poda silbar, ni hablar. Recorrimos en silencio el paisaje que haba visto en mi
visin de scryta, cada brillante pliegue y ondulacin. No tropezamos con ninguna
hendidura. Nos detuvimos slo una vez, a calentar agua para el caf. Mantuve los
ojos fijos en las estrellas y en el horizonte bajo ellas. En la penumbra, poco antes del
amanecer, vi un pequeo montculo de nieve que brotaba del inmenso monte blanco
del mundo.
All est resopl, y seal. La choza del Guardin del Tiempo. La ves?
S, all est. Tenas razn.
Silb a Kuri (y cmo me maravill de su hermoso silbido, de su forma de tratar a
los perros) y, con el viento azotndonos la cara, nos deslizamos sobre el mar cubierto
de nieve.

Captulo 29
El secreto de la vida
Cuando los fravashi se convirtieron en pueblo, el Dios Oscuro baj de las
estrellas y habl al Primer Padre Menor del Clan del Diamante Mente Cantora.
Primer Padre Menor, dijo, si prometo decirte el secreto del universo dentro de
diez millones de aos, acceders a escuchar mi cancin?.
El Primer Padre Menor ansiaba nueva msica, as que le dijo: Llena mis
gaitas; ensame tu cancin.
As, el Dios Oscuro cant su cancin, y pasaron diez millones de aos mientras
el Clan del Diamante Mente Cantora guerreaba contra el Clan de los Fieles
Tocadores de Pensamientos y los otros clanes, y durante este tiempo de los
fravashi slo hubo esta nica y temible cancin.
Cuando el Dios Oscuro regres, le cont al Primer Padre Menor el secreto del
universo. No comprendo, dijo por fin el Primer Padre Menor.
Y el Dios Oscuro se ri de l y dijo: Cmo esperabas comprender? Tu cerebro
no ha cambiado nada en diez millones de aos.
El Primer Padre Menor reflexion sobre estas palabras y exclam: Dios mo!
No pens en eso cuando hicimos el trato!.
Parbola fravashi.

Nos acercamos al Guardin del Tiempo desde el sur a primera hora de la maana.
Haba construido su choza a unos quince metros de una hendidura recin abierta. A
setenta y cinco kilmetros de distancia, el amanecer revelaba a Kweitkel; la montaa
sagrada era como un gran pilar azul y blanco que sostena el borde occidental del
cielo. Cuando el Guardin del Tiempo nos vio patinar hacia su choza desde el sur,
debi pensar que ramos cazadores devaki que regresaban a casa. Nosotros
queramos que creyera eso. Habamos dado la vuelta hacia el sur para que as lo
creyera. En realidad, aunque hubiera adivinado quines ramos, no le dimos tiempo
para aprestar su trineo, para cargar sus pieles y comida (la poca que le quedaba),
enganchar a sus perros y huir. Nos deslizamos hacia su campamento poco despus

de las primeras luces, y l nos recibi ante su choza, esperndonos amablemente al


estilo devaki, con humeantes tazones de t de sangre.
Ni luria la! exclam, Ni luria la! Con sus pieles blancas, que cubran casi
toda su cara excepto sus ojos negros, pareca tan vigilante como un lobo.
Ni luria la! respond.
De inmediato, tres perros hambrientos salieron del tnel de su choza y corrieron
entre los nuestros, olisqueando y lamiendo sus negras narices. El Guardin del
Tiempo debi reconocer mi voz al momento; debi ver que nuestro trineo era un
trineo de ciudad, que nuestros perros eran perros de ciudad que saludaban a sus
perros agitando la cola y lamiendo con sus rojas lenguas. Coloc los tazones de t de
sangre en la nieve, ignorando al mayor de sus perros, que empez a lamer nuestra
bebida de bienvenida. Se quit la capucha. Su lisa cara marrn brillaba por efecto de
la grasa, crispada con la marca del torvo humor y la fatalidad.
De modo que el bastardo Ringess me ha seguido. O debera llamarte Lord
Piloto? Ja!
Antes de que nos detuviramos, Soli se baj del trineo con la lanza en la mano,
apuntando al vientre del Guardin del Tiempo.
Leopold dijo el Guardin del Tiempo. Has hecho las paces con tu hijo?
Dime, aguanta an la Ciudad? Cmo escapasteis a mi vieja bomba?
Soli apret los dientes con tanta fuerza que la sangre corri por su nariz. Pude ver
que ansiaba empalar al Guardin del Tiempo*
Espera! dije.
S, espera repiti el Guardin del Tiempo.
Rpidamente le inform de que parte de la Ciudad haba sido destruida, de que
mi madre y seis mil personas ms yacan congelados en una fosa comn. Le dije
cmo haba muerto mi madre para salvarme del cuchillo asesino de su clon.
Saba que la bomba era vieja dijo. Muy vieja.
Eres un asesino acus Soli. Levant una lluvia de nieve mientras afianzaba su
pie.
Y aqu estoy, un asesino perseguido y atrapado por asesinos.
El puo de Soli se tens en torno a la lanza. Vi con seguridad que estaba a punto
de matar al Guardin del Tiempo. Observ los programas de asesinato que
empezaban a ejecutarse. Pero me sorprendi. Mir al Guardin del Tiempo de arriba
abajo y pregunt simplemente:
Por qu la Ciudad? La Ciudad que fundaste hace tres mil aos? Es eso cierto?
El Guardin del Tiempo exhal una bocanada de vaho y se volvi hacia m.

De modo que has estado dentro de la diosa y te ha hablado. Qu te dijo sobre


m, Mallory?
Dijo que eras el ser humano ms viejo, que llevas miles de aos vivo.
Qu edad tengo? Qu dijo?
Dijo que vives al menos desde el Siglo del Holocausto.
Soy viejo, es cierto.
Baj del trineo y me coloqu junto a Soli, que dio un paso ms hacia el Guardin
del Tiempo; ste retrocedi en direccin a la hendidura.
Qu edad tienes? pregunt.
Soy viejo dijo. Muy viejo. Ms viejo que la nieve. Ms viejo que el hielo del
mar.
Tendrs que pagar por tus crmenes dijo Soli.
Sin ninguna razn en especial, el Guardin del Tiempo mir al cielo. Vi el viejo
infierno borbotear en sus ojos negros, y supe que ya haba pagado sus crmenes con
trozos de su alma. An estaba pagando; nunca dejara de pagar.
Es tan rpido dijo. Todas las vidas humanas suceden tan rpidamente, unos
pocos segundos nada ms. Es un crimen acabar piadosamente con sus vidas antes
de que el tictac se pare por su cuenta y mueran de muerte natural? Dime!
Pero ni Soli ni yo tenamos nada que aadir sobre la naturaleza del crimen, as que
no dijimos nada.
La Ciudad ha tenido su tiempo dijo el Guardin del Tiempo, La Orden
tambin. Sabis por qu hice lo que hice.
Tuviste que matar a mi madre, entonces?
Fue mi doble quien la mat, no yo.
No, t la mataste.
Cerr el puo.
A tu madre y a ti rugi, el bastardo Ringess con tu cerebro alterado, tus
nuevas ideas descabelladas, la condena de la raza humana.
Nunca me habras matado dije, quitndome el hielo de las pestaas.
Una vez trat de salvarte, recuerdas? Te salv porque te amaba como a un hijo.
Mir rpidamente a Soli, y se volvi hacia m. An tienes el libro de poemas?
Quera salvarte da la diosa. Te salv demasiado bien, maldito sea por intentarlo!
Me acerqu a l. Rascaba las orejas de Tusa, sin mirar a la lanza alzada de Soli.
Chorros de vaho brotaban de forma lenta y acompasada por su nariz. Ol su piel
agria, su sudor, su carnvoro aliento. Tena miedo de algo. Su rostro era ms duro

que ningn otro rostro humano que jams hubiera visto, pero el miedo estaba tallado
en l. Me acerqu ms, colocndome entre el Guardin del Tiempo y Soli, que
empez a maldecir y se apart para seguir tenindolo a tiro, por si decida
atravesarlo despus de todo.
Me frot las mejillas y trat de calentarlas para que mis palabras no sonaran
difusas.
Cuando el Lord Imprimtur estudi el ADN de tu clon, no encontr nada.
Y? No hay nada que encontrar.
Las Antiguas Eddas dije. El secreto de los ieldra.
Paparruchas!
La Entidad me dijo que su secreto estaba inscrito en tus cromosomas.
Paparruchas!
Qu sabes de los ieldra?
Mierda para los ieldra!
Por qu me advertiran los ieldra, nos advertiran a todos, contra la diosa?
Hundi el puo en su mano enguantada.
Por qu esto? Por qu aquello? Por qu, por qu, por qu? grit.
Qu edad tienes? pregunt.
Soy viejo como la piedra.
Qu te hicieron los ieldra? Necesito saberlo.
Mierda!
Me acerqu ms; l retrocedi un paso.
Dime, Kelkemesh. He venido hasta tan lejos para saberlo.
Cerr los ojos e hizo una mueca. Con la boca abierta, ech la cabeza hacia atrs
como si estuviera a punto de gritar. Era la primera vez que le vea cerrar los ojos.
As que sabes mi nombre; entonces, lo sabes todo. Qu queda por decirte, eh?
El secreto.
Qu edad tienes? pregunt Soli.
El Guardin del Tiempo me apunt con su barbilla y abri los ojos. Extendi la
palma de la mano, apartando a Soli.
Nac hace treinta mil aos dijo. Aos de la Vieja Tierra. Necesitas saber
exactamente cuntos? Treinta mil ciento cuarenta y dos aos. Treinta mil ciento
cuarenta y dos aos, dieciocho das y cinco horas dijo, mientras sacaba un reloj de
oro plano de sus pieles y lo abra, y quince minutos, doce segundos, trece, catorce,

quince..., cuntos segundos ms tengo? Si los ieldra se salieran con la suya, vivira
eternamente. Ellos me hicieron para que viviera eternamente, malditos sean! Es mi
finalidad, dijeron. Su finalidad.
Eso es imposible dijo Soli. Se coloc al otro lado, de forma que el Guardin del
Tiempo qued entre la hendidura y l. Nadie puede vivir tanto.
Ja, Leopold, te equivocas! Te lo cuento? Un da, hace mucho, cuando los
bosques de la Vieja Tierra eran verdes y tan sin fisuras como la tnica de un
mecnico, bajaron del cielo y me dijeron que me haban escogido para llevar su
mensaje. Malditos dioses! Nunca vi sus cuerpos; no creo que los tuvieran, tal vez
nunca hayan tenido malditos cuerpos. Tienen los dioses cuerpos como los hombres?
Aparecieron como bolas de luz, brillantes bolas azules como las llamas ms calientes
de un fuego de lea. Me dijeron esto: Dijeron que la Tierra (incluso mi Tierra de hace
treinta mil aos), dijeron que estaba demasiado llena de hombres. Las luces del cielo
eran estrellas, dijeron. Pronto los hombres dejaran la Tierra y deambularan entre las
estrellas. Pens que me estaba volviendo loco. No, me dijeron, no me estaba
volviendo loco; yo era uno de los ciento veinticinco inmortales escogidos para llevar
el mensaje de los ieldra a travs del tiempo. Para llevar su maldito mensaje, y as los
seres humanos, cuando aprendiramos a quemar el combustible de las estrellas,
escucharamos la voz de la sabidura y no nos volveramos locos y no nos
quemaramos a nosotros mismos con la luz de las estrellas o con otras luces
celestiales. Los ieldra..., malditas sean sus caras sin cara!..., los ieldra dijeron que sus
espritus estaban preparados para vivir dentro de un cielo tan grande y negro que ni
siquiera la luz estelar podra escapar de la negrura. Un agujero negro, dijeron. No
comprend ni una palabra de todo su galimatas, naturalmente. Me dijeron que
lamentaban dejar sola a la raza humana, desnudos en nuestra ignorancia.
Desnudos!, les dije. Ignorantes! Yo llevaba la piel de un lobo que haba matado
con mis propias manos, y saba el nombre de todas las plantas y animales del bosque!
Los ieldra no se rieron de m porque no tenan boca, pero los o susurrar y rer dentro
de m, lo mismo daba. Entonces me abrieron, los malditos dioses. Me llenaron de su
ovillo, hasta mi ltimo trozo, trabajaron cada clula de mi cuerpo, hasta el ltimo
hilo de ADN. Alteraron mi semilla, mi alma maldita! No comprend lo que hacan.
Estaba tan asustado que me part los dientes con mi propio puo. Arda de dentro a
fuera. Senta como si hubiera tragado sebo caliente, como si hubiera comido el hongo
mgico y muriera de fiebre, todo al mismo tiempo. Despus de eso, me dejaron a mi
destino. Introdujeron su consciencia en el ncleo de la singularidad, y me dejaron
para que vagara por la Vieja Tierra durante ms de treinta mil aos. Mis dientes
pronto volvieron a crecer, naturalmente, una, dos, muchas veces, mis malditos
dientes, cada vez que me los sacaba. Me dejaron con estos hermosos dientes blancos,
para morder la amarga raz de la inmortalidad, para saborear la fruta del mundo una
y otra y otra vez hasta que me sent tan hastiado del mundo que podra haber
muerto. Pero no poda morir, y se era el infierno. Ahora ya lo sabes.

Baj la cabeza un momento, pensando en los dioses y la inmortalidad. La nieve me


llegaba a las rodillas; era tan polvorienta y seca que poda ver cada cristal de hielo
caer a los agujeros que hice mientras me acercaba al Guardin del Tiempo, me
acercaba a Soli.
El mensaje en tu interior... le dije al Guardin del Tiempo. No quieres
saberlo?
No.
Inscrito en tu ADN.
Volvi a hacer una mueca, revelando sus dientes largos y blancos.
No, no hay nada ms que desinformacin y ruido.
Son dioses! Por qu dudas del mensaje de los dioses?
Porque mientendijo. Los dioses mienten.
Soli recorri la nieve, trazando primero un crculo a la derecha, luego a la
izquierda. Su mano se apretaba con fuerza al mango cubierto de cuero de la lanza
mientras con la otra se frotaba su sangrante nariz. Haca retroceder al Guardin del
Tiempo hacia la hendidura.
Me llev una mano desnuda a los agrietados labios.
Los otros inmortales..., qu les sucedi? pregunt. Dnde estn?
Estn muertos me dijo el Guardin del Tiempo. Los ieldra nos hicieron
inmortales, pero se nos poda matar. Una piedra en la frente, un cuchillo... mir
directamente a Soli, una lanza a travs del corazn..., hay formas.
Todos ellos? Muertos por accidente?
La Vieja Tierra era un lugar muy violento.
Vi que estaba mintiendo, o al menos que me ocultaba parte de la verdad. Observ
a Soli rodearle, observ la punta de la lanza que brillaba dorada mientras capturaba
la luz del sol.
Los mataste, verdad? pregunt bruscamente.
Alz la barbilla y me mir a los ojos.
Muy rpidamente, Mallory. Siempre demasiado rpidamente. Los cac como a
ovejas, a todos, uno a uno, incluso a los cinco, te digo sus nombres?, incluso a los
cinco inmortales que escaparon del Holocausto y huyeron al multipliegue.
Lstima dije.
Haban vivido demasiado y el secreto tena que ser conservado, no?
Y t eres el guardin del secreto?
Soy el Guardin del Tiempo, y lo he sido todo este tiempo.

Decodificaste las Eddas..., me equivoco? Dime qu es lo que dicen.


Dilo t mismo.
No tienes derecho a mantenerlo en secreto.
Derecho? grit, y sus ojos se volvieron ardientes como carbones. Hablas
de derechos? Los malditos ieldra destrozaron mi alma! Ni siquiera los dioses tienen
ese derecho.
Alc el puo para mostrarle mi anillo de piloto.
El da que recib esto, promulgaste la bsqueda de las Antiguas Eddas. La
bsqueda, entonces, ha terminado.
No, Mallory, no ha terminado.
Los imprimturs podran decodificar las Eddas de tu interior si...
No hay nada que decodificar.
...si te llevamos a la Ciudad.
Entonces me llevaris muerto. Pueden el noble Ringess y su an ms noble
padre matarme como a una oveja? Ja!
Soli podra matarle, pens; l y yo habamos atravesado el mar slo para matarle.
Saba que responsabilizaba al Guardin del Tiempo de la muerte de Katharine, as
que, cuando movi su lanza, pens que iba a matarle. Ansiaba hacerlo, pero se
esforzaba por contenerse.
Se lami la sangre del bigote y me dijo:
Si quieres que este viejo asesino viva, no necesitamos todo su cuerpo. S, corta
unos cuantos dedos y conglalos. Los imprimturs pueden decodificar las Eddas a
partir del ADN de sus dedos.
Mir al Guardin del Tiempo, y el Libro del Silencio se abri. Le un captulo
entero del Libro. El, el orgulloso Soli, estaba muy complacido consigo mismo por
ascender a su humanidad y no alancear al Guardin del Tiempo. Amaba la idea de ser
piadoso y gracioso en el ltimo instante.
Los labios del Guardin del Tiempo se fruncieron en lo que poda haber sido una
mueca o una sonrisa.
Ja, es esto lo que quieres?
Tras decir esto, sacudi el brazo como un ltigo, y un largo cuchillo de acero brot
de su manga y cay en su mano. Se quit el guante de la otra mano. Con la misma
facilidad con que yo podra cortar una rama seca, extendi el meique y lo cercen.
El dedo cay a la nieve y desapareci en un agujero lleno de sanare, que se congel
rpidamente en pequeos cristales rub. Extendi la mano mutilada ante la cara de

Soli. El blanco hueso brillaba en la herida roja oscura, pero extraamente haba poca
sangre.
Coge mi dedo dijo. Y se inclin y recogi el dedo del empapado agujero. Lo
arroj a la cara de Soli, que apart la cebase, y el dedo pas volando junto a l, junto
a m, y volvi a caer a la nieve.
Fue un pequeo gesto de desprecio, pero el Guardin del Tiempo tambin haba
ledo el Libro del Silencio. Deba saber de Soli y de desprecio. Soli se volvi loco
entonces. Se dej llevar por la ira; toda la humanidad y la gracia desaparecieron de
sus ojos enloquecidos. Rechin los dientes y buf, y la sangre man por su nariz. El
brazo con el que empuaba la lanza se ech hacia atrs, muy hacia atrs, con el
ndice recto sobre el asta, apuntndome.
Lee el libro, Mallory exclam sbitamente el Guardin del Tiempo. No supe a
qu libro se refera. Trat de acercarme, de detener el arrebato de violencia que se
avecinaba, pero ya empezaba a recordar, y apenas pude moverme. El libro es para
ti.
Creo que ansiaba morir. Pero la vida era un hbito demasiado fuerte y no poda
morir tan fcilmente, no el Guardin del Tiempo, as que carg contra Soli y trat de
clavarle su cuchillo. Soli arroj su lanza. Con aquella lanza haba matado una vez a
un gran oso blanco, y ahora matara a un lobo humano muy, muy viejo. Aunque el
Guardin del Tiempo trat de apartarse, la lanza de Soli le atraves el pecho.
Ya! aull el Guardin del Tiempo, lleno de dolor. Se tambale y se derrumb
sobre la nieve, a tres metros del borde de la hendidura.
Entonces Soli cay sobre l, patendole la cara y la garganta, agarr el asta de la
lanza y la removi hacia delante y hacia atrs, tratando de destruir tanta carne como
fuera posible y hundir la punta profundamente en el corazn del Guardin del
Tiempo.
Empec a avanzar hacia ellos.
Aprtate! grit Soli.
Di un paso ms, el ltimo paso, el paso aciago, el paso que me haba visto dar mil
veces distintas mientras yaca vislumbrando en nuestra silenciosa choza. No saba
por qu daba aquel paso. Slo saba que tena que darlo, que, si me acercaba a Soli, el
secreto que haba buscado durante tanto tiempo me sera revelado. Mi pie pareci
colgar en la nieve mientras se posaba. Mis msculos estaban casi congelados. El aire
fro me lastimaba los ojos. Mi visin del futuro (el futuro que era ahora, que haba
sido siempre y siempre sera) me haba llevado hasta aqu, pero no ms lejos. Ms
all de este momento, nada. Estaba tan ciego a los momentos futuros como un nio
que flota en el vientre de su madre est ciego a la luz.
Bastardo! grit Soli. Aprtate!

Arranc la lanza del pecho del Guardin del Tiempo. Entre las pieles de ste haba
un agujero del tamao de mi puo, y un ocano de sangre. Con la fuerza de un alaloi
(y el frenes de un demente), Soli se inclin y lo alz por encima de su cabeza. Se
tambale sobre el borde de la hendidura.
No, Soli! exclam. Cruc la nieve con toda la rapidez que pude, pero estaba
recordando demasiado para entrar en tempolento, y por tanto me mov demasiado
despacio. Soli, no!
Lo agarr cuando soltaba el cuerpo del Guardin del Tiempo en la hendidura. Ca
contra l; casi estuvimos a punto de seguir ambos al Guardin del Tiempo. Se
produjo un crujido y un salpicoteo cuando el cadver rompi la dbil capa de hielo
cuatro metros ms abajo. El Guardin del Tiempo se hundi como una piedra en las
aguas negras y desapareci. El secreto de la vida.
Maldito seas, Soli!
Las focas y los peces devoraran el cuerpo del Guardin del Tiempo, y el secreto
de la vida pasara a ellos y se perdera para siempre en las heladas profundidades del
mar. Me aferr a las pieles de Soli, esperando que el cadver del Guardin del
Tiempo subiera a flote, pero no lo hizo; nunca volvera a subir.
Bastardo! Soli grit la ms fea de las palabras mientras me agarraba el pelo
con la mano buena y trataba de echarme la cabeza hacia atrs.
Entonces tambin yo me volv loco. Qu delgada es la lnea entre el amor y el
odio, la razn y la furia! Soli y yo camos sobre la nieve, golpendonos como si
furamos perros rabiosos. Busqu a ciegas su garganta. Le golpe la nariz. Con su
mano mutilada debi encontrar la lanza, porque la ensangrentada y helada punta se
volvi hacia mi cara. Estoy seguro de que me la habra clavado en la garganta, pero
no la tena bien cogida. Agach la barbilla para cubrir mi garganta y di una sbita
sacudida. De algn modo, la punta me ara la frente, sobre los ojos. Sent una
caliente presin, un sonido de ruptura y sangre. El pedernal estaba en mi sangre, y su
sangre, la sangre del Guardin del Tiempo congelada en la afilada punta de piedra,
se fundi con mi sangre mientras Soli me haca el corte con la lanza. Tuve la extraa
sensacin de que mi sangre reconoca el parentesco con la sangre del Guardin del
Tiempo, que dentro de m su sangre me susurraba, llamando a mis recuerdos ms
profundos. O tal vez fue el shock de la lanza o el brillante resplandor del sol sobre el
hielo lo que me hizo rememorar..., no lo s. Agarr la mano mutilada de Soli, y la fra
marea de la memoria (y la ira) me barri.
Record un simple hecho gentico; record que todos los seres humanos
comparten un antepasado comn: la hermandad de la sangre. Soli rod contra m, y
su pecho presion contra el mo a travs de capas de nieve. Abr la boca para gritar,
pero la sangre que goteaba de su nariz se me meti dentro y me atragant. Tragu su
sangre, mi sangre, la sangre de su padre y abuelo, que era el Guardin del Tiempo, el
abuelo de Bardo y Li Tosh tambin, quizs incluso el abuelo de Shanidar, el abuelo

de toda la raza humana. Durante treinta mil aos el Guardin del Tiempo haba
recorrido los continentes de la Vieja Tierra, llenando mientras tanto a las mujeres que
tomaba con el flujo de sus testculos. Llenndolas de la semilla divina. No poda
calcular cuntos hijos haba engendrado a lo largo de los siglos. Tal vez millares. Y,
en cada uno de ellos, el secreto de los ieldra se agitaba y era pasado a sus hijos y a los
hijos de sus hijos, una y otra vez, de padre a hijo, de madre a hija, ao tras ao, de
modo que en todos los continentes y ocanos de todos los planetas del hombre (y
tambin en los mundos artificiales) no viva ningn hombre o mujer en quien no
viviera el gran secreto, dormido, esperando dentro. Dentro de m.
Rodamos sobre la nieve mientras Soli trataba de clavarme la lanza en el cuello.
Pero hice una presa en su brazo (una presa que el Guardin del Tiempo me haba
enseado cuando era nio), y sent la articulacin tensarse mientras ruga de dolor y
odio. Tambin Soli haba recibido lecciones de lucha, y se zaf de mi presa. Levant
una rodilla y gir. Haba nieve en mi boca y dentro de mis pieles. Nadaba en nieve.
Las puntas de hielo picoteaban mis hombros desnudos y congelaban mi cuello.
Arroyos de nieve fundida y masas empapadas de pasta de hielo helaban mi pecho.
Luchamos y nos debatimos por la nieve limpia, tratando de matarnos mutuamente.
Debo matarlo? grit Soli sbitamente. Pero no, el grito estaba dentro de l,
no en su boca. Yo estaba leyendo su cara; tal vez estaba leyendo su mente. El grito
estaba en mi interior.
El cerebro es slo una herramienta...
Algo ms me llam, y cerr los ojos ante los dedos engarfiados de Soli, volv la
cabeza y escuch la voz de la memoria. En cierto modo, era como una cancin. Haba
armonas, movimientos microscpicos y ritmos. Busqu en mi sangre, busqu el
oscuro borboteo de mis cromosomas all donde estaban escritas las Antiguas Eddas.
Busqu en un lugar donde los imprimturs haban mirado con frecuencia, en esa
intil coleccin de genes basura que componen gran parte del material gentico de
cada clula. Escuch a mi sangre decirme que los genes basura tenan un propsito.
Se codificaban y producan las protenas de la memoria qumica. No eran nada ms
que memoria. Los ieldra no haban pretendido que su mensaje fuera decodificado en
algo tan rudo como el lenguaje humano. Su secreto, el secreto de la vida, era para ser
recordado.
El cerebro es el instrumento para dirigir y leer los programas del universo.
Cada uno de nosotros lleva dentro la clave a la memoria. Sent un ritmo en mi
sangre, y era la danza precisa de la adenina y guanina, timina y citosina, y los hilos
del recuerdo codificados dentro de mis cromosomas empezaron a desenrollarse. En
algn lugar dentro de m, cadenas de ADN se codificaban en busca de alanina y
triptofan y otros aminocidos, construyendo las protenas de la memoria qumica
para que mi cerebro la leyera. O tal vez la memoria de mi ADN ya haba sido
codificada en las neurolgicas de mi nuevo cerebro; quiz yo rememoraba al febril
contacto de electrones en vez de a las imgenes en formacin convocadas por las

secuencias de protenas. Protenas/electrones..., en el fondo, importaba cmo fuera


almacenada la informacin? No, lo que importaba era la voz de los ieldra susurrando
aquellas partes de las Antiguas Eddas que poda comprender. Las memorias de los
dioses. El secreto de la vida, dijeron, es simple; el secreto de la vida es...
Debo matarlo? Decide, pues!
El hombre es un puente, dijeron.
Las cosas ms simples son las ms difciles de comprender. Agarr la barba de Soli
y tir de su cabeza hacia delante y hacia atrs. Sent que mi consciencia se extenda
hacia fuera desde nuestros cuerpos forcejeantes, en crculos a travs del polvo
helado, extendindose como una alfombra de nieve sobre el paisaje congelado del
mundo. Fui consciente de muchas cosas a la vez: del viento de la maana mientras
siseaba y alborotaba el hielo; del blanco pico de Kweitkel clavndose en el vientre
azul del cielo; del clido aliento de Soli estallando en mi odo. Record muchas,
muchas cosas. Me record a m mismo como realmente era. Normalmente nuestra
consciencia fluye de lo interior a lo exterior y vuelta atrs, como un talo meneando la
cabeza de un lado a otro. Pasamos nuestras vidas siendo conscientes de objetos y
hechos, y ocasionalmente incluso somos conscientes de nosotros mismos, pero
sostener ambos puntos de vista al mismo tiempo es una cosa muy rara. Record que
era un hombre que odiaba a Soli; record este odio como si me viera odindolo. Era
una estupidez odiar. Mis programas de furia y odio me estaban destruyendo,
aprisionando, robndome mi libertad de pensar, sentir y ser. Odiaba que mi odio me
destruyera y, sin embargo, no poda dejar de odiar.
Los seres humanos deben liberarse a s mismos, susurraron las Eddas en mi odo
interno, deben ser libres.
Decide, pues!
Soli me ara la mejilla con las uas; abri las capas de mi piel una a una. Jade
lleno de dolor, y record que haba una salida, el modo que haba visto una vez en el
hielo en el Anillo Invierno, el modo de la creacin. Muchos haban cruzado antes que
yo el puente de la creacin. Record a la primera guerrero poeta femenina, Kalinda,
la que amaba tanto las flores y la vida que escap de los adoradores de la muerte en
busca de los ocanos curadores de Agathange. All, los hombres-dioses rehicieron su
cerebro igual que rehicieron el mo. Ella escap de los mundos del hombre, escap al
multipliegue. Haba desnudado su cuerpo de su atad de carne y hueso. Haba
aadido a las neurolgicas de su cerebro los elementos de asteroides y planetas que
consuma. Ella haba creado su cerebro y se haba contemplado crecer, siglo tras
siglo, creciendo y creando hasta que su cerebro se haba vuelto tan grande como una
luna, y luego muchas, muchas lunas. La mal llamada Entidad de Estado Slido,
record mientras me debata contra la nieve, haba sido una vez un ser humano como
yo; haba sido una nia pequea a la que le gustaba ponerse flores en el pelo.

La voz de la memoria, de un anciano moribundo: Los dioses son traicioneros y,


cuando rehacen al hombre, siempre dejan algo sin hacer.
Soli empez a extender la mano hacia la lanza, que yaca medio enterrada en la
nieve. Fue un error. Sent los programas de su cuerpo latir bajo sus sucias pieles,
correr bajo sus duros msculos hasta su brazo. Tos al aire amargo mientras giraba y
colocaba mi brazo bajo su brazo y por detrs de su nuca. La seminelson es la primera
llave que te ensear, me susurr el Guardin del Tiempo al odo, y fui un novicio una
vez ms, gruendo sobre las blancas pieles de la Torre del Guardin del Tiempo. Y
ms joven an: fui el nio Kelkemesh luchando con su padre, Shamesh, en un
calvero en la Vieja Tierra. Es una buena llave, pero la nelson es una presa mortal. Forc mi
otro brazo bajo el sobaco de Soli hacia su cuello.
Bastardo! grit, y record entonces lo que los agathanianos haban dejado sin
hacer: la determinacin de mi destino. Yo poda escoger. Poda corregir y reescribir
mis programas; poda crearme a m mismo, aqu, en este mismo momento de furia y
fro, rodando una y otra vez sobre la nieve.
Pero el precio del nacimiento es la muerte, susurraron los ieldra.
S, poda crearme a m mismo, pero para crear tena que destruir primero. Morir es
vivir; para vivir, muero. Podra ser un asesino? Mi vida, yo mismo..., y no habra
regreso de ese camino; slo podra haber el gran viaje, una y otra vez hacia lo
infinito, la bsqueda sin lmites ni fin. Record mi promesa a la Entidad. Cmo, me
pregunt, encontrara la fuerza para sacrificar mi miedo?
Hay infinitas posibilidades. Y tambin infinitos peligros.
Debo matarle? Decide ahora!
Un ambas manos en el denso pelo mojado de la nuca de Soli. Su sudor se
congelaba mientras yo entrelazaba los dedos y empezaba a empujar hacia abajo,
forzando su cabeza hacia su pecho. Y en mis dedos, una gran fuerza, la fuerza que
Soli y mi madre, e incluso Mehtar el Tallador, haban puesto all. Debo romperle el
cuello, me susurr, debo quebrarlo como hara con un trozo de madera porque haba
matado a Bardo y me estaba matando a m, porque el universo era fro e injusto,
porque, despus de todo, ms que ninguna otra cosa yo amaba ser humano. Deba
elegir una muerte. No importaba qu locos azares me hubieran llevado a este
momento de lucha en la nieve. Al final, no eran destino y azar las dos caras de una
misma moneda? Mir a la cara del destino y vi que era la ma propia. Tiene el
hombre libre albedro? Puedes leer los programas del universo, las infinitas posibilidades?
All, en el fro viento del invierno profundo, me record a m mismo y vi una cara
triste, quemada por el viento, finalmente compasiva, sonrindome. S, puedo,
susurr. Lo har..., una eleccin tomada libremente bajo la libertad del cielo profundo.
Y as, un momento de liberacin, de relajacin y libertad. O el chasquido que
haba estado esperando toda mi vida. Soli se agazap a unos pocos metros de m,

sosteniendo los trozos de su lanza a cada lado de su rodilla. Los lanz a la nieve. Se
frot el cuello y dijo:
Podramos habernos matado, no? Qu nos pasa, Piloto?
Apret mi mano sobre el corte de mi frente para detener la sangre. Jadeaba.
Escucha, Soli, esta... tautologa trivial, no tan trivial: El secreto de la vida... es la
vida.
Soli se incorpor y se acerc a la hendidura.
El Guardin del Tiempo est muerto murmur, medio para s. No pareca
haber odo lo que yo haba dicho. Tu secreto est muerto tambin. Por qu no
pudiste apartarte de m? S, por qu este ciclo de..., por qu contina? Pero no, no
continuar. Lo juro, nunca, nunca jams.
Mir hacia el oeste, hacia Kweitkel, y los recuerdos tronaron en mi interior.
Escuch y contempl la luz refractarse en colores por la nieve chispeante. Todo (el
granito rosado del pinculo norte de la montaa, el polvo fresco y blanco, al mismo
aire azul) pareca recin creado. Me qued aturdido, como un hombre estupefacto
por el alcohol, borracho con la belleza del mundo. No haba ms furia o miedo. Me
volv hacia el este, donde la interminable placa de hielo arda con la luz del sol de la
maana. En algn lugar, bajo la roja bola de fuego que crepitaba sobre el horizonte,
estaba Neverness. Infinitas posibilidades, me susurr.
Soli se arrodill de pronto, se puso a cuatro patas y empez a examinar
sistemticamente la nieve. Record que el Guardin del Tiempo haba arrojado su
dedo por all cerca.
No, Soli, no te molestes tratando de hallarlo. Ya no tiene sentido.
Por qu no, Piloto?
Rpidamente, mientras mi calor corporal funda la nieve que se me haba metido
entre las pieles, le cont mis recuerdos.
Pero eso no tiene sentido, no? dijo Soli. Por qu fueron codificadas las
Edda como memoria? Si los ieldra queran decirnos su mensaje, por qu no
escogieron un medio ms simple?
Uno de los flacos perros del Guardin del Tiempo trot a mi lado, y palme su
flanco. Olisque el aire en la direccin de la hendidura y empez a gemir.
Qu podra ser ms simple, Soli? Los ieldra compartieron su sabidura con
todos. En verdad, es irnico: Confiaron en nuestra inteligencia para recordar su
inteligencia. Debieron de pensar que lo ms simple para el hombre sera aprender el
verdadero arte de rememorar. Y deberamos haberlo hecho, hace miles de aos.
Nunca soaron que furamos tan estpidos.
Infinitos peligros. Mir hacia el norte, hacia la cortina negriazul del cielo que
gravitaba sobre los icebergs helados. Escuch el susurrar de las Eddas.

Soli se puso en pie y silb al resto de los perros del Guardin del Tiempo.
Es as como termina la bsqueda? pregunt, despus de examinarlos con las
manos y los ojos. Tambin l parpadeaba contra el fresco viento.
Volv la cabeza. Al sur, el hielo era liso y blanco como la piel de un beb alaloi. No
haba fin a los hielos meridionales del Starbergersee.
Contina y contina dije.
Entramos en la choza del Guardin del Tiempo, y Soli hirvi agua para el caf.
Lav la herida de mi frente con algodones calientes y empapados; la descongel, la
limpi y, con un tendn de foca, la cosi. Despus de que bebiramos nuestro caf,
dio de comer y atendi a los perros enfermos mientras yo exploraba el interior de la
choza. Busqu entre las cosas del Guardin del Tiempo hasta que encontr el libro.
Junto con unas cuantas plumas de acero y una esfera de cristal llena de tinta,
envuelto en una piel, apilado entre las pieles que hacan de almohada en la cabecera
de su cama. Era un grueso libro encuadernado en cuero que se pareca mucho al libro
de poemas que me haba dado una vez. Lo abr y ol la densidad del cuero viejo. Un
soplo helado atraves las rendijas de la pared, haciendo sacudir sus blancas pginas.
No era un libro de poemas. El Guardin del Tiempo haba cubierto las pginas del
libro laboriosa, dolorosamente, lnea tras lnea, con letras que haba entintado,
dibujado (y compuesto) l mismo. Era un exquisito trabajo de caligrafa, el trabajo de
un hombre al que no importaba pasar toda una hora trazando una sola palabra. El
trabajo de toda una vida. Mir hacia el ttulo del libro. All, en letras negras tan
gruesas como la pata de un perro, le:
RQUIEM POR EL HOMO SAPIENS
POR
HORTHY HOSTHOH GUARDIN DEL TIEMPO Y LORD HORLOGO
DE LA ORDEN DE LOS MATEMTICOS MSTICOS
Y OTROS BUSCADORES DE LA LLAMA INEFABLE

Pas la pgina, y descubr que el libro empezaba con las siguientes palabras:
Estas son mis Eddas. Pas los ojos por las otras pginas del libro, leyendo de
corrido. Vi que la ltima pgina estaba sin terminar. La secuencia de palabras del
Guardin del Tiempo terminaba a media frase, y al menos las ltimas cien pginas
del libro estaban en blanco.
Soli, que nunca haba aprendido el arte de leer, se me acerc.
Por qu querra el Guardin del Tiempo que tuvieras este libro? pregunt.
Cerr el libro y acarici la cubierta con mi anillo de piloto.
Este libro, estas palabras..., son sus Eddas.

Hblame de las Eddas dijo Soli, No las Eddas del Guardin del Tiempo. Eso
sera demasiado triste. Hblame de tus Antiguas Eddas, el mensaje de los dioses.
Le dije todo lo que saba. Esto es lo que dije: Las Eddas eran las instrucciones de
los ieldra a los seres humanos sobre cmo convertirse en dioses. El hombre es un
puente entre el mono y el dios, y las Eddas eran un diseo para un puente que no se
derrumbara. Los hombres deben ser dioses, porque para eso fueron creados. El
programa divino corre profundamente dentro de nuestra raza, tan profundo como el
primitivo ADN del que surgimos hace miles de millones de aos. Debemos aprender
cmo funciona este programa, porque se es nuestro destino. Le dije estas cosas
simples mientras l me colocaba entre las manos un tazn de caf. Pero hay peligros
infinitos, dije. Cuando el hombre se volviera hacia la deidad con ojos locos, las
propias estrellas estallaran y caeran del cielo. Hombres-dioses locos, dioses locos...,
el universo est lleno de locura; la locura se encuentra por todas partes, como un talo
ido y canbal esperando para tragar cualquier deidad que consiga gran inteligencia y
poder. Cuanto ms complejos son los programas de un organismo, mayor es el riesgo
de locura. Es muy, muy difcil ser dios. Inhal los ricos vapores del caf, y dije que el
don de los ieldra era ayudar a los hombres a cruzar el puente. Porque eran seres
compasivos, s, pero tambin porque parte de su finalidad era salvar al universo de la
locura.
Naturalmente, el hombre es ya en parte dios dije. Y en parte estamos locos,
y por eso somos tan arrogantes como para jugar con el ciclo de la vida natural de las
estrellas. De ah el Vild. Porque somos ignorantes, Soli, porque no sabemos. No
vemos. Hay reglas; las Eddas son reglas. Reglas para ser, para determinar nuestro
lugar en la ecologa.
La estructura profunda del universo es pura consciencia.
Soli asinti y sorbi su caf, mientras me escuchaba hablar durante todo el da y la
noche. El principio de todo, dije, es reprogramar nuestros cerebros. Incluso nuestros
anticuados cerebros humanos pueden ser reprogramados. Podemos escribir nuestros
programas maestros; hay tcnicas para hacerlo; en las Antiguas Eddas se encuentran
las reglas para esas tcnicas. Al final, podemos rehacer nuestros cerebros, y si
aspiramos a una consciencia mayor, entonces debemos hacerlo, pues, qu es el
cerebro sino un pequeo troso da materia que concentra la consciencia?
Materia/energa; espacio/tiempo; informacin/consciencia... La consciencia; hay
fundamentos describibles por la hermosa y simple matemtica de los ieldra. En cierto
modo, la materia no es ms que energa congelada flotando en los hielos del
espaciotiempo. Y la consciencia es la forma que tiene la materia de organizarse a s
misma; la consciencia es inmanente en cada copo de nieve, tomo, gota de sangre,
fotn y grano de arena, en cada proximidad del espaciotiempo, desde la Nube Virgo
hasta Perdido Luz. La consciencia es inherente, susurr; la consciencia lo ordena todo.
Las
matemticas
del
orden:
Hay
reglas
para
cuantificar
la
implicacin/deber/identificacin entre todos los organismos vivos y la materia

inorgnica del universo. Tat Tvam Asi, lo que eres, y, qu le debo a un desconocido o
un aliengena? A mi padre? A un gusano de la sangre? A una estrella lejana?
Cul es el lugar del hombre en el esquema universal? El gran peligro, dije, est en
percibir falsamente lo ajeno de todas las cosas. Entonces arrancamos las alas a las
moscas, o matamos focas, o a otros seres humanos; entonces podemos destruir las
estrellas.
Hay ayuda para el Vild, Soli. Una solucin, una salida. Hay una unidad de...
consciencia. En cierto modo, la materia es slo una primera oleada de consciencia, y
la energa, cada bit de gamma radiando desde las estrellas del Vild, cada fotn, esta
oleada que avanza..., todo fue creado por la accin humana, y por tanto puede no ser
creado. O, debera decir, puede ser recreado. Hecho de una manera distinta, ves?
Ahora es parte de la ecologa.
Sigues diciendo la ecologa dijo l, sorbiendo ms caf. Qu ecologa?
Hay una ecologa de informacin. Las estrellas morirn; los hombres y los dioses morirn,
pero la informacin se conserva. La informacin macroscpica se convierte en informacin
microscpica. Pero la informacin microscpica se concentra finalmente. Nada se pierde. Los
dioses existen para devorar informacin. Las inteligencias ms bajas seleccionan, filtran,
concentran y organizan la informacin. Y los dioses se alimentan.
Piloto?
Lo siento, estaba... recordando. Me lam el caf de los dientes. Hay reglas
naturales para determinar nuestro lugar en la ecologa. Si pudiramos decodificar el
programa universal, leer la intencin del universo, entonces...
No ests contestando a mi pregunta.
Lo estoy intentando. El Vild..., no es la intencin del universo. Qu saben los
seres humanos de ananke? Siempre hay imperfecciones y locuras. Las orcas...
Las qu?
En Agathange, las orcas pueden o no estar locas, pero juegan un papel crucial en
la ecologa de ese planeta. Considera el Vild: un ocano de energa por emplear.
Igual que la Entidad haba creado miles de cuerpos negros para almacenar la
energa de Gehena Luz, as podramos nosotros usar la energa del Vild. La
informacin poda ser codificada a seales y enviada a todas partes, con energa
suficiente. El interflujo de informacin poda ser enviado a todas partes. Podramos
hablar con los cerebros nebulares de nuestra galaxia. Podramos extender la ecologa
de informacin de nuestra galaxia. Nosotros (cada ser humano, fravashi, ostra,
bacteria consciente, virus o foca) podramos enviar nuestra consciencia colectiva a
travs de los dos millones de aos luz del vaco intergalctico hasta las ecologas de
informacin de las galaxias ms cercanas, Andrmeda y Maffei y la Primera Leo...,
todas las galaxias del grupo local estaban vivas de inteligencia y vibraban con los
pensamientos de organismos como nosotros mismos. Algn da llegara el momento

de interactuar con las ecologas de otros grupos de galaxias. Dentro de diez millones
de aos luz en el plano supragalctico de los supergrupos locales haba muchos
grupos de galaxias. Canes Venatici, las Pavo-Indus y las galaxias Ursa..., aquellas
brillantes y ardientes nubes de inteligencia, y otras, envolvan nuestra pequea
galaxia en una esfera de luz de un dimetro de cuatrocientos millones de aos luz.
Hablar con esas distantes galaxias requerira la energa de una supernova, tal vez de
muchos miles de supernovas.
La ilaha il Allah dije, y todos somos una parte.
Escucha, Piloto, no te comprendo.
O el viento de la noche susurrar fuera de la choza, y el suave murmullo interior.
Ciertamente, yo mismo no comprenda la mayora de las Eddas. La mayor parte eran
(no hay otra palabra) un galimatas. No tena an el cerebro para comprenderlo.
Durante un momento, la enorme arquitectura completa de la prxima ecologa de
informacin se despleg ante m, capa tras capa de ideas, sistemas biolgicos y
estructuras de informacin, extendindose, abrindose como las pginas de un libro.
Era abrumador y maravilloso, pero yo era como un gusano arrastrndome por la
primera pgina del libro, tratando de leerlo mejor letra a letra, sintiendo la tinta
contra mi vientre. Comprenda tal vez una sola pgina de todos los millones de
pginas de las Eddas. Y las Eddas mismas, la sabidura colectiva de los dioses, eran
slo una pequea parte de los secretos que contena el universo, tan insignificante
como un simple copo de nieve en una tormenta.
Trat de decirle a Soli todo esto, pero no creo que quisiera comprender realmente.
Dices que esas memorias estn dentro de cada uno de nosotros? Todas las
Eddas? Miraba al frente mientras permaneca arrodillado, asando una nuez baldo
en la hoguera.
S dije, pasa de padre a hijo. Por eso mat el Guardin del Tiempo a los
dems inmortales. No quera que nadie le dijera a la gente lo que haba dentro de
ellos. Porque l lo saba.
Saba el qu?
Que el puente slo puede ser cruzado en un sentido. Y saba que, si
escuchbamos las memorias, querramos cruzarlo.
No es tan fcil recordar.
Podras recordar las Eddas, si quisieras.
Es eso cierto?
Contempl el reflejo de las llamas en sus ojos. Pens que deba hacerle dao mirar
tanto tiempo sin parpadear.
Podra mostrarte cmo recordar dije.
Mastic su nuez baldo largo rato antes de tragarla.

No, ya ha habido suficientes momentos. Es demasiado tarde, no?


Nunca es demasiado tarde.
S, es demasiado tarde.
Beb los restos de mi caf y me sequ los labios.
Qu hars ahora?
Se chup un momento los dedos para calentarlos.
Toda mi vida..., y ha sido mucho tiempo, verdad?..., he pasado cada momento
tratando de descubrir por qu estaba vivo. Mi propia bsqueda privada, Piloto.
Ahora t dices que las Eddas estn en mi interior; me dices que slo tengo que
recordar y..., y qu? Dices que aprender el secreto de la vida en un nivel superior
de inteligencia. Pero la vida es vida, no? Siempre hay tristeza, s; y, cuanto mayor
ser el nivel de existencia, mayor ser la tristeza. Ya he tenido suficiente...,
comprendes? Yo, Leopold Soli... Yo. Igual que el Guardin del Tiempo..., suficiente.
Cmo puede haber una respuesta? Se frot la nariz y me mir. Toda la vida
pens que estaba aprendiendo a vivir. Pero no saba nada. Justine lo saba todo. S,
continuar hasta Kweitkel y vivir con los devaki, si me lo permiten. All fuimos
felices una vez, Justine y yo. Recuerdas?
Ms tarde omos el rugir de un oso en la lejana. Soli pens que era el mismo que
haba guiado a sus perros a la muerte en la hendidura. Sali a buscar los trozos de la
lanza que haba arrojado a la nieve. Cuando regres, sujetaba el extremo roto de la
lanza por la punta.
Me precipit al romper la lanza dijo. Pero al menos el pedernal puede
salvarse. Es un buen trozo de piedra.
Me pas el dedo por el corte en mi frente.
Un buen trozo de piedra acced. Casi me mat.
S dijo l, y lanz un puetazo y sac un bloque de hielo del techo. Durante
un rato se qued contemplando el remolino de nieve que entraba por la abertura
antes de empezar a temblar. Se levant para tapar de nuevo el agujero.
Desde que nos conocimos, me he preguntado: Por qu?
Cort un nuevo bloque de hielo, lo tall y lo coloc en su sitio. Se sent frente a m
en el lecho del Guardin del Tiempo. Trat de mirarme a los ojos, pero no pudo. Su
cara estaba agarrotada por la emocin, los msculos entrelazados como dos
programas contradictorios que empiezan a ejecutarse a la vez. Quera decirme cunto
me odiaba, cmo lamentaba m existencia. Las palabras estaban casi en sus labios.
Sus ojos eran azul brillante, tan resplandecientes como el mar. Abri la boca. Quiso
decir: S, quise matarte; estaba dispuesto a matarte; me habra encantado matarte.
Y, entonces, un largo momento pas lentamente mientras su cara se suavizaba, y se
frot los ojos, y dijo lo otro, lo que pensaba que no quera decir:

No, no pude matarte. Cmo puede matar un hombre a su propio hijo?


Contempl el fuego mientras la choza se inundaba de silencio. Se llev la mano a
los ojos, se frot las sienes.
Por qu t, Piloto? pregunt por fin. Qu te suceder?
Me qued all, sentado con l, comiendo nueces baldo, y le dije un ltimo secreto.
Entonces todo pareci latir: mi cabeza, su corazn, las molculas del aire golpeando
contra la nieve congelada. Escuch el latido de las estrellas del Vild llamndome, y le
dije, tan compasivamente como pude, que el destino de su hijo era convertirse en
dios.

Captulo 30
Neverness
Un da, ya sea hace seis o siete o ms de seis mil aos, est tan cerca del
presente como ayer. Por qu? Porque todo el tiempo est contenido en el presente
momento-ahora.
Hablar del mundo mientras est siendo hecho por Dios maana, o ayer, sera
hablar de tonteras. Dios hace el mundo y todas las cosas en este Ahora presente.
El tiempo sucedido hace mil aos es ahora tan presente y tan cercano para Dios
como este mismo instante.
Johannes Eckehart, Horlogo del Siglo Mongol.

Al da siguiente, Soli se frot los enrojecidos ojos y anunci que cogera el trineo y
los perros del Guardin del Tiempo y continuara hasta Kweitkel. Dijo que yo poda
dar la vuelta inmediatamente, y cazar focas de regreso a Neverness. Sin embargo, los
pobres perros del Guardin del Tiempo no estaban en condiciones de tirar de un
trineo. Tres de ellos presentaban sntomas de congelacin, y todos estaban muertos
de hambre.
Ir contigo hasta Kweitkel dije. Ajust mis gafas para la nieve y contempl la
montaa. En el aire prstino, su brillante cono pareca mucho ms cercano de lo que
realmente estaba. Sera mejor dejar aqu el trineo del Guardin del Tiempo. Los
perros enfermos pueden viajar en nuestro trineo; los otros pueden seguirnos.
En realidad, ninguno de los dos se senta muy seguro de que los devaki recibieran
bien a Soli, y yo no quera dejarle solo con un grupo de perros enfermos. As que le
acompa durante la ltima parte de su viaje. Tardamos dos das en alcanzar la isla.
Construimos una choza a treinta metros de la irregular costa. Tres aos antes, Yuri
me haba dicho (pareca tres vidas atrs) que yo nunca sera bienvenido en Kweitkel.
Muy bien, no pondra un pie en tierra (a menos, naturalmente, que un oso me
destrozara la choza y me persiguiera hasta los pequeos rboles yu de la playa). Soli
se intern en el bosque con sus esques. Le contara a los devaki alguna historia
inventada de tragedia y dolor, cmo Justine, Bardo y mi madre haban marchado
todos al otro lado. Dijo que regresara al da siguiente con pellejos llenos de nueces

baldo para mi regreso a casa, y con carne para los perros, si haba sido un buen ao
para los devaki y se sentan dadivosos.
Esper tres das y tres noches mientras el viento soplaba y casi enterraba mi choza.
Estaba profundamente preocupado cuando, a la tarde del cuarto da, varios trineos
aparecieron al borde del bosque. Uno de ellos baj por la playa hasta el mar. Me
proteg los ojos con la mano. Mir con atencin el trineo. Lo conduca Soli, y no vena
solo.
Ni luria la! exclam. No saba qu ms decir. Forc la vista y observ l trineo.
Al principio pens que Soli traa un cachorrillo de oso sobre los pellejos apilados de
nueces baldo. Luego mir con ms atencin. No era un osezno; era un nio devaki
arropado en pieles de shagshay. No pude imaginar por qu traa Soli a un nio
consigo.
Los hombres al borde del bosque no me saludaron. Se quedaron junto a sus
trineos, medio ocultos por los rboles yu, contemplando l mar. A causa del
resplandor, no pude distinguir sus rostros.
Ni luria la respondi Soli, y se acerc ms. Vi que el nio tena unos tres aos,
y era varn. Llevaba en su regazo un mueco de palo. Cuando el trineo se detuvo, el
nio baj la cabeza, estudiando el mueco con tmida intensidad.
Soli dej al nio en el trineo. Se me acerc, y en el lenguaje de los devaki me dijo;
Siento que hayas tenido que esperar.
Quin es el nio? Pero apenas las palabras salieron de mi boca, supe quin
era.
Es el hijo-hallado de Haidar y Chandra.
A la mencin de los nombres de sus padres-hallados, el nio alz la cabeza y
sonri.
Haidar mi padda moru ril Tuwa dijo sbitamente, y me cont la historia de
cmo su padre-hallado haba matado a un mamut el invierno anterior. Los pela
manse, mi Haidar, mi Haidar lo li wos.
Era un nio hermoso y fuerte, de sonrisa fcil y rpidos ojos negriazules, del color
del cielo en el crepsculo. No se pareca mucho a los otros nios alaloi que yo haba
visto. Cuando le sonre, su timidez desapareci inmediatamente. Me mir con
osada, como si me hubiera conocido de toda la vida.
El color de los ojos de Katharine, me susurr a m mismo.
Cmo se llama? pregunt, con voz spera e irregular.
El nio sonri, mostrndome sus dientes rectos y blancos.
Padda, ni luria la; ti los mi lot-Padda Bienvenido, padre; eres realmente mi
padre de sangre?

Es imposible dije, aunque saba que, en este extrao universo que habitamos,
hay muy pocas cosas imposibles.
Soli se me acerc a travs de la nieve y me agarr el brazo.
No puede ser mi hijo le susurr al odo. Anala sac el feto de Katharine
cuarenta das antes de que cumpliera, recuerdas? No pudo sobrevivir.
No? murmur Soli, mientras se volva para mirar al nio. Es duro como el
diamante. Es mi nieto. Todos los del linaje Soli somos difciles de matar, no? Mrale!
El tallador esculpi tu cara, pero dej tus cromosomas intactos. Cmo puedes
dudarlo?
Se sacudi el hielo de las pieles y me cont lo que haba sucedido.
Cuando me vieron acercarme a la cueva, los devaki se sorprendieron de verme.
Y me sorprendieron celebrando un festn en mi honor. Asaron mamut..., han tenido
suerte con las manadas de mamuts estos ltimos aos, aunque un gran macho arroll
a Yuri hace dos aos y le aplast el crneo. Pero todo el mundo recordaba lo que Yuri
dijo aquel da, as que me recibieron bien. Me perdonaron, puedes creerlo, Piloto?
Tuwa wi lalunye dijo el nio mientras se lama los labios, observndonos.
Evidentemente pensaba que Soli me hablaba del festn de mamut.
Soli se frot la nuca y continu:
Fue Anala quien me habl del nio. Ninguna de las mujeres devaki esperaba
que viviera, ni siquiera Chandra, que lo cuid despus de que Katharine..., despus
de que regresramos a la Ciudad. Pero vivi. Es un milagro, verdad?
Contempl al nio mientras jugueteaba y colocaba una pequea lanza de hueso en
el puo del mueco. Vi que su larga barbilla podra haber sido la ma antes de
convertirla en la de un alaloi; su denso pelo era negro, con vetas rojas.
Pero asesinaron a Katharine! dije. La llamaron satinka. Por qu no mataron
al nio y lo enterraron en la nieve?
Esa no es su forma de ser.
Nunca pens que pudiera haber vivido. Nunca lo vi. Nunca lo supuse.
Soli se rasc la sangre bajo la nariz y tosi.
Dicen que era un beb duro. Chandra me dijo que raras veces ha llorado, ni
siquiera cuando se quem la mano en la hoguera.
Katharine, antes de morir, habra visto que iba a vivir dije, parpadeando.
Por qu no me lo dijo?
As son los scrytas.
Cmo se llama? pregunt, olvidando por un momento que los devaki no dan
nombre a sus hijos hasta que tienen al menos cuatro aos.

No le han dado nombre todava dijo. Pero Haidar habla de llamarlo Danlo
el Joven, como su abuelo. El abuelo de Haidar, naturalmente.
Cerr los ojos y sacud la cabeza.
No dije, ser piloto, y la gente lo llamar Danlo Sabiapaz, porque guiar
una misin al Vild. Aprender nmeros y geometra y, aunque todava no sabe los
nombres de las estrellas...
No dijo Soli suavemente. Se volvi hacia el nio, que se acurruc en una de
las pieles y se meti una nuez baldo en la boca. La abri entre sus duros dientecitos y
me sonri.
Es mi hijo!grit.
No, ahora es el hijo de Haidar. Su hijo-hallado, s, pero lo ama tanto como a sus
otros hijos. Haidar es el nico padre que conoce. Ser un buen...
No! Avanc un paso hacia el trineo. Es mi hijo, y cuando vea la Ciudad por
primera vez gritar: Padre, estoy en casa!.
Soli sacudi la cabeza y seal hacia la lnea de hielo irregular sobre la playa.
Haidar, Wemilo, Seif, Jonath y Choclo se encontraban all arriba, observndonos.
Iban vestidos con sus pieles de caza, y cada uno sostena una lanza de cazar
shagshay. Alc la mano para saludarlos, pero slo el pequeo Choclo (que ya no era
tan pequeo) sonri. Siempre me haba gustado Choclo.
Cuando entr en la cueva y Anala me mostr el nio, dijo que Haidar haba ido
a cazar shagshay con Wemilo y Choclo. Por eso he tardado tanto en venir, porque
haba que pedirle permiso a Haidar. Cuando regres de la cacera, dijo que poda
traer al nio en el trineo. Para decirte adis..., eso es lo que dijo Haidar,
comprendes? Dijo que el nio debera ver a su padre de sangre una vez antes de
despedirse para siempre.
Contempl la nieve, comprendiendo lo que quera decir Soli, pero sorprendido de
todas formas. Me acerqu al trineo y recog al nio. Era ms pesado de lo que
pareca.
Padda dijo. Una expresin curiosa cruz su frente, y con sus largos dedos
agarr mi barba, examinando las vetas rojas que encontr en ella, Padda repiti.
Pero no haba emocin en su voz. Deca la palabra que emplean los devaki para
padre como si fuera una abstraccin, como si hubiera aprendido el nombre de un
animal nuevo y extrao.
Danlo dije yo, y le bes la frente, que tena la misma forma que haba tenido la
ma. Hijo mo.
Solt al nio en la nieve, y l corri hacia la choza y atraves a cuatro patas el tnel
para ver qu poda encontrar dentro. Mir al cielo silencioso y azul. Deglut con
fuerza, una o dos veces. Mis ojos ardan de dolor; me sorprendi que estuvieran tan

secos como el aire helado que giraba a mi alrededor. Tal vez, pens, mi alma alterada
y maldita ya no era capaz de producir ms lgrimas.
No puedo llevrmelo conmigo le dije a Soli.
No.
Mi hijo... crecer creyendo que es un alaloi deforme.
Soli se frot la nariz y no dijo nada.
De dentro de la choza vino una risita de placer. Atraves el tnel y le sonre a
Danlo, que estaba sentado en la cabecera de mi cama. Haba encontrado el libro del
Guardin del Tiempo. Pasaba las pginas una a una, sealando las letras negras
como si creyera que eran gusanos.
Examin, a travs del aire sombro y congelado de la choza, la infinita posibilidad, y
me mord el labio. Con cuidado, le quit el libro del regazo.
Li los libro consegu decir.
l se enfad porque le haba quitado su juguete nuevo. Me mir durante largo
rato. Tuve miedo de la furia que vi en sus ojos, la furia que me cort como una lanza.
Entonces su curiosidad regres y sonri.
Ki los libra? me pregunt.
Un libro es slo un puado de hojas decoradas y unidas expliqu. No es
nada importante. Nada en absoluto.
Ms tarde, cuando termin de aprestar el trineo y Soli cogi a Danlo de la mano
para llevarlo de regreso a la playa, susurr al odo de mi padre:
No dejes que mi hijo crezca en la ignorancia. Dile que las luces del cielo no son
slo los ojos de los muertos. Hblale de las estrellas, quieres?
Hice que el trineo trazara un crculo hacia el este y agarr la dura barra helada.
S dijo Soli. Se lo dir.
Adis, Danlo dije, mientras me inclinaba y lo alzaba en el aire. Como su largo
pelo ola tan bien, volv a besarle la cabeza. Agarr la mano desnuda de Soli y me
desped tambin de l.
S, adis dijo l. Entonces hizo algo sorprendente. Me tir del brazo y se
inclin hacia adelante tan sbitamente que casi tropec. Me bes una vez, con fiereza,
en la frente. Sent sus labios agrietados quemar mi fra piel; incluso hoy puedo sentir
an la quemadura.
Cae lejos y bien, Piloto dijo.
Llam a los perros y dirig el trineo hacia el brillante llano de nieve que se abra
ante m. Nunca volv a mirar atrs con mis ojos, aunque en mis pensamientos y en
mis sueos he mirado atrs con frecuencia. No crea que fuera a volver a verlos

jams. Nunca, dijo el susurro, nunca ms. El aire era tan fro y amargo que mis ojos Se
llenaron de lgrimas antes de que hubiera cubierto medio kilmetro de la distancia
que me separaba de Neverness.
***
Estoy llegando al final de mi historia. Hay poco que contar de mi viaje de regreso
a casa. Los perros y yo comimos nuestras nueces baldo y la carne de mamut, y
despus de eso pasamos hambre. Aunque abr muchos aklia para cazar focas, stas
ya no saltaron a mi lanza. Casi siempre hizo mucho fro. Dos veces se me congelaron
los dedos de los pies; incluso hoy da mis dedos tienen problemas con el fro. Cuando
ya casi vea la Ciudad, una tormenta me cogi desprevenido. Durante quince das
yac agazapado con mis perros medio congelados en una choza construida
apresuradamente, leyendo el libro del Guardin del Tiempo y escuchando la
tormenta. Arne y Bela murieron a mi lado, de fro y hambre. Los enterr en la nieve.
En alguna parte est registrado que el da nonagsimo primero del profundo
invierno del ao 2934, Mallory wi Soli Ringess, tras haber fracasado en su bsqueda
de las Antiguas Eddas, regres a la ciudad de su nacimiento. (Me dicen que es as
como termina la famosa fantasa de Sarojin, Los Neurocantores.) Regres a una de las
ms amargas ironas de mi vida: Los lores y maestros, y la mayora de los dems, no
quisieron creer que yo haba recordado las Antiguas Eddas. Unos pocos, el Lord
Imprimtur en concreto, me ridiculizaron. Al menos lo hicieron hasta que, el ltimo
da del ao, el mayor de nuestros rememoradores, Thomas Rane, se despoj de sus
tnicas, cerr los ojos y flot en uno de los tanques del Grupo Vientre Rosa. Record
el turbio pasado. Convoc los recuerdos dentro de cada uno de nosotros, y escuch,
como yo haba escuchado, el susurro de las Antiguas Eddas. Con alegra (y
demasiado orgullo), les ense a muchos otros de su profesin a recordar tambin.
La noticia de esta gran rememoracin se extendi rpidamente por la Academia.
Durante das, no pude patinar por las deslizaderas ms apartadas sin que algn
novicio tirara de la manga de un compaero de clase y me sealara, lleno de
asombro. Incluso algunos de los ejemplares, que no se asombran ante ningn
hombre, apenas me miraban a los ojos cuando me hablaban. Era muy embarazoso.
En realidad, prefera el ridculo al asombro.
Poco despus de esto, el Colegio de Lores me hizo Lord de la Orden.
Inmediatamente me hice cargo de la reconstruccin de la Caverna de las Naves Luz y
de los restos de la Ciudad destrozada por la bomba. Envi robots a las montaas tras
Urkel para que cortaran grandes cantidades de piedra. El da vigsimo de la
primavera del medio invierno se pusieron los cimientos de una gran torre (algunos
dicen que grandiosa). A medida que pasaban los das grises y nevados, una aguja de
granito rosa se alz sobre los recin construidos Campos Huecos, sobre los salones y
torres de lo que sera llamada la Ciudad Nueva. En un ao, cuando la torre estuviera

terminada, sera la ms alta de toda la Ciudad. La llam la Torre de Soli, para


sorpresa y consternacin de todos aquellos que crean saber cunto odiaba yo a mi
padre.
Durante este tiempo gui pequeas expediciones a la sellada Torre del Guardin
del Tiempo. Sub las escaleras hasta su santuario. La nieve haba entrado por las
ventanas destrozadas y se haba acumulado, cubriendo cientos de los relojes del
Guardin del Tiempo. Los rescat. Orden que quitaran la nieve y reconstruyeran las
ventanas, con cristal. La Torre entera, decid, sera un museo.
En el stano de la Torre descubr muchos, muchsimos libros antiguos, toda una
biblioteca de ajados libros encuadernados en cuero. Los le; incluso hoy sigo
leyndolos. Recorr los largos corredores de piedra que se hundan serpenteando en
los niveles ms profundos de la Torre. Llegu a mi vieja celda y me asom,
recordando. Abr la pesada puerta de la celda adyacente, la celda donde el guerrero
poeta haba compuesto su poema de muerte. Ola a polvo, a excrementos animales y
a muerte. Encontr sus huesos blancos, pelados por las musaraas, cuyas
madrigueras se extendan bajo el suelo. Su anillo rojo de guerrero y el anillo verde de
poeta brillaban contra los largos huesos de los dedos. De modo, pens, que el
guerrero poeta haba muerto realmente. Entonces record que le haba prometido
enviar su cuerpo a su planeta natal. Con toda la confusin de la Guerra, lo haba
olvidado. Orden que recogieran sus huesos y los envolvieran en su capa de
guerrero. Los robots tallaron un atad de mrmol negro y lo pulieron hasta que
brill como un espejo. Yo mismo cincel las palabras de su poema de muerte en la
tapa. Los novicios que me observaban trabajar en el stano oscuro (y tal vez todos los
dems) debieron pensar que estaba medio loco. Cuando suponan que no estaba
escuchando, se rean de m. Pero no comprendan lo vital que era que los muertos,
cualquier muerto, fueran honrados y, sobre todo, recordados.
Ahora debo hablar de la promesa que le hice a la diosa, Kalinda, y del milagro que
me hizo cumplir esa promesa. El milagro: El da quincuagsimo sexto del falso
invierno, la Puta Bendita de Bardo sali del multipliegue y fue conducida a las recin
construidas Cavernas de las Naves Luz. Durante muchos das, los Campos Huecos
fueron abiertos al flujo de lanzaderas de las naves profundas y naves largas que son
la vida de la Ciudad. Y, una a una, las navesluz de los pilotos que haban viajado
muy lejos a lo largo de la galaxia durante la bsqueda empezaron a regresar.
(Muchos pilotos, naturalmente, haban permanecido fieles a la bsqueda y no haban
visto Neverness desde el da en que el Guardin del Tiempo lanz la convocatoria.
Sus nombres son honrados por encima de todos los dems.) Al principio se pens
que la Puta Bendita era una de esas naves. Pero entonces un aspirante y un reparador
reconocieron sus grandes alas cadas y su nariz chata y enviaron a un novicio para
que me informara. Me reun con Bardo en las Cavernas, pero l se neg a explicar
inmediatamente el milagro de su existencia.
Bardo! exclam cuando sali de la cabina de su nave. Cmo es posible?

Pequeo Amigo! Nos abrazamos, y l me palme la espalda, como de


costumbre. Pareca tan enormemente slido (y real) como siempre. Lloraba
abiertamente. Gruesos lagrimones corran por sus mejillas. Pequeo Amigo!
Pequeo Amigo! Por Dios, qu bueno es estar en casa!
Dime qu te ha pasado. Ests solo? Dnde est Justine..., puedo preguntarlo?
Sonri tristemente y se agarr la panza y sacudi la cabeza. Excepto por un ligero
tono gris en sus sienes y su barba, estaba tal como lo recordaba.
Oh, desde luego que puedes preguntar dijo. Pero no aqu. Tengo tanta
sed..., hace mucho tiempo que no pruebo la cerveza. Me muero por un buen trago.
Quieres venir al Hofgarten conmigo para que pueda beber un poco?
Fuimos al Hofgarten a beber cerveza y skotch. El da era brillante y el aire de las
montaas clido. Nos sentamos ante una pulida mesa de madera en nuestra sala
favorita, contemplando los acantilados del mar. Las ventanas exteriores estaban
abiertas para dejar entrar el aire y los calientes rayos del sol. Nos quedamos junto a la
ventana, bebiendo y charlando.
Ah, qu bueno dijo l mientras se llevaba la jarra a los labios. Se lami la
espuma del bigote y luego dio unos cuantos sorbos ms. Qu bueno. Tena que
hablarte de Justine. Est bien. Ha ido a Lechoix, a visitar a su madre y ensear en la
escuela de elite. No volver a Neverness, lstima.
Sorb mi skotch, pero encontr poco placer en hacerlo. El sabor me distraa del
importante tema que tena que preguntarle a Bardo.
Empieza por el principio dije. Cmo sobrevivisteis a la batalla? A la
estrella?
Te hablo de la batalla? Cmo estoy vivo todava? Hay una simple explicacin,
amigo mo. Fuimos rescatados. La Entidad nos salv, de algn modo..., no s cmo.
En un momento camos al corazn de la estrella, y nos asbamos como gusanos en el
fuego. Nos moramos. Y, al momento siguiente..., bueno, estuvimos libres.
Termin su cerveza y pidi otra. Sus gruesas mejillas estaban muy rojas, aunque
era imposible decir si por la cerveza o por la vergenza.
Y entonces? pregunt.
Y entonces huimos, por Dios! Ya est, ya te lo he dicho, Bardo el cobarde, eso
es lo que ests pensando, lo s. Encontramos un trazado de vuelta a las cadas, y
luego fuimos a Lechoix, No pudimos seguir juntos, Justine y yo. Algn da tendr
que contarte el infierno que es perderte en alguien ms. Algn da. El Guardin del
Tiempo tena razn. Oh, debes odiarme, Pequeo Amigo, por ser el cobarde que soy!
En verdad, no lo odiaba; lo amaba por ser un cobarde.
Me alegro de que ests vivo dije.

No quiso decir nada ms sobre Justine, as que le cont lo que haba sucedido
desde la batalla. Se alegr de que el Guardin del Tiempo estuviera muerto, y ms
an de que yo fuera Lord de la Orden. No se alegr de mi descubrimiento de las
Antiguas Eddas. Bardo, mi irreverente y profano amigo, desconfiaba de los dioses.
Por qu no bebes tu skotch? pregunt, mientras daba un manotazo a la
mesa. Bebe, Pequeo Amigo, y te hablar de la Entidad y de lo que me ha hecho.
Habl conmigo! Bardo, prncipe de Mundo Verano y pronto maestro piloto, es decir,
si el Lord Piloto me encuentra digno... He hablado con la diosa, y he regresado para
decrtelo!
Alc mi vaso de skotch. Me lo llev a los labios y lo ol, pero no lo beb, a causa de
los recuerdos.
Qu quieres decirme, Bardo?
Eruct, y una expresin agria y enferma se dibuj en su cara. Ya estaba un poco
borracho.
Ah, no he sido completamente leal contigo. Perdname. La diosa no me dijo que
me haba rescatado de la estrella. Dijo que me haba creado. Me haba recordado, por
Dios! Justine y yo..., estbamos muertos, dijo. Y nuestra hermosa nave destruida. Oh,
lstima! Esto es lo que me dijo, Pequeo Amigo. Dijo que recordaba la configuracin
de cada tomo, cada sinapsis de nuestros malditos cuerpos y cerebros. Dijo que me
haba recreado, a partir de hidrgeno, molculas de carbono y polvo estelar. Me
salv de la muerte. Una resurreccin, dijo, una segunda oportunidad. Es posible?
No lo s.
Es posible? Por Dios, dmelo, Pequeo Amigo!
Di un sorbo de skotch y dej que el lquido mbar rodara por mi lengua. Escuch
la charla cruzada entre sentido y memoria, la memoria contenida en cada molcula
de skotch. Los alcoholes y teres ardan a travs de las rosadas papilas, abrindose
paso hasta mi sangre. El sabor de los steres y los fuertes aldehidos recordaba al
planeta Urradeth, donde haba sido elaborado el skotch cuarenta aos antes. Ol los
crujientes granos de cebada tostados al fuego, y la masa fermentando, su esencia al
ser destilada en el licor dorado de la memoria. Lo tragu y vi al hombre que haba
cortado la cebada, su guadaa de acero reflejando la spera luz azul del sol de
Urradeth. En el cuerpo y germen de la cebada haba tomos de carbono, fragmentos
de incontables exhalaciones de las personas que haban colonizado Urradeth.
Fragmentos de la Vieja Tierra y su sol amarillo, el hidrgeno de las estrellas y el
oxgeno hecho en el distante fuego estelar que no tena nombre que yo conociera..., el
rbol de la memoria y el ser era infinito, y la contemplacin de sus ramas
interconectadas me mareaba. La memoria de todas las cosas est en todas las cosas. Tos y
escup una bocanada de fiero skotch sobre la mesa. Las gotas mancharon la madera
que haba sido trada del bosque de Alisalia por un corredor-gusano muerto haca
mucho tiempo. S, pens, Ella, una diosa, haba hecho a un hombre tan fcilmente

como el hombre poda tallar un mueco de palo igual al que recordaba de su


infancia.
Los dioses crean a travs de la consciencia; la creacin lo es todo.
Es posible dije por fin.
Oh, lstima dijo l. Eso es lo peor. Lstima, maldita lstima. La informacin
perfecta es imposible, creo, y por tanto Bardo no es el hombre que antes era. Qu
soy, entonces? Cmo lo sabr nunca?
Era el viejo problema, el viejo miedo. Pero, finalmente, en el cuerpo y el alma de
mi viejo amigo exista la posibilidad de una nueva solucin.
Eres quien eres dije. Eres Bardo, mi mejor amigo. Es suficiente.
Perlas de sudor brillaron sobre su abultada frente.
Y quin es Mallory Ringess?
Soy lo que soy.
Bardo se lami los labios y deposit de golpe su jarra sobre la mesa. Sacudi la
cabeza y ara la ventana con su anillo de piloto.
La Entidad me dijo que tena que traerte un mensaje, que sera el mensajero y el
maldito mensaje. Para que te recordase tu promesa. Qu quera decir?
Le promet regresar a Ella, Bardo.
Por qu?
Apart el vaso de skotch. Se desliz casi sin friccin sobre la mesa mojada.
Ser difcil de explicar, pero debo intentarlo. Kalinda era una guerrero poeta
antes de ser una diosa. Los poetas, en su bsqueda del humano perfecto, alteraron
hace mucho tiempo sus cromosomas. Y, peor an, corrigieron lo que pensaban era
informacin superflua por todo el genoma. En su ignorancia, quitaron algo esencial.
Y sa es la tragedia. Ningn guerrero poeta, incluso Kalinda..., especialmente
Kalinda..., puede recordar las Eddas. Porque dentro de ellos, donde susurra en
nosotros, no hay nada.
Lstima.
Kalinda, la Entidad, es lo que los ieldra no queran: una diosa que creci en s
misma sin el beneficio de su sabidura.
Bardo se inclin sobre el alfizar de la ventana y tom una bocanada de aire.
Eruct.
Pero la Entidad tiene que saber cmo decodificar las Eddas. Piensa en los pilotos
que han estado en su interior. Ah, piensa en m. Si pudo..., bueno, si pudo realmente
crearme, entonces debe haber podido leer cada bit de mi ADN.

En realidad, creo que ella lo sabe todo sobre las Eddas..., ahora. Pero es
demasiado tarde, ves? Pese a todo su poder, pese a toda su gloria, est un poco loca.
Bardo volvi a eructar.
Bueno, sigo sin comprender.
Me levant y apart mi silla de la mesa.
Es un da hermoso dije. Caminemos hasta la playa.
Como estaba borracho, me pas el brazo por encima del hombro y medio me
arrastr hacia fuera, tambalendose. Recorrimos el sendero de hielo que atravesaba
los acantilados hasta la playa. Le cont mis planes para enviar una misin al Vild.
Los mejores pilotos de nuestra Orden, dije, guiaran la misin. Habra muchas
navesluz, y una navesemilla llevando historiadores, programadores, mecnicos,
escatlogos y rememoradores, sobre todo rememoradores..., un complemento
completo de maestros representando todas las profesiones de nuestra Orden.
Civilizaramos el Vild. O, ms bien, civilizaramos y ensearamos a los pueblos
salvajes del Vild a no destruir las estrellas. Yo enseara a los pilotos la demostracin
de la Hiptesis, y stos ensearan a los brbaros el arte de las matemticas. Y, en
alguna parte de las ruinas del Vild, los maestros de la navesemilla estableceran una
nueva Academia, quiz muchas Academias, para ensear a nuevos pilotos.
Aprender, viajar, iluminar, empezar..., se es el lema de nuestra Orden, y continuara
sindolo, no importaba lo lejos que cayeran nuestros pilotos.
Pero la radiacin del Vild..., se propaga, no? Y qu hay de la Estrella de
Merripen? Y de todas los dems? Al final, la luz quemar toda la galaxia.
No, no permitiremos que ese futuro se cumpla. Cerr los ojos. Crearemos
nuevas formas de vida que vivan de luz. Medio bacterias, medio ordenador, medio
clula fotoelctrica..., un enjambre de nueva vida a travs de la galaxia,
alimentndose de fotones, reforzndose, convirtindose en parte de la ecologa. Una
inteligencia... que no puedes llegar a imaginar.
Y luego? pregunt Bardo.
Estbamos en la playa, mirando el Firme. Ola a sal y a nieve vieja, el fermento del
mar, rico y sin edad. El hielo marino casi se haba derretido; las olas se agitaban y
crecan, chocando contra la costa rocosa. En el aire, encima de nosotros, gritaban un
par de gaviotas de las nieves. Se zambullan y remontaban el vuelo y se deslizaban
sobre los espumosos bajos.
Algn da dije, muy pronto, dejar la Ciudad. Ir con Ella, como he
prometido. Y entonces crecer. Habr una... una especie de unin. Un matrimonio, si
quieres. Si yo quiero. Est sola y est un poco loca, de ah esta nueva ecologa de
informacin. Haremos algo nuevo, algo que nunca ha existido antes, nunca dentro de
este universo. Y hay algo ms. Esta..., es difcil de explicar, esta conversin que tanto
he temido, pero ya no. Gracias a ti, ahora lo veo. Somos lo que somos. Todo: hombre,

mujer, nio, foca, roca, pensamiento, teorema y mancha de suciedad..., todo est
conservado, todo creado. Eso es lo que hacen los dioses, Bardo.
Nos abrimos paso entre las rocas y la arena, tratando de no pisar los hermosos
guijarros y las conchas lisas arrojadas por la marea. Bardo jadeaba y resoplaba; se
inclin, llevndose las manos a las rodillas. Su cara se haba vuelto plida como la de
un autista. Pens que estaba a punto de vomitar.
Oh, mi pobre barriga gru. He bebido demasiada cerveza.
Entonces record su dignidad, se enderez y se apoy sobre mi hombro. Su peso
era muy grande, muy reconfortante, muy familiar.
Contempl quejumbrosamente el agua, luego se volvi y me examin el rostro.
Mrate! Un hombre con el cuerpo de un caverncola, y dos tercios de dios en tu
cabeza!
Da; s compasivo, me haba dicho Katharine.
No hay ms dios que Dios, y todos somos parte de l dije.
Bardo guard silencio durante un momento, y luego cogi una piedra y la arroj
al agua. De nios, solamos jugar a hacer rebotar las piedras Sobre la superficie del
agua.
Tres rebotes dijo. Me coloc una piedra arenosa y mojada en la mano.
Veamos si puedes hacer cuatro.
No, Bardo, no he venido aqu a lanzar piedras.
Su cara se volvi roja de furia. Cogi una concha rosa y la hizo chocar contra una
piedra, rompindola en pedazos.
Por qu siempre haces lo que no debes hacer? grit. Dnde est tu
sentido? Oh, maldita lstima!
Lo lamento.
No, eres un dios, y los dioses no se lamentan, creo.
Soy tu amigo.
Contempl la playa, primero a una pareja de novicios que caminaban por la orilla
cogidos de la mano, y luego a las focas sobre su roca. Haba nueve focas grises
calentndose al sol, con los negros hocicos apuntando al cielo. Baj la voz, como si
me estuviera diciendo un Secreto. Haba vapores en su aliento, el olor agridulce de la
cerveza.
No, Pequeo Amigo dijo, puede un hombre ser amigo de un maldito dios?
Observ las olas lamer las rocas de la orilla. Haba luz reflejndose en el agua
chispeante, colores que no poda ver.
Para vivir, muero susurr,

Pens que no me haba odo, porque pateaba irritadamente la arena mojada. Tena
la barbilla agachada y no quera mirarme.
No, nunca morirs, no es eso lo que prometi Katharine? dijo entonces. Se
alis los pliegues de su kamelaika sobre su vientre. Pero, yo, Bardo..., slo soy un
hombre, y si no alimento pronto a este cuerpo mo, me encoger y morir. Olvidemos
esas dolorosas escatologas por el momento y cenemos como hombres antes de que
nos desvanezcamos por completo. Voy a regresar al Hofgarten a ordenar la comida.
Y luego voy a coger no una pequea borrachera, sino una borrachera gloriosa.
Vienes conmigo, Pequeo Amigo?
Pues al final escogemos nuestros futuros, dicen los scrytas.
Tal vez luego le dije. Ahora mismo no tengo hambre.
Se encogi de hombros, inclin formalmente la cabeza y regres al Hofgarten.
Observ a mi mejor amigo, el mensajero de los dioses, el milagro de la creacin,
tambalearse por entre las negras rocas esculpidas por el mar.
Es cierto, ahora lo s, que la creacin lo es todo. Kalinda haba enviado a Bardo a
recordrmelo. Lo haba creado de la memoria, y tambin yo aprendera ese arte
algn da. Algn da, rememorara a Katharine y la devolvera a la vida, porque lo
que hacen los dioses es crear. Eso es lo que hacemos todos. Cada uno de nosotros,
dioses, hombres, o gusanos en el vientre de un pjaro, en nuestros pensamientos,
sentimientos y acciones, no importa cun triviales o simples..., creamos este extrao
universo en el que vivimos. Creamos a Dios. Al final del tiempo, cuando el universo
haya despertado a s mismo, el pasado ser rememorado, y todo aquel y cada uno
que ha sufrido el dolor de la vida ser redimido. Esta es mi esperanza; ste es mi
sueo; ste es mi proyecto.
Me qued soando en la playa, con el fro ocano ante m. Apret la piedra llana y
lisa que Bardo me haba dado y la lanc a las olas. La piedra golpe el agua, girando,
y luego rebot cuatro veces. Hubo slo un momento entre los dos ltimos rebotes,
antes de que se hundiera bajo el agua, y, en ese momento, la lente giratoria de la
galaxia me llev mil kilmetros a travs del espacio. Y la galaxia misma continu su
viaje hacia fuera desde el punto quieto de la creacin, y ca a travs del universo. Hoy
da an sigo cayendo, no en esa eternidad negativa de la nada y la desesperacin,
sino a travs de ese otro universo donde las estrellas son brillantes e incontables, y la
bsqueda por la vida, si no su secreto, contina.
Creo que a cada momento morimos, pero tambin a cada momento renacemos a
posibilidades infinitas. Y as, en un hermoso da del falso invierno, pagu el precio
final y volv el rostro al viento. Como de costumbre, el chorro salado del agua me dio
hambre. Recorr la playa de regreso a mi brillante ciudad, para unirme a Bardo en la
cena, para ser gloriosamente humano otra vez durante algn tiempo.
Al borde del helado mar, al pie de las montaas del planeta invernal de Nevada,
se alza la ciudad de Neverness. Desde all, la Orden de los Pilotos manipula las leyes

de la fsica y surca la galaxia en sus navesluz en busca de nuevos conocimientos. Y


desde all inicia su periplo Mallory Ringess, en persecucin del secreto de los mticos
ieldra, un acervo de conocimiento que pueden revelar, a travs de las Antiguas
Eddas, el secreto de la inmortalidad.
Un periplo que lo llevar por las rutas del multipliegue al interior del vasto
misterio galctico conocido como la Entidad de Estado Slido, ms tarde, en una
bsqueda entre los hielos, a los alaloi, una raza ancestral encallada en el tiempo y en
cuyo ADN tal vez se halle la clave del secreto de toda la humanidad, a morir y a ser
revivido por los agathanianos en una reconstruccin biocomputerizada de su ser, y a
descifrar, finalmente, el secreto celosamente guardado dentro de nosotros mismos.
Un secreto que deber transformar toda la galaxia habitada por el hombre, pero
que transformar tambin, antes que a nadie, al propio Mallory Ringess.

Fin

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