La Autobiografia Final

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Jacques Lecarme

liane Lecarme-Tabone
Traduccin: Nora Letamenda
Trabajo realizado para el grupo de investigacin Semitica del Discurso.
Facultad de Humanidades. Univ. Nac. de Mar del Plata.

La autobiografa
CAPTULO 4

Autobiografa y poesa
La definicin que glosamos aqu postula que el relato autobiogrfico est
escrito en prosa. Por eso, estamos obligados a retomar el sempiterno debate del verso y
de la prosa, el cual ha caducado desde que la versificacin regular fue abandonada por
los poetas.

1.1. El yo lrico y el yo autobiogrfico (Kte Hamburger)


Si seguimos los anlisis de Kte Hamburger, en su Logique des genres
littraires (1957), vemos que el Yo lrico es un sujeto de enunciacin, a diferencia del
Yo origen de la ficcin pica que es totalmente ficticio. En realidad, segn este nuevo
Aristteles, el Yo lrico est originalmente en el mismo plano que el Yo autobiogrfico;
el postulado lingstico del autor, quien confirma la opinin de Emile Benveniste, es
que pertenece a la esencia de toda narracin en primera persona [] de erigirse como
no-ficcin, como documento histrico. (p. 259 y p. 299).
De este modo, en una novela escrita en primera persona, habr
enunciados de realidad fingida, y no como en la epopeya o la novela heterodiegtica,
enunciados de realidad ficticios. As, se extraen tres categoras: la ficcional, la no1

ficcional y la fingida. Lamentablemente, Kte Hamburger no se interesa en la


autobiografa en tanto gnero literario, como si para ella la literatura se redujera a la
poesa o a la novela. A menudo sospechamos que el enunciado de realidad en la
autobiografa es fingido, y que las memorias en realidad proponen el simulacro
mimtico de la memoria. En cambio, ella muestra muy bien como la balada (escrita en
tercera persona) es un tipo de literatura ficcional sacada del espacio lrico, mientras que
la novela en primera persona es un tipo no-ficcional sacada del espacio pico-ficcional.
Es necesario deducir que la poesa lrica autodiegtica representara, para Kte
Hamburger, la nica forma literaria vlida de un discurso autobiogrfico? Ella no se
compromete completamente con esta opinin, puesto que estima que los enunciados de
la poesa lrica se refieren a una realidad que no es ni superponible, ni comparable a la
realidad que conocemos. Pues bien, admitamos entonces con ella que el enunciador del
poema y el de la autobiografa son de la misma naturaleza, pero que quizs apuntan a un
nivel de realidad diferente. Esto no nos aclara mucho. Porque qu responderemos a los
que aseguran, siguiendo a Renan, que todo eso que se dice de s mismo es poesa? A
Locke y a Hume, quienes afirman que la memoria es fiable y que es el soporte de la
causalidad y de la identidad personal? Paul Ricoeur objeta el problema de la escritura:
Cuntas convenciones, cuntos artificios son necesarios para escribir la vida, es decir,
para componer por medio de la escritura un simulacro persuasivo?.

1.2. Ren Char y Saint-John Perse


Evidentemente, no adheriremos a la frmula de Renan, quien equipara la
poesa a un descuido halageo, tanto ms, cuando la poesa es lo que ms cruelmente
falta en los Souvenirs denfance et de jeunesse. Al contrario, parece que la poesa fuera
una forma de conocimiento productora de lo real, y una de las ms rigurosas!

Tomamos dos ejemplos, de Saint-John Perse y de Char. Uno y otro han


dado dos impresiones sobrecogedoras de la infancia en general y de sus infancias en
particular:
Palmes!
Entonces se te baaba en el agua de hojas verdes; y el agua an estaba verde del sol; y las
sirvientas de mi madre, grandes muchachas lustrosas, agitaban sus piernas ardientes cerca de ti
que tiritabas Saint John Perse.
(Saint-John Perse, Pour fter une enfance, loges.)

Ese humo que nos transportaba


Ese humo que nos transportaba era hermano del palo que altera la piedra y de la nube que abre
el cielo. El no senta desprecio por nosotros, nos tomaba tal como ramos, ligeros arroyos
nutridos de desarrollo y de esperanza, con un cerrojo en las mandbulas y una montaa en la
mirada. Ren Char.
(Ren Char, Retour amont [tomado de Commune prsence].)

Los ttulos de ambos muestran bien cmo el poeta adopta una actitud
autobiogrfica. Sin embargo, el tu del primer fragmento, alternando con el yo de la
enunciacin y el nosotros del segundo fragmento indican que el poeta rebasa muy
naturalmente los lmites del yo (sujeto). La poesa de Char o de Lger ha dejado de
ser narrativa y ya no procura relatos, sino unas fascinadoras abreviaciones o elipsis
vastas como la claridad. Ella apunta, por una actitud fenomenolgica, es decir, por la
descripcin de las apariencias, a la esencia misma de la infancia, del sueo o de la
rebelin. No atae a las existencias contingentes de un nio criollo de Guadalupe o de
un pobre hurfano de la Provence. La vie inexprimable, de Char, de la cual la poesa
saca ese fragmento, no est desvinculada de la vida empricamente vivida: es el
duplicado, la sombra inclinada, el reverso dichoso, pero de otro orden. Y, sin duda, el
tiempo de la poesa no est superpuesto al tiempo histrico de la vida; no es un
enunciado autobiogrfico, sino una intuicin metafsica que hace decir a Ren Char:
3

He desposado, cautivo, la marcha lenta de la hiedra al asalto de la piedra de eternidad.


Esta no es la misma verdad, la misma temporalidad que se encontrar en Cahiers au
pays natal, de Aim Csaire (o en Chantes dombre, de Senghor) y en LAfrique
fantme, de Michel Leiris. Por tomar una imagen platnica, el autor de una
autobigrafa fija y registra el desfile de sombras sobre la pared de la caverna; el poeta
por muy materialista o estilista que se sienta, alcanza, abiertamente, la incandescencia
de la idea.

1.3. Hugo y Lamartine


Responderemos con razn, que todos estos ejemplos de una funcin
supra- autobiogrfica o trascendental de la poesa son sacados de una poesa que
desde hace ms de un siglo ya no quiere ser narrativa. Pero vemos bien con el Hugo de
Contemplations, no del todo hostil a la narracin, que l nos propone, no sus memorias,
sino las memorias de un alma. Todo lo que le ha sucedido al poeta no se inscribe aqu
sino al precio de una sublimacin o de una generalizacin .Y casi no se encuentran
biografemas que pueblen las biografas de Hugo. La muerte de Lopoldine es aqu, a
pesar de todo, de otro orden que la que se puede leer en los carnets de viaje de Juliette
Drouet. Se podra atribuir esta transfiguracin del acontecimiento, esta sublimacin del
dolor, a la desaparicin de toda indicacin nominal: ya no se trata solamente de la
muerte de la hija de un poeta y del dolor de un padre. Hugo sabe hacer olvidar su ego y
devenir el eco sonoro de nuestra condicin.
Sin embargo, las mismas causas no producen los mismos efectos: si
tomamos el poema La Vigne et la maison, publicado por un Lamartine casi
septuagenario, en su modesto Cours familier de littrature (1858), nos preguntaremos
qu texto puede responder mejor todas las cuestiones que plantea el escrito
autobiogrfico, y, sobretodo, dnde puede ser mejor puesta en escena la actitud

autobiogrfica, sa de un hombre que examina su pasado. Desde luego, es el gran valor


de este poema lo que suscita la cuestin de su naturaleza autobiogrfica.
LA VIGNE ET LA MAISON
MOI
Quel fardeau te pse, mon me !
Sur ce vieux lit des jours par l'ennui retourn,
Comme un fruit de douleurs qui pse aux flancs de femme
Impatient de natre et pleurant d'tre n ?
[]
Dans un lointain qui fuit ma jeunesse recule,
Ma sve refroidie avec lenteur circule,
L'arbre quitte sa feuille et va nouer son fruit : []
L'ME
Je n'aime des longs jours que l'heure des tnbres,
Je n'coute des chants que ces strophes funbres
Que sanglote le prtre en menant un cercueil.
MOI []
L'me son dsespoir trouve de tristes charmes,
Et des bonheurs perdus se sauve dans l'oubli. []
C'est l'amre douceur du baiser des adieux.
De l'air plus transparent le cristal est limpide,
[]
Viens, reconnais la place o ta vie tait neuve,
N'as-tu point de douceur, dis-moi, pauvre me veuve,
remuer ici la cendre des jours morts ? []
L'ME []
Je ne vois en ces lieux que ceux qui n'y sont pas !
Pourquoi ramnes-tu mes regrets sur leur trace ?
Des bonheurs disparus se rappeler la place,
C'est rouvrir des cercueils pour revoir des trpas !
[]
La vie apparaissait rose, chaque fentre,
Sous les beaux traits d'enfants nichs dans la maison. []
Puis la maison glissa sur la pente rapide
O le temps entasse les jours;
Puis la porte jamais se ferma sur le vide,
Et l'ortie envahit les cours ! ...
[]
Mmoire qui revient pendant les nuits pensives
ce foyer des curs, univers des absents !
[]
Oui, je vous revois tous, et toutes, mes mortes !
chers essaims groups aux fentres, aux portes !
Les bras tendus vers vous, je crois vous ressaisir,
Comme on croit dans les eaux embrasser des visages
Dont le miroir trompeur rflchit les images,
Mais glace le baiser aux lvres du dsir.
[]
5

Toi qui fis la mmoire, est-ce pour qu'on oublie ?...


Non, c'est pour rendre au temps la fin tous ses jours,
Pour faire confluer, l-bas, en un seul cours,
Le pass, l'avenir, ces deux moitis de vie
Dont l'une dit jamais et l'autre dit toujours.
Ce pass, doux den dont notre me est sortie,
De notre ternit ne fait-il pas partie ?
O le temps a cess tout n'est-il pas prsent ?
Dans l'immuable sein qui contiendra nos mes
Ne rejoindrons-nous pas tout ce que nous aimmes
Au foyer qui n'a plus d'absent ?

El retorno a la casa natal, tan abandonada y desierta como una sepultura,


la meditacin sobre la prdida o la desaparicin de los seres amados, la bsqueda de una
regeneracin y la certeza de una nulidad inevitable, el combate dudoso de la memoria y
del olvido son aqu enunciados en una larga meloda a dos voces. Se dir que es por
completo extrao al espritu de la autobiografa este dialogo entre el Yo, un tanto
optimista, y El Alma, primero, completamente depresiva, luego tranquilizada por una
meditacin agustiniana sobre el ser y el tiempo. El desdoblamiento Lamartiniano (que
no nos parece de una ortodoxia catlica impecable) es un juego, no slo compatible con
el gesto autobiogrfico, sino que es, sin duda, constitutivo de ese mismo gesto. Sin la
capacidad de hacer dialogar el Yo presente con el Yo pasado, no haciendo intervenir esta
curiosa ecuacin que quiere que aqu, uno y uno hagan uno y no dos, casi no se puede
escribir una autobiografa, ms precisamente una memoria.
Sin embargo, la suma de informaciones que se proyectan en este texto es
extraordinariamente reducida. Sobre la relacin de un hombre con el Tiempo y la Nada,
se desarrolla una meditacin que pone en juego todas las armonas virtuales entre el
yo, el alma, el paisaje y la creacin. Aqu hay entonces una condensacin y una
sublimacin de la autobiografa; en sentido estricto, uno podra retomar de Hugo su
bella frmula, aqu realizada: las memorias de un alma.

1.4. Hay autobiografas poticas?

El ejemplo ms notorio de una gran autobiografa en versos clsicos es, a


menudo, buscada en Le roman inachev, de Aragn. Nosotros veramos all una ardua
tarea por evitar la autobiografa, unas antimemorias en verso, donde la versificacin
fascina y hiere de amnesia la memoria. All mismo, una alergia absoluta al enunciado
autobiogrfico, caracteriza en profundidad el genio polgrafo de Aragn.
La poesa moderna tiende cada vez ms a escribirse en primera persona:
deja aflorar la experiencia vivida y, sobretodo, la experiencia de la muerte. Sin embargo,
los poetas mismos parecen, en las producciones ms rigurosas, separar bien la poesa de
la prosa. As, Jacques Roubaud, lanzndose a una empresa desmesurada que comienza
con Le Grand Incendie de Londres y se extiende en Le Boucle, califica el escrito en
cuestin como prosa de memoria, y la distingue, incluso en el plano editorial, de la
serie de poemas que va desde Signe dappartenance a Quelque chose noir. No obstante,
este ltimo libro trata muy de cerca la prdida de la mujer del poeta, en una suerte de
diario potico que acata una casi simultaneidad de la narracin escrita. Pero, se trata
precisamente de un trabajo de duelo en directo, sin la dimensin de la memoria. En
cierto sentido, la instantnea (potica) est en las antpodas de la prosa autobiogrfica.
Entonces, no hay en ninguna parte un gran poema absoluta y
plenamente autobiogrfico? Encontraramos un cierto nmero en el periodo
contemporneo en torno a Raymond Queneau, por ejemplo en Une vie ordinaire, de
Georges Perros o en Marcher au charbon, de William Cliff. En efecto, en Chne et
Chien, en 1937, Queneau invent una forma autobiogrfica nueva para lo que es a la
vez un relato de infancia, la odisea de la neurosis y de la perversin, as como el primer
relato de una cura psicoanaltica. Es un jugoso ardid el de haber legitimado esta proeza
mediante la referencia a Nicols Boileau, de quien se ha tomado prestado el epgrafe:
Cuando hago versos, siempre pienso en decir lo que an no ha sido
dicho en nuestra lengua. Cuento todo lo que he hecho desde que estoy en el mundo.
7

Refiero mis defectos, mi edad, mis inclinaciones, mis hbitos. Digo all de qu padre y
de qu madre he nacido
De la mano a la boca se pierde la sopa y hay un largo trecho desde el
proyecto a la ejecucin, puesto que la epstola de Boileau no nos indica sino algunos
rasgos relevantes del curriculum vitae o del cursus honorum. El campo queda virgen
para Raymond Queneau, el ms modesto de los verdaderos inventores.

II

Renovaciones
CAPITULO 6

Autoficciones
Desde hace una buena veintena de aos y desde el histrico fin de las
vanguardias, asistimos a un progreso general de la literatura autobiogrfica, proceso que
sera a la vez, renacimiento, expansin y diversificacin. Dos olas sucesivas de libros
significativos marcan esta empresa triunfal de la primera persona: la primera, hacia los
aos 1975, particularmente con Roland Barthes par Roland Barthes, el W.ou le souvenir
denfance, de Georges Perec, Fils, de Serge Doubrovsky, Livret de familla, de Patrick
Modiano; la segunda, al comienzo del actual decenio, con Enfance, de Nathalie

Sarraute, Femmes, de Philippe Sollers, Le Miroir qui revient, de Alain Robbe-Grillet,


LAmant, de Marguerite Duras.
El xito obtenido por estos libros-- sobre todo los cuatro ltimos se
mezcla con un sentimiento de sorpresa: algunos claman por la conversin, sino por la
traicin: En qu se ha transformado la vanguardia?
Nathalie Sarraute y Robbe-Grillet responden reivindicando la fidelidad
al espritu de su empresa innovadora. En efecto, el punto comn de todos los libros
mencionados es menos la bsqueda de la pertenencia al gnero autobiogrfico que una
voluntad de eludir un gnero que es todava, a pesar de todo, poco recomendable. Los
escritores tratarn de proponer textos con un plan narrativo variable, de un contrato de
lectura adaptable o aun sencillamente reversible. Dos fenmenos pues, que coinciden en
forma bastante completa: una inclinacin generalizada hacia la primera persona y hacia
la autobiografa (pudiendo sta adoptar otros modos, adems del Yo) y una interrogacin
sobre las relaciones entre dos dominios hasta ahora bien distintos el de la ficcin y el
de la autobiografa. El trmino autoficcin, forjado por Doubrovsky para presentar Fils,
puede aplicarse a muchas de estas obras, y, la frase inaugural del Roland Barthes par
Roland Barthes: Todo eso debe ser considerado como dicho por un personaje de
novela, servir tilmente de punto de partida a ese panorama de una nueva etapa de la
autobiografa.
En cambio, el trnsito a la autobiografa de los nuevos novelistas no es
una cuestin crucial, puesto que el Nouveau Roman jams ha constituido un grupo,
una escuela, un movimiento. No reuna sino un cierto nmero de rechazos de la vieja
novela, por lo dems, caricaturizados.

1.1. Un nuevo gnero


El trmino autoficcin, se ha dicho, ha sido lanzado, sobre el mercado
francs, por Serge Doubrovsky en Fils (1977). Este neologismo surgi por el peritexto ,

ya que la contratapa de esa novela, en letras rojas y en bastardilla, propona el trmino


con preferencia a autobiografa y en relacin con una autoficcin, pacientemente
onanista. Este empleo sumamente ldico ha sido justificado y teorizado por el autor en
un breve artculo de 1980 titulado Autobiografa, Verdad, Psicoanlisis 1. Aqu se
admitir, basndose en el cuadro de narraciones construido por Philippe Lejeune

considerado por Serge Doubrovsky, que la autoficcin es, en primer lugar, un


dispositivo muy simple, es decir un relato cuyo autor, narrador y protagonista
comparten la misma identidad nominal y cuyo ttulo genrico indica que se trata de una
novela.

En una palabra, Doubrovsky fue el primero que complet la casilla vaca


identificada por el poeta. Con el curso del tiempo, sin embargo, con Un amour de soi
(1982), con Le Livre bris (1989), con LApres- vivre (1994), el narrador toma distancia
de su neologismo sin desdecirse completamente. La autoficcin ya no se opone a la
autobiografa, pero se vuelve, sino un sinnimo, al menos una variante o un artificio:
Doubrovsky, como Descartes, se acercara enmascarado, tras el alegato paratextual de
novela
1

Ver Serge Doubrovsky, Autobiographiques. De Corneille Sartre, d. Des PUF,


1988, p.61 79.
2

Philippe Lejeune. Le pacte autobiografique. Op. Cit. P.28 et p. 31.

10

Entonces, qu queda de la ficcin, salvo un anuncio genrico al cual los


lectores no aportan su adhesin necesariamente, sino que permite eludir muchas
censuras? Juegos de condensacin y de desplazamiento que reorganizan el tiempo de la
vida en un tiempo de la narracin, un trabajo de estilo que es tambin un permanente
juego de nombres, y que garantiza la puesta en palabras de la experiencia vivida. As, la
autoficcin se vuelve, por efecto de un pequeo artificio transparente, una autobiografa
desencadenada. El lector padece al imaginar la menor invencin, la ms mnima fantasa
en ese narrador que, como Ssifo, lucha con la carga de una culpa cada vez ms
opresiva. Como Woody Allen, y con la misma extravagancia, Doubrovsky nos muestra
variaciones ininterrumpidas sobre su vivencia inmediata. Como en Roland Barthes, la
ficcin se limita a una idea de los efectos, pero, a diferencia de la autoficcin
barthesiana, esta idea de efectos en Doubrovsky no licencia la instancia de verdad.

La metfora de la ficcin como fino desprendimiento convendra a estos dos textos


que reivindican el estatuto de novela.
Contrariamente a esta definicin minimalista, Vincent Colonna, en una
tesis doctoral an indita, concede una extensin mxima al campo de la autoficcin,
incluyendo de entrada Don Quijote, Siegfried et Le Limousin, Cline y Proust 4. El
acento est puesto sobre la invention de una personalidad y de una existencia, es decir,
sobre un tipo de ficcionalizacin de la sustancia misma de la experiencia vivida. Los
lmites de un campo tan vasto deberan consistir en la conservacin de la identidad real
del autor, bajo la forma de su nombre propio conservado. Pero el nombre propio (que a
3

Roland Barthes no utiliza el trmino autoficcin, sino esboza una novela


heterodiegtica cuyo hroe seria R. B., autor de libros bien conocidos. Sobre las
metforas de la ficcin (desprendimiento, alejamiento, calcomana) ver
Roland Barthes par Roland Barthes. Op. Cit.
4

Vincent Colonna. La autofiction (Essai sur la fictionnalisatio de soi en littrature),


doctorado de LEHESS bajo la direccin de Grard Genette, 1988 (ver en particular
p. 34 40)

11

menudo plantea ms problemas de los que soluciona), no es quizs aqu indagado de


cerca. Si Doubrovsky no termin de deletrear y de comentar su estado civil de Serge
Julien Doubrovsky, el narrador de Siegfried et Le Limousin no se llama Giraudoux; el de
Recherche no se llama Marcel sino por un lamentable descuido (por lo dems,
pstuma); el protagonista de LEglise no es ni Destouches ni Cline, sino Bardamu.
Resta decir que se puede ver el modelo de autoficcin en la Divina Comedia, con tal
que se recuerde que Dante jams habla de ficcin, sino de comedia y que es imposible
dilucidar el grado de adhesin o de alejamiento entre Danteautor y Dante narrador
protagonista. En esta extensin del trmino, subsiste bien poco de auto y aparece algo
que sobrepasa por todas partes la ficcin y que podra ser la literatura.

1.2. Firma e identidad narrativa


Jams agradeceremos lo suficiente a Grard Genette por la claridad que
han aportado sus distinciones en los debates concernientes a la potica de los gneros.
Sin embargo, en su ltimo libro, Fiction et Diction (1991), parece pasar muy rpido por
sobre lo que se denomina autoficcin, manifestando su carcter, puesto que las novelas
y los escritos de Serge Doubrovsky no son ni siquiera mencionados. Quizs hace
alusin en el amago de frmulas que evocan, despus de las verdaderas autoficciones,
ya bien oscuras, falsas autoficciones, que no son ficciones sino de contrabando: es
decir, autobiografas vergonzantes. El poeta se transforma aqu en justiciero y en
vengador: El paratexto genuino es evidentemente autoficcional, pero, paciencia: lo
propio del paratexto es evolucionar, y la historia literaria est sobre aviso. No se
podra expresar ms rechazo; sin embargo el paratexto doubrovskiano asume
claramente esta idea de una ficcin fingida o de una ficcin de ficcin, que servira de
subterfugio a la verdad. Y no se ve cmo calificar de autobiografas vergonzantes a
unos relatos que enuncian y repiten un pacto autobiogrfico, excepto si incrimina, en
12

un plano muy diferente, el contenido de confesiones y profesiones de fe Como


autoficciones vlidas, Genette evoca a Dante, a Borges (El Aleph), a Balzac (Facino
Cane); si es verdad que la identidad narrativa reposa sobre la adhesin formal de un
autor a un relato en el que l asume la veracidad, habr en esos relatos ficticios, y
poco formales, una disociacin entre autor y narrador. La frmula de tales narraciones
es pues, incompleta y contradictoria.

13

La autoficcin, an hermoseada por grandes nombres, verdaderamente


desentona frente a la soberbia teora de los gneros relacionados: la autobiografa, el
relato histrico, la ficcin homodiegtica, la autobiografa heterodiegtica, la ficcin
heterodigtica. He aqu buenos gneros, aun si el cuarto tiene el inconveniente de
existir apenas! Pero la ventaja de la autoficcin no sera justamente la de poner en tela
de juicio esta relacin de identidad (=) o de alteridad () entre el autor y el narrador,
aun cuando el nombre propio fuera el mismo? Cuando el autor de Ecce Homo escribi
el nombre de Frdric Nietzsche, nos ensea Derrida, ese nombre es ya un nombre
falso, un seudnimo y un homnimo que vendra a encubrir, bajo la impostura, al otro
Frdric Nietzsche. Si el mismo nombre del firmante se hace seudnimo, si la firma
inventa al firmante Cmo el nombre propio podra garantizar la identidad narrativa?

Ms simplemente, a la pregunta de saber quin habla en Passion Simple, Annie Ernaux


responde simplemente: soy yo y no soy yo 6. Esta misma frmula, que denuncia como
insostenible el autor de Fiction et Diction, viene naturalmente a los labios de ciertos
autobigrafos y autoficcionarios confesos.
La autoficcin, en sentido estricto o en sentido amplio, debe ser
cuidadosamente distinguida de las nouvelles escritas en primera persona, donde el autor
finge entrar en su ficcin. Merime, Barbey dAurevilly y Borges lo hacen
regularmente. Pero, Somerset Maugham observa muy precisamente que el narrador se
vuelve tan ficticio como sus personajes. Solo se acercaran a la autoficcin los libros de
nouvelles regidos por un mismo narrador, a menudo no nombrado y que induzcan a una
lectura autobiogrfica, sin abandonar la esfera encantada de la ficcin: Cmo no creer

Jacques Derrida, Otobiographies, Lenseignement de Nietzsche et la politique du


nom propre. d. Galile, 1984, p. 47 48.
6

Enunciada en una mesa redonda de escritores sobre autoficcin que reuna a


Ernaux, Doubrovsky, Nourissier, Robbe Grillet.

14

que el narrador de La maison de Claudine es Colette, el de La Comdie de Charleroi,


Drieu la Rochelle, el de Ouvert la nuit y de Ferm la nuit, Paul Morand?

1.3. Resistencias a la autoficcin


Si nos hemos demorado en el anlisis de Genette, es porque reprime una
viva hostilidad hacia una familia de textos7. l habla de una prtesis defectuosa para
evocar la disociacin de un personaje en una personalidad autntica y en un destino
ficcional, pero esta incoherencia coincide con una de las opiniones ms clsicas de
Lacan, segn la cual el yo, desde el comienzo sera tomado en una lnea de ficcin. Si
la lnea de vida es una lnea de ficcin, la autoficcin ya no reconstruye el bricolage
quirrgico, sino un anlisis bien conducido. La misma contradiccin sea del tipo soy
yo y no soy yo o de la especie esto es una novela y un relato verdadero, abunda en
una serie de textos que ocupan el espacio entre novela y autobiografa, y presentan
naturalmente dispositivos muy diversos. []
Al margen del gnero autobiogrfico, que ya no tiene una gran
reputacin literaria, el grupo de las autoficciones y de los indecisos parece representar el
ms malo de los malos gneros. En un libro magistral, Thomas Pavel distingui entre
los lgicos anglosajones, unos segregacionistas que se niegan a englobar en la misma
lgica los enunciados serios y los enunciados simulados (o ficticios), y unos
integracionistas que buscan unificar bajo los mismos conceptos los dos tipos de
enunciados, indicando las transiciones graduales de unos a otros 8. La teora literaria, en
Francia, podra tener tambin sus integracionistas, para quienes toda autobiografa es
una especie de novela, y sus segregacionistas, para quienes el gnero autobiogrfico
tiene su legitimidad y autonoma. Pero la ficcin, menospreciada en la lgica, se vuelve
en la potica el soberano bien. Estudiando la ficcin y la diccin (que l define como el
7

Lacan, Ecrits. op. Cit. P. 94.

Thomas Pavel, Univers de la fiction, ed. du Suil, coll. Potique 1988.

15

rgimen de la no ficcin), Grard Genette otorga todos sus cuidados a la primera y


descuida la segunda, confesando su preferencia por un integracionismo gradualista: el
orden de los nombres en el ttulo es tambin el de la preferencia. [.]

1.4. Inventario de una unidad


Tomando por postulado la existencia de una unidad llamada
autoficcin, que contiene los dos sentidos dados a ese nombre, uno estricto
(Doubrovsky), el otro ms amplio y ms dbil (Colonna), hemos tratado de hacer una
lista que no es restrictiva. Este corpus constituye sobre todo una arqueologa del
modelo. Si Doubrovsky, como Jean Jacques Rousseau, estaba sin duda persuadido de
no tener ni modelo ni imitadores, el lector atento encontrar precursores, como
Cline y Malraux, muchos competidores, quines son sus contemporneos y unos pocos
seguidores en lo que concierne al uso de su plan conciso. Este corpus parecer tan
heterclito en sus registros, tan heterogneo en la escala de valores literarios, que no
podr sino irritar a los especialistas de semejante autor, visto aqu de lejos en una
perspectiva de conjunto. Pero un conjunto literario no debe reposar sobre la evaluacin
esttica de sus elementos: nos hemos limitado a ciertos dispositivos y a ciertas reglas de
funcionamientos observables. Recordemos: ninguno de estos autores, aparte de
Doubrovsky y Nizn, asume el termino autoficcin; ciertos americanos usan el trmino
surfiction, otros, el de fiction of facts o de faction. Los dispositivos son, en
general, singulares y originales, porque la diversidad y la innovacin son los dos rasgos
constantes de nuestro gnero.

16

17

De esta lista, hemos apartado (hacia la derecha) a todas las novelas, que
nos obstinamos en llamar autobiogrficas por una contradiccin en los trminos, porque
las suponemos nutridas de la experiencia vivida por el autor. Ahora bien, es suficiente
que el nombre del autor y el del protagonista difieran para que estemos en la novela
pura y simple. Se pueden presentar dos excepciones a esta regla: uno puede proponer al
lector que descifre el nombre del narrador para leer en l el nombre del autor (as,
Diamant, en Femmes est conectado con Joyaux, cuyo Sollers constituye el seudnimo
sustituto); de modo ms desacostumbrado an, un autor podra volver a su patronmico,
dejado atrs por un seudnimo literario (Georges Sand y Alain Bosquet practican este
retorno al nombre paterno). Del mismo modo eliminaremos las series de novelas en las
que un autor se asigna un doble provisto de un nombre diferente: a Drieu la Rochelle le
gusta, de un libro a otro, retomar Gilles, Albert Cohen a Solal; Romain Gary a Rainier.
Pero ah no hay nada de autobiogrfico: slo novelas, a menudo heterodiegticas, a
veces homodiegticas, que no tienen nada que ver con nuestro debate. Como criterios de
pertenencia al conjunto llamado autoficcin, se mantendr de un lado, el alegato de
18

ficcin, marcado en general por el subtitulo novela, del otro, la unicidad del nombre
propio en autor (A), narrador (N), protagonista (P). El primer rasgo es genrico y
peritextual, el segundo es onomstico. A ninguno de los dos concierne el rgimen
mismo del texto, y estaramos preocupados por describir un estilo de la autoficcin que
se pudiera distinguir de aqul de la novela o de la autobiografa 9. El segundo criterio
parecer a menudo leve, cuando es necesario hojear todo un libro para ver si el narrador
est sealado o no y cuando una nica circunstancia puede muy bien constituir un
lapsus. Estos indicios se dejan olvidar con facilidad, sin embargo, juegan un rol
esencial. En el caso en que no haya ninguna indicacin genrica, ninguna indicacin
nominal, uno no se sita en el espacio que separara la novela y las confesiones, sino en
una zona de indeterminacin, donde se afirma la no pertenencia a esos dos gneros
literarios, y, por otra parte, a todo gnero literario. No hemos hecho figurar en nuestra
lista El amante, de Marguerite Duras, quien hubiera sido la figura principal: nada de
nombre de pila, ni de apellido, nada de peritexto; slo la blanca virginidad de la
cubierta, cara a las ediciones de Minuit. Se admitir entonces que El amante no es
muestra de ningn gnero, sino de un gnero indeterminado que funciona mediante un
principio de indeterminacin. Y se constatar un efecto muy paradojal del anonimato,
que anula la identidad de la herona, pero provoca una identificacin instantnea de la
lectora o del lector.

1.5. Diversidad de los dispositivos


En general, tanto en su acepcin limitada, como en su acepcin
generalizada, una autoficcin es subtitulada como novela. Pero, las frmulas de
9

Jacques Brenner a podido publicar el mismo texto Les Lumires de la ville, al


comienzo como novela, luego como autobiografa. Ha sido suficiente, despus de
veinte aos, cambiar los nombres.

19

sustitucin son numerosas: la dedicatoria, el pedido de insercin o la contratapa pueden


introducir la idea de novela o de ficcin. Cuando el peritexto funciona en ese sentido y
el sistema de nombres propios queda igual, nos alineamos en la autoficcin generalizada
de las narraciones a las cuales falta el subtitulo novela.
Si tomamos la obra de Patrick Modiano, de 1968 a 1993, descartamos de
nuestro corpus los doce volmenes subtitulados novela en su edicin original de
Gallimard o de Seuil. Estas novelas movilizan unos patronmicos aparentemente
ficticios y una fbula perfectamente novelesca, aun si son escritos, en un porcentaje de
once sobre doce, en primera persona. Por el contrario, en otras obras, la ausencia del
trmino novela en la primera pgina de la cubierta o en el frontispricio, unida a la
sugestin de lo imaginario o de lo ficticio sobre la contratapa, constituye un signo
caracterstico de la autoficcin (trmino que Modiano no pensara un solo instante en
utilizar o en hacer utilizar). El nombre propio del autor est citado o comentado, o bien
las alusiones a los libros del mismo autor reintroducen su identidad nominal, literaria
y social, o bien el narrador utiliza para su padre el nombre de pila que us
habitualmente, o bien conserva patronmicos totalmente olvidados, pero conocidos por
algunos nostlgicos como Rudy Hidden, un arquero mtico, Bella Darvi, una actriz de
cine principiante, Florence Nardus, una figura de la vida tunecina de los aos 30. La
misma esttica de Modiano, con su mezcla de hiperrealismo y onirismo, con su gusto
cada vez ms pronunciado por las brumas simenonianas y las neblinas de la amnesia, da
a lo que llamamos autoficcin, una tonalidad ideal y un logro indiscutible.
Alain RobbeGrillet se sentira bastante molesto al verse situado en las
huellas del discreto Patrick Mediano. Sin embargo, Le Miroir qui revient (1984) y
Anglique ou lenchantement (1988) presentan un dispositivo bastante anlogo. El
primer volumen determina una nueva autobiografa que impugna el modelo emprico o

20

terico, trenzando una lnea de ficcin alrededor de la curiosa figura de Henri de


Corinthe. El mismo autor ha remarcado que hubiera sido ledo de diferente modo si
hubiera subtitulado su libro novela, pero la articulacin explicita de este libro sobre el
Roland Barthes par Roland Barthes no deja ninguna duda sobre un proyecto
autoficcional. El termino novela, implica, en efecto, una declaracin de ausencia de
compromiso, o un pacto de no referencialidad, que excluira la mirada autobiogrfica.
[] Se pueden unificar registros a la manera de Cline, RobbeGrillet o
Doubrovsky. Se les puede yuxtaponer, alternar, contrastar. La autoficcin reside en el
montaje y en el intervalo o laguna entre dos narraciones: una ficticia, la otra no.
Una heterogeneidad del mismo orden se lee en los textos reunidos por
Marguerite Duras bajo el ttulo de La Douleur10. Prefacios internos y contradictorios
entran en resonancia: uno (p. 86), enuncia que se trata de una historia verdadera hasta
en los detalles, el otro (p. 184), advierte que es inventado: es literatura. El diario de
la narradora, titulado precisamente La Douleur, no es ciertamente un falso diario,
pero, a pesar de todo, es un diario desplazado en relacin al hecho, y, en consecuencia,
reconstruido, si no ficcionalizado. El conjunto de estos textos est regido por el vaivn
de lo ficticio y lo autobiogrfico. Por ltimo, aunque Franois Nourissier exprese
mucho malestar por el trmino autoficcin y se preocupe en distinguir netamente su
produccin novelesca de sus narraciones autobiogrficas, veremos en Bratislava (1990)
un gran arte de la narracin, como tambin un arte de la fuga. El mismo recuerdo da
lugar a tres narraciones sucesivas, segn el grado de verdad o ficcin. Los juegos
complejos de la memoria y de la imaginacin son desnudados en unos fragmentos de
tonos muy diversos. Jams he tratado, novela o no, sino de escribir acerca de m,
afirma el narrador, para, ms lejos dudar: Como escritor, tom un riesgo absurdo en
10

Marguerite Duras. La douleur. d. Pol; 1985 Franois Nourissier, Bratislava, d.


Grasset. P 18, p 53.

21

querer revelar demasiado mi pasado. La literatura, es memoria incomprobable. Una


mezcla de hiptesis y de ilusiones. Tal vacilacin constituye el intervalo mismo en el
que se pone de manifiesto la autoficcin.
Bastante a menudo, entre echar mano del patronmico o del seudnimo y
la ausencia radical del apellido y el nombre de pila, se propone un trmino medio: la
reduccin a la inicial. Ella no puede entrar en un dispositivo de autoficcin ms que
saliendo de un conjunto de conexiones con el nombre del autor. As proceden Franois
Nourissier, en la Fte des pres, con la expresin seor N, o Philippe Sollers en
Femmes, con la sigla S 11. En esta Fte des pres, una serie de artificios sutiles, entre
los cuales naturalmente figura la alusin a obras anteriores del mismo autor, permiten
reponer a Nourissier en la letra N. Este nombre propio no es presentado jams, pero
est oculto en Rheinischer (un hotel), en Nicole Henner (una vieja amiga), en Berenice
(la joven en cuestin). El lector llega a creer que el narrador se llama Franois, aunque
el texto no indique ningn nombre de pila.
Puede entrar, en nuestro corpus, el caso en que el hroe presente un
nombre diferente al del autor? Philippe Sollers usa voluntariamente esos heternimos y
los ha designado como identidades mltiples cercanas. Cuando, en Portrait du joueur,
muestra el engendramiento de un nombre por otro, no falta sino afinar el dispositivo de
la autoficcin. El narradorprotagonista se llama Philippe Diamant, pero esta identidad
est conectada por un juego de sinnimos al patronmico: Joyaux. La eleccin del
seudnimo, ya famoso, Sollers, es relatado en la misma novela.

11

Francois Nourissier, La fte de pres, Grasset, 1985; rd. LGF,coll.Livre de


poche; Philippe Sollers, Femmes, ed. Gallimand, 1983.

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En Femmes, la disociacin bastante difcil entre Will, el narrador, y


S, el autor, negre* del narrador, est finalmente liquidada en la pgina 563, a favor
de una referencia a los dobles novelescos. Autor y narrador no son ms que uno.
El tratamiento del nombre propio de los otros personajes es naturalmente
uno de los problemas de la autoficcin, (como de la autobiografa). La ficcin comienza
con la alteracin de ese designador rgido lo cual es por lo dems, bien fcil y ahorra
problemas jurdicos. [] La autoficcin corre siempre el riesgo de perturbar las vidas
privadas de sus actores involuntarios. Es un gnero esencialmente falto de delicadeza,
que busca su camino entre la descortesa, que arroja al rostro de la gente sus nombres y
apellidos, y la perfidia que permite reconocerlos a travs de pantallas protectoras. La
novela es mucho ms decorosa cuando mete en escena a Bardamu (y no a Cline), a
Gilles (y no a Drieu), a Rainier (y no a Gary), a un narrador innombrado (y no a Proust);
la autobiografa es mucho ms honesta cuando asume la responsabilidad del autor sobre
el relato y el carcter formal de sus enunciados; y ms an cuando difiere su publicacin
sin fijar fecha. Desde luego, estas consideraciones no pueden servir para una potica del
nombre propio, pero permiten evaluar efectos de lectura que nos parecen indiscutibles.
Podremos, para finalizar, notar en este corpus un curioso recurso de la
tercera persona, conjuntamente con la primera. La alternancia en un mismo texto de lo
homodiegtico y de lo heterodiegtico ha sido muy bien concebida por Roland Barthes
en 1975: Todo eso debe ser considerado como dicho por un personaje de novela.
Ficcionalizar el narrador y recurrir a un libre juego de primeras y terceras personas
gramaticales iban en el mismo sentido12. Pero, a pesar de esta perfecta teorizacin, el

Nota de la trad.: se dice negre a la persona que esboza o escribe la obra firmada
por un escritor clebre, por ej. Les negres de Alejandro Dumas.
12

Roland Barthes par Roland Barthes,d. du Suil, 1976 (p. 2 de couverture)

23

acierto de Barthes nos parece menor que el de Monsieur Jadis, de Antoine Blondin13. El
comienzo de este relato funambulesco y etlico engendra todo el texto: Mucho tiempo
cre que me llamaba Blondin, pero mi verdadero nombre es Jadis. El eplogo deja al
narrador recobrar la alegra rozagante y nueva de su nombre. El juego de las primeras
y terceras personas es anunciado por un epgrafe tomado en prstamo de Un cas
doloreux, nouvelle que figura en Gens de Dublin, de James Joyce: Haba una extraa
mana autobiogrfica que lo induca de vez en cuando a componer mentalmente sobre s
mismo algunas frases que encerraran un sujeto en tercera persona y un verbo siempre en
pasado. Si leemos la nouvelle de Joyce, veremos que se dice de su protagonista que
comienza a poner en duda la realidad de lo que le cuenta la memoria 14. Es
reconfortante constatar que James Joyce ha diseado perfectamente una figura capital
de la autoficcin y que el demasiado ignorado Blondin, quizs entre dos vinos, la ha
llevado a cabo maravillosamente.

1.6. Las marcas de una tercera va


Bloy
Se habla mucho de la literatura vivida, de los libros vividos. La mayor parte de los novelistas
contemporneos nos dejan as husmear en sus pequeos lances amorosos. Quiero persuadirme
de que este barbarismo terminar por caer en el ridculo.
Pero, si se tiene mucho inters en ella yo pregunto qu libro, qu novela moderna, qu
autobiografa cruzada con ficcin, podra ser ms vivida que Les chantes de Maldoror.
(Le cabanon de Promthe. Sur Lautramont [1890] en Belluaires et Porchers[1905].)

13

Monsieus Jadis on Lcole du soir. d. Gallimard, coll. Folio, 1970. P. 9, p. 23 y p.


216.
14

Ver James Joyce, Gens de Dublin, trad. Jacques Aubert, d Gallimard 1974, p. 139
151.

24

Malraux
Aunque apenas hubiera bebido, estaba ebrio de esa mentira, de ese calor, del universo ficticio
que creaba. Cuando deca que se matara, no lo crea; pero, puesto que ella le crea, l entraba en
un mundo en el que la verdad ya no exista. No era ni verdadero ni falso, sino vivido. Y puesto
que no exista ni su pasado, que acababa de inventar; ni el gesto, elemental y supuesto, tan
cercano sobre el cual se fundaba su relacin con esa mujer, nada exista. El mundo haba cesado
de pesar sobre l. Liberado, ya no viva sino en el universo fabuloso que acababa de crear,
conciente del lazo que establece toda piedad humana ante la muerte.
Este pasaje de La Condition humaine evoca el personaje de Clappique.
(La Condition humaine [(1933], d.Gallimard, coll. Folio,p.247.)

Drieu La Rochelle
Mi obra novelesca ha fracasado Pero con ms reflexin, habilidad, cuidado, yo hubiera
podido encontrar una forma que concordara con mi escasa inspiracin, con mi apego a lo real tal
cual es. Algo entre el diario y las memorias. Como tantos otros franceses. Fall tambin por otra
razn: la falta de coraje moral. Hubiera podido reemplazar la falta de dones por la sinceridad,
impulsando a fondo la confesin.
O hubiera podido encontrar transposiciones que no hubieran aportado en absoluto la agudeza
de la confesin? Fue falta de coraje? O, simplemente pereza, liviandad? Pienso poco en lo que
escribo.
8 de Octubre de 1939
(Journal 1939 1945. d. Gallimard, 1991. p. 90.)

Cline
La vida ha querido que me ubique en unas circunstancias, en unas situaciones delicadas.
Entonces, he intentado de reproducirlas de la manera ms divertida posible; he debido hacerme
memorialista para no aburrir al posible lector. Y, en un tono que cre diferente de los otros,
puesto que no puedo hacer por completo como los otros No s si Froissart (), Joinville o
Commines han hecho adrede para estar entreverados en los acontecimientos que describen. Se
han encontrado all por falta de acontecimientos histricos.
(Entrevista con Madeleine Chapsal, 1957, en Cahiers Cline, 2, d. Gallimard.)

Leiris
Un libro que no fuera ni diario ntimo, ni obra con todos los requisitos, ni obra de imaginacin,
ni prosa, ni poesa; sino todo eso a la vez. Libro concebido con el objeto de poder construir un
todo autnomo en cualquier momento en que pueda ser interrumpido (por la muerte, se
entiende). Libro, pues, deliberadamente establecido como obra eventualmente pstuma y

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continua work in progress.


Por procedimientos estilsticos o tipogrficos (Quizs los dos aunados?), distincin
inmediatamente comprensible entre lo que ha sido o vivido y lo que se ha inventado.
26 septiembre 1966
(Journal 1922 1989, d. Gallimard, 1922, p. 614.)

Barthes
Todo eso debe ser considerado como dicho por un personaje de novela o ms bien por varios.
Porque lo imaginario, materia fatal de la novela y laberinto de las fortificaciones en las que se
extrava el que habla de s mismo, lo imaginario se hace cargo de varias mscaras ( personae),
escalonadas segn la profundidad de la escena (y sin embargo nadie detrs). El libro no elige,
funciona por alternancia, avanza por oleadas de imaginario simple y de accesos crticos, pero
esos accesos nunca son slo efectos de rebote: no hay ms puro imaginario que la crtica (de s
mismo).
La sustancia de ese libro, finalmente, es pues, totalmente novelesca. La intrusin, en el discurso
del ensayo, de una tercera persona que, sin embargo, no remite a ninguna criatura ficticia, marca
la necesidad de remodelar los gneros: que el ensayo reconozca ser casi una novela: una novela
sin nombres propios.
Roland Barthes par Roland Barthes, d. du Seuil, 1975 p. 123 124.)

Modiano
Qu es un libro de familia? Es el documento oficial que incorpora a todo ser humano a la
sociedad en la cual viene al mundo. All son consignados, con la sequedad administrativa que
conocemos, una serie de fechas y de nombres: padres, casamientos, hijos y, si ha lugar, muertos.
Patrick Modiano hace estallar ese cuadro administrativo a travs de un libro en que una
autobiografa muy precisa se mezcla con recuerdos imaginarios.
(Page 4 de couverture de Livret de Famille, d. Gallimard, 1977.)

Doubrovsky
Para el autobigrafo, como para cualquier escritor, nada, ni siquiera su propia vida, existe antes
que su texto; pero la vida de su texto, es su vida en su texto. Para cualquier escritor, pero quizs
menos conscientemente que para el autobigrafo, el movimiento y la forma misma de la
scription son el nico registro posible de s mismo; la verdadera huella indeleble y arbitraria, a
la vez totalmente fabricada y autnticamente fiel.
(Linitiative aux maux, Cahiers Confrontation, n1, 1979, p. 105.)

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Duras
Uno no sabe cuando las cosas llegan en la vida. Eso est fuera de nuestro alcance. Me decais el
otro da que la vida se presentaba a menudo como duplicada, mal engastada, mal interpretada,
mal ajustada; en resumidas cuentas, un error . Un policial sin matanzas, sin policas ni vctimas,
sin tema, nada. Podra ser un verdadero film en esas condiciones si no fuera falso. Vaya a saber
lo que sera necesario para que no lo sea!
(La Vie matrielle, d POL, 1987, p. 139.)

Nourissier
Para escribir algunas novelas ha sido necesario desplegar unas artimaas y prodigar una energa
increble. Estoy solo con mis allegados, quizs, quienes han sufrido mis jaleos a saber qu
batalla, a menudo cmica, siempre abrumadora, he llevado a cabo contra los sentimientos de
impotencia y de inutilidad. La mayora de las veces he salido bien, amalgamando confidencia e
invencin hasta no saber ya dnde estaba la confesin, dnde la novela. Me sucedi tambin el
utilizar la primera persona y las apariencias de la confesin a fin de dar a un relato ese
estremecimiento inseparable de la autobiografa (estremecimiento del estilo y malsana
excitacin del lector) que controlo mejor, lo s, que toda otra forma de expresin.
(Bratislava, d. Grasset,1990, p. 32 33)

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Robbe-Grillet
Se puede nombrar, como se habla de Nueva Novela, una Nueva Autobiografa, trmino que ya
ha encontrado alguna preferencia? O bien, de modo ms preciso (), una autobiografa
conciente, es decir, conciente de su propia imposibilidad constitutiva, con ficciones que la
atraviesan necesariamente, carencias y aporas que la socavan, pasajes reflexivos que quiebran el
movimiento anecdtico, y quizs, en fin, conciente de su inconciencia.
[]
Retomando entonces con esa fuerza de ultratumba mi tercer volumen de vagabundeos
autoficcionales que se atasca ms y ms, vuelvo a copiar otra vez las pginas precedentes, en
New York durante el semestre universitario del otoo del 93, habiendo durado la interrupcin
casi un ao entero.
[Yo, en el relato, puede referirse a Alain Robbe-Grillet, verdadero o falso, o al ficticio Henri
de Corinthe.]
(Les Derniers Jours de Corinthe, d. de Minuit, 1994, p. 17, p. 177.)

Roubaud
La relacin entre ficcin y no-ficcin en este ethos es difcil, contrariamente a lo que se puede
creer a primera vista. A primera vista, nada es ms simple: la ficcin all es imposible, puesto
que es estrictamente imposible creer en la ficcin, salvo por una ceguera momentnea y
voluntaria. La aletheia de la veracidad (tanto como la de la verdad) es alrgica a la ficcin, a la
novela. Le grand incendie de Londres es todo menos una novela. ()
Sin embargo podra ser que todo eso no sea sino un artificio de la ficcin, aprovechando una
confusin posible entre verdad y demostrabilidad. [] La afirmacin de veracidad no sera
entonces sino la puesta en prctica de otra idea hermogeniana: la de la complicacin.
(La Boucle, ed. de Seuil, 1993, p. 258.)

Traduccin: Nora Letamenda.

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