1966 - Paenitemini
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PAENITEMINI
POR LA QUE SE REFORMA LA DISCIPLINA ECLESISTICA DE LA PENITENCIA
1966
En el Antiguo Testamento se descubre cada vez con una riqueza mayor el sentido
religioso de la penitencia. Aunque a ella recurra el hombre despus del pecado
para aplacar la ira divina [11], o con motivo de graves calamidades [12], o ante
la inminencia de especiales peligros [13], o mas frecuentemente para obtener
beneficios del Seor[14], sin embargo, podemos advertir que el acto penitencial
externo va acompaado de una actitud interior de "conversin" es decir, de
reprobacin y alejamiento del pecado y de acercamiento hacia Dios[15]. Se priva
del alimento y se despoja de sus propios bienes (el ayuno va generalmente
acompaado de la oracin y de la limosna) [16], aun despus que el pecado ha
sido perdonado, e independientemente de la peticin de gracias se ayuna y se
emplean vestiduras penitenciales para someter a afliccin "el alma" [17], para
humillarse ante el rostro de Dios[18], para volver la mirada hacia Dios [19], para
prepararse a la oracin [20], para comprender ms ntimamente las cosas
divinas, para prepararse al encuentro con Dios[21]. La penitencia es,
consiguientemente ya en el Antiguo Testamento, un acto religioso personal,
que tiene como trmino el amor y el abandono en el Seor ayunar para Dios, no
para si mismo[22].
As haba de establecerse tambin en los diversos ritos penitenciales sancionados
por la ley. Cuando esto no se realiza, el Seor se lamenta: "No ayunis como
ahora, haciendo or en el cielo vuestras voces"[23]. "Rasgad los corazones y no
las vestiduras; convertos al Seor, Dios vuestro"[24].
No falta en el Antiguo Testamento el aspecto social de la penitencia: las liturgias
penitenciales de la Antigua Alianza no son solamente una toma de conciencia
colectiva del pecado, sino que tambin constituyen la condicin de pertenencia al
pueblo de Dios[25].
Tambin podemos advertir que la penitencia se presenta, antes de Cristo
igualmente como medio y prueba de perfeccin y santidad: Judit[26], Daniel[27],
la profetisa Ana y otras muchas almas elegidas servan a Dios noche y da con
ayunos y oraciones[28], con gozo y alegra[29].
Finalmente, encontramos, en los justos del Antiguo Testamento, quienes se
ofrecen a satisfacer, con su penitencia personal, por los pecados de la
comunidad, as lo hizo Moiss en los cuarenta das que ayun para aplacar al
Seor por las culpas del pueblo infiel[30]; sobre todo as se nos presenta la figura
del Siervo de Yahv, el cual "soport nuestros sufrimientos" y en el cual "el Seor
carg... todos nuestros crmenes"[31].
Sin embargo, todo esto no era ms que sombra de lo que haba de venir[32]. La
penitencia exigencia de la vida interior confirmada por la experiencia 'religiosa
de la humanidad y objeto de un precepto especial de la revelacin divina
adquiere en Cristo y en la Iglesia dimensiones nuevas, infinitamente ms vastas
y profundas.
Cristo, que en su vida Siempre hizo lo que ense, antes de iniciar su ministerio,
pas cuarenta das y cuarenta noches en la oracin y en el ayuno, e inaugur su
misin pblica con este mensaje gozoso: "Est cerca el reino de Dios", al que
sum este mandato: "Convertos y creed en el Evangelio"[33]. Estas palabras
constituyen, en cierto modo, el compendio de toda la vida cristiana.
Al reino de Cristo se puede llegar solamente por la metnoia, es decir, por esa
ntima y total transformacin y renovacin de todo el hombre de todo su,
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Notas
[1] Mc 1,15.
[2] Cf. Constitucin dogmtica Lumen gentium, sobre la Iglesia, nms. 5 y 8.
[3] Cf. Ef 5, 27.
[4] Cf. Constitucin dogmtica Lumen gentium, sobre la Iglesia, nm. 8; Decreto
Unitatis redintegratio, sobre el ecumenismo, nms. 4, 7 y 8.
[5] Cf. Constitucin Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, nm. 110.
[6] Cf. Constitucin pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo
actual, num 40.
[7] Cf. 1 Co 7, 31; Rm 12, 2; Decreto Unitatis redintegratio, sobre el ecumenismo,
num 6 Constitucin dogmtica Lumen gentium, sobre la Iglesia, nms. 8 y 9;
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[61] Cf. Rm 12, 2; Mc 2, 19; Mt 9, 15; Cf. Concilio Vaticano II, Constitucin pastoral
Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, nm. 37.
[62] CF. Rm 15, 26-27; Ga 2, 10; 2Co 8, 9; Hch 24, 17; Cf. Concilio Vaticano II,
Constitucin pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, nm.
18.
[63] Cf. Concilio Vaticano II, Constitucin Sacrosanctum Concilium, sobre la
sagrada liturgia nm. 105.
[64] Cf. ibid. nms. 102, 106, 107 y 109; Cf. Eusebio, De solemnitate paschali, 12:
PG 24, 705; ibid., 7: PG 24, 701; S. Juan Crissotmo, In epistolam I ad Timotheum,
5, 3: PG 62, 529-530.
[65] Cf. Hch 13, 3.
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