BOZAL Valeriano Immanuel Kant
BOZAL Valeriano Immanuel Kant
BOZAL Valeriano Immanuel Kant
Valeriana Bozal
Las reflexiones kantianas ocupan un lugar cent ral en la teora esttica del
siglo XVIII y. en general. en la esttica de la Modern idad, a la qu e dan pleno
sentido. Al igual qu e en el cesto de su filosofa, tambin aqu se puede hab lar
de un periodo precrftico, al que pertenece una obra muy prxima a los postulado s del pensamiento anglosajn: Lo bello y lo sublime (1764 )1. Pero es
la tercera de sus crticas. Critica del Juicio (1790)\ la ob ra que articula de
manera definitiva sus concepciones. Rigurosament e conectados, en esta
o bra cabe distingu ir dos grandes mbitos de problemas : el esclarecimiento
de los juicios de su gusto, de su condicin y requisitos, y el anlisis de la
belleza - y, consecuentem ent e, de los objetos calificados de bellos-, nica
categora esttica que el filsofo reconoce, aunque su concepcin de lo sublime -que no es, propiamente hablando, una categora esttica- tend r una
con siderable influencia en el desarrollo del pensamie nto inmediatamente
posterior, influencia que todav a no se ha perdido.
El inters plant eado por los prob lemas del juicio de gUSto es ant erior, en
torn o a 1789 redact la qu e se conoce como Primera introduccin a la
Crtica del j uicio, mucho tiempo desconocida, publicada por E. Cassirer
en su edicin de las obras completas del fi lsofo (I9 14) ~. En esta Pri man
introduccin se adelantan, a veces de m odo muy preciso y claro, algunas de
las ideas fundam entales de la Critica delj uicio. Esta no es, habland o en sentido estricto. una obra de esttica o. mejor. slo de esttica, supone un cierre de su pensamiento filosfico general que desbo rda los lm ites de la disciplina esttica. Sin embargo, aqu me limitar a aquellos aspectos que con
mayor claridad han afectado al desarrollo de esta disciplina y de la reora del
arte, sin adentrarme. salvo cuando sea estrictam ente necesario, en la segunda parte, la dedicada a la teleologa.
E. Kam , Lo btlioy J fuhlim-t. La paz pt rprlud, M J.d rid . f..<pJ.5J. Calpe , 1946; trad. de A. Sanchea
Rivno y F. Rivera Pastor.
, M. Kant, Cririca Jd Juicio. Madrid. Csp:=. Calpe, 1977, 1984 : rrad. de M. Gu ro. M orenr e. En
lo sucesivo se cita si~mp re por esta rraducci n en su edici n de 19M. entre par ntesis Se in d iCl n el epgra fe y el n mero de pgina.
' 1. Kanr, Prim-t"I'a intrad""in 11 la CritUa tbljuicio, Madrid, Visor. 198 7; rrad. de }. 1. Zalab:udo .
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riencia.
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nencra.
Tal principio tr anscendental, la finalidad de la naturaleza, su ley, es el
objeto del juicio reflexionanre, un juicio q ue nada aporta al co noci miento de la nat uraleza de los o bjetos, pero qu e proclama el orden de la na turaleza co mo presup uestO transce ndental para que cualquier co noc imiento sea
posible. Es un juicio placentero, suscita placer; afirma Kant: da posibilidad
descubiert a de unir dos o ms leyes empricas y heterogneas de la naturalcza bajo un principio que las comprende a am bas es el fund amento de un
pla cer muy not able" ( \11, 87)-,E I placer del juicio esttico no est, pu es,
suscitado po r cualidad alguna de los o bjetos o de los fenmen os, es un placer desinteresa~~J
va diferente. :En el pro ceso de co nocimiento int ervien en la intuicin sensible, la im aginaci n y el entend imient o. de tal manera que las tres facultades
deben relacionarse y articularse para que el co noc imient o se produzca. Son
necesarios los datos que nos pro porciona la intuicin sensible, tambin la
ordenacin que la representacin de las intuicio nes introduce, ta rea encomend ada a la imaginacin, y la determinacin de los singulares sobre la base
de las categoras, que es tarea del entendimienr q. ,
Sin alguno de estos tres momentos, el conocimiento es impos ible, pero
el placer esttico no surge del comen ido - egradable, moralme nte valioso o
conceptualmente relevan te- del co noc imiento, el placer estti co es desinteresado , carece de conteni do alguno: surge en el libre juego de imaginacin
y ente ndimiento en cuan ro que so n las facultades de representar. No en la
repr esentacin del ob jeto , sino en el libre juego de las facultades de representar - Irnaginacin y en rendimienro- en cuant o que refieren una rep resent aci n dada al co nocim ient o en general ( 9). Se trata de una rep resentacin placentera, sin conten ido o bjetivo, que pone a esas facultades en la
disposici n pro porcionada que exigimos pa ra todo conocim ient o ( 9,
118-119 ).