Belloc, Hilaire - Las Grandes Herejias
Belloc, Hilaire - Las Grandes Herejias
Belloc, Hilaire - Las Grandes Herejias
m
morgan
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imprimirse.
2010 Morgan Editores
Hilaire Belloc
Hilaire Belloc
(La Celle, 1870 - Guildford, 1953) Ensayista, novelista, humorista y poeta
britnico. Hijo de madre inglesa y padre francs, catlicos ambos, estudi en
Oxford, sirvi durante algn tiempo en la artillera de Francia y ms tarde, en
1902, tom la ciudadana britnica. Fue miembro del Parlamento desde 1906
hasta 1910, ao en que, no satisfecho por la poltica inglesa, se retir a la vida
privada.
Su nombre figura junto al de Chesterton, sobre el que ejerci una indudable
influencia; con l llev a cabo en perfecto acuerdo una intensa campaa de
propaganda del catolicismo y contra la civilizacin industrial, labor en el fondo
muy semejante a la emprendida cincuenta aos antes por Carlyle y Ruskin.
Ambos lucharon por el sentido comn de antao, el consuelo de la religin, el
goce simple de los bienes de la existencia y la alegra honrada; y los dos
tambin se valieron de un estilo paradjico, salpicado de sorpresas,
exabruptos, extravagancias, ironas e improperios.
En torno a Belloc, Chesterton y Shaw se form un grupo de intelectuales que
aspiraban no tanto a consolidar los valores de la fe como a establecer una
jerarqua social ms precisa y una sociedad menos utilitarista, uniforme y gris.
Con su oposicin a las corrientes materialistas y anrquicas de la segunda
mitad del siglo XIX y su afianzamiento en los viejos postulados del
pragmatismo, intentaban refutar el principio de la libertad de juicio y favorecer
el reconocimiento de la autoridad, del orden tradicional y del dogma.
Belloc dej una enorme cantidad de textos. Sus versos, entre serios, satricos y
jocosos, llenan dos volmenes (Sonnets and Verses y Cautionary Verses) en
los cuales no quedan comprendidas las poesas para muchachos (The bad
Child's Book of Beasts, more Beasts for Worse Children, etc.). De sus diecisis
novelas, la ms clebre es Emmanuel Burden, Merchant, aun cuando merecen
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tambin ser citadas por su ruidosa irona The green Overcoat y The Mercy of
Allah.
Escribi unos quince libros de viaje animados por una erudicin sutil e
ingeniosa, como The Path to Rome (Peregrinacin a Roma), The old Road y
The historic Thames, y obras de crtica literaria, entre las cuales figura un
excelente repertorio de composiciones lricas francesas del Renacimiento
comentadas, titulado Avril. Son interesantes sus catorce colecciones de
ensayos (On Nothing and Kindred subjects, On Something, On Everything,
etc.), y sus veinte libros y monografas de carcter netamente histrico que
llegan desde la interpretacin de las Cruzadas y de las grandes herejas hasta
Carlos I, Cromwell, Luis XIV y Robespierre.
A ello hay que aadir unos doce textos de tema poltico-social como Servil
State (La condicin esclava, 1912), que provoc alarmas y discusiones en toda
Europa. En esta ltima obra Belloc quiere demostrar que la moderna sociedad
industrial, en contraste con las instituciones libres medievales, tiende a
restablecer la esclavitud de los trabajadores, y que incluso la forma estatal
tendente a reemplazar la capitalista, o sea el estado socialista, da lugar, en
esencia, a una nueva tirana: la de los burcratas. La enorme y variada
produccin de Belloc gira en torno a un gozne o punto central integrado por un
cristianismo de formacin humanstica y docta que, sobre un equilibrio clsico
y pagano, pretende instaurar la moral evanglica y la fe en la justicia divina.
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ndice
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Captulo 1
Introduccin. Qu es una Hereja?
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est muerto porque la hereja tiene que ver con cuestiones que ya nadie toma
en serio. Se comprende que una persona puede interesarse en una hereja por
curiosidad arqueolgica, pero difcilmente resulte comprendido si llega a
afirmar que la hereja ha tenido un gran efecto sobre la Historia y sigue siendo,
hoy mismo, un impulso contemporneo viviente.
Y sin embargo, la cuestin de la hereja en general tiene altsima
importancia para el individuo y para la sociedad. Y la hereja en su significado
particular (que es el de la hereja en la doctrina cristiana), es de especial inters
para cualquiera que desee entender a Europa, al carcter de Europa, y a la
Historia de Europa. Porque la totalidad de esa Historia, desde el surgimiento
de la religin cristiana, ha sido la Historia de luchas y cambios, mayormente
precedidos, con frecuencia aunque no siempre causados, y ciertamente
acompaados por diversidades de doctrina religiosa. En otras palabras, la
hereja cristiana es un subconjunto especial de primersima importancia para
la comprensin de la Historia europea porque, junto con la ortodoxia cristiana,
constituye el acompaante y el agente constante de la vida de Europa.
Debemos comenzar con una definicin, aunque el definir implique un
esfuerzo mental y, por lo tanto, resulte antiptico.
La hereja es la dislocacin de una estructura completa y autosostenida
mediante la introduccin de la negacin de una de sus partes esenciales.
Por estructura completa y autosostenida entendemos cualquier
sistema afirmativo en fsica, matemticas, filosofa o lo que fuere, en el cual
las distintas partes son coherentes entre si y se sostienen mutuamente.
Por ejemplo, la antigua estructura de la fsica, frecuentemente llamada
newtoniana en Inglaterra por haber sido Newton quien mejor la defini, es
una estructura de esta clase. La variedad de cosas que se afirman en ella acerca
del comportamiento de la materia, y especialmente la ley de la gravedad, no
constituyen afirmaciones aisladas de las que cualquiera podra ser extrada sin
desordenar el resto; por el contrario, son todas parte de una misma concepcin
o unidad de modo tal que, si modificamos una parte, la totalidad deja de
funcionar.
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Por ejemplo, una parte esencial de esta religin (an siendo slo una
parte) sostiene que el alma individual es inmortal; que la conciencia personal
sobrevive a la muerte fsica. Ahora bien, las personas que creen en ello
considerarn al mundo y a si mismas de cierta manera, se comportarn de
cierta forma, y sern cierto tipo de personas. Si hacen una excepcin es
decir: si recortan y extraen nicamente esta doctrina pueden seguir
conservando todo lo dems, pero el esquema estar cambiado; el estilo de vida,
las caractersticas y todo el resto se volvern otra cosa. La persona que est
convencida de que cuando muera todo habr terminado de una vez para
siempre, puede seguir creyendo en que Jess de Nazareth fue Verdadero Dios
de Verdadero Dios, que Dios es trino, que la Encarnacin estuvo acompaada
por un Nacimiento Virgen, que el pan y el vino se transforman en virtud de
una formula particular. Esta persona podr recitar una gran cantidad de
oraciones cristianas y admirar y copiar a algunos cristianos ejemplares
elegidos pero ser una persona bastante diferente de aquella otra que da por
cierta la inmortalidad.
Debido a que la hereja en este sentido particular (la negacin de una
doctrina cristiana aceptada) afecta de este modo al individuo, afecta tambin a
toda la sociedad, y cuando uno examina cierta sociedad formada por una
religin en particular, necesariamente debe ocuparse extensamente de la
distorsin o menoscabo de dicha religin. se es el inters histrico de la
hereja. Por eso, quien quiera entender como es que Europa vino a ser lo que es
y cuales fueron las causas de sus cambios, no puede darse el lujo de considerar
la hereja como algo carente de importancia. Los eclesisticos que en los
concilios orientales lucharon con tanta furia por detalles de definiciones, tenan
mucho ms sentido histrico y se hallaban mucho ms en contacto con la
realidad que los escpticos franceses, familiares a los lectores ingleses a travs
de su discpulo Gibbon.
Por ejemplo, una persona que piensa que el arrianismo es una simple
discusin semntica est dejando de ver que un mundo arriano sera mucho
ms parecido a un mundo mahometano y mucho menos parecido a lo que el
mundo europeo de hecho lleg a ser. Esa persona est mucho menos en
contacto con la realidad de lo que estuvo Atanasio cuando afirm la
importancia suprema del punto de doctrina. Aqul concilio local en Pars, que
volc el fiel de la balanza en favor de la tradicin trinitaria, tuvo tanto efecto
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Captulo 2
El esquema de este libro
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surgido como una ilusin o como una impostura; pudo haber continuado por
ignorancia. Todo eso no afecta al hecho de su existencia histrica. La
reivindicacin fue hecha y sigue siendo hecha, y quienes la hacen se
encuentran en una continuidad ininterrumpida con quienes la hicieron desde el
principio. Colectivamente forman ese organismo que se llam y se sigue
llamando La Iglesia.
Ahora bien; a lo largo de todo el perodo de su existencia han ocurrido
constantes asaltos contra este organismo autoritativo, contra su reivindicacin,
su carcter y sus doctrinas. Hubo negaciones de su reivindicacin. Se neg sta
o aquella seccin de sus doctrinas. Existi el intento de reemplazarlas por otras
doctrinas. Hasta se intent reiteradamente la destruccin de la Iglesia como
organismo.
Me propongo seleccionar cinco de los principales ataques de esta clase
del total del nmero muy grande, casi ilimitado, de esfuerzos, mayores y
menores, realizados para derrumbar el edificio de la unidad y la autoridad.
Mi razn para elegir un nmero tan pequeo como cinco y
concentrarme en cada uno de ellos como si fuese un fenmeno separado no
responde tan slo a la necesidad de un marco y de lmites sino tambin al
hecho de que, en estos cinco, se ejemplifican las principales formas de ataque.
Los cinco ataques son, en orden histrico: 1. el Arriano; 2. el Mahometano; 3.
el Albigense; 4. el Protestante; y 5. uno que an no tiene un nombre especfico
asociado pero al cual llamaremos el Moderno por una cuestin de
conveniencia.
Afirmo que cada una de estas principales cinco campaas representa un
tipo determinado siendo que el xito total de cualquiera de ellas hubiera
significado la destruccin de la Iglesia Catlica, su autoridad y su doctrina
entre los seres humanos.
El ataque arriano propuso un cambio doctrinario fundamental, a tal
punto que, de haber prevalecido, la naturaleza entera de la religin se hubiera
transformado. Y no slo se hubiera transformado; hubiera fracasado, y tras su
fracaso se hubiera derrumbado la civilizacin que la Iglesia Catlica estaba
construyendo.
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con autoridad divina, deba ser negada no por las doctrinas que poda llegar a
ofrecer sino por la sola pretensin de ofrecerlas bajo su autoridad exclusiva.
As, el protestante puede afirmar, como lo hacen los puseytas ingleses, la
verdad de todas las doctrinas subyacentes a la Misa: la Real Presencia, el
Sacrificio, el poder sacerdotal de consagracin, etc. mientras otro protestante
podra afirmar que todas esas concepciones son falsas, y an as ambos
protestantes seran protestantes porque estn comunicados por la concepcin
fundamental de que la Iglesia no es una personalidad visible, definible y unida;
que no hay una autoridad central infalible y que, por lo tanto, cada uno es libre
de elegir su propio conjunto de doctrinas.
Semejantes afirmaciones de desunin, semejante negacin de la tesis
que la unidad es parte del Orden Divino, produjo por cierto un temperamento
protestante comn a travs de ciertas asociaciones histricas. Pero no existe
una doctrina, ni un conjunto de doctrinas, de las cuales pueda afirmarse que
constituyen el ncleo del protestantismo. En lo esencial, el protestantismo
sigue siendo el rechazo de la unidad por la autoridad.
Por ltimo existe el ataque contemporneo a la Iglesia Catlica que
todava est en curso y al cual no se le ha puesto un nombre definitivo, excepto
el vago trmino de moderno. Personalmente quizs hubiera preferido el
antiguo trmino griego alogos. Aunque eso hubiera parecido una pedantera,
no deja de ser una lstima el tener que rechazarlo porque describe
admirablemente por implicacin la disputa entre quienes actualmente atacan a
la autoridad y a la doctrina catlicas y el tono mental de un creyente. En la
antigedad se le daba el nombre de alogos a quienes, an a pesar de llamarse
cristianos, menoscababan o negaban la divinidad de Cristo. Se deca que
hacan esto por carecer de juicio en el sentido de capacidad completa de
comprensin, o capacidad cognitiva. Las personas consideraban esta clase
de racionalismo de la misma manera en que los individuos normales
consideran al daltnico.
Se podra haber optado tambin por el trmino de positivismo en vista
de que el movimiento moderno se basa sobre la distincin entre cosas
positivamente probadas por experimento y cosas aceptadas sobe otras bases;
pero el trmino positivismo ya tiene una connotacin especial y emplearlo
generara confusiones.
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Captulo 3
La Hereja Arriana
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(durante los aos alrededor del 300 DC) fue un tiempo en el cual toda la
sociedad aceptaba lo sobrenatural como algo sabido. Pero el arrianismo se
refiri a Nuestro Seor como un Agente Supremo de Dios el Demiurgo y lo
consider como la primera y ms grande de aquellas emanaciones de la
Divinidad Central mediante las cuales la filosofa de moda por aquellos das
trataba de superar la dificultad de reconciliar al Creador infinito y simple con
un universo complejo y finito.
Vaya lo dicho por la doctrina y por lo que hubiera terminado de ser si
hubiera triunfado. Hubiera transformado a la nueva religin en algo parecido al
mahometanismo o, quizs y considerando la naturaleza de la sociedad griega y
romana, en algo parecido a un calvinismo oriental.
De cualquier modo, lo que acabo de describir fue el estado de esta
doctrina mientras floreci: fue una negativa de la completa divinidad de
Nuestro Seor combinada con la aceptacin de todos sus otros atributos.
Ahora bien, cuando hablamos de las herejas ms antiguas, tenemos que
considerar sus efectos espirituales y por lo tanto sociales mucho ms que
su mero error doctrinario, a pesar de que ese error doctrinario haya sido la
causa ltima de todos sus efectos espirituales y sociales. Tenemos que hacerlo
as porque, cuando una hereja ha estado muerta por mucho tiempo, su
atractivo se olvida. Al carecer ya de la experiencia directa, no existe para
nosotros el tono particular y la inconfundible impresin que esa hereja
estamp sobre la sociedad y por eso debe ser recreada de algn modo por
cualquiera que pretenda hacer verdadera Historia. Sin una explicacin de esta
clase, sera imposible hacerle entender a un catlico actual de Berna, o a un
campesino de la regin de Lourdes donde el calvinismo otrora predominante
hoy est muerto el atractivo y el carcter individual del calvinismo tal como
ste todava sobrevive en Escocia y en sectores de los Estados Unidos.
Tenemos, pues, que reconstruir aqu esta atmsfera arriana porque, hasta que
no comprendamos su atractivo espiritual y por lo tanto social, no podremos
decir que realmente lo conocemos en absoluto.
Ms all de ello, hay que comprender el atractivo o carcter personal del
movimiento, y su efecto individual sobre la sociedad, a fin de entender su
importancia. No existe error ms grande a lo largo y ancho de toda la mala
Historia que imaginar que las diferencias doctrinarias no tienen intensos
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dioses antiguos sin que por ello sintieran un inters mayor en las nuevas modas
cristianas. Pero en medio de todo ello, subsisti una fuerte minora de paganos
altamente inteligentes y resueltos que tenan de su lado no solamente las
tradiciones de una acaudalada clase gobernante sino tambin el grueso de los
mejores escritores y, por supuesto, el poder otorgado por la memoria viva de
su larga posicin dominante en la sociedad.
Y en ese mundo existi an otro elemento, separado de todo el resto, y
que es extremadamente importante comprender: el ejrcito. El por qu es tan
importante que comprendamos la posicin del ejrcito es algo que veremos en
un momento.
Cuando el poder del arrianismo se manifest a travs del mundo
grecorromano durante aquellos primeros aos del Imperio Cristiano oficial y
su gobierno universal, el arrianismo se convirti en el ncleo o centro de
muchas fuerzas que seran, por si mismas, indiferentes a su doctrina. Se
convirti en el punto de encuentro de muchas tradiciones arraigadas y
supervivientes del mundo antiguo; tradiciones que no eran religiosas sino
intelectuales, sociales, morales, literarias y de toda otra clase.
Podemos ponerlo bastante vvidamente en jerga moderna diciendo que
el arrianismo, presente de este modo en las nuevas grandes discusiones dentro
del cuerpo de la Iglesia Cristiana por la poca en que la Iglesia alcanz apoyo
oficial y se convirti en la religin oficial del Imperio, atrajo a todos los
encopetados, al menos a la mitad de los esnobs y a casi todos los
conservadores idealistas reaccionarios, ya sea que fuesen, o no,
nominalmente cristianos. Sabemos que atrajo grandes cantidades de aquellos
que realmente eran cristianos. Pero tambin fue el punto de encuentro de estas
fuerzas no-cristianas que tanta importancia tenan en la sociedad de aquella
poca.
Una gran cantidad de las antiguas familias nobles se resista a aceptar la
revolucin social que implicaba el triunfo de la Iglesia Cristiana. Esas familias
se inclinaron naturalmente hacia un movimiento en cuyo interior reinaba una
atmsfera de superioridad social por sobre el populacho y en el cual
instintivamente percibieron una oposicin a la vida y a la supervivencia de esa
Iglesia. En ltima instancia, la Iglesia dependa y se hallaba sostenida por las
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ms simpata hacia las masas populares catlicas que hacia los intelectuales y
los dems que siguieron al arrianismo. Pero, si bien la misma existencia de un
gobierno absoluto responde a la necesidad de defender a las masas de una
minora poderosa, no debemos olvidar que es un gobierno al que le gusta
gobernar. No le gusta sentir que en el Estado existe un rival desafiando su
propio poder. No le gusta percibir que pueden haber grandes decisiones
impuestas por organizaciones diferentes a las de su propia organizacin oficial.
Por ello es que an los funcionarios y emperadores ms cristianos cultivaron
en el fondo de sus mentes una simpata potencial con el arrianismo durante el
primer ciclo de vida del movimiento arriano y por ello es que esta simpata
potencial aparece en algunos casos como simpata activa y pblicamente
declarada en favor del arrianismo.
Y el arrianismo tuvo an otro aliado por medio del cual casi lleg a
triunfar: el ejrcito.
A fin de entender qu tan poderoso fue este aliado, tenemos que
apreciar tanto lo que el Ejrcito Romano signific en aquellos das como la
forma en que estaba compuesto.
En cuestin de nmeros, el ejrcito constitua por supuesto tan slo una
fraccin de la sociedad. No tenemos certeza de los nmeros exactos; como
mximo habr ascendido a medio milln de efectivos, probablemente bastante
menos. Pero sera ridculo juzgar la materia en forma cuantitativa. En
condiciones normales, el ejrcito constitua la mitad, o ms de la mitad, del
Estado. En ese Siglo IV, tanto como para usar una metfora, el ejrcito
representaba el autntico cemento o bien, para emplear otra: el armazn la
fuerza aglutinante, el sostn, el propio ser material del Imperio Romano. Haba
sido as durante los siglos anteriores y seguira siendo as durante
generaciones.
Es absolutamente esencial entender este punto, porque explica tres
cuartas partes de lo que sucedi, no slo en cuanto a lo relacionado con la
hereja arriana sino en cuanto a todos los dems hechos ocurridos entre los das
de Mario (bajo cuya administracin el Ejrcito Romano se hizo profesional por
primera vez) y el ataque mahometano a Europa esto es: desde ms de un
siglo antes de la Era Cristiana hasta principios del Siglo VII. La posicin social
y poltica del ejrcito explica todos esos setecientos aos y ms.
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Es cierto que una cantidad de tropas germanas de fuera del Imperio fue
convertida por misioneros arrianos en un momento en el cual la alta sociedad
era arriana. Pero esa no es la razn por la cual el ejrcito en su totalidad se hizo
arriano. El ejrcito se hizo arriano porque sinti que el arrianismo era algo
distintivo que lo haca superior a las masas civiles, del mismo modo en que el
arrianismo era lo diferenciador que le haca al intelectual sentirse superior a las
masas populares. Los soldados, ya fuesen de origen brbaro o ciudadano,
sintieron simpata por el arrianismo por la misma razn que las antiguas
familias paganas lo haban considerado con simpata. As, el ejrcito y
especialmente el estrato de los jefes militares apoy la hereja con toda su
autoridad y al final el arrianismo se convirti en una especie de testimonio de
ser alguien, un soldado, en contraposicin a no ser ms que un despreciable
civil. Se podra decir que surgi un conflicto entre los jefes del ejrcito por un
lado y los obispos catlicos por el otro. Sin duda existi una divisin una
distincin oficial entre la poblacin catlica de las ciudades, el campesinado
catlico de la campia y el casi universalmente arriano soldado; y el enorme
efecto de esta conjuncin entre la nueva hereja y el ejrcito es lo que veremos
operar en todo lo que sigue.
Ahora que hemos visto en qu consisti el espritu del arrianismo y qu
fuerzas tuvo a su favor, veamos cmo obtuvo su nombre.
El movimiento que neg la plena divinidad de Cristo haciendo de l
una creatura, tom su nombre de un tal Areios (Arius en su versin latina), un
clrigo africano de habla griega un poco mayor que Constantino y que ya
contaba con cierta fama como autoridad religiosa algunos aos antes de las
victorias de Constantino y el primer poder imperial.
Recordemos que Arrio representa slo la culminacin de un largo
movimiento. Cual fue la causa de su xito? Dos cosas combinadas. Primero,
el impulso de todo lo que lo precedi. Segundo, la sbita liberacin de la
Iglesia por Constantino. A esto, sin duda alguna, hay que agregar algo en la
propia personalidad de Arrio. Los hombres de esta clase que se convierten en
lderes tienen cierto impulso en su propio pasado que los impele. No se
convertiran en lo que son si no fuesen algo en si mismos.
Pienso que podemos aceptar que Arrio tuvo el efecto que logr por toda
una convergencia de fuerzas. Haba una gran cantidad de ambicin en l, tal
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palabras pronto comenz a vivir, como todas las herejas en sus comienzos,
con una vigorosa nueva vida y un atractivo propio. La disputa que llen el
Siglo IV desde el ao 325 en adelante y por una generacin no fue, despus de
sus primeros aos, una controversia entre palabras distintas cuya diferencia
puede parecer exigua. A lo largo de la lucha muy pronto se convirti en un
conflicto entre dos espritus y caracteres opuestos; en un conflicto entre
personalidades opuestas tal como pueden oponerse las personalidades
humanas: por un lado el temperamento y la tradicin catlica y, por el otro, un
agrio, orgulloso, temperamento que hubiera destruido a la fe.
De su primera y fuerte derrota en Nicea el arrianismo aprendi a hacer
compromisos en materia de formalidades, en materia de redaccin de doctrina,
a fin de preservar y difundir con menos oposicin su espritu hertico. El
primer conflicto se haba producido por el empleo de la palabra griega que
significa de la misma sustancia que. Los catlicos, afirmando la plena
divinidad de Nuestro Seor, insistan en el empleo de esta palabra que
implicaba que el Hijo era de la misma sustancia divina que el Padre; que era
del mismo Ser; esto es: divino. Se pens que era suficiente presentar esta
palabra como una verificacin. Los arrianos se pens siempre se rehusaran
a aceptar la palabra y de este modo podran ser distinguidos de los ortodoxos y
rechazados. [5]
Pero muchos arrianos estaban preparados para aceptar un compromiso,
admitiendo la mera palabra pero negando el espritu en que deba ser
interpretada. Estaban dispuestos a admitir que Cristo haba sido de la esencia
divina, pero no plenamente Dios; no increado. Cuando los arrianos
comenzaron con esta nueva poltica de compromiso verbal, el emperador
Constantino y sus sucesores la consideraron como una oportunidad honesta de
reconciliacin y reunin. La negativa de los catlicos a dejarse engaar qued
a los ojos de quienes as pensaban como mera obstinacin; y a los ojos del
Emperador, como una rebelin facciosa y una desobediencia inexcusable.
Aqu estis vosotros que os llamis los nicos verdaderos catlicos,
prolongando y envenenando innecesariamente una mera pelea facciosa.
Debido a que tenis los personajes populares detrs de vosotros, os creis
amos de vuestros seguidores. Tal arrogancia es intolerable. Vuestros
adversarios han aceptado el punto principal. Por qu no podis acordar la
disputa y restablecer la unin? Al resistiros estis dividiendo a la sociedad en
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dos bandos; estis alterando la paz del Imperio y estis siendo tanto criminales
como fanticos.
Esto es lo que el mundo oficial tenda a manifestar, creyndolo
honestamente.
Los catlicos contestaron: los herejes no han aceptado nuestro punto
principal. Han suscripto una frase ortodoxa, pero interpretan esa frase de un
modo hertico. Seguirn repitiendo que Nuestro Seor es de naturaleza divina
pero que no es plenamente Dios puesto que continan diciendo que fue creado.
Por lo tanto no les permitiremos entrar en nuestra comunin. Hacerlo
significara poner en peligro el principio vital por el cual la Iglesia existe, el
principio de la Encarnacin, y la Iglesia es esencial para el Imperio y para la
humanidad.
En este punto entr en combate la fuerza personal que al final obtuvo la
victoria para el catolicismo: San Atanasio. La cuestin fue decidida por la
tenacidad y perseverancia de este santo, patriarca de Alejandra, la gran Sede
Metropolitana de Egipto. San Atanasio gozaba de una posicin ventajosa
desde el momento en que Alejandra era la segunda ciudad ms importante del
Imperio Oriental y, como obispado, una de las primeras cuatro del mundo.
Ms all de ello gozaba de un apoyo popular que nunca le fall y que hizo que
sus enemigos vacilaran en tomar medidas extremas contra l. Pero todo esto no
hubiera sido suficiente si el hombre no hubiese sido lo que fue.
Por el tiempo en que particip del Concilio de Nicea en el 325 era
todava un hombre joven, probablemente de poco menos de treinta aos; y slo
particip como dicono, si bien ya su potencia y su elocuencia eran notables.
Vivi hasta los 76 o 77 aos de edad falleciendo en el 373 DC y durante la
totalidad de esa larga vida sostuvo con inflexible energa la plena doctrina
catlica de la Trinidad.
Cuando se sugiri el primer compromiso con el arrianismo, Atanasio ya
era arzobispo de Alejandra. Constantino le orden readmitir a Arrio a la
Comunin. Atanasio se neg.
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y tan slo 8.000 despus del primer xito, le pareciera perfectamente natural
hacerse cargo de los impuestos administrativos, los tribunales de justicia y
todas las dems estructuras imperiales de un distrito muy amplio. Se apoder
de la gran masa de Francia del Norte exactamente de la misma manera en que
sus colegas, con fuerzas similares, tomaron a su cargo la accin oficial en
Espaa, Italia y otras partes.
Ahora bien, lo que sucedi es que este general franco (cuyo nombre real
casi no conocemos porque nos ha sido transmitido en varias formas
distorsionadas pero que es ms conocido como Clovis) era pagano; algo
excepcional y hasta escandaloso en las fuerzas militares de la poca dnde casi
todas las personas importantes se haban hecho cristianas.
Pero este escndalo result ser una bendicin inesperada para la Iglesia,
porque a Clovis, siendo pagano y no habiendo sido nunca arriano, era posible
convertirlo directamente al catolicismo, a la religin popular; y cuando acept
el catolicismo, inmediatamente tuvo detrs de si a toda la fuerza de los
millones de ciudadanos, al clero organizado y a los obispados de la Iglesia. Se
convirti en el nico general popular; todos los dems estaban en conflicto con
sus sbditos. Le fue fcil reclutar grandes cantidades de hombres armados
dada la simpata popular que despertaba en ellos. Se apoder del gobierno de
los generales arrianos del Sur, derrotndolos con facilidad, y sus tropas se
convirtieron en la mayor fuerza militar del Imperio Occidental que hablaba en
latn. No fue lo suficientemente fuerte como para hacerse de Italia y de
Espaa, menos an de frica, pero desplaz el centro de gravedad alejndolo
de la tradicin arriana del ejrcito romano, una tradicin que a esta altura ya no
albergaba ms que pequeos grupos en vas de extincin.
Baste lo dicho por el golpe sbito que afect al arrianismo en
Occidente. El proceso gradual que aceler la decadencia del arrianismo fue de
una clase diferente. En la decadencia de la sociedad, con cada ao que pasaba
se haca ms difcil recolectar impuestos, mantener un supervit y, por
consiguiente, reparar caminos, puertos, edificios pblicos y mantener en orden
todo el resto de la estructura pblica.
Con esta decadencia financiera del gobierno y la desintegracin social
que la acompaaba, los pequeos grupos que nominalmente constituan los
gobiernos locales perdieron su prestigio. En, digamos, el ao 450 era una gran
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cosa ser arriano en Pars, o Toledo, o Cartago, o Arles, Tolosa o Ravenna; pero
100 aos ms tarde, hacia digamos el ao 550, el prestigio social del
arrianismo haba desaparecido. A cualquiera que quisiera progresar le
convena ser catlico, y los pequeos grupos arrianos en vas de desaparicin
terminaron siendo despreciados an cuando su irritacin los llev a actuar con
salvajismo como ocurri en frica. Simplemente perdieron terreno.
La consecuencia fue que, despus de cierta demora, todos los gobiernos
arrianos de Occidente se hicieron catlicos (como en el caso de Espaa) o
bien, como sucedi en buena parte de Italia y en la totalidad del Norte de
frica, fueron puestos otra vez bajo el gobierno directo del Imperio Romano
desde Bizancio.
Este ltimo experimento no continu por mucho tiempo. Existi otro
cuerpo de soldados brbaros, todava arrianos, proveniente de las provincias
del Noreste que se hicieron del gobierno en el centro-norte de Italia y, poco
tiempo despus, la invasin mahometana barri el Norte de frica, pas
finalmente sobre Espaa y hasta penetr en la Galia. La administracin romana
directa, en lo concerniente a la Europa Occidental remanente, se extingui. Su
ltima existencia efectiva en el Sur fue aplastada por el Islam. Pero mucho
antes de que esto ocurriera, el arrianismo en Occidente haba muerto.
sta fue la forma en que desapareci la primera de las grandes herejas
que amenaz en un momento dado con minar y destruir la totalidad de la
sociedad catlica. El proceso haba llevado casi 300 aos y es interesante
observar que, en lo que se refiere a las doctrinas, aproximadamente esa misma
cantidad de tiempo, o algo ms, fue suficiente para eliminar la sustancia de las
mltiples herejas principales de los reformadores protestantes.
Tambin ellos casi haban triunfado a mediados del Siglo XVI cuando
Calvino, su figura principal, casi logra trastornar a la monarqua francesa.
Tambin ellos perdieron completamente su vitalidad hacia mediados del Siglo
XIX. Trescientos aos.
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Captulo 4
La Gran y Persistente Hereja de Mahoma
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Para el 630 toda la Galia era catlica desde haca largo tiempo. El
ltimo de los generales arrianos y las guarniciones en Italia y Espaa se haban
vuelto ortodoxos. Los generales y las guarniciones de frica del Norte haban
sido conquistadas por los ejrcitos ortodoxos del Emperador.
Y fue justo en ese momento, un momento de aparente universal y
permanente catolicismo, que cay un golpe inesperado de inaudita magnitud y
potencia. De pronto surgi el Islam. Vino del desierto y avasall a la mitad de
nuestra civilizacin.
El Islam la enseanza de Mahoma conquist inmediatamente por las
armas. Los conversos rabes de Mahoma invadieron Siria y vencieron all en
dos grandes batallas; la primera sobre el Yarmuk, al Este de Palestina en las
tierras altas arriba del Jordn, y la segunda en la Mesopotamia. Continuaron
invadiendo Egipto y empujaron ms y ms hacia el corazn de nuestra
civilizacin cristiana con toda su grandeza de Roma. Se establecieron por todo
el Norte de frica; incursionaron en el Asia Anterior aunque no se
establecieron all todava. Ocasionalmente llegaran a amenazar a la propia
Constantinopla. Al final, despus de una larga generacin posterior a las
primeras victorias en Siria, cruzaron el Estrecho de Gibraltar y comenzaron a
inundar Europa Occidental a travs de Espaa. Llegaron incluso tan lejos
como el mismo corazn de Francia del Norte, entre Poitiers y Tours, menos de
cien aos despus de sus primeras victorias en Siria del ao 732.
Finalmente fueron rechazados hacia los Pirineos, pero continuaron
manteniendo toda Espaa, excepto la regin montaosa del noroeste.
Dominaron toda el frica romana, incluyendo Egipto y toda Siria. Dominaron
la totalidad del Mediterrneo oriental y occidental: ocuparon sus islas,
saquearon y dejaron asentamientos fortificados hasta en las costas de Galia y
de Italia. Se expandieron poderosamente ms all del Asia Anterior,
dominando la regin persa. Se convirtieron en una creciente amenaza para
Constantinopla. En menos de cien aos una parte sustancial del mundo romano
haba cado bajo el poder de esta nueva y extraa fuerza surgida del desierto.
Nunca antes haba habido una revolucin comparable. Ningn ataque
anterior haba sido tan sbito, tan violento ni tan permanentemente exitoso. En
apenas un par de aos despus del primer asalto en 634, se perdi todo el
Levante Cristiano: Siria, la cuna de la Fe, y Egipto con Alejandra, la poderosa
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creador. Mahoma se content con aceptar del esquema catlico todo aquello
que le gust y con rechazar todo aquello que le pareci a l y a tantos otros
de su poca demasiado complicado o demasiado misterioso como para ser
cierto. La nota distintiva de todo el asunto fue la simplicidad y, desde el
momento en que todas las herejas toman su fuerza de alguna doctrina
verdadera, el mahometanismo adquiri su fuerza de las doctrinas catlicas
verdaderas que retuvo: la igualdad de todos los hombres ante Dios; todos los
verdaderos creyentes son hermanos. Predic con celo e impuls al mximo
las reivindicaciones de justicia, tanto en lo social como en lo econmico.
Ahora bien, por qu esta nueva, simple y enrgica hereja tuvo ese
apabullante y sbito xito?
Una de las respuestas es que gan batallas. Las gan inmediatamente,
como veremos cuando lleguemos a la Historia del fenmeno. Pero el ganar
batallas no podra haber hecho al Islam permanente, ni siquiera fuerte, si no
hubiera existido un estado de cosas que haca esperar un mensaje semejante
facilitando su aceptacin.
Tanto en el mundo del Asia Anterior como en el mundo grecorromano
del Mediterrneo, pero especialmente en este ltimo, la sociedad haba cado
en forma bastante similar a nuestra sociedad actual en un caos dnde el
grueso de las personas se hallaban decepcionadas y furiosas buscando una
solucin a toda una serie de tensiones sociales. Por todas partes imperaba el
endeudamiento, el poder del dinero y de la consiguiente usura. Haba
esclavitud por todas partes. La sociedad se basaba sobre ella al igual que la
nuestra se basa sobre la esclavitud asalariada actual. Haba cansancio y
disconformidad con el debate teolgico que, an a pesar de toda su intensidad,
haba perdido el contacto con las masas. Sobre los hombres libres, ya
torturados por el endeudamiento, presionaba una pesada carga de impuestos
imperiales, a lo cual se sumaba la irritacin por la existencia de un gobierno
central que interfera con la vida de las personas y, adems, tambin estaba la
tirana de los jurisconsultos y sus honorarios.
Frente a todo ello, el Islam represent un amplio alivio y una solucin a
las tensiones. El esclavo que admita que Mahoma era el profeta de Dios y que
la nueva enseanza tena, por ende, autoridad divina, cesaba de ser esclavo. El
esclavo que adoptaba el Islam era libre de all en ms. El deudor que
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partos (que eran un sector de los persas) no slo mantuvieron su dominio sobre
la Mesopotamia sino que fueron capaces de realizar incursiones dentro del
territorio romano mismo hasta el mismo final de dicho perodo. En los ltimos
escasos aos antes de la aparicin del mahometanismo ya haban aparecido en
el Mediterrneo y haban saqueado a Jerusaln.
Ahora bien, cuando el Islam vino desde el desierto con sus primeras
furiosas cargas de caballera, reforz poderosamente esta tendencia del Asia a
reafirmarse. La uniformidad de nimo, que es la marca distintiva de la
sociedad asitica, respondi inmediatamente a esta nueva idea de una muy
simple y personal forma de gobierno, santificada por la religin, gobernando
con un poder tericamente absoluto desde un nico centro. Bagdad, con el
Califato una vez establecido en ella, volvi a ser justamente lo que Babilonia
haba sido: la capital central de una vasta sociedad que le marcaba el tono a
todas las tierras desde las fronteras con la India hasta Egipto y ms all.
Pero an ms espectacular que la inundacin de toda el Asia Anterior
con el mahometanismo en una generacin, fue la riqueza, el esplendor y la
cultura del nuevo Imperio Islmico. En aquellos siglos (la mayor parte del VII,
todo el VIII y el IX) el Islam fue la ms alta civilizacin material de nuestro
mundo occidental. La ciudad de Constantinopla tambin era muy rica y gozaba
de una muy alta civilizacin que se irradiaba sobre las provincias dependientes
Grecia y el borde martimo del Egeo y las tierras altas del Asia Menor pero
estaba focalizada en la ciudad imperial. En la mayor parte de las regiones
campesinas la cultura se hallaba en declinacin. Y esto era notoriamente as en
el Oeste. Galia, Bretaa, en algn grado Italia y el valle del Danubio recayeron
en la barbarie. Estas regiones nunca llegaron a ser completamente brbaras, ni
siquiera en el caso de Bretaa que era la ms remota; pero quedaron
saqueadas, empobrecidas y carentes de un gobierno apropiado. Desde el Siglo
V hasta principios del XI (digamos, entre 450 y 1030) se extiende el perodo
que llamamos La Edad Oscura de Europa a pesar del experimento de
Carlomagno.
Vaya lo dicho por el mundo cristiano de aquella poca en contra del
cual el Islam estaba comenzando a presionar en forma tan pesada. Haba
perdido a manos del Islam la totalidad de Espaa y ciertas islas y costas del
Mediterrneo central tambin. La Cristiandad estaba siendo sitiada por el
Islam. El Islam nos enfrentaba no slo con un esplendor dominante, con
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guerra religiosa conquistando sus adherentes sobre ese suelo de la Galia que
siempre ha sido el campo de batalla y el banco de pruebas de las ideas
europeas.
Despus de esta primera fase, cuando las herejas estn con su vigor
inicial y se extienden como un incendio de persona a persona, sobreviene una
segunda fase de declinacin que dura, aparentemente (de acuerdo a alguna
oscura regla), cerca de unas cinco o seis generaciones: digamos un par de
siglos o poco ms. Los adherentes a la hereja se vuelven menos numerosos y
menos convencidos hasta que finalmente slo una reducida cantidad puede ser
llamada plena y fielmente seguidora del movimiento original.
A esto le sigue la tercera fase, cuando la hereja desaparece por
completo como dogma: ya nadie cree en la doctrina, o bien queda siendo
creyente solamente una fraccin tan minscula que ya no cuenta. Pero los
factores sociales y morales de la hereja permanecen y pueden seguir teniendo
efectos poderosos por generaciones adicionales. Lo vemos en el caso del
calvinismo en la actualidad. El calvinismo engendr al movimiento puritano
y de l surgi como consecuencia necesaria el aislamiento del alma, el
retroceso de la accin social corporativa, la competencia irrestricta, la codicia
y por ltimo el establecimiento pleno de lo que llamamos capitalismo
industrial a raz del cual nuestra civilizacin se halla en peligro por el
descontento de una amplia mayora indigente frente a sus escasos amos
plutocrticos. Ya no queda nadie, excepto quizs un puado de personas en
Escocia, que realmente cree en las doctrinas que Calvino ense; pero el
espritu del calvinismo sigue siendo muy fuerte en los pases que
originalmente infectara y sus frutos sociales permanecen.
Ahora bien, en el caso del Islam nada de esto sucedi, excepto la
primera fase. No hubo segunda fase o gradual declinacin en la cantidad y en
la conviccin de sus seguidores. Por el contrario, el Islam creci en fuerza
adquiriendo ms y ms territorios, convirtiendo a ms y ms seguidores, hasta
que se estableci como una civilizacin bastante separada y lleg a ser algo tan
parecido a una nueva religin que la mayora de las personas olvid que en su
origen haba sido una hereja.
El Islam creci no slo en la cantidad y en la conviccin de sus
seguidores, sino en territorio y en poder poltico y militar real hasta cerca del
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gusta. Es la masa de los cristianos la que siente en sus huesos que algo est
mal, an cuando exista la dificultad de explicarlo. La reaccin, por lo general,
es lenta y compleja, y por un largo tiempo infructuosa. Pero en el largo plazo
siempre ha terminado triunfando en el caso de las herejas internas; de un
modo semejante a como la salud innata del cuerpo humano se libera de alguna
infeccin interna.
Una hereja, cuando posee la plenitud de su poder original, infecta hasta
al pensamiento catlico. As, el arrianismo produjo una masa de semiarrianismos que recorrieron la Cristiandad. La aversin maniquea por el
cuerpo y la falsa doctrina de que la materia es mala afectaron hasta a los ms
grandes catlicos de su poca. Hay una pizca de ello en los escritos del gran
San Gregorio. Del mismo modo, el mahometanismo tuvo su influencia sobre
los Emperadores cristianos de Bizancio y sobre Carlomagno, el Emperador de
Occidente. Por ejemplo, se produjo un fuerte movimiento contra el empleo de
las imgenes que son tan esenciales al culto catlico. El intento de prescindir
de las imgenes en las iglesias casi tuvo xito an en las partes de Occidente
en dnde el mahometanismo nunca haba llegado.
Pero, mientras el mahometanismo se expanda absorbiendo una
poblacin cada vez mayor en su seno y ocupando cada vez ms territorio,
comenz a gestarse una reaccin entre los sbditos cristianos del Este y del
Norte de frica. El Islam gradualmente absorbi al frica del Norte y cruz
hacia Espaa. Menos de un siglo despus de aquellas primeras victorias en
Siria hasta lleg con su empuje ms all de los Pirineos, directamente hacia
Francia. Por suerte fue derrotado a medio camino entre Tours y Poitiers, en el
centro-norte del pas. Hay quien opina que, si los lderes cristianos no hubieran
ganado esa batalla, la totalidad de la Cristiandad hubiera quedado
empantanada en el mahometanismo. De todos modos, desde ese momento en
adelante, no sigui avanzando por el Oeste. Se lo hizo retroceder hasta los
Pirineos y, muy lentamente por cierto, a lo largo de un perodo de 300 aos,
fue empujado cada vez ms al Sur, hacia el centro de Espaa siendo que el
Norte de ese pas qued liberado de la influencia mahometana. En el Este, sin
embargo y como veremos, continu siendo una amenaza abrumadora.
El xito de los guerreros cristianos en hacer retroceder al mahometano
de Francia y hasta la mitad de Espaa produjo una especie de despertar en
Europa. Era ms que tiempo. En Occidente habamos sido sitiados de tres
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del pas, forma las grandes montaas del Lbano y del Anti-Lbano. Y ms all
de ellas el pas se convierte otra vez en un desierto sobre cuyo borde hay una
cadena de poblados que constituyen algo as como los puertos del desierto;
esto es: los puntos adonde arriban las caravanas.
Estos puertos del desierto siempre tuvieron una gran importancia en
virtud del comercio y sus nombres nos vienen de mucho antes de los
comienzos de la Historia registrada. Una cadena de poblados as dispuesta se
extenda a lo largo del borde del desierto comenzando en Aleppo en el Norte y
llegando hasta Petra, al Sur del Mar Muerto. Estaban unidos por la gran ruta de
caravanas que llega hasta Arabia del Norte y eran todos predominantemente
mahometanos por la poca del esfuerzo cruzado. La ciudad central y la ms
rica de la cadena, la gran marca urbana de Siria, es Damasco. Si los primeros
Cruzados hubieran tenido suficientes hombres como para tomar Damasco, su
esfuerzo hubiera sido permanentemente exitoso. Pero sus fuerzas no
alcanzaron para ello; apenas si pudieron mantener la costa martima de
Palestina hasta el Jordn y an as lo consiguieron con la ayuda de inmensas
fortificaciones.
Exista una buena cantidad de comercio con Europa, pero no un
suficiente reclutamiento de fuerzas, y la consecuencia fue que el vasto mar
mahometano que rodeaba a las posiciones de los Cruzados comenz a
infiltrarse y a debilitar las posiciones cristianas. El primer signo de lo que
sobrevendra se produjo menos de medio siglo despus de la primera conquista
de Jerusaln con la cada de Edessa (la capital de la regin Noreste de la
federacin cruzada, el Estado ms expuesto a un ataque).
Fue el primer revs serio y produjo una gran excitacin en el Oeste
cristiano. Los reyes de Francia e Inglaterra partieron con grandes ejrcitos para
restaurar la posicin cristiana, y esta vez fueron en pos de la clave estratgica
de todo el pas: Damasco. Pero fracasaron en tomarla y, cuando los hombres
navegaron de regreso, la posicin de los Cruzados en Siria era tan peligrosa
como lo haba sido antes. Tenan la garanta de otra concesin de precaria
seguridad mientras el mundo mahometano permaneciese dividido en dos
cuerpos rivales, pero era evidente que, si surga un lder capaz de unificar el
poder mahometano en sus manos, las pequeas guarniciones cristianas estaban
perdidas.
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Jacobo y del usurpador Guillermo III. Ese esfuerzo fracas durante los ltimos
aos del Siglo XVII, hace apenas poco ms de doscientos aos. Viena, como
vimos, casi fue tomada y solamente se salv gracias al ejrcito cristiano
comandado por el Rey de Polonia en una fecha que merecera figurar entre las
ms notables de la Historia: el 11 de Septiembre de 1683. Pero el peligro
subsisti, el Islam sigui siendo inmensamente poderoso a pocos das de
marcha de Austria y no fue sino hasta 1697 con la gran victoria del Prncipe
Eugenio en Zenta y la captura de Belgrado que la marea realmente se revirti
y para se entonces ya estbamos al final del Siglo XVII.
Debera comprenderse adecuadamente que la generacin de Dean Swift,
la de los hombres que vieron la corte de Luis XIV a edad avanzada, los
hombres que vieron cmo los hannoverianos fueron trados por la rica clase
dominante inglesa e impuestos como reyes tteres de Inglaterra, los hombres
que asistieron a la aparente extincin de la libertad irlandesa despus del
fracaso de la campaa de James II en el Boyne y la posterior rendicin de
Limerick; todo ese perodo de una vida humana que se extendi entre el fin del
Siglo XVII y el comienzo del XVIII estuvo dominado por la vvida memoria
de una amenaza mahometana que casi haba triunfado y que aparentemente
poda repetirse en el futuro. Los europeos de aquella poca pensaban en el
mahometanismo de la misma manera en que nosotros pensamos en el
bolcheviquismo o como las personas de raza blanca en el Asia piensan del
poder japons en la actualidad.
Lo que sucedi fue algo bastante inesperado: el poder mahometano
comenz a quebrarse por el lado material. Los mahometanos perdieron el
poder de competir exitosamente con los cristianos en la fabricacin de aquellos
instrumentos que aseguran el dominio: los armamentos, los mtodos de
comunicacin y todo el resto. No es slo que no avanzaron; retrocedieron. Su
artillera se hizo mucho peor que la nuestra. Mientras nuestra utilizacin de los
mares se increment en gran medida, la de ellos disminuy hasta que ya no
tuvieron barcos de primer nivel con los cuales podan librar batallas navales.
El Siglo XVIII es el de la historia de cmo los mahometanos perdieron
gradualmente la carrera frente a los europeos en la cuestin de las cosas
materiales.
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semejante a una nueva religin. Tan cierto es esto que en la actualidad muy
pocas personas, an entre las ms altamente instruidas en Historia, recuerdan
la verdad que el mahometanismo en sus orgenes no fue una nueva religin
sino una hereja.
Como todas las herejas, el mahometanismo vivi por las verdades
catlicas que retuvo. Su insistencia en la inmortalidad personal, en la unidad e
infinita majestad de Dios, en su justicia y misericordia; su insistencia en la
igualdad de las almas humanas ante la vista de su Creador stas son sus
fortalezas.
Pero ha sobrevivido por razones distintas a ellas. Todas las otras
herejas tambin tuvieron sus verdades as como sus falsedades y sus
extravagancias, y sin embargo murieron una detrs de la otra. La Iglesia
Catlica las ha visto pasar y, a pesar de que sus nefastas consecuencias todava
siguen entre nosotros, las herejas mismas estn muertas.
La fortaleza del calvinismo fue la verdad sobre la cual insisti: la
omnipotencia de Dios, la dependencia e insuficiencia del hombre; pero su
error, que fue la negacin del libre albedro, tambin lo mat. Las personas no
pudieron aceptar una negacin tan monstruosa del sentido comn y de las
experiencias comunes. El arrianismo vivi por la verdad que contena, a saber:
el hecho que la razn no poda conciliar directamente los aspectos
contrapuestos de un gran misterio el de la Encarnacin. Pero el arrianismo
muri porque a esta verdad le agregaba la falsedad de sostener que la
contradiccin aparente se poda resolver negando la plena divinidad de
Nuestro Seor.
Y as se podra seguir con las dems herejas. Pero el mahometanismo, a
pesar de contener tambin errores en paralelo con aquellas grandes verdades,
floreci de modo continuo y como cuerpo de doctrina sigue floreciendo an, a
pesar de que han pasado mil trescientos aos desde sus primeras grandes
victorias en Siria. Las causas de esta vitalidad son muy difciles de investigar y
quizs no puedan ser aprehendidas. Por mi parte las adscribira en parte a que
el mahometanismo, al ser un fenmeno externo, al ser una hereja que no
surgi desde dentro del cuerpo de la comunidad cristiana sino ms all de sus
fronteras, siempre dispuso de una reserva de seres humanos, advenedizos,
infiltrndose en l para renovar sus energas. Pero esa no puede ser una
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Captulo 5
El ataque albigense
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materiales, decaen y mueren. Por lo tanto fue el dios malo el que hizo al
cuerpo humano mientras el dios bueno hizo el alma. De all tambin que
Nuestro Seor slo aparentemente se revisti de un cuerpo humano. Slo
sufri aparentemente. De aqu tambin la negacin de la Resurreccin.
Debido a que la Iglesia Catlica estuvo fuertemente en contra de
actitudes de esta clase, siempre existi un conflicto irreconciliable entre ella y
el maniqueo o el puritano; y la forma de este conflicto nunca fue ms violenta
que la adquirida durante la lucha que se entabl en el Occidente europeo entre
los albigenses y la Iglesia Catlica organizada del momento (Siglos XI y XII).
El papado, la jerarqua, el cuerpo entero de la doctrina catlica y los
sacramentos catlicos establecidos fueron el blanco de la ofensiva albigense.
La cuestin maniquea, toda vez que surge en la Historia, aparece como
lo hacen ciertas epidemias que afectan al cuerpo humano. Viene de lugares
difciles de establecer. Emerge en varios centros, aumenta su poder y al final
se convierte en una especie de plaga devastadora. As sucedi con la gran
Furia Albigense de hace 800 o 900 aos atrs. Sus orgenes son, por lo tanto,
oscuros; pero podemos rastrearlos.
El Siglo XI, el perodo de los aos entre el 1000 y el 1100, puede ser
llamado como el del despertar de Europa. Nuestra civilizacin justo acababa
de pasar por aterradoras pruebas. El Occidente haba sido saqueado por
tropeles de piratas paganos procedentes del Norte los, al principio, no
convertidos y ms tarde slo semi-convertidos escandinavos y en algunas
partes el cristianismo casi se extingui. Haba sido sacudido por los
saqueadores mongoles del Este, paganos que en hordas cabalgaron sobre
Europa desde las planicies del Norte de Asia. Y haba sufrido el gran ataque
mahometano sobre el Mediterrneo por el cual casi toda Espaa qued
ocupada, se sojuzg permanentemente el Norte de frica y Siria quedando el
Asia Menor y Constantinopla amenazadas.
Europa haba estado sitiada pero haba empezado a rechazar a sus
enemigos. Los piratas del norte fueron derrotados y sometidos. Los
recientemente civilizados germanos [13] atacaron a los mongoles y salvaron al
Danubio superior y a una franja de tierra fronteriza hacia el Este. Ms hacia el
Este tambin los eslavos cristianos se organizaron. Fueron los comienzos del
Reino de Polonia. Pero el principal campo de batalla fue Espaa. All, durante
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este Siglo XI, el poder mahometano fue rechazado de una frontera fluctuante
hasta otra ms al Sur hasta que mucho antes del fin del Siglo XI el grueso de la
pennsula fue recapturado para el dominio cristiano. Junto con este xito
material se produjo constituyendo tanto una causa como un efecto un
fuerte despertar de la inteligencia en materia de disputas filosficas y de
nuevas especulaciones en ciencias fsicas. Comenz uno de esos perodos que
de tanto en tanto aparecen en la Historia de nuestra raza en los que, por decirlo
as, la primavera est en el aire. La filosofa se hizo vigorosa, la arquitectura
se expandi, la sociedad comenz a ser ms organizada y las autoridades
civiles y eclesisticas empezaron a extender y a codificar sus poderes.
Toda esta nueva vitalidad impuls el vigor tanto de la hereja como de
la ortodoxia. Comenzaron a aparecer desde el Este, surgiendo aqu y all pero
en general a lo largo de las lneas de avance hacia el Oeste, individuos o
pequeas comunidades que proponan y propagaban una forma nueva y,
segn ellos, purificada de religin.
Aparentemente, antes de aparecer en Italia estas comunidades tenan
alguna fuerza en los Balcanes. Parecen haber adquirido algo de fuerza en el
Norte de Italia antes de aparecer en Francia, si bien sera en Francia que
tendra lugar el conflicto principal. Se los conoci bajo diferentes nombres;
paulicianos por ejemplo, o bien un nombre que haca referencia a su origen
blgaro. En general se los conoci como Los Puros. Por su parte, ellos
mismos preferan darse ese epteto ponindolo en griego y hacindose llamar
Cathari o ctaros. Toda la historia de este oscuro avance del peligro
proveniente del Este de Europa ha quedado tan perdido en el posterior fulgor
de gloria que se produjo durante el Siglo XIII cuando la Cristiandad lleg a la
cima de su civilizacin, que los orgenes albigenses quedaron olvidados y su
oscuridad se acenta por la sombra que esa gloria posterior arroja sobre ellos.
Sin embargo su influencia fue tanto extendida como peligrosa y hubo un
momento en que pareci que nos ira a socavar por completo. Los Concilios de
la Iglesia tomaron muy pronto conciencia de lo que estaba sucediendo, pero el
fenmeno era difcil de definir y de controlar. En Arras, en Flandes, a una
fecha tan temprana como 1025, un Concilio conden ciertas proposiciones
herejes de esa clase. Otra vez a mediados de ese siglo, en 1049, hubo una
condena ms general emitida por un Concilio reunido en Reims, en
Champagne.
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formas emparentadas, acech en los valles de los Alpes. Es posible trazar una
especie de vaga continuidad entre los albigenses y los grupos puritanos
posteriores, tales como los Vaudois; del mismo modo en que es posible
rastrear algn tipo de conexin entre los albigenses y las anteriores herejas
maniqueas. Pero el fenmeno principal, el fenmeno conocido por el nombre
de albigense el peligro que result tan prximo a ser mortal para Europa
fue destruido.
Lo fue a un costo espantoso: la mitad de una alta civilizacin material
qued destruida y se generaron memorias de odio que ardieron bajo la
superficie durante generaciones enteras. Pero el precio vali la pena porque
Europa se salv. La familia de Toulouse fue readmitida en su posicin y
ttulos; sus posesiones no pasaron a la corona francesa sino hasta mucho ms
tarde. Pero su antigua independencia termin y, con ella, se acab esa amenaza
a nuestra cultura a la que tan poco le falt para tener xito.
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Qu fue la Reforma?
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Como sucede con tanta frecuencia, fue un tercero el que se benefici del
violento duelo de los dos actores principales. Fue el rey de Francia quien ahora
se convirti en la potencia principal y por setenta aos, esto es: durante toda la
mayor parte del Siglo XIV (de 1307 a 1377) el Papado se convirti en algo
francs, con los Papas residiendo en Avignon (en dnde su gran palacio
subsiste al da de hoy, constituyendo un esplndido monumento de aqul
tiempo y de su significado) y siendo, despus del cambio, mayormente
franceses los hombres elegidos para ocupar el cargo de Papa.
Este cambio (o ms bien interludio, ya que el cambio no fue
permanente) cay justo en el momento en que un espritu nacional comenzaba
a desarrollarse en varias regiones de Europa, particularmente en Francia. Tanto
ms golpe las conciencias de aquella poca el peculiar carcter francs del
Papado. Por su propia naturaleza, el Papado debe ser universal. Que fuese
nacional result abominable para los europeos occidentales de aqul tiempo.
La tendencia de la Cristiandad occidental a dividirse en compartimentos
separados y de perder la unidad plena que haba tenido durante tanto tiempo
aument debido al fracaso de las Cruzadas las cuales, mientras se
mantuvieron activas, actuaron de fuerza unificadora presentndole un ideal
comn a toda la caballera cristiana. Esta tendencia tambin aument por lo
que se ha dado en llamar la Guerra de los Cien Aos; y no es que durara
continuamente esa cantidad de aos pero, desde la primera batalla hasta la
ltima se puede contabilizar casi ese lapso de tiempo.
La Guerra de los Cien Aos fue un conflicto entre la dinasta de habla
francesa que gobernaba a Inglaterra, apoyada por la clase superior inglesa que
tambin era francfona (toda la clase superior inglesa hablaba en francs an a
fines del Siglo XIV), y la igualmente francfona monarqua francesa con su
clase superior en Francia misma. La familia real inglesa de habla francesa era
la de los Plantagenetas y a la familia real francesa se la conoce como la de los
Capetos.
La monarqua francesa capeta haba descendido regularmente de padres
a hijos por generaciones hasta que se produjo una sucesin disputada despus
de 1300, poco despus de que el Papa se mudase a Avignon en Francia. El
joven Eduardo Plantageneta, el tercero de ese nombre, el francfono Rey de
Inglaterra, reclam el trono francs por la va de su madre, la hermana del
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ltimo rey que no tena hijos. El rey capeto Felipe, primo del rey fallecido,
reclam el mismo trono en su calidad de varn, luego de que sus abogados
inventaran el alegato de que las mujeres no podan ni heredar, ni transmitir, a
la monarqua francesa. Eduardo gan dos notables campaas, las de Crecy y la
de Poitiers y casi tuvo xito en establecerse como Rey de Francia. Despus
sobrevino un largo impasse durante el cual las fuerzas plantagenetas fueron
expulsadas de Francia, excepto en el suroeste. A lo cual sigui una reunin de
los plantagenetas despus de que la usurpadora rama Lancasteriana de la
familia se hiciese del trono de Inglaterra y consolidara su injusto poder.
Volvieron a fogonear la guerra en Francia (bajo Enrique V de Inglaterra) y
llegaron mucho ms cerca de tener xito que sus antecesores porque Francia se
hallaba en un estado de guerra civil. De hecho, el gran soldado del perodo,
Enrique V de Inglaterra, al casarse con la hija del rey de Francia y despus de
declarar que el hermano de sta era ilegtimo, consigui que su pequeo hijo
fuese coronado como rey francs. Pero la disputa no termin all.
Todos sabemos cmo fue que termin. Finaliz con las campaas de
Juana de Arco y sus sucesores, y con el colapso definitivo de la pretensin
plantageneta. Pero, por supuesto, el conflicto haba fomentado los sentimientos
nacionales y todo fortalecimiento de los ahora crecientes sentimientos
nacionales en la Cristiandad concurran a debilitar a la antigua religin.
En el medio de todo esto cay algo mucho ms importante todava que
esa disputa y fue algo que, como ya he sealado antes, tuvo mucho que ver con
la deplorable divisin de la Cristiandad en naciones independientes separadas.
Este lamentable incidente fue la terrible plaga conocida como la Muerte
Negra. El espantoso desastre se desat en 1347 y barri a toda Europa de Este
a Oeste. Lo asombroso es que nuestra civilizacin no colaps porque muri un
tercio de la poblacin adulta con certeza, y probablemente ms an.
Como siempre sucede con las grandes catstrofes, hubo un comps de
espera hasta que se sintieron los plenos efectos de la tragedia. Fue recin
durante las dcadas de los 1370 y 1380 que los efectos comenzaron a ser
permanentes y en buena medida universales.
En primer lugar, como siempre sucede cuando los hombres son
severamente puestos a prueba, los menos afortunados se volvieron
violentamente hostiles hacia los ms afortunados. Hubo alzamientos y
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nacional y hasta la anarqua. Todos estos remedios, y cien ms, estn siendo
propuestos al por mayor, contradicindose entre si y produciendo un caos de
ideas.
Frente a este caos, todos los rganos del capitalismo industrial
continan funcionando; la mayora de ellos lidiando celosamente por preservar
su existencia. El sistema bancario, los prstamos a gran inters, la vida
proletaria, el abuso de la maquinaria y la mecanizacin de la sociedad todos
estos males continan a pesar del clamor y adoptan, cada vez ms, una actitud
de terca resistencia. En forma ya sea consciente o semi-consciente insisten en
alegar que si alguien nos altera habr un colapso. Las cosas pueden estar mal,
pero todo parece indicar que ustedes slo las harn peores. El orden es la
primera prioridad entre todas, y etc. etc.
Mientras tanto el tercer elemento est apareciendo de un modo bastante
manifiesto: el mundo moderno est cada vez ms lleno de personas que odian
al capitalismo industrial a tal punto que ese odio se convierte en el motivo de
todo lo que hacen y piensan. Estas personas preferiran destruir a toda la
sociedad antes que esperar a una reforma y proponen mtodos de cambio que
son peores que los males a remediar estn ms preocupadas por matar a sus
enemigos que por la vida del mundo.
Todo esto se produjo tambin en lo que aqu llamo El Tumulto, que
dur en Europa aproximadamente desde 1517 hasta el fin del Siglo, un perodo
de poco ms de ochenta aos. Al principio todas las buenas personas con
suficiente instruccin y muchas malas personas con igualmente suficiente
instruccin, ms una hueste de ignorantes y no pocos dementes, se
concentraron en los males que haban surgido dentro del sistema religioso de la
Cristiandad. Esos fueron los primeros reformadores.
Nadie puede negar que los males que provocaron la reforma en la
Iglesia tenan races profundas y se hallaban extendidos. Amenazaban la vida
misma de la Cristiandad. Todos los que pensaban sobre lo que estaba
sucediendo a su alrededor se daban cuenta de lo peligrosas que se haban
vuelto las cosas y qu tan grande era la necesidad de una reforma. Esos males
pueden ser clasificados como sigue:
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Pero hubo dos cosas que impidieron el triunfo del catolicismo alemn.
La primera de ellas fue el carcter de la familia usurpadora que en ese
momento reinaba sobre el pequeo Estado protestante de Suecia. Esta familia
produjo un genio militar de primera magnitud, el joven rey Gustavo Adolfo.
La segunda, que hizo toda la diferencia, fue el genio diplomtico de Richelieu
que en aquellos das diriga la poltica de Francia.
El poder espaol en el Sur ms all de los Pirineos (respaldado por las
nuevas riquezas de las Amricas y gobernando la mitad de Italia, ms el poder
del Imperio Alemn al Este, constituan las mordazas de una pinza que
amenazaban a Francia como nacin. Richelieu era un cardenal catlico.
Personalmente, se hallaba adscrito al lado catlico de Europa; y sin embargo
fue l quien lanz a Gustavo Adolfo, el genio militar protestante, contra el
Emperador catlico alemn y sus aliados espaoles, justo cuando la victoria se
hallaba al alcance de su mano.
Es que Richelieu no slo haba descubierto el genio de Gustavo Adolfo
sino tambin la forma de comprarlo. Le ofreci tres toneles de oro. Gustavo
Adolfo exigi cinco y los obtuvo.
Gustavo Adolfo no habr podido imaginar el gran futuro que le
esperaba cuando acept el oro francs como soborno para intentar la difcil
aventura de atacar al prestigio y al poder del Emperador. Al igual que
Napolen, Cromwell o Alejandro y casi todos los grandes capitanes de la
Historia, descubri sus talentos a medida que avanzaba. l mismo se debe
haber maravillado al ver lo fcil y completamente que ganaba sus campaas.
Es una Historia sorprendente. Las brillantes victorias slo duraron un
ao; al final de ese ao Gustavo Adolfo muri en accin ante Lutzen, cerca de
Leipzig, en 1632, pero en tan corto tiempo casi estableci un Imperio Alemn
protestante. Estuvo a punto de lograr lo que Bismarck hara dos siglos y medio
ms tarde; y an logrando lo que consigui, hizo por siempre imposible que
los alemanes estuviesen completamente unidos otra vez e igualmente
imposible que regresaran en conjunto a la religin de sus padres. Estableci el
protestantismo alemn de un modo tan firme que, desde sus das hasta la
actualidad, continu aumentando su poder hasta que hoy (desde Berln) inspira
con una nueva forma paganizada a la gran masa de los pueblos alemanes. [17]
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all en dnde los obispados sobrevivieron, la masa de sus ingresos les fue
confiscada y cuando todo el proceso termin se puede decir que a la Iglesia, en
todo lo que qued de la Europa catlica, incluyendo hasta Italia y Espaa, no
le qued ni la mitad de sus antiguos ingresos. En la parte de la Cristiandad que
se separ, los nuevos ministros protestantes y sus obispos, las nuevas escuelas,
los nuevos colegios y hospitales, no dispusieron ni de la dcima parte de los
fondos que haban gozado las antiguas instituciones.
Resumiendo: para mediados del Siglo XVII el conflicto religioso en
Europa haba estado librndose, la mayor parte del tiempo por la fuerza de las
armas, por mas de ciento treinta aos. Las personas se haban hecho a la idea
de que la unidad nunca se recobrara. La fuerza econmica de la religin haba
desaparecido en media Europa y, en la otra mitad, haba disminuido tanto que
el poder laico se haba adueado de la situacin en todas partes. Europa haba
quedado dividida en dos culturas: la catlica y la protestante. Estas dos
culturas estaran siempre instintiva y directamente opuestas la una a la otra
(como que lo siguen estando) pero la cuestin directamente religiosa se estaba
desvaneciendo. Desesperando de lograr una religin comn, las personas se
preocuparon ms por cuestiones temporales, sobre todo dinsticas y
nacionales, y con el aprovechamiento de las oportunidades de una mayor
riqueza por medio del comercio, antes que por cuestiones doctrinarias.
Despus de la mitad del Siglo XVII, Europa fue testigo del triunfo de un
ejrcito conducido por una oficialidad puritana en Inglaterra, el triunfo de los
protestantes alemanes gracias a la ayuda de Francia bajo el cardenal
Richelieu en su esfuerzo por librarse del control catlico del Emperador, y el
triunfo de los rebeldes holandeses contra la Espaa catlica. Europa se
desplom, exhausta de la lucha puramente religiosa. Las guerras de religin
haban finalizado; terminaron en tablas: ninguno de los bandos haba ganado.
El conflicto religioso prosigui en algunos islotes. As, Inglaterra trat de
matar a la Irlanda catlica y Francia a los hugonotes franceses. Pero para 1700
estaba claro que no surgiran ms guerras nacionales de religin.
De all en ms se tom por dado que nuestra civilizacin tendra que
continuar dividida. Tendra que haber una cultura protestante lado a lado de
una cultura catlica. Las personas no pudieron perder la memoria del
grandioso pasado; no se convirtieron rpidamente en lo que desde entonces
nos hemos convertido en naciones creciendo con indiferencia por la unidad
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probablemente, como ya hemos visto, fueron menos del 14% pero ms del
10% de la nacin), en todo caso, una minora mucho ms importante por su
riqueza y posicin social que por su nmero. Los protestantes en Francia
tambin fueron importantes porque no se hallaban confinados a un distrito sino
diseminados por todo el territorio. Por ejemplo Dieppe, el puerto en el Norte,
sigui siendo una ciudad fuertemente protestante. Tambin lo fue La Rochelle,
el puerto sobre el Atlntico; y del mismo modo lo fueron prsperas ciudades
sureas como Montpelier y Nimes. Gran parte de la banca y del comercio de
Francia permaneci en manos protestantes.
En 1650, Inglaterra y Escocia haban estado bajo un monarca comn
por medio siglo y ambas eran oficialmente protestantes. Esta monarqua angloescocesa fue fuertemente protestante y hubo una continua y pesada
persecucin del catolicismo. Pero constituye otro error comn el considerar a
la nacin inglesa en un todo como siendo protestante ya en este momento. Lo
que en realidad estaba sucediendo era una desaparicin muy gradual del
catolicismo. Quizs un tercio de la nacin continuaba sintiendo una vaga
simpata por el antiguo credo cuando comenzaron las guerras de religin, y la
sexta parte de la poblacin estaba dispuesta a hacer grandes sacrificios para
poder seguir denominndose abiertamente catlica. De los oficiales cados en
accin de ambas partes, se estima que cerca de un sexto fueron admitida y
abiertamente catlicos. Pero a la persona comn le resultaba imposible obtener
los sacramentos y an las personas ricas que podan darse el lujo de pagar por
capillas privadas y hacer donativos tenan dificultades para or misa y recibir la
comunin catlica.
A pesar de todo, la antigua raz catlica en Inglaterra fue tan fuerte que
hubo constantes conversiones, especialmente en las clases altas. Por cerca de
los siguientes cuarenta aos pareci que una slida y muy considerable
minora de catlicos podra sobrevivir en Inglaterra tal como lo haba hecho en
Holanda.
Por el otro lado, Inglaterra y Escocia no slo eran oficialmente
protestantes sino que una mayora cada vez ms grande lleg a pensar que el
catolicismo era contrario a los intereses del pas y una minora muy grande y
en crecimiento odiaba al catolicismo con ms violencia que en cualquier otra
parte de Europa.
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personas que antes haban posedo tierras quedaron sin recursos. Comenz el
proletariado moderno y se sembraron las semillas de lo que hoy llamamos
capitalismo. Hoy podemos apreciar el mal que ello constitua pero en ese
momento signific que la tierra fue mejor cultivada. Los mtodos nuevos y
ms cientficos fueron ms fcilmente aplicados por los ricos terratenientes de
la nueva cultura protestante que por el tradicional campesinado catlico y, al
no haber control sobre la competencia, los primeros triunfaron.
Tambin las interpretaciones tendieron a ser ms libres en la cultura
protestante que en la catlica porque los protestantes no tenan una autoridad
unitaria en materia de doctrina. Esto, que en el largo plazo estaba condenado a
llevar al quiebre de la filosofa y de todo pensamiento slido, tuvo unos
primeros efectos estimulantes y revitalizadores.
Pero el gran y principal ejemplo de lo que estaba sucediendo a raz de la
rotura de la antigua unidad catlica europea fue el surgimiento de la actividad
bancaria.
La usura fue algo practicado en todas partes, pero en la cultura catlica
estaba restringida por ley y era practicada con dificultad. En la cultura
protestante se convirti en algo sobreentendido. Los mercaderes protestantes
de Holanda fueron los pioneros en los inicios de la banca moderna; Inglaterra
sigui pronto, y eso explica por qu las todava comparativamente pequeas
naciones comenzaron a adquirir una formidable fuerza econmica. Su capital
mvil y su crdito continuaron aumentando en comparacin con su riqueza
total. El espritu mercantil floreci vigorosamente entre los holandeses y los
ingleses y la aceptacin universal de la competencia continu favoreciendo al
lado protestante de Europa.
Todo este aumento del poder protestante estaba quedando en claro en la
generacin posterior a la Paz de Westfalia (1648-50 a 1720). Dej de ser
subconsciente para volverse consciente y fue sentido en todas partes a medida
en que transcurra el primer tercio del Siglo XVIII. Antes de la mitad de ese
siglo, hubo un sentimiento generalizado en el ambiente en cuanto a que el
futuro estaba con los protestantes, an cuando el catolicismo siguiese
manteniendo los antiguos tronos con toda su gloria tradicional y su
manifestacin de poder la Corona Imperial, los Estados Papales, la
monarqua espaola y su enorme dominio de ultramar y la esplndida
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Algo que tendra un gran efecto fue que la flota britnica se hizo por
lejos ms poderosa que cualquier otra y, bajo su proteccin, el comercio ingls
y el control ingls sobre el Este crecieron en forma constante. Por tierra, Prusia
comenz a ganar batallas y campaas. Estos xitos prusianos no fueron
continuos pero fundaron una tradicin continua y su rey-soldado, Federico II,
fue ciertamente uno de los grandes capitanes de la Historia.
Mientras tanto, la cultura catlica declin en estos mismos terrenos.
Austria, esto es: el poder del Emperador catlico entre los alemanes, vio
disminuida su fuerza. Lo mismo sucedi con el extenso Imperio Espaol que,
por aqul tiempo, inclua la mayor parte de la Amrica poblada.
Estos signos exteriores materiales de un creciente poder protestante y de
la declinacin del poder de la cultura catlica no representaban sino un efecto
de algo espiritual que estaba teniendo lugar en el interior. La Fe se estaba
quebrando.
La cultura protestante resultaba inmune a este crecimiento del
escepticismo. La disminucin de la adhesin de las personas a las antiguas
doctrinas de la Cristiandad no debilit a la sociedad protestante. Todo el
enfoque mental de esa sociedad declaraba que cada persona era libre de juzgar
por si misma, y si haba algo que repudiaba y que no quera, ello era la
autoridad de una religin comn.
Una religin comn est en la naturaleza de la cultura catlica y, de este
modo, la declinacin de la Fe caus un desastre en este sector. Destruy la
autoridad moral de los gobiernos catlicos que estaban estrechamente
relacionados con la religin y, o bien produjo una especie de parlisis del
pensamiento y la accin como sucedi en Espaa, o bien, como sucedi en
Francia, dividi violentamente a las personas en dos bandos: los clericales y
los anticlericales.
Tengamos en cuenta que, si bien hoy podemos ver las fuerzas que se
hallaban actuando en el Siglo XVIII, las personas de aquella poca no las
vean. Inglaterra, mediante su poder naval, haba logrado el control de la India;
Prusia se haba establecido como un fuerte poder; pero nadie prevea que
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Captulo 7
La Fase Moderna
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Fe tiene que enfrentar ahora, y que podra ser llamado El Ataque Moderno,
constituye un asalto integral a lo fundamental de la Fe a la existencia misma
de la Fe. Y el enemigo que ahora avanza sobre nosotros est cada vez ms
consciente de que no existe la posibilidad de ser neutrales. Las fuerzas que
ahora se oponen a la Fe estn diseadas para destruir. De aqu en ms la batalla
se librar sobre una bien definida lnea divisoria y lo que est en juego es la
supervivencia o la destruccin de la Iglesia Catlica. Y toda su filosofa; no
una parte de ella.
Sabemos, por supuesto, que la Iglesia Catlica no puede ser destruida.
Pero lo que no sabemos es la medida del rea en la cual habr de sobrevivir.
No conocemos su poder para revivir ni el poder del enemigo para empujarla
ms y ms hacia atrs hasta sus ltimas defensas, hasta que parezca que el
Anticristo ha llegado y estemos a punto de decidir la cuestin final. De tal
envergadura es la lucha ante la cual se halla el mundo.
A muchos que no sienten simpata por el catolicismo, a quienes
heredaron la antigua animosidad protestante contra la Iglesia (an cuando el
protestantismo doctrinario ya est muerto), y a quienes piensan que cualquier
ataque contra la Iglesia tiene que ser de alguna manera una buena cosa, a todos
ellos la lucha ya les parece como un ataque, actual o inminente, contra lo que
ellos llaman el cristianismo.
Por todas partes es posible hallar personas diciendo que el movimiento
bolchevique (por ejemplo) es decididamente anticristiano opuesto a toda
forma de cristianismo y debe ser resistido por todos los cristianos, sin
importar la iglesia particular a la que cada uno pueda pertenecer, y as
sucesivamente.
El discurso y los escritos de esta clase son insubstanciales porque no
significan nada definido. No existe una religin que se llame religin
cristiana. Nunca existi una religin as.
Existe y siempre existi la Iglesia y varias herejas procedentes del
rechazo de algunas de las doctrinas de la Iglesia por parte de personas que
seguan queriendo retener el resto de sus enseanzas y de su moral. Pero nunca
hubo, nunca podr haber y nunca habr una religin cristiana general,
profesada por todas las personas dispuestas a aceptar algunas importantes
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Los tontos menos malos, los menos viciosos conversos que ha hecho el
enemigo, hablan vagamente de reajustes, de un nuevo mundo y de un
nuevo orden; pero no comienzan dicindonos como por razones
elementales deberan hacerlo sobre qu principios habr de levantarse este
nuevo orden. No definen el fin que tienen en vista.
El comunismo (que es tan slo una de las manifestaciones, y
probablemente slo una manifestacin pasajera, de este Ataque Moderno)
proclama que est dirigido hacia cierto bien; vale decir: hacia la abolicin de la
pobreza. Pero no nos dice por qu esto habra de ser bueno; no admite que su
esquema incluye tambin la destruccin de otras cosas que son buenas segn el
consenso comn de la humanidad: la familia, la propiedad (que garantiza la
libertad y la dignidad individuales), al humor, a la misericordia y a todas las
formas que consideramos como propias de una vida recta.
Se le puede poner el nombre que se quiera. Se lo puede llamar, como lo
hago yo aqu, el Ataque Moderno; o bien Anticristo, como creo que las
personas pronto tendrn que llamarlo; o bien se lo puede denominar con el
trmino temporalmente prestado de Bolcheviquismo. Al fenmeno en si lo
conocemos aceptablemente bien. Y no es la revuelta de los oprimidos; no es el
alzamiento del proletariado contra la injusticia y la crueldad capitalista. Es
algo que viene de afuera; como un espritu maligno que se aprovecha de la
desesperacin de las personas y de su enfado por condiciones injustas.
Esa cosa est ante nuestras puertas. En ltima instancia, por supuesto,
constituye la consecuencia del quiebre original de la Cristiandad por la
Reforma. Comenz con la negacin de una autoridad central y termin
dicindole al hombre que es autosuficiente instaurando por todas partes
grandes dolos para que fuesen adorados como dioses.
No es tan slo por el lado comunista que esto aparece; lo hace tambin
en las organizaciones que se oponen al comunismo; en las razas y naciones en
dnde la fuerza bruta est colocada en el lugar de Dios. Aqu tambin se
instauran dolos a los cuales se les ofrecen espantosos sacrificios humanos.
Tambin en estos lugares se niega la justicia y el correcto orden de las cosas.
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castigos crueles, si utilizan el poder fsico para obtener sus fines, si liberan las
pasiones de la guerra, y si todo esto lo hacen en violacin de sus propias
normas morales aceptadas, entonces es una cosa. Otra muy diferente es que lo
hagan como parte de toda una actitud mental en la que estas cosas se dan por
sentadas.
En esto reside la diferencia radical entre esta nueva, moderna, crueldad
y la crueldad eventual de los anteriores tiempos cristianos. La consecuencia de
una filosofa perversa no es la venganza cruel, ni la crueldad en medio de la
excitacin, ni la crueldad del castigo por males reconocidos. An cuando todas
estas cosas son excesos, o pecados, no provienen de una falsa doctrina. Pero la
crueldad que acompaa al abandono de nuestra religin ancestral es una
crueldad innata del Ataque Moderno; es una crueldad que forma parte de su
filosofa.
Y la prueba de ello es que las personas ya no se escandalizan por la
crueldad sino que les resulta indiferente. Las abominaciones de la revolucin
en Rusia, extendidas a las de Espaa, son un ejemplo que viene al caso. No
slo las personas involucradas reaccionaron ante el horror con indiferencia
sino que hasta los observadores lejanos tienen la misma actitud. No hay un
clamor universal de indignacin, no hay suficientes protestas, porque ya no
rige la concepcin de que el ser humano, como ser humano, es algo sagrado.
La misma fuerza que ignora a la dignidad humana ignora tambin al
sufrimiento humano.
Lo repito: el Ataque Moderno a la Fe tendr en el campo moral miles de
consecuencias perversas y muchas de ellas ya son visibles en la actualidad,
pero la consecuencia caracterstica, la que presumiblemente ser la ms
permanente, es la instauracin en todas partes de la crueldad acompaada de
un desprecio por la justicia.
La ltima categora de consecuencias por la que podemos juzgar el
carcter del Ataque Moderno est formada por los frutos que produce en el
campo de la inteligencia; en lo que le hace a la razn humana.
El asalto a la razn comenz cuando el Ataque Moderno se hallaba en
gestacin hace algunas generaciones atrs, por los tiempos en que estuvo
confinado a un pequeo nmero de intelectuales. Pareci que ira a progresar
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Notas
[1] La palabra hereja se deriva del verbo griego haireo que al principio
signific yo tomo o yo apreso y despus vino a significar yo extraigo.
[2] Por una discusin de la fecha de Crucifixin, Resurreccin y Pentecosts
debo referir mis lectores al trabajo claro y erudito del Dr. Arendzen Men and Manners
in the time of Christ (Sheed and Ward). De las pruebas que han sido exhaustivamente
examinadas queda claro que la fecha no es anterior al ao 29 DC y posiblemente sea en
algunos aos posterior, siendo la ms amplia y tradicionalmente aceptada la del ao 33
DC.
[3] La Orden de Orange (en ingls Orange Order) es una organizacin de
fraternidad protestante, que opera en el Reino Unido y la Repblica de Irlanda. De
carcter conservador, aboga por defender la pertenencia de Irlanda a la Corona
Britnica. Se fund en 1785 como respuesta a los primeros avances del nacionalismo
irlands, que haba logrado ya representacin en las cmaras de Londres y que haba
impulsado algunas tentativas secesionistas. En Irlanda del Norte se la asocia con el
Partido Unionista del Ulster (Ulster Unionist Party), aunque muchos de sus miembros
pertenecen al Partido Unionista Democrtico (Democratic Unionist Party). Las
actividades de la Orden de Orange son, por lo general, polmicas y se consideran
anticatlicas. (N. del T.)
[4] No es fcil establecer el momento exacto despus del cual la religin oficial
del Estado Romano, o an el Imperio, es cristiano. La victoria de Constantino en el
puente Milvio ocurri en el otoo del ao 312. El Edicto de Milan, promulgado por l y
por Licinio, y por el cual se tolera la prctica del cristianismo en todo el Imperio, es de
principios del ao siguiente, 313. Cuando Constantino se convirti en el nico
emperador, pronto vivi como un catecmeno de la Iglesia Cristiana pero, no obstante,
continu siendo la autoridad suprema de la antigua organizacin pagana en calidad de
Pontifex Maximus. No se bautiz sino en vsperas de su muerte, en 337 y, a pesar de
que convoc y presidi reuniones de obispos cristianos, stos siguieron siendo un
cuerpo independiente en una sociedad mayormente pagana. El propio hijo y sucesor de
Constantino simpatiz con el antiguo paganismo moribundo. El Senado no cambi por
toda una generacin. Para la destruccin oficial activa del agonizante culto pagano los
hombres tuvieron que esperar a Teodosio, bien al final de ese siglo. Todo el proceso
abarca una larga vida humana entera: ms de ochenta aos.
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[5] Fue la famosa guerra por una letra. La letra i . Los seguidores de Arrio
utilizaron la palabra homoiusius para indicar que Cristo haba sido semejante a
Dios mientras que la ortodoxia empleaba el trmino homousius para indicar de la
misma naturaleza que Dios. Siendo usia un concepto que significa sustancia, los
herejes afirmaban que Cristo haba sido de una sustancia semejante pero no de la
misma sustancia que Dios. (N. del T.)
[6] El autor se refiere, obviamente, a la Primera Guerra Mundial. (N. del T.)
[7] Fue basndose sobre este hecho que ciertos escritores franceses opuestos a la
Iglesia dedujeron ese enorme desacierto que la Inmaculada Concepcin nos habra
llegado de fuentes mahometanas. Gibbon, por supuesto, copia a sus maestros en esto
como siempre lo hace y repite el absurdo en su Decadencia y Cada.
[8] Tngase presente, por supuesto, que el autor escribe en la primera mitad del
Siglo XX. (N. del T.)
[9] En realidad, ambas veces Europa se salv ms por la muerte del caudillo de
los invasores que por la derrota de sus ejrcitos. En la batalla de los Campos
Catalunicos Atila no fue derrotado sino apenas obligado a retroceder. Prueba de ello es
que, al ao siguiente, arras Aquilea y oblig a Valentiniano a huir de Rvena. Se retir
solamente luego de entrevistarse con el papa Len I. Dos aos ms tarde, en el 453
Atila mora y su imperio se desmembraba por las disputas entre sus sucesores.
Con los mongoles pas algo similar. En 1241, la muerte de Ugedei Khan (el
tercer hijo de Gengis Khan) paraliz el avance mongol sobre Europa. Los mongoles
volvieron al Este a disputar la sucesin de su Imperio. (N. del T.)
[10] Lo era cuando el autor escribi este libro (N. del T.)
[11] Escrito en Marzo de 1936.
[12] Quizs vale la pena resaltar una vez ms que esta evaluacin sobre el
Islam fue escrita por Hilaire Belloc en Marzo de 1936! (N. del E.)
[13] Toda la Alemania del Sur fue afectada por la civilizacin romana en algn
grado y el valle del Rin de un modo muy intenso y completo. Pero el civilizar
finalmente a los alemanes como conjunto, incluyendo el Norte y a los hombres del
Elba, fue, a principios de la Edad Media, el trabajo de misionarios catlicos;
principalmente ingleses e irlandeses.
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[14] El tamao de esta minora en las distintas fechas 1625, 1660, 1685 es
discutible. Adems se produce una confusin por el empleo de palabras similares para
cosas diferentes. Si hablamos de la minora inglesa que era activamente catlica en
cuanto a tradicin pero que no concordaba plenamente con las posturas papales, es
decir: personas que se hubieran considerado a si mismas ms bien catlicas que
protestantes, tenemos seguramente a la mitad de la poblacin a la muerte de Isabel pero
slo un octavo al momento del exilio de Jacobo II, ochenta y cinco aos ms tarde. Si
nos referimos a todos los que hubieran aceptado sin hostilidad un regreso a la antigua
religin tenemos, an a fines de 1688, un cuerpo social mucho ms grande. Es difcil
estimarlo porque las personas no dejan registros de sus ms ambiguas opiniones, pero
no es una gran exageracin sostener que, a esa fecha, una de cada cuatro personas se
hallaba en esa situacin en Inglaterra. He dado mis argumentos para ello en mi libro
sobre Jacobo II.
[15] Este distrito 7 de las 16 provincias de los Pases Bajos espaoles ha
terminado llamndose Holanda, adquiriendo el nombre de una sola de esas provincias.
[16] Una minora hasta los ltimos aos de Isabel, pero despus de 1606 una
creciente mayora se opuso a la fe porque, para esa poca, la oposicin a la fe se haba
identificado con el patriotismo.
[17] Lo que hoy se llama hitlerismo o nazismo, cualquiera que sea su
destino futuro, es un control desptico y poderoso establecido por el espritu prusiano
sobre todo el Reich.
[18] 1904 fue el ao del cambio diplomtico mediante el cual Inglaterra
abandon su larga alianza con la Prusia protestante y comenz, con mucho recelo y a
regaadientes, a apoyar a Francia.
[**] El 7 de octubre de 1571 se libr la batalla naval de Lepanto en la que se
enfrentaron Espaa, Venecia, Gnova y la Santa Sede contra los turcos otomanos. En la
contienda particip Miguel de Cervantes. Result herido en su mano izquierda, con lo
que perdi la movilidad de la misma, valindole ello ms tarde el sobrenombre de "el
Manco de Lepanto". (N. del E.)
[***] Chesterton falleci en 1936 (14 de Junio) el mismo ao en que Belloc
escribi este libro. (N. del E.)
[****] El Autor se refiere a la Declaracin de Independencia norteamericana.
(N. del E.)
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