La Autoridad Delegada de Dios
La Autoridad Delegada de Dios
La Autoridad Delegada de Dios
DELEGADA DE DIOS
IGLESIAS EVANGELICAS DEL MONTE
(Estamos en: Mlaga, Vlez Mlaga, Cartama y Coin)
Juan Carlos Soto (Extracto del libro los Rudimentos de la fe)
INDICE:
EL SEORIO DE CRISTO
LA AUTORIDAD DELEGADA DE DIOS
- LA AUTORIDAD DELEGADA A LOS NGELES
- LA AUTORIDAD DELEGADA EN EL MUNDO
- LA AUTORIDAD DELEGADA EN LA FAMILIA
- LA AUTORIDAD DELEGADA EN LA IGLESIA
HASTA DODE DEBEMOS OBEDECER A LAS AUTORIDADES DELEGADAS
CONSEJOS A LOS QUE EJERCEN AUTORIDAD PARA QUE LO HAGAN
BIEN
ACTITUD DE LOS CREYENTES ANTE SUS AUTORIDADES DELEGADAS
EL SEORIO DE CRISTO
La palabra seor ha perdido mucho del sentido que tena en el tiempo en que se escribi
la Biblia. El Nuevo Testamento se escribi en griego y la palabra seor en griego es
KYRIOS que significa EL QUE GOBIERNA, EL QUE MANDA, EL SOBERANO
SOBRE TODO.
La palabra Kyrios slo se usaba para nombrar a Dios o al Csar que se deca ser dios.
Jesucristo es el Kyrios (el Seor) de TODO.
Jess no slo es Rey y Seor, sino que es Seor de seores y Rey de reyes.
(Ap.17:14)
No todas las personas que creen en Dios, se sujetan a su autoridad divina,
reconocindolo como el Seor de sus vidas; por este motivo Jess en una ocasin dijo:
Por qu me llamis, Seor, Seor, y no hacis lo que yo digo?. (Lc.6:46)
El que diga que Jesucristo es su Seor debe de vivir obedeciendo a su Seor en todo. No
debemos confundirnos, sujetarnos al Seoro de Cristo no es perder nuestra libertad.
Esclavo, es la persona que obligada contra su voluntad, hace las cosas que otro, su amo,
le obliga a hacer. Este aborrece al amo e intenta escapar anhelando la libertad. (El amo
antiguo de nuestras vidas era el pecado).
Siervo, es el que voluntariamente, por amor, se sujeta a su Seor en agradecimiento,
queriendo, de alguna manera, devolver el amor que su seor le mostr rescatndolo de
la muerte.
Ahora los que creemos en Dios y lo reconocemos como nuestro Seor, vivimos como
dice Pablo:
Porque ninguno de nosotros vive para s, y ninguno muere para s. Pues si vivimos,
para el SEOR vivimos; y si morimos para el SEOR morimos. As sea que vivamos,
o que muramos, del Seor somos. Porque Cristo para esto muri y resucit, y volvi a
vivir, para ser SEOR as de los muertos como de los que viven. (Ro.14:7-9)
Por este motivo las Escrituras nos ensean que hay que decir con la boca que creemos
en Dios que es nuestro Seor, y hay que creerlo y vivirlo de todo corazn; esto nos dar
la salvacin.
Que si confesares con tu boca que Jess es el Seor, y creyeres en tu corazn que
Dios le levant de los muertos, sers salvo. (Ro. 10:9)
Esta es la pregunta que cada uno de nosotros debe de hacerse: Es Jesucristo el Seor
de mi vida?, si no lo es, si todava t eres el que decides y controlas todas las cosas,
tienes el mismo problema que tuvo Lucifer y que tuvo Adn, t eres tu propio dios.
El Seor ha puesto todo lo creado bajo autoridad, para que reine el orden.
No hay autoridad sino de parte de Dios, las que hay, por Dios han sido establecidas
(Romanos 13.1)
LA AUTORIDAD EN EL MUNDO
Despus del Diluvio, Dios le dio a No la potestad de gobernar al prjimo diciendo:
El que derrame sangre del hombre, por el hombre su sangre sea derramada. Gn.9:6
4
Los gobernantes estn puestos por Dios para hacer justicia. Debemos obedecer a
nuestros reyes y gobernantes en todo aquello que no vaya en contra de la palabra de
Dios, sabiendo que toda autoridad proviene de Dios y que resistirla es resistir a Dios.
Veamos algunos textos que nos ensean que Dios ha establecido de su autoridad en las
instituciones y gobiernos humano, para que haya orden, y se castigue al que hace lo
malo.
Por causa del Seor someteos a toda institucin humana, ya sea al rey, como a
superior, ya a los gobernadores, como por l enviados para castigo de los
malhechores y alabanza de los que hacen bien. (1 Pedro 2:13-14)
Somtase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de
parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los
que resisten, acarrean condenacin para s mismos.
Porque los magistrados no estn para infundir temor al que hace el bien, sino al
malo. Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrs alabanza de
ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no
en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace
lo malo.
Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razn del castigo, sino
tambin por causa de la conciencia.
Pues por esto pagis tambin los tributos, porque son servidores de Dios que atienden
continuamente a esto mismo.
Pagad a todos lo que debis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que
respeto, respeto; al que honra, honra. (Romanos 13:1-7).
La ley no es para infundir temor al que hace lo bueno, sino al que hace lo malo.
Todas las leyes, aunque en cada pas son diferentes, se derivan de la ley de Dios. El
principio bsico de todas las leyes de Dios es castigar lo malo y recompensar lo bueno,
a pesar del hecho de que algunas autoridades exaltan lo malo y reprimen lo bueno, para
ello tienen que recurrir a la aberracin de llamar malo a lo bueno y bueno a lo malo.
Llegar el da en que el hombre sin ley, el anticristo, estar en el poder, l deformar
entonces todo el sistema legal y abiertamente calificar lo bueno como malo y
viceversa.
An cuando los gobernantes de las naciones no crean en Dios y sus pases estaban bajo
el dominio de Satans, el principio de autoridad que Dios ha establecido permaneci
inalterado. Este es un principio divino, y Dios quiere que nos sujetemos a ellos.
Cuando Jess estuvo en la Tierra se someti a las autoridades seculares, gobernantes
romanos, as como a la autoridad espiritual, la del Sumo Sacerdote.
El pag impuestos y ense a los hombres a dar al Csar lo que es del Csar
(Mt.22:21) y cuando el Sumo Sacerdote lo conjur por el Dios viviente para que dijera
si era el Cristo, el Hijo de Dios, obedeci de inmediato (Mt.26:63-64), reconociendo as
que ellos eran las autoridades de la Tierra.
Tenemos que tener en cuenta que el gobierno romano al que se sujet Cristo, era un
gobierno dictatorial que haba invadido un pas soberano; y que la autoridad religiosa
5
Encomend al profeta Samuel la tarea de ungir a Sal como el primer rey de Israel. Sal
fue escogido y establecido por Dios para que fuera su autoridad delegada sobre su
pueblo.
Desgraciadamente una vez que fue rey, desobedeci a la autoridad de Dios (1 Sam. 15).
Dios le orden a Sal que atacara a los amalecitas y los destruyera por completo pero
despus de la victoria, Sal perdon a Agag, rey amalecita, junto con lo mejor de las
ovejas y bueyes; y se qued con todo lo bueno. Sal no quiso destruirlos, argument
que lo haba dejado para sacrificarlos a Dios en gratitud por la victoria.
Pero este no fue el mandato que Dios le dio, por esto mand a Samuel a decirle:
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atencin que la
grosura de los carneros (1 Samuel 15:22)
Hasta en los sacrificios y en las buenas obras puede estar el elemento de la obstinacin.
Tan slo en la obediencia se honra completamente a Dios. Por tanto, para que haya
obediencia y sumisin, ha de ser excluido el yo.
Si alguno quiere ser mi discpulo, niguese a si mismo tome su cruz y sgame
(Mateo 7:21-23)
Segn nuestro yo la sumisin no es posible, por este motivo hay que vivir en el espritu
y no permitir que la carne se enseoree de nosotros. Si no nos negamos a nosotros
mismos, el Seor no nos podr utilizar, ya que sern un estorbo nuestras opiniones,
pensamientos, ideas y proyectos. Solamente lo que proviene de Dios es autoridad, lo
que viene de nosotros no lo es.
Sal era la autoridad delegada de Dios, para el pueblo, pero l mismo estaba sujeto a la
autoridad divina. El ser autoridad de Dios no le autorizaba a desobedecer a aqul que le
haba dado la autoridad; de hecho, el que ha recibido autoridad, debe de estar sujeto a la
autoridad del que se la di.
Por ello Dios rechaz a Sal y ungi a David como nuevo rey. Sin embargo, David era
todava un hombre que estaba bajo la autoridad de Sal, por lo que deba de estar sujeto
a el.
Israel tena en aquel momento dos reyes, el rechazado estaba todava en el trono y
procuraba matar a David. David haba sido ungido por Dios como rey, pero tuvieron
que pasar siete aos para que Dios le permitiera ejercer su autoridad y ser reconocido
por el pueblo (2 Samuel 5:1-3).
David, por dos ocasiones, tuvo a Sal en sus manos y poda ayudar a Dios a hacer su
voluntad. Si mataba al ungido rechazado, l accedera inmediatamente al trono Para
qu retrasar tantos aos la voluntad de Dios?
Pero David conoca la autoridad de Dios, el asunto del rechazo de Sal, era entre Sal y
Dios.
Entonces los hombres de David le dijeron: He aqu el da de que te dijo Jehov: He
aqu que entrego a tu enemigo en tu mano, y hars con l como te pareciere. Y se
levant David, y calladamente cort la orilla del manto de Sal.
Despus de esto se turb el corazn de David, porque haba cortado la orilla del
manto de Sal.
Y dijo a sus hombres: Jehov me guarde de hacer tal cosa contra mi seor, el ungido
de Jehov, que yo extienda mi mano contra l; porque es el ungido de Jehov.
As reprimi David a sus hombres con palabras, y no les permiti que se levantasen
contra Sal. Y Sal, saliendo de la cueva, sigui su camino. (1 Samuel 24:4-7)
David, pues, y Abisai fueron de noche al ejrcito; y he aqu que Sal estaba tendido
durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el
ejrcito estaban tendidos alrededor de l.
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano;
ahora, pues, djame que le hiera con la lanza, y lo enclavar en la tierra de un golpe,
y no le dar segundo golpe.
Y David respondi a Abisai: No le mates; porque quin extender su mano contra el
ungido de Jehov, y ser inocente?
Dijo adems David: Vive Jehov, que si Jehov no lo hiriere, o su da llegue para que
muera, o descendiendo en batalla perezca, gurdeme Jehov de extender mi mano
contra el ungido de Jehov. Pero toma ahora la lanza que est a su cabecera, y la
vasija de agua, y vmonos. (1 Samuel 26: 7-11)
David respetaba a Sal llamndole mi seor, el ungido de Jehov. David no
atentara contra el ungido de Dios, contra su autoridad; l esperara que cuando Dios
quisiera, l mismo lo quitara. Dios es el que pone y quita la autoridad, por esto, cuando
David cort la borla de su vestido su corazn se turb; an las pequeas calumnias, los
malos modales o la resistencia interna, vienen de un corazn obstinado y rebelde.
Por eso le dijo a Abisai:
Quin extender su mano contra el ungido de Jehov y ser inocente?
David prefera ser obediente a Dios y mantener la autoridad de Dios en el hombre
establecido por l, que salvar su propia vida. Aunque nos veamos en el derecho de
atentar contra la autoridad puesta por Dios, debemos de creer que Dios que est vivo, a
su tiempo har su voluntad. l pone y l quita, no necesita que le ayudemos a hacer las
cosas ms rpidamente. Dejemos este asunto en manos del que da la autoridad.
En 1 Samuel 31 y 2 Samuel 1, leemos como logr Sal suicidarse con ayuda de un
joven amalecita.
Dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: Cmo sabes que han muerto Sal y
Jonatn su hijo?
El joven que le daba las nuevas respondi: Casualmente vine al monte de Gilboa, y
hall a Sal que se apoyaba sobre su lanza, y venan tras l carros y gente de a
caballo.
Y mirando l hacia atrs, me vio y me llam; y yo dije: Heme aqu.
Y me pregunt: Quin eres t? Y yo le respond: Soy amalecita.
El me volvi a decir: Te ruego que te pongas sobre m y me mates, porque se ha
apoderado de m la angustia; pues mi vida est an toda en m.
Yo entonces me puse sobre l y le mat, porque saba que no poda vivir despus de su
cada; y tom la corona que tena en su cabeza, y la argolla que traa en su brazo, y
las he trado ac a mi seor.
Entonces David, asiendo de sus vestidos, los rasg; y lo mismo hicieron los hombres
que estaban con l.
Y lloraron y lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Sal y por Jonatn su hijo,
por el pueblo de Jehov y por la casa de Israel, porque haban cado a filo de espada.
Y David dijo a aquel joven que le haba trado las nuevas: De dnde eres t? Y l
respondi: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.
Y le dijo David: Cmo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de
Jehov?
Entonces llam David a uno de sus hombres, y le dijo: Ve y mtalo. Y l lo hiri, y
muri.
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestigu contra
ti, diciendo: Yo mat al ungido de Jehov. 2 Samuel 1:5-16.
El joven vino corriendo esperando de David su recompensa. David con tristeza por
Sal, le dijo al joven:
Cmo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehov?.
Inmediatamente orden ejecutar al joven, que extendi su mano contra la autoridad de
Dios. Porque David mantuvo la autoridad delegada de Dios, el reino de David contina
hasta ahora, pues Jesucristo es descendiente de l. Solamente pueden ser autoridad los
que se someten a la autoridad.
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consejo gobernante, pues dijo que era justo obedecer a Dios antes que a los
hombres. Con todo, l mismo se dej llevar a la crcel.
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Moiss fall cuando se air contra el pueblo que murmuraba contra Dios por falta de
agua en el desierto. Dios le dijo a Moiss que cogiera la vara y hablara a la pea y de
sta brotara agua, pero Moiss airado con el pueblo, por la dureza de su corazn,
golpe dos veces la roca con la vara. Dios reprendi y castig a Moiss, pues l como
representante y profeta de Dios, mostr un enojo hacia el pueblo que Dios mismo no
tena.
Llegaron los hijos de Israel, toda la congregacin, al desierto de Zin, en el mes
primero, y acamp el pueblo en Cades; y all muri Mara, y all fue sepultada.
Y porque no haba agua para la congregacin, se juntaron contra Moiss y Aarn.
Y habl el pueblo contra Moiss, diciendo: Ojal hubiramos muerto cuando
perecieron nuestros hermanos delante de Jehov! Por qu hiciste venir la
congregacin de Jehov a este desierto, para que muramos aqu nosotros y nuestras
bestias? Y por qu nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar?
No es lugar de sementera, de higueras, de vias ni de granadas; ni aun de agua para
beber.
Y se fueron Moiss y Aarn de delante de la congregacin a la puerta del tabernculo
de reunin, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehov apareci sobre
ellos.
Y habl Jehov a Moiss, diciendo: Toma la vara, y rene la congregacin, t y
Aarn tu hermano, y hablad a la pea a vista de ellos; y ella dar su agua, y les
sacars aguas de la pea, y dars de beber a la congregacin y a sus bestias.
Entonces Moiss tom la vara de delante de Jehov, como l le mand.
Y reunieron Moiss y Aarn a la congregacin delante de la pea, y les dijo: Od
ahora, rebeldes! Os hemos de hacer salir aguas de esta pea?
Entonces alz Moiss su mano y golpe la pea con su vara dos veces; y salieron
muchas aguas, y bebi la congregacin, y sus bestias.
Y Jehov dijo a Moiss y a Aarn: Por cuanto no cresteis en m, para santificarme
delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteris esta congregacin en la tierra
que les he dado.
Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con
Jehov, y l se santific en ellos. (Nmeros 20:1-13)
Anteriormente Moiss haba hecho salir agua de la pea golpendola con la vara (xodo
17:1-6), en esa ocasin Dios le mand que as lo hiciera; pero en el texto anteriormente
mencionado solo le dijo que le hablase, y Moiss no obedeci, no sabemos si porque
dud, o porque estaba tan irritado con el pueblo que actu como su corazn le indicaba.
La medida del conocimiento que uno tenga de la voluntad de Dios, ser la medida de su
autoridad delegada. En realidad esas personas que son fuertes en s mismas, son de
temer dentro de la iglesia, ya que tendern en muchas ocasiones, a hacer lo que ellos
consideran correcto. Debemos de ser totalmente quebrantados por el Seor para poder
ser su representacin en cuanto a autoridad se refiere.
Es la obediencia a la voluntad de Dios, lo que nos hace ejercer bien la autoridad que nos
otorg. Los hermanos espirituales, saben cuan contaminador es expresar
descuidadamente sus propias opiniones como si fueran de Dios. No podemos dar a los
hermanos una orden que Dios no ha dado. Por eso se requiere que primero conozcamos
la voluntad de Dios y despus actuemos en su nombre.
Por esta razn debemos de aprender a buscar de las cosas espirituales, acercndonos
ms y ms a Dios, ya que esta cercana con el maestro nos ayudar a conocer ms
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En ste texto vemos cmo debe y cmo no debe de ser la autoridad delegada:
1) Debe de cuidarla voluntariamente, de corazn, siendo ejemplo de los que estn
a vuestro cuidado.
2) No deben de buscarse ganancias deshonestas (buscar los bienes materiales del
rebao).
3) No como teniendo seoro sobre el rebao. Seoro viene de ser el seor de
alguien. El seor del rebao es solamente Jesucristo y nosotros slo somos
siervos del rebao.
La iglesia reconoce a su autoridad, no hay pues, que imponerla a la fuerza, o que
ostentarla fuera de Dios.
Pablo siendo apstol, nunca impuso su autoridad a la fuerza, sino que respet la libertad
de Filemn y de Apolos:
"pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de
necesidad, sino voluntario". (Filemn en 1:14)
Acerca del hermano Apolos, mucho le rogu que fuese a vosotros con los hermanos,
mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero ir cuando tenga
oportunidad. (1Co.16:12)
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Usa la autoridad que Dios te ha dado para servir al rebao, ejercindola con respeto y
consideracin, ya que el rebao en el que sirves es del Seor, y el los ama tanto que
entrego su vida por ellos, no sea que te encuentres luchando con Dios.
Dios les confiere parte de su autoridad a los hombres para servir a su pueblo. No
podemos levantarnos un da y decir: Someteos a m, porque yo soy vuestra autoridad
delegada.
Nadie puede, por tanto, levantarse a s mismo como autoridad, si sta no le viene
concedida de parte de Dios.
La persona por s misma no es autoridad, nadie puede autonombrarse autoridad, ya que
esta es dada por Dios; tan slo lo que viene de Dios es autoridad.
Nosotros, por nosotros mismos no tenemos ni la ms nfima autoridad, en la iglesia, en
el hogar, en el gobiernola autoridad delegada viene de Dios, no de nosotros mismos,
y nuestra funcin es ejercerla como el mismo Seor la ejercera, ya que lo estamos
representando.
El polica y el juez, ejercen autoridad y hacen cumplir la ley, pero ellos mismos no
escribieron la ley, slo la aplican como el gobierno y la constitucin del pas le indica
hacerlo. Nadie puede ser juez, ni polica si no son nombrados y acreditados por el
estado para ejercer estas funciones. Del mismo modo los que ejercen autoridad en la
iglesia lo hacen porque han sido revestidos de ella. Estn representando a la autoridad
de Dios, ellos en s mismos no la tienen, por lo tanto, slo son autoridades
representativas.
La autoridad que viene de Dios, es trasmitida por la imposicin de manos de otros
ministros, los cuales reconocen el don que Dios ha puesto en el. Cuidado con aquellos
que dicen simplemente que Dios es el que los ha levantado! Y no hay un respaldo de
una iglesia y de unos ministerios; estos hermanos son peligrosos.
Hoy en da hay grupos que eligen a sus autoridades por votacin democrtica en
asamblea. Pienso que esto no es bblico. El nico que puede levantar a sus ministros y
pastores es el Espritu Santo.
He visto en muchas iglesias echar al hombre de Dios, al ungido, y poner en su lugar a
los cabecillas de la rebelin o a algn dicono sobresaliente como pastor o ancianos de
la iglesia. Esto es un doble pecado: primero porque se daa, se persigue y se echa al
hombre que Dios ha puesto, y segundo porque se pone en autoridad a hombres que no
han recibido de Dios este cometido; los cuales al final lo que ofrecen es fuego extrao
que Dios no quiere recibir.
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a la vez que con Satans en los principios. Satans no tiene temor de que prediquemos
la palabra de Cristo, pero teme que estemos sujetos a la autoridad de Cristo, incluida la
que l otorga a sus siervos. No sujetarse y obedecer a los siervos que Dios ha puesto
como autoridad, es no obedecer a aqul que les otorg la autoridad.
Otro caso es el de Absaln, hijo de David, el cual quiso tomar el poder y la autoridad
que tena su padre, el rey (2 Samuel captulos del 16 al 18), el final fue la muerte del
usurpador. Dios no bendice al que atenta contra la autoridad que l ha levantado y
quiere ponerse en el lugar que Dios nunca le dio.
tal haga, porque yo honrar a los que me honran, y los que me desprecian sern
tenidos en poco.
He aqu, vienen das en que cortar tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de
modo que no haya anciano en tu casa.
Vers tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningn tiempo
habr anciano en tu casa.
El varn de los tuyos que yo no corte de mi altar, ser para consumir tus ojos y llenar
tu alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirn en la edad viril.
Y te ser por seal esto que acontecer a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirn
en un da.
Y yo me suscitar un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazn y a mi alma; y
yo le edificar casa firme, y andar delante de mi ungido todos los das.
Y el que hubiere quedado en tu casa vendr a postrarse delante de l por una moneda
de plata y un bocado de pan, dicindole: Te ruego que me agregues a alguno de los
ministerios, para que pueda comer un bocado de pan. (1 Samuel 2:27-36).
Qu dir el dueo del rebao al siervo que no administr correctamente la autoridad
delegada que Dios le dio!
EJEMPLOS:
Josu estuvo como siervo de Moiss, ms tarde l tom su lugar como autoridad del
pueblo.
Eliseo, fue siervo de Elas, posteriormente tuvo doble porcin de la que tena su
autoridad.
Samuel, estuvo bajo el sacerdote El.
David, estuvo bajo la autoridad de Sal.
Marcos, estuvo con Pedro.
Pablo tuvo como discpulo a Timoteo.
Sal y David como reyes eran la autoridad delegada por Dios para el pueblo, todo
Israel deba someterse y obedecerles, pero a su vez ellos escuchaban y se sometan a los
profetas, (a Samuel y a Natn).
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Dijo ms Moiss a Cor: Od ahora, hijos de Lev: Os es poco que el Dios de Israel
os haya apartado de la congregacin de Israel, acercndoos a l para que ministris
en el servicio del tabernculo de Jehov, y estis delante de la congregacin para
ministrarles, y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Lev
contigo? Procuris tambin el sacerdocio? Por tanto, t y todo tu squito sois los
que os juntis contra Jehov; pues Aarn, qu es, para que contra l murmuris?
Y envi Moiss a llamar a Datn y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron:
No iremos all. Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y
miel, para hacernos morir en el desierto, sino que tambin te enseorees de nosotros
imperiosamente? Ni tampoco nos has metido t en tierra que fluya leche y miel, ni
nos has dado heredades de tierras y vias. Sacars los ojos de estos hombres? No
subiremos.
Entonces Moiss se enoj en gran manera, y dijo a Jehov: No mires a su ofrenda; ni
aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal.
Despus dijo Moiss a Cor: T y todo tu squito, poneos maana delante de Jehov;
t, y ellos, y Aarn; y tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y
acercaos delante de Jehov cada uno con su incensario, doscientos cincuenta
incensarios; t tambin, y Aarn, cada uno con su incensario.
Y tom cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos
incienso, y se pusieron a la puerta del tabernculo de reunin con Moiss y Aarn.
Ya Cor haba hecho juntar contra ellos toda la congregacin a la puerta del
tabernculo de reunin; entonces la gloria de Jehov apareci a toda la
congregacin.
Y Jehov habl a Moiss y a Aarn, diciendo:
Apartaos de entre esta congregacin, y los consumir en un momento.
Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espritus de toda
carne, no es un solo hombre el que pec? Por qu airarte contra toda la
congregacin?
Entonces Jehov habl a Moiss, diciendo:
Habla a la congregacin y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Cor, Datn
y Abiram.
Entonces Moiss se levant y fue a Datn y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron
en pos de l.
Y l habl a la congregacin, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos
hombres impos, y no toquis ninguna cosa suya, para que no perezcis en todos sus
pecados. Y se apartaron de las tiendas de Cor, de Datn y de Abiram en derredor; y
Datn y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres,
sus hijos y sus pequeuelos.
Y dijo Moiss: En esto conoceris que Jehov me ha enviado para que hiciese todas
estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad.
Si como mueren todos los hombres murieren stos, o si ellos al ser visitados siguen la
suerte de todos los hombres, Jehov no me envi. Mas si Jehov hiciere algo nuevo, y
la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al
Seol, entonces conoceris que estos hombres irritaron a Jehov.
Y aconteci que cuando ces l de hablar todas estas palabras, se abri la tierra que
estaba debajo de ellos.
Abri la tierra su boca, y los trag a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Cor, y
a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenan, descendieron vivos al Seol, y los
cubri la tierra, y perecieron de en medio de la congregacin.
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Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque
decan: No nos trague tambin la tierra.
Tambin sali fuego de delante de Jehov, y consumi a los doscientos cincuenta
hombres que ofrecan el incienso. (Nmero 16:1-35)
Estos dirigentes del pueblo vinieron contra Moiss y Aarn y les dijeron:
Basta ya de vosotros. Porque toda la congregacin, todos ellos son santos, y en
medio de ellos est Jehov. Vers. 3.
Fueron irrespetuosos con Moiss y Aarn, y atentaron contra la autoridad que Dios les
haba dado. Haba verdad en lo que decan, pero les fall ver la autoridad que el Seor
haba dado a sus siervos. Ellos consideraron este asunto como un problema personal,
como si no hubiera autoridad delegada por Dios en el pueblo.
Bajo esta grave acusacin, Moiss no se enoj, ni perdi la paciencia. Ya que la
autoridad no es nuestra, sino que es de Dios, otorgada a nosotros en su nombre. Si
alguien se opone a la autoridad recibida, no debemos de luchar por mantenerla, Dios
mismo lo har.
Moiss simplemente se postr sobre su rostro delante de Dios, y puso el asunto en sus
manos. Puesto que la autoridad pertenece a Dios, l no hara nada por s mismo.
Moiss contest:
Jehov mostrar quien es suyo y quin es santo, y har que se acerque a l. (Vers. 5)
El pueblo crea que se opona a Moiss y a Aarn, no tenan ni la ms leve intencin de
ser rebeldes a Dios, pues todava deseaban servirle.
Pero Dios y su autoridad delegada son inseparables. Nadie puede rechazar la autoridad
delegada de Dios con una mano y recibir a Dios con la otra.
Diez veces los israelitas haban tentado a Dios y cinco veces le haban desobedecido, y
Dios tuvo paciencia y los perdon, pero Dios juzg esta rebelin diciendo:
Apartaos de entre esta congregacin y los consumir en un momento. (Ver. 21)
Moiss y Aarn oraron por el pueblo para que este no fuera exterminado, diciendo:
No es un solo hombre el que pec? Por qu airarte contra toda la
congregacin?. (Ver. 22).
Hasta Dios mismo di testimonio ante los israelitas de que l tambin aceptaba las
palabras de Moiss y contest su oracin no destruyendo a todo el pueblo.
Slo fueron destruidos aquellos que se rebelaron contra la autoridad de Dios dada a los
hombres
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