Ole Mis Cojones - Candido Macarro PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 707

OL MIS COJONES!

Cndido Macarro
Rodrguez

Como siempre, gracias a mi


mujer y a mis hijos por su
comprensin. Estoy seguro de que
me sabrn perdonar por el tiempo
que les robo cuando escribo.

Texto 2014.-Cndido Macarro


Reservados todos los derechos

NDICE
PRLOGO
UN
MADRUGN
ACCIDENTADO
EL GARAJE SINIESTRO
DOROTHY
Y
OTRAS
CONSIDERACIONES
ENCUENTROS
EN
LA
TERCERA FASE
EL HOSPITAL
RESUMEN DE UN DA
ACIAGO
LA HISTORIA

COMIENZA LA AVENTURA
MI PRIMO EDELMIRO
EN LA CARRETERA
BURGOS
EN RUTA HACIA MURCIA
PERO QU CANSINO ES EL
MS ALL!
UN ATISBO DE ESPERANZA
POR FIN EN EL CAMPING!
HOUSTON: TENEMOS UN
PROBLEMA
MI PADRE, EL NUEVO
UN PLAN DE DIMENSIONES
CSMICAS

LA BATALLA
UN FINAL FELIZ
EPLOGO

PRLOGO

Con los aos estoy empezando a


darme cuenta de que
SOY UN VALIENTE!
Un tipo, como se suele decir
con dos cojones. Perdonadme si
doy la falsa sensacin de ir de
sobrado, pero si tenis el cuajo de
continuar leyendo este relato

comprobaris que no digo falsedad


alguna y comprenderis el por qu
de esta afirmacin aparentemente
tan pretenciosa.
Antes, cuando intentaba echarle
huevos a alguna cosa lo ms que me
sala era una tortilla francesa.
Pero ahora no.
Se ve que la edad me ha dotado
de un fino instinto para enfrentarme
al peligro saliendo victorioso del
mismo y esto me ha ido
convirtiendo en el ser temerario y
arrojado que soy hoy en da. He de

reconocer que en alguna ocasin


esta temeridad me ha podido meter
en problemas pues no todo el
mundo entiende este tipo de actos
como lo que son, expresiones de
valor en s. Ms de uno lo toma
como un ataque personal. La
competitividad humana, la envidia y
la mala leche han hecho mucho
dao a esta sociedad.
Para sustentar esta teora (que
para m no lo es tanto) baste dar
algunos ejemplos de cmo encaro
cual guerrero del antifaz las

innumerables
contingencias
y
riesgos a los que me enfrento da a
da.
Con dos cojones! Incluso con
tres o ms.

UN
MADRUGN
ACCIDENTADO

La maana (No la de Grieg sino


la ma)
Seis y diez de la madrugada.
6:10 AM para los que usen reloj
digital. No es un mito, en serio, esa
hora existe de verdad. Suena la
radio despertador. Tras unos

segundos de desubicacin mental


soy capaz de coordinar lo suficiente
mis msculos como para alargar el
brazo y, a tientas, pulsar el botn
snooze, cuya traduccin del
ingls viene a ser, sustantivo arriba,
sustantivo abajo Quiero pero no
puedo porque tengo la mala
costumbre de comer garbanzos y
esos hay que pagarlos con el sudor
de la frente, y que retrasa
momentneamente la tragedia de
tener que echar pie a tierra a esa
hora tan intempestiva.

Pero lo que tienen las


soluciones
temporales
es
precisamente
eso,
que
son
temporales.
Seis y cuarto de la maana.
6:15 AM para los del reloj digital.
La puetera radio vuelve a sonar
inundando la hasta ahora silenciosa
habitacin con los alaridos del
locutor de turno. Es justo en este
momento
cuando
algo
ms
espabilado por la segunda andanada
sonora tomo una decisin que es
fruto, como dije al principio, de un

carcter arrojado y valeroso:


Apago completamente el maldito
aparato S seor! del todo. Ah,
tomando los primeros riesgos del
da. Y lo hago plenamente
consciente de que ahora no tengo
red pero seguro de que no voy a
quedarme dormido porque ya estoy
medio despierto y sobre todo
porqueyo controlo y soy la
rehostia. Primer acto valeroso del
da fruto de una seguridad inusitada
en m mismo.
Siete y veinte de la maana.

7:20 AM para bueno, eso.


Me cago en su puta madre!
Cmo puede haber ocurrido?
No puede ser! Me he dormido!
Como un resorte salto de la cama
con la cara desencajada y el sueo
que se me ha quitado de golpe. En
mi cerebro comienza a resonar
cansino el tema musical Yakety
sax [1]. A oscuras, procurando no
molestar a la contraria que an
duerme plcidamente, doy vueltas y
ms vueltas por la habitacin
buscando la ropa para vestirme

porque no he tenido la precaucin


de dejrmela preparada la noche
anterior. Vuelvo a la altura de la
mesilla donde me he dejado los
calcetines tirados por el suelo y que
pienso reutilizar con la impunidad
que me proporciona la oscuridad.
Voy a la percha para coger una
camisa que no huela mucho a sudor.
Vuelvo a la mesilla para encender
la luz porque no veo un pijo.
Escucho un gruido lastimero
que inicialmente me asusta hasta
que caigo en que su origen es mi

costilla [2] que contina dormida


Menos mal!
Tantas idas y venidas me
suponen un riesgo espantoso que no
por ser inconsciente es menor. Mi
cama tiene un cabecero de diseo y
unos pies a juego con unas aristas
tambin de diseo con ms filo que
la lengua de Jorge Javier Vzquez
despus de cinco mojitos y mi
rodilla ha pasado a dos centmetros
del pico cada vez, como un torero
que se arrima al morlaco echndole
coraje. Pero claro, tanto va el

cntaro a la fuente En la ltima


pasada le pego un rodillazo al pico
de la cama que me deja la pierna de
rodilla para abajo con un
hormigueo insano y un dolor intenso
en la rtula que se me queda
paralizada. Me da la sensacin de
que me la he partido. No grito por
no despertar a mi mujer pero a
cambio se me caen de los ojillos
unos
lagrimones
del
ocho.
Cojeando y cagndome mentalmente
en todos los dioses salgo de la
habitacin a medio vestir. El seor

tenga en su gloria al lumbreras que


dise la puta cama. Tambin tengo
un par de segundos para lamentar
mi gilipollez de snob trasnochado
al comprarla, claro.
Entro al bao para darme un
agita en la cara. Me miro al espejo
y lamento no haberme afeitado por
la noche. Como no puedo
presentarme en el trabajo tarde y
mal afeitado decido perder cinco
minutos, que no tengo, para hacerlo.
Cojo mi maquinilla de tres hojas
superdeslizantes y veo que est

llena de pelnganos negros y


espesos. La inconsciente de mi
mujer ya la ha usado para afeitarse
las piernas y siempre que lo hace
me deja la cuchilla para el arrastre.
Voy a buscar un recambio y
Mierda! se me han acabado. Nuevo
riesgo a afrontar por parte de un
espritu temerario como el mo:
Afeitarme con una cuchilla que ha
pasado la dura prueba de depilar
las piernas de mi querida mujer. Me
extiendo la espuma con cierta
premura y paso la maquinilla desde

la patilla hasta la golilla, de un


tirn. Tarde, me doy cuenta de que
una de las hojas tiene una rebaba de
golpearla contra la baera para
limpiarla de pelos. Ahora luce en
toda mi cara un araazo profundo y
sangrante cual pirata del Caribe mal
encarado. Decido no continuar con
el afeitado y salir a la calle de esta
deplorable guisa, a medio rasurar y
con una herida en la cara. Al menos
detengo la hemorragia con un
chorrito de colonia Eau de
Mercadon y cubro el araazo con

un buen trozo de papel higinico


Bosque Verde [3] Qu le vamos
a hacer!
Pero no puedo empezar la
jornada sin echarme algo caliente al
cuerpo, as que me pongo manos a
la obra con el desayuno, an a
sabiendas de que estoy dilapidando
un tiempo precioso. Es la comida
ms importante del da No dicen
eso los dietistas?
Adems, el sabio refranero
espaol, rico e ingenioso como
ningn otro, reza para casos como

este un dicho fantstico: De


perdidos al ro.
As queAl ro!
La tostada se me queda
enganchada en el tostador y no sale,
y yo, con un par de gevos, intento
sacarla con un cuchillo hurgando en
el mecanismo, por supuesto sin
desenchufar el aparato, cosa que da
ms morbo (en realidad es porque
no me doy cuenta pero) Nuevo
riesgo que encaro con una sangre
fra que a veces me acojona.
Lgicamente pasa lo que tiene que

pasar, que me arrea un calambrazo


de apa. Tras unos cuantos
espasmos por fin logro sacar la
tostada medio carbonizada y
desayunrmela con un caf con
leche. No los disfruto porque tengo
que acabrmelo todo en un plis pls
para bajar al garaje y coger el
coche.
An no he salido de casa y ya
me est empezando a joder esta
actitud ma de echarle narices a la
vida.
Pero que nadie se piense Ni

por asomo! que mis demostraciones


de valor quedan limitadas de
puertas para adentro de mi hogar,
dulce hogar. No puedo evitarlo. Soy
un maldito hroe, irnico y
socarrn como John McClane pero
con ms pelo, y no por asiduas y
cotidianas pierden su validez mis
numerossimas muestras de coraje.
Cierro tras de m la puerta de
casa y vuelvo a enfrentarme a retos
inimaginables
para
corazones
pusilnimes, ocasiones pintiparadas
para seguir poniendo a prueba a mi

corazn aguerrido y valeroso.


Uno de los dos ascensores est
averiado y el otro ocupado.
Supongo que lo est usando el nio
del vecino de abajo, de treinta y
cinco aitos, soltero y sin
compromiso que suele llegar de
farra casi todos los das a horas
intempestivas como esta.
Forzado por las circunstancias
decido correr un nuevo riesgo:
Me bajo por las escaleras!
Desde el piso sptimo en que
vivo hasta el garaje son ocho

plantas. Parece un buen ejercicio


fsico para empezar el da y, total,
voy a tardar lo mismo
Pero nada ms bajar dos
rellanos mi maltrecha rodilla gime
lastimera por el esfuerzo, y me lo
demuestra vengndose de m con
una dolorosa punzada que hace que
se me doble como si se hubiera
quedado sin fuerzas. Con esta
involuntaria maniobra lo nico que
consigo es perder el equilibrio y
trastabillarme
bajando
cuatro
escalones de golpe. Y digo bien, de

golpe. Porque con la inercia me voy


contra el extintor, que tambin es
mala pata, est colgado justo a la
altura de mis incisivos.
Con un poquito de sangre en la
boca que escupo contra la blanca
pared del descansillo recin
pintada para que se joda el
presidente de la comunidad que fue
el que decidi la ubicacin de los
extintores, contino mi descenso
volviendo a demostrar una bravura
que no est al alcance de cualquier
humano. Eso s, ahora un poquito

ms despacio y pisando suavemente


para que mi rtula no vuelva a
rebelarse contra m.
A la altura de la tercera planta
me percato de que est fundida la
bombilla de la escalera lo cual no
hace sino que mi intrepidez se
multiplique ante la adversidad. S
que es difcil, pero a tientas,
contino bajando.
De repente un escalofro que me
recorre la espalda hace que se me
ponga de punta el vello nlguico
salindose por entre las fibras del

tejido de mis bxers como si fueran


las pas de un erizo. En uno de los
escalones he pisado algo blando y
aparatoso. Pero nooo. No os
pensis que me vengo abajo. Ms
bien al contrario, encarando el
posible peligro me agacho y
comienzo a tentar a oscuras para
tratar de identificar el obstculo
amorfo y blandengue que me acabo
de encontrar.
Tras unos segundos apretando
me llega a la pituitaria un
inconfundible
hedor
a
ron

semidigerido y escucho una voz


cavernosa, como de ultratumba:
Bero gu haceg
bedindobe vado, ta buda?
Falsa alarma. Es el vecino del
tercero que ha debido llegar a casa
cocido y su paciente seora le ha
invitado a dormir fuera, en el
rellano de la escalera. Sobrepaso el
obstculo rodendole con dificultad
porque est ms bien fuertote
rellenitorellenotegordete
Coo que est obeso y
grasiento como un manat de quince

aos! y reanudo mi interrumpido


descenso. Antes siento algo hmedo
y maloliente en mi boca.
El vecino borracho me ha
besado!
Y lo que es ms asqueroso
Rodea mi cuello con sus brazos!
A pesar de la repugnancia que
siento y de que a punto estoy de
vomitar la tostada y el caf me
enternece un poco escucharle decir:
Berdodab gari. Eg gue be
han liao egdos gabrones.
Sentimientos encontrados se

agolpan en mi cerebro. Es un
cerdo? s, pero el pobre lo est
pasando mal. Le abrazo como un
hombre, sin mariconadas, pero l
Vete t a saber en qu delirio
alcohlico se halla sumido! vuelve
a besarme, esta vez con lengua.
Ahora s que s.
El lmite de mi delicado
estmago es sobrepasado con
creces. Dos arcadas violentas y mi
tostada y mi caf con leche pasan a
ser propiedad de mi vecino por mor
de la ley de los vasos

comunicanteso de las bocas


comunicantes para ser ms exactos.
Algo mareado le aparto de un
empujn bastante violento que le
hace caer de culo. Eso intuyo,
porque lo que se dice ver, no veo
una mierda en la oscuridad del
rellano y contino escaleras abajo.
Al menos no hay testigos de la
escalofriante escena. Yo no se lo
pienso contar a nadie (al menos esa
ha sido siempre mi intencin hasta
que me he animado a relataros estos
hechos) y ll no creo que

recuerde nada maana.


Sin ms incidencias heroicas
que resear llego a la puerta del
garaje y la abro con intencin de
dirigirme a mi coche, cuya plaza
tengo justo a la otra punta. El garaje
est oscuro y hmedo
Creo que para ser las primeras
horas del da ya he tenido bastantes,
demasiadas dira yo, muestras de
arrojo y valenta.
Un negro presagio se cierne
sobre mi cabeza como una nube de
tormenta. Si todo esto me ha

ocurrido a primera hora de la


maana Cmo coo acabar el
da?

EL GARAJE SINIESTRO

Prcticamente huyendo de mi
beodo acosador irrumpo en el
garaje sin pensar en nada ms.
nicamente cuando escucho el
estruendo que provoca la puerta
metlica al cerrarse tras de m y su
eco a lo largo del solitario y oscuro

recinto siento una extraa congoja


que atenaza mis msculos hasta el
punto
de
impedirme
seguir
caminando
hacia
donde
se
encuentra estacionado mi coche, es
decir, a tomar por culo.
S amigos, debo confesar cierta
debilidad en mi nimo. No conozco
el miedopara las cosas de este
mundo, lo que se puede tocar,
sobaro golpear, a las que
acostumbro a enfrentarme carente
por completo de temor. Pero tengo
un taln de Aquiles

Qu le vamos a hacer! Como


todo hroe que se precie tengo mi
lado
oscuro,
mi
kriptonita
particular.
Cuando se trata de cosas del
ms all entonces, amigo,
estamos hablando de palabras
mayores.
Y es que el puetero garaje de
mi casa esinquietante cuanto
menos.
Quizs sean las poqusimas
bombillas que a duras penas lo
iluminan porque
cuando
la

constructora hizo el edificio


decidi mezquinamente ahorrarse
una pasta en la instalacin elctrica,
con puntos de luz cada muchos
metros, quizs sea el calor y la
humedad que te azotan como una
bofetada caribea cuando bajas del
portal, sumindote en una especie
de infernal submundo, quizs sea
que para construirlo, cuando se
excav el hueco hubo que
desenterrar parte de un cementerio
antiguo y trasladarlo, se sospecha
que con la ms absoluta de las

irreverencias, al vertedero ms
cercano, quizs sean las truculentas
historias de fantasmas que se
escuchan en los descansillos de la
escalera en voz muy queda,
prcticamente en un susurro. No lo
s. El caso es que este es el nico
lugar en el mundo donde se me pone
la carne de gallina cuando entro.
Con decir que hay das que dejo el
coche en la calle por no pasar por
ah
Soy sincero y no me considero
un cobardica por ello.

Pues retomando el hilo de la


historia all me hallo prcticamente
a oscuras y con un trecho
considerable que recorrer hasta
llegar a mi coche.
Tomo una gran bocanada de
aire, un poco viciadillo porque
tampoco se gast la constructora,
rcanos hijos de puta, mucho dinero
en extractores de humo, y lo
expulso
lentamente,
como
intentando echar mi miedo fuera
junto con el anhdrido carbnico de
mi respiracin. Parece que funciona

porque poco a poco dejo de sentir


los latidos que golpeaban mis
sienes. Comienzo a andar. El
sonido de de mis pasos resuena por
todo el local. Me apresuro y
acelero la marcha. De repente
creo escuchar el eco de unos
segundos pasos tras de m Mierda!
Qu contrariedad! Me tena que
tocar la china.
Me detengo en seco y me
vuelvo de sopetn a mirar hacia
atrs. Nada. Vuelvo a caminar y
vuelven a resonar mis pisadas.

Intento captar algn sonido extrao,


fuera de lugar. No ha transcurrido
un segundo y escucho de nuevo
otros pasos que no son los mos.
El corazn vuelve a latir
acelerado. Unas gotas de sudor fro
se deslizan por mis sienes. La vista
se me comienza a nublar. Los otros
pasos resuenan detrs cada vez con
mayor intensidad. Me vuelvo a
detener. Esta vez estoy seguro, he
escuchado un par de pisadas nada
ms pararme. Alguien me sigue.
Puetera luz! Por mucho que

miro hacia atrs no consigo ver


nada claro. En realidad no consigo
ver nada entre aquellas srdidas
tinieblas debido a la pobre
iluminacin. En mi cuerpo se tensan
msculos que nunca imagin que
tena. Vuelvo a apresurar el paso
que en segundos se convierte en una
loca carrera. Ya no miro. Slo me
importa llegar al coche cuanto
antes. S que alguien me persigue
implacable. Incluso ahora me
parece escuchar unas voces que
pronuncian mi nombre y una

siniestra luz me ilumina desde atrs.


Dios! Mis piernas estn a punto de
romperse de tanto correr. Soy
valiente, s. Pero es que esto Es
demasiado! Por fin llego al coche.
Las voces me acosan. Estn muy
cerca. Y las llaves? Dnde
cojones las llevo? Busco, rebusco y
requetebusco en los bolsillos hasta
que por fin aparecen. Estoy al
borde de un ataque de nervios.
Pulso el botn del mando.
Coo! Magia! Se est
abriendo el portn del garaje!

Ah, no, que me he confundido


de mando. Tambin es mala suerte
en las circunstancias en que me
encuentro. Por fin, con el mando
correcto, consigo abrir el cierre
centralizado de mi coche. Estoy a
un paso de salvarme. No s muy
bien de qu pero de salvarme. Abro
la portezuela y cuando voy a
entrarsiento que la presencia me
sujeta por el hombro. No puedo
evitar mearme en los pantalones,
pero visto lo visto, ese es el menor
de mis problemas.

Ahora estoy verdaderamente


jodido!
Cuando mi corazn est a un
latido de explotar escucho una voz
familiar:

Seor Martnez Coo


cmo corre usted! Casi no
llego a cogerle.- Resopla
fatigado- Que se le ha cado a
usted la cartera en el portal y
no se ha dado ni cuenta
Me vuelvo hacia mi particular
fantasma con una cara de gilipollas
que no puedo disimular. Es el

vigilante nocturno! Me cago en la


madre que lo pari! El susto que me
ha dado el muy hijo de puta.
No puedo evitarlo. De repente
toda la tensin que he acumulado
durante esos largusimos segundos
de persecucin se me viene de
golpe al puo derecho que, como si
tuviera vida propia, se va directo al
mentn del pobre vigilante que no
espera semejante muestra de
violencia. El to es recio y a mi
puo le da tiempo a darle dos
golpes ms antes de tirarlo al suelo.

Le quito la cartera de la mano y


le
dejo
all
desparramado
quejndose sin entender muy bien
qu es lo que le ha pasado. Subo al
coche, arranco y salgo haciendo
ruedas. Con el lateral del maletero
me llevo un trozo del cemento de la
columna pero me da igual. Tengo
que salir de all cuanto antes. He
pasado de un estado de nerviosismo
extremo a otro de algo parecido a la
posesin demonaca.
Subo la rampa del garaje y con
el otro lado del maletero me llevo

el macetn que hay a un lado del


portn.
Piso el acelerador.
Son las nueve menos cuarto y
estoy saliendo de casa Cojonudo!
Dirijo el chorro del aire
caliente hacia la entrepierna a ver
si se me seca el rodal que la
circula.

DOROTHY Y OTRAS
CONSIDERACIONES

Irrumpo en la calle con el motor


del coche y mi corazn a mil
revoluciones por minuto. Tras un
rato conduciendo mi respiracin
comienza a acompasarse y mi
nerviosismo a relajarse. Hago

balance de todo lo que me acaba de


ocurrir y llego a la conclusin de
que no es ms que una estpida
pesadilla.
Mis
propios
pensamientos
consiguen
tranquilizarme, aunque no del todo.
No s. Hay algo que no me acaba
de cuadrar. Ciertamente estoy ms
calmado pero inconscientemente me
voy percatando de que no todo est
como debera. A pesar de que cada
vez le voy dando ms vueltas a lo
mismo no consigo saber qu ocurre.
Qu es, qu es? Un momento! Al

doblar una calle que da al este


donde debera deslumbrarme con el
sol caigo en qu cosa extraa es la
que est ocurriendo:
NO HAY LUZ. ES NOCHE
CERRADA!
Mi mente est cada vez ms
sumida en un desasosegante
aturdimiento. Mil preguntas sin
respuesta se agolpan en mi cabeza.
Esto no debera estar pasando. No
comprendo Miro mi reloj de
pulsera Las nueve y cinco! No
tiene sentido. A esta hora ya

debera ser de da
Y no lo es!
Como para asegurarme, echo un
vistazo rpido al reloj del panel de
instrumentos de mi coche Marca
las cinco de la maana! Qu coo
est ocurriendo aqu? La lgica me
dice que la hora del coche tiene que
ser la correcta. Pero mi reloj, el
despertador El caso es que no se
ve ni un alma por la calle y el cielo
est
completamente
negro,
salpicado de un montn de
estrellas.

No acabo de entender salvo


que Claro, mi hijo! El
cabronazo de mi hijo, que
ltimamente tiene el gracioso
subido, ha tenido que cambiarme la
hora en los relojes de casa! Esa
debe ser la explicacin. Mi hijo ha
querido gastarme una broma y me
ha adelantado la hora en todos los
relojes Excepto en el del coche!
Son las cinco de la maana y yo
estoy en la calle, vestido,
desayunado y estresado. Un
suspiro de alivio se escapa de mi

boca al percatarme de que no voy a


llegar tarde a trabajar, que todo ha
sido una gracieta de mi retoo. Ya
le ajustar las cuentas cuando
vuelva a casa.
Pero ahora Qu hago? A
dnde voy?
Desde luego no vuelvo a casa
as me maten, no me apetece
encontrarme con el vigilante al que
acabo de agredir hasta que no pasen
al menos unos das y se haya
calmado la cosa, y mientras me voy
inventando una milonga creble que

contar al pobre hombre.


Como voy con demasiada
antelacin decido parar de camino
al trabajo en una gasolinera que
tiene
la
cafetera
abierta
veinticuatro horas. Me sentar bien
un segundo caf ms reposado que
el que me he tomado hace ya un
rato. Enfilo la carretera y a la
salida de mi ciudad tomo la va de
servicio y me desvo por la entrada
de la gasolinera donde bastantes
camiones han parado para hacer
noche. La ley de la carretera dice

que un lugar donde paren muchos


camioneros es un buen lugar para
parar. En la cafetera no hay nadie
excepto el camarero del turno de
noche que limpia la barra
maquinalmente, cansado, con los
ojos enrojecidos por el sueo.
Qu va a ser? me dice
casi sin ganas Pngame un caf con leche
y un donut le pido mientras
me acomodo en la alta
banqueta de la barra y cojo
uno de los peridicos del da

que estn apilados frente a m.


Antes de que el camarero me
haya servido siento el impulso de
tomarme algo ms fuerte.

Y pngame tambin una


copa de Soberano. Doble.
Creo que me vendr bien para
acabar de relajarme despus de la
experiencia vivida. Antes de probar
el caf ya me he soplado la copa
entera de brandy que ha entrado en
mi garganta arrasndolo todo pero
dejndome una sensacin de paz
que haca mucho que no senta. Pido

una segunda copa.


Al cabo de media hora una paz
profunda, muy profunda, se apodera
de mi espritu al tiempo que se me
adormecen las entendederas y mis
movimientos se vuelven ms torpes.
No en vano creo recordar que son
cinco veces las que el camarero me
ha llenado la copa hasta el mismo
borde. Pido la cuenta y pago.
Cuando voy a bajarme de la
banqueta mi pie no encuentra la
barra en la que apoyarse
Pero si hace un rato estaba ah!

Es lo nico que me da tiempo a


pensar mientras caigo de boca hacia
el suelo al fallarme el apoyo.
Cuando
entre
los
vapores
alcohlicos percibo que la hostia es
inminente noto como unas manos
recias y fuertes me sujetan
impidindome el seguro golpe. A
salvo en aquellos poderosos brazos
vuelvo la cara con agradecimiento
para conocer quin ha sido mi
benefactor. No me lo puedo creer!
Lo primero que ven mis ojos es un
par de peras de campeonato y tras

ellas una maroma de por lo menos


metro ochenta, rubia, y con una
sonrisa angelical que me dice:
Guapetn. Te ha ido por
poco eh?
Balbuceo un s totalmente
descolocado. Una seorita! Pero
Qu fuerte es la joda!
Intento incorporarme para darle
las gracias sin dejar de mirarle a
los ojos. Bueno, a los ojos y a todo
lo que me pone por delante que es
bastante. Un calor que me sube de
repente a las mejillas hace que se

me pongan coloradas como un


tomate. Al menos esa es la
sensacin que tengo. Una malvola
idea se me viene a la mente de
repente. Eso no est nada bien me
repite cansina mi conciencia. Pero
yo ya me he adelantado a ella y
escucho mi propia voz diciendo:

Te apetece tomar algo,


preciosa? Sonro pcaramente
a mi salvadora ignorando
totalmente las seales que est
intentando
hacerme
el
camarero- No puedo por

menos que invitarte a algo


para darte las gracias.
Soy un valiente, un echao
palante.
Aunque
eso,
probablemente ya os ha quedado
claro. Pero es que adems el
Soberano me ha infundido muchos
ms nimos. Soy incapaz de ver
nada ms all de las tetas que tengo
delante de mis ojos. Cuando ella me
dice que s, que se tomara un
aguardiente veo el cielo abierto e
imagino ms cosas abiertas. Qu
seora ms especial! Fuerte pero

femenina, y no se pide un caf con


leche, propio de esas horas tan
intempestivas, no Se pide un
aguardiente!
Me estoy empezando a poner
como un Miura. La veo apurar su
copa de un trago, cosa que me pone
todava ms verraco.
Tengo mi camin aqu. Te
apetece pasar un buen rato en
la cabina?
Camionera! La madre que me
pari! Parece que mi da se est
enderezando. Para ser sinceros, no

solo el da. Pago su copa. El


camarero me guia un ojo con cara
de resignacin. No entiendo por
qu. Me engancho del musculoso
brazo de la dama, que es algo ms
alta que yo, y salimos de la
cafetera. Me besa. El sabor del
aguardiente en su boca me pone ms
borrico todava. Mira t por
dndeme ha tocado la lotera.
Llegamos a un camin de cinco ejes
que est aparcado detrs de la
gasolinera, apartado del resto. Abre
la puerta y me invita a entrar. Subo

enfilado relamindome por lo que


me espera. Me pide que pase a la
cama que tiene en la parte de atrs
de la cabina.
Ponte cmodo, galn -me
susurra con una sugerente voz
enronquecida por el deseo
segn yo interpreto.- que estoy
contigo ahora mismo.
Madre ma! Me desnudo en un
Ay! Y la espero en la espaciosa
cama. La oigo trastear en la cabina.
Cuando entra en el dormitorio y se
mete en el lecho viene desnuda de

cintura para arriba


Redis! Qu hembra! Lo que
su generoso escote mostraba no era
sino el aperitivo de lo que ahora se
presenta turgente y libre de ataduras
y opresiones ante mis ojos. Bajo las
sbanas comenzamos a meternos
mano. Primero ella que me besa
larga y dulcemente, luego yo.
Recorro su cuerpo acaricindolo
con mis dedos.
Todo el cuerpo.
De repente toco algo que no
debera
estar
all
donde

inesperadamente se encuentra la
mente se me nubla de golpe. Pero
Qu es lo que manoseo cada vez
ms nervioso? Aunque estoy casi
seguro de lo que es. Toda mi
excitacin decrece de golpe al
mismo tiempo que otras cosas
crecen en mi partenair.
Ahora
soy
dolorosamente
consciente
de
que
existen
situaciones de peligro de las que no
estoy seguro que mi carcter
valeroso pueda defenderme
Desorientado me apeo de la

cabina de ese camin. No estoy


abatido y eso es lo que
verdaderamente me tiene en vilo.
Que no digo yo que no me haya
gustado la experiencia. No es eso.
Pero me siento muy extrao,
desubicado, como flotando.
Permitidme que corra un tupido
velo y no haga pblico todos los
detalles de lo que me ha acontecido
e n la cabina de ese camin.
nicamente apuntar que, ya metidos
en harina, la cosa ha sido
relativamente
sencilla
de

solucionar.
Resulta
que
la
camionera no era tal. No que no
condujera un camin, sino que, en
realidadera mitad y mitad
cmo explicarlo? S, tena unos
melones de consideracin pero
tena ms cosas de campeonato que
no me acababan de cuadrar.
LA CAMIONERAERA A
LA VEZ UN CAMIONERO! No s
si me entendis.
Llegados a ese punto de no
retorno en el que se pusieron todas
las cartas sobre la mesa por as

decirlo, para organizarnos solo fue


cuestin de medir quin la tena
ms larga para establecer los
papeles en esta tragedia.
Y RESULT QUE LA SUYA
ERA
CONSIDERABLEMENTE
MAYOR!
A partir de aquel momento ya
no ha habido dudas.
(Nota mental: debo encontrar un
espejo lo suficientemente grande
para poder verme los daos en
retaguardia)
Con caminar
cansino
y

sentimientos claramente enfrentados


emprendo
camino
hacia
la
seguridad de mi coche. Antes de
ello, ella, lbueno Dorothy,
como se hace llamar, me estrecha
entre sus musculosos brazos sin
darme oportunidad a rechazarla
orechazarle y me besa larga y
profundamente. A punto estoy de
volverme de nuevo a la cabina pero
resisto la tentacin como un
valiente. Eso y que tengo algo
dolorido el esfnter, cosa que
tambin me echa un poco para atrs.

An resuena en mi cabeza el eco de


sus palabras de despedida cuando
me deja marchar:
Eres un encanto, corazn.
Aqu me tienes en esta
gasolinera las noches que no
tengo ruta de doce a seis, para
lo que gustes.
S que mi existencia va a ser a
partir
de
este
momento
terriblemente vapuleada. S que mi
vida tal y como la he conocido
hasta ahora cambiar por completo.
Hoy he sabido de una parte de m

que nunca hubiera imaginado que


conocera. He sentido dolores y
emociones que nunca haba sentido.
Pero he de echarle cojones a la
vida, debo seguir adelante sin
vigilar tanto lo que me pueda venir
por la espalda. Ahora tengo una
ligera idea. Y lo que me tiene un
tanto intranquilo es que no me
molesta como debiera.
Todava es temprano para irme
al trabajo. Antes de meter la llave
en el contacto y arrancar me quedo
parado contemplando fijamente al

infinito. Hacia el este comienzo a


vislumbrar algo de claridad. El
alba se insina an muy levemente.
Me sorprendo exhalando un
profundo y sentido suspiro.
Sacudo la cabeza violentamente
como para negarme a m mismo la
evidencia y acciono la llave. El
rugido del motor me trae de vuelta a
la realidad. Echo un vistazo
melanclico hacia aquel camin.
Meto primera y me voy de la
gasolinera. Ahora estoy tranquilo y
extraamente tranquilo.

Las primeras luces del da


comienzan a iluminarlo todo aunque
muy dbilmente todava. Sin darme
cuenta he vuelto a tomar el camino
de la fbrica donde trabajo. En diez
minutos he llegado a la puerta de la
verja que rodea el edificio. Pero
est cerrada.
Miro el reloj por ensima vez
esta maana. Las siete y media. Las
de verdad. Qu raro! La puerta ya
debera estar abierta para que
entren los del primer turno. Pero no
aprecio ningn movimiento. Ni

siquiera el vigilante est en la


garita. Estamos bien! A que con
esto de la puta crisis los cabrones
de los alemanes que son los dueos
de la empresa le han echado el
cierre y nos han dejado a todos en
la puetera calle?
Comienzo
a
hiperventilar
bastante nervioso pensando en las
expectativas.
Pronto mi lado racional se
impone certificando el hecho de que
si hubiera ocurrido tal desgracia
habra ms gente en la puerta como

yo. No, tiene que haber otra


explicacin ms lgica. Doy una
vuelta al resto del polgono con el
coche. Todo est silencioso! No se
aprecia actividad por ningn sitio.
Ni siquiera el bar donde solemos
tomarnos el carajillo antes de entrar
a trabajar est abierto. Raro,
raroraro! Vuelvo a la puerta de
mi empresa, salgo del coche y
comienzo a toquetear la valla.
Al final de la calle veo una luz
azul intermitente que se aproxima.
Parece un coche de polica. Me

tranquiliza comprobar que tengo


razn. Adems viene justo en la
direccin donde yo me encuentro.
El coche patrulla se detiene frente a
mi coche y se bajan dos bigardos
con la cartuchera desenfundada y la
mano sobre ella.
Buenos das me saluda
uno de ellos, el que tiene cara
de ms encabronado- Puede
explicarme qu est haciendo
aqu? Hemos recibido una
llamada de la compaa de
seguridad avisndonos de que

un merodeador haba sido


captado por la cmara de
vigilancia.
No comprendo muy bien qu es
lo que quiere decirme el polica.

Mire, yo es que trabajo


aqu.
Ya, ya- me espeta como si
dudara de lo que le acabo de
explicar y dirigindome una
mirada de duro de pelcula del
oeste- Documentacin, por
favor.
Saco de mi cartera el DNI y se

lo enseo. Observo cmo se retira


unos pasos y masculla algo a travs
de su radio.
Agente, Puede explicarme
qu ocurre?- le pregunto con
cierta angustia en el tono de mi
voz.
Haga el favor de abrir el
maletero.
Pero Por qu me estn
interrogando? Y por qu
quieren registrarme? Qu es
lo que est pasando aqu?
pregunto un tanto nerviosillo.

Mi cabeza da vueltas sin parar


intentando
encontrar
una
explicacin a aquella circunstancia.
Realmente no entiendo nada de lo
que est ocurriendo.
Parece que dice usted la
verdad. Es empleado de la
fbrica. Pero lo que todava no
sabemos es qu narices est
usted haciendo en la puerta
un sbado.
Dios! Qu es sbado? No me
jodas! Ahora lo comprendo todo.
Ahora entiendo por qu est todo

tan solitario Me cago en mi perra


suerte!
Todo lo que llevo padecido Y
resulta que es sbado?
Muerto de la vergenza explico
al polica lo que me ha ocurrido. En
realidad, todo, todo, no. Slo que
me he confundido con la horay
con el da.. Observo como su
semblante se relaja y va pasando de
la formalidad ms amenazadora a
reprimir una carcajada. Se da la
vuelta y disimulando de mala
manera se echa mano a la tripa

Descojonndose de m!
Se acerca a donde se encuentra
su compaero y en la penumbra del
amanecer observo cmo el otro
comienza a partirse tambin de risa.
Por la ventanilla de mi coche que
an permanece abierta, creo
escuchar algunas palabras sueltas
como
pringao, gilipollas,
subnormal provenientes de donde
se encuentran ese par de cabrones
uniformados, que no son otra cosa,
sin pretender faltar el respeto a los
cuerpos de seguridad del Estado.

En fin, palabras duras y crueles


que me hieren y me ofenden y me
hacen crecer las ganas de salir del
coche y darles un par de hostias a
cada uno.
Soy valiente, s pero tambin
soy prudente y reprimo el deseo que
me est invadiendo por lo que
pudiera pasar pues seguro que no
servira ms que para empeorar las
cosas. Pero me jode sobremanera
que se ran de m. Ahora a
carcajada limpia el polica se
acerca a mi coche y me dice entre

dientes:
Ande, circule. Vulvase a
casa que todava le da tiempo
a echar una cabezadita.
Ms mosqueado que un mono
arranco y los dejo atrs, todava
sealndome y partindose de risa.

ENCUENTROS EN
TERCERA FASE

LA

Salgo del polgono con una


sensacin de humillacin y una cara
de gilipollas que no puedo con
ellas. Me cago en los defensores
pblicos que se han mofado tan
vilmente de m. Es que es recordar

la escena y comenzar a alterarme.


Soy
consciente
de
que
conduciendo en este estado de
nervios lo nico que voy a
conseguir es tener un accidente con
el coche. Aminoro la marcha.
Apenas hay trfico y estoy
circulando despacio. Por eso me
doy cuenta de que estoy pasando a
la altura de un camino rural de los
que bordean las tierras de labor. Un
impulso repentino me fuerza a dar
un volantazo y enfilar aquella
senda. Aunque no llevo mucha

velocidad, s la suficiente como que


las ruedas traseras derrapen al
contacto con la tierra suelta de
aquella va no asfaltada.
Pasado el susto inicial pienso
que, aunque ha sido algo irracional
el movimiento, me sentar bien
pararme un rato a reflexionar.
Contino por el camino que
comienza a elevarse paulatinamente
ascendiendo por una suave loma.
Mi nica idea es quedar oculto a la
vista de los pocos que circulan por
la carretera a esas intempestivas

horas del sbado y poder disfrutar


por unos momentos de tranquilidad
y, sobre todo de soledad, cosa que
me vendr bien tal y como he
llevado la maana hasta el
momento.
Es largo el puetero camino. No
tengo ni idea de a dnde conduce
pero prosigo mi errtica marcha.
Ambos
lados
comienzan
a
salpicarse con pinos que no tardan
en convertirse un poco ms arriba,
ya en pleno monte, en un espeso
bosque. Este sitio me parece lo

suficientemente apartado, as que


decido detenerme en un claro que
se vislumbra unos cien metros ms
adelante. Tampoco pienso estar
mucho tiempo. nicamente el
necesario para reflexionar un poco
y calmarme. En las horas que llevo
despierto han ocurrido cosas que
necesitan ser asentadas con una
profunda meditacin.
Me duele el ano.
Cuando el coche llega al claro
me aparto a un lado frenando. Voy a
detenerme pero entonces El

coche se me para slo!


No s qu ha ocurrido; el motor
se me ha venido de pronto abajo y
se ha parado. Las ruedas todava
hacen crujir unos metros ms, por la
inercia, la tierra y las piedrecillas
sueltas hasta que finalmente el
vehculo se queda totalmente
inmvil. Un poco mosqueado
porque ya estoy a varios kilmetros
de la carretera y por el camino no
parece transitar ni Dios, vuelvo a
activar el arranque con la llave
pero el motor ni se mueve.

Me cago en mi mala estrella!


Pues no se me va a averiar el
puto coche en este inoportuno
momento y lugar? Vuelvo a repetir
la operacin varias veces pero es
como si se hubiera quedado
completamente sin batera. Me van
a or los del taller que me cobraron
hace quince das una batera nueva!
Soy un urbanita sin remedio y
en el campo no me oriento lo que se
dice con facilidad pero hacia lo que
imagino el este observo que
comienza a iluminarse todo. Al

menos el sol est saliendo, pienso


quedndome un poco ms tranquilo.
Se est haciendo de da. Parece que
de da las cosas se ven de otra
manera. Instintivamente miro hacia
el otro lado, hacia lo que supongo
el oeste y veo Otro sol saliendo!
Me froto los ojos con incredulidad
aunque visto lo visto todo puede
ocurrirme hoy.
Qu es esto? Dos soles?
Inicialmente echo la culpa de la
alucinacin, porque no puede ser
otra cosa sino una alucinacin, a los

efluvios todava patentes del


alcohol del Soberano. Pero vuelvo
a mirar hacia la primera luz.
No puede ser! Ah est, y
hacindose cada vez ms potente.
Por segundos me da la sensacin de
que esta luz, adems, se est
moviendo. Con los nervios
agarrndoseme al estmago por
momentos vuelvo a intentar
arrancar el coche.
Nada.
Observo cmo el habitculo se
est iluminando y las sombras se

deslizan rpidamente por el


guarnecido del techo.
Ay, ay, ay, ay!
Esto no me huele pero que nada
bien.
No ser? No hombre, no! me digo sin creerme ni por asomo
mis pensamientos- Cmo va a ser
eso?
No quiero pensar en platillos
volantes, ni cosas por el estilo.
Nunca he credo en esas patraas,
pero estotiene toda la pinta. Raro
es, desde luego.

Muy raro!
Observo ahora ntidamente la
luz del sol que no es el sol flotando
unos metros por encima del camino
y lo que es ms inquietante
acercndose
lentamente
hacia
donde yo me encuentro. Ahora que
ya tena seco el pantaln, vuelvo a
mearme encima. Todo alrededor de
la luz est iluminado intensamente,
como si fuera de da. A cincuenta
metros distingo una bola metlica
rodeada por un halo luminoso
pulsante que tiene cinco escotillas,

no s de qu otra forma describirlo.


Desgraciadamente para m, creo
que no hay duda de que se trata de
una nave extraterrestre.
Cuarenta y cinco metros Por
ms que tiro de la manecilla de la
puerta para salir huyendo esta no se
abre.
Cuarenta metrosTengo una
taquicardia del copn.
Treinta y cinco metros A
travs de una de las escotillas me
ha parecido ver No! Es
imposible! Esto sobrepasa los

lmites de lo absurdo. Mi mente


racional, o lo que queda de ella, se
resiste a creer, a asimilar lo que
est ocurriendo ante mis ojos.
Treinta metros S. Me temo
que ahora lo he visto claro. Una
especie dehombrecillo asomado
a una de las ventanillas est
mirando en mi direccin.
Veinticinco metros La esfera
luminosa ocupa ya casi todo mi
campo de visin.
Veinte metros... Algo parecido
a una trampilla de la que desciende

una escalera se abre en la parte


inferior de aquella cosa.
Lloro de miedo incontrolable.
Quince metros Me parece ver
movimiento en la escalerilla.
Diez
metrosVeo
bajar
torpemente por la misma hasta
cuatro seres extraos, bajitos,
contrahechos, con la cabeza
desproporcionada,
los
brazos
extraordinariamente
largos
y
enfundados en una especie de mono
oscuro de una pieza. Tengo claro
que no son humanos[4].

Cinco metros... La esfera se


detiene pero con la intensidad y el
brillo de la luz que emite he dejado
de ver a aquellos horripilantes
enanos.
Estoy a punto de desmayarme
de puro terror.
Soy un valiente s, pero cuando
debo serlo, y tengo la sensacin de
que la ocasin que se me presenta
es como para acojonarse.
Oigo unos crujidos a la altura
de donde estoy, fuera del coche. Mi
pnico me lleva casi al paroxismo

cuando escucho el click de mi


puerta y veo que esta se abre
lentamente.
En un momento noto cmo mi
cuerpo es rodeado por muchas
manos oscuras de tres dedos que me
soban por todas partes y, sin el
menor esfuerzo, me levantan y me
sacan en volandas de mi coche.
A partir de entonces, supongo
que en un acto reflejo de
autodefensa ante tanto y terrorfico
sinsentido, mi mente se nubla
ocultando
cualquier
recuerdo

consciente de lo que quiera que me


ocurriera
posteriormente.
El
cerebro humano que es as de
maravilloso.
No recuerdo nada ms porque
debo haber perdido el conocimiento
en ese momento. Me despierto con
la cabeza apoyada en el volante.
Miro el reloj y ya no me extraa ver
las doce del medioda.
He perdido tres horas! No s
qu me ha ocurrido durante ese
tiempo pero ya no me asombra nada
de lo que pueda ocurrirme. La

siniestra luz y los amorfos seres han


desaparecido y el sol est bastante
alto. Me encuentro muy aturdido y
desconcertado. Siento dolorido
todo el cuerpo, como si me
hubieran dado una paliza. Sin
embargo, nada me duele tanto
como de nuevo el esfnter. Ya, ya
s que dije que lo tena dolorido,
pero ahora es mucho peor,
adems del dolor siento unos
escozores terribles. Tengo ganas de
vomitar.
Estoy tan confuso que no quiero

hacerme ninguna pregunta, sobre


todo porque no estoy seguro de
poder asimilar las respuestas, si es
que consigo encontrar alguna. Mi
mente est completamente en blanco
en ese periodo.
Siento un impulso terrible por
salir de aquel lugar.
Giro la llave de arranque
automticamente, sin esperanzas de
que funcione. Pero Funciona! El
coche arranca perfectamente, a la
primera. No debera a estas alturas
pero una vez ms me sorprendo. El

motor ronronea como si fuera


nuevo. Ni rastro del extrao fallo
de hace unas horas, aunque sin ser
mecnico, me apuesto algo a que no
ha sido un fallo del vehculo.
En fin, no quiero pensar. Hago
las maniobras necesarias para dar
la media vuelta en el camino y
salgo disparado sin preocuparme de
si pillo baches, piedras u otros
obstculos. Mi nica y obsesiva
idea es salir de all pitando.
Echo un vistazo por el espejo
retrovisor; un miedo profundo e

irracional me invade, pero lo nico


que veo es al fondo el polvo que mi
coche levanta y en primer plano,
ms cerca, un trozo de mi cara. Est
extraamente roja. Me asomo ms
al espejo extraado. Tengo que
detener el coche para mirar mejor
porque no puedo creer lo que veo.
Una vez parado me percato de que
toda mi cara est como quemada
por el sol.
Extraordinariamente quemada!
Por un instante no s qu hacer.
Tras unos minutos de vacilacin

tomo la decisin de ir a la polica a


denunciar los hechos. Supongo que
no servir de nada pero creo que
debo ir.
Salgo del camino y conduzco
hacia la comisara de la poblacin
ms cercana al lugar donde me
hallo sin poder evitar echar
vistazos
fugaces
al
espejo
retrovisor para observar mi
maltrecha cara.
Al cabo de unos quince minutos
estoy aparcando justo en frente de
la puerta Coo qu suerte! pero en

seguida veo venir un guardia con su


siniestro block de multas Coo qu
mala suerte! Pues no, no estoy
dispuesto a redondear el da con
una multa de aparcamiento No te lo
crees ni t!
Salgo del sitio y me pongo a dar
vueltas y vueltas en busca de una
plaza libre. Al cabo de un buen rato
consigo encontrarla ms o menos a
un kilmetro de la comisara. Me
vale, visto lo visto. Decido darme
un paseo hasta mi destino.
Entro por el arco de seguridad y

me dirijo al mostrador que est


justo en frente.
Qu desea? me pregunta
en un tono bastante seco un
agente de edad avanzada que
est sentado tras el mostrador Quiero poner una denuncia
le
contesto
totalmente
resuelto a hacerlo Siga por este pasillo, la
segunda puerta a mano
izquierda. All le tomarn
declaracin.
Me dirijo hacia donde me ha

indicado el polica. La puerta est


abierta y entro a una pequea sala
donde otro polica est tomando
nota a una pareja con cara de pocos
amigos. Algo sobre un robo me
parece entender.
El polica, al notar mi
presencia, levanta la cabeza de su
teclado, en el que se afana por
redactar la denuncia con sus dos
dedos ndices y me echa la bronca:
Haga el favor de esperar
fuera! No ha visto el cartel de
la puerta?

Efectivamente, me percato de
que en la puerta hay un cartel que
reza: Espere su turno. Si es que
estoy que no estoyPero es que
hoy es como si una mano negra
estuviera guiando mis pasos[5].
Cuando nuestras miradas se
cruzan tanto el polica como yo nos
percatamos de que nos conocemos
de algopero de qu?
Creo que l acaba finalmente de
caer en la cuenta y me reconoce.
Atnito observo cmo coge el
telfono y se re mirndome. Al

cabo de un minuto entra por la


puerta otro compaero.
La madre que me pari!
Si son los dos cabrones de esta
maana!
Abatido, con semblante serio,
salgo de nuevo a la calle. No estoy
dispuesto a que se vuelvan a
descojonar de m semejantes
energmenos, con lo que me jode
eso.
Abandono frustrado la idea de
presentar denuncia.
Lo que tenga que solucionar no

tengo ms remedio que solucionarlo


yo slo.

EL HOSPITAL

De repente me acuerdo de mi
mujer. Si es sbado debe estar muy
preocupada porque yo no est en
casa. Comienzo a marcar su nmero
pero nadie responde. Caigo en la
cuenta de que slo son las doce y
media. Seguro que todava est en
la cama roncando. Anoche se

pimpl una botella de Bayleis Ella


solita! Seguro que hoy no amanece
hasta la hora de comer.
Me siento muy slo y
desamparado.
Vuelvo a la carretera con la
intencin de regresar a las
protectoras cuatro paredes de mi
hogar e intentar olvidar todo lo que
ha ocurrido.
Mientras conduzco suena mi
mvil. No me gusta usarlo mientras
voy en el coche pero y si es algo
importante?


Diga? respondo
intentando ocultar el telfono
bajo la palma de mi mano por
si me coloca la polica y me
multa, que estn muy serios
ltimamente con el temaUna familiar voz de grajo me
grita al otro lado. Es mi seora que
se acaba de despertar Y de muy
malas pulgas! por lo que puedo
apreciar.

Se puede saber dnde


coo te has metido? me grita.
He ido a lavar el coche

miento intentando ser breve


para no explayarme dando
explicaciones. No me apetece
que me pongan una multa. A lavar el coche? Venga
ya!- me sigue gritandoDnde andas? Dime la
verdad Ests con otra?
No entiendo cmo se puede
llorar y echar una bronca a la vez.
No voy a ponerme a contarle
mis desdichas. Ni me apetece ni es
el momento de rendirle cuentas al
telfono mientras voy conduciendo.

Intento excusarme. Le digo que en


cuanto llegue a casa le explico.
Pero no sirve de nada. Los alaridos
de mi esposa, que ahora estoy
seguro de que est enfadada porque
la he despertado ms que porque le
interese saber cmo o dnde me
encuentro, comienzan a estresarme
sobremanera. Tan concentrado voy
en la conversacin que no me doy
cuenta
de
que
me
estoy
aproximando demasiado deprisa al
camin de transporte porcino que
circula lentamente por delante de

m.
Tarde tomo conciencia de ello
porque sin tiempo para frenar, ms
pendiente de los improperios que
estoy escuchando por el auricular
del telfono que de la propia
carretera, empotro el morro del
coche con la trasera del camin. El
golpe es bastante fuerte. Vuelvo a
desmayarme pero antes de perder el
sentido an tengo unos recuerdos
confusos. La ltima imagen que
tengo del mundo real es que un
cerdo de los que transporta el

camin ha roto mi parabrisas y est


en el asiento del copiloto
mordisquendome una oreja. Por la
otra sigo escuchando los gritos a
travs del telfono
Despus la oscuridad y el
silencio ms absolutos.
De un tiempo a esta parte,
quiero decir, en cuestin de unas
horas, me estoy aficionando a
perder la consciencia. No me gusta
nada.
Desde algn lugar muy lejano
escucho
un
rtmico
pitido,

montono, machacante. Alterno


realidad con fantasa y extraos
sueos, ms bien pesadillas que se
mezclan en mi cabeza. Me parece
or voces alrededor. Poco a poco
voy recuperando el conocimiento,
pero no s dnde estoy. Soy incapaz
de abrir los ojos. Siento cierta
opresin en toda la parte delantera
de mi cuerpo, mi cara, mi pecho, mi
estmago y los muslos pero soy
incapaz de moverme. Parece que
estoy tumbado boca abajo en algn
lugar que, de momento, no consigo

identificar. Comienzo a tener


sensacin de fro en la espalda.
Intento hablar pero soy incapaz de
articular
ninguna
palabra
medianamente inteligible. En su
lugar sale de mi boca una especie
de gruido.

Parece que se est


despertando creo escucharS. Estoy despertando pero
Dnde estoy? Y lo que es ms
inquietante Por qu estaba
dormido? Vagamente viene a mi
cabeza una imagen como si hubiera

ocurrido hace mucho tiempo. Soy


yo hablando por telfono, pero no
le encuentro sentido a ese recuerdo.
Poco a poco acuden a mi memoria
otros hechos aislados, gritos, un
camin al que me acerco el golpe
de un airbag en mi caraun
gorrino Un gorrino? Sin duda
debo estar alucinando.
Julin, JULIN! puedes
orme?
Me agito torpemente. Quin me
llama? S, te oigo, intento decir,
pero no me sale la voz. Tengo la

garganta seca y la boca muy


amarga.
Paulatinamente
me
van
retornando las sensaciones, voy
recuperando los sentidos. Vuelvo a
gruir, pero esta vez suena como si
hubiera dicho:
A-guaaa.
Quieres agua?
S.
He
conseguido
comunicarme. Alguien me ha
entendido.
A-gua- por-fa-vor Cada
vez voy vocalizando mejor-

Dn-des-to-yyyy?

Ests en el hospital
comarcal Recuerdas qu te ha
ocurrido?
Apenas recuerdo nada pero es
que adems no tengo la boca para
soltar una parrafada pues la lengua
se me pega al paladar.

Todava
est
conmocionado
por
el
accidente. Hay que darle un
poco de tiempo escucho a
alguien decir cerca de donde
me encuentro, sea el lugar que

seaEs que he tenido un accidente?


No recuerdo Cmo? Ah
claro! El camin! Un claro se abre
en mi oscurecida memoria.
Me he empotrado contra un
camin!
No te preocupes, Julin
Oigo que me dice una voz que
en estos momentos me resulta
providencial porque me estaba
empezando a acojonar no fuera
que me hubiera desgraciado en
el accidente- Slo tienes un

montn de moratones y
magulladuras que te van a
doler una temporada. Lo que
no entiendo son las heridas
de la oreja.
Qu no? Pues yo s que las
entiendo. El cabrn del cerdo que
es un animal omnvoro. As le
hagan pronto jamones y chorizos.

Julin vuelven a
llamarme- Ya te hemos hecho
una inspeccin externa y no
parece que tengas nada roto.
Ahora vamos a proceder a una

inspeccin interna por si


tuvieras algn derrame. Tienes
que respirar hondo y quedarte
muy quieto y, SO-BRE-TODOOOO muy relajado Me
comprendes?
Pues no. No lo comprendo.
Qu coo piensan hacerme que
tengo que estar tan relajado?
Instintivamente me tenso. Hasta
dnde de interna va a ser la
inspeccin? Mira que llevo el da
retorcido
Siento de golpe una sensacin

de humedad y fro en los


alrededores de buenodel del
culo. Unos dedos extienden lo que
supongo que es una pomada,
preludio de incursiones ms
contundentes, me temo.
No entiendo a que se deben
esos desgarros en el ano -dice
otra vozY si ests esperando que yo de
lo cuente lo llevas crudo So
portera!
Pero qu coo pasa hoy con mi
culo que se ha hecho tan popular y

todo
el
mundo
quiere
inspeccionarlo?
Como un recuerdo reprimido
por mi inconsciente una imagen tan
fugaz como sobrecogedora se me
viene de sopetn a la mente, que
ahora est completamente alerta.
Como para no estarlo! Veo unas
manos oscuras con tres dedos que
no paran de toquetearme, pero
ahora las veo con mucho ms
detalle, el dedo central es
exageradamente grande y no para de
crecer. Son unas manos que

recorren mi cuerpo, manos extraas


de de criaturas de otros
mundos. Siento su tacto fro, como
el de la piel escamada de una pitn
adulta.
Ser
que
mi
cerebro,
estimulado por la prueba que van a
hacerme, ha liberado algn
recuerdo olvidado de lo que me ha
ocurrido mientras he estado
desmayado ante la luz que he visto
por la maana?
Julin la voz interrumpe
mi negro pensamiento- Tienes

que estar muy relajado, si no,


te haremos dao. Te vamos a
meter una sonda con una
cmara para inspeccionar tus
intestinos. Lgicamente tiene
que entrar por el ano. As que
tienes que levantarlo un
poquito para facilitar la
maniobra Vale?
Y vuelta la burra al trigo! Que
me dejis el culo en paz! Qu os
he hecho yo para que me tratis as?
Un instinto de autodefensa hace que
apriete las nalgas y con ello cierre

aquel acceso de mi cuerpo cual


sellado de una pirmide egipcia.
Juliaaaaan me dice la voz
que ya se me est haciendo
cansina
y
desagradablerespira hondo y reljate que si
no te va a doleeeer. Veeenga,
que te cuento hasta tres. Una
Me preparo para el envite y no
precisamente para facilitarlo sino
para todo lo contrario. A la que
escuche tres voy a cerrar aquello
como en la vida lo he cerrado. No
me va a entrar Ni el pelo de una

gamba! Sonro malvolamente.


Doooos
Me preparo. Pero el mdico,
que supongo que es el que me est
hablando, debe ser ducho en estas
fiestas y antes de que diga tres, a
traicin, ha entrado a matar,
dndome una estocada que llega
hasta la empuadura por lo que a m
se me antoja.
Hijo de la gran puta!
consigo mascullar ante tamaa
engaifa.
Pero ya estoy jodido y a su

merced. En fin! No me queda ya


sino relajarme como bien me han
aconsejado y esperar a que dejen de
inspeccionarme.
Noto como el tubito me hurga
cotilleando impunemente por todo
mi fuero interno. Ora en el coln
ora casi en el estmagoSiento
nuseas.
Mmmmm deja escapar el
mdico con un tonillo que no
me gusta ni un pelo- Qu cosa
ms extraa!

Es que tengo algo mal,

doctor Le pregunto con


angustia incipiente- Dgame la
verdad eh? Sin tapujos.
Pueessss es extraocomenta mientras maneja los
mandos de la cmara- No te
muevas que voy a llamar a un
colega para tener una segunda
opininDisclpame
un
momento.

Pero- protesto
intilmente- no me ir a dejar
as.
Pues s seor, me deja con el

culo al aire y aquel tubo colgando


indignamente de mi trasero y sale
precipitadamente de la sala. Yo,
que ya he recuperado algo la
movilidad y los sentidos puedo
incorporar la cabeza y miro hacia la
puerta pero lo nico que consigo es
ver la espalda del mdico en el
momento de salir por ella.
Joder, ya no s qu pensar. Hoy
me ha mirado una legin de tuertos
por lo que se ve. Por unos instantes
me viene a la memoria el recuerdo
de mi querido primo Edelmiro, al

que hace bastante tiempo que no


veo. Creo que l sufri una
experiencia parecida. Tengo que
hablar con l y preguntarle, eso si
salgo de esta, que no lo tengo tan
claro.
Mis
atormentados
pensamientos son bruscamente
interrumpidos por unas risotadas
masculinas y femeninas que se
acercan por el pasillo por donde
hace un momento se ha ido mi
mdico. De repente, comienza a
entrar gente, la mayora jvenes con

batas blancas y cara de pardillos,


en aquella sala que, a pesar de que
es espaciosa, se abarrota en un
momento.
Parecen Estudiantes de
medicina!
Pero Cmo me haces esto so
cabrn? Quiero preguntarle al
mdicopero estoy sintiendo tal
vergenza que ni me atrevo, ni soy
capaz de abrir la boca.
Jams mi culo ha tenido tantos
espectadores!
A mi retaguardia comienzo a

escuchar expresiones de admiracin


y asombro, lo cual no hace sino
acojonarme cada vez ms.
He trado a unos alumnos
porque esto es lo nunca visto,
Julin- me dice el mdico con
semblante severo- espero que
no te importe, pero es que tu
caso es un caso nico,
inimaginable,
increble,
cientficamente...espectacular
y maravilloso.
Pero, Por Dios! Qu es lo
que tengo? Quiere hacer el

favor de explicrmelo? Mi
estado de tensin comienza a
ser insoportable.
Veo acojonado cmo todos y
cada uno de los diecisiete alumnos
de medicina se colocan un guante
de ltex en su mano derecha, pero
no un guante normal de los que
llegan hasta la mueca Nooo! uno
especial que les cubre casi hasta el
codo. Para ser precisos slo son
quince porque uno debe ser
alrgico al ltex y se pone un guante
de nitrilo. El otro dice que para

toquetear,
l
lo
llama
eufemsticamente
hacer
una
exploracin, prefiere no ponerse
guantes. Esa excusa no me la acabo
de creer del todo porque le veo
unos ojillos un tanto vidriosos y
lascivos. Mucho vicio intuyo que es
lo que hay.
Se me hace un nudo en la
garganta cuando escucho que el
doctor los invita uno por uno a
pasar por mi retaguardia y que se
tomen su tiempo inspeccionando.
Pero es que ni puta gracia me hace

hombre!
Pero s, desgraciadamente para
m, mi ojete es violentado una y
otra vez por diecisiete manos llenas
de dedos vidos de conocimiento
Me cago en la madre que pari
a la medicina universitaria!
Tras la inspeccin masiva, el
doctor, Frankestein, al que acabo de
bautizar con ese sobrenombre por
siniestro e hijo de puta, avanza
entre los alumnos y se coloca a mi
lado alzando la voz para que le
escuche todo el mundo.

Queridos alumnos. Habis


inspeccionado
todos
a
conciencia. Me imagino que
tras la sesuda exploracin
todos habris sacado las
mismas conclusiones. Sois
muy afortunados porque habis
sido
testigos
de
algo
extraordinario, un caso nico
en el mundo. A pesar de lo
ortodoxo de la ciencia que
habis estudiado debis hacer
un ejercicio de humildad y
reconocer los hechos aunque

estos no sean lgicos Os


habis percatado de alguna
anomala? Algo extrao que
no debera estar donde est?
Siiiiii corean todos con
orgullo profesional.
Pero ninguno se digna tener un
poquito de consideracin conmigo
que soy el que tengo el culo al aire
y explicarme qu coo es lo que
han visto en mi intestino. Vuelvo a
implorar un diagnstico.
Pero Quiere alguien, por
favor, decirme qu es lo que

tengo? estoy a punto de


comenzar a llorarPor fin Frankestein me explica.

Julin, no s cmo
decrtelo. No encuentro las
palabras porque es algo
Imposible.
El qu es imposible? le
grito perdiendo totalmente las
maneras.
Es imposible porque no es
natural. T eres un hombre y
adems un mamfero y lo que
tienes dentrolo que tienes

dentroes que es de lo ms
irracionalt tienes
Cooooo! Acabe de una
puta vez que me van a tener
que tratar adems de un infarto
triple por la angustia que me
est
causando
la
incertidumbre
Tienes en tu intestino UN
HUEVO METLICO DEL
TAMAO DE UN LIMN!
Cientficamente podramos
concluir que ESTS EMBA-RA-ZA-DO! Por muy

increble y antinatural que esto


pueda parecer.
Cierro los ojos sumido en la
desesperacin.
Embarazado? Es de locos. O...
no.
Otro recuerdo aislado irrumpe
de repente como un rayo iluminando
fugaz mi oscurecida mente y
trasvasando a la parte consciente lo
que hasta ahora, y est claro por
qu,
ha
sido
ocultado
prudentemente por mi cerebro. Veo
cmo uno de los enanos

extraterrestres me coloca una


especie de frceps para dilatarme
el esfnter (bueno, no lo veo pero lo
siento, y mucho) y otro de ellos que
viene con una especie de pelota
brillante y se sita a mi espalda.
Aunque ninguno abre la boca para
emitir sonido alguno s que me
estn mandando un mensaje porque
lo recibo alto y claro en mi
cerebro:

Querida terrcola me
comunican
telepticamente,
que en eso nos llevan una gran

ventaja- De entre todas las


mujeres de la tierra has sido t
la elegida para ser preada
por nuestro lder. Durante
varios meses albergars en tu
vientre una vida de nuestro
planeta
NUESTRO
SUCESOR! Debes sentirte
orgullosa por ello. Tu especie
y la nuestra sern una a partir
de este sagrado da. Al igual
que hace dos mil aos
ocurriera algo parecido con
las consecuencias que los

habitantes de la Tierra ya
conocis de sobra. Sers la
madre del nuevo mesas y lo
engendrars sin contacto con
varn alguno, slo por la
intervencin divina, para que
lo entiendas. Y sers llamada
la madre de todos. Este ser
que ya crece en ti est llamado
a ser un lder espiritual en tu
planeta como ya ocurriera
antao.
Cunto dolor se agolpa en mis
recuerdos!

Ahora lo comprendo todo.


Bueno,
todo
menos
los
conocimientos anatmicos que los
putos marcianos tienen del ser
humano. Aos por delante de
nosotros y Van y la cagan de esta
manera?
No me lo puedo creer! Ya les
vale a los se-res-su-pe-rio-res.
Tanta
tecnologa
y
tanta
parafernalia Y no saben distinguir
un hombre de una mujer? No me
extraa que se pegaran la hostia en
Roswell. Puetera raza de tarados

intiles que
Pues No me han confundido
con una hembra y encima ME HAN
DEJADO PREADO? Era lo que
me faltaba ya hoy.
Todo me da vueltas en la
cabeza. Se me escapa una risa
histrica que alterno con el ms
desconsolado llanto. Los all
presentes, testigos de tamaa
aberracin csmica, se echan las
manos a la cabeza. Detecto
compasivas miradas de lstima
entre los rostros de aquellos futuros

mdicos de la seguridad social


Pobres ilusos, por otra parte! Yo
tambin siento lstima por ellos al
pensar la que les espera hasta que
puedan ejercer.
Por Dios, doctor, squeme
eso de ah COMO SEA! Grito
sumido en la mayor de las
desesperaciones.
S, definitivamente esa ser la
mejor salida.
Tranquilo Julin. Ya hemos
estado discutiendo sobre el
caso y creemos que hemos

encontrado
la
solucin.
Aunque el procedimiento no
ser de lo ms ortodoxo,
pensamos que a la postre, ser
eficaz que es de lo que se
trata. Hemos mandado traer de
las cocinas del hospital unas
pinzas de barbacoa de las de
darle la vuelta a los chorizos.
Y
del
servicio
de
mantenimiento nos van a traer
un desatascador por si fuera
necesario. Ese engendro te lo
voy a sacar yo de ah como me

llamo
Frankestein me viene a la
cabeza no s muy bien por
quPero como es la nica solucin
que parece viable doy mi
consentimiento a que se practique el
primer aborto extraterrestre del
mundo. Tendr que ser as.

Proceda, doctor. Y
espablese que bastante jodido
estoy yo ya! No me apetece
para nada sermadre.
En un abrir y cerrar de ojos

preparan un quirfano para m y me


transportan hacia all en una
camilla, en posicin de decbito
supino pero con el culo un poco
levantado, mientras uno de los
estudiantes, creo que es el que antes
no se ha puesto los guantes, el muy
stiro, me va untando una especie
de gel anestesiante para que la
operacin sea lo menos traumtica
y dolorosa para m. Traumtica por
violenta que no porque no me cree
un trauma. Este ya lo tengo de por
vida.

Hay que proceder con mucha


rapidez.
Cuando me meten en la sala de
operaciones observo que todo el
material
quirrgico
est
dispuesto sobre una mesita auxiliar.
Un pensamiento siniestro me
invade cuando pienso que el
hospital donde me van a tratar de
semejante aberracin es uno de los
que s ha conseguido privatizar el
presidente de mi comunidad que
Dios guardepero que muy bien
guardado.

Julin Ests preparado?


S musito con un hilillo
de voz debilitado por el
miedo.
Pues a la de tres voy con
las pinzas. No debera de
dolerte porque te hemos puesto
mucha
anestesia.
Vale?
Una
Dicen que la experiencia es un
grado y como ya no me fo del
cabroncete del mdico, antes de que
cuente dos, que es cuando me
espero la estocada, tenso el esfnter

con fuerza casi sobrehumana. La


pinza de la barbacoa se dobla ante
tamaa oposicin. Frankestein se
mosquea conmigo.
A ver Julin, O colaboras
o aqu no hay nada que hacer!
Veo como un operario de
mantenimiento endereza la pinza
metlica con los golpes certeros de
un martillo Bellota. El problema es
que lo ha hecho encima del monitor
clnico, que por supuesto, se ha
cargado. A pesar de que todo mi ser
lucha contra aquel intrusismo

mdico-culinario,
al
segundo
intento me dejo hacer y el doctor
Frankestein introduce las pinzas de
la barbacoa prcticamente hasta el
mango.
Creo que le va a hacer falta
ms gel anestsico murmura
el stiro de las manos
desnudas
con
voz
enronquecida por el calentn
que le ha entrado al verme de
aquella guisa Y una mierda!- Le gritoComo me vuelvas a tocar el

culo te aviento una hostia que


te apao.
Mientras tanto, Frankestestein
se est empleando a fondo en la
tarea. Lo s por los retortijones de
tripa que me est provocando.
Tanto hurgar en mis intestinos ha
dado finalmente sus frutos. Slo me
da tiempo a darle un aviso:

Squeme eso del culo y


aprtese lo ms deprisa que
pueda grito
intentando
conservar la calmaEl mdico, quizs por un sexto

sentido adquirido con los aos de


experiencia saca las pinzas de un
tirn y se echa a un lado. Es este
ltimo movimiento el que hace que
mi intestino se descargue con una
inusitada violencia. Dos espasmos
salvajes y por la retaguardia me
sale un chorren semilquido de lo
que tiene que salir en tales
circunstancias. Cuando me doy la
vuelta para comprobar los daos
observo con gran regocijo por mi
parte que el salido de las manos sin
guantes no ha escuchado a tiempo la

advertencia y aparece ante mis ojos


con la bata blanca totalmente
embadurnada de manchas marrones
y la cara contrariada. Sonro
mientras digo con la satisfaccin de
la venganza consumada
Jdete, stiro!
Pero lo que tiene la naturaleza
es que es sabia por mucho que haya
pululando por ah un montn de
extraterrestres
intiles
e
indocumentados. Tras el ltimo
empelln escucho un sonido
metlico de algo que choca contra

el suelo. Es el huevo que sale de


mis entraas en lo que podra
considerarse
un
ABORTO
EXTRATERRESTRE
ESPONTNEO, como no poda ser
de otra forma.
De repente al huevo le salen
unas patitas y huye de aquel
quirfano donde no se le quiere
bien.

Anda y veste a cascla


ma! -le digo mientras
escapa con pequeos pasitos
de extraterrestre a medio

concebir- Y a ver si a la
prxima atinis, mamones, que
ya os vale!
El silencio se hace en la sala
pero yo, aunque con el culo
dolorido, me bajo de la camilla en
un periquete pidiendo mi ropa.

RESUMEN DE UN DA
ACIAGO

Con el alta mdica en la mano


me encamino hacia el parking del
hospital, con andar cansino, la
cabeza gacha y la tristeza que
inunda mi espritu tras los
acontecimientos vividos en el da
de hoy. All me espera mi esposa en

su coche. No s qu hora es pero ya


es noche cerrada cuando con una
rfaga de luces largas me da aviso
de
dnde
se
encuentra
esperndome.
Magullado,
dolorido,
maltratado y humillado abro la
portezuela y me cuelo en el asiento
del copiloto musitando un breve
Buenas noches.
Qu tal te encuentras?
me pregunta ella No tengo ganas de hablar
de nada te importa? Slo

quiero que acabe este puto da


y olvide pronto todo lo que he
vivido hoy.
Mi mujer, prudente, accede a
permanecer en silencio aunque por
dentro se muera de ganas de
conocer todos los detalles de esta
aciaga jornada en mi existencia.
El camino a casa se me hace
interminable. Ella conduce muy
despacio para evitar que el
traqueteo del vehculo subiendo por
los innumerables badenes me cause
el menor dao.

Tiene la mirada fija en el


asfalto. Me sorprende que no insista
en saber ms cosas. Ella no es as.
Normalmente es bastante ms
cotilla. Quizs sea mi demacrado
aspecto el que le ha afectado y
hecho enmudecer de repente y le ha
quitado las ganas de husmear en mi
desgracia.
En la oscuridad del habitculo
se escucha una especie de
carraspeo. Mi mujer se vuelve
fugazmente hacia m. Vuelvo a
escuchar un ruido. Esta vez suena

como una risa contenida. No puede


ser! Ella no!
Pero s. Ella s. Ella tambin se
re de m, con lo que me jode eso.
Veo como de pronto pega un
volantazo y se echa al arcn y, antes
incluso de que el coche se detenga,
estalla en una explosin de risas de
todas las clases y colores, sin poder
llegar a contenerlas. Las lgrimas
asoman a sus ojos y se dobla sobre
s misma todo lo que el volante le
permite.
Pero ser hija de la gran puta?

Pues no se est descojonando de


m la muy cabrita? Con los
sinsabores que he tenido que
padecer y en vez de apoyo moral lo
que recibo es este escarnio que me
duele en lo ms profundo del alma?
Y encima, para mayor ofensa
del que les habla me grita:
EMBARAZADO? SER
PRINGAO? PERO CMO
SE PUEDE SER TAN
IDIOTA?
Y contina carcajendose y
mofndose de m, que la miro con

los ojos inyectados en sangre y los


msculos una vez ms en tensin. A
punto estoy de abrir la puerta y salir
corriendo de aquel lugar de
infamia,
pero
respiro
profundamente unas cuantas veces y
consigo calmarme.
Soy un valiente no? Pues a
aguantar el tipo.
Al cabo del rato, incapaz de
permanecer por ms tiempo en
tensin, contagiado por el buen
humor de mi cnyuge, a mi boca
aflora una leve sonrisa que poco a

poco se transforma en una risa


franca para acabar unindome al
festival de carcajadas del que est
disfrutando mi mujer.
Pues s, amigos, la vida es
como uno se la quiera tomar, as
que si me queris llamar valiente
porque prefiero encararla con
talante positivo, pues me lo llamis.
Pero si me queris llamar cobarde
por no insistir en la lucha contra la
adversidadpues tambin me vale.
Yo soy lo que soy, y lo que es ms
importante de todo, me acepto y me

quiero como nadie nunca lo har.


Que os vaya bien el da pero
os aviso de que por muy seguros
que os sintis con vosotros
mismos
EN
CUALQUIER
MOMENTO SE OS PUEDE
TORCER.
Hasta aqu el relato de mi
funesto da. Pero no piense el lector
que en este punto se terminan mis
desdichas Ni mucho menos!
Como un iceberg que flota a la
deriva en el inmenso ocano
mostrando una pequea parte del

mismo, esto slo ha sido el


principio de mi calvario.

LA HISTORIA

Ha transcurrido ya cierto
tiempo desde que escrib esta
especie de diario de una asombrosa
ristra de desgracias. Con la
perspectiva que me otorgan los das
pasados, lo leo y lo releo y llego a
la conclusin de que el relato no
estara completo si no llegara a

referir el resto de la historia, todo


lo que despus de este da me
aconteci.
El objetivo? No s. Quizs
evitar que el tiempo acabe
difuminando mis recuerdos, o que
necesitaba asentar hasta el ltimo
detalle de la historia por si algn
da consegua encontrar alguna
explicacin razonable a todo esto.
As que me pongo manos a la
obra para sacar a la luz los
dolorosos y trgicos sucesos,
haciendo algo as como un ejercicio

de exorcismo, arrancando de mi
interior esta pelota de hiel amarga
que me atoraba el espritu hasta el
punto de no dejarme vivir en paz.
Si alguien por un momento ha
tenido la intencin de dudar de si la
historia acababa aqu, ramplona y
un tanto forzada, si pensaba que
este era el punto y final a las
aventuras y desventuras de Julin
Martnez Pez Vive Dios! Que ya
le digo yo que no ha de ser as.
Si un servidor se ha tomado la
molestia de llegar hasta este punto y

no se ha muerto de la vergenza
refiriendo intimidades a discrecin,
sin miedo al ridculo ni al escarnio
pblico, bien podr aguantar el
relato del resto de sucedidos, pues
como ya ha quedado dicho
innumerables veces no tengo miedo
a segn qu cosas.
As que con nimo ms
pedaggico que afn de notoriedad
o protagonismo, cosa que no est en
mi ser, retomo el hilo de esta
epopeya de tintes cotidianos y
rutinarios y espero que de su lectura

algn alma desorientada pueda


sacar alguna que otra conclusin
positiva aunque slo sea a modo de
aviso, algn aprendizaje pues ya se
sabe que hasta el ms tonto hace
relojes.
S, amigos, si me permits la
licencia de trataros como tales pues
as ya os siento al haberos hecho
partcipes de mis desgraciadas
intimidades en aquel funesto da de
infausto recuerdo para mi persona,
con vuestro permiso y sin nimo de
hacerme cansino en este punto

retomo, como digo, la historia con


el deseo de complaceros en la
medida de lo posible.
Quizs no quede del todo claro
al osado lector de esta mala reunin
de letras quin es quin. Bien, mi
nombre es Julin Martnez Pez y
como no he encontrado mejor
bigrafo que quiera referir mis
hazaas he tenido que dedicarme yo
mismo a juntar palabras sin estilo
alguno, para narraros esta historia.
Qued cortado el hilo de los
acontecimientos cuando mi seora

se descojonaba sin misericordia de


este que les escribe y quise
interrumpirlo con una mentirijilla,
una licencia potica que me tom
para no dejarla del todo mal, como
herida mal curada que con el
tiempo se acaba convirtiendo en un
ftido
foco
de
repugnantes
purulencias.
Pero en realidad no fue eso lo
que ocurri. Vayan yo a
continuacin los hechos cabales:
Mientras mi querida esposa se
carcajeaba de m no me rea ni un

poquito y cada lagrimn que


afloraba a los ojos de mi contraria
lo senta yo como una patada en los
mismsimos, una pualada trapera
revolviendo mis entraas.
Pero hete aqu que el destino me
deparaba al menos una pequea
alegra en aquel largo y fatdico
da. De repente, mi suerte dio un
giro de 180 grados (los ms
puristas diran de 360 aunque todos
comprendemos que esto no tiene
sentido alguno y no es ms que una
gilipollez redundante). Mi mujer

cada vez haca ms aspavientos,


que yo no dudaba en interpretar
como ataques sarcsticos a mi
integridad moral, hasta que las
luces de un coche que vena de
frente y que nos iluminaron por un
instante me hicieron ver que ella
tena un color de cara un tanto
extrao. Amoratado tirando a negro
se podra decir. Ella me miraba con
ojos saltones suplicando mi
intervencin. Al cabo del rato
entend qu era lo que le estaba
ocurriendo para su desgracia.

Estaba chupando un Saci que vete


t a saber de dnde haba sacado! y
se ve que con los espasmos que la
risa le estaba provocando se le fue
por mal sitio. Virtudes, que as se
llamaba y se sigue llamando mi
mujer gracias a mi providencial
aunque algo tarda intervencin
Se estaba asfixiando!
He de reconocer que por un
momento not cmo el fro soplo de
venganza acariciaba mi nuca y se
me pas por la cabeza una idea
cruel y despiadada contra aquella

cabrona sin compasin que haba


hecho mofa y befa de mi persona
sin la menor misericordia cuando
ms vulnerable me senta. Pero
consegu reaccionar con cierta
premura y, viendo que poda hacer
las dos cosas a la vez, es decir,
salvarla
y
tomar
cumplida
revancha, le propin un manotazo
bastante enrgico y aparatoso, para
qu nos vamos a engaar? entre los
dos omplatos, como maniobra de
recuperacin.
El caramelo no slo sali

despedido de su boca con la misma


intensidad con la que recibi el
golpe, quedndose pegado en el
parabrisas
para
posterior
rememoracin de la hazaa
salvadora, sino que con el mismo
impulso Virtudes golpe con la
frente el volante haciendo saltar el
airbag y llevndose un tercer golpe
con el cual yo sent sobradamente
satisfecha la cuenta que tena
pendiente con ella.
Virtudes
me
mir
entre
desconcertada y agradecida pero

doy fe de que en ese mismo instante


se trag sus risotadas para siempre
jams.
De camino a casa no volvimos a
cruzar palabra alguna en el coche y
el silencio se lleg a hacer tan
espeso que se podra haber
masticado.
Ahora, con la perspectiva que
me da el tiempo s que algo prendi
en ella, un miedo irracional, un
terror a la influencia del malino o
vete a saber t quin coo! Una
conciencia de la levedad del ser

humano. Que a mi persona le


sucedieran
cosas
extraas,
fatalidades y accidentes le daba un
poco igual y era cosa de risa y
divertimento. Pero que tambin le
pudiera ocurrir a ellaamigo, eso
eran palabras mayores, sapos
verrugosos que mi Virtudes no
estaba dispuesta a tragar.

COMIENZA
AVENTURA

LA

Aquel da, debo decir que


supuso un punto de inflexin en mi
anodina existencia. Y no slo a
causa de los avatares vividos y
sobre todo sufridos hasta que sal
del hospital acompaado de

Virtudes, mi esposa, sino porque


nuestra relacin dio un vuelco tras
el incidente del Saci como
cariosamente hemos dado en
recordarlo despus.
No s si fue la llama del amor,
algo apagaducha quizs por los
aos de convivencia y rutina, que se
aviv de repente, o fue porque
Virtudes cogi un miedo cerval a
todo lo que el ms all poda ser
capaz de depararle. O incluso
porque de alguna manera relacion
esta posibilidad de castigo del

karma con la influencia de mi


propia persona. El caso es que su
trato para conmigo se suaviz de tal
manera que me convirti en el
centro de su existencia. Todo su
afn era tenerme contento no fuera
que en caso contrario el mal se
cebara con ella a travs de m.
Infeliz! Bien demostrado me ha
quedado que cuando el del moo se
encabezona con uno (o una) poco o
nada se puede hacer para
remediarlo.
Pero Qu quieres? No hay mal

que por bien no venga y yo me


dispuse a aprovechar aquella buena
racha lo mejor que pude.
As pues no tena ms que abrir
la boca si quera que me hiciera un
buen cocido, o si decida montar
una timba en el saln de mi casa
con algn que otro amigote, o si
sala hasta tarde y vena con el
morro un poquito caliente de libar
Mahous
y
otras
bebidas
espirituosas, que ella consenta a
todo haciendo mutis por el foro y
con una sonrisa de complacencia.

Hasta el sexo mejor! Como lo


cuento. De cuando en cuando,
cuando yo senta el llamado de la
naturaleza,
gozbamos
de
fantsticas y salvajes sesiones
amatorias de por lo menos cinco
minutos, lo cual no dejaba de ser un
gran logro en nuestra relacin como
pareja tal y como haba ido
degenerando la cosa con los aos.
Al menos en mi modesta opinin.
Qu puedo decir? Yo me senta
razonablemente satisfecho. Era la
envidia de mis amigos, que cuando

contemplaban a mi solcita esposa


acceder a cuanto a m se me ocurra
pedir con una sonrisa en la boca
sentan cierta pelusa por ello y no
acertaban a comprender la razn de
semejante salto cualitativo en mi
existencia.
Incluso un buen da, sbado
para ms seas, se me ocurri
demandarle algo que ni en sueos
me hubiera atrevido a pedirle en
anteriores circunstancias a causa de
su estricta educacin religiosa.
Hablo del sexo oral. Escalofros

me recorren el lomo cuando lo


rememoro!
Y eso que la cosa comenz con
u n simptico malentendido pues la
primera vez que se lo ped por
aquello de que la hache no se
pronuncia en castellano ella me
entendi que lo que le propona era
sexo horal, es decir,
Cada hora!
La pobre me puso una carita de
circunstancias al pensar en tan
grande frecuencia sexual porque la
falta de costumbre haba hecho que

ya tuviera sus partes ntimas en


carne viva en esta nueva etapa
condescendiente y la idea del frotefrote cada hora le daba verdadero
espanto. Pero una vez le hube
aclarado exactamente qu quera
tambin consinti en ello cuando yo
se lo solicitaba.
He de confesar adems que con
estas facilidades acab cayendo en
la relajacin ms pattica y el
descuido de sanas costumbres como
la higiene, y reconozco que haba
das que aquello deba saberle a

pat de roquefort Pobre! Despus


de estas sesiones se tiraba horas y
horas con el colutorio de eucalipto
intentando
minimizar
las
consecuencias que en forma de asco
aquello le provocaba.
Pero yo en mi delirio fui
volvindome cada vez ms egosta
sin preocuparme de lo que ella
pudiera sentir, sin darme cuenta de
que todo tiene un lmite y que
Virtudes estaba ya llegando al suyo.
Fue una noche de pasin a las que
acostumbrbamos
por
mi

insistencia que en pleno forcejeo


animal a m se me escap un pedete
que por ser silencioso y discreto
trat de obviar como si no hubiera
ocurrido nada. Pero tras la fabada
que me haba preparado para comer
aquel da con su chorizo, su
morcilla, su tocinito y aquellos
judiones, no caba ms que esperar
la tragedia. Nuestros cuerpos
sudorosos pronto fueron rodeados
por un halo pegajoso y nauseabundo
que fue imposible de disimular.
Hasta aqu habamos llegado!

Esto sumado al hedor de mis


calcetines con cuatro das de puesta
y al canto de mis alerones y mi
boca, tras das de ley seca en lo que
al contacto con el agua se refiere,
fue la gota que colm el vaso de su
santa paciencia.
Ella, se ve que en su fuero
interno sopes a qu le tena ms
miedo, si a mis impulsos montunos
con aromas de feromonas de lobo
en celo o a las consecuencias con
las que el ms all poda castigarla.
Y se dio cuenta de que toda la ira

del otro mundo junta no poda ser


peor que lo que la pobrecita
ltimamente sufra en silencio.
Con toda la delicadeza de que
fue capaz en ese momento, que no
fue mucha, la verdad, me apart de
un empujn llamndome gorrino
maloliente y prfido stiro con
efluvios de cabra montesa.
Cari me dijo muy seriaesto tenemos que solucionarlo
a la voz de ya.
Una vez obligado a darme una
ducha con salfumn y frotarme bien

con piedra pmez, bien ventilada la


habitacin y cambiadas las sbanas,
Virtudes, seria como pocas veces la
haba visto, me habl con su
habitual franqueza, es decir, a lo
bestia, sin tacto:
Mira Julin, esto no puede
seguir as. Tenemos que
buscarle una solucin. Una
cosa es estar todo el da dale
que te pego, que lo puedo
entender, y otra que seas un
guarro redomado. O te aseas
un poco o no hay tuta. Que una

tiene su estomaguito.
Aunque yo saba en mi fuero
interno que aquella situacin
celestial no poda durar, el cielo
con todas sus estrellas y planetas se
me vino a caer encima.
Se jodi lo que se daba!
La solucin, evidentemente,
pasaba por que yo volviera a la
racin carcelaria de pan y agua de
antao y tras la abundancia el paso
a la miseria como que se lleva mal,
muy mal Pero que muy mal!
Pero si quera ser sincero

conmigo mismo deba reconocer


que mi abnegada esposa tena toda
la razn.
En ese mismo momento hice
examen de conciencia y jur que no
lo volvera a hacer con los
calcetines del da puestos y, si
acaso, intentara darme un agita
antes de pedirle cosas raras.
Incluso con esta disposicin yo
intua que eso no iba a solucionar el
problema. Llamadme adivino, pero
mi instinto de explorador Sioux as
me lo haca presentir.

Virtudes habl y habl durante


mucho tiempo, demasiado para mis
precarias entendederas masculinas
que suelen aturullarse cuando el
tono del sonido de la voz femenina
se extiende ms all de los de cinco
minutos, y yo, ms pendiente de lo
que estaba a punto de perder que de
la severa y ms que justificada
charla, apenas s le prest atencin.
Mi querida esposa, entre otras
muchas virtudes y haciendo honor a
su nombre, tiene que es muy fina y
las caza al vuelo y viendo que yo no

le estaba haciendo ni puetero caso


call un instante frunciendo el ceo
imperceptiblemente. Yo no lo vi
venir. Entonces, perdido totalmente
el miedo hacia mi persona, decidi
llamarme contundentemente la
atencin con un guantazo con toda
la mano abierta que se me qued
marcada dedo por dedo en mi
carrillo derecho. Mano de santo,
oye. A partir del tortazo no perd
ripio del mensaje que sus palabras
trataban de transmitirme.
Efectivamente pude constatar

que el mal ya estaba hecho, que


habamos llegado al punto de no
retorno, que se me acab la buena
vida. Virtudes no estaba dispuesta a
seguir tragando en todos los
sentidos de la expresin, Vamos!
Que se plantaba an a riesgo de
que, corroborando sus ms ntimos
temores, las maldiciones del ms
all cayeran sobre ella. Decidi
afrontar ese reto.
Haba tomado la decisin
unilateral de enfrentarse a aquel
desconocido enemigo incorpreo

que, daba por hecho, se estaba


cebando conmigo y por aadidura
con ella y, por cojones, yo iba a
tener que ayudarla.
En un momento me haba
desvelado su plan.

MI PRIMO EDELMIRO

Me habl entonces de mi primo


Edelmiro y de su mujer, Paquita,
con la que ella haca muy buenas
migas y me sugiri que quedramos
un da con ellos para que nos
explicaran con pelos y seales
cmo se haban librado del

maleficio que tiempo atrs haban


padecido en la persona de
Edelmiro[6] para emularlos en la
espera de conseguir el objetivo
deseado, que no era otro que
quitarnos la supuesta maldicin de
encima, burro del cual Virtudes no
se bajaba. Aunque por mi parte no
me hallaba yo convencido del todo
en este particular. Simplemente lo
haba achacado a la mala suerte.
Sin embargo no poda por menos
que reconocer que para ser mala
suerte aquello era demasiada mala

suerte.
Acced
pues
a
sus
requerimientos aunque si he de ser
sincero, con la esperanza de no
perder al menos algunas de las
prebendas con las que haba
disfrutado en los ltimos tiempos,
ms
que
porque
estuviera
convencido de que un ente mala
gente se hubiera empecinado en
amargarnos la vida.
Yo, aunque apreciaba en gordo
a mi primo por ser uno de los pocos
familiares directos que tena y

haber tenido una buena relacin con


l cuando ambos estbamos
solteros Qu buenos tiempos
aquellos, redis!, no acababa de
ver viable aquella idea. Conoca
muy bien su debilidad por la carne,
la de hembra humana y no por ser
precisamente un canbal sino
porque era un stiro que disparaba
a todo lo que se mova sobre todo
si tena unas buenas caderas y un
par de turgentes y duras tetas.
Edelmiro haba sido siempre un
gran depredador en asunto de

mujeres, y ya en el pasado, bien


casados ambos, haba tenido que
pararle los pies en ms de una
ocasin porque estos se le iban tras
mi virtuosa Virtudes. Al fin y al
cabo ningn lazo carnal o
parentesco les una y, mal est que
yo lo diga, pero mi esposa estaba
todava de muy buen very tocar.
Y por lo que se ve Edelmiro
pensaba exactamente lo mismo.
Un escalofro siniestro recorri
mi columna vertebral desde la nuca
hasta la rabadilla.

Quitando aquellos pequeos


rocecillos la verdad es que en la
juventud habamos pasado muy
buenos ratos Pero que muy buenos!
De su mano, pues era algo mayor
que yo, aprend a deleitarme con
los placeres mundanos, mus, sexo y
Mahou, que en ello siempre me dio
sopas con ondas. Aunque para no
faltar a la verdad la gran diferencia
entre nuestras experiencias que me
haca a m sentirme un tanto
acomplejado por mi primo se bas
ms en la infancia que Edelmiro

haba llevado, criado entre


quincalleros y su consecuente
premura en madurar, que en la
diferencia de edad conmigo, que
tampoco era tan grande. Si tengo
tiempo, algn da contar algunas
de las numerossimas ancdotas que
nos acontecieron, que hay casi para
escribir un libro. Igual cualquier
da me animo despus de esta
experiencia, porque la vida de mi
primo Edelmiro da para eso y
mucho ms.
Pero por no dejar al lector con

la miel en los labios le referir una


pequea ancdota que me ocurri
siendo yo un adolescente a causa de
la influencia que mi primo ejerci
en mi vida.
Recuerdo lo obsesionado que
me dej cuando me cont cmo fue
su primera experiencia sexual.
Psmate! Segn me coment la
primera vez Lo hizo con una cabra!
[7] (La asurda e inqueible historia
de Edelmiro Pez II: Er desenlace
http://www.bubok.es/libros/221997/L
asurda-e-inqueible-historia-de-

Edelmiro-Paez-II-Er-desenlace
Aquella confesin de mi primo,
que para m era mi hroe y mi gua
por lo precoz de su desarrollo me
dej muchos das sin dormir
dndole vueltas a la cabeza
constantemente. Me lleg a
obsesionar hasta el punto de que
durante uno de los muchos veranos
que pas en el pueblo con mis
abuelos le ech el ojo a una burrilla
pequea que ellos tenan para
llevar y traer los aperos a la
pequea finca que cultivaban a las

afueras. Las tardes de cancula


mezcladas con una alterada
ensalada
de
feromonas
en
ebullicin
son
una
mezcla
terriblemente explosiva en un
adolescente como yo era en aquella
poca.
Aunque debo reconocer que mi
experiencia
no
result
tan
placentera y satisfactoria como la
que sobre mi primo Edelmiro relata
en el mencionado libro su
improvisado y malvolo bigrafo
oficial, que Al confunda.

Una tarde soporfera de verano,


mientras mi abuelo y la cuadrilla
haban hecho un alto en las faenas
del campo para comer y reposar
con una ligera siesta bajo unas
higueras, andaba yo merodeando un
tanto aburrido a la orilla de un
arroyuelo que por all discurra
intentando cazar alguna rana con mi
tirachinas.
Entonces la vi, atada al pie del
agua a la sombra de un nogal,
absorta de cuanto le rodeaba.
Yo, que me senta gonadalmente

alterado con un bulle-bulle en mis


entresijos que no poda con l y
haba ya degustado en bastantes
ocasiones los placeres de la
autosatisfactoria
pajilla,
obsesionado con pasar a mayores,
record entonces la historia que en
su da me haba contado Edelmiro
y, ni corto ni perezoso, all mismo,
me dispuse a emularle lo mejor que
supe, dando un salto cualitativo en
mi sexualidad. Al abrigo de
miradas indiscretas me ech abajo
los pantalones y me coloqu tras la

burra dispuesto a saciar a costa del


inocente animal mis descomunales
apetitos sexuales. Aunque era
bajita, todava me quedaba un
poquito alta para el propsito que
me traa entre manos, o mejor dicho
entre piernas. Por ello arrastr
desde un campo cercano una alpaca
de paja para poder subirme en ella
y proceder con comodidad. La
burra, que ya se haba percatado de
mi presencia con el trajn que me
traa a sus espaldas se agitaba algo
nerviosa. Pero yo ya no tena ojos

nada ms que para para,


bueno, espero que me entendis. Sin
ms prembulos ni preliminares a
la primera oportunidad en que ella
levant el rabo para espantarse
unas moscas me lanc a fondo
contra aquella casta peluda. Mas
apenas dado el primer empelln y
mientras se me caa la baba por el
lateral de la boca, la borrica, a lo
que se ve, pdica y recatada como
nunca despus conoc a hembra
alguna, se levant sobre las patas
delanteras y me arre una coz en

todos mis entresijos que aparte de


aplacarme de golpe la hasta ese
momento desatada lbido me mand
varios metros hacia atrs.
Grit de dolor y, de aquella
guisa, con los pantalones bajados y
los huevecillos amoratados e
inflamndose por momentos me
encontr mi abuelo y la gente de su
cuadrilla, que haban acudido
prestos al estruendo sin acertar a
explicarse qu coo era lo que me
haba podido ocurrir para andar
rodando por el suelo con el asunto

al aire.
Por supuesto yo guard
respetuoso silencio al respecto pues
recuperado el resuello senta que
me mora de la vergenza. Aquel
sucedido qued en secreto en lo
ms ntimo de m hasta hoy que he
decidido abriros mi corazn. Cierto
es que en mi semiinconsciencia,
cuando andaba siendo atendido por
los hombres de mi abuelo, vi
acercrseme al tonto del pueblo
susurrndome al odo algo que
hasta mucho tiempo despus no

llegu a entender del todo:


La oveja es mejor bicho. La
oveja es mejor bicho Dnde
va a parar!
Mientras, el resto de la
cuadrilla asenta severamente.
Pido disculpas por este inciso y
contino con mi historia.
De modo que tomamos la
decisin, Virtudes y yo, (ms ella
que yo porque en lo ms profundo
de mi corazn no acababa de fiarme
de mi primo) de ponernos en
contacto con ellos, cosa que cuando

hicimos les alegr sobremanera y


nos demostraron muy sinceramente
invitndonos a pasar unos das en
su compaa.
Animados por tan exitosa
acogida decidimos ir a hacerles una
visita al camping donde estaban
pasando la temporada, pues se
haban vuelto unos cebolletas [8]
con la edad y aunque eran
campistas antiguos y muy avezados
ya no se movan con la intrepidez
de antao, cuando eran ms
jvenes, vidos de conocer mundo

con una caravana a las espaldas.


Ni que decir tiene que la
delegacin de Mahou de la zona
celebr
aquel
asentamiento
campista por el incremento notable
de sus ventas. De todos es conocida
la aficin de los campistas a beber
cerveza [9] y mi primo era un
portento en tales menesteres. Tal
era Edelmiro.
Y lleg el da de la partida.
Aparentemente habamos preparado
aquel viaje con cuidadoso esmero,
a conciencia. Como profanos del

camping nos dejamos aconsejar por


Paquita y Edelmiro en lo referente a
la logstica, utillaje campista y
avituallamiento vario. Tenamos
asegurado dnde dormir ya que sus
hijos estaban junto a los nuestros de
campamento en un albergue cercano
al alcarreo pueblo de Trillo, tan
bien descrito por Don Camilo Jos
Cela en su Viaje a la Alcarria y
quedaban unas camas libres en la
flamante
caravana
que
recientemente haban adquirido, lo
ltimo de lo ltimo en comodidades

y sibaritismo campista.
Sobre todo, Edelmiro hizo
mucho hincapi en que no
olvidramos llevar Mahous. Como
para una boda nos recomend
concretamente. Y as hicimos. En el
maletero de nuestro coche pude
acoplar unas cuantas decenas de
botes de Mahou siguiendo las
instrucciones de mi primo y para
las ocasiones especiales, que
seguro que habra de deparar la
visita, un par de barriles de
Franciskaner, que era la debilidad

de Edelmiro.
Quin sabe! Quizs, con la
perentoria excusa del ms all
podramos
pasar
unos
das
agradables junto a este querido
matrimonio.
Partimos muy de maana hacia
el camping donde se encontraban,
cuyo nombre me abstendr de
revelar con el nimo de preservar
la intimidad de Paquita y Edelmiro.
Baste notar que era un pequeo
camping de la provincia de Murcia,
en la maravillosa Costa Clida.

La razn de que Edelmiro y


Paquita hubieran elegido aquel
emplazamiento tan distante de su
ciudad, Segovia? No era otra que
mi primo, que se haba hecho
tristemente
famoso
como
consecuencia de la publicacin de
dos libelos narrando sus aventuras
y desventuras por esos campings de
Dios[10], supona que en aquel
apartado rincn de Espaa,
probablemente
podra
pasar
desapercibido y no hacer honor a
tan mala fama como le preceda y

persegua donde quiera que se


aposentara. A decir verdad mucha
gente pas buenos ratos mofndose
injustamente de mi querido
pariente.

EN LA CARRETERA

Partimos muy de maana y yo,


poco previsor como siempre, haba
olvidado repostar el coche el da
anterior, as que la primera parada
hubo de efectuarse obligatoriamente
en una gasolinera a la salida de
nuestra ciudad donde habitualmente

los camioneros paraban a descansar


durante la noche de sus largos
trayectos. Como era autoservicio,
es decir, de las que te cobran por un
trabajo que haces t mismo, llen el
depsito
y
entr
en
el
establecimiento con la intencin de
abonar mi cuenta.
El dependiente me resultaba
familiar pero con el sueo que
arrastraba a esas horas mi cabeza
no me dio lo bastante como para
reconocerle.
Me fastidi un poco la sonrisa

burlona que esgrima cada vez que


me miraba, pero no tena ganas de
trifulca tan de maana, as que
decid no hacerle el menor caso.
De repente, sent cmo una
mano recia me atacaba por la
retaguardia colndose entre mis
piernas y agarrndome el paquete.
Con la impresin y el susto marqu
el pin de la tarjeta mal y se me
atragant el caramelo que tena en
la boca en aquel momento. Una voz
varonil tambin muy familiar me
susurr al odo:

Hola guapetn Vienes a


por ms, ma-cho-te?
Mierda! Cuando volv la
cabeza
reconoc
a
una
camionera/camionero que ya haba
conocido en otra ocasin, no s si
recordis que algo cont al
respecto. Era la terrible Dorothy,
como hbilmente el lector habr ya
supuesto.
Lo que tienen las gasolineras
son unos escaparates amplios y muy
luminosos para que pueda verse
desde fuera todo lo que hay dentro.

Y Cmo no! Virtudes, que bastante


aburrida estaba siguiendo en butaca
de primera fila mi devenir dentro
del establecimiento, se haba fijado
en lo que no tena que fijarse para
mi desgracia. Como un Miura la vi
de reojo saliendo del coche y
dirigindose hacia el interior del
local dispuesta a poner orden
dentro de aquel establecimiento
maldito. Abri la puerta de un
empujn que en otras circunstancias
me hubiera recordado a John
Wayne buscando al malo en el

saloon, y enfil hacia donde nos


encontrbamos la camionera, que
por cierto no me haba soltado de
donde
se
haba
agarrado
inicialmente, y yo.
Viendo que Virtudes se
acercaba con intenciones asesinas,
para disimular delante de mi
querida esposa, lo primero que se
me ocurri fue decir:
Quita so puta! Qu no ves
que yo no busco compaa?
Ah tengo que reconocer que
estuve fino. Aquellas palabras que

haban llegado a odos de mi


Virtudes claras y fuertes en el
momento preciso sirvieron para que
ella canalizara ahora toda su ira
contra la camionera en vez de
repartir las hostias entre los dos
como era su pretensin inicial.
Dorothy no estaba preparada para
semejante avalancha de tortazos,
araazos y empujones y slo fue
capaz de disimular musitando al
tiempo que se escabulla de la
contienda con su poderosa fuerza:
Uyyyy! Perdona maricn, -

me dijo hacindose cargo de


inmediato de la situacin y
guindome cmplicemente un
ojo pintado con una sombra
verde esmeralda que me traa
no malos recuerdos- es que te
haba confundido con otro.
Empezbamos mal el viaje
Manda huevos! Yo y mi mala
cabeza. De todas las gasolineras
donde poda haber repostado tuve
que elegir precisamenteaquella.
Tras el incidente nos sentamos
de nuevo en el coche con Virtudes

algo ms calmada aunque todava


resoplando por el inusitado
despliegue de violencia mostrado.
Yo decid no hacer comentarios
para que la cosa se fuera enfriando,
pero por un breve momento me
pareci ver un brillo de sospecha
en su mirada. En cualquier caso si
algo no le cuadraba en todo aquel
asunto Virtudes se lo haba
guardado en su cajn especial de
ya te enterars ms tarde cuando
me convenga.
Al maniobrar con el coche para

salir de la gasolinera tuve que pasar


al lado del camin de Dorothy cuya
cabina estaba iluminada. Dentro se
vea a esta retocndose los labios y
atusndose un poco el pelo que
Virtudes le haba desordenado en su
fiero ataque. Ambos, Virtudes y yo,
no pudimos evitar dirigir nuestras
miradas hacia aquel punto fatdico.
Cuando la camionera/camionero se
percat de este fugaz inters por
ella se bes la palma de la mano y
sopl en un claro gesto hacia donde
nos encontrbamos.

Visto y no visto. Virtudes,


vuelta a revolucionar, haba abierto
su puerta en marcha y tena ya
medio cuerpo fuera y si no es
porque la sujeto del brazo con
firmeza se hubiera tirado al asfalto
para arrancarle los higadillos a
aquella descarada.

Ta putaaaa! So
zorraaaaa! Me cago en toda tu
estirpe! -le grit como una
verdulera en un ataque de ira
mientras vea cmo su deseo
de venganza era frustrado por

la fuerza bruta de mi brazo que


impeda que la cosa pasara a
mayores y sobre todo que se
hiciera dao, porque en aquel
estado mi mujer no conocaCiertamente, Virtudes se lo
haba tomado bastante mal. Menos
mal que ni por asomo poda
sospechar la verdad de lo que haba
ocurrido en aquel camin das
atrs. Que digo yo que la cosa era
as, quizs por mi deseo de que, al
menos, as le pareciera a mi mujer.
No quiero ni pensar qu me

ocurrira si se enterara.
Pis el acelerador obligando a
mi mujer a volver a cerrar la puerta
y, haciendo ruedas, nos despedimos
definitivamente de aquel lugar.
Conect la radio del coche
intentando buscar algn programa
donde pusieran algo de msica que
pudiera calmar a la fiera pero en
vez de eso, lo que tienen los
programas de madrugada, haba un
grupo de personas hablando de un
tema bastante manido y totalmente
inadecuado
para
mis

propsitos:La
promiscuidad
varonil. Cambiando totalmente el
tercio puse un CD del grupo Nuevo
Mester de Juglara, a ver si con las
jotas consegua distraer su atencin
y rebajaba su nivel de ira, cuya
aguja se acercaba peligrosamente a
la zona roja de calentamiento con
riesgo de explosin.
No s si fue la msica o que la
intensidad de las emociones la
haban dejado rendida, pero
finalmente, sin pronunciar palabra,
Virtudes reclin su asiento hacia

atrs y se qued totalmente


dormidita.
Al menos hara un viaje
tranquilo.
Pero claro Cmo iba a ser
eso?
A los cinco minutos de doblar
el pico Virtudes comenz a roncar.
Al principio me hizo gracia y
pens:
Pobrecilla. Debe ser por
los momentos de excitacin
que acaba de pasar.
Pero cuando ya llevaba una

hora roncando como un u en


tiempo de celo mi concentracin al
volante se fue diluyendo a medida
que un estado de alteracin
creciente se iba apoderando de m.
Los prpados se me abran y
cerraban solos en un tic nervioso
incontrolable y tena las uas
clavadas en las palmas de las
manos por la fuerza con la que
estaba agarrando el volante. Y lo
que era ms peligroso, haba
hundido el pie derecho en el pedal
del acelerador sin darme cuenta y

comenzbamos a ir a una velocidad


un tanto peligrosa.
No s cunto tiempo dur esta
situacin, pero s s en qu
momento acab de golpe. Todava
era de noche y al cruzar por debajo
de un puente de la autova me
pareci ver una especie de reflejo
sospechoso. Todos los sentidos me
retornaron
de repente,
e
instintivamente levant el pie del
acelerador.
Pero ya era tarde.
Unos cientos de metros ms

adelante vi en el arcn una luz azul


y varios chalecos reflectantes que
se movan con un polo luminoso
hacindome seas para que me
detuviera
donde
ellos
se
encontraban.
Mierda puta! Me acababan de
cazar.
Cuando detuve mi vehculo en
el arcn, tras el coche de la guardia
civil, un agente se acerc
indicndome por seas que bajara
la ventanilla.
Documentacin, por favor.

Sabe usted a qu velocidad le


ha fotografiado el radar un
kilmetro ms atrs?
Virtudes haba enganchado bien
el sueo porque ni siquiera haba
hecho amago de despertarse y
segua roncando estruendosamente.
Debo confesar que en ocasiones
soy rpido de reflejos, as que, sin
pensarlo dos veces, mi mente ide
un plan evasivo perfecto.

Ya lo s agente le
contest en el tono ms
convincente que me fue

posible que fue simulando una


especie de ataque de nerviosEs que hemos salido de viaje
mi mujer y yo, bamos
hablando normalmente y, de
repente, se ha desmayado y a
comenzado a respirar con
dificultad. Entonces me he
puesto nervioso y he pisado el
acelerador para llegar lo antes
posible al servicio mdico de
la primera poblacin que me
encontrara La oye cmo
respira?

Virtudes,
inconscientemente,
estaba contribuyendo a hacer ms
creble mi coartada. El agente se
retir a departir con uno de sus
compaeros. Nuevamente en un
corto lapso de tiempo sent la
mirada de la ley fijamente clavada
sobre mi nuca. Al cabo de un par de
minutos volvi a acercarse al coche
con un papel en la mano.
Rpido! me dijo al fin
hacindose cargo de lo urgente
de la situacin- No hay tiempo
que perder, a veinte kilmetros

tiene usted el hospital ms


cercano.
Tenga
esta
recomendacin
para
que
atiendan a su mujer con la
mayor rapidez posible. Mi
hermano
trabaja
en la
recepcin de urgencias. Dgale
usted que van de parte del
cabo Tutecre y le atendern
bien.
Tutecre? Muchas gracias,
cabo. Voy para all ahora
mismo.
Hostias! Saba que era fino

pero desconoca hasta que punto


poda
ser
manipulador
y
maquiavlico. Con un orgulloso
sentimiento
de
soylarehostiaymerodelquehagafalta
me met la recomendacin del cabo
Tutecre en el bolsillo de la camisa
sin entretenerme en leerla y aceler
para volver a la autova.
Efectivamente, transcurridos unos
veinte
kilmetros
vi
una
sealizacin de un hospital y me
desvi con la intencin de seguir
haciendo el parip no fuera que la

cagara despus de tan genial


interpretacin. Me presentara al
hermano del cabo dicindole que
mi mujer se haba recuperado, que
muchas gracias y hasta luego. Iban a
ser unos minutos nada ms y mi ego
me demandaba ms interpretacin.
Detuve el coche en el parking
cerca de las urgencias y me dirig a
la entrada. All pregunt por el
doctor Tutecre.

Doctor Tutecre? me
contest una somnolienta
administrativo- En el hospital

no hay ningn mdico que se


llame as.
Por favor, mire bien- le
dije un tanto escamado- me
acaba de mandar para ac su
hermano, que es guardia civil
de trfico.

Seor, le repito que no


existe ningn doctor con ese
nombre en este hospital.
Para demostrarle a la seorita
que deca la verdad ech mano a la
nota que me haba dado el cabo
Tutecre y all en el mostrador se la

desdobl y ense con una sonrisa


de satisfaccin. La administrativa
tom la nota, la ley y puso cara de
circunstancias.
Ja,ja, re para mis adentros.
Vers cuando venga el doctor
Tutecre y te emplume
La seorita hizo seas para que
se acercaran los compaeros que
estaban por all, camilleros,
conductores
de
ambulancia,
enfermeras, mdicos de guardia
en fin TODOS. Despus no pudo
contener la risa hasta que se cay

de la silla, e incluso en el suelo


segua partindose el culo como el
resto de la ociosa plantilla de aquel
hospital. Me devolvi la nota.
Entonces todo el peso de la
vergenza cay sobre m con un
golpe tan violento como humillante.
En la nota haba un encabezado
que deca:
SANCIN
ADMINISTRATIVA
Y ms abajo:
Cuatrocientos euros y cuatro
puntos de carnet por exceso de

velocidad e intento de estafa a un


agente de la autoridad
Y para colmo del cachondeo la
nota llevaba adherido un posit en el
que se poda leer pulcramente
escrito a mano:
Cabo Pero TUTECREes que
en la guardia civil nos chupamos el
dedo?
Definitivamente me jode que se
ran de m, pero si he de ser sincero
debo reconocer que esta vez me lo
haba ganado a pulso, por
gilipollas.

Cabizbajo me dirig lentamente


hacia el lugar donde haba dejado
el coche Y a Virtudes dormida
como un lirn! Joder! Con todo el
ajetreo se me haba olvidado mi
mujer que no se haba despertado
en todo este tiempo.
Volv a meter la puetera
recomendacin en mi bolsillo
resignado a pagar la cuantiosa
multa y a la prdida de puntos en mi
hasta ahora intachable carnet de
conducir.
Pero
otra
sorpresa
me

aguardaba cuando llegu al coche:


Virtudes no estaba dentro!
Con el corazn encogido en un
puo mir alrededor buscndola,
pero no consegu divisarla.
Esta se ha despertado, se ha
asustado al verse sola en un
lugar desconocido y vete t a
saber dnde se ha metidodeduje
con
cierta
desesperacinComo un loco comenc a
deambular por aquel parking
en busca de mi media naranja,

busqu entre las filas de


coches que a esas horas no
eran muchos, busqu tras los
setos por si se haba
despertado con ganas de mear,
busqu, busqu y busqu
Nada! Y a medida que
transcurra el tiempo y no
consegua encontrarla mi
congoja iba en aumento.

A que me la ha
secuestrado una banda de
traficantes de rganos? Pens
cada vez ms nervioso-

Pobrecica ma! El miedo que


tiene que estar pasando.
Descart por razones obvias el
ir a pedir ayuda a la recepcin del
hospital. Aquella odiosa plantilla
se iba a rer otra vez de su seora
madre.[11]
Desesperado volv a mirar
alrededor. Cuando ya no se me
ocurra dnde ms buscar, de
repente mi mirada se detuvo al
contemplar un camin que me
resultaba familiar aparcado en una
amplia avenida que discurra justo

al otro lado de la valla del hospital.


No poda ser!
Era el camin de Dorothy! la
camionera/camionero,
bien
conocida/conocido por m.
Pero qu narices pintaba aquel
camin all? Era completamente
absurdo. Una sospecha terrible
turb entonces mis pensamientos.
No
sera aquella
conductora/conductor una especie
de psicpata? No le habra sentado
mal la escenita de la gasolinera?
No nos habra seguido con nimo

de venganza? Tendra algo que ver


aquella
presencia
con
la
desaparicin de mi Virtudes?
Demasiadas preguntas y ni una
sola
respuesta
medianamente
coherente que echarme a la boca.
Slo haba una forma de
confirmar mis sospechas.
Volv al coche y cog un bate de
bisbol que mi hijo el pequeo
siempre se deja all por si tenemos
ocasin de echar un partidillo
cuando vamos al campo de
excursin y me encamin corriendo

presa del pnico hacia el camin.


Cuando
estuve
lo
suficientemente cerca pude percibir
cmo una rendija de luz se
escapaba entre las tupidas cortinas
de la parte trasera de la cabina y
que yo bien saba que era un
dormitorio muy cmodo.
Expuls aquellos agradables
recuerdos de mi mente. Ni era el
lugar, ni mucho menos el momento
con
Virtudes
en
paradero
desconocido.
Ahora se trataba de un tema

serio, se trataba de mi esposa.


Deba irrumpir en aquel camin y
salir de dudas.
La
pobre
deba
estar
aterrorizada, si es que estaba all,
pero Qu otra cosa poda ser? No
era demasiada casualidad?
Me encontraba ya al otro lado
de la valla del hospital a unos diez
metros de la cabina del camin
cuando escuch un alarido que me
hel la sangre. Jurara que aquella
voz era la de Virtudes, pero sonaba
tan rara...

Porque la situacin no se
prestaba a ello pero aquel grit se
me asemej a otros que suele dar
ella en otras circunstancias, cuando
hacemos uso del matrimonio,
concretamente. Aunque nunca los
dio tan intensos, la verdad sea
dicha.
Dios! Chorreando adrenalina
por todos los poros de mi piel
empu el bate y me acerqu ms a
la cabina de aquel fatdico camin.
Esper.
Incluso haba dejado de respirar

para poder escuchar algn ruido


que confirmara mis sospechas.
Ahora no se escuchaba nada. El
silencio ms absoluto. Durante
cinco minutos permanec en aquella
posicin con el bate en alto
dispuesto a lanzar un feroz ataque
contra quien quisiera que hubiera
hecho dao a mi querida Virtudes.
Nada.
Entonces la puerta de la cabina
se abri lentamente dejando
escapar la tenue luz que emita la
lmpara del techo de la misma.

Tens mis msculos. Estaba


dispuesto a matar si era preciso.
Lo que vi me dej patidifuso
aunque reconozco que consigui
aliviarme.
Virtudes estaba saliendo de
aquella cabina tan pancha!
Menos mal! Al menos pareca
encontrarse bien.
Para ser sinceros no solo
pareca estar bien. Tena un brillo
especial en la cara. Transmita una
sensacin de paz que me resultaba
familiar

Bajaba como si fuera flotando.


En la frente not cmo dos
protuberancias
comenzaban
a
crecerme. Figuradas, s, pero yo las
senta como si fueran reales.

Hola cari me salud


extraamente cantarina y sin
inmutarse un pice al darse
cuenta de que yo estaba all
con el gesto tensoTras ella vi asomar la cabeza y
medio cuerpo desnudo de Dorothy
la camionera, aunque en este caso,
sospechaba que haba actuado como

camionero.
Virtudes me bes despistada.
Por fin la haba encontrado! Pero
slo a su cuerpo, porque su mente
pareca estar lejos de all Muy
lejos!
Cuando le ped explicaciones
por su ausencia me cont que,
casualmente, Dorothy tena que
transportar una carga por la misma
carretera que habamos tomado
nosotros, que nos vio parados en un
control de la guardia civil, y que se
haba decidido a seguirnos hasta el

hospital por si era necesario que


nos echara una mano. Qu generosa
despus de cmo la habamos
tratado!
La historia era, cuanto menos,
difcil de creer.
Virtudes,
continu
explicndome mi mujer, haba
despertado algo asustada en aquel
oscuro parking sin saber muy bien
qu era lo que estaba ocurriendo
cuando alguien golpe con los
nudillos la ventanilla pensando que
se haba indispuesto o algo

parecido. Era Dorothy. Virtudes, al


ver a alguien relativamente
familiar, porque inicialmente no la
haba reconocido, se tranquiliz, y
ms
cuando
la
camionera/camionero le ofreci
hacerle una tila en la cabina de su
camin.
Definitivamente, mi mujer me
estaba contando una bola que no se
la tragaba ni el ms bobalicn de
los maridos por mucha buena fe que
uno pusiera en ello.
Haban hablado, ya que el

destino les haba dado una


oportunidad, y haban quedado
como amigas Muy buenas amigas!
Demasiado buenas amigas!
Amigas mi mujer y Doroty?
Venga ya!
Esto fue lo que me cont
Virtudes, pero no s por qu, la
historia no me result para nada
virtuosa.
Virtudes suspir profundamente,
volvi la cabeza hacia Dorothy y se
despidi de ella mientras le
brillaban los ojos y su cuerpo sufra

un ligero estremecimiento.
Ella no me quiso contar nada
ms y yo decid que no quera saber
nada ms. Mejor sera dejar las
cosas como estaban y no hurgar ms
en la herida.
Ni le convena a ella, ni me
convena a m.
Aunque, pensndolo bien
quizs hubiramos descubierto un
revulsivo en nuestra relacin.
Sonre relamindome, slo de
imaginarlo.
Dorothy me gui uno de esos

ojos verdes tan devastadores.


La camionera se encasquet una
gorra grasienta de Ferrari, arranc
su camin que rugi con mucha
potencia (Todo en aquel camin
destilaba potencia) y antes de
partir, mir a Virtudes y se coloc
el dedo pulgar en la oreja y el
meique en la boca en un acto
inequvoco de que aquello no haba
terminado all y que yo me esforc
en ignorar. Mi mujer baj la vista
un tanto cohibida y all, en la acera
la
vimos
alejarse.
Ambos

suspiramos a la vez, nos miramos


ysonremos. Todava no s muy
bien por qu.
Por mi parte puse a mi mujer al
da de lo que me haba acontecido y
del por qu de la parada en aquel
hospital.
Pgina pasada, de momento.
Nos encaminamos hacia donde
habamos aparcado el coche con la
intencin de proseguir la ruta pues
era bastante lo que an nos quedaba
hasta llegar al recndito camping de
Murcia que era nuestro destino y

d o nd e tenamos que encontrarnos


con Edelmiro y Paquita y habamos
perdido ya demasiado tiempo entre
unas cosas y otras.
Tomamos la autova de nuevo y
Virtudes se volvi a quedar
dormida enseguida. Estaba cansada,
supuse.
En cualquier momento yo
esperaba que se lanzara a roncar de
nuevo como una bestia, pero
transcurrieron diez minutos y no se
oa ni una mosca salvo el motor de
nuestro coche. No me lo poda

creer. Mi espritu se fue sosegando


a medida que el tiempo iba
transcurriendo y nada lo alteraba.
De esta guisa conduje y conduje
experimentando ese placer que slo
se encuentra al volante durante la
madrugada, cuando apenas hay
trfico y la atencin no se desva de
la pequea zona que los faros van
iluminando por delante, mientras la
mente se dedica a divagar sin
ataduras.
Llevaba ya tres horas seguidas
conduciendo y el da empezaba a

despuntar. La claridad inundaba


sutilmente los campos a ambos
lados de la carretera. Comenzaba a
sentir un poco de fatiga y el deseo
de hacer una pequea parada para
descansar. En ese momento, como
si Virtudes me hubiera ledo el
pensamiento se desperez en su
asiento abriendo sus ojillos
adormilados que tenan un brillo
especial. La mir fugazmente.
Estaba guapa la joda. Siempre se
le quedaba una cara relajada y muy
agradable cuando disfrutaba con el

sexo
Como la aguja de un tocadiscos
cuando cruza de un lado a otro un
disco de vinilo, as son en mis
pensamientos
aquella
ltima
reflexin.
Su puta madre y su puta ella!
Qu rabia me entr de repente al
acordarme del asunto.
Pero no. Me haba hecho el
propsito de no encabronarme con
el tema. Adems, para ser sinceros,
yo
tambin
haba
pecado.
Estbamos
empatados
en

infidelidades, al menos con la


misma camionera/camionero.
Algn da hablaramos de ello.
Pero no era aquel el momento.
Te apetece desayunar? le
dije dulcemente en un intento
de disimular mis oscuros
pensamientos Ay s, cari! No s por qu
pero necesito tomarme un
bollo con mucho azcar. Me lo
est pidiendo a gritos el
cuerpo.
Y tanto que le peda el cuerpo

azcar La muy zorra!


Otra vez estaba dejndome
dominar por los pensamientos
negativos. Me rehice sacudiendo la
cabeza en un intento de espantar los
malos espritus que empezaban a
apoderarse de m.
En la siguiente salida me
desvo y nos tomamos un caf.

BURGOS

Entonces me concentr en los


carteles de la autova, que ahora se
vean bastante mejor que de noche
cerrada, para encontrar una va de
servicio donde hubiera una
cafetera y hacer el descanso que
necesitbamos.
No habamos recorrido ni cinco

kilmetros cuando un cartel azul de


sealizacin de la carretera me hizo
frotarme los ojos y gritar por la
sorpresa:
BURGOS 10 Kms
Bu30.
A62 Valladolid
A231 Len
Cmooooo?
Virtudes se sobresalt con mi
grito.
Qu pasa Julin?
No saba cmo explicrselo. De

hecho no saba cmo explicrmelo


a m mismo. Nos dirigamos a
Murcia; por el tiempo transcurrido
debamos estar ya llegando a la
ciudad y, sin embargo Nos
encontrbamos a diez kilmetros de
Burgos!
Pero Cmo poda ser?
Un
segundo
cartel
de
confirmacin corrobor mis malos
presagios
para
nuestra
desesperacin.
Mira t por dnde ese da
bamos a desayunar en Burgos.

No tena ni idea de lo que haba


ocurrido. Por un momento se me
pas por la cabeza la imagen de
pequeos seres extraterrestres que
me manoseaban. Haba ledo en
alguna ocasin que estas cosas
pasaban pero a la misma
personados veces en tan poco
tiempo
No poda ser!
No! Algo tena yo que haber
hecho mal. Mentalmente repas las
ltimas horas. Estbamos en la
carretera de Valencia, en direccin

a Murcia, y aquella parada en el


hospital No poda creerlo! No
slo habamos vuelto sobre
nuestros pasos en direccin a
Madrid sino que haba tomado otra
ruta justo en sentido contrario
Y no me haba dado cuenta de
nada! Esto era de locos!
Virtudes no hizo ms que
ratificarse en lo que vena temiendo
desde haca algn tiempo: Una
mano negra guiaba nuestros pasos.
Pero como mujer prctica que era,
de las no se suelen parar a divagar

con gilipolleces, en seguida asumi


la realidad.
En poco ms de veinte minutos
estbamos tomando un caf justo en
frente de la catedral y estbamos
esperando que la abrieran al
pblico para disfrutar de una de las
mejores muestras del arte gtico en
Espaa.
Ya que habamos perdido un da
de vacaciones en circunstancias
inexplicables, intentaramos al
menos
no
desaprovecharlo.
Mentalidad positiva ante todo.

Despus de todo no fue una


maana echada a perder. Ya que
estbamos en Burgos (sin poder
explicarnos an las razones)
decidimos,
como
ya
dije
anteriormente, hacer un poco de
turismo, que es mucho y bueno lo
que hay que ver en esta maravillosa
ciudad. A primera hora admiramos
la catedral y despus pudimos dar
un agradable paseo por el centro.
Habamos decidido pernoctar
all y bien temprano de nuevo partir
hacia el camping en Murcia donde

mi primo Edelmiro y su mujer


Paquita ya nos esperaban con
impaciencia. Les habamos avisado
de que nos bamos a retrasar un da,
cosa
que
les
entristeci
sobremanera pues nos haban
preparado un buen recibimiento en
forma de comida, hbito tpico
entre la gente del camping, aunque
esto asombre a ms de un profano
en la materia que pueda pensarse
que el asunto del yantar en los
campings es cosa precaria. [12]
Ensimismados con la ciudad se

nos ech encima la hora de comer.


Todava tenamos que buscar dnde
dormir, pero decidimos dejarlo
para despus de la comida, que ya
nos iba apeteciendo.
Entramos en un bar algo alejado
del centro, pues ya se sabe que en
las zonas tursticas, se corre un
riesgo importante de que le claven a
uno. Cuanto ms en el centro ms
grave y sangrante la clavada.
Caminando llegamos a un barrio de
la periferia donde encontramos un
discreto restaurante y nos pareci

bien el sitio, lleno de trabajadores


ataviados con sus monos de faena,
que abarrotaban las mesas en pos
del men del da. Era una buena
seal ver tanta clientela y, aunque
nos toc esperar nuestra buena
media hora para conseguir mesa, al
fin, a eso de las dos y media
pudimos sentarnos. Me cost dirigir
varias miradas asesinas a algunos
parroquianos
que
haban
interrumpido su almuerzo para
dedicarse a no perder ripio al
escote de mi Virtudes, aunque he de

reconocer que es una balconada


digna de admiracin. La cosa se
calm en ese instante.
Estbamos en Burgos, as que
qu mejor cosa que hacer honor a
su reputada gastronoma aunque el
local no tuviera el glamour de los
restaurantes cntricos? De primero
ambos pedimos una consistente
sopa castellana con su huevo
deshilachado e inundada de rodajas
de morcilla del lugar, tan exquisita,
y de segundo yo decid continuar
con la estrella de la gastronoma

burgalesa y ped un pastel de


morcilla. Virtudes se decant por
un bacalao sabrossimo a decir de
ella. Todo lo acompaamos con una
generosa cantidad del vino de la
casa que segn nos dijo el dueo,
que fue quien tan amablemente nos
haba atendido, le traan de la zona
de Aranda[13].
Nos quedamos como dos
capitanes generales! Tan saciados
acabamos que no fuimos capaces ni
de tomar postre. Unos cafs y
andando. Preguntamos al dueo,

con el que habamos hecho buenas


migas, por algn sitio econmico
donde poder pernoctar y nos
recomend una pensin cercana que
regentaba una familiar suya, prima,
sobrina o algo as me pareci
entender, ya que la mayora de los
hoteles y hostales de la ciudad
estaban llenos por causa de no s
qu congreso de enfermedades
venreas que se haba organizado y
que haba atrado a multitud de
mdicos e interesados o afectados
por el tema.[14]

Entre unas cosas y otras nos


haban dado las cinco de la tarde en
el bar.
Nos despedimos amigablemente
de aquel buen hombre y nos
encaminamos a la direccin que nos
haba indicado con el fin de
alquilar una habitacin e irnos a la
cama cuanto antes porque habamos
quedado en salir a las tres y media
de la maana dado el largo camino
que tenamos por delante al da
siguiente. Habamos dejado el
coche en un aparcamiento vigilado

por aquello de la seguridad, ya que


lo llevbamos cargado con los
aperos del viaje y decidimos
mantenerlo all hasta nuestra
partida. nicamente volvimos al
parking a coger lo imprescindible
para pasar la noche, los enseres de
aseo y unas mudas limpias. Despus
nos encaminamos hacia donde
habamos decidido pernoctar.
A Virtudes se le haban pintado
dos chapetas coloradas en los
mofletes, digo yo que como
consecuencia de la copiosa comida

y sobre todo de la ingesta masiva


de vino de Aranda, y andaba
bastante
graciosilla
y
algo
pegajosa. En realidad ms bien
caliente Cachondona, vamos! para
que nos entendamos. A cada dos
pasos se me paraba en frente y me
morreaba de una manera que
incluso me estaba empezando a
avergonzar en medio de la calle.
Bueeeno. La cosa no pintaba
mal y lo mismo acabbamos el da
con premio, pero antes de irnos
hacia la pensin le ped que

diramos un paseo para rebajar la


pesadez de tanta morcilla, que ya
haba sobrepasado el estmago y
comenzaba a sentir, pinchante y
algo molesta en mis tripas.
Accedi pero slo si yo
consenta en besarla con un beso
apasionado. Se me volvi a lanzar y
yo me vi atrapado, y no era porque
no me gustara besar a mi mujer,
sino porque la morcilla me
empezaba a atacar no slo por la
zona baja de mi organismo sino
tambin por la parte alta, pues me

estaba repitiendo. De hecho,


acababa de tener un reflujo que me
haba llegado hasta la boca
dejndome un regustillo cuanto
menos extrao, si no desagradable.
Se ve que aquel sabor acidillo de
mi boca calm un tanto la fogosidad
de mi mujer que no volvi a
besarme hasta que llegamos a la
pensin, y fue en la frente.
De camino compr bicarbonato
en
un
Mercadona
porque
comenzaba a sentirme realmente
mal. A cada paso que daba ahora

senta unos agudos pinchazos que


no eran ms que el preludio de lo
que viene siendo la conclusin de
una abundante comida.
El problema era que nos
habamos desorientado con el plano
que nos haba hecho el dueo del
bar a mano alzada y las vueltas que
estbamos
dando
me
iban
resultando ya harto dolorosas.
Me estaba cagando vivo!
Ya no poda ms. Las morcillas
de la tierra pugnaban por huir de m
con dolores de parto mltiple.

Virtudes haba recuperado la


sobriedad vindome en la precaria
situacin en que me encontraba y
oteaba por todos los lados en busca
de la puetera pensin, nuestro
destino aquella tarde.
Por fin, tras mucho caminar y yo
sufrir al mismo tiempo, vio a lo
lejos, al final de una calle angosta y
maloliente un cartel pobremente
iluminado que rezaba: Pensin El
Cid.
Demasiado pico nombre en mi
opinin para tan cutre lugar de

pernocta, pero poco me importaba


porque el primer aposento que yo
iba a conocer era sin duda el
retrete. Para ms inri, aquel local
estaba prcticamente a cien metros
del bar donde habamos comido.
Habamos pasado ms de una hora
dando vueltas a su alrededor y lo
tenamos al lado.
El da, que comenz torcido y
se enderez algo a la mitad, estaba
ahora volviendo a torcerse. La
mano negra me acarici fugazmente
el
lomo
erizndolo

desagradablemente.
Por fin llegamos a aquel antro,
que no era otra cosa. En la puerta
haba un pequeo rtulo que deca
Habitaciones por horas.
Pero dnde nos haba mandado
el hombre este?
En cualquier caso, en aquel
preciso instante, a m slo me
interesaba una cosa de la pensin:
Que tuviera bao. Mientras
Virtudes explicaba a la que haca
las veces de recepcionista de parte
de quin venamos y peda una

habitacin yo le preguntaba ya con


los ojos en blanco.
Por favor el bao?
Est en la planta primera,
es un bao comn para varias
habitaciones
No la dej ni acabar la
explicacin. No poda. Suba los
peldaos de la desvencijada
escalera de dos en dos con una
mano ya apretndome por detrs
para que no se me escapara nada.
La escalera acababa en un pasillo
oscuro al fondo del cual me pareci

ver la porcelana de parte de unos


sanitarios.
Abr como un Miura la primera
puerta, la que daba acceso al
lavabo, y para mi desesperacin
comprob que la puerta interior, la
que me interesaba realmente, se
encontraba cerrada. Llam con
inusitada energa.
Un momento, que ya salgo
Joder, ni mear le dejan a uno!
grit una voz pastosa de
borracho desde dentroEfectivamente, al cabo de

medio minuto ms o menos sali


alguien,
bastante
perjudicado,
trastabillndose y golpendose
contra las paredes Vaya tajada
llevaba el mozo!
Le apart con la fuerza que la
necesidad me imprima y vi cmo
se daba un golpe contra el secador
de manos. Tres cojones me
importaba la educacin en ese
momento!
Cuando al fin pude entrar me di
cuenta de que aquel hombre no
coordinaba ni con los andares ni

con lo dems porque la taza estaba


completamente salpicada de un
lquido amarillo anaranjado que me
hizo dar una arcada. Pero se trataba
de una emergencia, as que no me
par en remilgos. Superado el asco
inicial me baj los pantalones e,
intentando no tocar la taza con el
culo, me explay larga y
licuadamente. La dolorosa presin
cedi en mis intestinos y el alivio
fue inmediato.
Satisfecha
la
primaria
necesidad fui a coger papel con el

que
limpiarme,
pero
otra
desagradable
sorpresa
me
aguardaba: No haba!
La madre que me pari! Qu
situacin
verdaderamente
comprometida.
Pero fueron slo unos minutos
de zozobra porque mi eficiente
Virtudes, que estaba al quite, suba
con un rollo que le haba dado la
recepcionista, que le haba
explicado que no colocaban papel
en los baos porque la gente se lo
llevaba.

Cuando mir hacia atrs y vi el


estado deplorable en el que haba
quedado la taza me compadec
sinceramente de la persona que
tuviera que limpiar aquello. Y sabe
Dios que no es algo que hubiera
hecho con mala leche como hay
algunos que suelen actuar en la
intimidad de un retrete, pero cuando
las cosas vienen retorcidas, vienen
retorcidas, y como he contado yo
traa un retorcimiento de intestinos
que no me dej otra opcin. Si la
seora de la limpieza de la pensin

el Cid de Burgos llegara en alguna


ocasin a leer estas lneas, cosa
harto improbable, desde aqu le
ofrezco mis ms sinceras disculpas.
De verdad que no me qued otra
opcin.
Al fin pude adecentarme y sal
al pasillo, donde me esperaba
Virtudes. Gruesos goterones de
sudor surcaban mi rostro a causa
del esfuerzo realizado.

Quieres una manzanilla


que te asiente el estmago,
cari?

Qu mujer, mi Virtudes!
Siempre un par de pasos por
delante de m, solcita y amable
(aunque no siempre, la verdad sea
dicha)
Uy!, s. Tengo las tripas
del revs y me vendra
estupendamente tomarme una
tisanita caliente.
Baj las escaleras y a los diez
minutos volva con una humeante y
confortadora infusin en la mano.
Entramos a la habitacin que,
para mi sorpresa y en contra de lo

que haba supuesto, estaba bastante


limpia, y sentado en la cama di
cuenta de la reconfortante bebida,
que a medida que iba cayendo a mi
estmago iba calmando mis ltimos
desasosiegos digestivos.
A lo tonto nos haban dado ya
las ocho y media de la tarde entre
unas cosas y otras. Virtudes me
pregunt si tena el cuerpo para
cenar alguna cosa, pero con el
alivio que senta tras haberme
tomado
aquella
benefactora
manzanilla decid no tentar a la

suerte y no ingerir alimento slido


alguno hasta que no hubiera pasado
un tiempo prudencial. Ella, a la que
no haba sentado para nada mal la
comida de la que ya haca unas
cuantas horas, s tena hambre y
quera picar algo, as que se baj a
un pequeo bar que se encontraba
puerta con puerta con aquella
pensin. No quera alejarse
demasiado de m por si las moscas.
Cuando me qued a solas, me
tumb en la cama a intentar
relajarme y disfrutar del silencio,

pero ya a aquellas horas el trnsito


de personas por los pasillos del
establecimiento se haba vuelto un
tanto molesto[15]. Por no hablar de
los suspiros, gemidos y gritos que
se dejaban escuchar a travs de los
delgados tabiques que separaban
las habitaciones. Pero Qu quera?
Estbamos donde estbamos as que
a aguantarse tocaba.
No obstante, cansado como me
encontraba por el gran madrugn y
a causa del esfuerzo extra que me
haban supuesto los retortijones

intestinales pronto entr en un


estado
de
semiinconsciencia
preludio de un sueo profundo y
reparador. Antes de quedarme
totalmente dormido llegu a
escuchar cmo se abra la puerta de
nuestra habitacin y entraba
Virtudes echando dioses por la
boca. Pero yo ya estaba que no
estaba y ni hice intencin de
preguntarle qu le haba ocurrido.
Treinta euros? bajarme al
piln? Me cago en la madre
que los pari! Recuerdo que

escuch en la lejana, desde mi


modorra.
Se meti en la cama a mi lado y
nos debimos quedar dormidos hasta
que la alarma del mvil me sac de
aquella especie de coma en que
haba entrado.
Me levant como nuevo,
descansado y dispuesto a hacer los
kilmetros que fueran necesarios.
Nada como un buen sueo y una
purga aunque fuera a la fuerza para
sentirse renovado.
Virtudes se despert todava

refunfuando y fue entonces cuando


me
explic
que,
estando
comindose un bocadillo en el bar,
se le acercaron un par de maromos
y le hicieron proposiciones
deshonestas que obvi concretarme
para que yo no me encendiera.
Tambin me refiri cmo salieron
del bar insultndola despus de que
ella, en un movimiento rpido de
experimentada karateca hubiera
abofeteado a los dos varias veces y
propinado a cada uno su
correspondiente patada en los

cataplines. Estaba claro que aquel


bar era un lugar de citas que
acababan culminando en la pensin
El Cid. Bueno, sea lo que fuere a
nosotros nos haba servido para
nuestro propsito, que era pasar la
noche y descansar un poco para el
da siguiente.
La cosa no pas a mayores as
que nos acicalamos un poco en el
bao de la segunda planta, pues el
primero permaneca inservible
hasta que no pasara por all la
seora de la limpieza y yo no tena

la menor intencin de volver a la


escena del crimen, no fuera que al
final se me acusara de asesinato o
algo parecido.
A las cuatro menos veinte
estbamos
en
la
recepcin
abonando la cuenta a un adormilado
seor que nos dijo maquinalmente:

Ha sido todo de su
agrado?
Vuelvan
cuando
quieran mientras nos guiaba
un ojo y nos daba una tarjeta
de puntos. Por cada cuatro
pernoctaciones en la pensin

el Cid, la quinta iba por cuenta


de la casaVirtudes y yo nos miramos, pero
como no nos apeteca dar
explicaciones, ni adems mereca la
pena y estbamos deseando
emprender viaje, dejamos estar las
cosas y salimos rumbo al parking.
Decidimos desayunar durante el
camino ya que a aquellas horas tan
intempestivas no haba nada
abierto.
Llegamos al aparcamiento y
despertamos
al
malhumorado

vigilante nocturno, que no se


esperaba clientes tan temprano y se
encontraba plcidamente dormido
en el quinto sueo. Pagamos y nos
largamos con viento fresco de
Burgos, de la que en el futuro no
guardaramos grato recuerdo y no
por la ciudad en s, que no tena
culpa alguna, sino por las
circunstancias que de un tiempo a
esta parte nos haban rodeado en
aquella
hermosa
poblacin
castellana. Que esto quede claro.
Setecientos
veinticinco

kilmetros nos separaban de


nuestro destino y queramos
hacerlos cuanto antes. Para la hora
de comer, seguramente ms pronto,
deberamos estar en el camping
junto a Edelmiro y Paquita.
Claro, eso si el destino no nos
deparaba alguna que otra jugarreta
[16] ms.
En Aranda de Duero decidimos
detenernos en un rea de servicio
para tomar el merecido desayuno.
Ambos, con el estmago vaco ya
bamos necesitando echar algo

caliente al cuerpo.
En la barra de la cafetera haba
unas cuantas personas, camioneros
con seguridad, a los que la hora del
desayuno les haba pillado en aquel
punto de su ruta. Ambos, Virtudes y
yo, echamos un rpido y disimulado
vistazo a aquellos profesionales,
quizs con la secreta esperanza de
encontrar por all a cierta
camionera/camionero
lujuriosa.
Pero no estaba all. Tambin iba a
ser mucha casualidad. Dejamos
escapar un leve suspiro de

decepcin los dos a la vez y nos


miramos. En el fondo creo que los
dos sabamos que tenamos una
conversacin pendiente. Pero aquel
no era el momento oportuno. Ya
habra tiempo ms adelante.
Mientras el camarero pasaba la
bayeta al lugar de la barra donde
nos habamos sentado no pude
evitar echar un vistazo a los
aperitivos que se exponan tras una
pequea vitrina de cristal sobre la
misma. Una arcada violenta me
sobrevino cuando vi, negras como

la pena negra, unas morcillas de


Burgos prestas a ser engullidas en
cualquier momento por algn
camionero hambriento.

Qu va a ser? nos
pregunt sin dejar de mirar el
escote de Virtudes.
Dos cafs con leche y un
par de tetas dije mosqueado
lanzando la indirecta- digo, y
un par de bollos.
El mensaje lleg claro al
barman que desde ese momento
procur no asomarse donde no era

invitado. Sin llegar a conseguirlo,


que todo hay que decirlo.
En un santiamn dimos cuenta
del desayuno que pronto nos enton
los cuerpos elevndonos un poco el
nimo que tenamos un tanto
apagado.
Con esta nueva disposicin
reemprendimos camino.
Virtudes, se mora de ganas de
echarse un sueecito, pero le poda
ms el miedo a que nos volviera a
ocurrir lo del da anterior, as que
aguant despierta hasta que

volvimos a pasar, ya en la autova


de Valencia, a la altura del hospital
donde habamos estado parados la
madrugada anterior. Fue traspasar
aquel punto fatdico y de alguna
manera nos relajamos imaginando
que ya nada malo nos poda
suceder. Entonces se le cerraron los
ojillos sin poder evitarlo.

EN
RUTA
MURCIA

HACIA

La historia se repeta. De nuevo


yo
conduciendo
y Virtudes
lanzndose a roncar cual bfalo de
la pradera. Pero esta vez me pill
preparado. Antes de empezar a
perder los nervios con el insistente
soniquete que mi mujer me ofreca

en su inconsciencia yo ya me haba
puesto unos tapones[17] en los
odos y apenas llegaba hasta ellos
un lejano rumor de aserradero. No
haba problema, ahora conducira
relajadamente evitando el riesgo
que haba corrido la madrugada
anterior con final en multa dolorosa
y posterior escarnio pblico.
Por esa misma razn, cuando la
rueda delantera derecha de nuestro
coche pinch tras habrsele
clavado un tornillo que haba en la
carretera y que debi haber estado

sonando durante unos kilmetros,


yo no me percat de nada hasta que
no not cmo perda el control del
vehculo y este se me iba
peligrosamente al arcn tras el que
haba un gran terrapln que acababa
en un pequeo arroyo.
Virtudes
se
despert
sobresaltada con mis gritos que
acompaaban a los bandazos que
iba dando el coche, sin saber
exactamente qu era lo que estaba
ocurriendo
pero
chillando
completamente
histrica.
Nos

salimos de la carretera y bajamos


deslizndonos por el gran talud,
aunque milagrosamente el coche no
volc sino que resbal por la
pendiente perdiendo velocidad y
aterrizando suavemente en el lecho
del arroyuelo que corra abajo del
todo.
Esta vez nos haba ido por un
pelo!
Cuando nuestro vehculo se
detuvo finalmente y pudimos salir
de l, a pesar del susto que nos
habamos llevado, no pudimos por

menos que dar gracias a la


providencia porque ni nosotros, ni
el coche habamos sufrido dao
alguno a excepcin de unos
pequeos araazos en uno de los
laterales del vehculo y un susto
monumental en nuestros cuerpos.
La nica pega era quizs, que el
cantarn arroyuelo en el que
tenamos metidos las piernas hasta
las rodillas no era tal sino el
desage de una granja de cerdos
cercana que, desconozco las
justificaciones urbansticas, iba a

parar justo all. Adems del hedor


que aquel agua desprenda me di
cuenta del detalle porque no
cesaban de chocar contra mis
tobillos pedazos deshilachados de
cacas de gorrino tamao XXL.
Por un momento nos venci el
asco, pero rpidamente fuimos
conscientes de lo que nos haba
ocurrido y de que ese era un mal
menor en comparacin con lo que
nos poda haber pasado. Unos
metros ms adelante y habramos
cado en el canal del trasvase Tajo-

Segura con consecuencias mucho


ms dramticas.
No, si encima haba que estar
agradecido!
Dndole la mano a Virtudes
pudimos subir hasta la carretera a
pesar de los numerossimos
resbalones y traspis que dimos
intentando escalar el empinado
terrapln.
No haba parado ningn otro
vehculo, pero no era de extraar,
pues todo haba ocurrido con una
extraordinaria rapidez y no haba

habido ningn testigo del accidente.


Tras cerciorarme en un poste
cercano del punto kilomtrico en
que nos encontrbamos hice la
preceptiva llamada a nuestra
compaa de seguros, con la
esperanza de que con una pequea
gra nos pudieran alzar el coche de
nuevo hasta el asfalto y poder
continuar la ruta, pues, como digo,
no pareca tener daos serios.
Mientras vena la ayuda en
forma de gra, Virtudes, que haba
permanecido
sorprendentemente

tranquila hasta el momento, se vino


abajo sufriendo un ataque de
histeria mientras me hablaba:
Lo ves, Julin? Lo ves?
Qu
narices
nos
est
ocurriendo para que no
dejemos
de
sufrir
una
desgracia tras otra? A quin
hemos molestado en el ms
all para que se vengue de esta
manera tan cruel? Es que has
hecho algo que yo deba saber?

Tranquilzate, Virtudes.
Slo son un cmulo de

casualidades que seguro que


no tienen nada que ver con lo
que t ests temiendo le
contest yo sin acabar de
creerme lo que estaba
diciendo
Casualidades? Y unos
cojones! Que de un tiempo a
esta parte parece que nos ha
mirado una legin de tuertos.
Tenemos que hablar con tu
primo y Paquita pero ya.
Necesitamos
consejo
experimentado, y ellos han

sufrido y superado una


experiencia parecida.
Lo peor de todo era que yo ya
estaba empezando a creerme
aquella excusa Me cago en los
malos espritus! A que iba a ser
verdad que algn ente maloliente
nos estaba haciendo la pueta desde
el ms all?
An seguamos conversando
sobre el tema cuando se nos
present la gra del seguro.
Rapidezy
eficacia
Unos
profesionales! la verdad. Slo por

aquella actuacin haba merecido la


pena pagar la elevada cuota que
hasta entonces me haba parecido
una
especie
de
impuesto
revolucionario[18].
En menos de una hora, con un
cuidado y una paciencia infinitas
nos haban izado el coche hasta la
carretera remolcndolo con un
cable de acero, nos haban reparado
el pinchazo y lo tenamos listo para
continuar camino.
Antes de que se fueran, me sent
en mi asiento y arranqu el motor,

por
si
acaso.
Este
son
perfectamente y tras firmar el parte
de intervencin nos despedimos de
tan
reputados
profesionales.
Cuando les di un billete de
cincuenta euros como propina, hasta
la propia Virtudes, habitual de la
cofrada del puo, estuvo de
acuerdo conmigo.
Habamos perdido un par de
horas entre unas cosas y otras pero,
como habamos salido con bastante
antelacin, todava podamos llegar
a aquel pueblo de Murcia a tiempo

de dar cuenta de una suculenta


comida con mi primo y su mujer.
Sin
ms
dilacin
reemprendimoa camino. El coche se
comportaba correctamente, no haba
daos ni en la direccin ni en la
ruedas Aparentemente
todo
funcionaba a la perfeccin. No
obstante no pude evitar que un fugaz
pensamiento atravesara cual rayo en
la noche mi tranquilidad. En cinco
aos que haca que tenamos el
coche nunca habamos sufrido un
pinchazo, y mucho menos unas

circunstancias como las que se nos


haban presentado aquel da.
S, ya s que ahora mismo estis
pensando en que es una cosa de lo
ms normal del mundo, que le
puede pasar a cualquiera, que un
clavo en la carretera no es nada
anormal, que si que histrico me
estoy volviendo vale, pero por
un momento pens en la tediosa
mano negra de la que mi mujer me
hablaba cada vez con ms
insistencia y todo me cuadr.
De esta guisa recorrimos unos

doscientos kilmetros sin ms


desgracias que resear. Eso s,
Virtudes no tuvo huevos a dormirse
ms, ya que estaba empezando a
asociar el echarse una cabezadita
en el coche con que ocurriera un
nuevo infortunio. Por ms que yo le
insist, confiado en la eficacia de
mis tapones ella no consinti en
cerrar los ojos.
Eran cerca de las diez de la
maana cuando decidimos parar en
un rea de servicio cercana a La
Gineta, en las proximidades de

Albacete y que ya conocamos de


otros viajes por esa misma ruta. La
tpica cafetera de carretera donde
suelen parar los autobuses que
hacen las rutas de Madrid a
Alicante y Murcia y te meten unos
sablazos de impresin a nada que te
tomes. A pesar de ello, el lugar nos
traa
gratos
recuerdos
de
vacaciones pasadas y entramos.
Nos quedaban unos doscientos
cincuenta kilmetros para llegar a
nuestra meta as que acordamos
tomarnos un tentempi pues todava

quedaba bastante para degustar un


sabroso almuerzo en nuestro lugar
de destino. Bueno, y para ver a
nuestra familia, que tal y como lo
cuento
parece
que
slo
estuviramos pensando en la
comilona.
En la tienda compramos unos
miguelitos de la Roda[19] para
obsequiar a Edelmiro y Paquita que
tan considerados estaban siendo
con nosotros.
Dimos buena cuenta, yo de un
montadito de tortilla y una cocacola

y Virtudes de un consistente
bocadillo de panceta con queso y
una gran cerveza
Cmo lo disfrut la joda! Se
ve que la tensin le haba abierto el
apetito.
Aquella delicatesen manchega
la puso otra vez de buen humor.
Mientras tanto hablaba y hablaba y
no paraba de hablar, signo
inequvoco de que la Mahou ya
comenzaba a dejarse notar en su
organismo, y le caan dos
reguerillos de pringue bajo los

labios
que
continuaban
descendiendo por la barbilla y, si
no es porque yo la aviso, se le
hubieran adentrado en el abultado
escote husmeando en aquellos
intrincados recovecos. Por un
momento me vino a la cabeza la
imagen de las gotas de pringue
corrindole a Virtudes por sus
turgentes y redondeados pechos.
La verdad es que me puse
bastante borrico slo de imaginarlo.

PERO QU CANSINO ES
EL MS ALL!

Con nuestro destino cada vez


ms
cercano
y
disipando
momentneamente
de
nuestras
cabezas los siniestros nubarrones
que se cernan sobre ellas como
aves de mal agero reanudamos de

nuevo la marcha.
La tripilla llena y los efluvios
de la cerveza que Virtudes se
acababa de meter para el cuerpo
acabaron surtiendo el efecto que
deban. Esta no pudo ahora evitar
que le volviera a vencer el sueo.
En el coche mi costilla era como un
nio pequeo, comer, dormir y
de vez en cuandoberrear[20].
No me importaba. Me dispuse a
encarar la ltima etapa de nuestro
viaje con nimos redoblados, algo
ms espabilado con la cafena de la

cocacola que me acababa de tomar.


Esta vez ni esper a que Virtudes
comenzara a roncar y me coloqu
los benditos tapones en previsin
de males mayores.
Llevbamos buena marcha sin
pasarnos de lo que estipulaban las
seales de trfico, pues no me
apeteca rascarme de nuevo el
bolsillo por exceso de velocidad.
El suave soniquete del motor diesel
de mi coche y el montono paisaje
manchego que a un lado y a otro de
la carretera se pintaba como una

llanura inmensa hasta donde


alcanzaba la vista, me fue relajando
a m tambin, aunque sin llegar a
perder la concentracin en la
conduccin. Estaba a gusto y mi
mente entonces comenz a divagar
entretenida con pensamientos de lo
ms agradables. Haca planes para
los das que nos esperaban, playa,
sexo, barbacoas y mucha Mahou.
Iba como digo repartiendo mi
atencin entre la carretera y mis
cosas cuando, de repente, justo
cuando cruzbamos el cartel verde

que nos anunciaba que entrbamos


en la provincia de Murcia, sent un
fuerte pescozn que me movi la
cabeza hasta casi darme con el
volante y me hizo volver de golpe a
la realidad. Me sent tan malamente
que reconozco que mi reaccin fue
algo violenta.
Pero Eres tonta o qu te
pasa? grit a mi mujer- Por
qu me pegas?
Me quit los tapones cabreado
como un mono dispuesto a seguir
echando la bronca a Virtudes, pues

aquella gracieta en forma de hostin


que acababa de recibir no poda
venir sino de ella.
Pero cuando volv por un
instante la mirada hacia su asiento
la vi plcidamente dormida y
roncando estruendosamente.

Qu graciosa! Encima
hacindote la dormida -dije
todava enfadado pero con la
mosca ya tras la oreja- Sabes
que me has hecho dao guapa?
Virtudes continuaba a lo suyo.
La mene un poco con mi brazo y la

o murmurar algo ininteligible. O


era una actriz buensima o
realmente estaba dormida.
Pero no poda ser Y el golpe
que me acababa de llevar?
Finalmente opt por obviar lo
que haba pasado ms que nada
porque las posibles explicaciones
que se me venan a la cabeza no me
gustaban ni un pelo. Pero es que ni
uno!
Continu conduciendo.
Transcurridos cinco minutos en
los que yo iba ya ms tenso que la

vena del cuello de un cantaor de


flamenco y echando algn que otro
vistazo de reojo a mi mujer volv a
sentir otra colleja, esta vez ms
fuerte que la anterior. Ahora s que
me golpe la cabeza con el volante
y no pude evitar descontrolar la
direccin dando un bandazo con el
coche debido a la impresin.
Desde luego, de una cosa estaba
totalmente seguro: Virtudes no
haba sido.
Me rasqu la nuca porque me
picaba un montn y decid que lo

ms sensato era parar e intentar


encontrar una explicacin racional
a lo que me acababa de pasar por
dos veces. Mientras esperaba ver
un lugar que no fuera peligroso para
ello volv a llevarme otra colleja
del ocho.
Vale ya Cooooo! Que ya
paro grit al vientoDetuve el coche en el arcn
entre acojonado y cabreado con un
frenazo brusco y puse las luces de
emergencia.
Virtudes se despert.

Tras darle mil y una vueltas a lo


ocurrido llegu a la nica
conclusin posible, muy a mi pesar.
Estaba claro, o al menos as me lo
pareca a m, que algo o alguien
QUE NO ERA DE ESTE MUNDO
estaba tratando de impedir que
llegramos
a
contactar
con
Edelmiro y Paquita. Era algo
completamente irracional? S. Pero
por muy disparatado que resultara,
la realidad se me mostraba tozuda
en forma de inesperados tortazos y
era algo que no poda obviar. Por el

momento
desconocamos
las
razones pero todo apuntaba a esa
conclusin. La presin de lo que
quiera que fuera aquello que tan
impunemente se nos estaba
manifestando, se intensificaba por
momentos habiendo llegando ya a
las manos, y para dar fe de ello, el
escozor que senta en mi nuca era
ms que evidente.
Cuando puse al corriente a
Virtudes de lo que me acababa de
acontecer su rostro se ensombreci
de nuevo. Los siniestros temores

que haban anidado en su cabeza


con anterioridad salieron de nuevo
a la luz con redoblada insistencia.
Apenas con un hilo de voz
porque no se atreva a hablar no
fuera que el ente mala gente que ya
me haba golpeado varias veces le
estuviera escuchando me dijo:
No me dirs ahora que no
hay nada malfico en esta
historia Verdad? Estamos
sufriendo una injerencia del
ms all que nos va a hacer la
vida imposible mientras no

solucionemos el problema de
una vez por todas como le
ocurri a tu primo. La pregunta
es A qu nos enfrentamos?
Y...sobre
todo
Cmo
debemos hacerlo?
No poda negar que Virtudes
pareca llevar toda la razn del
mundo. Para nosotros aquella era
una experiencia nueva que no
tenamos ni idea de cmo encarar.
Pero no poda No deba! dejarme
arrastrar por el pesimismo de mi
mujer. De ser as estbamos

vencidos de antemano.
En mi nimo no estaba el
alarmarla ms de lo que ya se
encontraba por lo que intent darle
un capotazo quitndole importancia
al tema. Para ello utilic un
discurso ms desenfadado de lo que
hubiera querido utilizando un
vocabulario un tanto desinhibido,
chabacano y hasta arrabalero para
suavizar la tensin que en aquel
momento se respiraba dentro del
habitculo de nuestro vehculo.
Ya vers cmo al etreo

hijo de puta este que nos est


jodiendo la vida le convenzo
yo de que se vaya por donde
ha venido, es decir, a tomar
por saco.
La colleja que me llev justo
despus de acabar de pronunciar
estas palabras me doli ms que
ninguna otra, pero el efecto que
provoc en Virtudes fue pavoroso.
La cara se le qued paralizada por
el miedo, tena los ojos abiertos
como platos y la mandbula inferior
se le haba cado hasta adquirir una

postura casi ridcula. Juro que en


otras circunstancias me habra
descojonado
de
ella,
pero
comprend que aquel no era el
momento.
Una
presencia
fantasmal,
incorprea, etrea o llamadlo equis,
se encontraba en aquellos mismos
momentos junto a nosotros, detrs
para ser ms concretos, pues las
hostias, que ya iban siendo como
panes, provenan de la parte trasera
del vehculo.
Evidentemente por ms que

miramos y remiramos en los


asientos traseros all no se vea a
nadie.
Permanecimos cinco minutos
sin saber a qu atenernos y sobre
todo sin atrevernos a hablar porque
ahora estbamos seguros de que el
ente omnipresente poda escuchar
todo lo que dijramos.
Yo, a pesar de todo, intentaba
mantener una buena presencia de
nimo, quizs porque tras el cuarto
contacto con la presencia en forma
de colleja, me senta con la

suficiente confianza como para


pensar en un plan que pudiera
sacarnos de aquella aterradora y
desagradable situacin.
Por eso, Virtudes se me qued
mirando con cara de boba cuando,
de repente, alc la voz dentro del
coche y en el tono ms solemne de
que fui capaz, grit:
Espritu, si an ests entre
nosotros haz el favor de
dejarnos en paz e irte a hacer
puetas. Nada te hemos hecho,
nada te debemos. O te

manifiestas y nos explicas qu


coo est pasandoo te las
tendrs que ver conmigo. Por
eso te invoco
En ese momento se escucharon
dos tortazos a la vez. El muy
cabronazo no me haba dejado ni
acabar. Yo, c omo ya esperaba, me
llev uno, pero Virtudes, a la que le
haba pillado por completo
desprevenida, se llev el otro. Se
ve que la presencia haba
interpretado que aunque era yo el
que hablaba en plan chulito lo haca

en nombre de los dos[21].


Mi mujer no saba qu hacer, si
llorar, si gritar, si rezarpues se
haba quedado petrificada por el
miedo.
En aquella tesitura pens que
algo debamos hacer porque a este
paso bamos a llegar al camping
con la nuca calentita, y quin sabe
con cuntos daos ms
De repente se me ocurri una
idea. Quizs fuera una idea absurda,
algo ms propio de una pelcula de
terror como El exorcista que de

la
realidad
que
estbamos
sufriendo, pero senta que algo
deba hacer, y ya que el ente
incompetente no se haba dignado
explicarse tras mi invitacin, decid
tomar la iniciativa en esta insalubre
relacin que se haba creado entre
el ms all y el ms ac.
Poco saba yo de estos temas
paranormales ms que como ya he
dicho, por lo que tantas veces nos
han mostrado en el cine, pero
Quin saba? quizs resultara.
Por supuesto me abstuve de

contar mis propsitos en voz alta


an a riesgo de que Virtudes se
quedara sin saber qu era lo que
pretenda hacer, porque nos haba
quedado claro que la presencia
poda escucharnos, y no quera
ponerla sobre aviso por si se le
ocurra alguna que otra putada con
la que intentar hacernos desistir.
Hice a Virtudes las seas de
dplex para intentar indicarle que
me propona algo. Pero ella, que en
la vida haba jugado al mus se
qued a dos velas. Es ms, en el

estado de shock en que se


encontraba, dudo que me hubiera
entendido, an conociendo las
reglas de este juego.
Arranqu de nuevo el coche y
salimos a la autova.
Volvimos como digo a la misma
en direccin Murcia... Y no pas
nada. Ni una colleja, ni un
pescozn, ningn dao proveniente
del ente repelente del ms all.
La lgica, si es que la haba en
todo aquel asunto, me haca suponer
que lo que quera aquella presencia

collejeadora era que nos diramos


la vuelta a toda costa, por eso
imagin que nos dara un margen
para poder rectificar la ruta hasta,
al menos, el primer cambio de
sentido.
Quin ha dicho que las
presencias del ms all no estn al
tanto de las normas de trfico
espaolas?

UN
ATISBO
ESPERANZA

DE

De este modo, de momento,


mantuvimos nuestras collejas a
salvo, aunque Virtudes me miraba
cada vez ms alucinada porque no
tena la menor idea de qu era lo
que yo pretenda conseguir con lo

que estaba haciendo.


El primer desvo que nos
encontramos fue el del pueblo de
Cieza, conocido mundialmente por
ser la cuna del insigne Jos Antonio
Camacho, entrenador sudoroso de
la seleccin espaola entre otros
equipos de ftbol, pero que adems
destaca por tener una excelente
produccin hortcola y frutal[22].
La verdad es que sin
desmerecer a la preciosa villa a m
me daba igual fuera el pueblo que
fuera, pues en todos los pueblos de

Espaa iba a encontrar al menos un


ejemplar de lo que estaba
buscando.
Siguiendo mi improvisado plan,
aunque coincidiera en parte con el
de la presencia, tom la primera
salida al pueblo. Buscaba algo muy
concreto que no tardara en
encontrar: Una iglesia.
Entr en el casco urbano
fingiendo en voz alta haberme
perdido para que la presencia no
sospechara nada, mientras que
Virtudes segua atnita mi devenir,

esperando en algn momento


encontrar una explicacin. No dijo
ni una palabra mientras esto ocurra
y estoy seguro de que no fue por
falta de ganas sino por miedo a
abrir la boca y que le escuchara
aquel malvolo fantasma que nos
acompaaba desde haca ya un buen
trecho.
Tras varias vueltas callejeando
aparentemente sin rumbo me top
con una recoleta placita presidida
por una coqueta iglesia. En otras
circunstancias me hubiera detenido

para admirarla, pero tres cojones


me importaba en aquel momento
cual fuera el estilo arquitectnico
del edificio. nicamente me
interesaba una cosa, y es que
tuviera una amplia pila rebosante
de agua bendita.
S, ese era mi plan, probar qu
tal le sentaba el agua bendita de un
lugar de culto, a la malnacida
presencia que nos estaba tocando
tanto los cojones.
Par el coche en la puerta,
vaci en la calle una botella de Font

Vella que llevbamos para el viaje


y sal corriendo hacia la puerta del
templo.
En aquel momento, la presencia
debi percatarse de mi astuta
estratagema pero, la cosa sea dicha,
tampoco se le vea un ente
demasiado espabilado y despierto.
Not un zumbido en mi oreja
derecha aunque no recib golpe
alguno. Supuse que me haba
lanzado otra de sus collejas pero
haba llegado tarde y no haba
podido alcanzarme. Por suerte!

porque esa iba con toda la mala


hostia del ms all. Aquel detalle
me dio ciertas esperanzas en el
xito de mi iniciativa y, sobre todo,
que el fantasma no las tena todas
consigo, pues a pesar de su
condicin espiritual
que
le
presupona infalible, el espritu
tena sus limitaciones Vamos! Que
no deba ser el alumno ms
aventajado del ms all.
No tena tiempo que perder
pues tema por Virtudes, que no se
haba atrevido si quiera a bajarse

del coche.
Al verse tan burdamente
engaado por m supuse que aquel
vengativo espectro, al que no le
agradaba pisar suelo sagrado, se
ira a por lo ms fcil. Y lo ms
fcil era atacar a mi mujer que
estaba totalmente alelada en su
asiento.
Fue una carrera contra el reloj.
Yo llenando la botella de Font
Vella de la pila del agua bendita
ante la mirada estupefacta del cura
y saliendo escopetado hacia el

coche. All, efectivamente, Virtudes


estaba recibiendo un inmerecido
castigo consistente en violentos
tirones de pelo, de orejas y las
consabidas y fantasmales collejas.
Y aunque mi mujer se revolva
intentando defenderse de una fuerza
tan malfica como invisible que le
atacaba con saa, no lograba
zafarse de ella. El terror volva a
asomarse a sus ojos.
Actu con una presteza que an
hoy en da me sorprende. Abr la
portezuela de Virtudes y le ech un

chorro de la botella que traa en la


mano.
Fue increble. Se escuch un
fuerte chisporroteo como cuando
cae agua en una plancha caliente,
despus una especie de bufido feroz
y todo volvi a la calma de repente.
Mi plan haba funcionado!
El agua bendita haba espantado
a la malfica presencia que haba
huido como una comadreja de aquel
lugar. Durante cunto tiempo? No
lo poda saber, pero haber hecho
frente al fantasma era algo ms de

lo
que
tenamos
antes.
Entusiasmado con aquella primera
victoria sobre el mal no pude
resistir la tentacin de poner en
horizontal mi brazo izquierdo y
hacer un corte de mangas
apotesico mientras daba saltos de
alegra y gritaba slo, en medio de
aquella plaza, ante la mirada
expectante y alucinada de la gente
que se encontraba all en aquel
momento y de la que se iba ya
congregando alrededor:
Chpate esa! Hijo de la

gran puta.
En aquel momento, si yo
hubiera posedo el don de la
videncia, seguramente hubiera
podido ver en un rincn de la plaza
a un ente, una presencia, un
fantasma resentido que nos miraba
con ojos enrojecidos por la ira,
pero que aunque estaba murindose
de ganas no se atreva a acercarse a
nosotros no fuera que le volviera a
caer encima un chorretn de lo que
para l, presencia maligna donde
las hubiera, era un ardiente,

urticante y desagradable fluido. Me


refiero al agua bendita.
Bendita agua que nos haba
librado del mal!
Pero como no tengo ese don me
qued sin conocer esta informacin,
que me hubiera resultado muy til
para planificar nuestra estrategia
futura[23].
AQUELLO
ERA
LA
GUERRA!
Vaci el agua bendita que me
quedaba salpicando todo el coche,
por fuera y por dentro y echndonos

un buen rocin por encima.


Estbamos empapados, s, pero
bien protegidos del funesto influjo
del mal.
No del todo satisfecho con esta
bendita proteccin an di varios
viajes a la pila de la iglesia para
remojarlo todo. Cuando termin
volv a llenar la botella para
llevarla dentro del coche como
arma arrojadiza de reserva por si se
le ocurra atacarnos de nuevo a esa
siniestra y ahora encabronada
sombra del inframundo. Aquel da

el prroco iba a tener trabajo extra


bendiciendo agua pues la pila haba
quedado bastante esquilmada con
mis numerosos repostajes.
Salimos de Cieza y nos
incorporamos a la autova en
direccin a Murcia, una vez ms,
desafiando Con dos cojones! la
terrible ira del ms all.
Ahora s que s. Ahora nos
sentamos seguros tanto Virtudes
como yo mismo. Y sobre todo
poderosos.
Incluso nos animamos a poner

un CD del Mester de Juglara y


fuimos cantando jotas y romances
originales de nuestra tierra durante
el viaje. Tal era nuestra euforia.
Habamos avanzado bastante.
Acabbamos de rodear la ciudad de
Murcia y tras unos cuantos desvos
nos encontrbamos ya en la A7
direccin Almera. Cien kilmetros
ms y se habra acabado aquel
maldito viaje.
Con las ltimas interrupciones
ya bamos bastante mal de hora y
probablemente nos bamos a perder

Un da ms! el almuerzo con el que


mi primo y su esposa nos iban a
obsequiar con toda seguridad. Pero
lo que nos importaba ya, a estas
alturas de la pelcula, no era
comer sino llegar. Llegar de una
puetera vez. Imaginbamos que de
alguna
manera,
cuando
nos
encontrramos en la compaa de
nuestra familia, nos hallaramos
definitivamente a salvo. No en vano
ellos haban vivido en el pasado en
sus propias carnes lo que ahora
estbamos viviendo nosotros y

haban
salido
definitivamente
triunfantes.
Pero a la altura de la villa de
Alhama de Murcia, con la fbrica
de embutidos El Pozo al pie de la
imponente sierra de Espua,
volvimos a tomar conciencia de
cunta inquina puede llegar
albergar un fantasma trastornado y
ofendido.
De
nuevo
viajbamos
razonablemente
relajados
atravesando la famosa huerta
murciana, con sus excepcionales

plantaciones de hortalizas y sus


numerossimos rboles frutales de
todo tipo. Y Por qu no decirlo?
con ese olor caracterstico a abono
natural, es decir, a caca, que suele
inundar aquellos frtiles campos.
A pesar de que no haba apenas
trfico, en una de las mltiples
miradas al espejo retrovisor divis
muy a lo lejos un camin grande.
Deduje que deba de tratarse de uno
de los muchos vehculos pesados
que circulan por aquellas carreteras
distribuyendo a Espaa y al resto

del mundo, los excelentes productos


que por all se dan, tanto crnicos
como hortofrutcolas. Por eso no le
di mayor importancia.
Sin embargo, algo, quizs el
reciente
recuerdo
de
las
experiencias pasadas, me deca que
deba permanecer alerta.
Involuntariamente volv a echar
un segundo vistazo en un muy breve
espacio de tiempo a travs del
retrovisor.
La madre que me pari!
Aquello me pareci increble,

impensable, inesperado, irracional,


terrorfico, aberrante, siniestro,
imposible...
La cabina del camin que
acababa de ver haca unos segundos
como a un kilmetro de distancia
detrs de nosotros, ahora llenaba
por completo nuestra luneta trasera.
Era imposible. Haba recorrido
toda esa distancia En menos de
cinco segundos!
Aquello no poda ser obra ms
que de quien era: El malfico y
fantasmal espritu que nos persegua

que se estaba volviendo ya


demasiado cansino.
No me lo poda creer. All
estaba de nuevo, y a lo que pareca,
mosqueado como un mono, un mono
del ms all eso s, aquel espanto
de criatura a la que no habamos
conseguido ver pero s tocar.
Bueno, para no faltar a la verdad l
era el que haba conseguido
tocarnos a nosotros, y varias veces
con demasiada contundencia.
Virtudes, cuando se dio cuenta
de la magnitud de lo que se nos

vena encima en forma de camin


de gran tonelaje se derrumb
psicolgicamente y comenz a
chillar, perdido el control y
totalmente histrica.
Pis a fondo el acelerador y
consegu separarme de aquella
mole de hierro y ectoplasma unos
metros, pero aunque pude tener una
mejor perspectiva del parabrisas de
nuestro perseguidor, no pude ver
nada ms que el reflejo del sol en
l.
El camin se nos volvi a

acercar a una velocidad imposible,


pero ahora no se conform slo con
eso. Sentimos un violento impacto
por detrs que nos impulsaba hacia
delante hacindome perder el
control de nuestro vehculo por un
momento.
El gran guardabarros cromado
del camin nos estaba impactando!
Virtudes, aunque nunca haba
pasado por devota, rezaba.
Gracias a aquel curso de
pilotaje que me empe en hacer en
el Jarama a pesar de la frrea

oposicin de Virtudes siempre


preocupada con el tema econmico,
pude hacerme con el coche que
comenzaba ya a dar peligrosos
bandazos.
No hube hecho ms que
estabilizarlo cuando volvimos a
sentir un segundo empelln por
detrs. La cosa se estaba poniendo
pero que muy fea. Si el camin
continuaba embistindonos de
aquella forma tan brutal no bamos
a tardar mucho en salirnos de la
carretera.

Intent
despistar
al
ectoplsmico conductor acosador
que nos persegua dando un
volantazo y cambindome de
sopetn al otro carril. Mi intencin
era, una vez liberados por detrs de
la mole de hierro, frenar
violentamente para que el camin
con su inercia nos adelantara y
pasara de largo. Comprenda que
era una maniobra muy arriesgada y
demasiado peligrosa, pero de
alguna manera tena deshacerme de
tan incmodo compaero de viaje o

la cosa iba a tener consecuencias


mucho ms serias.
Agarr fuertemente el volante
para controlar mejor el vehculo
una vez hubiera pegado un pisotn
al freno y, una dcima de segundo
antes de hacerlo, el bestial
camionero ya haba vuelto a
colocar su vehculo justo detrs
nuestra.
Erabrutal. Pero a estas
alturas ya nada me poda
sorprender. Miento, me sorprend
yo a m mismo.

Quieres jugar Eh hijoputa?


grit con ojos de poseso
incapaz de sudar toda la
adrenalina que mi cuerpo
estaba generando en esos
intensos momentos.
Mientras Virtudes iba agarrada
a la base de su asiento que pareca
que iba a clavar los dedos en la
goma espuma y el tapizado que lo
recubra, a m me debi de dar un
subidn del quince. Me encontraba
totalmente excitado y dispuesto a
todo. Reconozco que me piqu con

el camionero fantasma cual si


estuviera haciendo una carrera en la
Castellana de Madrid a las tres de
la maana con un niato tocado con
una gorra del revs en un Seat Len
rojo
TDI
turbointerculersiscilindrosventicuatr
Tan alterado y fuera de m
andaba que, incluso a la endiablada
velocidad a la que estaba
transcurriendo la escena, y nunca
mejor dicho lo de endiablada, an
tuve el cuajo de bajar mi ventanilla
y sacar mi mano izquierda con el

dedo meique y el ndice apuntando


al cielo. Vamos, lo que viene
siendo hacer una peineta. Pude
comprobar entonces que aquel
lenguaje de gestos no slo era
internacional, sino que lo entenda
cualquiera, hasta un ser del ms
all.
Por su reaccin deduje que
aquel ente, si alguna vez haba sido
materia y haba habitado un cuerpo,
por cojones tena que haber sido el
de un taxista de una gran ciudad, sin
dar nombres para no ofender. No le

debi sentar muy bien mi gesto


porque acto seguido sent un nuevo
golpe por detrs. Pero esta vez no
se conform con el impacto. Ahora
pareca haber acoplado la cabina
del camin contra nuestro maletero
y nos empujaba hacindonos
aumentar
la
velocidad
peligrosamente.
En
aquella
situacin mir hacia delante y vi
que nos acercbamos demasiado
rpido a una curva limitada a
noventa kilmetros por hora. Con la
velocidad que llevbamos, yo a la

fuerza obligado por el impulso del


fantasmagrico camin, slo nos
quedaban escasos segundos para
que ste nos sacara de la carretera
en aquella curva.
Entonces decid que ya no
podamos aguantar ms aquella
situacin de estrs. Virtudes estaba
al borde del colapso nervioso pero
sorprendida, muy sorprendida de la
sangre fra que un servidor estaba
demostrando.
Claro que lo que ni mi mujer ni
el repugnante espectro de detrs se

imaginaban era que yo guardaba


un as en la manga
Un arma secreta!
Durante el poco tiempo que
haba durado nuestra parada ante la
iglesia de Cieza yo, veloz como un
mecnico de Ferrari, haba hecho
algo de lo que, al parecer, nadie se
haba dado cuenta: Haba levantado
el capot de nuestro coche, haba
rellenado el depsito del lquido
lavaparabrisas con agua bendita,
haba cerrado el capot y haba
desviado hacia arriba el chorro de

los inyectores que normalmente


apuntan al cristal. De este modo
cuando presionaba la palanca para
que saliera el agua del limpia, el
agua bendita en este caso, en lugar
de impactar contra el cristal, sta
describa un arco que pasaba por
encima de nuestro techo y mojaba,
esa era la idea, al vehculo que
viniera detrs de nosotros.
Diris que esto es increble, que
es muy enrevesado, que me invente
otra cosa, que me vaya a cagar
Pero, como el que cuenta la

historia soy yo, la cuento como me


sale de los cojones.
Para ser sincero no s por qu
lo hice. Quizs un espritu bueno,
que tambin los debe de haber, me
inspir, previendo lo que nos poda
pasar despus.
El caso es que lo creis o no me
dispuse a utilizar aquella arma
secreta.
Aproximadamente a quinientos
metros de la fatdica curva a la que
nos acercbamos con la velocidad
de un misil puls por espacio de

unos segundos la palanca que


activaba el chorro de agua bendita.
El ente conductor debi
llevarse una buena sorpresa. Ya lo
creo.
Cuando mir por el espejo
retrovisor me pareci adivinar por
primera vez una cara tras el volante
del monstruoso camin.
Era una perfecta cara de
gilipollas!
De nuevo me haba adelantado a
aquel
iluminado
venido
expresamente del ms all y que, a

las pruebas me remito, andaba algo


corto de reflejos.
El chorro fue a parar de lleno al
parabrisas del camin al que
inmediatamente agujere como si
fuera cido sulfrico lo que le
hubiera cado en lugar de agua
bendita.
Por
los
agujeros
practicados debi de entrar agua en
la cabina mojando todo cuanto all
se encontraba, incluido al ente.
Fue espectacular!
De repente el camin empez a
perder velocidad y la cabina se

torci haciendo escuadra con el


remolque. El camin comenz a
hacer la tijera y acto seguido rod
innumerables veces por el asfalto
hasta que acab salindose
precisamente por la curva por
donde pretenda echarnos a
nosotros.
Nada ms pasar la curva yo
detuve nuestro coche en el arcn y
salimos del mismo para deleitarnos
con el voraz fuego que en ese
momento comenzaba a consumir
aquella
siniestra
cabina

propagndose con rapidez al


remolque. Largas lenguas ardientes
salan de su interior con una
virulencia inusitada. Entre ellas,
vimos algo que en principio nos
pareci tambin una llamarada,
pero que tena un color azulado muy
intenso, azul elctrico coment
Virtudes que entiende ms de
colores. Inicialmente y sin los
conocimientos cromticos de mi
mujer, supuse que dentro deba
estar ardiendo algn tipo de
material combustible. Pero de

pronto, esta especie de llama sali


del camin y enfil a tremenda
velocidad hacia el lugar donde
Virtudes y yo nos encontrbamos.
Por unos momentos aquel fenmeno
lleg a acojonarnos, mxime
cuando aquella cosa, una vez lleg
a nuestra altura, comenz a dar
vueltas vertiginosamente a nuestro
alrededor acercndose ms en cada
giro.
Estaba claro de quin se
trataba. Era la presencia, el ente
indecente y omnipresente, aunque

en mi opinin, incompetente, que


estabacalentito de narices.
Menudo mosqueo deba de
tener!
A pesar de que nos haba hecho
la pueta durante bastante tiempo,
le habamos jodido sus planes de
macarra fantasmal.
De un momento a otro me
esperaba la consabida colleja
dndola por bien empleada, aunque
por alguna razn que en ese
momento se me escapaba el
fantasma no se atreva a atacarnos.

Por fin me di cuenta de qu era


lo que ocurra para mantener al ente
a
distancia
impidindole
collejearnos a discrecin cual era
su deseo. Virtudes, esta vez
sonriente y segura de s misma,
tena bien agarrada la botella de
Font Vella con agua bendita entre
sus manos mostrndola por encima
de su cabeza a un invisible
espectador y dispuesta a utilizarla
en el momento en que hubiera hecho
falta.
No lo hizo.

La presencia, en forma de luz,


sali disparada hacia arriba, con un
bufido que nos llen los odos,
mientras que desde un lugar
indeterminado en el cielo se oa un
siniestro alarido que se iba
alejando:

Os vais a acordar de
miiiiii.
Hijos
de
puuutaaaaaaa! Como que me
llamo

NEMEEEESIOOOOOOOOOOO
Virtudes y yo nos miramos
estupefactos pero de pronto nos

echamos a rer.
JA!
TOMA,
TOMA Y
TOOOMAAAAAA!
NOSOTROS 2 CABRN
ECTOPLSMICO
(AHORA
CONOCIDO COMO NEMESIO) 0
Qu subidn! Eso era un uno en
la quiniela fijo.
Y encima, a ver cmo iba el
ente a explicar a su fantasmagrico
seguro la hostia que se acababa de
meter con un camin que pareca
nuevo y que haba quedado
siniestro total.

Por nuestra parte, cuando


echamos un vistazo al maletero de
nuestro coche para evaluar los
daos, comprobamos estupefactos
que
este
se
hallaba
inexplicablemente
intacto,
sin
siquiera un leve araazo.
La euforia nos embargaba y esta
vez esperbamos que para siempre.
Qu errados andbamos! Pero
no adelantemos acontecimientos
que tiempo habr de referiros el
resto de la historia.

POR
FIN
CAMPING!

EN

EL

El escaso trayecto que nos


quedaba lo recorrimos sin ningn
contratiempo ms. Nos desviamos
en Lorca tras atravesar el tnel del
castillo y tomamos la sinuosa
autova de guilas, que un

presidente de la comunidad
murciana se haba hecho construir a
la carta para comunicar las dos
poblaciones y facilitarse el camino
a la playa segn dicen las malas
lenguas.
Tras atravesar la inmensa y
frtil huerta lorquina ascendimos
suavemente hasta coronar el
modesto puerto de Purias en la
sierra de la Almenara. A los pocos
kilmetros de comenzar el descenso
divisamos por fin tras una curva
trazada entre montaas, al fondo,

esta bella y desconocida localidad


de Murcia.
El paisaje era rido y seco, casi
desrtico, sobre todo en aquella
veraniega poca del ao, pero no
estaba exento de una belleza
especial, extica e imponente, que
ni siquiera la gran cantidad de
invernaderos que lo salpicaban, era
capaz de desmerecer. La zona era
bastante montaosa pues las ltimas
estribaciones de la cordillera
Penibtica llegaban hasta all y
encajonaban al pueblo entre

montaas
otorgndole
un
primaveral
microclima
donde
apenas se conoce la crudeza del
invierno tal y como suele
presentarse en la Meseta.
Al fondo, contra el azul intenso
del mar y la nitidez del cielo, se
recortaba guilas con sus edificios
ocres y blancos y sus calles en
cuadrcula al gusto de los
gobernantes ilustrados. El casco
urbano se extenda a lo largo de sus
tres bahas, Poniente, Levante y el
Hornillo,
aunque el ncleo

principal de la poblacin se situaba


al amparo del castillo. La fortaleza
restaurada de San Juan de las
guilas estaba construida sobre el
primer promontorio que entraba al
mar, el situado ms al sur, el pico
de Laguilica se hallaba en el del
medio y la isla del Fraile al otro
lado, con el pen del cabo de
Cope al fondo, difuminado por una
sutil bruma proveniente del mar.
Efectivamente, como hbilmente
habrs supuesto, querido lector,
Edelmiro y Paquita se hallaban

pasando una temporada en un


camping de guilas.
Como ya ha quedado dicho
buscaban la tranquilidad y sobre
todo el anonimato y lo haban
hallado en aquella remota y
tristemente desconocida regin del
sureste espaol. Tristemente para el
resto del mundo pero no para mi
primo que buscaba huir de la gente,
sobre todo la que frecuentaba el
mundillo campista donde era
bastante conocido muy a su pesar
gracias a dos psimos libros donde

un desalmado escritor, por llamarle


de alguna manera, haba relatado
hasta el ms ntimo detalle todas
sus miserias[24].
Por este motivo Edelmiro haba
sido y continuaba siendo motivo de
crueles chanzas en cuanto su
nombre sonaba en cualquier
camping de Espaa y era
automticamente reconocido por
esa gente sin escrpulos que pasa
sus vacaciones en camiseta de
tirantas
emborrachndose
continuamente
mientras
hacen

paellas y barbacoas con las que


subirse el colesterol. Ay los
campistas! Qu especmenes tan
particulares![25]
Sin llegar a entrar al pueblo
tomamos
la
carretera
de
circunvalacin en direccin sur y
cuando llegamos a pocos metros del
mar giramos hacia la carretera de
Vera. A unos tres kilmetros del
centro urbano, apenas mil metros de
las primeras casas del pueblo, se
encontraba el camping justo a pie
de carretera.

Mir a Virtudes y me emocion


ver cmo lloraba de alegra, tanto,
que no tard en contagiarme y no
pude evitar dejar escapar tambin
unos gruesos lagrimones.
Por fin habamos llegado a
nuestro destino!
No nos lo podamos creer. A
pesar de las numerosas trabas,
impedimentos, tretas y putadas con
las que nos haba obsequiado el
ms all, nos encontrbamos viendo
aquel mar clido y tranquilo y, si no
ocurra ningn imprevisto ms, cosa

que no esperbamos, en pocos


minutos estaramos abrazando a
Edelmiro y a Paquita, que ya deban
de estar desconfiando de poder
vernos tal y como habamos
quedado.
Eran aproximadamente las tres
y media de la tarde. Nos habamos
retrasado ms de lo previsto. An
as esperbamos poder saciar
nuestro apetito que con tantas
emociones se nos haba abierto y de
qu manera.
Detuvimos nuestro vehculo al

lado de la recepcin y entramos en


el local para cumplimentar nuestro
ingreso.
Buenas tardes. Bienvenidos
al camping Bonitopaisaje [26]
Nos salud el recepcionistaQu tipo de alojamiento
desean? Si vienen con tienda
de campaa tenemos todava
alguna parcela pequea libre y
ahora mismo les podemos
ofrecer un bungalow que se
acaba de quedar vaco.
No, no repliqu yo de

inmediato

nos
estn
esperando
ya
con una
caravana.
Ah! se sorprendi el buen
hombre- Y a qu nombre est
esa parcela?
Edelmiro. Edelmiro Pez.

Pez? Me pregunt
extraado mientras verificaba
el nombre en su ordenador S, le dije mostrndole mi
DNI. Es mi primo, que est
pasando una temporada en este
camping con su mujer, Paquita

Sabe de quienes le hablo?


El hombre levant la mirada de
la pantalla y con gesto serio nos
dijo:

Es imposible conocer a
todos los clientes que entran y
salen constantemente
del
camping, amn de que nuestra
estricta poltica de privacidad
es la de preservar su intimidad
durante su estancia en nuestro
establecimiento, pero tras
revisar
nuestros
ficheros
informticos
puedo

confirmarles sin temor a


equivocarme que no tenemos
alojado ningn cliente con ese
nombre.
Nos miramos mi mujer y yo con
cara de lelos sin saber muy bien
qu decir ni qu hacer.
Despus de lo que habamos
pasado, despus de habernos
chupado un porrn de kilmetros
Iba a resultar ahora que mi primo y
su mujer no se encontraban en aquel
camping?
No nos lo podamos creer.

A ver dije yo recobrando


la cordura- vamos a pensar
con lgica. Si mi primo nos ha
dicho que estaban en este
camping, es Que estn aqu! Y
si hubieran cambiado de sitio
nos habran avisado no?
No se habrn inscrito con
otro nombre, cari? Mira que
Edelmiro vena huyendo de
cualquier publicidad sobre s
mismo.
Pues lo mismo va a ser eso.
Pedimos
permiso
al

recepcionista para dar una vuelta


por las instalaciones y buscar a
Edelmiro y a Paquita, que por
narices, tenan que estar inscritos
con un nombre falso por los
motivos ya expuestos. Supuse que
siendo un camping pequeito como
aqul la bsqueda no nos llevara
mucho tiempo.
No
nos
puso
ningn
impedimento
aquel
amable
dependiente. Es ms, se ofreci
para acompaarnos durante nuestro
recorrido por el camping en busca

de Edelmiro y de Paquita. A
aquellas horas no haba mucho
movimiento en la recepcin y la
verdad es que el hombre deba estar
algo aburrido con lo poco que tena
que hacer.
Caminamos por las calles del
pequeo camping con la esperanza
de encontrar en alguna de sus
parcelas o doblando cualquier
esquina a nuestros esquivos
familiares.
La gente, que ya se encontraba
en la sobremesa tomando los

licorcicos o digestivos como se


conocen en la zona a los copazos de
despus de comer, nos vea pasar
con mucha curiosidad, levantando
descaradamente la vista hacia
nosotros.
No tardamos mucho en recorrer
todas las instalaciones. Pero de
Edelmiro y Paquita no haba ni
rastro. Lo que s nos haba llamado
la atencin fue que vimos un par de
caravanas cerradas, lo cual nos hizo
alimentar la esperanza de que una
de aquellas fuera la de mi primo, al

que gustaba aprovechar la hora de


la siesta para entregarse a los
placeres de la carne (de la carne de
Paquita que era partidaria de
hartarle de tocino como terapia
para evitar que lo comiera fuera de
casa).[27] A estas alturas debera
ya ser conocida por todos la aficin
de mi primo por las faldas.
Decidimos pues, comer alguna
cosa en el restaurante del camping
para darles algo de tiempo de
acabar la faena y proceder despus
a una segunda inspeccin ocular, no

fuera que se hallaran dentro de una


de aquellas caravanas dedicados al
frote-frote y les cortramos el rollo.
El seor de la recepcin, una
vez se hubo cerciorado de que
ramos buena gente y de fiar nos
dej hacer, aplazando nuestra
inscripcin hasta que hubiramos
dado con nuestros anfitriones.
El hambre haca ya mella en
nuestros estmagos y, aunque algo
tarde incluso para las costumbres
locales, pudimos saciar nuestro
apetito con algunas exquisitas

viandas tpicas del lugar.


Como yo no tena intencin de
conducir ms aquella tarde me
refresqu el gaznate, que traa seco
con tantas emociones, con una jarra
helada de medio litro de cerveza,
que me sent mejor si cabe que lo
que estaba comiendo.
Acabamos el tardo almuerzo
con mucha rapidez y de postre,
mientras Virtudes se coma un
pedacico de tarta, ped al camarero
que me pusiera otra jarrita igual a
la anterior pues haca bastante calor

pese a encontrarnos apenas a


trescientos metros de la orilla del
mar.
Virtudes me miraba con la cara
un poco siesa pues no le haca
demasiada gracia que yo bebiera
pero no me hizo ningn reproche
ante tan profusa libacin. Supongo
que en su fuero interno debi pensar
que me mereca un premio por lo
bien que me haba comportado en el
asunto del ente incompetente. Mal
est que yo lo diga pero tena
razn mi mujer.

Haba sido un verdadero


valiente!
Aquel segundo medio litro de
cerveza me cay de cine.
Satisfechas el hambre y la sed yo
comenzaba a notar ya que mi cuerpo
y mi mente se acorchaban
seriamente, separndose el uno de
la otra, afectados por la influencia
del alcohol. El viaje astral del que
tanto hablan los maestros de la
meditacin debe ser algo parecido.
Con el sentido del equilibrio un
tanto en precario me puse en pie

dispuesto a comenzar la segunda y


exhaustiva bsqueda de mi primo y
su
mujer.
Nos
dirigimos
directamente a inspeccionar las dos
parcelas con caravana donde no
habamos visto a nadie en el
reconocimiento anterior.
Yo tengo que reconocer que
miraba muy por encima pues las
cervezas me haban dejado muy
falto de reflejos y con la facultad de
la concentracin sensiblemente
mermada. Menos mal que Virtudes
estaba alerta porque si no es por

ella
Al volver a pasar por la
primera parcela se dio cuenta de un
detalle que para m haba pasado
inadvertido, como tantos otros en
aquel estado de semiembriaguez. Al
pie de la rueda de la caravana haba
un par de cascos vacos de cerveza
Franciskaner. Me lo coment y ca
en la cuenta de que aquella tena
que ser a la fuerza la parcela que
buscbamos, pues esta marca de
cerveza era la debilidad de mi
primo. Llamadlo corazonada si

queris, pero aquella evidencia me


reafirm ms, si cabe, en mis
sospechas.
Para hartarse Edelmiro sola
beber una marca nacional, Mahou o
alguna otra[28], pero para las
ocasiones especiales prefera la
marca alemana, con algo ms de
cuerpo y alcohol. Y que vena en
formato de medio litro y
simplificaba, cuando estaba lanzado
a beber como un cosaco, la tediosa
tarea de tener que ir al frigorfico a
por otra cerveza con demasiada

frecuencia.

HOUSTON: TENEMOS UN
PROBLEMA

Con la certeza de que les


habamos encontrado pasamos a la
parcela y llamamos a la puerta de la
caravana, que continuaba cerrada.
Durante un buen rato no
escuchamos nada. Comenzbamos a
pensar que aquella caravana se

hallaba vaca y que sus inquilinos


deban encontrarse en algn otro
lugar.
Cabizbajos y defraudados nos
bamos a dar la vuelta con la
intencin de irnos del camping y
buscarnos un hotel donde pasar la
noche cuando omos ruidos en el
interior.
La puerta se abri despacio y
ante nosotros apareci Paquita con
los ojos enrojecidos como de haber
estado llorando largo rato.
Cuando nos reconoci all en la

puerta se ech a nuestros brazos


comenzando de nuevo a llorar
desconsoladamente.
La abrazamos extraados de
que se encontrara en aquel estado
pues de siempre Paquita haba sido
una mujer alegre y dicharachera y
haba gozado de un excelente buen
humor.
Dnde est ese cabroncete
de mi primo? Le pregunt
cantarn esperando verle salir
de la caravana tras ellaPaquita se arranc a llorar con

ms intensidad y desconsuelo y
Virtudes le ofreci un cleenex
mientras la volva a abrazar
intentando reconfortarla con una
dulzura que haca tiempo que yo no
vea en ella.
Cuando se hubo calmado un
poco nos invit a sentarnos en unas
sillas
que
tena
dispuestas
alrededor de una mesa de camping
bajo el toldo adosado a su
caravana. Entonces sac una botella
de Bayleis, sirvi tres vasos y
comenz a contarnos qu era lo que

haba ocurrido y el por qu de que


Edelmiro no se encontrara all.
Hay veces que las cosas parece
que suceden bajo alguna nefasta
influencia y que la providencia
mete la mano a su antojo en los
acontecimientos trastocndolos de
arriba abajo.
Digo esto porque segn Paquita
nos iba refiriendo lo que la tena en
un ay, Virtudes y yo nos estbamos
quedando cada vez ms alucinados
Casualidad?
No
lo
creo.
Comenzbamos a intuir que algo

siniestro
y de
dimensiones
sobrehumanas se cerna sobre
nosotros, o que por alguna razn
nos haba pillado en medio.
Nos cont que haban llegado a
aquel camping y, efectivamente,
haban pedido al seor de la
recepcin, que no era con el que
nos habamos encontrado nosotros
pues
este
acababa
de
reincorporarse de sus vacaciones,
que no hiciera publicidad de sus
nombres, sobre todo del de
Edelmiro, y que por favor le

inscribiese con un nombre distinto.


El recepcionista accedi, pues es
bien conocida la amabilidad entre
las gentes de aquel lugar.
Llevaban ya tres semanas
disfrutando de unas relajadas y
apacibles vacaciones, playa, paseos
por el pueblo, buenas comidas y
sexo, mucho sexo, cuando se
enteraron de nuestro propsito de
pedirles consejo, de lo cual se
alegraron sobremanera, felices de
poder compartir unos das con
nosotros. De paso les referiramos

el problema que nos tena tan


preocupados y les plantearamos
las dudas que nos corroan.
Pensaron que deban hacer unos
cuantos preparativos, hospitalarios
como siembre, para agasajarnos a
nuestra
llegada,
cosa
que
hubiramos llevado a cabo de no
habernos entretenido por el camino
cierto ente cabroncete, y haban ido
al mercado a comprar provisiones
para homenajearnos como slo
ellos saban hacer.
Haban vuelto con la compra

conociendo ya la noticia de que nos


bamos a retrasar un da, pues
Virtudes les haba llamado por
telfono desde Burgos para
avisarles de nuestro contratiempo.
Decidieron entonces guardar lo
que haban comprado en la nevera y
aplazar la comilona un da hasta
que llegramos al camping y
resolvieron no complicarse la vida
cocinando y salir a comer al
pueblo. Haca das que queran
probar un caldero de pescado, plato
tpico de la zona, que les haban

recomendado, en un restaurante
cerca del puerto pesquero y hacia
all se fueron.
La comida haba estado a la
altura de sus expectativas y, muy
satisfechos, incluso con un poco de
pesadez de estmago, decidieron
dar un pequeo paseo por las
Delicias, que era como se conoce a
la baha de levante, la que est
situada en medio de las tres sobre
las que se asienta guilas.
Tras rebajar un poquito aquella
pesadez mientras contemplaban los

barcos que entraban en el puerto


con las bodegas repletas de
pescado, se dirigieron al centro del
pueblo y se sentaron en la Glorieta,
la plaza principal donde tiene su
sede el ayuntamiento, bajo la
sombra de unos gigantescos y
centenarios ficus que la rodeaban,
con la intencin de tomar unos
cafs. El sueo de la digestin
comenzaba a atacarles y pensaron
que lo mejor sera volverse al
camping a echar una siesta de las
que solan echar ellos y que

consista en dos cosas bsicamente:


polvo y sueecito de un par de
horas. Los nios estaban de
campamento junto a los nuestros y
Edelmiro y Paquita estaban
viviendo casi una segunda luna de
miel.
De camino al camping se haban
encontrado con que en el arcn de
la carretera haba un camin grande
parado, aparentemente averiado. Un
camin de cinco ejes le haba dicho
Edelmiro a su mujer que se haba
quedado igual que si le hubiera

dicho cualquier otra cosa pues no


entenda de camiones. Detrs del
camin, con el chaleco reflectante y
los
tringulos
de
avera
debidamente
colocados,
una
persona les haca seas para que se
detuviesen.
Era una mujer alta y bastante
corpulenta, una verdadera jaca en
opinin de Edelmiro, opinin que
se cuid muy mucho de dar en voz
alta por miedo a la reaccin de
Paquita. Por supuesto pararon y,
cuando lo hicieron, la camionera

les pidi si por favor podan


llevarla a un polgono cercano, a
las afueras del pueblo, que era
donde tena su base la empresa de
transportes, pues se le haba
averiado el camin y por ms que
estaba intentando contactar con
ellos por telfono para darles aviso
de que le enviaran un coche taller,
no consegua obtener respuesta
alguna.
Edelmiro, atento y amable como
ninguno cuando se trataba de una
damisela en apuros, aunque esta

daba la impresin de que se las


poda componer sin problemas ella
solita, se ofreci a llevarla.
Paquita, en un ejercicio de
control de sus celos y una muestra
de confianza hacia su marido, le
dijo que no haba problema pero
que antes la dejara a ella en el
camping que estaba al lado porque
haba bebido bastante vino durante
la comida y estaba loca por
acostarse un rato. Eso era un logro
si tenemos en cuenta el currculum
de mi primo y los padecimientos

pasados de su costilla por este


particular. Y as hicieron, Edelmiro
dej a Paquita en el camping y se
dispuso a llevar a Dorothy, que con
este nombre se haba presentado la
camionera, hasta el polgono
cercano.
Virtudes y yo abrimos los ojos
de par en par al escuchar aquel
conocido nombre.
Sin duda, algo muy gordo se
estaba
fraguando.
Ahora
comenzbamos
a
comprender
ciertas cosas porque todo estaba

fatalmente interrelacionado. Se nos


presentaba ante los ojos el asunto
en su verdadera dimensin.
Era algo que no deba llevarle
ms de media hora as que Paquita
se tumb en la cama de la caravana
a esperarle, pero en seguida se
qued profundamente dormida.
Cuando se despert era casi de
noche. Sali de la caravana
completamente aturdida por tan
larga siesta. Era extrao porque
ella no era de dormir mucho
despus de comer, un sueecito de

una hora como mximo si no haba


juerga sexual previa y se levantaba
nueva, pero en esta ocasin haba
dormido Durante cinco horas! Le
dola la cabeza y llam a su marido
que deba haber llegado haca ya un
buen rato. Como no le contestaba,
se fue al bar del camping, donde
estaba segura que le hallara un
poco torrao echando una partida
con los vecinos. Pero tampoco
estaba all.
Se senta muy extraa, como
cuando se tomaba una pastilla para

dormir, pero todo lo achac al vino.


Por ltimo se asom a los
baos, pues mi primo era de los de
perder la nocin del tiempo cuando
se sentaba en el mundano trono.
Al no encontrar a Edelmiro en
ninguno de sus habituales lugares de
esparcimiento, algo preocupada,
decidi llamarle al mvil. El
telfono de su marido ni siquiera
daba seal. Era como si mi primo
se hubiera quedado sin batera o
hubiera apagado el telfono.
Paquita, en este punto de su

relato, frunci el ceo, recordando


cmo se haba sentido entonces.
Tuvo que reconocer que se la
pasaron mil cosas por la cabeza
pero la primera de todas fue que
Edelmiro se haba enrollado con la
camionera. Mi primo era de natural
calentorro y no era la primera vez
que se la jugaba a Paquita con algo
parecido aunque en su descargo
dir que ltimamente andaba muy
reformado.
Pas un buen rato enfadada y
presa de un ataque de celos pero, a

medida que se echaba la noche


encima y su marido segua sin
aparecer, comenz a pensar que
algo ms grave tena que haberle
ocurrido para que no hubiera vuelto
todava.
Iban pasando las horas y
Paquita ya estaba en un sin vivir
debido a la ausencia de su esposo.
Llam incluso al cuartelillo de la
Guardia Civil, pero le contestaron
que no podan dar a nadie por
desaparecido hasta que no hubiera
transcurrido el tiempo que estipula

la ley para poner en marcha el


dispositivo de bsqueda. No le
quedaba otra que morderse las uas
y esperar noticias. Pero las noticias
no llegaban.
Haba
pasado
la
noche
prcticamente en vela por la
preocupacin y porque no tena
sueo gracias a la descomunal
siesta que se haba echado, saliendo
de la caravana cada vez que
escuchaba el motor de un coche.
El da amaneci y Edelmiro no
haba regresado todava, pero con

el alba Paquita acab quedndose


dormida de puro cansancio. Haba
tenido un sueo muy extrao:
Edelmiro la llamaba pidindole
ayuda, aunque no poda identificar
dnde se encontraba porque estaba
todo muy oscuro. En el sueo
apareca Onofre[29], el melonero,
riendo a carcajadas, cosa que puso
en guardia a Paquita , temiendo
ahora seriamente que la causa de la
desaparicin de Edelmiro, tuviera
tintes ms del otro mundo que de
este.

Para los que no conozcan a


Onofre el melonero les dir que
este seorQu cojones! No les
dir nada. Que se lean La asurda e
inqueible historia de Edelmiro Pez
II: Er desenlace. No le voy yo a
hacer publicidad a quien tanto
dinero ha ganado denostando a mi
querido primo Edelmiro.
Se despert cuando nosotros
llamamos a la puerta de la
caravana.
El resto de la historia ya lo
conocis concluy Paquita

rompiendo de nuevo en llanto.


Tras el relato de lo sucedido
dedujimos que algo deba estar
maquinndose en los siniestros
recovecos del ms all funesto y as
se lo hicimos saber a Paquita, que
por cierto era de la misma opinin.
Pero Qu podamos hacer? Por
dnde empezar a buscar? Cuando
encontrramos a Edelmiro Cmo
le bamos a rescatar? Contra qu o
contra quin bamos a enfrentarnos?
Demasiadas preguntas y ninguna
respuesta clara y coherente.


Vamos a ver dije yo,
porque alguien tena que
romper el angustioso silencio
que se haba creado, an a
riesgo de decir alguna
tontera- estamos metidos de
lleno en un asunto siniestro.
Las fuerzas del mal se han
conjurado para conseguir su
propsito, sea el que quiera
que sea. Y para ello cuentan
no slo con sus propias
fuerzas, sino que tienen
aliados en el ms ac Acaso

no es seguro que Dorothy es un


pen a las rdenes del malino?
No se han servido de ella
para capturar a mi primo y
para alguna cosa ms?
Virtudes baj la mirada
sintindose culpable. Pobrecita!
Algn da tendra que contarle toda
la verdad para aliviarle un tanto su
sentimiento de culpa. Pero tampoco
aquel era el momento Que sufriera
un poco, por adltera!
De cuando en cuando no poda
evitar que saliera a la luz mi lado

cabroncete, a pesar de que el


mismo cargo de conciencia o ms
debera estar corroyndome las
entraas a m mismo.
Paquita nos coment que
conoca a una especie de mdium o
vidente, Maruja[30], que ya en
otras ocasiones les haba puesto en
contacto con el ms all dndoles
las claves con las que comenzar a
actuar, as que nos pareci una
buena idea que recurriera a ella
para pedirle ayuda y consejo. Y eso
hizo
sin
perder
tiempo.

Necesitbamos
apoyo
especializado y no sabamos de
nadie ms a quien recurrir.
Maruja, que haca tiempo que
no iba a la playa, vio el cielo
abierto en forma de vacaciones
pagadas, aunque fuera en un
camping, y propuso a Paquita
desplazarse hasta guilas en el
autobs del da siguiente, pues all,
in situ, seguro que iba a ser capaz
de percibir ms seales del ms
all que a seiscientos kilmetros de
distancia, que tambin poda

considerarse el ms all, aunque


algo ms ac del ms all que nos
traemos entre manos.
Nos pareci buena idea y
quedamos en esperarla al da
siguiente en la estacin de
autobuses de guilas cuando
llegara el autobs que vena desde
Madrid. Maruja, desde que muri
su marido, no sola conducir, y
haba vendido el coche de la
familia. Informacin esta que no
viene al caso en el hilo de mi relato
pero que me sirve para rellenar un

poco el captulo que me estaba


quedando algo exiguo porque no
saba ya qu contar[31].
Decidimos
meter
nuestro
equipaje dentro de la caravana y
pusimos a enfriar toda la cerveza
que pudimos en la amplia nevera de
la misma, a la espera de ser
consumida en momentos ms
oportunos, es decir, cuando
encontrramos a mi primo.
Mientras
Maruja
llegaba,
Paquita, Virtudes y yo continuamos
ponindonos al da de nuestras

vidas y elucubrando con los hechos


recientes y, sobre todo, con lo que
habra de ocurrir en un futuro que
adivinbamos inminente, incierto e
inquietante.
De repente Virtudes se qued en
silencio mirando absorta hacia un
punto en el horizonte.
Qu te ocurre Virtudes?
preguntamos casi al unsono
Paquita y yo- Qu es lo que
ests mirando con tanta
atencin?
Mirad en aquella direccin

nos dijo sealando con el


dedo- Veis aquella nube
negra que se est acercando al
suelo?
Ambos
volvimos
nuestras
cabezas entonces hacia aquel lugar.
Tena razn. Una nube oscura
de la que salan infinidad de rayos
estaba descendiendo desde el cielo
en la vertical de uno de los
polgonos industriales de las
afueras de guilas.
La nube continu bajando hasta
que, debido a una pequea loma

que nos interrumpa la visin,


dejamos de verla.
Tuvimos de repente los tres el
mismo
presentimiento
y
automticamente nos levantamos de
nuestras sillas y nos dirigimos a
nuestro coche. Algo nos deca que
aquella extraa nube encerraba una
explicacin a todo lo que nos
estbamos planteando y, de alguna
manera, intuimos al mismo tiempo
que tambin poda ser la solucin al
enigma de la desaparicin de mi
primo, objetivo prioritario en

aquellos momentos.
Mi cabeza se haba despejado
totalmente y ya haba quedado libre
del influjo del alcohol.
Una vez que salimos del recinto
del camping y entramos en la va de
circunvalacin justo en direccin
contraria a la que habamos venido
Virtudes y yo haca slo unas horas,
volvimos a tener contacto visual
con aquel extrao fenmeno
meteorolgico.
Aquel nubarrn se haba
quedado esttico sobre algn punto

que todava no ramos capaces de


identificar. En cuestin de diez
minutos llegamos a la altura del
polgono sobre el que se haba
posado la nube. Salimos de la
carretera y entramos al recinto
industrial. Dadas las horas que ya
eran aquellas instalaciones se
hallaban casi vacas si no vacas
del todo y con la mirada fija en la
nube fuimos callejeando entre las
diversas industrias que all tenan
su sede mientras nos bamos poco a
poco acercando al lugar sobre el

que se hallaba detenida la nube. La


noche se nos echaba encima con
rapidez.
Enfilamos una de las calles ms
pequeas del polgono industrial y
al fondo pudimos divisar la nave
sobre la que estaba ocurriendo
aquel fenmeno. Recorrimos toda la
calle hasta el final que no era otro
que la valla que rodeaba aquel
edificio, donde no se vea ningn
cartel que pudiera darnos una pista
sobre la actividad de aquella
empresa, y al final de la misma nos

topamos con una verja cerrada que


daba acceso a una pequea campa
asfaltada, en medio de la cual se
levantaba una destartalada nave
industrial con forma rectangular de
unos cincuenta metros de largo por
veinticinco de ancho y unos diez
metros de altura. No tena ventanas,
slo una fila de tragaluces que
discurran por debajo del alero del
tejado, por lo que nos fue imposible
atisbar nada del interior desde la
posicin en que nos encontrbamos.
Hasta aqu habamos llegado.

No nos atrevamos a saltar la valla


sin el asesoramiento profesional de
Maruja y sin venir algo ms
preparados de lo que estbamos
con alguna herramienta con la que
poder forzar las puertas si era
preciso, as que optamos por
aplazar el asalto a aquel siniestro
lugar hasta el da siguiente mejor
pertrechados para la ocasin.
Paquita, de repente, dio un
pequeo grito:
Mirad Habis visto ese
camin aparcado tras la nave?

No pude evitar mostrar un gesto


de sorpresa cuando me di cuenta de
que aquel camin era bastante
conocido para nosotros: Era el
camin de Dorothy.
Un escalofro causado en parte
por el recuerdo de espasmos
pasados y en parte por puro miedo
ante el peligro nos recorri toda la
espalda a mi mujer y a m.
Efectivamente, si logrbamos salir
de esta, tenamos una conversacin
pendiente. Pero aquel no era el
momento. Ya hablaramos ms

adelante.
Por un instante record a la
camionera/camionero y no pude
evitar preguntarme cmo habra
podido caer bajo las garras del
malino. Nunca hubiera imaginado
que estuviera a su servicio. No se
la vea una mala chica. Viciosa s,
pero no mala.
Todo era muy extrao
Era ya noche cerrada y all
estbamos todava a la puerta de
aquella nave industrial esperando a
ver si ocurra alguna cosa que nos

despejara las incgnitas que nos


corroan.
Menos mal que tuve la
precaucin de aparcar a un lado
retirando el coche del centro de la
calle y apagando las luces!
Apenas lo hube hecho cuando
distinguimos los faros de un
vehculo que dobl la esquina y
enfil la calle donde nos
encontrbamos. Desde un extremo
de la misma sus luces iluminaban la
puerta de aquella parcela industrial
y parte del edificio. Los tres nos

agachamos instintivamente para no


ser descubiertos. Se detuvieron en
la verja y esta comenz a abrirse
hacia un lado. El coche rod
despacio y avanz hasta situarse en
medio del patio. Cuando se detuvo,
dos
hombres
vestidos
de
guardiacivil se bajaron del mismo y
se quedaron esperando un rato bajo
la luz de un solitario foco que
sobresala en una de las esquinas de
aquella destartalada construccin.
Qu pintaban dos agentes de la
ley en aquel asunto?

En aquel momento Paquita


comenz a agitarse cada vez ms
nerviosa.
Qu te ocurre, Paquita le
pregunt Virtudes alarmada
ante lo que en principio le
pareci un ataque de nervios.
Esos cabrones Tienen
nuestro coche!
Ciertamente en un rincn de la
parcela casi cubierto con una lona
se poda leer la matrcula trasera de
un vehculo: El de Paquita y
Edelmiro.

Edelmiro tena, por tanto, que


estar
all.
Tras
aquel
descubrimiento ya no albergbamos
ninguna duda respecto al paradero
de mi primo. Nos cost un gran
esfuerzo
calmar
a
Paquita
convencindola de que entrar en ese
justo momento no hara sino
empeorar la situacin de su marido.
De repente, me pareci
reconocer a uno de los agentes de la
ley que acababan de llegar. Enfoqu
la mirada con ms detenimiento.
Coo que si le conoca!

ERA EL CABO TUTECRE! El


cabronazo que nos haba puesto la
multa el da anterior y encima se
haba cachondeado de m, con lo
que me jode eso.
Dios! aquello pareca un
complot bien organizado. Las
piezas de este rompecabezas
comenzaban a encajar. Nos faltaba
todava saber quin estaba al
mando de todo aquello y sobre todo
cul era el objetivo que persegua y
qu pintbamos los Pez en todo
ello, pero todo eran enigmas sin

solucin que se nos antojaban en


aquellos momentos imposibles de
descifrar. Los tentculos de quien
quiera que hubiera urdido aquella
trama llegaban a todas partes, hasta
la misma guardia civil, a las
pruebas me remito, si es que de
verdad aquellos dos hombres eran
agentes de la benemrita porque a
estas alturas yo ya dudaba de todo,
hasta de lo que pareca claro y
evidente. Sobre todo de eso.
Ahora comprenda el por qu de
tanta mala suerte durante nuestro

viaje, aunque en realidad, las cosas


que nos haban ocurrido poco o
nada tenan que ver con la mala
suerte.
Quin
ms
estara
implicado en todo este embrollo?
Definitivamente
bamos
a
necesitar ayuda. Aquello nos vena
demasiado grande. Y todava nos
faltaba saber qu coo pintaba el
ms all en aquella historia.
Y algo pintaba, desde luego,
porque la nube negra que habamos
estado siguiendo y que ahora, en la
oscuridad de la noche refulga

como si se estuviera desatando una


tormenta en su interior, no tena
ninguna pinta de ser de este mundo.
Amn de los contactos que ya
habamos establecido con algunos
de sus violentos componentes,
como Nemesio, el ente suplente y
collejeador.
La nube, que haba permanecido
esttica a unos veinte metros por
encima del tejado de la nave
industrial, comenz a descender
lentamente hasta tocar el suelo
cubriendo totalmente el edificio.

Aquello ya era ms de lo que


queramos ver y nuestras mentes
mortales podan soportar. Qu era
aquella nube? Qu esconda en su
interior? Quin o qu la mova?
Una de las puertas de la nave se
abri y, entonces, en la distancia
pudimos ver a Dorothy que se
asomaba por ella y haca seas a
los dos hombres para que entraran.
Ta puta! grit Paquita,
aunque dentro del coche no
creo que nadie llegara a
escucharla-.

La
camionera
y
los
guardiaciviles entraron en la nave y
rpidamente los perdimos de vista.
An esperamos cinco minutos
inmviles donde nos encontrbamos
sin atrevernos a dar seales de vida
por si se les ocurra aparecer de
nuevo en escena. No queramos ser
descubiertos. Ahora conocamos el
lugar, lo que tericamente nos
proporcionaba una ventaja que no
tenamos intencin de perder.

MI PADRE, EL NUEVO

Con la mayor cautela de la que


fui capaz y a pesar de la reticencia
de Paquita a abandonar a su
Edelmiro en aquel lugar, arranqu
el coche, met la marcha atrs y as,
a punta de gas y sin luces para no
delatarnos, recorrimos aquella calle
hasta la esquina, donde ya sin

peligro de que nos vieran o


escucharan enfil la calle principal
del polgono, pis a fondo el
acelerador y salimos a la carretera
con el corazn a mil por hora.
Como prueba de nuestra premura
huyendo de aquel lugar an quedan
las marcas de nuestros neumticos
pintadas en el asfalto de la salida a
la carretera de circunvalacin.
Excitados y nerviosos como
estbamos, pensamos que nos
vendra bien tomar una copa antes
de marchar al camping, y en lugar

de tomar su direccin decidimos


entrar en el pueblo. Aparcamos en
la parte de atrs de los primeros
edificios de la Colonia, una
barriada situada a los pies del
castillo, en el inicio de la baha de
Poniente, y cruzamos un pequeo
callejn que llegaba hasta el paseo
martimo. Virtudes y yo estbamos
algo cansados del viaje pero aquel
desvo imprevisto nos pareci una
buena idea para templar un poco los
nervios acumulados.
A aquellas hora la zona estaba

muy concurrida, familias, grupos de


chicos jvenes, parejas pero la
gente, con la crisis, se dedicaba
ms a pasear que a consumir y no
tardamos mucho en encontrar una
terraza con mesas libres.
El mar se hallaba retirado del
paseo, con una playa bastante ancha
de por medio, pero se poda
percibir el benefactor fresquito de
la brisa marina que consegua
mitigar el sofoco que traamos. Al
lado de la orilla se adivinaban en la
oscuridad grupos de personas que

haban bajado a cenar a la playa, a


tomar algo frente al mar o
simplemente a pescar. Toda la
orilla estaba salpicada de esos
gusanillos
fosforescentes
que,
colocados en la punta de la caa, se
utilizan para detectar una picada en
la oscuridad de la noche.
El camarero tard un buen rato
en venir a tomarnos nota, cosa que
ni a Virtudes ni a m nos pareci
una actitud muy profesional. Paquita
nos explic que aquella tardanza
nada tena que ver con la

profesionalidad, sino que era el


propio ritmo del pueblo, sosegado y
sin prisas,
que
impregnaba
cualquier cosa que all sucediera.
Ms sano que en la ciudad,
No os parece? -Nos dijo
Paquita, que ya se encontraba
perfectamente aclimatada a
aquel ritmo ms calmado-.
La verdad es que, bien pensado,
tena bastante razn. Nosotros
acabbamos de llegar y venamos
con la velocidad tpica de las
ciudades, las prisas y el estrs

metidos en el cuerpo.
Finalmente, ante tres deliciosos
mojitos comenzamos a cambiar
impresiones sobre lo que haba
ocurrido aquella noche, la extraa
desaparicin de Edelmiro, y todo lo
que Virtudes y yo llevbamos
pasado durante nuestro accidentado
viaje.
Estuvimos de acuerdo en que,
por alguna oscura razn que
continubamos sin comprender, el
emisario del ms all que nos haba
estado haciendo la vida imposible,

Nemesio, no quera que mi primo


Edelmiro y yo nos encontrramos.
Todo su afn haba sido intentar
confundirnos primero con ms o
menos tacto, pero al ver que esto no
le serva, empleando despus
tcticas mucho ms contundentes y
menos sofisticadas para evitar que
nos reuniramos.
Como ha quedado relatado le
haba salido el tiro por la culata
varias veces. Primero lo haban
intentado conmigo y al ver que
poda fallarles la estrategia haban

quitado a mi primo del medio.


Pero POR QU?
Por ms vueltas que le di no se
hizo la luz en mi cerebro.
Estbamos tan enfrascados en la
conversacin que no nos dimos
cuenta de dnde sali.
De repente se nos acerc un
hombre de aspecto extrao. Vesta
totalmente de negro, camisa de lino
y un pantaln vaquero. De su cuello
colgaba una especie de amuleto
que, de alguna manera, me result
familiar, aunque no estaba seguro

de por qu. Era un seor


extraordinariamente delgado, con
una cara muy plida, de rasgos
afilados y pronunciadas ojeras.
Paquita y Virtudes no dejaban
de mirarle de arriba abajo bastante
inquietas suponiendo que se trataba
de algn mendigo, aunque, la
verdad, a pesar de su extraa
indumentaria, no tena aspecto de
tal. Y yo no pude reprimir un
escalofro cuando se dirigi a
nosotros con una voz cavernosa y
profunda que nos inund de un

pavor incontrolable.
No es a m a quien debis
temer.-nos dijo escuetamenteMuy impresionados, los tres nos
levantamos al tiempo con la
intencin de irnos y dejar a aquel
espectro con la palabra en la boca,
pues nada bueno nos inspiraba.
Pero nos detuvimos cuando, con una
voz que intentaba ahora dulcificar
con gran esfuerzo para que no nos
asustramos, nos repiti:
No es a m a quien debis
temer. No os dejis engaar

por mi aspecto demacrado y


cansado. Ello es debido a que
llevo
demasiado
tiempo
luchando slo contra ellos. Y
esto desgasta como no os
podis imaginar.

Quin es usted? le
espet
con desconfianzaQu quiere de nosotros? A
qu o a quines se refiere
cuando habla de ELLOS?

Mi nombre no es
importante en este momento.
Todo a su tiempo. Me

contest con una serenidad y


aplomo que ya comenzaba a
transmitirme, tranquilizndome
por momentos- Llevo aos
interpretando seales, aos
intentando
comprender,
muchos aos sufriendo como
t y como tu primo la inquina
de los espritus malignos.
Me sorprendi que me hablara
de cosas que me resultaban tan
familiares, pero ms an que me
hablara de mi primo. Cmo poda
saber?

Adivinando mis pensamientos


continu:
Conoc a vuestros padres
hace mucho tiempo, antes
incluso de que vosotros
nacierais. Yo tuve el honor de
considerarme amigo de Mara
y Jos, los padres de
Edelmiro, y de Zacaras e
Isabel, tus propios padres,
Julin.
Cmo
conoca
nuestros
nombres? No poda encontrar
explicacin alguna aunque estaba

seguro de que en los siguientes


minutos acabara refirindonoslo.
Desde luego si lo que pretenda
era atraer toda nuestra atencin lo
haba conseguido porque los tres le
mirbamos con los ojos como
platos y la boca abierta.
Pero si dice que fue amigo
de nuestras familias Cmo
puede ser que yo no le
recuerde?
le
pregunt
expectante intentando pillarle
en un renuncio Ya te digo que mi amistad

con vuestros padres data de


antes incluso de que nacierais
Edelmiro y t. Vers, fui
enviado por el ejrcito de la
luz como mensajero de las
estrellas para dejar su semilla
en una mujer de la tierra. El
fruto de aquella simiente
habra de ser el elegido para
encabezar a las huestes del
bien como comandante en jefe
en la batalla contra los
servidores de las tinieblas que
habra de producirse sin

remisin, pues est escrito.


Con el consentimiento de
Mara y la ignorancia de Jos,
los padres de Edelmiro,
aquella quedo preada del
embajador de las huestes
celestiales: Yo. Pero algo
fall en la operativa. Debido a
una fatal injerencia de un
miembro del mal, cuyo nombre
no viene al caso ahora, a
Edelmiro no se le pudo
transmitir ms que la mitad del
legado celestial. Eso no

entraba dentro de nuestros


planes, pues necesitbamos un
elegido con plenos poderes.
Por ello hubimos de trazar una
solucin alternativa, un plan
de emergencia. El tiempo se
nos echaba encima. El consejo
de los siete sabios acord que
ya que no haba posibilidad de
repetir el intento porque parte
de los dones estaban otorgados
a una persona: Edelmiro, y no
se le poda ya privar de ellos,
era por tanto imprescindible

prear a otra hembra humana a


cuyo vstago se le otorgara la
otra mitad de los poderes, la
que no haba podido ser
entregados a aquel. Como
contrapartida, ahora no habra
un solo elegido, sino dos, que
tendran que trabajar codo con
codo para ser capaces de
volver a vencer al mal. Eso
supona un hndicap para
nuestros ejrcitos, los adalides
del bien y de la luz csmica.
Por ello el consejo determin

que el segundo elegido habra


de ser un pariente cercano del
primero por aquello de que
existiera un vnculo entre ellos
que les hiciera no perder el
contacto. Me cost mucho
trabajo convencer a Isabel, tu
madre, pero comprendiendo al
fin la trascendencia de la
misin que se le estaba
encomendando,
acab
accediendo. Y mal est que yo
lo diga, pero no le debi
parecer tan mal la cosa porque

accedi varias veces. Qued


preada
como
estaba
planeado. Y ese segundo nio
tocado por la mano de la
Providencia, Julin,
ERES T!

YOOOOO?
- grit
alucinado Pues s. T mismo.Puedes
preguntar a tu madre, sin que
se entere tu padre, eso s, si
estoy faltando a la verdad o
no. Para salvaguardar la
integridad de ambos nios el

consejo acord mantenerlos


ignorantes de su cometido,
aunque vigilados muy de
cerca, hasta que llegara el
momento oportuno en que
seran debidamente alertados
hacindoles
conocer
la
verdad. Ese momento ha
llegado, pero las fuerzas del
mal, se me han adelantado
secuestrando a Edelmiro para
evitar que unamos nuestras
fuerzas. Nos temen y harn lo
imposible por mantenernos

separados para as minimizar


el poder de la luz que
representamos.
El hombre que deca venir
del ms all aunque del lado
de los buenos y que deca ser
mi padre y adems el de mi
primoo mi hermano, se dio
cuenta de que se me estaba
quedando cara de gilipollas.
Pero prosigui con su
explicacin.
Hace aproximadamente dos
mil aos se produjo en la

tierra
una
batalla
muy
parecida. Por avatares del
destino acab venciendo el
bien y siendo expulsado el mal
del planeta durante ese
periodo. Pero las fuerzas de lo
tenebroso nunca se cansan y
actan
cclicamente.
Prometieron volver a intentar
conseguir la hegemona en el
planeta y, todo indica que ya
se han puesto en marcha.
Esperamos su incursin en
breve porque ya hemos

identificado las primeras


seales. La primera parte de
mi misin acab cuando
vosotros nacisteis, hijos mos.
La segunda parte me toca
cumplirla ahora, junto a
vosotros dos. El prncipe de
las tinieblas no debe reinar en
este mundo y para impedirlo
os necesito. Nos necesitamos
los tres. El malino es muy
poderoso y tiene muchos
milenios de experiencia en la
lucha contra el bien.


Misin? Paquita y
Virtudes estaban, como yo,
alucinadas.

S. Fui enviado para


promover
vuestros
nacimientos y para protegeros
desde el anonimato velando
porque crecierais seguros a
salvo de los emisarios del mal
y llegarais en perfectas
condiciones al momento de la
verdad.
Con
el
pobre
Edelmiro me despist un poco
y mira todo lo que ha sufrido

en el pasado.
Paquita hizo un gesto de
asentimiento con la cabeza.
Estono hay quien se lo
crea dije sacudiendo la
cabeza como para espantar de
la misma tales pensamientos,
aunquealgo en mi interior
me deca que todo aquello
tena que ser verdad Ya, ya s que es difcil de
asumir. Pero tienes que confiar
en m. El tiempo se nos est
acabando y todava tenemos

que encontrar a Edelmiro y,


junto con l, conjurar el mal de
una vez por todas. Al menos
por otros dos mil aos.
No tiene pruebas de lo que
nos est contando -insist en
mi desconfianza
S que tengo dijo
categrico y muy seguro de lo
que hablaba-. Edelmiro y t
tenis una marca de nacimiento
en forma de estrella de cinco
puntas. T en la nalga derecha
y tu pri tu hermano en la

nalga izquierda. Yo tambin la


tengo, aunque en otro lugar que
ser revelado cuando llegue el
momento.
Aquella afirmacin cay como
una losa sobre m. No saba que
Edelmiro tuviera una marca igual a
la ma, pero de lo que estaba seguro
era que yo, desde que tengo uso de
razn (y espejos grandes) siempre
me haba visto una especie de
estrella en el culo. En el carrillo
derecho para ser ms exactos.
Virtudes, que me haba visto

muchas veces desnudo, asinti ya


totalmente convencida de que ese
hombre no menta ni desvariaba y
Paquita, por las mismas razones,
nos confirm que Edelmiro tambin
tena aquella marca.

Pues no se la he
chuperreteado yo veces dej
escapar Paquita que acto
seguido se puso colorada
como un tomate
Llegado el momento continu
hablando
aquel
hombre- deberis unir las dos

marcas, que no son sino una


suerte
de
interruptores
interestelares. Entonces ser la
hora de unir la ma a las
vuestras. Esto crear un
vrtice en el universo que
interrelacionar al mismo
tiempo los tres planos
espirituales, el lado oscuro, el
lado claro y la propia Tierra.
Ese ser el momento clave,
cuando los tres mundos
dependan del resultado de la
batalla entre el bien, y el

mal. Ni que decir tiene que


nosotros representamos la luz
del universo. Pero tenemos
que unir nuestras energas
csmicas
para
conseguir
derrotar al malino.

UN
PLAN
DIMENSIONES
CSMICAS

DE

Cuando aquel hombre acab de


hablar, me hacan chiribitas los
ojos. Mi vida, tal y como la conoca
hasta ese momento haba dado un
drstico vuelco. Yo, que siempre
haba tenido pavor a las cosas del

ms all, resulta que era el elegido,


no s por quin ni para qu, y
tendra que enfrentarme contra
espritus perversos y fantasmas
malintencionados e hijos de puta y,
sobre todo, contra el ms malote
entre los malotes: El malino.
Ahora cobraban sentido ciertas
cosas. No haba sido casualidad lo
que nos haba acontecido en los
ltimos das a Virtudes y a m.
Esto era ya rizar el rizo!
Pero si el destino haba sido
escrito de aquella manera Quin

era yo para contradecirle?


As sea dije en voz alta
asumiendo la tarea que se me
acababa de encomendar o,
mejor dicho, que se me haba
encomendado antes incluso de
nacer pero de la que yo no
haba tenido noticias hasta
aquella misma noche, en un
tono mstico que impresion a
todos los presentes- Hgase en
m tu voluntad, si tiene que ser
ser, lo que est escrito est
escrito, alea jacta est, amn...

Ya, Julin, ya! Que ya te


hemos entendido me dijo
Virtudes un poco irritada con
tanta sentencia lapidaria.
Virtudes y Paquita relataron a
mi padre, el nuevo, todo lo que nos
haba acontecido aquella tarde
noche. Le hablaron de la camionera,
de los falsos guardiaciviles, de
Nemesio, el ente incompetente, y de
la nave en el polgono que haba
sido cubierta por la nube oscura.
Es claro- dijo l asintiendo
como si todo aquello le

resultara una cosa de lo ms


corriente- que ese debe de ser
su cuartel general, el lugar por
donde el mal tiene planeada su
llegada a la Tierra. Y all
mismo es donde deben tener
prisionero a Edelmiro.
Aquella
disertacin
tan
apasionada acab por convencernos
a Paquita, a Virtudes y a m mismo.
Como para no convencerme si yo
era parte interesada!
Nos citamos con mi verdadero
padre y el de mi pri mi hermano

Edelmiro para el da siguiente


despus de que recogiramos a
Maruja, que como ya he referido
vena en el autobs de Madrid. Mi
padre, que andaba bastante tieso
econmicamente a pesar de ser todo
un emisario de las huestes del bien,
nos dio una lista de cosas que
debamos comprar por la maana
pues era ms que probable que nos
hicieran falta en algn momento de
nuestro planeado asalto para
rescatar a mi primi hermano
Edelmiro.

Me costaba trabajo asimilar el


nuevo parentesco que en realidad
me una a l.
La lista constaba de peticiones
muy dispares: Herramientas, entre
ellas una palanqueta, un corta
cadenas, tijeras de chapa, linternas,
vaselinay alguna que otra cosa
ms.
La mayora de los objetos de
aquella lista me parecieron lgicos
pero la vaselina? Para qu
rayos bamos a necesitar vaselina?
En fin, llegado el momento supongo

que me enterara. Mi padre, el


nuevo, pareca saber exactamente lo
que se haca.
Con tantas emociones como
habamos tenido aquel da sera
difcil poder conciliar el sueo
pero entre todos acordamos que
debamos volvernos al camping y
tratar de dormir lo ms y mejor
posible. El siguiente da se
presentaba muy duro e bamos a
necesitar de todas nuestras energas
para superarlo.
Ya en la parcela, y una vez

hecha nuestra inscripcin en el


camping, cosa que se nos haba
pasado por completo y que el
recepcionista nos record en cuanto
nos ech el ojo encima, nos
sentamos unos minutos fuera de la
caravana, bajo el toldo de la
misma, a intentar relajarnos un poco
con el sedante ambiente marino que
se respiraba a aquellas horas
nocturnas. Al fresco de la brisa
Paquita sac su sempiterna botella
de Bayleis y nos puso unos vasos
con hielo.

La Mahou era a Edelmiro como


el Bayleis a Paquita.
Madre ma cmo beba aquella
gente del camping!
En todas las parcelas a nuestro
alrededor se estaba produciendo la
misma
escena:
Campistas
cocindose al amor de toda suerte
de licores. El volumen de las voces
aqu y all iba aumentando a
medida que se iban vaciando las
variadas botellas de bebidas
espirituosas. Por ello, la hora del
silencio, que en todos los campings

suele ser las doce de la noche para


permitir el descanso al personal, no
dejaba de ser un puro eufemismo,
porque all no dorma ni el Tato.
Unos chistes aqu, una bronca por
hacer trampas al pker all, una
guitarra sonando desafinada de
fondo acompaada de una retahla
de voces alcoholizadasHaba
ms jaleo si cabe que durante las
horas diurnas. Nunca entender a
esta gente del camping[32].
Por eso no nos import repetir
varias veces los copazos de

Bayleis. bamos a necesitar alguna


ayudita extra para poder conciliar
el sueo aquella noche pues hubiera
sido imposible entre el ruido que
por all se escuchaba y los propios
nervios por lo que se nos
avecinaba.
En la nica parcela donde no se
escuchaban gritos era en la nuestra.
Bueno y en la de unos turistas
alemanes que, como en Europa todo
se hace ms pronto, haban cogido
su cogorza sobre las siete de la
tarde y con estrambticos ronquidos

la dorman en dos hamacas de


diseo alemn [33] que tenan fuera
al aire libre, intentando refrescarse
con la brisa marina.
La lucha que nos aguardaba al
da siguiente tena dos partes
claramente diferenciadas: Por un
lado estaban todos los esbirros
terrestres del ms all, que no
dejaban de ser personas con las que
pelearamos en igualdad de
condiciones, pero por el otro lado
lo que nos preocupaba era el otro
enemigo, el inmaterial. Poco

sabamos de sus debilidades ms


que eran vulnerables al agua
bendita.
A
la
maana
siguiente
quedamos en que compraramos,
adems de las cosas de la lista,
unas cuantas escopetas de agua, de
las que usan los nios para dar por
culo a todo el que pasa por su radio
de accin, en unos chinos que haba
a la entrada del pueblo, y nos
haramos con todas las provisiones
de agua bendita que hubiera en
iglesias
y
capillas.
Como

suponamos que lo sagrado escoca


a aquellas malas bestias del averno,
haramos tambin acopio de
crucifijos, rosarios, estampitas de
la Virgen y dems abalorios rituales
religiosos. Tales conocimientos no
eran sino producto de las
numerosas pelculas de terror que
tenamos vistas, pues el encargado
del nico cine de nuestro pueblo
era un fantico del gnero. Ni que
decir tiene que por esta causa la
mitad de la poblacin se hallaba
sugestionada pasando miedo por las

esquinas temiendo que en cualquier


momento algn vampiro o ente del
averno se lanzara a sus rurales
yugulares.
Adems contbamos con la
inestimable ayuda de Maruja y su
gran experiencia en el contacto con
el ms all. Y por fin estaba mi
padre, el nuevo, que aunque no nos
haba demostrado nada todava,
pareca manejarse bien con aquella
gentuza infernal.
Con la sensacin de tenerlo
todo preparado y, sobre todo, con

la modorra que el licorcillo nos


haba proporcionado, aquella noche
pudimos dormir bastante bien a
pesar de las juergas campistas que
se estaban formando afuera, los
perros aullando y los gatos
revolviendo en los cubos de basura.
Nos levantamos temprano a la
maana siguiente. Haba muchas
cosas que preparar si queramos,
como habamos planeado, tenerlo
todo a punto para cuando cayera la
noche, que era el momento en que
habamos decidido actuar.

El autobs de Madrid, que traa


a Maruja, llegaba a medioda, y con
mi padre, el nuevo, habamos
quedado al anochecer, as que
tenamos unas horas de margen, por
lo que optamos por repartirnos las
tareas. Mientras Paquita y Virtudes
se llevaban el coche y hacan una
ronda por todas las iglesias de
guilas y alrededores para llenar
unas cuantas garrafas de agua
bendita, yo me dediqu a hacer las
compras del utillaje necesario para
nuestros propsitos siguiendo al pie

de la letra la lista que nos haba


hecho mi padre, el nuevo, ms las
aportaciones que por nuestra parte
estimamos oportunas. Casi todo lo
pude conseguir en El Colte Chino
que era el almacn que me pillaba
ms cerca de los muchos almacenes
chinos que hay repartidos por el
pueblo. Baja calidad, s, pero a un
precio muy asequible. Pero la
vaselina decid comprarla en una
farmacia. Algo en mi fuero interno
me aconsejaba que la comprara
buena, aunque en aquel momento no

estaba seguro de por qu.


Hacia la una habamos quedado
en encontrarnos en el pequeo
vestbulo de la estacin de
autobuses de guilas, frente a la
baha de las Delicias, para recoger
a Maruja, y all nos vimos Paquita,
Virtudes y yo, tras dejar todas las
cosas que habamos adquirido en el
maletero del coche.
A eso de las dos menos cuarto
el autobs entraba en el pequeo
muelle de la estacin y tras abrir
sus puertas fue descendiendo el

pasaje con rostros sudorosos y


bastante agobiados por haberse
estropeado el aire acondicionado
del vehculo justo cuando ms
arreaba la cal por las soleadas
llanuras de La Mancha.
Vimos cmo Paquita se
acercaba a los recin llegados
viajeros y abrazaba a una mujer y
supusimos que se trataba de su
vecina Maruja. Cuando sta hubo
recogido su equipaje, Paquita nos la
present.
La tal Maruja Cmo decirlo?

Era una jamona de impresin. Al


menos yo me qued impresionado
cuando la vi, con una camiseta
blanca de tirantas completamente
empapada en sudor, donde se
marcaban unos gordos y con toda
seguridad duros pezones. Vesta una
cortsima minifalda a cuadros que
no dejaba lugar, ni mucho menos, a
la imaginacin, pues todo lo que
habitualmente hay que imaginar en
estos casos ella lo mostraba
generosamente y sin pudor alguno.
Y se mova con unos ademanes de

gata en celo que me cautivaron en


cuanto la vi. Lstima que hube de
dejar repentinamente la inspeccin
tcnica de la susodicha ante la
mirada asesina de Virtudes, cuya
primera impresin de Maruja no fue
todo lo buena que cabra esperar
para unos futuros colaboradores en
la lucha contra el mal. Pero la cosa
se calm con relativa rapidez pues
Paquita, conocedora de los
pequeos defectillos de su amiga,
estuvo atenta al quite y encauz con
presteza la conversacin hacia

temas ms mundanos.
Decidimos comer una paella en
una terraza frente al mar y, mientras
Maruja entraba en el servicio con
su maleta con la intencin de
adecentarse un poco y ponerse ropa
seca, Paquita nos puso al da de su
vida y milagros.

Es buena chica y mejor


vidente concluy con su
somera descripcin- aunque un
poco puta.
A m se me pusieron las orejas
de punta. A Virtudes tambin.

Maruja volvi a la mesa una


vez se hubo cambiado de ropa. Pero
no habamos ganado nada porque
ahora vesta una camisa de manga
corta a la que le sobraban la
mayora de los botones, pues la
mujer no era de usarlos y la llevaba
desabrochada hasta casi el ombligo,
y un pantaloncito pirata tan ajustado
que pareca que la hubieran
envasado al vaco.
Tras tomarnos unos cafs con
hielo, pedimos la cuenta y nos
marchamos al camping, a la espera

de que llegara la hora H que era


cuando habamos quedado con mi
padre, el nuevo, para comenzar la
accin. La hora H era la de la
puesta del sol. El lugar L a donde
nos dirigamos no poda ser otro
que la extraa nave del polgono
industrial cercano cubierta por la
siniestra nube negra en cuyas
inmediaciones ya habamos estado
la noche anterior.
Prcticamente
todo
estaba
preparado y nosotros, como se
suele decir, en capilla.

Ya en la parcela, Paquita y
Virtudes decidieron echarse un rato
para despejar la mente, y Maruja,
que estaba deseando pillar la playa,
dijo que se bajaba a la del camping
a darse un chapuzn y a hacer un
poco de topless. A m, de repente,
me
subieron
los
calores
imaginndome
a
esa
mujer
despechada
sobre
la
arena
moviendo
y removiendo
el
voluminoso y apetecible pechamen,
y me ofrec a acompaarla hasta el
agua como desinteresado gua, para

que no se perdiera por el camino,


como si fuera difcil encontrar el
mar a trescientos metros del agua
con carteles con flechas e
indicaciones A la playa cada
cincuenta metros.
Virtudes, gritando un a la vez
enrgico e histrico No! como de
rbitro de tenis cuando la bola no
entra, me chaf completamente el
plan, con la excusa de mandarme a
un supermercado al pueblo a
comprar sal.
No hizo falta que hiciera el

recado una vez entendida la


indirecta de mi querida aunque
celosa esposa. Ni que decir tiene
que Maruja se ba ms sola que la
una y yo me qued sin lo que intua
debi de haber sido un espectculo
tetil de primera categora. Mat el
tiempo y sosegu mis gonadales
inquietudes echando un mus con los
compaeros campistas de mi pri
de mi hermano Edelmiro.
Maruja volvi del bao marino
con una toalla muy cortita
aprisionndole las tetas que

amenazaban con salirse a cada


paso, pero que como contrapartida
por la parte de abajo dejaba asomar
el comienzo de unas nalgas de
impresin. Lgicamente con la
escueta prenda o se tapaba una cosa
o se tapaba la otra, pues era
imposible, por falta de tela, cubrir
por
los
dos
extremos
convenientemente. Se dio una ducha
para quitarse la sal y se visti, es
slo una forma de hablar, con un
pantaln coero y una blusa que
transparentaba todo lo que se poda

transparentar. Pero como lo que nos


interesaba eran sus dotes de vidente
en opinin de Paquita y Virtudes y
no otras cosas con las que la haba
dotado
con
generosidad
la
naturaleza, estas la pusieron al
corriente de todo lo sobrenatural
que haba acontecido hasta el
momento obviando la sesin de
exhibicionismo inevitable, por otra
parte, en aquella mujer.
Maruja cerr los ojos, supongo
que para concentrarse y ver si
reciba alguna seal del ms all.

Al cabo de un largo rato que a m se


me antoj demasiado corto pues
estaba absorto en el ir y venir, el
subir y bajar de aquellos dos
melones cuando la mujer respiraba
profundamente, la vidente nos
habl:
No os voy a engaar. No
quiero dulcificaros las cosas.
El lado oscuro y tenebroso del
ms all est muy revuelto. Se
prepara la venida del ms
malino entre los malinos y,
para evitar meter la pata como

en ocasiones anteriores, esta


vez se lo han currado a fondo y
han cuidado todos los detalles.
La lucha va a ser muy dura y
no
tenemos
el
xito
garantizado.
Esta
noche
necesitar convocar al mayor
nmero posible de fuerzas del
bien para intentar contrarrestar
tanto espritu malvado, porque
si no que Dios nos coja
confesados, NO TENEMOS
NADA QUE HACER! Pero
confiad en m, todava

mantengo buenas relaciones


con ellos.
La tarde iba avanzando y el
cielo se fue tiendo con mil y un
matices anaranjados. Pertrechados
con todo el utillaje anti malotes del
ms all del que habamos hecho
acopio nos pusimos en marcha.

LA BATALLA

Habamos quedado con mi


padre, el nuevo, en una terraza de la
zona del Hornillo, la tercera baha
de guilas, por ser un lugar ms
tranquilo y menos concurrido que el
casco urbano o las otras dos bahas
del pueblo. Al menos por la tarde,
ya que por la noche era un bar de

moda y se atiborraba de gente.


Faltaba bastante para eso y apenas
haba clientes sentados en las
mesas.
Al fondo podamos ver el islote
del Fraile que no era sino un
promontorio como los otros dos que
bordeaban las bahas, entrando al
mar que en este caso cubra el istmo
que en otro tiempo lo haba unido a
tierra.
Infinidad de barcos de
recreo, veleros y motoras tenan
aquella isla y la playa Amarilla
como destino, pues el paraje era

increblemente bello. Ms o menos


a la mitad de la baha un
embarcadero imponente de hierro y
hormign, construido a principios
del siglo veinte que se adentraba en
el mar cerca de doscientos metros.
Hasta los aos setenta del pasado
siglo se utiliz para embarcar el
mineral extrado de las minas
cercanas, pero hoy en da no era
sino un elemento ornamental que
daba a aquella playa un carcter
nico y especial. La baha, en su
otro extremo, situado al suroeste,

acababa en la playa de los


cocedores, llamada as por haberse
construido all unos cocedores de
esparto, industria prspera en el
pasado pero que ahora apareca
abandonada y desoladora, como el
comercio de este material.
Mi padre, el nuevo, volvi a
aparecrsenos, sigiloso como la
noche pasada. No pareca haber
variado la indumentaria o, si lo
haba hecho, vesta del mismo color
negro. Sin embargo el rostro
denotaba algo ms de energa, como

si de alguna manera hubiera


recargado sta preparndose para
la lucha que se avecinaba.
Tras las presentaciones de
rigor, Maruja y l mismo
parecieron tomar el mando de las
operaciones. Virtudes, Paquita y yo
comenzamos a sentirnos tranquilos
pues nos daba la impresin de que
ambos
saban qu
terrenos
estbamos pisando.
Acordaron,
y
nosotros
asentimos sin oposicin alguna, que
una vez hubiera cado la noche, nos

desplazaramos todos al polgono


industrial. All, Maruja hara un
conjuro para invocar a todos los
entes de la luz disponibles en aquel
momento y despus, sobre la
marcha, iran improvisando lo que
habra que hacerse, pues dependa
mucho de cmo reaccionara el otro
bando. Ya se sabe que el lado
oscuro del ms all suele actuar
arbitrariamente
y es
difcil
predecirlo.
Nos pedimos unos copazos de
aguardiente de orujo para templar

los nervios, pues a medida que se


iba acercando la hora nos iban
atenazando la garganta y cerrando
el estmago y, viendo que la cosa
no acababa de funcionar, y
continubamos algo excitados, nos
tomamos una segunda copa.
Ahora ya s. Ahora estbamos
relajados y envalentonados sin caer
en la temeridad. Nos subimos a mi
coche y nos dirigimos al punto L
previamente estipulado. Alguna
gilipollez seguida de risas flojas se
nos fue ocurriendo durante el corto

trayecto y es que el aguardiente


pegaba bien el jodo Menos mal
que no era fin de semana y no nos
topamos con ningn control de
alcoholemia! Con el alcohol que
nos acabbamos de meter para el
cuerpo hubiramos cado como
unos pipiolos, justamente hay que
apuntar.
Por consejo de mi padre, el
nuevo, en lugar de aparcar frente a
la puerta de la verja, lo hicimos un
par de calles ms all. Contbamos
con el factor sorpresa para pillar

desprevenido al
enemigo y
presentarnos impunemente, a pecho
descubierto hubiera desbaratado
nuestros planes.
Con cierta parsimonia nos
fuimos colgando las escopetas de
agua bien abastecidas del bendito
fluido, dos por cabeza, porque
nunca se saba. Nos colgamos
adems del cuello un crucifijo y un
rosario cada uno. Y llevbamos en
los bolsillos un nutrido nmero de
estampitas de la Virgen de los
Dolores, patrona de guilas, por

aquello de que siendo del lugar


conocera mejor el terreno donde
nos desenvolvamos. Adems yo
llevaba a la espalda una pequea
mochila donde nos haban cabido
las herramientas y enseres varios y
en uno de cuyos bolsillos haba
echado un tarro de vaselina de 200
gramos. Vaselina como para una
boda!
Me sorprendi que Maruja,
para la ocasin, no se hubiera
vestido con ms recato que de
habitual. Ves ta un pantaln

vaquero corto, pero que muy corto,


de cintura baja que dejaba asomar
las gomas de un peligroso tanga de
color rojo y la blusa transparente de
la maana. No nos distraera de
nuestros propsitos de aquella
guisa? En fin, supuse que saba lo
que se haca, pues era ella la
profesional, la del espiritismo,
aunque perfectamente poda haber
pasado por una profesional de otro
gnero muy diferente.
El polgono, que a aquellas
horas se hallaba completamente

vaco, con las empresas cerradas,


tena muy mala iluminacin. La
crisis, en esta ocasin, se haba
aliado con nosotros pues lo que
necesitbamos era la mayor
oscuridad posible para pasar
inadvertidos.
No tardamos en llegar los cinco
al pie de la valla que rodeaba la
nave donde pensbamos entrar.
Aquella tambin se encontraba a
oscuras pues la farola que la otra
noche iluminaba el patio hoy
apareca apagada.

A pesar de que la puerta


corredera que cerraba la parcela
apareca abierta de par en par, mi
padre, el nuevo, me inst a cortar la
alambrada por la parte de atrs.
Toda precaucin era poca. Saqu
unas pequeas cizallas y comenc
con la operacin. Me cost ms
trabajo de lo debido. El euro
ochenta que haba pagado por ellas
en el chino garantizaba un nico uso
y cuando consegu abrir un boquete
en la valla por donde fuimos
entrando todos hube de tirar aquella

herramienta ms mellada que un


drogata en los ochenta y totalmente
inservible.
La nube, que ayer haba llegado
a cubrir la nave, hoy se
vislumbraba muchsimo ms alta en
el cielo aunque pareca como si su
actividad luminiscente se hubiera
recrudecido.
Aparentemente sin ser vistos
cruzamos el patio que nos separaba
del edificio en fila india hasta que
llegamos a los pies del mismo. La
puerta principal de la nave tambin

apareca abierta de par en par, era


como si nos estuvieran esperando
invitndonos
a
cometer
la
imprudencia de entrar por all. Para
nuestra suerte, tras rodear medio
inmueble, encontramos otra puerta
de chapa en la parte de atrs.
Accion la manilla y empuj para
ver si estaba abierta, pero por la
resistencia que encontr, me di
cuenta de que tendramos que
forzarla si queramos entrar. Saqu
de la bolsa una pequea palanqueta
e introduje uno de los extremos

entre el marco y la puerta. En


cuanto comenc a hacer presin la
palanqueta made in RPC se parti
en dos trozos, quedando ya
inservible para aquel propsito. En
fin, un euro veinte tirados a la
basura. El problema era que ahora
no bamos a poder entrar por all
Qu contratiempo!
Sin embargo Virtudes, que me
conoce bastante bien agarr el
picaporte de la puerta, lo baj y
en vez de empujar tir de ella hacia
nosotros. Esta vez se abri sin

problemas. Cuando pas por mi


lado al entrar en la nave se ech
una sonrisita que me fastidi un
poco. Pero me jodi ms cuando en
voz baja me dijo:
Macario!
Sea como fuere el caso es que
ya estbamos dentro. Todos menos
Paquita que se haba rezagado para
comprobar que no nos haban odo
al entrar y que fuera todo
continuaba tranquilo. Fueron slo
unos segundos pero ninguno del
resto de la expedicin se haba

dado cuenta de su falta.


Mi padre, el nuevo, Maruja,
Virtudes y yo habamos franqueado
ya la entrada. Nos encontramos en
un pasillo muy oscuro donde apenas
podamos distinguir nada. De
repente yo, que iba abriendo el
paso escuch un click a diez
centmetros de mi cabeza. Por lo
que tengo visto en las pelculas
americanas aquello me son a
pistola levantando el percutor.
Si dais un solo paso ms le
vuelo la cabeza a este tolay

escuchamos a alguien que


haba estado agazapado y
amparado por la oscuridad con
voz amenazanteQuien as hablaba encendi una
linterna para controlarnos. Pudimos
ver tras el foco al cabo Tutecre, el
omnipresente cabo Tutecre que nos
apuntaba
con
su
arma
reglamentaria, digo yo, que de
armas entiendo muy poquito.

Sois unos inconscientes


habindoos presentado de esta
manera tan inocente Pero qu

gorriones sois! Poco os ha


durado esta aventura Andando
intiles!
Con el can de su arma nos
indic la direccin que debamos
tomar colocndose atrs del todo
para controlarnos mejor y a m me
oblig a ir justo delante de l.
Eres un cabrn! Le dije
volvindome hacia l y ms
mosqueado por la multa del
otro da que porque nos
hubiera pillado in fraganti
desbaratando nuestros planes-

Eres la vergenza de la
Guard
Un seco golpe con la culata de
su pistola cort bruscamente mi
reproche hacindome una pequea
brecha en el pmulo.

Cllate gilipollas! me
espet rindose a carcajada
limpia de m, con lo que me
jode eso.
La
habamos cagado antes
siquiera de empezar! Tambin era
mala suerte. O simplemente
habamos subestimado al enemigo y

este se nos haba adelantado.


Supongo que habamos estado
demasiado
torpes.
Habamos
pecado de pardillos.
Con estos negros pensamientos
y otros parecidos continuamos
recorriendo cabizbajos y totalmente
defraudados aquel largo pasillo
iluminado irregularmente con la
linterna del cabo Tutecre.
Tantas expectativas que se
haban convertido de sopetn, en
nada!
Pero
cuando
habamos

recorrido apenas unos pasos omos


un golpe sordo y un cuerpo que se
desplomaba en el suelo.
Por la mente de todos pas el
mismo pensamiento: El polica me
haba golpeado de nuevo no
satisfecho con el porrazo que me
acababa de endilgar haca unos
minutos.
Todos lo pensaban menos yo,
que iba justo delante del cabo
Tutecre y estaba seguro, claro, de
que nadie me haba atizado golpe
alguno.

La linterna se haba estrellado


contra el pavimento y la luz se
apag quedando entonces a oscuras
sin saber qu haba ocurrido y lo
que era peor, temiendo cada cual
que el siguiente estacazo fuera a
parar a su cabeza.
La tensin se mascaba en
aquella densa oscuridad.
Como llevaba un par de
linternas en mi mochila, que mi
padre, el nuevo, haba incluido
previsoramente en su lista, saqu
una y la encend. Lo que vi me dej

mucho ms tranquilo a la par que


muy satisfecho, considerndome
vengado convenientemente.
La explicacin a todo este
embrollo era sencilla:
Paquita, que como ya he
comentado antes, se haba rezagado
unos metros, haba escuchado y
presenciado todo lo que haba
ocurrido. Haba cogido la mitad
ms larga de la palanqueta que yo
haba roto y nos haba seguido
sigilosamente. En cuanto tuvo
oportunidad asest un fuerte golpe

en la cabeza al falso agente que


haba cado como un fardo,
totalmente
inconsciente.
Extraordinariamente, y sin que
sirviera de precedente, una
herramienta fabricada en China
haba podido ser utilizada dos
veces.
Aquello fue un golpe de suerte
inesperado. Gracias a Paquita la
providencia nos daba una segunda
oportunidad en nuestra misin y
ahora, por la cuenta que nos tena,
pensbamos
aprovecharla

redoblando todas las precauciones.


Al final del pasillo encontramos
un pequeo despacho hasta donde
arrastramos el cuerpo inerte del
polica
al
que
atamos
y
amordazamos fuertemente a una
columna. Aunque fuera cuerda
comprada en los chinos dudo mucho
que aquel farsante hubiera podido
moverse de all tal y como le
habamos dejado.
A pesar
de encontrarse
inconsciente por un momento se me
calent la cabeza recordando la

escenita de la multa y la burla de la


que haba sido objeto en el hospital
de Ya no recuerdo el nombre de
aquel pueblo! y el golpe que haba
recibido momentos antes, ambas
acciones efectuadas por aquel
hombre que ahora estaba indefenso
y sin conocimiento. Como digo,
record todo de golpe, y un golpe
fue lo que yo asest a ese cabrn
con pintas. No pude evitarlo. Se
agit un poco pero no debi ni de
enterarse sumido como se hallaba
en la negrura de su desmayo.

Jdete hijoputa! grit con


una voz llena de tanta inquina
que hasta Virtudes se asust al
escucharme-.
Justo en frente de aquel
despacho haba otro, que a Maruja
le pareci el sitio idneo donde
meterse
para
hacer
sus
invocaciones pues el tiempo se nos
estaba echando encima. No en vano
no slo habamos de enfrentarnos a
elementos de este mundo, sino
tambin del otro Y vaya elementos!
Una tercera puerta justo en el

extremo de aquel angosto corredor


nos dio acceso al interior de la
nave, un espacio difano que
prcticamente ocupaba toda la
construccin. All entramos todos
menos Maruja.
En uno de los fondos de la
misma haban sido adosadas una
serie de oficinas construidas con
mamparas de cristal con vistas a lo
que quiera que se hiciera en aquel
lugar, y en la zona central se podan
apreciar varios bultos enormes
cubiertos por una lona. Destacaba

una especie de estructura de unos


tres metros de alto pero desde
donde nos encontrbamos nos era
imposible distinguir de qu se
trataba pues tambin permaneca
tapada.
Aguzamos el odo pero fuimos
incapaces de escuchar nada. Aparte
del cabo Tutecre no pareca haber
nadie ms en aquel lugar. Aquello
nos dio mala espina.
Tras mi padre, el nuevo, nos
atrevimos a salir a aquel espacio
abierto, en el interior del edificio,

confiados en que estbamos solos.


La prioridad en aquel momento era
encontrar a mi pri a mi hermano
Edelmiro, de cuya presencia en
aquel lugar, comenzbamos a dudar
dado el silencio que all reinaba.
Encendimos las dos linternas
que llevbamos para poder
inspeccionar mejor cada rincn de
aquel extrao lugar y decidimos
separarnos
para
agilizar
la
bsqueda. Al iluminar aquel
espacio pudimos ver algo que
pareca
moverse
sobre
el

entarimado central. La lona que lo


cubra comenz a llenarse de bultos
que sobresalan para desaparecer
inmediatamente.
Con muchsima cautela dada la
experiencia pasada nos acercamos
al pie de aquel entarimado de
madera. Ya ms de cerca pudimos
darnos cuenta de que se trataba de
algo similar a un escenario, con una
escalera por la parte de atrs que
daba acceso a lo que quiera que se
estuviera moviendo arriba, cubierto
por la lona.

De algn modo intuamos que


debamos actuar con rapidez.
Si hubiramos podido ver lo
que estaba ocurriendo fuera nuestra
intuicin se habra convertido en
certeza.
La nube haba comenzado a
descender de nuevo sobre la nave
industrial mientras que al mismo
tiempo decenas de nubarrones
oscuros se le iban uniendo. Aquel
engendro del mal estaba hacindose
cada vez ms grande. A pesar de
ser noche de luna nueva no se vea

en el cielo ninguna estrella y a


cualquiera que no supiera qu era
lo que se estaba tramando all, le
hubiera parecido simplemente el
preludio de una tormenta veraniega.
El prncipe de las tinieblas, el
malino, el del moo, Santans o
como le queris llamar haba
comenzado
SU
INVASIN
A
LA
TIERRA!
Dentro, el que primero comenz
a subir aquellos peldaos fui yo.
Mal est que lo cuente as pero, de

esta manera, demostr una vez ms


un arrojo fuera de toda duda. Un
extrao presentimiento me deca
que deba hacerlo. Sub hasta arriba
del todo ante la mirada del resto
que, por unas razones o por otras,
se haban quedado abajo.

Julin, por Dios, ten


cuidado me grit Virtudes
con el corazn encogido como
el de la novia de un torero
cuando ste salta al ruedoPero yo ya no escuchaba.
Peldao a peldao, ansioso por

saber qu me esperaba arriba, trep


por debajo de la lona y llegu hasta
la parte ms alta de aquella
estructura. Levant la opaca tela y
la arroj al suelo unos metros ms
abajo desvelando cul era el
secreto que hasta ese momento
esconda.
Ante mis ojos, iluminado por la
luz de la linterna, vi sobre la
plataforma de madera en la que
acababa aquel entramado de tablas,
un altar? Si, esa era la palabra
que mejor lo podra definir. Una

especie de camilla sobre la que se


comenzaba a agitar, estimulado por
la luz
MI PRI MI HERMANO
EDELMIRO! POR FIN LE
HABAMOS ENCONTRADO!
Me inclin hacia l gritando a
todo pulmn:
Subid, subid todos! Le he
encontrado! Le he encontrado!
Los dems intuyeron de quin
estaba hablando a pesar de que en
ningn momento haba pronunciado
su nombre, y no haba acabado de

vocearlo cuando todos, Paquita a la


cabeza con el alma en vilo, haban
comenzado a subir hasta la parte de
arriba del escenario.

Primo, primo le grit


movindole por los hombrosLe llamaba primo porque
lgicamente l todava no saba
nada de nuestro nuevo parentesco y
era prioritario sacarle de all, ms
que aturdirle con cualquier exceso
de informacin, innecesario en
aquel momento.
Edelmiro tena la mirada

perdida y los ademanes muy torpes,


como si estuviera drogado o
narcotizado con alguna sustancia.
En aquel momento llegaba a su
vera, jadeando por el esfuerzo de
subir corriendo los escalones,
Paquita, que con las lgrimas
inundndole los ojos se abalanz
sobre l gritando:
Cari, Dios! Pero Qu te
han hecho estos cabrones?mientras le besaba la cara, la
frente, los labios
Edelmiro,
en
su

semiinconsciencia,
sonri
bobaliconamente dejando escapar
un hilillo de baba por la comisura
de sus labios. Aunque no estaba
despierto, daba la sensacin de que
algo perciba de lo que estaba
ocurriendo a su alrededor. Paquita,
su Paquita Estaba de nuevo con l!
Satisfecho, yo contemplaba
aquella tierna escena. Por fin
habamos conseguido la primera
parte de nuestro objetivo, que era
encontrar a mi pria mi hermano
Edelmiro.

ste, poco a poco se iba


despabilando, pero estaba claro que
tena sus facultades fsicas y
mentales muy mermadas y todava
apenas se estaba enterando de nada.
Tan ensimismados estbamos
con el feliz encuentro que no nos
dimos cuenta de que en uno de los
rincones de la nave, arriba en el
techo, estaban tomando forma dos
siniestras luminarias que haban
surgido de la nada y que
comenzaban a brillar con un color
azulado en la oscuridad donde no

llegaba ms que un leve reflejo de


la luz de las linternas. Iban
adquiriendo por momentos una
vaporosa
forma
humana
y
comenzaron a moverse aumentando
la vivacidad de sus movimientos.
Las dos presencias fantasmales se
manifestaban ante nosotros sin
pudor alguno.
En un instante, uno de ellos,
enfil hacia el escenario donde nos
encontrbamos todos, adquiriendo
gran velocidad a medida que
avanzaba. En un acto reflejo volv

la cabeza hacia aquella direccin,


pero slo me dio tiempo a ver cmo
la luz, que cada vez aparentaba
mayor consistencia chocaba contra
m cabeza y me lanzaba hacia el
suelo, tres metros ms abajo. La
sensacin que tuve mientras caa
era la de que me acababan de dar
un bofetn de padre y muy seor
mo.
Me di un fuerte golpe contra el
basto pavimento, pero tuve bastante
suerte y no me romp nada, pues de
pequeo haba hecho judo y haba

aprendido a caer Menos mal que


todava recordaba aquellas tiles
clases! Cuando me levant, tras
comprobar que no tena mayores
daos que una ligera conmocin,
una sola palabra acudi a mi mente:
NEMESIO!
Efectivamente,
el
cabrn
ectoplsmico de Nemesio, el
fantasma camionero, estaba all de
nuevo y ahora, seguramente
sintindose respaldado por ms de
los de su especie, no le importaba
mostrarse y dar la cara.

Me tens como un resorte.


En un santiamn la siniestra
aparicin se me volvi a echar a la
chepa atizndome una serie de
sonoras y dolorosas collejas que
me impedan levantar la cabeza.
Por ms que intent descolgarme
una de las escopetas cargadas con
agua bendita que colgaban de mis
hombros me era completamente
imposible, pues me vea obligado a
utilizar mis manos para intentar
parar la somanta hostias que me
estaba llevando. Cuando por fin

pude levantar la vista hacia donde


estaban los dems en busca de una
pequea ayudita, me di cuenta de
que mientras Nemesio me estaba
atacando a m, arriba, sobre la
plataforma otra presencia luminosa
estaba explayndose dando collejas
a todo el que all se hallaba, que a
duras penas se protegan de los
tortazos fantasmagricos con los
brazos sobre la cabeza Bastante
tenan ellos como para ayudarme!
Adems, vistos los aspavientos que
Virtudes, Paquita y mi padre, el

nuevo, estaban haciendo para


cubrirse de los golpes se apreciaba
bien a las claras que aquel otro
fantasma estaba mucho ms
experimentado en hostiar mortales
que el imberbe de Nemesio.
Edelmiro, que haba vuelto a
caer en una especie de sopor, era el
nico que no estaba cobrando en
aquel momento.
Pero Quin era aquella
segunda presencia que nos estaba
sobrevolando y que daba hostias
como panes de forma harto

experimentada?
No tard mucho en conocer la
respuesta cuando escuch gritar a
Paquita:
Onofre, hijo de puta, Es
que no tuviste bastante la otra
vez?[34]
Era
Onofre,
el
antiguo
melonero, ahora trocado en el ente
mala gente que haba estado
haciendo la vida imposible a mi
pri mi hermano Edelmiro y cuya
historia, tan ruinmente, fue llevada
a los papeles por un escritorucho de

tres al cuarto del que no dir ni el


nombre para no hacerle la menor
publicidad.
Si alguna vez veis en la librera
este libro
http://www.bubok.es/libros/2219
asurda-e-inqueible-historia-deEdelmiro-Paez-II-Er-desenlace
Ni lo leis! Es una puetera
caca de la vaca.
De repente, como si fuera la
cubierta de Legans, el techo de
aquella nave comenz a abrirse en
dos mitades. Apenas hubo una

separacin de cinco centmetros


entre ellas comenzaron a entrar,
deslizndose sibilinas infinidad de
sombras del mal dispuestas a
acabar con nosotros y allanar as el
camino a la inminente llegada del
ms malote entre los malotes: El
del moo.
Sin embargo, cuando atacados
por Nemesio, Onofre y el resto de
espritus malficos ya lo veamos
todo perdido, del pasillo por donde
habamos accedido al interior de la
nave comenzaron a filtrarse cientos

de entes luminosos, irradiando una


luz blanca y pura. Eran los espritus
del bien que haban acudido a la
llamada de Maruja.
En un instante se haba montado
en aquella nave una escena de lucha
callejera muy peculiar, humanos
inocentes atacados por macarras
fantasmagricos y sombras del
averno enganchados de la pechera
por los seres de la luz. Menuda
reyerta! Haba hostias espirituales
por todos los rincones.
Mientras tanto, Nemesio y

Onofre continuaban a lo suyo ajenos


a la tremenda trifulca que estaba
teniendo lugar por encima de sus
fantasmales
cabezas,
y
concentrados en putearnos de la
forma que mejor
conocan:
Forrndonos a collejas.
As se mantuvo aquella
situacin durante varios minutos.
Todos tenamos ya las caras y
cuellos muy escocidos. La lucha era
desigual porque no nos estaban
dando opcin a defendernos con lo
nico que hasta el momento

sabamos que era efectivo. Nuestras


fuerzas empezaban a flaquear.
Arriba
Paquita
y
Virtudes
comenzaban a abandonarse a su
suerte porque era con ellas con
quienes con ms saa se estaba
empleando Onofre. Mi padre, el
nuevo, tambin estaba cobrando de
lo lindo, pero se ve que l estaba
ms acostumbrado a aquellas
palizas fantasmales y aguantaba
mejor el tipo.
Entonces
ocurri
algo
inesperado que consigui variar

radicalmente el rumbo del combate.


Por la puerta que daba acceso a
la nave apareci Maruja con las
tetas al aire y menendolas como
una posesa en un estrambtico baile
de
San
Vito,
gesticulando
ostensiblemente para llamar la
atencin de los entes malvolos.
Parece que el refrn Pueden
ms dos tetas que dos carretas es
vlido no solo en el mundo de lo
tangible. Onofre y Nemesio dejaron
de repente de repartir hostias y se
quedaron
ambos
extasiados

contemplando con cara de pnfilos


aquel
fantstico
espectculo
melonudo que se les estaba
mostrando a sus ojos incorpreos.
Por su siniestra y oscura boca
comenzaban a dejar caer un fluido
extrao, que si no fuera porque
hablamos de fantasmas, hubiera
jurado que eran babas. Entonces,
Virtudes y Paquita, que eran las
nicas que en aquellos momentos
conservaban la cabeza fra y no
como los dems, espritus y
humanos, que estbamos pendientes

de aquella jaca tetona, liberadas de


los tortazos fantasmales por la
afortunada intervencin de Maruja,
bajaron
del
escenario
y
desenfundaron sus respectivas
escopetas. En un plis pls, cuatro
chorros de agua bendita estaban
siendo lanzados al aire con un
destino nico: Alcanzar a los
malvolos entes que, de momento,
absortos en el ir y venir de aquellas
generosas peras que no parecan de
este mundo, no se estaban coscando
de la que se les vena encima.

De pronto se escuch un fuerte


chisporroteo a medida que el agua
bendita de las escopetas de
Virtudes y Paquita comenzaba a
rociar indistintamente tanto a
Nemesio como a Onofre. Aquello
les haba pillado completamente
desprevenidos y se retorcan bajo
los chorros con una mueca siniestra
pero con una cara de gilipollas que
les era imposible disimular, sobre
todo Nemesio, que ya era la
segunda vez que tropezaba en la
misma piedra. O en el mismo agua

para ser ms exactos.


Cuando estaban a punto de
sucumbir derretidos y mezclados
con el agua que se colaba por un
sumidero del centro de la nave
irrumpieron en la misma el
compaero del cabo Tutecre y la
camionera/camionero Dorothy, que
se haban ausentado un momento
para ir a comprar tabaco, al menos
esa fue la excusa que haban puesto
ambos, segn nos enteramos
despus.
Rpidamente se hicieron cargo

de lo que all estaba ocurriendo.


Los seres de luz prcticamente
haban expulsado a casi todas las
sombras siniestras que ahora huan
por la rendija abierta entre las dos
semicubiertas.
A Nemesio y a Onofre, los
espectros
estrella,
venidos
expresamente del ms all con
todas las recomendaciones por ser
malos malotes y en los que las
siniestras huestes del mal haban
depositado toda su confianza para
llevar a trmino la misin del

malino, apenas les quedaba un


soplo de vida fantasmal.
Los sicarios del lado oscuro
decidieron actuar con rapidez y
sujetaron cada uno a una de las
mujeres que estaban acabando con
los entes, ahora un poco malolientes
debido
al
proceso
de
descomposicin ectoplsmica que
haban iniciado, por supuesto, en
contra de su voluntad.
Al verse atrapadas, Paquita y
Virtudes dejaron por un momento
de enchufar con el agua bendita a

los dos espritus malinos. Estos,


libres del influjo de aquel agua
consagrada, empezaron a tomar
forma de nuevo cual si de dos
muecos hinchables se tratara
volviendo a castigar vengativos a
las mujeres.
Aquella circunstancia estaba
suponiendo un serio revs para
nuestras celestiales mesnadas, que
luchbamos ahora para evitar la
llegada del malino a la tierra.
Mi padre, el nuevo, que se
hallaba en un extremo de la nave, a

la espalda de Dorothy y el falso


polica, decidido a iniciar cuanto
antes nuestro contraataque, me hizo
una seal a lo lejos para coordinar
nuestra defensa. Sin pronunciar
palabra, slo dando forma de letras
en su boca me dijo:

Ahora que estn


despistados!
Carguemos
contra esos hijoputas del
demonio! No dejemos que se
salgan con la suya por la
cuenta que nos tiene, hijo mo!
Impidamos que San Tans

invada la tierra con su perfidia


y su maldad intrnseca desde
que fue expulsado del paraso
por ser un contestn!
SUS Y A ELLOS!
Cuesta trabajo creer que desde
la distancia y sin emitir sonido
alguno yo entendiera todo lo que mi
padre, el nuevo, quera transmitirme
sin que se enterara la siniestra
pandilla de maleantes materiales e
inmateriales que haba de por
medio, pero sucedi tal y como lo
cuento. Tal era el grado de

compenetracin al que habamos


llegado en el poco tiempo que haca
que le conoca.
Qu gran hombre mi padre, el
nuevo!
Yo, antes de que Nemesio y
Onofre se hubieran rehecho de la
primera andanada, como pude
descolgu una de mis escopetas de
agua bendita y comenc a disparar
el chorro contra los dos entes que
estaban ahora ya casi totalmente
recuperados. Estos, volviendo a
sentir el ardor que les provocaba el

agua bendita no pudieron resistir ya


ms y se fueron diluyendo por el
desage entre terribles alaridos.
Este golpe maestro fue mortal de
necesidad para los espectros del
mal. Para cerciorarme de que se
iban para nunca jams, cog una de
las garrafas de agua bendita de
repuesto que habamos trado con
nosotros y la vaci entera por el
sumidero. Y para asegurarme del
todo, y un poco por venganza por
qu no decirlo? me ech una
meadita tambin, que haca largo

rato que tena ganas.


Aquello fue su fin.
Onofre y Nemesio, los entes
mala gentes que tanto nos haban
puteado a mi pri mi hermano y a
m, acababan de pasar a mejor
vidaBuenocomo quiera que se
diga cuando un fantasma pasa al
otro barrio, el de ms all del ms
all.
Acto seguido mi padre, el
nuevo, se abalanz veloz como la
centella sobre los atacantes de
Paquita y Virtudes con una estaca

de las que usan los topgrafos para


marcar los hitos. El primer golpe se
lo llev Dorothy, la ms alta, que se
desmay
al
instante
como
consecuencia
del
tremendo
estacazo.
El polica, al escuchar el
porrazo, se gir hacia mi padre, el
nuevo, desenfundando su pistola
dispuesto a descerrajarle unos tiros
para abatirle. Sin embargo, yo no
estaba dispuesto a perder de
aquella manera a mi padre recin
encontrado y no le di tiempo a tal

cosa pues cogiendo carrerilla desde


la punta contraria de la nave y
encontrndome ahora a la espalda
del polica, le embest como un
bfalo
en
plena
estampida
voltendolo por el aire hasta
dejarlo caer al suelo. La cornada
fue espectacular, digna del ms
bravo de los Miuras. Con el
violento impacto el polica tambin
perdi el conocimiento.
En un momento las tornas
haban cambiado completamente y
habamos dejado KO a cuatro de

los integrantes de la siniestra banda


del malino, dos corpreos y dos
incorpreos. No era mal balance.
Tras el fragor de la batalla todo
haba quedado en silencio. Las
fuerzas del bien habamos vencido
por fin a las del mal. Haba costado
lo suyo pero no habamos tenido
ninguna baja, y una somanta hostias
o collejas tampoco era un dao
irreparable, la verdad.
Pero no debamos volver a
pecar de ingenuos. Habamos
ganado una batalla, pero no la

guerra. Sabamos que el ms


malvado de los malvados, el ms
malino entre los malinos, el del
moo, San Tans o como quiera que
le llamis, todava no haba dicho
su ltima palabra.
Mi padre, el nuevo, mirndome
a los ojos me dijo:
Ha llegado la hora de poner
en marcha el ritual definitivo,
hijo. Slo as podremos
ahuyentar al del moo y
derrotarle de una vez por
todas.

Aquella propuesta, no s por


qu, me son cmo decirlo?
extraa, quizs premonitoria y llena
de una escalofriante suerte de
fatalidad que me puso un poco en
vilo y consigui que se me erizara
todo el vello corporal.
Sin embargo, haciendo un
verdadero ejercicio de voluntad,
consegu expulsar aquellos negros
presagios de mi cabeza.
A estas alturas no deba
desconfiar de mi padre, el nuevo,
as que ante el gesto que me hizo de

que le siguiera, le segu con


renovada y ciega fe.
Me sorprendi que se dirigiera
de nuevo hacia el escenario, donde,
por cierto, aun permaneca mi pri
mi hermano sin acabar de despertar
del todo. Subimos los escalones
hasta llegar a la plataforma de la
parte superior.
Una vez all se encamin hasta
donde se encontraba mi primi
hermano, tumbado boca abajo sobre
la camilla que deba hacer las
veces de altar. Yo no dejaba de

seguirle con la mirada, totalmente


expectante,
impresionado,
boquiabierto y ojipltico.
Con
una
delicadeza
extraordinaria observ cmo mi
padre, el nuevo, despojaba a
Edelmiro del pantaln y de su
legendario tanga que sola vestir
cuando esperaba comer tocino[35],
dejndole con el peludo culo
totalmente al aire y, lo que era ms
inquietante, expuesto a cualquier
peligro. La seal divina, la estrella,
brillaba extraamente en su nalga

Sera una prueba de que estbamos


haciendo lo correcto?
Julin, LA VASELINA!
me pidi mi padre, el nuevo,
con una autoridad que no daba
pie a discusin o rplica
alguna.
Le entregu el tarro, claro.
Entonces
lo
abri,
e
introduciendo los dedos ndice y
corazn de su mano derecha sac
una buena cantidad del producto.
Acto seguido se dirigi a mi pri
mi hermano Edelmiro y se lo

extendi cuidadosamente por toda


la zona anal.
A m se me estaban quedando
los ojos a cuadros, pero Qu poda
hacer yo? Era mi padre, el nuevo, y
si hasta ahora haba confiado en l
Por qu no habra de hacerlo de
nuevo?
Adems, Edelmiro no se estaba
enterando de nada.
Tampoco se enter cuando, con
exquisito cuidado tir de l hacia
atrs agarrndolo por los tobillos,
quedando entonces tumbado boca

abajo en la camilla hasta la mitad


del cuerpo y las piernas colgando
de la misma hasta tocar el suelo con
los pies. Con el culo en pompa,
para que nos entendamos.
Adems, por lo que yo haba
ledo a hurtadillas en aquel fatdico
libro
sobre
Edelmiro,
http://www.bubok.es/libros/218989/L
asurda-e-inqueible-historia-deEdelmiro-Paez
el cual era bastante fcil de
conseguir en internet Y sobre todo
gratis! digo que por lo que haba

ledo en l, a mi primi hermano


Edelmiro no deba de resultarle
demasiado extraa aquella postura
ni aquellas maniobras de mi padre.
A m tampoco en verdad.
Lo siguiente que hizo mi nuevo
progenitor fue despojarse l
tambin
de
pantalones
y
calzoncillos. En aquel momento a
m se me cort la respiracin de la
impresin. Mi padre, el nuevo,
calzaba una talla de herramienta
Joder! descomunal, impropia de la
raza humana, y en la punta le

brillaba tambin una estrella. As


que ese era el lugar misterioso
donde l llevaba la seal?
Deb haberlo supuesto.
A que iba a ser verdad el rollo
ese de las seales celestiales?
En aquel momento se escuch
un grito desgarrador que provena
de las alturas, ms o menos de
donde se encontraba la nube negra
que todava cubra la nave
industrial:

NO
LO
HAAAAGAAAAAAAS,

GABRIEEEEEEEEL!
Con que mi padre, el nuevo, se
llamaba Gabriel, como el arcngel?
Interesante! Todas las pasadas
interrogantes iban poco a poco
encontrando respuestas.
Por pura lgica deduje que el
que tan desesperadamente gritaba
deba de ser el del moo que le
estaba viendo las orejas al lobo, lo
cual no era sino una forma de
hablar, porque lo que estaba viendo
en realidad era la terrible y larga
espada de la venganza de Gabriel

dispuesta a impartir justicia.


Tambin deduje que bamos por
buen camino ya que su voz pareca
asustada, temerosa de lo que
pensaba hacer mi padre, fuera lo
que fuera hacer, que uno ya no las
tena todas consigo.
Por un instante mi padre, el
nuevo, me mir cariosamente y
como si hubiera adivinado mis ms
secretos temores y me dijo:
Escrito est, Julin, que ha
de ser as. No existe en el
universo mejor forma de

conectar dos espritus que esta


misma que vamos a poner en
prctica ahora.
VA-MOS? Recuerdo que
pensQuerra referirse con el uso
del plural a Edelmiro y a l o?
Algo me deca en mi interior
que tarde o temprano yo mismo iba
a formar parte de ese plural
doloroso.
Pero a ver, que si l lo deca
Gabriel, entonces, se abalanz
sobre Edelmiro, que se encontraba

ajeno a todo el mundanal ruido


siguiendo la escondida senda de los
pocos sabios que en el mundo han
sido, y conect con l con un fuerte
empujn.
Mi primi hermano Edelmiro,
medio drogado como estaba, se
limit a emitir un levsimo gemido
gutural cuando su espritu conect
con el de mi padre
Mejor para l! porque en el
estado somnoliento en el que an se
encontraba ni sentira, ni padecera
y acabara superando ese trance sin

apenas darse cuenta y sin secuelas


traumticas.
Y porque yo saba de buena
tinta que todo aquello formaba parte
una terrible lucha csmica contra el
mal y que mi padre, el nuevo,
pareca un to de fiar, que si no
yo mismo hubiese jurado que lo que
mi padre, el nuevo, estaba haciendo
era dar por el culo a Edelmiro.
Ignorancia csmica la ma,
supongo.
Mi esfnter se encogi pensando
en la que se me vena encima en

breve. Porque Edelmiro y mi padre


estaban conjuntando sus poderes
para luchar contra el malpero
acto seguido era mi turno para
pasar por la vicara.
Justo en ese momento de tensa
espera, un rayo baj del cielo
iluminando,
como
en
una
transfiguracin a Edelmiro, que se
dejaba hacer.
Cuando mi padre, el nuevo,
dej de conectar con Edelmiro,
volvi su mirada hacia m y con una
sonrisa extraa que dejaba entrever

su diente de oro me dijo:


Es tu turno, Julin. Te toca,
majo.
AAAAA
JUGAAAAAR!
Mir a Virtudes, que no perda
ripio de la escena, pero no encontr
consuelo en ella. Se ve que intua
que haba que hacer lo que haba
que hacer y no pretenda ella poner
trabas a los mandatos de la corte
celestial en aquella fase de la
ceremonia.
Como quiera que yo no me
mostraba
excesivamente

colaborador con este extrao ritual,


mi padre, el nuevo, levant la voz y
grit en un tono extremadamente
solemne:

Julin, se nos est


acabando el tiempo. Tienes
una misin sagrada que
cumplir en este mundo y no
puedes negarte. Has sido el
elegido. Bueno, la mitad del
elegido.
Sagrada? recuerdo que
pens- Coo con lo sagrado!
Qu os puedo decir? Me acab

convenciendo con esa labia tan


locuaz.
As que, desnudndome de
cintura para abajo, proced a
prepararme para la inminente
conexin con mi padre, que a pesar
de la edad y su deterioro fsico,
tena conexin de sobra para
Edelmiro, para m, y probablemente
para unos cuantos ms si hubiera
sido menester.
Como mi padre, el nuevo,
todava me vea algo dubitativo, no
se lo pens dos veces y conect

conmigo de golpe y a traicin.


Cuando quise darme cuenta, yo me
encontraba totalmente conectado a
mi padre, perdida la facultad del
movimiento. Grit pero, de nada me
sirvi.
Entonces otro rayo descendi
del cielo y me ilumin a m, y fue a
mezclarse con el rayo que
iluminaba a Edelmiro. Entre los dos
rayos formaron un rayo de mayor
tamao e intensidad que, de pronto,
ascendi
como
el
dem,
directamente hasta la rendija que se

haba abierto en el tejado. Se


introdujo en la nube que an nos
sobrevolaba y sta comenz a
iluminarse poderosamente haciendo
infinidad
de
chiribitas
y
expandindose a lo bestia hasta que
acab explotando en millones de
gotas de luz.

UN FINAL FELIZ

Lo que quedaba de la nube se


fue
alejando
entre
alaridos
demonacos
que
prometan
venganza y volver en unos cuantos
siglos y no s cuntas bravuconadas
y gilipolleces ms a las que no hice
mucho caso por razones ms que
evidentes, y es que mi mente estaba

ocupada en otras cosas ms


inmediatas.
Todo pareca haber terminado
definitivamente
Ahora s!
Por el momento, el equipo que
formbamos mi padre, el nuevo, mi
primi hermano Edelmiro y yo
mismo habamos conseguido echar
a l del moo de la tierra y le
habamos mandado a tomar por el
culo aunque hubiera sido con
mucho, mucho dolor por mi parte.
Habamos pagado un precio muy

alto y, sobre todo, muy doloroso,


pero quizs hubiera merecido la
pena.
Pero la triste realidad era que
yo continuaba empalado como un
vulgar ladrn de la Transilvania del
conde Drcula, sin merecerme tal
castigo en mi opinin.
Cuando consider que el
conjuro haba terminado y viendo
que mi padre comenzaba a
entusiasmarse de ms con nuestra
conexin le di un fuerte empujn
hacia atrs desconectndome de l

y
perdiendo
su
seal
definitivamente, pues no era cosa
de abusar del ritual no fuera que
acabara perdiendo su efecto. Mi
padre, el nuevo, aunque algo reacio
a desconectar porque en aquel
mismo momento, totalmente verraco
y posedo por terrenales y crnicos
deseos, estaba a punto de mandar la
seal definitiva, de culminar
vamos! hubo de quedarse en
puertas
y con las
ganas,
comprendiendo que no era ese el
asunto que nos haba reunido a los

tres all.
Cedi, pues, a mis pretensiones
muy a su pesar y se qued con los
ovoides apndices hinchados y
doloridos pero con la recompensa
espiritual de haber conseguido lo
que en principio se propona por
orden del consejo de sabios de la
luz csmica.
Un coro de ngeles celestiales
se materializ en medio de la nave
tocando las trompetas de la
victoria.
Padre, hijo y el otro hijo,

estbamos entusiasmados con aquel


improvisado concierto divino,
aunque los vstagos de aquel con el
esfnter hecho unos zorros.
Dnde estoy? Qu hago
aqu? La voz de Dorothy
quejndose y echndose mano
a su dolorida cabeza me trajo
de nuevo a la realidad, a
aquella nave del demonio y
nunca mejor dicho, aunque el
mismo hubiera tomado las de
Villadiego.
Cuidado! grit Virtudes-

Se est despertando.

Despertando? gimi
lastimeramente
la
camionera/camionero?- qu
ha ocurrido?
Con suma cautela Virtudes y
Paquita se acercaron a donde
Dorothy ahora estaba incorporada,
sentada en el suelo. Tena cara de
aturdida, como si realmente no
supiera qu narices estaba haciendo
en aquel lugar y con aquella gente.

Parece que no recuerda


nada nos dijo mi mujer- Est

muy desorientada.

Esta mujer respondi


Maruja- haba sido poseda
temporalmente por el malino y
parece que con el golpe que ha
recibido, el del moo ha
salido definitivamente de su
cuerpo.

Pobrecita! la consol
Virtudes- El del moo te tena
atrapadita entre sus garras?
Dorothy no saba de qu estaban
hablando las personas que all se
encontraban, pero se tranquiliz

sabindose confortada por una cara


conocida como era la de mi mujer.
Con igual celo Virtudes y Paquita la
ayudaron a incorporarse, pero
Dorothy an senta fuertes mareos,
por lo que decidieron acostarla en
la nica cama que haba por los
alrededores: En la cabina de su
camin.
Paquita se sorprendi de lo bien
que se manejaba su ahora cuada en
aquella
cabina
sin
saber,
lgicamente, que Virtudes tena
motivos sobrados para conocerla.

Las dos, ayudadas por Maruja, que


estaba al quite como un subalterno y
caliente como una perra en celo,
subieron a Dorothy a la cama de su
camin.
La camionera/camionero, abri
un ojo, extraada ante tanta
amabilidad, pero se dej hacer ante
la posibilidad de que la historia
acabara de buena forma.
Y all nos encontrbamos mi
padre, el nuevo, mi primi
hermano Edelmiro que ya estaba
casi totalmente recuperado y yo

mismo, haciendo balance de lo


acontecido. Como era de esperar,
aprovechamos aquel rato para
ponerle al da sobre las nuevas que
los dems ya conocamos haca
algn tiempo.
Mi hermano Edelmiro Por fin
poda decirlo sin temor a
equivocarme! curtido en mil y un
avatares como aquel o parecidos,
se tom la noticia con un estoicismo
que me cal hondo. Deba de ser
mucho ms impresionante lo que
quiera que quisiera sorprenderle.

Tal era su cuajo. Pero a pesar de su


aparente frialdad, con paso
vacilante se abalanz hacia donde
yo estaba y me abraz con un cario
y un entusiasmo que me impresion
profundamente. A este fraternal
abrazo vino a sumarse en seguida
nuestro padre, el nuevo, Gabriel
por ms seas.
Charlamos durante largo rato
hasta que por fin, a m se me
ocurri que quizs estaramos ms
cmodos tomndonos unas copas en
alguna da las muchas terrazas de

guilas. La idea pareci sensata a


mi padre y a mi hermano pero
cuando fuimos a recabar las
opiniones de las mujeres del grupo
camos en la cuenta de que haca
largo rato que no veamos a ninguna
de las tres, de las cuatro si
contbamos a Dorothy como
fmina, cosa que Edelmiro y mi
padre hicieron pero que yo tena
sabidas razones para poner en duda.
Nos pareci algo muy extrao,
tanto que incluso llegamos a pensar
que todava no se haba acabado la

lucha contra el mal y nos las haban


secuestrado. Pero al cabo del rato
las vimos aparecer por la puerta
riendo cantarinas y con una cara de
felicidad que no podan disimular.
Paquita, Virtudes, Maruja y, algo
ms atrs, Dorothy caminaban hacia
nosotros
con
semblante
de
satisfaccin y encantadas de
haberse conocido. Excepto algn
pellizquillo en el culete que se
venan tirando entre ellas nada
haca entrever lo que poda haber
pasado en la cabina de aquel

camin.
Ni mi padre ni Edelmiro
llegaron a sospechar nunca nada
pero por razones evidentes yo s
que tena una ligera idea de cul era
el motivo de tanta alegra y
regocijo. Por un momento la nube
negra, la de mis pensamientos
intent anidar en mi mente, pero
tras las experiencias que habamos
vivido los ltimos das desech la
idea de plano.
Y como aceptar la vida como te
viene es de sabios, eso fue lo que

decid en aquel justo momento:


Dejar correr el agua.
De una forma o de otra todos
habamos pillado cacho aquella
noche mgica. Bien es verdad que
no con iguales resultados pero
tiempo habra de resarcirse en el
futuro. La vida, nuestra vida, haba
cambiado totalmente. Quizs el
nico que no haba quedado
satisfecho del todo haba sido mi
padre, el nuevo, pero esa
contingencia la subsan en un
momento en que se apart del grupo

y se meti en un servicio a liberar


tensiones.
Volvi en cinco minutos mucho
menos tenso y msrelajado
Dnde va a parar

EPLOGO

Frente al mar, el clido mar de


guilas, sentados una vez ms en
una terraza del paseo de la Colonia,
celebrbamos la victoria sobre el
mal a lo grande. Creo que todos
abusamos aquella noche del alcohol
pero un da era un da y la
ocasin lo mereca tanto o ms que

ninguna otra, no en vano habamos


librado al mundo de una lacra que
le amenazaba desde haca dos mil
aos, y confibamos en que esta paz
durara otros dos mil.
En el futuro seramos hroes,
pero desafortunadamente annimos.
Nadie en la tierra ms que los all
presentes habra de reconocer
nuestro mrito ni sabra de nuestras
hazaas. Pero Qu demonios! Ni
puetera falta que haca.
Para que el lector no se quede
con la duda, debo decir que el cabo

Tutecre y su ayudante despertaron


de sus respectivos desmayos sin
recodar cosa alguna de lo que haba
acontecido aquellos das. La
supuesta pareja de la guardia civil
no era tal y s una pareja de hecho
de Zamora que haban tonteado ms
de lo debido con el asunto del
espiritismo, las ouijas y dems, y el
del moo, que es listo y avispado el
jodo, los capt para sus propsitos
engandolos
como
a
dos
quinceaeras. Dorothy y Maruja
siguieron formando parte de

nuestras vidas de una u otra forma,


ya me entendis, y tanto Paquita y
Edelmiro como Virtudes y yo
mismo aprendimos por aquel
entonces esta nueva leccin que la
vida se haba empeado en
mostrarnos. Como nos quedaban
unos das de vacaciones optamos
por disfrutarlos en la compaa de
nuestra familia adems de Dorothy,
Maruja y mi padre, muchas veces
reclamado por estas, deseosas de
compartir su recin descubierto
granenorme secreto.

Por fin bamos a conseguir


relajarnos en las clidas costas de
guilas, disfrutando de su clima, de
sus gentes y de su asombrosa
aunque contundente gastronoma.
Ni que decir tiene que aquella
noche dormimos como bebs
cuando conseguimos llegar al
camping al cabo de muchas horas
de juerga.
Comenzaba a partir de aquel da
una nueva etapa en las relaciones
entre mi hermano Edelmiro y yo.
Pero eso, amigos, es otra

historia que ya os contar en mejor


ocasin, si tenis a bien escucharla.

FIN

BIBLIOGRAFA
CONSULTADA
A ver, seamos serios y
coherentes Acaso te piensas
que para escribir la caca que
acabas de leer el autor ha

necesitado ir a beber a otras


fuentes bibliogrficas? Pues si
piensas eso es que eres ms
pardillo de lo que se te
supona. El autor ha ido,
efectivamente, a beber, pero
no de la amplia y rica
bibliografa
hispnica
o
fornea, sino directamente del
grifo del barril de Mahou que
tiene en el garaje de su casa y
del que extrae toda la
inspiracin que le lleva a tener
las buenas ideas y derrames

mentales de los que ha hecho


gala en el libro. Y punto.
[1]

Para el que no lo conozca por el


nombre es la banda sonora que se utilizaba
en el show de Benny Hill cuando haba
carreras y persecuciones

[2] Esposa.
[3] El autor

es habitual de una
conocida cadena de supermercados.

[4] Despus

del incidente he intentado


asesorarme en el tema (Me he tragado todos
los programas de Cuarto Milenio) y he
conseguido saber que la morfologa de los
seres que vi se corresponde exactamente con
otros
muchos
casos
de
contacto
extraterrestre.

[5]

Y tanto que los guiaba, pero


entonces no poda yo ni imaginar hasta qu
punto.

[6] Ver La asurda e inqueible historia


de Edelmiro Pez I y II en editorial Bubok

[7] Comprendo que sea para pasmarse


pero s, la primera relacin sexual con una
hembra que tuvo el nclito Edelmiro, no fue
con una dama, sino con una cabra. Para
conocer los detalles les remito al mencionado
libro.

[8] En el argot campista se conoce


como cebolleta al campista que planta su
elemento durante toda la temporada y
permanece all apalancado hartndose de
cervezas hasta que llega el mal tiempo.
[9] No estoy descubriendo nada si digo

que la gente que hace camping es una gran


aficionada
a
la
Mahou. Que es
bromaaaaaaa. Ayns, que os lo creis
todoooo.

[10] Op. citada.


[11] La puta.
[12] Que la gente se quite de la cabeza
la idea de que en el camping se come mal.
Ms bien al contrario, legendarios excesos
en la ingesta se han documentado tras las
vallas de un camping. O acaso alguien ha
visto alguna vez un campista delgado y sin
tripa?

[13]

Donde el puente desde donde se


tir el to Juanillo. Nota geogrfico-jotera
del autor.

[14]

Typical Spanish. Vamos, que nos

va la marcha.

[15] Parejas en su mayora que con el


calentn no se paraban a pensar si podan
molestar al prjimo. Pero claro, el sitio era el
que era y la gente iba all a lo que iba.
Tampoco se puede esperar otra cosa no?

[16] Putada
[17] De la marca

Deliplus, comprados
en el Mercadona de Burgos, que hay que
explicarlo todo.

[18]

Fina irona del autor que en


realidad anda mosqueado con su compaa
de seguros.

[19]

Dulce tpico de este pueblo


manchego y, por extensin, de sus
alrededores con los que todo el que hace
esta ruta carga como souvenir con la
pertinente clavada.

[20]

Porque de la actividad a la que


nos dedicbamos cuando ramos jvenes en
el asiento trasero del coche slo quedaba ya
el recuerdo Qu tiempos!

[21]

La lgica vengativa de los entes


malvolos del ms all Qu coo voy a
saber yo?

[22] El autor se refiere al pueblo, no a


Camacho, claaaro.

[23] Evidentemente, Vicente.


[24]
http://www.bubok.es/libros/218989/Laasurda-e-inqueible-historia-de-EdelmiroPaez
http://www.bubok.es/libros/221997/Laasurda-e-inqueible-historia-de-Edelmiro-

Paez-II-Er-desenlace

[25]

Gracieta irnica del autor que,


por cierto, tambin es campista.

[26]

Con el fin de no desvelar el


verdadero nombre del camping en cuestin,
el autor, en un alarde de ingenio y maestra,
lo ha camuflado de tal forma que para el
lector estndar es prcticamente imposible de
descifrar. Bueno, eso es lo que el autor se
cree en su petulancia.

[27] El razonamiento

se explicaba con
todo lujo de detalles en La asurda e
inqueible historia de Edelmiro Pez pero
para quien no haya ledo el libro Paquita
llama tocino eufemsticamente al sexo. Y,
evidentemente, hartar de tocino a su marido
no tiene otro fin que no tenga cuerpo para
buscar sexo fuera de su casa.

[28]

Steinburg sobre todo a final de

mes.

[29] Ente mala gente que la tom en el


pasado con el pobre Edelmiro. Sus malas
artes son descritas con fidedigna saa en
La asurda e inqueible historia de Edelmiro
Pez II. Este ser, ahora descarnado,
cuando perteneci al mundo de los vivos
ejerci la profesin de melonero. Muri en
un funesto y cochino accidente de trfico.
[30] Maruja es la vecina de Paquita y
Edelmiro en la ciudad donde viven, Segovia.
En el pasado ya les ayud a desenmaraar
un misterio muy misterioso relacionado con
el ms all.

[31]

Comentario del autor en el que


queda absolutamente demostrado que es un
manazas tuerceletras en esto de escribir

historias. Nota del amigo envidioso del autor.

[32] Todo

es una broma, una gracieta


del autor. La gente del camping es
maravillosa, sana, campechana, educada,
formal Me podis quitar ya la pistola de
la cabeza?

[33] Duren, boniten und practiquen.


[34] Ya ha quedado explicado en
pginas anteriores cul fue el origen de
Onofre, el melonero y cules las malas artes
de las que se vali para hacer la vida
imposible a Edelmiro.

[35] Ya explicado anteriormente. No


seis cansinos, joder.

También podría gustarte