Psicologia Del Marketing
Psicologia Del Marketing
Psicologia Del Marketing
LA PUBLICIDAD Y EL CONSUMO
Lic. de Psicologa
NDICE
1.- Impacto, notoriedad
2.- Diferenciacin, imagen de marca, decisin de compra
3.- Aprendizaje, actitudes y memorizacin
4.- Publicidad social y solidaria
5.- Persuasin
emocional, en la que intentarn evitar los contenidos discrepantes con las propias
convicciones, y preferirn atender a los que refuercen stas. Esta visin del consumidor
se basa en una hiptesis llamada de la exposicin selectiva.
Sin embargo, esta hiptesis no explica por completo la conducta de las audiencias, ya
que en gran parte, y sobre todo en relacin a los mensajes publicitarios, el pblico no
est en posicin vigilante, en actitud de alerta, ya que sus razones para atender anuncios
estn muy vinculadas con la curiosidad, la evasin, el hbito, o el entretenimiento. En la
mayor parte de las ocasiones la exposicin al anuncio no es posible evitarla ya que
aparece por sorpresa.
Por otra parte, en relacin a los productos comerciales, gran parte de la audiencia no
tiene nada que defender, ya que o bien, es indiferente a la mayor parte de las cuestiones
que le plantea la publicidad, o bien slo ve entretenimiento y bienestar en el significado
de la publicidad y el consumo. Sin embargo los anuncios compiten entre si por llamar la
atencin entre la maraa de anuncios.
Estrategias para llamar la atencin
En esta competicin entre marcas utilizan algunas estrategias caractersticas para
activar la atencin hacia el mensaje:
- Los nios: el nio despierta ternura, y la expectativa de qu va a hacer este
nio?, por lo que los nios son siempre una garanta de que el receptor atender
el mensaje, al menos hasta que la curiosidad que despierta se difumine.
- Los animales: tienen un efecto similar al de los nios, especialmente los
perros, y si son pequeos mejor
- El impacto moral: los mensajes con impacto llaman especialmente la
atencin, debido a que generan una ruptura de las expectativas morales del
receptor. Este de pronto se encuentra con un mensaje que no slo es inesperado,
sino que no se ajusta a las reglas sociales y/o morales propias de la situacin
presentada
- El humor: el humor genera felicidad, y si est bien planteado tambin
despierta la atencin, no slo por la sonrisa que despierta, sino tambin por el
efecto de sorpresa, ya que puede generar una expectativa de a ver qu va a
pasar.
servicios
necesarios
son
todas
aquellas
caractersticas
del
producto
imprescindibles para que pueda cumplir con su servicio bsico. De este modo un lpiz,
para poder cumplir con su servicio de escribir, necesita una mina de carbn. Esta mina
ha de estar introducida en un tubo que permita coger el lpiz sin romperla, e
ineludiblemente ha de ser de algn color. A su vez, el lpiz se vende en algn tipo de
envase. La mina permite escribir, pero no puede hacerlo si no est protegida por un tubo
(de madera o de plstico), que impida su rotura, y facilite cogerlo para escribir bien. La
mina puede ser de color negro, o de diversos colores, puede variar segn su calidad. El
tubo donde va incluida, deber disponer de un sistema para facilitar la continuidad de la
mina cuando sta se va acabando. As un tubo de madera requiere un sacapuntas,
mientras que uno de plstico puede llevar incorporado un sistema de presin en la zona
superior para empujar a la mina hacia abajo conforme se va gastando.
Los servicios necesarios permiten una mayor variedad en la diferenciacin de un
mismo producto. Destacar un servicio u otro puede marcar la diferencia en la eleccin
de consumo. La publicidad no puede informar de todos los servicios, y tampoco quiere,
ya que prefiere informar slo de los servicios que pueden resultar ms atractivos al
pblico objetivo. Es decir, destacar en su mensaje, los servicios (bsicos o necesarios)
que permitan diferenciar a su producto de otros similares.
Este filtrado informativo, informar slo de algunos servicios presentes en el producto,
ya marca la primera renuncia, a informar, de la publicidad. La seleccin, habitualmente
simplificando, de servicios a los que hacer visibles, facilita influir en la impresin que el
pblico puede hacerse del producto. Lo que implica que la publicidad utiliza los
conocimientos de la psicologa sobre la formacin de impresiones.
Por ltimo, los productos, algunos, cuentan con servicios aadidos. Estos son
servicios que no son necesarios para realizar el servicio bsico del producto, pero que al
incorporarlos al producto incluyen un nuevo valor, un valor aadido, ofrecen un nuevo
servicio adems de lo que le es propio. Siguiendo el ejemplo del lpiz, es como si a este
le incorporamos una goma en la parte superior. La goma no es necesaria para que el
lpiz pueda escribir, que es su funcin bsica, pero al ir unida al lpiz ste tiene algo
ms, no slo escribe sino que tambin borra.
Pero el estudio de los servicios no corresponde a la psicologa. El anlisis de los
servicios que ofrece un producto nos llevara a considerar al consumidor como un ser
preocupado por sus intereses. Es decir, que si el consumidor conoce la utilidad del
producto, sus utilidades, tender a comprar aquel producto que es ms til. Pero esto no
es as. En primer lugar, porque la utilidad no depende de los servicios que ofrece el
producto, y esto incluye su calidad. Para el consumidor la prioridad no es la calidad ni
la cantidad de los servicios ofrecidos. Este no es el motivo de compra, y por lo tanto
tampoco el objetivo de la publicidad. En definitiva, la publicidad no desea informar, al
menos no es su prioridad. Desea vender, para lo cual es necesario que el pblico desee
comprar. La publicidad en s intenta despertar el deseo de comprar, pretende atraer
hacia si, a ese pblico que desea comprar.
La interpretacin del producto (del anuncio)
Lo que la publicidad desea es lo que desea el pblico. Vivimos en un mundo
interpretado. La informacin es muy aburrida. La informacin por si misma no es
interesante. De la informacin interesa la experiencia. La informacin se transforma en
experiencia cuando activa una respuesta biolgica, dando lugar a una emocin, o bien,
conecta con una experiencia previamente almacenada en la mente. El significado de la
marca, es en si, la emocin que la persona siente por la marca, que incluye los aspectos
informativos conocidos, unidos a esa reaccin emocional. El conocimiento, en solitario,
sin experiencia emocional, mantiene una relacin distanciada con las cosas. Al fin y al
cabo, la reaccin emocional ante la informacin que recibe la persona deriva en una
interpretacin de la reaccin emocional, un significado de la vivencia, que es la
emocin. Asociar esta experiencia con una marca es uno de los objetivos de la
publicidad.
Ahora sabemos que el cerebro tiene una gran capacidad de almacenar informacin,
tambin tiene su peculiar estilo para olvidar, pero sobre todo no orienta sus decisiones,
el comportamiento de cada persona, en base slo a la informacin. El modelo
econmico racionalista nos ha intentando convencer de que las personas adoptan
decisiones de consumo racionales, y que sta racionalidad se orienta por la
maximizacin del inters. Es decir, que la audiencia gua su conducta de consumo en
base a maximizar su propio inters personal. Claro, esto exige definir qu es el inters
general, y se eligi aquel que ms convena a los intereses de los productos de
publicidad: el placer o bienestar. Por lo tanto, se transmiti la idea de que somos seres
racionales, que buscamos el bienestar, y por lo tanto que la bsqueda del bienestar es un
acto racional. La conclusin es que comprar para obtener bienestar es muy racional. A
esto se aadi que cuando buscamos el bienestar lo hacemos de un modo racional, ya
que esto es lo que conviene a nuestro inters. Pero este supuesto ha resultado ser falso.
No actuamos de un modo racional, ni al comprar maximizamos nuestro bienestar, ni
nuestro comportamiento se rige por aquello que ms interesa a nuestro bienestar. Ms
bien somos muy irracionales, subjetivos, y racionalizadores. Y a menudo actuamos en
contra de nuestros intereses.
El pblico toma sus decisiones en base a sus juicios, a sus expectativas, en definitiva a
lo que cree que puede esperar del producto. Y a esto en psicologa, le llaman atribucin.
La persona atribuye motivos, causas, rasgos, cualidades, a otras personas, y tambin a
los productos. De modo que el producto acaba siendo un compendio de atributos, no de
servicios, acaba siendo una marca. Los atributos no son racionales sino estricta y
absolutamente subjetivos, son socio-emocionales. La psicologa del producto no habla
de servicios sino de atributos. El producto es el conjunto de atributos que la gente cree
que tiene, independientemente de que coincidan o no, con los servicios reales que puede
ofrecer. Por ejemplo, si el pblico cree que la mina del lpiz de la marca A, es ms
suave que la de la marca B, le atribuir el servicio suavidad, y esto aunque
objetivamente no sea cierto. La objetividad no es relevante en la atribucin, aqu solo
importa el juicio o creencia del pblico. La publicidad se orientar a informar sobre
atributos, es decir no a informar, sino a formar impresiones del producto. La gente
normal y corriente, e incluso la gente cualificada, y la gente inteligente, la gente en
definitiva, no acta por inters, ni siquiera acta siguiendo patrones racionales, sino de
acuerdo a sus impresiones, a su experiencia interpretada. La razn no es la reina de la
conducta humana.
Lo que la publicidad desea es que el pblico se forme una impresin atractiva o
deseable de su marca. Y eso aunque la impresin positiva formada no corresponda con
el inters objetivo del pblico.
Formar impresiones, que no impresionar
La formacin de impresiones se refiere al modo en que percibimos, evaluamos y
juzgamos un objeto observado. Cuando formamos una impresin, estamos haciendo
otras muchas cosas, por ejemplo: construimos una opinin, elaboramos creencias sobre
el comportamiento presente y futuro de la marca, creamos las bases para establecer un
vnculo afectivo, otorgamos credibilidad a la marca. De aqu surgen los atributos. En
definitiva la formacin de impresiones es la base de la configuracin de la imagen de
marca.
La formacin de impresiones se basa en la obtencin de informacin de la marca. Por
eso es necesario que recibamos algn tipo de informacin. Desde luego es la
informacin percibida e interpretada, no la real. Por lo tanto, la formacin de
impresiones es un proceso cognitivo de inferencia de cualidades o rasgos que van a
diferente a las otras, lo que aumentar su compromiso con la marca, aumentando las
probabilidades de que repita la compra en el futuro.
La importancia de los atributos
No todos los atributos tienen la misma importancia a los ojos del consumidor. La importancia de un atributo para un consumidor, refleja el valor que para ste tiene el atributo en
comparacin con los atributos de otra marca.
Las personas quieren comprar lo mximo por lo mnimo. El mejor producto al menor
precio. En principio, conseguir esto de forma absoluta no es posible. Es necesario
relativizar, por lo que el consumidor tiene que elegir entre lo que hay, aquello que es lo
mas importante para l, teniendo en cuenta que la informacin existente es siempre
imperfecta.
Grado de presencia percibida
Un atributo puede ser considerado como muy importante por un comprador, pero
tambin no ser percibido como muy bien representado en una marca determinada.
Las percepciones de los consumidores son selectivas y relativas. Selectivas porque la
atencin es selectiva, los consumidores tienen tendencia a filtrar las informaciones a las
cules estn expuestos. Algunos elementos son retenidos porque responden bien a las
convicciones del momento; otros son deformados cuando estn en contradiccin con el
marco de referencia establecido, otros son rechazados por molestos. Adems las
percepciones son relativas porque las experiencias y las expectativas de los consumidores
son variadas. Consecuentemente, el grado de presencia de los atributos se percibe distintamente segn la persona, y segn como esa presencia sea comunicada en el producto o la
marca.
Estas percepciones del consumidor pueden no corresponderse con la realidad de la
marca, o con las intenciones de la empresa. Sin embargo, estas percepciones constituyen
los componentes de los que se nutre la imagen de marca.
Cuando conocemos al consumidor y disponemos de un producto, es necesario analizar
las caractersticas fundamentales del producto. Esto es as, puesto que solo podremos hacer
una buena campaa de marketing del producto que conozcamos bien. Desde este punto de
vista, no es suficiente conocer las virtudes del producto, adems tenemos que conocer sus
debilidades.
En vez de sentirnos ms libres y felices con tantas opciones que se nos presentan, nos
sentimos ansiosos, confundidos y frustrados, independientemente de si hacemos la
eleccin o nos paralizamos.
An si hacemos una seleccin basada en el anlisis de las diferentes opciones nos
sentiremos infelices, pues siempre tendremos la duda de que pudimos haber hecho una
mejor seleccin; si tan solo hubiramos tenido mas tiempo, mas datos, mas
herramientas; etc.
Y un factor adicional que contribuye a nuestra insatisfaccin son nuestras
expectativas. Pensamos: Si hay una variedad tan extensa de productos o servicios,
debo poder encontrar el producto o servicio perfecto para m. As que nuestras
expectativas vienen a ser muy altas y difciles de satisfacer, por lo que, al final, el
producto seleccionado con tanto trabajo, no va a cumplir con nuestras expectativas y
nuestra seleccin, al final, nos va a decepcionar
Consumismo y felicidad
Consumir es un acto de insatisfaccin que genera una felicidad transitoria. A veces las
personas se dejan atrapar por el consumismo. Cuando esto sucede llegan a confundir lo
que son con lo que poseen, y as pierden su identidad. El consumismo se refiere a las
conductas de consumo en las que consumir en s mismo es una necesidad que busca
satisfacer el consumidor.
Los crticos de la sociedad de consumo creen que el marketing, y en concreto la
publicidad, no tienen inters en crear e informar a la sociedad de la existencia de productos
que pueden hacer ms cmoda su vida. Estos crticos creen que el marketing y la
publicidad buscan que los consumidores se sientan insatisfechos con su vida, para lo cual
crean productos que le dicen al consumidor que lo que tiene es insuficiente, creando una
permanente insatisfaccin por no tener lo que el marketing y la publicidad ofrecen. El
marketing creara productos que le dicen al consumidor: tu vida est incompleta sin este
producto, luego eres un ser insatisfecho. Cuando un consumidor desea consumir un
producto, no porque lo necesita en s mismo, sino porque siente la necesidad de consumir
por el hecho de que los productos estn ah, est sufriendo el fenmeno del consumismo.
Planificacin de la compra
La publicidad induce a dar respuestas puramente emocionales en los consumidores.
Estas respuestas para producirse, necesitan de la activacin de una emocin y de la
inhibicin de la razn, lo que establece diferentes patrones de compra. Dentro de los
patrones de compra se diferencia la compra planificada y la impulsiva. La compra
planificada es la que el consumidor decide antes de ir al establecimiento detallista. En
las compras no planificadas no participa apenas el pensamiento y se las denomina
compras por impulso.
Compra por impulso o no planificada: En el imaginario popular est la idea de que la
compra por impulso se produce cuando una sensacin irrefrenable toma a un comprador
y este no puede detenerse en su necesidad de comprar determinado artculo. En realidad
esto se denomina compra compulsiva, puede llegar a configurar una enfermedad, y no
constituye un volumen importante o significativo en el comercio.
Se denomina compra por impulso a la compra no planificada. Se produce cuando el
comprador decide, atrado por los diferentes estmulos del producto o del ambiente,
comprar un producto determinado en ese momento. Puede realizar la compra
mecnicamente, cogiendo el producto sin apenas mirarlo, o conscientemente, al
recordar que el producto que ve tambin lo necesita aunque no ha planificado su compra
previamente, quizs por olvido. Las estadsticas hablan de un 50% de compras no
planificadas en los supermercados. Estas compras dependen de la capacidad del
producto o el merchandising de suscitar el recuerdo o el inters por el producto del
consumidor en el momento de su presencia en el supermercado.
Compra por impulso en el hipermercado: merchandising: Aproximadamente
alrededor del 52,6% de los consumidores compra motu propio, sin dejarse influir por
ningn condicionamiento. Sin embargo, el 48,5% reconoce que a veces adquiere ms de
lo previsto. Este dato refleja los efectos del merchandising. El merchandising es un
pariente del marketing, se utiliza en el supermercado como una herramienta para
estimular la compra por impulso, con la idea de provocar que el consumidor compre
ms de lo que necesita. Este trmino anglosajn engloba una serie de tcnicas que tratan
de disponer cada elemento del supermercado de un modo concreto y de ubicar los
productos de tal manera que al consumidor, sin darse cuenta, le llamarn su atencin.
La disposicin de las estanteras, el uso de las ofertas, los personajes famosos que
promocionan sus trabajos, las azafatas/os que ofrecen la cata de un producto, la msica
de fondo, la intensidad lumnica y un largo etctera son manipulados para estimular el
impulso comprador. El objetivo no es otro que engordar esa lista de la compra que traa
de casa.
Estas tcnicas de marketing comienzan a actuar desde el mismo momento en el que
se busca un lugar para la ubicacin del establecimiento. Los supermercados se abren
hueco en los centros comerciales, construidos en zonas aisladas con accesos rpidos,
generalmente por autovas, donde el problema de la circulacin no ser cuestin de
horas.
Y por si tiene problemas de carburante, lo ms probable es que en las proximidades
haya una gasolinera que, casualmente, con una compra superior a una cierta cantidad de
dinero podr obtener un vale de descuento para repostar. El consumidor tampoco
encontrar problemas para aparcar, puesto que el centro comercial dispone de
aparcamiento gratuito En definitiva, lugares abiertos y con todas las comodidades para
encontrarse a gusto.
Todo el espacio interior del supermercado est perfectamente estudiado para
condicionar los hbitos consumistas. Para empezar, en la mayora de los casos, el cliente
entrar por la derecha de las cajas registradoras. Esta ubicacin no es arbitraria. Los
expertos en merchandising saben que la tendencia de los mortales es girar la cabeza a la
derecha. Por ello, casi toda la superficie se extender por la izquierda y en la parte
derecha tan slo habr un espacio en el que habitualmente colocarn productos de
compra no planificada. La razn no es otra que el conocimiento de que el consumidor,
probablemente, no entrar al supermercado a comprar esos productos. Pero el efecto lo
habrn conseguido: habr mirado a la derecha y es posible que haya visto algo que le
interese. Los expertos son conscientes de que el cliente ir hacia el fondo y luego,
inevitablemente, tendr que dirigirse hacia la izquierda. Por eso, colocan los alimentos
en esas direcciones.
Y es en ese recorrido donde acta el merchandising. La colocacin de los productos
en las gndolas sigue unas reglas de oro que todo comerciante conoce. Las estanteras
se dividen en tres niveles: el primero est a ras del suelo; el segundo a la altura de las
manos; y el tercero se localiza a nivel de los ojos.
Es en estos dos ltimos donde las ventas son superiores, al estar ubicados en lugares
de fcil visualizacin y poder coger los productos con mucha comodidad. Mientras que
si el estante est a ras de suelo, las ventas son menores al tener que agacharse para asir
el artculo. Segn esta distribucin, los artculos de venta obligada estarn a nivel del
suelo y el resto en los otros dos niveles para provocar su compra. Y es que lo que el
cliente puede tocar, coger y comprar se vende.
Las estadsticas demuestran que el cambio de un producto de un nivel a otro puede
incrementar las ventas hasta casi un 80%. De igual manera, en el centro de las gndolas
se colocan los productos ms rentables y los de menor atractivo al ser el lugar donde los
clientes centran su mirada.
Todo est pensado para que no se enfade o se agobie por los continuos choques con
los carros. Por ello, el ancho de los pasillos es como mximo de tres carros, lo justo para
que usted no tenga ms remedio que detenerse y ver los productos de ambos lados.
La cesta de la compra se divide aproximadamente as: 5% marcas decididas, pero
alteradas al llegar al hper; 18% se conoce el producto, pero no la marca; 22% se decide
de antemano el producto y la marca; 55% se decide en el momento.
Las estanteras suelen tener tres niveles: el de los ojos, el de las manos y el de los
pies. Los productos que pasan del nivel de los pies al nivel de los ojos aumentan en un
80 % su venta. OJOS: Es el nivel ptimo, ya que la compra es ms espontnea.
MANOS: Los productos se alcanzan cmodamente. PIES: Productos cuya compra es
imprescindible.
Los precios terminados en 5,7 y 9 atraen ms al comprador.
La estancia media en un hipermercado es de 55 minutos. Las tcnicas de
'merchandising' alargan o reducen el tiempo mediante el uso de msica. Los ritmos
rpidos hacen circular a la gente con ms celeridad. Los suaves incitan a la permanencia
en el establecimiento.
En general, todos los carritos se desvan ligeramente hacia la izquierda. Esto obliga
a sujetarlos con la mano izquierda, con lo cual la derecha queda libre para alcanzar
cmodamente los productos.
Como lo que quieren los comerciantes es que el cliente se patee toda la superficie,
dispersan por todo el establecimiento los alimentos de primera necesidad. Unos lugares
que coinciden con dos tipos de zonas en las que se divide el establecimiento: caliente y
fra. En la zona caliente, como el pasillo central o la entrada, est asegurada la
circulacin de los clientes, por lo que aqu se exponen los productos de menor compra.
En la zona fra hay que inducir a la compra, se sitan los productos cuyas ventas estn
por encima de la media por lo que se colocan artculos de primera necesidad.
Existen cmaras de vdeo instaladas en secciones especficas para estudiar el
comportamiento de los clientes frente a nuevos productos.
Compra compulsiva: Los expertos hablan de compra compulsiva como de un
trastorno que se caracteriza, bsicamente, por una urgencia irresistible de compra
masiva de objetos superfluos. Esta adquisicin se acompaa de sentimientos de
ansiedad, irritabilidad y nerviosismo. Tras un breve perodo de alivio temporal de la
tensin, la persona experimenta un sentimiento de culpa que no le impide, sin embargo,
volver a comprar, ya que no hay ningn control sobre los impulsos y no se distingue
entre deseo y necesidad.
Por un lado, la adiccin a ir de compras. Hay quien se habita a pasar su tiempo en
grandes almacenes o mirando escaparates como frmula para huir del tedio. Esta
tendencia puede estar o no asociada a la compra compulsiva. En segundo lugar, un deseo
intenso de adquirir algo que no se precisa y que, una vez adquirido, pierde todo su
inters. Esta inclinacin se relaciona con situaciones de insatisfaccin vital.
Por ltimo, y asociada a la compra compulsiva, est la adiccin al crdito, que
impide controlar el gasto de una forma racional. Las tarjetas de pago y otros
instrumentos de crdito que nos invitan a comprar cuanto se nos antoje y producen un
sobreendeudamiento facilitan esta adiccin.
La compra compulsiva la sufren aquellas personas que compran slo por el placer
de comprar, no porque necesitan lo que adquieren. El perfil de la persona que padece
2.- Eliminar la guerra, nuestra propensin a solucionar los conflictos por la fuerza. La
violencia requiere mucha energa. Est tan arraigada que justificamos la financiacin de
las guerras, y aceptamos la excusa que no es posible satisfacer las necesidades bsica
humanas. En lugar de financiar la guerra, financiemos la sanidad, la educacin y las
fuentes de energa renovable.
3.- Interioricemos lo externo. Es decir seamos conscientes de los verdaderos costes de
producir, transportar y desechar los bienes materiales que compramos.
4.- Valoremos el tiempo sobre las cosas. Una jornada laboral reducida no es slo
buena para la salud, tambin crea una mejor interaccin social, menos consumo, menos
estrs y menos impacto medioambiental negativo.
Estas soluciones derrumbarn la economa a corto plazo. Pero a largo plazo, permitir
a la economa ajustarse a un ritmo de consumo distinto, ms equilibrado y sostenible.
Para aceptarlo es necesario asumir una visin de la vida ms centrada en el ser humano,
y rechazar el crecimiento econmico y el consumo como un fin en s mismo. Es duro,
pero la crisis actual, y la crisis personal de los individuos en las sociedad consumistas
nos envan el mensaje de que un modelo alternativo al capitalismo es necesario
El consumo responsable con el medio ambiente
En su ltimo libro Inteligencia Ecolgica, Daniel Goleman plantea un nuevo
enfoque para resolver el conflicto entre los beneficios corporativos y el bienestar
pblico. En el libro, Goleman, plantea que la informacin sobre los impactos ocultos de
los productos que compramos, y las personas que los fabrican, ha sido una pieza crucial
ausente en el sistema de libre mercado. Proporciona evidencia de que los consumidores
que poseen esa informacin podran impulsar cambios ecolgicos positivos en las
prcticas comerciales, cambio del equilibrio de poder entre las corporaciones y las
personas, y finalmente transformar nuestro mundo para mejor.
Actualmente, si queremos hacer todas nuestras compras ecolgicamente tenemos poca
informacin slida sobre la que basar nuestra eleccin. No esta disponible o es difcil de
encontrar la informacin para valorar los pequeos o grandes impactos de la mayora de
productos. Segn Goleman, adems de la falta de informacin otros factores se
interponen para tomar decisiones ecolgicas correctas. Uno de estos factores es la
Pero los resultados del experimento revelaron que cuando el jugador A ofreca
cantidades inferiores al 40% del dinero disponible para repartir, el jugador B rechazaba
la oferta. Es decir prefera quedarse sin nada, y que el jugador A tambin se quedara sin
nada, antes que sentirse engaado.
Las imgenes del cerebro mostraban:
- si los jugadores aceptaban la oferta se activaba el rea del cerebro relacionada con el
pensamiento deliberativo, de resolucin de problemas, el cortex cingulado anterior
- si los jugadores rechazaban la oferta, se activaba la nsula. La nsula se activa cuando
el cuerpo se siente enfadado, con ira, o ante estados de disgusto. En este caso la nsula
dominaba el circuito cingulado impidindolo actuar, lo inhiba. Cuanto ms fuerte era
este control la decisin de rechazar la oferta era ms rpida.
Esto demuestra que muchas decisiones de consumo pueden estar dominadas por
circuitos emocionales. Racionalizar cada decisin puede ser muy costoso en trminos de
la energa que necesita el cerebro. Las decisiones apoyadas en circuitos emocionales son
ms rpidas, lo que ahorra energa. No se puede racionalizar cada opcin, y la
publicidad puede facilitar este proceso, ahorrando informacin racional al receptor, y
elaborando mensajes que activan con ms fuerza los circuitos emocionales. De este
modo se generan experiencias en base a marcas somticas, emocionales, As es posible
decidir sin racionalizar. Pero decidir es una funcin superior. Si la respuesta emocional
es integrada en el proceso cognitivo con suficiente intensidad, el cortex elabora
creencias justificativas de la respuesta emocional. De este modo los centros racionales
superiores controlando la respuesta emocional, pero dependiendo de la misma respuesta
emocional.
Un tema importante que surge de estas investigaciones es analizar cuando el control
emocional es til y cuando no lo es.
estrictamente emocional. Por eso las tcnicas que siguen estas teoras, buscan respuestas
emocionales y menosprecian la labor cognitiva de la persona. Estas teoras se resumen
en dos:
Condicionamiento clsico
Si un objeto o una persona, en principio indiferentes para el receptor (agua), se
asocian repetidamente con algo (tener un cuerpo bello) que desencadena una respuesta
favorable (autoestima), entonces el agua elicitara el mismo tipo de respuesta
favorable, ms an cuanto mejor adaptado est el mensaje integrando ambos elementos.
Para que esto suceda deben cumplirse algunas condiciones:
1.- la persona debe tener necesidad de autoestima cuando aparece la situacin que la
estimula (cuerpo bello);
2.- la marca (Font Vella) debe aparecer antes del cuerpo bello, pero no mucho antes,
sino casi al mismo tiempo que el estmulo que provoca la respuesta autoestima o deseo
de tener ese cuerpo;
3.- la marca, el cuerpo bello y la respuesta (autoestima) deben aparecer juntos
repetidamente, hasta que la persona haya establecido sin error la relacin, y pueda
aprender la asociacin de la autoestima con el deseo de beber;
4.- cuando se haya aprendido la relacin, podr aparecer la marca sin el cuerpo en
contextos de compra de agua (en un lineal de un supermercado);
El condicionamiento clsico puede inducir respuestas ms complejas, en las que el
consumo de determinados productos se asocia a determinadas respuestas o hbitos. Por
ejemplo la persona puede aprender la relacin entre gastar de forma despreocupada y
una tarjeta de crdito. Usar el dinero sin preocuparse de l se ha unido al uso de la
tarjeta, de forma que sta se convierte en una seal condicionada. Esto es as en la
medida en que la persona ha aprendido que la tarjeta est presente slo en situaciones en
las que gasta dinero. As las personas aprenden que pueden hacer compras sin
preocuparse del dinero que cuesta cuando disponen de la tarjeta de crdito, y en muchas
ocasiones este aprendizaje es utilizado para gastar ms de lo que gastaran si tuvieran
dinero en efectivo, ya que aunque se haya aprendido la asociacin, la tarjeta no es el
modo de hacerlo. Para que el aprendizaje se realice es necesario que las personas
reconozcan en el emisor a un modelo creble.
Aunque el aprendizaje de modelos de comportamiento o creencias sobre como es la
realidad no se vincula directamente a la conducta.
La relacin entre la formacin de actitudes y creencias con la conducta no es directa,
un conjunto de factores afectan a este vnculo. Por ello no se puede asegurar que una
creencia aprendida se vaya a expresar. Una teora psicolgica ha intentado comprender
de qu depende que las actitudes previas se expresen en conductas: la teora de la accin
planificada, elaborada por Fishbein y Azjen.
Segn esta teora las actitudes, constituidas por creencias evaluadas por la persona
en relacin a un tema de referencia predicen conductas. Esta prediccin es ms precisa
cuanto ms concreta es la actitud. Una misma actitud puede predecir varias conductas,
pero si la actitud es muy concreta el rango de conductas posibles disminuye. La relacin
entre la actitud y la conducta no es directa, sino que est mediatizada por la intencin.
La actitud influye en la intencin de actuar, y de aqu se pasa a la accin. El problema es
que la actitud no es el nico factor que influye sobre la intencin. Hay otros dos
factores. Uno de ello es la norma social, segn la cual la persona valora lo que dicen las
reglas sociales. Segn la norma social la persona tiene en cuenta lo que cree respecto de
si el grupo social de referencia considera que una determinada conducta es adecuada o
no. Si la influencia del grupo social es muy importante, el peso de las normas percibidas
ser grande, y las conductas censuradas por estas normas no se realizarn aunque la
actitud hacia ellas sea positiva. Un tercer factor a tener en cuenta es el control percibido
de la situacin. Segn esto la persona no realizar ninguna conducta sobre la que
perciba un riesgo no controlado. De este modo las personas no consumirn aquellos
productos sobre los que no prevean claramente sus consecuencias, sobre todo si estas
pueden ser negativas.
Aprendizaje simblico
Los tcnicos en publicidad confan ms en el impacto de la imagen que en el peso de
las razones. Pues en sociedades de consumo la compra no est tanto en funcin de
cubrir una necesidad, que normalmente es fcil de cubrir o est cubierta, sino en la
intervencin de otro tipo de motivaciones, en las que la imagen, la moda, la apariencia,
la comodidad..., resultan esenciales.
Esta forma de plantear la publicidad utiliza la estrategia de condensar una gran
cantidad de informacin en imgenes muy simples en su forma, pero muy complejas en
su contenido, ya que son extremadamente polismicas, muy emotivas, y con fuertes
vnculos culturales.
Cuando compramos un producto estamos comprando smbolos. La forma del
producto es manipulada para que parezca no como es sino como dice la publicidad que
es. El envase seguramente tiene ms importancia que lo que contiene. El nombre de la
marca, que es el centro organizador de todos los smbolos, lo es todo. En realidad la
publicidad no muestra los productos ni dice cmo son. Al contrario, rellena sus
carencias, muestra lo que no tiene. Un zumo de naranja envasado necesita conservantes
y pierde sus vitaminas, sin embargo, su publicidad dice zumo natural. La publicidad
pone mundos imaginarios en el lugar del mundo real, construye un mundo de smbolos.
Por una parte, los objetos anunciados se transforman en mensajes. Por otra parte, se
invierte la relacin entre objeto y mensaje: el mensaje no habla de los objetos, el objeto,
habla del mensaje (la marca del producto no seala al producto en s, seala al
consumidor como miembro del grupo de consumidores de la marca). Es decir, comprar
y usar el producto es pasar a formar parte del grupo de consumidores - imaginarios - que
aparecen en el anuncio. Las marcas comerciales consumidas clasifican las cosas y
jerarquizan a las personas.
Cuando compramos un producto de marca, somos sealados por la marca y pasamos
a pertenecer al grupo de consumidores de la marca.
La estructura de la sociedad de consumo es grupal y cada cual vive encerrado dentro
de sus grupos (de consumidores, polticos,...) sin que se d cuenta que va pasando de
unas pertenencias a otras.
Para que esto sea as, los publicistas buscan contenidos y smbolos que formen parte
del imaginario cultural, de los deseos personales, y de los cdigos de pensamiento
aceptados en la sociedad. Por lo que la publicidad parte de lo aceptado, para enfatizarlo,
aadirle nuevos vnculos, comerciales. Su efecto es pues normalizar las conductas de
consumo que presenta, y sus relaciones con otro tipo de ideas y conductas de tipo social.
Una influencia que la publicidad por si sola no puede ejercer.
El papel de la publicidad en la socializacin
La publicidad tiene un papel en la socializacin de las personas. La socializacin es
el proceso por el cual la persona adquiere la cultura del grupo e internaliza sus normas
sociales, haciendo as que su conducta comience a tomar en cuenta las expectativas de
los otros. Los medios de comunicacin de masas, como la publicidad, tienen una parte
de responsabilidad en el proceso de socializacin, las personas obtienen de ellos algunas
de sus normas sociales. Pero estas formas de comunicacin son slo algunas de las
fuentes de las que las personas adquieren las normas de su cultura. En cuanto a la
publicidad propiamente dicha, si en la sociedad los roles fueran diferentes ella
presentara tambin roles distintos, porque su inters est en la identificacin con los
pblicos a los que dirige sus productos y servicios.
Es en la legitimacin de conductas donde la publicidad participa, como medio de
comunicacin, e influye ms sobre el pensamiento y la conducta de la audiencia. La
publicidad transmite formas de actuar, y smbolos que al ser publicitados son tambin
legitimados. Es decir, si las leyes, y los poderes empresariales, emiten un anuncio donde
fumar es deseable, esta conducta queda legitimada a ojos de los receptores. Lo que
aparece en la publicidad, es aceptado por la sociedad ya que no esta censurado por los
poderes fcticos, es presentado como normal, y legal, por lo tanto legitimo. Fumar es
legitimo, beber es legtimo, ser delgado/a es legitimo, es legtimo consumir tal o cual
marca, etc.
Las representaciones ofrecidas por medio de la publicidad no slo persiguen la venta,
el consumo, transmisin y conservacin de valores, sino que unifica a los receptores en
gustos, actitudes, y conductas. Posiblemente gracias a ella, hoy estemos ms cerca del
concepto que Mcluham formul de la aldea global, solamente tenemos que observar que
la separacin fsica entre adolescentes de diferentes continentes estn siendo
exclusivamente idiomticas, unos imponen una cultura a travs de los medios de
comunicacin social y otros tienden a reproducirla. Hay ciudades donde se afirma que
uno se encuentra en ellas como ciudadano del mundo, el motivo posiblemente se deba a
que responden a patrones unificados de conductas.
Por medio de la publicidad se nos intenta presentar un mundo donde no hay
problemas, donde no hay violencia, no hay desigualdades sociales, ni polticas ni
econmicas, donde en resumen no pasa nada negativo, y si pasa es posiblemente por no
haber consumido determinados productos, o no entrar en los crculos de atraccin de los
mismos. Donde todos estamos encuadrados dentro de unos esquemas y patrones de
conducta, y donde incluso los que ocupan las posiciones menos relevantes en ese
esquema social, estn absolutamente contentos y asumen con placer y gusto, la realidad
de ese estatus que se les plasma.
A partir de aqu, los discursos sociales de vigilancia de la publicidad, no slo
cuestionan el papel de la publicidad en la normalizacin de conductas, sino que primero
parten de si esas conductas son deseables socialmente, y despus se estudia el modo en
que debemos evitar que sigan siendo deseables .Evidentemente, si fumar no es deseable,
y la publicidad la legitima, entonces podemos criticar la presencia del tabaco en la
publicidad, pero tambin deberamos de hacerlo en otros mbitos de comunicacin
social, como la televisin, el cine etc.
dimensin (p.e. falta de diversin), se dice que la actitud es ambivalente, y esto afecta a
la persistencia de la misma. Las actitudes ambivalentes dependen mucho del contexto.
La publicidad es parte del contexto. Un anuncio que active la actitud desde el
sentimiento puede promover un comportamiento coherente con el sentimiento, pero
cuando estemos en una situacin en la que el anuncio no est presente, si el contexto
activa la parte de la idea ms racional, es muy probable que la conducta inducida por la
publicidad no se active. En el caso de la droga, para que nuestra decisin de no consumo
permanezca en el tiempo y a travs de las situaciones, es necesario que la actitud sobre
la idea de la droga se apoye tanto en la razn como en el sentimiento, y que adems
dispongamos de experiencias personales positivas o las hayamos observado en otros. De
esta manera la actitud ser consistente, una de las condiciones necesarias para que
persista en el tiempo.
Una segunda condicin para el cambio persistente de actitudes es la elaboracin
compleja de la idea. La complejidad de la idea depende del nivel de abstraccin en el
que est la idea posicionada (procesos internos), tanto como de la naturaleza relacional
de la representacin de la idea (interaccin con el mundo externo). Es una caracterstica
inherente al proceso de organizacin del conocimiento, difcil de mostrar en un mensaje
de masas. Por eso la opcin elegida mayoritariamente ha sido la simplificacin. Esto es
vlido para la comunicacin comercial, que busca la persistencia del consumo a travs
de la continua presencia del producto en los media. Pero la publicidad social busca
formar valores y dejar de emitirse.
Simplificar el mensaje es una de las acciones ms habituales de los media. Los
media son emisores activos de informacin dirigida a perceptores pasivos. Desde esta
posicin pueden influir en las personas de un modo ms abstracto de lo que las personas
individualmente pueden hacerlo con el medio. Al presentar una idea simplificada pero
abstracta activan la propensin de las personas a elaborar ideas abstractas incompletas, a
veces desde elementos concretos o especficos de la idea.
Las ideas y las actitudes hacia ellas son el resultado de muchos factores arraigados
en nuestras mentes y en la cultura en la que hemos estado inmersos, aunque podamos no
ser conscientes de ellos. Para que la persona que ha adoptado nuevas ideas mantenga su
actitud debe haberse comprometido con ellas. Intentamos ser coherentes con las ideas
con las que nos sentimos comprometidos. Cuando nos comprometemos con una idea es
ms fcil que la elaboremos de un modo coherente, dando consistencia a la actitud, pero
Los mensajes amenazantes aumentan el efecto del mensaje sobre las actitudes.
El mecanismo por el cual un mensaje amenazante produce un cambio de actitud es
afectando a su motivacin para protegerse de la amenaza. Para activar esta motivacin
han de darse 4 condiciones en la transmisin del mensaje:
Si el mensaje provoca miedo y reduce el deseo de atenderlo entonces ser capaz de
inducir una respuesta emocional que active un comportamiento de proteccin. Para que
esto se produzca al menos el mensaje debe cumplir estas cuatro caractersticas:
1.- El problema ha de ser real y grave. Si la audiencia cree que el problema es serio,
estarn ms motivados a evitarlo.
2.- La audiencia debe creer que el problema le afecta. Si la audiencia cree que el
problema le puede ocurrir estarn ms motivados para evitarlo
3.- El cambio de conducta demandado ha de ser eficaz. Si la audiencia cree que
realizando la conducta demandada reducen el riesgo de sufrir el problema, aumentar su
motivacin por seguir los consejos del mensaje
4.- Autoeficiacia. Si la audiencia cree que puede realizar fcilmente la conducta
recomendada, estarn ms dispuestos a hacerlo.
Si el pblico cree que no es capaz de seguir las recomendaciones sugeridas, se
produce un efecto opuesto al deseado. Es decir, la intensidad del miedo aumentara la
frecuencia de la conducta no deseada. Esto se debe a la necesidad de restaurar el control
personal sobre la propia vida, reduciendo as el miedo.
Se supone que estas cuatro condiciones son las que determinarn el cambio de
actitud, ms que el miedo en s.
2.- La tristeza
La tristeza induce pesimismo, un estado de nimo negativo que nos motiva hacia una
nueva reintegracin personal. Puede sugerirse tristeza personal o tristeza por el otro. En
la publicidad social la tristeza se asocia a emociones o sentimientos secundarios como la
pena por el que sufre, y el sentimiento de compasin o de solidaridad que despierta el
deseo de ayudar. La imagen que mejor despierta este tipo de sentimientos es la de los
nios y la tristeza reflejada en sus rostros por el sufrimiento.
sociedad civil hacia acciones de transformacin social. Una comunicacin que permita
el debate sin miedo a que se convierta en batalla. Por supuesto, somos conscientes de
que desde el momento en que hablamos de campaas publicitarias, nos enfrentamos a
unas particularidades y escenarios de comunicacin con unas especificidades muy
concretas que a menudo chocan con las aspiraciones que acabamos de plantear. Para
poder profundizar en esta reflexin, vamos a centrarnos concretamente en las campaas
publicitarias emitidas desde organizaciones de la sociedad civil estructurada, es decir,
desde el Tercer Sector. Especficamente, nos ocuparemos de la comunicacin de las
Organizaciones no Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) y de su relacin con el
tema de la pobreza.
Junto a objetivos de justicia social, las ONGD abordan tambin objetivos
promocionales, recaudan fondos y realizan campaas para posicionarse como actores
sociales en el imaginario colectivo. Estos objetivos los miden desde una eficacia de
resultados comerciales, que an siendo necesaria, es insuficiente. Se pide al ciudadano
que done dinero, a veces tiempo, con el objetivo de permitir que las organizaciones se
encarguen de gestionar la ayuda. De este modo, se traslada la idea al ciudadano de que
el problema de la ayuda es asistencial, y que de la asistencia ya se encargan otros. El
ciudadano se desentiende, y tan slo se sensibiliza de la idea compasiva de la pobreza
como un problema en cuya solucin no pueden participar, ms all de ofrecer su dinero.
Pero ser actor social implica algo ms que generar el impulso de una accin y, tras l,
desentenderse de la accin (dar dinero y que otro se encargue). Las ONGD como
actores sociales pueden compartir su preocupacin por resolver el problema de la
pobreza con los ciudadanos, para lo cual ha de corresponsabilizarlos, generar una
relacin comunicativa de actor social a actor social. El logro de esta nueva identidad del
receptor es el resultado que busca la eficacia cultural.
Se puede ser eficaz bien optimizando los recursos o bien con independencia del
buen uso que se hace de ellos. Por este motivo, cuando el comunicador logra su objetivo
con el mnimo de esfuerzo y recursos posibles, optimizando sus acciones, hablamos de
eficiencia. La eficiencia cultural supone comprometerse en estrategias de comunicacin
en las que los objetivos promocionales, de marca, de persuasin, se pongan al servicio
de los objetivos culturales.
El objetivo cultural pues es fomentar la responsabilidad ciudadana en la erradicacin
de la pobreza. Se les pide a las ONGD un esfuerzo que aporte valor aadido a su
Las campaas de UNICEF centradas en la venta de tarjetas de felicitacin de Navidad, o las de Cruz
Roja para anunciar sus sorteos de Lotera, opciones comunicativas que se han consolidado.
2
Hemos de tener en cuenta que hasta el final de la dictadura, en Espaa, las organizaciones que se
encargaban de este trabajo eran, mayoritariamente, las religiosas, ya que hasta el ao 75 existan muy
pocas asociaciones laicas o aconfesionales (Mesa, 1994, p. 60).
Asamblea General del Comit de Enlace de las ONG europeas, 1989), llevan a los
emisores del Tercer Sector, en los aos 90, a tratar de subvertir esta tendencia a la
agresividad discursiva y buscan nuevas frmulas retricas ms horizontales (ms
coherentes con su identidad) que cumplan las sugerencias recogidas en el apartado de
Pautas comunicativas, publicidad y uso de imgenes de estos Cdigos.
Esta etapa de revisin de la comunicacin publicitaria, unida a los cambios que se
van produciendo en la configuracin del Tercer Sector, empieza a producir una
transicin en los contenidos y voces de los discursos, del nfasis en aquellos que
necesitan la ayuda final, al nfasis en el intermediario (en las propias ONGD). El
incremento de organizaciones, cada vez ms numerosas en cada una de las parcelas de
trabajo, introduce como un nuevo problema de comunicacin posicionar a las diferentes
ONGD en el mercado de la solidaridad, en la mente de los receptores, para que estos
no slo colaboren, sino que colaboren con ONGD especficas. Se realiza un esfuerzo
comunicativo para destacar y enfatizar al emisor de cada mensaje (tendencia a la
privatizacin de las causas). En esta evolucin, se empezarn a encontrar mensajes con
textos del tipo Necesitamos tu ayuda, como ONGD, o Aydanos a ayudar,
Aydanos a ayudarles, en lugar del anterior Aydales. Al poner el nfasis en la
marca se construyen imgenes que son activadas por el receptor de modo automtico,
como un heurstico ms. Por otra parte, la idea original de la ayuda como asistencia a un
necesitado que siempre lo ser prevalece, ya que no se ha abierto un dilogo sobre los
motivos por los que permanece la pobreza (a pesar de que los Cdigos de Conducta lo
reclaman). Ms bien se ha simplificado el mensaje nuclear, es necesario ayudar, y se ha
olvidado debatir por qu.
De esta forma, se exploran diferentes recursos retricos, se busca el apoyo en la
tcnica persuasiva, sin cambiar la idea de pobreza ni de ayuda, para combinar las
necesidades comunicativas detectadas (velar los aspectos ms inhumanos de la tragedia
al tiempo que destacar las capacidades de los colectivos referidos y las opciones de
cambio) sin dejar de incidir en la identidad de la organizacin que se encargar de
ejercer esa ayuda por el receptor. En lnea con estos esfuerzos, las ltimas tendencias de
la comunicacin de las ONGD se caracterizan por su acercamiento a las propuestas de
comunicacin corporativa como transmisin de los valores de la organizacin. Ya no se
habla de la necesidad de ayudar a los necesitados, sino de permitir que determinadas
marcas de ayuda puedan seguir operando en el mercado. Al ser la propia organizacin el
organizaciones, las arrastra a menudo a perder la paciencia y con ella ese tono
moderado. La diferencia de estabilidad y de recursos de unas organizaciones y otras
hace que la evolucin de su comunicacin sea muy diferente. As, de manera paralela a
propuestas que pretenden ser positivas y seductoras para los pblicos, de los que se
habla, o llamar la atencin a los pblicos sobre su necesaria implicacin, encontramos
otras que mantienen la agresividad discursiva. Una agresividad que adopta un tono de
reproche, de atribucin de culpa, como si el receptor fuera responsable de no sentirse
suficientemente comprometido con una causa, a la que nadie le ha invitado a
comprometerse.
Aunque la comunicacin de este Tercer Sector de la Cooperacin trabaja en
readaptar su discurso al estado actual de la cuestin (unos conceptos renovados de
solidaridad, ms all de las ideas de caridad catlica), la gran competitividad por los
fondos pblicos y los socios privados, y la saturacin de los pblicos (bombardeados de
mensajes sociales y cargados de ocupaciones y preocupaciones propias), menos
predispuestos a una solidaridad activa, devuelve a las organizaciones al punto de
partida: ese enfoque consumista de la solidaridad que se ha manifestado como el ms
efectivo en trminos de recaudacin. Sin embargo, este enfoque parte de un punto
errneo en cuanto que olvida su responsabilidad cultural ltima. Olvida el compromiso
por transformar el sistema para equiparar las culturas, movilizar a la sociedad, y
reclamar sus responsabilidades a quienes pueden ejecutar esos cambios.
En conclusin, la comunicacin publicitaria en el mbito de la cooperacin
internacional detecta una serie de problemas que le llevan a dar un giro hacia mensajes
menos miserabilistas y que no exploten la imagen de otras culturas y sus tragedias para
captar fondos, dando lugar a dos grandes tendencias: una entroncada con las tendencias
comerciales, y otra que explora una personalidad propia. La primera plantea discursos
abiertos, pensados desde el receptor, desde sus preocupaciones y desde sus hbitos, al
que trata con un tono menos impositivo y agresivo (adoptan el lenguaje de los pblicos,
se adaptan a su disponibilidad en lugar de hacer el esfuerzo de cambiar sus conductas).
La segunda sigue con las tendencias tradicionales pero esforzndose por no presentar a
los sujetos de los mensajes como seres depauperados, descontextualizados y
deshumanizados, sino en su contexto, desarrollando sus actividades diarias,
personalizados con su nombre propio, y acompaados de tanta informacin como sea
posible para que el receptor acte consciente y responsablemente.
Sin embargo, aunque los estilos hayan evolucionado, las posturas podramos decir
que estn ancladas en un mismo modelo de desarrollo. La comunicacin de las ONGD
no termina de dar el salto de la ayuda a la cooperacin, de la persuasin al dilogo, de la
legitimacin del sistema a su reforma.
En otras palabras, si revisamos la evolucin de las propuestas discursivas de las
ONGD a lo largo de su historia y sus usos de la persuasin, se podra afirmar que,
prcticamente hasta finales del siglo XX, el desarrollo de las campaas no comerciales
trata de ser diferente del de la publicidad comercial; sin embargo, cada vez se borran
ms las fronteras entre sus enfoques comunicativos, encontrndose cada vez ms
prstamos de la persuasin comercial en las campaas sociales.
La desaparicin de la pobreza es posible. Es posible creer en ello desde la
comunicacin?
La persuasin comercial busca un resultado inmediato, un beneficio econmico
rpido y constante en el tiempo a cambio de mantener la ilusin de la felicidad a travs
del consumo. No hay tiempo aqu para dilogos o debates complejos. La opinin
pblica puede estar saturada o fatigada de mensajes que slo le ofrecen una quimera.
Pero cree en la felicidad, y no encuentra un camino para comprometerse con la solucin
de problemas como el de la pobreza sin renunciar a su bienestar. La publicidad social no
le est ayudando mucho en esta tarea. Es necesario crear un nuevo marco de referencia
en relacin a los mundos sin bienestar. Hasta ahora las ideas que han configurado el
marco de referencia desde el que el pblico ha ofrecido su ayuda no han resultado
culturalmente eficaces. Sin rechazar el marco dominante en el mundo comercial, ese es
su sentido de ser, la publicidad social puede encontrar su propio camino, su espacio
comunicativo. Las ONGD tienen una oportunidad de conformar su propio marco de
referencia alternativo, ahora que el pblico parece estar dispuesto a escuchar una
alternativa comunicativa. Los marcos son estructuras mentales que orientan nuestro
modo de ver el mundo (Lakoff, 2004). Quizs ofreciendo su propio marco promuevan
un cambio de marco en la sociedad. Recordemos que un cambio de marco es cambio
social (Lakoff, 2004).
Fue
el
psiclogo
social
Salomon
Asch
el
primero
en
demostrarlo
parte, no est claro que esta forma de comunicacin sea efectiva en el logro de apoyos
para el trabajo de la cooperacin, puesto que la ausencia de persuasin conlleva a veces
la falta de atencin al problema, la ausencia de implicacin, de reaccin despus de la
exposicin al mensaje. Por otra parte, el esfuerzo en centrarse en lo que toda cultura
tiene de positivo, de cotidiano, oculta muchos de los problemas existentes, en ocasiones
producto de la conjugacin de diferentes factores histricos, econmicos, polticos o
geoestratgicos.
Adems, cuando las dos perspectivas se interfieren mutuamente, aparecen nuevos
problemas. El primero es no reconocer la necesidad de las ONGD de informar de esas
carencias, de forma que puedan ser percibidas como necesidad de ayuda, as como
detectar cules son las verdaderas razones que no permiten una situacin equitativa
entre los pases y las culturas. La segunda es la propia confusin de las ONGD que,
olvidndose de la libertad del receptor para percibir la realidad en el sentido que mejor
satisfaga a sus valores, intenta manipular esta percepcin forjando rasgos centrales
basados en emociones como la compasin, la culpa, la empata, disociadas de las
razones para sentirlas. Se evita as crear una imagen serena, informada, equilibrada y
libre de qu tipo de colaboracin necesitan los pases empobrecidos, y cmo puede
ofrecrsela o implicarse en ella. Cabe preguntarse pues, cmo lograr un mensaje que
sensibilice, corresponsabilice a la audiencia, al tiempo que no reste intensidad en la
donacin de ayuda.
Si nos situamos en un contexto de demanda de ayuda, la teora dice que las personas
donan su ayuda si perciben o creen que el otro necesita ayuda, y, en concreto, "mi
ayuda" (Latan y Darley, 1970). Definiremos a continuacin qu tipo de ayuda. Las
investigaciones realizadas indican que la probabilidad de ayudar es mayor cuando se
dan determinadas condiciones:
-
cuando las normas dicen que hay que ayudar, especialmente las
de reciprocidad y responsabilidad
-
en una lgica de slo se puede dar dinero, cualquier otra accin est fuera de nuestro
control. Si cambiamos la lgica de interpretacin que orienta la accin, el marco de
referencia cambia el sentido de qu se puede y qu no se puede hacer para reducir la
pobreza. El problema quizs, entonces, no est solo en la imagen negativa del "tercer
mundo", sino en la incapacidad para hacer partcipe al "primero" en las formas de ayuda
y ofrecerles aquellas formas de ayuda que ellos consideran adecuadas, factibles. Si en la
lgica dominante la responsabilidad y el control es de otros, el compromiso se diluye,
nos desentendemos. Si cambiamos el marco, podemos promover la transformacin
social en relacin a la erradicacin de la pobreza, y ah la comunicacin social tiene un
papel que cumplir que hasta ahora ha evitado.
Empecemos por cambiar la atribucin causal de la pobreza. El modo en que
atribuimos la responsabilidad de una situacin tiene mucho que ver con el compromiso
que adquirimos para actuar en ella. En concreto, si la presentacin de las circunstancias
que provocan la pobreza, o la erradicacin de la misma pudiera ser atribuida a la accin
del receptor del mensaje, el compromiso con la ayuda a los pases pobres sera mucho
mayor y significativo (Zucker y Weiner, 1993). La no atribucin de la situacin a uno
mismo ha sido relacionada con una menor propensin a ayudar (Campbell, Carr y
MacLachlan, 2001; Carr y MacLachlan, 1998). Por otra parte, y de un modo
complementario, hay evidencias de que cuando atribuimos las causas de la pobreza a
factores de personalidad del demandante (atribucin de la pobreza a factores
individualistas), las personas son menos propensas a desear ayudar en general, siendo
menos probable que acepten polticas de apoyo social, den dinero (Campbell, Carr y
MacLachlan, 2001; Carr y MacLachlan, 1998), o participen en actividades anti-pobreza
(Hine y Montiel, 1999).
Estas evidencias cuestionan la efectividad en la obtencin de donativos de este tipo
de mensajes. Sugiere que se recogen menos donativos de los que en potencia sera
posible. Y si lo aplicamos a otras formas de ayuda, como la conciencia de la insjuticia
social de la pobreza, el problema se agrava. La comunicacin en este mbito es
claramente ineficiente.
Otra lnea de investigacin, relativamente novedosa, propone que un sentimiento de
"culpa colectiva", segn el cual las personas pueden sentirse responsables de un dao no
hecho por ellos mismos, emerge cuando el receptor atribuye la responsabilidad de la
pobreza al propio grupo de referencia (Branscombe, 2004). Los estudios de Branscombe
importante actuar sobre este sentimiento para que el receptor decida participar a favor
de la erradicacin de la pobreza. Sin embargo, la estructura y contenido del mensaje
estndar fracasa en este objetivo. El receptor da el dinero y no participa en el problema,
paga para que otros lo hagan. Es un mensaje en el que se muestra la pobreza, sin aclarar
de quin o qu es la responsabilidad de la misma. Trasladan la idea de que otros se
encargarn del problema, por lo que no es responsabilidad del receptor resolverlo. Y nos
muestra al otro como un ser diferente, sin enfatizar lo que tenemos en comn (ej.
tenemos en comn el sentimiento de que la pobreza no es justa), ms bien insistiendo en
las fronteras identitarias. Y traslada la imagen de una ONGD incapaz de despertar las
inquietudes de la audiencia a favor de asumir la responsabilidad de romper las barreras
que nos separan, y canalizarlas hacia acciones constructivas y hacia la elaboracin de un
pensamiento crtico y complejo sobre el problema. Si nos centramos en la
performatividad de estos discursos, es decir, en qu transmiten los textos ms all de sus
contenidos, en qu hacen, vemos que la concepcin que estos emisores tienen de su
trabajo y de las partes implicadas en sus proyectos no coincide con las necesidades del
cambio para la justicia social.
La coherencia entre los principios (personalidad comunicativa) y la actuacin de
cada organizacin se puede observar en sus estilos de comunicacin. Podemos
distinguir entre un modelo de ONGD prioritariamente de gestin (Sampedro, Jerez y
Lpez Rey 2002, p. 254; Erro Sala 2002, p. 16) y un modelo de ONGD de conflicto.
El modelo de "gestin" se centra en un estilo de comunicacin ms instrumental y en
consecuencia promocional. El modelo de "conflicto" mantiene un estilo expresivo y en
consecuencia educativo, es decir, su prioridad es la comunicacin en s misma como
espacio para articular unas relaciones de justicia entre los sujetos que responda a
objetivos sociales ms que individuales, que persiga establecer vnculos a largo plazo
entre los interlocutores sociales. Los problemas que plantean las ONGD de gestin son
fruto, no de un problema tcnico que afecte al dominio de la comunicacin, sino de un
fallo de concepto. Como viene indicando Erro Sala (2000; 2003a; 2003b; 2006, entre
otros) es necesaria la redefinicin de la propia cultura de las ONGD para poder
transformar la ineficacia y peligros de su comunicacin, que en lugar de fomentar
reacciones solidarias a largo plazo, construyen en la sociedad una solidaridad del
mnimo esfuerzo (Ballesteros, 2002; Rizzardini, 2002).
Nos ocupa proponer una comunicacin que tenga como nica intencin
interceder en la transformacin de la sociedad hacia una ciudadana responsable (sin
la presin de la competencia entre emisores sino con una pretensin de coordinacin
y colaboracin). Una comunicacin, por tanto, con un inters y enfoque pblico,
social y solidario articulado en torno a la dinamizacin de una ciudadana
internacional guiada por la justicia social. Esta comunicacin cuenta con unas
delimitaciones ticas y conceptuales que le reclaman una personalidad retrica
particular.
Para hablar de esta comunicacin necesitamos dialogar con conceptos como: a.sensibilizacin, en cuanto forma consciente de fomentar unos compromisos e ideas, y
b.- educacin, objetivo y consecuencia ltima de un entramado de diferentes discursos y
acciones que persiguen el cambio de creencias por medio de la adquisicin de nuevos
valores que promuevan conductas responsables y solidarias a largo plazo. Ambos en el
marco de la Educacin para el Desarrollo, marcada en los Cdigos de Conducta como
objetivo ltimo de las ONGD3.
Las campaas de comunicacin educativas de las ONGD cuentan con una
especificidad que las distingue de otras campaas de sensibilizacin, o de inters
pblico. Esta especificidad esta delimitada por su objetivo de insertar en la 'red
simblica' de la llamada sociedad informacional cdigos o smbolos culturales que, en
la mayora de los casos, son un contrapunto a aquellos que imperan en la sociedad y que
sirven para legitimar y construir conductas y rdenes sociales favorables a aquellos que
detentan ms poder poltico, econmico o 'informacional' " (Castells 1998, pp. 398-402
citado en Calle Collado, 2000, p. 27).
Hablamos por tanto de una comunicacin que no se ocupa de temas que la sociedad
percibe directamente como de inters colectivo, no se ocupa de problemas que a los
pblicos del Norte les parecen relativamente cercanos. El primer reto que estos
discursos afrontan es introducir las preocupaciones de la solidaridad internacional4 en el
3
La Educacin para el Desarrollo como proyecto global de las ONGD es un modelo comunicativoeducativo con diferentes funciones y acciones entre las que se cuentan la investigacin, la sensibilizacin,
la formacin y la movilizacin social y la incidencia poltica (Ortega Carpio, 2006, p. 14 y ss.). En otras
palabras, es un proceso que incluye tanto la educacin formal (con iniciativas que tratan de introducir este
contenido en los planes de estudio y las materias del sistema educativo formal y la elaboracin de
materiales didcticos), como la no formal (a travs de talleres, jornadas y congresos) y la informal
(CONGDE, 2005).
4
El desequilibrio Norte-Sur, las responsabilidades y consecuencias de la aldea global, las propuestas de
austeridad y solidaridad, los problemas de la Ayuda Oficial al Desarrollo Realidades y conceptos
marco del inters pblico o colectivo, para que de esa manera sus propuestas educativas
lleguen a los ciudadanos y les interesen. Temas que pueden ser distantes, desconocidos
e incmodos para los pblicos a los que se dirigen. Por ello, las campaas publicitarias
para fomentar una solidaridad internacional dialogan a su vez con la necesidad
intrnseca de formacin de una ciudadana socialmente responsable (intercultural e
internacional). Ante la desestructuracin social actual en la sociedad del Norte, ser
difcil articular una solidaridad internacional que no parta de una sociedad solidaria de
base. Por este motivo, actualmente la educacin para el desarrollo se concibe como un
proyecto de quinta generacin que puede definirse como una educacin para el
desarrollo de la ciudadana global (Mesa, 2001; Ortega Carpio 2006, p. 4). Y en el que,
como hemos visto, necesitaremos que uno de los objetivos sea que la pobreza se
considere como algo injusto, inmoral y evitable (no predestinado).
La comunicacin que nos ocupa persigue por tanto un proceso que active
informacin, conocimiento, motivacin, indignacin, formacin y en ltima instancia
transformacin. Estos discursos precisan incorporar tanto la protesta como la propuesta
(Aranguren Gonzalo, 2000). En otras palabras, poner de manifiesto las injusticias
sociales e informar a los pblicos sobre las iniciativas que se considera que podran
ayudar a transformarlas positivamente. De esta forma estas campaas necesitan
posicionarse frente a las problemticas de las que hablan (Camilo, 2006, pp. 121-153) y,
en consecuencia, incorporar a sus discursos, no slo la representacin y denuncia de
dichas circunstancias, sino tambin las propuestas conceptuales y de accin de estos
contra-movimientos (esa contracultura de la solidaridad de la que habla Garca Roca,
1998). En otras palabras, proponer una interpretacin alternativa de la realidad.
Como dice Todorov: Los acontecimientos no revelan jams por s solos su sentido,
los hechos no son transparentes; para que nos enseen alguna cosa, tienen necesidad de
ser interpretados (1993, p. 36). En consecuencia, no es suficiente contar las cosas tal
como son, o fueron, sino que la responsabilidad y experiencia del emisor le permitir
utilizar el discurso para mostrar a los dems las claves de la realidad que le preocupa, y
por qu le preocupa. Se trata de comunicar para conceptualizar las experiencias desde el
compromiso colectivo con el objetivo de compartir una forma de entender la dinmica
de las relaciones humanas alternativa a la que genera la actual situacin de injusticia. En
complejos que incluyen tambin la justicia, la cooperacin, la diversidad y la igualdad, la paz, el medio
ambiente y los derechos humanos (Argibay y Celorio, 2005, p. 96).
5. Persuasin
La persuasin es el esfuerzo de un comunicador por obtener el asentimiento del
pblico objetivo respecto a ofertas comerciales o ideolgicas. La persuasin publicitaria
es una forma de persuasin de masas. Se dirige a colectivos y no a personas. Sin
embargo las personas han de identificar y sentirse influenciadas por sus mensajes, al
tiempo que formar parte del colectivo al que van dirigidos esos mensajes. Esto hace que
los mensajes publicitarios sean ms simples que un mensaje individualizado. Es
conocida la consigna de Goebbels, jerarca nazi: Para convencer hay que afirmar,
repetir y dar ejemplos. Con la afirmacin informamos al consumidor que la marca
satisface la necesidad, con la repeticin garantizamos que atiende el mensaje y lo
retiene, y con los ejemplos logramos que lo comprenda y acepte. Estas tres consignas se
pueden lograr si manejamos bien los diferentes mecanismos por los que es posible
convencer o asociar al consumidor de la relacin entre el producto y sus necesidades.
La credibilidad
La credibilidad se refiere a la creencia que tiene el receptor sobre si lo que le dicen
en el mensaje es cierto o no. El contenido del mensaje ser ms convincente si el
receptor cree o acepta que es cierto. Una de las fuentes fundamentales en las que se
apoya el receptor para valorar si una afirmacin es cierta o no es quin se lo est
diciendo. ste es el emisor, aquel elemento del anuncio que transmite las ideas y
conclusiones. El emisor ser creble si el receptor cree que le dice la verdad, y la
credibilidad del emisor se contagia al contenido. Por lo tanto, un mensaje ser ms
creble si el emisor del mismo es creble.
Si el interlocutor cree que lo que decimos es veraz, podr o no estar de acuerdo, pero
no puede negarse a su existencia, o no puede culparnos de manipular o engaar. Es el
primer paso para convencer.
Para parecer creble el interlocutor debe percibir al menos, que poseemos alguna de
estas cualidades: la competencia y/o la sinceridad.
Poseer la cualidad de la competencia
Seremos ms crebles para nuestros interlocutores si estos creen que los argumentos
que presentamos estn avalados por nuestra competencia con el tema. Los principales
avales que podemos ofrecer para parecer competentes en lo que decimos se refieren a
nuestra experiencia y/o cualificacin como expertos, o la de las personas a las que
aludimos para justificar nuestras ideas. Se trata de que el interlocutor crea que sabemos de
qu estamos hablando.
Existen a su vez ciertas situaciones que ayudan a que seamos percibidos como
competentes, estas son las ms relevantes:
La ocupacin, formacin y experiencia del defensor de la idea: si el interlocutor
cree que bien por nuestra profesin, bien por nuestra formacin, bien por la experiencia
que hemos tenido, debemos conocer a fondo el tema del que hablamos, creer que
somos competentes en el mismo, y eso har creble lo que decimos.
La fluidez en la transmisin del mensaje: el interlocutor tiende a creer en nuestra
competencia, si mostramos indicios que suelen aparecer en las personas competentes.
Estos indicios son como pruebas indirectas de nuestra competencia. Uno de los indicios
ms potentes para crear la sensacin de que somos competentes es la fluidez con la que
hablamos sobre el tema que defendemos.
Citar fuentes prestigiosas (o crebles) para el interlocutor: Se trata de otra prueba
indirecta de nuestra competencia. Para el interlocutor reconocer que conocemos a los que
l considera las personas ms crebles sobre el tema, es un ejemplo de que sabemos lo que
decimos. Adems si citamos adecuadamente recordamos lo que sobre el tema dijeron estas
personas prestigiosas, las cules para el interlocutor, si las presentamos bien, estn
defendiendo nuestras ideas.
Ofrecer argumentos inesperados por el interlocutor: Es otra prueba indirecta de
nuestra competencia. Cuando el interlocutor est informado, cree saberlo todo, y por lo
tanto, tiene unas expectativas sobre qu ideas le vamos a presentar. Podemos presentarle
argumentos nuevos o inesperados, ofrecerle una forma diferente de plantear la cuestin. Si
le producimos este efecto, aumentar su creencia de que dominamos el tema, de que somos
competentes, puesto que somos capaces de sorprenderle con ideas diferentes, inesperadas.
Esto slo puede hacerlo quin domina bien un tema, por lo que resulta un indicio ms de
nuestra competencia.
Poseer la cualidad de ser sinceros:
Este aspecto se refiere a s el interlocutor cree que decimos la verdad, nuestra verdad,
sobre el tema tratado. Es decir, independientemente de que est o no de acuerdo con el
argumento o la idea presentada, sta ser mejor aceptada si el interlocutor cree que somos
Resultar simptico
La simpata es otro principio de persuasin efectivo. Ser ms fcil influir sobre la
conducta de una persona, si logramos resultarle simptico. Pero qu hace que unas
personas resulten simpticas y otras no? :
El atractivo fsico:
Los estudios sugieren que existe una reaccin automtica hacia la gente atractiva. Es
una respuesta que los expertos en ciencias sociales clasifican dentro de la categora
denominada 'efecto de aureola'. Se produce un efecto de aureola cuando una caracterstica
positiva de una persona domina la forma en que dicha persona es percibida por los dems.
Se ha comprobado que el atractivo fsico acta a menudo as.
Ciertas investigaciones han demostrado que asignamos de modo automtico a los
individuos de aspecto agradable cualidades como el talento, la amabilidad, la honradez y
la inteligencia. Adems, emitimos tales juicios sin darnos cuenta de que el atractivo fsico
est desempeando un papel en el proceso. Otros experimentos han demostrado que la
gente atractiva tiene una probabilidad mayor de obtener ayuda cuando la necesita.
La semejanza:
Simpatizamos con las personas que son semejantes a nosotros. As parece ocurrir
con respecto a la semejanza en el terreno de las opiniones, los rasgos de carcter, la
educacin y el estilo de vida. En consecuencia, quienes desean resultarnos simpticos
para que accedamos a sus peticiones, pueden alcanzar su objetivo aparentando ser
semejantes a nosotros en una amplia variedad de formas. La ropa es un ejemplo:
diversos estudios han demostrado que estamos ms dispuestos a ayudar a quines visten
como nosotros. Otra va que pueden seguir los autores de una peticin para manipular la
semejanza con el fin de aumentar la simpata y la sumisin, consiste en afirmar que
tienen una educacin y unos intereses similares a los nuestros.
Los elogios:
Que alguien nos diga que le gustamos puede ser un recurso sumamente eficaz para
crear en nosotros una corriente de simpata y sumisin complaciente. Los psiclogos
sociales han descubierto algo ms sobre cmo afecta el halago a la simpata. En ciertas
interacciones personales puede compensar ser un poco crtico. Supongamos que el/la
lector/a acaba de conocer a una persona a la que quiere agradar. Si bien el halago
continuado podra ser una forma de alcanzar ese objetivo, una investigacin realizada en
la universidad de Minnesota indica que la tctica ms eficaz consistira en conseguir hacer
llegar a odos de la persona un comentario con una o dos reservas sobre ella, para
deslizarse luego progresivamente hacia los elogios. La investigacin demostraba que las
personas que saban que en principio haban recibido una valoracin negativa, y
posteriormente vean que se haca ms entusiasta, sentan ms simpata hacia el autor de
la misma que las personas que se saban descritas en trminos totalmente positivos desde
el primer momento. Para tener xito con esta estrategia es necesario saber que la crtica
tiene que preceder al halago, hacerlo al revs hace perder simpatas.
Familiaridad:
En general nos gustan las cosas con las que estamos familiarizados. La familiaridad
afecta a la simpata. A menudo no nos damos cuenta de que nuestra actitud hacia algo est
influida por la cantidad de veces que nos hemos encontrado con ello en el pasado. Por lo
tanto el aumento de la familiaridad por medio del contacto reiterado con una persona o
cosa es otro factor que normalmente facilita la simpata, sobre todo cuando tal contacto
tiene lugar en circunstancias positivas, nunca en las negativas. Circunstancias positivas
efectivas son: la cooperacin y la asociacin con caractersticas positivas.
Mecanismos persuasivos
La persuasin funciona activando esquemas de pensamiento automatizados
asocindolos al producto. Al emerger estos esquemas de pensamiento se activa tambin
el comportamiento asociado a ellos.
Vinculados con el mensaje
- La repeticin o familiaridad del mensaje
- El nmero de argumentos: mayor nmero de argumentos ms persuasivo
- El entusiasmo con que se transmite el mensaje, la confianza que el emisor tiene en
la veracidad de su mensaje
- El optimismo o el sentido positivo en que se transmite el mensaje
- Si los dems lo comprar, entonces se debo comprar
- El grado de implicacin personal que exija la demanda del mensaje
la marca, debido a que compite con una reaccin emocional de aburrimiento provocada
por la saturacin de mensajes.
-
son lderes de opinin para el pblico objetivo, y que sirvindose de esta fuente de
influencia, se comportan del modo adecuado con el producto.
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