Recreaciones Hermeticas
Recreaciones Hermeticas
Recreaciones Hermeticas
(Traduccin de Castillo)
puede estar ligeramente introducido. Sobre todo, no espere prueba alguna de nuestras
declaraciones, pues nadie intentar proporcionrsela : quiero hablar de esta prueba
irrevocable que proporciona la experiencia, pero ya que otros la han adquirido por los
nicos medios que le doy a usted, no pierda la esperanza en el xito; yo me atrevo
incluso a garantizrselo si se decide a seguir mis consejos y a no alejarse de ellos : pues
yo le enseo la va recta y quiero librarle de los pasos equivocados, de los que el camino
est sembrado por doquier.
Volved a los elementos, -dijo Aristteles- y encontraris lo que buscis Esta
proposicin es una de las ms importantes que hayan puesto en movimiento a los
espritus, y cada uno se ha puesto a la bsqueda de una materia prima para llegar a esta
meta, pensando que los Elementos aislados no podan conducirle all, mientras que un
cuerpo que estaba completamente compuesto de ellos y an en su estado de simplicidad,
era el nico que se poda razonablemente emplear para buscar el punto de perfeccin. A
fuerza de buscar, algunos por fin lo han encontrado : pero al no encontrar nada en la
Naturaleza capaz de disolverlo, pese a su simplicidad, y no pudiendo extraerle los
elementos por ningn otro mtodo, se les ocurri subir hacia su fuente comn ;
habiendo bebido en ella, llegaron por fin, felizmente, a la meta de su designio.
Por lo tanto, est seguro de que sin el agua gnea compuesta por la luz pura del Sol y de
la luna le ser imposible vencer los numerosos obstculos que se multiplicarn incluso a
su vista, cuando intente el paso del famoso Estrecho que conduce al mar de los sabios ;
este agua que algunos llaman con razn espritu universal y que el Ingls Dikinson ha
dado a conocer suficientemente, es de una virtud y penetracin tan grande, que todos los
cuerpos que son tocados por ella vuelven con facilidad a su primer ser.
Ya he dado a conocer que no era el agua de lluvia ni de Roco lo conveniente para esta
operacin; aadir ahora que tampoco es el agua de una especie de seta llamada
comnmente Flos Coeli o Flor del Cielo y que se confunde muy impropiamente con el
Nostock de los antiguos, sino un agua admirable extrada con astucia de los rayos del sol
y de la luna. Y dira an que las sales y otros imanes que se emplean para extraer la
humedad del aire no sirven para nada en esta circunstancia y que solamente el fuego de
la Naturaleza se puede aqu utilizar de forma til. Este fuego encerrado en el centro de
todos los cuerpos necesita un cierto movimiento para adquirir esta propiedad atractiva y
universal que os es tan necesaria y no hay en el mundo ms que un solo cuerpo donde se
encuentra con esta condicin, pero es tan corriente que se le encuentra en cualquier
parte donde vaya el hombre; por esto estimo que no os ser difcil de encontrar.
Bruno de Lanzac, autor del comentario sobre la obra titulada La lumire sortant des
tnbres (La luz que sale de las tinieblas) dice sabiamente que el fuego vive del aire y
que hay que buscar el Azufre de los sabios en los lugares donde ms abunda el aire,
porque l llama a este agua, indiferentemente, azufre o mercurio, ya que contiene a
ambos y goza de sus propiedades. Sin embargo, no hay que tomar estas palabras
completamente al pie de la letra. Recomiendo solamente seguir atentamente a este autor
cuando, revisando los Reinos de la Naturaleza, hace una demostracin precisa del
empleo y la utilidad de este elemento para el mantenimiento de cada uno de ellos. Este
captulo bien meditado ser una gran ayuda para los aficionados a la ciencia y no puedo
comprometerlos demasiado a hacer de l el objeto de un estudio peculiar.
Dije que la luz era la fuente comn, no solamente de los Elementos, sino tambin de
todo lo que existe y que todo debe referirse tanto a ella como a su principio. El Sol y las
Estrellas fijas que nos la envan con tanta profusin son como sus generadores ; pero la
Luna situada intermediariamente, atemperndola con su humedad, le comunica una
virtud generativa por medio de la cual todo se regenera aqu abajo.
Todo el mundo sabe hoy que la luz que nos enva la luna no es ms que la que recibe del
Sol, a la que viene a unirse la luz de los otros astros. Por consiguiente, la luna es el
receptculo u hogar comn del que todos los filsofos han odo hablar : es la fuente de
su agua viva. Por tanto, si usted quiere reducir a agua los rayos del sol, elija el momento
en que la luna nos los transmite con abundancia, es decir, en el plenilunio o muy cerca
de l : de esta forma tendr el agua gnea de los rayos del Sol y de la Luna en su mayor
fuerza.
Pero an hay que cumplir determinadas disposiciones indispensables , sin las cuales no
se obtendra ms que un agua clara e intil.
No hay ms que un tiempo apropiado para hacer esta cosecha de los espritus astrales.
Este es cuando la Naturaleza se regenera, pues en esta poca la atmsfera est
completamente llena del espritu universal. Los rboles y las plantas que reverdecen y
los Animales que se entregan a la acuciante necesidad de la procreacin nos hacen
conocer particularmente su benigna influencia. La primavera y el otoo son, por
consiguiente, las estaciones que debe usted elegir para este trabajo ; pero sobre todo, es
preferible la primavera. El verano, debido a los calores excesivos que dilatan y expulsan
este espritu, y el invierno, debido al fro que lo retiene y le impide exhalarse, no son
apropiados para el trabajo. En el Medioda francs el trabajo puede comenzarse en el
mes de marzo y retomarse en septiembre ; pero en Pars y en el resto del pas no puede
comenzar antes de abril y la segunda savia es tan escasa que sera perder el tiempo
ocuparse de ella en otoo.
Hay que saber ahora que la influencia astral se hace sentir preferentemente hacia el
Norte ; que hacia el Norte seala constantemente la aguja imantada y que tambin hacia
el Norte ponen su gran empeo los fluidos Elctrico, Galvnico y Magntico y por lo
tanto, hacia esta regin dirigiris vuestros aparatos, pues la experiencia ha demostrado
que hacia cualquier otro lado no se puede encontrar este espritu.
Tambin es necesario que el cielo est limpio y que no haya viento en absoluto ; tan
solo el frescor agitado de la noche, pues sin esto no se obtiene ms que un espritu muy
dbil e incapaz de actuar.
Se puede comenzar el trabajo tan pronto como el sol se ponga y continuarlo durante
toda la noche ; pero hay que parar al amanecer, pues su luz dispersa el espritu y no se
recoge ms que una flema intil y nociva.
Hasta ahora los Filsofos han mantenido estas cosas muy en secreto; no han hablado de
ellas ms que muy veladamente y siempre de forma alegrica. DEspagnet, el
Cosmopolita y algunos otros hicieron ingeniosas descripciones de la primavera.
Nicols Flamel, para designar la regin del Norte finge un viaje a Santiago de
Compostela, de donde vuelve con un mdico judo converso que, despus de haberle
Muchas personas que han entendido mal esta unidad de la piedra ponen en un vaso al
que llaman un huevo filosfico una sola materia de su eleccin y la mantienen al
fuego de una lmpara u otro que imaginan, y esperan as vanamente su disolucin. Otros
hacen amalgamas y no son ms sagaces. No hacen progreso alguno por muchas razones,
siendo las principales las siguientes :
Trabajan sobre materia muerta y cuando lo hagan sobre el verdadero sujeto de la
filosofa, no se le proporcionan el vaso y el fuego.
Ignoran que, desde el comienzo y hasta el fin del trabajo, nuestra materia es doble ;
quiero decir que tiene un agente y un paciente sin los que no habra accin alguna en el
vaso ; que el agente hace el papel de macho y el paciente el de hembra, y que ambos
juntos, aunque separados por su Naturaleza, no constituyen ms que un solo cuerpo,
llamado a tal efecto Rebis o dos cosas en una.
Por ltimo, su trabajo es completamente de sentido inverso al de la Naturaleza, pues no
saben ni disolver, ni pudrir, ni destilar, ni sublimar, ni ninguna de nuestras operaciones.
Sin embargo, no dejan de intentarlo, dicindose a s mismos : esta obra es la de la
Naturaleza, a la que no necesitamos ms que ayudar para que ella la acabe. Caminando
as de ciegos y con tanta confianza, no pueden ms que tropezar a cada paso que dan en
tan oscuro laberinto.
Leemos en los Evangelios que no crecen Lirios de las Zarzas, ni higos en lugar de uvas ;
que segn sea la semilla, as ser el fruto ; pero que un mal rbol no puede producir
buenos frutos y que, por esto, debe ser cortado y arrojado al fuego ; pero estas razones
no les afectan y no por ellas estn menos persuadidos de triunfar. Sin embargo, viendo
el mal fin de su trabajo, deberan enmendarse y reconocer su culpa ; pero, bien lejos de
ello, lo atribuyen a algn accidente imprevisible y se dedican de nuevo, con ms nimo
an, a su necia labor. Pero dejemos a estos ignorantes hincharse a gusto de intiles
vanidades y no nos ocupemos ms que de la eleccin de la materia debida y de su
preparacin.
No se trata tanto de analizar las sustancias de los tres Reinos como de examinar su
composicin para saber de qu se han formado. A primera vista esta dificultad parece
insuperable. En verdad es grande, pero no tanto como se podra imaginar, pues:
No necesitamos para este trabajo ni Alambique, ni Retortas ni mucho menos Sales,
Espritus ardientes, cidos o Corrosivos, etc.
Sabemos de sobra que todas las cosas de este mundo tienen un mismo origen y que no
se diferencian entre s ms que por la mezcla de los Elementos, pero tal como los he
descrito ms arriba.
No nos queda ms que, en tercer lugar, buscar exactamente el punto de su formacin.
Considerad cmo el Cielo y la Tierra han existido en primer lugar ; que el Cielo,
sirviendo de agente o de macho, y la Tierra de paciente o hembra, dieron origen a todas
las cosas. Sin embargo, no eran diferentes el uno del otro y no formaban en principio
ms que una masa tenebrosa y abominable, pero al haber sido separada de ella la luz y
habindose establecido los dos, la masa se estremeci y dio seales de vida. Se
Esta forma de expresarse es comn a casi todos los autores antiguos y no es raro
encontrar lectores que toman estas afirmaciones al pie de la letra. Para ellos, el viento y
la lluvia son realidades y su credulidad abarca los ms pequeos detalles de la alegora.
Esta, que voy a volver a poner en su sentido correcto, les facilitar la comprensin de
las dems.
El Vaso de Naturaleza es la tierra preparada, que hay que regar con su espritu. Se le
llama vaso y en efecto, lo es, ya que contiene. El espritu que se le aade no es una cosa
extraa, ya que todo ha salido de l y que nuestra tierra est formada de l. Por esto se
dice hacer entrar al nio en el vientre de su madre , lo que no se puede hacer ms
que desgarrndole las entraas. Es necesario tambin que nuestra tierra sea dividida en
sus ms pequeas partes, para sacar a la luz sus grandes riquezas y esto ocurrir as si la
regis a menudo con su espritu y la dejis otras tantas veces secar. En esta operacin se
evapora la flema, pero el espritu permanece y se incorpora con la tierra, que salifica
hasta su completa saturacin ; entonces, no pudiendo ser contenido el espritu que se
aade, reacciona sobre el que la tierra ha fijado y lo obliga a disolverse, lo mismo que
hiciera la sal. Por esto, esta disolucin se compara con un mar y porque el espritu que
se aade est unido a una humedad que altera y corrompe. De su mezcla resulta un
movimiento de fermentacin seguido de putrefaccin y por consiguiente, de
regeneracin, porque la fermentacin cambia la Naturaleza de los cuerpos y en la
putrefaccin no hacen ms que cambiar sus vestiduras por otras nuevas y tanto ms
ricas y brillantes, cuanto el Espritu motriz es de un origen ms elevado.
La humedad que puede contener la materia, sin derramarla al exterior, es la medida que
debe observarse para los empapamientos y lo que llamamos el peso de Naturaleza.
La materia que sirve de vaso sirve igualmente de horno, ya que el espritu que introducs
ah es un fuego natural que la cuece y la digiere, por servirme, hasta el final, de
expresiones filosficas.
No son suficientes menos de cincuenta abluciones, pues cada ablucin, hasta la perfecta
disecacin, es contada como un da natural o filosfico, de forma que nuestros das
pueden durar una semana segn la estacin, la calidad y la cantidad de materia sometida
al trabajo. El gran secreto de los Sabios para acortar el tiempo es dividir la materia, para
que los das tengan menos duracin.
Aunque no nos servimos de fuego corriente para nuestras operaciones, es sin embargo
cierto que necesitamos una temperatura bastante elevada para que la evaporacin pueda
hacerse y que la materia no languidezca ni se pierda. Por consiguiente, es til e
indispensable, durante el invierno y en el lugar de trabajo, hacer un poco de fuego, pero
no el suficiente como para que llegue a calentar a la materia, lo que sera peor que
carecer de l. No es necesario que la temperatura pase de quince grados Reamur (18 C.)
Cuando se ha operado de esta manera y la materia se ha disuelto, al mismo tiempo se
ennegrece. No se le aade en estas diversas etapas ms que el espritu necesario para
mantener su fuego fermentativo ; y cuando la materia comience a fermentar hay que
dejarla a su propio fuego, hasta que alcance la blancura perfecta, a la que llega por s
misma.
La materia no es lquida como un Caldo, sino espesa y negra como la pez o el betn
para el calzado ; se hincha, se eleva en el Cubilete, produce Burbujas comparables a los
ojos de los peces, y que no hay que pinchar, pues contienen el espritu animador.
Despus de la fermentacin, la materia se hunde ; entonces es brillante como la pez y de
un bello color negro ; es el signo de la putrefaccin, que se llama cabeza de cuervo .
A continuacin se deseca poco a poco y cambia a un color gris ceniza. Pronto aparece,
alrededor del vaso, un crculo Capilar de la mayor y resplandeciente blancura. Este
Crculo aumenta cada vez ms hasta que todo sea de una blancura perfecta.
Antes de llegar esta blancura aparecen algunos colores sobre la materia, entre los cuales
domina el verde, pero no son muy pronunciados y no son ms que pasajeros y de poca
duracin. Se les compara, sin embargo, al Iris o Arco Iris. No adquieren un carcter muy
pronunciado sino hasta las operaciones subsiguientes.
Habis pasado revista, sin daros cuenta, a nuestras diferentes clases de fuegos ; el
primero, hasta la fermentacin, es llamado bao mara, o de mar, porque no opera, de
alguna forma, ms que como una disolucin salina. Al segundo se le llama calor de
estircol y ustedes saben ahora la razn de ello. Al tercero se le llama fuego de cenizas y
por ltimo, al cuarto, fuego de Reverbero. An tenemos otras clases de fuegos, pero
quien conoce los primeros conoce indudablemente todos los dems. Por otra parte, los
iremos sealando de paso.
Notaris aqu que este trabajo se parece al de los jardineros que riegan sus jardines.
Qu ocurre en esta circunstancia? La tierra vegetal que, como os lo he advertido desde
el comienzo, no est formada ms que de desechos de los cuerpos, se altera y se
descompone por sequedad y humedad recesivas, y produce una sal y un espritu de los
que se nutre la Planta por medio del agua que absorbe y que es el conductor. Vuelvo a la
materia blanqueada y que an est muy lejos de la meta a donde debis llevarla.
Sin embargo, se ha abierto la cerradura principal; no hay ms que entrar en el santuario,
pero siempre con precaucin para no incurrir en falta y ser obligado a pararse en tan
buen camino.
Este polvo blanco o materia regenerada es el Mercurio an nio, al que hay que poner
las alas de guila en la cabeza y en los talones, es decir, desde los pies a la cabeza, para
que pueda volar y elevarse a la regin ms alta, que es el Cielo. Hay que sublimarlo
tantas veces como en su disolucin en el espritu astral; dejar detrs una tierra que se
precipitar y que tendris que recoger con mucho cuidado. Filaleteo llama "guilas" a
estas sublimaciones; igual que el mercurio adquiere cada vez gran sutileza y compara la
tierra que el Mercurio tira detrs, con la cola que deja tras de s el mercurio vulgar,
mientras no est bastante purificado. "Lavad, dijo, vuestro mercurio y purificadlo
mediante la sal y el vinagre hasta que no deje ms cola tras de s, deslizndose por una
superficie plana". Sabremos pronto lo que l entiende por sal y vinagre, de lo que
nosotros ya tenemos una idea.
Cuando se disuelve el Mercurio en el espritu astral y cuando se ha separado la tierra por
decantacin y parcelacin, para que nada de ello se pierda, se pone la disolucin en un
lugar fresco y se forma un depsito de tres sales, a saber : una, algodonosa, que nada en
la superficie y que es el mercurio ; la segunda, en forma de hebras y de naturaleza del
Nitro, que est entre dos aguas ; y la tercera, que es una sal fija y mineral que se
deposita en el fondo.
En el estado en que se encuentra aqu el Mercurio extraera la tintura de los vegetales y
hara con ellos una medicina. Es medicina por s mismo, pues si de ello se pusiera el
equivalente a un grano, al pie de un rbol casi muerto y se regase, tomara un nuevo
vigor ; pero quedarse aqu sera como comerse el trigo cuando an est verde : hay que
continuar el trabajo.
En cuanto a las otras dos sales, se reducen a un mercurio semejante al primero cuando
se contina con la operacin. A este propsito, cuando se han separado las sales se
disuelve la segunda especie en el espritu astral para regar con l la sal fija, disolverla y
hacerla fermentar y pudrir. Y como no habra la cantidad suficiente para terminar la
operacin, se acaban los empapados con el Mercurio disuelto y se procede como la
primera vez, mediante los pesos de naturaleza.
Si nos fijamos, el peso difiere aqu del primero, porque la tierra no necesitaba ms que
ser regada ; pero aqu es necesario que la sal sea disuelta y fijada hasta que no pueda
recibir ms humedad y que fermente, que pudra y produzca los mismos resultados de
ms arriba, es decir, un Mercurio que lavaris y de cual separaris la tierra para unirla a
la primera.
Para sublimar el Mercurio lo separaris en dos, disolveris una mitad con el espritu
astral y haris abluciones, por medio de l, sobre la Parte fija, as como acabo de
ensearos. Continuad vuestras abluciones hasta la disolucin perfecta y a continuacin,
dejad fermentar y pudrir como anteriormente.
Aqu tenis el mercurio de la segunda guila ; si llegis as hasta la sptima, inclusive,
este mercurio ser muy adecuado para disolver el oro, y lo disolver sin calor ni
ebullicin, y del modo en que el hielo funde en el agua caliente ; lo llevaris hasta la
novena inclusive y le daris toda la exaltacin de la que sea capaz para poder producir
mayores cosas. Pero os advierto que si queris ir ms lejos, se disolvera hasta el slex
por su simple contacto y no encontrarais recipiente para contenerla.
En cada sublimacin o guila, separaris la tierra negra feculenta como la primera vez, y
la uniris a la primera, para hacer con ello el uso que os indicar en el segundo trabajo,
pues el primero ha sido empleado por completo como si fuera nuestro mercurio : pero
este exige ms tiempo. Es tambin el ms difcil, por lo que es comparado a los trabajos
de Hrcules, del cual no es, por lo dems, sino la justa aplicacin. Y cuando se ha
terminado, el resto no es visto ms que como un trabajo domstico y un juego de nios.
En efecto, no se trata ms que de lavar el latn o de hacer una argamasa, lo que se
adapta muy bien a las mujeres que se ocupan de la colada o a los nios que hacen
bolitas y muecos de arcilla o de tierra mojada. Lavare et impastare, in hoc consistet
magisterium sapientum.
La duracin de esta gran e importante operacin es aproximadamente de dos aos
normales. Y cuando est terminada, el aprendizaje de nuestra obra de albailera, pues
en verdad no es ms que esto, acabado este aprendizaje, deja sitio al tiempo durante el
cual se trabajaba de oficial antes de ser maestro, cuyas pruebas son menos largas y
menos rudas.
Por ltimo, tenis ente las manos este Mercurio universal del que han hablado tanto los
sabios ; con su mediacin podis acometer la Naturaleza hasta el corazn y extraer las
medicinas o tinturas de los tres Reinos, dndoles al mismo tiempo una fijeza y
perfeccin que no podan tener. Este Mercurio es verdaderamente la fuerza de todas las
fuerzas de las que ha hablado el sabio Hermes Trismegisto ; es el dragn gneo que
destruye todas las cosas, el espritu de vino de Raimundo Lulio y el vinagre del
Cosmopolita. Disuelve y fija al mismo tiempo, pues proviene de la unin de dos fuegos
opuestos uno al otro, aunque ambos tienen un mismo origen. El primero es un fuego
cido y fro, es el que disuelve y produce la fermentacin ; el segundo es alcalino y
caliente, produce la putrefaccin y fija el compuesto. Por esto, B.V., al final de sus
Douze clefs (Doce llaves) os adverta para que distinguierais bien el fro respecto del
calor, en la aplicacin de vuestros fuegos.
Sin embargo, no es que el calor fermentativo provenga del lcali antes que del cido, ya
que no es ms que un simple efecto del movimiento, como habis debido notar al
comienzo de este tratado, sino porque la presencia de tal lcali, la determina y la
conserva durante la putrefaccin.
Al no ser el Mercurio ms que una semi-generacin, hay que proceder ahora a la
exaltacin del Azufre. As como hicieron Flamel y El Trevisano, podis tomar lminas
de oro y extraer de ellas la tintura, proyectndola en vuestro Mercurio que con
anterioridad habris disuelto. Esta va no es la ms noble, aunque s la ms corta ; no se
obtiene ms que una tintura particular, pero el mercurio la universaliza en el trabajo y la
conduce al mismo resultado.
Sin duda es mucho ms noble obtener de la materia esta tintura universal. Entonces
tomaris pues todas vuestras tierras provenientes de las guilas y procederis con ellas
mediante nuevas imbibiciones con el espritu astral, hasta que enrojezcan y lleguen a un
color ocre. Es lo que los filsofos llaman la calcinacin. El Mercurio disuelto y
proyectado encima producir la extraccin de la Tintura, por medio de la cual podris
proceder al Matrimonio Filosfico que ocasionar la perfeccin de la obra y terminar
los trabajos, salvo la multiplicacin que no es ms que la repeticin abreviada de ellos.
Esta Tintura es la corona del Rey, que debis sacar de las cenizas, porque el sabio
Pitgoras y despus de l otros varios, han repetido : No despreciis las Cenizas,
porque en ellas se encuentra encerrada la corona del Rey De ah proviene la
costumbre de conservar la ceniza de los muertos. B.V. dice en su prefacio que la
corona del Rey sea de un oro muy puro y por otra parte dice : Es una corona sacada
de las cenizas El oro es esta tintura de la que hablamos y la ceniza es la tierra de las
guilas que habis puesto aparte.
Tambin es necesario que sepis que el Mercurio, que hace la extraccin de esta Tintura,
es llamado Agua seca que no moja las manos, porque, aunque no sea ms que una sal
que no moja, tiene solamente la virtud de disolver todos los cuerpos, as como el agua
hace con las sales y las gomas. En apariencia, se dice que el agua es un disolvente, pero,
de hecho, no hace ms que dividir. La disolucin no ha tenido lugar en toda la
naturaleza ms que por medio de la fermentacin, mientras que el Mercurio la produce
en las mismas ocasiones ; pero en las cosas ms elevadas, donde la presencia del agua
produce un efecto nulo, l cumple las funciones, y no hace como ella, que separa los
cuerpos o sustancias para enfrentarlas, sino que les hace sufrir la fermentacin, nica
MULTIPLICACIN
La Multiplicacin no es otra cosa que la repeticin de toda la Obra a partir del
casamiento filosfico. Solamente hay que tener cuidado de partir en dos su materia : en
el Crculo de la blancura y en el de la rojez, para poder proceder a los empapados sobre
la mitad restante con padres de la misma sangre. El Mercurio, as como la tintura Roja
en su primer estado, seran aqu demasiado imperfectas para que pudieran unirse a
nuestra medicina.
Tened cuidado en cada disolucin por Mercurio, de separar una tierra rproba que se
precipita y que rechazaris sin escrpulos, por cuanto que es absolutamente refractaria e
impide la penetracin de la materia en los metales.
Con todas las condiciones que he descrito aqu arriba, sin omitir nada, llegaris
seguramente a la meta tan deseada de la Filosofa.
No obstante, no busquis sobrepasar el nmero sagrado de nueve, pues la materia, por
fija que est, habra adquirido tan gran fluidez y dilatacin que ningn recipiente podra
contenerla y se perdera por completo.
Sobre esto, hermanos mos, agradeced a Dios el don que os ha dado, como yo le
agradezco haberos sido til en vuestros propsitos, si son rectos, y deseo que
permanezcis en los senderos del bien.
FIN