Reforma Agraria en Brasil
Reforma Agraria en Brasil
Reforma Agraria en Brasil
En publicacin:
Recuperando la tierra. El resurgimiento de movimientos rurales en frica, Asia y Amrica Latina. Sam Moyo y
Paris Yeros [coord.]. Buenos Aires: CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2008. ISBN
978-987-1183-85-2
Disponible en:http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/sursur/moyo/16Mattei.pdf
Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de Amrica Latina y el Caribe de la Red CLACSO
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Lauro Mattei*
bate de la poltica nacional desde el comienzo del proceso de colonizacin, a lo largo de varios ciclos econmicos (minera, goma, azcar y
caf) y hasta el presente. Sin embargo, la cuestin se vuelve ms urgente
en el perodo de posguerra con la implementacin de la modernizacin agrcola basada en dos pilares: la concentracin de tierras y la
exclusin social de los campesinos. Este proceso ha causado profundas
transformaciones en el sector y trajo consigo consecuencias ambientales y sociales adversas, principalmente debido a enormes movimientos
de poblacin que se pusieron en marcha. Los conflictos sociales contemporneos estn directamente relacionados con el modelo brasilero
de desarrollo agrcola.
En este trabajo se evala la experiencia de la reforma agraria bajo
el neoliberalismo, y especficamente bajo las dos presidencias de F.H.
Cardoso, desde 1995 a 2002. Comienza con una breve revisin histrica,
* Lauro Mattei es profesor en el Departmento de Economa, Universidad Federal de
Santa Catarina, Brasil. Escribi su tesis doctoral sobre el desarrollo rural en el estado
de Santa Catarina en el Instituto de Economa en UNICAMP. Ha sido investigador
con RURBANO (en UNICAMP) y ha llevado a cabo amplias investigaciones sobre la
cuestin agraria en Santa Catarina y Brasil.
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y luego se procede a ubicar los debates contemporneos sobre la cuestin agraria y a evaluar el reciente perodo de las reformas.
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el momento de la acusacin contra Collor de Mello en 1992, el programa para asentar familias rurales no fue tocado. Por esta razn, no
hubo ni expropiacin de tierras para la reforma agraria ni asentamiento
de familias rurales. Las acciones de De Mello en esta rea estuvieron
realmente limitadas a la regulacin de viejos acuerdos. Luego, Itamar
Franco, el vicepresidente de De Mello, asumi la presidencia para completar el mandato (1993-1994). En ese lapso se formul un programa de
emergencia de reforma agraria, que planificaba el asentamiento de 80
mil familias rurales. Pero para fines de 1994, slo unos ciento cincuenta
proyectos de asentamientos haban sido emprendidos y beneficiado a
no ms de 23 mil familias.
Fernando Henrique Cardoso fue electo presidente a fines de 1994
por un perodo de cuatro aos, y reelecto en 1998 para un segundo mandato, habiendo cambiado la Constitucin para permitirse la continuidad.
El gobierno de Cardoso defini la cuestin agraria no slo en trminos
econmicos sino tambin en trminos sociales y morales. As, su decisin dependera de la integracin de los esfuerzos entre el gobierno y
la sociedad civil, y las reformas estaran acompaadas por otros programas sociales, como el desarrollo profesional y la generacin de ingresos.
Adems, la reforma agraria sera complementada por varios otros tipos
de acciones, como la revisin de la legislacin para la expropiacin de
tierras, la redefinicin de impuestos sobre la propiedad, la urbanizacin
de reas rurales, un aumento en los programas para el apoyo tcnico y la
mejora de la infraestructura rural. Por ende, durante el primer mandato
de Cardoso, la poltica de reforma agraria fue un problema de substitucin de la antigua cuestin agraria por una ms moderna y articulada con
un conjunto de polticas pblicas. Los compromisos que se asumieron en
el gobierno de Cardoso respecto de la distribucin de tierras tomaron la
forma de metas anuales: 40 mil familias en 1995, 60 mil en 1996, 80 mil
en 1997, y 100 mil en 1998. De esa manera, durante su primer mandato,
280 mil familias rurales debieron haber sido asentadas, aunque sta fue
una meta extremadamente modesta teniendo en cuenta el estado de la situacin agraria del pas. En el segundo mandato de Cardoso (1998-2002),
el cumplimiento de estas metas fue reemplazado por declaraciones amplias de una nueva reforma agraria. Fundamentalmente, esto signific
la continuacin del programa del mandato anterior, y sealaba adems
una reforma basada en el mercado, que coexistira con los principios de
expropiacin de tierras establecidos constitucionalmente. Se pusieron en
marcha, entonces, la Ley de Tierras y el Banco de Tierras.
Antes de evaluar la reforma agraria bajo los ocho aos de gobierno
de Cardoso, nos preguntaremos si, dada la amplitud de la urbanizacin
y el desarrollo del sector agro-industrial, la reforma agraria es an relevante en Brasil.
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cidad organizacional, a su compromiso con los estratos menos privilegiados de la poblacin y a su actuacin tanto en reas rurales como
en centros urbanos. El poder social del MST yace en la esperanza que
brinda a millones de excluidos de un cambio en sus condiciones de
vida. Esto se articula con una defensa sistemtica de la reforma agraria y de otras demandas sociales, y se expresa simblicamente en la
ocupacin colectiva de tierras improductivas. A travs de las ocupaciones, el MST ha intensificado la resistencia de los trabajadores rurales sin tierra y asegurado que la cuestin agraria se mantenga en la
agenda poltica.
La cuestin que se debate hoy es fundamentalmente provocadora,
debido a la manera en que se la formula. Necesita an Brasil instituir
una reforma agraria? Es la reforma agraria, a comienzos del siglo XXI,
un tema pertinente para la sociedad brasilera? Es obvio que si aceptamos la existencia del problema agrario, entonces la respuesta es afirmativa: la reforma agraria es un factor decisivo y efectivo para cambiar
el poder poltico rural, que se impone a travs de la propiedad de tierras.
Admitir que hay un problema agrario es creer slo en una forma de
solucin: la alteracin de la estructura agraria a travs de un programa extendido de reforma, que consiste principalmente en destruir el
poder de las oligarquas agrarias tradicionales, y tambin en reordenar
el modelo de produccin controlado por la red de grandes corporaciones agro-industriales. Para las organizaciones de los trabajadores
rurales, la respuesta a la pregunta de si existe un problema agrario
se demuestra en sus diferentes tipos de luchas, ocupaciones de tierras,
organizaciones de asentamientos y redefinicin de sistemas de produccin. Sin embargo, debe reconocerse que incluso entre los trabajadores
rurales, la reforma agraria ya no es una demanda exclusiva como lo era
en dcadas anteriores.
La controversia sobre este asunto no es menos ardua en la academia, donde varios grupos de cientficos sociales afirman que la reforma
agraria ha dejado de ser una demanda nacional y un instrumento decisivo capaz de cambiar el destino histrico de Brasil (Navarro, 2002).
As, argumentan que la cuestin agraria ha perdido su posicin central
en el debate del desarrollo nacional. En gran medida, estos argumentos
se basan en el diagnstico de que: (a) hay una amplia diferenciacin
productiva regional; (b) ha habido una reduccin en el rol de la agricultura en la economa nacional; (c) el modelo agrcola corriente puede
satisfacer las demandas para alimentos y materia prima; y (d) hay una
urbanizacin en marcha de la vida rural. La conclusin es que el apoyo
debera darse a una reforma agraria regional (en reas con conflictos
agrarios), capaz de responder inmediatamente a los problemas de tierra locales.
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Otro grupo de investigadores ha comenzado, recientemente, a promocionar una reforma agraria de naturaleza ms social que econmica
(Graziano da Silva, 2001). Creen que la reforma debera crear trabajos y
reducir los flujos migratorios de las zonas rurales a las urbanas. En este
caso, el rol de la reforma debera consistir en igualar el problema de la
poblacin del pas hasta que la transicin demogrfica, que comenz la
dcada pasada, est concluida. Para que esto suceda, las polticas de un
programa agrario deberan estar orientadas menos a la produccin y
ms a aliviar la pobreza de las poblaciones rurales que no estn involucradas exclusivamente en actividades agrcolas.
El argumento desarrollado en este trabajo sostiene que en la medida
en que Brasil tiene ms de 90 millones de hectreas de tierra improductiva y ms de 4 millones de familias rurales sin tierra, junto con el
hecho de que hay ndices alarmantes de inequidad social y econmica,
no podemos retirar los instrumentos de la reforma agraria que, precisamente, han sido tan efectivos en la historia de muchos pases que hoy
se consideran desarrollados. En consecuencia, tanto el carcter de la
reforma agraria sea a gran escala, social o econmica como el de los
instrumentos necesarios para llevarla a cabo deben continuar siendo
ampliamente debatidos. No obstante, debemos tener en mente que la
naturaleza de la reforma agraria es fundamentalmente poltica. Mientras
persista el bloque de propietarios de tierras, los niveles de pobreza de la
poblacin rural se mantendrn altos, el mercado de trabajo rural escaso
y los conflictos sociales rurales se intensificarn. Estos problemas, a su
vez, seguirn hallando sus expresiones urbanas y agravando el panorama social de miseria y pobreza. El desafo principal consiste en construir
las condiciones polticas, econmicas y sociales para que todos los segmentos de trabajadores rurales puedan beneficiarse con la reforma agraria. Tambin se trata de construir una alianza con las fuerzas urbanas en
contra de los poderosos grupos de inters que no admiten la necesidad
de cambios en su statu quo.
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Durante esos ocho aos, los brasileros se acostumbraron a un discurso diario extremadamente positivo del gobierno inherente a la realidad de la reforma agraria. Consideremos dos ejemplos clsicos:
Brasil est logrando la reforma agraria ms grande del mundo. En menos de cuatro aos, la administracin de FHC distribuy ms de 8 millones de hectreas de tierras y asent a alrededor de 300 mil familias
campesinas.
Qu administracin ha hecho ms que la nuestra por la reforma agraria? Trescientas mil familias asentadas. Si suman todo repito si suman todo lo que se ha hecho en Brasil, no alcanzarn esta suma. En
cuatro aos hemos hecho ms de lo que se ha hecho en toda la historia
del pas.
Los datos oficiales relevados por el gobierno durante los ocho aos de
gestin se muestran en la tabla 1. Observamos que durante el segundo
mandato se produjo una reduccin de las cifras oficiales en trminos de
familias asentadas y de reas de tierras adquiridas.
Tabla 1
Familias establecidas por el gobierno de Cardoso (datos oficiales)
Ao
Objetivo del gobierno
Familias establecidas
Superficie
(1.000 ha.)
1995
40.000
42.912
1.313
1996
60.000
62.044
4.451
1997
80.000
81.944
4.394
1998
100.000
101.094
2.540
280.000
287.994
12.698
Subtotal
1999
85.226
1.478
2000
108.986
3.861
2001
Total
63.477
1.336
545.683
19.373
Fuente: MDA (Ministerio de Desarrollo Agrario) y INCRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria).
De la website del INCRA, el rgano de gobierno responsable de la ejecucin del programa agrario, www.incra.gov.br.
Declaracin del presidente Cardoso al diario Folha de So Paulo, 2 de julio de 1998.
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Tabla 2
Comparacin de datos sobre el nmero total de familias establecidas, 1995-2001
Ao
Gobierno
INCRA
ABRA
1995
42.912
33.312
40.993
1996
62.044
19.800
18.558
1997
81.944
60.425
59.501
1998
101.094
76.027
76.027
1999
85.226
56.000
14.218
2000
108.986
39.000
24.735
2001
63.477
33.269
32.966
Total
545.683
317.833
266.998
Fuente: Datos del gobierno: Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA); datos del INCRA: Comisin Nacional de Control y Monitoreo del INCRA;
datos del ABRA: Asociacin Brasilea de la Reforma Agraria.
No todo lo que brilla es oro. A lo largo de los ltimos meses del gobierno de
Cardoso, los brasileros tomaron conciencia de la gran controversia respecto de la veracidad de la poltica agraria del gobierno. De acuerdo con una
serie de artculos publicados en Folha de So Paulo (el diario ms vendido
del pas), el gobierno federal est incrementando las cifras de la reforma
agraria utilizando proyectos de asentamientos jams implementados, adems de las tierras vacas y reas donde no hay casas y ni siquiera una infraestructura bsica para los trabajadores rurales, como agua, electricidad y
sistema de alcantarillados (Folha de So Paulo, 21 de abril de 2002).
Adems de la prensa, el Instituto de Investigacin Econmica Aplicada (IPEA, el rgano del gobierno responsable de la planificacin) llev
a cabo un estudio de evaluacin de los asentamientos en los aos 1999
y 2000 (IPEA, 2001). La conclusin fue mucho ms enftica, ya que
el fraude pudo probarse tcnicamente. En 1999, slo 53.197 familias
fueron asentadas, lo cual revela un 38% menos que el publicado por el
gobierno. En el ao 2000, la diferencia era aun mayor, pues slo 36.061
familias fueron asentadas. Estas diferencias permitieron al estudio concluir que los datos de la administracin de Cardoso sobre el programa
de reforma agraria eran poco confiables.
Nuevos estudios surgieron subsecuentemente para corroborar el
fraude. La tabla 2 compara los datos publicados por el gobierno con la
informacin que circula en las entidades representativas de la sociedad
civil; incluye movimientos sociales, agencias no gubernamentales, centros de estudios acadmicos y algunos rganos del gobierno. Los datos
comparan el nmero de familias asentadas efectivamente y corroboran
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que hay, en efecto, un extenso embellecimiento en la informacin publicada por el Ministerio de Desarrollo Agrario.
La informacin relevada por INCRA, el rgano de gobierno responsable de la ejecucin de la reforma agraria, fue producida por la Comisin Nacional de Control y Monitoreo de la reforma agraria, creada
para controlar las acciones del gobierno en todos los estados de la federacin. Los primeros resultados de la comisin mostraron que la informacin regularmente publicada por el Ministerio y por el presidente
no era confiable. Luego de un meticuloso anlisis de los proyectos de la
reforma agraria llevados a cabo desde 1995, la Comisin concluy que
la capacidad de asentamiento para el perodo 1995-2001 haba sido de
alrededor de 317 mil, lo que indica una diferencia de casi 228 mil familias, segn nmeros oficiales.
Los resultados obtenidos en un estudio por ABRA (Asociacin Brasilera de la Reforma Agraria), que desarrolla un riguroso anlisis de
los informes anuales de INCRA, son aun ms irrefutables. En la determinacin de las cifras exactas de asentamientos, ABRA, excluy de los
nmeros oficiales: (a) aquellas familias que ya se han asentado y cuyos
proyectos han sido slo recientemente regularizados; (b) las familias de
los viejos proyectos que se beneficiaron por algn tipo de acciones de
gobiernos en el perodo relevante; y (c) las familias que estuvieron en el
plan del gobierno pero que nunca se asentaron realmente. El anlisis
revel que la parte ms amplia de lo que el gobierno calcul como familias asentadas se refera en realidad a: acciones gubernamentales para
regularizar las propiedades; la regularizacin de construcciones y servicios provistos por el gobierno para viejos asentamientos; y la regularizacin de propiedades que podran haber sido usadas en el futuro para
asentar a trabajadores rurales. La conclusin es que la reforma agraria
de Cardoso no alcanz ni siquiera el 50% de los nmeros publicados.
La misma disparidad aparece tambin cuando se analiza el rea fsica
total que fue adquirida por el gobierno para la reforma agraria, de acuerdo
con ABRA (2002). En este caso, las discrepancias aumentaron con el implante (luego de 1998) de mecanismos de mercado para la tierra. Observamos aproximadamente un 60% de diferencias entre la propaganda oficial
y los nmeros reales. La explicacin a esta diferencia masiva yace en el
hecho de que el gobierno incluy en estos datos los terrenos especialmente en el rea Amazona que ya pertenecan al gobierno federal pero que
haban sido redestinados a programas de la reforma agraria.
ABRA (Associao Brasileira de Reforma Agrria) es una organizacin no gubernamental que trabaja con problemas agrarios. Su larga trayectoria histrica en la lucha
por la reforma agraria ha garantizado su credibilidad en los cuestionamientos a los
datos oficiales publicados.
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tierras, nos llevan a la conclusin de que el intento por llevar a cabo una
reforma agraria est fallando.
El proceso de liberalizacin de las dos ltimas dcadas ha desarticulado las bases econmicas que haban sostenido la industrializacin por
sustitucin de importaciones en las dcadas anteriores, lo que llev al
pas a un camino econmico regresivo. La apertura comercial indiscriminada a la competencia internacional afect a cientos de sectores,
con impactos negativos sobre los niveles de empleo e ingresos generales. En efecto, la dcada del noventa marc los ndices ms altos de
desempleo en la historia del pas. El impacto de la liberalizacin fue
inmediatamente sentido tambin en el sector agrario, donde los gastos
fueron recortados y el sector reestructurado para mejorar la productividad y la competitividad en los mercados externos. Adems de las
consecuencias intrnsecas negativas de este proceso, como veremos, la
apertura del mercado se consum en un mercado agrcola global extremadamente proteccionista, lo que se tradujo en consecuencias ms
negativas para varios productos brasileros, como el trigo, algodn,
maz y arroz. Mientras tanto, la habilidad del sector para responder a
esos desafos fue disminuyendo por la retirada del apoyo del Estado en
la dcada del noventa.
La poda del apoyo estatal ha sido evidente en varias facetas de la
economa, incluyendo el volumen total de recursos de crditos rurales.
En la dcada pasada, se efectiviz una fuerte reduccin en la provisin
de moneda pblica, ya que el Estado ha abandonado la tarea de motivar y financiar los productos agrcolas en el mercado. Al mismo tiempo,
los precios de los productos agrcolas que se pagan a los agricultores
han alcanzado niveles muy bajos comparados con el costo de productos
utilizados en el proceso de produccin. Esos hechos han contribuido a
la reduccin de los ingresos del sector agrcola. La reestructuracin de
las prioridades no ha sido menos evidente en la proporcin de recursos gastados en servicios de la deuda (interna y externa). En 1999, por
ejemplo, el gobierno gast alrededor de 80 mil millones de reales en el
pago de intereses, que sumaban unas setenta veces los recursos destinados a programas agrarios. Las consecuencias de esta poltica estn
reflejadas en el empeoramiento de algunos indicadores, como veremos
ms adelante.
En sociedades agrarias como Brasil, la distribucin de las tierras
es uno de los indicadores fundamentales que miden si una sociedad tiene carcter democrtico o no. As, notamos en Brasil que la concentracin de las propiedades de tierras aument significativamente durante el
proceso de modernizacin agrcola y contina siendo extremadamente
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ndice Gini
1992
1998
Sur
0,705
0,712
Sureste
0,749
0,757
Noreste
0,792
0,811
Norte
0,849
0,851
Centro-este
0,811
0,810
Brasil
0,831
0,843
Conclusin
La reforma agraria supone una transformacin profunda en la estructura agrcola de un pas, con la finalidad de permitir el acceso democrtico a la tierra y al mejoramiento de la distribucin de la riqueza a la
poblacin rural. Esto no ha sucedido en Brasil. A pesar de las afirmaciones del gobierno de Cardoso de que Brasil ha experimentado la reforma agraria ms grande del mundo, las polticas macroeconmicas
neoliberales implementadas han facilitado la concentracin de tierras y
producido un aumento en el desempleo. Adems, se ha exagerado groseramente la cantidad de asentamientos.
Bajo el gobierno de Cardoso, los intereses de los propietarios de
grandes haciendas fueron bien atendidos, sea a travs de polticas especficas hacia el sector o de nuevos mecanismos de mercado de reformas
agrarias. Es ms, si tomamos en cuenta que los asentamientos creados
han sido el resultado de acciones directas de los sin tierra (ver Fernandes,
pg. 335 de este volumen), entonces es muy difcil decir que ha habido
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Bibliografa
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