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2006 Realidad y Abstraccion Limitaciones PDF

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REALIDAD Y ABSTRACCIN: LMITES DE LA

INTEGRACIN DE DATOS EN LOS SIG


JAVIER BAENA PREYSLER
PATRICIA ROS MENDOZA
Universidad Autnoma de Madrid

Las tecnologas SIG se han desarrollado dentro de la arqueologa con una inesperada rapidez gracias a las bases tericas
de nuestra disciplina. En este artculo presentamos una breve discusin sobre el modo en que los SIG son creados, as
como los lmites que ello implica. Diferentes ejemplos nos
muestran situaciones distintas sobre cmo la realidad est integrada en los sistemas informticos y los riesgos que esta integracin puede conllevar. Otro aspecto del trabajo evala en
qu medida el paisaje real y el informtico concuerdan.

GIS technologies have been developed inside Archaeology


with an unusual speed due to the theoretical basis of our
discipline. In this paper we present some thoughts about the
actual implementation of GIS, and the limitations implied
by theese tools. Different examples show us situations where
reality is integrated into computer systems and the risks this
integration may carry on. Another aspect introduced in this
paper refers to how computer and real landscapes match
or not.

1. INTRODUCCIN

de comunidades del pasado. En nuestra disciplina, la


incorporacin de este tipo de herramientas y modelos
se ha visto enormemente facilitada por el desarrollo
previo de corrientes de investigacin (New Archaeology, o Nueva Arqueologa), que careciendo de herramientas adecuadas, tenan entre sus muchos objetivos,
profundizar en el conocimiento del mbito espacial de
la actividad humana del pasado (Fernndez, 1989).
Este trabajo pretende plantear una serie de reflexiones, a fecha de hoy, tanto sobre las bases tericas en las
que se asienta la aplicacin de los SIG, como en sus
posibilidades, especialmente, sus limitaciones. Siendo
un campo enormemente tcnico, sometido a rpidos
avances que imponen cambios drsticos en periodos
de tiempo muy breves, sera por nuestra parte pretencioso tratar de ofrecer una exhaustiva gua para el
buen uso de estas herramientas, razn por la que tan
slo pretendemos mostrar algunos aspectos concretos
en relacin con los procesos de integracin de datos
dentro de los SIG.
Tan importante como conocer los procedimientos
y estructura de datos integrados en estas herramientas,
es el analizar las posibilidades de aplicacin e interpretacin que se derivan de los mismos, para lo que
nos permitiremos presentar brevemente algunas problemticas concretas, a partir de aplicaciones desarrolladas por nuestro equipo de investigacin dentro del
mbito peninsular.

Durante las ltimas dcadas, la arqueologa ha sufrido


importantes cambios merced a la plena incorporacin
de esta disciplina en las nuevas tecnologas. La rpida
asimilacin de los sistemas informticos, acreditada
por la temprana aparicin de trabajos y reuniones en
este campo (Grando, 1989), ha hecho que nuestra disciplina se viera de manera pionera fortalecida en sus
posibilidades de interpretacin. Esta situacin, si cabe,
ha sido especialmente destacada en lo que al registro
espacial de los testimonios arqueolgicos se refiere.
Una de las vas que ms inters ha despertado en este
ltimo caso ha sido la de los Sistemas de Informacin
Geogrfica (GIS o SIG) aplicados a la arqueologa,
para algunos SIA (Dantas, 1998).
La implantacin dentro de nuestro campo de estas
herramientas de investigacin, aunque no exenta de los
riesgos propios de la simulacin informtica y la percepcin exclusivamente determinista de las causas que
configuran los patrones de asentamiento, ha supuesto
una verdadera revolucin, tanto en el campo de la presentacin de los resultados, aspecto que ya los sistemas de diseo asistido por ordenador haban permitido
obtener, como en relacin con la propia investigacin.
Ello ha sido, en gran medida, consecuencia de la creacin y aplicacin de modelos geogrficos como va
exploratoria en el conocimiento del comportamiento

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JAVIER BAENA PREYSLER Y PATRICIA ROS MENDOZA

2. LOS SIG APLICADOS A LA ARQUEOLOGA:


MARCO TERICO
Ya a finales de la dcada de los 80 contbamos con
numerosos trabajos de corte geogrfico en los que se
analizaba el marco terico-prctico de estas herramientas con el optimismo propio de sus primeros momentos
(Burrough, 1986; Goodchild y Gopal, 1989; Maguire
et al., 1991, etc.). Resulta lgico que en el campo de
la geografa surgieran a partir de entonces numerosos
trabajos de aplicacin. Ms extrao es el que esta proliferacin no tuviera su reflejo, adems de en la arqueologa, en otras ciencias como la biologa, la ecologa, la
qumica, la fsica, etc. (Allen et al.,1990; Lock y Stancic, 1995), ello puede ser resultado de la necesidad que
de carcter cientifista tiene nuestra disciplina, o bien de
la constante bsqueda de alternativas de conocimiento
que nuestro limitado campo de trabajo conlleva.
Un aspecto comn tratado en las obras generales
es el referido a las estructuras bsicas que conforman
un SIG, y que fundamentalmente, consisten en la integracin de bases de datos y los sistemas gestores de
bases de datos o DBMS (Espiago y Baena, 1999). Estas estructuras manejan datos mediante distintos lenguajes para la descripcin y la consulta (DDL y SQL
especialmente), que se estructuran siguiendo formatos
lgicos, de los que hasta hace algunos aos destacaban
los vectoriales y los raster.
Estas estructuras de datos merecen que nos detengamos algo ms en ellas, pues condicionan en gran medida la forma en que vamos a presentar y manipular los
datos arqueolgicos en nuestro sistema. Algunos trabajos nos aportan una imagen de la estructura en que son
entendidos y manipulados los datos y realidades dentro
de los SIG (Tschan, 1999). Los dominios de un SIG
quedan enmarcados en los siguientes conceptos:
- Modelos de datos, o parte real del mundo a integrar dentro de nuestro sistema. Se tratara, por
tanto, de la realidad a la que hacen referencia
nuestros datos informticos.
- Estructura de los datos, o composicin y forma en
la que los datos son integrados en el SIG.
- Representacin de los datos, o forma en la que los
datos son representados, y por ltimo,
- Tipologa de los datos o relacin de las propiedades de los datos.
Estos conceptos quedan estructurados a lo largo de
un proceso en el tiempo que establece como punto de
partida:
El mundo real o una parte del mismo, objeto de nuestro inters,

un proceso de abstraccin de esa realidad que se


adapte a,

un modelo computacional conceptual que cree,

un modelo lgico o emprico de anlisis, tratamiento


o simple representacin de los datos de partida.

Este modelo se ha repetido al menos en dos ocasiones, en principio con la aparicin de los sistemas CAD
y posteriormente con la actual generacin de SIG presentes en el mercado. Las dos fases intermedias de
abstraccin y adaptacin a modelos computerizados
de la informacin se realiza a partir de distintos modelos o estructuras de datos.
El primero de ellos, el modelo raster, se basa en el
principio de la reduccin teselar. La realidad en este
caso se ve reducida mediante simplificacin de una
malla de teselas a un conjunto de valores asignados a
dichas celdillas. En este modelo de datos, cualesquiera
que sean las dimensiones reales a tratar, siempre se
vern sujetas a las limitaciones derivadas de la resolucin de la celdilla. En cualquier caso, el ajuste a la
realidad del modelo computacional no ser exacto,
mxime cuando las resoluciones de la celdilla no sean
muy detalladas.
Este tipo de estructuras resulta muy til en el caso
del tratamiento de datos con alto peso grfico (imgenes de satlites, fotografas), o para la representacin
de densidades o gradientes. En nuestro campo, resulta
muy poco adecuado para el tratamiento de entidades
lineales o puntuales, ya que introduce imprecisin debido a la propia morfologa cuadrangular del pxel.
El modelo vectorial parte de la definicin cartesiana de elementos a partir de sus coordenadas referidas a
un sistema de proyeccin geogrfica. Los modelos son
creados, de esta forma, desde lo ms simple a lo ms
complejo. El modelo de datos se basa en el objeto, o lo
que es lo mismo, en que las entidades del mundo real
se definen por sus propias caractersticas espaciales,
a partir de criterios de exactitud espacial. Las estructuras bsicas de este modelo sern, por tanto, puntos,
lneas o polilneas y polgonos.
En estos casos, la idoneidad de aplicacin se dirige
hacia elementos claramente delimitables en el espacio,
como hallazgos aislados, red viaria, superficies limitadas o permetros. No obstante, la realidad arqueolgica nos muestra que, salvo entornos microespaciales,
resulta extrao el carcter puntual de los datos, y se
debera hablar ms de entornos o reas de influencia
que de entidades de precisin global.
Por otro lado, la inclusin en los actuales paquetes informticos (basados inicialmente en estructuras
de datos vectoriales)1 de mdulos de anlisis basados
en formatos raster, se realiza con carcter excluyente
en la mayor parte de los casos, estableciendo un tratamiento operativo segregado de ambos modelos de datos. Esta situacin supone para los estudios arqueolgicos una seria limitacin, dada la enorme variabilidad
de realidades a las que nos enfrentamos.
En algunos casos se han propuesto como estructuras de datos diferenciados los TIN (Triangular Irregular Network). Realmente, no son ms que estructuras
derivadas de matrices de puntos con valores altim-

1. Algunos de estos programas son ArcInfo, Arcview o Microstation.

REALIDAD Y ABSTRACCIN: LMITES DE LA INTEGRACIN DE DATOS EN LOS SIG

tricos y, por tanto, de formatos vectoriales. Han sido


diseadas para la recreacin y representacin de superficies.
En los ltimos aos est imponindose lo que se
conoce como SIG orientados al objeto o OOGIS (Object Oriented Geographic Information Systems). Estos
programas se caracterizan por estar basados en modelos abiertos que pueden emplear indistintamente cualquiera de las estructuras de datos anteriormente descritas para la representacin del mundo real (u objetos).
Ello significa que cualquier entidad arqueolgica fsica (un hogar, un fragmento cermico, un muro, etc.) o
conceptual (santuario, centro cvico, un basurero, etc.)
puede ser definida con independencia de los lmites
que su representacin pueda imponer. Para ello, resultar esencial partir de la definicin de los componentes
de las entidades, tarea ms que compleja en nuestra
disciplina, para llegar a la definicin del conjunto. As
por ejemplo, el objeto estructura de habitacin podra estar definido, en segn qu periodo, a travs de
las subclases huellas de poste, restos de madera,
piedras, etc. Su apariencia o representacin no difiere pues de aquellas en las que el modelo de datos es
vectorial o raster (Gonzlez Prez, 1999b).
En lo referente al marco terico en el que nos movemos con los SIG, hemos de tener presente como
punto de partida, que nuestra aproximacin al pasado
a travs de los SIG no debera diferenciarse de la que
cualquier ciencia humana adoptase en la actualidad.
No debemos olvidarnos que tratamos con personas y
no con objetos. Por ello, el papel de los datos espaciales posee un valor que debera interpretarse, a cualquier escala, en clave antropolgica.
3. MARCO DE APLICACIN
Por lo general, la aplicacin de estas herramientas
en nuestra disciplina adolece de un marcado dficit
de base terica y se limita, con mayor o menor automatismo, a la mera aplicacin de manera imitativa de
procedimientos de anlisis del registro arqueolgico
existente en un rea. La necesidad de llevar a cabo un
estudio crtico de los resultados, integrados dentro de
proyectos que persigan la definicin y articulacin de
modelos de comportamiento humano, queda patente
en muchos de los trabajos existentes. Aunque no siempre es as, los modelos de ocupacin de cada grupo
humano deberan determinarse a travs de un conjunto
de factores interrelacionados (factores fsicos, econmicos, sociales, polticos, religiosos, militares, histricos o de tradicin, etc.), sin exclusin de ninguno
de ellos. Pero los lmites del rigor interpretativo y de la
propia conservacin del registro arqueolgico con frecuencia sobreponderan aquellos que son perceptibles
en la actualidad (Bermdez, 2000).
En el caso del estudio del registro espacial, contamos con dos problemas aadidos. Por una parte, el
peso de este tipo de aplicaciones en el estudio de comunidades del pasado, acaba buscando una explica-

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cin que parte exclusivamente desde los propios datos


geogrficos. Este excesivo determinismo, al que se
acaba recurriendo en algunos de los estudios, contamina la mayor parte de los trabajos de mbito espacial y
provoca con ello reacciones en contra (Gaffney y Van
Leusen, 1995), an cuando en origen pudieran haberse
dado situaciones en las que los factores fsicos hubieran tenido un papel preponderante.
Por otra parte, el anlisis desde escalas poco detalladas en el que participa un nmero elevado de sitios
arqueolgicos (condicin indispensable desde un punto de vista estadstico), nos obliga a tratar los datos de
manera general, huyendo de los detalles y omitiendo
con ello aspectos o rasgos que podran influir decisivamente en la interpretacin del carcter de una ocupacin, o en las causas que determinan una distribucin
particular. Por ejemplo, es frecuente en estos mbitos
de aplicacin, el obviar el propio carcter funcional de
los asentamientos, considerando de manera igualitaria
los patrones de asentamiento de aquellos que, por sus
propias caractersticas (minas o puestos en relacin
con el control de vas, o zonas agrcolas), se ven comprometidos de una manera diferente con el medio en
que se enclavan.
Los datos de partida son otro aspecto fundamental. En nuestro caso nos referimos a excavaciones y
prospecciones. La calidad del registro en cada uno es
variable pero en ninguno menospreciable. Sobre todos ellos reside, como factor condicionante en cuanto
a la capacidad interpretativa, la calidad de los datos
obtenidos (as, podemos obtener datos ms relevantes
de una buena prospeccin que de una mala excavacin), de manera que nuestra capacidad de interpretar
el registro guarda con ello una relacin directamente
proporcional con su calidad. En esta misma lnea y
siempre dentro de los estudios de mbito espacial en
los que los SIG suelen tener presencia, con frecuencia
nos encontramos con situaciones en las que el registro procedente de excavaciones se infravalora y por
el contrario, el obtenido a partir de prospecciones se
sobrevalora. No debemos olvidar que estos dos registros no son las nicas vas de acceso a datos que poseemos en nuestro campo (arqueologa experimental,
etnoarqueologa, geoarqueologa, o incluso la arqueozoologa, etc.), susceptibles de ser analizados en una
dimensin espacial.
Algo a lo que estamos acostumbrados dentro del
mundo de los SIG es a apreciar trabajos que tienen
como punto prioritario de inters la propia herramienta (sirva como ejemplo alguna de las sesiones de los
congresos Computer Applications in Archaeology).
Los SIG, en nuestra opinin, son esencialmente recursos que nos permiten evaluar desde los aspectos
fsicos o paleogeogrficos, el comportamiento de las
comunidades del pasado. Debemos por ello, quitarle
el sentido mstico-terico que algunos pretenden
darle. Si fuese as considerada, la apreciacin personal del usuario quedara salvaguardada en la medida
en que es fcil comprobar cmo el cuerpo terico de
partida influye decisivamente en la forma de contrastar

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JAVIER BAENA PREYSLER Y PATRICIA ROS MENDOZA

las hiptesis y de interpretar los resultados, pero no en


la propia herramienta (Bermdez, 2000).
Por ltimo, las tcnicas de anlisis espacial deben
ser coherentes con las estructuras de comportamiento
propias del periodo y contexto a estudiar. Es necesario partir de un planteamiento coherente con los datos
arqueolgicos obtenidos tanto para analizar datos carto-geogrficos actuales, como para poner en prctica
modelos de anlisis.
4. MARCO EMPRICO EN LA APLICACIN DE
LOS SIG A LA ARQUEOLOGA
En la mayor parte de los trabajos se percibe un doble
enfoque a la hora de utilizar este tipo de herramientas
en el marco de la arqueologa.
Por un lado, se observa cmo algunos investigadores consideran los SIG desde una perspectiva fuertemente emprica, analizando sus posibilidades desde un
punto de vista prctico. Los SIG se perfilan as, como
una herramienta capaz de gestionar la informacin y
de sondear interactivamente la variable espacial. Se
convierte en una herramienta exploratoria capaz de
plantear hiptesis y lneas de investigacin no analizadas hasta el momento (aplicaciones SIG prospectivas
o intuitivas), y al tiempo descartar otras posibles variables asumidas previamente como explicativas.
Por otro lado, existe un segundo grupo de investigadores que ven en los SIG una herramienta generadora de modelos de interpretacin vlidos para el pasado.
Los modelos generados va SIG, para estos autores,
requieren un planteamiento previo (lo que podra ser
definido como SIG creativo o reflexivo).
La materializacin de estas dos visiones se limita,
en la mayor parte de los casos, a un nmero concreto pero variable de aplicaciones. Entre las ms destacadas cabra sealar (Vermeulen, 2001), teora y
mtodos en los SIG, paisaje y simulacin, estudios de
macroespacio sobre distribuciones de yacimientos o
emplazamientos, estudios de microespacio sobre yacimientos, prospeccin y modelos de asentamiento,
modelos de gestin del patrimonio o CRM (Cultural
Resource Management), gnesis y formacin de yacimientos, etc.
Son muchos los ejemplos concretos que pueden
articularse en alguno de estos apartados, aunque la
mayor parte de los mismos tienen su campo de aplicacin en casos no tanto peninsulares como europeos.
Este hecho tiende a poner de manifiesto una creciente
progresin en la aplicacin de estas herramientas en el
campo de la arqueologa (Bermdez, 2000), as como
el todava relativo retraso que su aplicacin tiene en
nuestro territorio. Los trabajos relacionados con los
aspectos metodolgicos quedan bien cubiertos con dos
de las obras ms destacadas publicadas en los ltimos
aos, nacidas desde ambientes tan diferentes como los
de Estados Unidos o Europa. En el primer caso, destacar la ya clsica obra editada por Allen, Green y Zubrow (1990), Interpreting Space: GIS and Archaelogy,

as como su contestacin europea en el trabajo editado


por Lock y Stancic (1995), Archaeology and Geographical Information Systems: An European Perspective.
Ambos trabajos son una buena representacin del calado que este tipo de herramientas tienen en nuestro
campo. Para el mbito peninsular, nos gustara sealar
el trabajo de sntesis realizado por Baena, Blasco y
Quesada (eds.) (1999), Los SIG y el anlisis espacial
en arqueologa, obra en la que se presentan, mediante
ejemplos concretos de nuestro mbito, algunas de las
posibilidades que este tipo de herramientas tienen al
ser aplicadas al campo de la arqueologa. Siempre se
podra realizar una revisin ms profunda de los trabajos ms destacados en cada uno de los campos en
obras de sntesis bibliogrficas (Petrie et al., 1995) o
trabajos de investigacin (Bermdez, 2000; Moreno,
2001).
Por nuestra parte, en la actualidad contamos con
algunos ejemplos en los que los SIG han sido utilizados para analizar aspectos relacionados con la territorialidad de las comunidades del pasado (Baena et al.,
1999b; Grau, 2002) o las limitaciones que el registro
arqueolgico posee en razn de procesos postdeposicionales (Planas, 2000; Bauer et al., 2004).
La integracin, en cualquier caso, de todas las fuentes de informacin que la arqueologa como disciplina
proporciona, es una tarea pendiente en nuestro mbito,
ya que hasta su aplicacin para el caso de las comparaciones etnogrficas tiene algunos ejemplos dentro del
mbito europeo (Novakovic, 2001).
5. PROBLEMAS Y LIMITACIONES EN LA
CREACIN DE LOS SIG EN ARQUEOLOGA
Como ya hemos sealado en distintas ocasiones, el
empleo de procedimientos informticos complejos
como los SIG entraan numerosos riesgos, tanto desde dentro del propio funcionamiento de estas herramientas, como desde su aplicacin a la prehistoria o
la arqueologa.
- Resolucin, calidad, coherencia y tipos de datos
cartogrficos.
- Escalas de trabajo.
- Formatos.
- Software: eleccin de algoritmos.
- Naturaleza de los datos arqueolgicos y yuxtaposicin del sistema.
Los problemas de estas herramientas radican, en
gran medida, en el margen tan amplio de variacin o
versatilidad de algoritmos y estructuras de informacin que manejan. Todo proceso de abstraccin de la
realidad implica en mayor o menor grado la incorporacin de mrgenes de error en el tratamiento de la
informacin. En sus inicios, las resoluciones que las
plataformas eran capaces de manejar eran muy limitadas, razn por la que los resultados obtenidos adolecan de escasa precisin. En muy poco tiempo, hemos
sido testigos del vertiginoso cambio en la capacidad
de almacenaje y procesado que tienen los equipos,

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REALIDAD Y ABSTRACCIN: LMITES DE LA INTEGRACIN DE DATOS EN LOS SIG

Figura 1. A. Curvas y puntos altimtricos del ejemplo estudiado. B. Modelo digital de terreno elaborado a partir de una malla regular
de puntos (Grid). C. Modelo digital de terreno elaborado a partir de datos altimtricos procedentes de curvas de nivel.

hecho que nos hace guardar esperanzas de que en un


breve espacio de tiempo se subsanen las limitaciones
en el procesamiento, de manera que hoy en da somos
capaces de manejar un volumen de informacin que
cada vez ms se aproxima al volumen de informacin
contenido en la propia realidad. En la actualidad,
estamos en un momento de convivencia de sistemas,
ya que con herramientas cada vez ms potentes, manejamos datos obtenidos con procedimientos de calidad muy desigual. Por ello, resulta tambin interesante
analizar los propios problemas derivados del funcionamiento interno de los programas (software) que en la
actualidad se emplean.
Otro aspecto destacable al analizar las limitaciones
de este tipo de herramientas se deriva directamente
de su aplicacin al campo de la arqueologa. En este
sentido, ya se ha discutido reiteradamente el posicionamiento de algunos arquelogos a la hora de trabajar
con estas herramientas determinismo, versus CRM
(Van Leusen, 1995). Existen, sin embargo, problemas
ms concretos ligados al empleo de distintas modelizaciones al alcance de los SIG.
Un ejemplo general de las limitaciones que este
tipo de herramientas tienen en su relacin con la realidad de partida, ha sido presentado en algunos trabajos
(Kvamme, 1990; Robinson y Zubrow, 1999). Como
ejemplo recogemos los apuntados por estos ltimos
autores:
5.1. RESOLUCIN, CALIDAD, COHERENCIA Y TIPOS DE
DATOS CARTOGRFICOS

Uno de los datos que ms puede influir en la calidad


del proceso de integracin de la informacin es la resolucin de los datos tanto cartogrficos como arqueolgicos. En el primer caso, la escasa precisin de un
modelo digital del terreno (MDT), incide en cadena
sobre el resto de anlisis realizados a partir del mismo, debiendo, como mnimo, aceptarse una resolucin
para los modelos realizados mucho menor que la de
partida. El proceso de recreacin de un modelo real,
como es el caso de los MDT, debera ajustarse en su
toma de datos al teorema de muestreo de Shannon

(Nyquist Limit), que establece que una referencia debe


ser muestreada con al menos una frecuencia dos veces
superior a la propia precisin del dato. De esta forma
se garantiza la fidelidad del modelo y la recogida de
todos los detalles.
5.2. ESCALAS DE TRABAJO
A partir de estos principios, la decisin de establecer
unos mrgenes de resolucin concretos debe tener en
consideracin otros principios: primero, la escala de
representacin y de anlisis, de manera que para una
escala de carcter general precisiones muy detalladas
pueden ser contraproducentes (como mnimo a escala
de representacin). Segundo, la determinacin para
cada caso concreto, del carcter esencial o superfluo
del dato geogrfico (algo que queda de manifiesto en
la recreacin de modelos digitales del terreno para superficies llanas a partir de mallas altimtricas de alta
resolucin).
5.3. FORMATOS
La dificultad para reconstruir superficies o distribuciones a partir de polgonos o grids depende, como hemos visto, de la resolucin de los datos de partida. No
obstante, el empleo de distintas estructuras de datos
afecta sensiblemente a las mismas, al resultado de la
recreacin del modelo. Baste comparar el resultado de
un modelo digital elaborado sobre un mismo espacio
de terreno, en un caso a partir de una malla regular de
puntos (grids), en otro a partir de datos altimtricos
procedentes de curvas de nivel (Fig. 1).
5.4. SELECCIN DE ALGORITMOS
Los distintos algoritmos y procedimientos de interpolacin de las superficies, trabajan de forma distinta a
segn qu resoluciones. As por ejemplo, las quintic o
triangulated quintic, parecen ofrecer unos mrgenes
de error menores en el proceso de recreacin de mo-

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JAVIER BAENA PREYSLER Y PATRICIA ROS MENDOZA

Figura 2. A. Resultado del proceso de generacin de un MDT de mallas de polgonos distintas, variando la resolucin, y dejando
constante el resto de variables (Robinson y Zubrow, 1999). B. Resultado del proceso de generacin de un MDT de 5 mallas de polgonos distintas, variando el tipo de algoritmo con que se generan, y dejando constante el resto de variables (Robinson y
Zubrow, 1999).

delos digitales del terreno (Robinson y Zubrow, 1999).


Recordemos, no obstante, que aunque los algoritmos
presentan limitaciones, obviamente slo sern capaces
de trabajar con los datos previamente obtenidos en el
campo (Fig. 2).
5.5. NATURALEZA DE LOS DATOS ARQUEOLGICOS Y
YUXTAPOSICIN DEL SISTEMA

Uno de los ms destacados se centra en la definicin


del espacio arqueolgico (yacimiento) y su traslacin
al modelo SIG. Su consideracin es fundamental de
cara a anlisis posteriores, tales como la captacin de
recursos o la generacin de espacios visibles. En este
sentido, cabe preguntarse cul es la solucin ante problemas en los que resulta difcil, para los propios arquelogos, llegar a la delimitacin de los yacimientos
cuando existe continuidad en la presencia de artefactos sobre la superficie (Lock et al., 1999).
La diferente consideracin de los datos de prospeccin y excavacin est en la raz de la incapacidad
para establecer los lmites reales del yacimiento y, por
tanto, del espacio que es susceptible de ser empleado
tanto a escala de representacin, como para la generacin de distintos modelos. Est claro que el empleo de
simples factores de densidad de artefactos para establecer la definicin del yacimiento, no es ms que una
aproximacin, que en muchos casos puede dar lugar
a errores en la definicin de los mismos (Gillings y
Sbonias, 1999; Planas, 2000).
Aspectos como la diacrona, la diferente funcionalidad del espacio o los procesos postdeposicionales
pueden alterar una imagen, que desde la superficie
queda con mucha frecuencia limitada o enmascarada.

En el fondo, lo que nos podramos cuestionar es la


verdadera significacin de la muestra arqueolgica, en
la medida en que resulta ser muchas veces una parte
insignificante del registro real. Trabajar, por tanto, con
una cascada de muestreos no facilita nuestra capacidad de interpretar las conductas del pasado.
Sin embargo, queremos huir de posiciones catastrofistas que rechazan por estas razones el empleo de
una importante parte del registro arqueolgico, como
son los datos de prospeccin. Esta reflexin tan slo
debe hacernos pensar en la necesidad de contrastar
con ms intensidad la calidad de la informacin empleada (excavaciones, sondeos y, sobre todo, el estudio
de los procesos de creacin del registro arqueolgico,
cualquiera que sea su naturaleza.
En el campo de la gestin, el objetivo de integrar
con fidelidad los datos parece ms asequible, si bien
existe una gran multiplicidad de formas y escalas en
las que tiene lugar (Dantas, 1998; Martins y Dantas,
2000). Como es obvio, gran parte de los problemas
que se derivan de estos objetivos vienen de la mano
de la falta de estandarizacin de los datos cartogrficos y arqueolgicos. As, por ejemplo, la coyuntura
poltica europea se ve sometida a una doble dinmica.
Por una parte, los procesos de integracin fomentan
la creacin de estndares a todas las escalas. Por el
contrario, el propio reconocimiento de competencias
en mbitos locales dificulta enormemente el estudio de
un pasado en el que los lmites, como hoy son entendidos, no existan. Una solucin planteada est en el
propio concepto de metadato o datos sobre los datos.
La implantacin de sistemas de gestin de metadatos
permitir el acceso a los distintos SIG de mbito local
manteniendo las particularidades de cada uno. Este
sistema tiene pocas opciones mientras algunos m-

REALIDAD Y ABSTRACCIN: LMITES DE LA INTEGRACIN DE DATOS EN LOS SIG

bitos locales o comunidades mantengan una poltica


altamente restrictiva en el acceso a los datos arqueolgicos, en nombre de una mal entendida conservacin
del patrimonio. Mucho nos tememos que las reticencias podran venir justificadas por la prdida de control
que estos sistemas globales implicaran, as como un
mayor control de la calidad de trabajo realizado por las
administraciones.
6. LA EXPLOTACIN DEL SISTEMA
Con un mayor o menor control en la integracin de los
datos, lo cierto es que en la actualidad contamos con
numerosos diseos de SIG aplicados tanto a la gestin
como a la investigacin. En el segundo grupo, la mayor
parte de las aplicaciones cumplen el objetivo mnimo
de tratar de reconstruir el comportamiento humano del
pasado, mediante el reconocimiento de los modelos de
seleccin, ocupacin y explotacin del territorio. Para
ello contamos con un nmero siempre limitado de
funciones o herramientas que vienen definidas, bien
por el software comercial que utilicemos, o bien por la
eficacia de los algoritmos existentes. En este sentido,
hay que reconocer que se produce una adaptacin de
los procedimientos de anlisis a las prestaciones ofertadas por las herramientas, en la aplicacin de los SIG
a la arqueologa; hacemos lo que podemos y no lo que
queremos.
As pues, un investigador lo que hace es realizar un
proceso de adaptacin de sus necesidades cientficas a
las opciones ofertadas, de manera que, ante la lgica
falta de formacin informtica de los investigadores,
se percibe un empleo recurrente de los mismos procedimientos de anlisis en el estudio del comportamiento del pasado. Algunos de los que todos conocemos
son en el clculo y anlisis de las rutas ptimas, los
anlisis de proximidad o los estudios de visibilidad e
intervisibilidad, entre otros.
El estudio de las rutas ptimas, a partir de modelos
y superficies de costes definidas por el usuario, analiza
y calcula el esfuerzo generado en el desplazamiento
entre dos puntos diferenciados dentro del rea de estudio. Para la definicin de esas superficies de costo,
se emplean fundamentalmente los valores altimtricos
dejando de lado aspectos como las caractersticas del
terreno, la vegetacin o el paso de cauces, entre otros
aspectos. En general, los anlisis suelen carecer tanto
de contrastacin experimental en cuanto a los desplazamientos, como de estudios en profundidad sobre la
coetaneidad y relacin posible entre los puntos de partida y destino (yacimientos, afloramientos, etc.). Un
ejemplo de este tipo de anlisis fue desarrollado para
el acueducto de Cdiz (Roldn et al., 1999; Baena et
al., 1998). En este caso, en el anlisis se emple como
criterio bsico la topografa del MDT entre los puntos
conocidos del trazado. Estos costes fueron recalculados en funcin del tipo de desplazamiento realizado
computndose de manera diferenciada los cambios
en la trayectoria sobre el plano horizontal (alejamien-

21

to del recorrido recto) y los realizados en el vertical


(cambios de pendiente). El modelo final as calculado
difera radicalmente del generado mediante la aceptacin de las opciones por defecto, aspecto que incide una vez ms en los riesgos que el manejo de estas
herramientas conllevan. Su aplicacin en la interpretacin de procesos postdeposicionales (Planas, 2000;
Zamora, 2004; Conde y Baena, e.p.) ligados al registro
arqueolgico ha sido de excepcional ayuda.
Del mismo modo, podramos plantearnos muchas
preguntas en relacin con aspectos tan concretos
como la visibilidad y sus implicaciones funcionales (Grau, 2002). Qu sentido adquiere controlar
el espacio visualmente? Como respuestas podemos
plantear la defensa del territorio y del asentamiento,
el control de la actividad alrededor del yacimiento,
en zonas alejadas, el control del acceso de otros grupos o personas a un espacio concreto (minas, pasos
de ganado, rutas de comercio, etc.), como sistema de
comunicacin, o incluso como respuesta a criterios
estticos o religiosos. A estas alturas nadie duda de la
importancia que en las comunidades primitivas tendra el control visual del espacio y los recursos que
en l se enclavan. En general, la mayor parte de los
anlisis de visibilidad se dirigen al estudio de visibilidades e intervisibilidades, lneas de visibilidad, visibilidad acumulada, etc., que se generan con enorme
facilidad en distintos paquetes informticos, dejando de lado en la mayor parte de los casos la propia
apreciacin paisajstica como aspecto considerado en
el pasado por los grupos humanos (Llobera, 2003).
Los problemas ms comunes implcitos en este tipo
de anlisis radican tanto en la naturaleza y detalle de
los modelos digitales del terreno a partir de los cuales se elaboran, pasando por problemas relacionados
con variaciones existentes entre el paisaje-topografa
actual (base por lo general de los modelos sobre los
que se calcula la visibilidad) y el existente en origen, como en las propias condiciones de visibilidad
existentes en un espacio y un momento concretos
(Zamora, 2004). En este punto resulta enormemente importante valorar los condicionantes derivados
de una formacin vegetal distinta (por tanto, insistimos, de un paisaje diferente) a la que en la actualidad
existe (Tilley, 1994; Gillings y Wheatley, 2001), que
condicionara de manera importante las posibilidades
de visin desde determinados puntos. Igualmente, la
comprobacin actual de los clculos de visibilidad
generados por los sistemas resultan con frecuencia
complejos dada la modificacin paisajstica que, por
ejemplo, han sufrido los entornos urbanos. Nos enfrentamos tambin a variables que determinan cambios en funcin de los lmites a partir de los cuales se
calcula la visibilidad (posibilidades de movilidad del
observador), as como las variaciones en las condiciones de visibilidad desde un punto en ciclos diarios
e interanuales.
Slo en escasos programas informticos se tiene
en cuenta el llamado factor Idrisi. Este principio establece que para reas superiores a 10 km. la curvatura

22

JAVIER BAENA PREYSLER Y PATRICIA ROS MENDOZA

Figura 3A. Necrpolis de El Cigarralero, segundo cuarto s. IV a. C, representacin del sexo en color (Quesada et al., 1999).
Figura 3B. Necrpolis de El Cigarralero, segundo cuarto s. IV a. C, representacin de tumbas segn el sexo (en colores) y la riqueza
de los ajuares (en altura). (Quesada et al., 1999).

terrestre puede influir decisivamente en los resultados


(Beex, 2003). Depender, una vez ms, de la escala de
trabajo, el que debamos o no considerar variaciones de
esta ndole.
En algunas ocasiones los SIG han sido utilizados
con xito mediante el empleo de sus funciones bsicas. As, los SIG han acreditado ser excelentes herramientas de desagregacin y organizacin del registro
arqueolgico (Fig. 3), tal y como mostramos en el estudio de la necrpolis de El Cigarralejo (Quesada et
al., 1999) o, para el caso de yacimientos con excelentes grados de conservacin, el estudio del yacimiento de Akrotiri en la isla de Thera, Grecia (Bermdez,
2000).
Del mismo modo, los algoritmos empleados en la
georreferenciacin de los datos cartogrficos nos han
permitido aproximarnos a la localizacin de un registro arqueolgico antiguo, mediante el solapamiento de
series cartogrficas y cartogramas antiguos (Baena et
al., 2002)
Otro aspecto importante en la explotacin de los
sistemas es el relacionado con la ausencia de datos.
Explicar las razones, no slo geomorfolgicas o geolgicas, que determinan la ausencia de ocupaciones
en algunos emplazamientos, ms an si consideramos
que estos espacios conservan condiciones que los haran adecuados para su ocupacin (modelos predictivos). Superados los lmites del yacimiento a travs de
lo que se ha dado en llamar Off-site Archaeology, es
el momento de investigar, a travs de sistemas integrales de informacin, las razones que determinan la
ausencia de testimonios en lugares que a priori renen
condiciones para su ocupacin, mxime si en otros periodos estn siendo sometidos a un poblamiento ms
intenso.

Estos procedimientos, que nos permiten un juego


limitado a la hora de buscar las causas que determinan
el comportamiento humano, resultan extremadamente
peligrosos. La aplicacin de distintos modelos de anlisis de validez para el pasado, supone el mayor grado
de abstraccin al que el empleo de estas herramientas
nos lleva. Producen resultados difcilmente contrastables y de fcil asuncin que a su vez dan paso de
manera continua a nuevas generaciones de modelos
elaborados a partir de los previos.
7. TENDENCIAS EN LA INTEGRACIN DE LA
REALIDAD
Desde un punto de vista estructural, o de interface,
parece que los SIG deberan dirigirse hacia una mayor simplificacin en el manejo de los programas,
ampliando al mximo sus prestaciones analticas.
En algunos casos la concepcin de software modular
es una realidad en muchos paquetes comerciales, en
gran medida como resultado de intereses comerciales.
Por otra parte sera necesaria la creacin de sistemas integrados de informacin capaces de dar respuesta a los problemas metodolgicos enormemente variados que implica un proceso de excavacin
(Bermdez, 2000; Carmo, 2001). En nuestro campo,
existen distintas lneas hacia las que los nuevos desarrollos y aplicaciones de los SIG deberan encaminarse.
Uno de los aspectos en los que la arqueologa ms
inters tiene a la hora de interactuar con herramientas
SIG, es la capacidad de integrar la dimensin temporal
mediante recursos o algoritmos que analicen, interpre-

23

REALIDAD Y ABSTRACCIN: LMITES DE LA INTEGRACIN DE DATOS EN LOS SIG

Figura 4. A. Interfaces comerciales de SIG 3D (http://www.earthviewer.com). B. Interfaces comerciales de SIG 3D (http://www.


rockware.com). C. Interfaces comerciales de SIG 3D (http://www.rockware.com).

ten y reelaboren la informacin existente a lo largo de


secuencias temporales, TGIS (Time Geographic Information Systems). Por el momento, slo resulta posible
manejar la variable temporal mediante el empleo, ms
o menos integrado, de capas o layers bidimensionales,
o bien mediante el uso de consultas a bases de datos
arqueolgicos que manejen, entre sus variables, la cronologa (Castleford, 1991; Daly y Lock, 1999; Johnson, 1999).
Una apuesta distinta, pero al mismo tiempo relacionada, es la derivada de los modelos 3D mediante
la voxelizacin, que cada vez ms programas incorporan como va de representacin y anlisis (Fig.
4). Este concepto alude a la creacin de pxeles volumtricos (Lin y Mark, 1991) en los que queda definida una tercera dimensin, la altura de la celdilla,
considerada como la variable altimtrica, temporal, o
de cualquier otro tipo. Igualmente se han dado casos
en los que la variable temporal se define a partir de
series de bidimensionales estructuradas a lo largo de
un tercer eje que sera el que representara la tercera
dimensin (Daly y Lock, 1999), aunque esta segunda alternativa no deja de ser un falso SIG 3D. En
algn caso, se ha sealado la importancia que la integracin y explotacin de las posibilidades de los SIG
3D reales tienen en el campo de la arqueologa. Un
ejemplo concreto es el propuesto para el registro de
la secuencia sedimentaria de un yacimiento (Harris y
Lock, 1996). Si tenemos en consideracin la variable
temporal implcita en la propia secuencia sedimentaria, tendremos que aceptar que la aplicacin de estos
sistemas a las estratigrafas, no deja de establecer una
referencia temporal. Programas como Earthvision,
Voxel Analyst o Rockworks, son una realidad que,
partiendo de campos ajenos a la arqueologa, han
sido retraducidos con xito por distintos equipos de
investigacin (ver Barcel et al. en este volumen).
Una vez ms, el problema bsico reside en la propia
arqueologa y en la forma en que son considerados,
desde un punto de vista temporal, los niveles de una
ocupacin.
Ms compleja resulta la creacin de verdaderos
sistemas de informacin geogrfica tridimensional en
marcos de trabajo microespacial. En concreto, uno de

los problemas de ms difcil solucin a los que nos


enfrentamos es la integracin en sistemas de informacin en cuevas o abrigos, en la que dos problemas
arqueolgicos con base tridimensional distintos se anan (Nigro et al., 2001).
Por una parte, las densas secuencias de cuevas requieren soluciones SIG 3D semejantes a las comentadas anteriormente. Pero adems, la integracin en
asociacin a secuencias estratigrficas de superposiciones pictricas dentro de las paredes de esas cuevas,
resulta por el momento un objetivo no abarcable desde
software comercial SIG.
Sin duda alguna, la representacin de escenarios
virtuales es uno de los campos en los que los SIG ms
han avanzado en los ltimos aos. Estos sistemas, por
el momento considerados como parientes cercanos de
los SIG, nos permiten un acercamiento a la realidad
desde un elevado grado de abstraccin (Barcel et al.,
2000).
El procedimiento ms sencillo y prximo a los SIG
por el cual se genera un fotograma virtual parte de los
siguientes pasos:
a) Obtencin y georreferenciacin de una imagen
espacial (por ejemplo una ortofoto digital).
b) Obtencin y depuracin de datos hipsomtricos.
c) Generacin de un modelo digital del terreno.
d) Solapamiento y modelizacin de ambas capas.
En cuanto a la reconstruccin de escenarios, los
procedimientos que actualmente se vienen manejando
pueden agruparse en tres categoras (Apletton et al.,
2002):
Solapamiento de imgenes (image draping),
realizada cuando se produce una superposicin de
imagen/es sobre un MDT.
Representaciones fotorrealistas (Photorealistic
Rendering), cuando lo que se realiza es un proceso de
rediseo o recodificacin de los modelos digitales del
terreno mediante texturas, filtros o vegetaciones.
Reconstrucciones virtuales (Virtual Worlds), que
implican la generacin de escenarios virtuales en las
que la interaccin con el usuario tiene cabida.
En la actualidad, contamos con distintos programas
de modelizacin virtual vinculados a SIG, si bien to-

24

JAVIER BAENA PREYSLER Y PATRICIA ROS MENDOZA

Figura 5. A. Paisaje real de la vista exterior desde la boca de la Cueva del Esquilleu (Cantabria). B. Paisaje digital de la vista exterior
desde la boca de la Cueva del Esquilleu (Cantabria) a travs del empleo de series altimtricas de alta resolucin (mallas de 25 x 25 m)
procedentes de los servicios cartogrficos oficiales (punto del observador de coordenadas x: 371515; y: 4787985; z: 427).

dava no se ha materializado la integracin de la tridimensionalidad en los mismos2. S se han realizado


avances en la creacin de formatos exportables a programas de modelizacin virtual (por ejemplo, formatos VRML). No obstante, esta emigracin implica la
2. Algunos de los programas que actualmente desarrollan este
tipo de visualizacin son:
3DS Max [formerly 3D Studio Max] (Discreet),
http://www2.discreet.com/products/
ArcView 3D Analyst (ESRI),
http://www.esri.com/software/arcview/extensions/3dext.
html
Bryce (Corel),
http://www.newgraphics.corel.com/products/bryce4.html
Blueberry3D, http://www.bluebery3d.com/
Cosmo Player (CAI), http://www.cai.com/cosmo/
EarthViewer 3D http://www.earthviewer.com/
GenesisII (Geomantics),
http://www.geomantics.com/software.html
GeoVRML (Web3D Consortium), http://www.geovrml.org/
Imagine (ERDAS),
http://www.erdas.com/products/product.html
Landscape Explorer 2000 (Geomantics),
http://www.geomantics.com/le2000.htm
LParser (Laurens Lapre)
http://www.xs4all.nl/~ljlapre/lparser.htm
MapInfo (MapInfo Corp.), http://www.mapinfo.com/
MultiGen-Paradigm, http://www.multigen.com/
Pavan (Infotech Enterprises Europe),
http://www.pavan.co.uk/
SiteBuilder 3D (MultiGen-Paradigm),
http://www.sitebuilder3d.com/
Terragen (Planetside), http://www.planetside.co.uk/
VirtualGIS (ERDAS),
http://www.erdas.com/products/imagine_virtualgis.html
VRML (Web3D Consortium), http://www.vrml.org/
Voxel-Analyst, Rockworks, http://www.rockware.com/
World Builder (AnimaTek), http://www.digi-element.com/
World Construction Set (3DNature),
http://www.3DNature.com/

conversin de los datos desde un verdadero sistema


de informacin a un sistema de representacin, con la
prdida de informacin que esto supone.
Una opcin intermedia es la representada por aquellos proyectos en los que los SIG integran modelos virtuales a travs de las propias bases de datos asociadas
a los elementos grficos. Un ejemplo interesante, que
en parte mitiga las limitaciones propias de los SIG
actuales, es la integracin dentro de SIG de archivos
Quicktime (Meister y Asmus, 2003), o bien la fusin
de realidad y virtualidad. Integracin de arquitecturas
virtuales dentro de paisajes geogrficos reales (combinacin de realidad y abstraccin).
Cuando hablamos de SIG nuestros objetivos son
los mismos, la capacidad de manipular de manera inteligente datos de carcter tridimensional, y no slo
conformarnos con representarlos o animarlos. Queremos poder establecer relaciones entre los elementos contenidos en un espacio tridimensional, bien sea
como representacin temporal, bien volumtrica o
bien cintica (anlisis de la variacin de la distancia
entre los puntos que conforman una forma o volumen).
La capacidad que tenemos hoy en da de poder
reconocer el paisaje del pasado en toda su dimensin
pasa por el desarrollo de modelos lo ms fieles posibles a la realidad pretrita. Ello nos obliga a poner en
prctica disciplinas y anlisis muy diversos que valoren y analicen el grado de variacin paisajstica sufrida
por un espacio concreto a lo largo del tiempo (Moreno,
2001).
Los datos que manejamos en la actualidad, as
como los modelos de recreacin de esos datos mediante procesos informticos, permiten aproximaciones y
reconstrucciones muy razonables si atendemos a los
resultados obtenidos.
Un ejemplo que desarrollamos en la actualidad
para el yacimiento musteriense de la cueva de El Es-

REALIDAD Y ABSTRACCIN: LMITES DE LA INTEGRACIN DE DATOS EN LOS SIG

quilleu3 pretende analizar hasta qu punto existe fidelidad entre el paisaje real y el paisaje digital generado
a partir de la integracin de los datos en un SIG. Para
ello decidimos generar una serie de modelos digitales del escenario en el que se enmarca el yacimiento a
partir de series altimtricas de media resolucin (mallas de puntos con cota cada 25 x 25 m) procedentes
de los Servicios Cartogrficos Nacionales4. Los datos,
una vez integrados mediante procesos de conversin,
son empleados en estado bruto para la generacin de
series de MDT mediante el empleo de mdulos de manipulacin de datos tridimensionales en ARCGIS 8.2
(mdulo ArcScene). Una vez creados, mediante la seleccin de las coordenadas de la cueva como punto de
observacin, nos permiten generar una serie de imgenes digitales que pueden a su vez, ser comparadas con
el paisaje real observado desde el propio yacimiento.
En la figura 5 presentamos algunos de los resultados obtenidos para la vista exterior de la boca (orientacin este), que ponen de manifiesto claramente, el grado de fidelidad que modelos de datos de distribucin
comercial proporcionan al estudio del paisaje arqueolgico. A diferencia de la imagen esttica que la visin
desde el sitio arqueolgico nos proporciona, estos sistemas nos permiten iniciar un proceso de navegacin
virtual que multiplica las posibilidades de percepcin
paisajstica dentro del propio sistema, como por ejemplo, el marco de la cueva desde los puntos vistos desde
sta.
8. CONCLUSIN
Los puntos dbiles que existen a lo largo del proceso
de creacin de un SIG aplicado a la arqueologa podran resumirse en los siguientes puntos:
Primero, la calidad de los datos geogrficos y
cartogrficos que manejamos, ya que en numerosas
ocasiones combinamos series de naturaleza muy diferenciada (en especial, si partimos de datos exclusivamente arqueolgicos). Adems, las aplicaciones desarrolladas suelen carecer de un control del proceso de
integracin de los datos en el sistema.
El software empleado es, con frecuencia, una fuente inagotable de imprecisiones y de errores por razones tan diversas como la escasa formacin de los arquelogos en su conocimiento y manejo, o las propias
limitaciones de los algoritmos en que se basan. Ello
nos obliga a adaptar nuestro campo de anlisis a las
opciones que el software nos ofrece.
A pesar de ello, es la calidad de nuestros datos la
que genera un mayor grado de imprecisin en los resultados. La indefinicin de las entidades arqueolgi3. Proyecto financiado por la Diputacin de Cantabria con el
ttulo Las estrategias de produccin ltica durante el paleoltico inferior y medio en el centro de la regin cantbrica
4. Se han empleado las series: MTN 25 Modelo Digital Terreno
56-4, 56-2, 32-4, proporcionadas por el Centro Nacional de
Informacin Geogrfica, Ministerio de Fomento, Madrid.

25

cas, la inadecuada integracin de las mismas dentro


del sistema o la falta de bases tericas en las que basar
la formulacin de hiptesis a contrastar con este tipo
de herramientas, nos lleva con frecuencia a desvirtuar
el verdadero valor que la aplicacin de los SIG nos
ofrece. Con frecuencia nos limitamos a repetir procedimientos sobre reas de estudio distintas, cuando
no a mostrar resultados grficos (Barcel y Pallares,
1996).
Los SIG poseen un enorme valor como herramientas destinadas a la construccin y seleccin de
hiptesis, a la evaluacin del peso que juegan aspectos geogrficos y paisajsticos y, por supuesto, como
vehculos para la organizacin y gestin de los datos
arqueolgicos. La integracin con los SIG de otras
tecnologas nos permite hoy en da contar con excelentes herramientas de emulacin que, cada vez con ms
precisin y riesgo al mismo tiempo nos acerquen, a la
mesa del despacho o el laboratorio, modelos prximos
a la realidad.
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