Poemas de Reinaldo Arenas
Poemas de Reinaldo Arenas
Poemas de Reinaldo Arenas
Ahora me comen.
Ahora siento cmo suben y me tiran de las uas.
Oigo su roer llegarme hasta los testculos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montn de tierra
Y piedra
Que me cubre.
Me aplastan y vituperan
Repitiendo no d qu aberrante resolucin que me atae.
Me han sepultado.
Han danzado sobre m.
Han apisonado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejndome bien muerto y enterrado.
Este es mi momento.
Epigrama
Sus escritos, seora Nurka o Nurko,
ms que en espaol estn en turco.
El tema? Siempre el mismo: nada, nada.
Y al pie su horrible foto engalanada!
En eso de decir nada es usted terca
(como en lo de esparcir el venenito),
es la mista terquedad conque la puerca
ao tras ao nos ofrece algn puerquito.
No se puede precisar cul es el surco
que calienta su semilla envenenada
o si cobra aqu o al lado de la cerca.
Y en esto francamente me bifurco:
Pues cmo puede el seor de la mesada
pagar cual ro lo que es slo una alberca?
T y yo estamos condenados
T y yo estamos condenados
por la ira de un seor que no da el rostro
a danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algn monstruo.
T y yo siempre prisioneros
de aquella maldicin desconocida.
Sin vivir, luchando por la vida.
Sin cabeza, ponindonos sombrero.
Vagabundos sin tiempo y sin espacio,
una noche incesante nos envuelve,
nos enreda los pies, nos entorpece.
Caminamos soando un gran palacio
y el sol su imagen rota nos devuelve
transformada en prisin que nos guarece.
Autoepitafio
Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo ms fortuna que el espanto;
y fue suficiente pues como no era un santo
saba que la vida es riesgo o abstinencia,
que toda gran ambicin es gran demencia
y que el ms sordido horror tiene su encanto.
Vivi para vivir que es ver la muerte
como algo cotidiano a la que apostamos
un cuerpo esplndido o toda nuestra suerte.
Supo que lo mejor es aquello que dejamos
-precisamente porque nos marchamos-.
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
slo hay un lugar para vivir, el imposible.
Conoci la prisin, el ostracismo,
el exilio, las mltiples ofensas
tpicas de la vileza humana;
pero siempre lo escolt cierto estoicismo
que le ayud a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la maana.
elevado,
llevado, transportado, eternizado,
salvado, en aras, y,
por esa minscula y constante cadencia,
por esa msica,
por ese ta ta incesante. "