Multifuncionalidad de La Agricultura y Nueva Ruralidad
Multifuncionalidad de La Agricultura y Nueva Ruralidad
Multifuncionalidad de La Agricultura y Nueva Ruralidad
Curiosamente, la MFA y la NR han llevado una vida paralela. Aunque coinciden en que le atribuyen
una atencin particular al desarrollo y a las actividades de las zonas rurales y en que pretenden
crear un marco renovado para la definicin de polticas pblicas en el campo rural, rara vez han
sido confrontadas en cuanto a su contenido, sus objetivos y los referenciales en que se
1
Ponencia presentada en el Seminario Internacional El Mundo Rural: Transformaciones y Perspectivas a la luz de la Nueva
Ruralidad. Universidad Javeriana, CLACSO, REDCAPA, Bogot, Octubre 15-17 de 2003.
2
Centro de Cooperacin Internacional en Investigacin Agronmica para el Desarrollo - CIRAD; Departamento Territorios,
Medio Ambiente y Actores - TERA; Programa Agriculturas Familiares y Globalizacin, Montpellier, Francia.
Correos electrnicos: philippe.bonnal@cirad.fr pierre-marie.bosc@cirad.fr jmario.diaz@cable.net.co
fundamentan 4 . Por el contrario, esta puesta en perspectiva se ha visto opacada por la imposicin
de las discusiones sobre la liberalizacin de los intercambios agrcolas, puesto que los pases
promotores de estos enfoques innovadores se sitan en posiciones de negociacin opuestas que
afectan considerablemente la serenidad y la eficacia del debate.
En efecto, la multifuncionalidad es defendida esencialmente por pases que reconocen y
reiv indican el carcter excepcional de la agricultura y ponen en duda la capacidad del mercado
para regular por s solo el conjunto de la economa (globalmente los pases de la Unin Europea
(UE), Suiza, Noruega, Japn y Corea del Sur), mientras que la Nueva Ruralidad es discutida y
probada como referencia de las polticas al interior de la mayora de los pases latinoamericanos
(con el apoyo de varias organizaciones regionales) que preconizan la liberalizacin comercial y la
desregulacin de la agricultura as como de las dems actividades econmicas. El tema de las
subvenciones agrcolas otorgadas en el marco de la Poltica Agrcola Comn (PAC) europea ha
servido como pretexto para rechazar y desviar el debate de su contenido verdadero al punto que
ciertos pro tagonistas han llegado incluso a considerar la MFA como un artificio europeo destinado
a eludir el objetivo de suprimir las subvenciones (ver por ejemplo Swinbank, 2001).
Aunque, sin lugar a dudas, la promocin de la MFA en el marco de las negociaciones comerciales
tiene sus segundas intenciones, el objetivo de nuestra ponencia es superar este enfoque reductor
del debate con el fin de examinar ms de cerca el contenido real de cada nocin y de considerar
los principales puntos de convergencia y/o divergencia. Es tambin la ocasin de proponer una
puesta en perspectiva de la NR pues si bien la MFA es ampliamente criticada en Amrica Latina a
causa de los sesgos evocados anteriormente, la NR es globalmente ignorada en el debate
europeo.
En primera instancia recordaremos las dinmicas histricas de transformacin de las agriculturas
y de las economas en Europa y en Amrica Latina que sirven de marco al posicionamiento del
debate actual. Luego, examinaremos el contenido concreto de la MFA y de la NR. Finalmente,
discutiremos los referenciales movilizados y sus implicaciones en relacin con los objetivos de las
polticas pblicas y su impacto en trminos de desarrollo agrcola y rural. La conclusin permitir
llamar la atencin sobre los retos de las transiciones agrcolas en curso y la importancia de la
renovacin de las polticas pblicas.
Los efectos visibles de este proceso residen en primera instancia en el aumento importante de la
oferta agrcola que le permiti a la mayora de los pases recuperar una situacin de
autosuficiencia alimentaria en el transcurso de las dcadas 60 y 70 y luego acceder a los
mercados externos. Pero tambin, y sobre todo, en el mejoramiento considerable de la
productividad del trabajo y de la tierra, lo que desencaden una verdadera revolucin agrcola: los
volmenes se multiplicaron por un factor de 2 a 5 entre 1961 y 2000 segn los grandes tipos de
productos, mientras que el nmero de activos agrcolas disminua en un 80% y el rea cultivada
en un 15% (Cuadro 1).
Citemos, sin embargo, el documento del Banco Mundial y de la FAO La nueva ruralidad en Europa y su inters para
Amrica Latina (Prez y Caballero, 2003), que, sin pretender asimilar MFA a NR, analiza las enseanzas potenciales de las
polticas pblicas europeas para la puesta en marcha de la nueva ruralidad en Amrica Latina.
5
Aqu nos referimos particularmente a los quince pases miembros actuales de la Unin Europea: Alemania, Austria,
Blgica, Dinamarca, Espaa, Francia, Finlandia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Pases Bajos, Portugal, Reino Unido y
Suecia.
stos
permitieron
que
se
completara
se
La poltica agrcola comn basada en las OCM funcion muy eficazmente hasta los aos 1970,
perodo en el cual aparecieron los primeros signos de agotamiento del modelo de crecimiento. La
saturacin progresiva de los mercados agrcolas, el costo exponencial de las medidas de apoyo,
los choques monetarios al interior del espacio europeo y las excepciones concedidas a ciertos
pases miembros (Reino Unido) o extranjeros (Estados Unidos) progresivamente debilitaron las
reglas de la solidaridad comunitaria. A finales de los aos 1980s y en el transcurso de los 1990s,
la acumulacin de los excedentes agrcolas, el costo financiero exorbitante de la gestin de las
OCM y el rechazo internacional creciente de los efectos negativos que el proteccionismo europeo
generaba en los sectores agrcolas del resto del mundo, demostraron que la poltica de apoyo
estaba condenada y deba ser profundamente reformada. Puesto que los primeros correctivos
aplicados en los aos 1980 mediante la instauracin de una poltica de control de la oferta
resultaron ser insuficientes, la reforma de la PAC de 1992 marc una ruptura instaurando la
desvinculacin de las ayudas con los volmenes de produccin (dcouplage). Las reformas
iniciadas en el ao 2000 (Agenda 2000) agudizaron an ms el cambio de direccin al pretender
disminuir las ayudas a la produccin en beneficio de las ayudas al desarrollo rural y,
especficamente, al medio ambiente. La reforma de 2003, llamada reforma Fishler (por el nombre
del comisario europeo de agricultura), acenta an ms esta tendencia reforzando los objetivos
de desvinculacin de las ayudas.
4
El surgimiento de la multifuncionalidad est directamente ligado con esta historia particular, con la
PAC y con la crtica que se le hace. Los excesos de productivismo generaron efectos ambientales y
sociales objetivamente indeseables (desertizacin de los campos, contaminacin de la capa
fretica, crisis sanitarias y alimentarias: vaca loca, pollos con dioxina) y, simultneamente,
aceleraron en las sociedades civiles el proceso de concientizacin de la necesidad de una
bsqueda de nuevos referentes y de nuevos valores y las sensibilizaron paulatinamente al debate
sobre el desarrollo sostenible. As, los debates relacionados con la MFA llevan consigo gran parte
del cuestionamiento del modelo de desarrollo agrcola europeo: los modelos tcnicos, los modos
de intervencin en el territorio, las caractersticas intrnsecas de los alimentos que se deben
producir, el papel de la intervencin pblica comunitaria, etc.
El proceso de transicin que se oper a lo largo de las dcadas 1980- 90 fue particularmente
violento para la mayora de los pases de la regin. La firma de la Carta de Intencin impuesta
por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en los aos 1980, para obligar a los pases a respetar
sus compromisos financieros, y la creacin progresiva de uniones comerciales regionales
(Mercosur, NAFTA) llevaron a instaurar una poltica que busca a la vez reducir el gasto pblico y
promover las exportaciones. Estas orientaciones dieron lugar a disfuncionalidades monetarias
graves (devaluaciones sucesivas, hiperinflacin). La salida a la crisis se busc en los aos 1990 en
la apertura brutal de las economas nacionales que, por efecto de retorno, trajo repercusiones en
la organizacin interna de la produccin y del comercio. De esta forma, Amrica Latina adopt, en
dos dcadas y en un contexto de crisis financiera, una economa muy abierta cuyo equilibrio
depende en gran medida de los flujos financieros de origen nacional e internacional (Salama,
2003).
La poltica de cambio estructural, propia de los aos 1950 a 1970 basada en la inversin pblica
a travs del ordenamiento del territorio (adecuacin de infraestructuras, carreteras, riego), de la
ampliacin de la frontera agrcola (desmonte y colonizacin de tierras vrgenes mediante polticas
de fomento a la migracin), de la dotacin en factores (reforma agraria, crdito), de la innovacin
tcnica (creacin de instituciones dedicadas a la investigacin) y de la transferencia de tecnologa
(estructuracin de los servicios de extensin de los ministerios de agricultura) se interrumpi
progresivamente en los aos 1980. Fue reemplazada por una estrategia de direccionamiento de
las acciones programas de lucha contra la pobreza, programa de apoyo a la agricultura familiar,
programa de promocin de la agro - exportacin, etc.- en un contexto en el que el Estado se libera
de dicho compromiso y es sustituido por el sector privado. Esta nueva estrategia ha estado
acompaada por la formulacin de polticas agrcolas que tradicionalmente han privilegiado al
sector de los productores empresariales, relegando en importancia y coherencia las medidas
orientadas al desarro llo integral de la poblacin rural. Las estrategias diseadas para el desarrollo
del medio rural como complemento a las polticas de ayuda y modernizacin de la produccin han
sido construidas, en trminos generales, con una visin estrictamente sectorial.
El efecto de estas polticas es muy contrastado. Al igual que en Europa, la produccin agrcola ha
crecido de manera muy significativa en el transcurso de las ltimas cuatro dcadas (Cuadro 1).
Pero a la inversa de sta, dicho crecimiento, en la mayora de los casos, no responde tanto a una
revolucin agrcola como a una extensin de la frontera permitida por el aumento de la mano de
obra 6 y del rea explotada (Cuadros 3 y 4). As, los principales sistemas de explotacin que
prevalecan en los aos 1950 se mantuvieron al tiempo que se modificaban bajo la influencia de
de
los
predios
(fertilizacin,
riego)
al
desarrollo
de
los
medios
de
Por otra parte, a la dualidad de la agricultura constituida por un sec tor agro- empresarial
concentrado y por un sector de agricultura familiar sobrepoblado- le corresponde una dualidad de
territorios. Los espacios que gozan de recursos naturales favorables a la agricultura y/o de una
proximidad
los
grandes
centros
urbanos
van
siendo
progresivamente
adecuados
en
Entre 1961 y 2000, el rea explotada creci en un 26%. Entre 1950 y 2000, la poblacin agrcola activa creci en un
35%; pero desde 1980 dicha poblacin es prcticamente estable e incluso registra una ligera disminucin lo cual marca el
inicio de una tendencia nueva.
Mientras que en los dos continentes la oferta agrcola ha aumentado de manera considerab le en el
transcurso de la segunda mitad del siglo XX, subrayemos para concluir esta primera parte la
singularidad de las evoluciones de las agriculturas europeas y latinoamericanas. En Europa,
hemos asistido a una revolucin agrcola, caracterizada por el surgimiento de una agricultura
familiar muy bien dotada en capital, puesta en marcha en una contexto macroeconmico
estabilizado y protegido a pesar de las presiones recientes de la liberalizacin. Esta revolucin se
hizo a costa de una reduccin drstica de los efectivos agrcolas. En Amrica Latina, se observa
igualmente una erosin ms reciente- de la poblacin agrcola (ver ms arriba); pero sta se
dio no como consecuencia de un movimiento de transformacin global, sino ms bien de una
diferenciacin creciente de las trayectorias de las explotaciones agrcolas. En un contexto marcado
por los cambios macroeconmicos fundamentales ligados al proceso de liberalizacin, se constata
una segmentacin creciente de las agriculturas (variable segn el pas) con el surgimiento de una
franja
de
agricultura
empresarial
fuertemente
competitiva
integrada
los
mercados
La multifuncionalidad: una nocin polismica que sirve de fundamento a nuevas polticas pblicas
ste es el caso, por ejemplo, de los sistemas de agricultura familiar intensiva de exportacin en Chile o incluso del
desarrollo de formas contractuales entre agricultores familiares y agroexportadores en el Brasil (Nordeste).
en Japn y en Corea del Sur, donde la reflexin ha sido ms profunda y donde ha sido objeto de
aplicaciones jurdicas y polticas concretas. En los crculos internacionales por el contrario, la
multifuncionalidad ha suscitado reacciones mucho ms moderadas, marcadas a menudo por la
desconfianza o el rechazo ms que por el apoyo. El debat e no hace alusin a la produccin
conjunta de la agricultura, que es universalmente reconocida, sino ms bien a las intervenciones
que le ataen y a sus consecuencias. Los detractores de las polticas de intervencin consideran
que las distorsiones de merc ado introducidas por la accin pblica pueden representar un dao
mayor para el bienestar global que las fallas de mercado que se supone dicha accin debe regular.
En Europa, la multifuncionalidad ha sido objeto de un examen en el marco de las discusiones de la
Agenda 2000 sobre la reforma y la reorientacin de la PAC; pero hasta el da de hoy slo ha dado
lugar a declaraciones generales, aun cuando es posible encontrar una coherencia con las
orientaciones de la poltica de desarrollo rural de la Unin (llamada tambin el segundo pilar de
la PAC).
aceptar una cierta regresin y una dualizacin progresiva de sus agriculturas, lo que consiste en
dejar a las grandes explotaciones comerciales ocupar las zonas ms favorables y en mantener
mediante algunas ayudas pblicas limitadas unas pequeas unidades de produccin residuales en
las zonas ms difciles basadas en una pluriactividad que asocia, por ejemplo, la fabricacin de
productos de calidad y el mantenimiento del paisaje (Delorme, 2003).
econmico y social considerado como una unidad (Laurent, 1999). En consecuencia, la definicin
de las funciones de la agricultura debe hacer parte del debate de la sociedad en su globalidad y su
complejidad. Es bien sabido que el mercado no permite manejar el conjunto de las dinmicas en
juego, si se tiene en cuenta la importancia de los aspectos no comerciales, tales como los
aspectos simblicos, la solidaridad o la dimensin cultural de las prcticas alimentarias. Sin
cuestionar el papel central del mercado en el funcionamiento de la economa, las referencias
tericas superan el campo de la economa estndar y de sus perfeccionamientos de tipo neoinstitucionalista y se sitan principalmente en el campo de la economa institucional, de la
economa patrimonial, de la economa poltica o incluso en el de la sociologa econmica. Las
polticas agrcolas de Francia y de Alemania se inspiran esencialmente en esta concepcin
normativa. En Francia, la ley de orientacin agrcola de 1999, que reconoce de manera explcita el
carcter multifuncional de la agricultura, le asigna un peso equivalente a los aspectos econmicos,
sociales y territoriales de la agricultura. El rol del Estado es conciliar el inters individual del
agricultor y el de la colectividad. El instrumento de intervencin es de tipo contractual, asociando
al Estado con cada agricultor8 . En Alemania, la prioridad se le da al desarrollo rural considerado en
su globalidad, en el que la agricultura constituye uno de sus principales componentes. Los
instrumentos de intervencin privilegiados son de tipo reglamentario (Delorme, op. cit ).
La ley de 1999 cre el Contrato Territorial de Explotacin (CTE) que fue reemplazado en 2003 por el Contrato de
Agricultura Sostenible (CAD).
10
Estas concepciones pretenden primero que todo romper con las corrientes tericas que han dado
origen a las polticas en materia de desarrollo rural y agrcola, trtese de las polticas estructurales
de los aos 1950-1960 o, ms recientemente, de los programas de desarrollo rural integrado
(DRI). Los conceptos fundamentales que manejan en general han sido extrados del corpus de la
nueva economa institucional (NEI), y se refieren principalmente: (i) al desarrollo institucional
para fortalecer la democracia, los derechos y deberes del ciudadano y el funcionamiento local; (ii)
a la instauracin de nuevas reglas de gobernancia a travs de la descentralizacin, la cooperacin
entre actores pblicos y privados y la utilizacin de mtodos participativos; (iii) a la integracin de
una preocupacin sobre la sostenibilidad de los recursos naturales; (iv) a la promocin de un
enfoque territorial del medio rural en detrimento de un enfoque sectorial de la agricultura; (v) a la
puesta en valor de las oportunidades mediante el apoyo a las iniciativas locales o la valoracin del
capital social (Echeverri, 2002; IICA, 1999).
La literatura relativa a la Nueva Ruralidad muestra que alrededor de los grandes consensos
evocados
anteriormente,
se
percibe
sin
embargo
una
diversidad
de
puntos
de
vista,
estructuracin
es
conveniente
comprender
(Seplveda,
2002).
As
mismo,
aunque
la
dinmicas territoriales, a la
coordinacin entre actores o a la innovacin institucional, entre otros. Sin embargo, la realidad de
las recomposiciones en curso y la importancia de las diferencias existentes en las polticas
pblicas que concretamente se ponen en marcha en Amrica Latina y en Europa invitan a ir ms
lejos en la puesta en perspectiva de las dos nociones y a interesarse en sus referenciales y en su
significacin.
12
Los desequilibrios son flagrantes en el caso de ciertos mercados internacionales como por ejemplo los del caf y el cacao,
en los que los intercambios son prcticamente controlados por unas cuantas firmas transnacionales frente a las cuales los
productores no pueden proponer una fuerza de negociacin creble (Losch, 2002a).
10
Ver el ejemplo de la marginalizacin acelerada de los productores de maz mexicanos, vctimas de la puesta en marcha
de la integracin econmica en el marco del NAFTA (Oxfam, 2003).
13
De acuerdo con Castells 1 1 , uno de los atributos de la globalizacin reside en la abolicin de las
distancias y en la primaca del tiempo inmediato, un mundo donde el mercado dicta sus
necesidades a la produccin segn dispositivos cada vez ms determinados por la demanda justo
a tiempo (flux tendu). De esta manera, invocando la globalizacin como horizonte insuperable
que impone y dicta los comportamientos de los agentes econmicos en el corto plazo, tambin se
evita tomar en consideracin las historias y las trayectorias nacionales que terminan siendo
borradas por la globalizacin. El razonamiento seduce: puesto que la globalizacin se impone a
todos en la actualidad, ya no les queda a los territorios - independientemente de sus trayectorias
respectivas y de su dotacin en factores - ms que prepararse para la competencia donde las
reglas del juego son aquellas de los intercambios internacionales y de su liberalizacin. La
globalizacin suprime las distancias, privilegia el tiempo corto (llamado real) pero pretende
tambin borrar la historia.
(desmantelamiento
de
las
protecciones,
supresin
de
las
subvenciones
11
Segn Castells (1999), citado por Schejtman y Berdegu (2003), la globalizacin se caracteriza por una economa capaz
de trabajar como una unidad en tiempo real y a escala planetaria.
14
Ahora bien, la NR lleva a redefinir un marco de coherencia territorial para la elaboracin de las
polticas apoyndose en las dinmicas de innovacin y en las redes a nivel local. As pues, ella
equivale de alguna manera a una "reintegracin" de la conceptualizacin de las polticas en una
base regional (ya que hay desconfianza en el nivel de Estado- nacin) lo cual plantea la definicin
de marcos de coherencia a nivel supra- regional1 2 .
Ms all de una filosofa general de intervencin, la interrogacin sobre los medios de accin de
estas polticas de desarrollo territorial sigue sin respuesta. En efecto, qu fuentes de financiacin
deben movilizarse y cules son los medios realmente movilizables? De no ser as, la Nueva
Ruralidad correra el riesgo de seguir siendo una propuesta de naturaleza puramente intelectual
sin una real aplicacin operacional.
Los recursos necesarios para apoyar las dinmicas territoriales deben generarse en el mbito
local? Y de ser as, an queda planteada la cuestin del futuro de los territorios y las poblaciones
no competitivos y marginados. O pueden acaso ser objeto de transferencias por parte de las
regiones mejor dotadas, poniendo a funcionar un principio de solidaridad (haciendo valer el hecho
de la pertenencia a una misma comunidad nacional- )? Y en este caso, se tratara entones de un
retorno al debate pasional sobre las ayudas y las subvenciones condenadas por las normas
liberales.
No es seguro que esta cuestin de los recursos y de su origen pueda seguirse eludiendo durante
mucho tiempo, como tampoco aquella que implica tomar o no en consideracin la cuestin de las
desigualdades econmicas, sociales y territoriales que sigue esquivndose cuidadosamente en los
debates realizados por las agencias internacionales13 . Ahora bien, si bien existe en el absoluto un
crculo virtuoso de la innovacin y de la toma de riesgo por parte del empresario, no existen
recetas para compensar las desigualdades en cuanto a la dotacin en factores en un contexto de
competencia abierta. El manejo de las desigualdades, la identificacin de los medios para
reducirlas y el hecho de asumir sus costos remiten pues a opciones de la sociedad que difcilmente
pueden ser arbitradas desde pticas externas.
El tema de la elaboracin de las opciones colectivas que permitan forjar o reestructurar polticas
pblicas se convierte as en un punto central del debate. Cmo dar un contenido concreto a la
12
Anteriormente vimos cmo la cuestin de los equilibrios regionales constitua un tema de preocupacin para algunos
autores (Cf. IICCA, 1999).
15
13
En relacin con los impases de las polticas de lucha contra la pobreza y la cuestin de la lucha contra las desigualdades,
ver Campbell y Losch (2002) y, de manera ms general, los trabajos de la red Impact (Appui aux politiques publiques de
rduction de la pauvret et des ingaltis ). Ver particularmente Winter, 2001 y Lvy 2002.
14
En pases como Francia, dio origen a un rgimen de cogestin.
15
Las diferencias entre pases son notables. Francia, por ejemplo, es el pas donde la resistencia al cambio del lobby
sectorial es ms fuerte. En Alemania, la presin de los consumidores se tradujo simblicamente en el reemplazo del
Ministerio de Agricultura por un Ministerio de la Alimentacin y de la Proteccin del consumidor.
16
En este sentido, uno de los requisitos para la expresin de las opciones colectivas es el
fortalecimiento de las capacidades de anlisis, de propuesta y de negociacin de los actores
locales. En diferentes campos, las dinmicas locales han demostrado su inters a travs del
surgimiento de organizaciones y de redes profesionales: organizaciones campesinas e indgenas,
redes de agroindustrias rurales para la transformacin y la puesta en valor de la produccin
agrcola, instancias locales de gobernancia asumidas por los movimientos sociales y que pueden,
en ciertos casos, ocupar niveles de representacin nacional. Algunos autores (Gordillo, 2001) no
dudan en calificar estos movimientos sociales de medio de produccin y es evidente que la
nueva institucionalidad promovida por la NR tiene all parte de sus rac es. Estas dinmicas deben
reforzarse mediante la informacin, la formacin y la asesora, a sabiendas que son la base del
fortalecimiento del tejido institucional cuyo espesor es garanta de dinamismo territorial.
La opcin de reforzar las capacidades de los actores locales, as como el mejoramiento de las
reglas de gobernancia local, evidentemente no son neutros en cuanto a las relaciones de poder
existentes. Pero de la experiencia de varios fracasos de polticas econmicas impuestas desde el
exterior (Stiglitz, 2002) se deduce que las polticas que funcionan son aquellas que se
fundamentan en una adhesin de los actores implicados a sus objetivos y a sus recursos.
nicamente esta apropiacin de las polticas permite la aceptacin de sus costos. La puesta en
marcha
concreta
de
un
desarrollo
territorial
rural
que
apele
los
principios
de
la
Conclusin
Los modelos de desarrollo agrcola adoptados por Europa y Amrica Latina, tal y como se
configuran actualmente, estn caracterizados por importantes diferencias de concepcin. Mientras
que las trayectorias econmicas seguidas asignaron a la agricultura, en cada caso y con espacios
de tiempo diferentes, funciones de acumulacin y luego de reservorio de mano de obra para los
dems sectores de actividad, las diferencias existentes entre estas dos regiones con respecto a la
integracin econmica, al nivel de vida y a las economas de escala, no ofrecieron las mismas
posibilidades de resistencia a la crisis econmica y monetaria internacional que se inici a finales
de los aos 1970. La fragilidad que demostraron las economas latinoamericanas las oblig a
adoptar rpidamente programas radicales de ajuste y de liberalizacin que se pusieron en marcha
en detrimento de polticas pblicas autnomas; y las normas internacionales fueron sustituyendo
progresivamente las opciones nacionales.
Adems de la resistencia de su configuracin econmica, Europa pudo beneficiarse de los logros
de sus opciones polticas en materia de integracin ligadas al proceso de construccin europea
17
iniciado hace casi cincuenta aos. La existencia de una poltica agrcola comn, diseada como un
espacio protegido de solidaridad econmica con objetivos de modernizacin, de mejoramiento del
nivel de vida y de transformacin de conjunto del sector agrcola, desemboc en xitos notables
en trminos de produccin y de productividad. Pero dichos xitos tambin generaron costos
crecientes en el plano econmico, financiero y ecolgico. Sin embargo, la rapidez de las
mutaciones de las agriculturas de Europa del sur (Espaa, Portugal y Grecia) en espacio de veinte
aos est all para recordar la diferencia fundamental de proyecto existente entre un objetivo de
integracin econmica y poltica y un objetivo que se limita al simple libre-intercambio comercial.
En Europa, las polticas estructurales y de apoyo permitidas por la solidaridad entre Estados
miembros permitieron acompaar la confrontacin de las productividades y de la desigualdad de
la dotacin en factores. Por el contrario, en Amrica Latina, los agricultores locales han pagado un
alto precio por la ausencia de polticas de este tipo, como lo muestran casos especficos en
Mxico, Uruguay o en ciertas regiones del Brasil en el marco del NAFTA y del Mercosur,
respectivamente.
Estas diferencias de contexto y de opcin, que se explican y se refuerzan a la vez por las
caractersticas de los espacios polticos y por la posibilidad de que surjan debates de la sociedad,
se vuelven a encontrar en el tipo de respuesta que se da a los retos relativos a la transformacin
de las agriculturas. En el caso europeo, prevalece la opcin de polticas agrcolas integradas que
pretenden abarcar en un marco comn el conjunto de problemas ligados a la agricultura y a la
regulacin de sus dimensiones econmicas, sociales y ambientales. En el caso latinoamericano,
por el contrario, existen polticas segmentadas caracterizadas, de un lado, por el libre juego de las
fuerzas del merc ado en la agricultura y, del otro, por la ambicin de poner en marcha polticas
(sociales, ambientales) para responder a las consecuencias de la liberalizacin econmica. En este
sentido, la Nueva Ruralidad sigue siendo an, ms un marco de coherencia que un programa de
accin concreto.
Las dos vas elegidas no obstante presentan desequilibrios difcilmente sostenibles. El costo
interno de la PAC y sus consecuencias externas obligan a un cuestionamiento de sus principios. El
crecimiento de las desigualdades sociales y de los desequilibrios territoriales en varios pases
latinoamericanos plantea problemas de viabilidad econmica y, cada vez ms, de viabilidad
poltica. De manera ms global, lo que hoy se plantea es justamente la cuestin del choque de las
productividades ligado a la liberalizacin del comercio agrcola mundial, en un contexto en el cual
los pases en desarrollo constituyen el 96% de los activos agrcolas mundiales y hacen vivir al
41% de la poblacin del planeta (Losch, 2002b). La prxima cumbre de la OMC que se llevar a
cabo en Cancn en septiembre de 2003 debera recordarlo de manera vehemente.
18
Esta nueva configuracin y estos nuevos retos ligados a la evolucin de la economa mundial
exhortan directamente a la accin colectiva, ya sea de actores econmicos y sociales o de los
mismos Estados. Evidentemente, ser difcil ignorar a menos de exponerse a lo peor- la
necesidad inevitable de ofrecer un tratamiento especfico y de proteccin para los menos
favorecidos, trtese de grupos sociale s, de regiones o de Estados. Pero, de manera ms global,
estos retos abogan por la innovacin poltica e institucional y la definicin de polticas pblicas
renovadas, diseadas como compromisos econmicos y sociales entre actores que, con
frecuencia, tienen intereses divergentes. En esta perspectiva, la rehabilitacin de la dimensin
territorial es prometedora puesto que ofrece un marco accesible para la definicin de las opciones
colectivas y un nivel de integracin para las polticas pblicas. Los debates generados por la
Multifuncionalidad y la Nueva Ruralidad, ms all de sus diferencias, permiten contribuir en este
aspecto.
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Schejtamn, A. y Berdegu, J.A., 2003. Desarrollo territorial rural. RIMISP, Santiago, Chile,
Febrero 2003.
Seplveda, S., 2002. El concepto de desarrollo rural sostenible y la gestin del desarrollo desde
una perspectiva territorial. Brasilia: NEAD.
20
21
Cereales
Frutas
Leguminosas
secas
Oleaginosos
Leche
Carne
Europa (%)
1961
2000
10.4
10.5
25.0
12.9
6.0
7.8
7.7
0.1
24.4
0.1
0.1
0.1
11.4
13.4
22.5
Fuente: FAOSTAT, http://apps.fao.org, clculos personales
8.8
0.1
15.4
Europa de los
15
Poblacin agrcola (x1000)
1950
92 724
85 394
1980
127 103
34 701
2000
108 192
16 311
Poblacin activa agrcola
1950
32 713
37 562
(x1000)
1980
44 681
14 826
2000
44 131
7 607
Poblacin activa agrcola/
1950
54%
28%
poblacin activa total (%)
1980
32%
9%
2000
20%
4%
% poblacin agrcola/
1950
56%
51%
poblacin total
1980
35%
10%
2000
21%
3%
Fuente: FAOSTAT, http://apps.fao.org, clculos personales
CUADRO 4. Evolucin de las reas agrcolas explotadas de 1961 a 2000
Praderas y pastos
permanentes
(1000 ha)
Amrica Latina
Europa de los
15
1961
506 831
65 504
2000
612 865
56 009
Tierras arables y
Cultivos
permanentes
(1000 ha)
1961
2000
111 962 168 272
98 966
84 955
22
1961
618 793
164 470
2000
781 137
140 965
23