El Conformista Castellà 17984
El Conformista Castellà 17984
El Conformista Castellà 17984
Este artculo fue publicado en Artes ad Humanitatem I (E. Borrell & P. Gmez, eds.). Barcelona,
2010, 319-333.
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Profesor titular del Departamento de Filologa Griega de la Universitat de Barcelona. Gran Via
de les Corts Catalanes 585, 08007 Barcelona. Telfono: 934035996; fax: 934039092; correo
electrnico: pgilabert@ub.edu; pgina web personal: www.paugilabertbarbera.com
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Director: Bernardo Bertolucci. Writers: Alberto Moravia (source material from novel);
Bernardo Bertolucci (screenplay). Producers: Giovanni Bertolucci; Maurizio Lodi-Fe. Camera,
Film & Tape: Vittorio Storaro; Enrico Umetelli. Editor: Franco Arcalli. Music: Georges
Delerue.
confianza, conocer sus movimientos y pasar la informacin necesaria a otros agentes del
rgimen para que lo asesinen. Ahora bien:
Profesor Quadri: Es muy curioso, Clerici. Usted ha hecho todo este viaje slo
para verme?. Marcello: Recuerde profesor. Cuando entraba en clase, cerraba
las ventanas. No soportaba toda aquella luz ni todo aquel ruido. Ms tarde
comprend por qu tena la costumbre de hacerlo. Todos estos aos, sabe qu es
lo que ha quedado ms firmemente grabado en mi memoria? Su voz: Imaginen
un gran calabozo en forma de cueva. En su interior, unos hombres, que han
vivido all desde nios, encadenados y forzados a mirar la parte del fondo de la
cueva. A su espalda, lejos, centellea una luz de fuego. Entre el fuego y los
prisioneros imaginen un muro bajo como el pequeo escenario por encima del
cual los titiriteros muestran sus tteres. Esto fue el veintiocho de noviembre.
Q: S, lo recuerdo. M: Traten de imaginar a otros hombres pasando por detrs
de este muro trasladando estatuas de madera y piedra. Las estatuas son ms altas
que el muro. Q: No poda haberme trado de Roma un regalo mejor que estos
recuerdos, Clerici: los prisioneros encadenados de Platn. M: Y cmo se
parecen a nosotros?. Q: Y qu ven?. M: Qu ven?. Q: Usted, que viene
de Italia, debera saberlo por experiencia. M: Slo ven las sombras que el
fuego proyecta sobre el fondo de la cueva que tienen enfrente. Q: Sombras.
Reflejos de las cosas, como les pasa a Ustedes en Italia. M: Y si fueran libres y
pudieran hablar, podran decir que las sombras son la realidad y no una
visin?4. Q: S, s, correcto. Confundiran con la realidad las sombras de la
realidad. Ah! El mito de la gran cueva5. sta fue la tesis de licenciatura que
Usted me propuso. La termin despus?. M: Usted se march. Abord otro
Cf. Platn. Repblica 514a-515b: A continuacin, pues, dije, imagnate () con
una experiencia como sta nuestra naturaleza no slo en lo tocante a la educacin, sino tambin
a la falta de educacin. Mira (), pues, unos hombres como en un habitculo subterrneo en
forma de cueva, que todo a lo largo tiene una entrada que sube hacia la luz... mralos ()... y,
por otro lado, una luz de fuego que arde detrs suyo, desde arriba y desde lejos, y, entre el fuego
y los prisioneros, en la parte alta, un camino, y a su lado un pequeo muro construido como los
biombos colocados delante de los creadores de espectculos, y por encima de los cuales los
muestran. Mira (), pues, junto a este pequeo muro unos hombres portando objetos de todo
tipo que sobresalen por encima de l, y estatuas en forma de hombre y de otros animales,
trabajadas en piedra, madera y todo tipo de materiales, unos hablando y otros en silencio, como
es natural... En primer lugar, crees, en efecto, que unos prisioneros como stos pueden haber
visto, no slo de s mismos sino tambin los unos de los otros, algo que no sean las sombras
( ) que por causa del fuego se proyectan sobre la parte de la cueva que tienen ante s ?.
/ Cmo pueden haberlo visto, deca, si de por vida se habran visto forzados a tener, al menos
las cabezas, inmviles? (la traduccin es ma siguiendo la edicin de J. Burnet. Platonis Opera,
vol. 4. Oxford: Clarendon Press, 1901, rpr. 1968).
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Por mi parte, sigo fielmente la terminologa platnica. No obstante, mito, smil, fbula,
alegora, comparacin, etc. son algunos de los trminos con que el texto de Platn ha sido
corregido. Martin Heidegger, por ejemplo (1988, p. 18), habla de Gleichnis especificando
acto seguido que se trata de una imagen con significado: Wir sprechen von einem
Gleichnis, sagen auch Sinn-Bild. Das heisst: ein sichtbarer Anblick, so freilich, dass das
Erblickte allsogleich ein Winkendes ist. Der Anblick will nicht und nie fr sich allein stehen; er
gibt einem Wink: dahin, dass es etwas und was es bei diesem Anblick und durch diesen Anblick
zu verstehen gibt. Der Anblick winkt, - er lenkt in ein zu Verstehendes, d. h. in den Bereich von
Verstehbarkeit (die Dimension, innerhalb deren verstanden wird): in einen Sinn (daher SinnBild).
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y mantiene sin ambages que estas dos grandes naciones han dado al mundo dos
revoluciones: la antiparlamentaria y la antidemocrtica (the anti-parlamentarian and
the anti-democratic). Fueron muchos los italianos seducidos por semejantes cantos de
sirena, hasta tal punto indolentes intelectual y espiritualmente que no llegaron a
percatarse de que, como deca Platn de sus prisioneros, slo vean sombras, meros
simulacros de grandeza y orgullo, mientras que a la realidad de la Justicia le
corresponde otro espacio, sin lmites o muros, donde la Luz verdadera no choca con
obstculo poltico o policial alguno.
Con todo, aun siendo muy efectiva, la imagen platnica no aparece en la novela, de
tal suerte que cabra preguntarse si su inclusin en la pelcula es tal vez fruto del
capricho de un director-guionista ingenioso o si, por el contrario, obedece a un
conocimiento profundo del conjunto de la obra de A. Moravia y, sobre todo, a la lectura
platnica de Il conformista, a mi juicio perfectamente posible y en absoluto desatinada,
al menos en algunos de sus pasajes ms destacados9.
El profesor Quadri reconoca en las palabras de Clerici y que en otro tiempo fueron
tambin las suyas- el mito de la gran cueva. Pues bien, uno de los protagonistas del El
desprecio, expone convencido su tesis sobre el derecho a convertir, por ejemplo, las
aventuras de Ulises en un film sicolgico:
... los mitos griegos contienen dramas humanos, sin tiempo ni lugar
determinados, eternos son alegoras de la vida humana... qu debemos
hacer... los modernos para resucitar esos mitos tan antiguos y abstractos?...
descubrir el significado que pueden tener para nosotros... y luego profundizar en
ese significado, interpretarlo, ilustrarlo, pero de una forma viva, autnoma... hay
que interpretar los mitos griegos a la manera moderna, segn los ltimos
descubrimientos de la psicologa... debemos... abrirla (la Odisea) como se abre
un cuerpo en la mesa de operaciones, examinar su mecanismo interno,
desmontarlo y... volverla a montar segn nuestras exigencias10.
. Tutti i miti greci adombrano drammi umani senza tempo n luogo, eterni...
sono allegorie figurate della vita humana... cosa dobbiamo fare noialtri moderni
per risuscitare questi miti cos antichi e cos oscuri? Prima di tutto trovare il
significato che possono avere per noi, uomini moderni, e poi approfondire
questo significato, interpretarlo, illustrarlo ma in maniera viva, autonoma... Noi
dobbiamo... fare con lOdissea... aprirla, come si apre un corpo sul tavolo
anatomico, esaminare il meccanismo interno, smontarlo e poi rimontarlo di
nuovo secondo le nostre esigenze moderne 11.
Bertolucci, por contra, aplica a la caverna de Platn una ciruga en absoluto
agresiva, limitndose a sacar el mximo provecho del atributo con que el filsofo
Sobre el papel nuclear de la caverna platnica en The Conformist de Bertolucci, vase, p. e.:
Kolker (1985): ... a consistent literary / philosophical referent that structures the entire work...
Platos myth of the cave... this is a film about lives in the shadows, about shadows that seek
other shadows... But if Clerici is the most unseeing character in this fiction, the one most given
to hiding in the dark of his bad conscience, none of the other characters is permitted full entry
into the light. Quadri would seem to be Clericis opposite, the man of the left, of conscience,
fighting for the anti-fascist cause. But his comfort in Paris is at the expense of comrades
imprisoned in Italy (pp. 96-100).
10
Moravia, A. El desprecio. Barcelona: Lumen, 1991 (traduccin de Enrique Mercadal).
11
Moravia, Alberto, 1965, pp. 390-91.
15
alguien osara pedir explicaciones a Bertolucci por no haber sido fiel a la literalidad del
texto original, a mi entender lo absolveran de toda culpa.
En efecto, para l el mundo en el que le toc vivir se parece las cajas chinas
(scatole cinesi 116), en cuyo interior se esconde otra caja ms pequea, que a su vez
contiene otra caja ms pequea... El mundo moderno es una ... pesadilla general que
contiene otras pesadillas menores, cada vez ms restringidas, hasta que cada hombre
tiene la sensacin de ser l mismo una pesadilla (... lincubo generale... ne contiene
degli altri minori, sempre pi ristretti, finch si giunge al risultato ultimo che ogni
singolo uomo risente se stesso come un incubo-116-17). El Estado moderno, cuya
finalidad es el Estado mismo, es una pesadilla de proporciones tales que el hombre no
se percata de ello, como una hormiga probablemente no se percata de que el rbol
sobre el que camina es un rbol (come probabilmente una formica no si rende conto
che lalbero sul quale sta camminando un albero-117).
Las Iglesias persiguen tan slo su propia preservacin y para ellas el hombre ha
degenerado tambin en medio. Este estado de postracin de la especie humana, este
problema, debe solucionarse fuera de los crculos viciosos (cerchi viziosi-124) en
que se halla. Da tras da, crece el sentimiento angustioso de laberinto sin salida propio
del mundo moderno (il senso angoscioso di labirinto senza uscita che proprio al
mondo moderno-125).
Moravia se pregunta incluso qu diferencia hay entre el panal, el hormiguero y el
Estado moderno, y no duda en responder que, en el panal y en el hormiguero, como en
el Estado moderno, abejas, hormigas y hombres son los medios... y el fin es el panal, el
hormiguero, el Estado (nel formicaio come nello Stato moderno, formiche, api e
uomini sono mezzi... e il fine invece... il formicaio e lo Stato-125-26). No obstante,
para l la constatacin ms dolorosa es que tampoco hay diferencia alguna entre el
joven educado por la familia y el Estado, y que luego es enviado a combatir y a morir,
y la hormiga obrera, la abeja obrera, el gallo de pelea o el toro de corrida (e la
formica soldato, lape soldato oppure il gallo da combattimento o il toro da corrida126). Todo: poltica, dinero, propaganda y miles de medios de coercin es usado sin
escrpulos contra este residuo de hombre utilizado como medio con el fin de destruirlo,
minimizarlo, ahogarlo, aniquilarlo (vengono adoperati senza scrupoli contro questo
residuo delluomo adoperato come mezzo, per distruggerlo, minimizarlo, soffocarlo,
annientarlo- 132).
Pues bien, Il conformista no es sino la confirmacin de la insistencia de Moravia en
la triste naturaleza por qu no calificarla de cavernosa?- de hombres y mujeres que
con harta frecuencia se dejan recluir en la oscuridad de ideologas que aniquilan su
dignidad. Primero, podramos pensar que Moravia rinde un tributo excesivo a Freud y a
un determinismo casi calvinista, pero, valoraciones crticas al margen, el resultado es el
diseo literario de un hombre demasiado condicionado para poder derribar los muros
con los que choca y los que l mismo construye. En efecto, Marcello era diferente 18
(26) (diverso-10)19 de los chicos de su edad y, de un modo misterioso y fatal, estaba
predestinado a ejecutar actos de crueldad y de muerte (38) (in un modo misterioso e
fatale, era predestinato a compiere atti di crudelt e di morte-19). La cocinera lo
advirti con claridad: Quien animales maltrata, con los cristianos se ensaa... Se
empieza con un gato y luego se mata a u hombre (48) (Chi cattivo con le bestie,
anche cattivo con i cristiani... si comincia con un gatto e poi si ammaza un uomo-27).
18
Moravia, Alberto. El conformista, 2002; traduccin de Enrique Ortenbach. Todas las citas
correspondern a esta edicin y la numeracin entre parntesis a ella se refiere.
19
Moravia, Alberto, Il conformista, 1998. Todas las citas correspondern a esta edicin y la
numeracin entre parntesis a ella se refiere.
Por otra parte, el hecho de haber estudiado en casa por causa de una enfermedad le
haba librado de los aspectos desagradables de la escuela que la hacen semejante a una
prisin (51) (prigione-30), pero, en su primer ao de escuela pblica, descubre que
le gusta levantarse por la maana al sonar el reloj (51) (alzarsi a tempo di orologio30). Le atrae la normalidad que no depende de preferencias e inclinaciones naturales
del nimo, sino que est establecida y es imparcial, indiferente a los gustos
individuales, limitada y sostenida por reglas indiscutibles y encaminadas todas a un fin
nico (32-33) (bens prestabilita, imparziale, indifferente ai gusti individuali, limitata
e sorretta da regole indiscutibilie e tutte rivolte ad un fine unico-30).
Cuando, ya adulto, se persona en el ministerio para ofrecer sus servicios al Estado
fascista, se siente casi dichoso de aguardar como los dems (98) (quasi contento di
attendere come gli altri-71); ms an, descubre que aquel orden y aquel ceremonial
le complacan, como indicios de un orden y de un ceremonial ms vastos y generales
(98) (quellordine e quelletichetta gli piacevano, come indizi di un ordine e di
unetichetta pi vasti e pi generali-71).
Su matrimonio con Giulia, un chica corriente y parecida a otras, fue un eslabn
ms (anello) de la cadena de normalidad con la que l procuraba anclarse en las
arenas movedizas de la vida (120) (nella catena di normalit con la quale egli
cercava di ancorarsi nelle sabbie infide della vita-89). Accede a los ruegos de Giulia
para que se confiese y comulgue, aunque no cree en modo alguno ni profesa religin
alguna; se inclina incluso por una confesin completa esperando casi... si no cambiar
su propio destino, conformarse con l al menos una vez ms (136) (quasi sperando...
se non di cambiare il proprio destino, per lo meno di conformarsi una volta di pi in
esso-103). Le gustaban las iglesias como puntos seguros en un mundo fluctuante
(136) (come punti sicuri in un mondo fluttuante-103), en ellas haba hallado la
expresin slida y esplndida de lo que l buscaba: un orden, una ley, una regla (137)
(espressione massiccia e splendida ci che egli cercava: un ordine, una norma, una
regola-103). Marcello es, pues, stricto sensu la copia conseguida con un molde de
hombre normal: he sido un hombre igual que todos los dems hombres... he amado,
me he unido a una mujer y he engendrado a otro hombre (194) (sono stato un uomo
simile a tutti gli altri uomini... ho amato, mi sono congiunto ad una donna e ho
generato un altro uomo-152).
Hoy en da, el hecho de disear una sicologa atormentada como la de Marcello
Clerici hipercaracterizndola con los supuestos rasgos fsicos de un hombre afeminado
y homosexual afortunadamente se considera falso, tpico y polticamente incorrecto20.
Si lo menciono, es porque, adems de informarnos de que haba heredado de su madre
una perfeccin de rasgos casi afemina (52-3) (aveva ereditato da sua madre una
perfezione di tratti quasi leziosa-31), de destacar la dulzura y belleza del rostro (53)
(la dolcezza e bellezza del viso-31) y los rasgos francamente femeninos (53)
(caratteri... femminili-31) que lo convertan en una nia vestida de chico (53) (una
bambina vestita da maschio-31) con reputacin de seorita con pantalones (53)
(reputazione di feminuccia in calzoni-31), cuando el chofer, Lino (Pierre Clmenti),
intenta abusar sexualmente de l tentndole con lo que ms desea, una pistola, Moravia
opta por subrayar su sumisin, ya que estuvo contento en el fondo de haber sido
obligado por la fuerza a subirse al coche (83) (contento, in fondo, di esser stato
costretto con la violenza a salire nella macchina-55). Despus, cuando Lino quiere
20
Y, sin embargo, no son pocos los que consideran que es Bertolucci, y no tanto Moravia, quien
convierte Il conformista, una novela trgica donde el Destino o Fatalidad juega un papel
importante, en un drama sicolgico o freudiano donde el Destino cede el protagonismo al
Subconsciente. Vase al respecto, p. e.: Gerard (2000) 60-72 o Riambau (2000) 65.
forzarlo ya y lo tumba sobre la cama, este mismo nio, que un da con el revlver
paterno en su poder sinti un escalofro de comunicacin, como si su mano hubiera
hallado finalmente una prolongacin natural en la culata del arma (24) (un brivido di
comunicazione, come se la sua mano avesse finalmente trovato un naturale
prolungamento nellimpugnatura dellarma-8), apunta y dispara, mientras el tambin
atormentado corruptor le suplica a gritos: Dispara, Marcello... mtame, s, mtame
como a un perro (86) (Spara, Marcello... ammazzami... s, ammazzami come un
cane-58). Sin embargo, Moravia lo quiere tambin sumiso en su edad adulta o, al
menos, cuando en Pars un hombre anciano intenta seducirlo, descubre con estupor la
casi evocadora sumisin de quien, habiendo sucumbido ya una vez en el pasado a una
oscura tentacin... al cabo de muchos aos... no encuentra razones para resistir (259)
(la memore soggezione di chi, avendo soggiaciuto gi una volta in passato ad una
oscura tentazione... dopo molti anni... non trovi ragione di resistervi-207). De nuevo
saca el arma y, en esta ocasin sin llegar a disparar, se libra del acosador, aunque no se
librar de la vergenza de or al anciano exponer su hiptesis en realidad, tesis: yo
haba credo... que pretenda que lo raptase... sois todos iguales, necesitis que se os
obligue por la fuerza (262) (avevo creduto che... voleste farvi rapire... siete tutti cos,
avete bisogno che vi si usi violenza-209).
En cualquier caso, el novelista tiene muchos ms recursos que los polticamente
incorrectos para el diseo multiforme de un hombre cautivo en su conformismo.
Marcello desea por ejemplo que Franco gane la guerra simplemente por amor a la
simetra (97) (amore di simmetria-69). Los casos de Italia, Alemania, la guerra de
Etiopa y la de Espaa le permiten compartir su fe con la de millones de personas. No
advierte o quiz s- que son prisioneros como l, pero el efecto unificador de la
historia reciente le satisface: Formaba un todo con la sociedad... no era un solitario, un
anormal, un loco; era uno de ellos, un hermano, un ciudadano, un camarada (97)
(Egli faceva tutta una cosa sola con la societ... non era un solitario, un anormale, un
pazzo, era uno di loro, un fratello, un cittadino, un camerata-70).
La uniformidad poltica conlleva la intelectual y para ilustrarlo Moravia opta por la
hiprbole, por subrayar el estado mental mrbido de todo un pas, su alienacin y
consiguiente cautividad en la caverna o prisin ms idnea: un manicomio. Quien est
internado en l es el padre de Marcello, pero el mdico que le atiende ve con claridad
que en lo que se refiere al Duce, todos estamos tan locos por l como su marido...
locos todos de atar, de duchas y camisa de fuerza, toda Italia no es sino un manicomio
(171) (per quanto rigarda il duce, siamo tutti pazzi come vostro marito, nevvero
signora, tutti pazzi da legare da trattare con la docia e la camicia di forza... tutta
lItalia non che un solo manicomio-132). En cierta ocasin, el agente Orlando haba
dicho a Marcello: ... todo por la familia y por la patria, seor (149) (... tutto per la
famiglia e per la patria, signor dottore-115), y l sabe que, suceda lo que suceda, no se
ahorcar como Judas porque siempre podr decir que obedeca rdenes o que en su
caso no haba treinta monedas. Slo contaba el servicio (225) (non riceveva... trenta
denari. Soltanto il servizio-178). Triste condicin, s, la suya, pero al fin y al cabo
practica un moralismo en exceso rgido (102) (moralismo assai rigido-73), Giulia
mantiene que es demasiado austero (288) (troppo austero -230), y su madre siempre
ha observado que tanto el marido como el hijo no querran que los dems se
divirtieran (160) (non vorreste che gli altri si divertissero -123).
Marcello Clerici, pues, est tan atado de pies y manos como los prisioneros de la
caverna platnica, aunque, cuando le comunican que su misin ha quedado reducida a
prcticamente nada, a diferencia de ellos, ni tan siquiera puede mirar al frente, sino que
baj la cabeza (abbass il capo) con un sentimiento de resignacin obstinada y
Bertolucci invierte los papeles para subrayar la cobarda de Marcello. Es Lina quien huye al
bosque, Marcello, que, a diferencia de la novela, presencia el asesinato, nada hace por salvarla.
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Probablemente no, porque Marcello sabe demasiado bien que el subconsciente tiempo
ha, ya quiso enterrar en l los episodios ms oscuros de su infancia y no lo consigui-,
aunque intencionadamente ubicado en las profundidades del yo, termina causando
estragos. Antes o despus, en efecto, deber tener el coraje de optar por la espeleologa
squica y no por el escapismo, a fin de descubrir con horror en la cueva de su
personalidad las obligaciones, ataduras y lmites que busc vergonzosamente y que lo
han anulado como persona. No, la caverna no desaparecer, pero todo puede ser
distinto para su hija. Como si se tratara de aquel prisionero que Platn nos pide que
imaginemos saliendo al exterior, su hija y sin que a ella afortunadamente deban
arrastrarla- conocer la luz y una larga lista de antnimos de la opresin propia de una
vida encadenada: energa, inspiracin, gracia, ligereza, limpidez, frescor y suerte. Los
bochornos y calinas corresponden a espacios cerrados, mientras que a la libertad le
place habitar en paisajes abiertos. Toda Italia ha salido de la prisin y Marcello confa,
al menos, que su hija goce de una libertad que sin duda la har pura y radiante como
Lina.
En suma: compromiso, autocensura y adopcin de lmites formales y de contenido
en la literatura victoriana; fondos geolgicos donde la libertad se fosiliza; carencia de
maestros; mensajes nicos impuestos por la polica y el ministerio de cultura; el hombre
convertido en medio y no en fin o medida, cajas chinas y pesadillas para hablar de un
mundo lleno de crculos viciosos y de laberintos sin salida; seres humanos que para el
Estado moderno no son sino hormigas o abejas obreras, gallos de pelea o toros de
corrida; vidas preestablecidas, limitadas y dirigidas por reglas indiscutibles; pasin por
el orden, por ser el eslabn de una cadena, por anclarse en la normalidad; iglesias
arquitectnicamente macizas que denotan orden, normas y reglas; sumisin; amor a la
simetra unificadora; toda una nacin recluida en un manicomio; el todo por la patria,
servicio, obediencia y deber; moralismo rgido y austeridad; vidas convertidas en un
simulacro de lo que hubieran podido ser; sepulcros y lpidas definitivas para enterrar un
pasado vergonzoso; ataduras y obligaciones indignas.
Bertolucci sabe muy bien, pues, lo que se lleva entre manos; ha sido un adaptador
razonadamente ingenioso en la eleccin de la imagen platnica de la caverna para
ilustrar todava ms la asfixia de la vida bajo el fascismo22. Cumple decir que muchos
podran recordarle que Platn sedujo, y mucho, tanto a Hitler como a Mussolini, tanto
al nazismo como al fascismo, pero a buen seguro que les respondera que, aun siendo
consciente de ello, aun conociendo los puntos oscuros del ideario platnico baste
pensar en el programa eugensico de la Repblica-, las filosofas, en ltimo termino,
como las imgenes, son aplicables, y entonces la tica de quien las aplica marca
naturalmente la diferencia.
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