Scribdorazonateriaeilhardehardin
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El corazn
de la materia
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El corazn
de la materia
ndice
Prlogo, por N.M. Wildiers
Ttulo del original francs:
Le coeur de la matire
1976 by ditions du Seuil
Pars
Traduccin:
Milagros Amado Mier y Denise Garnier
2002 by Editorial Sal Terrae
Polgono de Raos, Parcela 14-1
39600 Maliao (Cantabria)
Fax: 942- 369 201
E-mail: salterrae@salterrae.es
www.salterrae.es
Con las debidas licencias
Impreso en Espaa. Printed in Spain
ISBN: 84-293-1452-0
Dep. Legal- BI-846-02
Diseo de Cubierta:
Marta Puri
martapuron@mailono.es
Fotocomposicin:
Sal Terrae - Santander
Impresin y encuademacin:
Grafo, S.A. - Bilbao
PRIMERA PARTE
13
83
108
SEGUNDA PARTE
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EL CORAZN DE LA MATERIA
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Prlogo
Este decimotercer y ltimo volumen [en la edicin francesa]
de los ensayos que Pierre Teilhard de Chardin nos dej se abre
con dos obras maestras inditas: El Corazn de la Materia y
Lo Crstico. Despus rene por orden cronolgico La Misa
sobre el Mundo y diversos opsculos recuperados.
En El Corazn de la Materia, escrito en 1950, el padre
Teilhard desvela las races de las que surgi su obra. He
intentado describir -precisa- en una suerte de autobiografa el
proceso general y las fases principales de su "aparicin".
As, llegado casi al trmino de su vida, Teilhard se vuelve y
percibe con plena lucidez las dos vas convergentes que ha
recorrido: la de la Ciencia y la de la Religin. Entonces comprende y expone la unidad de su vida.
La lectura de tal texto hace evocar estas lneas de
L'Intuition Philosophique de Bergson1: ...a medida que
intentamos penetrar en el pensamiento del filsofo, en lugar
de dar vueltas en torno a l, vamos viendo transfigurarse su
doctrina. En principio, su complicacin disminuye. Luego las
partes se acoplan las unas con las otras. Finalmente, todo se
concentra en un punto nico, al que sentimos que podemos
aproximarnos ms y ms, aunque con pocas esperanzas de llegar a l.
1.
EL CORAZN DE LA MATERIA
PROLOGO
2.
10
EL CORAZN DE LA MATERIA
PROLOGO
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N.M.
WILDIERS,
Doctor en Teologa
PRIMERA PARTE
EL CORAZN DE LA MATERIA
Lo Csmico, o lo Evolutivo
Nota preliminar: El Sentido de la Plenitud . . .
1) La llamada de la Materia
2) La aparicin de lo Universal
3) El descubrimiento de la Evolucin
II.- Lo
1)
2)
3)
Humano, o lo Convergente
La realidad de la Noosfera
La trama de la Noosfera
La evolucin de la Noosfera
INTRODUCCIN:
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La zarza ardiente
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En el corazn de la Materia1,
Un Corazn del Mundo,
El Corazn de un Dios.
A pesar de ciertas apariencias de rigor dialctico, las consideraciones que siguen no tratan de desarrollar una construccin
doctamente coherente: una filosofa de las cosas, sino que pretenden, por el contrario, relatar una experiencia psicolgica
directa lo bastante reflexionada como para poder ser inteligible y comunicable sin perder su valor objetivo e indiscutible
de documento vivido.
Lo que me propongo a lo largo de estas pginas (con la
esperanza de que mi caso haga reconocer, o incluso nacer,
1.
16
EL CORAZN DE LA MATERIA
I
Lo Csmico, o lo Evolutivo
Nota preliminar. El Sentido de la Plenitud
Como punto de partida, como hilo conductor, como eje de
continuidad de todo l que seguir, me veo en principio en la
necesidad de presentar y describir sumariamente una disposicin o polarizacin psicolgica particular, comn ciertamente a todos los hombres (aunque no siempre formalmente
reconocida por ellos), que llamar, a falta de una denominacin mejor, Sentido de la Plenitud. Por lejos que me remonte
en mi infancia, nada me parece ms caracterstico ni ms
familiar en mi comportamiento interior que el deseo o la necesidad irresistible de algo nico Suficiente y nico Necesario. Para estar totalmente a gusto, para ser completamente
feliz, necesitaba saber que existe Algo Esencial de lo cual
todo lo dems no es sino un accesorio, o bien un ornamento.
Saberlo, y gozar interminablemente de la conciencia de esa
existencia; en verdad, si, a lo largo del pasado, llego a reconocerme y a seguirme a m mismo, no ser sino tras las huellas de esta nota, o matiz, o sabor particular, imposible de confundir (a poco que se haya alguna vez experimentado) con
ninguna otra de las pasiones del alma -ni con el gozo de saber,
ni con el gozo de descubrir, ni con el gozo de crear, ni con el
gozo de amar-, no tanto porque difiera de ellas cuanto porque
es de un orden superior a todas esas emociones y las contiene
todas.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CSMICO, O LO EVOLUTIVO
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1. La llamada de la Materia2
No tena ciertamente ms de seis o siete aos cuando comenc a sentirme atrado por la Materia o, ms precisamente, por
algo que brillaba en el corazn de la Materia. A esa edad en
que, supongo yo, otros nios experimentan su primer sentimiento por una persona, o por el arte o la religin, yo era
carioso, bueno e incluso piadoso. Es decir, que por influencia de mi madre (volver ms adelante, en el captulo III,
sobre el esencial papel desempeado ulteriormente en mi vida
por este elemento) quera mucho al Nio Jess.
Pero en realidad, mi verdadero yo estaba en otra parte.
Y para percibirlo con claridad, fue preciso observarme
cuando -siempre en secreto y sin mediar palabra, sin ni
siquiera pensar que pudiera haber nada que decir a nadie
sobre ese tema- me recoga en la contemplacin, la posesin
y la existencia saboreada de mi Dios de Hierro. De Hierro,
digo bien. E incluso contino viendo, con singular agudeza,
mi coleccin de dolos. En el campo, una pieza de arado
que yo esconda cuidadosamente en un rincn del patio. En la
ciudad, la cabeza hexagonal de una columnita de refuerzo
2.
Hago todo lo posible actualmente por recuperar y expresar los sentimientos que experimentaba de nio con respecto a lo que he denominado ms tarde la santa Materia. Es una cuestin bastante delicada y
critica, porque es indiscutible que de aquellos primeros contactos con
la "esencia" del Mundo ha brotado y crecido toda mi vida interior. En
el presente caso, al menos, nadie puede decir que invada la esfera de la
filosofa o la teologa. Es una experiencia psicolgica personal: ni ms
ni, tampoco, menos. Carta del 18 de agosto de 1950, Accomplir
l'Homme, p. 260.
[...], me ha alegrado recibir ayer a Sacenat. Pero las dos cosas
que he recuperado esencialmente de esta excursin por el pasado son:
a) la confirmacin de que el anlisis psicolgico (tal como lo he esbozado estos das en mi ensayo) de mis tendencias msticas (cuando era
nio) es exacto; y b) la prueba definitiva de que todo un crculo anterior de m mismo est absolutamente muerto (porque la vaguedad es
ahora mucho ms profunda interiormente). Carta del 22 de agosto de
1950, Accomplir l'Homme, p. 261 (N. d. E.).
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CSMICO, O LO EVOLUTIVO
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2. La aparicin de lo Universal
Muy al principio de mi vida consciente, lo repito, para alcanzar y abarcar la solidez hacia la cual me llevaba mi necesidad innata de Plenitud, intentaba sobre todo, a fin de captar la
esencia de la Materia, buscarla en sus formas ms circunscritas, condensadas y pesadas; cindome, por supuesto, en el
curso de esta tentativa, a la que me pareca entonces la reina
de las sustancias (en este caso particular, el Hierro), pero con
la marcada preocupacin de captar ese ser precioso en sus
aspectos lo ms definidos y compactos posible.
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LO CSMICO, O LO EVOLUTIVO
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CSMICO, O LO EVOLUTIVO
me senta indudablemente atrado, debido a mi avisador habitual: el Sentido de la Plenitud, por las Plantas y los Animales, en cuyo conocimiento me iniciaban la vida en el
campo y los gustos naturalistas de mi padre. Por otra parte,
para justificar a mis ojos el inters que despertaban en m
objetos tan escandalosamente inconsistentes y destruibles
como una flor o un insecto', me creaba (o descubra en m?)
ciertas equivalencias misteriosas cuyo vnculo psicolgico no
puede ser de inmediato evidente, pero que despertaban en m
una misma impresin de intensa satisfaccin: en lugar de lo
Slido y lo Inalterable, lo Nuevo o lo Raro. Hasta tal punto
que, durante aos, la persecucin (en zoologa o en paleontologa) de la especie nueva (ahora me hace sonrer) result
ser uno de los ms importantes ejes de mi vida interior.
Pendiente resbaladiza, hay que reconocerlo, siguiendo la cual
corra el riesgo de caer en el cenagal de las colecciones y el
coleccionismo, de no haber contado, ante todo, con mi sentido dominante de lo Universal que, hasta en la satisfaccin de
poner la mano sobre el ejemplar ms valorado, slo me permita apreciar, en el fondo, el gozo de un contacto ms ntimo
(o al menos imaginado como tal) con lo que sera ms tarde
para m la Biosfera; y de no haber contado tambin con la
impresin decisiva ejercida en mi espritu, en el momento
favorable, por el encuentro con la Fsica y los fsicos.
electrones, los ncleos y las ondas... No es en las vastas realidades csmicas (Masa, Permeabilidad, Irradiacin, Curvatura, etctera), donde la Trama de las Cosas se revela a nuestra
experiencia en forma a la vez indefinidamente elemental e
indefinidamente geometrizable; no es en esa misteriosa Gravedad (cuyo secreto a los veintids aos me prometa candidamente que ms adelante me dedicara a desvelar) donde he
encontrado los arquetipos de lo Consistente, lo Total, lo
nico, lo Esencial de mis sueos de la infancia, esos mismos
arquetipos que (como veremos) incluso en lo Crstico me
siguen sirviendo hoy para expresarme a m mismo?
Entre el Mundo de los Animales y el Mundo de las
Fuerzas se encuentra, como un estrato fundamental, el Mundo
de las Piedras. Y por encima de este conjunto slidamente
ligado -unas veces semejante a un rico tapiz y otras veces a
una atmsfera nutricia-, una primera oleada de exotismo caa
sobre m: el Oriente entrevisto y bebido vidamente, no en
sus pueblos ni su historia (an sin inters para m), sino en su
luz, su vegetacin, su fauna y sus desiertos... Tal era, hacia los
veintiocho aos de edad, el complejo espiritual, pasablemente confuso, en el seno del cual fermentaba, sin lograr an emitir una llama bien definida, mi amor apasionado por el
Universo.
De hecho, sin darme cuenta haba llegado por entonces, en
el curso de mi despertar a la Vida Csmica, a un punto muerto del que no poda salir sin intervencin de una fuerza o luz
nueva. Punto muerto. O ms bien sutil inclinacin a derivar
hacia una forma inferior (la forma banal y fcil) del Espritu
pantesta: el pantesmo de efusin y disolucin. Porque si la
llamada inicial que yo haba escuchado provena efectivamente de la Materia, por qu (susurraba alguien en m) no
buscar la esencia, el corazn de sta, en la misma direccin
en que todas las cosas se ultra-materializan; es decir, precisamente por el lado de las realidades increblemente simples
y envolventes que me haba en ltimo trmino revelado la
Fsica de la Energa y del ter (como se deca an en aque-
Durante tres aos nicamente, en Jersey, y despus durante otros tres aos, en El Cairo (1906-1908), estudi (cuanto
pude) y ense (lo menos mal que pude) una Fsica bastante
elemental: la Fsica anterior a los Cuantos, la Relatividad y la
estructura del tomo. Ello equivale a decir que en este terreno no soy tcnicamente ms que un aficionado, un profano. Y,
sin embargo, cmo expresar hasta qu punto me siento en mi
casa, plenificado y a gusto precisamente en ese mundo de los
3.
A falta de algo mejor, antes que las mariposas, verdaderamente demasiado delicadas, yo prefera los Colepteros, y cuanto ms crneos y
robustos mejor...
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CSMICO, O LO EVOLUTIVO
lia poca)? Dicho de otro modo, a fin de escapar a la implacable fragilidad de lo Mltiple, por qu no situarse ms abajo
an, en un lugar inferior a ello?
As, de manera insidiosa, tenda a asentarse en m la preocupacin y la preferencia (completamente orientales bajo su
ropaje cientfico) por un fondo comn de lo Tangible, Elemento de todos los elementos, Soporte de todas las sustancias,
directamente captables, por distensin y difusin, ms ac de
toda determinacin y toda forma.
Posesin del Mundo por abandono, pasividad y desvanecimiento en el seno de un Amorfo sin lmites; movimiento de
comunin centrfuga animado por el instinto de extenderse
y distenderse, por debajo de toda pluralidad y toda compartimentacin particulares, hasta las dimensiones y la homogeneidad de la Esfera total...
Para ser Todo, fundirme con todo.
He aqu el gesto mstico al que lgicamente me habra llevado, siguiendo los pasos de tantos poetas y msticos hindes,
una necesidad innata e incoercible de plenificarme por adhesin, no a los otros, sino al Otro, si por azar no hubiera eclosionado en m, como un germen salido de no se sabe dnde,
la idea de Evolucin.
3. El descubrimiento de la Evolucin
En el curso de mis aos de teologa en Hastings (es decir,
justo despus de la fascinacin de Egipto) fue cuando, poco a
poco -mucho menos como una nocin abstracta que como
una presencia-, fue creciendo en m, hasta invadir por entero
mi cielo interior, la conciencia de una Deriva profunda, ontolgica y total del Universo en torno a m.
Bajo qu influencias o qu impacto, siguiendo qu
proceso y a travs de qu etapas apareci ese sentimiento y
ech unas races tan profundas en m?... No sabra decirlo.
Recuerdo bien haber ledo en aquel tiempo vidamente la
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CSMICO, O LO EVOLUTIVO
una vez superada la barrera, se establece una corriente, experimental y tangiblemente, que va de lo menos a lo ms consciente en la Naturaleza-; este hecho, lo confieso, no bastara
por s solo para establecer rigurosamente una superioridad
absoluta de lo Animado sobre lo Inanimado -de la Psique
sobre el Soma-. Por qu, en efecto, no habra de oscilar el
Cosmos indiferentemente de un polo al otro?, o incluso, despus de un cierto nmero de oscilaciones, por qu, en posicin Materia, no podra estabilizarse finalmente de manera
inmutable?... No habran podido ser stas otras tantas frmulas plausibles de Evolucin?
Resulta sorprendente que estas diversas cuestiones, que
inevitablemente tena que hacerme en lo sucesivo (y que, al
menos para mi uso personal, tengo conciencia de haber resuelto) no me surgieran en un primer momento. Ya sea por una
reaccin de evidencia instintiva -evidencia que, no creo equivocarme, confera al movimiento csmico que acababa de
manifestrseme un mximo de valor creativo y de inalterabilidad-, ya sea por anticipacin oscura de las condiciones o exigencias psquicas de la Evolucin (tal como me las revelara
posteriormente el estudio de la Energa Humana), no me detuve seriamente ni un solo instante ante la idea de que la
Espiritualizacin progresiva de la Materia, a la que me haca
tan claramente asistir la Paleontologa, pudiera ser nada distinto ni inferior a un proceso irreversible. El Universo en gravitacin se encaminaba hacia el Espritu como su forma estable en perspectiva. Dicho de otro modo, la Materia, prolongada, profundizada y penetrada hasta el fondo, siguiendo su verdadero sentido, en lugar de ultra-materializarse como en principio yo crea, se metamorfoseaba, por el contrario, irresistiblemente en Psique. No metafsica, sino genticamente considerado, el Espritu, lejos de ser antagonista o antpoda, era el
corazn mismo de la Tangibilidad a la que yo trataba de llegar.
Hacerse o deshacerse: expresiones terriblemente vagas an, por supuesto -y que exigiran varias dcadas para
precisarse en mi cabeza-, pero expresiones suficientes, a su
manera, para afirmarme de ah en adelante en una actitud u
opcin que gobernara todo el curso de mi desarrollo interior
y cuyas caractersticas principales pueden definirse con estas
sencillas palabras: el primado del Espritu; o, lo que viene a
ser lo mismo, el primado del Futuro.
Estrictamente hablando, sin duda, el simple hecho de
haber visto desvanecerse la pretendida barrera que separaba el
Interior y el Exterior de las cosas - o incluso al constatar que,
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EL CORAZN DE LA MATERIA
II
Lo Humano, o lo Convergente
Hoy el Hombre (o ms exactamente lo Humano1) constituye
la base sobre la que se apoya, articula, cohesiona y mueve el
edificio entero de mi Universo interior. Pero a esta posicin
cardinal dista mucho, en mi perspectiva, de haber sido llevado sin resistencia y a la primera.
Como consecuencia del despertar en m de la nocin de
Evolucin, el Espritu (como acabo de decir) haba suplantado a mis ojos al Mineral y a lo Atmico en su dignidad de
esencia inalterable y envolvente del Universo. Pero este
Espritu, concebido vagamente a la manera de una suerte de
antpoda de la Energa del fsico, permaneca -y permanecera largo tiempo- para m sin estructura precisa2; dos prejui-
1.
2.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
cios innatos y tenaces me disuadan de mirar de frente, y asimilar, el hecho (bastante claro, sin embargo) de que, aunque
el Mundo represente verdaderamente un sistema rgano-dinmico en vas de interiorizacin psquica, es a travs de la
Carne, por la va de la Hominizacin, como se opera la
Noognesis.
Por una parte (ya he hablado anteriormente de esta reaccin al referirme a mis primeras relaciones con la Naturaleza);
por una parte, repito, la inestabilidad fsico-qumica de las
sustancias orgnicas en general, y ms concretamente del
cuerpo humano3, continuaba ofuscando afectivamente, a pesar
de toda la evidencia intelectual contraria, mi necesidad de
consistencia.
Y por otra parte -obstculo nuevo-, cuanto ms se afirmaban y engrandecan en mi pensamiento la primaca y la
atraccin de lo Csmico, tanto ms me desconcertaba e incomodaba, por contraste, lo Humano, por la preponderancia que
adquiran en su nivel lo individual, lo accidental y lo
artificial... No penetraba y desgarraba lo Plural, en el
Hombre, inevitable y desastrosamente, lo Universal y lo
Total?... Dejaba an el rbol, no digo nicamente ver, sino
subsistir, el bosque?...
De manera un poco esquemtica, me parece posible reducir a tres las etapas que me fue preciso ir sucesivamente franqueando, entre los treinta y los cincuenta aos, para superar
esas dos formas de repugnancia interior y tomar finalmente
conciencia plena de las extraordinarias riquezas csmicas
concentradas en el Fenmeno Humano:
La primera etapa me hizo acceder a la nocin de Planetariedad humana (existencia y contornos de una Noosfera).
LO HUMANO. O LO CONVERGENTE
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La segunda me descubri ms explcitamente la transformacin crtica sufrida por la Trama csmica en el nivel de la
Reflexin.
Y la tercera me condujo a identificar, por efecto de la convergencia psico-fsica (o Planetizacin), una deriva acelerada de la Noosfera hacia estados ultra-humanos.
1. La realidad de la Noosfera
Si no me equivoco, hasta una memoria sobre el Hombre escrita hacia 19274, es decir, despus de mi primer viaje a China,
no me permit por primera vez -por simetra con la Biosfera
de Suess- hablar de Noosfera para designar la envoltura pensante de la Tierra. Pero si bien en mis escritos la palabra no
apareci hasta esa fecha relativamente tarda, la visin haba
germinado en mi mente diez aos antes por el contacto prolongado con las enormes masas humanas que, del Yser a
Verdun, se enfrentaban por entonces en las trincheras de
Francia.
La atmsfera del Frente...
Fue por haber estado inmerso en ella -por haber estado
impregnado de ella durante meses y meses- precisamente all
donde estaba ms cargada y era ms densa, por lo que dej
decididamente de percibir ruptura alguna (y hasta diferencia
alguna) entre lo fsico y lo moral, entre lo natural y lo
artificial; el Milln de hombres, con su temperatura psquica y su energa interna, adquirieron para m una magnitud
tan evolutivamente real -y, por tanto, tan biolgica- como una
4. douard Le Roy tuvo a bien otorgar un lugar preferente a este primer
ensayo mo sobre el Fenmeno Humano [se trata de La Hominisation,
ensayo redactado en Pars en mayo de 1925 y publicado, en 1957, en
el tomo III de sus Obras: La Vision du Pass (N. d. E.)] en sus cursos
en el Colegio de Francia (La exigencia idealista y el hecho de la evolucin), confiriendo as su autoridad a la expresin Noosfera, que,
a partir de ese momento, ha hecho fortuna.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO HUMANO. O LO CONVERGENTE
gigantesca molcula de protena. Posteriormente, me ha sorprendido a menudo constatar a mi alrededor, en mis contradictores, una completa impotencia para concebir que el individuo humano, por el hecho mismo de representar una magnitud corpuscular, debe, como cualquier otra especie de corpsculos en el Mundo, encontrarse inscrito en relaciones y
agrupamientos fsicos de orden superior a s mismo; agrupamientos que no puede de ninguna manera captar directamente como tales (justamente por ser de orden n+1)5, pero cuya
existencia e influencia le son, por mltiples indicios, perfectamente cognoscibles. Ha sido indudablemente, repito, la
experiencia de la Guerra, la que me hizo tomar conciencia de
este don, o facultad -an relativamente raro 6 -, de percibir, sin
verlas, la realidad y la organicidad de las magnitudes colectivas, y lo ha desarrollado en m como un sentido ms1.
34
5.
6.
7.
2. La Trama de la Noosfera
En el curso de un primer tiempo de aprehensin, el rasgo que
ms atrajo mi atencin en la Noosfera fue lo que me permitir denominar su tensin superficial. Ejemplo extraordinario
(nico caso!), en el campo de nuestra observacin, de una
magnitud viva, de dimensiones planetarias, que se totaliza
absolutamente sobre s misma. En la base (como en toda
esfera), ubicuidad y solidaridad. Pero por encima, por aadidura, unidad orgnica de operacin.
EL CORAZN DE LA MATERIA
LO HUMANO. O LO CONVERGENTE
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8.
9.
37
Algo similar a lo que ocurre en la Fsica atmica, donde ningn microcorpsculo se concibe en reposo ni sin su onda (tanto ms penetrante
cuanto mayor sea la masa del corpsculo), anlogamente, podra decirse, desde el punto de vista de la Fsica biolgica, que no existe ningn
mega-corpsculo sin un psiquismo (tanto ms elevado cuanto ms
complicado sea el corpsculo considerado).
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO HUMANO. O LO CONVERGENTE
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3. La evolucin de la Noosfera
Incluso entre quienes (cada vez ms numerosos, afortunadamente), superando ciertos hbitos de espritus rutinarios y
ciertas ilusiones anatmicas, empiezan a ver una Noosfera
como aureola de la Biosfera, dista mucho de lograrse el acuerdo en torno a la cuestin de si esa corona de sustancia reflexiva peri-terrestre ha terminado o no su evolucin planetaria.
Pues bien, precisamente en torno a esta cuestin crucial de
un punto muerto de la antropognesis, en el curso de estos
ltimos aos me he visto llevado a adoptar, con todo el mpetu de mi evidencia interior, una actitud decisiva.
Ya hace mucho tiempo (cf., por ejemplo, Cmo yo creo)
que seal hasta qu punto la Humanidad, por su estado de
des-organizacin residual, traiciona la posibilidad, y, por
tanto, la inminencia, de un estado de unificacin superior. A
priori (es decir, a juzgar por su potencial de ultra-ordenamiento), podra afirmarse que la hominizacin an prosigue.
Pues bien, desde 1939, la realidad de esta deriva rganopsquica no ha dejado de presentrseme, a la luz de los
hechos, con creciente resplandor; y el resultado ha consistido
en dar forma y objetivo definitivos a mi necesidad innata de
Plenitud y Consistencia.
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41
EL CORAZN DE LA MATERIA
LO HUMANO. O LO CONVERGENTE
(en particular en el de la Ciencia pura); pero se sigue rechazando que el rgano mismo de esta visin pueda ir perfeccionndose hereditariamente. Pues bien, tales son precisamente
el prejuicio y la ilusin tenaces de los cuales un buen da me
encontr completamente liberado. Que en cada elemento
humano la capacidad individual de sentir y pensar haya alcanzado su lmite (al menos provisionalmente) hace treinta o cuarenta mil aos es posible; pero que la Hominizacin en su
esencia (es decir, la concentracin sobre s del Psiquismo
terrestre global) se haya detenido lo desmiente formalmente,
en mi opinin, el fantstico espectculo, que tenemos ante
nuestros ojos, de una Reflexin colectiva en rpido ascenso, al
mismo ritmo que una organizacin cada vez ms unitaria.
La complicacin (bajo compresin) y la Temperatura
psquica continan elevndose a nuestro alrededor, esta vez
no de acuerdo con las dimensiones del individuo, sino a escala planetaria. Cmo no reconocer en este familiar signo la
realidad objetiva, experimental, de una transformacin dirigida de la Noosfera as a whole?
Zoolgica y psicolgicamente hablando, el Hombre,
percibido finalmente en la integridad csmica de su trayectoria, no se encuentra an sino en un estado embrionario...,
ms all del cual se perfila ya una amplia franja de ULTRA-
HUMANO.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
III
Lo dstico, o lo Cntrico
Observacin preliminar.
La reflexin o revelacin del Punto Omega
Con e descubrimiento de Omega finaliza io que podra denominar la rama natural de mi trayectoria interior en busca de la
consistencia ltima del Universo. Como acabamos de ver, no
slo en la direccin vaga del Espritu, sino en forma de
Centro supra-personal bien definido, se ha revelado finalmente, en mi bsqueda experimental, un Corazn de la Materia
total. De no haber sido creyente y de haberme dejado llevar
nicamente por los impulsos de mi Sentido de la Plenitud, me
parece que de todas maneras habra llegado a la misma cima
espiritual de mi aventura interior. Es incluso posible que por
simple profundizacin racional de las propiedades csmicas
de Omega (unidad compleja en la que la suma organizada de
los elementos reflexivos del Mundo se irreversibilizan en el
seno de un Super-ego trascendente) hubiera sido llevado tardamente, en el curso de un proceso final, a reconocer en un
Dios encarnado el Reflejo mismo, en nuestra Noosfera, del
Ncleo ltimo de totalizacin y consolidacin bio-psicolgicamente exigido por la evolucin de una Masa viva reflexiva.
Para ser Hombre por completo, es posible que me hubiera
visto obligado a hacerme cristiano.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
1. El Corazn de Jess
Por muy unitiva y comulgante que hubiera sido -y, consiguientemente, por muy cargada de emocin que hubiera estado- desde el origen mi toma de contacto con el Universo y mi
toma de conciencia del mismo, estaba abocada, abandonada a
s misma, a no superar un cierto grado, bastante mediocre, de
intimidad y ardor. Al Punto Omega yo no acceda, en efecto,
por va csmica y biolgica, sino a duras penas, gracias a un
restablecimiento dialctico que me dejaba frente a una Entidad deducida y conjeturada, ms que sentida y experimentada. Centro en Centro, Corazn en Corazn, anticipados ms
que materializados. Gesto intensamente apasionado por mi
parte, naturalmente, pero an no verdadero amor, y, por tanto,
todo un mundo entre los dos...
1.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
<!H
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
IIIINC
2. El Cristo universal
Aqu -en mi ego pagano-, un Universo personalizndose
por convergencia.
All -en mi ego cristiano-, una Persona (la de Cristo) unlversalizndose por Irradiacin.
2.
49
a) Los Conflictos
De manera general puede decirse que, hasta estos ltimos
tiempos y en Occidente, la mstica (incluso cristiana) no ha
dudado nunca que a Dios no hay que buscarlo exclusivamente en los cielos, es decir, en ruptura ms o menos directa y
profunda con este mundo.
Espiritualizarse = desmaterializarse.
Tal era (y tal deba ser en un Cosmos esttico) la ecuacin
fundamental de la Santidad.
Ahora bien, la tendencia natural de mi pensamiento me
llevaba, como ya hemos visto, justamente, no en direccin
opuesta, sino transversal respecto de esa orientacin tradicional. La Materia matriz de la Conciencia; y la Conciencia,
nacida de la Materia, siempre en marcha, en torno a nosotros,
en direccin a algo Ultra-Humano. Dicho de otro modo, una
segunda especie de Espritu descubrindose, no ya justo encima de nuestras cabezas, sino transversalmente y como en el
horizonte... Por necesidad estructural, entre el Dios del Hacia
Arriba y una suerte de nuevo Dios del Hacia Adelante se haba
entablado una lucha en lo ms profundo de mi alma3 por la
coexistencia definitiva y la aproximacin invencible en mi
corazn del Sentido csmico y el Sentido crstico.
3.
MI
51
LO CRISTICO, O LO CNTRICO
b) Los Progresos
Cristo. Su Corazn. Un Fuego capaz de penetrarlo todo y que,
poco a poco, se expande por doquier.
En el origen de esta invasin y este envolvimiento me
parece poder situar la importancia, en rpido crecimiento,
adquirida en mi vida espiritual por el Sentido de la Voluntad
de Dios. Fidelidad a la Voluntad divina, es decir, a una omnipresencia dirigida y expresa, activa y pasivamente percibible
en cada elemento y en cada acontecimiento del Mundo. Sin
darme cuenta claramente, al principio, del puente tendido por
esta actitud eminentemente cristiana entre mi amor a Jess y
mi amor a las Cosas, no he dejado nunca, desde los primeros
aos de mi vida religiosa, de abandonarme con predileccin a
ese sentimiento activo de comunin con Dios a travs del
Universo. Y es la emersin decisiva de esta mstica pan-crstica, madurada definitivamente en los dos grandes impactos
de Asia y de la Guerra, lo que reflejan, en 1924 y 1927, La
Misa sobre el Mundo5 y El Medio Divino.
5. Vase ms adelante (N. d. E.).
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Emersin decisiva, lo repito, y que poda entonces considerar acabada, pero a la que en realidad le faltaba algo para
alcanzar la plenitud de su proyeccin.
Y he aqu qu.
Cuando releo hoy las pginas tan candidamente fervientes
de El Medio Divino, me asombra constatar hasta qu punto
todos los rasgos esenciales de mi visin cristo-csmica se
encontraban ya establecidos en aquel tiempo. Pero, en cambio, me sorprende observar hasta qu punto era an vaga y
fluctuante en aquella poca la imagen de mi Universo.
Sin duda, para fundamentar la pan-comunin cuyo sentimiento me obsesionaba y embriagaba por entonces, dispona
ya de un Mundo con elementos orgnicamente entretejidos y
capas orgnicamente unidas. Pero esta organicidad ambiente,
soporte especfico de la Diafana crstica, no exista an, para
mi espritu y para mis ojos, sino en estado, por as decirlo,
difuso. En aquel momento (alrededor de 1930), la Convergencia csmica, con su cortejo de consecuencias (Ley de Complejidad/Consciencia, Confluencia de las ramas humanas,
existencia de un Punto Omega en cabeza de la Noognesis...)
no me resultaban an claramente visibles. Una inmensa
Pluralidad, cuya nebulosa se iluminaba, sin concentrarse, bajo
los rayos del Astro divino: mi Weltanschauung de entonces
no iba mucho ms all de esto.
Constituira la obra y el gozo continuos de los veinte aos
siguientes el ver -paso a paso y a la par- reforzarse en tomo
a m, la una por la otra, la Densidad crstica y la Densidad csmica de un Mundo cuyo poder comulgante aumentaba
incesantemente a mis ojos con el poder convergente.
Inicialmente, para instaurar y experimentar a Cristo en
todas las cosas, yo no saba utilizar de mi alrededor ms que
el detalle de los acontecimientos y los seres. Poco a poco, a
medida que mi espritu se iba familiarizando con la realidad
de un nico y vasto enrollamiento psicognico de toda la Materia sobre s misma, sera cada nuevo crculo percibido en
esta prodigiosa espiral el que vendra a materializarse y a
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
bre un nuevo mbito: lo Cntrico, donde tienden a desvanecerse las mltiples oposiciones que constituyen la desdicha o
las ansiedades de nuestra existencia.
Bajo la presin irresistible de un planeta que se comprime,
sentimos agravarse de da en da, en nosotros y a nuestro alrededor, el antagonismo entre las fuerzas tangenciales, que
nos someten los unos a los otros, y las aspiraciones radiales,
que nos instan a llegar al fondo incomunicable de nuestra persona. Repulsin frente a una totalizacin inevitable que nos
amenaza con un encenagamiento en una suerte de Materia
segunda, hecha de determinismos acumulados. Pavor ante un
final por mecanizacin, tan temible como una muerte por
desagregacin y retorno a la Materia primera...
Como en un sueo, tenemos la impresin de estar atrapados en las rbitas de un crculo infernal.
Pues bien, precisamente de esta pesadilla nos despiertan
los primeros rayos de un Centro universal de convergencia y
atraccin donde, en el lmite superior de su complejidad, las
relaciones que nos solidarizan tienden a confundirse con la
atraccin que precipita nuestro ego hacia adelante. Milagroso
efecto especfico de lo Cntrico, que ni disuelve ni somete los
elementos que rene, sino que los personaliza, justamente
porque su manera de absorber consiste en centrificar an
ms! En esas altas latitudes del Universo se puede verdaderamente decir que, por reduccin sinttica de lo Mltiple a lo
Uno, la Totalizacin libera, es decir, que la Materia se hace
Espritu, en la medida misma en que el amor comienza a
expandirse por doquier.
A partir, sin duda, del primer momento en que, ante mi
visin interior, el Oro del Espritu, sucediendo a la Prpura de la Materia, se orient hacia la Incandescencia de un
Alguien, el Mundo comenz, al menos de derecho, a hacerse ardiente para mi corazn. Por la simple aparicin de lo
Personal en la cumbre de la Evolucin, el Universo, potencialmente, se me haca amable y amante. Sin embargo, sera
necesaria nada menos que la conjuncin de Cristo con el
Punto Omega para que, con un centelleo de chispas, se produjera ante mis ojos el extraordinario fenmeno de un abrasamiento general del Mundo por amorizacin total.
El Amor... Por su ubicuidad, su fogosidad y el espectro
innumerable de sus formas, esta extraa potencia ha intrigado
y fascinado desde siempre a los maestros del pensamiento
humano. Pero hasta ahora no me he percatado de que, en la
zona cristo-cntrica de un Universo en Noognesis, liberndose en estado puro, manifiesta su asombroso poder para
transformarlo y reemplazarlo todo.
Desde el punto de vista de la Evolucin convergente a que
me han conducido y en que me han situado sesenta aos de
experiencias y reflexin, el entero Acontecimiento csmico se
reduce esencialmente a un nico y vasto proceso de ordenamiento cuyo mecanismo (utilizacin de los efectos de los
Grandes Nmeros y del juego de las Probabilidades) tiene
como resultado, en cada instante, por necesidad estadstica,
una cierta cantidad de sufrimiento (fallos, descomposicin,
muerte...). Ahora bien, es precisamente a las dos caras (constructiva y destructiva) de esta operacin a las que, por acceso
de Cristo al Punto Omega, penetra e invade una oleada de
potencia unitiva. Personalizada de repente y a la vez en sus
progresiones, que nos centran en Cristo, y en sus regresiones,
que nos descentran de l, la Cosmognesis adopta bruscamente, hasta en sus ms implacables y oscuros determinismos, el aspecto de un ilimitado contacto con un Polo supremo
de atraccin y complecin. Lanzada sbitamente, una corriente de amor se expande por toda la superficie y la profundidad
del Mundo; y ello no slo a la manera de un calor o un perfume sobreaadidos, sino como una esencia de fondo destinada
a metamorfosearlo, asimilarlo y reemplazarlo todo...
Desde hace mucho tiempo, la Ciencia nos ha habituado a
la idea de que, dirigida evolutivamente hacia abajo, toda
energa fsica tiende a degradarse en calor en el seno de un
Mundo sin tensin y desvitalizado. No es sumamente notable que la Energtica integral del Universo aboque a una con-
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LO CRSTICO, O LO CNTRICO
4. El descubrimiento de Dios,
o la Llamada a Aquel que viene
Absorto por completo en el gozo de ver simultneamente centrarse, consolidarse y amorizarse en torno a m todas las
cosas, durante mucho tiempo no he prestado atencin, en el
vasto fenmeno de Cristificacin que me descubra la conjuncin entre el Mundo y Dios, sino al ascenso en m de las fuerzas de Comunin. Todo para intensificar la Trama csmica, a
fin de que en ella se intensificase para m la Presencia divina.
A este perodo an algo egocntrico y cerrado de mi vida interior corresponden claramente la inspiracin y la redaccin de
La Misa sobre el Mundo y El Medio Divino.
Debido a uno de esos extraos efectos de inhibicin que
con tanta frecuencia nos impiden reconocer lo que tenemos
ante los ojos, no me daba cuenta de que, inevitablemente, a
medida que, de las profundidades de la Materia a las cimas del
Espritu, Dios metamorfoseaba el Mundo, el Mundo, a su
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
trario, paralizara, para nuestros espritus modernos, la necesidad de adorar. Cuntas veces no habr estado a punto de
pensar esto yo mismo!; y, en todo caso, cuntas veces no me
lo habrn dicho...!
Un Cristo reductor de Dios...
Que esta mortal sospecha se volatilice fcilmente, y para
siempre, desde el momento en que, por sensibilidad a la mstica moderna, se perciba que, en virtud de las caractersticas
mismas que pareceran, en principio, particularizarle en exceso, un Dios histricamente encarnado es, por el contrario, el
nico que puede satisfacer, no slo las reglas inflexibles de un
Universo en el que nada se produce ni aparece excepto por
nacimiento, sino tambin las aspiraciones irreprimibles de
nuestro espritu.
Porque, en definitiva, qu da esta nueva ecuacin fundamental de toda Religin futura -El Dios del Hacia Arriba +
El Dios del Hacia Adelante- sino un trmino de dimensiones teo-csmicas, es decir, crsticasl
Por fuerza, en rgimen de Unin Creadora, no es slo el
Universo, sino que es Dios mismo quien se cristifica en
Omega, en los lmites superiores de la Cosmognesis. Dicho
de otro modo, el Monotesmo evolucionado, en torno al
cual parece ir concentrndose lo mejor de las energas religiosas de la Tierra, va lgica y biolgicamente consumndose en direccin a un Pan-cristismo.
No slo extensible y adaptativo sin lmites a las nuevas
dimensiones del Mundo, sino inagotablemente cargado, para
nuestros corazones, de energa evolutiva: as crece, en nuestro
cielo, a escala y segn la exigencia de lo Ultra-Humano, un
verdadero Super-Cristo irradiando por entero Super-Caridad.
6.
Los revisores nombrados en 1948 para dar su opinin sobre este escrito del padre Teilhard juzgaron este pasaje incompatible con la ortodoxia. Teilhard acept reemplazar las palabras complecin y acabamiento por satisfaccin. Pero poco despus, reflexionando sobre el tema,
declar: A pesar de todo, el Universo es para Dios mucho ms que un
producto de satisfaccin.
Una lectura del cardenal de Brulle, posterior a la muerte de
Teilhard, vendra a probarnos que ste tena razn.
He aqu la afirmacin del Cardenal, al que Urbano vm llamaba
Apstol de los misterios del Verbo Encarnado:
(Dios) Padre, que es el origen fontal de la Deidad, (...) produjo
en s mismo dos Personas divinas. Y el Hijo, que es la segunda Persona
productora en la Divinidad, termina su fecundidad en la produccin de
una sola Persona divina. Y esta tercera Persona, al no producir nada
eterno e increado, produjo el Verba encarnado. Y este Verbo encarnado (...) produjo el orden de la gracia y la gloria, que termina (...)
hacindonos Dioses por anticipacin. (...) Y es donde termina la comunicacin de Dios en s mismo y fuera de s mismo. (Les Grandeurs de
Jsus).
As, dado que el Hombre-Dios constituye la fecundidad del Espritu
Santo y dado que la encarnacin del Verbo est ligada a la creacin de
un universo evolutivo, se puede concluir legtimamente que ste es un
misterioso producto de complecin y acabamiento para el Ser Absoluto
mismo (N. d. E.).
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO, O LO CNTRICO
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EL CORAZN DE LA MATERIA
COLOFN:
Lo femenino, o lo Unitivo1
Lo ms importante de.lo Tangible es la Carne. Y, para el Hombre, la Carne es la Mujer.
Dado que, desde mi infancia, part al descubrimiento del
Corazn de la Materia, era inevitable que me encontrase algn
da frente a lo Femenino. Lo nico curioso es que, en este
caso, el encuentro haya esperado para producirse hasta que
me encontraba en la treintena. Tan grande era para m la fascinacin de lo Impersonal y lo Generalizado...
Extrao retraso, no obstante.
Pero retraso fecundo, porque, al penetrar en mi alma en el
momento preciso, cuando, en vsperas de la guerra, el Sentido
Csmico y el Sentido Humano estaban saliendo en m de la
infancia, la nueva energa no corra el peligro de desviar o
malgastar mis fuerzas, sino que llegaba justo a punto a un
mundo de aspiraciones espirituales cuya inmensidad, an un
tanto fra, slo la esperaba a ella para fermentar y organizarse
por completo.
1.
EL CORAZN DE LA MATERIA
LO FEMENINO, O LO UNITIVO
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2.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Apndice
APNDICE
El cuadro
...En aquel momento -comenz- tena yo la mente ocupada
por una cuestin semi-filosfica, semi-esttica. Suponiendo
-pensaba yo- que Cristo se dignara aparecerse all, corporalmente, ante m, cul sera su aspecto?; cmo ira vestido?;
y cul sera, sobre todo, su manera de insertarse sensiblemente en la Materia, su forma de destacar respecto de los
objetos de alrededor?... Y algo me apesadumbraba y me chocaba confusamente ante la idea de que el Cuerpo del Seor
pudiera yuxtaponerse, en el marco del mundo, a la multitud de
cuerpos inferiores, sin que stos experimentasen y constatasen, mediante alguna alteracin perceptible, la Intensidad all
presente.
Entre tanto, mi mirada se haba detenido maquinalmente
en un cuadro que representaba a Cristo ofreciendo su corazn
a los hombres. Dicho cuadro estaba colgado ante m en la
pared de la iglesia en que haba entrado a orar. Y, siguiendo el
curso de mi pensamiento, no saba cmo le resultara posible
a un artista representar la Humanidad sagrada de Jess sin
darle esa fijeza demasiado precisa de su Cuerpo, que pareca
aislarle de todos los dems hombres, sin conferir a su figura
esa expresin demasiado individual que, suponiendo que
fuese bella, lo era de una manera particular, excluyente de
todos los dems tipos de belleza.
Me interrogaba, pues, ansiosamente sobre estas cosas y
miraba el cuadro cuando comenz la visin.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
APNDICE
...Me doy cuenta de que he olvidado hablarte de las vestiduras de Cristo. Eran luminosas, como leemos en el pasaje de
la Transfiguracin. Pero lo que ms me llam la atencin fue
percatarme de que no estaban tejidas artificialmente, a menos
que la mano de los ngeles sea la de la Materia... No eran en
absoluto fibras groseramente hiladas las que componan la
trama, sino que la Materia, la flor de la Materia, se haba trenzado espontneamente ella misma, hasta lo ms ntimo de su
sustancia, como un lino maravilloso. Y yo cre ver entrelazarse indefinidamente las mallas, armoniosamente combinadas en
un dibujo natural que las afectaba hasta su mismo principio.
Pero para aquella vestidura maravillosamente tejida por la
cooperacin continua de todas las energas y de todo el orden
de la Materia no tuve, como puedes comprender, ms que una
mirada distrada. Fue el rostro transfigurado del Seor el que
atrajo y cautiv toda mi atencin.
T has visto con frecuencia por la noche cmo ciertas
estrellas cambian su luz: tan pronto son perlas de sangre como
destellos aterciopelados violceos. Y has visto tambin cmo
el arco iris se desplaza sobre una burbuja transparente...
As, en un tornasol inexpresable, brillaban, sobre la fisonoma inmutable de Jess, la luz y los colores de toda nuestra
belleza. No podra decir si segn mis deseos o siguiendo la
voluntad de Aquel que regulaba y conoca mis gustos. Lo que
es indudable es que aquellos innumerables matices de majestad, suavidad y atraccin irresistible se sucedan, se transformaban, se fundan los unos en tas otros siguiendo una armona que me satisfaca plenamente.
Y siempre, detrs de aquella superficie mvil -sostenindola y concentrndola en una unidad superior-, flotaba la
incomunicable Belleza de Cristo... Aunque yo adivinaba ms
que perciba aquella Belleza, porque, cada vez que intentaba
atravesar la capa de las bellezas inferiores que me la ocultaban, otras bellezas particulares y fragmentarias se alzaban y
me velaban la Verdadera, al misino tiempo que me hacan adivinarla y desearla.
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APNDICE
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APNDICE
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APNDICE
bras profundidades o eleva hasta los azules cielos. Tu salvacin y la ma dependen de ese primer instante...
- Oh, Materia, ya ves, mi corazn est temblando. Puesto
que eres t, dime, qu quieres que haga?
- Arma tu brazo, Israel, y lucha intrpidamente contra
m!
Como el mar se ilumina algunas noches en torno al nadador y brilla tanto ms en sus repliegues cuanto mayor es el
vigor con que los miembros robustos lo agitan, as la potencia
oscura que combata contra el hombre irradiaba mil reflejos
alrededor de su esfuerzo.
En virtud de un despertar mutuo de sus potencias opuestas, l exaltaba su fuerza para dominarla, y ella revelaba sus
tesoros para entregrselos.
- Emppate de la Materia, Hijo de la Tierra, bate en sus
ardientes oleadas, porque ella es la fuente y la juventud de tu
vida.
Creas, ay, poder prescindir de ella, porque el pensamiento se ha encendido en ti. Esperabas estar tanto ms prximo al
Espritu cuanto ms cuidadosamente rechazases lo que se
palpa; esperabas ser ms divino si vivas en la idea pura, ms
anglico, al menos, si huas de los cuerpos.
Pues bien, has estado a punto de morir de hambre!
Te es preciso aceite para tus miembros, sangre para tus
venas, agua para tu alma, Realidad para tu inteligencia; te
son necesarios por la ley misma de tu naturaleza, lo
comprendes?...
Nunca jams, si quieres vivir y crecer, podrs decir a la
Materia: Ya te he visto lo bastante; conozco todos tus misterios; ya he tomado alimento perpetuo para mi pensamiento.
A pesar de todo, entrate bien, como el Sabio de los Sabios,
aunque llevases en la memoria la imagen de cuanto puebla la
Tierra o nada bajo las aguas, esa Ciencia no supondra nada
para tu alma, porque todo conocimiento abstracto es intil,
porque, para comprender el Mundo, no basta con saber; es
preciso ver, tocar, vivir en la presencia, beber la clida existencia en el seno mismo de la Realidad.
No digas, pues, jams, como algunos: La Materia est
desgastada, la Materia est muerta!. Hasta la consumacin
de los Siglos, la Materia ser joven y exuberante, resplandeciente y nueva para quien quiera...
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APNDICE
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EL CORAZN DE LA MATERIA
APNDICE
HIMNO A LA MATERIA
Apartando resueltamente los ojos de lo que hua, se abandon, con una fe desbordante, al soplo que arrastraba el
Universo.
Pero he ah que, en el seno del torbellino, creca una luz
que tena la dulzura y la movilidad de una mirada... Se expanda un calor que ya no era la dura irradiacin de un fuego, sino
la rica emanacin de una carne... La inmensidad ciega y salvaje se volva expresiva y personal. Sus amorfas oleadas se
plegaban siguiendo los rasgos de un rostro inefable.
Un Ser se dibujaba por doquier, atrayente como un alma,
palpable como un cuerpo, vasto como el cielo; un Ser entremezclado con las cosas, aunque distinto de ellas, superior a su
sustancia, de la que se revesta, y, sin embargo, tomando cuerpo en ellas...
El Oriente naca en el corazn del Mundo.
Dios resplandeca en la cspide de la Materia, cuyas ole-^
adas le llevaban el Espritu.
El Hombre cay de rodillas en el carro de fuego que le
arrebataba.
Y dijo:
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Salve, potencia universal de acercamiento y unin mediante la cual se religa la multitud de mnadas y en quien
todas convergen por el camino del Espritu.
Salve, suma3 armoniosa de las almas, lmpido cristal del
que surge la nueva Jerusaln.
Salve, Medio divino cargado de potencia Creadora,
Ocano agitado por el Espritu, Arcilla modelada y animada
por el Verbo encarnado.
Creyendo obedecer a tu irresistible llamada, los hombres
suelen precipitarse por amor a ti en el abismo exterior de los
gozos egostas.
Un reflejo, o un eco, los confunde.
Ahora lo veo.
Para alcanzarte, Materia, es preciso que, partiendo de un
contacto universal con cuanto se mueve en este mundo, sintamos desvanecerse poco a poco entre nuestras manos las formas
concretas de cuanto tenemos, hasta que nos enfrentemos con la
sola esencia de todas las consistencias y todas las uniones.
Si queremos poseerte, es necesario que te sublimemos en
el dolor despus de haberte estrechado voluptuosamente en
nuestros brazos.
T reinas, Materia, en las alturas serenas donde se imaginan evitarte los Santos; Carnetan transparente y tan mvil que
ya no te distinguimos de un espritu.
lzame, Materia, a las alturas, mediante el esfuerzo, la
separacin y la muerte; lzame all donde sea posible por fin
abrazar castamente el Universo!.
Abajo, en el desierto ya tranquilo, alguien lloraba: Padre
mo, Padre mo!; qu loco viento le ha arrebatado!.
Y en el suelo yaca un manto4.
3.
4.
LO CRSTICO
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Finalmente, dos meses antes de su muerte, Teilhard comenz la redaccin del ensayo que maduraba desde haca
cinco aos: Me pongo decididamente con lo Crstico, sin
saber demasiado bien ni el tono ni el carcter que adquirir
(entre el Medio Divino, la Misa sobre el Mundo y el Corazn
de la Materia...). Orad para que lo haga lo mejor posible,
para que venga "su" reino. A J.M., 9 de febrero de 1955.
(N. d. E.).
Introduccin: La Amorizacin del Universo
Las pginas que siguen no son una simple disertacin especulativa en que se expongan las lneas principales de un sistema
largamente madurado e ingeniosamente ensamblado, sino que
representan un testimonio dado con toda objetividad sobre un
cierto acontecimiento" interior, sobre una determinada experiencia personal en la que me es imposible no discernir las
huellas de una deriva general de lo Humano hacia s mismo.
Poco a poco, a lo largo de mi existencia se ha ido despertando en m (hasta hacerse habitual) la percepcin de dos dinmicas o corrientes psquicas fundamentales, en las que todos
participamos sin, no obstante, tener el suficiente cuidado.
Por un lado, el acercamiento irresistible de mi pensamiento individual a todo el resto de cuanto piensa sobre la Tierra,
y, por tanto, poco a poco, a cuanto est ordenndose, donde
sea y en el grado que sea, en las inmensidades del Tiempo y
el Espacio.
Y, por otro lado, la individualizacin persistente, en el
centro de mi pequeo ego, de un ultra-Centro de pensamiento
y accin: el ascenso imparable, en el fondo de mi conciencia,
de una suerte de Otro que sera an ms yo que yo mismo.
Por un lado, un Flujo, a la vez fsico y psquico, que enrollara sobre s, complicndola hasta hacerla co-reflexionar, la
totalidad de la Trama de las Cosas.
Y por otro lado, bajo las especies de lo Divino encarnado,
una presencia tan ntima que exigira, para satisfacerse y satisfacerme, ser, por naturaleza, universal.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Doble sentido (y sentimiento) de una Convergencia csmica y de una Emergencia crstica que, cada una a su manera, me invadan por entero.
Aunque la una y la otra me afectaban en la mdula del ser,
es concebible que estos dos aflujos de conciencia, por llegar a
m desde dos ngulos diferentes, permanecieran sin efecto el
uno con relacin al otro...
Ahora bien, por el contrario (y sta es precisamente la
experiencia que intentan traducir estas pginas), el gozo y la
fuerza de mi vida han consistido en constatar que, aproximados el uno al otro, los dos ingredientes espirituales reaccionaban inexhaustiblemente entre s con un resplandor extraordinario, desencadenando, mediante su implosin, una luz tan
intensa que transfiguraba (o incluso trans-substanciaba)
para m las profundidades mismas del Mundo.
El acceso repentinamente abierto al Hombre del siglo xx,
por la maduracin conjugada de la Revelacin y la Ciencia, de
una especie de ultra-dimensin de las Cosas en la que (no por
neutralizacin, sino por paroxismo) se desvanecen todas las
diferencias entre Accin, Pasin y Comunin, a las temperaturas del Centro y a escala del Todo...
El Universo amorizndose y personalizndose en el propio dinamismo de su evolucin...
Hace ya mucho tiempo que, en La Misa sobre el Mundo y
El Medio Divino, intent, ante estas perspectivas an apenas
formadas en m, fijar mi admiracin y mi asombro.
Hoy, despus de cuarenta aos de reflexin continua',
sigue siendo exactamente la misma visin fundamental la que
siento la necesidad de presentar, y hacer compartir, en forma
madura, por ltima vez.
Con menos frescura y exuberancia en la expresin que en
el momento del primer encuentro.
Pero con la misma admiracin y la misma pasin.
1.
LO CRSTICO
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO
Respecto de esta imagen general de una Evolucin comparable, en suma, a un ro de aguas amorfas (Entropa) en el
seno del cual se individualizaran por contra-corriente innumerables torbellinos, puede decirse que los observadores
competentes estn hoy de acuerdo. Fenomnicamente hablando, el Mundo se presenta ante nosotros, no slo como un
sistema en simple movimiento, sino como un sistema en estado de gnesis, lo que es totalmente distinto. A travs de las
metamorfosis de la Materia, algo se hace (y simultneamente se deshace) siguiendo una determinada orientacin global, irreversible y aditivamente.
Cuestin tcnicamente soluble, por el contrario, exclamar yo, con tal de que nuestros ojos no permanezcan cerrados a
la significacin bio-csmica de un fenmeno a la vez tan
grande y tan prximo a nosotros que terminamos por no percibirlo a fuerza de estar sumergidos en l: me refiero al
Fenmeno de la co-reflexin humana.
Dado que nacemos y vivimos en el seno mismo del acontecimiento, nos sigue pareciendo muy natural no slo pensar
con nosotros mismos, sino pensar, inevitablemente, con todos
los dems a la vez; es decir, encontrarnos cada vez ms inmersos por cada uno de nuestros gestos en la edificacin de un
acto humano total de visin y actuacin.
Intentemos, por el contrario, adoptando para ello la
distancia suficiente, hacer entrar en una perspectiva general del Mundo el proceso de co-conscienciacin en que
participamos.
Entonces una evidencia totalmente clara (y extraamente
liberadora) se desprende de los hechos, a saber, que bajo la
banalidad y la superficialidad aparentes del ordenamiento tcnico-social de la Tierra, es la Evolucin misma, a travs de su
rostro orientado hacia lo Improbable, la que se prolonga y
acelera, ms all de nuestros pequeos centros individuales,
en direccin a una Complejidad-Consciencia de dimensiones
planetarias.
Y esta sencilla constatacin es de una importancia decisiva a la vez para nuestra inteligencia y para nuestra voluntad.
Muchos tericos de la Biognesis siguen hablando como
si la deriva csmica (anti-entrpica) de Ordenamiento se tradujese finalmente en una expansin diversificante y dispersante de las formas vivientes. De hecho, correctamente interpretada, de la co-reflexin terrestre, resulta, por el contrario,
que esa deriva, llegada a su madurez, adopta inevitablemente
la forma de un centramiento diferenciante y unanimizante de
toda la porcin hominizada de la Trama de las Cosas.
Experimentalmente, observado en sus zonas extremas, en
direccin a lo Improbable, el Universo converge sobre s
mismo...
Pero entonces se descubre por s mismo un problema ulterior (por no decir ltimo).
En el caso del ro tomado anteriormente como elemento
de comparacin, lo ms definitivo y lo ms importante es, por
supuesto, la corriente principal, no los remolinos aparecidos
fugazmente en la masa de aguas descendentes. En la Cosmognesis, por el contrario, cmo decidir el valor relativo de los
dos trminos en presencia? Lo que cuenta en materia de
Evolucin -es decir, lo que tendr la ltima palabra csmicamente hablando- es verdaderamente (como podra parecer a
primera vista) la majestuosa e inflexible Entropa?; no sern,
por el contrario (a pesar de ciertas apariencias de fragilidad)
los ncleos cada vez ms complejos y cada vez mejor centrados, formados sucesivamente en el curso de las edades planetarias? Dicho de otro modo, es en direccin a lo inordenadoinconsciente (solucin materialista), o, por el contrario, en
direccin a lo Ordenado-consciente (solucin espiritualista)
hacia donde el Universo, en ltimo trmino, cae sobre s en
equilibrio?
A propsito de este problema (por vital que sea para nosotros) de valor y futuro, la Ciencia se niega an a tomar postura, y las opiniones estn divididas. Cuestin experimentalmente insoluble, se repite, cuya respuesta concierne a la filosofa o al sentimiento...
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRISTICO
2. La emergencia de Cristo
A lo largo de los prrafos precedentes he intentado hacer
percibir hasta qu punto se transforma la imagen del Mundo desde el momento en que se decide dar en l su plena
expresin y su lugar completo al Fenmeno Humano de Coreflexin.
Volviendo ahora nuestra mirada en una direccin en apariencia totalmente distinta, es decir, pasando del terreno fsico
2.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO
3. El Universo cristificado
La conciencia de encontrarse en un Mundo cuyas dos mitades
(fsica y mstica) se cierran lentamente, con toda la fuerza de
un Mundo, sobre una Humanidad que nace de su acercamiento; y, en consecuencia, la conciencia de acceder a un hiper-
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LO CRISTICO
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LO CRSTICO
En verdad, Cristo salva; pero no hay que aadir de inmediato que es al mismo tiempo salvado por la Evolucin?
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO
desaparece (sin confusin): los mltiples elementos reflexivos del Mundo se cumplen en su ego infinitesimal, por acceso integrador al Ego crstico hacia el que gravita (y al que consuma al consumarse) la totalidad de lo Participado.
En virtud de esta inter-relacin de convergencia, ni un ego
elemental puede aproximarse al Centro crstico sin hacer
cerrarse sobre s un poco ms la esfera total del Mundo, ni,
recprocamente, el Centro crstico puede comunicarse, por
poco que sea, al menor de los elementos del Mundo, sin hacer
que se cierre ms estrechamente sobre s la capa entera de las
cosas.
Ascendente o descendente, toda operacin (por curvatura
misma del espacio particular en que se realiza) es, en ltima instancia, pan-humanizante y pan-cristificante a la vez.
Por lo que, para el vidente, se difumina toda oposicin
entre unin y desunin, accin y oracin, bsqueda y adoracin, centramiento en s y ex-centramiento en el Otro...
Dios es en adelante experimentable y percibible (e incluso, en un sentido autntico, acabable) por la totalidad envolvente de lo que nosotros denominamos Evolucin, in
Christo Jesu.
Ahora y siempre el Cristianismo, por supuesto, pero un
Cristianismo re-encamado por segunda vez (y como al cuadrado) en las energas espirituales de la Materia. Justamente el
ultra-cristianismo que nos es necesario en este momento para responder a las exigencias crecientes de lo ultra-humano.
c) El Medio Divino
En sus esfuerzos por unirse a lo Divino, el Hombre no haba
intentado hasta ahora ms que dos vas: o bien evadirse del
Mundo en el ms all, o bien, por el contrario, fundirse con
las cosas, a fin de unificarse con ellas monsticamente. Y,
de hecho, en rgimen de Cosmos, qu otra cosa poda intentar para escapar a la multiplicidad interna y externa que le
torturaba?
En cambio, a partir del momento en que, por Cosmognesis orientada hacia un Omega crstico, el Universo adopta ante nuestros ojos la forma de un conjunto realmente convergente, una tercera va, completamente nueva, se abre a lo
mstico para alcanzar la unidad total. Y consiste (puesto que
la Esfera entera del Mundo no es sino un Centro en curso de
centramiento sobre s mismo) en coincidir con todas sus fuerzas y todo su corazn con el Centro, an disperso, y, sin
embargo, ya existente, de unificacin universal.
Con el Universo cristificado (o, lo que es lo mismo, con
Cristo unlversalizado) aparece un super-medio evolutivo -al
que yo he llamado el Medio Divino- cuyas propiedades ( o
libertades) particulares, ligadas a la emergencia de dimensiones psquicas absolutamente nuevas, a todo hombre le
resulta, en adelante, indispensable captar.
Bsicamente (en virtud de cuanto acabo de decir), lo que
caracteriza al Medio Divino es constituir una realidad dinmica en la que toda oposicin entre Universal y Personal
4.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRISTICO
ascenso evolutivo de lo Psquico ms que un fugaz epifenmeno, todas las formas de Humanismo actualmente existentes
(incluso las menos materialistas) se muestran igualmente
incapaces de conceder al Hombre la confianza estimulante (e
indispensable) para avanzar en direccin a un objetivo supremamente deseable -y, ms importante an, un objetivo indestructible- al trmino de sus actividades. Ya sea por colectivizacin despersonalizadora de los individuos, ya por la amenaza no neutralizada de una muerte total, no hay una sola de las
religiones nacidas hasta ahora de la Ciencia en la que el
Universo haya dejado de congelarse ni de cerrarse desesperadamente (es decir, de hacerse, finalmente, inhabitable) hacia
adelante, en sus zonas polares. sta es la verdad.
Ni, aadira yo, por el lado del Hacia Arriba. Porque (y
por limitarnos, en est direccin, al caso ms significativo y
ms favorable, es decir, al del Cristianismo clsico) no es
cada da ms evidente para nuestra generacin que algo esencial le falta a un Evangelismo sub-maniqueizado en el que los
progresos del Conocimiento y de la Tcnica se presentan an,
no como una co-condicin primaria, sino como un simple
incremento de la espiritualizacin humana; en el que el fracaso adquiere, al mismo nivel, tanto, si no ms, valor santificante que el xito; en el que la Cruz se pone constantemente ante
nuestros ojos para recordarnos un fallo inicial del Mundo en
que vivimos; en el que la Parusa flota en el horizonte como
una catstrofe, mucho ms que como una consumacin...?
Reconozcmoslo, si los neo-humanismos del siglo xx nos
des-humanizan bajo su cielo demasiado bajo, las formas an
vivas de tesmo, por su parte (comenzando por la cristiana),
tienden a sub-humanizarnos en la atmsfera enrarecida de un
cielo demasiado alto. Sistemticamente cerradas an a los
grandes horizontes y las grandes inspiraciones de la Cosmognesis, ya no sienten verdaderamente con la Tierra, una
Tierra cuyos rozamientos internos an pueden suavizar, como
un leo bienhechor, pero cuyos dinamismos no pueden animar (como sera preciso).
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LO CRISTICO
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EL CORAZN DE LA MATERIA
LO CRSTICO
que, a pesar del ambicioso esplendor de mis ideas, sigo siendo, en la prctica, de una imperfeccin que me inquieta. Pese
a las pretensiones de su formulacin, mi fe no opera en m
tanta caridad real ni tranquila confianza como, en la ms
humilde persona arrodillada a mi lado, el catecismo que se
sigue enseando a los nios. Pero lo que tambin s es que
esta Fe refinada de la que tan mal me sirvo es la nica que
puedo soportar, la nica que me satisface, e incluso (no me
cabe duda) la nica capaz de satisfacer a los carboneros y
buenas mujeres de maana.
Evidencia, asimismo, de la capacidad de contagio de una
forma de Caridad en la que es posible amar a Dios no slo
con todo el cuerpo y toda el alma, sino con todo el
Universo-en-evolucin. Me sera imposible, lo confesaba
anteriormente, citar siquiera una nica autoridad (religiosa
o laica) de la que poder afirmar que, ni por el lado visin csmica, ni por el lado visin crstica, me identifico por completo. Pero, en cambio, cmo no sentir estremecerse en torno
a m (aunque no sea ms que por el modo en que mis ideas
se difunden) la multitud de cuantos -desde las fronteras de la
incredulidad al fondo de los conventos- piensan y sienten, o
al menos presienten, exactamente como yo? Conciencia
reconfortante en verdad de no descubrir nada por m mismo,
sino de ser la resonancia, lisa y llanamente, de lo que por fuerza (dado un cierto estado del Cristianismo y del Mundo) vibra
por doquier en las almas que me rodean. Y conciencia exaltante, en consecuencia, de no ser yo ni estar solo, sino de ser
legin, sino de ser, incluso, todos, en la medida en que se
reconoce, palpitante en el fondo de m, la unanimidad de
maana.
Evidencia, finalmente, de la superioridad (aunque al
mismo tiempo de la identidad) de lo que veo con respecto a lo
que se me ha enseado. Por su funcin misma, ni Dios que
nos atrae puede ser menos perfecto, ni el mundo con que coevolucionamos puede ser menos estimulante que lo que lo
concebimos y necesitamos. Tanto en un caso como en el otro
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LO CRISTICO
EL CORAZN DE LA MATERIA
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(Los 2 artculos
de mi Credo)
Lo que yo creo
Sntesis
(confirmacin teolgica!... Revelacin
'
y ultra-satisfecha!)
1) S. Pablo... los 3 versculos2: v Ttoi 7lvxa BeC,3
2) Cosmos = Cosmognesis Biognesis noognesis Cristoi
gnesis
cosmos = cosmognesis > biognesis > noognesis
(Fenmeno Humano)
,
, 3) El Universo est centrado (Evolutivamente, hacia Arriba I
Adelante
Cristo es su centro
\ ^ (Fenmeno cristiano)
noognesis = Cristognesis
{ = S. Pabto, \\VKX, titotoV)
La consistencia | del Espritu
(radial)
SEGUNDA PARTE
El segundo tomo del Journal, que contiene esta pgina, est publicado, bajo la supervisin de M. Schmitz-Moormann, por Editions
Fayard.
EL CORAZN DE LA MATERIA
sta, en efecto, confirma el transformismo (como conexin orgnica en la sucesin de los vivientes) por los indicios
del movimiento que asegura esa conexin, es decir, el
Progreso continuo y orientado; en suma: la Evolucin.
La conclusin lrica de esta segunda Nota resume admirablemente los dos escritos:
(...) quien ha visto (...) entrar en la Naturaleza cerrada
y profunda. All, hundiendo su mirada en el inmenso ramaje
que le lleva, cuyas ramas se pierden en la lejana por debajo
de l, en medio del oscuro Pasado, llenar una vez ms su
alma con la contemplacin y el sentimiento de un movimiento unnime y obstinado, inscrito en la sucesin de las capas
muertas y en la distribucin actual de todos los vivientes.
Dirigiendo entonces la mirada por encima de l, a los espacios preparados para las nuevas creaciones, se consagrar en
cuerpo y alma, con una fe reafirmada, a un Progreso que
arrastra o barre a los mismos que no lo quieren (...) (T. III,
p. 37) (N. d. E.).
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** *
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EL CORAZN DE LA MATERIA
gn nexo de naturaleza fsica, sino nicamente una continuidad artificial. La ley de sucesin de los vivientes, la razn de
sus semejanzas, no hay que buscarla en el seno de las cosas:
est totalmente concentrada en una idea creadora que desarrolla en puntos sucesivos, sucesivamente planteados, el
designio que, en su sabidura, ha concebido. El Universo es
una reunin de seres que germinan los unos independientemente de los otros. Su curva mvil, para ser comprendida,
debe descomponerse en una serie de trminos individuales,
fijos, cada uno de los cuales ha sido planteado como algo
nuevo totalmente distinto. Si, por ejemplo, la salida del trmino N+l es determinada por el trmino N, es nicamente en
virtud de su nmero de orden en el plan creador, no debido a
una influencia ejercida por N orgnicamente sobre l. Las formas vivientes se encadenan, se generan mutuamente, gracias
a un relevo lgico existente en el pensamiento divino.
Esta teora puede denominarse Logicismo.
La segunda respuesta, igualmente muy general, que se
puede dar a la cuestin crucial: Cul es la naturaleza de la
funcin que regula la forma y el orden de llegada de los sucesivos vivientes?, es la siguiente: Los vivientes se ordenan
en diversas categoras, se determinan los unos a los otros en
su aparicin sucesiva, bajo la influencia de un factor que, en
su realidad inmediata, es fsico, orgnico y csmico. El Universo est constituido de tal suerte que los vivientes, considerados en el orden de las causas segundas, se suscitan progresivamente, a ttulo de su condicin biolgica, los unos a los
otros. Por lo tanto, si el Caballo ha sucedido al Mesohippus,
si el hombre ha nacido despus de ciertos Primates, es por la
accin de un agente fsico definido. Ni el Caballo, ni el
Hombre, ni la primera Mnera podan aparecer fsicamente ni
ms pronto ni ms tarde de loque lo han hecho. Sin prejuzgar
nada an respecto de la naturaleza fsica particular de esta
conexin, sin ni siquiera afirmar que haya una descendencia
propiamente dicha entre seres organizados, creemos firmemente esto: que los diversos trminos de la Vida se llaman
fsicamente los unos a los otros. Cada uno de ellos, preformado por todo el pasado del Universo, llega en su momento,
como una fruta madura, a situarse en el punto marcado del
desarrollo del conjunto.
As hablan los defensores del Fisicismo.
Si se comprenden bien estas dos actitudes primordiales,
Logicismo y Fisicismo, resultar que la cuestin transformista no se ubica radicalmente ni en el Darwinismo o el
Lamarkismo (es evidente), ni en el Mono o Polifiletismo (esto
es menos claro), ni siquiera exactamente en la cuestin de la
descendencia (esto quiz extrae a mucha gente), sino nicamente en esto: debemos ser logicistas o fisicistas?
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Sobre mi actitud
respecto de la Iglesia oficial'
Menos que todo el resto, me parece, temo la persecucin por
las ideas. Aunque bastante tmido en muchos aspectos, soy
implacable en las cuestiones que tienen que ver con la Verdad
y la independencia intelectual, de modo que no veo final ms
bello que el sacrificio personal por una conviccin. Cristo no
muri de otro modo. Pero eso s: en la misma medida en que
percibo en la Iglesia ciertas inadaptaciones y ciertas cosas
caducas -de las que hablar ms adelante-, en esa misma
medida me reconozco impotente, no cualificado, para atreverme a evaluarla definitivamente en lo que tiene de general o, si
se prefiere, de axial. La Iglesia representa una canalizacin
tan poderosa y tan arraigada (en todo el pasado humano) de lo
1.
2.
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5 de enero de 1921
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La ofrenda
Puesto que, una vez ms, Seor, ya no en los bosques de
Aisne, sino en las estepas de Asia, no tengo ni pan ni vino ni
altar, me elevar por encima de los smbolos hasta la pura
majestad de lo Real y te ofrecer, yo, tu sacerdote, sobre el
altar de la Tierra entera, el trabajo y el dolor del Mundo.
El sol acaba de iluminar all a lo lejos la franja extrema
del horizonte. Una vez ms, bajo la capa mvil de sus destellos, la superficie viva de la Tierra despierta, se estremece y
reanuda su tremenda labor. Yo pondr en mi patena, oh Dios
mo, la esperada cosecha de ese nuevo esfuerzo. Verter en mi
cliz la savia de todos los frutos que hoy sern prensados.
Mi cliz y mi patena son las profundidades de un alma
abierta de par en par a todas las fuerzas que, en un instante,
van a elevarse desde todos los puntos del Globo y a converger
hacia el Espritu. Qu vengan, pues, a m el recuerdo y la presencia mstica de aquellos a los que la luz despierta para un
nuevo da!
Uno a uno, Seor, veo y amo a quienes me has dado como
apoyo y deleite natural de mi existencia.
Uno a uno cuento tambin a los miembros de esta otra y
tan querida familia que han reunido poco a poco en torno a
m, a partir de los elementos ms dispares, las afinidades del
corazn, la investigacin cientfica y el pensamiento. Ms
confusamente, pero a todos sin excepcin, evoco a aquellos
cuya legin annima forma la masa innumerable de los
vivientes: cuantos me rodean y me apoyan sin yo conocerlos;
cuantos vienen y cuantos se van; cuantos, sobre todo, en la
verdad o a travs del error, en su despacho, en su laboratorio
o en la fbrica, creen en el progreso de las Cosas y perseguirn hoy apasionadamente la luz.
Quiero en este momento qu< mi ser se haga eco del murmullo profundo de esta multitud inquieta, desconcertada o
diversa cuya inmensidad nos espanta, de este Ocano humano
cuyas lentas y montonas oscilaciones siembran el descon-
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El Fuego en el Mundo
Est hecho.
El Fuego, una vez ms, ha penetrado en la Tierra.
No se precipit estrepitosamente sobre las cimas, como el
rayo en su fragor. Acaso fuerza el Amo las puertas para
entrar en su casa?
Sin sacudidas, sin truenos, la llama lo ha iluminado todo en
su interior. Desde el corazn del ms mnimo tomo hasta la
energa de las leyes ms universales, ha invadido tan naturalmente, de manera individual y en su conjunto, cada elemento,
cada dinamismo, cada relacin de nuestro Cosmos, que cabra
pensar que ste se ha incendiado espontneamente.
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Haz manifestarse, Dios mo, por la audacia de tu Revelacin, la timidez de un pensamiento pueril que no osa concebir
nada ms vasto ni ms vivo en el mundo que la miserable perfeccin de nuestro organismo humano. En camino hacia una
comprensin ms intrpida del Universo, los hijos del siglo
aventajan cada da a los maestros de Israel. Seor Jess, en
quien todas las cosas encuentran su consistencia, revlate
por fin a quienes te aman como el Alma superior y el Centro
fsico de la Creacin. Nos va en ello la vida, no lo ves? Si no
pudiese creer que tu Presencia real anima, suaviza y alienta la
ms mnima de las energas que me penetran o me rozan,
acaso, transido hasta la mdula de mi ser, no morira de fro?
Gracias, Dios mo, por haber guiado de mil maneras mi
mirada hasta hacerle descubrir la inmensa sencillez de las
Cosas! Poco a poco, bajo el desarrollo irresistible de las aspiraciones que depositaste en m cuando era an nio, bajo el
influjo de unos amigos excepcionales que se encontraron en
mi camino en el momento oportuno para iluminar y fortalecer
mi espritu, al despertar de iniciaciones terribles y dulces
cuyos crculos me has hecho sucesivamente franquear, he terminado por no poder ver ni respirar nada fuera del Medio
donde todo no es sino Uno.
En este momento en que tu Vida acaba de pasar, con un
incremento de vigor, al Sacramento del Mundo, gustar con
mayor conciencia la fuerte y tranquila embriaguez cuya coherencia y armona no consigo agotar.
Lo que experimento, enfrente y en el seno del Mundo asimilado por tu Carne, convertido en tu Carne, Dios mo, no es
ni la absorcin del monista vido de fundirse en la unidad de
las cosas, ni la emocin del pagano prosternado a los pies de
una divinidad tangible, ni el abandono pasivo del quietista
bamboleado a capricho por las energas msticas.
Tomando algo de la fuerza de esas diversas corrientes sin
lanzarme contra ningn escollo, la actitud en la que me sita
tu universal Presencia es una admirable sntesis en la que se
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Si el Fuego ha descendido al corazn del Mundo, es, en ltima instancia, para atraparme y absorberme. Por tanto, no
basta con que lo contemple y, con fe constantemente alimentada, intensifique sin cesar su ardor en torno a m. Despus de
haber cooperado con todas mis fuerzas en la Consagracin
que le hace brotar, es preciso que yo consienta finalmente a la
Comunin que le dar, en mi persona, el alimento que, en
definitiva, ha venido a buscar.
Me prosterno, Dios mo, ante tu Presencia en un Universo
que se ha hecho ardiente y, bajo los rasgos de cuanto en este
da encuentre, me suceda y realice, te deseo y te espero.
Es terrible haber nacido, es decir, encontrarse llevado
irrevocablemente, sin haberlo querido, por un torrente de formidable energa que parece querer destruir cuanto arrastra
consigo.
Deseo, Dios mo, que mediante una inversin de fuerzas
cuyo autor slo T puedes ser, el terror que se apodera de m
ante las alteraciones sin nombre que se aprestan a renovar mi
ser se mude en la desbordante alegra de ser transformado
en Ti.
Extender primero la mano sin vacilar hacia el pan abrasador que T me presentas. En ese pan en que has encerrado
el germen de todo desarrollo, reconozco el principio y el
secreto del futuro que me reservas. S que tomarlo es entregarme a las potencias que me arrancarn dolorosamente de m
mismo para lanzarme al peligro, al trabajo, a la renovacin
continua de las ideas, al desapego austero en los afectos.
Comerlo es adquirir, respecto de lo que est en todo por encima de todo, un gusto y una afinidad que me harn en adelante imposibles las alegras en que se reanimaba mi vida. Seor
Jess, acepto ser posedo por Ti y llevado por la indescriptible
fuerza de tu Cuerpo -al que estar unido- hacia soledades
donde, solo, nunca me habra atrevido a ascender. Instintivamente, como a cualquier Hombre, me gustara alzar en este
mundo mi tienda en una montaa elegida. Tengo miedo tambin, como todos mis hermanos, del futuro demasiado misterioso y demasiado nuevo hacia el que me empuja el transcurso del tiempo. Y adems me pregunto, ansioso como ellos,
adonde va la vida... Ojal que esta Comunin del pan con
Cristo revestido de las potencias que dilatan el Mundo me
libere de mi timidez y mi apata! Me lanzo, oh Dios mo, confiando en tu palabra, al torbellino de las luchas y las energas
donde se desarrollar mi capacidad de percibir y experimentar tu Santa Presencia. A quien ame apasionadamente a Jess
oculto en las fuerzas que hacen crecer la Tierra, la Tierra lo
alzar maternalmente en sus gigantescos brazos y le har contemplar el rostro de Dios.
Si tu reino, Dios mo, fuera de este mundo, para poseerte
bastara con confiarme a las potencias que nos hacen sufrir y
morir engrandecindonos palpablemente a nosotros o a quien
nos es ms querido que nosotros mismos. Pero como el
Trmino hacia el que se mueve la Tierra est ms all, no slo
de cada cosa individual, sino del conjunto de las cosas, como
el trabajo del Mundo consiste no en engendrar en s mismo
alguna Realidad suprema, sino en consumarse mediante la
unin en un Ser preexistente, resulta que, para alcanzar el flamgero centro del Universo, no le basta al Hombre con vivir
cada vez ms para s, ni siquiera con consagrar su vida a una
causa terrena, por grande que sta sea. El mundo, en definitiva, no puede llegar a ti, Seor, sino por una suerte de inversin, de cambio total, de excentracin, donde se sume durante un tiempo no slo el xito de los individuos, sino la apariencia misma de todo avance humano. Para que mi ser se
incorpore decididamente al tuyo, es necesario que muera en
m no slo la mnada, sino el Mundo, es decir, que yo pase
por la desgarradora fase de la disminucin, que nada tangible
podr compensar. sta es la razn de que, recogiendo en el
cliz la amargura de todas las separaciones, todas las limitaciones y todas las desgracias estriles, T me lo ofrezcas.
Bebed todos de l.
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Comunin
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Cmo rechazar ese cliz, Seor, ahora que, por el pan que
me has dado a gustar, se ha introducido en la mdula de mi ser
la inextinguible pasin por unirme contigo ms all de la vida,
a travs de la muerte! La consagracin del Mundo habra quedado inacabada si no hubieses animado con predileccin, para
quienes creen, las fuerzas que matan despus de las que vivifican. Mi Comunin sera ahora incompleta (simplemente, no
sera cristiana) si, con el crecimiento que me aporta este nuevo
da, no recibiese, en mi nombre y en nombre del Mundo,
como la participacin ms directa en ti mismo, la actividad,
soterrada o manifiesta, de debilitamiento, envejecimiento y
muerte que mina incesantemente el Universo para su salvacin o su condenacin. Me abandono enteramente, Dios mo,
a las temibles acciones de disolucin por las que mi limitada
personalidad se ver sustituida hoy -quiero creerlo ciegamente- por tu divina Presencia. Quien haya amado apasionadamente a Jess oculto en las fuerzas que hacen morir a la
Tierra, la Tierra, al extinguirse, lo estrechar en sus gigantescos brazos y, con ella, despertar en el seno de Dios.
ignifac, sublima, ad purissimum Cordis tui gustum atque placitum, ad puram annihilationem meam.
Oracin
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Introdceme en Ti, Seor. Creo (lo creo tan firmemente que esta fe se ha convertido en uno de los pilares de mi vida
ntima) que las tinieblas absolutamente exteriores a ti seran
una pura nada. Nada puede subsistir fuera de tu Carne, Jess,
hasta el punto de que quienes se encuentran alejados de tu
amor se siguen beneficiando, para su desgracia, del apoyo de
tu presencia. Todos estamos irremediablemente en Ti, Medio
universal de consistencia y vida; pero, precisamente porque
no somos cosas totalmente hechas que puedan ser concebidas
indiferentemente como prximas o lejanas a Ti, precisamente
porque en nosotros el sujeto de la unin crece con la unin
misma que nos entrega progresivamente a Ti, en nombre de lo
ms esencial de mi ser, Seor, escucha el deseo de esta cosa
que me atrevo a llamar mi alma, aun cuando cada da comprendo ms hasta qu punto es mayor que yo; y, para apagar
mi sed de existir, a travs de las zonas sucesivas de tu Sustancia profunda, hasta los repliegues ms ntimos del Centro de
tu Corazn, atreme!
Cuanto mayor es la profundidad del encuentro contigo,
Seor, tanto ms universal se revela tu influencia. Ello podra
ser el signo para calibrar en cada instante cunto he progresado en Ti. Cuando todas las cosas, conservando en torno a m
su sabor y sus contornos, las vea, no obstante, difundidas, por
un alma secreta, en un Elemento nico, infinitamente prximo
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EL CORAZN DE LA MATERIA
A tu Cuerpo en toda su extensin, es decir, al Mundo convertido, por tu poder y por mi fe, en el crisol magnfico y vivo
donde todo desaparece para renacer, por todos los recursos
que tu atraccin creadora ha hecho surgir en m, por mi ciencia demasiado limitada, por mis vnculos religiosos, por mi
sacerdocio y (lo que ms valoro) por el fondo de mi conviccin humana, a tu Cuerpo me consagro para de l vivir y
morir, Jess.
Ordos, 1923
Seorita,
Mi querido Jean:
Vindoos aqu a los dos, unidos para siempre, no puedo
evitar (viejo hbito profesional) echar la vista atrs a los dos
caminos, vuestros dos caminos, que, despus de haber parecido mucho tiempo tan independientes el uno del otro, vienen
de repente a converger, y van en un instante a confundirse
aqu. Y no os sorprendis de que, ante un encuentro tan inesperado y, sin embargo, tanto tiempo preparado, me maraville
y me regocije como ante un hermoso suceso de la vida.
Tu camino, Jean, comenz muy lejos de aqu, bajo las
pesadas nubes de los trpicos, entre los llanos arrozales que
forma la silueta azul del cabo Saint-Jacques. Haca falta nada
menos que esa mezcla vigorosa entre la fra Auvergne y el
Extremo Oriente para prolongar dignamente en ti a una madre
intrpida y viajera, y tambin a ese legendario to Georges,
cuya figura, de tarde en tarde, contemplaba admirativamente
yo, de muy nio, junto a la abuela con los cabellos ya blancos,
en el saln un poco sombro y semi-chino de la calle Savaron.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Tambin usted aprendi desde la infancia a venerar la grande cole y la ciencia tcnica como la ms bella de las armas.
Usted encontr asimismo, junto a una madre excepcional, en
un crculo de tres hijos donde no faltaba ni siquiera una
Jacqueline, la educacin ampliamente abierta y slidamente
cristiana que tan maravillosa y armnicamente la ha desarrollado. Y as (asombrosa simetra de los destinos) es como
ascendi gradualmente, sin dudarlo, al encuentro de aquel
que, sin saberlo tampoco, se aproximaba a usted.
He hablado hace poco de cuentos de hadas. Cul es el
hada que, sin romper nunca el hilo, ha tejido, aisladamente,
para hacerlas unirse tan perfectamente hoy, la doble red de
vuestras vidas?
Habr sido slo el azar el que, ciegamente, ha operado
este prodigio? Debemos verdaderamente resignarnos a creer
que el precio de las cosas ms bellas a nuestro alrededor
depende simplemente de lo que de imprevisto, raro y, por lo
tanto, frgil hay en la confluencia de los elementos de los que
nos parece proceder?
Es verdad: el Mundo ciertos das parece un inmenso caos.
Su confusin es grande, tan grande, que al mirarnos a nosotros mismos nos sentimos asaltados por un vrtigo ante nuestra propia existencia. Entre tantas posibilidades adversas, no
resulta inverosmil que nos encontremos unidos y vivos, solos
o, ms an, dos unidos? Nos preguntamos, pues, si la verdadera sabidura no consistir en aferrar y agotar inmediatamente la oportunidad ofrecida en tanto dure. No sera una
locura arriesgarnos a ir ms lejos hacia el futuro y esforzarnos
por una vida ms improbable por ser an ms elevada?
Cada da de mi existencia desde hace aos, Jean, he vivido por necesidades del trabajo frente a lo inverosmil de los
xitos de la vida. Y he aqu que es ella, una vez ms, esa inverosimilitud, la que, en el espectculo de la felicidad de los dos,
se presenta ante mis ojos.
Pues bien, como me has pedido que te hable hoy, djame
decirte cual es, despus de una larga confrontacin con la
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EL CORAZN DE LA MATERIA
Alocucin
PRONUNCIADA POR EL R.P. TEILHARD DE CHARDIN
CON MOTIVO DE LA BENDICIN NUPCIAL
DE LOS SEORES DE LA GOUBLAYE DE MNORVAL
EN LA IGLESIA DE SAINT-LOUIS DES INVALIDES
EL 15 DE JUNIO DE 1 9 3 5
Seorita,
Caballero:
En este instante en que vienen sus dos vidas a unirse en
esta capilla, no veo nada ms apropiado ni ms precioso que
ofrecerles que un elogio de la Unidad.
Unidad: expresin quiz abstracta en la que se complacen
los filsofos; pero, sobre todo, cualidad bien concreta con la
que todos soamos engalanar nuestras obras y el mundo que
nos circunda. Sobre la dispersin aparente de los elementos
materiales, sobre los movimientos caprichosos de la Naturaleza, sobre la irregularidad de los colores y los sonidos, sobre
la agitacin de las masas humanas, sobre la indisciplina y las
fluctuaciones de nuestras aspiraciones y nuestros pensamientos, qu intentamos, con nuestros mejores actos sino hacer
reinar siempre un poco ms de unidad? Ciencia, Arte, Poltica,
Moral, Pensamiento, Mstica: otras tantas formas de un mismo esfuerzo de armonizacin donde se expresan, a travs de
nuestras operaciones humanas, el destino y, por as decirlo, la
esencia del universo. Felicidad, poder, riqueza, sabidura, santidad: otros tantos sinnimos de una victoria sobre la multitud.
En el fondo de todo ser, la creacin suea con el Principio que
organizar un da sus tesoros dispersos. Dios es unidad.
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EL CORAZN DE LA MATERIA
ALOCUCIN
Su pasado...
Al mirarla, Seorita, en este decorado festivo, podramos
nosotros, sus amigos, que la hemos visto tan a menudo inclinada sobre las rocas y los mapas, nosotros que la hemos
seguido con la imaginacin en unas expediciones peligrosas y
lejanas, tener la vaga sensacin de que su vida se ha bifurcado y se ha convertido usted en una mujer distinta. Para qu
haber conquistado aquello para escoger finalmente esto?....
Para qu aquello?; justamente para preparar esto -debemos
respondernos-. No lamente nunca, Seorita (si llega el caso
de que se sienta tentada), no lamente nunca las largas horas de
laboratorio, la lenta redaccin de las largas memorias, las
duras travesas de la sabana malgache. En el curso de esas
aventuras del espritu y del cuerpo, no desarrollaba usted
precisamente a la perfecta compaera de quien tambin -no
es verdad Caballero?- pertenece a la raza de los trabajadores
y exploradores de la tierra? Han sido necesarios, Seorita,
millones de aos de la Vida para formar, bajo la accin creadora, el corazn y la inteligencia que su madre le ha transmitido. Y han sido necesarios tambin todo el trabajo y todos los
riesgos de su primera juventud para acabar en usted un ser
capaz de darse.
Y ahora, deca yo, la misma ley que quera que se preparasen el uno y el otro, aisladamente, para la unin, espera
tambin que se acaben el uno al otro, el uno por el otro, en la
unin. Qu ser de esta historia, nunca concluida, de su
mutua conquista? Slo Dios, que va a bendecirles, lo sabe.
Pero yo, lo que, en nombre de toda la experiencia humana,
puedo asegurarles es que su felicidad depende del espacio que
den a sus esperanzas. Un afecto fuertemente cerrado en s
mismo ahoga el cuerpo y el espritu. Para asegurar los progresos continuos necesarios para la fecundidad de su unin,
deben ampliar ms los horizontes en que han crecido.
No sern dichosos, como lo desean nuestras oraciones y
nuestros votos, ms que si sus dos vidas se encuentran y se
propagan, tendiendo aventuradamente hacia el futuro, en la
pasin por algo mayor que ustedes.
149
Mi posicin intelectual
Al enviarme copia de este texto, el padre Teilhard me escriba: Adjunto una pgina que acabo de enviar a un colega
de Namur que me ha pedido (para un libro que va a publicar) una exposicin de mi punto de vista (J.M.).
EL CORAZN DE LA MATERIA
MI POSICIN INTELECTUAL
152
153
Observacin sobre
la enseanza de la Prehistoria
Esta Nota, dirigida a Paul Fallot, profesor de Geologa
mediterrnea en el Colegio de Francia, fue redactada por el
padre Teilhard en el momento en que fue invitado a ocupar
la ctedra del abate Breuil, que acababa de alcanzar la edad
de jubilacin (N. d. E.).
En Francia, no es que la enseanza de la Prehistoria est completamente ausente: existen el Instituto de Paleontologa Humana (los cursos ms completos); el Instituto de Etnologa de
la Sorbona (en vas de reestructuracin, si he comprendido
bien) y el Instituto del Hombre (Etologa y Lingstica, sobre
todo). En conjunto, no obstante, la enseanza de esta materia
contina siendo una cuestin de segundo orden: cursos libres
destinados a formar aficionados, ms que verdaderos sabios;
nada de ctedras; nada de certificados que tengan un valor
interesante. En Inglaterra (Cambridge, especialmente) e incluso en Norteamrica (Harvard, Columbia...), la situacin es
mejor.
Desde este simple punto de vista, la creacin de una ctedra de Prehistoria en el Colegio de Francia, al realzar la
importancia y la dignidad de esta rama de nuestros conocimientos, tendra, ciertamente, una importancia especial.
Pero hay otros aspectos que considerar.
156
EL CORAZN DE LA MATERIA
Incluso en el extranjero, en las Universidades ms privilegiadas, la enseanza de la Prehistoria tiene tendencia a estudiar los problemas humanos de manera fragmentaria y como
segmentada: serie de detalles dispersos (estratigrficos,
osteolgicos, arqueolgicos, etnogrficos...) donde las grandes lneas del fenmeno pierden su nitidez. En ninguna parte,
por lo que yo s, se dan an cursos en los que la ubicacin, la
estructura y el desarrollo (y despus la compresin sobre s
mismo) del grupo zoolgico humano, considerado como un
todo, se presenten tcnicamente, a partir de hechos precisos,
sin duda, pero tambin bajo los principales rasgos de su ordenamiento y su desarrollo.
Es, en mi opinin, por esta direccin an nueva por la que
sera interesante que el Colegio de Francia realizara la experiencia que yo estara dispuesto a intentar: gracias y a partir de
la paleontologa y la paleo-sociologa humanas, tomadas como races o plataforma, esbozar las primeras lneas de una
ciencia de la Antropognesis, zona superior y an demasiado
mal individualizada de la Biologa.
Pars, 23 de septiembre de 1948.
En la base de mi actitud
1.- En la base de mi actitud y de mis actividades se sita,
desde hace cuarenta aos, esta triple conviccin siempre
creciente1:
a) En principio qu (por numerosas e irresistibles razones)
acabamos de entrar histricamente en un perodo de neohumanismo (caracterizado por la sospecha, o incluso la evidencia, de que el Hombre dista mucho de haber acabado la
curva biolgica de su crecimiento, lo que le confiere no slo
un porvenir, sino un futuro).
b) Despus, que el conflicto (aparente) entre ese neohumanismo y la formulacin clsica del Cristianismo es la
fuente profunda de toda la inquietud religiosa actual.
c) Finalmente, que la sntesis in Christo Jesu entre la
fuerza ascensional del Cristianismo tradicional y la fuerza
propulsora del neo-humanismo moderno es lo que nuestro
mundo espera oscuramente para ser salvado (incidentalmente,
encontrando la Compaa justamente aqu, en un estadio
superior, su papel de hace cuatrocientos aos frente al
Humanismo del Renacimiento).
2 - Ni en mi libro (El Fenmeno Humano), ni, eventualmente, en mis cursos (en el Colegio de Francia o en Norteamrica)
1. Nota dirigida al R.P. Janssens, Prepsito General de la Compaa de
Jess (N. d. E.).
158
EL CORAZN DE LA MATERIA
1.- Observacin del Mundo fenomnico. Percepcin, puramente experimental, de un movimiento de enrollamiento
(evolucin) que hace surgir sucesivamente seres cada vez
ms complicados orgnicamente y cada vez ms centrados
psquicamente. Con la Reflexin (Hombre), aparicin de la
exigencia de irreversibilidad (de inmortalidad), que postula, para que la Evolucin contine, la existencia de un centro
(supra-personal y parcialmente trascendente) de consistencia:
Omega.
160
EL CORAZN DE LA MATERIA
Alocucin
CON OCASIN DEL MATRIMONIO
DE CLAUDE-MARIE HAARDT Y CHRISTINE DRESCH
EN LA IGLESIA DE NOTRE-DAME DE AUTEUIL
EL 2 1 DE DICIEMBRE DE 1 9 4 8
Mi querida Christine,
Mi querido Claude:
Decididamente, la vida est llena de extraas coincidencias, y puede que de misteriosas intenciones... Quin habra
dicho, en las proximidades de la Navidad de 1932, cuando yo
atravesaba con Georges-Marie Haardt los desiertos de Asia
Central, quin habra dicho que diecisis aos despus os dirigira estas palabras en el momento en que vais a emprender
otra gran aventura: la de vuestras dos vidas unidas? Y puesto
que la coincidencia probablemente oculta una intencin secreta del destino, por qu no habra de ser esa intencin de las
cosas (o de la Providencia) que yo os transmita a los dos -y
ms especialmente a ti, mi querido Claude-, en presencia de
la madre a quien debes tanto, la advertencia, la orden, que el
gran animador y viajero que era tu padre no dej de damos
con su ejemplo a lo largo de las rutas de Asia: Mirad siempre muy arriba al ir hacia adelante!.
Las travesas del Sahara, de frica, de China; esas diversas
empresas tenan (como toda realidad viviente) su slida estructura material. Tendan cada una hacia un resultado preciso y cuidadosamente calculado. Y, sin embargo, ms all de
162
EL CORAZN DE LA MATERIA
La carrera cientfica
del Padre Teilhard de Chardin
Con ocasin de su eleccin para la Academia de Ciencias,
el propio padre Teilhard escribi este curriculum vitae para
tudes, a peticin del redactor jefe de la revista.
El padre Teilhard, que acaba de entrar en la Academia de
Ciencias, es un fiel y antiguo colaborador de esta revista. Por
ello, a los lectores de tudes les gustar, sin duda, conocer las
grandes lneas de la carrera cientfica del recin elegido.
Como todo verdadero naturalista, el joven Pierre se sinti
atrado desde la infancia por las cosas de la Vida y de la
Tierra. Juego hereditario de los genes o influencia de las
montaas de Auvergne? Quin podra decirlo!, hasta el punto
de que su profesor de humanidades, el futuro acadmico
Henri Bremond, ha podido deplorar en alguna parte de sus
libros la impermeabilidad de su alumno a los encantos de la
literatura. Ms tarde, el discpulo mostrara que poda escribir.
Pero, entre tanto, su espritu estaba en otro lugar: con las piedras. Y ello probablemente en virtud de algn profundo instinto. Porque, hecho curioso, es justamente partiendo del
Mineral como, siguiendo un circuito psicolgicamente muy
definido, el padre Teilhard deba emerger slidamente un da
al estudio ardiente de lo Humano -por no decir de lo ultraHumano...
Durante mucho tiempo, a pesar de la tenacidad apasionada de sus gustos cientficos y pese a una serie de afortunados
descubrimientos (hechos en principio en las rocas eruptivas de
164
EL CORAZN DE LA MATERIA
165
profundidad de varios millones de aos, partiendo del Mioceno hasta nuestros das.
Ahora bien, nada poda sobrevenirle ms a propsito a
nuestro gelogo-paleontlogo que ese despertar en la cincuentena para ayudarle a afrontar el acontecimiento ms destacado de su carrera, nos referimos a su participacin (en calidad de Consejero del Servicio Geolgico de China) en el inesperado descubrimiento del famoso Hombre de Pekn (el
Sinntropo). Para situar e interpretar correctamente el nuevo y
sensacional Hombre fsil haca falta nada menos que una
puesta a punto estratigrfica, fisiogrfica y paleontolgica de
todo el Cuaternario de Extremo Oriente. Fue, pues, a este problema central -cuyas ramificaciones deban llevarle sucesivamente (gracias a la gran ayuda de diversas Fundaciones y
Universidades norteamericanas) a la India, Birmania y Javaai que el padre Teilhard se vio llevado a consagrar la plena
madurez de su experiencia durante los ltimos quince aos de
su estancia en Extremo Oriente; esas investigaciones de gran
envergadura (estrechamente combinadas con las de un equipo
de amigos chinos, norteamericanos, ingleses y holandeses) le
condujeron a sospechar la individualidad (a la vez morfolgica y geogrfica) de una rama pitecantropiana, aparecida en
la margen oriental del conjunto de la Humanidad en el curso
del Pleistoceno.
As fue como, poco a poco, de la aproximacin operada
lentamente, por el contacto con los hechos, entre las dos
nociones conjugadas de estructura gentica de las faunas y
estructura gentica de los continentes, una tercera nocin, la
de estructura gentica de la Humanidad (enfocada como una
unidad biolgica sui generis de amplitud planetaria), se le
impuso finalmente al gelogo; mbito an oscuro y apenas
entreabierto a una exploracin titubeante, pero mbito fascinante, no obstante, en el cual, en el curso de una ltima fase,
est aparentemente concentrndose todo el esfuerzo investigador del nuevo acadmico.
tudes (julio-agosto de 1950).
El Fenmeno Humano
(Cmo, ms all de una antropologa filosfico-jurdicoliteraria, establecer una verdadera Ciencia del Hombre, es
decir, una Antropodinmica y una Antropognesis?)
Doble constatacin de partida:
1) El hombre (lo Humano) se revela cada vez ms a la
experiencia como el estado extremo, y, por tanto, supremamente caracterstico, del Weltstoff en direccin a lo
Ordenado.
2) Ahora bien, sigue siendo tratado como una suerte de
mundo aparte, en yuxtaposicin al Universo de la Ciencia (y
no en prolongacin del mismo).
Se trata pues:
a) de vincular lo Humano (Hombre-elemento y Hombresocial) a un proceso general que cubre todo el Ordenamiento
experimental del Universo;
b) de determinar los posibles prolongamientos del proceso en direccin a algo ultra-humano;
c) de descubrir y fijar las condiciones energticas de esta
dinmica, lo que conlleva un re-pensamiento cientfico de la
serie:
Cantidad (mesurable) de Energa absorbida por la
Hominizacin.
Ordenamiento de la Energa de Hominizacin.
Activacin (del ordenamiento) de la Energa de
Hominizacin.
168
EL CORAZN DE LA MATERIA
En suma, necesitamos una Fsica o Energtica generalizada, capaz de integrar en s una Antropodinmica y una
Antropognesis.
N.B. Empresa norteamericana (John Stewart, P. Bridgman)
para constituir una Sociometra (por investigacin matemtica de las regularidades estadsticas del Fenmeno humano).
Esta tentativa debera completarse con el esfuerzo por establecer una Sociodinmica que investigue las condiciones de
funcionamiento y activacin de las energas humanas.
Prcticamente: Utilidad de un simposium cerrado, compuesto exclusivamente de fsicos, astrofsicos, qumicos, bilogos y gelogo-paleontlogos interesados en el Fenmeno
humano.
Nota preparada para Jacques Rueff, junio de 1954
Ttulos y trabajos de
Pierre Teilhard de Chardin1
Debido a su largo apndice bibliogrfico, hemos decidido
situar este escrito, prescindiendo de su orden cronolgico,
al final del libro. (N. d. E.).
* * *
170
EL CORAZN DE LA MATERIA
TITULOS Y TRABAJOS
* * *
I. Carrera cientfica
En una existencia a lo largo de la cual acontecimientos inesperados me han hecho oscilar constantemente entre Occidente
y Oriente, se pueden distinguir las tres fases siguientes:
171
173
EL CORAZN DE LA MATERIA
TTULOS Y TRABAJOS
tribuciones cientficas con respecto, por una parte, a la Geologa general; por otra, a la Paleontologa de los Mamferos; y,
por una tercera, a la Paleontologa humana y la Prehistoria.
172
1. Geologa general
Gracias a las mltiples expediciones de las que he tenido el
honor de formar parte en Extremo Oriente, se me ha concedido la poco frecuente oportunidad de poder hacer yo mismo,
paso a paso (y siguiendo distintas variantes): a) un corte geolgico completo que ha ido, Este-Oeste, del extremo de
Shantung a los confines de Pamir; y b) otra seccin Norte-Sur
casi completa, que ha descendido desde Manchuria (Harbin)
hasta los lmites de Indochina. Siguiendo estas dos direcciones generales, la mayor parte de los itinerarios geolgicos
reseados por m han tenido que ver con zonas que eran hasta
entonces completamente desconocidas para la Ciencia
(Weich'ang, Gran Khingan, Ordos, Gobi Occidental,
Tsinling, Peishan...; cf. Bibliografa al final de este texto, 15,
24, 61, 69, 80, 95). De ah, claro est, un nmero considerable de hechos nuevos puestos en conocimiento de los gelogos (cadena de volcanes cuaternarios en el Dalainor, Oligoceno de Ordos, cuencas eocenas hundidas de Tsinling, etc.);
pero de ah tambin la posibilidad, en lo que me concierne, de
desarrollar ciertos puntos de vista muy generales sobre la
migracin NW-SE de granitos y conglomerados en el interior
del mbito estudiado; es decir, de proponer finalmente algunos puntos de vista pertinentes sobre la estructura flexurada
de Asia Oriental, con posibles consecuencias en favor de la
idea de una expansin (por granitizacin) de los Continentes
(84, 101, 107, 112, 124).
En un dominio puramente estratigrfico, y menos ambicioso, el mejor de mis trabajos geolgicos en China ha sido
sin duda el anlisis del potente manto de depsitos terrgenos
(limos y loes) por el que termina el Cenozoico en la cuenca
174
175
EL CORAZN DE LA MATERIA
c i m o s Y TRABAJOS
cindose simultneamente en diversas ramas, excepcionalmente netas, de un mismo grupo zoolgico, en reas estrictamente limitadas (111).
Etctera.
Gracias a la riqueza y la continuidad de las faunas as
exhumadas se hace posible (como he mostrado, con mi colega Pierre Leroy, en el caso de los Flidos y los Mustlidos,
118, 119) seguir a partir del Pontiano, en su instalacin, su
organizacin y sus modificaciones in situ, a una gran parte de
la actual fauna China: uno de los primeros ensayos realizados,
si no me equivoco, para construir una Zoologa en la que ya
no se hara ninguna diferencia entre formas vivas y formas
extinguidas en la misma regin.
3. Paleontologa Humana
El prolongado contacto con formaciones eruptivas y sedimentarias que hacan aumentar a mis ojos la importancia de una
estratigrafa de los suelos y de una geologa de los Continentes; las ocasiones muy tempranas de estudiar ciertos Primates
fsiles particularmente antiguos y particularmente bien conservados (3, 4, 31); y la atmsfera inicial de un Laboratorio en
el que se preparaban y estudiaban diariamente a mi lado los
esqueletos de La Chapelle-aux-Saints y La Feyrassie; todos
estos factores, sin hablar de la fascinacin intrnseca del tema
mismo, convergan desde el principio para orientarme poco a
poco y cada vez ms hacia los problemas y la bsqueda del
Hombre Fsil.
En esta direccin de la excavacin Paleontolgica
Humana tuve en 1923 mi primera oportunidad de poder establecer, con mile Licent, la existencia, hasta entonces contestada, de un Hombre paleoltico en China del Norte (43). Pero
la segunda y ms decisiva, ciertamente, ha consistido en poder
colaborar muy de cerca, durante casi diez aos, en las grandes
excavaciones de Choukoutien, en las proximidades de Pekn,
y en el descubrimiento del Sinntropo.
176
177
EL CORAZN DE LA MATERIA
TITULOS Y TRABAJOS
tologa hizo la mayor penetracin en el misterio de los orgenes humanos en la franja pacfica del Mundo Antiguo.
Al margen de estas investigaciones, de naturaleza sobre
todo geolgica y paleontolgica, he tenido -sobre todo en dos
ocasiones- la oportunidad de abordar temas de naturaleza ms
estrictamente arqueolgica. En principio en frica Oriental,
donde, despus de haber estudiado las terrazas del Paleoltico
antiguo de Obock (705), descubr y rpidamente excav cerca
de Dir-Daoua (Harrar) una gruta con una rica industria de
tipo Paleoltico Superior (46). A continuacin, en la misma
China, donde, despus de haber conocido, con mi amigo W.G.
Pei, la existencia de un Mesoltico de las grutas de Kwangsi,
consider conveniente resumir en una breve memoria lo esencial de mis observaciones e ideas sobre el Mesoltico y el
Neoltico chinos, o incluso, generalizando ms, sobre el
poblamiento de China (114).
Y ahora, para decirlo todo y sinceramente, por qu no confesar para finalizar que de la aproximacin lentamente operada en m, al contacto con los hechos, entre las dos nociones
conjugadas de estructura gentica de las faunas y estructura
gentica de los continentes, una tercera nocin, la de estructura gentica de la Humanidad (enfocada como una unidad
biolgica especial de amplitud planetaria), se me ha ido presentando poco a poco y tiende a prevalecer en m sobre cualquier otro objeto de investigacin? Es a la exploracin titubeante de esta disciplina an informe y annima, pero que quiz
sea maana una Ciencia de la Antropognesis, a lo que he
consagrado ltimamente una serie de ensayos (49, 123, 124,
125...): artculos vulgarizadores, en apariencia, pero en los
que tengo conciencia de haber comunicado lo mejor de mi
experiencia y la esencia de mi visin...
178
TTULOS Y TRABAJOS
EL CORAZN DE LA MATERIA
III. Bibliografa2
7.
1913
1. Sur une formation de Carbono-Phosphate de Chaux
d'age palolithique: C.R.A.S. t. 157, pp. 1.077-1.079.
1914-1915
2. Les Carnassiers des Phosphorites du Quercy: Anuales
de Palontologie t. IX, pp. 103-191, 13 fig., 9 pl., 8 cuadr.
1916
3. Sur quelques Primates des Phosphorites du Quercy:
Anuales de Palontologie t. X, pp. 1-20, 6 fig., 2 pl.
1916-1921
4. Les Mammifres de l'ocne infrieur frangais et leurs
gisements (Tesis doctoral): Anuales de Palontologie t.
X, pp. 171-176 - 1 . XI, pp. 1-108, 8 pl., 42 fig.
1919
5. Sur la structure de l'Ile de Jersey: Bull. Soc. Gol. de
France, 4 e serie, t. 19, pp. 273-278, 2 fig., 1 mapa.
1920
6. Sur la succession des Faunes de Mammifres dans
l'ocne infrieur europen: C.R.A.S., Pars, t. 171, pp.
1.161-1.162.
8.
9.
1921
(y FRAIPONT), Note sur la presence dans le Tertiaire
infrieur de Belgique d'un Condylarthr appartenant au
groupe des Hyopsodus: Bull. Acad. Roy. de Belgique,
vol. VII, pp. 357-360.
1922
Sur une Faune de Mammiferes Pontiens provenant de la
Chine septentrionale: C.R.A.S., Pars, t. 175, pp. 979981.
(P. JODOT, L. JOLEAUD, P. LEMOINE), Observations sur le
calcaire pisolithique de Vertus et du Mont Aim
(Mame): Bull. Soc. Gol. de France, Pars, 4 e serie, t.
22, pp. 1164-176, 6 fig.
1923
10. Cenozoic Vertbrate Fossils of E. Kansu and Inner
Mongolia: Bull. Geol. Soc. China, vol. II, pp. 1-3.
11.
12.
13.
14.
15.
2.
179
16.
1924
Note sur la structure des montagnes de 1' Ouest du LinnMing-Kwan (Chihli Meridional): Bull. Geol. Soc.
China, vol. III, pp. 393-397.
Geology of Northern Chihli and Eastern Mongolia:
Bull. Geol. Soc. China, vol. III, pp. 399-407, fig., maps.
(y LICENT), On the Geology of the Northern, Western
and Southern Borders of the Ordos, China: Bull. Geol.
Soc. China, vol. III, pp. 37-44, 5 fig.
(y LICENT), On the discovery of a Palaeolithic Industry
in Northern China: Bull. Geol. Soc. China, vol. III, pp.
45-50, fig.
(y LICENT), Observations gologiques sur la bordure
occidentale et mridionale de 1'Ordos: Bull. Soc. Gol.
de France, Pars, 4 e serie, t. XXIV, pp. 49-91, 15 fig.
(y LICENT), Observations complmentaires sur la
Gologie de 1'Ordos: Bull. Soc. Gol. de France, Pars,
4 e serie, t. XXIV, pp. 462-464, 2 pl.
EL CORAZN DE LA MATERIA
TTULOS Y TRABAJOS
17. (y L. DOLLO), Les gisements de Mammifres palocnes de la Belgique: Quarterly Journal ofthe Geol. Soc,
vol. 80, pp. 12-16.
180
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
1925
La paradoxe transformiste. propos de la dernire critique du Transformisme par M. Vialleton: Revue des
Quest. Scient., Louvain, 32 pp.
Observations nouvelles sur les Mammifres du Tertiaire
infrieur de Belgique: Bull. Acad. Royale de Belgique,
serie V, vol. XI, pp. 48-50.
(y LICENT), Note sur deux instruments agricoles du
Nolithique de Chine: L'Anthropologie, t. XXXV, pp.
62-74, 16 fig.
(y LICENT), Le Palolithique de la Chine: L'Anthropologie, t. XXXV, pp.201-234, 16 fig,
Le Massif volcanique du Tala-nor (Gobi oriental):
Bull. volcanologique 3-4, Napoli, pp. 100-108, 1 fig.
(y FRITEL), Note sur quelques gres msozoiques
Plantes de la Chine septentrionale: Bull. Soc. Gol. de
France, Pars, 4 e serie, t. 25, pp. 523-540, 7 fig., 2 pl.
1926
Etude gologique sur la regin du Dalai-Noor:
Mmoires de la Soc. Gol. de France, Pars, t. III, n. 7,
153 pp., 21 fig. 2 pl.
Le Massif volcanique du Dalai-Noor (Gobi orintale):
Congrs des Soc. Sav. y des Dpartements, Pars pp.
460-463.
Description de Mammifres tertiaires de Chine et de
Mongolie: Anuales de Palontologie, t. XV, pp. 3-51, 25
fig., 5 pl.
Sur quelques Mammifres nouveaux du Tertiaire de la
Belgique: Bull. Acad. de Belgique, Cl. Sciences, 5 e
serie, t. XII, pp. 210-215, 2 fig.
Palaeontological Notes: Bull. Geol. Soc. China, vol. 5,
n. l,pp. 57-59.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
181
1927
Les Mammifres de l'ocne infrieur de la Belgique:
Mm. Mus. R. Hist. Nat. Belg. 36, pp. 1-33, 29 fig. 6 pl.
(y LICENT), On the basal beds of the sedimentary series
in Southwestern Shansi: Bull. Geol. Soc. China, vol. VI,
n. 1, pp. 61-64, fig.
(y LICENT), On the recent marine Beds and the
Underlying Freshwater Deposits, in Tientsin: Bull.
Geol. Soc. China, vol. VI, n. 2, pp. 127-128.
(y LICENT), Observations sur les formations quaternaires et tertiaires suprieurs du Honan septentrional et du
Chasi meridional: Bull. Geol. Soc. China, vol. VI, n. 2,
pp. 129-148, fig.
(LICENT y D. BLACK), On a presumably Pleistocene
Human Tooth from the Sjaraosso-gol (South-eastern
Ordos) deposits: Bull. Geol. Soc. China, vol. V, pp. 285290, fig., 1 pl.
(BARBOUR y LICENT), Geological study of the deposits
ofthe Sangkanho Basin: Bull. Geol. Soc. China, vol. V,
pp. 263-278, fig.
1928
37. Quelques donnes nouvelles sur la mise en place de la
Faune moderne (Mammifres) en Chine septentrionale:
C.R. de la Societ biologique, Pars, pp. 1-3.
38. Les couches de passage entre le Tertiaire et le
Quaternaire en Chine septentrionale: C.R. Soc. Gol. de
France 1-2, pp. 12-14.
183
EL CORAZN DE LA MATERIA
TTULOS Y TRABAJOS
50. Preliminary observations on the pre-Loessic and postPontian formations in Western Shansi and Northern
Shensi: Mem. Geol. Surv. of China, serie A, n. 8, pp. 154, 13 fig., 9 pl.
51. On the oceurrence of a Mongolian Perissodactyle in the
Red Sandstone of Sichuan, S.W. Honan: Bull. Geol.
Soc. China, vol. IX, pp. 331-333, 1 fig.
52. Quelques observations sur les Terres jaunes (Loess) de
Chine et de Mongolie: Soc. Gol. de France II, pp. 605612, 12 fig.
53. (y J. PIVETEAU), Les Mammifres fossiles de Nihowan
(Chine): Annales de Palontologie, vol. XIX, pp. 1-132,
42 fig., 23 pl.
54. (y LICENT), Geological observations in Northern
Manchuria and Barga (Hailar): Bull. Geol. Soc. China,
vol. IX, pp. 23-35, 4 fig.
55. (y YOUNG), Some correlation between the geology of
China proper and the geology of Mongolia: Bull. Geol.
Soc. China, vol. IX, n. 2, pp. 119-125.
56. (y LAMARE, DREYFUS, LACROIX, BASSE), tudes gologiques en thiopie, Somalie et Arabie mridionale:
Mm. Soc. Gol. de France, t. IV, n. 14, pp. 1-165, 29
fig., 5 pl.
182
1929
44. (y YOUNG), On some traces of Vertbrate life in the
Jurassic and Triassic Beds of Shansi and Shensi: Bull.
Geol. Soc. China, vol. VIII, pp. 173-202, 10 fig.
45. (y YOUNG), Preliminary report on the Chou-Kou-Tien
fossiliferous Deposit:fiw//. Geol. Soc. China, vol. VIII,
pp. 173-202, 10 fig.
46. Le Palolithique en Somalie francaise et en Abyssinie:
L'Anthropologie, t. 40, pp. 331-334.
1930
47. Que faut-il penser du Transformisme?: Revue des
Quest. Scient., Louvain, 4 e serie, t. XVII, fase. 1, pp.
89-99.
48. Le Sinanthropus de Peking. tat actuel de nosconnaissances sur le Fossile et son gisement: L'Anthropologie,
vol. XLI, n. 1-2, pp. 111.
49. Le phnomne humain: Rev. des Quest. Scient.,
pp. 1-19.
1931
57. On an enigmatic Pteropod-like fossil from the lower
Cambrian of Southern Shansi, Biconulites Grabaui, nov.
gen., nov. sp.: Bull. Geol. Soc. China, vol. X, pp. 179184, 2 fig., 2 pl.
58. Some observations on the archaeological material
collected by Mr. A.S. Lukashkin near Tsitsikar: Bull.
Geol. Soc. China, vol. XI, pp. 183-193, 8 fig. 3 pl.
59. (y YOUNG), Fossil Mammals from the late Cenozoic of
Northern China: Palaeontologia Snica, serie C, vol. IX,
fase. I, pp. 1-188, 23 fig., 10. pl., 1 mapa.
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122. La Question de l'Homme Fossile, Editions Psych, Pars,
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123. Une interprtation biologique plausible de l'Histoire
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1948
125. Le rebondissement humain de l'volution, et sus consquences: Revue des Questions Scient. (abril 1948)
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Septiembre 1948.
1944
114. Le Nolithique de la Chine: Publ. Inst. Gobiol. Pkin
10, 112 pp., 48 fig., 2 mapas.
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115. Un problme de Gologie asiatique: le facis Mongol:
Geobiologia, vol. 2, pp. 1-12, 5 fig.
116. The Geology of the Western Hills, additional Notes:
Geobiologia, vol. 2, pp. 13-18, 1 fig.
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Shanhaikwan: Geobiologica, vol. 2. pp. 19-26, 3 fig.