Sara Sefchovich-Ardió El Reino y Qué Quedó
Sara Sefchovich-Ardió El Reino y Qué Quedó
Sara Sefchovich-Ardió El Reino y Qué Quedó
Sara Sefchovich
Ardi el reino y qu qued?
Cules fueron los motivos que condujeron a la lucha por la independencia?
1
Decir que ardi el reino es una afirmacin; en este escrito pretendo responder a la
pregunta por qu ardi? Y es que la efemride obliga a repensar el pasado valindose de
las interpretaciones, muchas veces contrapuestas, que de l han hecho los estudiosos. Al
confrontarlas y tratar de entender por qu pueden ser tan distintas el proceso adquiere la
complejidad que efectivamente tuvo, y la nuestra deja de ser una historia fcil.
Cabe ahora cuestionar qu qued de ese incendio y convertir la pregunta en afirmacin,
porque aunque durante mucho tiempo pareci que slo haba quedado el desastre, sin
duda no fue as. En este punto es necesario explicar el papel que desempe la literatura
para propiciar los cambios y para establecer los ejes con los cuales se construy y se sigue
pensando la nacin. O sea que ese pasado tiene que ver con lo que somos hoy.
2
Al comenzar el siglo XIX el obispo electo de Michoacn escribi: Un torrente de impiedad
e independencia amenaza con encender la superficie de la tierra.1 Y en efecto, as fue. En
el virreinato haba inquietud, y no nada ms por los levantamientos y rebeliones de indios
que siempre haban existido y a nadie asustaban, ya que invariablemente se les reprima,
tambin por los criollos, cuya hostilidad hacia el gobierno espaol creca da con da. No
fue por casualidad que el monarca espaol empezara a mandar militares para ejercer
como virreyes, ni que se incrementara el aparato militar de la colonia, que siempre haba
sido mnimo por innecesario.
El incendio que tanto asustaba a Monseor tena varias causas, que se conjugaron para
sublevar al virreinato. Cules eran stas y cun importante fue cada una en el proceso es
algo sobre lo cual no logran ponerse de acuerdo los estudiosos.
3
Segn unos, en la ltima mitad y sobre todo en el ltimo cuarto del siglo XVIII la Nueva
Espaa vivi el periodo de mayor florecimiento en su historia.2 Las minas conocieron un
auge nunca visto, tanto las ya existentes como las nuevas: Durante el primer decenio del
siglo XIX la produccin de plata acuada lleg a niveles nunca antes alcanzados, afirman
Mara Cristina Urrutia y Guadalupe Nava,3 y los Stein escriben: Para 1800 Mxico
produca el sesenta y seis por ciento de la plata mundial y las colonias de Espaa
contribuan con el noventa por ciento de la produccin mundial.4
La Nueva Espaa suministraba a la metrpoli tres cuartas partes del total de los ingresos
provenientes de las colonias,5 pero era tal la cantidad de riqueza, que a pesar de las
enormes cantidades del precioso metal que salan hacia la metrpoli an
sobraba suficiente para adornar profusamente iglesias, mansiones, personas y caballos.
Que lo diga si no el Conde de Regla, que mand cubrir del blanco metal todo el camino
que recorrera desde su casa hasta el altar donde bautizara a su primognito.
Tambin la industria y el comercio aumentaron significativamente, se abrieron nuevas
regiones para la produccin agrcola de exportacin y se produjo un notable crecimiento
demogrfico, el ms sostenido desde que la conquista haba acabado con buena parte de
la poblacin indgena.
Otra versin, sin embargo, sostiene lo contrario:
expuestos a los mayores yerros, por eso conviene mucho el tenerlos sujetos, aunque con
empleos medianos <> conviene mucho que tengan por delante nuestros Europeos, que
con espritu muy noble desean el bien de la Patria y el sosiego de nuestro amado
Monarca.
Esa visin resultaba humillante para los novohispanos, pues ellos se sentan dueos y
seores de esa patria que a veces se llama Mxico y a veces Amrica septentrional
a la que consideraban honorable y en nada inferior a las de Europa.
Y es que los criollos haban empezado a considerarse a s mismos como
mexicanos, ya no como espaoles americanos, con una conciencia de una
identidad nueva y especficamente americana y de una patria que a ellos les tocaba
afirmar y defender. A esto pensadores como Paz, Brading, Lafaye, Gonzlez y
Gonzlez le llaman despertar del espritu criollo, patriotismo,
triunfalismo, optimismo. Lo importante es que, como escribe Leonard, la
expresin franca de tales sentimientos marca un adelanto en la conciencia nacional.
El proceso haba coincidido con el ascenso de los jesuitas, que se convirtieron en la
orden ms poderosa e influyente de la Nueva Espaa y que adems fueron quienes
educaron a los criollos. Por eso Paz encuentra una extraordinaria conjuncin entre la
teologa jesuita y las aspiraciones de la aristocracia criolla.
En sntesis, como resumi Villoro, La prosperidad, lejos de acompaarse de
tranquilidad satisfecha, implica el cobro de conciencia de las trabas que el orden existente
opone a la accin <> El principio del siglo XIX es una poca de optimismo; lo es
tambin, empero, de irritacin y descontento.18
4
Hay quien pone todo el peso de las motivaciones independentistas en las reformas
borbnicas, que, segn Florescano y Gil Snchez, fueron el esfuerzo ms radical que
emprendi Espaa en sus colonias para lograr cambios polticos y administrativos, y
que tuvo su razn principal en la necesidad de mejorar el contacto entre la metrpoli y
sus colonias de ultramar a fin de aprovechar los grandes tesoros que se extraan de ellas,
muchos de los cuales se perdan por causa de un comercio deficiente, del contrabando,
la corrupcin y la piratera. La idea del soberano espaol de aplicar las doctrinas
mercantilistas tena como fin detener y hasta revertir ese proceso y, como escribi
David Brading, reanimar a la monarqua.
Pero lgicamente afectaron intereses: de los polticos, porque se nombraron
intendentes reclutados entre las filas del ejrcito y de la administracin, lo cual le
restaba poder al virrey, a la Audiencia y a los grupos tradicionales que lo ejercan; de los
comerciantes, porque se eliminaron algunos monopolios y concesiones y se cobraron
nuevos impuestos, y porque se reorganiz el aparato administrativo cambiando las
formas de hacer las cosas y mandando hombres nuevos a ponerlas en prctica y, muy al
modo espaol, porque tambin se enviaron vigilantes; y de la Iglesia, porque no slo se
expuls a los jesuitas, medida que desorganiz seriamente la economa y la
educacin, sino que se prohibieron la fundacin de conventos y la recepcin de
novicios, pues en Espaa se pens que una de las formas de parar el podero
eclesistico consista en evitar que proliferaran las parroquias y conventos, los
sacerdotes y monjas, cuyo nmero era desproporcionado para las necesidades de la
colectividad y constitua adems una seria carga econmica.
Por todo lo anterior Florescano y Gil Snchez aseguran que las reformas y los cambios
polticos y administrativos desencadenaron una serie de mecanismos que desarticularon
la sociedad colonial y produjeron resultados imprevisibles,20 lo cual, para Luis
Gonzlez y Gonzlez, signific que la Nueva Espaa entr en una era de
cambios.
Pero haba tambin razones externas a las que algunos historiadores dan ms peso,
como la ambicin de las potencias europeas.
Y es que quienes ms haban disfrutado de los metales preciosos obtenidos en tierras
americanas haban sido Inglaterra, Francia y Holanda, ya fuera porque atracaban y
robaban a los barcos que cruzaban por el Atlntico, o porque elaboraban las
manufacturas que Espaa necesitaba y que no era capaz de producir en su tierra ni en las
colonias, en las que hizo todo por aplastar los esfuerzos industriales o cualquier labor que
no tuviera que ver directamente con la extraccin minera.
El hecho de que a los espaoles lo nico que les interesaba era acumular oro y plata,
pues pensaban que los metales dan origen y movimiento a todas las ocupaciones
humanas,22 no slo ocasion que hicieran de la minera el centro de su ocupacin,
sino que se propiciara una mentalidad de desprecio por el trabajo y a favor del rentismo.
Los europeos lo saban y lo aprovechaban. De eso da fe una carta que dirigi el rey de
Francia a su embajador en Madrid: Cuantas ms mercancas se lleven a los
espaoles, ms lingotes y piastras nos aportan provenientes de las Indias.
El resultado es que, como escribi Chvez Orozco: Amrica, descubierta, explotada y
colonizada por Espaa y entregada a sus soberanos por la bula de Alejandro VI para su
exclusivo beneficio, result a la postre una fuente inagotable de riqueza para todo el
mundo occidental, excepto para Espaa.
Hubo quien se percat de esta situacin: La Amrica espaola escribi el
Visitador Glvez est expuesta cada da ms a la insaciable ambicin de algunas
potencias de Europa <> Inglaterra especialmente aspira a apropiarse del comercio
universal de ambos hemisferios.
En efecto, la Inglaterra que segn los Stein en el siglo XVII haba vivido la
transformacin ms radical en sus estructuras econmicas y polticas en razn de
la revolucin industrial que le haba permitido expandir su podero, irrumpi en el
mundo moderno de la mano de su lite mercantil para promover sus intereses.
Pretenda entonces la entrada directa y libre a las tierras americanas para vender sus
mercaderas, y dado que la debilidad espaola era grande en la produccin de
manufacturas, en el comercio e incluso en el aspecto militar, poco pudo hacer frente a tal
empeo. Por eso Jos Vasconcelos dira un siglo despus que la causa principal de la
independencia radic precisamente en los deseos y maquinaciones de esa Inglaterra que
hizo todo por sacar a Espaa de Amrica.
Las maquinaciones inglesas tuvieron adems un efecto secundario, pues la guerra de
1796 entre ambos pases, que provoc que en la Nueva Espaa se suspendiera la
importacin de productos, permiti a los novohispanos percatarse de que haba otros
pases que podan abastecerlos mucho mejor y ms barato que Espaa, y de que la
industria local estaba en capacidad de suplir muchas de las carencias. Ello les confiri una
seguridad de la que hasta entonces no haban sido conscientes.
De modo, pues, que el auge o la crisis econmica, las reformas borbnicas o la
ambicin inglesa, la humillacin criolla o la escasez de alimentos, cualquiera de sas y
todas fueron causas de la independencia.
Pero no slo ellas. Tambin desempearon un importante papel las ideas francesas y
las acciones independentistas en Estados Unidos y en algunas ciudades de Amrica del
Sur. Unas y otras incidieron fuertemente en los criollos novohispanos, tanto entre los que
se sintieron atrados por las posibilidades que se les abran, como entre quienes
consideraron fundamental defender a la Nueva Espaa de las innovaciones que estaban
5
La invasin napolenica desat los acontecimientos. El emperador francs se meti
en Espaa, puso en prisin al rey y a su hijo heredero al trono, y nombr a su hermano
como monarca.
Todo ello cre un problema en la colonia: si Espaa careca de gobierno o si el
gobierno estaba en manos extranjeras, en nombre de quin gobernaba el virrey en la
Nueva Espaa? y quin debera gobernar en ausencia del monarca? Las preguntas
apuntaban ms lejos: En quin radica la soberana?, en el monarca?, en el
pueblo?; hay algn tipo de pacto social para que ste la delegue en aqul de manera
voluntaria? Y si aqul falta, regresa la soberana al pueblo? Y todava ms lejos:
haba que ayudar a Espaa en contra del invasor siendo que ella misma haba
colonizado el territorio americano desde haca trescientos aos?
De la respuesta a estas dudas dependa el camino a seguir. Y sucedi entonces que
empezaron a tomar cuerpo las aspiraciones y a surgir planes, documentos y propuestas.
Era el ao de 1808, de ebullicin ideolgica, como dira Jess Reyes Heroles.47
Lucas Alamn hablara de este ambiente nebuloso de sedicin, de descontento y de
desconfianza, en el que todos estaban contra todos y donde muchos opinaban que
haba que hacer algo, pero nadie saba a ciencia cierta qu era lo que haba que
hacer y era difcil atenerse a algo slido. As, de los rumores y conversaciones se
pas luego a las obras.
Y as fue: a un rico espaol se le ocurri dar un golpe para destituir al virrey, con lo
cual empez una serie de cambios respecto a la figura que deba gobernar a la Nueva
Espaa, que un da reprima y al da siguiente pretenda conciliar.
Creci el nmero de conspiraciones. Se hicieron circular proclamas, edictos, bandos y
proyectos de cartas magnas y constituciones, como las de Francisco Primo de Verdad y
Melchor de Talamantes. Se form una Junta Nacional que fue el primer intento de
participacin directa en la gerencia poltica de su patria, dice Tarcisio Daz.49 La
idea de independencia empez a hacerse no slo ms clara, sino obvia y necesaria, y
hasta hubo quien la sustent con argumentos jurdicos, como Servando Teresa de Mier,
quien pensaba que lo que una al reino europeo con los reinos de ultramar era el rey;
por consiguiente, en su ausencia se ha rompido el lazo que una a las Amricas con
Espaa.
Difcil momento en el que iba quedando claro que dentro del grupo criollo las posiciones
eran distintas, pues respondan a intereses diferentes, y en el que los ilustrados se
enfrentaban a la contradiccin de lealtades, pues aunque amaban las ideas francesas de
rebelin y libertad, Napolen representaba la tirana y la opresin.
No tard en estallar la insurreccin armada, encabezada por un cura de pueblo, aunque
letrado, que haba sido rector de un colegio, alumno de los jesuitas como todos los
criollos novohispanos, lector y traductor de los franceses. Deca Hidalgo:
novohispanos disfrutar de los frutos de nuestro suelo porque ellos son dueos de
todo. Se trataba de dejar de vivir bajo un yugo que no es posible soportar su peso por
ms tiempo.
El fuego elctrico, como se deca entonces, arroll con todo lo que encontr a su
paso. La revolucin se convirti en una guerra con batallas y sitios, triunfos y derrotas,
saqueos y pillajes, millares de muertos, disputas entre los lderes, violencia y anarqua.
Un ao despus de aquel grito dado en un pueblo del centro del pas, el fuego haba
cundido por todo el territorio asolando a las provincias: En tan poco tiempo arda el
reino. La superficie toda del suelo mexicano convertida en un solo campo de desolacin y
muerte, dada y recibida sin descanso ni intermisin, escribira el doctor Mora,54 y
Fernndez de Lizardi apuntara: Las Indias, esta preciosa parte de la Monarqua,
esta margarita inestimable de la Corona de Espaa, esta bolsa donde la Divina
Providencia derram a manos llenas el oro, la plata, los ingenios, la fidelidad y la
religin, yace sepultada en la ms horrible confusin, en la guerra ms sangrienta y
camina por la posta a su certsimo exterminio.
Parece increble que Hidalgo, quien empez hablando de libertad y felicidad pblica,
terminara aceptando las matanzas y el saqueo del populacho enardecido, pero as fue.
Hidalgo fue siempre condescendiente con las turbas, escribi Villoro, o tal vez la
situacin lo rebas, pues se trataba, como dijo un estudioso, de la audacia de un pueblo
que acababa de descubrir que era capaz de tener en jaque a un ejrcito organizado, lo
cual se aun al desaliento de los espaoles.
En cuanto instal un gobierno, Hidalgo decret una serie de medidas que ya no dejaron
lugar a dudas de hacia dnde pretenda ir y hacia quines apuntaban sus acciones:
Se atiende por ahora a poner el remedio en lo ms urgente por las declaraciones
siguientes: abolicin de la esclavitud (esa terrible mancha) con pena de muerte a
quien transgreda esta obligacin, y fin al pago de alcabalas, estancos, pensiones y otros
tributos. Como escribiera Hernndez y Dvalos, el orden colonial quedaba remplazado
por una organizacin social moderna.
Las medidas despertaron gran temor entre los criollos porque hacan evidente que ya no
era la misma independencia la que queran unos y otros, los criollos y el populacho. Lo
que haba empezado siendo un movimiento con reivindicaciones muy precisas, que no
alteraban las estructuras del virreinato y slo cambiaban a sus administradores, se
haba convertido en un peligroso y difuso movimiento popular que se opona a todo lo
que sustentaba a la sociedad colonial. El obispo Abad y Queipo lo advirti: El proyecto
del cura Hidalgo (a quien llamaba el nuevo Mahoma) constituye una causa particular
Rafael Iriarte levant luchadores en Len y Zacatecas y los frailes Herrera y Villeras
hicieron otro tanto al apoderarse de San Luis Potos. En el noroeste hubo la sublevacin
del capitn Juan B. Casas que aprehendi al gobernador de Texas; la declaratoria proindependencia del gobernador de Nuevo Len y las defecciones de las tropas virreinales
en Coahuila y Tamaulipas. En el centro se formaron los grupos de Toms Ortiz, Benedicto
Lpez, Julin y Chito Villagrn, Miguel Snchez y de otros <> En el occidente hubo
tres levantamientos mayores: el que encabez Jos Mara Mercado, cura de
Ahualulco, se hizo de Tepic y el puerto de San Blas; el de Jos Mara Gonzlez
Hermosillo se adue de casi toda Sinaloa incluyendo al puerto de Mazatln; el de
Jos Antonio Torres junt mucha gente y entr a Zamora <> Torres y los suyos
entraron en Guadalajara el 11 de noviembre de 1810.
Estamos metidos en la lucha mas terrible que han visto las edades de este continente;
pende de nuestro valor y de la sabidura de Vuestra Majestad la suerte de seis millones
de americanos <> colocados entre la vida o la muerte, entre la libertad o la servidumbre
<> Vamos a restablecer el Imperio Mexicano, mejorando al gobierno; vamos a ser el
espectculo de las naciones cultas que nos observan; vamos en fin a ser libres e
independientes.
El padre Marcos Castellanos se hizo fuerte en una isla del lago de Chapala; Ramn
Rayn se fortific en Cporo, donde rechaz varios asaltos; Ignacio Lpez Rayn se
encerr en Zacatln; Manuel Mier y Tern se remont a Cerro Colorado, Pedro
Moreno al Sombrerete y Pedro Ascencio al Barrabs <> Villagrn y Osorno hicieron de
las suyas en los alrededores de Pachuca y los llanos de Apam; Gmez de Lara (el Huacal),
Gmez (el capador) Bocardo (coronel de coroneles) Arroyo, los Ortices, Olarte, Pedro el
Negro y otros fueron famosos por sus crmenes.
Una expedicin encabezada en 1817 por el romntico espaol Francisco Javier Mina,
en la cual vena Servando Teresa de Mier (para entonces ya secularizado), exiliado y
perseguido durante ms de tres lustros por la jerarqua eclesistica, pretendi darle
un refuerzo a la guerra, pero pronto los derrotaron y quedaron solamente las campaas
de Guerrero en el sur, que mantuvieron ocupados a los ejrcitos realistas.
La situacin haba llegado a un momento tal, que la destruccin era sin ton ni son,
pura anarqua: Ya no es una pica colectiva herica afirma Gonzlez Pedrero
sino slo jefes de bandas y caciques que imponen su voluntad.
Para 1818, de la prodigiosa fuerza desencadenada por Hidalgo, slo quedaba la
decadencia, escribi Villoro.
6
La vuelta de Fernando VII al trono en 1814 dio inicio al esfuerzo espaol por restaurar la
monarqua absoluta, pretendiendo que nada haba cambiado y que todo debera
seguir igual.
Pero era demasiado tarde. Su propia debilidad, sus rdenes y contrardenes, decisiones
e indecisiones provocaron descontento tanto en la Madre Patria como en la patria criolla.
Adems, las ideas ya se haban echado a andar y se aspiraba a otra cosa diferente de lo
que se haba tenido: Fernando Sptimo a Espaa no vuelve / en la pennsula todo
son motines / en la Amrica juras y festines.
Una revuelta oblig al rey a restaurar la Constitucin de Cdiz, que haba sido
elaborada bajo la influencia de los liberales (y con presencia de delegados americanos) y
promulgada en 1812, pero derogada despus. Ello gener divisiones de este lado del
Atlntico, donde ya todos estaban de acuerdo con la causa de la independencia y nadie
quera la restauracin lo cual no significaba que desearan lo mismo.
Estaban quienes buscaban independizarse de Espaa porque no queran que las
reformas all emprendidas llegaran a tierras americanas y les quitaran sus privilegios y su
poder, y quienes pretendan obtener la independencia amparados precisamente en ese
instrumento jurdico para as poder participar de los puestos administrativos,
judiciales, militares y eclesisticos. Por eso el historiador Carlos Mara de Bustamante
afirm que a la Constitucin de Cdiz le debemos el feliz trnsito que hicimos a
nuestra independencia.
Con el plan de Iguala o de La Igualada y los Tratados de Crdoba firmados con el virrey,
Agustn de Iturbide logr consumar la Independencia. Haba triunfado por fin la
santa y justa causa, como se manifestaba entonces, la tan deseada independencia,
como deca Rayn.
Pero el triunfo no fue del movimiento insurgente, sino de la contrarrevolucin criolla
que deseaba deshacerse de la Constitucin liberal espaola.67 Gan Iturbide y no
Guerrero, gan el Plan de Iguala y no el Grito de Dolores. Y eso significaba el triunfo de
principios radicalmente contrarios en sus aspectos fundamentales al programa de la
revolucin insurgente.
Pero es que para entonces la revolucin haba dado otra vez la vuelta y haba
cambiado de manos de nuevo hacia las de quienes en 1810 haban coincidido para
ponerle un alto a la insurgencia.68 Escribe Villoro:
Es por todo lo anterior que no podemos hablar de una, sino de varias revoluciones de
independencia. Luis Villoro sostiene que sta fue el resultado de un conjunto de
movimientos que divergieron considerablemente entre s y que tuvieron su asiento en
distintas capas de la sociedad. Podemos hablar de tres revoluciones: la de los criollos
ricos, que fue la primera en el tiempo y cuyo fin era ganar un espacio para compartir
privilegios y para administrarse y gobernarse solos, y otras dos que se dieron
simultneamente: una, la de las clases medias letradas que ocupaban puestos
intermedios de la burocracia civil y eclesistica y desempeaban profesiones
independientes como abogados o mdicos quienes se acercaron al movimiento y lo
impregnaron de liberalismo y anticlericalismo y ms tarde hicieron las leyes y
formalizaron la independencia, y otra la de los pobres, los indios de los campos, los
trabajadores mineros, la plebe de las ciudades, quienes queran librarse de la
servidumbre, aplastar a los explotadores y tener derecho a la tierra, y eran a la vez
profundamente catlicos y tradicionalistas. Estas dos ltimas clases trataron ms de
una vez de marchar juntas, pero no siempre se pusieron de acuerdo. En ellas est la
causa de la grande e incontrolada explosin que rompi el orden social.
7
Para la segunda dcada del siglo XIX, del fuego haba resultado el sublime objeto de
sustraerse de la dominacin espaola: He proclamado la independencia de la
Amrica Septentrional declar Iturbide. Es ya libre, es ya seora de s misma, ya
no reconoce ni depende de la Espaa ni de otra nacin alguna.
Haban muerto Las Indias y la Nueva Espaa, haba terminado lo que el doctor Mora
llamara el pesado yugo y naca una nueva nacin libre, seora de s
misma: el Imperio Mexicano del Anhuac en la Amrica Septentrional.
El nombre de Mxico, que se decidi darle, reivindicaba al pasado indgena por sobre
el colonial, eleccin que no dejaba lugar a dudas sobre lo que los criollos consideraban su
historia. La independencia haba hecho necesario el rechazo a lo colonial para aparecer
como reivindicacin de lo prehispnico. De esa manera, como quera Mier, se daba a
Mxico un fundamento y una historia, al mismo tiempo que se negaba la justicia de la
conquista72 y se afirmaba la idea de que haba nacido una nueva entidad poltica
pero no una entidad histrica nueva, como escribi Edmundo OGorman.
8
Sin embargo los aos siguientes demostraran que la Independencia no haba
conseguido traer estabilidad y buen gobierno, sino desorden y anarqua.
Mxico se debata en el ms largo y difcil de los nacimientos. Despus de once
aos de guerra, los daos eran cuantiosos. Se calcula que seiscientas mil personas
haban muerto en la guerra, lo cual significaba mucho para el muy vaco territorio.
La agricultura haba sido destruida en las batallas o por el abandono de los campos, de
modo que tres o cuatro quintas partes del territorio carecan de cultivo.73 La minera,
sumamente prspera a finales del siglo XVIII, fue la que ms resinti el desorden, pues
las minas suspendieron de plano sus labores, ya fuera por abandono, por falta de
trabajadores muchos se haban unido al combate, por inundacin o por
destruccin. La produccin de plata reflej claramente esa situacin de caos, pues
para 1812 se haba derrumbado. El remanente del comercio y la industria que pudo
salvarse de la destruccin se encontraba estancado por falta de brazos, as como de
caminos y transportes para mover sus insumos y productos. A la escasez de
comunicaciones se agregaba la falta de seguridad, y a todo ello la carencia de recursos,
porque los espaoles y los criollos ricos se apresuraron a sacar sus caudales para llevarlos
a Europa, y porque la recaudacin de ingresos disminuy severamente por el desorden,
el contrabando y las nuevas leyes que supriman diversas contribuciones. El circulante
escaseaba, los egresos del erario eran mayores que los ingresos, y el dinero que entraba
se destinaba principalmente a pagar al ejrcito y la burocracia, que haban crecido
mucho y gravitaban pesadamente sobre la endeble economa. Como apunt Mora, se
viva en la divisin, las emulaciones, el desorden, la ruina y el trastorno de nuestra
tierra hasta sus cimientos.
Por si eso no bastara, estaba el problema de la falta de experiencia de los gobernantes en
la administracin pblica: no se saba gobernar y se ignoraba qu tipo de gobierno
era el ms adecuado. Cmo mover a este reino acostumbrado a obedecer durante
tres siglos en los cuales nadie aprendi la frmula para gobernar?
En reuniones abiertas y en grupos clandestinos se trataba de decidir qu sistema de
gobierno convena adoptar para la nueva nacin, y cada una de las propuestas tena
sus partidarios, quienes a su vez eran enemigos acrrimos de los que no pensaban como
ellos. Por eso lvaro Matute dice que el gran tema de ese momento histrico fue la
organizacin poltica.
Y es que se haba adquirido la soberana poltica pero no se haban alterado la
estructura social ni la mentalidad colonial.
9
Pero la semilla del cambio ya estaba all, en el nico lugar que al mismo tiempo recoge
postulados de la Ilustracin.
Muchos estudiosos de la historia literaria parecen no entender la forma en que suceden
los cambios mentales ni las dificultades y contradicciones que se experimentan en
periodos de transicin. Fernndez de Lizardi (como Abad y Queipo, como Mier,
Snchez de Tagle, e incluso Mora) no fue ni poda ser el portador convencido de
una ideologa liberal, ni el adorador del pueblo, ni el impulsor de reformas sociales,
como ha pretendido la versin oficial de la literatura mexicana. Y eso es lgico, pues se
form en otro mundo, en otro modo de pensar y de entender las cosas, lo cual no le
impidi ver y hasta desear otros caminos, entre los cuales destaca mayormente el haber
reconocido la importancia de la educacin, que sera el gran tema de los liberales
durante todo el siglo XIX.
La contradiccin entre su mentalidad y sus ideas, entre su forma de ser ms profunda y
su real deseo de cambio, no disminuye la importancia de la ruptura que este autor
significa y representa.
Con l naci en Mxico (y en Amrica) el gnero de la novela.95 Tena que surgir
en ese momento precisamente porque, como ha observado Georg Lukacs, la novela era
en el siglo XIX el nico gnero que poda dar cuenta de los nuevos modos de pensar,
as como de los nuevos protagonistas sociales. Y naci ntimamente ligado a la
realidad social, no slo porque la recogi para retratarla sino porque quiso influir sobre
ella para modificarla.96 Por Fernndez de Lizardi la novela en Mxico se convirti
desde sus inicios en un relato al servicio de las ideas, en un gnero comprometido con
aquello que los ilustrados consideraban las necesidades del pas. Y eso marc la
tnica de lo que sera la lnea principal de la novelstica mexicana desde el siglo XIX
hasta hoy y una de las ms persistentes orientaciones de la cultura nacional: una
literatura con afanes de reforma, con fe en la educacin, con la misin autoimpuesta de
mejorar las condiciones morales y polticas de la patria.
Esa voluntad sirvi para sentar las bases de una nueva cultura que rompi efectiva y
profundamente con la anterior. Era un deseo de renovacin cultural paralelo al de la
renovacin poltica que cumpli el afn de independencia.
10
De modo pues, que el incendio del reino tuvo causas muy diversas que lo hicieron
histricamente inevitable. Y aunque slo pareci dejar desorden y anarqua, trajo
consigo una ruptura real con el pasado. La forma de esa ruptura, sus objetivos y mtodos
los defini la literatura que recogi los afanes de su tiempo pero tambin se adelant
planteando las propuestas. Lo que somos hoy, para mal y para bien, viene de all y de
entonces.