La Filosofia Politica de Robert Nozick
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La Filosofia Politica de Robert Nozick
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tercero, que no hay argum entos ni para justificar la igualdad, ni para
condenar la explotacin.
La primera afirmacin que encontram os en el prefacio de A nar
qua, Estadoy utopa es que: Los individuos tienen derechos, y hay
cosas que ninguna persona o grupo pueden hacerles sin violar esos
derechos.4 Unas lneas m s adelante, Nozick avanza sus conclusio
nes: slo un Estado mnimo, limitado a las estrechas funciones de
proteccin contra la violencia, el robo y el fraude, d e garantizar que
se cum plan los contratos, etc. es un Estado legtimo. Cualquier Estado
que tenga funciones ms extensas violara el derecho que todas las
personas tienen de formarse ciertos planes de vida y d conseguir
los m edios necesarios para llevar a cabo esos fines.
Si aceptam os la proposicin inicial de Nozick so b re los derechos
de las personas podram os pensar, junto con el anarquista indi
vidualista, que aun el Estado mnimo viola los derechos de las
personas y que, por lo tanto, no es legtimo. Para dem ostrar la
diferencia entre las tesis del defensor de la anarqua y las suyas,
Nozick, al igual que Locke, recurre a una explicacin tipo estado
de naturaleza. Segn l, las explicaciones que elucidan el cambio
poltico son a la m anera de Hem pel explicaciones potenciales
fundam entales fcticamente defectuosas, es decir, son explicacio
nes q u e si sus condiciones iniciales falsas pudieran haber sido
verdaderas, nos ayudaran a esclarecer la naturaleza de un cam p o .5
De esta m anera, gracias a las explicaciones del estado de naturaleza,
aprendem os analizando cm o podra haber surgido el Estado,
incluso a sabiendas de que no surgi de esa m anera.
Recordemos que para Locke los hom bres en el estado de natu
raleza enfrentaban dos peligros: la inseguridad debida a la irracio
nalidad de unos cuantos y la parcialidad de las decisiones que se
tom aban cuando alguien deba recibir una com pensacin por los
daos sufridos. La pregunta que Nozick se hace es: no habra otra
forma de evitar dichos peligros que no fuese la creacin del Estado?
En la prim era parte del libro l trata de responder a esta pregunta
im aginndose cm o funcionaran las asociaciones de proteccin
particulares. Estas asociaciones tendran la caracterstica de ser
organizaciones en las que los propios agentes establecieran meca-
* Ibid., p. 7.
5 Ibid., p. 21.
. . --------- . - . ~~~~ Filosofia politica
6 Ibid., p. 30.
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sus fines. Esta inviolabilidad de los derechos de las personas es la
razn por la que Nozick condena al utilitarismo. Los derechos de las
personas son inviolables. No podem os sacrificar a las personas en
nom bre del bien comn porque no existe una entidad social con
una idea del bien. Slo existen individuos con su propia y nica
vida. Ahora bien, estas restricciones morales tienen un contenido al
que Nozick llama restriccin libertaria, y sta lo que nos dice es que
ciertas formas de agresin estn prohibidas. Digo q u e ciertas formas
estn prohibidas porque algunas estn fuera del m bito del Estado,
y con ellas no hay nada qu hacer. El ejemplo q u e da Nozick es
ilustrativo: yo puedo ser el objeto de las fantasas sexuales de una
persona y por ello puedo sentirm e agredida; sin em bargo, el Estado,
en este caso, no tiene por qu intervenir.7
Podem os preguntarnos acerca del sentido de estas restricciones,
a lo que nuestro autor responde que tiene sentido porque las per
sonas poseen racionalidad, libre albedro, agencia moral y tienen la
capacidad de formar planes de vida, esto es, tienen la capacidad de
darle un sentido a su vida.
En la segunda parte de Anarqua, Estado y utopa, que se titula
Ms all del Estado mnimo? que a mi parecer es la parte ms
interesante de libro , Nozick intenta mostrar que cualquier Estado
que no sea el mnimo viola los derechos de las personas. Un Estado
ms extenso no limita sus funciones a la redistribucin de la
proteccin sino que tambin se ocupa de distribuir bienes y servicios.
Para que un Estado distribuya bienes y servicios tiene que quitarle
algo a algunos para drselo a otros, y esto, segn Nozick, cnstituye
una violacin del derecho de quien tiene ms, el derecho de hacer
con sus pertenencias lo que ms quiera. Por esta razn Nozick dedica
buena parte de su libro a criticar las concepciones de justicia
distributiva.
El distingue entre dos clases de principios de distribucin: los
histricos y los de resultado final.8A estos ltimos les llama tam bin,
principios de porciones del tiem po actual. La caracterstica de stos
es que, en una distribucin, no importa cmo alguien tiene algo,
sino quin termina con qu. Por ejemplo, si en una sociedad de 100
1 Ibid., p. 44.
8 Ibid., p. 156.
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^ "" " Filosofa poltica
'Ibid., p. 157.
10 Ibid., p. 162.
11 Ibid., p. 163.
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Nozick sostiene que si el m undo fuese justo, la siguiente defini
cin cubrira el tema de la justicia en las pertenencias.
12 Ibid., p. 154.
15 Ibid., p. 164.
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Nozick toma los otros dos. Al prim er criterio, el del trabajo, l le ve
innum erables problem as com o la dificultad de saber cul tip o de
trabajo se mezcla con cul clase de objetos. Por ejem plo, si me
encuentro con una tierra virgen y construyo una barda para apro
piarm e de ella, probablem ente, segn la teora d e Locke, slo soy
propietario de la barda y n o de la tierra. Por otro lado, es imposible
calcular cunto valor le agregam os a un objeto cuando lo transfor
m am os por nuestro trabajo; no existe ningn esquem a econm ico
que calcule el valor agregado a un objeto que ha sido transform ado
por el trabajo de una persona.
Debido a esas razones, Nozick tom a en serio el tercer criterio de
Locke: la apropiacin de u n objeto que no perteneca a nadie es
legtima si no deja a los otros en una situacin p eo r de la que estaban
antes. Este principio no deja de ser problem tico ya que aparente
m ente cualquier apropiacin deja a los otros en una situacin peor
de la que estaban. Si yo com pro un terreno, los otros ya no tienen
la opcin de comprarlo. Sin em bargo nos dice Nozick alguien
p u e d e estar en una situacin peor de la que estaba antes de dos
m aneras: primero, por perder la oportunidad de m ejorar su situa
cin por la apropiacin particular de otra persona; y, segundo, por
no poder usar librem ente sin apropiacin lo q u e antes habra
podido. Por esta razn Nozick distingue entre dos m aneras de
interpretar el principio: u n o dbil y uno fuerte.
El principio fuerte afirma que una persona est peor de lo que
estaba antes por la apropiacin de una pertenencia por otro, si no
encuentra ninguna com pensacin por la prdida d e dicha pertenen
cia.
El principio dbil .afirma que una persona no p u ed e apropiarse
de u n a pertenencia que es propiedad de otra p ero pu ed e com pen
sar su prdida usando la pertenencia.14
Por ejemplo, alguien p u ed e apropiarse de una playa que no era
de nadie. Segn el primer principio nadie ms q u e l podra usar
la playa y esto pondra a los otros en una situacin peor de la que
estaban antes. Sin embargo, alguien puede apropiarse de la playa
y perm itir que otros la usen. Por ejemplo, los usuarios pagaran una
cuota y el propietario se com prom etera a prestar ciertos servicios
14 Ibid., p. 117.
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................................................. ................. Filosofa poltica
15 Iblei., p. 178.
' Ibid., p. 171.
17 bici., p. 247.
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fuesen forzados a tratar con los capitalistas, la explotacin no
existira. Nozick nos pide que exam inem os el siguiente caso:
supongam os que existe un sector de propiedad pblica que controla
los medios de produccin y que dicho sector se puede extender de
tal m odo que todas las personas que quieran trabajar en l, p u edan
hacerlo. Supongamos, tambin que existe un sector privado en el
que unas personas poseen los medios d e produccin y las otras son
asalariadas. Los trabajadores del sector privado no seran explota
dos porque tendran la posibilidad de trabajar en el sector pblico.
Supongamos q u e el sector privado se extiende cada vez m s y el
pblico se reduce hasta desaparecer. Nozick se pregunta si este
hecho cambiara a los trabajadores de una situacin de no explo
tacin a una de explotacin, lo que le parece poco plausible.
Adems, cualquiera que sea la verdad de la tesis de la falta de
acceso a los medios de produccin, en un momento dado, actualm ente
gran parte de la clase trabajadora tiene, ya sea por ella misma o por
los sindicatos, reservas de dinero suficientes para poder invertir.
Este hecho hace que nos sorprenda q u e ese dinero no sea em pleado
para abrir fbricas controladas por los propios trabajadores. Si esto
se llevara a cabo, los trabajadores podran com petir adquiriendo
habilidades empresariales, y los empresarios podran seguir con
tratando a los trabajadores bajo formas tradicionales. A la posible o b
jecin de que invertir lleva un riesgo, Nozick responde diciendo que
la sociedad capitalista permite la separacin entre los que desean
arriesgarse y los que no lo desean. La tesis de Nozick es que no existe
explotacin puesto que los trabajadores eligen voluntariam ente una
posicin dentro del sistema de trabajo asalariado. Una accin es
voluntaria cuando las personas que p o n en lmites a esa accin tiene
el derecho de hacerlo. As, el derecho de entablar una relacin,
cualquiera que esta sea, no es un derecho de entablarla con cualquier
persona que uno elija, sino un derecho de entablarla con cualquiera
que tenga el derecho de hacerlo. Nozick nos ilustra esta idea de la
siguiente m anera. Supongamos que hay un grupo de hom bres, A,
B, C, D,... Z, y un grupo de mujeres A, B, C, D,... Z. A elige casarse
con A y se casa; B preferira casarse con A pero ya no p u ed e
hacerlo, entonces se casa con B; C preferira casarse con A y con
B, pero como no puede hacerlo, se casa con C; D preferira casarse
con A, con B, con C, pero como no p u e d e hacerlo se casa con D;
18 Ibid., p. 255.
19 Ibid., p. 319.
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sitos. Un Estado paternalista, por definicin, expande sus atribucio
nes de una m anera ilegtima ya que trata a los individuos com o si
no supieran lo que quieren.
La tesis econm ica est basada en la eficiencia del m ercado. El
m ercado es la nica institucin que no viola los derechos d e los
hom bres porque no les impone cargas que ellos no desean tener.
Al mismo tiem po perm ite que los individuos gasten sus recursos
com o ms les conviene y con quien m s les conviene. Lo nico que
no est perm itido es el monopolio, ya q u e evita la com petencia. Esta
es un factor m otivador sumam ente im portante y, gracias a ella, se
incrementa y m ejora la produccin.
No creo equivocarm e si afirmo que varios Estados contem por
neos siguen las polticas econmicas propuestas por los autores
neoliberales.
Por ltimo quisiera m encionar que m e parece que el libro de
Nozick Anarqua, Estado y utopa es u n libro, com o lo m encion
al principio, con m uchos argumentos, unos dbiles, otros fuertes.
Entre los dbiles me parece la conclusin de que el nico Estado
legtimo es el m nimo, partiendo de los derechos de las personas.
Quiz nos haga falta una teora de los derechos, d e su jerarqua, y
de sus lmites. Resulta contra intuitivo pensar que el Estado viola los
derechos de las personas si les impide el acceso a ciertos libros, pero
no viola ningn derech o si perm ite qu e los individuos sim plem en
te no sepan leer. La tesis neoliberal afirmara que siem pre habr
instituciones de caridad, voluntarias, e instituciones privadas q u e se
dediquen a ensear a los que no saben, p ero que sta no es u n a fun
cin del Estado. La prueba de ello es q u e el Estado slo ha p ro d u ci
do instituciones educativas ineficientes y muy costosas. Me parece
que justamente las teoras de la justicia distributiva explican-por qu
este argum ento neoliberal no funciona.
O tro argum ento dbil es el de la justicia distributiva. Me parece
que resulta im posible aplicar el principio de la rectificacin d e las
injusticias com etidas en el pasado. Si bien podram os pensar que
esto es posible dentro de un lapso determ inado es im posible pensar
en un lmite. En Mxico, por ejemplo, tendram os que irnos a los
tiem pos anteriores a la Colonia y detectar qu tierras pertenecan a
quines.
Por otra parte la clasificacin de los principios que nos ofrece
MPara ver una excelente discusin sobre este punto vase: G.A. Cohn, Roben Nozick
and Wilt Chamberlain. How Pattems Preserve Liberty, Erkenntnis, 1977, No. 11, pp. 5-23.
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