Hierocles
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BIBLID [(0213-356)14,2012,145-164]
RESUMEN
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146 DEYVIS DENIZ MACHN
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ABSTRACT
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sentido, y aun cuando no pueda detenerme sobre ello, se debe tener presente
que tanto la impresin (antasiva) como la figuracin (avntasma) son los ni-
cos modificadores psquicos a partir de los cuales todo animal construye pro-
gresiva e ininterrumpidamente su propia y particular representacin del mundo3.
As, y aunque ontolgicamente ambos modificadores poseen el mismo estatus, ya
que caen bajo la categora de el algo (tov ti), epistemolgicamente divergen,
pues solo la impresin (antasiva) llegara a poseer claridad (travnh~) y distin-
cin (e[ktupo~) al ser causada por un objeto real existente (to; uJpavrcon) y al
estar en concordancia plena con se4.
Zenn colocan la apropiacin como principio de la justicia. SVF I 197 [2]: Plutarchus,
de stoic. repugn. cap. 12, p. 1038c: hJ ga;r oijkeivwsi~ ai[sqhsi~ e[oike tou oijkeivou kai;
ajntivlhyi~ eEvnai. La apropiacin, en efecto, parece ser percepcin y captacin de lo
apropiado. SVF II 88: S. E. adv. math. VIII 56: pa sa ga;r novhsi~ ajpo; aijsqhvsew~
givnetai h] ouj cwri;~ aijsqhvsew~. Toda inteleccin, en efecto, se genera a partir de una
percepcin o no se genera sin una percepcin. SVF II 319: Plotinus ennead. VI lib. I
28 (Vol. II, p. 259, 33 M): Ai[tion de hJ ai[sqhsi~ aujtoi ~ hJgemw;n genomevnh kai; pisth;
eij~ ajrcwn kai; twn a[llwn qevs in. Para ellos [sc. los estoicos] la percepcin es causa
que, devenida rectora, es asimismo prueba para los principios y restantes tesis. Todas
las traducciones empleadas en este trabajo son propias, en caso contrario ser indicado.
3. Cfr. SVF II 52: D. L. VII 49: Arevskei toi ~ Stwikoi ~ to;n peri; antasiva~ kai;
aijsqhvsew~ protavttein lovgon, kaqovti to; krithvrion, w| / hJ ajlhvqeia twn pragmavtwn
ginwvsketai, kata; gevno~ antasiva ejstiv, kai; kaqovti oJ peri; sugkataqevsew~ kai; oJ peri;
katalhvyew~ kai; nohvsew~ lovgo~, proavgwn tw n a[llwn, oujk a[neu antasiva~ sunivstatai.
prohgei tai ga;r hJ antasiva, eEvq hJ diavnoia ejklalhtikh; uJpavrcousa, o} pavscei uJpo; th ~
antasiva~, tou to ejkevrei lovgw/. Les satisface a los estoicos colocar por delante
la doctrina de la impresin y de la percepcin, en tanto que el criterio con el cual se llega
a conocer la verdad de los hechos es, en trminos genricos, la impresin, en virtud de
que, asimismo, la doctrina del asentimiento, la aprehensin y la inteleccin, antecedien-
do a las dems, no se constituye sin la impresin. En efecto, la impresin [es lo que]
precede, dndose acto seguido el pensamiento enunciativo, pues lo que se padece a
causa de una impresin, eso se da a conocer con el lenguaje [articulado]. Para un estu-
dio que muestra a profundidad la relacin entre impresin (antasiva) y lenguaje,
vase BARNOUW, J., Propotitional Perception. Phantasia, Predication and Sign in Plato,
Aristotle and The Stoics, USA, University Press of America, 2002.
4. Cfr. SVF II 53: D.L. VII 46: th ~ de;antasiva~ th;n mn katalhptikhvn, th;n d
ajkatavlhpton: katalhptikh;n mevn, h}n krithvrion eEvnai tw n pragmavtwn asiv, th;n gino-
mevnhn ajpo; uJpavrconto~ kat aujto; to; uJpavrcon ejnapesragismevnhn kai; ejnapomemag-
mevnhn: ajkatavlhpton d h] th;n mh; ajpo; uJpavrconto~, h] ajpo; uJpavrconto~ mevn, mh; kat aujto;
d to; uJpavrcon: th;n mh; tranhmhd e[ktupon. [En relacin con] la impresin, la hay
aprehensora e inaprehensible; aprehensora, aquella que es, dicen, criterio de [verdad] de
los hechos, es la que surge a partir de un cuerpo existente y queda sellada e impresa en
conformidad con el cuerpo existente mismo; inaprehensible, por el contrario, bien la
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Hierocles, quien habra sido un filsofo estoico del siglo II d. C.5, asumi
esta sutil distincin de la primera estoa y se preocup por exponer a travs del
concepto de sunaivsqhsi~ cmo, en qu momento y bajo qu circunstancias
todo animal, sea ste racional (logikov~) o no (ajlogikov~), posee continua e
ininterrumpida conciencia sensible de s. Sus reflexiones en los Elementa Mora-
lia6 no estn orientadas, sin embargo, a ofrecer un simple cambio lexicogrfico
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Moralia, en: Corpus dei Papiri Filosofici Greci e Latini, (Firenze), Parte 1, vol. 1**, Leo
S. Olschki, (1992), pp. 268-461. En adelante ser abreviado B-L1 (eds.), op. cit. y cita-
remos los pasajes de Hierocles a partir de esta edicin, indicando columna y lnea. Para
poder establecer una versin del papiro, digamos, actualizada mas no definitiva es
imprescindible tomar en consideracin los aportes de V. Delle Donne plasmados en
sendos artculos as como las rplicas ofrecidas por Bastianini & Longa a esos artculos.
Vase, entonces, DELLE DONNE, V., Per una nuova edizione dei Principi di etica di
Ierocle Stoico, en: Annali dellIstituto Italianodi Studi Storici, vol. X (1987/1988), pp.
113-144, a partir de ahora abreviado mediante las siglas VDD1; DELLE DONNE, V.,
Sulla nuova edizione della Hqikh; stoiceivwsi~ di Ierocle Stoico, en: Studi italiani di
filologa classica, XIII (1995), pp. 29-99, en adelante abreviado con las siglas VDD2;
BASTIANINI, G.; LONG, A., Dopo la nuova edizione degli Elementi di tica di Ierocle
Stoico (PBerol 9780v), en: Studi su Codice e Papiro Filosofici. Platone, Aristotele, Iero-
cle, (Firenze), Studi CXXIX (1993), Leo. S. Olschki, pp. 241-249, abreviado mediante
las siglas B-L2 (eds.).
7. HIEROCLES, E. M., Col. VI 24-25, B-L1 (eds.), op. cit.
8. HIEROCLES, E. M., Col. III 55-56, B-L1 (eds.), op. cit.
9. HIEROCLES, E. M., Col. VI 51-53, B-L1 (eds.), op. cit. Vase igualmente Col.
VII 48-50: to; zw /on a{ma th kai; oijkeiou
/ genevsei aijsqavnesqaiv te auJtou sqai eJautw
/
kai; th sustavsei. El animal tan pronto como nace se percibe a s mismo y se
/ eJautou
apropia de s mismo y de su propia constitucin.
10. Determinar con precisin cul habra sido el concepto de conciencia gestado
por los antiguos griegos es una empresa compleja y excede los lmites del presente tra-
bajo. Sin embargo, ha de tenerse presente que en la antigedad se emplearon diversas
voces y expresiones lingsticas que vislumbraron la gestacin de una nocin de con-
ciencia o al menos hicieron referencia a aspectos de ella; vale hacer mencin de sustan-
tivos tales como rhvn, qumov~, yuchv, nou ~, diavnoia, proaivresi~; adjetivos tales como
aujtov~, eJkouvs io~, ajekouvs io~, ivlo~, aijdwv~, as como el empleo de los pronombres
reflexivos ejmautovn, saujtovn, eJautovn. Cada una de estas voces contribuy a apuntalar la
descripcin de la ntima realidad psicolgica, propia de cada individuo, reflejando, si se
quiere, incipientemente, de qu manera el sujeto cognoscente introyecta y configura el
estado de cosas circundantes, posicionndose ante ellas con autonoma deliberativa. Las
locuciones lingsticas suvn+verbum sciendi, es decir, las contentivas de la preposicin
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mantener y transformar la materia, pero no toda materia est dotada de vida, de alma
(yuchv). As, entonces, la gradacin pneumtica estoica comienza por el cohesionador,
mero tenor (e{ xi~) que mantiene cohesionado a todo cuerpo, incluyendo el cosmos; el
fsico o nutritivo, en segundo lugar, propio de los seres vivos necesitados de nutricin;
y por ltimo, el psquico, que otorga a los seres vivos que lo poseen la facultad aisthti-
ca. Atendiendo a esta clasificacin, se puede aadir, no obstante, que el pneuma es,
stricto sensu, fuerza cohesiva de la materia, pero que en virtud de la especificidad que
otorga a cada cuerpo penetrado, dicha fuerza cohesiva se hace cada vez ms compleja,
toda vez que en los seres humanos, por ejemplo, esa fuerza cohesiva imprime cohe-
sin, no en virtud de un mero tenor, sino que dicha cohesin requiere de la nutricin
y de la facultad aisthtica, pues baste que una de stas no opere, para con ello observar
la merma en las funciones propias de ese cuerpo que se define como ser humano. En
virtud de esto, el hombre, al igual que los dems animales es 1) un compuesto material
de alma y cuerpo, pero el hombre, 2) aun compartiendo niveles de pneuma con los res-
tantes animales, ser el nico animal racional y tico (cfr. SVF III 372.), dado que 1.1)
hay partes del alma, tal como sostuvo Crisipo de Solis, tercer escolarca de la escuela
estoica, a travs de las cuales se constituye la razn, esto es, 2.2) de las impresiones y
los impulsos. Un posible antecedente a la distincin estoica se halle quiz en ARIST-
TELES, EN, 1097b33-1098a5: tiv ou\ n dh; tout a]n ei]h pote; to; e n ga;r zhn koino;n
eEnv ai aivnetai kai; toi
~ utoi
~, zhtei tai de to; i[dion. ajoristevon a[ra thvn te qreptikh;n
kai; th;n aujxhtikh;n zwhvn. eJpomevnh de aijsqhtikhv ti~ a]n ei[h, aivnetai de kai; aujth;
lovgon e[conto~:
koinh; kai; i}ppw/ kai; boi?ikai; panti; zwv/w/. leivpetai dh; praktikhv ti~ tou
touvtou de to; men wJ~ ejpipeiqe~ lovgw/, to; d wJ~ e[con kai; dianoouvmenon.
20. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. I 1-5, B-L1 (ed.), op. cit.
21. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. I 1-37, B-L1 (ed.), op. cit.
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22. Cfr. SVF I 68 [5]: D.L. VII 47. aujthvn te th;n ejpisthvmhn asi;n h] katavlhyin
ajsalh , h] e{ xin ejn antasiw n prosdevxei ajmetavptwton uJpo; lovgou. Dicen que en
sentido propio la ciencia es o aprehensin firme o hbito en la admisin de impresio-
nes, no cambiable por razonamiento alguno.
23. Cfr. PLATN, Tht. [ed. J. Burnet, Platonis opera, vol. 1, Oxford, Clarendon
Press, repr. 1967] 152c1-4: SW. Fantasiva a[ra kai; ai[sqhsi~ taujto;n e[n te qermoi ~
kai; pa ~ toiouvtoi~. oi|
s i toi a ga;r aijsqavnetai e{ kasto~, toiau ta eJkavstw/ kai; kinduneuvei
eEvnai. QEAI. Eoiken. PLATN, Sph. [ed. J. Burnet, Platonis opera, vol. 1, Oxford,
Clarendon Press, repr. 1967] 263d6-264a6: XE. Tiv de; dhv diavnoiav te kai; dovxa kai;
antasiva, mw n oujk h[dh dhlon o{ti tau tav ge yeudhte kai; ajlhqhpavnq hJmw ~
n ejn tai
yucai ~ ejggivgnetai QEAI. Pw ~ XE. Wd ei[sh/ rJa /on, a]n prw ton lavbh/~ aujta; tiv pot
e[stin kai; tiv diaevrousin e{ kasta ajllhvlwn. QEAI. Divdou movnon. XE. Oujkou n diavnoia
mn kai; lovgo~ taujtovn: plh;n oJ mn ejnto;~ th ~ yuch ~ pro;~ auJth;n diavlogo~ a[neu wnh ~
gignovmeno~ tou t auJto; hJmn
i ejpwnomavsqh, diavnoia QEAI. Pavnu mn ou\ n. XE. To; dev g
ajp ejkeivnh~ :rJe uma dia; tou stovmato~ io;n meta; qovggou kevklhtai lovgo~ QEAI.
Alhqh . XE. Kai; mh;n ejn lovgoi~ ge au\i[smen ejno;n- QEAI. To; poi on XE. Favs in te kai;
ajpovasin. QEAI. Ismen. XE. Otan ou\ n tou to ejn yuch / kata; diavnoian ejggivgnhtai
meta; sigh ~, plh;n dovxh~ e[cei~ o{ti proseivph/~ aujtov QEAI. Kai; pw ~ XE. Tiv d o{tan mh;
kaq auJto; ajlla; di aijsqhvsew~ parh ton au\pavqo~ a\
/ tini, to; toiou r oi|
ovn te ojrqw ~ eij-
n e{ terovn ti plh;n antasivan QEAI. Oujdh;n [] 264b2: suvmmeixi~ aijsqhvsew~ kai;
pei
dovxh~.
24. ARISTTELES, Metaph. [ed. W. D. Ross, Aristotles metaphysics, 2 vols.,
Oxford, Clarendon Press, repr. 1970] 1010b: peri; d th ~ ajlhqeiva~, wJ~ ouj pan to; ai-
novmenon ajlhqev~, prw ton mn o{ti oujd <eij> hJ ai[sqhsi~ <mh;> yeudh;~ tou ge ijdivou ejs-
tivn, ajll hJ antasiva ouj taujto;n th / aijsqhvsei. Cfr. ARISTTELES, De An. [ed. W. D.
Ross, Aristotle. De anima, Oxford, Clarendon Press, repr. 1967] 427b14-15: antasiva
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filsofos allanaron el camino a filsofos posteriores pero mucho menos cabe res-
pecto al hecho de que el estoicismo fue el movimiento filosfico que ms avanz
en la direccin de otorgar rango epistemolgico a la percepcin, pues compren-
di que, en el caso especfico del hombre, cada percepcin posee un contenido
semntico referencial que le permite escapar a un planteamiento subjetivista,
por ejemplo, de corte cirenaico, en el entendido de que todo lo que es percibi-
do se expresa a travs del lenguaje articulado, es comunicable y queda, en con-
secuencia, sujeto a veracidad y falsedad25. Percibir, entonces, es dar cuenta de las
propias afecciones de un modo semntico referencial y ante otros pares. Con la
categora lo decible (to; lektovn), en consecuencia, el estoicismo trascendi
la inclinacin subjetivista y contribuy decisivamente a destacar el momento
lgico-proposicional de la percepcin26. Por ello, el conocimiento slido, estable
y fidedigno, esto es, la ejpisthvmh, fue entendida como un constructo paulatino
ga;r e{ teron kai; aijsqhvsew~ kai; dianoiva~, au{th te ouj givgnetai a[neu aijsqhvsew~;
428a24-26: anero;n toivnun o{ti oujde;dovxa met aijsqhvsew~, oujde; di aijsqhvsew~,
oujde; sumplokh; dovxh~ kai; aijsqhvsew~, antasiva a]n ei[h; y 428b1-2: to; ou\
n aivnesqai
e[stai to; doxavzein o{per aijsqavnetai, mh; kata; sumbebhkov~. Lo que hace al De anima
realmente punto de referencia para las consideraciones que posteriormente harn los
filsofos estoicos es i) all donde hay percepcin, hay tambin antasiva y o{rexi~ (cfr.
ARISTTELES, De An. 413b22-24.), pues en trminos generales el animal (to; zw /on)
posee capacidad volitiva-desiderativa (ojrektiko;n) por la cual es capaz de moverse aut-
nomamente (auJtou kinhtikovn) y dicha capacidad volitiva-desiderativa no se da sin
antasiva (cfr. De An. 433b27-28.); ii) toda antasiva deviene en un cierto avntasmav
ti, esto es, en una cierta imagen/representacin mental (cfr. De An. 428a1-5.), la cual
posibilita el despliegue de la actividad intelectiva, pues el alma (yuchv) jams inteligue
(oujdevpote noei) sin el concurso de dicha imagen/representacin mental (cfr. De An.
431a16-17.), y iii) la antasiva se subdivide en aisthtica (aijsqhtikhv) y racional (cfr. De
An. 433b29-30.), admitiendo que, en trminos genricos, la antasiva pueda ser falsa
(cfr. De An. 428a18.).
25. Vase n. 3.
26. Cfr. BARNOUW, J., op. cit., p. 153: Already Zeno articulated the Stoic idea of
phantasia and qualified certain perceptions as cognitive, and Cleanthes spoke of predi-
cates as lekta. But it was Chrysippus, responding to polemic pressure, who presented
phantasia as analogous to the sign and itself a sign process and who developed the logi-
cal conception of the sign, thereby linking the account of perception through that of
proposition to proof. The connection of perception and sign is not based on analogy,
since it is fundamentally the revealing and propositional character of phantasia (its
being predicative both in linking action to agent or quality to subject and in asserting
the reality of the linkage) that underlies the continuity of perception with the thought
processes of sign and proof, a continuity of what Peirce calls logical energy, which is the
axis of Stoic logic.
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27. Vase n. 4.
28. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. VIII 1-12, B-L1 (eds.), op. cit.
29. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. I 47-55; II 18-20, B-L1 (eds.), op. cit.
30. Cfr. SVF II 61: D.L. VII 51.
31. Cfr. SVF II 65: S.E. adv. math. VII 242-6.
32. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. II 18-20, B-L1 (eds.), op. cit.
33. HIEROCLES, E. M., Col. I 50-56, B-L1 (eds.), op. cit.
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34. Tomo la nocin de feedback del buen trabajo de BERMDEZ, J. L., The Para-
dox of Self-Consciousness, Cambridge, Massachusetts, MIT Press Paperback edition,
2000. Esta nocin, sin duda, nos ayuda a poner en claro cmo Hierocles entiende el
fenmeno de la percepcin y ms precisamente qu quiere significar cuando nos
habla de captacin (ajntivlhyi~) y conciencia sensible de s (sunaivsqhsi~), en virtud
de que toda percepcin de s, incluida la de las propias partes, inexorablemente se
origina por contacto con algo otro que no son las propias partes; pues toda autorefe-
rencia requiere, al menos en el planteamiento hierocleano, una heteroreferencia (cfr.
HIEROCLES, E. M., Col. IV 38-54, B-L1 [eds.], op. cit.). En tal sentido, BERMDEZ, op.
cit., p. 164, afirma: The boundaries of the self emerge in somatic propioception both
as the limits of the will and as the limits of the felt feedback about the disposition and
movement of body parts. Crucial to this emergence is the sense of touch, which,
because it is simultaneously propioceptive and exteroceptive, provides an interface
between the self and the nonself. As we also pointed out in the previous chapter,
registering the distinction between self and nonself is a very primitive form of self-
awareness []. But once the minimal degree of self-awareness is in place, the rich-
ness of the self-awareness that accompanies the capacity to distinguish the self from
the environment from which the self is being distinguished. Ther is, of course, very
little such richness in somatic propioception, which, although it has an exteroception
dimension, provides relatively little information about the organization and structu-
re of the world. The world that manifests itself in somatic propioception is a world
of surfaces, textures, and resistances.
35. HIEROCLES, E. M., Col. IV 4 y ss., B-L1 (eds.), op. cit.
36. Al respecto, el testimonio de Sexto nos habla de cinco factores que garanti-
zan la percepcin; bien podramos denominarlos factores internos y externos, cfr. SVF
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II 68: S. E. adv. Math. VII 405. Ina ge mh;n aijsqhtikh; gevnhtai antasiva kat aujtouv~,
oi|
on oJratikhv, dei pevnte sundramein, tov te aijsqhthvrion kai; to; aijsqhto;n kai; to;n tovpon
kai; to; w~ kai; th;n diavnoian, wJ~ ejh;n tw
n a[llwn parovntwn e}n movnon ajph /, kaqavper
diavnoia para; uvs in e[cousa, ouj swqhvsetai, asivn, hJ ajntivlhyi~. Segn ellos (sc.
los estoicos), para que llegue a darse una impresin sensorial, por ejemplo, una visual,
es necesario que concurran cinco factores: el rgano de los sentidos, el objeto percep-
tible, el lugar, las condiciones y la mente, de suerte que si algunos estuvieran presentes,
y uno solo estuviere ausente, pngase por caso, una mente dispuesta contra natura, no
se cumplir, dicen, la captacin.
37. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. VI 3 y ss., B-L1 (eds.), op. cit.
38. HIEROCLES, E. M., Col. VI 1-5 y ss., B-L1 (ed.), op. cit.
39. HIEROCLES, E. M., Col. VI 6-10, B-L1 (eds.), op. cit. El subrayado es nuestro.
40. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. II 3-5, B-L1 (eds.), op. cit.
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46. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. III 50-51, B-L1 (eds.), op. cit.: oujk a]n eij mh; kai;
twn ejn eJth;roi~ proterhmavtwn ajntilhptikw ~ eEvce ta; zw /a touvtou ou{tw~ genomh;nou.
No llegara a suceder de este modo, a no ser que el animal tambin permaneciera aler-
ta de las superioridades [existentes] en los otros.
47. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. IV 55, B-L1 (eds.), op. cit.
48. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. V 4, B-L1 (eds.), op. cit.
49. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. IV 58, B-L1 (eds.), op. cit.
50. HIEROCLES, E. M., Col. V 45-47, B-L1 (eds.), op. cit.: kaiv moi tw n ajntilegovntwn
ti~ ajpokrinavsqw, ejn tivni tw
n crovnwn a[rcetai to; zw
o/ n th
~ eJautou ajntilhvyew~.
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momento es nio, y no [se apropia de una constitucin] futura en tanto que ser joven;
pues, si bien es cierto que ha de transitar hacia otra [constitucin] ms elevada, no
menos cierto es que en esa [constitucin inicial] con la cual nace se halla de conformi-
dad con la Naturaleza. El subrayado es nuestro.
53. Cfr. GILL, C., Personality in Greek Epic, Tragedy, and Philosophy. The self in
Diaologue, Clarendon Paperbacks, New Cork, 1996.
54. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. XI 13-19, B-L1 (eds.), op. cit.: prw ton mn ejn-
qumhtevon ejsmn zw /on, ajlla; sunagelastiko;n kai; deovmenon eJtevrou: dia; tou to kai;
kata; povlei~ oijkou men: oujdei;~ ga;r a[nqrwpo~ o}~ oujci; povlewv~ ejsti mevro~: e[peita kai;
rJaidivw~ suntiqevmeqa iliva~: ejk ga;r tou sunestiaqh nai h] tou sugkaqivsai ejn qeavtrw/
h] eij~ to; auJto; katasthnai aiJ ilivai givgnontai:. Hay que recordar, primeramente,
que somos un animal, pero gregario y necesitado de otro; por ello tambin vivimos en
ciudades: pues no hay hombre que no sea parte de una ciudad. En seguida y fcilmen-
te establecemos amistades; en efecto, por el hecho de haber sido invitados a un ban-
quete o por sentarnos juntos en el teatro o por encontrarnos en la misma situacin,
surgen las amistades. Esta visin del hombre como individuo cosmopolita el estoicismo
la tom directamente de Digenes de Snope. Para un anlisis de la visin cosmopolita
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HIEROCLES Y LA GNESIS DE LA CONCIENCIA
necesita de la convivencia con otros para poder vivir en armona con su pro-
pia naturaleza y de conformidad con la Naturaleza55.
La consciencia sensible de s y la apropiacin de s pueden ser vistas como
las dos caras de una misma moneda, digamos, biolgico-psquica, por una parte,
y tica-poltica, por otra; sin embargo, he considerado mucho ms enriquece-
dor intentar mostrar que la primera es condicin de posibilidad de la segunda.
Por ello, he orientado mis esfuerzos a destacar este aspecto, tratando de plasmar
el recorrido onto-epistemolgico trazado por Hierocles en los Elementa Mora-
lia, puesto que para alcanzar a exponer una fundamentacin de la tica (th ~
hjqikh~ stoiceiwvsew~) es conveniente iniciar las reflexiones desde ms atrs,
a saber: reflexionando (ejnqumhqh nai) sobre i) de qu tenor es la gnesis de
los seres vivos dotados de alma (oJpoiva ti~ hJ gevnesi~ tw n ejmyuvcwn) y ii)
cules son los primeros accidentes que le sobrevienen al animal (tivna ta; prw ta
sumbaivnonta tw / )/ . As, mostrar en qu trminos se da la primera apropiacin
/ zwvw
de la estoa vase VOGHT, K. M., op. cit.; para una aproximacn en relacin con la doc-
trina de la oijkeivwsi~ cfr. MARTIN, W., op. cit., pp. 7-11. Ahora bien, ya Aristteles en
Pol. 1253a13 y ss., valindose de un pasaje homrico, reivindic la ciudad y al hombre,
visto como animal poltico: ejk touvtwn ou\ n anero;n o{t i tw n uvsei hJ povli~ ejstiv, kai;
o{t i oJ a[nqrwpo~ uvsei politiko;n zw /on, kai; oJ a[poli~ dia; uvs in kai; ouj dia; tuvchn
h[toi au lov~ ejstin, h] kreivttwn h] a[nqrwpo~: w{sper kai; oJ uJ Omhvrou loidorhqei;~
ajrhvtwr ajqevmisto~ ajnevstio~:. A partir de estas cosas, en consecuencia, es eviden-
te que la ciudad est entre las cosas que son por naturaleza, as tambin que el hombre
es por naturaleza un animal poltico, y el hombre que por naturaleza y no por fortuna
se halle al margen de una ciudad, o bien es un necio o bien es ms poderoso que el
hombre; precisamente es el caso del hombre (sc. Agamenn) que es reprochado por
Homero: sin clan, sin ley, sin hogar. En contexto estoico cotjese SVF III 323: Philo
de Joseph, vol. II Mang., p. 46. prosqhvkh gavr ejsti th ro~ aJpavntwn ajnhmmevnh~
~ to; ku
uvsew~ hJ kata; dhvmou~ politeiva. hJ mn ga;r megalovpoli~ o{de oJ kovsmo~ ejsti; kai; mia /
crh tai politeiva/ kai; novmw/ eJniv: lovgo~ dev ejsti uvsew~ prostaktiko;~ mn w| n praktevon,
ajpagoreutiko;~ d w| n oujpoihtevvon. La constitucin de cada uno de los pueblos es, sin
duda, un extensin de la naturaleza, encendida con la autoridad sobre todas las cosas.
En efecto, este cosmos es una megapolis y se sirve de una constitucin y una nica ley. El
logos de la naturaleza que ordena qu cosas han de hacerse y prohbe qu cosas no
deben hacerse.
55. El fin tico (th;lo~) propugnado por la estoa se resume en la mxima vivir de
conformidad con la naturales. Cfr. SVF I 179: D.L. VII 87. Diovper prw to~ oJ Zhvnwn
ejn tw / Peri; ajnqrwvpou uvsew~ tevlo~ eEvpe to; oJmologoumevnw~ th / uvsei zhn, o{per ejsti;
kat ajreth;n zh n: a[gei ga;r pro;~ tauvthn hJma ~ hJ uvs i~. Por eso, precisamente, Zenn
en Sobre la naturaleza del hombre fue el primero en sostener que el fin consiste en vivir
conforme a naturaleza, que ciertamente es vivir conforme a virtud; pues la naturaleza
nos conduce hacia sa. Vase adicionalmente, por ejemplo, SVF I 552, 555.
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prwvtou oijkeivou tw
en el animal (tou / zwv/w/) es mostrar cmo, en qu trminos y
bajo cules circunstancias el animal se percibe a s mismo. Para finalizar, me
gustara citar un pasaje de los Elementa Moralia que pone en evidencia esta
orientacin. Dice Hierocles:
56. Cfr. HIEROCLES, E. M., Col. VI 40-53, B-L1 (eds.), op. cit.: e[coi d a]n th;n aij-
tivan kai; h; uvs i~, wJ~ mavthn ta; toiau`ta kamou`sa pro; genevsew~, eij mh; mevllei to; zw`/on
eujq u; genovmenon ajrevsein eJautw`/. dia; tau ta oujk a[n moi dokei ti~, oujd Margeivth~ w[n,
n w{~ te gennhqn to; zw
eijpei /on eJautw / antasivv th
/ te kai; th dusarestei
/ eJautou : kai;
mh;n oujd ajrrepw ~ i[scei: oujc h| tton gh;r th
~ dusaresthvsew~ kai; aujto; to; mh; eujares-
tei`n prov~ te o[leqron tou` zwv/ou kai; pro;~ katavgnwsin evrei th`~ uvsew~: o{qen oJ sun-
logismo;~ ou| to~ ajnagkavzei oJmologei n o{ti to; zw`/on, th;n prwvthn ai[sqhsin eJautou`
labovn, eujq u;~ wj/keiwvqh pro;~ eJauto; kai; th;n eJautou` suvstasin. La cursiva es nuestra.
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