Moishe Postone - La-Teoría-Crítica-Del-Capitalismo PDF
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Moishe Postone
Seminario Internacional University of Chicago
Teora Crtica del Capitalismo?
23 de Noviembre 2012
Centro de Ciencias Humanas y
sociales del CSIC
Considero que una comprensin adecuada de cualquier pas o zona en el mundo de hoy debe
tener como marco de referencia los desarrollos histricos globales del mundo moderno y la
mejor manera de iluminar esas formas de desarrollo es una teora del capitalismo.
Al mismo tiempo, yo dira que tal teora crtica del capitalismo debe ser repensada de manera
que se diferencie de modo fundamental de lo que yo llamo "el marxismo tradicional" un
trmino que expondr en el curso de mi charla.
Al fin y al cabo, son muchos los que han tomado el colapso de la Unin Sovitica y del comu-
nismo europeo, as como la transformacin de China, como el fin definitivo del socialismo y de
la relevancia terica de Marx el acto final, por as decirlo, de un hundimiento que ha durado
dcadas.
Estos nuevos enfoques conceptuales, sin embargo, se han visto seriamente cuestionados por
la reciente crisis global, que ha puesto de manifiesto dramticamente sus serias limitaciones
como intentos de comprender el mundo contemporneo.
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Como detallar, contrariamente a la interpretacin marxista tradicional, la teora crtica de
Marx no es, en su nivel ms fundamental, una crtica de un modo de explotacin de clase que
distorsiona la modernidad, llevada a cabo desde un punto de vista de afirmacin el trabajo.
Por el contrario, de manera ms radical, descubre y analiza una forma nica de mediacin
social que estructura la modernidad como una forma histricamente especfica de vida social.
Esta forma de mediacin est socialmente constituida por una forma de trabajo que es nica
desde el punto de vista histrico y esencialmente temporal. Se manifiesta en formas peculiares
y cuasi-objetivas de dominacin que no pueden ser suficientemente entendidas en trminos
de la dominacin de una clase o, ms precisamente, de cualquier entidad social y/o poltica
concreta. Estas formas de dominacin, captadas por categoras como la de mercanca y la de
capital, por otra parte, no son estticas y no pueden ser adecuadamente conceptualizadas en
trminos de mercado. Ms bien, cobran expresin en una dinmica histrica que est en el
corazn mismo de la modernidad capitalista.
II.
Estos desarrollos pueden ser entendidos, a su vez, con referencia a la trayectoria general del
capitalismo estatocntrico en el siglo XX desde sus inicios en la Primera Guerra Mundial y la
Revolucin Rusa, pasando por su punto ms alto en las dcadas posteriores a la Segunda
Guerra Mundial hasta su declive despus de 1970. Lo significativo de esta trayectoria es su
carcter global. Abarc los pases capitalistas occidentales y los pases comunistas, as como los
pases colonizados y los pases descolonizados. Aunque se produjeron diferencias en el desa-
rrollo histrico, por supuesto, aparecen ms como inflexiones diferentes de un patrn comn
que como evoluciones fundamentalmente diferentes. Por ejemplo, el Estado de Bienestar se
expandi en todos los pases occidentales industriales en los veinticinco aos posteriores a la
Segunda Guerra Mundial y luego fue reducido o parcialmente desmantelado a principios de los
aos 1970. Esta evolucin se produjo con independencia de que gobernaran partidos
conservadores o socialdemcratas, y se vio acompaada por el xito de la Unin Sovitica en
la posguerra y su rpido declive posterior y por las transformaciones de gran calado en China.
Tales transformaciones histricas no pueden ser adecuadamente comprendidas por las teoras
de la poltica o de la identidad, y superan el horizonte de una crtica social centrada en la dis-
tribucin. Indican la importancia de un renovado encuentro con la crtica de la economa
poltica marxiana, puesto que la problemtica de las dinmicas histricas y el cambio estruc-
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tural global estn en el corazn mismo de esa crtica. Sin embargo, la historia del siglo pasado
tambin sugiere que una teora crtica adecuada debe diferir fundamentalmente de las tradi-
cionales crticas marxistas del capitalismo.
En el marco bsico de lo que he llamado 'marxismo tradicional ha habido una gran variedad
de enfoques tericos, metodolgicos y polticos muy diferentes que han generado poderosos
anlisis econmicos, polticos, sociales, histricos y culturales. Sin embargo, las limitaciones del
marco general mismo se han vuelto cada vez ms evidentes a la luz de los desarrollos hist-
ricos del siglo XX. Estos desarrollos incluyen el carcter no emancipador del "socialismo real-
mente existente", la trayectoria histrica de su ascenso y declive, en paralelo con la del Estado
intervencionista del capitalismo (lo que sugiere una similitud de ubicacin histrica), la impor-
tancia creciente del conocimiento cientfico y la tecnologa avanzada en la produccin (que
pareca poner en duda la teora del valor basada en el trabajo), las crticas crecientes del pro-
greso tecnolgico y del crecimiento (que se opuso al productivismo de gran parte del mar-
xismo tradicional) y la importancia creciente de identidades sociales no basadas en las clases
sociales. En conjunto indican que el marco tradicional ya no puede servir como un punto de
partida adecuado para una teora crtica emancipadora.
As pues, la consideracin de los patrones histricos generales que han caracterizado el siglo
pasado pone en cuestin tanto el marxismo tradicional, con su afirmacin del trabajo y la
historia, como las interpretaciones posestructuralistas de la historia como [un proceso] esen-
cialmente contingente. No obstante, tal consideracin no significa necesariamente negar la
visin crtica que informa los intentos de tratar la historia contingentemente a saber, que la
historia, entendida como el despliegue de una necesidad inmanente, apunta a una forma de
negacin de la libertad.
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existencia misma de una lgica histrica indica la existencia de restricciones a la accin
humana.
As pues, Marx no se limita a desestimar las formas de libertad personal asociadas al desarrollo
del capitalismo, pero las caracteriza como fundamentalmente unilaterales e incompletas. Con-
siderar la libertad slo con referencia a las cuestiones de dependencia personal puede servir
para encubrir la existencia de una forma ms abarcadora de no libertad, que hunde sus races
en el hecho de que la gente produce la historia en una forma que acaba por dominarlos y
coaccionarlos.
Esta forma de no libertad es el objeto central de la crtica de la economa poltica de Marx, que
busca entender los imperativos y las limitaciones que subyacen a la dinmica histrica y los
cambios estructurales del mundo moderno. Su crtica, entonces, no se lleva a cabo desde el
punto de vista de la historia y del trabajo, como en el marxismo tradicional. Por el contrario,
los objetos de la crtica de Marx son la dinmica histrica del capitalismo, la totalidad, y la
aparente centralidad ontolgica del trabajo.
Debe ser evidente que el impulso crtico del anlisis de Marx, de acuerdo con esta lectura, es
similar en algunos aspectos a los enfoques posestructuralistas en la medida en que implica una
crtica de la totalidad y de una lgica dialctica de la historia. Sin embargo, mientras que Marx
capta esas concepciones crticamente, como expresin de la realidad de la sociedad capitalista,
los enfoques posestructuralistas niegan su validez insistiendo en la primaca ontolgica de
contingencia. La crtica de Marx de la historia heternoma, por tanto, difiere fundamental-
mente de la del post-estructuralismo en la medida que no considera esa historia como una
narrativa que puede ser disuelta discursivamente, sino como la expresin de una estructura de
dominacin temporal. Desde este punto de vista, cualquier intento de recuperar la accin
humana insistiendo en la contingencia de manera que niegue u oscurezca la dinmica tempo-
ral de la forma de dominacin captado por la categora de capital, es, por decirlo irnicamente,
profundamente desempoderadora.
As pues, en teora madura de Marx, la historia, entendida como una dinmica direccional im-
pulsada de forma inmanente, no es una caracterstica universal de la vida social humana, pero
tampoco contingencia histrica. Al contrario, una dinmica histrica intrnseca es una caracte-
rstica histricamente especfica de la sociedad capitalista (que puede ser y ha sido proyectada
sobre la vida social humana en general). Lejos de ver la historia afirmativamente, Marx, fun-
dando esta dinmica direccional en la categora de capital, la interpreta como una forma de
heteronoma. As pues, la teora madura de Marx no pretende ser una teora de la historia y de
la vida social vlida transhistricamente. Al contrario, es histricamente especfica de modo
enftico y reflexivo. En realidad pone en tela de juicio cualquier enfoque que reclame para s
una validez universal y transhistrica.
III.
Para apoyar estas afirmaciones y, por tanto, para reapropiarse los anlisis de Marx, ahora voy
reconsiderar brevemente las categoras ms fundamentales de su crtica madura, tales como
valor, mercanca, plusvala y capital, y adems con referencia a la dinmica heternoma que
caracteriza al capitalismo. Dentro del marco tradicional, la categora marxiana del valor ha sido
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considerada como un intento de demostrar que el trabajo humano directo siempre y en todas
partes es la nica fuente de riqueza social, que en el capitalismo est mediada por el mercado.
Su categora de plusvalor, de acuerdo con estos puntos de vista, demuestra la existencia de la
explotacin en el capitalismo, mostrando que, a pesar de las apariencias, el producto exceden-
te es generado solo por el trabajo, pero se lo apropia la clase capitalista. La plusvala, dentro
de este marco tradicional, es una categora de la explotacin basada en la clase.
Esta interpretacin es, en el mejor de los casos, unilateral. Se basa en una comprensin trans-
histrica del trabajo en cuanto actividad de mediacin de los seres humanos y la naturaleza
que transforma la materia de manera intencional y es condicin de la vida social. El trabajo, as
entendido, se postula como la fuente de riqueza en todas las sociedades y como aquello que
constituye lo que es universal y verdaderamente social. En el capitalismo, sin embargo, el tra-
bajo se ve impedido por las relaciones particularistas y fragmentarias de llegar a realizarse
plenamente. La emancipacin, entonces, se realiza en una forma social en la que el trabajo
transhistrico ha emergido abiertamente como el principio regulador de la sociedad. Esta idea,
por supuesto, est ligada a la de la revolucin socialista como la auto-realizacin del prole-
tariado. El trabajo proporciona aqu el punto de vista de la crtica del capitalismo.
Una lectura atenta de la crtica de la economa poltica del Marx maduro, sin embargo, pone en
tela de juicio los supuestos transhistricos de la interpretacin tradicional. En los Grundrisse,
Marx indica que sus categoras fundamentales no deben ser entendidas en trminos estricta-
mente econmicos, sino como formas de existencia social que son a la vez objetivas y subjeti-
vas. Por otra parte y esto es crucial esas categoras no se debe entender como transhis-
tricas, sino como categoras histricamente especficas de la sociedad moderna o capitalista.
Incluso categoras tales como el dinero y el trabajo, que parecen transhistricas debido a su
carcter abstracto y general, son vlidas en su generalidad abstracta, segn Marx, slo para la
sociedad capitalista. Si las categoras histricamente especficas del capitalismo pueden pare-
cer vlidas para todas las sociedades es a causa de su carcter peculiarmente abstracto y
general.
Esto incluye la categora de valor. En los Grundrisse, Marx trata explcitamente el valor como
una forma de riqueza histricamente especfica del capitalismo, que est constituida por el
gasto directo tiempo de trabajo humano, y la distingue de la riqueza material, que se mide por
la produccin de bienes y es una funcin de una variedad de los factores naturales y sociales,
incluido el conocimiento. A la base del valor est un sistema de produccin el capitalismo
que genera la posibilidad histrica de que el valor en s mismo pueda ser abolido y que la pro-
duccin pueda organizarse sobre una base nueva, que no depende del gasto de trabajo
humano directo en la produccin. Pero al mismo tiempo, el valor sigue siendo la condicin
necesaria del capitalismo. Esta contradiccin entre el potencial generado por el sistema basa-
do en el valor y su actualizacin indica que, para Marx, la abolicin del capitalismo implica la
abolicin de valor y del trabajo que crea valor. Lejos de significar la autorrealizacin del pro-
letariado, la abolicin del capitalismo implicara la auto-abolicin del proletariado.
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de mercancas. Ms bien, la mercanca es tratada por Marx como una forma social histri-
camente especfica que constituye el ncleo que define la modernidad capitalista. Es a la vez
una forma estructurada de la prctica social y un principio estructurante de las acciones, las
visiones del mundo y las disposiciones de las personas. Es decir, la mercanca es una forma de
la subjetividad y la objetividad sociales.
Por tanto, en las obras de madurez de Marx la nocin de la centralidad del trabajo en la vida
social no es una proposicin transhistrica. Lo que significara que la produccin material es la
dimensin ms esencial de la vida social en general, o incluso del capitalismo en particular.
Ms bien se refiere a que el trabajo constituye la forma de mediacin social histricamente
especfica del capitalismo, que caracteriza a esa sociedad en sus rasgos fundamentales. Sobre
esta base, Marx intenta fundar socialmente las caractersticas bsicas de la modernidad, tales
como su dinmica histrica global y su proceso de produccin.
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relaciones sociales que se constituye por el trabajo. Esas relaciones tienen un carcter peculiar
cuasi-objetivo y son duales se caracterizan por la oposicin de una dimensin abstracta,
general y homognea y una dimensin concreta, particular y material, que parecen ser en
ambos caso "naturales", en lugar de sociales, y que condicionan las concepciones sociales de la
realidad natural.
El resultado es una nueva forma histrica de la dominacin social que somete a la gente a
imperativos y constricciones estructurales, impersonales y cada vez ms racionalizadas, que no
pueden ser adecuadamente captadas en trminos de dominacin de clase, o, ms en general,
en trminos de la dominacin concreta de las agrupaciones sociales o de las agencias institu-
cionales del Estado y/o la economa. No tiene un lugar determinado y, aunque constituida por
determinadas formas de prctica social, no parece ser social en absoluto. Estoy sugiriendo que
el anlisis marxiano de la dominacin abstracta es un anlisis ms riguroso y determinado de
lo que Foucault intent captar con su nocin de poder en el mundo moderno. Adems, su an-
lisis revela la parcialidad de la nocin de poder capilar de Foucault. La forma de dominacin
que Marx analiza no slo es celular y espacial, sino procesual y temporal. Es, al mismo tiempo y
en un uno, capilar y global.
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de la unidad de tiempo exclusivamente; sigue siendo el mismo independientemente de las
variaciones individuales o el nivel de productividad. Es la primera determinacin de la forma
abstracta histricamente especfica de dominacin social intrnseca a las formas fundamen-
tales de mediacin social del capitalismo: es la dominacin de las personas por el tiempo, por
una forma histricamente especfica de la temporalidad tiempo abstracto newtoniano que
se constituy histricamente con la forma de la mercanca.
Sin embargo, sera unilateral ver la temporalidad en el capitalismo slo en trminos de tiempo
newtoniano, es decir, como tiempo homogneo vaco. Una vez que el capitalismo se ha desa-
rrollado plenamente, los aumentos continuos en la productividad slo obtienen a corto plazo
aumentos en la magnitud del valor creado por unidad de tiempo. Una vez que el incremento
productivo se convierte en general, la magnitud del valor generado por unidad de tiempo
vuelve a caer a su nivel base. El resultado es una especie de cinta rodante. Los niveles ms
altos de productividad obtienen grandes incrementos en la riqueza material, pero no aumen-
tos proporcionales a largo plazo en el valor por unidad de tiempo. Esto, a su vez, conduce a
aumentos an mayores en la productividad. (Tngase en cuenta que esta peculiar dinmica de
rotacin est enraizada en la dimensin temporal de valor. Esto no puede ser completamente
explicado por la forma en que es generalizado este patrn, por ejemplo a travs de la compe-
tencia del mercado.)
As pues, en el marco del anlisis de Marx la dualidad inestable de la forma mercanca genera
una interaccin dialctica entre valor y valor de uso que da lugar a una muy compleja dinmica
histrica, no lineal, que marca la modernidad capitalista. Por un lado, esta dinmica se carac-
teriza por continuas transformaciones de la produccin y, ms en general, de la vida social. Por
otro lado, esta dinmica histrica implica la reconstitucin permanente de su propia condicin
fundamental como una caracterstica invariable de la vida social a saber, que el valor es
reconstituido y, por lo tanto, que la mediacin social en ltima instancia sigue siendo efec-
tuada por el trabajo y que el trabajo vivo sigue siendo un elemento esencial del proceso de
produccin (considerado en trminos de la sociedad como un todo), independientemente del
nivel de productividad. La dinmica histrica del capitalismo genera sin cesar lo "nuevo", al
mismo tiempo que regenera lo "mismo". Genera a la vez la posibilidad de una nueva organiza-
cin del trabajo y de la vida social y, sin embargo, al mismo tiempo, impide esa posibilidad sea
realizada.
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La dinmica generada por la dialctica de estas temporalidades se encuentra en el corazn de
la categora de capital, que Marx presenta inicialmente como valor que se auto-valoriza. As
pues, para Marx, el capital es una categora de movimiento, es valor en movimiento. No tiene
forma ni encarnacin material fijas, sino que aparece como momentos diferentes de su
trayectoria en espiral en la forma del dinero y en de las mercancas.
Cabe destacar que en la introduccin de la categora de capital, Marx la describe con el mismo
lenguaje que utiliza Hegel en la Fenomenologa con referencia a Geist la sustancia con auto-
movimiento que es el sujeto de su propio proceso. De este modo, Marx sugiere que, de hecho,
existe un sujeto histrico en el sentido hegeliano en el capitalismo: la nocin hegeliana de la
historia como un despliegue dialctico de un sujeto es vlida, pero slo para la modernidad
capitalista. Por otra parte y esto es de vital importancia Marx no identifica este sujeto con el
proletariado (como hace Lukcs) o incluso con la humanidad. En su lugar, lo identifica con el
capital, una estructura dinmica de dominacin abstracta que, aunque constituida por seres
humanos, se hace independiente de su voluntad.
Es significativo a este respecto que, cuando Marx desarrolla la categora de capital, cambia su
relacin con los productores inmediatos. Inicialmente, el capital no es ms que una expresin
alienada del trabajo de los trabajadores colectivos. Sin embargo, con la "subsuncin real" del
trabajo y la creciente importancia de la ciencia y la tecnologa en la produccin, el capital va
dejando de ser la forma mistificada del poder que "realmente" es la de los trabajadores. Al
contrario, las fuerzas sociales productivas apropiadas por el capital se vuelven cada vez ms
fuerzas productivas socialmente generales, que ya no pueden ser entendidas como aquellas de
los productores inmediatos. Esta acumulacin de conocimiento social general convierte el
valor y, por lo tanto, el trabajo proletario, cada vez ms en algo anacrnico y, al mismo tiempo,
la dialctica de valor y valor de uso reconstituye el valor y la necesidad de este tipo de trabajo.
Como acotacin al margen, cabe sealar que, fundando el carcter contradictorio de la forma-
cin social en las formas dualistas expresadas por las categoras de la mercanca y el capital,
Marx insina que la contradiccin social estructural es especfica del capitalismo. La idea de
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que la realidad o las relaciones sociales en general son esencialmente contradictorias y dialc-
ticas parece ser, a la luz de este anlisis, una idea que slo puede ser asumida metafsicamen-
te, no explicada.
Una implicacin de este anlisis es que el capital no existe como un todo unitario, y que la no-
cin marxista de contradiccin dialctica entre "fuerzas" y "relaciones" de la produccin es
intrnseca al capital, una funcin de sus dos dimensiones. Como una totalidad contradictoria, el
capital es generador de la dinmica histrica compleja que comenc a esbozar, una dinmica
que apunta a la posibilidad de su propia superacin. La contradiccin que permite otra forma
de vida tambin permite la posibilidad de imaginar otra forma de vida. Es decir, la teora fun-
damenta su propia posibilidad por medio de las mismas categoras con las que capta su objeto
y exige de todos los intentos de la teora crtica que sea capaz de dar cuenta de su propia
posibilidad.
Este enfoque tambin proporciona la base para un anlisis crtico de la estructura del trabajo
socialmente constituido y la naturaleza de la produccin en el capitalismo. Indica que el pro-
ceso industrial de produccin no debe ser entendido como un proceso tcnico que, aunque
cada vez ms socializado, es utilizado por los capitalistas privados para sus propias necesida-
des. Ms bien, el enfoque que estoy esbozando comprende ese proceso como intrnsecamente
capitalista. La presin del capital a aumentar continuamente la productividad da lugar a un
aparato productivo de sofisticacin tecnolgica considerable que vuelve la produccin de la
riqueza material esencialmente independiente del gasto directo del tiempo de trabajo hu-
mano. Esto, a su vez, abre la posibilidad de reducciones a gran escala y socialmente generales
en el tiempo de trabajo, as como de cambios fundamentales en la naturaleza y la organizacin
social del trabajo. Sin embargo, estas posibilidades no se realizan en el capitalismo. En lugar de
eso el valor, que est constituido por el gasto directo del tiempo de trabajo humano, es resta-
blecido como el fundamento del sistema. Por consiguiente, aunque hay un desplazamiento
creciente hacia fuera del trabajo manual, el desarrollo de la produccin tecnolgicamente
sofisticada no libera a la mayora de la gente de trabajo fragmentado y repetitivo. Del mismo
modo, el tiempo de trabajo no se reduce a un nivel social general, sino que se distribuye
desigualmente, incluso de manera creciente para la mayora. Por un lado, las capacidades de la
especie constituidas histricamente en la forma del capital abren la posibilidad histrica de
futuro una forma de produccin social que ya no se basa en el gasto de trabajo humano
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directo en la produccin, es decir, en el trabajo de una clase. Por otro lado, la necesidad del
presente es reconstituida constantemente.
Al alejar el foco de la crtica de una preocupacin exclusiva por el mercado y la propiedad pri-
vada, este enfoque podra proporcionar la base para una teora crtica de los llamados pases
socialistas realmente existentes" como formas alternativas (y fracasadas) de acumulacin de
capital, ms que como formas sociales que representaban la negacin histrica del capital,
aunque sea de forma imperfecta.
No he tenido tiempo de desarrollar la nocin de que las categoras no deben interpretarse co-
mo meramente econmicas, sino, en trminos de Marx, como Daseinformen (formas de exis-
tencia), Existenzbestimmungen (determinaciones existenciales) lo que indica que han de en-
tenderse tambin como categoras culturales que implican determinadas visiones del mundo y
determinados conceptos de la personalidad, por ejemplo. Sin embargo, me gustara sugerir
que, al relacionar la superacin de capital con la superacin del trabajo proletario, esta inter-
pretacin podra comenzar a acercarse a la aparicin histrica de autocomprensiones y subje-
tividades post-proletarias. Se abre la posibilidad de una teora que puede reflejar la historia de
los nuevos movimientos sociales de las ltimas dcadas y las diferentes visiones del mundo
histricamente constituidas que encarnan y expresan. Tambin podra ser capaz de acercarse
al aumento global de las formas de "fundamentalismo" como formas populistas fetichizadas
de oposicin a los efectos diferenciales del capitalismo neoliberal global.
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IV
Cada una de estas crticas, sin embargo, es incompleta. Como vemos ahora, el capitalismo no
puede identificarse completamente con cualquiera de sus configuraciones histricas.
He tratado de diferenciar entre los enfoques que, de forma ms o menos sofisticada, en ltima
instancia son crticas a una configuracin histrica del capital y un enfoque que permite una
comprensin del capital como el ncleo de la formacin social, separable de las distintas
configuraciones superficiales.
La distincin entre el capital como el ncleo de la formacin social y las configuraciones hist-
ricamente especficas del capitalismo se ha vuelto cada vez ms importante. Confundir ambas
cosas ha dado lugar a falsas interpretaciones de importancia. Recordemos la afirmacin de
Marx de que la prxima revolucin social deber sacar su poesa del futuro, a diferencia de
otras revoluciones anteriores que, centradas en el pasado, no reconocieron el contenido his-
trico propio. En este sentido, el marxismo tradicional se coloc de espaldas a un futuro que
no entenda. En lugar de apuntar a la superacin del capitalismo, al centrarse en la propiedad
privada y el mercado, incurri en una malinterpretacin que confunda el capital con su confi-
guracin especfica en el siglo XIX. Por consiguiente, implcitamente afirmaba la nueva confi-
guracin estatocntrica que surgi de la crisis del capitalismo liberal.
As pues, las transformaciones histricas del siglo pasado no slo han puesto de manifiesto las
debilidades de gran parte del marxismo tradicional, as como de las diversas formas de post-
marxismo crtico, sino que sugieren tambin la importancia central de la crtica del capitalismo
para una teora crtica hoy.
Al tratar de repensar la concepcin de Marx del capital como el ncleo esencial de la for-
macin social, he tratado de contribuir a la reconstitucin de una crtica slida del capitalismo
actual que, liberada de las ataduras conceptuales de los enfoques que identifican al capi-
talismo con una de sus configuraciones histricas, podra ser adecuada para nuestro universo
social.
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