C. J. Mahaney y Robin Boisvert - Como Puedo Cambiar PDF

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CMO PUEDO CAMBIAR?

C.J. Mahaney Y Robin Boisvert

Captulo 1 Cmo usar este Libro


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Cmo puedo cambiar?, como todos los libros en la serie En busca de la santidad, est diseado para
uso en grupo o individual. La serie es el lgico resultado de cuatro profundamente enraizadas
convicciones:
La Biblia es nuestra medida infalible para la fe, doctrina, y prctica. Los que resisten su autoridad
sern apartados del camino por sus propios sentimientos y tendencias culturales.
El conocimiento sin aplicacin carece de vida. Para poder ser transformados, debemos aplicar y
practicar la verdad de la Palabra de Dios a la vida diaria.
La aplicacin de estos principios es imposible aparte del Espritu Santo. Aunque debemos
participar en el cambio, l es la fuente de nuestro poder.
La iglesia es el contexto deseado por Dios para el cambio. Nunca fue la intencin de Dios que
viviramos aislados o independientes de otros cristianos.
A travs de dedicada participacin en la iglesia local, encontramos instruccin, nimo, correccin, y
oportunidades para seguir adelante hacia la madurez en Cristo.
A medida que estudias estas pginas, confiamos en que cada una de estas convicciones
fundamentales sern reforzadas en tu corazn.
Con la posible excepcin de las preguntas para Discusin en grupo, el formato de este libro se
presta igualmente para individuos como para grupos pequeos. Se ha incluido una variedad de
diferentes elementos para hacer cada captulo lo ms interesante y til posible. Para aquellos de ustedes
que no se pueden satisfacer con un tema particular, hemos incluido al final de cada captulo uno o ms
libros adicionales que les ayudarn a crecer en el Seor.
Aunque se te anima a experimentar en tu uso de este libro, la discusin en grupo ser mejor servida
cuando los miembros estudien el material por adelantado. Y recuerda que no estudias este libro solo.
El Espritu Santo es tu tutor. Con su ayuda, este libro tiene el potencial de cambiar tu vida.

Captulo 2 - Prefacio
Cuando yo estaba en la escuela intermedia, era requisito que todos corriramos una carrera marcada
con el reloj. Normalmente yo hubiera ejecutado una carrera marginal, si acaso. Pero esta vez decid
poner todo mi esfuerzo en la prueba.
No me mal entiendas aunque no soy un atleta sobresaliente, por lo regular mantena mi paso, y
estaba dispuesto a esforzarme en otros deportes. Pero la carrera larga era diferente. Era difcil. No
compleja-slo difcil. Quera decir dolor, y a m no me interesaba el dolor. De hecho, durante una
unidad de carrera larga en mi clase de gimnasia, mis amigos y yo, a escondidas de nuestro instructor,
regularmente trotbamos un curso ms corto que nos llevaba por el edificio de la secundaria, por el
corredor donde estaban las clases de mecanografa, y luego salamos de nuevo al campo. As
ahorrbamos casi cuarta milla del curso, hasta que el maestro de mecanografa cay en la cuenta por el
ensordecedor ruido de cascos que disturbaba su clase.
Pero esta vez yo decid hacer lo mejor que pudiera. De modo que, con toda mi fortaleza interior, me
empuj hasta no ms y entregu una carrera extraordinaria. De hecho fue tan extraordinaria, que el
entrenador se enter y trat de enlistarme para el equipo. Yo le respond de la misma manera que haba
respondido a mam cuando me sugiri que tomara clases de ballet junto con mis hermanas:
No gracias. Pero Robin,me dijo ella, los chicos tambin bailan ballet. No este chico.
Yo me senta como que iba a morir despus de esa carrera, y por razones obvias. No haba hecho
nada para entrenarme para la carrera-no poda molestarme con eso-as que no estaba en forma para
perseverar.
Veinticinco aos despus, he adquirido un nuevo respeto para la carrera larga. Es una de las mejores
analogas para comprender la vida cristiana, como vemos tan claramente en la Escritura: Por tanto,
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tambin nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojmonos del lastre que nos estorba, en
especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante (H ebreos 12:1).
Esta gran multitud de testigos incluye a esos heroicos hombres y mujeres de la historia bblica-como
Abraham, Jos, y Moiss-que corrieron fielmente su carrera (H ebreos 10). Aunque en la Escritura hay
otras tiles ilustraciones de la vida cristiana, el tema de la carrera larga nos da mucho para pensar. Una
carrera como esa exige perseverancia. Exige disciplina y entrenamiento. Exige fijar la vista en la meta. Y
aunque no sea particularmente complicada, los corredores de xito han estado entre nuestros atletas
ms inteligentes. Pueden armarse de sus recursos y enfocarlos en la tarea a mano, paso a paso.
Hemos escrito este libro para los corredores-mujeres y hombres cristianos sinceramente interesados
en correr la carrera que les est marcada. A los que han tratado y han fracaso y estn a punto de darla
por algo sin esperanza, ofrecemos nimo. Habiendo nosotros tropezado lo suficiente en el camino,
hemos consistentemente encontrado que Aquel que nos llama a correr es fiel. Su Palabra y su Espritu
nos estn disponibles. No slo eso, sino que tiene un inters compasivo en nuestro xito. No acabar de
romper la caa quebrada, dijo el profeta Isaas, ni apagar la mecha que apenas arde (Isaas 42:3). Cuando
ests tan doblado que ests seguro de partirte en dos, cuando tu fuego est casi apagado, l est ah
para revivirlo.
A los que puedan sentirse como que han logrado un cmodo grado de xito en la vida cristiana,
ofrecemos una exhortacin. El profeta advirti a sus oyentes, Ay de los que viven tranquilos en Sin!
(Amos 6:1). Una actitud as es extremadamente peligrosa, porque cuando creemos que tenemos
afianzada la santidad, es cuando estamos ms inclinados a relajar y confiar en nosotros mismos en vez
de confiar en Dios. En ese punto por lo regular es necesaria una crisis para volvernos a la realidad.
Finalmente, este libro es para los que simplemente desean crecer como cristianos, que estn
satisfechos en Cristo pero no satisfechos consigo mismos. Quizs ests frustrado con tu progreso.
Quizs no ests seguro de dnde comenzar. Quizs hayas corrido muchas millas y simplemente
necesitas un segundo aliento. Creemos que este libro ayudar.
En un da cuando con demasiada facilidad se ofrecen soluciones rpidas a problemas que existen
desde mucho tiempo, deseamos recomendar los caminos antiguos, habindolos encontrado probados y
verdaderos. No hay atajos hacia la madurez cristiana. No hay un camino sin cruz para seguir a Cristo,
no hay secreto instante para la vida cristiana. Pero como la carrera larga, si el camino de la cruz no es
fcil, tampoco es complicado. Dios nos presenta un camino que es angosto pero recto. l muestra sus
caminos a los que estn sinceramente interesados en seguirlo a l, y l se mostrar fuerte a favor de
aquellos cuyo corazn es enteramente suyo.
Nuestro propsito en introducir la doctrina de la santificacin (eso es lo mejor que podamos
esperar hacer en un libro de este tamao) es que podamos ser transformados segn la imagen de
Jesucristo (Ro 8:29). Y desde el comienzo damos nfasis al hecho de que el Espritu de Dios es el que
nos transforma (2 Corintios 3:18) . Aunque se requiere de nuestro vigoroso esfuerzo, todo crecimiento
es por su gracia. Con esa maravillosa verdad como nuestro bloque para comenzar, sigamos hacia la
meta, cada uno confiado de que el que comenz tan buena obra en ustedes la ir perfeccionando hasta el da de
Cristo (Filipenses 1:6).

Robin Boisvert

As, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Seor, somos
transformados a su semejanza con ms y ms gloria por la accin del Seor, que es el Espritu (2 Corintios 3:18)

Captulo 3 Atrapado en la trampa de la brecha


Todos los que estn luchando con la ira, por favor pasen al frente. Nos gustara orar por ustedes.

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Era domingo por la maana. Yo acababa de ensear sobre la ira, y quera dar al Espritu Santo la
oportunidad de obrar en el corazn de los presentes. Pero yo no poda haber anticipado la reaccin.
Casi veinte humildes santos pasaron al frente del auditorio-un grupo grande para una iglesia del
tamao de la nuestra. Pero no fue el nmero lo que capt mi atencin. Fueron las personas.
Diecinueve de los veinte eran madres de nios pequeos! (La ira es un peligro de la ocupacin, segn
la mayora de las madres que he conocido.) Como su pastor, yo saba que todas estas mujeres eran
cristianas serias y dedicadas al Seor. Lo que hizo que pasaran al frente era su intensa frustracin al
encontrarse atrapadas en la brecha-una brecha entre el modelo bblico para el control de s mismas y su
propio fracaso en vivir segn ese modelo.
Ya sea que el problema es la ira, el temor, la preocupacin o algo tan comn como la pereza, todos
hemos experimentado esa brecha entre lo que somos y lo que debemos ser. La Biblia dice que somos
nuevas creaciones, victoriosos, vencedores. Y no somos slo vencedores-somos ms que vencedores
(Romanos 8:37). A veces hasta nos sentimos as. Pero la mayora de las veces se nos hace difcil ver
ms all de nuestras limitaciones y perpetuos fracasos. Y siempre parece ser durante estos tiempos de la
vida que Mateo 5:48 surge en nuestro plan de lectura bblica: Por tanto, sean perfectos, as como su Padre
celestial es perfecto.
En silencio suspiramos y pensamos, Nunca suceder.
Yo llamo a este estado de mente la trampa de la brecha. As es como funciona: Como cristianos
todos tenemos cierto conocimiento sobre lo que Dios espera de nosotros. Pero logramos menos de lo
que sabemos que debemos estar logrando. Luego entonces existe una brecha entre lo que sabemos que
se nos exige y nuestro comportamiento en s. Si la distancia entre lo que sabemos y lo que estamos
viviendo se hace demasiado grande, correctamente se nos puede llamar hipcritas.
Esta brecha es un hecho de la vida cristiana. Para la mayora de nosotros, no es necesario que nadie
nos diga cules son nuestras inconsistencias-estamos perfectamente concientes de ellas. Esa conciencia
debe servir para mantenernos humildes y dependientes de Dios para triunfar. Pero la trampa con
frecuencia nos la tiende nuestra ignorancia de la doctrina de la santificacin. En vez de reconocer que la
brecha existe para instarnos hacia adelante en fervorosa confianza en Cristo, permitimos que nos
condene y que detenga nuestro progreso hacia adelante. Somos atrapados a creer que simplemente
somos perdedores, fracasos, que no servimos para nada...y que quizs ni tan siquiera somos cristianos.
Algunos hasta pasan a la inactividad o a la desobediencia. Los que son atrapados en esta trampa (y,
hasta cierto punto, todos lo somos) innecesariamente padecen de desnimo.
Como pastor, una de mis mayores responsabilidades es ayudar a los individuos a salir de la trampa
de la brecha. Con frecuencia me encuentro diciendo a la gente, No ser instante, y le exigir serio
esfuerzo, pero salir de la trampa de la brecha no es complicado. Y crame, valdr la pena.
Quizs t te has encontrado en la trampa de la brecha. Quizs ests ah ahora mismo. Si as es,
tenemos confianza de que este libro puede ayudarte a cerrar la brecha entre lo que debes ser en Cristo y
lo que eres en la prctica.
Puedes imaginarte una vida en la que rompes los hbitos pecaminosos y haces verdadero progreso
en la santidad? Esa vida es posible. Y este libro est escrito para ayudarte y animarte cuando hagas tuya
esa vida.

La vida cristiana se trata de hacernos en carcter intrnseco lo que ya somos en Cristo...El


propsito de estos pasajes (Romanos 6, Colosenses 3:5-14, Efesios 4:22-32) es mostrarnos la
gran brecha que existe entre lo que somos contados o considerados ser en Cristo (justificacin) y lo
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que en realidad somos en la vida diaria (santificacin) para poder instarnos a cerrar la brecha...el
propsito de Pablo es instarnos a hacernos en la vida diaria lo que ya se nos considera ser en
Cristo. Jay Adams

Entre Ahora y Todava no


Hay cosas en tu vida en las que sabes que no ests viviendo como Dios espera que vivas? (Describe
brevemente una de esas cosas en el espacio abajo.) Sin duda, una de las cosas ms frustrantes de la vida
cristiana es la aparente contradiccin entre lo que Dios espera que seamos y lo que nosotros, por
experiencia, sabemos que somos. Observa a los corintios, por ejemplo. En un punto Pablo les asegura,
ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Seor Jesucristo y por el Espritu
de nuestro Dios (1Corintios 6:11). Parece un caso cerrado, no? Hasta que leemos la segunda carta de
Pablo a esta iglesia, en la que parece decir casi lo opuesto: Purifiqumonos de todo lo que contamina el cuerpo y
el espritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificacin (2Corintios 7:1).
Espero que los corintios estuvieran un tanto confusos. Estaban santificados...o contaminados? En
realidad, estaban santificados y contaminados, y as estamos nosotros. Para poder explicar eso,
permteme llevarte brevemente por una tangente.
El reino de Dios es tanto ahora como todava no. Est presente en ciertos respectos y es futuro
en otros. Nuestro Seor vino proclamando y demostrando que el reino (o dominio) de Dios haba
cruzado la historia humana: Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a
ustedes el reino de Dios (Lucas 11:20). Sin embargo, el reino de Dios todava no ha llegado en su
plenitud. Eso no suceder hasta que Jess regrese en poder, cuando toda rodilla se doblar y toda
lengua confesar que l es Seor. Hasta entonces, sin negar la presente realidad del reino de Dios,
oramos fervorosos, Venga tu reino (Mateo 6:10).
En este respecto, el reino de Dios paralela bastante nuestra vida individual. Dios, por medio de la
maravillosa obra de justificacin, nos ha declarado justos. Nuestra posicin legal ante l ha cambiado.
Ese asunto ha sido arreglado una vez y por todas en la corte del cielo. Pero, en este lado del cielo,
nuestra transformacin interna es un proyecto en progreso. El proceso de santificacin me mantiene
ocupado personalmente como cristiano, y tambin me da suficiente trabajo como pastor.
De modo que tenemos victoria en Jess o no? Somos vencedores, o somos vencidos?
Oscar Cullman sugiere una analoga de la Segunda Guerra Mundial que creo que nos puede ayudar a
comprender esta aparente contradiccin. La historia nos cuenta de dos das importantes hacia el final
de la II Guerra Mundial: D-Day (Da D) y VE-Day (Da VE). El D-Day tuvo lugar el 6 de junio de
1944 cuando las fuerzas Aliadas desembarcaron en las playas de Normanda, Francia. Este fue el punto
decisivo en la guerra; una vez se llev a cabo con xito este desembarco, la suerte de Hitler se sell. La
guerra esencialmente haba terminado. Pero la victoria total en Europa (VE-Day) no ocurri sino hasta
el 7 de mayo de 1945 cuando las fuerzas alemanas se rindieron en Berln. Este intervalo de once meses
se recuerda como uno de los perodos ms sangrientos de la guerra. Se pelearon batallas campales por
toda Francia, Blgica, y Alemania. Aunque el enemigo haba sido herido mortalmente, no sucumbi
inmediatamente.
Eleccin divina es la garanta de que Dios se encargar de completar por gracia santificadora lo que
su gracia electora ha comenzado. Este es el significado del nuevo pacto: Dios no slo ordena
obediencia, l la da. John Piper

La cruz fue nuestro D-Day. Ah el Seor Jesucristo muri para romper las cadenas del pecado de su
pueblo. Por su muerte y resurreccin somos justificados. Pero la victoria final espera el regreso de
Cristo. No hay duda de cul ser el resultado de las cosas. Pero todava nos encontraremos envueltos
en escaramuzas y batallas hasta que el Seor aparezca en gloria para derrotar para siempre las fuerzas de
las tinieblas.

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Esta distincin, si se mantiene en mente, nos puede evitar mucho desnimo. La batalla todava sigue
atroz, pero la guerra ya se gan. Una conciencia de la obra acabada de Cristo a nuestro favor es esencial
para levantar el nimo mientras buscamos la santificacin. Debemos estudiar y meditar en la gran
doctrina de la santificacin hasta que penetre profundamente en nuestra conciencia.
Alguien quiere Listerine?
Aunque estamos totalmente justificados en Cristo (D-Day), de ninguna manera estamos totalmente
santificados (VE-Day). Algunos no han comprendido esto.
El maestro de la Biblia Ern Baxter cuenta de un incidente que ocurri durante el Avivamiento de la
lluvia al final de los 1940. Haba surgido una hertica enseanza llamada Los manifiestos hijos de
Dios. Esencialmente era una doctrina que prometa total santificacin en esta vida. En su forma ms
extrema, inclua la creencia de que una lite espiritual recibira cuerpos glorificados antes del regreso de
Cristo.
Al final de una reunin en la que Baxter predicaba, varios hijos (e hijas) manifiestos aparecieron atrs
del auditorio vestidos con tnicas blancas. Cuando termin de predicar se deslizaron por el pasillo hasta
el frente de la iglesia y comenzaron a tratar de hacer discpulos para su doctrina de absoluta perfeccin.
Segn l relata la historia, La seora que era su lder tena seria necesidad de usar Listerine. Esa no es
la clase de perfeccin a la que yo aoro. Ms comn que el escenario de Ern Baxter son las
situaciones que resultan de un concepto superficial, sencillo de lo que es la santificacin.
Cuando yo era recin convertido, conoc a un joven llamado Greg, un admitido ladrn y drogadicto
que al parecer se haba convertido cuando estaba en la prisin. Se comportaba con audaz certeza y
caminaba con un ligero contoneo. Ms de una vez me dijo cmo haba sido salvado, santificado, y
lleno con el Espritu Santo.
Segn l lo describa, todo pareca tan sencillo. Un da, cuando era recin convertido, se mont en
un tren, y cuando se baj horas despus haba tenido lo que l llamaba una experiencia santificadora.
Me asegur que una experiencia as era un preludio necesario para recibir el bautismo en el Espritu
Santo, y que una vez eso sucediera, uno estaba listo.
Debo admitir que haba ciertas cosas de Greg que decan que quizs no estaba muy santificado.
Tena una tendencia a pasar juicio y una actitud farisaica. Poda ser imperioso y rencoroso. Recuerdo su
indignada expresin cuando un amigo sin darse cuenta puso algo sobre su Biblia: Oye, disculpa, pero
esa es la Palabra de Dios! Con todo, l s que poda citar la Biblia, y pareca entender su asunto de la
santificacin.
Qu impresin ms desagradable me caus cuando Greg volvi a vender y a usar drogas fuertes.
Los problemas de Greg incluan un incompleto, y por lo tanto incorrecto, entendimiento de la
enseanza de la Biblia sobre la santificacin. l haba hecho lo que muchos hacen al enfocarse slo en
las citas bblicas favoritas que parecen validar su experiencia personal.
La santidad no es el camino a Cristo. Cristo es el camino a la santidad. Adrin Rogers

La santificacin es tanto definitiva (que ocurre en el momento de la conversin) como progresiva. No


sucedi todo en una sola experiencia en el pasado, ni tampoco se debe considerar como algo que slo
sucede por grados. Fuimos cambiados y estamos cambiando. Sin amenguar el entusiasmo de nuestro exitoso
desembarque en Normanda, seamos sobrios y realistas cuando asesoramos la oposicin que se
encuentra entre nosotros y Berln. No tenemos la opcin de subirnos al tren de la santificacin, como
Greg deca haberlo hecho. Va a ser una batalla a cada paso del camino.

Vale la Pena el Trabajo


Para muchos, santificacin es otra de esas largas palabras teolgicas que se oyen con frecuencia
pero que raramente se entienden. Suena erudita e imprctica. Sin embargo es intensamente prctica. La
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doctrina de la santificacin contesta las preguntas que ha hecho casi todo cristiano en la historia de la
iglesia:
Cmo cambio? Cmo crezco? Cmo me hago como Cristo? Cmo salgo de la trampa de la brecha?
Cualquier cosa que pueda contestar esas preguntas vale la pena cierto esfuerzo. El Apndice A
muestra cmo diversas ramas de la Iglesia han manejado este asunto en el pasado, pero veamos lo que
podemos aprender sobre esta esencial doctrina segn se aplica a nosotros hoy.
Nos puede salvar la santidad? Puede la santidad apartar el pecado, satisfacer por las transgresiones, pagar a
Dios nuestra deuda? No, ni una pizca. Dios no permita que yo diga eso nunca. La santidad no puede hacer ninguna de
estas cosas. Los santos ms brillantes son todos siervos intiles. Nuestras obras ms puras no son ms que trapos
inmundos, cuando los probamos bajo la luz de la santa ley de Dios. El manto blanco, que Jess ofrece y la fe pone,
debe ser nuestra nica justicia, el nombre de Cristo nuestra nica confianza, el libro de vida del Cordero nuestro nico
derecho al cielo. Con toda nuestra santidad no somos mejores que los pecadores. Nuestras mejores cosas estn
manchadas y contaminadas con imperfeccin. Todas son ms o menos incompletas, sus motivos son equivocados o
su rendimiento es defectuoso. Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de
ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte (Ef 2:8,9) J.C. Ryle

El significado bblico de la palabra santificar es apartar; consagrar. Puede aplicarse a una persona,
lugar, ocasin, u objeto. Cuando algo es santificado, es que se ha separado del uso comn y se ha
dedicado a un uso especial. Por ejemplo, en los tiempos de Moiss el Da de la Expiacin era apartado
(santificado) a un Dios santo. Ese da se convirti en un da santo. Una cosa santificada no se hace
santa simplemente por ser apartada; deriva su santidad de aquello a lo que ha sido dedicada. Porque
slo Dios es santo, solamente l puede impartir santidad.
Teolgicamente la palabra santificacin ha sido usada para describir el proceso por el que pasa el
creyente a medida que el Espritu de Dios obra en l para hacerlo como Cristo. El proceso comienza en
el momento en que nacemos de nuevo y sigue mientras vivamos. Est marcado por el conflicto diario a
medida que nos apropiamos de la gracia y la fortaleza de Dios para vencer el pecado que est en
nosotros.
Ten en mente que la culpa del pecado ya ha sido quitada por medio de la justificacin, como lo
explica Anthony Hoekema: la santificacin quita la contaminacin del pecado: Al decir culpa queremos
decir el estado de merecer condenacin o de merecer castigo porque la ley de Dios ha sido violada. En
la justificacin, que es un acto declarativo de Dios, la culpa de nuestro pecado es removida a base de la
obra expiatoria de Jesucristo. Sin embargo, al decir contaminacin queremos decir la corrupcin de
nuestra naturaleza que es el resultado del pecado y que, a su vez, produce ms pecado. Como resultado
de la cada de nuestros primeros padres, todos nacemos en un estado de corrupcin; los pecados que
cometemos no slo son producto de esa corrupcin sino que tambin aaden a ella. En la santificacin
la contaminacin del pecado est en el proceso de ser removida (aunque no ser totalmente removida
hasta la vida que est por venir)
La Biblia tambin describe la santificacin como crecimiento en santidad. Por santidad me refiero a
una devocin a Dios y el carcter que resulta de esa devocin. La santidad incluye amor y deseo de
Dios. Tambin incluye el temor de Dios, que John Murray ha llamado el alma de la santidad.
Habiendo sido liberado del temor del tormento eterno, el cristiano teme a Dios al enfocarse no en su
ira sino en su majestad, santidad y transcendente gloria...
El temor del Seor tiene en el corazn un efecto purificante y es una precondicin para la intimidad
con Dios.
La santidad tiene que ver con ms que moralidad y celo. Surge de una unin con Cristo y una pasin
por darle honra. Una persona santa quiere ser como su Seor para darle placer a l. Quiere sentir lo
que Dios siente, pensar como l piensa, y hacer su voluntad. En pocas palabras, desea tomar para s el
carcter de Dios para que Dios pueda ser glorificado. Ninguna empresa es ms de digna de nuestro

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esfuerzo durante toda la vida: Pues aunque el ejercicio fsico trae algn provecho, la piedad (santidad) es til para
todo, ya que incluye una promesa no slo para la vida presente sino tambin para la venidera. (1Ti 4:8).
Tanto Dios como el hombre tienen lugares clave en la obra por gracia de la santificacin. l, por su
admirable gracia, inicia nuestra salvacin e imparte el deseo y el poder para vencer el pecado. Al
responder a y confiar en su gracia, nosotros a nuestra vez obedecemos el mandamiento bblico que dice
lleven a cabo su salvacin con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para
que se cumpla su buena voluntad (Fil 2:12-13).
La santificacin, dice el catecismo Westminster Shorter (Q.35), es la obra de la gracia libre de Dios, por la cual
somos renovados en el hombre entero a la imagen de Dios, y somos capacitados ms y ms para morir al pecado, y
vivir en justicia. El concepto no es que el pecado es totalmente erradicado (eso es decir mucho) o simplemente
contrarrestado (eso es decir muy poco), sino que es un cambio de carcter divinamente forjado que nos libra de
hbitos pecaminosos y forma en nosotros afectos, disposiciones, y virtudes como los de Cristo. J.I. Packer

El Nuevo Testamento fija un curso para vivir en santidad que es un campo medio (en realidad un
campo ms alto) entre el legalismo por un lado y el libertinaje por otro. Esas tradiciones de la iglesia
que han puesto demasiado nfasis en la obra de Dios dentro de nosotros sin esperar que esa obra
resulte en un creciente deseo de santidad, se apartan del camino hacia el libertinaje. Como les he dicho a
menudo, y ahora lo repito hasta con lgrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la
destruccin, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergenza. Slo piensan en lo terrenal
(Filipenses 3:18-19). Por otro lado, hay aquellos que han enfatizado tanto la parte del hombre, que
elevan la tcnica sobre la verdad de Dios y acaban en legalismo. (Por supuesto que hay variados grados
de estas derivaciones.)
Cmo Obtener la Perfeccin
Una pregunta comn que oigo a los cristianos hacer es, Hasta dnde puedo esperar que llegue este
proceso de santificacin? Algn da estar completamente libre del pecado? Es una pregunta que se
hace especialmente relevante cuando leemos una declaracin como la de Pablo a la iglesia de los
filipenses: As que, escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar. Y si en algo piensan en forma
diferente, Dios les har ver esto tambin (Filipenses 3:15). Jess lo dijo an ms enfticamente en un
versculo citado anteriormente: Por tanto, sean perfectos, as como su Padre celestial es perfecto (Mateo 5:48).
En realidad espera Dios que logremos la perfeccin? El anhelo por la perfeccin ha inspirado a
muchos a seguir a Dios. A travs de la historia humana poetas y filsofos han expresado el deseo de
volver a lograr una inocencia y pureza perdidas. Los cantantes contemporneos Crosby, Stills, y Nash
celebraron la experiencia de Woodstock con una cancin que deca, Somos polvo de estrella, somos
dorados, estamos atrapados en la ganga del diablo. Y tenemos que volver al Edn.
El problema es que no somos perfectos y lo sabemos. En el mundo de fantasa de las pelculas, Mary
Poppins muy bien puede alegremente referirse a s misma como prcticamente perfecta en todo, pero
no es as en la vida real. Y ciertamente no vamos a lograr la perfeccin a travs de Woodstock.
Cuando el amanecer de...la santidad de Dios irrumpe en nuestro espritu, somos liberados de todo pensamiento
superficial e inadecuado sobre nuestra propia santificacin. Tambin somos preservados de cualquier enseanza
barata que nos animara a pensar que hay atajos por los que podemos obtener la santidad con ms facilidad. La
santidad no es una experiencia; es la reintegracin de nuestro carcter, la reedificacin de una ruina. Es labor diestra,
un proyecto de largo alcance, que exige todo lo que Dios nos ha dado para vida y santidad. Sinclair Ferguson

R.A. Miller seala que la Escritura claramente nos dice que seamos perfectos, mientras que al mismo
tiempo da evidencia de que la perfeccin no se puede lograr en esta vida. Esto nos presenta un dilema.
No estamos libres para poner manos arriba y admitir derrota. Pero tampoco podemos adoptar una
actitud respecto a la perfeccin que diga puedo hacerlo, que tiene ms en comn con el pensamiento
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positivo que con la Biblia. La nica manera de resolver este dilema es darnos cuenta de que el Nuevo
Testamento ve la perfeccin de dos maneras. La visin de Pablo para los filipenses era la madurez, no
la infalibilidad. Nota cmo la Nueva Versin Internacional traduce su comentario a la iglesia filipense:
Escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar (Filipenses 3:15). Los perfectos en este
sentido se pueden describir como los que han logrado razonable progreso en el crecimiento y la
estabilidad espiritual.
Es algo natural que todo nio quiera ser grande, llegar a adulto. Esto no es menos cierto del
creyente. Antes que adoptar una actitud casual o descuidada respecto al crecimiento, debemos dejar que
el llamado a la perfeccin nos impulse hacia adelante en una seria bsqueda de ser como Jess. El
propio ejemplo de Pablo debe ser el modelo para todos nosotros.
No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando
alcanzar aquello para lo cual Cristo Jess me alcanz a m. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya
logrado ya. Ms bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrs y esforzndome por alcanzar lo que est delante,
sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jess.
(Filipenses 3:12-14) Una pegatina para el parachoques del automvil que una vez fue muy popular
deca, Los cristianos no son perfectos, slo son perdonados. Qu clase de actitud podra reflejar esto?
(Especialmente si el automvil va a ms del lmite de velocidad.) Primero debemos ser hechos buenos antes
de poder hacer el bien. Hugh Latimer
Vemos un segundo uso de la palabra perfeccin en la primera epstola de Pablo a los corintios. Pero
cuando llegue lo perfecto, dice l, lo imperfecto desaparecer (1Corintios 13:10). En este sentido, la
perfeccin es una palabra correctamente restricta a Dios una perfeccin que no veremos hasta que
Cristo vuelva. El telogo Louis Berkhof prefiere hablar de las perfecciones de Dios antes que de sus
atributos. Slo Dios no tiene faltas. No importa cunto maduremos en esta vida, jams lograremos la
perfeccin hasta ese da cuando Dios nos perfeccione en la gloria.
Siete Razones Para Cerrar la Brecha
Generalmente hablando, el mundo tiene una impresin negativa de la santidad. Muchos la igualan
con una existencia aburrida, que carga con una cruz vaca de gozo. Parece ms una justificacin de s
mismo que dice soy ms santo que t que la gozosa experiencia que en realidad es. Al terminar,
rechacemos esa idea examinando algunos de los muchos beneficios y bendiciones que ganamos al
seguir a Cristo. Aqu hay siete frutos de la santificacin: Dios es glorificado. Cuando nosotros somos
santos, damos peso a lo que decimos que Dios es tan real y maravilloso como decimos que es. Pablo
nos dice que las buenas obras de los cristianos adornan la doctrina de Cristo (Tito 2:10). Hasta los que niegan a
Dios son obligados a admitir su realidad cuando su pueblo anda en sus caminos.
Contino compaerismo en esta vida con la Trinidad.
Le contest Jess: -El que me ama, obedecer mi palabra, y mi Padre lo amar, y haremos nuestra vivienda en l
(Juan 14:23). Es un tremendo gozo y consuelo tener la presencia del Padre y del Hijo por medio del
Espritu Santo. Y Jess indica que esta presencia es una presencia amorosa, no indiferente ni
impersonal. Por supuesto que junto con su presencia viene su poder, que nos permite vencer los
obstculos de la vida.
No hay gozo permanente sin santidad... Cun importante es, entonces, la verdad que santifica! Cun crucial es la
Palabra que rompe el poder de los tesoros falsos! Y cun vigilantes debemos ser de alumbrar nuestros caminos y
cargar nuestro corazn con la Palabra de Dios! John Piper

Compaerismo con otros cristianos.

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Si caminamos en oscuridad, no podemos gozar de autnticas relaciones con otros creyentes. Pero si
vivimos en la luz, as como l est en la luz, tenemos comunin unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia
de todo pecado (1 Juan 1:7).
El Seor promete darnos compaeros, compaeros de viaje en el camino a la santificacin. Por mi
parte, he encontrado que la verdad de Dios combinada con el ejemplo del pueblo de Dios son
absolutamente necesarios para mi crecimiento espiritual. Y cuando he andado en sus caminos nunca
me ha hecho falta ninguno de los dos. Nos necesitamos unos a otros en el contexto de la iglesia para
poder triunfar. La santidad y la comunidad cristiana van mano a mano.
Seguridad de salvacin.
Aunque nuestra salvacin no se basa en nuestro afn de ir tras la santidad, la seguridad de salvacin
seguramente est conectada con ello. En su segunda epstola, Pedro exhorta a sus lectores a hacer todo
esfuerzo por amontonar virtudes espirituales, aadiendo virtud a la fe y entendimiento a la virtud hasta
tener en medida abundante dominio propio, constancia, devocin a Dios, afecto fraternal y amor
(2 Pedro 1:5-9). l advierte que cuando stos faltan, la persona puede olvidar...
...que ha sido limpiado de sus pasados pecados. Por lo tanto, hermanos, esfurcense ms todava por asegurarse del
llamado de Dios, que fue quien los eligi. Si hacen estas cosas, no caern jams, y se les abrirn de par en par las puertas
del reino eterno de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. (2 Pedro 1:9-11)
Evangelismo.
De joven bajo la conviccin del pecado, yo trat lo mejor que pude de encontrar faltas a los
cristianos para poder rechazar su mensaje y despacharlos como hipcritas. Pero aunque no eran
perfectos, yo no pude encontrar inconsistencias mayores. La familia grande que me extendi el
evangelio hizo ms impacto en m con su modo de vivir que con sus palabras. El esposo amaba a su
esposa, la esposa respetaba a su esposo, los hijos obedecan a sus padres, y todos tenan gozo. Yo
nunca haba visto nada as. Se ha dicho que aunque el mundo no lea su Biblia, ciertamente lee a sus
cristianos. Dios usa a gente santa para alcanzar a otros. No perfecta, sino santa.
Entendimiento, sabidura, y conocimiento.
Estos tesoros esperan a los que buscan a Dios de todo corazn (Prov. 2:1-11). Se esconden del
perverso, el rebelde, y el necio.
Ver a Dios.
La Escritura nos dice, Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie ver al Seor (Hebreos
12:14). Aunque el total significado de este pasaje est envuelto en un velo de misterio, la Escritura s
tiene mucho que decir sobre la visin beatfica, o ver a Dios. Ocurrir despus del regreso de nuestro
Seor cuando todo enemigo haya sido vencido y hayamos sido totalmente santificados. En ese tiempo
nuestra visin de Dios ser continua e intensa, sin distraccin ni la conciencia de s mismos que causa el
pecado. Entonces conoceremos as como somos conocidos. No que nuestro conocimiento de Dios
ser completo, porque l siempre nos revelar ms y ms de su infinito y maravilloso ser.
Dichosos los de corazn limpio, dijo Jess, porque ellos vern a Dios (Mateo 5:8). Esta continua
iluminacin de su grandeza y bondad ciertamente es la maravilla ms sobresaliente que resulta de una
vida de santidad.
Como puedes ver, hay suficientes buenas razones para cerrar la brecha entre lo que Dios espera de
nosotros y nuestra propia experiencia. Fuimos hechos para compartir de su santidad-no slo en el cielo,
sino aqu en la tierra. Paso a paso, podemos aprender a vencer el pecado y a vivir de una manera que
refleje ms y ms la gloria y el carcter de Dios.
En este primer captulo hemos tratado de estimular tu apetito por la santidad. Comenzando con el
Captulo Dos, vamos a empezar a formar el marco bblico necesario para una vida santa y feliz.
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Captulo 4 Donde todo comienza
No hace muchos aos comenz a circular el rumor de que una popular estrella de rock haba
nacido de nuevo. La reaccin de la comunidad cristiana fue, como era de esperar, de mucho
entusiasmo. Pero cuando se enter de su supuesta conversin, la estrella de rock pronto puso fin al
rumor: Se inform que yo nac de nuevo. Eso no es verdad. Lo que dije fue que me haba metido a la
porno de nuevo.
Unas pocas letras pueden hacer toda una diferencia.
A veces me hago escptico cuando oigo vagos informes de que se han convertido figuras pblicas.
Aunque el individuo admita haber tomado la decisin de seguir a Cristo, su vida quizs no refleje el
cambio correspondiente. Quizs no haya evidencia de un arrepentimiento, ni ninguna participacin en
una iglesia local.
A medida que los ciudadanos ordinarios observan dichas aparentes contradicciones, concluyen
incorrectamente que esto es lo que quiere decir nacer de nuevo.
Charles Colson es una notable excepcin al patrn. Un anterior abogado y asistente presidencial en
la administracin del presidente Nixon, Colson fue condenado y encarcelado por su parte en el
escndalo de Watergate. Pareci sospechoso cuando, durante ese tiempo, dijo haber entregado su vida
a Cristo. Pero esa no era una trama para reducir su sentencia. La conversin de Colson fue genuina,
segn dejaba ver su nuevo estilo de vida. Su libro, Nacido de Nuevo, ofrece un elocuente y poderoso
relato de su autntico encuentro con el evangelio.
Aunque la frase nacido de nuevo se usa comnmente en la cultura de hoy, sus implicaciones
teolgicas han sido oscurecidas. Por ejemplo, cuando el boxeador George Foreman, que se haba
retirado, volvi al boxeo, los locutores deportivos dijeron que su carrera haba nacido de nuevo. A
los polticos que experimentan un retraso y luego vuelven a recuperar la popularidad a veces se les
llama nacidos de nuevo. Y muchas personas piensan de los cristianos nacidos de nuevo como un
hiperactivo grupo marginal dentro de la iglesia, sin darse cuenta de que el nuevo nacimiento es un
prerrequisito bblico para siquiera ser parte de la iglesia!
Hacerse cristiano no es comenzar de nuevo en la vida; es recibir una nueva vida para comenzar.
Thomas Adams

Hasta el cristiano maduro puede faltar en comprender esta crtica frase. Pero si alguna vez
esperamos cambiar como Dios lo quiere, debemos comenzar con experimentar y entender lo que es la
regeneracin-el nuevo nacimiento. Aqu es donde comienza el proceso entero de la santificacin.
La Educacin de un Fariseo
La frase nacido de nuevo no se origin con el presidente Jimmy Carter. Se origin con Jesucristo.
Descubramos dnde la introdujo y cmo quiso que se entendiera mientras escuchamos a escondidas
una conversacin capaz de doblar el cerebro en el tercer captulo de Juan.
Nicodemo era fariseo y miembro del concilio judo, el Sanedrn. Era muy respetado en Jerusaln
como telogo y maestro de la ley. En vista de su posicin y prestigio, es sorprendente que Nicodemo
hiciera una visita privada a Jess.
Despus de todo, Jess careca de la preparacin formal que Nicodemo y sus compaeros tanto
valoraban. Adems, este conservador rab acababa de alborotar el templo al insinuar que tena
autoridad nica de parte de Dios (Juan 2:13-22).
Pero Nicodemo se sinti intrigado por la enseanza de Jess, y no poda negar ni rechazar los
milagros que sucedan. As que, con cierto grado de humildad, el prominente religioso privilegiado dijo
al carpintero sin preparacin acadmica de Galilea: Rab, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte
de Dios, porque nadie podra hacer las seales que t haces si Dios no estuviera con l (Juan 3:2).
11
Una cosa se podra decir a favor de los fariseos - es que saban la importancia de la etiqueta. Al
dirigirse a Jess como Rab, Nicodemo expres respeto por su posicin como maestro y demostr
disposicin para aprender. Pero su prxima frase fue una de las que pronto se arrepentira: Rab,
sabemos....
No era la manera recomendada para comenzar una conversacin con el Hijo de Dios. Jess pudo
haber confrontado a Nicodemo por su arrogante actitud y pudo haber terminado ah mismo la
conversacin. En vez de eso, decidi ayudar a Nicodemo a ver cun limitado en realidad era su
conocimiento. Su mtodo? Un rpido juego de Jeopardy (Peligro) bblico. Categora: Regeneracin,
por $200.
Raramente tomamos esta enseanza (de que el hombre no puede entrar al reino de Dios) lo suficientemente en
serio, quizs porque nos quita de debajo de los pies los ltimos vestigios de nuestra natural suficiencia en nosotros
mismos. Subraya la enseanza bblica de que nuestra salvacin es toda por gracia. Lo nico que es necesario es lo
que nosotros no podemos hacer! Sinclair Ferguson

De veras te aseguro, le contest Jess, que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios (vs. 3).
La declaracin del Seor dej perplejo a Nicodemo. l pregunt Cmo puede uno nacer de
nuevo siendo ya viejo? Nicodemo no poda comprender lo que Jess quera decir, ni tampoco estaba
acostumbrado a que se dirigieran a l de esta manera. Tpicamente le tocaba a l dar las respuestas, no
buscarlas a tientas.
Pueda que haya estado en el templo cuando Jess, a los doce aos de edad, maravill a los
sacerdotes con sus preguntas. Pero Jess ya no era un adolescente.
Yo te aseguro, continu Jess, que quien no nazca de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de
Dios...no te sorprendas de que te haya dicho: Tienen que nacer de nuevo (vs. 5,7). Pero Nicodemo se
sorprendi. De hecho, se escandaliz. Cmo es posible que esto suceda? pregunt.
En este momento Nicodemo necesitaba dos aspirinas. Para aadir a su dificultad tena un sentido
de humillacin, especialmente cuando Jess dijo, Te digo con seguridad y verdad que hablamos de lo que
sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si les he
hablado de las cosas terrenales, y no creen, entonces cmo van a creer si les hablo de las celestiales? (vs. 11-12).
El nuevo nacimiento no es slo un misterio que ningn hombre comprende, es un milagro que ningn hombre
puede emprender. Richard Baxter

Es fcil mirar con desprecio al humillado erudito, pero sometmonos al mismo examen:
Comprendemos lo que Jess deca sobre nacer de nuevo? Nos sorprendemos ante las declaraciones
de Jess? A menos que hayamos llegado al lugar donde, como Nicodemo, preguntamos, Cmo es
posible que esto suceda?, no es probable que hayamos comprendido totalmente el misterio y el
milagro de la regeneracin.
Nada Que Contribuir
Al enfocarte en las partes individuales de la extraordinaria declaracin de Jess, recibes una nueva
percepcin? Tienen que nacer de nuevo Lo que Jess intencionalmente omiti fue toda sugerencia
de que Nicodemo tena personalmente toda la responsabilidad de nacer de nuevo. De hecho, dijo
todo lo opuesto: Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espritu es espritu (Juan 3:6).
Para ms estudio: Cmo es que la paternidad de Abraham de Isaac e Ismael muestra el contraste
entre nuestros esfuerzos y los de Dios? (Gnesis 21:1-13 y Romanos 9:6-9) No es difcil ver por qu
a Nicodemo le parecieran tan confusos los comentarios de Jess. Habiendo entendido e interpretado
incorrectamente la ley, los fariseos buscaban establecer su propia justicia ante Dios. Nicodemo habr
supuesto que nacer de nuevo (cualquiera que sea el significado) tena que ver con algn esfuerzo o
contribucin de su parte. La mayora de nosotros supondramos lo mismo. Y es exactamente esa
suposicin lo que Jess pona en duda.
12
Tienen que nacer de nuevo no es un mandamiento para creer en Cristo; es una declaracin que
clarifica lo que l debe hacer en nosotros.
La regeneracin es un cambio que Dios hace en nosotros, escribe C. Samuel Storms, no un acto autnomo
que nosotros desempeamos por nuestra propia cuenta Pausa por un momento para considerar las
asombrosas implicaciones de las palabras de Cristo: Aunque absolutamente esencial para la vida
cristiana, la regeneracin no se puede lograr con el esfuerzo humano.
Dios es el nico autor del nuevo nacimiento; no es un esfuerzo cooperativo.
La regeneracin es una experiencia que debemos tener pero que slo Dios puede dar.
No es por falta de inteligencia que Nicodemo encontr las palabras del Seor tan confusas; es
porque exigan un cambio de paradigma en su modo de pensar. Le revelaron cun indefenso era y
cunto dependa de la misericordia del Seor.
Antes de seguir, permteme clarificar un punto. No estoy disminuyendo la importancia del
arrepentimiento y la fe. Estas deben caracterizar nuestra respuesta a la regeneracin, y son esenciales
para la conversin y para nuestra continua santificacin. Pero desde mi perspectiva son el resultado del
nuevo nacimiento, no la causa. El telogo A.A. Hodge nos advierte que mantengamos la perspectiva de
la Escritura: Haga lo que haga el hombre despus de la regeneracin, la primera resurreccin de los muertos debe
originarse en Dios.
Una noche entre semana, cuando estaba sentado en la casa de Dios, no pensaba mucho en el sermn del
predicador porque no lo crea. De repente me lleg el pensamiento, Cmo es que llegaste a ser cristiano? Yo
busqu al Seor. Pero cmo llegaste a buscar al Seor? En un momento la verdad me pas por la mente como un
relmpago yo no deb haberlo buscado a l a menos que haya habido una previa influencia en mi mente para hacer
que lo buscara. Yo or, crea yo, pero luego me pregunt, Cmo es que llegu a orar? Fui inducido a orar al leer la
Escritura. Cmo es que llegu a leer la Escritura? La le yo, pero qu me llev a hacerlo? Luego, en un momento, vi
que Dios estaba detrs de todo, y que era l el autor de mi fe, y as toda la doctrina de la gracia se abri ante m, y de
esa doctrina no me he apartado hasta este da, y deseo hacer de esta mi constante confesin, atribuyo mi cambio
totalmente a Dios.Charles H. Spurgeon
Considera esto con cuidado. Aprecia la radical transformacin que se exige, y cun incapaz e
impotente eres para producirla. La regeneracin es la distintiva obra de Dios solamente. Como dice
J.I. Packer, No es un cambio que el hombre hace algo para efectuar, tal como los infantes no hacen nada para
inducir, ni contribuir, a su propia procreacin y nacimiento. No nacemos por voluntad humana, sino que...de Dios
(Juan 1:13).
Una nueva, justa naturaleza ha sido impartida, de la que Dios es el nico autor.
Adems, tenemos la seguridad de que el que comenz tan buena obra en ustedes la ir perfeccionando hasta el
da de Cristo Jess (Filipenses 1:6). Eso debera producir verdadero regocijo!
Ya no necesitamos preguntarnos si nuestra voluntad y autodisciplina son suficientes. No lo son. Ser
conformados a la imagen de Cristo no depende de nuestra habilidad. Ms bien, podemos confiar
respecto a nuestro crecimiento en santidad gracias a la obra definitiva de Dios.
l ha puesto dentro de nosotros una nueva disposicin, una pasin por la justicia. Esto, dice
J. Rodman Williams, es el milagro ms grande que cualquier persona puede experimentar.
Que Haya Vida Qu es lo que en realidad ocurre cuando uno nace de nuevo?
J.I. Packer dice que la palabra regeneracin denota un nuevo comienzo de vida...Habla de una renovacin
creativa efectuada por el poder de Dios. Cuando Dios te regener a ti, te llam a ser algo que no exista
anteriormente. La Biblia lo describe de esta manera: Porque Dios, que orden que la luz resplandeciera en las
tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazn para que conociramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de
Cristo (2 Corintios 4:6). El paralelo aqu entre nuestra regeneracin y la creacin es intencional.
Nuestra regeneracin no fue un acto menos creativo de Dios. El mismo Dios que dijo: Que haya
luz un da nos habl a nosotros y dijo, Que haya vida. Y hubo vida!
Aunque estbamos muertos en pecado y ramos incapaces de alterar esta condicin, ahora hemos
sido hechos vivos a Dios por la regeneradora obra del Espritu Santo. El telogo R.C. Sproul explica
13
esto en mayor detalle: He aqu la situacin: T eres un especialista en la juventud que asesora a jvenes con un
raro desorden mental estn absolutamente convencidos de que se dieron a luz a s mismos. Qu clase de
ansiedades esperaras que esto produjera en ellos?
(Esperaras ver similares ansiedades en los cristianos que no entienden el papel que desempea Dios en la
regeneracin?) El Espritu vuelve a crear el corazn humano, revivindolo de la muerte espiritual a la vida espiritual.
Las personas regeneradas son nuevas creaciones. Mientras que anteriormente no tenan disposicin, inclinacin, ni
deseo de las cosas de Dios, ahora estn dispuestas e inclinadas hacia Dios. En la regeneracin, Dios siembra un
deseo de s mismo en el corazn humano que de otra manera no estara ah. Un hombre muerto no puede ayudar
en su propia resurreccin, observa W.G.T. Shedd. Si no hubiera sido por la obra de gracia del Espritu Santo, quien
nos dio una nueva vida completa con una nueva naturaleza y un nuevo deseo de agradar, servir, obedecer, y glorificar
a Dios, todava estaramos espiritualmente muertos y seramos hostiles hacia Dios.
La regeneracin se distingue de las otras facetas de nuestra salvacin. Por ejemplo, aunque la
justificacin altera nuestra posicin legal ante Dios (o sea, somos declarados justos en vez de
culpables), la regeneracin transforma nuestra naturaleza fundamental. Este cambio interno es tan
radical y extenso que ahora se nos describe como nuevas creaciones. La imagen de Dios que se
corrompi en la cada del hombre se vuelve a crear a travs del nuevo nacimiento y es
progresivamente renovada a travs de la santificacin. Pero a diferencia de la santificacin, la
regeneracin no es un proceso. No toma lugar gradualmente ni por grados. Es una obra soberana e
instantnea de Dios en nuestra vida.
La regeneracin es un cambio que se conoce y se siente: se conoce por las obras de santidad y se siente por una
experiencia de gracia. Charles H. Spurgeon
Por favor no me mal entiendas. No todos son regenerados con todas las dramticas experiencias que
tuvo Pablo. Aqu estaba un hombre que fue sobrenaturalmente cegado por tres das y a quin se le
habl audiblemente desde el cielo. Pero Pablo no fue la nica persona que naci de nuevo en el libro
de los Hechos. Cuando Lidia oy el evangelio en una reunin de oracin para mujeres, el Seor le abri
el corazn para que respondiera al mensaje de Pablo (Hechos 16:14). Eso fue lo nico. Los ojos de Pablo
fueron temporalmente cegados, y el corazn de Lidia fue tranquilamente abierto. Diferentes
experiencias, pero el resultado fue exactamente el mismo.
Quin es el que santifica? (H ebreos 2:11). Para qu etapas de nuestra santificacin es responsable
l? (Hebreos 12:2) Con frecuencia somos tentados a medir la autenticidad de una conversin por las
experiencias que la acompaan. A todos les gusta or a un lder de pandilla o vendedor de drogas cuya
vida es dramticamente cambiada. Pero supongamos que t eres una Lidia.
Simplemente ibas conduciendo el automvil un da, escuchando una cinta que alguien te haba
prestado, y sin nadie como testigo Dios suavemente te abri el corazn. No oste ninguna voz, el auto
no se sali de la carretera. Nada dramtico. Pero al llegar al trabajo sabas, aunque no lo pudieras
explicar, que algo significante haba sucedido. Eras diferente. Habas nacido de nuevo.
Yo he tenido el privilegio de visitar el lugar en Inglaterra donde John Wesley naci de nuevo.
Considera este sencillo relato de ese momento: Sent el corazn extraamente tibio dentro de m. No lo que
uno describira como una experiencia explosiva, pero la validez y el impacto de la regeneracin de
Wesley no se puede negar.
En el espacio abajo, o al pie de esta pgina, traza una sencilla lnea de tiempo de tu vida,
comenzando con tu nacimiento y extendindola hasta el presente. Luego indica cundo experimentaste
cada uno de los siguientes: regeneracin, justificacin, santificacin, arrepentimiento, y fe. Cul
sucedi en un punto especfico en el tiempo? Cules continan por el presente?
Ya sea discreto o dramtico, cada nuevo nacimiento tiene esto en comn: su autora ha sido
exclusiva y totalmente de Dios. La trama y los personajes son nicos, pero la historia es siempre la
misma. Somos nuevas creaciones. Lo viejo ha pasado, lo nuevo ha llegado.
Una Resolucin Intil
14
No es slo en su evangelio que encontramos a Juan incluyendo notables declaraciones sobre la
regeneracin. Terminemos examinando estas asombrosas palabras: Ninguno que haya nacido de Dios
practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en l; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.
(1 Juan 3.9) Alguna vez has ledo este versculo y te has sentido confuso? No es posible que pueda
querer decir lo que dice... no? Pocas personas pueden existir siquiera una hora o dos sin pecar de un
modo u otro. Quizs el verdadero significado del versculo se perdi en la traduccin. Por otro lado,
nos preocupamos, y qu si est correcto? Esa no parece ser mi experiencia... eso quiere decir que no
he nacido de Dios?
Juan no est sugiriendo que los verdaderos cristianos son incapaces de pecar. Eso es evidente en el
primer captulo de la misma epstola, donde escribi, Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engaamos a
nosotros mismos y no tenemos la verdad (1 Juan 1:8). No-el pecado todava est muy presente, y aunque su
dominio en nuestra vida ha sido destruido, podemos rendirnos ante su influencia en cualquier
momento. Pero al escribir que el que nace de Dios no puede practicar el pecado, Juan demuestra que
la regeneracin nos ha hecho incapaces de seguir pecando.
El significado de Juan en este pasaje, segn Anthony Hoekema, es que el cristiano no sigue practicando
y gozndose en el pecado, con total abandono...no es capaz de seguir pecando con gozo, de seguir viviendo en
pecado. John R.W. Stott lo resume ms sencillamente: El creyente puede caer en pecado, pero no caminar en
l. Ves la diferencia?
La regeneracin ocurre principalmente en el centro del ser del hombre, o sea, en su corazn o espritu. En este
nivel ms profundo de la existencia humana hay un cambio decisivo. J. Rodman Williams
Supongamos que yo fuera lo suficientemente necio como para probar la asercin de Juan al tomar
esta resolucin personal: En los prximos seis meses tratar de desarrollar un estilo de vida
pecaminoso. Esto obviamente no es algo que yo deseara ni recomendara. Sin embargo, no creo que
podra llevar a cabo tal resolucin. Por qu? Porque he nacido de Dios. Ahora tengo un nuevo
corazn, una nueva vida, y una nueva inclinacin a buscar la santidad y agradar a Dios. Aunque todava
cometo pecados, por su poder de regeneracin soy incapaz de dedicarme al pecado o de seguir en l.
Jams volver a poder gozar del pecado como un estilo de vida. Slo un hecho divino pudo haber
logrado un cambio semejante.
Ya no estamos desvalidos o indefensos en nuestra diaria confrontacin con el pecado. No estamos
destinados a andar en continua desobediencia y derrota. Dios interna, sobrenatural, y
fundamentalmente nos ha transformado. Ahora poseemos el deseo y habilidad de agradarlo a l por
el resto de nuestra vida. Motivados y fortalecidos por la gracia, podemos anticipar una vida entera de
cambio progresivo y definitivo.
Aqu es donde comienza la santificacin-en la seguridad y confianza de que hemos nacido de nuevo,
no por nuestro propio esfuerzo sino por el poder y propsito de Dios.
Thomas Adams ha escrito, Quitemos el misterio del nuevo nacimiento y le hemos quitado su majestad. Qu
hace misteriosa la regeneracin? Es una lucha para ti creer que Dios fue el nico responsable por tu
renacimiento? Si Lidia y Pablo representan los extremos de la experiencia de nacer de nuevo, dnde
estaras t en el espectro?

Captulo 5 Unidos con Cristo


Cuando me convert en 1972, al comienzo del movimiento carismtico y del movimiento del pueblo
de Jess, no me impresionaban los argumentos lgicos sobre Dios o la vida cristiana. La ma era una

15
generacin irreverente, una generacin que se iluminaba y permaneca iluminada. Me inclinaba ms a
burlarme de cualquier conversacin seria sobre el tema de la religin que escuchar.
Lo que yo necesitaba era una experiencia con Dios. Y eso es exactamente lo que recib.
Conoc a una familia cristiana cuya vida llena de gozo hizo una tremenda impresin en m. Hablaban
de Jess como si estuviera presente all mismo, y se comportaban como si su vida hiciera una verdadera
diferencia para ellos. Al principio pens que eso era original. Pero luego sent curiosidad. Me atrajo la
calidad de su vida. Y cuando me explicaron que no siempre haba sido as para ellos sino que Jess
haba cambiado su vida, comenc a desear que lo mismo sucediera conmigo
Al decir vida cambiada me refiero a la diferencia que Jesucristo hace en la manera, los hbitos, y la
cosmovisin de la persona, hasta en el mismo centro de su naturaleza. Esta familia era prueba slida de
que Dios s hace una diferencia. Y cuando yo nac de nuevo y mi vida comenz a cambiar, tambin
conclu que Jess vive.
Pero tambin aprend que el cambio tiene que ver con algo ms que una sola experiencia. Es
necesario que entendamos cmo es que sucede ese cambio, por qu sucede, y quin hace que suceda.
La Escritura trata directamente con esos asuntos. Aqu es donde vamos si queremos crecer.
Una Carta a Roma
Despus que naciste de nuevo, cul fue lo primero en tu vida que sabas que necesitabas cambiar?
Cmo vencemos el pecado y vivimos victoriosamente en Cristo? Los cristianos en todo lugar
buscan respuestas a esta pregunta...muchos de ellos en los lugares equivocados. Como se podra
esperar, Dios ha dado la respuesta en su Palabra. El sexto captulo de la epstola de Pablo a la iglesia en
Roma ha sido reconocido desde hace mucho tiempo por su esencial contribucin a la doctrina de la
santificacin. En este captulo encontramos a Pablo arguyendo a favor de un correcto entendimiento de
lo que significa vivir como cristiano. Pero sera un error tratar de descubrir el significado que Pablo da
en Romanos 6 sin tomar en cuenta su contexto, as que un breve repaso de esta epstola est en orden.
Romanos, ms que ninguna de las otras epstolas de Pablo, sistemticamente expone la doctrina de la
salvacin. Luego de algunas expresiones de introduccin, l suelta una dura condena de toda la raza
humana, mostrando que todos somos culpables como pecadores ante Dios. Luego explica cmo es que
Dios justifica a esos pecadores por medio de la fe en Jesucristo. Esto es lo esencial en los primeros
cuatro captulos.
En el captulo 5 Pablo comienza a hablar de la paz y seguridad que nos vienen como resultado
directo de la obra expiatoria de Cristo en la cruz. Ahora tenemos paz con Dios y podemos regocijarnos
en la esperanza de la gloria de Dios. Hasta podemos regocijarnos en las tribulaciones que nos vienen
porque desarrollan nuestro carcter y producen esperanza. El amor de Dios nos ha sido derramado a
travs del Espritu Santo. Y siendo que estas grandes cosas fueron hechas por nosotros cuando ramos
sus enemigos, podemos estar ms que seguros de la continua gracia de Dios ahora que somos sus
amigos.
En lo que atae la ley, sta intervino para que aumentara la transgresin. Pero all donde abund el
pecado, sobreabund la gracia, a fin de que, as como rein el pecado en la muerte, reine tambin la gracia
que nos trae justificacin y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Seor (Romanos 5:20-21).
A Pablo le gustara seguir describiendo las bendiciones de la justificacin, pero hace una pausa,
dndose cuenta de que la ltima frase fcilmente podra malinterpretarse. Por tanto comienza el
captulo 6 con un asalto frontal contra los que trataran de torcer su significado: Qu concluiremos?
Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al
pecado, cmo podemos seguir viviendo en l? (Romanos 6:2).
Qu concluiremos? Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? De ninguna manera! Nosotros,
que hemos muerto al pecado, cmo podemos seguir viviendo en l? Pablo el Apstol (Romanos 6:1-2)

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Cuando se predica correctamente, el evangelio de la gracia siempre estar expuesto a la acusacin de
que promueve la infraccin de la ley. Dondequiera que iba Pablo era acosado por oponentes que lo
acusaban de ensear que, siendo que estaban perdonados, no importaba cmo vivieran. As era como
distorsionaban su razonamiento: Si Dios perdona libremente por gracia (lo que s hace) y si es verdad
que la gracia de Dios se magnifica en el perdn del pecado (lo que as es), entonces por qu no pecar
ms todava para que fluya ms gracia y Dios reciba ms gloria?
Alto ah, dice Pablo. Ustedes estn pasando por alto algo fundamental. Por medio de este evangelio morimos al
pecado. Y si ese es el caso, cmo podemos seguir viviendo en l?
Pablo pasa el resto del captulo 6 contrarrestando esta acusacin de faltar en el cumplimiento a la ley,
o antinomianismo. Al hacerlo as, no solamente responde a sus crticos sino que nos da algo de la
enseanza ms rica que se encuentra en el Nuevo Testamento. Pues aqu descubrimos lo que significa
estar unidos con Cristo, un lugar que radicalmente altera nuestra relacin con el pecado.
Estuviste Ah?
Todos podemos ver a individuos en el pasado que han influenciado nuestra vida: nuestros padres, un
amigo especial, o quizs una buena maestra de primaria. Pero Jesucristo es diferente a cualquier otro.
Es seguramente cierto que muchos que nunca han nacido de nuevo han sido influenciados por el
ejemplo y la enseanza de nuestro Seor, pero el Nuevo Testamento siempre ha sostenido que la
verdadera fe en Jesucristo lleva a una relacin mucho ms penetrante e infinitamente ms significante
que la simple influencia moral. Pablo habla de que estamos en Cristo y que Cristo est en nosotros. Y las
implicaciones de esta misteriosa unin son, sin ninguna exageracin, asombrosas.
John R.W. Stott ha escrito, El gran tema de Romanos 6, y en particular los versculos 1-11, es que la
muerte y resurreccin de Jesucristo no son slo hechos histricos y doctrinas significantes, sino
experiencias personales del creyente cristiano. Son sucesos en los que nosotros mismos hemos llegado
a compartir. Todos los cristianos han sido unidos a Cristo en su muerte y resurreccin. Adems, si esto
es cierto, es inconcebible que sigamos viviendo en pecado.
Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jess, en realidad fuimos
bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con l en su muerte, a fin de
que, as como Cristo resucit por el poder del Padre, tambin nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos estado
unidos con l en su muerte, sin duda tambin estaremos unidos con l en su resurreccin. Sabemos que nuestra vieja
naturaleza fue crucificada en l para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que no siguiramos siendo
esclavos del pecado. (Romanos 6:3-6) Que nuestro Seor en realidad conquist la muerte es una verdad
abrumadora. Pero, tan admirable como es esto, es quizs ms notable el hecho de que se nos considera
estar unidos con l en su muerte, sepultura, y resurreccin. Pablo reitera esta verdad en otra epstola:
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en m. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe
en el Hijo de Dios, quien me am y dio su vida por m. (Glatas 2:20) Nota las frases con Cristo y en m en
los pasajes anteriores. Indican nuestra unin con Jesucristo. Pablo usa el acto del bautismo para
recordarnos estas verdades. Pero lo que est ansioso por demostrar no es el bautismo, sino la fe que
lleva al bautismo. Es sobre esta fe que se basa nuestra presente unin con Cristo.
De modo que, cules son las implicaciones de esta relacin? De alguna manera estamos conectados
con Jesucristo mismo. Y este es uno de esos casos en los que a quin uno conoce es mucho ms
importante que lo que uno sabe - una leccin que yo aprend en un caf de Connecticut.
En 1974 Joyce, mi hermana menor, y yo visitbamos a nuestra anciana abuela en Bridgeport,
Connecticut. Un da Joyce sugiri que cruzramos la calle para ir al caf y comprar unos sndwiches.
Pero el vecindario de abuela se haba deteriorado, y al noms entrar vi que habamos cometido un
error. El lugar estaba repleto de adolescentes de dura y amenazadora apariencia. Todo se volvi silencio
y todos los ojos se fijaron en nosotros - y nadie sonrea.

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Varios pensamientos se cruzaron por mi mente. Creern que estamos invadiendo su territorio? Sern lo
suficientemente mayores como para saber que se pueden meter en un gran problema por asesinar?
Cmo puede una persona que vivi hace casi dos mil aos radicalmente cambiar una vida humana aqu y
ahora?.... Acaso el Jess del pasado se convierte, de hecho, en el Jess del presente? El apstol Pablo dice que as
es. Y esta es la diferencia entre su influencia y la de cualquier otra persona de influencia. l nos toca aqu y ahora, no
simplemente con las ondas de las corrientes histricas que una vez puso en movimiento, sino al entrar en unin con
nosotros personalmente. Lewis Smedes

Todava me pongo nervioso al pensar en ello. Joyce, por el contrario, estaba tan fresca como una
lechuga. Aunque atractiva y muy femenina, haba pasado un par de aos como directora en un
campamento de adiestramiento del Cuerpo de trabajo en Montana donde obtuvo valiosa experiencia en
cmo lidiar con delincuentes. Y en aos futuros llegara a prestar servicio como enfermera de salud
pblica en Alaska, a atravesar bastante del camino en la cordillera Appalachia, y a trabajar como
enfermera de conmocin y trauma. (Estos son slo los puntos sobresalientes.) Creo que se podra decir
que careca de todo miedo.
Pero yo no. Mientras estbamos ah de pie, rodeados de inminente peligro, Joyce not mi temor. Me
dijo en un tono que yo juzgu demasiado fuerte, Qu te pasa? Tienes miedo? Yo no sent ganas de
contestar, por lo menos en ese momento. De alguna manera nos arreglamos para conseguir los
sndwiches y salimos unos pocos minutos despus sin ningn incidente. Ya seguros afuera, yo le dije a
ella, Joyce, esta es una parte peligrosa de la ciudad. Me alegro que ests conmigo. Necesito la
proteccin." No es lo que uno sabe, sino a quin uno conoce lo que vale.
El Significado de Unin
Todos los cristianos-no slo la lite espiritual-estn unidos a Jesucristo. Si uno no est unido a
Cristo, no es cristiano.
Nuestra unin con Cristo es una relacin viviente que nos da la gracia para vencer el pecado y vivir
vidas victoriosas. Jess es el autor y consumador de nuestra fe, el capitn de nuestra salvacin. l es el
pionero que ha ido delante de nosotros y hasta ha conquistado la muerte. Sinclair Ferguson lo describe
como el alpinista principal de un equipo que escala el santo monte de Sin. Estamos amarrados a l. Y
es tan seguro que como l ha triunfado, as triunfaremos nosotros. Esta relacin tambin se puede ver
en las metforas que nuestro mismo Seor usa cuando dice, Yo soy la vid y ustedes son las ramas
(Juan 15:5). Se nos dice que permanezcamos en l, pues aparte de l no podemos hacer nada. La
Versin Reina Valera Revisada tambin hace resaltar esto: Porque si fuimos plantados juntamente con l en la
semejanza de su muerte, as tambin lo seremos en la [semejanza] de su resurreccin. . . (Romanos 6:5). Nuestra
unin con Cristo es dinmica, no esttica. l nos ha injertado a una relacin que crece.
Ya sea que nos sintamos unidos con Cristo o no es de secundaria importancia; el hecho es que lo
estamos. Este es nuestro estado como creyentes. Acaso un matrimonio deja de existir slo porque los
esposos sienten cierta distancia entre ellos? Claro que no. Permanecen legalmente unidos aun cuando
su afecto se enfre por un tiempo. Los sentimientos - o la falta de ellos - de ninguna manera ponen en
peligro el hecho de nuestra unin con Jess.
El matrimonio con frecuencia ofrece una bella analoga de nuestra unin con Cristo. En el
matrimonio, dos personas se juntan para formar una nueva entidad, una unin. Retienen sus
identidades individuales al mismo tiempo que emergen de una manera que es nica y misteriosa. La
mujer toma el nombre de su esposo, mostrando su sumisin a l. El esposo asume la responsabilidad
por el apoyo y proteccin de su esposa. Tienen todos sus bienes y responsabilidades en comn, y llevan
anillos como simblica evidencia de su especial relacin.
As es cuando nos casamos con Jesucristo. Aunque retenemos nuestra propia personalidad, nuestra
naturaleza cambia dramticamente cuando compartimos de la divina naturaleza. Ya no somos la misma
persona que ramos antes. Pertenecemos a Cristo, habiendo tomado su nombre. Nos hemos
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identificado con l, deseando ser conocidos como suyos, sin importar el costo. Traemos a la relacin
todos nuestros bienes y responsabilidades y as lo hace tambin l. (Qu mal negocio, al parecer, para
el Seor - l recibe nuestro pecado y nosotros recibimos su justicia!) Y por ltimo, el bautismo es el
anillo de boda que dice al mundo que observa que pertenecemos a Cristo.
Nuestra unin con Cristo es una unin duradera y eterna. Jess alent a sus discpulos con la
promesa, As ustedes estarn donde yo est (Juan 14:3). El significado claro es que un da gozaremos de la
presencia fsica del Seor, as como ahora gozamos de su presencia espiritual.
Que el cristiano est unido a Jesucristo es un hecho claro. Pero exactamente cmo estamos unidos a
l es un asunto de profundo misterio. Sabemos que esto lo hace el Espritu Santo. Cito a Lewis
Smedes: El Espritu es el lazo viviente entre l y nosotros. l toma lo que es de Cristo y lo baja hasta
nosotros. El Espritu siempre es representado en trminos personales. l no es como un tubo por el
que la materia llamada vida nos es derramada a nosotros que estamos al otro lado. l siempre es un ser
viviente, dinmico creador de vida; l nos devuelve a nuestro sentido espiritual, nos abre los ojos a la
realidad de Cristo, alimenta nuestra fe, nos disciplina, y sobre todo, nos injerta al Cristo viviente. No
hemos sido eliminados de esta unin, sino que Cristo ha sido aadido. No hemos sido eliminados, sino
que hemos sido cambiados por el Espritu que ha tomado residencia dentro de nosotros. Adems, no
se nos ha entregado una gua ni se nos ha dicho que busquemos nuestro camino al cielo. Al contrario,
se nos ha dado un Gua que nos acompaar hasta ah personalmente.
Vamos a Persistir en el Pecado?
Como notamos anteriormente, Pablo contesta esta pregunta con una resonante negativa. No
podemos persistir en el pecado, arguye l, porque hemos muerto al pecado. Desafortunadamente, esta
frase ha sido sujeta a mala interpretacin, a veces con catastrficos resultados.
Un popular maestro de la Biblia interpreta la declaracin de Pablo como que el pecado ya no tiene
ninguna influencia en el cristiano. Hace la pregunta: Si uno recostara a un muerto en la pared, luego
desfilara ante l a un grupo de mujeres escasamente vestidas, qu efecto tendra esto en l? Ningn
efecto. Por qu? Porque est muerto. El pecado ya no lo puede tentar.
Aunque ciertamente es muy atractiva, esta interpretacin contradice la experiencia humana y rinde
incompresible la multitud de advertencias bblicas de evitar el pecado. Pablo nos insta a no rendir
nuestro cuerpo al pecado (Romanos 6:12-14), una admonicin totalmente innecesaria si hemos muerto al
pecado de tal manera que ahora no respondemos a l. Los que creen que de cierto modo estn ms all de ser
tentados ignoran la advertencia del apstol a los corintios: Por lo tanto, si alguien piensa que est firme, tenga
cuidado de no caer (1 Corintios 10:12).
Algunos han tratado de entender la frase de Pablo hemos muerto al pecado como un imperativo, un
mandato, algo que el cristiano debe hacer. El prximo paso es insistir que todo cristiano tenga una
experiencia de muerte al pecado o de muerte a s mismo: Necesita morir a s mismo. Y si no ha
sucedido, es necesario que lo considere que as es hasta que lo sea.
Si ustedes se consideran haber muerto en su muerte, y haber resucitado a una nueva manera de vivir en su
resurreccin, el pecado ya no los dominar. Ahora viven bajo un rgimen de gracia, y la gracia no estimula el pecado,
como lo hace la ley; la gracia libera del pecado y les permite triunfar sobre l. F.F. Bruce

Si vemos morir al pecado como algo que debemos hacer, nos dirigimos hacia serio desnimo...o
algo peor. Yo creo que esta es la razn por la que muchos parecen caer tan de repente. (Recuerdas a
mi amigo Greg?) Luchan para mantener una apariencia externa de victoria al mismo tiempo que por
dentro su vida es una masa de frustracin. Luego cuando por fin se les acaba la gasolina, no tienen
esperanza para volver a tratar. Habiendo aportado su mejor esfuerzo, no ven cmo pueden
posiblemente lograrlo.

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Creo que Sinclair Ferguson tiene la interpretacin ms correcta de esta muerte al pecado. l escribe,
Pablo no nos est diciendo que hagamos algo; l est analizando algo que ya ha tenido lugar. A pesar de nuestra
continua vulnerabilidad ante la tentacin del pecado, se pueden decir dos cosas con certeza de los que
han sido unidos con Cristo.
Nosotros morimos a la paga (o culpa) del pecado.
La Escritura dice claramente que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). La muerte es la paga
del pecado. Pero la muerte de nuestro Seor elimin la paga del pegado. Y porque estamos en l,
nosotros tambin hemos muerto a la paga del pecado. Otra manera de decir esto es, Por lo tanto, ya no
hay ninguna condenacin para los que estn unidos a Cristo Jess (Romanos 8:1).
Hemos muerto al reino del pecado.
Como resultado de nuestra unin con Cristo en su muerte, ya no estamos obligados a pecar. Esto es
emocionante! No es que ya no podamos pecar sino que podemos no pecar. Pablo dice, As el pecado no
tendr dominio sobre ustedes, porque ya no estn bajo la ley sino bajo la gracia (Romanos 6:14).
La esclavitud es un tema prominente en Romanos 6, donde se presentan dos tipos muy diferentes
de esclavitud. Antes de ser cristianos ramos esclavos del pecado. No tenamos otra opcin aparte de
pecar. Ahora que estamos en Cristo somos esclavos de Dios. La relacin de amo/esclavo que tenamos
con el pecado ha sido rota. Ahora Dios es nuestro amo. Por lo tanto es correcto decir, No tengo que
servir al pecado hoy. He sido puesto en libertad. Pero la nica persona que puede verdaderamente
decir esto es la persona que es esclava de Dios.
Aunque hemos muerto con Cristo, la Escritura nos exhorta a dar muerte a los malos hbitos del cuerpo
para que podamos vivir (Romanos 8:13).
Lo necesario para cambiar
Ya hemos dicho lo suficiente sobre el fundamento para la victoria. Cmo funciona en la prctica?
Yo he tenido muchas oportunidades para confiar en estas verdades en mi propia vida y ministerio
pastoral. En ms de una ocasin, hombres que luchaban con fantasas sexuales me han pedido ayuda
para renovar su mente. La lujuria es un asunto completamente antittico a toda la nocin de la santidad.
Los que luchan con ella se desesperan por ser liberados. Pero es muy raro que la ayuda duradera llegue
inmediatamente.
Recuerdo a un hombre en sus treinta que demostr la actitud correcta hacia este problema. Su
conciencia haba sido despertada y vio su pecado bajo la luz de la santidad de Dios. Porque quera ser
libre para glorificar a Dios, estaba muy motivado y dispuesto a hacer el trabajo necesario para crecer en
santidad. Estos fueron los pensamientos que compart con l de Romanos 6.
Saber la verdad.
Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con l para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de
modo que ya no siguiramos siendo esclavos del pecado (Romanos 6:6).
Debemos primero saber para poder creer. El conocimiento espiritual precede a la fe. Yo le suger a
este hombre que comenzara memorizndose el captulo seis de Romanos. Pablo despus declara que
la mentalidad que proviene del Espritu es vida y paz (Romanos 8:6). Qu mejor manera de tener una
mente espiritual que llenar la mente con la Escritura?
Es mucho ms fcil seguir el ejemplo de Jess de luchar contra la tentacin con la Palabra de Dios
cuando esa Palabra ha sido guardada en el corazn. En mi corazn atesoro tus dichos para no pecar contra ti
(Salmo 119:11). Necesitamos tener la verdad en nuestro corazn y en la punta de la lengua. A medida
que nos memorizamos la Escritura y meditamos en ella, seremos transformados de enclenques
espirituales que se dan por vencidos ante la ms mnima tentacin, a guerreros espirituales que dicen,
Morimos al pecado; cmo podemos vivir ms en l?
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No hay nada, quizs, en todo el alcance y esfera de doctrina que, si se conoce a fondo y se comprende, d mayor
seguridad, mayor consuelo y mayor esperanza que esta doctrina de nuestra unin con Cristo D. Martyn Lloyd-Jones

Darlo por cierto.


En cuanto a su muerte, muri al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios. De la misma
manera, tambin ustedes considrense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jess (Romanos 6:10-11).
Este no es un juego de hagamos de caso, escribe el telogo F.F. Bruce. Los creyentes deben considerarse
ser lo que Dios de hecho los hizo. Porque estamos muertos al pecado, la paga y culpa del pecado ya no son
un problema. Tenemos que agradecrselo a Jess. Pero ms all de esto, ya no estamos obligados a
pecar, sino que estamos vivos para Dios en Cristo Jess! Esta frase nos lleva otra vez a nuestra unin
con Cristo y todas las bendiciones asociadas con ese feliz principio. Considrense muertos al pecado usa un
trmino de contabilidad que tambin se puede traducir como estmense o calclense. Si yo fuera
confiable y le dijera que he depositado dinero en su cuenta bancaria, usted lo considerara como hecho.
En esencia, Pablo est diciendo, No te comportes como perdedor, porque no eres perdedor.
Comprtate como el hijo de Dios que eres.
Ofrzcanse a Dios.
No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrzcanse ms bien a
Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de
justicia (Romanos 6:13).
Tenemos que escoger - muchas veces - todos los das. Podemos ofrecer las partes de nuestro cuerpo
a Dios para usarlas en justicia, o podemos ofrecerlas para uso pecaminoso. Nuestra mente, lengua, ojos,
y otras partes del cuerpo son en s moralmente neutras. Pero la manera en que decidimos usarlas
determina si honramos o entristecemos a Dios.
Los hbitos pecaminosos no se desarrollan de la noche a la maana, y raramente cambian de la
noche a la maana. Slo pueden ser vencidos a travs de la persistente aplicacin de la verdad de Dios.
Pero como nota Jay Adams, esto requiere perseverancia: Demasiados son los cristianos que se dan por
vencidos. Quieren el cambio demasiado pronto. Lo que en realidad quieren es el cambio sin la lucha
diaria. A veces se dan por vencidos cuando estn a la puerta del xito. Paran antes de recibir. Por lo
regular se toma por lo menos tres semanas de constante esfuerzo diario para que uno se sienta cmodo
desempeando una nueva prctica. Y se toma como tres semanas ms para hacer de la prctica parte de
uno mismo. Sin embargo, muchos cristianos no continan ni por tres das. Si no reciben xito
instantneo, se desaniman. Quieren lo que quieren ahora mismo, y si no lo reciben ahora mismo, se dan
por vencidos. Una seora que conozco haba sido atormentada con temerosos y depresivos
pensamientos que eran resultado de pecados cometidos contra ella en aos pasados. Sus pensamientos
negativos la tenan en una crcel espiritual. Si meditaba en esas anteriores experiencias o se encontraba
con una dificultad presente, una aguja de fongrafo en su mente bajaba y comenzaba a tocar un viejo
disco de larga duracin. Patrones de pensamiento repetidos a travs de los aos haban hecho
profundos surcos mentales que tocaban las mismas canciones deprimentes una y otra vez.
Slo hay estas dos maneras de vivir: la vida de pecado motivada por los sentimientos que se orienta hacia el yo, y
la vida de santidad motivada por el mandamiento que se orienta hacia Dios. Vivir segn los sentimientos en vez de los
mandamientos de Dios es un estorbo fundamental para la santidad...Es una astuta artimaa de Satans para tentar a
los hombres a pensar que no pueden hacer lo que Dios exige porque no sienten ganas de hacerlo, o que deben hacer
lo que sienten ganas de hacer y que no pueden evitarlo. Jay Adams

Pero luego aprendi que no tena que cantar con el disco. Cristo Jess muri en la cruz para hacer
pedazos esos discos. A medida que aument esa conciencia, ella comenz a reconocer las canciones
melanclicas cuando comenzaban a tocar y pronto las reemplaz con nuevos cantos de la Palabra de
Dios.
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Cuando la gente oye la verdad librante de que las experiencias pasadas no tienen ya que dictar su
comportamiento presente, surge en su corazn la esperanza. Ya no es nuestro pasado, sino el pasado
de Cristo el factor decisivo en nuestra vida, porque estamos unidos a l en su muerte y en su nueva
vida. Yo he tenido que aprender que cuando los recuerdos de pecados pasados se me amontonan en la
mente, inmediatamente debo hacer referencia a mi unin con Jesucristo. Ahora, en vez de estar
paralizado por la condenacin, tpicamente puedo volver esos recuerdos en una oportunidad para dar
gracias a Dios por perdonar m pecado...an ese.
Lancaster, Pennsylvania es hogar de un excelente ministerio para madres solteras. The House of His
Creation [La Casa de su creacin] fue establecida y dirigida por Jim y Anne Pierson durante muchos
aos. En una ocasin Anne me dijo de una recurrente dificultad con que se enfrentaban sus jvenes.
Muchas de estas chicas haban quedado embarazadas como resultado de pecado sexual, pero haban
llegado a creer en Jess y a recibir su perdn. Pero como a los cinco meses de embarazo, cuando
comenzaban a sentir a su beb moverse dentro de ellas, recordaban vvidamente sus antiguos pecados.
Cada nueva patadita o salto interno del beb multiplicaba su culpa y su desnimo.
Cree en la Palabra y en el poder de Dios ms de lo que crees en tus propios sentimientos y experiencias. Tu Roca
es Cristo, y no es la Roca la que sube y baja, sino tu mar. Samuel Rutherford
Pero los hermanos Pierson ganaron al acusador en su propio juego. Anne ense a las jvenes a
dejar que el movimiento del beb sirviera como recordatorio de que Dios en verdad las haba
perdonado, y que l hara que todas las cosas resultaran para su bien. Qu manera tan sabia y creativa
de tratar con la condenacin!
Por medio de nuestra unin con Cristo hemos muerto a la paga y al poder del pecado. Su cuerpo
crucificado ha expiado por nuestra culpa, as como su cuerpo resucitado es nuestra promesa de victoria.
Nuestra unin con Cristo es la base para nuestra liberacin de la esclavitud del pecado. Es tan
inalterable como inmerecida; tan suficiente como cierta. Si tan siquiera buscamos saber la verdad,
considerarla que as es, y luego ofrecernos en consistente obediencia a Dios, pasaremos de fe a fe, de
fortaleza a fortaleza, y de gloria a gloria.
Capitulo 6 - La Batalla Contra el Pecado
En su libro titulado A Nation of Victims: The Decay of American Character [Una nacin de vctimas: El
desmoronamiento del carcter americano], el autor Charles Sykes hace la siguiente observacin: A
travs del siglo pasado, el triunfo del pensamiento teraputico ha sido tan completo que con frecuencia
se pasa por alto; lo que comenz con el Dr. Freud es ahora lo bsico de los programas de charla por la
televisin durante el da, rutina en la poltica, casi reflexivo en asuntos de justicia criminal y tica.[1] Ya
que haya odo o no haya odo la frase, sin duda se ha encontrado con el pensamiento teraputico. Se ve
en la sala tribunal cuando el abogado del asesino en serie pide lenidad a base de que su cliente fue
rutinariamente abusado por su padre alcohlico. Dice que la mayora de nosotros nos criamos en
familias disfuncionales, ofreciendo as una explicacin y excusa por nuestro comportamiento. En vez
de enfatizar la responsabilidad personal, subraya la manera en que hemos sido psicolgicamente
afectados por nuestro ambiente. Como nota el cientfico social Dr. James Deese, el pensamiento
teraputico est tan arraigado en las actitudes americanas modernas que apenas se puede desafiar.
Sorprendentemente, la nica institucin que est mejor equipada para desafiar la tendencia
teraputica en realidad ha contribuido a su popularidad. Hablo de la Iglesia. En vez de exponer los
errores de la psicoterapia, la Iglesia americana en la mayora de los casos ha dado una aceptacin sin
crtico...aunque hay algunas francas excepciones. En su libro Biblical Medical Ethics, el Dr. Franklin Payne
comenta, La psicoterapia, como psicologa y psiquiatra, necesita el ms crtico y detallado examen por los cristianos
evanglicos...Muchos cristianos son ms influenciados por los conceptos de los psicoterapistas seculares que por la
Palabra de Dios.

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Los cristianos evanglicos y carismticos tienen fronteras sin proteccin por las que las ideas psicolgicas se
deslizan fcilmente. William Kilpatrick

He conocido a muchos de los cristianos que el Dr. Payne est describiendo. No hace mucho se me
pidi que predicara en un retiro de hombres en otra iglesia. Al final de una sesin se me acerc un
hombre que se me present y luego comenz a hablarme de su situacin difcil. Se haba criado en una
familia disfuncional. Era co-dependiente. Padeca de muy baja autoestima. En el espacio de los
primeros dos minutos us casi todas las palabras psicolgicas de moda que existen.
Fue un encuentro incmodo. Yo no estaba ansioso por discrepar con l. Nunca lo haba conocido
antes, y quera que l experimentara mi cuidado e inters. Pero a medida que segua y segua pareca
obvio que l daba por hecho de que yo estaba de acuerdo con l. Y no era as. Por qu? Aunque l
hablaba un impecable psicoparloteo, su diagnosis omita toda referencia a la palabra con P. . . .
Qu cosas en la vida de Jess podran hacer que un asesor le recomiende que se una al movimiento
de recuperacin?
Pecado.
Dichas omisiones lamentablemente son la norma hoy en la literatura cristiana popular y en los
programas de charla por la radio. Vamos tras una comprensin ms profunda de nosotros mismos
(como la define el movimiento de recuperacin) en vez de una conviccin ms profunda del pecado
(como la define la Escritura). Nos interesamos ms en nuestras propias necesidades y sentimientos que
en el carcter y los mandamientos de Dios. No es de sorprender que no estemos madurando como l
quiere.
Nuestro Problema Ms Serio
Escribiendo hace un siglo, J.C. Ryle ofreci una aguda pero sencilla explicacin por las deficiencias
que observ en la Iglesia: Las confusas o indistintas opiniones sobre el pecado son el origen de la mayora de los
errores, herejas, y falsas doctrinas de los das presentes...yo creo que una de las principales necesidades de la Iglesia
en el siglo diecinueve ha sido, y es, una enseanza ms clara, ms plena sobre el pecado. Si esto era cierto
durante su generacin, cunto ms cierto es hoy.
Pero hemos ido un paso ms all. La enseanza contempornea sobre la autoestima ha reemplazado
a la doctrina del pecado. Considera esta declaracin de un autor bien conocido: No creo que se haya
hecho nada en el nombre de Cristo ni bajo la bandera del cristianismo que haya probado ser ms
destructivo para la personalidad humana, y por tanto contraproductivo al esfuerzo evangelstico, que la
no cristiana, inculta estrategia de tratar de hacer que la gente se d cuenta de su condicin perdida y
pecaminosa. Decir que nuestra primera necesidad en la vida es aprender sobre el pecado podra sonar extrao, pero
en el sentido deseado es profundamente cierto. Si t no has aprendido sobre el pecado, no puedes entenderte a ti
mismo, ni a los dems, ni el mundo en que vives, ni la fe cristiana. Y no le podrs encontrar sentido a la Biblia. Porque
la Biblia es una exposicin de la respuesta de Dios al problema del pecado humano, y a menos que tengas ese
problema claramente ante ti, seguirs perdiendo el punto de lo que dice...por lo tanto, est claro que necesitamos fijar
nuestra mente en lo que nuestros antepasado hubieran llamado claras opiniones sobre el pecado. J.I. Packer
Este pastor dice que llamar al pecado rebelin contra Dios es superficial y un insulto al ser
humano. Su conviccin acerca del inherente valor del hombre lo lleva a la singular conclusin de que
una nueva reforma est en orden. Mientras que el nfasis de Martn Lutero en la salvacin por gracia a
travs de la fe transform a la Iglesia en el siglo diecisis, dice l, las iglesias de hoy deben reconocer el
derecho sagrado de autoestima que tienen todas las personas.
Yo no pongo en duda la sinceridad del hombre, pero sus declaraciones son falsas. De hecho, son
falsa doctrina. El nfasis moderno en la autoestima se ha convertido en una alternativa inaceptable para
las doctrinas bblicas de justificacin y santificacin.

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Justificacin. Jess no muri en la cruz para mejorar nuestra autoestima. l muri para expiar por
nuestro pecado. Y an as la cruz nos ensea una crucial leccin sobre nuestro valor: Cada uno de
nosotros merecemos la ira de Dios. Como manifestacin de la inmerecida misericordia de Dios, la cruz
revela la profundidad y la seriedad de nuestro pecado. Anthony Hoekema seala esto:
En el mundo de hoy hay poco nfasis en la doctrina bblica del pecado. Pero la persona con un
frvolo sentido del pecado y de la ira de Dios contra nuestro pecado ni sentir la necesidad de ni
comprender la doctrina bblica de la justificacin. Cuando el pecado se ignora, se minimiza, o se
redefine ya no vivimos conscientes de nuestra desesperante necesidad de Jesucristo ni apreciamos lo
que l hizo en la cruz por nosotros. A menos que comprendamos la naturaleza del pecado y cun
ofensivo es a Dios, jams entenderemos por qu la cruz fue necesaria. Jams nos maravillaremos ante la
gracia.
Con frecuencia he odo decir, Si yo hubiera sido la nica persona en la tierra, Jess con todo hubiera muerto por
m. Aunque nuestro Seor hubiera dado su vida por solamente una persona, ciertamente no hubiera sido porque esa
persona fuera tan valiosa, sino porque Dios es clemente. Por lo tanto, algo as apenas debe considerarse como una
fuente de orgullo o de valor propio. Que yo arguya que Jess hubiera muerto por m aunque yo fuera la nica persona
en la tierra simplemente indica que solamente mis pecados, sin el resto de ustedes para contribuir su parte, eran
suficientes para exigir el severo castigo que Jesucristo asumi en mi lugar. Ante esa realidad, debemos llorar por el
desinteresado sacrificio de nuestro Seor en vez de encontrar en ella una oportunidad ms para sentirnos bien con
nosotros mismos. Dan Matzat
Santificacin. Un claro entendimiento de la doctrina del pecado tambin es imperativo para la
santificacin. La Escritura revela que nuestro estorbo ms serio para el crecimiento es el pecado contra
Dios. El movimiento de recuperacin, por otro lado, insiste en que las necesidades sin atender, el dolor,
las emociones daadas, o la baja autoestima son la raz de nuestras dificultades. Las dos conclusiones
estn irreconciliablemente opuestas.
No estoy negando la realidad ni la severidad del dolor que experimentamos cuando los dems pecan
contra nosotros. Es crtico que no se me entiendas mal aqu. La Biblia hace numerosas referencias a los
que estn afligidos y oprimidos. Pero por favor comprende: El dolor no es nuestro problema principal. Jess
dijo, Porque de adentro, del corazn humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los
homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engao, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la
necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona (Marcos 7:21-23; Santiago 1:14-15).
Demasiados de nosotros sentimos la realidad de nuestras heridas ms que el hecho de nuestro
pecado. Pero si nosotros genuinamente queremos conformarnos a la imagen de Jesucristo, esto tendr
que cambiar. Nuestra libertad y madurez dependen de ello. El modelo teraputico da un mal
diagnstico de nuestro problema principal, y por tanto prueba ser incapaz de ofrecer una solucin
eficaz. Pero una vez que reconocemos el pecado como la fuente de nuestro problema, de repente
tenemos una solucin bblica y esperanza bblica para cambiar. Esta se llama la doctrina de la
santificacin.
Poda Tu Propio Csped
La santificacin es un proceso de arrepentimiento que dura toda la vida (no de recuperacin) y
obediencia (no sanidad interna) que resulta en santidad (no integridad) para la gloria de Dios (no la
satisfaccin personal). Esta doctrina es sucintamente expresada en Colosenses 3:1-17. Si todava no lo
has hecho, por favor toma un minuto para leer ese pasaje antes de continuar.
Es importante ver la transicin que Pablo hace en este tercer captulo. Los primeros dos captulos de
Colosenses enfatizan la supremaca y suficiencia de Cristo. l enfatiza esto otra vez al comienzo del
captulo 3. Pablo conscientemente evit ensear a los colosenses sobre la santificacin antes de que
primero entendieran la obra de Cristo por ellos y dentro de ellos. Hasta que captaran lo que significa ser
reconciliados con y regenerados por Dios, l saba que no seran debidamente motivados por la gracia.

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Ni nosotros tampoco. Esto es porque el segundo y el tercer captulos de este libro subrayan la
regeneracin y nuestra unin con Cristo. Tambin hemos escrito un libro sobre la doctrina de la
justificacin llamado This Great Salvation [Esta gran salvacin]. Como Pablo, queremos motivar por
gracia. Una vez se ha establecido ese fundamento, entonces podemos ir tras la santidad sin desviarnos
hacia el legalismo o el libertinaje.
Pablo define el proceso de la santificacin con dos sorprendentes frases: Debemos abandonar el
pecado y revestirnos de rectitud (Colosenses 3:8,12). Es slo por lo que Cristo ha logrado en la cruz y
el milagro de regeneracin que podemos obedecer estos mandamientos. Y sin embargo esos dos
imperativos sobrenaturales ahora nos dejan sin excusa. Si la gracia no resulta en santidad, entonces no
hemos entendido correctamente lo que es la gracia. Dios totalmente espera que cambiemos, crezcamos,
y maduremos. Como exhorta F.F. Bruce, Ahora sean (en prctica de verdad) lo que saben que son (por un acto
divino).
Aunque el poder para tener un carcter santo viene de Cristo, la responsabilidad de desarrollar y exhibir ese
carcter es nuestra. Este principio parece ser uno de los ms difciles de entender y aplicar. Un da sentimos nuestra
responsabilidad personal y tratamos de vivir una vida santa en la fortaleza de nuestra propia fuerza de voluntad. El
prximo da, dndonos cuenta de la futilidad de confiar en nosotros mismos, lo entregamos todo a Cristo y
renunciamos a nuestra responsabilidad que est fijada en la Escritura. Necesitamos aprender que la Biblia ensea total
responsabilidad y total dependencia en todos los aspectos de la vida cristiana. Jerry Bridges
Por favor fjate que Pablo dice que debemos abandonar y revestirnos. Tenemos el privilegio y la
responsabilidad de participar en el cambio. Aunque la santificacin no es una obra menos sobrenatural
del Espritu Santo que la regeneracin, hay una diferencia fundamental: en la santificacin tenemos un
papel crtico. Dios obra en nosotros y con nosotros, dijo el gran pastor puritano John Owen, no en contra de
nosotros ni sin nosotros.
Frases como Deja de tratar y comienza a confiar o Desiste y deja que Dios se prestan para
imprimir en placas populares pero expresan una mala teologa. Los que dicen que Todo esfuerzo es
malo se equivocan tristemente. En realidad, la Biblia nos instruye a que busquemos la santidad, sin la
cual nadie ver al Seor (H ebreos 12:14). Esta es esfuerzo motivado por gracia, por supuesto, no
obstante es esfuerzo. Dios no nos ha dicho que oremos o que simplemente confiemos en l para
recibir santidad; l dice, ejerctate en la piedad (1 Timoteo 4:7). Hemos de obedecer en el poder del
Espritu Santo.
Pablo clarifica esta combinacin de la obra de Dios con nuestra responsabilidad cuando escribe,
lleven a cabo su salvacin (no trabajen para) con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el
querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad (Filipenses 2:12-13). Aunque nuestro esfuerzo
aparte de la obra de Dios sera intil, la santificacin no se puede delegar a Dios. Cada uno de nosotros
debe podar su propio csped.
Qu forma toma nuestra responsabilidad? Cmo cumplimos con el mandamiento bblico de
deshacernos del pecado? La Escritura ofrece una estrategia de dos partes.
Estrategia #1: Atacar el Pecado
Me encanta la postura ofensiva contra el pecado del Nuevo Testamento. En ninguna parte es eso
ms evidente que en el mandamiento terso del apstol Pablo a los colosenses: Por tanto, hagan morir todo
lo que es propio de la naturaleza terrenal (Colosenses 3:5). En la batalla por la santidad personal, la
agresividad es tanto un mandamiento como una necesidad. Debemos ser implacables. Debemos ir al
ataque.
Necesitamos cultivar en nuestro propio corazn el mismo odio al pecado que tiene Dios. El odio al pecado como
pecado, no slo como algo inquietante o destructivo para nosotros, sino como algo desagradable a Dios, yace en la
raz de toda santidad. Jerry Bridges

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Pablo usa aqu una violenta metfora no simplemente para captar nuestra atencin sino para subrayar
un aspecto crtico de la santificacin. Hemos de matar cualquiera y toda manifestacin de pecado en
nuestro corazn. Debemos tomar la iniciativa para matar el pecado a diario.
Jess lleg hasta decir, si tu ojo derecho te hace pecar, scatelo y tralo. Ms te vale perder una sola parte de tu
cuerpo, y no que todo l sea arrojado al infierno (Mateo 5:29). l tambin recomend amputarse una mano
por la misma razn. Jess ordenaba una mutilacin de verdad aqu? Yo creo que no, porque la mano o
el ojo no es la causa principal. Jess a propsito us imgenes vivas para decir: Debemos reconocer la
seriedad del pecado y tratar decisivamente con l. Resistir el pecado cuando somos tentados no es
suficiente. Debemos dar pasos drsticos para atacar y matar el pecado en nuestra vida. John Owen nos
exhorta a ir tras una victoria sobre l, e ir tras una conquista completa... el pecado no morir de otra manera, sino
slo al ser gradual y constantemente debilitado; si lo excusas, l sana sus heridas y recobra fuerza. La disciplina
espiritual de dar muerte al pecado, de otra manera conocida como mortificacin, es un rea muy
descuidada de la verdad. La mayora de nosotros tenemos tanta familiaridad con este tema como con
las letrinas. Nuestros padres hablaban de mortificar el pecado, nota Sinclair Ferguson. And J.I. Packer
laments, It is a theme on which no contemporary writing of significance seems to be available. Eso
no es sorprendente, pero es revelador. Puedes imaginarte un libro titulado Muerte al pecado! como un
xito de librera?
Podemos tomar consuelo para nuestra alma si sabemos algo de la lucha y el conflicto interno. Es el
invariable compaero de la genuina santidad cristiana... Encontramos en lo ms profundo de nuestro
corazn una lucha espiritual? Sentimos algo de la carne que codicia contra el espritu y el espritu
contra la carne...? Nos damos cuenta de dos principios dentro de nosotros que contienden para
dominar? Sentimos algo de la guerra en nuestro hombre interior? Bueno, demos gracias a Dios por
ello! Es una buena seal. Muy probablemente es evidencia de la gran obra de la
santificacin...Evidentemente no somos amigos de Satans...El mero hecho de que l nos asalta debe
llenar nuestra mente de esperanza. J.C. Ryle
La mortificacin no es popular porque tiende a ser difcil. Pregunta a la persona que est tratando de
someterse alegremente a un jefe que repetidamente le ha negado un ascenso bien merecido. Pregunta a
la pareja de recin convertidos, que estn sin casarse y que ahora deben controlar los deseos sexuales
que han gratificado por aos. Pero escucha: esto no es un fin de semana de golf. Esta es una guerra. La
santidad y el discipulado son guerra.
Atacar el pecado no es algo complejo. Y aunque yo quiero decir esto con sensibilidad, tambin
quiero decirlo con firmeza: Tu habilidad para atacar el pecado no depende de tu pasado. No tenemos
ninguna excusa aceptable para el pecado. Nunca se considera como una debilidad comprensible.
Vivir como cristiano quiere decir vivir en las trincheras. Sinclair Ferguson lo dice tan bien como lo
podra decir cualquiera: Qu es, entonces, esto de matar el pecado? Es la constante batalla contra el pecado que
debemos llevar a diario - negarse a permitir que el ojo desvare, que la mente contemple, que los afectos vayan tras
cualquier cosa que nos apartar de Cristo. Es el deliberado rechazo de todo pecaminoso pensamiento, sugerencia,
deseo, aspiracin, hecho, circunstancia o provocacin en el momento en que nos damos cuenta de su existencia. Es el
consistente esfuerzo por hacer todo lo que est en nuestro poder para debilitar el apretn que tiene el pecado en
general, y sus manifestaciones en nuestra propia vida en particular. No se logra con slo decir no a lo que es malo,
sino con una determinada aceptacin de todas las buenas y espiritualmente nutritivas disciplinas del evangelio.
Describe esto tu actitud? Hacia cul fin estn dirigidas principalmente tus energas, recreacin o
justicia? Indulgencia a s mismo o control de s mismo? Ests preparado para hacer lo que sea
necesario para ganar la guerra? Si as es, cul es tu estrategia para atacar el pecado en tu vida ahora
mismo?
Estrategia #2: Evitar el Pecado

26
Atacar el pecado no es todo lo que incluye el proceso de santificacin. Debemos tambin evitar el
pecado. Como seguidores de Jesucristo, somos llamados a una vida que se distingue de la cultura que
nos rodea: Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiqumonos de todo lo que contamina el cuerpo y el
espritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificacin (2 Corintios 7:1). Cules son estas
promesas que nos motivan a purificarnos y a buscar la santidad? La propia oferta de Dios de estar
singularmente presente entre su pueblo a medida que nos separamos del mundo: Vivir con ellos y
caminar entre ellos. Yo ser su Dios, y ellos sern mi pueblo (2 Corintios 6:16).
En un sentido, sera ms fcil si Dios nos dijera que nos separramos fsicamente de la cultura. Pero
Dios especficamente prohbe eso (1 Corintios 5:9-10), y por el contrario nos nombra embajadores
(2 Corintios 5:18-20). Ningn embajador trabaja con efectividad si est aislado. Hemos de relacionarnos
con nuestra cultura sin reflejar nuestra cultura, siempre navegando entre lo secular y lo justo.
Nuestra carne constantemente nos ruega que seamos indulgentes, pero Pablo nos dice no se preocupen
por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa (Romanos 13:14). Eso quiere decir distanciarnos de
todo lo que nos pueda tentar para pecar. Pablo dijo lo mismo a los corintios en trminos ms claros:
Huyan de la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18)... no dijo luchen con ella.
Aunque Jos vivi mucho antes que fuera escrito el Nuevo Testamento, l es un ejemplo de la
manera en que debemos evitar el pecado (Gnesis 39:6-20). Por algn tiempo la esposa de su amo
haba tratado de seducirlo. Por fin, frustrada por la integridad de l, ella lo asi del manto y le dijo,
Acustate conmigo!.
Cuando la tentacin llega, tenemos dos reacciones bsicas: luchar o huir. Es algo inteligente huir de
la tentacin. Es algo idiota quedarse ah parado y tratar de vencerla con una mirada intensa. Sin
embargo, algunos hubieran respondido a la situacin de Jos de esta manera: Esforzarse por conocer las
maneras, tretas, mtodos, ventajas, y ocasiones del xito del pecado es el comienzo a esta guerra. John Owen
Dios, siento que la tentacin comienza a desarrollarse. Clamo a ti, Seor. Por favor lbrame de esta
situacin.-Yo voy a librarte,- dice Dios. -Corre!- -Seor, confo en que t me librars. Lbrame ahora
mismo de sentir esta lujuria.- -Esto no suceder hasta que yo no vuelva, y no voy a volver en los
prximos cinco minutos. As que a correr, Don Cabeza de Papa!- -Seor, te doy gracias. T me has
hecho nacer de nuevo, y yo s que tu poder obra en m. Mayor es el que est en m que el que est en el
mundo. S, as es, y el Mayor te est diciendo, Muvete! Mueve el cuerpo y muvelo ya!- Si tomas en
serio la santificacin, no estars tratando de ver cunto te puedes acercar a la orilla de la acera. Estars
preparado para conducir al otro lado de la calle, si es necesario, para evitar el pecado. Y en las reas en
las que sabes que eres vulnerable, estars obedeciendo el mandamiento de Jess: Estn alerta y oren para
que no caigan en tentacin (Mateo 26:41).
Necesitamos cultivar la habilidad de discernir dnde es que nos inclinamos ms a pecar. De esa
manera podremos desarrollar una estrategia para evitar la tentacin. Las reas de vulnerabilidad sern
diferentes, pero cuidarse no es una opcin para ninguno de nosotros.
En qu rea(s) necesitas desarrollar una estrategia para evitar? Quizs puedas comenzar con
cualquier cosa que hayas estado pensando al leer esta seccin.
Una Nueva Mudada de Ropa
Como vimos anteriormente en Colosenses, quitarnos el pecado es slo la mitad de la ecuacin. Pablo
nos exhorta, Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revstanse de afecto entraable y de bondad,
humildad, amabilidad y paciencia (Colosenses 3:12). No slo debemos quitarnos el pecado, sino que
debemos revestirnos de justicia (Efesios 4:22-24).
Estos dos factores, escribe Jay Adams, siempre deben estar presentes para poder efectuar genuino cambio. El
quitarse no ser permanente sin el revestirse. Revestirse es algo hipcrita y temporal, a menos que vaya acompaado
de quitarse...La santificacin contina mientras el creyente a diario se aparta del pecado a la justicia.

27
Por ejemplo, si Dios ha expuesto el materialismo o la avaricia en tu corazn, arrepintete y luego
comienza sistemticamente a reemplazarlo con la generosidad. Comienza con pagar fielmente el
diezmo a tu iglesia local; aade a eso las ofrendas, y busca oportunidades de dar en secreto tambin.
Quizs tiendes a criticar a los dems. Si as es, confiesa el pecado de orgullo y conscientemente enfcate
en animar y honrar a los dems. Si el egosmo es un tema recurrente, ponte en situaciones que te exijan
servir.
Lo que debe ser inmediatamente obvio es que el carcter no se puede desarrollar ni refinar en el
aislamiento. Para cultivar una vida de justicia y fructfera necesitamos el contexto de una iglesia local.
Por ejemplo, puedo ser un modelo de paciencia...con tal que est solo. Puedo pasar das estudiando el
tema de la compasin sin nunca encontrarme con alguien que necesite cuidado. A menos que tenga
interaccin con los dems soy simplemente incapaz de juzgar dnde es que necesito crecer.
El hecho es que hay muy pocos rasgos como los de Cristo que podemos desarrollar aparte de las
relaciones en la iglesia. Necesitamos gente para practicar! Si deseamos cambiar, nos comprometeremos
con una iglesia donde los individuos toman en serio las exhortaciones bblicas de animar y corregir.
Habrs percibido hasta ahora, luchar contra el pecado no sucede sin esfuerzo. Incluye la genuina
confesin, el arrepentimiento, la obediencia a la Escritura, la responsabilidad ante los dems, y la
consistente prctica de las disciplinas espirituales. Tambin necesitars valor y perseverancia. No hay
caminos rpidos ni fciles hacia la madurez espiritual, dice R.C. Sproul.
El alma que busca un nivel ms profundo de madurez debe estar preparada para una larga, ardua tarea. Es
parte de la sana experiencia cristiana gozar de un continuo grado de liberacin de los pecados...Pocas cosas dan al
cristiano tanto alivio y nimo como el recuerdo de pecados que una vez lo dominaban, pero que ha conquistado por el
poder el Espritu de Dios. J.I. Packer
Pero sabes cmo se siente crecer? Sentir el placer y la presencia de Dios? Or su voz? Saber que
ests contribuyendo al avance de su reino? Nada se compara con esa experiencia. Y esta es la admirable
recompensa de Dios para todos los que estn dispuestos a quitarse el pecado y revestirse de justicia.
Permteme impartir nueva esperanza en ti. No importa lo que hayas experimentado en el pasado, -
por la gracia de Dios - puedes cambiar. Por medio de una determinada estrategia para atacar y evitar el
pecado y al revestirte de justicia, puedes ser una persona dramticamente distinta para estos das el
prximo ao.
Captulo 7 - Las Herramientas Del Oficio (I)
All por los das cuando un paquete de cigarrillos todava costaba 35 cntimos yo fumaba mucho.
Algunos podran decir que era amigo de la nicotina, un tipo regular al estilo Chesterfield. Yo era un
adicto al tabaco y lo saba.
Dejar de fumar no era el problema - lo haba hecho una docena de veces. Pero cuando el deseo de
fumar se haca muy fuerte, yo comenzaba otra vez. As que decid dejar de comprar cigarrillos. Eso
tampoco dio resultado. Slo me convirti en una molestia para mis amigos, ya que siempre estaba
pidindoles cigarrillos. En mi punto ms bajo, me encontr sacando del cenicero colillas medio
fumadas.
Por este tiempo me di cuenta de que el Espritu Santo me estaba redarguyendo de mis pecados y
acercndome a Jess. Aunque mi fumar era solamente una de las evidencias de mi estado interno,
pareca simblico de mi vida entera. Estaba atrapado. Cada vez que haba intentado dejar de fumar
haba fracasado. No poda ver cmo jams podra vencer este hbito. Ni tan siquiera estaba seguro de
que quera hacerlo.
Saba que Jess iba principalmente tras mi corazn, no mi hbito. Con todo, no me poda imaginar
seguirlo y fumar al mismo tiempo. As que una noche pregunt a Larry, un creyente a quien acababa de
conocer, si un tipo poda ser cristiano y seguir fumando. Esa era mi versin de la pregunta de los

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fariseos para atrapar a Jess sobre el pago de los impuestos al Csar. Pensaron que podan atraparlo de
cualquier manera que contestara.
Mi estrategia era algo como esto. Si Larry contestaba, No - nadie puede ser cristiano y fumar, yo
solemnemente pronunciara su respuesta como legalista y contraria al principio de que Dios mira el
corazn. Por otro lado, si deca, S, no hay problema, entonces yo poda despedir el cristianismo
como un conjunto sin significado de creencias que no tenan ningn poder. Pero la pregunta no era
totalmente cnica. Parte de m desesperadamente quera creer - y ser libre.
Bueno, Larry me dio una respuesta con la que yo no haba contado. Supongamos, dijo, que t
quisieras animar a alguien a confiar en el Seor. Crees que tendras ms efecto como testigo con un
cigarrillo en la mano o sin uno?
Hmmmm...buena respuesta. De repente el asunto no era el fumar, sino si yo quera que mi vida
glorificara a Dios o no. En realidad era un asunto de motivo.
No soy de la opinin de que a la persona con verdadera fe en Jesucristo se le negara la entrada al
cielo por tener un paquete de cigarrillos en su bolsillo. Pero eso no tiene nada que ver con el asunto,
pues el propsito de Dios en la santificacin es que seamos conformados a la imagen de Jesucristo. Y
yo no puedo imaginarme a Jess acercarse a la mujer samaritana (Juan 4:7-18) y decir, Tienes fuego?
Gracias. Ahora, hablemos de tu pecado. Cuntos esposos has tenido?
Gracia no es simplemente poca severidad cuando hemos pecado. Gracia es el don de Dios que permite no pecar.
Gracia es poder, no slo perdn. John Piper

Por cierto, yo ya no soy un tipo regular al estilo Chesterfield. Dios tena medios disponibles para
ayudarme a dejar el vicio - los mismos medios que examinaremos en estos dos prximos captulos.
Pero, de primera importancia era mi motivo. Dios siempre ayudar a aquel cuyo motivo es correcto,
que en realidad quiere glorificarlo y hacer su voluntad. Pero no nos dejar usarlo simplemente para
mejorar la calidad de nuestra vida o cambiar nuestras circunstancias. El no busca nada menos que
nuestro corazn. En la santidad, el motivo siempre precede a los medios.
Antes de ahondar ms en la prxima seccin, repasemos rpidamente lo que hemos aprendido hasta
aqu sobre el plan de Dios para la santificacin. Somos nuevas creaciones que gozamos de una viva
unin con Jesucristo. Pero todava estamos en una batalla. Experimentamos tanto guerra como paz
interior; luchamos con el pecado y reposamos en Cristo.
Un claro entendimiento de esta tensin entre el ahora y el todava no te guardar de ciertas serias
mal interpretaciones. Por ejemplo, slo porque te encuentras con severas tentaciones y batallas
espirituales no quiere decir necesariamente que has cometido algo malo. Una persona santa no es la que
nunca tiene ningn conflicto espiritual, ni que ya ha alcanzado la perfeccin. Ms bien, una persona
santa es la que se est haciendo ms como Cristo a travs del proceso de obedecer a Dios en medio de
las luchas cotidianas de la vida.
Aprendamos del Maestro
Como la mayora de los hombres, yo tengo gran aficin por las herramientas. Todava puedo
recordar mi emocin cuando mis amigos me dieron una caja de herramientas nuevecita, completamente
equipada en la fiesta de mi despedida de soltero. No me aguantaba porque terminara la fiesta para
poder jugar con mis nuevas herramientas. De hecho, estaba tan ansioso que me her el dedo tratando
de abrir la caja.
Cualquier cristiano genuino admitir que tiene seria necesidad de reparacin espiritual. Qu
seguridad tenemos en saber que el Espritu Santo tiene las herramientas correctas para hacer esas
reparaciones - para santificarnos! Todava ms importante, l personalmente tiene la responsabilidad de
ensearnos cmo usar esas herramientas para que maduremos y cambiemos. Y l nos puede ensear
cmo usarlas sin que nos hagamos dao a nosotros mismos.

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Como la tercera persona de la Trinidad, el Espritu Santo es quien cambia nuestra vida. El Espritu de Dios
participa en nuestra salvacin de principio a fin. Ser regenerados (nacidos de nuevo) es nacer del Espritu. Tanto el
arrepentimiento como la fe - los dos lados de la conversin - son dones que da el Espritu Anthony A. Hoekema. l
est activo en nuestra justificacin y en nuestra adopcin. l nos llena, intercede por nosotros, nos sella
en Cristo para el da de la redencin, y al final nos glorificar.
Dios no deja ni tan siquiera el asunto de la conversin finalmente en manos del hombre...Ni tampoco Dios deja al
riesgo incierto nuestro crecimiento y perseverancia y santidad. Ms bien, l dice, Infundir mi Espritu en ustedes, y
har que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes (Ezequiel 36:27). Es el Seor mismo quien obra en nosotros
para querer y hacer su buena voluntad (Filipenses 2:12-13; Hebreos 13:21). John Piper

Pero ahora nos ocupamos con el Espritu Santo en su papel como santificador. Somos los que han
sido elegidos...segn la previsin de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espritu, para obedecer a
Jesucristo y ser redimidos por su sangre (1 Pedro 1:2). A travs del resto de este captulo y el prximo,
examinaremos algunas de las herramientas con las que l tan eficazmente obra en nosotros.
La Palabra de Dios
La Biblia es la singular revelacin de Dios al hombre. Nos dice verdades que jams podramos
encontrar en ninguna otra fuente, como la manera en que comenz el mundo, lo que sucede despus
que morimos, y as por el estilo. Tambin nos dice algunas cosas que jams hubiramos querido saber:
somos nacidos en pecado, estamos en necesidad de redencin, y somos incapaces de agradar a Dios
por nosotros mismos. Alguien ha dicho que la Biblia debe ser la Palabra de Dios porque el hombre
jams escribira algo tan desaprobante de s mismo!
La Biblia no nos adula, ni tampoco ensea - como lo hacen virtualmente todas las religiones - que el
hombre puede perfeccionarse a s mismo. De hecho, la Escritura es pesimista hasta el extremo respecto
a la innata habilidad del hombre. Es por eso que es una herramienta tan valiosa y esencial en la
santificacin del hombre. Jess mismo confirm esto cuando or al Padre, Santifcalos en la verdad; tu
palabra es la verdad (Juan 17:17).
El libro clsico de John Bunyan, El Progreso del Peregrino empieza cuando el hroe, Cristiano, encuentra
el libro...y ese fue el comienzo de sus problemas. Pero tambin fue el comienzo del final de sus
problemas. El Espritu Santo y la Biblia conspiran juntos para convencernos de nuestra gran necesidad de
Dios. Pero tal como descubri cristiano, ellos nos convencen para poder convertirnos, y nos convierten
para poder transformarnos: Pero t, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual ests convencido, pues sabes
de quines lo aprendiste. Desde tu niez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabidura necesaria para la
salvacin mediante la fe en Cristo Jess. Toda la Escritura es inspirada por Dios y til para ensear, para reprender,
para corregir y para instruir en la justicia. (2 Ti 3:14-16)
Como Pablo hace claro en esta carta a Timoteo, la Escritura tiene un singular poder para producir
cambio en el cristiano. Nos ensea las leyes y los caminos de Dios, luego nos reprende cuando no
cumplimos con esa instruccin. Pero tambin nos corrige. No slo nos dice que estamos equivocados;
sino que nos vuelve a levantar y nos pone en el camino recto. Finalmente, nos instruye en justicia,
ensendonos cmo vivir.
Alguna vez has notado que se usan muchas vvidas metforas para describir la Palabra de Dios?
Es nuestro alimento y bebida espiritual. No slo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del
SEOR (Deuteronomio 8:3). La escritura es leche para los pequeos y comida slida para los
maduros (H ebreos 5:12-14).
Es un espejo. El que escucha la palabra pero no la pone en prctica es como el que se mira el rostro en un espejo y,
despus de mirarse, se va y se olvida en seguida de cmo es (Santiago 1:23-24). La Biblia nos muestra a
nosotros mismos tal como Dios nos ve. Es una verificacin de la realidad, que revela quin y qu en
realidad somos.

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Es una luz. Tu palabra es una lmpara a mis pies; es una luz en mi sendero (Salmo 119:105). La Escritura
nos muestra la manera en que debemos vivir y lo que debemos evitar.
Es semilla. Un sembrador sali a sembrar...La semilla es la palabra de Dios (Lucas 8:5,11). Cuando se
siembra en el buen terreno de un corazn receptivo, da mucho fruto.
Es una espada. Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y ms cortante que cualquier espada de dos filos.
Penetra hasta lo ms profundo del alma y del espritu, hasta la mdula de los huesos, y juzga los pensamientos y las
intenciones del corazn (Hebreos 4:12).
Lo que todas estas figuras tienen en comn (y hay ms) es la absoluta necesidad y utilidad de la
Escritura. Nada sobre la Biblia es superfluo, y no necesita suplemento. Es suficiente para todas las
cosas que tienen que ver con la salvacin y la santidad, a fin de que el siervo de Dios est enteramente
capacitado para toda buena obra (2 Timoteo 3:17).
En generaciones pasadas, la inspiracin e infalibilidad de la Santa Escritura ha sido atacada
repetidamente. Hoy la suficiencia de la Biblia es puesta en duda por los que sugieren, abierta y
sutilmente, que es incapaz de tratar con algunos de los interrogantes ms profundos y necesidades ms
fundamentales de la humanidad. Pero la Biblia de ninguna manera depende de ninguna fuente externa
de conocimiento. Es ms que suficiente. Este maravilloso libro es la herramienta principal del Espritu
Santo para cambiarnos.
Cmo ocurre ese cambio? Cuando omos y aplicamos la Palabra de Dios, que tambin se conoce
como obediencia. Eso slo suceder consistentemente a medida que nos comprometemos con las
siguientes disciplinas: Algunos amigos mos practican una disciplina de no Biblia, no desayuno. Algunos la leen
por la noche. Otros pasan momentos con Dios durante el da. Pero yo no conozco a ninguno que tenga un andar
profundamente espiritual que no pase tiempo todos los das con Dios en su Palabra. Es indispensable. Exige de un
compromiso especfico. Jerry White
Apartar un tiempo regular para leer la Biblia...y cumplir con la cita. Lo primero por la maana es para
muchos el mejor momento. Por supuesto que eso quizs signifique acostarte ms temprano para
dormir lo suficiente. Si no ests leyendo tu Biblia regularmente, y no pareces poder ponerlo en tu
horario, es porque algo menos importante se ha hecho muy importante. Averigua lo que es y haz
cambios. S despiadado.
Segn una encuesta de Barna, 73% de los norteamericanos dicen que es importante leer la Biblia. Un
asombroso 93% de hogares en los Estados Unidos tienen por lo menos una Biblia. Pero fjate con
cunta frecuencia en realidad se abren esas Biblias...luego marca el cuadrado que refleja ms
correctamente tu propio hbito de lectura.
En una semana promedio, los norteamericanos leen la Biblia...
T odos los das 12% V arios das 15% U n da 16% N unca 57% U na distraccin m ayor son
las noticias y la informacin. En esta edad de comunicacin instante y global, muchos cristianos pasan
ms tiempo con los peridicos, revistas de noticias, y noticieros que con el Seor. Ahora hay ms cosas
que nunca para sobresaltarnos, airarnos, asustarnos, y robarnos tiempo precioso. Pero no hay manera
posible para poder controlar o responder a todo lo que est sucediendo. Por supuesto que no estoy
sugiriendo ignorancia o inaccin, pero si el peridico o las noticias de la noche invaden tu estudio de la
Biblia, entonces es tiempo que hagas ajustes mayores.
Compromtete a un plan de estudio especfico. Leer a travs de la NIV Study Bible me ha dado buen
resultado a m. De esta manera me veo obligado a leer esas porciones de la Escritura que podra
considerar menos importantes o menos interesantes. Se toma una lectura completa de la Biblia para
desarrollar una imagen completa de Dios. Como dijo una vez el difunto A.W. Tozer, Podemos tener una
opinin correcta de la verdad solamente al atrevernos a creer todo lo que Dios ha dicho de s mismo.
Hay un buen nmero de buenos recursos que pueden mejorar t tiempo diario con la Palabra.
Hemos puesto unos cuantos en la seccin Lectura recomendada al final de este captulo. Variar tu
mtodo de vez en cuando har ms placentera y beneficiosa esta disciplina.
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La palabra escondida comunica el pensamiento de guardar algo para los tiempos de futura necesidad. Hacemos
esto al meditar continuamente en la Palabra de Dios, al pensar constantemente en ella, y aplicar sus verdades a las
situaciones diarias de la vida. Yo personalmente he encontrado que un programa sistemtico para memorizar la
Escritura es absolutamente necesario para la continua meditacin en la Palabra de Dios. No puedo pensar durante el
da lo que no tengo en mi corazn. Jerry Bridges

Busca a alguien que te ayude. Tu estudio de la Biblia acelerar grandemente al relacionarte con un
mentor cristiano. Aprenders mucho simplemente al preguntar, Cmo es que t estudias la
Escritura? Tambin te beneficiar (aunque no sin cierta vergenza) cuando l o ella te pregunte, As
que... de verdad lo ests haciendo? Ser responsable ante otra persona es de gran beneficio. Slo mira
que la persona que te pide cuentas no tenga similares defectos - ni el don de misericordia.
Guarda la Palabra de Dios en tu corazn memorizndote la Escritura. Pablo indica la transformacin interna
que ocurre a medida que comenzamos a dejar que la Biblia d forma a nuestros pensamientos y
actitudes: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovacin de su mente. As podrn
comprobar cul es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). La memorizacin quizs
no te sea fcil, pero a medida que tejes la Palabra en la tela de tu vida, estars bien preparado cuando
venga la tentacin o la adversidad.
Una Conciencia Limpia
Esto afirmo. No puedo hacer lo contrario...mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. No puedo
y no retraer en nada, pues ir contra mi conciencia no es ni correcto ni seguro. Que Dios me ayude.
Amn. La famosa defensa de Lutero ante la Dieta de Worms [en ingls lombrices] (ese era el nombre
del concilio oficial que lo enjuici, en serio!) indica el importante lugar que ocupa la conciencia en la
vida del cristiano. Tambin tiene un lugar importante en nuestra santificacin.
Todos nosotros sin duda nos hemos encontrado con esta misteriosa facultad llamada conciencia.
Cuando, en el sexto grado, yo tir un aro de goma a un grupo de estudiantes por la puerta del aula, no
esperaba golpear a nadie en el ojo. Pero as fue. Y cuando mi compaera de clase grit de dolor, ni ella
ni ninguno de los dems saba lo que haba sucedido. Pero mi conciencia s lo saba e insisti en que yo
tomara responsabilidad por lo que haba hecho. Yo luch contra ello, tratando de salir con cualquier
posible excusa, pero fue en vano. Mi conciencia se neg a soltarme del anzuelo. La nica manera de
silenciarla fue admitir mi culpa y aceptar las consecuencias.
Este incidente ilustra el rasgo ms extraordinario de la conciencia - los juicios que declara son
completamente objetivos e imparciales. En otras palabras, uno nunca puede ganar un argumento con
su conciencia. Siempre est trabajando, hasta en los sueos. Puede funcionar como testigo, al decir lo
que ve u oye. Puede funcionar como abogado, acusndonos por delitos o, en raras ocasiones,
defendindonos. Tambin puede funcionar como juez, entregando veredictos categricos que no
pueden ser apelados.
-Mentiste-, proclama la conciencia.
-No ment! Slo deca la verdad a modo de no causar ningn conflicto innecesario.- -Mentiste.- La
conciencia no discute el asunto. Slo lo declara. Esta es la razn por la que la conciencia lleva a algunos
a la distraccin y por la que harn todo lo posible por apagarla, o amortiguarla con el alcohol o las
drogas.
Grande en realidad es el poder de la conciencia! Poderosa es la influencia que puede ejercer en el corazn de los
hombres! Puede infundir terror en la mente de monarcas en su trono. Puede hacer temblar y sacudir a las multitudes
ante unos cuantos valientes amigos de la verdad como una manada de ovejas. Tan ciega y equivocada como la
conciencia con frecuencia es, incapaz de convertir a un hombre o de llevarlo a Cristo, con todo es una parte muy
bendita de la constitucin del hombre, y la mejor amiga en la congregacin que tiene el predicador del evangelio.
J.C. Ryle

32
La palabra en s quiere decir saber junto con. El telogo Ole Hallesby explica el significado de esta
definicin: Es, entonces, no simplemente un saber, un conocimiento junto con algo o alguien. Tampoco necesitamos
tener duda respecto a junto con qu es lo que el hombre en su conciencia sabe. Entre todas las razas...es una
caracterstica del hombre que l en su conciencia sabe junto con una voluntad que est sobre y por encima de la suya
propia...Esta voluntad, que es la voluntad de Dios, es lo que los hombres llaman la ley o la ley moral, o sea, la ley
segn la cual la vida del hombre debe vivirse. Aunque imparcial, la conciencia no es infalible. Puede estar
mal informada. Puede ser demasiado sensible. O, si ha sido represada rutinariamente, quizs yo sea
absolutamente sensible. La persona que ignora su conciencia se dirige al desastre. Pronto perder la
habilidad de distinguir entre la iniquidad y la justicia, entre el bien y el mal. Esto explica mucho sobre
nuestra sociedad...y sobre mi primer encuentro con las drogas Cuando yo tena dieciocho aos un
amigo me dio un porro (un cigarrillo de mariguana). Era 1968 y las drogas acababan de comenzar a
filtrarse en los suburbios de Washington, D.C. donde yo viva. Yo saba que era ilegal. Yo saba que era
malo. Mi conciencia me gritaba...pero yo lo hice de todos modos. Un par de das despus me fum otro
porro, y otra vez son la sirena de mi conciencia. Slo que esta vez no era tan fuerte. Despus de media
docena de veces, casi ni la poda or. Como resultado, poco a poco perd mi comps moral. En esas
raras ocasiones cuando apenas poda distinguir la voz de mi conciencia, la consideraba como una
molestia y una aguafiestas.
Si el hombre cauteriza su conciencia pronto la ver como una maldicin. Pero Dios no dio la
conciencia para bendecirnos. No siempre trae noticias placenteras. Puede excusar como tambin
acusar, felicitar como tambin condenar. Y como dijo Pablo al joven Timoteo, la conciencia es una
salvaguarda esencial de la vida cristiana: Timoteo, hijo mo, te doy este encargo porque tengo en cuenta
las profecas que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla y
mantengas la fe y una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos han naufragado
en la fe. (1Timoteo 1:18-19) Puede que la conciencia sea un arma sencilla, pero es altamente eficaz en
la batalla contra el pecado. No hacerle caso a la conciencia es lo mismo que cometer suicidio
espiritual.
Una conciencia limpia es uno de los beneficios ms preciosos del nuevo nacimiento. As que,
hermanos, mediante la sangre de Jess, dice el escritor de Hebreos, Acerqumonos, pues, a Dios con corazn
sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable (H ebreos 10:19,22;
H ebreos 9:14). Qu gracia la de Cristo de purgarnos con su sangre de las asquerosas manchas de
nuestros pecados pasados! Ahora que tenemos una conciencia limpia, debemos esforzarnos para
mantenerla as.
La conciencia funciona como una luz de advertencia en el tablero de mandos de nuestra vida, y
necesitamos poner atencin cuando se enciende intermitentemente. El proceso es el mismo que
cualquier mecnico de automviles seguira: determinar de dnde proviene la dificultad y luego
corregirla. Por lo regular la solucin tiene que ver con confesar el pecado y pedir perdn.
Despus de cometer adulterio con Betsab y de asesinar a Uras, el rey David sigui como si nada
hubiera ocurrido durante meses ignorando la luz roja de su conciencia. l nos escribe sobre su
experiencia en el Salmo 32.
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso
aquel a quien el SEOR no toma en cuenta su maldad y en cuyo espritu no hay engao. Mientras
guard silencio, mis huesos se fueron consumiendo por m gemir todo el da. Mi fuerza se fue
debilitando como al calor del verano, porque da y noche tu mano pesaba sobre m. Pero te confes mi
pecado, y no te ocult mi maldad. Me dije: Voy a confesar mis transgresiones al SEOR, y t perdonaste
mi maldad y mi pecado. Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas
podrn desbordarse, pero a ello no los alcanzarn. (Salmo 32:1-6)
Mientras David guard silencio su conciencia no call. El pecado sin confesar lo llev a la angustia
espiritual y fsica. Pero el perdn y la liberacin le llegaron tan pronto como reconoci su
33
comportamiento y se arrepinti. El testimonio de David muestra que una conciencia limpia podra
curar muchos de los problemas que tenemos, incluso muchos que son llamados enfermedades
mentales o depresin.
Se lleg el momento de que nosotros los cristianos hagamos frente a nuestra responsabilidad con la santidad. Con
demasiada frecuencia decimos que somos derrotados por este o aquel pecado. No, no somos derrotados;
simplemente somos desobedientes. Podra ser algo bueno si dejramos de usar las palabras victoria y derrota para
describir nuestro progreso en la santidad. Ms bien debemos usar las palabras obediencia y desobediencia.
Jerry Bridges

Cuando el cristiano tiene una conciencia saludable, le advertir antes de iniciar un acto malo. Durante
el acto la conciencia podra guardar silencio. Pero despus de verdad se dejar or. Las palabras, los
pensamientos, las actitudes, y los motivos tambin pasan bajo su implacable escrutinio. Recuerda - esto
es una bendicin.
Una conciencia activa fomenta el examen de s mismo que marca al cristiano en crecimiento. Es una
tremenda aliada de la verdad. Como se mencion arriba, el peligro principal es que faltamos en
obedecer a la conciencia y sta se cauteriza. El cristiano sin una conciencia limpia puede ser chantajeado
por el enemigo. Al haber perdido un equipo de navegacin tan crucial, ya no puede discernir el curso
correcto, y corre el riesgo de naufragar. Esto no es algo insignificante.
Pero una conciencia hipersensible puede ser un problema tan grande como la que se ha cauterizado.
Esto no es raro entre los cristianos serios, especialmente cuando son recin convertidos. Los que tienen
lo que a veces se llama una conciencia demasiado escrupulosa o dbil, viven en un continuo estado de
injustificada culpa. Aqu lo ms insignificante puede producir una conciencia malvada, de hecho, una
ansiedad muy insoportable. Puede ser, o un acto insignificante, o un pequeo pensamiento o una
palabra descuidada. Un pedazo de basura en el suelo que no se recoge se convierte en un pecado
mayor porque comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace (Santiago 4:17). O un comentario de
improviso que no es absolutamente correcto se convierte en una mentira premeditada.
Durante esos ataques de duda, cuando el creyente en un grado excepcionalmente marcado pierde contacto con la
gracia que puede sentir, su vida entera en Dios cae fuera de balance, como quien dice. Todos los valores espirituales
se distorsionan, y tiende a perderlos totalmente de vista. Ya no parece poder beneficiarse de sus anteriores
experiencias cristianas ni de su anterior perspicacia sobre asuntos espirituales. Los asuntos esenciales y los no
esenciales se convierten en una confusa masa en lo que a l respecta. Dios le ensear en momentos as cun
impotente es en s mismo tanto en la moralidad como en la religin. Ole Christian Hallesby

Como ilustran estos ejemplos, los que tienen una conciencia demasiado escrupulosa yerran al exaltar
la letra del versculo bblico por encima del espritu del versculo. Recuerda, Dios est ms interesado en
el motivo del corazn que en los detalles externos.
Tambin es posible que falten en distinguir entre la tentacin y el pecado. Es cierto que con
frecuencia la una lleva al otro, pero no son lo mismo. La tentacin es inevitable, pero no es necesario
que d a luz el pecado. Como dijo Lutero, No puedes evitar que los pjaros vuelen sobre tu cabeza, pero
puedes evitar que hagan un nido en tu pelo.
Mi consejo a los que tienen una conciencia hipersensible es que busquen el consejo de un cristiano
maduro - un pastor o el lder de un grupo pequeo que pueda ayudarles a separar lo esencial de lo no
esencial. Tambin la activa participacin en el ministerio de grupos pequeos de tu iglesia es
indispensable para mantener una conciencia saludable.
La Oracin
La oracin es nuestra cuerda salvavidas de comunicacin con Dios. A travs de la oracin tenemos
una avenida para acercarnos a nuestro Padre celestial y expresar nuestra gratitud y comunicarle nuestras
necesidades. Es una oportunidad de mltiples facetas para tener comunin con el Creador del universo.
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La oracin consistente, persistente nos cambia tan profundamente como cualquier otro medio usado
por el Espritu Santo.
La Biblia nos anima, Oren en el Espritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Mantnganse alerta y
perseveren en oracin por todos los santos (Ef 6:18). Hay por lo menos tres clases de oracin que contribuyen
grandemente a nuestra santificacin. Examinmoslas individualmente.
La oracin como un clamor de liberacin del pecado.
Es difcil imaginarse una situacin ms desesperante que en la que Jons se encontraba. Habiendo
desobedecido el mandato de Dios de ir a Nnive, acab en el estmago de un gran pez. La oracin era
su nica esperanza: Entonces Jons or al SEOR su Dios desde el vientre del pez. Dijo: En mi
angustia clam al SEOR, y l me respondi. Desde las entraas del sepulcro ped auxilio, y t escuchaste mi clamor.
(Jons 2:1-2) No slo te sientes ah solo o apartado colgando la cabeza, y sacudindola y mordindote los puos
preocupados y buscando una salida, sin nada ms en tu mente que lo malo que te sientes, cunto sufres, qu pobre
tipo eres. Levntate, perezoso tunante! De rodillas! Levanta las manos y los ojos al cielo! Martn Lutero
No importa cun desesperante sea el predicamento, nuestro primer paso para ser liberados del
pecado es siempre hacia el Seor. Este paso se logra a travs de la oracin. Cuando yo s que he
pecado, la salida no es complicada - slo difcil. El Espritu Santo me dirige a clamar pidiendo
misericordia, a confesar mi pecado, y a pedir perdn.
La promesa de Dios est clara: Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonar y nos
limpiar de toda maldad (1 Juan 1:9). La palabra griega que se traduce aqu como confesamos significa
decir la misma cosa - estar de acuerdo con Dios de que en verdad hemos pecado. l ya sabe cul es
nuestro pecado. l solamente est esperando que nosotros nos hagamos responsables del pecado. Una
vez lo hagamos, l promete perdonarnos y purificarnos. Yo encuentro interesante que la base para el
perdn de Dios no es su misericordia, sino ms bien su fidelidad y justicia. Podemos someter con
confianza nuestras peticiones a Dios por lo que Jess hizo por nosotros en la cruz.
La oracin por libertad de pecado es una manifestacin de verdadero humildad. Y humildad es
necesaria para experimentar gracia.
La oracin es una peticin de direccin.
Yo recuerdo los tiempos justo antes de pedir a mi esposa que se casara conmigo. Vaya, si en serio
quera recibir direccin de parte de Dios! Slo la cantidad de las oraciones pidindole direccin debi
haber comunicado claramente al Seor que yo de verdad quera saber cul era su voluntad.
Recibir direccin tiene que ver con ms que solamente la oracin, por supuesto. Por ejemplo, exige
de estudio bblico y fiel aplicacin de la sabidura que ya poseemos. Anticipa que tengamos una sincera
determinacin para hacer la voluntad de Dios suceda lo que suceda, y una disposicin a or la multitud
de consejeros que misericordiosamente l pone a nuestro alrededor. Pero la oracin es primordial en la
direccin simplemente porque nos mantiene en constante contacto con Aquel que nos dirige por
sendas de justicia por amor a su nombre (Salmo 23:3).
Nadie puede reducir a una frmula la verdadera direccin. Consiste en or y obedecer, una relacin
constante reforzada por la comunicacin regular, y en reposar en las seguras promesas de Dios. Mi
propia opinin es que el cristiano que se propone a hacer la voluntad de Dios encontrar muy difcil no
ver esa voluntad si es que es una persona de oracin.
La oracin como sumisin a la voluntad de Dios. En el huerto de Getseman, Jess hizo la
oracin ms conmovedora de todas: Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo: pero no se cumpla mi
voluntad, sino la tuya (Lucas 22:42). Iba acompaada de un fuerte clamor a Dios y una presin tan
intensa que Cristo sud gotas de sangre. Fue expresada cuando estaba sin la compaa de ningn ser
humano, porque sus amigos ms cercanos se haban dormido. Nuestro Seor estaba solo. Aqu, en su

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hora de mayor prueba, Jess nos dio un modelo de verdadera sumisin, una humildad que lo cualific
para heredar la tierra.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los aviones aliados hicieron llover sobre Alemania
grandes bombas incendiarias. Ciudades como Dresde y Hamburgo quedaron completamente
destruidas. Uno de los sobrevivientes de Dresde fue John Noble, un ciudadano norteamericano que
junto con su familia fue puesto bajo arresto en su casa cuando estall la guerra. Tena 22 aos de edad.
Despus que se rindieron los poderes del Axis en 1945, John esperaba volver a los Estados Unidos.
Pero los comunistas soviticos controlaban ahora esa parte de Alemania, y ellos tenan otros planes
para l. Fue encarcelado bajo un pretexto y durante los prximos diez aos fue sujeto al ms inhumano
trato que uno se pueda imaginar. Slo una pequesima fraccin de los prisioneros sobrevivieron. Los
que haban padecido bajo los alemanes y los comunistas dijeron que aunque los nazis eran mucho ms
crueles y vengativos en su trato de los prisioneros, los comunistas eran ms mortferos, ya que
sistemticamente hacan morir de hambre a los que estaban en sus garras.
Aunque Noble se haba criado en un hogar cristiano, su fe no se extenda mucho ms all de la
asistencia superficial a la iglesia. Se daban gracias a Dios antes de comer, pero las oraciones, si se hacan,
no salan del corazn. Su padre, un anterior ministro, se haba vuelto ms y ms materialista a travs de
los aos. Llev a la familia a Alemania a mediados de los 1930 para dirigir una fbrica de cmaras. As
es como quedaron atrapados en Alemania cuando las tropas de Hitler comenzaron a marchar.
En la crcel a todos los prisioneros repetidamente se les negaba comida por largos lapsos de tiempo.
Luego lleg un devastador perodo de doce das sin nada excepto un poquito de agua con sabor a caf
al da. Muchos de los hombres murieron. Desde su solitaria celda, John poda or cuando sacaban los
cadveres arrastrndolos, la cabeza golpeando las gradas. La desesperanza y el desaliento eran como
una nube a su alrededor. Pero durante ese tiempo de lenta y dolorosa muerte por hambre, Dios en su
gracia se revel a John Noble.
Por supuesto que haba orado durante el comienzo de su cautiverio. De hecho, haba orado con
frecuencia, pidiendo a Dios comida, seguridad, y liberacin. Pero cuando le fue dada fe para confiar en
Cristo, el enfoque de sus oraciones cambi de preservacin de s mismo a una humilde entrega a la
voluntad de Dios. Ahora, ya fuera que viviera o muriera, estaba sometido a Dios. Ya no se perteneca a
s mismo. Como resultado, ya no tena miedo. Una paz que sobrepasaba toda comprensin humana se
apoder de su alma.
La oracin har que el hombre deje de pecar, o el pecado tentar al hombre a dejar de orar. John Bunyan

El padre de John, uno de sus compaeros de crcel en Dresde, tambin volvi a dedicar su vida a
Cristo y recibi la misma gracia para orar diciendo, pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya.
Aunque haban de pasar varios aos ms en la crcel, despus escribieron de no tener nada de qu
lamentarse. Nunca se sintieron ms ricos espiritualmente ni ms cerca de Cristo que cuando,
naturalmente hablando, las cosas parecan ms inexorables. Y su confianza en Jess, que era tan
preciosa para ellos, les dio el poder para reclamar la miserable vida de muchos otros. Durante toda su
terrible experiencia, la humilde oracin de sumisin a la voluntad de Dios mantuvo su corazn tierno y
cerca de l.
Como puedes ver, la oracin - junto con la Palabra de Dios y una conciencia regenerada - son
poderosas herramientas en la mano del Espritu. Tienen un admirable potencial para conformarnos a la
imagen de Cristo. Ahora que tienes cierta idea de cmo funcionan stas, hurguemos en el resto de la
caja de herramientas.
Captulo 8 - Las Herramientas Del Oficio (II)
En el anterior captulo exploramos tres de las herramientas principales - la Escritura, la conciencia, y
la oracin - que usa el Espritu Santo para llevar a cabo nuestra santificacin. Pero nos quedan por lo
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menos seis importantes medios. Para poder responder a la obra santificadora del Espritu, debemos
familiarizarnos con estas otras herramientas esenciales del oficio.
Negarte a Ti Mismo y una Vida de Discipulado
Hace algunos aos la compaa Fritos introdujo un chip extremadamente picante. Trat de disimular
mi placer de que, siendo que los nios no los soportaban, yo no tendra que compartirlos.
En la tienda mis hijos me preguntaban: Oye, papi, por qu compramos esa clase? A nosotros no
nos gusta! Yo s, pensaba yo. Esa es precisamente la razn. Despus de pocos meses, Fritos descontinu
ese sabor...sin duda bajo rdenes desde arriba.
El famoso lder cristiano chino Watchman Nee escribi una vez, Recordemos que la nica razn de todo
malentendimiento, toda inquietud, todo descontento, es que secretamente nos amamos a nosotros mismos. Slo
puedo aadir que con algunos de nosotros, no es secreto. Podemos tratar de esconder nuestro
egosmo, pero inevitablemente las burbujas surgen a la superficie. Mucho mejor es obedecer el llamado
de Jess y tratar directamente con este amor de nosotros mismos.
Dirigindose a todos, declar: "Si alguien quiere ser mi discpulo, que se niegue a s mismo, lleve su cruz cada
da y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perder; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvar."
(Lucas 9:23-24) Cada da en la escuela de discipulado de Cristo se ofrecen nuevas oportunidades para
negarse a s mismo. Por qu es tan importante esta muy olvidada clave para la vida cristiana? Porque
vence el egosmo, haciendo posible que amemos a Dios y a los dems.
"Hay dentro de cada uno de nosotros un enemigo que toleramos para nuestro peligro. Jess lo llam vida y el yo,
o como diramos nosotros, la vida del yo. Permitir que este enemigo viva es, al final, perderlo todo. Repudiarlo y
renunciar a todo por Cristo es no perder nada al final, sino preservarlo todo para la vida eterna." A.W. Tozer
Una arena en la que el egosmo se expone muy rpidamente es el matrimonio. Con frecuencia he
dicho a mi esposa (en chiste slo a medias), Cario, no es que no te quiera. Mi problema es que me
amo a m mismo ms. Afortunadamente, Dios nos da una cruz hecha a la medida para desechar esas
actitudes.
No te dejes engaar por la verborrea de los psiclogos que ensean que debemos primero aprender
a amarnos a nosotros mismo. Ya de por s nos amamos a nosotros mismos demasiado. De hecho, nos
damos el beneficio de la duda en casi toda posible circunstancia. Culpamos a otros por los conflictos
mientras nos adulamos a nosotros mismos por tener nobles intenciones. Si slo extendiramos a los
dems la misma gracia que nos otorgamos a nosotros mismos...qu mundo tan maravilloso sera ste.
Cuando Jess dijo que uno de los requisitos para la vida eterna era amar al prjimo como a nosotros
mismos no estaba sugiriendo que el amor de s mismo era de ninguna manera deficiente. Ms bien,
estaba diciendo que amemos al prjimo como ya nos amamos a nosotros mismos - y eso es amar
mucho. Pero no vendr naturalmente. Puede ser una de las cosas menos naturales que hagas. Amar a
los dems se logra slo cuando practicamos negarnos a nosotros mismos en el camino del discipulado.
La negacin de ti mismo y el amor se cruzan en el punto de servir. Jess nos dio el supremo ejemplo
cuando fue a la cruz en nuestro lugar. Ese fue el supremo acto de servicio sin egosmo. Pero durante
toda su vida l puso las necesidades y el bienestar de los dems antes que los suyos. Ya sea lavando los
pies de sus discpulos o dando de comer a las multitudes, nuestro Seor dirigi con su ejemplo. En
Filipenses 2 Pablo podra sealar la actitud de servicio, de negacin de s mismo que demostr Jess
como una que todos los cristianos deben emular.
Cada uno debe velar no slo por sus propios intereses sino tambin por los intereses de los dems.
La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jess, quien, siendo por naturaleza Dios, no consider el ser igual a Dios
como algo a qu aferrarse. Por el contrario, se rebaj voluntariamente tomando la naturaleza de siervo... (Fil 2:4-7)
"El negarse a s mismo espera a los hijos de Dios a medida que pasan a sus devociones privadas. Est a la puerta
de testificar y de cualquier otro servicio a nuestro santo Seor. Es un elemento muy doloroso en cada lucha por la
santidad. Negarse a s mismo es la clave para la solucin de numerosos interrogantes que dejan perplejo al creyente

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de hoy. Un entendimiento correcto de esta bsica exigencia bblica silenciara una hueste de errores sobre el
evangelismo, la santificacin y la vida prctica." Walter Chantry

Otro libro en esta serie, Disciplines for Life (Disciplinas para la vida), explica en detalle las diversas
maneras bblicas en las que podemos practicar una vida de discipulado. Los ejercicios espirituales como
el ayuno, la oracin consistente, y la confesin exigen esfuerzo. Pero valen la pena; prometen
recompensas ahora y en la vida venidera.
Pruebas en el Camino
Fue uno de los amigos de Job quien correctamente supuso, con todo, el hombre nace para sufrir, tan cierto
como que las chispas vuelan (Job 5:7). Esa ha sido nuestra suerte desde la cada. Muchas de esas
dificultades, por supuesto, resultan de nuestro propio pecado e insensatez. En ms de una ocasin yo
he trazado un dolor de cabeza a la tensin causada por mi propia necia persistencia en preocuparme.
Cuando Clara y yo experimentamos friccin en nuestro matrimonio, es ms probable que mi egosmo
sea el culpable. No debemos sorprendernos cuando padecemos las consecuencias de nuestro
comportamiento pecaminoso. Sin embargo, el Seor en su gracia puede usar an esas consecuencias
para que crezcamos en santidad si nos arrepentimos y tratamos de aprender de ellas.
Pero qu de esas pruebas - esos escenarios como los de Jos - por los que no somos responsables?
No es probable que nuestros familiares nos vendan como esclavos, pero hay momentos cuando los
dems pecan contra nosotros, o cuando padecemos aflicciones slo porque vivimos en un mundo
cado.
Jos vio el cuadro completo. Reconoci su eterno destino y el destino de los que le rodeaban. Como
consecuencia, pudo apreciar la manera en que Dios soberanamente diriga las circunstancias de su vida.
Como dijo a sus hermanos, Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transform el mal en bien para
lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente (Gn 50:20).
Cuando las cosas parecen ir en contra nuestra, debemos darnos cuenta de que nuestro Padre tiene
un propsito en mente y est primordialmente interesado en cmo respondemos. De hecho, no es
demasiado decir que Dios trama las dificultades para animarnos a seguir adelante en dependiente
confianza en l:
Recuerda que durante cuarenta aos el SEOR tu Dios te llev por todo el camino del desierto, y te humill y te puso
a prueba para conocer lo que haba en tu corazn y ver si cumpliras o no sus mandamientos. Te humill y te hizo pasar
hambre, pero luego te aliment con man, comida que ni t ni tus antepasados haban conocido, con lo que te ense que
no slo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del SEOR. (Dt 8:2-3) Quin humill y prob
a los israelitas, llevndolos a un lugar de hambre? Fue Satans? No - fue Dios. Por qu? Para que
supieran cunto necesitaban de una continua, vital relacin con l. Pausa un momento para dejar que
esto penetre en tu mente: Dios est preparado a sacrificar tu felicidad temporal para lograr su eterno y
clemente propsito en ti. Como cristiano genuino, para ti Es necesario pasar por muchas dificultades para
entrar en el reino de Dios (H echos 14:22). No confundas con la crueldad o el descuido la amorosa
disciplina de tu Padre.
"Perdemos mucho consuelo en los momentos de prueba porque tendemos a verlos como evidencia de que Dios
nos ha dejado solos en vez de evidencia de su paternal disciplina y cuidado. Sin embargo, Hebreos 12:7 dice, Lo que
soportan es para su disciplina, pues Dios los est tratando como a hijos. El escritor de Hebreos no cualific la
dificultad. No sugiri que algunas dificultades son disciplina de Dios, mientras que otras quizs no lo sean.
Simplemente dijo que soportaran la dificultad - toda - como disciplina de Dios. Puedes estar seguro de que cualquier
dificultad que llegue a tu vida de cualquier fuente inmediata, Dios est en soberano control de ella y la est usando
como un instrumento de disciplina en tu vida." Jerry Bridges

Jos aprendi lo que todos debemos aprender: que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo
aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propsito (Ro 8:28). No algunas cosas, ni tan siquiera casi
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todas las cosas. Todas las cosas. Hasta en los casos de violacin o de abuso sexual de un nio o
defectos de nacimiento o enfermedades incurables, el soberano Dios siempre tiene un plan de
redencin que llevar a su mayor gloria.
Para comprender lo que Pablo dice aqu, debemos enfocarnos en los asuntos de Dios, no en los
nuestros. Su propsito es que seamos conformados a la imagen de su Hijo. Por tanto, las dificultades o
injusticias - aunque no nos parezcan favorables - cualifican como bien porque sirven para hacernos
ms como Cristo.
Esto no es fcil de aceptar ni de comprender. Yo no te culpara por preguntar, Pero, cmo puede
Pablo decir que todas las cosas resultan para mi bien? Veo que muchas cosas resultan para mi bien,
pero muchas otras parecen ir en contra ma. Permteme tratar de contestar eso con una ilustracin.
Antes de la venida de los relojes digitales, el mecanismo interno de un reloj consista de varias ruedas
dentadas, unas se movan en una direccin y otras en la direccin opuesta. A primera vista parecera
improbable que algo til pudiera resultar de dicho arreglo. Pero cuando se le daba cuerda al resorte
principal, aunque las ruedas se movieran en direccin opuesta, todas trabajaban juntas para mover las
agujas del reloj hacia adelante.
As es con el orden providencial de Dios del universo...y de nuestra vida. Necesitamos darnos cuenta
de que Dios est tan interesado en nuestro crecimiento espiritual (santificacin) que est dispuesto a
sacrificar nuestra felicidad temporal para asegurarnos las bendiciones eternas. Es fcil ser cristiano
cuando las cosas van bien. Pero en el calor de las circunstancias difciles, algunos dudan poder
mantener su lealtad a Cristo. Con frecuencia, de cristiano joven, yo lea el relato de cuando Pedro neg
a Cristo y me preguntaba si yo algn da hara lo mismo. Quizs t has tenido pensamientos parecidos.
Pero el hecho es que Jess or por Pedro y a travs de la gracia lo restaur a un lugar de gran utilidad.
La razn por la que perseveramos como cristianos es porque Dios mismo nos preserva: Mis ovejas
oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecern, ni nadie podr arrebatrmelas de
la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es ms grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El
padre y yo somos uno. (Juan 10:27-30) Es difcil imaginarse una declaracin de proteccin que sea ms
enftica y alentadora.
"Las peticiones de Cristo mandan tal ayuda a la fe que se mantiene firme hasta en su hora ms oscura. Siempre
que nuestra vida cae vctima de las trampas del diablo como lo fue Pedro, no podemos confiar en nuestra propia
fortaleza, ni tan siquiera en nuestra propia fe, sino slo en la fidelidad de Cristo en orar por sus hermanos dbiles. Ese
conocimiento trae consuelo. Tambin trae seguridad de que nada jams nos separar del amor de Dios en Cristo."
Sinclair Ferguson

La doctrina [de la perseverancia] declara que los regenerados son salvos a travs de la perseverancia en fe y una
vida cristiana hasta el final, y que es Dios quien los mantiene perseverando, J.I. Packer.

La Palabra de Dios nos dice que Jesucristo salva por completo a todos los que por medio de l se
acercan a Dios (H ebreos 7:25).
Por tanto, todo cristiano puede tener la seguridad de que perseverar, no por la propia fortaleza ni la
habilidad de ningn individuo, sino porque Dios es fiel para guardarnos.
El Lugar de la Ley
Los cristianos con frecuencia se confunden acerca del lugar que tiene la ley de Dios en la
santificacin. Yo he odo a algunos proclamar altamente, sin ninguna cualificacin, que la ley ha sido
abolida - y que de buena nos libramos. Y he odo exactamente lo opuesto de otros cuyo plan para
reformar a la sociedad incluye volver a instituir en su totalidad la ley del Antiguo Testamento,
administrada al igual que la ley islmica es puesta en vigencia en algunos pases islmicos
fundamentalistas hoy. Segn lo veo yo, ningn extremo hace justicia a la enseanza del Antiguo
Testamento sobre el tema.
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Pero antes de pasar ms adelante, clarifiquemos lo que queremos decir con la ley. Estoy
endeudado con el telogo Bruce Milne por la siguiente descripcin: Por ley aqu se quiere decir las
prescripciones morales fundamentales del Antiguo Testamento resumidas en el declogo [los Diez mandamientos].
Las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento han sido reemplazadas en el sentido de que Cristo las ha cumplido; la
legislacin social del Antiguo Testamento ces de ser normativa en el sentido de que la iglesia ha reemplazado la
teocracia de Israel. Los principios subyacentes de las leyes ceremoniales y sociales tienen continua relevancia y
aplicacin. La definicin de Milne representa la destilacin de mucho del bastante razonado estudio
teolgico. Hace importantes distinciones entre el uso de la ley ahora y la manera en que se aplicaba
durante la poca del Antiguo Testamento. Tambin toma en cuenta la absoluta importancia de la
persona y obra de nuestro Seor, cuya venida, aunque de acuerdo a la ley, result en un reconocimiento
totalmente nuevo de lo que significa la ley. La Escritura muestra la transicin que hemos hecho de
esclavos de la ley a hijos: Pero cuando se cumpli el plazo, Dios envi a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo
la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que furamos adoptados como hijos (Glatas 4:4-5).
"La ley nos lleva al evangelio. El evangelio nos salva de la maldicin de la ley pero a su vez nos dirige de nuevo a la
ley en busca de su espritu, su bondad y su belleza. La ley de Dios todava es una lmpara a nuestros pies. Sin ella
tropezamos y caemos y vamos a tientas en la oscuridad." R.C. Sproul
Milne ha refutado a los presuntos reformadores que buscan institucionalizar las leyes mosaicas, pero
todava es necesario dirigirnos a los que consideran que la ley ha sido anulada y cancelada. Es la ley
una ayuda continua o un estorbo pasado de moda?
La inequvoca respuesta a esta pregunta es...las dos cosas. Si vemos la ley como un medio de
aparecer justos ante Dios (justificacin), entonces nos estorbar para lograr verdadera justificacin
como los fariseos. Ellos no vieron que guardar la ley nunca fue con el fin de justificarnos, ni siquiera
bajo el Antiguo Pacto. Por otro lado, si entendemos el propsito de Dios para la ley, entonces
permanece un medio til en nuestra bsqueda de la santificacin.
La ley siempre ha representado el carcter de Dios, reflejando su inters en la santidad. Y los Diez
mandamientos todava sirven como el eficaz resumen de las expectaciones morales y ticas que Dios
tiene de la raza humana. Hagmonos otra pregunta fundamental: Por qu Dios dio estas
prescripciones morales en primer lugar? Si la ley nunca ha tenido el propsito de santificarnos, cul
es su propsito?
Detener el mal.
Segn la Escritura, la ley se ha instituido para refrenar la propagacin del mal (1 Timoteo 1:9-11).
Debido a que la falta de ley amenaza la santidad individual y de la sociedad, cierta restriccin en ello es
esencial. En este sentido la ley de Dios corresponde a la ley criminal secular.

Para mostrarnos nuestro pecado.


Entonces, cul era el propsito de la ley? Fue aadida por causa de las transgresiones hasta que viniera la descendencia
a la cual se hizo la promesa (Glatas 3:19). Como dice la edicin New English Bible, la ley fue aadida
para hacer del mal comportamiento una ofensa legal, o sea, para hacer que los hombres estuvieran claramente
concientes de la distincin entre el bien y el mal. O como dice William Hendriksen, para producir dentro de
su corazn y su mente un naciente sentido de culpabilidad. J.B. Phillips lo expresa bien en su traduccin de la
Biblia: Es el filo recto de la ley lo que nos muestra cun torcidos somos (Romanos 3:20). Una vez que haya
expuesto nuestra verdadera naturaleza, la ley puede lograr su prximo crucial propsito.
Traernos a Cristo.
Antes de venir esta fe, escribi Pablo, la ley nos tena presos, encerrados hasta que la fe se revelara (Glatas
3:23). Tratar de cumplir las exigencias de la ley es una tarea intil. Y eso, de hecho, es la verdadera
revelacin que la ley tiene la intencin de dar. Existe para mostrarnos nuestra condicin pecaminosa,
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dbil y desesperante. As que la ley vino a ser nuestro gua encargado de conducirnos a Cristo, para que furamos
justificados por la fe (Glatas 3:24). Una vez hayamos magullado nuestra legalista persona contra las
inflexibles exigencias de la ley, estaremos listos para volvernos a Dios y a su Hijo Jesucristo buscando
perdn y poder.
Servir como una gua para una vida santa.. Como las guardas a lo largo de una carretera, la ley est
diseada para evitar que nos desviemos del camino. Tambin clarifica el camino que debemos seguir.
Torah, la palabra hebrea para ley, tiene varios significados, incluso la clase de instruccin que un
buen padre da a su hijo. Dios como nuestro Padre quiere evitarnos dificultades innecesarias. Si
queremos vivir sabiamente, guardaremos su ley.
Una vez venimos a Cristo, nuestra relacin con la ley cambia radicalmente. Nuestro motivo para
obedecer sus decretos ya no es el temor sino la gratitud. Cuando nos damos cuenta de que el Dios que
nos cre, nos redime, y nos sostiene con inmerecida gracia es digno de nuestra gozosa obediencia,
diremos junto con el salmista, Cunto amo yo tu ley! (Salmo 119:97).
Los que consideran la ley fuera de moda e irrelevante posan varias preguntas que valen la pena
responder: Pero acaso no termin la ley?
Slo como un medio para la justicia. De hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la
justicia (Romanos 10:4).
No dijo Pablo que no estamos bajo la ley (Romanos 6:14)?
Es verdad que ahora estamos bajo la gracia, no la ley, como la fuerza dominante en nuestra vida.
Pero lo que Pablo quiso decir es que ya no estamos bajo condenacin por nuestro fracaso en guardar
la ley. No anul Jess la ley?
Es la ley obligatoria para el cristiano?... No en el mismo sentido en que nuestra aceptacin ante Dios no
depende de ella. Cristo en su muerte cumpli totalmente con las exigencias de la ley, de modo que nosotros somos
liberados de ella. Ya no tiene ningn derecho en nosotros. Ya no es nuestro Amo. S en el sentido de que nuestra
nueva vida todava es una esclavitud. Todava servimos. Todava somos esclavos, aunque hemos sido dados de alta
de la ley. Pero el motivo y los medios de nuestro servicio han sido alterados. Por qu servimos? No porque la ley sea
nuestra ama y tengamos que hacerlo, sino porque Cristo es nuestro esposo y queremos hacerlo. No porque la
obediencia a la ley lleva a la salvacin, sino porque la salvacin lleva a la obediencia de la ley. La ley dice, Haz esto y
vivirs. El evangelio dice, T vives, de modo que haz esto. El motivo ha cambiado. John R.W. Stott

Absolutamente no. No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles
cumplimiento (Mateo 5:17). Lo que Jess destruy, escribe J.I. Packer, eran inadecuadas exposiciones de la
ley, no la ley en s (Mateo 5:21-48; 15:1-9). Al dar exposiciones ms ciertas, l en realidad volvi a publicar la ley.
Jess clarific el espritu de la ley, diciendo en efecto, No adulterio, ni siquiera en pensamiento. No asesinato, ni
siquiera odio.
Es gran privilegio del cristiano estar libre de la ley. Sin embargo, no debemos interpretar esto como
un comentario despectivo de la ley. La culpa no est en la ley sino en nosotros; es dbil porque nuestra
carne es dbil. Pero afortunadamente, lo que nosotros no pudimos hacer, Dios lo hizo por nosotros.
En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anul su poder; por eso Dios
envi a su propio Hijo en condicin semejante a nuestra condicin de pecadores, para que se ofreciera
en sacrificio por el pecado. As conden Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas
demandas de la ley se cumplieran en nosotros, pues no vivimos segn la naturaleza pecaminosa sino
segn el Espritu. (Romanos 8:3-4) .
Podemos resumir nuestra discusin como sigue: La ley todava est en efecto y tiene un propsito
valioso, pero a travs de Cristo nuestro estado bajo la ley ha cambiado para siempre. El papel de Dios
en nuestra vida ahora es principalmente el de Padre, no Juez. Cuando pecamos lo entristecemos y
somos disciplinados, pero no somos repudiados. Su trato con nosotros ahora es el amor castigador de
un padre, no la desaprobacin legal de un juez.
41
La Iglesia.
La vida cristiana es ineludiblemente corporativa. La idea de un hombre santo o de una mujer santa
aparte de una iglesia santa es ajena al Nuevo Testamento. Sin embargo una gran mayora de
norteamericanos hoy creen que pueden servir a Dios con igual eficacia aparte de la comunidad de
creyentes. En las palabras de un participante en una encuesta de Gallup, Yo soy mi propia iglesia.
Una de las desafortunadas consecuencias del robusto individualismo norteamericano es una vena
que evita a muchos formar las relaciones duraderas que caracterizan a la iglesia. La resistencia a
comprometerse en nombre de la libertad resulta en un mal desarrollado crecimiento espiritual.
Luego est el temor que paraliza a la gente el momento en que considera participar en la iglesia: Y
qu si se dan cuenta de cmo en realidad soy? Todos menos yo tienen su vida en orden. Yo no
soy como todos los dems.
Yo he odo tantos comentarios como stos que puedo decir con confianza que todos los miembros
de las iglesias tienen (o han tenido) pensamientos parecidos. La respuesta a esos temores es que la
iglesia se compone de personas imperfectas que, con la ayuda de Dios, estn aprendiendo a seguirlo.
Nadie ya ha llegado. Eres imperfecto? Excelente! Cabrs muy bien.
"La Biblia no sabe nada de solitaria religin. Caballero, usted desea servir a Dios e ir al cielo? Recuerde, usted no
puede servir a Dios solo. Por lo tanto debe buscar compaeros o hacerlos." John Wesley

El egosmo es otro problema que mantiene a la gente asilada de la hermandad de la iglesia. Algunos
son demasiado ensimismados como para molestarse con interesarse por ninguna otra persona. Pero el
simple hecho es que nos necesitamos los unos a los otros. Uno no puede decir ser cristiano, escribe
Charles Colson, y al mismo tiempo decir que vive fuera de la iglesia. Hacerlo as es en el mejor de los casos
hipocresa - en el peor de los casos, blasfemia. La santificacin slo se puede desarrollar en el contexto de la
comunidad cristiana.
No hay substituto para el aliento y la admonicin que vienen de los fieles hermanos en la iglesia. El
Nuevo Testamento contiene treinta pasajes con unos a los otros mostrando la importancia de las
vidas compartidas. Adems, todos nos beneficiamos de las personas que demuestran fe en accin,
ensendonos as cmo ser buenos esposos, esposas, padres, amigos, o trabajadores. Como se
mencion en el captulo anterior, es muy importante formar parte de un grupo pequeo donde uno
puede conocer y ser conocido.
Adems de todo esto, es a la Iglesia que Cristo ha dado los dones de apstoles, profetas,
evangelistas, pastores y maestros. Por qu? Para preparar a los santos para que los santos puedan
cumplir con la obra del ministerio al que son llamados (Efesios 4:11-13). Dios da direccin espiritual
para los cristianos dentro de la iglesia local. Es en la iglesia que recibimos cuidado pastoral y somos
preparados para servir. Podemos dar gracias a Dios por los ministerios de apoyo a la iglesia y el bien
que hacen, pero no son indispensables. La Iglesia s lo es.
Los sacramentos
Si creciste asistiendo a los cultos de la iglesia, probablemente conoces muy bien los sacramentos.
Aunque las tradiciones cristianas no estn de acuerdo con el nmero o la prctica de los sacramentos,
hay dos - bautismo y comunin - que siempre se han considerado como distintivamente cristianos y
centrales a la vida de la Iglesia. Estos dos son igualmente esenciales en la vida de cada creyente.
Un sacramento en realidad es una promesa de Dios puesta en accin ante nuestros ojos. Se nos dice
que nuestros pecados han sido lavados por la sangre del Cordero. Pero luego se nos invita a dar
evidencia de nuestra fe en esa promesa al seguir a Cristo por medio de las aguas del bautismo. De igual
manera, se nos promete vida eterna y hermandad con Jess, y luego se nos permite tener comunin con
l cuando recibimos la propia cena del Seor.

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No hay ninguna magia en estos actos. El bautismo no lo hace a uno cristiano. Ms bien, slo los
cristianos cualifican para ser bautizados. Ni tampoco se imparte gracia salvadora a travs de la
comunin. Sin embargo Cristo est presente por su Espritu cuando recordamos su cuerpo inmolado y
su sangre derramada.
Estas ordenanzas tienen gran valor para nuestra santificacin. Son vvidos recordatorios
experimentales de las grandes verdades de la fe cristiana - nuestra redencin a travs de la obra
consumada de Jesucristo y de nuestra inmanente comunin con l hasta que vuelva por nosotros. O,
como lo dice Sinclair Ferguson, traen nueva realizacin de nuestra unin y comunin con Cristo. Nos sealan
hacia atrs a su fundamento y hacia adelante a su consumacin en gloria. Los sacramentos mantienen estas
verdades al frente y en el centro, ayudndonos a mantenernos firmes, lo que es esencial para el
crecimiento espiritual.
Alabanza y Adoracin
Hace poco asist a una conferencia sobre asesoramiento bblico. Aunque la oracin de apertura
estaba lejos de ser superficial, ninguno de nosotros nos sentimos particularmente movidos. Sin
embargo, la sesin del da siguiente comenz con alabanza. Esta vez cuando el dirigente or antes de
comenzar su mensaje, la alabanza verbal, las manos levantadas y un Amn aqu y all acompaaron
cada una de sus frases. Cul fue la diferencia? La alabanza nos haba dirigido el corazn hacia arriba y
nos haba ablandado hacia el Espritu de Dios.
Entre nuestros grandes privilegios como cristianos, ninguno es ms grande que el privilegio de
alabar. Su poder para restaurar la perspectiva apenas se puede sobreestimar. Cun fcil es en este
mundo cado ponerse fuera de tono, perder la conexin con la grandeza y misericordia de Dios. La
confianza en s mismo por un lado y el desnimo por otro puede evitar que veamos a nuestro Seor
exaltado. Pero cuando comenzamos a alabar...cuando su Espritu nos levanta los ojos para contemplar
de nuevo la majestad y maravilla de Dios...se nos vuelve a poner en contacto con las realidades eternas.
Tambin al magnificar a Dios invariablemente nos humillamos, y eso nos pone en una posicin
perfecta para recibir gracia. Todos haramos bien en hacer eco al escritor del himno que dijo, Ven T
Fuente de toda bendicin, entona mi corazn para cantarte mi adoracin.
Vengan, cantemos con jbilo al SEOR; aclamemos a la roca de nuestra salvacin. Lleguemos ante l con accin de
gracias, aclammoslo con cnticos. Vengan, postrmonos reverentes, doblemos la rodilla ante el SEOR nuestro
Hacedor. Porque l es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; somos un rebao bajo su cuidado! Si ustedes
oyen hoy su voz, no endurezcan el corazn... (Salmo 95:1-2,6-8) Despus de invitarnos a cantar, a aclamar, a
agradecer, y a exaltar, el salmista nos insta a inclinarnos en adoracin. Tambin nos advierte que no
endurezcamos el corazn cuando oigamos la voz de Dios. La conexin no es simplemente coincidental:
Dios con frecuencia habla a nuestro corazn mientras adoramos. l nos habla de su majestad, su
soberana sobre nuestra vida, su cuidado providencial de nosotros, y muchas otras cosas maravillosas.
Tambin puede revelar reas especficas en las que necesitamos cambiar o aventurarnos a nuevas
esferas. Si no escuchamos, o si endurecemos el corazn como lo hizo Israel tan frecuentemente
durante su andar por el desierto, arriesgamos el disgusto y la disciplina de Dios.
El combustible para la adoracin es una verdadera visin de la grandeza de Dios; el fuego que hace que el
combustible arda candente es el avivamiento del Espritu Santo; la caldera hecha viva y tibia por la llama de la verdad
es nuestro espritu renovado; y el calor que resulta de nuestros afectos es la poderosa adoracin, que penetra en
nuestras confesiones, aoranzas, aclamaciones, lgrimas, cantos, gritos, cabezas inclinadas, manos levantadas y
vidas obedientes. John Piper

Como pastor, me doy perfecta cuenta de las luchas con las que se enfrenta la gente a travs de la
semana, y de mis propias limitaciones para ayudarles. Pero cuando nos reunimos como iglesia para
adorar los domingos por la maana, puedo ver cmo consistentemente Dios usa estos momentos para

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pastorear a su pueblo. Los desanimados, los solitarios, y los temerosos todos encuentran las fuertes y
tiernas manos de Dios ah para sostenerlos a medida que lo adoran.
No creo que haya una estrategia pastoral ms eficaz para ayudar a las personas que dirigirlas al lugar
donde Dios mismo pueda ministrarles. En el lugar de la adoracin, la vida cambia.

Captulo 9 - Vivir Para Ese Da Final

Cundo fue la ltima vez que oste un sermn sobre el infierno? El cielo es un tema mucho ms
popular, pero an eso se ignora en estos das. La tendencia en la predicacin contempornea es
enfocarse no en nuestro eterno futuro, sino en nuestras presentes necesidades percibidas. Y aunque
pueda que esos mensajes atraigan a las multitudes, no logran desarrollar madurez ni dar formacin a la
Iglesia. Escucha esta excelente observacin por Darius Salter de su libro What Really Matters in Ministry:
La falta de races en lo eterno puede ser el mayor defecto de la predicacin evanglica que atrae a grandes
nmeros de personas...El principal propsito de predicar no debe ser acumular beneficios en esta vida para los
feligreses sino preparar a los individuos para que comparezcan ante la presencia de Cristo. No hay propsito ni
motivacin ms grande que saber que todos nosotros nos dirigimos a la eternidad, y muy en breve. Si alguien fue
enraizado y motivado por lo eterno, ste fue Pablo. Sin descuidar las necesidades prcticas de aquellos a
quienes serva, l constantemente llamaba la atencin de ellos a la vida que estaba por venir. Y nos dice
por qu en su segunda Epstola a los Corintios: Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de
Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, segn lo bueno o malo que haya hecho mientras vivi en el cuerpo
(2 Corintios 5:10).
Este versculo revela uno de los incentivos ms apremiantes de la Escritura - y el que se pasa por alto
con ms frecuencia - para la santificacin. Habla de un da cuando seremos juzgados por la manera en
que hemos vivido como respuesta a la gracia de Dios. A base de esa evaluacin, Cristo dar a cada
creyente lo que se merece. Uno no necesita meditar mucho tiempo sobre las implicaciones de ese
versculo para desarrollar un apetito para llevar una vida santa. Tenemos una vida corta en la que
podemos determinar nuestras recompensas eternas...o nuestra prdida eterna. Es esta urgencia que
Pablo buscaba impartir a las iglesias a las que serva.
Ha sucedido algo sorprendente entre los cristianos occidentales. Muchos de nosotros habitualmente pensamos y nos
comportamos como si no hubiera eternidad - o como si lo que hacemos en esta vida presente no tuviera nada que ver
con la eternidad...Vivir ajenos a la eternidad nos hace expertos en lo insignificante y novatos en lo significante.
Podemos nombrar esa meloda, nombrar a los jugadores de ftbol, nombrar el estreno de la pelcula de tal actor,
nombrar el principal producto de exportacin de tal pas, y detallar las diferencias entre modelos de computadoras o
tipos de automviles. Ninguna de estas cosas es mala, por supuesto, pero es ciertamente revelador cuando
consideramos que la mayora de los cristianos, cuanto menos el pblico en general, ni siquiera tiene una idea correcta
de lo que la Biblia dice que nos suceder despus de morir. Nuestra asignatura principal es lo momentneo y la
secundaria es lo trascendental. Randy Alcorn

Vivir Segn un Calendario de dos Das


De modo que, como prisionero para el Seor, te recomiendo encarecidamente que lleves una vida
digna del llamado que has recibido. (Efesios 4:1)
Todo cristiano genuino ha recibido un llamado de Dios. Este llamado fue concebido en la eternidad
pasada. Antes de crear el mundo, Dios ya nos haba escogido para ser suyos (Efesios 1:4). En el
momento de nuestra regeneracin experimentamos el efecto de esa decisin. Esto no es un resultado
del esfuerzo humano, ni tampoco es una recompensa por las buenas obras - es totalmente una obra de
gracia. Sin embargo, en respuesta al llamado de Dios tenemos la responsabilidad de vivir de cierto
modo.
Este es un asunto que con frecuencia se entiende mal, as que por favor sguelo con cuidado: Nunca
fuimos ni nunca seremos dignos de su llamado. Pablo no nos est exhortando a que de alguna manera
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cualifiquemos para nuestro llamado. Eso sera imposible y sera una negacin de la gracia. l lo describe
a los efesios como un llamado que Dios nos dio - no algo que ellos haban logrado. Las riquezas de la
gracia que Dios nos dio en abundancia (Efesios 1:7-8) incondicional y libremente por medio de la eleccin,
la adopcin, la redencin, y la regeneracin.
Todo cristiano necesita cultivar una confianza de y seguridad en este llamado. No obstante es
nuestro privilegio y responsabilidad construir sobre ese fundamento por medio del proceso de
santificacin. Como Pablo dijo de s mismo, Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que l me
concedi no fue infructuosa (1 Corintios 15:10). Habiendo recibido un llamado del que no ramos dignos,
ahora somos responsables de vivir como dignos de ese llamado.
Pablo viva intensamente consciente de que todos nosotros un da apareceramos ante Cristo para
dar cuenta de la manera en que hemos respondido a su llamado. Pero para algunos esto quizs parezca
una contradiccin. Si Cristo nos ha perdonado y nos acepta, de qu se trata esto de un juicio?
Pero seremos juzgados por las obras que hemos hecho - o que hemos dejado sin hacer - desde la
conversin? Definitivamente. Todos nosotros daremos cuenta a Dios y nuestra vida ser evaluada.
Pablo presenta esto en trminos muy vvidos.
Si alguien construye sobre este fundamento, ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera,
heno y paja, su obra se mostrar tal cual es, pues el da del juicio la dejar al descubierto. El fuego la
dar a conocer, y pondr a prueba la calidad del trabajo de cada uno...pero si su obra es consumida por
las llamas, l sufrir prdida. Ser salvo, pero como quien pasa por el fuego. (1 Corintios 3:12-13,15)
Es crtico que captemos esta distincin. Aunque nuestra reconciliacin con Dios ha sido asegurada,
nuestras recompensas (o prdida de las mismas) sern determinadas por el punto hasta el que hemos
buscado la santidad en respuesta a su llamado. No es que Dios est obligado a recompensarnos - esto,
tambin, es un acto de pura gracia, como Jerry Bridges tan bien lo describe: Esta es una asombrosa historia
de la gracia de Dios. Dios nos salva por su gracia y por su gracia nos transforma ms y ms en la semejanza de su
Hijo. En todas nuestras pruebas y aflicciones, l nos alienta y nos fortalece con su gracia. Tambin nos llama por
gracia a desempear nuestra propia y nica funcin dentro del Cuerpo de Cristo. Luego, de nuevo por gracia, da a
cada uno de nosotros los dones espirituales necesarios para cumplir con su llamado. A medida que lo servimos, l
hace ese servicio aceptable a s mismo por gracia, y luego nos recompensa cien veces por gracia. Pero yo creo que
es seguro decir que la mayora de los cristianos tiene la actitud que dice que si tan slo logro pasar por la
taquilla ya me las he arreglado para la eternidad. Suponen que todos terminarn en los asientos generales.
Pero eso simplemente no es bblico. La Escritura ensea claramente que las recompensas variarn.
Pasar por alto esta verdad es descuidar uno de los principales incentivos para la santificacin.
Habr grandes recompensas, menores recompensas, y - para algunos - ninguna recompensa. Por lo tanto habr
mucha diversidad, aunque todos compartiremos de la bendicin del mundo venidero. Tal es la gracia y justicia del buen
Seor. J. Rodman William
Martn Lutero dijo que slo haba dos das en su calendario: hoy y aquel Da. Cada da nos acerca ms
a ese Da. Ser un da de regocijo sin paralelo cuando veamos a nuestro Seor cara a cara. Pero tambin
ser un da de intenso escrutinio y examen. Y como explica Randy Alcorn, Somos nosotros, por virtud de las
decisiones que tomamos cada hora y cada da, quienes determinaremos lo que suceda en ese da. Dios
preguntar: En vista de lo que has recibido, en vista de la gracia que yo te extend a pesar de tu falta de
mrito, dnde invertiste tu vida? Cules fueron tus prioridades y valores? Me serviste o me usaste?
Llevaste una vida digna de tu llamado? De nuevo, nuestras respuestas a esas preguntas no
determinarn nuestra reconciliacin con Dios, pero tendrn todo que ver con si recibiremos o no las
recompensas que Dios con tanta ansiedad desea darnos.
En su excelente libro Money, Possessions and Eternity, Randy Alcorn escribe sobre este tema que tan
raramente se considera hoy da. Yo encuentro su perspectiva til en extremo y muy motivadora:
El cielo ser un lugar maravilloso. Pero lo que rara vez consideramos es que en el punto de entrada al cielo la
Escritura claramente nos dice que hay un juicio de los creyentes que determinar por toda la eternidad nuestro lugar o

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estado en el cielo...la Escritura simplemente no ensea lo que la mayora de nosotros parece dar por sentado-que el
cielo nos transformar a todos en seres iguales con posesiones iguales y responsabilidades iguales y capacidades
iguales. No dice que nuestra vida anterior carecer de eterna importancia. Dice exactamente lo opuesto... Se nos ha
dado justa advertencia de que a cada uno de nosotros nos espera, al final del curso, un examen final. Ser
administrado por el director ms justo y ms estricto del universo. Cun en serio tomamos esta clara enseanza de la
Escritura se demuestra con cun en serio nos estamos preparando para ese da.
Cuando tomamos nuestras clases en la universidad nos preguntamos a nosotros mismos y a otros sobre el
profesor: Cmo son sus exmenes? Toma asistencia? Es estricto para calificar? Qu espera en las
composiciones? Si voy a salir bien en la clase, debo saber lo que el instructor espera de m. Debemos estudiar el
programa de clase, la Palabra de Dios, para saber las respuestas a estas preguntas. Y cuando las sabemos, debemos
tener cuidado de trazar nuestra vida de acuerdo a ellas - en vista del largo maana.
El regreso de nuestro Seor era un da que Pablo anticipaba aorante. Nosotros deberamos hacer lo
mismo. Seguros en el hecho de que estamos justificados ante l, debemos dedicarnos a las buenas
obras que l ha preparado de antemano, cumpliendo su eterno propsito en el contexto de la iglesia
local. Entonces podremos compartir la confianza de Pablo de que me espera la corona de justicia que el
Seor, el juez justo, me otorgar en aquel da (2 Timoteo 4:8). Pero las coronas cuestan mucho. Pablo haba
vivido digno de su llamado. Ahora veamos a alguien que no lo hizo.
El Tonto Ms Sabio
Examinar la vida privada de figuras prominentes puede hacernos reflexionar mucho. Despus de
estudiar cien de los lderes mejor conocidos de la Escritura, el autor Robert Clinton encontr que
menos de 25% de ellos termin el curso de la vida con su reputacin y su liderazgo intactos. Quizs el
ms trgico de esos fracasos fue Salomn.
Salomn comenz con tanto potencial y promesa. Pronto despus de nacer, el profeta Natn anunci que Dios
tena un nombre especfico y especial para l: Jedidas, que quera decir amado por Dios (2S 12:25). Cada vez que
alguien usaba su apodo especial era un nuevo recordatorio del afecto de Dios. (Nos podemos imaginar que a los
hermanos de Salomn a veces se les haca difcil crecer a su lado.) Resuelto, nunca hacer nada que temera hacer si
esa fuera la ltima hora de mi vida. Jonathan Edwards

Como el sucesor de David, Salomn hered el trono de un prspero reino. Al principio demostr
genuina humildad. Una noche despus de ofrecer mil holocaustos, Dios se le apareci en un sueo y le
dijo, Pdeme lo que quieras. Salomn, conciente de sus limitaciones como tambin de sus
responsabilidades, respondi, No soy ms que un muchacho, y apenas s cmo comportarme...te ruego que le des a
tu siervo discernimiento para gobernar a tu pueblo y para distinguir entre el bien y el mal. De lo contrario, quin podr
gobernar a este gran pueblo tuyo? (1 Reyes 3:7-9). Dios se agrad tanto con la peticin que prometi hacer
a Salomn el hombre ms sabio (aparte de Jess) de la historia y prosperarlo y honrarlo sobre todos los
dems reyes. Con la uncin de Dios, Salomn pudo dirigir a Israel hacia una prosperidad sin
antecedente ni paralelo.
Pero en el anlisis final, Salomn desperdici su llamado. No estamos preparados para la evaluacin
final que la Escritura hace de su vida:
Entonces el SEOR, Dios de Israel, se enoj con Salomn porque su corazn se haba apartado de
l...el SEOR le dijo: Ya que procedes de este modo, y no has cumplido con mi pacto ni con los
decretos que te he ordenado, puedes estar seguro de que te quitar el reino y se lo dar a uno de tus
siervos. (1 Reyes11:9,11) Qu sucedi? Cmo poda un hombre con el singular llamado de Salomn
acarrearse para s una disciplina tan fuerte? La Biblia no nos deja especulando: Sus mujeres le pervirtieron
el corazn...y no siempre fue fiel al SEOR su Dios como lo haba sido su padre David (1 Reyes 11:4). Aunque
amado, llamado, y singularmente dotado por Dios, Salomn desarroll un patrn de desobediencia que
lo llev a su gradual deterioro espiritual. Falt en obedecer su propio sabio consejo: Por sobre todas las
cosas cuida tu corazn, porque de l mana la vida (Proverbios 4:23).
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Salomn dej que sus muchas esposas apartaran su corazn del buen camino (1 Reyes 11:3). Hay
algo que evite que tu corazn est totalmente dedicado al Seor tu Dios?
En la misericordia de Dios, Salomn se arrepinti antes de morir. Pero el perdn de Dios no pudo
aliviar la agona de remordimiento cuando meditaba en lo que su vida pudo y debi haber sido.
Sus reflexiones se encuentran en el libro de Eclesiasts, las dolorosas memorias de un viejo que se
dio cuenta que haba pasado mucha de su vida en vano. Antes que vivir digno de su llamado, Salomn
fue tras toda forma de placer personal (Eclesiasts 2:10) y encontr que no ofreca lo que anunciaba.
Hay mucho que podemos aprender de sus palabras finales: El fin de este asunto es que ya se ha
escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
Pues Dios juzgar toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto. (Eclesiasts 12:13-14)
Mientras Salomn se preparaba para morir, yo creo que estaba dolorosamente conciente de que no
oira las palabras Hiciste bien del captulo 19 de Lucas . Slo los que han hecho bien las oirn. Pero
su vida ha sido preservada como una advertencia para que podamos evitar una experiencia similar. No
hay razn para que nosotros terminemos nuestra vida con remordimiento. Al dedicar nuestra vida al
proceso de la santificacin, podemos probar ser ms sabios que Salomn.
Cmo Hacer las Preguntas Correctas
Un da estaremos ante Dios - no en grupo, sino solos. Entonces l evaluar todo lo que ha sucedido
en nuestra vida desde la conversin. La Escritura nos da una imagen de ese momento: l sacar a la luz
lo que est oculto en la oscuridad y pondr al descubierto las intenciones de cada corazn. Entonces cada uno recibir de
Dios la alabanza que le corresponda (1Co 4:5).
En los trminos ms grficos, en el da del juicio Dios preguntar, Qu hiciste? l no preguntar, Qu te
sucedi? David Powlison

Dios anhela presentar recompensas eternas a cada uno de nosotros. Para hacer esto posible, l nos
ha llamado y nos ha regenerado, ha preparado buenas obras para que nosotros andemos en ellas, y nos
ha puesto en la iglesia local donde podemos aplicar y obedecer la enseanza bblica. Sin embargo,
debemos estar concientes de que l es un Dios justo...y que califica objetivamente. Cuando venga ese
da, no habr una segunda oportunidad.
La historia nos habla de un individuo que recibi una segunda oportunidad, ms o menos. Randy
Alcorn relata la historia:
Alfred Nobel era un qumico suizo que hizo su fortuna al inventar la dinamita y otros poderosos
explosivos, que fueron comprados por los gobiernos para producir armas. Cuando muri el hermano
de Nobel, un peridico accidentalmente imprimi el obituario de Nobel por equivocacin. Fue descrito
como un hombre que se hizo rico al hacer posible que la gente se matara unos a otros en cantidades sin
precedente. Desconcertado por este juicio, Nobel resolvi usar su fortuna para recompensar los logros
que beneficiaran a la humanidad, incluso lo que ahora conocemos como el Premio Nobel de la Paz.
Cules son tres cualidades o logros que te gustara que resaltaran en tu propio obituario?
Nobel tuvo una rara oportunidad - ver el juicio de su vida al final, cuando todava estaba vivo y tena la
oportunidad de cambiar ese juicio.
Pongmonos en el lugar de Nobel. Leamos nuestro propio obituario, no como lo escribiran
hombres no informados o con prejuicios, sino como lo escribira un ngel desde el punto de vista del
cielo. Mirmoslo detenidamente. Luego usemos el resto de nuestra vida para editar ese obituario hasta
que llegue a ser lo que en realidad queremos que sea. Editar nuestro obituario comienza con estar
dispuestos a hacer ciertas preguntas penetrantes. De hecho, todos los das de nuestra vida deben estar
marcados por un escrutiador juicio bblico: Est aumentando mi conocimiento de y pasin por
Dios?
Est aumentando mi conocimiento de y pasin por Dios?

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Pueden los dems confirmar que estoy creciendo en carcter?
Estoy comprometido con y estoy sirviendo en la iglesia local?
Esta actividad es digna del llamado que he recibido?
Qu es lo que estoy haciendo que hace una diferencia eterna?
Ninguna decisin ni actividad debe estar libre de esta clase de cuestionamiento. La realidad de
nuestro futuro eterno debe dominar y determinar el carcter de nuestra vida presente, hasta nuestras
palabras y nuestro comportamiento, escribe Alcorn. Si Dios va a evaluar todos los aspectos de nuestra
vida, as debemos hacerlo nosotros. Esto transformar la manera en que vemos el trabajo, la diversin,
la participacin en la iglesia, y las relaciones. Y asegurar que mucho menos arda en llamas en aquel da
final.
Debe ser el negocio de todos los das prepararnos para nuestro ltimo da. El escritor de Hebreos
nos exhorta dicindonos Preocupmonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.
No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animmonos unos a otros, y con mayor razn ahora
que vemos que aquel da se acerca (Hebreos 10:24-25). Confo en que este captulo te haya permitido ver el
Da que inevitablemente se acerca. Y oramos que este libro te haya animado y provocado en el proceso
de la santificacin.
No es un camino fcil el que has escogido. La santificacin ser difcil, desafiante, y dolorosa -
aunque nada como el dolor de la desaprobacin de Dios. Pero cuando venga el Da y oigas a Dios
decir, Hiciste bien, todo sacrificio palidecer ante tu eterna recompensa. Comparado con eso, no hay
nada ms que en realidad sea importante.
Nada.
Darius Salter escribe, El predicador que mejor prepara a sus oyentes para hacer frente a las presiones de la
sociedad norteamericana quizs no sea el predicador que mejor prepara a su gente para el cielo. Divide al grupo
en dos partes: los de mente terrenal y los de mente celestial. Permite que cada grupo piense en tres
ttulos relevantes para un sermn que refleje su perspectiva, y luego comparen notas.

Captulo 10 - Diferentes Caminos a La Santidad: Un Repaso Histrico


Vale la pena notar cmo es que las diferentes tradiciones en la historia de la Iglesia han entendido lo
que es la santificacin. En Spiritual Companions: An Introduction to the Christian Classics, Peter Toon
identifica tres diferentes aproximaciones al camino a la santidad: Griega (oriental), Medieval Occidental
(catlico romano), y Protestante.
Griega
La aproximacin griega se conoce como deificacin - impartir en el alma la divina vida de Cristo a
travs del Espritu Santo...De este modo la comunin y unin con Dios es el propsito de la salvacin y
es posible para los seres humanos cuando buscan perder su dependencia en el mundo y en la carne y
son transfigurados por la luz de la gracia de Dios. Este mtodo se puede ver en los comienzos del
movimiento monstico. Durante el tercer siglo, los ermitaos de Egipto reaccionaron contra la
negligencia moral que haba comenzado a meterse en la Iglesia. Dos siglos antes, la Iglesia se compona
de cristianos judos y gentiles cuyas normas de tica eran bastante altas. Pero esas normas comenzaron
a decaer a medida que ms y ms gente se aada a la Iglesia. Aade a esto el deterioro moral que
acompa al declive del imperio romano y podemos ver el problema. El mundo se estaba haciendo
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rpidamente, en la frase de Hobbes, repugnante, bruto, y bajo. No que la Iglesia necesariamente
haba bajado sus normas. De hecho, era moralmente rigorosa en comparacin con la Iglesia de hoy.
Pero los santos ermitaos dejaron el mundo romano derrumbante para buscar la salvacin en el
desierto.
En un compasivo ensayo, Charles Kingsley describe la vida de estos ascticos como una que consista
de... celibato, pobreza, buenas obras con el prjimo, dominio de s mismo y a veces toda clase de tortura de s
mismo, para expiar (tanto como se pudiera) los pecados cometidos despus del bautismo: y el alimento mental de
[stos] era la continua meditacin sobre la vanidad del mundo, la pecaminosidad de la carne, las glorias del cielo, y los
horrores del infierno: pero con todo esto los viejos ermitaos combinaban - para hacerles justicia - una fe personal en
Dios, y un amor personal por Cristo, que los que los desprecian haran bien en copiar. Para crdito de ellos, estos
ermitaos - incluso el gran Antonio - servan para detener la expansin de la mundanalidad entre los
cristianos, e inspiraban a muchos a ir en pos de la santidad.
Los extremos mtodos de negarse a s mismos que usaban algunos en esta tradicin estn bien
documentados. En el quinto siglo, Simn el Estilita (santo del pilar) pas los ltimos treinta y seis aos
de su vida sobre un pilar que poco a poco fue alargado hasta que lleg a una altura de sesenta pies. Fue
ampliamente imitado, y en realidad tuvo un influyente ministerio a medida que un permanente tropel de
peregrinos llegaba a visitarlo y a hacerle preguntas. l dio vida a un movimiento que se esparci desde
su propia Antioquia a Georgia, Tracia, Macedonia, Grecia y hasta Egipto...ya para el sptimo siglo haba tantos
estilistas, que se consideraban como una orden especial de religin. El singular punto que subrayaron al
confinarse a estos encumbrados pilares era la renuncia del mundo. Si la soledad hubiera sido su
propsito principal, ciertamente hubieran descubierto un modo de obtenerla sin convertirse en
semejantes espectculos.
En los siglos que siguieron, la aproximacin monstica a la vida cristiana (ya sea solitaria o en
comunidad) se expandi y era considerada por muchos como el ideal. Lo que lentamente surgi fue un
punto de vista de dos niveles del cristianismo. Las multitudes eran consideradas como cristianos
ordinarios, seculares en naturaleza, que vivan en el mundo e interactuaban con l. Luego estaban los
que lo abandonaban todo para hacerse monjes. Si uno de verdad quera vencer el pecado, conocer a
Dios, y ser santo, simplemente se supona que adoptara una vida monstica.
Es interesante que a principios de mi ministerio, un joven de Egipto vino a pedirme consejo.
Tentado como lo son la mayora de los hombres por pensamientos y deseos impuros, l insista en que
la nica manera en que poda vencer el pecado era hacerse monje. Parece que la tradicin es muy
profunda. Pero a pesar de estos obvios excesos, la negacin de s mismo del monasticismo ofreca dos
incuestionables beneficios: recordaba a la gente de su moralidad y avivaba una conciencia del mundo
venidero.
Medieval Occidental
La aproximacin occidental que continu [ha continuado] en el pensamiento catlico romano es la
de las tres maneras - la purificacin/limpieza de pecado; la aclaracin/iluminacin de la mente; y el ser
uno con Dios por medio de la gracia. Esta es una rica tradicin que se extiende a travs de la historia
de la Iglesia y que tiene una voz perdurable aun entre los evanglicos protestantes. Los que conocen los
escritos de A.W. Tozer notarn las muchas referencias y alusiones a personas como Nicols de Cusa,
Bernardo de Clairveaux, y Juan de la Cruz. Lo que ms sobresale en esta tradicin mstica es el ardiente
lenguaje de devocin a Dios y el deseo de tener pureza de corazn. Hay una pasin hacia Dios
expresada en estas obras que revela una profundidad de aoro y una riqueza de experiencia subjetiva.
No se pueden leer sin detener la frentica actividad que caracteriza nuestra ocupada vida para poder
escuchar a Dios en medio de meditabundo silencio. Cuando leo obras de esta tradicin invariablemente
soy llevado a examinar mi propio corazn hacia Dios y a arrepentirme de la frivolidad que ah
encuentro.
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Pero a pesar de estos puntos fuertes, ciertos distintivos de este camino de contemplacin hacia la
santidad deben darnos qu pensar. El nfasis parece estar en buscar un conocimiento directo de Dios.
El crucial papel de Cristo como mediador entre nosotros y el Padre generalmente no se presenta tan
claramente como se presenta en la Escritura. En una crtica de la tradicin medieval occidental, John
Calvin escribi que Slo los tontos buscan el conocimiento directo de la esencia de Dios. Un lenguaje tan fuerte
se justifica, arguye Sinclair Ferguson, para proteger la importancia de la obra expiatoria de Cristo. Mientras que la
tradicin contemplativa da mucho nfasis a la humanidad y pasin de Cristo como tal, el cristianismo reformado da
nfasis central a la transaccin que tuvo lugar cuando el Hijo Encarnado de Dios recibi el juicio de su Padre Santo
contra el pecado del hombre. Si pasamos esto por alto, insiste, no hay acceso a Dios, y por lo tanto no hay verdadero
conocimiento, de Dios. Con estas advertencias en mente, hay mucho que ganar del estudio y la meditacin
de los escritos de esta tradicin.
Protestante
La aproximacin protestante, dice Toon, se ha centrado en la relacin entre la justificacin y la santificacin.
En realidad no fue sino hasta que la Reforma Protestante enfatiz la justificacin por gracia que la
santificacin comenz a verse como algo distinguible de la justificacin. Pero aunque las doctrinas se
relacionan ntimamente, hay una gran ventaja en considerarlas por separado.
Cmo es que van juntas la justificacin y la santificacin? Dentro del marco protestante, por
supuesto, hay una variedad de opiniones. Una perspectiva luterana, por ejemplo, ve la santificacin
simplemente como un subpunto bajo la justificacin. Los luteranos subrayan la necesidad de un
completo entendimiento de la justificacin por gracia solamente (vernos cmo Dios nos ve) como la
manera de vencer el pecado y vivir en victoria. Algunos luteranos han sido criticados por hacer que la
doctrina de la justificacin parezca ms central para la vida cristiana que Jesucristo.
La teologa reformada seala nuestra unin con Cristo como la base para la victoria; subraya el
hecho de que l es el autor y consumador de la fe como tambin el capitn de nuestra salvacin. Por la
obra consumada de Cristo y su presente intercesin, podemos mortificar el pecado inmanente y resistir
las tentaciones del diablo. Esta tradicin incluye no slo a Calvin, sino tambin a los puritanos ingleses
y a sus herederos.
John Wesley defendi otra postura, enseando una doctrina de total santificacin (no debe
confundirse con el perfeccionismo total) que recalca el lado experimental de la verdad - no slo el lado
objetivo, lgico. Cualquiera que sepa algo de su conversin comprender la base para su doctrina.
Ninguno de los argumentos lgicos para la fe parecan ayudarlo. Pero cuando Wesley se encontr con
el Dios viviente, todo eso cambi. Arnold Dallimore cita del Diario de Wesley: Sent mi corazn
extraamente avivado. Sent que confiaba en Cristo, en Cristo solamente para la salvacin; y me fue dada una
seguridad de que l haba quitado mis pecados, an los mos, y me haba salvado de la ley del pecado y de la muerte.
La enseanza de Wesley y los metodistas del siglo 18 en los Estados Unidos generaron el movimiento
de Santidad del siglo 19. Los adherentes a este punto de vista confiaban en que una experiencia directa,
santificadora con el Espritu Santo impartira la victoria subsiguiente a la salvacin. Y cuando algunos
dentro del movimiento de Santidad recibieron el bautismo en el Espritu Santo, la enseanza de la
santidad Pentecostal haba llegado, con su nfasis en hablar en lenguas.
Hay muchas otras variaciones de los temas que acabamos de presentar, pero estas aproximaciones
forman el bosquejo principal de los intentos de la iglesia para entender lo que es la santificacin.
Tomados juntos, ilustran el hecho de que nuestra mente no slo aora estar llena de la verdad acerca de
Dios para poder obedecerle, sino que nuestro corazn desea experimentar su realidad. Aunque estas
tradiciones contienen tanto verdades que se pueden adoptar como excentricidades que se deben evitar,
todas han contribuido algo a la bsqueda de la santidad del alma.

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Para una perspectiva completa y balanceada sobre las aproximaciones a la santificacin a travs de la
historia de la Iglesia, recomiendo Christian Spirituality: Five Views of Sanctification, editado por Donald L.
Alexander (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1988).

Captulo 11 - El Hombre Viejo y La Carne


Algunos de los trminos que usa el apstol Pablo para hablar de la relacin del creyente con el
pecado pueden causar confusin. Me refiero a trminos como viejo hombre, nuevo hombre,
cuerpo pecaminoso, carne, y otros. stos pueden ser difciles de entender. Aade a esto las
variaciones que los traductores modernos han dado a estas palabras y el tema puede amedrentarnos.
Sabemos que ha ocurrido un profundo cambio en la vida del creyente por medio de la conversin,
pero exactamente cmo es que el creyente cambi?
Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con l para que nuestro cuerpo pecaminoso
perdiera su poder, de modo que ya no siguiramos siendo esclavos del pecado: porque el que muere
queda liberado del pecado. (Romanos 6:6-7).
Comencemos tratando de definir nuestros trminos. Viejo hombre (como se traduce en la Versin
Reina Valera Revisada, 1960) equivale a la vieja naturaleza. Este trmino se refiere a la vida no
regenerada que llevbamos antes de convertirnos. Como ha escrito John R.W. Stott, la vieja naturaleza
denota, no nuestra vieja naturaleza no regenerada [la carne], sino nuestra vieja vida no regenerada. No mi ser ms
bajo, sino mi antiguo ser. De modo que lo que fue crucificado con Cristo no fue una parte de m llamada mi vieja
naturaleza, sino todo mi ser tal como era antes de ser convertido. La definicin de John Murray concurre:
Hombre viejo es una designacin de la persona en su unidad segn est dominada por la carne y el pecado. Es
importante que veamos que el creyente no es al mismo tiempo un viejo hombre y un nuevo
hombre, alternativamente dominado y dirigido por uno o por el otro. De nuevo, agradecemos la
percepcin de Murray: El hombre viejo es el hombre no regenerado; el hombre nuevo es el hombre regenerado
creado en Cristo Jess para buenas obras. No es ms posible llamar al creyente un hombre nuevo y un hombre viejo,
que llamarlo un hombre regenerado y uno no regenerado. Ni tampoco se justifica hablar del creyente como alguien que
tiene en l el hombre viejo y el hombre nuevo. Por tanto, trminos como hombre viejo, vieja naturaleza,
vida no regenerada, y antiguo ser son sinnimos, y todos hacen referencia a la entidad que fue
crucificada con Cristo.
Ntense dos significantes rasgos gramaticales del pasaje de Romanos 6 citado arriba. Primero, el
verbo se usa en el tiempo pasado: nuestra vieja naturaleza fue crucificada... La crucifixin del viejo
hombre es un hecho terminado. Segundo, el verbo tambin est en la voz pasiva, lo que significa que el
sujeto (nuestro viejo hombre) recibe la accin. En otras palabras, la crucifixin del viejo hombre no es
algo que nosotros debemos hacer, sino algo que es hecho para nosotros.
Otro concepto importante en la doctrina bblica de la santificacin tradicionalmente ha sido
designada por la palabra carne (Versin RV). La Nueva Versin Internacional usa naturaleza
pecaminosa. Segn Stott, carne se refiere a una naturaleza ms baja, esa parte de nuestro ser que
se inclina hacia la rebelin contra Dios. Esta es la parte de ti que desea contar un chisme jugoso; que te
insta a volver a mirar las imgenes indecentes en la pantalla de la televisin. Cualquiera que sea el
nombre que demos a esta tendencia [pecado inmanente, restos de corrupcin, vestigios de
pecado, o mi naturaleza pecaminosa debemos recordar que aun despus de haber sido regenerados
todava tenemos esos impulsos pecaminosos, y todava debemos luchar contra ellos mientras vivamos.
En Romanos 6:6 Pablo llama nuestra naturaleza pecaminosa (e.g. carne) el cuerpo pecaminoso. Dice
que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con Cristo para que este cuerpo pecaminoso perdiera su
poder.... Aqu perdiera su poder significa poner fuera de accin, rendir impotente. No quiere decir
ser aniquilado, desaparecer sin dejar ningn rastro. Sino que el dominio de nuestra pecaminosidad
sobre nosotros ha sido roto.
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Algunos, al no comprender la distincin entre el viejo hombre y la naturaleza pecaminosa han
confundido Romanos 6:6 con Glatas 5:24, que tambin habla de la crucifixin y del creyente.
Considera dos traducciones de este versculo: Los que son de Cristo Jess han crucificado la naturaleza
pecaminosa con sus pasiones y deseos. (Glatas 5:24) Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus
pasiones y deseos. (Glatas 5:24) Aunque impotentes para tomar nada excepto una postura pasiva
tocante al viejo hombre (Romanos 6:6), s tenemos una parte activa, como aprendieron los glatas, en
subyugar la carne. Stott resume esto con caracterstica claridad: Primero, hemos sido crucificados con
Cristo; pero luego no slo hemos crucificado (v.g. repudiado) con resolucin la carne con sus pasiones
y deseos, sino que tomamos nuestra cruz a diario y seguimos a Cristo a la crucifixin (Lucas 9:23). La
primera es una muerte legal, una muerte a la paga del pecado; la segunda es una muerte moral, una
muerte al poder del pecado. La primera pertenece al pasado, y es singular e irrepetible: Yo mor (en
Cristo) una vez al pecado. La segunda pertenece al presente, y es continua y repetible: Yo muero (como
Cristo) al yo todos los das. Es con la primera de estas dos que tiene que ver Romanos 6. Y Glatas 5
tiene que ver con la segunda.
Por lo tanto, si alguno est en Cristo, es una nueva creacin. Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
(2 Corintios 5:17). Y aunque nuestra naturaleza pecaminosa (la carne, el pecado inmanente, etc.)
todava est muy presente en nosotros, su dominio sobre nosotros ha terminado.

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