99.-MASLIAH LEO - Santa Bernardina Del Monte-URUGUAY
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Para ahorrar energa elctrica, las autoridades de Santa Bernardina del Monte
dispusieron que a la cero hora del da veinticinco los relojes se atrasaran una hora,
pasando a marcar las veintitrs horas del da veinticuatro. De este modo la gente que
tuviera que levantarse a la hora siete del da veinticinco no tendra que prender ninguna
luz, ya que en realidad seran las ocho y el sol estara ya en plena actividad.
Cuando lleg el momento -la cero hora del da veinticinco- la gente de Santa Bernardina
del Monte, obediente como era, atras sus relojes una hora. Fueron entonces -o
volvieron a ser- las veintitrs horas del da veinticuatro. Una hora despus, los relojes
volvan a marcar la cero hora del da veinticinco. La gente de Santa Bernardina del
Monte, obediente como era, atras sus relojes una hora. Volvieron a ser entonces las
veintitrs horas del da veinticuatro. Una hora despus, los relojes volvan a marcar la
cero hora del da veinticinco.
-Qu hago, mam? -pregunt un joven- atraso el reloj?
-Por supuesto, hijo: debemos ser respetuosos de las disposiciones de la autoridad -
contest la madre.
Todos los habitantes de Santa Bernardina del Monte obraron en consecuencia con ese
precepto. Pero una hora despus los relojes volvan a marcar la cero hora del da
veinticinco. Nuevamente los pacficos habitantes de Santa Bernardina del Monte
atrasaron sus relojes una hora. Se pusieron entonces a esperar el transcurso de los
sesenta minutos que faltaban para volver a atrasar los relojes. Pero algunos tenan sueo
y se fueron a dormir, no sin antes dejar turnos establecidos de tal modo que siempre
hubiera alguien despierto a la hora de atrasar el reloj.
A la maana siguiente seguan siendo las veintitrs horas del da veinticuatro. Una hora
despus era la cero hora del da veinticinco, e inmediatamente despus volvan a ser las
veintitrs del da veinticuatro. Faltaban nueve horas para que abrieran las oficinas y los
comercios. Una hora despus faltaban ocho, pero en menos tiempo del que tardaba un
gallo en cantar -y efectivamente haba muchos gallos hacindolo- volvan a faltar nueve.
Los habitantes de Santa Bernardina del Monte, de mantenerse este estado de cosas,
habran muerto de inanicin. Sin embargo muy otra fue la causa de su muerte. Tres das
despus del cambio de hora, un funcionario del gobierno central que pasaba por el
pueblo interpret la actitud de los lugareos como huelga general por tiempo
indeterminado, y dio parte de ello a sus superiores. Poco despus, diez mil soldados
entraron con helicpteros y tanques a Santa Bernardina, aniquilando a los insurrectos.
Los relojes del pueblo, entonces, quedaron divididos en dos categoras: los que
averiados por las balas, estaban clavados en una hora entre las veintitrs y las
veinticuatro, y los que seguan marchando libremente, pudiendo llegar hasta ms all de
la cero hora sin que nadie los tomara por las agujas para atrasarlos. De todos modos
algunas horas despus ellos solitos volvan a marcar las veintitrs, como si sintieran
nostalgia de sus disciplinados dueos, que en paz descansen.