Cortázar y Magritte
Cortázar y Magritte
Cortázar y Magritte
II
- . . . Mir esta otra, casi parece la misma calle pero hay dos
mujeres desnudas. Por q u pinta tantas mujeres ese desgraciado?
Fjate, parecera que se cruzan sin conocerse y cada una sigue para
su lado, estn completamente locas, desnudas en plena calle y nin-
gn vigilante que proteste, eso no puede suceder en ninguna parte.
Fjate esta otra, hay u n hombre pero est vestido y se esconde en
una casa, se le ve noms que la cara v una mano. Y esa mujer
vestida de ramas y hojas, si te digo que estn locas.
. . . Que todo tren deba ser arrastrado por una locomotora cons-
titua una evidencia que frecuentes viajes de Bnfield a Buenos
Aires confirmaban tranquilizadoramente, y por eso la maana en
que por primera vez v i entrar u n tren elctrico que pareca pres-
cindir de locomotora me ech a llorar con tal encarnizamiento que
segn m i ta Enriqueta se requiri ms de u n cuarto k i l o de helado
de limn para devolverme al silencio
13
Ibid., pp. 22-23, 82, 20, 32, 34, 66, 88.
13 E s t a p r e o c u p a c i n o ansiedad profunda ha dejado huellas e n Rayuela
donde la M a g a dice a O l i v e i r a : " V o s b u s c s algo que no s a b s lo que es.
Y o t a m b i n y tampoco s lo que es. Pero son dos cosas diferentes" (p. 9 5 ) , y,
en 62, a t r a v s del poema " M i c i u d a d " : " . . . la calle que serpea, que me
lleva a l encuentro con eso que no s . . . " (p. 3 3 ) .
w E n " A h , pero d n d e , c m o " (Octaedro, p. 1041, donde lo a u t o b i o g r -
fico parece evidente o por lo menos alterna con lo imaginado, hay u n a nueva
referencia a la ciudad: " Y vos que me l e s c r e e r s que invento; poco impor-
ta, hace m u c h o que l a gente pone en la cuenta de n i m a g i n a c i n lo que de
veras he vivido, o viceversa. M i r , a Paco no lo e n c o n t r n u n c a e n l a ciudad
de la que he hablado alguna vez, u n a ciudad con la que s u e o cada tanto
y que es como el recinto de una muerte infinitamente postergada, de b s q u c -
548 EMMA SUSANA SPERATTI-PIERO NRI'H, X X I V
III
con la idea de que deben quebrarse los hbitos mentales del lector
echando abajo las formas usuales y se complete con la intencin
de estimularlo o forzarlo a una b s q u e d a , a u n a activa e inteligen-
te complicidad siempre alerta. C o n esto l t i m o n o se estara m u y
lejos del proyecto de M o r e l l i para una novela, aunque parezca el
polo opuesto: "tramaba u n episodio en el que d e j a r a en blanco
el nombre de los personajes, para que en cada caso esa supuesta
abstraccin se resolviera obligadamente en una a t r i b u c i n hipo-
ttica" (p. 5 4 3 ) .
O t r o rasgo en que tanto Magritte como Cortzar concuerdan
es la importancia que atribuyen al erotismo. S e g n el p i n t o r , este
" p u r o y poderoso sentimiento" le " i m p i d i c a e r . . . en una bs-
queda m s tradicionalista de la perfeccin f o r m a l " , y confiesa que
" l o que realmente q u e r a era provocar u n choque e m o t i v o " ( G A B L I K ,
op. cit., p. 2 4 ) . Cortzar se va lanzando cada vez m s por tal cami-
no - e n Rajuela y 62 con verdadero sentido potico y d r a m t i c o ; en
Libro de Manuel con una insistencia que raya en l o tedioso-, y l o
proclama posicin necesaria en "Que sepa abrir la puerta para i r
a jugar" (ltimo round, pp. 141-154). Finalmente, aunque la coin-
cidencia n o sea por completo exacta, vale la pena destacar que,
mientras M a g r i t t e alguna vez pens que " l a p i n t u r a y la poesa
p o d a n cambiar el m u n d o " ( G A B L I K , op. cit., p. 150), dos perso-
najes de Rajuela discuten " u n a posible explicacin del m u n d o por
la p i n t u r a y la palabra" (p. 5 1 ) , explicacin en cierto m o d o inten-
tada ya por Cortzar en Los premios (1960), donde se vale para
ello de El guitarrista (1918) de Picasso 2 7 . Y, si el p i n t o r belga
afirm que " l a funcin de la p i n t u r a es hacer visible la p o e s a "
( G A B L I K , op. cit., p. 149), el escritor argentino ha recurrido en
muchas ocasiones a la p i n t u r a como valioso instrumento expresivo
para construir una prosa que frecuentemente l i n d a con la poesa o
i r r u m p e en ella.
Creo haber demostrado que Ensor, D e l v a u x y M a g r i t t e no han
sido caprichosamente elegidos por Cortzar. T i e n e con ellos hon-
das afinidades y por esto ha descubierto en esos pintores impulsos
sugeridos n o slo en cuanto creador l i t e r a r i o sino t a m b i n en cuan-
to hombre en lucha con el m u n d o , consigo mismo y con los fan-
tasmas que continuamente lo asedian.
E M M A SUSANA S P E R A T T I - P I E R O
27 Los premios, Buenos Aires, 1908, p p . 51, 52-53, 64, 65-66, 229, 317-318,
102-403.
Num. 2: James Elisor, La vieille aux masques
Nm. 3: James E n s o r , L'entre du Christ Bruxelles
N i h n . 5: P a u l D e l v a u x , La rencontre
Nm. 6: Paul Delvaux, Les demoiselles de Tongres
Num. 7: Paul Delvaux, L'offrande
Nm. 9: P a u l , Delvaux, La ville endormie