1.1.1. Pasquino - Naturaleza y Evolución de La Disciplina
1.1.1. Pasquino - Naturaleza y Evolución de La Disciplina
1.1.1. Pasquino - Naturaleza y Evolución de La Disciplina
Gianfranco Pasquino
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arship, and Democracy, New Haven-Londres, Yale University Press, 1984.
2 S a r t o r i , G., La politica. Logica e metodo in scienze sociali, Miln, SugarCo, 1979.
1S
16 Gianfranco Pasquino
Dicho esto, es muy comprensible que se pueda sostener que la ciencia poltica
alardea a la vez de races profundas en un lejano pasado y orgenes recientes, as
como de que sus reflexiones hayan acompaado a todas las fases de desarroEo de
las experiencias de organizacin comunitaria del mundo occidental (desde la ciudad-
Estado griega a los procesos de unificacin supranacional) y que se hayan espe
cializado, de cmo siguen alindose con otras disciplinas y de cmo han llegado a
ser autnomas en un conjunto de relaciones de colaboracin y de diferenciacin.
El problema que se plantea con mayor claridad al que intenta reconstruir la
evolucin de la ciencia poltica consiste en la fijacin de una fecha precisa, de
un giro, en aceptar un momento antes del cual la poKtica se estudiara con mtodos
pre-cientficos y a partir del cual prevaleciera el uso del mtodo cientfico y fuera
ste un elemento discriminante. El riesgo de una operacin as es grande. Implica
no slo devaluar las aportaciones de todos los estudiosos de la larga fase precien-
tfica, sino tambin atribuir un valor seguramente excesivo a los anlisis de los
contemporneos (nuestros y del mtodo cientfico), amn de las controversias gene
radas por la misma definicin del mtodo cientfico.
Parece mucho ms fructfero, en cambio, sostener una interpretacin abierta
y en parte eclctica (pero no nperialista). La ciencia poltica es el produc
to de un conjunto de contribuciones, reflexiones, anlisis de fenmenos pol
ticos madurados, precisamente, en el transcurso de la experiencia poh'tica occi
dental. De vez en cuando los estudiosos, se han enfrentado a estos fenmenos
recurriendo a los mtodos disponibles en el momento y estudiando en lo concreto
las temticas ms significativas. Adems, n in p n o de ellos ha sabido o querido
nunca (suponiendo que sea posible adems de deseable) mantener cuidadosamente
separados el momento descriptivo del prescriptivo, los hechos de los valores.
Sin embargo, de cada uno de eUos, de los mejores podemos atin hoy extraer las
problemticas ms importantes y podemos afirmar que de eos surgen las primeras
soluciones clsicas.
Cualquier intento de interpretacin de sntesis tiene que referirse a un manual
de historia de las doctrinas y del pensamiento poltico y a eDos remitimos En lo
que aqu respecta, el recorrido a delinear se refiere ante todo al objeto de la ciencia
poltica, y despus al mtodo. Desde el principio, por ejemplo con Aristteles, el,
objeto cualificante, aunque no exclusivo, del anlisis poltico estaba constituido
por el poder. Los modos de adquisicin y utilizacin del poder, su concentracin
y distribucin, su origen y la legitimidad de su ejercicio, su misma definicin en >
cuanto poder poHtico han sido el centro de todos los anlisis poltico desde Aris
tteles, precisamente, a Maquiavelo, de Max W eber a los politlogos contempo
rneos ^ Es cierto que han cambiado las tcnicas de anlisis, recurriendo a ins
trumentos procedentes de la psicologa poh'tica, con la elaboracin de modelos
matemticos de medida del poder, con una mayor y mejor formalizacin del propio
concepto. Del mismo modo, los procesos de modernizacin y de diferenciacin
estructural han hnpuesto una ms clara distincin entre poder poltico y las otras
1 E a s t o n , D., A Systems Analysis of Politicai Life, Nueva York, Wiley, 1965, y A Frame-
work for Politicai Analysis, Chicago, University of Chicago Press, 1965. Un captulo del pri
mero est traducido al castellano, en E a s t o n , D. (ed.). Enfoques sobre teora poltica; Buenos
Aires, Amorrortu, 1969 (cap. 7); la trad. castellana del segundo, Esquema para el anlisis
poltico, Buenos Aires, Amorrortu, 1969.
R u f f i l l i , R . (ed.), Crisi dello Stato e storiografia contemporanea, Bolonia, Il Mulino,
1979.
^ E a s t o n , D ., A Framework..., o p . cit.
20 Gianfranco Pasquino
L i p s e t , S. M. {ed.), Politics and the Social Sciences, Nueva York, Oxford University
Press, 1969, trad, castellana. Politica y Ciencias Sociales, Madrid, Guadiana de Publicacio
nes, 1971.
Naturaleza y evolucin de la disciplina 21
3. La situacin actual
4. Nuevas vas
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e Mercato, 4, 1984, pp. 299-328, y del mismo autor. Le politiche sociali in Italia: metodi di
analisi, en Rivista italiana di scienza politica, XV, 1985, pp. 335-377.
Naturaleza y evolucin de la disciplina 27
cesos econmicos y sociales, encerrada en una torre de marfil desde la, que dicta
y gua los procesos sin sufrir ms que de modo limitadsimo sus influencias rec
procas (no es ajeno a estos riesgos el mismo esfuerzo terico de Easton).
En los estudios de polticas pblicas, pues, la poltica cuenta mucho. Y, sin
embargo, los mismos po licy studies encierran dos riesgos. Por un lado, el de una
interpretacin reductiva de la poltica como conjunto de interacciones entre indi
viduos, expertos, grupos y asociaciones, con escasa atencin bacia las instancias
estructurales y a las motivaciones ideolgicas (y en ocasiones a la historia de esas
interacciones). Por otro lado, el riesgo de estar hasta tal punto dominados por
lo contingente, que no saben producir generalizaciones aplicables en otros con
textos, en otros mbitos, en otros ambientes (nacionales o transnacionales); el
riesgo de una teorizacin incompleta o inexistente.
Cabe, por tanto, no estar satisfecho de los po licy studies por dos tipos de ra
zones. En sntesis, por su escasa consideracin de la historia (de los indivi
duos, de los grupos, de las instituciones en las que se crean y se confrontan los
p o licy networks), y por su escasa inclinacin terica. Las dos insatisfacciones, por
otra parte, se encontraban ya en el conductismo clsico. Y, de hecho, el tercer
fragmento en busca de unidad es, segn Dahl, el uso de la historia. En su inters
por anahzar lo que es, el cientfico poHtico conductista ha encontrado difcil hacer
un uso sistemtico de lo que ha sido El tema, como se subraya oportunamente
en el captulo de Bartolini, se refiere no al recurso al mtodo historiogrfico, sino
a la utilizacin del material ofrecido por la historia para el anlisis poltico.
Los aos siguientes a la afirmacin de Dahl han asistido a una clara mejora de la
situacin
Debido a que, por razones obvias, la dimensin diacrnica de la ciencia pol
tica en cualquier caso se ha desarrollado menos que la dimensin smcrnica,
entre los politlogos ha crecido la sensibilidad por la dimensin diacrnica, ha
aumentado el reconocimiento de su im portancia. El mismo hecho de que, si bien
de manera no siempre sistemtica, cuarenta aos de investigaciones politolgicas
hayan producido una acumulacin de datos e interpretaciones sin parangn en
los veinte siglos anteriores, permite, a quien lo quiera, un mnimo, y a veces algo
ms, de profundizacin histrica, de identificacin de un campo significativo (lo
que conduce, entre otras cosas, a tiles comparaciones interdisciplinares)
Queda planteado el problema de la relacin entre los estudios de polticas p
blicas y la teora general en ciencia poltica. Exagerando un poco cabra natural
mente recordar que la flor y nata de' los cientficos polticos del' pasado desde
Maquiavelo a Hobbes, de Locke a John Stuart Mili (y con ellos muchos otros
cientficos sociales) se han ocupado como p o licy makers de los problemas de la
creacin del orden poltico, de la construccin del Estado, del mantenimiento,
de la ampliacin y del funcionamiento de la democracia representativa y, al mismo
tiempo, han elaborado teoras generales de la poltica a las que an hoy cabe
(y se debe) referirse con provecho. No existe, pues, una implcita e incurable con
D ahl, R. A., Pluralist Democracy in the United States, Chicago, Rand McNally, 1967;
y del mismo autor, A Preface to Economic Democracy, Berkeley, University of California
Press. 1985 a; y Controlling Nuclear Weapons. Democracy versus Guardianship, Syracuse,
Syracuse University Press. 1985 b.
D ahl, R. A., The Behavioral Approach..., op. cit., p. 72.
^ M i t c h e l l , W . }.. The Shape of Political Theory io Come: From Political Sociology to
Political Economy, en L i p s e t , S. M . (ed.). Politics and the Social Sciences, op cit., p. 129.
Naturaleza y evolucin de la disciplina 29
Second World War, 1945-1967, Florencia, Istituto Universitario Europeo, Working Paper n
mero 104, 1984.
Naturaleza y evolucin de la disciplina 31
reciente (casi un siglo, con todo) pero continua, y por otro, es practicada por un
nmero de estudiosos que es superior a la suma de todos los existentes en los
dems pases. Adems, es continuo el examen al que la ciencia poltica estado
unidense est sometida^* o se somete^; las tendencias estn muy diversificadas,
grandes son las diferencias. De modo que es especialmente difcil dar un juicio
sinttico de la ciencia poltica estadounidense incluso aunque sea slo desde el
punto de vista de sus relaciones con la filosofa poltica y con la especulacin
terica.
Para comprender la dinmica y la evolucin de la ciencia poltica en los Esta
dos Unidos de Amrica del Norte, de hecho, no basta contemplar las tradiciones
culturales. En pequea medida la influencia alemana del formalismo jurdico e
institucional marca los orgenes de la ciencia poltica estadounidense, pero el ele
mento ms caracterstico es la filosofa emprica y pragmtica de Dewey y, des
pus, el encuentro con todas Jas otras ciencias sociales empezando por la psicologa
behaviorista. En sntesis, la ciencia poKtica estadounidense es netamente emprica,
orientada a la solucin de los problemas polticos ms urgentes (en especial en
el sector de las relaciones internacionales), poco inclinada a la teorizacin, ligada al
modelo de democracia de su pas, definible como lockeano (y hasta demasiado
tradicional en una sociedad post-industrial, y por tanto sometido a no pocas ten
siones). Dicho esto, sin embargo, sintetizar las investigaciones y pubEcaciones de
cerca de diecisis mil politlogos fundamentalmente activos en mbitos universi
tarios es una operacin absolutamente imposible. Las tendencias dominantes pue
den tambin reflejar un perodo que ya ha pasado; las tendencias emergentes no
estn an consolidadas y est bastante extendida una cierta iasatisfaccin, precur
sora de cambios. Cabe prever un retorno a las reflexiones tericas, pero no un
abandono de la investigacin emprica, el verdadero caldo de cultivo de la ciencia
poltica estadounidense, para bien y para mal. Acaso el problema ms grave se
refiera a la superacin de una evaluacin incorrectamente interpretada y que ha
acabado por ser una aceptacin acrtica y una nueva propuesta del modelo ame
ricano de democracia, achatado y sin la fuerza impulsiva de sus contradicciones
entre igualdad y libertad, entre ip a ld a d de oportunidades e igualdad de resul
tados
Si cada ciencia poltica nacional ha tenido que confrontarse y redefinirse al
contacto con sus propias y peculiares tradiciones de filosofa poltica nacional,
tambin es verdad que para cada una de ellas, y para la ciencia poltica en su
conjunto, existe el problema de la relacin que hay que establecer (y alimentar)
con los clsicos del pensamiento poltico. Desde cualquier punto de vista que se
* C r i c k , B., The American Science of Politics. Its Origins and Conditions, Berkeley,
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3* M c C l o s e y , H., y Z a l l e r . J.. The American Ethos. Public Attitudes Toward Capitalism
and Democracy, Cambridge, Mass., Harvard University Press. 1984; V e r b a . S.. y O r r e n , G.,
Equality in America. The V iew from the Top, Cambridge. Mass.. Harvard University Press.
1985.
32 Gianfranco Pasquino
mire, sta es una relacin difciP. Los clsicos se pueden sencillamente embal
samar, manteniendo que los mejores de ellos han sabido plantear los interrogantes
cruciales, aunque imperecederos, acerca de la poltica (tanto como forma de refle
xin terica o como actividad emprica). Y despus liquidarlos con la afirmacin
de que, no slo han cambiado los tiempos y los lugares, siao que tambin h aa
cambiado los mtodos y las tcnicas, que la ruptura epistemolgica que se da en
todas las ciencias alrededor de comienzos de este siglo separa claramente la refle
xin politolgica posterior de la que haban desarrollado los clsicos.
Sin embargo, tambin el que sostiene la posibilidad de una utilizacin efectiva
y eficaz de los clsicos de la poltica tiene no pocos problemas para asip arles un
papel bien definido. Ya que la discusin parece claramente abierta en la ciencia
poltica estadounidense, dos citas pueden servir de ejemplo de las posiciones y los
problemas respectivos. Los clsicos de la filosofa poltica, por tanto, nos invitan
a compartir la gran aventura de la mente y del espritu continuando la investiga
cin de sus autores por una ampliacin de la perspectiva y una profundizacin
del conocimiento, No se pide "im itar a estos. autores de una manera mecnica
ni competir con ellos en una vana bsqueda de gloria, sino reproducir con la
meditacin las experiencias interiores en las que se basaron los clsicos y proyec
tar intentos originales de elaboracin de smbolos que guen al h o m tie contempo
rneo en su atormentado viaje*,
La teora poltica clsica sigue definiendo muchos de los problemas funda
mentales, dando forma a los interrogantes crticos y ofreciendo los conceptos
cruciales que inspiran y directa o indirectamente guan a los estudiosos en la cien
cia poltica, incluidos los que son ms conscientemente cientficos. Anfisis del
comportamiento electoral, sondeos por muestreo y datos agregados que se refie
ren a categoras de los sistemas polticos, as como tambin estudios de la eje
cucin de las polticas pblicas pueden reconocerse casi siempre como dirigidos
a temticas que ya fueron identificadas como significativas en la teora poltica
clsica
Si de la prhnera cita es poco probable que se obtengan indicaciones operativas
de investigacin y reflexiones que tengan realmente una conexin con la ciencia po
ltica (pero, probablemente, su autor quire sugerir en cambio una modificacin de
tendencia), la segunda es por lo menos la expresin de un w ish fu i think'm g, de un
deseo piadoso. Ambas, sin embargo, muestran una considerable insatisfaccin con
el estado de las relaciones entre ciencia poltica y los clsicos de la teora poMtica.
Y las raras-y rpidas referencias a los clsicos (Aristteles y Tucdides, Hobbes y
Locke, TocqueviEe y Mili) no cambian la esencia de las cosas: la ciencia poltica
contempornea no ha encontrado an el modo de recuperar a fondo el pensa
miento de los clsicos. Ni, por otra parte, los historiadores del pensamiento pol
tico ni los filsofos polticos contemporneos han logrado reformular las contri
buciones de los clsicos de modo que las hagan importantes y utilizables. En lugar
de un enriquecimiento mutuo, se llega a una rara batalla por la defensa de las
fronteras de las disciplinas, o por la conquista de mayores espacios acadmicos,
Desde hace unos aos ac, y en el fondo de manera recurrente, est de moda
hablar de crisis; crisis de gobernabilidad, crisis de la poltica, crisis de las
ciencias sociales. No es el caso de asumir actitudes complacientes por el hecho
de que no existen volmenes o artculos de cientficos polticos en los cuales se
lamente la crisis de la ciencia poltica. Es cierto que recientemente se ha escrito
de tragedia de la ciencia poltica pero, paradjicamente, la tragedia consiste
en haber alcanzado un puesto acadmico, de importancia, profesionalizado y, den
tro de lo posible, conectado a la scholarship entendida como combinacin de
investigacin y teora, ms que a la enseanza de la democracia.
No es que los politlogos contemporneos no compartan de modo claramente
mayoritario una orientacin favorable a la democracia como forma de gobierno
(y no se ejerciten a menudo en un th oughful w ishing, en presagios informados de!
pensamiento para que la democracia se realice). Pero la madurez de la ciencia
poltica est unida al reconocimiento de la no unilinearidad de los procesos me
diante los cuales se llega a los regmenes democrticos (como lo destaca Morlino
en su captulo), a la diversidad de los ordenamientos posibles (como revela Cotta
en sus captulos), a la variabilidad de las formas y los contenidos, al plura
lismo en y de las democracias. En cualquier caso se podra sostener que la ciencia
poltica contempornea est en disposicin de dominar la complejidad de los sis
temas polticos actuales.
E incluso partiendo de esta simple constatacin, cabe decir que la ciencia pol
tica contempornea parece capaz de dominar la complejidad, que se puede ofrecer
un cuadro de sistemas de la disciplina hoy. En prim er lugar, la diversidad de las
perspectivas y de las aportaciones se revela ms como un elemento de riqueza,
como un bienvenido y agradable pluralismo, que como fragmentacin del campo
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